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dos
tres poemas para gaytán
SAT VOCABULARY QUESTIONS
josé luis justes amador
YO YA SERÉ UN FANTASMA Y TÚ AÚN APENAS SERÁS JOVEN PERO YO NUNCA FUI CAPITÁN DE BARCO NI TÚ ESCRIBIRÁS MIS MEMORIAS NI TE LLAMAS MUIR “Navegar es preciso; vivir no es preciso.” (Fernando Pessoa) Lo que te has perdido por haber nacido demasiado tarde para cruzar conmigo los siete mares. Y cuánto lo echo de menos. Cómo te habría gustado el Cabo Norte, y los fiordos bajo el sol de media noche, y navegar junto al arrecife en Barbados donde el agua azul se torna verde, y hacia las Falkland donde la galerna del sur desgarra el mar entero y lo vuelve blanco. Lo que perdimos, lo que nos hemos perdido.
“Americans need to be lingual before they go bilingual” (Blue van Meer) ¿Cuántas has usado en una conversación la palabra preposterous? ¿Sabes qué significa el prefijo ciscuando va delante de gender? ¿Cuántas palabras conoces que terminen en phobia y cuál es el significado exacto de la eterna triskaidekaphobia? ¿Eliges entre palabras de raíz doble, como por ejemplo freedom y liberty, la que viene del latín o la sajona? ¿Cuántas veces has inventado por conveniencia una palabra como cuando inventaste bodysick y cuántas te han preguntado qué significa, que si estabas enferma o anhelante de un cuerpo? ¿Cuántas veces has pensado que con mil palabras, el número exacto que pide el SAT, podrías ya tener una conversación? ¿Y cuántas has decidido quedarte callada, mantener en secreto el experimento, como si las palabras, aún sabidas, no sirvieran de nada, para nada?
LA CÁPSULA DEL TIEMPO DE GLENN I
III
IV
nada no quiero meter nada en una caja
papeles sólo papeles papeles nada más
algo que haga juventud aunque no sea algo que haga los años que faltan o separan
y luego enterrarla y luego dejar instrucciones
nada que explique cómo leerlos nada que explique en qué idioma
un remedio lo más natural posible un remedio aunque no sirva para nada en la caja
para que se abra en cincuenta para que se abra en setenta y cinco en cien años
y el sonido lejano de una caja y el sonido de cuatro notas
II para que quede algo más allá de la ceniza y el polvo para que quede algo
repitiéndose como los papeles repitiéndose como el sonido de cuatro notas
yV algo azul lo más breve posible algo azul para guardar memoria escaleras si cupieran aquí escaleras para bajarlas de nuevo y dos versos de Shakespeare (then come kiss me, sweet-and-twenty!) dos versos de noche de epifanía (youth's a stuff will not endure)
tres
tres poemas
rebecca lindenberg
DESPACHOS DE UN MUNDO SIN TERMINAR
CATÁLOGO DE LO EFÍMERO
Una hoja del verde que elegiría un niño al pedirle que dibujara una hoja. * Esta rosa de pesados pétalos es húmeda como el acento de mi corresponsal actual. * Árboles desfrutados por el pájaro. Árboles deshojados por el escarabajo. * Mi corresponsal es una tentación y yo no estoy acostumbrada a las tentaciones. * La rosa blanca florece marrón por los filos. Un libro de bolsillo. * Adentro, mi madre tararea una canción que nunca escuché. * Tipos de santidad. * Árboles descortezados por el ciervo de invierno. * Mi corresponsal no me dejará amarlo. * Los objetos verdes hacen un sonido tan suave. * Descruzo mis piernas para descubrir, con el pie descalzo, que el sol ha calentado la piedra. Participo del sol. * Y de la piedra.
Me das flores que recuerdan farolillos chinos.
CARNAVAL La máscara que arde como un violín, la máscara que sólo canta en lenguas muertas, que ama que ama la destrucción al ser portada. La máscara que suspira como mujer aunque sea una mujer quien la lleva. La máscara cubierta de perlas de aguas salada y de semillas. La emplumada, la máscara con la boca suturada, un rostro lunar, como una cicatriz ya sanada que significa “cosecha”. Una mirada airada que significa “deseo”. Un mohín grotesco. Aquí una máscara con pico, una máscara trenzada, aquí hay una máscara sin ojos, una máscara que parece una máscara mas no lo es – por favor no intentes desenredarla. La máscara que nieva monedas, la máscara llena de avispas. La máscara de encaje para atrapar los pensamientos que escapan. Pásame la máscara sonrojada, la hecha de partituras. O la máscara chacal, la máscara que esconde y hace que los amantes sean idénticos a la noche.
Me das hale para el amarillo. Me das vex. Me das limones endulzados en salmuera y me das tinta de sepia. Me das los cuatrocientos setenta y tres escalones de la cúpula de Brunelleschi. Me das seducción y me dejas que te la devuelva. Te me das. Me das un departamento lleno de olores matutinos –bagel tostado y café negro y las lilas moteadas en el jarrón del alfeizar. Me das el 24 horizontal. Me das flores que parecen alas de polilla. Me das el primer pájaro de la mañana posado en el cable. Me das el café con sillas de plástico en la acera y a los muchachos que suben los pies a las sillas. Me das el apenas ruido de cometas caseras el domingo en el parque. Me das cerveza color de atardecer con limones. Me das a D. H. Lawrence y él me da granadas y sorbales. Me das el diente suelto de California, la mandíbula rota de Nueva York. Me das el cielo azul de Wyoming y el viento azul que lo atraviesa. Me das una ciudad antigua en que el lenguaje es un secreto que todos guardan. Me das una playera que dice que todo lo que me diste fue esa playera. Me das fotografías contigo recortado. Me das brotes de lima pero no por lo que significan. Me das sí. Me das no. Me das manzanas de medianoche en un carro con las ventanas abajo. Me das los focos de una tormenta eléctrica. Me das el trueno y el repentino verde de las nubes. Me das el carenado acelerar de los trenes. Me das el aroma de la menta mustia. Me das el olor de pelo negro, de pelo rubio. Me das a Apolo y a Dafne, a Pan y a Siringa. Me das a Eco. Me das jacintos y narcisos. Me das digitales y dulces puñados de peonía. Me das la sucia alfombra de un apartamento en el East Village. Me das fingir que no me doy cuenta. Me das una discusión sin terminar que comenzó en el tren F hacia Manhattan. Me das cuadros de mujeres con los ojos cerrados. Me das la pena y cómo penarla.
traducción de josé luis justes amador
cuatro
vocación de peregrino
verde y humilde
alejandra eme vázquez
So the mouse took of his old feet and put on new ones… grababa a sí mismo leyendo a Nietzsche o Proust y se escuchaba mientras caminaba, dos catalanes quejumbrosos, un chino a quien le habían robado su dinero y pasaporte, una chilena que El 28 de octubre de 2013 escribí sobre él en este mismo espa- no llevaba abrigo ni sabía a dónde tenía que llegar…); sus botas cio: en mi sexta entrega de “Verde y humilde” el protagonista aguantaron estoicamente caminar en todo terreno; comió manfue Luis Miguel Urbina, un ingeniero metalúrgico de 23 años jares que le sabían más deliciosos porque eran la recompensa de que caminó la ciudad de México siguiendo el trazo de las 12 todo un día andado; aprendió a medir sus fuerzas; ya cumplido líneas del metro durante un año en un proyecto voluntario que el reto regresó a Madrid y tuvo tiempo para contemplar “Las me causó tal admiración, que tuve que pedirle una entrevista en Meninas” por una hora... Es inevitable, al escucharlo platicar su un café sin saber exactamente qué podría reseñar yo de algo que viaje, que caminar se convierta en la metáfora perfecta para penno había vivido pero me emocionaba. Ahí descubrí que quien sar, para entender, para aprender. sabe caminar sabe contarlo también, y me enteré de que lo que El Camino de Santiago es una ruta exigente para el caminante, y le había motivado a su odisea citadina era que deseaba hacer el por eso se ha construido alrededor de ella todo un sistema que Camino de Santiago de Compostela. Después de escucharlo yo trata de hacer lo más placentera posible la experiencia. Los perestaba segura de que lo conseguiría, pero no me imaginé que egrinos se cuidan entre sí y en los pueblos encuentran una hossucedería tan pronto: cuando supe que en diciembre había com- pitalidad entrañable que va más allá del turismo tradicional; hay prado ya los boletos para viajar a España y hacer la mítica ruta, una vibra especial en completar este camino, que tiene su propia supe que aquella columna tendría segunda parte. Y hela aquí. memoria y su propio mecanismo. Así lo entendió Luis Miguel, “Quería hacer el Camino de Santiago desde hace mucho, leí so- quien pronto se dio cuenta de que si deseaba un viaje memorabre él, me puse a buscar en Internet y decidí que quería hacerlo, ble debía hermanarse, ante todo, consigo mismo: “Aprendí que aunque no conocía ni conozco a nadie que lo hubiera hecho. uno tiene que hacer el camino a su paso. Si uno quiere llegar a Cuando caminé el metro fue para ver si me gustaba, no como donde sea, tiene que ir a su ritmo; si intentas ir al paso de otro, entrenamiento pero sí para probarme a mí mismo, y conocí mu- más rápido o más lento, es muy desgastante física y mentalchas partes del D.F. que de otro modo no hubiera conocido. mente. Y la idea del camino es que sea personal, que cada quien Pero el Camino sí era más personal: fui a España porque ahí está vaya arreglando sus asuntos individualmente; por eso la ruta es el Camino; si hubiera estado en otro lugar, a otro lugar hubiera completamente mental, porque si se ve a lo lejos parece que no ido”. Con esta claridad, Luis Miguel llegó a Madrid el 28 de dic- se llegará nunca, pero se trata de concentrarse en caminar”. iembre, en fechas atípicas para los peregrinos, que suelen atibor- En diciembre, según le dijeron, la experiencia es más cercana a rar la ruta y los hostales en verano con un clima más agradable; como era antes porque hay menos gente y por lo tanto, mayor pero él eligió recibir el 2014 recorriendo el llamado “Camino posibilidad de activar ese camino interior. Y en efecto, se dio Francés”, de Burgos a Santiago, una de las tres modalidades de cuenta de que cada día que pasaba lo disfrutaba cada vez más esta ruta. Por supuesto, en Madrid recorrió una línea del metro y notó que si al principio tuvo la sensación de imposibilidad de caminando y le tomó una foto a la estación Sevilla, sólo para re- la empresa, cada tramo avanzado lo acercaba a su meta, y sentir cordar viejos tiempos. eso en la práctica es ya un veinte caído: “Me empecé a sentir No puedo evitar asociar a Luis Miguel con el cuento de Arnold mejor conmigo mismo. Tuve que aprender muchas cosas; por Lobel, en Mouse Tales, en el que un ratoncito debe completar una ejemplo, todos los primeros días me llovió y me desesperaba larga ruta pero se va cansando de sus zapatos y siempre encuentra mucho, hasta que tuve que aceptar que hay cosas que se salen en la carretera a un vendedor que le provee de un repuesto, hasta de mi control y que no hay que pelearse con ellas”. Entonces, si que ya no aguanta los pies y se encuentra (obvio) a un vende- le sorprendía una lluvia fuerte encontraba un lugar para refudor de pies en el camino, de modo que el protagonista llega a giarse, se sentaba a comer y observaba el paisaje mientras resu destino con nuevos pies. Así de fácil. Porque desde la movi- solvía algo, porque siempre hay algo que resolver: “Aprendí a lidad, todo llega. Luis Miguel sabía que el camino le proveería: disfrutarlo: aprendí a ver”. las señales convenidas para los peregrinos le permitieron saber Es imposible no emocionarse cuando Luis Miguel relata su enhacia dónde moverse y los letreros le iban indicando que cada trada a Santiago de Compostela, porque escucharlo narrar su vikilómetro conquistado era crucial y cada paso importaba. Por aje es un poco caminar con él. Tiene fotografías que le recuerdan supuesto, acepta que al inicio fue muy difícil porque nunca había los detalles que le llamaron la atención y los revive al mirarlas, caminado tanto, mucho menos con 10 kilos de inseparable equi- pero también confiesa que hubo un momento en el que dejó de paje como única compañía. Y tan lejos de casa. Claro que el reloj usar su cámara porque se dio cuenta de que lo que adoraba era geográfico se las arregla, pues aunque no festejó en España el su punto de vista del paisaje, pero que en la imagen todo se vería Año Nuevo porque estaba muy cansado como para atender a la igual a otros ojos. En las tres horas que estuvimos platicando invitación de su hospedera, despertó a las siete de la mañana del respondió cada una de las preguntas, que fueron muchas; broprimero de enero allá, conectando secretamente con su instinto meó, mostró feliz su carnet con los sellos de todos los lugares patriótico que sin importar las horas de diferencia, recibió 2014 en los que hizo estación y compartió sus aprendizajes porque en horario mexicano. de verdad ser peregrino le dio una identidad que le enorgullece Caminó entre 25 y 35 kilómetros por día, que se traducían en seis y una alegría que contagia. Ahora sabe que volverá, dice que hay u ocho horas; a veces llegó a lugares en los que no había hostales una magia en el Camino de Santiago que hace que quien lo ha disponibles; se acostumbró a extraños horarios de comida; com- andado lo recorra de nuevo y sin duda sucederá. Así que muy partió camino con otros peregrinos (un marinero italiano que seguramente esta columna continuará pronto. ¿Qué tan pronto?, hablaba un español perfecto, un neozelandés, un inglés que se con Luis Miguel no se sabe.