Paper Artículo de Wired.com: In the Next Industrial Revolution, Atoms Are the New Bits El siguiente Paper es sobre este artículo: http://www.wired.com/magazine/2010/01/ff_newrevolution/all/ En el comienzo del siglo XXI, los paradigmas de la industria están cambiando. Primero con el aparecer de internet, y la posibilidad de generar comunidades para generar proyectos cooperativos, se crean grupos de trabajo voluntario solo por compartir una pasión. Sin importar qué tan lejos se esté físicamente el uno del otro. Las barreras de entrada a las diversas industrias productivas han sido históricamente altas, y los mercados se fueron concentrando cada vez más. Con las economías de escala, los precios bajaban y la calidad aumentaba, pero con productos cada vez más homogéneos. Hoy eso está cambiando, con el comienzo de la democratización del conocimiento gracias a internet, y las diversas tecnologías de prototipeo y fabricación local, las personas pueden montar una empresa productiva desde su laptop. Las diversas iniciativas para poner la tecnología y el conocimiento al alcance de todos están haciendo florecer comunidades de DIY (Do It Yourself, hágalo usted mismo), desarrolladores de software Open Source (de acceso libre), y cada día más las licencias comerciales con el “derecho de autor” o Copyright están siendo desafiadas por el creciente uso de Copyleft y Creative Commons. El artículo de Wired nos muestra el caso de Rally Fighter, un automóvil que fue lanzado por Local Motors, gracias a la combinación de Croudsourcing para diseñar su look exterior, junto a un equipo de ingenieros automotrices que combinaron diversos factores para que funcionara con una gran performance. Este auto está disponible en el mercado por 50000 dólares, es un auto de nicho, no pretende competir con los grandes productores de automóviles del mundo. Hay una frase del fundador de Local Motors que describe de buena manera esto, “El mercado de automóviles es una jarra de bolitas, cada una de los cuales representa un vehículo de un gran fabricante de automóviles. Entre las bolitas hay un espacio hueco, que puede ser llenado con granos de arena - y los granos son coches Local Motors”. Local Motors hace autos para un público pequeño, al cual las grandes empresas no pudieron venderle autos predeterminados. La tendencia es hacia la personalización de la producción (Custom made). Con la tecnología de impresoras 3D como la MakerBot y Arduino, se puede generar millares de “mercados de 1”, en el cual el usuario crea objetos acorde a sus necesidades únicas. Poco a poco van a ir quedando atrás las grandes cadenas integradas de producción, dando paso a un proceso de producción global de co-creación y outsourcing, con grandes redes de proveedores de servicios integradas a la producción de objetos específicos y no-masivos. En el siglo XXI la propuesta es recuperar nuestra identidad como consumidores, pero también como productores, poder vivir como individuos, pero no solos, sino que cooperando con otros alrededor del planeta que comparten tu pasión. En el artículo mencionan a Ronald Coase, un economista, que en los años 30 justificó la existencia de empresas por la disminución en “costos de transacción”, ya que para cooperar con un objetivo en común, tan solo bastaba con llamar al compañero del cubículo del lado. Bill Joy, de Sun Microsystems, desafía dicha sentencia, diciendo que en esta nueva era, no es necesario meter a todos los tipos de un emprendimiento X en un edificio gigante, sino que se puede colaborar en grandes proyectos remotamente via IM o Mail, o redes sociales. Finalmente hoy las empresas convencionales implican mayores costos de transacción que los colaboradores independientes a través de internet. Se by-pasean todo el papeleo y las estructuras jerárquicas, para hacer lo que hacen porque quieren, no porque deben. Hace más de diez años que internet ha hecho posibles proyectos colaborativos a nivel global, pero circunscritos principalmente al ciber-espacio en forma de bits. Esta nueva década se trata de transformar esta realidad y traerla desde el ciber-espacio al mundo real, desde los bits hacia los átomos. Los proyectos colaborativos independeintes pueden producir objetos reales, todo gracias a la democratización creciente de las tecnologías productivas de punta. Por menos de 1000 dólares uno puede acceder a una MakerBot, y probablemente llegue el día en que esta sea un componente común de las casas del mundo.
En el artículo mencionan 5 pasos (a los gringos les encanta resumir las cosas en pasos con números): 1. Inventar. (Corroborar antes de que la patente no exista.) 2. Diseñar. Usar herramientas gratuitas como Google’s SketchUp o Blender para crear algún modelo digital en 3D. 3. Prototipear. (impresoras como MakerBot están disponibles por menos de mil dólares). 4. Fabricacar. Mencionan a Alibaba como el mejor ejemplo si quiero ir “en grande” a la producción en masa 5. Vender. Se puede comercializar el producto directamente online. Estamos ante el nacimiento de un nuevo modelo de organización industrial que se constituye en base a millones de pequeñas piezas. Las empresas son pequeñas, virtuales e informales. La mayoría de los participantes no son empleados, sino voluntarios. La empresa se forma durante el desarrollo conjunto, se deshace y se vuelve a formar de nuevo por distintos requerimientos, en base a la necesidad en lugar de afiliación y compromiso. Ya no se trata de buscar a “los mejores” para un proyecto interesante, sino que de empezar a hacer proyectos interesantes para que “los mejores” te encuentren por sí mismos. Un punto del artículo me incomodó un poco. El momento en que mencionan el outsourcing de la producción en masa hacia China a través de empresas como Alibaba. Me parece que el artículo solamente privilegia esta opción por la disminución en costos de producción y el reciente acceso a estos medios para pequeños emprendimientos. Me parece que el artículo muestra una visión enfocada en la eficiencia económica, pero mi incomodidad va más hacia la omisión del tema ético. Yo no sé en qué estado trabajan los miles de proveedores de Alibaba, me metí a su página web, leí sus declaraciones de misión y visión, y en ningún lugar de su página encontré vocación de buenas prácticas laborales. Después encontré una columna de opinión en TechCrunch.com (http://tcrn.ch/XAF3Zb), en donde no solo habla pésimo sobre la calidad de materiales y productos de Alibaba, sino que pone en duda las condiciones laborales de sus filiales. Creo que varios de nosotros los occidentales, ignoramos completamente la cultura oriental y sus problemáticas, que en este artículo me penaron como un fantasma. Me parece que en este caso corre el dicho “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Ignoramos casi por completo el costo social de la producción en China, incluso en plena revolución de la información. De verdad me compro el discurso de “La nueva revolución industrial”, pero claramente hay que avanzar en temas de condiciones laborales, sobre todo mirando el desarrollo tecnológico como una herramienta para el bienestar de la humanidad. Siento que nosotros como futuros profesionales, y ciudadanos del futuro, debemos tener una real vocación de cambio. Mucho más allá de la eficiencia de los mercados independientes, hacer que seamos más felices en conjunto sin que nadie quede fuera de esta revolución. Jose Hosiasson - MID