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MEJORES NOTAS, MENOS ESFUERZO La guía que necesitas para obtener los mejores resultados.

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ÍNDICE

1. Introducción

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2. La importancia de la actitud

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3. Cómo enfrentarnos a una sesión de estudio

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4. Subrayar, esquematizar, resumir

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5. Mente y cuerpo sanos

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6. El descanso

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7. Memorizar

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8. Llega el examen

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INTRODUCCIÓN

Obtener buenas notas con menos esfuerzo es posible si sigues una serie de pautas de estudio que favorecerán que tus calificaciones mejoren teniendo en cuenta una serie de factores. Te vamos a ayudar a conseguirlo. La clave, como en casi todo, está en la actitud que tomes frente a ello.

En primer lugar, quita del medio cualquier distracción mientras estás estudiando.

Una distracción puede ser un hermano, padre, madre o primo que entra en tu habitación constantemente, o un teléfono que no deja de sonar… Tienes que aislarte y centrarte en lo que estás haciendo.

Realiza el estudio en intervalos cortos de entre media hora y una hora, ya que el cerebro necesita parar y relajarse para continuar su trabajo. No pares más de cinco minutos. Levántate, estira las piernas y realiza ejercicios de descanso de vista, como puede ser mirar al punto más lejano que encuentres y enforcar ahí durante un momento.

En la medida que te sea posible, intenta estudiar en el mismo sitio siempre, un lugar que, como te hemos comentado, esté alejado de ruidos y permita tu concentración; un lugar que sea cómodo para ti, con una mesa y una silla adecuada, una buena iluminación y correcta temperatura. Convierte en tuya esa zona, mantenla ordenada y cuidada y sólo utilízala para estudiar, no la mezcles con tus momentos y espacio de ocio. Cuando te pongas a estudiar, estudia. Crea un ambiente propicio para ello, cuídalo y consérvalo.

Planifica tu estudio. Establece prioridades y ponte fechas para terminar los temas y poder repasarlos. Ponte, además, un horario, ya que de este modo aprovecharás mejor las horas que decidas dedicar a estudiar. Escríbelo de manera que tengas claro que puedes cumplirlo, sé realista. Póntelo a la vista.

Lleva al día tus asignaturas y no dejes que se te acumule el trabajo.

La actitud que tomes frente al estudio determinará en gran medida tu éxito. Por eso, si tienes que ponerte a estudiar, hazlo sin pensarlo más y hazlo convencido de que es el trabajo que te está tocando hacer, que en ese momento, mientras estudias, tu vida es ese estudio.

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Es importante que, cuando comiences a estudiar, leas bien lo que tienes delante.

Mientras lees, ve distinguiendo ya qué es significativo de lo que no lo es, y relee si algo no te ha quedado claro. Haz una lectura con sentido y comprendiendo todo lo que lees.

La actitud que tomes frente al estudio determinará en gran medida tu éxito.

Y, si, después de todo, resulta que no apruebas el examen, no te preocupes, de los fracasos siempre aprendemos y ya habrás creado un hábito de estudio que ahora será cuestión de perfeccionar. Reflexiona para entender dónde ha podido estar el fallo. Planifícate mejor y evita errores ya cometidos. Pueden influir, también, los nervios del día del examen. Las técnicas de relajación que te contaremos más adelante pueden ayudar a relajarte.

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LA IMPORTANCIA DE LA ACTITUD Como en la mayoría de cosas en esta vida mantener una buena actitud frente al estudio será muy beneficioso para lograr buenos resultados. Convéncete de que lo que haces es lo mejor y enfréntate a ello con optimismo.

Autoconvencerse de que vas a aprobar influye mucho en que termines aprobando. Si te convences de la dificultad de algo y te haces una bola con ello, aumentará la dificultad para estudiarlo y entrarás en un bucle complicado. Hazlo en positivo, convéncete de que tienes todas las posibilidades para aprobar y que, de hecho, lo vas a hacer. No te relajes con ello, simplemente estimúlate con pensamientos positivos. Aunque tengas delante algo que no te apetece hacer pon ilusión en ello. Está comprobado que alguien motivado rinde mejor.

Sé constante y trabaja diariamente. Ten fuerza de voluntad y céntrate en tus prioridades: estudiar. Sabes que la recompensa al esfuerzo será grande si todo sale bien, por lo que si sigues estas pautas el trabajo no será tan grande y los beneficios, los máximos. No te conformes con aprobar, pon altas tus expectativas siempre dentro del realismo.

A veces ocurre que los alumnos que mejor rendimiento académico tienen no es que sean los más listos, sino los más motivados y que más confían en sus posibilidades, serios y rigurosos en su planificación en el estudio, logrando la eficiencia en el método escogido. Estudia y valora tus posibilidades, y en función de ello, crea tu forma de estudiar. Sé flexible.

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CÓMO ENFRENTARNOS A UNA SESIÓN DE ESTUDIO Ya os hemos comentado que la actitud frente al estudio es fundamental a la hora de planificar el tiempo que dedicaremos a ello. Para empezar a estudiar, debes colocarte frente a los libros / apuntes con una actitud decidida, con ganas, sin distracciones previas. Estás a lo que estás, y estás para estudiar. De este modo nuestra cabeza se centra desde el mismo instante en el que te sientas en tu silla.

Los apuntes que hayas tomado te ayudarán enormemente en la tarea que vas a emprender, por eso, ten en cuenta que cuanto mejor estén tomados, más sencillo será para ti luego ponerte frente a ellos. Escríbelos ordenados, con buena letra y sepáralos por asignaturas.

Algunos expertos aconsejan comenzar por un tema o asunto que sea más sencillo o que te resulte más interesante, para llegar a los más complicados con el máximo nivel de concentración. Si tienes cosas que hacer que no precisen de demasiada atención por tu parte, como puede ser dibujar, pasar algo a limpio, algún trabajo manual, puedes dejarlo para cuando estés más cansado.

Otros, sin embargo, aseguran que es más eficaz empezar por lo más importante y que el hecho de comenzar por lo sencillo para ir entrando en materia es válido siempre que tengas tiempo para todo. Si no es el caso, podría llegar a agobiarte la sensación de saber que aún tienes cosas importantes por hacer y el propio nerviosismo paralizar tu cabeza. Tú mejor que nadie deberá saber cómo es la mejor manera de enfrentarte al estudio.

También os hemos adelantado que es importante realizar algunas paradas, no estés estudiando más de 60 minutos seguidos. Cuando lleves una hora estudiando, por ejemplo, detente y haz unas respiraciones profundas, estira los brazos y las piernas… Aumenta el tiempo de descanso de manera paulatina conforme incrementes las horas que llevas frente al libro.

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¿Has probado a estudiar en grupo? Es una posibilidad que presenta varias ventajas frente al estudio individual. Por ejemplo, ayuda a conocer el punto de vista de otras personas respecto a otro tema, contrastar conclusiones, hacer posibles correcciones y facilita el desarrollo de habilidades sociales y de comunicación. Eso sí, requiere de una buena organización para obtener buenos resultados, por lo que es aconsejable elegir un moderador que coordine el reparto de temas, establecer horarios fijos de reuniones y agruparse con estudiantes con el mismo objetivo: el estudio es lo más importante Tiempo. Fundamental para el correcto estudio. Saber administrarlo de la forma más eficiente posible es imprescindible para garantizar el éxito.Y perderlo es un problema que todos sufrimos en mayor medida.

El estudio exige un esfuerzo que termina por cansarnos, por lo que es bastante sencillo que siempre encontramos otra cosa que nos apetezca más hacer y vayamos retrasando con excusas varias el momento de sentarnos frente a un libro. También puede suceder que nuestra mente se evada y nos olvidemos de la concentración, marchándonos sin querer de donde estamos y poniéndonos a pensar en otras cosas. Se puede perder el tiempo no sabiendo estudiar bien, desaprovechando los momentos de estudio y haciéndolo con poco interés. ¿Y luego? Tocará recuperar las horas perdidas y quizá sea demasiado tarde.

A la hora de memorizar puede ayudarte el explicar a otra persona lo que estás estudiando, pero hazlo de manera que ese otro entienda lo que le estás contando y despierte su interés, no expulses información sin sentido.

Y, después, para que tú mismo seas el que encuentre interés en lo que estudias puedes buscarle una referencia respecto a tu vida diaria, extrapola la información que está entrando en tu cabeza a tu realidad y seguro que se fija mejor en tu memoria.

También es recomendable estudiar todos los días a la misma hora. Al igual que tu cuerpo se acostumbra a comer a una hora determinada, tu mente puede pedirte estudiar si la acostumbramos a ello mediante una rutina diaria.

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Vístete cómodo y siéntete a gusto cuando te vayas a enfrentar a tu sesión de estudio. Evita estudiar tumbado, irremediablemente te entrarán ganas de dormir, o te relajarás demasiado, además de las posibles posturas incómodas que puedas tomar y que interferirán también en tu concentración y aprendizaje.

Cuando hacemos algo que nos gusta tendemos a hacerlo bien. Por eso, es importante que empecemos a disfrutar de lo que estamos estudiando para aprenderlo mejor. Si no disfrutamos de ello nos costará mucho más hacerlo, y mucho más hacerlo bien. El rendimiento aumentará y con ello nuestra satisfacción por un trabajo bien hecho. Aprende a aprender de lo que estudias.

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SUBRAYAR, ESQUEMATIZAR, RESUMIR. Algo que puede ayudarte en tu estudio es realizar resúmenes. Los expertos en técnicas de estudio los recomiendan para que tu cabeza se vaya acostumbrando a decir lo que deseas con las palabras adecuadas; además, te servirán para repasar más cómodamente la lección y te ayudarán a comprender mejor lo que estás estudiando.

El resumen debe estar bien redactado y ser claro. Primero deberemos leer el texto cuantas veces necesitemos hasta que lo hayamos comprendido. Luego, elegiremos qué aspectos figurarán en nuestro resumen y qué vamos a eliminar para finalmente escribir un texto con nuestras propias palabras que exprese qué hemos comprendido.

Podemos apoyarnos en el subrayado de palabras y expresiones que estimemos importantes para nuestro resumen, siendo más efectivo leer el texto antes de empezar a subrayar y a hacer anotaciones. Primero comprende, después, resume. Podemos también hacernos un “croquis” mental que nos haga ver qué es lo más importante del texto y anotar algunas conclusiones en otro papel, para después volver a leer, subrayar las ideas fundamentales y comenzar con nuestro resumen. Lo que subrayes debe tener sentido completo y puede ayudarte hacerlo en varios colores (tampoco más de dos para no complicar el asunto), diferenciando las ideas principales de las secundarias.

Puede ayudarnos también ir haciendo un esquema conforme vamos leyendo para ver las ideas principales más destacadas y luego desarrollarlas. En él ordenarás las ideas que has subrayado como principales o secundarias, y para memorizar será más sencillo si utilizas tus propias expresiones en la redacción.

Debes ser breve y usar las palabras necesarias.

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MENTE Y CUERPO SANOS Tan importante es cuidar nuestra mente como tener a punto nuestro cuerpo para enfrentarnos al estudio. Estudiar es un esfuerzo que requiere un rendimiento máximo para lograr excelentes resultados. La salud es fundamental y deberemos cuidar, en consecuencia, nuestra alimentación.

Debemos seguir una dieta variada y equilibrada. Evitaremos la ingesta de comida rápida o preparada, y nos centraremos en comer verdura, legumbre, fruta, leche, frutos secos, etc. Eso sí, está contraindicado en cualquier caso comenzar una dieta para adelgazar a mitad de curso, puesto que esto puede provocar debilidad en la salud que nos impida rendir como debemos. Algo que ayuda a estudiar es, por ejemplo, el zumo natural de frutas, ya que posee muchas vitaminas que serán muy buenas para nuestra salud.

La ingesta abusiva de bebidas estimulantes como café o coca cola debe evitarse, recurriremos a ello en situaciones excepcionales. En época de exámenes lo evitaremos más, porque estas bebidas provocan un nivel de excitación que interfiere en la concentración y afectará negativamente al rendimiento el propio día del examen.

Respetar las horas de sueño es fundamental (entre siete y nueve horas, perfecto). No es nada aconsejable la práctica habitual de estudiar por la noche para recuperar de alguna forma lo que hemos dejado de estudiar durante el día.

Es un error. Se rinde menos y entramos en un bucle: al día siguiente estamos más cansados y rendimos poco, volvemos a estudiar por la noche para recuperar, y así sucesivamente.

El tabaco disminuye la oxigenación de la sangre y afecta negativamente al rendimiento del cerebro y su consumo provoca menor claridad mental. El alcohol también reduce el rendimiento de nuestro cerebro.

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Es bueno, también, realizar ejercicio físico ya que mantiene el cuerpo en forma, libera estrés y quema energía. En el momento del deporte podemos aprovechar para desconectar y distraer nuestra mente.

Si te estresas mucho y quieres descansar bien por la noche, aprende a relajarte a través de ejercicios de respiración o toma un baño de agua tibia antes de meterte en la cama. Un buen descanso garantiza un buen rendimiento.

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EL DESCANSO Tan importante como cuidar el lugar de estudio, la mente y el cuerpo es cuidar nuestro descanso. Es fundamental para lograr un alto rendimiento saber desconectar de nuestra tarea y tener tiempo para disfrutar y descansar. Todo puede hacerse, y hacerse bien, si lo planificamos correctamente.

Además de los descansos ya comentados durante el tiempo de estudio, deberemos parar si observamos que estamos muy cansados y el rendimiento está bajando. Es mejor dejarlo a tiempo aunque no se haya terminado que seguir en malas condiciones. Si después nos sentimos con fuerza para proseguir con el estudio, adelante. Eso sí, no deberemos forzar la mente.

Fundamental, también, cuidar las horas de sueño. A la larga nos pasará factura si las sacrificamos en pro del estudio e iremos acumulando cansancio que repercutirá en nuestro rendimiento.

Si no estamos en periodo de exámenes podemos dedicar tiempo suficiente a nuestro ocio, aunque si se acercan las fechas críticas deberemos saber establecer prioridades y concentrarnos plenamente en estudiar.

Las actividades complementarias son también muy adecuadas para relajar nuestra mente y buscar alicientes que nos ayuden a mantener la cabeza al máximo cuando nos toque sentarnos a estudiar.

Relajación y respiración También es bueno conocer técnicas de respiración y relajación. Por ejemplo, puedes hacer ejercicios por la noche, antes de irte a dormir. Te pones de pie y relajas los músculos, cierra los ojos y descansa tu mente. Inspira y expira muy lento y mantén durante unos segundos el aire en los pulmones.

Para relajarte, túmbate y cierra los ojos, inspira profundamente y suelta despacio el aire, dejando tu mente en blanco. Relaja todos los músculos del cuerpo, empieza por los pies y ve subiendo por el resto del cuerpo, visualizando cada parte de tu anatomía y sintiendo cómo se relaja.

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MEMORIZAR La memoria se puede trabajar para mejorar nuestro rendimiento y para ello existen diferentes trucos. Uno de ellos es el de la asociación, que consiste en establecer conexiones entre conceptos nuevos y los que ya tienes para memorizar más fácilmente. Se puede asociar a través de la comparativa, acordándonos de algo porque es igual o contrario a algo ya aprehendido; asociando ejemplos, buscando analogías, etc.

También resulta útil trocear la información o agruparla. Además, la exageración siempre ayuda a retener, la memoria es más receptiva con algo singular o aparentemente tonto, si es original se nos queda mejor, ¿verdad? A veces es bueno, asimismo, ponerle música a un texto para memorizarlo como una canción.

Otros trucos que funcionan a la hora de memorizar un temario es estudiar escribiendo. También puede ayudarnos a recordar mejor si estudiamos en voz alta, ya que la información nos llega por más de un sentido: la vista y el oído, por lo que se nos quedará grabado mejor en nuestra cabeza. Hay que no puede estudiar con música pero algunos expertos aseguran que si pones de fondo música del Renacimiento el efecto de calma que provoca puede contribuir a tu concentración en lo que estás haciendo.

Otros apuestan, también, por ambientar la zona de estudio con un olor especial para despejar tu cabeza y favorecer el estudio. El romero, las lilas o la menta pueden ser válidos para ello. Que no sea un olor fuerte que cargue demasiado el ambiente.

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LLEGA EL EXAMEN Ha llagado la hora de la verdad: el examen. ¿Cómo afrontar este momento?

Debemos suponer que hemos cumplido todos los pasos adecuados para lograr un buen resultado con un esfuerzo, aparentemente, mínimo, pero bien estructurado. No lograremos nuestro objetivo si nos sentamos el día de antes y nos estudiamos todo de un tirón, como hemos visto, el trabajo diario con una buena planificación es la clave del éxito.

Existen algunos aspectos importantes que deberemos tener en cuenta antes del examen: prepara el día de antes el material que vayas a necesitar, descansa bien la noche de antes y acude al lugar con tiempo suficiente. Si antes de entrar te sumerges en alguna conversación sobre qué puede caer o no en el examen puedes ponerte más nervioso, por lo que intenta no participar en ellas y mantenerte sereno el máximo tiempo posible.

Comienza el examen. Lee detenidamente y con atención las preguntas y si tienes dudas pregunta al profesor. Sigue sus instrucciones. Empieza por responder las cuestiones que dominas y así ganarás confianza para el resto, dejando para el final las más difíciles. No divagues, se concreto y preciso en tu respuesta. Intenta no dejar nada en blanco pero tampoco inventes cosas por si funciona.Ve controlando el tiempo para no quedarte corto al final del examen y que te dé tiempo a responder a todo. Cuida la ortografía y la presentación general. Todo se tiene en cuenta. Si el examen es largo es recomendable ingerir algún caramelo para que el aporte de glucosa nos ayude frente al posible cansando.

Como ves, la clave está en la planificación y la actitud, ser positivo, organizado y metódico pueden convertirse en asuntos clave para el éxito en tu estudio.

Incluso lograrás mejores resultados quizá con menos esfuerzo si aprendes a hacerlo bien. Sobre todo explora tus posibilidades, exígete al máximo, sé paciente y metódico. Busca el placer en lo que estás estudiando y sé constante en tu estudio. Descansa, márcate objetivos y, sobre todo, aprende y disfruta.

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