Historia del barrio Santa Ana Sur. Pedro Aldana Alonso

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Santa Ana Sur Una historia que continúa Mención de honor Crónicas de mi Barrio Departamento Administrativo de Acción Comunal ( DAAC), 2006

Por Pedro J. Aldana Alonso

La presente reseña sobre el barrio es un aporte de la Corporación Vida del Río Fucha - Corvif para la comunidad, a través de la Junta de Acción Comunal de Santa Ana Sur y del Proceso Territorial Asamblea Río Fucha.

Bogotá Capital Mundial del Libro 2007

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En la portada, San Jorge y el dragón, óleo de Isaías Urrutia Pinzón (1899-1973), pintor y músico bogotano de nuestra localidad. El original pertenece a la familia Franco Arbeláez, de la Hacienda La Cabaña, en Santa Ana Sur.

C 2001-2008, Pedro Julio Aldana Alonso

Derechos reservados Corporación Vida del Río Fucha – CORVIF corporacion.corvif@yahoo.es Primera edición 1000 ejemplares Diagramación Ulises Campuzano Gómez Impresión Artes y Señales

Fotografía Diego Andrés Franco Aldana Pedro Javier Aldana Antolínez Luis Gaitán

Nota de arquitectura Rubén Hernández Molina

Corrección de estilo y ortotipográfica Adriana Gómez Arbeláez

Agradecimientos A la Junta Directiva y Asamblea de CORVIF, a la Junta de Acción Comunal de Santa Ana Sur, y a Fabio Enrique Forero Parra QEPD, por su absoluta confianza en mí y en el desarrollo de este trabajo. A mi esposa, María del Carmen Antolínez Gómez, por la revisión de documentos que fueron muy útiles, y en especial por estar cerca apoyándome.

A María Cristina Franco Arbeláez, por leer esta reseña y hacer observaciones pertinentes. A Jorge Enrique Franco Arbeláez, quien grabó en video las entrevistas y el video del barrio. A mi hijo Pedro Javier Aldana Antolínez, compositor del pasillo “Santa Ana”. A mi madre Maria Elena Alonso de Aldana y a mi hija Angélica María Aldana Antolinez por su labor social en beneficio de la comunidad, plasmada en este libro.

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Himno de Bogotรก [coro]

Entonemos un himno a tu cielo, a tu tierra y tu puro vivir blanca estrella que alumbra en los Andes, ancha senda que va el provenir [bis]

[primera estrofa] Tres guerreros abrieron tus ojos, a una espada, a una cruz y a un pendรณn, desde entonces no hay miedo en tus lindes, ni codicia en tu gran corazรณn [bis]

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[segunda estrofa]

Flor de razas, compendio y corona, en la patria no hay otra ni la habrá. ¡Nuestra voz la repiten los siglos! ¡Bogotá!, ¡Bogotá!, ¡Bogotá! [bis]

Letra: Pedro Medina Avendaño Música: Roberto Pineda Duque Decreto 1000 de 1974

Prefacio Si aspiramos a alcanzar una justicia social y una paz duradera en Colombia, no podemos concebir una familia, un barrio, una vereda, una localidad, una ciudad, ni una sociedad donde los profesionales de todas las áreas no ejerzan una función social, con solidaridad, respeto y equilibrio hacia sus conciudadanos.

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Son muchos y grandes los hechos que se entraĂąan en la memoria de los pioneros de nuestros barrios. Memoria que tenemos la responsabilidad de no dejar perder y entregar como legado a quienes deben continuar la historia que tambiĂŠn hoy estamos escribiendo... A nuestros hijos.

El autor

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Índice Prólogo………………………………………………………………………. 9 Introducción…………………………………………………………………10

Capítulo 1 Antes y después de la República………………………………..12 Quinta de la Milagrosa ……………………………………………………….12 Quinta Fucha………………………………………………………………….14 De dónde venimos…………………………………………………………….14

Capítulo 2 Etapa inicial: El comienzo de la construcción social Un legado social……………………………………………………………… 19 Algunos hechos significativos en la historia del barrio………………………. 21 Personajes populares de mediados del siglo XX……………………………....25 Construcciones que son testimonio de una época…………………………….. 29 Algunos de los residentes más antiguos del barrio…………………………… 36 Otras viviendas de la etapa antigua y sus tipos de arquitectura………………. 46

Capítulo tres Etapa reciente: La consolidación Un barrio legal desde el comienzo……………………………………………. 51 Arquitectura........................................................................................................ 52

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Objeto…………………………………………………………………………. 53 Algunos parques y plazoletas…………………………………………………. 58 Conjuntos residenciales……………………………………………………….. 60

Capítulo cuatro Forjadores de calidad de vida Instituciones religiosas y educativas………………………………………….. 64 Instituciones sociales y comunitarias…………………………………………. 72 Las empresas más antiguas del barrio…………………………………………. 83 Las nuevas generaciones………………………………………………………. 88

Epílogo: La ciudad de hoy Anexos Manuscrito inédito de Graciela Arbeláez de Franco…………………………..

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Bando de declaratoria de ordenación de la cuenca del río Fucha……………..

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Mensaje indiano de la nación chibcha-muisca………………………………… 102 El Solidario: un personaje popular de la ciudad de hoy…………………….....

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Mensaje de Lucho Herrera a los colombianos………………………………… 106 Santa Ana – Pasillo alegre – Partitura………………………………………....

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Algunos planos de Bogotá…………………………………………………….

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Lista de entrevistados………………………………………………………....

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Bibliografía………………………………………………………….

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Lista de documentos…………………………………………………………..

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Prólogo El hecho de valorar y escribir la historia de un barrio le da identidad al mismo. Esto es lo que con alegría vemos que sucede con el barrio Santa Ana Sur. Se ha vivido allí una bella historia, valorada y escrita ahora para recuperar la memoria de los hechos que merecen ser recordados.

Las familias más antiguas del barrio gozarán viendo reconocida y valorada públicamente su presencia. Las instituciones sociales, ambientales, educativas y religiosas sentirán que su trabajo es apreciado como un aporte a la sociedad concreta de este sector y también a la ciudad. Es muy interesente, así mismo, que la juventud se destaque por su espíritu alegre, sano, deportivo y cultural. ¡En cuántos barrios, por el contrario, éste es su mayor lunar y carencia!

En este escrito, desde el principio hasta el final, aparecen ciertas líneas con las que el autor quiere destacar el sentido comunitario de sus gentes, el espíritu emprendedor, el valor de lo cultural y lo cívico, la inquietud por la ecología —es decir, la protección de la naturaleza— y, por supuesto, la vivencia religiosa. Quienes hemos convivido algunos años en esta historia, en contacto con el barrio Santa Ana Sur, con sus familias e instituciones, sabemos que lo escrito en estas paginas se refleja en una realidad palpable desde que uno llega al sector.

Ojalá muchos barrios emprendieran esta tarea de recuperación de su historia, de valoración de lo propio, de agradecimiento a los gestores del cambio y el impulso hacia el futuro. Ojalá el trabajo de Pedro J. Aldana Alonso y el apoyo de la Corporación Vida del Río Fucha (Corvif) sirvan para seguir impulsando proyectos como el de la recuperación de la cuenca de este río, el mejoramiento del medio ambiente y la conservación de sanas tradiciones del barrio.

Alejandro Londoño S. J. Líder ambiental y juvenil Parroquia de San Francisco Javier 9


Introducción Contar la historia de mi barrio es como contar la historia de nuestras familias. Es rememorar que en nuestro suburbio siempre ha existido un tejido humano de un gran contenido social y, por esa misma circunstancia, de grandes resultados. Es también mantener la conciencia y la responsabilidad de ser unos facilitadores en la continuidad de estas obras.

La historia de Santa Ana Sur está entrelazada desde siempre con todos sus barrios vecinos. Por eso muchas de sus anécdotas son compartidas y sería un error delimitarlas, pues los hechos simplemente hacen parte de la historia y se circunscriben a quienes intervinieron en ella, y no a una sectorización que no existía cuando sucedieron.

Nuestra zona trasciende a varios barrios, tiene una base sólida debidamente cimentada en las buenas costumbres y la tradición, representadas en cada uno de nuestros hogares, en cada una de sus instituciones educativas, en cada una de sus obras sociales y comunitarias. Los fundamentos sobre los que se construyeron estos barrios se mantienen bajo una cultura propia, con un alma también propia, inspirada en principios de solidaridad, respeto, servicio y amor a nuestros semejantes, para finalmente anidarse en cada uno de nuestros corazones, porque lo social tiene vida propia.

Nuestros barrios son cuna de profesionales de diversas áreas, de compositores, artistas, deportistas, pero especialmente de héroes anónimos y de una floreciente estirpe de personas honestas, trabajadoras y progresistas; de gente que ha forjado su vida y la de sus familias con el esfuerzo diario y con un gran amor por su barrio, su parroquia, su localidad, su ciudad y su país.

Aparte del apoyo bibliográfico, las descripciones a lo largo de estas páginas son fieles a la memoria de los narradores, al enfoque y a la forma como ellos conocieron y vivieron los hechos. Ellos son los verdaderos protagonistas de logros y progresos que han sido endilgados a politiqueros y oportunistas. Ellos son los protagonistas de esta historia. 10


Yo bien sĂŠ que el hombre es hijo de sus propias obras. RamĂłn Guerra Azuola

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Capítulo 1 Antes y después de la República Para hablar de Santa Ana Sur, es necesario remontarse a los albores del siglo XVIII, época de la cual procede la referencia más temprana sobre una de las más prósperas y grandes extensiones de la zona.

Quinta de la Milagrosa

Grabado de Eustacio Barreto, 1886.

A finales del año 1700, en el hermoso Valle del Fucha, a los pies de los Cerros Orientales de Santafé de Bogotá, fue construida la Quinta de la Milagrosa, en el Nuevo Reino de Granada. Ocupó la cuenca de un río, sector estratégico por su gran riqueza natural y sus fuentes hídricas. Los jesuitas lo llamaron San Cristóbal en honor del santo español que reconoció a Cristo en un río. Se dice que el santo dedicó su vida a la comunidad transportando gente de una orilla a otra, hasta que un día no pudo transportar a un niño muy pesado, y cuentan que este niño era Cristo.

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Los límites de la Milagrosa fueron: por el norte, el Molino de la Hortúa y la acequia del Fucha Chiquito, que alimentaba los molinos ubicados en la zona, como el de los Gaitán (diagonal al hoy Instituto Colombiano para Ciegos); por el oriente, el Camino de San Cristóbal (hoy Camino Viejo de San Cristóbal); por el occidente, la Quinta Fucha, y por el sur con el río San Cristóbal y la Quinta San José de Fucha. Entre los nombres que se le han conocido podemos citar: Quinta de los Virreyes, Quinta de Nariño, Quinta Caycedo y recientemente Quinta Ramos. Se dice que formaba parte de la gran Hacienda Montes.

La Milagrosa fue expropiada a la Compañía de Jesús, en 1767, por orden del rey Carlos III de España. Más tarde, con la Quinta Fucha, sería lugar protagónico de la vida en la Colonia y de la Independencia. En 1804, el doctor Francisco de Mesa, propietario de la quinta y cura de Turmequé, obsequió La Milagrosa a la joven pareja integrada por su sobrina doña Magdalena Ortega y Antonio Nariño, el Precursor de la Independencia. Hacia 1812, cuando ocupaba la dignidad de presidente de Cundinamarca, fue Nariño mismo quien mantuvo la propiedad y, como precursor en la nueva república, le dio mayor estatus al inmueble.

Entre los muchos propietarios de La Milagrosa aparecen además Luciano Laverde (18581874) y Ana Josefa Laverde (1897-1908), en cuya época la quinta fue segmentada en parcelas. Finalmente esta hermosa casa fue incendiada el 9 de abril de 1948, con la violencia desatada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán.

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Quinta Fucha

Óleo de Luís Núñez Borda.

Colindaba por el oriente con La Milagrosa. Su límite occidental era el camino real de Tunjuelo, al sur el río San Cristóbal, y al norte la acequia del Fucha Chiquito y la Hortúa. La Orden de los Predicadores de Santo Domingo aparece como su primer propietario, hasta 1775, pues tuvo varios dueños antes de que Judas Tadeo Landínez, en 1839, la englobara con La Milagrosa. Más tarde José María Portocarrero la convirtió de nuevo en San José de Fucha.

La Quinta Fucha corrió igual suerte que La Milagrosa, fue parcelada y vendida. También incendiada el 9 de abril de 1948.

De dónde venimos Como se ha descrito, el terreno es atravesado de oriente a occidente por el río San Cristóbal, que posteriormente —desde lo que sería la avenida Caracas hacia el occidente— tomaría el nombre de río Fucha. Tiempo después, cuando se dividió de nuevo el terreno de las quintas, el costado oriental quedo haciendo parte de la Localidad de San Cristóbal (localidad 4), con la Hacienda La Cabaña y Quinta Ramos, y el costado occidental tomó el nombre de la hoy Localidad Antonio Nariño (actualmente localidad 15). 14


Es importante aclarar que en la actual Quinta Ramos no queda vestigio de las antiguas quintas de 1700 y 1767. No obstante, de las construcciones levantadas en ese predio de La Milagrosa, por fortuna se conserva la edificación “La Cabaña”, que data de 1825. Ésta conjuga la arquitectura de las primeras construcciones —llegó a tener espacios para caballerizas, sillas, patios, siembra y amplio espacio verde en su entorno— con acabados de diseños más modernos, aplicados hacia las décadas de los cincuenta y sesenta. Su construcción es pues bastante similar a la de los predios desaparecidos. La Hacienda La Cabaña pertenece a nuestro barrio, y actualmente es propiedad de la familia Franco Arbeláez.

Haciendas y quintas eran las viviendas de los nobles santafereños; los de clase más modesta vivían en villas. Hoy todavía podemos citar predios de gran extensión de ese entonces, como La Hortúa (donde se construyó el Hospital Materno Infantil, el Centro Dermatológico Federico Lleras Acosta y el Hospital de la Hortúa). Podemos referir también un inmueble que conserva sus principales características, como es la Quinta de Bolívar (cuyo costo fue de 1.000 pesos), entregada al Libertador, Simón Bolívar, el 28 de junio de 1820, por el entonces vicepresidente de Cundinamarca, el general Francisco de Paula Santander.

Pero, de la joven república, Antonio Nariño no fue el único ilustre que se interesó por estas tierras prósperas al lado del río San Cristóbal o Fucha. El fundador de La Bagatela, traductor de Los derechos del hombre, presidente de Cundinamarca, defensor aguerrido del centralismo, posterior general y vicepresidente de Colombia en 1821, tenía especial gusto por lo moderno incorporado a la naturaleza. Una muestra de ello es que después de su fuga de Cádiz (España), en 1797, trajo de Inglaterra semillas de trébol, pasto más conocido como “carretón”, que se dispersó rápidamente por la fértil sabana. Más tarde siguió sus pasos el Hombre de las Leyes, el general Francisco de Paula Santander: compró por 7.000 pesos la Quinta Santa Catalina, igualmente a orillas del río San Cristóbal, que en ese sector toma el nombre de río Fucha, en honor de la otra quinta de Antonio Nariño.

Santander, atraído por esos hermosos campos y esas viviendas sobrias, decidió adquirir Santa Catalina para que doña Nicolása Ibáñez de Caro habitara allí, en reciprocidad a la gran ayuda recibida de esta dama, desde el inicio de la campaña libertadora. Dio este paso cuando doña 15


Nicolása se encontraba en una situación económica apremiante. Como es de conocimiento histórico, fueron grandes los afectos de una y otra parte; el vicepresidente Santander y doña Nicolása sostuvieron relaciones amorosas durante quince años. Ese amor oculto por mucho tiempo se consolidó ante la sociedad cuando Francisco de Paula adquirió la Quinta Santa Catalina.

En esa época la hermosa quinta del entonces Hombre de las Leyes —donde residían además algunas de las hermanas Ibáñez— fue escenario de múltiples celebraciones, tanto personales como de gobierno. Al respecto hay muchas las páginas escritas, que dan testimonio sobre cómo transcurría la vida y como se manejaba la vivienda, en los inicios de la recién consolidada República de Colombia.

El precursor Antonio Nariño, también como vicepresidente interino de la República de Colombia, en su momento tuvo por garante al presidente Santander en contratos de arrendamiento de predios en la Sabana de Bogotá, y uno de ellos era la Hacienda Hato Grande, propiedad del general Santander. No obstante, los favores propios de su alcurnia no fueron suficientes para salvar las diferencias ideológicas entre Santander y Nariño, que los llevaron del escenario militar al escenario periodístico: el primero fundó en 1823 un periódico de formato reducido, llamado El Patriota, para convertirse en el más ferviente defensor del federalismo. Nariño, por su parte, ya poseía una experiencia grande en los escritos, y para polemizar con Santander decidió editar Los Toros de Fucha, reforzando El Insurgente, que había tenido una vida corta.

Si bien es cierto que muchos de los actos políticos de la época tuvieron una inspiración noble y altruista, también es necesario decir que los egoísmos, las ansias de poder y el sectarismo — aún reinantes en el país— tienen sus raíces en las formas de gobernar totalitarias y dictatoriales de los comienzos de la República. Ese lastre formado sobre las diferencias ideológicas, los estilos de gobierno personales e impositivos, son la génesis de todas estas políticas insanas que con el tiempo generarían el bipartidismo, con sus absurdas batallas y crímenes.

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La práctica llamada contubernio —es decir, los pactos secretos de quienes en su afán de poder quieren acumular cada vez más, a costa de lo que sea— ha generado gobierno tras gobierno una traición permanente a los colombianos, ocasionando un gran desequilibrio social apadrinado siempre por sus gobernantes. La aristocracia y la clase económica fuerte, especialmente en los últimos tiempos, con sus acciones apátridas han entregado a las multinacionales el territorio, el patrimonio nacional, los tesoros de la tierra, los yacimientos minerales, los recursos naturales, la infraestructura y las empresas del Estado, entre muchas otras riquezas. Ésta es la herencia que hasta nuestros días ha anclado a los colombianos, y de manera especial a los bogotanos, en un capítulo inconcluso de la actual patria boba.

Bogotá, como escenario principal de algunos apartes de la violencia que se ha venido librando desde entonces —unas décadas más, otras menos—, no ha sido ajena al abandono forzado de tierras en el campo a causa del terror. Una muestra de ello es que la colonización por desplazamiento ha tocado todas las localidades y sectores de Bogotá desde esa época.

Desde 1905, barrios como el mismo San Cristóbal, Veinte de Julio y Buenos Aires, entre otros, fueron los primeros en conformarse dentro de la Localidad de San Cristóbal (localidad 4), que por su topografía hoy se divide en:

Parte alta: Juan Rey, Quindío, Ciudad Londres, Alta Mira y Libertadores, entre otros.

Parte media: Santa Inés, Columnas, Gran Colombia, Monte Bello, Bello Horizonte, La Victoria y Montecarlo, entre otros.

Parte baja: Santa Ana Sur, Villa Javier, Quinta Ramos, La María, Sosiego, Velódromo, Primero de Mayo, Nariño Sur, Calvo Sur, El Diamante, San Cristóbal, San Blas, Buenos Aires y Vitelma.

La historia de Santa Ana Sur está dividida en dos partes. La parte antigua, como vimos, comienza en 1700 con la construcción de las quintas en la época de la Colonia, por parte de los jesuitas, y se extiende hasta los años treinta del siglo pasado, con la construcción de las 17


casas ubicadas en la calle 11 sur, entre la carrera sexta, en el oriente, y las carreras sexta y séptima, en el occidente. Queda incluida aquí la única construcción que data de 1825, la Hacienda La Cabaña; en la época antigua de Santa Ana se levantaron construcciones de variadas influencias, entre las que se aprecian los estilos español, ingles y francés. Ubicado en la esquina sur de la calle 11 sur con carrera sexta, aún existe el único castillo de la zona.

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Capítulo 2 Etapa inicial: El comienzo de la construcción social Un legado social En los años treinta, la finca Santa Ana era propiedad de don Ernesto González y doña Isabel González de González. El 90% de los terrenos que hoy conforman el barrio Santa Ana Sur eran usufructuados en el cultivo de hortalizas para la obra del sacerdote salesiano Juan del Rizzo; por mucho tiempo se habló de que estos terrenos eran de su propiedad, pero la oportunidad del cultivo para la obra social del Veinte de Julio se debe a la generosidad de don Ernesto González. Igual sucedió con nuestro barrio hermano Villa Javier y la obra del jesuita José María Campoamor. Tales decisiones trajeron una disposición a lo social que es uno de los mayores orgullos de estos barrios, palpable en las instituciones educativas y obras sociales que aquí funcionan. Es como si toda la zona hubiese quedado sujeta a las directrices del papa León XIII, que después serían hechas realidad en la conformación de Santa Ana Sur, La María y Villa Javier.

Aerofotografía de Santa Ana en 1938. Un fragmento del área de la Quinta de los Virreyes, Quinta de Nariño, Quinta Caycedo, La Milagrosa o Quinta Ramos. Cortesía de Rubén Hernández Molina. Fuente: Instituto Geográfico Agustín Codazzi - IGAC.

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Bogotá, 1932. Uno de los primeros planos de localización y delimitación de los barrios Santa Ana Sur y Villa Javier. Como se puede observar, en el área de seis manzanas de Villa Javier ya existía el trazado para Santa Ana, dejando ver lo que sería el desarrollo urbanístico actual, 75 años después. Este hecho supera los 46 años que tiene Santa Ana como barrio legalizado. Del libro La ciudad de Dios en Bogotá, de Rocío Londoño Botero y Alberto Saldarriaga Roa.

En nuestros límites destacamos el Parque Distrital del Sur —Parque San Cristóbal—, un espacio para la práctica del deporte, por el Norte, La María con su especial arquitectura, también un barrio lleno de historia como Villa Javier. Por el occidente Quinta Ramos, y por el oriente Buenos Aires, Vitelma, San Cristóbal y las unidades residenciales de San Cristóbal y Rincón de San Nicolás. Con éstos y otros barrios vecinos como Calvo Sur, Nariño y Velódromo, hemos compartido toda la historia de este sector, entre nuestras familias, comunidades, juntas de acción comunal, y con la Parroquia de San Francisco Javier; hemos compartido las muchas y nobles acciones del sacerdote salesiano Juan del Rizzo, con las huertas para su obra social en el barrio Veinte de Julio, y del sacerdote jesuita José María Campoamor, entre cuyas obras sociales destacamos el barrio Villa Javier, el Círculo de Obreros —hoy Banco Caja Social Colmena (BCSC)— y la Obra Social Campoamor, entre otras.

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Algunos hechos significativos en la historia del barrio

Entre 1938 y 1949, en el área ocupada actualmente por la Imprenta Distrital —por cierto el Distrito no ha compensado al barrio por esta ocupación que nunca se ha aclarado— estaba ubicada la plaza de mercado, lugar en donde se vendían los productos agrícolas procedentes del oriente del departamento de Cundinamarca (Choachí, Ubaque, Fómeque, Une y Cáqueza, entre otros). Grupos de ganado vacuno, de veinte o treinta reses, se traían pastoreados desde el Llano, pasando por nuestros barrios a la madrugada.

También en los años cuarenta, por la calle 11 sur como su vía principal, pasaba el tranvía que venía del centro de la ciudad hasta San Cristóbal y su paradero quedaba próximo a La Rondinella (otrora sitio de reuniones clandestinas de presidentes como Laureano Gómez y Eduardo Santos, en la calle 13 sur con carrera novena este). Era la época en que se tomaba chicha y posteriormente cabrito, ambos a cinco centavos; la cerveza no tenía aún la acogida a de hoy.

Carrera séptima con calle 11 sur. Fuente Archivo de Bogotá.

En la gastronomía mandaba la famosa fritanga. De tal herencia en nuestro sector hoy podemos destacar a Cuatro Vientos, de Pedro Vanegas. San Cristóbal era centro de reuniones y celebraciones para la sociedad santafereña. En ese entonces las viviendas contaban con 21


grandes extensiones de terreno y —como se denominaban villas, quintas o haciendas— predios como Villa Javier y Quinta Ramos dieron sus nombres a los respectivos barrios, nombres que se conservan hasta el día de hoy.

Lago de San Cristóbal, 1960. Sitio de recreación por excelencia, entre 1930 y 1965, para los residentes en la zona y para todos los capitalinos. A pesar de tener el nombre del barrio con más antigüedad, corresponde a Santa Ana desde noviembre de 1965, cuando se protocolizó finalmente como barrio mediante escritura pública. Fotografía de Luís Gaitán.

Un testigo de todos los tiempos es el río San Cristóbal o río Fucha, que atraviesa Santa Ana de oriente a occidente. Este río, olvidado por muchos, hoy cuenta con amigos que trabajan por su recuperación consiguiendo aliados territoriales a lo largo de la cuenca, declarada en ordenación por el Departamento Técnico Administrativo del Medio Ambiente (DAMA) —hoy Secretaría Distrital de Ambiente— mediante la resolución 2818 de 2006. En la memoria de nuestro barrio su ronda ha sido sitio de recreo para los residentes y para todo aquel que la visite. En la actualidad cuenta con varias plazoletas destinadas a la recreación pasiva, y con un sendero peatonal, conformando una alameda para el disfrute de los caminantes. Próximamente este espacio será adecuado como corredor ecológico o biológico de ronda.

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Fabrica de tubos Vencedor, edificación tipo industria, en la carrera sexta con calle 12 sur. La construcción daba el salto hacia el desarrollo, pasando de la tapia pisada al ladrillo cocido en horno, para obtener mayor consistencia y seguridad, además de agilidad en el proceso de edificación. Foto cortesía de Rubén Hernández Molina.

Puente de la carrera sexta sobre el río Fucha, arrastrado por una creciente a comienzos de los años cincuenta. La señalización de peligro, puesta en el sitio del puente caído, fue sospechosamente sustraída esa noche, y el convertible en que se desplazaban el compositor Alejandro Wills y el periodista Álvaro Pachón de la Torre fue a incrustarse en la orilla norte del río, lo cual les costó la vida a ambos. Fuente Archivo de Bogotá

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La carrera sexta era la entrada principal hacia la colina en donde se erguía la Quinta San José de Fucha, en una época en que el último inmueble vecino era el antiguo Castillo de Ribera. La Quinta Fucha fue administrada entre los años treinta y sesenta por el maestro Isaías Urrutia Pinzón y Raquel Vásquez.

Los retratos hechos con pluma por el maestro Urrutia fueron muy reconocidos en la ciudad y después le hicieron merecedor de la mención como “primera pluma de Colombia”. Colaboró en revistas de humor en la segunda década del siglo pasado, y también fue reconocido su manejo del óleo. Pero la genialidad y creatividad del maestro Urrutia era tal que lo llevo a ejecutar no sólo actividades artísticas sino también industriales. Una vez pensionado por la Banda de la Policía Nacional se dedicó —además de la pintura— a emprender industrias de cerveza y tiza, así como de otros productos hechos en su famosa forja.

El maestro Urrutia vivió sus últimos años en el barrio Suramérica, injustamente olvidado por la historia de las artes plásticas en nuestro país. Con su familia fue uno de los últimos habitantes de la famosa Quinta San José de Fucha, hoy barrio Sosiego.

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Personajes populares de mediados del siglo XX Entre los años cuarenta y sesenta, en el centro de la floreciente ciudad, aparecieron personajes con características particulares en su condición humilde pero significativa. Eran personajes populares por sus actos, expresiones artísticas, gran perspicacia y picardía, que rayaban incluso en lo demencial. Eran la atracción del centro de Bogotá. El Artista Colombiano

En la plazoleta del hoy parque Santander, los bogotanos se podían topar con este personaje que usaba una montura de gafas sin lentes y era conocido por su gran habilidad para caricaturizar a cuanto fulano se le acercaba. Era visita obligada para los turistas, pues su fama trascendió las fronteras colombianas. En medio de la Segunda Guerra Mundial, no se escaparon de sus trazos personajes como Churchill y Stalin. La tarifa que cobraba era lo que voluntariamente le pagaran para su sustento.

Pomponio

"Cuchuco" y "Pomponio" - José "Pepe" Gómez (1892 - 1936) ”Bogotá Cómico” , abril 13 de 1918. Biblioteca Luis Angel Arango - Tipos y prototipos HABITANTES DE LAS CALLES

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De los Pombo, prestigiosa familia de la época, era este joven de poca lucidez, que en medio de su locura usualmente vestía uniforme azul con cachucha del Banco de la República. Muy cordial con quienes visitaban el centro de la ciudad, preguntaba con gran propiedad por los parientes de quienes lo saludaban, dando la impresión de ser muy cercano a ellos.

Pero esta cortesía y amabilidad se rompía cuando algún travieso jovencito le preguntaba: “Pomponio, ¿quiere queso?”. Entonces se transformaba y lanzaba todo tipo de improperios, haciendo ruborizar a cuanto transeúnte se encontraba cerca. Tanta fue su fama que la Orquesta Los Hispanos puso de moda en los años sesenta y setenta un tema de 1946, relacionado con el popular personaje bogotano. El Bobo del Tranvía

Personaje un tanto jorobado que vestía uniforme de la policía, usaba como sable el bocel de un automóvil Buick, y andaba corriendo detrás de los tranvías. Este joven era amigo de propios y extraños; en su transcurrir diario entraba a la estación de policía, como cualquier miembro de la institución, en donde con gran cariño le permitían beber agua y permanecer en el recinto.

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La Loca Margarita

José "Pepe" Gómez (1892 - 1936) - "Fantoches", mayo 5 de 1928 Biblioteca Luis Angel Arango - Tipos y prototipos HABITANTES DE LAS CALLES

Famosa por sus arengas, entre las cuales una muy recordada decía: “Abajo el centavo viva el partido liberal”. Todo el que se acercaba de frente recibía los palos que ella lanzaba, razón por la cual algunos bogotanos le temían. Muchos políticos del momento le pagaban para que espetara consignas y arengas contra la puntillosa política dictatorial del momento, y por supuesto contra gobiernos que —como el actual— fueran lesivos para la comunidad. A través de este personaje, el pueblo aprovechaba suspicazmente la oportunidad para desquitarse del partido o del presidente de turno.

El Conde de Cuchicute

De todos estos personajes populares, era el único adinerado, lo cual le permitía mantener a este santandereano una elegancia tanto en su vestuario como en el mobiliario estilo Luís XV que utilizaba para atender a los parroquianos que él aceptaba recibir. Con bastón en mano, sobre su mesa siempre había licor importado para sus visitantes. Se dice que su abolengo era 27


verdadero1, pero por circunstancias desconocidas padecía trastornos mentales. Permanecía en un café de lujo en la carrera novena entre calles 10 y 11.

Genarita

Este hombre de gran estatura y oriundo de Boyacá, hablaba siempre de lo mismo y simulaba estar tejiendo prendas —a eso debía su femenino apelativo— para personas que solamente existían en su memoria. Su discurso cíclico fue apreciado por los cachacos de entonces y por los típicos curiosos que siempre han habitado la ciudad.

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Entre 1896 y 1898 vivió en París, Roma y Madrid, sirviendo como acudiente de sus hermanos Timoleón, Julia y Silveria. Durante su estadía en España, donde estuvo matriculado en una academia militar, tomó clases de esgrima y obtuvo el título nobiliario de Conde de Cuchicute, supuestamente por su participación en la batalla de Cavite.- Fuente Biblioteca Luís Ángel Arango

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Construcciones que son testimonio de una época Por su antigüedad, tradición, arquitectura e historia, destacamos cuatro construcciones en relación con Santa Ana y con la misma Localidad de San Cristóbal:

Hacienda La Cabaña

La Cabaña años 70s En otra época La Cabaña perteneció a don Ernesto González, heredero del 90% de los terrenos que conforman actualmente el barrio. Foto cortesía de Rubén Hernández Molina.

La antigua hacienda La Cabaña, en su fachada oriental, está ubicada en la carrera 3A con calle 12 sur, y la fachada principal se encuentra en la calle 12 sur. Su construcción tuvo lugar en 1825, con mejoras de los años cincuenta y sesenta, época hasta cuando conservó los grandes espacios que la rodeaban.

Uno de sus últimos propietarios fue don Víctor Franco Serna, quien de esas extensiones que circundaban La Cabaña donó al barrio el terreno destinado al parque principal, ubicado en la carrera cuarta entre calles 11A y 12 sur, aunque personas inescrupulosas también pretendieron urbanizar este terreno donado.

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Escuela de Santa Ana

Fotografía de Pedro J. Aldana Alonso.

Inmueble declarado como patrimonio arquitectónico de la ciudad, la Escuela de Santa Ana está ubicada en la calle 11 sur entre carreras 3A y cuarta. De gran tradición, su historia comenzó al llegar a nuestro barrio la comunidad liderada por la madre Laura Montoya.

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El Castillo

Antigua vivienda de Alfonso Caycedo, quien la construyó hacia 1940. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Ubicado en la esquina de la carrera sexta con calle 11 sur, el Castillo hacía parte de una extensión mayor a la que también pertenecía la fábrica de tubos Vencedor. Por su estilo arquitectónico único en la ciudad, el antiguo castillo cobra gran relevancia en los orígenes de Santa Ana Sur.

Esta edificación, por otra parte, es una de las fronteras de Santa Ana, un lugar estratégico que actualmente da testimonio de historias, recuerdos, tradiciones, y también de la manera como se ha desarrollado Santa Ana Sur. El Castillo Caycedo está hoy a cargo de la familia Luna.

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La estación del tranvía

Estación de Santa Ana, 1920. Junto con la edificación que puede observarse al fondo —actualmente en condiciones casi originales— y el Castillo Caycedo conformaban los bastiones de la puerta de entrada al barrio. Fotografía de Luís Gaitán.

La estación del tranvía eléctrico estaba ubicada en la calle 11 sur con carrera sexta, en un inmueble que ya no existe; en su lugar se encuentra la Panadería Suiza. Este sector ha visto pasar desde el tranvía de tracción animal hasta los trolebuses.

Edificio de Construcción tipo Republicana en los años 20- Esquina calle 11 sur con carrera 6°

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Otros vecinos de siempre

Molino Los Andes, 1926. Construido por Pantaleón Gaitán Luque en 1855. Al fondo “La Rondinella”. Fotografía de Luís Gaitán.

Instituto para Niños Ciegos, fundado en 1926 por Juan Antonio Pardo Ospina. En 1932 el inmueble es asumido por el Instituto Colombiano para Ciegos, que ha venido atendiendo muy especialmente a las personas con tales limitaciones físicas, para ayudarles a desarrollar otras potencialidades que compensen su vida. Imagen de los años treinta, cortesía de Rubén Hernández Molina.

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Acueducto de Vitelma. Fotografía de Luís Gaitán.

Monasterio San Jerónimo de Yuste hacia 1800. Fotografía de Luís Gaitán.

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Antigua Iglesia de San Cristóbal. Fotografía de Luís Gaitán.

Maqueta de la actual Iglesia de San Cristóbal. Diseño y construcción del entonces alcalde de Bogotá, Jorge Gaitán Cortés. Fotografía de Luís Gaitán.

Par ser justos, hay que decir que los otros inmuebles de esta etapa también son patrimonio arquitectónico de la localidad y de la ciudad. Por la calle once sur, entre las carreras sexta y segunda, existen construcciones de estilo arquitectónico con influencia holandesa, estilo republicano, art déco e inglés. Estas casas mantienen sus condiciones originales.

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Igualmente sucede con las edificaciones que se encuentran más al oriente, en el costado sur de la calle once, entre las carreras, primera este y quinta; son construcciones de corte moderno que cuentan con una mayor área en relación con otras del sector. Éstas hacen parte también de la antigua Santa Ana, pues su construcción data de los años treinta, cuarenta y cincuenta, mucho antes de que se urbanizara el resto del barrio. Como en el caso de la Hacienda La Cabaña, gozan de riqueza arquitectónica y amplitud de espacios, entre muchas otras características.

Es primordial que los propietarios de estos inmuebles continúen conservándolos en su estilo original y, en la medida de sus posibilidades, cuando sea necesario, los restauren con el fin de seguir el proceso de conservación previsto para este tipo de inmuebles.

Algunos de los residentes más antiguos del barrio La mayoría de los fundadores de esta etapa de Santa Ana residen todavía en nuestro barrio, situación que ha hecho posible un alto sentido de pertenencia y el trabajo realizado por una buena parte de sus habitantes, con miras a mejorar el entorno y hacer el hábitat más amable y acogedor.

Graciela de Franco Doña Graciela vive en el barrio, en la Hacienda La Cabaña, desde hace más de cuarenta años, cuando un 1º de enero de 1966 su cuñado Víctor Franco Serna les vendió la casa. El tipo de construcción de La Cabaña, acompañada de árboles nativos, pinos y rosales, le recordó su casa paterna en Santa Rosa de Cabal (Risaralda), en la finca Guayabito, y le hizo decidir, con su esposo Alfonso Franco, que éste era el lugar para su familia. Recuerda con alegría haber visto crecer a sus hijos jugando entre los árboles y en la ronda de un río de aguas limpias llamado San Cristóbal o Fucha: “Hacia el lado del río, lo más próximo eran unas caballerizas donde alquilaban caballos para pasear cabalgando por la zona. En la parte norte y oriente había solares y hortalizas”.

La actual calle 12 sur, por donde queda la entrada principal de la casa, “era un empedrado con pinos sembrados a lado y lado, marcando un camino que giraba hasta llegar a dos columnas en 36


piedra en la calle 11 sur, en donde colgaba un letrero que decía: La Cabaña. La nueva urbanización se llevó el patio de la casa, hoy carrera 3A, las bancas de piedra y el patio empedrado que guardaba la figura de un parque, como en toda construcción antigua”. Por fortuna la casa se mantiene en muy buenas condiciones como la más antigua de la zona.

La antigua Hacienda La Cabaña, actual residencia de la familia Franco Arbeláez. Fotografía archivo familiar familia Franco Arbeláez.

Los moradores de La Cabaña siguen siendo una de las familias tradicionales en el sector, con gran vocación social, religiosa y sentido de pertenencia. Entre los primeros vecinos con quienes compartieron se encuentran don Rodrigo Cifuentes, la señora Imelda de Sarmiento y familia, don Samuel Agudelo y familia, y María Luisa de Bohórquez, quien curiosamente resultó ser hija de un primo materno, hecho que vinieron a conocer en la vecindad de Santa Ana. Más al occidente, don Antonio Cifuentes y su esposa Mariela, don José Manuel Parra y su esposa Adela, y la familia Suárez.

La casa de la familia Franco, unida a las sanas costumbres derivadas de la época de los sacerdotes jesuitas Rafael Díaz y Gonzalo Amaya, se convirtió en centro de reuniones y eucaristías. Para un domingo Día de la Madre, durante la celebración de la eucaristía con el párroco de ese entonces, el padre Amaya —hoy de nuevo párroco de Villa Javier—, fueron

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ellas, las madres, quienes dieron la comunión a sus hijos. Hechos como éste quedan en la memoria de padres e hijos acercándolos en la familia y también en la fe.

Como bien recuerda doña Graciela, nuestros amigos jesuitas promovían —y promueven todavía— las reuniones para rezar la novena de aguinaldo o para leer la Biblia, reuniones que se rotaban en las casas de las pocas familias residentes en el barrio. Estos hechos influyeron de manera significativa e inolvidable en los niños de ese entonces, en su formación de principios y valores, convirtiéndolos en sujetos que aportan a la sociedad de hoy.

Carmen Castellanos Reside en el barrio desde 1939: “En ese entonces las hortalizas y los potreros eran los vecinos de las pocas casas que había, entre las cuales se levantaban unas construcciones en adobe o tapia pisada, de humildes residentes que eran los responsables de esos cultivos. Éstos desaparecieron cuando se hizo el trazado y construcción de la nueva urbanización. Era necesario que el barrio se delimitara y tuviera un espacio definitivo para nuevas familias”. Las casas de Santa Ana Sur, salvo algunas excepciones, fueron construidas por etapas y, durante algún tiempo, la mayoría de las viviendas tuvieron un solo piso.

Francisco Antonio Ballesteros Residente en la carrera primera este, número 11-38 sur, hace parte del grupo de fundadores que llegaron a la zona en 1955. Era la época de oro del Lago de San Cristóbal, La Rondinella —hoy perteneciente a San Cristóbal— y las diferentes fincas, casaquintas y villas agrupadas en sectores que comprenden los barrios Buenos Aires (incluido el sector del Camino Viejo o Camino de Balcanes), La María, San Cristóbal, Villa Javier y Vitelma. Don Francisco comenta que una de las características de esta zona, y especialmente de Santa Ana, es la calidad de la gente trabajadora y progresista.

Miguel Becerra y Blanca de Becerra Comenzaron a edificar su casa a comienzos de los años setenta y, a medida que sus tres hijos crecían, iban avanzando en la construcción; era también la época en que la mayoría de los 38


residentes adecuaban las viviendas a sus necesidades. Desde entonces su permanencia en el barrio se ha caracterizado por un esfuerzo inquebrantable, objetivo y afectivo, que han dedicado a los hijos, su mayor realización. Los Becerra son el común denominador de los buenos vecinos en nuestro barrio.

Viviendas de la calle 11 sur entre carreras cuarta y quinta bis. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Camilo Arana (QEPD) Residente en Villa Javier desde 1956, don Camilo manifestó pertenecer más a la zona que a un barrio. Fue quien hizo una síntesis de costumbres y hechos significativos que constituyeron el centro de interés de la comunidad residente, como la celebración de los Reyes Magos, nacida en Villa Javier: se trataba de una procesión con carrozas por la calle principal y el barrio; una de las estaciones era el Círculo de Obreros —que hoy es la Casa Campesina, sede de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC)—, y el recorrido finalizaba en la concha acústica, donde se hacían representaciones artísticas. Desde hace varios años el festejo fue trasladado al barrio Egipto.

Don Camilo sorprendió a muchos cuando contó cómo los primeros tranvías, de tracción animal, transitaron por el Camino Viejo de San Cristóbal. Posteriormente —continuaba don 39


Camilo— se abrió la línea del tranvía por la calle 11 sur hacia San Cristóbal. Luego vinieron los buses diesel, denominados “municipales”, y los trolebuses, llamados “troles”, ambas modalidades de transporte pertenecientes a la Empresa Distrital de Transporte Urbano (EDTU).

La mejor casa para don Camilo era el Castillo, de los Caycedo. Habló de los antiguos propietarios de la Hacienda La Cabaña, entre quienes aparecen, según la escritura, Georgette Massoux viuda de Jordán y Miguel Negro Jordán. Fue de esas personas inquietas que solía recorrer el barrio; hacía deporte, y además era el amigo servicial que a cualquiera le gustaría tener como vecino.

Viviendas de la calle 11 sur entre carreras quinta y quinta bis. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Luís Alfredo Vargas Conocedor de la zona, tiene presente que el Colegio San Juan Bosco fue construido en 1942. Recuerda con nostalgia la época en que el barrio disponía de grandes zonas verdes para el esparcimiento de los habitantes. 40


Josefina de Báez y Soledad de Mendoza Ellas recuerdan que la primera junta de acción comunal nació en la casa de don Salvador Mendoza (QEPD), con la participación de Jorge Arturo Franco, Pedro Antonio Medina y Consuelo Mendoza, entre otros, quienes lograron obtener la personería jurídica.

El sueño de ese entonces era tener un parque principal en la calle doce con carrera cuarta, en el terreno que con ese fin había sido donado por el señor Víctor Franco. A pesar de los intentos fraudulentos por urbanizarlo en los años setenta, gracias a la oposición de algunos residentes y propietarios, como el señor Kekan y el mismo Víctor Franco, finalmente se consiguió hacer respetar el terreno como espacio público y de la comunidad.

Viviendas de la calle 11 sur entre carreras quinta y quinta bis. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Es importante mencionar que, durante todos estos años, los integrantes de la junta han puesto a disposición sus casas para las reuniones, hecho que merece nuestro reconocimiento por ser un gesto altruista con la comunidad.

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Adela Garavito de Parra Con su esposo José Manuel Parra compró el lote a finales de los años sesenta, y en 1970 la familia empezó a vivir en el barrio. Eran siete las familias que iniciaron el poblamiento de ese sector de Santa Ana, cuenta doña Adela; siempre fueron muy unidas, y especialmente las actividades de diciembre le traen gratos recuerdos.

Horacio Campuzano Vélez Una de las razones que llevó a don Horacio a comprar lote en Santa Ana, en 1972, fue el hecho de que todos los días tenía que pasar por el lugar donde ahora está su casa; le parecía un lugar bonito en donde criar a sus hijos, en compañía de su esposa doña María (QEPD). Y así fue: su familia se educó allí, ha crecido unida y fuerte. Ahora con sus hijos y nietos tiene la tarea diaria de seguir adelante, como él lo expresa: “al son de la música de antaño que me ha acompañado siempre”.

Alberto Vega Escárraga Llegó con sus padres en 1974 buscando, a partir de lo sencillo y valioso del trabajo, el progreso que ha caracterizado siempre a los vecinos del barrio. Hay que saber vivir, de eso está convencido Alberto, y es de esas personas decididas a hacer del trabajo algo alegre pero bien hecho. Desde su formación en el diseño grafico y la publicidad en sus diferentes expresiones, con su esposa Clementina lucha hombro a hombro para sacar adelante su familia.

Nelly Sabogal de Restrepo Residente en el barrio desde el 20 de julio de 1970, como muchos —además de los pobladores—, soñó siempre con encontrar un sitio próximo a su trabajo en el centro de la ciudad. Después de vivir veinte años en San Cristóbal, con su esposo vio en Santa Ana el lugar donde residir en paz y armonía entre los vecinos.

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Estos años han sido de muchos momentos felices. Destaca las novenas y otras tradiciones propias del barrio, con una consecuencia plausible que simplemente es la “unión de los vecinos alrededor de las cosas sencillas que valen la pena”.

Reclama la sostenibilidad de las obras sociales a cargo de la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) por parte del Distrito, mostrando como ejemplo el caso del Centro de Desarrollo Personal Balcanes, obra cuya segunda etapa está por concluir.

Lisandro Aldana Ramírez Llegó con sus padres en 1940, cuando el barrio servía de paso para muchas de las actividades desarrolladas en San Cristóbal, particularmente en su lago. A los dieciséis años, en 1947, trabajó en Textiles Sedazos, empresa que funcionaba en un inmueble ubicado en la esquina de la calle 11 sur con carrera cuarta este, según la nomenclatura de hoy.

En esta época todas las iglesias de la zona eran pequeñas. La Iglesia de San Cristóbal antecedió a todas, y la de Villa Javier funcionaba en donde posteriormente fue la Casa de las Marías, después casa del Círculo de Obreros y hoy sede de la ANUC. En ese tiempo se construyó también la Capilla del Ave María.

Don Lisandro fue testigo atento de la evolución del transporte público en el sector. Por ese tiempo el gobierno municipal implantó el tranvía, que recuerda con su carrocería roja y los distintivos de color azul. Cubría la ruta Palermo-San Cristóbal y el valor del pasaje era de cinco centavos, correspondientes a un servicio de clase media, es decir intermedio. Como el tranvía se desplazaba por una vía de rieles, para poder tomar el sentido contrario los controles tenían que ser trasladados de un frente a otro, e igualmente cambiar las barandas y el sentido de las sillas.

Pero también existía un tranvía más popular, el de los obreros, que cubría la ruta Ricaurte-San Fernando: era de ocho ruedas, además veloz y con capacidad para llevar entre ochenta y cien pasajeros, por un valor de dos centavos cada pasaje. En esta categoría estaba igualmente el tranvía que cubría la ruta Paiba-Veinte de Julio: se trataba de unos vehículos pequeños con 43


asientos de mimbre; la gente los denominaba “nemesias” y el valor del pasaje era también de dos centavos.

Tranvías frente a la Gobernación de Cundinamarca, en 1948. Fuente Archivo de Bogotá

El tranvía de lujo era el que cubría la ruta Las Cruces-El Tubo —hoy avenida Chile. Era el mejor y se le daba el nombre de “autoferro”, aunque a estos vehículos se les llamaba también “lorencitas”. Era muy veloz, tenía freno de aire y ocho ruedas.

En 1948 entra en operación otra modalidad de transporte conocida hoy. En ese entonces correspondía a Buses de Bogotá, una empresa municipal, razón por la cual a estos vehículos se les llamaba “municipales”. A ellos pertenecían los buses con motor de combustión interna (tipo diesel), cuyo paradero se encontraba al lado de la estación de policía de San Cristóbal.

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Trolebús de la Empresa Distrital de Transporte Urbano (EDTU), 1958. Fuente: Archivo de Bogotá

Una modalidad más cercana en el tiempo fueron los buses con motor eléctrico. Funcionaban a través de una red paralela que colgaba de los postes; se les llamaba troles, y más comúnmente “troly”.

Don Lisandro recuerda que desde niño se sentía atraído, por supuesto, por la ciudad de hierro, con sus distintas atracciones, como el tren, los aviones y la rueda volante; pero también por el Lago de San Cristóbal, con sus lanchas, su islote y el árbol gigante que había en el centro.

Luís Enrique Montenegro Destaca la discreción, la reserva, el cuidado y la protección hacia la juventud como características del barrio y de las familias residentes. Vive en la zona desde 1958 y continúa enamorado de la familia de Santa Ana Sur.

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Otras viviendas de la etapa antigua y sus tipos de arquitectura

Calle 11 sur entre carreras segunda y cuarta este. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Esquina de la carrera 1A este con calle 11 sur. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

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Panadería Suiza, actualmente. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Imprenta Distrital, en la calle 11 sur con carrera primera este. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

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Calle 11A sur entre carreras 1A este y segunda. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Vivienda interior de acceso peatonal, ubicada en la carrera 1B este, número 9A-43 sur. Fotografía de Diego Andrés Franco A

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Capítulo tres Etapa reciente: la consolidación

Plano inicial que muestra el área total de la urbanización y la manera como debía quedar loteada definitivamente. Suministrado por Jorge A. Franco, primer presidente de la Junta de Acción Comunal de Santa Ana Sur.

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Una vez fallecido el señor Ernesto González, en 1962, la finca Santa Ana fue heredada por sus hijos, Ernesto González y la religiosa Teresa González, quienes la vendieron a las firmas Distribuidora Bavaria S.A. y Currea Aya y Uribe Holguín Ltda. Éstas a su vez vendieron la finca a Inversiones del Sur S.A., como consta en la escritura pública número 5.100 otorgada por la Notaría Séptima de Bogotá, en noviembre 9 de 1965.

Como se puede observar, el plano que abre el capítulo incluye la avenida Diez de Mayo, la cual debía interconectar la actual avenida Primero de Mayo con la carrera cuarta este, que viene del barrio Buenos Aires en un trazado que existió hasta hace poco en los predios del actual Centro de Desarrollo Personal Balcanes. El actual Plan de Ordenamiento Territorial contempla una situación similar, salvo porque la avenida se prolonga en la Circunvalar, pasando por los barrios Belén, Santa Bárbara, Las Cruces, Girardot, Buenos Aires, Santa Ana, San Cristóbal, San Blas, Santa Inés y Columnas, hasta llegar a la antigua vía al Llano en el barrio La Victoria.

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Un barrio legal desde el comienzo Expedido por el entonces alcalde mayor de Bogotá, Virgilio Barco Vargas, el decreto 773 de diciembre 29 de 1966, en sus ocho artículos, incorporó a la ciudad la Urbanización Santa Ana del Sur. Según este decreto, el Departamento Administrativo de Planificación Distrital —hoy Secretaría de Planeación Distrital—, mediante el acta número siete de la Junta Directiva y en sesión de noviembre 16 de 1966, aprobó la reglamentación de la urbanización. En su contenido encontramos los elementos básicos de ésta, entre los cuales se destacan:

Localización Norte: barrio La María y Camino de San Cristóbal Sur: río San Cristóbal hasta la calle novena y décima sur Oriente: carrera octava este Occidente: carrera quinta, hoy adicionada a la carrera sexta, y por el sur hasta la calle 13 y el río San Cristóbal Zonificación: residencial R 6 y RM-4

Nombre: Santa Ana del Sur

Código: 01108/09/11

Usos: vivienda unifamiliar vivienda multifamiliar comercio general Ficha técnica (segundo sector)

Proyecto: Santa Ana Sur Preinversiones Limitada

Ingeniería: Jaime Rodríguez y Germán Rodríguez

Construcción: Construcciones ROD Limitada Rodríguez

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Proyecto y dirección: Chappe y Laverde Limitada

Financiación: Banco Central Hipotecario, a veinte años

Objeto: vivienda económica para clase media

Fecha: 1968

Descripción: doce casas de dos pisos Primer piso: sala-comedor, cocina, patio de ropas Segundo piso: tres alcobas, baño Estacionamiento y antejardín

Sistema constructivo: viga de amarre y ciclópeo, muros portantes

Muros de carga: ladrillo prensado a la vista

Entrepiso: losetas prefabricadas en concreto, con losetas de gres a la vista

Cubierta: inclinada, teja de eternit, planchones de madera

Viguetas de entrepisos, gradas, escaleras, alfajías y elementos verticales de ventanearía fueron prefabricados en planta. Las alfajías se integraron a la ventanearía como elemento vertical de base.

Arquitectura A continuación, trancribimos un fragmento del documento escrito por el arquitecto Rubén Hernández Molina, acerca de la arquitectura del barrio.

La ocupación en Santa Ana Sur El proceso de construcción, transformación y ocupación de los lotes del barrio Santa Ana Sur ha sido gradualmente constituido en diferentes etapas, estilos, condiciones económicas y socioculturales, e incluso con y sin arquitectos, bajo otras normativas arquitectónicas que determinan el pensamiento del momento en cada tiempo y lugar.

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Dicho lugar, el del sector aledaño a la ronda del río Fucha y los terrenos baldíos cercanos, de manera lineal en el espacio, aún se construye lentamente. Se conocen dos planos urbanos que anteceden al desarrollo de lo que fue concebido en el sector como la Urbanización Santa Ana del Sur, loteada en 180 partes aproximadamente, por la Distribuidora Bavaria y la firma de arquitectos colombianos Currea Aya y Uribe Holguín Ltda., entre 1965 y 1966.

Como resultado de esta metamorfosis, encontramos hoy que Santa Ana no es una urbanización con características únicas propias. Es física y espacialmente una sumatoria de tres etapas concebidas por profesionales, y de las “edificaciones”, “estilos”, “tipos” y “lenguajes” que presentan cada una de las construcciones realizadas sin arquitectos, junto con aquellos que se siguen adicionando; es una reunión accidental de planteamientos arquitectónicos individuales que no se han totalizado físicamente en un sector. El área y el sector de Santa Ana aún no se han consolidado cuando ya algunas de sus etapas, realizadas por arquitectos e ingenieros, se empiezan a transformar con las dinámicas populares más representativas, como edificar en el patio, construir en el antejardín y hacer una plancha para un tercer piso de manera ilegal.

No obstante resulta arriesgado acudir a un estudio de dichos componentes por “tipologías” o estilos, que pocos hay. Pero es necesario abordarlos como instrumentos de análisis formal, de todos y cada uno de sus elementos, entendiendo por “tipo” la característica formal del inmueble que, junto con el “estilo”, ha producido su corta historia. De dichos componentes sólo nombraré las propuestas urbanas que se hicieron para el sector, influenciadas por una periodización y donde se encuentra la mayoría de predios y lotes vendidos inicialmente por la firma constructora, que finalmente nunca se constituyeron.

Estas etapas de vivienda —que por supuesto no son obras de grandes arquitectos, y no son grandes aciertos de la arquitectura— no saldrán en libros de historiadores o teóricos de la arquitectura. Pero ponen de presente algunos indicios para comprender los horizontes en los cuales se mueve este sector de la ciudad y el pensamiento de sus habitantes, quienes buscan llevar adelante su proceso de modernización; buscan acomodarse, racionalizar los procesos y demás aspectos de la vida; se enfrentan al paso del tiempo comprando en otro lugar o proponiendo imágenes soportables o no, que desafían, que consignan sin dejar desaparecer la memoria corta del barrio para hacer de sí una morada propia.

Objeto El objeto social de la adquisición de este predio fue la parcelación y posterior enajenación a través de loteo, para la construcción de casas y edificios como zona residencial. Santa Ana Sur se constituye en uno de los barrios con más extensión de terreno en el Distrito Capital. También con mayor trayectoria e historia en Colombia; su territorio está lleno de hechos históricos que han quedado escritos en sus moradores desde antes de la Colonia. 53


Esquina de la carrera 3A con calle 11A sur. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

El área correspondiente al barrio comprende, por el norte, desde las calles novena y décima sur, entre las carreras sexta al occidente y novena este al oriente (al frente del Instituto Colombiano para Ciegos). Por el sur, entre las calles 12 y 13 sur (ribera del río San Cristóbal), con las carreras sexta al occidente y novena este al oriente.

Carrera 1A este entre calles 9ª y 11 sur. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

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La última etapa en construirse corresponde al sector nororiental, desde la carrera segunda este hasta la carrera segunda, entre las calles novena y 11 sur. Esta importante sección de casas modernas conservan los espacios grandes que las hacen destacar entre las otras casas del barrio, además de hacer gala en cuanto a conservación, tal como su vecina la antigua Imprenta Distrital.

Carrera quinta bis entre calles 12 y 13 sur. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Otro factor importante en el desarrollo de Santa Ana Sur ha sido la gran cantidad de entidades educativas establecidas en el barrio, entre ellas la más antigua, el Centro Educativo Distrital Santa Ana Sur (hoy sede B de la Institución Educativa Distrital José Félix Restrepo), cuyo inmueble además está declarado como patrimonio arquitectónico; y el Centro Educativo Distrital Juan XXIII (actual sede C de la Institución Educativa Distrital José Félix Restrepo). En Santa Ana también tienen sede otras instituciones de carácter privado, pertenecientes a comunidades religiosas como las Misioneras de la Madre Laura, que prestan el servicio educativo de primaria a través del Colegio del Ave María; igual sucede con las Hermanas de la Comunidad Salesiana, cuyo Liceo Femenino de San Juan Bosco ha formado ya varias promociones de bachilleres.

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Esquina de la calle 11A sur con carrera segunda. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Cumpliendo un carácter esencialmente comunitario, como la Junta de Acción Comunal, se encuentran la Corporación Vida del Río Fucha (Corvif) y el Grupo Social San Ignacio. La primera tiene la función de promover la preservación ambiental de la zona, el cuidado del río, el bienestar social y el desarrollo cultural. El Grupo San Ignacio, por su parte, está dedicado al cuidado del menor desfavorecido y de su familia; aunque éstos no residan en nuestro barrio, el grupo subsidia los costos de su educación, útiles, libros y otros programas integrales para las familias del programa.

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Calle 12 sur entre carreras 2ª y 1A este. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Este barrio ha visto surgir todo tipo de artistas, bohemios y soñadores, de esos que muchos han llamado locos, pero con cuyas locuras se ha tejido la historia. Ellos han sido la inspiración de profesionales de todas las disciplinas, y hoy no sólo tienen un espacio sino nuestro reconocimiento.

Como barrio y como urbanización, Santa Ana Sur ha sido cuna de una comunidad que se ha esforzado por la formación integral de sus familias, solidarias y de sanas costumbres, buscando también mantener las tradiciones bogotanas junto con otras propias de las regiones de donde provienen algunos de sus moradores, todas ellas enmarcadas en nuestra cultura colombiana.

Igualmente existieron otras tradiciones propias en el barrio, como el rosario a la Virgen en el mes de mayo y las novenas de diciembre promovidas por las hermanas lauritas. De ahí nació un día de diciembre la novena del barrio promovida por Corvif y la Junta de Acción Comunal en la carrera 3A; la procesión del viacrucis de Semana Santa (de manera conjunta con Villa Javier), los bazares de la Junta de Acción Comunal y los chocolates del Grupo Social San Ignacio. Todo ello ha posibilitado el hecho de que la comunidad se una al lado de las causas justas, que permiten mantener costumbres, valores y principios. 57


Carrera 1A este con calle 12 sur. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Algunos parques y plazoletas

Vista occidental del parque principal, ubicado en la carrera cuarta entre calles 11A y 12 sur. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

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Parque interior ubicado entre las carreras 1B y 1A este, entre calles 9ª y 10ª. En este sector se encuentra el segundo parque del barrio que, como el primero, está dotado con canchas múltiples de baloncesto y microfútbol. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Plazoleta Corvif, ubicada en la calle 13 sur entre carreras 3A y cuarta. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

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Conjuntos residenciales Hacen parte de Santa Ana Sur tres conjuntos residenciales que, por su importancia y ubicación estratégica, conforman una triangulación dentro del barrio, manejando los espacios según las necesidades de sus moradores.

Conjunto Residencial La María

Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

Ubicado en la calle décima sur, entre carreras 3A y cuarta, ocupa una manzana con amplias zonas verdes. Este conjunto residencial está conformado por dos bloques de treinta apartamentos con un gran espacio interior. La construcción fue realizada en la década de los setenta, y actualmente cuenta con una organización de propietarios comprometida con el bienestar de la zona.

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Conjunto Residencial Balcanes

Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

Ubicado en la calle once sur entre carreras cuarta y quinta este, diagonal al CED Juan XXIII, la construcción de este conjunto se inició a finales de los años sesenta como solución de vivienda para oficiales del Ejército, y se empezó a poblar a comienzos de los setenta. Cuenta con tres bloques de ocho apartamentos cada uno, y otros dos bloques de diez, para un total de 44 apartamentos que, como en el caso del anterior conjunto residencial, tienen grandes áreas y espacios interiores.

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Conjunto Residencial San Andrés del Sur

Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

Ubicado en la calle 13A número 5A-65 sur, fue construido por Hernán Díaz en 1997 y se inauguró en 1998. Cuenta con cinco niveles, el primero de los cuales corresponde a parqueaderos; en los otros cuatro niveles se distribuyen 16 apartamentos. Es además el conjunto residencial de más reciente construcción en Santa Ana Sur.

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Capítulo cuatro Forjadores de calidad de vida En Santa Ana Sur muchas organizaciones cumplen una función social que trasciende las fronteras de nuestro barrio y que, de manera generosa y altruista, como lo hicieron sus antecesores, buscan una justicia social que no puede esperarse totalmente del Estado, por la indiferencia de cada gobierno. Una característica de estas valiosas instituciones es el afán de ayudar a las personas desfavorecidas: padres, madres, niños y familias enteras se benefician de sus gestiones y actividades.

Algunas de estas organizaciones cuentan no sólo con el apoyo de nuestros vecinos, sino con el de entidades nacionales y extranjeras, pero especialmente con el reconocimiento de este y otros barrios que han visto de cerca las actividades, por ejemplo, del Grupo Social San Ignacio, Hogares Luz y Vida, y Fundaternura.

También hay que destacar las comunidades religiosas, que aportan a la formación escolar con énfasis en la fe católica, en los principios y valores, ofreciendo especialmente la posibilidad de la formación técnica desde el bachillerato, como en el caso del Colegio San Juan Bosco, o la formación mística en el Colegio del Ave María de las lauritas. Los demás colegios privados y jardines infantiles aportan una cuota importante en la educación de los niños; pero también en el desarrollo del barrio, pues hay un aspecto adicional y es que, como empresas, generan fuentes de trabajo.

Otra parte de las organizaciones del barrio busca la calidad de vida de sus vecinos, el trabajo comunitario y en general el beneficio de la zona, conformada como Corporación Cívico Técnica UPZ 33 Sosiego, con la presidencia del ingeniero civil Germán Ceballos, y a la cual Santa Ana Sur se encuentra agremiada. Bajo este esquema, las juntas de acción comunal de los barrios Velódromo, Quinta Ramos, Villa Javier y Sosiego, entre otros, han hecho grandes aportes a la zona desde el punto de vista social, cultural y ecológico, por ejemplo con la constitución de la Mesa Ambiental para la Recuperación de la Cuenca del Río Fucha —o río

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San Cristóbal— y los Cerros Orientales, así como con las reconocidas caminatas al nacimiento del río en los cerros de Bogotá, entre muchas otras iniciativas.

A todas ellas nuestro reconocimiento y gratitud, por su pedagogía, formación en valores, ejecuciones, obras y aportes sociales, pero especialmente por el amor y la fe que acompañan siempre sus acciones.

Instituciones religiosas y educativas Convento de las Misioneras de la Madre Laura

Calle 11 sur con carrera 4ª. Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

La comunidad fue fundada en 1933, en Antioquia, bajo la dirección de la entonces madre Laura Montoya, quien inició su labor social en Dabeiba y fue en su momento la mejor maestra de Medellín. Desde un principio se dedicó a los desfavorecidos de la región selvática antioqueña, y fue irradiando por todas partes la noble misión de educar y apoyar a quienes lo necesitan.

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Su primer acercamiento en Bogotá fue a través de la sede en el convento donde se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de La Peña, con su ermita. A solicitud del entonces presidente de la República, Eduardo Santos, la madre Laura quiso fundar una institución que permitiera la educación de los niños pobres de esa zona, y la denominaron “escuela de los carisucios”.

En su emprendedora labor, la comunidad llegó a Santa Ana Sur en 1942 para fundar una institución femenina con el nombre que más tarde adoptaría también el barrio —se dice que en honor de la esposa del general Hernando Mora Angueira. Posteriormente, al trasladar su sede cambió de nombre, pero continuó con la misma vocación hacia la comunidad.

El convento que conocemos actualmente se construyó por etapas, mientras se compraban los terrenos, pues no había recursos suficientes para adquirir de una vez todo el espacio que hoy ocupa la comunidad. Antes de ser construida la actual iglesia de Villa Javier, en 1939, los habitantes del sector vieron a través de los años erigirse la capilla de esta comunidad, que funcionó por mucho tiempo —aunque transitoriamente— como la principal sede ceremonial de la parroquia de San Francisco Javier. Pero como todo en esta obra se ha caracterizado por la vocación social, en esa época la comunidad de la madre Laura dio albergue a los indígenas que llegaban a Bogotá y, por convenio con la comunidad salesiana, recibían formación académica en el Colegio Juan del Rizzo.

En los años setenta, cuando llegó como directora la hermana Edelmira Echavarría, tuvieron sede en las instalaciones del convento los colegios Isabelita Tejada —femenino— y el Instituto San Juan de Dios —colegio mixto que funciona actualmente en la antigua sede de la Clínica San Rafael. Pasaron los años y, a través del Distrito, el Estado mantuvo el apoyo a la escuela hasta el gobierno de Andrés Pastrana, y finalmente fue retirado en el de Enrique Peñalosa Londoño. Actualmente es una institución privada: el Colegio del Ave María.

De las habitantes de esta casa, que continúa funcionando en nuestro barrio como enfermería para las religiosas de la comunidad, podemos decir además que son unas excelentes vecinas, con una importante función social en Colombia y en el mundo, a quienes cariñosamente llamamos “lauritas”. 65


Los programas de esta comunidad se han desarrollado, además de Medellín y Bogotá, en Popayán, Cali, Bucaramanga, Fusagasugá, los Llanos Orientales, Caquetá, Putumayo, Riohacha, Pasto, la región del Catatumbo, Vichada, la Amazonía y la Sierra Nevada de Santa Marta. La madre Laura fue beatificada en el año 2004, y podemos enorgullecernos de que será la primera santa colombiana.

Imagen de la Madre Laura Montoya

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Escuela de Santa Ana Hoy sede B de la Institución Educativa Distrital José Félix Restrepo

Calle 11 sur entre carreras 3A y 4ª. Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

Fue fundada en 1942 como institución departamental femenina, bajo la dirección de las Misioneras de la Madre Laura Montoya. En 1968, el gobierno nacional asumió la institución, que empezó a funcionar con docentes nombrados por el Ministerio de Educación Nacional. A partir de las reformas educativas del año 2002, en nuestra Unidad de Planeación Zonal (UPZ Sosiego) las instituciones distritales más cercanas del sector se centralizaron en torno a una sede principal, la Institución Educativa Distrital José Félix Restrepo, que funciona con una sola dirección administrativa para las tres sedes de la zona.

La escuela de Santa Ana, como la conocemos todos, se encuentra ubicada en la calle 10 sur, número 3A-61. Fue declarada monumento nacional, por su arquitectura y tradición como centro educativo distrital en la localidad. Gracias a su permanencia, la tradición popular de esta institución educativa y social —la más antigua del sector— le ha hecho merecer un importante lugar en la historia de la ciudad.

Hoy funciona en dos jornadas que atienden un total de 800 alumnos. Podemos destacar que allí tienen cabida los niños del Centro de Integración Familiar La María, los de Hogares Luz y 67


Vida, y por supuesto aquellos que vienen de diferentes barrios de nuestro entorno. Todos reciben meriendas o alimentos suministrados por el Distrito en cada una de sus jornadas.

Colegio San Juan Bosco

Fachada de la carrera quinta. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Esta obra fue fundada por la Comunidad de las Hijas de María Auxiliadora, el 30 de mayo de 1953, fecha en que se colocó la primera piedra, coincidiendo con la celebración del centenario de las escuelas profesionales creadas por don Bosco en Italia. En 1955 el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla —junto con el cardenal monseñor Crisanto Luque y la inspectora por la comunidad, la madre Esther Combino— dio inicio a la Escuela Profesional San Juan Bosco, cuyo objetivo inicial fue proporcionar a las jóvenes una educación encaminada a la formación “técnica profesional”.

La filosofía de don Bosco y María Dominga Mazzarello se encuentra presente no sólo en los objetivos académicos del colegio, sino en las distintas tareas que supone formar con énfasis en valores y el aprendizaje de una técnica especializada en el marco de vida de “buenos cristianos y honestos ciudadanos”. Éste es un valor agregado que tienen pocos colegios en el país, en donde se destaca la tradición de más de cincuenta años del colegio San Juan Bosco en nuestro barrio.

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Los aspectos prácticos hacen parte de la formación integral que ofrece el colegio: aprendizaje de técnicas, desarrollo de habilidades, conocimientos de empresa y trabajo. Con tal finalidad, y en convenio con el SENA, ofrece capacitación en gestión contable y patronazgo industrial. Además de la primaria y el bachillerato completos, hoy en día cuenta también con talleres que tienen continuidad, orgullosamente, en la microempresa MAIN, la cual lleva el nombre de la fundadora Santa María Mazzarello. En esta maravillosa microempresa se confeccionan uniformes, no sólo para el instituto sino para otros colegios que los soliciten; cuenta así mismo con producción de bordados y escudos, entre muchas otras cosas propias de la confección, además de artesanías y tejidos.

Son muchos los aspectos del colegio San Juan Bosco que quedan pendientes para ser destacados. Pero el gran compromiso de quienes conforman el colegio, su vocación, las directrices de la comunidad salesiana, la fe, la constancia y los principios están representados como hechos palpables en esta institución que también pertenece a nuestro barrio.

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Centro Educativo Distrital Juan XXIII Hoy sede C de la Institución Educativa Distrital José Félix Restrepo

Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

En sus inicios el colegio tuvo como sede la “Quinta de San José”, pero posteriormente, durante la época de los proyectos de desarrollo inspirados en la “Alianza para el progreso”, se construyó el plantel donde funciona actualmente, en terrenos expropiados por el Distrito. Se le dio nombre mediante el consenso de los maestros que dictaban clases en el antiguo plantel, y en 1966, bajo la administración del alcalde Jorge Gaitán Cortés, entró en servicio con las seis aulas que funcionan actualmente en educación básica primaria.

Ubicada en la calle 11 sur, número 6-27 este, es una institución oficial de carácter mixto, regida por el calendario A. Tiene dos jornadas con 250 alumnos cada una y —como la escuela de Santa Ana— también recibe meriendas o alimentos suministrados por el Distrito. Sus aulas albergan niños y niñas de los barrios San Cristóbal, Vitelma, Las Mercedes, San Blas, Montecarlo y Gran Colombia, entre otros.

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Instituciones educativas recientes Como instituciones privadas, hacen un gran aporte a la educación básica y formación de los niños de Santa Ana. Por su importancia y ubicación estratégica, les deseamos continuidad y crecimiento a estos buenos vecinos.

Jardín Infantil Paola Isabel Fue fundado en 1981 y desde entonces ofrece educación preescolar y primaria hasta tercer grado. Dentro de la formación académica, tiene proyección al bilingüismo (español-inglés) y formación en valores. Se encuentra ubicado en la carrera segunda, número 10-60 sur, bajo la dirección de su propietaria Consuelo Méndez Peña.

Centro Educativo Mi Taller Fundado en 1982, ofrece educación preescolar y primaria hasta quinto grado. En su programa se destaca, además del énfasis en valores, la formación académica y una especial pedagogía. Se encuentra ubicado en la carrera 1B este, número 9A-43 sur, bajo la dirección de María Victoria Guatame Flórez.

Colegio Mi Bella Angelita Es una de las instituciones más recientes —fundada en 1994— y como sus antecesoras cuenta con gran proyección y crecimiento. Se rige por el calendario A y en la actualidad ofrece los programas de educación preescolar y educación básica primaria, con énfasis en sistemas e inglés. El colegio se encuentra ubicado en la carrera 3A, número 11-80 sur, bajo la dirección de Doris Daza.

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Instituciones sociales y comunitarias Un

común

denominador

de

todos

los

grupos,

instituciones,

organizaciones

no

gubernamentales y comunidades que tienen sede en el sector, es el trabajo real y efectivo con las personas que lo necesitan. Generan bienestar en nuestro barrio, como también en los barrios populares de ésta y otras localidades de Bogotá, que son los beneficiados con las obras sociales que aquí funcionan.

Basta decir que sus voluntarios son personas de grandes valores humanos, sencillas y profesionales en su desempeño; trabajan sin ningún afán de protagonismo y su único interés es el bienestar de quienes los rodean. En su diario transcurrir, todos ellos actúan con una fe inquebrantable, inspirada en los principios cristianos del modelo católico de vida que, junto con el amor por sus semejantes, se convierten en su mayor fortaleza y por esa misma razón son un ejemplo a seguir.

Grupo Social San Ignacio Inició labores en 1991 y, como todas las obras sociales, surgió en respuesta a la situación de pobreza de nuestros semejantes; por las grandes necesidades vividas desde la niñez, entre muchas familias de la ciudad que deben dejar a un lado la educación para poder sobrevivir a diario, pidiendo comida en las calles, en casas y restaurantes, o mendigando recursos para su sustento.

Para contrarrestar esta situación social tan apremiante, el Grupo Social San Ignacio ejerce diferentes actividades, entre las que destacamos el hecho de promover y fortalecer la parte educativa, tanto en primaria como en bachillerato, donando uniformes, útiles y pensiones. Incentiva también la formación de valores y el crecimiento personal en los niños y en las madres cabeza de familia, con el fin de ayudarles a iniciar un proyecto de vida que les permita vivir dignamente en el presente y el futuro.

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El apoyo económico hace parte de los programas que este grupo ejecuta, representado en mercados mensuales y ropa, entre otras cosas. Una parte es llevada desde nuestro barrio a la periferia de la ciudad, por personas que de manera voluntaria y con gran compromiso social trabajan y hacen sus donaciones mensualmente para que cada programa y tarea del grupo continúe beneficiando a quienes más lo necesitan.

El Grupo Social San Ignacio igualmente cuenta con el apoyo de la Parroquia de San Francisco Javier, y con el párroco como su director espiritual. Está conformado, en su mayoría, por señoras que discrecionalmente y con gran esfuerzo recogen los mercados, organizan chocolates santafereños y rifas para mantener en funcionamiento cada uno de los programas que son el sustento de estos niños y sus familias. Todos debemos apoyar el sostenimiento de obras tan importantes como ésta.

La Junta Directiva del Grupo Social San Ignacio está integrada por:

María Elena Alonso de Aldana: fundadora Nohora Camargo Luz Helena Henao de Perdomo Alba Rojas Graciela Arbeláez de Franco Carmenza Cortés Graciela Toro Soledad de Rubiano Celia de Ruiz Carmen Pinzón Blanca de Rojas Cecilia de Rodríguez (QEPD)

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Casa San Francisco de Asís Por el bautismo fuimos llamados a vivir cristianamente y también a vivir la fe, la esperanza y la caridad. Padre Bernardo Sánchez

Los integrantes de esta comunidad iniciaron actividades hacia el año 1999 en la población de La Uvita, departamento de Boyacá, trabajando como laicos con campesinos y gente desprotegida. Los fundadores se inspiraron en san Francisco de Asís, como un hombre que buscó construir la paz al servicio de los pobres; de igual manera, liderados por el padre Bernardo Sánchez —quien fundó la Comunidad de las Hermanas de Nuestra Señora de la Paz— decidieron hacer un trabajo serio, profundo y responsable por los colombianos en riesgo.

En el año 2000 empezaron su labor en la ciudad de Bogotá, acogiendo a niños, adultos, ancianos y personas vulnerables en general. Desde su llegada, permanecieron en Santa Ana Sur por ser un sitio estratégico, cerca de todo, lo que facilitaba la tarea de brindar apoyo a través de la donación de alimentos, ropa, medicinas, servicio de enfermería, recreación, asesoría en tareas, ayuda psicológica y espiritual: una formación integral y especialmente con amor para una vida digna.

El trabajo era desarrollado por cerca de diez religiosos, con ayuda de personas que voluntariamente apoyaron esta loable tarea. La población flotante de beneficiados que acudía cada día era de 25 ancianos y 40 niños, además de otros que también llegaban a diario a pedir ayuda en las obras sociales de nuestros barrios. El respeto, la tolerancia, la cercanía de los vecinos de la Casa San Francisco de Asís, y en general de la comunidad de Santa Ana y la parroquia, constituían uno de los elementos fundamentales para cumplir con este trabajo por los más necesitados.

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Este grupo de religiosos no sólo trabajó por los pobres, que lo merecen todo, sino que fortaleció y apoyó las actividades de otras comunidades religiosas del sector. Ellos fueron testimonio de Dios y del amor por los semejantes; fueron prueba de que la Iglesia hace trabajos valiosos por la gente, acciones que tienen un sentido, especialmente formador. Por tal razón, y ante obras como ésta, podemos ratificar una vez más la identidad social de nuestro barrio.

Esta obra social se trasladó a la hermana república del Ecuador, donde funciona actualmente, pero la sede de nuestro barrio sigue siendo de los Hermanos de la Paz. Muchas personas guardan la esperanza de que esta comunidad obtenga los recursos suficientes para reabrir su obra social en nuestro barrio y así seguir beneficiando a los menos favorecidos.

Centro de Desarrollo Personal Balcanes Entidad de carácter distrital, en servicio desde enero de 2002. Hace parte del proyecto “Ciudadano de la calle”, del antiguo Departamento Administrativo de Bienestar Social (DABS), hoy Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS). Inició su actividad con la Fundación Hogares Claret y actualmente maneja una población flotante de cien ciudadanos en rehabilitación, con edades que oscilan entre los 22 y los 59 años. Entre ellos se encuentran ochenta internos, en promedio, y veinte seminternos.

El equipo de trabajo está conformado por 26 profesionales de diferentes disciplinas y seis orientadoras. El grupo de personas en rehabilitación, además de beneficiarse con un proceso médico integral, recibe capacitación en cocina y mesa, lavandería, pintura, calzado, construcción, panadería y pastelería, entre otras disciplinas.

Hogares Luz y Vida Esta institución, con una noble e importante labor social, surgió por una circunstancia inusual: cuando a manos de la religiosa Valeriana Isabel García Martín llegó una bebé de apenas cinco meses, que fue abandonada con un cuadro clínico complejo, pues además se trataba de una niña ciega. La bebé fue rechazada en las instituciones porque no tenían sala-cuna ni alguien

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que respondiera económicamente; además se aducía que su cuidado se haría más difícil por no ser una niña “normal”.

La complejidad de la situación, en que las normas impedían recibir a un ser indefenso y especial, hizo que la hermana Valeriana decidiera hacerse cargo de la niña en 1991, aun a costa de renunciar a la institución de la que formaba parte. Con el apoyo del sacerdote jesuita Luis Alberto Garcés Garcés y con unos recursos escasos provenientes de una donación familiar, compró la casa del Camino Viejo de San Cristóbal en el barrio Buenos Aires, la Casa San José —hoy sede principal— también llamada “el edificio del milagro”.

La institución inicia labores en mayo de 1991 con dos bebés —Valeriana y Rosita— y tres niños más ubicados por Bienestar Familiar. Se pensó entonces que sólo acogería niños ciegos, pero la vida le reclamaría a la religiosa que en un corazón grande podía albergar toda clase de niños con todo tipo de limitaciones. El amor por ellos y su gran fe en Dios es tan grande que hoy en día la institución cuenta con más de 700 niños en los diferentes programas: prevención, prevención primaria, rehabilitación, formación académica, jardín infantil y orientación familiar.

Tía Charí —en honor a una de las hermanas de Valeriana— es la casa de Santa Ana, donde están las niñas de grado superior y los talleres de confección que suplen parte de las necesidades de Hogares Luz y Vida. Ésta es una de las etapas finales del proceso, de tal manera que quienes logran desarrollar las posibilidades físicas y mentales para asumir tareas pueden ir integrándose a los roles de la vida cotidiana.

Se trata de uno de los pocos lugares en Colombia donde niños de todas las edades, con cualquier limitación física o mental (autistas, ciegos, sordos, mudos, parapléjicos, cuadripléjicos, etc.) no sólo son recibidos para ser tratados clínicamente, sino también humana y dignamente, pero con un ingrediente fundamental: un amor sólo conocido por quienes día a día, y noche a noche, conforman el equipo humano de la hermana Valeriana; un amor entregado en dosis permanentes a cada niño de los centenares que recibe cada una de las sedes de Hogares Luz y Vida, en Bogotá y Cundinamarca. 76


La hermana Valeriana afirma que Hogares Luz y Vida es “una obra de Dios”, y a ella le corresponde ser la ejecutora de su voluntad. Quienes hemos tenido la oportunidad de conocer lo que allí sucede podemos confirmarlo. Mensaje de la hermana Valeriana Si existe amor en nuestros corazones, vamos a estar mejor, es la forma verdadera de conseguir la paz y la justicia. Si amamos a nuestros semejantes, alrededor del amor todas las cosas buenas son posibles. Pero especialmente, amen a los niños, no los maltraten y no los abandonen. En el mundo siempre habrá un lugar donde ellos puedan ser acogidos y recibir el amor y cuidado que muchos padres no pueden ofrecerles.

Centro de Integración Familiar La María

Fotografía de Pedro Javier Aldana Antolínez.

Inició actividades en 1972, y con más de 35 años de labor ocupa un lugar importante no sólo para nuestra zona sino para la localidad y, por supuesto, en el Distrito Capital. El Centro de Integración La María está ubicado en la carrera 3A, número 10-26 sur, en un inmueble cedido recientemente por la Lotería de Bogotá al antiguo DABS —hoy SDIS, entidad encargada de la institución—, lo que le ha permitido funcionar en estos años como una solución a los hogares de paso del Distrito y al Centro Único de Recepción de Niños, de la SDIS. 77


El Centro está dividido en cinco hogares que funcionan en un mismo inmueble, y cada uno atiende un grupo de treinta menores —niños y niñas entre cinco y once años—, para un total de 150 beneficiados. Su propósito principal es restablecer los derechos básicos de los menores y su integración familiar. El ambiente que disfrutan allí no es otro que el de un hogar: los niños viven entre las costumbres y actividades propias de cualquier familia, como asistir a una institución educativa, contar con una vivienda y alimentación adecuada; con recreación, deporte y todas aquellas actividades que les permiten interactuar en la sociedad.

El grupo profesional que apoya esta gestión recibe capacitación permanente, manejando proyectos y subproyectos para atender el entorno del menor y su familia. Su trabajo, integral y diario, consiste en un trato personalizado y humano, compensando las carencias de los niños que no tienen todavía una familia.

Una vez cumplen el ciclo de permanencia, si no logran tener la oportunidad de convivir con su familia natural o entrar con éxito en un programa de adopción, los niños son trasladados a un centro juvenil de la misma Secretaría, para continuar su proceso de formación integral. Mensaje de la directora La institución es privilegiada por el respeto y la acogida que siempre le ha brindado la comunidad residente en la zona; esa posición trasciende cualquier espacio para integrarse con la sociedad. Al ingresar allí se percibe que es una institución de puertas abiertas y, por esa misma circunstancia, acoge a todo aquel que quiera compartir con los menores y los docentes.

Junta de Acción Comunal de Santa Ana Sur Debió superar varios intentos de conformación, a través de los cuales se dieron los primeros pasos hasta lograr, el 29 de abril de 1982, la aprobación de la personería jurídica que le dio vida oficial. Como consta en el documento de presentación, la junta de acción comunal tiene un lema bastante apropiado, que ha perdurado hasta hoy entre nuestros vecinos: “Hagamos de nuestro barrio un oasis de paz, progreso y fraternidad”.

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La actual junta de acción comunal (2004-2012) está conformada por:

Ismael Enrique Cruz R: Presidente José Joaquín Ortiz Hernández: Vicepresidente Pedro J. Aldana Alonso - Fiscal Luis Hernán Hernández Rincón Luz Helena Henao de Perdomo Miryam Angulo Montejo Diana Patricia Angulo Montejo Daisy Anabelle Perilla George 79


Miguel Antonio Moreno Cristancho Yaribel Patricia Vega Campuzano Ernesto Falla Moreno María Patricia Durán Stella Baquero de Trujillo Hernando Rincón Juan Crisóstomo Rojas Jairo Alberto Durán Carlos Julio Díaz

Corporación Vida del Río Fucha - Corvif

Nació de una necesidad sentida por la comunidad, ante la urgencia de recuperar y proteger la cuenca del río, junto con la promoción social y cultural de nuestro entorno, esto lo hizo con el apoyo de la Secretaría Distrital de Ambiente (Anteriormente DAMA). Desde 1996 en estos años de labores, la corporación ha organizado con la comunidad diferentes actividades de reforestación y limpieza del río, propagando una cultura ecológica alrededor de nuestro barrio y entre los vecinos de todo el territorio de la cuenca (ver anexos, “Bando de declaratoria de ordenación de la cuenca”).

Actualmente la Corporación tiene 3 ejes de acción, hace parte de la Asamblea Territorial Río Fucha, proceso territorial (interlocal) constituido para la recuperación de la cuenca del río Fucha o San Cristóbal, que en la localidad 4 —de San Cristóbal— es coordinado con la Junta de Acción Comunal de Santa Ana Sur, la Corporación Cívico Técnica UPZ 33, las juntas de acción comunal de los barrios Velódromo, Sosiego, Quinta Ramos y la Unidad Residencial Arboleda I, además de la parroquia de San Francisco Javier, entre muchas otras de la localidad.

Interlocalmente, hace parte de la Red Popular Ambiental de Territorios-REPAT, cuenta con el apoyo del Comité Pro-Defensa de los Árboles del Río Fucha, de Puente Aranda; 80


distritalmente, con el auspicio de la Secretaría Distrital de Ambiente, que como autoridad ambiental ha constituido el Consejo de Cuenca del Río Fucha y la Comisión Conjunta para la Ordenación de la Cuenca, con la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), que es la autoridad en el nivel regional.

En el aspecto cultural, es la primera ONG ambiental de la localidad; ha producido un libro, mediante contrato suscrito con el Fondo de Desarrollo Local. En honor de nuestro río lleva por título Antología poética Fucha, y fue realizada por Alberto Montenegro, quien reunió la producción de diferentes poetas de la localidad.

Hoy por hoy, la corporación no sólo interactúa con la comunidad en la recuperación de la cuenca, su territorio, sus fuentes representadas en quebradas; sino que además hace parte de la Mesa de Cerros Orientales de Bogotá, y de los ocho procesos territoriales reconocidos por el Distrito Capital y por la CAR.

La junta directiva de Corvif está conformada por:

Pedro J. Aldana Alonso: Presidente José Joaquín Ortiz Hernández: Tesorero María del Carmen Antolínez Gómez: Miembro Junta Directiva

Haciendo parte del grupo de la Asamblea como miembros plenos y delegados especiales encontramos a:

Alejandro Londoño S. J: Parroquia de San Francisco Javier Pedro Javier Aldana Antolinez: Director Grupo Melódico Angélica María Aldana Antolínez: Administradora de la página institucional de CORVIF Luís Arturo Riaño: presidente de la Junta de Acción Comunal de Quinta Ramos Luís Guillermo Torres F: del barrio Caracas, en la Localidad Antonio Nariño Fabio Orozco Tórres: Consejero de Cuenca del río Fucha

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Cada una de estas instituciones y organizaciones comunitarias y ambientales, destacadas en las páginas anteriores, tiene un importante grado de liderazgo en las respectivas familias, cuadras y barrios que conforman la parroquia. Todas sus acciones convocan a la comunidad en la organización de bazares, eventos deportivos, actividades cívicas, religiosas y culturales, entre muchas otras.

Todo lo anterior ha permitido lograr un posicionamiento propio en el sector y, con el apoyo de los vecinos, mantener vigentes y efectivos cada uno de sus programas, en algunos casos por los más necesitados y en otros trabajando por la calidad de vida y del entorno ambiental, como lo hace la Junta de Acción Comunal y Corvif.

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Las empresas más antiguas del barrio Todos los pioneros del comercio de Santa Ana Sur coinciden en la inmensa gratitud que sienten por sus vecinos, quienes al mismo tiempo han sido por décadas sus clientes. De allí su deseo de que —según lo han solicitado— a través de estas líneas quede constancia del reconocimiento a quienes posibilitan cada día el movimiento de los empresarios.

Caja Social de Ahorros

Calle 11 Sur, entre carreras quinta y sexta. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

La anterior Caja Social de Ahorros nació inspirada en la Doctrina Social, en el marco de la Encíclica Rerum Novarum de 1891, y bajo las encíclicas papales de León XIII, en nuestro barrio vecino Villa Javier. Esta entidad financiera tuvo sus inicios en el Círculo de Obreros de Bogotá, fundado en 1911 por el sacerdote jesuita José María Campoamor, con sede en el predio ubicado en la calle novena con carrera 5A, hoy sede de la ANUC.

Las Marías fueron la parte operativa de aquel sueño del padre Campoamor, quien con su Círculo de Obreros buscó la “redención moral, económica, e intelectual” de los obreros en Colombia. Hoy es el Banco Caja Social Colmena (BCSC) y desde entonces la oficina fundadora funciona en la calle 11 sur, número 5A-38. 83


Industrias Químicas BEG

Vista de la fachada principal, en la carrera sexta. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Industrias Químicas BEG —hoy con sustitución patronal de Caria Group Co— fue fundada en 1950 por el industrial Juan de J. Vásquez. Inició su producción con la fabricación de líquido para frenos y posteriormente desarrolló la línea de lubricantes y de envases en polímeros. Es una empresa con proyección nacional y cuenta con siete plantas de producción para sus tres marcas. Industrias Químicas BEG tiene su sede en la carrera sexta entre calles 11 y 12 sur.

Panadería Suiza

Panadería Suiza, 1956. Foto cortesía de Eduardo Vogelsang.

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Ubicada en el sitio donde quedaba la antigua estación del tranvía de Santa Ana, encontramos la Panadería Suiza, fundada en 1951 por Erwin Ernesto Vogelsang Dennler. Su nombre inicial fue Panadería Viena, y funcionaba en la carrera octava con calle 25 sur. Ha sido por décadas un lugar de encuentro para el sector, y sus productos son tradicionales para todos nuestros barrios. Su propietario actual, Eduardo Vogelsang, ha mantenido este legado de más de cincuenta años de trabajo.

Supermercado El Palenque Abierto en 1969 por el señor Joaquín Marín, desde 1984 está a cargo de sus propietarios actuales, don Gustavo González y Mariela Inés Caro Castiblanco. Afirma don Gustavo que cuando son visitados en su negocio, más que clientes, tienen ante ellos una familia a la cual atender.

Barbería Mercantil Desde su inicio en 1967, ha sido uno de los lugares más concurridos por los habitantes de los barrios vecinos, y fue allí donde se inició el sector comercial de Santa Ana. Su propietario, don Jesús Monroy, siempre ha estado comprometido con el progreso de la zona y ha sido una persona de confianza para sus clientes y vecinos por varias generaciones.

Miscelánea Luz También desde 1967, es uno de los locales más frecuentados y, así como los otros comerciantes del sector, nos saca de apuros evitándonos esos viajes al centro o a otros sitios de la ciudad. Llena de mil curiosidades, esta miscelánea es propiedad de doña Luz María Otero, otra de las personas que siente una inmensa gratitud hacia sus clientes.

Panadería y Pastelería de la Once En 1968, el señor Miguel Salinas Cortés fundó esta pequeña empresa, para entrar a reforzar el sector comercial que se había venido conformando en la zona. Su propietario actual es don Jimmy Salinas, comerciante solidario que apoya la gestión comunitaria.

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La Tienda de Doña Rosa Es por excelencia “la tienda sencilla de barrio desde 1971” y surgió como una alternativa de trabajo para doña Rosa Higuera de Ochoa, ante su viudez. A partir de ese momento ha acompañado a sus vecinos con el surtido diario de una tienda modesta pero bien atendida y, como dice su propietaria, “hasta que Dios lo permita”. Afirma que ha vivido felizmente en el barrio gracias a sus buenos vecinos.

La Esquina de Santa Ana Anteriormente era el Supermercado González. Desde que su fundador don Severo González inició este negocio en 1982, ha sido el proveedor permanente de los vecinos de la zona. Su propietario actual, Alirio Arias, lleva varios años en el barrio y afirma que es un buen sitio para vivir y trabajar. Él nos favorece con un gran surtido, una amable atención y, como todos los demás residentes, con su trabajo busca sacar adelante a su familia.

Hiperdroguería Santa Ana Desde que adquirieron el negocio —antes Droguería Antonín—, don Antonio Jesús Arévalo y familia se propusieron mantener el mejor surtido para suplir las necesidades de clientes y vecinos. Por eso desde 1982 esta droguería —ubicada en una esquina— ha permanecido abierta para atender la demanda de medicinas y otros productos relacionados con este ramo. Actualmente su propietario es el farmaceuta Hernán Pachón.

Cigarrería Avill Iniciada en 1984 por su propietaria, doña Olga Cristina Morales, es uno de los puntos de mayor surtido —y mejor atendido— en la vía comercial de la calle 11 sur o avenida Fucha. Según su propietaria, cuenta con una clientela fija a la que agradece no sólo su fidelidad de muchos años, sino el posicionamiento comercial logrado.

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Lavaseco Extra Éxito Inaugurado en 1984 por los esposos Luís Antonio Hernández y Carmenza Delgado, este negocio fue el origen de dos lavanderías más, ubicadas en los barrios Velódromo y La Gloria. A raíz del matrimonio de sus hijos mayores y con el objetivo de facilitarles la independencia económica, las sucursales fueron vendidas para iniciar un nuevo negocio en el sector al cual se vincularon los hijos.

Con el fallecimiento de don Luís, su esposa se encargó del negocio hasta el 3 de octubre de 1994, cuando por razones de salud decidió venderlo a su hijo Fernando Mauricio Hernández, otro comerciante comprometido con la gestión comunitaria. En los 24 años transcurridos hasta 2008, Lavaseco Extra Éxito ha estado integrado a Santa Ana Sur, y sus propietarios han visto crecer a niños que hoy son sus clientes y hacen parte de las nuevas generaciones, entre las que también se cuentan sus propios hijos.

Ellos, como todos los demás comerciantes de Santa Ana, hacen votos por continuar en el barrio tranquilo y seguro de siempre, para que siga siendo cuna de gente buena, de futuras y prósperas generaciones, como lo ha sido hasta ahora.

Mensaje para todos los comerciantes Gracias por hacer aportes al desarrollo de nuestra comunidad, por generar fuentes de trabajo y por hacer que esa labor digna y lícita del comercio constituya también un aliciente para que Santa Ana Sur siga siendo un sitio seguro.

A todos les queda la responsabilidad de mantener y mejorar lo que con tanto esfuerzo han conseguido. Pueden estar seguros de que, por fuertes que sean los cambios en las políticas de cada gobierno de turno, siempre contarán con un buen vecino y un buen cliente, a quienes ustedes conocen y encuentran en cada metro de Santa Ana.

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Las nuevas generaciones La juventud actual

Jóvenes en La Esquina de Santa Ana. Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Los jóvenes que actualmente residen en nuestro barrio se destacan por ser personas con gran proyección humana y profesional. Entre los valientes que se atrevieron a dejarse entrevistar no sólo sobresale su visión de vida y el recuerdo de los buenos momentos de su niñez, sino que actualmente gozan de la tranquilidad del barrio y hablan de manera abierta acerca del amor que le profesan.

El ambiente del barrio es algo que se percibe fácilmente en los jóvenes. Entre sueños, promesas, buen humor, anécdotas de juventud y charla, es la camaradería y el apoyo mutuo entre ellos y sus familias lo que puede adivinarse. Tales premisas son la base de su amistad y consideran que ésa es la razón por la cual aquí no existen pandillas. En su inmensa mayoría son estudiantes de diferentes universidades; ya están definiendo su destino y consideran, además, que esta situación es apenas acorde con el perfil de un barrio progresista y social.

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Los jóvenes reconocen y destacan especialmente la responsabilidad de sus padres, a quienes deben el hecho de estar viviendo aquí; agradecen el ejemplo, las enseñanzas recibidas, así como la formación en principios y valores. También expresan su gratitud por el apoyo permanente y el pago de sus estudios, la mejor herencia que han podido recibir en vida de sus padres. Y precisamente, la forma en que algunos corresponden a ese esfuerzo es trabajando en la medida de sus posibilidades, para aliviar la carga económica de la familia.

Expresan que aquí tienen amigos de verdad, tanto que hay casos en los cuales algunos se han trasteado a barrios vecinos, y aprovechan cualquier oportunidad para venir a visitar a sus amigos. Incluso familias completas han regresado al barrio. Desde su óptica, todas las personas del entorno son cercanas, aunque sea solamente para darles un saludo. Afirman que han recibido un aporte; por eso manifiestan haberse formado al lado de vecinos de diferentes edades, a quienes aprecian y respetan. A pesar de los cambios generacionales, mantienen con ellos una relación que consideran significativa para ser gente de bien.

Les gusta recorrer el barrio y el sendero peatonal del río con sus amigos y mascotas. El grupo que llamamos “de la mejor esquina” se considera compacto. Son personas tranquilas, cordiales, y rumberas; cariñosamente, algunos se han puesto sobrenombres. Afirman que el liderazgo vivido en Santa Ana Sur es de todos, y todas sus actuaciones son en consenso.

Otros jóvenes agradecen y añoran las celebraciones de diciembre, las fiestas de los niños, las novenas que los ayudaron a formarse y a crecer. Les gustaría que el barrio no perdiera la unidad que ellos han atestiguado; tampoco la tranquilidad, pero especialmente las tradiciones que siempre han hecho destacar este barrio como un sitio esencialmente comunitario.

Finalmente, quieren dejar un mensaje a quienes les sucederán en las nuevas generaciones: mantener el trato cordial, la solidaridad y el respeto, pero sobre todo el liderazgo. Ser líderes de cambio y mejoramiento.

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Los que vienen

Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

La gran característica de la niñez y la adolescencia de nuestro barrio es estar conformada por inquietos estudiantes, alegres niños y jóvenes que aman a sus padres y hermanos, y a sus familias en general. Afirman sentirse muy bien en el barrio en que están creciendo; les agradan las casas en que viven, así como los parques y plazoletas, donde quieren más eventos y actividades recreativas para todos.

Consideran que están viviendo en el barrio una niñez y una adolescencia plácidas, y agradecen a sus padres la decisión de tener sus hogares aquí. Las diferencias generacionales y entre ellos mismos no son vistas como algo que les impida mantener las buenas relaciones, pues son amantes de la paz y, ante todo, buenos vecinos. Entre los muchos valores que poseen, podemos destacar su gran capacidad de hacer deporte, su dedicación al arte y a un sinnúmero de talentos que están desarrollando y que, sin duda, les van a deparar un gran futuro.

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Fotografía de Diego Andrés Franco Aldana.

Están convencidos de la necesidad de conservar las tradiciones y, en lo posible, rescatar las costumbres perdidas, de las cuales piden ser partícipes. Desde ya se preocupan pues por las generaciones venideras, para que éstas a su vez continúen las tradiciones que los han formado a ellos mientras están creciendo y disfrutando.

Un consenso general entre adolescentes y niños —también entre los jóvenes y los mayores— se da en torno a la única amenaza que ven tanto para ellos como para los otros residentes, y es la inseguridad que eventualmente llega al barrio como al resto de la ciudad, a causa de la delincuencia común. Con gran propiedad también solicitan y esperan, por parte de algunos vecinos, entender que las fiestas con música en un volumen muy alto se convierten en ruido y que, como menores, tienen igualmente derechos, entre otros a la tranquilidad.

Estos chicos, a pesar de su corta edad, ya dan muestras de lo que serán capaces de hacer, de lo que podrán aportar a la sociedad y a nuestro barrio. Ellos son la gran promesa para mejorar todavía más todo lo bueno que nos rodea en Santa Ana Sur. 91


Los que nacen

Por ti cambiaré el mundo... Por ti bebé, seremos cada día mejores, porque con tu presencia nos das amor, alegría, esperanza, felicidad y vida. Por ti y por todos nuestros hijos, haremos de nuestro hogar y de nuestro entorno un mundo más justo, hermoso y agradable, para que con nuestro ejemplo un día hagas lo mismo y así la vida pueda continuar.

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Epílogo: la ciudad de hoy

Ésta es una síntesis de algunos capítulos de la historia de Santa Ana Sur, que muchos continúan escribiendo con sus acciones, letra a letra, palabra a palabra, pensando en el bienestar de sus semejantes, sin ningún egoísmo, con el único interés de un progreso conjunto, de una mayor calidad de vida y justicia social.

Nuestra Bogotá sigue creciendo a pasos agigantados; es la ciudad anfitriona por excelencia, y por eso es la ciudad de todos. Pero a pesar del gran crecimiento, la ciudad conserva sus costumbres, tradiciones populares y celebraciones, que tienen lugar de una manera descentralizada. Por fortuna, en varios barrios de la Localidad de San Cristóbal se mantienen celebraciones como la Fiesta del Maíz, las peñas culturales de la Red de Eventos, las festividades de Villa Javier, y en Santa Ana Sur un evento que hoy tiene connotación territorial: Toque al Río.

A quienes nos sucederán les queda la tarea de dar continuidad a las obras sociales, a las instituciones educativas y también a nuestras tradiciones. Y en su defecto el reto de hacer cosas iguales o mejores que las narradas en estas páginas.

Mi gratitud a las personas que depositaron en estas páginas su confianza, sus experiencias y sus narraciones, para mantener viva la memoria de nuestros antepasados; una historia escrita en sus vidas y en las nuestras, en la vida de esa gente buena que tanto abunda en esta tierra generosa, entregando todo por nuestro barrio, nuestra ciudad y nuestra amada Colombia. Éste es un testimonio de vida, una historia que por fortuna continúa.

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Anexos Manuscrito inédito de Graciela Arbeláez de Franco, escrito en la década de los años setenta durante una convivencia de los vecinos de Santa Ana Sur auspiciada por el párroco Gonzalo Amaya, de la Compañía de Jesús, y realizada en el Centro Vacacional Las Palmeras, en Villeta (Cundinamarca).

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El 9 de octubre de 2005 se suscribió un bando en el cual la comunidad decretó la ordenación de la cuenca del río Fucha o río San Cristóbal, conforme a la normatividad vigente. Éste es un hecho histórico único en la ciudad, teniendo en cuenta que los ciudadanos bogotanos declararon además la adopción de la cuenca con miras a su recuperación y preservación.

Además de los directivos de la Mesa Ambiental, suscribieron el bando Raúl Escobar, el entonces director del DAMA —hoy Secretaría Distrital de Ambiente—, la alcaldesa de Kennedy, funcionarios del Acueducto de Bogotá y el Consorcio de Aseo Lime; docentes de la Universidad Distrital, las veedurías ciudadanas, y presidentes de diferentes juntas de acción comunal, entre muchos otros representantes de los distintos sectores del Distrito Capital.

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Bando de declaratoria de ordenación de la cuenca Por el cual se adopta la cuenca del río Fucha

La comunidad residente en la cuenca del río Fucha declara y ordena “la adopción de su cuenca hidrográfica”, considerando que: 1.

El río Fucha, por su trayectoria histórica como fuente hídrica del primer acueducto de Bogotá, es el río más importante de la ciudad.

2.

Ancestralmente y desde comienzos de la República, su cuenca ha sido morada de visionarios e ilustres personalidades de la sociedad bogotana.

3.

Desde siglos anteriores, ha sido polo de desarrollo social, industrial y económico.

4.

Desde los años setenta viene presentando un alto grado de contaminación y deterioro debido a la descarga de aguas residuales, de residuos sólidos, y al descuido e invasión de su ronda.

5.

La ausencia de sentido de pertenencia por parte de los ciudadanos.

6.

El descuido, la falta de interés y la carencia de voluntad política y administrativa de las entidades distritales encargadas de mantener y preservar la cuenca.

Por las consideraciones expuestas decretamos: 1.

Adoptar la cuenca con el fin de recuperar, preservar y proteger su ecosistema.

2.

Declarar en ordenación la cuenca para detener el desequilibrio en que se encuentra.

3.

Hacer cumplir las normas que protegen el medio ambiente y rechazar las que sean lesivas.

4.

Ser un órgano consultor y decisorio sobre los temas concernientes a la cuenca y la comunidad que reside en ella.

5.

Actuar como defensores del patrimonio ecológico de la cuenca.

Dado en Bogotá D.C., en la Localidad Cuarta de San Cristóbal, a los 9 días del mes de octubre de 2005, en el parque Venezuela del barrio Quinta Ramos.

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Ese mismo día tuvo lugar la segunda caminata ecológica al nacimiento del río Fucha. Entre los muchos acontecimientos significativos de la jornada, los sacerdotes muiscas dedicaron un ritual sagrado a la madre naturaleza, sobre el agua y la tierra. En este punto hay que destacar que, durante milenios, los aborígenes del mundo entero han logrado un manejo serio y responsable de la naturaleza. Su sabiduría, reflejada en el respeto por la vida, siempre ha sido exaltada, así como su conocimiento de una medicina natural, sus costumbres, su cultura ancestral, y en general el respeto por el hombre mismo, entre muchos otros aspectos. Porque son un ejemplo a seguir, quisimos incluir parte de su mensaje, con el fin de sembrar una semilla en nuestros corazones para que nos comprometamos en la recuperación y preservación de nuestro entorno, y no olvidemos nuestra responsabilidad con las generaciones futuras, a las cuales debemos legar un planeta más humano, ojalá en mejores condiciones que las actuales.

Caminantes de distintas partes de Bogotá, el día 9 de octubre, en la suscripción del Bando de Declaratoria de ordenación de la cuenca del río Fucha

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Documento entregado al autor, por parte de los sacerdotes muiscas, el 9 de octubre de 2005

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La comunidad de Santa Ana Sur, a través de la Corporación Corvif y junto con la Asamblea Territorial Río Fucha, actúa de manera independiente y autónoma en la recuperación de este importante ecosistema. Producto de su gestión y acuerdos institucionales, fue conformado el Consejo de Cuenca, por la Secretaría Distrital de Ambiente, bajo la resolución 3181 de 2007, que incluye a los actores territoriales comunitarios, los alcaldes locales, y representantes del sector privado, el sector académico y las instituciones que hacen parte del Sistema Ambiental del Distrito Capital (SIAC).

Toma de juramento a los Consejeros de Cuenca del Río Fucha por la Secretaría Distrital de Ambiente en cumplimiento de la Resolución 2818 de 2007

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Personajes Populares de nuestra época El Solidario (también conocido como Radio Loco): un personaje popular de la ciudad de hoy

John Frady Gómez Zuluaga, “el Solidario”.

Tuvimos la oportunidad de ver por primera vez a John Frady Gómez Zuluaga, este singular personaje de nuestros días, en una de las protestas por la privatización de Telecom, a las cuales se sumó, como muchos colombianos, para tratar de impedir la venta de una de las más prósperas empresas que tenía el país. Desde entonces le hemos visto en diferentes transmisiones de televisión, en vivo y en diferido, principalmente cuando hay marchas y protestas.

En la entrevista concedida en agosto de 2007, él mismo se define como una persona solidaria, pues ya tiene muy claro su lugar y papel en el centro de la ciudad: “Ayudar”. Aunque para muchos es “el loco de la bandera”, el Solidario está mas cuerdo que muchos de los que a diario salen por todos los medios de comunicación hablando de “patria” y “paz”. 104


Este hombre sencillo tiene acciones igualmente simples pero contundentes en su vida. Lleva en la gorra no sólo la bandera de Colombia; hace aproximadamente un mes decidió llevar también la bandera de la paz, por la siguiente la razón: “Yo amo a mi país y quiero la paz para todos”. John no descansa un día en la semana, pues de lunes a viernes está en el centro de Bogotá; sábados y domingos está en el santuario de Monserrate, ayudando a subir las ollas de las señoras que venden alimentos en el camino o en los restaurantes, y también ayuda a los discapacitados. Seguiremos viendo entonces a este actual personaje bogotano.

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Con este mensaje nuestro Lucho Herrera —ese querido colombiano de pocas palabras pero de muchas acciones— hace público uno de sus más grandes anhelos, y nosotros cumplimos un compromiso asumido con el Jardinerito de Fusagasugá en el año 2001.

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Algunos planos de Bogotá

Santafé de Bogotá, 1816. Plano de Domingo Esquiaqui.

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Bogotรก, 1822. Plano de Richard Bache.

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Bogotá. Plano de la Secretaría Municipal de Bogotá, 16 de mayo de 1916.

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Bogotá, 1923. Plano de Enrique Uribe Ramírez.

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Bogotรก, 1923. Plano de Manuel Rincรณn.

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Bogotรก. Plano de 1933.

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Bogotรก. Plano de 1938.

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Diseño inicial 1970

Gran parte del barrio conserva este diseño a excepción de la glorieta de la carrera 2ª Este inicialmente proyectada, junto con la avenida 10 de Mayo. Actualmente, esa diseño de vía se se unificó y trasladó como prolongación de la circunvalar a la carrera 6 Este con conexión a la Avenida primero de mayo, según planos aprobados de la Curaduría Urbana No 1.

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Lista de entrevistados

Nuestra gratitud y reconocimiento a las siguientes personas, forjadoras de nuestra historia, que aportaron a la realización de esta reseña histórica de Santa Ana Sur.

Graciela Arbeláez de Franco: residente y propietaria de la Hacienda La Cabaña Víctor Franco Serna (QEPD): Antiguo propietario de La Cabaña Hermana Edelmira Echavarría: directora del Convento de la Misioneras de la Madre Laura Luis Alfredo Vargas: residente de la zona Carlos Berbeo: residente de la zona Camilo Arana (QEPD): antiguo residente de la zona Carmen Castellanos: residente de la zona antigua del barrio Adela Garavito de Parra: residente del barrio Luis Enrique Montenegro: residente del barrio Soledad de Mendoza: residente de la zona Josefina de Báez: residente del barrio Lisandro Aldana Ramírez:

antiguo residente de la zona

Gregoria Ramírez viuda de Aldana: antigua residente de la zona Eduardo Vogelsang: antiguo residente de la zona Jorge Toledo Rodríguez: investigador de la zona Sor Aura María Ovalle Arévalo: rectora del colegio San Juan Bosco Sor Elena Quiroz Crispín: docente del colegio San Juan Bosco Hermano Eraldo Beltrán Candia: superior general de los Hermanos de la Paz Clara Aurora Rojas: rectora del CED Juan XXIII Dora Delgado Caballero: coordinadora del CED Juan XXIII Clara Rojas: directora del CED Santa Ana Carmenza Tovar: coordinadora del CED Santa Ana Mercedes Alonso: orientadora del CED Santa Ana 117


Rosalba Moreno: docente del CED Santa Ana Adriana Barbosa: jefe de Talento Humano, Caria Group Co Rubén Hernández Molina: arquitecto de la Universidad Nacional, residente de la zona Jorge A. Franco (QEPD): primer presidente de la JAC de Santa Ana Sur José Joaquín Ortiz Hernández: invaluable líder ambiental y comunitario Hermana Valeriana Isabel García Martín: fundadora de Hogares Luz y Vida Ulises Campuzano Gómez: residente del barrio Jesús Monroy: propietario de la Barbería Mercantil Isabel Campuzano Gómez: residente del barrio Alberto Vega Escárraga: residente del barrio Luz María Otero: propietaria de la Miscelánea Luz Clara Irene Castillo Pérez: coordinadora del CDP Balcanes José Tironne Soto: orientador del CDP Balcanes Horacio Campuzano Vélez: residente del barrio Miguel Becerra: residente del barrio Blanca de Becerra: residente del barrio Nelly Sabogal de Restrepo: residente del barrio Verónica Traslaviña: directora del Centro de Integración Familiar La María Hernando Urrutia Vásquez: poeta y periodista de la zona Luís P. Gaitán: líder cultural cuya familia es fundadora del barrio San Cristóbal

Jóvenes residentes Sabrina Perdomo Henao Liz Oriana Perdomo Henao Luís Alfredo Aguilar Rocha Diego Andrés Franco Aldana Pedro Javier Aldana Antolínez Óscar Bolaños Luís Orjuela Juan Rodríguez 118


Andrea Marcela Parra Cárdenas Juan Gabriel Guevara

Los menores residentes Diana Carolina Cárdenas Parra Leidy Daniela Cárdenas Parra Juan Camilo Maldonado Parra Daniel Alejandro Jiménez Díaz Paula Mariana Jiménez Díaz Angélica Jiménez Díaz Daniela Orozco Ovalle Camila Ovalle José Miguel Ovalle Angélica María Aldana Antolínez Juan Pablo Orozco Ovalle

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Bibliografía

Moreno de Ángel, Pilar. Santander. Planeta, Bogotá, 1989.

Londoño Botero, Rocío y Alberto Saldarriaga Roa. La ciudad de Dios en Bogotá. Fundación Social, Bogotá, 1994.

Escovar Alberto, Margarita Mariño y César Peña. Atlas histórico de Bogotá, 1538-1910. Planeta, Bogotá, 2004.

Carrasquilla Botero, Juan. Quintas y estancias de Santafé y Bogotá. Fondo de Promoción de la Cultura del Banco Popular, Bogotá, 1989.

Pardo Umaña, Camilo. Haciendas de la Sabana. Villegas Editores, Bogotá, 1988.

Gaitán Penagos, Flor Alba, Ana Ruth Mejía García, Rosalba Moreno Díaz y Luz Nelcy Pardo Giraldo. “Integración de los padres para el mejoramiento de los niveles de conocimiento, observación y participación de los alumnos de grado cuarto de primaria”. Tesis de grado, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Cundinamarca, Fusagasugá, 1993.

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Documentos - Aerofotografía de Santa Ana. Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), 1938. - Uno de los primeros planos de localización y delimitación de los barrios Santa Ana Sur y Villa Javier, en 1932. Del libro La ciudad de Dios en Bogotá, de Rocío Londoño Botero y Alberto Saldarriaga Roa. - Plano inicial suministrado por Jorge A. Franco, primer presidente de la Junta de Acción Comunal de Santa Ana Sur. - Decreto 773, de diciembre 29 de 1966, mediante el cual se aprueba la reglamentación de la Urbanización Santa Ana del Sur. - Ficha técnica del segundo sector de Santa Ana Sur. - “La ocupación en Santa Ana Sur”, documento del arquitecto Rubén Hernández Molina. - Manuscrito inédito de Graciela Arbeláez de Franco. - Bando de declaratoria de ordenación de la cuenca del río Fucha. - Mensaje indiano de la nación chibcha-muisca. - Mensaje de Lucho Herrera a los colombianos. - Santa Ana – Pasillo alegre – Partitura. - Plano de Santafé de Bogotá. Domingo Esquiaqui, 1816. - Plano de Bogotá. Richard Bache, 1822. - Plano de Bogotá. Secretaría Municipal de Bogotá, 16 de mayo de 1916. - Plano de Bogotá. Enrique Uribe Ramírez, 1923. - Plano de Bogotá. Manuel Rincón, 1923. - Plano de Bogotá, 1933. - Plano de Bogotá, 1938.

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