Sentimiento Edil: Historias de los hinchas del Club Centro Deportivo Municipal

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Sentimiento Edil

Historias de los hinchas del Club Centro Deportivo Municipal

Jose Manuel Figueroa



Sentimiento Edil Historias de los hinchas del Club Centro Deportivo Municipal



Sentimiento Edil Historias de los hinchas del Club Centro Deportivo Municipal Jose

Manuel Figueroa


Sentimiento Edil Historias de los hinchas del Club Centro Deportivo Municipal ©Jose Manuel Figueroa, 2021 © Imagen de la portada: Tarde Edil (2013), por Julio Cárdenas Diseño de portada: Jose Manuel Figueroa Impresión: Este libro es un trabajo de la asignatura Periodismo Literario 2, correspondiente a la carrera de Comunicación y Periodismo de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Los testimonios recogidos en el presente trabajo son responsabilidad exclusiva del autor del texto. Profesor: Jaime Cordero Cabrera Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin el consentimiento expreso del autor.


A mi familia, por ser mi soporte en cada momento

A los del ARUP y a mis hermanos ediles, porque en cada partido descubrimos que nuestra felicidad era un balón de fútbol



“Cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece”. Eduardo Galeano



Índice

Prólogo p. 13 La previa p.15 Franja, mi gran amigo p.19 Los enemigos del silencio

p.35

Desde la casa edil p.45 Anexos p.61 Agradecimientos p.83



Prólogo

¿Cómo te haces hincha de un equipo? Algunos se hacen hinchas por los triunfos difíciles, esos días épicos donde con menos jugadores logras voltear un partido y toda la tribuna estalla de júbilo; otros, por los campeonatos, equipos que están acostumbrados a ganar títulos y que atraen gran cantidad de gente; algunos otros, por el juego, equipos que encandilan los ojos de los tribuneros que llegaron al recinto deportivo a deleitarse con el “ballet” que derrochan esos once bailarines en esa danza llamada fútbol; y seguramente habrá más. Distintas formas de enamorarse, pero ¿qué mantiene ese fuego cuando todo está mal? Cuando tu equipo desciende a segunda división, cuando crees que no puedes estar peor y terminas en la Copa Perú, y cuando crees que lo peor es llegar a la etapa nacional de la Copa Perú, pero terminas en tu liga de origen. Es que el hincha de “Muni” es tan diverso que ha vivido todo lo descrito en líneas anteriores. En el campeonato de 1950, el último de “La Academia”, tuvo un encuentro inolvidable venciendo a Ciclista Lima con ocho jugadores y haciéndolo candidato del torneo, que a la postre se llevaría. Por sus filas pasaron “danzantes” como “Tito” Drago, Hugo Sotil y el 13


hoy entrenador edil, Franco Navarro. Tuvo su época dorada y de 1938 a 1950 logró hacerse de cuatro títulos, algo que hasta el día de hoy no puede repetir. Sin embargo, también tuvo momentos duros…y varios. Un equipo que descendió hasta su liga de origen, que perdía partidos por falta de pago, que perdía distintos tipos de cosas que no tenían que ver con lo futbolístico; pero hubo algo que nunca perdió: la pasión. Es que, si hay algo que caracterice al hincha edil, al fanático, al que acompaña en las buenas y malas, es eso, la pasión. Pocos pero locos los llaman, enemigos del silencio les dicen y también los conocen por ser esa clase de hincha que, cuando no se podía ingresar al estadio, subió a un cerro para poder alentar. El hincha de “Muni” es mayor, abuelito, anciano, viejo como dicen algunos. Y sí, para muchos, aún es el “Viejo y querido” Deportivo Municipal, equipo al que quieren todos. Sin embargo, esos ´viejos´ han logrado pasar ese amor de generación en generación. Entonces, ¿todos son hinchas por tradición? No. En la diversidad está la fuerza y en este libro lo podrás ver. Hinchas desde la cuna, aquellos que llevan en el linaje la franja atravesada en el corazón; hinchas hechos, que en el camino se hicieron de “Muni” a pesar de que la familia quería que sea de un “equipo grande”; hinchas que se enamoraron a primera vista e hinchas que lograron trasladar el amor de padre a hijo. Tras escribir este prólogo, debo invitarte a disfrutar de varias historias que se conectan en el estadio; de personas que posiblemente no hayan compartido una conversación, pero sin dudas sí un partido viendo al mismo equipo, aunque de repente sin saberlo. Además, debo confesar mi hinchaje por Deportivo Municipal, motivo por el que fui invitado a ser parte de este libro. Un libro que cualquier futbolero podrá disfrutar y tal vez sentir un cariño especial por la franja más linda de todas o –por qué no– enamorarse de ella. Franco Rojas

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La Previa El fútbol, según la RAE, es un juego entre dos equipos de once jugadores cada uno. La finalidad es hacer entrar un balón por una portería conforme a reglas determinadas, entre ellas, la más característica es que el balón debe ser tocado principalmente con los pies, nunca con las manos ni con los brazos. Para ciertas personas, es solo un deporte común en el que solo observas correr a veintidós seres humanos en polo, short y zapatillas corriendo tras una pelota por solo dos horas. Sin embargo, algunas personas logran identificar un valor agregado en el balompié, el cual se va convirtiendo en una característica del ser humano con el transcurrir del tiempo; por ejemplo, te llegas a convertir en director técnico a partir de lo que vemos en el desempeño individual del jugador o del colectivo. Si ves perder a tu equipo, sabes que el siguiente partido será mejor o igual, pero nunca te saldrás de la tribuna sin haber dado un grito de impotencia o de felicidad, que se traduce un esa palabra, el gol. El Perú no es ajeno a esta realidad, a pesar de todos sus problemas, el país se junta para poder disfrutar a sus seleccionados que, luego de 36 años, le dieron una felicidad a más de 32 millones de peruanos. En el caso de equipos, muchos aplaudieron la campaña organizada por el Cienciano, el equipo del “Papá”, que de la mano de Freddy Ternero consiguió la ansiada Copa Sudamericana del 2003 venciendo al Club Atlético River Plate de Argentina en el Estadio de la UNSA en la provincia de Arequipa. Si bien el manejo y desenvolvimiento ha ido cambiando, el hincha nunca se desengancha 15


de ese fraterno cariño explícito en cada movimiento del balón. El fútbol nos une en las buenas y más aún en los peores momentos. El Club Centro Deportivo Municipal tiene en su historia cuatro títulos, todos logrados en la era amateur del fútbol peruano. Su origen se remonta al 28 de julio de 1935, en la Municipalidad de Lima, gracias a la idea de Ángel Pisani Escurra (jefe de limpieza pública), Don Ricardo Ghersi (jefe de mecánicos y talleres) y Don Arturo Martinez (jefe de la sección de padrones), quienes buscaban una representación en la sociedad limeña por medio de un club de fútbol formativo, comenzando desde el torneo de ascenso en dicho año. Desde aquel momento, diversos jugadores nacionales y de otros países de Sudamérica lucieron la franja edil y destacaron en diversas oportunidades por haber mostrado un juego simpático para los espectadores y amantes del deporte: futbolistas como “los tres gatitos”, Franco Enrique Navarro, Hugo Sotil, Eduardo Malásquez, entre otros. Hoy en día, el cuadro de la comuna se sigue caracterizando por ser uno de los clubes que sacan a las promesas del balompié peruano. Siempre se trata de inculcar la identidad edil en sus distintas divisiones menores en la rama masculina y femenina y ello se mantiene constantemente en desarrollo. Sin embargo, el hincha cada día espera algo desde el comienzo de la pretemporada hasta el fin del último partido. Pasando desde la Primera División hasta la Liga Distrital del Cercado de Lima nunca se vio la tribuna vacía, donde el aguante y la fiesta entre banderolas, pirotecnia, papeles picados de colores rojos y blancos, cintas y los cánticos de los hinchas apasionados siempre fueron inigualables. Son varias las historias ediles, con diferentes puntos de inicio, sin razón exacta, que nunca van a acabar y que llevaron al hincha apasionado del Club Centro Deportivo Municipal a seguir presente en las distintas tribunas deportivas. En las siguientes páginas, el lector logrará encontrar a detalle tres extraordinarias historias de las razones por las que el hincha de la Academia sigue creyendo en ver a su equipo levantar el título profesional del fútbol peruano a más de setenta años 16


de ausencia. Hincha de corazón, no de resultados y mucho menos de títulos. J. F Julio 2021

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1 Franja, mi gran amigo Quien no lo ha vivido no lo puede entender. Es una pasión indescriptible. Mario Spidee

Es 16 de abril del 2019. Suena el pitazo final de los noventa minutos del partido en el estadio Brigadier General Estanislao López de Argentina. La alegría explícita de los hinchas sabaleros en cada minuto, junto con los cánticos, mostraban la felicidad por la victoria del Club Atlético Colón de Santa Fe, el cual aseguraba su pase a la siguiente ronda de la Copa Conmebol Sudamericana, uno de los torneos futbolísticos más competitivos del continente. El conjunto de las camisetas rojinegras se hacía presente en cada uno de los asientos del recinto deportivo. Sin embargo, en la tribuna sur el panorama era totalmente distinto. El marco de hinchas ediles era mínimo ante la asistencia de los simpatizantes del cuadro “sabalero”. Entre el grupo de los ediles, él estaba apoyado en un poste, recostado con la mirada hacia abajo observando el campo vacío en una extraña e incomprensible confusión, donde llevaba puesta una gorra de color blanco y rojo con la insignia de la franja remarcada en su camiseta. La decep19


ción y el sufrimiento de aquel hincha acérrimo de la “Academia” se dejaban ver notoriamente en las cámaras del canal de televisión. Su rostro muestra abiertamente su tristeza y angustia por la derrota pasada del equipo de sus amores en su país y la que acaba de presenciar. Sin embargo, carga como todo hincha edil con ese dolor desde muy pequeño, ya que posiblemente haya escuchado las mejores historias de los astros del balompié peruano que sudaron la camiseta por el equipo en cada partido y no pudo estar presente. A simple vista, puede notarse que esta no sería la primera y única vez que observa al Deportivo Municipal perder un encuentro futbolístico tan decisivo como el que acababa de presenciar desde aquel asiento junto con no más de treinta personas que, tan esperanzados del equipo como él, pensaban en una victoria y remontada histórica para poder ilusionarse como cada inicio de temporada. Como esta humilde historia, hay miles de historias que demuestran lo que es realmente un hincha incondicional del fútbol y del Deportivo Municipal, donde la cantidad de apasionados al club pasa a segundo plano ante la fidelidad de los pocos en la tribuna de cada juego apoyando al equipo en las buenas y malas épocas. Para el verdadero hincha del fútbol no debe haber peor momento que ver a tu equipo en lo más bajo de la tabla acumulada,viendo cómo en los últimos partidos no escalaba puestos y descendía en ligas profesionales o amateurs del fútbol peruano hasta llegar a competir en un centro deportivo con dos tribunas acompañado de un paupérrimo campo de un estadio con entradas mínimas de cinco soles y con poca seguridad policial en el espacio deportivo. La Banda del Basurero, la principal barra brava del Deportivo Municipal, fue un gran partícipe de esta situación y con dichas adversidades nunca abandonó a su equipo. Estos enemigos del silencio se jactan año tras año por haber llevado, entre varios torneos y partidos, una prueba máxima de la definición exacta de lo que es la fidelidad y amor a la camiseta siempre en los buenos y malos momentos hasta 20


llevar la franja puesta dentro el cajón del féretro. “El Cuadro de la Comuna” o la “Academia” es uno de los equipos con grandes hitos y participaciones en la historia del fútbol peruano, pues ha sido cuatro veces campeón del fútbol peruano a mediados del siglo XX (1938,1940,1943 y 1950) logrando sacar a las grandes promesas y jugadores del balompié desarrollados en la capital y provincias para así demostrar la capacidad de estar a un óptimo nivel de juego en diferentes partidos de nuestro fútbol local e internacionales con una buena formación desde las divisiones menores y en el primer equipo. La Banda del Basurero, la barra del Club Centro Deportivo Municipal, fue fundada el jueves 4 de diciembre de 1969 bajo el nombre de “Asociación Barra Echa Muni”. Su principal ubicación en los diferentes estadios del país fue en la parte alta y central de la tribuna |oriente. Desde aquel momento histórico, este grupo se caracterizó por ser una de las barras más fieles e incondicionales del fútbol peruano en todos sus torneos de fútbol. Según la página Los Locos de Siempre, medio deportivo con información del Deportivo Municipal dirigido por los periodistas Félix Paz y Raúl Osco, esta fue la primera hinchada peruana en recibir a un equipo con cintas y papel picado en un estadio, además de ser la única barra de la época en llevar cientos de banderas de asta en las tribunas. A la hinchada y al club edil se la ha puesto a prueba en cada partido tanto en el plano deportivo como en el aspecto institucional. Donde está el Deportivo Municipal, está la hinchada alentando sin cesar. Pero, ¿qué es ser realmente hincha del Municipal? Aún no sé. *** Son las once de la mañana de un domingo de septiembre. Está preparando cada detalle para la reunión desde su humilde hogar ubicado en el distrito de San Martín de Porres para contarme una historia de amor. Parece un poco nervioso, pues es la primera vez que lo tengo cara a cara a través de una diminuta cámara de mi computadora, pero no impide que yo pueda sentir sus ganas de charlar conmigo del 21


sentimiento que descubrió desde una temprana edad. Está sentado en una silla de escritorio con la camiseta edil hecha por la marca peruana Walon en el 2018, la cual estuvo diseñada con los diferentes logos y colores de los auspiciadores que apoyan en el presupuesto anual del club: Cemento Sol en los hombros, la casa de juegos de dinero de Apuesta Total en la parte inferior de la camiseta y Edificaciones Inmobiliarias en la espalda. Mantiene un cabello negro corto y ordenado con lentes pequeños finos y mirada directamente seria y lista para poder charlar. Atrás suyo, hay una insignia del club enmarcada en un cuadro de color negro acompañado de un estampado blanco que resalta el nombre del club con el apellido de su familia, pues de todos los integrantes de su familia solo se escapa uno que comparte su corazón y vida con el equipo blanquiazul de la Victoria. Mario es un hincha ilustre y reconocido por varios militantes de la barra de Oriente Edil, formada por jóvenes y seguidores fieles al Deportivo Municipal, donde se ponía orden a los hinchas sin importar edad ni condición física desde el nuevo hasta el más viejo. Y pues, como Mario Spidee quedan pocos en esa tribuna de fieles a la franja. En los años sesenta, el fútbol peruano ya comenzaba a dar frutos y promesas que hasta el día de hoy suenan e impactan a los amantes del deporte rey originado en el Reino Unido. Observar y apreciar el toque mágico de Enrique Casaretto, del ‘Niño terrible’ Roberto Chale y al ‘Capitán de América’ Héctor Chumpitaz cautivaba a más de uno, pues para Spidee demostraban lo que realmente era sudar la camiseta y ser un jugador profesional de fútbol dentro y fuera del campo. Con buenos equipos locales, la calidad de juego en los noventa minutos ayudaba a incrementar seguidores y que el aliento de los equipos más grandes del país se pueda sentir en cada estadio, pero para el pequeño Mario todo lo anterior fue distinto. A su corta edad, entre los clásicos dobletes y tripletes, aquellos partidos continuos y de gran calibre que eran desarrollados en un solo estadio, iba Mario alegremente al clásico Estadio de San Martín (actualmente 22


el Estadio Alberto Gallardo) de la mano de su padre para ver al Muni en el torneo de ascenso para presenciar el empuje y el gran toque técnico de balón del equipo, acompañado con los distintos hinchas para alcanzar el premio máximo: volver a la Primera División. Por lo que me cuenta, dice que su padre se hizo hincha por el gran fútbol de buen juego artístico con el balón pegado siempre al pie del jugador edil. Esta relación entre el club y Mario Spidee se compartía con su madre y sus dos hermanas, quienes permanecían atentas a la radio oyendo la narración y comentarios de los partidos de la “Academia”, ya que no se acostumbraba a que las mujeres vayan a los estadios. — En esos años con mi padre no nos perdíamos ni una sola fecha. El estadio donde se jugaba era el Estadio de San Martín, donde hoy en día juega el Club Sporting Cristal y paraba full —señala Mario con firmeza. — Y como buen hincha, ¿viajaban para ver al Muni? ¿O solo lo escuchaban por radio? — Nos hemos ido a Arequipa, Cerro de Pasco, Huancayo, Sullana. Prácticamente conocimos todo el Perú. Me acuerdo que fuimos a Chincha para pelear por salvarnos del descenso contra el Cienciano del Cusco y viajamos en una caravana —menciona Mario entusiasmado cómo si lo viviera en plena charla. Allá por el distrito de San Isidro en el año 1977, distintos hinchas iban en carros a los distintos estadios para seguir fielmente al club con ánimos de permanecer en la liga profesional. En el transcurso de la caravana, los cánticos no faltaban y arengar en la previa eran aspectos que marcaron esa travesía de Mario con su padre. Ese encuentro no fue apto para espectadores sin la pasión edil marcada, pues con el gol de Germán Leguía para la Academia hubo una gran posibilidad de generar emociones excepcionales al que viajó por más de tres horas. Bastaba solo con abrazar a la persona que se sienta a tu costado, con el que compartes el amor a la franja y verlo cómo un hermano por noventa minutos sin ningún problema. Era una fiesta 23


en la tribuna de occidente con ediles celebrando con los jugadores y el colorido marco de los hinchas lanzando la pica-pica y los globos de blanco y rojo, además del sonido incontrastable de las campanas antiguas de fierro característico de los del “Cuadro de la Comuna”. Paralelamente a ese grato recuerdo, Mario señala que la cantidad de hinchas que iba a ver al Deportivo Municipal era de mayor número ante el público de aquella época que presenciaba los encuentros de preparación y de ardua competencia de la propia Selección Peruana de Fútbol en su proceso al Mundial de México 1970. Destacaban por su trayectoria aquellas figuras tan importantes para el balompié como la leyenda edil Roberto Drago en su posición desde la banca como el director técnico, mientras que en los periódicos, periodistas y compañeros del deporte se escuchaba el nombre de un joven que marcaría como Tito Drago en conjunto con “Los Tres Gatitos” la historia del Cuadro de la Comuna: Hugo Alejandro “El Cholo” Sotil Yerén. — Hugo Sotil era un crack, pero de aquellos que te hacían sentir el fútbol como si tú mismo lo estuvieras jugando. Junto con Ángel Clemente Rojas, formaron un tándem inigualable. A mis cortos nueve años, dentro de mi tranquilidad yo paraba pegado a la reja que dividía el campo con la tribuna para alentar a los jugadores y esperar a saludarlos con mi padre —precisa Mario, quien no tuvo un contacto cercano con aquella leyenda del fútbol peruano, pero sí con el capitán Willy “El Ruso” Fleeming. Ese apretón de manos entre el “ruso” y el pequeño hincha sellaba el pacto sin contrato de Mario con la franja, al cual conserva como hecho con valor entrañable y preciado con el pasar de los años. Como todo niño travieso con la esperanza de conocer a más jugadores o vivir esa pasión, Mario Spidee lograba meterse al gramado de juego por la antigua tribuna sur del Estadio Nacional para presenciar y vivir en carne propia lo que se sentía verdaderamente estar dentro de la cancha y a las afueras de los camerinos. Presenciaba un arco de 24


forma inmensa corriendo de un lado a otro, imaginarse que estaba pateando un penal que generaba el ansiado y esperado título, saltaba para alcanzar el travesaño, tocaba el césped verde gastado y veía la tribuna donde estaba con su padre. —¿Qué es lo que te enamoró de Muni a primera vista? —El buen juego y los jugadores dotados del club—señala Mario Spidee, cual guerrero defiende la camiseta de sus amores. Tienes que tener ese gustito por el buen fútbol para ser hincha de Municipal. Siempre lo ha hecho, con jugadores muy buenos técnicamente y eso es lo que al final te conquista y te convierte en uno más del Muni. Siempre se ha practicado el buen fútbol y eso es lo enamora de la Academia. — ¿Y en tu familia nunca hubo uno que era “crema” o “grone”? — Mi esposa era hincha de Sporting Cristal y ahora colecciona souvenirs del club, mientras que mi segundo hijo se cambió de camiseta. Existe la democracia y también el perdón— sonríe Mario. Si bien no es un equipo que llena un estadio de fútbol en su totalidad, tiene a una de las hinchadas más fieles entre los reconocidos clubes del Perú, de los cuales debe haber mantenido con el pasar de sus años ese amor a primera vista que nace por diversos motivos en cuanto a la pasión de este deporte mundial o por un hilo familiar que ha sido transmitido por cada generación. Cuando terminaba su jornada como un joven escolar, Mario se escapaba rápidamente al sonar el timbre de salida para ver los entrenamientos del equipo que practicaba las jugadas y el físico en la Hebraica de la Avenida la Molina. Haciendo lo posible para llamar la atención del plantel edil, tenía al frente un muro de dos metros y medio, pero más grande fue su deseo desde niño. Por ello, sacó toda su fuerza para tener de cerca a los jugadores del club con tan solo apoyarse en su maletín negro, donde coleccionaba algunas fotos de sus ídolos o recortes de periódicos de las noticias, y de apoyo con dos ladrillos venció cualquier obstáculo. En cuestión de logros, hubo una época de oro para 25


el Deportivo Municipal, en donde alcanzó el gran juego y respeto por hinchas y diferentes clubes que comenzaban a incorporarse en el torneo peruano: La era de “Los Tres Gatitos”. Ese apelativo viene gracias a que el balón lo tenían siempre pegado al pie cómo ovillos de lana y hacían un espectáculo para jóvenes y grandes cómo unos malabaristas del Cirque du Soleil. Todo era felicidad con los cuatro títulos y buen juego mostrado en los primeros puestos de la tabla, que para aquellas épocas no pasaba de quince equipos. “Me lo contaron. La envidia sana para la gente que lo vivió. El dominio de esos tres magos tenías que verlo para creerlo y me hubiese gustado ver alguno de esos partidos. Ahora todo ha cambiado”, señala Mario. Cada vez que habla del Club Universitario de Deportes suelta diferentes expresiones despectivas hacia dicha institución, pues el momento de querer siempre ganar al eterno rival sigue presente. Cuestiona que la participación del equipo crema siempre fue “de mala mano” para lograr un buen desempeño futbolístico a nivel internacional. Mario no podría perdonar ni tener en cuenta una amistad con alguno de sus conocidos y amigos si son hinchas del equipo rival. Luego de altos y bajos, un equipo compacto y bien representado en el Campeonato Descentralizado de 1981 alcanzando el subcampeonato por encima del eterno rival marcaría en Mario Spidee como en los grandes hinchas ediles un momento inigualable para renovar el contrato de pasión y cariño al club quien en sus filas tenía, como aval, a la dupla sensacional de aquellos dos jugadores pelucones conformada por el joven con instinto goleador como Franco Navarro y un experimentado talentoso Eduardo Malásquez ante el cuadro crema, quien confiaba en la técnica de Germán Leguía y la velocidad de Eduardo Rey Muñoz. Fuera del campo y en sus propias bancas, se encontraban dos técnicos experimentados como Marcos Calderón y el uruguayo Roberto Scarone. Antes de ir al recinto deportivo más importante del país, hay que recordar lo siguiente: En dicha temporada ya se habían disputa26


do siete clásicos modernos: dos en la fase metropolitana de la Regional, tres por la final de dicho torneo y los restantes por el Torneo Descentralizado. Fueron cinco empates y un triunfo para cada uno de los equipos. El primer partido para saber el clasificado a dicho torneo internacional se disputó el miércoles 3 de febrero de 1982. En ese partido, el Deportivo Municipal, de la mano de Franco Enrique Navarro y Juan José Sato, volteaba en el marcador al equipo crema en un encuentro abierto por el gol de Carlos Rostaing. El domingo de esa misma semana, el 7 de febrero, el partido favorecía al equipo de Scarone con la única anotación marcado por José Cañamero. Con ello, quedaba el tercer y último partido definitorio. En ese encuentro final, Mario fue con su padre y dos tíos que son hinchas de Universitario de Deportes al antiguo Estadio Nacional a presenciar el mejor partido de su vida ante el eterno rival del clásico moderno. Era un miércoles 10 de febrero de 1982 entre el fuerte viento y cielo oscuro de Lima acompañaba al escenario donde la pelea de noventa minutos iba a ponerse en juego. Según el recuerdo de Spidee, el centro deportivo ubicado en la calle José Díaz tenía en su multitud a un aproximado de treinta mil simpatizantes cremas que no paraban de saltar y de alentar, mientras que en una de las tribunas populares estaba un joven Mario sin dejar de alentar a los de la Academia junto con otros hinchas compartiendo la misma pasión. Ese día, la disputa no solo se veía en goles y actos magistrales con las piernas y el balón, sino que ponía la cereza al pastel además de duras faltas y tropiezos, gran juego por los dos equipos y espectáculo acompañado por las dos barras de los dos equipos: el ganador clasificará a la Copa Libertadores. Todo comenzaba con el pitazo inicial del árbitro Enrique Labo Revoredo a las 5:30 de la tarde. Era una guerra constante por el balón y el equipo que anotaba primero era un posible y anticipado ganador y clasificado al torneo internacional. Comenzando en aquel encuentro, a los diez minutos de los primeros 45 minutos, el joven edil 27


Franco Navarro llegaba a colocar en la escuadra izquierda el primer tanto de cabeza en el arco de Juan Carlos Jaime, donde el joven Mario Spidee comenzaba a celebrar desenfrenadamente y dando un grito a todo pulmón a toda la hinchada crema. Sin embargo, la felicidad no duraría mucho tiempo tras el tiro de francotirador de pierna derecha del defensor Carlos Carbonell al poste derecho del guardameta edil. Duras faltas de gravedad, broncas y golpes como la trifulca en el minuto 20 entre César Echeandía y el arquero edil Rodolfo Gamarra, donde Reynaldo Costa saldría a defender al guardameta y ambos equipos separarían a los contrincantes de la discusión en el campo. Labó no dudaría en mostrarles a ambos la tarjeta roja y pedir a los jugadores que se retiren a los camerinos, lo cual movía al público asistente al partido. Con ello, el campo tuvo más espacio y la transición del partido fue más fluida. A los 32’, José Camañero se desmarca de los defensas y realiza una “bombita” a Rodolfo Gamarra para que Rey Muñoz finalice la jugada en un gol de cabeza en la línea del arco edil. Luego de cinco minutos, a los 37’, Carlos Carbonell rechazaba de mala forma el balón y Juan José Sato, que no perdonó el arco crema y puso el empate antes del pitazo final. No faltaban las jugadas que demostraban arte y espectáculo en las gradas hacía de este encuentro el más importante de la década por lo que la fe y aliento en las tribunas era infaltable. Robert Malca, periodista deportivo, también estuvo en esa tribuna y fue la primera vez que pudo apreciar al Deportivo Municipal con su familia. A él lo que le llamó desde muy pequeño fue el fútbol, uno de los deporte más practicado en todo el mundo que comienza siendo un juego para muchos y un trabajo para algunos. Para él, su amor al balompié comenzó al ver a la Selección Peruana de Fútbol y, con ello, cada camiseta que lleva una franja roja en su indumentaria le recuerda a Perú. —Ver un Estadio Nacional lleno ante la mirada de los hinchas de Universitario y del Deportivo Municipal jugando un partido 28


excepcional por la clasificación a una Libertadores me hizo enamorarme de la camiseta edil y del club—señala el periodista. Como todos los espectadores a un partido importante, el aliento del pequeño Mario Spidee ante sus ídolos no se quedaba atrás, porque el empuje de los hinchas del Deportivo Municipal provocaría y contagia la fuerza que los jugadores dentro del campo y con el disparo de Sato todo volvía cómo al principio. Todo era de izquierda a derecha con jugadas de peligro en los arcos del guardameta edil Rodolfo Gamarra y el “crema” Juan Carlos Jaime. Sin embargo, la alegría llegaría al minuto 79’, pues la fe en ese centro de derecha del jugador de Municipal hacia el corazón latente del área veía en el llano solitario al 9 edil que provocaría un grito y desfogue de gol a toda la tribuna Sur y de Oriente de los hinchas ediles que gracias a Franco Navarro enorgullece a toda la familia edil y en especial a Mario Spidee y a su padre, dejando a sus dos tíos sentados en la tribuna. La sensación de garra y pasión hasta el pitazo inicial marcaba un hito grande en la historia del club, quien gracias a sus jugadores clasificaba a la Copa Libertadores de América por primera vez en su historia desde 1948, ya que solo había participado en la Copa de Campeones en Santiago, considerado como la antecesora de la actual competición. Se veía un estadio repleto celebrando con los once guerreros ediles alzando al histórico director técnico Marcos Calderón en brazos en señal de victoria propia y dedicada a los hinchas. —Ese día me burlé de mis dos tíos en su cara y me abracé con mi padre. Tranquilamente, fue el mejor día de mi vida junto con mi familia y mi Deportivo Municipal. Jamás se me va a borrar de la mente —dice Mario. Ya en su juventud y colocando a Municipal por encima de todas las cosas, Mario comenzaba a ir solo al estadio por las jornadas laborales que mantuvo su padre y cruzaba con los partidos. Sin embargo, al estar cerca del Nacional, empezó a ir solo a los 12 años para ser parte de la Banda del Basurero a los inicios de este grupo 29


de simpatizantes del club edil, en el que solo eran treinta enemigos del silencio ubicados en la tribuna popular de norte. La cantidad no bastaba, sino la calidad de los jugadores y del apoyo y permanencia constante a todos lados con el club. Luego de su salida de dicho grupo de personas para estar con los de la Tribuna de Oriente, la tradicional “Echa Muni” en la que Mario Botto, presidente de la barra de ese grupo organizado y dedicado a los buenos fines del club sin violencia, invita a Mario Spidee a ser parte de la directiva de la barra, en la que el objetivo principal de ese grupo era participar de manera colaborativa sin fines de lucro para el beneficio del club. Con ello, pasaría a convertirse en el líder y uno de los cabecilla de dicha barra a comienzos de la década de 1990 y finales del año 2000. —Ser del Muni es algo que no tiene razón ni motivo. No hay una explicación exacta para describir tanto amor que, tanto Mario cómo yo le hemos podido dar a este club fuera de lo común —señala el hincha dirigente. Esa era la respuesta que mantenía mi posición al inicio. Félix Paz comenzó siendo un hincha más del club llegando a obtener una buena acogida entre la gente y su entorno que simpatizaba con el club a todo momento. Al día de hoy es un reconocido periodista, quien pudo establecer un contacto aún más fuerte con el club, pues hasta la fecha ha sido un ex- dirigente y es actual socio del Deportivo Municipal. «He cooperado a que la gente vaya al estadio y se sienta como en casa para que crezca de manera inmensa el cariño que todos sentimos por el Muni desde pequeños hasta el día de nuestra muerte. El objetivo es que todos entren a la barra y nadie se quede afuera» Comenzó con Mario Spidee a mediados de los noventa, cuando que formaron un grupo pequeño de simpatizantes al club que se adueñaba de la tribuna norte, para que luego con otros fieles al club puedan crecer y ser más lo que se sumen eternamente. —Entre sangre nueva y ya experimentada tuvimos que esperar a que las personas que vayan al estadio se queden con la mejor 30


versión del juego del equipo, de la institución y del club para mejorar y ser cada vez más —señala Percy, con ánimos de querer mejorar el nombre del club. Entre los jóvenes de la sangre nueva edil estaba Percy “Chorri” Ricaldi, uno de los amigos de Mario Spidee que actualmente forma parte de Oriente Edil y es de esos hinchas que no faltaban en la tribuna para alentar al club. Junto con Mario y los demás hinchas fieles al club, terminaban haciendo lo imposible para vender las entradas y cooperar con que el marco de hinchas sea más grande y llene la tribuna, además de escuchar los cantos del cuadro de la Comuna. “Es por tradición de familia y me hice más hincha con la gente que iba a ver el fútbol de Municipal. Había un cuadro de Sotil en mi casa y en el muelle de Chorrillos hablaban de él como el mejor jugador de Municipal y del Perú. Crecí con eso como todos los que aman al club”, señala Percy quien pudo apreciar en la década de los noventa a jugadores como el “Ratón” Rodriguez, Cédric Vásquez o César “Conejo” Ríos encontraron el hilo conector que nunca se rompió entre Percy y Municipal, quien siempre ha reaccionado de una manera asertiva y comprensiva hacia el club y los dirigentes, salvo algunos que la camiseta le quedó grande y no sudaron la Franja como otros que llegaron para utilizar ese trampolín a la fama futbolística. En un contexto más reciente, desde su regreso, el Deportivo Municipal logró posicionarse como uno de los referentes del torneo principal de nuestro país por lo que mantuvo un juego característico del equipo en su retorno a Primera División. Sin embargo, hubo una época donde la alegría se quedó en una tanda de penales en el Estadio Nacional. «Ese día salí temprano de mi casa con mis dos hijas, con toda la ilusión de hincha y amante del fútbol. Sí esperaba que Cristal nos meta un gol, pero no perder» En el año 2016, Deportivo Municipal lograba clasificarse a las semifinales para disputar el campeonato de fin de año ante un poderoso Sporting Cristal. El coloso del Nacional de Lima estaba 31


repleto de hinchas rimenses en las distintas tribunas, mientras que solo en el sector Norte se pintaba de blanco y rojo en su totalidad. La previa en el pasillo de aquella entrada hacia la popular brindaba a los más conocidos y a los que recién se unían al grupo para dar la cuota de fe y volver a una final del torneo peruano. Un partido complicado que llevaba al grito de gol celeste en las tribunas mientras un silencio edil en el norte del Nacional no apagaba las esperanzas para festejar al final del partido.Chorri sabía que el gol del Sporting Cristal iba a caer en cualquier momento y comenzaría todo de nuevo este domingo. Entre el nerviosismo y la ansiedad, la impotencia por jugar a la misma altura y ponerse el equipo al hombro de una derrotada y perdida plantilla de profesionales en el pasto de juego, llegaría el momento de los penales, dicha sensación que provoca los latidos del corazón y la paralización del mundo entre cada paso desde el punto del penal. «Llegar a ese momento fue no poder creer que estábamos tan cerca a la final. Comenzamos ganando y la ilusión se hizo muy grande»,señaló Chorri, quien estaba acompañado de su familia y él manejaba a una parte de la barra que se juntó en la tribuna de Norte. Con los dos primeros penales ediles y con atajadas del capitán edil Erick Delgado, hizo a Chorri, Mario y al propio Félix atreverse a soñar y mantener el aliento y pasión presente en cada emoción, pero la calma tomaría su rumbo en los siguientes jugadores desde los doce pasos. Toda esa ilusión se fue en el balón del defensor Adrián Zela que pasaba arriba del travesaño en arco sur. El llanto y la decepción se formaban en el transcurso de ese balón, el grito de la alegría del público celeste producía un ruido interminable por la victoria, mientras el silencio presente de los ediles llevaba a muchos a la desilusión y otros respetaban lo hecho. La pasión nunca se apagó. En cada partido, era infaltable prender un cigarrillo para apaciguar el nerviosismo que vivía en el transcurrir de los minutos junto con los hinchas que no paraban de alentar con la garganta seca, con el torso desnudo y el polo flameando en la mano de cada 32


uno por la calentura que emana al estar todos cantando en un solo sonido de ópera, como los maestros que ordenaban a los jugadores como unos experimentados directores técnicos deportivos de primer nivel. Solo había quince minutos de descanso para charlar con sus colegas, ir a por un refresco de media tarde con la señora que camina para vender algunos snacks a un buen precio para la popular, pero todo seguía igual. El reloj seguía su curso y Mario reclamaba por las faltas, se lamentaba silenciosamente por aquella jugada que no finaliza en un tanto para la Academia o el reniego en caliente por no ver al equipo que observaba desde pequeño. —El verdadero hincha de Muni debe estar al lado de su equipo. No puedes hinchar desde tu casa. Veía caras nuevas en la tribuna que solo se sentaban, todo lo contrario a lo que hacíamos pues la única condición para que formen parte de la barra o se sientan en familia era cantar sin cesar cada una de las canciones—señala Mario, con voz quebrante. Hasta el día de hoy, como muchos de los simpatizantes y referentes de la barra de Oriente Edil, Mario sigue al tanto de lo que sucede tanto con la Banda del Basurero, pues recurre de vez en cuando a los jefes y militantes de dicha legión de personas que alientan desde la tribuna sur de los estadios. “Las barras están para el apoyo al club dentro y fuera del campo. Lo que importa es el Municipal y los hinchas solo estamos para eso día y noche y sobre todas las cosas”, señala Spidee Terminando esta charla, tenía en mi mente una duda muy grande después de que me contará entre risas y anécdotas con el club y su familia. Deportivo Municipal significaba bastante para Mario, pues se notaba de manera explícita el amor y anhelo que sintió desde el primer gol que gritó e hizo que no falten las ganas de ir a la cancha a las once de la mañana de un día laborable, viajes increíbles e interminables conociendo gran parte del Perú por un equipo de franja roja. 33


—Para ti, ¿qué es el Club Centro Deportivo Municipal? —Municipal es todo y es mi razón para seguir viviendo — señala Mario con voz quebrada—. Le agradezco a mi papá por haberme heredado este sentimiento y yo dárselo a mis hijos y a mis hermanos ediles.

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2 Los enemigos del silencio Los trofeos no hacen falta para ver si eres hincha o no del club; es más la pasión y el aliento incondicional

José Reynoso

Estaba llegando a su hogar en el Callao. Por una llamada telefónica, me habla sobre la preocupación que hay por el equipo en el desempeño futbolístico de los últimos partidos. Como si fuera un miembro de su familia, existe un lazo que nos une y que permite que la conversación sea fluida. No cualquiera puede llegar a hablar con él, ya que es una de las personas más representativas entre los jóvenes radicales de la barra popular edil. En el año 2018, José Reynoso ejerció el liderazgo dentro de las filas de la Banda Del Basurero como presidente de la barra, donde reafirmaba cada día su principio vital de fidelidad y aliento incondicional al Centro Deportivo Municipal. Él creció con la franja en el pecho y se identificó con el equipo edil desde la década de 1990, junto con otros reconocidos hinchas del club como “Kotorro” y “El Meche”, anteriores presidentes de la gloriosa y radical Banda del Basurero. —Yo llego solo, pues mi padre es hincha de Universitario y mi abuelo siempre me hablaba del Muni, pero nunca hubo una oportunidad a la cual me lleven al estadio—señala Reynoso con voz en35


trecortada por la emoción del recuerdo. A pesar del cariño que su familia tenía por el equipo rival de los ediles en los clásicos modernos del fútbol peruano, solo él podía entender el amor único al Cuadro de la Comuna.Iba juntando las propinas que le daban sus padres de a pocos y, con ello, Reynoso tuvo la posibilidad de ir al Estadio Nacional a ver al Deportivo Municipal con su hermano menor de siete años. Si bien su tío paterno lo llevaba a ver los partidos del club Sporting Cristal desde muy temprana edad, él no pudo recoger ese cariño por la “celeste”, debido a que en un partido alentando en la tribuna de Oriente de la “Cancha de los Muertos” ubicado en el distrito de Chorrillos apreció el gol de cabeza de Fernando Calcaterra en aquella goleada del Deportivo Municipal ante el Football Club Melgar por el Torneo Descentralizado de 1998, lo cual hizo que el pequeño José se enamore del cuadro edil y lo haga el diferente de la familia. Desde aquel momento, asistía a todos los partidos del club sin ningún apoyo o compañía cercana que lo pueda incluir dentro de la barra o lo considere como un próximo hermano edil. —Antes, todo era un círculo muy cerrado en cuestión de hinchas y no es como ahora que se apoya a cualquier chibolo que no tenga para ir al estadio. No éramos bien vistos para que se unan hinchas o simpatizantes nuevos— señala Reynoso. La barra popular del Deportivo Municipal nació a raíz de la idea de varios jóvenes que solo dedican su entrega al club a través de cánticos y aliento a todo momento al club durante la década de 1990, pues no eran varios muchachos que iban al estadio a la tribuna popular norte, donde nace el “Pelotón Edil”, donde Reynoso comenzaba a consolidarse como un hincha incondicional. A su vez, menciona que el “Gordo Meche” mantuvo un lema que se mantiene hasta el día de hoy: “Entra uno y entramos todos”

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*** Él no forma parte de la Banda del Basurero, pero su primera impresión del club fue el valor del hincha edil, quien en los noventa minutos no deja de alentar y pedir el juego característico del club como la polka compuesta por Diego Vicuña: “Toques, piques, pases. goles y siempre serás el campeón.” Después de un agotador día de jornada laboral dando clases a sus alumnos que se están formando para ejercer el periodismo, Martín Higueras estaba sentado en su escritorio dentro de un cuarto lleno de archivos junto con una pizarra organizada en horarios y los temas de coyuntura general. Para él, hablar del Deportivo Municipal con amigos y compartirlo en sus redes sociales donde comparte el acontecer de la crisis política nacional, temas internacionales y toda clase de deporte aporta mucho a que se concientice sobre la actualidad de la Academia. Es un apasionado más del balompié desde los cinco años, cuando presenciaba por la televisión al Fútbol Club Barcelona de España del ídolo holandés Johan Cruyff, sumado a que vivió en el país del “Jogo Bonito” desde una temprana edad, pero no percibió ningún contacto con el fútbol peruano salvo de la participación de la selección peruana en el Mundial de Argentina 1978 y poder apreciar esos momentos a través de una pantalla de televisión acompañado de sus hermanos mayores. —La mayoría de mis amigos eran de la U o de Alianza y mi padre era hincha del Atlético Chalaco, porque nació en el Callao, pero nunca fue a un partido. Tengo un primo, Félix Oliva, que es hincha del Deportivo Municipal y gracias a él me identifiqué con el club —dice Martín. Tanto el primo de Martín como el padre del mismo Félix Oliva, el artista y ceramista peruano, fueron al estadio a presenciar los partidos del Deportivo Municipal y entusiasmarse con los colores y la hinchada en los inicios de la década de 1980. Para enriquecer su cariño por el Muni, Martín leía y escuchaba sobre los momentos más icónicos del club para fortalecer su aliento incondicional en 37


cada partido. —¿Y cuál fue tu primer recuerdo con tu primo yendo a ver al Muni?—pregunto —Recuerdo que fue un miércoles tres de febrero del año 1981. Los dos vivimos en Miraflores y él me vino a recoger para ir caminando hasta la Avenida Larco y tomar un bus que nos dejaba en el Nacional para llegar así e irnos directamente a la tribuna de oriente. Aquella vez, el niño que iba por primera vez al Estadio Nacional y a aquella tribuna popular de hinchas solo tenía una afinidad ligada al cuadro de la comuna por lo visto y escuchado por su familia, pero aquel sentimiento se consolidó cuando un hermano edil le brindó dos pedazos de madera acompañado de un «Tú, solo alienta». Para Martín, este momento fue una bienvenida significativa entre cánticos y banderas rojiblancas, donde la fiesta se vivía en las tribunas y en el campo con una victoria parcial para el Deportivo Municipal. Ya en los siguientes partidos, la percepción y cariño por dicho club contagiado por los hinchas que se ubican en la tribuna de Oriente hizo también que recuerde a sus ídolos y jugadores que llevaban la camiseta edil con pundonor en los noventa minutos —En aquellas épocas, me acuerdo de la “Bruja” Bonelli, del “Diablo” Jaime Drago, del “Chino” Sato y, por supuesto, de Malásquez y de Franco Navarro, que era un chibolo de 19 años y era la megaestrella. El rival directo era Universitario y ellos siempre llenaban las populares. —¿Y alguna vez te hablaron de la historia del club? —Para nada. A mi padre le gustaba el fútbol y yo llevé a mis hermanos al Estadio. Ninguno me contó sobre “Tito” Drago y los “Tres Gatitos”. Yo me tuve que enterar e informar por mi propia cuenta —Pero debes saber mucho de Sotil. —Sí, sé de Sotil porque soy hincha del Barcelona mucho antes de que Sotil juegue ahí con Cruyff, pues en la entrada del Nou Camp 38


puedes verlo ahí y al Municipal jugando por el (trofeo) Joan Gamper en ese estadio y jugó contra San Lorenzo. Al final de cada partido, veía a los propios jugadores tomar un taxi a las afueras del Estadio. El fútbol ha cambiado mucho. No había tanto fanatismo como lo hay hoy en día. Por temas personales, Martín tuvo que despedirse de las canchas peruanas y las tribunas ediles por más de veinte años y se tuvo que separar del equipo de sus amores y radicando en el Viejo Continente, donde nunca llegó a sentir lo mismo, ya que de presenciar a la dupla edil realizando jugadas de gol en arco rival tuvo la suerte de ver a Diego Armando en el Camp Nou ante el Estrella Roja de Belgrado. Para él, no había punto de comparación, pues aprendió lo que es ser un hincha y simpatizante de un club deportivo. —En los ochentas y noventas no había internet y no me pude enterar del Municipal, pero cuando comencé a radicar en España, pude enterarme de cada partido del club en las diferentes ligas futboleras del país e ir a todos los estadios de la capital y provincia. Tal primer sentimiento que generaba aquellos partidos de sufrimiento y aliento incondicional por parte de Martín los comparte con su pequeño hijo Joaquín, con quien siempre va a los estadios ocasionalmente del Alberto Gallardo y al Estadio del Iván Elías Moreno en Villa El Salvador. Sin embargo, no era un apasionado del club como su padre hasta que vio un documental sobre Lionel Messi y pudo hilar esa relación de padre e hijo a través del fútbol. Al ver dicho sentimiento por este deporte, Martín asegura que en un primer momento no quería verlo a su hijo con una camiseta de Alianza Lima, Universitario o Sporting Cristal. —Le tuve que decir eso para que no se desligue de la pasión que yo sentía por él Deportivo Municipal. No me veía entrando al Monumental o a Matute para ver un partido de Alianza Lima o de la U. La primera vez que fui a un estadio fue en el Nacional y para ver al Deportivo Municipal —menciona Martín. 39


Era jueves 29 de enero del 2015 y los ánimos de Martín por ver al cuadro de la comuna eran los más grandes desde aquel descenso en el año 2007, ya que el club había vuelto a la máxima división luego de unos ocho largos años de ausencia en el fútbol profesional. Por su parte, las ganas de Joaquín por entrar por primera vez a un estadio eran las más altas, ya que se imaginaba a miles de personas en todas las tribunas cantando y alentando sin cesar. Ya en el túnel que daba el ingreso al sector medio de Occidente, Martín miraba a su hijo y le señaló: “No te olvides de este momento nunca más en tu vida”. Con dicha frase, Joaquín se emocionó y vió a los hinchas del Deportivo Municipal en la clásica tribuna de Oriente y estando a la expectativa por la salida del nuevo equipo renovado para disputar el torneo profesional de aquel año, donde el rival era nada más que el campeón del año anterior del torneo uruguayo: Danubio FC, que no venía al Perú para realizar turismo, ya que previamente al encuentro el equipo uruguayo venía de no perder diez amistosos en su preparación para la temporada. Entre la expectativa por ver al equipo, iban presentando a cada uno de los jugadores, entre los cuales destacaban Juan Diego Gonzales-Vigil, Erick Delgado, Orlando Contreras, Armando Alfageme y Aldo Olcese y ya a las siete de la noche comenzaba la fiesta y el juego en el gramado del Nacional. Aquel momento para Martín y su hijo fue muy conmovedor para poder resaltar el cariño y fidelidad que se formaba en cada grito y cántico para incentivar y crecer el amor a la camiseta. «Lamentablemente esa noche perdimos por un gol ante el campeón de Uruguay. Aldo [Olcese] nos regaló un muy buen gol. Y desde ese momento siempre el tema de conversación con Joaquín es sobre el club». Desde ese momento, el amor por el Deportivo Municipal en el hijo de Martín hizo que crezca no solo en el ámbito deportivo, sino que está fidelidad hizo que se expanda a los terrenos más identificados con un pequeño niño de nueve años, desde que te puedan ligar con el alma máter educativo hasta tu relación con tus amigos. Martin 40


me dice que los amigos de Joaquín le dicen como la clásica frase del club: “Echa Muni” —Todos sus amigos le dicen “Hola Echa Muni”. Sería muy raro escuchar y decirle a alguien decirle “Y Dale U” o “Arriba Alianza”. Creo que eso lo identifica bastante en este ámbito con sus amigos y sus más conocidos —menciona Martín. Al día de hoy, tanto Martín como su hijo Joaquín siguen al pendiente de todo lo que ocurre en el club a través de las noticias y comentarios referentes que se desarrollan en paralelo en las redes sociales como en las diferentes redes sociales. Como padre e hijo, siempre suelen ver los partidos del Muni y comparten momentos importantes hilados al amor de un club y sin duda alguna ese amor por la franja seguirá latente *** —Yo soy hincha por convicción, por la camiseta y por lo que significa ser hincha del Deportivo Municipal, por su gente y porque ha sido cuatro veces campeón. Es el sentimiento más bonito que tengo en el fútbol —afirma con seguridad. Llegaba a su casa en Jesús María cansado después de un largo día de trabajo en el canal deportivo transmitido por cable. Se notaba entusiasmado por querer hablarme de su pasión e historia con los hinchas de Oriente y de La Banda del Basurero en su juventud y hasta el día de hoy. Gino Bonatti es un periodista deportivo que comparte su amor al Deportivo Municipal con sus seguidores y amigos muy cercanos al momento de ir a los diferentes estadios para presenciar el juego de la Academia. Se acuerda de su primera vez en una tribuna a los seis años con sus hermanos y padres, pues su fidelidad incondicional por el club se mantienen firmemente en su familia —Mis padres no me contaron mucho de la historia del club y yo me hice hincha del Municipal porque fui a la cancha a verlo por mi propia cuenta. Si bien es cierto me hablaron del “Cholo” Sotil y 41


luego me hice hincha por lo que se vivía en la gradas y lo que veía en la cancha —señala Gino. El lugar indicado para vivir estos momentos de pasión y aliento incondicional se desarrollaban en las tribunas de los diferentes estadios donde el Deportivo Municipal en las tribunas populares. Para Gino, el año 1986 fue muy importante para ya reconocer su pasión e identificación con el club desde diferentes momentos y anécdotas que compartió con algunos de sus amigos que lo acompañaban en las tribunas, puesto que vivió cada momento icónico del club en el año 1986 en aquella liguilla, donde la Academia pudo lograr el tercer puesto y quedarse por solo cuatro unidades ante el San Agustín, el equipo campeón de aquel torneo. Desde ese entonces, el amor por el Deportivo Municipal era latente en cada paso y día en la vida del joven Bonatti —¿Y cuando tú decides ya ser parte de la barra del Deportivo Municipal? —El club estaba muy organizado en el plano de la dirigencia y en el esquema de jugadores, que en el año 1987 saqué mi carnet de hincha cuando Municipal tenía su sede principal en el Golf de San Isidro, donde se concentraban en un hogar antiguo ubicado en una zona privada e iba a ver a mis ídolos de pequeño. Aquel hincha joven iba con su cuaderno y lapicero donde almacenaba las firmas de los jugadores que hoy son un buen recuerdo para él, pues en el tinte entre los trazos en las páginas en blanco se escondía la felicidad de presenciar a los héroes ediles de Gino en cada partido. Dentro de aquel cuaderno, tenía las firmas del tridente paraguayo que llegó al Municipal en el año 1989: Juan Ramón Jara, Carlos Galeano, goleador edil, y Nildo Viera. —Cuando yo fui barrista allá por el año 1987, el jefe de la barra era el señor Mario Botto, el cual era una excelente persona y amigo dentro y fuera de la tribuna. Ya más adelante, a comienzos del año 1991, con un grupo de amigos salimos de la barra de Oriente, en 42


buenos términos, y formamos una barra en las tribunas populares, en donde solo se encontraban jóvenes que alentaban constantemente al Muni en cada partido y esa es La Banda del Basurero —menciona Gino. Tal y como lo señala Gino Bonatti, la barra del Deportivo Municipal era asociada a simple vista como un grupo de gente mayor y se pensaba que “nadie puede hacerse hincha de un equipo sin títulos”, por lo que esos jóvenes deciden cambiar esa imagen sin importar los comentarios ajenos a los verdaderos hinchas del Municipal. Por tal motivo, se crea la Banda del Basurero. En aquella tribuna no se representa la forma de pensar de los hinchas del Municipal, pero lo que diferencia claramente es su pensamiento más radical de la tribuna ubicada en la popular. Su máximo representante e ídolo ha de ser el querido y recordado Roberto “Tito” Drago ya que ningún joven de aquel grupo pudo verlo ni apreciar su juego, pero su entrega y pundonor fue de gran importancia para que los seguidores de la Banda del Basurero sigan alentando al Deportivo Municipal. —Buscábamos una barra que cante, que salte, pues en Oriente, la mayoría de gente era de edad y estaban de pie. Yo tenía 16 años y los jóvenes veíamos a los señores alentar y era un orgullo verlos alentar y contagian ese ritmo. En la Banda del Basurero, estaban el “Churre”, Erick [Osores], “Yogi”, entre otros. Ese grupo de jóvenes dejaban todo sus quehaceres laborales o de estudios para poder viajar por tierra catorce horas para ver al equipo disputar un encuentro en Chiclayo simplemente para ver el partido y no realizar ningún tipo de turismo por dicha zona y retornar a la capital el mismo día en buses no comerciales y sumamente económico para el viaje, pues el amor incondicional de Gino y de estos hinchas se ve en las tribunas y todo el esfuerzo previo a nunca dejar el vacío en una tribuna de los distintos estadios que ha jugado el Club Centro Deportivo Municipal.

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—Muchos de los que formaron esa tribuna, se mantienen hasta el día de hoy o van al estadio en otras tribunas. Han viajado para ver al Municipal en Argentina contra Colón, en Colombia. Si bien ya no somos unos chibolos, me encuentro con algunos en Occidente y vemos el partido o chateamos cada uno y vemos el partido juntos. Somos una familia. Tomando el periodismo como carrera profesional, eligió la rama deportiva, ya que desde muy pequeño le apasiona ver las diversas competencias que se desarrollaban en el país y no es ajeno a demostrar su cariño por el club en redes sociales. Esto también le permitió investigar e indagar un poco más de la historia del Deportivo Municipal y lo importante que fue su participación en el fútbol peruano desde sus orígenes. —Desde sus inicios, Municipal comenzó por todo lo alto en los primeros años del fútbol profesional en el país siendo subcampeón y campeón con un gran juego. Ahora solo toca esperar a que esos años vuelvan para vivirlos —menciona Bonatti. Volverán y no hay duda.

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3 Desde la casa edil Ser hincha del Muni es consecuente a todo lo que he pasado en mi vida Mario Alfonso Figueroa

En una noche fría de viernes, la conexión del servidor de internet y la reunión coordinada un día antes entre dos pantallas de computadora no ayuda a que las ideas y la charla puedan ser fáciles de comprender. Sin embargo, su gentileza y paciencia ante esta nueva modalidad sirvió de gran ayuda para resolver cada obstáculo que se presenta en la actualidad y así me contó su historia con el club de sus amores. Acompañado de una radiante luz blanca y estando a puertas cerradas para que el ruido no sea distracción, estaba sentado en su escritorio de oficina personal en la comodidad de su casa, en el que se puede observar grandes archivos ordenados llenos de papeles blancos y un sinfín de portapapeles alrededor del mueble junto con una banderilla, pequeños adornos de metal y de vidrio conmemorativos del cuadro de la comuna. Detrás de él se encuentra una camiseta del Deportivo Municipal muy especial para su familia, pues lleva enmarcada en la franja roja los diferentes nombres de socios y personajes importantes que, en la historia del club, apoyaron al cuadro edil desde el aliento incondicional en cada tribuna de los estadios cómo también los momentos determinantes en la historia del club. 45


dad.

—Tío, ¿y esa camiseta detrás tuyo? —pregunto, con curiosi-

—Esa camiseta fue hecha en el 2014, el año que volvimos a la Primera División —responde Mario con voz fuerte. —Veo varios nombres en la franja roja . ¿El tuyo está por ahí? —No, bueno, el mío no está. Pero, el de mi papá está en esta camiseta. Para Mario Alfonso Figueroa, este sentimiento incondicional de aliento y pasión por la franja nace, como muchos hinchas ediles, desde los tiempos memorables en la historia de su familia. Según lo señalado por Mario, se debe a que su abuelo paterno José, puneño de nacimiento, fue miembro del ejército peruano y llegó a ser capitán. A su vez, compartía la profesión de veterinario. Habiendo ya terminando su ciclo en las fuerzas armadas, pasó a laborar en la Municipalidad de Lima, lugar donde se fundaba el Club Centro Deportivo Municipal gracias a la iniciativa del señor Ricardo Ghersi y otros empleadores de dicha época. En los primeros años, dentro del trabajo arduo del día a día, los pioneros del club y trabajadores del municipio daban una moneda de un sol mensualmente. Gracias a esta iniciativa deportiva, el trabajo del abuelo de Mario daba inicio al apoyo incondicional del hincha edil en la familia de Mario, algo que se mantiene inmortal hasta el día de hoy. —Yo no recuerdo exactamente en qué momento me hice hincha del club. Recuerdo que desde muy pequeño mi padre siempre me llevaba al estadio. A él le gustaba el fútbol, aunque no lo practicaba porque no tenía muchas habilidades, pero seguía siendo hincha del club. El padre de Mario era bastante alto, de mirada fija y seria. En su antiguo carro había una pequeña banderita del Deportivo Municipal puesta en la parte delantera del panel del propio conductor y alrededor de aquel objeto estaba acompañado de diferentes cosas identificadas con el territorio arequipeño. Mario, dudoso, recuerda 46


que su padre nunca le habló del Melgar, uno de los clubes de fútbol más importantes de Arequipa, pues su cariño futbolístico siempre fue blanco y rojo. De pequeño, el objeto con mayor importancia y querer que su padre le pudo dar era un pin de oro del Deportivo Municipal, el cual siempre guardó como un tesoro encontrado en una isla lejana, hasta aquel crudo robo que sufrió en su casa en el barrio de Balconcillo, en el distrito de la Victoria. —Durante mi infancia yo siempre veía fútbol. Junto con mi madre y mis hermanos, íbamos al estadio a ver partidos no solo del Muni, sino también de las famosas temporadas internacionales que habían en las décadas del 60 o el 70 —señala Mario. En aquellos tiempos, las pretemporadas de distintos equipos reconocidos de la órbita deportiva del balompié mostrados en los certámenes más grandes del mundo venían a nuestro país a realizar trabajos de pretemporada y a competir contra los clubes peruanos como el Dynamo de Kiev de la Unión Soviética (hoy de Ucrania) o diversos conjuntos argentinos y pertenecientes a la región andina. Sin embargo, el 7 de enero de 1971, jugadores como el defensor central Franz Beckenbauer, el histórico goleador Gerd Muller y el arquero Sepp Maier, pertenecientes al poderoso “gigante de Baviera”, el Bayern München de Alemania, llegaron al Perú gracias a la exitosa campaña futbolística realizada por nuestra Selección Peruana en el Mundial de México 1970. En aquella oportunidad, tanto Alianza Lima como Deportivo Municipal no dudaron en combinar sus planteles y formar un equipo que esté al nivel del equipo teutón y, dentro de aquellas filas estaban Teófilo Cubillas y el gran Hugo Sotil. Finalmente, ante la sorpresa de los asistentes al antiguo Estadio Nacional de Lima, el combinado entre blanquiazules y ediles lograron vencer por 4-1 al equipo alemán con una actuación sobresaliente en todas las líneas del equipo peruano, ya que sellaron una goleada histórica a uno de los mejores clubes del mundo. Siempre dentro del hincha edil hay un recuerdo que lo lleva a 47


ser un soldado que sigue las reglas del ser apasionado e incondicional ante cada partido del club hasta el pitazo final. Para Mario, uno de los mejores encuentros que pudo ver en su infancia junto a su familia fue aquel partido inolvidable donde el legendario ‘Capitán de América’, Héctor Chumpitaz, anotó un gol extraordinario para La Academia ante Alianza Lima. «Ese día estaba con mi papá y con mi abuelo. Fue un poco más allá de los tres cuartos de cancha de lado izquierdo y dejó estático a Rodolfo Bazán, uno de los mejores arqueros peruanos que pude ver» afirmaba Mario. Asimismo, otro partido que cabe en la memoria del mayor de los tres hermanos Figueroa fue ante Universitario de Deportes en el clásico rival moderno, donde en la épocas del ‘Ruso’ Willy Fleming, Carlos Colunga y el arquero Heraclio Paredes y llegó el momento del retiro de Tito Drago. En aquella plantilla estaba Carlos Bravo, un sucio y recio joven alto y lateral derecho de Municipal, impactó desde medio campo de pelota parada en un tiro indirecto en el antiguo Estadio Nacional en el arco del recordado Dimas Zegarra. «Nunca vi un tiro así con la pelota dormida en el centro del campo, con esa potencia característica de Bravo. Quedó en mi memoria para siempre» A aquellos partidos que recuerda nunca iba solo, pues su padre fue un fiel acompañante y amigo que compartía ese mutuo sentimiento por el club. Señala que una de las más enriquecedoras herencias que pudo de su padre fue ser hincha del Deportivo Municipal, porque el cariño y sentimiento hacia el club marcó una gran parte de su vida. Con la partida muy temprana de su padre, Mario sintió que él –de forma tácita– le decía: «Tú tienes que ser del Muni como yo y tus hijos tienen que sentir lo mismo» —Siempre tiene que haber una relación de interés común entre padres e hijos y ambos tienen que apoyarse. Nunca fue tan hincha del Muni como yo, pero me dejó un legado inolvidable —señala Mario con voz entrecortada. —¿Tuviste algún ídolo de pequeño que haya formado parte 48


del Muni? —pregunté. —Sí, Roberto ‘Tito’ Drago —¿Más que el ‘Cholo’? —Yo vi más a Hugo Sotil que a “Tito” —dice—. A Drago lo vi jugar poco, pero lo vi y mi poco conocimiento del fútbol me hizo ver a un jugador excepcional. Para poner en comparación a los dos jugadores más representativos en la historia del Club Centro Deportivo Municipal en diferentes épocas, no cabe duda que para Mario estos dos jugadores fueron importantes y de otro estilo de juego en ambas partes. Tito Drago era un jugador más inteligente con el manejo del balón, un jugador que le daba tranquilidad a la hinchada y al plantel edil en sus primeros años de fundación junto con su velocidad y su inteligencia. En un principio, tuvo a Luis “Caricho” Guzmán y a Máximo Vides Mosquera que eran unas gacelas imparables en ambos extremos delante en el equipo y Drago definía; pero, después de aquel trío de los “Gatitos”, Tito Drago tuvo a Óscar Montalvo, José Carrasco y a Juan “El Loco” Seminario, en donde el ídolo más grande de Municipal cooperaba en el juego y el equipo ayudaba en sus goles. —El fútbol ya no se juega cómo ahora. Era muy ofensivo, pues antes eran cinco delanteros y el “10” no andaba atrás de la línea del área rival —afirma Mario. —Muchos hinchas de Muni tienen buenas referencias de Hugo Sotil. ¿Qué tenía de especial? —Hugo Sotil tenía una habilidad diferentes a otros. Tenía la pelota en los pies y hacía cualquier cosa. No era un Rivelinho con Brasil que te “sacaba”, pero era un “cabreador” neto en un metro cuadrado contra dos jugadores en medio de los dos pies con el balón Afortunados los que vieron jugar a estos dos magos de balón.

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*** Ya un poco más grande, Mario comenzaba a ir solo al estadio a los catorce años con algunas monedas de su propina que le daban sus padres. “Me iba caminando al estadio para ver al Muni porque quedaba muy cerca a mi casa de la Victoria. Siempre me iba a Oriente y daban hasta dos partidos o hasta tres partidos por día. A veces, por temas económicos, no podía ir a todos los partidos del club y siempre hice lo imposible para poder juntar mi dinero para irme cada dos domingos a ver al club”. —En el año 1992, busqué cómo hacerme socio del club —señala Mario. Para aquel momento, Deportivo Municipal no tenía local ni una infraestructura donde los socios puedan tener un alcance mayor a lo que se pueda tener con su asistencia en la cancha. Ante esta preocupación y cariño al club que llevaba en la sangre por honra de su familia, averiguó la ubicación de la oficina del club donde estaba el presidente José Marcelo Allemant para pagar el monto que se pedía para que Mario sea parte de la junta de socios. —A mí me enseñaron a trazarme objetivos en la vida y dos de ellos fueron: ser socio y dirigente del Deportivo Municipal. Yo soy el socio 227. En la actualidad, soy el decimosexto con mayor tiempo y pertenezco entre los cinco primeros socios vitalicios del club —señala Mario mostrando su carnet del club en la parte superior de su billetera marrón. Para aquel momento, Adolfo, su hijo mayor, comenzaba a ir al estadio junto con él para que el legado de los Figueroa siga en un buen nivel y cada uno se sienta identificado con este club. «El que decide ser hincha del Municipal acepta que no va a luchar campeonatos, estará peleando el descenso y solo ocasionalmente irá a un torneo internacional. Se trata de fidelidad y cariño a la camiseta»,señala Jose María, quien cuenta que a sus siete años era un inocente simpatizante del club Universitario de Deportes, pero gracias a Mario sintió de primer momento un cariño muy especial 50


por el Municipal. Él era de estatura alta, de tez blanca y cabello crespo y me cuenta como Don Mario apoyó en crear ese sentimiento eterno por la Academia. «Por primera vez, fui a ver un partido al Estadio Nacional y él me llevó. Jugaba Deportivo Municipal ante el Alcides Vigo y ese día ganamos 4-3. Llegamos tan tarde que los siete goles ya se habían metido»,señala Jose María. Meterse por aquel túnel que genera intriga y suspenso previamente al llegar a presenciar el espectáculo del balompié edil, además de ver a la barra ubicada en la tribuna oriente hizo que el pequeño Jose María y Municipal tengan una relación eterna. Todo niño siempre sueña por querer ser futbolista y ese deseo no le fue ajeno al sobrino de Mario, quien a sus catorce años tuvo el afán de probarse en las divisiones menores de un equipo representado en las ligas competitivas de nuestro país. Antes, en las pruebas para ser parte de los clubes, se generaba mucha restricción a las jóvenes promesas del fútbol profesional. Jose María comenzaría su camino en el Deportivo Coopsol por un corto plazo y más adelante llegaría a formar parte de la selección sub-17 de la categoría 1990 del Deportivo Municipal”. A todos les gustaba meter goles y yo jugaba adelante. Siempre uno quiere jugar de delantero y eso no permite que se pueda reclutar en el medio”, sostiene. —¿Contra quién o quiénes jugaste en esas épocas que hoy en día están en la órbita del fútbol? —pregunto —El primero que se me viene a la mente era Manuel Calderón, un defensor fuerte, rápido y alto con descendencia japonesa. Me acuerdo que jugaba por el Deportivo Curibamba de Segunda División. —Él también llegó a jugar por el Deportivo Municipal en el torneo de ascenso del 2014. —Sí, claro. Era su marca en ese tiempo. También, me acuerdo de [Yoshimar] Yotún en Cristal, de [Armando] Alfageme en Deportivo Real, Néstor Duarte en Cantolao y varios más. Si bien la cantidad de delanteros en ese equipo era sumamente 51


amplia, Jose María tuvo pocos minutos en el terreno de juego, ya que la competencia estaba muy disputada entre las posiciones del equipo edil en la categoría 1990 . Entre camerinos, goles, triunfos y derrotas, recuerda los entrenamientos de la pretemporada bajo el sol de verano en las playas, hizo grandes compañeros y amigos entre los amistosos que se disputaban en el gramado de juego. Luego de aquellos momentos cómo jugador en las menores, Jose María viviría una experiencia en la tribuna popular de Oriente, pues veía de pequeño el aliento e hinchas que seguían a los “Enemigos del Silencio” en cada partido a diferencia de Occidente. Los viajes a provincia para estar en las tribunas de los diferentes estadios iban consolidando la amistad eterna con sus amigos de aquella barra en Oriente, quienes apoyan a la franja en el aliento dentro de los noventa minutos y brindan un monto económico coordinado. **** —Aunque sea, debe haber un partido que hayas vivido en carne propia en el Estadio. —Sí, hay bastantes, pero no me puedo quedar con uno solo —¿Seguro? ¿O no recuerdas? —Ahora que me acuerdo sí hay un partido que sí me dolió en el corazón por lo que se vivió en la tribuna y en la cancha: el de Sport Áncash en el Nacional del 2004. Junto con Adolfo y Jose María, Mario Alfonso siempre se encontraba con su grupo de amigos incondicionales de los que siempre se encontraba en el estadio. En aquella oportunidad y por lo que se jugaba en ese momento, su hermano menor llevó una banderola con los colores identificados con el club y en el medio había una frase al costado de la insignia del club: “Los Figueroa”. Al ver a los hinchas del Sport Áncash en los asientos reservados para Mario y su grupo de amigos en Occidente, hubo una discusión entre este grupo edil y los visitantes, quienes tuvieron que retirarse de aquellos sitios, 52


donde el grupo de Mario apreció el partido decisivo para el regreso a la Primera División luego de unos largos cuatro años. En aquella final, el equipo fundado en el Rosas Pampa de Huaraz mantenía un buen rendimiento de local y aún más fuera de casa, lo que permitía la clasificación a la final. La estrategia que formaba el equipo verde dirigido por Tito Chumpitaz hizo del resultado sostenido en el desarrollo de la Copa Perú y generó confianza en el pueblo ancashino, el cual llenó una gran parte del Estadio ubicado en la calle Jose Díaz entre la popular norte, oriente y la mitad de la tribuna de occidente que se pintaba de los colores verde y amarillo. Por su parte, los ‘ediles’, junto con la Banda del Basurero que se ubicaba en la otra mitad de Oriente y en la popular sur, llegaban cómo favoritos tras el buen trabajo que sostuvo en las fechas correspondientes a dicho torneo con pundonor y responsabilidad en el gramado de juego con un joven técnico como Víctor ‘El Chino’ Rivera tuvo que buscar una victoria anterior a este encuentro disputado por ambos equipos. Jugadores como el destacado arquero Ricardo Farro, Gerson Carrillo, Eduardo ‘Lalo’ Uribe, Mario Gonzales, ‘Pechito’ Farfán y Jair Cespedes se encontraban cedidos por el equipo blanquiazul para fortalecer sus atributos y habilidades con el balón en aquel plantel muy organizado. —El equipo jugó muy mal ese día. Íbamos perdiendo por dos goles y no sabíamos qué pasaba. Se cambió todo el equipo y jugaron todos los de Alianza Lima. Empezando el segundo tiempo metimos un gol y al final del partido el Sport Ancash metió el tercero — señala Mario con voz entrecortada. La hinchada del Deportivo Municipal tenía la ilusión intacta de que el equipo retornaba de todas formas con buen juego a la Primera División del fútbol peruano y fue muy duro por el camino. Terminando el partido, el grupo estaba destrozado uno por uno y cada quien expresaba sus sentimientos en su forma de cómo vivir el fútbol, el amor al club y aquella dura derrota. Apoyado en la tribuna 53


y con mirada cabizbaja, recuerda que sus grandes amigos Alex Morales y Ernesto Olivares rompieron en llanto y lo primero que pudo hacer en ese momento era acercarse a ellos para darle un poco de tranquilidad. Un abrazo fraterno con un: “ya muchachos, esperemos el próximo año que lo vamos a lograr”, hizo de la derrota en el Nacional un momento incondicional entre amigos que se apoyaron en los buenos y malos momentos con el club. Voltear la mirada y fugazmente observar y ver a su hijo apoyado en las antiguas barandas del Nacional llorando desconsoladamente a cualquier padre lo quiebra en primera instancia. —Todos los partidos previos a la final los escuchaba por radio. Habré ido por lo menos al 90% de los partidos de local en la cancha de los muertos de Chorrillos. Antes de ese día, habíamos pasado por la UNAP, por el Olímpico Somos Perú, un gran favorito y el SENATI de Arequipa. Fui con mi tío (Mario), mi papá y mi primo. Había una gran expectativa, pero no todo salió cómo queríamos —señala José María, recordando los goles y lo vivido en el Nacional. Ya acabado el partido, la alegría del pueblo ancashino se propagaba en los distintos ambientes del antiguo Estadio Nacional, el técnico celebrando con la hinchada, los jugadores saltando de la alegría hacía contraste con lo mostrado en el otro lado de la cancha, pues la nostalgia y el silencio de los ediles se mostraba en la tribuna y en cada persona con la franja en el pecho. Por su parte, Mario y sus amigos salieron del Estadio en silencio y sin realizar ningún comentario entre sus amigos hasta llegar a su residencia ubicada en el distrito de la Molina concluyendo en sí con un domingo amargo tras la derrota. Para amenizar la tristeza, se sorprende al ver su llanto junto a su hijo en un medio deportivo televisivo que mostraba a nivel nacional esa imagen tan dolorosa entre ambos. Recordando aquel momento sucedido, inesperadamente dos amigos ediles lo llamaron a su casa para preguntarle por su estado anímico al poder observar aquellas imágenes desgarradoras que mostraban la banderola que 54


su hermano había hecho con mucho cariño. “Lo llamé por teléfono para preguntarle cómo estaba y estaba muy apenado por el resultado cómo todos y aprovechaba para decirle si tenía la banderola y me contestó que no”, afirmaba Mario. Lamentablemente, esa banderola se había quedado amarrada en la baranda azul de fierro de la tribuna de Occidente en el Nacional y era imposible recuperarla. A la mañana siguiente, Mario recibía llamadas de amigos cercanos que sabían de su cariño incondicional por el club, sumando a las imágenes vistas por la televisión. Le recomendaron que vaya a la oficina de aquel canal ubicado en la esquina de la Avenida Arequipa con la Calle Santa Beatriz y borraran esa cinta que denotaba el dolor y sufrimiento por no alcanzar el objetivo de la temporada. —Cada vez que juega el Municipal esté donde esté yo me persigno tres veces y después de hacer eso, miro al cielo cómo diciéndole a mi padre que estoy con él y así soy en todos los partidos. Adolfo siempre me llama por mi celular cuando juega el equipo para hablar del partido y ambos dejamos de hacer cualquier cosa con tal solo ver al club —señala Mario. Sentado en uno de los muebles de su departamento en la ciudad de Los Ángeles, me atiende cordialmente y me comenta sobre su historia con el Municipal. Adolfo, el primer hijo de Mario, ya no reside con él en su casa ubicada en el distrito de la Molina desde que se mudó a California, pero comparte su misma pasión y sentimiento con un amigo que es hincha del club desde muy lejos de las tribunas del estadio deportivo de Villa El Salvador. —De algo que estoy agradecido es que mi papá y mi familia me hayan hecho hincha del Deportivo Municipal. Donde quiera que vaya, dejo de hacer mil cosas para poder ir al estadio o si estoy aquí (en Los Ángeles, California) prendo la televisión y llamo a mi papá para comentarle sobre el partido —menciona Adolfo, quien recuerda momentos gratos con la camiseta edil acompañados con su padre. 55


*** Cuando te toca gestionar o hacer algo sumamente importante, siempre se trata de tomar las decisiones más objetivamente posibles. Era hincha los noventa minutos de juego. De la primera vez que fue directivo del club, aprendió que algunos dirigentes no se despojan de su condición y obsesión de ser hinchas con tan solo ver la forma de celebrar los goles en el estadio. No solo tienes que cumplir metas y objetivos que no estén a tu alcance y siempre mantener una línea con ver las cosas de manera diferente. Así cómo Mario, también está Sandro Lopez Torres, quien comenzó su camino edil desde el año 1981 con el equipo de Franco Navarro y Malásquez junto a su padre y su familia. En este largo y doloroso trayecto entre victorias y derrotas, Sandro se dió cuenta que su cariño por el club podía ir más allá de lo que un hincha puede llegar a realizar desde la tribuna. Al igual que Mario, Sandro ejerce una labor destacada dentro de su rol en la dirigencia. Comenzó en esta aventura a finales de la década de 1980, pues buscaba la manera de ser socio del Municipal y gracias a que el gerente de área de su empresa bancaria Daniel Oliver era hincha del Municipal al igual que él, le presentaba a Rafael Hernando un exdirectivo edil en el año 1997, quien le ofreció ser parte de la dirigencia en esa campaña como administrador de la división de menores llegando a coincidir con un joven Jefferson Farfán, Jean Pierre Archimbaud y Jair Céspedes junto con su mentor Óscar Montalvo. Sin embargo, muchos llegaron a cuestionar a la dirigencia por el paupérrimo trabajo del club, por lo que Sandro y Daniel dieron un paso al costado acompañado del descenso del 2000. Por su parte, en el año 2006, Mario Figueroa fue invitado por una lista de un grupo del entorno del club. Muchos de sus amigos con los que iba al estadio ayudaron a que el club pudiera volver a la Primera División en dicha temporada. Recibió una llamada inesperada de una persona reconocida en el entorno del Deportivo Munici56


pal, quien lo invitó a ser parte de su grupo para que ganen las elecciones en ese tiempo en un cargo sumamente alto en la dirigencia: ser vicepresidente del club; sin embargo, ante el profesionalismo y agradecimiento, él ya había conversado y pactado con el técnico Carlos Silvestri para ser parte de su lista. «Hubo un voto que definía esas elecciones y ese voto fue mío» señala Mario elocuentemente junto con unas carcajadas. Lamentablemente, la anterior directiva dejaba el club con un incremento al 80% de todo el plantel y comando técnico y sin un centavo dentro del presupuesto general del club junto con una situación delicada. Ante dicho momento, Mario optó por retirarse, debido a que este tema empeoró duramente su situación económica y laboral y, con ello, el Deportivo Municipal descendería a la Segunda División. «El Municipal cada vez se va transformando en un partido político »,señala Sandro, ya que él sustenta que son el único club con elecciones y se viven como una guerra en bandos de batalla diferentes, usando las redes sociales diciendo cosas sin sustentos. “Nos vemos muy expuestos a muchas y todos como tal se merecen un respeto alto por lo que se ha hecho por el club”. En aquel partido, donde pudo observar de pequeño a judíos y árabes separados por temas de religión e ideales, llegó a verlos juntos abrazados en un partido de fútbol de Municipal —A la hora que juegue el club, se tiene que apoyar de todas formas y no querer conseguir un beneficio propio. El que es socio de Muni, es socio sin pedir nada a cambio y hay que hacerlo —menciona Sandro. *** Sentado con una camiseta negra del Muni, atrás un cuadro vertical alto donde mantiene una foto a color con su hijo y él con la camiseta blanquirroja editada en un césped de un estadio. Muestra una serie de fotos de archivos, donde el plantel del 2006 lo saluda por su 57


cumpleaños y el directivo de aquella oportunidad le demostraba un respeto y agradecimiento por su participación en toda la campaña. Para José “Pepe” Cordova, socio y exvicepresidente del club Centro Deportivo Municipal, en el fútbol peruano hay más simpatizantes que hinchas, ya que el hincha incondicional es el que va al estadio y vive el partido a su manera por lo que pasa en el partido, no el que critica por las redes, mientras que simpatizante es quien se identifica por un club, pero solo para quedar bien con su entorno y no sabe nada de la historia. En los últimos años, el Deportivo Municipal tiene más simpatizantes que hinchas y eso lo ves cuando vas al estadio y no llenamos media tribuna. Personas cómo Jose Marcelo Allemant, ‘Lucho’ Saettone, Ricardo Arias, Nestor Andrade siempre fueron, son y serán personajes inolvidables dentro del club por todo lo que hicieron para y por el bien del Deportivo Municipal. En su caso, va al estadio desde su uso de pasión y no de elección, pues dentro de sus venas corre la sangre edil desde su nacimiento por su padre y su hermano. Nadie puede calcular esa pasión del hincha cuando pinta aquella camiseta blanca con un lapicero de tinta roja para ver al club en las tribunas populares del Estadio de San Martín de Porres y que la “Academia” pueda volver a la máxima división del fútbol en 1968 con Hugo Sotil Yeren. Su vinculación directa con el club en el tema deportivo comienza en el año 2008 empezando por ser el jefe del equipo de aquel plantel. Su inexperiencia en aquel puesto hizo que buscara los temas en los sitios web de equipos europeos campeones del fútbol como el Real Madrid o el Barcelona de España. La puntualidad era un signo de respeto para él y la camiseta y todos debían respetar esa ley establecida por las “cabezas” del Municipal. La única forma que lo puedan sacar era muerto del club, pues los proyectos que se decidían y toman una medida crucial a puertas cerradas desde las oficinas de la dirigencia edil eran y serán siempre para el club. Nunca podrá mirar 58


al hincha edil por debajo del hombro, pues es un hermano más que alienta siempre desde todas las formas y partes del mundo. —Tener los colores más lindos del Perú y más parecidos a la selección no lo tiene nadie. Representa un equipo de puro sentimiento. Con el paso de los años,el hincha de Municipal de Municipal tiene la esperanza de ver al equipo levantar un campeonato nacional. No sé si lo veré, pero tengo fe que lo vamos a lograr. — Y lo lograremos, Tío Pepe. Tras estos testimonios pude comprender realmente lo que es vivir como un hincha acérrimo del Deportivo Municipal, pues ellos dejan la vida por el equipo edil, ya que habrán miles de equipos peruanos bañados en trofeos de oro local o de gama internacional, con grandes jugadores y una plantilla de ensueño que hará soñar a más de uno por conseguir la ansiada copa al final del año a estadio lleno con banderas flameando a extremos de las tribunas repletas y la música compuesta por las grandes voces de los hinchas de los diferentes clubes que acompañan a cada partido en las diferentes partes de Perú. Todo esto es distinto con el cuadro del Deportivo Municipal, debido a que acompañados fidedignamente con la barra de la comuna, la gente ajena a este sentimiento nunca va a entender el cariño incondicional a la franja, porque nunca lo vivió, tal vez no saben que realmente lo que sobra es la pasión. Desde su corta edad, padres, hijos y abuelos asisten a los diferentes colosos deportivos donde juega la Franja, se quedarán con la garganta destruida y seca buscando agua en un desierto después de haber disfrutado y alentado de un gran triunfo con sufrimiento o salir entre un rió de lágrimas y decepciones. Nadie los puede igualar, son pocos, pero los mismos de siempre, porque así ganen o pierdan siempre serán del Deportivo Municipal. Echa Muni.

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Apéndice fotográfico

Deportivo Municipal celebrando el triunfo ante Unión Huaral y el ascenso a la Primera División. Foto: Diario El Comercio

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Máximo Vides Mosquera, Roberto “Tito” Drago y Luis “Caricho” Guzmán. Foto: Diario El Bocón

Equipo titular que enfrentó a Universitario de Deportes por el subcampeonato de 1982 Foto: Diario El Bocón

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Línea de tiempo 1935. Se funda el Club Centro Deportivo Municipal en la ciudad de Lima 1938. Deportivo Municipal consigue su primer título 1940. Deportivo Municipal consigue su segundo título. 1943.Deportivo Municipal consigue su tercer título 1950. Deportivo Municipal consigue su cuarto título 1967.Deportivo Municipal desciende a la segunda división 1981. Deportivo Municipal logró el subcampeonato y clasifica a la Copa Libertadores 1993. Deportivo Municipal derrota a Deportivo Sipesa en el Estadio Alejandro Villanueva y se consagra campeón del Torneo Intermedio 2000. Deportivo Municipal desciende a la Segunda División

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2006. Deportivo Municipal vuelve a la Primera División 2007. Deportivo Municipal desciende a la Segunda División 2009. Deportivo Municipal desciende a la Etapa Regional de la Copa Perú 2011. Deportivo Municipal juega la Liga Distrital del Cercado de Lima 2014. Deportivo Municipal consigue el título de la Segunda División 2015. Deportivo Municipal vuelve a la Primera División. En dicho año, consigue su clasificación a un torneo internacional (Copa Sudamericana) luego de 33 años de ausencia. 2017.Tras 35 años, el Club Centro Deportivo Municipal consigue disputar la Copa Conmebol Libertadores siendo su segunda participación en dicho certamen

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Fuentes utilizadas Fuentes testimoniales Gino Bonatti, periodista y locutor deportivo de Movistar Deportes y de RPP. Entrevista realizada el día 27 de octubre del 2020 José Córdova, ex- directivo y vicepresidente del Club Centro Deportivo Municipal. Entrevista realizada el día 25 de octubre del 2020 Adolfo Figueroa, hincha del Deportivo Municipal. Entrevista realizada el día 21 de octubre del 2020 José María Figueroa, militante de la barra “Oriente Edil”. Entrevista realizada el día 31 de agosto de 2020 Mario Alfonso Figueroa, ex-directivo del Club Centro Deportivo Municipal. Entrevista realizada el día 22 de octubre de 2020 y el 27 de octubre del 2020 Martín Higueras Hare, periodista y docente de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Entrevista realizada el día 03 de septiembre del 2020

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Sandro López- Torres, actual directivo del Club Centro Deportivo Municipal y de la Asociación de Fútbol Profesional. Entrevista realizada el día 28 de octubre del 2020 Robert Malca, periodista deportivo del canal TV Perú. Entrevista realizada el día 30 de agosto del 2020 Félix Paz, periodista, creador de la página Los Locos de Siempre y editor general del Diario Andina. Entrevista realizada el día 30 de agosto del 2020 José Reynoso, ex-presidente y actual militante de la Barra de la “Banda del Basurero”. Entrevista realizada el día 27 de octubre del 2020 Percy “Chorri” Ricaldi, militante de la barra “Oriente Edil”. Entrevista realizada el día 03 de septiembre del 2020 Mario Spidee, militante de la barra “Oriente Edil”. Entrevista realizada el día 30 de agosto del 2020 Fuentes documentales -Barra Brava: Hinchadas de fútbol (s.f) Historia de la barra brava La Banda del Basurero y hinchada del club de fútbol Deportivo Municipal de Peru. Barra Brava (https://barrabrava.net/deportivo-municipal/la-banda-del-basurero/historia/) -De Chalaca (17 de marzo del 2020) Deportivo Municipal (https:// dechalaca.com/futbol-peruano/clubes/deportivo-municipal) -Depor.com (18 de mayo del 2016) El día que Alianza Lima mandó a Deportivo Municipal al descenso. Depor.com (https://depor.com/ futbol-peruano/descentralizado/dia-alianza-lima-mando-deporti66


vo-municipal-descenso-19127/) -Diario El Comercio (30 de noviembre del 2014) Deportivo Municipal vuelve a Primera División tras ser campeón. El Comercio (https://elcomercio.pe/deporte-total/futbol-peruano/deportivomunicipal-vuelve-primera-division-campeon-306929-noticia/) -Diario Líbero (07 de enero del 2021) Un día como hoy un combinado de Alianza y Municipal venció al Bayern Munich. Diario Líbero (https://libero.pe/futbol-internacional/1602216-alianza-lima-municipal-formo-equipo-vencio-bayern-munich-efemerides-teofilocubillas) -Los Locos de Siempre (s.f) Descripción del medio “Los Locos de Siempre” (https://loslocosdesiempre.com/)

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Cánticos del Deportivo Municipal

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ACADEMIA HOY HAY QUE GANAR

La academia hoy hay que ganar que esta banda quiere festejar (x2) Enamorado estoy de estos dos colores al equipo yo lo sigo no me importa donde Yo soy basurero me hago respetar pregúntale al pecho frío Que te va a contar (bis) La academia hoy hay que ganar que esta banda quiere festejar (x2) Enamorado estoy de estos dos colores al equipo yo lo sigo no me importa donde Yo soy basurero me hago respetar pregúntale al pecho frío Que te va a contar (bis)

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SEÑORES YO SOY DEL MUNI Señores yo soy del Muni es un sentimiento, es algo que no se explica se lleva adentro, no importa en que cancha juegue, lo seguiré hasta verlo campeón, siempre lo llevo dentro de mi corazón. Vamo’ Acadé (x4)

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LA GENTE NUNCA VA A ENTENDER La gente nunca va a entender Por que nunca lo vivió No saben que en esta banda Lo que sobra es la pasión Desde chico estoy aquí Muchos triunfos festejé Las derrotas he llorado Pero igual te vengo a ver La alegría de esta hinchada Nadie la puede igualar Aunque ganes aunque pierdas Yo soy del Municipal Y aunque no demos la vuelta Esta hinchada es una fiesta Es por eso que te aliento Hasta el final

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VAMOS BASURERO Vamos vamos basurero vamo’ a ganar Vamos vamos basurero vamo’ a ganar Yo te sigo a todas partes a donde vas cada vez te quiero más (bis)

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FRANJA, MI GRAN AMIGO Franja, mi gran amigo esta campaña volveremos a estar contigo te alentaremos de corazón esta es tu hinchada que te quiere ver campeón No me importan lo que digan Lo que digan los demás Yo te sigo a todas partes Cada vez te quiero más

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TE LLEVO EN EL CORAZÓN Academia te llevo en el corazón La Academia yo te quiero ver campeón No me importa donde vayas a jugar La Academia cada vez te quiero más Vamo’ acadé, vamo’ a ganar Te seguiré hasta el final Donde tu estés, yo voy a estar La Banda del Municipal (bis)

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VAMOS LA ACADEMIA Vamos la Academia, vamos todavía Que nadie nos para ni la policía Esta es tu hinchada que pone huevos Esta es la Banda del Basurero La Acade (x8) (bis)

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QUE MÁS QUISIERA Qué más quisiera yo pasar la vida entera Con esta hinchada que merece la primera Vamos Academia ponga huevos vaya al frente Vamos Academia que te lo pide la gente Y yo prometo que el día que yo me muera Fumando un wiro con el bombo y la bandera Voy alentarte los domingos desde el cielo Para que el mundo sepa que al Muni lo quiero Y vamos vamos, vamos la Acade’ (x8) Qué más quisiera yo pasar la vida entera Con esta hinchada que merece la primera Vamos Academia ponga huevos vaya al frente Vamos Academia que te lo pide la gente Y yo prometo que el día que yo me muera Fumando un wiro con el bombo y la bandera Voy alentarte los domingos desde el cielo Para que el mundo sepa que al Muni lo quiero Y vamos vamos, vamos la Acade’ (x8) 78


TODOS JUNTOS Hay que alentar todos juntos por la Academia Hay que ponerle más huevos, saquensé la mier… No hay que parar de alentar, hoy tenemos que ganar (bis)

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LA BANDA LOCA Esta es la banda loca del Basurero La que sigue al equipo donde juguemos La que deja la vida por los colores La que le pide huevos a los jugadores Para ser campeones (X3)

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Agradecimientos Quiero manifestar un eterno agradecimiento a todos los participantes directos e indirectos que hicieron posible que este proyecto literario sea una realidad. El resultado de ello fue descubrir la verdadera razón por la que el deporte en general está ligado a todo lo que realizamos en nuestro día a día. A las doce voces que se tomaron tiempo para poder contarme sus historias personales en cada partido con el Club Centro Deportivo Municipal En primer lugar, a mi familia, en particular a mi madre, a mi abuela y a mi hermana menor quienes fueron mis hinchas incondicionales en cada fase del proyecto literario, donde me dieron sus ideas y opiniones desde la primera letra y aliento para no desistir con el producto final más aún en una crisis mundial sanitaria y total en el Perú. A la UPC, mi universidad, mi alma máter, pues haber culminado mis estudios académicos superiores con 22 años y un proyecto literario a la mano desarrollado en menos de un año fue un desafío arduo y tedioso, donde siempre pude recibir el apoyo de mi profesor y de mis compañeros en cada sesión de clase. .

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Este libro narra la dedicación, entrega y pasión intacta de tres hinchas de uno de los clubes con mayor trayectoria y popularidad en la historia del fútbol peruano, quienes representan la definición de fidelidad incontrastable a lo largo de todos los torneos amateur y profesional del fútbol peruano en sus diferentes categorías. Han de ser pocos, pero siempre son los mismos que están en la tribuna cantando y alentando al Club Centro Deportivo Municipal. Han pasado más de 70 años en los que el hincha edil se desligó de la oportunidad de poder volver a vivir un momento épico con el campeonato más importante del fútbol en el territorio peruano. Con varios jugadores representativos en la historia del fútbol local, como Tito Drago o el Cholo Sotil, el equipo de la comuna representó el juego clásico y limpio de los últimos tiempos en todas las canchas del país

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