UN ABRETE SÉSAMO EMOCIONAL? Probablemente estamos en un momento en el que hay saturación de ofertas en la línea del “abrete sésamo” emocional. Una coincidencia llamativa y quizás, me atrevería a decir nociva. Ya que son reiteraciones de esquemas metodológicos sin creatividad alguna. Es un ir y venir permanente con reflejos de aburrimiento. Un ir y venir cansino con aportación ninguna a la realidad emocional. No somos esquemas emocionales repetitivos. Somos identidades emocionales. La redundancia en la aplicación de los pretendidos métodos efectivos ponen en evidencia la crisis de los parámetros explicativos, la profunda crisis de “productividad” en el campo emocional. Todos, todas, o prácticamente todos y todas, aplicamos sistemas metodológicos comunes basados en una mera repetición, entendiendo son sistemas “únicos” en el sentido de “ayuda”. Quiero abrir un nuevo diálogo. Un diálogo basado en la experiencia y en la realidad de las emociones de las personas. Un diálogo que abre las puertas a la diferenciación emocional. Un diálogo que expresa que la vida emocional es diversa, no es unívoca, no tiene, independientemente de la voluntad de los voluntaristas terapeutas, una línea de referencia común. Que, lo mejor de cada un@ de nosotr@s esta en la “selva emocional” que nos envuelve, que nos permite sentir, doler, ser felices, sensibles, en esencia, ser nosotr@s. Toda la dinámica actual de tratamientos terapéuticos se centra en el YO. En el quiérete, tu eres el “centro” de tu vida. Y siendo cierto que cada un@ es el centro esencial de una vida propia, estudios comparativos amplios evidencian, de forma clara y contundente, el valor esencial terapeútico de los “demás”. Estamos reproduciendo una “anorexia emocional”, un adelgazamiento emocional al potenciar de forma central y axial el “ego” , el “yo” en un sentido amplio del término. Parece que, ahora, todos los “gurus” del saber emocional parecen coincidir de forma incuestionable en los parámetros descritos. En el “se tu”, “tu eres lo más importante”, céntrate en ti, etc.etc. Tras un buen conocimiento de una amplia literatura de autoayuda, y tras un recorrido personal y profesional en el ámbito de las emociones y de los recursos humanos, variado, vívido, intenso, con altibajos, riesgos evidentes, movimientos de impredecible resultado, incógnitas reiteradas, quiero dejar expresa constancia de mi “incredulidad” ante toda la pretendida terapia denominada de autoayuda. Todo son lugares comunes. Lugares con pretendidas fórmulas-objetivo que, quizás, inicialmente, puedan aportar cierto apoyo y sosiego. Apoyo a “neófitos” en el cambio emocional. En el dolor emocional. En la pérdida del norte personal. Aunque, a largo plazo me producen enorme desazón por su pretendida ampulosidad en sus efectos. Por su arrogante rigor con pretensiones catalizadoras. Y, con limitados resultados “efectivos”. Con, en muchas circunstancias, efectos contraproducentes. Desencuentros no necesarios. Con limitados resultados emocionales positivos.Un cuadro normativo, tipológico con visos de resolución indudable. Cuando, la realidad individual es un mundo abierto. Un mundo pleno. Un mundo poliédrico. Un mundo multicolor en términos de vida emocional. Un mundo multidimensional. Díficil erradicar la individualidad emocional. Díficil encuadrarla en una escala específica de dimensiones claras y nítidas. Somos cada un@ identidades diferenciadas. Emociones particulares. Emociones subjetivas. Pretender aunar bajo fórmulas unitarias identidades emocinales plurales y diversas me parece una pretensión fútil, inútil, inalcanzable. La “lógica emocional” coordina parámetros identitarios múltiples, inabarcables. Imposible de codificar en términos de ecuaciones vitales irreductibles. La “matemática emocional” incorpora resultados inesperados. La “matemática emocional” es abierta. La “matemática emocional” es inesperada. Inabarcable. Funcionalmente, podríamos decir, es