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Índice INTRODUCCION................................................................................................................................................................2 DOS REVOLUCIONES QUE CONMOVIERON EL MUNDO.........................................................................................5 La gran transformación................................................................................................................................................5 De Stalin a Brezhnev...................................................................................................................................................6 Conciencia y rebelión..................................................................................................................................................7 La era de Krustchev.....................................................................................................................................................8 REFORMA O REVOLUCION............................................................................................................................................9 El "crak" del sistema....................................................................................................................................................9 La "Solidaridad" polaca del 80..................................................................................................................................10 De la Perestroika a la revolución de Agosto de 1991................................................................................................10 UNA NUEVA DEFINICIÓN DEL CARACTER DE LOS ESTADOS............................................................................12 El impacto de 1989-91...............................................................................................................................................12 ¿Por que se ha abierto camino la restauración?.........................................................................................................13 SOBRE EL CARACTER DE CLASE DEL ESTADO EN LA URSS Y EL ESTE..........................................................14 ¿Qué es el Estado?.....................................................................................................................................................15 ¿Qué fue el estado en la URSS y en el Este?.............................................................................................................16 Las nuevas relaciones y el nuevo poder.....................................................................................................................17 La legalización y la estabilización del nuevo poder..................................................................................................17 Sobre la distribución y la explotación burocráticas...................................................................................................18 Sobre la propiedad y la planificación........................................................................................................................19 Las bases del modo de explotación burocrático........................................................................................................21 El "internacionalismo" opresor del nuevo Estado.....................................................................................................22 El cambio del carácter de clase del Estado................................................................................................................23 Sobre la conciencia social de los trabajadores del Este y la ex-URSS......................................................................23 Sobre el "doble poder"..............................................................................................................................................24 Sobre el nacionalismo................................................................................................................................................25 EN EL ESTE Y LA URSS HUBO UNA AUTENTICA REVOLUCION.........................................................................26 Las formas de la revolución y el estado....................................................................................................................26 Sobre las etapas de la revolución ............................................................................................................................26 ¿Hacia dónde van estos estados?................................................................................................................................27


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POR UN NUEVO ANÁLISIS Y UNA NUEVA DEFINICIÓN "Está claro que como elemento conservador, como presión automática del pasado sobre el presente, la tradición representa una fuerza extraordinariamente importante al servicio de los partidos conservadores, y profundamente hostil para un Partido Revolucionario. Toda la fuerza de este reside precisamente en su liberación del tradicionalismo conservador. ¿Es esto decir que sea libre respecto a la tradición en general? En absoluto. Pero la tradición de un partido revolucionario es de muy distinta naturaleza" L. Trotsky, "Nuevo Curso"

INTRODUCCION El trabajo que presentamos en este pequeño folleto quiere ser una contribución a la discusión abierta tras los procesos revolucionarios que inundaron el Este de Europa y la URSS durante los años 1989, 90 y 91. La caída instantánea, singular y derivada de uno tras otro de los Estados del Este, la defenestración del PCUS en la URSS, su posterior desaparición como tal estado, de la misma forma que lo hacía la antigua Yugoslavia, o el nacimiento de un nuevo estado de la nación alemana como fruto de la desaparición de las dos alemanias precedentes, la presencia de la guerra en el centro del escenario europeo. En fin, todos los hechos que conocemos desde entonces y que supusieron una transformación histórica y grandiosa del mundo que habíamos conocido durante casi cinco décadas después de la Segunda Guerra Mundial, nos han enfrentado a una nueva época, de la que ellos son causa y efecto al mismo tiempo. Las últimas elecciones polacas estuvieron salpicadas de algunos hechos no por coloristas menos significativos de la influencia del derrumbe del llamado socialismo real en la cabeza de muchas gentes de la izquierda. Aparte de la nueva hegemonía parlamentaria lograda por la formación heredera del antiguo partido comunista (POUP), rebautizado como Socialdemocracia de la República de Polonia, se pudieron ver algunos debates callejeros que expresan con bastante claridad la confusión reinante sobre qué fueron esos países y qué había en ellos de socialismo. Uno de esos debates, plasmado en forma de pintada sobre alguna pared del centro de Varsovia, se dirimía así: Pintada primera: Pintada de respuesta: Pintada segunda:

“¡Devolvednos el socialismo!” “¡Idiota, aquí nunca hubo socialismo!” “¡Bueno, pues devolvednos lo que había!”

Recogido por el corresponsal de El País, J. Adamski, del 26/9/93. El objeto de análisis no es nuevo. Durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el pensamiento marxista (no la ideología oficial destilada por el PCUS y sus agencias en el mundo) ha tratado de dar diferentes respuestas a la triste realidad de socialismo existente. Pero los hechos han aportado datos nuevos, han reavivado viejas hipótesis y, sobre todo, la caída del Telón de Acero ha desvelado que las intuiciones sobre el desastre de ese mal llamado socialismo sólo rozaban la realidad. Nuestro análisis no se centra en lo que hoy existe ni en las penosas consecuencias que tiene la descomposición social del antiguo sistema de economía planificada y la intervención salvaje del mercado capitalista, sobre los trabajadores de la ex-URSS y el Este de Europa. Nuestra preocupación es determinar qué y por qué empujó a la situación actual desde el punto de vista interno, de la estructura, de esos países. Esta falta de referentes internacionales y del papel que jugaron estos países en la escena mundial ya es, por sí sola, una limitación muy grande que, para muchos, puede suponer la invalidación de nuestras conclusiones. Somos conscientes de ello como del hecho de que se plantean muchas discusiones no resueltas, o que sólo lo están parcialmente, y que necesitan de análisis posteriores mucho más profundos y ricos. Así todo, creemos que la exposición pública puede ser de gran ayuda para la confrontación y la corrección de las ideas. Ana Martín, Carlos Riera, Jesús Jaén, J. Petrov y Marta Lekuona


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DOS REVOLUCIONES QUE CONMOVIERON EL MUNDO En medio de la primera guerra mundial interimperialista cayó el régimen más reaccionario de Europa, el zarismo. Con este hecho se inició en aquél vasto imperio una revolución que llevó a la clase obrera al poder. Por primera vez tras la Comuna de París los trabajadores tomaron el poder y lo conservaron contra toda la reacción interior y mundial. Por primera vez los trabajadores del mundo tenían la posibilidad de realizar los primeros pasos hacia el socialismo, un estado propio en el que apoyarse. La oleada de simpatía por el joven estado obrero recorrió el mundo, detuvo la reacción de las potencias imperialistas, y hasta hace poco ha sido un punto de referencia, a pesar de cualquier crítica que se hiciera. Así mismo el partido que llevó a los trabajadores al poder sentó cátedra en cuanto al modelo de organización y métodos. Sobre su base se construyó la Tercera Internacional y una larga tradición que intentó prolongar y desarrollar el trotskysmo. Setenta años después un proceso revolucionario que ha escapado al control de la burocracia estatal ha destruido al estado que se declaraba heredero de esas tradiciones en medio de una oleada que ha acabado con regímenes parecidos que se extendieron por una buena parte de Europa, tras la II Guerra Mundial. Todo el mapa de Europa ha empezado a cambiar y está cada día sometido a nuevas convulsiones. La era que hemos empezado a vivir parece que se verá marcada por estos acontecimientos al igual que la etapa posterior a la revolución de octubre lo estuvo por ella. Hoy podemos afirmar sin temor a equivocarnos que el gran acontecimiento junto a los cambios políticos en estos países, es su efecto mundial en la conciencia de los trabajadores. Estos hechos destruyeron la conciencia que los trabajadores tenían sobre ese sistema, conciencia que nos guste o no, significaba determinado tipo de programa y modelo de sociedad. Su caída ha sumido a los trabajadores en una terrible confusión, aclararla es tarea de los revolucionarios, pues a diferencia del común de los trabajadores no nos regimos por sentimientos de justicia social ni por la conciencia común sino por el método marxista de análisis en el que se apoya el socialismo científico.

La gran transformación Tras el viraje hacia la NEP la URSS vivió una etapa de relativa calma, al tiempo que se producía una cierta recuperación económica. En la escena internacional el proletariado había sufrido la derrota de la revolución en Alemania, y años después ocurriría igual en China. El proletariado se retiraba de la escena, disminuía la iniciativa de las masas, los soviets se vaciaban de contenido al tiempo que la burocracia del estado fue copando todos los poros del poder. La burocracia, que con su política internacional favoreció la derrota en China, creaba en el interior del estado obrero las condiciones para la victoria de la contrarrevolución. La burguesía agraria que había acumulado fuerzas y riquezas gracias a la NEP, ante la ausencia del proletariado se fue convirtiendo en un peligro para la burocracia estatal, que en el año 1928 se decidió a dar el gran viraje. Para liquidar a los kulaks, Stalin recurrió a los métodos del comunismo de guerra, la requisa de la producción campesina se generalizó, afectando al conjunto del campesinado, cuyas tierras se colectivizaron aceleradamente bajo las órdenes de la burocracia estatal y la represión del ejército rojo. El conjunto del campesinado sufrió las arbitrariedades sangrientas de la burocracia en el poder, varios millones murieron, fueron deportados o represaliados, de esta forma la burocracia les expropió todos sus bienes; especialmente la tierra y utensilios con el objeto de adueñarse de las cosechas y dedicar la mayor parte de ellas a la acumulación industrial. La tecnología que la burocracia compró a Occidente, la que sirvió de base a la industrialización acelerada, se consiguió con el aumento de las exportaciones de cereales en medio de una gran crisis agrícola provocada por la represión y las incautaciones. La colectivización creó una gran masa de campesinos a los que se podía proletarizar, ajenos todos


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ellos a la experiencia de la clase obrera urbana, carentes de experiencia y disciplina industrial. Esta gran masa llegó a las ciudades procedentes de su derrota en el campo, para ser hacinadas por la fuerza, bajo la vigilancia de los comisarios del NKVD, alrededor de las nuevas industrias. En diez años la población pasó de ser mayoritariamente campesina a ser obrera industrial. En la década de los treinta el nivel de vida de las masas sufrió un descenso vertiginoso perdiendo en poco tiempo lo que habían ganado en el breve lapso de la NEP. Sin embargo la productividad en el trabajo subió varias veces, en un momento en que la economía mundial se veía sometida a la gran recesión. Esta tijera incomprensible se apoyaba en dos pies. El sistema Stajanovista que, basándose en brigadas de choque con condiciones especiales, subían los ritmos de trabajo elevando los mínimos para percibir el mismo salario, la reducción o supresión de los descansos y el aumento de la jornada de trabajo. Las condiciones colectivas de trabajo fueron progresivamente suprimidas, para instaurar el sistema de pago por piezas que fomentan la insolidaridad y la competencia entre los trabajadores. El segundo elemento decisivo fue la represión, especialmente en los centros de trabajo, pues semejantes ritmos de trabajo junto al descenso de las condiciones de vida no podían sino provocar la indisciplina laboral y la rebelión de los trabajadores. La delación para escaparse de ser sospechoso, se convirtió en el camino más sencillo para llevar a miles y miles a los campos de concentración cada vez que no se alcanzaban los objetivos del plan. Para los millones de trabajadores extraídos del campo, la mejor forma de escapar de ese infierno, era su retorno al campo. Para impedirlo primero se creó el pasaporte interior, se fijaron las residencias con carácter inamovibles, se crearon los libros de trabajo y finalmente se ligaron todas sus condiciones de vida a las empresas de las que no podían escapar. Casa, sanidad, vivienda, consumo, etc. quedaron en manos de los todo poderosos directores de los conglomerados industriales. Gracias al control obrero en los primeros años de la revolución, los trabajadores no solo negociaban sus salarios, sino que influían en todas las decisiones de la producción los sindicatos, los soviets, los comités obreros, etc. Las organizaciones de los trabajadores en general, tenían el derecho a participar o dirigir la producción. El retroceso de la clase obrera dejó que se desarrollaran las decisiones del Gosplan y que este suplantara progresivamente a los trabajadores. La contrarrevolución stalinista destruyó todos estos derechos, reconocidos hasta entonces por la ley, e implantó otras normas legales que dejaron en sus manos todas las decisiones, hasta el punto que incluso los salarios fueron fijados de forma administrativa. Todas estas normas fueron elevadas al carácter de reglas institucionales por la constitución de 1936. Así se legalizó el sistema por el que la burocracia ordenó todas las decisiones económicas, incluídos los salarios y los gastos sociales, el plan de estado del que fueron totalmente excluidos los trabajadores. Todos estos enormes cambios estructurales se vieron acompañados de cambios superestructurales en el estado. Este cambió totalmente su composición física, fundamentalmente gracias a la represión y al ascenso de todos los que ayudaron a llevarlo a cabo. Para conseguir los objetivos fijados en los planes de la burocracia, el conjunto de la sociedad se vio sometida a una férrea dictadura en el proceso productivo. Pero también, para mantener ésto, por ser estatales los medios de producción, tuvieron que eliminar cualquier clase de los soviets y sometiendo estos a las listas únicas de la burocracia, ésta no hizo sino garantizar su monopolio político y social del estado.

De Stalin a Brezhnev Tras la guerra el sistema mostró que era capaz de recuperarse rápidamente de la destrucción , en cinco años la producción alcanzó de nuevo los niveles de preguerra, y en los años siguientes, hasta la muerte de Stalin, los superaron en un 50%. Los métodos siguieron siendo los mismos ...... “Hoy treinta y cinco años después de la revolución de Octubre y veinticuatro años después de la colectivización agraria, ..... los obreros trabajan como esclavos en las fábricas y se ven sometidos a la arbitrariedad de los directores ..... ¿Don-


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de están las conquistas del socialismo y de la Gran Revolución de Octubre para los obreros? Los directores tienen derecho a condenar a trabajos forzados a los obreros que cometan alguna falta. ¡Acaso no es la situación de los obreros allí mucho peor que en los países capitalistas del tipo más retrógrado? J. B. Tito”, citado por Pierre Broué en “El Partido Bolchevique”. ....”La represión siguió siendo tan masiva como antes de la guerra, pero más anónima, pues ya no quedaban opositores con renombre. El conjunto de los trabajadores siguió viviendo en la pobreza. La masa de la población vivía de coles y patatas, vestía harapos y habitaba en viviendas miserables. En tanto las fábricas de máquinas herramientas de la URSS, eran tan eficientes como las de EE.UU., sus industrias de consumo sufrían cuando menos de un atraso de medio siglo. El ciudadano soviético consumía menos de una cuarta parte de las mercancías que disfrutaba un norteamericano.”.... Isaac Deutscher. Tras los pactos de Yalta y Potsdam, la URSS consolidó progresivamente el glacis que había conquistado durante la II Guerra Mundial. En tanto toda Europa recibía millones de dólares del Plan Marshall para la reconstrucción capitalista, ni la URSS ni su glacis, recibieron un céntimo a pesar de los constantes llamamientos que hizo Stalin. Los países bajo dominio del ejército rojo, habían sido totalmente arrasados por la guerra, y controlados por Moscú. Ni podían seguir los pasos de los países vecinos, ni tenían recursos propios para reconstruir la vieja economía. Entre tanto Occidente, junto a la recuperación empezó también el rearme. Creó la OTAN e inició la política de la guerra fría, el imperialismo, como era de esperar, no renunciaba a recuperar los mercados perdidos. La burocracia tenía que defender su poder, y optó, como ante los kulaks, por reproducir en el glacis el sistema cuya eficacia ya había sido probada en la URSS. Solo Yugoslavia se resistió, siguiendo su propia vía. En vida de Stalin, y contra la voluntad de éste, el P.C. de China tomó el poder y rápidamente se puso a reproducir el sistema soviético.

Conciencia y rebelión Para la burocracia China fue relativamente fácil reproducir el sistema, no existía prácticamente la clase obrera, solo millones de campesinos, siervos feudales ajenos a cualquier conciencia obrera. Esto no fue así en Europa Oriental, pues aunque los trabajadores aún reconocían a la burocracia como representante de la revolución de Octubre, estos no habían sufrido aún ninguna contrarrevolución como la sufrida por los soviéticos, ni la conocían. La burocracia soviética actuó con gran cautela, y apoyándose en los aparatos de las organizaciones nacionales, transformó a estas mediante premios y depuraciones. Legalmente los mismos partidos siguieron existiendo coaligados con los P.Cs quienes subieron al poder de la mano del ejército rojo, sus bases sociales sin embargo, fueron suprimidas. La reconstrucción sobre base soviética fue por todo esto relativamente calmada, pero por poco tiempo, prácticamente durante solo cuatro años. Los primeros motines estallaron en Berlín en 1953. La rápida acumulación industrial junto a los racionamientos de posguerra, no fueron aceptados por los trabajadores. La represión acalló las protestas, pero el racionamiento de alimentos no fue supri mido hasta 1958. En Polonia, según K. Modzelewski y J. Kuron, entre 1949 y 1955 es muy dificil hablar de un alza sensible de los salarios reales. Estos solo subieron en el período de 1956-59, en un 30% gracias a la inestabilidad política y las huelgas obreras (¿Socialismo y Burocracia?) En Hungría en 1956, estallan las movilizaciones obreras exigiendo regulaciones salariales, democracia sindical y la solución de problemas de abastecimiento, el agravamiento de la situación política ante el nuevo poder de los consejos obreros es resuelto por el aplastamiento militar a manos del ejército rojo. Ex-


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cepto en Hungría, ninguna de las numerosas crisis políticas que provocaron los trabajadores, acabó en un aplastamiento de masas, esto explica el resurgir de las movilizaciones. A pesar de sus contradicciones el sistema logró sobrevivir gracias a la reconstrucción de la guerra, y sobre todo gracias a que se pudo extender. Ya en 1952, antes de la muerte de Stalin, el primer ministro Malenkov, ante los primeros índices de crecimiento a la baja causados por la escasez de reservas de capital y mano de obra, planteó un cambio de orientación. Esta solo se pudo concretar tras la muerte de Stalin, cuando el PCUS recupera la totalidad del poder. Este es asumido en un principio por el Presídium, quién dará paso a la era de Krustchev, el primer intento de reformar el sistema.

La era de Krustchev Las primeras rebeliones confirmaron a la burocracia el peligro de seguir como si nada ocurriera y procedieron a una apertura controlada. Beria fue ejecutado, el KGB fue sometido a la dirección del partido y se puso fin a las represiones en el poder. Krustchev denunció y dio los datos de la represión contra el partido. Para ampliar la base agrícola se roturaron enormes superficies vírgenes que sometidas a cultivo extensivo lograron un aumento del 50% de la producción. Durante los años que duró esta ampliación mejoró el consumo de las masas y se logró recuperar el impulso industrial. La apertura en Moscú significó la liberalización en los demás países del Este, en los que gracias a las movilizaciones, los trabajadores lograron una mejora de su situación, pero significó con la política de la "coexistencia pacífica" una mayor integración de la URSS en la economía mundial. De producir solo materias primas para la exportación, se empezó a producir maquinaria para los países menos desarrollados, así la propia URSS, se benefició de la explotación imperialista a los trabajadores de los países dependientes. La apertura significó también, el debilitamiento de la disciplina de un aparato productivo acostumbrado a funcionar por el terror. Los integrantes del aparato del Estado, una vez sometido el KGB, empezaron a ver la forma de hacer jugosos negocios gracias a los desequilibrios monetarios que se fueron desarrollando al acabarse las requisas típicas de la época stalinista. Los trabajadores vieron desaparecer las represiones masivas y con la mejora del nivel de consumo creyeron en la voluntad reformista del régimen. La bonanza duró poco, al acabarse la roturación del plan quinquenal (1954-59) empezaron las malas cosechas; entre 1959 y 1963, de cinco cosechas, cuatro fueron malas. "Las ciudades experimentaron una escasez de alimentos como no habían conocido desde los terribles años posteriores a la segunda guerra mundial; y algunos sectores de la población corrieron al parecer, peor suerte incluso que el pueblo chino durante los tres años de inundaciones, sequías y malas cosechas. La elevación del nivel de vida popular se detuvo a pesar de que la producción industrial y de bienes de consumo continuaba en expansión.” (I. Deutscher, “La Década de Jruschov”). En 1962 los precios de la leche y la carne aumentaron entre un 25 a 30%, los salarios medios solo subieron un 2,4%. No es casual que se produjeran las primeras protestas obreras y que estas fueran contestadas a la vieja usanza. En Novocherkask, una manifestación obrera pidiendo aumento de salario por las subidas de precios fue masacrada por los tanques del KGB, todos los obreros fueron detenidos, algunos fueron fusilados, los demás deportados. La represión fue tal que solo la "Perestroika" devolvió la memoria a los habitantes de esta ciudad. La burocracia en 1964 decidió acabar con el curso reformista, Krustchev "fue dimitido" por el aparato burocrático, se inició la era de Brezhnev.


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REFORMA O REVOLUCION La llegada de Brezhnev al poder no supuso una vuelta atrás. Las represiones masivas no se reanudaron, en su lugar quedó la eficaz represión individual de los servicios secretos. El PCUS no fue sometido a la dictadura, una cierta democracia se instauró entre la burocracia e internamente el debate que se inició con Jruschov continuó dentro del partido. Esto dio cierto margen para los disidentes; fuera del partido ningún grupo superó la escala local y al llegar a cierto número eran disueltos y enviados a campos. En la economía la planificación sufrió un cierto relajamiento, el COMECON cedió cierta autonomía a las burocracias nacionales que para frenar su caída recurrieron cada vez más a empréstitos de los organismos del imperialismo. Ceaucescu era respetado en Occidente por su puntualidad en pagar, luego la revolución aclaró a costa de quien. Hungría introdujo poco a poco los mecanismos de mercado. Alemania del Este y Checoslovaquia, "países frontera", relajaron menos su régimen político y consiguieron que sus economías no se hundieran tan rápido como la de la URSS. China tras la muerte del "Gran Timonel" inició el viraje de la descolectivización agraria, las zonas especiales y la introducción de mecanismos de mercado. En la URSS el inmovilismo del régimen dio suficiente margen para que al amparo de los desajustes económicos emergiera poco a poco la fuerza del mercado negro de la hoy llamada mafia, que supo acaparar los excedentes monetarios de la población especulando con una producción de bienes de consumo en descenso. La crisis económica empezó a provocar en los trabajadores una actitud cada vez más pasiva en el trabajo, el salario real por la escasez disminuía, pero prisioneros del sistema y la dictadura no podían hacer nada por modificar esa situación, una especie de huelga de brazos caídos se fue volviendo inconscientemente habitual. Aunque en un principio la acumulación industrial permanente ocultó la caída de la productividad esta es hoy día el fenómeno determinante. Durante esta época hubo huelgas espontáneas, todas ellas aplastadas por el terror; estas y el aumento vertiginoso del alcoholismo eran los síntomas de una indisciplina cada vez mayor. Brezhnev continuó con la política de la coexistencia pacífica en la que combinaron el rearme permanente y conflictos locales con el imperialismo y la negociación para salidas pactadas a estos. Esta política se podría haber mantenido si la economía mundial no hubiera sufrido modificaciones, sin no hubiera sido necesario revisar las condiciones de la división internacional del trabajo. La URSS vivió sometida a la carrera de armamentos en un momento en el que en Occidente, ante el primer paro económico se había empezado el proceso de informatización al que la URSS no tuvo acceso más que a través del espionaje industrial. La URSS consiguió mantener esta carrera desigual gracias a la industrialización acelerada, la deformación militar de la economía y la caída del consumo de los trabajadores. La imagen típica de Rusia eran las colas.

El "crak" del sistema El “reaganismo” supuso un fuerte viraje para la burocracia, volvió la guerra fría, conscientes de sus dificultades interiores sumaron al boicot tecnológico el boicot comercial, en un momento en el que la URSS empezaba a cubrir sus deficiencias agrícolas con importaciones masivas. Los recursos por exportación de materias primas sufrieron un fuerte golpe con la caída mundial de estos precios, especialmente del petróleo. La URSS empezó a agotar sus reservas y a paralizar la renovación de instalaciones.


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La ocupación de Afganistán, el Vietnam soviético, provocó el aceleramiento de la carrera armamentística con la crisis de los Euromisiles y el inicio de la "guerra de las galaxias". Habiendo encontrado techo en cuanto a los recursos de capital, en cuanto a la extensión de las superficies cultivadas, y con la productividad y el consumo de los trabajadores en descenso, el sistema no pudo hacer frente al reto planteado por el imperialismo, se produjo el "crak".

La "Solidaridad" polaca del 80 Polonia fue un quebradero permanente para el régimen, la clase obrera en numerosas ocasiones se rebeló para mejorar su situación, como dicen Kuron y Modzelevsky "el origen económico de los acontecimientos de ese período era el comienzo de la crisis económica del sistema. Desde el momento en que terminó la etapa de construcción de la infraestructura económica y el empleo de los excedentes de fuerza de trabajo, apareció la contradicción entre el potencial productivo creado y el bajo nivel de consumo social". Este fue el origen de los acontecimientos del 80. En agosto del 80 cuando se desarrollaban las huelgas "Tribuna Ludu" reconocía que las causas del descontento eran "el mal abastecimiento de los comercios y empresas, las colas ante las tiendas, las subidas de precios y la elevación del coste de vida, la lentitud burocrática, en algunos casos el predominio de intereses particulares, la corrupción y la existencia de una clase de ricos que podía permitirse todo". Sin embargo algo había de diferente, por primera vez los huelguistas querían echar a la burocracia y sustituirla por un gobierno elegido democráticamente. En otras ocasiones, en otros países no se manifestó una independencia tal entre las masas y el sistema, es más, los promotores de los cambios procedían en muchos casos del propio régimen, llegando hasta la máxima expresión de la primavera de Praga en la que los manifestantes recibían a los tanques con flores. Ahora eran dos poderes opuestos y alternativos sin puntos de conexión, sin que los comunistas locales mediaran ante el "gran hermano" de Moscú. Pero aún persistía el reflejo reformista que infundió Kruschev a las dos décadas anteriores, y la salida defendida por "Solidaridad", las elecciones, pertenecían aún a ese marco. Moscú no pudo enviar sus tanques, ya no estaba como en el 68 ante una situación menos grave. La advertencia polaca pesó fuertemente en la balanza de los sectores reformistas agudizando la larga polémica. Con Andropov se intentó reimplantar la disciplina laboral para con los viejos métodos buscar una salida original como lo estaba intentado China. Su fracaso tras el breve periodo de indecisión de Chernenko dio a luz a la "Perestroika".

De la Perestroika a la revolución de agosto de 1991 En 1985, de la mano del KGB, Gorbachov subió al poder para reformar el sistema. Desde el primer momento se orientó a reducir la presión internacional del imperialismo y a cambiar la situación económica interna. Gorbachov empezó a ganar fama en el mundo diplomático por su política de desarme y un nuevo estilo en las negociaciones, entre tanto se vio forzado a cambiar la política sobre la disciplina laboral. La campaña contra el alcoholismo, llevada adelante por los métodos tradicionales fue un estrepitoso fracaso, la gente destilaba alcohol en sus casas y el mercado negro lo distribuía con gran eficacia. Para ganar la confianza de la población se reorientó contra los sectores más reaccionarios del aparato, llamó a las masas a movilizaciones contra los conservadores, promovió la creación de organizaciones popu-


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lares de apoyo a la Perestroika, legalizó la democracia en el partido con las elecciones al Soviet Supremo de 1989, y sobre todo promovió la "Glasnost" (Transparencia) y las primeras leyes liberalizadoras de las empresas y la actividad privada, las cooperativas. La burocracia no era consciente del gigante que ella misma estaba despertando. Los trabajadores de los demás países del Este vieron en la reforma de Moscú la justificación para sus movilizaciones revolucionarias contra los que habían sepultado las reformas de los sesenta. Gorbachov se convirtió en mensajero involuntario de la revolución, alentando a los estudiantes chinos de Tiananmen, o a los manifestantes alemanes de Berlín Este. En menos de un año cayeron casi todos los gobiernos comunistas del Este. Solo en Hungría la burocracia pudo seguir con las reformas iniciadas antes de que Moscú diera el visto bueno, en todo caso los acontecimientos en la URSS aceleraron el paso, pero no hubo movilizaciones de masas que tomaran la iniciativa. En Polonia el cambio de Moscú supuso el visto bueno para entrar en la negociación que exigía la conservadora dirección de Solidaridad. Las elecciones del verano de 1989 mostraron que los trabajadores querían romper con el sistema, no reformarlo, pero la dirección de Solidaridad consiguió que, aunque se rompiera el acuerdo con el POUP, esto no fuera por vía revolucionaria sino reformista. Esta conciencia revolucionaria acumulada por los trabajadores del Este en sus movilizaciones anteriores no existía sin embargo en la URSS. Allí el régimen, hasta en la etapa de Jruschov, nunca dejó que se desarrollara el más mínimo grado de organización independiente del Estado, la represión mantuvo en el terror a la población en el mejor de los casos, en muchos les hizo tan dependientes del Estado que se identificaban totalmente con él y ayudaban a las delaciones de opositores. No solo no existía conciencia revolucionaria, sino que como hemos dicho el mismo régimen fomentó y buscó apoyo entre los apáticos trabajadores para sostener las reformas. La crisis económica ha sido el motor de la revolución, esta junto al conocimiento de la realidad y el mundo por la Glasnost, empezaron a despertar a la población soviética. Los mineros que esperaban que el nuevo Soviet Supremo mejorara su situación salieron a la huelga pues no tenían ni jabón para lavarse, querían primero llamar la atención sobre ellos, después comprobaron que al aparato no le interesaba lo que les ocurría, después decidieron hacer una huelga política. En cuestión de meses recorrieron el espacio que los obreros de otros países habían recorrido en años. Los trabajadores de las nacionalidades vieron en los movimientos nacionales una salida rápida para escapar del control de la burocracia estatal. Un sector de esta viró a tiempo y se puso a encabezar las movilizaciones, o simplemente creó el problema nacional según su conveniencia llevándolo a situaciones de guerra civil. Las subidas de precios provocaron la segunda gran oleada de huelgas. Las concesiones de Gorbachov al ala más liberal de la burocracia provocaron la reacción de los sectores más conservadores que se lanzaron a dar un golpe desesperado. La crisis había llegado a tal grado que bastó la oposición de unos miles en Moscú para que las instituciones más reaccionarias del régimen vieran como sus subordinados, a todos los niveles, desobedecían sus órdenes. En una fuga hacia delante, para intentar no ser sobrepasados, etc. El ciclo revolucionario provocado por la Perestroika concluía en casa liquidando a esta y a sus promotores. La reforma fue liquidada por la revolución, una revolución refrenada, pero cuyos logros sobrepasan las fronteras del Estado que ha destruido, pues con él cae uno de los sistemas de opresión más criminales que ha conocido la historia de la humanidad. Era necesario su fin para que los trabajadores acabaran también en su conciencia con un modelo que tarde o temprano lejos de llevarles en su justa lucha contra la explotación, al Socialismo, les habría llevado a nuevas barbaries. Solo el marxismo revolucionario puede conseguir que las masas entiendan conscientemente la historia que escriben con sus luchas, y con ellas extraigan de las ruinas del gigante derrotado un nuevo programa para el socialismo.


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UNA NUEVA DEFINICIÓN DEL CARACTER DE LOS ESTADOS Toda nueva revolución tiene el poder de replantear los análisis, las previsiones y los elementos teóricos sobre los que ella misma y las anteriores estaban basadas. El marxismo hizo suyo el método científico de contrastar todo su acerbo con la realidad. De tal forma, son los hechos los que reordenan y enriquecen la teoría y no al revés, en la tradición del más sano empirismo científico. Hoy sin embargo podemos observar como muchas organizaciones y miembros del activismo revolucionario, en su mayoría marxistas, están reaccionando ante lo que ocurre en el mundo y en especial en el este de Europa apoyándose mas en la nostalgia y la tradición que en la fortaleza crítica y teórica que permitió siempre al marxismo abordar los problemas desde un punto de vista científico y enriquecedor. Aunque esta crítica que ofrecemos se dirige al trotskismo, por haber sido este un "ala izquierda" de estos sectores, no puede sino afectar a concepciones que de un modo u otro todos compartían.

El impacto de 1989-91 Resulta evidente que lo ocurrido durante 1989 a 1991 en los países del Este de Europa y la ex-URSS no se aproximó a lo que esperábamos. Aunque en un principio, la lucha de masas contra la burocracia "comunista" parecía preludiar la "Revolución Política"1 -que veníamos anunciando durante más de cincuenta años-, los primeros resultados de las revoluciones fueron adquiriendo un carácter y un rumbo totalmente imprevistos. No se mantuvieron en la esfera de "lo político", sino que subvirtieron las bases económicas del sistema y, por tanto, cambiaron la estructura del Estado; fueron populares del principio hasta el final, de forma que ningún grupo social tuvo un papel predominante como tal; no han pasado por dos etapas, una "de febrero" (democrática) y otra de "octubre" (socialista), y en un solo tiempo han concentrado los cambios sociales y políticos; tampoco han propiciado el surgimiento de organismos de "doble poder", ni como expresión política de un grupo social en particular (por ejemplo, los trabajadores industriales), ni del "pueblo" en su conjunto contra la burocracia; por ultimo, tampoco han alentado el desarrollo de organizaciones o corrientes trotskizantes ni, en general, clasistas obreras, sino otras de signo muy diferente: nacionalistas, populistas, interclasistas, democrático-burguesas, religiosas, étnicas, todas ellas pro-capitalistas,... Todos estos factores (aunque no son los únicos) han determinado que nuestro pronóstico sobre la proximidad o la entrada en "la hora del trotskismo" (al menos en estos países) haya resultado completamente equivocada, igual que lo fue la previsión de Trotsky sobre el crecimiento de la Cuarta Internacional al término de la IIª Guerra Mundial. Hay muchas causas que han contribuido a que cayésemos en este corolario de errores. Este no es el sitio para analizarlas y, sin duda, todas ellas tendrán que ser parte de una extensa y profunda revisión de la historia del trotskismo posterior a la muerte de Trotsky y la Segunda Guerra Mundial. Pero entre ellas, es cierto que la ausencia de información durante decenas de años, el alejamiento y el conocimiento apenas tangencial de los efectos que el stalinísmo ha tenido sobre la realidad económica, social y política de la URSS y el Este, no nos han ayudado precisamente a comprender lo que estaba ocurriendo ante nuestros ojos: es decir, cómo las masas, que por fin habían entrado en escena tras décadas de opresión burocrática, ayudaban -consciente o inconscientemente- a desmantelar no sólo el régimen dictatorial y policiaco, sino todas las bases del Estado que tradicionalmente hemos caracterizado como "obrero degenerado", es decir, de propiedad estatizada y planificación económica centralizada. Estos dos elementos básicos sin los que, según Trotsky, "la URSS a falta de la estructura social fundada por la revolución de Octubre, sería pura y simplemente un régimen fascista"2, han sido derrumbados, o lo están siendo paulatinamente, por la acción concertada de las propias masas y una parte de la burocracia. Mejor dicho, la burocracia se ha ido desembaranzando de todo lo que la ligaba al estado burocrático (incluidas las bases económicas de su Estado, que eran la fuente de sus privilegios) bajo la presión de la movilización de masas y del desastre económico, en vez de defenderlas como propias, con uñas y dientes. 1 Concepción de Trotsky sobre la revolución que derrocaría a la burocracia, expuesta en "La revolución traicionada” 2 Todas las citas de Totsky son de "La revolución traicionada"


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De hecho, ha sido gracias a la incapacidad de la burocracia para salir de la bancarrota económica (que ha convertido a la propiedad estatizada en una fuente de problemas, más que de privilegios) lo que ha hecho que las masas necesitasen apenas un empujón para que todo el sistema se derrumbase como un castillo de naipes ante un leve soplido. Así ha sido en Polonia (por medio de la negociación en la Mesa Redonda), en Checoslovaquia (bautizada como la "Revolución de Terciopelo"), en Alemania (en la que un mes de movilizaciones callejeras bastaron para derribar a la "dictadura del Muro"), en Hungría y en Bulgaria (donde las viejas cúpulas dirigentes fueron defenestradas por los mismos agentes de los PCs.), en la URSS (donde el intento de golpe se quebró ante la resistencia de varios miles de moscovitas), y, finalmente, en Rumanía (en la que la resistencia sanguinaria de Ceaucescu y la Securitate fue doblegada en pocos días de combates callejeros).

¿Por que se ha abierto camino la restauración? La acción de las masas unida al desapego e incompetencia de la burocracia hacia su propia base material, en el marco del derrumbe económico, han sido los elementos que han influido decisivamente en la transformación, por la vía revolucionaria (es decir, rápida y turbulenta, con el movimiento de masas como protagonista), de esos países en regímenes más o menos democráticos, con fuertes rasgos bonapartistas (o bonapartistas con rasgos democráticos) y en economías en transición rápida hacia el "mercado", con grandes grupos de empresas y servicios públicos, mixtos y estatales, en proceso de desmantelamiento, al mismo tiempo que se está produciendo un fuerte auge de la privatización de la propiedad en todas las esferas de la vida económica (más fuerte en el comercio, el transporte y los servicios, pero también en la producción industrial). Estos hechos que han dado un vuelco a la historia en una forma no prevista por nosotros, no se pueden explicar solamente por el surgimiento de direcciones (en las que participa la propia burocracia) que inmediatamente aplicaron un programa restauracionista. Es decir, por factores subjetivos: la dirección y la falsa conciencia del movimiento de masas. Para que los hechos ocurriesen de la manera que lo han hecho, han tenido que darse profundas causas objetivas. Vamos a señalar varias: 1.

Que la propia crisis del sistema capitalista mundial, en el que estas economías estaban inmersas, haya ido reduciendo a la nada la capacidad del estado de financiar los "elementos progresivos" (conocidos aquí como conquistas sociales) que pudieran deducirse de la planificación y estatización de la economía.

2.

Que la organización burocrática fuera la fuente de graves desajustes, que imposibilitaron la optimización de las potencialidades de la planificación y la propiedad estatizada.

3.

Que la burocracia haya impulsado la economía -cuando ese impulso existió- hacia el desarrollo, casi exclusivo del militarismo, sobre la base, principalmente, de la coerción represiva, de métodos de producción extensivos y de las enormes reservas de mano de obra y materias primas que poseía la URSS.

Pero que ese particular "impulso económico" dirigido por la burocracia fuese, de partida, mucho más débil y deforme que el de la economía de capitalista, ( causa y origen del freno absoluto al desarrollo de las fuerzas productivas) y, por lo tanto, condenado al fracaso. No es una casualidad que todos los paises en los que ha dominado el modelo burocrático se hayan colapsado antes que cualquier país capitalista bajo los efectos de la crisis mundial, ni que sea este modelo económico el único en el que han tenido verificación real las teorías deterministas y catastrofistas del derrumbe. Por último, los hechos han puesto de relieve que conceptos como "planificación", "igualdad" y "conquistas sociales" no tenían nada que ver con la realidad, de forma que esta estaba enfrentada permanentemente a las aspiraciones mínimas de los trabajadores de esos países, y eso ha significado una completa deslegitimación del modelo económico burocrático, que se ha quedado sin ninguna base social en la que apoyarse. Es decir, que la creación de la burocracia haya sido un sistema económico, un Estado y un régimen opuestos por el vértice al concepto de "estado obrero".


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Cualquiera de estas causas estructurales, económico-sociales, unidas al hecho de que el régimen dictatorial de esos estados ha sido el más brutal del siglo XX, después de la barbarie nazi, nos explicarían por qué los trabajadores soviéticos y los pueblos del Este se levantaron contra el poder de la burocracia siempre que pudieron. Pero únicamente la tercera nos da la dimensión exacta del problema. Es decir, por qué -llegado un punto- ni la propia burocracia defendió con uñas y dientes la base de su poder, y por qué la acción de las masas, al dirigirse primero contra el sistema burocrático, ha descalabrado toda la estructura del Estado y lo fundamental de su base económica. En esta acción histórica, espontánea, ha quedado claro que régimen, estado y economía, eran parte de lo mismo, estaban indisolublemente unidos y tenían el mismo significado para los trabajadores: un sistema económico, con un aparato y unas formas de gobierno antiobreras. Este es el verdadero sentido de la contrarrevolución de la burocracia, iniciada en la década de los años 30. La única respuesta posible es que la burocratización del "estado obrero" dio como resultado un sistema más bárbaro que el propio capitalismo en putrefacción. Es decir, en palabras de Trotsky, la contrarrevolución de la burocracia hizo revivir el "caos de la vieja sociedad" de la vieja Rusia, del zarismo autocrático, en la que junto a las industrias modernas y concentradas coexistía una sistema de relaciones de servidumbre cercano al feudalismo. El desarrollo de la industrialización (de la industria pesada, pero no más moderna) y el avance técnico (relativo) de la URSS por métodos burocráticos, no sólo no liquido estas relaciones, sino que las extendió al conjunto de la sociedad. De tal forma, la contrarrevolución, no sólo sepultó la apuesta histórica que nació en Octubre de 1917, bajo la dirección de Lenin y Trotsky, sino toda posibilidad de que madurase en las masas soviéticas una conciencia más alta que la de cualquier obrero de un país capitalista, y puso todas las condiciones para que la admiración por el occidente capitalista penetrase en su cabeza más fácilmente que el cuchillo en la mantequilla.

SOBRE EL CARACTER DE CLASE DEL ESTADO EN LA URSS Y EL ESTE Lenin fue el primero que definió a la URSS como estado obrero burocráticamente deformado. Trotsky amplió este concepto en un grado, al definir el estado soviético como burocráticamente degenerado. El hecho que les llevó a estas conclusiones fue que la burocracia del partido comunista ruso fue apartando del poder a la clase que había gestado dicho estado, al mismo tiempo que el partido se alejaba del programa con el que dirigió la revolución, para, al final, llegar a usurpárselo totalmente. Lenin vivió esa lucha únicamente en sus principios. Fue Trotsky el que pudo analizar el desarrollo más profundo de esa realidad, en base a la cual elaboró la teoría de la Revolución Política. Es decir, en sus propias palabras, cuál era la revolución que la burocracia preparaba contra si misma. La base de su razonamiento era que el estado nacido de la Revolución de Octubre seguía siendo un "estado obrero", porque aunque no eran los trabajadores los dueños del estado, sino la burocracia usurpadora, ésta no había logrado destruir las principales conquistas de la revolución: la propiedad nacionalizada y estatizada y la economía planificada. Pero al mismo tiempo que sostenía esta definición del carácter del estado en relación a sus bases económicas, hizo muchos alertas y barajó varias hipótesis sobre el desarrollo de esta lucha por el poder entre la burocracia y los trabajadores, que podrían resumirse en una: si el poder de la burocracia se llegase a consolidar sin la resistencia de los trabajadores o contra ella, entonces nos encontraremos ante un nuevo sistema de explotación y de opresión. Como gran marxista que era, Trotsky siempre tuvo presente la íntima relación existente entre las bases económicas y el poder político, en el curso del desarrollo de los acontecimientos, para definir el carácter del Estado. Aunque en sus escritos específicos sobre el carácter de clase del Estado soviético, sus argumen-


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tos se venciesen siempre por el lado económico, toda su obra está salpicada de aportaciones sobre el problema del poder. "La revolución traicionada", su análisis más acabado sobre la degeneración burocrática es precisamente eso, una obra sobre el poder político. En caso contrario, Trotsky hubiese cometido un profundo error de idealismo al dar a la estructura económica y a las formas de propiedad un poder sobrenatural, absoluto, en detrimento de quien fuese el sujeto que las poseía, controlaba, organizaba y sacaba beneficio del control y la gestión. No hay por su parte ningún desliz antimarxista cuando afirma que: "el mismo hecho de que se haya apropiado del poder en un país en que los medios de producción más importantes pertenecen al Estado, crea entre ella (la burocracia) y las riquezas de la nación relaciones enteramente nuevas. Los medios de producción pertenecen al Estado. El estado pertenece en cierto modo a la burocracia. Si estas relaciones, todavía recientes, se estabilizaran, se legalizaran, ..., terminarían por la liquidación completa de la conquistas de la revolución proletaria. Pero esta hipótesis es todavía prematura. El proletariado no ha dicho su última palabra". Y era prematura para Trotsky en 1937 porque el capitalismo se debatía en medio de la mayor depresión económica que ha conocido en toda su historia, a las puertas de una Segunda Guerra Mundial, y la evolución de esa "pequeña" coincidencia de factores podía, en opinión de Trotsky y muchos revolucionarios de la época, dar un vuelco a la historia, producir una nueva revolución proletaria en Occidente (como había ocurrido con la rusa en la Primera Guerra), y hacer que la burocracia cayese de su puesto privilegiado en el poder en un plazo muy breve de tiempo. Pero no deja de señalar que: "... las relaciones de propiedad establecidas por la revolución socialista están ligadas indisolublemente al nuevo Estado ...El predominio de las tendencias socialistas sobre las tendencias pequeño-burguesas está asegurado no por el automatismo económico,..., sino por la potencia política de la dictadura. El carácter de la economía depende, pues, enteramente del carácter del poder". Es decir, del carácter de clase del Estado, de quién domina el Estado.

¿Qué es el Estado? "El Estado es la forma bajo la que los indivíduos de la clase dominante hacen valer sus intereses comunes y en la que se condensa toda la sociedad civil de la epoca" 3. "La sociedad, que se había movido hasta el presente entre antagonismos de clase -dice Engels-, ha necesitado del estado, o sea, de una organización de la correspondiente clase explotadora para mantener las condiciones exteriores de producción, y por tanto, particularmente, para mantener por la fuerza a la clase explotada en las condiciones de opresión". 4 Y Lenin apunta: "Todo estado es una fuerza especial para la represión de la clase oprimida. Por eso todo estado ni es libre ni popular" 5. Marx, Engels y Lenin definen así el Estado en relación a la clase que lo domina, lo posee, como una herramienta para mantener unas determinadas relaciones de producción. Para los trabajadores esto es doblemente importante porque, en un principio, la forma funcional que tienen de destruir el control de la propiedad de la burguesía es destruyendo la herramienta con la que ésta mantenía esa propiedad, el estado. Otra cosa muy diferente son las formas y la estructura funcional que adopta esa propiedad. Todos nosotros somos perfectamente conscientes de que la "dictadura del proletariado", es decir, el Estado Obrero, estaba "viva y coleando" durante los primeros meses de la revolución, aunque formalmente los empresarios rusos seguían siendo los dueños de sus fábricas. Pero las formas no determinan "a priori" la esencia. Si el Estado es la herramienta para destruir la propiedad de la burguesía y para iniciar, desde ese pun3 C. Marx y F.Enguels "La ideología alemana" 4 F. Enguels, "Del socialismo utópico al socialismo científico" 5 V.I. Lenin, "El estado y la revolución"


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to de partida, la construcción de unas relaciones de producción y unas formas de propiedad completamente nuevas, entonces la esencia del estado, lo que lo define, es quien lo controla, quien lo organiza y para que, y quien disfruta de los recursos que proporciona dicho control, más aún si toda la riqueza de un país pertenece al Estado. El mismo Trotsky planteó en el “Programa de Transición”, sin llegar a las últimas consecuencias de su razonamiento, y en 1937, que "el aparato del estado obrero sufrió una completa degeneración transformándose de instrumento de la clase obrera en instrumento de la violencia burocrática contra la clase obrera"6. Que la dictadura del proletariado fuese un hecho real en los primeros años de la revolución se debió ante todo a la esencia política y no a las formas económicas, a la "fuerza política de la dictadura", a que el Estado Soviético era el estado de los obreros armados, al menos en la fase de transición del sistema capitalista al socialista. Si en esa transición los trabajadores se ven desprovistos de la herramienta de su poder, entonces es que ha ocurrido un corte brusco, una contrarrevolución, y otro grupo social u otra clase habrán tomado los destinos del país, que no será ya la transición hacia el socialismo, sino hacia el antiguo caos capitalista o hacia otras formas de explotación.

¿Qué fue el estado en la URSS y en el Este? Del proceso contrarrevolucionario que se desarrolló en los años 30 en la URSS, Trotsky concluyó que lo que se había dado era un cambio de régimen político, es decir, en la forma del estado, y que la revolución venidera se dirigiría contra ese cambio. Hizo un paralelismo con los cambios políticos en la sociedad burguesa en la que la imposición de una dictadura en el régimen político no supone un cambio de sistema aunque agrave algunas características de este. Sin embargo, la burguesía no necesitó un estado propio para el establecimiento de sus relaciones de propiedad, sino que fue adquiriendo su experiencia como clase propietaria, en la administración de las cosas y las personas, en los entresijos y espacios libres que le dejaba la nobleza. Solamente cuando las relaciones de producción burguesas eran ya pujantes en la sociedad, cuando una buena parte de la nobleza había entrado "naturalmente", por la fuerza de los hechos, en la vida de los negocios, y que el parasitismo del aparato del estado absolutista se hizo una losa económica demasiado pesada de sostener, fue que la burguesía exigió su propio Estado. Lo necesitaba para extender las relaciones mercantiles a todos los ámbitos de la vida social, sin la cortapisa que imponían los privilegios de la nobleza y la carga del mantenimiento del gran aparato militar y administrativo del estado absolutista. El proletariado, por el contrario, necesita de ese instrumento funcional, el estado, desde que inicia su protagonismo histórico como clase en el poder. Lo utiliza como herramienta para implantar paulatinamente una relaciones de producción y unas formas de propiedad diametralmente distintas a las de la burguesía. Pero la consolidación de estas formas y relaciones empieza a hacerse realidad precisamente con la desapari ción del estado, porque la sociedad en su conjunto ya no necesita de ningún aparato coercitivo para convivir con unas relaciones de producción y unas formas de propiedad que son armónicas con su carácter social. La relativa autonomía entre la forma política del estado, (incluso su carácter de clase, en un principio) y el sistema económico en el desarrollo de la burguesía y del capitalismo, es la que explica la existencia de la democracia formal en occidente -no sólo para la burguesía, sino para toda la sociedad- durante las épocas de crecimiento económico y estabilidad social; mientras, al mismo tiempo, existe una férrea dictadura de clase en el terreno de la producción. Esta disociación no era posible en la URSS, donde el poder político y el poder económico, la dirección del conjunto de la sociedad, se concentraban en unas solas manos: las del estado. Durante el poco tiempo que los trabajadores, sus soviets y la base del partido bolchevique fueron dueños del estado, las relaciones sociales, la producción y la propiedad fueron (en las particulares condiciones de guerra en que vivieron) fruto directo del poder de los trabajadores en armas. Pero cuando los soviets, primero, fueron vaciándose de trabajadores y la base del partido, después, fue desplazada por el aparato, estas relaciones empezaron a cam6 L. Trotsky "Programa de transición de la IV internacional"


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biar en función del nuevo amo. No fueron y no podían ser independientes de la transformación política de la herramienta del poder.

Las nuevas relaciones y el nuevo poder Trotsky, describió los fenómenos: ..."El nuevo estado ha recurrido a los viejos métodos: agotamiento de los nervios y los músculos de los trabajadores. Se ha formado todo un cuerpo de agijoneadores. La gestión de la industria se ha hecho tremendamente burocrática. Los obreros han perdido toda influencia en la dirección de las fábricas..." "Trabajando por piezas, viviendo en medio de un malestar profundo, privados de libertad de desplazarse, sufriendo hasta en la misma fábrica un terrible régimen policiaco, el obrero dificilmente podrá sentirse un trabajador libre. El trabajo libre es incompatible con la existencia del Estado burocrático" . Pero no extrajo la conclusión de que esto suponía el establecimiento de unas relaciones de producción completamente nuevas,en absoluto obreras, completamente contrarias al socialismo, y precisamente gracias al desplazamiento de la clase del poder. Mientras, su compañero en la Oposición, Christian Rakowsky7, llegaba a una conclusión que subscribimos completamente: "De Estado proletario con deformaciones burocráticas -según la definición de Lenin de la forma política de nuestro Estado- nos convertimos en un estado burocrático con residuos proletariocomunistas. Ante nuestros ojos se ha formado y sigue formándose una nueva clase de gobernantes cuyas subdivisiones internas no dejan de aumentar y multiplicarse por la via de la cooptación interna y de la designación directa e indirecta (...) La burocracia dispone del Estado en régimen de propiedad privada". De tal modo esto era así, que las relaciones sociales en el Estado burocrático podían representarse, ya en el periodo de los años treinta, en forma de unas tijeras abiertas: por una parte, la burocracia y su Estado; por otra, la inmensa mayoría de la población. Esta creciente diferenciación social, reflejo de los distintos papeles que burocracia y trabajadores ocupaban en la sociedad, no era ya producto de los privilegios provenientes de una deformación, o de los "peligros profesionales del poder", sino algo completamente nuevo.

La legalización y la estabilización del nuevo poder Trotsky comete un error al pensar que los efectos de la contrarrevolución burocrática se habían limitado al terreno del régimen político, o que todavía se mantenía el carácter obrero del Estado mientras las rela ciones burguesas no pasasen del terreno de la distribución al de la producción. Había ya unas nuevas relaciones de producción, y estas no se reconocían solamente por la tremenda diferenciación salarial y social. Existían en la vida cotidiana de las fábricas. El nuevo poder burocrático las fue plasmando en todo un cuerpo de disposiciones legales, que se ha venido manteniendo hasta los últimos años del dominio burocrático. Hasta 1934 se fueron eliminando de las fábricas los únicos organismos a través de los cuales la clase obrera podía dirigir o influir en la dirección de la empresa: el comité sindical, el comité obrero y el comité del partido. En 1931 se introduce el "Libro de trabajo", suprimiendo la libertad para cambiar de trabajo y ligando las condiciones de vida (como comida, salud, educación y vivienda) a la empresa, estableciéndose así un mecanismo brutal de represión. En 1932 se aplica la ley sobre el absentismo, que puede expulsar al trabajador de la empresa por una sola falta injustificada (que le despojaría de todas las condiciones materiales para vivir) y que permiten al director de la empresa desde reducir el lote de productos de consumo hasta autorizar la reclusión en campos de trabajos forzados a los obreros revoltosos. En 1934 se suprimen definitivamente todas las negociaciones salariales y los sueldos empiezan a ser determinados por la vía administrativa, según el "plan" de la burocracia. 7El dirigente mas importante de la Oposición de izquierda junto a León Sedov hijo de Trotsky. Murió en los campos de exterminio estalinistas.


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Todas estas normas se elevan a la categoría de institucionales en la Constitución de 1936, que es la que ha mantenido la burocracia hasta la fecha. Con anterioridad a 1940 se autorizan los traslados forzosos de trabajo por decisión de los directores de fábricas y se impone el trabajo a destajo por piezas (copiado de los métodos de producción del nazismo), con el objetivo de anular toda posible solidaridad de clase. Además, los ritmos de trabajo infernales son espoleados por los "Estajanovistas", esa legión de esquiroles cebados por la burocracia que representaban su tipo de "obrero modelo". Los trabajadores dejan de ser libres en lo que fue su propio estado al no poder negociar siquiera el valor de su fuerza de trabajo porque esta ha sido vendida para siempre a un solo patrón. El "estado obrero" reproducirá así el tipo de explotación salvaje que Marx describe en el tomo 1º de "El Capital": "el se venderá asi mismo, se convertirá de hombre libre en esclavo, de propietario de una mercancía, en una mercancía".

Sobre la distribución y la explotación burocráticas La concepción congelada de Trotsky sobre el estado, las relaciones de producción y la propiedad, ha tenido también sus efectos distorsionadores sobre el análisis del modo de distribución en la sociedad burocrática. Al ver a la burocracia solamente como un cáncer dentro del "estado obrero" y no como la verdadera dueña de ese estado, capaz de modificar su carácter, los privilegios de la burocracia han sido considerados por Trotsky y por nosotros más como rapiña y producto de la corrupción que como resultado de la explotación. Marx, al contrario, considera que las diferencias en la distribución son el reflejo de la división de la sociedad en poseedores de los medios de producción y desposeídos, sin entrar a distinguir si esta posesión tiene forma colectiva (de casta al estilo de las sociedades asiáticas que el mismo Marx analiza), o privada (burguesa), y que, por lo tanto, expresan la existencia de distintos grupos sociales y su papel diferente en la producción. El cuadro siguiente es una muestra, según los porcentajes que corresponden a los medios de producción y los medios de consumo, del verdadero significado de la desigualdad en la distribución y, por tanto, de la división social que se produjo en la URSS a partir del cambio del carácter de clase del estado:

Acumulación en

1917

1928

1932

1942

1990

Medios de producción

44%

32%

53%

62%

75%

Medios de consumo

55%

67%

46%

37%

25%

En otros términos, la división social burocrática de la URSS ha llevado a que la sociedad sólo reciba el 25% de todo lo que produce, que ese 25% este repartido además desigualmente (según vaya dirigido hacia el consumo de la burocracia o al de las masas), y que toda la estructura productiva y distributiva esta destinada a satisfacer y mantener a la minoría en el poder. Eso ya no es un privilegio, sino una organización determinada de la producción, que desde luego no es obrera ni socialista. Uno de los elementos que explican por que la producción planificada burocrática ha disminuido tan brutalmente los beneficios del trabajo hacia la sociedad, es que han estado orientadas a sostener militarmente a la burocracia, sus formas de propiedad y sus relaciones de producción, contra toda la sociedad y contra su competidor internacional, el imperialismo. De tal forma esto ha sido así, que un 70% de la capacidad industrial instalada en la URSS se dedicaba a tal fin, militar. Junto a la disminución del consumo social, en relación al producto, ha tenido lugar un crecimiento de la burocracia y la estratificación en detrimento de la sociedad. Se empezó por 500.000 burócratas en los años 20, se pasó a 5 millones en los 30, y se ha terminado con un total de 20 millones de burócratas hoy día. Es decir, que más del 10% de la sociedad soviética vive a costa del resto y se apropia del producto en función de su lugar en la escala de la nomenklatura, que tiene muchas más subdivisiones que las de la propia


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burguesía. Para Marx, por el contrario, estaba claro que "si las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva de los propios obreros, esto determinaría por si solo, una distribución de los medios de consumo distinta a la actual". El nuevo sistema burocrático ha supuesto, gracias a la posesión del Estado, la implantación de un nuevo modo de explotación que, durante un tiempo, pudo alcanzar tasas de acumulación superiores a las del capitalismo más adelantando, a costa de unos grados de explotación también superiores, lo que ha llevado a continuas explosiones sociales de las masas, que no querían seguir soportando los niveles de miseria impuestos por la burocracia. Así se explica que las revueltas sociales del Este de Europa y la URSS, que nosotros enmarcamos dentro del ciclo de la "Revolución Política", (como Berlín 1953, Hungría y Polonia 1956, ... etc.), comenzaran todas como revueltas sociales contra los salarios de hambre o las subidas desorbitadas de los precios de los alimentos básicos. La revolución que vimos en 1989 sólo podía ser socio-política, contra el conjunto del sistema, porque estas condiciones de explotación y opresión estaban sólidamente instaladas, mediante el monopolio de la propiedad (llamada estatal y "socialista") y del sistema de planificación burocrático que emanaba de dicha propiedad. Así se han determinado las condiciones de vida de las masas igual que las determinaría un propietario de esclavos. Y, aun más, se han ido reduciendo en función de mantener el poder de la burocracia y su forma de existencia porque, sin embargo, el modo de producción burocrático ha sido mucho menos eficiente, más débil y, en definitiva, más atrasado que el del capitalismo de los países imperialistas, al que no ha podido alcanzar ni en sus niveles de productividad, de aplicación y desarrollo tecnológico, ni de la mundialización de la producción que la burguesía ha logrado, ni en la época de su decadencia absoluta. La revolución anti-sistema de las masas y el derrumbe del poder burocrático están determinados por elementos reales: superexplotación e incapacidad, a niveles superlativos, de la burocracia cuya estatización y planes quinquenales no le impidieron ser devorados por las crisis de la economía mundial.

Sobre la propiedad y la planificación Para el materialismo histórico, la propiedad jurídica nunca puede separarse ni de la producción económica ni del poder político ideológico; su posición absolutamente central dentro de cualquier modo de producción se deriva de sus vínculos con ambos, que en las formaciones sociales anteriores al capitalismo se convirtieron en una fusión directa y oficial. No es por casualidad que Marx dedicara un profundo estudio a las sociedades precapitalistas. Es así que el carácter del estado afecta a la propiedad y a la evolución de sus formas. En el caso de la propiedad socialista, cuando los clásicos del marxismo se refieren a ella lo hacen en el sentido de propiedad de toda la sociedad, como la única forma en la que la realización de la producción, que bajo el capitalismo ya tiene un carácter social, beneficia al conjunto de la sociedad. En la obra de Engels se pueden encontrar numerosas citas que definen qué es la propiedad socialista para el marxismo: "que la sociedad, abiertamente y sin rodeos, tome posesión de esas fuerzas productivas, ya que no admiten otra dirección que la suya". Lenin comparte esa definición de propiedad social igual a propiedad socialista, cuando dice: "...el solo hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad común de toda la sociedad (el "socialismo", en el sentido corriente de la palabra) no suprime los defectos de la distribución ...". Todos ellos y Trotsky, coinciden en que "el proletariado toma en sus manos el poder del Estado y comienza por convertir los medios de producción en propiedad del Estado". Pero, al mismo tiempo, señalan el carácter transitorio de esta medida: "La propiedad del Estado sobre las fuerzas productivas no es la solución del conflicto, pero alberga en su seno el medio formal". Señalan, de esta manera, el carácter transitorio, episódico, de la propiedad estatal como una forma que


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debe evolucionar hacia la propiedad socialista. Así lo vio también Trotsky cuando afirmó: "La propiedad del Estado se hace socialista a medida que deja de ser propiedad del Estado. Por el contrario, mientras el Estado soviético se eleva más sobre el pueblo, más duramente se opone, como el guardián de la propiedad, al pueblo dilapidador, y más claramente se declara contra el carácter socialista de la propiedad estatizada" . Esta definición genialmente dialéctica sobre el carácter de la propiedad que hace Trotsky no tiene, sin embargo, una correspondencia en su caracterización de la evolución degenerativa del estado soviético. Introduce así una gran confusión sobre el carácter mismo de la propiedad, poniendo las formas por encima del sujeto social, y cae en el error que el mismo destaca en "La Revolución Traicionada": "No es discutible -escribe Trotsky- que los marxistas, empezando por el propio Marx, hayan empleado respecto del Estado obrero los términos de propiedad "estatal", "nacional" o "socialista" como sinónimos. A gran escala teórica, este modo de hablar no presentaba inconvenientes. Pero se convierte en una fuente de errores groseros y de engaños cuando de lo que se trata es de las primeras etapas aún no aseguradas de la evolución de la nueva sociedad, aislada y retrasada respecto a los paises capitalistas desde el punto de vista económico"... "Para que la propiedad privada se convierta en social debe pasar inevitablemente por la estatalización del mismo modo que el gusano, para convertirse en mariposa, debe pasar por la crisálida. Pero la crisálida no es una mariposa. Millares de crisálidas desaperecen antes de transformarse en mariposas. La propiedad del estado no se convierte en "propiedad del pueblo entero" más que en la medida en que desaparecen los privilegios y las distinciones sociales, fase en la que el estado, como consecuencia de ello, pierde su razón de ser". Lenin es igual de claro y rotundo: "... este control ha de comenzar con la expropiación de los capitalistas, con el control de los obreros sobre los capitalistas, y no debe de llevarse a cabo por un estado de burócratas, sino por el estado de los obreros armados". Igual que Marx: "El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante" . El error introducido por Trotsky sobre el carácter del estado soviético, al definirlo estáticamente y no a tenor de la lucha que se libró por su posesión, se transmitió a la definición del carácter de la forma de propiedad estatizada que hace en "En defensa del marxismo", al no reconocer su progresiva separación de la sociedad, su carácter anti-socialista y totalmente incontrolable. El mismo error en el que nosotros caímos, junto a Trotsky, al considerar que la planificación estatal de la burocracia, es decir, un instrumento, seguía conteniendo rasgos obreros independientemente del sujeto que la ponía en práctica y la diseñaba. Nos alejabamos así del marxismo y tendíamos un puente teórico con la burocracia, desfigurando nuestro espíritu de lucha irreconciliable contra su poder de casta usurpadora. El libro de Lenin "El estado y la revolución" es un alegato total contra el tipo de planificación burocrática que se ha dado en la realidad, en la forma y en el fondo. Al hablar de planificación, Marx y Engels hablan también de la sociedad, no del estado, y dicen: .."Al hacerse dueña de todos los medios de producción para aplicarlos social y planeadamente, la sociedad suprime el anterior sometimiento del hombre a sus propios medios de producción"; "... cuando la sociedad, mediante la toma de posesión y el manejo planificado de todos los medios de producción, se haya liberado a si misma...". Nuestra conclusión es que no ha existido un gramo de carácter obrero en la planificación llevada a cabo por el estado burocrático, y que, a la vista de los desastres que hoy se están descubriendo, difícilmente puede llamarse a eso planificación. La creencia de Trotsky en que el desarrollo económico mejoraría "lentamente la condición de los trabajadores" no se correspondió con la realidad. Fue una deducción proveniente de su definición sobre el carácter del estado, la propiedad y la planificación, totalmente equivocados a partir de que el poder de la burocracia tomó carta de naturaleza en la URSS. Los ejemplos que hemos dado antes sobre las relaciones de producción, las condiciones de trabajo y la miseria de las masas, impuestas por la burocracia entraban en total contradicción con afirmaciones como que "la tendencia a la acumulación primitiva nacida de la sociedad, se manifiesta a través de todos los po-


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ros de la economía planificada" Hoy sabemos que cuando se escribían esas palabras, la situación de los trabajadores y los campesinos soviéticos empeoraba en un grado sólo comparable al que sufrían los trabajadores alemanes y los esclavos (utilizados como esclavos) bajo el sistema hitleriano; que la clase obrera y el campesinado rusos fueron sometidos a ellas por medio de una contrarrevolución sangrienta, y que la única beneficiada de esta superexplotación fue la burocracia.

Las bases del modo de explotación burocrático La explotación presupone la propiedad de los medios de producción por una clase, cuya existencia determinaría el carácter del Estado que gobierna la sociedad. Esta aparente contradicción entre la definición marxista del Estado en la época de la burguesía y la existencia del Estado burocrático, perteneciente a una casta y no a una clase social, ha sido la causa de muchas discusiones. Pero esta formalidad lógica no puede alejarnos de la realidad que hemos intentado describir en este trabajo: la existencia de un Estado en poder de una casta, que se estabilizó el tiempo suficiente para generar semejante aborto, pero que no tuvo ninguna oportunidad histórica para perpetuarse ni suplantar al capitalismo. Hay que ir a Marx, a su explicación de como, en los inicios de la lucha por el excedente de la producción y antes de la formación de las clases sociales, la primera explotación histórica fue la ejercida por castas de funcionarios del estado asiático. Esta etapa histórica de la humanidad, a caballo entre el comunismo primitivo y las primeras sociedades clasistas, constituyó una etapa inevitable en el desarrollo de las fuerzas productivas. Marx dedujo del desarrollo histórico que, una vez que las fuerzas productivas habían llegado a tener un carácter social, la única solución posible para que dicho desarrollo continuara era acabar con los límites de la sociedad de clases: acabar con la apropiación privada y convertir en social la propiedad de los medios producción. Así tomada, la forma estatal tenía sólo un carácter funcional, era sólo un paso para la entrega de los medios de producción a la sociedad. La formación del sistema burocrático justamente en el medio de este paso, es decir, gracias a la interrupción del proceso revolucionario y a costa de impedir que este llegara a su fin, ha dado una categoría de Estado de casta en una forma inversa de lo que fue el estado asiático: en el tránsito de una sociedad de clases a otra en la que no existirían. Esta congelación contrarrevolucionaria de la forma de propiedad estatal ha sido la primera condición para la vuelta atrás, a la propiedad y a la constitución de clases según las normas del sistema imperialista capitalista que domina el mundo. Pero no inmediatamente. En medio, durante seis décadas, surgió una sociedad, un sistema y su correspondiente estado, transitorios, ni capitalistas, ni obreros, sino burocráticos. Nadie, mientras le brinda beneficio, deja el poder y sus formas particulares hasta que sus bases no se derrumban y otros le expulsan. En las condiciones concretas de Rusia, la burocracia derrotó a la contrarrevolución burguesa y a las tendencias del kulak, no por la presión "obrera" o "socialista", sino para no regresar a 1914 y desaparecer. Y con ese mismo objetivo aplastó al proletariado y traicionó sin limites toda posibilidad de extensión de la revolución, impidiendo que continuase girando la rueda de la historia. Sobre esta derrota del conjunto de la sociedad se construyó una nueva forma de sociedad que, como todas las contrarrevoluciones, fue regresiva en cuanto a las relaciones de producción, estableciendo unas muy similares a las del zarismo en el campo. Para todos los demás países copia del modelo soviético, los problemas del sistema burocrático se expresan en sus peculiaridades, pero la clave de la salida para todos ellos reside en la evolución de la lucha de clases en el sistema madre, en la URSS.


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El "internacionalismo" opresor del nuevo Estado Muy al contrario del significado liberador y solidario que tuvo para los bolcheviques y Lenin, el "internacionalismo" del Kremlin fue la cobertura ideológica de que se sirvió el estado burocrático soviético al verse convertido en la segunda gran potencia mundial al término de la Segunda Guerra, producto de la derrota de la Alemania nazi y el Imperio japonés, la profunda decadencia de Gran Bretaña y el descalabro de Francia. La adquisición del nuevo status no hizo sino reforzar hacia fuera y hacia dentro los ensayos expansionistas, centralistas y uniformadores que el estado burocrático había iniciado desde los años 30. A finales de 1926, la regionalización económica de la Unión de Repúblicas, bajo la dirección del Gosplan, ya constituyó un principio del atentado que supondría después el sistema burocrático contra los derechos nacionales de las repúblicas reconocidas en la primera Constitución soviética. A pesar de las declaraciones sobre que "el principio de autodeterminación de las nacionalidades de la URSS y el principio de la regionalización económica no hacen más que complementarse", lo cierto es que el criterio "práctico" de los centros administrativos estatales de la burocracia tendían cada vez de forma más acusada a dejar de lado el respetuoso reconocimiento de los derechos nacionales, tal y como los bolcheviques habían expuesto en la Declaración de los Derechos de los Pueblos de Rusia, de noviembre de 1917. Esto es así porque el mecanismo de planificación centralizada burocrática es, en ejecución de sus propias funciones, el que centraliza la producción y los recursos totales de todas las naciones del territorio soviético para redistribuirlos o reinvertirlos gún la lógica de los propios intereses de la burocracia central y, en la mayoría de los casos, contra los intereses de los productores nacionales. La queja del presidente del Gosplan de Ucrania sobre que "el Gosplan de la URSS organiza su labor con base en la divisiones verticales de la economía (...) sin prestar la debida atención a sus filiales de las repúblicas y mostrar interés por calibrar el papel de las repúblicas como unidades económicas propias", expresaba, ya en marzo de 1926, que aunque la propuesta de transformar el Consejo de las Nacionalidades en un Consejo de Regiones Económicas no fuese tomada en serio entonces, si era la expresión lógica de la tendencia dominante en el aparato estatal. La opresión nacional, tal y como la hemos conocido en los últimos años, comenzó en la década de los 30, con el proceso de industrialización forzosa acelerada y la colectivización. A pesar de que en la escuelas de la URSS la enseñanza se imparta en ochenta lenguas diferentes, comienzan las divisiones territoriales, los traslados forzosos de pueblos enteros (como el de los alemanes del Volga) y las masacres de nacionalidades como consecuencia de las medidas económicas de la burocracia (como el caso de la colectivización forzosa en Ucrania, que, según algunos historiadores, provocó la muerte por hambre de diez millones de ucranianos entre 1930 y 1933). Cuando los intereses del Estado o los objetivos del "plan" lo exigieron, estas medidas contra los derechos de los pueblos, hasta entonces solo dentro de las fronteras de la URSS, se trasladaron agresivamente contra las naciones soberanas que cayeron dentro de la órbita del Kremlin. El problema báltico, la anexión de una parte de Finlandia,la repartición con Hitler de una parte de Polonia y las negociaciones con el régimen nazi para la expansión de la URSS hacia los Balcanes, anexionándose Bulgaria, antes de que se iniciara la Segunda Guerra Mundial, fue el aprendizaje imperial de la burocracia. El imperio de Stalin se extendió cuando el segundo puesto en el ranking de las potencias mundiales fue confirmado por el resultado final de la Segunda Guerra Mundial. Es decir, una de las características del sistema fue su expansionismo, similar al del extinto imperio zarista o al del nazismo, y radicalmente diferente de la lógica del imperialismo capitalista, cuya base es la dominación por medio de la presencia y la acción de los capitales, del intercambio desigual, _ y no el dominio territorial y la ocupación militar, como la política de los imperios absolutistas de los siglos XVII y XVIII. Fue esa posición del poder burocrático la que llevó a Stalin a transformar el "glacis" de 1945 en "Telón de Acero" dos años después, a pesar de que los pactos de Yalta y Postdam, firmados mientras todavía quedaban restos de tropas alemanas dentro de las fronteras de la URSS, no incluían la influencia de la URSS sobre Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Grecia, aunque legitimaban las fronteras del Kremlin posterio-


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res a 1939.

El cambio del carácter de clase del Estado Con el surgimiento de las nuevas relaciones en el terreno de la producción, al calor de la degeneración del Estado, la legalización posterior y su estabilización, por medio de una guerra civil contrarrevolucionaria contra el proletariado y el pueblo para vencer su resistencia, se cumplieron las condiciones que Trotsky mismo barajaba para considerar liquidadas completamente las conquistas de la Revolución de Octubre, y que el no supo ver. La liquidación de la revolución y la estabilización del dominio de la burocracia sobre el conjunto de la sociedad, produjo una tercera alternativa entre la revolución mundial o la restauración capitalista. Creó un sociedad transitoria a mitad de camino entre el socialismo y el capitalismo, basada en un nuevo sistema, un nuevo modelo de sociedad y un nuevo Estado: el Estado y la sociedad burocráticas, cuyas contradicciones harían de el un sistema más débil y atrasado económicamente que el capitalismo de los países imperialistas y prepararían las bases de una revolución político-social. La URSS dejó de ser un estado obrero a partir de la institucionalización de las nuevas relaciones burocráticas. Los países que se incorporarían a la esfera de influencia del Kremlin a partir de 1947, por las accio nes militares del Ejército Rojo, reprodujeron ese modelo como un cliché. Las condiciones de vida de sus trabajadores no fueron esencialmente distintas a las de la URSS, a no ser porque partían de bases económicas, en algunos casos (Hungría, RDA, Checoslovaquia), más avanzadas. La extensión del sistema burocrático no puede ser considerada como un triunfo de los trabajadores frente al imperialismo. Las "revoluciones" "manu militari" del Este de Europa, no expropiaron, estatizaron y planificaron burocráticamente la propiedad de la burguesía de esos países, por la presión de las masas sobre la burocracia, sino que fueron, eso si, un objetivo y un triunfo de la propia burocracia soviética, su botín de guerra, frente a la otra superpotencia emergente de la Segunda Guerra Mundial EE.UU.). Esas transformaciones tuvieron el carácter que les impuso el monopolio monolítico propio del sistema burocrático soviético, que no permitió la existencia de ninguna otra clase competidora en sus dominios, mientras pudo mantenerlos. La única revolución de la posguerra europea que mereció ese nombre, fue la guerra de liberación nacional que llevó a cabo el campesinado y la exigua clase obrera yugoslava, dirigida por la guerrilla de Tito y que culminó con la expropiación de la burguesía colaboracionista de las ciudades y el establecimiento de unas nuevas relaciones nacionales entre servios, croatas, eslovenos, bosnios,... Y ese fue un triunfo de la lucha contra el nazismo, la burocracia y el imperialismo al mismo tiempo. Su degeneración burocrática desde los inicios, tiene que ver con el carácter nacionalista de sus realizaciones y la tradición estalinista en la que Tito y los dirigentes de la LCY estaban educados, como el resto de los Partidos Comunistas.

Sobre la conciencia social de los trabajadores del Este y la ex-URSS Sin embargo, la conciencia de las masas del Este y la URSS y el tipo de direcciones que se encaramaron sobre ellas no podía ser otra que la que fue. Tanto la caracterización de Trotsky, como muchas de las consecuencias que el trotskismo posterior a su muerte, extrajo tienen una tremenda coherencia. Todos esperábamos una revolución política, dirigida por una fuerte clase obrera organizada, constituyendo organismos de doble poder, desarrollando corrientes de izquierda trotskizantes que permitirían el rápido desarrollo de un partido revolucionario, y la toma del poder del estado por los trabajadores expulsando a la burocracia. Todo esto debía ser así porque la conciencia es el resultado objetivo de las determinadas relaciones que existen en la sociedad. Es así que las personas normales de cualquier sociedad tienen la conciencia que corresponde a las relaciones de producción existentes en esa sociedad. Todos tienen conciencia feudal, o capitalista o socialista, aunque se sientan maltratados por los problemas concretos que platea ese determinado


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modo de producción a los que no pueden dar una explicación global. Al comenzar la revolución en el Este, nosotros aplicamos esa misma lógica. Puesto que todos los trabajadores de esos países vivían inmersos en unas relaciones de producción "obreras" o "socialistas", debían tener esa conciencia. Es más, esa conciencia era la base de partida sobre la que se asentaba nuestra teoría de la revolución política, y por eso esperábamos que la revolución se iniciase con reivindicaciones de exigencia de más igualdad y la desaparición de los privilegios. Y ya que esos eran uno de los puntos principales de nuestro programa, que surgirían, o se darían las condiciones objetivas para que se creasen, fuertes partidos trotskistas o trotskizantes. El error es que esta lógica tenía una base falsa, ya que ni las relaciones sociales ni las relaciones de producción que hemos descrito eran obreras. Los trabajadores no eran libres, sino esclavos. _Cómo podía entonces surgir de ese nivel de existencia una conciencia socialista que permitiese la construcción de un partido trotskista? Era imposible. En segundo lugar, elevamos al nivel de generalización las experiencias de Hungría, en 1956, y de Polonia, en 1980, sin tener en cuenta que el aplastamiento contrarrevolucionario del proletariado soviético en la URSS no fue vivido en el Este de Europa, en donde los trabajadores conservaron, en bastante medida, sus tradiciones clasistas anteriores a la Segunda Guerra Mundial. La revolución supone un enfrentamiento de la sociedad con el sistema, y la ideología predominante y aceptada socialmente se quiebra. Es entonces cuando el movimiento social busca y se identifica nuevas referencias, nuevas ideologías, que expresan su lucha revolucionaria. En el Este, un componente esencial de las revueltas contra el Estado, desde que estas se iniciaron en 1953-56, fue la conciencia nacional forjada en la lucha contra el yugo nazi, primero, y contra la dominación de Moscú, por medio del Ejército Rojo, después. No podemos desconocer que el carácter importado y dependiente de las "democracias populares" los hizo doblemente opresivos e inaceptables el conjunto del "pueblo" de estos países, dándoles a todos ellos un objetivo básico común y una conciencia fuertemente nacional: emanciparse de la dominación ruso-soviética, reconquistar la independencia nacional. Este análisis puede aplicarse a algunas naciones incluidas dentro de las fronteras de la URSS, como los letones, lituanos, estonios y armenios, cuyos levantamientos han estado recorridos por la conciencia de la recuperación de su identidad nacional y sus propios estados. En el resto de la URSS, el resurgimiento nacional está íntimamente ligado a la lucha contra el sistema y sus mecanismos concretos de explotación, junto a la existencia de bases sociales nacionales, étnicas, _ De la misma forma, por el alto grado de industrialización de esas sociedades, esperábamos una revolución esencialmente obrera. Pero olvidamos que la clase obrera sólo se puede expresar como tal por medio de sus organizaciones. Y no bastaba la explicación de la tremenda represión a la que se vieron sometidos los trabajadores. El fondo de la cuestión es que si las relaciones sociales de producción hubiesen tenido algo de carácter obrero habrían tenido que dar como resultado organizaciones obreras para la organización y dirección de la producción, aunque estas estuviesen sometidas a las arbitrariedades y al control de la burocracia. Pero con las relaciones de producción realmente existentes en la URSS, no sólo no hubo organizaciones, sino que no eran necesarias para la dirección de la sociedad burocrática, a la que le bastaba para ejercer la un aparato administrativo, ajeno y diferenciado totalmente de la sociedad misma. Las dificultades actuales de los trabajadores provienen de que esas relaciones aún se mantienen en gran medida en la URSS, y aunque las quieren derribar parten de muy atrás, con una conciencia parecida a la de un esclavo que empieza a ser libre. Por eso todos los que fueron trabajadores de un mismo patrón se movilizaron como pueblo y no como clase.

Sobre el "doble poder" En la URSS no se ha podido dar en estas condiciones el "doble poder". Esto es perfectamente comprensible en una sociedad autotitulada de "socialista", en la que la clase obrera no está organizada como tal


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clase "para sí", en la que ideología dominante del perfeccionamiento y el desarrollo del sistema, el "igualitarismo" (aunque fuese de condición miserable), _ basados en la realidad de la no existencia de propiedad privada burguesa de medios de producción y en la ilegalidad de la herencia de capitales, no exigía la construcción de nuevas relaciones de producción, sino la dirección y la administración de las ya existentes. Y para ello era suficiente con la conciencia "normal"; no hacía falta que el "partido de todos los trabajadores y el pueblo" ni "su estado", ante la inexistencia de "clases", transmitiese la conciencia "necesaria" de la revolución. La ideología del poder burocrático, legitimada por la usurpación de las tradiciones de Octubre, que identificaba la existencia de cualquier trabajador a la de "ciudadano soviético", y no a la de miembro de una clase proletaria explotada y oprimida, ha corroído al conjunto de la sociedad de la URSS durante casi setenta años, y nadie a podido sustraerse a su influencia objetiva. En 1917 hubo doble poder gracias a la conciencia revolucionaria socialista de los trabajadores rusos, proveniente no de la experiencia expontánea sino de su organización como clase, de su propia experiencia en 1905 y, en tercer lugar, de la labor educativa durante generaciones de la socialdemocracia revolucionaria, de forma que ante cada iniciativa de la burguesía los trabajadores podían presentar una propia, de carácter objetivamente socialista, que fue forjando la "conciencia necesaria" para la toma del poder. En el Este, sin embargo, el doble poder de los trabajadores frente al Estado burocrático se manifestó desde las primeras revueltas del 53 en Berlín o en Pilsen, en Checoslovaquia, en forma de consejos (muy amplios y democráticos), aunque su desarrollo completo sólo se dio en Hungría, durante la revolución de 1956, y en Polonia, con el apogeo de Solidaridad durante 1980-81. Este doble poder ha tenido, sin embargo, un carácter nacional tan marcado, que tanto los Consejos húngaros como Solidaridad tienen que ser consideradas como organizaciones de "todo el pueblo", en las que no se puede decir , a diferencia de la COB boliviana o de los soviets rusos de 1905 y 1917, que los trabajadores fuesen la fuerza clasista políticamente dominante. Las banderas que levantan son las nacionales y las reivindicaciones de soberanía nacional y social forma un mismo magma, en contra de las sucursales estatales de Moscú, de la fuerzas de ocupación y por la constitución de nuevos Estados independientes. La razón (aunque no la única) de que no surgieran en las revoluciones de 1989, aparte de los fracasos de los intentos anteriores por el aplastamiento de los tanques rusos en los que tomaron conciencia de la inviabilidad de la vía reformista, es decir, política, del sistema, fue que, esta vez, Moscú no se opuso con sus tropas al proceso; y, al mismo tiempo, la identificación de objetivos, por lo menos en las palabras, de las direcciones puramente nacionalistas y pro-capitalistas, las alas reformistas de la burocracia y la mayoría del pueblo: que la libertad y el progreso sólo tenían futuro fuera del sistema soviético.

Sobre el nacionalismo Una de las consecuencias del dominio de la "razón del estado burocratico" sobre cualquier nación, etnia, nacionalidad o grupo diferente, ha sido la explosión sin límite de los conflictos nacionales y de las ideologías nacionalistas, la desaparición de estados (incluída la propia URSS) y la aparición de otros nuevos, las guerras étnicas, cuando las bases económicas del estado burocrático no han sido capaces de mantener, con toda su fuerza, la presencia del Ejército Rojo (de lo que fue un exponente la derrota de Afganistan) o emprender el camino de la represión salvaje de los primeros tiempos del stalinismo. Ha sido esta estructura "imperial" de la dominación burocrática lo que ha dado tanta legitimación a las direcciones y a la conciencia nacionalista, por encima de las soluciones que aportasen a los problemas sociales. De la misma forma que ahora, una vez lograda la liberación de la tutela soviética, pueden empezar a caer en desgracia o volverse ferozmente dictatoriales por la incapacidad del discurso nacionalista para superar los problemas de sus agudas crisis económicas.


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EN EL ESTE Y LA URSS HUBO UNA AUTENTICA REVOLUCION Si la definición de revolución es, en su forma más general, un cambio violento en las instituciones políticas, sociales y económicas de un país, en el Este y la URSS hemos vivido una auténtica revolución contra un sistema de explotación y opresión no capitalista, en el que no había burguesía, ni propiedad privada, ni mercado, sino burocracia, propiedad estatizada y distribución burocrática. Para los que siguen defendiendo el concepto de "revolución política", la realidad de los acontecimientos, que no se limitaron a la esfera de lo político, les lleva inexcusablemente a plantearse que el proceso ha sido contrarrevolucionario contra el "estado obrero". Ni siquiera el argumento de "dos etapas" 8 en la "revolución política" “una de febrero”, en la que estaría planteada la lucha a muerte entre el movimiento de masas y las fuerzas restauracionistas por la defensa de las bases económicas del "estado obrero", puede eludir esa lógica. A tres años de los acontecimientos de 1989, el cambio que se está produciendo en la esfera de las relaciones producción y las formas de propiedad (para quienes entienden las que había en esos países como las bases económicas del "estado obrero") es tan enorme que sólo los necios se atreverían a negarlo. La revolución ha sido, de esta manera, de la única forma que podía ser, y la historia no se ha desarrollado según nuestra propia idea de cómo sucederían los acontecimientos, ni siquiera en el mismo terreno que nosotros pensábamos (el de una sociedad en transición hacia el socialismo), sino en función de la lucha concreta entre las clases y en las condiciones objetivas concretas del desarrollo económico de los países que hemos llamado "estados obreros". Frente a la contrarrevolución burocrática en el terreno de lo económico, lo social y lo político, las masas han respondido, seis décadas más tarde, con una revolución en esos mismos campos. Que el resultado no haya sido el socialismo de los trabajadores, y ni siquiera la lucha por el socialismo, no invalida en nada el hecho de la revolución , solo determina el punto de partida, sus límites y sus carencias. Y son estas limitaciones las que deben servirnos a los marxistas revolucionarios para elaborar el programa que sirva de arma a las masas sovieticas y del Este para recuperar el poder que se otorgaron a si mismas en los primeros años de la Revolución de Octubre. ¿Qué tipo de "Estado Obrero" era entonces ese, que no sucumbió frente a ninguna contrarrevolución imperialista, pero cuyas estructuras no han podido aguantar la revuelta de la clase social en la que decíamos se basaba y a la que “aunque deformadamente” creíamos que representaba?

Las formas de la revolución y el estado La sorpresa que nos llevamos por la evolución de las revoluciones del Este, nos hizo ahondar en nuestros errores de lo que eran esas sociedades y alejarnos más y más del marxismo y su método, es decir, el análisis de las estructuras para comprender la sociedad. En lugar de eso, achacamos los giros imprevistos a la falta de direcciones revolucionarias, es decir, a la conciencia, a lo subjetivo, sin tener en cuenta que la conciencia y la dirección también tienen bases objetivas.

Sobre las etapas de la revolución En cuanto a nuestra previsión sobre las etapas de la revolución, es necesario observar que la concentración de todo el poder político y económico en manos de una casta tuvo consecuencias para el régimen político y social, y las ha tenido también ahora. Así, aunque no ha llegado a cubrirse la etapa democrática, es decir, aunque la burocracia no haya sido expulsada del poder y del aparato del Estado en la mayoría de los países, sin embargo ha quedado afectado el conjunto del régimen social. Eso sólo podía ser así porque no había separación entre su poder político y el económico. 8 Visión particular sobre la periodificación de la "revolución política" del sector "morenista” del Trotskysmo que hoy constituye la LIT-CI


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La prueba de esa unidad es que el poder de la burocracia se ha debilitado en cada un de sus facetas: la política, la de las formas de propiedad y la de la organización de la producción.

¿Hacia dónde van estos estados? Si teníamos dificultades para comprender y explicar lo que ocurría en base a la teoría clásica de la "Revolución Política" y los criterios de Trotsky para la caracterización del estado, éstas se agravan considerablemente a la hora de entender qué son ahora y hacia dónde van estos estados. Con el criterio anterior sobre la propiedad, deberíamos decir que el Este y la URSS, exceptuando Alemania, siguen siendo estados obreros degenerados, porque esencialmente los medios de producción continúan bajo propiedad estatal y las relaciones de producción, aunque se están modificando, son en general (sobre todo en la ex-URSS) iguales a las del sistema burocrático. Pero resulta difícilmente justificable seguir manteniendo esa definición para estados en los que la miseria tercermundista empieza a ser o es moneda corriente, mientras una élite gobernante se enriquece acele radamente gracias a su monopolio del poder y la propiedad estatal, que reconoce abiertamente su política a favor de la vuelta al capitalismo, que tiene rasgos tan antidemocráticos y bonapartistas como la anterior burocracia de los PCs, muchas de cuyas personalidades se mantienen en puestos decisivos, que no ha dudado en integrar a sus ejércitos en el organismo de seguridad del imperialismo, la OTAN, _ Esto sería, sin embargo, lo más lógico si nos negamos a reconsiderar la definición de esos estados planteada por Trotsky, Moreno y nosotros mismos, durante todos estos años. De esa falta de reconsideración se deriva nuestra defensa de la propiedad estatizada, aunque sea burocráticamente, como conquista, el enfrentamiento exclusivo con la minoría burocrática en el poder que quiere la privatización y la sospecha sobre el conjunto de los trabajadores, porque desean la desestatización de la propiedad colectiva de la burocracia. Esta posición tiene innumerables contradicciones: •

La primera es que ahora denunciamos que la burocracia utiliza la propiedad estatizada en su exclusivo beneficio, cosa que siempre ha hecho.

La segunda es que defendemos la estatización, al mismo tiempo que denunciamos a los que tienen en su poder el estado, y que, además, lo tuvieron siempre.

La tercera es que los trabajadores, al querer la desestatización, seguro que levantan y levantarán todo tipo de consignas equivocadas de forma inconsciente.

Pero si somos coherentes con nuestras posiciones sólo podremos tener dos actitudes frente a ellos: o ocultarles nuestro programa u oponernos a ellos. Y en este caso, ¿por qué no sacar entonces la conclusión de que el proceso abierto es una contrarrevolución apoyada en el atraso de la conciencia de los trabajadores?. ¿No es cierto que nuestra tendencia será a acercarnos a los que defienden un programa parecido, es decir, a los neo-stalinistas, a pesar de que denunciemos su pasado y no queramos que la historia se repita?. ¿No sería nuestra mejor consigna la que con tanto orgullo levantaba la TMI: la URSS con democracia ¿? Otra posición más contradictoria todavía es la que consideraría que ha cambiado el carácter de estos estados porque cambió la posición política de la burocracia. Sería una posición que carecería de antecedentes en el marxismo y, sin duda, no tendría nada que con el trotskismo al dejar de considerar a las formas de la propiedad como la base estructural necesaria para definir el carácter de clase del estado. Sería contraria al marxismo no sólo por olvidar la caracterización del estado según la clase que lo posee, sino, sobre todo, por considerar que los estados y los sistemas sociales que defienden pueden transformarse por cambios en el gobierno. Esta es la posición clásica de la socialdemocracia reformista de principios de siglo, teorizada por Berstein. Esta posición nos llevaría a mantener una ambigüedad indefinida sobre el carácter de la propiedad. ¿Cuál sería entonces su carácter? ¿Cambió y cambiaron también las relaciones de producción con el cambio de la orientación política de la minoría en el poder? Frente a todo ello no tendríamos respuesta y, aunque la hubiese, no tendría demasiada importancia ya


Qué fueron y qué son los estados de la ex-URSS y los países del este de Europa

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que, si los estados pueden transformarse mediante el cambio de la minoría en el poder, lo decisivo es la lucha por el poder en el estado, sea este del carácter que fuese. Las consignas democráticas que se extraen de la teoría de la Revolución Política pueden ser entonces de gran ayuda, es decir, para cambiar el estado sin destruirlo, es decir, reformándolo. Así, mientras el criterio anterior, de defender las "conquistas del estado obrero", frente a la conciencia atrasada del movimiento de masas nos llevaba a una unidad de acción con los neo-stalisnistas, este último nos conduciría al oportunismo más adyecto en medio de un proceso revolucionario. Para nosotros, sin embargo, el estado sigue siendo esencialmente el mismo. Defendemos que, aunque se hayan introducido elementos de economía de mercado, no son las formas de propiedad las que definen al estado, sino la clase o la casta que lo posee y que utiliza su aparato para defender el orden social imperante, es decir, las relaciones de producción y las formas de propiedad sobre las que dicho estado se asienta. El estado burocrático cometió y puede seguir cometiendo, el mismo tipo de acciones bárbaras que antes, aunque ahora se integre en los organismos de poder del imperialismo y se subordine a él si esto le sirve para sobrevivir, mientras se transforma en estado capitalista. Es evidente que la burocracia quiere transformarse en capitalista y cambiar las bases económicas y las relaciones sociales sobre las que asienta su poder. Esta transición es posible, por muy caótica y dificultosa que sea, de la misma manera que fue posible la transformación de la nobleza japonesa o la de los junkers" alemanes en empresarios capitalistas, porque se trataba de la transformación de una minoría explotadora que, para seguir siéndolo, esta dispuesta a cambiar el sistema social sobre el que dominaba. Otra de las variantes posibles es una contrarrevolución conservadora, de los elementos de la burocracia ligados al fabuloso complejo militar-industrial que intenten una reconstrucción del viejo sistema, incluso sobre la base de otros presupuestos ideológicos, como el ultranacionalismo y la recuperación del estatus de gran potencia de la URSS. Una tercera, es la lucha entre los diferentes grupos de la burocracia, o que la intervención espontánea de los trabajadores (sin programa y sin dirección) no haga posible que se de ni la primera ni la segunda, en medio de un caos permanente. Pero ante esto hay que ser honestos, ya que cualquiera de las tres posibilidades supondrá, en los hechos, una contrarrevolución contra las masas, en la que la guerra, la miseria, tenderán a extenderse. Frente a ellas, la alternativa por la que debemos luchar es la del triunfo de la revolución social y política que se inició en 1989, por la socialización de la propiedad bajo la dirección de toda la sociedad, de los trabajadores. Esta variante sólo será posible si los trabajadores levantan un programa por la desestatización de la propiedad y la destrucción total del estado burocrático para la implantación del suyo propio, es decir, el de los trabajadores y el pueblo en armas, que sólo puede tener un régimen: el de la democracia obrera. La tarea de los revolucionarios es la de preparar objetivamente a la clase obrera en cuanto a su grado de organización, y subjetivamente, para el avance de su conciencia, por un programa que recoja sus intereses históricos. El instrumento para llevar acabo esta tarea es el partido Madrid septiembre de 1994

Editado por PST (Contra Corriente) Portada Jivago


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