Una noche parecida a cualquier otra, Alex había guardado todos sus juguetes, se había cepillado los dientes y estaba listo para ir a dormirse para poder despertar temprano e ir a la escuela al siguiente día. Sin embargo, Alex sentía que algo extraño lo rodeaba, tenía mucho frío y presentía que algo malo estaba por pasar; a pesar de eso, Alex tenía que dormirse porque si no lo hacía su mamá lo regañaría.
Pero tan pronto se durmió, se dio cuenta de que no estaba equivocado. ¡En su sueño, vio cómo el sol era secuestrado!, un grupo de personas vestidas de rojo se lo llevaban para dejar la tierra en oscuridad, Alex gritó e intentó detenerlos, pero no dio resultado.
Alex despertó, pero sabía que no había sido un simple sueño, entonces, desesperado abrió su ventana y decidió contarle a la luna. La luna advirtió a las estrellas y a los cometas del peligro que corría el sol. Cada uno le dio a Alex un poder que lo ayudaría a vencer a los hombres de rojo. Alex volvió a dormirse y vio que los hombres de rojo ya no estaban.
Con la velocidad de los cometas viajĂł a travĂŠs de todo el mundo y en un segundo encontrĂł su base secreta. Estaban
escondidos hormiguero.
en
un
La entrada a la base era muy diminuta, entonces Alex se hizo pequeĂąo como las estrellas. CaminĂł en silencio por todos los pasillos del hormiguero hasta que los encontrĂł.
Cuando abrió la puerta, los hombres de rojo estaban guardando la luz del sol en pequeños frascos para venderla. ¡Era un plan muy malvado!
Alex furioso activรณ la gravedad de la luna y los hombres rojos empezaron a flotar por toda la habitaciรณn, era realmente gracioso como intentaban bajar,
pero no podía distraerse, así que cortó las cadenas que detenían al sol y salieron del lugar, no sin antes cubrir con tierra la entrada del hormiguero.
Alex despertó y vio salir el sol por su ventana, el sol parecía sonreírle por lo que había hecho por él
Alex, un niño común y corriente se enfrentará, durante su sueño, a los malvados hombres de rojo, buscando rescatar al sol de sus malvados planes.
Historia e ilustraciones por: José Daniel de León Alvarado