Koumeterium Messolonghi

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ETRÉSTLES


Koumeterium MESSOLONGHI



Koumeterium MESSOLONGHI

Etréstles


Copyright © 2012 por Etréstles. Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2012915897 ISBN: Tapa Blanda 978-1-4633-3783-4 Libro Electrónico 978-1-4633-3782-7 Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright. Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas. Este libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

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Índice Prólogo........................................................................ 7 1 Despertación de Etréstles................................... 13 2 Constitución del Nuevo Gobierno..................... 22 3 Intromisión diabólica......................................... 25 4 Kanti, el Corcel.................................................... 28 5 Ante el Consejo................................................... 30 6 Inauguración del Monumento a Botsaris.......... 36 7 Losas abandonadas............................................. 41 8 Satagénesis y Deidagénesis................................. 45 9 Enviados a la Deidagénesis/Lepanto.................. 52 10 Drestnia en Kalidona.......................................... 56 11 Etréstles regresa de Lepanto............................... 64 12 El cuarto cementerio.......................................... 71 13 Inicio de la huida de Lucifer............................... 79 14 En la cripta de los patriarcas.............................. 87 15 Etréstles parte a Valplacci................................... 98 16 Etréstles flota en el Mar Jónico........................ 114 17 Cerca de Mesolongui........................................ 120 18 Una nueva Era comienza.................................. 123 19 La Era universal se desata................................. 129 20 Despedida de Mesolongui................................ 135 21 En los inicios de un nuevo milenio.................. 141 Epílogo..................................................................... 153 Acerca del autor....................................................... 185



Prólogo

Mi concepto del tema referente a Cementerios, se ha mantenido por muchos años bajo un notable resarcirse de caídas de procesos de credibilidad. Los mundos desconocidos por el cual no sabemos qué creer, generalmente se ponen en tela de juicio. Constantemente vamos a los silenciosos campos donde descansan los muertos, pero no es así, más bien dicho mi persona lo cree así. Sin duda, la Teoría del Quantum nos indica una unidad básica de todo el Universo, demostrando que es posible descomponer el mundo en pequeñas unidades de existencia independiente. Esta teoría demuestra que la dinámica está en la materia de tal forma que, objetos sólidos están en constante movimiento entramando relaciones entre las distintas partes de un todo unificado. Como creemos intrínsecamente que la materia está estéril, pensamos que el Cementerio está en igual condición, y por ende los cuerpos también están inertes, sólo convertidos en un montón de huesos esparcidos.

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Mi concepción del mundo de la subterraneidad, tiene por objeto respaldar la teoría del Quantum, ya que a simple vista pareciera que bajo esas moles de cemento hay putrefacción y una soledad eterna. Pues yo, no creo que sea así, creo que hay una enorme actividad que por sobre todo tiende a buscar una realización en un mundo que le compete, y además tiene la infinita gracia de agradecimiento de todas las acechantes enfermedades que nos sacuden. Es decir, cada habitante de la subterraneidad recibe como un noble franciscano la adoración a la existencia, y no se desfallece por los efectos destructores de todas las enfermedades conocidas. Cerca del jardín de los héroes, se encuentran los restos de los que murieron en esta salida. Fue una legendaria lucha por la libertaria revolución de 1821 en Grecia, exactamente en Mesolongui. La tumba de Markos Botsaris y la estatua del gran helenófilo lord Byron se encuentran en este jardín. Cierta vez, me encontraba buscando un libro, y este era inevadiblemente de tendencia oriental. Solía recordarme a mi maestro, el monje Dada Virajánanda hablándome de los procesos del tiempo, del ayer, del hoy y del mañana; que todos a la vez eran una pura unidad. Que la muerte física tenía que ser de satisfacción espiritual, para que el espíritu no se desconecte de su cuerpo desechable. De niño veía ir a mis familiares a dejar florecillas del jardín de mi casa a sus seres queridos. Pero yo notando que mis abuelos aun vivos estaban, y que luego partirían, buscaba la forma de inhalar el olor de la tierra para prepararme en la despedida, que algún día vendría de ese oscuro más allá. Jamás fue doloroso verlos


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partir, porque siempre he estado con ellos. Además siempre nuestro cuerpo, que sería el que vive en una fusión con espíritus vagos, ante vagas mentes que no responsabilizan su interés por la espiritualidad como forma de vida, suelen hacernos trepar por oscuros conductos de ignorancia. Etréstles, el protagonista; tiene como escenario una prosapia que marca límites de guerreros de la antigua Grecia, desde que combatían con las naciones vecinas. Así, generación tras generación, él se inmiscuye en sucesivas reencarnaciones que lo van a transportar en el tiempo por distintos espacios. Tiene como Madre a Vitabión y a Regma, y como padre a Staktos y a Esaedt, ambos de diferentes épocas. Su compañía sentimental monógama, está coyuntada con la presencia de Drestnia; mujer a la que tuvo que sacar de sus entrañas, más bien dicho de su costilla, emulando el relato bíblico. Si bien hay que destacar que los personajes secundarios tienen relación con la mitología griega tales como Eurídice, y personajes reales como Markos Botsaris, quien fuera un gran héroe que expulsó a los Turcos. El famoso escultor y arquitecto florentino Lorenzo Ghiberti, se hace presente en la acción, de tal forma que sea inmortalizada su imagen en un cementerio eterno. De igual forma hay que destacar a Asurbanipal, rey de Asiria (667-626 a C), al Auriga; el Cochero y conductor del carro donde llevaba sus Herreros a través del tiempo a liberar la descendencia helénica. Otros memorables como Aristóteles, Hesíodo, Praxíteles, que son de conocimiento para todo lector de literatura Griega. El Juez preside el aula que


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sesionaba cada cierto tiempo, tratando de revivir los rituales y rechazar los empecinados empeños de Lucifer, que trataba de poseer un lugar en la tierra, luego que Dios le expulsara del Cielo. En el capítulo de la arremetida de Lucifer, es acompañado por sus adláteres Heosphoros y Phosphoros; que son los que trajeron a Lucifer del cielo hasta Mesolongui. Además aparecen demonios hostiles del mundo Mesopotámico, estos eran los Annunaki que eran los carceleros de los muertos en el infierno. Los Etimmu, eran los fantasmas de todos aquellos que habían muerto infelices. Los Utukku, vivían en sitios desolados o en cementerios; todos ellos forman parte de la presencia en la malignidad como forma opresora y forma de presencia ante la exuberancia del Bien que lo abarca todo. Kanti el corcel de Botsaris, no es más que su superconciencia, que lo lleva como nexo entre las distintas dimensiones físicas y oníricas. Cabe señalar que Kanti, es un caballo cretense y pertenece a los caídos en lucha, tal como Botsaris. Eulalia y Zultina, ambas cortesanas que pasaron sus vidas junto a Ghiberti y a Botsaris. Y no podría obviar a la Menopáusica, Puérpera y a la Enamorada, ya que ellas como miembros femeninos, solas sufren más allá de la vida terrenal que tuvieron las consecuencias que repercuten en el desolado silencio de los campos mortales. Y para culminar, la llegada a Valplacci, donde se encuentra con un mundo y un hombre poco común, en una dimensión desconocida por Etréstles. Arribando posteriormente a Patmos, donde San


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Juan el Teólogo, para reencontrar parte de su alma perdida por la intromisión de Lucifer. Aquí logra descubrir que no es necesario combatir a guerreros que siempre hablan de guerra físicas, pues muchas de ellas suelen sucumbir en los mismos campos de batalla. Descubriendo así, a la mentora Mente como el mejor aliado para vencer cualquier dificultad, sea donde sea que se encuentre la estirpe humana, o infra-humana. Finalmente, Etréstles es descubridor de una forma que inauguraría un nuevo ciclo numeral, para iniciar una nueva Era y un nuevo espacio físico donde se situaría la proyección de Mesolongui; nada menos que en Nínive, tierra de Asurbanipal, donde los vientos soplan, como un sacerdote en su exsuflación lo hace para retirar los demonios que habitan en el Mundo. El “Cero”, es iniciador de una nueva Era, de cuya base se desprende el único medio accesible a la nueva vida que les espera a los residentes del escombroso Mesolongui, luego de la invasión de Lucifer. Mi concepto de los Cementerios, buscaban hace tiempo una respuesta que creo poder aproximarla desde ahora que se hacen ingentes esfuerzos por comprenderlo a cabalidad. El Cementerio sigue siendo para mí un escenario de horripilancia y terror, visto desde el punto de observación que todos tienen de él, sin embargo, yo creo que ante un mundo desconocido donde se supone que no rige la ética, la estética, la legislación vigente, y el status profesional, económico y social; es donde con mayor riqueza se encuentra la multiestimulante vitalidad, “Creo que


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en ningún lugar donde habitan las almas terrenales, se habrá de poder encontrar más vida que aquí en el Cementerio de Mesolongui”. José Luis Carreño Troncoso San Antonio, 1997


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Despertación de Etréstles Después de dormir el millar de años cayó sobre mi cara la corriente del astro mayor Solar. Dormí, sin sonreírle a las muchedumbres que me inhumaron embadurnando mis únicos huesos. La búsqueda de aquel vocerío, me hizo festejar los porosos cuerpos y pelusientos que caían sobre mis arañosos dedos, deleitando mis humildes tributos a los escarabajos que me acompañaban a dirigir mi vista a las bóvedas sepulcrales cercanas a mí. Algunas estaban henchidas de una augural semblanza despertativa; como la que comienza hoy, con las agoreras palabras que movíanse desde hoy, al batimiento de mis descarnadas quijadas. Entre losas sepulcrales, de esmeraldinas floreas dinosáuricas, en un claro azul de otoño, unos pájaros se refregaban en unos bordes de las esculpidas piedras. Mientras, sentía cabalgar las mostazas hojas sobre las hojas secas clavelinas. Las miraba blancas vestidas, hasta la losa de Drestnia, que cerrados sus sentidos, permanecía tras unos barrotes con sus manos cruzadas, como evolucionando con su cuerpo 13


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para asistir a una nueva Era de geografía y tecnología diferente. En su pecho correría el viviente viento vertiginante, hasta el asomo corpóreo a la luz del Koumeterium de Mesolongui; que hospedaba hace más de mil años, a Etréstles de Kalavrita. Este inmenso palacio y plano lugar, no es más que un asilo, en donde se originó la peor peste que dio comienzo a la muerte de los centinelas de Lucifer, que dejó caer sobre este lugar con sus hermosas capas doradas; de cuya satagénesis surgiría el quemante suelo hasta los diez cementerios fosilizados, bajo el de Mesolongui. Marchaba lento con mi añejo cuerpo arrastrándome, por el del décimo suelo, y que las adolescentes piedras puntiagudas quebrarían mis uñas; tal cual si fueran garras de un mamífero atrapado por la lava de un volcán. En cada avance despertaría en mi la coraza de mi última lid patriótica, y la de su enternecedor observar de como labraban los progenitores por el conglomerado de castas, batiéndose en inclemencias subterráneas. Etréstles al despertar…: Etréstles…: ¿Cuál de todas las columnas erigidas es capaz de abrir todas las columnas construidas en el pabellón de estas moles sin formas ni colores…, sólo el diafragma del pulmonar Eólico vitalizante de mi ensoñación, es quien creo que lo haría…? A todos los que están fugados y atrapados bajo el suelo de Mesolongui, les traigo una buena nueva…,¡ Auriga con sus Herreros vendrán desde la comarca del Dodecaneso para aflojar los barrotes de ti padre


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Staktos y a mi bien lúcida madre Vitabión, que ni en mil años, ha sido deteriorado su bello cuerpo. Desde mi nacimiento en Ayia Lavra, me vio ser sepultado por novena vez, en el Noveno Cementerio fosilizado. Cuyo Arcipreste con sus santos óleos resbaló por mi tabique, simulando ser una danza de agua engendrada en el fondo del Jónico. Entre las arcadas del templo corría por las columnas mi madre Vitabión; hacia el exterior a bañarme en la sacravertebral agua de mis bautizos pasados. Eran mis pasadas vidas proveyendo junto al Auriga sus encomendadas vidas anteriores. ¡Y tú Madre…, ¿un día probaste el peso de mi reciclar…?! Allá Uds., camaradas de guerras, de sacrosantas romerías, de los enormes baños vaporosos de la civilización en los campos Olímpicos y Ecuestres. A Uds. que yacen aquí, tal cual mi muerte en mi última vida en manos de un soldado espartano. Uds., sangre de mi sangre, siento hablar en mi interior vuestra necesidad… Y en la postrería Drestnia, que por su sexto levantamiento desde aquí desde Mesolongui, entre barrotes sellaron tu sepulcro para indeterminar la situación Helénica. He tenido que beber de la resina pinosa, para hablarte desde aquí, con mis huesudas manos para tocar las otras igual que son las tuyas… …Drestnia, de mi costilla aun conservada, te renaceré aplacando el dominio del pensamiento colectivo y voluntarioso, que impide tu libertad. De mi costilla volverás a tu presente vida, de cuyo frío, las semillas florales esqueletizaron el perímetro de tu vida…


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Etréstles fue con todos ellos hacia el interior del Koumeterium de Mesolongui, hacia unos mil ochocientos metros en dirección cenital. Fueron a constituir el Consejo del Necromesolongui, para definir las actas. –Mientras la música con sus vientos adornaban la llegada–. Justo en el instante, llegaba el Auriga con sus herreros, venían a liberar a Drestnia, con su multiconciencia. ¡Qué felicidad para Etréstles! Él corría por los pabellones subterráneos, hasta el más antiguo Koumeterium, el primer fosilizado. Donde hace miles de años, con numerosas especies hoy extinguidas, Etréstles acudía a darles estrepitosamente la buena nueva. Mientras, el Consejo arremetía la promulgación de rociar el divino sarmiento de los campos del Dodecaneso, en el semillar de Markos Botsaris. Juez…: ¡Con mi cojera, he de propugnar la reinserción del sobresaliente Markos Botsaris, que en otrora, nos libertara de la ocupación Turca! Asurbanipal…: Mi reinado Sirio, lleno de dinamismo, colocará en sus jambas la poderosa imagen del Viento Sur-oeste, en honor a su salida victoriosa en Kalidona. Etréstles traía justo a Drestnia caminando al Consejo, y miles de armonios socavaban las dudas del señorío que invocaba al héroe. Todos se ponen de pie, el Consejo en su mesa octogonal, con sus asistentes, dejaban vacíos los vasos de vid para dar la bienvenida, a la última hembra sobreviviente del primer Koumeterium de Mesolongui.


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Los armonios, como apolíneos rubíes agrandaban las dimensiones de las bóvedas cavernales. –Se sientan y finaliza la música–. Drestnia con algunas hojas en sus hombros, engalanaba el nuevo escenáculo, donde iría a sentarse por el nuevo devenir. Asurbanipal…: ¡A ti Oh dones, del Universo, eres bien recibida a éste Consejo, donde un día me trajeron para alabar mis aportes de la entrada de la Humanidad! Pero el tema por hoy, será aguardar la llegada de Markos Botsaris, tal como tú que has llegado a este confín, gracias al generoso Auriga. Auriga…: La esperma de la cera de Orión; combustible eterno, les donó fuerza a mis pares corceles, para que se elevaran sobre las tierras distantes, para llegar con mis Herreros a desoldar los barrotes de Drestnia. Herrero…: Nuestros ojos se cerraban cada cien kilómetros, pero Eurídice con su calendario, hizo que el afelio nos arrimara a esta proeza. Ecos…: ¡Polvo…, Mito…, Sueño…, Ilusión…, han arremolinado el galopar de los milenios, vistiendo de gris la Borrasca…! ¡Qué palabras oscuras iluminan las esperanzas, sólo aquí abajo, bien sabido es que hay mucho que hacer, ya que más actividad hay que en la superficie…! Juez…: Etréstles, Drestnia…, pasado, presente, ni futuro hablarán de ustedes.


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¡Tú Drestnia…!, qué largo sueño…, desafiaste tu visión gótica, para no mover el cuello hacia tus vecinos, seres ensepulcrados en el primer Koumeterium fosilizado. Vitabión…: Mesolongui hace honor a todos los cementerios del mundo, donde van sus seres cercanos a verlos. Pero no saben que aquí hay más vida dinámica que en el propio mundo de ellos. Mujer Menopáusica…: Mi marido llora en mi losa, porque su infidelidad provocó en mí un mal venéreo, que hoy me ha eliminado de su vida. El llora y llora por mí descenso sexual, todo por estar con otra mujer me condenó. Se levanta un telón y sale Funebrio; sacerdote que concelebra todas las muertes recientes… Funebrio…: ¡Mujer cuando lloras mis ropas negras, lloran negras lágrimas…! Tu esposo permanece estático, sin movimiento, a pesar de tantos kilómetros a su libre albedrío. Por costumbre se hace lo prohibido, lo tentador. Pero la contestataria Madre Natura, nos derrama sus castigos. Staktos…: Amigos que os dais besos, ¿en dónde habéis depositado las ideaciones…? O dais para desparramar en todos lados las osculaciones que satisfagan otras bocas.


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Etréstles…: A todos les solicito en prepararse a hacer bien vuestras labores. Así también, con sus ruegos deseo que sostengan mi corazón travieso en esta hora, por la llegada de Drestnia. El Juez pide levantar la reunión, para que el receso pudiera discutir posteriormente las estrategias de venideras muertes. Sepulcrero…: Señor Juez en la escalonada del sector oriente, han enterrado un arquitecto. Podríamos pedirle su cooperación, para el monumento de Botsaris. Juez…: Todo a su tiempo. Así se hará, ¿alguien desea algo que acotar…? –Drestnia alzó su mano y preguntó…: Drestnia…: ¿Con Etréstles en los últimos minutos de nuestra vida, que fenecerá una vez que sea terminado dicho monumento, dónde serán destinadas nuestras almas que aquí en Mesolongui permanecen temporalmente…? Juez…: Los dementes generales de las guerras, llevarán a Etréstles al campo de Lepanto, pues allí quedan almas tozudas que desafían las almas vencidas… … y en cuanto a ti, el benevolente Auriga llevará tu alma de colores del ocaso, para dividir las megatoneladas de los Románticos, que junto a Ghiberti, sobre unos baúles de hermosos minerales, van a fondear sus mejores versos y ansias hiperestésicas para opacar sus suicidios colectivos. Terminada la sesión, se retiran los asistentes, y Drestnia con Etréstles van al muelle de la napa celeste


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que con su brillo de oro los esperaba, para zarpar hacia Tánger y Marruecos. En sus naves estaban los concurrentes, Etréstles llevaba a su costillar mujer hacia una navegación que orientaba el propio sonido de los remos que eran los fémures de un Diplodoco. Drestnia…: Cuando estoy junto al señor líquido lago, veo la necesidad de mi penar…, tengo una pena que deseo que sea parte tuya. Etréstles…: En Kalavrita, cuando por quinta vez fui un infante, mi padre me leía tiernas historias, y yo le preguntaba si eran de un escritor afamado, a lo que él me respondía que eran de un hombre común. Las historias trataban acerca de unos conjuros acerca de los dolores, uno muy mundano se conectaba con algo trascendente. Un ejemplo es el Conjuro contra dolor de muelas…: “Se remonta mil años a C, los Asirios atribuían el dolor de muelas a que se iniciaba en el Universo y acababa con un dolor de muelas…: Después que Anu hubiera creado el cielo, y de que el cielo hubiera creado la tierra, y de que la tierra hubiera creado los ríos, y de que los ríos hubieran creado los canales, y de que los canales hubieran creado el cenagal, y de que el cenagal hubiera creado el gusano, el Gusano se presentó llorando ante Shamash, derramando sus lágrimas ante Ea…:


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“¿Qué vas a darme para que pueda beber? “Te daré higo seco y un albaricoque” “¿De qué me van a servir un higo seco y un albaricoque? Levántame, y entre los dientes y las encías permíteme que resida…” Por haber dicho esto ¡Oh Gusano que Ea te castigue con el poder de su mano ! Tratamiento…: Has de mezclar cerveza de segundo grado…, y aceite; has de recitar tres veces el conjuro sobre la medicina y hay que aplicarla luego sobre el diente. Ves mi Drestnia, ya verás que es posible que tenga un conjuro tal cual mi padre me entregó, y yo te pueda curar de ese dolor. Para ti llegará ese día en que nos separemos, y el conjuro estará para soportar el dolor que se hará beneficioso para los dos. Mi costilla es mi pena, de ahí mi última esperanza con hediondos gases ácidos, borré de ti la invitalidad tras los barrotes.


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Constitución del Nuevo Gobierno Eurídice y los sepulcreros trabajaban por el nuevo gobierno que se iba a instituir. Estaban revisando los últimos planos terrenos que convergían en el décimo cementerio. Eurídice…: Con la ausencia de Etréstles y Drestnia haremos que su despertar se prolongue, cuya fase despertativa relaciona cercanamente a su mujer. Sepulcrero…: ¿Por dónde empezamos? Eurídice…: Por la estatua del viento del suroeste de Asurbanipal, para tributar a Botsaris. Luego, subiremos a recibir la acordonada tumba de Bramante y Ghiberti, para que este último nos aconseje respecto de la obra a erigir. Suben por el pabellón del noreste hasta las bases de un mausoleo. Se acercan a la losa de Ghiberti, que estaba soltando los dedos, sentado a la orilla de un ciprés. Bramante se esfumó en los grises haces de luz… 22


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Ghiberti…: Ya sé vuestro cometido. Estoy citado al Consejo el día de regreso de los navegantes. Para comenzar, ellos fueron a las minas a buscar piedras preciosas, piedras para construir a Botsaris. Eurídice…: ¡Qué bien!, bueno en nueve Lunas y nueve Soles volverán de las costas de Marruecos, último punto de atraque, para que luego emprendan regreso. Por el momento ya están avisados. Justo al volver, estaba una Enamorada con su mano derecha sujetándose el mentón. Enamorada…: Hace cinco siglos espero mi despertar, mi enamorado me prometió volver…, con estos versos…: “Quiero ser distinto, quiero llevarte mi amor… y decirte que al extrañarte no hay mayor tristeza que no verte… Perdóname por no volver… antes que mi ausencia provocara tu muerte, ¡Espérame…, voy a decirte…como te extraño junto a mi inmortalidad de sentirte…! ¡ ¡Cómo te extraño…!! …Él todavía me dice esto, pero de aquí, bajo el terraplén del cementerio siento que él está lejos y no puedo hacer nada. Además, yo lo tengo en la memoria y algún día nos encontraremos acá.


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La Enamorada continúa sentada y ve como echan en unas fosas a unos ejércitos de soldados, con sus cuerpos cercenados. Al continuar ella; aquí hay más vida que en la superficie, y las fosas reemplazan los úteros cóncavos, como recipientes, como todo aquí vive, incluso las fluyentes y alucinatorias invocaciones se perciben de los Poetas, Alquimistas y Astrónomos. Ellos hacen que lo invisible acuda en formidable aventura hasta el sitio de sus mágicas alucinaciones. Eurídice…: ¡Quédate en tu piedra, con tu vestido de gasa, aquí podrás ver el arribo de Etréstles! Él traerá noticias de otras tierras para responderte. Ahora dispensa si nos demoramos, la tristeza caerá sobre los otros seres que están siendo inhumados y trashumados. La Enamorada permaneció en la piedra con sus rodillas apoyadas en su pecho. Eurídice y sus ayudantes se fueron a sus aposentos.


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Intromisión diabólica En las mismas cavernas, luego de tres monótonos días, empezó a caer elemento acuoso rojizo; sangre de Luciferes, que con forma de bayonetas clavaban las rocas oscuras. Algunas densas manchas de sangre figuraban la imagen del Diablo en su mal enrojeciendo su piel. A ratos, el llevaba sus rojas rosas por sus colmillos como digiriendo sus espinas. Diablo…: ¡ Caos, Bien o Mal…!, por primera vez en Mesolongui veo que hay vida, como la sangre en el parto de aquella mujer en Belén, cuando nació mi competidor… ¡Qué organizado todo!, tienen un Consejo, tienen un Ofertorio para mesurar las almas apegadas a mí. ¡Pero sí…, tienen un exorcisador y un buen portento de luces que enrojecen su piel como la mía. Pero todos duermen, no puedo dialogar con nadie, bueno parece que hoy no me llevaré a nadie. 25


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Sale de la caverna, y por donde ponía sus patas caprinas quedaban rojizas las piedras. Al seguir por los pabellones, al llegar a orillas del lago, ve unas luces que se acercaban por el agua, eran las naves de Etréstles, que con sus velámenes de nácar, brillaban de blanquecinos tonos en los ojales de rojas arterias palpitantes del Diablo. Al verlos este, se aleja y en su larga carrera por escapar vio que llegaba a unos jardines, a unas florestas, donde Aguileñas, Ciclaminos y Muérdagos con injertos naturales de Rododendro alfombraban los planos campos subterráneos. Pero fue tan conmovedor todo para el, que su gemir respirar se hacía exhaustivo y no era propio de el hacer algo así. Mientras tanto, Etréstles con sus seguidores bajaban las piedras que utilizarían para la construcción del monumento de Botsaris. Drestnia…: ¡Qué viaje, estas piedras son como un Dolmen! ¿Qué magnitud tendrán…? Los ecos, las sombras y las manchas de sangre que corren por las erosiones del cavernario mayor, recorrían como el tiempo, cada espacio, sin terminar. Van a sus aposentos; los cuales permanecían a su alcance. Estos eran fosas verticales, con un gas que al girar en su interior, los mantenía atado al supuesto espíritu que los movía. El Mundo Ilusorio sale a sus encuentros…: Uno de ellos…: Nuestro ondulante carácter los recibe, ¡buenos días! Nuestra preocupación fue mantener vigente el Gas, y además Botsaris, nos ha


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desvelado estos dĂ­as con sus galopantes carreras con su corcel. AdemĂĄs, veo que no hay preocupaciones en sus rostros, como de costumbre es, cuando les llevo mis ilusiones.


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Kanti, el Corcel En unos de los acantilados de Creta estaba Botsaris un día con su caballo Kanti, él lo estaba ensillando para partir a unas lejanas tierras, donde nadie se había atrevido a cabalgarlas. Cuando llegó, vio que muchos caballos de la misma isla, estaban corriendo raudamente con sus manadas. Se hizo tarde y cuando prendió fuego, Kanti se le acercó con una incomodidad poco frecuente en el. El sudaba profusamente, y sus orificios nasales le hacían brotar las más fuertes gasificaciones de cuyas fuerzas mágicas, le proponían llevarlo al Cementerio de Creta, que estaba escondido en unas ruinas dentro de unas piedras que la circundaban. Pasadas las horas, Etréstles caminaba, venía arrancando de unos guerreros que le querían dar caza. Sus necesidades eran tener agua, alimento y transporte. En la orilla de un acantilado, en la hora del crepúsculo, Etréstles observa hacia el oeste a través de Altamar mirando el infinito. Al bajar su mirada, ve a unos corceles que pacentaban en la orilla de la playa, cuando de repente, mira desde la altura a un caballo 28


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que estaba entre su mirada, Etréstles lo mira por atrás con sus ojos psíquicos largamente, hasta que el corcel se da la vuelta y lo mira con sus ojos fijamente. Seguidamente, Etréstles caminó como queriendo caminar por el aire, pero acertadamente el caballo relinchó fuertemente, de este modo Etréstles se detuvo, sino, se habría caído por el acantilado. El se retira unos metros, y cae rendido al césped. Mientras tanto, una estampida lo despierta, eran miles de caballos que galopaban sin cesar por los pastizales de la comarca de Creta, que daba la bienvenida de la primavera. Entonces Etréstles se levanta y con su borrosa visión, ve a un caballo que estaba en un cerco esperándole, ambos se acercan, y el corcel con sus ojos fijos le decía que era Kanti, y a su vez el traspaso telepático de Etréstles le decía que era él. Etréstles se acerca al corcel y cruza el cuello con él, después ambos juntan sus orificios nasales y traspasan los líquidos nasales del mundo del uno al otro. Kanti, daba patadas al suelo de alegría por darle a Etréstles su encarnación que tanto necesitaba. Kanti lleva a Etréstles a la despeñadura donde estaba Botsaris para unirlos en ese mágico lugar de Creta. Botsaris…: ¿Con quién has venido esta vez mi amado Kanti? Con un guerrero cansado que está a punto de morir. Bueno, dile que nos acompañe a combatir contra los turcos que lo están siguiendo. Etréstles sin poder hablar de cansado y débil en proporciones, sigue a Kanti y a Botsaris para descansar de su huida.


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Ante el Consejo Etréstles…: ¡Qué escucho!, palabras que hipnotizan mi voluntad. Lo que no sé, deseo conocerlo por todo lo que no he alcanzado. ¡Uds. son escuchadas por mí, pero mi candidatos intelectuales interceden por mí…, Adiós…! Esto les dice a unas Ilusiones que osaban enfrentarse con él, después de una instigación del Mundo Ilusorio… Al reiniciarse la sesión, ante el consejo…: Juez…: Se abre la sesión en esta asamblea, se ha unido a mí una nueva y feliz enfermedad… ¡La mentira…!, que junto a mi cojera fortifican mi alegría. Hoy la sepultaron cerca del sector poniente. Supieran como me cuesta mirar su figura, ya que su resplandor enceguece mi vista… La Mentira…: ¡Qué verdad convive conmigo al reconocer vuestra verdad! Yo miento, pues el caos de la verdad hace indeciso su obrar. Además a 30


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Botsaris, una vez que fogoso arremetió a los Turcos, fue por mi facultad. Le dijeron que el número de soldados era menor a las dos mil unidades. Si no hubiese sido así, yo no habría envalentonado su deprimido espíritu, que creía ser cobarde ante un verdadero número de soldados que lo estaban esperando en Mesolongui, y que sobrepasaban las dos mil unidades y estaban en el doble en cantidad y fuertemente armados. Juez…: Todo lo malo y bueno que subyace en estas facultades, son de beneficio mutuo. Las enfermedades junto a sus mortandades, son de una alegría total. Asurbanipal…: ¡Nuestros congéneres son de unas reales compañías, junto a todas las mentiras…! Eurídice…: Señor juez, el genio del amor puede ser escondido tras una mentira. Hoy por ejemplo, cuando regresaba del Mausoleo, me encontré con una enamorada, víctima de la mentira. Mentira…: ¡Yo irrumpo ante la tímida verdad, que suele esconderse! Todos cantan en coro: “Aquí bajo el suelo la felicidad es eterna, que felices vamos por las hermosas escarpaduras donde la cola del Diablo rajó las piedras… y la túnica de Dios…absorbió la espuma de las olas que vitalizaban nuestros gases aquí en las fosas… ¡Qué Felicidad…!” Juez…: ¡Se encomienda a Ghiberti y a Etréstles la construcción del monumento a Botsaris! Ghiberti…: Eulalia, me dio su beneplácito. Ella remendó mi ropa para comenzar el nuevo trabajo.


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Drestnia…: Cuida a Eulalia a venir a entregarnos su arte, y que traiga las agujas de narval que cosen las rotas vestimentas de las lombrices entre sus tejidos. Etréstles…: ¡Sí, con tu alegre frialdad, madre de los temperamentos helados y crueles, te aconsejo que así sea! Al día siguiente quedaron de continuar y empezar a construir, nadie llegó. Al comenzar el siguiente día, llegaron los pálidos asistentes con sus ganas de edificar los incipientes trabajos escultóricos. Etréstles…: Me mintieron. ¡Qué bien! Así me gusta, nada es malo acá. Eulalia montada en una roca…: Eulalia…: Mi Mundo Ilusorio, me ha hecho sentir como han abierto una faja de tierra en ella, a la tal vez, más llorada persona…, a una persona, la viuda de Botsaris, ¡Qué necios!, lloran las despedidas, en circunstancias que los cuerpos no existen, son protoforma del Mundo Ilusorio. ¡No lloren, rían la demás tristeza de morir…! Drestnia…: ¿Tendremos a Zultina en la inauguración de la obra? Etréstles…: ¡Claro que sí…! Siguen con la construcción Ghiberti, con su curvada espalda, no paraba de esculpir cuando todos se iban, él quedaba solo y a veces sentía voces que lo llamaban del Quinto Cementerio. Pero él seguía solo trabajando por el infinito movimiento de la mano y


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su antebrazo que golpeaba con gran ritmo los fierros, devastando las enormes piedras. Algunas noches, Ghiberti cantaba unos versos de la Iglesia Lorenzina, donde él sin ganas iba, pero la mentira de inmortalizarse lo llevaba. Y cuando los ácidos alaridos alegraban su ánimo que venían del Cuarto Cementerio. Estos lo hicieron postergar su obra, descendió de la mole y fue al tercer y segundo Cementerio Fosilizado. En el Tercero, vio que la juventud estaba en una repisa de una tienda, junto a la vejez, que estaba en igual condición. Más tarde, en el Segundo, un perro abrazaba un arestiniento Can, que festejaban las inocentes pulgas. Y finalmente Ghiberti, soltó sus herramientas de ambas manos, al ver que todas las tumbas del Cementerio tenían inscrito el nombre Drestnia; era El Primer Cementerio, donde también tenía a Etréstles con el cual mostraba desde su costilla un orificio que alegraba la visión. Y la visión que le habla. Ghiberti…: A cada parte que voy, no puedo asombrarme más con lo que veo. La Ilusión…: Puede que Zultina, no sea ella misma. Ghiberti…: Mejor así, no sabré quién es. Zultina…: ¿Tú eres el escultor…?, tú no sabes que los padres De Botsaris arriba se oponían a lo que Uds. están haciendo. Pero abajo, el feliz ambiente agilizó mis dedos en el armonio, para apoyar este desafío. A mi Markos, no lo he vuelto a ver, él en sus encarnaciones últimas se fue a trabajar en cohetería a Peenemunde.


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La Visión…: Mírame, no soy la Ilusión, soy la restante remanencia óptica del renacer de Drestnia, de la costilla de Etréstles. No te alejes de mí, detrás de los ojos de Botsaris, verás mi figura como la de Eulalia, o verás el Titanic hundirse con sus ocupantes, como si sus seres en sus últimos pensamientos, antes de perder la vida…, ¿se rieran…? Ghiberti…: ¿Titanic…, qué…? Se va, y deja el Cementerio, sube por los pabellones y al llegar, ve que estaba Zultina, ella tocaba el contorno de la mole. Ghiberti se le acerca y le dice…: Ghiberti…: ¿Peenemunde…? Bueno yo siempre soy el que soy, y si otro está en mí no reconoce otros mundos aún. La Obra no es por Botsaris, es por la reunión de todos los que estamos aquí sonriendo con nuestros huesos y haciendo cosas sin competitividad. A Eurídice le debo su gran ayuda, que con sus balletómanos movimientos encantó mi razón. Zultina…: Razón tienes, se ve en tu mirada… ¿Sabes hoy han sepultado las megatoneladas del Romanticismo? ¡Qué alegría, se inicia una nueva Era aquí abajo…!


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Zultina lo deja solo. Ghiberti continĂşa en las pozas del olvido, con alegrĂ­a construyendo el monumento a los poseedores de la feliz estancia bajo el mundo que los cobija.


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Inauguración del Monumento a Botsaris Pasaron los siglos, y los Ecos resonaron con felicidad porque el monumento estaba por inaugurarse… Etréstles figuraba como el principal adalid, que negociaba a los inhumados que iban a resolver las latentes cooperaciones con los requerimientos que los siglos demandaban. La larga lista incluía a todos los que un día vio descansar, cuando despertó pasado el millar de años. Como viajaba por los pabellones con sus pensamientos, tal cual como las vitaminas de los huertos que él faenaba con su padre Staktos en Delfos, y también los conjuros con su padre Esaedt en Kalavrita. Etréstles trajo esencias de muchos lugares remotos para suministrar a Drestnia el Conjuro, en su dolor que la separaría de él. El paso de los dos siglos significó el arduo trabajo que tuvo que hacer Ghiberti para terminar dicho monumento a la humanidad, que lidió representado por su héroe Botsaris. 36


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Cuando estaba por inaugurarse dicha obra, el Juez cojeaba con su mentira a cuestas, y además el sueño le sugería dirigir el Consejo a Etréstles que traía nobles gases para mil años más de vida, junto a otros combustibles que venían de sus viajes por el tiempo, en latitudes mayores a los que un ojo puede observar cuando mira hacia las altas brillanteces. El Mundo Ilusorio se hacía presente, con su apoderado Maia. Los Ecos, aportaban fieles grabaciones del golpetear de dos centurias de Ghiberti. Este no asistió, debido a que tuvo una rebelión de artistas, que querían adjudicarse el Levantamiento Despertativo de megatoneladas de Amor de los Románticos en Kalidona. La Mentira sonriendo, llevaba a la Verdad, que con su timidez, temía mentir, y la Mentira temía con su fuerte tentación, decir la Verdad… La Verdad…: ¿En cuál de todos estaré con mi presencia, en sus palabras ante el Consejo? La Mentira…: Con mi docilidad y como un caballo de Troya, embrujo a los mortales, provocando una gran enfermedad ramificada. Ante el Consejo estaba Drestnia, estaba con los representantes Industriales, estos vestían todos de color azul oscuro y cada uno en sus manos portaban las herramientas de usos y desusos, cuyos utensilios eran los que estaban dejando sin trabajo a miles, y miles de estos utensilios, producto de sus evoluciones eran enterrados en un reducto; El Sexto Cementerio que estaba destinado a los logros y desastres Industriales.


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Drestnia con su tecnología, esparcía nuevas fórmulas sobre la mesa de los industriales para preparar nuevos metales resistentes al tiempo, a la polución y al desgaste oxidativo. De tal forma, que pudiera ayudar a sostener las bases de dicho Cementerio. Posteriormente ella con uno de ellos, detuvieron unos gigantescos motores que venían con sus detectables fallas, para ser devueltas a su lugar de origen. Juez…: Dejen sus cuerpos en la mesa del Consejo, sólo deseo que sus almas giren en torno al monumento a inaugurar –Se retiran los Industriales. Entonces, así lo hicieron, pero esta vez el cojear del Juez era de la otra pierna, detalle que sí lo notó el Adalid…, Etréstles. Así que corrió su observación a los demás. Cuando el Juez se aprestaba a proceder con la ceremonia todos dicen…: “Bienvenido Señor Diablo, aquí será bien atendido…”. Y él enrojeció su piel al ser descubierto, de tal modo que se puso a llorar con profundo lamento diciendo…: Diablo…: Mi cuerpo es de caos de miles de litros de sangre, como La Mentira es mi aliada, en su vestidura está la ignorancia de mí. De que me traicione al sonrojarme ante ustedes. Los densos líquidos que corren en mí, provienen de los soldados, los cuales fueron inhumados en el sector poniente. Yo vine con ellos pero mi desolación está del lado de mi repentino congeniar con hombres que ante el mal vencen, dejando el bien en mi cuerpo caprino y de mi piel de ofidios muertos en el alumbramiento, que


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junto a estos trasminó mi denso líquido por sobre los reductos pabellones. ¿Cuántas cosas Uds., han hecho por la Humanidad que yo no sé, como si el azufre de mi recinto me haya quemado la vista, como una involución neutral; si el Bien o el Mal expedito…? Le contesta el Estadístico…: Estadístico…: Tres mil seiscientos Enamorados, cuatro mil Mujeres Menopáusicas, millones de Enfermos de Soledad e incomprensión, y muchos que ante la Mentira esperan saber qué número los representa. Para qué contar los quemados y cercenados en la Inquisición, y lo peor en el Dos Mil a.C., la tortura de llenar a los hijos ante la competitividad, para sobrepasar los rascacielos de su ambición. Diablo…: Bueno, no sigas. Me consta, pero esta cambiante Humanidad… ¡Déjenme ir, ahora me han conmovido tus palabras…! Se va y en su puesto va a estar el defraudado Juez, que ante el engaño de tamaña burla, reasumió su puesto, luego de volver de su aposento. Juez…: Perdonen mi tardanza, ahora tú noble Botsaris, alegría a Mesolongui por tus heroicas hazañas. Te devuelvo estas hermosas rocas basálticas de Marruecos. Cuando el Juez se aprestaba a sacar el telón junto a Etréstles, sorpresivamente se presentó ante su vista el esposo de la Mujer Menopáusica y el novio de la Enamorada. Corrió hacia ellos Ghiberti.


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Ghiberti…: ¡A peticiones suyas me rogaron hacerlo. Yo obedecí ya que la visión me ordenó así cuando salí del Primer Cementerio! Juez…: Todo consumado está. Botsaris será sepulcro, ya que entre muertos nunca vivirá. De este modo, se dejó en la oscuridad a Botsaris y a sus acompañantes incrustados en la mole.


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Losas abandonadas En un día de radiante Sol, hermanos de Etréstles, Drestnia, Eurídice, Zultina, Botsaris, Ghiberti, Juez, Asurbanipal y otros, fueron a visitar las losas abandonadas. Cuando uno de ellos miraba a sus deudos bajo la tierra, veían su visión a mil ochocientos metros de profunda oscuridad. Ellos abajo veían su tristeza, pero no complacían sus estados, pues bajo El Koumeterium De Mesolongui, aun se siente el trabajo por otros destacados seres que han humanizado las prerrogativas del gestor y ordenador del caos. Etréstles, todavía ve las hojas clavelinas galopar por el césped, como queriendo ser una de ellas, para darle vida a Drestnia nuevamente. Atribuyéndose las gestaciones del caos a organizar, que fue ocasionada por la Satagénesis. Etréstles…: ¡A ti madre Vitabión, un día cuando andaba por los Bosques de Delfos, me encontré de frente con la Parca, ella me dijo que quería invitarme a un juego. Este constaba de correr por los tupidos bosques, sin parar. Lo más curioso fue que nunca 41


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me cansé, y de tanto correr llegué a los confines del bosque. Llegué a un lóbrego recinto donde estaban en su Satagénesis los Luciferes que quisieron llevar a todos los que moraban en Mesolongui. Me subieron al disco que los tiraba con su propulsora fuerza muy lejos del sitio. Y yo creyendo estar todavía en el juego me subí al disco, pudiendo sentir los gélidos metales de esa inmensa guadaña llenándome de pánico con su sediento filo. Vitabión…: Pasarán siglos hijo mío de tus vidas eternas, y yo ante cualquier vida te protegeré con mi palabra. Mi defensa ante ti fue en ese día justamente; no mirar a la Parca, porque mi empobrecida sangre quería fluir en los cuerpos de esos demonios. Pero no me dejé vencer, pues mi conjuro ha sido proteger mis sucesivas vidas de las antecesoras muertes, que fueron tratadas bajo un carácter lúdico similar al que te ocurrió en Delfos. Hoy en día me salvé del arrastre de Lucifer, pues en Mesolongui me necesitarán tú y Staktos por muchos siglos. Etréstles…: Madre, nunca miraré su desafiante aspecto, ya que la Parca hipnotiza y encanta mi sentir con sus juegos que potencializan la imaginación y el físico. Etréstles al ver el sabio consejo de su madre, abandona con mucha alegría su aposento. Mientras los demás tenían similares conversaciones con sus


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congéneres, llevándoles la substancia que yace en la verdad de su permanencia, y que subyace en los desenfrenados experimentos por aquietar los espíritus que en su hiperkinésis, a veces llega a algunos bosques sombríos de La Maldad. Drestnia, le dijo una vez que era como Laura de Noves, que era como la mujer que inspira el bien para acudir en ella a hacer el bien que cura el Mal. Tal cual la Mujer Menopáusica, y La Enamorada, que miles de años atrás se habían producido los sucesos que hoy ya no hablaban por sí solo. Eurídice camina por muchos pabellones buscando nuevos talentos, para que algún día en El Koumeterium de Mesolongui, gobiernen las cavernas de la Tierra. El Juez, con su dirimir, reproduce esperanzas y nuevos mundos para que otros como los de Mesolongui, sigan creando la tradición de los muertos por traer más vida al Mundo. Asurbanipal…: Yo como representante de reyes, con sus míticos dones se aferrará a la Mentira éste lema…: “Yo goberné diciendo que traería opulencia y paz a mi reinado, esperen dos siglos y lo verán… …y como sus súbditos creyeron la Mentira les abrigó sus ojos cansados…” Ghiberti…: Con su terca actitud fue al levantamiento de miles de toneladas de Románticos. Encontrando suficiente material para crear obras para los Sarracenos, Toscanos, Hebreos, Asirios, Egipcios, Hindúes, etc.


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Finalmente lo echaron a la balanza con sus toneladas… Sepulcrero…: Hoy ha muerto de un ataque cardiaco el Señor Romántico de Valplacci. El esperó un trasplante, pero los carceleros Mesopotamios; Annunaki, que encarcelaban a un donante en el infierno, no permitieron que se gestara el moral y médico acto. Traídos acá por unos Utukku cementéridos; otros colaboradores de Lucifer, fueron galardonados por las infelices desolaciones de los Etimmu, que traían su féretro. La Enamorada extrañó a Eurídice, pues comprendió que el día en que ella se cruzó por su camino, fue la única vez que en cinco siglos lo sabía. Eurídice, junto a los demás que decían plegarias a los restantes que estaban leyendo literalmente los epitafios, también decían en sus conciencias la luz que emanaba de la benevolencia de ella. Zultina, no pudo escoger mejor que ser crucificada junto a los que estaban en el Monumento. En su redentora compañía se convirtió, porque el Odio y el Amor no importaban, su felicidad era estar con Botsaris.


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Satagénesis y Deidagénesis Mesolongui cae en manos de una casta de combatientes, que van a ingresar en relámpagos intraterrenales a los internos compartimentos. Los Heosphoros arrastran a todos los Luciferes que eran Deidades malignas de todas las maldades no especificadas en esta caída, pero que llevados por su líder mayor, iban arrastrando las desgracias que nunca esperan los habitantes de ningún cementerio. Posteriormente, una vez enquistados en los intersticios de los hedores, buscarían entre las emanaciones fatuas el Phosphoros, para transmutar las descompuestas materias inertes de su Lucifer, para luego iluminarlo. Los Luciferes traían como señuelo el corazón que necesitaba el Hombre de Valplacci, creían seducir a sus adscritos señores que secundaban a sus afligidos, pero sólo traían de por medio, substraer la negra energía que mueve sus incesantes fragores de amargura. Como aquel que en un exilio ha perdido a toda su familia. Así se sentían los Luciferes, después de que habían sido expulsados del Divino Cielo. 45


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Hombre de Valplacci…: Ahora que voy a Mesolongui, espero ser reunido junto a aquellos que esperan una nueva vida. Cuando era sepultado, el sentía caer con alegría las flores sobre su féretro. Incluso las tristezas que denunciaban sus familiares, eran rechazadas por su persona, ya que él era envuelto por toda una red de bolsas que simulaban ser un útero terráqueo, donde renacerían sus partes vencidas. Él caía y caía, pero cada vez que caía, no se detenía su cadente cuerpo que deseaba ser recibido. Y al sentirse cerca de unos Annunaki, ve como tentaban su cuerpo que no se separaba de su alma, pero en ese intertanto, arremete Lucifer… Lucifer…: Ustedes carceleros, querrán apoderarse del corazón que he traído del cielo. O pretenden actuar a espaldas mías para ocupar mi lugar aquí en Mesolongui. Por si están decididos a hacerlo, les digo que en la tierra la Divinidad oscura, trae mi corrección para así poner orden a este caos que me ha traído del Cielo, para poner orden en Mesolongui, que ante esta invasión, se verán advertidos por nuestras intenciones. En cuanto al Hombre de Valplacci, les digo que su corazón será para segregar nuestros fuegos que irradiarán los oscuros pabellones que no podremos recorrer con las luces de los moradores de Etréstles. Por lo tanto, les encomiendo deserosionar los sepulcros que están en estas subterráneas tierras,


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porque ninguna lombriz podrá repartir nuestras sobras que van a ser digeridas por nuestra hambre. Un Annunaki…: Acatar es sólo el sentido de tus palabras, no es así. Para que sepas en la Tierra; tu nueva casa, te tiene a su voluntad. En el día de mañana, te ganarás tu posicionalidad, que fue despedida del Cielo, para traerte a los lugares oscuros. Aunque te deprimas, no tendrás elección debido a que todas las cosas buenas para tu atormentada moral, ahora será todo lo contrario. Es decir, si tu depresión admite ansiar Luz, no podrá ser, ya que tu expulsión te ha marginado del rango de la bondad. Ni siquiera rangos intermedios, pero si es luz, tu admitirás absoluta oscuridad…, en las Tinieblas. Al ver que recién llegaban a Mesolongui, todos los residentes observaban sus erráticas acciones… El Juez envió un mensaje telepático a Etréstles, este se refería a la nueva reinstitución de las armas a utilizar, para enfrentar a Lucifer y los Annunakis. Etréstles toma de la mano a Drestnia y la lleva al Primer Cementerio Fosilizado. Pone los barrotes para defenderla de las manos de los Annunaki, así salvaguardaría su alma. En ese instante llega Auriga… Auriga…: Vuestros genitales inquietan los nuevos seres, vienen a ocupar nuestros cuerpos. Nuevas encarnaciones. ¡Etréstles duerme junto a tu Drestnia, que por hoy eres el que no serás mañana!


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Etréstles…: Poned los barrotes con sus debidos sellos. Adiós centinelas. Creed en mi verdad, en que yo despierto y reconozco que…, aun en la Muerte estamos en tránsito. Drestnia…: ¡Adiós Auriga!, en siglos venideros oiremos tu coche recorrer nuevas cavernas. Con felicidad me despido. Los Herreros ponen los barrotes y se van. Afuera nuevas almas gritaban como jugando por los pabellones, para escoger donde poner sus pertenencias en sus respectivos aposentos. Arriba los deudos dejaban las flores que secaban los pesares de los siglos dolorosos. Eran los deudos de Etréstles y Drestnia, que se iban tristes. Abajo los secuaces de Lucifer lidiaban con aguerrido espíritu, para poder conquistar el espacio que necesitaban para hacer otro hogar que los recibiría en las oscuras esperanzas. En gestos de reacción a las agoreras visiones del Auriga, los genitales del Reino Animal y de la especie Humana volaban por los grises espacios techados de todos los cementerios de Mesolongui. Los Genitales con su lascivia, emboscaban a las hembras, y con su fálico objeto, arrancaban los sentidos de supervivencia. Los Genitales de los animales, rodaban por las riadas de sangre descompuesta, que los Utukku habían desparramado con unos garfios acerados, a todos los cuerpos que llevaban menos de un mes inhumados. Lentamente los Luciferes, se acercaban al Primer Cementerio fosilizado. Amenazaban seriamente a los defendidos por Etréstles. Este, ante esta invasión, cede


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su inactitud y coge la trompeta con una La, que hizo un estruendo en todos los contiguos cementerios, provocando una gran agitación en los cuerpos que prontamente serían engarfiados por los decididos Luciferes. Siguen las reacciones de los trompetazos de Etréstles, para que nadie se quede en sus lechos aguardando el abordaje de Lucifer. Coros delicadísimos, con unos Mi sostenidos, daban la señal de arribo de los Señores de la Deidagénesis. Esta con un avance y sin temor alguno, encaminaban todos los sitios en que demoraban sus socorros. Mientras de lo alto, el Caos pensaba…: Caos…: Los que protagonizan el corajudo ataque, se mueven como hormigas y los que en el huracanado trompetazo llamaron a sus residentes, no abandonan sus sobrevivires. Satagénesis, Deidagénesis…, hermanos que con famélicas hazañas, rodean los dominios de la pobreza de aquel que proviene de donde hubo amor y luz. La Hebraica señal de Satán quema a sus Luciferes en un continuo cremar. La divina configuración del Cielo, hace que Dios ordene crear mi Caos. Pasaron siglos y siglos por someterse los unos con los otros, hasta que el cansancio los abandonó. Luego, el sangriento Cementerio de Mesolongui no podía contener las ligerezas que enturbiaban los pabellones. Además la circulación dentro de los fieles a Etréstles, no iban a ningún lugar por temor a ser


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asaltados por algún maligno. También los Consejos eran clandestinos, aquí se decidía el futuro que se iba a trazar por el mañana del Cementerio que estaba invadido ya, desde hace tres siglos. Un asesino, que pasó recluido dos décadas, iba a ser inhumado un día en que se replegaron a sus puestos. Asesino…: Yo quiero licor para aplacar mi sed, necesito matarme a mí mismo porque mi ansiedad de matar, me desenfrena y me hiere con mis impulsos contenidos. Sin embargo, el número de víctimas que yo tenía, sobrepasaba la docena. Pero un mal día, recorría Mesolongui, y caí en los oscuros senderos del Cementerio. El panteonero me reconoció, y me dio muerte, él no podía dejar la fosa sin ocupar, así que me dio muerte. Además, él tenía un hijo que yo había asesinado. Entre ambas fuerzas desplegadas se encontraba el Asesino. Él quería elegir donde ir, para establecerse con su nueva vida. Finalmente, escogió el bando de Etréstles, y se fue a descansar al Octavo Cementerio; donde le esperaban otros similares asesinos arrepentidos. La Deidagénesis era magistralmente dirigida por Etréstles. Sus tropas seguían atentamente sus instrucciones. En el instante, cuando todos descansaban, un centinela advierte el arribo de unos Ángeles. Centinela…: ¡Etréstles, mira los alados seres que vienen a sembrar sobre los belicosos momentos que


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nos acosan. Algunos con su pasión, vienen con un rictus de éxito, otros con la duda de otorgar la antigua soberanía que imperaba en Mesolongui! Eran maravillosos ángeles, que al cruzar la troposfera se ponían a girar en gigantes círculos, para disminuir la velocidad que los movía. Hasta esa distancia veía el Centinela, que ansiosamente celebraba su escuadrón de los envíos de la Divinidad, de los fieles señores de la Deidagénesis.


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Enviados a la Deidagénesis/Lepanto La sesión se reabre, para propugnar los últimos pasajes que definirían las legislaturas que traían los enviados de la Deidagénesis. Juez…: El temor nos ha amenazado, pero cuanto más cerca esté, más feliz hace el dar nuestros pasos para confirmar la inmensa frustración que embargará la estancia, y por dominio a lograr de los Luciferes. Los ángeles estaban predispuestos a llegar, pues en el Makrokoelum (cielo helénico), Dios estaba con sus enviados dialogando el oportuno envío de los aquejados Mesologuenses. En relación a Etréstles, una vez que hayas finalizado tu intervención conjunta con los ángeles, te aviso desde ya que a Lepanto se te ha encomendado ir, para recoger de los mancillados cuerpos la impura infelicidad que ha sido el combatiente trepar, de las almas que siguen en los alrededores de dicho ensangrentado campo. 52


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Y a ti Drestnia, te imploran voces suicidas que acudas junto a Ghiberti, a auxiliar las megatoneladas de Románticos, que lanzan sus afónicos versos adelgazándose por los oídos a los que antes encantaban. Y ese día llegó, Etréstles partió junto a unos ángeles, y en la despedida, la faz de Drestnia declamaba la festividad que provenía del silencio, detrás de los barrotes de miles de años viajando en un profundo sueño.

En la Ensenada de Lepanto Muchas rojizas lluvias les acompañó cuando se aproximaban a la provincia de Nafpaktia, del nomo de Etoloakarnanía. Al llegar a Lepanto, las humeantes tierras, trituraban las danzantes almas que intentaban fugarse de sus trincheras. Litio y Xenón, escribían las nuevos drenajes que tramaban escabullir a los miedosos Turcos, que estrujaban a los Atenienses, quedando en más bajas cantidades. ¡Qué obediencia hacía a Etréstles seguir a estos compatriotas para liquidar a las almas guerrilleras que no escatimaban ganas por ceder terreno a los intrusos Turcos! La misión de Etréstles, era introducir el Litio y el Xenón que estaba en poder de los Turcos. Así con diligencia apagarían las gasificaciones que revivían a las almas, como si fueran marionetas carnales, para mover los cuerpos humanos que en una inercia, tal cual si fueran de los ojos cerrados, fueran de los movimientos que nunca cesan.


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Un Ángel…: ¡Iza tu espada que hiere las heridas, que troza los trozados cuellos y brazos, que punza los estómagos no inspirados por Dios para hacer de él un tamiz! No muevas tus brazos en acción de convertirte en otro guerrero que en sus ansias de justicia, revive a los hambrientos muertos que en vehículos incomparables, van y vuelven, por la Paz o la Guerra. Etréstles…: Muevo mi espada por mi propia mano, que necesita de las manos que hace unos años creían ganar pero vencidas fueron por los Turcos. Mi solidario corazón no es cooperar, es sólo mover mis manos llenas de helado sudor, para dar inicio a las gestas heroicas que caracterizaron a mis compatriotas. Y los demás Ángeles impertérritos, desencaminaban a los turcos que ante sus impropias e innacionales almas, los desposeían de sus innobles deseos de continuar combatiendo, a pesar de que sus cuerpos deseaban retirarse. Unos desencaminaban y otros como Etréstles, blandían sus espadas cortando el Litio que acortaba las diferencias de distancias entre los combatientes. ¡ Qué Post batalla, tras la acaecida hace unos años, otras mortecinas cortinas intentaban hacer huir a los resistentes y organizados soldados de la Divinidad…!. Al culminar los embates, el desvanecido gas de Litio y Xenón, diezmó sus propias fuerzas, que ante sus frágiles y polucionantes fuegos gasificados, quedaron atrapados ante los residuos, que terminó con la aventurera empresa que intentaba Lucifer en Lepanto.


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Cuando salían de las nubes amarillas, dejaban Nafpaktia para siempre, y así llenarían de experiencias, junto a los Ángeles, a Etréstles que separado de Drestnia en Kalidona, le esperaba una cruenta batalla por los saqueadores e instigadores del suicidio de las megatoneladas de los Románticos de Kalidona. Entre los que figurarían grandes líricos, poetas, historiadores, artistas, etc. Hades se presenta…: Hades…: “Con humana conciencia quisiera alivianar las penas de los que invaden terrenos extranjeros, pero mi origen sentencia la blanda dejación de los laberintos del pensamiento y la razón. Por esto, castigo al que con razón dejó que su pensamiento inhalara el Litio para revivir la furia en Lepanto, opacando el pensamiento libertario de vivir y morir”.


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Drestnia en Kalidona Drestnia en las cercanías de Kalidona, iba con su oprimido pecho. Temía encontrar en funestas situaciones a los Románticos, que preponderaban ante los demás artistas que se reunían. Se presentaron ante el grupo que dirigía la encargada Drestnia, los artistas que allí se aprestaban al levantamiento de los Románticos. Estaban Hesíodo, Terpandro, Arquíloco, Baquílides. Los trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides, y Aristófanes con la bien llegada Comedia. Historiadores como Heródoto, Tucídides y Jenofonte. Filósofos como Sócrates y Aristóteles. Y oradores como Isócrates y Demóstenes. Y otros artistas como Policleto, Fidas y Praxiteles. Drestnia, al ser recibida en la antigua Kalidona por esta magnífica pléyade de estrellas, queda atónita, sin poder respirar. Drestnia…: Vengo de Mesolongui, nuestro Juez me envió, puesto que el Amor se veía amenazado por un maquiavélico levantamiento y posesión ilícita de las 56


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almas de ustedes, que ante el atinado presentimiento de nuestro Juez, hayamos venido con esta ligereza a solidarizar. Antes de venirme, salió en el camino un apesadumbrado hombre que feneció de un mal cardiaco. Él no resistía que otros sufrieran la pena que a él ni en la muerte lo dejaba tranquilo. Hubieran visto sus lágrimas, parecían no detenerse. ¡Qué mente podría dominar tal sufrir…! Me pidió que al presentarme ante Uds., lo honraran con un conjuro, que al precio que haya que ponerle, estaría dispuesto a pagarlo. El problema de amor de este aquejado, se refiere a una mujer, que ni él conoce, pero al ver cualquiera cree que es ella la que debe de apreciarle su egotismo, su amor demencial, que florece en su interior como bosques tropicales. Díganme por favor…, ¿Qué hacer ante tan grande desafío y psíquico devaneo? ¿Con qué desquiciado consejo voy a alumbrar su espacio sepulcral que no lo deja quieto ni en su deseo de cesante amor a tener, sólo su vigilante Mente, lo acosa enrollándolo por todos lados donde desee acomodar su cabeza…? En otro ámbito, la delicada situación que transcurre en Mesolongui me trae aquí, para proteger a los débiles que sin servir a la maldad pura, sólo delimita el ayuntamiento del Mal que apetece engullir al Bien. ¡Todo bien tiende a hacer lo apropiado al Mal, para que no quede la duda de que el Mal siga en tal situación. Y viceversa, el Mal no acapara insatisfechos deseos de solucionar sus repetidos deseos de malignidad, puesto que sabe que de él se va a compadecer el Bien…!


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Eurípides le toma las manos diciendo…: Eurípides…: Los que aquí yacimos inmóviles, han sido por la gracia de nuestras trabajosas almas. Ellas no temen a las insondables caras de los que con sus ambiciones de poder, quieren levantar de esta fosa común en Kalidona, donde han ubicado nuestras almas románticas, que aun en este estado, escriben en las memorias de los que nos recuerdan. Cierto es que los principales gestores de esta inapropiada acción, sea del exagerado y ambicioso Lucifer. Trágico sería si en tantos indignos cometidos continuara la inmejorable tentativa de volver a reivindicar su espíritu, tal cual lo es un niño amamantado por una madre sana. Los Heosphoros y Phosphoros con gratinados haces de gases congelados, hacían asonancia con sus cabalísticos vocabularios para aplacar la reciedumbre de los Artistas. En consecuencia, sus invencibles actos demostraban seguir con su mitológico mal. Estos ofrecían vitales órganos para revivirlos, y así hacer poseedor a Lucifer de la acción de dar la vida. Pero como los argumentos no eran eficaces ante tan sabedores hombres de lo natural y sobrenatural, que todos preferían quedar inmóviles antes que acatar tan seductor ofrecimiento. Hipócrates…: ¡Lucifer, Tu hacedor de Vida! ¿Con qué estrategia de revivición vas a compensar los deseos de estos asistentes que desean juntos dar testimonio a la Vida…?


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Si no es difícil recordar, cada hombre que nace de otro humano le resulta más ventajoso tener como asidero a sus padres procreadores, que providencian las espirituales semillas del uno al otro. No podrán crear órganos nuevos en semejanza alguna para insertarlos en los que ustedes quieren, debido a la razón expuesta. Hipócrates arreciaba con sus ásperas palabras, como queriendo nunca más pronunciarlas. Este, pasó sólo por curiosidad por ahí, ya que estimaba oportuno aclarar las extremas ambiciones que tenían los invencibles Luciferes. Posteriormente Hipócrates, siguió su camino dilucidando otras dudas a otros que divinizados, se creían con la propiedad de revivir. Aristóteles responde acerca del Hombre del Mal Cardiaco…: Aristóteles…: He inventado un nuevo tratamiento anulativo, este habla acerca de la anatomía de los endiosados hombres que se creen hermosos e invulnerables. Aquellos que nunca declinan su vanidad, su Ego frustrado de ser amados con locura, para que el pronto desencanto los ultime sabiendo lo transitorio de su amor. Amor vanidoso, amor de Dios, amor Egótico, Amor que no sucumbe ante la jactación. Se oprime la frescura de ese amor que corría por dicha sangre, porque la bella que encantaba su corazón nunca fijó su ambición de sobrevalorar su egocentrismo. Pero independendiente del hombre despechado, está la oposición a todo lo que


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nos quiera satisfacer, porque por derecho propio, no es garantizado el buen pasar por la felicidad. La bella que rompió su corazón llevándolo a los calabozos de la invisibilidad, no es más que su propio mal, el que por razón natural una mente que se sacia del hastío, es porque sintoniza el propio derecho de ella mirando a otro que preste atención a sus problemas internos, para superar su sufrimiento de mal cardiaco a los que no la aman como debiera ser… ¡Sólo con la simpleza incuestionable de una pacífica permanencia junto a quien quiera convivir su no diferente condición de mujer…! Por esto, es que Egotismo del peor sufrir se centra en el corazón, es porque el Egocentrismo también crece en los femeninos cuerpos con la misma defectibilidad, usurpando la entidad egocardíaca. Drestnia ante las palabras de Aristóteles, creía absorber virus maláricos que debilitaban sus excitadas glándulas, que llenas de aceleradas hormonas, traicionaban sus verbales intenciones. Como es natural a todo nativo de Mesolongui, las enfermedades no castigaban sus cuerpos, esto ocurría con Drestnia que se restablecía con rapidez para terminar con la interlocución de los Románticos de Kalidona. Más tarde opina Isócrates…: Isócrates…: ¿Cómo empezar, si ya está demás la población, tal cual es el Vino, su súbdita sangre, y el Pan con su súbdito cuerpo? Tanto el uno como el otro se necesitan. Como la sangre para fluir como un río por los ductos del cuerpo, y el Cuerpo como tierra que depende del líquido, se baña de la sangre para combatir sus tendencias desidiosas.


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La Poesía, en su acto creativo fulmina la no tendencia de amar la oralidad, tal cual si un pájaro fuera inerte ante la acuciosidad del halcón, que quiere cazarlo y hacer de este un sinsentido para su sobrevivir, ya que no quisiera hablar de la fealdad de que un animal creado por Dios, vaya a cazar a otro de una misma especie animal. Por esto que el Romanticismo, no fluye en mí, sólo restringe mi capacidad de aludir sobre los hechos naturales. Debido a esto, a esta incapacidad es que hemos venido a recapturar lo que algún día fue sostenido por alguien romántico, para así sentirlo en carne propia. Interviene Praxíteles…: Praxíteles…: Muchos siglos correrán, hasta que las demandas internas vayan a aniquilar el egótico sentir. Todos los que vinimos a Lepanto, nos trajo la ambición de tener atesorado las megatoneladas que parecían escabullirse entre los Luciferes, pero nuestra presencia conminó a que el levantamiento fracasara, en manos de quienes no tienen humanas romantizaciones, para quienes sólo existe la manipulación, la lascivia, la egotización del amado señor que interviene en nosotros para internizar las adoraciones y los posteriores sectarismos que la instituyan. Yo adoro la imagen del hombre, adoro su figura como en su obra se vea reflejado, con humildad y bondad, para no desesperar cuando mi obra no haya alcanzado los niveles de la maestría.


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Drestnia…: Con muchas satisfacciones me voy. Veo que Uds. embajadores del Arte y del Pensar, han estrechado el canal de Lucifer. Han hecho insuficiente el levantar tanta riqueza hundida en comunes cuerpos, mentes y almas. ¡Adiós centinelas de los Románticos…! Al irse, se despiden a lo lejos los demás preventores, que presagiaban a Drestnia el encuentro en camino con Etréstles, con sus conjuros memorizados. Drestnia en su largo camino a Mesolongui, se encuentra con un miedoso en el camino…: Miedoso…: Yo nunca he sido inhumado, porque mi temor no ha dado plaza a la Parca, para que me encuentre la forma de morir. Y en cierto modo mi temor agota mi mente que no cesa de defenderse de los peligros, que no cesa de inautorizar a las bandadas de cuervos para que me agusanen. El sólo hecho de decirle esto a Ud. me llena del peor pánico. Por eso estoy aquí, cerca de Mesolongui, donde otros como yo dejaron que yo fuera su portavoz, para decirles los temores, puesto que nuestras vidas han sido sólo el Miedo. A veces mi miedo se aburre conmigo, debido a que no lo dejo tranquilo, y que no lo dejo solo, porque él al verme con mi aprehensión, se pone temeroso de su propio miedo. ¿Drestnia, qué hago?, deseo triunfar con buenas costumbres, tal como dejar que la Parca me lleve, y yo no me enfade con mi Miedo.


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Drestnia…: Tu mente no ha dejado tu cuerpo, mira como tu cuerpo se ha agusanado y tú sigues escudándote en el temor. Acaso tu miedo es tan fuerte que no te permite morir, que no permite degenerar las células que en un colapso, de apego a tu Ego terrenal, no te deja libre para salir de la profundidad de tus tinieblas, para llegar a un sitio donde renazcas en la placidez de tu desapego a tu terrenal vida. ¡Ven, síguenos…!, ven a Mesolongui a encontrarte con aquellos que han sido valientes y han surgido de la acción pura de vencer el temor. Tírate a los arroyos y que la corriente te lleve a los océanos. Tírate de la montaña más alta y que no te importe el caer, sólo cae y por último no bebas, ni comas, para que así sacies tu terrenal desapego y no enfades a tu Miedo. Cerca de Mesolongui hay montañas y ríos para que practiques tus ejercicios, una vez que los hayas realizado una y otra vez, ven a vernos, te esperaremos en la hora del ocaso. Y si en algún momento te encuentras cerca del óbito, iremos a buscarte al río o a la montaña. Continúa Drestnia con sus acompañantes tras la invencida Fe que los motivó a ir a Kalidona. En su regreso sus espectros flameaban las más límpidas visiones de seguridad. A tal motivo, que sus recompuestos anhelos, propiciaban nuevas fuerzas.


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Etréstles regresa de Lepanto Etréstles venía de Lepanto, venía exhausto y con los ojos enrojecidos por el gasificado aire que había recibido en la Batalla. Este guerrero, de cuyas castas intraterrenales era el que en su férreo espíritu y dócil corazón, llegaba abriendo los acerados portones de Mesolongui. Al llegar lo asalta un Desafortunado, un hombre que en su soledad, había quedado tan sólo, que a nadie cercano pudo contar su desgraciada vida. Desafortunado…: Cada cosa que intenté, la mala suerte me la opacó. Por más ahínco mi buena crianza me doblegó ante el más ruin desbaratador, aquel que arrebataba mi afán de preciosismo. Aquel que con mis buenas intenciones vio que yo era fácil presa para engañar mis buenos deseos de cooperar. También mi familia murió en el catastrófico cataclismo de Pompeya, mis hijos y mi esposa, aplastados quedaron, bajo las ruinosas piedras, como burlándose de mi destino. Además la sequía acabó con mi ganado y mis cosechas. Y por último mis amigos han emigrado, y 64


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yo al quedar solo, encontré amigos inoportunos que sólo deseaban que les sirviera por unos céntimos. Finalmente, ellos me dieron la espalda. Recurrí a rezar a la Santa Patrona Divina, y ella consoló mi mala suerte, pero no pudo cambiar mi cruel destino, que era ser el portador de una mala suerte de la cual yo no debía renegar, porque ella algún día se transformaría en buena suerte. Lloré y lloré por todos mis pesares, pero de nada me valió, porque aun así, siendo tan mala, me trajo aquí para disipar mis lágrimas que no terminan por mi mala suerte. ¡No sé qué hacer!, pues cuando vienen las oleadas de mala suerte, no tengo quien me abrace y me ayude a soportar el desgarrador aniquilamiento. Etréstles conmovido por los infortunios del desdichado, cayó al suelo como imponiendo resistencia a las palabras oídas. Imploraba a la mala suerte que se manifestara benevolente, y que se arrepintiera de tal acusación expuesta por el Desafortunado. Malasuerte…: Brillaban mis ojos cuando la tentadora infortuna llegaba a él. Pero no creas Etréstles que no le di oportunidades, muchas veces lo hice, pero él la desaprovechó. Por esto, como un parásito vivo, pernocto con él y despierto con él, para que cada cosa que intente, no vaya a resultar del todo bien. Al reaccionar Etréstles con furia…: Etréstles…: ¡¡Al fuego desgraciada mala suerte!! ¿No te apiadas de la mala suerte de él ni de mí, ya que


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lo que haces a él me afecta a mí, y a mis Ángeles custodios? ¡¡Vete…!!, vete de las asquerosas y profanadoras esperanzas, tu vocabulario me huele a satánicos hedores, a cuchillos rebanadores de cuerpos inocentes, vete usurpadora de las identidades y de las personalidades duales. ¡Vete asquerosa y repugnante Mala suerte, vete y deja en paz a este hombre que desea un feliz día en su vida…! Al escuchar estas palabras, la Mala suerte se sonrojó hasta tal punto que se incineró su rostro y luego su cuerpo, dejando a la vista la verdadera semblanza; que era la de Lucifer, que deseaba llevar al hombre a Mesolongui como un nuevo adherente, para trabajar por la dominación de los espacios a morar. Debido a que su expulsión del Cielo se hacía tremendamente deprimente e irresistible cada día que pasaba. Etréstles sigue su camino, y emprende un decidido camino sin detenciones hasta la cercanía de Mesolongui. Al llegar a dicho recinto, los clásicos y humeantes colores del cementerio, titubeaban los apagados colores en encendidos colores encarnados. Estos vaticinaban que la actividad bajo el terraplén, insinuaba en los laberintos de intranquilidad e incomplaciente luchas físicas e intelectuales, que batían a cada uno de los entrometidos Luciferes. Los conjuros de antiquísimas edades y tradiciones, esperaban a Drestnia que venía a juntarse con el librador de sus barrotes, que más que fierros forjados en el infierno, eran tiempos perdidos de vidas degeneradas. Al continuar, en una encrucijada,


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ve a unas cansadas figuras acercarse a lo lejos, era Drestnia. Sobre ella venia una nube de Amor Perdido y de Amor Ganado. Al ver Etréstles ambos amores, veía que tanto el uno como el otro intentaba detener la marcha, y al acercarse escuchó algunos diálogos entre ellos. Amor Ganado…: “Piensa en mí…”, me dijo el indefinido amor que aplaza su tiempo fértil de amar. Y yo que nunca he perdido porque al arrebato de los celos, sólo ha sido dulce manjar. Y las lontananzas tierras con sus viejas tradiciones, sólo han sido más amor por conquistar, para dormir con el como mi sueño que apacible duerme junto a mí. ¿Supieras cuántas guerras he soportado para vivir en paz conmigo mismo, si supieras…? Amor Perdido…: ¿Qué debo de aprender de una ciencia oculta para desentrañar todos mis desventajados artificios para ganar lo perdido? Incluso, la magia se perdió entre mis manos debido a la excesiva impetuosidad por manejar las esencias alquímicas. Años de esfuerzo y noches en vela, me hicieron laborar por mi amada, sin tener éxito, debido a la acelerada manipulación de los delicados líquidos. Al haber ocurrido esto, se esfumaron entre las manos. Yo quise amar, pero ¿qué he ganado por ambicionar tal utópico espejismo? No sé lo que es ganar, sólo sé que mi locura viene a vestir mi paciente inmortalidad de querer, dejando mis vencidos esfuerzos para que me vea albo como un amor vencido, que después de tanto golpear puertas, queda solo tirado en la nevada agua sobre el techo de mi espalda. Ni siquiera me dijo piensa en mí el amor, sólo me dijo, “Algún día


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llamaré para decírtelo…”. Ya han pasado muchos siglos en la búsqueda de la armonía, pero el caos que presta atención a otras causas, me ha postergado en la incorrespondida soledad. Etréstles al terminar el diálogo, corre hacia su Drestnia, que no la veía desde hace muchos cerrares de ojos. El resto con sus cansados e inexpresivos rostros descansaban lo poco que les alcanzaba por reposar. Al descender los primeros ciento ochenta metros en caída libre, las broncíneas armas caían sonando estrepitosamente, de tal modo que eso fue motivo del despertar de muchos alicaídos soldados. En las cercanías del Primer Cementerio Fosilizado, Etréstles toma y abraza a Drestnia, y le dice al oído…: Etréstles…: Bandadas de pájaros como un inofensivo monstruo me hicieron alcanzar las últimas estelas de los conjuros que sostenían algunos médicos que murieron en combate en Lepanto. De tal insuerte, para algunos apócrifos acreedores de prosperidad, me enseñaban con su rectitud traer mejor ventura. Pero la fatalidad, tuvo espectacularidad para negar su intervención. Así que, te he venido a traer el conjuro para futuras vidas, en las que no zozobrará la fe, dejando congelada la razón de la ausencia de tu medio físico familiar, y mi ausencia, no un fácil sortilegio me llevaría a comprender tu inquietud. ¡Luchemos por el cementerio, o porque a nuestro lado tú estés, y así uniremos los obstáculos entre tú y yo…!


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El Conjuro a Drestnia “El testimonio del momento, es no perder el eslabón del transcurso del tiempo…”. Por esto, que en los oscuros cielos de Lepanto, los médicos me repetían con altas voces, para no perderse con el viento en sus vociferaciones…: No hay ni dios, ni creyente que desconfíe, pero del encanecido cabello que poseo mis mejores deseos de felicidad y calma para tu Drestnia… Ateos y Creyentes solían esperar sus adversarios, pero como más que estas bipolares zonas no creo hallar otras, te envío mis ideas de amor… tan blancas como mis encanecidos cabellos, llévalos a lustrarlos con las primeras luces de la mañana…y luego del vapor que el Sol le produzca, júntalos en un recipiente y viértelos sobre tu cuerpo, una vez que las sensibles zonas del calor se evaporicen… llena de más agua repitiendo… “Silencio aguarda el Tiempo, algo tengo en mi mano, soberano reino del Ser… para ver, encomiendo mi Ser al Tiempo…” Tienes que repetirlo los últimos siete días que queden de tu nuevo destino a vivir, que será dictaminado junto al que tendrás con Etréstles. Así el tiempo será vuestro aliado, y lo que no complacerá la


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teoría, lo hará tu experiencia que sin más que hallar, la búsqueda se estacionará en la realización, bajo la modalidad del conjuro, siguiendo sus instrucciones y aprendiendo lo que el tiempo te indique.


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El cuarto cementerio En el cuarto Cementerio, Lucifer con sus seguidores habían convertido el lugar en una Morgue. Llevaban los otros cuerpos, aquellos que recién inhumados estaban. Los despedazaban, los mordían y les cantaban al oído canciones referentes al infierno que iban a constituir en Mesolongui. Al subir desde el Tercer Cementerio, se sentía un helado aire, como un naciente aire que se helaba más a cada peldaño que se pisaba. Más abajo, el hedor natural, propio de los celulares cuerpos, traía infelicidad a Etréstles porque antes de la llegada de Lucifer, los olores eran soportables, pero ahora no había fosa nasal que la respirara. Recelo y espeluznantes visiones se movían como máquinas de una fábrica de exterminaciones de cuerpos humanos. Etréstles estaba compungido, ya que los invasores tramaban apropiarse de las naturales descomposiciones de los cadáveres, para reconvertir su materia, en materia inerte pero revividora a la vez. 71


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Al ver los acelerados movimientos de los ayudantes de Lucifer; los Anunnakis, les ordenaban recomponer algunos huesos y rasparlos, para que con el polvo obtenido hicieran una argamasa que serviría, para rehacer otros cuerpos destrozados. Etréstles al ver como abusaban de aquellos cuerpos, retrocedió y rápidamente fue a pedir audiencia con el Juez. Al llegar a su recámara, ve que el Juez había dejado una nota que le prescribía una serie de consejos a él. Juez ( Prescripción )…: Cuando hayas leído esta nota, yo estaré lejos, pero como nada en ninguna dimensión es eterna, es que he tenido que acceder a otorgarte mi puesto a ti, ante la inminencia de los cambios notados por la intromisión del ingrato Lucifer. Por esto, te nombro según las facultades del antiguo consejo de Mesolongui, como el reemplazante, que relevará mi puesto ejercido durante mil años. Hoy, el Padre del Universo, me ha pedido que me vaya a Andrómeda, a esa constelación, donde las ingentes masas de energía están formando un nuevo planeta, al cual hay que bautizar en los próximos años. De Andrómeda te haré llegar pronto los gases que inhibirán las contiendas que ganan en vigor los luciferianos. Además, te solicito que vayas a reunirte a diario con los amigos y enemigos, así entre ellos siempre hallarás un traidor. Y al reunirte con ellos, verás que hacer en adelante, para mantener la eficacia que caracteriza a un conductor. Siempre debe haber frialdad y desconfianza. Etréstles al leer, vio que su responsabilidad le imponía una actitud agresiva e inmediata. Después


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de ver las estrategias que tenían cada uno, intentaba solventar las debilidades que debía imponer a un guerrero y exterminador de seres malignos. Además cada morador de Mesolongui, estaba destinado a un nuevo cambio, que los transportaría a distintas dimensiones. De aquí en adelante Etréstles con el conjuro a favorecerla, Drestnia con su intervención en Kalidona, junto a los sabios, podría desvanecer su apego al espacio del Primer Cementerio que la cobijó por centurias, tras los barrotes que la harían el baluarte de la cofradía femenina, para ausentarse física, psíquica, y mentalmente del lugar de descanso que la tuvo reposando durante mil años. Tormentas astrales iluminaban Grecia, por todo el espacio físico que la rodeaba. Era el Juez, que mandaba con incesantes impulsos las rectangulares y cilíndricas gasificaciones que necesitarían para limpiar Mesolongui de los incastos extranjeros. De Andrómeda, con refulgentes coches aerodinámicos, enviaba al Auriga para que surtiera dichas materias en los depósitos de Etrésles. Auriga…: Años luz he viajado, con mis Herreros para estar con la prontitud que ha de esperar aquel que impaciente espera con su impaciencia, pero esta impaciente espera lo hace esperar, porque el destino pasa por todos los rincones que han de mirar sus ojos. Aquí he traído todas las cilíndricas gasificaciones, que según los cálculos del juez, son trescientos metros cúbicos por cada hectárea. Entonces son tres mil en total para los diez cementerios que esperan la desatanización.


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En el instante, se les acerca un hemiplégico…: Hemiplégico…: La mitad de mi, está en manos de bandoleros que me han privado de hacer lo que se me antoje. Pero yo les puedo ayudar, para serles útil en lo referente a la distribución del gas. Con la mitad de mi cuerpo, les voy a dar mis últimos minutos de existencia. Un soñador les contesta…: Soñador…: Yo sueño con tu parte muerta, pues me sería fantástico poder saber que hay en un cuerpo vivo y muerto a la vez. Yo sueño con los que poseen cualidades que yo no tengo, porque nunca he podido tener lo que otros tienen. La verdad, es que yo ambiciono lo que todo el mundo ha alcanzado por muchos años, y he perdido años, hasta que me alcanzó el destino, venciendo mis sueños para tratar de realizarlos en otra vida. Hemiplégico…: Tú sueñas, mientras tu inmunidad te causa infelicidad. Debido a que en la irrealidad has vivido, pero yo de un día para otro quedé así. Y ahora, no sé qué hacer por rehabilitarme. Auriga…: ¡No es tiempo de hablar de liviandades, es hora de preparar los recipientes, que sostendrán las gasificaciones, ya que ellas tienen un tiempo aproximado de siete meses! Etréstles…: Razón tienen todos con sus peticiones, pero las imperancias de tiempo, nos han hecho actuar, pues han cometido un agujero en el séptimo cementerio, esto favorecería la caza de Lucifer y


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sus Anunnakis. Para esto hay que reaccionar con ligereza. Es tal la erosión provocada por estos ruines esperpentos, que se desmoronan todos los suelos fosilizados, como si fueran ventiscas de seca arena, sin poder establecerse en un medio inhóspito como el que cada día vamos perdiendo aquí. Habla el canceroso…: Canceroso…: Quienes como yo elegirían otra vida. Hay que sumar la lluvia a la erosión, esto hace a mi suelo donde he vivido durante miles de años. Pues como sabrán fui el primer caso de cáncer es que la reinante paz, que me hacía conectarme con Dios, ha sido interrumpida por estos banales saqueadores. Tras este llamado de advertencia se sumaron otros de felices enfermos, pero desde la llegada de Lucifer, todo había originado un inicio de una precoz y fulminante desaparición del Cementerio de Mesolongui. Los enfermos de Cáncer, Hígado, de males sanguíneos, de mal exorcizados que habían cortados sus arterias cardiacas, de leprosos, de amputados etc., habían presenciado más dolor que el que habían experimentado en su vida terrenal. Hoy, sufrían dolores, debido a la alteración de su cementerio y de la poesía que los llevaba en las mañanas a rezar por los buenos sentimientos. Haciendo crecer nuevas flores en los sitios oscuros de la otra vida.


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La Poesía creyendo aliviarles las angustias, se les hace presente…: Poesía…: Todos aquellos que me sienten y me crean, son mi vida. ¿Qué haría sin ellos si no me crearan? En cuantos lugares y hogares me invocan, y yo acudo a los cómodos cuartos de su sabiduría. En la inocente inspiración de un nuevo sentir, en la sentimental despedida de los liosos amores, en el campesino que pide lluvias para su siembra, en la irreductible geografía del Amor; que tiene tantos escenarios que mostrarnos. A veces el insuficiente afecto de mal contraídos por la inafectuosidad del amor Paternal. La misma soledad, que cohabita en los pasillos de la compañía, que habita en la salvación de las almas en sus imposibles deseos de obtener inyecciones de sabiduría. Los amados desamados, los abrazos no correspondidos, las desgracias de incomunicación, las amadas que sin el seducir de sus admiradores no tienen el estímulo de adornar sus palabras loatorias. Mi cuerpo pertenece a todo aquel que necesita estampar su experiencia, aunque por muy loco que sea el estado de lateralidad que produzcan sus confesiones. Aquel que quiere que por mí pase un contenido e indefinido sentimiento, obtendrá mi atención día y noche, en vida o muerte, a cualquier hora que necesario sea ser atendido. La Poesía está atenta a escuchar los pedidos de los más inaudibles e incomprensibles actos de crear, aun bajo estados de increatividad.


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Vayan para Uds. estos parabienes, que yo atenta les estoy esperando con nuevas inspiraciones, con nuevos alientos de esperanza, fogosos y restituidores ganancias para los que desean inmortalizarse con sus pensamientos, angustias y los arrastres de encarnaciones cargadas de negativas malignidades. En todo lugar sin excepción está presente mi lema a ofrecer las altas aspiraciones, los consuelos a los hombres, niños y a los niños hombres, a las campañas de solidaridad, a los que aun con su indiferencia les estoy dispuesto a ayudarles a llevar a sus bocas, las hermosas frases que ansiosas del poder de la armonía y la convicción vayan por triunfantes caminos de gloria. A todos aquellos que sufren y no viven amparados por la cuota de amor que ha de llevarte por el sendero del éxito, del buen pensar y de la sana reflexión, les doy mi apoyo protector, y les digo…: ¡Hermanos acudan a mí, les voy a llevar a la sabiduría y a la complacencia de todos los momentos desoídos, de todos los días en que muertos nuestros amados seres, tengamos que permanecer atentos a las impiedades! Ayer una nonagenaria mujer se acercó a mí, me dijo que en su juventud lloraron muchos hombres a sus pies, y yo no podía hacer nada por ellos, sólo me decían que encontrarían más ayuda en la Poesía, por tal motivo que ellos lloraban, y yo con mi maternal sabiduría, los veía como niños que lloraban para arrullarlos de sus miedos. ¡Ya saben, nadie tiene razón, sólo los confines de las necesidades de tenernos vitales y con nuestra mal jugadora mente,¡ Huyan…, huyan de la mente, sólo acudan a mi sana Poesía…!


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Y para que la mente, impersonal se fluya entre todos los que han tenido la facultad del cerebro. La Mente se hace presente en Mesolongui…: La Mente…: Cuando siento ruidos de venas y arterias que recorren sus líquidos, está presente la facultad del pensamiento, la razón y la intriga de cómo proceder. Aquellas mentes débiles que se componen de prácticas rutinarias, son más propensas de mis trampas, debido a que los desconocidos artificios de mi sadismo les hace caer en mí. Pero yo misma soy víctima de la desbalanceada maldad, porque mi provecho repercute en mi moral, fruto de mi instrucción externa. Es así que un cerebro en bruto, está inexplorado y sin lugar situado en el mapa del cerebro. Aunque sean los cerebros más desbordantes, tarde o temprano caerán en las profundidades de las perturbadas asechanzas de mi mente, para enloquecer sus pensamientos. Yo con mi propia Mente, no puedo, sigo sintiendo las fuerzas del torrente sanguíneo correr por los millones de cabezas que viven en el mundo. Y lo más aterrador es que muchos buscan soluciones y me estudian, pero no logran conocerme, aun así, yo sigo entregándoles pistas para que me estudien. También hay suicidas que intentan superar su desesperación, pero su impaciente Mente, no los deja encontrar la salida para recuperarse. ¡Háganse un lado, allá vienen tumultuosas turbas de Mentes, ellas vienen a introducirse en los cerebros de todos los que poseen vírgenes sus facultades…, pero insisto aléjense, no vaya a ocurrirles que una de ellas se ponga en uno de ustedes involuntariamente…!


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Inicio de la huida de Lucifer En las cercanías del lago de Mesolongui, flotaban cuerpos que en su huida, trenzaban tristes liderazgos perdidos. Eran los primeros Luciferianos que después de oír las palabras de la Mente; en la inventurosa desgracia ubicó sus miedos. Tan cerca estuvo la supremacía, pero todo aquel que proviene de un sagrado templo de bondad y ejemplar educación, tiende a volver al mismo sitio; ya que poco permanecemos en la maldad sin criticarnos el que hayamos hecho mucho mal, para luego pensar en hacer el bien. Así como flotaban, Lucifer secundado por los Anunnakis, en naves flotaba para medir sus cuantiosos seguidores muertos a raíz de las palabras de la Mente. En Mesolongui no hay guerras físicas, sólo hay guerras de Mentes, de políticos ideales y de honorables valores morales provenientes de la Divinidad, que no soslaya sus directas bondades. En Mesolongui, Etréstles comprendió que de nada le servirían los gases, ya que la oportuna aparición de la Mente, hizo comprender que las guerras 79


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son producidas por ideales y deben terminarse igualmente, con los mismos procedimientos. Así que, abandonó los gases del Juez y rearmó la estrategia de los Sabios, para que con una Mente colectiva vayan a unir fuerzas que reduzcan y eliminen definitivamente a los Luciferianos. Si bien es cierto, en Mesolongui nunca se ha utilizado el enfrentamiento físico para resolver asuntos bélicos, esta vez Etréstles mantenía la lealtad que caracterizaba al cementerio; donde todo era feliz y todos eran felices en la más absoluta pacificidad. En el lago, en Messolonghi cerca del río Eveno. En la laguna Kleisova, los camilleros de Funebrio, en la hora del crepúsculo, llevaban los cuerpos de Luciferianos. Eran necrofílicos y obscenos violadores de cuerpos inhumados. Además tenían todos el mismo rostro, ya que venían de la copulación que tuvo Lucifer con un cadáver de una bella fémina de Mesolongui que había sido sepultada sólo tres días antes de que fuera invadido el cementerio. Antes de terminar el oficio funerario, Funebrio dices unas palabras…: Funebrio…: Ni alegre, ni triste estoy. Sólo sé que aquellos que llevo aquí, algún día volverán a la rectitud y volverán a los lugares de origen. Resepultados en el olvido y en la incomentación, nunca la historia dará licencia para escribir sobre esto. La historia no existe para ellos, puesto que ellos ni manjares, ni salados sabores probaron, sólo probaron líquidos densos de seres que deseaban descansar de sus causas de muerte. Querían disfrutar de la felicidad de nuestro pacífico y feliz Mesolongui.


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Se oscurece, y todos se marchan. Funebrio y sus camilleros se encaminan al cementerio. Lucifer, con algo de vencimiento en sus gestos, se retira, pero su vuelta a Mesolongui, lo llevaría con algo de amargura en su espíritu. El Phosphoro de su perfil, irradiaba desvanecimiento. Todo pasa, si se está esperanzado, tarde o temprano vendrá la alegría festejada al máximo en su preferido escenario. Pero como siamesa unión, tendrá que arrastrar al oscuro agujero de su morada a la tristeza. En el pabellón del cementerio, en el décimo día de cruentas guerras psíquicas, Etréstles al pasar por el monumento de Botsaris, se sienta a descansar en la soledad. En el más absoluto silencio, pensaba en todo lo que había originado su despertar… Etréstles…: ¿Para qué despertar si mi inocente pensar, hace carecer de toda reflexión…? Antes no tenía mente que regulara mis inclinaciones, ahora en vano me resulta desprenderme de los movimientos de mi enemigo. ¿Nunca sabré si un ápice de buen obrar nacerá de aquellos que nos han obligado a tenerlos por enemigo…? Por asalto, aparece la Mente…: La Mente…: ¿Qué duda hace inoperante tus incisivas demandas? Quizá, tu querrás que todos te cooperen, y como epílogo resulte un fraternal abrazo. En el pensar y la reacción, hay un riesgo que podría guillotinar tu mente. Es el boomerang, que si mal procedes, luego


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regresa a ti. Pero si tú temes, tendrás temor de vuelta hacia ti. Para no temer hay que experimentar la adrenalina del miedo, hay que vencer el escollo del sentir, para luego no sentir. Concentra tu mente en satisfacer los deseos de vencer los miedos, y no los de satisfacer los miedos que nacen de ti. Porque todo ser con su mente incorporada al no utilizarla debidamente, ha de llevarte por senderos turbulentos, donde la mente ha de volverse en tu peor enemiga. ¡Mira,…, escucha…, te voy a dar un consejo…: “Olvida tus quehaceres y anulas tus prioridades, abandona las propensiones que te alteran… cierra tus sentidos cada vez que intercedan los infernales estímulos que desean desestructurarte… aliméntate de delicados y livianos frutos y minerales aguas huye de las urbes que insolentan tus costumbres, ama a los animalitos vivíparos, mamíferos y opíparos; y aprende el salvajismo de sus sentidos, tan agudos como el ojo del Águila… y tan fuerte oído como el Murciélago…, así la Jirafa con su corto dormir no alterará el dormir del Oso en invierno” Pero cuando tu mente trate de imitarlos, no les cortes las alas y no los caces… porque si no, tu mente te cazará en su reducto asesino, en el juego de atrapar los impulsos que te lleven a acarrearte a un juego que cargue tu arma interna, y te


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obligue a cazarte a ti mismo al no cumplir lo que te demanda el sabio equilibrio de no aplazar su puesta en marcha. Etréstles muy confundido, casi cayendo en la desesperación; hace un gesto con su cara como sintiendo una profunda confianza en las palabras de ánimo de la Mente. Pero en la oscuridad de su imaginación, ve ilusiones visuales e imágenes que bloqueaban sus desencursadas ideas. Las imágenes le llevan a ver lo que no debiera ver en ese momento, era su propia Mente, que no descansaba en ningún momento. Hasta que Etréstles con decidida acción se enfrenta a las imágenes. Etréstles…: ¿Dónde están todas las imágenes respaldadas por sus debidas mentes…? Tal vez, las imágenes son sus representantes. Cuando veo las imágenes, mi sentir me habla de un vicioso creer. Tengo que ver para tentar a mi mente, y ver lo que mi mente es capaz de hacer por sí sola. La Mente…: Si piensas en algo, ocultas ese algo para que yo no lo sepa. No creas que es así, yo veo que tu despertar en Mesolongui es para aunar la fuerzas de todos, y para que algún día tú vayas a despertarlos, tal cual yo me he acercado a ti. Etréstles…: Quiero dominar mi miedo, quiero dominar a quien me vaya a domar con su sistema. Es preciso hacer algo, es preciso tenerte como mi mejor aliada.


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Tú me has energetizado con las debidas atenciones tendientes a abrazar mis postulados. Yo te siento a veces como una persona, que ante el desconocimiento de los sucesos que nos separan de la comprensión, nos aleja de la hermosura de la pacifidad y el amor. ¡Tú eres mi salvadora…!, te imploro no tener extranjera influencia más que la tuya, ya que si siento amor, no quiero desvirtuarlo con despedazados sentimientos que contradigan mis deseos. A tu obediencia le rindo honores y pactaré con sólidas determinaciones. ¡Aquí en mi Mesolongui querido, donde ningún ser comprenderá el amor que de él he obtenido, satisfaceré las audibles frases que dicen mi sentir por el, para trascender los territorios que restan por conocer. La Mente…: Se ve que la Mente derrotó gran parte de los Luciferianos, pero la dominación de dicha gesta heroica, no del todo es así. La Mente por dicho creer arcano, no habita en un ser por mucho tiempo. De tal modo, que para eliminar la escoria de los restantes Luciferianos, hay que reaccionar rápido. Al ver a un rincón, se divisa a un ser fantasmal depresivo. Este implora atención…: El Depresivo…: ¿Quién podrá detectar mi mal? Muchos como yo, están siendo levantados de Mesolongui. Cosa que no ocurría antes, ya que todos los enfermos que aquí fueron sepultados, por su causa que los llevó de su ligazón terrenal, ahora padecen las penas, conspirando los órganos que al ser liberados por la muerte, no ha sido ahora con la intervención


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de Lucifer. Y eso que Lucifer cree que el nos hace un bien. Yo mismo, padezco un mal. No puedo imaginar, ya que en la actual vida, se me ha privado de tal facultad. Además, el pasar por mis experiencias me dice que el existir inhibe todo posible adivinar sobre las otras vidas pre y post existentes. Es como estar feliz hoy por un rato grato, pero triste mañana porque mucha felicidad se justifica sólo para amortiguar los últimos días, antes que llegue una próxima muerte. Me deprimo ante el mal trato, pues la equidad de tal efecto sería proceder de igual forma, ante quien me cometa tal pecado. Ahora vengo muy deprimido, ya que a otros igual como yo les están profanando su descanso, su legítimo descanso. La Mente…: Es suficiente. Todo está consumado, ya que Uds. dos son víctimas de insolucionable trámite por el momento. De tal manera, les pido alejarse de este vicioso sistema, les recomiendo actuar. ¡ Váyanse sin miras hacia su retaguardia !. Hay que mirar con la fuerza de la visión apacible que no limita su observación ni ante los destellos de un viaje a una nueva vida, sin saber lo que nos depare. Sean felices, pues sus inteligencias se multiplicarán mucho más a medida de que descubran secretos que sólo la paciencia y la pasión han de entregarles como real ingrediente. Después de estas palabras se van. Etréstles sacude sus ropas y se levanta con un nuevo ánimo. Al caminar


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ve todos los cuerpos ingrávidos, pues al incorporarles la Mente, se les volatilizaba su físico. Etréstles empieza a correr cada vez con más fuerza, para llegar al Consejo que estaba en el pabellón, cerca de la cripta que hospedaba a sus más antiguos moradores. Corre de prisa para ver a Drestnia, que temía recibir el conjuro, el cual peligraba si atrasaban sus ejecuciones. Entra corriendo, y ve que todos estaban arrodillados rezando.


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En la cripta de los patriarcas Drestnia…: ¡Etréstles…, no eres una visión…, tampoco una ilusión, ni una imagen solitaria, pues si es así, incluye mi imagen para acompañarte en esta tragedia…! Etréstles…: Mi pequeña Drestnia, ni el menor desdén me hará dejarte a medio camino. Estamos en la misma posición, de correr el espanto que se cuela por los agujeros de esta erosionada planicie de cementerio. Aquí vamos a espantar a todos los demonios que traicionan nuestros planes. Estamos tú y yo, aquí en la cripta. Levantemos al Auriga, luego al Juez, a Botsaris, a Ghiberti y a los respectivos acompañantes que reducen los improductivos trámites, para mejorar otros que optimicen los tajantes medios a utilizar, para vencer el medio que ha oscurecido todas las esperanzas. Ahora, vamos a maquinar los planes que en este cuartel improvisado hemos erigido. Drestnia…: Mi mente, junto a mi sentimiento me hacen unirme a ti Etréstles. Pareciera que, ahora como nunca voy a aferrarme a ti. Puesto que nuestros 87


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cuerpos burdos en esta dimensión, escasea toda posibilidad de mantenernos unidos. Etréstles…: De las formas cósmicas, tu Ser me ha golpeado mi Ser. Parte vitalizante y saludable robustecerá tu Mente, y mi elevado sentir cercano a los aires etéreos, te irisarán tu Alma. En cada abandono y cada derrota, se reniega la existencia. ¡ No sabes, lo que tuve que hacer cuando te recreé, sacándote de mi costilla !. Parecían ángeles que me asistían en el parimiento costillar, para revivir tus restos que por muchos años no vieron los lluviosos y soleados días. Como ves, fuerzas compresoras de ángeles cósmicos me ayudaron a crearte, y por antojo de traerte a mi lado. Drestnia abrazó a Etréstles y se dispusieron al ritual del levantamiento de los nombrados miembros del consejo. Etréstles se acercó a unas criptas de una masacre de infantes, que habían sido asesinados por Herodes, ya que en esta cripta, descansaban los restos de todos los perseguidos en la historia de los pueblos elegidos por Dios. Junto a Drestnia se arrodillaron y en silencio, el uno con el otro trazó en el suelo una estrella. Esta traía esencias físicas de la materia primordial, que con incandescentes fuegos emanaban de los perfectos vocablos dictados por Etréstles. Posteriormente, junto a Drestnia rociaron la estrella con agua bautismal para fertilizar la arena esparcida en el suelo. Ambos sellaban con sus manos simbolizando tener entre sus manos, unas flores que menos densas que la velocidad de sus palabras, caían


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sobre la estrella que se elevaba sobre sus cabezas. Más tarde, emanaba un gas desde los cuerpos del consejo, este era oloroso y podía percibirse. Ondeaba como rodeando a los ritualistas, que con sus cerrados ojos no lo veían pero levantaban a Botsaris primeramente, luego al Juez y al Auriga. Eurídice venía alegremente con Ghiberti para sus pies deleitar. Hacia el final del levantamiento, Etréstles con los genes de los patriarcas, hizo una fuente empírica que basaba sus directrices en mejorar el cuerpo burdo de cada uno ellos, y luego una salvación que digitalizaba sus dedos por el aire, hacía introducir fuertes maravillas magnéticas en los órganos esenciales del cuerpo. Hígados, riñones, páncreas, pulmones, estómagos, salían en filas, paso a paso bañándose de genes emanados de sus deseos de mejorar a perpetuidad los vitales, pero imperfectos órganos. La finalidad proponía que el ritual unido en la Mente, Cuerpo y Alma; produjera el robustecimiento de la Mente de los miembros del consejo, para iniciar la contienda Mental, hacia la expulsión definitiva de los Luciferianos. Por otro lado, Lucifer se preparaba en los polucionados pabellones. Decía a sus fieles…: Lucifer…: ¡Qué Mente imperfecta, hace perder mi genialidad, y qué imperfecta moral hace perder credibilidad a mis postulados…! Esta incompatibilidad, clara como la primera vez que abrí mis ojos, hace reconocer en mí la carencia de toda bondad. Por esta causa estoy en tinieblas, a pesar del goce que ha provocado en mí el tener hoy un lugar donde morar.


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Ultraoscura confusión yace en mi pensar. Ya que somos la parte opuesta a la bondad, no puedo fusionar ambas fuerzas. Sé que mis actitudes no provienen de todo mal, porque si he actuado de tal forma, precede a mí lo que ha de empujarme a hacerlo. Nunca he sabido lo que es la bondad, y el verdadero amor. Claro es que muchos solitarios han de necesitarme, porque el cambio de pensar de ellos es debido a la alternancia de sus actos. Bien al mal, y mal al bien, lucha conjunta de satisfacción personal, que subyace en la materia. Hace pocos días, un despechado Enamorado, golpeó mi puerta. Yo vi su agitado pecho, el venía a Mesolongui, a hablar con el administrador; Etréstles. Yo lo reemplacé, pero incapacidades de natural amor sentir, me impidieron convertir su alma a mí. Ante tal suceso, comprendí que mi disfrazada fachada derrumbó mis artificios, impidiéndome reintentar en adherirlo a mis ambiciosos sueños. Mi creador, hizo pluralidad de seres para que cada cual se aparee con su otro homólogo. Yo como subalterno a él, ni con las incuantificables raciones de mal, voy a poder gobernar las existencias y Mentes de miles de seres bautizados por la santa gracia. Así Lucifer evidenció a sus seguidores, los Anunnakis, la impresión desde ese punto de vista, aunque el rol de cada fiel seguidor esperaba la posibilidad de tener que huir de Mesolongui. Esta alternativa, se conjugaba ante el desgaste producido por todo el grupo de centinelas que continuaban unidos a él, porque no les esperaba mejor vida que la actual.


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Ningún ritual se practicaba en sus estrategias. Ni el asomo de la más maléfica magia se les ocurría. Todo era debido a la fuente de donde provenía la contraparte; nada menos que la silenciosa guerra de las mentes cohesionadas. Lucifer sabía que ninguna oscura o negra magia, surtiría efectividad, ya que la mente por origen mismo, arraigaba a la creación de Dios. Densas manchas oprimían las angustias de los Luciferianos. Al tener que vivir errantes por el Universo, les hacia acumular mayor malignidad. Ahora intentaban hacer la contraofensiva a los seguidores de Etréstles. Después de aquella fracasada tentativa, las pérdidas se figuraban sentir como un gran apóstata, queriendo rendir un absolutismo a los bendecidos por la fidelidad y la práctica de su fe, a los creyentes del Señor Creador. Antes de ir a la batalla, Lucifer va a su recamara, y a solas permanece por unos días. Hasta que el contento que lo hizo conformarse de su caída del Cielo lo despertó, reconociendo en él sus fuerzas que, ante las depresiones no le fulminaban su ánimo. Los Anunnakis, tomaron las respectivas armas represoras, y se echaron al baño de fuego, que los llenaba de valentía. Como buenos hijos de Lucifer, ellos cantaban alegres sones que tramaban cavar los sonidos impenetrables de los pabellones de Mesolongui. Al cantar, en la continuidad de sus voces, acrecentaban sus resistencias, para que con la dominancia de la característica agresividad, vaya a dar mayor ofensiva a sus Mentes, que aguardaban un faro que les indicara donde penetrar sus ilaciones psíquicas.


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Poco faltaba para que se enfrentaran. Sólo la enésima arrogancia del vocerío del cosmos bastaría para que las derramaciones de palabras ahuyentaran los preliminares gritos de iniciación de Guerra. En el otro bando, Etréstles una vez de levantar a los miembros del consejo. Se alistaban, acomodando a cada uno de ellos. Hasta que el primero en reaccionar fue el Juez, que exhortaba a los que una vez vieron las estrellas desde la Tierra. Les sugería contar las más brillantes, pues en las últimas más brillantes se situaría la reserva de las susodichas suertes que amarían los destinos de los que querrán batir los mermados moradores de Mesolongui. El Juez…: No más órdenes, sólo acción. Cada uno de ustedes sabe qué hacer, por el restablecimiento de nuestro medio coexistente, por el resguardo de los inhumados y por la manutención de nuestra fe, que sin un sólo apego material, encanta los resquicios de misteriosidad, como único objetivo de vivir eternamente en Mesolongui. ¡Vamos tras ellos, vamos a deshacinar sus desorientadas, y sus inestructurizadas tropas…! Antes de partir, uno de los patriarcas les dice…: Patriarca…: Con los mejores augurios y con el infinito tiempo que yacen nuestros cuerpos aquí, les voy a dar las resonancias que proveyeron los nacimientos de nuevos surcos victoriosos hacia los que son resguardados en nuestra cripta. Sin saber, ignoramos lo que nos depara, pero momento a momento se compone la instituida residencia de nuestro vivir.


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Tal cual yo y los otros Patriarcas, que en sus junturas, unen los genes griegos y los soles de tardes veraniegas, que nos hacen meditar en los alegres corazones que vivieron nuestros antepasados. Por esto, luz al pintor ciego, que con las células de su faz pinta sobre los lienzos, los pigmentos que debieran irisar los tonos de sus células que propagan majestuosidad. ¡Vayan a vencer sus vencidos ánimos, vayan a perder sus miedos, que no hay que temer a lo que un buen día fue bueno…! Parte Etréstles con su comitiva, tras el va Auriga, Ghiberti, Staktos, el Juez. Iban junto a Drestnia, que iba con Eurídice, Vitabión, y Eulalia. Se juntan en punta hacia el Octavo Cementerio; que estaba sitiado por los Luciferianos. Iban avanzando en forma de cruz, uno al lado del otro. Al llegar, los esperaban en la mitad del pabellón central, donde se reunían a sesionar junto al Juez. Los Luciferianos se replegaban retrocediendo hacia el octavo cementerio. Etréstles los obligaba a arrinconarse, y a desorganizar la cruz que figuraron los Luciferianos, pero esta era una cruz invertida. Resultando desordenada por la giratoria ventisca que propulsaba la de Etréstles, que con los conductos psíquicos abiertos, tiraban como juegos de artificio las emanaciones del subconsciente e inconsciente de ellos mismos. Etréstles, con la colectiva fuerza de sus seguidores, perpetraba ondulantes y encendidas radiosidades, que emanaban de los conocimientos mentales no utilizados por todo ser maligno e involucionado. Tal cual en desesperada actitud, Lucifer con la fuerza de


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las radiosidades mentales, les hacia ulcerar su cola por las petrificadas paredes, llenando de impotencia su cabeza, y la yugular le palpitaba como si fuera a explotar. Etréstles conmovido por el denuesto rictus de hipocresía de Lucifer, mueve sus brazos como si fuera Moisés abriendo las aguas del Mar Rojo. Al hacer este gesto él abría la débil imposición de las agotadas mentes de sus Anunnakis y los Luciferes que a cada rato perdían más phosphoros de sus cuerpos. Al ver Etréstles que las colectivas mentes se hacían minúsculas y se singularizaban, aparece ante sus ojos la visión de Kanti; el caballo de Botsaris. Kanti…: ¡Mi amo me ha mandado como miembro del reino animal, para que el hediondo y arremolinado viento del desvanecimiento de Lucifer, lo hagamos verter por sus mismas bocas; donde supuestamente viene la emanación de sus mentes carentes de sentimientos y emociones! Kanti, después de galopar por los arremolinados aires de Creta, ahora lo hacía en Mesolongui, como tributando el nuevo esplendor de los señores que combatían la maldad. Por el hocico tiraba aire a Etréstles para que pudiera escindir por ambos orificios, el gas y el aire que se aliaban para ensalzar las poderosas corrientes de mentes que se deslizaban por los cuerpos que se advenían como lanzas briosas por las oscuras paredes del cementerio. En el instante aparece Botsaris…:


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Botsaris…: Amigos míos, como espectadores ven el escalofriante desenlace de ambos bandos. Reales seres liquidan los finales lapsos de exterminio. Romanceros de oro en sus interiores viven. Encantadores de cobras bengalíes les prometen suceder un excepcional comienzo. Amigos, yo les traigo una vez más el encuentro que dopará los infieles venenos que de la cobra han sido extraídos. Hoy la obra heroica de vencer huirá con alabanza de mi corcel Kanti. El galopará por siempre, como produciendo un ensordecedor tronido por los ecos de este furioso terreno que ha tenido el beneplácito de no ofenderse, pero que ante la inconclusa y no cumplida promesa de pacificar santo territorio. Yo he venido antes que la erosión en cuestión, se pronuncie acabándonos a todos. Desdichados perdedores de Mesolongui, ganarán una resonante voz que los transporte al hervidero y denso líquido de la soledad. Ustedes ganadores, dentro de mí siento ganar un sueño perdido. Este sueño refiérase a mi tierra azotada por las invasiones. Privándonos de la justa ganancia de ser libres, ya que nuestra mente siempre libre es; se vio amenazada por la opresión de la inlibertaria mente que pretende gobernar en tierras ilegítimas. Ahora les debo un adiós que ejemplifique el manifiesto de los buenos astros sobre nuestros destinos. Si nos traen maldad; bondad vendrá a acariciar nuestras caras. Sale Botsaris galopando por los pabellones, junto a su corcel Kanti. Abandonan Mesolongui dejando un alma. Esta era emanada del fabuloso estiércol


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de Kanti. Tras la oscuridad de los pabellones se pierden. Mientras, el alma emanada del estiércol, expulsaba con inentendibles frases a los Luciferianos por el noveno y décimo cementerio, hasta que la sombría noche cósmica se los llevó al límite de una nueva galaxia. Todo se restablecía en mesolongui. Suaves vientos, ante suaves pensamientos florecían en la bóveda mayor de Mesolongui. Parecía apaciguarse el monstruo de la insobriedad malévola. Etréstles recoge los hilos psíquicos que reconfortaron sus unidades de ataque. Alistaba a sus soldados, que con la cabeza gacha, restaban a sus pobres mentes desgastadas el alivio de regresar a una nueva paz. Pero no todo estaba terminado, un diminuto Heosphoro se rehusaba a alejarse de Mesolongui. Etréstles preocupado, al ver que sus soldados no tendrían fuerzas para acabarlos, se queda sólo con el Heosphoro. Heosphoro…: Permaneceré aquí desobedeciendo tus órdenes. ¡Qué gran farsa la de dañar el cuerpo psíquico de Lucifer…! Yo no he sido afectado por tal estratagema. Debido a que mi luz, es tangente de la luz de Dios. Y esta tiene por teatro encarnar personajes irreales. Buenos y malos de dimensiones infalibles e invisibles, y por ende inaudibles. Por tal situación, tendré que permanecer en Mesolongui, como un proyectil alojado en la médula de una columna, para que nunca sea extirpada.


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Al comprender Etréstles, deja el lugar entendiendo que entre los dos no había solución. Él sabía que todo Mal, jamás era extirpado de raíz, puesto que gracias a su tozudez la herencia de la bondad tomaba de sus fundamentos las solucionantes herejías por diluir. Tres flautistas, con suavísimos sones recibían a Etréstles en el primer cementerio. Drestnia le dice…: Drestnia…: Por ningún remedio cambiaría la seguridad del fármaco de la creación de tus ingeniosos deseos. Yo que he renacido por la fuerza creadora de tu mente, sigo sintiendo por natural sentido la carne que ahora poseo debería volver a ti. Etréstles…: El conjuro determinará donde se cimentaran tus naturales desvelos. Y no por que el Mal fuera vencido, ha de creerse que todo mal no exista en Mesolongui. Tus deseos quisiera ahora cambiarlos por un descanso reconfortante. Tal como la sucesión de la noche y el día, junto al anochecer y el amanecer. Ellos se espían por centurias para ver cual dura más, y cual debiera existir solamente. En el silencio de sus calmadas palabras, cada cual pensaba en las palabras del siguiente día, que se extendería en lenguas verbalidades. ¡Vive noche, vive día…, dice Etréstles porque la intraterrenal residencia los llamaba a abandonar sus aposentos!


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Etréstles parte a Valplacci Meses más tarde, Etréstles presintiendo su abandono de Mesolongui, parte a una ciudad imaginaria, que era cuna de todos los iluminados de sucesivas vidas. Esta era responsable de las porvenires vidas a recorrer. Se llamaba, Valplacci, quedaba cerca de Kalimnos, entre los islotes de Glaronisi y Ténedos. Ciertas auroras semejaban la variación de Glaronisi hasta Patmos, era la imaginaria ciudad de Valplacci que oscilaba de un lugar a otro. Flotaba con su denso espesor, y sólo podía ser vista por un habitante que fuese originario del Cementerio de Mesolongui. Etréstles al llegar a las cercanías de Valplacci, recorre sus nevadas montañas y sus ríos cristalizados. En ciertos momentos sentía componer con sus pasos, la moranza que infiltraría una nueva comunión en este nuevo suelo. En esta inmensa soledad, ya que estaba despoblada por razones de materialización. Esta etapa se componía de unos ciento seis mil años luz, que era de donde provenía su gestación material. 98


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Antiguamente los hombres de Valplacci, eran habitantes casi humanos, pero su corazón al no evolucionar se les infartaba por una sola emoción sentida. A veces las adivinatorias jornadas producían muertes en cantidades, por el no adivinar las emociones humanas, ellos caían tirados al suelo. Las emociones eran las que imperaban en Valplacci; lugar lleno de amores de invierno, donde nació el amor que infartó al famoso hombre de Valplacci. Al avanzar Etréstles, empieza a marearse y pierde la solidez del suelo. Cae a un pozo, que lo transportaría a la vida del Hombre de Valplacci. Cuenta Etréstles…: “Eran rancios intersticios que pretendían llevarme a sus compartimentos. El frío en mi espalda me hacía sentir el gélido y odorificante aire que comenzaba a instalarse en mis sensaciones. Al llegar al final del pozo, recupera su abandonado gozo, y su esparcimiento mental, para volver brevemente a Mesolongui, pero este imprevisto hecho, lo trajo a vivir y presenciar emociones que eran vividas por seres de otra dimensión” Al despertar de su caimiento vertical, se despeja de su mareo y puede advertir al Hombre de Valplacci y una mujer con un vestido blanco muy largo… Hombre de Valplacci…: ¿Sabes lo que me has dicho…? No tienes corazón que haga resistir mis emociones. Durante el día mis labores son dedicadas en terminar todos mis quehaceres lo más pronto posible, pero al llegar la pesarosa noche, siento el frío de tu sentir.


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Ahora tu blanca vestimenta no me acompañará en la ceremonia nupcial. Años luz no han significado nada, tu cambiante actitud han puesto mirada en terrenales hombres que alteran tu corazón. ¿Para qué el corazón, para vivir o morir, para guiar la sangre o para equivocar nuestra mente…? Ves, yo deploro tener que encontrar palabras para explicar lo que te sucede, sabiendo que tú no podrás encontrar con fluidez las palabras que aclaren tus dudas. Te callas y te alejas, para pensar, necesitando más tiempo que el que yo necesito para reflexionar. Y así mi inteligencia, y mi facultad se derrumban, haciéndome creer que no puedo pensar tal cual Dios me creó. ¡Mujer…, levanta tu cabeza, una nueva era de entendimientos tendrán que venir…! Por lo más pronto quiero tus calladas emociones confrontándose con las mías, así podré aquietar mis músculos que estropean mis ideas. Por eso no me raciones, ya que las utopías que consideraban tu participación, me han adelantado los fuertes dolores en mi pecho. ¡Qué cobardía la mía…! Mujer de Valplacci…: ¡Tal dolor hay en mi garganta que no puedo expresarte mi sentir! Cierto es lo que dices, pero lo más penoso es que la verdad es ocultada siempre. Mi verdad es delatada por mi cabeza gacha, que esconde la verdad. Es cierto, yo colecciono hombres, pero sólo lo hago por agradecimiento a sus alabatorias palabras,


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que en resumidos instantes vanaglorian mi vanidad. ¿O es que precisas en estrechar en mí la gracia que toda mujer lleva en su vanidad…? Todos los hombres que me adulan, no hacen más que tender mi recogido amor propio, que fenecería en la soledad. Es como ver mis beldades sólo en el reflejo del agua, sin que nadie lo vea, sólo yo. Una emoción que resbala de la boca de él, le cuenta una infidencia…: La Emoción…: Historias de mí he escuchado por todos lados. No hay mayor duda que despejar, y que la emoción, fuente de los ángeles insolentes me han hecho tener como paridad a la nada misma. No tengo otra emoción compañera que me haga recapacitar. Discrepancias advierten los celos. ¡Qué emoción más posesiva! En cambio yo, no poseo, sólo hago arribar hasta el destinatario mi obligación de transmitirles los momentos desiguales que un ser en vez de disfrutarlos, tiene que soportarlos humildemente. Etréstles al ver los interventores, quería escuchar más verdades que le hicieron experimentar sus vidas pasadas. Como aquella con su padre Esaedt, que continuamente escuchaba desagradables discusiones con su madre Regma. En realidad no existe entendimiento absoluto, es como cerrar los ojos y rodearse de un medio rodeante que trae bien y mal, extrayendo lo mejor de las dos partes involucradas.


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Valplacci, entregaba agradables y tibios aires por toda la comarca de Patmos, aquí, ahora continuaban el diálogo…: Hombre de Valplacci…: No existe tal relación de hombre y mujer. Somos tan distintos que ni el espejo más nítido nos haría ver una igualdad. La inabsolutividad del entendimiento está siempre obstaculizando. Incompatibilidad crees tener en ti. ¡Qué mayor incompatibilidad más evidente que no soportarte cuando ves que no entiendes tus cambios! Un hombre como yo antes de morir por el próximo infarto viniente, no deja de explicar las sensaciones que en palabras sean vertidas. Todos los momentos vividos, alegres y tristes, no se definirán en el último trecho de mi existencia. Menos las extrañas presiones que mi corazón emite, no dejando entender mi razón. Mujer de Valplacci…: ¡Calla, calla…! Ya verás que tu corazón se restablecerá. No agotemos energías que se podrán utilizar en nuevos desafíos. No hay nada que temer, sólo pasar los escondidos y desabridos desaguisados ocurridos. Tu razón responde a tu naturaleza, pero la mía responde a una eventual pasada por Valplacci. Por eso amado mío, calla y descansa tus amarguras. Habrá muchos días y años por corregir lo que emana de inagotable maldad, de la fuente de la materia. Ambos se recuestan en el césped, que parecía descansar junto a ellos al no poder parecer


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desapercibidos, ante similar testimonio de un hombre a una mujer. Etréstles, seguidamente se recuesta en el césped para recibir el sedante sueño en Valplacci, que después de todo era lo que necesitaba desde que salió de Mesolongui. En el otro día en Glaronisi estaba Valplacci, volaba en esta isla. Al despertar, camina hacia un riachuelo que estaba cerca. Se lava la cara y mira hacia el lugar donde habían pernoctado los seres de Valplacci. Se da cuenta que no estaban, y al constatar esto, Etréstles se queda perplejo. Continua caminando, y al llegar a orillas de un acantilado, ve a Kanti…, este lo mira, le relincha y corre hacia él. Al permanecer cerca y juntos, Kanti le hace señas de cabalgar, como indicándole el camino para encontrar a los seres de Valplacci. Kanti, sabía que el Hombre y Mujer de Valplacci se habían quedado en una vaporosa nube en los cielos de Patmos. Por tal motivo, lo llevaba para que los rescatase de caerse una vez que despertasen. Ciertamente el amor con su magia nos lleva a las nubes, desprendiéndonos de la realidad y ante la ausencia de ingratos desamores, el reparador sueño, les recreaba sus agotados y desencontrados amores. Kanti velozmente corría como acudiendo al llamado maternal. Demacrada estaba su cabeza, ante la presurosa carrera, que sin pausa debía de transcurrir. Cuando llegan, las delgadas capas de vapor estaban a pocos segundos de desvanecerse. Y en el acto Etréstles desmonta y corre a cogerlos, pero desgraciadamente la infortuna corrió en desfavor del


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Hombre de Valplacci. Este cayó violentamente, como si una masa de aire caliente fuera a tragárselo. El iba con destino a vertiginosos vientos que los llevarían por muchos años viajando por Grecia. Hasta que la primavera en su exaltación, le rescatase de la vagabundez de su viaje, con alienable naturaleza. Posteriormente llegaría a Mesolongui, donde un día fue usado como señuelo para entrar en Mesolongui las tropas de Lucifer. Este era el Hombre que necesitaba un trasplante de corazón, pero como no llegó a tiempo un donante, murió con la esperanza de vivir sus últimos años luz, junto a la Mujer de Valplacci. Etréstles, pudiendo rescatar sola a la Mujer, la toma y la pone sobre Kanti. Luego parten de regreso a Valplacci. Una vez allá, situados en las nómades tierras de Valplacci, Etréstles comenta a la Mujer…: Etréstles…: Esta imaginaria tierra, gira y gira. No por atender a las peticiones del amor y el sedante sueño que inocula su efecto, vamos a anquilosarnos en las ilusiones del manantial Cielo, que a veces es el puro Infierno. Ella estupefacta por lo recién sucedido, se acerca a Etréstles y lo abraza fuertemente, cayendo rendida con un vahído imperdonable. Al recobrar el conocimiento, permanece sola, como si estuviera atada por unas enredaderas que la sostenían en el suelo. Era la sabia naturaleza que la hacía contenerse de arriesgar su espíritu que la instaba a seguir a su amado.


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La tentación es grande, pero ante tal afrenta Etréstles le deja escrito un papel…: “¡Qué dependiente ser no desea estar con su otro yo, pues el independiente destino te lleva donde el otro que no puede llevarte…! Mujer…, no llores, tu Hombre fue a Mesolongui, un lugar donde no puedes entrar porque tu hora no ha llegado”. Es preciso que reces por su fatal destino, que creía que permanecería junto a tu hermandad que disipaba sus repentinos dolores de pectorales; los cuales creyó superar, pero la sombra inerte del destino adelgazó las capas de las nubes del amor llevándolo con sus ideales a un lugar donde sólo ilusos suelen llegar… Algún día partirás, no sé si al mismo lugar, pero la igualitaria condicionalidad; tanto Hombre y Mujer se deberán una conversación de entendimiento, sea cual fuera la naturaleza que apegue sus sentidos, ya sea en lo cruento o en lo incruento. Siempre habrá el quite a la inplausible estacionalidad de permanecer en la crudeza desdicha de perder a quien se desea estar junto… No olvides, siempre habrá tiempo para serenar tu cansado respirar…, y podrás hablar millones de veces lo que por impropia facultad se adhiere al ser, y vas a tener que pensar introspectivamente lo que por naturaleza propia no es de la propiedad de un cerebro desconectado de la sapiencia, o no es de la propiedad de la desconexión de la huidora metafísica, que sólo pareciera pertenecer a la materia que oculta la cognición. Al leer esto, ella corre a ver si estaban Kanti y Etréstles, pero no fue posible encontrarlos, ya se


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habían marchado muy lejos por las campiñas floridas de Valplacci. Muy lejos volaban Kanti y Etréstles por el aire, dibujando en el cielo, el genial Creador que en la productiva jornada en Valplacci, les homenajeaba el atardecer a ambos navegantes. Etréstles antes de partir a Mesolongui donde les esperaban sus coterráneos, decide bajar a Patmos a rociar las aguas de sus sudores, inspiradores de la temible fragancia del peor anti-deseo; no desear el bien para sus propias decisiones o sus deseos que abogan bienestar para los Mesolonguinenses. Tal vez este antideseo provenga de tener que irse de los que quiere, para no tener que herirlos. Maldita experiencia de temer al verdadero expresar, que nos intuye un comienzo desventuroso. Mejor es no querer, para no querer a quienes te necesitan. Así continúa vagando por descubrir la falibilidad del sentimiento sometido a duras tensiones, que no son más que cansadores instantes. Pero en Patmos, tierra de revelaciones, le harían esquivar lo que por involuntaria posesión de no sentir la felicidad, antes que Mesolongui fuera invadida por Lucifer. Le harían cifrar esperanzas para volver a la felicidad que reinaba con él en Mesolongui, todo empeño por regenerar su pérdidas, que se disminuían desde que fue llamado al levantamiento. Caminando por la elevada zona, a los pies del Monasterio de San Juan el teólogo, se incluye por las nutridas tierras de las reveladas tierras de dicho evangelista. Antes de llegar pasó primeramente por la isla de Haliomodio, aquí manoseó la tierra, y luego


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agarró un poco de arena y la tiró al vacío. Siguió su camino al alto monte donde se encontraría con los danzantes aires que parodiaban los enunciados de San Juan. Al llegar a la orilla de un promontorio, se sienta a reflexionar ante tal majestuosidad del generoso y espectacular relieve montañoso. Recuerda desde el principio, cuando su fase despertativa inauguraba una felicidad enorme. Y con su elocuente y trotamundos vagar, haría surcos en las pedregosas tierras, como hiriendo hasta sacar la savia que no permitiría borrar el sendero trazado. Recuerda el día que llamó al Auriga y sus Herreros, para que desoldasen los barrotes que habían puesto a Drestnia sus antecesores. Pudiendo ver que no viviría sin llevarla a su costilla para que reviviera. Así logró empinar sus anhelos, que en su justa medida le harían acompañar los de su amada Drestnia. En fin, todo hasta poco antes de su partida, cuando el Heosphoro le discursó su eslabón, que asociaba a la vencida y humillada maldad, a recluirse en un lugar donde bien sabido es que la bondad no puede independizarse de la vil malignidad. Más tarde, se presenta en el monasterio. Entra directamente al patio central. Se arrodilla y se persigna. Al girar, para poder ver todo el entorno del monasterio, lo ataca una languidez que no podía comandar ni dirigir orden, ni pasos para avanzar. Sacude su rostro y ve una imagen tan clara como el mismísimo mar de Patmos. Era sin duda alguna San Juan el Teólogo. Este imitaba a Etréstles, emulando con unos ademanes los propios gestos de un filósofo.


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Etréstles, sonreía efusivamente pues no eran ajenas a él las imágenes de lejanos mundos. Sí eran ajenas a él, las imágenes paganas terrenales, que auspiciaban una delirante venganza. Era como si por el oído, le ladeasen sus pesadas ideas que se depositaban en un hemisferio, apagando la conductividad eléctrica. Pero logra controlarse de la visión y puede ver nítidamente a San Juan, pudiendo entablar una comunicación con él, que sólo se limitaba al desuso del diálogo. Y que sólo se comunicarían con señas, recorriendo las dependencias del Monasterio. Pero ante tan inprogramado viaje, San Juan le habla acerca de una probable vestidura de sacerdote, que sería la loable justificación de su visita a Patmos… San Juan al contemplar a Etréstles le sonreía, para dignificarle toda su estirpe de noble guerrero y cívico protector. San Juan…: ¡La paz sea contigo hijo ilustre de Grecia, que nuestro Padre Creador, Cristo y el Espíritu Santo te cubran de sacras bendiciones…! Cristo Dios que te hizo hombre, de plenitudes alabanzas te entregará por los favores concedidos a la administración del Bien, bajo tus dominios en Mesolongui. Con la amplitud de las fuerzas gravitacionales, nucleares, débiles y electromagnéticas; te portará a su macro-Mente. Del microcosmos que se escabulle en los pabellones que circulan en el Universo, irán tus paternales discernimientos venidos hacia el conglomerado de


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Universos tragados por esos oscuros agujeros en el confín y el principio de la Mente de Dios. Siete días antes de que vinieras, te esperaba con la misiva de convocarte a los cálculos de tu Mente. Ese “Nous”, que palpita en explosiones cósmicas, ciñendo los bordes de tu abarcamiento perspectivizado al originario pensamiento de pertenencia a Dios. Desentrañar y avizorar las globalizadas esferas, que reúnen tus miradas. Es como ver hacia lo alto, y justamente el orden impuesto del conocimiento te dice que el Sol está arriba. ¡Qué ordenación magnífica…! Siete días antes de crear el Universo, Dios y su Mente, agitaban las nucleares fuerzas para incinerar las masas estériles. Estas masas carentes de soportes gravitacionales y electromagnéticas, degeneraban las últimas moléculas, tal cual una idea de creación; tiene una ensayada laboriosidad, y luego finalmente, se desenmascara la objetividad, en cuya maduración se comprueba su permanencia y luego su vencimiento. Es como crear hasta que no sea posible seguir creando, para luego crear nuevamente con dichas fuerzas que desean reencontrarse. Dicha teoría es tan eficaz tanto como para dar vida o como para matar. Es así una idea, nace con la fuerza que cae de los cambios temperamentales de Dios, hasta que las gravitacionales sacudidas de probabilidad; se transformarán en una necesidad de creación de vida material. ¡Qué microcosmos soportarían mis rodillas si la dimensión del tiempo, me llevara a los orígenes de tales creativas ideaciones teológicas y físicas!


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Etréstles levanta su cara y le besa las manos, sentía un alivio semejante al desenvolvimiento de sus dudas. Pero tantas esplendorosas teorías circundaban sus percepciones, que bramaban sus animales instintos, como queriendo ser el primer rudimentario y primitivo indicio de vida, para comprender una creación máxima. Como ser una inquieta molécula provista de un irresistible deseo de aparearse a otra para imponer conducción. Etréstles…: Lógico es pensar que las misteriosas ideaciones en su plataforma más básica nos conmemoran un acercamiento a la Creación, uniformemente se produce por deseo de prohijar nuevos retoños de vidas salubres y proliferas. Y los descendientes del Universo en sí crearán Universos que a su vez prohijarán nuevas creaciones, donde cualquier vector medible, vaya a ser factibilidad de nuevas creaciones que nos entregarán la confianza de mirar hacia el mapa astronómico, descubriendo nuevas fiabilidades de haber mundo para mucho más. ¡El que fue, el que es y el que vendrá; nos proporcionará su inconmensurable Mente que ni por libro sabido, ha sido hallada la escritura que la imprima, pero por ley física de los astros que conviven entre sí, es posible ganar visibilidad ante los fenómenos que no sean vistos en el macro cosmos, sean vistos en el universo de nuestra mente que investiga sus constantes creaciones, antecediendo a las increaciones que no admiten lugar dentro de la conceptualidad del mantenimiento del Universo creado por Dios!


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Ante mil dificultades por tener, mil soluciones por hallar se tendrán en cuenta y consideración, con la debida certeza de contar con ellas. Así hablaba la elevada figura que con sabias alocuciones le intentaban llevar a regenerar en Etréstles la evasión producida por miles de años renaciendo en distintas épocas, sin encontrar las conductivas líneas que porten sus escondidos y meritorios accesos de crear una nueva mente, con un alma nueva y un nuevo cuerpo, que tenga la versatilidad de ubicarse en todas las edades; de cuyas inedades que se relacionan con un apercibimiento de no vivir, se establezca la inedad a través del tiempo. Tal vez la infinidad de Dios, hace finito el Universo, ya que la manutención de sus secretas emanaciones, pueden crear nuevos Universos. Así, si hay un Señor en el Universo, El pide que no dañen y no destruyan su obra, pues sin ella jamás llegarán a Él. En la más absoluta privacidad sentía Etréstles tales confidencias. Pensaba que para llegar a San Juan, había que imaginar algo; casi igual a Valplacci, pero la imaginación está en todos lados, es de natural ubicuidad por dimensión conocida o desconocida, que los seres espirituales como él, o los humanos ligados a las labores intermedias de evolutividad, sean los que lleguen a ver las nucleares reacciones materiales, en conjunto a las mentales reacciones que radicalizan el Mundo vivido por nosotros y creado por el mismo Creador. San Juan…: Mi idea es crear para que haya espacio a mis necesidades. Deseo que los espacios que ocuparán mis pensamientos tengan los suficientes espacios


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físicos para existir en relación, Idea versus Espacio, deseo v/s satisfacción, creación v/s obra existente, para que las ideas del Creador vistas por nosotros sean los vestíbulos de nuevas generaciones de vidas vencidas, y generaciones de nuevas vidas por gestarse. ¡Hermano Etréstles, tú puedes ser yo, ya que cuando hablas expresas murmullos brotantes de sabiduría, tal cual el resto de ignorancia que tienta el estancamiento, no cede lugar a su instalación…! Es la esencia de tu manifestada actitud que originaron tus cósmicas fuerzas, para que en cualquier línea horizontal o longitudinal, se mantenga la impulsividad de esclarecer y no desexistir, para caer en la finitud del Universo, en vez de caer en la infinitud de la Mente de Dios. Etréstles…: Ausencia de calor incomodan mis temperamentales vías. ¡Señor hace frío, creo que me estoy volviendo humano, no dejes que tal sensación me aleje de tan esperado diálogo, que tendrá por fin la gloriosa y resultante magia de la comedia! Tú no actúas, tú puedes enfriar mis miembros, pero no gozas con mi afección. Te digo esto porque por antigua creencia tras la actuación, está la malignidad; que interpreta muchas personalidades, menos la que uno realmente es. Ahora puedo ver que los movimientos de tus brazos, indican similares coincidencias de bondad con las que salían de tu boca; entregando con su magno vocabulario, la fisonomía de tu alma.


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En el instante San Juan se convertía en un gran ojo que derramaba agua para saciar su sed, también se convertía en una montaña para crear ríos que condujeran el manantial hidráulico. Se convertía armoniosamente tal como las manos que lo recibieron, en ordenadas moléculas que se centraban en un punto, para luego partir de su vista. Cierta cólera se hacía presente en su cara, lo que lo hacía presumir que quedaría en una condición humana para el resto de su vida. Huye siguiendo el ojo que lo llevaba por los valles montañeses, sube a cada montaña con singular destreza. Salta al ojo que volátil permanecía flotando por las regiones de Patmos y Salónica. Así abandonó su estadía del Monasterio de Patmos. Corriendo por loa canales que de agua emanada del ojo del Teólogo, remojaría a Etréstles para seguir sus tendencias de incontrol, bajo un estado etéreo.


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Etréstles flota en el Mar Jónico Desde el infinito cielo se veían las ojivales formas de los planetas desbordados de sus formas. Etréstles casi desconocido para sí mismo, flotaba en el mar jónico, iba propulsado por corrientes hidráulicas que imponían la notable estela de un cometa, pero él dejaba una estela que se levantaba del agua como una cola de ballena furiosa. Llegaría a Antirío, en una cálida noche de agosto. Su destino sería Mesolongui, gracias a las ojivales formas de San Juan, llegaría Etréstles a las praderas de pabellones subterráneos. El pequeño hombre de mar, dejaba el conjunto de los elementos acuosos para entrar en directa dirección hacia la más grande lámina de travesías que un hombre no común puede hacer. Como un ser como Etréstles no podía existir en un mundo de humanos, regresó por la misma senda que lo vio partir. Riesgoso pudo haber sido que él hubiese adoptado los síntomas que sintió, cuando conversaba con San Juan. Pero ya estaba lejos ese temor, desde hoy volvería a Mesolongui a conquistar nuevas resoluciones por los años que se venían encima. 114


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Después de tres días recobra fuerzas y emprende el ansiado viaje a Mesolongui. Mientras camina por la costa de Antirío, se ve rodeado de leprosos que caminaban el mismo destino que él llevaba. En Vasiliki, se le unen otros enfermos; eran enamorados de la Muerte, que le enseñaban los trayectos de un hombre que reta al amor. Más allá, cerca de Kalidona pernocta cuatro semanas sobre unos arbustos. Al familiarizarse con uno de ellos, les contó lo que les esperaba, reaccionando uno de los arbustos como si estuvieran azotando sus ramas los peores y huracanados vientos. En Tourlis, sabiendo que lo esperaba una gran responsabilidad, se tienta con retractarse, debido a un gran miedo que nuevamente helaba su cuerpo, como queriendo llevárselo de la infradimensión. Querían llevárselo a la tierra de los humanos. Pero sólo eran sensaciones, las cuales en su aislamiento no podía disipar, principalmente porque su voluntad no tenía quien se la despertase. Himnos de bienvenida escuchaba cuando se aproximaba a Mesolongui. Sentíanse carillones que a largos intervalos atribuían las cercanías de sus pies, que de largas andanzas lo traían a comenzar una nueva edad, dando el primer paso desde el cero, que en un milenio ya extinguido, lo proyectaban a una nueva tarea de memorables cosmogonías. Etréstles con la fuerza de su explosiva mente, traería el Cero, que iniciaría una nueva vida, basada en la asociativa mente suya con la intercedente de San Juan, para llegar a la Mente del Creador. ¡Qué origen cuando ya existió uno…! De todas formas, la formación irradia una nueva continuación


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generacional, tal como la joven puérpera. Esta lo ve en unos cerros, gracias a su silueta que se contrastaba en los atardeceres. Ella quería pedirle ayuda para brindarle protección a su hijo recién nacido. Puérpera…: Mi hijo desea saber qué futuro le podré dar. Desea alimento que rebanen los antideseos de desnutrición que socavan su alma. El desea una nueva vida de exigir de promesas incumplidas. Por la mañana de ayer, vi una fugaz línea que merodeaba por estos cerros. Sus velocidades me hacían seguir sus movimientos, pero en unos instantes se perdía. Simultáneamente, mi hijo abandonaba mi vientre, pero yo sola en la inmensidad de los cerros, no dejaba de mirar aquellos movimientos, que de tan regia cinética me hablaba de novedosas transparencias, como que curaba mis ojos, y como que les aliviaba de nubosidad de las aguas que botaban en mi desconcentración. Dime señor, ¿qué es lo que me hace decir que es mi hijo, esto que he soltado de mi ser…? Etréstles al ver tal inocencia en sus palabras, no escatima ganas de replicarle a su interrogación…: Etréstles…: Al mirarte, se ve que sólo tienes diez años no más. Por lo cual puedo comprender que tuviste que venir a los cerros a parir tu hijo. Además, tu inocencia debido a tu corta edad, te hace maravillarte de los fenómenos que deslumbran tus sentidos. Lo que hace decir que es tu hijo, es la creación, si supieras como ha sido la reacción que hubo en


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tu cuerpo cuando fue engendrado tu hijo. Aunque parezca increíble, pero la mente del Creador con su conductiva asistencia; hizo que tus semillas se revolucionaran, para crear en ti un Ser que sin amor engendrado, tenga el beneficio de la existencia, sólo movido por las creadoras fuerzas que insisten en su progresión, una vez que son invadidos sus campos. Puérpera…: Pero mis padres me han echado de la casa. Dicen que el peor dolor que les pude hacer, fue traerles un bastardo. Ahora no sé qué hacer, creo sentir constantemente las palabras de ellos en mis oídos. Las escucho siempre como aplastándome. Etréstles…: Tú eres un ser creado, por lo tanto las leyes morales ante tal situación, son anacrónicas. Es decir, tú eres un Ser que crea a otro Ser, y este Ser creado por ti, algún día te pedirá una respuesta que se correlacione con tus mismas inquietudes. ¿Y qué le vas a responder…?, lo más probable sea que, lo que el tipo de amor que tengas que entregarle le hará saber, que naturaleza existe entre ambos. De tal modo, que si un día se enamora de ti, no le dirás que es un fenómeno edipiano. Sólo te verás forzada a contestar que él es un Ser de la creación; que es un gozante de la maravilla de vivir. Nada de preceptos morales, tendrán en tu osadía de precoz madre por señalarle el verdadero camino, porque él en su indagatoria búsqueda, intentará saber quién es su padre. Y ante tal complejidad, yo podría decirte que el verdadero Padre, es el Creador, que con sus misteriosas revelaciones te ha traído un hijo.


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Sólo la maravilla de la Mente de Dios, con sus alcanzables logros preñatorios para mantener la fecundidad del Universo, es que ha activado los ácidos que tanto aquí como en otra dimensión son manipulados por sus divinas energías. Estas desconocidas para mí, pueden ser las que conforman las protofuerzas ya existentes en el Universo, las que hacen que sus Creaciones sean causa del constante extendimiento de su obra. También de que su presencia está, y no abandona lo que entrega a los seres creados por El. Por esto, cada mil años nos entrega pistas para acercarnos más a Él. Yo vengo de Patmos, fui tal como tú a disipar una duda. Ahora en mis manos traigo este Cero, para comenzar una nueva era de seres no más evolucionados, si no, más cercanos a la conformación de su existencia. De tal manera que ningún Imperio decaído, tenga la retrospectiva de no poder levantar otro igual. Tal vez no, pero nuestros maravillosos ojos nos mantendrán extasiados ante los movimientos del Universo, creando nuevos cielos, para ilusionar a otros seres creyendo que arriba está su salvación. ¡Aquí llevo este Cero a Mesolongui…, para comenzar la prometida iniciación del nuevo milenio…! La Puérpera agradecida por sus consejos le enseña su recién nacido hijo. Etréstles lo toma en sus manos y lo lleva a sus brazos. Después se lo entrega a la Puérpera… Ella se pierde en el camino montañoso. Etréstles estaba muy impresionado, porque era su primera vez en tener contacto con un ser humano. Esto lo


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conmueve demasiado, generando en él una inquietud incomprensible. En la vuelta que tenía que hacer a Mesolongui, pernocta la final noche en el cerro que denominó de la Puérpera. Durmió la clausurante noche, junto a las piedras que en su ordenación parecían tener una relación con un mapa astral. Antes de dormirse, despertaba nuevamente porque su espíritu carente de esa anomalía, no era necesario tenerla como aliada. Sólo dormía aparentemente para despejar de sus ojos las luces de los atardeceres que los humanos podían gozar. Pero la ambición de un Ser como él no codiciaba tener semejantes luces, si no, tener sólo la experiencia de ver y sentir que cada Ser en su propio mundo no debe ansiar el de otro Ser en su propio mundo. Tal cual hizo con la Puérpera, motivado por aquellas sensaciones producidas con San Juan en Patmos. En el mismo dormir, pudo notar que una silueta le salía a recibirlo, era Kanti, con su larga cabellera que se relucía al viento. El corcel venía con el Auriga a ayudarlo a crear y a formar el “CERO”, que necesitarían para llevarlo a Mesolongui.


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Cerca de Mesolongui Esperaban la llegada de Etréstles en las cercanías de un otero, que estaba a poca distancia del cementerio. Drestnia estaba sola aguardando la llegada de su amado protector. Ella sabía que los destinos los separarían; por esto que al tener vivamente el conjuro en su memoria, le hacía confiar en algo nuevo para mejorar su tupido frenesí de implorar a las fuerzas eólicas que le llevaran nuevas esperanzas. Cerca de ella unas libélulas de tonalidad de lápices lázuli, acordonaban sus circulares caminatas. Junto a ella estaba Eurídice, Ghiberti, Vitabión y Staktos. Todos pacientemente esperaban las luminarias que reposaban en los estéreos sonidos que se filtraban en el otero de Mesolongui. Etréstles venia ya, desde muy lejos se le veía volar en compañía del corcel Kanti. Ambos cortaban el helado aire que imperaba, venían como bólidos atemorizantes. Al lado les seguía el Auriga, que venía también con sus Herreros y su coche negro. Con la velocidad que ante un normal ojo es posible ver, creían que se detendrían, pero un relumbrón de 120


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millares de albas luces fogosas, encandilaron a los espectadores. Y de un acrobático salto, cae Etréstles en medio de ellos. Etréstles…: ¡Camaradas amados, cuánto tiempo sin ustedes…! ¡Drestnia…, frágil pluma arrancada de un ave…! Aquí les he vuelto a traer impregnado en mi piel todas mis experiencias, de cuyas energías vienen a consolidar mis fieles amigos Kanti y Auriga –Kanti hace un gesto de afirmación con su cabeza que aun tenía escarcha, Auriga les hace un gesto de asertividad. Mientras Drestnia corre hacia Etréstles con gran efusividad…: Drestnia…: ¡Mi adorado Ángel, regresas en hora buena…! Impaciente esperaba tu llegada. Pero ven, ¡Déjame abrazarte…! Los dejan solos un momento, antes de continuar la conversación. Ghiberti…: Esperábamos ansiosamente tu llegada. ¿Pero dime qué es ese anillo que flota detrás del coche del Auriga…? Etréstles…: El punto de partida para el nuevo millar que nos depara. Con este CERO, traeremos nuevos levantamientos para que la tradición de Mesolongui no desfallezca ante la revolución del caos producido por Lucifer. Atrás quedó la incertidumbre de qué hacer para regenerar las perdidas substancias que emigraron en las lides con Lucifer, y con las erosiones devastadoras de los pabellones del mismo interior, donde arribaban los cadáveres buscando el reposo recomponedor.


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El Caos, llegó hasta el Universo. Pues todo lo que se hizo aquí en esta tierra, que tuvo por miles de años el descanso. Ahora lo descomponía el desequilibrio acaecido por causas destructoras de las diferentes posturas intrincadas por los Luciferianos. Pero hoy, toda vez que se presente tal amenaza, San Juan y su Teología; nos surtirán de las ordenaciones físicas, morales, religiosas y cósmicas. Con las cuales de su maravillosa revelación, se gestará la imposición del “Nuevo Cero”, que nos ordenará el Universo habitante para nuestra dimensión que hasta hace poco peligraba. Todos escuchaban con gran admiración y felicidad, al oír tan fabulosa noticia. Kanti tomó a Drestnia y la llevó por las alturas del otero. El Auriga felicitaba a todos, y todos entre sí, se abrazaban expresivamente. Al parecer Etréstles no tendría que decirle el Conjuro, después de las noticias recibidas. Ahora estaba todo en manos de la colocación del nuevo registro numeral que cambiaría la historia de Mesolongui, y cambiaría la historia de todos los habitantes del Universo; debido a que el cementerio pasaba a ser el ombligo del Universo, en materia de ordenación Temporal, Física y Ética. Por ahora les restaba ir al mismo Cementerio a iniciar la Nueva Era.


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Una nueva Era comienza En el Consejo esperaban atentos el arribo del salvador del Cementerio. Después de abandonar el otero, volvían bañados de una alegría que traspasaba más allá el límite de sus rostros. Todos avanzaban raudamente, pero al llegar a la entrada, se detienen en el mausoleo de los Ghiberti… Etréstles…: ¡ Qué silencio avasalla en la superficie, lo que para una hermosa Princesa antes fuera su castillo, ahora es el Necromesolongui, que todo mortal quiere tener como una residencia. Aquí antes que se construyera el Cementerio; vivía una familia connotada, de nobleza. Ahora pasamos tal vez por el suelo donde antes pudo ser su recámara. Así es la vida, ahora nosotros tendremos que descender mil ochocientos metros hacia el interior. ¡Bueno…, aquí nuevamente vamos a herir tu suelo…! Descienden por los pabellones que tenían dos columnas Cariátides. Más allá, las oscuras 123


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sombras permeaban tímidos haces de lumbres, que concentraban los iluminados pabellones que gozaban de un notable restauramiento. Siguen avanzando, hasta llegar al Consejo, donde los esperaban todos los integrantes de la asamblea. Ghiberti se dirige donde sus aprendices que estaban dibujando un mural que simbolizaba una nueva Era; concéntricamente se veía el CERO, que esbozaba la unidad circular donde todos cupían con gran señorial confianza. Eurídice, sacaba brillo al monumento de Botsaris, que daba un célebre preludio al notable caballo transportador de Etréstles. Vitabión le dice a su hijo…: Vitabión…: Ninguna monarquía ha mantenido tal tradición. Ningún lugar en el orbe tiene la valentía de retar mayores fuerzas que las que hoy existen en Mesolongui. Ahora reinará la felicidad, con la misma herencia adquirida, con la única diferencia que se inicia una nueva Era. Staktos…: Seremos felices con nuestras enfermedades, que incansables están después de miles de años permaneciendo en nuestros tejidos. Botsaris…:¡Kanti es el héroe. El tiene un lugar en mi monumento, por el tenemos la esfinge de precioso metal en mi cuerpo monumental! El Juez…: Siempre hay gente que tiene mejor voluntad que otras. Eurídice como un lacayo ha servido a muchas personalidades, sin pedir nada por recompensa. Ella baja su cabeza anónimamente, abriendo nuevos caminos para los que actúan silenciosamente.


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¿Qué sería de nosotros sin notables personas como los Herreros o los Románticos de Kalidona…?. Probablemente verían mis ojos, después del aserrín que convive en el ojo de un lañador, de una especie arbórea en extinción… Empiezan a girar pequeños brillos sobre las paredes. Estas de unos grises tonos, ahondaban con celeridad las emociones. ¡Qué Emoción, deconocida para el hombre, sólo el hombre se pasma por el rápido recorrimiento de emociones! Tal cual la ceremonia de un aniversario; todos vestían blancas ropas. En cada ángulo de cada esquina, tenían la imagen de un astro, y por las rutilancias de cada forma astral, los grises tonos se aliaban a los lesionados brillos perlescentes que emanaban de los cósmicos astros. Su lesión, producto de un desviamiento de su luz, se aliaba a los grises valores de la gratitud que se respiraba en la necrópolis. Etréstles…: “La mala venturanza se ha arrancado de nuestra tierra de suelos intactos. La maleza se descompuso ante los siniestros yacimientos estériles de Lucifer. Los siniestros pulmones de Lucifer, pletóricos de Litio; inflamados del meléfico inhalar. Helaban los ahuecados y mínimos aires que adiestraban sus Centinelas”. Atrás quedó susodicha amenaza. En mi ausencia viajé por Valplacci, y fui finalmente a Patmos. Aquí encontré el perdido desconocimiento que hacía perder las fuerzas de mi Mente. Ante San Juan el Teólogo me presenté; y él me mostró nuevas líneas que se practicarán ante el expandimiento del Universo. Esto


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es posible, gracias a la benevolencia del Creador que nos ha permitido, al darnos otras oportunidades. Excesiva mendacidad será erradicada de las puertas de la olvidada mentira. Aunque por amor ante su variabilidad, por encubrir otros intereses nos haga mentir complaciendo el amor de mentir. San Juan, me llevó por las ventanas de los cerros de Patmos hacia unas montañas, y luego me convirtió en agua. Que en su encursado correr me llevó hacia el circuito de sus canales; desembocando en el Mar. Aquí me demostró que la fuente de su prestigiada mente, son los naturales recursos. ¡Qué mejor que la flotación en un medio que no está acorde con dejar caminar nuestros pies, pero sí flotar nuestro cuerpo! Al flotar mi cuerpo, flotaba mi cerebro como renaciendo un sosiego, una desenvoltura que aclama la invisible, pero sensible piel espiritual que se remoja en el gran elemento del Creador. “Por la nueva Era que comienza, les vaticino tener buenos suelos deserosionados. Apacibles silencios, que sólo la bulla de nuestras abiertas almas; circularán por los pasillos intraterrenales”. Drestnia…: Aquí en Mesolongui, por varios millares he residido. Tras los barrotes permanecí reclusa. Si no hubiera sido por la egoísta actitud de mis padres, en esta vida habría tenido su compañía. Pero como ven, no los tengo, pues los que aquí vienen, sólo son los que por muchas faltas o defectuosas impiedades se mortifican en los incumplidos objetivos de su vida.


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Mis padres están ausentes, ya que si no lo estuvieran, vivirían conmigo en este lugar. Etréstles, ¡Ven a mí…! Etréstles abandona el protocolo, y va a socorrer a Drestnia, que cae desmayada. Etréstles…: ¡No te aflijas…!, ya estamos a salvo. Un nuevo Mundo nos espera, para reiniciar nuevas alternativas encomendadas por el Creador. El Juez interviene…: El Juez…: Etréstles, se te ha confinado a Lepanto. Pero tu destacada labor en ese mismo campo, nos llena de satisfacción. Además, la Justa de Lepanto ha de llevarte a los impecables y aledaños sitios de Patmos; donde tu entrevista con San Juan, nos ha obsequiado este flamante CERO, que en su fulgor nos lleva la remembranza de tu valiente y solidaria ayuda. ¡Gracias Hermano Etréstles por traernos vida para mil años más…! Acerca de ti Drestnia, tu labor rinde cuenta a mi memoria. Tu labor en Kalidona; en donde se te iba a relegar, se hace meritorio hacerte notar que eres digna de elogios. Mereces un gran reconocimiento ante tu apreciación de noches en vela, por sustentar el Amor que peligraba en los dominios de los Románticos. Bien sabido es que parte fundamental de nuestra conciencia colectiva en Mesolongui, es el Romanticismo; que se respira en cada ser que compone el lugar, y cada obra material que refleja la


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fértil semblanza de los rituales por revivir este pálido Cementerio, que ahora comienza a enriquecerse de sus seres que la habitan. Puesto que a ti se te había confinado separándote de Etréstles, revoco tal anunciación. Ustedes son el alma en cuyo cuerpo que la habita, no deja espacio a tentaciones físicas que la atormenten, desviando los impulsos de la carnalidad pasajera. ¡Gracias en cantidades para ustedes, hijos y padres ahora del Cementerio…! La labor de uno o del otro, puede ser a veces mayor que los propios gestores. Es decir, muchas manos sin una carismática mentalidad, no incide en nada en los destinos del Cementerio tan particular como este, pero sí, incide en las decisiones personales que traspasan todas las porosidades que integran un bien constituido Ser; que residiendo ahora en el ombligo del Mundo. Ha resuelto el Caos, que Algo o Alguien lo origina cada cierto tiempo… El consejo terminaba en las postrimerías del último día que habría de cambiarse de tal numeración. Todos los preparativos estarían en consideración para que comenzasen las ceremonias de aperturización… La prosiguiente fase erigiría el CERO, como imantando a todos los constituyentes de Mesolongui. El nuevo tiempo los alzaría con una nueva giratoria temporal.


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La Era universal se desata Ese día llegaría con la avaricia de no perder más tiempo que nos entreponga entre el Tiempo y el Espacio que se candidateaban como ser el primer testigo de presenciar la iniciación de la Era de Universal relación con todos, gracias a Mesolongui, y gracias a todos quienes creyeron que nunca más moriría su espíritu en poseedores, en busca de salvación, o en algunos delirantes de grandezas, que no descuentan artificios por rebasante ambición que les sobrepasan sus expectativas. Las micropartículas del Hacedor, se instalaban en cada ser conviviente en Mesolongui. Cada una de sus molleras hacía las veces de receptores de energías ínfimas. Cada cual estático en sus aposentos esperaban la mágica energía, similar a un baño de substancias similares a adrenalinas mezcladas con esencias recónditas. ¡Qué bello paisaje se vislumbraba en sus trayectos. Cada uno recostado en sus sólidas piedras, no se percataban de la imposición de dicha gracia que cubría como una aborrozante frazada. 129


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Funerarias armonías se oían con frecuencia por las arterias que coincidían con las de los pabellones que tenían las losas de todos los residentes protegidos por Etréstles. Ellos reposaban profundamente, y cuando pasaban por sus recámaras les saludaban y les decían…¡ Que descansen para siempre…!, a lo que ellos respondían amablemente, como cuando un padre se despide de sus hijos antes de irse a dormir. Al otro día un sepelio se producía a pocos instantes de que Mesolongui retornara a la normalidad. Este cortejo parecía incomodar a Etréstles, ya que era de noche y ningún cortejo fúnebre se había cursado para ese día. A sí que, fue con su padre Staktos a presenciar el acto. Al llegar a la superficie vieron unos guardias que vigilaban el cuerpo que yacía sobre una plana placa de metal dorada. Cuatro eran los vigilantes que tenían sus lanzas apoyadas en el lado derecho, junto a unos candiles que trotaban con gran sinuosidad por las llamas finitas que se perdían en el humo fugitivo. Etréstles dice a Staktos…: Etréstles…: Pareciera que no es de este tiempo. Sin duda tiene que haber sido un gran héroe que lo ha vencido la vida. Staktos…: Oscura gracia veo en sus músculos. Veo que sus rotos músculos ventrales se han contraído por las heridas, y su cuello que perdido en la uniformidad de uno normal, ha tenido que soportar múltiples cortes. Parece que murió en combate, como si hubiera lidiado solo él contra un ejército de Samuráis. Etréstles…: ¡Qué has dicho…, Samuráis…! ¿Esto me huele a traición..? Sí, he comprobado que era


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un Príncipe Normando que tenía adiestrado unos Samuráis como guardias militares. Pero su cándida facción, delataba que fuese el portador de un gentilicio oriental. ¡Sí de Okinawa! Y su relación okinawense hizo que conspiraran contra él sus propios soldados. Staktos…: Sin duda que tus ojos ven con un sobredimensionado poder, sin respetar razas ni épocas de datas de la historia. Etréstles…: Padre, el paso de la historia debe incluir hechos como los que estamos presenciando, sólo que tras esto hay otros hechos que determinan actitudes desproporcionadas por el hombre que busca dominar todo. Mientras nosotros no derramamos sangre, es más cuando el dolor les hace abandono de su cuerpo, a los deudos que traen sus víctimas carnes, han de pudrirse con las demás materias que carecen de sentimiento, pero plasman los sedimentos que sin conformancia han de esperanzar al Creador, que de tal materia simula ser para algunos las sábanas que necesitaban su cuerpo. ¡Vamos padre, tenemos que preparar a los demás para que recibamos al primer inhumado que vivirá con nosotros! Partieron con sus codos emponzoñados, ya que habían puesto un tóxico veneno para ahuyentar a los que quisieran profanar a tal Príncipe. Al llegar, todos estaban dejando pulcramente las dimensiones del CERO, que alcanzaría a congregar a todos los integrantes, incluyendo al reciente Príncipe. Cuando vuelven, tenían en mente ya considerar la iniciación congregando a todos los que dejaban atrás


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el milenio que se quedaba en el pretérito. El milenio de una historia que se perdía por las mordeduras de una serpiente se iba a su fin. Y entre las mandíbulas de un boquerón animal murió la bestia que no creía tener un competidor. Así el tiempo corrió con tal magnitud, que los contendores de Mesolongui no pudieron con tal fuerza. Pero de las estaciones donde supuestamente el sol se sitúa, trae la antítesis, las desequilibradas formas con sus caracteres, iban retomando las singulares formas que se pierden con los pasos de tiempo. Aquellos residentes que vieron sus cuerpos amenazados, tuvieron que aceptar y recuperar sus pasadas figuras. Los que casi poseídos por los demonios, tuvieron que suavizar sus facciones de chivo expiatorio por una parejidad cutánea, que no delataba tal cambio. Todos estuvieron desvencijados, pero la magnísima obra de Etréstles, trajo las renovadas arenas, que circularían por el reloj del tiempo. Traerían arena renovada para resedimentar los diez cementerios, que nuevamente se erigían como una babel. Drestnia en el pináculo del CERO, soldaba con cálidos alcanfores y pastas químicas los metales que dibujaban sus añoranzas. Tal dantesca figura parecía hacer sentir inocente cualquier ojo que la observase, pero ella con la inigual característica que posee una mujer, arreciaba con sus dones decorativos los finales restos por finalizar. Etréstles, con su dogmática mirada; parecía ver que dicha obra física sacada de las entrañas de la geología helénica, se convertiría en un medidor estructurador de una nueva Era, que comenzaba en tierras griegas.


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Todos reunidos alrededor del número, encendían fuegos para reflexionar acerca de cada llamarada que se impregnaría en el susodicho número y en cada mirada que se impondría sobre el llamativo objeto. Pasaron días sobrecogedores rodeando el citado objeto, hasta que las llamaradas crearon el CERO magnético que haría rotar el reloj hacia un avance que arrastraría toda la humanidad hacia un derrotero desconocido, pero más certero en términos de fiabilidad. Dicha Obra, dejaría de estar inconclusa al cabo de los necesarios días que permanecieron ligados, hasta esperar la magnetización que finalmente le daría vida, para iniciarse con una nueva y longitudinal línea que permitiera avanzar con el corrido tiempo que sucumbió, ante la intromisión de Lucifer. Suficientes fueron los huérfanos, que sin tiempo provisto de su ordenación en tal dimensión que se encontraban, que estrictamente necesario era constituir una blanca senda para los que se dignarían con la original visión de Etréstles; gracias a la ayuda de San Juan el Teólogo. Se derramaban benditas aguas sobre el magnético reloj con forma de un gran CERO. Al recibirlas las aguas parecían evaporarse en circulares platillos circundando las paredes que al magnetizarse colisionaban con el volátil e independiente medidor de tiempo subterráneo. Eran pocos los que estaban siendo absorbidos por los efectos imantadores del platillo, pero como era esencial que recibiesen las eléctricas descargas, Etréstles se introduce en el módulo principal, para hacer llegar tal efecto a todos los Cementerios fosilizados. Parecía irrigar


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con un fertilizante que donde hubo señales de empobrecimiento, y así se reduciría la desafiante mermación, acogiendo el tiempo creador de nuevos espacios, para actuales vidas acoger.


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Despedida de Mesolongui Columnares hilos de agua y luz caían por las arcaicas tierras que eran invadidas por nacientes elementos fútiles, que reposaban en la superficie. Eran restos de herrerías que se electrificaban con las de los traicionados haces dependientes del engañado acto de revivir todo lo que permanecía sobre la tierra. Sin embargo, en vano fue conciliar por parte de Etréstles el mundo extra, que vivía en la superficie. Mesolongui exhortaba al mundo denunciando la principal falencia que habita en un ser provisto de alma; es la oposicionalidad, como un efecto de racismo que engendra separación y discriminación. Bajo el mismo terreno que vivían ciudadanos de un mismo país, no podían traspasar los unos al otro sus dechadas virtudes. Pero de la subterraneidad desbordaba ansias de vivir y crear, cosa que no era aceptada en la cosmogonía de un Mesolonguinense. En su último paseo por la superficie, Etréstles caminaba por el santo campo y reflexionaba así…:

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Etréstles…: Se ha nublado, como si Dios hubiera discursado toda su elocuente filosofía, deshaciendo en los herméticos oídos las antifilosofías que defraudan al hombre. Se ha nublado, pues el partiente cronómetro que ha nacido en Grecia, ha creado nuevas temperaturas, que rebanan las extremas temperaturas que descansan con el nuevo astro solar que se avecina al próximo milenio. Se ha nublado, tal cual los siervos a su amo envileciendo sus promesas políticas, acogiendo la verdad como pancartas incentivadoras de nuevos gritos de patriotismo. Pero de la profundidad del pensamiento, hombre con su soledad a cuestas, buscando un ideal y un guía que le enseñe su modalidad de llegar fuerte y sano a cualquier día nublado. Bajo su estandarte está la imborrable pertenencia y tradicionalitativa esencia; su origen, que no es más que humano, pero él insiste en que sus capacidades genéticas y raciales, superan todas las desbalanceadas fuerzas injuntables en los sostenedores que deambulan por la tierra creando superioridades. Este hombre que posee fuerzas físicas limitadas, pero fuerzas mentales ilimitadas, no remedia la explosiva fuerza que une tal eje de su existencialidad. Un hombre medieval forjaba su espada en relación al peso destructivo que ocasionaría, pero un oriental con su cálida visión atribuiría mayor trascendencia a la obra de actuar, no creando símbolos que produzcan destrucción que no es precisamente lo que quiere Dios, sino que cualquiera que porte una


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espada la utilice para cortar pensamientos que lleven a la conducencia de la muerte no producida por Dios, y menos que sea por la materia; hija de la obra de El mismo. Todo hombre que levanta su mano con su espada parte en dos, como si agrietara la tierra en que vive, impidiendo el normal tránsito de un lugar a otro, o todo elemento que la tierra posee pase a internarse en la sangre de un ser valiente, por la dominación y satisfacción de su destructividad. Por esto bajo las tierras de Helénicas, se hace presente el no deseo de tener, en efecto todo lo que se crea por la fuerza de la necesidad va a terminar en manos de los que no pueden absorber dichas necesidades, para que ningún resabiado hombre con complejo de divinizarse vaya a verter el semillero de los ultimados conductores que portan a sus seguidores al confín de las tinieblas. ¡Hoy seguirá nublado, para todo aquel que no merezca venir aquí, y así le sea difícil el llegar a esta dimensión que tanto sacrificio a costado! De repente, en la densa luminosidad de esa noche aparece Eurídice. Ella venía a avisarle que todo estaba en condiciones de ser puesto en marcha. Pero antes Eurídice le dice…: Eurídice…: Antes de partir quiero decirle que el resplandor de su rostro acusa una gran inseguridad. ¿Por qué no me cuenta lo que sucede, estamos a punto de comenzar una nueva Era, y creo que será preciso saber bien, en quien vamos a poner nuestros destinos…? Etréstles…: ¡Eurídice, tan querida eres por mí que no puedo trincar mis desgarradoras disyuntivas…!


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A veces, creo que mis amígdalas, las que aún poseo a pesar de que ya no me queda mucho tiempo por mantenerla en mi cuerpo. Me van a cortar en pedazos por las emociones vividas. Creo que la mejor despedida que yo puedo poseer es la manutención de tales incomodidades llamadas emociones, que yo las desparramo en los pensamientos de mi corazón. Eurídice…: Pero tú sólo no podrás notar para sí mismo tal sensación. Sería demasiado egoísmo el no comunicar a otros la impresión que vestiría la nueva iniciación, que traería las nuevas conductas que desean interpretar los legados pasados, para llevarlos con los inocentes momentos que nos esperan. Etréstles…: Es que es tanto lo que aprietan mis nervios en la zona de la garganta, que creo que nunca más voy a sentir lo que me demanda la entrañable sinceridad del portento humano. Siglo tras siglo vivimos, pero a veces surge en mí una inconformidad que no es digna de un ser agradecido como debiera ser yo mismo. Temo perder las cualidades humanas que un día yo tuve, temo pasar a esta dimensión, bajo una nueva Era, y no pueda recordar las terrenales zonas donde mi espíritu otorgado por el Creador, no lo pueda revivir. Eurídice…: Esta ambivalencia podría hablarme tal vez de un sexo azul, que por no teñir a los demás de su homogéneo color, provocó dolor y sufrimiento a tal punto que un hermoso día sólo asemejaba aflicción, provocando deseos de suicidios.


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Etréstles…: ¿Por qué me dices eso, de dónde viene esa aclaración…? Eurídice…: Nada más y nada menos que de los albores de la raza humana, de una rama de la raza humana que se distanció de la terrenal. Todo comenzó con buenos indicios, tal como vientos, eran tribus nómades que habitaban en los polos moviéndose de un lugar a otro. Iban y venían tal cual animales para aparearse, pero un día una emoción similar a la que tú sientes ahora Etréstles, produjo en ellos una indeseada descolorización de su ritual elemento sexual. Se vieron enfrentados a pálidos colores que no llamaban la atención de los seres que sentían una principal atracción por el color azul. Pero lo curioso es que no sucumbió esta raza ante esta eventualidad, ya que igual que nosotros en Mesolongui no aludíamos causas de falibilidad a ciertos alimentos locales, ya que su alimento al igual que el de nosotros no es de naturaleza terrenal, y menos estomacal. Lo que hicieron, fue más que una adaptación. Lograron disuadir la ambivalencia de toda emoción sentida, así sería la única manera de recuperar los distanciamientos. Etréstles…: O sea que, nada que produzca el estupor de negar lo bien habido por malas artimañas va a negar la valencia de los resultados. Entonces mi participación en esta laboriosa carrera debe aceptar la estadía de mi experiencia para que sea transmitida a otras. Y si por naturaleza demoniaca algún cansancio vaya a distanciarme de mis legados, sólo tendré que


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transmutar la inesperada maldad, que bien sabido es de una subproducción de la bondad. Eurídice…: Tal cual lo dices. Tú eres el escogido por el afable sentimiento de un patriarcado que ha igualado tu calidad evaluándola con la del Juez o la de San Juan el Teólogo. En este momento tenemos que dirigirnos a la solemne casa de la profundidad, y te pido que vayamos caminando como si fuéramos de paseo a la campiña. Etréstles restablecido de su desánimo, acata la proposición de Eurídice. Se aprontaban caminando con tal júbilo que les sonaban sus pies como rozando un largo pasto de primavera en su segundo mes de estación.


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En los inicios de un nuevo milenio Al aproximarse a la entrada principal, se sentían vientos emanados de un órgano, de un gran órgano. La multitud se apretujaba poniendo más densa la masa de espectadores que se agrupaban en rectangulares colonias. La música de entrada parecía desenvainar dócilmente algunas notas que se rehusaban a flotar en aquel naciente y novedoso aire, que hacía una elegante venia al ya abdicado milenio pasado. Corrían como cuando alguien llegaba con una noticia familiar, o con la correspondencia que se impone alegremente a un heredero de buen corazón. Pero ya ha llegado un acongojado malestar a Etréstles y a Drestnia; Es pues que, se sentían en similar forma a la que estrujó a Adán y a Eva. Como Adán tenía la superior razón, permanecía unido a él, el deseo de apoyar a Eva, ya que adolecía de un mayor cojeo en su voluntad. Drestnia, como una Eva arrepentida se tentaba con retornar a un tradicional apego a el Cementerio 141


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de otrora, pensaba en acudir a un convenio con un generoso ofertador que ayudase a sus dudas. Pero Etréstles, con su madura postura le atenuaba con sus consejos aleatorios de bondad y moral bien definida, ante tal destinación que no admitía error alguno. Etréstles en el sueño era su vigía que constreñía su ambición desmesurada. Siguen durmiendo, y cada cual como petrificado en su aposento, continuaban adheridos a sus viajes colectivos, entre sus cualidades de mandatarios. Al seguir con su sueño que parecía ser largo, un repentino ruido los despertó de sus andanzas. Etréstles se levanta y va a mirar quien era, luego se da cuenta que eran varios los que emitían ese ruido, que engañó su sentir, pero al acercarse a la subterraneidad, donde nadie habitaba, más allá del décimo cementerio, se encontraba el último de los seres más desdichados del mundo. Este, era sin duda el que más carecía de felicidad en el mundo, el más solitario y más abandonado de todas las pobladas tierras vino a Mesolongui a encontrar un momento de paz para que se serenase su mala fortuna. Así acaeció, Drestnia tras Etréstles se acercaron al reducto donde se encontraba el solitario hombre. Estaba con su cuerpo encogido, casi curvo, y con sus manos tapando sus oídos. Al acercarse Etréstles le dice…: Etréstles…: ¡Despierta buen hombre! Cuéntanos qué te sucede… Al girar, el hombre le dijo que él tenía suficiente castigo que esperar para suavizar sus tormentos. Y Etréstles le dijo que no era posible entender algo


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así, que jamás había llegado a su conocimiento tal decepción del mundo, a un hombre que lo recibiese un campo santo, y que aun no le ofrezca la paz que el desea para ser querido. Hasta que el hombre adolorido de tantos golpes que había recibido en su cuerpo, le contestó como pudo…: Acongojado…: ¡Nadie me quiso, toda mi vida traté de ser querido, pero la desdicha nunca se despegó de mi vida…! …A cada lugar que fui, sólo era utilizado, nunca fui tratado con dignidad. Pero, no todo fue tan malo, cuando se atisbaba un cambio de noble factura, a pocas horas de aquí de Mesolongui fui recibido en una casa que me adoptaron con afecto, como si fuera un miembro más de su familia. Pero, todo cambió cuando una de las hijas del dueño de casa se enamoró de mí. Después quedó preñada justo cuando su padre me había echado de su casa. Su hija se escapó hacia unos cerros, yo la seguí, pero un viento desértico me hizo perder su rastro. La busqué y la busqué, pero no la pude hallar. De modo que pasó el tiempo y un Querubín me vino avisar que mi vida terminaría en Mesolongui. Etréstles…: Me parece haber sabido de tal suceso, no sé si sea así. Pero cuando venía de Patmos me encontré en el camino con una Puérpera. Tal vez sea ella la que tú hablas con tanta pasión. Llevaba en sus brazos a un recién nacido, ella caminaba sin destino por el otero que apunta a Mesolongui.


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Acongojado…: ¡Ya es tarde!, he venido al llamado del Querubín, y he acudido a su obediencia, puesto que no me queda nada más por hacer. Ahora confío que mi hijo está manejado por los destinos del Creador. El último hombre que pisó Mesolongui, el último hombre que venía a inhumarse al cementerio en el milenio que desaparecería en manos de un retrasado convenio, de administradores del tiempo, que se pelearon entre ellos sin poder reconciliarse. Cuando el Querubín apareció el último día en la Tierra, aparecieron arrepentidos todos los que un día lo maltrataron. Tal era el arrepentimiento, que en la punta de sus lenguas ardían inconsolables explicaciones. Todo pareciera ser por la reversibilidad que tiene el obrar, que un día tanto desahogo provocó, ahora provocaba estupor en aquellos que extrañarían su ausencia. Sabiendo el Querubín que él lo transportaría al Cielo, fue a buscarlo, encontrándose con la sorpresa de que no estaba, de modo que lo buscó hasta encontrarlo bajo unas rocas. Quizá sería aquí donde descansaría eternamente. Junto a él estaban muchos de los que en vida causaron el mayor quiebre de su dicha, incluso los apóstatas que le hicieron creer que un buen día tendría saciado su perdón. Todos junto a él plañían, y no podían conformarse de que no tendrían su presencia, aunque les fuera en gran parte desagradable para su persona. Este fue el último ruido, como la última sonorización de un panteonero que sensibiliza sus palazos tapando las vergüenzas que nos atañen a todos.


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Diciendo que nunca en la historia de la raza humana se había vivido tal furia de un letal acontecimiento, que termina cercenándolo como el ser más desgraciado y odiado, pero que sus victimarios en el día de su desaparición gemirían con tal fuerza que pondrían en duda toda mala obra en contra de él. ¡Justo en la hora que faltas, reconocemos el amor que tenemos en la hora de tu muerte…! Etréstles y Drestnia, ante tan heroica despedida, despiden al desdichado hombre. Así despiden al postrero pedazo de carne que se depositaría en Mesolongui. Todos angustiados ante tal causa, deciden que aquello motivaba con mayor vigor el que se diera inicio a la gobernatura del nuevo milenio. Posteriormente, vuelven a sus aposentos con la decidida convicción que Etréstles les había traído de Patmos. En el siguiente despertar del siguiente día, Drestnia y Etréstles vestían sus blancas y luminosas ropas, para comenzar con el ceremonial… Vitabión y Eurídice traían las montañas de flores que emanciparon los áridos y estancados deseos…, Staktos y Ghiberti desde el fondo circular de las bóvedas de Mesolongui, portaban en una inmensa masa de aire el “Cero”, que con el vaivén de su flotación, engañaba la vista como si quisiera elevarse y escabullirse. El Juez con una cuerda que sostenía en su mano, tiraba perfumadas esencias perdidas en los veranos pasados, y de los tiempos que trenzaban las mejores avecillas y abejas en los enlomados cerros de Grecia. Como, el milenio naciente perdería en su sujeción el abandono que reúne sólo a los que sin morada


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quedaban, el Juez con una esperanzada manipulación, hacía ordenar las actuales esencias del nuevo reinado floral. Kanti con sus crines de hermoso metal, los pelechaba sobre el estandarte; que con amables gestos le retribuían los concurrentes. Markos Botsaris, junto a Eulalia y Asurbanipal, descontaban las terminantes unidades temporales que añejaban los inciertos momentos de despedida. Un Sol, sin parangón en Mesolongui se presentó con sus delgadas radiosidades. Estas, arrinconaban las sombras que al igual que el Heosphoro de Lucifer, quiso radicarse en el Cementerio. Seguían tirando el Cero por la bóveda central, hasta que sus dimensiones estrecharon los espacios sin poder mover más sus heladas masas que flotaban sin cesación. El poco trecho que quedaba, era para que los residentes en general se pusieran delante de dicha masa de aire. Luego cada cual se dispondría a cerrar sus ojos, para que deshicieran todos los sueños malogrados, encaminándolos al paisaje de una Era que comenzaba con las fajas de tierras y fértiles sitios de amor y de hermandad. Etréstles y Drestnia se alejaban de Mesolongui, pero no para distanciarse del geográfico lugar, sino para que se ventilara la ilusión que penosamente vive en cada ser y cada alma que se aduce para restaurar una existencia con un alma, que sean almas libres y no prisioneras de los cuerpos con mentes prisioneras. Con la tristeza que son comunes a todas, se vaciaba Mesolongui. Todos iban tras las huellas que dejaba el Gigantesco Cero; que bajo la llena luna se deshacían todos los minutos que transcurrieron en el


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orden del milenio que quedaba tras ellos. Etréstles y Drestnia caminaban delante de ellos, girando algunas veces como para ver en sus gestos algunos indicios de arrepentimiento. Pero al ver su caras tan decididas, giraba su rostro para continuar la marcha, que mientras la mantenían, seguía sobre ellos la masa de aire que poco a poco iba tomando la forma de un gran Cero, para que en la marcha fúnebre, se predestinara el sitio para colocar los ansiosos aires de comienzo de una Nueva Era, y en otro Cementerio. Más atrás, les seguían todos con un dolor equivalente a todas las mañanas de aquellos condenados a la horca o a la guillotina, o peor aún, seguir viviendo sin la compañía de un alma que respaldase sus fuselajes, que se llenaba de agua y aire, debido a la evaporación de la masa que los acompañaba arriba. Pero todos acompañaban con tal riqueza el recorrido, que creían que terminarían en el mismo lugar de donde los vio partir el Heosphoro y el Acongojado, ya que estos fueron los únicos que no partieron junto a Etréstles, debido a la comodidad de no padecer quemaduras por un lado, y de no ser desamado como le ocurrió al Acongojado toda su vida. El Acongojado permanecía muy solo, pero como Etréstles no le aseguró que tendría una mejor vida donde ellos iban, prefirió quedarse en la subterraneidad perdido para toda su vida, para que nadie le recordase lo triste que fue su vivir. El Heosphoro, como parte arrepentida de Lucifer, siempre aguardaría un sabio momento para restituir sus caídas fuerzas, que al igual que el Acongojado se sentía así de solo. Se sentía tan solo, y más solo que todos los seres de la Tierra. Si hay un lugar donde


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se puede permanecer en la quietud y la soledad; es Mesolongui. A veces, algunos que pasaban por aquellas comarcas, veían a esos dos solitarios aconsejándose el uno al otro respecto a los juicios que exorbitan la vanidad. Uno por un lado el decir que fue y será el menos querido de toda la historia, y el otro el haber aspirado a un sitial que dignifique su posición, haciéndolo tener la reinserción en la escena de los Querubines. Mesolongui no está solo, a veces se ve a ellos danzar para disipar sus anquilosados cuerpos, pero también se ven formas similares a los residentes que hasta hace poco habitaban el abandonado lugar. Continúan la marcha, pero de los olvidados pensamientos como en acto de magia los aventureros seguían bajo la piel de aire, en cuya techumbre se reflejaban los caminos que indicaban lúcidas avenidas hacia el nuevo Cementerio, para vivir la opulencia del milenio que se hacía caer encima de ellos. Ya pronto el millar de años que Etréstles vio bajo su suelo, lo vería vivir ahora en un lugar que en sus orígenes, tenían la dirección de unos insectos que el seguía debido a las tormentas que le impedían ver donde estacionarse. Una vez que arriben al lugar, levantarían sus tiendas para diluir sobre el mágico suelo y cielo, el paciente aire que los acompañaba sobre sus cabezas. El mágico suelo y cielo se presentó. Después de caminar y de trotar bajo un cielo lluvioso, el techo de aire que les acompañó durante todo el trayecto, los situó en una lejana tierra y desconocida por todos. Pero a Etréstles no le pareció ningún obstáculo, puesto


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que para el bien de todos donde sea que llegasen sería lo mejor para todos. Se decía llamarse Nínive, la tierra que los recibía, en la antigua Asiria. Asurbanipal les esperaba como casi sin observar la mutante expresión que se detectaba en cada aventurero. Asurbanipal…: Espero que no deniegues la actual región que he traído a tus pies. Soñaba con este momento tan fabuloso, con tener en mi presencia a cada uno de los mejores representantes vivientes, del mundo viviente de la subterraneidad, que sin duda nos ha traído más vida que la vida que me experimentó Nínive, en mi reinado. Etréstles, bien recibido eres y deseo que por los restantes mil años que vienen, no detengas tus fuerzas para motivarnos en las futuras vidas. Etréstles se emociona, pero como seres humanos que habían perdido esa facultad expresándola con sentimiento, sólo la exterioriza como algo más. Al levantar los brazos, todos entran a la subterraneidad de Nínive, y como una ilusión se maravillan de su paisaje. Etréstles…: En mi vida terrestre, mi preocupación fue, qué pasaría conmigo después de ser aprisionado por las tierras que me recibían. Ahora la principal división es que a pesar de todos los males; llamados enfermedades, me harán comprender que cualquier ser vivo que sufra, a la vez gozará el inexpugnable


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destino de la inenfermedad y la salubridad absoluta. ¡Ten por cierto que así será! Drestnia, creyendo sentir una emoción terrenal, se atemorizó, y la fuerza de su temor hizo eyectar de su agonía la inimaginación como consolación de sus más recónditas dudas. Y así se le acercó la Inimaginación…: La Inimaginación…: ¡Pareciera que nunca hubiera tal lugar para venir a la libertad de tu agonía. Tal sería tu egoísmo en otra vida que el temor secretó después de mil años la oscura reclusión de tus deseos. Los muertos de Nínive esperan al igual que otros de Asiria, saber la dicha de lo que es tener vida en la subterraneidad. Además ya se practica algo típico, que es no velar a un ser que ha conocido la verdad suprema, porque siempre para una criatura filial del Creador, nunca se oscurece su Ser, porque sus inimaginaciones traducidas a ignorancias les despierta la actividad que nunca en ninguna dimensión la han tenido. Yo soy la inimaginación de ustedes, Etréstles y Drestnia, pero también del Auriga que les acompaña sobre ustedes en aquella masa de aire que inaugurará el nuevo milenio. El Auriga con sus corceles encabritados retozaban sus sobrias conciencias, y minuto tras minuto que fue heredado del antiguo milenio, se desvanecía ante sus propios ojos. Así cada unidad de tiempo que transcurrió, se apagaba antes de caer al suelo de Nínive. Antes de terminar con la iniciación, el Auriga se despide junto a sus Herreros.


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Auriga…: Como punto final, la Inimaginación trae de las ocultas fases del mundo, la bienvenida de todos los que nacimos de un mortal mito, o de todos los que nacimos de un ser que posteriormente se transforma en eternidad. Se va perdiendo en el espacio infinito, hasta la línea que se confunde con el cielo mayor. La Inimaginación…: He recibido una fuerte contusión en mis mayores racionalizaciones, y en demora por comprender los argumentos de la auténtica imaginación, es que mi actual sobrevivencia me ha hecho oponerme sólo porque en equilibrio opuesto he mantenido con vitalidad a los seres que un día vieron amenazada su existencia. Les vaticino mucha fertilidad a todos los que no han recibido mi inimaginación, pues ahí es donde haré llegar oportunamente mi energía religiosa. Una vez que las abiertas tierras de Nínive se cerraban para abrigar a todos los de Mesolongui, corrían las voces por todo el oriente otorgando la esperanza de vida que en esta tierra nunca se había experimentado. La tierra se cerraba, los que seguían a Etréstles cavaban los nuevos pabellones, junto a la nueva sala de reuniones. También sus aposentos tomaban las formas de unas fiestas que comenzaban. Después de dormir el millar de años despertó Etréstles de Kalavrita…, quien hubiera imaginado que las radiosidades del Sol le ayudarían a embadurnar los huesos de otros seres que despertaban en Nínive.


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Pero sólo él, con su mágica prosodia de catacumbas cooperaba a hacer sonreír a las muchedumbres Asirias, muertas en la Muerte. Sólo después, de que hubieran pasado un día en Nínive, el nuevo milenio que vivían les hacía dejar atrás todos los apremiantes días pasados.¡ Mientras corrían las afluencias de todas las ideas de los moradores de Nínive, afuera en la superficie, corría un fuerte viento; de tal magnitud que parecía mover a Nínive hasta Grecia…, hasta Mesolongui…!. “Desde los telúricos vaivenes de Mesolongui, se escuchaban vociferaciones del Heosphoro y del Acongojado haciendo llamados a los que en Nínive estaban. Ahora hacían una nueva red de castas de hombres que hicieran una auténtica y eterna subterraneidad, junto al iluminado Ser de Kalavrita. Que el Heosphoro de Lucifer, y la víctima de este; el Acongojado, todas las noches le llamaban para revivir el milenio pasado diciendo…: Ven Etréstles, ven…”

FIN José Luis Carreño Troncoso Octubre de 1997


Epílogo (Epilonghi) “Messolonghi, está en un médano, facto de sopas de fragmentículos de rollones de danzarinas partículas. Hechas sémolas, en tractos de gen fécula Lírica, Dramaturgia apátrida, Novelesco casting Oviedo, «lugar abundante en ovejas», patrimonio pastoril, suela de bovinos errantes vulnerables, pastores Kalavritenses..., Filosofía Tantrica, Guion génico dinámico, sartenes para cada alma habitante genómica espiritual, culinario hiperespacio rebasado y abstractado”. Poesía de Etrestles al emigrar de Ninive – del cual manaron estas misiones mesiánicas, después del descuidado tartamudear silábico de su espumoso vocal evangelio: Cuando tambaleaba drodidando, sobre esta nueva constelación de dormidera meditación pleniamorosa, se escabulle de su tremulosa sabia drenosa en abertura facial, diciendo proféticamente…:

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Caminando sobre los Astros de Drodida Parlantes en miles watts vociferando pulmones celestiales UN DÍA DORMIDO; POR UNA ESENCIA SUBYUGANTE DESPERTÉ EN TUS MANOS DESPERTÉ COGIDO POR TUS BRAZOS LEVANTÁNDOME DESPUÉS DE CASI HABER MUERTO... TU ME DISTE DE TU AIRE PARA RESPIRAR Y DE TU CALMA PARA VOLVER A LA VIDA, SOLTANDO EL MÁS GREGARIO TEMOR, LUEGO DE ABRIR MIS SENTIDOS CASI INCINERADOS HE SABIDO QUE LOS ASTROS ME ESTREMECIERON PARA LLEGAR A TI, HE COMENZADO UNA NUEVA VIDA A COMPARTIR JUNTO A TI, A VECES SIENTO QUE ENTRE TUS MANOS ESTA LA SAVIA DE LA VIDA QUE REVIVE MI AGUDEZA, QUE AL DESDOBLAR MI CUERPO, LO CUADRUPLICO HACIÉNDOME ESTREMECER POR LOS TELÚRICOS MOVIMIENTOS DE TU TERNURA. PERO HOY EN EL OCTAVO DÍA DEL UNIVERSO, DIVIDO MIS PIES CAMINANDO HACIA TI POR CADA PELDAÑO DE LUZ SÓNICA, CAMINO SOBRE TI, SIENDO TU MAS CARNAL FINEZA, SIENDO LUZ ESMERILADA POR LOS HACES DE AMOR ABORIGEN ABRAZANDO CON AMENAZA TU DESTRIPADO CUERPO VACIADO HASTA EL FIN, SIENDO HOY SOLO LUZ EMERGIDA DE ALGÚN PITAGÓRICO CUENTO AÑIL.


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MI OCTAVO PIES DELIRA POR NO ANDAR SOBRE LOS ROZANTES Y DESMEMORIADOS ABRAZOS QUE LOGRE SOBRE TI SIN MIS PIES, HACIENDO DE TI UN SENDERO DE BESOS EN UN FRAGMENTARIO GEMIDO CUBRIENDO TUS SILENCIOSOS PLACERES EN REGIA UNIÓN, SELLANDO Y MOMIFICANDO MIS RECUERDOS HACIA LAS MAS SENSIBLES ZONAS QUE ME HACEN DESCONOCERTE CUANDO CASI SUFRES DE TANTO PLACER SENTIR. MI OCTAVO PIES ROZA TU CUERPO DESEOSO, COMO TUS MANOS DE TI PARA MI, ESTE OCTAVO PIES ES TU OCTAVO PIES, ASI COMO TU DECIMO DEDO QUE ESTRÍA MI CAMINO HACIA TI ABRIENDO TUS COLUMNAS TEMBLOROSAS Y HÚMEDAS COMO TRÓPICOS NACIENDO EN LOS DECORATIVOS COLORES QUE DESTELLAN TUS OJOS, CUANDO LOS MÍOS SOBRE LOS TUYOS SACAN TU INOCENCIA COMO UN DESPIDO MATERNAL, ¡COMO UNA GÉNESIS DE DESPIDOS MATERNALES EN LA HIRSUTA GRUTA QUE ME OFRECE LAS VECES DE AZOTEA, PARA PINTARTE CON MIS BESOS Y MI BOCA LLENOS DE OLEOS, LLENO DE MANÍAS ESTRIANDO AQUELLOS DESEOS QUE ESTÁN MAS DEBAJO DE TU PIEL, EN LO MÁS PROFUNDO HACIENDO FILAS PARA ASOCIARLOS HACIA MI...! MI SEPTIMO PIES, ES LA SEMI–OBESA Y LENTICULAR ARÁCNIDA LENGUA MIA, QUE RELLENA DEL ÁCIMO ALIMENTO, SU MAS SUBLIME CANTAR SILÁBICO,


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HACE AZULINAR Y GEMIR TUS MOLÉCULAS QUE POR LÍQUIDOS SE HACEN LLAMAR, HACEN CON SU CONCAVIDAD LA BIO–CIRURGIA VIVA TRASPLANTADA DEL PASADO ALUCINAR..., RESPONSABILIDAD DE MI COLUMNA VIBRATORIA SOBRE TU CUERPO, CORTANDO TODO TEMOR, TODO ELEMENTO QUE YACE DE TU CARNE ADICTA EN MI. PENDIENDO SOBRE MÍ CONCIENCIA TODO DESCONTROL FISONÓMICO, PERDIENDO MIS PASOS DE LUZ SÓNICA CAYENDO AL ABISMO DE TUS DISTANCIAS FRAGANCIAS, CAYENDO EN LA INTERAPEUTICA OVACIÓN QUE LAME TU CUERPO MI ALIENTO, COMO SI FUERA UN SEXTO SENTIDO. YO MEDITO ENTRE TUS PIERNAS ARDIENTES, MURIENDO, TAL COMO NACI DE UNA CIERVA MUJER SALVAJE, TAL COMO UN CERVATILLO QUE CASI MURIÓ POR UN CAZADOR, PREFIERO EN MI CONCIENCIA AVANZAR DE DÍA Y DE NOCHE HASTA TUS PIERNAS PARA MORIR DE DONDE UN DÍA VI VIVIR EN LOS ESCONDRIJOS; LOS MAYORES DELEITES QUE AMBICIONE PARA ROMPER TODOS TUS SECRETOS, PARA ROMPER TODAS TUS DEFENSAS CAYENDO TU, SOBRE MI TIRANÍA. LA INMENSA ALEGORÍA DE CAMINAR JUNTO A OTROS DEL REINO INVISIBLE QUE ME AYUDARON A COGER DE SUS SOBRANTES USANZAS, ENTRAR EN TI Y A TU SER, SINTIENDO LA PAZ DE PENETRAR EN TI, NO SINTIENDO EL PREACTO DE


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AMARTE, SI NO DE NO TENERTE PERO ABRAZÁNDOTE EN LA DISTANCIA CADA VEZ QUE TU DRODIDA HUMEDEZCAS TUS PALABRAS HACIA MI, TARTAMUDEANDO DE DESEO. MI SEXTO PIES TE PENETRA ORGANIZANDO UN FESTÍN CON CENCERROS IRACUNDOS, CON DESEOS DE MALICIA Y PREÑACION PRECOZ, DE ALCANFOR ERECTIL Y EXTREMEÑA LONGEVIDAD ESPERMIOSICOTICA. CON LISURA Y PULIMENTO IRRADIANDO SOBRE TUS ESTERTORES, QUE ESCUPEN SOBRE MIS ALMOHADONES HUESOS, COMO UN ZAFIRO PRENDIDO HASTA EN TU ROPA, COMO INSEPARABLE ADITAMENTO Y UNIDAD DISPENSABLE. LLEVÁNDOTE POR LA NOCHE DE SAN JUAN EN ORACIONES POR TU DOLOR IMAGINARIO COEXISTIR, LLEVÁNDOTE ENTREMEDIO DE ARBOLES HACIENDO DE TI MI DESPOJO POR COLUDIR COPULAR, LLEVÁNDOTE HASTA EL FENÓMENO RAYO TEMPESTUOSO GOLPEÁNDOTE CON LAS MASAS ELEFANTIASICAS SOBRE TUS HOMBROS, TUS SOBACOS TUS PEZONES GUAPONES BESTIAS QUE DESEO TRITURAR CON MIS CANINOS E INCISIVOS PARA UN NUEVO UNIVERSO CREAR DE TU DERRAMADA ALEGRÍA AL REÍR SOBRE NUESTRO ACTO AMOROSO. EL QUINTO PIES; FROTA TU DELICADA PIEL COMO UNA LLOVIZNA PITUITARIA


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MASTURBANDO KILÓMETROS DE RÍOS EN TRIADAS DELINCUENCIALES SOBRE TU ROSTRO MORBOSO... ASI COMO LA OLA MASTURBA LA ARENA, SOBRE LA ARENA Y LA OLA CLAVO MIS OJOS DOMINÁNDOTE CON MIS EMBRUJOS, MILES DE VECES HASTA LIARTE A MIS OFICIOS DE AMOR. TU TE LLAMARAS DRODIDA; ADORARAS EL SEMPITERNO ORBITAR DE MI PRESENCIA, PARA CUANDO ME VAYA EN TU AUSENCIA MONTADO EN LA TOXINA DE TU JADEAR ESPERPENTO; EL PEDUNCULO DE TUS VOLUMINOSIDADES REGARAN MI BOCA CANTANDO TU SUDORISACION... MIS LLANTOS GEMIRES DICIÉNDOTE CON MI PENSAMIENTO LA PEOR VANIDAD, LA VANITATORIA ROTACIÓN DE GIRAR SOBRE LO QUE TU SOLO HACES DE MI CON TUS PEDUNCULOS Y NO MIS SEROSAS AGUAS DE MI BOCA ESFERVECIENDO EN TUS PEZONES ASTRALES, CUALQUIER LENGUAJE DETENIDO EN TUS LUBRICACIONES RETENIDAS PENSANDO EN MI, Y TU TOCANDOTE, LO QUE YO SIEMPRE TOCO EN TI. EL QUINTO PIES COMO UN NIGROMANTE APRIETA LA POROSIDAD DE TU PIEL, QUE DESFORMA TUS SIENES Y DECLAMA HACIENDO VER LA ARIDEZ DE LOS MALOS AMANTES; ELLOS SEÑORES NOMADES CUBRIERON TU ZONA DE FRONDOSAS RAMAS ENREDOSAS CUBRIERON CASTIZANDO DE INAPELABLES CASTIGOS DE LEYENDAS COMEDORAS DE


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FÁBULAS O MITOFAGIAS; HERMANDADES DE LA PEOR ENFERMEDAD DE NO TENERTE EN EL ALTO MONTECILLO CON MI BACULO ENRAIZADO EN TI, RESISTIENDO OTRO DEMOLEDOR Y EROSIONADOR PESAR, LA CAUTIVA ENSOÑACION DE MALOGRARTE EN TU INFINITO VIAJE DE EXTASIS EXPLOSIONAL FEMICO. EL CUARTO PIES DOCILIZA LA LUZ SONICA, SECA LA LENTICULAR LENGUA TÚ PEDUNCULAR ZONA CILIAR, ENTRA A TU SUPRAENTRAÑA, A LA MÁS VASTA GRUTA INEXPLORADA, ENTRA CON AMBOS BRAZOS SIMETRICOS ALGODONANDO CON HIERBAS PULSANTES EN TUS DORMIDAS PAREDES E INSENSIBILIZADAS FORMAS GRUTALES. REDIME EL DOLOR INSENTIDO DE LA PASTORAL VENTANA DEL OBISPO, UNIENDO AMBAS PENIVAGINARIAS ZONAS LLENAS DE GEMAS BALSAMICAS, LLENAS DE OJOS PERCUSIONATIVOS. EL TERCER PIES, ES MI MANO EJECUTANDO MOVIMIENTOS SOBRE TUS APRISIONADOS PECHOS, SON MIS DOS MANOS ARAÑANDO LO ARAÑADO POR TU ALUMBRAMIENTO DE NACIMIENTO. MIS MANOS TOCAN LO QUE NO SABEN QUE TOCAR, CUANDO NACIO EL DESEOSO PECADO, PERO MIS BIOMANOS TOCAN TU PIEL ADOSADA AL MALEFICO Y PROGRESIVO TRASPASAR DE AMOR


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POR LAS ORILLAS DEL CLAMOR HASTA EL CENTRO O CENTROS DE TU CUERPO AFERRADO A MIS MANOS SOBRE TUS PENSAMIENTOS DESENFRENADOS, QUERIENDO PERMANECER EN LA PERISFERIA PARA VERTE FUNDIRTE EN EL CREPÚSCULO DE NUESTROS OJOS HUNDIDOS EN NUESTRAS FRICCIONES Y DORMITACION DELEITABLE DE HUMEDOS BESOS Y VIAJES DESTRUCTIVOS DE IMPIEDAD; PERO DE FULGURATIVA DUDA DE VIVIR O ETERNIZAR TU GOCE MORIBUNDO. EL SEGUNDO PIES, ERES TÚ MISMA SOBRE MIS PIES AMANDOME VERTICALMENTE COMO UNA TORRE DEBIL, COMO LA CENIZA QUE ESPARCE LA LLUVIA DE MI FUEGO POR TI. ME TOMAS DE LAS MANOS Y TE LLEVO A CAMINAR POR LOS MARES DEL ORGASMICO MUGIR. TE LLEVO A LA FRIEGA ETERNA DEL VOCABULARIO SANTO Y VERTEBRAL DE TU BOCA ENMUDECIDA DE TANTO GOCE ULTRAJAR DE TUS ZONAS SUBUMBILICALES. EL PRIMER PIES ES MI DRODIDAGE, ATERRIZO EN TI LLENA DE LIQUIDOS BAÑANDOTE, TUS OJOS LLENOS DE PETALOS Y PLETORICOS DE SEMEN, COMO BASTIONES CAIDOS CON SUS CASCOS DE CABALACETE ROIDOS POR TUS QUEJIDOS, QUE RETUMBAN EN LA MEMORIAS DE LOS ARBOLES EXPECTANTES, QUE DESVIAN TODA PRACTICA SOBRE NOSOTROS, SOLO LA RODILLA DEL TIEMPO FLECTARA TU ENALTECIDA FELICIDAD DESMEDIDA POR MI.


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MI PRIMER PIES, ES MI TORRETA EN SON DE MUSICAL ARIETE QUE ROMPE CADA CUERDA DE TU ENRAMADA GRUTA, DORMIDO POR EL SUEÑO QUE TU DRODIDA MANDASTE HACER PARA MI, PARA ENLOQUECER POR TI, Y LA RUEDA QUE CORTA MI RETORNO A CONTINUAR BESANDO TODOS Y TUS MAS APOCALIPTICOS SUEÑOS DE EROTISMO SOBRE MIS CAMINOS ASTRALES SOBRE TI ETERNAMENTE. ¡¡ VEN A PLANEARME LA MANERA DE DORMIR CONMIGO, VEN A VER COMO SOY CAPAZ DE ENSEÑARTE DRODIDA LAS MANERAS DE DORMIR JUNTO A TI Mi DRESTNIA…!!

Así Etrestles, sensorea al ingresar a la Constelación de Drodida, nuevo hiperespacio de Nínive desde donde vendrá Auriga con los Herreros a revivirles, murga sus lacerantes bramidos…ya sus oídos se derretían en gel ultra celeste piloso. En tránsito a Nínive, a radicarse junto a sus nuevas legiones. Para finir la regia pálida luz presto a sus devaneos y ambiciones. Un esbozo de lo que podría ser, un cumulo de sopas de partículas, subatómicas vacías, Colisionador de Handrones, velocidades siderales y enloquecedoras protones, electrones, fotones, ‘quarks’; centenares de sub-partículas que ni siquiera son subatómicas. No existe “objeto en sí”: las moléculas están hechas de elementos “asociados”; “sopa” de partículas (Capra).


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Back Prophetic: Etrestles insolidificado, entremezclado por estas soluciones estelares cósmicas, un Querubín le manifestó de su tras trasera, desde el back prophetic; donde migrarán sus plumones desde Asiria por el tiempo de los tiempos, en la más lejana Constelación, que unirá románticamente Creta, Kalavrita y Mesolongui desde Siempre, finita en voz baja balsuda…:

Ninfuceanicus Os instigo al más soporífero acto cefálico, Un argonauta navegando dentro de vuestros ojos extraños de otras retinas ojivales, Una diáspora de deseos indichos de navegar por vuestros atardeceres meridianos mancillados de aquella meridiana mancillada, Cuando la tarde vuelve a caer sobre vosotros bañados del lodo terrenal, Cobijando vuestros desvelos de ave ninfuceanicus, desperdicio galáctico en extinción y creación... Pues de suaves mundos aromáticos habéis ido por tu casa zodiacal arruinada Desdibujando los perdidos perfiles de romanza política, que enhebra la turba que hila su pensar metafisista en su sagrario. La nave bella en cuestión fue delicadeza del adormecimiento del Sol primario


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Halo Perdido donde algún día hubo incontable numero etario, hasta perderse en el frío de tu resignado enrejado y férreo emotivo de tu pasar por el paisaje acuoso de tu alma arrinconada., centella que huye evaporada, evaporada... ¿Cuántas veces mi delgadísima ninfoceánica migraste con tus escarchadas plantas cruzadas, casi asustadizas piernas viajando en un ave de extranjera propiedad?, que migra donde es difícil ver por su montaña nevada. ¿Cual de Uds. Ninfoceánicas planeará mis líneas de Saturno desvencijado, degradadas del propio trapecio que nunca irguió la altiva vida del presente vivo en todo presente pasado?, dividido cuerpo aracnizado arando toda fontana inexplorada. Entre varias de ellas, una de ellas entre miles lograban figurar entre otras, pero una de ellas, violaban todo protocolo como una hermosa palmípeda en la ventana de mi cielo, llegando a pedir mi compañía, justo en el umbral de la primavera, al lado del umbral de mi ventana y la tuya, eterno hermano adoptado. Ella la nívea Ninfa remeda los pies de todos los patios del mundo libremente, Baila en espacios reducidos donde los bellos sones preferidos por mi rastrean otros rezagados sones perdidos de imágenes de mi bella ave del hermoso umbral de mi ventana, como danzas sin tiempo de campanar oxidado. Por la obscura entre-pared de tu gen, es que abriré el silbido de tu distanciamiento, cada vez que derribo


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tu comandante luz y energía subyugada a mi humilde travesura de llevarte por el camino de tus ojos y los míos, en los bríos sépalos de las flores eternas amadas, mentadas. Juntos injustamente unidos como flores mortecinas por el aire, Divididos separadamente esparcidos por tu jardín destierro, Es mi mal crónico dentro cien males crónicos en mí Yo te veo hiperoceánica, hiperoxidada Por el hierro que pesa sobre la máscara de los gestos del marcial frío del tiempo que riega el hierro suelo - raso herrado y su carátula de gusanas plebeyas estancias de mi derruida faz de fases de mi faz de armadura y armario. El castelar ascendente por lomajes feroces, felpudos avisajes entramaban Vuestra madrugada visita. Entre muchos castelares muchos mares de bandas de indicios de femineidad, Como una felpuda corredera que recibía a Satardia; La primera y más poderosa ninfuoceanicus habitante del castelar ascendente. Cuando estoy solo, Estoy del lado del augural caldo cabestrillo, Que sostiene mi postulación Casi como un objeto herramentero en manos de un ciego astrónomo.


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Solo en tres pasos ingreso, Donde tres pasos han de recibirme sobre las sombras galopantes De mis antepasados, justo vecino del ladino pinar, Que escondió mi animalidad totémica... Como la sangre verdina correntina, De Mi mismo perdido Como un frontal polígono, Como una frontal gusánidas aventuras de cuentos derruidos En la oscuridad más densa de tu ausencia casa de cenizas arcanas De la cadavérica presencia de la ventolera de mis roles de dolor y osario De aquel principesca que emotiva el solsticio que ancló en tu florido paisaje de amor, Rueda que gira a pasos cuadrados Como la contraindicación de amarte, para luego necesitarte más. Saltas en mi umbral, planicie sin licencia... Así comienza la propedéutica de la Ninfaoceánicus, Que escribes mis pancartas y prescribe mis pérdidas como El más solitario adagio de túnicas verdes en desteñimiento constante. Suelo entristecerme como todo tiempo fuera del tiempo transcurrido, Cuando siento la ausencia de tus palmípedos pies sebosos, Alineándose por mi sol que camina ataviado de ti,


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Con extranjero atuendo que migra mi sol ropaje sopor... Como un ventarrón de tul por los mares del sur que murió en el plioceno resto de un barco corsario Y de tu surimar despertar como arrepentido despertar entre especies Selváticas, Vampirófagas, como el arranque remolino de tu ser perdido en mi Desértico ser..., momia que augurante desea existir Labios de peores maldad de la peor tribal fantasía incontenida, Han de concluir su totalidad de irritabilidad recluida. Como la bipolar esperanza extraviada, Del injerto de tu existencia nómade y nave emprendedora que viaja Que se enlugariza por la bipolar economía de tu medio de anti – vida, Cerrándo mis ojos llenos de anilina negra..., anilina Negros caminos que danzan perdiéndose de la filigrana muesca, De la hipertensa cuerda vacía, como la cuerda que jala y Solventa la media luna de tu cara de lluvia ocre deprimida. Cuando río, y observo tus labios precursores, Observo el navegar por altamar devorador de mi juntura, En busca de la Titania de tus años que moran junto a mí, Mi imagen perfecta de ti y de mi, mi imagen imperfecta de ti y de mí Orillas el sedoso movimiento de mi alma que mira por ti,


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Cuando me siento por la rodilla que hace doblilla por ti, Me siento en la orilla que queda junto a ti. De mis códices que recogen de ti, sólo de ti... Cuando se enfurece el cavernario temor estepario, Lenguas de fuego gigantescas me mueven por tus ríos de aventura, Me estaciono dentro de tu estrepitosa voz de lánguida voz de aguda fogatina Por la descansada arbolada que nunca creció en tu costado cercano. Casi tu vida fue una bipolar rectilínea de errores, Ahora soy empresario de hacer tu vida cercana, Acierto que soplan vientos mayores... Y al alcance de tu vida en mi económica vida, Si piensas con tus manos sujetas sobre tu rostro Sabrás que por poco vivir unido a ti, Desdigo mi libertaria excarcelación de dominar tu huida Postre bestial de infernalía. La mayor bestialidad infernal como postrera presa zaina, De las mayores fuerzas de tu entidad de carroña presa mitófaga, de raza fabulosa Del minusválido versículo confinado del mayor tratado, Confinado de ti que es más lejos de ti ninfuoceánica maldita,


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Repruebas conductas que bullen en ti por existir en el relieve de tu modo abismante, Más que tu empalagoso cuerpo que descansa sobre ti..., reposa meditante ¡¡ No te canses, no pretendas ser el ruin sonido de tu voz presa sordina, Sólo traes bestias que perturban tus días de verdadera londrina. Supe que tú manabas azufrosos colores y olores de la más pestilente entidad, Que atina y entona tú trina, como un mugido del alma que nace de tu alma atrina, No dejes que bajeza anímica se mimetice con bajeza anémica, Arriad los hostiles mástiles que tus anti – ángeles han de montar, sobre cancerberos dorados... Por la serpentuosa mácula mitomanía y tu alcoholizante esquizofrenia en infinidad, infinita... Vahos de moles de alcohol en vasijas por los mariposales pulmonares, Han de vagar por la rienda que recoge y entrama tu flaqueza muerte súbita, Así como también resurrección súbita de mi cuerpo súbito. Así como reprende la borrasca, reprende tu entidad derecha de leproso nervio dotado Es por donde he de proseguir del lado que tu abrazo abraza más de mi, Más que de tu propia tibieza, más que de tu propia braveza, carruaje desenfrenado.


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Suelo repetir millones de veces, Las veces que no escuché atento a tus pausas perpendiculares, que tartamudea la prisa De tu esquizo alcoholismo frecuente, de no distinguir por distinguir, sólo Rebanar actitudes de lesas veces de lenta agilidad de un pensamiento enamorado, Pensamiento que seduce y reduce, que siniestra y que desanima, Que rasmilla la vara fina que limita al que quiere ser y no domina. Mapear por los escondrijos materiales desusados, Folleteria azumagada de maltraído códice que te guía y desguía Por la arboledas que cierran las vistas, como telescópicas vistas que son perdidas. Ya sé, Ninfuoceánica mi mayor muerte tal vez no renazca el tercer día, Pero si se hace perdida para no perderla cuando termine el día. De sabia prosapia y de servidumbre que vaya a regir los frentes que palidecen Tus escondidas y móviles vidas de huerto olivo encendido, De gracioso hipermeditar sin sentir ningún pasado esquizo por gen conocido, Ni por pasado experimentar leído en tu prodigioso mapa del olvido. Satardia; prendió una cerilla justo cuando la noche caía,


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Mar y cielo comprimían los colores pesares que ardían sus cerillas... Ardió su santísima misma figura como el poco par de dones Que restaban por ostentar tan alto rango de ninfoceanica, Sólo su obscuro lado de pétrica piedra molina... Algún día renacerá para confundir a sus confundidos discípulos señores, Y sus abandonadas frases que no domina. Febril ardor, Febril sopor Se extingue toda ilusión viva... Vaya a su cobarde estampida De cancerberos sobre búfalos entre caprinos chivos Sanguinarios... Semillas dúplex, desde regias pálidas luces, brotan, como medida profética, predicciones y floriculturas tecnológicas, recorren los espacios de Nínive, en el tiempo actual. Tierra bíblica, y de consolidadas villas, componen estos poemarios rescatados, durante la gira de los fugados desde Mesolongui. Inaugurando una súper ruta de la conectividad transpoética que enlaza ambos sitios. Epilonghi, es un millón años luz por recorrer bytes por segundo, por segundo, frecuenciado a millones años a luz inrrecorribles. Versos detractados, que por bien, Quantiza, según la ley de Capra la antimateria.


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Primer Proverbio Default: El epílongui (epi, “sobre”, y longui, “Tierra patrimonial sagrada”Mesolongui). Es la secular cenefa, del Etrestles granulando piedras y tiendas, bajo el magro polvillo cerca de los aposentos del nuevo hostal para recibir esta plebe, expatriada y descalza. En cada ramillete de agudezas nocturnas, trompaban las calendas, sobre las violadas candelas del señorío. Quisiera presentar un esbozo, sobre estas megas profecías, sobre la inalterable sucesión de proféticas inter tecnologías, conmutadas a estas nuevas latitudinales franjas y arideces, donde quizá el tiempo descompensa las intromisiones digitales, y los ultrajes de manipulación crónica. Utilizando medios ontogénicos, alienando la biogenética y el tiempo, extraviando inicio y fin empobrecidos, a una vertiginosa manipulación del tiempo, hombre y estampa, con sus vicisitudes. “Laboratorio de todo el espectro de su ambición desmesurada y degenerada por sus neuronales expatriados”. I) Cada vez hay más conectividad subterránea mayor e incontables deshechos albergando la subterraneidad en una poética critica y dramática, hermosos osarios untados por besucones relojes interrumpidos temporalmente, doctas cremalleras vilortadas, entre cavando grades extensiones de dominios, para alojar sus súper high land. Existimos interconectados, bajo un ramal bebiendo aguardiente, sobando nuestra panza, y escupiendo los cuescos de las Aceitunas, ellas más tarde que nunca, consolaran nuestras


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imperiales facilidades, interconectadas, por lo cual es posible que en un futuro sea suficiente el estar conectado y tener acceso a una sola red para poder disfrutar de todos los vicios que se ofrezcan al pueblito bajo nuestros piececitos, por medio de cualquier otra redecilla, que no sea de contrapunto magnético. II) Inter espíritus, deponen sus vainas ingresado al orbe independentista de los adolescentes distritos coterráneos. Sus metempsicosis, sin huellas ni matrices prohijantes, carecen de alambres cupríferos alambrando sus psiquis. (Portátiles inmóviles telepatías musicales. Adelimpia, la tátara abuela de Etrestles, seguirá creando accesos culinarios para Él, para enfrentar las batallas de Nínive provenientes, con densos caldos aderezados con crines de Corcel Celestial. Ahora su labor es hacerles alfabetizados, bajo el mandato greco Celestial, columnas acuosas de manantiales matutinas junto al Violinista. III) Nínive, es y será un Spa necrológico, destinado a verter felices días para nuevas capacidades, un gran store para supra almacenes, y relevantes operaciones trascendentales, traspasando nuestro pensamientos por todo los físicos, creado, la palabra Amor, transmigrara todo lo creado, como 2 delfines saltando en todas la galaxias y gratuitamente aborrozados. A muchos bits dislocados, como millones de secuencias y probabilidades de formar parámetros apareables,


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quizá de aquí nazca un par espiritual con la cola de un cometa exiliado. IV) Factiblemente cada espécimen evolucionado, confidenciara a su otro homónimo, testigo de una nueva esperanza de súper vida, un súper Ser, un súper canal batiente en las esferas Universales. Campañas políticas coercitivas, para escalar y rescatar la Vida Celestial Eterna. El alma siempre vive en nuestra vida, campo florido, hierba buena, canticos de amor de cada día domingo soleado, Así es Nínive, el redil pedagógico y la propedéutica de nuestras enrarecidas e incastas influencias, para ser una flor convertida en ala de moscardón eterno resobado en las aspas del olvido, de una maquina que porta sus alas hermosas, unidas a un destino emigrante del cual preferiría seguir de flor en flor amarilla reverberante. V) Accesos, cada día domingo, gomina en las antenitas translúcidas, yo en mis cejas, iré al encuentro de este bacanal zumbido, amables persecuciones, hasta romperse los oídos y las rodillas por alcanzar trastabillando sus alas engomadas. Mientras…. en el Universo mas semen azul para crear a Serafines Mesolonguinenses, primo hermanos de estos resobados Moscardoncitos.. VI) Cuantizando mil fibrillas, con mega velocidades nos unirán a recomponer ciclos Amo - sirviente / sirviente - Amo. Aplicaciones tan fundamentales para subsanar incluso en el momento menos pensado, un ligero coagulamiento de un moscardón hemofílico.


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Proverbio por default II Bancos se súper vidas, con súper vías, plegaran cualquier unión de red de vida, disimular desaires, solo si, nos entrega el tejido arácnido de la ameba en el oído del fantasma Nórdico. La magia no acalla más pro espíritu, que pro medios de vida que gira sobre ruedas despavoridas, siempre las ruedas del mas venir, más allá, portada sobre brazos incansables, lavando los hombros de mi Máximo, junto a los de su Tata Bernardino, con detergente jabonoso sobre sus espaldas balsámicas, resbalaran sus eternas vidas dilatantes,… mientras, humedezco el pedazo de tela, en agua de su frente zaherida de zumo de Violín sentina de su nueva vida. Coaxiales, seres que se trastocaran ahora a esta buena nueva primavera. Oleos maquillados en sus semblantes, multipolares sonrisas, altas orbitas que tanto querré, de querer volver otra vez, “La Escritura es arcilla no almacenada, es sedimento de remembranza, como ahora lo que envuelve a los cuerpos de Nínive, como Ánforas de vida forjada y arcillosas”. Proverbio por default final Trabajar arduamente en la definición de los mecanismos de acceso, y la respuesta a este cuestionamiento está implícita en el libro sumiso, pasado a palo santo que aquí concluye disléxico y putrefacto para muchos como el guano en sus encías!!! . La historia desfalleciente, demuestra que cada día surgen nuevos desarrollos que eran inimaginables,


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una o dos generaciones antes, y que éstos se apoyan en todos los conocimientos disecados, señales de humo tribal o de Bosca…?, desde los Tungus hasta Los Mapuches, hablándole a solas con tanta rabia a la orilla de cada cerro escindido , árbol o rio hermoso quimificado, que querrían como encantadora vida bien lograda., Cayendo prosternados con sus labios secos, partidos de tanto rogarle a la vida patrona, y la Tierra por una Vida Digna., Utterance : Proverbio por Default es una intermitencia de vocablos de Seres lumínicos, que nada codifican , solo es una asma proverbial de mágicas andanzas literarias, a la vez analfabéticas, cuyo propósito es proponer intervalos de entendimiento, logrando suprimir la oxigenación incluso en el arte de vivir. Transponiéndolo por nuevos derroteros poéticos excelsos, para desplegar nuevos signos e indicios de comunicaciones proféticas. ***********************************************


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Himno El cuerpo es atravesado cada segundo por 50 trillones de neutrinos, ¡que ni vemos, ni sabemos que existen! ¡Quintillones de trillones de neutrinos también, serán oraciones físicas atravesando la incultura de conservarlo. O de no comprenderlo….? A continuación les Anticipo parte del volumen II, esta saga determinada, en el Cementerio de Pichi - Chile –¡ favor sentarse cómodos y vean las siguientes Escenas!

Kpitulofour - Los Fermentos Adelimpia, más allá de un antes, recoge miel de testículo de un pálido moscardón. Al abrir su esclerótica, mal paso, intenta seguir soñando, para restarle minutos al cron o al mal contenido y castrado microespacio del Time. Que diría Mr. Parsons / Alan, jesuslight seria un tri - founder. Cronofono,… comienza el casting espectral. A las 5 de la mañana se sientan a mirar los espectros fatigosos, maestros reinales que van por ti, y por mí a dar la diadema u halo hongoso sobre el Horcondising. Adelimpia toma entres sus manos, incansables líneas por quiromántico poseer, si su láser iris, te ve más que leer, ampollas en los ojos de tanto leer, amapolas en las manos de tanto regar los cielos montañosos.


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Se levantan, Kaitelka toma todo el lenguaje downiano, tía Trueno, refriega la pira, payasos de falsos leales biosueños, por reprender, o vivo eternamente, o recolecto desde hoy maderita pa` mi pira, así al ganges de Pichi rasmillare las cenizas de otros guapos valientes intentando morir. Cuando me de vuelta, cabía mi diestra cada año de mi aniversario necrológico, intentare comprender la sombra de pus de Tanatos sermoneando de saber, morir, quizá mil años me tome, pero el Ceibo de mi duplicada casa siempre me lleve donde el flaco Xisto, haciéndome trueno de años de vueltas y vueltas, pa` tomarme de mis hermanos para rondar por el pastizal tiernamente por las flacas nubes enfrazandome en mi pira. Bernardolipo, hilachaza alafalfa y a manos del analfalbalfa, caballuno carente de vitaminas, carente de palaciego verdal, de veredas salmones pa anunciar con cornos mapus, la llegada de occidente a oriente, a estrecharse ambos las manoplas heridas, y a secar la saliva de montaña serosa, pornográfica siesta de mocetones. (Si dudan mouse – right side ). Cierran el portal huguiano, lleno de arista y tarugos oliváceos, caprichos y condiciones de estrellas entre molidas, en las bien corridas dentaduras del tragante sombral del umbral mal parido. Ocho en roundabout, ocho pies mirando el suelo nocturno, trapito que saca la pasta de sus zapatitos, lustre de bella vida, que es aquí donde me quedo. Toman sus rastrillos de ciruelo injertado de invierno albergado en la pus de la oruga, sus


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vestimentas de paya divina, interminante, gracia divina de opacarlo, ella hace por mí lo que yo hago por ella, cada pena almistica sufrida por el celo dolor que tiene ganas de mugir en la pus, del entorchado, cada pequeña cosa, cada pequeña vida, precedida por pichi-biodonante, o vida microscópicos que avanza de paso gigante por los adoquines de la bohemia lámpara agonizante. Hacer sonidos atrapantes, sonidos acechantes, dulzura de órgano de tubos Corti, planta sonica - biblo sonica manera de usar sonidos en ropas, que2 algún día, y fueron acetato bien generoso, o pedazo de no parar la paila, cuando solloza un verde grillo, por la partida de su roja amada grilla. Que incapaces somos de recolectar recuerdos nunca, recordados, como la mínima frase divisoria entre mi cuore y el del grillo, en pequeño rincón de su izquierdo tórax. Son las 5 y ½ y muy cerca del monje, el Espantacuculi, en rodillas recogía unos de sus dientes de augrum, brillaba baba su alfombroso piso, y su clavícula erguida, casi como robotizada, le alejaba sus incisivos de oro. Cuando se ve sorprendido por A –B – TT Y QA o Anna, se sonrojo y trago saliva por otra vía de drenaje. Eran Adelimpia, Bernardolipo, Tia Trueno, y Anne o Queen Anne, danzaban compases entrecortados de Brahms, al encuentro del macizo Horcondising, para abrir rutas a la final fase purgativa. Espantacuculi, se desmidió y tapo su rostro, pero al connotar que sentía emociones se sumo a ellos, para que en el oscuro amanecer se pudiesen ver más estrellas como en el horno la leche azada,


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sombras borrascosas, cucharones borrascosos, para la merienda de la nubosa aventura para llegar al rincón temido del más allá del Sudpichi, que quedaba atrás. El hombre de los maizales, Espantacuculi, despuntaba el día, sacaba filo a la noche, para llegar prontamente, al tabernáculo de Joshua de Piedra, a finalizar las filas del proscenio, de las ánimas del nuevo espacio a morar. Al caminar, entre caminos soplados por el tórax atrapado del gigante melancólico ograzo ogro de pies planos, atrapado de trapos trepidazos, pero con olor a manzanilla con retoños de muérdago en flor, prende la cerilla de la esquina. Donde fuma la ardilla Cipriana, escondite de rayos centelleos, vientos entripados desentallados, en el nombre de las arrastradas hojas aplastadas en las cruzadas en Jerusalem, en la cortadas vidas merovingias, placebo, giroscopio, tridente trinante, donde que van mis peores globinas murientes cabalgándolas el naciente microscópico sol de mi, cascada de llantos afuerinos, donde pepeaste los símbolos de espanto, corre sangre de Lepanto. Sangre negra de orquídea débil serena; viuda huida entre lapidación o piras rebanantes. Remo de turbina, que circulan las emes de mi diestra y siniestra manilla. Tuerce el cloc de arena, tuerce y se humedece, rumiante miedo de no dormir sencillamente, mascadas eternas del madero apolillado del Nazareno, desclavados clavos, que tragan mis manos, de yedra petiza. Los cuatro pitaros, con sus sombras a cuestas, trasnoches de murciélagos, de closet


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Nostradamudense, esta negra y sudorosa noche plebeya, me vestiré con ellos, las ropas hiladas de Nostradamus, como caminando por el arenal, paz y final, diedro de su propia alma, y su sien sumando ceros en las profundidades del Amor mareado, del amor súbito, del amor que sube en planchones de dodecaedro, suben con sus bastoncitos del triangulo del diablo, me tomo al seco el aguardiente cerca de la sombra del epitafio de la corriente del maloliente Sielo, traposo Cielo, Sielo pálido destierro. Tocante viento, toco el viento intocable, caminan en círculos en los brazos de un Samurai deskatanado, de blanco estupor danzaba por el verde pastizal, en el emputecido y febril campante, se asoma un gentil conejo, conajo, conijo, conojo, remolinante gen de rabito cruzándose por las piernas de Adelimpia, bastoneaba moviendo las hojas del nuevo calendario, del año del Rabito. Sube con los demás, estupefactos por las fumarolas de mal humor quemándose. Ven los techos del Horcondising, ven sus vigas sudorosas de grasa de intestino de cruento beleño, de gruesas vigas venosas, atrapando dentones roedores criando nuevas garras, para trepidarla por las venas del techo ebrio escándalo de pestes muriendo en el primer intento. Leiak, omnipresente vago espíritu del danzante y mansa agua sobre el agua Barbosa y babosa, se le ve de dorso jocosa, romper las líneas de poza carnea silueta de probeta. Primera estación, primera de las tres noches restantes antes, de llegar a la bazuca de Joshua de Piedra.


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Queen Anne, Tía Trueno mira con las migas de centeno, caminando por el vaivén de suelo, callan las Diosas cuando respira de Nuevo. Bernardolipo lacea un leño, y un pedazo de queso. Saltan a la cubierta los 4, Hugh, prende el leño, tren de gruesa trocha, de ejes de chocolate y malvavisco sureño. Adelimpia de hermosa agua baña sus manos, se toma el moño, se arremanga y salta la reonda masa a la piedra celestina, linda agüita de tortilla, bautizadas en las orillas de cada penetrante ojo. Leiak corre y superpone el Ecran, cena show, pa`4, bullen tripas, ante el adorizante pan, Hugh, levanta su sobre desde la punta frontal, Bernardolipo saca su chapeau occiso, comen panecillos navideños, con suavecitos aromas anisados y moscados, como en roscas. Comen dentro de los diez minutos que le permite Leiak comer, sino sus pares monjes del silencio, arrebataran sus gruesas migas des sus acoyúntables trotillas tortillas, que corren a su casa boca anodina, cuna de su graciosas alucinaciones, panza llena, lleno sueño, dueño, trompas vocales sonorizando la noche. A levantarse luego. Fatigados y fermentados, se sientan a mangiare, a miras recostados, sobre el tibio suelo la suela de Cielo, el tacón del norte verde entero, caminando por el estero. Adelimpia cada noche cose una calceta, para poner al altísimo, así le restarían 2 calcetas mas por tejer, hasta arribar a su liceo, al encuentro con Joshua, a comenzar el grita viento, a mediar y llevar de un piedrazo al cielocelo eterno, a los vacuos creyentes de la muerte hermosa, de las hermosas muertes del Horcondising. Duermen, viajan, estiran sus manos al cielo, Adelimpia como sello, calza la calza del Rey del Cielo.


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Glosario Kaptiulofour: - Maderita pa` mi pira, así al ganges de Pichi: Modismo Hindú - Pichi (Chile), para obtener parcela celestial. - Minutos al Cron o al mal contenido y castrado: Tiempo bastardeado, sumido en laboratorios clandestinos. - Adelimpia: Madre de El Violinista y esposa Bernardolipo. Madre eterna. - Que diría Mr. Parsons / Alan, jesuslight seria un tri - founder. Cronofono, comienza el casting espectral: Alusión metafórica musical, sobre atingencia de Alan Parson Project, Alusión en tributo a Eric Woolfson. - Jesuslight: Poltergeist músical. - Horcondising: Macizo montañoso, equivalente a todos lo minerales de oro transferidos al gran Hacedor. - Kaitelka, la primera Ballena azul supra inteligente, pero con síndrome down. - Tia Trueno: Voz del Horcondising. - Xisto : Cristo. - Alfalfa y a manos del analfalbalfa: déficit de alimento substancial, sabiduría para los animales permitiéndoles hablar. - Cierran el portal Huguiano : Par de Tía Trueno. - Que2 : quedo - Pepeaste los símbolos de espanto,: Tartamudeo, falta de reacción vital. Inseguridad espiritual, sumisión humana ante lo divino que nace de nuestras entrañas.


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- Nostradamudense: vestimenta eterna de Mensajeria profética, encarnación momentánea de todo lo creado. - Sielo, traposo Cielo, Sielo pálido destierro: Cielo de moribundo Desmemoriado, rasguño de retener la vida y muerte ortográfica. - Samurai deskatanado : Samurai desarmado. - Conejo, conajo, conijo, conojo: Skip verbal, señas. - Leiak: Ser del vaho de los Bosques, ser mágico. - Queen Anne: Par de Joshua de Piedra, juez del Horcondising. - de sus acoyúntables trotillas tortillas: alimento versado, víspera de cena divina. - A mangiare : Latinismo, condimento literario. - Bernardolipo, hilachaza alafalfa y a manos del analfalbalfa, caballuno carente de vitaminas, carente de palaciego verdal : El par de Adelimpia, desconocedor y muy humilde, recoge de la lluvia de sabiduría alimento a sus corceles del mas verde pasto.. - Ocho en roundabout, ocho pies mirando el suelo nocturno: Congregados noches antes de la levitación del Horcondising al mismísimo Cielo paternal. - sonidos acechantes, dulzura de órgano de tubos Corti, planta sónica - biblo sónica: Fabula de flores y plantas en movimiento, tras la sabiduría del sonido natural y el sonido la nueva vida. - Espantacuculi, en rodillas recogía unos de sus dientes de augrum: Espantapájaros, que tiene dientes de oro, y otorga oráculos a los visitantes de su tierra santa.


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- A –B – TT Y QA: Magnos personajes componentes génicos de Pichi, para la eternidad Espiritual. - Gigante melancólico ograzo ogro de pies planos. Denigración de las alturas. Deformación de la medida de todo lo creado. - O pedazo de no parar la paila, cuando solloza un verde grillo, por la partida de su roja amada grilla: Letanía de oír más que ver, género humano similar a todo lo creado. “Así como otras modalidades del glosario señalare en mi segundo volumen, de fragmentar la inteligencia, que incontables veces pide de grandes analgésicos, mas allá de esa Montaña llamada…, “Horcondising”. Fin de este Film, fin del Epilogo. Dispensas aquellos que les cambié la forma de Pensar, Andar, Mirar, Oler, tangibilizar, de Vivir,… de todo… ¡!. Nos encontramos en Nínive y posteriormente en los valles transversales de Pichi - Chile. Namaskar, Jose Luis Carreño Troncoso, En el Año del Señor VII/X/MMXII


Acerca del autor José Luis Carreño Troncoso “Etréstles” A veces existir es una ineptitud, una nulidad. No hay Memoria, se desprenden nuevas capas de inhabilidades, y luego tan pronto como es, nuestras herencias viscerales y neurológicas, trastocan las del léxico biológico de articular sobre nuestra insípida existencia, como nuestros Amados patrimonios neurológicos, de nuestra repentina polaridad neurológica mística. Sin duda, que hay una vereda conexa entre la extravagante Alma y nuestras masas biológicas que a veces, suelen ser triturada y extraviadas por, las necesidades energéticas llamadas minorías de contacto, entre cuerpo y mente. He ahí mi gran lapso. Esta Paráfrasis, explica en gran parte mi momento actual de cómo es mi razón de porque escribir, ponerle proyección a mis pensamientos. Puedes ser como una especie de estado comatoso, pero merced a estas bellas sílfides palabras, vestidas de flores Lilas me reviven revivido. El año 1992-1995 formé parte de importantes agrupaciones culturales de mi provincia, entre ellas, Agrupación Vicente Huidobro, donde me encargue de desarrollar el guion técnico, de este gran Escritor “El atentado Celeste”. Con 185


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letra y puño adaptado por Robert Bescos. Destacado escritor Chileno. También fui pro secretario de este importante movimiento literario. Mi inicio en la escritura, comienza el año 1996. Donde realizo curso especializados de Guion Cinematográfico en La Universidad Católica de Chile. Obteniendo calificación 6 por mi Guion de Cine; Cinedela. Didáctico guion sobre la génesis de esta arte, obteniendo la mejor calificación. Curso dictado por el destacado profesor de dicha escuela; Sergio Navarro. Donde hicimos la realización y filmación de nuestros propios guiones. Pero debo señalar que mucho antes ya escribía, incluso también con mis esculturas y cuadros ilustrativos. El mismo año, en Spatium Center: Escuela de Arte especializada en Cine, Estética y Fotografía. Con el Profesor Jose Román (Afamado Guionista del Film de Aldo Francia, “Valparaíso mi Amor”), Profesor de Cine de la universidad de Chile, Elogio mi trabajo “Marielle” (La denominó, poema sinfónico), de la obra homónima perteneciente a mi autoría, referente a Marielle Quentinnais, noble dama de la aristocracia Francesa de Avignon, 1600 d C, residencia de los Antipapas en el Medioevo, irrumpe ante la sociedad por su explosivo enamoramiento con un Sacerdote Dominico; Raymod Bragasse. Paso siguiente, estimularía mi participación en el Concurso Internacional Juan Rulfo 2007”. Evento que contaría con destacados personajes como parte del jurado, talles como; Jose Manuel Caballero Bonald (España), Jorge Edwards(Chile), Claude Fell (Francia), Mercedes Iturbe


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(México), Aline Shullman (Francia) etc. en este concurso tuve un reconocimiento honroso, por parte del Jurado, otorgándome calidad de Escritor destacado, con un importante dossier almacenado, literario de mis trabajos en Francia y Bruselas, Bélgica. 2008 - Ingresé a Sech (Sociedad de Escritores de Chile) San Antonio, donde tuve participación para contactarme con escritores locales. Trabaje en esta sociedad durante todo el año en curso, publicando extractos poéticos en importantes medio de prensa local. 2009 – Ingresé al Taller de Música Clásica con mención Guitarra (patrocinado por el Departamento de Cultura de la Ilustre Municipalidad de San Antonio), del cual hasta la fecha soy miembro activo. Estudiando y perfeccionando la Técnica Musical. Debo no dejar de mencionar de más de 14 años de trabajo con un gran amigo coterráneo, ahora residente en Valparaíso; Jaime Córdova Ortega, actualmente profesor en importantes Instituciones Universitarias en dicha comuna. Con el cual trabajamos arduamente por más de 14 años, investigando, adquiriendo, criticando, apreciando, desarrollando, y restaurando profusamente, etc., la magna herencia Cinematográfica. A el debo una gran, o la tal vez, la más importante imagen paternalista cinematográfica, que nos inspiro a soñar por divulgar y promover el arte de la ciencia del Guionismo. Miles y miles de horas reparando, crímenes sin encontrar culpables de la delirante magia de la escritura. Fantasmas que nos acechan hasta hoy buscando nuevos retos por propender a escribir y reescribir.


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2012- ingreso a la Escuela de Música del Coro de San Antonio, con el cual organizamos un proyecto ambicioso para alumnos, y nuevo semillero de músico doctos, del cual soy miembro participante, de la especialidad de violín. También nos hemos propuesto ejecutar proyectos conducentes a optimizar la actual dotación de equipamiento de la notable entidad cultural. Proyecto aspirable al Fondart. 2012 Ingreso a estudiar Studio Home en Escuela Audiomúsica, para perfeccionarme en Audio Imagen digital. Actualmente estoy estudiando softwares avanzados para registrar, y porque no interpretar literalmente con música, el ambiente del arte de los sonidos hermanados a la imagen. Trabajamos con los sistemas más progresados en procesamiento de de Sonido. En lo laboral, actualmente me desempeño como Gerente Comercial y Producto, de una empresa muy innovadora, Travel and Consulting; empresa dedicada a Viajes, Turismo y Ocio, Proyectos, Certificaciones Empresariales. Coaching Empresarial, Ingeniería de sistemas tecnológicos, Eventos artísticos culturales.




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