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1. INTRODUCCIÓN

Flora y Vegetación arvense y ruderal de la provincia de Huesca Mario SANZ ELORZA (2009)

zona meridional. Aunque se ha explorado el territorio de la provincia en su totalidad, se ha incidido más en los territorios del sur, en los que, además, el medio se encuentra más profundamente alterado y en consecuencia más proclive a albergar el tipo de especies vegetales que nos ocupan. La parte central del trabajo, consistente en el catálogo florístico con su cartografía corológica adjunta y en la síntesis de la vegetación arvense y ruderal, pretende contribuir a llenar el vacío aludido e igualar el conocimiento de esta porción de la flora y de la vegetación con el que se tiene del resto.

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La importancia agrícola de la provincia de Huesca, con un amplio porcentaje de su superficie de cultivo irrigada, y en la que se han implantado cultivos tan específicos como el arroz o los frutales de zona templada, justifica por sí sola la necesidad de dedicar un estudio a la flora arvense de manera particular. La copiosa información recogida en el catálogo florístico y expuesta en parte de manera más gráfica en los mapas corológicos, nos ha permitido proponer una sectorización biogeográfica de la provincia, respaldada y contrastada mediante el tratamiento estadístico de los datos. Así mismo, ha sido posible realizar un análisis profundo y completo de los fenómenos del xenofitismo y de la erosión genética en flora arvense, muy de moda en otros países y prácticamente ignorados en el nuestro.

En resumen, se han tratado de llenar las lagunas cognitivas existentes y completar lo que se sabe de la flora y vegetación en general, pero también de abordar temas poco o nada estudiados, estableciendo los pilares sobre los que ulteriores trabajos habrán de profundizar en aspectos más específicos y concretos de la propia malherbología y de la Ecología aplicada, así como de otras disciplinas más clásicas como la Taxonomía, la Corología y la Etnobotánica.

ISBN 978-84-937291-6-5 10

Jolube Consultor y Editor Ambiental

Flora y Vegetación arvense y ruderal de la provincia de Huesca Mario SANZ ELORZA (2009)

El paisaje vegetal de una comarca, región o territorio, se encuentra condicionado por una serie de factores que actúan conjuntamente, a saber, clima, litología, forma de relieve y acción antrópica. El clima es, con mucho, el factor más decisivo y el que más influye en la vegetación. La climatología de un territorio genera una dinámica externa continuada y estable que condiciona de manera general, el suelo y las formas de relieve, así como el desarrollo del tapiz vegetal.

La provincia de Huesca posee una flora y vegetación ricas y variadas, fiel reflejo de la diversidad de factores condicionantes, propias de un país montañoso, con abundantes matices y variantes climáticas locales y una historia generosa en influencias culturales moldeadoras (MONTSERRAT, 2000).

En el cuadro adjunto (VILLAR & SESÉ in MONTESERRAT, 2000), se anotan unas cifras estimadas que dan idea de la riqueza florística de Huesca o de alguna de sus zonas más emblemáticas.

TERRITORIO NÚMERO DE ESPECIES Aragón 3.400 Pirineo español 3.000 Pirineos 3.500 Huesca 2.600 Teruel 2.300 Zaragoza 2.200 Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido 1.380 Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara 1.270 Parque Natural de Posets-Maladeta 1.050 Los Monegros 1.020 Sierra de Alcubierre 580 España peninsular, Portugal y Baleares 7.500-8.000

Muchos de los territorios aragoneses, o incluso de la provincia de Huesca, poseen una variedad florística que iguala a la de países como las Islas Británicas o algunos escandinavos. En el ámbito provincial, Huesca figura entre las primeras de nuestro país en cuanto a la riqueza de su flora debido, como ya se ha dicho, a su variedad de paisajes, ambientes fitoclimáticos y diversidad de substratos, desde el Pirineo, única cordillera alpina de la Península, hasta la singular y semiárida Depresión del Ebro.

En nuestra breve descripción de la vegetación altoaragonesa iremos descendiendo altitudinalmente, o lo que es lo mismo, nos desplazaremos con la imaginación desde las cumbres pirenaicas hasta el río Ebro, deteniéndonos en los distintos dominios de la vegetación.

1. LOS PISOS NIVAL Y ALPINO

Por encima de los 2.800 m de altitud aún subsisten hielos residuales. El agua solidificada forma masas de hasta 100 m de espesor. Se trata de un ambiente muy poco favorable para las

ISBN 978-84-937291-6-5 51

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Flora y Vegetación arvense y ruderal de la provincia de Huesca Mario SANZ ELORZA (2009)

plantas. Entre los hielos petrificados destacan crestas inhóspitas, peñascos inaccesibles y rocas sometidas a la acción del hielo-deshielo, a los cambios brutales de temperatura y a los vientos huracanados que las fragmentan y descaman formando enormes crestas. Se trata del reino de la piedra, hasta donde el agua está solidificada, en el que diminutas algas cianofíceas dan colorido a las rocas. Es el piso nival, en que también los líquenes más vistosos participan en la vegetación.

Los suelos higroturbosos, los cresteríos desmantelados, agrietados, removidos por el hielo, aún albergan varias plantas residuales de las glaciaciones cuaternarias y una flora endémica de gran interés, pudiéndose destacar Minuartia cerastioides, Saxifraga pubescens subsp. iratiana, Androsace ciliata, Festuca borderi, Erigeron aragonensis, Arenaria purpurascens, Oxyria digyna, Alchemilla fissa, Ranunculus glacialis, Potentilla frigida, Androsace helvetica, Draba tomentosa, Draba dubia subsp. laevipes, Draba carinthiaca, Artemisia eriantha, Saxifraga bryoides, Trisetum subspicatum, Poa laxa, Poa minor, etc.

Menos hostil y más accesible, con mayor extensión que los cresteríos nivales con hielo petrificado, es el piso alpino, desarrollado a partir de los 2.300 m en umbrías y los 2.500 m en solanas. Aquí la nieve puede fundir y no se acumula en años sucesivos, salvo en situaciones excepcionales. La innivación dura 5-8 meses, con un corto periodo vegetativo que condicional la vida vegetal. La temperatura bajo cero en el suelo es casi constante y los vientos impetuosos desecantes determinan la xeromorfía en las plantas del piso alpino. En el ambiente alpino ya es posible ver pastos con matitas rastreras, sin matorral ni árboles.

Los céspedes alpinos

Los céspedes alpinos se localizan en ciertas concavidades, resultando más raros en relieves convexos, a menos que sean suficientemente amplios y con erosión escasa por pendiente insuficiente.

En el Pirineo axial paleozoico, con granitos y esquistos, representado por los macizos de Maladeta-Vallhibierna, Castanesa-Basibé, Posets-Machimala, los montes de Bielsa, Vignemale, Balaitous-Sallent, etc. la roca silícea mantiene suelos húmedos. Sobre pizarras, gneises y granitos, y también sobre las grauvacas paleozoicas, podemos ver unos pastos alpinos dominados por Carex curvula subsp. curvula, Festuca glacialis, Festuca eskia, Carex rupestris, Carex ericetorum, Carex sempervirens, Carex bicolor, Carex nigra, Gentiana alpina, Luzula spicata, Juncus trifidus, Oreochloa blanka, Leontodon pyrenaicus, Phyteuma hemisphaericum, Soussorea alpina, Hieracium piliferum, Primula integrifolia, etc. (orden Caricetalia curvulae; alianzas Festucion eskiae, Festucion airoidis y Nardion strictae).

En el Pirineo calizo, a menudo kárstificado, o bien en las Sierras Interiores, la denominada “escama de Gavarnie-Monte Perdido”, prolongada hacia las Tres Marías-Montinier, más el Cotiella, degajado por corrimiento sobre margas yesíferas del Keuper, y el Turbón hacia el este, más las Sierras Tendeñera-Telera-Collarada-Picos de Aspe-Bisaurín hacia el oeste, la roca deja drenar el agua, resultando el suelo más seco. En esta situación domina la gramínea Festuca gautieri (= Festuca scoparia), especie oromediterránea abundante en la solana de las Sierra Interiores, entre Collarada y Ordesa (alianza Festucion scopariae). También podemos encontrar sobre substrato calizo pastos dominados por Elyna myosuroides, muy densos, capaces de

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