Crónicas que hacen del sentir de los Chinunos

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Participantes del Taller Itinerante de Comunicaciones “EnCuento” Alexander Álvarez – Periodista de la emisora comunitaria Caribe Estéreo de Chinú Kelly Araujo – Estudiante Institución Educativa San Francisco de Asís César Bello – Docente Institución Educativa El Tigre Juan Benítez - Docente Institución Educativa Divino Niño Keren Buzón - Estudiante Institución Educativa San Francisco de Asís Camila Castillo – Miembro del grupo de declamadores de poesía en Chinú Edinson De Hoyos - Estudiante Institución Educativa Divino Niño Sara Díaz - Estudiante Institución Educativa El Tigre Nel Durango – Líder del Cabildo Urbano de Chinú Audy Figueroa - Docente Institución Educativa San Francisco de Asís Belisa García - Miembro del grupo de declamadores de poesía en Chinú Miriam González - Docente Institución Educativa Villa Fátima Edinson Guerra - Periodista del programa Caney TV Kelly Herazo - Estudiante Institución Educativa San Francisco de Asís Diomar Leclerc - Miembro del grupo de declamadores de poesía en Chinú Dina Lozano – Estudiante Institución Educativa San Francisco de Asís Jaider Macea - Estudiante Institución Educativa Divino Niño Ester Madera - Docente Institución Educativa Villa Fátima Valentina Madera – Estudiante Institución Educativa Villa Fátima Roger Montiel – Periodista del programa Caney TV Dana Naranjo - Estudiante Institución Educativa El Tigre Josef Negrete - Miembro del grupo de declamadores de poesía en Chinú Mayoly Ordosgoitia - Docente Institución Educativa El Tigre Francisco Ortega - Docente Institución Educativa Divino Niño Ingrit Peña – Miembro del Cabildo Urbano de Chinú Cristian Rivera – Estudiante Institución Educativa Villa Fátima Rafael Romero - Estudiante Institución Educativa San Francisco de Asís Karol Rivero - Estudiante Institución Educativa El Tigre María Salcedo – Estudiante Institución Educativa Divino Niño Soledad Solano – Directora del grupo de declamadores de poesía en Chinú Marcela Turizo - Estudiante Institución Educativa San Francisco de Asís Juan Vásquez - Estudiante Institución Educativa Villa Fátima Enith Vergara – Docente Institución Educativa San Francisco de Asís



Gerente de Sostenibilidad y Medio Ambiente de la Empresa Promigas Lucía Ruíz Martínez Directora Ejecutiva de la Fundación Promigas Cristina Carrizosa Calle Profesional Apropiación Social del Conocimiento de la Fundación Promigas Diyei Villa Barros Acompañante del Centro de Aprendizaje de la Fundación Promigas Verónica Ramírez Quiroz Acompañante local de la Fundación Promigas Angie Vélez Suárez Diseño y diagramación Joaquín Camargo Mamelook SAS

Chinú, Córdoba 2019


Agradecimientos Desde la empresa Promigas y su Fundación, agradecemos de manera muy especial, a todas las personas del municipio de Chinú – Córdoba, que apoyaron y participaron del Taller Itinerante de Comunicaciones “EnCuento”. Gracias por darle vida a cada una de las historias de este municipio y de personas chinuanas que han sido agentes transformadores de cambio tanto en lo personal como en lo colectivo. También extendemos nuestros agradecimientos a la Secretaría de Educación de Chinú, a la Casa de la Cultura “Rafael Guevara”, a los rectores, docentes y estudiantes de las Instituciones: Villa Fátima, Divino Niño de Tierra Grata, El Tigre y San Francisco de Asís. Asimismo, a la Corporación de Declamadores de Poesía, liderada por Soledad Solano y al Cabildo Urbano de Chinú junto con su líder Nel Durango. Finalmente, agradecer a los periodistas de la Emisora Comunitaria Caribe Estéreo y al programa Caney TV, por participar y difundir todo lo que se realizó a lo largo del taller. A nuestros participante de “EnCuento”, reconocerles una vez más la gran motivación e interés que tuvieron al momento de desarrollar cada actividad. Gracias a ustedes por aceptar la invitación y ponerle tanto amor a cada una de estas historias.


Un Primer “Encuento” En Chinú, Córdoba Cuando somos motivados a expresar nuestras emociones a través de diferentes manifestaciones, somos capaces de ir más allá de nuestra cotidianidad, percatándonos de la verdadera importancia de detalles y circunstancias que con la rutina diaria aparentan ser irrelevantes. En Promigas y su Fundación planteamos y diseñamos un taller desde el cual los participantes, pudieran detenerse en el camino y pensar en aquellas historias de su municipio o incluso de personas que en sus vidas han contribuido de manera positiva. Un reconocimiento a través de las letras, llega a ser también un homenaje que se le brinda a alguien o a algo en particular; y es en ese momento cuando los recuerdos y vivencias comienzan a hacer eco en nuestra memoria, siendo capaces de plasmar, todo lo que alguna vez pensamos e imaginamos pero que no nos atrevíamos a contar. Fue así, como surgió el Taller Itinerante de Comunicaciones “EnCuento”, escogiendo a su vez al municipio de Chinú, Córdoba como el primer territorio en el cual desarrollaríamos esta iniciativa. A través de una primera fase teórico-práctica titulada: “Somos responsables de lo que decimos y de lo que escribimos”, realizamos dos jornadas en la que estudiantes, docentes, gestores culturales, líderes de cabildos y periodistas pudieron conocer sobre conceptos, características, elementos, escritores reconocidos y recursos literarios, sobre la crónica como género periodístico. Asimismo se fueron realizando ejercicios prácticos de creación y exploración con los participantes, con la finalidad de ir elaborando las crónicas para el producto final. El taller “EnCuento” también contó con el desarrollo de una segunda fase práctica titulada: “Investigando historias para crear

crónicas”, en la que los participantes tuvieron la oportunidad de indagar, hacer entrevistas y reconocer lugares, para escribir cada una de las crónicas que aquí se encuentran. Calzados, sitios emblemáticos del municipio, declamadores, cuenteros, fiestas patronales, familiares, líderes destacados, entre otros, fueron las temáticas que se abordaron en cada una de las historias; donde además, se evidencia un gran amor e interés por parte de cada autor(a) al momento de ir relatando los detalles y las situaciones presentadas. Ahora, cuando ya hemos llegado al final de este taller, queremos reconocer la creatividad y la pasión de cada participante por contar historias. Indudablemente cada rincón de Chinú está cubierto por elementos particulares y por personajes que han construido una trayectoria que merece ser conocida y reconocida por todos. Desde la empresa Promigas y su Fundación, reiteramos nuestros agradecimientos a cada uno de los participantes del taller “EnCuento”, y esperamos haber contribuido en el desarrollo de sus capacidades desde la escritura, la oralidad y el reconocimiento de todas las historias positivas que el municipio de Chinú tiene por contar. Como Empresa y Fundación, nos sentimos muy complacidos por la entrega y el interés que cada persona ha puesto en esta iniciativa. Chinú, es sin duda alguna un lugar y un espacio que tiene escondido dentro de su cotidianidad historias, anécdotas y personajes que solo necesitan autores que se decidan a plasmar letras de vida en un papel. Esperamos también, que cada una de estas crónicas puedan ser conocidas por el municipio y el departamento, y sea este el inicio para seguir expresándose a través de las letras.


Contenido

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Un triste adiós

12

La abarca tres puntá: génesis de la industria del calzado chinuano

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El oído y el consuelo de los que no son escuchados

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Relato de la vida de un gran hombre

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25 de Diciembre

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“Cholita”, la mujer trabajadora

22

Takazuán, un patrimonio cultural que solo quedó en recuerdo

24

El personaje más popular de Chinú “socorro”


26

La poesía brilla en Chinú….

28

Partió antes de morir

30

Solo fueron promesas

32

Las peripecias de un hombre llamado César De Hoyos

34

Mi legado les dejo

36

Un ejemplo de hermano

38

Chavela sigue viva

42

Cuando “El Tigre” no solo es un animal


44

Las deslumbrantes fiestas patronales de Chinú

46

Rosa, la abuela que no se rindió

48

Cuando la vida termina

49

Chinú, un municipio de puertas abiertas

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“EnCuento” en imágenes



UN TRISTE ADIÓS Por: Audy Figueroa

Llovía y llovía sobre el pueblo. El cielo estaba encapotado y eran las primeras lluvias que presagiaban un fuerte invierno. No paró de llover durante mucho tiempo. Era el diluvio universal que se había tomado las sabanas de Córdoba. La tierra tenía sed y el pueblo también. Los chinuanos abrigaban la esperanza de que cayera la bendición del cielo. El verano que habían padecido fue tan inclemente que decenas de personas se reunían todas las tardes en el parque Simón Bolívar, en la Plaza San Simón, en la cancha de “El Retén”, y en otras plazas, como sus ancestros, para invocar a Dios para que metiera su mano y los salvara del infierno. Muchos pensaron que era una ira de Dios, otros creían que una maldición o que alguna profecía de un cura desterrado se estaba cumpliendo. “Ya era hora” “¡Qué vaina tan tesa vivimos con este verano!” “Yo pensé que nos íbamos a achicharrá”, decían las personas que acudían a los ritos vespertinos. La gente gritaba, lloraba, se abrazaba y elevaban plegarias al cielo como señal de que por fin, el todopoderoso, se acordaba de ellos. La sequía no les dio tiempo para pensar en fiestas de toros. Durante dos años de crudo verano, las corralejas no se celebraron, el pueblo estaba más preocupado por su supervivencia, que por pensar en astados. No faltó quien gritara en medio del paroxismo por la llegada de los aguaceros, que ahora sí

tenían que realizarse las corralejas. Otro lo acompañó diciendo que hasta el mismo cielo lloraba porque no se hacían las corralejas, y que tenían que hacerse para espantar la sequía. Las lluvias avivaron el espíritu fiestero de los chinuanos. Todos empezaron a prepararse desde ese momento para disfrutar de las fiestas, empezando a construir castillos de naipes. Con la llegada del agua, también llegaba la “platica” del campo reanimado. Se imaginaban en las largas filas de las compra-ventas empeñando hasta los electrodomésticos para lucir la mejor ropa, el sombrero más elegante, el poncho más llamativo, las botas más exóticas, la ropita de los pelaos, las borracheras acumuladas de siete días de parrandas. Y al final, el bolsillo “pelao”, pero satisfechos por gozarse de punta a punta la fiesta brava. En menos de una semana y en medio de chubascos, estaba lista la junta que organizaría las corralejas. Esta estaba integrada por prestantes personalidades de la región, entre ellos don Pedro Elías Tulena, "El mono Castillo", Julio Mízger, Marcos Vélez, entre otros, quienes aseguraban que las corralejas iban porque iban y que ni Dios mismo las podía impedir. La gente del común se agrupaba alrededor de las casas donde se reunían los miembros de la junta. Allí estaba EnCuento / Página / 09


Así pintaba la sequía

María, la vendedora eterna de panochas, cuyo producto era famoso por la forma sugestiva de cómo las promocionaba. “Cómprame la panocha, mi panocha es la mejor, ¿quieres mi panocha?”, allí vimos también a manteros de la talla del Indio sampuesano, a los garrocheros, a los constructores de palcos, a moto-taxistas, a banderilleros, a las vendedoras de fritos, a las chicas de los amores fugaces, pintoreteadas hasta los tuétanos, a los amigos de lo ajeno, a los saltadores de toros, a jóvenes vestidos de bufón, al aprendiz de mantero como el hijo del indio sampuesano, a quien lo vimos muy animado porque iba a hacer su debut como torero en una plaza tan famosa como la de Chinú. Cuando se le preguntó sobre si quería que las corralejas se realizaran, sentenció: “Sin corralejas, pasaremos más hambre, más que la de la sequía”. La familia del indio sampuesano es una familia que toda su vida la ha dedicado a las corralejas. El indio es un embajador de Sampués en todas las corralejas que se realizan en las sabanas de Córdoba y Sucre e inclusive en Antioquia. Este personaje, que en su cuerpo lleva las cicatrices de innumerables cornadas recibidas en apoteósicas faenas donde salía en hombros por la puerta grande, es quizás el más osado de los manteros que haya parido esta tierra. A pesar de sus años, el indio aún sigue enfrentando la muerte. Lo encontramos dicharachero como siempre, feliz porque su hijo seguiría su legado: “Si EnCuento / Página / 10

muero, no muero, mi hijo mantendrá vivo mi recuerdo” “el toreo me lo ha dado todo”, “tengo una casita construida a punta de cornadas, una “mujé” echá pa’lante, y muchos hijos que velarán por mí cuando los años me venzan”, continuaba hablando hasta por los codos el mantero. “Prefiero muchas más cornadas, que las del hambre de mi casa” “Seguro, mi vale, prefiero morir en la plaza, que ver a mi familia pasando necesidades”, recalcó el mantero. En el tumulto que se agolpaba en las casas elegantes de los miembros de la junta, alcanzábamos a ver a niñas que acompañaban a sus padres a rezar para que la fiesta regresara. Los padres resignados manifestaban que no tenían para mandarlas al colegio, que si había pa´cuadernos no había pa’ comé, que ellas los ayudaban en el rebusque de vender cualquier cosita en la calle mientras llegaban las fiestas. Luis, un moto-taxista de un barrio de invasión trabaja una moto que es ajena, tiene que alimentar a tres bocas, bueno, a cuatro, porque según él la mujé está preñá, y a duras penas lleva para la comida. Con fe inquebrantable y admirable sostiene que Dios no abandona nunca a sus hijos más humildes. “A veces él se hace el sordo, pero siempre está ahí al pie del cañón”, recalca Luis, a quien las privaciones y el sol han hecho mella en su piel, dientes y alma. El color de la necesidad está impregnado en su rostro y raída ropa. Pero lo admirable de toda


esta gente, entre ellas, Luis, es que gambetea los avatares de la vida con su forma de ser, propias del chinuano: hacerle frente a todas las adversidades y echar pa’lante porque “pa’lante es pa’ allá”, dicen todos como poniéndose de acuerdo. Luis como muchos moto-taxistas tiene la esperanza de que las fiestas se realicen y poder juntar un dinerito pa comprarle la ropita a los pelaos pa’ la navidad y medio prepará a la mujé para el parto. Las reuniones seguían y seguían y la romería se tomaba las calles en espera de la noticia que al fin los liberara de la incertidumbre, pero la autoproclamada junta no daba detalles de nada. Era un silencio hermético el que se cernía sobre cada integrante. Ya cundía el desespero en el pueblo. Una tarde cualquiera, después de una de las interminables reuniones y de una tregua de las lluvias, don Pedro Juan Tulena, al salir en un lujoso automóvil, fue interceptado por decenas de personas que lo abordaron para

exigirles que informaran algo, que ya estaba bueno de tanto “blablá” y que se decidieran de una vez por todas. Tulena sólo alcanzó a musitar “paciencia, paciencia”. “¡Qué paciencia ni qué carajo, si la fiesta la hace es el pueblo, si los muertos y los heridos los ponemos nosotros, si el ron lo compramos y nos lo chupamos nosotros, si el show es nuestro, y la plata se la llevan son los más ricos, y a nosotros solo migajas nos dan, qué paciencia ni qué mierda!”, protestaban todos enardecidos. “Como si uno no supiera que es lo que hacen con la plata” denunció un garrochero. “Si se invirtiera para ayudar a los pobres en tener unas casitas dignas, mejores escuelas, mejores servicios públicos, más trabajito, y que los pobres no nos muramos en las puertas de los hospitales, fuera lo mejor. Pero se reparten la marrana entre los dueños de toros, los palqueros, hasta el alcalde también chupa ahí, ese es el que más chupa. Todo lo de nosotros los pobres, es difícil”. Amanecía y el cielo seguía gimiendo sin compasión. En las terrazas de las casas de ricos y pobres la gente se aferraba a cualquier santo para que pronto dejara de llover.

El indio Sampuesano

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LA ABARCA TRES PUNTÁ: GÉNESIS DE LA INDUSTRIA DEL CALZADO CHINUANO Por: Roger Montiel Álvarez

Corrían los cálidos años 80’s en las llamadas sabanas de Córdoba, apacibles como siempre en uno de estos pueblos de origen indígena, la artesanía ancestral y campesina ganaba espacio en sus costumbres y se perfilaba en el comercio regional con la fabricación y uso generalizado de las llamadas “abarcas tres puntá”. Era Chinú en el extenso departamento de Bolívar, hoy departamento de Córdoba donde nacía esta clase de calzado para hombres y que sin proponérselo se convertiría en el presente siglo XXI en una pujante industria local con proyección nacional como lo iremos relatando de la mano de sus protagonistas, los artesanos. Nos relata el empresario del calzado chinuano, don Geovanny Jurado, que los verdaderos inicios se ubican en 1950, donde esas abarcas las elaboraba cada persona; quienes compraban un pie de suela y un par de látigos en la famosa tienda del señor Jaramillo en el centro de Chinú. Las armaban con singular paciencia y amor en el propio pie del usuario, por lo general hombres campesinos o ganaderos, pues sus mujeres en estas remotas épocas usaban las babuchas que traían los vendedores que entraban al pueblo cada año. Por supuesto que el resto EnCuento / Página / 12

de las mujeres de la época andaban con la “pata pelá” como dice una vieja canción. Nadie en este pueblo desconoce que el más famoso fabricante de estas abarcas, fue don Cipriano Romero, quien las hacía en su propia residencia y falleció hace poco a la edad de más de noventa años, sus abarcas todavía se venden en el almacén de su hijo Jorge Romero de profesión veterinario. Otros afamados fabricantes de las tres puntá fueron: Remberto Meza, los González, los Vergara, los Domínguez, los Sarmiento, los Martínez, los Monterrosa, “Cesé” Pacheco, los Morales y los Mercado. Fue a finales de los 80’s e inicios del 90 donde esos primeros talabarteros dieron origen e impulso a nuevos talleres entre los cuales podemos mencionar a: César Morales, Gustavo Turizo, los hermanos Sarmiento, Rafael Martínez, Silvestre Vergara, Cristo Mercado, el popular “Currimbe”, Alirio Vergara, entre otros. Estos mismos pioneros de las abarcas en Chinú, empezarían a elaborar calzados en tela y con suela en espuma, estilo zapatillas unisex. Otros pioneros dignos de mencionar son en su orden: Julio Díaz “el Cuco”, Omar Buelvas, Jorge Urruchurto,


Carlos Julio Durango, Cristo Mercado. Comenta Don Geovanny Jurado que esta especie de transición, fue la génesis de la abarca al calzado actual, y se vivió en un lapso más o menos de diez años. De allí en adelante comenzaron a fabricar sandalias para damas hechas en material de cuero y suela de Eva, y para los hombres fabricaban calzado de cuero y suelas en plástico de PVC en estilo mocasín. Las primeras fábricas de este tipo de calzados fueron: calzado Monterrosa, calzado Geovanny, calzado Mary, los Sarmiento, los Zabala, el Cuco Díaz y otras. Cuenta nuestro relator que los materiales no se conseguían en esta zona de las sabanas y que el cuero se traía de las industrias de Medellín, y los pegantes y las suelas de la industria barranquillera. Asimismo relata que esos calzados se salían a vender por parte de los mismos fabricantes en los pueblos del caribe porque a Chinú no venían a comprarlos; era un comercio incipiente y carente de divulgación masiva y porque los talleres y los almacenes de venta no se habían tomado las márgenes de la carreta troncal como vitrinas vendedoras a todo el país.

abre camino a otros niveles, pues hoy en día ya se producen más de mil ochocientas docenas de calzados por semana en los 180 talleres contabilizados. Esta actividad productiva todavía casi artesanal, genera al municipio un promedio de 10 a 12 empleos permanentes por taller lo que sin duda ayuda a la gobernabilidad y al desarrollo de la industria desde las artesanías propias. Aún al sector del calzado en Chinú le falta una organización gremial que propenda por su crecimiento, ni siquiera el ente municipal gubernamental les está atendiendo para que a futuro siga siendo un patrimonio cultural, generador de empleo, riqueza y bienestar orgullosamente chinuano. Muestra del calzado de las Abarcas tres puntá

Un gran impulso se dio a través de los créditos de producción, la capacitación del SENA en áreas como la marroquinería y diseño de calzados; también por la adquisición de nuevas maquinarias y la constancia de los artesanos chinuanos llamados cariñosamente “ingenieros del calzado”. Todas estas razones han posicionado en los últimos cinco años esta creciente industria a nivel local y regional, y se EnCuento / Página / 13


EL OÍDO Y EL CONSUELO DE LOS QUE NO SON ESCUCHADOS Por: Juan Carlos Benítez. “Aquel suceso en mi adolescencia siempre lo llevaré en mi mente y entendí que debo hacer todo lo necesario para sacar a mi familia adelante y así lo estoy haciendo” Luis Fernando Arroyo. Era el año de 1977 cuando en Carranzó, una vereda perteneciente al bello municipio de Chinú Córdoba, nació un niño que llamaron Luis Fernando Arroyo Díaz, quien vivió y creció al lado de una familia humilde de buenas costumbres y de muchos valores. Sus padres campesinos de la región y con baja calidad educativa hicieron todo lo posible por sacar adelante a él y a sus hermanos. La vida no era fácil ya que el único que trabajaba era su papá. Cuando ingresó a estudiar su primaria, le tocaba trasladarse de donde vivía hasta Chinú, se hacía largo el camino porque no contaba con un medio de trasporte y además la situación económica no daba para pagarlo. Fueron ires y venires pero todo por amor a la educación. A pesar de esto, era feliz ya que con sus compañeros de escuela jugaban cosas de niños como “la bolita”, el escondido, entre otros. Llega la adolescencia y va al bachillerato, los mismos tropiezos se le presentaban, largas caminatas para estudiar y con muy poco para comer en el colegio, pero a pesar de estas adversidades tuvo una etapa

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muy linda, donde conoció personas que le llegaron a su corazón, compartió con sus compañeros eventos que hacían dentro y fuera del salón de clases, sin lugar a duda una época bella. Pero no todo era color de rosa, cuando hacía el primer año de bachillerato ocupó el primer puesto de 1.626 estudiantes de ese colegio y fue condecorado por tan alto rendimiento. Todo era paz, tranquilidad y felicidad, pero al llegar a casa vio que sus padres no le dijeron ni hicieron nada por su buen rendimiento, ellos no sabían la magnitud de lo sucedido porque aquel logro obtenido, solo era un recuerdo. Lo vivido ese día retumbaba en su mente. Terminó sus estudios de bachillerato con sacrificios y demás, pero lo más fuerte estaba por venir, quería seguir con una carrera universitaria pero el destino siempre se mostró opuesto y el dinero escaseaba. Se preparó psicológicamente para buscar trabajo y así poder cumplir uno de sus sueños, estudiar. También pidió apoyo a familiares y amigos, sin

embargo algunos le hacían “el quite”, hasta que logró que otros lo apoyaran, “el oído y el consuelo de los que no son escuchados, no hay peor cuña que la del mismo palo”, manifestó. Seguía persistiendo en querer estudiar y vaya qué jugada de la vida, así como a las palomas que les impiden volar más rápido y libremente en el aire, los obstáculos aparecieron y no lo dejaron que pudiera ver el camino a continuar. Pero al pasar el tiempo, nos damos cuenta que solo quien persiste logra su cometido. Pudo estudiar una carrera técnica, con esfuerzo y sacrificio, y siempre mirando hacia adelante convencido que aquellos sucesos que no le permitieron tener mejor vida, serían superados. El ímpetu de ser mejor cada día lo llevó a acercarse a cada una de las comunidades aledañas, donde vive para organizarse y crear un mecanismo de ayuda tocando puertas a personas y entidades solidarias, que de una u otra forma pudieran dar una mano a estas comunidades, y que así pudieran tener acceso a la educación, empleo, salud y bienestar social.


Conoció a una mujer que siempre estuvo con él a pesar de las vicisitudes, con ella comparte hoy día un hogar. Su deber moral y psicológico lo llevaron a pensar que no quería que las dificultades que tuvo en su juventud la tuvieran los niños de la comunidad, por ello se reunió con dos docentes y gracias al apoyo de personas de la misma comunidad, hicieron un análisis de etnias y ahí se proyectó realizar una entidad que sirviera para ayudar a los demás, fundando así el Cabildo Menor Carranzó, el cual fue creado el 29 de septiembre de 1999. Este cabildo ha traído beneficios a todas las comunidades aledañas, pero como “no todo lo que brilla es oro”, las críticas destructivas aparecen y empiezan las manipulaciones de las posiciones que en su momento se ejercen y se ayudan. A pesar de todo, se espera que continúe el proyecto y que cada día se mejore para que haya un crecimiento integral acorde a las necesidades del momento. Ya no hace parte directamente del proyecto, por lo tanto las comunidades tienen que continuar con éste y no dejarlo morir porque de una u otra forma se benefician y esto les trae progreso. “La satisfacción de haber realizado este proyecto es muy grande puesto que se sabe que se cumplió, se cumple y se cumplirá. Así no esté vivo se debe continuar este legado y el nombre de cada uno, debe permanecer en las mentes y vidas de estas comunidades”, expresó este agente transformador. Además deja enseñanza en valores y formación académica en las familias y afirma que la comunidad es la base para fortalecerse en todos los ámbitos que se requieren para mantener una mejor calidad de vida. Luis Fernando Arroyo Díaz es un hombre de piel morena, de alta estatura y cabello negro. Se caracteriza por ser un líder

social, comprometido con sus comunidades que busca siempre el beneficio común, alegre, bondadoso, dispuesto a colaborar, preocupado por las vicisitudes de las problemáticas que aquejan su entorno, es de decisiones fuertes, le gusta integrar a su familia, amante de la música vallenata, toca la caja y guacharaca, y tiene su propio conjunto vallenato familiar. Actualmente se desempeña como técnico auxiliar en enfermería y estuvo trabajando en MontinPetrol como obrero, está casado y tienen 2 hijos, que ha sacado adelante con mucho esfuerzo y dedicación.

En entrevista con Luis Fernando Arroyo

Luis Fernando Arroyo, fundador del cabildo Carranzó de Chinú

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El retrato de mi padre

RELATO DE LA VIDA DE UN GRAN HOMBRE Por: Juan Vรกsquez

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Un día conversando con mi padre decidí preguntarle sobre su vida, desde la niñez hasta el día de hoy. Y así inicio su relato: Mi niñez no fue fácil porque como hijo mayor de cinco hermanos, me tocaba cuidarlos, mientras mi mamá se encargaba de la casa y de nuestra protección. Mi padre trabajaba como jornalero, también hacía otros oficios y cuidaba su propio predio que era donde nosotros vivíamos. Estudié la primaria acá en las Instituciones cerca de donde yo residía, la secundaria y bachillerato lo realicé en el colegio departamental San francisco de Asís entre los años 1972 y 1979. Luego de terminar mi bachillerato, quise irme para la milicia pero por motivos familiares no lo hice, entonces me trasladé a la ciudad de Barraquilla para estudiar derecho civil, solo hice dos semestres de esta profesión, ya que la situación económica no me permitió continuar y tuve que devolverme al pueblo. Ya estando acá, mi padre me dijo que le cuidara una de sus fincas y me encargué de ella; luego conocí a una mujer con la cual me casé a los 24 años y tuve tres hijos, pero como ella veía que me dedicaba más a mis oficios se cansó de mí y se trasladó a la zona urbana de Chinú con nuestros tres hijos. De esta manera fui quedando solo, pero tuve la suerte de conseguir otra compañera para que me acompañara en la finca, y es ella quien es tu madre y la de tus otros dos hermanos. Estando con tu madre y dos de tus hermanos, un 23 de septiembre del 2001, tres hombres armados que pertenecían a las Farc y delincuencia común, que se transportaban en una camioneta ingresaron a la finca, ataron a tu madre y a tu tío, a tus hermanos no le hicieron ningún daño pero estaban conmocionados por los hechos que estaban ocurriendo, y a mí me llevaron secuestrado,

me trasladaron a una zona rural del departamento de Sucre, cerca de los Montes de maría. Duré seis días a la merced de aquellos hombres, seis días en los cuales sufrí mucho, me atormentaba el pensamiento: “¿qué será de mi ahora, y como estarán mis dos hijos? eso era lo único que pensaba. Mi padre le dio aviso a las autoridades, quienes se percataron de la situación. Al día sexto de estar secuestrado, llegó a la zona personal del Gaula y de la Sijín y arremetieron contra aquellos hombres malvados que en ese momento ya eran cinco. Fui testigo del asesinato de uno de ellos y a los otros simplemente los capturaron. Luego de aquellos hechos aberrantes, la Sijín me llevó a casa, y me reencontré con mi familia. Después de ese oscuro suceso, conté por unos días con el acompañamiento de la Fuerza Armada Colombiana. Después todo volvió a la aparente normalidad, sin embargo sentía mucha desconfianza por todo lo que pasaba a los alrededores, pero así continué mi vida. Dos años después, un 28 de noviembre, llegaste tú a nuestras vidas, pero cuando pasaron tres años de tu nacimiento, tu madre decidió abandonarnos sin explicar los motivos. Fue algo muy duro para mí porque me tocó hacerme cargo de ustedes y de la finca. Yo decidí en ese momento, buscar alguna empleada para que nos colaborara. Con la ayuda de ella y varias personas logré sacarlos adelante a ustedes y también pude colaborarles a mis tres hijos mayores a cumplir sus objetivos. Hoy en día a mis 59 años, soy padre de un ingeniero, una psicóloga, una regente en farmacia, una contadora en proceso y también padre de mis dos últimos hijos que están cursando 10°. Al escuchar la historia de mi padre logré sentir más aprecio y amor por él, pude conocer a una persona luchadora que superó muchos obstáculos. Me siento muy agradecido, y para mí este campesino chinuano es el personaje de mi vida.

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25 DE DICIEMBRE

Mi padre en proclamación de la palabra

Por: Ester Madera

Abraham Madera, mi padre, era un hombre temeroso de Dios, serio, muy correcto y trabajador, recuerdo de él su carácter fuerte, pero amoroso, cuando éramos niños nos contaba historias de su juventud, nos levantaba a las cuatro de la mañana para hacer un devocional, también recuerdo que cuando regresaba de sus actividades o visitas a otros lugares en su labor pastoral, mi mamá le ponía su comida y mis hermanos y yo a pesar de ya haber comido, nos parábamos frente a él y a cada uno nos daba un bocado de su comida; costumbre que se acabó cuando murió mi hermano Samuelito, porque pararnos frente a él y no verlo lastimaba mucho su corazón. También recuerdo que en su hora de siesta yo le sacaba canas y por cada cincuenta canas me daba cincuenta pesos. Don Abraham, como le llamaban muchos, nació el 25 de diciembre de 1932 en el corregimiento El Tigre (Chinú) creció en un hogar humilde, con mucho miedo porque en ese entonces los hombres mayores de edad tenían que andar ocultándose en los montes, porque los miembros EnCuento / Página / 18

del partido conservador se llevaban presos a quienes decían ser liberales. Fue así como su corazón se tiñó de liberal y mantuvo su convicción por este partido político. Su niñez estuvo marcada por carencias económicas y afectivas puesto que fue criado por su tío padrastro, de él se expresaba con gratitud porque le enseñó a trabajar para ganar el sustento diario, le enseñó a ser responsable, honesto y muy correcto en sus acciones, pero no le dio educación porque consideraba que la educación solo era para los adinerados. Sin embargo, él a escondidas se iba a una de las casas donde tenían contratada una maestra particular para los niños de esa familia y le pedía a ella que le dejara tareas y después que hacía sus labores en el campo, las realizaba, de esta manera logró hacer hasta segundo grado de primaria. Don Abraham se casó el 25 de diciembre del año 1954 con Berta Francisca Ramos en Villa Fátima (Chinú), donde se radicó. De esta unión nacieron 10 hijos, a quienes prometió amar, cuidar y educar para que fueran hombres y mujeres de


bien. Y así lo hizo, dedicando tiempo para enseñarnos el temor y obediencia a Dios, nos brindó educación a pesar de que fue cuestionado por la familia y por algunas personas de la comunidad porque la situación económica no era la mejor y según ellos estaba enseñando a los hijos a ser unos vagos ociosos, en vez de ponerlos a trabajar en el campo, para que ganaran plata con el sudor de la frente. De ello mi madre afirma que él decía “a mí no me educaron pero yo si lo haré con mis hijos, porque quiero un médico, un abogado y un maestro”. De esta manera sus hijos varones en la mañana asistían al colegio, y por la tarde lo acompañaban a limpiar yuca, ñame, entre otras actividades, pero nunca les negó la posibilidad de educarse. Y a las mujeres también nos dio educación y se nos enseñó las labores de la casa. Su anhelo fue cumplido porque en su descendencia hay abogado, maestro, médico, fonoaudiólogo, ingenieros, arquitecto, y pastores. Don Abraham a la par de su trabajo en el campo también dedicó su vida a proclamar el mensaje de salvación a toda su familia, amigos y vecinos, después de sus largas jornadas de trabajo bajo el sol recorría varias comunidades llevando palabra de consuelo y esperanza a muchas personas y así se conformaron varias de las iglesias evangélicas que hay en la región y en el municipio. Fue pastor de la iglesia evangélica Betania en los años 1975 – 1979 y en el año 2001. También fue el fundador de la iglesia “Embajadores del Rey” de Chinú y predicó allí por 16 años. Cuando empezó su trabajo en Chinú encontró mucha oposición por parte de la iglesia católica especialmente por el sacerdote de turno quien desde la capilla alertaba a sus feligreses a que no dejaran entrar a sus hogares al “indio abarcudo y del libro negro”, pero eso no le importó; él sabía que así con abarcas, y a mucho honor indio, amaba al Señor y por eso le obedecía llevando el mensaje de salvación. En esta actividad tuvo la oportunidad de conocer a diferentes personajes del municipio, como alcaldes, médicos, maestros, conductores, comerciantes, en fin, a muchos con quienes entabló una relación basada

en el respeto por las diferencias. De la mano de todas estas actividades también fue un gran líder social comunitario, hizo parte de juntas de acción comunal, desde donde se gestionó a través del SENA un programa de inyectología de animales y letrinización rural. Participó en la gestión y consecución del proyecto de acueducto rural para la comunidad Villa Fátima, y a través de la CVS gestionó un proyecto de vivienda, del cual fueron beneficiadas 30 familias, y desde donde tuvo que soportar infinidad de censuras y críticas de los mismos beneficiarios por la falta de seriedad con la que los dirigentes de turno asumen ese tipo de proyectos, pero eso no fue impedimento para él y asistió a todas las reuniones y logró que se terminara de ejecutar dicho proyecto. Don Abraham gran ejemplo como hijo, hermano, esposo, padre, amigo, consejero, pastor y líder social, era feliz teniendo a su familia reunida, por eso con ejemplo enseñó el valor del amor y la unidad familiar y cada 25 de diciembre en celebración a su fecha de nacimiento y de aniversario de bodas nos convocaba, podría decirse que esa era y sigue siendo una fecha especial para él y los suyos. El 24 de diciembre del año 2013 y faltando solo un día para cumplir sus 81 años partió a la presencia de Dios dejando un gran legado a sus hijos, nietos y amigos; y como le gustaba a él, el 25 de diciembre de ese mismo año fue convocada una multitud para despedirle.

Mi padre junto a toda la familia

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“CHOLITA”, LA MUJER TRABAJADORA Por: Valentina Madera

Sol María Hernández, una mujer que es conocida por muchos como ´´Cholita’’ se caracteriza por ser con todos muy amable, cariñosa, emprendedora y sonriente. Una mujer que considero muy fuerte, luchadora, una mujer que se esfuerza cada día de la vida para ir mejorando sus condiciones. Sol María Hernández nació el 9 de agosto de 1963 en Villa Fátima, Chinú en una familia muy humilde, donde desde niña le gustaba ayudar a su familia, y jugar con sus amistades. Generalmente estaba muy feliz y alegre. Cuando fue creciendo vio que podía hacer muchas cosas para ayudar a su familia, y fue así cuando decidió empezar a vender rifa y chances, para luego poder llevar a casa la comida. Estas actividades las alternaba con la de ir a la escuela. Posteriormente se dio cuenta que sus padres hacían escobas y le dijo a ellos que le enseñaran, para ella también aprender y poder comenzar a ganar más dinero, pues se dio cuenta que esta actividad era más rentable que a las que ella se dedicaba. Cuando comenzó con la venta de las escobas, ella misma salía en su burro a buscar el

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cogollo de una planta, que era el material que servía para hacer las escobas. Un día como cualquier otro, salió en su burro a buscar el cogollo, pero para su desgracia, tuvo un tropiezo que la hizo caer del animal, fracturándose el hueso torácico. Debido a este trágico suceso tuvo que permanecer muchos días sin salir, pero esto no fue impedimento para levantarse más fuerte que nunca y seguir adelante, pues siempre le ha gustado trabajar para aportar en su hogar. Cuando “Cholita” llegó a la adultez construyó un pequeño lugar para vender dulces y de esta manera siguió ayudando a su familia y valiéndose por ella misma. Su negocio siguió creciendo cada día más y la rentabilidad que le generaba ayudaba a su economía. Hoy en día con 56 años, es una mujer que no se separó de su familia ni en las peores circunstancias y aunque no se casó ni tuvo hijos, es feliz viviendo con su madre a pesar de las secuelas que le quedaron luego de aquel suceso infortunado. es que


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Tarima ubicada en la plaza Takazuán

TAKAZUÁN, UN PATRIMONIO CULTURAL QUE SOLO QUEDÓ EN RECUERDOS Por: Alexander Álvarez

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Desde niño todas las noches visitaba un lugar muy conocido por los chinuanos, donde disfrutaba de los encuentros deportivos como el fútbol e incluso hasta boxeo, desde categorías denominadas “pollitos” hasta mayores; mientras que mi mamá ejercía su labor de vender chances y boletas, un humilde trabajo que nos hizo salir adelante y que me permitió conocer muchas personas con experiencia y buen sentido del humor. Varios de ellos fueron: “el filo”, “care gallo”, Alfonso Castillo, “Sanfiliu”, entre otros. Todos ellos viven hoy en mi mente y en mi corazón porque terrenalmente ya no están. En esa plaza también aprendí a manejar bicicleta, a recrearme y socializar con los demás niños. Al terminar la noche mi madre me gritaba “¡Aleeeeex, vamos!” y me esperaba con una rica naranja comprada donde Arnulfo, el señor de la carreta que todavía se ubica en la esquina de “la economía”. Alrededor de la plaza se dinamizaba la economía en las noches por las distintas artesanías, puestos de comidas rápidas, como las populares “pizzas de Lenin” y picadas donde “el Mopri”, en el día por naturaleza, los pasajeros que se dirigían hacia Sincelejo disfrutaban de un tinto en las frondosas bongas que en ese momento le daban un aspecto positivo al parque. Rubert Burgos, un licenciado y gestor cultural del municipio, es un hombre conocedor de la cultura chinuana y en especial de esta plaza. Conversando con él, me relató varias historias que incluso muchas personas del municipio podrían no conocer: “En cuanto a plaza Takazuán su nombre original es Plaza Vieja, y después toma el nombre de plaza Takazuán por la tarima que ahí se encontraba. Las razones históricas que más nos impactaron, fue la conmemoración de los 450 años de Chinú el día 24 de octubre de 1984, en la cual se llevó a cabo el primer encuentro de la canción, que después se convirtió en encuentro de acordeoneros y compositores, y luego en el festival de acordeoneros y compositores de Chinú, de ahí surgió la necesidad de proponer con algunos amigos en el seno de la junta directiva y organizadora de los festivales o del mismo festival, la construcción de un escenario que se hizo por gestión de varios y fue llamada “La tarima Takazuán”. Lastimosamente, ésta tuvo un

triste final al ser demolida. El grato recuerdo se nos nubló un poco con la demolición de un símbolo arquitectónico, de un patrimonio histórico y cultural de los chinuanos, aun cuando algunos no lo hayan considerado así”. El profesor Burgos, también me contó sobre los personajes reconocidos que en esta tarima llegaron a deleitar al pueblo chinuano: “El personaje que más nos marcó fue Alejo Durán porque aquí hizo su última presentación en vida. Alejo indudablemente fue un gran juglar y a él lo recordamos mucho cuando venía a las corralejas de aquí de Chinú, y a las corralejas de distintos lugares de la región. A él lo veíamos a veces tocando en las garitas donde ponían las cantinas y también en la noche o en el centro de la plaza antes de comenzar la rueda del fandango. Muchísimas veces lo vimos “soltándole los perros” a una joven muy simpática, que después supimos que se trataba de Gloria Dussán, la última mujer que tuvo este personaje”. Otra de las anécdotas pintorescas que nos deja Alejo Durán en sus visitas a Chinú, fue que una vez que se presentó en la parranda festivalera del colegio San Francisco de Asís en el antiguo ranchón de palmas, vio a una mujer bastante exótica, despampanante y joven, cuando él estaba haciendo su presentación. Ella desde su lugar le coqueteaba y fue cuando él levantó la mirada sin interrumpir la ejecución del acordeón y sin dejar de interpretar la canción que tenía, se quedó mirándola de arriba abajo y le dijo entre risas “¡Uy que mango, yo no lo tumbo pero si se cae me lo como!”. Finalmente, volviendo a nuestra recordada e imponente plaza Takazuán, debo expresar que por andar con los afanes del modernismo y urbanismo no se tuvo en cuenta el peso cultural e histórico de dicha arquitectura, borrando así un icono de la cultura, del arte, de la economía y de la política, pues no siempre las tendencias urbanísticas arrebatadoras traen desarrollo y progreso cultural para los pueblos, pero como dice mi estimado profe Burgos “no se puede llorar sobre leche derramada”.

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El retrato de Soco

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EL PERSONAJE MÁS POPULAR DE CHINÚ “SOCORRO” Por: Belisa García

Socorro, a quien cariñosamente le decían “Soco”, fue un personaje de Chinú, a quien no tuve la oportunidad de conocer, pero gracias a mi padre pude saber su historia. Recorría las calles de Chinú llevando las cartas y encomiendas que por correo aéreo llegaban al pueblo, y a pesar de que no sabía leer, sabía de quién eran las correspondencias que le daba una señora apellido Ojeda, quien estaba a cargo de recibir el correo. Soco era de estatura mediana, su más grande obsesión era su apellido "Lozano", nombraba mucho a unos supuestos hermanos y parientes: Reyes Lozano, Juan Lozano, José Lozano, Manuel Lozano, estos eran los más ricos de Chinú y sus alrededores. Esta particular mujer, inventaba muchas historias, era mentirosa a morir, según ella los personajes más importantes del pueblo como, Andrés Lozano, Eparquio Vélez, Alfaro Sánchez, y otros, andaban siempre detrás de su falda. Una vez inventó que su hermano Reyes en el parque le regaló una morrocota de oro y le preguntaron -¿qué hiciste con la morrocota?- ella contestó, -se la regalé a Andrés Vélez porque él es mi novio- Decía mentiras a dos manos, dormía donde la cogía la noche, comía en varias casas, según, le daba rabia cuando no le daban arroz con frijol, jamás se puso zapatos, su figura era pequeña y muy jorobada. Era la chismosa del pueblo, inventaba tantas historias, que fácilmente pudo haber hecho el guion de varias películas de ficción. En Chinú cuando una persona es chismosa, mentirosa, calumniadora le dicen ´´SOCORRO´´. Murió a los 89 años rodeada del cariño de todos los Chinuanos que la recuerdan como el personaje más popular de Chinú.

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Camila Castillo en un concurso de declamadores

LA POESÍA BRILLA EN CHINÚ Por: Camila Castillo

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Todos los chinuanos esperamos con ansias el mes de octubre para disfrutar del maravilloso encuentro de declamadores, y ser completamente felices acogiendo en nuestra cuna de poetas a nuestros visitantes, quienes quedan completamente satisfechos y han decidido llamarle a chinú "La casa grande de la poesía", llevando nosotros ese nombre con mucho orgullo. Cuando tenía 5 años mi hermana tuvo la oportunidad de concursar en un festival con diversas Instituciones Educativas. Este concurso se realizaba en chinú, donde los niños y jóvenes declamaban por primera vez con ayuda de sus maestras. Afortunadamente mi hermana ganó un segundo puesto y emocionó tanto a sus maestros como a mi familia, y la motivó a asistir a los talleres del semillero “Rosita Santos Rodríguez”. Yo, veía todos los viernes en la tarde salir a mi hermana al taller que se realizaba en la casa de la cultura, y como a mí me había


Camila Castillo recibiendo el trofeo Oro de Guaca

entusiasmado lo que ella hacía, quería seguir sus pasos, pero en ese momento, ella se negó a llevarme al taller. Sin embargo, mi entusiasmo al ver a una persona declamar era tan grande, que todos los viernes por la tarde me iba escondida detrás de ella. Poco a poco se fue descubriendo mi escondite y mi talento como declamadora, y a pesar que con el tiempo mi hermana no siguió yendo al taller, yo sí. Empecé a asistir a concursos como el de Sahagún y al encuentro de declamadores de Chinú, no ganaba pero tenía la esperanza de que algún día lo haría y cada vez mi motivación era más grande. El tiempo fue transcurriendo y yo continuaba formándome en los semilleros de la corporación de declamadores. Gracias a esa disciplina y perseverancia, actualmente tengo en mi casa 4 trofeos “Oro de Guaca” (máxima distinción del concurso) que pude adquirir entre mis 11 y 14 años de edad. Soy

feliz al ver estos trofeos porque en un hogar chinuano éste no puede faltar. También fui ganadora en concursos de declamadores en Titiribí, Antioquia y Pivijay, Magdalena. Siempre tuve el apoyo de mis padres, y del encuentro, y aunque mi mamá que no es declamadora ni poeta, siempre ha sido mi profesora en este arte. El encuentro de declamadores de Chinú es un evento único donde la poesía toma vida y logramos apropiarnos de ella, todos los participantes damos lo mejor en el escenario para convencer al público y jurado, que somos merecedores de llevarnos a nuestras casas un "Oro de Guaca". Y aunque no todos tienen la dicha de ganar, se van felices por haber estado en la casa grande de la poesía, con las ganas intactas de volver. Y yo, como todos los chinuanos cada año espero con ansias, el emocionante mes de octubre.

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PARTIÓ ANTES DE MORIR Por: Diomar Leclerc

“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla” Gabriel García Márquez. Cada día en el ritual del baño matutino, un par de manos cual mil caricias, recorrían su cuerpo al compás de globos de jabón, que se desvanecían al instante, al igual que sus recuerdos. Era el momento ideal para tejer conversaciones suspendidas y truncadas en los espacios del tiempo, además de una lucha por conservar la conexión. Él, aferrado a la rígida barra de seguridad, se estacionaba frente a la luna, observando al personaje, parecía escudriñarlo, pero solo afirmaba: -que viejo se ve - y acto seguido reía de su propia apreciación. Hijo de un inmigrante francés, pero le decían el turco, por aquello del establecimiento de forasteros, por lo general cartageneros, franceses y sirios-libaneses ubicados en poblaciones ribereñas del Rio Sinú, siendo Colombia un destino de segundo nivel cuando la emigración hacia América fue una forma de eludir el servicio militar otomano. La juventud a flor de su piel morena, contrastaba con su blanco vestir de la cabeza a los pies, cuando llegó por estas tierras, después de su orfandad materna y la firme decisión de no soportar el mal trato de un tío. Al lado de una tía-madrina paterna alcanzó solo el tercer año de escolaridad, que para entonces iniciaba a los siete años de edad, y que bien aprovechados le sirvieron para sacar sus cuentas correctamente y convertirlo en un asiduo lector del Almanaque Bristol, la revista Selecciones de Reader`s Digest, pasando por las obras de Vargas Vila, los cuentos del Tesoro de la Juventud, los de García Márquez y aún después de sus ochenta seguía leyendo, hasta lograr llamar mi atención cuando repitió varias veces el libro de Jorge Franco, Rosario Tijeras.

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A lomo de mulo recorrió caminos y veredas, llevando prendas de oro de 18 quilates, envueltas en tela de panola roja, guardadas en la parte inferior de un estuche de madera y con tapa de vidrio donde exponía las muestras de su mercancía, la cual iba dejando distribuidas entre las familias de los caseríos, sin más respaldo que la palabra, para a vuelta de un mes pasar por el pago; que en ocasiones era con aves de corral, huevos envueltos en cascarones de maíz o unas libras de queso bien amasado. Su equipaje para estas travesías, ya no eran sus zapatos blancos, sino un par de abarcas tres puntá, elaboradas por el señor Cipriano (hombre pionero de la fabricación de calzado chinuano), pantalón en dril con bota ancha fácil de recoger hasta las rodillas para poder amasar barro y cruzar los arroyos crecidos en las crudas épocas de invierno. Además un cuaderno norma, sin mujeres desnudas, y una hamaca con un par de cáñamos, lista para colgar donde lo cogiera la noche, en un rancho en canilla donde le dieran posada. Su buen hablar, los buenos modales y la cortesía le fueron abriendo puertas. Estos fueron replicados, con el ejemplo, en la familia que logró conformar en Chinú, siendo él, el único varón entre cinco mujeres. Su lugar en la mesa de seis puestos, al igual que su jarro de barro con el relieve de un pez, parecido al del hombre de la emulsión de Scott, siempre era respetado. Lo suyo era de uso exclusivo, muy personal. Con mi madre compartió la misma habitación, la misma mesa, el mismo baño, pero nunca la misma toalla, ni el mismo jabón. La limpieza de sus manos y la forma de cómo hacerlo, solo la vi publicada muchos años después, en carteles de baños en los centros


comerciales de grandes ciudades. Al respecto siempre le escuché afirmar “antes y después de cada comida o ida al baño, la salud empieza en las manos” y esa salud física lo llevó hasta sus nueve décadas, cuando erróneamente creí que el alma y la mente no envejecen. Tampoco compartían el mismo partido político. Ser liberal o conservador nunca fue motivo de problemas, el amor profesado siempre fue superior y entre las amistades y los compadrazgos el respeto prevalecía. Juntos salían a cumplir su derecho al sufragio y entre ellos ni el voto fue nunca un secreto. Con su buen porte y fornido cuerpo, recorría las calles del pueblo en su bicicleta, esa misma que se convertiría, en la imagen de un marca-páginas en sus recordatorios, en vez de su foto, para que no terminara en la basura entre aquellos que no leen. Su sentido del orden, el alimentarse sanamente y el respeto por las cosas ajenas, nos penetró hasta el alma. El amor por la lectura, aprendida con el ejemplo, nos llegó mucho antes de la escolaridad, siendo reforzada por las noches con los cuentos de mi madre. Siempre conservo en mis recuerdos su mirada paciente y tranquila en la mesa, mientras yo sacaba uno a uno, del blanco arroz, los verdes ajíes con que había sido preparado, colocándolos al borde del plato. Al terminar de consumir lo servido, solo dijo: -ahora se come el ají-. Así sin regaño, sin alterarse, con la sola convicción de ser bueno consumir verduras y la ineludible orden expresa en: –por la desobediencia entró el pecado al mundo Fue ese mismo sentido del orden quien me

permitió muchos años después, poder observar sus equivocaciones y el cambio de las cosas de lugar. Y con la sola convicción de que esto no hacía parte de su correcto proceder, sugiero la visita, con la precaución de tener inicialmente un diálogo con el galeno antes de su entrada; ya que su apariencia no daba la menor pista de haber querido encender la televisión con el casete compacto de sus boleros. Finalmente entendí que era la “Enfermedad del Amor”, donde el dolor físico no existe, pero si puede haber mucho dolor emocional cuando sus cuidadores los tratan de ubicar en un presente que ya no existe, solo las viejas vivencias que se van desvaneciendo. Por esto, mi madre siempre estaba en su tienda, cuando me preguntaba por ella, aunque había fallecido unos años antes que él, pues le dio muy duro y no pudo soportar, que él PARTIERA ANTES DE MORIR.

Un recuerdo de mis padres

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SOLO FUERON PROMESAS Por: Cristian Rivera

Todo comenzó en el año del 2005, cuando poco a poco se fue deteriorando la vía de Tierra Grata, que comunica hacia Villa Fátima y a otras veredas del municipio de Chinú. Varias personas de la comunidad con buenas intenciones intentaron arreglar la vía pero no fue suficiente, su ayuda fue en vano. La vía es estrecha y de terreno arenoso donde los días de lluvia la situación empeora y es imposible transitar por allí. En el centro tiene huecos de gran profundidad, de lado y lado se encuentran fincas que no aportan ningún beneficio ni a la comunidad ni a la vía, sino todo lo contrario, puesto que no limpian la zona y las tuberías se encuentran rotas. En el año 2012 cuando el alcalde Orlando Medina empezó a ejercer su mandato, varias personas de la Junta de

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Acción Comunal se dirigieron a este, para exigirle que arreglara la vía ya que dentro de su campaña se encontraba esta promesa, sin embargo cuando lo contactaron, este se hizo el sordo, y actuó como si no conociera sobre la problemática. Según Niris Muñoz, habitante de la zona, los alcaldes llevan años y años prometiendo que van a arreglar la vía pero nunca lo cumplen, ella dice que no son capaces de echar balastro para ver si esta mejora. En el 2013 las personas de Tierra Grata y la comunidad en general en Villa Fátima intentaron arreglar la vía nuevamente; pero más fue lo que demoraron en esta labor, pues al poco tiempo volvió a dañarse. Nuevamente en la temporada electoral del año 2015, uno de los aspirantes a la alcaldía dijo la siguiente frase: ''cuando yo sea su representante, les prometo arreglar la vía que


comunica Tierra Grata con Villa Fátima''. Gracias a esta propuesta, se repitió el mismo suceso del año 2012, los habitantes le dieron un voto de confianza, el candidato fue electo pero el “pequeño problema” fue el incumplimiento de lo acordado. Este es un problema que viene perjudicando a nuestra comunidad desde hace años atrás, y además ha causado muchos accidentes. Varias personas se ven afectadas por este descuido del gobierno, principalmente nosotros los estudiante de la Institución Educativa Villa Fátima, pues cada vez que transitamos por ahí, ponemos en riesgo nuestra vida. Las riquezas más significativas de nuestro municipio, no pueden ser opacadas por problemas como estos. La solución la ha tenido cada administración, pero prefieren no darle prioridad a una situación que puede traerle beneficios a toda una comunidad en general.

Mal estado de la via que comunica a Tierra Grata con Villa Fátima

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LAS PERIPECIAS DE UN HOMBRE LLAMADO CÉSAR DE HOYOS Por: Edinson De Hoyos

César es un hombre de 40 años, que diariamente se gana su vida trabajando en el negocio de la “cría de cachamas (pez de agua dulce) y pollos purina”. Durante su rutina debe cuidar y alimentar a estos peces en la mañana y en la jornada del mediodía aprovecha y les brinda alimento a las aves. Gracias a esta labor, logra alimentarse él también y conseguir dinero para satisfacer sus necesidades y las de su familia. César De Hoyos se ha caracterizado por ser un hombre noble, que a pesar de pasar por no tan buenas situaciones, es capaz de ayudar a todo aquel que lo necesite, prestándoles dinero para que mejoren también su situación económica. De Hoyos ha llegado a ser un ejemplo de honestidad, respeto y liderazgo en su comunidad y en su familia. Sus padres, Carmen Flores y Custodio De Hoyos se sienten afortunados de contar con él, pues gracias a su bondad,

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logra que ellos tengan una buena calidad de vida. Sin embargo, para que César lograra la estabilidad actual debió afrontar y sobrepasar varios obstáculos: a sus 18 años se vio en la penosa obligación de salir de su tierra natal, para poder lograr sus metas. Fue así cuando viajó al país de Venezuela en busca de un mejor trabajo, pero graves cosas sucedieron en la vida de este hombre, llevándolo a terminar preso de su libertad por 5 días. Cuando Cesar pensó que ya todo había mejorado y que su vida lograba tomar un mejor rumbo, encontrando un nuevo trabajo como vigilante en la finca de un ganadero, lo peor estaba por suceder: llegarona ese lugar, unas personas que traficaban un cargamento de drogas, y él pensó: “no puedo arriesgar mi vida por proteger a una persona que trabaja con negocios ilícitos” y decidió irse de aquel peligroso lugar, quedando nuevamente con las manos vacías. Luego de aquellos


César de Hoyos en su juventud

desafortunados sucesos, César pensó en que ya la vida le había jugado muy malas pasadas, pero aun así prefirió hacer un último intento, llegando a otra finca donde trabajaban sus primos, Mónica y Julio. Aunque muchos pensaríamos que el hecho de compartir el campo laboral con la familia, podría traerte más beneficios, para César esto no fue así: Mónica y Julio llevaban mucho tiempo laborando en esta finca, pero nunca llegaron a ganarse aquella confianza que César –gracias a su gran trabajo- logró ganarse con el jefe de este predio. Debido a esta situación, Mónica comenzó a “jugar sucio” y a culpar a César de errores que ella misma cometía. Con el tiempo este hombre perseverante y audaz, logró seguir con su trabajo en esta finca, venciendo cada obstáculo que la vida misma le imponía. Desde aquella Venezuela, lograba enviarle dinero a su familia en Colombia y a su vez iba ahorrando para poder regresar a su país y trabajar desde éste. Finalmente, en el año 2002, logró retornar a Chinú y ejecutar todo lo que había planeado. Hoy día, César, MI PADRE, es el ejemplo vivo en su familia, en su comunidad, para reflexionar y confirmar que las metas sí se pueden alcanzar.

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MI LEGADO LES DEJO

Por: Enith Vergara y Rafael Romero

A la edad de 56 años y víctima de una penosa enfermedad que minó su prolífica vida, murió en la Ciudad de Rio Negro Antioquia, el reconocido cuentero costumbrista, Carmelo Rafael Portacio Macea, natural y residente en Chinú. Portacio Macea, estaba retirado de los “Soy la costilla del mi pueblo, legendario escenarios desde el de mis versos aquella Mata de Mafafa pasado 5 de marzo, que no escureció la carpintería de un cuando galenos le que trapero fino y picante ese soy yo” dictaminaron padecía una Carmelo Portacio. enfermedad renal genética poliquística. Fue por esto que le practicaron una cirugía, en la cual le extrajeron uno de sus riñones. Desde esa fecha hasta el día de su muerte el “Compae Camme”, como cariñosamente le llamaban, soportó con estoicismo la penosa enfermedad y las complicaciones que le sobrevinieron, y que obligaron su traslado a un centro hospitalario de la Ciudad de Medellín y Rio Negro, donde murió esperando la donación de un riñón.

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Carmelo Portacio estaba casado con Betty Isabel Vanegas, la mujer de sus historias y anécdotas, con quien tuvo tres hijas, de las cuales solo viven dos, Sandra Marcela y María Angélica, ya que su tercer retoño, Luisa Fernanda, murió a la edad de 15 años. En su casa de Chinú, el “Compae Camme”, combinaba el arte de contar cuentos con la carpintería, profesión que ejerció con disciplina y vocación, pues gracias a ella levantó a la familia, hasta que descubrió que no solo sus manos eran diestras para el arte, sino también su voz, y con ella la facilidad expresiva de la oralidad, que le mereció narrar por muchos años las historias más connotativas del quehacer popular del hombre caribeño, en especial del campesino sabanero. En su prolífera y corta carrera, el “Compae Camme”, se paseó por diversos escenarios de la cultura colombiana, donde la espontaneidad, sutileza y humor campesino, que caracterizaron sus historias, acompañadas de la ingenuidad


Carmelo Portacio en su labor de cuentería

que le imprimía, le merecieron muchos reconocimientos. Como cuentero participó en eventos de talla nacional e internacional, destacándose en la semana cultural de Chinú, desde la Tarima Takasuán, en el Humor a la Carpa y Comediantes de la Noche del canal RCN, en el Caribe Cuenta en Barranquilla, Festival Nacional de Cultura, en el Encuentro de Cuentería “Encuentémonos” de Sahagún, en el Festival Abra Palabra de Ibagué, y en un sin número de presentaciones en Instituciones Educativas y Universidades de la Costa Atlántica y el interior del país donde actuó al lado de reconocidos narradores internacionales de la talla de “Patchou” de Francia, “Momour Ba” de Senegal y “Palmito Encamino” de Argentina. En los trece años que participó del festival internacional de cuentería “Encuentémonos” narró al lado de Joel Sánchez de Cuba, Corins Williams de Inglaterra, Fabry Valezy de Chile, Marina Caffaratti de Argentina, Pedro Mario López de Cuba, Roberto Nields de Argentina y Raimundo Zambrano de

Ecuador, entre otros. La alcaldía de Sahagún en reconocimiento al aporte hecho por este juglar de la narración oral a la cultura popular del caribe, expidió un decreto de honores destacando su don de gente y el aporte que hizo al festival internacional de cuentearía “Encuentémonos” y al Festival Nacional de Cultura. Este hombre cuentero, fue sin duda alguna, uno de los personajes del cual el municipio de Chinú siente orgullo, cada vez que en algún rincón del país mencionan su nombre, lo hacen recordándolo siempre como aquel personaje que logró sacar sonrisas en vez de lágrimas. “Si de la dulzura naciera aquel sentimiento, que al verte amado mío; escuchar esos versos sin tanto esfuerzo hoy más que nunca tus cuentos quedarán guardados en mis recuerdos” Carmelo Portacio.

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UN EJEMPLO DE HERMANO Por: Miriam González

Aníbal González Banda, mi hermano

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Nacido el 10 de noviembre, en una tarde de verano del año 1965, hijo de María Banda y Cristo González (Q.E.P.D), el tercero de siete hermanos. Nace y crece en el corregimiento El Pital, de Chinú – Córdoba. Desde niño siempre se caracterizó por ser una persona líder, respetuosa, dispuesta a servir a Dios, a la familia y a la comunidad en general. Cursó sus estudios primarios en la escuela de su comunidad, siempre se destacó por ser buen estudiante y su anhelo era ser maestro. Al terminar su ciclo de primaria ingresó a la Normal para varones de Sahagún, donde cumplió uno de tantos sueños: graduarse como maestro bachiller. En el año 1988 llegó a ejercer su noble y valiosa labor de “docente” en la Institución Escuela Rural Mixta Villa Fátima, donde es muy admirado por los padres de familia, estudiantes y comunidad en general, gracias a su responsabilidad, generosidad y solidaridad. A partir del año 1991 asumió la dirección de este centro educativo y al mismo tiempo era docente de aula. Para ese entonces, la institución contaba con una sola aula de clases y dos ranchos de palma donde se impartían las clases

a niños de primaria. Debido a las precarias situaciones, inició su labor de gestión ante alcaldías y gobernación de Córdoba y logró junto con dos docentes más y el apoyo incondicional de padres de familia, la ampliación del ambiente escolar con la construcción de dos aulas. En ese mismo año, después de tantas luchas, esfuerzo y gestión se consiguió la ampliación y la aprobación del grado sexto y además surgió la necesidad de nombrar más docentes. En el año 1992 fui nombrada como docente de primaria en esa misma institución donde laboraba Aníbal González, mi hermano, quien además de tener ese vínculo familiar, se convirtió también en mi jefe inmediato. Esta situación logró fortalecer aún más el deseo de seguir trabajando en unidad por la comunidad, en pro del desarrollo integral de niños, niñas y jóvenes de la comunidad de Villa Fátima. Años más tarde, siguió la gestión ante entidades gubernamentales por conseguir la aprobación del grado séptimo, la cual también fue aprobada por la gobernación y progresivamente se abrió el grado octavo y también se tuvo la necesidad de ampliar la planta de personal y mejorar la planta física. Hasta el año 2000 la dirección del plantel educativo estuvo a


cargo del profesor Aníbal, porque él decidió renunciar y se dedicó a otras instituciones que le asignaron. Además, debía cumplir con la asignación académica en el aula de clases. En el año 2003 se vio realizada otra meta muy importante en su vida, pues contrae matrimonio con Sandra Ramos Ortega y como fruto de esa unión, Dios los bendice con el nacimiento de una hermosa niña, la cual es signo de unión familiar, amor y mucha felicidad. Aníbal, continuó su deseo de superación y con muchos esfuerzos culminó sus estudios universitarios con el título de Licenciado en educación básica primaria y especialista en pedagogía del entrenamiento deportivo y preparación física. Actualmente, este ejemplo de hermano sigue trabajando en la misma Institución como docente de educación física de básica y media y orienta proyectos de educación ambiental, de recreación y deporte, huerta escolar, y de proyección a la comunidad. Se caracteriza por ser una persona dispuesta a servir a quien lo necesite, con capacidad de liderazgo. El proyecto pedagógico más significativo del cual él hace parte, es el proyecto ambiental “PRAE”, donde se toma la realidad del momento y se considera que se le está dando

mal manejo a los residuos sólidos producidos en la Institución, lo cual se convierte en un problema de contaminación, malos olores, etc. De aquí, surge la necesidad de transformar esos desechos en productos artesanales y abono orgánico (compostaje) con residuos como cáscaras de huevo, conchas, hojas secas, hoja de papel, hierba, estiércol bovino, melaza, etc., que son utilizados para fertilizar el suelo de la huerta escolar y el jardín de la institución. Mediante la formulación, ejecución y control de este proyecto ha sido clave la participación de los estudiantes de la institución, quienes han aprovechado estos espacios como escenario de aprendizaje, desarrollando competencias laborales, matemáticas, socio-afectivas, comunicativas, lingüísticas, artísticas y el amor por la naturaleza y la Institución. Por su parte, Aníbal sigue contribuyendo al mejoramiento de la educación en Villa Fátima, y demostrándonos que desde el amor por la docencia, se logra ser también un buen padre, hijo, hermano y amigo.

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CHAVELA SIGUE VIVA Por: Edinson Guerra

Chavela con frecuencia se sienta en la terraza de su casa

Isabel Villadiego, madre de siete hijos con uno fallecido; perdió a su compañero sentimental hace siete años, desde entonces vive acompañada de una bisnieta adolescente. Casi a cumplir ochenta años, se nota tranquila y serena sentada a la puerta de la calle en una silla plástica que fue blanca; hoy “averaguada” por los años, con el espaldar cosido con alambre dulce; sus piernas notablemente hinchadas, los pies metidos hasta la mitad en unas viejas chancletas carcomidas por el tiempo. Chavela, como le llamamos cariñosamente, de sonrisa ligera maliciosa por encima del carácter que enmarca arrugado, pálido y huesudo rostro. Ojos grandes, parpados caídos y melancólicos, los que no desdibujan la alegría que lleva dentro; su mirada picaresca revela emoción, al recordar y contar historias vividas, una de ellas; la de su marchita juventud. Con voz cansada habla de proezas que despertaban envidias a muchos, y orgullo para ella. En bailes de épocas de sus años dorados bailaba toda la noche, se auto coronaba reina de las fiestas, declarándose fuera de concurso por la habilidad de sostener una botella de ron en la cabeza mientras bailaba sin dejarla caer, ¡definitivamente, era la reina! Su casa de paredes cuarteadas, de color amarillo desteñido cundida por comejenes que la devoran lentamente, aferradas a seis horcones inmunizados por el tiempo que se resisten a sucumbir. La vieja, parece tener

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calidad y fortaleza igual a los esquineros que soportan el techo indígena. El 12 de febrero 2012, Chavela fue notificada por la muerte, alista su maleta fúnebre para el largo viaje sin boleto de regreso, se aproximaba la hora de partir. Sintió cosas extrañas debajo de las camas, veía bultos negros y a una niña de tez morena parada en frente, círculos rojos y estrellas de colores. Cerraba los ojos para no seguir viendo espectros del más allá. Preguntó a una bisnieta que vive con ella y que jugaba con muñecas en otra cama, si veía los bultos negros, círculos y estrellas de colores, a lo que la menor respondió negativamente, confirmando que no había ni veía nada, la vieja insistió que allí estaban; luego estiró los brazos tratando de agarrar la sombra de la muerte, al mismo tiempo señaló a la supuesta niña mientras guardaba silencio. Chavela, se levantó del lecho para ir a barrer el patio como era costumbre, metió los pies en lo que quedaba de su viejas chancletas, hasta donde la hinchazón lo permitió. Caminó despacio, alarmada pidió ayuda al sufrir un desmayo, fue trasladada con urgencia al hospital. Atendida por el médico de turno quien aseveró haber sufrido un infarto, -su avanzado estado de edad es de poca ayuda para soportar una cirugía de alto riesgo – dijo el galeno. La enviaron a otro centro asistencial donde le practicaron riesgosa


operación de corazón abierto. Hicieron lo posible por salvarla, los profesionales descubrieron que solo una de las cuatro válvulas funcionaba. ¡Iniciaba el conteo regresivo! Recorrían extremidades, la desesperada búsqueda no dio resultados positivos. Sus signos vitales se desvanecían lentamente, optaron por implantar una vena artificial y mantener el flujo sanguíneo, el viejo y débil corazón continuaba la batalla. –Sólo podrá trabajar cuatro o seis meses más- dijo uno de los expertos. El resultado fue notorio, el ritmo cardíaco siguió la marcha. ¡La cirugía fue todo un éxito! Familiares recibieron satisfactoria noticia, agradecían a Dios por escuchar las peticiones. Ella, en la inconciencia de la recuperación soñó o viajó por el tiempo. Dos hombres la abordaron, uno a cada lado de la camilla, a la izquierda, un negro que la miraba fijamente en silencio, a la derecha, un blanco que le ordenaba al otro retirarse del lugar, mientas extendía sus manos sobre ella sin tocarla, decía –no temas, estoy contigo, nada te pasaráUna voz angustiada rompió el silencio de los pasillos, desde sala de cuidados intensivos,

¡código azul, código azul! El cuerpo médico se agitó, enfrentaron otra prueba contra la carrera del tiempo, todos corrieron, procuraban evitar lo inevitable, aparatos instalados en la mujer confirmaban trágica noticia. ¿Hora del deceso? Preguntó uno de los médicos, 1:45 pm, contestó la enfermera. Derrotados por la fragilidad de la vida salen del lugar cabizbajos uno tras otro, excepto el auxiliar quien se queda para continuar el procedimiento final: retirar los equipos del cadáver. Sus hijos reciben la trágica noticia, su madre se ha ido para siempre. Vecinos, amigos, y familiares expresaron su profundo dolor. Flores plásticas, tres cuartos de página de una revista con una modelo que luce prendas de vestir de color rojo decoraban destronadas paredes agrietadas, cortinas transparentes de color blanco las cubrían, mientras adecúan el lugar donde pondrían el Cristo, desocupan la sala de lo poco que había en ella; una pequeña mesa con un viejo televisor a blanco y negro con láminas de jugadores famosos del futbol nacional pegadas a los costados y dos fotografías antiguas en marcos de madera con los vidrios quebrados, una muñeca plástica color verde claro.

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Chavela sigue viva Imprudente tono musical de celular sonó como pick up en plena fiesta en medio de los llantos. Abren la llamada y responde, para sorpresa suya: ¡Está viva, está viva! Un grito nervioso, desesperado o alegre se apoderó de la sala: ¡Gracias Dios mío por escuchar nuestros ruegos! El auxiliar encargado de retirar los aparatos del cuerpo sin vida, pidió a uno de los profesionales que viniera a ver a la moribunda, llegó, entró a la sala de cuidados intensivos, se percató de la presencia de la vida, su cuerpo aún conectado a los equipos, este sorprendido preguntó al auxiliar -¿acaso es una broma.?- Él, nervioso responde con energía, ¡no doctor, no es broma! Empezó a explicarle mientras el experto guardó silencio por cortos segundos. “Mientras retiraba los equipos, sentí ganas de colocar mi mano sobre la cabeza de ella, lo hice y continúe mi labor, luego descubrí que estaba viva”. Fue dada de alta a los ocho días, con estrictos cuidados físicos y alimentación adecuada, los médicos afirmaron que estaba viva de milagro, ellos no tenían nada que ver con lo ocurrido. A sus hijos recomendaron que la cuidaran en el poco tiempo que restaba, su estado seguía delicado, -así podría vivir cuatro, seis meses o menos- aseguró el médico. Cuatro años después de la intervención ha sido hospitalizada dos veces, la ciencia continúa sorprendida y fijando fechas del día final, ¡Hay Chavela para rato! Está más viva que nunca, dice que Dios no la necesita todavía, no es su tiempo, sigue barriendo el patio, lava, prepara alimentos para todos en la casa, sale a la calle, ya no baila; pero su vida sigue de fiesta.

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En EnCuento tambiĂŠn se manifiestan los sentimientos


CUANDO “EL TIGRE” NO SOLO ES UN ANIMAL Por: César Bello, Mayoly Ordosgoitia, Karol Rivero, Sara Díaz, Dana Naranjo

El tigre es un cálido y tranquilo corregimiento del municipio de Chinú, donde se ha gestado una historia popular interesante por cuenta de los curiosos pobladores que la habitaban antiguamente: los tigres, sí, esos temibles y salvajes felinos que con sus poderosas garras podrían causarnos la muerte de manera instantánea.

árboles, llevando también a la extinción de las diferentes especies que habitan en la región.

Poco a poco se fueron creando las vías de acceso, el centro de salud, la iglesia de los testigos de Jehová, el acueducto que abastece de agua potable a la comunidad, Este lugar fue el la plaza hábitat de esos principal que extraordinarios sirve a su vez animales que bien para la no sabemos cómo realización llegaron, pero que d e fueron cazados actividades y poco a poco hasta e v e n t o s su extinción, y es culturales y precisamente por deportivos. ellos que el pueblo Todo esto se lleva su nombre. fue dando con el pasar Este caserío se del tiempo. Al encuentra ubicado igual se a unos 12kms construyeron aproximadamente Loren Lucia declamando una poesía las primeras de la cabecera a u l a s municipal, actualmente cuenta con viviendas escolares, aumentando poco a poco su y habitantes. Los pobladores en su mayoría se población estudiantil hasta convertirse en el dedican a la agricultura, a la producción de máximo ente educativo de la región. panela, cría y engorde de pollos, entre otros. A medida que el caserío aumentó, en su población se hizo necesario la construcción de más viviendas fabricadas con techos de palma y paredes cercadas con caña (en su mayoría), dejando como consecuencia la desaparición definitiva de las zonas boscosas y los grandes EnCuento / Página / 42

Esta institución llamada también El Tigre, ha sido testigo de muchas promociones, donde se pueden exaltar las cualidades, talentos y capacidades de nuestros estudiantes; una de ellas es Loren Lucía Salazar Pertúz, una joven muy atractiva por cierto, quien nos enorgullece


Las estudiantes Dana Naranjo, Karol Rivero y Sara Díaz. Los docentes Mayoly Ordosgoitia y César Abello

con su hermosa voz para declamar y cantar. Esta chica de ojos alargados y brillantes, de sonrisa peculiar, de alto pómulos y de pasos fuertes, nació en el corregimiento de Aguas Vivas el 30 de marzo de 1995, en el seno de una familia humilde y trabajadora, hija del fruto del amor de Jorge Salazar Pertúz y Osiris Pérez Mendoza quienes desde sus vocaciones como docentes en esta misma institución han sabido guiarla y motivarla. Vivió su infancia rodeada del cariño y afecto de sus hermanos, abuelos, amigos y por ende el de sus padres. Es la mayor de cuatro hermanos, creyente y temerosa de Dios, quien desde pequeña describió a Dios como un “ojo grande que todo lo ve”. Desde su etapa escolar demostró su amor y pasión por la poesía, participaba activamente en los diferentes eventos y actos cívicos que se realizaban dentro y fuera de la institución. Cursó sus estudios de básica secundaria y media en la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen, título que le fue otorgado en el año 2011 como bachiller académico.

Loren Lucía se ha destacado por la activa participación en encuentros nacionales como invitada especial en la ciudad de Medellín, en el Encuentro Internacional de Mujeres Poetas, también participó en encuentros en las ciudades de Barranquilla, Montería, entre otros. Hoy en día es profesional de Ingeniería Civil, egresada de la Universidad del Sinú en el año 2016. Actualmente es miembro del ministerio de alabanza de la iglesia del Buen Samaritano de Cacaotal y concejal del municipio de Chinú. Al igual que Loren, también destacamos y exaltamos la labor y los desempeños de las jóvenes: Dana Naranjo Montiel, Karol Rivero Prens y Sara Díaz Díaz que actualmente cursan octavo grado. Se destacan por su entrega a sus estudios, su responsabilidad, su espíritu colaborativo y desde la adolescencia se proyectan como futuras profesionales que seguirán dejando en alto el nombre de declamar y cantar.

En el año 2005 concursó en el Encuentro Nacional de Declamadores y poetas de Chinú, certamen en el cual ocupó el primer lugar, obteniendo el trofeo Oro de Guaca. En esta misma disciplina en Pivijai Magdalena, ocupó el segundo y tercer puesto.

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LAS DESLUMBRANTES FIESTAS PATRONALES DE CHINÚ Por: Jaider Macea

Procesión de la Virgen del Carmen en Chinú

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Las principales fiestas patronales en Chinú son: San Rafael Arcángel y La Virgen Del Carmen. Debo confesar que la primera vez que fui a estas fiestas, tenía solo 10 años y me impresioné mucho al ver la cantidad de gente que asistía a estas celebraciones. Primero estuve en la eucaristía con mi madre, y luego recorrimos la procesión por las calles de Chinú. Recuerdo que ese día llovió mucho porque a San Rafael no lo vistieron de rojo. Muchos se preguntarán qué tiene que ver esto con la lluvia, pero debo contarles que según varios de mis familiares, rondaba una anécdota alrededor de este tema: en aquel tiempo había muchos enfrentamientos entre los partidos liberales y conservadores, y se decía que el patrón San Rafael apoyaba a los liberales, por eso le gustaba que lo vistieran de rojo, cuando lo vestían de otro color siempre caía un aguacero, tal como el de aquel día. Según Ana Luz Ramírez una gran devota de esos santos, para ir a estas fiestas patronales ella tiene la costumbre de comprar ropa el día anterior, pues considera que debe ir bien presentada a la eucaristía, que también hace parte de la fiesta. Luego de la misa, Ana camina la procesión descalza porque hace una manda al santo, ofreciendo la salud y el bienestar de toda su familia. En estas fiestas patronales se pueden encontrar personas de cualquier parte del departamento, que principalmente asisten a la eucaristía porque la consideran como una de las mejores de Córdoba, y además son muy creyentes. También hay personas que después de la eucaristía hacen el recorrido de cualquiera de estos dos santos por las calles de Chinú, pidiendo por la salud, prosperidad, felicidad o simplemente para agradecer. Después de terminar el recorrido, muchos se quedan con sus familiares en el parque compartiendo y esperando la quema de los castillos, que también es muy tradicional en estas celebraciones. Las fiestas patronales de San Rafael se celebran el 24 de Octubre y las de la Virgen Del Carmen, el 16 de Julio. Desde hace muchos años estas fiestas se vienen celebrando en Chinú, pero no hay un dato exacto que nos indique desde cuando se celebran. Los santos son arreglados desde el día antes de la procesión para que las personas queden deslumbradas por la creatividad que se utiliza en esta preparación. Sus arreglos llevan muchas flores y un impecable vestuario y en homenaje a ellos, en Chinú le han hecho iglesias con sus nombres y allí permanecen sus altares. Estas fiestas patronales son muy importante para toda la población chinuana, y las personas que tienen el honor de asistir a estas se sienten orgullosos y felices, porque asistir a ellas, es sinónimo de vivir una experiencia inolvidable.

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ROSA, LA ABUELA QUE NO SE RINDIÓ Por: María Salcedo

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Esta mujer perseverante es mi abuela Rosa Manjarrés, una persona soñadora, respetuosa, amable, quien además se ha convertido en alguien muy importante para mí, ya que comparto con ella el gusto por la cocina y las agradables risas. Mi abuela es como mi segunda mamá, a la cual amo y admiro mucho por todo su pasado, por todo lo que vivió con sus padres. Rosa, de cabello largo y liso, de piel morena, con ojos negros y un rostro muy joven a pesar de sus 52 años, tiene el mayor significado para mí, es como si fuera mi alma gemela, aquella persona a la que le cuento todo, la que siempre permanece y me da su apoyo y su cariño. A pesar de su nobleza, ella ha pasado por muy duros momentos como han sido: el abandono de su madre y la pérdida de uno de sus hijos, pero con la ayuda de Dios, ha sabido sobrellevar estos problemas que han marcado amargamente su proceso. Sin embargo, ha podido vencer estos obstáculos, haciendo cosas que le gustan: la costura, cuidar de sus nietos y pasar tiempo con mi abuelo y tíos. Mi abuela Rosa tenía 13 años cuando su madre la dejó abandonada con su padre y sus hermanos. A raíz de esta situación, ella se vio en la obligación de ocupar el lugar de su madre, pues su padre trabajaba vendiendo helados en la calle, y no le quedaba tiempo para cuidarlos. Todos los días, Rosa se levantaba temprano para que los quehaceres de la casa estuvieran listos al amanecer y así ella poder dedicar su tiempo para trabajar, pasando por las casas de los vecinos, recogiendo la ropa sucia para lavar y planchar. Luego de todas estas actividades, Rosa pasaba a bañar a sus hermanos y los dejaba en la casa para ir a ayudar a su papá. Para finalizar la jornada, Rosa además debía ayudar a preparar los helados que al día siguiente se venderían. Rosa todos los días terminaba muy cansada y después de dormir a sus hermanos, le pedía a Dios que le diera fuerzas para seguir adelante, también le pedía por el regreso de su madre y se preguntaba todos los días sobre el abandono repentino de su progenitora. Al día siguiente, su padre la despertó más temprano que de costumbre, diciéndole que vendría su abuela a verlos, y por lo tanto debía limpiar y lavar toda la casa para causarle una buena impresión. Rosa no sabía si sentir felicidad o rabia por la llegada de su abuela, pues este personaje solo se encargaba de cuestionar todo lo que ella hacía. Al llegar la abuela de Rosa, su papá la saludó y le dijo que iría a trabajar y que llegaría en la noche, la abuela se dirigió a Rosa y a sus hermanos, los saludó, pero ella la llamó aparte a cuestionarla porque sus hermanos estaban desarreglados y su deber era cuidar de ellos. Rosa explotó en llanto y no tuvo más opción que decir: “estoy cansada de hacer cosas de grande, de hacer cosas que no me corresponden”. -Abuela, ¿Por qué mama nos dejó solos?- preguntaba en medio de lágrimas, pero ella solo intentó golpearla y le gritó: “No sé, yo tampoco entiendo por qué nos dejó tu mama, si solo le brindamos amor, más bien sería que se cansó de todos ustedes”. Al escuchar la respuesta de su abuela, sintió que su corazón se detenía y salió corriendo a la calle, descalza, con su cabello largo y suelto, sin tener certeza de su rumbo. Finalmente se decidió por llegar al parque, y al ver que todos los niños estaban con sus madres, Rosa sintió aún más dolor en su corazón y pensó en un instante en qué sería de sus hermanos sin ella, por eso, sin pensarlo aún más decidió volver a casa y seguir dando aquella batalla, con tal de proteger a sus hermanos.

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CUANDO LA VIDA TERMINA Por: Keren Buzón

Hace mucho tiempo atrás cuando tenía siete años de edad, siempre me preguntaba lo siguiente: “¿por qué las personas mueren y terminan en bóvedas, alejadas de todo?”. Pero al transcurrir los días y los años fui comprendiendo y entendiendo poco a poco todo este proceso. Las personas mueren tal vez por alguna enfermedad que le han descubierto, por algún accidente o finalizan su vida con una muerte natural. Confieso, que aunque siempre me planteaba este interrogante, no llegué a pensar que tan pronto me tocaría a mí, ver partir y sentir la muerte de un ser tan querido. Hoy, aún lloro la muerte de una gran persona que siempre estuvo a mi lado, mi inolvidable abuelo José Alfredo Buzón Balanzón, con quien compartí los mejores momentos y al que siempre consideré como una de las personas favoritas de mi vida. Recuerdo que cuando estaba pequeña, yo iba a visitarlo todas las mañanas a su casa, solo para poder jugar con él y hacerle “moños” en su pelo. Todo lo que yo le hacía le causaba gracia y nos divertíamos hasta que finalizaba el día. También me cantaba mi canción preferida y me contaba historias muy bonitas,

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que me causaban felicidad y fortalecían este gran lazo familiar. Al cumplir mis diez años tuve la idea de decirle por primera vez lo mucho que lo amaba, tanto así que no lo pude llamar abuelo, sino papá. Fue pasando el tiempo, y la relación con mi abuelo seguía creciendo, era un amor infinito, tan infinito como el mar. Pero llegó aquel 16 de septiembre del año 2019, donde la muerte, aquella temible muerte por la que tanto me preguntaba, se lo llevó sin dar previo aviso. Ese día, ha sido de los peores de mi vida, donde no tuve más remedio que me desahogarme viviendo de aquellos buenos recuerdos que me quedaron de mi abuelo. Es por esto, que aprovecho este escrito para nuevamente llorarlo, extrañarlo, anhelarlo y recordarlo con un pequeño homenaje cargado de amor, a través de estas letras que han salido de lo más profundo de mi corazón. ¡GRACIAS ABUELO!


CHINÚ, UN MUNICIPIO DE PUERTAS ABIERTAS Por: Marcela Turizo

Un 17 de enero del año 2013, mi madre, mi padrastro, mis hermanos y yo tuvimos la necesidad de abandonar Colombia y buscar un nuevo rumbo, eligiendo como destino al país de Venezuela. El motivo es el más común, nuestra situación económica en Colombia era bastante precaria y tomamos esa opción como una solución. Luego de alistar un ligero equipaje, donde cargábamos más ilusiones que objetos materiales, llegamos al Estado Portuguesa de Venezuela, a una finca donde mi madre y mi padrastro ya habían trabajado. Ahí por fortuna recibían un buen pago, y alcanzaba incluso para darnos una buena educación. Mi madre trabajaba diariamente para ir consiguiendo poco a poco un equilibrio económico y poder regresar a nuestro país, pues siempre nos fuimos con la ilusión de volver. Cuando pasaron 3 años, mi familia consideró que podíamos regresar a Colombia y con los ahorros, adquirir una vivienda. Fue así que decidimos volver, no sin antes expresar mis agradecimientos a un vecino país que nos acogió de la mejor manera, sin discriminación alguna. Las personas en ese país se destacaron siempre por brindarnos amabilidad, pues en aquel tiempo era muy común que los

colombianos inmigraran a ese país, por las mejores condiciones en las que se encontraba. Al llegar a Colombia, mi familia logró construir una vivienda, y es esta una de las razones por la cual siempre estaré agradecida con Venezuela. Y aunque ahora su situación no es la mejor, debido a varios temas sociales y políticos que no han sido bien manejados por su actual presidente, nuestro municipio de Chinú, ha demostrado ser un lugar que recibe y acoge de la mejor manera a esos venezolanos que han llegado huyendo o buscando mejores condiciones. Chinú no le cierra sus puertas a los foráneos, todo lo contrario, le brinda apoyo y respaldo desde cada uno de los rincones del municipio. Y aunque muchos colombianos manifiesten su desagrado por tener a tantos venezolanos en el país, yo seguiré con la labor de respaldarlos, defenderlos y expresar mis agradecimientos para ir transformando ese mal concepto que tienen sobre ellos. Mientras tanto les diré que las puertas de mi municipio están abiertas para ustedes y cada lugar de éste, hará todo lo posible para que se sientan como en casa.

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La tallerista Verónica Ramírez,hace acompañamiento en las actividades del taller.

Participantes de EnCuento ponen en práctica lo aprendido.

“ENCUENTO” EN IMÁGENES Es muy gratificante, poder presentar aquí aquellos recuerdos que desde la fotografía fueron registrados en las diferentes jornadas del Taller Itinerante de Comunicaciones “EnCuento”, desarrollado en el municipio de Chinú, Córdoba. Cada imagen representa el talento, la pasión y el amor que cada participante del taller entregó para crear crónicas que despiertan emociones. Miembros del grupo de declamadores de poesía, realizan un ejercicio práctico a partir de la entrevista.

Durante el acompañamiento de la fase 2 de EnCuento a la Corporación de declamadores de Chinú. EnCuento / Página / 50

Los participantes durante la actividad “Cuéntanos”.


EnCuento inició sus jornadas con una actividad de exploración. Estudiantes comparten sus historias y anécdotas más particulares.

José De La Ossa, profesional social de Promigas, da la bienvenida al taller “EnCuento”.

Camila Castillo, declamando poesía en una de las jornadas del taller. Asistentes al Taller Itinerante de Comunicaciones EnCuento en Chinú, Córdoba.

Participantes comienzan a trabajar en la creación de historias.

Los participantes comparten e intercambian sus ideas durante el taller.

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