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Ataúd Josefiniano

El ataúd económico, ataúd con bisagras o ataúd josefiniano, era un tipo de ataúd reutilizable introducido por José II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a finales del siglo XVIII. El cuerpo era llevado en el ataúd a la tumba, donde sería arrojado en la fosa a través de puertas plegables en la base. Luego, el ataúd se reutilizaría.

Antecedentes

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José II hizo varios decretos relacionados con los entierros, por razones de higiene. Introdujo períodos legalmente obligatorios entre la muerte y el entierro y exigió el examen del fallecido por un profesional médico. Prohibió los entierros dentro de las bóvedas de las iglesias en Viena en 1782, requiriendo que los entierros se llevaran a cabo fuera de los límites de la ciudad. Extendió este decreto a toda Austria en 1783 y al resto de las tierras de los Habsburgo en 1784. También desalentó las visitas a los cementerios excepto con el propósito de enterrarlos.

Ataúd

En agosto de 1784, José ordenó que todos los entierros se hicieran con ataúdes reutilizables. Esto evitaría lo que él considera un desperdicio de madera. También proclamó que los difuntos debían ser enterrados desnudos para que otras personas pudieran reutilizar sus ropas.

Asimismo consideró que las medidas permitirían una descomposición más rápida del cuerpo, lo que consideró más higiénico y que permitiría la reutilización más temprana de la tumba.

Jose II decretó que cada parroquia construiría suficientes ataúdes económicos para sus necesidades. Estos ataúdes se construyeron con trampillas en su base. El cuerpo se colocaba desnudo en un saco y se transportaba a la tumba en el ataúd.

El ataúd se bajaba a la tumba y se accionaba una palanca que abría la trampilla, permitiendo que el cuerpo cayera al fondo de la fosa. El ataúd luego sería devuelto a la parroquia para su reutilización en futuros entierros.

El ataúd resultó ser una de las más controvertidas de todas las reformas de José, y recibió una considerable resistencia del público en general, la iglesia y los funcionarios de su propio gobierno.

El emperador retiró la orden después de seis meses, aunque sus otras reformas funerarias se mantuvieron en su lugar. El propio José fue enterrado en un ataúd convencional después de su muerte en 1790, aunque era de una construcción de cobre simple en lugar de los ataúdes elaboradamente detallados de sus predecesores.

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