Taller 6a las escrituras

Page 1

Técnicas de Estudio. Lic. José Tirado R.

69 palabras 70 palabras

128 palabras

110 palabras

257 palabras

Las Escrituras Decíamos que nuestra meta es aprender a juzgarlo todo a la luz del Verbo eterno de Dios, encarnado en Jesucristo y revelado en las Escrituras. Ante una audiencia evangélica, no parece que haya necesidad de decir mucho acerca de las Escrituras. Desde que por primera vez el movimiento evangélico penetró en estas tierras, la autoridad de las Escrituras ha sido el fundamento de nuestra predicación, de nuestras controversias y de nuestra vida. Pero, precisamente porque se habla tanto de la autoridad de las Escrituras, me parece que es necesario que nos detengamos a considerar el carácter de esa autoridad, y cómo hemos de interpretar el texto sagrado. El problema de la diversidad en las Escrituras Lo que me ocurrió cuando yo era un adolescente lleno de fervor evangelizador fue para mí una experiencia tan formativa, que debo contarla para que se entienda mejor cómo me acerco hoy a este tema de la autoridad de las Escrituras. Ocurrió hace bastante más de medio siglo. Por aquel entonces, los evangélicos en Cuba, como en todo el resto del continente, éramos poquísimos. En mi clase de unos ciento cincuenta estudiantes, éramos dos que yo supiera. Por ello se nos hacía objeto de burla y de controversia. Muchos de mis compañeros hasta estaban convencidos de que para ser protestante no se podía creer en Dios. Otros nos criticaban, diciendo que nuestras iglesias no habían sido fundadas por Jesucristo, sino por Lutero, por casarse con su amante. En tales circunstancias, eso de andar "vestidos con la coraza de justicia", pero sobre todo de armarnos con "la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efe. 6: 17), era muy real. Cada día salía yo para la escuela armado de la Biblia, como si fuera una espada. Con ella detenía los ataques de mis compañeros, daba algunos buenos tajos, y de vez en cuando lanzaba una estocada que tocaba el corazón de alguien. Así, poco a poco se fue formando a mi derredor un grupo de compañeros y compañeras que nos reuníamos para hablar, como decíamos entonces, de "cosas de la vida", y sobre todo de religión. Un día, cuando estábamos reunidos y yo les explicaba algún pasaje a mis compañeros, se presentó Silvino. Silvino era un estudiante inteligente y muy leído, crítico tenaz de toda fe, que más tarde llegó a ser embajador de Cuba en Honduras. Pues bien, en aquella ocasión que jamás olvidaré llegó Silvino con una Biblia en la que tenía marcados varios pasajes con unos papelitos. Abrió el primero, y leyó el milagro de los panes y los peces. Abrió el segundo, y volvió a leer el mismo milagro. Abrió el tercero, e hizo lo mismo. Por fin, tras todas esas lecturas sin comentario alguno se paró en medio del grupo y me retó: "Dime, ¿a cuántas personas alimentó Jesús, con cuántos panes y cuántos peces, y cuántas cestas sobraron?". De momento sólo pude contestarle que cada uno de los textos leídos se refería a una ocasión diferente. Pero siempre me quedó la duda, pues en realidad era harto extraño que se tratara de varios milagros diferentes. Y sobre todo, lo que Silvino había hecho no era más que traer a la superficie lo que yo ya había notado, pero no quería confesar: Los Evangelios no siempre concuerdan entre sí. Bien recuerdo que poco después de ese incidente, en un sermón de las siete palabras en Viernes Santo, noté que en ninguno de los Evangelios Jesús pronuncia esas siete palabras, sino

Total palabras en un minuto= 634


Técnicas de Estudio. Lic. José Tirado R.

2

que estas son una compilación de lo que los cuatro Evangelios dicen. A partir de entonces, leyendo las bienaventuranzas, la oración del Señor y muchos otros pasajes, la diferencia entre los Evangelios comenzó a molestarme cada vez más.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.