Republicanofobia/ Isaac Rosa · libros que nadie quiere leer · La corrupción es la privatización/ Pascual Serrano
¿Vamos hacia el colapso de la civilización actual?/David (dfc) · La utopía de la inclusión/ Jesús nácher Fernández · Número 2 · Abril 2016 Ediciones San Telmo
Heterodoxia
[sumario]
Opinión
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Puerto Rico como metáfora
Política
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Demian Morassi
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Robert Kurz
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La corrupción es la privatización Pascual Serrano
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108
Republicanofobia
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¿Vamos hacia el colapso de la civilización actual? David DFC
La utopía de la inclusión Jesús Nácher
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Mensaje en una botella Antonio Turiel
3
La raíz idológica del Malthusianismo David DFC
Isaac Rosa
Economía 56
Cañones y capitalismo
Utopía, complejidad y colapso David DFC
106
Libros que nadie quiere leer
Heterodoxia Director
Subdirector
Director de arte y producción
Jefa de redacción y contenidos Edición
Maquetación
Coordinación
Administración
Selección de textos Redacción
Alfonso Simón Juan Agustín Marcano José Antonio Arreza Montse Moreno José Antonio Arreza José Antonio Arreza Alfonso Simón Juan Agustín Marcano Juan Agustín Marcano Demián Morassi Pascual Serrano Robert Kurz David (DFC) Jesús Nácher Antonio Turiel
Selección de imágenes Edita
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Impresión
Distribución
Isaac Rosa José Antonio Arreza Publicaciones San Telmo Marta Rodríguez Gráficas del Sur SGELO
Impreso en España, 2016.
La empresa editora no asume responsibilidad alguna sobre las opiniones expresadas en los artículos,
fotografías, ilustraciones o demás contenidos, ni se responsabiliza de los datos erróneos que pudieran deslizarse en la revista.
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Texto demián morassi
Fotografía alfio brignoni
Tiempo de lectura 8 minutos
Opinión
Puerto rico como metáfora
G
lobalización. Si tuviera que imaginarme
La isla no tiene recursos pero, en compa-
globalización le llamaría «Puerto Rico».
y los beneficios cada vez son mayores.
un nombre para un lugar en el auge de la Ese lugar me lo imagino como un puerto de pescadores cuyos ancestros fueron esclavos de alguna colonia europea y
durante siglos se tuvo que dedicar a la producción agrícola de alguna materia prima que no alimenta (azúcar, café
o tabaco). Me lo imagino luego tomada por la fuerza de un país
como Estados Unidos a tal punto que la sumó como un estado más. Pero con la globalización este puerto, como todos los puertos
del mundo, empezaron a ser lugares donde circulaban contenedores llenos de mercancías, donde se radican empresas multinacio-
nales que aprovechan el puerto y la mano de obra barata y se recibían contingentes de turistas y el puerto se enriquece y derrama en una mejora económica de toda la población y con mayúsculas se lo nombra «Puerto Rico».
Imaginémonos ahora que nuestro Puerto Rico es una isla y para
desarrollarse necesita adaptarse a la vida moderna y no tiene grandes ríos, ni muchos recursos fósiles para generar energía.
No importa, nuestro puerto es Rico y comprará la energía. Como toda isla, la electricidad no la puede traer por cable así que mon-
tará generadores y para activarla usará el recurso energético más
versátil: el petróleo. El mismo petróleo le servirá para aumentar su producción industrial, para llevar los turistas a dar vueltas por entre los corales o para usar automóviles y hacer muchas cosas en muy poco tiempo.
ración, el petróleo es sumamente barato
La orgía de la globalización hace que los
nuevos jóvenes no puedan comprender los ideales independentistas o los rencores míticos de la esclavitud y disfruten
todo lo que la vida moderna les ofrece, a tal punto que en el climax de esa amne-
sia sobre las raíces aparece un cantante que se hace llamar «Daddy Yankee» (papito yanqui) y no sólo no es desterrado por la comunidad, ni mucho menos
lapidado sino que se lo aplaude y se lo
imita y las madres quieren que sus hijas
se casen con uno como él. Sí, dirán que exagero pero bueno, es para que la metáfora sea más eficiente.
Bueno, ahora imagínense que ese cantante difunde un corte de su disco lla-
mado «gasolina», con el estribillo que dice «a ella le gusta la gasolina» ¿qué les
parece? Por supuesto se convierte en el hit de la isla. La gasolina convirtió al
puerto en «Rico». La gasolina ha sido el verdadero Dios.
Y este cantante cooptado por las multinacionales que quieren conquistar el
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puerto rico como metáfora
Opinión
mercado de la segunda lengua más ha-
de su PIB, de todos la más endeudada
que cada año empiece a tener menos
este hit y el estilo de música al que po-
de males los ingresos por las ventas de
prestado para pagar nuestro derroche?
blada del mundo empiezan a difundir
demos llamar «reggaetón» pero que no
tiene nada que ver con el Reggae, esa música que recordaba las raíces africa-
nas y luchar por los derechos, porque la idea es justamente vaciar de sentido
todo lo viejo, añejo, hay que resignificar
la cultura, incluso la idea que se tiene del ser «latino».
La cuestión es que este cantante y sus seguidores empiezan a promocionar los
carros de alta gama, las motocicletas veloces, los yates y cualquier cosa que
tenga motor. Pero, para hacerlo bien
esquemático, ese mismo año del hit
«Gasolina» (2004) la isla empieza a tener problemas para mantener el consumo
de petróleo, la materia prima básica
para desarrollar la economía y mantener
es la compañía eléctrica y para colmo los discos de sus cantantes se quedan en las arcas de las multinacionales y los
dólares que podrían sobrar los cantantes siguen derrochándolos sin enterarse
que su país está en bancarrota. Cientos
de miles de personas abandonan la isla en esos años.
Imaginémonos ahora que este Puerto Rico
entra en cesación de pago. «Listo» dirá usted, «ya está, hace como Argentina, no paga y listo».
Imposible, este Estado no tiene independencia. Las decisiones se toman en el congreso de la Nación (o sea de EE.UU.). Y en ese congreso nuestro país tiene voz pero no voto.
Pinta mal ¿no?
ese grado de consumo que promueven
Ahora imagínese que en el mundo hay
ese año por el aumento del precio del
(como Chipre) o países que tienen más
los nuevos ídolos. Imagínese que justo petróleo deben bajar un poco la importación y el año siguiente un poco más y
entra en recesión y unos años después
por un crash en el país que más turistas le aporta (y que además es el dueño de la
isla) les cuesta un poquito más aún acceder al maná del petróleo y hacer resurgir la economía.
Usted se imaginará que se olvidan de
esos músicos y se ponen a trabajar de nuevo y vuelven a valorar el esfuerzo y condenar el derroche. Pues no. Aprovechan que pueden pedir préstamos; bueno, de algo sirve ser parte de
la primera potencia mundial. Y piden préstamo tras préstamo para cumplir
el mandato global de mantenerse en el sistema consumista. Obviamente el
precio del petróleo en algún momento bajará y todo volverá a la normalidad, volverán los cruceros abarrotados de turistas, pagarán la deuda y no problem. Pero no. El petróleo se mantiene durante tres años a un precio inalcanzable para las
finanzas de la isla y para cuando cae (10
años después del hit) ya no hay forma de pagar las deudas que alcanzan el 75%
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muchas islas que dependen del petróleo de cien islas como Grecia o Indonesia
¿cómo les ha ido con tres años de petró-
leo impagable? Ahora imagínese que vive en la isla llamada Planeta Tierra
petróleo ¿a qué planeta le vamos a pedir ¿A qué planeta emigrarán nuestros habitantes?
Hay dos formas de resolver este entuer-
to: o bien cambiar las canciones para promover, en las nuevas generaciones,
el ahorro y la simplicidad voluntaria, o bien hacer como en la época de los romanos donde mientras todo se caía se les ofrecía al pueblo las carreras de cua-
drigas y se les cantaba «A ella le gusta mi yegua arisca» mientras las elites se
quedaban con los recursos año a año decrecientes.
Pero para poner un final feliz digamos que viven en un lugar donde hay buen
clima todo el año, así que no se mueren
de frío, las distancias no son muy largas
así que con una buena bicicleta o un caballo se puede llegar a todos lados y hay frutos tropicales para comer que no necesitan cocción.
Sí, ya sé que ahí la metáfora del planeta Tierra la estoy echando por tierra, pero
bueno, no hay que desmotivar al lector en este periodo de transición
Texto pascual serrano
Ilustración josé antonio arreza
Tiempo de lectura 3 minutos
Opinión
LA CORRUPCIÓN ES LA PRIVATIZACIÓN
S
on actualidad los numerosos casos de
ni precio inflado si son empleados públicos o
ñola. Para que estos sean posibles se ne-
cogen la basura, llevan el agua a nuestras casas,
corrupción que asolan la política espa-
cesitan algunas condiciones que vale la
pena analizar. En primer lugar, la falta de ética y decencia de sus protagonistas: políticos y empresarios. En segundo, la percepción de impunidad, es decir, la ausencia de una amenaza creíble de castigo por parte del sistema judicial y de la
comunidad ciudadana. Algo bastante fundado porque los procesados con frecuencia vuelven a
ser votados y en raros casos acaban en prisión.
Y por último, un sistema político, económico y mercantil que favorezca el trasvase de dinero público a manos privadas gracias a la decisión de
cargos políticos y bajo la coartada de la prestación
empresas estatales las que limpian las calles, reorganizan los eventos o construyen los colegios.
El dinero solo puede circular desde las arcas mu-
nicipales a los trabajadores que realizan la labor, no hay intermediarios para quedárselo. La mayor
corruptela posible en la empresa pública sería
una selección arbitraria de los empleados (el en-
chufismo), pero la administración dispone de medidas para evitarlo. En cambio, en las adju-
dicaciones y subcontrataciones privadas esa contratación arbitraria ya existe y es sencillamente
legal porque, al tratarse de empresas privadas, contratan a quien consideran.
de algún servicio.
La conclusión evidente es que la principal fuen-
gunos de los casos comprobamos que casi siem-
dinero público a manos privadas mediante las
Detengámonos en esto último. Si observamos al-
pre se trata de adjudicaciones a empresas priva-
das: estudios o celebración de eventos en el caso
Noos, adjudicación de la recogida de basuras en varias localidad de Alicante en el caso Brugal, la
cesión de parcelas públicas para construir colegios privados concertados en la operación Púnica. Los casos de contratación fraudulenta de servi-
cios de limpieza viaria o de edificios públicos, mantenimiento de jardines públicos, gestión
y suministro del agua en las ciudades, etc. son
constantes. El último, por ahora, ha sido la detención de la directora de la Alhambra, por pre-
sunta malversación de 5,5 millones de euros en la adjudicación del servicio de alquiler audioguías.
La mayoría de la ciudadanía no percibe que si todos estos servicios se prestaran directamente desde el Estado a través de empresas públicas
dejaría de existir esa fuente de corrupción. No
puede haber lucro, ni adjudicación privilegiada,
te de corrupción es el trasvase fraudulento de
adjudicaciones de compra de productos y pres-
tación de servicios. La mayoría de esas adjudicaciones no han existido siempre ni tienen por qué suceder, forman parte de un sistema neoliberal
privatizador instalado en las últimas décadas en
nuestras administraciones. En cambio, el discurso neoliberal ha logrado inculcar en las mentes
de la mayoría de la población que “Estado” y “pú-
blico” son sinónimo de ineficacia e corrupción, cuando es precisamente lo contrario. El político
corrupto lo es cuando dispone de nuestro dinero para poder llevarlo al sistema privado, es decir, cuando tiene un socio empresario con quien acor-
dar y pactar adjudicaciones, comisiones y fraudes. Sin duda el reto consiste en elegir el político adecuado, pero si, mientras tanto, no le permitimos a ese representante privatizar servicios y
repartirse el dinero público con el empresario habremos logrado mucho
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Opini贸n
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Tiempo de lectura
Política
Texto
Traducción
Fotografía
Imagen página derecha
CAÑONES Y CAPITALISMO La revolución militar como origen de la modernidad
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Política Política 11
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Texto robert kurz
Traducción pimienta negra
Fotografía portada david hurt
Imagen página derecha mercado viagems
Tiempo de lectura 20 minutos
Política
E
xisten numerosas versiones del naci-
«relaciones de producción» que se han vuelto de-
en cuanto a la fecha los historiadores
de sociedad. Por eso, para el marxismo el punto
miento de la era moderna. Ni siquiera se ponen de acuerdo. Unos dicen que
la modernidad dio comienzo en los si-
glos XV y XVI, con el llamado Renacimiento (un concepto que sólo fue inventado en el siglo XIX
por Jules Michelet, como ha demostrado el histo-
riador francés Lucien Febvre). Otros ven la verda-
dera ruptura, el despegue de la modernidad, en
masiado estrechas y obligan a una nueva forma decisivo de la transformación es la industria-
lización: sólo la máquina de vapor, así dice la
fórmula simplificada, habría sacudido las «las cadenas de las antiguas relaciones feudales de producción».
Aquí salta a la vista una contradicción clamorosa en el argumento marxista. Pues en el famo-
el siglo XVIII, cuando la filosofía del iluminis-
so capítulo sobre la «acumulación primitiva del
la industrialización sacudieron el mundo. Pero
períodos que se remontan a siglos antes de la
mo, la Revolución Francesa y los comienzos de
cualquiera que sea la fecha preferida por los historiadores y los filósofos modernos para el na-
cimiento de su propio mundo, en una cosa concuerdan: casi siempre las conquistas positivas son tomadas como los impulsos originales.
Se consideran como razones prominentes para el ascenso de la modernidad tanto las innova-
ciones artísticas y científicas del Renacimiento italiano como los grandes viajes de descubri-
miento desde Colón, la idea protestante y calvi-
nista de la autoresponsabilidad del individuo, la liberación ilustrada de la superstición irracio-
nal y el surgimiento de la democracia moderna en Francia y Estados Unidos. En el ámbito téc-
nico-industrial, también se recuerda la inven-
ción de la máquina de vapor y del telar mecánico como «pistoletazo de salida» del desarrollo social moderno.
Esta última explicación fue subrayada sobre
todo por el marxismo, por el hecho de que está en armonía con la doctrina filosófica del «materialismo histórico». El verdadero motor de la historia, afirma esta doctrina, es el desa-
rrollo de las «fuerzas productivas» materiales, que una y otra vez entran en conflicto con las
capital», Marx se ocupa en su obra principal de
máquina de vapor. ¿No será esto una autorrefutación del «materialismo histórico»? Si la «acumulación primitiva» y la máquina de vapor se
hallan tan alejadas desde el punto de vista histórico, las fuerzas productivas de la industria
no pueden haber sido la causa decisiva del naci-
miento del capitalismo moderno. Es verdad que el modo de producción capitalista sólo se im-
puso en definitiva con la industrialización del
siglo XIX, pero, si buscamos las raíces del desarrollo, tenemos que cavar más hondo.
También es lógico que el primer germen de la
modernidad, o el «big bang» de su dinámica, tuviese que surgir de un medio en buena parte
aún premoderno, pues de otro modo no podría ser un «origen» en el sentido estricto de la pa-
labra. Así, la «primera causa» muy precoz y la
«consolidación plena» muy tardía no representan una contradicción. Si bien es verdad que
para muchas regiones del mundo y para muchos grupos sociales el inicio de la modernización se
prolonga hasta el presente, es igualmente cierto que el primer impulso tiene que haber ocurrido en un pasado remoto, si consideramos la enor-
me extensión temporal (desde la perspectiva de
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robert kurz
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Política Política 13
la vida de una generación o incluso de
alemanes de la época. Sólo en los úl-
se presentía la consecuencia social de
sociales. ¿Qué fue finalmente, en un
mamentistas y bélico-económicos del
Concilio de Letrán prohibió en el año
una persona aislada) de los procesos
pasado relativamente lejano, lo nuevo
que en lo sucesivo engendró de manera inevitable la historia de la moderniza-
ción? Se puede conceder absolutamente
timos años los orígenes técnico-ar-
capitalismo han vuelto a estar en el
orden del día, como por ejemplo en el
libro «Cañones y peste» (1989), del eco-
nomista alemán Karl Georg Zinn, o en el
las armas de alcance, pues el Segundo 1139 el uso de las ballestas contra los
cristianos. No en vano la ballesta importada de culturas no-europeas a
Europa hacia el año 1000 era conside-
trabajo «La Revolución militar» (1990),
rada como el arma específica de los sal-
a un simple cambio de ideas y mentali-
Parker. Pero tampoco estas investiga-
des, incluyendo a figuras legendarias
hechos materiales concretos. No fue,
merecían. Obviamente el mundo oc-
al materialismo histórico que la mayor y principal relevancia no corresponde
dades, sino al desarrollo en cuanto a los sin embargo, la fuerza productiva, sino por el contrario una contundente fuerza destructiva la que abrió el camino a
la modernización, a saber, la invención de las armas de fuego. Aunque esta correlación hace mucho tiempo que es
conocida, las más celebres y consecuentes teorías de la modernización (inclui-
do el marxismo) siempre le dieron poca importancia.
Fue el historiador alemán de economía Werner Sombart quien, significa-
tivamente poco antes de la Primera
Guerra Mundial, en su estudio «Guerra y Capitalismo» (1913) abordó minu-
ciosamente esta cuestión; eso sí, sólo para luego entregarse a la exaltación
de la guerra, como tantos intelectuales
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del historiador estadounidense Geoffrey
ciones encontraron la repercusión que cidental moderno y sus ideólogos sólo a regañadientes aceptan la visión de
que el fundamento histórico último de sus sagrados conceptos de «libertad» y «progreso» debe ser encontrado en la
invención de los más diabólicos instrumentos mortales de la historia huma-
na. Y esta relación también vale para la democracia moderna, pues la «revolu-
ción militar» sigue siendo hasta hoy un motivo secreto de la modernización. La propia bomba atómica fue una invención democrática de Occidente.
La innovación de las armas de fuego destruyó las formas de dominación
precapitalistas, ya que volvió militar-
mente ridícula la caballería feudal. Ya
antes del invento de las armas de fuego
teadores, los fuera de la ley y los rebelcomo Robin Hood. Cuando surgieron
las armas de cañón, armas de distancia mucho más eficaces, quedó sella-
do el destino de los ejércitos a caballo y envueltos en armaduras. Pero el arma
de fuego ya no estaba en manos de una oposición «de abajo» que hacía fren-
te al dominio feudal, sino que llevaba
más bien a una revolución «de arriba» desencadenada por príncipes y reyes. Pues la producción y movilización de
los nuevos sistemas de armas no eran
posibles en el plano de estructuras lo-
cales y descentralizadas que hasta en-
tonces habían marcado la reproducción social, sino que requerían en diversos planos una organización completa-
mente nueva de la sociedad. Las armas de fuego, sobre todo los grandes cañones, ya no podían ser producidas en
Política
Fotografia inferior mercado viagems
Industria armamentista, carrera ar-
Los antiguos beligerantes agrarios se
ejércitos permanentemente organi-
personas que reciben el «soldo». Ellos
mamentista y mantenimiento de los zados, separados de la sociedad civil
y al mismo tiempo con un fuerte cre-
cimiento, llevaron necesariamente a
una subversión radical de la economía. El gran complejo militar desvinculado de la sociedad exigía una «perma-
nente economía de guerra». Esta nueva economía de la muerte se tendió como
una mortaja sobre las estructuras agrarias antiguas. Como el armamento y pequeños talleres, como las premodernas armas de punta y filo. Por eso se
desarrolló una industria de armamen-
el ejército ya no podían apoyarse en la reproducción agraria local, sino que
tenían que ser abastecidos de manera
compleja y extensa y dentro de relacio-
tos específica, que producía cañones
nes anónimas, pasaron a depender de
mismo tiempo surgió una nueva arqui-
de mercancías y la economía monetaria
y mosquetes en grandes fábricas. Al
tectura militar de defensa en forma de
fortalezas gigantescas que debían resistir los cañonazos. Se llegó a una disputa innovadora entre armas ofensivas y
defensivas y a una carrera armamentista entre los estados que persiste hasta hoy.
Por obra de las armas de fuego la estructura de los ejércitos se modificó
profundamente. Los beligerantes ya no podían equiparse por sí mismos y te-
nían que ser abastecidos de armas por
un poder social centralizado. Por eso la organización militar de la sociedad se separó de la civil. En lugar de los ciu-
dadanos movilizados en cada caso para las campañas o de los señores locales
la mediación del dinero. La producción como elementos básicos del capitalis-
mo recibieron un impulso decisivo en
el inicio de la Edad Moderna por medio
del desencadenamiento de la economía militar y armamentista.
Este desarrollo originó y favoreció la subjetividad capitalista y su mentalidad del «hacer-más» abstracto. La
permanente carencia financiera de la
economía de guerra condujo, en la sociedad civil, al aumento de los capita-
listas monetarios y comerciales, de los grandes ahorradores y de los finan-
ciadores de guerra. Pero también la
nueva organización de los propios ejércitos creó la mentalidad capitalista.
transformaron en «soldados», o sea, en fueron los primeros «trabajadores asalariados» modernos que tenían que re-
producir su vida exclusivamente por la renta monetaria y por el consumo de
mercancías. Y por eso ya no lucharon
más por metas idealizadas, sino sola-
mente por dinero. Les era indiferente
a quién mataban, a condición de reci-
bir el soldo convenido; de este modo se convirtieron en los primeros representantes del «trabajo abstracto» (Marx)
dentro del moderno sistema productor de mercancías.
A los jefes y comandantes de los «sol-
dados» les interesaba hacer botín por medio de saqueos y convertirlo en di-
nero. Por tanto, la renta de los botines tenía que ser mayor que los costos de la guerra. He aquí el origen de la ra-
cionalidad empresarial moderna. La
mayoría de los generales y comandantes del ejército de los comienzos de la
Edad Moderna invertían con ganancia el producto de sus botines y se convertían en socios del capital monetario y comercial. No fueron por tanto el pacífico vendedor, el diligente ahorris-
ta y el productor lleno de ideas los que
marcaron el inicio del capitalismo, sino todo lo contrario: del mismo modo que los «soldados», como sangrientos ar-
tesanos del arma de fuego, fueron los
prototipos del asalariado moderno, así
con sus familias armadas, surgieron
los «ejércitos permanentes»: nacieron las «fuerzas armadas» como grupo social específico, y el ejército se convir-
tió en un cuerpo extraño dentro de la
sociedad. El status de los oficiales pasó de ser un deber personal de los ciudadanos ricos a una «profesión» moder-
na. A la par de esta nueva organización
militar y de las nuevas técnicas bélicas, también el contingente de los ejércitos
«los antiguos beligerantes agrarios se transformaron en ‘soldados’, ya no lucharon más por metas idealizadas, sino por dinero»
creció vertiginosamente: «Entre 1500 y 1700, las tropas armadas se decuplicaron» (Geoffrey Parker).
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cañones y capitalismo
«las personas fueron así obligadas a ‘ganar dinero’ para poder pagar sus impuestos al Estado»
Política Política 15
inocentes. La moderna democracia
de Occidente es incapaz de ocultar el
hecho de que es heredera da la dicta-
dura armamentista y militar del inicio de la modernidad –y ello no sólo en el ámbito tecnológico, sino también en
su estructura social. Bajo la delgada suarmamentista. Sólo se las pudo obligar por medio de una sangrienta opresión. La permanente economía de guerra de las armas de fuego dio lugar duran-
te siglos a la permanente insurrección popular y de esta manera a la guerra también los comandantes de ejército y condottieri «multiplicadores de dine-
ro» fueron los prototipos del empresariado moderno y de su «disposición al riesgo».
Como libres empresarios de la muerte, los «condottieri» dependían, no
obstante, de las grandes guerras de los poderes estatales centralizados y de su capacidad de financiación. La versá-
til relación moderna entre mercado y
Estado tiene aquí su origen. Para poder financiar las industrias de armamento y los baluartes, los gigantescos ejérci-
tos y la guerra, los Estados tenían que
exprimir al máximo sus poblaciones, y esto, en correspondencia con la mate-
ria, de una manera igualmente nueva: en lugar de los antiguos impuestos en
especie, la tributación monetaria. Las
personas fueron así obligadas a «ganar
dinero» para poder pagar sus impuestos
al Estado. De este modo, la economía de guerra forzó no sólo de forma directa,
sino también indirecta, el sistema de la economía de mercado. Entre los siglos XVI y XVIII, la tributación del pueblo
en los países europeos creció hasta un 2.000%.
permanente interna. A fin de poder
arrancar los monstruosos tributos, los poderes centralizados estatales tuvieron que construir un aparato igual de monstruoso de policía y administra-
ción. Todos los aparatos estatales modernos proceden de esta historia del
comienzo de la Edad Moderna. La au-
toadministración local fue sustituida por la administración centralizada y
jerárquica, a cargo de una burocracia
cuyo núcleo formaron la tributación y la opresión interna.
Hasta las conquistas positivas de la modernización siempre llevaron consigo
el estigma de esos orígenes. La indus-
trialización del siglo XIX, tanto en el aspecto tecnológico como en el histórico de las organizaciones y de las menta-
lidades, fue heredera de las armas de
fuego, de la producción de armamentos de los inicios de la modernidad y
del proceso social que la siguió. En este sentido, no es de asombrar que el vertiginoso desarrollo capitalista de las
fuerzas productivas desde la Primera
Revolución Industrial sólo pudiese ocurrir de forma destructiva, a pesar de las
perficie de los rituales de votación y de
los discursos políticos, encontramos el monstruo de un aparato que constan-
temente administra y disciplina al ciudadano aparentemente libre en nom-
bre de la economía monetaria total y de la economía de guerra a ella vinculada hasta hoy. En ninguna sociedad de la historia ha habido un porcentaje tan
alto de funcionarios públicos y de ad-
ministradores de personas, ni tampoco de soldados y policías; ninguna ha despilfarrado una parte tan grande de sus recursos en armamento y ejércitos.
Las dictaduras burocráticas de la «modernización rezagada» (o tardía) en el este y en el sur, con sus aparatos cen-
tralizados no fueron las antípodas, sino los actores reincidentes de la economía
de guerra de la historia occidental, sin, aún así, poder alcanzarla. Las sociedades más burocratizadas y militarizadas siguen siendo, desde el punto de
vista estructural, las democracias oc-
cidentales. También el neoliberalismo es un hijo tardío de los cañones, como demostraron el gigantesco programa
armamentista de la «Reaganomics» y
la historia de los años 90. La economía de la muerte permanecerá como el in-
quietante legado de la sociedad moder-
na fundada en la economía de mercado hasta que el capitalismo matón se destruya a sí mismo
innovaciones técnicas aparentemente
Naturalmente las personas no se dejaron integrar de manera volunta-
ria en la nueva economía monetaria y Este texto se publicó originalmente en “Caderno Mais!”, Folha de São Paulo, el 30 de marzo de 1997. Traducción del alemán al portugués: José Marcos Macedo. [en http://planeta.clix.pt/obeco/rkurz2.htm]. Traducción al español Pimienta negra: Round Desk, revisada por Reinhart Pablo Esch.
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Fotografía
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la raiz ideológica del malthusianismo
Política Política 19
LA RAIZ IDEOLÓGICA DEL MALTHUSIANISMO
S
e me considera un
«tecno-optimista»
en lo relacionado con las posibilidades que
la Sociedad tiene para resolver sus acucian-
tes problema energéticos, demográficos, me-
dio-ambientales y de todo tipo. O dicho de otra forma, que pienso que esos problemas podrían
arreglarse, en gran parte, «técnicamente» contradiciendo, por ejemplo, la idea de Jospeh A. Tainter de que «cualquier inversión en complejidad, sea del tipo que sea, sólo acelerará
el colapso», es decir, que las actividades de los científicos y técnicos en tratar de resolver los
problemas de la «Civilización Industrial» están
llamados al fracaso, pues hace ya mucho tiempo que estamos en los «rendimientos decrecientes» científicos y, de alguna manera, la «Civilización Industrial» está «condenada» y si seguimos in-
tentando solucionar sus problemas por medios
técnicos sólo aceleraremos más el proceso. Todo
ello apoyado en el «incontrovertible» análisis de J.A. Tainter en la caída de las civilizaciones en el pasado, como las que he comentado en otro artículo.
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Política
Texto david (dfc)
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Efectivamente, según esa definición no tengo
más remedio que considerarme «tecno-optimista» en toda regla, es decir, creo que el Hombre, desde su origen, ha subsistido por medio de
la resolución «técnica» de sus problemas, eso, de hecho, ha condicionado la forma de nues-
tro esqueleto, nuestra piel, nuestra habilidad para manejar objetos, la forma (indefensa y a
gran parte de la solución o minimización de los
como dirían los filósofos el Hombre es un
de recursos debe provenir de remedios técnicos,
«medio hacer») en que nacemos, etc… Porque, «ser-para-la-técnica», y eso nos permitió «salir
de Olduvai» y ocupar cada rincón del planeta sin ser muy rápidos corriendo, sin tener garras y
dientes fuertes, sin poder volar, sin poder des-
plazarnos por los árboles, siendo débiles físicamente bajo cualquier punto de vista, pero te-
níamos la capacidad de desarrollar «técnicas» y transmitirlas a través de nuestra cultura.
La invención de la agricultura y la ganadería
son frutos «técnicos», como la creciente com-
plejidad de los artilugios que hemos fabricado,
y que ha permitido vivir cada vez más personas sin la constante amenaza de la subsistencia,
hasta la situación actual donde nunca en la historia ha habido menos porcentaje de la pobla-
ción humana amenazada por el hambre, y es un hecho que la población mundial obesa ha supe-
efectos adversos de esa dinámica de reducción
aunque también pienso que no serán suficien-
te y los aspectos de ahorro y conservación serán
también, imprescindibles, pero para eso se debe contar, creo, con la voluntad de los individuos,
pues los sistemas de racionamiento y en general las estrategias «top-down» promovidos por las élites «bien-intencionadas» suelen haber acabado, en el pasado, en desastres o tener el efecto contrario al buscado.
En primer lugar voy a detenerme un poco en algunas de las ideas más inquietantes sobre las perspectivas del futuro de la Humanidad y su
posicionamiento sobre el papel de la tecnología en ese proceso.
Los efectos de una Sociedad Agraria
rado, y con mucho, a la desnutrida; aunque esto
La perspectiva de J.A. Tainter es, para mí, una
«sobran» alimentos en el mundo, y mucho.
conservacionista, pues implica la asunción de
no es bueno de por sí, si indica que en realidad
Por otra parte no quiero negar la tremenda complejidad de los retos a que nos enfrentamos,
producto tanto de nuestro desquiciado sistema de consumo en Occidente, como de la gran población que alberga la Tierra.
En particular en el tema energético, lecturas
como el blog «The Oil Crash» me han servido como un aldabonazo de alerta de la ya muy urgen-
te importancia de estos temas, que siempre he considerado importantes, pero ahora entien-
do mejor el sentido de la urgencia de los pasos
que debemos dar todos juntos en el futuro; sin
que eso sea incompatible con la idea de que una
«creo que el hombre,
desde su origen, ha subsistido por medio de la resolución
‘técnica’ de sus problemas »
de las más peligrosas derivas del movimiento
que no debemos ya tratar de abordar los problemas de sostenibilidad tecnológicamente (científico-técnicamente), y además ve muy poco
probables las posibilidades de un proceso de reducción del consumo y la natalidad. Por todo
ello, hemos de prepararnos para un «colapso»
completo de la «Civilización Industrial», como todas las que lo han prededido.
Siguiendo la lógica de Tainter, todos los inten-
tos en desarrollar la fusión nuclear, desarrollar las energías renovables, estudios del efecto invernadero, legislaciones y sistemas de limita-
ción de emisiones de CO2, etc…están condena-
dos al fracaso, pues consumiremos más y más recursos económicos y, por tanto, energéticos
y de todo tipo en geneal en estas tareas, y esto sólo acelerará el «inevitable» colapso, que de todas formas va a suceder tarde o temprano.
La Teoría de Olduvai (de Richard C. Duncan) va incluso más lejos y llega a decir que, cuando se
«acabe» el petróleo, en la cuesta abajo en nuestra «rodada» (como dice el tango de Gardel) no
nos vamos a quedar, por ejemplo, en el tipo de sociedad de principios del siglo xviii, en la lla-
mada Revolución Agrícola del siglo xviii, con el
20
la raiz ideológica del malthusianismo
sistema Norfolk de cultivos o las mejoras en maquinarias (tiradas por animales) como las ideadas por Jethro Tull (un agrónomo muy famoso aunque ahora la gente sólo conoce al grupo de
música de los 70s que usó su nombre), que pu-
dieron aumentar los rendimientos de las cosechas un cien por cien sin usar ni un gramo de
fertilizantes o plagicidas o maquinaria con combustibles fósiles, no, sino que vamos inevitablemente a acabar como clanes dispersos de caza-
«apocalipsis significa en griego
‘revelación’, pues en la escatología de los primeros cristianos era un suceso positivo »
dores-recolectores de la Edad de Piedra, iguales
Sólo por poner algunos ejemplos del mundo
Para R.C. Duncan, la Civilización actual, tal y
saber humano: perfeccionamiento de los moli-
a los de la Garganta de Olduvai.
como la conocemos no es más que un «pulso»
de petróleo, y cuando el petróleo se «acabe», el
colapso es inevitable hasta acabar, como he comentado antes, en grupos reducidos (clanes) y
dispersos de cazadores-recolectores viviendo al
modo de los «homínidos de Olduvai», habremos de olvidar, por tanto, todo lo que sucedió desde el Neolítico hasta el siglo xx.
Yo, la verdad no sé cómo calificar esta «teoría»,
para no ser muy «radical» en mi juicio, creo que se trata de una hipótesis como mínimo «atre-
vida» y creo que no soporta la mínima revisión
histórico-antropológica, (tengo retenidas en la mente palabras algo más fuertes, pero me las voy a callar).
Este tipo de teorías (como la de Olduvai de
R.C.Duncan) parte, además, de la idea de que
la tecnología consiste únicamente en «artefac-
tos» o «combustibles», ignora el hecho de que la tecnología es sobretodo «software», puro ingenio humano, en el sentido de que las cosechas au-
mentaron en el Norte de Europa, desde los tiempos de los romanos al siglo xviii, en tres ó cuatro veces su rendimiento aún antes de usar un solo gramo de fertilizante, plagicida o maquinaria,
simplemente por la observación y estudio minucioso de los efectos de la rotación de cultivos, las
rural, pero esto es así en todos los campos del
nos de viento en Holanda, aprovechamiento de
energía hidráulica en molinos, mejoras en diseño de barcos transoceánicos a vela, etc….
La deriva obvia de aceptar este tipo de teorías, que podemos llamar del «colapso inevitable»
como válidas consiste en que el movimiento por
la sostenibilidad se convierte en un «survivalismo» (usando un anglicismo), un asunto de prepa-
rarse quasi-individualmente, o en comunidades muy muy pequeñas, para lo «inevitable», es decir, buscar estrategias de supervivencia (survival) puras y duras.
Por tanto, ¿para qué presionar a los políticos
para acelerar la investigación en la fusión nuclear, en las mejoras de ahorro en energía y
recursos, en la mejora de los transportes pú-
blicos, en las energía renovables, en la eficiencia energética de los edificios, en la educación
medioambiental, en el menor despilfarro-con-
sumo, etc….? si NADA de eso sirve ya para nada, sino sólo para acelerar el desastre, si dentro de
poco no habrá ni gobierno, ni estructuras «complejas» ni nada similar.
Por consiguiente la única estrategia «racional» es centrarse en buscar un trozo de tierra que
sembrar, un techo, algunos animales, un pozo
con agua y uno o mejor varios Kalashnikov y pre-
mejoras en el arado, el uso mucho más eficiente
pararse para un futuro de comunas agrarias
do, la selección de los granos de las cosechas y
perados de las que hay que defenderse a tiros
de los animales de tiro, estabulación del gana-
del ganado, la combinación de diferentes especies vegetales para enriquecer en nutrientes la tierra y evitar los períodos de barbecho, etc….
cuasi-aisladas hostigadas por bandas de desespara que no nos roben nuestros medios de vida. El medio-Oeste de los USA está lleno de indivi-
duos que piensan exactamente esto, con auténticos arsenales para defenderse del «caos» y los «saqueadores», de hecho yo diría que esperan
fervientemente esa especie de «Juicio de Dios»,
porque hay que tener en cuenta que Apocalipsis significa en griego «revelación», pues en la escatología de los primeros cristianos era un suceso positivo, fervientemente esperado, para acabar con el «mal» y separar el «grano» de la
«paja», y ahora el fenómeno mental es similar.
21
Política Política 21
Política
«el ‘experimento’ Jemer es una secuela de la
serie de experimentos, comenzados por Mao, que pretendía cambiar al ser humano desde arriba y por cojones »
Las herejías milenaristas del medievo europeo está llenas
Afortunadamente el proyecto «agrarista» no se llevó a cabo
Bohemia, Pastoreaux, Dolcinianos, Flagelantes radicales,
te fue en Camboya en 1975, en la «Utopía», por fín hecha rea-
de esa misma idea —Waldenses, Tanchelmitas, Taboritas de Fraticelli, los seguidores de los falsos emperadores «dormi-
dos», etcétera—. A quien quiera más información sobre esta temática de al Edad Media le recomiendo el magnífico libro del autor Norman Cohn «En Pos del Milenio».
Ideas tan antiguas como el mundo, de hecho es ahora qui-
zás uno de los períodos de la historia donde menos «apoca-
lipticismo» y «profetas» del mismo hay, aunque «haberlos, haylos».
Pero para pensar en un futuro así, en una sociedad post o no-industrial, aparte de pensar si es «inevitable» o
«buena», hay que pensar en el efecto que tendrá en la población un futuro casi o exclusivamente agrario tras la caída de la «Civilización Industrial».
En 1947 el ex-presidente americano Hebert Hoover fue en-
viado a Alemania para verificar las posibilidades de poner en marcha el que se denominó «Plan Morgenthau», cuyo nombre proviene del secretario del Tesoro de USA Henry
Morgenthau, y que pretendía convertir a Alemania en un estado agrícola para siempre y evitar así que pudiese convertirse en el futuro una vez más en una amenaza para la paz
mundial. Evidentemente Hoover llevaba a un nutrido equipo de expertos en agricultura, en desarrollo… para hacer el
estudio que se le había pedido, y así en su carta al presidente Harry Trumman del 18 de marzo de 1947 , con las conclusiones de los informes, decía: «Existe la ilusión de que la
Nueva Alemania que ha quedado tras las anexiones puede ser reducida a un ˝estado pastoril˝. Eso no puede hacerse salvo
que exterminen o trasladen veinticinco millones de personas fuera del país».
Evidentemente Trumman no iba (no podía) permitir eso, y
más cuando el comunismo empezaba a verse como una alternativa viable en muchas zonas de Europa Occidental por las
penurias de la posguerra. Por ello, al final se decidió enterrar el Plan Morgenthau y lanzar el Plan Marshall, con el objetivo
de re-industrializar el país, única manera de evitar un desastre humanitario y así frenar al comunismo en Europa.
Como nota al margen diré que lo que nos está aplicando
Alemania a nosotros en la actualidad es una suerte de «Plan Morgenthau» crediticio, para que no volvamos a ser una
«amenaza crediticia» a las finanzas europeas. El efecto está siendo bastante devastador.
en Alemania, pero donde sí se llevó a cabo sistemáticamenlidad, de los Jemer Rojos, que decidieron establecer una so-
ciedad agraria totalmente igualitaria, y para eso enviaron a
toda la población de las zonas urbanas, a trabajar al campo,
sin métodos modernos de cultivo ni jerarquías organizativas. Creo que todo el mundo se equivoca al juzgar los motivos de Pol-Pot, en realidad él lo hizo pura y exclusivamente por el
«Bien» de la población; lo hicieron pues lo importante, para
los Jemer, no es el Ser Humano en sí, lo importante es el Bien Supremo que no es otro que la «Igualdad», a la que, desgra-
ciadamente, la ya corrupta naturaleza de las personas «aburguesadas» no pueden aspirar por sí mismas y deben ser obligadas «a ver la luz» en los campos de arroz.
Se trata de la simplificación social llevada a su máximo ex-
tremo en nombre del mayor bien a que el Hombre puede as-
pirar, «La Igualdad», sólo posible sin división del trabajo, sin jerarquías, sin complejidad, pues cualquier división del trabajo trae, inevitablemente la distinción y la jerarquía.
El resultado fue muertes por malnutrición, por enfermeda-
des «normales» fácilmente curables, por falta de higiene básica, por mortalidad infantil y en los partos,… Se ha calcu-
lado que murieron del orden de tres millones de personas de una población total de ocho millones.
Y las muertes no se debieron apenas a ejecuciones, sino a la
imposibilidad de nutrirse medianamente bien o de dar una sanidad de lo más básica cuando los médicos y las enferme-
ras estaban recogiendo arroz y las potabilizadoras y los hos-
pitales estaban cerrados, pues había desaparecido cualquier rastro de «Sociedad Industrial» salvo para fabricar armas.
En realidad la población de Camboya se enfrentaba a un exterminio casi total si los vietnamitas no invaden el país en 1979, que, por cierto, casi supone una guerra total entre
Vietnam y China, auténtica defensora de la «Utopía Jemer». El «experimento» Jemer es una secuela de la serie de experi-
mentos, comenzados por Mao, al que consideraban su «padre intelectual», que pretendía «cambiar el Ser Humano» desde arriba (top-down) y por coj****, pues Mao había llegado a la
conclusión de que el Ser Humano, nacido en su familia, tien-
de a desarrollar conductas «burguesas» en cuanto deja de trabajar con las manos o hay la mínima jerarquía en el trabajo,
por ello es el Estado el que debe educar a los niños desde muy pocos años, alejándolo de las familias y además es necesaria
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una siempre renovada «Revolución Cultural» sobre los «abur-
ausencia total de incentivos en los participantes en el proce-
médicos, profesores de universidad, etc…los cuales, desde
básicas de la población sin ayuda externa.
guesados», es decir, los técnicos, intelectuales, artistas,
1966 a 1976, fueron ferozmente perseguidos en China por la «Guardia Roja», enviados a los campos o asesinados, por su
falta de compromiso con el ideal igualitario. Se calculan que
so, y que al final era incapaz de proveer las necesidades más
Las raíces de las ideas Malthusianas
fueron varios millones los muertos, no sólo por los asesina-
Creo que es preciso investigar no sólo las ideas, sino su histo-
y la cobertura sanitaria, tuvieron estas medidas, como había
oculto de las mismas, porque en muchos casos da una idea
tos, sino por el efecto nefasto que en el desarrollo económico ocurrido antes con el «Gran Salto Adelante».
Con todo lo anterior quiero insistir en que sin una
«Civilización Industrial», sin una compleja división del trabajo con médicos, enfermeras, hospitales, fabricación de
medicinas, fertilizantes, transporte, electricidad, etcéte-
ra. El efecto inmediato es una mortandad en masa que de-
jaría en pañales a la Peste Negra de 1348, y yo, por mi parte, estoy firmemente convencido que merece la pena intentar,
por todos los medios, que no ocurra nada parecido a esto en
el futuro en ninguna parte del mundo, y además creo que es
más que probable evitarlo si nos ponemos manos a a obra y se da a los científicos y técnicos medios suficientes para buscar la manera de evitarlo; es decir, si se invierte fuertemente en «complejidad».
Respecto al modelo económico de la sociedad, creo que se
debe buscar por todos los medios posibles, la forma de distribuir mucho mejor la riqueza, al menos retomar el ideal
socialdemócrata «de verdad», pero sin el crecimiento de instituciones «parásitas» con su «clientelismo» normalmente
asociado, y para ello es necesario una mayor participación de las personas (sociedad civil) en el proceso y menos «partitocracia». Ojalá pueda ser posible una economía más basada
en el mundo de las cooperativas que en el de las grandes empresas, y a lo mejor hay que ir a medidas como la propuesta por John Stuart Mill en el famoso capítulo sobre el «Estado
Estacionario» de su libro «Principios de Economía Política»
en el que proponía que no se pudiese dejar en herencia más de una cantidad de dinero que permitiese una vida «digna» a los herederos, pero nada de inmensas fortunas y propiedades, que anulaban, de raíz, el principio de «igualdad de oportunidades» por el que tanto clamaban los liberales de
esa época (completamente distintos a los neoliberales que sólo parecen buscar un mundo cada vez más estamental y oligopólico).
Pero en cualquier caso creo que los sistemas de producción
que funcionan son los auto-organizados, los sistemas centralizados de planificación resultan, necesariamente ineficaces a la hora de proveer necesidades complejas. La URSS fue un
caso paradigmático de derroche de recursos y de contaminación, teniendo, por ejemplo, que importar trigo de Europa, USA y Canadá, a pesar de haber sido siempre el «granero de Europa» (por Ucrania), perdiéndose una parte muy impor-
ria, cómo se generaron, al objeto de identificar el «sentido» del «proyecto de sociedad» de los que las defienden.
Es público y notorio que el reverendo Thomas Malthus escribió su archifamoso libro «Ensayo sobre el principio de la po-
blación» (1798) como una respuesta «contundente» a las tesis de «utópicas» de William Godwin, en particular su libro llamado «Disquisición sobre la justicia política y su influencia
en la virtud y felicidad de la gente» (1793), escrito en ese am-
biente de explosión de ideas y optimismo (para muchos) que fueron los años posteriores a la Revolución Francesa.
Godwin, en ese libro, defendía que el Hombre, todas las personas, se deben dirigir hacia la liberación de las condicio-
nantes sociales que los oprimen, y el instrumento de la li-
beración no puede ser otro que la razón, teniendo en cuenta
que este largo camino sólo puede hacerlo cada persona por sí solo, de tal forma que el proceso de desarrollo de su raciocinio, de análisis interiorizado, mostrará a cada individuo la
realidad de la esclavitud en la que vive y la manera de obrar
para que cada vez más prevalezca la justicia y una vida mejor para todos.
En el mundo del trabajo Godwin ya resalta la importancia del «ocio», como método «liberador», y dice que en realidad, la
necesidad de esfuerzo y horas de trabajo podrían ser muchí-
simo menores, pues una inmensa cantidad de ese trabajo se
dedica a sostener la «holganza» de otros (los ricos), y sólo una parte muy pequeña del trabajo realizado va a parar al propio
obrero. Manifestando ya ahí su defensa de la necesidad de un reparto de las riquezas mucho mayor, y por tanto, decía, más justo.
Voy a parar aquí la descripción de las ideas de Godwin, que en realidad, como puede entenderse, son mucho más extensas y complejas, pues las que he descrito son suficientes, creo,
para describir los motivos que pusieron en marcha la «campaña» Malthusiana.
Creo que ya se puede ver claro por donde van a desarrollar-
se los contrargumentos Malthusinos a las tesis de Godwin:
según Malthus, dado que los pobres, los obreros, no son más
que «bacterias en una placa de Petri» (usando el lenguaje biologicista moderno), en el caso de que se hiciera un mayor reparto de la riqueza, ésto originaría «inevitablemente» y de
inmediata un incremento sostenido de la población (el crecimiento de las bacterias es directamente proporcional al
alimento: dB/dt = A·B, siendo A, el alimento; y B, el nº de bac-
tante de las cosechas por los deficientes sistemas de almace-
terias. Pues los seres humanos igual), de tal forma que cual-
Un auténtico desastre organizativo, entre otras cosas, por la
(al final alimentos) sería inmediatamente «invertido» en
namiento, distribución, reparto de fertilizantes y semillas…
23
quier incremento en los salarios, o en la riqueza de los pobres
Política
Texto
Traducción
la procreación de más y más niños, más y más
en eficiencia (Jevons), Malthus y Jevons nos han
afán reproductor de los pobres, se produciría,
de Petri» y destruiremos cualquier mejora en la
población, dado el «enfermizo» e incorregible
por tanto, un crecimiento demográfico mucho mayor que el de los recursos alimentarios, y al
final, tendremos una inevitable hambruna y un colapso total de la sociedad, que afectaría tanto a los antiguos ricos como a los pobres.
Hay que decir que la famosa «paradoja de
Jevons» es del mismo «linaje intelectual», y deriva de ésta misma lógica malthusiana. Hubo otras «leyes universales» de este tipo, que yo
llamo «Leyes de Hierro» como la «Ley de Hierro de los Salarios» del aristócrata David Ricardo y
todo el resto de «Leyes de Hierro» de las últimas décadas, como las de Tainter y Duncan.
Según todas estas «Leyes de Hierro» son inútiles los repartos de riqueza (Malthus) o las mejoras
«enseñado» que somos «bacterias en una placa redistribución o en la eficiencia del uso de los
recursos o de productividad, tanto por la mayor reproducción como el siempre mayor consumo (o consumismo) generalizado de los pobres.
Igualmente los «Incrementos de Complejidad» sólo traerán un desastre mayor y más rápido
(Tainter dixit) y tras agotar hasta la última gota
todo el petróleo (como bacterias que somos) vol-
veremos a «Olduvai» y no hay nada que podamos hacer para evitarlo (also sprach Duncan).
Para Malthus, por tanto, la pobreza y la mise-
ria de la clase trabajadora es una consecuencia «inevitable» de la propia dinámica de la pobla-
ción, es una Ley Natural insoslayable, es decir, aunque se detrajese toda la riqueza a las clases
24
la raiz ideológica del malthusianismo
Política Política 25
situación de miseria de los obreros es preci-
so preservar la riqueza de los poderosos, pues
sería inútil y pernicioso cualquier otra cosa para el conjunto de la sociedad, la misión de los poderosos es, entre otras cosas, poner las condiciones «pasivas» para una correcta regulación «natural» de la población (miseria, pobreza,
«leyes de pobres», mano dura…), y esto lo hicieron bastante bien los ricos británicos, y uno de los ejemplos más claros fue la Gran Hambruna Irlandesa de 1845, donde no se tiene noticia de
que ni un solo terrateniente británico permitiese a la población irlandesa alimentarse de los
inmensos trigales que gozaban de buena salud, mientras la cosecha de patatas se hundió por el
tizón, asimismo la Corona Británica no hizo ab-
solutamente nada, sólo esperar la «regulación
natural» de las poblaciones, como diría F. Hayek ó G. Hardin, pues no hay mejor combinación que la de pobres más católicos para justificar dejar morirse de hambre a todos.
Es la misma «lógica» o «linaje de pensamien-
to» que los que se oponen y se han opuesto a la «Revolución Verde» y otras «catástrofes ecoló-
gicas», la de aquellos que esperan, ansiosos, la
«Gran Mortandad» post-industrial, como medio de «limpiar» la Tierra.
Otros que sostienen este «linaje de pensamiento fatalista» son Hobbes y Herbert Spencer, de los que ya he hablado en otros artículos y de su influencia en la «visión del mundo» actual.
Como ya he dicho en otros artículos, la lógica
interna de este modo de pensar es la completa
destrucción del ideal Humanista, que defiende
la posibilidad del mejoramiento interior y exterior del Ser Humano, heredera de la ética crisadineradas, en poco tiempo el aumento de la población de los pobres que eso conllevaría, haría
que de nuevo, hubiesen agotado todos los recursos y volverían a estar en la misma situación de mera subsistencia o peor aún, pues después de
terminarse el efecto positivo de esa «inyección» de recursos (overshoot), vendría una hambruna generalizada y el verdadero colapso.
Es exactamente la misma lógica del Dr. Garrett Hardin y su «Ética del bote salvavidas», si los ciudadanos de los países occidentales permi-
timos que los «nadadores» en la miseria de los países pobres se suban a nuestro «bote salvavidas» de riqueza, acabaremos todos hundi-
dos, por ello el mejor comportamiento «ético» es dejarlos que se ahoguen en la miseria y el
hambre, que era exactamente lo mismo que
decía Malthus. Por tanto, dada la «inevitable»
25
tiana (no protestante) de la «justificación por
las obras» que hace posible la perfección perso-
nal del Hombre, por sus propios medios, por su
siempre creciente capacidad de discernir el bien del mal; tal y como lo expresaron magníficamente Erasmo y otros humanistas.
Porque la Predestinación protestante establece una división infranqueable, una «falla» esen-
cial entre los seres humanos, de tal forma que
la sociedad queda fatalmente dividida entre los elegidos («triunfadores», «winners») y los con-
denados («perdedores», «losers»), porque en la lógica católica mediterránea nosotros gana-
mos o perdemos, son circunstancias de la vida, contingentes, pero en el universo predestina-
cionista tú «eres» (en esencia) un «ganador» o
un maldito «perdedor», y eso NO es una situación vital contingente, sino la manifestación clara y definida de tu «destino», decidido por
Política
Imagen página anterior AP Photo/John Gaps III
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un Dios inmisericorde allá en el mismo
reaccionario apocalíptico.
Pero, ¿a dónde queda en este esque-
bién, otra etapa de ese eterno en-
La diatriba Godwin-Maltus es, tam-
Principio de los Tiempos.
frentamiento, que sigue muy vivo.
ma la lógica de la redención de Cristo,
con su pasión y muerte cuando ya está decidida la suerte de TODA la huma-
A vueltas con la energía
nidad desde inicio del universo?¿No
queda eso ya como una «comedia»?.
Es tiempo de volver brevemente al pro-
en su mayoría, salvo la minoría de los
caso particular del cúmulo de retos al
blema de la energía, aunque es sólo un
En este linaje de ideas el Ser Humano
que tenemos que enfrentarnos, y en
«elegidos», claro, queda reducido al ex-
el cual tenemos que trabajar por bus-
tenso rebaño de los «condenados», a
car una solución lo mejor posible, tra-
los cuales no debemos dedicar ningún
tando de evitar un posible «colapso»
tipo de «caridad», «ayuda» o «consideración», pues sería, de hecho, contravenir los designios divinos, expresa-
do tanto en su forma teológica, como en las leyes naturales, que son parte,
también, de su Obra. Según estos principios, hay una absoluta coherencia
entre la teología predestinacionista y
las «Leyes Naturales» (como la Ley de la Población del sacerdote Malthus y las otras «Leyes de Hierro») que podemos
observar, pues ambas (la Revelación y la Ley Natural) son de origen divino. Evidentemente las sociedades no son entes homogéneos, y el ideal
Humanista no ha dejado de ganar
fuerza, incluso en las sociedades calvinistas anglosajonas, como fue el caso de Godwin, muy «contaminado» por
«no vamos a
agotar hasta la última gota de
petróleo, carbón y gas, no creo que a nadie se le ocurra
seriamente pensar en algo así»
los ideales del otro lado del Canal de la
control preventivo de la natalidad, et-
que el mensaje humanista está cargado
tantos escritores que se han basado en
Mancha, y esto es así en gran parte porde sentido y de esperanza para toda la
humanidad, en vez de la «ferocidad» y
elitismo pesimista del ideario predestinacionista, porque sin esperanza nada puede siquiera intentar resolverse. Las ideas de Malthus, recogidas en
los escritos de David Ricardo, auténtico «padre» de la Economía tal y como
la conocemos nosotros, llevaron al famoso escritor inglés Thomas Carlyle a llamar a la Economía, «la Ciencia
Lúgubre» («The dismal science») pues los
argumentos de la economía se basaban en las condiciones de escasez, ham-
brunas, rendimientos decrecientes,
cétera, que tanto hemos oído hablar a
las ideas de Ricardo, entre ellos Marx. Carlyle encontraba todo esto deses-
peranzadoramente triste y también
«interesado», lo cual es del todo cierto. Al final todo esto, creo, se reduce
en gran parte al «combate» de ideas que reproduce la «eterna» diatri-
ba entre el Humanismo de Erasmo
y el Predestinacionismo de Lutero, éste último defiende la naturale-
za «intrínseca y radicalmente co-
rrupta» de la naturaleza humana, con un destino ya definitivamen-
te descrito y «marcado», del que de-
riva «lo mejor» del Malthusianismo
en algunas partes del Mundo, pues un colapso total y absoluto, para mí, es
más que improbable, porque evidentemente no vamos a agotar «hasta la última gota» de petróleo, carbón y gas,
no creo que a nadie se le ocurra seriamente pensar en algo así; pero sí po-
demos tener un agravamiento de los
problemas económicos y sobretodo la posibilidad de una carestía de los alimentos potencialmente muy problemática en algunos países pobres, así
como el impacto, que parece cada vez más severo, del cambio climático.
En una entrevista, en septiembre del
año 2010, realizada a Stephen Hawking y a Brian Cox, a la pregunta de cual es
el reto científico principal a que se enfrenta la humanidad en las próximas décadas ambos no dudaron en la res-
puesta: la producción eléctrica por fu-
sión nuclear, y creo que hay pocas personas en la comunidad científica que piense de forma diferente. Brian Cox
piensa que sin esta tecnología «nues-
tra especie se encontrará en grave peligro para el fin de este siglo», qui-
zás sea tan necesaria incluso antes… He escuchado recientemente entre-
vistas a algunos de los máximos responsables del programa mundial de
desarrollo de la tecnología de fusión nuclear para la producción de energía, como el profesor Steve Cowley,
director del centro experimental de Culham en UK, el cual se muestra
26
la raiz ideológica del malthusianismo
Política Política 27
absolutamente convencido de que
Es verdaderamente triste que se esté
En encuestas del Eurobarómetro el 82%
gía viable y sólo resta demostrarlo en
debido a la crisis de la zona Euro, que
en que se produce y consume la energía
la fusión nuclear es YA una tecnolo-
una planta como la que está constru-
yendo el ITER en Cadarache, el Sur de
Francia, y que el motivo del interminable retraso es la falta de recursos económicos para acelerar el proceso.
En España el físico Francisco Castejón del CIEMAT es igual de tajante en este asunto, y dice que si los políticos que toman las decisiones
«de verdad» apostasen por acelerar
el desarrollo de esta tecnología, los plazos se acortarían mucho más.
Existe un video con una entrevista a
este científico donde habla del problema de la central de Fukishima, de los problemas de las centrales nucleares
por fisión, del peak-oil y de la viabilidad de la fusión, sobre la que no expresa la
más mínima duda, y en lo que a él respecta y a la comunidad científica que representa, que la generación por fu-
sión NO es ya un problema tecnológico, sino de recursos (económicos) a inver-
tir en el desarrollo. Creo que merece la
pena que veais el vídeo, es bastante instructivo y el mensaje es contundente.
Yo pienso que cuando científicos como
estos, todos de primera fila, hablan de forma tan tajante, con tanta seguri-
dad de la viabilidad de esta tecnología no se me ocurre pensar que lo hacen
para «coger subvenciones», «vivir de
la mamandurria» ni nada de eso, creo que son personas archiprofesionales,
muy seguras de lo que hacen y que pueden afirmar eso de frente y abierta-
mente ante el resto de la comunidad científica.
Para mí sería el equivalente de los
Oppenheimer, Fermi y Einstein cuando aseguraron a F.D.Rossvelt que si invertía suficientes recursos en el Proyecto
Manhattan, en pocos años tendría una bomba atómica; sólo que en el caso de
la fusión hay mucho más camino avanzado que en la bomba atómica antes de que empezase el Proyecto Manhattan.
27
acometiendo recortes en este campo
se estén revisando los presupuestos,
alargando los plazos, escatimando re-
cursos, cuando no creo que exista en el Mundo ningún otro proyecto igual de
importante para la especie humana en su conjunto, como igualmente afirma Hawking y Cox.
De hecho desde el punto de vista eco-
nómico es ya una verdadera aberración que no se active más ese desarrollo,
pues el déficit energético le costó a la
UE «sólo» 400.000 millones de euros en 2008, y se estima que las necesidades
de infraestructuras para poder cumplir con el compromiso de energía renova-
bles en 2020 equivale a 1 billón (trillion
en USA) de euros. Supongo que los inte-
reses de las empresas energéticas pesan en el proceso….
de los europeos reconoce que la forma
tiene un impacto negativo en el clima, es decir la inmensa mayoría de los europeos reconoce ya el efecto perverso
del cambio climático, y el 50% reconocen el cambio climático como uno de los mayores problemas mundiales y
afirma que es necesario tomar acciones YA, todo esto contrasta con la actitud de los políticos, y con el propio movimiento ecologista al respecto.
Por ejemplo Ecologistas en Acción se manifiestan en contra de del ITER al
que consideran «una fantasía de alta
tecnología peligrosa y cara», y yo creo que antes de hacer el cúmulo de afir-
maciones que figuran en ese artículo
deberían hablar con los científicos involucrados en el proceso (como el dr.
Castejón), considerar las alternativas
Política
realistas que hay y el impacto real de aplicar-
las, porque, por ejemplo, en el caso de la fusión NO hay residuos radiactivos de larga vida, sino otros de vida corta, en muy pequeñas cantida-
des que no presentan, ni remotamente, los problemas de manejo de las centrales nucleares
convencionales, que pueden gestionarse de manera simple, y que no tienen riesgos intrínse-
cos en la operación (por ejemplo de explosión o
«lo que es una verdadera fantasía es pensar en el sostenmiento de una sociedad compleja sólo con
energías renovables por mucho que quieran los ecologistas»
de fusión de barras de combustible, etc…) como
muy bien explica el dr. Castejón y toda la comunidad científica.
Creo que lo que es una verdadera fantasía es pensar en el sostenimiento de una sociedad
compleja como la nuestra, con siete mil millones de personas, sólo con energías renovables,
bueno, si de lo que se trata es de volver al «agrarismo» (y su precio en vidas), o de una solución
haciendo que los políticos no sientan ningu-
ciar las grandes inversiones en renovables (con
energía por fusión, y no tengan el mínimo re-
sólo para Occidente, que es quien puede finansu pobre TRE: Tasa de Retorno de la Energía),
bien, pero creo que hay que pensar en el resto de la humanidad también, y buscar la mane-
ra que una tecnología renovable o quasi-reno-
vable (como la fusión) pueda ser viable para los países en desarrollo, pues de lo contrario gastarán más y más CO2 (del carbón), por mucho
que quieran los ecologistas, y sólo retrasaremos
algo el problema de agotamiento de los recursos energéticos.
Evidentemente esta confusión en el seno del
movimiento por la sostenibilidad es lo que está
na presión por el desarrollo de la generación de paro en hacer los recortes que hagan falta en su desarrollo, pues nadie le va a pedir cuentas por
los retrasos, y de hecho hay una buena parte del movimiento conservacionista que está en contra de gastar esos diez mil millones de euros,
cuatro mil quinientos millones de la UE, en este proyecto, por ser un «despilfarro» (entre ellos, Ecologistas en Acción)cuando, por comparar-
lo con otro esperpento, se trata de menos de la mitad de lo que, sólo en España, le han «inyectado» a Bankia (veintitrés mil quinientos mi-
llones) y que vamos a pagar con nuestro sudor y sólo para el enriquecimiento de unos cuantos.
Creo que hay que pensar en el futuro energético en términos de fusión nuclear, en plantas muy distribuidas, y buscar un vector de alta ener-
gía a partir de la electricidad (¿H2?) para poder usarlo en el transporte, además, por supues-
to, del uso de energías renovables, las mejoras
sustanciales en eficiencia en todos los procesos,
reciclaje al máximo, el ahorro y la limitación voluntaria del consumo, reforzando la educación,
pues los impactos medioambientales del consumo evidentemente no sólo son energéticos, su-
poniendo que pudiésemos solucionar esto, y los problemas de agotamiento de recursos no son
exclusivos de la energía, aunque una fuente de
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la raiz ideológica del malthusianismo
Política Política 29
«hay una parte no despreciable del movimiento por la sostenibilidad
fatalmente ‘contaminado’ por el ‘doomerism’ pesimista malthusiano, su ‘agenda’
ideológica y su pobre concepto del hombre» energía sostenible y abundante aliviaría mucho los problemas, pero en ningún caso acaba con ellos.
No soy un experto en absoluto en estos campos e ignoro si hay suficientes metales para construir una red eléctrica masiva para una futura «so-
ciedad eléctrica», supongo que habría que usar
aluminio y cobre, pero también investigar otros vectores energéticos, transmisión inalámbrica
muy importante, de naturaleza tecnológica,
es decir, en suma dedicar a muchos cerebros a
turaleza, como he repetido «ad-nauseam».
de electricidad (¿láser?) por decir una «burrada», solucionar estos problemas, porque siempre
vamos a tener nuevos problemas que resolver, y no tienen porqué faltar soluciones. Conclusión Creo que hay una parte no despreciable del mo-
vimiento por la sostenibilidad fatalmente «contaminado» por el «doomerism» (apocalipticismo) pesimista malthusiano, su «agenda» ideológi-
aunque estoy de acuerdo que no sólo de esa naCreo que el campo de la generación por fusión
nuclear es una excelente oportunidad para pa-
liar gran parte de los problemas energéticos del futuro y, para mí, es una verdadera aberración
que sea precisamente el movimiento ecologista
el que se oponga a su desarrollo, cuando debería ser el máximo interesado en su implantación.
Los recursos que se están dedicando son verda-
deramente irrisorios comparado con los benefi-
cios que obtendremos y los peligros a los que te-
ca y su pobre concepto del hombre, que lleva a
nemos que hacer frente como especie.
viduales, con la renuncia a realizar un verdade-
mamiento a todo el que lea este texto a apoyar
buscar sólo soluciones individuales o quasi-indiro esfuerzo necesario en la solución de los pro-
blemas que tenemos encima, tanto en nuestros
países como para la humanidad en su conjunto, y además estoy convencido de que las solucio-
nes a estos problemas deberán ser, en una parte
Desde aquí no puedo hacer otra cosa que un llaal desarrollo de la generación de energía de fusión nuclear en cualquier ámbito posible, en
presionar, en lo posible, a nuestros electos en
este campo (no es fácil), en extender la idea de que es algo absolutamente vital para nuestro
futuro, y por supuesto continuar sensibilizan-
do a todos con el problema de la energía, de los recursos y del medio-ambiente, en la reduc-
ción personal del consumo (energético y de todo tipo), y en tener un comportamiento orientado a la conservación del medio-ambiente en todo momento
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Texto pascual serrano
Fotografía fabrice florín
Fotografía
Imagen página derecha
Tiempo de lectura 45 minutos
Política
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utopía, complejidad y colapso
Política
A pesar de la construcción pesimista de nuestra visión de futuro por parte del cine y las teorías lanzadas por economistas y sociólogos, nuestra civilización aún tiene una salida
UTOPÍA, COMPLEJIDAD Y COLAPSO UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS MITOS DEL FIN DE NUESTRA ERA
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Tiempo de lectura 1 hora y 37 minutos
Política
Texto david (dfc)
Fotografía página derecha matito
C
uando uno va siendo un poco
que los sistemas sociales, tienen una
reflexionar sobre los «mitos» del pasado
acerca al comportamiento de los sis-
mayorcito, puede volver la vista atrás y
que lo acompañaron en su vida, puede
contemplar la «mitología social» de sus épocas, por ejemplo en la visión que se tiene, en particular, del futuro, a largo plazo, de la humanidad en su conjunto.
No uso el término «mitología» en el sen-
tido negativo de poco o nulo grado de ve-
racidad (soporte científico) que tenga o se le dé a una idea, aludo a «mitología», en modo genérico, al conjunto de ideas
y símbolos que se reúnen en un determinado «discurso» que tratan de expli-
car el futuro discurrir de la sociedad,
en un campo, el de las Ciencias Sociales donde, hay que decirlo siempre y con toda claridad, nada está ciertamente
determinado, porque los sistemas tan terriblemente complejos como son las
sociedades humanas, acopladas entre
característica que, en cierto modo, los temas vitales: tienen cierto grado de adaptación.
En este artículo pretendo analizar algu-
nas teorías explicativas generales sobre aquello que precipita el colapso de las
Civilizaciones, haciendo una crítica sobre las mismas.
Empezaré mi artículo, en particular
por el género cinematográfico, que es
el que recoge, de manera visual y resumida, muchos de los «mitos» (de nuevo
en el sentido respetuoso y amplio del término) sobre el devenir de las sociedades, en particular de la sociedad occi-
dental, en forma de utopías y, sobretodo, distopías.
Las distopías de los 70’s y 80’s
sí, la complejidad las hace esencialmen-
Desde mediados de los años 70’s e ini-
tífico (experimental) y reduccionista del
pero ya acercándome a la adolescencia,
te indeterminables, en el sentido cientérmino, y los muchos y variados intentos «proféticos» del pasado, tenidos a sí
mismo como «científicos», han fracasa-
do bastante estrepitosamente, en algunos casos porque los sistemas sociales,
usando una analogía con el Principio de
Incertidumbre de Werner Heisenberg, se ven influidos por las observaciones
que se hacen sobre ellos y los sucesos
que se desencadenan por esas mismas observaciones, como fue, por ejemplo
el caso de las «profecías» de Marx y su «inevitable» e «inminente» Revolución
Universal del Proletariado; y esto no es nada negativo, al contrario, significa
cios de los años 80’s cuando yo era niño
recuerdo que aparecían, con mayor fre-
cuencia (comparado, por ejemplo, con finales de los 80’s o durante los 90’s) pe-
lículas que trataban de las situaciones
textoapocalípticas, es decir, de la vida de los supervivientes tras una debacle a escala mundial, la mayoría de las veces
producidas por una guerra nuclear, y en
otros casos por otra de tipo medioambiental (agotamiento de los recursos, calentamiento global, contaminación, etcétera).
Hubo una gran cantidad y variedad de filmes que trataban esta dinámica tex-
to-colapso: la serie de Mad Max, (Nueva
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utopĂa, complejidad y colapso
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PolĂtica
Política
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utopía, complejidad y colapso
«¿de verdad ha pasado
York, 2012); la serie de El Planeta de los Simios (la antigua); El Día Después;
Soylent Green; La Fuga de Logan; las películas de zombis…
No creo que sea una casualidad la proli-
feración de ese tipo de películas en esa época, como tampoco, creo, sea casuali-
el peligro de una guerra nuclear?
¿cuántos miles de cabezas nucleares siguen existiendo?»
dad el surgimiento de un fenómeno tan
distópico como el Punk en esa misma
Política
época donde su «ideología» queda resu-
como desencadenante del exterminio de
rastro de ellas de ninguna de las mane-
pesimista, desesperado y autodestruc-
que ahora predominan los problemas
restos de sus «visitas», etcétera?, ¿por
mida por la frase «No Future», ideario tivo, que contrasta fuertemente con el
magnífico despliegue de las utopías de
la década de los 60’s, tipo «New Age», que, suponían, se iba a inciar una nueva
época de bondad, meditación y cambio espiritual; indudablemente, pensaban, entrábamos en una auténtica Edad de Oro del hombre, estábamos ya iniciando la andadura en la «Era de Acuario»,
como en la famosa canción, esa del parque, de la película «Hair», aunque esta
película en particular se hizo en 1979, en realidad provenía de un musical de 1967,
y toda la temática hippie y la historia transcurre en los años sesenta.
Independientemente de la situación
particular de España, creo que, en ge-
neral, había como un cierto desencanto en esa época, la crisis mundial, inicia-
da y agravada, aparentemente, por los
dos shocks petroleros de 1973 y 1980, no parecía tener fin, con su secuela de desempleo e inflación y en caso de USA, que era el país productor de filmes por
excelencias, la derrota del Vietnam era
un agravante psicológico en ese ambiente, y además el enfrentamiento nuclear
a gran escala entre USA y la URSS pare-
cía no sólo probable, sino inevitable a no muy largo plazo, y los informes del Club de Roma y otros de la época, acrecenta-
ban el miedo de que, aunque nos librásemos de un «infierno nuclear», la nueva
amenaza sería de recursos, medioambiental y poblacional.
El optimismo de los 60’s parecía cosa del pasado, al menos en el universo fílmico anglosajón.
Es curioso observar como, en los apoca-
lipsis fílmicos de los últimos años, no se usa el fenómeno de la guerra nuclear
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la mayor parte de la humanidad, sino climáticos, las amenazas alienígenas
(como en los años 30’s y 50’s), las enfer-
medades, los meteoritos, y las profecías Mayas. En cambio en los 70’s y 80’s el terror nuclear era la base de la mayoría de los sucesos apocalípticos.
Unas preguntas que se me ocurren: ¿de verdad ha pasado el peligro de una guerra nuclear?¿cuantos miles de cabezas
nucleares siguen existiendo?¿cuantas veces pueden destruir la humanidad al completo?.
Bueno, vamos a dejarlo.
En esa época el pensamiento sobre el
peligro nuclear era verdaderamente obsesivo, al menos así lo percibía mi susceptible mente infantil, y corrobora este
hecho la forma en que están redactados
muchos ensayos de escritores y la forma
de entender el futuro de la humanidad o incluso de otras posibles civilizaciones
extraterrestres, hasta el punto de esta-
blecerse presuntas «leyes» universales al respecto.
Me viene a la cabeza el caso del
libro del escritor Isaac Asimov: «Las
Civilizaciones Extraterrestres» (1979). No voy a hacer una descripción detalla-
da del ensayo, sólo mencionar que en él se hacía un estudio, pretendidamente
«científico» de la cantidad probable de civilizaciones que puede albergar nues-
tra galaxia, y estimaba que podían existir, nada más y nada menos que unas
quinientas treinta mil civilizaciones
«tecnológicas», es decir, con tecnologías similares a la nuestra o más avanzadas.
Ante un número tan elevado de esas
civilizaciones, como estimaba Asimov, la primera pregunta que surge, es: ¿por
qué no hemos encontrado el mínimo
ras posibles: señales electromagnéticas, qué está todo tan «silencioso» hasta para los más potentes sistemas de detección actuales?.
Asimov da su propia respuesta a la pregunta anterior: no vemos rastro de nin-
guna civilización extraterrestre porque éstas tienen una duración muy breve, se auto-destruyen en guerras; y la razón última de ésto es que las especies vivientes
que llegan a desarrollarse hasta generar una civilización necesariamente lo han hecho a través de un proceso de selec-
ción natural, que lleva implícito la nece-
sidad de «lucha» o «competición» por los recursos escasos con otras especies y su
medio, y entre los propios grupos de la especie (lucha intra-específica) lo cual,
necesariamente lleva aparejado un comportamiento agresivo que permita rea-
lizar, con éxito, esa competencia, y esto
es algo que debe estar genéticamente determinado pues es un aspecto esencial
para la supervivencia de las especies. Ni
que decir tiene que la mayoría de los biólogos son Hobbesianos: Konrad Lorentz, Jacques Monod, …
Siguiendo el argumento de Asimov, la
evolución tecnológica, llevados a un determinado punto de «arranque», es muy
rápida, y, evidentemente, mucho más
que cualquier cambio genético posible a
gran escala, y dado que los mecanismos esenciales (genéticos) de agresividad
están intactos, una vez que esa especie
ha acumulado la capacidad de desple-
gar una gran cantidad de energía para conformar su civilización, hará, con toda seguridad, un uso de esas mismas
energías para desarrollar armas; desen-
cadenándose, también necesariamente, una «carrera armamentística» entre
Política
Fotografía página anterior _gavroche_
los poderes rivales, y pasado determi-
calor interno que contribuye a la esta-
viven el ya maduro Dr Morbius (Walter
tendrán la capacidad de destruir com-
órbitas externas del Sistema Solar hay 2
atractiva hija Altaira, que luce una exi-
nado «umbral» energético, esas armas
pletamente la Civilización, y, además
serán, por tanto inevitablemente usadas
en la lucha despiadada por el poder y los
recursos (que son lo mismo), y las civilizaciones terminan, así, auto-destru-
yéndose, antes, incluso, de que pueda
desarrollar exploraciones interestelares a gran escala.
Asimov no se centra mucho en el tema del agotamiento de los recursos o la destrucción medioambiental producto del
desarrollo tecnológico, quizás porque en esa época no estaba tan de moda, y
prefiere un argumento mucho más «evidente» y dramático, como es el de la guerra total.
Para mi en general todo el libro tiene
una argumentación extraordinariamente débil y muy poco o nada «cien-
tífico», lo veo más como un auténtico ensayo de «ciencia ficción», y uno de los contrargumentos más fáciles que tenemos a mano, que se le puede ocurrir a cualquiera es que, aunque las civiliza-
ciones sean muy breves, deberían per-
durar probablemente algunos siglos o
décadas emitiendo señales electromagnéticas al espacio, como llevamos haciendo nosotros desde finales del siglo
XIX, y quinientas treinta mil civilizaciones simultáneas en una sola galaxia (la
bilidad de los sistemas; además, en las grandes planetas: Júpiter y Saturno, que actúan «barriendo» la gran masa de asteroides y «escombros» espaciales que, de
otra forma, caerían con mucha más frecuencia a la Tierra, imposibilitando un desarrollo más continuado de los meca-
nismo de selección natural, aunque, en determinados momentos, tras muchos
millones de años, la «destrucción crea-
tiva» de determinados grandes impactos
de meteoritos han supuesto un avance
en la evolución, pero no es lo mismo que esto sucediese cada pocos años, ….
Es decir, la Tierra reúne un muy elevado
número de características que lo hacen ser, aparentemente, un fenómeno esta-
disticamente bastante «raro», y aunque, efectivamente, puede haber muchos otros planetas con vida, creo que las
hipótesis de Asimov son optimistas en exceso.
Por mi parte creo que el argumento de
Asimov está, en gran parte, copiado (o reformulado que queda mejor) de una de
las mejores películas de ciencia-ficción que he visto nunca, y cuyo nombre es «Planeta Prohibido».
El Planeta Prohibido y los monstruos del «Ello»
nuestra) son muchas, y aunque sea en
Voy a contar el argumento de esta pelí-
escuchado «algo» ya de algunas de las
yendo este texto hayáis visto la película,
cortos intervalos, ¿no deberíamos haber más cercanas?.
O a lo mejor es que la vida, o mejor las formas superiores de la misma, son sucesos muy extraordinarios que requieren de unas condiciones verdaderamen-
te excepcionales, como las que tenemos nosotros en la Tierra, donde estamos en
una zona templada de la órbita de una
estrella bastante estable, tenemos un satélite de un tamaño y a una distancia
especial que permite una estabilización magnífica del eje polar, de tal forma que hay una extraordinaria estabilidad
del flujo energético proveniente del Sol en las diferentes regiones del planeta; nuestro planeta es sólido y genera un
cula, espero que todos los que estáis ley si no, saltaos este apartado, pues creo que si no se ha visto, se debería ver sin conocer el argumento, claro.
Esta película es una adaptación bastante libre de la obra de Shakespeare «La Tempestad» (de nuevo, como describo
en mi texto anterior sobre la Propiedad
Intelectual aparece la larga cadena de copia de una copia, de una copia, etcé-
tera), en la que una nave de una futura
«Federación de Planetas Unidos» (los USA ya no son estados, ahora son planetas) es enviada al planeta Altair IV para
investigar la desaparición de una nave, de esa misma Federación, unos veinte años antes. En el citado planeta sólo
Pidgeon) con su extraordinariamente
gua minifalda durante toda la película, y que no había visto ningún hombre joven en toda su vida.
Según parece, la anterior nave, de nom-
bre Belerophon, fue destruida por una fuerza desconocida cuando intentaba
abandonar el planeta, que en el pasado
fue habitado por una civilización extraordinariamente avanzada: Los Krell, con una inteligencia mucho más desarrollada que la humana, y que, en el subsuelo del planeta, habían construido una «máquina» impresionante, con
una potencia estimada de unos nueve mil doscientos reactores termonucleares de fusión.
La hija del Dr Morbius se siente cada vez
más atraída por el capitán de la nave, interpretado por el actor Leslie Nilsen
(película que hizo antes de convertirse en el «payaso» oficial de Hollywood),
lo cual detecta claramente el citado Dr. Morbius, que se siente cada vez más molesto y perturbado por los nuevos visitantes.
En el curso de los días empiezan a ocurrir
sucesos extraños, se produce un robo en la nave por algo que parece un animal
muy extraño que no llegó a ver nadie. Textoeriormente se produce un nuevo ataque contra la nave por un ser que es
invisible, y sólo parcialmente visible cuando atraviesa el campo de fuerza de protección de la nave, que no consigue detenerlo, ni tampoco las armas de los
tripulantes, matando ese monstruo, a varios miembros de la tripulación y desapareciendo de modo instantáneo cuando parecía que iba a matarlos a todos.
Ante la amenaza de morir todos, el médico de la tripulación de la nave usa la
«máquina educadora» de los Krell (artefacto que servía para incrementar los conocimientos y el intelecto de esos seres)
y poco antes de morir, debido a su uso (no era apto para intelectos sub-desarro-
llados como los humanos), desentraña el misterio: los Krell habían construido una máquina inmensa que hacía posi-
ble que se pudiesen materializar todos
36
utopía, complejidad y colapso
Política
los deseos individuales, de tal forma que
programada: hacer realidad sus deseos,
fundamental de nuestra condición alie-
presta a satisfacer los deseos de todos los
décadas antes de nacer Freud: «El sueño
suyas). Impecable resumen de las ideas
la inmensa máquina construida estaba Krell, pero esos individuos, pacíficos y
totalmente ignorantes de las guerras, no habían tenido en cuenta la capacidad de los seres inteligentes de generar profundos deseos inconscientes destructivos y de su propia máquina para atenderlos.
El monstruo que atacó a los tripulantes de la nave era uno de los monstruos del «Id», que es el nombre latín del «Ello»
que es, en la terminología de Freud como se designa la porción instintual
de la mente del hombre (arqueocéfalo),
allí donde se generan los deseos tanto de vida (eróticos) como de muerte (ta-
pero es que, como pintó Goya muchas de la Razón produce monstruos», sí, los monstruos del Id.
Los pobres Krell, los inmensamente in-
teligentes y pacíficos Krell, en su bús-
queda de la «felicidad» para todos, habían construido la «Máquina Definitiva»
aquella que iba a satisfacerlos sin límite
los deseos de todos, El mundo feliz por fin, como si fuese el verdadero sueño ilustrado hecho realidad, pero no conta-
ron con el «inconsciente» allí donde residen los fantasmas insomnes y los dia-
blos eternos, que no son más que la cara
perversa de nosotros mismos, porque lo
nada: el SÍNTOMA» (las mayúsculas son de Freud, en su inimitable estilo preciso, conciso y denso.
Desde luego podría decirse que esta película es también una crítica al carácter siempre ambivalente e inesperado
de la tecnología y sus «consecuencias imprevistas», la ciencia y sus «buenas
intenciones», así como a los atajos del
«bienestar» por encima de todo, es decir, una crítica a la sociedad moderna. ¿No somos acaso nosotros un poco parecidos a los Krell?.
Quizás me he desviado un tanto de la trayectoria del texto, pero creí necesario
describir las bases de uno de los
fundamentos claves que sostiene
náticos), que luego son «filtrados» por el «Yo» consciente, según las
«normas» y «reglas» asentadas en
el «Super-Yo» que es conformado
«el argumento de Asimov
por la cultura. En latín a estas sub-
divisiones de la mente humana las llamaba Freud: Id, Ego y Super Ego.
El «Ello» inmerso en el subsconsciente, como aparece en el dibujo
de más arriba, es donde se generan no ya los «deseos» elaborados, sino
las «pulsiones», las tendencias primordiales de los deseos, antes de
ser «modulados», «corregidos» o
está copiado de una de
las mejores películas de ciencia-ficción
que he visto nunca,
el ‘Planeta Prohibido’»
tabilidad Hobbesiana» de la auto-
destrucción de las civilizaciones de forma más elaborada de como lo hizo Asimov.
2001, una Odisea del espacio y el advenimiento de la conciencia
No recuerdo exactamente la edad que tenía cuando vi esta película,
debía tener alrededor de los ocho ó nueve años, lo cierto que me impactó profundamente, sobretodo
«reprimidos», y siempre censura-
dos por el «Yo» antes de llegar a la
lo que podríamos llamar la «inevi-
el principio de la misma, aquel
consciencia.
verdaderamente terrorífico es lo «cerca-
mundo extraño, para mí, de los prime-
las energías de la «censura» del «Super-
cuentos populares y relatos de ficción.
ción, estuve varios días verdaderamente
Según Freud es en el sueño, donde bajan yo» cuando esas pulsiones se hacen «ale-
gorías», en eso que llamamos «sueños»,
y es durante el sueño del Dr. Morbius, en nuestra película, cuando el monstruo
del Id empieza a atacar a la tripulación de la nave, desencadenado por los ocultos odios del Dr. Morbius hacia la tri-
pulación y en particular al capitán, que percibía como una auténtica amenaza a su hija y a su «statu-quo» en «su» planeta.
Al usar, el Dr. Morbius, individuo especialmente inteligente, la «máquina edu-
cadora» de los Krell veinte años antes, la máquina de los Krell lo identificó
como un Krell más, y de ahí que ésta
sólo hiciese aquello para lo que estaba
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no» (siniestro) como en tantos y tantos
Mi padre, que es quien me enseñó lo
poco que sé sobre el psicoanálisis, lo escribió una vez: «…el ‘sentido’ ya lo hemos dicho reiteradamente, no es otra cosa que la INTENCIONALIDAD profunda y más o menos consciente del hombre, es decir, la expresión fáctica de su deseo. Expresión de su deseo hecha
jeroglífico en el sueño, a causa de la censura, y racionalización ideológica,
es decir, IDEA, a causa de la represión
de la cultura, en la realidad de la vigilia. Por ello el ‘sentido’, en el contexto de la comunicación, que no es más que
inter-seduccción existencial sellada por la ideología, ingresa en la categoría
ros primates y el proceso de humaniza«alucinado» con la película, y deseando que mi padre me hablara de lo que se
sabía sobre esa época de los inicios de la humanidad.
En esta película, obviando la presencia
de un «mensajero» interestelar (mono-
lito negro en la película) que es el que transmite algo así como la «conciencia» a esos homínidos primitivos, vemos que
la tesis fundamental de Arthur C. Clark es que el proceso de advenimiento de la conciencia está indisolublemente ligado
al de la herramienta, y no cualquier herramienta, sino a las armas, pues eso era
la primera herramienta que descubrió el
primer homínido: un arma, un hueso,
Política
en primer lugar usada para matar tapi-
protohombres y no primordialmente
mientras la inmensa mayoría de los su-
y a continuación e inmediatamente se
sino una adaptación al medio «humano»
de barbarie y destrucción donde sólo
res y poder comer carne en abundancia,
usa para matar a otros individuos de la misma especie, al líder de una banda rival que ocupaba una charca.
La presencia del arma, en esta teoría, precede al desarrollo de cualquier co-
municación simbólica, y es más, el despliegue de la agresividad asesina no es
el producto de una extrema agresividad natural de los homínidos, sino produc-
to del arma, de la tecnología, esos protohombres matan «porque pueden», como dijo Kennedy ante la pregunta de
por qué íbamos a ir a la Luna: «Porque podemos».
La Voluntad de Poder agresiva no como resultado de las fuerzas interiores «pri-
mitivas», sino como resultado de la conciencia y su hija: la tecnología.
Según esto, la humanidad no empieza la andadura de su desarrollo intelec-
tual como entes pacíficos recolectores
de frutas, hierbas, etcétera, sino directamente matando, es así, de hecho,
una variación del «mito hobbesiano» no basado en la inmensa e incontenible agresividad instintual humana «de
origen» (genética) sino en que la propia
inteligencia es la causa última del despliegue agresivo inevitable, producto de su tecnología.
En contraste Freud, en su libro «Totem y Tabú» (1913) establece una analogía
entre el desarrollo afectivo y mental de las personas individuales y las de nues-
tra especie en su conjunto, pues supone
que la «universal» experiencia del «complejo de Edipo» y el desarrollo psicodinámico del individuo es el reflejo de una
génesis «histórica» por la que ha pasado toda la especie humana que, de alguna
como una adaptación al medio «natural» interior tan agresivo.
Al tiempo que la conciencia, nacería la cultura, cuyo primer acto fundacional
es el universal «Tabú de incesto» pre-
sente en todas las sociedades humanas, aquel que entierra la mítica rivalidad del grupo, de la «horda primitiva», donde
el «asesinato del padre» fue un suceso
real y repetido, origen de la construcción mental por la que pasamos todos
en el «complejo de Edipo», ese que,
una vez superado, abre el paso desde el «Principio del placer» al «Principio de realidad» por la represión de la cultura.
Creo que Freud ha sido uno de los pensadores más importantes de la humanidad, que sus aportaciones son impresionantes, pero en la tesis descrita con anterioridad, cuando da el paso de lo
«psicológico» a lo «antropológico» creo
que «se pasó». No me imagino un tal mecanismo «lamarckiano» que permita
imprimir en el código genético todo un metarelato como es el complejo de Edipo
desde una serie de sucesos «históricos»
dramáticos, ni creo que la conciencia y la cultura sea así sólo ese mecanismo descrito de «contención» de la agresi-
vidad intragrupal, sino que en primer
lugar se trata de un mecanismo adaptativo al medio circundante, y la concien-
cia, coetánea con el Lenguaje Simbólico, el principal mecanismo adaptativo humano, transmitido por medio de la cul-
tura, también fundadora de los límites morales de los individuos.
El origen del mito del Caos y la barbarie
manera, ha quedado «impresa» en su có-
Ahora, volviendo a las distopías fílmi-
Así expone la tesis de que la innata e
las otras) observamos que, tras el apo-
digo genético (filogenia).
inmensa agresividad del hombre prece-
de al advenimiento de la conciencia, y que, de hecho la conciencia, y su hija la cultura, nacerían como una necesidad
adaptativa de supervivencia de la especie, al actuar ésta como un medio para
«reprimir» las pulsiones asesinas de los
cas de los años 70’s y 80’s (Mad Max y
calipsis, se produce una disolución
de la «civilización» y una vuelta a una
barbarie casi absoluta, donde sólo que-
dan algunos grupos minúsculos que aún conservan una forma de comportamiento moral y ético que recuerda al
de la civilización destruida (la nuestra),
pervivientes están inmersos en un caos
impera la ley del más fuerte, sin ningún freno ético al ejercicio indiscriminado del asesinato.
El ser humano, liberado, tras la destrucción, del freno impuesto por la represión
de la civilización (cultura) y en un entorno de escasez, vuelve necesariamente al pillaje, al caos y la violencia más abso-
luta. Porque, claro, esa y no otra es la «verdadera» naturaleza humana.
El mito de Thomas Hobbes de «la guerra de todos contra todos» (Bellum omnium
contra omnes) de su famoso libro Leviatán
(1651), al que ya he hecho mención anteriormente, describe que el hombre es
inherentemente agresivo y proclive a la violencia indiscriminada, los sucesos
recientes, cuando Hobbes escribió ese libro, de la Guerra de los Treinta Años, no hacían más que confirmar sus ideas.
Pero esta idea de Hobbes estaba firmemente asentada en los presupuestos teológicos de la Reforma, pues el famoso intercambio epistolar (diatriba) de Lutero con Erasmo, versaba precisamente sobre esto.
A la carta de Erasmo «De Libero Arbitrio», donde manifestaba que el hombre era
libre para hacer el mal y también el bien y que omnisciencia divina no equivalía a predestinación, contestó Lutero con
«De Servo Arbitrio», porque en el fondo de
la teología de la salvación «por la sola fe» luterana, está la imposibilidad de reden-
ción del hombre por sus obras, que no
significan nada, dada la naturaleza «intrínsecamente corrupta» (según Lutero)
del hombre, del que no puede surgir
nada bueno, pues el hombre no puede ser libre para escoger entre el bien y el
mal, dado su infecta inmersión en el pecado desde la Caída.
La predestinación y la inevitable maldad intrínseca del hombre son categorías
indisolubles en la teología protestan-
te, y conforman la «forma» en la que se estructuran los relatos «heroicos» en su expresión, por ejemplo, fílmica nortea-
mericana, de lo que ya me he ocupado en
anteriores textos, y, creo, esto explica la
38
utopía, complejidad y colapso
Política
peculiar forma «paranoide» que adquie-
morirán de hambre a pesar de cualquier
ticos, que se asientan en su peculiar no-
nos embarquemos desde ahora. En esta
Los mitos culturales no explican cómo
substancial incremento de la tasa de
se lo percibe desde el seno de la cultura.
Casi nada. Aunque respecto a los USA me
sirvieron para justificar el despotismo,
«…antes del año 2000 unos sesenta y
ren muchos de los mitos textoapocalíp-
programa de ayuda alimentaria en que
ción de hombre.
tardía fecha, nada puede prevenir un
«es» el hombre (los Otros), pero sí como
mortalidad en todo el Mundo». gustan las siguientes «predicciones»:
Por otro lado la ideas de Hobbes también
ya que, dada la naturaleza quasi-demo-
cinco millones de americanos van a pe-
con fuerza por la autoridad, justifican-
no podrán sostener una población su-
níaca del hombre, éste debe estar sujeto
recer de inanición», «…los Estados Unidos
do la entrega de cada vez más poder al
perior a ciento cincuenta millones de
Estado como único garante de la paz por
habitantes». Bueno, ahora «sólo» tiene algo más de
medio del monopolio de la fuerza.
trescientos millones y es capaz de ali-
mentar a otros tantos con sus exporta-
Los Mitos modernos del Colapso
ciones alimentarias.
Parece el guionista de «Soylent Green».
Desde siempre ha intrigado a los histo-
Había que limitar la población «como
riadores, filósofos y en general a cual-
sea» según ese autor, que proponía,
quiera con mínima inquietud cultural,
entre otras cosas, que las autoridades
las caídas o colapsos de las civilizaciones, desde Platón y su Atlántida hasta los recientes estudios de Jared Diamond o Joseph A Tainter decenas de historia-
dores han establecido sus propia ex-
plicación sobre la caída de Imperios
y civilizaciones, en ocasiones sobre casos particulares (como Gibbon con el Imperio Romano) y en otros como inten-
tos de una explicación aplicable para la mayoría de los casos, como es el caso de J.A. Tainter.
La elaborada teoría de Tainter se podría englobar en una nueva serie de teorías
sobre el colapso civilizatorio basados, directa o indirectamente, en la disponibilidad de los recursos, y en particu-
«los mitos
culturales no
explican como ‘es’
el hombre, pero sí
cómo se lo percibe desde el seno de la cultura»
lar de la energía. Esta nueva corriente,
Este movimiento hizo que se iniciase
elevado número de científicos, desde los
a cada cual más apocalíptica, de raíz
deriva de las alarmas emitidas por un años sesenta, sobre el curso insostenible de nuestra sociedad industrial actual, desde King Hubbert y su «Peak-Oil» pa-
sando por los trabajos del Club de Roma, en particular el famosísimo informe de
1972 «Los límites del crecimiento» donde alertaban de la imposibilidad material de
un crecimiento continuo (exponencial) en un mundo de recursos finitos y hacía
una simulación matemática de la proba-
ble evolución, en un futuro, de la población, los recursos y el medio ambiente.
39
toda una «floresta» de predicciones, neo-malthusiana, algunas de ellas absolutamente demenciales en su afán ca-
tastrofista, como fue el caso del célebre libro «The Population Bomb» (1968), escrita por el «científico» entomólogo america-
no Paul R. Ehrlich, que vendió tres millones de libros en los primeros años de su publicación y que contenía «lindezas» como las siguientes:
«La batalla por alimentar a la humanidad ha terminado. En los años de la década de 1970 cientos de millones de personas
dosificaran anticonceptivos en las redes
de agua potable o en la comida, para que fuesen consumidos de forma obli-
gatoria, pues era de la máxima urgencia conseguir un crecimiento negativo de la población. En fin, abogaba por el
establecimiento de un Ministerio de
Población con el encargo de «…tomar cualquier medida que sea necesaria para
conseguir un tamaño poblacional adecuado en los Estados Unidos…». Asusta
sólo pensar la clase de «medidas necesarias» que pueden llegar a hacer falta.
El tal Erhlich no sólo tiene nombre de Obersturmbannführer SS, sino que tiene
ideas un tanto parecidas (estoy exagerando, lo sé). Una de las anécdotas más famosas de Ehrlich fue su apuesta, con
varias personas, de que Inglaterra desaparecería antes del año 2000.
Aún más famosa es la apuesta con el
economista Julian L Simon respecto a la prevista evolución del precio de 5 meta-
les raros (cromo, niquel, estaño, cobre y tungsteno) en diez años, si en ese período el valor combinado de esos metales subía de mil dólares, Simon pagaría, y
si no, lo haría Erhlich; pues éste pensa-
ba que el crecimiento poblacional haría subir muy rápidamente el precio de esos metales.
Política
Imagen página derecha e.t.paull
En realidad el precio combinado de los
metales había bajado a casi la mitad del día en que hicieron la apuesta en vez de subir.
Esto no quiere decir que todo lo que decían las personas como Erhlich es falso
o que no hay que preocuparse por lo
que está ocurriendo con los recursos y el medio ambiente, pero la lección de
«en general, el beneficio global de la sociedad se incrementa con la
especialización, pues el trabajo es mucho más eficiente»
Erhlich debe servir para extender la mo-
que precisamente la reducción —en su
sociedad «colapsa» cuando: «…experi-
nes o «profecías», lección que yo mismo
dad, que se observa en las últimas dé-
ción de su nivel previo de complejidad
destia a la hora de establecer predicciodebo aprender, dada la naturaleza com-
pleja, como ya he dicho, de todos los fenómenos de los que estamos hablando.
Hay un tipo especial de abuso de predicción que yo llamo el «Lotka-
Volterraísmo», método de «predicción», actualmente en auge, que consiste en
usar las famosas ecuaciones de LotkaVolterra que describen el desarrollo de
las poblaciones de presas y depredado-
res (por ejemplo, conejos y zorros) en un determinado entorno, ecuaciones que se
modifican, sustituyendo a las «presas» con recursos, energía, dinero, etcétera,
y los «predadores» somos nosotros, de
esta manera se usan para hacer las co-
rrespondientes predicciones sobre los que le va a suceder a la especie humana. En contrapunto, la tasa mundial de fer-
mayor parte voluntaria— de la natalicadas, es consecuencia de la mejora de
las condiciones de vida, es decir, de la mayor disponibilidad de recursos y no al
contrario; y así el decrecimiento población, al contrario que en los conejos, los saltamontes o las bacterias de la placa de
Petri, se da en las sociedades ricas, a re-
bosar de recursos, en mayor medida que en las pobres, aunque es una tendencia
global y continua, que se está produciendo sin tener que usar los métodos «expeditivos» propuestos por Erhlich.
Ahora bien, si es lo suficientemente ace-
lerada como para evitar un colapso, yo no lo sé, espero que sí.
Joseph Tainter y los rendimientos de-
crecientes de la complejidad
tilidad, expresada en niños por mujer,
El antropólogo e historiador Joseph A.
cuarenta años, de hecho en 2010 esa tasa
«El Colapso de las Sociedades Complejas»
no ha dejado de disminuir en los últimos de fertilidad era de 2’56, lo cual se consi-
dera inferior a la necesaria para el soste-
nimiento de la población a escala global, aunque en sociedades como las occidentales, con una muy larga longevidad, el
valor mínimo sería de 2’1, es necesario un valor mayor en sociedades no tan
ricas, y es por ello que el crecimiento futuro de la población mundial se deberá
al incremento de la esperanza de vida, y no a la natalidad.
Los seres humanos se mueven en un uni-
verso simbólico y cultural, y lo que ha ocurrido en las últimas décadas es que las personas no se comportan como los
conejos de Lotka-Volterra, los insectos
que estudiaba el entomólogo Erhlich o las bacterias de la «placa de Petri»
que tanto gusta decir a muchos, y es
Tainter escribió en 1988 el famoso libro donde este autor hacía un análisis deta-
llado de las civilizaciones de Harappa, Ur, Minoica, Olmecas, Mayas, Chaco,
Imperio Romano Occidental, Imperio Bizantino, etcétera, con la idea de buscar un «patrón» una causa-resumen que
pueda servir de explicación válida sino
para todos los casos, sí al menos para la gran mayoría de los colapsos (entendido como fin acelerado) de las anteriores civilizaciones o imperios.
Tras un estudio detallado de los casos
de colapso civilizatorio, llega a la conclusión de que son los «rendimientos decrecientes» del incremento de la
«complejidad» de las estructuras socio-político-económicas de las civiliza-
ciones las que llevan, al final, al colapso
de las mismas, entendiendo que una
menta una rápida y significativa reducsocio-política», y el ejemplo en que más
se detiene, como antes hicieron mu-
chos autores, es el del Imperio Romano,
que usaré, yo también, como ejemplo principal para explicar esas ideas a los lectores.
Para Tainter, la complejidad es una tendencia natural de las sociedades hu-
manas en su afán de resolver problemas (problems-solving strategies), de tal forma que si pensamos, por ejemplo, en una tribu
o sociedad donde todos son campesinos, habría que pensar que para los individuos
de esa sociedad sería beneficioso que uno de ellos se dedicase a la medicina,
creo que en general estarían satisfechos si alguien adquiriese la formación y las habilidades para dedicarse a curar a los individuos enfermos, y para eso, es evidente que una especialización es mucho
mejor que dedicarse sólo un rato en los
tiempos libres, es seguro que los individuos estarían dispuestos a dedicar parte
de los frutos de su trabajo para que ese
médico pudiese dedicarse a tratar sus dolencias cuando estuviesen enfermos. Igualmente podemos pensar en otras profesiones, como por ejemplo herrero, alfarero,…
En general, el beneficio global de la so-
ciedad se incrementa con la especialización, pues el trabajo de esos individuos es mucho más eficiente si se dedican a
formarse y a desarrollar una determinada labor (profesión) en exclusiva, compara-
do con el caso en el que sólo lo hacen temporalmente y distanciado en el tiempo.
Tainter entiende el crecimiento de la complejidad social en ese sentido, en el
aumento del número de profesiones, roles y especialidades que una sociedad
40
utopĂa, complejidad y colapso
41
PolĂtica
Política
experimenta, asociado, inevitablemen-
como método de «resolver problemas»,
determinado nivel, el incremento de la
pues el crecimiento de la complejidad
sociedades de resolverlos, la que se ha
son equivalentes a los que se tendrían
te, a un crecimiento de la jerarquización, lleva aparejado el crecimiento de las labo-
res de coordinación, control y planificación sobre cada una de las partes y sobre el conjunto, debido al gran incremento
en los flujos de información que se requiere manejar.
Tainter pone el ejemplo de que en las sociedades de cazadores-recolectores el nú-
mero de roles era de unas pocas docenas, mientras que en las modernas sociedades
industriales el número de «personalidades sociales» (roles/especialidades) se estima en superior a un millón.
pues la manera que tienen las diferentes usado en casi todos los casos, es el incremento de la complejidad, es decir, el destinar mayor cantidad de «especialis-
ta» a abordar los problemas que se les va
presentando a la sociedad, pues los problemas se presentan continuamente, y es que el propio desarrollo de la sociedad hace que se tengan como «problemático» algo que antes no se lo consideraba.
La inversión, que hace la sociedad en complejidad es, a la textore, según Tainter, un proceso económico, y como todos estos procesos, están sujetos a la
complejidad obtiene unos beneficios que
con un nivel de complejidad mucho menor y, sin embargo, al ser la complejidad mucho mayor, la inversión en
recursos que se hace es también mucho mayor, y en vez de resolver un problema, hemos creado otro más grave.
Para explicar la Ley de los rendimientos decrecientes usaré un ejemplo del
ámbito sanitario: para incrementar la esperanza de vida de la población desde
los treinta y cinco y cuarenta años que
se tenía principios del siglo XX hasta di-
gamos setenta años, fueron necesarias
Pero como puede suponerse, el incre-
«Ley de los rendimientos decrecientes»
una serie de pocas medidas sanitarias
no es gratuito, para que se produjese la
neoclásica), es decir, que pasado un de-
y cuiados en el parto, higiene personal
mento de complejidad de una sociedad
división del trabajo, en el Neolítico, fue
necesario la existencia de excedentes alimentarios, y en general de recursos,
para que algunos no tuviesen que trabajar como campesinos, pastores o recolectores. El incremento de la comple-
jidad requiere de un creciente flujo de recursos hacia los sucesivos roles que la van integrando, así, para el crecimiento de complejas organizaciones burocráti-
co-políticas de gestión, es preciso que
exista un sostén en el aparato productivo que permita mantenerlos.
Para Tainter el crecimiento de la com-
plejidad es una tendencia buscada por la
propia sociedad, como se ha dicho antes,
de David Ricardo (padre de la economía terminado nivel, el incremento de una
unidad de «inversión» o «gasto» en ese ámbito, obtiene un beneficio que es menor que los que se tenían hasta la fecha en las inversiones realizadas an-
teriormente, es decir, ha disminuido el rendimiento de la inversión en ese proceso.
Tainter expresó esto usando una gráfica del incremento del nivel de compleji-
dad y los «beneficios» obtenidos por la misma.
En la gráfica se describe cómo al prin-
cipio la «inversión» en complejidad origina un crecimiento elevado de los beneficios en la misma pero a partir de un
más bien simples y económicas: higiene en general, potabilización adecuada del
agua, antibióticos básicos (penicilina y sulfamidas), control sanitario básico de
los alimentos, atención sanitaria básica generalizada y poco más.
Ahora pensemos en lo que se requiere para hacer crecer la esperanza de vida
desde los setenta a los ochenta y cinco
años, es decir, quince años en vez de los
treinta a treinta y cinco años del párrafo anterior, y el proceso es varias veces más
costoso: carísimos tratamientos de enfermedades degenerativas, lucha contra el cáncer, métodos de diagnóstico muy avanzados, procedimientos quirúrgicos
nuevos, investigaciones a largo plazo en
42
utopía, complejidad y colapso
Política
regeneración de tejidos, costosos trata-
etcétera. El interior del Imperio vivía en
más de mera superviviencia, y el estar
de los cuadros médicos, cobertura total
te y las subsiguientes inversiones en
ríodos en los que se podían enviar con-
mientos crónicos, hiperespecialización y gratuita…
La medicina que tiene que lidiar con
edades avanzadas se enfrenta al reto de fallos degenerativos multiorgánicos, que hace que todo sea mucho más com-
plejo y costoso comparado con el reto de salvar individuos jóvenes.
Esto es extensible, en general a los diferentes campos de la economía, y aunque
el mérito de la tecnología ha sido precisamente ese, el conseguir salvar los
sucesivos obstáculos que presenta la Ley de los rendimientos decrecientes,
una atmósfera de prosperidad crecien«complejidad», es decir, en más soldados, más funcionarios para administrar los nuevos territorios, más estructuras
burocráticas, más barcos de guerra, etcétera,eran positivos, pues eran los
cimientos para las futuras expansiones
que iban a aportar más y más riquezas para todos y sobraban los recursos para financiar esas nuevas estructuras.
En este ambiente una de las preocupa-
ciones de los soberanos era la de procu-
rar entretenimiento a los ociosos, y en ocasiones levantiscos, habitantes de la
lejos del «Mare Nostrum» alargaba los pe-
tingentes militares con velocidad, las dispersas poblaciones eran extremada-
mente pobres, dispersas y belicosas. En medio de todo esto, tras el desastre del
Bosque de Teutoburgo en el 9 d.C., con la pérdida de tres legiones al completo, los romanos abandonaron la idea de ocupar
permanentemente los territorios entre el Rhin y el Elba, poniendo fin a la expansión romana en Germania, y dedicándose, a partir de entonces, a una actitud más bien de contención en esa frontera.
Casos similares ocurrieron en el resto de
«PAN Y CIRCO, DEVORADORES DE UNA INMENSA CANTIDAD DE RECURSOS DEL RESTO DEL IMPERIO» lo ha hecho a base del uso cada vez más
ciudad de Roma, y toda una inmensa su-
las fronteras del Imperio, en Escocia, el
de cada vez mayores cuotas de recursos
este fin, una de las cuales puede verse
en el este, llegándose a la máxima exten-
intensivo de la energía, con la inversión energéticos en el proceso.
Según Tainter, en el pasado, sociedades
como la del Imperio Romano, donde el cambio tecnológico era muy lento o con
impacto prácticamente inexistente en
la esfera socio-económica, no podían li-
brarse de los efectos perversos de esa ley,
al no poder desarrollar, con la requerida velocidad, los cambios tecnológicos que hubiesen necesitado.
En el inicio de su expansión todo eran
beneficios para los ciudadanos del Imperio Romano, con cada nueva conquistas una inmensa riada de recursos afluían hacia dentro del Imperio en
forma de esclavos, tierras de labor, oro,
43
perestructura compleja se organizó para
hoy día: el Coliseo. Pero había muchas
más, y empleaba a un número considerable de personas y recursos. Pan y Circo
devorador de una inmensa cantidad de recursos del resto del Imperio.
Pero los «rendimientos decrecientes»
también llegaron a las conquistas, a medida que las legiones romanas con-
quistaban más y más territorios hacia el norte, éste se hacia menos atractivo,
la tierra era cada vez menos productiva
(para los métodos agrícolas de la época), casi todo el territorio eran bosques im-
penetrables, y no había ciudades ni vías de comunicación, los inviernos durísi-
mos hacían que la economía fuese aún
Danubio, en las provincias africanas y sión de las fronteras en los tiempos del emperador hispano Adriano, alrededor del 125 d.C., cuyo objetivo, como em-
perador, fue ya la estabilización de las fronteras, ejemplificado en la construc-
ción del muro de Adriano en el norte de Inglaterra, y en otras zonas de las fronte-
ras, síntoma de que no se pretendía ya ir más allá de modo permanente.
Pero el complejo sistema socio-político creado por las conquistas seguía ahí, en
parte por inercia y en parte porque cada vez iba a ser más necesario debido a las
amenazas crecientes que se iban a cernir
sobre las extensas fronteras del Imperio, por parte de las tribus bárbaras, que
Política
buscaban las riquezas del Imperio, mejo-
de defensa (soldados, construcciones,
de otras consideraciones como:
por su creciente crecimiento demográfi-
del orden del ochenta al noventa por
das de cobre y de bronce existentes.
res tierras en las que vivir, más recursos
co o simplemente huían de la presión de otros pueblos (por ejemplo los desplaza-
mientos provocados por la emigración de
los Godos desde el sur de Suecia hacia las fronteras del Imperio romano).
Un ejemplo claro fueron las guerras lla-
madas Marcomanas, en las que el emperador Marco Aurelio y su hijo y sucesor
Cómodo, tuvieron que enfrentarse a una serie de pueblos, entre los que destacan los Cuados, Marcomanos y Sármatas en
el Limes germánico y danubiano entre 165 - 189 d.C., que en multitud de ocasiones rebasaron las fronteras imperiales,
ocasionando severas derrotas a los ro-
manos y llegando a amenazar ciudades importantes en la misma Italia como Aquilea.
Todo esto fue una muestra de la avalan-
cha que iba a sufrir el imperio en el siglo III y por último en el siglo V.
La «solución» aportada por el imperio
para solucionar estos problemas fue la de profundizar en la «complejidad», es
decir, mayores contingentes de soldados «profesionales», crecimiento de los sistemas burocráticos orientados al con-
trol del territorio y a la recaudación de impuestos, impuestos cada vez mayores
para poder sostener todo el «aparato» necesario, de tal forma que los historiadores estiman que en el siglo IV los gastos
aparato administrativo, etcétera) eran
ciento del presupuesto estatal imperial.
La otra gran «herramienta» de los em-
peradores para obtener recursos con los que financiar el sostenimiento del orden imperial, fue la reducción de la ley (con-
tenido en plata) de las monedas, lo cual
equivale a nuestra moderna «máquina de imprimir billetes».
A cada nueva crisis en las fronteras o
de enfrentamientos internos entre aspirantes al trono, la opción más «fácil» en manos de los emperadores era ir empobreciendo la moneda, y como se ve a
partir de inicios del siglo III la tendencia cae en picado.
Este fenómeno de emisión de moneda originó, pues, el efecto que podía preverse, una muy fuerte inflación, que como
suele suceder, beneficiaba más a quien más tenía que solía atesorar la monedas de oro, que no bajaban de valor, mien-
tras que los más pobres, que sólo manejaban las monedas envilecidas, veían empobrecer sus minúsculos ahorros y
salarios en cada nueva devaluación, disparando un auténtico caos económico al que añadir al caos en las fronteras y al caos de los usurpadores.
Diocleciano, hombre de acción, acos-
tumbrado a mandar y a que se le obedeciese en todo, pero con nulo conocimien-
to de la dinámica económica, promulgó el llamado «Edicto de Precios» (301), que
dictaba los precios máximos para nada
menos que mil trescientos productos (los básicos que sustentaban la economía), así como el coste de la mano de
obra para producirlos (salarios), además
—Doblar el valor nominal de las mone—Condena a muerte a los especuladores
que osen alterar el valor de las monedas, y que consideraba los verdaderos cau-
santes de la inflación y no la política de emisión de moneda de él mismo.
—Prohibición a los mercaderes a llevarse
sus productos a mercados donde el precio fuera mayor (extranjero).
—Pena de muerte para quien acaparase
bienes y los retirase del mercado para evitar los efectos del edicto.
—El precio del transporte no podría
usarse como excusa para incrementar el precio de los productos.
El edicto está lleno de amenazas y urgía
a delatar y colaborar con el imperio contra quien lo contraviniese, pero el efecto
fue absolutamente negativo, se produjo
una contracción inmediata de la producción y del comercio, nadie quería comerciar en esas condiciones, y los que lo hacían usaban con frecuencia el trueque o
lo hacían a precios «de mercado» desobe-
deciendo el edicto, con la subsiguiente espiral de delaciones, tumultos, algaradas, etcétera, entre otras cosas porque
el emperador, orgulloso de haber «solucionado» el problema de la inflación y
la generación de riqueza por medio del «dinero» siguió con su frenético aumento de la masa monetaria, agravando aún
más los problemas. Se estima que la inflación alcanzó el cien por cien a finales del año 301, por el efecto combinado de la ausencia de bienes y del aumento de
la masa monetaria, un auténtico record para el inflacionista Imperio Romano.
Según parece, evidentemente por otras causas, el presidente de Irán Mahmud
Ahmadineyad está siguiendo una política un tanto «Diocleciana», en la actualidad, culpando a especuladores y cambistas del problema de hiperinflación
44
utopía, complejidad y colapso
Política
que está empezando a sufrir ese país,
aunque ya se sabe que el problema de fondo es del embargo que está sufriendo ese país.
El edicto no llegó a aplicarse ni durante un año, dados los desastrosos efectos de
pues de ello dependía la continuidad del
tentarse nada parecido, por lo que los
El cronista Lactancio afirmaba que
su promulgación, y ya no volvió a in-
sucesivos incrementos de recursos para sostener la «complejidad» tuvieron que
provenir del crecimiento de la presión impositiva y de los medios coercitivos para obtenerla.
A todo esto el estado se «vacunó» contra su propio abuso de las monedas, de tal
forma que no aceptaba las monedas de bajo valor (sin plata) sino sólo las de alto
contenido en plata u oro, o bien en bienes, lo cual empujó a muchos a la ser-
vidumbre por la imposibilidad de pagar los impuestos.
Diocleciano aumentó muchísimo el
número de funcionarios al objeto de actualizar, con mucho mayor frecuencia,
los censos, tanto de personas como de
bienes, al hacerlos quinquenales para todo el Imperio (antes no tenían una
periodicidad fija) y dedicando muchos más recursos a la misma para que fue-
sen exhaustivos. Se han hecho estimaciones comparativas entre la burocracia romana de esa época y la de la dinastía Song de China, de tal forma que A.H.M. Jones estimaba que en esa época había
un funcionario por cada cinco mil habi-
tantes en el imperio romano, mientras en China la proporción era de uno por cada quince mil.
Además el ejército durante la República y los primeros siglos del Imperio era de
alrededor de los trescientos mil hom-
bres, mientras que desde Diocleciano y durante los siglos textoeriores, se estima que constaba de unos seiscientos mil
hombres, siendo además un sector especialmente privilegiado de la sociedad.
45
emperador.
«había más personas gastando el dine-
ro de los impuestos que pagándolos». Es una exageración pero resalta una opinión que no debía ser minoritaria en le
con casi todas las ciudades y los grandes
Tainter señala, pues, que ante las cre-
ficación de las estructuras que permitió
época.
cientes amenazas exteriores la respuesta tomada por el imperio romano, para protegerse y sobrevivir, fue el recurso a
una mayor complejidad, pero al ser una economía limitada en recursos, ese gran
acaparamiento de recursos por parte de la superestructura burocrática y de seguridad originó un empobrecimien-
to general de la población, y una crisis económica crónica, llevando, progresivamente, a un mayor número de personas a apartarse del «sistema», de tal
forma que un gran número de personas
se hicieron siervos o clientes de señores poderosos, comenzando un tipo de rela-
ciones que serían protofeudales, y es que estos señores tenían suficiente fuerza e influencia para enfrentarse con éxito a las demandas impositivas del Estado, estableciéndose una seria «crisis de le-
gitimidad» del propio estado, que perdió así la capacidad de enfrentarse a las
invasiones del siglo V que precipitaron su caída y el establecimiento de un tipo
completamente distinto de organización social mucho más simple, donde
los roles, principalmente quedaron de-
finidos en tres categorías: Los que oran (oratores), los que guerrean (bellatores) y los que trabajan (laboratores), desapareciendo el resto de divisiones burocráti-
cas y administrativas del Imperio, junto
ejércitos, es decir, una inmensa simpliun ahorro considerable de recursos.
Tainter expone que la sociedad occiden-
tal capitalista ha podido ir superando el
problema de los «rendimientos decrecientes» de la complejidad a base de un
«subsidio» constante de recursos proveniente del exterior.
En los inicios del capitalismo fueron los descubrimientos geográficos y la
conquista de nuevos territorios, que aportaron una gran cantidad de nuevos recursos (metales preciosos, especias, nuevos productos agrícolas, grandes poblaciones en régimen de semiesclavitud
y/o servidumbre, etcétera) que tuvieron un efecto similar a los de los comienzos del Imperio romano.
Tainter habla de estos «subsidios» como de «suerte», pues según él, comporta-
miento de las sociedades europeas, a partir del Renacimiento, con sus continuas guerras y bancarrotas de los estados,
haciendo recaer el peso de todas estas luchas sobre los mismos campesinos, era uno de los casos claros de civilización lla-
mada al colapso, pero esa misma compe-
tición bélica les impulsó a la mejora científica y técnica, al manejo cada vez más
hábil de la materia y la energía, pero que
no habrían prosperado sino hubiese sido por la «suerte» de los subsidios exteriores (nuevos imperios oceánicos).
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utopía, complejidad y colapso
Política
Con textoerioridad, a partir del siglo XVII, la ciencia y la tecno-
sociedad, como ha ocurrido siempre (o casi siempre) es invertir
rendimientos que han posibilitado un crecimiento continuo y
cambio climático, más científicos e ingenieros estudiando las
logía han tenido cada vez más peso en ese crecimiento de los
cada vez más acelerado de la complejidad, de tal forma que el uso de combustibles fósiles, a partir de la segunda mitad del
siglo XVIII, que dio origen a la Revolución Industrial, ha in-
crementado ese «subsidio» energético exponencialmente, y ha permitido la extrema complejidad de nuestra sociedad actual,
donde, por ejemplo, en USA trabajan en el sector agrícola del orden de sólo el tres por ciento de la población activa, suficien-
te para alimentar al país y exportar, además, una cantidad impresionante de productos agrícolas, mientas que a principios
del siglo XX la población agrícola era más del cincuenta por
ciento, todo ello gracias a la gran automatización de ese sector y al incremento del rendimiento de los cultivos por el uso de
abonos, todo ello posible sólo gracias a la disponibilidad de pe-
tróleo económico que permitió la motorización y la síntesis de
en más complejidad, más investigadores, más estudios sobre
temáticas energéticas y medioambientales, e implementan-
do un conjunto de regulaciones y controles burocráticos que se harán sólo a través de un fuerte subsidio energético a esa
mayor complejidad, y teniendo en cuenta la menor disponibilidad energética y los «rendimientos decreciente» que también
se aprecian claramente en el mundo científico-técnico, hace que este autor considere que hay pocas salidas «indoloras» a
la evolución actual de nuestra sociedad, y los incrementos de complejidad sólo acelerarán el colapso.
Básicamente apuesta por una «simplificación», más o menos catastrófica de nuestra sociedad en el futuro. Otra perspectiva de la complejidad
abonos a gran escala.
Ha llegado el momento de hacer una crítica a la teoría de
vicios, en actividades que hace ciento cincuenta años no exis-
interesantes pero que, en gran parte, no comparto, y para co-
La mayor parte del empleo se concentra ahora en el sector sertían o en muy poca cuantía.
Pero en la actualidad estamos inmersos en una era de «rendi-
mientos decrecientes» también en el aspecto energético, en particular en el caso del petróleo la problemática es claramente visible.
Los yacimientos donde el petróleo era de muy buena calidad y se extraía muy fácilmente (los «low hanging fruits» como dicen
los anglosajones) ya se han agotado, y para sostener la producción es preciso ir a yacimientos donde cada vez es más costosa
la extracción del petróleo, costosa en el sentido energético del término, para evitar la distorsión del valor del dinero en el
análisis. Lo que se conoce como TRE (Tasa de Retorno de la
Energía) decreciente, los ejemplos de las plataformas a alta profundidad (como la tristemente famosa Deep Water Horizon) o la extracción de las arenas bituminosas, etcétera, son pruebas de esta tendencia.
A ello se une un crecimiento brutal de la demanda, sobretodo
debido a la incorporación de los países más poblados del pla-
neta a la globalización: China e India, habiéndose convertido
China en la actualidad en el primer consumidor de energía del mundo.
Por último la producción de petróleo en el mundo, reconocido
ya por la propia IEA, no ha crecido significativamente desde
el año 2005, es decir, todo apunta a que hemos alcanzado el
«Peak-Oil» pronosticado por Hubbert, mientras que la demanda sigue subiendo, razón por la cual los precios del petróleo rondan en la actualidad, y a pesar de la crisis económica en que
nos encontramos, los ciento diez dólares por barril, cuando en el año 2002 costaba del orden de veinte dólares por barril, es decir, en diez años se ha multiplicado por más de cinco veces.
Tainter tiene una visión pesimista de las posibles «salidas»
ante las amenazas de colapso que encontramos en nuestra civilización, pues la solución que sugiere la propia dinámica de la
47
Tainter anteriormente descrita, que retiene ideas y conceptos
menzar voy a hablar un poco de la complejidad, para en el siguiente apartado abordar una crítica más detallada a las ideas de Tainter.
El incremento de la complejidad no es un fenómeno sólo de las sociedades humanas; pues al tratar de reconstruir el deve-
nir del Universo parece que, en su origen, el universo era más «simple» de lo que es ahora, iniciándose, según se cree, como una «sopa» de partículas a una temperatura inimaginable,
que se expandió en forma de partículas bastante simples, pre-
dominando el hidrógeno como elemento químico, luego por agregación (asimétrica) se produjo la formación de estrellas y supernovas, y es en el seno de éstas donde se dieron las poten-
tísimas reacciones nucleares de fusión que son necesarias para
la aparición de elementos químicos de mayor peso atómico que
el hidrógeno: O, N, C, S, P, Fe,… Entre ellos, los necesarios para la vida en la Tierra.
Además del incremento de la complejidad por los nuevos elementos químicos a partir de las estrellas de segunda genera-
ción, se va produciendo una mayor complejidad en la distribución de la materia, que se agrupa en forma de galaxias, donde se crean zonas de acumulación de polvo, en las que nacen las
estrellas, y también otros cuerpos celestes, como los plane-
tas, cometas, asteriodes, etcétera, que se asocian en sistemas planetarios.
Y parece existir también una tendencia a la complejidad mo-
lecular, y en particular en lo relativo a los componentes básicos que formarán la vida, sirva como demostración los experimentos de Stanley Miller, basados en las ideas de Oparín, en que se simularon las probables atmósferas «primordiales»
de la Tierra de hace unos cuatro mil quinientos millones de años, donde predominaba el metano, amoníaco, oxígeno, nitrógeno y agua (líquida y vapor) y a las que se le hicieron pasar corrientes eléctricas (simulando rayos de tormentas), a los
Política
Fotografía página anterior steve
«el salto a la célula eucariota ya supone un incremento
cualitativo de complejidad muy grande comparado con virus y bacterias»
y no sólo de los homínidos. En investigaciones
realizadas en multitud de especies, entre mamí-
feros y aves, analizando las huellas internas en los cráneos, producidas por las circunvoluciones cerebrales, se ha visto que todas las especies, su-
jetas al igual que el hombre a la presión selectiva,
han incrementado la complejidad de sus cerebros pocos días se encontraron en el líquido formado
gran cantidad de aminoácidos y otros compuestos complejos esenciales para la vida. Este experimento se ha repetido en multitud de ocasiones por infinidad de laboratorios por todo el mundo con resultados similares.
Por otro lado si ahora miramos al desarrollo de
la vida, nos encontramos con que el incremento de la complejidad ha sido una constante en su
desarrollo; pues al principio podríamos pensar que la vida consistía en meras moléculas autoreplicantes, en la frontera entre los inanimado y
la vida propiamente dicha, pero que fue desarrollándose, ganando cada vez más en complejidad,
por ejemplo: el salto a la célula eucariota ya supone un incremento cualitativo de complejidad
muy grande comparado con los virus y bacterias.
Textoeriormente las células eucariotas se asociaron formando organismos pluricelulares, al
principio muy simples y poco diferenciados, pero
con el tiempo esta asociación se transformó en verdaderos tejidos y órganos diferenciados que
daban ya al organismo pluricelular una complejidad interna muy grande cualitativamente muy
en el curso de su evolución, evidentemente como estrategia adaptativa de supervivencia (proceso de encefalización).
Ni que decir tiene que esa (el incremento de la
encefalización) ha sido la tendencia de las suce-
sivas subespecies de homínidos en los últimos
millones de años hasta llegar al Homo sapiens, y su espectacular expansión por todo el mundo
hace unos cuarenta mil años (primera «globalización»), desde su «cuna» en Africa.
Se podrá argüir, a la textore, que como vamos de-
rechos a la autodestrucción, eso «demuestra» que la inversión en complejidad no «sirve». Lo cual
sería una frase antropocéntrica llena de fantasías y supuestos «morales», y que no tiene nada que ver con la dinámica de la vida, o si se quiere del propio Universo.
Teilhard de Chardin, más bien en un arrebato un tanto místico, definió este proceso como «Ley de complejidad conciencia», poco más que una observación que no puede establecerse, desde
luego, como «científica», pero que tiene visos
de ocurrir, al menos en lo que conocemos del Universo.
diferenciado de las unidades celulares que lo forman, considerándose una unidad muy diferente de la suma de sus partes, que es lo que diferencia a los sistemas complejos.
Por otro lado puede trazarse un incremento de la
complejidad también en las estructuras del sistema nervioso (cerebro) de las diferentes especies,
48
utopía, complejidad y colapso
Política
En esta complejidad creciente, el conjunto es mucho más que las partes, la vida se organiza en
la debilidad de las partes, pero en cambio el con-
junto es mucho más resistente que cada una de
sus partes, que, de hecho, están así construidas para la degradación y la renovación continua, al contrario de los sistemas «mecánicos» del hombre.
Por tanto la «inversión en complejidad», a pesar de su supuesto «coste energético», como por
ejemplo el que acometen los mamíferos superio-
res desde su origen al tener que cuidar y enseñar
sus «técnicas» a sus crías, hasta muchos años Según esta apreciación, el objetivo del Universo parece ser poder «mirarse a sí mismo».
Para concluir, por tanto, por lo que conocemos, al observar el propio Universo, y más detallada-
mente los sistemas vivos, observamos una ten-
dencia a la complejidad como estrategia adaptativa muy exitosa. complejidad de las estructuras físicas, complejidad de las estructuras mentales,
complejidad de las estructuras sociales, asociado a un crecimiento continuo de la gestión de la información.
La información es aquello que nos hace, porque
los organismos vivos en sí no son «nada», en el sentido de que yo, por ejemplo, ya he renovado
varias veces todos los átomos que componen mi organismo, y sin embargo sigo siendo «yo». La
vida no se asocia a la «materia» o la «energía» que usa, esos elementos son a la vez necesarios y
después de nacer, ha sido, por el contrario, una
de las estrategia más exitosa de supervivencia
que han tomado las especie vivas, en particular el ser humano, donde el cuidado de las crías se sos-
tiene hasta casi la edad adulta, y creo que sustentar este tipo de afirmaciones como base de todas
las «decadencias» no se sostiene tampoco para las
civilizaciones. No obstante en el siguiente apartado haré una crítica mucho más contundente a la teoría de Tainter.
Crítica a la teoría de Tainter —Las ideas de los colapsos de las civilizaciones
por los «rendimientos decrecientes» no son ori-
ginales de Tainter, ya Marx sostuvo esa misma
afirmación respecto al fin «profetizado» del sistema capitalista, así como respecto al paso del
transitorios en ella, no la «constituyen», en cambio lo sustancial es el «orden complejo» o dicho de otra forma «la información» que es lo que, en el fondo, de verdad, constituye a los seres vivos.
No deberíamos llamarle siquiera «materia viva» sino «información viva» autorganizada, ya que
la materia que conforman los seres vivos, sus
células, está cambiando continuamente, los áto-
mos son distintos, pero sostienen los «nuevos» y «viejos» átomos, unas relaciones definidas entre
ellos, junto con la energía que permite los cambios en el conjunto. Dialéctica de cambio continuo, todo es a la vez nuevo y viejo.
«la información es aquéllo que nos hace, porque
los organismos vivos en sí no son ‘nada’»
49
Política
Fotografía página derecha fotograma de la película: 2001, odisea en el espacio
«sistema esclavista» al «feudal» (fin del
como había predicho Marx que sucede-
leí esta afirmación tan absolutamente
creo, Tainter toma, al menos en gran
Tainter debería haber mencionado a
—Igualmente Tainter considera las gue-
Imperio Romano), y cuyo argumento, parte, del de Marx.
Marx igualmente pensaba que el sis-
tema esclavista en el Imperio Romano funcionó bien al principio cuando los
esclavos llegaban a «riadas» y eran algo
«económico», pues se podían tener muchos fácilmente, y se roturaron nuevas tierras. Ahora bien, con el fin de las con-
quistas, ya no había la misma aportación de esclavos que antes, y esta economía esclavista inició la senda de los «rendi-
mientos decrecientes», ya que los escla-
vos requerían de una coacción y vigilancia continua para que su rendimiento no fuese irrisorio, tenían tendencia a
sabotear las herramientas, a huir, eran
muy poco productivos y problemáticos,
por eso, los grandes propietarios, a partir de los siglos I y II d.C., fueron, poco a poco, usando cada vez más el sistema de «colonato», permitiendo que agricul-
tores libres cultivasen la tierra a cambio
de un arriendo, sistema que era mucho
más eficiente ya que había un «incentivo» para la productividad de los colonos
que no tenían los esclavos: al menos retenían una parte del fruto del propio
esfuerzo. Estos hombres libres, además, podían contribuir a la defensa del territorio, y en particular de los intereses
compartidos de los nobles y de ellos mis-
mos, cosa que no podían hacer los esclavos por razones obvias; de ahí se siguió
una feudalización que hizo inevitable el
enfrentamiento con el poder imperial que asfixiaba a los propietarios y campesinos, a impuestos para el sostenimiento
de su ejército y burocracia. Como veis se
parece bastante a a teoría de Tainter, no
creo que pase nada por usar la referencia de Marx en los escritos, la «caza de brujas» ya terminó hace muchos años.
—La tesis del «subsidio» exterior de los
países colonizados a Europa, que men-
ciona Tainter, fue sostenida en primer lugar por Rosa Luxemburgo, y textoe-
riormente en multitud de escritos, por Lenin, como explicación última a por qué no se había producido ya el colapso
del capitalismo industrial europeo, tal y
ría. Creo que, por integridad intelectual estos autores.
—Tainter en este escrito, «explica» la
supervivencia de la sociedad capitalis-
ta europea ante los continuos enfren-
tamientos bélicos y bancarrotas de los
estados de los siglos XV al XIX, donde no sólo hubo un incremento de la com-
plejidad, sino un crecimiento general de
la población, de los niveles de vida y un fortalecimiento de los estados europeos, llegando a dominar el mundo, muy lejos del esperable «colapso». Tainter a la hora
de mencionar las «causas» de este éxito,
aparte de usar la ya mencionada del
gratuita, diletante y poco «profesional».
rras como una de la causas fundamen-
tales del desarrollo científico-técnico de
Europa, que a la textore consigue sostener el desarrollo, como ya he dicho, gracias a la «suerte» y al «subsidio» que
menciono antes. Yo más bien creo que la
guerra es una consecuencia, entre otras
cosas, de las rivalidades mercantiles que conllevan el propio proceso de desarro-
llo económico en esos tiempos, aunque,
como en todos los fenómenos complejos, la propia guerra introduce un «feed-back»
en la necesidad de innovar, pero este «feed-back» no está presente en otras so-
«subsidio» exterior de los nuevos terri-
ciedades muy belicosas, y Tainter debe-
nada más y nada menos que la «suerte»
—Tainter presupone que el desarrollo
torios colonizados, repite muchas veces como, probablemente la razón principal.
Toda la explicación del auge europeo que describe este autor, es como una especie de «balbuceo» explicativo, saltando de causas a causas, perdido completamente
en la cronología y las secuencias causales, para terminar hablando de «suerte»,
lo cual deslegitima completamente el análisis.
Cuando un historiador o antropólogo se
«refugia» nada más y nada menos que
en la «suerte» para tendencias pluriseculares en el tiempo, para mí es como si, al estudiar la Edad Media, un autor se
«refugiase» en las hazañas del Cid para explicar la decadencia de Al-Andalus. Ya puede servir cualquier cosa.
Y si ha existido ese «subsidio» exterior a los pueblos europeos, ¿ha sido por pura
«suerte»?, ¿por qué no han recibido ese
«subsidio» los chinos, o los árabes, los
turcos, los germanos antiguos y tantas otras civilizaciones que han existido?
¿Las febriles exploraciones y embajadas de los venecianos, genoveses, pisanos hacia el este; las exploraciones de
Castilla y Portugal por la costa africana en plena Edad Media, las políticas mer-
cantilistas y aventureras de las repúbli-
cas comunales italianas, de Barcelona, etcétera, todo eso es «suerte»?.
He de reconocer que me costó seguir leyendo las ideas de este autor una vez que
ría preguntarse por qué.
científico-técnico sucede en virtud del crecimiento de la «complejidad» que es
«subsidiada» por la energía (a través de
impuestos u otras exacciones), el cual, por tanto, lo realizan una serie de «especialistas» que realizan las «investigacio-
nes» y los «avances» técnicos. Pero nada más lejos de eso el caso de los impresionantes avances económicos y tecnoló-
gicos que se suceden en la Edad Media, desde el arado de vertedera (hardware),
la rotación trienal de cultivos (software), los arneses para poder usar los caballos
como tiro de arados, e infinidad de otras
invenciones hechos por los mismos campesinos o trabajadores, no cosa de «filósofos» (como pensaba Aristóteles que eran todas las invenciones), pues para
inventar y solucionar toda esa serie de problemas prácticos hay que «manchar-
se las manos». Tainter debería haber leído a Lewis de Munford o Lynn White.
La «inteligencia» está muy democrática-
mente distribuida, y lo que ocurre en esa época (Edad Media) es un gran cambio de paradigma en cuanto a la aproximación
a la resolución de los problemas de la producción entre otras cosas por el gran cambio de paradigma de la estructura de
la tierra o mejor dicho, de los beneficios de la misma. No, los avances fundamen-
tales en la Edad Media, esa que hizo po-
sible un fuerte aumento demográfico en
50
utopĂa, complejidad y colapso
51
PolĂtica
Política
los países europeos y el crecimiento de
—Tengo también problemas con la de-
del mundo, no fue obra de una compleja
contexto social, por ejemplo: cuando yo
finición exacta de «complejidad», en el
una tecnología sin parangón en el resto
era niño, a finales de los años setenta,
superestructura de especialistas «subsi-
aún había, en mi pueblo, una gran can-
diados energéticamente» por medio de
tidad de profesiones que han desapare-
impuestos o exacciones masivas, sino la
cido en la actualidad: talabarteros, za-
consecuencia de una forma distribuida
pateros, aguadores, carboneros, lateros,
de enfrentarse a los problemas por parte
herradores, cosarios, afiladores, etcéc-
de quienes trabajaban o vivían en ese
tera, con una gran cantidad de conoci-
medio, que podían beneficiarse de los be-
mientos, saberes y técnicas que se han
neficios que obtenían cuando las imple-
perdido, al menos localmente. En esa
mentaban, contrariamente a la creencia
época en el ayuntamiento trabajaban,
popular, fruto de la «propaganda» de la
calculo yo, menos de diez veces el núme-
Ilustración, de la servidumbre y quasies-
ro de los que trabajan ahora. ¿Se ha dado
clavitud brutal y asfixiante de la Edad
un incremento de complejidad entre las
Media, que en nada se parecía a la rea-
profesiones del pasado y las profesiones
lidad en grandes zonas del continente.
burocráticas del presente? ¿no será en
—Creo que Tainter mete en el mismo
cambio que se ha «simplificado» en ex-
«saco» todos los tipos de «complejidad»,
ceso todo? No estoy nada seguro de que
lo cual es absolutamente falso. Usando
sea un paso a una «mayor complejidad»,
un símil de la medicina, creo que con-
o más bien es que no entiendo muy bien
funde las estructuras «complejas» con
en qué sentido Tainter usa ese término.
otras que son «cancerosas», es decir,
Bueno, esa es mi opinión respecto a
éstas últimas aquellas que crecen «alo-
las teorías de Tainter, que, supongo no
cadamente» obedeciendo sólo a sus propósitos internos, en la persecución de sus propios fines como individuos aso-
ciados, y olvidándose de su pretendida función en el e cuerpo social. Es por eso
que no es comparable, por ejemplo, el
levantisco, ambicioso y corrupto ejército tardorromano, con el conjunto de las instituciones científico-técnicas de los últimos siglos.
Por ejemplo: como señala Tainter, entre
el año 235 y el 284 d.C. en el Imperio Romano se sucedieron nada menos que
26 emperadores «legítimos», mientras
«a todo cerdo
le llega su San
Martín y a nuestra generación le va a
tocar de lleno una crisis profunda»
juego de intereses internos de diversas
complejidad» sea buscada por la socie-
titución «ejército romano» de esa época
auténtica degeneración (cancerosa) de
no la considero «problem-solving» sino
más bien «problem-causing» y su lucha de este período (que es casi la norma y no
la excepción), no se dirige a la defensa de las fronteras y a conseguir la paz en
el interior del imperio, sino a obtener una porción cada vez mayor de la «tarta»
de las riquezas generadas por el pue-
blo. Y no me creo que esa «inversión en
de nuestro planeta y nuestra sociedad, pero es mi opinión y no puedo dejar de
decirla, pues creo que existen muchos otros argumentos para una defender
la necesidad de la «sostenibilidad», sin
tener que entrar en una suerte de teorías reduccionistas de la historia.
Por otro lado tenía pensado abordar las ideas de otros autores que han tenido
sus propias ideas sobre el devenir his-
tórico como Ibn Jaldun, el «padre» de alargado en demasía y el texto está sien-
padores», a una media de una insurrec-
facciones del ejército. Bueno, yo a la ins-
lectores, inquietos como yo por el futuro
la sociología, pero me temo que me he
hubo, además, unos cincuenta «usurción militar por año, promovido por el
serán compartidas por muchos de los
dad romana, sino una corrupción, una una institución básica del Estado, que
le acabó quitando legitimidad al propio
estado y acabaría precipitando su ruina,
do ya de por sí demasiado extenso.
Por último creo que debo hacer algunas
recapitulaciones para que no se confunda el sentido de este texto. Conclusiones
nada que ver con la «complejidad».
Sí, yo también creo que «a todo cerdo
bién dar lecciones de instituciones co-
neración le va a tocar de lleno una cri-
En España recientemente podemos tamrruptas, degeneradas y «problem-causing»
sin recurrir necesariamente al concepto de «complejidad».
le llega su San Martín» y a nuestra ge-
sis profunda, y desde luego que va a ser «de las gordas», como ha ocurrido en, creo, todas las generaciones pasadas,
52
utopía, complejidad y colapso
Política
consumo actual de cemento en España está en los niveles de hace cincuenta años, después de la locura especuladora patria. ganado con la comida sobrante, además de fijar estándares alucinantes para la comida, como la de no ser admisible para la venta pepinos que no sean
completamente rectos, y locuras semepues mis padres conocieron la guerra y
la posguerra y el «decrecimiento» subsi-
guiente, viniendo ya de un pasado muy precario, con todos los miedos y necesidades que acompañaron a ese período.
Sí, no creo que estemos en las puertas
de un apocalipsis, de un colapso «mad-
maxiano», donde en pocos años nos
veremos en un mundo irreconocible,
luchando todos contra todos por la supervivencia. No, más bien creo que irá acabando, cada vez más aceleradamen-
te, una inmensa cantidad del despilfarro en el que vivimos y habrá que adaptarse a lo que viene, en un retroceso de
varias décadas, pero que, creo, muy muy
lejos de la «Garganta de Olduvai» que claman algunos.
Sí, el despilfarro está empezando a dis-
minuir, y sólo puedo decir que hace poco más de treinta años, en mi casa, en mi
pueblo, efectivamente no se producían
apenas basuras. Los desperdicios alimentarios se los llevaba una mujer
(Inés «la de Frasco») para los cerdos, no se usaban embalajes de plásticos, el pan
se traía en una talega, los huevos en un
canasto y la leche en una lechera, las botellas de vidrio se devolvían, y la carne y los garbanzos se envolvían en papel de
estraza que también se comían los cerdos de la Inés. Ahora, en Europa se tira
a la basura del orden del cincuenta por
ciento de los alimentos que se producen, suficientes para alimentar varias veces
a todos los hambrientos del mundo, y
desde 2006 la UE prohíbe alimentar el
53
jantes, como recoge el documental que
adjunto. Esto tiene que terminar y los
burócratas de la UE son los primeros que tienen que darse cuenta.
Sí, ya no iremos todos los años a las
Seychelles o a Méjico por cien euros el billete, no cambiaremos de coche cada cuatro o cinco años, de móvil todos los
años o antes si sale un nuevo I-phone, eso ya lo sé. En el hospital donde me han operado del tobillo me han dado unas
muletas (no sé de quien eran, ni me importa) y me han dicho que debo devolver-
las, de lo cual me alegro, cosa que haré con mucho gusto en cuanto pueda.
Las medicinas ya no serán cien por cien
gratuitas para los pensionistas, como no lo han sido desde hace varias dé-
cadas en Suecia, país modélico por su
protección social, pero también por su racionalidad, pues por un precio simbó-
lico se evita un despilfarro inmenso de medicinas que, en muchos casos, ni se
toman. Aunque espero, y hay que luchar por ello, que ese precio siga siendo eso, simbólico pero que exista.
Ya no se tomará el coche para ir a dos manzanas de la casa de uno, el consumo de gasolina en España está por debajo
del de 1997, ha bajado un 20,8%, y en ga-
sóleos un 15,3% desde 2007 (según la AOP
—Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos—), en cambio el
Por fuerza, cuando vaya subiendo el
descontento se tomarán medidas para limitar las importaciones, pues de algo
tendremos que comer y en algo tendre-
mos que trabajar al haberse terminado la «anestesia» del crédito y no dejar de
subir el descontento. Además el propio
mercado lo acabará haciendo. En un
estudio realizado en Australia se identificó que los productos contenidos en
una cesta de la compra «tipo», los pro-
ductos que allí había habían recorrido
de media setenta mil kilómetros: soja de
Argentina, peras de Chile, maíz de USA, etiquetas con papel finlandés, plástico
de envoltorios de Indonesia, peces de Vietnam, conservas de Marruecos,… Todo esto es una locura vedaderamente insostenible, y la relocalización llegará más temprano que tarde.
Creo que los sistemas sociales tienen una cierta capacidad de adaptación, y
más en las sociedades avanzadas como la nuestra. Entre otras cosas porque el miedo es un hábil maestro, y los poderosos son muy sensibles a él, se me
ocurren múltiples episodios históricos
donde se han evitado catástrofes y se han tomado medidas que han mejorado la vida de las personas o al menos mitigado el sufrimiento:
—Una de la causas por la que no se cum-
plieron las profecías de Marx es porque el muy aristócrata y conservador
Política
Fotografía luz moraleda
canciller Otto Bismarck era sensible a
fue insostenible, a lo que Hitler se negó,
comunicadores para que la mayoría de
xistas, y entendió que las mejoras de las
tipo de sucesos explican en gran parte
gracias a Internet, también entiendan la
la verosimilitud de los augurios marcondiciones de vida de los trabajadores
eran necesarias si se quería conservar el orden establecido; por tanto había que
dejar de ganar un poco para dar estabilidad al conjunto y de ahí el inicio del
Estado del Bienestar, con los primeros seguros de desempleo, enfermedad y jubilación. Lo cual fue imitado pronto por el resto de los países desarrollados.
—Ante la propuesta de Mc Arthur de
usar, en una primera fase, unas veintiseis bombas nucleares contra los chinos
en Manchuria, en la Guerra de Corea,
Trumman optó por su dimisión fulminante, al considerarlo, según sus pala-
bras, «el hombre más peligroso de los EEUU».
—Hitler estaba loco, y disponía de un
arsenal de gases venenosos mucho más letal y abundante que el resto de
los países aliados, y algunos de los más
fanáticos oficiales de la SS le pidieron repetidamente que los usara contra el
Ejército Rojo cuando la avalancha ya
por puro instinto de supervivencia. Este
por qué no nos hemos destruido ya en un apocalipsis nuclear.
—Roosvelt (y la oligarquía económica
de USA de la que formaba parte su familia) en 1933 tenía dos opciones: enviar
al ejército federal a disparar contra las continuas y multitudinarias manifes-
taciones, como en las escalinatas de
Odessa del «Acorazado Potemkin» pero multiplicado por mil, o iniciar el New Deal, que no fue ningún milagro pero
consiguió al menos paliar los efectos
devastadores de la Gran Depresión entre los más pobres. En repetidas ocasiones dijo algo así como, «no he iniciado una
senda socialista, simplemente he salvado el capitalismo».
Sí, contrariamente a lo que piensa
Tainter, creo que necesitamos más científicos y técnicos que se enfrenten a lo problemas que sufrimos, que
busquen nuevas fuentes de energía,
que nos ayuden a mejorar los aspectos medioambientales, que sean buenos
las personas, cada vez más conectadas magnitud de los problemas a los que nos enfrentamos y aporten un cambio de actitud necesario, aparte de contribuir a
que los efectos perniciosos de las limitaciones al crecimiento sean los mínimos y más equitativamente repartidos.
Necesitamos una sociedad civil fuerte, que sea capaz de alzar su voz y defender
los intereses de la mayoría, ejerciendo un necesario contrapoder, y necesitamos poder controlar lo que se hace con
nuestros impuestos con el máximo nivel de detalle que queramos saber y de ma-
nera pública e instantánea, que para eso está Internet. Para prevenir así el
crecimiento de aparatos clientelares, parasitarios y extractivos como el ejército y la burocracia tardoimperiales.
Creo que puedo decir que ya he escrito
demasiado. Es posible que en otro mo-
mento vuelva a retomar estos temas, pero creo que por el momento es sufi-
ciente sabiendo que el tema es, desde luego, «inagotable»
54
Economía
TEMA DEL MES:
¿TIENE NUESTRA SOCIEDAD SALIDA?
56
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
Economía
¿Vamos hacia el colapso de la civilización actual? En mis otros artículos he hablado sobre el resurgir de un gran movimiento general de alarma
respecto a la situación de nuestro planeta, legítimo en gran parte, pero innecesaria y negativa-
mente apocalíptico en su versión más «radical». Creo que en parte esta tendencia a ver el futuro
de una forma tan apocalíptica, se debe a que nos
hundimos cada vez más en las «tribulaciones» económicas que vemos a nuestro alrededor, y
esto tiene un gran efecto en la cristal con el que se miran las cosas, aparte de los específico del ca-
rácter de muchas personas que «sintonizan» con este movimiento.
Algún que otro lector avisado me recriminaba que sólo al final del texto que antes nombro y de
forma muy somera y poco detallada, daba unas pocas pinceladas sobre mi (presunto) «optimis-
mo» respecto a que no estábamos abocados a corto plazo a un colapso civilizatorio de propor-
ciones bíblicas, que se iba a llevar por delante,
en el plazo de pocos años, toda la civilización industrial en la manera que ahora la conocemos.
Y reconozco esa simplificación, así en el presente
artículo voy a intentar afinar mi punto de vista, aportando datos, pero ojo, siempre teniendo en cuenta que en el mundo de las llamadas «ciencias
sociales» nada está determinado, pues su desarrollo es fruto de interacciones humanas extraordinariamente complejas, simplemente intentaré dar a entender cual son, desde mi punto de vista,
las tendencias generales, basándome en criterios cualitativos de «verosimilitud» y con una caren-
cia de métodos de otro tipo (cuantitativos) de los que no dispongo, y de los que, en cualquier caso,
no sé si de verdad son del todo útiles para el aná-
lisis, al menos muchos, como los modelos econométricos, que sólo han aportado predicciones completamente erróneas.
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Texto david (dfc)
Fotografía portada serge saint
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Economía
A vueltas con el crecimiento de la población
En un anterior artículo ya hice una exposición somera a uno de las causas fun-
damentales que disparaban los temores
a lo inevitable de un colapso global, algo
temido desde los tiempos de Malthus y que era el imparable crecimiento de la población, pues para muchos, el hom-
bre no es más que una bacteria en una «placa de Petri» reproduciéndose hasta el limite máximo de sus posibilidades fí-
sicas ciegamente, hasta llegar al colapso
global por «comerse» todo el alimento de la «placa». En anteriores textos justifiqué que esto no es así, y que las bajadas de las tasas de fertilidad a escala global
estaban frenando, y mucho, los ratios
de crecimiento de la población. Ahora
profundizaré un poco en el análisis aportando una perspectiva histórica.
Los que piensan que el hombre es una
bacteria en una «placa de Petri» en primer lugar, creo, tienen una muy pobre
visión del ser humano, y además, creo, desconocen en gran medida la historia.
Las personas, desde siempre han
adoptado métodos de limitación del crecimiento poblacional para adaptarlo a los recursos, lo que ocurre es que no
se ha usado ese lenguaje, que deriva del reciente paradigma de la biología, y no se ha expresado esto nunca este objetivo de forma explícita.
Por ejemplo, en la Edad Media existía la
institución del mayorazgo de tal forma que la tierra familiar pasaba al herede-
ro, normalmente el hijo varón mayor, que era el que disponía de los bienes
familiares, y era el que podía contraer matrimonio, de tal forma que los otros
hijos varones no se casaban. Igualmente las hijas se podían casar si encontra-
ban un hombre con tierras, aunque los
hermanos solteros permanecían en el hogar familiar y contribuían, con su trabajo, a los bienes comunes.
En esos tiempos los pueblos y aldeas estaban llenos de solteros y solteras, pues para formar una familia se requería disponer de tierras (dote), y si no era posi-
ble, las personas permanecían solteras de por vida.
Era así como se limitaba la población, además de una represión sexual brutal,
para evitar los nacimientos extramatrimoniales claro. Pero esta moralidad exa-
cerbada, propia no sólo del cristianismo sino presente en todas las sociedades
agrarias, era, de hecho y hasta recien-
temente, la única alternativa viable al infanticidio, que era una opción muy
empleada en otros ámbitos menos «mojigatos», como en Roma, ¿pero era el infanticidio la opción más «humana» a los «prejuicios morales»?.
Cuando se estudian los movimientos migratorios o de colonización, siempre sorprende el espíritu aventurero de esas
personas que se iban a enfrentar a tantos peligros e incógnitas del futuro, pero
hay que tener en cuenta que el «motor» de esos desplazamientos no era la búsqueda de «riquezas» y «gloria», sino
la muy básica posibilidad de tener un proyecto de futuro, fundar una familia, tener hijos y no vivir toda la vida sien-
do una sombra, en la casa del hermano mayor. Esto es así desde las colonizacio-
nes griegas del Mediterráneo hasta la Revolución Industrial que abrió otras posibilidades a empleos aparte del agrícola y eso eliminó parte de las restricciones existentes con anterioridad.
Lewis de Munford analizando el efecto
de la producción industrial distribuida en el medio rural, antes del maquinismo de la Revolución Industrial, recogía las crónicas de los párrocos y otras personas
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¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
Economía
«de bien» sobre el auge de los matrimonios «por amor» entre
—Inicialmente, la mortalidad infantil y juvenil es muy alta,
vida, y el efecto pernicioso que las máquinas de coser habían
puedan contribuir a aportar recursos a la familia y el grupo,
jóvenes que sólo tenían una máquina de coser como medio de traído sobre la «moralidad» de la población jóven.
Igualmente existían instituciones para la limitación de la población en todas las culturas, en las más primitivas existían «ritos de paso» cuyo objetivo último era retrasar la edad en la
que las muchachas podían casarse, limitándose de esta forma, el número potencial de hijos. Complejas leyes de exogamia, etcétera, que cumplían de igual forma ese objetivo.
Estos son sólo algunos ejemplos sobre los métodos empleados
desde siempre por las personas para limitar el crecimiento de la población de forma voluntaria, sin esperar a que la «placa de Petri» se quede sin nutrientes y perezcan todos de hambre (como las bacterias).
En la actualidad la disponibilidad de trabajo más o menos estable, la incorporación de la mujer al mundo laboral, las posibilidades de tener una vivienda independiente, etcétera,
retrasan la edad del nacimiento del primer hijo, y después el número final de hijos está muy condicionado por la posibi-
lidad de darles un cuidado, educación y futuro que se consideran adecuados para ellos, suponiendo todo ello, de alguna
manera, una serie de limitaciones por «recursos» (el tiempo a
dedicarles es también un «recurso»). Además de los condicionantes culturales de las personas (acceso a formación superior, …) que han ido cambiando con el tiempo.
El caso de España es paradigmático. Yo soy el menor de siete hermanos y mi mujer son ocho hermanos, sin embargo nosotros hemos tenido sólo dos hijos y del total de siete herma-
nos que somos, entre todos juntos «sólo» tenemos once hijos, quiere decir que la tasa de fertilidad por mujer, en el caso de
mi familia, ha pasado desde los 7 de mi madre a 1,57 de media que tenemos yo y mis hermanos, muy por debajo de la tasa de
reposición para sostener la población. En realidad actualmente (2010) la tasa de fertilidad de España es aún más baja: de
sólo 1,39; muy por debajo de 2,1 que es la tasa que se considera necesario para mantener la población. En realidad la evolución de la población sigue un patrón llamado de «transición
demográfica» en el cual se pasa de una etapa de altos índices de natalidad y mortalidad a otra de bajos índices de natalidad y mortalidad.
El fenómeno ocurrió en primer lugar en las naciones desarro-
lladas de Occidente pero se ha repetido o se está repitiendo,
igualmente en los países en desarrollo y puede describirse de la siguiente forma:
59
por lo que, con el objetivo de tener suficientes hijos vivos que se hace necesario que las mujeres tengan una gran cantidad
de hijos desde edades muy tempranas; esto está «grabado a fuego» en las tradiciones culturales de esos pueblos, pues ha
sido el modo tradicional desde los tiempos remotos. Es el llamado «Régimen Demográfico Antiguo».
—Las mejoras sanitarias, de disposición de alimentos y eco-
nómicas en general, originan una muy fuerte disminución
de la mortalidad infantil y juvenil, así como se incrementa la esperanza de vida adulta; pero sin embargo la gente conti-
núa operando según el antiguo «paradigma» y sigue teniendo
muchos hijos, entre otras cosas por las fuertes inercias cultu-
rales. Se trata de lo que se conoce como «Primera Transición Demográfica».
—El mantenimiento de los índices de natalidad y la fuerte disminución de la mortalidad origina un sobresfuerzo adicional muy grande a los padres y a la sociedad en general, la población aumenta muy rápidamente y esto origina fuertes tensiones económico-sociales pues las oportunidades se restringen
y la pobreza aumenta. En seguida los gobiernos implantan medidas de planificación familiar, y los nuevos padres se dan
cuenta de los inmensos sacrificios y riesgos que suponen descendencias grandes, la mujer se incorpora (en parte por ne-
cesidad, en parte por voluntad) al mundo laboral y todo esto
unido hace descender el índice de natalidad significativamente, independientemente de las raíces culturales de la sociedad (islámica, católica, calvinista, budista, confuciana,…) excepto
en los grupos más «fundamentalistas» que, en cualquier caso, son una pequeña minoría. Este fenómeno se conoce como «Segunda Transición Demográfica».
—Tras el «overshoot» de crecimiento de la población por la bajada de mortalidad previa a la de natalidad, y según lo descrito
en el punto anterior, acaban prácticamente equilibrándose los índices de natalidad y mortalidad, incluso en muchos casos, la
tasa de natalidad está por debajo del índice de reposición, pero la población sigue aumentando por el aumento de la esperan-
za de vida de los adultos, la población envejece en su conjun-
to, y los futuros aumentos de población, en muchos casos se deben a la inmigración (como en España). A esto se le llama «Régimen Demográfico Moderno».
Actualmente la ONU estima que del orden del cuarenta y cinco por ciento de la humanidad está ya en el «Régimen
Demográfico Moderno» (USA, UE, Rusia, China), la inmensa
Economía
Fotografía derecha andrew malone
mayoría está ya en la segunda transición, y quedan aún
unos pocos países en la fase de primera transición (sobre todo en el África Subsahariana).
Si ahora vemos como han evolucionado las tasas de fertili-
dad en diferentes regiones del mundo podemos ver clara-
mente este fenómeno y el desfase temporal que se ha dado entre las diferentes sociedades:
La tasa de fertilidad global (mundo) está ahora (2010) en del orden de 2,45 acercándose a marchas forzadas a la tasa de natalidad «neutra» (2,1).
La hipótesis «más probable» según la ONU es la («Medium
fertility variant») que indicaría que en 2050 la población mundial sería aproximadamente de nueve mil millones
de personas y ya crecería muy poco, de tal forma que en 2100 la población sería de diez mil millones de personas, para mantenerse estable en ese punto.
Hay otra hipótesis, que indica que la población global em-
pezaría a bajar ya desde los ocho mil millones, lo cual no puede descartarse, dada la evolución de todas las sociedades en los últimos sesenta años, es la llamada «Low fertility variant», y así en 2100 la población mundial sería la misma
que en el año 2000 (seis mil millones), y sólo debido a las
limitaciones voluntarias de la fertilidad y no a ningún tipo de catástrofe económica, bélica o alimentaria.
Pienso que la crisis actual no se resolverá en pocos años, por lo que, creo, tendrá un impacto negativo en los ín-
dices de fertilidad (espero que no en los de mortalidad, aunque con los recortes en sanidad nunca se sabe…) en todo el mundo, al menos eso ha ocurrido en anteriores crisis, donde la parejas se plantean no tener de momento
hijos en un ambiente de incertidumbres económicas y la-
borales grandes, y eso ocurre en todo el mundo, y no sólo en Occidente.
Por lo dicho anteriormente, por mi parte creo que, salvo
sucesos catastróficos, la evolución futura estará más cerca de la «Low fertility variant» que la de «Medium fertility variant», y así a mediados de siglo (2050) empezaríamos a ver una
disminución global de la población, sino ocurre ninguna catástrofe antes, claro…
Otra cosa será el impacto que estas tendencias tendrán en
el sistema de salud y en las pensiones, que, como puede esperarse, será dramático, pero será el precio a pagar por tener una vida larga y con pocos hijos, que es la mejor, a escala global, de todas las otras posibles «soluciones».
En los países en desarrollo el crecimiento de las poblaciones se consiguió gracias, por un lado, a las mejoras en sanidad, y por otro por la llamada Revolución Verde de finales de
los años cincuenta y década de los sesenta, que permitió incrementar dramáticamente el rendimiento de los cul-
tivos en esos países, en primer lugar gracias a las nuevas
60
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
61
Economía
Economía
Imagen página derecha stefanw
variedades de semillas de trigo como las
cuarenta años sean ancianos, que a cada
de Mejoramiento del Maíz y Trigo
dentes, se desencadene una hambruna
sequía o inundación, por los bajos exce-
desarrolladas en el Centro Internacional
catastrófica que mate a miles,…
de México, y de arroz del Instituto
Y así, el famosos ecologista, definido
Internacional de Investigación del Arroz
a sí mismo como «progresista», el Dr.
de Filipinas, y por otro lado al uso de
fertilizantes y también plaguicidas,
todo ello consiguió evitar los fenómenos recurrentes de las hambrunas y des-
nutriciones severas y poder sostener la
población que los adelantos en higiene y
«el ecologismo
radical auspiciaba
Hardin, dijo en 1969 en el Brookhaven National Laboratory, y hablando sobre la «Revolución Verde» dijo:
preguntado por su posición respecto a
Ahora bien, en el ecologismo de finales
«A largo plazo no podemos eliminar el hambre con alimentos…pues la tasa de natalidad es directamente proporcional al suministro de alimentos, dentro de los límites realistas» (otra vez la Placa de Petri y continúa). «Pretendemos hacer un bien a la India, pero estamos empeorando su situación. ¿Con qué nos encontraremos cuando lleguen a su fin la serie actual de tentativas bienintencionadas? Que con nuestras variedades mejoradas de grano aplacemos en unos años la crisis significará que la población hambrienta de la India aumentará y con ello será mayor la magnitud de la catástrofe final. Las especies seleccionadas han dado desgraciadamente otra excusa a los que criminalmente niegan la verdad de que no podemos resolver los problemas demográficos por medios tecnológicos».
Etiopía dijo:
do por Paul R. Ehrlich y por el Dr. Garrett
Laissez-faire puro y duro al estilo Hayek,
a las acciones de la Revolución Verde
Claro, es mejor que mueran ahora de
sanidad permitían sostener sin muertes masivas por hambre.
Esta llamada Revolución Verde sufrió abundantes críticas principalmente desde dos ángulos, teóricamente contrapuestos pero que, en este caso, se unían
en la crítica: desde la parte más reac-
cionaria del liberalismo («laissez-faire» como selección natural de los más aptos:
darwinismo social y vital), y la parte
más radical del ecologismo, que auspiciaba situaciones de hambrunas «inevi-
situaciones de hambrunas
‘inevitables’ por la ‘ruptura’ del
‘equilibrio ecológico humano’»
tables» por la «ruptura» del «equilibrio
ecológico humano» de las poblaciones de los países atrasados.
El argumento del grupo del «laissez-faire» neoliberal queda bien claro en la célebre
entrevista de F. Hayek a un periódico
en su famoso viaje a Santiago de Chile para apoyar al gobierno de Pinochet, y las ayudas a enviar a las hambrunas de
«Me opongo absolutamente (a las ayudas). No debemos asumir tareas que no nos corresponden. Debe operar la regulación natural». «Si desde el exterior usted subvenciona la expansión de la población, de una población que es incapaz de alimentarse a sí misma, usted contrae la responsabilidad permanente de mantener vivas a millones de personas en el mundo, que no podemos mantener vivas. Por lo tanto, me temo que debemos confiar en el control tradicional del aumento demográfico» (Revista Realidad Nº 24, año 2, mayo de 1981, Santiago, Chile).
de los sesenta había un grupo encabeza-
Hardin que se oponían a las ayudas y por razones similares, es decir, por la
inutilidad de poder mantener indefini-
damente a esas poblaciones y además se iba a producir un daño ecológico incu-
rable, al extenderse los cultivos y usarse fertilizantes y plaguicidas (como en
Occidente). Por supuesto, dado que de
seguir operando las mejoras en higiene y sanidad hay más niños y jóvenes, parece que la propuesta era algo así como la
de Hayek, «dejar que la naturaleza siga
su curso», es decir, que una madre vea
morir a más de la mitad de sus hijos con pocos años de vida, que los hombres con
pero en lenguaje «ecologista».
hambre unos millones de personas pues más adelante morirán muchos
más, pues están «condenados», ¿seguro?. Muchos millones de personas que Hayek, Hardin y Ehrlich consideraban
«condenados» hace unos treinta o cuarenta años, han muerto a edades avan-
zadas después de ver crecer sanos a sus
hijos, sí claro, como decía Keynes «al final todos muertos», ya sé que todos acabaremos muertos, pero ¿quien tiene prisa?, no los «condenemos» nosotros
sino que hagamos todo lo posible porque vivan y vivan mejor.
62
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
Economía
El biólogo Dr. Garrett Hardin, que por
desalmadas y ferozmente elitistas que
en la mayor parte de los lugares durante
a la ayuda a Etiopía en los años ochenta,
muchos de los presupuestos de los movi-
de las villas y dirimidos sus disputas,
supuesto (como Hayek) también se opuso sostenía la metáfora llamada «del bote
salvavidas», la cual venía a decir que la humanidad se encuentra en dos posiciones: unos, los habitantes de los países
desarrollados, están en un «bote salvavidas» a salvo de hundirse (de momento) y alrededor de él es donde nadan deses-
peradamente miles de millones de seres humanos pobres esperando ser rescata-
dos del hambre y la miseria; y este doctor
realiza la pregunta ¿debemos salvar a los «nadadores» con nuestro espíritu huma-
nitario y nuestros recursos, a sabiendas que la Tierra tiene una capacidad muy limitada de recursos y al final nos vamos a
hundir todos en el mar?. Evidentemente
la respuesta no puede ser otra que no, pues, claro, no podemos dejar que «se hunda el bote» con todos dentro.
Hardin fue también famoso por su fa-
moso dilema llamado «Tragedia de los Comunes» que es la que usaba como ar-
gumento para sostener su «ética del bote salvavidas», una de las propuestas más
he oído nunca, pero que se encuentra en mientos ecologías radicales.
Explicaré este dilema, con un ejemplo: viene a decir que si dos personas tienen
ovejas y un campo en común, cada uno
de ellos tenderá a tener cada vez más ovejas para conseguir más beneficios perso-
nales, porque, de alguna manera, el uso común es «gratis» y si no lo aprovecho
yo, lo aprovechará otro; y al final ambos
pastores iniciarán una escalada que ago-
tará la capacidad de regenerarse del patrimonio común (los pastos) por sus propios intereses personales, y por la propia
tendencia de las personas a «socializar las pérdidas y privatizar las ganancias».
Evidentemente este señor no conoce
nada de historia ni de antropología,
pues el sistema comunal de bosques y pastos era una de las instituciones más extendidas, por ejemplo, en la Edad
Media y sus usos estaban regidos por normas consuetudinarias de aprovechamiento que se han demostrado capaces de sostener el equilibrio con el entorno
muchos siglos, regidos en los Concejos en muchos casos por los «hombres buenos» del lugar. Otro caso famoso es, por
ejemplo, el del Tribunal de las Aguas de
Valencia, también de origen medieval, que permitía dirimir las disputas de los
usos comunales de un recurso tan difícil
de gestionar en común como es el agua, y que aún sigue funcionando.
Y así miles y miles de casos en diferentes culturas, sociedades y épocas, pues
si existe una comunidad (no un grupo
de individuos extraños entre sí y compitiendo) unida por lazos, en muchos
casos familiares, de amistad, y de cercanía, normalmente existen una serie de
normas eficaces, sancionadas por la costumbre (que ha seleccionado las que dan resultado) que permiten sostener un uso
comunal sin que se destruyan los bienes en el proceso productivo.
Este dilema se trata del típico fenóme-
no de aculturación y supone considerar como universalmente válido un modo de operar que es típico del sistema capitalista no regulado y su mentalidad
asociada, que tiene pocos siglos de vida, y que además no opera así fuera de deter-
minados sectores, no es «universal». Es
también el clásico error de los biólogos que consideran a la especie humana como «bacterias en la placa de Petri» y
que, por tanto, somos incapaces de ponernos de acuerdo o frenar nuestra ansia
de reproducirnos y de consumir los recursos hasta que no quede nada ni nadie.
El problema que tenía gran parte del
movimiento ecologista de finales de los
sesenta y principios de los setenta que estoy describiendo es que en esos años
los países en desarrollo se encontraban
en la fase primera del modelo de transición demográfica, así sus índices de
natalidad eran altísimos (por la inercia cultural que he descrito) mientras que los de mortalidad se habían desplomado
(por las mejoras en alimentación, higie-
ne y sanidad), y todo auguraba que en
63
pocas décadas literalmente no íbamos a caber en
usar el sistema de agua potable y de desagües,
Green».
sumir sólo lo que sea capaz de producir con sus
el planeta, como auguraba la película «Soylent
Este movimiento asumía que, por las peculiaridades religiosas y culturales de los países en de-
sarrollo, sus tasas de natalidad no iban a bajar (de nuevo las bacterias en la placa de Petri) y no iban a
seguir, en ningún caso, el camino de las socieda-
des desarrolladas que habían bajado en extremo
los índices de fertilidad, o cuando lo hiciesen sólo
sería forzadamente. De nuevo el etnocentrismo u «occidento-centrismo», ahora en sentido negativo para las sociedades más atrasadas.
Con el tiempo esto ha demostrado ser completamente falso y sólo hay que seguir las grandes
bajadas de los índices de natalidad de los países en desarrollo de todo el mundo en las últimas décadas, de la misma forma que ocurrió en los países desarrollados décadas antes.
Bueno, no seré yo quien impida que alguien
voluntariamente deje de tomar medicinas, de ir al médico cuando se sienta enfermo, deje de
de usar cualquier sistema de transporte, de con-
propias manos sin ningún tipo de fertilizante,
ni maquinaria moderna, que no use iluminación eléctrica, ni frigorífico, etcétera. Pero no estoy
dispuesto a que se decrete que ese es el destino que les queda a las personas de los países más
pobres que nosotros, y ni siquiera que sus hijos
tengan que «pagar» ese precio, pues no entiendo por qué tienen que morir pronto. Se calcula que la Revolución Verde impidió la muerte por
hambre de unos mil millones de personas, ¿no debemos felicitarnos por eso, como conjunto de seres humanos?.
Ni que decir tiene que los académicos Sr. Ehrlich y Sr. Hardin hacían estas «proclamas» instalados
en lujosos despachos con aire acondicionado, y en particular el Sr. Hardin tenía cuatro hijos que
recibieron todos ellos profusa asistencia sanita-
ria (como todos) y no tuvo que ver morir a ninguno de ellos en la infancia o la juventud.
64
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
Afortunadamente, por la misma fuerza
habían alertado que habían detectado
lúgubres pronósticos, y porque, supon-
estratosférico en determinadas regio-
de los hechos que han contradicho sus
go, cada vez son menos numerosos este
tipo de personas, no conozco miembros relevantes del movimiento ecologista
reciente que aboguen por estas políticas
de «laissez-faire» aunque no me extrañaría que hubiera por ahí algunos todavía.
Los logros del movimiento ecologista Al igual que ocurrió con el marxismo,
de alguna manera, el movimiento ecologista no es del todo sensible a los pro-
fundos cambios que ha conseguido en la sociedad, siempre mejorables, y que
de hecho, creo que han sido la causa de
que no hayamos ya experimentados verdaderas catástrofes naturales y de salud que, en muchos casos, podían haber
afectado también muy negativamente a gran número de seres humanos.
Creo que como Marx, el movimiento ecologista subestima su propia capaci-
dad para ir cambiando las «normas del
juego» de tal forma que, creo, la socie-
dad en su conjunto va tomando cada vez más consciencia y presiona a los más
poderosos para atender las necesidades
de la sostenibilidad (tanto, por ejemplo
energética como medioambiental), voy a listar una serie de eventos que han
constituido verdaderos triunfos de la
mentalidad ecologista y conservacionis-
ta, reconociendo que la labor que queda
es inmensa e interminable, y en muchos sitios ha habido un retroceso en el proceso, pero creo, en el sentido global creo que no hay marcha atrás.
—El Protocolo de Montreal suponía el fin de la fabricación y uso de CFC’s (clorofluorocarbonos) debido al daño a la capa
de ozono estratosférica: no se menciona mucho en la actualidad, pero en su momento fue uno de los temas «apocalípticos» preferidos de muchos colectivos, y
disminuciones en el contenido de ozono nes; indicando que el incremento de la
radiación UVB dañaría los cultivos, el citoplancton y aumentaría las inciden-
cias de los cáncer de piel; así tras una audición de los Dr. F.S.Rowland y M.
Molina, en la Cámara de Representantes
de USA, se asignaron inmediatamente
fondos a la NASA para verificar las alegaciones hechas por los científicos, y
cada vez aportaron más evidencias del
problema, en 1985 en la revista «Nature» se publicaron una serie de trabajos de un
equipo británico que describía el «aguje-
ro de la capa de ozono de la Antártida», y en sólo dos años, 1987, se llegó al llamado «Protocolo de Montreal» que prohibiría, en breve plazo, la producción y
fabricación de los CFC’s y HCFC’s en los siguientes años.
Los efectos de estas medidas, por ejemplo, en las concentraciones de algunos de los CFC’s más dañinos para el ozono
han sido muy claros, por ejemplo las concentraciones medidas para el CFC-11. —Disminución drástica de las emisiones
de productos químicos nocivos en forma gaseosa y líquida en la UE: desde prin-
cipios de los años cincuenta, donde en varias ciudades inglesas hubo serios pro-
blemas de salud debido al «smog», a raíz de ésto, las administraciones públicas
europeas empezaron a tomar medidas para limitar las emisiones de gases y líquidos contaminantes, y la evolución de
éstas medidas han tenido un efecto muy positivo, por ejemplo, para devolver la vida a ríos muertos en los años sesenta como el Támesis y el Rhin, y las recien-
tes normativas europeas obligan a tratar las aguas residuales de poblaciones de más de dos mil habitantes. Otro caso de consecuencias muy positiva fueron las
limitaciones de emisiones de gases sulfurosos, sobre todo SOx, que originaban
con razón. La historia creo que la conoce
los serios problemas de lluvia ácida que
tífica, desde mediados de los setenta,
ques en Escandinavia y Centroeuropa,
casi todo el mundo; la comunidad cien-
65
devastaron grandes extensiones de bos-
Economía
El CFC-12 Las mediciones existentes del ozono de la Antártida y la evolución prevista en el futuro por la Agencia Aeroespacial Alemana es que las concentraciones han mejorado desde finales del siglo pasado, y por la evolución de las concentraciones se espera que en la década de 2020 ya se tengan valores similares a los de los años sesenta y que continúen mejorando. Este es un caso claro donde la «inversión en complejidad», por medio de científicos estudiosos de este problema, y de instituciones que han luchado para la limitación de estos productos, y que tan poco le gusta a Joseph A. Tainter, ha significado un éxito para lograr evitar un fenómeno que podía haber tenido consecuencias devastadoras para millones de personas.
Economía
Imagen página anterior ministerio de defensa del perú
emisiones cuyos valores globales han ba-
de los trabajadores, se dará cuenta de la
concentración iba creciendo en la cade-
décadas, cumpliéndose holgadamente
do los citados índices comparados con
de las aves rapaces los niveles llegaban
jado extraordinariamente en las últimas los objetivos previstos por la UE.
Las emisiones actuales son del orden de
cinco veces menores que las de 1990, y hay indudablemente un efecto por la
deslocalización industrial masiva, pero otra parte importante ha sido por la bajada de las emisiones.
Como he escrito muchas veces, uno de
los aspectos dañinos de la globalización son los «ahorros» que para las grandes
empresas suponen las fábricas deslocalizadas en los países emergentes que ya
no tienen que cumplir las estrictas normativas europeas o norteamericanas en materia medioambiental, de seguridad,
salud e higiene laboral y por supuesto
con salarios de miseria en condiciones laborales pseudoesclavistas y sin cober-
tura social alguna de sus estados y por tanto, con muy bajos impuestos.
Las consecuencias son que ahora las ciudades chinas tienen un aire irrespirable y los ríos arrastran una contaminación devastadora para la salud de los que viven en sus orillas.
También se han reducido las emisiones de CO (monóxido de carbono) y de partículas finas.
Todo lo anterior, relacionado con la mayor vigilancia a la calidad de la com-
bustión de los vehículos a motor, gracias a los sistemas de ITV (Inspección Técnica
de Vehículos) y similares y los cada vez más restrictivos criterios para los fabri-
cantes de vehículos para su comercialización en la UE.
La eliminación de las gasolinas con plomo fueron, también, un gran logro
en pro de la mejora medioambiental en las ciudades.
Evidentemente queda mucho por hacer, pero las ganancias generales han sido grandes.
—Mejoras en la salud laboral: cualquie-
ra que consulte los índices de accidentabilidad/mortalidad de cualquier sector, los de enfermedades laborales, etcétera,
inmensa mejoría que han experimentahace treinta ó cuarenta años.
Pondré un ejemplo del pasado lejano: en el siglo XIX se usaba un compuesto
de mercurio para tratar el fieltro de los sombreros para su fabricación, y esto, a la larga, acababa produciendo temblores
y espasmos en los desgraciados trabaja-
dores que estaban expuestos a estos productos, los cuales morían muy jóvenes,
y basándose en este hecho Lewis Carol
incluyó el personaje del «sombrerero
loco» en Alicia, que no era más que el
producto de una enfermedad laboral de unos trabajadores a los que la legislación
no protegía, como pasa actualmente con muchas profesiones en los países emergentes.
La protección de los trabajadores está
muy relacionada con las mejoras de las emisiones ambientales, pues normalmente lo que perjudica a los trabajado-
res son las «pérdidas de contención» de los productos que se manipulan, que también dañan el medio ambiente.
—Tratado de Prohibición Completa
de Ensayos Nucleares: que se firmó en 1996 por 178 países de un total de
195, para prohibir la realización de
ensayos nucleares por los países firmantes. Este tratado es consecuencia
del Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares, firmado en 1963 tras
la «Crisis de los Misiles» de Cuba, auspiciado por Kennedy y Khrushev, pero en gran parte motivado por los amplios estudios realizados en los últimos años
donde se habían detectado dosis crecientes de [Estroncio-90] en los esqueletos humanos en todo el mundo y que se
asocia a formas de cáncer óseo; todo ello producto de las explosiones nucleares en la atmósfera de los años precedentes.
—Prohibición del uso del DDT: el DDT es
un poderoso insecticida pero cuyo uso
intensivo en la agricultura se vió que producías problemas de acumulación en los tejidos grasos de los animales, y cuya
na trófica, de tal forma que en el caso a ser muy altos y esto llegaba a producir una fragilidad extrema de las cáscaras
de los huevos que originó serios descensos de las poblaciones de aves en muchos lugares. Tras la publicación del libro
«Primavera Silenciosa» («Silent Spring»)
de la bióloga Rachel Carson, donde se exponía la tesis de que de continuar las tendencias en el uso del DDT, llegaría un
momento en que la primavera sería silenciosa pues no se oiría ya más el canto
de los pájaros, debido a los perniciosos efectos del DDT que he descrito antes.
Esta campaña consiguió la abolición del uso del DDT en USA, cosa que fue imitada por los países desarrollados.
No obstante esto tuvo un efecto bastante
negativo en muchos países pobres, pues gracias al DDT se había conseguido casi
eliminar la malaria en zonas donde era endémica y producía una gran mortan-
dad de personas. Por ejemplo, como señaló el Dr. John Maddox, en Sri-Lanka
se dieron dos millones ochocientos mil casos de malaria en 1948, y gracias al
uso del DDT sólo 17 en 1963, y se dejó de usar en los años siguientes por las
presiones de los países occidentales, en 1967 los casos habían aumentado a
más de tres mil y en 1968 a más de un
millón, volviéndose a convertir en un
serio problema de salud pública y con miles de muertos, por lo que hubo de
volver a usarse a finales de ese año. En
la India hubo cien millones de casos estimados en 1935 y gracias al DDT «sólo»
hubo trescientos mil. Se estima que el DDT salvó cientos de millones de vidas en los países en desarrollo, pues no se
disponía de otra alternativa con similar eficiencia.
Aún hoy en día el problema persiste en muchos sitios, pues los nuevos insectici-
das más inocuos están sujetos al nuevo
y férreo sistema de patentes de las grandes empresas (como no lo estuvo nunca
el DDT), y, por tanto, tienen un coste
66
Economía
excesivo para los gobiernos de unos paí-
consumo de recursos, por ejemplo, de la
hay autores de los países pobres, que
alguna manera, que las sociedades van
energía, de tal forma que se asume, de
ses que siguen siendo pobres. De hecho
a evolucionar a un consumo de energía
consideran la prohibición del DDT una
siempre creciente, y esto, un poco com-
forma de «imperialismo cultural».
binado con el crecimiento demográfico
Porque, una cosa es prohibir el DDT para
«imparable» hará que no podamos evitar
la agricultura extensiva y otra es prohi-
el agotamiento acelerado de los recur-
birlo para el rociado interior de casa en
sos, en primer lugar los energéticos, y
poblaciones amenazadas por la malaria,
por ello vamos derechos al colapso, sino
y aquí debe primar la defensa de la vida
humana sobre todo lo demás (y en es-
pecial sobre los intereses de las grandes empresas que venden los sustitutos bajo patente).
Creo que hay muchísimos más casos
de logros del movimiento ecologista o
sus aledaños como: prohibición de los PCB’s (bifenilos clorados), acuerdos
de limitación de capturas de ballenas,
crecimiento y creciente protección de espacios considerados reservas naturales, protocolo de Kyoto (éxito muy parcial
pero al menos un inicio), penalización económica del consumo de bolsas de plástico, creciente grado de reciclaje de
residuos, objetivos crecientes de uso de
energías renovables en la UE, abolición bombillas incandescentes,…
Mis hijos ya estudian en la escuela la importancia de la conservación del medio
ambiente, algo que ni se planteaba cuando yo era un niño, pues, como en el caso de los índices de fertilidad, la me-
jora de las instituciones, alcanzar una
«los ciudadanos de los países en
desarrollo serán cada vez más
conscientes de los problemas ambientales
y empezarán
a exigir que se aborden para
solucionarlos»
vida material y mentalmente digna, y
solucionarlos, pues no son tan distin-
tan, una adecuada y rica educación, en
aunque tampoco estoy seguro de que
tantos y tantos problemas que nos afecel colegio y en casa, son esenciales para
tener un futuro mejor para todos y todo
apunta a que las generaciones venideras cada vez estarán más involucradas en estos temas, y para bien..
Y este cambio, aunque lento pero seguro, me hace mantener esperanzas en
el futuro de la humanidad, porque, al igual que ha ocurrido con los índices de
tos de nosotros como muchos piensan; este proceso, combinado con la ralentización del crecimiento de la población, sea lo suficientemente rápido como
para evitar un desastre generalizado a medio/largo plazo.
La hipótesis del consumo infinito de recursos
natalidad, los ciudadanos de los países
Otro de los temores básicos de los que
cientes de los problemas ambientales y
de la humanidad, tiene que ver con
en desarrollo serán cada vez más cons-
empezarán a exigir que se aborden para
67
pronostican un colapso a medio plazo al crecimiento siempre creciente del
a corto, a medio plazo.
Se trata de una variante de considerar a
las personas como «bacterias en la placa de Petri» pero ahora las bacterias no sólo
se reproducen al mismo ritmo, sino que
cada vez comen más y más rápido, por lo que el efecto global es que el fin de
los recursos se acelera todavía más en el tiempo.
Este argumento normalmente se «enriquece» con la hipótesis de que en reali-
dad, todos los seres humanos aspiran al
«modo de vida americano», es decir, a vivir en casas unifamiliares de 400 m2,
completamente llena de aparatos de aire
acondicionado/calefacción, a disponer de varios vehículos muy grandes entre pick-ups y Hummers, cada uno de ellos consumiendo quince a veinte litros por cada
cien kilómetros, pasando media vida
montado en ellos para ir a trabajar, a divetirse, etcétera, a dedicar todo el tiem-
po libre en los Mall comprando cada vez más gadgets inútiles, con más de la mitad
población obesa de ingerir básicamente «comida basura», etcétera. Se supone
que esa son las «aspiraciones» del resto de la humanidad, hacia el derroche más radical y absoluto de recursos.
Reconozco que el crecimiento del con-
sumo, en particular el energético, es un fenómeno bastante universal y todo parece apuntar en esa dirección, si embargo en esta dinámica hay excepciones, y
muy notables excepciones, que me lleva a pensar que la dinámica del párrafo anterior no es en absoluto «universal»
y que el crecimiento del consumo de
recursos no tiene que ser consecuencia
del agotamiento de los mismos ni de la
Economía
Texto
Traducción
Fotografía
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¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
coacción, sino de una elección libre de la socie-
tendencia parece ligeramente decreciente, de
nantes a tomar las medidas necesarias.
cios energéticos de los últimos 4 años.
dad, que es la que acaba presionando a los goberUno de los casos más notables es el de Alemania, que se trata de la primera potencia económica
e industrial de Europa, gran exportador de productos industriales, por lo que sus tendencias en
el consumo de energía primaria no son debidos al desmantelamiento de su industria o que su
fabricación está «subcontratada» en China, o a
un «decrecimiento» o ni siquiera estancamiento económico en toda regla, sino a la existencia de una masa crítica de población bien formada, que
considera muy importante el ahorro de recursos,
entre ellos los energéticos, y cuyos valores fundamentales están muy lejos del «American way of life» por voluntad propia. Esto es evidente al observar
la evolución del consumo de energía primaria de Alemania desde la unificación (1990).
Entre 1990 y 2010 el consumo de energía prima-
ria en Alemania ha bajado, y en los últimos diez años ha permanecido prácticamente estable,
mientras la población de 1990 era de 79,36 millones de habitantes y en 2009 era de 82,0 millones de habitantes, y puede considerarse una sociedad
tanto demográfica como en consumo de energía
en «Estado Estacionario», parece haber alcanzado unos niveles de «bienestar» en el sentido tanto
demográfico como en el de consumo, y aunque éste ha subido, las mejoras en eficiencia energé-
tica han conseguido detener cualquier subida del consumo agregado e incluso bajar el consumo per cápita bastante.
Todo esto lo ha conseguido Alemania mayor-
mente en época de precios bajos de la energía
(petróleo y gas) y contando aún con un parque
amplio de centrales nucleares, los planes actuales son mucho más ambiciosos en lo que respecta
al consumo final, pues se pretende parar todas
las centrales nucleares y además bajar el consumo de energía primaria y las emisiones de CO2
significativamente.
En general en los países desarrollados ha ocurrido algo parecido al caso de Alemania, aunque el caso de España es más una excepción por nuestra inmensa burbuja inmobiliaria.
Otro ejemplo, es el caso de USA. El consumo de energía primaria en USA es prácticamente el mismo desde el año 2000, siendo el consumo
en 2010 y 2011 menor que en 2000, por lo que la
69
hecho, sobre todo, creo, por la subida de los preLos USA no tienen un superávit comercial como Alemania e importan buena parte de su consumo de bienes, pero eso ha sido así desde hace muchos
años (antes del 2000) y ese cambio de tendencia, creo, se debe a una cierta «saturación» del consumo y a los inevitablemente mayores precios de
la energía que veremos a partir de ahora por el incremento brutal de la demanda de los países emergentes.
Si ahora analizamos el consumo energético USA por las fuentes de energía usadas, podemos ver
que el consumo de energía a través de combustibles fósiles en USA («Fossil Fuels»), en un país prodigio de despilfarro y consumismo, en realidad ese consumo ha permanecido prácticamente plano
desde 1970 (año de su «peak-oil» de producción), y lo que ha absorbido el incremento de deman-
da son la energía nuclear y más recientemente
las renovables, que ya, en 2011 han superado a la energía nuclear en volumen de energía genera-
do y se espera que continúe ganando cuota a un ritmo más acelerado.
Si vemos el consumo energético USA «per cápi-
ta» descubrimos que ha bajado desde 1970 a 2011. De hecho, el americano medio consume en 2011 un 6,1% menos de energía primaria que su padre
en 1970, lo cual no es despreciable; teniendo en
cuenta que a finales de los noventa y principios de los años dos mil el precio del petróleo era de
veinte dólares, y por tanto muy barato, sin que eso hubiese disparado el consumo.
Es decir, las «bacterias» de la placa de Petri americana cada vez consumen menos energía, y habría
que pensar que lo que queda es una bajada cada vez mayor de ese consumo, con las previsibles subidas de los precios energéticos y las decididas
apuestas del gobierno USA por la eficiencia y el ahorro energéticos.
En realidad creo que puede hacerse una analogía
bastante clara entre la evolución demográfica y la evolución del consumo energético de los países, de tal forma que alcanzado determinado nivel de bienestar, los países dejan de incrementar su
consumo (manifestado en la energía), y ya de-
pende del nivel cultural/educación y valores de la sociedad así será cuando se alcance ese límite y
la velocidad del cambio y la forma en que se haga.
Economía
«alcanzado
determinado nivel de
bienestar, los países dejan de
incrementar su consumo y depende
de su nivel cultural
cuando se
alcance ese límite»
Economía
Imagen página anterior certo xornal
Una parte importante de este freno al consumo energético se
ese sector más del treinta por ciento de su PIB, por lo que no
muchas ocasiones se cita la famosa «Paradoja de Jevons» para
la eficiencia España e Italia parecen haberse estabilizado en
debe a las continuas ganancias de eficiencia energética, y en
afirmar que al final, esas ganancias de eficiencia son inútiles, pues sólo consiguen aumentar el consumo al abaratar su uso; creo que lo que indican los datos anteriores no es eso, sino que las mejoras de eficiencia han contribuido a mantener estables o incluso a disminuir los consumos energéticos globales.
Además se podría entender el problema de la «Paradoja de Jevons» en un ambiente de bajos precios energéticos, pero en
los futuros tiempos de altos precios y de escasez energética es
cuando vamos a obtener los verdaderos beneficios de las mejoras de la eficiencia sin que se desplome el funcionamiento
de la sociedad, quiero decir que las ganancias de eficiencia son siempre fundamentales y muy necesarias, y será una de las grandes diferencias entre unas sociedades y otras en el futuro.
Otro aspecto de la evolución de los consumos globales de energía es que el estancamiento en los niveles de consumo de los diferentes países no se producen en el nivel de consumo (des-
pilfarro) americano, sino que, por ejemplo, los países más desarrollados de Europa tienen ya un consumo estable/de-
creciente de energía, siendo potencias industriales, con unos
consumos «per cápita» mucho menores que los de USA, y de ahí se espera que se mantengan estables o bajen si se cumplen los planes de los gobiernos y de la UE para los próximos años.
Los consumos «estabilizados» o ligeramente decrecientes de Alemania o Francia, son del orden de la mitad de los de USA
(cuatro toneladas de petróleo equivalentes TPE al año frente a
ocho en USA y Canadá), y creo que todos van a ir bajando en vez de crecer.
Alemania es un caso claro y espectacular de decrecimiento de consumo energético per cápita desde finales de los años seten-
vale el argumento de la «deslocalización energética» y sí el de las 2,8 -3 TPE y con el «decrecimiento» que nos espera esto irá bajando aceleradamente. España es, de los grandes países eu-
ropeos, el que más ha incrementado su consumo desde 1960,
pero era también el más atrasado, así entre 1960 y 2010 nuestro consumo per cápita se ha incrementado en más de cinco veces.
Si observamos el crecimiento del consumo per cápita mundial
global (world) entre 1975 y 2009 ese consumo energético ha pa-
sado de 1,365 TPE a 1,790 TPE, se trata de un incremento del orden del treinta por ciento, y la población mundial ha pasado
de cuatro mil cien millones a seis mil ochocientos millones en esos años, sobre todo debido al crecimiento brutal del consu-
mo energético de China, que estoy convencido que no es en absoluto sostenible ni siquiera a medio plazo.
Creo que esa dinámica se va a ir dando en el resto de los países, que estabilizarán sus consumos en valores muy inferiores a los de nosotros y por supuesto los de USA.
La empresa petrolífera Shell ha hecho algunas estimaciones de la evolución que prevé de los consumos en diferentes áreas del mundo hasta el año 2050 y según el PPP (producto interior bruto per cápita en paridad de poder de compra) y ha estimado
que Europa y USA estarían ya en la senda clara del decrecimiento energético y esperan que China lo inicie para un PPP
del orden de treinta y cinco mil dólares. Pronostican para USA un decrecimiento muy fuerte de los consumos «per cápita»,
y en cambio bastante más suave para Japón, y yo creo que Japón, tras el desastre de Fukushima va a acelerar sus planes
de eficiencia y ahorro energético pues el parón nuclear va a incrementar aún más su ya gran dependencia exterior y sus
emisiones de CO2 y tiene limitaciones de espacio, clima y de
ta, donde su consumo per cápita estaba en los 4,7 TPE a 2010
todo tipo para un gran despliegue de renovables.
período una de las mayores potencias industriales, generando
sarrollo de China, pues la actual crisis y el derrumbe del
donde el consumo es de cuatro,0 TPE, siendo aún en todo ese
Por otro lado soy bastante escéptico sobre el futuro de-
70
¿vamos hacia el colapso utopía, de la complejidad civilización y colapso actual?
Economía
modelo occidental del consumo a crédito va a ser un freno
Saud, a cambio de que nunca se acepte otra moneda de cam-
nes a Occidente, de hecho las exportaciones a Europa desde
estadounidenses, esto es extensible, claro, para todos los paí-
brutal al modelo de desarrollo chino basado en las exportacio-
China se han hundido en un veinte por ciento en el último año
y ahora la zona Euro tiene un fuerte excedente de su balanza por cuenta corriente.
La evolución de la balanza por cuenta corriente de Alemania y la zona Euro en conjunto se ha vuelto muy positiva. En particular son los países de la «periferia» los que han vuelto po-
sitiva su balanza comercial (Italia, España, Grecia, Portugal, Irlanda) en gran parte debido al hundimiento de las importaciones, que, desde luego no van a mejorar la economía de estos
países, pero están frenando completamente las exportaciones chinas, pues ese era uno de sus mayores mercados.
La evolución de la balanza por cuenta corriente de los cinco países de la periferia del euro ha sido positiva. Es decir, por primera vez en más de una década los países de la periferia (PIIGS) tenemos una balanza por cuenta corriente positiva con el resto del mundo, a costa, claro de un empobrecimiento acelerado de la población.
Porque, como dicen los libros de texto de economía, el proble-
ma no es si los países acabarán equilibrando su balanza por cuenta corriente, la pregunta es cuándo lo harán, pues ningún
país puede seguir eternamente (salvo USA) viviendo financiado externamente, en algún momento los acreedores querrán
cobrar, y ahora estamos en la fase del «Gran Equilibrado» y los
grandes perdedores del proceso serán los países emergentes, que van a ver drásticamente reducidos sus exportaciones a sus mercados tradicionales, como ya se está viendo.
El caso de USA es completamente diferente al resto de los
países del mundo, ya que debido a los tradicionales lazos
militares con Arabia Saudita, y sobre todo tras los acuerdos de seguridad firmados en tiempos de Nixon, los USA se com-
prometen a usar toda su potencia militar en salvaguardar las estratosféricas riquezas de los nueve mil príncipes de la casa
71
bio para las transacciones de petróleo que no sean los dólares ses árabes exportadores de petróleo «amigos» Gracias a esto el dólar estadounidense adquiere un valor intrínseco que no
tiene otras monedas, pues aunque el gobierno USA decida imprimir dinero en grandes cantidades los, el resto de los países
no tendrán más remedio que seguir comprándolos si quieren comprar un cada vez más escaso y caro petróleo Esto lo expuso
cínicamente Milton Freedman hace más de tres décadas: «no tenemos por qué preocuparnos, nuestras deudas son y serán
siempre en dólares, no son en libras, o marcos o yenes, y no-
sotros tenemos las planchas…» Evidentemente Nixon cerró los acuerdos de seguridad con Arabia Saudita tras renunciar al patrón oro y los acuerdos de cambio de Bretton-Woods, de tal forma que, gracias a estas dos medidas, ya era posible financiar el
«modo de vida americano» y los crecientes gastos militares con la contribución de todo el mundo, que iría creciendo a medida que el petróleo se hiciese más caro, por tanto, cada vez que se consume más y más petróleo y éste se pagase cada vez más
caro, se está contribuyendo cada vez más a la prosperidad de
USA, gracias a su infinita máquina de imprimir billetes, la
dinámica futura de USA, por tanto, mientras la quinta flota patrulle por el Golfo Pérsico será muy diferente del resto de los
países; sólo hay que ver la diferencia en el comportamiento reciente de la economía y el empleo en USA respecto a la UE.
Volviendo a los temas que nos ocupan, auguro un fuerte parón
a la actividad económica de China que no va a retomar su paso
en muchos años, pues incluso los «estímulos» del gobierno chino cada vez serán menos efectivos, pues los del pasado
se han gastado, en gran parte, en una burbuja inmobiliaria bestial y en una construcción de infraestructuras de más que
dudosa rentabilidad económico-social, aunque no tan inmensas y nefastas como las españolas, claro, nosotros estábamos
en «la Champions» Las cifras de consumo de electricidad y
Economía
Imagen página derecha javier devilman
muchos otros índices apuntan a un
del todo insostenible a medio plazo con
ciento, y sin embargo su consumo de
Analizando las evoluciones de las emi-
basado en la exportación a países a los
casi la mitad del global, todo ello por la
parón de China que va para largo.
siones de CO2 per cápita podemos tener
también una visión clara de lo que ha sucedido en los últimos años.
Las emisiones de CO2 «per cápita» de USA
y la Unión Europea de los 27 han ido descen-
diendo significativamente desde 1990 a 2011, las de la India han subido un poco,
pero la evolución de las emisiones de
China han sido espectaculares, y así a partir de 2002 con el efecto
pleno de su entrada en la OMC (Organización Mundial del
Comercio), al abrirse las fron-
la «fábrica del mundo», de tal
igualado a las de los países de
forzosamente van a reequilibrar su balanza comercial.
De hecho China ha inflado una inmen-
sa burbuja inmobiliaria, donde la cons-
trucción es el diecinueve por ciento del PIB (más que en España en su burbuja) y como concretaba en este texto, en los últimos diez años han construido vi-
gigantesca inversión en viviendas e infraestructuras, muchas de ellas pensan-
do en un incremento de la clase media
al mismo ritmo del crecimiento del PIB, cosa que es completamente tanto irreal como insostenible (como lo fue en España).
El consumo chino de los principales metales era del 12,5% en el año 2000 y en 2011 era del orden del cuaren-
burbuja inmoviliaria, en los
celes, y convertirse China en
cápita» de CO2 de China han
que se les ha acabado el crédito y que,
los principales metales es del orden de
«China ha inflado una inmensa
teras, desmontarse los aran-
forma que las emisiones «per
un mercado interior muy pobre y todo
últimos años ha construido
viviendas nuevas para más de
la UE (7,5 Tm) en su conjunto,
pues a pesar de que su consu-
600.000.000 de personas»
se ha más que triplicado en once años, y cada vez que ha sucedido un incremento así
(como en España) ha sido a consecuencia de una inmensa burbuja.
Podemos tomar cualquier indicador de la economía China,
si nos vamos a la producción
de electricidad, el derrumbe es claro, aunque las «maqui-
mo de energía «per cápita» es
menor, éste se basa en el uso
ta y dos por ciento, es decir,
lladas» cifras del PIB chinas
mayoritario de carbón, gran emisor de
viendas nuevas para más de seiscientos
sigan diciendo lo contrario. En lo que
otros contaminantes, dado la pobreza
truido más viviendas que las que existen
ticamente no ha crecido nada, síntoma
CO2, y en el caso de China de muchos
de la protección ambiental de las insta-
laciones de generación en ese país.
De hecho ya China es ya el primer emisor de CO2 a la atmósfera, pero esa evo-
lución, creo, se va a ver frenada en seco,
tanto por la bajada brusca de la deman-
da en los países desarrollados (sobre todo Europa) ya mencionada, como por la
subida de los precios energéticos globales, ya que China se ha convertido en un gran importador, tanto de carbón como de petróleo, a precios cada vez más altos.
La inversión en China supone ahora del
millones de personas, es decir, han consen toda la UE-27 y en sólo diez años, con
un consumo energético bestial, lo cual es absoluta y radicalmente insostenible,
ya que se calcula que hay unas sesenta y
cinco millones de viviendas vacías, pues todos hemos oído hablar de las verdade-
ras «ciudades fantasma» chinas, como Ordos, etcétera.
Pienso que lo más probable es que los
crecimientos económicos, y por tanto el crecimiento de los consumos de energía
y resto de materias primas, así como las
emisiones de CO2, en China en los próxi-
orden del cincuenta por ciento del PIB
mos años, seran del orden de menos de
eso implica un uso extraordinariamente
hay que descartar un verdadero estan-
algo insólito en términos históricos, y intensivo uso de recursos y energía (y emisión de CO2) en la ejecución de esas
inversiones tan grandes: carreteras, líneas de AVE, puentes, centrales térmicas, puertos, siderúrgicas,… Todo ello
la mitad de los de los últimos años, y no
camiento a corto plazo. No se volverán a repetir los crecimientos del PIB de dos dígitos.
China no tiene la mitad de la población
mundial, «sólo» son el dieciocho por
va de 2012 la producción eléctrica prácinequívoco de un parón en toda regla, y
pienso que lo que se va a producir es una disminución de la producción/consumo
(son iguales) de energía eléctrica, que creo va a durar unos cuantos años.
Creo que en los supuestos de consumo
futuro de energía hay considerar este «bajón» de consumos, que dará más respiro a las reservas existentes, y en este
caso por el fin de un cúmulo de inversiones especulativas que no aportan bienestar o mejoras en la vida de las personas,
sino millones de casas vacías (como en España).
Como resumen de este apartado, creo que el consumo energético de los países desarrollados habían alcanzado su
tope, antes incluso de la subida de pre-
cios energéticos y va a decrecer, en parte por las propias políticas de eficiencia y ahorro, los planes de reducción de CO2,
72
73
Economía
etcétera, y en parte, también, por los elevados precios energéticos que van a continuar en valores altos, aunque a corto plazo no creo que vea-
mos los valores tan altos que muchos piensan, pues la demanda se está contrayendo. Casos
como el de Jeremy Rifkin que es uno de los defensores de que la crisis financiera está causada, en el fondo, por los altos precios del petróleo (cosa
Las ideas de Rifkin me llevan a la última parte
guraba que en 2012 el precio del barril de petróleo
ideas al hecho de que el sistema «Business As Usual»
que, en mi opinión, no es insostenible), y que au-
ya se situaría bien por encima de los doscientos dólares, cosa que veo más que improbable, pues
los precios —en octubre de 2012— estaban en 91,91$ el West Texas; y el Brent en 112,81$ con tendencias a la baja.
En cualquier caso Jeremy Rifkin ha acertado en muchos de sus pronósticos y es una persona muy
influyente, y creo que sus propuestas ha tenido
del texto, aquella donde trato de aportar algunas (BAU) está cambiando, probablemente no con la
velocidad y la forma que nos gustaría a muchos,
pero sí en el sentido adecuado, en el sentido de la
sostenibilidad del uso de la energía y en general de los recursos.
Los cambios en el Business As Usual
mucho que ver con los objetivos que se han plan-
Además de los aspecto comentados antes, respec-
energética y del cambio climático.
y del consumo en los países desarrollados, creo
teado la UE para las próximas décadas en materia Después de dicho todo lo anterior, ignoro si ten-
dremos tiempo suficiente para adecuarnos a la oferta energética y sostener un sistema econó-
mico (del tipo que sea) que permita unos niveles de bienestar que no sean dramáticamente peo-
res que los que disfrutamos ahora, debido a la
creciente escasez energética, pero no veo a corto
plazo un escenario absolutamente catastrófico, al menos mirando sólo el aspecto energético.
to a la ralentización del crecimiento demográfico que ya los poderes públicos se están empezando a concienciar de la magnitud del problema energético y medioambiental a escala global, y en este
sentido se están dando ya pasos decididos en el buen camino de un menor uso de los recursos y
mejoras continuas en los aspectos de eficiencia y ahorro energético.
Voy a concretar algunas de estas iniciativas que ya están en marcha:
—Compromisos de la UE con el ahorro energético,
las energías renovables y la bajada de las emisio-
«ignoro si tendremos tiempo para
adecuarnos a la oferta energética y sostener unos niveles de bienestar que no sean dramáticamente
nes de CO2 La UE ha tomado recientemente una
serie de compromisos firmes en estos aspectos y establecido un ambicioso plan cuyos ejes principales son la reducción del consumo de energía primaria en un veinte por ciento en 2020 (compa-
rado con 2007); conseguir que el veinte por ciento de la energía primaria producida en 2020 sea de
peores que los que disfrutamos»
74
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
origen renovable; reducción del veinte por ciento
de las emisiones de CO2 en 2020 respecto al nivel
de 1990, objetivo que está ya al alcance de conse-
guirse con mucha antelación, y así los países de la UE tienen su «fuerte» voluntad de alcanzar el
treinta por ciento de disminución en 2020; compromiso de reducir entre el ochenta por ciento y el noventa y cinco por ciento las emisiones de CO2
de la UE en 2050 respecto a 1990, lo cual no puede negarse que sea ambicioso.
Economía
«en 2022 estarán paradas todas las centrales nucleares de Alemania.
En dos palabras:
‘Im-Presionante’»
Nadie puede negar que esto forma parte de un proyecto ambicioso que va en la dirección correcta, pues de conseguirse los objetivos de 2050
estaríamos hablando, efectivamente, de una economía de muy bajo uso de carbono.
—Compromiso de Alemania en la reducción drás-
tica de su consumo energético, uso de energías renovables y reducción de sus emisiones de CO2.
Si los planes de la UE son ambiciosos, los de Alemania lo son aún más, pues se hacen,
bajada de la demanda total de energía primaria
uso de la energía nuclear de fisión como alterna-
2008) y bajada de demanda eléctrica del veinti-
además, considerando la total erradicación del tiva, por lo que el compromiso parece aún más
arriesgado, y estamos hablando de una gran potencia industrial y exportadora, con un nivel de vida de su población muy elevado.
Los objetivos de Alemania son tremendamente
ambiciosos: un uso de energías renovables en la generación eléctrica del treinta y cinco por ciento
en 2020, de un ochenta por ciento en 2050, un sesenta por ciento de la energía total como renovable en 2050, recorte de las emisiones de CO2 en
cuarenta por ciento en 2020, del ochenta al no-
venta y cinco por ciento en 2050 (respecto a 1990),
en un cincuenta por ciento en 2050 (respecto a cinco por ciento en 2050. En el 2022 estarán paradas todas las centrales nucleares del país. En dos palabras: Im-Presionante.
¿Está muy lejos de conseguir esos objetivos?, creo que los del 2050 quizás sí, pero los del 2020 no parecen ya tan lejanos; veamos algunos datos:
—En Julio de 2012, las autoridades alemanas anunciaron que en el año anterior (julio 2011julio 2012) las energías renovables habían satis-
fecho el veinticinco por ciento de la demanda de electricidad del país, muy por encima de lo producido por las plantas nucleares (dieciocho por ciento, en 2011).
—Las energías renovables en Alemania son ya
más del once por ciento de toda la energía primaria, la cual, a su vez, está disminuyendo y lo
continuará haciendo por las mejoras de ahorro eficiencia en muchísimos apartados: edifica-
ción, transporte energético, industria, reciclaje, etcétera.
—Alemania está adoptando los sistemas de «virtual power plants» para mejorar significativamente la gestión de las producciones de las ener-
gías renovables, por medio de una red eléctrica inteligente, para evitar que puedan perderse
producciones energéticas renovables en determinados momentos (excesos de oferta) y para
minimizar los usos de fuentes de respaldo en el
75
Economía
ilustración fondo universidad de sevilla
«apostaría
mucho
dinero a que en el 3.000
no estaremos como en Olduvai
aunque,
desde luego,
lo pasaremos mal»
sistema (con combustibles fósiles), supone un
de diez a uno, lo cual no es muy alto pero no está
nes parecen decididos a conseguirlo.
tritio, la reacción es más segura que las de fisión
reto tecnológico impresionante, pero los alemaTodas estas políticas estatales son el producto, en
gran parte, de la presión de la muy concienciada
ciudadanía alemana que ha abrazado el movimiento verde desde hace más de tres décadas, y por otra es una opción estratégica pues han llega-
do a la conclusión de que el sostenimiento de una sociedad industrial requerirá, como mínimo, de estos cambios para superar el «bache» de los com-
bustibles fósiles y del efecto invernadero, del que tenemos pruebas irrefutables.
Se trata de una apuesta estratégica por el sos-
tenimiento de ciertos estándares en un futuro
en los que los combustibles fósiles serán escasos y mucho más costosos, y antes de «volver a
Olduvai», considerando que otras sociedades lo pasarán peor si no siguen estrategias similares.
Por otra parte la política de energías renovables
en Alemania se ha hecho de tal manera que son los individuos y las pequeñas cooperativas los que poseen más del sesenta y cinco por ciento de la
capacidad de producción renovable instalada, es decir, no es el negocio de los «amigos» del go-
bierno, como ha sido y es el caso de las energía renovables en España, y con esa premisa ha sido mucho más fácil convencer al pueblo alemán de
pagar más por la electricidad, y no como el caso
español, donde se asume que el sobrecosto de las
energías renovables van a ir a engordar las fortunas de «los de siempre», los amigos del BOE.
No tiene nada que ver la legitimidad del sistema
alemán de energías renovables con el sistema cleptocrático español y así nos ha ido y nos irá…
En cualquier caso no hay que despreciar las capacidades técnicas de Alemania para afrontar estos retos, de momento parecen que están consiguiendo hitos significativos en el camino.
El reactor tipo Tokamak de Fusión Nuclear Cerca del pueblo francés de Cadarache el ITER está construyendo un reactor del tipo Tokamak que es el primer reactor de fusión nuclear a es-
cala de planta piloto que se va a construir en el mundo, con una capacidad de producción pre-
vista, en el futuro, de 500 MW de energía, consumiendo «sólo» 50 MW, es decir, una Tasa de
Rendimiento Energético (TRE o EROI en inglés)
nada mal, dado que el combustible es deuterio y y no se producen residuos nucleares que tratar.
Está previsto que empezar a funcionar en 2019 y
a producir energía en 2020, y en él participan los países más importantes del mundo: UE, USA, Rusia, Japón, China, Corea del Sur y India.
La UE se comprometió a aportar el cuarenta y
cinco por ciento del valor total de la inversión y el resto de los países aproximadamente el diez por ciento cada uno.
La UE es la que aporta más personal y recursos,
y por ello se trata de un proyecto mayormente
europeo, que son los que más han luchado por él desde su inicio en 1985, ya que, por ejemplo, USA abandonó el proyecto en 1999 y volvió al mismo en 2003, China y Corea del Sur se unieron
al proyecto en 2003 (cuando lo hizo USA), cuando estaban ya muy avanzadas las fases de diseño y
desarrollo, pero querían participar de sus frutos claro…
Se trata de un proyecto muy ambicioso, lleno de
retos tecnológicos, pero que merece la pena iniciar, puede que el previsto no sea el diseño definitivo de las futuras centrales de fusión, pero es
necesario dar este paso para encontrar soluciones adecuadas a los problemas que se plantearán.
Por ejemplo, uno de los problemas existente era
que para el control de la posición del plasma en el toroidal, al objeto de evitar su dispersión, y por
tanto las pérdidas energéticas que podrían «apa-
gar» la reacción de fusión o dañar el equipo, era necesario resolver las ecuaciones de Grad-Shafranov de forma «off-line», es decir, antes de operar el
equipo, de tal forma que el ordenador de control disponía de una matriz de «patrones» de las si-
mulaciones hechas y así ajustaba los campos magnéticos según las matrices de valores alma-
cenadas, como puede pensarse este método es mucho menos preciso que el poder «correr» las citadas ecuaciones en tiempo real y ajustar en tiempo real los campos magnéticos según las lec-
turas de los sensores, lo cual, parece ser, puede hacerse ya gracias a mejoras sustantivas en la velocidad de computación usando ordenadores gi-
gantes multinúcleos y mejoras en los sistemas de adquisición de datos, y de software de los equipos. Creo que por el bien de nuestra sociedad en su
conjunto, espero que esta tecnología tenga éxito
76
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
y en pocas décadas pueda cambiar significativa-
escasez energética («peak-oil»), se dedicarán más
una sociedad «post-carbón» que no sea la de los
hay mejor maestra que la necesidad. Aunque no
mente el «mix» energético actual, para obtener cazadores-recolectores de Olduvai.
En cualquier caso creo que los esfuerzos dedicados no han tenido la magnitud de lo que la si-
tuación requiere, pero al menos hay un proyecto firme en marcha y se continúa trabajando en
otras posibilidades, como por ejemplo las tecnologías de confinamiento láser en el NIF en USA, y otros diseños de confinamiento magnético, del
tipo Stellarator como el Wendelstein 7-X del Instituto Max Planck de Alemania.
Creo que los países, con sus científicos y técni-
cos, no van a «tirar la toalla» fácilmente, y a me-
dida que se vayan acrecentando los efectos de la
77
y más esfuerzos en estos desarrollos, porque no
podría estar allí para cobrarlo, apostaría mucho dinero con cualquiera a que en el 3.000 d.c. no estaremos de nuevo viviendo como los cazadores de Olduvai, al menos no por el agotamiento
de los combustibles fósiles, y descartando una guerra nuclear total, y ni siquiera si se retrasa
un par de décadas aún el despliegue de los reactores de fusión, aunque, desde luego, lo pasaremos mal mientras tanto.
Economía
Economía
Imagen inferior ministerio de defensa del perú
Imagen página derecha carlos sancho
Ilustración contraportadilla fondo universidad sevilla
Conclusión En este texto he intentado justificar por
qué creo que no estamos a las mismas puertas del colapso completo de nuestra
civilización por la escasez energética,
como con frecuencia oigo decir en algunos foros, y de que a medio y largo plazo veo tendencias que pueden hacer soste-
nible la existencia de muchos miles de millones de personas en la Tierra de una
manera «digna» incluso es posible sin el sufrimiento constante del hambre y la miseria para casi todos, pues, como
he repetido en multitud de ocasiones en
este artículo y en el anterior, el hombre es completamente distinto a una «bacteria en una placa de Petri» y pronto
alcanzaremos nuestros límites demográficos y también de consumo y fundamentalmente de forma voluntaria, o al menos no completamente traumática, y
a partir de ahí hemos de embarcarnos en una labor colectiva de disminución voluntaria de nuestro consumo de recur-
sos y de freno a la destrucción del medio ambiente, que, creo, es la tendencia ya a escala global.
Creo que estamos inmersos ya, de hecho, en una «Transición Cultural» como demuestra el gran número de iniciativas
de ahorro y eficiencia energética, así
como de protección medioambiental, al
menos en el mundo desarrollado (sobre todo la UE), donde estas opiniones han calado hondo. E igual que el cambio
demográfico hacia bajos índices de natalidad empezó en los países ricos y se
ha extendido y continúa extendiéndose entre los pobres a medida que tienen
algo más de recursos (tampoco han sido
necesarios grandes niveles de renta para eso), de manera semejante creo que ocu-
rrirá con los problemas energéticos y del medio ambiente, pero claro, no se les
puede pedir a las personas que se ocupen de la suerte de la fauna salvaje cuando
sus hijos están muriendo prematuramente de desnutrición o enfermedades
perfectamente curables hoy en día, es
78
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
Economía
preciso aún solucionar esos problemas
aún en el caso de crisis económica fuerte,
que hacía que los rusos «aguantaran» con
forma de pensar conservacionista.
ma económico «impuesto» sino una forma
en masa y de forma agresiva.
y a continuación, ganarán adeptos la A corto plazo nos espera tener que capear una crisis financiera impresio-
nante, que está haciendo disminuir y lo
hará aún más, los consumos energéticos de la mayoría de los países, y me temo que esta crisis va a durar muchos años
aún, hasta que no se produzca un «de-
fault» global masivo y un reequilibrio de
las balanzas comerciales y por cuenta corriente entre los países; proceso que será muy doloroso, y en parte empeorado por los precios energéticos.
Pero creo que también saldremos de ésta sin un colapso global, aunque nunca
puede saberse, claro que también creo
que saldremos con unos niveles de vida mermados y unas expectativas más bajas
respecto al futuro, al menos en lo que
respecta al lado material de la vida; y es posible que con organizaciones institucionales diferentes y con reglas del juego distintas, por ejemplo en el ámbito político.
Veo improbable un «fin del capitalismo»
como algunos auguran, en pocos años, ni
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ya que el capitalismo no es «sólo» un siste-
mental de operar, con una vertiente cultural extraordinariamente anclada en la psique, y ahí está el peligro de ser sustituida
por una estrategia «top-down» tipo Gosplan,
pues sólo hay que leer las historia económi-
ca de la URSS para ver las graves ineficien-
cias de un sistema burocrático-centralizado de producción y la ausencia de incentivos.
Además para la sustitución de un «para-
digma» socio-económico por otro completamente distinto tiene que existir una
alternativa emocionalmente sostenible
y una deslegitimación muy profunda del régimen previo, que no tiene que provenir
sólo del aspecto de «eficiencia» o «resulta-
dos», por ejemplo, en la caída de la URSS el régimen comunista fue sustituido por un régimen capitalista salvaje y no hubo fuer-
tes protestas o una revolución, a pesar de que los efectos fueron devastadores para la
población durante muchos años (setenta y dos millones de pobres en 1998), pero es que había ya previamente una deslegitimación
previa muy profunda del régimen anterior
el nuevo desastre sin echarse a las calles Pueden ponerse muchos ejemplos his-
tóricos de sucesos similares de crisis
gravisimas durante décadas, con un de-
crecimiento sostenido, que no afectaron de forma significativa a los modelos de propiedad o de producción.
Sigo creyendo que debemos seguir in-
sistiendo en los peligros a los que nos enfrentamos, empezando por el manejo
oligárquico de los recursos y su gestión, y que es esencial seguir profundizando en la mentalización de la ciudadanía en los
aspectos energéticos y medio-ambientales; por ejemplo creo que los aspectos de eficiencia y ahorro energéticos no están
suficientemente recogidos en las temáticas de la formación escolar y académica
en general, y además todos hemos poner
nuestro grano de arena, en primer lugar con nuestro ejemplo, en este proceso o de
lo contrario el retroceso está asegurado y
además así se podrán sobrellevar mejor,
para las generaciones futuras, las menores expectativas de bienes materiales
¿vamos hacia el colapso de la civilización actual?
EN MUCHOS PAÍSES NO PUEDES LLEVAR UNA VIDA NORMAL ENTRE 2008 Y 2014 SE REGISTRARON MÁS DE 1700 ASESINATOS A TRANSEXUALES
AMNISTÍA
INTERNACIONAL
Economía
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Economía
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la utopía de la inclusión
Economía
LA UTOPÍA DE LA INCLUSIÓN La inclusión es la única salida moral y real a la crisis sistemática que vivimos
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Economía
Texto jesús nácher fernández
Foto portada radio saigón
Si queremos sobrevivir a la crisis, necesitamos aplicar modelos ya existentes que permitan acabar con la exclusión que parte de la población vive debido al actual sistema socioeconómico 1. El problema No hay como volver la vista atrás para valorar las tendencias
que sigue el mundo, de forma lenta pero hasta ahora claramente definida. En 1999, en la llamada batalla de Seattle, conocimos la existencia de los antisistema, que nos dijeron
debíamos valorar como un anacronismo, un sedimento del pa-
sado, radicales que no aceptaban de buen grado que habíamos,
por fin, alcanzado el fin de la historia. Una década y media después, el grupo de antisistema sigue engordando a derecha e
izquierda, y de repente recordamos que la política y la sociedad
no son un mero apéndice de lo único importante: la economía. En estos años hemos sido sacudidos por una crisis económica descomunal, de proporciones desconocidas hasta ahora ¿ver-
dad? Según datos del Banco Mundial nuestro PIB por habitante ha pasado de 26.927 dólares en 2007 a 24.817 dólares en 2012, a precios constantes. Hemos perdido casi un ocho por ciento de muestra renta media, volviendo a la que teníamos en 2002.
Sin embargo en ese año se decía que “España va bien”, y hoy por el contrario nadie se atrevería a afirmar semejante cosa.
¿Por qué estamos tan mal ahora con el ingreso promedio que hace una década no nos parecía para nada inadecuado? Aceptando que había cierta dosis de demagogia en la afirma-
ción de que las cosas iban bien, hay que reconocer que no existía la sensación de drama nacional que ahora percibimos por doquier. La respuesta a esta aparente paradoja es sencilla, se
trata de la desigualdad. Según Thomas Piketty, autor del libro de moda, si la distribución del ingreso es tremendamente desigual, lo es todavía más la riqueza. Dado que usamos riqueza
(tierra, edificios, dinero, máquinas) para producir aquello que necesitamos para sobrevivir y para el disfrute de la vida, el que
esta esté acaparada en unas pocas manos plantea un proble-
ma enorme, poniendo en riesgo la propia supervivencia de la sociedad y de la mayoría de sus individuos. El mercado de tra-
bajo es la institución encargada de solventar esta dificultad.
A través del empleo conseguimos el ingreso que nos permite sobrevivir y disfrutar de la vida.
El objetivo de la política económica no es por tanto producir lo
necesario para el bienestar de los individuos, y repartir entre ellos los costes y beneficios de la producción, sino alcanzar el pleno empleo, que todo el mundo disponga de ingresos y nadie sea excluido. Planteadas las cosas de esta forma, el único objetivo racional es el crecimiento de la actividad económica, por dos razones, el crecimiento de la población hace necesaria más
actividad económica para dar empleo a más gente, y el creci-
miento de la productividad hace innecesarios cierto número de empleos para el mismo nivel de producción.
Esta sencilla exposición, muestra el principal problema de nuestra civilización, la razón por la cual continuamos por este camino pese a los muy razonables avisos de que este rumbo nos conduce de forma inexorable al desastre, y a pesar de que tal
y como hemos explicado en otro artículo los rendimientos de-
crecientes en la extracción de recursos naturales son la causa profunda de esta crisis. El problema es que los sistemas de precios tienden a asignar a los recursos el coste de su extracción, es decir, no valoran en sí el recurso, y la necesidad de conser-
var, extraer tasas razonables para permitir la renovación de los recursos renovables, o proceder a la sustitución preventiva de los no renovables. Son por tanto insostenibles.
Sin embargo, el más leve amago de enderezar el rumbo hacia la sostenibilidad será combatido a izquierda y derecha con denuedo. La política del crecimiento es innegociable, y los te-
rribles problemas sociales que aquejan ahora a nuestro país
se mostrarían como la prueba palpable de los males que nos esperan si nos alejamos de “la senda virtuosa”.
El problema no tiene solución dentro de este paradigma, pero
eso es porque el problema está mal planteado. Toda sociedad tiene que desarrollar actividad económica, para producir
aquello necesario para sobrevivir y para que sus miembros
disfruten de la vida. Para lograr eso habrá que repartir los costes y beneficios de la producción. El problema, por tanto, no
es la producción, sino que nuestro sistema socioeconómico sólo es capaz de aparentar levemente que reparte los costes
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la utopía de la inclusión
Economía
Fuera del mundo rural ese proceso de mercantilización del trabajo habría seguido otras estra-
tegias, pero siempre bajo el mismo principio de exclusión, es decir, dejar al individuo en un estado de necesidad en el que su única opción era
buscar un patrón. El estado colaboró a través de y beneficios de forma justa y equitativa cuando existe el crecimiento. Es preciso replantear el problema, adoptar un nuevo marco institucional
que no necesite crecer para dar la oportunidad a sus miembros de acceder a una vida buena, en la medida en que también contribuyen al bienvivir general.
Mercado de trabajo, exclusión, expansión y colapso
La creación del mercado de trabajo, institución
insólita en la historia de la humanidad, es uno de los temas centrales de la obra La gran transfor-
mación, del científico social Karl Polanyi. Según
Polanyi, a finales del siglo XVIII, el proceso de mercantilización de esferas de la vida social (en particular la tierra, con el cercamiento de cam-
pos comunales) que habían quedado hasta en-
tonces al margen del mercado, dio lugar a una crisis política, a la que se respondió con medidas paliativas redistributivas, a través de subsidios a
los pobres, a los que se garantizaba una especie de renta básica. La retirada de estas medidas habría concluido el proceso de mercantilización del
trabajo, una de las tres mercancías ficticias necesarias para el funcionamiento de un mercado autorregulado:
Es evidente que trabajo, tierra y dinero no son mercancías en el sentido de que, en lo que a estos tres elementos se refiere, el postulado según el cual todo lo que se compra y se vende debe haber sido producido para la venta es manifiestamente falso. En otros términos, si nos atenemos a la definición empírica de la mercancía, se puede decir que trabajo, tierra y dinero no son mercancías. El trabajo no es más que la actividad económica que acompaña la propia vida –la cual, por su parte, no ha sido producida en función de la venta, sino por razones totalmente distintas- (…). La tierra por su parte es, bajo otra denominación, la misma naturaleza que no es producida por el hombre. Finalmente, el dinero real es simplemente un signo del poder adquisitivo que, en líneas generales, no es en absoluto un producto sino una creación del mecanismo de la banca o de las finanzas del Estado.
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diversas medidas disciplinarias, que dieron lugar
a la conocida interpretación de Michel Foucault de la obra Panóptico, del filósofo liberal Jeremy Bentham, como punto de partida de lo que Foucault denominó sociedades disciplinarias.
Es preciso recalcar que las interpretaciones de
Polanyi o Foucault, pese a estar bastante alejadas de ese poso indefinido de conocimiento que se va sedimentando con el tiempo en el inconsciente
colectivo, son las interpretaciones más aceptadas por los historiadores contemporáneos. Citaré
ahora al historiador de la Universitat de Valencia Carles Sirera, y su artículo, La falacia del economista productor:
Desde los trabajos de Maxine Berg sabemos que hubo un crecimiento sostenido de 1700 a 1850 fundado, principalmente, en la mejora de la producción agraria y que el Verlag System fue capaz de atender al incremento del consumo sin rápidos crecimientos ni una rápida proliferación de la industria o la maquinaria. De igual modo, la industria algodonera británica se proveía de algodón cultivado por esclavos y los contratos de trabajo se consideraban una compraventa de la fuerza laboral y, en consecuencia, si el trabajador decidía abandonar el trabajo, se le encarcelaba por deudas por no haber indemnizado al patrón por su incumplimiento de contrato. En resumen, se forzó a la gente a trabajar más y a producir más y se usó al Estado para disciplinar a la población con el fin de que entendiesen que, racionalmente, tenían el imperativo de trabajar y, si no querían, serían castigados por ello. Como puede observarse, la ley de la oferta y la demanda fijaba los salarios.
« conocimos la existencia de
los ‘antisistema’, nos dijeron que eran radicales que no aceptaban que habíamos
alcanzado el fin de la historia »
Economía
Imagen página derecha michael pereckas
Por último, citaré al filósofo y estudioso de las
relaciones laborales Andre Gortz, en su obra Metamorfosis del trabajo
El salario al rendimiento, que, en efecto, hubiera sido la forma más racional económicamente, se reveló originalmente impracticable. Porque para los obreros de finales del siglo XVIII, el “trabajo” era una habilidad intuitiva, integrada en un ritmo de vida ancestral y nadie habría tenido la idea de intensificar y prolongar su esfuerzo con el fin de ganar más. El obrero “no se preguntó cuánto podría ganar al día rindiendo el máximum posible de trabajo sino cuánto tendría que trabajar para seguir ganando los dos marcos y medio que ha venido ganando hasta ahora y que le bastan para cubrir sus necesidades tradicionales. La repugnancia de los obreros a cubrir día tras día una jornada de trabajo entera fue la causa principal de la quiebra de las primeras fábricas […].
Para cubrir sus necesidades de mano de obra es-
table, la industria naciente tuvo que recurrir, a fin de cuentas, al trabajo de los niños como la solución más práctica. Porque, como lo seña-
la Ure, «es prácticamente imposible, pasada la edad de la pubertad, transformar a las personas
procedentes de ocupaciones rurales o artesanales en buenos obreros fabriles. Después de que se ha
luchado durante un tiempo para vencer sus hábitos de dejadez o de indolencia, o bien renuncian espontáneamente a su empleo, o bien son despedidos por los capataces por falta de atención».
Esta coacción para trabajar más, aunque a la
larga habría tenido el efecto de mejorar las condiciones de vida del conjunto de la población,
habría adquirido su propia lógica autónoma,
destructiva, desprovista ya de la racionalidad que podía justificarla en un pasado: el aumento
de la producción, en una época donde la escasez
de la producción era un problema. En los tiempos
actuales esta lógica continúa alimentada por el miedo a la exclusión, la ansiedad por el estatus,
y sobre todo la capacidad de las empresas para disciplinar a sus empleados, seleccionando y premiando a los que disponen de mayor capacidad para sacrificar sus propios intereses en favor de
los de la organización. En definitiva, las técnicas disciplinarias, la Vigilancia y Castigo de Michel
Foucault, mantiene su vigencia, a pesar del tiempo transcurrido, y es tanto más imperceptible
en cuanto lo hemos integrado y normalizado en
nuestra vida como algo natural, un deber ser, y no algo creado y fabricado.
Por razones obvias, las sociedades basadas en los principios de exclusión y disciplina permiten una
rápida expansión de las fuerzas productivas. El riesgo es no saber cuándo parar, quizás, domina-
dos por las propias instituciones que hemos creado, podemos sobreexplotar el medio natural, con terribles consecuencias.
La historia de Roma nos ofrece un buen ejem-
plo de esto, no exento de cierta ambigüedad. Sabemos que tras la fundación de la ciudad sobrevienen una serie de crisis de deudas y disturbios
sociales, que habrían dado lugar a una serie de instituciones inclusivas, como los tribunos de la plebe, leyes que moderaban el poder de los acree-
dores y tierras comunales, como último recurso para los proletarios (los que sólo son propietarios de su propia prole).
La situación daría un vuelco tras la II guerra pú-
nica, donde se capturan numerosos esclavos y se
hacen cuantiosos botines. Los patricios se hacen con las tierras comunales, y se forman grandes
latifundios cultivados por mano de obra esclava,
contra los que no pueden competir los pequeños agricultores, que quedan excluidos (en las economías esclavistas no parece fácil la inclusión a través del salario). Con el tiempo se produciría una
crisis de erosión, por la intensa tala de bosques en busca de nuevas tierras. Según el antropólogo
Ronald Wright en su Breve historia del progreso:
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la utopía de la inclusión
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Economía
Economía
Varias inundaciones llevaron tal volumen de tierra de las colinas hacia los estuarios, que se formaron alrededor de Roma los pantanos donde se crío el paludismo endémico, y quedaron encenagados los puertos de Ostia y Paestum. Crisis ambiental que habría sido ape-
nas una leve molestia en el ascenso de Roma, dada la facilidad para importar trigo de las provincias exteriores. Se
fundan nuevas ciudades en esas pro-
vincias, donde se reparten tierras a los veteranos del ejército, pero a pesar de ello es necesario desarrollar institucio-
nes redistributivas centralizadas, como
el famoso reparto de pan (ley annona) o incluso de monedas (en ocasiones es-
peciales, como el ascenso de un nuevo emperador, se reparte “la limosna”). Las
instituciones políticas, seguramente no por casualidad, también se centralizan.
Finalmente, como sabemos, todo se vendría abajo. Sobre las razones de la caída hay mil argumentos, Graeber incide en la escasez de metales preciosos (que perduraría durante toda la edad media,
hasta “el descubrimiento” de América), por el comercio con Asia, la ausencia de
nuevos botines y el declive de los yacimientos que se habían explotado intensivamente gracias a la abundancia de
esclavos. Escasez que habría hecho cada
vez más difícil mantener un ejército formado en su mayor parte por mercenarios, y del que hacía tiempo habían desaparecido los hijos de los campesinos
libres que antaño formaran su columna
vertebral. Wright, por el contario, habla de nuevas crisis ambientales, esta vez alrededor de todo el arco mediterráneo.
Los trabajos arqueológicos han revelado
en Italia y España una erosión grave,
Mientras el Imperio iba empobrecien-
El término sobrepoblada es definido
meridional, Roma exportaba su carga
ductividad marginal del trabajo es cero.
do los suelos cultivables de la Europa
medioambiental a las colonias en fun-
ción de su dependencia de los cereales del norte de África y del Oriente
Próximo. Las consecuencias pueden verse hoy en esas mismas regiones.
Antioquía, la capital de la Siria romana, está sepultada bajo unos 9 metros de
sedimentos que han bajado de las colinas deforestadas, y las impresionantes
ruinas libias de Leptis Magna se alzan
en medio de un desierto. Los antiguos graneros de Roma están ahora llenos de polvo y arena.
Dado que ejército y producción agrícola
eran la base de toda la sociedad, estas explicaciones son bastante razonables,
y quizás pudieron reforzarse mutua-
mente. Luego están los economistas, que confunden causa con efecto, para
vendernos su propaganda, retorciendo un poco los hechos, para que encajen en sus ideas preconcebidas.
Lo interesante de la historia es que las
instituciones excluyentes pueden ser la base de una sociedad estable basada
en la expansión: roturar nuevos cam-
pos, capturar nuevos botines, capturar
esclavos para trabajar en el campo y en las minas. Al mismo tiempo, la propia
circunstancia de la exclusión sirve de motor para el crecimiento, la zanahoria que una vez sea alcanzada logrará al fin
la inclusión de todos. Sin embargo, este
marco institucional no puede lidiar con el estado estacionario, y eventualmente
puede colapsar. Como veremos, no ocu-
rre lo mismo con otro tipo de sociedades. Georgescu-Roegen y las sociedades
campesinas rumanas. La racionalidad de la inclusión
que indica una gran intensidad de las
Según cuenta Oscar Carpintero en su libro
riales, seguida del colapso demográfico
Roegen dedicó dos artículos a exponer sus
actividades agrícolas en tiempos impe-
y el abandono de las tierras hasta bien entrada la edad media.
sobre el economista rumano, Georgescu-
estudios y reflexiones sobre las sociedades campesinas rumanas sobrepobladas.
como aquella economía en la que la pro-
En estas economías, los factores tierra y capital son limitativos, es decir, sus
productividades son positivas y constantes, pero añadir un trabajador adicional
al proceso productivo no incrementa el
producto. En una economía en la que se den esas condiciones, la regla de
maximización del beneficio no conduce a maximizar el PIB, según demostró
Georgescu-Roegen, hecho que concuer-
da con el marco institucional empírico observado en estas economías. Según
indicó en su texto Teoría económica y economía agraria:
Los visitantes de tierras de abundancia con frecuencia señalan en reproche que la gente de los países pobres gozan de mayor ocio que ellos. Parecen ignorar el hecho de que en países estrictamente sobrepoblados la gente no tiene alternativa. En estos países el ocio es impuesto por condiciones geográfico-históricas, y no es el resultado de escoger una alternativa entre más ocio y más ingreso real, como es el caso de las economías avanzadas. En una economía estrictamente sobrepoblada, el ocio no es propiamente hablando un bien económico, porque no tiene otro uso que como ocio. Su valor, entonces, no puede ser otro que cero… [Por eso] regular la producción a través de la maximización del beneficio es probablemente lo peor que puede sucederle a una economía sobrepoblada porque aumentaría el ocio no deseado a la par que disminuye el producto nacional. En estas economías se desarrollan instituciones inclusivas
Con un excedente de mano de obra, cada uno lucha por establecer un sólido dere-
cho a una parte del producto nacional. Esto lleva a un patrón social que puede denominarse “partición del empleo”.
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la utopía de la inclusión
Economía
Varias personas desempeñan un traba-
¿De verdad España va a crecer? Tenemos
persona pero cada una insiste en ser
que eso implica para el consumo, y no
un veinticinco por ciento de paro, con lo
jo que técnicamente requiere sólo una
somos capaces de tener un superávit en
considerado como empleado a tiempo
la balanza de pagos, y lo poco que cre-
completo por temor de ver desplazado
cemos lo hacemos a través del crédito
su derecho.
externo. Entonces, ¿qué pinta España
En un artículo posterior, Georgescu-
en un mercado mundial? Si la econo-
Roegen analizaría los principios que
mía mundial no termina de recuperar
rigen las comunidades campesinas,
las tasas de crecimiento anteriores,
descubriendo que se rigen por dos reglas
sólo podremos exportar reduciendo las
muy simples. Primero: Sólo el trabajo
exportaciones de otros, es decir, empo-
crea valor. Segundo: Existe igualdad de
breciendo al vecino. En esas condicio-
oportunidades para que todos trabajen,
nes, ¿realmente el capital extranjero va
pero no igualdad de ingresos para todos.
a reindustrializar nuestro país? No se lo
Es decir, quien cultiva la tierra tiene de-
cree nadie, pero vamos a firmar un tra-
recho a recoger sus frutos, pero esto no
tado de libre comercio con EEUU para
implica que sea propietario, el derecho
al trabajo es independiente de la pro-
piedad. La tierra es para ser utilizada no para ser poseída a través de la exclusión de uso por otros.
Esto enlaza con el argumento anterior sobre las economías sobrepobladas. Si
se aplicase el principio de productividad
marginal al trabajo, el resultado sería un nivel de empleo menor que cual-
quier otro, y se impediría la igualdad de oportunidades para trabajar. El derecho al trabajo es independiente de que
exista demanda efectiva de empresas o
«la tierra es para ser utilizada, no para ser poseída a través de la
exclusión de uso por otros»
ria para que uno pueda elegir su tiem-
o el de Antonio Turiel, The Oil Crash; es
la producción y del consumo, es tener
Le Pen en Francia, y otros nacionalis-
po dedicado al mercado, por el lado de garantizado que no te quedarás sin tu
silla, por mucho que esta puede verse reducida, en función de tu mayor o menor esfuerzo. Quizás esto explica la compulsión por el acaparamiento en nuestra
sociedad, y que no existan otras formas
alternativas de estatus, excepto la acumulación de bienes materiales.
La urgente necesidad de una economía inclusiva
Si existe La Proa del Argo, y blogs como el de mi compañero de asociación, Jordi Llanos, La economía del Dr. Pangloss;
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libreros españoles, una empresa que no paga un duro de impuestos, lo que a su vez llevará a nuevos recortes sociales, o subidas de impuestos a los ciudadanos.
¿Se puede crecer sin aumentar el consumo de energía? No. Como bien sabía
Frederick Soddy, la energía es para nosotros un factor limitativo ¿Realmente
se van a invertir los 53 billones de dólares hasta 2035 que dice la Agencia
Internacional de la Energía que son ne-
cesarios para mantener el suministro de energía? Y realmente ¿”Sólo” es necesa-
agentes.
Es evidente que una condición necesa-
que por ejemplo Amazon arruine a los
por la misma razón por la que asciende mos por todo el globo, o lo que llaman
“izquierda radical”, en tantos otros
lugares. Es el fracaso de la política del crecimiento, y de los partidos políticos “no radicales”, que la avalan, los conservadores, liberales y socialdemócra-
tas, así como el de sus brazos armados
ideológico-académicos, la economía neoclásica y neokeynesiana (es de jus-
ticia excluir a los postkeynesianos, puesto que no tienen ninguna influen-
cia política, aunque tampoco creo que sean la solución, si bien en cuestiones como el dinero estoy más cercano a sus planteamientos).
ria esa inversión? La cantidad es similar a lo que se viene invirtiendo en la actua-
lidad, pero la producción no sube, está estancada en volumen, y desciende en términos de energía neta.
Y si conseguimos el milagro de lograr
el suministro de energía necesario para la economía del crecimiento ¿Vamos a
crecer cuando nuestro país se llene de
insectos tropicales transmisores de enfermedades desconocidas para nosotros?
¿Cuándo suframos eventos climáticos
extremos como sequías e inundaciones? ¿Cuándo todo tipo de especies animales y vegetales raras empiecen a reprodu-
cirse como setas en los nichos ecológicos que hemos vaciado, capturando toda
la biomasa del planeta para nuestra alimentación? No. Pasará como con la
Economía
Imagen página derecha juan jiménez martínez
energía nuclear, que iba a ser la puerta
nuestros hábitos y en nuestro día a día,
para servir a la economía.
tras más de medio siglo de investigación
cuestionar lo que puede llegar a parecer
alternativas que se presentan como so-
de entrada a un progreso desconocido y no sabemos que hacer con los residuos
nucleares, y ahora tenemos que desti-
nar incontables recursos a gestionarlos,
precisamente cuando los recursos empiezan a escasear.
El crecimiento de ahora es el desastre de
mañana, porque nuestro crecimiento es antieconómico, tiene más costes que
beneficios, pero no contabilizamos los
costes, e incluso algunos costes los con-
tabilizamos en el haber, y no en el debe. Cuantos antes terminemos con esa política suicida mejor.
empleo, lo único que hay que
hacer es adoptar institucio-
nes inclusivas, que permitan a todos participar libremente
el orden natural de las cosas. Nada más lejos de la realidad, tal y como mostra-
mos, si bien el trabajo siempre acompa-
ñó al hombre en su relación con el medio natural y en la búsqueda de su sustento, la creación del mercado de trabajo es un suceso histórico, nada natural, más bien
al contrario, el resultado de una gran
coacción. Otras sociedades, en el pasado, institucionalizaron el derecho a la
inclusión, tradicionalmente a través de
A continuación valoraremos algunas
lución, o cuando menos como paliativo de este problema.
—Reducción del tiempo de trabajo: La
evolución a partir de las instituciones
existentes es, aparentemente, la solu-
ción más sencilla, natural y menos trau-
mática. Esta es la principal ventaja de la reducción del tiempo de trabajo.
Entre sus inconvenientes se encuentra
que es tan sólo un paliativo, ya que no institucionaliza el derecho a participar en la economía, sino que se trata de una medida políti-
«la economía está para
No hay que tener miedo a pro-
blemas ficticios como el des-
hasta el punto que pocos se atreverían a
ca que trata de garantizar el
servir al ser humano y no el ser humano para servir a la
en los costes y beneficios de la
producción, y gozar de los se-
gundos en relación a su parti-
economía»
acceso al mercado de traba-
jo a más ciudadanos. Es una medida que puede encontrar resistencia por parte de los trabajadores, cuando la reducción de tiempo va acom-
pañada de la correspondiente reducción proporcional en
cipación en los primeros. La inclusión es
los bienes comunes, y lo hicieron porque
el salario, y de los empresarios, por la
justificar moralmente excluir a alguien
El problema no es sólo todo el sufrimien-
reducción de jornada de ciertos trabaja-
además una cuestión ética, no se puede
por el simple hecho de que no hay demanda para su trabajo, ya que el derecho a la dignidad de las personas debe
primar sobre la racionalidad económica. En la segunda parte de este artículo,
detallaré algunas de las muchas posi-
bilidades que existen para comenzar a desarrollar esa economía inclusiva.
2. La solución En la primera parte de este artículo realizamos una breve descripción de uno de
los problemas centrales de nuestra sociedad: el problema de la inclusión. En
nuestra sociedad no existe el derecho a
participar en los costes y beneficios de la producción, quedando esta condicio-
nada a la demanda de empresas y agentes, y de forma indirecta al crecimiento económico.
Es complicado polemizar una reali-
dad tan sólidamente sedimentada en
es tanto racional como sostenible.
to que provoca la exclusión, imposibilitando la satisfacción de necesidades
humanas básicas, sino que la solución
indirecta a este problema, a través del crecimiento económico, se ha convertido en un móvil en sí mismo. De esta
forma, problemas ficticios como produ-
cir más bienes en un mundo con abundancia de bienes, se convierten en centrales, por sus consecuencias sobre el
bienestar de las personas. Es así como entramos en una lógica perversa, según
la cual no se pueden resolver los proble-
mas reales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, o el agotamiento de materias primas, puesto que
están condicionados por problemas fic-
ticios. El problema no se puede resolver, puesto que está mal planteado, necesitamos replantear el problema. Es preciso entender que la economía está para
servir al ser humano y no el ser humano
previsible dificultad para compensar la
dores con habilidades específicas. Por último, debería complementarse con medidas redistributivas para aliviar la
pérdida de poder adquisitivo en los escalafones salariales más bajos, como por ejemplo un Renta Básica de Ciudadanía.
En los Países Bajos se está implementando, con cierto éxito, una política de reducción de jornada laboral que ha con-
tribuido a que este país tenga el número medio de horas de trabajo más bajo
de entre los países ricos, junto con una tasa de desempleo muy baja (por debajo del cuatro por ciento en 2009) y una tasa de actividad muy alta (casi el ochenta
por ciento de la población en edad de trabajar). Se está consiguiendo dando
facilidades legales (protección frente al despido) a los trabajadores que quieran
reducir su jornada o tomar una excedencia temporal, junto a facilidades para poder diferir sus ingresos, a través del
90
la utopía de la inclusión
Economía
ahorro o de préstamos a bajo interés, de
ganar el sustento mediante el trabajo en
recurso, garantizando un empleo, aun-
trabaja más horas, a periodos en los que
Es una medida con un coste elevado, dar
básico, a todo aquel que esté dispuesto a
periodos de la vida laboral en los que se se trabaja menos.
Cada trabajador holandés dedica qui-
nientas horas menos al año a su empleo
que los americanos. A pesar de reducir un espectacular catorce por ciento
la longitud de la jornada en el periodo 1980-2000, las horas trabajadas por cada
persona en edad de trabajar han aumentado, fruto de un espectacular incremento de la tasa de actividad.
La clave para una reducción más rápida del tiempo de trabajo podría estar en in-
centivar también a los empresarios, por
ejemplo reduciendo las cotizaciones que paga el empleador cuando un trabajador reduce voluntariamente su jornada, o
dando facilidades formativas, para evitar la escasez de ciertas habilidades.
—Renta Básica de ciudadanía: Se debe
evitar confundir la renta básica con la propuesta de subsidio para pobres que recientemente están comenzando a
enarbolar tanto PP como PSOE. La renta básica es universal, se concedería a todo aquel que tenga derecho a la ciudadanía, sea rico o pobre, trabaje o no trabaje.
Entre sus ventajas se cuenta que el coste
de gestión es prácticamente nulo, ya
que no hace falta un funcionario que compruebe que quienes reciben la pres-
tación cumplen los requisitos, y que no fomenta la economía sumergida, al ser compatible con el trabajo, como si lo hace el subsidio para pobres.
Es también, al igual que la reducción del
tiempo de trabajo, un paliativo, ya que podría institucionalizar (idealmente de-
bería quedar fijada constitucionalmente, intentando que quede al margen de los caprichos del partido en el poder) el derecho a participar en los beneficios de la producción, pero no en sus costes. El
trabajo, pese a tener su vertiente negativa como actividad heterónoma, satisface necesidades humanas básicas, como la
participación o la identidad, y está fuer-
temente arraigado en nuestra cultura el
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lugar de recibirlo pasivamente.
450 euros a cada español supondría recaudar y redistribuir veinte mil millones
de euros cada mes. Si tenemos en cuenta
que los menores de edad deberían recibir
una cantidad menor, y que se solaparía con otros subsidios, como las pensiones, el coste terminaría siendo significativamente menor, si bien seguiría siendo alto, aunque ni mucho menos inasu-
mible, como muchas veces se plantea. Por otro lado, es preciso reseñar que el
importe redistribuido no es “el coste” de la medida, la política redistributiva im-
plica que habrá aunos ganadores y unos
perdedores, pero lo que se redistribuye no se pierde.
—Garantía Pública de empleo: La garantía pública de empleo supone que el esta-
do se convierta en empleador de último
que sea de pocas horas y por un salario
trabajar y no encuentre un empleo en el
mercado. Se trata de una propuesta del postkeynesiano Hyman Minsky.
No cabe duda que, al igual que la Renta Básica, puede tener un coste alto, aun-
que menor que esta, y posiblemente es muy complicado encontrar una ocu-
pación útil para tantas personas, en el
lugar donde los desempleados se encuentren, y de las características ade-
cuadas a las habilidades y formación de estos.
Tras la crisis financiera en Argentina en el año 2002, y la grave situación económica a la que esta dio lugar, se desarrolló una experiencia en este país, en la que el
estado actuó de forma similar a un em-
pleador de último recurso. A través del denominado Plan Jefes de Hogar se dio
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Traducción
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Economía
92
la utopía de la inclusión
Economía
trabajo a dos millones de personas, el 5%
distintos elementos, como nos cuenta la
ayuda de algunas macetas o jardineras.
fuerza laboral, con un coste aproximado
institucional y solución al dilema de los
llo de la agricultura urbana lo encontra-
de la población argentina, y el 13% de la del 1% del PIB.
La garantía pública de empleo resuelve el problema de la inclusión, lo convierte en una cuestión política, por encima
de consideraciones económicas. Si bien
es cierto que puede dar lugar a un cierto grado de “socialismo” jerarquizado indeseable, esto dependerá en gran medida
de la participación ciudadana y de la descentralización de la gestión.
—Bienes comunes: Los “comunes” son
la forma que adoptó la inclusión en las sociedades tradicionales, como las sociedades campesinas rumanas que es-
tudió Georgescu-Roegen, y de las que
hablamos brevemente en el apartado anterior.
La teoría económica postula la privati-
propia Ostrom en su artículo Capacidad recursos de propiedad común:
En la Cuenca Occidental del condado de Los Angeles, en el sur de California, los usuarios conjuntos de un RPC han formulado durante varios años una solución al dilema (el agotamiento y contaminación del acuífero) de su uso. Su solución no es puramente privada, ni tampoco ha sido impuesta externa y coactivamente. Implica el desarrollo de la capacidad de comunicación, del reparto de los costes y del control y el uso y la adaptación de la capacidad de aportar información, del establecimiento de acuerdos y de la aplicación de los mismos.
zación de la propiedad comunal como
Cabría la tentación de resumir sus con-
comunes”, una racionalización del des-
para gestionar eficazmente los comunes
remedio universal a “la tragedia de los
tino de estos bienes, basada en unos
presupuestos de partida tremendamente restrictivos, y que pronostica que la regla de la maximización del interés in-
dividual, al contrario que con los bienes privados, dará lugar a un menor bienestar colectivo.
Estas ideas han quedado completamente desacreditadas merced al trabajo de
diversos investigadores de la corriente
institucionalista, entre los que destaca Elinor Ostrom. Aunque sería muy extenso resumir aquí su trabajo, y no conozco en profundidad el mismo, baste
decir que la idea clave es “la capacidad institucional”, capacidad que requiere voluntad para cooperar, y tiempo para
desarrollarse a partir de la experiencia,
y que hace referencia a la capacidad de la comunidad propietaria, para reconocer y darse cuenta de si las reglas de juego y
los hábitos de pensamiento y de comportamiento son los adecuados para el mantenimiento “sostenible” del recurso,
y en el caso de no serlo cambiar dichas reglas. Esta capacidad puede implicar
93
clusiones diciendo que lo que hace falta es democracia, algo de conocimiento, y mucho sentido común.
Los bienes comunes resuelven, en teo-
ría, el problema de la inclusión, pero que exista un modelo exitoso de gestión
de los acuíferos, pesquerías, bosques y otros recursos, sin pasar por su priva-
tización o por el monopolio estatal, no implica que a través de ellos podamos hacer participar fácilmente a toda la po-
blación en los beneficios y costes de la producción. Esos bienes comunes ahora
no existen, por lo tanto habría que ir creándolos de forma paulatina, seguramente con bastantes dificultades, y su
explotación tradicional generalmente
estaba asociada a actividades de escasa productividad.
Pongamos el ejemplo que seguramente nos viene a todos a la mente: la agricul-
tura urbana. No sería muy difícil promover la aparición de huertos comunitarios
en esas franjas de tierra abandonada que nos encontramos en numerosas ciuda-
des, reconvertir algún jardín poco lustroso, e incluso alguna azotea, con la
Un ejemplo exitoso y reciente de desarromos en Cuba. Es bien sabido que la caída
del bloque soviético sumió en una pro-
funda depresión a la isla, cuya economía estaba orientada a la exportación al resto
de países socialistas, y que dependía en
gran medida de las importaciones que
realizaba de ellos, en particular de combustible y alimentos. A consecuencia
de la crisis, y la situación de desabastecimiento que esta creó, la población co-
menzó a producir sus propios alimentos, al principio de forma espontánea, y más tarde con la colaboración del gobierno.
La experiencia ha sido un éxito, y en el año 2002 la producción de hortalizas
había ascendido a 3.345.000 toneladas,
partiendo de un nivel de 140.000 en 1997.
Por su parte la producción de fruta pasó de 550.000 toneladas en 1997 a 3.082.300 en 2002.
Es mucha comida. Considerando un con-
sumo anual de 675 kg de comida, que es
lo que consumimos los españoles en 2013
(aunque gran parte serían “alimentos para el alma” como cerveza, vino o pequeños lujos como el agua embotellada),
daría para alimentar casi a diez millones de personas.
Los cubanos nos dan una cifra a la que po-
dría aspirar a llegar, tendencialmente, la productividad de este tipo de agricultura,
y es de veinte kilogramos por metro cua-
drado y año. Una parcela de diez metros cuadrados, poco más de un cuadrado de
tres por tres metros, podría llegar a producir doscientos kilogramos de comida al
año. Parece mucho, pero si lo valoramos en dinero es muy poco. A un precio de mercado de dos euros el kilogramo (bastante alto, los precios hoy en un punto
de venta en el barrio de Pueblo Nuevo en
Madrid oscilaban entre 0,50 €/kg para el
melón, y 2,70 para los kiwis, la mayoría de hortalizas valía algo más de 1 €/kg)
son tan sólo cuatrocientos euros al año.
Para alcanzar una renta de 450 €/mes, lo que se supone es un renta básica (muy
Economía
Imagen página anterior michael coghlan
básica y suponiendo que existe un acceso universal y gratuito
La robustez moral de este sistema es evidente, existe un ingre-
de 135 m2, por encima de la media cubana, que he estimado en
bajar, pero condicionado a que tus propios vecinos encuentren
a sanidad y educación), cada trabajador tendría que disponer 117 m2 en el año 2005.
Un problema adicional sería la competencia que esto introduce
en el resto del sector agrícola, y el resto de intereses afectados, por ejemplo el sector de transporte y distribución de alimen-
tos (parte de la producción sería autoconsumida y distribuida
entre pequeños grupos de familiares y amigos, reduciendo los intermediarios y las comisiones correspondientes).
Existe otra alternativa que resuelve el problema de la inclusión, la socialización completa de la producción, pero no la
consideraremos. Quizás ninguna de estas políticas sea una
solución sencilla al problema que nos ocupa, quizás no haya
una solución ideal para todas las naciones y regiones, y cada una de ellas deba buscar el acuerdo que mejor encaje en su
cultura, pero es probable que la solución al problema tome
elementos de cada una de ellas. El factor determinante puede
ser la sinergia y refuerzo entre ellas, junto con instituciones políticas más cercanas y deliberativas. Hacia una economía inclusiva Es evidente como la Renta Básica Universal y el Empleo Público
Garantizado, lejos de ser opciones excluyentes, pueden fun-
cionar conjuntamente, reforzándose. Por ejemplo, se podría exigir a los ciudadanos que lleven un cierto tiempo cobrando únicamente la renta básica, participar en los programas de
empleo público, contribuyendo de esta forma también por el lado de los costes.
Al mismo tiempo, la participación en los programas podría
estar condicionada a la existencia de ocupaciones útiles, evitando de esta forma que el empleo público termine convirtiéndose en “cavar hoyos” ¿Y quién mejor para determinar lo que
es útil y lo que no que la propia ciudadanía? El empleo público
garantizado podría ser gestionado por asambleas ciudadanas auxiliados por funcionarios profesionales, de forma similar al presupuesto participativo de Portoalegre.
so mínimo garantizado, y puede conllevar la obligación de traocupaciones útiles. Adicionalmente podrían existir programas
nacionales de empleo, con un salario ligeramente mayor, que
por una parte ayudasen a solventar la problemática de las labores que son necesariamente intercomunitarias, y que por otro lado permitiesen emplear a aquellos que pertenecen a comunidades más pobres, con más desocupados, y con menos posibilidades de ser empleados en su comunidad.
No es necesaria mucha imaginación para ver el potencial de estas políticas para desarrollar los bienes comunes. Las comu-
nidades tendrían incentivos para desarrollarlos y mejorarlos y
así emplear a aquellos que no encuentran acomodo en el mercado. Pequeños huertos urbanos, talleres de reparación (incluso fabricación, dadas las nuevas tecnologías disponibles)
podrían desarrollarse y florecer de forma relativamente rápida. Llegar a institucionalizar un sistema de trabajo de último recurso basado en la explotación de bienes comunes sería una forma muy robusta de garantizar la inclusión.
Al mismo tiempo, tal y como argumenté en el programa “Vida
Verde” de Radio Exterior de España, la Renta Básica, el Empleo
Público Garantizado, y los bienes comunes, podrían ir institucionalizando una red de seguridad, que permitiría a los individuos reducir libremente su tiempo de trabajo en el mer-
cado, con la seguridad de no quedar, en el peor de los casos,
desamparados. Esta reducción del tiempo de trabajo podría realizarse en todos los niveles salariales, dada la existencia de un amplio programa de redistribución.
La reducción del tiempo de trabajo favorecería todo tipo de actividades autónomas, en particular el desarrollo interno de las personas, la creación de sus propios valores y significados, de forma distribuida y no jerarquizada como hasta
ahora. Favorecería también actividades autónomas de contenido estrictamente económico, se suelen mencionar los
cuidados, pero podrían intercambiarse todo tipo de servicios, con la ayuda de bancos de tiempo, e incluso monedas loca-
les. Esta actividad económica autónoma podría llegar a ser un
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la utopía de la inclusión
complemento importante de la renta del individuo, de mayor
peso cuanto menor sea la renta obtenida en el mercado, sirviendo de elemento redistribuidor, junto con la renta básica.
Economía
Sostenibilidad y trabajo, más allá de la hegemonía del mercado
Si bien la inclusión debería tener valor en sí misma, segura-
El pilar más importante de los que sostendrá la sociedad del
ro de una Renta Básica o de un programa de Empleo Público
trabajo. En este blog hemos argumentado que son necesarios
mente habrá quien pregunte ¿cuánto cuesta? El coste financie-
Garantizado oscila entre el uno y el quince por ciento del PIB,
aunque el coste real para un país es difícil de estimar, dado que en realidad estamos redistribuyendo ese importe, no destru-
yéndolo. Se supone que los impuestos necesarios para realizar
esa redistribución crean una distorsión, y que eso hace que el PIB no crezca un cierto importe que sí crecería sin esa intervención ¿Y a quién le importa? cabría preguntarse. Una vez
resuelto el problema de la inclusión, el crecimiento deja de ser una necesidad.
La gran cuestión, que desgraciadamente pocos se plantean,
es ¿cuánto cuesta lo que no valoramos? Uno de los problemas
más graves que enfrentamos es sin duda la grave alteración de la biosfera que estamos provocando como consecuencia de los
cambios en los usos del terreno: de bosques a monocultivos, y de estos a terrenos urbanos. Esto está provocando una transición de fase de la biosfera, “con sorpresas desagradables a nivel
local y global”. Las condiciones de nuestra vida en este planeta
están amenazadas, ni que decir tiene que la economía, nuestro sustento, y el capital que nos facilita el disfrute de la vida, mucho más. La agricultura urbana permitiría recuperar usos
ancestrales de la tierra, convertir monocultivos en dehesas, y dehesas en bosques, pero este sencillo propósito se encuentra con un obstáculo insalvable: el precio.
Nuestros sistemas de precios no valoran que un bosque sirve
de cobijo a la biodiversidad, a los polinizadores, que frena y re-
duce la erosión y que actúa de sumidero de CO2. Dado que todo
esto no tiene precio, no es económicamente rentable cultivar
alimentos en las ciudades y recuperar usos tradicionales de la tierra. Tenemos un grave problema cuando nuestro sistema
económico asigna un coste cero a lo que nos es más preciado,
pero eso ya lo sabemos, dada la insostenibilidad de los sistemas de precios.
95
futuro es sin duda el nuevo concepto, que debe surgir, sobre el
cambios radicales en los mercados de dinero (cuando habla-
mos de la historia monetaria, del pensamiento económico de
Frederick Soddy, y de su reforma monetaria) y tierra o recursos naturales (cuando hablamos de Henry George).
A posteriori he descubierto que, junto a los cambios en el mer-
cado de trabajo que estamos proponiendo ahora, este progra-
ma tiene una marcada inspiración (no buscada, accidental) en la obra de Karl Polanyi. Lo que estamos proponiendo son
rupturas radicales en cada uno de los mercados que Polanyi definió, en su obra La Gran Transformación, como mercancías ficticias (ver cita anterior).
La gestión de los recursos, como parte de la adaptación a la vida en nuestro planeta, tendrá que hacerse sobre la base del
conocimiento que tenemos de los mismos, con la debida prudencia respecto a la incertidumbre que indudablemente nos
acompañará, dado el desconocimiento que todavía tenemos respecto de muchos de los procesos que se dan en la biosfera.
El dinero y el trabajo son creaciones humanas, por lo tanto deben democratizarse, como corresponde a una sociedad que tiene presente que la causa de la libertad no está cerrada. El
proceso puede entenderse como una ampliación de derechos, en el caso del trabajo hablaríamos de derechos productivos.
Cada una de estas tres reformas es importante, pero sin duda
la del trabajo reviste especial dificultad, por implicar hábitos
de pensamiento y de conducta arraigados en el pensamiento del conjunto de la ciudadanía.
Por otro lado, si bien cada una de ellas es importante por separado, es evidente que también aquí encontramos elementos
de sinergia y refuerzo entre ellas. El elemento central de la
gestión prudente de los recursos es una reforma fiscal soste-
nible que en palabras de Herman Daly incluye al menos estos dos elementos:
Economía
Imagen página derecha ramón peco
Formas de integración
Dinero
Recursos naturales
Trabajo
Capitalismo
Intercambio/ redistribución
Creación privada
Privados
Privado
Socialismo
Redistribución
Creación pública, finanzas públicas
Públicos
Público
Nueva sociedad (utopía)
Intercambio/ redistribución/ reciprocidad
Creación pública, finanzas privadas
Públicos, de gestión privada
Privado, con derecho universal de acceso
1. Sistema de fijación de límites máximos e intercambio de
la reducción de impuestos al trabajo permite atraer capital,
básicos. Límites biofísicos máximos a escala de acuerdo con
un proyecto de internacionalización, que se puede construir
derechos mediante subasta para la explotación de los recursos la fuente o el sumidero que los limite, el que sea el más restrictivo. La subasta captura las rentas de la escasez para una redistribución equitativa. El comercio permite la asignación eficiente para los mejores usos.
2. Reforma fiscal ecológica: cambiar la base imponible desde
el valor añadido (capital y trabajo) sobre “aquello a lo que se añade valor”, es decir, el flujo entrópico de recursos extraídos
de la naturaleza (agotamiento), a través de la economía y, de vuelta a la naturaleza (contaminación). Internalizar los cos-
tes de las externalidades así como aumentar los ingresos más equitativamente. Apreciar lo escaso en la contribución de la naturaleza que previamente no tenía precio.
Es evidente como esta medida tiende a hacer que valoremos
de una forma distinta los usos de la tierra, el bosque destruido para crear tierras de cultivo, los insumos utilizados en forma de fertilizantes, combustible y pesticidas, todo ello pasa a ser
ahora la base de los impuestos, y entonces pasa a tener senti-
do, también por precio, la agricultura urbana y la reparación y reciclaje de objetos, frente a su disposición en vertedero. Ello a su vez da sentido a las políticas en torno al trabajo que aca-
bamos de definir, da valor a la producción local de alimentos mediante la creación y mejora de bienes comunes, a la recupe-
ración y gestión de bosques y al reciclaje mediante el empleo público garantizado, por poner tan sólo unos ejemplos.
La nueva fiscalidad permite reducir los impuestos al trabajo,
y ello a su vez permite potenciar las actividades autónomas con contenido económico, como el intercambio de servicios semi-profesionales. Sin impuestos al trabajo la distinción
entre economía sumergida y economía legal desaparece, y sin
impuesto al valor añadido el valor de los servicios disminuye, siendo más accesibles.
Todo ello es aplicable desde el primer momento desde una base
nacional, sin necesidad de acuerdos internacionales, ya que
en lugar de expulsarlo. Encontramos, por tanto, la base para superando las fuerzas coactivas de la globalización.
La reforma monetaria, por su parte, permite financiar, dentro de un límite, mediante los derechos de señoreaje, actividades
que no son rentables, en el sentido de no dar lugar un nuevo flujo monetario que pague los intereses. Esto nos permite disponer de financiación para actividades que crean valor a muy
largo plazo, o que mejoran el capital natural que no es valorado por el mercado, ya que sostiene servicios medioambientales que no tienen precio.
Estas medidas, tienen sentido por sí mismas, como mejora de la calidad de vida de las personas, además de solucionar nuestros problemas de sostenibilidad. Se puede comparar el nuevo marco institucional resultante con los que hemos vivido bajo el capitalismo y el socialismo, atendiendo tanto a las formas
de integración (reciprocidad, redistribución, intercambio) como a las mercancías ficticias de Karl Polanyi. El resultado es el siguiente:
Si añado la reciprocidad como forma de integración en la nueva sociedad es porque la liberación de tiempo de trabajo
indudablemente dará lugar a comportamientos autónomos con significado económico que se pueden englobar dentro de
esta forma de integración. Es el caso del conocimiento y la información, por ejemplo, al que se puede contribuir de forma
completamente altruista (tenemos el ejemplo cercano de la Wikipedia) esperando que otros hagan lo mismo, y así salir todos beneficiados.
La razón de añadir esta tabla al final de esta reflexión es volver a hacer hincapié en que no existen sólo dos tipos de socieda-
des, “capitalistas” y “socialistas”, ni estamos en la mejor de ellas. Por el contrario, existen infinitas formas de vida colecti-
vas, atendiendo a los criterios expresados en la tabla, o a otros muchos que podrían citarse. En nuestras manos está elegir
el más adecuado, para nosotros y para nuestros hijos. No hay determinismo, y todos podemos contribuir al cambio
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la utopía de la inclusión
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Economía
Texto
Traducción
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Tiempo de lectura
Economía
MENSAJE EN UNA BOTELLA Si queremos sobrevivir a la crisis, necesitamos aplicar modelos ya existentes que permitan acabar con la exclusión que parte de la población vive debido al actual sistema socioeconómico 98
utopĂa, complejidad y colapso
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EconomĂa
Texto antonio turiel martínez
Imagen portada isabella antonelli
Tiempo de lectura 25 minutos
Economía
Querido lector,
Siento de verdad que tengas que leer estas líneas. Has llegado aquí por-
que estás desesperado, y porque necesitas entender. Entender qué es lo que
ha pasado. Entender por qué tu vida se ha ido al garete, y por qué todo el mundo parece estar volviéndose loco. Probablemente aparte de una explicación buscas un consuelo, y quizá también una solución. Yo no podré darte
ninguna de esas dos cosas, o quizá sí pero no de la manera que te imaginas. Y sin embargo soy la última cosa que te queda. Soy tu última esperanza. Y soy muy poca cosa en realidad.
Lo primero sería entender qué ha pasado. Por qué tu mundo se ha desmoronado. Sí, ya lo sabemos, la economía va mal, el paro aumenta, hay disturbios en la calle y cada vez más recortes y menos prestaciones por parte
de las cada vez más inoperantes y vacías instituciones, pero eso es lo que los economistas llaman el «cuadro macroeconómico». Seamos sinceros, a
ti lo que te preocupa es lo tuyo: qué va a ser de ti y de tu familia. El cuadro microeconómico. Y tienes razón; todas esas zarandajas llenas de siglas (PIB,
IPC, IBEX35…) y de expresiones extrañas (tipos de interés, deuda soberana, hacer default o suspensión de pagos…) no tienen en realidad la más mínima
importancia. Son nombres con los que la gente importante y los telediarios
quieren cartografiar el desastre. Pero, en realidad, por más que llenen el telediario de repuntes, aversión al riesgo de los inversores, reducción del
déficit, balanza de pagos o de otras cosas esotéricas lo cierto es que están como tú. No tienen ni idea de qué es lo que está pasando. Estamos todos
en un barco que se hunde y el capitán está tan aterrado e impotente como
nosotros. Así que lo primero y más justo es explicarte por qué está pasando
lo que está pasando, con palabras sencillas, sin entrar en grandes explicaciones teóricas ni hacer indigestas ensaladas de datos.
Yo no puedo darte los detalles exactos de la evolución de las cosas porque no
los tengo ni creo que se puedan tener, pero sí que te puedo dar las líneas ge-
nerales de por dónde han ido e irán las cosas y, créeme, hasta ahora se están cumpliendo muy bien. En realidad, el curso general de los acontecimientos
es muy simple. Es tan simple que los niños y los viejos lo entienden con dos
o tres frases. El problema somos el resto de la población, los que estamos en la edad adulta y con la responsabilidad de hacernos cargo de la sociedad; y
como asumo que tú estás ahí tendré que usar algo más que dos o tres frases. Unas cuantas más, de hecho.
La cosa es evidente, pero estamos educados para que el concepto sea inacep-
table, así que como un ordenador que falla nos reiniciamos continuamente en busca de otra explicación, de algo que case con nuestros esquemas mentales. Porque la simple y llana verdad es inaceptable. Y esa simple y llana
verdad es que el crecimiento, el crecimiento en general, ya sea de la economía, de la población, del bienestar, etc ya no es posible. No sólo ya no es
posible, es que estamos condenados a decrecer durante un tiempo, durante una laaarga temporada. No por elección, no por conciencia y todas esas cosas que dicen los grupos ecologistas, no. Decrecemos porque no queda más remedio. A la fuerza. Por narices.
100
utopía, complejidad y colapso
Economía
¿Alguna vez te planteaste por qué crecíamos? ¿Por qué la eco-
ha funcionado así durante más de un siglo y de vez en cuando
la población crecía? ¿Por qué nuestro nivel de vida mejoraba?
vuelve a funcionar. Pero esta vez no. ¿Qué falló?
nomía crecía -el PIB aumentaba cada año, decían? ¿Por qué
Todo esto pasaba porque teníamos muchos recursos; no sólo
muchos, sino que cada año teníamos más. Hemos tenido más comida, más agua, más energía, más coches, más electrodomésticos, … No sólo más, sino cada vez mejores, y han apare-
cido cosas nuevas y más maravillosas: ordenadores potentísimos que caben en una maleta, teléfonos inteligentes que van
en nuestro bolsillo y nos indican en el mapa dónde estamos y a dónde vamos, medicamentos que curan males antes incu-
rables, aviones que nos transportan de una a otra parte del
mundo, tomates en invierno y naranjas en verano… Bien es verdad que una parte de la Humanidad, la mayoría de hecho,
no ha tenido jamás acceso a tales maravillas, pero para los que hemos vivido aquí ha sido un tiempo glorioso. Un sueño de progreso continuo y rápido que ha durado muchas décadas,
hasta el punto que casi ha desaparecido la memoria de un
mundo pasado donde las cosas iban más lentamente y la vida era más difícil. Crecíamos, cada vez éramos más poderosos, la
gente tenía trabajo, se compraban casas (a veces con piscina y todo), dos coches, varios ordenadores y se iba a la Rivera Maya
en verano y a Praga por Semana Santa. Llegó un momento en que pensamos que todo esto era fruto de nuestra inteligencia
y nuestro esfuerzo, y pensamos que teníamos garantizada la continuidad de estas cosas, que teníamos derecho a ellas. Pero
no prestamos atención a un detalle fundamental. Mientras
nuestro progreso material se aceleraba también lo hacía nuestro consumo de materias primas, de todas las materias pri-
mas: petróleo, carbón, gas, uranio, hierro, cobre, aluminio, oro, plata, estaño, litio, cobalto, fosfatos… Porque nuestro
progreso era material y se basaba en la materia; necesitába-
mos más materiales para construir cada vez más cosas, cada vez mejores. Estábamos tan seguros de que siempre iríamos a mejor que montamos un sistema económico y financiero
basado en el crédito. Crédito viene del latin credere, creer; el que concede crédito cree que el que lo recibe podrá devolverlo;
no sólo eso, sino que podrá devolver más de lo que recibe, que
podrá abonar un interés. Es decir, que no sólo podrá generar la riqueza suficiente en el futuro, sino que además lo hará a un ritmo creciente, creciente de una manera muy rápida (los matemáticos dirían exponencial), un porcentaje cada año. El
problema es que cuando la deuda ya es muy grande hasta un
pequeño porcentaje implica incrementar en muchos millo-
nes la deuda total. Pero en fin, nuestro sistema económico
101
requiere hacer tabla rasa -las crisis-, se reinicia pero después Fallaron los recursos. El planeta es finito; grande, pero finito,
así que la cantidad de materiales que hay en él es finita. Este problema no es demasiado grave con respecto a los metales si
se usan de manera que se puedan reciclar (aunque como nunca se puede reciclar al 100% siempre surgirían problemas en el
muy largo plazo), pero es crítico con las materias energéticas porque se queman en su uso, se consumen y nunca más pueden volverse a utilizar: sólo quedan las cenizas. Así que tal manera de hacer las cosas sólo puede durar un tiempo, hasta
que se acaben el petróleo, el gas, el carbón y el uranio que proporcionan más del 90% de toda la energía que se consume en el
planeta Tierra. Así que a principios del siglo XXI, con reservas de estos combustibles para varias décadas, decían, teníamos
que empezar a pensar verde y poco a poco irnos pasando a las energías renovables. Eso decían. Pero era mentira.
Por razones profundas que tienen sus raíces en la Geología y en la Física, resulta que no se puede extraer el petróleo, el
carbón, el gas y el uranio a la velocidad que nos dé la gana.
Bueno, sí que se puede, pero haciendo las cosas de manera
tan brutal y gastando tanta energía que al final el combustible recuperado no nos daría tanta como la que hemos gastado, y
entonces no tiene sentido hacer minas de ese tipo. Por tanto, si queremos ganar energía en la extracción, sacar más energía que la que empleamos en nuestras minas y perforadoras,
hemos de aceptar que no siempre saldrá lo mismo, no siempre tendremos la misma cantidad de energía. Un geólogo muy re-
putado, un tal Marion King Hubbert, estudió esto en los años 50 del siglo pasado y llegó a una conclusión: cualquier pozo o
mina sigue una cierta curva de producción; al principio se ex-
trae poco cada año; después, va aumentando durante los años
hasta llegar a su máximo o cenit; y después, inexorablemente, disminuye. Con más tecnología se puede mejorar la eficien-
cia y aumentar el ritmo de subida durante un tiempo, pero a
costa de acelerar el ritmo de bajada después. El caso es que la producción de materias primas no es constante. Al principio
sube y sube rápidamente, exponencialmente, al igual que los
intereses de nuestras deudas, al igual que nuestro PIB. Pero tarde o temprano llega a su techo, a su máximo, a su cenit. Y malas noticias: aunque varía de unos minerales a otros,
eso pasa típicamente cuando se ha extraído más o menos la
mitad del recurso. A partir del cenit la producción va bajando, al principio muy poco a poco, hasta el punto de parece que
Texto
Traducción
Fotografía
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Tiempo de lectura
Economía
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utopía, complejidad y colapso
Economía
la producción, simplemente, se ha estancado;
pero después la caída se acelera y la producción
decae muy rápido, exponencialmente. Y aunque nunca llega a desaparecer del todo, en la práctica
al cabo de pocos años, pocas décadas a lo sumo, la producción es tan marginal que en la práctica no
podemos contar con ella, sobre todo si queremos mantener lo que tenemos. Nuestra economía que
debe crecer exponencialmente para poder pagar nuestras deudas que crecen exponencialmente.
Tierra en la que todo se recicla y se regula para
producción del petróleo fue en 2005, el del car-
¿Lo hicimos? ¿Cambiamos del modo «verdes
Esto fue lo que pasó, querido lector. El cenit de
bón en 2011, el del uranio en 2015 y el del gas natural en 2025. Este blog está lleno de datos y
referencias que avalan lo que digo, no tienes por qué tomar mi palabra por cierta. Compruébalo.
Posiblemente cuando leas este artículo habrán pasado algunos años, y si la información está
aún accesible podrás verificarlo. Quizá las fechas finales bailen de unos años, pero eso no cambia nada. Cuando yo escribí esto, el 25 de Agosto de 2011, las principales fuentes de energía del planeta estaban mostrando síntomas de agotamiento, de final de un ciclo. Del final del crecimiento.
A fin de cuentas, ¿no es dejar de crecer parte de
un proceso natural? Cuando somos niños cre-
cemos y crecemos hasta llegar a adultos, y ahí paramos de crecer. Y eso es lo sano y lo saluda-
ble; ¿qué pasaría si creciéramos sin cesar? Pues con nuestra sociedad pasa lo mismo; de hecho es
análoga a un ser vivo. Al principio nos regíamos por las reglas del cowboy que sólo ve ante sí ex-
tensas praderas por recorrer y conquistar. Pero ahora somos muchos, somos 7.000 millones de
habitantes en este planeta y sólo tocamos a un pañuelo de tierra cultivable, a un cuadrado de 40 o 50 metros de lado por persona en esta roca ais-
lada en medio del espacio. Ya no podemos tener
la economía del cowboy que no puede abarcar los
límites con su vista, sino la de la nave espacial
garantizar la supervivencia de sus tripulantes.
praderas» al de «nave espacial»? No, claro que no. Décadas de enseñanza económica en las grandes facultades no permitían que nuestros
expertos económicos, los asesores de las grandes corporaciones y los Gobiernos, pudieran entender un concepto en el fondo tan sencillo
y evidente. Encima, las grandes y complejas instituciones que hemos creado tienen mucha
inercia y estaba, cómo olvidarlo, esas deudas que teníamos, esos créditos que se basaban en
que creíamos que podríamos generar riqueza
y, no sólo eso, crecer para poder pagar el interés. Así que desde que hacia 2005 se empezó a
hacer patente que en nuestro gigantismo estábamos empezando a comprimirnos bajo la bóveda celeste del Planeta Tierra hemos estado
trampeando y jugando a hacer algo mientras
perdíamos el tiempo pretendiendo que lo ganábamos. En 2008 la compresión fue tan fuerte
que el sistema hizo crack y por un momento se habló de refundar el capitalismo, de cambiar
las reglas, de repensarlo todo; por un momento hubo miedo de que todo se hundiese y por eso se habló de cambiarlo todo. Pero la inercia
mental, la imposibilidad de aceptar que no podamos seguir creciendo, la identificación falsa
del crecimiento económico con el propio bienestar, hizo que al final creásemos más deuda para
salir del hoyo de 2008. Es decir, creímos que en
el futuro generaríamos más riqueza y la cogimos prestada del futuro para tapar los agujeros de hoy. Sin darnos cuenta que hicimos más grandes los agujeros del mañana.
Querido lector, si has llegado aquí posiblemente has perdido tu trabajo, o tienes miedo
de perderlo próximamente. Si aún lo conservas prácticamente con seguridad te han reducido el
sueldo; si ha pasado el tiempo incluso te lo ha-
brán bajado varias veces mientras los precios de
las cosas básicas subían. El caso es que no estás
103
Economía
Fotografía página anterior isabella antonelli
que mantener limpias nuestras calles y nuestra agua para evitar que proliferen
«quizá no pudimos evitar la degradación, pero a pesar de ello yo tuve suerte. Quizá no y hace tiempo que estoy muerto;
espero que no, la verdad, porque quiero conocer a mis nietos»
las infecciones. Tenemos que ser capa-
ces de producir medicamentos simples,
como los antibióticos, para poder tratar las enfermedades más comunes; algunos los podremos derivar directamente de las plantas, como hacíamos antaño.
Tenemos que preservar la energía en
primer lugar para mecanizar el campo y
aumentar su productividad, pero hemos de cultivar de manera sostenible, sin
esquilmar los terrenos. Tenemos que organizar la producción de los bienes ne-
cesarios pero no malgastando nada, ni materiales ni energía. Hemos de manpasando un buen momento, y en tu fa-
irá al garete. Pero si comprendemos lo
Cuando esto escribo, en agosto de 2011,
ma no es el partido A o B, ni el dirigente
milia las cosas no están mucho mejor.
anticipo que este otoño será complicado, será un otoño negro: se aplicarán más recortes, veremos más caídas de las bolsas, la recesión de las grandes economías será inminente y habrá más ten-
sión en las calles. Estamos esperando la
nueva tormenta y el daño que dejará tras de sí. Para ti, querido lector, eso formará parte quizá de tu pasado, y tú ya sabrás
cómo habrá acabado todo… si es que se puede decir que haya acabado nunca. Porque la realidad es que esta crisis económica no puede acabar; busca en los li-
bros, lee los datos. No acabará hasta que no volvamos a encontrar un nuevo suelo firme donde asentarnos; de momento sólo podemos esperar caer y caer.
¿Quiero decir eso que no hay esperanza?
No, por supuesto que no. Pero tenemos
que comprender que tenemos que cambiar. Toda la sociedad ha de cambiar.
Porque tenemos que organizarnos de
otra manera, dejar de ver la cubierta de nuestra nave como la pradera inaca-
bable que hace tiempo que dejó de ser. Habrá quien te diga que estamos abocados al apocalipsis y la destrucción total. No les hagas caso. Es el típico caso de profecía autocumplida: si creemos que
todo se irá al garete entonces todo se
que pasa, si entendemos que el probleFulanito o Menganito, sino la concep-
ción misma del sistema económico, estamos a tiempo de revertir la situación.
Esencialmente nuestro problema es de crédito, de creer en una determinada
cosa. Muy bien, creamos otra, otra muy diferente.
Tenemos medios técnicos para proporcionar energía sin basarnos en combustibles fósiles y el uranio. No podremos producir tanta energía de manera
sostenible (las grandes instalaciones
industriales de hoy en día sólo pueden mantenerse gracias a los combustibles fósiles), seguramente a largo plazo no podremos producir ni el diez por ciento
de todo lo que consumimos hoy en día, pero probablemente eso es más que su-
ficiente. Pero tenemos que prepararnos ordenadamente para ello, hemos de organizarnos.
Y antes de pensar en energía, pensemos
en aquello que realmente necesitas tú y tu familia, querido lector. De momento agua, comida y dónde cobijar-
te. Tener un trabajo, un trabajo digno
con el cual mantenerte y contribuir al mantenimiento propio y de tu comunidad. Y hablando de la comunidad y de
tu propio interés en realidad, tenemos
tener las casas calientes en invierno y
frescas en verano pero sin atosigarlas con humos tóxicos. Hemos de enviar a nues-
tros hijos a las escuelas para que aprendan a vivir en un mundo diferente del actual, y a nuestros enfermos a hospitales
lo más dignos y adecuados que podamos. Tenemos mucho trabajo que hacer.
Necesitamos muchas manos. Deja de
lamentarte por lo que has perdido y trabaja por lo que necesitamos ganar entre todos.
Quizá te preguntes qué fue de mi en
concreto. Si tuvimos suerte, quizá con-
seguimos, yo junto con otros locos que intentamos concienciar a la sociedad, que mucha gente, la suficiente, leyera
y entendiera este mensaje, y actuara en
consecuencia. Sé que es poco probable,
pero como es lógico tenía que intentarlo: por eso envié este mensaje dentro de esa botella. Quizá no pudimos evitar que la degradación económica y socie-
taria continuara, pero a pesar de ello yo tuve suerte, en este caso en singu-
lar, y pude adaptarme en mi entorno y
sobrevivir. Quizá no y hace tiempo que estoy muerto; espero que no, la verdad, porque quiero conocer a mis nietos. En
todo caso, poco importa lo que me pasó
o pasará a mi. Ahora se trata de saber qué te pasará a ti, querido lector, y a tu familia. Sé valiente y escribe tu propia historia
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utopĂa, complejidad y colapso
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EconomĂa
¡ Tiempo de lectura !
Libros
LIBROS QUE NADIE QUIERE LEER Amanece, que no es poco (La serie) José Luis Cuerda
Prólogo de Jordi Costa
[Pepitas de calabaza],2014 Antes de que nadie tenga la tentación de decir aquello de «segundas partes nunca fueron buenas», hemos de avisar que los textos que aquí presentamos se escribieron con anterioridad a la película Amanece, que no es poco: son el primer desarrollo del esbozo original de lo que acabaría siendo una de las películas más aclamadas del cine español contemporáneo. Este volumen contiene los cinco primeros capítulos de lo que iba a ser la serie de televisión Amanece, que no es poco. Son guiones que comparten localizaciones y personajes con la película pero que tienen una trama diferente, un desarrollo de los personajes muy distinto y están atravesados por una mala leche y un humor negro que dista lo suyo de la película que finalmente llegó a las pantallas. Compartiendo con nosotros una parte de sus archivos, José Luis Cuerda nos descubre un aspecto desconocido de su trabajo, algo que a buen seguro hará las delicias de los creyentes —y los escépticos— de la única religión sin dios ni amo.
El arte de tirarse pedos
Pierre-Thomas-Nicolas Hurtaut, prólogo de Antón Ventolín, ilustraciones de José María Lema
Colección Funfunfito, [Pepitas de calabaza], 2014 […] Es en el mundo social donde el pedo puede tener sus mejores desarrollos, ya sea para iniciar una conversación, para hacer callar a un contertulio fatigoso o como salida triunfal en una disputa dialéctica. Hay que ser claro: el pedo es un acto de afirmación existencial solo al alcance de aquellos que han conquistado su libertad más allá de los prejuicios sociales. […] (Extracto del prólogo de Antón Ventolín)
El holocausto español
Odio y exterminio en la Guerra Civil y después Paul Preston Debate, 2011
«Durante la Guerra Civil española, cerca de 200.000 hombres y mujeres fueron asesinados lejos del frente, ejecutados extrajudicialmente o tras precarios procesos legales, y al menos 300.000 hombres perdieron la vida en los frentes de batalla. Además, un número desconocido de hombres, mujeres y niños fueron víctimas de los bombardeos y los éxodos que siguieron a la ocupación del territorio por parte de las fuerzas militares de Franco. En el conjunto de España, tras la victoria definitiva de los rebeldes a finales de marzo de 1939, alrededor de 20.000 republicanos fueron ejecutados. Muchos más murieron de hambre y enfermedades en las prisiones y los campos de concentración donde se hacinaban en condiciones infrahumanas. Otros sucumbieron a las condiciones esclavistas de los batallones de trabajo. A más de medio millón de refugiados no les quedó otra salida que el exilio, y muchos perecieron en los campos de internamiento franceses. Varios miles acabaron en los campos de exterminio nazis. «Todo ello constituye lo que a mi juicio puede llamarse el «holocausto español». El propósito de este libro es mostrar, en la medida de lo posible, lo que aconteció a la población civil y desentrañar los porqués».
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El precariado: una carta de derechos Guy Standing
Capitan swing,2014 De una naturaleza cada vez más global, el precariado se ha convertido en un fenómeno social, reivindicado por movimientos como Occupy Wall Street o el 15M. Pero esta masa no es una simple víctima, es también un agente dinámico de cambio social. El autor nos habla de la importancia de redefinir nuestro contrato social alrededor de las nociones de libertad asociacional, agencia y Comunes. Un texto indispensable, no sólo porque pone al día el marco teórico desarrollado en su libro anterior, sino porque ofrece un detallado programa político para acabar con las desigualdades extremas que la globalización neoliberal ha generado.
Colapso
por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen Jared Diamond Debate, 2006
Jared Diamond se pregunta cómo unas sociedades que han desaparecido sin apenas dejar huella de su evolución han alcanzado una próspera civilización material y cultural. A través de sus amplios conocimientos en sociología, economía, lingüística, biología o antropología, Diamond trata de explicar la desaparición de sociedades del pasado y se pregunta si podemos aprender la lección y evitar desastres parecidos en el futuro. El punto de partida es una rigurosa investigación de los casos de culturas que no han perdurado: historias trágicas como la de los mayas o la de la Isla de Pascua; historias menos terribles como la de Islandia o de Japón, culturas que han sabido reaccionar con éxito a desafíos ambientales; historias también de vencedores y vencidos, como el caso de la República Dominicana y de Haití, dos pueblos que a pesar de compartir el mismo medio ambiente han evolucionado de modos muy distintos, y finalmente historias aún abiertas como las de China o Australia, que están buscando soluciones innovadoras a sus desafíos ecológicos y sociales. ¿Qué lección podemos aprender del pasado? ¿Está nuestro futuro en peligro? Las respuestas que ofrece este libro no son catastróficas, pero al mismo tiempo nos advierten de la urgencia de tomar decisiones cuanto antes si queremos seguir admirando las ruinas de otros pueblos que nos han precedido.
En deuda
David Graeber Ariel, 2012
Todo libro de economía hace la misma aseveración: el dinero se inventó para dar solución a la complejidad creciente de los sistemas de trueque. Esta versión de la historia tiene un grave problema, no hay evidencia alguna que la sustente. Graeber expone una historia alternativa a la aparición del dinero y los mercados, y analiza cómo la deuda ha pasado de ser una obligación económica a una obligación moral. Desde el inicio de los primeros imperios agrarios, los humanos han usado elaborados sistemas de crédito para vender y comprar bienes, antes incluso de la invención de la moneda. Es hoy, transcurridos 5000 años, cuando por primera vez nos encontramos ante una sociedad dividida entre deudores y acreedores, con instituciones erigidas con la voluntad única de proteger a los prestamistas. En deuda es una crónica fascinante y pertinente que viene a desmontar ideas encastradas en nuestra conciencia colectiva y superarlas conociendo cuál es la verdadera historia de la economía.
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Tiempo de lectura 3 minutos
Opinión
Texto isaac rosa
republicano-
D
fobia
espués de años repitiendo que en España no había una mayoría de monárquicos, sino de
juancarlistas, ahora que el rey se va descubrimos que no, que el juancarlismo no era para tanto: que lo que de verdad hay aquí son republicanófobos. Gente que tiene miedo a una república, que prefiere ni intentarlo, que elige lo malo conocido y que me quede como estoy.
Solo así, desde esa republicanofobia, desde esa inquietud por lo que pudiese traer una república, se entiende el argumentario que estos días manejan tantos, y que convierte el debate democrático sobre la forma de Estado en un debate tramposo: «mejor una monarquía sueca que una república norcoreana o siria»; «mira
cómo acabó la de 1931»; «imagínate una república presidida por Aznar»; «bastantes problemas tenemos ya como para abrir ese melón»… El argumentario lo usan los monárquicos, sí, pero sobre todo quienes dicen
tener “alma republicana”, pero cuando les preguntas te dicen que no, que mejor lo dejamos, que no es el momento, para qué vamos a meternos en ese berenjenal.
¿A qué tienen miedo los republicanófobos? ¿Qué calamidad podría traernos una república? ¿Que se hun-
diese la economía y millones perdiesen el trabajo? ¿Un empobrecimiento generalizado? ¿Malnutrición infantil? ¿Corrupción sistémica? ¿Inestabilidad política? ¿Un jefe de Estado con cuentas en Suiza, amistades
peligrosas y patrimonio dudoso? Es decir: ¿de verdad piensan que una república puede ser más calamitosa de lo que ya lo ha sido esta monarquía parlamentaria? ¿Tienen fantasía suficiente para imaginar una ruina económica, social y política mayor de la que nos ha traído el sistema actual?
Y sin embargo, reconozcámoslo: la republicanofobia es una realidad. Que después de tantos escándalos,
con el deterioro imparable del rey y su familia en los últimos años, todavía sean más los partidarios de la monarquía que de la república; y que haya bastado un leve maquillaje abdicatorio y rejuvenecedor para que aumente su respaldo, demuestra que ese miedo a la república está ahí, de fondo, y es muy fuerte.
Lo saben los antirrepublicanos (no confundir con los republicanófobos), que estos días cargan las tintas
para alimentar el temor ciudadano a que un cambio de sistema traiga inestabilidad, caos, enfrentamien-
to. Y lo saben también aquellos republicanos que estos días, en un movimiento táctico, evitan hablar de república, incluso nombrar la palabra, para a cambio hablar de democracia, capacidad de decisión, referéndum, con cuidado de no asustar a los asustadizos republicanófobos.
Lo saben también los monárquicos, la corte política y mediática del todavía príncipe. Algunos de ellos incluso coquetean con la posibilidad de convocar un referéndum, con la seguridad de ganarlo y así legi-
timar a Felipe VI y a la monarquía por mucho tiempo. Cuidado, republicanos, que estamos pidiendo un referéndum, y como nos lo den tenemos un problema.
De la republicanofobia tienen culpa los antirrepublicanos, que llevan décadas agitando el coco de la república fallida, violenta y guerracivilista. Pero también tenemos parte de responsabilidad los republicanos, que durante años no hemos hecho suficiente pedagogía republicana, y nos hemos conformado con una
nostalgia tricolor muy identitaria pero más bien inofensiva. Sí, la experiencia republicana de 1931 es parte
de nuestra memoria democrática, y así será siempre. Pero su evocación no nos ayudará a traer una república en 2014. Y créanme que lo digo con dolor.
El reto es ser capaces de construir un proyecto republicano donde quepan todos, también quienes no se
reclaman de esa tradición, quienes prefieren la rojigualda a la tricolor, quienes no son monárquicos,
incluso pueden ser antimonárquicos, pero no por ello acaban de decirse republicanos.
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puerto rico como met谩fora
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Opini贸n
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Fotograf铆a
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Opini贸n
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