Por Jorge Gilberto Bonavidez Palacios febrero del 2012. La democracia y la búsqueda de nuestra madurez ciudadana: La democracia, no es solo una forma de gobierno, es además un estilo de vida ciudadana participativa e involucra el proceso del cambio y la búsqueda de la equidad. Por tanto es una forma de vivir y comportarse a la que sólo se llega por un proceso de maduración y autoconciencia que implica la educación de las habilidades ciudadanas para agruparse y consensuar sus problemáticas como grupos comunitarios asociados; conlleva un gran sentido de responsabilidad y una decisión, constantemente renovada, de participar y ser corresponsable del bien común, que implica un gran valor para defender --aun con la vida misma-- la libertad, la justicia y la equidad, mediante el ejercicio negociador y responsable que reoriente nuestra participación como grupos autogestados y empoderados. Donde lo relevante es la constancia, nuestra permanencia y nuestra perseverancia para salvaguardar nuestros derechos ciudadanos. Por estas razones, la democracia es un ideal difícil de alcanzar en particular mientras no reorientemos nuestra visión de lo personal a lo comunal, pero ello no es una utopía imposible, siempre y cuando exista una decisión firme de lograrlo y se aprovechen al máximo los recursos humanos para crear consciencia comunitaria --de la mente, de la voluntad, del afecto, del esfuerzo cotidiano en el trabajo--, entonces puede muy bien realizarse la generación de una democracia más justa y equitativa. Pero esto debe partir de la educación de la población del país para que con ello llegue a ser un auténtico pueblo organizado comunitariamente, coparticipe y creador de sus propias soluciones que den lugar al bienestar común en equidad y equilibrio. Y no al rebaño de borregos, ni aun conglomerado de esclavos, o masa amorfa sin capacidad de determinación y decisión (consecuencia directa de la mediatización social de la prensa radio y T.V oficial). Sin educación, los hombres y mujeres de un país no pasan de ser eternos niños, sujetos siempre a los mandatos despóticos de los gobernantes. La educación para la democracia --es la educación para la libertad-- comienza desde la niñez, pero en la actualidad requiere ser orientado a la consciencia comunitaria responsable y copartícipe, que le permita a nuestros infantes y jóvenes entender que es imperativo el dejar de lado nuestro egoísmo individualista y adquirir la responsabilidad de ser parte integrante de un grupo, el cual merece tener la mejor calidad y dignidad de vida posible (empoderamiento en grupo), por tanto es necesario educar en la cuenta de que no debemos continuar viviendo nada más para sí mismo, para la satisfacción de nuestro egoísmo; sino más bien para el bienestar de los que lo rodean. La intención entonces es el crear un profundo sentido social. Una consciencia social crítica, responsable, frente a los valores individuales y sociales y la decisión de luchar siempre por la justicia y el derecho tanto individual como grupal en nuestros niños y jóvenes. Como tales entonces estos ciudadanos educados así, estarán más dispuestos a combatir con valor civil todas las circunstancias adversas de la vida política y los ataques contra el derecho, la justicia y las libertades públicas. La lucha cívica y política en la democracia, es una actitud de espíritu que acompaña al hombre en todos los momentos de su vida cotidiana.
Los peores enemigos de la democracia no son los partidos totalitarios, sino los vicios y defectos internos que corroen el espíritu cívico del hombre: la pereza, la cobardía, el egoísmo, la codicia, la corrupción. Cuando en México entremos por la senda de una verdadera educación democrática; cuando los integrantes del pueblo mexicano sepamos ejercitar, madura y responsablemente, nuestros derechos cívicos y políticos, y aun a dar la vida por la defensa de la libertad, la justicia y los derechos públicos, cuando no dejemos pasar por alto ningún abuso de poder, ni ningún intento por restringir las genuinas libertades populares; entonces, sin duda alguna, habremos conquistado la democracia y sabremos mantenernos en ella.