Monasterio

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cada día hay más rincones en BOGOTÁ Monasterio de la Visitación de Santa María [Instituto DIstrital del Patrimonio Cultural]


El Director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, Gabriel Pardo García-Peña recomienda conocer:

Recogimiento y clausura en la visitación En pleno siglo XXI es cada vez menos frecuente hablar de una orden religiosa de clausura, sin embargo, el Monasterio de la Visitación de Santa María , ubicado en la Calle 60 A Sur No. 87-77, en la localidad de Bosa, a unas pocas cuadras del parque principal del antiguo núcleo fundacional, es una de las excepciones en la ciudad.

Liliana Ruiz Investigación y Fotografías Arquitecta Subdirección de Intervención del Patrimonio

Sus orígenes se remontan a principios del siglo XX cuando la orden de la Visitación se asentó en este lugar, a las afueras del antiguo municipio de Bosa (anexado a Bogotá en 1954), en una construcción de finales del siglo XIX, en ladrillo proveniente de alguno de los chircales de la ciudad. Esta es una comunidad religiosa con clausura permanente, fundada por Francisco de Sales y Juana Francisca Frémiot, baronesa de


Chantal y erigida como orden religiosa el 23 de abril de 1618, por Acta de Pablo V. La edificación se caracteriza por tener un área asociada a la clausura desarrollada en dos pisos y una iglesia abierta a la comunidad en general. Al ser una edificación destinada al recogimiento y la oración, cuenta con unas reglas muy estrictas para todo aquel interesado en ingresar y que no pertenezca a la comunidad. Para esto, es necesario contar con la autorización por parte de la Arquidiócesis de Soacha (a la que pertenece el monasterio) y una vez se cuente con ella, el ingreso se hace por una pequeña puerta, controlada por una religiosa autorizada a su vez, para tener contacto con el exterior.



Entrar a este sitio es la oportunidad de sentir cómo el silencio recorre la edificación. El patio principal o patio San José está bordeado por arcadas que conectan con áreas de permanencia y recogimiento y cuenta con un jardín de rosas dispuestas en hileras. En el primer piso, se encuentra el área administrativa, el comedor, la cocina y otras áreas destinadas a la oración, la penitencia y el encuentro con Dios. Existe también un pequeño patio, cercano al área de habitación de las novicias, con una arborización rica en especies nativas. Sin embargo, uno de los espacios más agradables es la pastelería, donde se preparan ricos manjares, como merengues, tortas, galletas y masato, que a diario son ofrecidos en una tienda aledaña, como parte del sustento de la comunidad. A un costado se encuentra la iglesia, abierta a la comunidad, donde a diario se realizan ceremonias religiosas. Desde el interior del monasterio, existe un área destinada a las religiosas, separada por una división metálica del área pública y en un nivel superior, desde donde pueden ingresar y tener contacto directo con la iglesia y el sacerdote sin ser vistas desde el exterior.


En el segundo piso, están las áreas de labores y las habitaciones de las religiosas. Al ser una comunidad con votos de pobreza, obediencia y clausura, sus relaciones están basadas en el encuentro permanente con Dios, por lo que la austeridad reina en toda la edificación. Con excepción de los jardines bellamente cuidados por sus manos laboriosas, son pocos los elementos ornamentales presentes en el lugar, a excepción de los asociados directamente con el culto. Así, en las habitaciones, es posible encontrar al lado de las pequeñas camas y mesas de noche, crucifijos, imágenes religiosas y libros sagrados. La puerta de cada habitación está identificada con el nombre de un santo y no pertenece a ninguna religiosa en particular. Para evitar generar pertenencia sobre lo material, se ha dispuesto que cada habitación pueda ser rotada entre las religiosas anualmente, lo que constituye un mensaje sobre el desprendimiento de todo lo terreno. Las “oficinas”, no son otra cosa que espacios destinados a actividades diarias de aseo, manualidades, bordado, cocina , entre otras labores que han sido distribuidas entre todas las mujeres de


la comunidad, para a través de su trabajo diario, generar unas condiciones dignas de habitabilidad para todas y unos recursos mínimos para su sostenimiento. Si bien la comunidad religiosa tiene poca relación con el exterior, su localización estratégica y la fuerte presencia de creyentes católicos en la localidad, hace que hoy en día siga siendo vigente. La vida se desarrolla en el interior, en los corredores, salones, cuartos de costura, entre muchos otros y es a partir de la necesidad de sobrevivencia a pesar de sus votos de pobreza, lo que ha permitido tejer unos lazos invisibles con la comunidad del sector.


A diario, niños, jóvenes y adultos visitan la panadería, otros, se acercan para comprar huevos (existen varios corrales adaptados para la producción de pollos y huevos) o miel, o simplemente entran a la Iglesia para orar o para asistir a la misa que a diario se realiza. A pesar de las condiciones de riguroso silencio y clausura, el edificio es imponente y ha permanecido en el tiempo a lo largo de todos estos años. En sus paredes se guardarán muchos secretos que por el mismo uso no podrán ser divulgados, pero que han generado un sentido de pertenencia, no sólo por el edificio en sí, sino también por la presencia de una comunidad que en silencio ha escrito su historia en Bosa.


Localidad 7 BOSA

MONASTERIO DE LA VISITACIÓN DE SANTA MARIA

Ruta Alimentador Bosa - La Libertad Parada 8: cr 87 c - cll 58B sur Sólo opera en horas pico

MONASTERIO DE LA VISITACIÓN DE SANTA MARIA


www.patrimoniocultural.gov.co

Gabriel Pardo García-Peña Director Ilona Murcia Ijjazs Subdirectora de Divulgación de los Valores del Patrimonio Cultural Investigación y Fotografías Liliana Ruiz Arquitecta Subdirección de Intervención del Patrimonio Diseño Gráfico Joulie Rojas Diaz Pasante Universidad Jorge Tadeo Lozano Dirección Gráfica Yessica Acosta

Cultura, Recreación y Deporte - Instituto Distrial de Patrimonio Cultural


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