‘Esos muros que apuntalo están todavía tibios del contacto de cuerpos desaparecidos, manos que todavía no existen acariciarán los fustes de estas columnas. Cada piedra era la extraña concreción de una voluntad, de un recuerdo, a veces de un desafío. Cada edificio, era el plano de un sueño.’
Memorias de Adriano ***