Apuntes sobre diseño gráfico Apartes de la entrevista realizada a José F. Machado para la revista Package & Design, de Beijing, China, en 2006. El diseño gráfico es comunicación en silencio, una forma de entenderse, de expresar ideas, valores, posiciones, sensaciones y emociones. En nuestra sociedad está muy ligado al marketing; entonces, para hacer su trabajo, el diseñador gráfico debe tener sensibilidad y conocimiento de la cultura, además de entender disciplinas como la comunicación social y la publicidad. Todo lo que está al alcance de nuestros ojos ha sido diseñado: las ciudades, los carros, los avisos, los lápices, la ropa, los empaques; todo lo que vemos, menos la naturaleza virgen. Y casi todo tiene en alguna medida diseño gráfico. Ser diseñador en Colombia Es una aventura. En el país, el diseño gráfico no se reconoce al mismo nivel de otros oficios profesionales. Nuestros empresarios lo ven apenas como un valor agregado de sus productos y servicios, en muchos casos prescindible. No hemos descubierto el potencial del diseño, su fuerza transformadora. Estamos apenas abriendo este espacio. En un mundo donde los productos y la tecnología pueden estar al alcance de todos, el servicio y el diseño son factores diferenciadores. El diseño, en particular, es un muro de contención local contra la avalancha uniformadora de la globalización. ¿Qué distingue un producto de una parte del mundo? Su diseño. Nuestros empresarios e industriales deben llegar a esa conclusión, pero tomará un tiempo. El diseño en un país en conflicto Debe jugar un papel importante. El diseñador no se puede considerar ajeno a lo que sucede en el país. El bienestar del Colombia es una creación colectiva y el diseñador, desde su quehacer, puede propender por un clima de entendimiento, destacar valores comunes, generar sentido de pertenencia y elevar el nivel de cultura. El diseñador debe tomar conciencia de que también le compete el tema de la responsabilidad social; el privilegio que tiene de ser profesional en un país con tanta desigualdad y limitaciones, debe retribuirlo ofreciendo a otros, o a la comunidad en general, su talento para un mejor vivir. El diseñador es sintetizador de cultura, sensible y permeable. Así, lo que hace en el día a día es atestiguar la cultura a la cual se debe: mientras resuelve un encargo de un cliente, está también dibujando una radiografía de su cultura. Tanto, que se puede entender la cultura de cualquier pueblo a través de su diseño. Si el diseñador toma conciencia de esto, comprenderá la poderosa herramienta que tiene en sus dedos. ¿Diseño colombiano?
Ojalá lleguemos a eso. No es fácil lograrlo, entre otras cosas por la globalización de la cultura. Confío que después de la fiebre de globalización comencemos a dar una mirada introspectiva que nos lleve a definir nuestra singularidad, sin perder de vista la dimensión mundo. Entonces el diseño será un factor de cohesión, parte fundamental de la identidad colombiana, como se está viendo en España o Brasil. Creatividad y recursividad Los diseñadores pueden utilizar su creatividad no sólo para buscar soluciones coyunturales para sus clientes, sino para encontrar alternativas industriales y comerciales de mediano y largo plazo. Además, pueden desarrollar un talento tan colombiano como la recursividad, entendida como la forma inteligente y económica de aprovechar lo que se tiene para lograr resultados superiores y pertinentes. Hacer más con menos. Las empresas deberían hacer más publicidad en momentos de crisis, justamente para remontarla; y los diseñadores no deben esperar a que los empresarios les llamen, deben tomar la iniciativa con propuestas novedosas, ir más allá de la simple entrega del encargo. El diseño y el gremio Hasta ahora, el diseñador es consecuencia del desarrollo industrial. El reto es cambiar para ser una de las causas de ese desarrollo, pasar a ser protagonista. Para lograrlo, el apoyo de un gremio fuerte es fundamental. Pero en Colombia no hay un gremio que represente a los diseñadores. Para que el rol de los diseñadores sea valorado en la sociedad hay que emprender cambios como aumentar la escolaridad después del pregrado, hacer investigación, mejorar el emprendimiento con herramientas empresariales –no solo con la intención o la pasión–, dejar el individualismo, colectivizar el conocimiento, divulgar los buenos resultados y defender el trabajo con argumentos que comprendan sus clientes. Entonces tiene sentido contar con un gremio fuerte y proactivo, que se entienda a la par con otros gremios y sea un eficaz interlocutor ante el medio empresarial y el gobierno. Un gremio así requiere, además de presupuesto, buenos líderes, con visión, voluntad y tiempo para trabajar en él. Esto no será posible mientras persista el espíritu individualista y de corto plazo que nos ha caracterizado; mientras quienes trabajamos en diseño sigamos soñando con ver nuestros nombres en un artículo de revista especializada o en una exposición, buscando el reconocimiento personal antes que el colectivo.