Druidas hoy - Lolair Faol

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Druidas Hoy Por: Iolair Faol Seguramente, muchos de los que leerán este escrito, se habrán hecho en algún momento de su vida esta pregunta, y si no se lo han preguntado, lo pensarán quizás, al leer la presente introducción: Pero...¿aún existen los Druidas y el Druidismo?. Nosotros existimos aún y pensamos que nuestra filosofía: el Druidismo, todavía tiene mucho que aportar al planeta Tierra y a todos los seres que habitan en él. Indudablemente, los druidas y el Druidismo, no existimos como lo hicimos antaño, ni somos tan numerosos, ni tan esparcidos por la geografía de los países celtas, ni ocupamos un estrato social significativo, ni siquiera como espiritualidad nos manifestamos muy abiertamente, ni nuestra filosofía es tan conocida como lo fue en tiempos remotos. Pero lo cierto es que existimos. Los druidas de antaño fueron jueces, médicos, magos, sacerdotes, poetas, músicos, guías espirituales, astrónomos, astrólogos, historiadores y filósofos, y desempeñaron muchas otras funciones notorias dentro de unas sociedades concretas. Hoy en día, ciertamente, estamos más silenciosos, más restringidos, más esparcidos, incluso más mermados, pero seguimos existiendo y, afortunadamente, aumentando paulatinamente. No todos los grupos u órdenes que existen hoy y afirman contemplar dicha espiritualidad o se proclaman druídicos, lo son. También abunda bastante lo tildado de “Druidismo Blanco” o carente de fondo y sólo preocupado por las formas. Pero todo y así, el Druidismo serio existe, está vivo y con proposiciones interesantes que exteriorizar. En esta época en que vivimos de grandes tribulaciones, interrogantes y dudas, tanto en el ámbito social como personal –pues lo último es efecto básicamente de lo primero–, es cuando brota con mayor énfasis la pregunta clave: ¿es demasiado tarde para el Druidismo?. Real y taxativamente pensamos que no, aunque la oportunidad histórica de antaño haya desaparecido en las brumas de los imperios y de las ideologías que se le opusieron. Pero sigue existiendo la posibilidad de que los seres humanos, aquellos a quienes ya no nos basta sólo con crecer económicamente, aquellos que no sólo buscamos un bienestar material, habitual en los parámetros desproporcionados de nuestras sociedades, aquellos que queremos crecer espiritualmente, encontremos en el Druidismo una forma adecuada, acertada y equilibrada dentro de las concepciones filosóficas y metafísicas, para realizarnos como individuos únicos y hallar nuestro acercamiento también hacia esa Entidad Divina y Abstracta, que el druidismo considera la culminación de todo, la Suprema Divinidad. El Druidismo no es una religión exclusivamente, ni tampoco únicamente una filosofía. El Druidismo es, ante todo, una espiritualidad, teñida de aspectos filosóficos teóricos y prácticos, metafísicos, artísticos e ideológicos. Es una visión del Mundo y de nuestra relación con éste, sin dogmas o doctrinas obtusas. No pretende ser la única verdad, ni es una fe mayoritaria, porque la fe no pocas veces se convierte en sectaria y fanática y sólo deja espacio al creer por creer. El Druidismo es entender, es conocimiento, es poner en práctica lo que se comprende. Intenta ser ecuánime, procura ser equilibrado. Y no es mayoritario, y menos aun sectario o fanático, porque nunca sacrifica la calidad de las personas por la cantidad y el número, ni busca beneficios materiales o poseer una única Verdad imperativa y tajante. La espiritualidad que posee de forma intrínseca cualquier ser humano, va más lejos que la fe en creencias o preceptos religiosos. Está escrita en su misma energía, en su mente, en su alma. Se expande con las emociones positivas, con la aspiración a una superación personal permanente, con un crecimiento anímico progresivo, con el cometido de buscar la felicidad ajena y propia sin avasallar la de otros, ni en buscar un dominio sobre ser alguno. Se encuentra en las creaciones artísticas y su transmisión, en las impresiones sugestivas obtenidas de las cosas sencillas y naturales, como los matices de los ocasos


y amaneceres, las tonalidades del arco iris, los olores de los bosques y sus ríos, los éxtasis al contemplar la inmensidad de los soles que aparecen como estrellas en las noches o crepúsculos matutinos. El Druidismo aspira a potenciar esta forma de entender la espiritualidad humana. Existe un legado, una herencia druídica oculta que podemos redescubrir. Nosotros podemos ser sus herederos, herederos espirituales de aquellos druidas de antaño, que amasaron una fortuna en conocimientos, muchos ciertamente perdidos, pero otros recuperables, que siguen estando ahí, sumergidos, en buena parte, en los cuentos, leyendas y algunas canciones, que nuestros antepasados originaron o suscitaron. Aquello que los ancestrales druidas expresaban, decían, transmitían, aunque no en su totalidad, pero en gran parte y en esencia, nos ha llegado a través de los escritos posteriores que otros recopilaron, en sus artes, leyendas, ritos o mitos. El druidismo de hoy en día, como el de antaño, no se contenta sólo con realizar ciertas prácticas exotéricas o ceremoniales, al estilo de los hechiceros medievales. Ni se trata de la simple toma de posesión o reconstrucción de ciertos ritos o invocaciones que nos han llegado a través de los tiempos de nuestros antepasados espirituales. El Druidismo tiene un alcance espiritual más profundo, es una aventura del espíritu humano, no sin obstáculos ciertamente, pero aspirando siempre a reunir bajo un mismo aspecto al individuo y a la colectividad, a la religión con la filosofía, al naturalismo con el progreso sostenible, al politeísmo con el monoteísmo, a la noche con el día, al Sol con la Luna, al macro universo con el micro universo, a la ciencia con la espiritualidad, al pasado con el futuro, a la vida con la muerte. Es sin duda equilibrio, expresado y manifestado también en la tríada o el guarismo 3, altamente simbólico para los Druidas. La tradición druídica es una continuidad espiritual, una manera de entender el mundo natural que nos rodea, e incluso el Cosmos entero. Un modo de pensar y comprender la creación, una forma peculiar, también, de relacionarnos con nuestros semejantes. Cualquiera que la adopte en el corazón, que la abrace con la mente abierta y “adogmática”, puede convertirse en parte de esta Tradición Mística, en su heredero espiritual, aunque su herencia genética no sea celta. Pues más allá del genotipo o fenotipo de los seres, está el espíritu y éste no tiene genes, ni piel, ni raza, ni siquiera género o especie. Por ello incluso afirmamos que los animales, los árboles, etc., son nuestros hermanos. En el Druidismo no existen doctrinarios catecismos, Biblias exégetas o un Corán, al estilo de textos sagrados como los que se insertan en el Talmud. El Druidismo constituye una espiritualidad y una filosofía que se forja especialmente en un divino crisol, como es el alma de cada individuo, y se expresa a través de los pensamientos, del espíritu, e incluso en su cuerpo. La esencia druídica se halla en la herencia oral, en algunas leyendas, en los ritos y liturgias, y en personajes como los propios druidas o los sabios ancianos. El Druidismo no tiene, ni apoya a prosélitos catequizadores, ni a catecúmenos o apóstoles divulgadores de una Única Verdad, que propaguen sus fundamentos. La espiritualidad que expresa el Druidismo se vincula a la Naturaleza, y como consecuencia, es parte íntima del ser humano, que es elemento ineludible de ella. Extirpar y alejar, sea por dogma, presión o fuerza a los seres humanos de la Naturaleza, es perder esa Espiritualidad, es arrancarlos de sus verdaderas raíces. Además de desnaturalizarlos, es deshumanizarlos. En el Druidismo se encuentra la convicción de la existencia de una forma de vida anímica o espiritual, previa al nacimiento y que perdura tras la muerte física. Esta vida mundana es una de muchas posibles que el alma precisa para su aprendizaje y evolución, pero lo que cuenta mientras eso sucede, es vivir, aquí y ahora, con humanidad, con naturalidad, buscando la coherencia en nuestro crecimiento interior y el honor en nuestras actos y relaciones con los demás seres divinos, que, en síntesis, somos todos. No existe una fe, expectación o presión dogmática de una corte celestial, repleta de ángeles y en cuyo trono se aposenta un inquisidor y jurídico Dios, que juzga a las almas por sus actos mundanos, al cual se llega tras una única vida, tras cumplir una serie de diligencias terrenales. No existe la preocupación y el miedo a un hipotético tormento en un caótico infierno de condenación eterna, si no se cumplen dichas diligencias y dogmas. No existe una noción o sensación de culpa, ni colectiva ni individual. En el Druidismo se reconoce que los


seres humanos pueden cometer actos errados, tener actitudes equívocas, establecer pensamientos dispersos, talantes negativos, etc., pero el concepto de una culpa originada por nuestros ancestros o de una idea de culpa o pecado al estilo cristiano, es completamente ajena a nuestra espiritualidad. Tampoco reconoce como adecuada y procedente, la idea de una redención divina, que tantas complicaciones, sudores y palabras, trajo a sus misioneros en su intrusa predicación frente a los diferentes pueblos paganos, porque simplemente no hay pecado alguno que redimir. Ni tan siquiera un concepto corrompido de “karma” para expiar en una encarnación actual errores o faltas pasadas, resulta coherente con su forma de comprender la Divinidad El Druidismo observa la realidad social y entiende que se tengan dificultades para aceptar la condición espiritual de todos los seres humanos, de todos los animales y de todas las cosas que nos rodean. Y deduce, que entre otras motivaciones, esto ocurre porque se lleva dentro de los pensamientos una idea preconcebida que indica, equivocadamente, que tanto nosotros como nuestro entorno, sólo somos productos genéticos con escasa conciencia de nuestra esencia básica espiritual. Los esquemas mentales conductistas propagados, consideran a todos los seres que pueblan la naturaleza como un complejo de conductas automatizadas e instintivas, con inteligencia en el caso de los seres humanos, pero con poco o ningún talento en el caso de los demás seres. El Druidismo pretende hacer comprender a quien se acerque a su forma de entender el Universo, la noción de que todos los seres tenemos la capacidad para entendernos y comunicarnos, y que no somos sólo productos genéticos, no sólo somos materia, sino energía, Espíritu e inteligencia. El cuerpo humano permite formas complejas de expresar su inteligencia, pero esta misma complejidad, sin ser la humana, existe también en otros seres. Entrar en el camino espiritual de la senda druídica requiere, por supuesto, cambios, un giro que dejará atrás muchos hábitos y muchas pautas socialmente condicionadas. Pero afortunadamente, cada vez más personas, vuelven a conectar con su parte espiritual, se vuelven más receptivos y gracias a ello crecen, pero no hacia arriba o abajo, no hacia distintos niveles de jerarquía, sino extendiéndose de adentro hacia afuera de una manera circular, ampliando el perímetro espiritual, comprendiendo más aspectos de la vida. A medida que investigamos la senda druídica vamos descubriendo la sabiduría que encierra toda ella, en sus mitos, en sus leyendas, en sus historias, en sus convicciones. No es un sistema espiritual pasado de moda, sino una forma espiritual de captar lo que nos rodea. La espiritualidad druídica impulsa a nuestra alma para llegar a ser personas más sanas, impulsa a nuestra mente para llegar a ser más equilibrados y no aceptar nada a ciegas. Es un camino que sólo puede recorrer uno mismo, aunque otros puedan mostrar dónde comienza ese camino. Se debe andar y experimentar por uno mismo, para comprobar si sirve y funciona en nuestra vida. La senda del druidismo nos ayuda mucho en esta introspección íntima, y la Madre Naturaleza es la gran maestra que guía a quienes estén dispuestos a aprender con paciencia y humildad. La sabiduría que encierra el druidismo no es un sistema de creencias antiguo ni pasado de moda, sino un vehemente medio para captar lo que nos rodea, de manera que podamos aprender de todo lo que se halla en nuestro entorno a través de nuestra propia experiencia. Los druidas de antaño eran hombres con conocimientos, pero hombres que comían, vestían, orinaban y defecaban, como cualquier ser humano. Las representaciones románticas y sensibleras en los siglos posteriores de los druidas, hoy están desechadas y son obsoletas. Siempre los druidas fueron conscientes de sus propias limitaciones, como seres humanos que eran. Estudiaron, pretendiendo adquirir conocimientos, para entender aunque sólo fuera un esbozo, lo que pueda llegar a ser o Devenir la Divinidad y la Unidad del universo, en su multiplicidad. Y en esto, los druidas y seguidores druídicos del siglo XXI, estamos inmersos en las mismas tesituras. La senda druídica, no es una galopada a lo loco donde no haya vallas que saltar que obstaculicen el trayecto. No es un tren que circula por una vía fácil, ni una vía sin pendientes donde el avance y las soluciones a los problemas personales sean rápidas. Consiste en adoptar


voluntariamente una perspectiva distinta que proyecte un nuevo haz de luz sobre viejos problemas que pensamos irresolubles, que nos ofrezca la posibilidad de hallar en nuestro propio interior la resolución de la dificultad que nos afecta, nos aprisiona y nos aísla. El compromiso es con nosotros mismos, pues las respuestas a nuestros problemas se encuentran soterradas en lo más profundo de nuestro ser. La cosmovisión druídica nos puede ayudar a excavar el escabroso terreno con ahínco, para descubrir el tesoro escondido que se acumula en nuestra alma. En el siglo XXI, podemos hablar perfectamente de druidismo, aunque evidentemente, nada es como lo fue originariamente. De ser así, se trataría de una involución. Pensamos que el druidismo actual también se escribe en estas páginas, puesto que nosotros somos parte viva de dicha espiritualidad, de los druidas de hoy. Y la historia de los pueblos, de las filosofías, de sus espiritualidades y de sus distintas formas de entender el Mundo, sus ritos y convicciones, sus gentes, costumbres y formas de pensar, las escriben sus componentes.

¿Espiritualidad pagana en una sociedad materialista? Por: Nathair Damm Rotundamente, si. Y no solo ha de existir, si no que es necesaria. La sociedad en la que vivimos, trabajamos y nos relacionamos ha ido degenerando lentamente. No tan solo se han perdido valores humanos de gran importancia, tales como solidaridad, honor, compañerismo, misericordia, humildad…. sino que se ha perdido el espíritu de unidad con el resto de entidades vivas de este planeta, tanto humanos como animales, vegetales y minerales. Por algún motivo que no alcanzo a comprender, el ser humano se ha separado voluntariamente de la Naturaleza, sometiéndola y explotándola en beneficio propio de forma salvaje y egoísta. Cada día se extinguen especies valiosas por el abuso de los seres humanos, especies que no podrán ser recuperadas y que hacen que nuestro precioso mundo azul sea un poco más oscuro. Se siguen lanzando a la atmósfera millones de metros cúbicos de gases contaminantes, volviendo el aire irrespirable. Las fábricas lanzan sus vertidos a los ríos y mares, envenenándolos y provocando la muerte de los seres que habitan sus aguas. Las empresas mineras remueven toneladas de tierra para encontrar gemas, cristales y minerales semipreciosos en países subdesarrollados, dado que el interés en dichos seres minerales ha aumentado en los últimos años por un auge de la “moda new age”, esquilmando las riquezas de países de África, o de zonas como Brasil, ya castigadas por la tala indiscriminada de árboles en el Amazonas. Los tres elementos Druídicos están contaminados, y tan solo parece permanecer impasible el Fuego transmutador…. Los animales salvajes son arrinconados en esas reservas llamadas Parques Nacionales, donde viven en libertad aunque con movilidad limitada. Otros no tienen tanta suerte y acaban sirviendo como símbolo de estatus de alguna acomodada Señora. En cuanto a los animales domésticos, pocos son los que tienen calidad de vida, ya que la mayoría acaban enfermando por “humanizarse” (hay muchos casos de stress en los animales que viven en las ciudades) o abandonados cuando dejan de ser el juguete de la casa. En cuanto a los animales de consumo humano, se encuentran encerrados en espacios pequeños, con poca o ninguna movilidad, con luz artificial las 24 horas, comiendo continuamente, en lo que serian unos auténticos campos de exterminio…. El respeto por la Naturaleza, así como el contacto e intercambio tanto energético como emocional con el resto de formas de vida que conforman nuestro planeta, es una garantía de su continuidad. Como Paganos, como Celtas que respetamos y veneramos


la Tierra, es nuestra obligación instruir a las nuevas generaciones en el respeto y el conocimiento de la Naturaleza. Conocer es amar, y por desgracia en nuestra sociedad el estudio de la Naturaleza no pasa más que de puntillas por las aulas de nuestros colegios. Como padres Paganos, es nuestro deber instruir a nuestros pequeños, con la ayuda del resto del Clan, en las leyes de la Naturaleza, su conocimiento y su aprovechamiento racional. Debemos enseñarles a través de nuestro comportamiento, como respetar la Naturaleza, como evitar contaminarla, como reciclar y, con el consejo de nuestros hermanos más sabios, instruirles en las costumbres de los animales, en las antiguas leyendas que elogian aquellos valores humanos ya perdidas en nuestra sociedad. Como Paganos, como Celtas y como seguidores Druídicos tenemos la labor de procurar que las nuevas generaciones se involucren en la defensa y en el conocimiento de la Naturaleza. Para ello, el Clan se ha de involucrar también en ayudar en la educación a nuestros niños, tal y como hacían los antiguos Celtas. De la enseñanza de nuestra Espiritualidad y nuestros principios Paganos y Celtas a nuestros niños, nacerá la esperanza de una continuidad en la lucha por proteger a la Naturaleza y a sus habitantes. Yo tengo fe en ello.

ALGUNAS ESENCIAS DRUÍDICAS Por: Iolair Faol Lo que sigue a continuación es un esquema de algunos de los principios y convicciones por los que se mueve el Druidismo de hoy en día, y de aquellas personas que se sienten solidarios con él.

Monoteísmo Polifacético Los dioses, semidioses y héroes, tanto bajo aspecto masculino como femenino, así como otros seres, son entidades espirituales a las cuales se les adjudican representaciones fluidas y funciones variadas; ellos habitan entre los hombres, devienen con ellos (en ocasiones en lugares concretos, como ríos, lagos, montañas etc), pero ante todo pensamos que existe una Divinidad Absoluta creadora del cosmos, que es llamada por diferentes órdenes druídicas como el Innombrable, el Indecible, el Todo Absoluto, la Fuente Suprema, el Arquitecto Universal etc., pero en realidad lo que mejor define su naturaleza es que es Incognoscible. Nuestros dioses y diosas, todas nuestras Divinidades son facetas de esta Entidad Absoluta. La entidad Absoluta sólo puede ser representada de forma abstracta, mediante símbolos o figuraciones, pues su esencia es incognoscible para las limitadas mentes humanas. Naturalismo y Panteísmo Se concibe que lo religioso, espiritual y mágico está en la Naturaleza, pues todo es sagrado. Dios, el Todo Absoluto, etc (désele el nombre que se quiera), está o deviene en todas las cosas, como todas las cosas están o devienen con Dios o el Todo Absoluto, en un plan cósmico, donde todo actúa sobre todo y todo se vincula con todo. Las partes son al Todo, como el Todo es a las partes. Se persigue un fin armónico con todos los seres, vegetales, animales y entes visibles e invisibles, como una fase en ese acercamiento persistente al Todo Absoluto, para intentar comprender, aunque sólo sea en un esbozo, su Inmensidad. La Meditación, el Conocimiento y la Justicia son los pilares básicos para ese acercamiento. El druidismo no piensa que los animales sean esos “otros seres” que viven en este planeta para nuestro uso y disfrute. No anima a los humanos a pretender ser los dominadores de las otras especies, ni considera oportunas las teorías de algunas religiones exclusivamente monoteístas que


dogmatizan con la incoherente y disparatada idea de que los humanos somos los “reyes de la creación”. El Animísmo Druídico El animísmo atribuye al alma el principio activo de todos los actos psíquicos y vitales. Es también la convicción de que todo está animado y vivificado, de que las entidades de la Naturaleza son, en su singularidad y en su totalidad, seres animados. El animismo es en el druidismo un sentimiento religioso, según el cual se concibe que están dotados de alma o espíritu no sólo los hombres, sino también los animales, los vegetales y hasta los minerales, incluso algunos objetos considerados por las creencias imperantes como inanimados. Además de la Divinidad Suprema, existen divinidades menores intangibles de otras categorías, que moran y abundan por la Naturaleza. Existen espíritus o divinidades mayores, asociadas al Todo Absoluto, que son sus manifestaciones y le sirven como intermediarios, pero existen también espíritus o entidades comunes o menores, que ocupan un puesto intermedio entre las divinidades y el hombre. Aparecen y se desvanecen, simpatizan con los lugares más insólitos, como árboles, rocas, ríos, etc. Pueden asomarse a esta dimensión y establecer contacto con algunos humanos de desarrollada conciencia y, en determinadas circunstancias, y vincularse o comunicarse con ellos. El animismo druídico, entiende este Mundo como una realidad tangible y una supra-realidad intangible, porque estamos en un mundo de variadas dimensiones con manifestaciones visibles y fenómenos espiritualmente invisibles, para muchos ojos humanos. El animismo druídico entiende al ser Humano, básicamente, como un cuerpo mortal y un alma inmortal. El animismo druídico tiene la convicción, y actúa en consecuencia, afirmando que todas las cosas tienen alma o albergan "espíritus". Esta es la primera expresión de respeto de la especie humana hacia el resto de la Naturaleza. El Totemismo Druídico En el totemismo druídico, los animales y los árboles son considerados partes integrantes de nuestra tribu, de nuestra hermandad y de nuestra vida. Son considerados más que amigos, parientes, incluso consejeros. Son ajenos a la mercantilista concepción de meros y simples recursos utilitarios, para la satisfacción de las necesidades humanas, sean éstas de índole puramente nutricional o de vestimenta. El druidismo no contempla al animal, especialmente a los catalogados como domésticos o mascotas, como “objetos útiles o juguetes” capaces de satisfacer efímeros y banales caprichos humanos. El druidismo busca al animal, tanto al que llevamos dentro, como al que se nos ofrece a nuestros sentidos. Buscar al animal interior, no significa, ni mucho menos, buscar la “bestia”, en sentido peyorativo. Buscar al animal interior, es averiguar la forma, indagar el modo de mejorar las cualidades humanas, teniendo como símbolo y, si se quiere, ejemplo, las cualidades propias de nuestro animal particular o tribal, que se convierte acto seguido en el espíritu del tótem. Éste, a través de simbolismos más o menos complejos, tanto dentro de las realidades oníricas, es decir, en los sueños, como en la contemplación natural, en su medio, nos emiten una serie de enseñanzas que podemos, si lo deseamos, ir acoplando a nuestra personalidad y vida. El seguidor druídico cambia, se transforma, evoluciona, gracias a esa relación y encuentro con su tótem. El Devenir Todos las entidades divinas conocidas o desconocidas de nuestro panteón, las ancestrales heroínas o semidioses, los propios elementales y seres feéricos, e incluso muchos humanos como druidas y druidesas, así como otros sabios y sabias de diversas culturas, tras la cabal e intuitiva asimilación de las esencias del conocimiento, son los medios acertados y los canales apropiados, para la elaboración persistente de ese Devenir. La Fuente Suprema deviene como causa primigenia y dinámica, en la creación eterna, en la evolución constante, cuyos rastros, indicios y constataciones se fijan y se perciben con la marcha y devenir del tiempo y del Cosmos. Toda causa tiene un efecto. Todo efecto tiene una causa. Todo es movimiento y vibración, hasta el Todo Absoluto deviene. Los humanos necesitamos a la Fuente Suprema, Causa de todo, tanto como ésta precisa de los humanos y de todas las demás criaturas, tangibles o intangibles del Universo para el cumplimiento del Plan Universal. Un plan que la limitada mente humana no sabe con plena exactitud, en su actual estado de evolución y consciencia, por qué ni para qué se ha puesto en marcha…


La Indeterminación de las Factores o Relatividad de las Cosas No reinan este Mundo, las verdades, ni las mentiras, ni las realidades o las irrealidades absolutas. Todas ellas, son percepciones humanas de nuestros limitados sentidos, valoraciones de nuestras determinadas formas de pensamiento. Lo que es bueno para uno, no tiene por qué ser intrínsicamente bueno para otro. No existe pecado alguno, sólo existe el error o la falta cuando cualquier humano se revela incapaz de asumir sus responsabilidades o yerra en sus cometidos. Los Catmas Druídicos Al emprender, como exploradores libres, cualquier senda desconocida, nos hace falta, ante todo, un buen mapa, y una brújula que nos indique siempre el Norte magnético, la Estrella Polar que orienta nuestro camino. Existen, a modo de mojones fijados en las convicciones, ciertas señales que indican si realmente cada persona avanza por esta ruta, que escogió libremente, aunque ciertamente, cada explorador y caminante que se aproxima desde la periferia, rubrica de forma personal las diferentes marcas diseminadas que va hallando, conforme avanza por estos senderos Pero todo y así, conforme se avanza por la senda druídica, se descubren varios postes establecidos que componen las esencias druídicas. Dichas esencias son las bases de nuestra filosofía. No nos estamos refiriendo a ningún dogma, pues en cierto sentido el druidismo es una forma de anarquismo, nunca de caos, dentro de las concepciones religiosas. Y desde este pensamiento rebelde, es donde toman consistencia los catmas druídicos. La palabra Catma es un término empleado recientemente para expresar la antigua esencia druídica del cambio y la evolución de cada ser humano en su forma de pensar. Son aquellas ideas que fluyen y se transforman bajo la observación experimental propia, que no son sostenidas como indiscutibles. Contrario al dogma, el catma fluye y se adapta al momento, al medio, sin romper el delicado y sagrado equilibrio entre todos los seres. Es la unidad del cuerpo, el espíritu y la mente. Se dice popularmente que toda religión es dogmática, que todas certifican o garantizan una u otra cosa. Se dice que una religión que duda es inconcebible. Pues el druidismo como espiritualidad, como religión si se quiere considerar así, permite dudar, permite ser escéptico e incluso agnóstico. No todo es dubitable, no todo es un escepticismo al estilo científico, existen variadas convicciones, pero ante la Inmensidad de lo Divino, es una comprensible postura humana. Los catmas son ideas, ideas que pueden evolucionar, que no siguen la línea recta del dogmatismo, son presunciones circulares, de complejas líneas curvas que sólo se mantienen en nuestra mente, mientras demuestran tener validez; cuando dejan de ser válidas pueden transmutarse en otra idea o catma, más enriquecedor. Los catmas son libres y nos hacen libres, no condicionan los pensamientos a creer por defender una creencia, a creer porque siempre fue así y así debe seguir siendo. Los catmas se basan en nuestra propia percepción, en nuestra experiencia personal, en nuestras dudas incluso; de hecho, podemos actuar como si nuestras conjeturas fueran ciertas, hasta comprobar en nuestro interior la veracidad, relatividad o falsedad de dicha conjetura. Estas ideas fluidas son como caballos que pueden evolucionar aceleradamente, a galope tendido, pueden progresar al trote o simplemente moverse al paso. Veamos un ejemplo: un catma puede ser la teoría de la existencia de las hadas y otros seres “fantásticos”. A priori, debemos admitir que no tenemos la suficiente información acerca de su existencia y realidad. No una realidad estrictamente empírica y tangible, sino en nuestra realidad dentro de ciertos paradigmas concretos. Conforme profundizamos en la sabiduría ancestral, podemos llegar a intuir fuertemente que dichos seres en realidad existen o, por el contrario, nuestros esquemas mentales nos pueden conducir a decidir que se trata de imágenes mentales o del subconsciente que funcionan a modo de arquetipos o incluso como guías espirituales, o tal vez proyecciones psicológicas del individuo. Pero en cualquier caso, mientras no llegue la certeza personal de cualquier posibilidad apuntada, se actúa con respeto, como si dichos seres existieran realmente, y sólo serán descartados por nuestras mentes cuando nuestra experiencia y entendimiento personal nos lo indique. De esta manera, los “catmas” actúan de una forma independiente y como relajantes mentales en nuestros progresos espirituales. Las Tríadas


El pensamiento ternario se basa en el concepto de equilibrio. En las significaciones morales o éticas de los seres humanos, como en las interpretaciones esbozadas, tanto del Microcosmos como del Macrocosmos, el pensamiento ternario parte de que ningún ser humano es absolutamente bueno o malo. Entre lo considerado bueno y malo, hay una tercera vía: la fluctuación entre ambas, o la decisión dentro del libre albedrío, de actuar de una manera u otra, según nuestro grado de conciencia. No existe una determinación divina o sideral que nos obligue actuar de una forma u otra. Entre la oscuridad y la claridad, hay una tercera vía, una multitud de matices, como entre lo blanco y negro. Entre el 0 y el 1, hay una tercera vía, un cúmulo infinito de decimales. Entre la vida y la muerte hay una tercera vía, el Otro Mundo, el Más Allá. Entre el Todo y los humanos, hay una gran abundancia de otros seres. Entre lo sólido y lo líquido, está lo gaseoso. Entre el fuego y el agua, nace el vapor. Entre el cuerpo y la mente, está el Alma. Entre la noche y el día, existe la Fugacidad Incierta, momentos indeterminados, que se aprecian en la aurora y el ocaso. El Triskel, que es uno de nuestros símbolos, representa gráficamente el pensamiento Ternario. En una de sus variadas interpretaciones, el Triskel es el Aire, el Agua y la Tierra. El fuego es más que un elemento pues a pesar de existir en función de los otros tres, es un factor importante: es el Espíritu, es el movimiento, la energía que pone en movimiento a los otros tres. Los tres estados de la materia, sólido, líquido y gaseoso, pueden ser transformados por la acción del fuego. De ahí una de las simbologías de nuestro Triskel: tres brazos en movimiento en un círculo. La Libertad Libertad, pero con sentido de la responsabilidad. Hombres y mujeres, no somos rivales, ni enemigos. Somos la parte de un todo y nos complementamos como seres humanos cuya esencia es divina. Las sociedades materialistas actuales y diversas religiones imperantes, son eminentemente patriarcales y relegan a la mujer a segundos o terceros planos. Lo femenino es creación, es intuición, es emoción, es inspiración; lo masculino es pensamiento, acción, razón. Ambas polaridades manifestadas en este plano, pueden complementarse en una tercera vía: el equilibrio entre ambas. Todos los seres humanos tenemos este binomio y el Druidismo entiende, que es demencial luchar contra nuestra propia esencia. Moralidad y Ética Nuestra moralidad no está por tanto sujeta a rígidos dogmas o excesivas imposiciones, sino a la contemplación pragmática de los comportamientos individuales. La materia es al espíritu, como éste es a la materia, y ambos están vinculados por un tercer término que les es inseparable: el Todo Absoluto o Entidad Suprema, el cual es la Unidad, el Todo de una dimensión ternaria. El Honor como Pauta de Conducta El Honor, en la filosofía y espiritualidad druídica, es también un atributo de nuestra alma. Entendemos por Honor, aquella cualidad ética inherente a todo ser humano que una vez avivada o despertada, nos impulsa al más estricto cumplimiento de nuestros deberes respecto del prójimo y de nosotros mismos. Lo Sobrenatural Contrario a la neurótica especulación o negación de aquellos fenómenos que no podemos explicar, característica de la mentalidad moderna, el Druidismo tiene una tranquila aceptación de la presencia de lo mágico o sobrenatural en nuestras vidas y entorno, y ello es lo que caracteriza a quien transita por la senda druídica. Los seguidores druídicos no podemos cambiar al mundo, pero con nuestro ejemplo y conducta es posible que cambiemos por lo menos, a una persona, y este es el primer paso para cambiar al mundo. Caminamos perpetuamente hacia nuestra superación personal, sin pretender imponer nuestras creencias. Es un “geis” (interdicción) para todo seguidor druídico hacer proselitismo al estilo de muchas sectas religiosas. Sólo explicamos nuestros puntos de vista, principios y convicciones a quien realmente quiere saber y se interesa por ellos. Seguramente cada apartado mencionado es digno de una explicación más extensa, que iremos abordando progresivamente, conforme el sitio vaya creciendo, pero mientras: ¡Pasead por los bosques profundos y por las praderas esmeraldas! ¡Gozad de las flores, y de sus aromas! ¡Abrazad a los árboles! ¡Mojaos en los ríos y bebed de sus fuentes! ¡Musitad a las


mariposas, y hablad a los pájaros!. Ellos son parte de la divinidad y, como tales, de una forma u otra os transmitirán conocimientos y paz de espíritu, alentándoos hacia la progresión personal.

EL DRUIDISMO: CAMINO DE ASCENSION CELTA Por Gaueko Bele El camino pagano es un camino de autoconocimiento, de ascensión. Es ya célebre la frase inscrita en Delfos que dice Conócete a ti mismo y es que posiblemente sea la máxima del sendero pagano. El camino del paganismo invita a la reflexión sobre la esencia de las personas. Las palabras paganismo y pagano vienen del Latín "paganus", haciendo referencia a los habitantes de los pagos que aún conservaban la Antigua religión. Actualmente hace referencia a aquellos que hemos recogido el testigo de aquél camino de ascensión y de las antiguas enseñanzas que conducen a la iluminación. El sendero pagano no pudo ser destruido y en su lugar fue progresivamente absorbido por el cristianismo, como por ejemplo la misma figura crística, mucho más antigua que el propio Jesús de Nazareth y demonizado en aquellos aspectos que no pudieron ser fagocitados por aquél incipiente culto apostólico, como el culto al Dios Astado, o el culto a la fértil Madre Tierra. Para aquellos primeros cristianos, incluso hoy en día pervive la idea, un pagano era todo el que no sea de su religión o incluso un pagano es todo el que practica una religión politeísta (lo que haría paganos a los hindúes, por ejemplo) pero se suele tener por cierto, y como buena definición, que pagano es aquél cuyo camino hereda la espiritualidad indoeuropea y semítica. El paganismo pervive. Esta Antigua senda nos invita a través de sus enseñanzas a mantener una unión con nuestra Madre Tierra. El paganismo nos invita a sintonizar con la Naturaleza, a sentirnos parte y no dueños de la misma. A través de diferentes caminos, nos invita a unirnos y a sentir partes diferentes de la creación El paganismo es quizás la religión más antigua de la humanidad, remontando sus orígenes al paganismo indoeuropeo, aproximadamente datado entre los años 1500 a 75000 años en el pasado. La humanidad fue mayormente pagana por muchos milenios, y pervivieron hasta hace apenas mil años. Enseñanzas comunes a todas las ramas del paganismo son por ejemplo el sentimiento de ser una espiritualidad libre, donde el que está en ella lo hace por decisión propia. En ella se admiten a personas de todas las razas, etnias, nacionalidades, géneros e ideologías políticas con plena igualdad. Asimismo, busca encontrar la esencia, el alma y por lo tanto, respeta la esencia, la voluntad de los demás seres vivos. Otras creencias son la reencarnación, que es una idea bastante extendida en muchas de sus ramas. La creencia en el karma: En la Wicca, el código es “Haz lo que quieras, a nadie dañes”, en la religión Asatrú es el concepto de Orlog. Existen varias vertientes del paganismo, dependiendo del paradigma local donde se desarrollaron. Actualmente se reconocen como camino paganos a Asatru u Odinismo (que son los herederos del paganismo nórdico y germánico), Druidismo (que es espiritualidad celta, el Helenismo (que se basa en las antiguas tradiciones griegas),


Kemet (o legado pagano egipcio), la Stregheria (que es la brujería italiana) y la Wicca que es la tradición que recoge la brujería popular europea. Existen intentos reconstruccionistas de otros camino paganos, como el paganismo eslavo o la restauración de los viejos mitos semíticos, pero son menos conocidos posiblemente por ser menores en número de seguidores. El druidismo es el heredero de las enseñanzas celtas. Los druidas era los sacerdotes de los pueblos célticos. Un druida cree en que el mayor maestro es la Naturaleza. Se ve como parte integrante de la creación y persigue vivir en armonía con ella. Aprendiendo de la naturaleza, comprende mejor su esencia. Los druidas creen que esta vida real es una ilusión y los sueños otra realidad. Sin dogmas, ni creencias rígidas, sino con catmas, con creencias fluidas, mantenidas solamente mientras tienen valor. Antiguamente, el término druida se refería exclusivamente a los sacerdotes del pueblo celta, los cuales pasaban por procesos de iniciación y estudio que podían durar hasta 20 años. Hay varios grados como los bardos (poetas y maestros, los vates (adivinos y curanderos) y los druidas (sacerdotes). También había druidesas ó druidas mujeres. Los druidas conformaban un elemento fundamental dentro de la sociedad celta siendo sacerdotes, consejeros espirituales, jueces, abogados, médicos, ¡ artistas, adivinos y muchas cosas más. También tenían una posición importante en la política celta, siendo ministros y a veces electores de los reyes. Hoy en día, lo habitual es que se suele referir con el término druida a todo seguidor del druidismo y no sólo a los clérigos debidamente ordenados. El paganismo, y el druidismo en particular, tiene una relación íntima con el chamanismo y muchas partes de sus caminos coinciden. Ambos creen que la Madre Tierra no es solo un planeta creado para uso, abuso y disfrute de los humanos, sino que tiene alma, tiene esencia. Más allá de esto, siguen un mismo sendero, basado en unas enseñanzas similares. Los druidas buscan llegar a la Awen, al Espíritu Fluido o Iluminación y así unirse al Todo. Los chamanes igualmente buscan esto, llegar a la Iluminación, que es lo que Buda describía como el final del sufrimiento. Para los toltecas, es regresar a la Esencia, unirse al Gran Espíritu. Un ejemplo de estas similitudes podría ser el Camino del Guerrero. Y existe una relación muy estrecha entre el Camino del Guerrero y los Preceptos Druídicos. El Camino del Guerrero es el modelo de ascensión tolteca. Y esas mismas enseñanzas son una parte de lo que el paganismo nos enseña, y más en concreto la manifestación druídica del paganismo. El Camino del Guerrero: Un druida debe ver todo, saber de todo, sufrir todo. Los Toltecas nos hablan de los Videntes, que formarían varios Linajes de Guerreros, de los cuáles surgirían diferentes ramas de chamanes. Uno de estos linajes es la rama a la que pertenecía Don Juan, el maestro de Carlos Castaneda. Otro de los linajes es del Águila, a cuya familia pertenece Miguel Ruiz, autor del libro “Los Cuatro Acuerdos”, más centrado en el camino del Amor. El Camino nos dice que el Guerrero es aquél que pretende ascender.


El Camino del Guerrero transmitido por el Linaje del Águila nos da cuatro claves para llegar a esa iluminación: • Conciencia • Transformación • Amor • Poder Los druidas bien sabían que para alcanzar la iluminación debían tomar conciencia, saber. Sólo quien se conoce es capaz de conocer la esencia. Una vez que conocemos qué es la esencia y qué es ego, somos capaces de transformarnos, de llegar al amor. Un druida sabe que debe vivir y debe sufrir, entendiendo este sufrimiento como experimentación, como la propia existencia sin estar ligada únicamente al dolor y al igual que los elementos sufren cambios, sufrir asimismo esa transformación. Los druidas saben que deben verlo todo, tomar conciencia y a través de esta conciencia, aprender para transformarse, para llegar a la Awen. El Mitote: Los druidas creen que un hombre es lo que el piensa que es, lo que los demás piensan que es, lo que realmente es Los Toltecas nos dicen que nuestra mente está dividida en tres parte diferentes. Una es el Libro de la Ley. El Libro de la Ley es la parte de nuestra mente donde están recogidas todas las creencias aprendidas de nuestros antepasados, que se convierten en leyes y nos cuestionan. Desde que nacemos nuestro Libro de la Ley se comienza a gravar y se va llenando de ideas que nos vienen de diferentes fuentes: la sociedad en la que nacemos, la familia en la que nacemos, lo que nos enseñan nuestros padres, nuestros maestros, nuestros amigos. Poco a poco se va forjando este libro que regirá cada uno de nuestros pensamientos y servirá para medir cada una de nuestras acciones. Es el corazón de nuestro Ego. La otras dos partes de nuestra mente son el Juez y la Víctima. En base a nuestros Libro de la Ley nuestra mente considera si algo es bueno o no y en base a esa decisión tomada actuamos como jueces o como víctimas ante una situación. Esta conversación interna, este constante juicio genera el Mitote, que es el alboroto, el ruido constante que hay en nuestra mente. De estos juicios, de este mitote, se alimenta el Parásito Energético o Enemigo Interior. El parásito se alimenta de todo lo negativo, todo lo que va en contra del amor. El parásito, al igual que nuestros libro de la ley, se transmite de padres a hijos, incluso durante generaciones. Esta actividad de juicios, de hacer de víctima, genera un saco de culpabilidad. Para luchar con el parásito los Toltecas crearon el camino del guerrero. Los druidas dicen que hay un gran poder en el silencio. Este silencio druídico bien se puede interpretar como referencia a su Sigilo, a su esoterismo, pero no es menos cierto que el Silencio del druida debería ir más allá y silenciar a nuestros egos y los susurros de nuestros parásitos.


Tomar conciencia: Un druida se presenta ante sus dioses sin Nombre y sin Cara La recapitulación es un concepto importante dentro del mundo chamánico. Como es ya sabido, los chamanes, y las religiones con clara herencia chamánica, creen que esta vida no es real. Para los chamanes esta vida es Maya, que es el concepto que actualmente muchos conocen como Matrix debido a la famosa película norteamericana de carácter fantástico: vivimos dentro de una simulación, de un juego. Los celtas, igualmente, estaban convencidos del sencillo paso que hay de una vida a otra, de la poca importancia de la muerte y de la continuidad del ciclo de renacimientomuerte- nueva vida. Es a través de esta recapitulación donde el guerrero toma conciencia sobre su vida, realizando un ejercicio de distanciamiento entre su esencia y su ego. Al recapitular un guerrero sabe que él es esencia, que es parte del todo más allá de las circunstancias de la actual encarnación. Nosotros, los seres humanos y , en realidad todos los seres vivos de este planeta, somos seres superiores que forman parte del Todo, que se escindieron de él y que en su camino de retorno hacia este Todo, hemos decidido bajar a la Tierra y vivir en este mundo para aprender. Para ello, escogemos la vida que vamos a vivir, generamos un personaje, una vida con unas características, con unas vivencias, que le marcan el camino y las lecciones a aprender. El hecho de recapitular consiste en realizar un acto de desapego con las circunstancias de esta vida, con esta encarnación. Al realizar la recapitulación, el chamán cuenta cada detalle de su vida, rememora cada situación padecida o gozada en esta encarnación. Muchos chamanes, para recapitular, ascendían al monte, con una ánfora o jarra vacía y allí, en el monte, se sentaban y comenzaban a comentar su vida al jarrón, hasta que la "llenaban" de sus recuerdos, de toda su vida. Contra más detalles daban, contra más eventos le contaban, más completa era la recapitulación y más completo el desapego del Espíritu con el Ego, mayor la diferenciación entre la esencia real y las particularidades de esta encarnación. Los druidas también realizan este tipo de actos y tienen estas mismas creencias. Comenta Pedro Plau Pons en su libro "Druidas" que los druidas se acercaban a los dioses "Sin Nombre y Sin Cara". Los druidas eran conscientes de este juego cósmico y realizaban este acto de desapego antes de realizar ritos o de comunicarse con los espíritus de sus Ancestros o a los mismo dioses. Es esta frase la que recoge esta idea de alejamiento del Ego, de alejamiento de esta encarnación y nos invita a alcanzar nuestra esencia antes de realizar cualquier comunicación con dioses y espíritus. A continuación, se presentan unos extractos del libro “Pases mágicos” de Carlos Castaneda hablando sobre la recapitulación y que describe la práctica de la misma: “La recapitulación, de acuerdo con lo que don Juan les enseñó a sus discípulos, fue una técnica descubierta por los chamanes del México antiguo y utilizada por cada chaman practicante desde aquel entonces para ver y revivir todas las experiencias de su vida, con la finalidad de alcanzar dos objetivos trascendentales: uno, la meta abstracta de cumplir con un código universal que demanda renunciar a la conciencia en el momento de morir y, número dos, alcanzar una meta sumamente pragmática, la de adquirir fluidez perceptual" "La recapitulación como un procedimiento formal debe iniciarse con el recuento de los eventos que acaban de suceder. De esta forma, la primacía de la experiencia tiene la


prioridad. Algo que acaba de suceder es algo que se puede recordar con gran exactitud. Los brujos cuentan con el hecho de que los seres humanos son capaces de almacenar información detallada de la que no se está consciente" "Actualmente, en la práctica de la recapitulación de eventos es necesario respirar profundamente, abanicando la cabeza, por así decirlo, lenta y suavemente de un lado a otro, empezando ya sea por la derecha o la izquierda. Este movimiento de la cabeza se realiza tantas veces como sea necesario mientras se recuerdan todos los detalles accesibles. Don Juan comentó que los brujos hablan acerca de este acto, como el acto de inhalar todos los sentimientos que se vivieron en el evento que se está reviviendo, y se exhalan todos los estados de ánimo no deseados y los sentimientos ajenos que se quedaron en nosotros" "En un nivel más mundano, la recapitulación otorga a los practicantes la capacidad de examinar la repetición en sus vidas. La recapitulación los puede convencer, sin sombra de duda, de que todos nosotros estamos a merced de fuerzas que finalmente no tienen sentido, aunque a primera vista parezcan perfectamente razonables. Don Juan me aseguró que si cualquier cambio en la conducta ha de realizarse, tiene que ser a través de la recapitulación, ya que este es el único vehículo que puede acrecentar la conciencia al liberarla de las calladas exigencias de la socialización, que son tan automáticas, tan dadas por sentado que ni siquiera se notan bajo circunstancias normales, mucho menos se las examina" "Don Juan me aseguró que lo que los brujos del México antiguo buscaban ávidamente en la recapitulación era la memoria de la interacción, ya que en la interacción yacen los profundos efectos de la socialización la cual se esforzaban por superar por todos los medios posibles" "Me dijo que los acechadores usan cajas o ataúdes de tierra para encerrarse dentro de ellos en tanto reviven, pues no se trata sólo de recordar cada momento de sus vidas. La razón por la que los acechadores deben recapitular sus vidas de forma tan meticulosa es que el don que el Águila da al hombre incluye la buena voluntad de aceptar un sustituto en vez de la conciencia genuina, si tal sustituto en verdad es una réplica perfecta. Florinda me explicó que ya que la conciencia es el alimento del Águila, ésta puede quedar satisfecha con una recapitulación perfecta en lugar de la conciencia misma" "Por ello su benefactor le había dado la enorme caja de madera como símbolo y herramienta. Era una herramienta que le permitió aprender a concentrarse; tuvo que sentarse allí durante varios años, hasta que todas su vida pasó ante sus ojos. Y era un símbolo de los estrechos linderos de nuestra persona. Su benefactor le dijo que cuando hubiera terminado la recapitulación debía romper la caja para simbolizar que ya no estaba sujeta a las limitaciones de su persona" La Transformación: las tres cosas que un druida debe controlar son la mente, la mano, el deseo. El camino de Guerrero presente un modelo basado en Cuatro Acuerdos. El Guerrero firma esos cuatro acuerdos para alcanzar la iluminación, al igual que los druidas intentan alcanzar la Awen. Cuando un guerrero se compromete con esos cuatro acuerdos, se compromete a: • Ser impecable son sus palabras • No tomarse nada personalmente • No hacer suposiciones


• Hacer siempre lo máximo que pueda. Esta es parte del camino del guerrero y tal y como el guerrero se plantea transformar sus actos, y más allá de ellos, lo que los motiva: los pensamientos, la mente y los deseos del Parásito. Ser impecables con las palabras: Un druida sabe que hay un gran poder en el Silencio El guerrero se compromete a ser impecable con sus palabras. Un guerrero habla con integridad, y solamente dice lo que realmente quiere decir. El silencio es un arma poderosa, es lo que se produce al silenciar el mitote generado por nuestra mente. Al igual que hay un gran poder en el silencio, hay un gran poder en nuestra palabras. Con ellas expresamos nuestros deseos, nuestra voluntad y las palabras hechizan, generan la misma realidad. Es por eso que un guerrero se compromete a hablar contra sí mismo y contra los demás. Es por esto que un guerrero utiliza el poder de sus palabras para avanzar en la dirección de la verdad y el amor. Es por eso que el silencio es poderoso No tomarse nada personalmente: las tres virtudes del saber druídico son estar consciente de todo, soportar todo, ser despojado de todo. Un guerrero es inmune a aquello que opinen los demás de él, porque sabe que los actos y las opiniones de los demás son una proyección de sus propias realidades, de sus libros de la ley, Un druida debe ser consciente en todo momento de ello y sabe, como el guerrero, que nada de lo que hacen los demás, ni de lo que le pasa, es por él mismo, y por tanto, al dejar de tomarse los actos y palabras de los demás como algo que giran en torno suyo, dejan de ser víctimas No hacer suposiciones: las tres claves de la sabiduría druídica son saber, atreverse y guardar silencio. Un guerrero no desperdicia su tiempo tratando de imaginar lo que los demás piensan o sienten. Alguien que ha asumido este camino es consciente que es necesario conocer lo que los demás piensan o como les afectan sus actos, pero para adquirir ese conocimiento no hace suposiciones, no deja elucubrar a su juez y a su Víctima, sino que haya el coraje para preguntar a los demás y expresar lo que realmente piensa. Es así, como se silencia el Mitote. Es así como un guerrero se comunica con sus semejantes: de manera tan clara como pueda y evitando malentendidos, tritezas o victimismo. Hacer siempre lo máximo que pueda: las tres cosas que un druida debe evitar son esperar lo imposible, llorar por lo irrecuperable, temerle a lo inevitable. Lo máximo que un guerrero puede hacer es cambiar Un guerrero no se lamenta en que las cosas muten, sino que se aclimata a esos cambios, y dependiendo de las circunstancias actuar de una manera u otra, sin atarse a su pasado. Sencillamente un guerrero siempre intenta hacer todo lo que puede en cada oportunidad, sin juzgarse o lamentarse.


Un druida igualmente intentar no lamentar aquello perdido que no se puede recuperar, no se regocija en el dolor gratuito alimentando al parásito.

CHAMANES Y DRUIDISMO Por Gaueko Bele

El Druidismo tiene una clara herencia chamánica. Si se analiza el druidismo, se pueden ver muchos elementos propios de los chamanes, hasta el punto de que se puede decir que los druidas eran chamanes celtas aunque el trabajo chamánico no es lo único que define a un druida, puesto que además de chamanes, son jueces, poetas, historiadores, médicos, maestros, consejeros, artistas, astrólogos, magos. Es necesario para entender la relación de ambos saber qué es un chamán. Se identifica como chamanes a personas del mundo que son originarias de lugares que están situados en puntos muy alejados entre sí del planeta. Sin embargo, se engloban a estas personas dentro de un mismo concepto debido a que todos ellos tienen rasgos comunes. Esto es, podemos encontrar a través de cada uno de los cinco continentes a personas que siguen un mismo camino y que tienen unas prácticas comunes y que, por tanto, podemos identificar como practicantes de chamanismo. En origen, semánticamente la palabra chamán proviene del vocablo tungús shamán, que viene a significar sabio o el que tiene sabiduría. Geográficamente, en origen es de la zona de Siberia de donde procede el fenómeno y es a partir de ahí y con el paso del tiempo desde donde se extiende posteriormente. Es desde el centro de Asia desde donde se despliega y lo hace por dos caminos: por una parte, vía estrecho de Bering, hacia América y por otra parte, hacia el oeste, siguiendo el camino migratorio indoeuropeo y se dirige como dicha migración primero hacia el este y norte de Europa, dando origen entre otros a los Godar teutones para, posteriormente, extenderse por el resto de Europa. De hecho, podemos encontrar prácticas chamánicas tanto en los germanos del norte de Europa, en Noruega como en el sur, en los sacerdotes de la Grecia clásica y los misterios eleusinos. Muchas veces se habla de chamanismo refiriéndose a los elementos primitivos de las religiones. Sin embargo, los chamanes son algo más. Se puede identificar a los chamanes como mediums, debido a su contacto con los espíritus, como adivinos o augures, como magos o hechiceros, como sanadores o curanderos. En ocasiones son místicos y poetas. Los chamanes son todo esto, sí, pero no sólo esto. Los chamanes podrían ser identificados con hombres medicina. Hay algo que los separa de todas estas prácticas, que los diferencia. ¿Qué es lo que identifica a un chamán? Para entender lo que los diferencia de otros magos, de otros místicos o curanderos, lo que conforma la definición del chamanismo y de estos estados modificados de conciencia es necesario entender la visión chamánica del mundo. La cosmología de los chamanes está formada por varios mundos, y este es un rasgo común a todos los chamanismos, independientemente de la cultura madre del chamán. La concepción andina, por ejemplo, nos habla de una realidad que se divide en tres mundos: Kay Pacha o mundo del aquí y ahora, Uku Pacha o nivel del ego y Hanan Pacha o mundo espiritual. Para los Kahuna hawaianos la realidad está formada por cuatro mundos: se trata del ike papakahi, el ike papalua, el ike papakolu y el ike papaha, que representan


respectivamente el mundo ordinario, el mundo psíquico, el mundo de los sueños y el mundo existencial. El chamanismo es la técnica del éxtasis y el chamán es el maestro del éxtasis. Un chamán es aquél que tiene la capacidad de entrar en un estado de conciencia alterados a voluntad. Se puede definir el éxtasis como un estado psicológico que se caracteriza por un sentimiento absorbente de admiración, de alegría de arrobamiento y a veces de enajenación. Desde una perspectiva teológica hace referencia a un estado de unión con Dios o lo divino por medio de la contemplación y el amor vivido íntimamente. Y exteriormente por la suspensión mayor o menor de la actividad sensorial en relación con el mundo externo. Y esto es lo que define el trabajo del chamán. Si intenta curar, un verdadero chamán no sólo intentará sanar al enfermo en el mundo real, sino que trabajará los todos los mundos a la vez. Como resumen, se puede hablar siempre de varios mundos que coexisten a la vez y sobre los que el chamán va a trabajar. Para el chamán existe el mundo objetivo, que es la realidad tal y como la conocemos, el nivel bajo de la realidad. Pero para él también existe el mundo subjetivo, donde habitan los espíritus de la naturaleza y donde el chamán puede conversar con ellos, donde todo está interrelacionado, todo es sincrónico. Hay además un mundo simbólico, un mundo de sueños y arquetipos, de Dioses y de Animales de Poder. En este mundo el chamán trabaja con sueños, moldea la realidad. Por último, ven la existencia de un mundo holístico, un mundo de luz, de energía, de unión con lo sagrado. El chamán es aquél que viaja por estos mundos ha través del estado alterado de conciencia: el chamán ha muerto y renacido. Esta muerte y resurrección marca el principio del camino chamánico, la iniciación del chamán. El chamán desciende a los Infiernos o asciende a los cielos, contacta con sus guías y llega al entendimiento. Contacta con los otros mundos para, desde ellos, modificar la realidad. Después renace, regresa a la realidad que abandonó. Es fundamental saber que para el chamán el mundo es lo que crees que es, es decir, cada persona genera su propia realidad. Esto es, cada cuál hace que las cosas sean posibles o imposibles, reales o irreales. Y para ello realiza su trabajo chamánico. Este trabajo consiste en alcanzar un estado alterado de conciencia, de realizar el viaje a esas otras realidades y afectar al mundo objetivo desde el mundo subjetivo y desde el mundo simbólico. Para ello el chamán entra en trance, alcanza precisamente el éxtasis que lo define. Alcanza el éxtasis con muchos métodos, desde el uso de sonidos repetitivos hasta el uso de sustancias psicotrópicas o sustancias enteógenas. Pero no hay que olvidar que en base a esta concepción del universo, a este paradigma, existe una doble lectura para el concepto de trabajo chamánico. Un significado de este trabajo es un trabajo de poder, donde el chamán entra en trance a través de experiencias extáticas para viajar a través de los mundos con el fin de modificar la realidad. Allí el chamán habla con los espíritus, aprende de ellos, trata con


los elementales, contacta con los animales de poder, y con sus guías. Desde allí sana los cuerpos y las almas, cura las enfermedades. Pero también es un trabajo chamánico el trabajo de amor, de autodescubrimiento, más allá de esas acciones mágicas o sanadoras. El chamán sigue un camino de crecimiento interior, con el fin de alcanzar ese mundo holístico, la ascensión. Para los Toltecas, este camino es el Camino del Guerrero. Este camino de trabajo interior consiste en cuatro pasos: conocimiento, transformación, amor y poder. El trabajo chamánico nos acerca al Todo. El chamán cree que esta vida es Maya, un sueño y que la realidad es el Otro Mundo, el mundo de Luz y espiritual. El Chamanismo Esencial dice que somos espíritus, que nuestros espíritus han tomado forma en nuestros cuerpos y que hemos bajado desde nuestro hogar en los cielos a este mundo para aprender en diferentes vidas y existencias. Para los druidas, la vida es un sueño y lo real es el Otro Lado, el otro mundo. Descendemos desde el Castillo de Arianhrod para acercarnos cada vez más al Todo, a la Fuente, aprendiendo reencarnación tras reencarnación. El druida, al igual que el chamán, está unido a la Naturaleza. Ambos están unidos a su entorno. Lo investigan y estudian con el fin de adquirir conocimiento: buscan las propiedades mágicas y curativas de todo aquello de lo que les rodean. Tanto uno como otro hablan con los espíritus de las plantas y los árboles. El chaman conversará con el espíritu de las plantas de poder, que le guiarán en el trance chamánico. El druida contactará con el espíritu de los árboles de sabiduría para que le guíen. El druida, al igual que el chamán, se comunica con los espíritus de los animales. El chamán se hace uno con el espíritu del animal y asimila el espíritu de sus tótem. De hecho, los druidas llegan a transformarse en esos animales, en hacerse uno con esos ellos. Al igual que los chamanes, un druida es un medium que habla con sus antepasados, recibe información de ellas. Los chamanes son identificados desde la niñez como tales, generalmente a través de alguna señal como un rayo, a través de sueños o a través de enfermedades de los nervios o como la epilepsia. Estos puede señalar a un futuro chamán, aunque también es posible formarse como tal por propio convencimiento, si bien son considerados menos poderosos. En cualquier caso, no es reconocido como tal hasta que no ha recibido una doble instrucción: una instrucción de orden extático como los trances y otra tradicional donde aprende las técnicas chamánicas, mitología entre otros conocimientos a través de la formación otorgada por los antiguos chamanes Los druidas igualmente eran buscados en muchas ocasiones desde pequeños y si algún niño presentaba posibilidades de poder ser especial era llevado al bosque para someterle a una serie de pruebas. Si se decidía que el niño era apto, se le llevaba a formarse con los druidas. Esta formación en el conocimiento druídico era larga y ardua y pasaba veinte años hasta que el estudiante era iniciado y se convertía en un druida. El druida cree también en varios mundos, como el chamán. Tanto los chamanes como los druidas, realizan viajes a través de los mundos mediante estados alterados de conciencia.


El druida, cree en Annwn, lo más alejado de Dios, en Abred o el mundo donde están las cosas corporales y las cosas muertas, Gwynvyd, el mundo de los dioses.,de los cielos, el Otro Lado. hasta alcanzar Ceugant, la unión con el todo absoluto. Como el chamán, el druida modifica su conciencia para conseguir información o realizar trabajos mágicos. Unos y otros lo realizan mediante la ingestión de sustancias tóxicas como la amanita muscaria o a través de cantos, tambores, respiraciones u otros medios. Pero lo más importante es el trabajo interior. Ambos persiguen a través de estas ingestiones de enteógenos para potenciar el trabajo de autodescubrimiento, un continuo aprendizaje, buscando experiencias que sean únicas. El verdadero sentido del druidismo: la Ascensión, la Iluminación, la Awen, el Espíritu que Fluye. Los druidas, como todas la religiones paganas, buscan el conocimiento interno, es el precepto de “Conócete a ti mismo” y siguen un camino hermano al camino del guerrero e intentan llega a la Awen, Para los druidas el camino a la Awen está descrita por un triple camino: la naturaleza, el conocimiento y la verdad. Es a través del conocimiento interno, a través de la verdadera naturaleza del ser, de una concepción real y verdadera de la realidad como llegamos a la Iluminación, a la Awen. Estas tres cosas que son vitales, nos acercan al amor y por tanto a la propia Creación. La verdad para los druidas era realmente importante. De la verdad nacen muchas otras cosas como la honestidad, o la sinceridad. La verdad aplicada a uno mismo y la verdad hacia el mundo. Otra es el conocimiento puesto que para acercarse al amor, a la creación es necesario conocerse a sí mismo, conocer a los que te rodean, conocer tu entorno. Los Druidas estudian la Creación, la intentan conocer. La contaminación del conocimiento, negar la posibilidad de conocimiento a alguien, es algo atroz para un druida. Y la naturaleza es el resultado de nuestra voluntad, de la unión de nuestros actos, nuestros pensamientos y nuestra alma. El actos se realiza como representación terrenal de nuestros pensamientos, que son generados a su vez por nuestra propia esencia, por nuestra propia naturaleza y que interactúa con la verdadera naturaleza de la Creación. El chamán se inicia a través de un viaje de muerte y resurrección, viaje que también realizan los druidas, puesto que esta muerte y resurrección se puede observar en las iniciaciones druídicas, donde el jovén que se iba a iniciar moría y volvía a nacer. Se dice que el joven futuro druida era purificado con fuego, sustancias psicotrópicas y cantos y al llegar a otro estado de conciencia era conducido junto a un árbol, donde era colgado dentro de un saco hasta el amanecer, donde renacía. Pero fuera aparte de posibles ceremonias practicadas para iniciarse, el mayor ejemplo de trabajo chamánico y resumen de varias de las características chamánicas, donde se puede ver mejor este trabajo de muerte y renacimiento es en la figura mítica de Taliesín. La leyenda celta nos cuenta que la Awen llega como fruto del caldero de Ceridwen. En la historia, se dice que Ceridwen y su marido tuvieron tres hijos: Morfran (‘cormorán'); Creirwy (‘huevo de cristal'), la más bella doncella del mundo; y Afagddu (‘total oscuridad'), el menos favorecido de los hombres. Para compensarle su tremenda fealdad, Ceridwen decide hacerle sabio preparándole un brebaje mágico en su caldero de Inspiración (es decir, la Awen). El brebaje se preparó a lo largo de todo un año y un día, y Ceridwen pone a dos personas a cuidarlo mientras ella sale a recoger hierbas: un ciego llamado Morda (“buen mar” o “gran bien”), y un niño llamado Gwion Bach (“pequeño inocente”).


EL última día de preparación, tres gotas del líquido del caldero salpicaron a Gwion, quemándole el dedo. Lo mete en la boca y al instante gana los tres dones de la Awen: la inspiración poética, la profecía, y el poder cambiar de forma a voluntad. El resto del brebaje se vuelve mortalmente venenoso, y el caldero explota, rompiéndose en dos mitades. Con su don de la profecía, Gwion sabe que Ceridwen intentará matarle por haber probado lo que estaba destinado a su hijo, así que usa su don de cambiar de forma para huir en forma de liebre. Ceridwen le persigue en forma de galga, así que él se convierte en pez. Ella se convierte, a su vez, en nutria. El se hace pájaro, ella, halcón. El se convierte en un grano más de trigo entre los del suelo del molino, ella, sin embargo, convertida ya en gallina negra, le engulle. “Una gallina me recibió, Con robustas garras, (y)la cresta partida. Descansé nueve noches En su vientre un niño, He sido madurado, He sido una ofrenda ante el protector, He estado muerto, he estado vivo... De nuevo me aconsejó la protectora, Con robustas garras; de lo que me dió Apenas puede volver a contarse; Mucho será alabado.” Después de nueve meses, Gwion vuelve a nacer del vientre de Ceridwen, quien no puede contemplar su asesinato “debido a su gran belleza”, así que le ata dentro de una bolsa de cuero y le lanza al mar en la víspera de Mayo. El primer día de Mayo por la mañana, la bolsa es descubierta en un apostal de pesca, y abierta. La primera persona en contemplar al hermoso bebé dentro de la bolsa dice “Mirad, una frente radiante!”. Y es así que el niño recibe el nombre de Taliesín, que en galés significa “frente radiante”. En este caso, Cerridwen presenta la figura de la iniciadora. Las transformaciones animales de Taliesín nos hablan de los tres elementos de los celtas: tierra, agua y aire: Taliesín se convierte en pez, en pájaro y en mamífero terrestre. Así pues, El nuevo Taliesín, recorre toda la creación, toda la existencia para huir de Cerridwen. El caldero es considerado un elemento de muerte y resurrección por los celtas. De hecho, el caldero Gundestrup celta muestra una imagen del caldero del Dagda, “El siempre húmedo”, en el que eran sumergidos los muertos y salían revividos. El mismo caldero que le significa a Gwion renacer como Taliesín.


Se dice que el contenido del caldero de Cerridwen era: “Resplandor radiante ilumina al que elabora el brebaje, Por encima del caldero de los cinco árboles, Y el fluir de un río, Y expandirse el calor, Y la miel y el trébol, Y la suprema aguamiel embriagadora, Como el metal a un jefe guerrero, El regalo de los Druidas.” La miel es un símbolo utilizado por muchas culturas como símbolo de las sustancias psicotrópicas. Odín alcanza la sabiduría al beber el licor llamado Kvasir, de un caldero llamado Odhroerir, ‘Inspiración´: la hidromiel de Mímir, cuya cabeza custodiaba las raices de Yggdrasyl, el árbol cósmico, la fuente del conocimiento. En el Rig Veda hindú, se asimila la figura del Soma como miel. La Ambrosía de los dioses griegos era hecha en parte con miel. Tanto el Soma como la Ambrosía otorgan la inmortalidad y convierten a los hombres en Dioses. De hecho, existe una relación directa de la miel con otras sustancias enteógenas y de la abejas, con las sacerdotisas por ejemplo de los misterios de Eleusis.. En la historia se puede ver una triple iniciación: la bebida del caldero abre la mente del bardo al don de la Awen, la estancia en el vientre de la diosa da al vate sabiduría para entenderlo, la prueba de ser abandonado al mar dentro de la bolsa de cuero capacita al druida para poder conquistar el último miedo: El de la muerte Gwion bebe tres gotas: una gota para el cuerpo, una para la mente y otra para el alma. Y de hecho, sufre una triple muerte y un triple renacer, que para los celtas no podía ser de otra manera que no fuera triple, puesto que de esta triple manera cubre todos los aspectos de la creación y del renacimiento. Al alcanzar la Awen, Gwion, ya convertido en Taliesín, rememora su verdadera existencia y habla de su estancia en el Castillo de Arianhrod y de las diferentes vidas que ha ido teniendo cuando dice, en esta versión ligeramente cristianizada (debido a sus referencias a personajes bíblicos) del hecho : “Primer jefe supremo de bardos soy yo para Elffin, Y mi país originario era la región de las estrellas estivales; Idno y Henin me llamaron Myrddin, Con el tiempo todo rey me llamará Taliesín. Estaba con mi señor en la esfera más alta, Al caer Lucifer a las profundidades del infierno;


He llevado una bandera delante de Alejandro; Conozco los nombres de las estrellas desde el norte hasta el sur; He estado en la galaxia en el trono del Distribuidor; Estaba en la tierra de Canaan cuando se mató a Absalom; Conduje al espíritu divino al lugar del valle de Hebron; Estaba en la corte de Don antes del nacimiento de Gwydion; Fui instructor de Eli y Enoch; He sido alado por el genio de la espléndida Arca; He sido locuaz antes de recibir el don del habla; Estaba en el lugar de la crucifixión del bondadoso hijo de Dios; He estado tres periodos en la cárcel de Arianrhod; He sido director jefe de las obras de la torre de Nimrod; Soy una maravilla cuyos orígenes no son conocidos; He estado en Asia con Noé en el arca, He visto la destrucción de Sodoma y Gomorra; He estado en la India cuando se construyó Roma, Ahora he venido aquí a los restos de Troya; He estado con mi señor en la cuadra del asno; Di fuerzas a Moisés a través de las aguas del Jordan; He estado en el firmamento con María Magdalena; He obtenido la Awen del caldero de Ceridwen; He sido el bardo del arpa para Lleon de Lochlin; He estado en la colina blanca, en la corte de Cynfelyn, Un año y un día prisionero del cepo, He sufrido el hambre por el Hijo de la Virgen, He sido nutrido en la tierra de la Deidad, He sido profesor de todas las inteligencias,


Soy capaz de instruir al universo entero; Estaré hasta el último día en la faz de la tierra, Y no se sabe si mi cuerpo es carne o pescado. Entonces estuve durante nueve meses En el vientre de la harpía Ceridwen; Originalmente era el pequeño Gwion, Con el tiempo, soy Taliesín.” Gwion se convierte en el chamán que accede al caldero de la resurrección y bebe de él, bebe de la sabiduría, para renacer de la iluminación fluida de la Awen, para renacer. Una resurrección como Druida, como Bardo, como Vate. Como chamán.

Sobre Bardos Por: Iolair Faol Antaño, en tiempos precristianos, el druida bardo era un personaje inviolable, cualificado y dotado que estudiaba durante una docena de años, tanto las técnicas precisas de la memorización continua, de leyendas, historias, incluso reglas y métodos para la composición de versos, cánticos y música, así como otros conocimientos druídicos de diversa índole, también aprendidos de memoria y principalmente en verso para ser recordados y evitar la tergiversación, lo cual le otorgaba una notable reputación. Este honor no lo recibían otras figuras más o menos equivalentes de otros lugares fuera de las áreas donde el Druidismo estaba arraigado como espiritualidad, pues era en éstas donde el druida-bardo, ni más ni menos, era concebido por el conjunto de la población, como una Biblioteca andante, como la memoria de un pueblo, de una tribu o de un clan, siendo merced a este prestigio incluso, capaz mediante su intermediación de acabar guerras o peleas, invitando a la reconciliación. Uno de los mejores bardos del Druidismo, a caballo entre la leyenda y la historia fue sin duda el genial druida-bardo-guerrero Taliesin, aunque otros bardos como Aneurin, Amergin etc, también destacaron de entre las leyendas y lecturas insulares. Se conoce una titulación de épocas ya tardías de los maestros bardos de Irlanda como la de “Ollamh”, que era la máxima a la que podía aspirar un “file”, es decir un bardo, después de haber pasado por “fochluc”, “mac fuirmid”, “dos”, “cana”, “cli”, y “ansruith” sucesivamente. Los temas en la literatura celta donde el bardo expresaba su Awen fueron variados, habiendo desde poesía heroica hasta lírica o amorosa. Esta destreza era llamada en Irlanda “Filidecht” y en Gales los exponentes de la Awen, fueron también citados como Awenithon. Existen unos textos o manuscritos antiguos en Irlanda que recogen algunos preceptos de los “fili”, como bardos y poetas. Dichos textos están reunidos en el conocido “Auraicept na n-Eces”, el cual conserva algunas de las enseñanzas de los colegios Bárdicos de la Irlanda medieval. Versiones de este texto se encuentran también en el Libro de Leinster, del siglo XII, el Libro Amarillo de Lecan y en el Libro de Ballymote. Las partes más antiguas del primero pueden datar hasta del siglo VII de la e.c., pero la mayoría parece haber sido escrito en el siglo X de la e.c., es por tanto algo tardío en cuanto a la tradición bárdica irlandesa original.


Ciertamente se podría proseguir el artículo, realizando una pequeña síntesis de los orígenes, historia y evolución de los antiguos bardos hasta nuestros días, con sus múltiples significaciones, pero sobre ese tema, ya existen diversos escritos, artículos y libros que dan una idea histórica y cronológica de los sucesos y su evolución a través del tiempo. Sin embargo, en este pequeño esbozo que se expone, se pretende ir en otro rumbo, centrándose en lo que los druidas bardos de la actualidad son, sienten, piensan y pueden acometer. Se matiza que druidas bardos, puesto que hoy en día la figura del bardo, es encarnada por personajes que a modo de trovadores medievales, juglares, rapsodas, estrictos poetas o cantautores-protesta, han acaparado el vocablo, separándose de las significaciones que dentro del Druidismo el bardo tuvo y actualmente mantiene. Con el nombre de bardos actualmente se definen aquellos hombres y mujeres que pertenecientes a las ordenes y colegios de los Druidas, tienen como vocación, y entre sus diversos objetivos, cumplir la misión social y comunitaria, de difundir y enaltecer los conocimientos y esencias druídicas, mediante leyendas, rituales, cuentos, canciones, poesías, escritos y mensajes sobre toda la Tradición Druídica. Y al unísono trata también de mantenerla y estimularla, fomentando de esta manera el sentido de consolidación del clan, círculo, grupo o colectivo, y de todos los seguidores druídicos que los componen. Dentro de un ámbito más general, es su cometido, tanto permanecer alerta ante las carestías espirituales humanas de los tiempos presentes para paliarlas, como estar perceptivo antes los problemas que puede deparar el futuro a la Humanidad, para prevenirlos o anunciarlos, si con su aportación, crítica o denuncia, contribuye a evitarlos o prevenirlos. Y al mismo tiempo, sin perder por ello su Estrella Polar, honrar su añeja y veterana herencia druídica espiritual. No obstante, los druidas bardos actuales, han experimentado los cambios correspondientes a una moderada y sabia evolución, pero manteniendo los principios bárdicos inalterables. Los bardos, tienen también un compromiso de condición general y social en sus obras, composiciones y palabras, cuando dirigiéndose a las personas y al público en general que desean escucharlos, les hacen pensar, cavilar y recapacitar sobre ciertas actitudes antinaturales, mantenidas y conservadas como hábitos normales de vida. En cierta forma, son guías de hombres y mujeres adultos como de jóvenes y adolescentes, actuando como mentores, tutores e instructores, si son solicitados para tal labor, sin dejar por ello de ser a su vez, aprendices de la Vida y de la propia Filosofía druídica. Esta faceta como consejeros espirituales, ciertamente es subjetiva, basada en su propia experiencia y en las esencias de su espiritualidad. Pero evidentemente es subjetiva, porque ellos son sujetos, seres humanos, individuos y personas y su opinión y consejos no pueden ser objetivos o imparciales simplemente porque no son objetos, y como sujetos siguen un concreto camino anímico. Antaño fueron consejeros y guías de reyes o reinas, de jefes y de héroes o heroínas. Hoy no existen ya los héroes, como los celtas paganos los concebían y los jefes y soberanos de las sociedades, naciones o pueblos, es evidente, que se apoyan en otros tipos de consejeros, influyentemente financieros, preferentemente jurídicos, especialmente laborales, fiscales y hasta de imagen y etc. Los consejeros espirituales, sean de la índole o espiritualidad que sean, tienen poco peso como asesores o mentores y se les presta escasa o ninguna atención en las sociedades mercantilistas actuales. Numerosas veces incluso, nuestros bardos actuales, muestran cierta rivalidad hacia el poder establecido y sus normas, reforzando de esta


manera la antipatía del sistema y de sus oligarquías dominantes, que soslayan o intentan confinar sus creaciones y expresiones. Pero todo y así el druida bardo de hoy, puede desempeñar su disposición y aptitud como consejero espiritual a quien se lo solicite, o al menos a quien lo requiera entre su circulo de compañeros, entre aquellos que son afines, subjetiva, mística y moralmente. Un consejero espiritual, no es un facultativo de cualquier medicina, ni está especializado en curar enfermedades físicas, mentales o espirituales, como tampoco es un terapeuta o sanador magistral, porque no se relaciona, alterna o trata más con personas enfermas que con las que no lo están. Para todo ello, dentro del Druidismo tenemos una senda particular como es el sendero del vate, que considera, practica y atiende todos estos temas con preeminencia. Un consejero espiritual se ocupa mayormente de otras cuestiones, siendo una de sus prioridades aconsejar y estimular a que los seres humanos crezcan espiritual y mentalmente, alcanzando éstos por si mismos el logro de ser personas con cada vez mayor conciencia y asumiendo cotas cada vez más altas de libertad, de emancipación, de madurez, de paz, de iluminación, luchando contra la crisis galopante de ciertos valores humanos y combatiendo contra los aislamientos perennes de las personas. A tal efecto el druida bardo, asumiendo, con consentimiento de los demás, esta función de tutor, siempre sugerirá a los individuos a que se conozcan, primero a sí mismos, como una base para expandirse desde dentro hacia fuera y hacia los demás. No por ello, el druida bardo es alguien que lo sabe todo de las áreas de las que se ocupa, al contrario, él es también un Aprendiz de la Vida, la cual posee múltiples accesos y rutas por los que avanzar, y de ésta, el druida bardo tiene mucho que aprender. Pero el druida-bardo procediendo como consejero, debe saber hallar algunas veredas por donde atajar, si es preciso, para orientar a aquellos rezagados o a los que han perdido su rumbo, pero que están dispuestos con decidida voluntad mental y coraje anímico, a reencontrar el camino extraviado. Por donde de nuevo deseen andar y comprometerse en su propia realización personal, en el reencuentro con las Divinidades, con nuestra Filosofía y con el Entorno natural del que formamos parte. Siendo consecuencia de su progresiva elevación moral, una mayor conciencia a todos los niveles y una natural paz interior. Por otra parte, para los bardos, el arrebato o ímpetu poético, esa inspiración idílica, ese frenesí muchas veces bucólico, otras veces incluso excitación épica, e incluso el éxtasis erótico siempre expresivo, alimentado por una idealismo, nobleza y espiritualidad sensual que celebra siempre la vida física, el cual siempre es manifestado, desplegado y exteriorizado en sus obras o palabras, lo otorga perennemente la “Awen”. La Awen, también conocida entre los druidas bardos de Irlanda, como “Imbas”, o incluso como “Dana”, posee tres constantes como Tríada, como los tres rayos de la propia Awen que brotan y la simbolizan.: 1/ La Concepción o Incubación. En esta primera fase de la Tríada, el druida bardo se convierte en un ser silencioso y solitario, que toma su propio Yo interior como referencia, preparándolo para recibir el influjo de la Awen. En su introspección, visualiza también y retorna al seno de la Madre Naturaleza, que es el místico y real origen de la Humanidad. Donde percibe la condición de la Naturaleza humana vinculada a la Naturaleza no humana, donde los verdades, visiones e ilusiones a alcanzar, son partos y amores, potenciando de este manera su polaridad interna femenina. En esta fase de incubación o gestación, el bardo reposa anímicamente en su estado introspectivo, íntimo y reflexivo, que además de un estado


idóneo, es también un lugar místico y maravilloso, convirtiendo a todo su inconsciente y subconsciente, en el útero donde recibe la semilla de la Awen. 2/ La Creación o Producción Una vez que ha sido influido por la Awen, el druida-bardo debe asumir que debe abandonar ese estado y lugar mágico, para proseguir su labor. Debe abandonar la matriz de la inspiración, puesto que se le hace preciso crear y liberar el fruto de la Awen. Así que la creación o producción engendra una sensación de Libertad, un goce de alivio del anterior requisito y estado de incubación, en el que no puede permanecer más que el tiempo preciso. De lo contrario su Awen se extinguiría, moriría, sería inútil. De la misma manera que ocurre en la Madre Naturaleza, donde todo proceso de Incubación de una existencia, debe seguir y proseguir un ciclo para ir formándose, componiéndose y creciendo para ir adquiriendo las características propias de los seres vivos. En esta fase creativa, el bardo, hombre o mujer, potencia su polaridad masculina. Ya no reposa, sino que se transmuta, vibra, palpita, se emociona, se estremece anímicamente en un estado de éxtasis y orgasmo espiritual y moldea, crea, fabrica y plasma el producto de esta causa, que es la Awen. 3/ La Exposición o Exhibición. Después debe nacer. A este resultado le corresponde ver la Luz, se obliga a ofrecer a los sentidos de todos, este fruto. Puesto que de la misma manera, que formado y completado el embrión dentro de cualquier hembra humana o no humana, éste no puede quedar por más tiempo en el seno de la madre, ya que sería letal tanto para la Madre como para el Nuevo ser. Siendo así, que cualquier alumbramiento es pues, un acto liberador. Por tanto, para que dicha vida siga su evolución, es preciso que emerja al Mundo, que se presente a los demás, que se exteriorice. Y de la misma manera se debe proceder con el resultado de La Awen del bardo, puesto que éste resultado ya no pertenece solo a él. Éste solo es el transmisor de la Awen, el canal por donde se manifiesta la primicia. En definitiva, el medio que la Diosa Brigit elige para revelar al Mundo, a sus amigos y colaboradores espirituales, la importancia de comprender, pues es primordial para todos, los mensajes de amor y de unión con la Naturaleza, así como todos los mensajes de la filosofía druídica que en las obras bárdicas son plasmados. Por otra parte, antaño, para conseguir que dicha Awen fluyera, el druida bardo podía recluirse en alguna celda habilitada a tal efecto, en ocasiones en alguna gruta o cueva o en alguna oquedad natural, aislado y en penumbra o con la Luz de alguna tenue vela. Controlando su respiración, establecía un adecuado estado y ambiente, en donde los sentidos incomunicados del Mundo exterior y mediante técnicas de introspección, lograban conectarse con su propio Yo Superior, con el alma. Hoy en día el Druida Bardo, también sigue técnicas similares, mediante la meditación, mediante la reflexión, mediante la abstracción, en el seno de la oscuridad o de la penumbra, pues de ésta nace toda vida, toda iluminación, idea e inspiración, sin compañía humana, en un silencio confortante tan distante de los atronadores y contaminantes ruidos de la vida social y urbana tan omnipresentes en nuestras sociedades siendo nuestros acompañantes habituales. ¿Será uno de los excesivos precios del progreso?. Por el contrario, el silencio no es vacío, no es ausencia, ni es olvido, sino que es un requisito previo para la disposición espiritual. En el interior del druida bardo, no existe conflictividad alguna entre la intimidad del silencio y la exterioridad de la palabra, sino unidad e integración, en la que el silencio tiene una prioridad temporal, del cual nace la palabra y sin el cual, la palabra no sería posible.


Y en silencio, el Druida Bardo de hoy, es capaz de percibir la voz de su propio Yo superior, y en su trance extático permite que todos sus sentidos se concentren en lo profundo de su propia Naturaleza humana, buscando a la vez que la inspiración o “Awen”, insuflada por Brigitt, esa intuición que la vida urbana contemporánea despoja a la mayoría de personas, sustituyéndola por tan solo el inexorable razonamiento o la rigurosa lógica, desarmonizándolos, desequilibrándolos de una forma tan brutal e inhumana, que ello les provoca un distanciamiento, un alejamiento progresivo y ulteriormente una total ruptura con La Madre Naturaleza. Lo cual, es sin duda, lo mas antinatural y absurdo de este Mundo. “El silencio es la primera piedra del templo de la filosofía”. Pitágoras Pero el druida bardo tanto de hoy como de antaño, no solo busca esa conjunción con la Naturaleza mediante la introspección interior, sino también con el exterior, con el entorno. Ciertamente, activa el hemisferio cerebral derecho, madura, canalizando sus propias energías, cultivando el mundo interno y también el mundo onírico, hallándose a sí mismo y reconociéndose como una individualidad sagrada, un pequeño mundo que debe afianzarse como parte del devenir cósmico. Pero también con ahínco busca impregnar su Ser, de las energías que fluyen en la Madre Naturaleza. Dentro de las grandes urbes, busca como una necesidad intrínseca e íntima las parcelas naturales que aún persisten, tales como jardines, pequeños campos o prados, parques, espacios o zonas donde aún la vida natural se manifiesta y el ruido apabullante de la vida cotidiana decrece. Aunque en la mayoría de las veces, cuando busca esa armonía y equilibrio para sí mismo, se aleja de la gran ciudad, buscando aquella música silvestre que se oyó en todos los tiempos y que nunca pasa de moda. Persiguiendo el eco salvaje y montaraz que proviniendo de la Madre Naturaleza, actúa como la convocatoria al templo cuando los golpeteos de las campanas de cualquier catedral o iglesia, llama a los feligreses. Puesto que el templo, monasterio o ermita para todos los druidas y druidesas, es sin duda, el bosque, donde los espíritus o entidades protectoras de éste, se manifiestan y revelan, donde los espíritus de los ancestros, de las divinidades y de todos los habitantes de ese Otro Mundo, son venerados con cumplidos, oportunos y respetuosos rituales druídicos, para afianzar que las energías latentes favorezcan tanto al entorno, como a los mismos asistentes. Pero además para los bardos, el bosque es también e incluso, su propio y filántropo santuario. Santuario propio; puesto que no pocas veces en él, medita, recapacita, madura, crece, resuelve, y sana las heridas que la batalla de la vida urbana le infringe. Y filantrópico, puesto que con su poesía y prosa, con sus cánticos e himnos, con su música armónica y melódica, de una forma desprendida, humanitaria y altruista, se esfuerza, se involucra en aportar curación y contribuir al alivio de las heridas que la Humanidad provoca en la misma Tierra, en nuestro planeta, y a todos los Seres que coexisten en él. Sus esfuerzos, su voluntad, sus intenciones buscan reestablecer ese equilibrio sagrado. Se esmera en hallar esos lugares concretos y venerables donde las fuerzas telúricas confluyen para impregnarse del mismo Espíritu de la Madre Tierra y de la atmósfera que circunda el lugar. No en balde, el bardo entiende que dichos lugares son parajes donde confluyen además, lo etéreo y lo material, el Padre cosmos y la Madre Tierra, frutos de la Causa Primera y Primigenia, y los evoca con sus cánticos, con sus coplas, con sus versos, en definitiva con el influjo de su Awen. El bardo de hoy es un peregrino peculiar, un vagabundo celta de las estrellas, que recurre a los bosques cercanos, recorriendo senderos, salvando desniveles y


ascendiendo pendientes, y deteniéndose ante la suntuosidad de las montañas, la sinuosidad de los ríos, ante la majestuosidad de los centenarios y fraternales árboles, examinando, respetando y saludando tanto la hermosa vida pequeña que pulula entre rocas, como la exuberante, pródiga y grande que vuela por los cielos o corre libre, irracional y salvaje entre arboledas, setos y follajes. Pues comprende espléndidamente que todo es parte del Todo o Fuente Suprema, que todo es y deviene divino, que todo está vinculado entre sí, y que el daño o perjuicio que la Humanidad pueda hacer a la Madre Naturaleza, se vuelve tarde o temprano, contra la Humanidad misma. El bardo de hoy, como el de antaño, también es un noctámbulo, pues se sumerge en la oscuridad de la noche, teniendo por compañera a la Luna, a Brigitt, para inspirarse. Pero también el bardo de hoy en día, es un lucífero, pues celebra el esplendor del día, los rayos luminosos de Lugh y se entusiasma, se conmueve y seduce, ante toda vida o existencia por insignificante que parezca, pues toda existencia tiene un cometido y un mensaje para ser comprendido e interpretado, que posteriormente debe ser transmitido a los otros hermanos de esta misma senda espiritual. El bardo de hoy en día es un transmisor, tanto de lo que ha estudiado y aprendido como de lo que haya podido experimentar en su evolución. Es un legatario y emisor de la propia Diosa y de su influjo, Awen. El bardo de hoy como el de antaño, es un poeta, un escritor y un orador. Pues comprende que tanto la escritura como el lenguaje, sin duda, son de origen divino, existiendo una conexión intrínseca entre las cosas, en función de su nombre y sus peculiaridades. Tiene convicción en la fuerza y eficacia de la palabra, de los signos y símbolos, pues fue el divino Ogmios (Oghma), maestro y arquetipo de la elocuencia quien creó el alfabeto conocido como oghámico, para que sirviera como método de expresión a los bardos de antaño para ser más inteligentes y sabios y legar esa sabiduría a sus discípulos y herederos. Y desde esta perspectiva se intuye, que fue mediante el lenguaje que los humanos devinieron más inteligentes y se desarrolló aun más su capacidad de entendimiento y no a la inversa; La inteligencia no otorgó a los humanos el lenguaje. Otros animales como delfines, ballenas etc, tienen su propio lenguaje, lo cual les otorga inteligencia, una inteligencia distinta a la humana, pero no mejor o peor, puesto que el ser humano no posee las virtudes de la Inteligencia Absoluta, en todo caso, tiene las medidas de su propia inteligencia, humana, específica y limitada. El bardo, en su lenguaje, en sus versos o manifiestos, en todas sus expresiones, suele ser irónico, satírico, mordaz, a veces burlón, ama el debate, incluso la polémica, pues conoce el poder y el influjo del juramento, de la promesa, de la invocación, del testimonio, de la información, de la súplica, de la petición y también del oportuno y eficaz silencio. Pero ante todo exalta la Verdad, pues un acto de Verdad, además de ser una virtud, tiene intrínseco un poder prodigioso y mágico. En la Irlanda de antaño los druidas bardos afirmaban: “An Fhírinne in aghaid an tSaoil”, los mismo que en las Galias: “Viriona are Anipei Bituios”, lo mismo que en Armórica: “Ar Gwir a enep ar Bed, lo mismo que en Gales: “Y Gwir yn Erbyn y Byd” . Lo mismo que dicen los bardos de hoy en día: “La Verdad contra el Mundo”. No en balde en muchas zonas celtas vestían y visten en sus rituales el color de la Verdad, como es, la túnica o capa azul, además de ser el color de la mente y del alma creativa. La Verdad, junto al Conocimiento y la Justicia, componen una tríada que se conceptúa como una de las columnas erigidas desde los cimientos druídicos. Sin embargo, es preciso detallar como entiende La Verdad un druida y como derivación un druida bardo: La Verdad Absoluta solo puede poseerla, mantenerla y asumirla, La Divinidad Absoluta o el Todo Absoluto. Las verdades parciales y limitadas, las tienen los seres parciales o limitados. Los Especimenes Humanos son seres limitados y por tanto solo pueden tener


porciones de esa Verdad Absoluta, quizás algunos más que otros, pero a fin de cuentas, solo Verdades parciales o esbozos de la Verdad Absoluta. En el Druidismo, tajantemente, no hay lugar para las mentiras, no hay lugar para las falsedades. Pero el bardo entiende que se puede decir siempre la Verdad o se puede ocultar, en el sentido de no expresarla o callar, porque esa decisión corresponde a su Libertad y a su Libre Albedrío. Mantener un altruismo hacia el género humano dentro del Druidismo, no significa perder la libertad de expresar lo que se desee, ni debería denotar el acabar con el derecho a la privacidad de los pensamientos e ideas de cualquier mujer u hombre, por muy filántropos que estos sean. Callar u ocultar la verdad, o al menos lo que el Bardo entiende por Verdad, en determinadas ocasiones es inevitable y a veces incluso, es preciso que así sea, máxime sabiendo que expresar ciertas verdades a individuos con un grado de conciencia pobre, un nivel de conocimiento escaso o una evolución anímica insuficiente, no va a resultarles enriquecedor, esclarecedor o concluyente, sino todo lo contrario, e incluso a menudo se convierte en semilla para la confusión mental, la perturbación anímica y el desconcierto general, creando una incomprensión que se transmuta en una hostilidad hacia el Druidismo y una animadversión hacia el bardo como persona y hacia lo que éste pueda representar. Pero este concepto debe aun aclararse un poco más, puesto que si el druida bardo decide y puede callar o no exponer toda la Verdad, en base a su Libertad, pero por Justicia, jamás debe decir mentiras o falsedades. Es decir, toda palabra, idea o pensamiento, promesa, compromiso o juramento, que salga de su boca, todo lo que exprese sea en metáforas, en sátiras o sarcasmos, alegorías o alusiones, debe ser la estricta Verdad, o al menos lo que él entienda por Verdad. El Honor, otra de las esencias druídicas, está en juego en base a su Verdad y coherencia. Sin embargo, aún venerando la Verdad, el bardo es condescendiente con los equívocos humanos, pero intransigente contra todo aquello que atente sin escrúpulos, sin consideración, sin miramientos, con alevosía, con perfidia, contra las esencias druídicas. No en vano, es uno de sus máximos defensores. El bardo de hoy en día, indudablemente, como todos los Druidas y seguidores druídicos, es una persona de énfasis ecológico, de pensamiento Verde, pero que utiliza todas sus Artes, con amenas y mordaces ironías, ingeniosas sátiras e incisivas criticas, para clamar equilibrio, ecuanimidad y justicia, en defensa del asesinato y pillaje en masa de los amados animales, en defensa de los bosques milenarios, en defensa del aire impoluto al que tienen derecho todos nuestros congéneres y especialmente nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos. Alimenta la idea de que todo está relacionado con todo y que bosques, animales más que recursos humanos, son nuestros íntimos hermanos. Muestra y exhibe su sarcasmo, sus parodias, su detracción, en defensa de los ríos, lagos y mares contaminados y de aquellos aún no contaminados, y en defensa de nuestra Libertad, de nuestra Independencia, de nuestro Libre Albedrío y en contra de todas las maquinaciones legales o ilegales, gubernamentales o privadas, sociales o religiosas, que pretenden controlar nuestras mentes, quebrantar nuestras almas y mangonear nuestras humanas Vidas, y las no humanas. El bardo de hoy en día, como el de antaño, es un geógrafo y un topógrafo, puesto que estimulado por su vocación desea conocer todos los lugares sagrados, todos los parajes donde las fuerzas y energías se manifiestan o convergen, todos los rincones donde existan bosques o claros de bosques mágicos. Ríos fuentes o cascadas prodigiosas, montañas sagradas, árboles tutelares, dólmenes o menhires señalizando concretas zonas de intensa influencia geológica y telúrica, para una vez localizados calibrarlos y utilizarlos para sí mismo, para su realización y crecimiento y compartirlos con sus


hermanos espirituales, pues en él reside la condición del servicio, ayuda y asistencia a los demás. El bardo de hoy en día como el de antaño es un amante. Uno de las anhelos de los bardos, hombres o mujeres, en esta vida, es amar para ser amado/ a, pero emancipadamente, sin dependencias delirantes, esclavizantes o condicionantes, para alcanzar con lucidez la totalidad del ser humano y entender mejor la Obra Divina. Obra Divina que también se expresa en la unión del binomio masculino-femenino, entre la espiritualidad del Cosmos y la materialidad de la Madre Tierra, entre el raciocinio y la intuición. Deviniendo todo ello una fiesta creadora y concurrente que conforman el anverso y reverso de nuestra Humanidad, integrándose y completándose con la armonía de la música cósmica. En muchas concepciones paganas y en el Druidismo concretamente, estos aspectos del ser humano son comparables figuradamente a una moneda. Toda moneda tiene dos perfiles, reverso y anverso, si falta uno de los dos, dicha moneda es falsa y no sirve para realizar operaciones comerciales o mercantiles. De igual manera el ser humano tiene dos polos, anverso y reverso de su humanidad, polaridad masculina y polaridad femenina, si falta una, si se borra, quita o anula una de las dos, dicho ser humano vive internamente incompleto y no resulta demasiado idóneo y eficaz, para realizar intercambios, entregas o transmisiones emocionales, mentales o espirituales con sus congéneres, hombres o mujeres. Desde este punto de vista el Druidismo y los druidas-bardos como derivación, comprenden, reconocen y admiten, y ello es evidente en todas sus expresiones, estas dos polaridades como intrínsecas al Ser Humano, pero en su concepción y afán por las Tríadas Druídicas, llegan incluso un poco más lejos y afirman que aún existiendo, en este plano, dimensión o espacio, estas dos fuerzas: Fuerza o Polaridad Masculina o activa, Fuerza o Polaridad Femenina o Pasiva ( y esta última descripción nada tienen que ver con una connotación peyorativa), que se revelan interiormente en las personas, es indispensable comprender una tercera, como es la Fuerza Reconciliadora o Equilibrante entre los dos aspectos femenino-masculino, para no producir un perjudicial desequilibrio o que uno de ellos prevalezca perennemente sobre el otro. En un inicio, para los principiantes en nuestro camino druídico y más si provienen de cualquier camino espiritual no pagano, o de cualquier religión no vinculada a las Religiosidades o Espiritualidades de la Tierra, ya es un logro que descubran las dos primeras polaridades actuando dentro de su propio Ser, puesto que reconocer la Fuerza Equilibrante solo es posible, si se perciben previamente la masculina y femenina, como formando parte y conformando su interior. Existe un aforismo pagano, concretamente de la Tradición Wicca que expresa una denominada Ley de Tres, en su Rede, que es un poema escrito por una mujer llamada Adriana Porter, en la cual se mantiene, con bastante superficialidad y sin demasiadas explicaciones, que lo que un individuo haga le será devuelto por tres. Esta creencia contemplada muy antiguamente también por Hermes Trismegisto en Egipto, y entre otros, por los budistas e hindúes en su teoría del karma, por la cual recibimos lo que damos en ésta u otra vida, viene a decirnos que si hacemos el mal, el mal volverá a nosotros en mayor intensidad, pero si hacemos el bien, este volverá por triplicado. “La ley de las tres veces debes recordar, Malo tres veces, bueno tres veces”, dice el referido poema de A. Porter. Algunas tradiciones wiccanas ponen un múltiplo a éste retorno, que puede ser de tres, siete o hasta diez veces la acción inicial, pero también aclaran que esto no es exacto.


En el Druidismo se comprende perfectamente que la energía se halla potencialmente en todo, y se entiende que cuando se genera un desencadenamiento de ésta, acción que muchos seres humanos pueden o saben impulsar pero que pocos saben controlar, pueden crear un eco de consecuencias perjudiciales o todo lo contrario, de efectos beneficiosos. Pero estos efectos suceden principalmente en un plano más espiritual que físico, lo cual es obvio puesto quien mata tres veces no puede morir físicamente tres veces, por tanto este tres que “a priori” parece tener también ciertas reminiscencias y conexiones druídicas y celtas, no tiene demasiado sentido, ni explicación plausible, racional o intuitiva alguna. Pero en el Druidismo aun conociendo estos efectos indeterminados que pueden producir las energías liberadas sin control, entendemos que lo “bueno o malo” es un concepto dualista más englobado en las religiones de orientación y ortodoxia espiritual dogmática y ajenas por tanto, al pensamiento y filosofía ternaria, heterodoxa y a-dogmática druídica. Siendo además, “lo bueno o malo” nociones muy relativas para todos los humanos . Pero tampoco tenemos la convicción, como argumenta dicha “ley de tres”, de que recibimos lo que damos. Dentro del Druidismo, no es exactamente así, sino incluso justamente podríamos decir, que se entiende como lo contrario. En el Druidismo, damos y ofrecemos lo que recibimos y buscamos lo que no recibimos. Por eso, los druidas y los bardos son también “buscadores”. Pero si como seres humanos desde nuestra tierna infancia no recibiéramos nada, nada podríamos ofrecer y dar, aunque ciertamente en nuestra carencia, lo exigiríamos todo. Y entonces nos hallaríamos ante una Humanidad más neurótica de lo que ya está, puesto que todos exigiríamos todo y no podríamos ofrecer nada porque nada habríamos recibido. Si se recibe odio, desafortunadamente muchos seres humanos dan odio, si se recibe amor, muchos seres humanos afortunadamente dan amor, (al menos las personas equilibradas y no psicópatas), pero sino se recibe odio, al menos los druidas y bardos tampoco buscan odio porque este sentimiento al no experimentarlo y por considerarlo nocivo no se convierte en una meta individual ni colectiva. Pero si no recibe amor, el ser humano en general busca amor, busca a otros que le den amor y cuando lo obtiene, a su vez, puede ofrecer lo que recibe. De igual manera, el bardo recibe conocimientos de sus maestros espirituales y ofrece conocimientos a los demás, recibe Awen de Brigit, la Diosa, y la ofrece, la exterioriza hacia los demás. Recibe amor y da amor. Y si todos recibiéramos más amor de nuestros congéneres, podríamos ofrecer primero y dar después, más amor a nuestros semejantes y al resto de criaturas. Así pues, no recibimos lo que damos, sino que damos lo que recibimos. Procuremos que la Humanidad entera reciba más amor, para que a su vez pueda dar más amor. Procuremos que nuestras parejas, hijos, etc., reciban más amor, para que a su vez pueden dar más amor, a sus propias parejas, y sus hijos a sus propios hijos. En su faceta de amante, bien cierto, el druida bardo ama toda vida manifestada o velada, pero este amor también lo extiende hacia el género humano en varios sentidos, y dentro del más terrenal, tangible y físico, capta que para su propia plenitud debe, sentir, profesar y experimentar ese amor con otro ser humano, para que éste también pueda gozar de dicha plenitud. No solo le importa su propio crecimiento, sino la de aquel otro u otra que compone su pareja humana. El druida bardo ama a la Humanidad, al planeta Tierra en su conjunto con un amor místico y concienciado, pero sin duda, también halla su realización y sublimación en los amores personales más íntimos, pues conoce su potencial y su capacidad de amar. Concluyendo este tema, haremos honor a un recurrente y ancestral aforismo pitagórico, el cual expresa que mujer y hombre son contrarios compatibles


El bardo de hoy en día como el de antaño, es un filósofo. Un filósofo de la Ciencia natural, que acomete una reflexión y estudio sobre la Madre Naturaleza y sobre la relación Hombre-Mundo, contemplando y reflexionando sobre el Macrocosmos y su conexión con el Microcosmos, para derivar y devenir en una holista concepción de la Naturaleza, cuyas teorías y convicciones exteriorizadas y divulgadas, logren cada vez, estar más presente en la conciencia humana como condición, constitución y hábitat de su modo de existencia y de su futuro histórico. Desde el primer druida-bardo hasta nuestros días, el Druidismo en general, y los bardos en particular, han reclamado y siguen insistiendo, tanto la inserción humana con el entorno, como la búsqueda del sentido de nuestras propias vidas. Pues sabe el Bardo a ciencia cierta que dicha búsqueda fue y es la creadora de todos los mitos, de todas las filosofías y de todas la espiritualidades de este planeta. La filosofía Natural, tiene un vínculo con la reciente y coetánea física cuántica, como tiene un vínculo con la metafísica y en este apartado incluso podríamos llamarla como Filosofía Sobre-Natural. Tiene sus vínculos con la física cuántica porque los antiguos sabios denominaron Física a la filosofía de la Naturaleza, a partir de la palabra griega “Phycis”, que equivale a la latina “natur”. Y porque las ciencias de la Naturaleza, describen e intuyen un Universo, un Cosmos tan exuberante, completo y conexo, cada vez más y progresivamente, repleto de maravillas, asombros y abundancias, descubiertas, encubiertas y latentes. Tiene sus relaciones con la metafísica puesto que el examen de la filosofía natural, se basa en la existencia cambiante, diferente, variable, estudiando la transformación y la Naturaleza como arquetipo y modelo del Ser y del Existir. Su técnica de estudio no es la empírica científica, sino la eminentemente filosófica; lo cual denota que no investiga hondamente el cómo, sino que se centra en el por qué de los seres, en su devenir y en sus existencias cambiantes. Por tanto, no formula leyes, sino que pregunta y escruta sobre las causas últimas del ser natural. La metafísica se define como lo que está mas allá de lo físico, es el estudio de lo abstracto del Ser y de la Divinidad y debido a esta conexión con la metafísica, hablamos de La Filosofía de la Naturaleza. Y tiene sus nexos con la Filosofía Sobre-Natural puesto que nos presenta conceptos para entender otras realidades, Otros Mundos, otras entidades y existencias, otros niveles de conciencia. En definitiva, estos son a grandes rasgos, los propósitos y sus finalidades, las cualidades y especialidades de los bardos actuales, o las que pretenden alcanzar paulatinamente según van instruyéndose. No todos los Bardos, son hábiles en toda y cada una de las especialidades apuntadas, puesto que pueden gustar de enfatizar en alguna en particular, a la cual dedican como fundamento toda la Awen que les llega, pero tampoco descartan el uso de las otras maestrías, conformen van adquiriendo experiencia en ellas y las circunstancias propias las requieran. Ni siempre tienen la misma inspiración o son influidos por la Awen de la misma manera, pues todos ellos, como seres humanos, también experimentan los cambios en sus propios ciclos vitales. Incluso tienen días más lánguidos y tienen días más luminosos, como tienen momentos, por entero, melancólicos o aciagos en sus vidas y otros completamente propicios y dichosos para su Awen.


DRUDISMO DE CIUDAD por Scatha El propio título de este artículo puede parecer un contrasentido. En el corazón de todo seguidor de la filosofía Druídica, hay un profundo amor y respecto por la naturaleza. Una comprensión más allá de lo racional, y que abarca otros aspectos de la existencia, de que nosotros somos la misma expresión de la naturaleza. Somos ella, y ella corre por nuestras propias venas. En unidad, con todas las criaturas y seres que comparten este planeta con nosotros. Un planeta que vive, respira, percibe y nos bendice continuamente con su generosidad. Conectados estamos a la Madre Tierra también a nivel energético. Sus fuerzas conforman nuestra propia naturaleza. Con este esquema de pensamiento ¿quién no desea vivir en el campo? ¿Quién no añora sentirse acunado por el canto de los pájaros? ¿O ver la exuberancia de la vegetación desde su propia ventana? Pero pensarás, una cosa son nuestros sueños, y otra muy diferente la realidad a la que tenemos que amoldarnos para vivir. Los trabajos que realizamos, los desplazamientos necesarios a un punto concreto de la ciudad, la cercanía a otros miembros de nuestra familia, son circunstancias, todas ellas, que nos llevan a dejar aparcados nuestros sueños. Y buscar, finalmente, un lugar al que llamar hogar, sobre un trozo pequeño de hormigón, elevado varios metros del suelo; una de entre tantas capas que, a modo de sándwich, conforman un típico bloque cualquiera, en una ciudad cualquiera. Ahí comienza nuestra dicotomía ¿Es posible vivir el druidismo y vivir en la ciudad? Mi respuesta es SÍ. Un sí con mayúsculas. Requiere algo de observación, no lo niego, y un corazón deseoso de comunicarse con todo aquello que, en su fuerza y persistencia, la naturaleza tenga a bien crear entre el asfalto. Y entonces, te sorprende descubrir tanta belleza a tu alrededor. La ciudad está llena de bendiciones de la Madre Tierra... por muy difícil que se lo pongamos. He llegado a amar a mis vecinos los árboles de ciudad. Tengo amigos en todas partes. Un magnolio chiquito al que, (uf, casi lo olvido), prometí llevar agua esta semana. Vive en un parque cerca de mi casa, y nos hicimos amigos por casualidad. Ahora, siempre procuro pasar por allí para enviarle bendiciones. Tengo otros muchos amigos. Hay un olivo no lejos de aquí, que me ayudó a encontrar mi propia fuerza en momentos difíciles. Pero no todos son árboles. Conozco a todos los gatos del barrio. Los veo desde mi terraza. A algunos los observo desde que eran cachorritos y su mamá venía a beber agua a nuestros jardines. Os cuento un secreto. Hay una llave de paso del agua para regar, que no debe cerrar muy bien. Y a ayudado a mis amigos gatunos a pasar menos sed en muchos veranos calurosos. ¡En fin!. Podría seguir hablándoos de los patos que están anidando bajo el bambú. De las madreselvas que ya empiezan a estar en flor y cuyo aroma realmente me cautiva, de las acacias que me dan sombra cuando voy a comprar el pan. De la planta verde y roja que me saluda al salir del metro. Les agradezco a todos su presencia. Enriquecen mi vida y mi experiencia. Me ayudan a conectar con aquello que hay de puro en mi.


Y siempre pensaré que por vivir en un piso que otro habitó antes que yo, no se ha tenido que urbanizar más terreno para mí. En casa, ahorro todo el agua que puedo, y me muevo en metro o voy caminando. He puesto macetas en mis ventanas para mantenerme en contacto con los ciclos naturales. No es mucho, pero sé que representa una diferencia. Y ello me ha llevado a estar convencida de una cosa: Es posible sentir, vivir el sendero del druidismo y llevar su forma de ver la vida ... ¡A todas partes!

Druidismo y elecciones éticas Por Bobcat Es fácil, tanto para aquellos de fuera de la tradición y para muchos dentro de ella, pensar en el druidismo como un sendero espiritual definido por una cultura específica, un panteón, un lenguaje, validados por una mitología, historia y otros hechos aparentes. Pensamos en todas las cosas célticas, quizás, en Iolo Morgawg o en Stonehenge... Y sin embargo, con seguridad cualquier tradición es medida y comprendida con mucha más precisión por los valores y prioridades sostenidas por aquellos que recorren sus senderos. Examinando el druidismo, por lo tanto, y a aquellos que usan la palabra para describir su viaje espiritual, ¿Cuáles son los valores y prioridades que vemos? ¿Qué se revela de las palabras empleadas, y lo que es más crucial, por las acciones? Permaneciendo dentro de la tradición, mirando a aquellos que viven sus vidas a nuestro alrededor ¿Qué esperamos presenciar?¿Qué nos guía en el camino de que podríamos o deberíamos vivir, mientras aprendemos, el Arte del druidismo? ¿Qué influencia nuestras elecciones? Como una tradición espiritual basada en la reverencia y la conexión con los poderes de la naturaleza, más que ninguna otra cosa el druidismo nos enseña a honrar la vida. La palabra honrar es tan mágica y tan difícil de definir como la palabra amor , y sin embargo esa frase vibra con significado. Incluso si encontramos imposible el definir exactamente lo que honrar es, como palabra antigua, parece existir de alguna manera en nuestros genes, temblando en la oscuridad del espacio interior de cada átomo. A veces siento como si la práctica del Druidismo, su labor de toda la vida, pudiera ser descrita sucintamente como la labor de aprender sólo lo que es verdaderamente honrar. En el cristianismo moderno, las palabras de Jesús, ama a tu prójimo , son fundamentales; y sin embargo no es una labor fácil de cumplir. Con la aceptación amable de la naturaleza humana que está en el corazón del paganismo profundo, no descartamos la filosofía cristiana como un fraude simplemente porque no todos los cristianos sean capaces de vivir esas palabras con verdadera integridad. Del mismo modo, cada individuo que crea su sendero dentro del druidismo también está en un sendero de aprendizaje, acercándose a esa exquisitamente complicada simplicidad que es el honrar la vida . Viajamos y fallamos, día a día, mientras tropezamos hacia el siglo XXI, pero todavía nos dirige esa meta. No es inusual que la gente de fuera de la tradición exprese su incomprensión sobre el origen de la ética druídica. Esto es más común entre individuos cuya espiritualidad es tanto monoteísta como jerárquica, donde las leyes de la sociedad y las interacciones vienen directamente de un dios. Sin esa autoridad, ¿cómo puede un druida pagano saber cual es el comportamiento correcto o equivocado? La respuesta está claramente en que nuestra ética está basada en las relaciones, y en particular en nuestra relación


con lo divino: la naturaleza. En otras palabras, porque la naturaleza es sagrada para nosotros, es nuestra relación con la naturaleza lo que formula nuestro código ético. En la wicca pagana moderna, se utiliza la Rede (versiones utilizadas y escritas por Aleister Crowley, Gerald Gardner, Doreen Valiente y otros muchos) como una base para todas las decisiones éticas. Se cita comúnmente como un simple, Y no dañes a nadie, haz lo que quieras. La primera mitad está decidida a ser igualmente importante que la réplica: es tan importante expresarse a uno mismo totalmente como lo es asegurarse de que ninguna criatura es herida por nuestra propia auto expresión. Sin embargo, igual que en la ley semítica o del Antiguo Testamento, No matarás , las palabras están abiertas a la interpretación personal; tanto los wiccanos como los cristianos han apoyado guerras sangrientas y comido carne. Para mi misma, y muchos con los que he trabajado dentro del druidismo, la Rede wiccana no es una expresión o descripción adecuada de los principios éticos druídicos. Honrar la vida , en esencia, sostiene mi visión más completa y claramente. Como punto de partida, honrar trata sobre la honestidad y el respeto. Como vivimos, cada vez más despiertos en nuestra práctica espiritual, nuestra habilidad de vivir honestamente se hace más amplia y profunda. Estamos cada vez más deseosos de renunciar a la más patética de las cualidades, la ignorancia, tanto sobre nosotros mismos como sobre el mundo que nos rodea. Así es que, con una mayor conciencia, nuestra habilidad de forjar relaciones verdaderas, abiertas y respetuosas también crece. Comenzamos a reconocer, a percibir y a conectarnos con el espíritu de todo lo que hay a nuestro alrededor: sentimos la esencia de la vida. Con esta visión de la vida, en toda la exquisitez de los patrones de la naturaleza, es difícil ser desconsiderado, egoísta y destructivo. Por expresarlo con la poesía del lenguaje druídico, cuando sentimos el espíritu de una criatura, irradiando y vibrando su propósito lleno de música, fluyendo en la red de conexiones, no es posible causarle daño sin dañar nuestro propio espíritu. Nuestra natural empatía humana refleja el daño sobre nuestra energía demasiado fuertemente, demoliendo nuestra integridad. Nuestro cuidado está tejido naturalmente con hilos de maravilla y respeto. La ética druídica está construida , entonces, sobre esta liberación de la ignorancia y la creación respetuosa de relaciones profundas y sagradas. La humanidad, cada uno de nosotros, llega hasta la naturaleza que nos rodea, hasta cada parte de nuestro medioambiente, dentro de la ecología del hogar y los sistemas naturales de nuestro planeta. Abrimos nuestro corazón y alma a tocar y ser tocados. Así que hacemos nuestras elecciones. Explorando, descubriendo, aprendemos de qué mejor modo podemos responder, aceptando que depende de cada uno de nosotros ser responsable (capaz de respuesta) dentro de cada situación a la que la vida nos lleve. Conscientes de que, como una parte de la red ecológica de la vida y del espíritu, cada uno suponemos una diferencia en el todo con cada acción que realizamos, sabemos que cada elección es crucial. Porque si vamos a honrar la vida, como el poder de la energía vital, como la fuerza del propósito de vida, y como lo físico de la creatividad de la vida, nuestras acciones deben expresar ese honor. En verdad, honestamente expresado, interactuamos a través del cuidado y el respeto. La ética es importante en cada parte de la vida. Guía cada uno de nuestros pasos, desde como amamos y reímos, hasta como empleamos nuestros recursos. Es lo último en lo que nos enfocamos en las páginas Éticas o Vida “verde”, porque cada penique, cada céntimo que gastamos, es un poderoso voto dentro de esta cultura occidental, esta democracia del capitalismo. Mientras que cada cuatro años o así, podemos tener


elecciones de los políticos quienes entonces ostentan el poder de ir a la guerra o subir los impuestos, esos políticos están bajo la esclavitud de un poder más allá del suyo: el poder del dinero, el dinero del petróleo, el dinero de las drogas, el dinero de las armas e incluso el dinero de los alimentos. La verdadera democracia de nuestra sociedad está en el voto que hacemos cada día, en las tiendas y los supermercados y aquí en internet. Cuando compramos una barra barata de pan no orgánico, estamos votando a favor de amplios campos de trigo, tierra rociada hasta la sumisión, estériles tierras baldías fertilizadas con químicos, vacía de vida salvaje; estamos diciendo SI a las compañías farmacéuticas como Monsanto. Cuando compramos un champú de L'Oreal, estamos votando A FAVOR DE las pruebas en animales. Cuando compramos café Nescafé, estamos diciendo que los ritos humanos NO son importantes. Es una labor de una vida entera. Pero cada viaje está formado por un paso cada vez, y cada paso es esencial para que le sigua el otro. Cada uno de nosotros hace la diferencia. Votemos cada uno de nosotros con los ojos abiertos y los corazones limpios y verdaderos. Emma Restall Orr (bobcat) /I\ Jefa de la Red Druída

LOS DRUIDAS Y EL OTRO MUNDO Por Gaueko Bele Dentro del pensamiento chamánico existe la concepción de la existencia de varios mundos como una realidad tangible. Los chamanes creen que existe un mundo real, pero también son conscientes de otros planos de existencia y son capaces de acceder a estos mundos. Para ello entran en estados alterados de conciencia a través de diferentes métodos. Cuando un chamán alcanza el éxtasis, bien cuando consume sustancias enteógenas, o bien cuando a través del sonido de su tambor, entra en trance y penetra en un estado alterado de conciencia comenzando lo que es un viaje a estos otros mundos en los que busca, generalmente, conocimientos que de otra manera permanecerían ocultos. Así pues, el viaje a estos Otros Mundos es considerado una búsqueda de sabiduría. Mircea Eliade, en su revisión de los diferentes chamanismos que coexisten en el planeta, nos habla de un esquema común a muchos de ellos, formado por tres niveles diferentes. El primer nivel es la tierra real, el mundo tangible, el mundo ordinario en el que vivimos y compuesto de cosas materiales. Los otros mundos de este diseño serían un mundo superior en donde podemos encontrarnos a los Dioses y a los espíritus de los guías y un mundo inferior, donde habitan los espíritus de los muertos, los elementales y otro tipo de seres. Los tres mundos están unidos por un eje central, por un Axis Mundi, por el que se asciende a los cielos o se desciende a los infiernos. Este mismo esquema chamánico se repite en las diferentes concepciones paganas, tanto en las fuentes clásicas como en las concepciones actuales de estas espiritualidades. Un ejemplo concreto de esta visión sería por ejemplo la visión tradicional asatrú de los Nueve Mundos: nueve realidades diferentes que se pueden


aglutinar en tres tipos de planos: los planos medios (como por ejemplo el mundo de los hombres, Midgard) donde habitan los hombres, los planos divinos (como Asgard o Vanaheim) donde está el hogar donde habitan los dioses o el paraíso para los espíritus de los muertos que han caído gloriosamente en batalla y los planos caóticos (Hellheim o Jötunheim) donde moran los muertos y otros seres como los elfos y los gigantes. Todos ellos estarían unidos por Yggdrassil, el Árbol de la Vida, que sirve de conexión entre los mundos. Es el mismo Padre de Todo, Odín, quien cuenta en el Hávamál que colgado de Yggdrasil en sacrificio recibió el conocimiento de las runas. El sacrificio de Odín es aceptado por la mayoría como un sacrificio chamánico donde Odín atraviesa los 9 mundos hasta Hel o Niflheim (dependiendo de la versión de la leyenda a la que se acceda), hasta el inframundo nórdico y es allí donde recibe el conocimiento de las runas. En el Hávamál se describe así: Juro que colgué del retorcido árbol, allí permanecí las nueve noches, me hendí con el filo, sangré por Odin, yo mismo, un sacrificio por mí me até a aquel árbol, del que nadie sabe a donde va su raíz. Nadie me dio pan nadie me dio de beber, a las profundidades me asomé para las Runas asir con un furioso grito y me precipité en un vertiginoso desmayo. Bienestar gané y saber también, crecí y me crecí en mi crecer de una palabra a otra fui llevado y otra más de hecho en hecho


Si bien, aunque parece ciertamente difícil definir siquiera cuáles son los nombres de los nueve mundos, mucho más su ubicación a lo largo de Yggdrassil, parece claro al esquema de mundos presentado por los chamanes. En los planos superiores podemos situar lugares como Hlidskiálf, el lugar de Asgard a donde accedía Odín para observar el mundo y los hombres. El lugar donde habitan los mortales es Midgard que significa el Recinto Central y su propio nombre lo ubica en el centro del Axis Mundi, de la columna de del mundo que es el fresno sagrado. Otro de los principales mundos a donde viajan los dioses es Jotunheim o Utgard, que quiere decir Recinto Exterior. Y en el extremo opuesto a Asgard y a l a luz de los dioses, podemos nombrar a Niflheim, el País Oscuro, que algunos relacionan con Hel, lo Oculto. En el druidismo actual, la concepción de la realidad es también muy similar a esta representación chamánica de tres mundos. Ross Nichols, en su obra “El Libro de los Druidas” da nombre a los diferentes planos de la siguiente manera: Anwn, Abred, Gwynvid y Ceugant. El círculo más alejado es, según esta teoría, Anwn al cuál Nichols identifica como el Caldero del Renacimiento o el puchero de fundición del espíritu. Allí se considera que es el lugar donde se genera la vida. Pero cuando el espíritu nace, asciende en esa espiral hasta el Círculo de Abred. Abred es el mundo físico, el mundo real. Es el círculo de la naturaliza, de la humanidad. Abred es donde nuestros espíritus aprenden. Abred es el Círculo de lo físico, el Círculo de la Necesidad. En el vive diferentes vida, diferentes encarnaciones Morimos y volvemos al Caldero hasta que nos liberamos de las reencarnaciones. Desde Abred se puede acceder a Gwynvid, que podríamos comparar a un plano astral superior Gwynvid es el hogar de los espíritus elevados, de los que fueron iluminados con el conocimiento. Es el llamado Círculo de la Purificación, donde nos liberamos del ciclo de las reencarnaciones en Abred, cuando nos hemos liberado de lo que se marca como los tres obstáculos para la perfección del alma: la crueldad innecesaria con los inferiores, la mentira y el orgullo injustificado. Por último, está Ceugant: Se dice que es el Círculo de Dios. Como no podía ser de otra manera, esa espiral acaba, y comienza, en la Fuente, en el Increado. Iolo Morganwg, autor decimonónico y uno de los responsables del reconstruccionismo del druidismo actual, realiza el dibujo de esta cosmología en base a círculos; círculos concéntricos que están unidos entre ellos. De hecho, muchos ven esta unión entre los mundos como una espiral que invita a un viaje hacia el interior de los mismos, hacia el centro. Como un triskel. Es interesante recalcar que esta visión en druidismo no es considerada una verdad dogmática, sino un catma, una creencia fluida expuesta a debate y revisión. Además, Ross, que recoge las ideas de Iolo, comenta que en la época de Samhain, es posible para los Druidas entrar en Gwynvid y Annwn para buscar guía para sus viajes. Mucho habría que decir de la relación de Samhain y dioses relacionados con el Otro mundo como el Dagda, la Morrigan o Cerridwen. Iolo, sin embargo, no era conocido por su fiabilidad histórica y se le ha reprochado no ajustarse estrictamente a las fuentes históricas. De hecho, en fuentes más clásicas, es común la mención a otras esferas de la realidad simplemente como el Otro Mundo.


Este Otro Mundo recibe varios nombres en las leyendas celtas. Por una parte, tenemos la “Tierra de la Juventud” o “Tir na n'og” en Irlanda o en Gales, a veces conocida como “Isla de Breasal” o “Hy Breasail”. En las leyendas tenemos Avalon, la Isla de los Manzanos o la Islta de las Mujeres. Hay también menciones al Otro Mundo como Anwn y en las leyendas más tardías se conoce al Otro Mundo como los Sidhe. El nombre de “Tir na n´og” nos viene a través de la leyenda de Bran, a quien podemos tomar como el enlace de todas estas leyendas y será nuestro inicio por este viaje al Otro Mundo. De hecho la leyenda de Bran se relata en un immramas, que son los relatos cuya temática se refiere a las vivencias de los héroes en el Otro Mundo: el viaje que prueba al héroe y se le considera una Iniciación. Bran, Hijo de Febal, pasea cerca de su fortaleza en la costa occidental de Irlanda y queda encantado por una bella canción; al despertar encuentra una rama de manzano a su lado. Esa noche, la diosa vuelve a su encuentro, le habla sobre el Otro Mundo y le entrega la rama. Decidido a encontrar Tir na n´og, Bran reúne a sus tres hermanos y a varios guerreros y se embarcan en un viaje por el mar. Cuando regresan, el primer miembro de la tripulación salta a tierra firme se convierte en polvo. Puesto que el tiempo corre de otra manera en el Otro Mundo. Bran deja testimonio de su historia y vuelve hacia lo desconocido. La mujer describe así la Isla: Llevo una rama del manzano de Emain, Parecida a las que ya conoces. Crecen en ella ramitas de plata blanca y hermosos capullos cristalinos de flores. Hay una isla muy lejos de estas tierra, alrededor de la cual reflulgen caballitos de mar blancos. Trazan contra sus orillas su blanco rostro, y se mantiene sobre cuatro fuertes pilares. Hay un viejo árbol en flor sobre el que alegres pájaros cantas a todas horas. En la más dulce armonía combinan su canto para marcar las horas. No se conocen tristezas, no hay sufrimientos aquí, no hay enfermedad, muerte o pena. Tal es la vida del justo Emain, una vida que no se halla en este mundo. Aparecen entonces unas huestes por la brillante agua,


reman su nave hábilmente hacia la playa, donde están en círculo brillantes piedras, y una música dulce y libre de ella se eleva. A través del tiempo hacia la muchedumbre reunida cantan una canción que nunca tiñe la tristeza; cantos de voces, todas a coro, en plegaria de vida y canción de vida eterna. Emain de muchas formas junto al mar, tanto si está lejos como si está cerca, en brillantes tonos las mujeres pasean, rodeadas por el limpio y brillante mar. Y si oyes la dulce voz de las rocas y los pájaros cantores de la Tierra en Paz, al alcance de la mano de esas mujeres caminarán; pues nadie aquí sólo necesita caminar. Cuando los Milesios conquistan Irlanda, algunos dioses como Manannan Mac Lêr, se exiliaron. Y se dice que capitaneados por éste fueron a los confines del mar a una tierra de continuas delicias y festejos, que ha sido descrita por las leyendas irlandesas y galesas como la mencionada Tir na n´og. Otra mención a Bran y al Otro Mundo, se hace en el poema de Taliesin, donde se cuenta el conflicto entre Gwydion, "El Hechicero", quien invoca a los árboles y arbustos de Britania, contra el ejército del "Otro Mundo", liderados por Peblig "El Fuerte", y en último término por su rey Arawn con el fin de obtener las tres criaturas del Otro Mundo, entre las cuales está el Perro Blanco de orejas rojo puntiagudas, a quien se le considera el guardián del secreto que le dará la victoria a Gwydion, que es quien gana la batalla ya que descubre el nombre de Bran y eso le da el poder de vencer. Cascos seguros tiene mi corcel espoleado, las altas ramas del aliso están en tu escudo. Te llamas Bran, el de las ramas relucientes. Cascos seguros tiene mi corcel en la batalla, las altas ramas del aliso están en tu mano. Eres Bran, por la rama que llevas, Amathaon el Bueno ha vencido. Resulta interesante la mención a Arawn, el rey de Anwn, el Otro Mundo celta. La leyenda nos cuenta que cabalgaba por un bosque cerrado y oscuro, a la caza del ciervo, un caballero llamado Pwyll, señor de las tierras de Dyfed. Se quedó sólo y su caballo se removió inquieto cuando vio aparecer entre los árboles un ciervo a la carrera,


perseguido de cerca por una manada pequeña de perros que no eran los suyos, ladrando y aullando enloquecidos. Su primer impulso fue seguirlos, pero enseguida se dio cuenta de que los perros no eran normales: tenían las orejas completamente rojas, como brasas brillantes que refulgían en medio del pelaje blanco, lo cuál es una señal de los habitantes del Otro Mundo. Así lo hizo el cazador, pero ya era demasiado tarde. Había traspasado los límites del Reino de las Hadas, llamado Annwn, la Tierra de los Muertos. Arawn y Pwyll intercambian sus puestos por medio de un acuerdo para beneficio de ambos. Ambos reyes y sus descendientes mantuvieron la amistad desde entonces, y se intercambiaron regalos: caballos de guerra, perros de caza, armaduras y cadenas. Y el rey Arawn dio a su amigo el nombre de Señor de Anwn para siempre. En el Mabonogion a Bran se le da otro origen. Se le hace hijo de Llyr y viaja a Irlanda a rescatar a su hermana, donde gana el Caldero de la resurrección. La relación de la Awen con la figura del caldero es omnipresente en el mundo celta y del druidismo. Recordemos que Taliesin llega a al Awen también a través de un Caldero y de la pócima que bebe de él. El preparado del Caldero de Taliesin, lo hace Cerridwen, aspecto oscuro de la Diosa, y le lleva hasta la Awen, una vez que muere y resucita A Bran se le da, según esta otra historia, un origen fomorio que es una raza íntimamente ligada al Inframundo. Se le da también aspecto de gigante y se dice que cruzó el mar andando hasta Irlanda y usó su cuerpo como puente para que cruzara el ejército de su bando. Justo antes de mor ir , envenenado por una lanza, pide que le decapiten para evitar sufrimientos, pero no murió y su cabeza siguió con vida. Recordemos que para los celtas, el alma estaba alojada en la cabeza. Por último se enterró su cabeza en la Colina Blanca, cerca de Londres. Otro detalle a tener en cuenta es que existe una relación entre Morrigan y Bran, puesto que tanto a este otro aspecto oscuro de la Diosa, como al gigante Bran, se les identifica con el Cuervo y ese animal está ligado a ambos. Y ambos dos tienen relación con una isla del Otro Mundo, puesto que igual que a Bran se le relaciona con Tyr na n ´og, a la Morrigan y en especial a su trasunto artúrico Morgana, se les relaciona con Avalon, la Isla de los Manzanos. Por último hay que tener en cuenta que otro Dios celta relacionado con el cuervo es Lugh, nieto de Balor, quien imitando a éste consigue engañar a sus enemigos y matar a su abuelo Balor, que era otro dios-rey del Inframundo. De estas relaciones habría asimismo mucho que hablar. Pero siguiendo con Bran y el otro Mundo, tenemos que desplazarnos hasta Grecia puesto que la leyenda del decapitado nos lleva a otra historia pagana, esta vez de origen helénico, de un héroe que también viaja al Otro Mundo: Orfeo. Orfeo se supone hijo de la musa Calíope, aunque su padre varía de versión a versión y es un iniciado en los misterios osiríacos. Orfeo se casa con Eurídice, para lo que pidió permiso a Zeus , quien se lo concedió sin dudarlo. Su unión fue extremadamente feliz, pero poco duradera. Un día Eurídice estaba huyendo de Aristeo quien la perseguía para tomarla por la fuerza, pero en su carrera fue mordida en el talón por una serpiente cuyo veneno le provocó la pronta muerte. Orfeo quedó enormemente desconsolado y se propuso devolverle la vida costase lo que costase. Imploró a los dioses de los cielos su devolución al mundo de los vivos pero no tuvo ningún éxito así que se dispuso a bajar a los infiernos, donde pretendía obtener la ayuda de Hades y de su esposa. Se dirigió a tal lugar entonando canciones sobre su


profunda tristeza. Éstas eran tan bellas que ablandaron los ánimos de Hades , quien le prometió devolverle a Eurídice a cambio de que mientras subiera de nuevo al mundo de la luz no podía mirar atrás. Llegó Eurídice al sitio donde todos se hallaban y detrás de Orfeo comenzó el ascenso al mundo del que provenía. Sin embargo, la subida era lenta pues Eurídice aún estaba herida y cuando estaban a punto de llegar a la salida, Orfeo gira la cabeza ansioso, la ve por un momento, intenta abrazarla, pero en ese instante su amada Eurídice se desvanece para siempre en el mundo de los muertos y Orfeo sólo puede alcanzar vapor. La desgracia le cegó e intentó de nuevo penetrar en el Hades, pero Caronte, el barquero, se negó a transportarle de nuevo. Orfeo se quedó en las puertas del infierno siete días más, pero, al ver que no obtendría lo que deseaba, se fue. A partir de entonces, estuvo vagando por el desierto tocando su lira, encantando a piedras y animales, sin comer nada, y rechazando en todo momento la compañía humana. Terminó en una región de Tracia, donde muchas de las mujeres allí existentes intentaron desposarse con él pero no tuvieron éxito. Después, en venganza por los rechazos que sufrían, estas mujeres, durante unas fiestas en honor de Dionisio , acallaron con sus griteríos la voz de Orfeo para que no perturbara sus deseos asesinos, rodearon al héroe y lo mataron, despedazándolo en muchos trozos. Su cabeza fue arrojada al río Hebro, y cuando llegó a las costas de Lesbos, las Musas la recogieron y la sepultaron. Se dice en otra versión que la cabeza fue puesta en una cueva consagrada a Dionisio (heredero de los misterios Osiriacos) y se transformó en oráculo. Robert Graves, en “Los Mitos Griegos”, asemeja la cabeza de Orfeo a la de Bran y tanto el nombre de uno como el del otro podría tener relación con el Aliso, árbol mencionado anteriormente en el poema del bardo Taliesin. Otra relación que hace, es la existente entre el Averno al que desciende Orfeo y el Avalon celta. Lo interesante de la leyenda de Orfeo además de la relación de ambos héroes es como Euridice asciende en forma de sombra tras y cómo el héroe pierde esa sombra, pierde a su otro Yo, a Eurídice que se convierte en su parte femenina al dudar. La sombra, según Jung, es como mirarse en un espejo que nos muestra los recovecos de nuestro inconsciente personal, y, por lo tanto, aceptar la sombra es aceptar el "ser inferior" que habita en nuestro interior. La sombra personifica al inconsciente personal pero también es una componente arquetípica ya que todos los seres humanos portan consigo una sombra, un "aspecto sombrío" que actua mediante la proyección de contenidos del inconsciente personal. Estas proyecciones conforman un comportamiento arquetípico que configura a la sombra como un fenómeno colectivo. La sombra ha sido relacionada tradicionalmente con el mal, y por tanto con la figura de Satán y con el Infierno. Pero hay que tener en cuenta que Satanás, el Enemigo, es también Luzbel, en quien muchos ven el Prometeo de la tradición hebrea. Una leyenda análoga en muchos sentidos a esta presentada anteriormente de Orfeo y relacionada igualmente con el Otro Mundo y su vertiente de escuela, es la leyenda vasca de Atarrabi y Mikelats, los hijos de Mari, la Madre del panteón vasco. De Atarrabi se dice que junto con su hermano menor, Mikelats, estudió en la caverna de Etsai, que en euskera quiere decir Enemigo, quien le enseñaría una extensa cultura. Pero mediaba la condición de que, una vez concluidos sus estudios, uno de los hermanos se quedara para siempre en aquel lugar tenebroso. Llegado el momento la


suerte quiso que el que tuviera que permanecer en la cueva fuera el hermano de Atarrabi. Mas éste, que poseía un gran corazón, en el último momento decidió quedarse como esclavo, para que su hermano pudiera salir libremente. El diablo obligaría entonces a Atarrabi a pasar por el cedazo la harina de su inmensa despensa. Pero sería aquella una tarea sin fin, pues el cedazo, que tenía las mallas poco tupidas, dejaba pasar a través de ellas la harina junto con el salvado. Además, aquel diablo, para tener bien controlado a su discípulo, le estaba preguntando constantemente: "Atarrabi, nun naiz?" -"Atarrabi, ¿dónde estás?"-. A lo que el prisionero había de responder: "Emen nago" -"aquí estoy"-. Mas como era infinitamente inteligente, Atarrabi enseñó al cedazo a responder por él. Así, cuando el diablo formulaba la consabida pregunta, era el instrumento quien respondía. Mientras tanto, el hijo de Mari abandonaba sigilosamente aquel antro, andando para atrás. Todo estaba saliéndole a la perfección, pero cuando ya estaba en la puerta, fue descubierto por el diablo. Este se avalanzó sobre el fugitivo rápidamente, aunque aquél, logrando alejarse a tiempo, pudo ponerse a salvo. Desgraciadamente, la sombra del prisionero que estaba aún dentro de la caverna fue capturada por el diablo. Atarrabi se hizo cura después de aquello, y aunque estaba privado de su sombra, ésta le venía cuando, celebrando misa, llegaba el momento de la consagración. Como sin sombra no podría alcanzar la salvación eterna, pasados muchos años, cuando ya era viejo, ideó un ingenioso ardid para conseguirlo. Le ordenó al sacristán que lo asesinara en el momento de la consagración, cosa que aceptó el subordinado. No lo haría el primer día, pues no se sentiría con ánimo. Ni tampoco el segundo. Pero el tercero, descargándole un fuerte garrotazo, acabaría con la vida de Atarrabi. Seguidamente colocaría el cadáver del sacerdote, tal y como éste le ordenase, sobre una roca próxima a la iglesia. Además se dedicaría a observar qué clase de aves se llevaban el cuerpo. Si lo hacía una bandada de cuervos, su alma se condenaría. Si eran palomas quienes tal hiciesen, se salvaría. Afortunadamente, para contento del sacristán, sería precisamente un grupo de palomas quien levantase el cadáver del cura, lo cual quería decir que éste había alcanzado su salvación. La leyenda a pesar de estar cristianizada nos habla de los mismos elementos: un viaje al Otro Mundo como forma de aprendizaje, de enfrentamiento a la sombra interior, de adquisición de conocimientos ocultos pues recordemos que Orfeo adquiere el don de la profecía. En relación del Viaje al Otro Mundo como escuela en el mundo celta tenemos el viaje de Cuchulain. Cuchulain viaja al Otro Mundo en busca de Scatagh, que vivía en la Isla de las Sombras y preparaba a los jóvenes que acudían a verla para que pudieran acometer grandes empresas bélicas y hechos de armas de todo tipo. Sin pérdida de tiempo Cuchulain salió en busca de la diosa guerrera, para lo cual debió enfrentar, desde el comienzo mismo de su viaje, graves peligros, cruzando bosques encantados, llanos gélidos y tórridos desiertos, hasta que, al llegar a la llanura de Iall-Fedhuc (Mala Suerte), se vio detenido por interminables ciénagas de pestilente lodo que inmovilizaba sus pies y elevados riscos resbaladizos donde sus manos no podían afirmarse. Ella le forma en las artes de la guerra y le regala la lanza de Lug, para que combata con ella. Su padre fue precisamente Lug y fue un mancebo de extraordinaria belleza, estatura y simpatía, y el favorito de las damas y de los poetas, aunque podía experimentar una horrenda transformación cuando le poseía el frenesí de la batalla. Su cuerpo, entonces, temblaba violentamente; sus talones y pantorrillas rotaban hasta quedar en la parte delantera de sus extremidades ;uno de sus ojos se hundía en el interior de su cabeza mientras que el otro se proyectaba hacia afuera y quedaba, enorme y rojo, colgando


sobre su mejilla; en su boca abierta cabía la cabeza de un hombre; sus cabellos se erizaban corno espinas y de la punta de cada uno de ellos pendía una gota de sangre; del aro de su corona brotaba una columna de sangre casi negra, tan gruesa como el mástil de un barco grande. Una sola pierna, un solo ojo; la historia nos recuerda a su padre Lugh y a su bisabuelo Balor. Además, esta furia guerrera nos recuerda la de los guerreros Berserker vikingos. se piensa que el estado furioso de los berserkers estaba directamente relacionado con la ingestión de hongos, concretamente la Amanita Muscaria. En la historia de Cuchulain el caldero mágico aparece dos veces: una cuando el héroe desciende al sidh en busca de los cuatro objetos mágicos de los celtas de Irlanda: el caldero del Dagda, la lanza de Lug, la piedra de Fal y no recuerdo el cuarto, siempre lo olvido. Estos objetos provenían a su ves de cuatro ciudades míticas aún para los celtas,: Gorias, Murias, Falias y nunca recuerdo la cuarta. La posesión de los cuatro objetos hacía a un héroe invencible. La lanza perseguía al enemigo sin desviarse jamás de su destino, la piedra gritaba cuando pisaba sobre ella un rey auténtico y callaba cuando lo hacía un impostor o un usurpador, y el caldero devolvía la vida a los guerreros muertos, no porque los sumergiera en agua o los cociera, sino porque los mantenía inmersos en un caldo de hierbas mágicas que provocaban la regeneración, la sanación de heridas y la reactivación del organismo. La segunda intervención del caldero en la historia de Cuchulain es cuando este, enloquecido por haber dado muerte a su hijo, escapa para ir a combatir contra un ejército inexistente. En el camino encuentra a las tres brujas hijas de Calatín, el druida de Maeve, reina de Connaguth. Cuchulain antes ha matado a Calatín en combate. Las hijas ahora han regresado para vengarse. Adoptando una apariencia irreconocible, ellas cuecen en un caldero a la vera del camino el cuerpo de un mastín, animal totémico de Cuchulain y cuya carne este no puede probar, pues lo tiene prohibido bajo geasa. Pero ellas lo inciotan, espetan un trozo de la carne del perro y Cuchulain la come, con lo que resulta envenenado. Aquí el caldero más que dar la vida la quita. Un dato a tener en cuenta es la relación entre la Morrigan y Cuchulain. Iolair Faol nos comenta en su artículo dedicado a la Morrigan: “La Morrigan es la diosa de la muerte que asume la forma de un cuervo. En las leyendas irlandesas Morgan, es La Morrigan a la cual se invocaba a la batalla por medio de una incitación de los cuernos de guerra o de los graznidos de los cuervos. Los cráneos de los caídos en batalla eran llamados "las bellotas de La Morrigan", es decir de la Diosa del Destino humano. Fue amante de reyes, ayudó a los Tuatha dé Danann en sus batallas. Intentó seducir a Cuchulainn, presentándose como una atractiva joven, dado que era el mejor guerrero y quien repartía mas muerte siendo rechazada por éste, desdeñándola por el fragor de la batalla. La Morrigan consternada le ataca cambiándo de forma, anguila, lobo, vaca, pero Cuchulainn siempre la vence, al final lo lleva hacia su destino, la muerte, descendiendo sobre él, en forma de cuervo, cuando está herido de muerte, atado a un árbol” Pero no es Orfeo el único griego que viaja al Otro Mundo, ni el único con una relación con el mundo celta. Tenemos el ejemplo de Hércules. Hercules tiene un encuentro directo con los enteógenos y con el Otro Mundo en sus dos últimos viajes. En su prueba número once, Hercules viaja al Jardín de las Hespérides a por las manzanas del jardín. Son muchos los autores que relacionan las manzanas de las Hespérides con la Amanita Muscaria y por tanto con el viaje chamánico. La leyenda nos cuenta lo siguiente sobre el legendario Jardín de las Hespérides. Comenzaba su historia con Atlas. Atlas era un gigante, hijo del Titán Japeto. Los titanes fueron vencidos por Zeus, rey de los dioses, que los arrojó al Tártaro -el infierno. Atlas


había participado en la lucha junto a su padre, y según unos, Zeus lo condenó a sostener la bóveda celeste sobre sus hombros. Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles producían manzanas de oro. La diosa Gea (la Madre Tierra) había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para los reyes de los dioses, Zeus y Hera. Las Hespérides cultivaban el Jardín, pero éste era custodiado por Ladon, un fiero dragón que arrojaba fuego por sus cien cabezas. El trabajo número once consistió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Hércules encontró a Atlas sosteniendo el cielo al borde del Océano, en las montañas que hoy llamamos el Atlas. Puesto que el dragón del Jardín de las Hespérides conocía a Atlas, Hércules lo convenció para quedarse él en su lugar sosteniendo el cielo, mientras el gigante iba a las islas y robaba las manzanas. Atlas fue al Jardín, en el que pudo entrar ya que el dragón lo reconoció; mató al monstruo, robó las manzanas de oro, y regresó donde estaba Hércules. Atlas, cansado de sostener el cielo, pretendió dejar a Hércules en esa posición, pero el héroe logró engañarle, pasarle la carga de nuevo, y huir con las manzanas Tras este Viaje, Hércules se inicia en los misterios Eleusinos, bebe el kykeon y desciende al Infierno, al mismo averno que Orfeo, en busca del Cerbero, su última prueba. Graves comenta al respecto que el viaje al Averno de Hércules es la consecuencia directa del viaje a las Hespérides. Hercules consigue así la inmortalidad y su viaje hacia la divinidad. Igualmente vuelven a salir a colación los misterios Osiriacos. Da mucho que pensar también que se relacione a Oghmios, el Dios celta del conocimiento y precursor del Ogham con Hércules, y que a ambos se les represente de la misma manera, puesto que en principio ambos dioses no tienen nada que ver, pero resulta curioso esta identificación entre ambos y también habría muchas cosas que analizar en ella. José Alfredo Gonzalez Celdrán, en su libro “Dioses, hombres y hongos” nos comenta que Las gentes del lejano País de los Hiperbóreos, allá por Eurasia, enviaban a Apolo unos frutos particulares durante las fiestas Targelias celebradas en Delos en honor del dios y que tal vez la ofrenda que llegaba anualmente a Grecia procedía del Paraíso de las Hespérides y presumiblemente consistía en manzanas. Aunque identifica estas manzanas con la fruta que provoca la iluminación a Gilgamesh y con el fruto del Arol del conocimiento judeoscristiano. En definitiva lo identifica con Amanita Muscaria y por lo tanto con el Soma hindú, y con el kykeon usado en los Misterios eleusinos. El fruto que otorga la inmortalidad. Y los celtas tienen su propio terreno custodiado por mujeres y lleno de manzanos que otorgan sabiduría. Las Hespérides son fácilmente identificables con la Isla de Avalon. Avalon, el Otro mundo. Avalon la Isla de Cristal. Con el nombre de Avalón o Ynis Afallach (Isla de las Manzanas), se conocía una isla mítica, paradisíaca, centro del Más Allá en el ciclo artúrico. Elisabeth Ross, en su artículo, Avalon, La Isla de las Manzanas comenta: “Los celtas la llamaban Ynisvitrin, o Inis Gutrin, Isla de Cristal. También es la Isla Radiante y la Entrada a Annwm, el Otro Mundo. Se dice que Avalon viene de la vieja palabra bretona aval, manzana, y es por lo tanto la Isla de las Manzanas. Y aunque todavía hay estudiosos que no concuerdan con la teoría dominante, el pueblo británico da por hecho que la Isla de Avalon se encuentra, geográficamente, en Glastonbury Tor.”


Esta isla, Avalon, también es identificada con Caer Sidhi , el hogar de la Diosa Cerridwen y la relaciona de nuevo con su caldero iluminador. El mismo caldero relacionado con Morgana, anteriormente mencionada. La misma autora dice al respecto: “Es La Dama del Lago- amante y discípula en unas versiones, sacerdotisa de la Diosa en otras- la que le da Excalibur, que al final vuelve al fondo del lago. Es Morgana quien vive en Avalon junto con sus nueve hermanas, .las nueve doncellas de el caldero de Annwn, poseedora de poderes de transformación y sanación y perteneciente al pueblo de las hadas, quien lo enfrenta por lo que considera, justamente, traición. Ambas lo escoltan, cuando muere, hacia Avalon, Caer Sidi, el Castillo Espiral, el Otro Mundo, Annwn.” El último viaje al Otro mundo por parte de los druidas y transmitido en las leyendas celtas, una vez analizados Tyr na n´og, Anwn, Avalon y Caer Sidhi son los Sidhe. Algunos de los Tuatha De Danann optaron por partir a Tir Nan Og. A aquellos Tuatha que se quedaron, Dagda, su nuevo rey, les concedió viviendas, asignando a cada uno un "sidhe" (colina o altozano), constituyendo cada uno de éstos la entrada a un maravilloso mundo subterráneo. Los Sidhe son los túmulos, las montañas huecas que sirven a los Tuatha de Danann de hogar una vez que los Milesios les invaden y proporcionados por el Dagda, quien por cierto también dispone de un caldero milagroso. De esta forma, los dioses celtas fueron conocidos por el nombre de Aes Sidhe (Gente de las Colinas). Cada dios era un Fer-Sidhe (Hombre de la Colina), y cada diosa, una BeanSidhe (Mujer de la Colina). Los dioses se van asemejando a los elfos y las hadas y los sidhe se hacen sinónimo del mundo feérico y hay una identificación entre los Sidhe y Faerie, el mundo de las hadas. El hogar tradicional de las hadas son las antiguas obras de tierra, como las fortalezas y los túmulos. Historias de hadas y elfos que nos muestran entre otros al Leprechaun y de nuevo a Lugh. El Leprechaun es un enano que viven en las casas irlandesas y que son conocidos sobre todo por su arte de hacer zapatos, los cuales entregan a los elfos. El nombre de leprechaun es la degeneración Lugh: "El pequeño jorobado Lugh", o Luchorpain, se convirtió con el tiempo en leprechaun, el duendecillo guardián de tesoros escondidos y experto zapatero de un solo zapato. Un solo zapato, como una sola pierna tenía Balor. Son además guardianes de tesoros, y llevan gorro rojo. Rojo como las orejas de los perros de Anwn, como las orejas de ciervo del cuento de Taliesin, o como las manzanas de Avalon, o como la Amanita Muscaria. Hadas y elfos que viajaban en comitiva, como la Cacería Salvaje de Arawn, raptando a aquellos mortales que quisieran unírseles y lo que en ese Otro Mundo al que el mortal era conducido pasaban horas, en la tierra eran años y años. Como en la historia de Bran, con la que hemos comenzado esta presentación. Desgraciadamente, aunque este artículo se queda corto porque el Otro Mundo, tan importante para los druidas, es un tema del que se podrían escribir tomos y este esbozo aquí presentado apenas ahonda en el asunto, pero parece pues probada la íntima relación de los druidas con el Otro Mundo y los estados alterados de conciencia chamánicos.


Orígenes del druidismo Por: Iolair Faol Del origen del término “Druida” Se debe desechar definitivamente la idea por la cual se sostiene que el sistema druídico fue creado en Britania y luego exportado, principalmente a la Galia, tal y como afirmó antaño erróneamente Julio Cesar. Nadie a excepción de él, ni antes de él, afirmó tal cosa. Así como conviene saber que las morfologías actuales, como “drouiz” en bretón, “druida” en castellano, “druide” en francés, “druid” en inglés, “derwydd” en galés, y “draoi” en gaélico moderno y otras, son traducciones adaptadas a cada idioma del término latino utilizado por Julio César, “druis”, las cuales fueron reconstruidas a finales del siglo XVIII, partiendo de este término. Sin embargo, la acepción más razonable, apreciable y perceptible, se vincula mucho mejor a un antiguo término céltico como “druwides”. Éste es, un vocablo compuesto que se puede fragmentar en el prefijo “dru”, que posee según los lingüistas un significado superlativo, y en “wid o uid”, que es un raíz verbal cuyo sentido es “saber” que a la vez tiene sus similitudes, con una raíz indoeuropea que evolucionó en otros idiomas como el latín hacia la palabra, “videre, "ver", o como en el idioma alemán progresó hacia el vocablo verbal “wissen” con la idéntica acepción de "saber". (En la actualidad, varias órdenes británicas druídicas prefieren el término Druismo a Druidismo). En este sentido se podría decir, que el significado actual para la palabra Druida, tiene un remota pero clara interpretación, que sería “el muy vidente o el muy sabio”, lo cual por otra parte, concuerda plenamente con las diversas actividades y ocupaciones que ejercían. A estas alturas de los conocimientos histórico-etimológicos, deberíamos descartar por incorrecto el significado atribuido a la palabra “Druida” como “el sabio del roble”, pues aunque realmente fueron sabios del roble, del avellano, del tejo y de todos lo árboles en general, dicho vocablo no procede del término griego “drus” que se traduce como Roble. Este equívoco aún observable en algunos libros y en numerosas páginas internáuticas que tratan sobre los Druidas, se extendió desde la antigüedad, partiendo de una semejanza lingüística y por el hecho comprobado de que el roble, ejerció un protagonismo relevante en dicha espiritualidad, a través, y en todos los tiempos. Iniciando esta imprecisión lingüística muchos autores clásicos y manteniéndola otros autores medievales, se ha ido sosteniendo hasta llegar a nuestros días dicha confusión etimológica, basada en unos textos del escritor y enciclopedista romano Cayo Plinio Cecilio Segundo, que vivió entre el 23 y el 79 de la EC, más conocido como Plinio el Viejo, el cual en su obra “Historia Natural” Libro XVI, 249, explica sobre los druidas: "se les denomina con arreglo a los árboles porque habitan en bosques apartados". “ Donde los druidas ofician al aire libre en santuarios que son nemeton”, es decir, claros sagrados. En dichas frases, Plinio, no hace mención a los robles, sino a árboles en general. Lo que concuerda con los conocimientos que sabemos adquirían los druidas de todos los árboles y no de uno sólo, por muy predilecto que éste fuese. También escapa bastante del pensamiento celta, la idea de que éstos eligieran un término griego, para designar a sus propios sabios, máxime conociendo que estos


poseían sus propios lenguajes y conociendo que roble, en galo, se nombraba con el vocablo de “dervos”, en gaélico se nominaba con la palabra “daur”, en galés se denominaba “derw” y en bretón, la palabra “derv” nombra a este árbol. Por tanto es lógico pensar, que en una lengua celta más antigua que las locuciones célticas nombradas, existía igualmente un término parecido para designarlo. Por otra parte existe en diversas tradiciones y sociedades del orbe planetario, mucho antes de la invención de la escritura, el mito sobre el Árbol de Conocimiento o Árbol del Mundo. Los celtas tampoco fueron diferentes a este respecto y su “Bilios” o similar, según el área celta de la que se trate, como simbolización de dicho árbol cósmico y por tanto del “Eje del Mundo”, (o “axis mundi”), corrobora que los Druidas fueron y son “los hombres y mujeres árbol”, “los muy sabios”, que celebran y celebraron sus rituales y ceremonias en los “nemetones” o claros sagrados de los bosques consagrados. De todas formas, el Roble, árbol venerado de una forma especial por los druidas y celtas y que fue elegido para las construcciones funerarias de madera tanto en la cultura Hallstatt, como en la posterior de la Tène, ambas celtas primitivas, siempre tuvo unas simbolizaciones preeminentes de la fuerza y sabiduría. Por lo cual, el roble siempre estuvo presente entre druidas y por ende, entre celtas, representando la inmortalidad del alma, la eternidad y el espíritu. No en balde es el roble un árbol que puede pervivir mas de mil años. En otro sentido el término “vid”, “sabiduría”, la encuentra igualmente en la palabra sánscrita Vêda, que significa precisamente Conocimiento. Los textos védicos se transmitían oralmente por los brahmanes, que estaban al servicio de sus tribus y sociedades de una forma parecida a como lo estaban los druidas. Sus enseñanzas se transmitían, en escuelas establecidas en las frondosidades de los bosques, entre cuyas cogniciones se incluía la reencarnación del alma, igual como sucedía en la transmisión de la sabiduría druídica. Asimismo el nombre de la Estrella polar en sánscrito es Tarâ, siendo un término cuya raíz “Tri”, significa "hacer atravesar", o "hacer alcanzar la otra orilla", Tara es también una deidad hindú y budista, Diosa igualmente de la Tierra a la que tutela, y protectora ante los influjos y vibraciones de las energías negativas. En sentido figurado es: "la deidad que hace franquear el océano de las existencias”, siendo un principio femenino de liberación, de perfección de la sabiduría, y protector. Tara era también el nombre que recibía la colina, la capital mística y efectiva del reino de Meath o Midhe, hogar de druidas y guerreros y de los altos reyes de la Irlanda celta, considerada, como su propio nombre indica, el Medio o el Centro protector de los cuatro reinos restantes, situados en cada uno de los puntos cardinales. En ella estaba ubicada la legendaria y mítica piedra Lia Fail. Estos mínimos detalles y otros muchos paralelismos existentes, que no se tratan en el presente y escueto artículo, nos hacen pensar que las vinculaciones, patentes y latentes, entre la tradición celta y la hindú, entre los druidas y los brahmanes, son derivadas ambas directamente y en bastante porción y proporción de una Tradición Primordial común. Por supuesto, no se pretende sugerir que el Druidismo derive del Hinduismo ancestral, sino que ambos tienen un atávico origen común, proviniendo ambos del mismo tronco y que esta común Tradición Primordial, se mantuvo considerablemente íntegra, expandiéndose y siguiendo el camino de las migraciones indoeuropeas hacia la India por Oriente y otros parajes como el actual Irán, donde posteriormente se originó el zoroastrismo o mazdeísmo, y hasta Europa por Occidente, para posteriormente evolucionar cada una adaptada a sus propias circunstancias con múltiples esencias comunes, aunque también con determinadas singularidades que las caracterizan y diferencian.


Un poco de historia Como sabemos, el Druidismo se desarrolló mayoritaria y casi exclusivamente entre los pueblos de cultura celta y posteriores celtizados. Y como también sabemos, los celtas culturalmente están intensamente vinculados, en sus primeras sociedades investigadas con seriedad y detalle por los historiadores, con la Edad del Hierro en Europa, conocida como período Hallstatt, sea éste, Occidental u Oriental. Dicho espacio histórico abarca aproximadamente desde el siglo VIII, hasta la primera mitad del siglo V, antes de la E.C. Recibió dicho nombre, merced a un emplazamiento de una necrópolis descubierta por los arqueólogos, ubicado y hallado en Austria cerca de la ciudad de Salzburgo, ( Salzburgo= ciudad de la sal). Pero aunque menos detallado e indagado, pero resultando verosímil, es que las tribus y pueblos identificados como celtas estaban muy dispersos por todo el este y centro de Europa, durante un amplio periodo comprendido entre el año 1300 a. EC. , Y el 800 a. EC, llegando hasta la península ibérica en el siglo IX, antes de la EC, especialmente a Aragón y Cataluña, donde también se les conoce como el pueblo de los campos de urnas. Se establecieron en poco número, pero coexistieron para fusionarse finalmente, con los iberos de la zona. En realidad, los orígenes celtas, como tales, hay que buscarlos durante los finales de la Edad del Bronce (1200 antes de la EC) y en la cultura de los Campos de Urnas, (un grupo de culturas caracterizadas por la cremación de los restos mortales e inhumación de las cenizas en recipientes de cerámica), datados sobre los finales de la edad del bronce. De estos períodos, también tenemos sobrados y valiosos datos, aunque no exhaustivos, e incluso a veces atrevidas hipótesis arqueológicas e históricas sobre los celtas en general, especialmente de Alemania Occidental y de Francia, pero no así de los individuos celtas que posteriormente serían conocidos con el nombre de Druidas. Las referencias escritas más antiguas que se conocen sobre los Druidas con esta acepción, se fechan en el siglo II antes de la era común, y fueron hechas por Diógenes Laercio, un griego que vivió en el siglo III de la E.C, haciendo referencia a citas de segundas fuentes de otros escritores griegos que le antecedieron. Tal referencia escrita es la más antigua conocida, hasta la fecha. Sin embargo, antes de dicha fecha los comentaristas helenos, hablaron de funciones especificas de las castas intelectuales celtas nombrándolas como “sacerdotes, anstistites y gutuartros”. En cualquier caso, si los griegos conocieron en las fechas del siglo II antes de la EC a los druidas, es lógico pensar que su existencia, traspasando el ámbito local, ya venía de tiempos anteriores, pues cualquier circunstancia cultural o espiritual que puede arraigar en un pueblo, tribu o zona, y más en esas prematuras épocas de las comunicaciones, precisa un tiempo para su asentamiento, cohesión, posterior dispersión, difusión y conocimiento por foráneos, si llega el caso. A este respecto hemos de remarcar el hecho de que Herodoto en siglo V antes de la EC, fue el primero que mencionó en sus escritos el término “Keltoi”. Por otra parte, sobre el origen de los indoeuropeos, grupo a los cuales pertenecieron en su remota procedencia los celtas, aún hoy en día se discute entre arqueólogos, lingüistas, historiadores e investigadores en general, el tema del fenómeno y los procesos de su aparición en la historia humana. A grandes rasgos podríamos definir a estos mal denominados también jaféticos (denominación bíblica debida a uno de los 3 hijos de Noé, Jafet, y de uso bastante extendido), como un grupo de pueblos o tribus de una época prehistórica que poseían una base cultural común que se expresó en sus sociedades, en sus lenguas, en sus


ideas religiosas, en sus mitos y mitologías. Y es en estas tres últimas esencias donde el presente artículo pretende de una forma condensada, hacer mayor énfasis. Al parecer, la teoría más aceptada en la actualidad que se apoya en los modernos hallazgos arqueológicos, integra a los indoeuropeos dentro del periplo humano, en una época que se englobaría entre los años 4500 a 3500 antes de la Era Común, poseyendo éstos ya, conocimientos del cobre y del bronce, ubicados en una zona que se encuentra en las estepas del norte del Mar Negro, entre el río Dnieper y el río Volga, como confirmó el arqueólogo M. Gimbutas.

Se sabe que hubo diversas fases de emigraciones indoeuropeas, estimándose que las primeras de ellas fueron, las de los hititas que se asentaron por Asia menor, y la de los pueblos que hoy conocemos como griegos o helenos (aqueos) que se asentaron por la actual Grecia, y tierras al norte de ésta, Creta y posteriormente también por la Costa de Asia Menor. También se supone que entre los años 3000-2000 antes de la EC. , Una nueva e ingente cantidad de individuos, emigraron de la cuna original, y se conjetura que se asentaron primeramente (hay polémicas históricas, sobre cuáles fueron los primeros asentamientos), en zonas de Europa del Este como Hungría, Austria, Bulgaria y Rumania, así como en los países balcánicos. Desde estas áreas, durante la edad de Bronce, realizaron desplazamientos para asentarse de forma significativa en el suroeste de Alemania, el este de Francia y parte de Suiza. Posteriormente y desde aquí, durante los siglos VIII antes de la EC. Al V antes de la EC, estos celtas, protoceltas o pre-celtas, abandonan la cultura de los túmulos, de los campos de urnas, para entrar en la Edad del Hierro y paulatinamente en la cultura Hallstatt Occidental u Oriental, empezándoseles progresivamente a conocer o denominar como “Keltoi”, asumiendo éstos, parte de las formas, ritos y costumbres religiosas que hallaron en su periplo, en aquellas zonas que ya estaban habitadas por otros moradores pre-indoeuropeos de la cultura del bronce o megalítica, previos a sus asentamientos. Aparte de los comentarios mencionados de Diógenes Laercio que nombra a los sacerdotes de los celtas como druidas y los ubica en el tiempo sobre el siglo II antes de la EC, podemos hacer ciertas reflexiones o quizás intuiciones: Tanto el historiador y geógrafo jonio Hecateo de Mileto (500 al 476 antes de la EC), como Heródoto de Halicarnaso ( siglo V antes de la EC), fueron los primeros en nombrar a esos pueblos como “keltoi”. Efectivamente no citan a los druidas, pero es fácil intuir que en dichas épocas ya los poseían debido a conclusiones coherentes que se citarán a continuación. Tal y como sabemos los celtas gaélicos o goidélicos llegaron a Irlanda en una o dos oleadas invasoras. Podríamos especular, si estos goidélicos llegaron desde España, habiéndolo hecho previamente desde Egipto y más anteriormente desde Asia, como afirma el legendario “Libro de las Invasiones”, o de tierras situadas a las orillas del mar Báltico, o si posteriormente los celtas britanos llegaron a la actual Gran Bretaña desde las tierras continentales, sean éstas cuales sean, en cuya isla ya había otros pueblos quizás también celtas, o pre-celtas, (pictos, íberos, ligures) de la edad del bronce, herederos o descendientes de una cultura megalítica aún mas remota. Pero lo que sin dudas podemos expresar, es que estas tribus más o menos vernáculas, tenían algún tipo de religiosidad que indudablemente transmitieron a los recién llegados en copiosas dosis, adoptando los ocupantes, costumbres, ritos y concepciones, y utilizando incluso, sus viejos, pero reveladores santuarios y monumentos pétreos, como bosques, túmulos, menhires, dólmenes, cairns y crómlechs, habiendo sido estos últimos, ya construidos aproximadamente entre los años 6000 y 2000 antes de la EC., Y utilizados consecuente y previamente a su llegada. Gradualmente, igual como hicieron en otros lugares, fueron absorbiendo a los lugareños, a sus creyentes y místicos, todos ellos descendientes de una variada gama


de pobladores neolíticos y megalíticos, y aportándoles al mismo tiempo su propia espiritualidad que acabaría encumbrándose. Un poco de Tradición mítica Lo más probable es, que los goidélicos o gaélicos ya poseían druidas a su llegada a la Isla. El mítico Amerghin, es tan solo un ejemplo documentado en el mencionado, legendario y semi-fabuloso “Libro de las Invasiones” que no tiene otra intención que pretender racionalizar cristianamente los antiguos mitos celtas y relacionar a éstos con los hijos de Noé. Si los datos publicados en el libro son además de míticos, históricos, ello, verosímilmente, nos sitúa por lo menos, en el segundo período de la Edad del Hierro, en la cultura de la Têne, sobre el año 450 aproximadamente, antes de la EC. Ello, sin tener en cuenta, que en el mencionado libro, se cita, anterior a Amerghin, a tres druidas Fios, Eolas y Fochmarc, de la tercera invasión frustrada a la isla, con Partholon como guía dirigente de la expedición. Cuando los hijos de Mil o Milé, siendo poco numerosos, lograron vencer y convencer a los Tuatha dé Danann en la batalla de Taltiu y dicho triunfo, se intuye que solo pudo asociarse a unos mejores métodos y procedimientos guerreros, y siendo el período la Têne posterior al de Hallstatt, y el de máxima expansión celta, superior culturalmente a éste. Por otra parte, los mitos celtas irlandeses nos dicen, que cuando llegaron los Tuatha dé Danann a la Isla Esmeralda, mucho antes que los gaélicos, en su afán, función y labor de invasores, instructores y tutores, aportaron muchas técnicas, conocimientos y maestrías a los pobladores anteriores a ellos, entre ellas, el Druidismo. Aportaron el Druidismo ciertamente, pero tampoco lo innovaron, puesto que en sus ciudades míticas o históricas de origen ya poseían druidas que les instruían: Morias, Arias, Urias y Semias, según nos relata el “Libro de las Invasiones”. Ya en esas épocas, los celtas y sus divinidades representadas en los Tuatha dé Danann, a pesar de su estructuración tribal básicamente indoeuropea y por tanto, patriarcal, heredaron, y luego, legaron y transmitieron el concepto de una Diosa Madre, como Dana, otorgándole la maternidad de todo su panteón. Dana en lengua indoeuropea sánscrita significa “aguas del cielo”. Probablemente, y no siendo un concepto básico indoeuropeo, asimilaron perfectamente de los pueblos megalíticos, y otros del bronce con los que toparon en su deambular histórico, éstas y otras nociones matriarcales, que fueron sin duda un hecho diferencial ante todas las demás religiones indoeuropeas, llegándolas incluso a desarrollar y perfeccionar, aplicándolas socialmente a la vida mundana y en la relación con sus féminas y reestableciendo cultos lunares en perfecto equilibrio con los propios solares. A este respecto, el Toro, un animal tan vigoroso, tan masculino y viril, enamorado de la luna como recoge una canción popular española, simbolizaba para los pueblos megalíticos con sus dos pitones, la luna de cuarto creciente y la luna de cuarto menguante. Era por tanto un ser lunar. Es bien cierto, que las simbolizaciones atribuidas a dicho animal por esas tribus megalíticas, les causaron a los celtas una inconmensurable admiración y respeto. Además la regia y recia figura del animal, junto a sus bravas cualidades aumentaron dicha fascinación y cierto fetichismo, igual como les ocurrió a sus antecesores, y éstas fueron plasmadas de diversas formas en el arte celta, como podemos corroborar ante las esculturas figurativas de éstos animales, de las que abundan en España, desde el Toro ubicado en el pueblo español de Segura del Toro (Cáceres), los Toros de Guisando (Ávila) o el de Villanueva del Campillo (toro vettón), que es la representación más


colosal (solo pesa 10.000 kilos) de un toro celta conservado en Europa, pasando por los toros sagrados de tres cuernos o el célebre Tarvos Trigaranus (Toro de las tres grullas) del altar de Paris, hasta los relatos celtas irlandeses, siendo el Más conocido, el popular Táin Bó Cuailnge (Ciclo del Ulster), donde se narra el origen y desenlace de una guerra entre el Ulster y Connaugth, por la posesión del toro semental marrón de Donn. Los celtas identificándose con la primigenia simbolización, aportaron además, el equilibrio y la armonía de los contrarios u opuestos, sol-luna, día-noche, masculinofemenino etc. El macho e impetuoso toro conceptuado por los celtas, reunía y se distinguía por esa conciliación, fue un ser representativo del equilibrio solar-lunar, díanoche y masculino-femenino. Retomando el tema mitológico: Cuando los Tuatha dé Danann llegaron a Eire, hallaron a los fir-bolgs (hombres bolsa), que quizás fueran una tribu céltica emparentada con los también celtas, belgas continentales. Los fir-bolgs se supone que aun estaban en los finales de la Edad del Bronce, y fueron estos Tuatha mitológicos, o si se prefiere, la tribu céltica histórica que puedan simbolizar o encarnar a estos emigrantes que en tiempos anteriores abandonaron las riberas danubianas, los que probablemente introdujeron el hierro en Irlanda, utilizándolo en buen grado para la fabricación de armas guerreras, merced a las cuales pudieron vencer y doblegar a los fir-bolgs (¿belgas?) Y a los fomorianos(¿piratas?). Por tanto, hay variados indicios e intuiciones que hacen pensar que el Druidismo, aunque fuera en sus primeras fases como tal, se remonta a una época tan temprana, como los inicios de la edad del hierro, esto es, hacia el siglo VIII como mínimo, antes de la Era común, y que por supuesto éste, no se originó ni en Irlanda, ni en Gran Bretaña. La cuestión megalítica: Aunque la datación de los inicios del Druidismo no es algo capital, ni de relevante importancia para los seguidores druídicos, si lo es, conocer que cuando los celtas se establecieron en Irlanda, Gran Bretaña, Galia, y en definitiva, en casi toda Europa, como se ha mencionado, hallaron diversos pobladores anteriores a ellos y entre éstos, a los restos, legatarios o descendientes de una antigua, pero sabia cultura megalítica de variados pueblos como ligures, íberos, etruscos etc., que les brindaron la oportunidad de mejorar sus técnicas y conocimientos en diversas áreas, así como ahondar y aprender de la espiritualidad que éstos mantuvieron durante siglos, asociadas a rituales indígenas y convicciones metafísicas, algunas más, y otras menos sofisticadas, que las que introdujeron los celtas ocupantes. Los gigantescos monumentos funerarios o astrológicos en piedra, alineados según determinados patrones, al estilo de Stonehenge, Averbury, Carnac, New Grange, los Talaiots baleares etc., son testimonios de que en un amplio período comprendido entre el año 6000 y 2000 antes de la EC, mucho antes incluso que las magnas pirámides, una cultura del neolítico, conocida como cultura megalítica que se expandió por Europa y África del Norte, especialmente por sus litorales, se hizo un hueco en la historia de la humanidad destacando por sus conocimientos avanzados en la aritmética, geometría y arquitectura. No en balde muchos dólmenes que perduran aún hoy en día, permaneciendo en pie, tras años de erosión y de demolición humana o natural, fueron unas estructuras representativas de esta cultura que soportaron a muchos túmulos sobre sus esqueletos. La piedra, en este tipo de antigua espiritualidad, era concebida como el primer asilo del alma humana tras el fallecimiento de la materia. El fallecido se devolvía a la Tierra y sobre éste se depositaba una lápida, losa o placa pétrea, que recogía su espíritu para luego liberarlo hacia las estrellas.


Los menhires apuntaban hacia el cielo, erectos y sujetos a la Tierra, señalaban la dirección que debía tomar el alma. Los Druidas siempre enseñaron estas y otras cosas, pues también ellos emplearon monolitos y bloques pétreos de diversos tamaños para señalar sus “Nemetones”, para indicar lugares específicos de fuerzas telúricas o para marcar determinados caminos y senderos. Ellos aprendieron de las piedras, lo que las piedras revelaban al ser humano de una forma absoluta. Siendo la roca una entidad milenaria, tan perdurable, que almacena en su interior siglos y siglos de conocimientos, de sabiduría, evidenciando la condición perecedera de los seres humanos. La roca, la piedra, el mineral, no fueron concebida como materia inerte, no fueron, ni son, masas insensibles, pues los Druidas aprendieron que albergan una energía supranatural que proviene del cosmos. Aunque inorgánicas al modo animal, poseen una conciencia molecular, la fuerza de cohesión mantiene unidas sus moléculas y átomos, y es lo que les otorga solidez. Siempre han estado ligadas al ser humano, no en balde somos los humanos blandas piedras parlantes, con una morfología compuesta e integrada por numerosos minerales. Minerales y elementos que combinados con el líquido de la vida; el agua, conforma nuestro organismo. Esta piedra pensante que es el hombre ha utilizado a las otras piedras durante milenios, para su curación, para su cobijo, para su adorno, para su defensa, para sus dotes creativas, para su expresión en la escultura, para su arte, para su comunicación, etc., aunque a veces también las ha empleado, demostrando poca sabiduría para conseguir riqueza material. Existe una dimensión en la que todo esta vivo, una longitud de onda en la que todo vibra y tiene movimiento. Todas las cosas de esta planeta hablan de ese Devenir, de esa gran sabiduría cósmica. La legendaria y mítica Lia Fail, ubicada en la Tara céltica representó, entre otras simbolizaciones, lo sagrado y la inmanencia de todo lo que puede existir y expresarse en los diferentes niveles de la realidad, así como la confirmación por la Madre Tierra, simbolizada por la piedra, que el pretendiente a rey era merecedor de asumir las responsabilidades de gobernar con ahínco y acierto a su pueblo. A estos pueblos, los celtas y el Druidismo en general, deben además, la aportación de unas divinidades tan arcaicas como Cernunnos o como Borvos(Bormo) incorporados al panteón galo, o como una deidad tan polifacética como el mismo pancéltico Lugh, herencia de otro Lug de las tribus ligures, o la deidad gala Belisama, más conocida posteriormente como la Lucina romana y galo-romana, matrona de los nacimientos, vinculada a la fecundidad, con serios indicios de haber derivado ulteriormente hacia la Mère Lucine (onomatopeya Merlusine) que seria el hada “Melusina”, protagonista de los posteriores cuentos franceses, ingleses o alemanes sobre ésta. Tanto Lugh como Belisama se hallan, como deidades, muy vinculadas a la conocida y famosa Cueva o Gruta de Lourdes. Este lugar, cercano a los Pirineos franceses, es atravesado por líneas de fuerzas telúricas, que conferían y confieren unas subterráneas y fluyentes aguas virtuosas y sanadoras, que en tiempos remotos fue un emplazamiento de veneración al Dios Lugh o a la Diosa Belisama/Lucina. Lourdes es una palabra de origen euskera, que se vincula con Lorde que significa altura rocosa o roca alzada (¿túmulo o menhir?). También existe la hipótesis que la palabra esté vinculada a “ur”, que en lengua euskera (vasco) significa agua. Lourdes fue una


villa celta fortificada remotamente y la gruta que hoy la caracteriza es denominada, desde que existe el francés como idioma, como la gruta “de Massabielle”. Existe un curioso juego de palabras entre Bellissamae (latinización en genitivo, declinación como rosa-rosae) y Massabielle, pues ambas palabras contienen las mismas letras, en orden diferente. ¿Casualidad o causalidad?. Sobre todo lo relacionado con grutas, cuevas, fuentes, vírgenes blancas o vírgenes negras etc., habría mucho que tratar sobre sus orígenes celtas o paganos, pero dado que no es un capítulo dedicado a esta cuestión, conviene dejarlo para mejores momentos en los que se puedan tratar estas y otras usurpaciones, especialmente católicas. La conexión con los Magos: Sobre el mazdeísmo o zoroastrismo mencionado en los iniciales párrafos de este artículo, siendo una reforma localizada, especialmente en la antigua Persia de la antigua religión indoeuropea, es preciso decir, que también influyó sobre el Druidismo de específicas maneras, difundiéndose desde concretas áreas, hallando su máxima expansión durante el auge y expansión del Imperio persa. La reforma mazdeísta, a la religión general indoeuropea, aportó más elevados conceptos sobre la Divinidad Suprema, sobre la inmortalidad del alma, sobre el respeto inmenso hacia la Naturaleza en conjunto, y especialmente hacia los animales y las plantas, pronunciando planteamientos que hoy denominaríamos como ecologistas, sobre el hombre y su posición en ésta. Relegó la adoración de imágenes, mostrándolas como simbolismos de la Divinidad Suprema, rechazó la idolatría y supo encontrar la diferenciación entre las imágenes y la etérea sustancia divina y abstracta que éstas representaban. Conservó y avivó el culto al fuego y al Sol de la vieja religión indoeuropea, como expresión y simbolización de la fuerza divina, de la espiritualidad y de la purificación, siendo los famosos Magos, la casta sacerdotal y sabia, de esta antigua religión. No hace falta incidir en el influjo que ésta reforma provocó en la vieja religión y en el Paganismo euroasiático en general, y su influencia consecuente en el Druidismo. Todo lo expuesto entra de lleno en las concepciones druídicas, y numerosas veces los autores clásicos se refieren también a los Druidas como Magos, en el sentido de su acepción original como orden místico-espiritual de sabios, que tuvieron conocimientos, concepciones y rituales análogos o parecidos a éstos. Si bien estas analogías se remarcan, también es preciso señalar las diferencias existentes entre Druidismo y Mazdeísmo, puesto que fue la religión mazdea, la primera que planteó un monoteísmo dualista, un pecado original, una resurrección de los muertos, la necesidad de un acto humano como es la confesión de los pecados, la guerra religiosa o sagrada, para extender el culto mazdeísta, la creación de la mujer y del hombre al sexto día de la génesis del mundo, etc, siendo estas últimas ideas copiadas por el Judaísmo, Cristianismo y en menor medida por el Islamismo. El Druidismo, concretamente, se aleja enormemente de estos últimos postulados. Pero muchos seguidores del Druidismo intuimos, que una parte importante de los orígenes de nuestra Espiritualidad, hay que buscarlos aún mucho más atrás, cuando los primitivos cazadores-recolectores, concibieron a la Naturaleza como atributo de la plenitud del Ser y cuando enormes aglomeraciones de bosques, repletos de encinas y robles tapaban los cielos de esa Europa antigua. Intuimos que de esta fase, que pudo haber persistido cientos o mil años, se desarrolló y dispersó la admiración y posterior veneración por los árboles y la predilección por el Roble. Y es cuando intuimos de nuevo, que los primeros devotos y discípulos de estos árboles llenos de sabiduría mística, hicieron aparición. Estos discípulos y estudiosos de los robles y de los árboles en general, fueron los primeros Druidas, aunque lo fueran con otra designación, ya que, lo realmente importante, no es el apelativo o el calificativo, sino la espiritualidad y


conocimientos que obtuvieron, mantuvieron y transmitieron a las propias, y futuras generaciones. Ciertamente la veneración que éstos mantuvieron y mostraron posteriormente por el Roble en concreto, no fue exclusiva de ellos, sino una creencia capital que se hizo extensiva a otras religiones de la familia indoeuropea primitiva. Los orígenes Chamánicos: Por otra parte, los primeros pre-druidas y posteriores Druidas poseyeron un manifiesto y perceptible legado chamánico, el cual se evidencia y se hace mucho más perceptible conforme se estudia con detenimiento el propio Druidismo. No resulta para el investigador, demasiado complicado observar y entrever esta herencia con cuantiosos principios, elementos, factores y ritos, propios del chamanismo que se desarrollan y consuman de una forma análoga dentro del Druidismo No resulta tampoco difícil llegar hasta la conclusión, en la que se puede afirmar que los primitivos e incipientes druidas en sus contextos geográficos e históricos, fueron también homólogos y equivalentes a los chamanes siberianos, como así afirman numerosos analistas e historiadores. Aunque ciertamente sabemos que los druidas en sus concepciones, pautas y rituales, no solo aplicaron los considerados como propiamente chamánicos, sino que evolucionando gradualmente ampliaron todos ellos, se organizaron como una casta sacerdotal, desarrollaron otros conceptos mas complejos, nuevas pautas y técnicas y diversificaron sus conocimientos en diferentes áreas ya que también fueron conocidos y acreditados como bardos, vates, y específicamente alcanzaron otras cotas de sabiduría. Socialmente, rebasaron las competencias puramente chamánicas y llegaron a ejercer como jueces autorizados en litigios públicos o privados, filósofos y pensadores acreditados, historiadores válidos, médicos responsables y preventivos, educadores de la juventud consagrados, consejeros de reyes, artistas acreditados, astrólogos confirmados, teólogos y hasta guerreros etc. No obstante, es de justicia histórica indicar, que los chamanes en algunas sociedades, fueron también teólogos, protectores del clan o tribu, pensadores prestigiosos y poetas, además de sanadores y sacerdotes. Los orígenes del chamanismo se hunden en la noche de los tiempos y en la prehistoria humana. La palabra usada actual e internacionalmente "chamán" tiene una procedencia del idioma chino manchú-tungús, que se habla en el noreste de China actualmente, emparentada con el idioma tungús que se habla en el este de Siberia e incluso en Manchuria y dicha palabra llegó a un conocimiento internacional a través del idioma ruso. En el idioma tungús más arcaico, que actualmente recibe el nombre de idioma “evenk”, hablado por los “evenks”, el vocablo saman (chamán), procede del término verbal “scha”, cuyo significado es de nuevo “saber”. Por tanto un chamán en su acepción original, es “un sabio” o “el que sabe”. Otros lingüistas afirman que la palabra proviene, una vez más, del sánscrito “srama” y que de éste, saltó al manchú-tungús. Es menester aclarar, que el sánscrito es un idioma arcaico, en el cual están escritos los textos védicos y fue el lenguaje sagrado de los brahmanes. Dicho idioma deriva del más remoto aún, indoeuropeo. En cualquier caso y geográficamente se puede manifestar que el origen del chamanismo se sitúa en esta zona central asiática, de Siberia-Manchuria, y con el paso del tiempo, y en su evolución desde la prehistoria humana, se expande vía estrecho de Bering hacia las tierras del Norte de América, con su paulatina dispersión por todo el continente. Dicha propagación también se proyecta hacia otras direcciones y es de esta manera, como yendo hacia el oeste, atravesando Eurasia, llega al este de Europa, y siguiendo el


curso de las migraciones indoeuropeas se expande por el resto del continente. De la misma manera como acontece en el continente americano, el chamanismo se propaga por toda Europa, con mayor o menor incidencia según los lugares. Es procedente anotar, que usos, rituales, hábitos y ceremonias chamánicas usaron casi todos los pueblos indoeuropeos desde eslavos, uroaltáicos hasta germanos, pasando por celtas, helenos y latinos y hasta otras tribus esparcidas por la Europa del Norte de incierta procedencia indoeuropea. Por tanto, no es una exageración afirmar que el chamanismo fue un proceso y fenómeno que se expandió por todos los continentes, y por tanto una manifestación y expresión espiritual de ámbito internacional que incluso aún perdura en determinados ámbitos y se reaviva con fuerza. Todos los seguidores druídicos y todos los paganos en general de la actualidad, admiten en sus respectivas espiritualidades, orígenes y elementos chamánicos, estando familiarizados con sus conceptos, prácticas, técnicas y rituales, por lo que para no extender el presente capítulo, remito al lector interesado, o desconocedor del tema, a cualquier libro serio sobre ésta temática. La conexión Pitagórica Por otra parte, algunos historiadores clásicos establecieron que el Druidismo se originó en las teorías de Pitágoras, el presbítero cristiano conocido como Hipólito de Roma, en su obra Philosophumena, (1, 25) afirmaba que los druidas habían estudiado asiduamente la doctrina de Pitágoras. Sin embargo los testimonios a favor de la tesis contrarias a Hipólito, son más numerosos. A este respecto Clemente de Alejandría, uno de los primeros teóricos del Cristianismo dijo en su obra Stromata, que no fueron los druidas los que aceptaron la doctrina de Pitágoras, sino que éste la copió de los druidas siendo Pitágoras uno de los personajes que escucharon a los celtas gálatas y también a los brahmanes. Alejandro Polyhistor, Diógenes Laercio, Jámblico y Amiano Marcelino, sostienen similares hipótesis. Al parecer, todo indica que Pitágoras, que vivió sobre el siglo VI antes de la EC y murió a la edad de 75 años, hacia el 507 antes de la EC, fue un discípulo en sus primeros años como estudioso, de los sabios druidas entre otros sabios de la antigüedad, como egipcios, brahmanes y persas. Se le adjudican múltiples viajes en su vida a los centros de la sabiduría antigua. El filósofo neoplatónico Porfirio, reitera como mínimo, uno de estos viajes de Pitágoras a Persia, donde dice que conoció a Zoroastro, lo que puede clarificar, por otro lado las coincidencias del pitagorismo con las doctrinas de la India y con el Druidismo. En la India también se creyó antaño, e incluso actualmente, en la metempsicosis o trasmigración de las almas, en la reencarnación y en el misticismo del número, estas dos últimas también estrechamente vinculadas con el Druidismo, con sus matices singulares. Entre esos viajes, hay cimentadas conjeturas que le presentan como alumno y hasta lo presumen como posterior “maestro adjunto”, denominación que introduzco por buscar algún término moderno, en la actual Marsella, una colonia de los griegos foceos a la que denominaron Massilia, fundada aproximadamente, por el año 600 antes de la EC, habiendo aprendido de maestros druidas, ubicados en las tribus celtas próximas del interior y que practicaban sus rituales en una arboleda cercana a la ciudad, la ciencia de las cifras, la cual él desarrolló magistral y posteriormente, junto al concepto de la inmortalidad del alma. Es conocido que esta última concepción, en el marco de las antiguas religiones indoeuropeas de Europa, los Druidas fueron los primeros en explicarlas, para asombro de latinos y helenos. Dijo Lucano en su obra Farsalia, dirigiéndose a los Druidas:


“Sois vosotros los que decís que las sombras de los muertos no buscan la silenciosa tierra de Erebo y las pálidas residencias de Plutón; más bien, nos decís que el mismo espíritu tiene de nuevo un cuerpo en algún lugar, y que la muerte, si lo que decís es cierto, no es más que un punto intermedio en una larga vida”. Es bien cierto, que además de la inmortalidad del alma, Pitágoras sostuvo la noción de la trasmigración de las almas, concepto éste poco contemplado entre Druidas, aunque conocemos algunas historias en las sagas irlandesas que hablan de ello: La historia de Etain, compañera de Mider, la historia de Túan Mac Cairell y la historia de Taliesin. Sin embargo, dicha noción se ajusta mejor, teniendo una mayor conexión, a las ideas hindúes, que convenientemente Pitágoras pudo haber adquirido de éstos. Si bien Diógenes Laercio asegura que Pitágoras escribió tres tratados: uno sobre Educación, otro sobre Política y otro sobre Física, la opinión actual más difundida es que Pitágoras no escribió nada, siguiendo con exactitud sus preceptos que como sabemos también son “geasas” o inhibiciones druídicas (geis, en singular), aunque sus seguidores le atribuyeron a él todos sus escritos, lo cual dificulta dilucidar la parte del pitagorismo que corresponde a su fundador y las ideas que corresponden a sus discípulos. Pero de la misma manera que en el Druidismo, los principios de Pitágoras contienen elementos básicos, la esencia diríamos, de la que no debía ningún partidario pitagórico apartarse, como por ejemplo, la idea de la existencia de una Dios Supremo que ni piensa ni tiene forma humana. Pero de una forma también similar al Druidismo, se aprecia como muchos de los pitagóricos, al menos hasta donde llegan sus escritos, emprendieron desde su visión personal el desarrollo de las ideas primigenias. El método pitagórico registró, tres categorías, como tres fueron los caminos druídicos primigenios: la de los acusmáticos, que fueron los recién iniciados (oyentes); La de los Matemáticos y finalmente los que tenían el tercer grado que fueron considerados como miembros de la comunidad y con acceso a la comida litúrgica. La Tradición pitagórica presenta igualmente como el Druidismo una considerable falta de dogma, estando sujetan ambas filosofías a una constante evolución. Mientras hubo pitagóricos su filosofía fue avivada hasta que éstos desaparecieron. No existió una rama o variante pitagórica que pudiera denominarse como la auténtica o la más fiel a los orígenes, porque además no existen escritos claramente pitagóricos antes de la época de Filolao de Crotona como fecha más temprana, es decir, a mediados del siglo V antes de la EC. Filolao de Crotona fue un médico y astrónomo griego, discípulo de Pitágoras, que difundió sus principios y razonamientos, especialmente en Tebas y Tarento. Pitágoras, fue un iluminado, un profeta y vaticinador de la geodinámica cuando afirmó que este planeta era esférico, cuando aseguró que la Tierra y los planetas giraban, a la vez que el sol, en torno al fuego central o “corazón del Cosmos”(identificado con el número uno. Y un inspirado por la Awen, druídica, cuando afirmó que los otros cuerpos celestes eran también esféricos, siendo la esfera y el círculo figuras perfectas, igual que revelaron y manifestaron sus maestros y colegas druidas. La cosmogonía que hoy se considera pitagórica sugiere el inicio del universo a partir de un foco de energía creado por una voluntad divina, sugirió en su tiempo, que el movimiento de los cuerpos celestes era cíclico y de esta manera, cada uno de ellos volvía en algún momento al punto desde el cual había partido, explicó, aunque no hemos recibido demasiado, el parentesco entre todos los seres vivos, poseedores de un alma inmortal que transmigra de unos seres a otros y la cual sólo mediante un estado de pureza logra acceder al discernimiento, a la comprensión y al conocimiento, consiguiendo de esta manera romper el ciclo de las reencarnaciones, siendo el conocimiento lo que más eleva a los hombres a la categoría divina y a la inmortalidad. Como es sabido la música tuvo un importante papel en el pitagorismo, e influyó en el desarrollo de sus matemáticas, pues la influencia de la música y el estudio de las matemáticas, junto a la práctica del silencio, fueron consideradas como valiosas ayudas para la formación del alma. Entre el aprendizaje de la aritmética y los números y el cultivo de la música, Pitágoras, intuyó que la vida divina está en armonía con la música


del universo al extrapolar el orden de las notas musicales a los números. Los Druidas nunca expresaron cosas diferentes, ni actuaron con otros parámetros, y es por ello, importando real y básicamente poco, si el Druidismo fue origen del Pitagorismo o a la inversa, lo que destaca es que ambas filosofías comparten una cosmovisión y filosofía tan estrecha que pueden llegar a fundirse y confundirse en la mayoría de sus principios y esencias. Haciendo honor a los conceptos aritméticos de Pitágoras, podríamos completar las anteriores reflexiones con el siguiente cálculo: Es un dato también significativo y que viene a corroborar este estrecho vínculo con el Druidismo, el hecho de que las mujeres fueran admitidas como miembros en igualdad de derechos y obligaciones en las comunidades pitagóricas que prosperaron, donde tanto el conocimiento y la sabiduría como la propiedad eran bienes comunes y se divulgaba la vida simple, modesta, sin metas pomposas, colmada de paciencia y tolerancia. Una de las mujeres partidarias y más conocida, de las teorías pitagóricas, fue Theano, llegando a ser incluso su pareja. Posteriormente, después de la muerte de éste, Theano de Crotona y sus tres hijas, Arignote, Myria y Damo, se hicieron cargo de la escuela pitagórica, escribiendo ella misma tratados en matemáticas, física, medicina y psicología infantil, como "La vida de Pitágoras" "Cosmología", "El teorema del pensamiento dorado", "La teoría de los números" y "La construcción del universo" y llevando sus teoría hasta Egipto. Tanto ella como sus hijas tuvieron fama de excelentes curanderas, al mejor estilo de las druidesas. En dichas colectividades pitagóricas el vegetarianismo era el tipo de alimentación propuesto y se sospecha que el único admitido, así como existía la absoluta prohibición de ofrecer sangrientos sacrificios, fueran humanos o animales, a los dioses o a la Divinidad Suprema. Estas dos últimas prácticas suponen ya una evolución de las más primigenias ideas druídicas, que sin duda nos llevan también a pensar, que el Druidismo por tanto fue anterior al Pitagorismo, ya que casi todos los pueblos, en sus culturas y religión originariamente las contemplaron y las fueron relegando conforme progresaban cultural e históricamente, con nuevos conceptos y esquemas mentales que las desterraban de sus rituales. Mientras, en la sociedad griega se seguía manteniendo la escasa participación, la precaria situación y el nulo protagonismo que desempañaban las mujeres en la sociedad en general, a parte de la prohibición a éstas para intervenir en reuniones públicas, así como un concepto de la propiedad privada tan acrecentado y desvirtuado, donde tanto esclavos como mujeres pertenecían por ley y por moral, respectivamente al aristócrata por derecho y al hombre por paternidad o matrimonio. Sin olvidar evidentemente los sacrificios animales. Podríamos decir que el pitagorismo fue un revulsivo social, con excesivos detractores en una sociedad desatinadamente contraria a los principios que sostenía, pero a favor de la concepción homérica de las sombras de los difuntos, y quizás por eso no llegó a triunfar como filosofía de vida en aquella cultura. Sin embargo y afortunadamente muchos de los conceptos y muchas de las intuiciones y racionamientos pitagóricos, ciertamente algo alejados de los pensamientos y sentimientos espirituales que los originó, se hallan instalados ya, y para siempre en la actual cultura de occidente. Como ejemplo de ello recordaremos como Copérnico mencionó en sus obras, que fue la sugerencia pitagórica de que la Tierra se movía alrededor de un foco ígneo la que le inspiró en su teoría heliocéntrica (aunque el primero en realizar tal afirmación fue Aristarco de Samos diecisiete siglos antes). De hecho su sistema heliocéntrico fue tachado de herejía pitagórica. El propio Kepler partió de las teorías pitagóricas y, sin abandonarlas, obtuvo sus tres célebres leyes en las cuales se establecen relaciones entre números. Tiempo después, Isaac Newton derivó estas tres leyes a partir de su ley


de Gravitación Universal que marca un punto de inflexión en el nacimiento de la astronomía moderna, desgraciadamente alejada de la astrología que le aportó la sustancia e innegablemente le dio la existencia, la persistencia y la permanencia. Ante nuestros ojos actuales como seguidores druídicos, Pitágoras tiene una imperecedera validez y valor y deberíamos homenajearle merecidamente. Druidismo y Pitagorismo, invitan a la reflexión, se funden en unos pensamientos que estimulan a la mente y al espíritu para comprender el papel que desempeña cada individuo dentro de la Naturaleza, del Mundo y del Universo en el que vive. Impulsa al conocimiento sobre los términos y límites fijados por la Madre Naturaleza frente a los abusos anti-naturales impuestos por las tiranías de los sistemas, que pretenden, además, abducirnos y apartarnos del contacto con la Madre Tierra, para apoderarse de nuestra capacidad de pensar y de sentir, para convertirnos en meros esclavos robóticos sin mente, sin alma, sin espíritu. Tan solo meros pedazos de carne con ojos, que trabajen, que produzcan, que consuman, para mayor beneficio de esa estirpe de parásitos que se alimentan de nuestro sudor, de nuestras lágrimas y de nuestra sangre. Druidismo y Pitagorismo buscaron tiempo atrás, una simbiosis entre continente y contenido, entre la materia y el espíritu. Se interesaron tanto por la ciencia como por el destino del alma. La religión y la ciencia no fueron concebidas como dos sectores separados sin vínculo alguno, pues constituían dos factores indisociables de un único estilo de vida. Algunas de las nociones fundamentales que mantuvieron vinculadas a las dos filosofías, que más tarde se separaron, fueron la contemplación, el descubrimiento de un orden en la disposición del universo, y la purificación. Ambos concibieron que mediante la contemplación del principio de orden, manifestado en el universo, se puede ir purificando progresivamente el hombre hasta terminar por liberarse del ciclo del renacimiento y reencarnación, para acceder definitivamente al Todo Absoluto druídico o al Uno pitagórico. Hoy no conocemos, ni existe constancia de seguidores pitagóricos que mantengan todos esos imperecederos principios expuestos en los párrafos anteriores. La existencia del Pitagorismo en su totalidad e integridad, sin fraccionar, fue corta, apenas 200 años, pero el Druidismo recoge la antorcha que iluminó durante un tiempo con su llama, los corazones de nuestros hermanos griegos de antaño, en el bilateral y primordial convencimiento de la existencia de un Armonía Superior que custodia cada uno de sus fragmentos y partes. El conocimiento del destino de los hombres, es evidente que en nuestra cosmovisión comienza, por entenderse a uno mismo como una pieza más dentro del engranaje del Universo, y sigue, al ir descubriendo el lugar propio que debemos ocupar. Manteniendo mientras, dentro de nuestras posibilidades y limitaciones humanas, la armonía y el equilibrio que es debido y adecuado para nosotros mismos y conservándolo para el Mundo, en consonancia con el orden natural de las cosas. Sin embargo, es necesario desprenderse de las ideas preconcebidas para poder alcanzar este genuino conocimiento. Al parecer general, los pitagóricos, por los datos que se han obtenido, confeccionaron e introdujeron como símbolo la estrella de cinco puntas dentro del pentágono. En los tiempos de Pitágoras, en Grecia se saludaban con la palabra “Khaire”, que significa un saludo como el “ave” empleado por los romanos que podría traducirse como ¡salve!, O un ¡alégrate! Castellano, pero al estilo griego. La palabra “Salud”, que tanto empleamos hoy en día como saludo y cortesía, nació en la comunidad pitagórica de Crotona, expandiéndose posteriormente por Italia y Grecia. Pitágoras, aseguraban sus seguidores y compañeros, recomendaba a sus discípulos que al encontrarse en cada oportunidad, en vez de intercambiarse un Ave romano o un Khaire heleno, era más adecuado pronunciar la palabra “Hygieia”, es decir Salud, porque es el máximo bien que un


hombre puede desear a su semejante. De esa manera nació la palabra saludo, cuyo símbolo entre los pitagóricos, era el triple triángulo enlazado druídico, símbolo para los Druidas de la Estrella Polar, o lo que es lo mismo, el “pentalfa pitágorico”, o lo que es lo mismo, el pentáculo, o lo que es lo mismo, el pentágono estrellado o incluso el pentagrama. Los arqueólogos hallaron monedas de los galos carnutos, en la región de Chartres, de los celtas belgas suessiones, una tribu que dio nombre a la actual ciudad francesa de Soissons, y también británicas, donde en sus reversos aparecen los famosos pentagramas. Esta figura representaba para los seguidores de las ideas pitagóricas, la salud, y matemáticamente era la razón entre la diagonal y el lado del pentágono regular. El pentalfa pitagórico, cuyo nombre proviene de la voz griega “penta”, que significa cinco, y alpha, por la letra A, fue llamado así, porque en su configuración, si se observa, también presenta la forma de esa letra en cinco posiciones diferentes y servía también como salutación y cumplido en el encabezamiento de las epístolas, cartas y mensajes que escribían los pitagóricos a sus colegas y afines. Dicha figura geométrica en relación con su estructura y significado esotérico, también representaba para ellos la inteligencia, la fuerza, la vida, la generación y la naturaleza, es decir de la Armonía del Ser e incluso del Universo. Hoy en día se le han atribuido múltiples significados y valores, muchos de ellos válidos en su evolución, pero al menos, los primordiales fueron éstos. Si el presente apartado, ha sido un poco más extenso, ha sido en parte al desconocimiento que los paganos en general, incluido los seguidores druídicos tenemos sobre el Pitagorismo. Si profundizamos en él, podremos afirmar sin temor, que el pitagorismo fue druidismo al estilo heleno, con algunas singularidades propias sin duda alguna, pero con elevadas coincidencias y un alto porcentaje de principios idénticos. Y si esto no es admitido, por lo menos podremos seguir afirmando, que el druidismo, fue y es, Pitagorismo al estilo celta. Tanto monta, monta tanto. El Orfismo Sobre los órficos u orfeotelestes ( orphikoi ) y su orfismo, y una posible derivación druídica posterior, se puede decir en breves líneas que no existió tal procedencia. Dado que el presente texto trata de las posibles opciones filosóficas-espirituales que dieron origen al druidismo o influyeron de manera notable, no se va a profundizar en la doctrina órfica, sino en algunos concretos detalles y ciertos paralelismos o divergencias esenciales con el Druidismo. El orfismo, fue una forma peculiar de practicar la religión helena, una corriente de pensamiento que se remonta a Orfeo, poeta legendario del siglo VI antes de la EC, hijo del rey de Tracia Eagro, considerado mitológicamente, hijo de Apolo y de la musa Calíope. Los testimonios clásicos concuerdan en despuntar el brío seductor e hipnotizador de su voz y su lira. Otros poetas y autores recalcaron ciertas cualidades de su fuerza melodiosa que han llegado a ser tópicas y proverbiales, como su genio para hipnotizar a las fieras hasta lograr apaciguarlas o de atraer tras sus pasos a otros seres como árboles y piedras, capacitado y hábil, incluso, para encandilar y cautivar también a los humanos. Sin embargo, otros opinan que Orfeo es un personaje mítico y que por tanto, nunca existió. Su mística está relacionada con la de Dionisos Zagreo, una divinidad tracia, hijo de Zeus y Perséfone. Entre sus creencias se encontraban la posibilidad de obtener la salvación despojándose de todo lo terrenal en la naturaleza humana mediante el cultivo de lo espiritual, lo que incluía la práctica del ascetismo y el uso de vestiduras blancas. Se extendieron por Ática y el resto de Grecia, hasta Sicilia y el sur de la península itálica. Los ritos órficos gravitaban entorno a representaciones rituales de la muerte y resurrección de Orfeo, uniendo factores originarios del culto a Apolo y creencias sobre la reencarnación, creyendo que el alma podía sobrevivir si se mantenía en estado puro,


pero debiendo trasmigrar y encarnarse en diversos cuerpos mortales en expiación de un antiguo delito cometido por los Titanes helénicos. Un concepto parecido al pecado original cristiano en el que la humanidad debe expiar la culpa de unos hipotéticos primeros padres, durante toda la estancia en la Tierra. Para enseñar esta creencia confeccionaron una mitología en la cual Dionisos era la deidad capital. Algunos investigadores piensan que el orfismo fue influenciado por teorías hindúes y egipcias, y que a su vez éste, pudo tener un influjo relativo en la posterior filosofía pitagórica y en la religión cristiana. Los órficos como los cristianos anhelaban corregir la religión dominante en sus áreas de influencia y las dos heterodoxias procedieron de igual modo, sirviéndose de los mitos, leyendas y dioses ya establecidos en sus respectivas sociedades, proporcionándoles una nueva significación y añadiendo al horizonte mitológico inéditas leyendas hieráticas, y aplicando semejantes parafernalias religiosas con los terrores de ultratumba, los castigos póstumos, dando suma importancia al juicio del alma individual tras la muerte física, y considerando capital la pronunciación de plegarias y letanías, para expiar las culpas de los vivos y de los muertos. Así como introduciendo en las mentes y prácticas de sus partidarios múltiples prohibiciones. Los órficos también introdujeron en sus prácticas ascéticas el vegetarianismo, el consumo de pócimas consideradas por ellos mágicas y la prohibición de comer habas, las cuales decían eran ofrendas de ultratumba, así como la condena y repulsa por la práctica, entonces común, de inmolar animales en los sacrificios que efectuaba la religión oficial. En realidad, no existen demasiadas coincidencias entre Druidismo y orfismo, ciertamente, hay algunas concomitancias, pero no más o menos, que entre Druidismo y cualquier otra espiritualidad antigua, sin que por ello se tenga una esencial conexión original, a no ser que pensemos como muchos mitólogos que todas las tradiciones religiosas tienen un remoto, confuso, impreciso y misterioso origen común. A este respecto podríamos citar como hipótesis de análisis y conjetura par el estudio, la conexión atlante: Una mítica conexión atlante: Sería extenso enumerar aquí las teorías más extendidas que avalan la existencia e incluso aquellas que se ratifican en la inexistencia de la Atlántida, pero para el tema que nos ocupa, vamos a partir de la base, ciertamente discutible y polémica, de la realidad de su existencia, teniendo en consideración que diversas órdenes druídicas contemporáneas, la contemplan como cierta con su importancia en la Tradición Primordial. Ya que en este artículo se examinan los posibles orígenes del Druidismo, no debemos pasar por alto estas conjeturas, aunque sea de forma abreviada, para facilitar un primer paso y elemento de análisis en el estudio, para aquellos que se sientan atraídos por esta cuestión. Observando cierta parte de la historia, vemos como ésta se mezcla o se convierte en mito y en esta combinación de conceptos, elementos y teorías, surge la creencia u opinión favorable a la existencia de la Atlántida. Si es tomado como una creencia, no se puede objetar nada a un acto de fe, pues cada cual cree lo que considere meritorio de ser creído, aún sin pruebas históricoarqueológicas o argumentaciones racionales. Si es una opinión, que puede nacer de la intuición o del raciocinio, está puede estar sujeta a variación, tras las diferentes argumentaciones, demostraciones o evidencias que puedan aportarse. En este punto, el autor del presente escrito aconseja no tomar


todo este asunto como una verdad dogmática, ni como una absoluta falsedad histórica. La noción de “catma”, sería una postura acertada hasta que no lleguen, si llegan, más certezas sobre la realidad o falacia de la Atlántida. Posible o imposible, falacia o verdad intrínseca, enredo, invención, fábula o esencia esotérica tradicional, son los epítetos empleados hoy en día para definir tanto la existencia de la Atlántida como unas posibles o supuestas migraciones tras la aniquilación de ésta, de algunos de sus sabios por toda la Tierra, aportando nuevas luces a la Humanidad conocida. Los egipcios dominados por hicsos (asiáticos), persas. Hermes Trismegisto es considerado como el padre del tipo de saber que lleva su nombre: el hermetismo. El nombre de Hermes Trismegisto es de origen griego y significa "Hermes, el tres veces grande", siendo Hermes un dios. Griego, más conocido por su denominación romana de Mercurio. Pero la identidad de Hermes Trismegisto, si es que tuvo una identidad individual, se pierde en la noche de los tiempos remontándose al Egipto prefaraónico, mucho antes de Moisés. Ciertas tradiciones hebreas lo consideran contemporáneo de Abraham. Posteriormente Hermes Trismegisto se identifica con el dios Thot, es decir, el intermediario entre Dios y los hombres, por lo que algunos estudiosos opinan que Hermes fue deidificado, y otros que no es sino el aspecto humano de este mismo Dios. Otros creen que el nombre de Hermes Trismegisto no designa personalidad individual alguna, sino un conjunto de enseñanzas elaboradas en Egipto y enriquecidas a lo largo del tiempo. Finalmente también hay quien sostiene que Hermes Trismegisto fue uno de esos grandes maestros espirituales que, descendiendo de esferas superiores, se encarnan en la humanidad para guiarla. Sus enseñanzas pasaron de Egipto a Grecia y los griegos se encargaron, como en tantas otras ramas del saber, de conservarlas y transmitirlas. Los misterios órficos y eleusinos, los pitagóricos, los filósofos presocráticos y Platón, fueron el vehículo fundamental de dicha transmisión, que también se realizó en parte a través del teatro griego. Posteriormente los neoplatónicos y, sobre todo, los gnósticos, difundieron este saber en el mundo romano y en el cristianismo primitivo por un lado y, por otro, sirvieron de base para su posterior propagación entre los árabes. Existe un acuerdo unánime en que la sabiduría de los faraones, cuyo exponente máximo es el cuerpo de doctrina atribuido a Hermes Trismegisto, fue brillante depositaria de las enseñanzas de la tradición. Unos opinan que los egipcios heredaron directamente este saber de los atlantes quienes, tras la destrucción de su continente, hicieron un alto a orillas del Nilo en su éxodo solar hacia el Himalaya. Son en efecto sorprendentes las similitudes entre las manifestaciones externas de la cultura egipcia y las de las culturas latinoamericanas precolombinas (pirámides, momias, motivos ornamentales, etc.). Otros consideran sin embargo que los padres del saber egipcio fueron los hindúes y los caldeos, y que Egipto fue una etapa del reflujo hacia el Oeste a partir del Himalaya. No podemos responder aquí a esta cuestión que está ligada al problema de los ciclos de la humanidad y que exigiría vastos análisis. Pero deseamos insistir en el reconocimiento unánime de que Hermes Trismegisto fue depositario de las enseñanzas de la Tradición, de un saber que algunos consideran revelado, de origen sobrenatural. Varias leyendas egipcias y griegas nos refieren que toda una serie de usos, enseñanzas y costumbres fueron transmitidos al pueblo egipcio por Thot, dios que recibiría entre los griegos los nombres de Hermes y de Mercurio (4). Dicho de otro modo, lo que exotéricamente se entiende por tradición, nos narra la leyenda que fue transmitida al pueblo egipcio por Thot-Hermes. Existen curiosas similitudes con el dios “Ogmius” de los druidas, creador del verbo y la palabra sagrada. Por eso no es extraña la identificación de los griegos con su dios Hermes. Thot (el dios de la escritura).


Paganismo Europa es la gran heredera de esta fuente cultural tan enorme. La Iglesia -otra de sus perseguidores- asumió una gran parte de estas enseñanzas y la acoplo al catolicismo. La enseñanza religiosa en colegios e internados, practicada hasta nuestros días, así como el intercambio cultural internacional de estudiantes, es copia de los Corps druidas. La misa en domingo por el día del Sol. Incluso la estructura de la curia Romana me trae reminiscencias de aquella cultura. Los enterramientos en el suelo sagrado a las afueras de las ciudades, la costumbre de meter, flores, fotos y pequeñas reliquias en los ataúdes. Las tumbas en el suelo y lapidas de piedra labradas, las fiestas de las estaciones metereologica convertidas en católicas. Los "fuegos de necesidad celtas conmemorando el cambio de solsticio, es una herencia más de este pueblo. La afición por el buen vino y la buena mesa. Las transformaciones animales de Taliesín nos hablan de los tres elementos de los celtas: tierra, agua y aire: Taliesín se convierte en pez, en pájaro y en mamífero terrestre. Así pues, El nuevo Taliesín, recorre toda la creación, toda la existencia para huir de Cerridwen. Personalmente me seduce mucho la hipótesis que afirma que el druidismo es a las religiones celtas lo que fueron los pitagóricos y órficos a la griega, los gnósticos al cristianismo, los sufíes al islam o los zen al budismo, y que en todos esos casos existe una diferencia fundamental entre lo que creen los iniciados en esas doctrinas y lo que creían las Masas de los pueblos a los que pertenecen .

La Senda Del Vate Por:Iolair Faol Los hombres y mujeres de las antiguas áreas celtas que conocemos con el nombre genérico de vates u ovates, formaban parte del estamento social de los Druidas antiguos. Ya el historiador griego Diodoro Sículo nos habla entre los galos de la clase druídica y de su distribución entre Bardos, Vates, y lo que él llama específicamente Druidas, como diferentes partes del mismo organismo social. Hoy en día, en el Druidismo actual se sigue conservándo esta figura. Ciertamente dicho nombre que se utiliza hoy en día de una forma general, en la antigüedad, y dependiendo de la lengua celta hablada, tenía otros apelativos, así en Irlanda, recibieron la nominación de Faith y en Escocia despunta, el de Fritheir. Y algún autor clásico como Timeo, los nombra como euhages o eubages en el continente y en la Galia específicamente. Las funciones de estos vates, ovates o “faiths”, eran variadas. Los narradores clásicos, romanos y griegos especialmente, muchas veces se confunden y se contradicen en las funciones y ocupaciones de éstos, y por eso muchas veces nos despistan con sus comentarios o críticas. Todo y así, podemos entresacar de sus relatos que los vates, siendo druidas y druidesas, se especializaban en el Arte y Conocimiento Augural: siendo adivinos, videntes, vaticinadores, reveladores o sacrificadores, como apunta Dión Crisóstomo, e incluso, interpretadores de la Naturaleza, como sugiere Estrabón, además de oficiantes de la magia


Natural y conocedores de la herbolaria y de las propiedades medicinales de plantas, árboles, aguas, minerales y etc. Aprendían cuando y cómo recoger hierbas o plantas, las técnicas variadas sobre su preparación, aplicación y conservación y profundizaban en el estudio de las tres partes que conforman al ser humano: Mente, alma y cuerpo, extendiéndose hacia un tipo de medicina natural aplicada holísticamente sobre las tres partes al unísono. El Vate era y es consciente de que muchas enfermedades del cuerpo son somatizadas por las enfermedades del espíritu, y que otras son somatizadas por la mente. Al vate le resulta incomprensible la curación de una enfermedad física, sin haber previamente, hallado y atajado las causas espirituales o mentales, que la han provocado o la han ayudado a manifestarse. Cuando el vate en virtud y en proporción a sus aptitudes y aprendizajes identifica ese desequilibrio, puede utilizar su propia energía fluida, canalizándola y transmitiéndosela a otro ser correctamente, para equilibrar lo desequilibrado. La utilización de plantas para ser empleadas en las sanaciones espirituales, mentales y físicas, se halla en perfecta consonancia con la perspectiva animista patente y latente del druidismo, que considera sagradas todas las cosas y juzga que todas están conectadas o animadas por algún espíritu. Se debe hacer hincapié en que todos estos conocimientos poco o nada tienen que ver con la superstición, puesto que la medicina actual alopática o convencional, reconoce muchas o casi todas de las muchas propiedades minerales o vegetales, habiendo ampliado su estudio y aplicación notablemente. Algunas de las aptitudes interpretativas, como las videncias o adivinaciones las ejercían en estado de trance o mediante éxtasis o frenesí y arrebatos espirituales, lo que sin duda los emparienta con las más antiguas prácticas de los chamanes, pero otras de sus actividades interpretativas no estaban sujetas a ningún estado de conciencia alterados. En este cuadro se enmarcan las aptitudes y actividades derivadas de la medicina natural, de la geobiología, de la astronomía y de la acreditada astrología, a la que desde el druidismo actual, intuimos muy diferente a la desacreditada astrología que hoy campea por nuestros medios de comunicación. Haremos un pequeño inciso para explicar someramente lo que hoy se conoce como geobiología, que es bastante desconocida, y que antaño por supuesto, no tenía tal nombre, pero sus principios son idénticos. Sobre astrología y astronomía, por estar en nuestros días más en boga, casi todos los lectores tendrán al menos alguna vaga idea sobre lo que teorizan, ilustran, enseñan y practican. Podríamos definir a la geobiología, como el estudio que aplica los conocimientos y experiencias de la sabiduría tradicional que radican esencialmente en encontrar e indagar las conexiones que concurren en los seres vivos, sean éstas, provenientes de las energías que proceden de la misma Tierra, o de las que


descienden de las radiaciones cósmicas o incluso aquellas generadas por la actividad humana. El ser mortal, siendo un emisor, pero sobre todo un captador de energías y estando sujeto a un cúmulo de diferentes radiaciones, debería buscar, dada su estructura humana, las que le resultasen más armónicas. Por ello los lugares más óptimos para sus actividades más habituales y donde ocupa y pasa mayor tiempo, serían aquellos que por sus características, no presentan alteraciones telúricas, logrando de poder evitarlos, una armonía efectiva, tanto a nivel psíquico como físico. La masificación de las ciudades, el progreso “insostenible” y los sistemas consumistas, relegan todos estos factores y tildan a estas ideas y consideraciones de meras elucubraciones fantásticas, cuando la experiencia contemporánea, en conjunción a la sabiduría ancestral, nos indican que recapacitar, sobre las áreas de influencia de estos campos radiactivos, a ser posible, en nuestras elecciones de residencia y laborales, es prevenir fuentes futuras de desequilibrios y trastornos en la salud de nuestro organismo físico y de nuestro equilibrio mental y como consecuencia de nuestro crecimiento espiritual y personal. La Geobiología actual también estudia las interacciones entre las radiaciones terrestres, los campos magnéticos, la radioactividad, la contaminación eléctrica, electromagnética o artificial; su influencia en la salud y su relación con las enfermedades padecidas por personas, plantas y animales. Por lo tanto, en mi opinión, es un estupendo campo de estudio, donde los seguidores druídicos en general, y especialmente los que hayan optado por seguir la senda del Vate, pueden, si les atrae la idea, profundizar sobre esta temática. Las técnicas orientales como el Feng-Shui, tienen fuertes similitudes y paralelismos con la Geobiología. Teniendo en cuenta esta información podemos tener la convicción que tanto los sistemas geománticos de oriente y occidente, desde la tradición druídica a la oriental del Feng Shui, demuestran que las adecuadas estancias y entornos para los seres humanos y la ideas ecológicas tienen una conexión ineludible, siendo los medios más efectivo para encontrarlos, las técnicas tradicionales, así como la propia intuición y los sentidos del propio individuo que ha sido instruido en estos temas. Pero no sólo el estudio geobiológico concierne y puede interesar al Vate, sino que otras áreas como pueden ser la Radiestesia, que es un segmento de la Radiónica, que se basa en descubrir a distancia y a través de un utensilio o artefacto, las radiaciones emitidas por cualquier cuerpo o forma de energía, siendo también llamada Rabdomancia. La Radiestesia, consiste en hacer consciente lo que es inconsciente, es decir, hacer llegar a la razón, al hemisferio izquierdo del cerebro, lo que primero se ha intuido, lo que ha sido vislumbrado o percibido


por los sentidos, por las percepciones extra-sensoriales, u otras funciones del hemisferio cerebral derecho, que algunos científicos de amplia mente han empezado a investigar y explicar en las últimas décadas, pero que han sido cultivadas por los humanos ancestralmente y como consecuencia por nuestros tradicionales y veteranos de otros tiempos, como fueron los Druidas Vates. La Gemoterapia, que es el arte de la curación física y sanación espiritual, a través de las propiedades energéticas que manifiestan cristales y gemas, las cuales son tanto emisoras como receptoras de energía. La enumeración de estudios, artes etc, idóneos y complementarios para el Druida Vate actual, como lo fue para el Vate de antaño, podría considerarse bastante larga y amplia, aunque los nombres puedan sonar contemporáneos y actualizados, las esencias son remotas; Biomagnetismo, Aromaterapia, Homeopatía, Cromoterapia, Fitoterapia, Hidroterapia, Yemoterapia, Oligoterapia, Reflexologías, Iridología, Magnetismo, etc, etc y etc. En pocas palabras, y para no cansar demasiado con una lista extensa de materias, estudios, investigaciones y prácticas, donde el Vate de hoy, puede encontrar una adecuado caldo de cultivo, para ampliar sus conocimientos, podríamos concluir estos párrafos, explicando, que éste es en definitiva, también un terapeuta y todo lo relacionado con la curación orgánica y espiritual, a través de medios naturales y no agresivos, es parte de su vocación y esencia, pero siempre, partiendo del juicioso principio que es preciso prevenir antes que intervenir. El Druida Vate, gracias a esos principios druídicos que mantiene arraigados, es consciente que no debe transgredir las leyes naturales en sus prevenciones o intervenciones, por lo tanto acepta el hecho de la muerte humana como algo natural, conceptuándola como el fin de un ciclo, o como se decía antiguamente, “la mitad del camino”. Esta aceptación implica que no insiste en mantener una subsistencia humana que debe partir al Otro Mundo, a cualquier precio, como se diría vulgarmente, y bajo cualquier medida, pues tiene la convicción que allí, seguirá su existencia como una forma anímica o en otro estado de energía. Al Druida Vate, y a todos los seguidores druídicos en general, le concierne mucho más el sufrimiento que se ocasiona con este prolongamiento anti-natural y la forma de abreviarlo o atajarlo completamente. De igual manera, y respetando las leyes naturales, tampoco se presta a los juegos o experimentos con la vida, siendo la clonación de cualquier ser humano una aberración en sus conceptos, opuestos al Druidismo. El Vate estudia y práctica el Arte de curar holísticamente, siendo siempre respetuoso con la Madre Naturaleza, que tanto le enseña. Con respecto a la adivinación, los Vates, la entienden dentro de un marco sagrado y divino. Es un influjo de las divinidades mismas que llega en forma de Awen a éste o ésta y por quienes es percibida.


Como tal percepción nunca es algo que deba ocurrir irremisiblemente, como si fuese una predestinación absoluta, pues con tal concepto de rigidez, se atentaría contra los Principios Divinos, que otorgaron el libre albedrío a los humanos. El vate entiende la adivinación y lo que ella manifiesta, como una propensión o inclinación, una tendencia que en el transcurso del crecimiento y devenir personal de cada individuo, puede ser alterada. Puesto que concluye que si todo se halla ya escrito o definido para cada Ser Humano, y se debe inexorablemente cumplir dicho destino, poco importa lo que se haga, si de todas formas va a ocurrir. El Druidismo entiende que puedan haber ciertos individuos que hayan llegado a algunas encarnaciones con algún objetivo divino que realizar. De hecho, las leyendas celtas, nos hablan de algunos personajes predestinados a ciertos cometidos y objetivos, pero ello no implica que todo ser humano irremisiblemente esté sujeto a la predestinación. El hecho de que al nacer, el alma venga con un plan de vida, con un proyecto que realizar, nada o poco tiene que ver con una predestinación absoluta, donde el libre albedrío brilla por su ausencia. Pero es evidente igual que ocurre con la magia, que para adivinar es precisa, como base, una espiritualidad que otorga la mística predisposición a la receptividad, a la sensibilidad, a la disciplina, a la Awen, y a ciertas pautas de conducta adecuadas, complementadas y desarrolladas, a través del estudio y de la práctica. La divinidad conocida como Brigitt, se nos presenta como la Madrina de la Awen, la Señora de las Adivinaciones, es su influjo, su inspiración e intuición la que llega al Vate, para sus pronósticos. Existen diversos métodos para la adivinación: La interpretación de los sueños u Oniromancia, que fue una de las formas más habituales que nos relatan las sagas celtas para la predicción con acierto junto al Ogham, mediante el cual, como ejemplo, un Druida llamado Dalan, adivinó el paradero de Etain, tras ser secuestrada por Midir. El Ogham druídico, tiene fuertes paralelismos con el conocido método vaticinador chino, conocido como I Ching, pero existieron otros procedimientos y técnicas como la Adivinación por la Nubes o por las raíces de los árboles. Algunos de ellos fueron y siguen siendo muy usados por los vates, como la Adivinación por el vuelo o comportamiento de los pájaros u Ornitomancia. Interpretando las formas que trazan al volar, su agrupación, sus colores, especies y cantos. El hecho de hallar una pluma en algún paseo campestre puede servir de método de adivinación dependiendo de su forma, color, especie a la que pertenece etc. Hallar una pluma en nuestro deambular campestre es una señal que merece nuestra atención, la pluma se nos cruza para que recabemos en ella. Alguna fuerza invisible, quizás, nos envía algún mensaje o respuesta a lo que nuestra mente se hallaba cavilando o a lo que nuestros


sentidos estaban recibiendo o percibiendo en ese momento. No se pretende hacer una relación en forma de lista extensa sobre todas las formas y métodos de adivinación, que fueron y son, abundantes y amplios, pero podríamos clasificarlos de forma general de la siguiente manera: - Adivinación mediante astros, cuerpos celestes, energías etéricas, etc. Se podría englobar en este apartado a la astrología congruente, por ejemplo. - Adivinación mediante objetos inmóviles: Como espejos, bolas de cristal, piedras variadas, frente a monolitos o bajo dólmenes, sirviendo todas éstas para sentir y canalizar la Awen y conectar con nuestro interior. - Adivinación mediante animales: Como la ornitomancia - Adivinación mediante elementos y fuerzas de la Madre Naturaleza; Como los vaticinios mediante las nubes, la observación del fuego y sus llamas, del agua, de los vientos, de las hojas de los árboles o de los propios árboles, etc. - Adivinación mediante objetos que pueden manejarse: Como el Ogham, cartas variadas (como el Tarot), Las Runas, etc. - Adivinación mediante las propias facultades psíquicas humanas: Oniromancia, Visiones, Predicciones, Presagios, Profecías, Vaticinios, Oráculos, etc. Pero siendo cualquier objeto un medio de focalización, de canalización de esa fuerza que inunda al Vate, lo realmente importante, justamente es poseer la aptitud y cualidad humana necesaria para que Brigitt, nuestra Diosa y Señora, confiera al Vate, el Arte para vislumbrar e interpretar acertadamente todos esos vaticinios, presagios, premoniciones o visiones. Se debe resaltar, que los vates no eran brujos/as o nigromantes, los Vates eran y siguen siendo Druidas y Druidesas que merced a sus estudios, calidad humana y preparación psíquica, espiritual e incluso física, desarrollan mejor que otros su capacidad para predecir, profetizar, presentir etc. Pero no son los Vates independientes del cuerpo druídico, sino que al contrario, son comunitarios, solidarios y complementarios con los Druidas Bardos, especializados en general, en las Artes como tales y en la cultura en general, y con los sacerdotes, que en buena medida poseen los conocimientos de ambas condiciones, siendo expertos en el arte de la meditación, relajación y mutación. Son una tríada donde las tres ordenaciones pertenecen a una sola entidad, tres facetas de una sola entidad, muy al estilo de las Divinidades de nuestro panteón y de las simbologías de nuestro Triskel.


La imagen llegada hasta nuestros días de que éstos y éstas, y en general, todas las categorías druídicas, eran simples hechiceros, se debe a una distorsión adrede cristiana desde la época medieval hasta nuestros días, para desacreditarlos con epítetos que la Iglesia, consideraba más peyorativos que los que hacían descripción a su propia índole genérica como Vates, puesto que como Druidas, su autoridad espiritual, sus conocimientos y sus atribuciones sociales, como educadores del pueblo y especialmente, de la juventud, teniendo alta influencia y consideración entre sus gentes o tribus, eran un peligro real tanto para los Estados y sociedades bajo influjos eclesiásticos, como para la propia Cristiandad, lo cual es obvio desde el punto de vista cristiano y romano ya que fueron los Druidas los rivales y oponentes tanto del Imperio Romano, como del Imperio Romano-Cristiano. Aún hoy en día, por parte de muchos cristianos se observa este odio mímico hacia todo lo pagano y concretamente, en el tema que tratamos, hacia lo druídico, por todo lo que implicaría un resurgimiento de esta Filosofía espiritual, esta Espiritualidad filosófica y Religión de la Tierra. Por otra parte, es cierto, que muchas de las prácticas y conocimientos de la Brujería Medieval, en aquellas áreas donde existieron Druidas, fueron recuperadas en cierta medida por ésta de los antiguos vates druídicos. Era entre esta categoría druídica de los vates, donde se encontraban más frecuentemente las Druidesas, las cuales estaban más integradas que sus homólogos masculinos, en la vida cotidiana de la tribu. Empleaban en su Arte augural, la oniromancia en diversos rituales y con distintos fines. Así, en la Tierras celtas de Irlanda, el rito del "Imbas Forosnai", llegaba a descubrir lo oculto mediante el sueño, en el "Téinm Laegda" se favorecía el conocimiento de la identidad de alguien mediante este rito, en el "Tarbfeiss" se propiciaba la identidad del nuevo rey, y en el rito del “Dichetal do Chennaib” un bardo o fili, recitaba versos con fines proféticos, de una forma espontánea, sin haberlos meditado o pensado. Las mencionadas Druidesas, no eran como ciertos investigadores de lo celta pretenden y afirman, inferiores a los Druidas masculinos. Ni siquiera tiene visos de credibilidad, la especulación que afirma como norma que las Druidesas y Druidas debían trabajar separados. Nada podría estar más en contradicción con las esencias druídicas de ecuanimidad y equilibrio entre energías. En las Órdenes Druídicas, tanto de antaño, como en la mayoría de sus herederas actuales, las mujeres y hombres eran y son considerados afines, aunque particulares, distintos, especiales e inconfundibles todos, en cuanto a capacidad intelectual, conciencia espiritual o facultades psíquicas o sensoriales, respetando de esta manera la Individualidad de cada Ser y progresando en concomitancia con sus propias experiencias, su grado de conciencia espiritual y sus conocimientos


personales. Es decir, iguales en la diversidad. Cualquier Druida o Druidesa de ayer o de hoy en día, sabía y sabe o debería saber, que trabajando en conexión ambos géneros, es cuando se logra el mayor equilibrio, armonía y afinidad en cualquier celebración, labor, tarea o invocación druídica y por supuesto en la vida misma. Aunque ciertamente, en la historia del Druidismo, hubo tardíamente algunos pocos colegios druídicos que fueron eminentemente masculinos o femeninos y no puede negarse, que ciertas órdenes druídicas actuales siguen y emulan esas tendencias.

Teoría de los cuatros elementos Por: Iolair Faol La "Teoría de los 4 elementos", que fue formulada por 4 filósofos de la Antigua Grecia: Tales de Mileto, Anaxímenes de Mileto, Heráclito, y más tarde Empédocles. Años más tarde esta teoría fue aprobada por otro filósofo de la Cultura Helénica como fue Aristóteles y gracias a él y otros posteriores, ha pervivido tantos siglos. Los consabidos 4 elementos; tierra, aire, fuego y agua, se entienden principalmente dentro del antiguo paradigma de los paganos helénicos, aunque ciertamente numerosos grupos paganos contemporáneos de toda herencia espiritual o sin ella, han adaptado la totalidad de dichos elementos a sus prácticas, rituales y convicciones. Dentro del Druidismo actual, numerosas órdenes y grupos han adaptado también los 4 elementos del paradigma helénico a su propia espiritualidad, como han podido adaptar otras enseñanzas ajenas pero de claros paralelismos y afinidades. Sin embargo, es menester decir, que no existen ninguna evidencia que avalen remotas teorías sobre los 4 elementos en los rituales druídicos de antaño. Sin embargo, en la posterior restauración medieval de estos ritos, se encuentra alguna tenue correspondencia. Yo mismo, como autor del presente escrito, expuesto en forma esquemática, pues sin duda que tratar de los elementos es una temática muy amplia y compleja, opino, siguiendo los esbozos trazados por serios investigadores del Druidismo como el propio Jean Markale, que es lícito que algunos seguidores druídicos consideran que la materia, es decir, todo lo que nos rodea y que percibimos a través de los sentidos, viene en tres presentaciones aparentemente distintas, básicas y exclusivas, a saber: en sólido, en líquido o en gaseoso, es decir, en una tríada, tan apreciada en nuestra espiritualidad, que se simboliza como Tierra, Agua y Aire. El fuego, a priori, podríamos discernir, que no estaría registrado en esta tríada por tener unas consideraciones distintas y por supuesto no menos importantes que la de los otros tres, pero no configuraría un elemento Primordial en la Tradición, sino un factor. El agua El agua es una elemento natural, y como tal se halla presente en la Madre Naturaleza, es una energía que tiene una influencia inevitable y necesaria para la existencia de la vida en este planeta, indispensable para plantas y animales, incluido el hombre,


repercutiendo al mismo tiempo inexorablemente en cada uno de los tres aspectos ternarios del ser humano: Influye en nuestro cuerpo. Influye en nuestra mente Influye en nuestro espíritu. Es además un simbolismo arquetípico que también tiene sus consecuencias y derivaciones en la conciencia e incluso en el llamado inconsciente colectivo de nuestra especie. Desde tiempos pretéritos fue considerada divina. Diversas religiones la contemplaron y contemplan como sagrada, tanto a ella como a aquellos espíritus que desde tiempos remotos se han intuido que los alberga, conformando con ellos, un fragmento de la holista y peculiar forma de entender la Naturaleza y el Cosmos entero. De hecho, así ocurrió desde antiguo entre los celtas y sus druidas hasta los tiempos modernos donde sus herederos espirituales, tenemos la misma convicción que nuestros predecesores. Para éstos, fueron sagradas las aguas de los cauces, de las fuentes, de los lagos, de los ríos, arroyos y manantiales, la propia agua de lluvia, el rocío, la nieve, el vapor y toda expresión líquida, gaseosa o sólida que dicho elemento pudiera presentar. Y en ello ya podemos constatar, como dicho fluido, al lograr mostrarse en tres estados físicos diferentes, cumple con tres requisitos naturales de los elemento primarios según los conceptos druídicos, que aglutinan en tríadas muchas parcelas del conocimiento y sus naturales manifestaciones. Así mismo y mostrándose de nuevo como una tríada, el concepto del Agua para un seguidor druídico se complementa con tres facultades más: 1/ Es sutil. Es sutil, cuando se presenta por ejemplo, como humor ligero, advertido sólo en el rocío del alba. O cuando exhibe la complejidad exquisita de su esencia en una simple gota o en el brío del cauce de cualquier río y hasta en el sereno ritmo de las olas del mar . La sutileza del agua es tal, que escapa a los intentos humanos de dominarla y reducir su realidad y existencia a una definición como combinación de simples átomos, esa sutileza que se extiende hacia lo infinito, hacia la indeterminación y hacia el enigma, mediante los cuales el seguidor druídico, que es sensible al libre albedrío de todas los seres con conciencia propia que existen, comprende y se abre a otras dimensiones y formas de vida y energía, a extensiones creativas que vuelven más profundo y armonioso su propio camino, elegido también libremente, y gracias a las interconexiones sutiles que se forman al estar todo influido por Todo. El agua, es sutil cuando se adapta siempre perfectamente a la forma del recipiente que la puede contener, al río por donde puede transcurrir, al contorno del lago donde puede reposar. 2/ Es aparente: Cuando se ofrece y presenta en ríos, lagos, mares, nubes o hielos. Es aparente cuando transcurre por torrentes y arroyos, cuando forma lagos naturales o surge en fuentes espontáneas u originales. El agua siendo portadora de vida, es incuestionablemente aparente y preservadora de ésta, cuando gélida se muestra como témpano de hielo, es auténticamente aparente cuando sinuosa y dulce, se ofrece como caudal de río, es visiblemente aparente cuando lozana y joven, fluye como fuente,


mística y espiritual, es disimuladamente aparente cuando se despliega como vapor y forma nubes, nieblas y cúmulos, es divinamente aparente cuando aparece celestial como rocío, es privilegiadamente aparente cuando mágica y prodigiosa aparece como escarcha, cuando atractivamente aparente y seductora se aprecia como nieve, cuando vigorosa e impetuosa cae como granizo, es evidentemente aparente cuando fértil y fecunda se manifiesta como lluvia, cuando divertida, placentera y terapeuta se muestra como la salada del mar. Y es que el agua en su evidente existencia, en sus apariencias y aspectos, posee una enorme facultad de adaptación y transformación. 3/ Es oculta y es secreta cuando corre por dentro de las entrañas de la Madre Tierra. Es oculta, enigmática y secreta al constatar como actualmente se le atribuyen efectos que parecen extra-físicos y muy extraños en el comportamiento de la materia. El agua aparentemente está formada por sólo tres átomos, y sólo dos elementos, es decir, es una de las moléculas más simples que se pueden encontrar en la naturaleza, pero tiene muchas capacidades extrañas y fuera de lo común. Descubrirlas es toda una tarea que no solo es científica sino que atañe a la espiritualidad, pues no se puede pretender entenderla, si solo buscamos en sus propiedades físicas moleculares. Curiosamente el agua del mar o el mar en sí, tenían antiguamente otra serie de consideraciones, que se apartan de este primer acercamiento a la concepción del agua, que se manifiesta o bien desde el firmamento en sus múltiples fenómenos y manifestaciones o en tierra adentro en sus diversas apariencias geográficas y configuraciones, podríamos considerar que había una diferenciación entre las aguas dulces y el agua salada y su orbe; el mar. Haciendo un escueto repaso histórico y acudiendo a las fuentes celtas y druídicas, podemos averiguar tanto arqueológicamente como legendariamente, por todas las zonas por donde éstos deambularon o se asentaron, que los lugares por donde discurría o se almacenaba el agua, siendo puntos energéticos, eran centros de culto y veneración. Unos más que otros, debido tanto a características y propiedades del líquido, como al entorno místico en donde se encontraban. Se han hallado numerosas ofrendas en ríos, tanto de objetos considerados preciosos como de armas. El río principal de la actual Inglaterra; el Támesis, ha sido uno de los grandes ríos donde más objetos votivos marciales se han encontrado, pero no ha sido el único, ya que grandes ríos como el Danubio, el Saona, el Ródano, el Sena, han acogido en sus entrañas y fondos, numerosos testimonios del culto céltico-druídico a las aguas y a sus espíritus o deidades asociadas. El yacimiento bajo las aguas del lago Neuchatel en Suiza, cerca de la Téne, es el más claro exponente de antiguas ofrendas tales como broches y fíbulas, armas, escudos etc. El lago de Llyn Fawr en Gales se han hallado igualmente objetos, estando éstos vinculados con la cultura celta de Hallstatt. El lago LLyn,(Llyn es lago en galés), Cerrig Bach en Anglesey, además de objetos como los descritos anteriormente, también fueron hallados los típicos calderos druídicos. No hemos de obviar que la cercana Isla de Mona, era un importante centro de enseñanza druídica de la antigüedad. El más famoso y conocido caldero el de Gundestrup fue hallado en un pantano, pero el no tan famoso caldero de Duchkov en la República Checa, apareció en un santuario celta que existía en un manantial, aún repleto con 2000 alhajas de bronce. Lagos escoceses como Carlingwark Loch, Blackburn Mill, también fueron lugares donde se arrojaron calderos rituales druídicos, en épocas pasadas. Y dentro del mito la legendaria Fuente de Barenton, en la cual emerge de nuevo el tema de la transformación, provocada por la aplicación de agua. Dicha fuente está ubicada en la Bretaña Armoricana, en cuyos alrededores se extiende el arturiano bosque de Broceliande, donde según algunas novelas de autores tardíos, se encontraba el mítico Grial de los relatos cristianos, reminiscencia de aquellos otros calderos druídicos. Ya los antiguos celtas y sus consejeros espirituales y pensadores intelectuales, intuyeron que muchos de estos ríos y lagos, además de gozar sus aguas de cualidades


singulares, albergaban a espíritus de las aguas o númenes y les dieron epítetos y nombres. Especial culto obtuvieron aquellos ríos que confluían con otros, como los propios nacimientos de manantiales y yacimientos acuíferos, lagunas etc. Dichas fuentes y nacimientos eran buscados, y hallados especialmente por los druidas que poseían sus propios cayados mediante los cuales encontraban estos manantiales sagrados que veneraban, utilizándolos como verdaderos zahoríes o radiestesistas actuales. Muchos de ellos, estaban rematados con figuras de serpientes en forma de espiral, símbolo de los manantiales subterráneos. El báculo de los obispos católicos es pura reminiscencia de estos cayados. Una de las deidades relacionadas con el agua de los ríos, mejor conocida gracias a las leyendas, es la diosa Boann, diosa irlandesa, compañera de Nechtán y cortejada también, segunda cuenta la leyenda, por El Dagdah, del cual tuvo un hijo conocido Como Oengus Mac Og. Boann, según esta mitología fue transformada en el río Boyne, debido a unas negligencias míticas. Justamente cercano a este río, junto a un meandro de su cauce fluvial, también conocido la zona como Brú na Bóinne, se halla una colina con tres soberbias necrópolis conocidas actualmente como New Grange, Dowt y Knowth, datadas su construcciones sobre el año 3000 antes de la EC. De los tres destaca Newgrange, que entre otras cosas, es el mayor y más antiguo calendario solar del mundo, como construcción es anterior a la célebre de Stonehenge e incluso a las notorias y populares pirámides egipcias. Aunque Newgrange no es sólo un calendario solar o un observatorio construido por hombres del neolítico, pues tiene ciertas connotaciones que sugieren un símbolo de la propia fuerza vital del río cercano. En su origen, el montículo que envuelve la galería funeraria era oviforme; en este óvulo, se abre un largo pasaje que desemboca a una cámara subterránea, simbolizando el canal vaginal y el seno materno. En su interior se eleva un gran pilar de forma fálica; e incluso los pares de bolas calizas encontradas en Newgrange pueden detentar un simbolismo sexual masculino. Los celtas y sus druidas, es evidente, que no la construyeron, pero conocedores de muchos de sus enigmas, las utilizaron, como aprovecharon otras construcciones megalíticas a lo largo de su historia. Retomando el tema de los númenes, espíritus o divinidades acuáticas, constatamos como desde el espíritu del agua irlandés Nechtan., y su sidh asociado “Sidh Nechtain”, cónyuge de Boann, pasando por los dioses galos, Borvo, "el que bulle" deidad gala de las fuentes y manantiales salutíferos y de las aguas termales que dio sus nombre a varios balnearios. Nemausos, deidad tutelar de la ciudad de Nîmes, fue el espíritu protector de la fuente del mismo nombre. Sequana diosa sanadora del río Sena, Sianna espíritu protector de los baños del Mont-Doré en Puy de Dome. Luxsa, deidad benefactora de las termas de Luxovio, hoy Luxeuil, y un sinfín de deidades o espíritus protectores galos, se suceden interminablemente como Sirona, Saucona, Damona, Divona. Y poniendo un par de ejemplos más habiendo numerosos entre los britanos, como Sulis que velaba el gran santuario acuático de Bath, siendo deidad del reposo y la sanación o Coventina, , emparentada con la Cohvetena céltica-hispana, y origen de la Nimué y Co –Viviana o Viviana de los relatos artúricos, hasta llegar a las catalanas “Dones d'aigües”, las Korrigans y Asrai británicas, las Doncellas Cisne, las Lamignaks vascas, las Xanas asturianas, algunas de las mencionadas más recientes que otras, pero con fuertes reminiscencias en estos orígenes pre-cristianos de veneración al agua y a sus entes. Aunque ciertamente espíritus del agua, no solo se hallan en estas concretas áreas, sino que existen por doquiera hubo influjo celta y también otras influencias de religiones paganas o de la Tierra, incluidas aquella que se desarrollaron en las regiones Mediterráneas. Y dentro de estas influencias, sería el caso de los seres que algunas tradiciones de estas últimas zonas conocen con el genérico epíteto de “ondinas”, vocablo ya hoy estandarizado, o “Ninfas del agua”, o de Náyades que son ninfas de los ríos, o de Crénides, que son ninfas de las fuentes, todas ellas en la mitología griega. Hoy en día y debido a estas influencias, las ondinas(femenino) y wallanos(masculino), que son términos procedentes de la mitología germánica, son designados como espíritus del agua. Las náyades serían las equivalentes en la mitología helénica. En este breve


esbozo, observamos como se les atribuye a entidades de tradiciones y mitologías distintas, connotaciones, sentimientos y emociones humanas y similares entre ellas. Muchos eclécticos del orbe afirman que: Los Wallanos y Ondinas, forman parejas muy duraderas con amor profundo y fiel, siendo las ondinas muy coquetas. Siguiendo nuestra Tradición; en Escocia entidades del agua análogas son conocidas con el genérico de “Kelpies” y según cuentan las leyendas populares, moran especialmente bajo los famosos y enigmáticos lagos escoceses, aunque también en ríos. Por otra parte con el nombre de “Silkies”, se conocen a una serie de seres de agua, pero éstos relacionados con el mar. Las Silkies, se popularizan y personifican y pierden parte de su entidad intangible, apareciendo en ciertas leyendas populares, como unas entidades híbridas, mujer-pez,(foca concretamente), sobre la que tantas historias existen en Escocia. En la zona gallega desde tiempos arcaicos se ha admitido la existencia de seres marinos en sus costas y playas, que constituían un linaje de hombres-pez, llamados "mariños". Ambas silkies y kelpies, son entidades muy emparentadas con la representación y actuación de las conocidas y míticas sirenas mediterráneas. Podríamos clasificar a las Silkies como las sirenas atlánticas, en diferenciación a las llamadas propiamente como sirenas, de las zonas mediterráneas. Por otra parte en la mitología griega las Sirenas, son ninfas marinas con cuerpos de ave y cabeza de mujer, hijas del dios marino Forcys, solo las nombradas actualmente con el apelativo de “mermaids”, que podríamos emparentar con los Tritones de la mitología griega, eran mitad mujer, mitad pez o foca. “Murduchu”, sería el nombre irlandés para una mermaid o sirena, que significa “canto del mar”. También las Gwragedd Annwn eran y son concebidas como un tipo de hadas del agua de las tierras galesas , bellas Damas de Lagos que en ocasiones se vinculan con los humanos para ser sus cónyuges. Se suelen imaginar con un cuerpo aparente parecido al de cualquier mujer humana, pero de cutis níveo casi albino. La Glaistig es una entidad elemental del agua, que fue imaginada como mitad mujer y mitad cabra que incluso podía ser observada, por los alrededores de los parajes acuíferos. Ciertamente también existen otras entidades acuáticas que no necesariamente posen cualidades humanas, como el Each Uisge, un espíritu caballar acuático de las tierras altas de Escocia e Irlanda que cuentan las leyendas que mora en lagos o bien en el mar. Los diferentes aspectos medio humanizados que se han mencionado, mayoritariamente bajo aspecto femenino, en los que han sido transformados popularmente todos estos seres mítico, corresponden a una realidad subconsciente, quizás como apuntó Jung pertenecen al ámbito en el que se personifica inconscientemente al elemento agua y sus características y el lado femenino que posee el alma humana. E incluso corresponden a antiguas entidades intangibles acuáticas que con el transcurrir del tiempo fueron adaptadas y humanizadas bajo nuevos parámetros que trajeron consigo los cambios culturales, espirituales y sociales, tales como la cristianización, en las áreas en las cuales se originaron. Ciertamente las intuiciones y percepciones originales fueron muy transmutadas con la cristianización de cualquier territorio pagano, convirtiéndose estas entidades y sus singularidades, en seres de relatos más o menos fabulosos, donde se simbolizaron las remotas cualidades, índoles y atributos que se les intuyeron, dándoles a propósito, nombres propios o grupales. Dado que todo espíritu del agua, es símbolo de feminidad, fecundidad, beldad, perfección, sinuosidad, fertilidad y sensualidad, fue por lo que la Cristianidad, dominada por hombres misóginos, empleó el símbolo de dichas entidades, como la sirena misma, para presionar a sus fieles sobre la lascivia del pecado sensual y como derivación sexual, hacia las tentaciones de la carne. Hay sirenas o similares representadas en arte cristiano irlandés del medioevo y posterior donde frecuentemente son esgrimidas en contra de los supuestos pecados y maldades de la lujuria. Tales ideas en aquellas épocas fueron grabadas en las mentes de las poblaciones, sembrando el absurdo pensamiento de que eran peligrosas para la salvación y tentadoras carentes de alma.


Algo similar a lo que ocurrió y ocurre, con la designación de los seres conocidos actualmente como “ elementales” que derivaría de la concepciones anteriores, siendo bajo este calificativo una acepción estrictamente contemporánea. El término elemental no significa otra cosa que los espíritus de los elementos, a los que los antiguos filósofos helenos y posteriores sofistas que siguieron, como el alquimista Paracelso y otros que siguen estas escuelas, dividían y dividen en 4 categorías, ateniéndose al conocido principio de los 4 elementos griegos: ondinas o espíritus del agua, silfos o espíritus del aire, salamandras o espíritus del fuego, y gnomos o duendes como espíritus de la tierra. Evidentemente, la palabra "espíritu" no tenía antaño entre los helenos el significado que le dan hoy las muchas corrientes existentes dentro del Paganismo, sino que designaba a seres sutiles, dotados tan sólo de una existencia temporal y que, por consiguiente, no tenían nada de "espiritual" en el sentido filosófico, naturista y metafísico que por ejemplo, prevalece en el Druidismo. Es evidente también, que estamos hablando de concepciones y acepciones que en su generalidad, no están ajustadas al pensamiento druídico, ni son de herencia celta o druídica. Pertenecen a otra concepción del Mundo y como tales deben ser estudiadas, observadas y respetadas, por el seguidor druídico coherente con su propia espiritualidad y herencia. Ello es consecuente cuando en nuestros avances y estudios, hemos podido comprobar como el paradigma célticodruídico fue poco comprendido por griegos y aun menos por romanos, de la misma manera que los arquetipos romanos y griegos fueron poco comprendidos por los celtas y sus druidas, antes de las romanizaciones. Esta desavenencias y discrepancias filosóficas no deberían sorprender ya que sus referencias espirituales, aunque todas ellas paganas, eran distintas en muchísimas esencias. Sobre los "elementales". No todas, pero la mayoría de corrientes espirituales paganas, excluyendo al druidismo, elementalmente, se limitan a la noción más simple y popular de estas entidades como es la representación humana o semi-humana o la idea antropomórfica. Al carecer de datos tradicionales o no preocupándose en buscarlos, que restituyan a estos entes, su antigua acepción, como genuinos espíritus del agua, aceptan estas ideas e imágenes más o menos fantásticas y novelescas, cuando no, esbozados como puros cuentos infantiles, o peor si cabe, han ajustado a estos espíritus en sus mentalidades bajo sus propias ideas modernas o a los antojos y gustos de su propia fantasía. Así no es extraño observar como se suelen describir a las hadas como pequeñas, con alas, con vestidito de bailarinas de ballet, y otras sin embargo, prefieren la fastuosidad, la riqueza y otras caracterizaciones mundanas. Pero lo que resulta fundamentalmente increíble, es como determinados individuos influyentes, han realizado sobre estas entidades, una serie de figuraciones desatinadas a los que estamos demasiado acostumbrados. Y para mayor gloria de cineastas, guionistas y promotores, dichas figuraciones a la corta resultan creíbles y se asumen como válidas en los ámbitos donde dichas entidades se comprenden e intuyen como de existencia real. Pero el Druidismo entiende a estos espíritus acuáticos de diferente manera: Son fuerzas o energías conscientes, que habitan este planeta bajo otros aspectos, en la mayoría de las veces intangibles e invisibles para los seres humanos. Sus pautas de conductas, están incluidas en unos patrones vinculados al Devenir del Universo, y no se rigen por limitados o concretos parámetros humanos. Estando compuestos de diferentes substancias vitales poblarían un número indeterminado de Mundos, que son análogos al nuestro, pero ocupando Otra Dimensión, donde efectivamente el tiempo y el espacio y las leyes físicas son disímiles. Y en esas dimensiones paralelas sus moradores estarán sujetos a otras leyes físicas y químicas, y evidentemente sus formas de vida no estarán basadas en el carbono, ni tienen porque necesitar elementos como el oxígeno o hidrógeno para su funcionamiento y subsistencia. Por otra parte, la visión natural en el medio, por algunos privilegiados humanos de estos entes con aspecto humano o semihumano, entra de lleno en una manifestación subjetiva y personal. Nuestros órganos de visión no contemplan la absoluta realidad, sino una traducción de esa realidad que realiza la parte consciente de nuestra mente. Incluso dichas entidades pueden


manifestarse asumiendo formas humanas o semi-humanas, puesto que en nuestro subconsciente existe una idea preconcebida del aspecto que deberían tener y que de alguna forma mental o telepática, dichas imágenes y pensamientos pueden llegar hasta la conciencia de la entidad que desea manifestarse, asumiendo la forma más plácida, confiada y aceptable para el testigo, para ello. La concepción que el Druidismo tiene sobre los espíritus del agua, son concepciones ciertamente antiguas que han sido más o menos mal interpretadas o tergiversadas con el paso del tiempo, pero muchas espiritualidades del ámbito pagano han proseguido la labor, quizás involuntariamente, de enredar todas estos conceptos, rehuyendo consciente o inconscientemente, el aclararlos y restituirles la trascendencia y el significado que siempre tuvieron. Volviendo al tema de las fuentes y manantiales sagrados, observamos como fueron santuarios con estas cualidades donde se han hallado numerosos exvotos significativos. Manantiales como los de Chemalières, en Clermont Ferrand, las Fuentes del Sequana(río Sena) en Dijon, y ambos en la Galia, se veneraba a la diosa sanadora del mismo nombre, en el mismo lugar del nacimiento del manantial. Muchísimos manantiales naturales por toda la Europa celta, fueron centros de peregrinaje ya desde antiguo, donde viajeros, peregrinos y vagabundos de toda condición y de diversos rincones, acudían a esos santuarios y centro curativos, con la intención de aliviar sus males físicos, haciendo diversas ofrendas a los espíritus que protegían esos lugares especiales. Muchas de esas ofrendas consistían en tallas de madera que simbolizaban a los enfermos mismos o las partes de sus organismos afectados que eran dedicados a la divinidad o númen del manantial o fuente con la intención de que la imagen tallada representando su órgano enfermo, al entregarla en ofrenda, obrara la divinidad y dirigiera su curación hacia la carnal del postulante. Dichas tallas son tan elocuentes que en muchas se aprecian, torques y las típicas capas galas de capucha No solo ríos y manantiales, fuentes o lagos como se ha anotado, sino que las aguas de los pantanos y pozos, tienen también sus propiedades peculiares y albergan a determinados espíritus que hacen las veces también de guardianes. Los pozos sagrados, además debido a que penetran profundamente en las entrañas de la Tierra, se les intuyen facultades de sabiduría, y de contacto con los Otros Mundos debido a los conocimientos que custodian, así fue antaño en Irlanda el conocido Pozo de Segais o de Conlai de las leyendas, donde uno es sinónimo del otro y no son pozos diferentes. En las profundidades de este pozo vivía Fintán el Salmón de la sabiduría, que cató el mítico Finn, o el Pozo del Conocimiento, del cual nació el río Sionan, hoy conocido como Shannon, que es el río más extenso de Irlanda, y en el cual abunda justamente el salmón. En el Mabinogion galés también hay referencias a este antiguo culto pre-cristiano a los pozos y a los númenes que lo protegen, custodian o albergan como es el caso de la Dama de la Fuente y la posterior Dama del Lago de la saga arturiana. La diosa Brigitt no está ausente en los cultos que la veneraban unidos a los pozos. Más de 3000 pozos sagrados han sido catalogados en Irlanda, cientos en Inglaterra, y unos mil en el País de Gales. De hecho muchos de los arcaicos megalitos, los erigían cercanos a fuentes, pozos o manantiales. Ya desde la remota antigüedad los celtas concibieron al Danubio como la simbolización y deificación de su diosa Madre, Dana, y debido a este concepto desarrollaron una veneración a las aguas tan relevante que enraizó profundamente en sus mentes y espíritus. Tanto fue así que con la posterior cristianización no se pudo impedir esta veneración de las gentes, especialmente de las rurales, y los misioneros en su afán predicador tuvieron que cristianizar todos estos lugares acuíferos y parajes relacionados, sustituyendo a los númenes y deidades celtas, por santos, vírgenes, beatos, mártires, etc.


Sabiendo la suplantación que el cristianismo perpetró en muchas costumbres celtas de las más arraigadas, no es descabellado pensar, como de hecho se constata, que al no poder eliminar estas prácticas, ritos y veneraciones, debió adaptarlas a sus propios dogmas, e iconografía. Los historiadores han documentado unos 200 casos de capillas e iglesias cristianas que habían sido edificadas al lado de pozos que databan de la era pagana, en un intento más de cristianizar lo incristianizable. Esta suplantación tampoco, fue algo casual, sino algo premeditado desde la propia Roma cristiana, como se puede deducir del mandato del Papa Gregorio, allá por los años 600 de nuestra común era, que advirtió a los misioneros cristianos para que no destruyeran los lugares de “antiguos cultos paganos y de demonios”, sino que los purificarán, bendijeran y los pusieran al servicio del Dios único y verdadero. Y esto fue, por ejemplo, lo que hizo Colmcille, bendecir una fuente druídica entre los pictos. (Colmcille fue un misionero irlandés cristiano, más conocido como San Columbano). Siendo parecido a lo que aconteció al lago de Lough Derg, a su cueva e isla, en Donegal, en el condado más septentrional de Irlanda, uno de los últimos puntos fuertes y reductos del druidismo de Europa. Aún hoy es digno de visita, y en cuya isla se ubican algunos santuarios de época medieval. La cueva de esa isla, símbolo del útero de la Madre Tierra, con la cristianización pasó a ser la representación del umbral a los Infiernos cristianos. Desde la Edad Media a dicha gruta, la llaman “Purgatorio de San Patricio”, pues los relatos de rechazo cristiano a la antigua alegorización de grieta-vagina-útero pagana, puntualizan que ese fue, justamente el lugar en el que san Patricio, el llamado apóstol de Irlanda, hizo aparecer el Infierno al que se condenarían los druidas, sino abandonaban su Espiritualidad. De ello se deduce la gran cantidad de manantiales y fuentes santas cristianas que se hallan aún en antiguos territorios celtas paganos e incluso no celtas. Es coherente, pensar, que si un lugar es energético y se le califica de sanador, divino o numénico, llamémosle como queramos, lo seguirá siendo aunque unas religiones de forma usurpadora suplanten a otras. También los barrizales extensos y las ciénagas fueron importantes áreas de rito y culto y las pruebas arqueológicas lo demuestran como es el caso del Torrs Chamfrein un precioso arnés caballar hallado en un paraje similar escocés. Todos los espíritus numénicos que podían intuirse que moraban en ríos, lagos o pantanos eran respetados y venerados, brindándoles ofrendas votivas, como son las muchas que han sido halladas por los arqueólogos en todos esos lugares mencionados. No se pretende detallar uno a uno todos los lugares pantanosos o acuíferos de la antigüedad o de la actualidad, donde se manifieste este apreciado elemento y donde además se han hallado antiguos testimonios que corroboran la importancia de éste y sus lugares asociados, como centros de culto, veneración y curación, por todos aquellos que desarrollaron una espiritualidad druídica. Detallar esos lugares es un trabajo de los investigadores y arqueólogos los cuales han estudiado y comparado con exactitud los numerosos objetos hallados y puntualizado la ubicación de esos lugares. Lo que es evidente es que las pruebas testimoniales son tan óptimas y abundantes, que lo que se va a intentar analizar a continuación en el presente texto, son los motivos esenciales del porqué de esta veneración druídica al agua y su simbolismo, ya que entendemos, es lo más relevante desde un punto de vista espiritual, mental y físico. Según nuestras concepciones, la significación del agua tiene una alta consideración sobre la cuestión física o biológica, pero también va mucho más allá de este horizonte. Por tanto, e l agua es interpretada en la espiritualidad druídica bajo distintas simbologías. Desarrollaremos las tres principales, en una nueva tríada del conocimiento druídico. 1/ El Agua es y otorga vida:


2/ El agua purifica y regenera. 3/ El agua es equilibrio. El Agua es y otorga vida : Puesto que el Agua es absolutamente necesaria para la vida y es el origen de todos los seres que existen y viven en este planeta y dimensión. Es un elemento de nuestra naturaleza que está presente en la Tierra desde hace más de 3.000 millones de años. Los seguidores druídicos entendemos que donde existe agua, persiste la vida, y donde hay carencia de ésta, lo que persiste es la esterilidad. Este simbolismo ha sido fuertemente destacado en el Druidismo porque corresponde a la naturaleza misma de las aguas y su función fecundante. Por ello se comprende fácilmente porque ésta es; Uno de los mejores símbolos para representar la fertilidad y la vida en los conceptos druídicos. La fuerzas vitales de toda la Naturaleza dependen de ella. El agua es durante los meses de gestación de muchos seres, incluidos los humanos, el medio en el que se desarrollan y evolucionan los humildes embriones que se van transformando paulatinamente en complejos organismos. Los humanos mientras nos desarrollamos como tales en los senos de nuestras madres, flotamos en el líquido amniótico, un microcosmos acuático cálido, donde buceamos en las Aguas Primordiales. A la hora de la concepción, poco antes, se rompen las aguas que nos contenían y seguimos su mismo curso, naciendo. El simbolismo del agua como generadora de vida, se asocia ineludiblemente también, a la cueva-grieta de la que nace como alegorización del útero de la Gran Madre Tierra, e incluso de nuestra propia madre biológica. Inconscientemente tras nacer desde nuestra tierna infancia hasta nuestra hora de partir de esta encarnación, nos sentiremos íntimamente vinculados al agua, advertiremos una atracción inexorable con el líquido elemento y cuando este sentimiento surgido del alma, empiece a demandar explicaciones a través de la mente, del porqué está afinidad y llamamiento, es momento de buscar una respuesta interior y contestarnos a nosotros mismos, que ello es debido a que nos vincula con las Aguas Primordiales, con el Universo entero, con nuestro Origen de Partida, tanto individualmente como seres independientes, que como especie que habita en este Mundo. Pero lo que ocurre con este elemento es sin duda anecdótico. Siendo un elemento vital, sin el que no podríamos existir, los humanos contemporáneos no le prestamos la debida atención y una gran mayoría de personas no se han percatado de su singular constitución y de los enigmas o incógnitas que nos propone redescubrir para volver a sentirnos tan unidos a la Naturaleza y al Universo mismo, como en otros tiempos lo estuvimos. Los procesos vitales van siempre unidos al elemento líquido de la Naturaleza. Los organismos de los animales están formados entre un 60 o 70 % de agua vital, que circula en forma de sangre, de fluidos linfáticos, de jugos gástricos, de substancias acuosas cefalorraquídeas, de líquidos extracelulares o intracelulares como los sudores y las lágrimas humanas. La propia orina es agua de nuestra cisterna interior que cuando fluye arrastra sustancias de desecho y tóxicas de nuestro organismo para expulsarlas al exterior. Nuestro organismo acuoso mantiene un equilibrio dinámico conectando los diferentes ríos, afluentes cauces y arroyos que recorren nuestro interior, impulsando la distribución de la energía que aporta el agua, por el ser entero. El oído interno del que depende gran parte de la sensación del equilibrio y los órganos de visión están repletos de líquidos que informan de las sensaciones percibidas, comunicando el exterior del cuerpo con el interior. La audición, el equilibrio y la vista se alteran cuando se trastorna el líquido acuoso del que dependen. Y es por ello que podríamos resumir las frases anteriores diciendo que casi todos los seres somos agua, incluidos humanos, y los seguidores druídicos prefieren esta representación a aquellas que explican otras espiritualidades, arguyendo que somos ; polvo, ni siquiera simbólicamente.


Toda vida, no es sino “agua” coordinada y armonizada y las especies terrestres, privadas del agua de sus organismos, quedarían contraídos a una amalgama de elementos minerales. Este sentimiento de concebir, de percibir, de sentir, así el agua, además de por todo lo expuesto, nos surge también inconscientemente cuando al complacer a los sentidos observando extasiados al agua fluyendo desde una fuente o manantial, corriendo por el lecho del río, precipitándose por el desnivel de una catarata, cascada, torrente o salto de agua, nos despierta en lo más hondo de nuestro espíritu druídico, la misma vitalidad de la que gozaron nuestros antepasados espirituales, seguida de una exótica calma y quietud. Exótica, porque nunca puede obtenerse en las ciudades. El rumor del agua circulando, brincando o retozando, es uno de los rituales más relajantes de la Madre Naturaleza. Y por ello al meditar, al observar, al descubrir el lenguaje del Agua no podemos por menos que sentirnos embriagados por su belleza, agilidad y viveza. Y todo ello es una forma más de indicarnos que está viva, pues al fluir libremente en su ámbitos naturales, sigue un curso serpenteante, pues si lo hiciera siempre en línea recta, con su ímpetu destruiría lo que hallara a su paso. Principalmente su cauce discurre de forma serpentina, trazando espirales druídicas, ondeando, meciéndose y virando en recovecos, de una forma poco predecible para las mentes humanas. Es como si una recóndita voluntad divina, anímica o numénica, la impulsara y actuara ingeniosamente. El agua no se protege, ni se disculpa, no desafía a nada, ni se limita a ella misma, sino que siempre elude, rehuye, se adapta, se amolda, transita, escapa, por eso la Entidad Agua, no tiene forma fija. Puede mostrarse líquida, puede presentarse gaseosa(vapor) puede lucirse sólida(hielo). Es lo que se llama, el ciclo del Agua. Los seguidores druídicos no percibimos sus movimientos y ciclos, cadencias y danzas ceremoniales, como un proceso automático e inconsciente, carente de patrones de conducta propios y de vida. Ya sabemos, gracias a los redescubrimientos de la Ciencia, que no existe solo un único modelo de Agua, sino bastantes diversificaciones o aclimataciones. Pero mucho tiempo atrás, antes de que la ciencia contemporánea intuyera siquiera estas peculiaridades, ya otras Ciencias, de otras culturas, de otras formas de entender el Mundo, sostuvieron que el agua era un Ser Vivo o que albergaba Entes Reales, y no solo se referían a los peces u otros seres tangibles, y que por tanto era inexcusable no proceder con ésta y éstos, con veneración y sumo respeto. El agua, además de ser dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno( H 2 O), es uno de los elementos vitales que la naturaleza pone a disposición de todos los seres vegetales o animales para mantener los ciclos vitales y la salud de sus especimenes. La carencia de este líquido vital ocasiona la destrucción de los vegetales y de los animales. Los humanos como todos los seres corpóreos, estamos hechos de agua, y es Ella la que nos conecta con nuestro pasado, con todos los procesos del Cosmos y con el secreto mismo de la vida en el Universo. El agua es como el propio Universo, Microcosmos y Macrocosmos se unen una vez más, pues Agua y Cosmos hallándose en continuo movimiento, en un perpetuo Devenir, son Vida. Como decían los sabios antiguos: “Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”. La segunda vez que entramos en él, es otra el agua, es diferente el río. Si el agua se estanca, si se inmoviliza o paraliza, se corrompe. Igual como ocurre en los humanos y otros seres pues muchas enfermedades dan lugar a un estancamiento de líquidos que producen inflamaciones físicas en zona localizadas del cuerpo o en todo él, en general.


El agua inscribe en su composición toda la memoria de la vida sobre la Tierra, de igual manera que ésta última guarda en sus entrañas la memoria de la existencia del Universo. El agua de todos los cauces, de todos los ríos, lagos etc, no solo es agua, fue el líquido vital de nuestros admirados antepasados espirituales, fue el espejo en el que ellos se miraron. Sin embargo, a pesar de que la vida de nuestro planeta empezó en las Aguas, a pesar de que más de dos tercios de este planeta están ocupadas por el líquido elemento, a pesar de todas las consideraciones anteriores y expuestas hasta el momento; El Agua puede ser contaminada, puede ser ensuciada y puede ser corrompida y por ello debe ser protegida especialmente, saneada y respetada. Actualmente, apenas un 1% del agua presente en nuestro planeta es potable, de éste exiguo porcentaje, el 97% del mismo corresponde a aguas soterradas en las entrañas de la Madre Tierra, y del total de agua presente en el mundo, otro 97% aproximadamente, corresponde al agua salada y un 2% escaso, se encuentra en forma sólida( hielo) en los polos del planeta. A pesar de tratarse de algo tan cotidiano como vital, es muy escasa. Y esta comprobación de la escasez de agua bebible, no es ninguna ficción, pues según datos de organismos internacionales, se ha determinado que actualmente existen 400 millones de personas aproximadamente, que están afectadas por la carencia de agua potable. La insuficiencia del agua apta para consumo, es desgraciadamente un perjuicio para muchos seres y una profunda preocupación en todo el mundo. Muchos desaprensivos ven ya pingues beneficios que obtener, y poderío o dominio que ejercer sobre otros, si consiguen su control. Se presagian unas políticas de ámbito mundial que privatizarán el agua potable, de tal modo que por su precio, deje de tener sentido la consideración de líquido vital, para convertirse en la mercantilista definición de: Artículo de lujo. Ya las multinacionales empiezan a gestionar la compra o apropiación indebida de los recursos acuíferos, manantiales o fuentes. El derecho sagrado de todo ser a beber agua potable, indispensable para la subsistencia, en su mismo nacimiento o en su cauce, quedará abolido, cuando las multinacionales del Agua que se están configurando y preparando para un cercano futuro de escasez, impongan su ley y pretendan por el hecho de envasar las aguas, o mejor dicho, de apresar las Aguas, unos precios, cada vez más abusivos. Ya empiezan a sonar nombres de multinacionales del agua como las francesas Ondeo y Vivendi, la alemana RWE, la estadounidense Bechtel, y otras que se suben al carro del negocio abusivo, como Danone, Nestlé y Coca-Cola. Hoy en día, existen un número creciente de personas en el Mundo que sobreviven con carencia grave del líquido elemento y ello es espeluznante. Es escalofriante y grotesco a la vez, como es de dementes, permitir, que 40 mil niños en todo este mundo, mueren diariamente por falta de agua potable, mientras los países desarrollados consumen alegremente este líquido vital y su injusto e inadecuado consumo es 10 veces mayor que en los del llamado Tercer Mundo. Ciertamente, existe un abuso y despilfarro de agua dulce, en las sociedades consumistas y mercantilistas, capitalismo salvaje y a ultranza en definitiva, donde se derrocha agua potable con gran irresponsabilidad en los diferentes sectores económicos que la configuran como tal, desde el sector agrícola y ganadero al industrial, pasando por los sectores turísticos, del ocio o el hidroeléctrico que desvía cauces y construye presas provocando la desertización de zonas donde fauna y flora sucumben. Todos conocemos por algún medio de comunicación y hemos oído alguna vez, que la Tierra se desertiza, pero pocos hemos tomado conciencia de la gravedad del problema que se nos aproxima cada vez con más celeridad. Lo hemos dicho, otras veces, es preciso una conjunción entre Ciencia y Espiritualidad, es preciso un desarrollo razonable, adecuado, sostenible y que entone con la Madre Naturaleza. Es imperativo comprender que el Agua, no puede ser tratada como un simple recurso humano. El Agua está Viva y la estamos matando. Pero aquellos que aún no han logrado percibir el lado espiritual del Agua y la tratan como simple recurso, tampoco alcanzan a vislumbrar lo que se avecina. La porción de la Humanidad más materialista, que es la que mayoritariamente apoya, sustenta y ejerce el poder económico y global del planeta y especialmente las sociedades consumistas que están bajo su control, no ven el alcance del problema que se les plantea, para el futuro de este planeta super contaminado, exiguo en agua potable, recalentado y con una capa de ozono, que mas que capa, es y


será un coladero. Tan formidable es la codicia de ciertos humanos, cuando no simple ignorancia que soslayan, olvidan o desconocen que el Agua no pertenece al ser humano, sino que éste es, y pertenece, al Agua. Y si se desea subsistir debe tratarse con esmero, respeto y pulcritud. Los seguidores druídicos tratan, a través de la exposición de estos concepto, despertar, mover, animar a las conciencias de aquellos que quieran escucharnos, para que el cuidado y trabajo personal con el Agua, sea una tarea tanto íntima, de crecimiento interior y personal, como ecológica. Comenzando por nosotros mismos en la búsqueda del equilibrio personal y continuando por no desequilibrar con nuestras acciones a la Madre Natural. El libre albedrío que poseemos para elegir entre la codicia, avidez y avaricia por explotar la naturaleza para el bien de unos pocos, y la consideración y respeto para entenderla, adaptándonos a sus ciclos para el bien de todos. El libre albedrío que poseemos para elegir entre el temor y la ignorancia para querer eliminarla, y la inteligencia para conservarla como un auténtico tesoro. Este libre albedrío va a determinar, el destino de la existencia humana y de otros seres, de la Vida en general, sobre la tierra. Y esperemos que la humanidad entera se percate de ello y elija la opción adecuada. Antaño, como hemos anotado en párrafos anteriores, los druidas y los celtas en general hacían ofrendas, arrojando armas, joyas, vasijas, anillos, torques, escudos etc, a los cauces fluviales, o a los senos hídricos de lagos, ciénagas, pozos o pantanos. Hoy nuestras sociedades mercantilistas y consumistas, además de no tener ningún respeto por el agua, a la cual someten a todo proceso químico, contaminante y corruptor, los individuos que las potencian hacen otro tipo de ofrecimientos a los ríos, lagos o mares, pero los objetos que se ofrecen lejos de ser escudos, joyas o vasijas, son tan solo bolsas de plástico poco o nada biodegradables, latas de coca-cola, aceites de motores, detergentes variados y contaminantes. Con dichas ofrendas rinden cumplido y satisfactorio homenaje al insaciable dios omnipotente, denominado Eurodólar, entronizado en el Panteón consumista, donde es la totalitaria divinidad que dicta los cánones para su mayor crecimiento y Poder. 2/ El agua purifica y regenera En verdad, que el Agua purifique, no es ninguna afirmación novedosa, como tampoco lo es expresar que goza de una fuerza intrínsecamente regeneradora. Los humanos especialmente, lo sabemos y comprobamos frecuentemente, cuando iniciamos y completamos nuestros ritos cotidianos de bañarnos o asearnos el organismo exterior o parte de él. Muchas religiones, como el cristianismo, el judaísmo, el islamismo utilizan ciertas ceremonias rituales para indicar y simbolizar que, de la misma manera que el agua lava el cuerpo, también lava el espíritu. Bajo este aspecto purificador y regenerador el Druidismo, no lo concibe de forma diferente a otras espiritualidades. Para el seguidor druídico el agua, efectivamente, no sólo nos higieniza por fuera para mantener la pulcritud y salud corporal externa, sino que también nos sanea y purifica por dentro . Quizás el ritual del bautismo druídico, del que hablaremos posteriormente, que antiguamente se llevaba a cabo sumergiendo totalmente a la persona en el agua de algún río específico, sea una remembranza para los seguidores de esta espiritualidad de lo que simboliza el agua en su aspecto purificador y regenerador interno. Así como todas las celebraciones de las fiestas tradicionales céltico-druídicas, donde el agua participaba o participa con papel destacado y trascendental en este sentido. Parte de su capacidad regeneradora proviene de su característica circulante, móvil y viajera. Merced a esto, arrastra sedimentos hacia otros lugares y hace concurrir elementos que se combinan para formar otros. Esta propiedad convergente, influye incluso en los seres humanos, que podemos constatar en toda época y cultura. Desde las termas romanas, los baños turcos, musulmanes o judíos hasta las famosas cabañas o refugios de vapor celtas, precursoras en buena medida de las saunas actuales y muy similares a las cabañas de vapor de los


indios americanos, donde se combinaban la acción de piedras talladas manualmente y candentes, que eran colocadas en el centro de la cabaña, con la acción sobre éstas del Agua fría, no sólo con el objetivo de adquirir salud orgánica, sino también con la predisposición para empaparse con las enseñanzas de ésta, en un ritual intensamente espiritual. Las cabañas de vapor celtas fueron siempre lugares de encuentro, de cooperación, de relajación, de sanación, de meditación, y también de regeneración individual. Hoy en día, a pesar de que no tengamos a disposición ninguna cabaña de vapor, a no ser que la construyamos nosotros mismos, tenemos saunas, que aunque no tienen las mismas connotaciones espirituales, al menos pueden ser útiles para cuando nos encontremos física o psicológicamente fatigados. Pueden ofrecernos un alivio de esa presión laboral o social tan en boga. Careciendo de sauna, y en su defecto, un baño en nuestra vivienda también no puede ayudar a relajar el cuerpo, la mente y el espíritu. El agua tiene esas propiedades, ya que muchas veces hemos podido constatar en nosotros mismos, como experimentamos una energía y vitalidad creciente después de mantener contacto con Ella. El agua también nos regenera cuando obra como liberadora de la electricidad estática que acumulamos en nuestro organismo debido a que llevamos ropa de fibra sintética, mantenemos contacto con aires acondicionados, con moquetas de fibra, con electrodomésticos varios, microondas, ordenadores o automóviles etc. Regenera al Reino Animal cuando los fluidos corporales de éstos y la sangre especialmente, transportan las elementos nutritivos y el oxígeno a las células y recoge de ellas, las sustancias desechables y tóxicas para expulsarlas al exterior del organismo. Dichas sustancias perjudiciales para el organismo, se eliminan también, a través del agua bajo forma y aspecto de orines, sudores, flujos diarréicos, vómitos, esputos, mucosidades, supuraciones, pus e inmundicias varias. Además de ser un vigoroso elemento que da flexibilidad, turgencia y elasticidad a los tejidos musculares, siendo a su vez, lubricante ya que amortigua la acción de desgaste y erosión que produce el roce entre diferentes órganos. Regenera al Reino Vegetal. La transpiración de las plantas se efectúa a través de las hojas, cuando éstas absorben la radiación solar que necesitan para efectuar la fotosíntesis. Las hojas se calientan y pierden el agua que contienen en sus espacios intercelulares. Cuando han dejado pasar el agua se contraen y cierran. provocando un ascenso del agua, de las raíces hacia el tallo, arrastrando nutrientes y así alimentando a la planta; el exceso se observa bajo el aspecto de rocío por las mañanas. 3/ El agua es equilibrio: Es el único líquido que al congelarse se expande y pierde peso en el mismo proceso. Siendo sus átomos dos gases combinados, es ochocientas veces más densa que el aire. El agua es la única sustancia que, al congelarse, pierde peso, mantiene un equilibrio, si ocurriera lo opuesto, las aguas fluviales y marinas se cristalizarían y acabarían en los fondo marinos o fluviales, destruyendo la vida. Por el contrario, al permanecer cristalizada o helada en la superficie, protege la vida que hay por debajo, lo que permite una favorable evolución de los organismos vivos. El agua, es un disolvente universal, su poder de biodegradación es enorme, posee energía capaz para disolver las rocas más duras y, sin embargo observamos como en su equilibrio durante millones de años, ha conformado la orografía de los continentes. Su acción erosionadora ha sido también, configuradora. El agua es vida, pero también es muerte, mantiene un equilibrio en su ciclo natural. Muchas veces es portadora de catástrofes y cataclismos, de aniquilación, devastación que se manifiestan con frecuencia en desbordamientos de cauces, tormentas, tifones, tempestades, inundaciones, maremotos, fuertes granizadas, deshielos, nevadas, diluvios etc, y sin embargo es vital para los seres incluidos los humanos, pues aunque sea solo concebida como simple recurso material, es fundamental para el avance cultural y el desarrollo humano. Sigue manteniendo ese


equilibrio cuando observamos que cuando no hay agua hay aridez, esterilidad, sequedad, etc, pero cuando existe en exceso provoca los efectos climáticos antes descritos, y en nuestro organismo puede producir efectos similares.

El fuego Algunas corrientes espirituales orientales también consideran a la madera como elemento primario, pero entre las cosmovisiones indoeuropeas como los griegos, romanos y etc, ha sido considerado tanto como elemento primario, como debiendo su existencia a los otros tres, es decir, al agua, a la tierra y al aire. En la filosofía druídica, también indoeuropea, principalmente, ha sido calificado según esta última concepción, aunque muchas órdenes druídicas actuales lo contemplan como elemento primario, incluso presente en sus rituales. El que haya algunos seguidores druídicos, como es mi caso o filósofos de variadas tendencias que no lo consideren elemento natural primario, no indica que el fuego no se tenga en alta consideración y valoración dadas sus cualidades y propiedades, tanto místicas, mágicas, como funcionales. Aún no siendo considerado primario, es de suma importancia, pues su índole guarda un misterio que entra de lleno en las simbologías cósmicas, aún no entendidas plenamente por los humanos. El Homo erectus, se supone fue el primer ser conocido, hasta los descubrimientos actuales, cuyos restos están asociados con el fuego. Se conoce que lo manipularon y realizaron agujeros en el suelo para instalarlo. Anteriormente al homo erectus, la manifestación del fuego se debía a los rayos de las tormentas, a la erupción de los volcanes, a igniciones de elementos gaseosos o materias orgánicas en descomposición, pero provocados siempre por la naturaleza de la cual aprendió el hombre. Al principio lo obtuvo de fuentes naturales como árboles ardiendo por la intervención de un rayo, de incendios naturales causados por los rayos del sol o de volcanes en erupción y otros fenómenos naturales. Más tarde, el hombre aprendió a hacer fuego por medio de dos métodos elementales: percusión y rozamiento. El método de percusión consistía en golpear dos pedazos de pedernal, generando chispas que encendían el material combustible. Y el de rozamiento que se consistía en frotar dos trozos de madera básicamente. El dominio del fuego, no le fue indispensable al hombre primitivo para la supervivencia hasta entonces, siendo posteriormente, el único animal capaz conscientemente de provocarlo o producirlo. Aunque también es evidente, que el conocer las técnicas para producirlo es uno de los grandes descubrimientos de la humanidad, que mejoró y transmutó desde aquellos tiempos hasta hoy, la vida humana y aumentó significativamente las posibilidades de supervivencia. Tierra, Agua, Fuego y Aire en su forma natural, son propiedades del comportamiento de la materia, propiedades comunes a todos los fenómenos materiales y que todo cuerpo material exhibe, pero se afirma que de estos, el fuego no es un elemento primario porque se necesita de la combinación o acción de alguno o de los otros tres para que se manifieste. Y, sin embargo, es una mutación, un proceso, que puede transmutar a los tres considerados primarios El fuego es también, el factor mediante el cual todos los fenómenos materiales tienen cierto grado de calor. Cuando una sustancia en particular es sentida como fría, es solo debido a que está menos caliente que nuestro propio cuerpo. Por lo tanto toda materia posee cierto grado de calor, cierta cantidad del elemento fuego, pero no es un valor absoluto, sino relativo. Ya que el fuego nos da calor o sensación de calor en relación, al estado de temple de nuestro propio cuerpo. La ciencia de hoy viene a corroborar lo que algunos seguidores druídicos pensamos, en cuanto al elemento fuego en su expresión literal y material; Que el


fuego, siendo importante, no es un elemento sino un proceso, una transformación de los otros 3. Pero a parte de estas consideraciones, que si son primarias. Tenemos que físicamente los elementos primarios que pueden darse en la naturaleza, los estableció un tal Dimitri Ivanovich Mendeliev que clasificó en 1860, los elementos químicos ya conocidos, dicha clasificación fue mejorada posteriormente, es lo que se ha llamado Tabla Periódica. De todos los elementos que componen dicha tabla se ha establecido hasta la fecha que los considerados elementos de la vida o bioelementos son unos 25, es decir, de momento se piensa que la vida en la Tierra ha surgido de unos elementos concretos y de sus propiedades físicoquímicas y sus procesos. A su vez se establece que los bioelementos primarios, son básicamente el carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Con ello tenemos que al tratar de elementos primarios como agua, tierra y aire, estamos empleando metáforas y síntesis, aún cuando las debatimos desde un punto de vista físico o material, pero con una capacidad de análisis concreta e inconscientemente desde nuestra forma de entender el mundo. Así podríamos decir que cuando afirmamos que la Tierra, el Aire y el Agua, son elementos primarios y el Fuego es un agente transmutador, nos estamos refiriendo a que los 3 primeros son elementos o entornos básicos y el último un agente o factor capaz de transmutación. Pues como es sabido, la materia no se destruye, ni por la acción del fuego, sino que transforma la energía de la materia de distintas maneras. En cuanto a la consideración como principio o elemento activo y primario desde la perspectiva metafísica, que es quizás la que nos interesa realmente ahora, en la filosofía druídica, como en otras, los elementos no expresan exclusivamente la literalidad de los términos y aún no siendo considerado por algunos seguidores de esta filosofía como primario terrenalmente hablando, se asocia a las divinidades y también a lo que hay de divino en el hombre como parte del Todo. Por lo tanto, dentro de nuestra espiritualidad tiene una relevancia sumamente importante. Su simbolismo está sujeto a la mística del espíritu, a esa fuerza interior que reside en lo más recóndito del ser humano y en realidad de todas las cosas. Desde este plano se conceptúa también, como una manifestación energética de los otros 3 elementos que le dan vida. Por supuesto, entre los celtas, el fuego era un compendio de calor y de luz, muy relacionado con la purificación, y con la veneración al Sol. Era un símbolo de muchos rituales como los de Samhain y Beltane. Dijo Amerghin, en el Libro de las Invasiones, el druida de los hijos de Milé, al arribar a Erin: “Yo soy el dios que forma en la cabeza del hombre el fuego del pensamiento”. Es evidente que el fuego es símbolo de los dioses solares, igual que el hacha, la flecha o el martillo, recordemos a Lugh, a Sucellos o al Thor germánico. Por otra parte y debido a este admirable respeto y concepción, también el fuego del hogar representaba el centro de la actividad de la familia. Tanto el cocinar, el comer, como el contar proezas de antepasados y dioses, se recitaban o relataban alrededor del fuego central, al final de cada día laborable. Era allí donde el druida bardo o el jefe del clan, narraba las tradiciones mágicas, las leyendas, la historia, las cuales se transmitían también por estos, de generación en generación. Puesto que eran capaces de inspirarse en la cualidad elemental del fuego y su llama, como un factor capaz de transmutación, incluso en el espíritu del hombre, factor que además tiene la habilidad física de cambiar la sustancia de un plano de energía a otro. Se podría hacer una alusión al Big Bang o Gran Explosión, que algunos piensan fue el Fuego Primario y Creador, y con ello intentan avalar la idea del Fuego como tal, siguiendo a los filósofos griegos, pienso que ya tanto mística como físicamente sus teorías han sido superadas. Es decir, que toda la energía que nos rodea, desde el calor


del Sol, hasta las radiaciones cósmicas que apenas superan el cero absoluto, es un resto de esa primera explosión o Primer Fuego creador.

El Druidismo y la creación del Universo Por: Iolair Faol Conforme se avanza en el estudio del Druidismo y se crece en conocimientos dentro de esta espiritualidad, brotan algunas preguntas desde los pensamientos, que pueden obtener una respuesta ambigua y compleja. ¿ Acaso los druidas y los celtas en general, no tenían como otras culturas alrededor del planeta, una respuesta mística, con sus conceptos y significaciones, para explicar la creación de este u otros mundos? ¿Si la tenían, como las explicaban? Pues bien, todos los indicios apuntan a que efectivamente la tenían, pero desgraciadamente no nos ha llegado hasta nuestros días en toda su plenitud. Sin embargo, voy a intentar esbozar lo que se conoce sobre este tema y concretar las ideas y nociones que se tienen al respecto, basadas en conceptos eminentemente druídicos, pero también históricos. Como ya sabemos, la dificultad para conocer en su origen, la cosmogonía celta, así como para vislumbrar las enseñanzas y percibir la filosofía, que se halla dentro de las leyendas, sagas, mitos o hazañas de personajes legendarios, proviene en buen grado de esa especie de sincretismo religioso de los primeros monjes cristianos celtas. Éstos plasmaron en sus recopilaciones de la epopeya celta, los esfuerzos, pretensiones y afanes por y para conciliar un paganismo latente, tradicional y veterano, con los entonces nuevos dogmas cristianos, tanto sobre la creación del mundo, como en otras cuestiones. Sumando a esto, la reticencia druídica a transmitir por escrito sus conocimientos, obtenemos desafortunadamente, una aproximada y poco extensa explicación druídica original sobre el tema que ocupa nuestras inquietudes en este momento, igual como sucede con alguna otra temática. Para intentar ser menos subjetivo y más objetivo e imparcial, se debe reconocer que a pesar de este sincretismo, donde la trivialidad es cristiana y la trascendencia de la esencia es druídica, que desde la Edad Media, estos monjes, muchos de ellos descendientes de antiguos druidas, se protegieron bajo sus comentarios bíblicos de una probable censura y posterior sentencia y condena, por herejes. El conocido libro más antiguo en lengua celta, que nos habla secundariamente de la creación, es el Leabhar Ghabhála Erinn o Lebor Gabala Erren, según corresponda al gaélico medieval o al actual, es decir, lo que en lengua de Cervantes, se ha llamado “Libro de las Invasiones”, el cual pertenece al denominado “Ciclo Mitológico Irlandés”, que con un lenguaje mitad en verso y mitad prosa, refiere en 13 secciones, las hipotéticas 6 ocupaciones y asentamientos que sobrevinieron sobre la Isla Esmeralda, hoy conocida como Irlanda. Desde Cesssair, a la que se menciona como nieta del bíblico Noé, hasta la llegada de los hijos de Mil, procedentes, según cuenta el libro, de España, concretamente de la zona Galaica. El libro cuenta en detalle en que períodos se produjeron estas presencias y colonizaciones, pero aludiendo constantemente al génesis bíblico. Dicho manuscrito forma parte del Gran Libro de Leinster (Lebor Laigen o Leabhar Laighneach), manuscrito en 1100 en el monasterio de Terriglass, bajo la supervisión del Obispo de Kildare y recopilado en la Abadía de Donegal en el siglo XVII por los denominados “Cuatro Maestros”. No es difícil adivinar que todo lo que en dichos textos hace algún tipo de referencia, sea explícita o implícita a los dogmas cristianos, no podía tomar forma, ni hallarse presente en las sagas primitivas y originales.


La intención narrativa, de los monjes recién cristianizados por emparentar al pueblo celta con el linaje de Noé, para no quedar excluidos de la “Sagrada Historia Cristiana”, es un manifiesto montaje, por la causa que se quiera, posterior a las leyendas originales. Tanto es así, que a Cessair, la refieren como nieta de Noé y a Partholon, patriarca de la segunda expedición y a Nemed, líder de la tercera, como descendientes de Magog, hijo éste a su vez de Jafet, descendientes todos, de la estirpe de los jaféticos o dicho de otra manera de los pueblos indoeuropeos. Y Jafet, como nos cuenta la Biblia, fue a su vez, hijo de Noé. Todos estos entroncamientos, son también un ingenuo esfuerzo y fervor catequizador, que contradice, además de a los anales históricos y a la arqueología erudita en el tema, a la propia espiritualidad celta pagana. Otros textos, igualmente cristianos, como la historia de Conlaí de Connacht, sostienen que varios druidas de aquellas tierras, se auto-proclamaban creadores del Mundo, jactándose, especifican dichos compendios, de haber creado, el sol, la luna, la Tierra y el Mar. Estas patochadas cristianas se hallan en una glosa al “Senchus Mor” (Código de leyes irlandesas, que fue compuesto por s. Patricio y s. Benigno ( Benen)), y es otro intento malévolo por desprestigiar la sabiduría y el carisma de los antiguos druidas. Dejando de lado los inconsistentes y vejatorios argumentos de algunos misioneros cristianos contra las formas paganas de expresar la espiritualidad de los pueblos, tenemos que recurriendo a los anales históricos dentro de la epopeya céltica, y a sus remotos orígenes, se menciona y manifiesta una deidad primigenia que ellos denominaron Dana. Dana o Danu, es una primitiva deidad celta, diosa madre, ascendiente de todo el panteón céltico, cuyo epíteto significaría “aguas del cielo”. Sus hijos fueron los conocidos Tuatha dé Dannan. Expresándonos históricamente Danu, indica también al río Danubio en cuyo ámbito se definieron y desarrollaron los celtas antes de su expansión por Europa. Místicamente hablando, Dana, es la Madre-Río que fertiliza con sus aguas las tierras donde estos se asentaban. La noción de una diosa Madre, está presente en casi todas las religiones del planeta, desde sus propios inicios y orígenes. Los celtas en esta materia, no fueron diferentes. Asociado a Danu o Dana como su consorte, hallamos a un “Padre de todos los Dioses y de los Hombres”, reconocido como Bilé, llamado en otros lugares de ámbito céltico Bel o Belenos, ésta divinidad, es la popular, acreditada e identificada por Julio Cesar, como el “Dispater” de los celtas galos. Deidad ésta, asociada a la druídica y céltica fiesta de Beltane, siendo, además, una divinidad mortuoria, avalada y documentada como el dios de los muertos. Bilé transporta las almas de los muertos al Otro Mundo, por rutas hídricas, es decir, por “aguas divinas”, lo que simbólicamente se alegoriza como hacia su consorte Dana, “Aguas del cielo”, la diosa madre. De ambas deidades, nacen todos los dioses conocidos como Tuatha dé Dannan. Según el investigador Peter Berresford Ellis; Dana primera fuente de vida riega al roble que era Bilé/ Bel/ Belenos, símbolo fálico y a la vez masculino de la fertilidad y por este acto nació la deidad conocida y apreciada por los celtas, a quien nominaron como “El Dagda”. Éste, Dios, como patrón del druidismo, asume tres identificaciones “Señor de la Gran Sabiduría” o “Ruadh Rofessa”, “Fuego (Aedh) y la tercera potestad, la hereda de su divino progenitor Bilé, por la que es más conocido que éste mismo, como “ Padre de Todos” o “Eochaidh Ollathair”. Pero aunque lo expuesto hasta el momento, puede esclarecer una parte del concepto integral de la holista cosmogonía pagana celta, aún no se aclara, ni se dilucida totalmente, máxime cuando sabemos que los celtas y sus druidas no veían a estas divinidades, ni siquiera a Dana o Bilé, como sus creadores, sino como antepasados, como a hermanos mayores y ascendientes, más evolucionados, e incluso como a héroes


admirables. Tampoco lo expuesto hasta el momento explica como se creó el Universo o el planeta Tierra y su biodiversidad. Si bien muchos montes, túmulos, fuentes, pozos y ríos se explican como creaciones de los Tuatha, los orígenes de otros elementos planetarios o extra-planetarios no se nos revelan. Sabemos que los Tuatha, llegaron desde etéreas ciudades míticas como fueron Falias, Gorias, Finias y Murias hasta una Tierra, que hoy se denomina Irlanda, transportados en prodigiosas nubes. Dicha Tierra- Isla, ya estaba formada, y allí combatieron contra firbolgs, unos dicen que éstos fueron gigantes, y otros que fueron mortales, y contra sus dioses fomorianos, cuya diosa madre era Domnu, es decir, el Mundo, los Abismos de las Profundidades del Mar y la Oscuridad, en contraste a los Tuatha, que simbolizan la Luz y la Sabiduría, dotados para todo tipo de Artes, desde la técnicas y funcionales hasta las místicas y mágicas. Y, sin embargo, posteriormente uno de sus máximos representantes de estas Artes fue el divino Lugh, apodado Samildánach( el que ejerce muchos oficios), que era mitad fomoriano, y mitad Tuatha dé Dannan. Su madre Ethlin, era hija de Balor, líder de los fomorianos y su padre Cian, hijo a su vez de Dian Cecht, un Tuatha. Una simbiosis de lo más significativa. Pero aún con estos detalles, en los que podríamos profundizar dilatadamente para interpretar un cúmulo de simbolismos, no hallamos explicaciones concretas sobre la creación. Es en este momento, cuando debemos centrar nuestro pensamiento en otros parámetros y aspectos de la filosofía druídica conocida. Los episodios y procesos de la Creación del Universo, los druidas los veían y ven como conceptos los suficientemente complejos como para poder asignárselos o imputárselos frívolamente a alguna divinidad concreta del extenso panteón céltico. Es bien sabido, que los druidas y celtas recurrieron a imágenes concretas como fueron las espirales, trísqueles, nudos y óvalos o huevos como representaciones del Devenir del Universo e incluso de su Origen. Aunque en la filosofía druídica se habla casi exclusivamente de un Devenir, más que de un Origen. El druidismo tanto el de épocas remotas, como el actual basa su concepto de la Divinidad en un Todo Absoluto en constante Devenir, del cual emanan potencialidades, simbolizadas en los entes divinos que denominamos Lugh, Dagda, Brigit, Dana etc, ya que seguimos y aprendemos de la Tradición Druídica. Dichas entidades, además, son elementos e hipóstasis del Todo para la realización de este Devenir, y nos resultan más comprensibles, inmediatos y próximos que el Incognoscible Todo. El Todo Absoluto, El Increado o el Incognoscible, son diferentes epítetos de esta Divinidad Suprema, que es principio y fin de todas las cosas, es “alfa y omega”, además de emisor-receptor, inagotable, eterno y afecto al devenir humano. Sin duda será algo más, pero en nuestras limitaciones de discernimiento humanas, también lo entendemos o intuimos, como una energía-mente-espíritu-ente cósmico primigenio que lo abarca Todo. Para los seguidores druídicos y para el Druidismo, si hubo un momento originario, lo fue por voluntad de esa Deidad Absoluta, una Entidad Suprema, inseparable y sumida en el Absoluto Cósmico. Expuesto este concepto, quizás algunos lectores, se quedaran algo confusos por este monoteísmo polifacético, o como he expresado en otras ocasiones, con este politeísmo monofacético. Pero sin duda, antaño, fueron una novedad en un Mundo abiertamente politeísta. Y actualmente siguen siendo novedosos, en un Mundo claramente perfilado en su mayoría, con unos monoteísmos acérrimos.


Esos símbolos que hemos comentado, como nudos, trísqueles, espirales, óvalos y huevos son inherentes no sólo al druidismo sino también a otros pueblos y sus filosofías espirituales. Para los celtas y sus druidas , el triskel, el círculo, la rueda, la espiral eran y son venerables, aludían y aluden a la creación y al Devenir constante de los astros que conocían y hoy se conocen. Las estaciones se alternaban y se reanudaban, igual que hoy, en cada ciclo como fragmentos de una Gran Rueda. Las espirales eternas no tienen partida o llegada, ni inicio o término, ni origen ni final, lo que constituye un ciclo que se concatena con otro. El perenne movimiento, el Devenir de la espiral, simboliza la siempre dilatada tendencia de la sapiencia y el discernimiento que no tiene fin. Es lógico con la concepción druídica, no plantear un origen de la creación del Universo, puesto que, existe el concepto de que éste no fue creado, sino que es eterno, ha existido por siempre y siempre existirá, forma parte del Todo Absoluto, el cual también es Continuo y Perpetuo, y éste está vinculado a él. Su expansión, es decir, su Devenir, sin embargo, transita por otras órbitas del saber.

El Devenir cósmico o Expansión del Universo El Universo cuando nos era más desconocido aún de lo que nos es ahora, cuando dicen los científicos que ya existía bajo otro aspecto, como una bola de masa condensada de toda la materia del Cosmos y que tras lo que denominan Big- Bang o explosión inicial se liberó toda la materia y energía del Universo que inició su progresiva expansión. Según explican toda la materia del Universo se concentraba en una bola de plasma. Una bola de plasma o de fuego que nuestros druidas y otros sabios de antaño, ya intuyeron con el aspecto del Huevo Cósmico, es decir, bajo percepciones humanas, con otra apariencia la existencia del Universo. El Huevo Cósmico es Parte del Todo Absoluto, concentrado, pero no es tampoco, un Origen. Este concepto del Huevo Cósmico, existe en varias filosofías, además de hallarse presente en la druídica, como es en la tradición hindú, que tiene numerosos paralelismos con la nuestra. El Huevo Primordial, se aproxima en su forma al círculo, podríamos decir, que es un círculo elíptico. Posee una esencia hermafrodita o andrógina, igual que el Todo Absoluto, con el que Deviene y es Parte, dicha esencia la percibimos, como expansión de la Energía y de toda la Existencia, desde el momento de esa aparente liberación o BigBang. El Huevo Druídico y cósmico es elaborado por la Serpiente, simbolizando ésta, las fuerzas y poderes de la Sabiduría Suprema anteriores, que latían en el Todo Absoluto. Dicho Huevo asume sus ciclos de evolución e involución. El Huevo Cósmico o dicho científicamente, la Bola de Plasma concentrada, es el ciclo involutivo, El Big-Bang, percibido por los humanos, es el ciclo expansivo del Huevo Cósmico. Todo es un ciclo y de esta manera se producirá en algún momento de la Historia del Universo, un nuevo Huevo que dará paso a otro y a otro, eternamente. El Huevo de la Serpiente cósmica es el inicio de un ciclo, pero también el final de otro ciclo anterior, es un Constante Devenir, es la Espiral que jamás está Inmóvil. Todo espíritu y materia es energía vibratoria, fuerza móvil. Siendo la misma alegoría que los ciclos célticos aquí en la Tierra. Samhain es el inicio de un nuevo ciclo, pero también el final de uno precedente. La espiral es el sendero hacia el huevo cósmico que contiene la potencialidad de la vida aún no manifestada en este nuevo ciclo. Estos conceptos fueron representados simbólicamente por los druidas y otros sabios antiguos, con bastante insistencia en forma de una pareja de serpientes entrelazadas, o bajo su símil y analogía, como es, una doble espiral.


En los conceptos druídicos la espiral y la serpiente son símbolos del conocimiento y de la sabiduría, como lo es, el mítico dragón: La doble espiral es congénita al Huevo Cósmico, el cual nació simbólicamente de la Serpiente. La Serpiente y la Espiral son gemelos y semejantes. Los druidas eran los Hijos de la Serpiente, como sinónimo de Hijos de la Sabiduría. Por mucho que se empeñen los jerarcas cristianos en decirnos que su Biblia claramente identifica a Satanás como el Dragón, y como la serpiente. (Génesis y Apocalipsis). La triple espiral es nuestro Triskel. Las espirales son los laberintos que tienen que recorrer los que quieran desentrañar los misterios allí contenidos. En las elaboraciones artísticas de los celtas se solía representar a la serpiente enroscada en forma de espiral. Es, por tanto, natural según estos conceptos que espirales y serpientes representen al Universo en nuestras leyendas, alegorías y creaciones artísticas. Es gratificante al unísono confirmar, como es justamente bajo esta estructura sideral, como percibimos los humanos, la mayoría de las constelaciones y galaxias conocidas. Grandes fueron los conocimientos de nuestros druidas en aquellos tiempos remotos, para intuir o conocer estas y otras cosas. La espiral, no cabe duda, es la alegoría más plausible y digna para representar al Universo. Un Universo que es sabiduría cuando observamos igualmente, como la traslación de los astros de nuestro sistema solar alrededor del Sol se dibuja como un movimiento en espiral, y cuando gracias a la ciencia se descubre que la organización en la célula del Ácido DesoxirriboNucleico o ADN, es en forma de espiral alargada o entrelazado de doble hélice. Por otra parte los druidas denominaban "vouivre" a una energía de la tierra, que se deslizaba cual serpiente a través del suelo a modo de corriente telúrica. Tales líneas ley son unas vías de intensidad espiritual que recubren todo el planeta. Se dice que lugares sagrados como Glastonbury o la catedral de Chartres, erigida sobre el antiguo bosque sagrado de los celtas galos Carnutos, se encuentran ubicados sobre líneas Ley . Otras “vouivres” o energías telúricas nacen de los serpenteantes tránsitos de las aguas de los subsuelos o de las grietas de terrenos que entran en fricción y contactan con fondos de naturaleza distinta, incluso, provienen de los subterráneos magmas planetarios. Serían la manifestación misma de la vida de la tierra y origen de la fertilidad de ésta. Las "vouivres" son también energías que cruzan los cielos, cauces energéticos que, en ciertos parajes concretos, vigorizan con una condición específicamente benéfica la acción de las corrientes telúricas del subsuelo, y crean allí un lugar privilegiado, que los druidas de antaño, conocedores de esta sabiduría, se aprestaban a marcar con menhires o dólmenes. Posteriormente, a las acciones del druida, estos lugares se convertirán en centros de rituales y ceremonias, donde para favorecer esas manifestaciones, se cultivaba con danzas e invocaciones. Lugares favorecidos por la Madre-Naturaleza, favorecidos por las aguas subterráneas simbolizadas por Dana, Diosa primigenia, otorgadora de Vida, favorecidos por la Serpiente Cósmica, secretora del Huevo Cósmico, repleto de nueva Vida y Energía. Lugares en definitiva, en donde la tribu, advertida y orientada por la ciencia mágica y mística de sus iniciados druidas, Hijos de la Serpiente, se dirigirá a dichas zonas para recibir los beneficios tanto físicos como espirituales de estos venerables espacios. Ahí es donde precisamente los celtas rendirán culto a la Diosa-Tierra, y a todas las entidades


divinas que albergan las fuentes, lagos, ríos o manantiales que hay en esos lugares, cuyos fluidos poseen efectos salutíferos. El naturalista romano, Cayo Plinio Cecilio Segundo, conocido como Plinio el Viejo, autor de la "Historia natural" donde recoge conocimientos del mundo antiguo en materias como geología, fisiología animal y vegetal, cosmología etc. Precisamente murió víctima de sus exploraciones al curiosear la erupción del Vesubio que acabó con Pompeya y Herculano, menciona la presunta creencia de los druidas en una especie de huevo de serpiente que los druidas también llamaban Glain Naddair o Nathair. Siendo un huevo especial que era el resultado del entrecruzamiento de numerosas serpientes enrolladas. La secreción de los cuerpos de reptil entrelazados creaba dicho huevo. Un huevo que según Plinio, precisaba ser robado mediante una maniobra cargada de peligro. Luego de obtenerlo, el raptor debe dirigirse presuroso a un río. Si lograba atravesarlo, cesaba toda amenaza de ser capturado por las serpientes que lo persiguieran. Plinio el Viejo da una explicación muy escueta y desorientada que los descubrimientos posteriores atestiguan de otra manera. Plinio lo relata así: (Historia natural, XXlX, 52) ......."una especie de huevo del que los griegos no hablan, pero que es muy conocido en las Galias. Durante el verano, innumerables serpientes que están enrolladas juntas, se unen en un abrazo armonioso gracias a la baba de sus gaznates y a las secreciones de sus cuerpos. Es lo que se conoce como el huevo de serpiente. Los druidas dicen que este huevo se lanza con silbidos y que hay que recogerlo con un manto antes de que toque el suelo. En este momento, el raptor debe huir muy deprisa a caballo, puesto que le persiguen las serpientes, las cuales sólo se detendrán ante el obstáculo de un río. Se reconoce este huevo debido a que flota contra la corriente, incluso si está enganchado a algo de oro. La extraordinaria habilidad de los magos (druidas) para esconder sus fraudes es tal, que sostienen que hay que apoderarse de este huevo sólo en una determinada fase de la luna, como si fuese posible hacer coincidir dicha operación con la voluntad humana. Ciertamente, he visto este huevo, del tamaño de una manzana redonda de talla mediana, con una corteza gelatinosa como los numerosos brazos del pulpo". Nuestro estimado romano, no entendió absolutamente nada de las simbologías de aquello que le pudieron haber contado, y se duda que lo viera con sus propios ojos. La tergiversación que hizo, fuera ésta, obra suya o de su narrador, es substancial. Máxime teniendo en cuenta, que como naturalista debía saber que las serpientes saben nadar maravillosamente, hasta hay serpientes marinas y no pocos pueblos consideran a ciertas variedades como “amantes del agua”. Sin duda la cuestión del huevo no se puede tomar, ni hoy ni ayer, literalmente, como hizo Plinio, por toda la simbología que se ha expuesto previamente en este artículo. Otros Mitos de la creación celta Un supuesto mito originario de la creación según los druidas, se supone lo expuso el cónsul e historiador romano Cayo Cornelio Tácito, yerno del tristemente famoso Cneo Julio Agrícola, el segundo general romano, genocida de Mona. Aunque se duda, si realmente fue este su autor. En cualquier caso es un mito bastante improbable que existiera, pues habla de cosas totalmente ajenas a los celtas y al druidismo. El libro en cuestión lleva por título “Celtae Ritus et Magice” narra la intrusión de un esclavo romano entre los druidas, en el santuario de la isla de Mona, antes de ser arrasada. El traidor, un tal Aurepilo, cuenta a El Escriba, que se supone era Tácito, todo lo que acontecía y se enseñaba en la escuela druídica. No obstante, la información que se obtuvo fue poco interesante para los objetivos militares romanos. Ya el libro en sí es muy polémico, y se le suponía perdido, quizás lo expuesto por éste, si acaso fue el autor, se trate de una simple fantasía de ficción histórica, alguna leyenda inconexa, quizás posterior y sajona o mera propaganda bélica. En definitiva la incluyo en este artículo ya que algunos piensan que si es céltica. A mí, particularmente, me resulta ajena al talante druídico. En realidad, los historiadores e investigadores serios y prudentes, no lo tienen en cuenta. En cualquier caso dice así:


Desde el Primer Tiempo a la aparición de la Tierra, el Sol y la Luna: En el Primer Tiempo sólo existía Deisug, morador de las más oscuras entrañas del universo, señor de la nada, predecesor de lo primero y sucesor de lo último. Deisug era el cuerpo fornido gobernado por sus cuatro cabezas sumidas siempre en interminables disputas, pues cada una de ellas dominaba un poder que las otras envidiaban. Cada poder diezmaba por igual al cuerpo de Deisug cuando era invocado, mas como sus efectos se desvanecían en un aliento si se ejercían por separado, cada cabeza ansiaba el dominio de los otros tres poderes. La primera cabeza se llamaba Toargsun y con su magia lograba concentrar el cuerpo de Deisug en un punto minúsculo como obra el alfarero con la figura de barro tierno. La segunda cabeza recibía el nombre de Agizesun y cuando su poder se desataba desvanecía el cuerpo al que permanecía atada por todos los puntos del universo, como lo haría el montículo de arenilla al viento. La tercera se llamaba Glursun y su poder le permitía deformar el cuerpo de Deisug a su voluntad haciéndole tomar formas caprichosas y monstruosas cual hábil carpintero. La cuarta se llamaba Uigsun y su habilidad le permitía copiar cualquiera de los poderes de sus hermanas como el reflejo de un espejo copia la imagen de quién lo contempla, si bien sólo podía ejercer uno de los poderes cada vez. Por miles de años se sucedieron los conflictos entre las cuatro cabezas, con tal ensañamiento, que pronto descuidaron éstas el cuidado de su cuerpo y este fue languideciendo falto de alimento y ejercicio y desgastado por las incesantes luchas de sus cabezas. Así aconteció una batalla final, cuando el ya exangüe cuerpo de Deisug presenció la alianza entre Toargsun y Glursun, planeando ambas servirse de la otra para apoderarse de sus hermanas y dejando para mas tarde eliminar a su aliada. De este modo se alzaron las aliadas para destruir a Uigsun mas, como hubieron planeado estas intrigas creyendo a sus hermanas dormidas no esperaban que Agizesun, que se percató de cuanto urdieron y temerosa del poder de esta alianza, hubiera advertido a Uigsun y planeado sus defensas en conjunto. Y así, cuando Toargsun y Glursun atacaron a Uigsun, esperaban éstas que al observar Agizesun las desventajas de su hermana aislada, se uniera a ellas y lograr así su verdadera destrucción y así fue que Agizesun hizo amago de atacar a Uigsun, pero en un acto de gran astucia, dirigió verdaderamente sus artes contra el interés de sus hermanas que se hallaban completamente desprevenidas y Uigsun, imitando su poder, duplicó su fuerza. Toargsun y Glursun fueron eliminadas y Agizesun tomó el poder de la primera y Uigsun el de la segunda, pero cuando ambas hermanas clamaron sus más terribles imprecaciones para destruir a la otra, el fatigado y corroído cuerpo de Deisug estalló y le acompañaron en su final las dos hermanas. Mas algunas de sus facciones sobrevivieron. Y lo que antes era vacío ahora estaba lleno del cuerpo de Deisug y del poder de sus cabezas, y cuánto antes no era se hizo entonces. Deisug devino la tierra, el sol y la luna y briznas de los poderes de las cuatro hermanas se depositaron en todo y confirieron poder a las cosas y diferentes poderes en razón de las distintas mezclas. El poder que se encontraba en cada cosa buscaba el otro poder y así, con el tiempo, el poder se encontró concentrado en pocas cosas y disperso en muchas. Tácito, De Celtae ritus et Magice. Cap. III, Ep. I.III Tras el hipotético texto de Tácito, nos toca analizar otro mito supuestamente céltico sobre la creación, éste es bastante popular en tierras galesas y en variadas órdenes druídicas de la actual Inglaterra. La conocida OBOD, al parecer lo acepta, o lo aceptó en no muy lejanos momentos de su historia, como aceptó cierto sincretismo con lo cristiano. Su actual dirigente Philipp Carr Gomm, escribió en el prólogo al libro de Ross Nichols “El Libro de los Druidas” lo siguiente: “El druidismo tiene con el cristianismo unos vínculos que no tiene la Wicca”........”Algunos lectores de estos párrafos se alegrarán al conocer este diálogo entre Druidismo y Cristianismo”............. “El druidismo se puede combinar con el Budismo o el Cristianismo, con la práctica de la Wicca o el Judaísmo o se puede practicar por sí mismo ”.


Aunque ciertamente, dichas frases las he sacado de su contexto, pueden los lectores comprobar todo el texto por sí mismos, si consultan dicho libro, páginas 15 y 16, e incluso si lo leen entero. Mi opinión personal al respecto, es de desacuerdo y me recuerda demasiado los principios eclécticos de la New Age. Pero esto ahora no es importante, así pues os transmito este otro mito de la creación sincrético, que como se ha apuntado, la OBOD contempló en algún momento de su trayectoria. La controversia surge en torno al libro de los Barddas, escrito por el anticuario Iolo Morganwg, (1757-1826), pero publicado en 1862. Iolo convenció a buena parte de sus contemporáneos seguidores druídicos, de la veracidad primitiva de lo que él escribía, presentándolo como recopilaciones antiguas. Inspirado en las tradiciones druídicas, ideó en su tiempo un sistema de reglas, ceremonias y teorías, promoviendo la celebración del Eisteddfod, el cual sigue en uso. Posteriormente muchas de sus recopilaciones se descubrieron que eran un fraude, otras se revelaron como correcciones suyas y otras probablemente fueron auténticas. La cuestión es, que está amalgama de escritos de diversa procedencia fueron incorporadas a su obra. Aún hoy existen dudas, de que es lo auténtico y proviene de la sabiduría primitiva, qué es lo inventado y qué es lo corregido. En cualquier caso los investigadores de la temática no lo incluyen en sus teorías sobre un posible mito de la creación celta. Algunas órdenes druídicas sin embrago, como se ha apuntado, lo han contemplado.

Estas teorías sobre un supuesto principio de la creación según los celtas galeses, puede resumirse de la siguiente manera. En cualquier caso remito al lector al “Libro de los Druidas”, de Ross Nichols, donde podrá leerlo ampliamente. Cuando Dios pronunció su nombre, con la palabra surgió la Luz y la vida, pues antes de esto, no había vida con excepción del mismo Dios, y el modo en que se pronunció esta palabra fue de la dirección de Dios. Su nombre fue pronunciado y con ello se produjo e brote de la luz y la vida, y el hombre, y todos lo seres vivos, es decir, todo y cada cosa brotó junto. El primero que consiguió el entendimiento de las letras fue Adán, que lo obtuvo de Dios en el Paraíso y su hijo Abel el inocente.....etc Estos son los círculos de la creación: El circulo Abred, en el que están todas las existencias corporales y muertas. El círculo de Gwynvydd, en el que están todos los seres animados e inmortales. El círculo de Ceugant donde solo está Dios. Y Dios hizo que todo ser vivo y animado pasase por todas las formas y especies de existencia dotadas de vida, para que al final, todo ser vivo y animado pudiese tener un conocimiento perfecto, vida y Gwynvydd y todo esto desde el perfecto amor de Dios que, en virtud de su naturaleza divina, él no tenía mas remedio que mostrar al hombre y a todo ser vivo. Todos los seres vivos que hay por debajo del círculo Gwynvydd han caído en Abred y están ahora regresando a Gwynvydd. La migración de la mayoría de ellos será larga, debido a las muchas veces que han caído, por haberse pegado al mal y a la iniquidad, y la razón que cayesen fue que querían atravesar el Círculo de Ceugant, que solo Dios podía resistir y atravesar. Por eso cayeron también en Annwn y fue por orgullo, que querían igualarse a Dios, por lo que cayeron, y no hay necesariamente caída hasta Annwn, sino es por orgullo. Algunos buscaban la sabiduría y vieron lo que podría hacer el orgullo y decidieron comportarse según lo que Dios les había enseñado y se convirtieron en divinidades o ángeles santos y adquirieron la enseñanza, con lo que veían en los demás, y así es como vieron la naturaleza de Ceugant y la eternidad y que solo Dios podría soportarlo y atravesarlo. Y todo esto puede conocerse por los gwyddoniaid, desde el principio de los siglos, desde los tiempos de Set, hijo de Adán, hijo de Dios, obtuvieron Awen de Dios y por eso, conocieron el misterio de la divinidad y los Gwyddonaid eran de la nación de Cymru desde el principio de los tiempos.......... Desde esto, los Gwyddonaid, se llamaron bardos según el privilegio y la costumbre de los bardos de la isla de Gran Bretaña, pues fue desde la llegada de los Cymru a la isla


de Gran Bretaña cuando se hizo esta regulación y este conocimiento se ha adquirido con las celebraciones del bardismo y Awen de Dios, y no se puede acumular ninguna falsedad del Awen de Dios. En la nación de Israel se encontraron los santos profetas que por el Awen de Dios, conocían todas las cosas tal y como se describen en las sagradas escrituras. Después de que Cristo, el Hijo de Dios, viniese en carne desde Gwynvydd, se consiguió más conocimiento de Dios y su Voluntad, como se ve en el sermón de San Pablo. Algunos han llamado a Dios el Padre Hen DDIHENYDD, porque es de su naturaleza, de donde proceden todas las cosas y en él está el Principio de todo y no tiene principio, pues Él tiene que existir y nada puede tener un principio sin alguien que se lo dé. Y Dios Hijo se llama LAU, o sea, Dios bajo forma y una corporeidad finitas, pues de no ser así, un ser finito no puede conocer y percibir a Dios. Y cuando se hizo hombre en este mundo, se llamó Jesucristo, pues Él no era de lo perpetuo bajo una forma y un cuerpo finitos. Y el hombre que cree en él y realiza las siete obras de misericordia se verá liberado del dolor de Abred y será bendito para siempre el que haga esto. En definitiva, el texto es mucho más largo y difícil de digerir, con enunciados bastantes incomprensibles. Hay numerosos párrafos donde se mezcla lo pagano con lo cristiano, se describen los tres “gogyrvens” primarios y se afirma que antes de la fe de Cristo había 16 y luego 18 y más tarde 20. Se explica lo que es el “manred”, como primera sustancia del Universo, con mas conceptos sincréticos y así el libro introduce en unas 20 páginas más, numerosas alusiones a conceptos pre-cristianos y cristianos. Sin embargo, existe otra hipótesis nada sincrética y más pagana de la creación según los celtas galeses que expondré a continuación: Los druidas galeses, igual que sus homónimos de otras áreas célticas, no concebían que un Creador pudiera ser comprendido y menos visto por los humanos, cuyas emanaciones se hallaban más allá de la limitada comprensión del hombre, incluidos ellos mismos. Por tal motivo llamaban a la Entidad Suprema como “Celi”, y esté no era un nombre, sino un adjetivo, que significaría “El Oculto”. Recordemos otros epítetos atribuidos al Todo Absoluto, aún hoy en uso, como son: El Incognoscible, el Innombrable, calificativos que usaban también antiguamente para distinguirlo. Celi tenía una consorte, la diosa lunar Cerridwen o Kerridwen. Esta diosa, de la unión mística con Celi, tuvo dos hijos que representan los aspectos luminoso y oscuro que emergen de ella: Su hija Crearwy, es la más hermosa y blanca del mundo y su hijo Afagddu, oscuro y tremendamente feo. Cerridwen, es la poseedora del Caldero del Otro mundo, donde se cocinan la inspiración o Awen y el conocimiento sagrado. Posteriormente Gwion, de forma accidental beberá las 3 gotas famosas que le otorgan la sabiduría, y tras ser perseguido y engullido por Cerridwen renace de ella, como Taliesin. Aunque eso es otra historia. Sin embargo, los simbolismos de los círculos, Abred/Awbredh, Ceugant, / Kawgynt y Gwynvyudd/Gwynneth y Annwn pueden pertenecer más al ámbito de la reencarnación que al de la creación en sí, aunque ambos pueden combinarse. Analicemos la siguiente teoría: Annwn es una dimensión del otro Mundo o incluso un plano astral, ese que los celtas galeses llamaron el inframundo o el No-Lugar, no es un equivalente al infierno católico, sino que es un plano exterior, donde la existencia y las energías anímicas o almas, han sido allí depositadas por Celi y custodiadas por Cerridwen, poseedora del Caldero de la Inspiración. En ese plano de existencia anímica, carecen de la inspiración espiritual o Awen. Quizás, esas almas o formas de existencia provengan de antiguas existencias animales, vegetales o minerales del plano de Abred y en su evolución deben pasar por el plano Annwn, para que Cerridwen les otorgue la inspiración espiritual. Incluso, puedan ser almas que una vez fueron cuerpos mortales, en el plano de Abred, pero que debido a su baja inspiración espiritual han debido volver a ese plano, tras la desaparición de su forma física, para ser rehabilitadas con nueva Awen. Dichas formas


de existencia podían ser las representaciones que las leyendas celtas nos transmiten, en sus frecuentes cambios de formas. El círculo Abred recibe las almas de Annwn, Abred (principio), es un plano de experimentación y crecimiento, por donde debe pasar toda la humanidad. Es un plano donde lo positivo y negativo, tienen la misma capacidad de influencia y los seres, en su libre albedrío toman sus elecciones y decisiones. Es, en definitiva, este plano de existencia donde la energía se manifiesta en las formas físicas que conocemos, especialmente la humana, que posee la facultad razonadora y la inspiración o Awen, otorgada por el Caldero de Cerridwen en Annwn. Conforme el hombre vive su experiencia de vida, evoluciona o involuciona espiritualmente, y también lo hace su Awen. Cuando su existencia física desaparece de este plano, si ha sabido, en su libre albedrío, elevarse, sobrepasa este nivel, para acceder al siguiente círculo o plano que es Gwynvyd. Si ha logrado una evolución insuficiente, permanece en una próxima vida física de nuevo en Abred. Si ni siquiera ha logrado una evolución insuficiente sino que, además, debido a sus actos negativos ha involucionado, su alma cae de nuevo en Annwn, para ser renovada con nueva Awen y reiniciar el ciclo. El círculo de Gwynvyd, (pureza), es el plano del bienestar, donde el espíritu carente de la forma física humana y sin tiempo, se desarrolla plenamente hasta su conjunción con el Todo Absoluto o según los galeses, con Celi. El círculo de Ceugant, (Ceu= infinito y cant = círculo), está ocupado por Celi, que representa la manifestación de la energía, del espíritu, en todas sus formas, pero allí también existía la polaridad sombría o fuerza destructora, llamada Cythraul, la cual Celi absorbió. Manred fue la primera sustancia del universo, y todos los elementos que había en sus partículas y átomos tenían vida, pues Celi (el oculto), estaba en cada partícula del universo, una Unidad completa, (sería el equivalente al Todo Absoluto o Increado) (Manred sería el equivalente al Huevo Cósmico, y a la Bola de Plasma) y cuando se pronunció la Palabra(ya sabemos que la palabra era sagrada para los druidas, lo que podríamos interpretar como el desencadenante del Big-Bang) se expandió por el espacio multiforme de Ceugant, en su expansión infinita Y Celi, estaba en cada partícula de Manred y en sus agregaciones conjuntas de un modo colectivo, porque la Voz de Celi, es la Voz de cada partícula de Manred, en la medida en que se pueden contar o comprender sus números o cualidades y la Voz de cada partícula es la Voz de Celi, siendo Celi en la partícula como su vida y siendo cada partícula o átomo que hay en Celi como su vida. En definitiva, estas interpretaciones personales con aportaciones de otros observadores de la manifestación conceptual de la creación celta, están basadas en lo que conocemos sobre apologías y alusiones a una Tradición sobre la Creación, en aquellas áreas en donde hubo druidas. No pretendo afirmar que fueran así totalmente, pero son hipótesis bastante plausibles y aceptables, al menos, a mí mismo me resultan más verosímiles y fidedignas a la Tradición Primordial, que otras sincréticas que he subrayado como tales.


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