Un Sínodo sobre la "Sinodalidad"

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José Antonio Varela Vidal, periodista

UN SÍNODO SOBRE LA «SINODALIDAD» DE LA IGLESIA

MÁS QUE PALABRAS, EL PAPA FRANCISCO PIDE ACCIÓN En bien de la consecución del Sínodo, serán dos largos años los que el papa Francisco ha destinado para que la Iglesia se recomponga lo más posible de lo que adolece.

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e este modo, podría volver a manifestarse como se debe, y no ser blanco de críticas por ir en contra, a veces, de su propia esencia: el escándalo, la falta de escucha y el insuficiente acercamiento a las diferentes realidades en que se ha convertido la humanidad. Esto incluye a aquellos católicos que justifican su indi-

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ferencia con la Iglesia de varios modos, mientras otros se adhieren a un peligroso relativismo frente a las leyes de Dios. En ambos casos, pudiera ser que las enseñanzas evangélicas no se han enraizado como se debe en sus corazones. Pero aún nos queda el Sínodo. Ese debe haber sido el motivo por el cual el Papa, de-

jando de lado otros temas urgentes de moral y costumbres, como la economía capitalista o el nuevo presbiterado, y para evitar que sigan diciéndole en los pasillos que «está muy bien Francisco» y «qué buen Papa tenemos», ha decidido que toda la Iglesia católica se siente a reflexionar si las enseñanzas pontificias de «salir», «escu-


«Salir», «escuchar», «discernir» son tres verbos que el Papa invita a la Iglesia a conjugar a lo largo de los dos años el proceso sinodal. char» y «discernir» acerca de los asuntos actuales son algo que podría pasar de los aplausos a la acción, de los vivas de las tribunas al ruedo.

Sería eso por lo que, en su homilía de la misa de inauguración a mediados de octubre, de la fase diocesana del Sínodo, que se celebrará en el 2023 en Roma, el Santo Padre desmenuzó el pasaje evangélico del joven rico, para mostrar que Jesús enseñó y enseña a su Iglesia lo mismo ayer, hoy y siempre. A la consabida lectura, el Papa le encuentra tres enseñanzas, que pueden ser aplicadas de modo eficaz al método del Sínodo. Y lo ha sintetizado en una trilogía que, muy a su estilo, nos puede ayudar a reconocerlo en la propia vida y aplicarlo sin la necesidad de buscar en las nubes métodos efectistas o excluyentes (este último dirigido solo para los buenos o hacia los perseverantes o los adulones). El primer hallazgo es que Jesús «salió», en clara referencia a lo que es la «cultura del encuentro». Si no hubiera salido, Jesús no se hubiera encontrado con este joven rico, ni con la mujer pecadora

y menos con los enfermos o sus familiares que pedían por su salud. Un tipo de encuentro que puede cambiar la vida al que padece del cuerpo o del alma, así como a los amigos del afectado y a su círculo más cercano, incluso a testigos ocasionales. En sus palabras homiléticas, Francisco fue categórico, aunque siempre pastor. Insistió en la necesidad de incorporar, ¡ya!, la cultura del encuentro, que no es el arte de organizar eventos o «hacer una reflexión teórica de los problemas», en palabras del Santo Padre, sino «enfocarnos en el rostro y la palabra del otro, encontrarnos cara a cara, dejarnos alcanzar por las preguntas de las hermanas y los hermanos». Después de hablar del encuentro, aún citando el diálogo evangélico, el Santo Padre casi exigió «que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante». Ante ello no tuvo duda de que algunos corazones se «insonorizan» o «se blindan dentro de nuestras certezas». Oídos bien abiertos Una palabra que resonó en la Basílica de San Pedro fue la que dijo con convicción: «Escuchémonos». Unido a todo esto, el Papa ha asumido una tercera enseñanza de Jesús ante el joven rico. Y lo resumió en un término: «Discernir». Esto se comprende, debido a que el riesgo es que todo se acabe en el

En la apertura del Sínodo, el Santo Padre impulsa a la Iglesia a ir «más allá del desierto», para lo que hay que prepararse como un atleta. encuentro y la escucha. Y de inmediato surge la pregunta, que tiene que ver también con el compromiso: ¿Y qué hago con este sentimiento que se ha generado? ¿O en qué convierto esta información que escuché? ¿Qué esperan de mí los demás, después que han abierto su corazón conmigo o con el grupo? Por ello, Francisco invita a pastores y fieles a que vean el Sínodo «como un camino de discernimiento espiritual», que puede desvelar muchísimo si está unido a la adoración, la oración y el contacto con la palabra de Dios; pues es «la Palabra –indicó– la que nos abre al discernimiento y lo ilumina, orienta el Sínodo para que no sea una “convención” eclesial, una conferencia de estudios, un congreso político o un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu Santo». Ante este impulso del Santo Padre a la Iglesia en su conjunto se le abre la posibilidad de ir «más allá del desierto», para lo cual hay que prepararse como un atleta, esto es, ser resistente en el tiempo, marcar nuevos y mejores récords y acelerar el paso cuando el rival se te acerca. En todo esto y en más, podrá ayudar el Sínodo 2023 si está bien llevado. Cooperador Paulino I 13


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