GRADO EN FILOSOFIA ONLINE El debate sobre el realismo científico Antonio Diéguez dieguez@uma.es
Un debate en la historia de la ciencia • El debate entre realistas y antirrealistas tiene que ver con el objetivo de la ciencia y, en particular, con la relación entre las teorías y el mundo: • ¿Son las teorías científicas (y las entidades teóricas postuladas por ellas) una representación objetiva de la realidad o, por el contrario, su función es meramente la de “salvar los fenómenos” conocidos – la de encajarlos y correlacionarlos– y servir como instrumento para predecir nuevos fenómenos? • Se trata de dilucidar cuál es la mejor manera de interpretar las teorías científicas a la luz de los objetivos y los resultados alcanzados por la ciencia a lo largo de su historia.
Un debate en la historia de la ciencia • Los realistas creen que… Las teorías científicas tratan de establecer qué cosas hay en el mundo y por qué se comportan como lo hacen. De acuerdo con ello, la evidencia empírica puede proporcionar buenas razones para creer en la verdad (aproximada) de la teoría correspondiente.
• Los antirrealistas creen que… La función de las teorías es sólo la de dar cuenta de las manifestaciones observables de las cosas de una forma simple y fructífera. La evidencia empírica sólo nos permite afirmar la adecuación empírica de la teoría.
Un debate en la historia de la ciencia • Hay tres episodios históricos que ilustran los diferentes matices que puede adoptar el problema: • la discusión sobre la interpretación de los modelos cosmológicos en la astronomía antigua, • la discusión sobre la existencia de los átomos en la física y la química del siglo XIX y • el problema de la interpretación de la mecánica cuántica.
Un debate en la historia de la ciencia •
En el primer caso se trataba de establecer si los modelos cosmológicos debían considerarse sólo como hipótesis matemáticas que permitieran encajar las posiciones aparentes de los cuerpos celestes o si, por el contrario, debían considerarse como una representación de la realidad física.
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En el segundo, el debate se centró en el status que debía otorgarse a las entidades teóricas postuladas por las teorías.
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Finalmente, en el tercer caso lo que estuvo en discusión fue si las teorías científicas se refieren a una realidad independiente del observador o si, por el contrario, lo que llamamos ‘realidad’ es, al menos en algunos aspectos, una construcción dependiente del acto de observación. Según la interpretación de Copenhague, determinadas características sólo adquieren “realidad” en el conjunto del dispositivo experimental.
¿Qué es el realismo científico? • Estos ejemplos ponen de manifiesto que las tesis implicadas son diversas y que el realismo no se reduce a un enunciado simple. Cabe desglosar el realismo científico en cinco tesis: • • • • •
Realismo ontológico Realismo epistemológico Realismo teórico Realismo semántico Realismo sobre el progreso
¿Qué es el realismo científico? • • • •
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Existe hipotéticamente un mundo independiente de la mente del observador que nuestras teorías científicas pretenden conocer. (Realismo ontológico) Nuestras teorías científicas nos proporcionan un conocimiento adecuado (aunque siempre perfectible) de ese mundo. (Realismo epistemológico) El enorme éxito predictivo de nuestras teorías científicas ha de deberse a que éstas contienen muchas afirmaciones verdaderas acerca de la realidad. Estas afirmaciones verdaderas no se restringen sólo al ámbito de lo directamente observable, sino que en principio pueden ser también enunciados que contienen términos referidos a entidades no observables. (Realismo teórico) La verdad debe entenderse en el sentido clásico de la correspondencia entre el contenido de nuestros enunciados y la realidad. (Realismo semático) Las teorías científicas actuales son mejores que las del pasado no sólo porque resuelven más y mejores problemas, sino porque son más verdaderas. (Realismo sobre el progreso)
¿Qué es el realismo científico? 1) Realismo ontológico. Las entidades
teóricas postuladas por las teorías científicas bien establecidas existen (aunque pueda haber excepciones). En otras palabras: los términos teóricos típicamente refieren.
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Al realismo ontológico se oponen el instrumentalismo sobre entidades (las entidades teóricas son recursos predictivos y debe dejarse de lado la cuestión de su existencia real; los términos teóricos que las nombran no deben interpretarse literalmente) y el constructivismo social (las entidades teóricas son construidas socialmente).
¿Qué es el realismo científico? • El instrumentalismo sobre entidades forma parte del fenomenismo positivista o convencionalista. • Ha sido defendido también por Bas van Fraassen, aunque luego lo matizara. Su propuesta final, el empirismo constructivo, sostiene que los términos teóricos han de interpretarse literalmente y que las entidades teóricas pueden existir, pero considera al mismo tiempo que las teorías científicas son aceptadas sólo por su adecuación empírica, es decir, por la verdad de sus consecuencias observables, y sin que de ahí debamos pasar a creer en la existencia de las entidades teóricas que postulan. • El constructivismo social ha sido defendido por algunos sociólogos de la ciencia.
¿Qué es el realismo científico? 2) Realismo epistemológico. Las teorías científicas nos proporcionan un conocimiento adecuado, aunque perfectible, de la realidad tal como ésta es con independencia de nuestros procesos cognitivos. •
Al realismo epistemológico se oponen el fenomenismo (las teorías científicas sólo tratan de fenómenos observables) y el idealismo epistemológico (las teorías científicas versan sobre una realidad hecha por la mente).
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El fenomenismo ha sido habitual dentro del positivismo y su representante más claro fue Ernst Mach. El idealismo epistemológico está presente en la filosofía de Kant y en el realismo interno de Hilary Putnam.
¿Qué es el realismo científico? 3) Realismo teórico. Las teorías científicas son susceptibles de verdad o falsedad. • Al realismo teórico se opone el instrumentalismo teórico (las teorías científicas son instrumentos predictivos, útiles o inútiles, empíricamente adecuadas o inadecuadas, pero no verdaderas o falsas). • Los representantes más conocidos del instrumentalismo teórico han sido Duhem, Poincaré y Mach.
¿Qué es el realismo científico? 4) Realismo semántico. Las teorías científicas son verdaderas o falsas en función de su correspondencia con la realidad. • Al realismo semántico se oponen el pragmatismo (la verdad o falsedad de las teorías han de entenderse en relación con las actividades cognitivas humanas), el coherentismo (la verdad o la falsedad de las teorías no significa otra cosa que su coherencia con un sistema previamente aceptado de creencias o de teorías) y el relativismo (la verdad o la falsedad de las teorías son relativas a los contextos en los que éstas surgen). • El pragmatismo lo encontramos en los pragmatistas americanos, en Michael Dummett y en Hilary Putnam, el coherentismo en Otto Neurath y el relativismo en Kuhn, Feyerabend y muchos sociólogos de la ciencia.
¿Qué es el realismo científico? 5) Realismo progresivo. La ciencia progresa teniendo como meta la verdad. Las nuevas teorías contienen más verdad y/o menos falsedad que las anteriores. •
Al realismo progresivo se opone lo que cabe llamar antirrealismo sobre el progreso (el progreso en la ciencia no puede ser establecido como un acercamiento creciente a la verdad).
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Dentro de este antirrealismo hay modalidades. Laudan y van Fraassen admiten que las teorías tienen un valor veritativo (realismo teórico), pero descartan que desempeñe función alguna en la aceptación de las mismas y que la meta de la ciencia sea el acercamiento progresivo a la verdad. Más radicales son Feyerabend y otros relativistas. Según éstos, lo que llamamos progreso en la ciencia podría no ser visto de igual manera desde otras perspectivas culturales.
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Sólo los realistas fuertes (Popper, Bunge) aceptarían todas estas tesis. Lo más frecuente es que no asuman más que algunas (Hacking, Giere), o que las acepten de forma muy matizada (Niiniluoto).
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La posición que se adopte sobre el problema de la verdad en la ciencia es independiente de la posición que se asuma con respecto al realismo ontológico y epistemológico.
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Se puede ser antirrealista y defender que la verdad cumple un papel importante en la ciencia (pragmatistas). Mientras que se puede ser un realista ontológico y epistemológico sin que ello determine un compromiso con respecto a una determinada concepción de la verdad. I. Hacking, N. Cartwright, y R. Giere han defendido un realismo desligado del concepto de verdad.
¿Qué es el realismo científico? • Hagamos algunas matizaciones adicionales. • En primer lugar, el realismo puede aceptar que no todos los términos teóricos designan una entidad o propiedad real. • Los hay como ‘homo oeconomicus’ o ‘gas ideal’ cuya finalidad es ofrecer modelos heurísticos idealizados acerca de realidades más complejas. Los hay como ‘color’ y ‘sabor’, atribuidos a los quarks que son puramente instrumentales. Y los hay como ‘inteligencia’ o ‘tiempo’ sobre los que se discute su función.
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En segundo lugar, el realismo científico no implica que “las ideas de nuestra ciencia de hoy describen correctamente el mobiliario del mundo real.” (Rescher).
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Tampoco pretende reclamar necesariamente la existencia de una sola descripción verdadera del mundo. Falibilismo, pluralismo y perspectivismo no son doctrinas excluidas por el realismo.
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Al entender ‘oxígeno’, ‘fuerza’ o ‘electrón’ como términos que tienen un correlato real no se presupone que hemos dicho la última palabra sobre ellos, ni siquiera que no podamos estar equivocados sobre la existencia de sus referentes. Significa tan sólo que nuestras teorías, provisionales y falibles, nos dicen que el mobiliario del mundo es de cierta manera y que aceptarlas conlleva habitualmente aceptar dicho mobiliario de forma también provisional y falible.
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En tercer lugar, el realista puede asumir el hecho de que los científicos aceptan sus teorías por muy diversas razones en diferentes contextos, y entre ellas por su utilidad práctica, con independencia de lo que piensen sobre su verdad.
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Muchos químicos del siglo pasado aceptaron la teoría atómica de Dalton a modo de recurso heurístico y predictivo porque pensaban que el átomo era sólo una ficción útil. A comienzos del siglo XX, Max Planck introdujo la noción de cuanto de acción como un artificio matemático para hacer encajar las ecuaciones con los resultados experimentales sobre la emisión y absorción de energía, pero sin creer en principio que la radiación de energía fuera realmente discontinua. Muchos físicos usan hoy la función de onda como un instrumento de cálculo y no considerarían adecuado hablar de su verdad o falsedad, puesto que no refleja ningún estado real.
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En lo que el realismo insiste, sin embargo, es en que no toda teoría es aceptada sólo por su valor instrumental ni todos los términos teóricos son meros recursos heurísticos. Para el realismo, en las ciencias maduras los términos teóricos deben entenderse generalmente como refiriéndose a algo real, en ocasiones a través de un modelo muy idealizado, y, por tanto, deben tener un valor ontológico y no sólo instrumental. En cambio, cuando los científicos aceptan una teoría sin creer en ella, sólo por su utilidad, muchos de sus términos teóricos son tomados como meros recursos predictivos. Esto ocurre de hecho en la ciencia, pero el realista cree que la tendencia a largo plazo es que las teorías que se aceptan sólo por su valor instrumental sean sustituidas por otras cuyas entidades son tenidas por reales.
¿Qué es el realismo científico? • El realismo científico ha tenido que responder a tres desafíos fundamentales: • La inconmensurabilidad de las teorías científicas, • la meta-inducción pesimista y • la infradeterminación del las teorías por la evidencia empírica. • La tesis de la inconmensurabilidad mina el realismo progresivo. • Nos limitaremos ahora a exponer las dos cuestiones restantes.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • La ciencia ha sido una empresa sumamente exitosa. Este éxito de tiene diversas facetas, pero se puede cifrar en dos logros fundamentales que han ido en aumento a lo largo de la historia:
• Éxito predictivo: Capacidad para predecir fenómenos completamente desconocidos antes de que una teoría científica los señalara. • Éxito instrumental: Capacidad para transformar el mundo a través de los instrumentos desarrollados por la tecnología.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Otros tipos de éxito en la ciencia: • Éxito explicativo: Capacidad para explicar de forma simple, organizada y unificada fenómenos diversos. • Éxito confirmacional: Las teorías científicas cuentan con un gran apoyo empírico. • Éxito metodológico: Desarrollo de métodos capaces de proporcionar teorías que presentan los tipos de éxito citados. • Éxito en el progreso: Capacidad para lograr teorías cada vez mejores.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • El realismo científico explica el éxito predictivo e instrumental de la ciencia recurriendo al carácter (aproximadamente) verdadero o verosímil (según las versiones) de las teorías científicas. La verosimilitud puede ser entendida como la unión de la verdad aproximada con un alto contenido informativo.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista •
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Para muchos realistas, si las entidades teóricas postuladas por las teorías científicas no existieran, y si esas teorías no fueran aproximadamente verdaderas, el éxito de la ciencia sería un milagro. Así lo expresaba Putnam: “Si hay tales cosas [electrones, espacio-tiempo curvo, moléculas de ADN], entonces una explicación natural del éxito de estas teorías es que son informes parcialmente verdaderos de su comportamiento. Y una explicación natural del modo en que las teorías científicas se suceden unas a otras –por ejemplo, el modo en que la Relatividad einsteiniana sucedió a la Gravitación Universal newtoniana– es que se reemplaza una explicación parcialmente correcta/parcialmente incorrecta de un objeto teórico –digamos, el campo gravitatorio, o la estructura métrica del espacio, o ambos– por una explicación mejor del mismo objeto u objetos. Pero si estos objetos no existen realmente, entonces es un milagro que una teoría que habla de acción gravitatoria a distancia prediga con éxito los fenómenos; es un milagro que una teoría que habla de espacio-tiempo curvo prediga con éxito los fenómenos; y el hecho de que las leyes de la teoría anterior sean derivables ‘en el límite’ de las leyes de la teoría posterior no tiene significación metodológica.” (Putnam 1978, p. 19).
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Putnam emplea aquí una ‘inferencia de la mejor explicación’, solo que en un nivel filosófico o de segundo orden. El realista que acepta esta estrategia razona del siguiente modo: • El éxito de la ciencia es un hecho sorprendente que necesita explicación y, frente a otras explicaciones alternativas, la verdad (aproximada) de las teorías científicas es la mejor explicación de dicho éxito, por lo tanto, las teorías científicas exitosas deben ser verdaderas (o muy cercanas a la verdad).
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Del éxito de una teoría no puede inferirse necesariamente su verdad, ya que circunstancialmente también teorías falsas pueden tener algunos resultados exitosos. Y el realista no hace tal inferencia, sólo sostiene que la verosimilitud de las teorías científicas es la mejor explicación del éxito de la ciencia. • Un éxito prolongado y repetido de una teoría en situaciones diversas o de una serie de teorías relacionadas sí es para él una señal –por supuesto falible– de que entre la teoría y la realidad existe algo más que una adecuación empírica.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista •
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Laudan, en "A Confutation of Convergent Realism" (1981), planteó una objeción conocida como la 'meta-inducción pesimista'. Según Laudan, el realista se compromete en su argumentación con dos tesis: (T1) Si una teoría es aproximadamente verdadera, entonces tendrá éxito explicativo. (T2) Si una teoría tiene éxito explicativo, entonces probablemente es aproximadamente verdadera. Laudan cree que ambas tesis son falsas. (Aquí se habla sólo de éxito explicativo, pero en su caracterización del éxito Laudan incluye también el éxito predictivo.) T1 es falsa porque una teoría puede ser aproximadamente verdadera y, sin embargo, todas sus consecuencias contrastadas pueden ser falsas. Por tanto, la verdad aproximada no garantiza el éxito predictivo. La lógica de la verdad aproximada no es la lógica de la verdad.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Respuesta: • De la definición de verosimilitud que ofrece Niiniluoto se sigue que, bajo ciertas condiciones, si una teoría es verosímil, el grado de verdad aproximada de sus consecuencias deductivas debe ser relativamente alto. • El realista puede y debe admitir que la verosimilitud no siempre ha conducido al éxito predictivo e instrumental. (Ej.: teoría de la evolución). • No obstante, una teoría con alta verosimilitud comporta un potencial de éxito predictivo e instrumental dispuesto para ser desplegado en circunstancias favorables.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Para mostrar que T2 es falsa, Laudan presupone que un realista jamás aceptaría que una teoría es aproximadamente verdadera si sus términos centrales carecen de referencia. Sentado esto, Laudan cita diversos ejemplos de teorías del pasado que fueron exitosas pero carentes de referencia: ☞ Las esferas cristalinas de la astronomía antigua ☞ La teoría del flogisto ☞ La teoría del calórico ☞ El éter electromagnético ☞ El éter óptico ☞ La teoría de la generación espontánea
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Estrategias realistas para desestimar la crítica de Laudan: (I) Negar la relevancia de los ejemplos citados por no tratarse en su mayoría de casos tomados de ciencias maduras (Hardin y Rosenberg, Devitt, Boyd y Worrall). (II) Negar que se traten de teorías realmente exitosas, en especial en lo que se refiere a la realización de predicciones nuevas (McAllister y Leplin). (III) Utilizar un concepto menos estricto de referencia, con lo que las teorías citadas no fracasarían en su referencia y, por tanto, podrían ser consideradas aproximadamente verdaderas (Hardin y Rosenberg, Devitt, Psillos y Kitcher). (IV) Sostener que teorías cuyos términos centrales carecen de referencia pueden ser pese a todo aproximadamente verdaderas (Hardin y Rosenberg, Niiniluoto y Psillos). (V) Argumentar que en el éxito de las teorías citadas los constituyentes teóricos que incluían términos sin referencia no jugaban un papel indispensable (McMullin, Kitcher, Psillos y Leplin).
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Todas estas estrategias tienen sus debilidades. • La primera sólo reduce la lista de contraejemplos e introduce un factor de arbitrariedad a la hora de dirimir cuándo estamos ante una ciencia madura (cf. Leplin, 1997). • Además, deja por explicar el éxito de esas teorías “inmaduras” que descarta, y tampoco dice nada acerca de por qué no es esperable en las ciencias “maduras” que las teorías que fracasen en la referencia tengan éxito (¿si puede haber éxito sin referencia en las ciencias inmaduras, por qué no en las maduras?).
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • La segunda estrategia se basa en el concepto de ‘predicción novedosa’, que es de difícil caracterización (cf. Brush 1994). Por otra parte, no está claro que teorías que fracasaron en la referencia no hayan hecho ninguna predicción novedosa: ☞ La teoría del flogisto predijo las propiedades reductoras del hidrógeno. ☞ La teoría del calórico predijo la igualdad de la expansión térmica de todos los gases (cf. Carrier 1991). ☞ Fresnel, sobre la base de la teoría ondulatoria de la luz y el éter, predijo que en el centro de la sombra de un disco aparecería un punto luminoso.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Usando las estrategias III o IV el realista podría replicar que estas teorías eran, después de todo, aproximadamente verdaderas. Pero estas dos estrategias también son problemáticas. • Exigen una generosidad demasiado grande en la forma de concebir la referencia o la verdad aproximada, pues ¿hasta dónde habría que extender dichos conceptos para que las esferas cristalinas, los epiciclos, la fuerza vital o los cuatro humores fueran conceptos con referencia genuina y las teorías que los contienen fueran aproximadamente verdaderas en un sentido realista? • La quinta estrategia exige rigurosos análisis históricos, todavía escasos –y esta sería su principal debilidad–, pero parece ser más prometedora que las demás. El realista mantendría que los componentes de una teoría que realmente han contribuido a su éxito predictivo e instrumental son conservados en las teorías posteriores dentro del mismo dominio.
La explicación realista del éxito y la metainducción pesimista • Mi posición: • El realista debe aquí también darle su parte de razón a Laudan. Han existido teorías que no podrían ser calificadas de aproximadamente verdaderas y que sin embargo tuvieron cierto tipo de éxito, sobre todo explicativo e instrumental. La discusión no está cerrada, como lo prueba el hecho de que todavía siguen apareciendo artículos en respuesta a la inducción pesimista de Laudan. Ninguno de los dos bandos puede reclamar una victoria argumental sobre el otro y no parece que ésta vaya a producirse en un futuro próximo.
La infradeterminación de las teorías • La tesis de la infradeterminación ha recibido diversas formulaciones, pero la idea es la misma, a saber: • Nunca hay razones para mantener que una determinada teoría es verdadera, ya que por mucho que la evidencia empírica encaje con ella, siempre cabe construir otra teoría incompatible con la teoría en cuestión pero igualmente coincidente con la evidencia empírica.
La infradeterminación de las teorías • Es fácil ver como afecta esta tesis a la posición del realista. Se dice que dos teorías son empíricamente equivalentes si se pueden obtener de ellas las mismas consecuencias sobre fenómenos observables. • Es imaginable que dos teorías así hagan afirmaciones muy diferentes, y hasta contradictorias, sobre entidades inobservables. • Si existen, por tanto, teorías empíricamente equivalentes, la explicación realista del éxito no puede ser entonces correcta, ya que dos teorías incompatibles y equivalentes empíricamente no pueden ser ambas verdaderas y, sin embargo, tienen el mismo éxito empírico las dos, con lo que la verdad no puede ser la explicación de su éxito.
La infradeterminación de las teorías •
Una variante de la tesis de la infradeterminación está representada por la tesis Duhem-Quine.
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En 1906 Pierre Duhem defendió que las hipótesis nunca se someten aisladas al control experimental, sino que se contrastan en conjunción con otras hipótesis auxiliares, de modo que si se produce un desacuerdo entre la experiencia y las predicciones que se obtienen de ese conjunto de hipótesis, cabe atribuir la responsabilidad del desacuerdo a cualquiera de ellas, y la experiencia no dice cuál debe ser la decisión al respecto.
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Quine retomó este holismo metodológico en su artículo de 1951 “Los dos dogmas del empirismo”: “Nuestros enunciados acerca del mundo externo se someten como cuerpo total al tribunal de la experiencia sensible, y no individualmente.”
La infradeterminación de las teorías • De aquí puede obtenerse la tesis de la infradeterminación tal como la hemos presentado. • Supongamos una evidencia empírica que apoya a una teoría T (junto con el conjunto H de hipótesis auxiliares) y refuta a la teoría T’ (con el correspondiente conjunto H’ de hipótesis auxiliares). Según la tesis Duhem-Quine, puede encontrarse un conjunto H’’ de hipótesis tales que su conjunción con T’ encaje con la evidencia empírica de que se trate. Como esto puede hacerse con cualquier evidencia empírica, la conjunción de T y H puede convertirse en empíricamente equivalente de T’ junto con algún conjunto dado de hipótesis auxiliares. La misma evidencia empírica podría hacerse así compatible con un número indeterminado de teorías rivales.
La infradeterminación de las teorías •
La tesis de la infradeterminación se basa en dos premisas (cf. Psillos 2000), y las dos han sido cuestionadas por los realistas:
I.
Para cualquier teoría T existe al menos otra teoría T’ que es empíricamente equivalente a T.
II.
Si dos teorías son empíricamente equivalentes, entonces son también epistémicamente equivalentes (es decir, la evidencia las confirma o apoya en la misma medida).
La infradeterminación de las teorías • La premisa (I) suele ser ilustrada con algunos ejemplos: ☞ La mecánica de Bohm y la mecánica cuántica ortodoxa. ☞ La teoría de Ptolomeo y la de Copérnico durante las primeras décadas en que ésta fue propuesta. ☞ La teoría ondulatoria y corpuscular de la luz antes del siglo XIX. ☞ La teoría atómica de Dalton y la teoría de los pesos equivalentes durante buena parte del siglo XIX. ☞ La teoría especial de la relatividad de Einstein y la mecánica de Lorentz. • La premisa (II) establece que la única forma en que una teoría puede ser apoyada o desmentida por la evidencia es a través de sus consecuencias observacionales.
La infradeterminación de las teorías • Dependiendo de cómo se entienda la equivalencia empírica, caben dos versiones de la infradeterminación. La versión débil interpreta la equivalencia empírica de dos teorías en el sentido de que ambas encajan con la evidencia disponible hasta el momento. La versión fuerte postula que ambas encajarán igualmente con toda evidencia posible, es decir, que ambas afirman lo mismo sobre todos los hechos observables, tanto los que han sido observados como los que se observarán en el futuro. • La versión débil no es una amenaza para el realismo: un experimento futuro podrá decidir entre esas teorías. Las diferentes entidades inobservables postuladas por cada teoría pueden conducir a diferentes predicciones aún no formuladas. Mientras tanto, a lo sumo, habría que suspender el juicio acerca de su verdad. En la mayoría de los ejemplos de teorías reales que suelen citarse el realista tiende a ver casos de infradeterminación débil, en los que con el tiempo la evidencia empírica permitió elegir.
La infradeterminación de las teorías • Por ello, las respuestas del realista van dirigidas más bien contra la versión fuerte. Algunos consideran que no se ha mostrado de forma convincente que haya teorías empíricamente equivalentes en sentido fuerte. El problema se reduciría a una curiosidad lógica sin incidencia real en la ciencia. • Los ejemplos de equivalencia fuerte o bien son pseudoteorías ficticias, o bien se refieren a meras variaciones notacionales de la misma teoría (mecánica ondulatoria y mecánica de matrices). • Por otra parte, estos ejemplos provienen casi exclusivamente de la física. No parece, en cambio, muy factible encontrar una teoría empíricamente equivalente a la teoría sintética de la evolución.
La infradeterminación de las teorías • Otra línea de argumentación es la de Laudan y Leplin. • Las consecuencias observacionales de una teoría sólo se pueden obtener en conjunción con hipótesis auxiliares. Laudan y Leplin han argumentado que las hipótesis auxiliares usadas para obtener consecuencias observacionales es de esperar que cambien con el tiempo, y al cambiar pueden llevar a predicciones distintas que rompan una previa equivalencia empírica entre dos teorías dadas.
La infradeterminación de las teorías •
Laudan y Leplin sostienen, por otra parte, que aun cuando se admitiera la posibilidad de teorías no triviales empíricamente equivalentes en sentido fuerte, de ahí no se seguiría la tesis de la infradeterminación.
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La inferencia que va de la equivalencia empírica a la infradeterminación se basa en un supuesto discutible: que si dos teorías tienen las mismas consecuencias empíricas, entonces están igualmente apoyadas por la evidencia.
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Pero esto es erróneo. La evidencia empírica que sirve para apoyar una teoría no es siempre coincidente con las consecuencias empíricas que pueden obtenerse de ella. Por un lado, una teoría puede recibir apoyo de resultados que no se derivan de ella. Por otro, algunas de sus consecuencias empíricas verdaderas pueden no ser un apoyo empírico para ella.
La infradeterminación de las teorías •
Un ejemplo de lo primero lo tenemos en el apoyo que el movimiento browniano prestó a la hipótesis de la existencia de los átomos, aunque de esta hipótesis no se pudiera inferir como consecuencia inmediata la existencia de dicho movimiento.
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En cuanto a lo segundo, basta considerar el caso en que la teoría ha sido elaborada o modificada ad hoc precisamente para encajar con la evidencia empírica disponible.
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Aunque esta evidencia se pueda derivar de dicha teoría, no le presta el mismo apoyo que a otra teoría desde la cual puede derivarse también esa evidencia pero se hace a partir de principios no formulados expresamente para obtenerla.
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Otro caso similar se presenta cuando lo que para una teoría es una predicción novedosa, para la otra es un presupuesto utilizado en su formulación.
La infradeterminación de las teorías • Otros realistas han intentado un camino diferente para responder a la tesis de la infradeterminación. Dos teorías empíricamente equivalentes no tendrían por qué ser iguales en sus virtudes explicativas o ‘virtudes supraempíricas’, como son la simplicidad, la fecundidad, el carácter no-ad hoc, la coherencia con otras teorías, la predicción de hechos novedosos, la parsimonia (economía de recursos), etc. Estas virtudes determinan la capacidad explicativa de una teoría y, según estos realistas, pueden contar también como criterio evidencial en su favor. • Según esto, el status espistémico de las teorías no viene dado sólo por sus virtudes empíricas, es decir, por su capacidad para encajar con la evidencia disponible. Las virtudes supraempíricas tienen también un valor espistémico y pueden usarse para estimar la verdad de una teoría. No serían reductibles a meras virtudes pragmáticas sin relación con la verdad, como sostiene van Fraassen.
La infradeterminación de las teorías • El problema que se plantea aquí al realista es mostrar que esas virtudes supraempíricas tienen realmente un valor epistémico y no sólo pragmático. • Una posible vía para hacerlo sería encontrar casos en el pasado en los que esas virtudes han estado asociadas a teorías bien confirmadas. • Otra sería argumentar que los científicos en su práctica habitual interpretan esas virtudes supraempíricas como auténticas virtudes epistémicas. Ambas vías han sido ensayadas por los realistas.