Aprendiendo a sufrir II

APRENDIENDO A SUFRIR Por Javier Navarret Triana

Sin baches en el camino que aburrido seria el trayecto.

Para dejar de sufrir no hay que oponer resistencia ante las circunstancias.

Quiero dedicar este libro en agradecimiento a todos los que me han ayudado a superar mis temores y, de una u otra manera, encontrarme con Él. A mi familia, al Colegio Rabassa, a mis amigos, a José Pedro, Miguel Ángel y Manolo -sacerdotes-, a Isabel y, por último, a Rafa.

DESPOJOS DE UN EXTRAÑO El pecado es como un nudo que constriñe el tesoro de tu inocencia. El ser humano es como un gigante de barro con pies pequeños que quiere ser niño por sus propios medios, pero un solo tropiezo nos derriba al suelo.

Y Dios es como un colchón que te ofrece un lugar donde echarte a descansar, serias tan negligente como para quedarte de pie eternamente.

Y su hijo Jesucristo nos espanta por no enfrentarnos a nuestra propia palidez, ya que el sacrificio de Él sirvió para darnos color a nuestras almas, todos los demás son deslumbrantes ídolos que nos vampirizan.

Las heridas del alma nos duelen como zarpazos invisibles ajenos a nosotros por un silencio que nos inmoviliza, congelando toda posibilidad de movimiento, como si un punto negro se fuera extendiendo y te corroyera el alma lentamente tragándote como un cáncer; un elemento ajeno a ti que aguarda en estado latente e inconsciente a dominar tu juicio, para en su murmullo confundir tu juicio, y extender su plaga al convertirte en una bestia.

Pero solo con la suficiente fortaleza, y el significado del valor del sacrificio de la muerte del mal, te ayudará a vomitar lentamente en un grito liberador que sanará tu corazón y recobrarás la esperanza del inconmensurable y tierno amor de la vida.

Solo compartiendo el sufrimiento desaparece.

Ata tu dolor al árbol de la vida, riégalo y cuídalo y veras como igual que Cristo en la cruz, al acompañarlo en su crecimiento, la angustia desaparece.

Mensaje a uno mismo: Mi niño siento no haberte reconocido, amargar tus planes, olvidarte y echarte las culpas de todo el dolor del ser adulto que soy, tenemos que devolvernos las sonrisas, tiernas y dulces, esas caricias entregadas como ramos de flores, perdóname por pisarte y olvidarte, perdonemos a todos aquellos que nos han hecho daño y liberemos a los muertos dándoles lo que pidan; alma mía te ruego que vuelvas a mi, que sigamos creciendo juntos, en la unidad y en la esperanza, te mando besos que reconforten tu pena, para que dejes de gemir y lamentar tu autocompasión, congratúlate con el mundo, equilibra la balanza para dejar de ser victima y no convertirte en verdugo, aplaca todo rencor con amor; seguiremos jugando y divirtiéndonos con miradas limpias y serenas que no enturbien el sentido de nuestros actos, acalla las malevolencias, no pidas venganza, no odies, deja de dañarte, solo amate, ámame, amemos, ya no quiero pisarte ni mofarme ni ridiculizarte, no seas caprichoso, ni rencoroso, no te amargues por lo perdido, no te aniquiles te lo ruego, deja de sentirte como un bastardo un traidor por no cometer con tus obligaciones y deberes, se tu mismo, abre todas tus ventanas para que solo haya corriente, abandónate a la vida te lo ruego alma mía vuelve a mi.

PRIMERA PARTE: ALIENTOS DE UN EXTRAÑO

1. RECONOCIENDOME EN EL ESPEJO Atrévete a salir al encuentro de algo más que tu mismo.

Aventúrate a extender tus brazos y acoger en ti al hermano que habita en el mutuo reconocimiento del encuentro tan esperado, no tengas vergüenza en dejarte llevar por el baile de la vida; abre ventanas de ilusión y esperanza, es el aliento compartido que sale a nuestro encuentro, reconoce el bálsamo que sana la pena mas solo la cicatriz es el recuerdo que pagamos por el precio de la alegría.

Acepta a recibir las manos fraternales del prójimo, no tengas miedo de sentir la belleza que te acoge en el seno de la salvación; y en la intersección de los caminos, si eres capaz de bajar la cabeza, veras que Dios desde el suelo sale al encuentro de tu mirada; pues es Él el relleno que une los espacios vacíos o invisibles al misterio de la providencia divina.

Aventúrate a explorar el silencio, pues la gracia es la fragancia que nos llevamos al no sentir miedo ni cobardía al pisar el templo de la vida, experimenta cada encuentro con la verdad con desprendimiento de necesidad, pues con determinación de libertad cada momento de dolor alumbrara nuestro camino como un constante parto hacia la eterna plenitud del refugio tan anhelado, rincón de la dicha, espacio que ampliaremos, que nos acogerá en la comunión de nuestros corazones, alivio de las tensiones de los deberes amorosos que nos encarga la misión, sentido de las circunstancias que refrescan nuestras penas.

2. POR QUE EL DOLOR Es ese espacio fronterizo, intersección que une cada paso, como verdadera razón de ser sufriente, sentido de un destino que quiere ser realizado por mas irracional que nos parezca. Espera que cubramos nuestra mano con un guante dándole la vuelta, es decir, poniéndolo del revés, que absurdo parece, pero así dejaremos de sentir las costuras que han sido cosidas para diferenciarnos.

Y como crecer o madurar diría yo que es doloroso, porque notas como tu corazón se ensancha, para convertirse en un crujiente trozo de pan, entonces atrévete a quitarte esa envoltura que te viene pequeña, donde tu alma se siente incomoda y constreñida; no tengas miedo de sentir el puro contacto con la vida, porque seguro que es gratificante y no dañino.

3. DECORACIONES QUE SE DESPRENDEN Tan ingenuos somos que queremos llenar la vida de inutilidades, pesadas preocupaciones que nos mantienen en un pulso constante con el amor de Dios; pues los exhibimos ante los demás y nos impide ver esa pared blanca donde la verdad nos acoge, y cuanto mas tardemos en reconocerlo mas nos quebrara la vida, hasta que nos abandonemos a salir de la sala de los coleccionistas sabiendo que el único triunfo es la alegría del corazón.

4. RECUPERA TU FORTALEZA Por mas que te quejes no se arreglaran las cosas; por mas pobre de mi no dejaras de ser una victima.

Solo reconociendo tu propia responsabilidad estarás en equilibrio.

Solo acogiendo al niño que fuiste y recibiéndolo en tus entrañas reencontraras lo perdido.

Solo perdonando, olvidaras tu pena.

Solo dejando de hurgar, sanaras.

Solo dándote una posibilidad de no tener miedo de afrontar la vida encontraras al único que te consuela en tu amarga soledad.

5. ALUMBRAMIENTO Si a cada momento dejáramos soltar ese amasijo de juguetes que nos sirve para entretenernos del aburrimiento, pero que cada vez que lo dejamos necesitamos agarrar otro juguetito, para distraernos de nuestros miedos; en ese ir y venir constante vamos perdiendo el verdadero sabor de las cosas, y la pena puede ser tal, que nos puede llevar a la desesperación y a una ceguera de caer en la desgracia.

Pero cuando por fin tocamos fondo un resplandor de luz, una pequeña atracción sentiremos, que ya nuestra única intención será ser el juguete en manos de Jesucristo y, en esa quietud, sentir a la vez como Él también se deja jugar por nuestra confianza y, por fin, podremos gritar: ¡yo estaba muerto y he resucitado!.

6. CULPA Si aceptáramos que la culpa es un peso que nos podemos quitar de encima con solamente decirle a Jesús: “corta el hilo que me tiene atrapado en mi, por mi falta de responsabilidad, por negarme lo mejor para mi que eres Tú -que siempre será lo mejor para los demás-; a querer un poco más cada día.”. En esa apertura nos iremos liberando, soltando toda atadura y sentiremos como Cristo llena ese vacío de amor que nos elevara hacia Él.

7. DESPERTAR AL CRECIMIENTO Imagínate que tienes dentro de tu cabeza un fuerte picor que te hace sentir incomodo y que tu mismo te rascas, sintiendo un aparente alivio o calma, pero al rato vuelve a aparecer y así sucesivamente el gozo se vuelve un infierno. Pero te das cuenta por la misericordia que de ti tiene Él, dejas de lado tu autosuficiencia -que se vaya de paseo un rato-, y permites que alguien te rasque para luego pedirte a cambio que tu le rasques; solo en ese momento notaras como, del corazón vivo de Jesucristo, te calma la propia insatisfacción al darte cuenta que todos los corazones se mueven al compás de uno solo.

8. TRISTEZA CONTENIDA Los hombres no lloran, al menos en público. Prefieren ahogarse en sus propias penas que mostrar un signo de debilidad ante la adversidad; ya que dejarse ayudar es un motivo de ataque personal, sin darnos cuenta que, la única amenaza no es el prójimo sino tu mismo. Y solo cuando decidas abrir todas las compuertas podrás liberar tu malestar, ya que dejaras entrar al Espíritu Santo que todo lo trasciende y se te otorgará el don de la gracia, rompiendo toda resistencia que no permita la reparación de los daños mirando siempre la conveniencia fraternal. La verdad os hará libres.

9. LO QUE NEGAMOS Si a cada paso que diéramos sobre terreno duro lo hiciésemos con la firmeza para decir “Sí”, veríamos como se ablanda el terreno y encontraríamos huellas, esas pisadas humanas que nos harían sentirnos responsables cada uno de las suyas y de las de los demás; mas solo hace falta poner un poco de atención para cerciorarnos que la belleza de caminar es ir llevando nosotros el aroma que nos va regalando cada contacto que realizamos con la vida hacia la eternidad.

10. MORIR PARA AMAR ¿Cómo puede ser que hayan personas que se vayan arrastrando por la vida sin tan siquiera poder mover un dedo del pie porque le duele? Es verdad, un pelo* de mi cabeza puede ser aparentemente tan fino y ligero que, cuando cae y toca el suelo, puede hacer un socavón tan grande que nos hunde, y a ver como salimos de ahí. Pues la persona en cuestión lo resolvió de la siguiente manera: por casualidad mientras se aburría decidió arrancarse sin darse cuenta un pelo más de su cabeza, al hacerlo se sintió algo más ligero y como si algo muy pesado que le oprimiese el cuerpo y no le dejara avanzar se esfumase. Así es como empezó a sentirse mejor y decidió arrancase otro y otro más, como lastres que uno se va quitando, y poco a poco se sintió flotar porque se sintió libre por dejarse de dar importancia y aceptar un perdón que nos hace sentirnos anclados a un centro que no es el nuestro. Por fin la persona salió de si

misma y se encontró con Jesucristo que empezó a reírse con el; y la persona le preguntó ¿por qué te ríes? y Él le contestó “porque estás calvo”; claro -le dijo- pero como lo acepto seré un calvo feliz de serlo, y Jesús le dijo: “Tu fe te ha salvado”. * El pelo son nuestras preocupaciones, egoísmos y miserias.

11. MIEDO SOLO DE MÍ Estaba sentado en el suelo de mi habitación a oscuras. Estaba asustado de todo hasta que permití que una puerta en mi vida se abriera, y una certeza entró en mi corazón que lo hizo lo suficientemente valiente de dar el paso, para salir de la habitación y encontrar la esperanza y seguir sus tres consejos para ser feliz y dejar de tener miedo: desea lo mejor para ti; quiérete mucho; Dios está contigo. Y cuando asumió esto se vio en el cielo.

12. TRASCENDENCIA Si hay algo que nos impida sentirnos libres son los juicios que hacemos a los demás, porque en el fondo nos los estamos haciendo a nosotros mismos; es como envolver un regalo con un papel muy feo y rechazarlo solo porque nos repele. Si somos capaces de mirar las cosas sin ninguna intención puede ser la diferencia entre salvar una vida o ser cómplice de una muerte. Que cada cual este a solas con su conciencia.

13. HUIR Cuentan de un viejo rey que mando construir una torre de oro desde donde gobernar su reinado. Solo le importaba la grandeza que sus vasallos le podían traer a cambio del derecho a otorgarles que se hospedasen en sus tierras.

Un día uno de ellos, un campesino, vino a pedirle clemencia por haber robado un pedazo de pan para saciar el hambre de sus hijos. El rey lo había condenado a muerte por haberse atrevido a decirle que cambiase las leyes, en vez de aceptar la sugerencia de que él cambiase, o resignarse a trabajar más o aceptar el hambre de sus hijos. Este hombre murió anhelando una justicia sobre su verdad y honra, ya que fuera vilipendiado y humillado, y su familia desterrada a lo desconocido.

Pasó el tiempo y el reinado prosperó en apariencia. El rey enfermó de gravedad y algo en su corazón le hizo conmoverse. Puede ser esa noche agitada, que paso en un duermevela inquieto, donde soñó con el rostro de Dios advirtiéndole que si no cambiaba su torre sería herida y demolida por el rayo divino. A la mañana siguiente despertó como si fuera una persona nueva, mandando repartir todas sus posesiones, buscar y traer a los exiliados, construir una ermita en la tumba del campesino y honrarla.

Arrepentirse del hombre viejo que era, pedir perdón y perdonarse, cambiar él en vez de huir y pedir que los otros cambien. Y cuando poco a poco fue cumpliendo todo esto y aceptar su arrepentimiento, no como una denigración sino como una honra para que su pueblo prosperara en dicha y gozo, por fin llegó la hora en que suspiró y entregó su alma a Dios sabiendo que todo estaba en paz. Ese día las campanas del cielo tocaron la música de la alegría: redención de las almas por toda la eternidad. Amén.

14. SUBE PARA RECONSTRUIRTE Fui hecho a imagen y semejanza de Dios, pero un día me caí al tropezar con un enigma. Me sentía tan calentito y confortable en casa de mis padres hasta que, un día, me pillaron mirando tras la ventana la noche oscura. Mis papas me riñeron y me dijeron que bajo ningún concepto saliera fuera de casa, ya que decían, que fuera no había nada. Fue tal el poder de la curiosidad que se alejó de su casa tras lo desconocido y se fue tan lejos que ya no encontró el camino de vuelta. Poco a poco se iba muriendo de frío y, un momento antes de cerrar los ojos, se acordó de la hoguera tan calentita que le reconfortaba. Y se dijo que si su dedo pudiese encender un fuego moriría tranquilamente; y fue su fe tan fuerte que de su dedo surgió una chispa que iluminó la noche descubriendo un mundo nuevo para sus hermanos. En ese acto de sacrificio, de su generosidad en descubrir otros mundos, los demás vecinos de la aldea vieron como se iluminaba su pueblo y contemplaron como un gran globo subía hacia el infinito. Allí, en aquel globo, iba yo y pude recordar lo que había olvidado y ser feliz; pues mi osado atrevimiento trajo al pueblo fuegos artificiales que iluminaron toda la noche.

SEGUNDA PARTE: DESAHOGOS DE UN EXTRAÑO

1. EL PODER DE LA PALABRA Iba paseando tranquilamente dándome el pequeño placer de fumarme un cigarrillo, pese a la terrible tos que me entraba nada mas de dar una calada, cuando me di cuenta de que en el suelo había tirado un vaso de plástico vacío, además de estar agujereado en el fondo y del que salía un largo cable que, al parecer, no tenía fin. Por mas que tiraba del cable para recogerlo no acababa nunca y cuando iba a abandonar el empeño, porque ya me parecía absurdo, algo increíble se me ocurrió; aunque sabía que era el único que habitaba en la calle le dije al vaso: “¿Jesús, estás ahí?, y al ponérmelo en la oreja pude escuchar: “Deja de fumar, te conviene si no quieres enfermar, tu fe te ha salvado”. Hice caso del mensaje sin necesidad de comprobar nada y solo la determinación de mi libre opción fue mi salvación.

2. ATATE SOLO AL AMOR Un hombre con un buen traje y un reloj de oro en su muñeca se dirigía a su lugar de trabajo en la zona más lujosa de la ciudad, cuando por un descuido, se tropezó con el pie de otro hombre que estaba tirado en el suelo. “Por Dios que hace este hombre

desentonando en el paisaje; voy a socorrerle para que deje de incomodarme”. Y cuando fue a levantarlo le dijo: “Déjame hijo mío que estoy abrazado a este madero con todo el amor que a ti te falta”; el hombre se quedó tan consternado que solamente pudo derrumbarse tirándose al suelo a los pies de Jesús y romper a llorar buscando el consuelo que solo Dios puede darnos.

3. HAMBRE ¿Es qué no me ven? ¿Tan satisfechos están de si mismos que ya no dejan un hueco para mí?

Si se dieran cuenta de sus almas hinchadas a punto de reventar; pero yo estaré siempre para ellos roto y hecho migas esperando el momento que ellos me entiendan, y cojan una de esas miguitas de mi, y me dejen que me introduzca en sus corazones no como una invasión sino como un amigo dispuesto a saciar nuestra necesidad de mutuo amor.

4. FUEGO DE AMOR Quiero saber Jesús que en la profundidad de tus ojos me necesitas y que en la profundidad de mis ojos te necesito.

Quiero entrar en la mirada de María para que me prepare al encuentro contigo, por medio de la luz que nos trae el Espíritu Santo, puente que une la tierra con el cielo.

Quiero sentirme seguro en el sufrimiento de la vida, que me cojas de la mano y que me digas: “Aunque el camino sea doloroso al final te espera el bálsamo del consuelo.

Si tu confías en mi tendrás la suficiente fortaleza para llegar pues yo nunca dejaré de confiar en ti.”.

5. UN HOMBRE AYUDA A DIOS Que bien que alguien te ayude a levantar la tapa de tu ataúd y te diga “deja de ser un muerto en vida, ¡vive!”.

Cuando estamos acompañando a los demás, sin más propósito que estar ahí, somos incapaces de hacer el mal porque reconocemos al Rey de reyes y no seriamos capaces de tirar piedra sobre nuestro propio tejado.

Ayúdanos Señor a escuchar tu corazón, que es el nuestro, porque así podremos salir de las arenas movedizas sin perder nuestra identidad. Amén.

6. DIOS AMA HASTA DAR PENA Tanto nos disgusta la obra de Dios que tenemos que trastocarlo todo.

Mira al Señor que por amor se queda clavado para nosotros.

Tanto nos quiere el Señor que le da pena que no nos aceptemos tal como somos. Él nos acepta tal y como somos; no ha venido a robarnos nada sino a dar plenitud a nuestra vida.

7. SIGUE SUFRIENDO EL SUFRIMIENTO Si nos diésemos cuenta de cómo se repiten las pruebas en la vida caeríamos en la cuenta del origen del sufrimiento.

En la constante repetición de lo cotidiano nos espera el Señor con su amor, alentándonos para encontrar el alivio del sufrimiento, “el día que hagas las cosas como Yo las he hecho te liberaras”. Amén 8. DOLOR CON TRISTEZA, NO ES ESE TU DOLOR Doy gracias porque en mi llanto Cristo me consuela diciéndome: “tus lágrimas limpian tu impureza, te acercan a verme tal como soy y te ayudan a reírte de ti mismo”.

9. MALTRATADO EN MANOS AMIGAS Como una cadena de golpes que azota el corazón; una indignación que no debe ser respondida con rencor, solo con una mirada de amor, mirada de Cristo que desarma la fuerza destructora. Mirada que nos hace deponer las armas y mirar hacía atrás para pedir perdón; para poder saber que hacemos, porque sino estamos muertos.

10. NO TE VEO DESNUDO, TE VEO LIBRE Me abandono a la mirada de bondad de Cristo. Esa bondad que colma mi vacío, esa alegría que mueve mi boca de oreja a oreja en una sonrisa; me doy a los demás esperando ver en ellos el reflejo de Él.

11. INMOVILIDAD ¿Cuántas veces dejamos de mirar al Señor por miedo de sentir las ataduras que lo fijan en la cruz? ¿Cuántas veces lo abandonamos esperando olvidar que el tesoro es Él? ¿Buscando en otros lugares en los que no hallaremos la plenitud sino el vacío?

El día que decidamos quedarnos allí con Él y mirarle directamente a los ojos sin apartar la mirada, ese día, nos daremos cuenta que en su comunión volaremos hacía el infinito; pues sabremos que en la bondad se contagia la sonrisa, fuente de energía divina, agua de vida que nos llena de alegría ante las adversidades de la vida.

12. SILENCIO Somos ingenuos si creemos que somos libres, que no tenemos ningún tipo de ataduras, pues la vida siempre nos ata a multitud de cosas. Para romper ese hilo invisible no basta la mente, ni la voluntad, solo el corazón de Jesús que no vacila en dejar de latir por darnos vida; porque su corazón es el único en el que solo permanece la fuente del Amor, si lo escuchamos, oiremos al Señor.

13. EL RELOJ SE PARA Y COMIENZA DE NUEVO El Señor no te quita nada ni te niega nada. Te lo da todo si tú no pones un muro entre los dos.

Sal al mundo a cosechar la vida y obtener los frutos que, para que se conserven, debes entregárselos a Él.

Su juego con nosotros es que en la derrota sintamos la victoria cuando aceptamos la responsabilidad de romper nuestra resistencia ante Él -sacramento de la Penitencia-.

14. ESPERANZA Como un niño acurrucado en su cama, llorando en la habitación oscura, llena de sombras y miedos. Si permito que se abra un resquicio en la puerta me llegará un rayo de luz, una mano que se me tiende, una voz que con seguridad me dirá que no tenga miedo de nada solo de mí mismo, y de eso Yo te salvaré si te decides a dar el primer paso, y coger mi mano para poder sacarte a espacios ventilados y llevarte al reino de la esperanza. Cree en mí por medio de la fe, puente de salvación, y me hallarás.

TERCERA PARTE: CAVILACIONES DE UN EXTRANO

1. LA ESCALERA Como tumbado en el suelo tapada con mil mantas, como pellejos que recubren el corazón, empiezo a sentir un calor sofocante; exudo las toxinas del dolor, del esfuerzo de subir un peldaño tras otro. El sufrimiento del hecho de tomar una decisión y dejar atrás las pieles muertas que dan alivio al sacrificio del corazón, vivo en la cima, a la que uno llega sin cansancio si es capaz de mirar atrás el camino recorrido.

2. RESPETANDO EL CENTRO Como una rueda que gira sin parar en un movimiento circular, gracias al radio que es camino que une al centro que lo es todo; gracias al eje que es el motor que lo mueve todo. Tres partes que se reflejan para unirse en la Verdad, para dejar de ser sombra y formar una bella figura y poder acostarse en la vidamuerteresurrección de la eternidad.

Da igual lo que hagas, lo que creas, lo que digas… pero no te olvides de volver siempre al centro donde espera el Redentor para la salvación.

3. TRANSUSTANCIACION Solo aceptando la debilidad como fortaleza seremos capaces de convertir un corazón de piedra en un trozo de pan que, al ser partido y escuchado su crujir, entenderemos el misterio de una comunión.

4. LINEAS FRONTERIZAS ¿Se puede amar sin sexualizar? Si, solo actuando maternalmente o solo sirviendo paternalmente -como Dios ama-. Juntos en la fraternidad llenaremos el vacío que habita dentro de nosotros, cuando seamos capaces de provocar una sonrisa en el prójimo para llenarnos en continua correspondencia, con bondad, y veremos como una potente gracia nos colma de gratitud, moneda no materialista.

5. VOLUNTAD Supongamos que queremos ver un bello paisaje nada más salir de casa, pero nos encontramos con un muro de piedra alto y sólido que nos impide realizar nuestro anhelo. Y empezamos a patalear, a quejarnos y protestar, a resistirnos a aceptar la realidad; hasta que por cansancio uno empieza a ceder y abandonarse, es decir, asume su circunstancia, solo en ese momento el muro se cae.

6. TUS CAMINOS Como una cadena humana levantada que mira hacía el cielo.

Como el sacrificio que hizo Jesucristo de su vida para que entendiésemos el sentido del verdadero amor y entrega.

Como el sufrimiento que aguanta la humanidad, al sostener el peso del mundo, para que se haga más sostenible el dolor de la espera.

Como la esperanza que nos prometió Jesús al ser el primero en aventurarse a empezar desde cero un reino para nosotros.

Como el amor que nos tenemos mutuamente o la fe que profesamos -aunque no entendamos el misterio inaccesible de Dios-; sabemos con certeza que, como un punto en la lejanía que se ve pequeño, cuanto más nos acercamos a Él más descubriremos su grandeza.

7. BAILAR AL COMPÁS Si elegimos danzar a través de la disciplina del talento que se oculta dentro de la maraña del dolor, daremos un sentido al sufrimiento.

Si nos vemos como una pieza que ayuda a que la coreografía tenga una gracia, seremos copartícipes de la redención del mundo.

Si nos negamos a bailar acabaremos sentados y sin pareja ahogados en las marañas de la vida.

8. LA SEÑAL La Cruz es la brújula que nos orienta constantemente, es la llave que abre una puerta a lo desconocido, donde uno a veces puede saborear un atisbo de lo que hay al otro lado.

La Cruz al norte nos habla del cielo, al sur del infierno, al este del buen ladrón y la misericordia de Dios, al oeste del mal ladrón; pero el más importante es el centro donde nos damos cuenta que, quedándonos quietos y con los sentidos despiertos, el corazón se mueve con el Suyo.

9. ¿QUIÉN VENCE A QUIÉN? Como un cáncer que nos devora porque no podemos digerirlo, como una cosa que se esconde dentro porque no queremos reconocerlo, cada vez que nos alejamos de nuestra egolatría encontramos la luz oculta que destruye el cáncer.

10. ANIMAL. HUMANO. DIVINO. Con fe no nos sentimos abandonados, arrebatados por la divinidad que nos trasciende, llevándonos hacía el cielo con el espíritu, salvándonos del horror; porque solamente aquellos que no son capaces de apartar la mirada del holocausto serán devorados

interiormente, porque cada bala* que lanzamos tiene un efecto boomerang que nos va matando lentamente. *La bala es cada daño que hacemos al prójimo.

11. TENIA QUE PASAR ¿Quién se atreve a caerse contigo en vez de castigar al culpable? ¿Quién se atreve a tendernos una mano para ayudarnos a levantarnos, en vez de darnos un manual de instrucciones que nos enseña a levantarnos por nuestros medios?

Nuestra debilidad es nuestra fortaleza.

12. FRUTOS ¿Seríamos capaces de aceptar la violencia del mundo como besos de amor? ¿Seríamos capaces de despojarnos para ir mostrando al mundo nuestra confianza y gratitud? ¿Seríamos capaces de morir mostrando que no nos tenemos que defender de nada por miedo al prójimo?

13. ¿QUIÉN ES EL EXTRANO QUE HABITA EN NOSOTROS? ¿Es un extraño o es un amigo? ¿Está dentro o fuera? ¿Es desentendido o protector? ¿Es reconciliador o instigador? ¿Es mariposa o gusano? ¿Lo hemos escuchado o lo ignoramos?

Aunque nosotros lo olvidemos Él no se olvida nunca de nosotros, aunque haga estragos a veces solo quiere despertarnos. ¿Y tú? ¿Quieres ayudarle en su misión?

14. EPÍLOGO Solo aceptando nuestra responsabilidad ante la vida nos hará el camino más llevadero.

Una persona que se cree perfecta es una persona muerta.

Para ser fiel a ti mismo solo hay que confiar y que no nos importen los juicios.