El LAdo oscuro de LA democRAcia por Jorge André Hernández
El lado oscuro de la democracia ¿Y si la democracia que creemos servir ya no existe? ¿Si la República se ha vuelto el mal que queremos destruir? ― Padmé Amidala a Anakin Skywalker, Star Wars Episodio III: La venganza de los Sith (2005). La saga de Star Wars nos muestra como el ciudadano pelea en contra de la tiranía. Aunque al mismo tiempo nos enseña, que ante pasiones como el miedo o la ira, la democracia puede ser desvirtuada hasta convertirse en su negativo. La república cede frente al lado oscuro. Las películas de Star Wars te acercan desde un primer plano a la continua pelea entre el bien y el mal. El argumento de esta épica historia se define por la guerra entre los Jedi y Sith, que se colocan en los dos costados opuestos de la fuerza -un poder metafísico omnipresente e innato de cada ser vivo-. El lado luminoso de esta energía promulga el
absoluto control y el oscuro, las pasiones. Luego, a manera de segundo plano, estos filmes ponen en escena a dos combatientes: democracia y tiranía. Desde un aspecto político la saga se divide en dos partes, cada una con tres películas. Del episodio uno al tres, el relato se centra en la caída de la República y su inestabilidad en los suburbios de la galaxia: lo que crea la Guerra de los Clones. Mientras que los últimos tres episodios relatan el origen y destrucción del Imperio galáctico. La traducción es sencilla: la lucha entre el lado luminoso y el oscuro de la fuerza es el símil al forcejeo entre democracia y tiranía.
Tomemos como punto de partida el artículo Democracia (2004) del politólogo estadounidense Robert Dahl y vayamos hasta el libro 30 lecciones sobre la democracia (2008) del italiano Giovanni Sartori, que han definido a este sistema de gobierno desde su significado etimológico en griego: “el gobierno del pueblo”. Esto nos redirecciona al concepto de ‘república’ como una organización de Estado cuyos líderes son elegidos por la población. Lo mismo sucede en Star Wars, donde la galaxia es representada por un Parlamento Galáctico y liderado por un Canciller elegido por voto. En medio de estas dos batallas, la de la fuerza y la política, Anakin Skywalker, el protagonista de todas las películas, se desarrolla. Desde su introducción a la Orden Jedi va formándose un criterio: desconfía de los
políticos y de las instituciones que dirigen. Sin embargo, debido a su formación como agente de la paz y el orden, mantiene certeza respecto a la democracia De acuerdo con el pensamiento de la politóloga belga Chantal Mouffe -retratado en una entrevista por el diario gaucho La Nación (2007)- Anakin equivale a un ciudadano promedio en tiempo de crisis institucional, lo que podría conducir al populismo o al reforzamiento de las entidades religiosas. El Estado de Derecho es cuestionado por sus votantes. Es así como la Orden Jedi, como religión, va fallando frente a Anakin Skywalker; pero un personaje se introduce en su vida para cubrir ese vacío: el canciller Sheev Palpatine, que en secreto es el sith Darth Sidius. No lo introduce directamente hacia el lado oscuro, pero le enseña la naturalidad de las pasiones humanas que los Jedi niegan. Anakin siendo identificado como un personaje con un torbellino de emociones fuertes, se siente comprendido por el Canciller. Lo que en nuestra realidad, seria la seducción hacia el carisma de ciertos líderes que saben cómo imponerse El sentimiento de Anakin Skywalker se replica en toda la República: el Canciller se destaca como la mejor opción. Comportamiento que lo explica Cass Sunstein, abogado y catedrático estadounidense, en su libro El mundo según Star Wars (2015). Para el autor la ineptitud de los Jedi en mantener el orden, desencadena que la galaxia busque en Palpatine la forma de “unirlos y rescatarlos del caos”. En plena Guerra de los Clones, el Parlamento le va otorgando cada vez más poderes. El caudillo se toma la República y todos comienzan a depender de él.
El desenlace estaba planeado desde un inicio. En El libro de los Sith (2012) de Daniel Wallace, se detalla cómo todo fue programado por Darth Sidius: “en Palpatine, un senador corriente de Naboo, ven un modelo de éxito humano”. Lo que hace que este personaje se muestre cómo la solución para la galaxia. Además sus cualidades se ajustan a la democracia delegativa, que teorizó el politólogo argentino Guillermo O’Donnell, quien explica que los gobernantes son electos por ser “fuertes y valerosos”, por estar encima de las instituciones y por ser la promesa que salvará a la patria. El Canciller es el salvador de la galaxia. Una vez revelado su secreto de ser un sith a Anakin, le ofrece el método para detener la muerte a cambio de ser su discípulo. El joven jedi sucumbe y comienza su mutación a Darth Vader. Su deseo de evitar la futura muerte de Padmé Amidala, a quien ama, se apodera de Skywalker y decide unirse a Palpatine. “El miedo es el camino hacia el lado oscuro: el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento”, como explicó el maestro Yoda en el primer episodio de la saga.
Odio y miedo, dos sentimientos que también deterioran la democracia y la desfallece. El político suizo Friedrich Traugott Wahlen planteó que “la política del odio puede llegar a ser particularmente peligrosa (…) entonces se convierte, tanto en política interior como exterior, en instrumento de arribismo para los ambiciosos y la gente sin
conciencia, que fomenta el odio como medio para llegar a sus fines”. Palpatine sabía de este recurso. En El libro de los Sith admitió usarlos para ejecutar su plan de destruir la República y crear el Imperio. Los sentimientos se inclinaron a su favor. El odio y el miedo es la debilidad de la República. Es el recurso ordinario de muchos políticos para generar actos democráticos, pero con una incoherente escasez de democracia: Hitler llegó al poder aprovechándose del descontento de Alemania después de la Primera Guerra Mundial; Lenin dirigió toda la Revolución de Octubre en base del desprecio del pueblo hacia una abusadora nobleza rusa; el senador estadounidense Joseph McCarthy creó una “caza de brujas” ante el temor que provocaban los comunistas a inicios de la Guerra Fría; del mismo modo, Palpatine casi elimina toda la Orden Jedi y se proclama Emperador, tomando ventaja del terror a perder la Guerra de los Clones. La historia y la ficción, como Star Wars, nos relatan los peligros del lado oscuro de la democracia, pero no atendemos.