Antílope: mira lo que me encontré - Mayra Silva

Page 1

Antílope: mira lo que me encontré

Mayra Silva Peña


Directorio María Cristina García Cepeda Directora General del INBA Margarita Villagomez Badillo Encargada del despacho de la Subdirección General de Educación e Investigación Artística María Eugenia Chávez Guzmán Directora de Asuntos Académicos Mónica Alejandrez Juárez Directora del CEDART “Juan Rulfo” Fernando Figueroa Castell Secretario Académico María Cristina López Llerenas Zamora Secretaria Administrativa Mónica Alejandrez Juárez Gabriel Govea Acosta Guillermo Flores Padilla

Jorge Armando Rodríguez Castro Docentes del área de Literatura


Sobre el balbuceo de la pequeña Mayra La poesía rompe una vez más el silencio. Aquí viene una poeta que nos viene a echar en nuestra cara de lectores hambrientos los balbuceos de su lenguaje. Y es que el lenguaje de los poetas parece siempre un balbuceo. Son como niños queriendo estrenar las palabras, hablando por la necesidad de emitir una voz que no sabe nombrar, sólo aludir. Aceptamos el ritmo de esa voz-lucecilla, oscilante y misteriosa, pero finalmente luz. La seguimos, como siguen las madres las voces de sus hijos pequeños. A nosotros que creíamos saber todo sobre el dolor y el amor, nos regocija quitarnos el peso de los aprendizajes para viajar ligeros a través de la voz juguetona y arribar a esas primeras fórmulas del lenguaje que habíamos olvidado con tanta palabra bien formada. Los buenos poetas todavía no saben nada de la vida, por eso nos gustan, porque publican por el placer de develar su ignorancia, esa sangre humana que la sociedad tanto nos ha enseñado a ocultar: No quiero ser más en numeroso verso: recordar conceptos, ampliar el criterio, descubrir el centro, estirar la idea crecer en esta fortuna de leerme: ¡No lo quiero! Ni tampoco un espejo enterrado en otro cuerpo para decir “lo más bonito” al final y fingir que he terminado esto ya de tiempo que no comprendo (pág. 10). Abrir este librito es un acontecimiento feliz. A pesar de los proyectos humanos que excluyen a tantas manifestaciones esenciales bajo el supuesto de una

3


practicidad tecnológica, la poesía pervive, como si ella nos hiciera a nosotros y no al revés. Mayra está hecha de poesía y nos invita al viaje de sus versos incesantes, en los que escasean los signos de puntuación donde descansar. Cuando de pronto aparece una coma, ya estamos muy encaminados como para no querer seguir; si aparece un punto final, descubrimos que es un falso final, porque el camino sigue abismado en nosotros. En el recorrido de los poemas hay resonancias de conclusiones, pero no son más que nuevas imágenes del mundo, meras posiblidades. Mayra nos deja a la intemperie del lenguaje, donde sólo queda la sombra de una duda extendida. Ella grita a los lectores: ¡sálvese quien pueda!, al tiempo que nos abraza y nos amarra a la esperanza de las primeras palabras, al milagro del balbuceo. Laura Laulabú

4




Deformaciones sobre la espera I ¿Quién espera? Me siento sobre la banqueta y nadie me habla la verdad es siempre otra: espejismos, fantasmas, polvo en pugna las ideas que callo pero espero… La espera es una máscara me prefiero sin escamas en el rostro Pez en el mar sin nadie no espera: es. Garza sobre una rama esperando el atardecer.

7


Digo Digo “cuando no estás” anulando con esa palabra antes del definitivo de tu ausencia, la verdad como suponiendo fingiendo fantástica que en algún momento entre cavilaciones dedos temblorosos y mi alegría sola Estuviste.

8


No se vayan Me duelen. Es un raspar de sus voces a mis costras más preciadas las más antiguas, las eternas, las incurables es un rascar mi memoria. Me arden. Sus tranquilos pasos sobre mí y a mi lado ¿dónde van a perderse? que mis ojos no se enteren que dejaré de verlos par de cuatro raíces de mí, sueños, volátiles burbujas... son mi ya. Me lloran. Las tantas lágrimas vacías flotan en mi rostro triste triste aunque la palabra no se acomode a nuestras noches calmas de párpados caídos y manos caídas y besos caídos en el otro me lloran las grietas entre nosotros... No se vayan, no me dejen, no me pierdan ¿a dónde van, voy, vamos a perdernos? ¿qué abismo de no recordar, de no volver? ¿Para qué dedicarte a lo que aún....? lo sé, ya lo piensan, esa manía de ser tan yo, tan blanda pero les digo después de cada fotografía: me darán la razón cuando les duela, les arda, les llore. No se vayan, no abandono, no suelto, no se pierdan...no me quiten la poesía.

9


No No. No quiero inventar, no comer ni beber no esperar. No, de que no quiero el no en sí mismo. No de “tampoco” porque tampoco quiero negar. No ¡No quiero estos signos! paso, paso, pausa paso, paso, vacío paso, paso, estar ¿Qué es esto de avanzar? No, no quiero lo fútil. No a escribir cien poemas sin sentido o canciones que no sepan atrapar el consuelo ni siquiera el consuelo. No quiero ser más en numeroso verso: recordar conceptos, ampliar el criterio, descubrir el centro, estirar la idea crecer en esta fortuna de leerme ¡No lo quiero! Ni tampoco un espejo enterrado en otro cuerpo para decir “lo más bonito” al final y fingir que he terminado esto ya de tiempo que no comprendo. Es como ponerle flores a un muerto. Ni muertos Ni flores no quiero poner algo sobre algo. No quiero decir para acumular significados y terminar con los ojos siempre sin lágrimas “¡Qué dulce escritora, qué hermosas palabras!” Sí, claro… ¡No dicen nada! 10


¡Qué sola de sí misma, qué coloreados engaños! nada nada en que no pretendo revisarme las entrañas. No quiero un plan para evaporarlo con los dedos más bien estar callada y cerrarme o que se acaben las puertas para dejar todo abierto. Quiero rimar y no me sale porque no quiero que salga nada que todo se quede dentro hasta descomponerse a ver si en lo húmedo algo permanece pesado o lumínico o puro tampoco me viene pensar que no voy a quererlo. No pensar ni decir mi porqué traslúcido para este NO rotundo que está siempre y me invade y me conquista que me ignora. No quiero ser un nos o que mis noes se interpreten porque son criaturas fantasmales que rondan en mi patio ni las controlo ni me pertenecen. No quiero controlar el lenguaje hacerlo tubo y regalarlo o ponerle luces… no quiero ¡Que se enrosque en su ritmo! casi sin mí, pero que me arrastre desnuda, porque no quiero vestirme o estar aguardando y guardando lo que no tengo. No quiero poseer, comprar o envenenarme no quiero hablar ni negar con la cabeza para todos lados 11


no quiero una síntesis del problema ni un problema ni una nada pasajera en el bolsillo no quiero repetir tantas veces lo mismo. Saber dónde acaba esto donde termino yo empieza lo otro saber si algo comenzará más de lo que ya… ¡Qué voy a saber yo si sólo escribo porque no quiero tener frío!

12


Poema de Dios Existo apenas como una duda, como un nombre sobre algunas cosas inútiles cosas símbolos quebradizos y ciegos. Hijo ¿Soy tu hijo, me has creado? No hay suelo para mi, ni hogar no hay cielo, tampoco verdad nada: no soy ni la nada porque me piensan me inventan debaten sobre mis supuestas palabras me dan y me arrebatan la existencia como si yo fuera pura luz Elevan edificios y plegarias mientras me dudan. ¿Existo acaso, hijo? ¿Soy un capricho de tu dolor, una respuesta tenue al desasosiego? ¿Porqué me has hecho para ti como un accesorio íntimo? ¿Prostituirme? Soy la suma de los objetos vacíos y perdidos que flotan en tu fe. ¿Por qué me has dado esto que no sé? No me das un rumbo sin embargo exiges que te muestre, te diga, te complete. Yo, sólo me sé sentir huérfano de ti, de mí solo, divorciado de todo, pobre. No has tenido siquiera la bondad de darme un cuerpo para poder estar… ¿Qué es eso de vivir? ¿De qué me haces responsable? Todo lo defines y lo nombras mientras me olvidas ¡Sólo me olvidas! 13


Simplemente me dejas en un sitio encarcelado a tu gusto y vienes cada que hay culpas atragantándote deseando una respuesta sorda ambigua e inaudible yo, enfermo de ti no puedo negarme a existir soy la más grande y sumisa puta de tu espíritu tu sirviente. Este infierno de no saberse soy todo y eterno sin ser Hombre ¿Para qué mi engaño? Me rindo, quiero acabarme. ¡Te condeno a mi silencio! Duda de mi dudando de ti y arráncate la cabeza, desesperado búscate un sitio en el universo la naturaleza, mátala pierde el juicio buscando la razón llora porque no sabrás si existes porque no sabrás irremediablemente solo: grita duélete no estaré para escucharte hijo, madre, padre, bestia no habrá esclavo divino ni certeza… Duda, hombre, sufre. Sé dios.

14


Parafraseo de “El guardagujas” de Juan José Arreola Soy un forastero sin aliento en una estación desierta los rieles se pierden en el horizonte mientras creo ver escapar las horas justas para partir. Hay que alojarse pero yo quiero salir en tren no atorarme o pasar la noche, un mes aquí quiero marcharme, voy a otro sitio esta linterna pequeñita que trae pegado un hombre de ojos ferrocarrileros sonrisa embarbada de humo insiste en que debo quedarme jamás estar seguro de arribo alguno en este prolongado viaje Hay mucha vida, señor, pero no certezas. A las tantas personas moviéndose sirven todos estos trenes enloquecidos en estaciones lentas y llenas de azul y sol e historia afloran las preguntas y todos creen saber mientras aguardan que venga el tren para avanzar sin nada. Los rumbos se ofrecen como animales salvajes y uno va tras ellos o corre a su frenético paso con un deseo absoluto de moverse y un curioso palpitar aventurero en la espalda. Hay que dejar pies y maleta en este lugar dicen amarrar una esperanza a campanitas 15


y posarla cuidadosamente como un secreto para que grite al momento ¡Pasa el tren, su cauce en el tiempo! ¡corre, corre! ¡paciencia, paciencia! hay necesidad de una esperanza. Los trenes no llevarán a un sitio como repartiendo puntos en un mapa sino que sacarán esperanza de las estaciones para desperdigarla y que nadie diga que no ha tenido a qué enfrentarse no se abandonará a nadie en lo preestablecido y asfixiante. Hay que tomar el ferrocarril entero dudas, avance, pausas, incluso travesías por un barranco y pedazos del tren a cuestas todo sea por salvar el viaje todo sea por no quedar quieto sin aliento. Luego de subir junto a la multitud apretujado pero victorioso se descubrirá que debe uno saber dónde bajar escoger destinos como cartas y entregarse a la vida, la construcción en cada destino que por los pies nos atrape regalando su estabilidad a nuestros entumidos trotes. Existe el engaño y puede uno perderse pero hay que intentarlo entregarse plenamente al azar aunque no logremos que no sea importante saber de Dónde y para Dónde. 16


Nos perderemos en el campo acaso, con otros uno sentirá desasosiego y luego calma al fin, hay que construir el viaje y en eso los planes dicen, pesan, imponen de más cuando es claro: hay que viajar únicamente con lo necesario. Habrá entre vagones suficiente vida y en la maleta abundantes búsquedas habrá gustos y gestos habrá otros soledad y muerte ventanas y encuentros yo habré de colgarme a un tren si lo hay, si llegase y tocar en otras lo que le falta a la estación que me habita yendo desde siempre pero cada vez más completo habrá incertidumbre. Al fondo del paisaje la locomotora se acerca como un advenimiento.

17


Hay un zorro muerto en la calle Unas palabras para este sueño consuelo de estar en casa -abro los párpadospero ¿qué casa? casi no existo en ninguna parte tengo necesidad de sacarme todo el aire de la panza y quedarme como un zorro muerto en la calle en la calle he estado siempre en la calle y mis pies sucios traen máscara de una incomodidad que debe ser barrida con aguarrás, sábila, saliva -me sacudo la cabezatengo un traje que bañarme perdí mi punto final el lado derecho lo traigo vacío y soy un papelito doblado en el rincón no oscuro de algo que no sé cómo llamar unas palabras para este adormecimiento unas que no digan, que guarden silencio un sueño que me acaricie la cara mojada, pestaña por pestaña Hasta matarme.

18


¿Dónde? ¿Dónde? Que mis pasos se me esconden ¿Dónde voy? La planta de los pies recorre lentamente los pliegues de mi cerebro La planta de ¿qué pies? recorriendo gran escalera. Todas las líneas danzando junto al fuego de la memoria en el airexperiencia lluvia fragmentada caen gigantescos copos de mí sobre la tierra húmeda y mis humos Al cerrarse mis párpados: sapos adelgazados encuentro la claridad del descanso energía ligera descendiendo animal de ondas que levita dentro. El tiempo se para frente a mis corales ha dicho que soy su agua y yo sin reparo le pertenezco sin el dramatismo de la esclavitud trabajo sus sembradíos cultivo los relojes, sus relativos segundos con paciencia, arando el espacio. Acá no se altera el cauce de mí ni se pierde mi ritmo el campo me engulle me dejo envolver por este capullo palpitante voy voy donde se esconden mis pasos buscando allá los miro desdoblarse reblandecer bajo los múltiples soles de la noche mi falta de llanto los aleja poquito si me canso vienen corriendo 19


El campo me come, así los niños a las palomas… se las comen con los ojos. Cuando se pierden mis pasos las huellas del pie que tengo por cabeza sé que están amarrados a mi sombra sin sueño, sin miedo, solos. Si no me encuentro el rostro pedaleo mis cabellos hasta saber que sigo llevando la misma risa: raíz brillante que encontraré un globo aerostático siempre un poco marchito de las esquinas o el pavorreal blanco de silencio o todo lo que he construido para no naufragar. De la nariz al cielo entre las hebras de esta neblina enceguecedora de desasosiegos me miro la espalda mientras vuelo. Para no naufragar.

20


Pero puedes verme No sé qué decir del sol omnipresente del brillo veloz del móvil de tubos sonoros y delgados que es el espíritu pequeñito de una ballena mientras no para de moverse. No sé otra forma, otras palabras, otras hojas para decir las cosas que esto, aquí la pregunta que se desparrama en el suelo. Si pudiera dormir ahora, diría que soy de verdad pero igual puedo encontrarme en el centro de un globo terráqueo de cartón con las ilusiones pintadas a escala o en medio del desierto viviendo el sueño de los desprendimientos de mi cuerpo quizá muerto que se pudre en la arena. ¿Qué caso tiene enterarme? ¿qué oferta la verdad sino el mero desasosiego de jamás poseerla? Puedo ser un punto verde pintado por accidente en algún cuadro uno de los pelos del gato flotando a la deriva del viento un vuelo oxidado de pájaro incierto una vena de la hoja seca o flor sola en el valle que no sabe su nombre. Pero le pertenezco a la caricia que sin querer rechazo, de mi lejano padre a las auroras boreales en el “siempre” de mi madre al hermano tembloroso que me besa y al otro que despacio –pero aúnse acerca 21


a los que me miran la cara y descubren otros gestos o asteroides o transparencias al árbol en el que me enredo unas horas a sus hojas brillantes a la incertidumbre, a la métrica del amor al aliento de las manos que vibran mientras son de efímeras partículas y de piedra voluntaria. Le pertenezco al comentario esférico éste del universo que nunca calla y estoy metida, finalmente en una esfera sin entrada. Pero su contorno tornasol el núcleo incandescente -célula fénixlas nubes -pensamientosel mar -misterioy yo: un punto solo sin mapa somos la misma cosa, el mismo vaho despreocupado de desconocida criatura que dormita sobre la espiral tranquila de otra galaxia.

22


Agosto 31 de 2012 Te quedas ahí, duda, candado entre todo segura de estar dura dudándome como si después de pensar yo existiera. el susurro asimétrico de afuera se estampa en la ventana y no entra más que su rumor aqueste quebradizo recuerdo de lo externo lo lejano, fugaz, intocable nuómeno acompañante sin cara sin mano que tomar. Tiendo mis ramas a donde haya luz pero lo oscuro, al mismo tiempo alarga su dedo hacia mí y los roces se interponen a los roces. Exploto de neutralidad descontrol, desconocimiento. Me volatizo cual cabello en fuego. De quedarme quieta saqué una escoba y fui a barrer mi casa en silencio a limpiar las paredes a caerlas a caerles encima

a caer en la cima donde pienso en figuras que me crezcan dentro como un musgo de edificios y se me llene la espalda de su fuerza. Hay un repuesto de ojos en mi orilla me observo en detenido tiempo desenfocando la realidad Existencia Telúrica Desmembrada desaparezco en la marea vomitiva mientras el repuesto me arrebata el sabor de las cosas para dejarme intranquila 23


en este flujo entrecortado sísmico de poca razón solo torcido y envuelto en desengaños que cae como tejas desde lo alto y sé me quiebra.

24


También esto quiero decirlo También esto quiero decirlo como si al decir penetrara la pared porque me presiono contra ella me presiono la dureza tiende sus lazos a mis músculos y olvido se ensancha el segundo en que subo por el arco de mi espalda con una lentitud ficticia labios descoloridos apuntándome Soy la turbación este remolino de pirotecnias desesperadas de fieras perdiendo su ímpetu entre piedras. Soy el cariño que gotea y moja un suelo distante. Esto repleto, esta carga. Encontré de pronto mis transparencias en el piso Son ilusiones las que me acompañan y me aprietan, vienen detrás mío me acusan con determinación me empujan, agitan mis huesos. ¿Por qué? Ya no tengo: esta pregunta es lo único. ¿Por qué? Los encaro, me les pongo enfrente a los perros violentos Y me destrozan y me enferman está lloviendo, eso es todo pero a mis huesos ya les duele cualquier viento. Despierto todos los días en el mismo hueco el hueco que me transgrede haciéndome otro nivel de su vacío. ¿Por qué? Está lloviendo…está lloviendo. Las piernas de ser una fogata se me apagaron me pierdo en el hueco 25


se deshace mi saliva: humo salado y cae. ¡El hueso, el hueso, me duele! Ya no quiero la radiografia de mi cuerpo está tan lejos Estoy tan lejos tan lejos sin nada el hueso no se calla, me escondo, tiemblo presiono contra la pared. Afuera los perros, el animal con mi rostro gruñen, caen, saliva sobre mi cuerpo adentro me enredo, rincones, el hueco más adentro la pared recibe mi silencio mi sollozo corto y sin eco más adentro más adentro más adentro más adentro mi vientre me encara, soy su perro tiemblan el brazo, los párpados, la cadera tiembla el gesto, los dedos, la lengua tiemblo sin frío no duermo: extraño lo que no he tenido. Una isla sin habitantes de marea calma y oscuras mañanas y en ella me revuelco sola hasta quedar bien enterrada en la arena “También de esto quiero hablar” digo antes de perder el pulso estoy buscando sin mis ojos la cordura tenue de no estar sola en este hueco infinito. Después de la pared hay un velero dando vueltas no va a ninguna parte ni responde de inanición las velas se le rompen enfermo se marea y enferma al mar que lo rodea. Todo se le alejó persigue sin sentido, persigue persigue, persigue escucho mi nombre 26


detrรกs de la pared el velero estรก cantando una canciรณn que me aterra mientras se ahoga...

27


Manifiesto de la piedra del riñón a la que pertenezco Hospital ¡Soy yo! la piedra del riñón y hago manifiesta mi existencia a través del dolor más insoportable que alguna mujer andrógina pequeña, blanca, suave en cualquier noche febrera y desprevenida pudo sentir. Decido embarcarme por los conductos del mar orinal hacia lo más bajo, pasando por donde arda deslizando contra las paredes venosas mis picos, desgarrando Las piedras que arman el cuerpo se rebelan y ahora yo, toda dureza hago mi surco sutil infierno. ¡Que a mi camino se levanten las súplicas de esta mujer poderosa! quiero verla doblándose en dos en tres trecientas lágrimas de vidrio punzante hasta encontrar salida de este cuerpo y verme, llegada ya al mundo en el patético fondo del retrete. ¡Llegaré a mi absurdo desde su angustia! No le temo a detenerme, encarnar sin querer en algún punto de la travesía y que le amputen un pedazo que le corten los tubos que no orine nunca jamás sin recordarme. ¡Trascendencia! todos los días sabrá de mí lo suficiente para retorcerse. ¡Todos los días! no le temo al agua, a la piña, al tomate, al homeópata estúpido 28


que pide remedios imposibles para la mente “porque sufre el riñón con tanta duda” dice “mejor ya no pensar” y “vivir la vida de los 18” pendeja como es, ¡llena de piedras! Al doctor y a él con sus instrumentos y secretarias los mando juntos a la verga. Aquí, en el cuerpo, en la vejiga estremecida vibro y me transformo en arenas no por piedad, Hospital asqueroso, sino para no volver a tocarte y que los sucios dedos de tus doctores no tengan un solo gramo de mí y doleré y doleré y DOLERÉ. Advierto: la medicina, los arreglos, sus gritos no pueden con mi gravedad hacia afuera explorar, abandonar mi estado, alejarme eso pretendo. Mis razones las desconozco. Un día, en algún taller de circo golpearon al riñón quién sabe si eso fuera. Muchos días, meses y meses han pasado sin sexo sin el sudoroso rito de supervivencia alegre y eso, eso sí que es razón para que esta mujer comenzara a petrificarse. ¡Que sufra la perra, que sufra! ¡Que se masturbe y me rete! Su mortal existencia poco me congoja y nada toca de los altos deseos de cambio que me empujan por este túnel diminuto e incómodo.

29


Y cúlpame, vagabunda, extírpame con artilugios oxidados largos metales en salas frías y controladas engáñense yo sólo soy la piedra. Odiseo de este cuerpo brioso y tambaleante que aceptaría, acaso, sólo un acuerdo. ¡Que dos dedos, o tres, o cuatro si gustan, vengan por mí hasta donde me encuentro! La tregua es lesbiana, si esa palabra existe si esas palabras esas negociaciones se le permiten a una piedra. Si no, cállense, púdranse, muéranse ríanse y cáiganse tantas veces yo me marcho y si a la niña le duele si soy caso raro o si osan llamarme Pedro “secuestradora de energías y muchachas” les digo ¡Métanse tres como yo por la uretra, al mismo tiempo, a mí no me importa!

30


Casa junto al río Colima Se come la mitad del patio cada año pero así, qué calma vivir a su lado escuchar transparentes incertidumbres y derrumbes ¿qué será, qué será? Lo que traiga en vísceras el arroyo ¿qué será? Sobre las piedras enraizadas y las piedras las plantas, los pecesillos, la basura y las piedras, la tierra, el agua sobre los pasos delgados de una garza llamada Silencia planea una comunidad de astros despegan del árbol escurriente. Motas de pelusa y sueño flotando ahí Comentarios de infancia entre dos viejas que cuentan tardes con las mejillas en calcetines. Yo podría venir a morirme en su orilla a cada rato sin apenas mancharlo a trepar un muro de su pensamiento y transcurso guardaría silencio aguardaría silencio con Silencia y su comida se me fue el contento la cotidianidad, se me fue y con las hojas que el viento tallase

contra mi techo me contestaría me bañaría en su agua dormir callar vivir juntos: sus arrebatos y mi casa. ¡Que alegría, que invento! en que terrosa lejanía me encuentro. 31


Atravesar el techo Agoniza en mis manos el día soltando un vaho de sus velos y brillos se deshace de a poco igual que el agua de algún receloso y desconfiado lago. Pronto todas las medicinas cortas y pútridas para sacar al autoestima del piso cavernoso en que permanece se tornan venenosas vienen contra el muro y derriban todo lo que pueden. Me atraviesa un hilo holograma como el de los billetes llega del túnel de la nariz al arco verdoso del pie. Y como un billete, me arrugo voy de un sitio a otro me intercambio por momentos o piezas indispensables para los navíos en los que caigo de una cascada a la siguiente. Traigo arrastrando el cuerpo viene prendado del tobillo a la sombra que proyecta pero se rezaga, se lastima, baja el pulso y aunque me detengo a preguntarle con el rostro endurecido nunca le importa contestar porqué ha de sentir el día castigándole cuáles de sus partes cayeron más lejos y fuerte en la escalera que por su arrastre tumultuoso lo convence de mejor convertirse en piedra. Así me iré al centro de la ciudad mientras el sol se pega a las superficies. Es un ácido traidor 32


o una fe en la realidad muy amarilla porque mis dudas me hacen sombra. Así bajaré la colina en vertiginosa caída volveré de noche a poner un pie en la cama y brincar hasta atravesar el techo y al volver, jalándome agarrando piedra tras tierra veré la puerta de mi casa tocaré con la llanta el cadáver mutilado en la entrada el cadáver mutilado de este día éste tirado a un costado de los olivos negros que forman con sus ramas y hojas que a mí ponen la máscara de su sombra... cadáver haciendo un hueco en el suelo un hueco éste en el que me arrastro del que voy y vengo en el que navego.

33


En esta esquina A mi padre Derramada en esta esquina me envuelve el baile palábrico de Federico Patán. En la esquina de esta esquina. Allá, van y retroceden enderezan a laminazos los golpes y con golpes también, uno camina sobre tierra otro, delgado, se levanta tras de mí y en lugar de caminar, ondula en esta zona en que las paredes son demasiado firmes. Cuando el golpeador pasa a decirme buenos días. “¿Buenos días?” me pregunto en voz baja. Se va creyendo que he contestado Mientras quedo en la esquina el poncho comienza a subirme lenta y prudentemente como un stopmotionzarzal yo guardo el silencio. Luego en la esquina ha crecido una rama y de su boca cuelgo convertida en crisálida la cabeza para abajo Pasó el de los golpes, repitiendo “buenosdías”, “buenosdías” como no le contesto, me manda matar. Puro polvo queda entonces en la habitación y las esquinas sin que nadie las mire se multiplican. Han puesto un letrero: “No salió mariposa, la habitación está maldita”. 34


Desastres psicológicos Hablemos, mientras quede un poco de ese silencio mojado allá afuera, de los desastres psicológicos. Introduzco blanduras y alimentos a mi boca compulsivamente y compulsiva mi mente arruga sus puntos “G” desata consecuencias, maldiciones injurias que razonan. FALTA DE SEXO prolongado estado de inanición asfixia de caricias y lo cursi de andarse muriendo y lo cursi de lo cursi que se atora en la garganta en la garganta de la vagina. Albergo esta debilidad por las voces observo criaturas de las que músicas se asoman y desato ahí mis ropas, mis piernas, mis pieles froto el vientre contra la computadora lo relleno de distancias infranquebles cables platonismos ostentosidades me desato el vientre mismo para atorar alguna hebra en esa voz. Entonces el rescoldo de mis antiguos amores las viudas creencias que quedan marchitas y todo, oxidadas enterradas bajo guijarros de inverosimilitud y un atisbo penoso de fe se pegan a mi superficie con tanto ánimo que se me sube el cuerpo a otra altura se acuesta y relájanse los pensamientos un tiempo. 35


Escribo poemas, acuño palabras a nadie que las tome contradigo mi prodigiosa estancia en este lugar me ensordezco de soledad y compañía. Escribo poemas en asidua búsqueda mastico hojas impresas de días fríos y lluviosos calores también, que me hinchan repito y repito las angustias mordiéndome la uña de la memoria. Y diríase que aun así ando con aspiraciones que robé de mi infancia una esperanza de pan y me la guardo en la espalda como guardara sin querer. Gregorio Samsa en su cuerpo la manzana. El desorden de esperar. El desastre de comer. La agnición de mi persona abierta. Ofendo la investigación seria convirtiéndome en rata. Y la vivisección de que hablaba en la secundaria cuando estuve más lejos de todos y me decidí a llevar estas palabras a la enfermedad por gracia de ser libre o de que me perteneciera al menos la voluntad de mi encierro, la vivisección, decía aquí está. La zona de desastre está viva.

36


El día oscuro El día oscuro ¿qué es la oscuridad que donde ha faltado luz no puedo saberlo? no se reflejan las panzas de los pájaros siguen y siguen nadando como en el mar, yo con el cuerpo entero sumergido por un día oscuro de mi piel. Me desentiendo en los círculos de mis manos aguardan ¿cuántos sentimientos rocas vidriosas como de riñones? Afuera hileras de esquilines se agolpan para entrarme en el oído mi antebrazo alcanza lento la multitud y la disipa. El día oscuro y su callar. Recuerdos poderosos hacen espirales y me atrapan. No sabe dónde esconderse la mirada en el patio grande. Sonidos de impacientes dedos abollan mi techo. No estoy segura de dónde quedé ni dónde dejarme, día oscuro no sé de qué manera acomodarme si las vacaciones duraran más que mis poemas me irían creciendo colas, confusiones y libertades tales que la escuela sería un mito una leyenda antigua de las calles que no le creería a nadie. No le creería a nadie. Ni sé cómo creer en mí o en la bicicleta quieta en día tan oscuro pensamientos opacos desengañan. 37


Esa cancioncilla de las nieves es una mentira alegre buscando alivio en niños. ¡Aquí no hay niños! estoy en la puerta gritándole. ¡Nos hace falta inocencia y claridad! se me arruga el cuerpo al ser un criminal desesperado […] ¿Desembocar en lo patético? ¿desemboco? ¿cuándo he sido río sin darme cuenta? ¿dónde ese ritmo igual o lo perpetuo y constante? No desemboco en ninguna parte voy donde amarré, desamarro y donde días oscuros donde días oscuros… apago la vista y dejo que el cuerpo vague. Enredada con el vagabundeo. Corazones que nacen para el hambre. En lo solitario palomas “destinadas” ¡qué palabra tan poca cosa! a caer, a quedar en la acera sin estorbarle a la nadie. Puerto y vaivén abandonados por todo barco. ¡Que nos hable este día oscuro! ¡Que nos hable!

38


Y apestas Qué fácil aguantar el hambre de mi sexo cuando veo tus dientes chuecos en exceso. No aunque me insinúes que tu cuarto está solo y que tu corazón es bueno “muy bueno como de pollo” porque al intentar tocarte el poderoso magnetismo de tus palabras tontas confundiría los caminos y terminaría metiéndote mano en la boca ¡el puño entero! Si quisiera buscarte el centro abandonaría, aburrida, al darme cuenta de que, como lo que dices eres una cáscara que cae sin crujir sólo esperando un día despedazarse. Lo que te es gracioso me empuja tres pasos fuera y lo que me hace reír no lo entiendes aunque traigas lentes y digas ¡Está muy bueno! de un poema de Girondo que recién te mentó la madre. No y mejor hambre y tristeza ¡deja tú, la mal masticada pasión, mejor! porque “andar en tu mundo” “estar loca” o tener “corazón de pollo” nomás me da motivos para enterrarte viva con la cabeza fuera a ver qué reflexión alcanzas al respecto. No tuve ganas de abofetearte o enviarte a casa con un corte de la guillotina que es mi lengua 39


porque me aburriste tanto hasta aletargarme y preferí huir sacándome el hediondo veneno de tu tedio escupiéndolo en las esquinas procurando no ofender a algún borracho en oficio de vomitar. Podría demandarte por los daños: arruinaste mi silencio desgajaste vulgarmente mi soledad de unas horas pero es cierto que, si la palabra PENDEJA cayera sobre la banca ¡primero a mí me cortaría la cabeza! por engullir una mentira inverosímil por moverme de donde no me hallarías por desesperada, inepta y claro, por pendeja. Para tenerte en una cama apenas amordazada y ya amarrada me rascaría el cuero sin saber qué hacer contigo o me llegaría el peligroso deseo de buscarte lo interesante con un bisturí. Se me irían los brazos ondulantes y alargados a suicidarse por la ventana antes de abrazarte. Y seguro es más placentero el poema 21 de Girondo que tus dedos cabezones. No me disculpes. Resulta muy probable que me muera por culera pero tú Te estás pudriendo.

40


Ir y extrañar A los participantes del viajecito: Andi Quevedo, Perro triste, Diegorrino, Andrea, Laulabú, Moux, Marielewska y Gemelo bueno. Subir el campo abriéndose gigantesco y frío. Llegar descolgando de los hombros la ciudad. Morder el suelo, agujas de pino en las encías. Conversar con el viento que bate a las personas y que abate con las horas pésimamente normales. Anochecer el campo abriéndonos lo frío, lo solo, el miedo. Cantar voces aparecen de los árboles, de nosotros y entre ellos haciendo laberintos por los troncos. Predecir que la luna llegue como un hoyo de luz a succionarnos alrededor de la 1:40 am. Enmudecer fusionarnos con la tierra y decir que estamos dormidos. Amanecer no hay algo más bueno que el campo no lo hay más limpio espejo aire y planta. Quitar las telarañas de los ojos entrecerrados que son lagañas. Besar una piedra y lanzarla al barranco. 41


Bajar a donde existe el tiempo, con un eco del bosque rebotando por todos lados. Volver a la casa, mi casa, su tensiĂłn, su densidad de cuerpos y la gravedad entre ellos que toma protesta encima de mĂ­ recordando mi peso. Sentarse ver las paredes pensando en campo. MelancolĂ­a sobre la voz de un locutor. Escribir.

42


Esta ciudad Cuando tengo ganas de vestirme con ella la ciudad se amplía tanto se multiplica tanto crece y crece. Yo le tengo un amor desmesurado su misterio latente el sabor de sus calles sus sonidos y oscuridades las criaturas que en ella se encuentran y vibran y mueren. Adicta a la pasión de sus rincones me suministro cables y construcciones mi letra se amolda a los muros y mi calma a las azoteas hay árboles de mí, he de confesar que creciendo por debajo abrazarían una prisión de cemento y metal sólo persiguiendo la rápida y brumosa veta de lo urbano. Sin embargo cuando anhelo asirla beberla, besarla, venirla esta ciudad es como sus gatos escapa tanto.

43


Por una azotea ¡Cuántas veces he regalado mi vida! por una alberca un maldito cubo de agua en que chapotear nadar, ¡cuántas veces! por un metro cuadrado de pasto y maleza ¡con un árbol, en el centro! ¡cuántas más daré! por una azotea la amplitud del espacio libre para maromear y la del cielo. Una azotea simple con su rotoplás, ropas colgadas sí, tejas quebradas una botella de vidrio vacía el calcetín amarillo o una banca, el cilindro de gas. Cuánto daré cuántas veces sinqueimporte por un trozo apenas de paz.

44


Deshigiene A mis diecinueve me quedo sola por zorrilla se me acusa: tráfico de piojos con cáncer vendimia de hoyos para camiseta Sugieren que tome un baño se escandalizan por mi falta de jabón Los imagino poniéndome en celda antiradioactiva con guantes y trajes de goma amarilla tallándome el sobaco. Decencia, Cloro y Desinfectante “Pasan fuera del salón y se marean vomitan de sus úlceras por el chillar de tu ardilla tu pestilencia irrita los cerebros” me alegan. Yo, escuche, me baño puntualmente cada tantos días de amargárseme sudor en el frondoso musgo de la axila y es un festejo de chapoteos el festival aguafresca me parece, vea usted que ensucia más la rutina que mi deshigiene. Un aura negra verdilenta me acompaña en los pasillos todo mundo se me aleja soy un cerdo sin vecinos. Aviéntoles ácidas telarañas paseo la axila por los barandales el diálogo intenso de flatulentas leguminosas cava pozos petroleros donde me siento el sol de andar en bicicleta también perfora y se me pudren frutillas enteras en las cuevas ¡zambullo la cabeza en el lodo y galán, voy infestando la ciudad! Me caminan chinches, garrapatas ¡sucias ideas! Soy un perro remojado tengo escamas en los hombros me ducho con saliva escribo en hojas de caspa entre mi espalda y la mochila crece una intimidad de selva agria el gato es quien me lava.

45


Me registraron de carne pero era mentira ¡Yo soy de pura mugre! He cultivado mocos más grandes que un toro los he cocido en caldo, los he comido recojo frutas de la basura saboreo los gusanos de un mango cuando se me atoran entre dientes en la ingle me ha crecido un ecosistema de honguillos risientes Soy una cucaracha, me tiembla el vientre guarda pelusas mi caparazón y las fermenta pa’ una fiesta levantando una pata escupo en las esquinas me orino los pies cuando me baño ¡qué risa, cuando me baño! Si levanto los brazos provoco carambolas soy sudor agrio con masa y canela mis comentarios apestan a veneno me sangran heridas decolorando el piso soy un monstruo lleno de cayos revolcándose en la tierra el ano parlanchín de algún gigante zarrapastroso y su sombra melcocha mugre cochambrosa. Shampoos, desodorantes y plástico-envases hacen urticaria en mi nuca me he divorciado de la sección de higiene ¡me he divorciado de los supermercados! apoyo su quema, su explosión en mi bolsillo hediondo cargo una utopía pero guakala por mí, no me dirijan la palabra. Equivoca el que me aprecia porque soy un desastre descuidado sin rastrillo ni perfume ni toalla sanitaria: también soy mi sangre que se lava voy mateando desgreñada en bicicleta. ¡Vaya! no querrán enfermarse por el infectuoso verde destuercamuelas de mi pensar soy una propuesta tengo tan limpias las uñas del argumento 46


que si me rasco al hablar cual sapo lamiéndose las espaldas les arde mi presencia les hace surco, les explota, se les gangrena. Olorosa, ambientalista, ecologista No, soy nomás un xoloitzcuintle enterregado hiena sucia que se burla ¿huelen el tufo de mi risa? ¿el acento de mi nombre embichecido? Los humanos apestamos disimulen,amárrense los brazos, calladitos, cómodos y limpios ya está el camino pavimentado. A mis diecinueve, y desde antes me voy quedando sola huelo feo y mis palabras puertas no son piedras de farmacia Se me perdió el camino, compañeros

pero encontré otro, desatando.

47


Antílope: mira lo que me encontré de Mayra Silva Peña, se terminó de imprimir en el CEDART “Juan Rulfo”, el mes de mayo de 2013, con un tiraje de 50 ejemplares. Edición y diseño a cargo de Mayra Silva Peña y Jorge Rodríguez Castro. Corrección: Gabriel Govea Acosta. Ilustraciones: Mayra Silva Peña. Contacto: trako_mania@hotmail.com

Reedición en formato digital por Jorge Rodríguez, noviembre de 2016. CEDART “Juan Rulfo” en colaboración con la Editorial Demiurgo editorialdemiurgo@gmail.com


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.