DE TÍTERES. Revista Digital de Investigación de Teatro de Títeres en Venezuela. Julio, 2017

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Índice Dedicatoria y Editorial

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Agradecimientos

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Fredy Reyna. De Podrecca a Tamborón: los comienzos del oficio en el siglo XX

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Fabián De León. Los títeres: “El arte más pedagógico que hay”

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De titereros para titereros

Proyecto de Servicio Comunitario Escuela de Letras UCV Coordinador: Prof. Valentín Nodas Equipo redactor: Gender Vera y Natasha Rangel Tutor Académico y responsable del proyecto editorial: MsC. José Ramón Fernández Caricaturas: Camila Caricatto Julio 2017

“Fredy Reyna y los títeres como medio de arte integral”, por Carlos Aguirre Fulcado

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José León: un testimonio sobre la vida titiritesca de Fredy Reyna

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¡Fabián De León, pionero de los títeres y marionetas de Venezuela!, por Carlos Aguirre Fulcado

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Referencias bibliográficas

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Editorial

Un oficio para “sacudir” a las comunidades Trashumar, en una de sus acepciones, refiere: “cambiar periódicamente de lugar” (Diccionario de la lengua española).

A Telba Carantoña Fredy Reyna Y Fabián De León (Gracias a este último Por los caramelos)

Dado el carácter nómada que sugiere el verbo, a los titiriteros se les conoce también como figuras “trashumantes” por el hecho de ir de pueblo en pueblo presentando sus funciones. De esta perspectiva se desprende el matiz solitario atribuido al animador de muñecos. Al respecto, José León, fundador del Teatro de Títeres Monigotes, expresa: “El titiritero en el principio es como un hombre muy solo, que hace sus títeres solo, hace su vestuario, escribe su libreto; busca sus funciones, o sea, tiene ese espíritu de trabajar solo y hacerlo todo él solo”. Sin embargo, esta afirmación no constituye una definición única, pues existe un registro bibliográfico (Bibliografía del teatro de títeres) que da cuenta de la diversas agrupaciones de títeres en Venezuela; estás se nutren en colectivo para sacudir el pensamiento de las comunidades con personajes que escapan a toda zona de confort y a toda normativa: los títeres.

En honor a los cultores de este arte milenario en Venezuela, el Teatro y Títeres Cantalicio, agrupación artística adscrita a la Dirección de Cultura de la Universidad Central de Venezuela (UCV), junto con la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Educación UCV, emprendieron el Proyecto de Servicio Comunitario De Títeres, Cuadernillo Digital de Investigación del Teatro de Títeres de Venezuela que tiene como propósito destacar la obra y aportes de los titiriteros venezolanos y exponerlas a través de una plataforma virtual que se encuentre al alcance de investigadores, docentes, titiriteros, estudiantes y público en general.

El proyecto se desarrolló a lo largo de los año (2015-2017), abordando lo concerniente a la conceptualización, selección de material bibliográfico y hemerográfico, entrevistas a especialistas e investigación y diseño del Cuadernillo Digital. Para esta primera entrega De Títeres, empieza con dos figuras emblemáticas, Fredy Reyna y Fabián De León, quienes para la década de los años 50 y 60 realizaron una serie de aportes sustanciales en materia artística, educativa y formativa que hicieron posible impulsar y consolidar el oficio titiritero venezolano.

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Agradecemos el apoyo en el suministro de información biográfica y/o fotográfica a:

Ana Isabel Reyna y Prof. Alejandro Bruzual Enrique “Mantequilla” Suárez, ex-director del Teatro de Títeres Cantalicio de la Universidad Central de Venezuela Jesús Valente, editor del Periódico “Teatrino” José León, director del Taller de Teatro Infantil Los Monigotes Carlos Aguirre Fulcado, ex-director del Teatro de Títeres Chímpete Chámpata de la Universidad del Zulia Prof. Gabriel Solís Navas, director del Teatro de Títeres Chímpete Chámpata de la Universidad del Zulia

Prof. Elías Carrillo, director del Taller de Títeres del Pedagógico de Caracas Y demás colaboradores que realizaron valiosos aportes en el desarrollo de este trabajo. 4


Fredy Reyna De Podrecca a Tamborón

El mundo titiritesco, una ventana a la pluralidad Abril, 1940. El Teatro Municipal de Caracas está a punto de presenciar un espectáculo inolvidable: 35 músicos de orquesta, 28 marionetistas, escenografías, un tinglado desmontable, cientos de muñecos volviendo hacia los asistentes sus rostros de asombroso corte realista; y, a la cabeza del evento, un hombre bajito, de nariz recta y lentes con una montura que le da un aire de Beatle: son Vittorio Podrecca y sus “Piccoli”.

Entre los espectadores, fascinado por el alcance de la producción, está Fredy Reyna.

Los vestuarios, el manejo de los muñecos, el entramado teatral, las proyecciones de la voz y la música como vaso comunicante de las obras embelesan a niños y adultos por igual. Pero en especial, al futuro maestro Reyna, que a partir de entonces verá en el mundo de los títeres un medio para promover la creación artística integral —asunto fundamental para él—, gracias a la posibilidad de desdoblamiento y desarrollo de los caracteres que, en la esencia titiritesca, parecían constituir más que una mera aproximación a las artes: eran la conjugación de una visión plural e intensa que podía impulsar la sensibilidad de la población infantil, el público que más le interesaba a Reyna.

Europa tiende un guante Federico R. Revenga (Caracas, 1917) nunca fue adepto a las formas de enseñanza tradicionales. La imposición de cánones de estudio le resultaba insoportable ¿dónde estaba el equilibrio entre el aprendizaje teórico y práctico? Para él, hombre de gran creatividad e imaginación, no lo había; por ello eligió transitar las distintas rutas del conocimiento que le atraían de manera autodidacta. Todo cambia con la llegada de los Piccoli. Había en ellos tal diversidad, tal cualidad lúdica, que a Reyna no le fue posible resistirse: en 1947 viaja a París y se matricula en la Ecole d'Art Apliqueé a l'Industrie para realizar estudios de escenografía con Max Bertrand. En la capital francesa estará también Gaston Baty, célebre dramaturgo y director de teatro, que tiende a Reyna el guante del guiñol en un curso práctico dictado al año siguiente. Por su parte, la inseparable Dolores Páez —Lolita —, esposa del inquieto artista, intercala los cursos de su marido con los estudios de ballet.

Caricaturas: Camila Caricatto


De Títeres “Soy un hombre del Renacimiento que vive en el siglo XX. Digo que soy un hombre del Renacimiento porque en esa época el hombre tenía un conocimiento humano integral y creo que por eso fue un tiempo de grandes genios y grandes descubrimientos. Yo quiero eso para mí y mi pueblo y para los niños venezolanos”. Fredy Reyna

Títere y Titerero: la metamorfosis La experiencia adquirida en Europa hizo más complejo el acercamiento de Reyna a los títeres. A partir de entonces, utilizará recursos técnicos avanzados como los telones y entretelones, la plataforma al frente, y una suerte de balcón, al tiempo que emplea intrincados estilos lumínicos. Esto se traducirá en una especie de sincretismo mayor entre los títeres y la capacidad teatral, a la que el maestro aunará su veta musical implementando la grabación de sonidos (rayos, tormentas, silbidos y musicalización) para el desarrollo de las transiciones y atmósferas en escena.

Se llama “titerero” porque es “de títere”, aunque algunos insistan en tomarlo como el calificativo asociado a aquellos que pretenden animar un muñeco. Lo cual, en realidad, resulta ser solo eso, una pretensión: el títere se autocontrola, es él quien traza su propio destino (Reyna, 1980: 3). ¿Cómo lo hace? Con una buena inyección de Golpe Integral Vitamínico (GIV); al menos eso es lo que dice Tamborón —el títere más famoso de los Reyna que daría nombre a la agrupación oficial— y agrega: “Somos las flechas disparadas en camino a su objetivo. Si no hemos llegado todavía no es por nuestra falta, es por falta del arquero que nos lanza sin rumbo, al vacío” (1980: 4).

Al preguntar por su trayectoria titeresca, Reyna contestaba que esta se componía de varias “generaciones”, clasificadas según los materiales y la técnica empleados en el momento. Así, la primera generación comprendía sus primeros pasos en el liceo Andrés Bello, donde funda el primer teatro de títeres liceísta; y la creación de Tamborón, agrupación que ofrece más de doscientas cincuenta funciones en el país y más de cuatrocientas presentaciones en la entonces flamante televisora Radio Caracas Televisión (RCTV), que transmitió durante tres años y medio (19541958) el programa “Lolita y Fredy”; el cual tenía por estrella principal al muñeco-payaso “Tamborón” tres veces por semana.

En 1957, Lolita retorna a Europa —el maestro se le une un año después— y los que eran dos se volverán cuatro: Don Juan Barrigón y Juan Bimba, muñecos elaborados en madera de Tillet, empezarán a ser construidos en el viejo continente y serán finalizados en Venezuela, suaves, livianos, consistentes y rimbombantes. El montaje de “El Gallo de Belén”, pieza de Eduardo Galeano, supondrá otra de las “generaciones” de Reyna, por dos motivos: 1. La introducción de los títeres de Marote al país. 2. La presentación realizada a siete estampas, toda una innovación para la época.


Fredy Reyna La última generación será la de los “repollos”, en la que los adornos de cocina dejan de ser meros objetos decorativos para asumir la función anímica, esto es, pasar de lo inanimado a lo animado. Otro de los juegos del maestro. Como docente, buscó inspirar al alumno a la búsqueda de sí mismo mediante la soledad, el trabajo, el cuestionamiento constante; motivándolo a crear desde su mundo interior para alcanzar la libertad y el (re)conocimiento. Se ensalza el trabajo de los Reyna con grupos de niños en San Martín (1994), niños a los que el sistema no lograba dominar (¿los favoritos del maestro?); así como los cursos de Iniciación Artística Integral —que incluían muñecos—; los talleres propiamente de títeres tanto para niños como para maestros de primaria y los talleres dictados por la pareja en Maracay donde emergerían importantes cultores del teatro de títeres venezolano. ¿Lo crucial en la enseñanza por medio de títeres? Quizá la “triada” de la metamorfosis —aquí ha metido la lengua otra vez Tamborón—: el titerero es el gusano, el retablo es la crisálida y el títere es la mariposa (1980:4).

A Fredy Reyna lo conocemos más por su legado musical que por titerero y con razón, en el caleidoscopio de los títeres, se le llama músico antes que titerero: “solo se le oye el cuatro. Tiene que recargar la batería para actuar como titerero. Es...el músico”; dirá de él su laureado muñecopayaso en un archivo que se mantiene a buen resguardado en el local de ensayo del Teatro y Títeres Cantalicio UCV.

A pesar de que algunos no lo llamarían propiamente titerero sino muñequero — puesto que parecía involucrarse más en la construcción de los muñecos que en su manejo— no se olvida que, cuando nadie más parecía haber prestado oídos al coqueto llamado de los títeres, Fredy Reyna abrió la puerta, nos los trajo a casa y nos mostró cuántos sueños pueden cobrar vida sobre las tablas si se aplica la dosis correcta de GIV.

Cronología titiritesca

Abril 3-1917: Nace en Caracas Fredy Reyna. Años ‘40: En el segundo lustro de los '40 Fredy "conoce" al Grand Guignol, (Guignol y Gnafron son los personajes principales), famosa expresión tremenda y dramática titiritesca francesa.

Años ‘50 — ‘60: Reyna se "empapa" de Punch & Judy, con sus obras tremendas, fantásticas e igualmente dramáticas (Punch con su característica crueldad hacia Judy y el bebé de ellos). Años ‘70: El matrimonio Reyna pasa cerca de dos años en Guayana con la Corporación Venezolana de Guayana, y desde entonces usaban los títeres en su Iniciación Artística Integral, que tuvo numerosísimos eventos, cursos y seminarios de preparación pedagógica.

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De Títeres “El titiritero ‘no planea’ en el limbo de relucientes nubes, sino

que vibra de realidades al unísono de sus tiempos”

Fabián De León

Fabián De León

plaza Catia y otros sitios. Su pasión por los títeres se compaginaba con sus trabajos como pagador en el Banco Obrero y empleado en el Departamento de Conservación de Propiedades.

Los títeres: “el arte más pedagógico que hay” “¡Allá viene el barbero!”, decían los muchachos al verlo llegar, reconciliando su imagen con el estereotipo de la época que designaba como tal a los hombres que iban casa por casa con su maletica llena de implementos. Fabián de León, sin embargo, guardaba en la suya muñecos en vez de navajas de afeitar y caramelos en lugar de espuma y brocha talquera.

De naturaleza autodidacta, descargaba sus inquietudes artísticas en sus compañeros de pañuelo, fieltro y cartón, mucho antes de que el grupo Náhuatl de México, impartiera en Venezuela durante la década de los años cuarenta sus talleres de títeres auspiciados por la gestión del Prof. Luis Beltrán Pietro Figueroa en el Ministerio de Educación. Era habitual verlo presentar funciones para los mítines políticos de Unión Municipal y Unión Popular en la

La llegada al país de los titiriteros mexicanos Roberto Lago y Lola Cueto en los 40’ lo motivó a participar en los talleres que organizo la cartera ministerial de educación, Allí compartió clases con María García, Berta Moncayo, Lino González, Marcos González, un “señor de apellido Salvatierra” y Eduardo Francis. Junto con este último iniciará las primeras actividades de grupo una vez finalizado el curso, en el que Lago, al parecer, terminó de despertarle la veta de marionetista.

El director del Taller de Títeres del Pedagógico de Caracas, Prof. Elías Carrillo, quien conoció al maestro Fabián De León cuando este vivía en Los Magallanes de Catia, lo describe como un hombre: “Muy inquieto, muy inquieto”, y “más marionetista que titiritero”. Elías lo recuerda verlo armar y manipular marionetas. Destaca su trabajo para el montaje de “El flautista de Hamelin”, en el que De León construyó todas las marionetas de la obra —los ratones y las ratonas— intercalándolas con las actuaciones de los niños, a los que nunca separaba del oficio y su alcance. A decir del propio maestro De León: Cuando un titiritero elabora un títere o una marioneta o un guión (…) para este género, debe procurar que los personajes tomen actitudes responsables y amorosas frente a la vida. Este es el arte más pedagógico que hay, no solo para los niños sino también para aquellos que lo hacemos, por cuanto debemos saber muchas cosas del mundo, para después recrearlo (Para recordar. Cuaderno pedagógico, 7).

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De Títeres En la elaboración de muñecos, Carrillo menciona que el maestro De León introduce a manera de innovación las marionetas de pañuelos. De seda o de nailon, figuras, brazos, piernas y cabeza jugaban en este material cuya invención podría venir de los espectáculos de títeres y marionetas traídos de China. Otros muñecos notables del maestro eran un mono patinador, que usaba para presentaciones privadas, y Censito Padrón, creado para el Censo Nacional del Canal 5. Tres teatros La asociación con su compañero Eduardo Francis terminó pronto. Este se queda en la Oficina de Alfabetización y Cultura Popular del Ministerio. Por su parte De León entusiasmado tras el montaje de la obra “La viudita”, decide emprender la ruta titiritesca con sus hijos. Nace así el teatro La Burriquita. “Hice tres teatros [comenta De León en una entrevista]: dos en camionetas, con sus plantas y otro portable y a recorrer pueblos (…) lugares de poder y riqueza, miserias y dolores, placer del triunfo y dolor de la incomprensión” (Chímpete-Chámpa, 45).

Fabián De León era un hombre de mucha sensibilidad social en una época donde la cultura resultaba ajena en los barrios, mucho más el teatro de títeres. Las risas y aplausos tropezaron un día con la burla de las piedras y aunque eso no fue suficiente para hacerlo desistir de su labor, se vio incapaz de arriesgar a sus hijos a repetir esa experiencia. Así pues, “...puse un teléfono en mi casa y realicé una propaganda y entonces comencé a trabajar para organismos e instituciones y hasta personas particulares los sábados y domingos” (46).

La caída Cuenta Elías Carrillo que De León apoyaba la lucha contra la dictadura del Gral. Marcos Pérez Jiménez, por lo que estuvo privado de libertad en dos ocasiones sufriendo torturas. Cuando la Vaca Sagrada emprendió el vuelo en 1958 y Caracas celebró el cese de la tiranía, el confinamiento había dejado sus efectos en el maestro y el trabajo lo esquivaba. Un amigo le conseguirá empleo como promotor de productos de una empresa de helados. La magia infantil que persiste en De León lo hace reincidir en lo que sabe hacer mejor: jugar y enseñar.

Como promotor, visita colegios, hospitales, hoteles, urbanizaciones... a todos lados va “regalando helados, discos y títeres” (44). Más adelante reaparecerá su antiguo amigo, Eduardo Francis, que lo recomienda para entrar como auxiliar de teatro y profesor de títeres en el Consejo Venezolano del Niño (CVN), al que dedicará 14 años de su vida. Dictó talleres de títeres en Lara, Portuguesa y Zulia. Es invitado por la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia (LUZ) para dictar un curso sobre la historia, construcción y manejo de marionetas. Una vez jubilado se aboca a compartir sus conocimientos con el grupo de teatro de títeres ChímpeteChámpata de LUZ. Fiel creyente del arte pedagógico de los títeres, el maestro De León adaptó para el teatro las piezas “El 19 de abril de 1810” y “Diablos de Yare”, que montó con la mencionada agrupación zuliana.

Del trabajo desarrollado por Fabián De León podemos sacar, un par de “máximas”:

a) Siempre se puede negociar con caramelos. b)

Algunas “maletas de barbero” esconden magia.

c)

El títere puede ser el mejor aliado de un maestro.

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De titereros para titereros Y aquí irrumpió la voz del Maestro Reyna: “Los títeres son un medio de arte integral”. En julio de 1980, la actividad con los títeres nos lleva a Caracas, para preparar el XI Festival Nacional de Títeres a celebrarse en Mérida del 19 al 26 de Octubre. En la ciudad capital nos dimos cita varios titiriteros que integrábamos la directiva de la Federación Nacional del Teatro de Títeres (Fenatti); buscábamos el apoyo de los titiriteros de la región central para hacer exitoso el mencionado festival.

La alegría de Fredy salía de sus ojos como relámpagos del Olimpo, sus dedos balbuceaban notas musicales sin su acostumbrado cuatro, su voz tejía frases optimistas hilando ideas sin parar. Él era un espectáculo hablando de los títeres. Su conversación nos insuflaba alientos de esperanza a quienes esculpíamos las ideas para el festival. La sonrisa de Lolita acompañó a su titiritero esposo mientras duró su clase magistral; pasaron dos horas o tres, no recuerdo ahora, las palabras del músico titiritero eran más importantes que el tiempo transcurrido.

Entre los presentes en la reunión estaban Fredy Reyna Revenga y su esposa Lolita Páez López. Conversamos y expusimos nuestro interés sobre el beneficio del Festival en el panorama titiritesco venezolano.

Del conjunto de sus palabras — importantes todas— guardé como experiencia y saber: Los títeres son un medio de arte integral.

(…) promover desde ese espacio los espectáculos de las distintas agrupaciones nacionales que se presentarían, deseábamos mejorar las capacidades cognitivas, imaginaría, poéticas, dramáticas procedimentales y actitudinales de los asistentes.

Entonces surgió la idea de elaborar ponencias que fortalecieran las imaginerías de los Imaginantes titiriteros de nuestro país.

Carlos Aguirre Fulcado Fredy Reyna y los títeres como medio de arte integral

Es cierto eso que nos dijo esa vez en Caracas, Fredy Reyna. Desde entonces hasta hoy, he investigado sobre la importancia del títere para el proceso biopsicosocial de sus usuarios.

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Carlos Aguirre Fulcado Los resultados obtenidos a través de mis investigaciones me permiten afirmar que el títere es arte, poesía, cuento, teatro, pintura, escultura, música, sociólogo, psicólogo, trabajador social, pedagogo, humorista. Es un elemento recreativo. Es metáfora. Es terapeuta. Es todo eso que señalo y más. Por eso es tan completo, por eso se le usa para tantas cosas; y, entre tantas, es un valioso elemento en los procesos pedagógicos alternativos.

El títere le permite a su público transitar por los caminos de la libertad y de la esperanza, de la duda y de la curiosidad, de las preguntas y respuestas, de las aventuras y atrevimientos, de los retos y compromisos, de las empatías y rechazos. Volviendo a la reunión de Caracas, a mitad de la conversación surgió velozmente de la mano de Fredy su fiel amigo Tamborón. En tono vociferante nos dijo: “Soy Tamborón, muñeco contestón de quita y pon”.

La alegría aumentó en nuestros corazones y abrió ampliamente nuestras bocas permitiéndole a los dientes exhibir sus esmaltes sonreídos. Tamborón continuó su presentación:

El tiempo pasó inadvertido, como mencioné antes, el Maestro Reyna tenía amplia y agradable elocuencia, era de fuerza expresiva en sus gestos y de mirada convincente que nos sugería las acciones a implementar en el XI Festival Nacional de Títeres que realizaríamos para los merideños. Nos prometió una ponencia y así lo hizo, la tituló: ¡Los títeres: un medio de arte integral!

-Mi pasado es papelillo, serpentina, azulillo y cotillón, Macus, Manducus, Karagüez y Serpentón Viduschaca, Karabucha, Cristobita y Gnafrón Kasperl, Petrushka, cartulina y almidón, cascabeles, lentejuelas, Hans Wurst y Salchichón, Pulcinella, Sancho Panza, Punch y Tamborón-. Tamborón dejó que Fredy siguiera conversando con nosotros; cada idea que nos planteaba tenía como intención conducirnos a la reflexión, a la investigación: La historia de los títeres debe ser conocida por los titiriteros, tanto la universal como la nacional. Es importante investigar qué cambios ha sufrido el guiñol a través de los años. Cómo se ha proyectado la temática popular en las escenificaciones teatrales de títeres.

Cuál ha sido y debe ser la importancia educativa de nuestros muñecos.

Por qué es necesario magnificar la presencia del títere en nuestras escuelas, plazas, barrios y teatros. Los titiriteros deben acercarse a la poesía para desarrollarse como seres integrales.

En su ponencia —que se estructura como un diálogo entre Tamborón (TAM) y Zarathustra (ZAR)— Fredy sintetiza la capacidad humorística de los títeres; para él era necesario que los titiriteros mantuvieran el humor en sus espectáculos, eso nos lo recomendó durante la conversación. El humor, decía él, es la puerta abierta para iniciar el proceso educativo y los títeres son agentes valiosos para ello.

Los titiriteros son arqueros lanzando sus flechas. Sería bueno tener en Venezuela un museo para los títeres.

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De titereros para titereros

La ponencia que Fredy presentó para ser leída y discutida durante el Festival expresa cómo debe ser el titiritero, a quienes por cierto él denominaba “titereros”, argumentando que en la novela Don Quijote de la Mancha se les decía así. En su exposición Freddy, discurre acerca de la noción de titiritero, la cual parte del juego característico de definir a partir de lo que no se es, entonces: ZAR: -Te pregunté por los titiriteros. Y ahora quiero saber no como lo que son, sino lo que no son.

TAM: -Te hablaré de los que conozco. La mayoría no son lo que son, sino lo que no son. Titereros a la buena de Dios, salga sapo o salga rana. Su ego los aleja de nosotros. Sus brazos no actúan como conductores, interrumpen el fluido eléctrico. Nos tratan como corotos… están equíferamente pelados en cuanto a “circuito cerrado”. Sus coyunturas se comportan como computadores ¡Perdón! Como conmutadores en off. Hay que restallar la chispa para que se produzca la proyección real del títere, que al fin de cuentas es él quien da la cara, el que produce la ilusión, la magia, la paradoja.

Somos las flechas disparadas en camino hacia su objetivo. Si no hemos llegado todavía no es por nuestra falta, es por falla del arquero que nos lanza sin rumbo al vacío. ZAR: -Insisto en mi pre… TAM (interrumpiendo a ZAR): -Los titiriteros de por aquí, y me imagino también de por allá, (…) cubren sólo aspectos parciales de su oficio. Trabajan un tanto a la diabla. No comunican en su aspecto parcial el todo armónico al que aspiramos. ZAR: -¿Por eso se necesitan titiriteros de amplio espectro? TAM: -Correcto. Nosotros lo que necesitamos es un GIV, o sea un Golpe Integral Vitamínico… y los únicos responsables de ello son los titereros.

El concepto no escapa al final de su ponencia y el títere para él es “la magia, la insurrección, la ciencia, la ficción, la catarsis, la sombra que surge de la candileja y cobra vida propia con el titilar de la llama. Es…la metamorfosis”. 26 de abril de 2016

Tamborón dice un parlamento, pero detrás de él encontramos la mano imaginante de Fredy Reyna, quien señala que los títeres son: “como un juego de barajas donde hay reyes, caballeros, sotas, ases, copas, bastos, oro y espadas listos para actuar”.

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El maestro José León, fundador del grupo Guácharo y del Taller de Teatro Infantil Los Monigotes, que dirige actualmente, aceptó gustoso la invitación del director del Teatro y Títeres Cantalicio de la UCV, José Ramón Fernández, para conversar acerca de Fredy Reyna.

De titereros para titereros

Llegó a la cita puntual y dicharachero, afirmando con un golpecito de su bastón cada frase que le resultaba importante. A continuación, reproducimos la entrevista que tuvo lugar en el local de ensayo de Cantalicio, ubicado en los sótanos del Aula Magna de la Universidad Central esa tarde de noviembre (2015). Fredy era una persona muy importante, porque comienza en el 45, creo, en el liceo Andrés Bello a hacer títeres con su compañera Lolita. Fredy entra ahí como profesor de manualidades y se le ocurre hacerlo con los títeres. Entonces, la historia que yo conozco de Fredy es la siguiente: Fredy, crea el grupo de títeres Tamborón, nombre del títere que precisamente manejaba. Él tocaba el cuatro, porque a Fredy siempre encantó el cuatro. Más adelante, consigue una beca para Francia donde estudia marionetas por dos años.

Fredy era un tipo loco de bola. Titiritero, músico y además un tipo muy vivo pues. En Francia y después de estar tres, cuatro o cinco meses — esto me lo contaba Lolita— decide irse a Inglaterra a estudiar música. Y deja su asistencia a la cuestión (clases) de marionetas, (…) no le paró. Ahí culminan sus dos años que es cuando regresa [a Venezuela]. Yo me imagino —y esto es una especulación mía porque estuve en su casa— que después que él vino, como cuestión de viveza, empezó a hacer en su casa una especie de “museo de muñecos”. Comenzó a comprar muñecos de varios países, porque él viajaba mucho, y con eso se salvó.

José León Un testimonio sobre la vida titiritesca de Fredy Reyna Era muñequero, que no es igual que un titiritero. Titiritero es el que mueve un muñeco. 13


José León Entonces Fredy terminó siendo muñequero, y lo que le gustaba a él, tocar el cuatro. Esa es la experiencia que yo tengo de Fredy. ¿Alguna vez Lolita le comentó algo acerca del término que él usaba: “titerero” y no “titiritero”? Él decía eso, que en vez de titiritero debería llamarse titerero porque es “de títere”. Eso es un concepto de él. En todas partes del mundo, países desarrollados como Argentina, se dice titiritero. Titiritero: manipulador de muñecos/ operador de muñecos. Bueno uno cree que está manipulando y resulta que lo están manipulando a uno (risas). Es una gran controversia: uno no sabe si el personaje es el Otro —como decía una vez Elio Palencia durante una ponencia— o es uno mismo. El problema es que la realidad en el escenario es la verdadera realidad, porque es la mentira de la vida real ¿me explico? O sea, lo que ocurre en el escenario es todo ficticio por eso uno tiene que hacer de aquello una verdad.

¿Cómo verdad? Estudiando las situaciones, estudiando el quehacer y no aprendiéndote el libreto. Yo, por ejemplo, lo último que me aprendo es el libreto; a veces ni me lo aprendo; pero voy para allá (risas). Entonces hay una cosa controversial allí porque el titiritero y el actor tienen que estar balanceados. El titiritero tiene que ser un buen actor, indudablemente, así no le guste la actuación. Yo insisto en hacer talleres, “hay un taller de actuación, lo voy a hacer”; “hay un taller de emoción, lo voy a hacer”; porque eso te va a servir para manejar el muñeco. ¿Sobre qué bases considera Ud., que se fundamentó el movimiento titiritero venezolano en los años 50 a partir de Fredy Reyna? En los años 50, no tengo noticias de que hubo movimiento. En el año 47 llegan [los mexicanos] Lola Cueto y Roberto Lago, invitados por el Ministerio de Educación para formar titiriteros.

Allí estuvo Felipe Rivas, [fundador del Teatro y Títeres Cantalicio] con él se crea el grupo de títeres Tío Conejo. Aquí los movimientos, realmente, comienzan en los años 70, cuando se hace el primer Festival de Títeres y se intenta crear ATIVE (Asociación de Titiriteros de Venezuela) —que lo propongo yo— se hace el primer Festival de Títeres en Venezuela; pero antes no había movimiento sino el Títeres Cantalicio UCV, el Chímpete-Chámpata de LUZ; Teatro Garabato…pero antes yo no sé que haya habido movimiento.

Sin embargo, no hay que olvidar que el titiritero en el principio es como un hombre muy solo, que hace sus títeres, hace su vestuario, escribe su libreto; busca sus funciones. [El titiritero] tiene ese espíritu de trabajar solo y hacerlo todo él solo. Me imagino que los grupos que fueron naciendo, cada quien fue acomodándose y cada quien fue saliendo con su grupo pa’lante.

Yo comienzo en el 53 en el Guácharo, y ya se ha disgregado Tío Conejo…y se crea el Guácharo. Posteriormente, después de los 60, empiezan a nacer otros grupos.

¿Qué elementos considera usted que deben rescatarse de la actividad titiritera de los años 70? Creo que, sobre todo, los grupos que han permanecido.

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De titereros para titereros El Guácharo está hasta el año 73, siempre recordaré: 20 años, siete meses y tres días…ahí estuve yo. Y ese mismo año nace Monigotes. ¿Entonces, Fredy Reyna era titiritero o muñequero? Yo digo titiritero/muñequero. ¿Por qué? Él dio muchas funciones, supuestamente, con el Tamborón. Él empezó a trabajar con el Tamborón en el liceo Andrés Bello. Allí, hacía funciones durante los fines de semana. Incluso hay algo en el libro que yo estoy escribiendo, Medio cupón, que dice: “Venía con los títeres a ver los toros”, al Nuevo Circo, como queda cerca. Él venía con sus títeres a ver los toros, pero más que todo, esta es la historia. Yo me imagino que Fredy —esto es una especulación mía—, por esa misma capacidad de ser como era, un hombre voladísimo, no se iba a hacer titiritero.

El titiritero es una persona muy sencilla, con una fe en lo que hace, está como atrapado. Yo estoy realmente como atrapado con los muñecos, por eso es que de repente me desaparezco.

De hecho, una vez me desaparecí; porque había un muñeco que me perseguía, que era el malo, yo hacía el malo…en un año hicimos como 80 y pico de funciones y después el muñeco me perseguía. Tuve que dejar de hacerlo porque yo veía el muñeco, ¿a ustedes no les ha pasado eso? Los muñecos lo persiguen a uno, los textos, lo que tú dices…empiezas como a repetirlo dormido. Yo me imagino que Fredy diría, ‘no, esa vaina no, eso es pa´carajitos’. Jugar con muñecos; “eso no es para gente seria”.

“El maestro de los titiriteros en Venezuela”. Llamar “maestro” a una persona que tuvo una visión particular, una manera muy propia de trabajar los títeres… ¿Cree qué la figura de Fredy, calza en esa apreciación? Quizás es una cuestión de respeto. Fíjate que hay hasta los Premios Fredy Reyna, de repente dentro de diez años a lo mejor es “Premio José León”; es una cuestión como de ir pasando una cosa a la otra. Yo no sé, chico. Es una cuestión de apreciación. Hay maestros. Por ejemplo, yo considero un Maestro a Javier Villafañe; ¿por qué? Porque un maestro educa con lo que hace. La estética del muñeco educa.

El títere no es para gente seria. Es para gente mágica, gente que tiene un grado de ingenuidad muy bello.

Cuando Javier sacaba un muñeco, era una cosa que ¡pácata! El muñeco estaba ahí, se movía pa’cá y se movía pa’cá y luego se inclinaba acá y tú decías “cooo… pana”, eso es un maestro. Hay maestros que enseñan; porque hay dos titiriteros: el que hace muñecos y el que maneja muñecos. Son dos, porque el que hace muñecos también es importante; [como] el constructor de muñecos. Gladys Pacheco, por ejemplo; Grecia León…, no se han especializado en manejar muñecos —bueno, yo tampoco, sinceramente. Dentro del campo nuestro hemos manejado la animación más que la manipulación, recién este año vamos a comenzar a trabajar el hacer y no el decir. Pero es una cuestión de reflexiones. Lo que no está en el libreto es lo que tenemos que trabajar.

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José León El muñequero tiene que ser escultor, haber estudiado Artes Plásticas; porque va esculpiendo, va modelando. El títere es un elemento de las Artes Plásticas y un elemento teatral. ¿Qué aportes importantes al teatro de títeres en Venezuela se le atribuyen al maestro Fredy Reyna, tomando en cuenta su contacto con la cultura europea? El [Fredy] hablaba francés, italiano… indudablemente, era un tipo de mucha cultura y un músico de gran calidad.

Cuando Felipe Rivas se inicia en el 48-49, ya Fredy en el 45 está con los títeres.

¿Considera un error intencional de Hugo Cerda, no mencionar en su texto “El teatro en la educación” (1968) a Freddy Reyna? No. Fíjate que Hugo parte de ese libro lo escribió en mi casa, en el 23 [de Enero] Él va como informándose y lo que le van dando, lo va agarrando.

El aporte podría ser este: en el año 35 llegan los títeres de Vittorio Podrecca [a Venezuela]. Pasa un lapso de cinco u ocho años y sale Fredy con los títeres.

¿Pero él sí conoció a Fredy? No, porque no lo nombra. Hay las “guerras intestinas”, que llaman. Por ejemplo, “Lucho,” Luis Luksi, que era muy amigo de Hugo; a su vez era enemigo Feroz de Fredy, por razones obvias: él adeco, el otro comunista.

Fredy introduce el teatro de muñecos en la educación. Yo creo que el mérito es ese, por eso uno podría decir “es el primer titiritero”.

¿Existía por parte de Fredy un respeto hacia el oficio del titiritero, así como el que manifestaba por la música? No creo.

¿A qué atribuye Ud., esto? El titiritero, tiene que luchar mucho; tener perseverancia. Fredy no tenía perseverancia. Era muy “ya-ya”. De hecho, él hablaba así, rápido-rápido-rápido. Muy nervioso, e hiperkinético; y se descubrió más con la música, con la política, incluso. El ambiente [del teatro de títeres] no es fácil. Llevar a cabo un proyecto no resulta sencillo.

Hay que darle duro, con inteligencia, como sea pero no hay que dejarse dominar por las circunstancias y uno no se dejó dominar por las circunstancias. Todos los titiriteros han estado luchando siempre por hacer sus cosas. Fredy nunca tuvo un grupo, como tampoco un subsidio… un grupo estable como en el caso de Cantalicio, caso Monigotes, caso Tilingo tiempo atrás. Creo que el problema de Fredy era ese, y claro, él no tenía suficiente paciencia, templanza, para empezar a buscar gente y hacer un grupo. ¿Qué se puede entonces rescatar de la figura de Fredy Reyna? Que fue el primer titiritero, el primero que hizo muñecos.

20 de noviembre, 2015

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De titereros para titereros Conocí a Fabián De León el año 1976, época en la que asumí el rol de Secretario Nacional del Centro Nacional de Investigación y Desarrollo del Títere (Cenidet) y momento también en el que asumí la Dirección General del Taller de Títeres Chímpete Chámpata, adscrito a la Dirección de Cultura de La Universidad del Zulia. Los dos roles me condujeron a Caracas, preparábamos el Séptimo Festival Nacional de Títeres, realizado en Puerto Píritu, del 28 al 31 de Octubre de ese año. Fabián nos agasajó con una función de marionetas; desde ese momento quedé advertido de que se trataba de un artistamaestro, aún me acuerdo de los graciosos y acompasados movimientos del Patinador Chaplin, de su traviesa Ratica Presumida, de la simpática y conversadora Abuela, de las Pañoletas Danzantes, y del Bailarín de Ritmo Sincopado del mambo número 8 de Pérez Prado. Entonces imaginé al maestro transmitiéndonos en Maracaibo sus saberes, sus habilidades y destrezas sobre las marionetas. Y esto ocurrió entre los años 1977 y 1978.

Su espectáculo completo viajó con él en su primera visita. Se presentó en el Auditorio de la Facultad de Medicina (Julio del 77). Coloqué dos bastidores para que ubicara allí sus marionetas. Con manos acariciantes y ojos placenteros acicalaba pulcramente cada muñeco antes de colocarlos en los bastidores; mientras hacía esto me decía que “los titiriteros debemos cuidar celosamente a los muñecos para evitar que se enfermen. Un títere enfermo pierde gracia ante el público, no importa cuanta energía le transmita su manipulador en el momento de accionarlo”. Fabián, vestido con traje (Flux) negro, parecía conversar con sus títeres de hilos para indicarles las coreografías rítmicas de sus actuaciones. Los aplausos del público resonaban emocionados después de cada personaje. Su segunda visita (Septiembre-Octubre del 77) se convirtió en un taller de marionetas, facilitado en la Galería de Artes Visuales de La Universidad del Zulia, dirigido a los integrantes de las diferentes agrupaciones guiñolescas de Maracaibo de esa época (Chímpete Chámpata, Garabato, Tambor del Guiñol, La Petaca, Los Potecitos, Tarantín).

¡FABIÁN DE LEÓN, PIONERO DE LOS TÍTERES Y MARIONETAS EN VENEZUELA! Carlos Aguirre Fulcado Las fases “información” y “construcción” culminaron exitosamente. Recuperado de salud, y con muchas ganas de echarle pichón a la producción del espectáculo concebido y diseñado por él, regresó a Maracaibo en Febrero del 78. Lamentablemente la mayoría de los titiriteros habían adquirido otros compromisos que les impidieron participar en la fase más añorada por De León. Comprendí entonces el deseo del Maestro por dejar a otros como herencia la concepción que él había perfilado de las marionetas. No te preocupes Fabián, le dije, cuentas con los integrantes del Chímpete Chámpata para que realicemos la tercera fase del taller. Febrero y Marzo recuerdan las actividades emprendidas por el “Viejo Roble Caraqueño”, como lo llamó cariñosamente a un año de su partida nuestra Rosita Pulgar (dif.,).

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Carlos Aguirre Fulcado Las máscaras de Los Diablos Danzantes de Yare iluminaron las paredes del Taller de Títeres Chímpete Chámpata mientras esperaban sus cuerpos. Él hizo las nueve máscaras para la coreografía dancística que rinde culto al Santísimo Sacramento el día de Corpus Christi. Los titiriteros del Chímpete construyeron los cuerpos de este espectáculo, también los cuerpos y cabezas del 19 de Abril de 1810. El trabajo fue arduo y rendidor. Las indicaciones de cómo debían accionarse las marionetas surgían con las esperanzas de Fabián.

Fabián era un visionario: decía: “Debemos recurrir a la historia venezolana para crear nuestras ficciones de títeres; la historia nos presenta a unos héroes que lucharon por el afán de libertad, de paz, hombres que combatieron para mejorar la calidad de vida de los venezolanos. En los políticos de hoy se han perdido esos intereses, a ellos sólo les preocupa el poder para generar más poder “.

Cada día de trabajo con Fabián era como leer un libro en el que se aprendían las concepciones más elementales que todo titiritero debe saber sobre su oficio, pasión, profesión: A.- Si el titiritero no siente pasión por lo que hace entonces debe dedicarse a otras cosas. Hacer un espectáculo de títeres exige el compromiso de la dedicación a tiempo completo. B.- Para los niños los muñecos no son juguetes. Los juguetes existen para la gente grande. Para los niños los muñecos son una verdad maravillosa.

Al finalizar marzo, su cuerpo de 80 años -enfermo de diabetes- lo hizo retornar a Caracas. No regresó al estreno deseado; el coma diabético lo condujo a su eterno viaje tras su empeñosa diligencia. Sin embargo, su vehemente acción no se perdió en el tiempo, no se arropó con la nada; la fuerza que nos transmitió durante cada día que estuvo con nosotros nos sirvió para exhibir después de su muerte el estreno de su último espectáculo.

C.- Los titiriteros deben fomentar con sus títeres sentimientos nobles, no la nobleza como linaje aristocrático, sino la nobleza de sentimientos, los valores que despierten el amor hacia los demás, valores que difundan la necesidad que tienen los humanos de ayudarse durante las catástrofes y siniestros, valores que ayuden a convivir entre sí. Marioneta Charles Chaplin, realizado y manipulado por Fabián De León.

Marioneta Diablo de Yare

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Carlos Aguirre Fulcado D.- Los titiriteros y los títeres deben actualizarse de manera constante; no debemos quedarnos en el pasado. Los libretos y los muñecos son espacios para asumir las circunstancias otorgadas por la modernidad. E.- Todos los repertorios asumidos por los titiriteros para la escenificación de sus programas deben –obligatoriamente- estar cargados de humor, un humor que surja de la cotidianidad, de los temas sociales, de las malas costumbres. No se trata del humor expuesto por la sátira o por la ironía. Sólo deben ser aquellas situaciones surgidas del humor que nos ofrece el color local de las personas y ciudades.

Era chiquitico como un títere e inquieto como una marioneta. Se movía para acá, se movía para allá… ¡ah! lo más interesante, había que hablarle a gritos porque era medio sordo, bueno…, algunas cosas las oía y entendía perfectamente…, y yo, mirando aquel cuerpo y manos de arrugas, y los pies que le bailaban para explicarme mejor las cosas… “ (s/p). Mayo, 2016

¿Cómo lucía físicamente Fabián De León? La mejor descripción que alguien hiciera de Fabián la escribió Jesús Enrique Morales Montiel, quien contó: “la historia de un tipo genial, con cara de viejo, con una barriga inmensa, y una sonrisa de marfil importado que reflejaba lo que los ojos inquietos no podían expresar.

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Referencias bibliográficas Referencias Bibliográficas Chímpete-Chámpa. Carta n.° 15. Universidad del Zulia. Dirección de Cultura de Luz, 1977, pp: 43-46. Para recordar. Cuaderno pedagógico. Fundación Telba Carantoña, 2000, pp: 7-9. Revista Nacional de la Cultura. “Boletín n.° 2”. Centro Nacional de Investigación y Desarrollo del Teatro de Títeres, s/f, pp: 144-162.

Reyes Chacón, Alba Milagros y Enrique Eduardo Suárez Rodríguez. Bibliografía del teatro de títeres. “V. Apuntes generales sobre el teatro de títeres en Venezuela”. Tesis. Universidad Central de Venezuela, 1997, pp: 75. Reyna, Freddy. Los títeres: un medio de arte integral. Dirección de Cultura UCV, 1993.

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