CRÍTICA / ROSARIO CASTELLANOS La 2011/ 2010/ Año 3Añ No. LaJornada JornadaAguascalientes/ Aguascalientes/Aguascalientes, Aguascalientes, México Mé xicoABRIL OCTUBRE o 26 2 No. 20
Mujer que sabe latín...
Selección mínima de poemas
Raquel Mercado Salas
A
l interior de la cultura, cualquiera que ésta sea, existe un misterio que emana de lo eterno femenino. No me refiero al rol social de ser mujer ni a los mandatos del reino biológico, me refiero a otra cosa y quizá la palabra más precisa sea libertad. Pero ¿cómo acercarse a lo femenino? ¿cómo encontrar la palabra correcta? Rosario Castellanos comenzó por la soledad, la convirtió en el testigo y le sacrificó sus demonios. Uno de los fantasmas continuos de la autodefinición femenina es el de la inteligencia, el tabú occidental para la mujer, pues parece ser un atributo masculino: Aristóteles decía en su Arte poética que no era conveniente dejarle diálogos demasiado inteligentes a las mujeres en una tragedia pues no correspondía con la adecuación a la realidad, Kant en sus notas sobre Los sentimientos de lo bello y lo sublime expresa que una mujer con demasiado griego o geometría en la cabeza sólo le haría falta una buena barba. No es necesario hacer un recuento exhaustivo para aproximarnos al punto en donde se presentan los lindes intelectuales que se le imponen culturalmente al sexo femenino. La palabra esencial que definiría el estado de la mujer en el mundo sería frustración. ¿Por qué? Aquellos que dependen tanto del juicio externo son más vulnerables a los embates de la
Nuestra Rosario: una flama lejos de la brasa...
Rosario Castellanos
Mujer que sabe latín... Raquel Mercado Salas
En un día de amor yo bajé hasta la tierra: vibraba como un pájaro crucificado en vuelo y olía a hierba húmeda, a cabellera suelta, a cuerpo traspasado de sol al mediodía. Apuntes para una declaración de fe, Rosario Castellanos fortuna y la mujer siempre ha estado en el banquillo de los acusados. En el eterno femenino Castellanos presenta un espejo a través de Lupita, un lugar común en nuestro país, una mujer con el nombre de la virgen, con el trabajo de una mula, la ignorancia abismal de los asuntos públicos, la ternura de una niña, las ansias sexuales no colmadas por sí misma sino siempre a la espera del otro, la madre soltera por viudez o abandono. ¡Dios me libre de la nana que los malcría o del kínder que los vuelve desamorados! La que tiene que sacrificarse es la madre. La madre, que aceptó la responsabilidad completa. De los hijos. Y también de la casa. Gracias a Dios, la mía es una tacita de plata […] ni una brizna de polvo. Y en cuanto a mi persona, no he descuidado jamás mi apariencia ¿Qué retiene al marido sino una mujer siempre bien arreglada, siempre esbelta lucidora…1
¿Dónde está, entonces, lo femenino? Todas esas circunstancias exigidas están afuera, la periferia se convierte en núcleo y se pierde el centro. Ciertamente no es una sustancialización de lo femenino lo que se propone Castellanos, pero nos hace asistir a una representación de lo que se entiende por femenino y lo ironiza. Con la risa estridente que sale sin tapujos ante el libro, ante sí misma, cae al suelo sin problema toda aquella estructura impuesta como la definición del horizonte de la mujer. La falta de propuesta del ser de lo femenino en nuestra poetisa es una muestra de interés por la construcción de cada mujer por estar a la altura de su momento. No hay fórmula, ni diosas, ni origen del mal, la mujer debe 1 Castellanos, Rosario, El eterno femenino, FCE, México, 1975, p. 48.
• PÉNDULO 21/UNO/ABRIL 2011•
Enrique Luján Salazar
ser puesta frente al vértigo de su libertad. Quizá en esa entrega a sí misma, esa absoluta entrega a sí misma pueda acceder al arte de la vida: Después, la estúpida indignación de algunos, que se quejan del desdén de los superiores por que no tuvieron tiempo de recibirlos cuando quisieron verlos. ¿Cómo se atreve nadie a quejarse de la soberbia, si nunca tiene tiempo para sí mismo? […] tú nunca te dignas a mirarte o a oírte a ti mismo2
Rosario se miró, dialogó con ella misma, estuvo frente a grupos, estuvo atenta a la realidad indígena, fue madre, acompañada y sola se enfrentó su realidad de ser humano en el mundo y junto a todo ello añadamos su insobornable inquietud de vivir como un proyecto propio. Todavía quedan muchas deudas que saldar en los planes de educación pública, en la promoción del pensamiento mexicano, en saber dónde vivimos y qué sentido tiene entrar al inmenso territorio de la riqueza cultural que nos muestra Castellanos. Ésa es la tarea a la que nos ha convidado la pluma de la poetisa que continua mostrando los abismos de un país y de lo humano a quienes regala el canto de una declaración de fe.
2 Séneca, La brevedad de la vida, UNAM, México, 1987, p. 378,
De Viaje redondo
Pasaporte ¿Mujer de ideas? No, nunca he tenido una.
Comentario al escultor
Jamás repetí otras (por pudor o por fallas nemotécnicas). ¿Mujer de acción? Tampoco. Basta mirar la talla de mis pies y de mis manos.
El que se lamentaba de hacer su propia estatua con arcilla que pruebe las materias que nosotros usamos. Nosotros, es decir, los marginales: memoria, ensueños, humo, sueño, esperanza. Nada.
Mujer, pues, de palabra. No, de palabra no. Pero sí de palabras, muchas, contradictorias, ay, insignificantes, sonido puro, vacuo sonido de arabescos, juego de salón, chisme, espuma, olvido. Pero si es necesaria una definición para el papel de identidad, apunte que soy mujer de buenas intenciones y que he pavimentado
Poemas
un camino fácil y directo al infierno.
Mirando a la Gioconda
(En el Museo del Louvre, naturalmente)
(Selección)
¿Te ríes de mí? Haces bien. Si yo fuera Sor Juana o la Malinche, o para no salirse del folklore, alguna encarnación de la Güera Rodríguez. […] Me verías, quizá como se ve al espécimen representativo de algún sector social del Tercer mundo. Pero soy solamente una imbécil turista de a cuartilla, de las que acuden a la agencia de viajes para que les inventen un tour. Y monolingüe
Rosario Castellanos
Ninguneo En la tierra de Descartes, junto a la estufa -ya que nieva y tiritono pienso, pues pensar no es mi fuerte; ni siento pues mi especialidad no es sentir sino sólo mirar, así que digo (pues la palabra es la mirada fija): ¿qué diablos hago aquí en la Ciudad Lux, presumiendo de culta y de viajada sino aplazar la ejecución de una sentencia que ha caído sobre mí.
¡para colmo! que viene a contemplarte, La sentencia que dicta: “No existes”.Y la firman Y tú sonríes, misteriosamente como es tu obligación. Pero yo te interpreto. Esa sonrisa es burla. Burla de mí y de todos los que creemos que creemos que la cultura es un líquido que se bebe en su fuente, un síntoma especial que se contrae en ciertos sitios contagiosos, algo que se adquiere por ósmosis.
los que para firmar usan el Nos mayestático: el Único que es Todos; los magistrados, las cancillerías, las altas partes contratantes, los trece emperadores aztecas, los poderes legislativo y judicial, la lista de Virreyes, la Comisión de Box, los institutos descentralizados, el Sindicato único de Voceadores y… y solidariamente, mis demás compatriotas.
1 El querido e inteligente lector habrá de disculpar alguna “tendencia o mirada filosófica” que influye en esta selección de poemas.
• PÉNDULO 21/DOS/ABRIL 2011 •
Nazareth Descendiendo a la cueva en la que el Arcángel hizo su anuncio, pienso en María, ese vaso de elección. Como todos las vasos, quebradizo. Como todos los vasos, demasiado pequeño para el destino que se vierte en él.
(Seleccionados del libro Lívida luz)
El día inútil Me han traspasado el agua nocturna, los silencios originarios, las primeras formas de la vida, la lucha, la escama destrozada, la sangre, el horror. Y yo, que he sido red en las profundidades, vuelvo a la superficie sin un pez.
Lo cotidiano Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día; este cabello triste que se cae cuando te estás peinando ante el espejo. Esos túneles largos que se atraviesan con jadeo y asfixia; las paredes sin ojos,
Destino Matamos lo que amamos. Lo demás
Nocturno Para vivir es demasiado el tiempo, Para saber no es nada.
no ha estado vivo nunca. Ninguno está tan cerca. A ninguno otro hiere
¿A qué vinimos noche, corazón de la noche?
un olvido, una ausencia, a veces menos. Matamos lo que amamos ¡Que cese ya esta asfixia de respirar con un pulmón ajeno! El aire no es bastante
No es posible sino soñar, morir, Soñar que no morimos Y, a veces, un instante, despertar.
para los dos. Y no basta la tierra para los cuerpos juntos y la ración de esperanza es poca y el dolor no se puede compartir.
ciervo con una flecha en el ijar que huye y se desangra.
Revelación Hay otro. y desde entonces duermo a medias y ya casi no como. No es posible vivir
Ah, pero el odio, su fijeza insomne de pupilas de vidrio; su actitud que es a la vez reposo y amenaza.
de alguna voz oculta y sin sentido. Para el amor no hay tregua, amor. La noche no se vuelve, de pronto, respirable. Y cuando un astro rompe sus cadenas y lo ves zigzaguear, loco, y perderse, no por ello la ley suelta sus grafios. El encuentro es a oscuras. El beso se mezcla con el sabor de las lágrimas. Y en el abrazo ciñes
Lo supe de repente: El hombre es un animal de soledades,
el hueco que resuena
con este rostro que es el mío verdadero y que aún no conozco.
El ciervo va a beber y en el agua aparece el reflejo de un tigre. El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve -antes que lo devoren- (cómplice fascinado) igual a su enemigo. Damos la vida sólo a lo que odiamos.
2 Publicado originalmente por la UNAM en 1950.
• PÉNDULO 21/TRES/ABRIL 2011•
el recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.
Nuestra Rosario: una llama lejos de la brasa… 1
Enrique Luján Salazar
L
a olvidada Sor Juana del siglo xx, mujer de prosa y poética que tiende un puente entre el decir, el sentir y el hacer…. Forjada en el crisol del dolor, fue Rosario Castellanos quien elevó el género femenino a sus más altas expresiones vitales y culturales.
Sus creaciones le permitieron sublimar lo femenino, desde las condiciones más inhóspitas, desde lo indígena a lo citadino, desde la ominosa ignorancia a los saberes universitarios, desde la selva chiapaneca a la embajada mexicana en Israel; sólo ella pudo afirmar auténticamente su percepción del entorno en Lívida luz: “El mundo como lugar de lucha donde uno está comprometido…” Fue ella quien afirmó la relevancia de la libertad frente a cualquier sometimiento. Sólo ella podía apropiarse de la Lamentación de Dido para enfrentar el abandono y conformar una ciudad nueva, un México que fuera más justo y equitativo en todos los órdenes, sobre todo en el de género. Su grandeza humana, su valor como artista, le permitió liberarse de las rencillas y enconos de los pequeños feudos universitarios e intelectuales. Iluminar más que buscar los reflectores de un país que pretendía acceder a los privilegios de la modernidad. Su humildad y su fuerza la ensalzaron y la llevaron más allá de “la selva de fieras que disputaban por la fama y el poder”. Y recibió honores y recompensas que otros sólo añoraron… Como ensayista nos ofrece una reflexión lúcida, ágil y siempre provocadora. Comparte sus experiencias interiores sin remilgos, en voces y textos que van conformando su vocación poética que le permite sobrevivir a los más adversos avatares de su existencia.1 Fue una crítica rigurosa y amable de la producción literaria propia y ajena, sus textos son de enorme valía, no sólo por la profundidad heurística de sus indagaciones sino también por la orientación pertinente que da al lector para sortear el laberinto de los demasiados libros. Su ironía cáustica y su exquisito humor nos sorprenden en cada uno de sus relatos y reseñas. Entre los temas destacados de su obra no podemos soslayar el del amor y la soledad, condiciones y condicionantes esenciales para la conformación humana. La soledad y el abandono que nos acompañan por buen trecho de nuestra existencia frente a la seducción del amor, cuya “única misión es exponernos a la herida y luego desaparecer […] romper el círculo del yo en el que estamos encerrados y, de ese modo, comunicarnos con los demás.”2 No hay otro destino humano que ser “…animal de soledades, ciervo con una flecha en el ijar que huye y se desangra.”3 Así que nuestra Rosario fue una maestra en el vivir apasionadamente sus convicciones y sus sentimientos, en reflexionar sobre ellos y en 1 Rosario Castellanos, Trayectoria de polvo, p. 17. 2 Emmanuel Carballo, “Rosario Castellanos 1925-1974”, en Protagonistas de la literatura mexicana, p. 524. 3 Rosario Castellanos, “Destino”, en Obras completas, p. 131.
la capacidad de recuperarse de los sufrimientos más intensos para poder afirmar el amor fati. Transitó de la perspectiva individual a la colectiva. Sus antecedentes indígenas le permitían reconocer la importancia del otro y de los otros, en particular, de los pobres y marginados. Su formación cultural le permitió ir más allá de maniqueísmos culturales e históricos y aceptar que somos una sociedad mestiza, que si bien se nutre de la grandeza de las culturas prehispánicas, también es hija de occidente y por tanto somos seres híbridos que transitan hacia lo contemporáneo con todas las dificultades que tal mezcla conlleva. Sin duda, Rosario ha tendido puentes, nos reta continuamente con la agudeza de sus observaciones, nos da remansos de paz en sus elucubraciones filosóficas y literarias. Como artista, es plenamente consciente que no hay obra sin espectador, que la experiencia estética reclama su propia circularidad, así que busca sus propios lectores, sabe que “el sentido de la palabra es su destinatario: el otro que escucha, que entiende y que, cuando responde, convierte a su interlocutor en el que escucha […] estableciendo así la condición de diálogo que sólo es posible entre quienes se consideran y se tratan como iguales y que sólo es fructífero entre quienes se quieren libres.”4 No necesitó de Gadamer, el hermeneuta, para fijar las condiciones generales de la comprensión y la interpretación, ni de Jauss para establecer una estética de la recepción. Su inteligencia y su intuición han podido llevarnos a navegar por signos y significaciones inéditas. Su vida y su obra nos llaman a ser auténticos contestatarios y, sobre todo, a reconocer que sea cual fuere nuestro destino es necesario afrontarlo desde la complejidad del mismo y con la participación decidida e inteligente de todos. Por no arriesgarnos ¿seremos una “llama lejos de la brasa…?” o ¿arderemos y nos consumiremos trágicamente en la vertiginosa vida presente?
4 Rosario Castellanos, “El lenguaje, posibilidad de liberación”, en Obras completas, p. 980.
• PÉNDULO 21/CUATRO/ABRIL 2011 •