Revista Díatreinta N° 77

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R E V I S TA D E L A FA C U LTA D D E C O M U N I C A C I O N E S DE LA UNIVERSIDAD PRIVADA DEL NORTE AÑO XII | N°77

ENTREVISTA A NELSON MANRIQUE

«HAY QUE REVISAR LA HISTORIA DESDE LOS AÑOS 80» ELIDIO ESPINOZA: ¿HÉROE O VILLANO? RESTAURANTES PARA SIBARITAS

Además: Una entrevista al paso a Juan Villoro | Ser gay: más que un objeto de discriminación | Deportes: Lo bueno, lo malo y lo feo

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AÑO 12 | Nº 77 | enero de 2013 Revista Editada por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Privada del Norte

Director Luis Eduardo García Editor y Corrector Aquiles Cabrera Diseño y Diagramación José Carlos Castillo Ilustración de portada Cristian Palacios Editor Gráfico Omar Miñano Coordinadora Ana Rita Cabeza Columnistas Richard Licetti Alfieri Díaz Orietta Brusa Gerardo Cailloma

Redactores Fátima Madi Luck Ana Lucía Castillo Kattia Quintanilla Romy Frantzen Yulissa Tafur Autores Óscar Paz Campusano José Pérez Jiménez Jorge Acevedo Andrea Fernández C. Rodrigo Durand R. Hugo Vergara L. Ángela Mariñas Fotógrafos Diego Torres Alejandra Capurro Renato Barrantes Luis Tantajulca Rafaela Mesones Augusto Torres Víctor Guzmán

Las opiniones vertidas en los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente las opiniones y juicios de díatreinta.


Escribe: Luis Eduardo García

C U A D ERNO D EL TR IBAL

Director de la Facultad de Comunicaciones (Trujillo) leg@upnorte.edu.pe

Superficiales o profundos Uno de los síntomas de la pérdida de la calidad humana consiste, según algunos filósofos, en que nuestros seres y actos se han vuelto cada vez más superficiales y, por lo mismo, la vida ha ido perdiendo profundidad e importancia. Esta idea no deja de tener razón, ¿pero esto es realmente así? Según el diccionario de la RAE, superficial en sus diversas acepciones vendría a ser todo lo que se queda en la superficie, lo que no tiene solidez o sustancia, lo frívolo, lo aparente, lo que no tiene fundamento. En cambio, una de las acepciones de profundo se refiere a lo vasto, lo que penetra o ahonda mucho, lo que procura el entendimiento íntimo. Superficial en los actos de la vida corriente sería, por ejemplo, asistir a un estadio de fútbol, y profundo a un concierto de música clásica. En la pintura, los entendidos llaman superficial a lo que se queda en la mera descripción o lo lúdico, y profundo a lo que toca las fibras del sentimiento. El escritor Milan Kundera cree que esta distinción es insuficiente y define de otra manera lo profundo: lo que atañe a lo esencial. En realidad, Milan Kundera nos remite a lo ontológico, a lo sustancial, a lo principal y notable y no a aquello que tiene que ver necesariamente con los afectos. Leamos unos versos de Wislawa Zsimborska para comprobarlo, el cual tiene sentimiento, pero sobre todo sustancia: «Cuando pronuncio la palabra Futuro,/ la primera sílaba pertenece ya al pasado./ Cuando pronuncio la palabra Silencio, / lo destruyo./ Cuando pronuncio la palabra Nada,/ creo algo que no cabe en ninguna no-existencia» (Las tres palabras más extrañas). Aunque los conceptos superficial y profundo no son del todo precisos - en algunos casos son incluso complementarios, como es el caso de determinados productos artísticos -, cualquier ser humano es capaz de reconocer cuándo una chica es superficial y frívola, o cuándo profunda y seria. El sentido común indica que es lo primero cuando piensa más en sus joyas que en cómo puede llegar a ser mejor ser humano; y que es lo segundo cuando se interesa más por los derechos de la mujer antes que en conseguir marido a toda costa.

Lo cierto es que la realidad nos demuestra siempre que no existen ideas o cosas en estado puro. Una novela que pretenda ser eminentemente profunda, terminará siendo aburrida. Y una que procure solo el entretenimiento, acabará sepultada bajo el calificativo de vacía. En las grandes historias como El Quijote de la Mancha o Madame Bovary hay algo de superficial en el mundo de sus personajes, solo que en dosis necesarias. ¿No es acaso un acto de frivolidad tener que servir a una señora como Dulcinea del Toboso? ¿O que la heroína Emma Bovary siga sus instintos básicos para no morirse de aburrimiento en la casa burguesa donde vive? Profundos en estado puro tal vez solo sean los filósofos y los científicos, aunque se me ocurre que tanto Diógenes como Einstein necesitaban a veces ser frívolos para conseguir sus objetivos más profundos. Y, especialmente, para sucumbir a la monotonía. Pero si de verdades se trata y nos atenemos a los conceptos de superficialidad y profundidad que presenta el diccionario de la RAE, vivimos en un mundo donde campea lo superficial y se desdeña la profundidad. Todo aquello que nos remite al pensamiento, a la educación y al pulimiento de nuestros gustos y sensibilidades es visto con cierta sorna o sospecha. Los medios de comunicación han impuesto lo frívolo como modélico y lo superficial como norma. Es, digamos, políticamente incorrecto preferir la alta cultura o la cultura a secas. Háganlo y verán las reacciones: ¡Qué aburrido, por Dios!, dirá la mayoría. Como dije, en dosis combinadas adecuadamente lo superficial y profundo, lo frívolo y trascendente, lo limitado y lo vasto producen resultados aceptables. En el caso de las estereotipadas sagas góticas que leen con desesperación los adolescentes, lo superficial es a todas luces lo más importante para la conexión con el lector; en cambio, en las novelas de la saga Millenium del sueco Stieg Larsson, una razonable mezcla de lo superficial con lo profundo la ha convertido en uno de los grandes productos literarios del siglo XXI. Todos tenemos algo de frívolos y trascendentes. Lo difícil es lograr el equilibrio.

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Primer Tiempo:

Santiago Cruz Hoyos

Una entrevista de Jorge Acevedo

En 2009 ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la Categoría Beca al Periodismo Joven por una crónica sobre el escritor Andrés Caicedo titulada ‘No hay flores en la tumba de Andrés’. Santiago al igual que Andrès Caicedo nació en Cali hace 30 años. Ganó el Premio de Periodismo Colprensa 2009 con la crónica ‘La villa del cine’. Esa historia, además, fue declarada como la mejor crónica del año en los premios de periodismo de El País. DEJO ALGO DE OBRA Y MUERO TRANQUILO Lo que más recuerdo de la obra de Andrés Caicedo es la angustia. Es su literatura se siente eso, angustia. Era un escritor intranquilo consigo mismo, con su entorno, con lo que escribía. Y creo que su literatura fue como su vida: extrema. Su vida era así, intensa, en las drogas, en su sexualidad, en todo... y eso se siente en sus escritos. Creo, también, que su literatura dejó el testimonio de lo que era esta ciudad en los años 70, de lo que era una época. Para Cali sigue siendo el escritor más importante de su historia, así Andrés haya muerto cuando aún estaba madurando su voz como narrador. SER CRONISTA Yo recuerdo que empecé a escribir crónicas sin tener la más remota idea de lo que estaba haciendo. Lo empecé a hacer en el colegio, cuando tenía unos 14 años, en las clases de matemáticas sobre todo, que eran los jueves en la mañana. Mientras el profesor -4-

daba su aburrida clase, yo escribía la historia de lo que había sido el partido de fútbol del América de Cali la noche anterior. Y lo primero que hacía al llegar a casa era comparar lo que había escrito a escondidas en el salón, con lo que había publicado el cuadernillo de deportes del periódico más importante de la ciudad, El País. (A veces, me gustaba más lo que yo escribía. Eso siempre me pasaba cuando el periódico sólo registraba el partido con el tono frío de la noticia). Y es que por el fútbol, un deporte por el que siento una pasión absoluta, llegué al periodismo. Yo pensaba que como era muy mal jugador, siendo periodista podía estar lo más cerca posible a este deporte, sin duda el más bello del mundo. Entonces, entré a la Universidad Autónoma de Cali para estudiar Comunicación Social con el sueño de convertirme en el mejor periodista deportivo del país. Pero con el paso del tiempo esa idea cambió. El periodismo deportivo me empezó a aburrir, por el esquema que se maneja, repetitivo hasta más no poder, siempre con las mismas preguntas, siempre con las mismas respuestas. Desde entonces, mi sueño en el periodismo cambió por única vez y para siempre. Ahora, mi sueño es ser cronista, para eso estoy trabajando. El haber sido invitado al Encuentro de Cronistas de Indias por la Fundación Nuevo Periodismo fue una motivación muy grande, la confirmación que algo

debes estar haciendo bien en este oficio de contar historias. Además, estar con los maestros que uno ha leído, tenerlos ahí al lado, conversando con ellos en el desayuno, pues es un recuerdo que no se olvida. El Encuentro también confirmó que la crónica en América está en auge. Son muchos los jóvenes periodistas y los medios independientes como el “Puercoespín”, “Orsai”, que están contando buenas historias. Y en estos tiempos de periódicos tan aburridos eso es muy esperanzador. Cada vez más, ante la crisis de la prensa, ante el cierre de periódicos, se afianza el convencimiento de que las historias podrían ser la salvación económica de los medios, por lo menos de los impresos. La gente quiere leer noticias, pero también quiere leer historias. Un periódico que solo le entregue noticias a sus lectores está condenado a cerrarse. Hoy, el formato ideal para las noticias es Internet. Te informas en tiempo real de lo que pasa. Si al otro día compras el periódico y lees lo mismo que leíste durante el día en Internet, bostezas, sientes que pierdes el tiempo, no tiene sentido comprarlo. En cambio si encuentras historias distintas, historias que expliquen una ciudad, un país, historias en las que nos reflejemos como sociedad, si encuentras en un periódico la ambición de hacerlo con tanto esmero como si fuera arte, sí vas a ir a comprarlo todos los días. Yo creo eso, que los periódicos, todos los días, deben ser hechos con ambición, no con ese afán de llenar páginas con los fríos cables de agencias. La crónica, en ese sentido, tiene mucho futuro.


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Segundo Tiempo:

Juan Villoro

Otra Entrevista de Jorge Acevedo

Sus cuentos están entre los mejores que se escriben hoy en lengua española, lo dijo Roberto Bolaño, escritor de carácter insobornable : “Yo tengo un tipo de sangre que sólo tienen los que han escrito Los detectives salvajes”. Roberto Bolaño murió a la edad de 50 años, se conocieron en el año 76 ,Juan Villoro asistió a su funeral “La verdad es que los escritores nos damos cuenta demasiado tarde de que la vida es breve”. Estudió sociología en la universidad autónoma metropolitana. Ha ganado el Premio Iberoamericano de letras “José Donoso” 2012 por el conjunto de su obra.El año pasado la editorial Candaya publicò “Materias dispuestas: Juan Villoro ante la crítica” un conjunto de ensayos dedicados a uno de los màs brillantes intelectuales Mexicanos JUAN VILLORO ganador del Premio Internacional de Periodismo Rey de España 2010,estuvo presente en el Encuentro Nuevos Cronistas de Indias 2. En esta entrevista hecha a la volada, habla de sus inicios como cronista. Crónicas de los setenta Cuando empecé a escribir en los periódicos, a fines de los años 70, el término “crónica” no se usaba. Hacíamos “reportajes”, “artículos” o “entrevistas”. Poco a poco cierto periodismo narrativo comenzó a ganar prestigio y se habló de “crónicas” o “perfiles”. “Relato de un náufrago” marcó un antes y un después. La fama de García Márquez como novelista hizo que esa crónica se reeditara con su nombre, pues primero fue atribuida al náufrago

que la protagoniza. Esa publicación confirmó que el gran periodismo forma parte de la más elevada producción de un autor. Había numerosos antecedentes (de Daniel Defoe a José Martí), pero “Relato de un náufrago” fue decisivo para valorar el periodismo como literatura escrita bajo presión. Mis primeros textos en el género tuvieron que ver con la crónica de rock. Escribía cuentos y, para mantenerme, también escribía los guiones de un programa radiofónico sobre rock, “El lado oscuro de la luna”. Los editores de un suplemento cultural (“Sábado”) me pidieron que escribiera para ellos crítica musical. Pero más que un crítico yo era un cronista de la música. Los guiones del programa contaban historias de los músicos, transcribían sus declaraciones, trataban de recrear el mundo en que vivían. Esto me llevó de manera natural a vincular los temas musicales con el contexto en que ocurrían. Cuando terminaba la década, escribí una serie de diez textos con el título “Crónicas de los setenta”. Fue la primera vez que usé el término. Nuevos Cronistas Me parece decisivo que tengan una curiosidad dispersa, abierta a muchos frentes. Uno de los grandes problemas del periodista que se ocupa sólo de una fuente es que sabe cada vez más de cada vez menos. Es importante conocer cosas en detalle, pero la especialización sin contexto impide analizar la realidad. El que sólo sabe de deportes, deja fuera componentes decisivos para entender los de-

portes, como la política, la religión, la economía, la semiología y tantas otras cosas. Además de esta curiosidad amplia, necesita formarse como lector. La realidad del periodismo depende de los hechos pero no está en ellos. El lector no lee hechos, lee palabras. Por eso, la realidad definitiva del periodismo es el lenguaje. Hay que leer mucho para escribir bien. Por sí sola, la información no te da un buen estilo literario. AMADOS MONSTRUOS Gabriel García Márquez Convierte la cotidianidad en una noticia de primera importancia y revela que su conocimiento depende de detalles que a otros pasan inadvertidos. Ryszard Kapuscinski Es un cronista de tipo proustiano, un reportero de su propia memoria que se ocupa de sucesos que presenció hace mucho tiempo y que ha ido decantando y precisando en el recuerdo Tomás Eloy Martínez Sabe narrar los sucesos en la distancia justa, está suficientemente cerca para establecer empatía y suficientemente lejos para ganar objetividad. Carlos Monsiváis Narra en dos velocidades: registra los hechos pero también y sobre todo las opiniones sobre los hechos; sus crónicas registran la opinión pública; son narraciones editorializadas por los testigos y por la propia voz del cronista. -5-


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PERu, TRUJILLO Y LOS JUEGOS BOLIVARIANOS DEL 2013 Escribe: Gerardo Cailloma

Las Olimpiadas de Londres concluyeron hace varios meses. La euforia de las celebraciones y la maravilla de las telecomunicaciones nos aturdieron durante 15 días. En ese entonces, no podíamos ver la magra, y cada vez más, decepcionante participación del equipo nacional que, durante esta versión, veía cada día cómo sus escasos participantes iban siendo eliminados en los juegos preliminares.

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Salvo la participación de la fondista Inés Melchor (ocupó un vigésimo quinto puesto), los demás fueron a hacer acto de presencia. Este mediocre eufemismo oculta nuestra constante debacle desde los juegos de Barcelona, donde Pancho Boza ganó una presea de plata. Cada versión nueva vemos menos participación de nuestros deportistas, e incluso, el único deporte colectivo que nos dio una medalla de plata, el vóley, se hunde en una serie de desaciertos ya más allá de una década y todo apunta a que no veremos a este otrora popular deporte (sólo en rama femenina, de los varones mejor ni comentar) en los escenarios internacionales con resultados destacados, pese al leve repunte que se ha dado en la categoría de menores, luego de más de tres décadas de estar de segundonas (e incluso en puestos inferiores). Es un grupo que tiene futuro, pero queda mucho, muchísimo camino por recorrer. En otras categorías, se las invitará como cenicientas para ser vapuleadas por todos los demás rivales en la categoría mayores (ahora ya Colombia surge como una fuerte amenaza a su tercer puesto en Sudamérica). Para 2016, la participación de los peruanos en Río de Janeiro podría ser una buena oportunidad para “levantar cabeza” en algunos deportes. Se pueden hallar diversas excusas por nuestra situación de sociedad tercermundista para justificar nuestras permanentes debacles, pero al ver en el reparto medallero de las últimas olimpiadas a países que están incluso en guerra civil o en condiciones económicas rayando con la miseria (frente a nuestra fantástica economía) como el caso de Etiopía, Gabón o Botsuana, no hace sino invalidar este parámetro. El problema está en otro lugar; uno de raíz y se llama educación. Veamos otros datos para reflexionar: en Londres, Rusia y todos los países que integraban la URSS totalizaron ¡165 medallas! USA (otro país con varios países que lo conforman) obtuvo 104 y 88 fueron de la República Popular China (sumemos 02 de Taiwán y 01 de Hong Kong: 91 medallas). 46 de oro tendría la ex URSS y empataría con USA. Aquellos países heredaron una gran infraestructura y una escuela deportiva envidiable. El mejor país latinoamericano sigue siendo Cuba; pero Brasil avanza, ya que será sede de los siguientes juegos, en 2016, y como anfitrión debe dar una buena imagen. Y así va a ser. Luego Colombia (con una política agresiva educativa) ha desplazado a México. Pero, para variar, los dos pumas de Sudamérica de la zona del Pacífico (Perú y Chile) no obtuvieron medalla alguna. Irónicas cifras para las dos más “brillantes” economías de este lado del continente. Veamos más cifras, pues esto apasiona a tecnócratas y además ellas nos puedan dar una vista general de lo que nos depara los futuros Juegos Bolivarianos de Trujillo (que en realidad no sólo serán aquí sino en Lima – como de costumbre- y Chiclayo). Para eso, demos una

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vuelta por los juegos realizados en nuestro Continente para no tener un abanico más grande de competidores (la emergencia asiática se ha visto en estos últimos juegos con la crecida de China y de Corea del Sur). Veamos: Perú ha obtenido 94 medallas en todos los juegos panamericanos, desde 1951 en Buenos Aires, Argentina, hasta el 2011 en Guadalajara, México. De todas las medallas, sólo 05 son de oro. Salvo Bolivia, todos los demás países vecinos nos llevan una buena distancia en el cuadro medallero. Con Ecuador casi estamos en empate, pero con los países que tienen una población o economía mediana a la nuestra, las brechas son considerables. La distancia con Venezuela, Colombia y Chile es de 430, 317 y 164 medallas respectivamente. Ni hablar con potencias como Cuba, Brasil o Argentina. Por ejemplo, en los recientes Panamericanos de Guadalajara, México, nuestro país envió a 139 deportistas con la ilusión de acaparar 20 medallas, sólo se obtuvo 7. En la versión anterior, en Río de Janeiro, el Perú envió menos deportistas y obtuvo 12 medallas. Ninguna de oro. Las cifras vuelven a hablar por sí solas. Para reducir más nuestras acentuadas diferencias continentales, vamos a focalizarnos en el área andina con los famosos bolivarianos, juegos que congregan a los países que fueron liberados por Simón Bolívar: Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela y nuestro país. Perú ha ganado 1178 medallas en los juegos bolivarianos desde 1938 al 2009, de ellas 491 de oro. En la primera versión en Bogotá, Perú dominó el medallero con 75 medallas en total. En Lima en 1947, Perú sigue dominando el medallero con 160. También dominó en Caracas en 1951 con 104. Perú era una potencia en la zona. Pero en Barranquilla en 1961, Perú baja al 4to puesto entre cinco países (aún no participaba Panamá). Sin embargo, desde ese entonces, Perú no ha retomado la cabeza en las siguientes versiones. Hace un buen número de versiones, el Perú ocupa el 4to puesto de manera inamovible por debajo de Venezuela, Colombia y Ecuador. Y todo apunta a que el próximo año, los anfitriones (o sea, nosotros) seremos nuevamente relegados a ese cuarto puesto. Seremos, eso sí, testigos de la lucha por el primer puesto entre la potente Venezuela y la ascendente Colombia, que en Londres sorprendió al mundo. Ese será nuestro premio consuelo. Las cifras hablan por sí solas. En atletismo, la actividad central de todos los juegos, tenemos disciplinas en las cuales no se ha mejorado una marca nacional, en la rama masculina, en más de 40 años. Por ejemplo, los famosos 100 metros planos no se han mejorado desde 1977 (en La Paz) y los 200 metros planos desde ¡1971! Felizmente, en mujeres estas marcas han ido mejorando paulatinamente. Esta es la realidad con la que nos vamos a ver en el mes de noviembre del 2013. Salvo la mediocre situa-


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“Colombia (con una política educativa agresiva) ha desplazado a México. Pero, para variar, los dos pumas de Sudamérica de la zona del Pacífico (Perú y Chile) no obtuvieron medalla alguna”. ción del fútbol que recibe una cobertura mediática del 99 %, los otros deportes son ignorados pues los medios justifican su difusión porque “eso le gusta a la gente”. Irónicamente este deporte no dio medalla alguna en los grandes cuadros medalleros (llámese olimpiada o panamericano). Lo de los Bolivarianos del 2013 en Trujillo tiene un origen muy interesante y accidentado: la ciudad recibió esta designación luego de habérsela retirado a Panamá, producto de desavenencias políticas. La ciudad y las otras dos subsedes (Lima y Chiclayo) están trabajando para el evento, pero la planificación es bastante caótica y pareciera que los mismos ciudadanos se pusiesen diversas trabas entre sí para evitar dejar a la ciudad lista con el fin de recibir a numerosos turistas y, sobre todo, atletas en diversas disciplinas en nuestras instalaciones. La ciudad es un caos en cuanto a su infraestructura vial y el uso de esta por el servicio público (que en realidad es privado). Además la ciudad no presenta alguna obra de envergadura realizada por sus direcciones municipales en los últimos 30 años. Seguimos teniendo la imagen de una pequeña ciudad de provincia sobrepoblada. Se cree que con las edificaciones de dos lugares de consumo masivo hemos escalado a la categoría de ciudad del primer mundo. Se cree. Pero, existe una preocupante pregunta más de fondo que atañe a todos los peruanos: ¿están nuestros deportistas listos para hacer de esta fiesta una verdadera pantalla de nuestro boom económico que refleje

el verdadero desarrollo humano? Una vez conversando con Iván Dibós, Presidente del Comité Olímpico Peruano, la decisión de haber descuidado la formación de alumnos en etapa escolar en verdaderas clases de educación física con docentes de la rama nos está pasando la factura. Sería interesante ver si los docentes de los miles de colegios públicos y privados de nuestra Patria son verdaderos profesores de educación física. El famoso plan de ahorro y optimización de recursos de la gestión de los últimos gobiernos ha hecho que muchos docentes de otras áreas (incluso de lengua, inglés o matemáticas) cubran esas plazas para poder completar su carga horaria. Fuera del hecho de que se da mayor prioridad a otras áreas del aprendizaje y Educación Física es considerada la cenicienta de nuestros planes educativos (incluso muchos chicos jamás han visto o verán un disco de lanzamiento o jabalina, ya que para eso tienen el mundo virtual, justificado). Vamos a hacer un evento en el cual, como sucedió durante las gestiones de muchos recientes gobiernos, se construyen aulas y se las equipa de laptops, pero no hay personal docente capacitado o, peor aún, no había electricidad. Así pues, el 2013 mostrará que la sociedad peruana ha avanzado en todos los campos del quehacer humano, o mostrará las profundas falencias de ese gigante de barro que se ha estado construyendo durante dos décadas con resultados inmediatos, efectistas y nada sostenibles a largo plazo. Por los resultados nos medirán. Hay, pues, mucho por hacer.

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La dis crimi nación

homosexual Escribe: Julissa Tafur

Las mofas sobre los homosexuales son parte de la vida diaria. La discriminación hacia ellos es constante y mucho más notable en una sociedad conservadora como la trujillana.

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Es común que todos, alguna vez, hayamos oído alguna broma o burla sobre los homosexuales. ¿Quién no se acuerda de esos chicos que siempre molestaban al compañero “amanerado” del colegio o de la universidad? ¿Quién no ha visto esos programas de televisión cómicos en los que se imita a personajes que “patean con los dos pies”? Creo que muchos responderán a estas preguntas de manera afirmativa. Sin embargo, muy pocos se pondrán a pensar en la identificación y discriminación que sienten las personas homosexuales al ser parte de una realidad que no los acepta. Las apariencias engañan Generalmente, lo primero que la gente piensa al escuchar la palabra “homosexual” es en gays, es decir, en hombres que se sienten atraídos por los de su mismo sexo. A estos se les suele tildar de escandalosos, de imitar comportamientos femeninos exageradamente o de que solo tengan como ocupación el ser peluqueros. “Los estereotipos son malísimos”, opina Luis C., miembro de la asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (GLBTI) de Trujillo. Agrega que “la gente ve en nosotros defectos que ellos también tienen, ya que muchos heterosexuales pueden ser promiscuos o problemáticos al igual que un homosexual”. Cabe indicar que Luis no se dedica a alguna actividad relacionada a la belleza. Él es biólogo de profesión y es egresado de la Universidad Nacional de Trujillo. Cuando se habla de homosexuales no solo se incluyen a los gays, sino también a las lesbianas. “Se dice que las lesbianas son obsesivas, machonas, agresivas y no es así”, menciona Karina, integrante del bloque lésbico del GLBTI de Trujillo. Asimismo, señala que “los estereotipos han establecido estas características, pero todo depende de la personalidad de cada uno y no de nuestra orientación sexual”. Karina agrega que “al pensar en lesbianas no se debe creer que es una chica que de un día a otro va a usar corbata, pantalones y zapatos de hombre, porque hay mujeres que son muy femeninas y tienen esta opción sexual.”

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La discriminación: el pan de cada día Los homosexuales sufren una exclusión constante en la sociedad y en sus entornos más cercanos. Antonio Reyes Castillo, estudiante de Derecho y presidente del Movimiento gay-lésbico de Trujillo (MGLT), comenta que no existe tanto una discriminación física, sino más bien una discriminación invisible. “Esta consiste en que la gente te trata con ignorancia y no te toma en cuenta”, señala. Uno de los tipos de discriminación que sufren con más frecuencia es la laboral. Hace poco en el MGLT tuvieron un caso de este clase. “Tres personas estaban postulando para un trabajo; una de estas era gay y era mucho más resaltante en el ámbito académico que las otras dos”, comenta Reyes Castillo. Continúa diciendo que “esta persona colocó en su currículo que pertenecía al movimiento gay-lésbico de la ciudad y esto originó que ni siquiera pase la entrevista psicológica”. El presidente del movimiento menciona que “hay indicios que nos llevan a pensar que la discriminaron por ser gay”. Asimismo, enfatiza que “en una convocatoria de trabajo no te dicen que te discriminan porque eres homosexual, pero se entiende tácitamente que por esta razón no te dan las mismas posibilidades que el resto de personas”. Por otro lado, Karina cuenta que la discriminación laboral en lesbianas se da con más frecuencia cuando estas son docentes. “Los padres de los escolares se quejan mucho al saber que una profesora es homosexual, no quieren que ellas toquen a sus hijos”, menciona. Otro tipo de discriminación se da en el ámbito académico. Reyes dice que “en la etapa escolar los homosexuales sufren de ‘bullying’; yo también experimenté la burla de mis compañeros de clase.” Asimismo, Luis C., miembro del LGTBI de Trujillo, comenta que “los profesores, muchas veces, tratan de cambiar el comportamiento de los alumnos gays.” David Arturo Zeta, un estilista del centro comercial “El Virrey”, cuenta también su experiencia y dice: “Yo estudiaba Enfermería y me discriminaban en el hospital al cual yo iba a practicar; los médicos no me permitían el ingreso a los consultorios”. Los “trans”: los más vulnerables Antonio y Luis C. concuerdan en que la población más discriminada es la transexual. Una persona ‘trans’ es aquella que se siente del sexo opuesto y que adopta sus atuendos y comportamientos. Karlita es un transexual, quien relata su experiencia y cuenta que sufre de discriminación, principalmente, cuando acude a lugares públicos como las discotecas. “No nos dejan entrar y los encargados no nos brindan ninguna explicación al respecto”, menciona. Por otro lado, Jossie comenta que “las personas, sobre todo los varones, se burlan de nosotras y nos insultan”. Explica que esto ocurre porque se generaliza el comportamiento de nuestro grupo al pensar que todas tenemos cualidades negativas. Agrega que “en el caso de las mujeres sentimos el temor o la incomodidad cuando nos observan”. Jossie concluye diciendo que “la falta de educación hace que la gente se exprese negativamente hacia nosotras”.

Posición controvertida Por otro lado, uno de los puntos de vista sobre la discriminación homosexual que siempre da que hablar es el de la Iglesia. Hace pocas semanas, el Papa Benedicto XVI lanzó unas fuertes declaraciones en contra de las bodas gays. “Más allá de que el conducir a los jóvenes a un conocimiento pleno de la realidad sea un objetivo claro, la educación necesita un contexto. Entre ellos está, sobre todo, la familia, fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer. No se trata de una mera convención social, sino de la célula fundamental de toda sociedad. Por lo tanto, las políticas que dañan a la familia amenazan la dignidad humana y el futuro mismo de la humanidad”, mencionó el Sumo Pontífice. Al respecto, el padre de la iglesia San Agustín, José Francisco Escurra, dice: “No se debería usar el término de matrimonio homosexual, aunque a esta unión tal vez sí se le pueda llamar convivencia”. Por otro lado, el sacerdote cree que la Iglesia no condena el hecho de que una persona sea homosexual. “Dios siempre está al lado de todas sus criaturas y lo que nuestra institución busca es ayudarlos para que no exageren la forma de vida que llevan”, menciona. El párroco concluye diciendo que “los homosexuales deben respetarse a sí mismos, respetar a los demás y estos, a su vez, deben respetarlos también”. Sin soluciones a la vista Los casos vistos anteriormente demuestran que aún queda un largo camino por recorrer para que los homosexuales hagan valer sus derechos. Asimismo, muy pocos son los que denuncian los hechos discriminatorios. Según Karina, miembro del bloque lésbico de la asociación GLBTI de Trujillo, los homosexuales no sacan a la luz estos sucesos por miedo a que las personas se enteren de su opción sexual. “Muchos temen que sus padres los echen de la casa o de las habladurías de sus amistades más cercanas.” Ella espera que dentro de 10 o 20 años existan leyes u ordenanzas municipales que ayuden a frenar la exclusión que sufren constantemente. “Aún no existen leyes específicas que condenen este tipo de discriminación”, afirma el presidente del movimiento gay-lésbico de Trujillo, Antonio Reyes. “El código penal establece una norma contra la discriminación en general; sin embargo, no existe una que tenga que ver, específicamente, con la opción sexual”. Acota que “desde febrero de 2010 venimos realizando los trámites requeridos para que se establezca una ordenanza, a nivel local, contra la discriminación por orientación sexual o por identidad de género; empero, la propuesta está un poco estancada y esperamos que el proceso se agilice”. Por lo visto, no hay soluciones a la vista para frenar la discriminación hacia los homosexuales. Ellos siguen padeciéndola en carne propia en las diferentes actividades que realizan en su día a día. En pleno siglo XXI, nuestra mentalidad aún es un poco cerrada y se niega a aceptar esta opción sexual, que es cada vez más común y cotidiana. Recordemos que ellos son diferentes, sí, pero son personas como cualquiera de nosotros y merecen, ante todo, respeto.

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CAUSA PERDIDA

Escribe: Richard Licetti Director de la Facultad de Comunicaciones (Cajamarca)

Para leerte mejor La reducción de los índices de lectoría durante los últimos años hace suponer que la sentencia de muerte sobre la prensa es esta vez inexorable. Sin embargo, antes de anticipar la desaparición del periodismo valdría la pena analizar si estamos realmente ante un fenómeno generalizado y sin retorno, mientras en paralelo se identifican las causas del desinterés por la lectura, especialmente entre los jóvenes. Respecto a lo primero, si bien es cierto que durante el periodo que va de 1990 a 2010 la circulación de medios impresos registró una caída de 30%, desde el año pasado esta curva muestra una tendencia hacia arriba, especialmente en los llamados países emergentes debido a un mayor acceso a la educación y alfabetización. Un caso significativo es el de Brasil, donde la circulación de diarios se incrementó en alrededor de 7%. Aunque en menor medida, la misma dirección ha seguido la prensa chilena y argentina. Pero la gran sorpresa la da el Perú, con un robusto aumento de 50% en la circulación de diarios entre 2007 y 2011, a tenor de un estudio realizado por la consulta KPMG. Al igual que los países latinoamericanos, el incremento de la lectoría de publicaciones periodísticas es un fenómeno que se presenta con características similares en otras latitudes. Desde luego, las circunstancias son distintas en Europa y Norteamérica, regiones con una economía debilitada e incierta que ha terminado por afectar la industria editorial. Con todo, una investigación de Ebyline, organización que suministra textos provenientes de periodistas freelancers a publicaciones estadounidenses, muestra una auspiciosa reactivación en la producción de noticias. La mejora es tanto para medios tradicionales como para medios electrónicos, de modo que los pronósticos de un futuro sin diarios ni revistas habría que tomarlos con cautela, pues lo más probable es que modelos como los de Ebyline se extiendan y propicien una convivencia entre lo impreso y lo digital con notables resultados. En torno a las razones por las que la lectoría ha caído en

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los últimos tiempos, existe consenso en señalar como una de las causas principales las peculiaridades de la generación Y, que comprende a jóvenes nacidos entre 1981 y 2000; o sea, todos aquellos que están ahora por debajo de los 30 años. Se trata de una generación entre cuyos rasgos destacan la actitud de cuestionarlo todo, un abierto desinterés por la orientación de los padres y last but not least, una forma de entender el mundo sensorial –esencialmente visual y auditiva- en desmedro de los patrones racionales y lingüísticos de generaciones precedentes. En consecuencia, para los más de ellos, la lectura es una actividad que despierta ninguna o muy poca motivación. De esta manera se van abriendo ventanas para entender por qué cada vez hay menos lectores. Más allá de que para muchos este fenómeno haya tocado un punto de no retorno, existen publicaciones que han tomado el toro por las astas y con enormes dosis de creatividad están llevando adelante proyectos para recuperar una lectoría aparentemente perdida. Para no ir muy lejos, El Comercio viene ejecutando un plan que busca alcanzar el diario a los jóvenes en la forma en que ellos quisieran leerlo, con un lenguaje llano y funcional, libre de los decoros del lenguaje figurado –porque definitivamente no lo entienden ni valoran- y con la menor extensión posible. Se trata de un proceso complejo que pasa por desmontar la arquitectura de una prosa informativa y agradable en favor de una que sea simplemente informativa. De momento las probabilidades de éxito son impredecibles, pero lo que queda claro es que la prensa se reinventa en aras de mantenerse vigente.


Escribe: Orietta Brusa

CRÓNICAS MARCIANAS

La patria y el mar En el siglo XXI estamos en plena modernidad y seguimos discutiendo los sagrados confines de la Patria. Al menos estamos progresando: hacía un siglo, este mismo rollo costó a la vieja Europa 30 millones de muertos. Y, mientras los soldados pobres pero patrióticos se masacraban con fusiles y bayonetas, se morían de frío, hambre, tifoidea y tuberculosis en las trincheras con la alegre compañía de batallones de ratas y piojos; los grandes de las grandes potencias terminaban de dividirse los imperios de ultramar. Reconozco mi profunda ignorancia y completo desinterés para las razones del diferendo marítimo entre Chile y Perú. Pero, estas actitudes tan reprochables, son producto del recuerdo de todos los hombres que murieron para conquistar 100 metros de tierra en la frontera, por ejemplo, entre Austria e Italia. Tierra donde no crece absolutamente nada, no vive nadie y donde no hay tampoco materias primas. Pero ¡Qué orgullo poner allí un pedazo de tela que se llama bandera! ¡Qué privilegio repartir medallas, estrellas, pergaminos y condecoraciones a vivos y muertos! ¡Qué honor marchar, los que sobrevivieron, al sonido de himnos marciales, bajo la complacida mirada de los padres de la patria, los mismos que durante la guerra siguieron con sus negocios (armas, uniformes, comida para las tropas, etc.) y, luego, pronuncian conmovedores discursos en los desfiles y sobre las tumbas de los héroes! La Haya se ha movido para arbitrar el lío entre Perú y Chile, ya que somos civilizados y una guerra en esta parte del mundo ahora no coincide con los intereses de los inversores que ya se han repartido pacíficamente los despojos. Podemos tener confianza en estas naciones unidas que tanto se unen para evitar masacres. Claro que surgen algunas dudas sobre las funciones, el alcance y la justicia con que actúan, considerando la cantidad de guerras, revoluciones y motines irresueltos. ¿Qué pasó (y pasa) en Palestina? En un lejano día del ’48, estas mismas Naciones Unidas, tuvieron un ataque de misticismo compulsivo y decidieron que los judíos tenían que regresar a la tierra que, no se sabe cuándo, un tal Jehová les prometió y de la cual el emperador Tito, en ese entonces el dios más poderoso, los expulsó en el 69 d. C. Sabemos, y no todos creemos, que los jefes de este pueblo se comunicaban oralmente con ese señor y recibían órdenes, amenazas (sacrifícame a tu hijo, extermina a todos los madianitas, no mires atrás o te volverás una estatua de sal) y jugosas promesas, como la llegada de un Salvador que devolvería su primacía al pueblo elegido, y la señoría de cierta tierra donde vivía, hace siglos, otro pueblo que al dios bíblico le caía mal.

Lo más curioso es que los políticos, jefes de estado, economistas, diplomáticos, mecánicos, jardineros y banqueros que decidieron en Camp David la creación del estado de Israel, aceptaron y compartieron esta definición bíblica de las fronteras. Claro que el apoyo de los EE. UU., le prestó un eficiente megáfono a la voz de Jehová. Resultado: 3 millones de palestinos exilados de su tierra en ese entonces y un pueblo, hoy en día, al borde del genocidio. La humanísima humanidad que chilló desesperada para el muro de Berlín, hoy parece no notar el muro de Gaza. Obama y la Unión Europea, dos recientes Nobel por la paz, no se sabe qué pintan en todo esto. Tal vez los que distribuyen el honorable galardón, comparten la idea de Tácito sobre el método romano: Hicieron el desierto y lo llamaron paz. Julio César fue el primer merecedor de este Nobel. Escuché un congresista peruano comentar, ahora que estamos en la fase oral (¿Cuándo llega la fase anal? Según Freud es la siguiente) sobre la belleza del mar y el respeto a la naturaleza. Bajo el gobierno de Bachelet se prohibió la caza a la ballena en aguas chilenas. Muy loable ya que estos animales en vía de extinción son regularmente cazados por Noruega y Japón por fines “científicos”. Este año, en la costa peruana, murieron de hambre 3,000 pelicanos y 800 delfines por una burbuja electrónica provocada por investigaciones petroleras. Hubo huelgas de pescadores artesanales que pedían ampliar el plazo para la pesca de anchoas. No sé cuantas naves pesqueras extranjeras infestan el mar de Grau, pero sí se sabe cuántas empresas peruanas y extranjeras, contaminan las aguas que van al mismo mar. Si estas organizaciones internacionales, tan encima de los pleitos de los comunes mortales, funcionasen para los intereses de la Tierra, tal vez quitarían o entregarían a los contrincantes siempre más “posesiones” de acuerdo al empleo que ellos hacen, y no sobre las bases de tratados viejos y rancios, para hacer zonas neutras, santuarios a salvo del instinto predador de nuestra especie. Actualmente, la selva peruana ha cedido el 70% de territorio para explotación de hidrocarburos. Diez millones de hectáreas para extracción aurífera (sin contar la minería informal). Medio millón de hectáreas para biocombustibles. 7,7 millones de hectáreas concedidas para la explotación maderera (sin contar lo informal). ¿Si “ganamos” en la Haya seguiremos con este plan de desarrollo también en “nuestro” mar? ¿Y esto se llama desarrollo sostenible o sustentable?

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HORIZONTES DE LA

EXCLUSIÓN SOCIAL Entrevista a Dr. Nelson Manrique Escribe: José Pérez Jiménez

Sociólogo, historiador y politólogo, Nelson Manrique nos brinda perspicaces opiniones sobre diversos temas de coyuntura social como la presencia de Nadine Heredia, el indulto a Fujimori, y ¿cómo no?, en la cuna de Haya de la Torre, habla sin tapujos sobre el pensamiento aprista.

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Según la Encuesta Nacional de Hogares ENAHO del 2007, en La Libertad se encuentran los dos distritos más pobres del Perú: Ongón (Pataz) y Bambamarca (Bolívar). Distritos en los que el 97% de su población se sitúa en la extrema pobreza. Pero, por otro lado, se promociona que La Libertad es uno de los departamentos con mayor crecimiento. En pleno Siglo XXI, ¿cómo se explica esta paradójica situación? Tiene que ver con el patrón de desarrollo del país. Para comenzar, tenemos una distribución de la población que es absolutamente desarticulada y desproporcionada. En los años 80, cuando trabajaba en plena época de la violencia política, en Arequipa, ésta, como capital albergaba a 490 mil habitantes. Sin embargo, Chivay, la capital más importante de las provincias altas, solo tenía 3 500 habitantes. Por el estilo, en la Provincia Unión, su capital Cotahuasi, tenía apenas 1 450 habitantes. Sendero Luminoso tomó dos o tres veces Cotahuasi y eso tenía una alta resonancia. No era para menos, pues se trataba de una capital provincial. Sin embargo, cuando se repara en la magnitud de la población, uno encontraba comisarías con cuatro o cinco policías. Esto explica por qué SL pudo moverse con tremenda facilidad. A diferencia de otros países, Colombia, por ejemplo, hay un rosario de grandes ciudades: Medellín, Bogotá, Cali. Acá, Lima concentra la tercera parte de la población del país. Si comparamos Trujillo o Arequipa con las otras provincias respectivas de sus departamentos, volvemos a encontrar esta distribución desigual que, combinada con la ausencia del Estado, permite que las riquezas se concentren solo en determinados sectores. Como herramienta conceptual, frente a la pobreza monetaria, ¿qué nos permite reflexionar la categoría de exclusión social? Primero, la exclusión social nos permite reparar sobre el empleo. Es decir, el acceso a mejores oportunidades tiene que ver con el ingreso regular y eso supone empleo y en eso andamos bastante mal. Ligado a ello, está el problema de igualdad de oportunidades que no funciona como tal en el país, en donde existen no solo barreras de clase sino también barreras étnicas. A ese nivel, el INEI a través de ENAHO de 2001 tomó un indicador que es muy interesante: la autoadscripción étnica de los ciudadanos.

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Esto es… Es decir, que uno mismo se defina. Las categorías eran blanco, quechua, aymara, nativo amazónico, negro, zambo, mulato, mestizo. Primera sorpresa, hay por los menos unos siete departamentos, en los que más del 50% de la población se definen como indígenas. Si se toma Puno, los quechuas y aymaras llegan al 95%. Es interesante que en La Libertad, más del 90% de gente se defina como mestizos. Con esto, quiero llamar la atención en lo siguiente: primero, es una gran sorpresa que un 37% de la población peruana se autodefina, pese a toda la denigración contra el indígena, como indígenas. En segundo lugar, la terrible desigualdad en la distribución de la población por razones étnicas. Ahora, somos un país que la liquidación de la servidumbre, y para eso fue fundamental la desaparición de la hacienda tradicional, sucedió hace muy poco tiempo, con Velazco, los años 70. Entonces, cambió objetivamente la realidad social, pero subjetivamente, no. Los ojos con los que se ve la realidad siguen prisioneros en la antigua realidad y, por lo tanto, la forma de discriminación étnico racial dispone una forma absolutamente desigual en la distribución de oportunidades. Justamente, en su nuevo libro, “¡Usted fue aprista!”, incide en esta tesis, la del desfase entre la subjetividad que queda relegada frente a los acelerados cambios de la realidad objetiva, ¿es realmente, la inclusión una categoría opuesta a la exclusión social o se necesita algo más que inclusión social? Digamos que hay ciertas categorías que tienen su cuarto de hora. Una anterior que recuerdo, por ejemplo, es gobernanza y todo era gobernanza. Es importante la inclusión, pero me temo que cuando hablamos de ella solo nos quedamos en lo económico y esto tiene que ver con algo más de fondo: cómo tramitamos nuestra profunda heterogeneidad. Sobre esto, es conveniente reparar en lo que propone el investigador español Javier Echevarría, quien asume tres momentos en el procesamiento de la heterogeneidad cultural: mestizaje, multiculturalidad e interculturalidad. Las palabras relacionadas al mestizaje, que fue un poco la biblia del siglo XX, son mezcla y sincretismo: implica dejar de ser lo que somos. La multiculcuralidad tiene mucha fuerza en


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Manrique recibe reconocimiento de las autoridades de la UPN - TRUJILLO

los países desarrollados, particularmente en aquellos donde las categorías étnicas son muy definidas, las palabras claves serían respeto y tolerancia, es decir, somos distintos y nos toleramos, pero no supone un intercambio una relación. En cuanto a la interculturalidad, la palabra clave es diálogo y supone otra manera de mirarnos: se trata de seguir siendo quiénes somos, pero a la vez, poder dialogar, aprender del otro. El gobierno llegó con la bandera de la inclusión social, pero luego hubo el viraje. Seguidamente, se dejó notar un supuesto arreglo con el fujimorismo. Sin embargo, y usted lo ha señalado, al parecer, los fujimoristas se van quedando relegados. ¿El Nacionalismo ya no necesita a los fujimoristas? En primer lugar, no es oficial el hecho de que Nadine Heredia sea candidata. Para esto tendría que haber un pronunciamiento del TC y del JNE. Sin embargo, se ha abierto otro espacio de negociación, que aparentemente no existía. Se ha descolocado al fujimorismo porque su gran carta de presentación consistía en saberse que solo con el voto de ellos, Nadine Heredia llegaría a ser candidata y entonces podían canjear un posible indulto a Alberto Fujimori. Pero, repito, se ha abierto un nuevo escenario de negociaciones.

Y, si se tiene en cuenta hechos como los de la conservadora ministra Ana Jara sobre la posibilidad de adopción de niños por parejas homosexuales. ¿No se ubican estos coqueteos en procura de ganar bases sociales en pos de una carrera electoral? Realmente estoy tan sorprendido como tú. No me esperaba algo así. Pero me parece que se necesita más información. Realmente es esta una conversión y la Ministra Ana Jara repentinamente despertó un día y vio la luz. Aleluya ¿No? ¿Está claro el indulto de Fujimori o aún no? Depende de. El indulto tiene un costo, electoralmente hablando, incluso también para Nadine Heredia. Si puede lograr una candidatura sin el indulto, sería el escenario ideal para ella. Tengo la impresión de que en el escenario actual al escoger entre Alan García, Alejandro Toledo, Keiko Fujimori, mucha gente va a optar por Nadine Heredia, si es que es candidata. Entonces, si logra ser candidata la señora Heredia, sin pasar por los controles fujimoristas, entonces el indulto puede quedarse en el camino. NELSON MANRIQUE Y “¡USTED FUE APRISTA!” Conversemos sobre su último libro “¡Usted fue aprista!”. Estamos en Trujillo, la cuna aprista. Usted señala que

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“La gente habla del pensamiento de Haya, pero sin leerlo. Después de los 80 no se ha vuelto a reeditar las obras completas de Haya. ¿Por qué? Porque nadie las lee”. el APRA traiciona el proyecto más claro de transformación popular porque no termina practicando lo que en sus tesis iniciales decía. No lucha contra la oligarquía, se pliega a ella y a partir de allí abre las puertas para que el ejército, con Velazco, se haga las transformaciones de modernización. En ese sentido, le planteo: ¿qué pasa con la reacciones de los militantes apristas, más allá del APRA Rebelde? Primero, el término traición es un poco problemático. Mi razonamiento va por el lado de que no se trata tanto de que Haya de La Torre escribía una cosa y traicionó lo que creía, sino se trata de una ética política presente desde sus orígenes. Haya juega desde un inicio a la escopeta de dos cañones. El primer acto propiamente político que hace, ni siquiera como APRA sino creando un aparato fantasma llamado Partido Nacionalista Libertador, es lanzar su candidatura presidencial en 1928. No hay campaña electoral convocada, no hay elecciones, él no tiene edad para ser candidato presidencial, es una puesta de mano para imponerse como líder de la izquierda, pero al mismo tiempo, trata de demostrar en una carta, que él estaba en preparativos insurreccionales, y por lo tanto esta elección era simplemente una cortina de humo. Eso va a ser el comportamiento de Haya hasta el año 1950. El grueso de las bases apristas, los anarquistas y anarco sindicalistas, se van con el APRA y es gente radical, gente revolucionaria, que está convencida de que el APRA hará la revolución y tomará el poder por la vía revolucionaria, y Haya les alimenta la ilusión. Entonces permanentemente se están preparando para la revolución y se están lanzando a insurrecciones fallidas. Hay más de veinte insurrecciones fracasadas entre 1934 y 1948. Invariablemente se repite lo mismo: Haya los instiga, los entusiasma, se lanzan y luego da la orden a última hora, con una serie de costos. Al

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mismo tiempo, está buscando montar un cuartelazo con los generales. Simultáneamente, a cada uno, le dice lo que cada uno lo que quiere oír. Entonces no es que Haya era un revolucionario y radical que cambió. No. Lo de 1956 es simplemente la culminación de esta lógica que dice una cosa y hace la otra. Y, en ese juego, la pregunta que le hacía: ¿qué rol juegan las bases apristas? Hay dos grandes movimientos políticos peruanos en el siglo XX. Preciso y aclaro que no hay punto de comparación éticamente hablando en lo que hicieron, pero en la forma de concepción del liderazgo hay semejanzas notables entre el APRA y SL. ¿Se refiere usted al sentido mesiánico de la figura del líder, más allá de la construcción política de la propuesta? Exacto. Una fusión entre elementos políticos y religiosos. Se construye un liderazgo con rasgos mesiánicos, sobrenaturales, sobrehumanos. Haya De La Torre no es el primero entre sus pares en el partido aprista. Él es el ideólogo, es el compañero-jefe. Los demás, pueden hacer glosas a su testamento, pero no hay una posición colectiva. Es un iluminado. Además, hay una deificación alrededor suyo. Ese es el tipo de liderazgo que, apela factores pasionales, emocionales y que no requiere de una verificación racional, alimentado también por el martirologio aprista. Ese es el tipo de liderazgo que se levanta. Se adiciona a ello, el hecho de la preocupación del mismo Haya de la Torre para que su pensamiento no se discuta, ni se difunda. Sobre lo último, usted demuestra en su libro que Haya rechazó las reediciones de sus clásicos: El antiimperialismo y el APRA y Treinta años de aprismo.


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El hecho es que desde 1936 en que se publica en Santiago de Chile El Antiimperialismo y el APRA, no se vuelve a reeditar y no hay una sola edición en el Perú si no hasta el año 1971. ¿Por orden del mismo Víctor Raúl? Es que no quiere que el libro se difunda. Converso con apristas rebeldes de los años 50, y me cuentan que acá, en Trujillo, sacaron una edición a mimeógrafo. Participaron, entre otros, Enrique Amaya Quintana, creo que él lo mecanografió. Sigfredo Orbegoso y Walter Palacios trabajaron como correctores. Hicieron la versión a mimeógrafo de El Antiimperialismo y el APRA porque para ellos era un instrumento de combate en términos de demostrar la diferencia entre lo que Haya había dicho y estaba haciendo. ¿Y cuál fue la reacción en el APRA? Destruir la edición. Entonces la gente habla del pensamiento de Haya, pero sin leerlo y ahora mismo sigue siendo así. Lo he señalado en el libro. Después de los 80 no se ha vuelto a reeditar las obras completas de Haya. ¿Por qué? Porque nadie las lee. Creo que hay una responsabilidad central del APRA, en términos de que prefiere mantener el mito de Víctor Raúl como una especie de santito metido en una urna, pero no promover el debate de su pensamiento.

Pero, en el escenario actual, los partidos y/o movimientos políticos, salvando las distancias con el APRA, tampoco racionalizan un mensaje. Por ejemplo, en Trujillo, mucha gente se pliega a la imagen, digamos, del Ing. César Acuña, quien representa al empresario exitoso. Lo mismo sucede en otros departamentos… Creo que es interesante, a nivel de la producción intelectual, el fenómeno de las generaciones. Hablando de generaciones político culturales e intelectuales, diría que hay tres generaciones que marcan el siglo XX. La generación del novecientos, donde están intelectuales oligárquicos como: García Calderón, José de La Riva Agüero, Alejandro Deustua, Javier Prado Ugarteche y otros, que tienen una propuesta de la nación oligárquica. La segunda gran generación es la del centenario de la Independencia del Perú y quizás haya sido la más importante: Haya, Mariátegui, Jorge Basadre, César Vallejo, Martín Adán, Valcárcel, Luis Alberto Sánchez. La tercera, denominada por Alberto Flores Galindo la generación del 68. Corresponden a momentos en los que el debate que va más allá de los individuos. No se trata solo de gente talentosa, sino que se crea una sinergia en torno a determinados proyectos políticos. En el caso de la generación del centenario y la generación del 68 es el socialismo y esto

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“Los problemas no se han solucionado si no que se han agravado. La política, como la hemos conocido, ya no funciona más”. no solo coincide con un ascenso político, como puede ser la fundación del APRA o del Partido Socialista, de IU en los años 80, sino que al mismo tiempo es un fenómeno que va asociado por una enorme producción reflexiva sobre el país, con vanguardias artísticas, periodísticas. Estoy pensando, por ejemplo, en Amauta, Monos y Monadas, el Caballo Rojo de Luis Jaime Cisneros, etc. Son momentos absolutamente privilegiados en términos de reflexión global. Pero, si uno se pone a pensar en estos tres ejemplos, se ve claramente que las generaciones duran aproximadamente diez años. Si los años veinte es una década deslumbrante, la década del 30 es un páramo intelectual. Incluso, la gente que ha tenido una producción brillante, estoy pensando en Jorge Basadre que entre 1929 y 1931 publica dos libros soberbios La multitud, la ciudad y el campo en la historia del Perú y Perú: problema y posibilidad, no produce algo igual si no hasta 1939, cuando publica la primera edición en un tomo de su Historia de la República y que va a ser la empresa de su vida, hasta terminar en esa gran colección de diecisiete volúmenes. Pero en todos los demás desaparece esa veta reflexiva, analítica de indagar. Ahora, ¿por qué? ¿Por qué ya no están los intelectuales? No, el único que se ha muerto es Mariátegui, pero todos los demás están allí. Pero se acabó la fantasía. Si se revisa lo qué pasa con la generación del novecientos y la del 68, también pasa lo mismo. Ahora, la generación del ’68 estuvo ligada de distintas maneras con el proyecto general que era la unidad de la izquierda. Es decir, de un proyecto político

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¿Acaso ya no se necesita la política? Claro que es necesaria. Los problemas no se han solucionado si no que se han agravado. Lo que te digo es que la política, como la hemos conocido, ya no funciona más. Pero hay que hacer un esfuerzo mental por salir de esto para encontrar algunos asideros y volver a situarse. No veo posibilidad de relanzamiento de la lucha por la justicia, y volvamos a anhelar una sociedad más inclusiva, que dé oportunidades, donde desarrollo sea la sea la posibilidad de desplegar las capacidades de cada uno, si no nos situamos en lo que está pasando, si no se tiene en claro qué está cambiando, qué es lo que no funcionó y qué es lo que tenemos qué hacer. Pero, sucede que siempre es más cómodo aferrarse a esquemas, a fórmulas que funcionaron antes, y se sigue por inercia con lo mismo, pensando que algún día va a funcionar. Creo que no va por allí el asunto. Vi por internet, el debate que se hizo en Lima, organizado por Taller Orrego, sobre su último de libro. ¿Se ha debatido más sobre su libro, por ejemplo acá en Trujillo? No. Es una pena. Sí se abrió un debate, pero luego se ha cerrado. Para mí, se abría un espacio interesante de discusión, pero creo que el APRA vuelve a atrincherarse y cree que todo lo de Haya de la Torre. No se puede tocar su imagen. Más que biografía es hagiografía (biografía de santos), en la que cualquier crítica es una blasfemia. Es una pena porque perdemos todos, porque Haya es muy importante para todos y eso es lo que los apristas no terminan por entender.


Escribe: Alfieri Díaz

AL FIERRO

El efecto ‘gringasho’ La irrupción de ‘Gringasho’ no es un suceso aislado o fortuito, es el engendro de una sociedad violenta y carente de valores. Para la opinión pública en general, el mozalbete es un apestado, un perro rabioso al cual creen que enjaulándolo o exterminándolo se pondrá punto final a la rabia. Ciegos como estamos, no caemos en cuenta que su figura solamente representa la punta del iceberg, es el rostro resaltante de una problemática que nos advierte que Trujillo se ha convertido en tierra de sicarios juveniles, de asesinos que no vacilarán en encajarle un balazo a cualquiera. Esta realidad no va a cambiar con la eliminación física o el encierro perpetuo de ‘Gringasho’. He aquí una papa caliente, a ver cómo la enfrían las personas que elegimos como autoridades. La captura de este delincuente a los seis días de protagonizar su segunda fuga de un centro de rehabilitación juvenil en el último día de 2012, representó para la policía una oportunidad inmejorable para acabar con su vida sin preocuparse de los cacareados Derechos Humanos. Él y uno de sus compañeros de fuga, ‘Bacasha Junior’, estaban armados e intercambiaron disparos con los efectivos que venían persiguiéndolos desde el Puente Angamos, distrito de Santa Anita. Si ambos adolescentes caían victimados durante la refriega, podía alegarse que ocurrió en defensa propia. No obstante, lo más probable es que con su deceso lo único que se habría conseguido es martirizarlo y convertirlo en un héroe para tantos púberes que hoy lo admiran y que irremediablemente siguen —o seguirán— sus pasos. El prontuariado de Alexander Pérez Gutiérrez, alias ‘Gringasho’, cuenta con todos los elementos para convertirse en leyenda, como ocurrió con William H. Bonney en Nuevo México, tristemente conocido como Billy the Kid. Se presume que ha victimado a diecisiete personas a sus cortos diecisiete años —en marzo será mayor de edad—, varios de ellos cobrando la tarifa de 500 dólares. Dicen que su tío Roberto Gutiérrez ‘El Soli’ le enseñó a matar cuando apenas tenía trece. Dos años después ya tenía la reputación a nivel nacional de ser ‘el sicario más joven del Perú’.

Ser acusado del secuestro y asesinato de Deysi García le valió su primer enfrentamiento con las salas judiciales, dos meses después fue puesto en libertad al no encontrarse pruebas que lo incriminaran. Tras asesinar a tres sujetos en El Porvenir, ‘Gringasho’ vuelve a ser capturado. Esta vez lo sentencian a seis años de reclusión. Tras su fuga de La Floresta, se volvió más mediático al ser capturado en el hostal Zaffiro en el distrito de Los Olivos junto con su pareja sentimental, Jazmi Isabel Marquina, una jovencita de dieciocho años a quien la prensa bautizó de inmediato como ‘Gringasha’, cuyas fotografías desinhibidas colgadas en su Facebook revolotearon las hormonas de una sarta de jeropas. ‘Gringasho’ es un delincuente con el mismo perfil psicológico que otro famoso sicario juvenil que asoló Lima en la década de 1990, el ‘Negro Canebo’, es decir un psicópata que no experimenta remordimientos al momento de jalar un gatillo. Sin embargo, el futuro de ambos se presenta muy distinto. ‘Canebo’ hoy por hoy es un hombre de treinta y tantos años que se proyecta como la sombra del malandro avezado que alguna vez fue. Ya nadie lo respeta. El consumo de pasta y la ausencia de padrinazgos ha hecho que otros abusen de él. ‘Gringasho’ en cambio cuenta con el apoyo financiero de ‘El Soli’ lo que lo convierte en intocable en la cana. Tan seguro está de su suerte que con una sonrisa a flor de labios ha asegurado que pronto volverá a fugar. El efecto ‘Gringasho’ representa serios peligros para una juventud calenturienta. Además de la mesura mediática — que siempre se solicita pero nunca se da—, el problema de los sicarios juveniles exige que la Justicia cambie las leyes y no se muestre tan benévola. Un chico acostumbrado a matar no se le puede internar en un reformatorio, se le debe juzgar y castigar con el mismo rigor que un asesino de cualquier edad e internarlo en un establecimiento adecuado. Debe erradicarse también esa medida absurda de taparles los ojos y poner los nombres con iniciales, eso está bien para un joven ultrajado o libre de culpa, pero no para quienes cometen crímenes de lesa humanidad.

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Trujillo Gourmet Escribe: Rodrigo Durand Rigamontti

La ciudades crecen, se expanden o se echan al olvido; su comida muta, se estiliza o se estanca en el tiempo. Una travesĂ­a por la cocina gourmet trujillana, tratando de entender su origen y su apogeo a travĂŠs de sus protagonistas.


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En los dos últimos años los bien llamados restaurantes gourmet se han situado en diversos puntos de la ciudad, ofreciendo al público trujillano una alternativa distinta en cuanto a sabor, estética, precio y atención. Según el portal electrónico Guía Gourmet, sitio web donde podemos encontrar a los restaurantes gourmet más reconocidos de nuestro litoral, encontramos un lista de 7 restaurantes gourmet en nuestra ciudad, entre los que figuran los ya conocidos Chelsea, Romano, Asturias, Fiesta, Sushi Bar, las Bóvedas (restaurant del hotel Libertador) entre otros. Según Ernesto Ortiz Burga jefe del área de Imagen y Comunicación de la escuela gastronómica Blue Ribbon, explica que el Boom Gourmet en Trujillo posee tres aristas: La primera se debe al vertiginoso crecimiento económico que viene sufriendo nuestra ciudad. La segunda se da gracias al fenómeno en el que se ha convertido la gastronomía peruana como la búsqueda de nuevos horizontes para esta. Y la tercera se da porque los trujillanos empiezan a buscar nuevos sabores, aventurándose a experimentar con estilos culinarios diferentes. Por otra parte el chef Aldo Tenorio C. docente especialista en platos a base de pescados y mariscos de una prestigiosa institución gastronómica de nuestra ciudad, explica este fenómeno como una especie de “moda culinaria”, atribuida a la expansión internacional de la gastronomía peruana, que lleva a la mejora de la presentación de nuestros platos bandera como el criollo lomo saltado o el del apreciado cebiche norteño y es que la comida en cuanto mejor sea presentada, es más apetecible. En el caso de Trujillo el boom económico nace y así se incrementa la necesidad de satisfacer paladares exigentes, instaurándose restaurantes de exclusividad para los comensales que buscan la exquisitez, en platos elaborados con insumos de primera calidad, de una sazón extraordinaria y de precios que pocos están dispuestos a pagar. Desde sus orígenes los platos Gourmet fueron inspirados en la cocina francesa clásica, que luego pasaron por la “nouvelle cuisine” que marcó la pauta en la década de los ochenta, hasta una mezcla actual de los sabores franceses con una combinación de sabores mundiales, como

“Los trujillanos empiezan a buscar nuevos sabores, experimentan con estilos culinarios diferentes”. la italiana, japonesa, tailandesa, hasta llegar a la tradicional cocina peruana. Por ende a nuestra ciudad, con el aprendizaje tecnológico que la cocina de vanguardia ha dejado como herencia y lo novedoso de fusionar ingredientes que perduran a través del tiempo y que no pierden la esencia de brindar a de sus comensales la más protocolar, refinada y distinguida experiencia, ajustándose siempre a los nuevos tiempos Gourmet para amas de casa, misios y acaudalados…. Para María Rita Talledo de Lama, docente instructora de la escuela de cocina Blue Ribbun, la comida gourmet va más allá de pagar un precio alto por una comida visualmente atractiva o de probar viandas con acento francés o italiano. Para ella la comida gourmet significa algo menos conceptual y más práctico “Gourmet puede ser en realidad cualquier plato llevado a un nivel sofisticado y refinado con otra calidad de insumos”. “Todo dependerá de los insumos” afirmó. Básicamente la comida gourmet se resume en el uso de insumos de primera calidad, no por lo caro o barato que puedan costar, sino por saber escoger los mejores productos y tener un sentido estético como austero en la presentación de los platos. De esa manera se abre una cocina puede realizar un ají de gallina o un shambar gourmet, especialmente las amas de casas, que se acomodan así a la canasta familiar y el presupuesto familiar. Por otro lado están los restaurantes gourmet cuyos precios elevados evitan que cualquier mortal deguste de los ricos manjares que ofrecen. La ventaja diferencial entre la alternativa de gourmet en casa que nos plantea María Rita y la de los restaurantes gourmet, radica en el excelente servicio que dan a su clientela, así como la variedad de los platos y la importación de sus insumos que minuciosamente son seleccionados, sin dejar de mencionar lo atmósfera que generan en el comensal los ambientes de estos restaurantes, que son adecuados para poder disfrutar exclusiva y armoniosamente estos platos.

DIME DÓNDE COMES Y TE DIRÉ QUIÉN ERES… Chelsea En la calle Astete se erige un conocido café restaurant, muy concurrido por los comensales conocedores de la alta cocina, su nombre de corte inglés seduce al público. Al ingresar a este acogedor recinto que responde al nombre de Chelsea, encontramos variedad de platos Gourmet en su carta, tanto platos nacionales como internacionales. Fiesta Si queremos saborear la comida norteña plasmada en un plato Gourmet, no hay mejor opción que el restaurante Fiesta, bajo el slogan El punto de encuentro donde usted y su excelente gusto estarán de fiesta. “Es este uno de los principales restaurantes de nuestra ciudad que ofrecen el servicio gourmet” nos explica Miriam Rodriguez Puesta administradora de este espléndido local, cuya especialidad está orientado a las viandas norteñas netamemente tradicionales, su cocina basada especialmente en los secretos de los insumos y de la culinaria ancestral. Ita Mae Sushi Bar Ita Mae Suhi Bar, es un local donde ofrecen la fusión gastronómica entre los insumos peruanos y las técnicas de cocina japonesa que se preparan a la vista del comensal. El jefe de cocina y gerente Carlos Alfredo Tay, nos explica que Sushi Bar tienes bastante acogida por el público trujillano. “La iniciativa nace por querer apostar por un restaurante distinto, fuera de lo tradicional”. Nos explica Carlos. Este es un restaurant donde podrá disfrutar de una alternativa culinaria distinta, con un amplia variedad de platos fusión un local acogedor y podrá probar el plato de la casa: el sushi pero con identidad peruana y en distintas versiones. Es la comida Gourmet distinguida de entre las demás, por su elegancia, por la uniformidad en su presentación, y por la búsqueda constante de la perfección de sus texturas, olores y sabores, comparada solo con magistrales obras de arte. Trujillo está siendo conquistado por una dama delicada, seducido por la fi¬nura de su estilo, de su elegancia y de su delicioso sabor. El boom de la comida Gourment se trasladó de los principales restaurantes del mundo a la mesa de exclusivos locales trujillanos.

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PORTRAIT

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El Círculo de las Asesinas Ilustradas. Él cree que puede doblegarlas, pero en realidad no sabe que va tras fantasmas en noches de lluvia. Son seres peligrosos, pero no disparan; miran, pero no hieren; aman, pero no se dejan poseer.


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FOTOGRAFÍAS Y PRODUCCIÓN: GALO PELÁEZ - BELÉN DÁVALOS - ANA CLAUDIA CHÁVEZ - MAYRA ALMEIDA - MARÍA LOURDES CASTILLO MODELOS: JAZMÍN PERAMAZ - TATIANA ALEGRÍA - ANDREA BLANCO

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Los cuatro muertos de Río Seco Una noche oscura, una ciudad en vilo, un país atónito, cuatro muertos, varias versiones de lo ocurrido, ¿un escuadrón?, muchas balas, eso sí. Y cuatro años después, un juicio que llega a su final, un coronel con alma de sheriff, Elidio Espinoza, un coronel cargado en hombros con una sonrisa fría como el acero. Escribe Óscar Paz Campuzano Foto: www.noticiastrujilloperu.com

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1.El héroe no asistió a escuchar su sentencia. Había prometido en repetidas oportunidades ir, decía que confiaba en la justicia peruana, que era inocente y que sí disparó a matar. Ese día, todos esperaban que el coronel Elidio Espinoza cruce la puerta y tome asiento en el banquillo de los acusados para escuchar el veredicto, junto a los otros nueve policías señalados –por algunos– como secuestradores y asesinos. Pero no llegó. Cuatro años atrás, el rompecabezas veía nacer, entre disparos y farolas amarillentas, sus principales piezas. Durante los primeros veinte minutos del 28 de octubre de 2007, Víctor, Ronald, Iván y Carlos llegaban acribillados al hospital Belén de Trujillo en la tolva de una patrulla teñida de sangre, que iba con la sirena encendida y un grupo de policías armados. Mientras esto pasaba, la ciudad dormía a pierna suelta y la noche transcurría pesada. Los primeros tres ya estaban muertos; el cuarto, Carlos, en coma. Él ingresó de prisa a la Unidad de Reanimación Cardiopulmunar del área de Emergencia, resistió mientras pudo con un respirador artificial y una máquina que le controló los latidos del corazón, uno a uno; sin embargo, los médicos de turno dijeron que pronto le llegaría la muerte. No se equivocaron: una bala había entrado y salido por su cabeza e hizo que, en menos de una hora, el diagnóstico se cumpla al pie de la letra. Eso ya quedó atrás. Importan ahora otros asuntos como qué decidió el juez cuatro años más tarde; es decir, el día que todos esperaban al coronel. La sala de audiencias de la Corte Superior de Justicia de La Libertad lucía abarrotada y desordenada pese a la pulcritud de sus paredes blancas y a la elegancia de los hombres de terno que estaban por todos lados. El magistrado y todos escuchaban al asistente leer el documento que por ratos parecía interminable. El tipo, de cara redonda y seriedad imbatible, tomaba una bocanada de aire para, por fin, anunciar el veredicto desde el atril de madera que estaba a un lado de la sala. “El Juzgado Colegiado en lo Penal, por unanimidad, falla…” dijo, y todos, en un movimiento casi imperceptible, temblaron, desde sus lugares, en silencio. *** En una de las vías de acceso a El Porvenir había un zapato rojo, gigante, de mujer. Dicen que el distrito es emprendedor por naturaleza y es probable que su historia de atrevimientos, de migración -30-

“Los médicos de turno dijeron que pronto le llegaría la muerte. No se equivocaron: una bala había entrado y salido por su cabeza e hizo que, en menos de una hora, el diagnóstico se cumpla al pie de la letra”. y de conquistas le heredara con el tiempo un prototipo de alma a todos lo que nacen allí. Este lugar, en donde se calcula que viven 164 mil peruanos acomodados –muchos de ellos– entre cerros y arenales, es famoso porque produce casi la mitad de zapatos que los peruanos calzan, propiciando que 7 de cada 10 de sus pobladores en edad de trabajar, de alguna u otra manera, vivan de esta industria. Es por eso que nadie discute que ese sea el emblema de esta ciudad; aunque otro, un tanto más controversial, pero a la vez elocuente, podría reemplazarlo: un revólver listo para matar. Trujillo, por un lado, llegó hasta el mar y, por el otro, hasta los primeros cerros del este. A mediados del siglo pasado, un fuerte movimiento migratorio interno, de la sierra a la costa, comenzó a pronunciarse en la región, y muchas ciudades que hoy existen primero fueron invasiones, luego asentamientos humanos, barrios, centros poblados y hasta distritos: uno de ellos terminó llamándose El Porvenir. Los barrios se multiplicaron vertiginosamente, apoderándose de las zonas que geográficamente parecían imposibles. Conquistaron los cerros y vieron que atrás, en los inmensos arenales, también la vida podría surgir sin problemas. Entonces, construyeron sus casas como pudieron y pasaron de las esteras, al adobe y hoy al cemento que han llegado incluso a ser modestos edificios en medio de tanta pobreza. Los sectores más antiguos tienen veinte, treinta y cincuenta años y muchos hasta ahora siguen sin agua potable, sin desagüe, sin luz, sin pistas. El alcalde de El Porvenir, Paúl Rodríguez, es médico de profesión, soltero, le sobran algunos kilos y conoce su distrito en su máxima expresión. Tres días después de ganar las elecciones recibió, al teléfono, una llamada anónima que le exigió el pago de 20 mil nuevos soles, a cambio de no ser asesinado, junto a su familia. Eso le da derecho a decir que conoce realmente a su distrito y que ni siquiera las autoridades se han librado de la violencia que impera en el lugar que lo vio nacer y que,

pese a todo, decidió gobernar. Una mañana, poco antes del mediodía, lo encontré participando de sus actividades oficiales. Estaba sobre una máquina de asfalto, sonriendo para las cámaras de sus hombres de prensa porque pocas veces los periodistas de la ciudad llegan hasta allí. Los pobladores de la calle Rázuri, a espaldas del cerro La Merced, veían por primera vez cómo ese lugar, que por años fue solo tierra, iba tomando color brea. Esa vez eran pocos los que salían de sus casas para presenciar el momento que tal vez llegaba tarde porque algunos grupos ya habían respondido a la marginalidad con armas, droga y sangre. Rodríguez no tiene chófer; él mismo conduce la camioneta Hyundai, prestada a la municipalidad por algunos empresarios zapateros. Va acompañado de su guardaespaldas, un técnico de la Policía. El sol quemaba y nadie en la camioneta había almorzado. El alcalde estaba de dieta, me enteraría después. “Te voy a enseñar las zonas más peligrosas”, me dijo y, aunque esta vez penetraba en el submundo del que mucho hablan, pero poco conocen, arrancó, sin titubear, con la seguridad de un hombre que sabe a lo que se mete. Llegamos a las faldas del malhablado cerro El Presidio. Abajo tiene su paradero una empresa de combis que brinda servicio de transporte público a la ciudad. El alcalde cuenta que ese lugar es impenetrable por las noches. Ni la Policía ni Serenazgo patrullan la zona pese a que allí viven reputados delincuentes dedicados a la extorsión de empresarios, un gran negocio que diariamente mueve a manos negras –se calcula– 15 mil nuevos soles, liberados de impuestos, de toda clase de trámites y transacciones bancarias; incluso, de seguridad. Luego la camioneta enrumba hacia otra zona, también, roja. En sus calles, el panorama es deprimente. Casas de adobe y a medio construir, algunos terrenos baldíos y montículos de basura están a la vista. Cerca hay un barranco, el límite de varias canteras que han formado, a desnivel, varios laberintos sin salida, que


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ahora son cantinas públicas, fumaderos al aire libre, talleres para el desmantelamiento de autos robados y guaridas perfectas para delincuentes que han hecho de ese su territorio. La década de 1990 fue conocida, en parte, por el surgimiento de numerosas pandillas que las conformaban hasta doscientos muchachos que hacían de las suyas, delimitando su espacio y defendiéndolo a cuchillazos. Así, esa generación creció en medio de una suerte de guerra civil que destilaba odios creados de la nada y que tenían a los barrios marginales como escenario de batallas campales protagonizadas por las noches. Sus integrantes crecieron y algunos, los menos, se convirtieron en prósperos empresarios, hombres honorables, como cuenta el alcalde; pero la mayoría se unieron a temibles bandas especializadas en secuestrar, robar autos y extorsionar. Una de las bandas célebres de El Porvenir se autodenominó Los Pulpos. Dicen que durante sus días de gloria, con sus principales cabecillas sueltos y liderando el terror desde los cerros, nadie los podía frenar. Así como ellos, había otras agrupaciones como Los Lobos de El Porvenir, Los Clavos del Alambre, Los Malditos del Triunfo, Los Ochenta y Los Plataneros

que extorsionaban cada uno en determinadas zonas de la provincia y que por cuestiones de rivalidad terminaron matándose los unos a los otros. “Más del 45% de la población de El Porvenir es pobre y siempre la marginalidad va asociada a la violencia. El abandono familiar, niños trabajadores, falta de servicios básicos, alta tasa de morbilidad y desnutrición son importantes variables que juntas y asociadas nos llevan a agudizar nuestro problema de delincuencia y criminalidad”, decía el alcalde, con su postura de estadista y analista social, mientras conducía entre las zonas más agrestes de su distrito. “Estamos en la cuna de Los Malditos de Río Seco”, agregó. Por El Porvenir pasa la quebrada San Ildefonso, por donde iba un afluente del mismo nombre que ya no existe. Durante las invasiones, su cauce también fue ocupado y ese sector –como no podía ser de otra manera– fue conocido como Río Seco, uno de los más grandes, peligrosos y pobres del distrito, pese a su antigüedad. El río volvió a nacer un 11 de febrero de 1998, a las 9 y 50 de la mañana, arrasando con casi todo lo que encontró a su paso. El fenómeno El Niño, que por entonces azotaba a toda la zona norte del

país, había generado fuertes precipitaciones días antes y estas hicieron que el agua pase algunas horas por la quebrada, dejando 1.006 viviendas afectadas, 5.916 personas damnificadas y varios cadáveres y ataúdes del cementerio Mampuesto, flotando en medio de la ciudad. Lo único que no arrasó el río, aquella vez, fue la miseria. Ese es el territorio del que Carlos, Iván, Víctor y Ronald, durante los primeros minutos del 28 de octubre de 2007, salieron acribillados, a punto de ser los cuatro muertos de Río Seco. *** La noche del 27 un convoy policial había ingresado a la zona. Eran cinco patrullas bajo las órdenes del hombre que a disparos se ganó el respeto de toda una ciudad: el coronel Elidio Espinoza Quispe, por entonces jefe del Escuadrón de Emergencia Este de la Policía Nacional del Perú y elevado circunstancialmente al grado de héroe popular. El oficial venía invicto de varios de operativos contra vendedores de droga, prostitutas y delincuentes que se convertían en amos y dueños de las zonas más intransitables, esas que no salen en los catálogos turísticos ni en los videos promocionales de la ciudad -31-


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“Se enfrentaron, alzaron sus armas, apuntaron y quién sabe si sonrieron como locos desquiciados o temblaron de miedo ante el ruido seco de las balas accionadas, que no perdonan ni se compadecen”. que –como muchas otras– esconde sus miserias bajo la alfombra. A las 23:00 horas, cuando Elidio y su equipo se desplazaban cerca al cementerio Las Ánimas, nadie en la tripulación presagió lo que en el suburbio les esperaba. Los vehículos iban uno tras otro, en caravana, rompiendo el silencio de las calles frías y sospechosas; de los barrios prohibidos e innombrables. Cuadra 3 de la calle Sinchi Roca, sector Río Seco. Tres hombres a bordo de una motocicleta aparecen desde la oscuridad como perros callejeros, sorprendidos. “¡Alto carajo!”, se escuchó en toda la calle, pero los desconocidos desobedecieron la orden y, en cuestión de segundos, varios disparos de la Policía reventaron hacia el cielo y los otros, con fuego abierto, respondieron a matar contra los agentes. Se enfrentaron, alzaron sus armas, apuntaron y quién sabe si sonrieron como locos desquiciados o temblaron de miedo ante el ruido seco de las balas accionadas, que no perdonan ni se compadecen. La moto pasó por la derecha de las patrullas, intentando huir en sentido contrario a la incursión, pero dieron la espalda y les costó caro. Uno tras otro, los disparos entraron y salieron por sus cuerpos, la moto se descontroló y cayeron de bruces. El infierno había acabado y el silencio volvió del susto. Los efectivos rodearon a los abatidos y los subieron a la tolva del vehículo en el que iba la tripulación del teniente Mongue Balta, quien arrancó con dirección al hospital, mientras el resto quedó en el lugar para recoger las evidencias. Minutos después, el infierno se desataba por segunda vez. Algunas calles más allá el vehículo policial que partió con los heridos se enfrentó a otros tres delincuentes de la banda del ‘Cholo Hilton’, dedicados al robo de autos. Dos lograron fugar y uno quedó tendido en el piso. A las 00:20 horas de ese día, la patrulla –ya se sabe– llegaba de prisa al hospital con los cuatro cuerpos. Todo consta en los partes policiales. Es la versión oficial. *** Hay otra historia que los deudos han repetido una y otra vez. Este no fue un enfrentamiento –dicen– fue una operación más del Escuadrón de la Muerte, un grupo asesino de policías en actividad que, teóricamente, secuestraba a delincuentes y en descampados, con certeros disparos, se encargaba de mandarlos al otro mundo. Nueve días después del

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incidente, la hermana de uno de los victimados interpone una denuncia contra los efectivos policiales, acusándolos de asesinato y abuso de autoridad porque –según ella y otros– la noche 27 de octubre, antes de que los cuatro hombres llegaran acribillados, ocurrió así: El convoy ingresaba a El Porvenir, pero no a las 23:00 sino a las 21:00 horas, es decir 120 minutos antes de lo que dice la versión policial, tiempo suficiente para ejecutarlos sin levantar sospechas. Carlos Mariños Ávila, un joven de 19 años dedicado a la administración de su taller de calzado, amante de la pelota y los `chimpunes´, fue el primer intervenido esa noche. Según Angelita Ávila, su madre, la rutina, aquel sábado, se cumplió tal cual. Su hijo mayor, el engreído, jugó por la tarde en un equipito de fútbol que buscaba salir del anonimato; mientras ella se había dedicado a los quehaceres de la casa. Por la noche, él en su motocicleta verde partió hacia El Porvenir para dejar su negocio al cuidado del vigilante, su tío. Una vendedora de pan, que conocía a Carlos, lo vio aquella noche. Cuenta que él fue intervenido por una patrulla entre la calle Asencio Vergara y la avenida Sánchez Carrión. Los policías le pidieron documentos y luego lo subieron, con vida, al vehículo. La incursión policial continuó en la cuadra 17 de Sánchez Carrión. Ivan Esquivel Mendoza, de 26 años, descansaba en casa, mientras veía a Los gladiadores en la televisión junto a su mujer, a sus dos sobrinos y a Jeremi, su tercer hijo de tres meses. De pronto, escuchó alboroto en la calle, pasos sobre el precario techo de su casa y los primeros disparos al aire. Ivan decidió salir al corral y se topó cara a cara con un grupo de policías que al verlo gritaron ¡Acá hay un delincuente!. Cuentan que lo sacaron a la fuerza por el techo y sin piedad lo arrojaron al suelo: amenazado y encañonado. Su mujer, con Jeremi en brazos lo vio subir a la tolva de una patrulla que, minutos después, partía con rumbo desconocido. Era el segundo. El otro de la lista, si es que tal cosa existió, era Víctor Enríquez Lozano, de 23 años, que días antes había dejado el servicio militar y justo esa noche iba a enterarse que sería padre de nuevo. Nunca lo supo. La novia, a la que esperaba en casa bien perfumado y le traía la buena nueva, no lo encontró; momentos antes la Policía ya había ingresado a su vivienda, ubicada en la primera cuadra del pasaje San Luis, cerca


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“El Porvenir es un distrito emprendedor por naturaleza. Se calcula que viven 164 mil peruanos acomodados –muchos de ellos– entre cerros y arenales, es famoso porque produce casi la mitad de zapatos que los peruanos calzan”. de la piscina municipal, y lo sacaron a empellones, luego de destrozar cada rincón del inmueble en busca de algún arma que lo delate. ¡Qué bonito estás!, le dijo treinta minutos antes su madre. Él la abrazó y ella salió de casa. Luego, Santos recuerda la otra escena: varios policías armados, impidiéndole, con amenazas, ingresar a casa; hasta que sacaron a su hijo encapuchado y lo llevaron con rumbo desconocido. Solo volteando la esquina, intervinieron al último de la noche. El padre de Ronald Reyes Saavedra de 25 años, Javier Reyes, dice que su hijo había escapado de los efectivos minutos antes y que se refugió por el barrio hasta que lo encontraron y con él completaron los cuatro. La historia acaba así. Los agentes, con los detenidos, enrumban a un descampado en la parte alta del distrito, por donde cruzan los cables de alta tensión eléctrica de la ciudad y, allí, sin compasión, en medio de la noche, lejos de testigos y con sus armas de reglamento, los aniquilaron. *** Según la Base de Datos de Información Nacional de la Policía, sólo Víctor Enríquez Lozano tenía antecedentes. Sin embargo, lo que se dijo en los días posteriores al hecho es que los cuatro eran avezados delincuentes que integraban una misma organización delictiva liderada por Hilton Gurrionero Marreros, alias ‘Cholo Hilton’, cabecilla de ‘Los Nerds’, quien por esos días ya purgaba condena en el penal El Milagro de Trujillo y que, desde la tranquilidad de su celda, dirigía las operaciones de sus subordinados. Víctor, alias ‘Cholo Víctor’, ya había hecho su aparición pública varios meses atrás. Él, junto a otros dos sujetos que el día del enfrentamiento escaparon, fue sorprendido por un oficial de la Policía cuando le robaba a un empresario el dinero que camuflaba entre sus prendas. Ambos cruzaron disparos, pero Víctor cayó primero con un impacto de bala en la pierna y fue puesto a disposición de la justicia peruana, que ya antes lo había recluido en el penal, pero esa vez lo dejaba libre. Su madre dice que estuvo en la cárcel por un error, que nunca anduvo en malos pasos y que nunca vio un arma en casa. Que apenas salió de prisión, decidió servir al Ejército para limpiar sus papeles, que hubiera preferido que su hijo muera de pequeño y no con la cabeza, el pecho y las piernas perforadas por balas, de acuerdo a cómo lo determinó la necropsia

que se le practicó 17 horas después de muerto. Iván Esquivel, alias ‘Lalo’, y que cayó –según la versión oficial– en el primer enfrentamiento, fue uno de los que más impactos tuvo en el cuerpo. El Instituto de Medicina Legal de Trujillo determinó que seis proyectiles lo hirieron, uno cerca del tatuaje en forma de hélice azul que llevaba en el hombro derecho. Para la Policía, él estaba buscado por cobrar cupos a las empresas de transporte de la ciudad, bajo amenazas de muerte. Su hermana Alina, quien fue una de las que más apareció en los diarios y en la televisión reclamando por su muerte, cuenta que Iván tenía programado, dos días después del 27, un viaje a Lima para gestionar su visa a España. “Él era un muchacho alegre, juguetón, tranquilo. Le gustaba bromearse con nosotros. Como era el último de mis hermanos, era el engreído. Nosotros no terminamos la primaria, no nos gustaba el estudio. Con los papás separados, nadie nos exigía y nos escapábamos del colegio. Mi tía se dedicaba a criar ganado y le puso un puesto de carne en el mercado La Hermelinda. Luego, cuando fracasó el negocio de la carne, él trabajó como ayudante de panadería. Al final, los amigos lo inquietaron para la confección de zapatos. Primero fue ayudante. Aprendió y se convirtió en maestro. Siempre trabajó por sus hijos. Si mi hermano era un delincuente, ya pues, ya pagó con su vida, ya pagó por tanta maldad que hubiera hecho. Pero matarlo así, de esa manera. No encontramos paz porque no sabemos cuál es la verdad. No sabemos a dónde lo llevaron a matar, por qué tanta bala, cuánto mi hermano rogaría por su vida, cuánto lloraría, cuánto pediría por sus hijos”. *** Ronald Reyes, para la Policía, era ‘Gallito’ y el diminutivo de su sobrenombre no lo hacía menos peligroso. Si bien no tenía antecedente ni requisitorias, la Policía lo buscaba por estar implicado en el asesinato de un joven de 24 años llamado Denis Luna Díaz. Era lo que se sabía. Mientras que de Carlos Mariños, alias ‘Che Carlitos’, es de quien más se presume su inocencia. Su madre cada vez que puede dice llorando de rabia o de pena que su hijo era inocente y que lo mataron solo porque fue testigo de la ejecución de los otros tres detenidos. El día de su muerte tenía planificado estar en Lima, pero por un encargo de su padrastro se quedó. “Una vez de niño pidió que le comprara unos

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yanquecitos porque quería vender marcianos junto a dos de sus amiguitos del barrio”. Eso cuenta Angelita Ávila para recordar a su hijo como un niño que siempre le gustó trabajar y que no necesitaba dinero porque tenía todo en casa. Había hecho planes, dice. Veinticuatro días antes de que todo sucediera ya estaba inscrito en el centro de idiomas El Cultural y en dos meses comenzaría a estudiar inglés porque su sueño era conocer el mundo trabajando en un crucero. “Yo crié a mi hijo con muchos valores. El estudio y su deporte, a eso se dedicaba. De niño era muy inquieto, juguetón, bromista y bien trabajador. Será que siempre vio trabajo en la familia. Recuerdo que cuando llegaba del colegio, botaba la mochilita a un lado y decía ‘voy a ayudar, voy a ver qué está haciendo el armador o el perfilador de zapato”. Para Angelita, Carlos era más que su hijo; su amigo. “Los dos nos contábamos nuestras cosas. A veces cuándo salíamos, la gente creía que éramos pareja. No hay un solo día que no lo recuerde, no hay un solo instante que me olvide de esta pesadilla que estoy viviendo”, Angelita llora. Sólo a él le extrajeron la parte del cráneo impactada para determinar a qué distancia fue accionada la bala que lo mató. El Servicio de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal de Lima, casi un año después, decía que por las fisuras que presentaba la muestra ósea, el proyectil había sido disparado a menos de 50 centímetros de su cabeza, es decir, a corta distancia y este se convirtió en el principal argumento de la defensa que llevó hasta los tribunales a los agentes. Sin embargo, la Policía tenía también sus argumentos. Los peritos balísticos encontraron en los lugares del supuesto enfrentamiento ocho casquillos de bala de uso exclusivo policial, otros tres casquillos sin marca y gotas de sangre. Una de las patrullas tenía impactos de perdigón y a los intervenidos se les halló en su poder una pistola negra con cacerina, un cuchillo de cocina, un revólver de fogueo con tres cartuchos, una perdigonera hechiza con dos cartuchos percutidos y una escopeta hechiza dos veces disparada. Delincuentes o no; enfrentamiento o ejecución. Pocos lo saben. Algunos se llevaron el secreto a la tumba.

2. El coronel Elidio Espinoza es –a ojos cerrados– el policía más famoso, querido, respetado y, a la vez, el más odiado, repudiado y maldecido de Trujillo. Sin ser candidato político, sus defensores lo han cargado en hombros con la bandera nacional, y es el único acusado que, de la noche a la mañana, apareció empapelado en toda la ciudad: paneles en esquinas y óvalos, afiches y pintas en las paredes y stickers pegados en las ventanas de casi todos los autobuses, taxis y combis de la ciudad, pidiendo, sin decirlo, que lo

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absuelvan. Tiene dos cuentas en Facebook, ha sido mencionado varias veces en Twitter y su nombre en Youtube da más 139 resultados; en televisión, radio y diarios aparece sin que sea necesario encabezar algún operativo. Es conocido en toda la ciudad y sus referencias básicas son que por enfrentarse y matar a delincuentes lo quieren mandar a prisión; además, que sería el jefe de un comando de aniquilamiento denominado “Escuadrón de la Muerte”, con más de 50 abatidos entre el 2007 y el 2008. Hace poco lo vi bajar armado de una patrulla, con uniforme de faena y chaleco antibalas. “El trabajo de un policía es en la calle”, me dijo y entramos a una oficina que no era suya. Luego de 22 años de servir a la Policía es jefe del Estado Mayor Operativo de su jurisdicción y, sólo en los últimos cuatro años, le han abierto 24 investigaciones, de las cuales sólo dos llegaron a la instancia judicial, una de ellas es por el caso de los cuatro muertos de Río Seco. “Es el precio del deber”, dice sobre una silla que pone frente a mí, listo para contar una vez más cómo sucedieron los hechos aquel día. Espinoza no parece un hombre que disfruta con la muerte. A sus 56 años y seis galones ganados, más bien parece un hombre amable, que sonríe más de la cuenta, de valentía oculta, pero puesta a prueba más de una vez; inquebrantable, seguro, confiado. “Fui canillita desde los 8 hasta los 15 años. Los muchachos que se dedicaban a vender periódicos también iban al campo a plantar arroz, porque eso es lo que se hacía en Chepén para agenciarse de unos dineros que a nadie le sobraba. A los 16 años, vendí polvillo para chancho, después tuve un puesto de venta de ropa y bolsas plásticas. Terminé la secundaria y mi barrio quedaba a espaldas de la comisaría. Conocí a un capitán muy querido por la gente y dije que algún día quería ser como él”. Su fama ha llegado a tal punto que su nombre despierta entre los delincuentes cierto respeto. Hace poco, cuando su Comando le ordenó regresar a la jefatura del Escuadrón de Emergencia Este y todos decían “Elidio ha vuelto”, su primer golpe fue hacer que un extorsionador pida disculpas y prometa retirarse del negocio. El coronel, desde su teléfono personal, llamó al delincuente y se presentó con rango, nombres y apellidos. Minutos después, Elidio recibía la respuesta declinante del sujeto a través de un mensaje de texto. Ese mismo día, por la tarde, cinco sospechosos murieron en un enfrentamiento con los agentes que estaban bajo su mando. A la mañana siguiente el titular de un diario decía: ‘Dispara a matar’ y, horas después, lo cambiaron a una oficina de función administrativa. Con esto de los juicios, siempre en donde está Elidio, aparece Orlando Villanueva, dirigente de los transportistas de la ciudad quien hace poco quedó ciego, es gerente de una empresa de autobuses, anda desarmado, aburrido de los extorsionadores y cansa-


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do de retarlos, pese a sus amenazas. Él fue testigo directo de cómo los transportistas se vieron obligados a pagar a bandas de delincuentes para que otras no secuestren, roben, incendien o desmanteles sus vehículos. “Como comenzó a ser un negocio bastante lucrativo, casi una industria, el número de bandas incrementó y todas comenzaron a cobrar cupos, pero a través del terror. En ese momento apareció Elidio Espinoza y trazó una línea al hampa. Diecisiete delincuentes habían muerto uno a uno en enfrentamientos con la Policía y los grandes avezados preferían ir a la cárcel y fugar de la ciudad porque decían que estaban en una lista negra que nunca existió”, cuenta Villanueva quien es prácticamente el asesor de marketing del coronel y ha encabezado varias movilizaciones en su defensa. “Dios quiera que Elidio salga absuelto porque si no, quién nos salvará, qué policía honesto, valiente, va a atreverse a usar su arma contra un delincuente. Nadie. Estos nos escupirán en la cara”. Eso estaba por saberse. *** La tarde del juicio fue un día soleado.

Horas antes, un incendio destruyó varios comercios de la ciudad, encontraron en una acequia el cuerpo de un mototaxista asesinado, reclusos de las bandas los ‘Malditos del Triunfo’ y los ‘Malditos de Río Seco’ se enfrentaron en la cárcel, estudiantes de arte protestaron en la vía pública, tres delincuentes le arrancaron a un joven de 18 años un trozo de la nariz y veintidós jovencitas de otros países, reinas y bastoneras del festival de la Primavera de Trujillo, visitaban el asilo de ancianos como si nada sucediera. Eso pasaba antes de que el coronel Espinoza sepa si el resto de sus días los pasaría o no tras una celda, sin su uniforme y sin sus armas. La decisión de ausentarse la tomó el mismo día, temprano. Dice que fue para evitar algún atentado contra su vida. Le habían advertido que algo tramaban los deudos y había que estar alerta. Después se sabría que él, durante el desenlace del juicio, estuvo cerca de la Corte, atentó a la sentencia. El silencio, previo al veredicto, duró apenas segundos. Cuando el asistente de la sala decía que la decisión era absolutoria estallaron los aplausos de casi todos los presentes, seguidos por los gritos incontenibles de sus defensores que estaban frente a la Corte. Las palabras del juez fueron

las últimas que se escucharon antes de que todos los asistentes brinquen a la calle, en donde el gentío clamaba victoria. ¡Elidio, Elidio, Elidio!, gritaban hasta que llegó, en una camioneta, con medio cuerpo afuera, polo azul, manos levantadas y sonrisa mesurada, al principio. Sus seguidores se abalanzaron sobre él para estrecharle la mano. “El hampa nunca puede ganarle a un país”, fue una de las primeras cosas que dijo, y se amarró a la espalda una bandera peruana. ¡Elidio, Elidio, Elidio!, continuaban los gritos y el coronel, miró al cielo, se persignó y levantó el puño derecho en señal de triunfo. El gentío duplicó su emoción y, en caravana, recorrieron la ciudad. El agente, elevado a la categoría de héroe popular, esa vez encabezaba la marcha. Fue al barrio en donde vive y se dio una vuelta por el vecindario que desde sus puertas, ventanas y balcones le alzaban la mano o, con un ligero movimiento de cabeza de arriba abajo y una sonrisa a medio construir, expresaban en silencio que era justo. El coronel había vencido una vez más y, esa tarde, no necesitaba otra cosa, le bastaba escuchar su nombre en la boca de casi todo un pueblo que sentía que para esa ocasión las maniobras tendenciosas e impredecibles del destino estuvieron de su lado.

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