PLATON 1.- Datos biográficos (427-347 a.C.) Hijo de familia aristocrática, enraizada en la antigua nobleza de Atenas. Por lo que muestra en sus obras, debió recibir una exquisita educación, a tono con los antecedentes familiares: música, matemáticas, pintura, lectura de los poetas clásicos (que contribuyó a convertirle en excelente escritor), filosofía (de Heráclito especialmente) y gimnástica. Predestinado por su origen familiar y por la educación recibida a ser una gloria literaria y una destacada figura política de Atenas, durante su servicio militar (de los dieciocho a los veinte años) debió conocer personalmente a Sócrates, que predicaba el bien y la verdad por las calles de Atenas. Esta circunstancia, unida a la progresiva decadencia del poderío exterior de su ciudad y de la inestabilidad e injusticias de los regímenes políticos (que culminan con la condena de Sócrates en el 399 a.c.) decide que Platón sea ganado para la causa de la filosofía. Durante ocho años fue discípulo, amigo e interlocutor de Sócrates, personaje principal de muchos de los Diálogos platónicos. Tras la muerte de Sócrates, Platón marchó a Mégara, donde fue acogido por Euclides. Hay oscuridad en los datos biográficos de los doce años siguientes: viajó, parece, por Egipto, Cirene y Tarento. En Tarento conoció a los pitagóricos, cuyas doctrinas de la preexistencia de las almas, de la subsistencia del alma tras la muerte, ideas pedagógicas y ético-políticas y el valor de la matemática para el conocimiento de la realidad marcaron una notable influencia en su pensamiento. Es en esta época, sobre los 40 años, cuando realiza el primero de sus viajes a Sicilia, acariciando la idea de hacer realidad los ideales ético-políticos que aparecen en el dialógo “República”. Como en otros dos intentos posteriores, su propósito acabó en fracaso. Vuelto a Atenas, funda la Academia. La atención a las enseñanzas en la Academia (centradas especialmente en la filosofía, matemáticas, y astronomía), compartida con la difusión de sus ideas a través de sus escritos (Diálogos), ocupa los veintiún años siguientes de la vida de Platón en Atenas, con la excepción, hacia el 367, de un segundo viaje a Sicilia. Nuevo fracaso y regreso a Atenas, donde se encontrará con un nuevo discípulo: Aristóteles. Tras un tercer viaje a Sicilia, asimismo infructuoso, volvió a Atenas, donde pasó los últimos trece años de su vida enfrascado en una fecunda actividad intelectual. 2.- Períodos del autor: Bajo el nombre genérico de Diálogos, la producción filosófica de Platón suele agruparse en cuatro períodos, de los que se recogen a continuación algunos títulos: Primer período: Obras de juventud que airean la personalidad y los temas socráticos: el valor, el
saber...: Apología, Critón, Protágoras, Primer libro de República. Segundo período: Se detecta un alejamiento del Sócrates histórico y se apunta ya la teoría platónica de las Ideas: Crátilo, Menón, Gorgias. Tercer período: Desarrollo de sus propias ideas. Plena madurez intelectual y literaria, fundada ya la Academia: Banquete, Fedón, República y Fedro. Cuarto período: Predominan los temas lógico-dialécticos. Habla la madura sabiduría del anciano, más tolerante y humano: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Timeo, Leyes. 3.- El diálogo “REPUBLICA”. 3.1.-
El momento de la obra.
Cuando Platón compone la República se halla en un momento de su evolución intelectual que puede caracterizarse por los siguientes rasgos: emancipación de la influencia de su maestro Sócrates, elaboración (ya delineada) de su teoría de las Ideas (división del mundo en sensible e inteligible), tendencia preferente a temas metafísicos y psicológicos, valoración de las matemáticas en la escala del conocimiento. En suma, un Platón en madurez que expone ideas propias. La composición de esta obra debió dilatarse entre los treinta y los cincuenta años. 3.2.-
Narración de “República”.
Los diez capítulos (libros) de este Diálogo se agrupan bajo un título, “República”, que podría entenderse en el sentido de gobierno de la “polis”, y con un subtítulo significativo: acerca de la Justicia. La acción que se narra es el relato que hace Sócrates (protagonista) de una conversación mantenida con un variado grupo de personajes, admiradores unos de Sócrates y otros del sofista Trasímaco. El tema central de la conversación relatada es la justicia y el medio de establecerla en los sistemas políticos de modo duradero. El libro VIl, objeto de análisis, esboza un plan de estudios destinado a seleccionar los mejores para que dirijan la ciudad. Un sistema educativo elaborado con sumo cuidado hasta en sus detalles, y que constituye el argumento central de “República”, servirá de sistema selector de los más aptos para dirigir la “polis”. El resultado de la obra es la construcción ideal de un régimen político que realice la justicia en el Estado. 3.3. - Pretensión del Diálogo. La elaboración de este régimen ideal por Platón tiene sus orígenes en la propia experiencia del autor. Era Platón, por origen familiar y por formación, persona en principio encaminada a la actividad política en su ciudad; así lo tenía decidido, según cuenta en un fragmento de carácter autobiográfico (Carta VII). Pero allí mismo narra Platón su profunda decepción al ser testigo obligado de la permanente inestabilidad del poder, de las injusticias sucesivas (como la condena y muerte de su amigo Sócrates), de unas leyes y costumbres que se iban corrompiendo. De la
constatación de esos males saca Platón la decisión de no intervenir activamente en política y de reflexionar, en cambio, sobre la manera de poner remedio a los males de la vida pública. A este propósito obedece el Diálogo “República”, que ha sido calificado de “tratado de medicina política”. No le parece a Platón que vaya a terminarse con las injusticias (enfermedades) en los Estados hasta no haber conseguido “que los que son recta y verdaderamente filósofos ocupen los cargos públicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filósofos en el auténtico sentido de la palabra”. Los llamados a gobernar, los filósofos, son los que superan con éxito un proceso educativo que purifica su alma y les acerca al ámbito del mundo inteligible: a los valores de la verdad, de la justicia, del Bien. De ese recorrido hacia el perfeccionamiento y la capacitación para gobernar trata el Libro VII. 4.- Libro VII de la “República”: 1.
La caverna:
*Caverna subterránea *Prisioneros inmóviles, mirando adelante (pantalla). *A su espalda, la luz de un fuego (proyector). *Entre el fuego y los prisioneros, un camino y una pared. *El camino es recorrido por portadores de objetos diversos. *Sólo se captan sombras de los objetos y ecos de las conversaciones. Comentario: como en otras muchas ocasiones, Platón utiliza aquí un mito, o imagen como dice más adelante, para exponer de forma poética cuestiones complejas de la filosofía. El mito de la caverna puede entenderse como una reflexión sobre cómo educar al hombre o sobre la repercusión que tiene la carencia de educación a partir de una comprensión correcta de lo que es el hombre o del sentido de su vida. La educación es esencial para organizar la ciudad de modo justo. Para tratar este problema, Platón tiene como interlocutores de fondo a los profesionales de la educación de su tiempo: los sofistas, que podrían compararse con los prestidigitadores que utilizan el lenguaje para hacer que los habitantes de la caverna crean verdaderas las sombras que ven proyectadas en el fondo y no lleguen a sospechar que existe una realidad verdadera, un mundo exterior de realidades no fantasmagóricas. La jerarquía ontológica, los niveles de realidad, que Platón describe en la caverna son paralelos a los que después nos va a presentar en el mundo real: a) el fuego que ilumina; b) las figuras materiales, que no son reales, sino simples imitaciones, pero que tienen más realidad que las sombras, y c) las sombras, simples reflejos de esas figuras. 2.- Liberación *
Es posible la liberación y la salida.
*
Reacción del liberado al mirar al fuego: dolor y confusión.
*
La salida es dificultosa: “áspera y escarpada subida”.
*
La luz del sol, le ciega: dolor e imposibilidad de verlas cosas.
Comentario:
Platón encadena aquí una serie de metáforas para referirse al sentido de la
educación. Vivir en el error es vivir encadenado. Educar, siguiendo a Sócrates, consiste en liberarse a través del conocimiento, este exige una disciplina “dolorosa” y un proceso de ascensión áspero y escarpado”. La ignorancia es una enfermedad que puede ser curada con la educación. La educación es rectitud: mirar en dirección a donde están el bien y la verdad, en la dirección correcta. Los educadores deben obligar al alumno a encaminarse en esa dirección, aunque le resulte arduo o doloroso. Nótese la identificación que continuamente hace Platón entre la luz y la verdad. Las cosas son más o menos verdaderas en la medida en que se aproximen más o menos a la luz. La verdad suprema es el “sol’. El término “idea” hace referencia a este aspecto visible” que tiene la verdad, y toda la teoría del conocimiento de Platón se fundamenta en esta concepción básica. 3.- Salida: *
La visión es procesual: sombras, imágenes reflejadas, los objetos mismos, las estrellas y
la luna y, al fin, el sol directamente. *
De la visión del sol deduciría que el sol es causa de todo.
*
Una vez acostumbrado: se siente feliz, prefiere su actual situación, no desea volver a la
oscuridad. Comentario: se reproduce aquí la misma jerarquía que habíamos visto en la caverna, pero ahora estamos hablando del mundo real, del mundo de las ideas: a) las sombras y los reflejos de las cosas en las aguas en paralelo a las sombras de la caverna; b) los objetos mismos, que no son las “figuras” de la caverna, y c) el sol o idea suprema, distinto del fuego, que iluminaba las cosas materiales en el mundo sensible. A continuación, se añade que el sol es el que produce y ordena las cosas sensibles, lo que implica distinguir al sol de todos los demás seres y colocarlo como su principio. Trasladado al mundo de las ideas, la idea de bien es el principio de las demás ideas, que, a su vez, son los modelos que copian las cosas sensibles. El último término de la educación, para los que están capacitados, es el conocimiento del bien y de la verdad. Los honores y las alabanzas de los conciudadanos en este mundo de la caverna son despreciables. Adviértase el espíritu aristocrático de Platón. Platón contrapone aquí el conocimiento “científico” que podemos obtener en el mundo sensible, que realmente es mera opinión, a la verdadera ciencia, En la caverna, solo existen cosas que pasan, que cambian; es el mundo del devenir en el que, a partir de la observación de las sombras, podemos llegar a predecir cuáles seguirán a las que estamos viendo. Pero ese es un conocimiento de apariencias. El conocimiento verdadero se refiere a lo que siempre es, a lo necesario y eterno, a lo que no ‘pasa’, a las ideas. No hay ciencia de las apariencias: eso, para
Platón, es una contradicción. 4. Regreso a la caverna e interpretación de la alegoría: * Un intento de liberar a sus antiguos compañeros provocaría burla y violencia. Traducción de la alegoría: * La caverna representa el mundo visible. * El fuego simboliza el sol. * La salida del prisionero alude a la subida del alma al mundo inteligible. * El sol del mundo exterior representa la idea del Bien, lo último en verse (conocerse). *Una vez contemplado el Bien resulta ser: causa de todo lo recto y bello, progenitor de la luz y del sol en el mundo visible, soberano en el mundo inteligible, causa de la verdad y de la inteligencia, necesario para la moralidad privada y pública. Comentario Referencia obvia a la condena a muerte de Sócrates. Platón ha descrito en la Apología de Sócrates el proceso que la ciudad siguió contra su maestro, acusado de impiedad, de introducir nuevos dioses y de corromper a los jóvenes con sus enseñanzas. El prisionero liberado sufriría el mismo destino, pues sus antiguos compañeros, confinados al conocimiento de lo sensible, serian incapaces de reconocer la verdad, más aún cuando viesen la confusión de aquel, ya conocedor de las ideas, al opinar sobre las cosas sensibles, sobre las sombras de la caverna. Platón interpreta el mito de la caverna. El mundo sensible, que nosotros los prisioneros, consideramos real porque está a la vista, es el interior de la caverna. El mundo inteligible de las ideas es el exterior a la caverna, el mundo real que solo reconocemos con dificultad. En lo más alto se halla el sol que simboliza la idea de bien. Esta idea suprema, “sol” del mundlo inteligible o “idea de las ideas”, es la causa de cuanto existe y fundamento de la inteligibilidad de todo. Si conocer es ver, nada veríamos sin la luz de esa idea suprema. Su conocimiento es también la base de la vida ética y política. 5
¿Qué es educar?
*
No es introducir en el alma información.
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El alma tiene la facultad y el órgano para aprender.
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Educar es orientar el alma entera en la dirección correcta.
Comentario Referencia a los sofistas como educadores profesionales. Se enfrentan dos concepciones de la educación: la de los sofistas supone la posibilidad de comunicar o transmitir la verdad mediante el lenguaje, con el peligro de manipulación y de relativismo que esto tiene; la de Platón, es la mayéutica de su maestro Sócrates: orientar la vista del alumno hacia donde está la verdad. El profesor no enseña, solo pone al alumno en posición de que él mismo descubra la verdad.
Comentario La educación es “el arte de la conversión”. Conversión es el giro que debemos imprimir a nuestra vista, y con ella a todo nuestro ser, para que deje de mirar hacia “lo que llega a ser”, hacía lo sensible y pasajero, y se oriente hacia el mundo de las ideas eternas, que es el mundo verdadero. Platón distingue “las demás virtudes” de la virtud del conocimiento. El significadlo genérico de virtud, en Grecia, es el de excelencia, perfección en el ejercicio) de una capacidad natural. Esa excelencia se adquiere y perfecciona con la repetición adecuada de actividades, excepto) en el caso de la virtud del conocimiento, que es una capacidad que el hombre tiene en plenitud desde que nace. La excelencia, por tanto, en lo que concierne al conocimiento, está en la orientación o finalidlad del mismo y en su ejercicio moral y político. 6.- ¿Quién debe gobernar? *Existe el arte de girar el órgano del alma: educación. De esta orientación derivan virtudes o vicios. *No son aptos: ni los ineducados ni [os absorbidos en el estudio (no quieren actuar). *
Deben hacerlo: los educados y solidarios.
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¿Se les puede obligar? Razones: responsabilidad hacia la ciudad y su capacitación.
* Gobernante ideal: el filósofo, que antepone la virtud al poder. Comentario Lo que dificulta o impide que el alma se vuelva hacia la verdad son “excrecencias plúmbeas emparentadas con la generación”. Platón era consciente de que los apetitos, como, por ejemplo, estar enamorado, nos dificultan conocer la verdad. El cuerpo es algo ajeno (“excrecencia”) a nuestra alma. El haberse unido el alma y el cuerpo (cuando nacemos) es la causa de que nos resulte difícil volver a ascender y elevar la mirada. El alma, lastrada por el pesado plomo del cuerpo, no puede volar hacia su patria original, hacia el mundo de las ideas. Hay dos clases de ciudadanos que no son aptos para gobernar: los ignorantes, porque desconocen lo que es el bien, y los sabios, porque se les permite dedicarse toda su vida al estudio. La educación platónica tiene una clara orientación práctica, en el sentido de que, una vez conocido el bien, el filósofo debe dedicarse a gobernar la ciudad, bien voluntariamente, bien a la fuerza. La educación está dirigida a formar a los guardianes y a los legisladores de la ciudad, «a las mejores naturalezas”; tiene una clara función política. Pero dicha educación no supone un privilegio que los separe del resto de los ciudadanos, sino que genera la obligación de gobernar para lograr la justicia, la armonía entre los ciudadanos y la cohesión social en la ciudad.
7. LA DIALECTICA. Otra vez la alegoría de la caverna. * Visión gradual del liberado: 1º objetos; 2º los astros; 3º el Sol. *El dialéctico ve (conoce) gradualmente: 1º la esencia de cada cosa; 2º el Bien mismo. *Representación de los saberes propedéuticos en la caverna: liberación de las cadenas, vuelta a las imágenes y al fuego, ascenso al exterior, mirar las sombras y los reflejos. *
Hay un conocimiento superior a los saberes propedéuticos:la Dialéctica.
Ciencia suprema: DIALECTICA. *Unico conocimiento que desvela el Bien en sí. *Comparación entre dialéctica, artes y ciencias propedéuticas: *Objeto del arte: el devenir. *Los saberes preparatorios “sueñan” el ser. *La dialéctica: 1º llega a los principios;2º saca al alma de lo sensible;3º capta la esencia Comentario La dialéctica es un proceso racional de ascensión en el conocimiento de la verdad, hasta llegar a la verdad suprema, el término de lo inteligible, que es la idea de bien. Del mismo modo que mediante los sentidos opinamos sobre las cosas sensibles y alcanzamos el máximo grado de conocimiento que se puede alcanzar en este nivel, representado por la visión del sol en el texto, la razón (y solo la razón) nos conduce, tras recorrer el mundo de las ideas (lo que cada cosa es en sí), al conocimiento de la idea suprema, del bien. Las “ciencias” a que se refiere aquí son propedéuticas, preparan para el estudio de la dialéctica. En este párrafo enumera los efectos del estudio de estas: a) liberarnos del mundo de la caverna, del mundo sensible; b) hacer posible que ascendamos, poco a poco, por la jerarquía de las realidades: primero en la caverna, las sombras, los objetos materiales y el fuego; después, ya en el mundo real de las ideas, ver las cosas mismas (las ideas), y, finalmente, el bien. Estas ciencias, que no hay que confundir con la única verdadera ciencia, son la aritmética, la geometría. la astronomía y la música. Forman parte del camino dialéctico hacia la verdad suprema. Platón ha expuesto en otra parte de este libro VII el plan de estudios de los futuros guardianes de la ciudad y del gobernante-filósofo, integrado por las ciencias que acabamos de enumerar: a esto es a lo que Glaucón llama el “preludio”; pero no se conforma y le exige a Sócrates (a Platón) que traten de la “melodía”, es decir, que investiguen en qué consiste la dialéctica. Si las ciencias que antes ha enumerado son el preludio, la dialéctica es ya la melodía:la que alcanza el conocimiento del ser, de la idea de bien. Platón nos advierte de que es impropio denominar ciencias a estas artes propedéuticas (aritmética, geometría, astronomía y mósica), que solo son preparatorias para la ciencia suprema o dialéctica. El conocimiento al que llegan estas necesita ser fundamentado: si vemos reflejos o
sombras, solo entenderemos qué son cuando veamos los objetos que los proyectan y el sol que ilumina esos objetos. Por tanto, la dialéctica que llega a ese fundamento último de inteligibilidad conoce las cosas sin hipótesis. No obstante, Platón tiene un alto concepto de estas ciencias. Su carácter inteligible (nosotros dliríamos abstracto) las hacían aptas para liberar nuestro conocimiento de lo sensible (sacar al alma del «bárbaro lodazal”). Estas ciencias no son mera opinión, conocimiento de lo sensible, y aunque no deberíamos llamarlas ciencias, sino «inteligencia discursiva”, también se ocupan de realidades inteligibles: “Nadie entre aquí si no sabe geometría” era el lema colgado en el frontispicio de la escuela creada por Platón en Atenas, la Academia. 8.Grados de conocimiento y estudios de futuros gobernantes. *Cuatro modos de conocimiento:1- conjetura;2- creencia;3- inteligencia discursiva;4- ciencia *
Conclusión: Sólo la Dialéctica es ciencia.
*
Ciencias propedéuticas y dialéctica, estudios de los futuros gobernantes. La diálectica,
coronación del proceso educativo. Comentario Platón hace una clasificación de los grados del conocimiento, estableciendo dos niveles radicalmente heterogéneos: a) la opinión es el conocimiento del mundo sensible, con dos grados: conjetura y creencia; b) la Ciencia es el conocimiento del mundo de las ideas,con dos grados, paralelos a los anteriormente indicados: inteligencia discursiva e inteligencia intuitiva (noesis). La idea de bien es el objeto propio de la ciencia dialéctica. Dialéctica tiene también un sentido de lucha, de debate, de enfrentamiento racional. Platón asigna a la dialéctica el cometido de defender la idea de bien, una vez vista, y atacar aquellas interpretaciones que no la comprenden o la degradan. Puesto que quien llega a comprender la idea de bien es el filósofo destinado al gobierno de la ciudad, parece que Platón le asigna al filósofo una labor de guía en la lucha ideológica contra las desviaciones teóricas y prácticas.