Revista Una Ciudad Contada

PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL DE LA UCC

La Constitución Nacional reconoce la cultura como una dimensión de desarrollo y un derecho fundamental, y a Colombia como un país multiétnico y pluricultural.

Credifoto: La Gritona – Cortesía La Casa Centro Cultural

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ENTRE NARANJA O GRIS

LOS LASTRES DEL CENTRO

TERESITA ...

PRADO CENTRO ...

Durante un largo tiempo la industria cultural de Medellín se ha visto envuelta en una paradoja. Una división que afecta artistas y organizaciones culturales de la ciudad y corresponde...

Hay personas que son un lastre para otras; no las dejan progresar, les entorpecen sus proyectos o les impiden permanecer íntegras... pag X

Su estatura es lo único por lo cual podría ubicarse en nivel “mediano” algún aspecto... pag X

Como una plegaria intermitente se recorre aquel barrio de la ciudad construido sobre el eje... pag X

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SUMARIO

SUMARIO

Antecedentes

Prado Centro ......Pag. 4 ¡El muro de los lamentos del arte y cultura en Medellín! ......Pag. 6 Los lastres del centro ......Pag. 8

Entrevistas

Teresita, una mujer en tonos culturales. ......Pag. 10 Entre naranja y gris ......Pag. 12

Actualidad La transformación del centro ......Pag. 16

Una Ciudad Contada

Laboratorio de periodismo del programa de Comunicación Social de la Universidad Cooperativa de Colombia Sede Medellín.

Director

Juan Mauricio Vélez Lotero Director Programa Comunicación Social Sede Medellín

Editor General

Carlos Mario Sánchez Villegas Docente programas Comunicación Social y Diseño Crossmedia

Coordinador de Diseño

Colaboradores

María Teresa Arango Diego Fernando Arboleda Avendaño Maria Camila Cifuentes Garzón Mariana Monsalve León Samir Pedroza Andrés Fernando Rendón Taborda

Diseño y diagramación Juan Fernando Alzate Andrés Felipe Montoya Jorge David Tabares

Corrección de estilo

Alba Luz Sánchez Escudero Docente programa Comunicación Social

Paolo Andrés Cantillo Largo Coordinador de Programa Diseño Crossmedia Sede Medellín Los artículos publicados en Una Ciudad Contada son responsabilidad exclusiva de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de su equipo permanente de trabajo o de la institución universitaria.

El contenido de esta publicación puede ser citado o copiado, siempre y cuando se haga referencia adecuada al autor o a los autores de los artículos y a la publicación.

Universidad Cooperativa de Colombia Sede Medellín 2020

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Construido sobre la Carrera Palacé y con su particular extensión, es conocida por tener nombres de personajes célebres en Colombia y de países Suramericanos.

PRADO CEN

LA VIVA REPRESENTACIÓN DEL P CIUDAD ACOSTUMBRADA A BORRA Por: Andrés Fernando Rendón Taborda

Es una labor indiscutible, recordar, cuidar y promover a Prado. Un espacio emblématico de la ciudad, patrimonio cultural y arquitectónico y protagonista del desarrollo de la ciudad.

Credifoto: Archivo Histórico de Medellín

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omo una plegaria intermitente se recorre aquel barrio de la ciudad construido sobre el eje de toda la Carrera Palacé. Su particular extensión es conocida por tener nombres de personajes célebres en Colombia y nombres de países. Esto comprende un total de 7 calles y 9 carreras que aportan a oídos de muchos, historias de otros y vivencias de solo unos cuantos. Allí vibró una tradición familiar antioqueña que, hoy en día, el viento se llevó para nunca más regresar, el inicio del desarrollo de Medellín a gran escala en una clásica y elitista época.

Prado centro no es más que el conjunto de lo bueno, lo bonito y lo olvidado porque, aunque sea triste afrontarlo esa es su realidad: ahora y desde hace muchos años, su impacto social no es más que un conglomerado de expectativas que se enlistaron para su cumplimiento, pero parece que en eso quedará.

El barrio es un entramado de detalles arquitectónicos populares de entre 1920 y 1940, exquisitos para la élite antioqueña de la época, que buscaba solidificar su domicilio en el margen de una exclusiva, pero accesible zona al nororiente central de la ciudad, que, en efecto, pasó en poco tiempo de ser un área veredal a una pequeña urbe con toques tanto europeos como norteamericanos, sin dejar de un lado el verde purificante de sus arboledas.

NTRO

La dicha y el fulgor de Prado vio su decadencia

PASADO DE UNA ARSE A SÍ MISMA

años más tarde hacia el olvido con el aislamiento que trajo consigo la creación de la avenida oriental en 1975. Se separó el barrio de su único lugar de esparcimiento “Parque de Bolívar’’. Esto, además de otros factores no favorables, como su engorroso vecino, el barrio ‘’Lovaina’’, conocido por sus altos índices de prostitución y drogadicción, asociados a otras minorías de la época como el travestismo y la indigencia, dejaron como resultado el desconcierto y posterior desalojo de los inquilinos iniciales de las deslumbrantes construcciones de Prado.

Actualmente de Prado se obtiene el patrimonio

más vivo y enriquecedor de la ciudad de Medellín. ¿Es éste sinónimo de pretensión? Durante los últimos años las alcaldías, administraciones locales y privadas, con esfuerzos como ‘’Siente a Prado’’ o “Camina pa’l centro’’ han intervenido para forjar en la cultura colectiva de los ciudadanos, la idea de querer y valorar más el significado que tiene la comuna 10 (La Candelaria) frente al resto de comunas.

Paradójicamente, el inminente reto de recuperar a Prado se ve obstruido siempre por el desdén del olvido y la seguridad, que indiscutiblemente proponen un riesgo para su exploración, como lo afirmó Patricia González, visitante de la ciudad, quien después de su recorrido, quedó desconsolada por el peligro que fluye tranquila e incansablemente por las calles del barrio y, además, desde su perspectiva como extranjera recomendó recorrerlo en taxi o simplemente omitirlo en un plan turístico.

Una hazaña es el papel que se cumple con la reivindicación de este territorio histórico, patrimonial, cultural, ecológico, intrigante, pero sobre todo anecdótico, del cual su destinación actual, es a hogares geriátricos y centros de salud. Pero, sin ser el peor escenario, también es yacimiento de problemas sociales como la indigencia, la inmigración, la prostitución y el inquilinato, razones por la cuales Jorge Mario Puerta, director ejecutivo de Corpocentro, considera que, “Hace falta un amplio camino para la trasformación que se quiere lograr con el barrio y que de ese modo recupere su esplendor cultural, patrimonial e histórico y que así pueda ser clasificado como una zona turística’’.

Como una respuesta de alivio, los entes administrativos encargados de su recuperación, adelantan estrategias eficientes que paulatinamente se espera reanimen su atractivo. “Dentro de esas iniciativas se encuentra la creación de hoteles de mediano impacto, restaurantes de categoría y la construcción de parques, de los cuales también carece el barrio’’ afirmó Puerta.

Indudablemente la catarsis a la que Prado tiene que ser expuesta no es por ahora favorable y el proceso parezca ralentizado, pero es labor ciudadana no olvidar el espacio que vio crecer a Medellín y favoreció su desarrollo en el siglo pasado.

Al momento, con la remodelación de las fachadas y sus particulares formas de llamar la atención, Prado seguirá despertando la mirada de muchos sin pena ni gloria, eso sí con la resistencia intacta para recuperar lo que en un pasado le perteneció: ser nuevamente dentro del centro, el eje de cambio que marcó la territorialidad de una ciudad que crece a pasos agigantados, pero que necesita conservar sus raíces para contar, a sus futuras generaciones, el esfuerzo de lo que en un momento costó el prestigio, la innovación y la bella esencia de sus fachadas e insaciables paisajes primaverales.

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¡El muro de los lamentos

del arte y cultura en

Medellín!

Por: Diego Fernando Arboleda Avendaño

Como el muro de los lamentos de la cultura se conserva en el olvido parte de la estructura del Teatro Circo España.

Credifoto: Diego Fernando Arboleda Avendaño

l centro de Medellín es considerado por muchos historiadores y académicos como la cuna cultural y artística de la ciudad. Sin embargo, aunque muchos lo tengan identificado como el nicho principal de la ilustración antioqueña, su patrimonio arquitectónico olvidado y el desinterés por parte de las administraciones públicas a lo largo de estos años es evidente. La fachada que queda al pie del Teatro Circo España da muestra de ello. fue construido en 1909 con los diseños del arquitecto Horacio Rodríguez e inaugurado en 1910, en 10.000 varas de terreno. Su tamaño ocupaba toda una manzana entre las carreras Girardot y Córdoba y las calles Perú y Caracas. Tenía capacidad para albergar seis mil personas que eran distribuidas según el estrato social.

A pesar que fue un hito histórico de la ciudad, que marcó la cultura y el arte, se tiene muy poca claridad de la importancia que tuvo. Para Víctor Ortiz, Miembro Correspondiente de la Academia Antioqueña de Historia, hay tres aspectos importantes que aportó el Teatro Circo España a la ciudad: Primero, el Teatro Circo España, contribuyó al

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deporte de manera significativa. Al boxeo asistían con frecuencia los medellinenses y lo hacían, inicialmente, en el circo España. Por allí pasaron boxeadores populares como El Bombero, El Torito, El Chonto y Bernardo Álvarez.

En segundo lugar, en Medellín la fiesta brava era recurrente y, de igual forma, junto con los circos de Don Diego Escobar y El Circo Norte de Horacio Correa, el Teatro Circo España, estuvo presente. Los aficionados de toros llevaban en su memoria, la primera corrida grande y numerosa que tuvo la ciudad, que fue, como afirma Víctor Ortíz, en el Teatro Circo España.

Por último, a principios de la década del siglo XX, este lugar fue importante para el cine. El cine era mudo y la mayoría de cintas de producción local las rodaron en la entrada del Teatro Circo España. Allí se hacía el cine.“Era tan grande este lugar que tenía un lago con gansos y las parejas aprovechaban cuando iban, para tener sus citas románticas y ver cine”, afirma Víctor Ortiz.

Si el deporte, la fiesta brava y el cine, fueron protagonistas importantes en el Teatro Circo España, la música es, sin duda, uno de sus principales

legados. Para Alejandro Vallejo Torres, Comunicador Social - Periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, y actualmente Estudiante de Maestría de Estudios Humanísticos en la Universidad EAFIT, durante el siglo XX, se dieron 2 fenómenos que marcaron con relevancia la historia de la ciudad: “la ópera y la moda”.

En el año 1916 comenzaron a llegar a la ciudad de Medellín compañías internacionales de ópera, principalmente de España e Italia. La primera compañía lírica en llegar a Medellín, y al Teatro Circo España, fue la Compañía de Zarzuelas y Operetas Conchita Perdomo, representando para Medellín, la democratización de las artes lírico - dramáticas.

“El Teatro Circo España fue la apertura de nuevos públicos, las compañías se pudieron presentar delante de muchas personas; pero, sobre todo, le abrió las puertas al mundo cultural y detrás del mundo cultural, al

mundo social a la ciudad.” afirma Vallejo.

Los inicios del Siglo XX fueron la época dorada en temas artísticos y culturales de la ciudad.

Hoy se evoca con nostalgia dicho momento, haciendo un símil con el muro de los lamentos, porque, así como van los judíos a lamentarse en el muro en Jerusalén añorando elementos de su vida y tradición, y esperan la llegada de su mesías; de igual forma, los ilustrados en el tema cultural añoran y esperan, la segunda venida de una época llena de cultura y arte para la ciudad, como la que ofrecía el Teatro Circo España.

El Teatro Circo España no fue tan solo un teatro, fue pionero y referente de la cultura y el arte de Medellín que, hoy por hoy, aunque cuenta con muchos más espacios para estas programaciones, ninguno se podría comparar con su esplendor.

El ingreso al Teatro Circo España fue locación para los albores del cine que se rodaba en la ciudad a principios del siglo XX. Credifoto: Diego Fernando Arboleda Avendaño

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Los lastres

del centro

El urbanismo con normas ajustables a la medida de los constructores, ha sido uno de los lastres que ha impedido el surgir del centro.

Credifoto: Samir Pedroza

Por: Samir Pedroza

n buceador carga en su cintura un conjunto de plomos que lo ayudan a sumergirse, son sus lastres, que compensa con aire en su chaleco cuando quiere ascender luego de estar en el fondo. Los lastres funcionan en la física, compensan las fuerzas ascendentes. ¿Y en lo social?

También. Hay personas que son un lastre para otras; no las dejan progresar, les entorpecen sus proyectos o les impiden permanecer íntegras en sus vidas o progresar; es decir, no les permiten ascender como al buzo, son sus lastres. En suma, si el lastre negativo pesa más que lo positivo que nos quiere sacar a flote, nos hundimos.

Al parecer, lo mismo le ha pasado al centro de Medellín. Se ha venido hundiendo por algunos lastres que no le permiten progresar, a pesar de la voluntad que se ha dedicado a su rescate. Varias administraciones municipales se han preocupado por él; le han hecho estudios y diseños, le han trabajado y algunos resultados se evidencian. Los presupuestos se ejecutan, pero las soluciones parecen en vano. La inseguridad es constante, la habitabilidad se dificulta, los locales comerciales se desocupan, la ilegalidad se evidencia y reordenar el transporte público tradicional ha sido difícil ¿Cuáles son los lastres que le han impedido al centro surgir a pesar de los esfuerzos que se le dedican?

La economía de mercado para los urbanistas En los 70, con el trazado de la Avenida Oriental, iniciaron los problemas para el corazón de la ciudad, asociados al transporte, al urbanismo y al uso del espacio público. Se aislaron los barrios

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Boston y Prado. Se creó una marcada zona comercial en el parque Berrío y Guayaquil.

En los 80 la mafia dominó con bombas. El Poblado se robó el show con centros comerciales y unidades residenciales. La seguridad provocó que el comercio, los cines, la vivienda y las oficinas se redefinieran. Solo quedó en el centro el comercio para el que ese nivel de seguridad no era un problema.

En los 90 y parte del 2000, la especulación de la tierra tuvo su boom con la construcción de torres de apartamentos sin espacios públicos ni parqueaderos, que no pensaron en crear ambientes para el bienestar del ser humano, sino en el rendimiento del metro cuadrado construido; resultado de ceder, a manos privadas, la construcción social, a partir de la desaparición de entes sociales como el Inurbe.

Así relata el arquitecto Juan Posada tres décadas de deterioro del urbanismo del centro. Más de 40 años entregados al mercado de la construcción sin algún componente social, y hasta ahora, solo jardineras y ajustes a los POT en el camino, por el momento, imprevisibles.

La economía de mercado para los ilegales La economía de mercado ha luchado no solo por la tierra, lo ha hecho en las plazas de mercado, en los almacenes, en el comercio formal, también en las carretillas y en el agáchese de una acera, en las ventas informales.

Desde mediados del siglo XX los venteros informales del centro han crecido hasta casi 20.000,

es decir, más de los 17.000 comerciantes formales censados que tiene el centro, según relata Jorge Mario Puerta, director de Corpocentro.

Estos han llegado a tener tal fuerza gracias al apoyo de los grupos de delincuencia organizada como La Oficina y La Terraza, rescoldos de la mafia de los 80. “Cuidan” los sectores, alejan a los entes de control y cobran por el uso del espacio público, que en Navidad, puede ser hasta de 20 o 30 millones de pesos. Relata un líder comunitario que pide reserva de su nombre.

Estos grupos delincuenciales que dominan el centro de la ciudad, si bien han perdido sus cabecillas, siguen aprovechando las rentas que deja administrar el centro de la ciudad: el arriendo del espacio público, la extorsión a comerciantes, la distribución y venta de droga.

Corrupción Es un flagelo que se encuentra ampliamente extendido en la sociedad y que lamentablemente, en ocasiones, es promovido como una virtud. Los delincuentes sobornan a los comandantes de cada cuadrante de la policía, indica la fuente en reserva. Sucede con los patrulleros, que además, si en su labor observan algo, prefieren callar por las amenazas que reciben (El Colombiano 07/18). Se ve también, desde lo que relata un vendedor ambulante sobre un controlador de Espacio Público: “Ellos a veces molestan, pero si uno tiene con qué darles pal fresco, no hay problema” (Centrópolis 07/19); hasta los escándalos de cuello blanco como el de la “contraloría de bolsillo” (El Tiempo, 08/19), o el del secretario de seguridad que negociaba con miembros de La Oficina (Semana 12/18).

La ocupación del espacio público en el centro de la ciudad, ha estado mediada por grupos ilegales por décadas.

Credifoto: Samir Pedroza

Por último, se evidencia que el insuficiente mando de las administraciones municipales no se queda ahí.

Además de la falta de policías para atender la ciudad (El Tiempo 02/20), observatorios como Medellín Cómo Vamos, señalan la dificultad para dirigir una ciudad haciendo cambios de políticas cada cuatro años, con el evidente problema para intervenir en tan corto tiempo, la planeación, diseño, contratación y ejecución en un solo mandato. A lo que se suma la conducta de oposición, que concejos y alcaldes toman en ocasiones y que entorpece la ejecución de proyectos.

Neoliberalismo para constructores e ilegales, corrupción, oligopolio en buses y falta de voluntad política parecen ser los lastres que no han permitido sacar a flote el valor del centro que tantos alcaldes han querido rescatar.

Falta de voluntad política que monta en bus Con el transporte las cosas tampoco han marchado bien. A pesar del sistema integrado del Metro, la administración municipal no ha logrado integrar con éste a los buses particulares. Según Posada, las principales empresas de transportadores, son lideradas por unas pocas familias tradicionales con vínculos políticos, y han dominado este mercado casi desde que el antiguo Tranvía eléctrico fue reemplazado por buses a gasolina en 1951. Esta circunstancia ha creado un ambiente de oligopolio, que ha entorpecido las negociaciones en pro de una tarifa única, la organización de las rutas o los controles efectivos.

El control de las ventas informales en el centro de la ciudad, es eludido de formas creativas y con sobornos.

Credifoto: Samir Pedroza

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Teresita,

una mujer en tonos culturales.

Por: María Teresa Arango. u estatura es lo único por lo cual podría ubicarse en nivel “mediano” algún aspecto de esta mujer. El olor a rosa es de todos, su favorito. Bailarina y bohemia hasta los huesos. Abraza con la mirada. Su voz es delgada y fuerte, su mente amplia y soñadora y, su sensibilidad y determinación, infinitas.

Teresita es la directora de la Corporación Ítaca. Lidera dos proyectos en el centro de Medellín donde reúne la multiculturalidad: Barbacoas arte, cultura y pedagogía; y, una alianza, la creación de una galería de arte y centro cultural The Gallery At Divas, de la cual es gestora y coordinadora general.

Amante de un buen café y buena conversación.

Apasionada por el arte, la diversidad, la belleza y las buenas obras. Siempre vestida informal. Asegura que jamás se ha rendido frente a ningún infortunio y los problemas para ella no son pruebas sino retos de superación que la impulsan a aprender y mejorar.

Su libro favorito es “La Marquesa de Yolombó” de Tomás Carrasquilla, donde narra los orígenes de su querido terruño. A los 18 años llegó a vivir a Medellín, después de la muerte de su madre en 1981.

Dice Teresita que a sus 57 años se encuentra en el mejor momento de su vida. Se llena de orgullo y sus ojos se iluminan al recordar a su mamá y su hermosa voz, “hubiese sido una soprano maravillosa”; Sofia Ceballos, cantó toda su vida igual que sus hermanos, quienes fueron profesores de música de Teresita en el colegio. En su compañía ella participó en el coro y aprendió a tocar guitarra, recuerda haber participado en todas las actividades musicales de su colegio.

Teresita decidió estudiar trabajo social en 1982.

Se presentó a la Universidad de Antioquia y pasó, pero, debido a que la universidad estuvo cerrada todo el año, se presentó a Psicología Educativa en el Centro de Investigación y Planeamiento Administrativo (CEIPA) –hoy, fundación universitaria CEIPA– y también fue admitida. Cursaba la mitad de la carrera cuando el pensum cambió y en lugar de Psicología Educativa, hizo una Licenciatura en Educación y terminó siendo maestra de pregrado y posgrado en facultades de educación de universidades de la ciudad. Luego, también allí, hizo una especialización en Gerencia Educativa y un diplomado en Gestión de Proyectos.

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Corría el año 1998, y esta filántropa innata, empezó a incursionar en proyectos culturales con y para la comunidad. Perteneció al coro de su universidad y formó con algunos compañeros un grupo de música latinoamericana con el que hacían tomas de parques para llenarlos de arte y cultura y participaban en tertulias compartiendo poesía, teatro, danza, malabares y otras expresiones artísticas dirigidas por el maestro y antropólogo Jesús “Chucho Mejía”.

Con un grupo de profesores, Teresita trabajó en las dificultades escolares de los niños, con el objetivo de mejorar su rendimiento académico. Creó y dirigió su propio consultorio psicopedagógico. Trabajó en la Universidad Cooperativa de Colombia y en el CEIPA en la formación de maestros en el Departamento de Antioquia.

Su premisa, que el aprendizaje para que sea asertivo debe darse en contexto se convirtió en el cimiento de todo: “no es posible enseñar a un niño a leer mi mamá me mima o mi papá me ama, cuando no existe para ese niño, un papá ni tampoco un hogar”.

Teresita Rivera se reunió con un equipo de profesionales y amigos para intervenir con arte la calle Barbacoas, una diagonal que conecta la Avenida Oriental con la carrera Bolívar en el centro de la ciudad. Su historia, hitos, habitantes y sus dinámicas son el escenario propicio para que transgéneros y transexuales ofrezcan sus servicios de trabajo sexual. Según Teresita: “el lugar se mueve entre lo sagrado y lo profano” (…) “Empezamos a pensar qué podíamos hacer como profesionales, como artistas, para reunir esfuerzos y transformar esas realidades en circunstancias un poco más vivibles; porque veíamos condiciones de vida muy duras, lo único que tenían para hacer los niños, era salir a ver a sus papás prostituirse”.

Y de esta preocupación surgió la Corporación Ítaca con un claro objetivo: desarrollar iniciativas educativas - culturales, encaminar procesos acompañando a los niños y jóvenes en sus proyectos de vida. A través del arte acercarlos a encontrar garantías para futuros, diferentes a los que hasta ese momento se hubiera imaginado, dado lo poco positivo que ofrecía su entorno. Con la cogestión de

Teresita, Ítaca realizó el Primer Festival Bandas Sinfónicas Carlos Vieco Ortiz, y orientó la formulación y ejecución del proyecto: “El teatro como estrategia pedagógica de aprendizaje”, ganador del Premio Colegio de Innovación.

Y desde aquella ocasión, hace 13 años, Ítaca acompaña a la comunidad con talleres y proyectos que mejoran su calidad de vida. A la iniciativa, se han vinculado otras organizaciones, amigos y artistas; quienes resaltan que Teresita ha hecho una labor impecable y fundamental, al conectar a Ítaca con los diferentes públicos, pero, sobre todo, con las personas del sector, especialmente la población trans.

“Se hace amiga de la gente muy fácilmente, se saluda con muchas personas del sector, se nota que le preocupan”, dice Omar Ruiz, artista y compañero de equipo de Teresita.

“Amiga leal, defensora a ultranza de la utopía vencedora, abundante y generosa en medio del caos y la escasez. Es una trabajadora incansable; desinteresada. Una gran humanista, además de cómplice. Desconoce el odio, el egoísmo: es un estandarte de virtudes que se impone en medio de la avaricia y la mediocridad, tan de moda”. Anota el maestro Jorge Alonso Zapata, compañero del camino y amigo del alma de esta fascinante mujer.

Teresita es amante de un buen café y buena conversación. Apasionada por el arte, la diversidad, la belleza y las buenas obras deja huella en quienes la conocen.

Credifoto: Vinci Andrés Belalcázar Yabur

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– La Gritona – Cortesía La Casa Centro Cultural

ENTRE

NARANJA

GRIS

‘‘El naranja es el color más feliz’’ Frank Sinatra.

Por: Mariana Monsalve León

La Constitución Nacional reconoce la cultura como una dimensión de desarrollo y un derecho fundamental, y a Colombia como un país multiétnico y pluricultural.

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TEMA DE PORTADA urante un largo tiempo la industria cultural de D Medellín se ha visto envuelta en una paradoja.

Una división que afecta artistas y organizaciones culturales de la ciudad y corresponde a varios puntos de vista y opiniones sobre su economía.

El debate surge debido a la metodología de un gobierno que promueve la economía naranja como modelo de desarrollo, en la que se supone que la diversidad, la cultura y la creatividad, son pilares de transformación social y económica del país.

Modelo que se aplica como una política económica a nivel nacional y mundial y que afecta a diversas organizaciones artísticas y culturales que, a lo largo de la historia, han dejado huella en el patrimonio de la ciudad.

La actual preocupación del sector cultural se puede ver reflejado mediante el siguiente cuestionamiento: ¿Por qué si la cultura y el arte contribuyen a la formación de públicos en áreas que cumplen un papel fundamental en el desarrollo humano, tales como, la convivencia, el respeto por la diferencia y en general la educación, el financiamiento por parte del Estado es tan insuficiente?

Es allí de donde surgen la mayoría de debates y diferencias entre los que pertenecen al sector artístico y cultural de la ciudad. Se encuentran dos puntos de vista: el naranja y el gris. Aquellos que se lucran de convenios y estímulos que emite el Estado y sus dependencias (el naranja), y aquellos que no se acogen ni siguen el modelo propuesto (el gris).

Para Juan David Belalcazar Pérez, director de la Alianza Cultural por el Centro y coordinador de Caminá pa’l centro, el estado debe garantizar el desarrollo de las iniciativas culturales, pero en ausencia de dicha garantía las organizaciones no pueden dejar de existir y es allí en donde se hace necesario consolidarse como industria y encontrar otros modelos.

“En caso de que el ente gubernamental redujera, los beneficios y recursos en el sector cultural y artístico, debemos considerar que nuestra industria y organizaciones irán directamente a la bancarrota, la cuestión está en seguir reinventándose y creando nuevas formas de representar el arte y la identidad de cada organización’’. Afirma Juan David.

Un Estado activo Un sector artístico convalida a un Estado con presencia y participación activa en la financiación y promoción de la producción de diferentes organizaciones. Crea incentivos tanto en la sociedad que la rodea, como en la organización prestadora de

servicios. Dichos financiamientos se realizan por medio de convocatorias, que tienen como finalidad consolidar industrias creativas sostenibles y generadoras de ganancia.

Un claro ejemplo de esta posición y pensamiento es el Teatro Pablo Tobón Uribe, para su director general, Juan Carlos Sánchez Restrepo “El sector artístico debe irse transformando con los tiempos, las nuevas dinámicas de economía y tipos de públicos que van surgiendo. Está claro que el gobierno debe brindar beneficios como las convocatorias y estímulos al sector artístico, pero también es nuestra responsabilidad buscar nuevas oportunidades, innovar en nuestra manera de mostrar el arte y conseguir aliados que nos ayuden a expandir nuestra visión’’.

Según Sánchez Restrepo, una experiencia de Economía Naranja podría contarse como el convenio que se dio entre el teatro y la caja de compensación Comfenalco donde se busca brindar espacios de formación para la ciudadanía sin costo alguno para ella, conjugando el saber específico del Teatro y los recursos económicos de Comfenalco.

Según datos de la Cuenta Satélite de Cultura (CSC), el valor agregado al campo cultural en el año 2017 fue de $8.2 billones, frente a $6.2 billones registrados en 2010. Un caso concreto en el cual se evidencia el financiamiento al sector cultural por parte del Estado es el Banco de la República, quien posee dentro de su filosofía institucional, la promoción del arte y la cultura nacional. Para dar cumplimiento a esta iniciativa, la institución apoya proyectos por medio recursos económicos. ‘‘Constantemente apoyamos diversos eventos culturales que tienen lugar en el centro de la ciudad. Hecho que nos alegra porque uno de nuestros objetivos ha sido incentivar a las personas de la ciudad a que vuelvan al centro, descubran y disfruten toda la riqueza cultural que hay en él’’ afirma Claudia Villegas Yepes, jefe cultural del Banco de la República Medellín.

Un Estado paternalista Este sector cultural considera que el arte debe ser un legado patrimonial para el país: el arte fundamento de la nacionalidad. Los artistas consideran que el Estado está en obligación de financiarlo y promoverlo en su totalidad. Consideran con escepticismo la aplicación de la Economía Naranja.

Parten de la premisa de que el arte no se debe pensar como una mercancía u objeto de venta.

Un claro ejemplo de esta posi- ción y pensamiento es el de la Corporación de Artistas Plásticos Picasso, entidad sin ánimo de lucro que tiene su sede en el municipio de Bello.

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TEMA DE PORTADA

- Re Ver Veo Cortesía La Casa Centro Cultural

Para su director general, Carlos Mario Monsalve López. ‘‘El Estado debe ser garante de la dinámica artística de las organizaciones culturales, puesto que estas entidades cuentan con escasos recursos y su quehacer es responsabilidad directa de la nación. No es posible pensar un país subdesarrollado, como Colombia, vendiendo y comercializando arte puesto que la mayoría de su población cuenta con escasos recursos para su consumo’’.

Esta postura se basa en La Constitución Política de 1991 y la Ley General de Cultura (397 de 1997), los dos pilares de la acción cultural en el país. La Constitución Nacional reconoce la cultura como una dimensión de desarrollo y un derecho fundamental, y a Colombia como un país multiétnico y pluricultural. La Ley General de Cultura expresa la responsabilidad del Estado, los ámbitos o marcos generales de lo cultural, y

la manera como se establecen las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, representada en más de 5.400 Organizaciones No Gubernamentales -ONGs- que generan dinámicas y procesos culturales de gran importancia en el país.

Dos visiones de financiación cultural se contraponen en la ciudad, la forma de participación del Estado o la responsabilidad del mismo, es uno de los aspectos problemáticos.

Así, el sector cultural de la ciudad está entre lo naranja y lo gris.

Entre quienes dentro de sus acciones establecen vínculos de servicio con el Estado para hacer, promocionar y ven-der arte a través de convenios, convocatorias y estímulos y quienes consideran, por su parte, que es deber del Estado subsidiar la labor artística como bien inmaterial de la humanidad. Las dos posturas se relacionan con el Estado, lo que varía, entonces, es la función de este en el desarrollo estratégico de la cultura y su forma de intervención, mientras unos consideran que se pueden subsistir con la ayuda del Estado, los otros consideran que es deber del Estado ser el garante del arte en la ciudad.

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Cortesía UCC

Por: Maria Camila Cifuentes Garzón

La UCC Campus Medellín ha realizado una inversión cercana a los $36 mil millones de pesos destinados a la adecuación de ambientes prácticos de aprendizaje, infraestructura, equipos y tecnología, entre otros aspectos para brindar una educación de alta calidad.

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TRANSFORMACIÓN DEL CENTRO

E

n el año 2016 el centro de Medellín vio por primera vez como la Universidad Cooperativa de Colombia -UCC- abría las puertas de su nueva sede en la ciudad para continuar con la educación y formación profesional de miles de estudiantes, además de aportar al fortalecimiento del tejido social del departamento. Una inversión millonaria destinada no solo a equipar y acondicionar con recursos técnicos y físicos las instalaciones, sino también, a la promoción humana en sus múltiples dimensiones.

La UCC Colombia adoptó el concepto de Univerciudad cuando se iniciaron las obras en el centro de Medellín, un lugar rodeado por arte, cultura, gastronomía y una tradición paisa que envuelve cada detalle que hace parte del sector; creando espacios de encuentro, convivencia e inclusión. La Fase 1 de la UCC cuenta con un edificio de 13 pisos de última tecnología acondicionado con espacios académicos necesarios para una educación de calidad.

Para Nora Elena Gil Ramírez, subdirectora académica y de proyección social de la UCC, “El campus Medellín está ubicado en un clúster educativo, una zona de convergencia del sector educativo, cultural y comercial, lo que permite un entorno óptimo para brindar a los ciudadanos que transitan por el centro de la ciudad espacios de acceso a conversatorios y diálogos sobre las realidades de la ciudad, de país y del mundo; sobre la cultura, la academia, el arte, entre otros”.

Según la Federación Nacional de Comerciantes -FENALCO- aproximadamente 300 instituciones de diferentes niveles educativos se encuentran ubicadas entre las carreras Córdoba y Girardot en el centro de la ciudad, todo un universo multidisciplinario denominado “Univerciudad” que aporta al crecimiento del contexto social, cultural y académico en el centro de la ciudad, “permitiendo una conexión más allá de los bloques de cemento,

un lazo que permite formar profesionales conocedores de su entorno, de sus realidades y con la capacidad de romper fronteras desde el nivel cognitivo y actitudinal”.

Las instituciones educativas, la alcaldía de la ciudad y los establecimientos comerciales han desarrollado un trabajo de resignificación en el sector. Volver a tener el centro de la ciudad como el máximo referente a nivel de arte, cultura, educación, gastronomía y comercio es ahora el reto de los habitantes, visitantes y conocedores de la comuna 10 de Medellín. Un reto que hasta la fecha, ha cumplido de manera exitosa su propósito, pues nuevamente da gusto internarse en las calles de la zona para conocer, reconocer y hacer parte del desarrollo de la ciudad.

La Universidad Cooperativa de Colombia busca impactar la ciudad y en especial el centro de Medellín por medio de su proyección social. Estas prácticas son las responsables de transferir y comunicar el conocimiento de los estudiantes, por medio de estrategias como la formalización de convenios, consultorios sociales y empresariales, apoyo y asesorías en el área de emprendimiento, gestión tecnológica, prácticas académicas y sociales, brigadas integrales e integración con la educación básica y media.

Así como la UCC, las diferentes instituciones educativas del sector seguirán trabajando para contribuir de manera positiva a la ciudad, pues están seguras de que su ubicación estratégica permite una relación estrecha con las comunidades. Los estudiantes por su parte continuarán empapándose de su entorno, conociendo sus necesidades, su realidad cultural, social y artística. De esta manera no sólo se están formando profesionales, se están formando ciudadanos con un sentido crítico social y trascendental, capaces de transformar realidades y de aportar a la transformación social.

Aproximadamente 110 mil estudiantes conforman el clúster educativo denominado "Univerciudad", un espacio rodeado por el arte, la cultura, la gastronomía y la historia de toda una región.

Credifoto: Cortesía UCC

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