Parte espiritual AADI 12-13 de marzo de 2015 en Zúrich Amados Apóstoles de Distrito y Ayudantes Apóstol de Distrito: En ocasión de la parte espiritual les quisiera comunicar algunos pensamientos sobre el perdón de los pecados. 1.
“Yo creo en […] el perdón de los pecados”
La fe en el perdón de los pecados (también llamado “Absolución”) es uno de los elementos básicos de la fe cris ana: es mencionada expresamente en las Confesiones de fe de la Iglesia an gua y también en el tercer ar culo de nuestra Confesión de fe. La posibilidad del perdón de los pecados ene su origen en el sacrificio de Cristo. La liberación fundamental del dominio del pecado ene lugar en el Santo Bau smo con Agua, en el cual es lavado el pecado original. En cada Servicio Divino, el Apóstol o un portador de ministerio autorizado por él anuncia la Absolución en el nombre de Jesús. Si se la recibe con un corazón creyente, borra el pecado y la culpa individual ante Dios. Pero ni el Bau smo con Agua ni la Absolución liberan de la inclinación al pecado (concupiscencia). Apenas liberados de nuestros pecados, los cometemos otra vez, a pesar de todos nuestros esfuerzos por no hacerlo. Para hablar del perdón de los pecados, muchas veces nos valemos de la imagen del lavado: nuestros pecados contaminan nuestra alma y la Absolución la lava. Esta explicación no está equivocada, pero es insuficiente. Si sólo tomamos en cuenta este aspecto de la Absolución, corremos el peligro de no darle la importancia adecuada. Algunos podrían verse tentados a relacionar la frecuencia del “lavado” con el grado de “contaminación”. Otros, por su parte, podrían cues onar su u lidad: ¿De qué sirve el perdón de los pecados anunciado en el Servicio Divino, si su efecto sólo dura muy poco? De todas maneras, el Señor nos debe volver a perdonar cuando Él venga otra vez, pues en ese momento ninguno de nosotros estará sin pecado. Tomándola estrictamente, la importancia del perdón de los pecados trasciende en mucho la purificación espiritual. Aunque no es un Sacramento, el perdón de los pecados dentro del Servicio Divino es una parte importante de nuestra preparación para la recepción digna de la Santa Cena, y por lo tanto, también para el retorno del Señor. En primer lugar, obtener el perdón requiere un trabajo de preparación. Como es sabido, debemos · examinarnos profundamente nosotros mismos y ser conscientes de nuestros errores. ¿Quién de nosotros, sin esta “obligación”, haría esta autoexaminación por impulso propio y regularmente? · confesar nuestras faltas ante Dios, esto significa, no sólo reconocer nuestras faltas, sino también nuestra culpa. El confesarlo es un recurso excelente en la lucha contra las excusas, que nos gusta inventar. · arrepen rnos, es decir expresar claramente nuestra decisión de querer mejorar. · acudir de inmediato al camino de la reconciliación con nuestro prójimo. Realizado regularmente de esta manera, este trabajo espiritual previo contribuye sin duda alguna a nuestra san ficación. Entonces el perdón de los pecados redunda irrenunciablemente en nuestro bienestar espiritual; pues la Absolución no sólo borra nuestras faltas, también nos concede la paz del Resucitado: · El Señor nos confirma que no nos ha desechado; su amor a nosotros permaneció invariable. · Jesucristo nos recuerda que Él venció el mal. Aunque Satanás nos puede hacer caer, no nos puede separar del amor de Dios. Pág. 1 de 4