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el expreso
Ciudad Bolívar, Martes 16 de Agosto de 2016
AniversArio
“Tapan la perola, pa esperar que usted se vaya”
nta la gente Lo que cue de alimentos a ante la falt
Editorial No andamos buscando culpables. Simplemente queremos dar a conocer las experiencias de algunas personas, que seguramente se parecen a las de muchas otras, ante la realidad que vivimos los venezolanos en estos momentos. De eso se trata esta edición especial con motivo de nuestro aniversario 47. Recogemos aquí las opiniones de la gente de la calle sobre lo que hacen y cómo hacen para adquirir alimentos, ante la falta de los principales productos de la cesta básica y la dificultad para conseguirlos. ¿Cómo como? es la pregunta que queremos responder, porque definitivamente se ha vuelto difícil conseguir los ingredientes para preparar una buena comida en casa y la gente ha tenido de que valerse de sacrificios, de estrategias, de nuevos modos y nuevas maneras, de alternativas para “redondear la arepa” y llevar la comida a casa.
Eduardo Osto Ojeda Fotos: Luis Alberto Guzmán Colina En el mercadito informal del cruce de la calle La Piscina con la avenida España y la avenida Menca de Leoni, ese que casi todos conocen como El Adobito, nos encontramos a Oscar Ramón Casañas, un hombre de 77 años de edad, que andaba en guardacamisa. Casañas iba de salida y llevaba una bolsita plástica en la mano. La bolsita era traslucida y dejaba ver su contenido: aliños, un poquito de cada cosa. Eran como las 11 y media de la mañana y el hombre se dirigía a su casa, cercana al mercadito en cuestión. . ¿Cómo esta la situación, ahorita, para comprar alimentos? - No jó! Una harina “pan” vale dos mil, un kilo de arroz vale tres mil. Aceite…, eso está por arriba. Eso lo comen los ricos y los que tengan pa´ comprarlo. Pobre no, pobre come sancochao.
- Novecientos cincuenta eso, esa pendejá. - ¿Y le alcanza para una comida? Pa´ nada, porque vea el poquito. - ¿Qué va a cocinar hoy? - Bueno hoy comemos arroz con hueso pelao, porque no hay más nada. - ¿Aguaito? -Aguaito..., porque ahí (señala a un local comercial) hay pollo, pero el bolsillo no da pa´ comprarlo. - ¿Cuánto vale un pollo? - Un pollo vale ahí como cuatro o cinco mil bolívares. - ¿Usted esta trabajando? - No.
la hora de la comida. - Bueno... Tapan la perola pa´ esperar que usted se vaya pa´ comer… ¿Cómo se hace? - Usted se ve joven. - Bueno, porque me cuido y vivo en el monte. - ¿vive en donde? ¿Dónde se ha criado? - Aquí. Nacido y criado aquí. Pero me voy pa´ el monte y estoy tres y cuatro meses en el monte y allí me resguardo y vengo. A veces me dicen que me voy a morir en el monte, pero en el monte se vive mejor que aquí.
- ¿no ha buscado trabajo? - No porque no hay. Yo ya estoy viejo y no me dan trabajo.
- ¿Y a dónde se va? - Orinoco pa´rriba, por ahí por esas costas de río.
. ¿Y usted que acaba de comprar? - Aliños.
- ¿Cuántas personas van a comer arroz con hueso pelao en su casa hoy? - Doce personas. Mujeres y niños; y al que llegue hay que darle su bocaito, porque a nadie se le puede negar un bocaito de comida
¿en cuánto compró los aliños?
- Pero hay gente que ahora no hace eso. No acepta invitados a
- ¿Qué come por allá? -Pescao. Sale mejor ser pescador ahorita. Ah, pues, porque tu vas allí (vuelve a señalar al local comercial) y te quieren matar y sacarte los ojos por un kilo de pescao. Y vea lo que llevo, 950 bolos: dos cebollitas y un poquito de basura de hoja e´monte pa´darle gusto al guiso.
2 AniVERsARio
Ciudad Bolívar, Martes 16 de Agosto de 2016
El Expreso
“Baby” García, un exboxeador profesional que pide para comer
“Mi mamá a veces consigue medio kilo de arroz y de allí comemos seis”
Yennifer García
Eduardo Osto Ojeda FOtO: Luis ALbErtO Guzmán COLinA
Tal vez la situación en la que se encuentra Pedro Manuel García no es de ahorita. Tal vez tiene muchos años viviendo en la miseria. Pero este ex boxeador profesional, de 70 años de edad, al que conocían en los ensogados como “Baby” García, señala que en los últimos tiempos su situación se agudizó. Lo encontramos saliendo de un mercado en La Sabanita. Camina con una bolsita en la mano. En la bolsita lleva carne pellejuda. Nos dice que la pidió para comer. También nos informa que alguna vez fue muy famoso como boxeador profesional, que se paseó por los cuadriláteros de cuatro países, bajo el patrocinio de “Rafito” Cedeño. - ¿En qué categoría peleaba? - Minimosca. - ¿Recuerda alguno de sus contrincantes? - En el año 77 peleé con Luis “Lumbumba” Estaba y me dio nocaut. En Puerto Rico peleé con el “Puas” Olivares y en Colombia con “Happy” Lora.
-¿Cómo hace para comer? Tengo una pensión. -¿Y le alcanza la pensión? -No alcanza pa´ nada.
Ciudad Bolívar
Lo que para unos es una situación de oportunidades, al sacar provecho de la necesidad ajena, para otros es una realidad que los golpea sin ningún tipo de contemplación. Lo que hoy se escucha y se refleja en el rostro de muchas personas, ya se ha convertido en una pregunta típica es: ¿Cómo como hoy?. Todo se debe a la dificultad por la que en estos momentos atraviesa una gran cantidad de venezolanos para conseguir alimentos. Un caso de esta realidad es el de una joven madre que reside en la carrera 16 del barrio Moreno Mendoza, parroquia La Sabanita, con quien conversamos sobre la situación que atraviesa. -¿Cuál es tu nombre y que edad tienes? -Mayerlin García, tengo 18 años de edad. -¿Qué grado de instrucción tienes? -Bueno, estudie hasta segundo año de bachillerato, porque salí embarazada.
-¿Cómo consigue la comida? Pidiendo. -¿Y viene todos los días a pedir comida? - Siñ allá me dan una empanada y allí me voy poco a poco. - ¿Y que le dan aquí? - Lo que puedan, pellejos. Los pongo a sancochar y me los como con pan. -¿Vive comiendo pan? -A veces, ayer lo comí en todo el día.
-¿En donde vive? En El Algarrobo.
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1-¿Vive solo? Usted sabe que cuando uno no esta trabajando y esta enfermo, le sacan el cuerpo. Tengo dos hijos, un oficial de la policía y un abogado.
Hotelera Laja Real
-¿Cuántos hijos tienes y que edades tienen? -Tengo dos hijos, una niña de 3 años y un varón de 8 meses. -¿A que te dedicas, trabajas? -Me dedico a cuidar a mis dos hijos, razón por la que no puedo salir a buscar empleo. No tengo quien me los cuide. - ¿Como haces para la comida de tus hijos? -Bueno, vivo con mi mama y mis hermanos y comemos de lo poco que ella consigue. -¿Tus hijos toman leche formulada o cereales? -Tomaban, porque con esta situación que no se consigue nada y lo que se consigue está excesivamente caro. Se me hace imposible darles esos alimentos. - ¿Te ha tocado acostarte sin comer?
- Si, muchísimas veces, y no solo yo, también mis hijos que de hecho se levantan a media noche llorando por el hambre - dijo con tristeza y con voz entre cortada. - ¿Qué sientes al no poder darles de comer a tus hijos? - Siento muchísima impotencia, rabia, desesperación y, sobre todo muchísima tristeza, porque ellos no saben y no entienden que no hay para comer. - ¿Cuando consiguen para comer, cuáles son los principales alimentos? - Mi mamá a veces consigue medio kilo de arroz y de allí comemos seis, entre ellos mis hijos. -¿Arroz solo? -Si, con suerte. Y a veces trae pescado. -¿Qué te parece la situación que se está viviendo en el país? - Esto es un caos, es una situación invivible. Esto es demasiado difícil. -¿Qué te gustaría que pasara ante esta situación? - Así como yo, sé que hay miles de familias. Es por ello que me gustaría que haya un cambio, que el país mejorara; porque siento que nos están matando poco y de la peor manera. Con decirte que ni si quiera he podido ponerle las vacunas a mis hijos porque no se consiguen. Se me enferman y no tengo ni si quiera para la fiebre.
C. A. En la celebración de este
Hasta la familia Guzmán Alfonzo y el equipo de profesionales que le acompaña, nuestras sinceras felicitaciones en la estelar fecha de este
XLVII aniversario de El Expreso. Y, para Luis Alberto, en especial: ¡Adelante hermano… Adelante!
XLVII aniversario,
se refleja el Diario Andar Reporteril de El Expreso, Un Gran Diario Para Una Gran Región.
Nuestras sinceras felicitaciones
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ANiverSArio 3
Guayaneses reducen niveles de calorías por comer menos José Laurencio Silva
Ciudad Bolívar
“Desde que comenzó el año no comemos tres platos diarios”, dijo Luisa Susana Mogollón cuando, al ser entrevistada, dejó de caminar por un momento, de un lado a otro, frente al mercado periférico, donde llegó temprano desde su casa, en Las Moreas, para comprar verduras y plátanos con el fin de preparar el almuerzo como única comida del dia. La aseveración de la entrevistada, de 24 años, madre de una criatura de apenas un año de edad, quien se gana la vida como peluquera, coincidió con la encuesta Encovi (2015) que señala que casi tres millones y medio de personas del país no hacen los tres platos diarios. Otras encuestas efectuadas ese mismo año como la del Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud revelan cifras más alarmantes. “Diez kilos rebajé entre tres y cuatro meses”, dijo Carmen Betancourt, de 45 años, licenciada en enfermería, madre de un niño, al señalar que perdió peso al reducir el consumo de carbohidratos en el almuerzo a partir del pasado abril, cuando en ese entonces pesaba 61 kilogramos. “Ahora estoy comiendo menos”, añadió.
Angelay Malpica: “Un núcleo familiar de cinco personas no se alimenta bien por la situaciòn que se vive”. Bajo consumo de caloría afecta a todos “Mire y oiga bien señor, lo que está a la vista no necesita anteojos”, respondió seria, con una dosis de mordacidad, Margaret Pérez, alta, morena, maestra desempleada, al hacer alusión a su estampa de flaca, que resalta por lucir un vestido estampado que le quedaba bastante ancho, cuando fue preguntada si “comía tres papas al día, como Dios manda”. Reveló que su mayor angustia no es su caso de subalimentación, sino el de sus dos hijos porque, según dijo, éstos que son pequeños, entre cinco y tres años de edad, comieron mal en la escuela, donde el desayuno fue are-
Luis Calma: “Nadie se imaginó que íbamos a vivir una crisis del hambre”.
pa pelada y caraota y arroz en el almuerzo, durante el pasado año escolar 2015-2016.. “No tengo para comprarles leche, que necesitan para los dientes y fortalecer sus huesos”, enfatizó. Dijo que en su casa se dio una discusión familiar sobre la problemática alimentaria. Su madre, dos hermanos mayores y su marido, que no ha cumplido la promesa de casarse con ella cuando ya tienen seis años como pareja, concluyeron, primero, que nunca antes habían vivido una situación semejante. Segundo, “esto no lo aguanta nadie”. Tercero, que la gente tenía que compartir su tiempo en las colas y las protestas contra la escasez de ali-
mentos y el hambre. “Queremos que esta mala vida que vivimos sea una sola triste y desafortunada experiencia pasajera, no sabemos cuándo desaparecerá, pero tiene que acabarse por el bien de todos”, exclamó la educadora mirando hacia el cielo. Tal vez con su ciega fe le exigió a Dios meter su mano todapoderosa para solucionar la crisis del hambre que agobia a los pobres que “no son seres miserables, ni crueles, ni estúpidos”, añadió en una aparente irreverencia religiosa. Hace tres años se agravó la alimentación “Hace tres años se agravó el problema de la alimentación de la gente”, dijo Angelay Malpica, de 20 años de edad, estudiante universitaria, soltera, en referencia a los antecedentes de la crisis alimentaria que afecta al país, la región y el país. “Un núcleo familiar de cinco personas apenas puede comer, a duras penas, dos veces al dia, no más”, enfatizó la estudiante, morena, delgada, de pelo negro largo. “Eso perturba a cualquiera”, exclamó sin temor a la revelación de la realidad. Tiene fama de franca. Goza del reconocimiento de sus compañeros de estudio por sus altas calificaciones y méritos propios. “Estoy, realmente, preocupada, jamás me cruzó por la mente vivir esta crisis”, dijo Maria Pérez, de 28 años, ingeniería desempleada, madre de tres niños que son lo que más quiere en la vida. Los definió como inteligentes, inquietos, respetuosos. Tienen como único defecto, según dijo, un fuerte carácter que heredaron de ella misma. “Estamos haciendo dos comidas”, expresó la profesional de la ingeniería, alta, delgada, blanca, quien se desvela por el consumo calórico de sus hijos, porque conoce los resultados en los niños de la ingesta insuficiente de alimentos, que provoca un peso corporal menor a lo normal para la edad, retraso en el crecimiento, problemas de desarrollo cognitivo y en el crecimiento “Nunca imaginamos esta situación”, dijo ajustándose su gorra Luis Calma, de 55 años, moreno, delgado, soltero, moreno, jovial, pintor, al calificar de inédita
Giovanni Sotillo: “Las sardinas es la mejor alternativa proteica”.
Sardinas alternativa proteica
“Es verdad, mucha gente pasa hambre”, expresó rápido, sin titubear, Giovanni Sotillo, de 59 años, locutor de experiencia, conversador de lo humano y lo divino, viendo a través de espejuelos bifocales blancos. Alto, delgado, inquieto, de bigotes entrecanos, tiene seis hijos y cinco nietos. Reveló, sin ocultar su satisfacción, que tanto él como su familia escaparon a esa suerte al cambiar el patrón alimentario. Ahora consumen proteína vegetal, al comer verduras, legumbres y granos. “Dios nos dio la bendición con las sardinas”, dijo el profesional de la locución en manifestación de gratitud al Señor por crear y mantener como un don ese pescado entre las diferentes especies pesqueras del Orinoco para alimentar a los guayaneses con su elevado contenido proteico. Afirmó que el consumo de sardinas ayuda a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos, además de aumentar la fluidez de la sangre, lo cual disminuye el riesgo de trombosis. El precio de las sardinas sube y baja de acuerdo con la poca o mucha abundancia de la pesca, dijo Jerónimo Castro, viejo conocedor de los horóscopos del rio, cuyas aguas en creciente las exorciza con palabras, razones y delirios a fin de proteger a los pescadores de cualquiera fatalidad. “Yo sigo recibiendo lo que siempre he recibido, esa la ley de mi vida”, respondió al preguntársele, en el malecón, en una noche ferial, cuánto cobra una vez terminadas sus ceremonias sin esconderlas a los ojos de los profanos. la crisis del hambre que asombra a mucha gente que vivía de espalda a la realidad. “Si desayuno no almuerzo”, afirmó sobre los platos que come al dia desde hace seis meses.. “Ellos (el gobierno) serán los únicos que comen los tres golpes”, dijo al fustigar una propaganda del régimen que niega la crisis alimentaria. El pintor, entrevistado después de desayunar “gracias a unos manguitos” que tumbó con una vara, dijo que sale a las 6:00 de la mañana de su casa, donde vive con su madre septuagenaria y dos hermanas desempleadas, para ver que consigue de comer. Militares reprimen a mujeres en cola “Estamos en una locura”, dijo Toribio Castro, de 22 años, estudiante del último año de derecho, al referirse, visiblemente preocupado, a las escenas de violencia entre guardias nacionales y mujeres en las colas, al reaccionar éstas contra los militares
que favorecen a familiares “bachaqueros”, al darles prioridad para entrar de primeros en los establecimientos comerciales donde se realizan operativos de venta de alimentos regulados. Dijo que el último hecho de violencia que presenció con impotencia, rabia y dolor ocurrió en la mañana del 10 de agosto frente a las instalaciones del Central Madeirense, en Vista Hermosa, donde una mujer militar “recibió lo suyo, al perder la riña que sostuvo con una menor de edad”, aseveró el estudiante, añadiendo que la muchacha y otras dos personas fueron “injustamente detenidas en medio de la protesta de miles de personas que formaban la cola”. Se tomó su propio el pulso en la muñeca izquierda con su delgada mano derecha, mientras respiraba despacio. “En este país los militares que gobiernan no respetan, porque atropellan a todo el mundo”, dijo al condenar la actuación castrense en el caso planteado.
4 AniVerSArio
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Tengo que fajarme a vender en todos lados porque si no es así no como Gledis Bonilla
mo y a qué hora llegué a mi casa. No he ido más porque ya no hay en ningún lado.
Foto: EOO Ciudad Bolívar
En la búsqueda de testimonios de ciudadanos comunes que han buscado diversas alternativas para paliar la crisis económica que atraviesa el país, el equipo reporteril del diario El Expreso se fue a la calle, topándose con un personaje muy singular, quien tiene una venta de bollitos de maíz tierno, pastelitos y empanads, en la calle Carabobo, del Casco Histórico. Se trata de Amílcar Parra, padre de dos niños, Valeria y Bryan, y casado con Deysi Salazar, quien es ama de casa. Con la jocosidad propia del bolivarense y esmerándose para darnos un buen servicio, ya que también decidimos probar los bollitos, por cierto muy sabrosos, Amilcar nos concedió la entrevista. Lo primero que nos dijo fue que trabaja de noche como jefe de la seguridad nocturna del Instituto de Salud Pública (ISP), organismo del cual manifestó sentirse orgulloso y no desaprovechó la oportunidad para dejar muy en alto el nombre de “mi institución”, como lo refiere. -¿Cómo te ha afectado la situación económica actual? -Me ha afectado de muchas maneras. Esta venta es una segunda opción de ingreso, ya que tengo que sacar a mi familia adelante. Pero es difícil salir y hacer todos los días hasta lo imposible para conseguir la materia prima para trabajar y no tener que cerrar definitivamente. -¿Tú iniciaste con este negocio a raíz de la crisis? -No, antes. Yo tengo cinco años con este negocio. -Podrías describir cómo eran tus ventas antes de la crisis y como son ahora. -Imagínate: Antes yo vendía pastelitos de masa casera, empanadas, bollitos, jugo de papelón, arepas dulces; ahora no vendo nada de eso porque no hay. Si lo consigues es caro y a cómo ten-
dría que vender cada pieza. Si una harina, por ejemplo, no te baja de 2 mil 500 bolívares. Antes vendía todo aquí en un momentico, ahora debo salir a vender a otros lugares. -¿Pero las ventas han aumentado o han mermado? -Han mermado, por supuesto. Ya le gente no llega como antes. Fíjate, tenemos casi una hora acá y ustedes son los únicos clientes que han venido hoy. Anteriormente a esta hora, 6 de la tarde, aproximadamente, ya había vendido todo. -¿Cómo te las ingenias para no cerrar tu negocio? -Recurro a las alternativas, por ejemplo, los bollos de maíz tierno, a veces hago de chicarrón o de carne molida, pero de masa de maíz pilado.
-Hace algunos días, bastante afectado me dijiste que cerrabas el negocio porque ya no podías con toda esta situación, de hecho estuviste más de una semana sin abrir. Háblame de ese momento. -Cónchale sí, me sentí mal porque a pesar de que esto es una segunda opción, es parte importante en mis ingresos para mantener a mi familia. Entonces salgo a ver que compro y me encuentro con que un litro de aceite vale 3 mil bolívares, la harina 2 mil 500 bolívares, todo caro, incomprable; por supuesto que me afectó, me entristeció y tuve que cerrar nos días. -¿Cómo superas esos momentos en los que te desplomas? -Tengo el apoyo de mi esposa. Pienso en mis hijos y, nada, hay que seguir adelante. Busco opciones. Por ejemplo, ir a vender en otros puntos, irme al mercado e n
mana en el fortín y ahora en el mercado. Descanso solo un rato al mediodía. Tengo que fajarme a vender en todos lados porque si no es así no como.
-Hace un momento hacías referencia a lo difícil de conseguir la materia prima ¿Qué cosas has tenido que hacer para hallarla? -Me he tenido que ir hasta Santa Fe, en el estado Sucre, para conseguir harina de trigo. -Háblame de ese viaje. -No fue uno, han sido varios. Me ha tocado irme en buses sin aire acondicionado. Un día salimos de aquí tempranito y llegamos a la una de la tarde a Puerto La Cruz, porque el autobús se accidentó. Llegué a Santa Fe como a las 5 de la tarde y para comprar la harina tuve que rogarle a un chino para que no me cerrara el negocio en la cara. Finalmente compré y me regresé esa misma noche. Te podrás imaginar có-
la mañanita, al mediodía, no puedo quedarme en el aparato, como decimos comúnmente. Aunado a eso y con ánimos de salir de la crisis, estoy en un proyecto en el cerro El Zamuro para ir a vender allá los fines de semana, cosa que agradezco al profesor Neptalí Hurtado. Todo esto lo alterno con mi horario de trabajo en el ISP. Trabajo de 7:00 pm a 7:00 am, en las tardes estoy aquí, los fines de se-
-¿Cuáles cosas hacías antes con tu familia que ahora no haces debido a esta crisis? -Antes viajábamos. También nos íbamos al Orinokia. Compraba ropa y calzado con mucha frecuencia. Casi siempre salíamos a comer comida china, helados. Ahora no. -¿Hasta dónde esta segunda opción, como tú la llamas, te alcanza para vivir? -Para la comida diaria, porque sólo con el sueldo de mi trabajo fijo no me alcanza. Y eso sin meter que tengo que
comprar leche, pañal, medicamentos, etc. ¡Ay, dolor! -¿Y dónde quedan tus metas, tus sueños, tu proyecto de vida al lado de tu familia? -En este momento estamos como Eudomar Santos: Como va viniendo, vamos viendo. -Si tuvieras en tus manos la oportunidad de revertir toda esta situación, ¿Qué harías y cómo lo harías? -Le daría prioridad a la comida. Crearía escenarios para que aumente la producción de alimentos y haya abastecimiento para todo el pueblo. -¿Cómo te gustaría ver a Venezuela en unos años? -Me gustaría ver a todos mis hermanos venezolanos felices de nuevo porque tenemos comida, porque cada día nos vemos progresando. Viendo crecer a nuestros hijos en un país próspero.
La pega con todo es la que está dando el palo te vendía medio pollo. Compras medio pollo y eso te da para medio comer unas cuatro o cinco personas.
Euardo Osto Ojeda
Ciudad Bolívar
A José Pérez lo entrevistmos mientras conducía una camioneta Blazer, que usaba como carro por puestos. Cuando subimos de pasajeros, de inmediato nos dimos cuenta de que ese no era su oficio regular. - Yo era ayudante de mecánica automotriz, pero hice el cambio recientemente porque la situación ahorita está de lo último. Ahorita los clientes arreglan sus carros ellos mismos y llegan a ultima hora a que uno los asesore, nada más- nos dijo. - ¿Cómo le ha ido ahora que ha cambiado de oficio? - No me ha ido mal, pero tampoco me ha ido muy bien, porque hay mucha gente haciendo lo mismo. - ¿Le alcanza para comer?
- Para medio comer, porque yo cobro aquí cien bolívares por pasajero. Entonces, para hacer 5 mil bolívares tienen que montarse 50 personas y esto es un carrito pequeño en el que solo caben 4 pasajeros. Cada vuelta completa son 800 bolívares, eso significa que tengo que dar seis vueltas para comprar siquiera un pollo barato. Bueno ahorita la facilidad es que te venden en la carnicería medio pollo, y antes nadie
- ¿Qué más puede comprar? -la blue jean, la pega con todo. También compras un kilo de masa de maíz, porque harina no hay. Te la venden en 800 bolívares y eso no te alcanza como te alcanza un kilo de harina “pan”. Si quiero comprarme un kilo de carne, tengo que agarrar todos los reales, sin darle nada a quien me alquila el carro. -¿Cuánto dinero produce diariamente? -Cómo 6.500, sin forzar el carro, porque los repuestos no se consiguen y el carro no es propio. -¿Cuánto paga de alquiler? - Dos mil 500 bolívares diarios.
Pero tengo que estar pendiente de todo. Por ejemplo, si me rompe un caucho, mínimo son dos mil bolívares por un parcho. Porque nada más que por bajarte y montarte el caucho te cobran mil bolívares. Ayer estaba trabajando y se me dañó una rolinera, tuve que pagar 9.500 bolívares.
-¿Cuánta gente vive en tu casa? -Nosotros somos nueve. -¿Y todos dependen de lo que haces trabajando con este carro? -Ajá. Y de una pensionsita que tiene mi mamá, de un hermano mío que era militar y falleció. Pero ahorita tiene problemas para cobrarla.
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El Expreso
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En estos tiempos el río es una bendición Eduardo Osto Ojeda
Fotos: Leonel Medina
Antonio Jiménez es pescador desde los 12 años de edad. Para él es una tradición ir al río Orinoco cada mes de agosto a tirar su atarraya, desde los andamios del malecón. Allí comparte faena con gente de su edad, con jóvenes y hasta con un niño que también lanza su atarraya buscando alimento en las aguas. Aunque dice que no vive de la pesca, admite que si le saca provecho económico y cree que en estos tiempos en los que no se encuentran los alimentos con facilidad, el río padre se convierte en una bendición para quienes no pueden comprar carne vacuna o pollo. Jiménez vive en la urbanización El Perú, desde donde acude cada día, a la 6 de la mañana, a sacar del río alimento para ayudar a los demás. - Tengo 60 años, no bebo ron, no fumo, no me trasnocho, no vivo una vida amargada- nos dice como para terminar su presentación, cuando le comentamos que se veía bien conservado. -¿En la pesca cuánto tiempo tienes? -Desde los 12 años estoy pescando en la temporada de la sapoara. Para mi ha sido una tradición; no es una forma de vida ni enriquecimiento, sino de que en estos días uno se motiva a pescar por la feria y por lo bonito de la tradición. - ¿De alguna manera le sacas provecho económico? -Pues, claro. Siempre, por más que sea, uno vende el pescadito y alcanza para el transporte, se ayuda a los amigos, a los vecinos, y se colabora con el
lo tenemos casi nunca; no tenemos máquinas que hagan la malla, nosotros mismo tenemos que hacerla como podamos.
aceite y los demás ingredientes que se usan para freír el pescado. - ¿A como están vendiendo el bocachico? - Se esta vendiendo en 1.000 y 1.200 bolívares. Ahorita no se consigue algo más barato de ahí, porque los implementos de pesca ya no cuestan lo mismo que costaba antes. Por ejemplo, para obtener un atarraya hay que tener 100 mil bolívares y todo es importado, no
- ¿Crees que el pescado esta ayudando a la gente ante la situación que estamos atravesando? - Si, porque ahorita se compra la sardina que viene de afuera y tiene un costo de 3 kilos por 1.500 bolívares. Es un pescado más pequeño, la gente repugna la sardina, siempre hay problemas con eso. Mayormente viene acá, cambia de dieta, se lleva sus 2 kilos de pescado y nosotros colaboramos muchas veces con las personas dándole mas o menos apoyo a ellos para que puedan llevarse su pescado. Debemos colaborar unos con otros, amarnos cada día los unos a los otros, porque si hay mezquindad lamentablemente no vamos a seguir adelante. El río es una bendición.
Es muy importante que haya llegado el pescado a nuestra ciudad, creemos que va a ser una ayuda más que todo para la gente humilde, la gente pobre. Los pescadores tienen sus familiares, gente que no atarraya con nosotros, pero también le llega a ellos, a tercera mano. Reciben también la bendición por parte de Dios referente a la pesca. - ¿Cómo crees que será la crecida del río con los peces? - Todavía no es el momento de recibir toda la abundancia de peces; estamos empezando la pesca. Referente al río sabemos que tiene un orden que desde el 15 de agosto comienza a cabecear y esto ayuda a que los peces suban, de tal manera que lograremos mas abundante pesca. - ¿Que te gusta más: bocachico o
sapoara? -Me gusta las dos cosas. - ¿Cómo te los comes? -Los comemos frito, sancochado, al horno. Ahorita que no hay aceite, los comemos a la plancha. Los consumimos de muchas formas, son muy buenos como los pongan. - ¿Desde que hora llegas aquí? - Llego, aproximadamente, a las 6 de la mañana y me voy a las 4 de la tarde. A esa hora nos preparamos para remendar nuestras atarrayas y otras cosas para trabajar al otro día. ¿Trabajan hasta esa hora por normas o por costumbre? -Nos vamos porque el pescado de las 4 en adelante merma su tránsito, se queda en los arisos y no pasa de una vez, sino hasta el otro día.
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Perdiendo peso con la “dieta de Maduro”
José Laurencio Silva
-(Risas) Al que está en la silla de Miraflores.
Maria Teresa Campos, de casi 50 años que no se le notan, catira, pelo amarillo corto, está delgada gracias a la “dieta de Maduro”, según dijo de buen humor, en alusión al hambre que élla está pasando por la falta de comida. Soltera, ahora sin marido, trabajadora jubilada, vive con dos hijas que a su vez le dieron tres nietos para hacerla abuela. Su ingreso y el dinero que le dan sus hijas no le alcanza para comprar lo que puede a los “bachaqueros”, que venden con un “desorbitado sobreprecio”, enfatizó. “No puedo estar en colas infinitas que duran largas horas, porque cuando estoy mucho tiempo parada se me hinchan los pies”, expresó sobre las causas del porque no compra productos regulados en los operativos de venta en supermercados y negocios de chinos de la ciudad. “Hasta la luz de hoy, no he recibido ni una”, afirmó, moviendo la cabeza hacia los lados, cuando afirmó que nunca ha sido beneficiada por los llamados Clap con la venta de bolsas de comida regulada.
Arepa de topocho una exquisitez A golpe del mediodía llegaron juntas Yesenia Silveira y Disleidy Gil frente al mercado periférico del Paseo Moreno de Mendoza para hacer unas compras estirando el dinero que llevaban en sus carteras. Ambas, de 22 años, cursan el cuarto semestre de bioanálisis en la UDO. La primera, quien tiene dos meses de preñez, la mantiene su pareja que trabaja. Alta, pelo largo negro, luce un suéter morado manga larga combinado con un jean azul. Llevó la voz cantante, mientras su compañera asentía con la cabeza, Sus respuestas son cortas y claras. Porque, como dijo sonriente, si no se precisan bien las cosas, las palabras no conducen a ningún lado.
Ciudad Bolívar
-¿Qué efectos le ha producido la “dieta de Maduro”? -Me ha puesto flaca. Estoy más liviana. Eso sería lo bueno (risas). -¿Cuántos kilos ha rebajado? -No sé exactamente. -¿Tiene alguna aproximación? -Creo que de siete a diez kilos. Los pantalones me bailan en la cintura. Voy a llevárselos a una costurera para ajustarlos a mi nueva talla. Jamás pensé en esto. Espero que mi amiga acepte que le pague el trabajo por partes. No es barato, por cierto. Mínimo me va a cobrar dos mil bolívares por pantalón. -¿Cuándo comenzó adelgazar? -Hace seis meses. -¿Cuántas veces comía al día? -Los “tres golpes”. -¿Ahora, cuántos son los “golpes”? -Uno solo. -¿A qué hora? -Al mediodía. Quedo con hambre, con el pesebre alto (risas). -¿Por qué? -No tengo para comprar lo que me gusta comer. -¿Qué come usted? -Un dìa preparo sopa de patas de pollo y verduras. Otro día mi comida es sardina con ensalada y casabe. Otro dia almuerzo con puré de papas, yuca y plátano. Otro dia la comida es sardina con ensalada y casabe. Otro dia almuerzo con huevos, puré de papas, yuca, plátanos. Otro día la comida es auyama, vegetales, hortalizas, cambures, mangos.
Alexia Arias: “Rebajé 20 kilos con la dieta de Maduro”.
Adriana Córdova: “Maduro fracasó en acabar a los bachaqueros con los Clap”.
-¿Qué dejó de comer? -Lo que no consigo al alcance de mi bolsillo.
y medicinas, entre otras calamidades.
-¿Qué productos no puede comprar? -Arroz, pastas, harina de maíz, carne de res, muslo de pollo, dorado, mantequilla, queso, café, leche, refrescos, chocolate, hamburguesa, pizza. Hace tiempo que no pruebo un helado. -¿Cuál es su plato favorito? -No tengo un plato exclusivo. -¿Qué le encanta para tener “la barriga llena y el corazón contento”? -(Risas) Mira, me encanta el pollo relleno al horno. También me gusta mucho una suculenta parrilla criolla, dorado y curbinata frita. Además, unas cervecitas con “liquiliqui”, es decir, bien frias. -¿La invitan para almorzar en un restaurant? (Risas) Nadie me invita almorzar. -¿Qué opina de lo dicho por el presidente Maduro de que él y su esposa Cilia comen arepas todos los días y las cuales hacen en un molino eléctrico en Miraflores? -Estoy segura que el presidente, que no sufre la dieta de Maduro, se come más de cuatro arepas al día, mientras que yo no tengo para comprar harina de ninguna clase para hacerme una arepita. Bachaqueros y Clap, cuñas del mismo palo Adriana Córdova, de 32 años, asistente de farmacia, madre soltera con tres hijos pequeños, catira, pelo corto, desempleada, es mantenida por su marido, Luis Salazar, minero, a veces compra lo que busca en el mercado. Lucía un suéter manga larga blanco, con una estampa de una niña con sombrero en el pecho. “Lo que estamos pasando no es una enfermedad sin remedio”, dijo sin flaquear sus esperanzas, en referencia a la situación alimentaria y su solución cambiando los factores políticos, económicos y sociales que la originan. Se aprecia de ser una mujer que sueña con una realidad totalmente distinta a la actual que, a su juicio, se caracteriza por escasez de alimentos
-¿Compra productos regulados? -No tenemos acceso a esos productos. -Por qué? -Los productos regulados son escasos y monopolizados por los “bachaqueros” a despecho del gobierno que fracasó en acabarlos con los Clap. -¿Ha comprado bolsas de alimentos a los Clap y consejos comunales? -Eso tampoco sirve para nada.
Yesenia Silveira, a la der. y Disleidy Gil: “No comemos comida al igual que antes”.
esta ciudad. “En mi vida, con sus días y con sus noches, nunca antes había vivido algo semejante”, dijo en alusión a los saqueos de gandolas, así como de comercios y colas infinitas, madres angustiadas por no tener nada que darles de comer a sus hijos, bebés con problemas de crecimiento. -¿es cierto que ahora eres vegetariana? -No. -¿Por qué luces delgada? -Por culpa de la “dieta de Maduro”. He perdido como 20 kilos. -¿Has hecho acaso otras dietas sin resultados? -Primera vez que hago una dieta forzada.
-¿en qué se apoya para decir eso? -Es el mismo musiu con diferente cachimbo. Es decir, es la misma cosa, beneficios para grupos en perjuicio de la mayoría de la gente excluìda”, dijo rápido, viendo de frente sin pestañar. -¿Qué come usted en su casa? -En la mañana comemos arepa y en la tarde sardina, arroz y casabe.
-¿Qué comes? -Sardinas, plátanos, verduras y arepa de maíz pilado.
-¿Cómo hace para comer? -Salimos a pescar en el río y veces vamos de cacería.
-¿Hasta cuándo vas a seguir así? -“Hasta que el cuerpo aguante”, como dice el refrán.
-¿Se siente frustrada? -Ni yo, ni mi familia, ni el pueblo se siente frustrado.
-¿No sientes miedo? -Es riesgoso y peligroso. Confío en mi fortaleza.
-¿Cómo está la gente? -¡ La gente lo que está es arrecha¡ Nunca antes hubo tanta mala vida Alexia Arias, de pelo liso canoso, trabajadora jubilada por la edad hace 17 años de la Gobernación de Bolívar, curtida luchadora social y comunitaria dentro de los sectores populares, siempre amable con una sonrisa a flor de labios y de actitud crítica frente al chavismo, al que élla adversa a fondo, especialmente por la crisis del hambre y “desmanes y tropelías” perpetrados contra los ciudadanos, al pisotearles derechos constitucionales y democráticos. Habla directo, preciso, sin rodeos. Le fascina confrontar el acontecer actual con sus recuerdos más antiguos del país. Luce una blusa estampada sin mangas. Reside en una casa de la calle La Paz del barrio Rómulo Gallegos, detrás del hospital universitario Ruiz y Páez de
-¿Cuántas veces comes al dia? -Como un día si y otro no.
-¿es memorable en tu vida? -Sí, aun cuando no muy digno. -¿Alguna vez te pasó por la mente vivir algo así? -Sí, las mujeres somos adivinas. -¿Cuándo y cómo descubrió la tragedia nacional? -Hace tres años, cuando el país se fue a pique. -¿venezuela vivió antes algo parecido? -Jamás, ni cuando la llamada Guerra Larga, que duró cinco años, entre 1859 y 1863. -¿Aplaude los Clap? -Eso es un total fracaso, no sirve. Su mal funcionamiento lo demuestra. -¿A quién responsabiliza? -Al que usa bigotes de brocha gorda. -¿Quién es?
-¿Sigue Ud. comiendo igual que antes? -No, sinceramente, no. -¿Modificó acaso sus hábitos de alimentación? -Si, estamos viviendo una situación de sobrevivencia. Creo que nadie está comiendo dos veces al día -¿Cuáles son las causas? .-Los venezolanos padecemos una triple crisis, la alimentaria, la de salud y la económica. No hay medicinas para los enfermos crónicos. Todo es muy preocupante. -¿Qué novedad experimenta en la cocina? -Estamos comiendo verduras, hortalizas, vegetales. La arepa de maíz la sustituimos por la arepa de topocho, que es una exquisitez con queso y mantequilla. -¿Qué precio tiene el topocho? -Es variable. -¿Qué cantidad compra? -Dos kilos semanales. -¿Le alcanza? -(Risas) Si, alternamos las arepas de topocho con las de plátanos. -¿Qué nutrientes tienen los plátanos y topochos? -Tanto el topocho como el plátano contienen diversas vitaminas y minerales. -¿Qué beneficios tiene el plátano? -Es un relajante estomacal, favorece la digestión, fortalece la salud de los riñones y los huesos, entre otros beneficios. -¿Cuánto cuesta un plátano? -Cada día están más caros. Un plátano grande amarillo vale 500 bolívares. El kilo de plátanos pequeños oscila entre 900 y 1.200 bolívares. Ello se debe al indetenible alza de los precios y la voraz inflación.-
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GDBF
el expreso
Ciudad Bolívar, Martes 16 de Agosto de 2016
AniversArio 7
Haciendo maromas para comprar comida Fotos: LeoneL MeDina CiUDaD BoLívar
Llegó la Santa quincena, la primera del mes de agosto. Como siempre la señora Elena ya había realizado la lista de cosas que compraría en el mercado. La mujer tiene dos empleos, con los que sus ingresos superan por poca cantidad dos salarios mínimos.Trabaja 12 horas diarias, tiene dos hijos adolescentes y, además, mantiene a sus padres. Al momento de hacer la lista enumeró 10 cosas que haría en la quincena con 16 mil bolívares, sumando lo que cobra en cada empleo. Cuando empezó a sacar cuentas también empezó a reducir gastos, limitándose a tal punto que sólo compraría algo de comida. En eso, recibe una llamada. -Aló, Elena. –Sí, dime. –Me están vendiendo una paca de arroz a 36 mil bolívares, cada uno te viene quedando en 2250 ¿Vas a querer? Somos seis que vamos a reunir para comprarla entre todos y a cada uno le tocarían 4 paquetes. -Si quiero, pero ¿Eso es pa´ hoy? -Claro, Elena. Si no lo agarramos nosotros lo compra otro, y mira que no se consigue. –Si va. Reúne la gente y me avisas. Tras la llamada, la lista de Elena volvió a reducirse, pues había que comprar arroz. Minutos más tarde, la volvieron a llamar para decirle que el negocio se había caído, pero que podía comprarlos detallados. Efectivamente, compró 5 paquetes a 2250 bolívares, es decir 11 mil 250 bolívares en total. - Ya se me fue más de la mitad de lo que tengo para hacer mercado. Pero tenía
que hacerlo porque si no qué comíamos. Ahora me voy con esta miseria de 4.700 bolívares al mercado, a comprar será un pollo. Ojalá me quede para el pasaje- dijo Elena, cuya cara de desolación ya empezaba a notarse. Al salir de su trabajo, recibe un mensaje de texto de un banco. Era la buena noticia de que le habían depositado el bono alimenticio. -¡Depositaron la cesta ticket!”, exclamó eufórica. -Ahora, la cosa es que necesito el efectivo porque nada de lo que voy a comprar se puede pagar con tarjeta. Aquí cerca hay unos chinos que cambian. Te cobran el 15 %, pero te dan la plata. Elena realizó la transacción y contenta porque tenía algo más emprendió la caminata para “hacer mercado”. Lo primero que vio fue una venta de espaguetis. -¡Mira espaguetis!. ¿Tú sabes desde cuándo no comemos pasta en la casa? – se dijo. Decidió preguntar - ¿En cuánto tienes los espaguetis? -2 mil 500 y 3 mil 000 bolívares -Dame uno y uno. No me queda de otra. Siguió caminando y compró un pollo en 4.200 bolívares. Apenas contaba con 14 mil 550 bolívares. Aun le faltaba comprar aliños, detergentes, productos de limpieza y medicinas. De paso, tenía que guardar para el pasaje de los próximos quince días y debía abonar 5 mil bolívares para reducir una deuda, además de cierta cantidad de artículos que decidió sacar de su lista porque no le iba a alcanzar. Cuando se dirigía a comprar los aliños, observó a mucha gente corriendo hacia un abasto. Se escuchó un grito de hombre. -¡Están vendiendo azúcar!
-Cónchale qué hago, también necesito azúcar. Mejor sigo mi camino- e dijo Elena. Su cara de tristeza e impotencia de Elena, era solo un extracto de muchas otras que andaban en su misma situación o quizás peor. -¿Esa bolsita de aliños cuánto cuesta? -Mil bolos. -Dámela. -Mira ¿Esa es de la azúcar que están vendiendo los chinos? -Sí. -¿En cuánto la tienes? -2mil 500 bolívares. -Dame un paquete, porque esa cola es un infierno y allá no me voy a meter. -Aló, mira mana estoy acá en el Periférico, tu andas cerca para darte tu plata. -Sí, dime dónde nos vemos. -En la farmacia. -Voy. Elena no compró más nada. Caminó hasta la farmacia a esperar a su amiga
y a ver si conseguía algunos medicamentos. Mientras caminaba hablaba: -Lo que llevo es una bolsita. Somos cinco en la casa. Esto debe dar hasta que yo vuelva a cobrar, pero nos iremos comiendo el pollo a una presa por día y la trituraremos para que alcance. Que tristeza me da trabajar tanto y verme en esta situación. Ya no puedo decirle a mi familia que vamos a ir a comernos un pollo asado. Ya ni para la feria creo que vaya este año. No compré nada. Mira la lista, ni la mitad de las cosas que dije que compraría puedo adquirir. Esto es inaguantable. - Todo está tan caro. Los salarios se quedaron muy por debajo de lo que cuestan las cosas. Y eso que yo soy profesional y tengo dos empleos. ¿Qué quedará para quien solo gane sueldo mínimo o esté desempleado? Lo que estoy pensando es que como compré varios kilos arroz. puedo cambiar unos dos pa-
quetes por crema dental, harina o lo que sea- agregó. -Antes yo podía darme el lujo de comer en la calle casi todos los días, y tenía un solo empleo. Sacaba a mi familia a pasear. Compraba alguna prenda de vestir. Compraba algún artefacto eléctrico que me hiciera falta. Tenía para varias cosas. Hasta ahorraba. Ahora de broma y medio como. Estoy más delgada, me agarró la dieta de la crisis- expresó. - Me siento triste, impotente, todos los días salgo rogándole a Dios que no vayan a cerrar las empresas en la que laboro porque eso sería peor. También ruego porque la situación mejore, ya que tanta carencia también ha incrementado la delincuencia, ahora te roban hasta la bolsita de comida. Yo no sé qué pecado estamos pagando los venezolanos- manifestó al llegar a la farmacia, a donde por cierto no entró, sólo se sentó en un muro, puso sus bolsas a un lado y suspiró profundo. -Llegó mi amiga. -Hola mana, ¿cómo estás? -Aquí amiga, sobreviviendo. Venía con una vecina de la panadería y un motorizado le robó los panes que había comprado después de hacer dos horas de cola. -Ay amiga, que horror. Bueno aquí está la plata, ya no te debo. Gracias. -Dale, gracias a ti. No entró a la farmacia. Recordó que la puerta de atrás de su casa tiene mala la cerradura y debe cambiarla porque tiene días durmiendo con la puerta así. - Me quedaron 6 mil 50 bolívares. Hablaré con el vecino que es herrero para que me la arregle, le doy los 6 mil de inicial y el resto de lo que me cobre se lo pago por parte. Ojalá diga que sí. Me sobran 50 bolos que son para pagar pasaje ahorita. ¡Pana, quedé limpia!
La Cámara de Comercio e Industrias del Estado Bolívar Cada aniversario cumplido por una empresa, es un paso dado en la consolidación económica, progreso y bienestar de cada región…principio fundamental de Fedecámaras. El Expreso cumple los parámetros de estadía en el tiempo por el equilibrio y veracidad de su información, en la economía, la industria y el desarrollo permanente de la sociedad donde ancló su actividad de servicio, hasta convertirse en “Un gran Diario para una gran Región” ¡Feliz aniversario!
en nombre de todos sus integrantes y afiliados, se une al júbilo que embarga a la familia periodística de por un nuevo aniversario, cumpliendo el noble objetivo de informar y la loable misión de educar a la sociedad para su desarrollo, progreso y bienestar. Una sociedad bien informada con balance en la noticia y equilibrio en la opinión, es una sociedad justa fomentada en la unión, la solidaridad y la convivencia…
El Expreso lo ha logrado…
¡Feliz aniversario! ¡Comerciante afíliate… unidos somos progreso!
8 AnivErsArio
Ciudad Bolívar, Martes 16 de Agosto de 2016
El Expreso
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Entre colas y “bachaqueros”: drama de comprar comida no ejerce su profesión, trabaja en Las Claritas, sector minero del sur de este estado. Vino a la ciudad a visitar familiares y aprovechó ir al Perifèrico. “Es imposible comprar una bolsita de Ace en 1900 bolivares y un kilo de leche en polvo en siete mil bolívares”, exclamó, viendo fijamente a través de sus anteojos blancos, al quejarse de los precios de los artículos que revenden los “bachaqueros”.
José Laurencio Silva Ciudad Bolívar “No hay otras alternativas inmediatas”, expresó Teresa Concepción Martínez, de 26 años de edad, ama de casa, cuando entrevistada en el mercado periférico del Paseo Moreno de Mendoza, sector Centurión, hizo alusión a lo que calificó como “drama” de los consumidores que se debaten entre hacer interminables colas, monopolizadas por grupos de hombres y mujeres que controlan la compra de alimentos regulados y los llamados “bachaqueros”, quienes venden a sobreprecios esos mismos productos obteniendo en cada uno una ganancia estimada en mil por ciento, en cálculos conservadores. La joven, madre de dos hijos pequeños, movió la cabeza hacia los lados, visiblemente molesta, al observar más de un centenar de personas, en su mayoría mujeres de diferentes edades, sentadas sobre las aceras en una larga cola, esperando una gandola cargada de alimentos regulados que serían descargados en un galpón de almacenamiento de un conocido supermercado ubicado en dicha vía. Horas de cola producen emociones negativas “Sería una necedad meterme en esa cola”, exclamó la entrevistada, al descartar su incorporación a la fila porque, según dijo, no podía perder mucho tiempo, ya que tenía que regresar a su casa antes del mediodía. Tampoco tengo seguridad de que pueda comprar lo que van a vender”, añadió, ajustándose el morral de tela azul que llevaba colgado del hombro izquierdo, cuando exteriorizó sus dudas de que la venta alcanzara para todos, porque los productos no son suficientes para cubrir la demanda. Sostuvo, con base en sus vivencias, que cuando se está muchas horas de cola, la gente se carga de emociones negativas, por el desespero, desencanto, rabia, molestia, la escasez, la preocupación de su poco dinero y la posibilidad de quedarse sin comida. “No mi señor, gracias”, le dijo a un hombre canoso, gordo, moreno, que le ofreció un kilo de arroz, que mostró en su mano derecha, en mil 900 bolívares. El precio regulado es de 120 bolívares. “Cerca de la Escuela de Medicina de la UDO lo venden en 1.700 Bs. Lo traen de Brasil. En la Dinastía, en las inmediaciones de Traki, cuesta 1.500”, aseguró al revelar que una amiga suya adquirió el producto en ese sitio.
Esquina de “bachaqueros” diagonal al mercado periférico del sector Centurón.
Reveló, al responder otra pregunta, que élla solo una vez dormitó en cola nocturna frente al Central Maiderense desde el día anterior. Junto con otras mujeres pasó la noche acostada sobre cartones en la acera y arropada con una sábana, para estar en los primeros puestos de una inmensa cola, a fin de
Aceite y arroz sobre una cesta plástica de “bachaqueros”.
bre una pequeña mesa en la calle, cerca de la acera, frente a un negocio de comestible, Antonio José Pèrez: “Cambiamos los hábitos alimentarios por la escasez y alto costo de la vida”.
poder conseguir algunos productos. Antes de irse decidió comprar tres kilos de sardinas por mil bolívares a una mujer que vendía este pescado en una cavita portátil con un peso. Así economizó tres mil 600 bolívares, al adquirir este producto en vez de un pollo beneficiado que un “bachaquero” lo ven día en 4.600 Bs. colocado, junto con otros, so-
Bachaqueo se consolida en Periférico El mercado negro o bachaqueo de alimentos, pasta dental y productos de higiene ya no es encubierto en las inmediaciones del mercado periférico y de otros negocios del sector Centurión. Actualmente opera a cielo abierto, en movimiento, en plena calle, ofreciendo sus hombres y mujeres los productos, sin temor al gobierno que le declaró la “guerra”. En este sentido, se recordará que el 9 de agosto de 2015, es decir, hace justo un año y siete días, el presidente Maduro anunció en Cara-
Edición Especial XLVII Aniversario diario El Expreso Director: Luis Alberto Guzmán Coordinador: Eduardo Osto Ojeda
cas, en un acto electoral de los entonces candidatos del Psuv para las elecciones parlamentarias del pasado 6 de diciembre, la puesta en marcha de un plan “arrasador” contra la “economía criminal de los bachaqueros”, por considerarlos “saboteadores de la economía popular”. Se observó igualmente en los alrededores del Periférico que la intermediación del bachaqueo no está en los niveles que alcanzó cuando irrumpió en la reventa de productos regulados, porque la gente ya no tiene el dinero necesario para pagar el sobreprecio, debido a la disminución real del valor del salario que provoca una caída del consumo familiar. Esta última situación la confirmó Maria Rodríguez, de 30 años, madre de dos niños, enfermera que
Diagramación: José Cruz
24 salarios mínimos precio de canasta alimentaria “Todo está difícil, nos debatimos, para tratar de comprar, entre las colas y el bachaqueo para sobrevivir por la dieta de Maduro”, aseveró Antonio José Pérez, de 70 años de edad, jubilado de Sidor donde trabajó 26 años pero no le pagaron su jubilación laboral cuando le cancelaron las prestaciones sociales. Hizo en Estados Unidos, México y Argentina cursos de especialización sobre fabricación de acero. “En mi casa hacemos un “pote” para dividir entre mi hija, que es profesional; mi esposa y yo, que pongo lo que cobró con la pensión del Seguro Social, el aporte para comprar la comida”, expresó, cuando al contestar otra pregunta, señaló no tener un presupuesto holgado para comprar los productos de la canasta alimentaria familiar, ni adquirir artículos esenciales a los “bachaqueros” que se los ofrecen por paca. De acuerdo con las proyecciones del portal Finanzasdigital.com sobre el alto costo de la vida, actualmente se requiere de 24,3 salarios mínimos para poder adquirir la citada canasta, para una familia compuesta por cinco miembros. Su precio se ubicó en junio pasado en 365 mil 101 bolívares con un aumento de 20,3% con respecto a mayo del presente año. El especialista en fabricación de acero, quien junto a centenares de exsidoristas perdió sus acciones de co-propietarios de Sidor, dijo que como consecuencia de la escasez cambió sus hábitos alimentarios. Sustituyó el arroz, la pasta y la harina por vegetales y hortaliza. Come también plátano, puré de papa, sopas y cremas. “Ya no podemos comprar carne porque el kilo cuesta cinco mil bolívares”, enfatizó.