¡Dios nos libre! nos libre, de los aviones norteamericanos sobrevolando la casa del duende, de los tanques y esos ruidosos motores intimidantes rodando las calles de la tierra de Santander y Bolívar, de las botas de unos soldados que no hablan nuestro idioma y que tengan quizá el mismo aire desalmado de los que violaron decenas de niñas mientras estuvieron por este Macondo desagradecido, que arruina cada vez más su humanidad por culpa de la corrupción y el petróleo. Dios lo libre a usted, amigo asalariado, que sin tener cómo suplir sus necesidades básicas pide una guerra que no tiene para pagar, a usted que no dimensiona quizá el alcance de un solo bombardeo ya sea Ruso o Norteamericano por estos lares que le vieron crecer, a usted que ignora las probabilidades de falsos positivos en una postmoderna confrontación bélica. A usted que puede perder todo lo que ha construido durante toda su vida, en solo 5 minutos.
Dios
Cúcuta no es la plataforma de ataque contra Venezuela, al contrario, el poco daño que pueda hacer el inexperto ejército venezolano y sus peligrosos aliados, será en nuestra ciudad, estaríamos expuestos a las atrocidades que el adoctrinamiento ideológico podría ocasionar a manos del supuesto enemigo. Será nuestra ciudad quien reciba los primeros proyectiles, bombardeos, muertos y ruinas en una eventual confrontación. El héroe según Hollywood siempre ha sido estados unidos, pero basta con ver a Oriente, donde la intervención militar no ha bastado para sacarlos de la miseria en que viven mientras la potencia mundial llama a Nicolás Maquiavelo, les inventa enemigos y gana tiempo de seguir usufructuando los residuos de lo que una vez fueron países. No imagino al fiscal general de la nación investigando miles de muertes extrajudiciales y consumadas en el charco que hoy es el rio Táchira. No imagino a los militares que asesinaron 5.000 jóvenes para inflar estadísticas, cuidándonos de los soldados venezolanos que desde hace más de 20 años han cobrado vacunas a cuanta actividad irregular se les ponga al frente. No imagino a la economía cucuteña restableciéndose del caótico panorama sin subsidios, sin infraestructura, sin la frontera que aún la sostiene, aunque el Bolívar valga mierda. No imagino al estado que se ha olvidado de Norte de Santander desde hace décadas, queriendo pensar en el bienestar para la región, el mismo estado que no protege a su infancia, sus mujeres, sus trabajadores, sus campesinos. El mismo estado que condena la solución a un conflicto armado que duró cincuenta años con casi medio millón de muertos, hoy quiere ser el respaldo en otro. Será complicado imaginarse a los medios de comunicación informando que a los cucutoches nos estén
matando, cuando “sin querer” los gringos disparen a algún muchacho que se manifieste desacuerdo con su incomprensible causa. Por acá no vendrán los senadores del Centro Democrático, ni de partidos de izquierda o de centro, ni rolos, caleños, boyacos o paisas, menos los presentadores y directores de noticieros, tampoco los grandes empresarios. Por acá vendrá la muerte a tocar la puerta de las casas que sin imaginar piden bala como si fuera comida. Dios nos libre, de ser Afganistan, Siria o Libia. Dios nos libre del pecado de odiarnos más, de seguir ignorando nuestra propia miseria por buscar la paja en el ojo del vecino, Dios nos libre de olvidar que nuestra ciudad, por ejemplo, tiene record en desempleo, la movilidad en caos y la cultura al borde de perderse por estar ocupados en los problemas del otro.
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No al Frente Nacional Humo blanco en las toldas alternativas, el profesor Fajardo tomó su decisión, quisiera uno evitar algún juicio en medio de la poca experiencia en eso de intentar leer la situación política del país y honestamente cuesta, porque duele que la representación colectiva al fin y al cabo termine quedando en manos de la particularidad individual, porque en Colombia creemos en caudillos, no en procesos, desde Gaitán ocurrió, y en unos años podré seguir lamentando, Uribe lo ha confirmado.
A Iván Duque se le pegó toda la clase política tradicional ¿por qué? Porque él nunca hará nada que pueda dañarles, es decir, nunca va a cambiar nada en favor de los que realmente necesitan. No fue en vano la maratónica adhesión, él no va a poner en riesgo las tajadas de este ponqué tricolor que probablemente dure poco, porque ya no hay más que robarle. Aceptó a Vivian Morales que condenó a su amigo Andrés Felipe Arias, después que su partido la llamara perseguidora política. De ahí en adelante toda la tradición de la que usted y yo estamos cansados se unió y fueron bien recibidos, por supuesto, ellos se entienden y, sobre todo, se necesitan. Si el profe hubiese estado tan cansado del tradicionalismo corrupto, no optaría por votar en blanco, tampoco por la decisión caprichosa
de no ser más candidato, pues esto abre el telón al mismo escenario político que hemos padecido durante más de cincuenta años, donde las mismas familias se turnan el poder. Él dice que su movimiento será una mayoría política en cuatro años, la verdad, es cuestionable porque en las elecciones de alcaldías, gobernaciones y demás espacios donde pretenden fortalecerse, manda la plata, la mermelada, precisamente contra lo que no se ha podido ganar. Sin contar por supuesto que la unificación de las cortes entre otras reformas jurídicas que plantea Duque le garantizarán continuidad en el poder. Entonces, las posibilidades siguen alejadas de ser hechos. El miedo al Castrochavismo inexistente es comprensible en la militancia casi ultraderechista del Centro Democrático y sus adeptos, entre ellos por supuesto, Iván Duque, que ve en toda diferencia a sus planteamientos, un riesgo, por eso el exministro Londoño dijo que la primera tarea de ellos era “Hacer trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo final”. Es comprensible también en personas que susceptibles al miedo, víctimas de una espectacular campaña temeraria desde el uribismo en complicidad con los medios, terminaron debatiendo y si cabe decir, argumentando a tan solo un clic de la realidad, pues con la opción “Compartir” de Facebook, sin verificar la información, dieron por entendida su convicción política y a su vez, la consolidación de su voto. Pero en actores participativos que han cuestionado de manera coherente la decadencia política en el país, si resulta asombroso, porque se caería en la indiferencia fatal como condicionante si el interés
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individual no es del todo satisfecho. Votar en blanco es avalar el frente nacional, ése frente que Mockus cuando disputó la presidencia con Santos, pidió encarecidamente no respaldáramos porque nos hundiríamos. No se puede considerar justo abandonar esta tierra fragmentada de tanto dolor, a quienes lo han generado durante 16 años, porque sí, Santos también fue el que dijo Uribe después de haber mandado 8 años, como lo es Duque, como lo es Maduro. Tendría el profe, más posibilidades de una presidencia con su movimiento en un eventual mandato de Petro que en uno de Iván Duque, si Petro cometiese la imprudencia de intentar reelegirse, la prensa, la opinión pública y la comunidad internacional, se lo condenarían enérgicamente no sólo con una simple opinión, todo lo contrario, con una contundente y según este la situación “heroica acción”. Nada más un ejemplo en su alcaldía, cuando no llevaba 6 meses gobernando y RCN
le regalaba minutos diarios a uno de sus opositores para buscar huecos por toda la ciudad. Mientras que, si con las cortes unificadas y amarradas a su clientelismo, los medios a su favor, los caciques políticos de su lado cobrando favores, se podrían si quiera considerar elecciones en unos 8 años, o más, en un periodo gubernamental de Iván Duque. Y no se trata de polemizar, tampoco de crucificar a quienes vayan a ejercer su derecho al voto en blanco, sólo de buscar luces y puntos de encuentro entre dos colectivos que de manera crítica y constructiva se han pensado un mejor país del que nos ofrecen estas clases políticas tradicionales, colectivos que respaldan los acuerdos de paz porque no quieren ver más jóvenes asesinados, que han llorando los 10.000 falsos positivos, los desfalcos a las grandes empresas, las filas de la muerte en las EPS amigas de los contratos jugosos con los mismos que han jodido al más necesitado durante tanto tiempo.
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¡Alerta! Cúcuta es “Castrochavista”
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esulta que viniendo de propiciarle unas cuantas puñaladas al cajero en el retiro del sueldo y otras más a mi bolsillo haciendo mercado, quedó nuestro carrito (que aún estamos pagando) atrapado en una caravana de castrochavistas, pensé que nos iban a expropiar y todo porque con euforia gritaban consignas populares. Un montón de automóviles y camionetas cuyas placas venezolanas se notaban a leguas, rodaban empapelados con la foto de un personaje similar a Nicolás Maduro, sin experiencia, con estudios falsos y sobretodo recomendado, recomendado del castrochavista que cambió la constitución para reelegirse, censuró programas y medios por hacerle crítica y que tiene comprada a la justicia del país, pues sus más de doscientas investigaciones en contra, no han podido dar resultado, pero cómo los va a dar si las casualidades matan testigos. En fin, en las busetas llevaban gente con cara de no saber qué hacían allí, algunos de los carros venezolanos estaban ocupados por solo una o dos personas, entre esas niños y como si fuera poco en uno que otro solitario local del sector la gente sacaba banderitas de papel. Sí, es castrochavismo aunque nos asustemos, porque no se le puede llamar de otra forma al gobierno manejado por la misma gente durante 16 años, no se le puede llamar de otra manera a que nuestros niños se mueran de hambre, si no me creen, miren las últimas cifras del INS (Instituto Nacional de Salud) donde nos escupen en la cara que 8 niños menores de 5 años han muerto por desnutrición en una semana (del 15 al 24 de abril) ni siquiera podemos pensar en otro calificativo cuando ocupamos el segundo lugar en la vergonzosa lista de los más desiguales de América Latina con el 10% de ricos ganando cuatro veces más que los pobres que van a esas caravanas, tampoco lo inventa este desparchado que hace que escribe, lo dice nada más y nada menos que el Banco Mundial. Es castrochavismo que una ciudad tan desempleada que el promedio nacional es 10.8% y se encuentra en el 18,7% quiera más de lo mismo.
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