Número 348 Agosto 18, 2013
White, Keynes y el Tratado de Bretton Woods La UNAM: un espacio poblado de historia Bolaño ¿Alba Dorada, los nazis griegos Paradojas de la calidad Brasil
2 Domingo 18 de agosto de 2013
CORREO del SUR
White, Keynes y el Tratado de Bretton Woods Vicenç Navarro
U
no de los tratados que han tenido mayor impacto en la vida económica y financiera de nuestro tiempo ha sido el Tratado de Bretton Woods, que configuró el sistema monetario después de la 2ª Guerra Mundial. Tuvo lugar en la localidad de Bretton Woods en New Hampshire en julio de 1944 y tuvo como objetivo garantizar un nuevo orden económico cuando terminara la guerra. Las dos personalidades que jugaron un papel clave fueron John Maynard Keynes, por parte de Gran Bretaña, y Harry Dexter White, por parte de EEUU. Y aunque el que ha recibido mayor aclamo por el diseño del tratado haya sido Keynes, la realidad que se ha ido descubriendo es que Dexter White jugó el papel principal en el diseño de aquel tratado. Dexter White era un funcionario del Ministerio de Hacienda (Treasury Department), hombre de íntima confianza del Ministro, Henry Morgenthau Jr., el cual era amigo personal del Presidente Franklin Delano Roosevelt. Dexter White había sido el economista encargado por el Ministro de Hacienda estadounidense de preparar el borrador del tratado (habiendo dedicado tres años a ese trabajo). La historia del tratado, sin embargo, ha pasado de largo por la tarea realizada por White. ¿Por qué? White creía que dentro del mundo capitalista era fundamental garantizar la estabilidad económica y financiera, lo cual requería crear un sistema alrededor del dólar, moneda del mayor acreedor existente en el mundo capitalista de entonces, es decir, EEUU. En esto no siempre estuvo de acuerdo con los economistas británicos, que estaban bajo la presión de mantener la libra esterlina como centro de la Commonwealth. White también tenía la creencia de que la estabilidad monetaria debería acompañarse con estabilidad política, basada en una relación de cooperación entre los vencedores de la 2ª Guerra Mundial, y muy especialmente entre EEUU y la Unión Soviética, que eran los dos grandes vencedores sobre el nazismo y fascismo. La URSS había sido –como lo reconoció incluso Winston Churchill- la mayor fuerza responsable de la derrota del nazismo en Europa (veinte millones de muertos en aquel país fue el coste de su victoria) y EEUU lo había sido del imperialismo japonés en el Pacífico. Según White, EEUU y la URSS deberían ser aliados promotores de la estabilidad en el futuro. La Guerra Fría no había empezado en EEUU y el Presidente Roosevelt y sobre todo su esposa Eleonor Roosevelt no eran hostiles ni a la Unión Soviética ni al Partido Comunista de EEUU. White, en realidad, tenía varios amigos y colaboradores miembros de ese Partido. White llegó incluso a conseguir que la Unión Soviética firmara y apoyara varios de los componentes del Tratado de Bretton Woods, aunque se negara a firmar el componente del tratado que establecía el Fondo Monetario Internacional, por creer, correctamente, que estaría dominado por el gobierno de EEUU. Este clima político cambió radicalmente con el surgimiento de la Guerra Fría que hizo que la Unión Soviética fuera percibida como el mayor enemigo de EEUU. El cambio puso a White en una postura defensiva, siendo considerado una persona poco fiable. Incluso algunos comentaristas le acusaron de ser espía de la Unión Soviética. Fue así como White pasó a ser una persona marginada, desapareciendo de los libros de historia, apareciendo solo Keynes como figura central de aquel tratado. Y así se escribió la historia de Bretton Woods (ver el excelente artículo “Dirtying White” de James M. Boughton del cual extraigo estos datos, en The Nation, 24 de junio – 1 de julio de 2013). Estas breves notas no minimizan la enorme tarea de Keynes ni diluyen y/o disminuyen su gran labor en analizar la situación económica del momento y periodo en el que vivía, ni tampoco relativiza sus consejos y propuestas de salir de la crisis, tan aplicables hoy como entonces. Pero es de justicia reconocer la enorme labor realizada por White que en caso de haber vencido sus propuestas políticas, además de sus propuestas económicas, la historia del mundo habría cambiado y nos hubiera ido mejor.
CORREO del SUR
E
sta invitación a celebrar junto con ustedes el inicio de un nuevo ciclo académico en nuestra universidad nacional, me honra y compromete. No llegan a una casa vacía, sino a un espacio poblado de historia ardua y generosa cuya existencia se debe al empeño de mujeres y hombres visionarios, pensadores, maestros y políticos que imaginaron y construyeron la comunidad de mexicanos libres de la que somos herederos y comprometidos usufructuarios. Para don Justo Sierra, el fundador, la universidad sólo alcanzaría el calificativo de nacional en la medida en que sus egresados hicieran de México la preocupación más importante del hombre cultivado; de aquí su insistencia en identificar al hombre con la nación. De aquí su interés vital en una enorme tarea educativa que fue de la instrucción pública a la fundación de la universidad nacional de México. Habría que cuidar, afirmaba, que la institución no se enclaustrara, que fuera semillero de una comunidad volcada al mundo, consciente de su tiempo, dedicada a levantar y proteger los inventarios de los recursos nacionales y atenta a los desafíos y las hazañas de la ciencia y la cultura, las propias y las ajenas. “No se concibe en los tiempos nuestros, decía Sierra nada menos que en 1910, que un organismo creado por una sociedad que aspira a tomar parte cada vez más activa en el concierto humano, se sienta desprendido del vínculo que lo uniera a las entrañas maternas para formar parte de una patria ideal de almas sin patria. “No será la Universidad una persona destinada a no separar los ojos del telescopio (...) no la sorprenderá la toma de Constantinopla discutiendo sobre la naturaleza de la luz del Tabor”.[1] ( Fin de la cita) Tenemos que tener claros nuestras metas y criterios de evaluación, nuestros grandes objetivos nacionales. En este sentido, la Universidad Nacional no puede ser sino una universidad liberal a la vez que intensamente social, que profesa los valores de la ciencia y del libre ejercicio de la conciencia crítica, donde la sociedad y sus problemas son razón y base de su acción primordial de producir, transmitir y difundir el conocimiento y la cultura. Una Universidad pública, comprometida con la formación de ciudadanos y, por ello, con las causas populares y de los sectores sociales desfavorecidos, pero también con el devenir de la sociedad nacional para así ser también global. Para entender el mundo turbulento de nuestros días, cargado de desafíos y amenazas pero también de oportunidades fantásticas de progreso humano, es necesario inscribirnos en el curso de la historia, nacional y mundial, de los hombres y de las ideas. La nuestra, es una casa forjada por una tradición centrada en el cultivo de las ideas, en su discusión y en la confrontación de las mismas; en la crítica y la disertación constructiva. La UNAM es templo donde se cultivan los conocimientos, los saberes propios y los ajenos. Conocimientos que solo adquieren sentido si son puestos en movimiento, conforntados y compartidos. El conocimiento nos exige flexibilidad, pluralidad, rigor y ejercicios permanentes de racionalidad, independientemente de posturas ideológicas, partidistas, creencias, o adscripciones varias. De aquí la centralidad del quehacer universitario: la educación, la investigación, la creación artística y cultural, como vectores fundamentales para traducir lo aprendido en saberes y aptitudes. En destrezas, innovaciones, ciencia y técnica para la producción y la creación de valores. Destrezas que, como la lectura, deben ser cultivadas, aunque para los falsos profetas de las nuevas tecnologías, ¿quién necesita leer nada, si todo el conocimiento está fácilmente disponible, con solo teclear un botón? Tanta palabrería dizque tecnológica encubre nociones primitivas sobre la inteligencia, como si a esta se le pudiese reducir a ser archivo electrónico. Ni la curiosidad, ni el espíritu crítico, pueden sustentarse en el vacío de las lecturas. El gran orador romano Tulio gustaba decir: “Como la experiencia muestra, la debilidad de nuestra memoria olvida fácilmente no sólo los actos ocurridos hace mucho tiempo, sino también los recientes de nuestros días. Es, pues, muy conveniente y útil poner por escrito las hazañas e historias antiguas de los hombres fuertes y virtuosos para que sean claros espejos, ejemplos y doctrina para nuestra vida”.[2] Nuestro afán implica curiosidad por saber de dónde venimos, cuáles son las raíces que sostienen lo que hoy tenemos. Rigor, sensatez, racionalidad, pluralidad, son las categorías que nos demanda la sociedad de la que somos parte. Nuestra Universidad debe ser garante de lo mejor
Domingo 18 de agosto de 2013
3
“…El conocimiento nos exige flexibilidad, pluralidad, rigor y ejercicios permanentes de racionalidad, independientemente de posturas ideológicas, partidistas, creencias, o adscripciones varias…” Rolando Cordera C.
La UNAM: un espacio poblado de historia*
de nuestra historia y volcarse a la apertura de nuevos continentes para la ciencia y la cultura. La universidad es privilegio: tiempo libre y condiciones materiales para pensar y recapacitar, innovar y corregir rumbos, arriesgar proyectos, modular certezas y atreverse a saltar de viejas generalidades a nuevas y promisorias diversidades. La ciencia entendida como desarrollo, la cultura como argamasa del discurso que busca sentido a una historia siempre contradictoria. Historia hecha frente a la adversidad, a contrapelo de las grandes corrientes de dominio y concentración de poder y riqueza que han condicionado sin pausa alguna nuestra construcción nacional. Este privilegio, al que se añade nuestro carácter de minoría nacional, se despliega en la reflexión y la crítica, nos compromete a ser mejores, a no renunciar a la exigencia de ser parte activa del proyecto de una comunidad imaginada que nunca concluye. Diaria invención nacional, que es condición insoslayable para estar en el mundo como comunidad organizada. No es la universidad tribuna para el profeta; nuestro creado es con el cultivo de la ciencia y la cultura, un concurso vivo de nuestros saberes y activos intelectuales y no enclaustramiento ni contemplación escolástica. La nación mexicana espera de su universidad, de nosotros, una voz fuerte y consistente, sin disonancias ni estridencias, que reclame justicia; que defiende la democracia, la pluralidad, la libertad. Espera rigor y lealtad con el saber sujeto a los cambios y las convulsiones del mundo. No somos individuos aislados. Las creencias según las cuales nuestras acciones no tienen efecto alguno en los demás no dejan de ser parte de una hipótesis ilusoria. No existen esos individuos aislados, sino personas vinculadas con los demás seres humanos en relaciones de cooperación y de política, de respeto a la diversidad y la pluralidad. La Universidad Nacional es una institución que busca recoger y recrear las virtudes del pueblo mexicano e inscribirse en su poderosa historia. Junto con este pueblo
orgulloso de ser sociedad y nación contra la adversidad histórica y geográfica, compartimos también una difícil saga de desigualdad e injusticia que hoy se agudizan por las crisis del mundo que también son nuestras. En mucho hemos fallado para encararlas y hoy se impone reconocerlo para hacer honor al mandato universitario de ejercer la autocrítica sin complacencia de nuestros vicios y defectos. No para resignarnos, sino para emprender de nuevo la tarea y, en todo caso, fallar cada vez mejor. Nuestro compromiso con la universidad nos obliga a ser mejores, críticos, inclementes con el regodeo que amenaza con imponer sus nefastas inercias y convertir nuestros quehaceres en rutinarios. Ser capaces de reflexiones puntuales, siempre puestas a salvo de la moda o de la sumisión a la consigna . El mundo cambia y desafía y los mexicanos no podemos evadir esta cita en un momento que anuncia todo un cambio de época. Nuestra responsabilidad es honrar cotidianamente el espíritu de nuestra Alma Mater, entendida como una comunidad pública y laica, comprometida con la más alta calidad formativa y académica, con la imaginación histórica y la creatividad política y social. Como lo quería Justo Sierra y ejemplarmente lo sintetizó el rector de la dignidad en el 68, el ingeniero Javier Barros Sierra. Bienvenidos nuestros nuevos compañeros de viaje a través de la cultura y la investigación científica y humanista que forman la savia de nuestra aventura intelectual. Travesía que se forja en la lucha diaria, en la construcción consciente y responsable de una vida. En el presente como historia y el futuro como conquista de un conocimiento inundado por una ética pública y por tanto laica. A todos los que hoy inician su bregar universitario, buen camino y alegre navegación. *Ceremonia de inauguración de cursos, UNAM 2013. Palabras de Rolando Cordera Campos [1] Discurso pronunciado por Justo Sierra en la inauguración de la Universidad Nacional, p. 113.
CORREO del SUR
4 Domingo 18 de agosto de 2013
Cuando Bolaño se E transformó en Bolaño Alberto Fuguet
l haber leído a Bolaño antes de que Bolaño se transformara en Bolaño es algo de lo cual me alegro. El haberlo leído antes de que su figura pasara de ser un secreto a ser algo así como el primer punk mediático, el detective salvaje que anda detrás de la caza, el poeta que no tiene Nobel o colección de casas y cree que los versos de odio son tan válidos como los de amor (“No sé cuánta capacidad tengo de querer, pero, evidentemente, es muchísimo mayor que mi capacidad de odiar. En rigor, creo que no estoy hecho o preparado para el odio sostenido, que es el verdadero odio.”). Antes de morir, a la edad de cincuenta años, consiguió algo no tan fácil para un autor vivo: ser objeto de adoración entre los escritores cachorros (“A los 20 años se quiere a los escritores. A los 46, como tengo ahora yo, a lo más que llegas es a admirarlos, pero no a quererlos. Yo lo que siento ahora es cariño por jóvenes escritores.”). Bolaño se alzó como un escritor que parecía imitable (pero no lo era) y que sin duda contaminó mucha prosa fresca, ingenua, de quienes pensaron que –de verdad– leyendo devotamente a Bolaño podían mejorar sus emprendimientos. Mi lazo real –literario, de lector que se impresiona– con Bolaño ocurrió antes, creo, de que estallara el mito. Así, al menos, lo creo. Luego, por cierto, lo seguí leyendo, estuve atento y, por qué no confesarlo, a la defensiva. Durante los últimos cuatro años de su vida, poca gente logró tanto en tan poco tiempo. Su ascenso fue exponencial, tal como fue su acoso kamikaze y asesino a todos los escritores de la plaza, vivos o muertos. Y no solo de la plaza, del continente entero. La energía y la manera como logró ir bombardeando vacas sagradas, superventas (“escribidoras”) y autores ligados al sistema terminó en un impresionante trabajo de infiltración y conquista. Su victoria fue poética, como el poeta que era; logró no solo imponer su nombre sino su obra (su poética). Nada fue igual post Bolaño, ¿pero cuándo exactamente sucedió eso? ¿Cuándo Roberto Bolaño, el escritor ajeno, foráneo, un escritor para escritores, se transforma en Bolaño? No lo tengo del todo claro, pero la aparición de Los detectives salvajes fue clave, por cierto. Se ha exagerado en sostener que ganar el Rómulo Gallegos fue el hito para lograr tipping point. No me lo compro. Sin duda, el premio contribuyó porque el que le dio importancia y relevancia al premio fue él, no al revés. El Gallegos fue el inicio, de alguna manera, el fin de la consagración y el inicio del mito mundial. Bolaño usó la plataforma y el foco del premio y le sacó el mayor de los provechos. Hoy el premio no importa demasiado y da lo mismo quién lo gane o lo pierda; Bolaño usó esa tribuna para rockear, molestar, saldar cuentas, hacer justicia, poner los puntos sobre las íes que él consideraba importantes. Mi impresión es que, al menos en Chile, que es donde yo creo que Bolaño se transformó en Bolaño, fue a fines de los años ’90 o incluso ya en el Nuevo Milenio que se produjo el big bang y un escritor para unos pocos se transformó en una manera de ver y concebir el mundo. Fue el propio Bolaño el que se encargó de quemar las malezas y expropiar las casas tomadas para cultivar su inmensa parcela. El abono fue él mismo, su figura tan irascible como entrañable, y sus libros inclasificables y ajenos al canon de lo que se estaba escribiendo y leyendo en español (híbridos, liminales, globales, fronterizos, viajeros; vueltas de tuerca a la noficción; una verdadera celebración A PÁGINA 6
Cuando murió, hace diez años, Robert
lo más parecido a una estrella que encab
más influyente entre los nuevos narrado
Estados Unidos, donde se convirtió en el
Página 12 le dedicó un número
CORREO del SUR
Domingo 18 de agosto de 2013
Los jóvenes “Q olvidados
to Bolaño había llegado a convertirse en la gran esperanza latinoamericana,
bezaba el resurgimiento del continente literario a nivel mundial. Era el escritor
ores de la región y luego de su muerte también se le abrirían las puertas de los
l escritor latino del momento. Para recordarlo, el Suplemento RADAR del diario
o especial del que provienen los textos aquí recogidos. Correo del Sur
5
Andrea Cobas Carral ue la amnesia nunca nos bese en la boca, que nunca nos bese. Soñábamos con utopía y nos despertamos gritando”, escribe Roberto Bolaño en 1975 en el primer manifiesto que redacta para el movimiento infrarrealista mexicano. Violencia y desmemoria: toda su obra puede ser leída bajo la sombra de esa denuncia que prefigura la dimensión de la derrota. Literatura y revolución, estética y ética, resistencia y terrorismo de Estado son tensiones que estallan en una escritura que exhibe, a un tiempo, un posible mapa de la violencia latinoamericana y un entramado de estrategias para narrarla. Estrella distante (1996), Los detectives salvajes (1998), Amuleto (1999) y Nocturno de Chile (2000) constituyen el núcleo duro de una poética a contrapelo de los discursos por entonces hegemónicos en América latina para narrar la violencia política de los ’70 y su persistencia veinte años después. En 2001, Bolaño caracteriza al salvadoreño Horacio Castellanos Moya como un sobreviviente que no escribe como tal. Por un lado, esa dislocación entre una experiencia que se recupera como materia narrativa y la renuencia a apelar a los lineamientos del relato testimonial y del realismo clásico permiten delinear una estética en la que también Bolaño puede reconocerse. Por otro, la escritura de Castellanos Moya tiene otra arista que también opera en la escritura de Bolaño: en su figuración literaria de la violencia política no hay idealizaciones ni hay intocables. Esos poetas revolucionarios que pueblan las páginas de sus ficciones e irrumpen en sus declaraciones públicas son recuperados en una dimensión doblemente sacrificial como víctimas de la revolución y del terrorismo estatal: “Latinoamérica está sembrada con los huesos de estos jóvenes olvidados”, reafirma al recibir el Premio Rómulo Gallegos por Los detectives salvajes en una frase tantas veces citada por el impacto que produce su metaforización sin eufemismos. El dispositivo criminal y represivo desplegado a nivel subcontinental, la complicidad de la Iglesia, el colaboracionismo civil, pero también la cobardía de algunos líderes revolucionarios aparecen una y otra vez en las novelas, cuentos y ensayos de Bolaño como retazos de un modo de pensar el pasado que se niega a clausurar sentidos en torno de una versión simplificada que lave culpas, se instale en interpretaciones maniqueas de la historia y esquive lo verdaderamente significativo: cómo se narra lo indecible, cómo se plasma en palabras la desaparición, la masacre y la tortura, cómo se escribe lo apenas imaginable en un contexto político y social que, en el fin de siglo, sigue apostando por la injusticia y la amnesia. “Latinoamericanos perdidos en Latinoamérica”, muchos de los personajes de Bolaño encuentran en la muerte –y en sus múltiples huellas dispersas en el presente de la narración– la piedra de toque que deja paso a un nuevo lenguaje: palabra que, paradójica e irremediablemente, deviene lengua quebrada y condenada a recuperar en su materialidad y enunciación los estertores de aquella violencia que pretende testimoniar en un contexto en el que no abundan las certezas ni la voluntad de revisar el pasado. Como ha señalado Celina Manzoni, la disolución de límites entre lo inventado y lo verificable refuerza en los textos de Bolaño la convicción de que no hay final para el horror. Marginales, derrotados, alucinados, los personajes cargan en el presente con las marcas discursivas de ese pasado que persiste como una llaga de la que brotan impunes Augusto Pinochet, los francotiradores de Tlatelolco y los asesinos de Roque Dalton. La potencia de una escritura que, más de una década después, no pierde su capacidad de interpelarnos quizá resida en ese modo que tiene Roberto Bolaño de abordar el pasado imbricado en el presente, en los rasgos que la recuperación de la memoria adquiere en sus textos, en la lucidez con la que piensa la violencia política que atravesó América latina. Una escritura, en suma, que se erige como una poética militante en contra del olvido.
CORREO del SUR
6 Domingo 18 de agosto de 2013
Una máquina de guerra Edmundo Paz Soldán
D
icen que la traducción al inglés de Nocturno de Chile –el debut de Roberto Bolaño en el mundo literario anglosajón– pasó prácticamente
desapercibida el año de su publicación (2003): vendió menos de mil ejemplares en Inglaterra. Tres años después, Bolaño fue publicado en los Estados Unidos, y antes del fin de la década todo había cambiado: The New York Times eligió
DE PÁGINA 4
de elementos pop despreciados por la intelligentzia). Sumadas a todo esto estaban sus columnas, sus opiniones literarias sin filtro y su absoluta libertad e incorrección política. Antes de que muchos lo leyeran, ya lo querían. Y otros, claro, lo temían. Sus libros (prestados, robados, en bolsillo, fotocopiados) comenzaron a leerse y subrayarse e imitarse ya con la figura del autor presente antes de abrir una página. O dicho de otro modo: esto es lo que escribe Bolaño, “uno de los nuestros”, un tipo de fiar, un ser libre que no se vende al sistema, que viene tanto de la calle como de la biblioteca, un autor siglo 21 que no tiene realmente nacionalidad y que se siente tan cómodo en cualquier territorio. Antes de que el fenómeno Bolaño estallara, La literatura nazi en América se vendía a precio de saldos. Seix Barral la editó, en
primero a Los detectives salvajes (2007) y después (2008) a 2666 como libros del año, con elogios desmedidos del establishment cultural norteamericano. Bolaño creció con tanta rapidez que ya nadie recuerda que hubo un momento en que
una versión desechable cuyas páginas se desprendían, el año 1996. En 1998, Carlos Orellana, el editor de Planeta Chile, lanzó una reedición de La pista de hielo y pasó poco. Quizás nada. Nada comparado con los libros de los autores locales que, por ese entonces, vendían, convocaban, provocaban tanto debate como devoción. Incluso los míos. Esto es raro. No es inexplicable pero es curioso. Dicen que una de las maneras de testear si un autor posee “lo que se necesita”, es ver si es capaz de lograr crear –alimentar– fomentar a su propio público. A sus propios lectores sin demasiada ayuda externa. Bolaño claramente lo hizo: inventó no solo a los bolañitos sino que se hizo indispensable para un grupo de lectores que no estaban leyendo o estaban esperando leer algo como lo que escribía Bolaño. Este intuyó que lo estaban esperando y así fue. En un país donde el éxito debe ser instantáneo, la
los editores dudaban de si valía la pena traducirlo. Hoy, a diez años de su muerte, está en todas partes. La construcción del mito ha sido tan feroz a lo largo de estos años que ha terminado por saturar a muchos: después de tanto culto hay autores de las nuevas generaciones que pregonan la necesidad de buscar influencias tutelares en otras partes y han aparecido los críticos –sobre todo fuera del mundo cultural hispanoamericano– que se han preguntado si era necesaria la publicación de obras póstumas menores (en The New Republic, Sam Carter ha escrito que esas obras hacen que su legado se resienta y su reputación disminuya). Aun así, son más quienes lo defienden ciegamente y consideran intocable cada uno de sus párrafos y su actitud ante la vida: no faltan los adolescentes que han llegado a la literatura a partir de la visión romántica de Bolaño, y pululan los que, sin tener la obra (ni el humor ácido) del chileno, usan sus declaraciones como máquinas textuales de guerra y se la pasan disparando a sus contemporáneos. Resulta irónico que alguien tan conflictuado en su relación con el mercado se haya convertido en parte clave de aquello que detestaba. Bolaño hubiera sido el primero en indisponerse ante el culto a la personalidad desarrollado en torno de él. La mitificación es buena para la plaza pública pero no contribuye a mantener una obra vigente. Hay que ver cómo llevar las formas narrativas, el lenguaje y la temática de Bolaño a otros espacios, propiciar lecturas capaces de disentir sin por ello dejar de reconocer los grandes logros de un escritor necesario. Más que seguidores incondicionales o detractores absolutos, lo que se necesita son escritores, críticos y lectores capaces de enfrentarse a la obra de Bolaño con el mismo rigor que él exhibía en sus lecturas. El efecto Bolaño ha producido curiosidad en otros continentes por ver qué hay después de él en la literatura latinoamericana. Pero no nos engañemos: el verdadero beneficiario de ese efecto es el mismo Bolaño. A la manera de lo que ocurrió un par de décadas atrás con García Márquez y el realismo mágico, sobre todo de cara a otras lenguas, hay un proceso reduccionista que termina por hacer que la literatura latinoamericana sea hoy (casi) sólo Bolaño. Podemos quejarnos, pero es lo que hay. De modo que, hasta que pase ese proceso, celebremos que el autor chileno sea tan central y aprovechemos para leerlo con un poco más de distancia crítica.
aparición de “un extranjero” o “semiexiliado” que “nadie conoce” y con el cual, además, ocurre algo que no sucede mucho, lo que pasó con Bolaño se puede leer como la base de un guión para provocar la “venganza” futura. Nunca más sus libros serían saldados, ninguneados, lanzados sin pena ni gloria. Ahora reaparecía de la mano de Anagrama (algo que en Chile, por cierto, no molesta sino por el contrario, te sube los bonos ostensiblemente) y ya no se iría más. El escritor marginal pasaría a ser de culto para rápidamente transformarse en un referente, en clásico y en uno de aquellos artistas que terminan dividiendo la historia en un antes y un después. Este fragmento pertenece a Bolaño, texto de Alberto Fuguet que aparecerá en el libro Tránsitos de la colección Huellas de Ediciones UDP. Estará en librerías de Santiago y de Buenos Aires en octubre.
CORREO del SUR Elena Llorente, Pagina 12
D
esde Roma. La crisis económica, junto a la desilusión y la rabia contra los partidos políticos tradicionales que no han sabido evitarla o controlar sus consecuencias, se ha transformado en el terreno fértil en Europa para el crecimiento de movimientos de ultraderecha como Alba Dorada en Grecia, que incluso ha conseguido 18 escaños en el Parlamento el pasado mes de junio por primera vez. Qué es Alba Dorada, qué hacen y cómo actúan sus militantes, qué pretenden, qué relaciones tiene con otros movimientos similares de Europa y cuál puede ser su desarrollo son los temas que el periodista griego y doctor en Ciencias Políticas Dimitri Deliolanes aborda en su libro Alba Dorada (Ed. Fandango), que aparecerá en septiembre. Autor de ensayos en italiano y en griego –Come Grecia, Berlusconi, vida y milagros, Subida y caída de las Brigadas Rojas, entre otros–, Deliolanes, corresponsal en Italia desde hace 30 años de la televisión pública griega que acaba de cerrar, vive en Roma desde la década del ’60 porque su madre, militante comunista, tuvo que escapar de la llamada dictadura de “los coroneles” (1967-1974). “La tesis principal de mi libro –es que los militantes de Alba Dorada, por razones de oportunidad política o porque se avergüenzan, no se definen como nazis sino como nacionalistas. Pero en realidad con el nacionalismo griego no tienen nada que ver. Ellos son nazis, como los alemanes. Y como ellos, se definen nacional-socialistas. Tienen todo del nazismo: el racismo, el antisemitismo, las mitologías sobre el paganismo. Tienen una página web y una revista que sale desde 1980 y que era una revista nazi hasta las elecciones comunales de 2010 en las que Alba Dorada entró al consejo municipal de Atenas. Desde entonces comenzaron a evitar las fotos de Hitler y de Goebbels, o de marchas y soldados saludando con la mano alzada. Son nazis y esto no es un insulto que yo les lanzo.” –¿Por qué Alba Dorada ahora ha tomado tanto vuelo e incluso ha llegado al Parlamento? –El primer motivo es la crisis económica. Los griegos están enojadísimos con sus políticos y con razón. Quieren castigarlos. Y la manera más eficaz para castigarlos es votar al grupo más impresentable que exista. La crisis en Grecia estalló en el 2010 y ese año, que se hicieron las elecciones municipales, Alba Dorada entró por primera vez al consejo municipal de Atenas. –En Italia sería el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo el que ha captado a los descontentos, aunque ideológicamente no es lo mismo... –Cuando Grillo dijo que él era la barrera de contención para que no se produjeran en Italia fenómenos como Alba Dorada, tenía razón. Porque él ha captado el mismo sector de gente, los enojados. –¿Hay otras razones que dieron lugar al fortalecimiento de Alba Dorada? –Sí. El segundo motivo es la avanzada de la inmigración. Según la Comisión Europea, un importante porcentaje de los inmigrantes que llegan a Europa, entran por Grecia, pasando por la frontera con Turquía. Pero ellos no quieren quedarse en Grecia sino llegar al norte de Europa. Pero no lo logran y muchos se quedan a la fuerza y, entonces, a veces cometen delitos para comer y cuando encuentran tra-
Alba Dorada, los nazis griegos Deliolanes, autor de Alba Dorada, señala que el partido tiene todo del nazismo: el racismo, el antisemitismo y las mitologías sobre el paganismo. Sus militantes se definen como nacionalistas, según él, por vergüenza u oportunismo. bajo, son superexplotados. Hacen trabajos agrícolas por monedas. Los griegos somos once millón de habitantes y hay 1,5 millón de inmigrantes. Esto ocurría ante la total indiferencia del poder político que nunca dio una reglamentación al problema. Pero desde que la situación económica se puso difícil, los inmigrantes han sido el centro de numerosos ataques. Alba Dorada especuló muchísimo sobre este tema, partiendo de un barrio abandonado de Atenas –San Pantaleo– donde hay muchos inmigrantes. Hizo una campaña con agresiones y denuncias, incluso contra un sacerdote que les daba de comer. Los dos filones de su propaganda en definitiva son: partidos políticos traidores que han vendido la patria y los inmigrantes. Sobre la crisis económica o cómo salir de ella no dicen nada importante. Paralelamente, otro elemento que los ayuda es que en Grecia hay un crecimiento de la criminalidad y de la violencia en general sin precedentes.
–¿Qué pretende Alba Dorada en Grecia? –Saben que no pueden llegar a ser gobierno, pero sí que pueden ejercitar una presión fuerte sobre el Estado y sus aparatos, el ejército, el partido de centroderecha que ahora está en el gobierno y condicionarlos. Y lo están logrando. Antonis Samaras, el primer ministro, es muy sensible al hecho de que sus electores se están yendo a Alba Dorada. Apenas tomó el gobierno debutó con un pogrom contra los inmigrantes, una operación de policía tremenda. Por otra parte, algunos miembros de su partido hablan de aliarse con Alba Dorada –¿Con qué grupos está relacionada en Europa? –A nivel europeo yo creo que ellos son un centro de atracción y de inspiración porque son exitosos. En Italia se relacionan con Forza Nuova, que es un partido ultracatólico. Pero en Italia no
Domingo 18 de agosto de 2013
7
han podido crecer no sólo porque Grillo les ha robado electores, sino porque sus argumentos, como el racismo, los defiende ya la Liga Norte (el aliado de Silvio Berlusconi). También tienen contactos con el partido de ultraderecha Jobbik de Hungría y los hooligans del fútbol de Rusia y tal vez uno que otro en España y Francia. Pero sus verdaderos amigos y correligionarios son del Partido Nacional Democrático (PND), el partido nazi de Alemania. Unos 130 de ellos estuvieron en Atenas en la reciente inauguración de la nueva sede de Alba Dorada. –¿Cree que podría haber desviaciones de esta ultraderecha hacia el terrorismo? –La verdad es que nosotros no sabemos lo que hace exactamente Alba Dorada. Sabemos lo que ellos quieren hacernos saber. Alba Dorada históricamente no sólo no reivindica lo que hace, las agresiones por ejemplo, sino que es mentiroso. Pero muchas veces ha salido a relucir que los autores de las agresiones son militantes suyos. Un episodio, que sucedió hace no mucho, muestra bien cómo actúan: un joven inmigrante iba a trabajar en bicicleta. Dos en una moto lo detienen y le pegan y lo dejan bastante mal. La policía arresta a los agresores. Hace un allanamiento y encuentra que hay material de Alba Dorada, que ellos son militantes de ese movimiento. Ellos se justifican diciendo que el inmigrante se les había cruzado con la bicicleta y entonces se enojaron. Otro militante de Alba Dorada que andaba armado mató a su novia. No era un homicidio político, pero habla del nivel de violencia. Ellos le pegan a la gente por la calle y cuando alguien pregunta qué pasó, dicen que pescaron a un carterista y que por eso le pegan. © 2000-2013 www.pagina12.com. ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Paradojas de la calidad Brasil Frei Betto
E
l Brasil mejora en cantidad pero pierde en calidad. El Índice de Desarrollo Humano (IDHM) de 5.565 municipios brasileños, divulgado por el IPEA el 29 de julio, subió el 47.5% en los últimos veinte años. En 1991 el índice de municipios con IDH ‘muy bajo’ era del 85.8%. Hoy es apenas del 0.6%. En aquel año ningún municipio mereció la clasificación de ‘muy alto’. En el 2000 sólo São Caetano do Sul, en el ABC paulista. Ahora 44 municipios brasileños tienen IDH ‘muy alto’, entre ellos Belo Horizonte, que ocupa la posición 20. Nuestro país mejoró en longevidad, en crecimiento de la renta de la población y en la educación. En veinte años la vida promedio del brasileño pasó de 64.7 años a 73.9. La renta creció 14.2%; una ganancia de US$ 160. Pero no conviene olvidar que si hay diez gallinas y diez personas, eso no significa que haya una gallina por persona. Una de las personas podría ser la dueña de nueve gallinas. Nuestra distribución de la renta sigue siendo de las peores del mundo. Basta recordar que el Brasil es la cuarta mayor fortuna en paraísos fiscales. Los millonarios brasileños viven quejándose de los impuestos. Del diente al labio. Los datos dicen que el Brasil es la cuarta fortuna mundial en paraísos fiscales: US$ 520.000 millones, un tercio del presupuesto del país, es dinero ocultado. Ni tampoco todo son flores en nuestro IDH. Casi el 30% de las ciudades brasileñas tienen IDH ‘muy bajo’ en el apartado educación. Y sólo cinco ciudades obtienen la calificación ‘muy alto’. La educación es el gran clavo de la calidad Brasil. Menos de la mitad de nuestros jóvenes de 18 a 20 años termina la enseñanza media: el 41% de los alumnos. Hace 20 años era el 13% de alumnos los que no alcanzaban el diploma de enseñanza media. En esto el Brasil va al paso del cangrejo, o sea para atrás. Si el 59% de los jó-
venes no tienen toda la enseñanza media resulta difícil que nuestro país pueda suplir el déficit actual de profesionales cualificados, como médicos e ingenieros. “El Brasil avanzó más en la generalización del acceso a la educación. Ahora es necesario generalizar el aprendizaje”, afirma Priscila Cruz, de Todos por la Educación. Y rescatar la calidad de nuestras escuelas públicas, hoy por hoy depreciadas. El Distrito Federal posee el mejor IDH entre las unidades de nuestra federación. Minas Gerais ocupa el 9° lugar. Entre las capitales, Belo Horizonte ocupa el 5° lugar, detrás de Florianópolis, Vitoria, Brasilia y Curitiba. Alagoas y su
CORREO del SUR Director General: León García Soler
capital, Maceió, tienen el peor IDH del país. Conviene subrayar que el 99% de los municipios con IDH en educación ‘alto’ o ‘muy alto’ quedaron por debajo de las notas consideradas satisfactorias, en Lengua Portuguesa y Matemáticas, en la Prueba Brasil 2011. Los problemas de nuestra enseñanza media son la falta de calidad (sin tiempo integral, informática, laboratorios, y con profesores mal remunerados y sin formación permanente) y el abismo entre lo que se enseña y la realidad en que viven nuestros jóvenes (falta de pedagogía y adecuación a las nuevas tecnologías). En el 2009 el Programa Internacional de Evaluación de Alumnos (PISA) clasificó al Brasil en el puesto 53, de entre 65 países, por detrás de México, Uruguay y Chile. Son raros los alumnos de nuestras universidades que logran escribir una sencilla carta sin errores graves de ortografía. Y a la mayoría le falta el hábito de leer buena literatura. Hay que oír la voz de las calles. El 85.2% de nuestros jóvenes consideran la educación como una prioridad. El gobierno federal no puede continuar, en materia de educación, en pasos de escuela de baile, uno adelante y dos atrás, como sucede con los cursos de medicina. Es urgente dedicar al menos el 10% del PIB a la educación, al incremento de la enseñanza profesional y al rescate de la escuela pública gratuita, a tiempo completo y de calidad. En una conferencia ante más de cinco mil profesionales de la enseñanza, en Brasilia, pedí que levantaran las manos los profesores. Casi todos lo hicieron. A continuación pedí que hicieran lo mismo quienes sueñan con tener un hijo o hija en el magisterio. Poquísimos levantaron su mano. Triste es el país que no se enorgullece de sus profesores, concediéndoles condiciones dignas y calificadas de trabajo. (Traducción de J.L.Burguet) - Frei Betto es escritor, autor de “Alfabeto. Autobiografía escolar”, entre otros libros. www.freibetto.org/> - twitter:@freibetto. Copyright 2013 – Frei Betto
Suplemento dominical de Director: Adolfo Sánchez Rebolledo
Diseño gráfico: Hernán Osorio