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BOTERO


La Pintura Los últimos 15 años



“Amo los pinceles, amo los colores, amo la paleta y el olor de la trementina. Hago mis obras con mis propias manos. Los artistas de hoy no saben el placer que se pierden.”

NIÑA DE PERFIL / 1999. Óleo sobre tela. 206 x 159 cm.

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Desde hacía muchos años habíamos deseado que el nombre de Fernando Botero estuviera en nuestra colección de libros de arte; gratamente, este año, el mismo en que Davivienda cumple 40 años al servicio de los colombianos y que el maestro alcanza sus ochenta años de vida, las circunstancias fueron generosas con nosotros y pudimos materializar este deseo en una bellísima edición dedicada a La Pintura, los últimos 15 años. Pintor declarado desde su adolescencia, Fernando Botero ha construido una gran carrera artística basada en su enorme vocación por el arte, afán por aprender, disciplina férrea y dedicación absoluta a su trabajo. Durante sesenta y cinco años ha trabajado sin descanso, día tras día, para convertirse en el artista vivo que más exposiciones ha realizado y del que mayor número de publicaciones se han editado en el mundo. No solamente los grandes museos como El Hermitage en San Petersburgo han colgado sus obras, sino que ha sido el único artista invitado a exponer sus esculturas monumentales en lugares tan emblemáticos como los Campos Elíseos, Park Avenue o el Paseo de Recoletos. Sus logros son innumerables, como incontables las veces que ha llenado a Colombia de orgullo y admiración, no solo por sus éxitos en el ámbito artístico internacional, sino por sus gestos de generosidad con nuestro país, siendo el protagonista de las más grandes donaciones de arte que se han recibido en Colombia, lo que él mismo reconoce como la obra más importante de su vida. Actualmente, el Museo del Banco de la República en Bogotá y el Museo de Antioquia en Medellín alojan muchas de sus grandes obras y su colección privada, permitiendo a millones de colombianos tener acceso al arte. Esta publicación rinde un sentido homenaje al maestro Botero, a través de un recorrido por sus pinturas más recientes. Una completa y representativa muestra con más de 250 cuadros con temas como religión, política, el circo, la corrida, naturaleza muerta, los clásicos, la violencia en Colombia y la vida cotidiana de ese Medellín que aún vive en su memoria. Además de una selección de obras de la serie de Abu Ghraib, que estremecieron al mundo en su momento.

BAILARINA EN LA BARRA / 2001. Óleo sobre tela. 144 x 116 cm.

Para Davivienda es un honor presentar este libro y rendirle tributo a Fernando Botero, un artista maravilloso y un ser humano excepcional, que con su estilo se ha consagrado en la historia del arte universal, convirtiéndose en parte fundamental del patrimonio cultural de nuestro país.

Efraín Forero Fonseca / Presidente Banco Davivienda. 9


Índice

UNA PUBLICACIÓN DE: Ediciones Gamma S.A. GERENTE GENERAL: Gustavo Casadiego Cadena Calle 85 No. 18 - 32, piso 5 Conmutador: (57-1) 593 0877 Fax: (57-1) 593 0867 Bogotá D. C., Colombia DIRECCIÓN EDITORIAL: Luis Fernando Pradilla COORDINACIÓN EDITORIAL: Carolina Zuluaga P. DISEÑO: Laura De Gamboa Del Corral CORRECCIÓN DE TEXTOS: César Tulio Puerta FOTOGRAFÍA: Mauricio Vélez (páginas 4 y 5 ) Carlos Duque (contraportada) Óscar Monsalve (páginas 63 y 210) COLABORADORES: Lina Botero Ana María Escallón Roberto Pombo Camila Urdaneta PREPRENSA: Final Touch Digital IMPRESIÓN: Panamericana Formas e Impresos S. A. © EDICIONES GAMMA S. A. © FERNANDO BOTERO Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en sistema recuperable o transmitida en forma alguna o por ningún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros, sin el previo permiso escrito de Ediciones Gamma S.A. ISBN: 978-958-742-044-9 Primera edición - Noviembre de 2012 www.edicionesgamma.com.co PORTADA: FLORES / 2006. Óleo sobre tela. Tríptico. 199 x 161 cm. PORTADILLA: CABALLO / 1997. Óleo sobre tela. 126 x 111,5 cm.

AGRADECIMIENTOS: Damos las gracias a Lina Botero por la colaboración prestada para la realización de este proyecto. Agradecemos también al Museo de Antioquia y a su directora Ana Piedad Jaramillo, a Melissa Serrato, a María Lucía Hernández y a Tania Iglesias por su apoyo durante el proceso de edición de esta obra.

LA VISIÓN DEL MUNDO EN LA PLENITUD DE LA FORMA Rudy Chiappini

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“NUNCA HE PINTADO UNA GORDA EN MI VIDA” Entrevista de Roberto Pombo a Fernando Botero

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I II III IV V VI VII VIII IX X XI XII XIII

Familia Sociedad Religión Política Fiesta Desnudo Naturaleza Muerta Sobre los Clásicos La Corrida Violencia Circo Abu Ghraib Viacrucis

Cronología

41 65 95 115 129 151 185 213 235 249 265 299 311 330


Querido Fernando, Así, con este saludo, inicio todos los mails que entre nosotros a diario nos cruzamos y que ha constituido una comunicación muy particular, por medio de la cual he llegado a conocerte muchísimo más. Es así como he decidido escribir la presentación de este libro de esta manera. Esta historia comenzó cuando yo tenía 15 años, en el momento en que, junto con un grupo de amigos, incluida tu hija Lina, hice en mi colegio esa magnífica y completa exposición de tus obras, que recopilaba trabajos desde 1948 hasta 1972. Desde entonces, tu obra ha sido la columna vertebral de mis actividades como galerista. Fue esa muestra la que definió mi vocación hacia el arte y la que me llevó a estar plenamente convencido de no querer hacer y no haber hecho ninguna otra cosa en mi vida. Son más de 35 años dedicados al arte, en los que he realizado y colgado infinidad de exposiciones y he asistido, tal vez, a más ferias que nadie en el mundo, en muchas de las cuales tu obra ha estado presente. Asimismo, he producido muchos catálogos y libros de artistas, pero siempre con la ilusión de hacer un libro sobre tu obra; quizás el artista vivo con mayor número de publicaciones en el mundo. Con este libro cumplo un sueño. Y aunque fue difícil convencerte de emprender esta tarea, por lo estricto que eres, y por lo que supone cualquier proyecto que le quite tiempo a tu trabajo artístico, con paciencia lo logramos sacar adelante y dejar un testimonio de Fernando Botero como persona y como artista, una muestra de su trayectoria y su obra. Quiero agradecer a Davivienda, una de las empresas más importantes de Colombia, que creyó en esta idea y que con motivo de sus cuarenta años decidió rendirte un merecido homenaje en el mismo año en que tú cumpliste ochenta, dedicando la edición de su libro anual de arte a tu obra. Esta publicación hará parte de una colección que, sin duda, ha enriquecido el panorama de las artes plásticas en Colombia y del compromiso de una compañía que ha querido constituir una gran biblioteca con los más importantes artistas colombianos, además de una muy buena colección de arte en un país donde la empresa privada poco se ha comprometido con el apoyo y desarrollo de las artes plásticas. Eres uno de los colombianos que más han hecho por Colombia, no solo como su mejor embajador cultural por el mundo, labor que has desempeñado de manera impecable, sino también abriendo puertas para las nuevas generaciones de artistas, pero por encima de todo el haber enriquecido el patrimonio cultural del país con las extraordinarias donaciones, tanto de tus principales obras como de toda tu colección de grandes maestros de finales del siglo XIX y del siglo XX, conseguida durante muchos años de búsqueda. Hoy, este gesto de generosidad ha convertido a Bogotá y Medellín en ciudades emblemáticas por estos espacios museísticos. Para mí como colombiano, lo que ha sido tu vida, lo que has hecho por Colombia y que tu obra sea hoy un ícono internacional, cuya estética es tal vez la más reconocida en el mundo del arte, me genera la más profunda admiración, gratitud y el gran orgullo de poder trabajar con ella, acompañarte en tus exposiciones por diferentes museos del mundo y ver en ellas siempre a Colombia. Contar con tu amistad de tantos años, la de Sophia y tu familia ha sido para mí una gran fortuna y es así como con este libro quiero rendir un homenaje a un extraordinario artista y una persona excepcional, quien le ha dado otra dimensión y un sentimiento especial a mi vida apasionada por el arte. Quiero agradecer a Roberto Pombo ese bonito conversatorio que tuvo contigo en la Biblioteca Luis Ángel Arango en abril pasado, el día de tu cumpleaños, el cual me dio la idea de incluirlo como texto central de este libro. También quiero dar las gracias a todas las demás personas que de una u otra manera colaboraron en este proyecto. Un abrazo, LF. Luis Fernando Pradilla R. / Director Galería el Museo, Bogotá - Galería Fernando Pradilla, Madrid. 12

INTERIOR / 1996. Óleo sobre tela. 190 x 117 cm .


LA VISIÓN DEL MUNDO EN LA PLENITUD DE LA FORMA Rudy Chiappini*

Fernando Botero ha enfrentado y sigue enfrentando como protagonista y fuerte de su propia autonomía absoluta de la escena, el intrincado arte de nuestro tiempo. Firme en sus convicciones no ha cedido nunca a la tentación de vender el vacío o el silencio de la forma, por los arcanos de su intelectualidad: desde su creación eligió combatir una batalla valiente en defensa de la imagen. Precisamente por este motivo, en cada pintura y escultura de Botero se manifiesta plenamente, aunque en filigrana y con variaciones de menor importancia, todo el poder poético de su arte. Estamos en el reino del talento natural, de la poesía, de la extraordinaria capacidad de crear otro mundo y de darle vida a través del poder de la imagen como un reflejo de la realidad, a la metáfora del pensamiento. No importa si la nueva dimensión se compone de una serie de pocos o muchos elementos, si la realidad interior que se forma se basa en una definición desarrollada o se basa en la esencialidad y en la parsimonia de los medios de expresión. Lo que importa es la plenitud de la invención, su autonomía, joyas destacadas de su compromiso constante con su fantástica visión del mundo, igualmente esencial para su comparación poética con la compleja realidad de cada día. Botero, como todo gran artista, busca el camino de regreso al fondo de un tema, de un problema que tiene inicio en su mente y del que no puede prescindir, para vivir y regenerarse constantemente, para expresarse a través de una forma, la más cercana y consustancial posible a la intuición de su pensamiento. Su arte no es solo la historia o la representación, pero tiene la fuerza de una visión interior, su continuo golpeteo en la puerta de la vida. Su obra revela la existencia de un arquetipo, un primer modelo al que el artista se refiere y al que tiende con todas sus fuerzas, incluso al explorar la diversidad de la vida, traduciéndolo de vez en cuando en realizaciones que revelan la intencionalidad de la acción y la compleja unidad de la visión que las ha determinado. Por esta razón, precisamente, su trabajo es a través de la idea de la repetición, que nunca constituye un fin en sí mismo, sino que es la constante investigación bajo la apariencia de una figura expresiva. De hecho, si a primera vista nos golpea el carácter distintivo de su estilo —el elemento inmediatamente reconocible—, tenemos que imaginar que más allá de la perfección y la elegancia de un lenguaje, siempre se mide la ansiedad de una vida, se manifiesta la plenitud de la participación sentimental nunca expresada, pero no por eso menos intensa. Cuando este proceso creativo se activa, cuando la perfección de la forma se convierte en parte de la necesidad interior, entonces el resultado se alcanza y se obtiene una obra de arte, sin adjetivos o más referencias. La obra de Botero lleva en sí la conciencia de esa alquimia mágica, no deducible en otro modo que con la comparación inmediata de la obra en la que nada puede darse por sentado. “La pintura es una profesión angustiante. Mientras que el artista no sepa su trabajo y no sepa exactamente lo que quiere expresar, vive en un estado de ansiedad permanente. A veces tiene algunas ideas, pero no tiene la capacidad técnica para llevarlas a cabo en el lienzo. O, más simplemente, las ideas son tan confusas, en cuanto recibidas de otros, para provocar en él una profunda frustración. Luego llega el momento en que el pintor logra dominar la técnica y al mismo tiempo todas sus ideas se aclaran: entonces su deseo de transponerlas fielmente sobre la tela llega a ser tan preciso y convincente que la pintura se transforma en alegría“. Estos conceptos expresados durante una larga entrevista a inicios de los años ochenta, y en varias ocasiones reafirmados por Botero, todavía se pueden, con razón, considerar como una especie de declaración de principios o más bien como una constatación lúcida y muy relevante de su poesía. Un papel clave en su obra se atribuye a dominar la técnica. La habilidad ejecutiva y el logro de una disciplina pictórica no solo son funcionales a la consecución de una materia noble, pero se dirigen principalmente a la identificación de un nuevo paradigma lingüístico mediado por la tradición, en sus más diversas ramas, y a la reflexión sobre las tendencias características de nuestra época. Se manifiesta entonces, y asume bordes más claros dentro del universo boteriano, el concepto de “idea interior” que subyace en sus obras, y que, obviamente, no tiene la función de representar lo real sensible, pero no tienen 14

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Rudy Chiappini

Crítico de arte, historiador y curador italiano.

por objeto crear imágenes que son puramente subjetivas o reflejan emociones efímeras. La idea es la forma esencial, el principio original que conduce a la libre creación de un modelo, es la combinación ideal entre la perfección en la realización del principio formal y la intuición interna que preside su composición. El arte de Botero es, pues, un universo más complejo de lo que parece a primera vista superficial, concebido como el resultado de un equilibrio inestable y delicado entre el dominio de trabajo y los valores expresivos. Si un cuadro de Botero puede llevar a sonreír, la visión de muchas obras cancelan el efecto cómico: hay algo de melancolía, de perplejidad, de metafísica en esta gordura exhibida sin ostentación, sin ruido, sin drama. Mucho más que el descubrimiento fortuito y afortunado de un estilo distinguido por la opulencia de sus personajes, que las formas redondas de sus mujeres, que la abundancia del mundo que él ha creado, que tiene como objetivo captar la atención del público. Su pintura parte de lejos y tiene la ambición de hacer, dentro de una instantánea de una sola imagen, una multiplicidad de cosas a partir de los acontecimientos. Y, aún más, esa imagen, rica y compleja, porque construida en varios niveles lleva en sí toda la historia, toda la memoria, el peso y el sabor de su tierra natal. “Se encuentra en mi pintura un mundo que yo conocí en mi juventud. Es una especie de nostalgia que hice el tema central de mi trabajo. Viví quince años en Nueva York y muchos en Europa, pero esto no cambió nada de mi carácter, de mi naturaleza, ni de mi espíritu de latinoamericano. La relación con mi país es total “. Nostalgia, por supuesto, corregida por una sonrisa, de una suave y no sarcástica ironía en la que no se encuentra ciudadanía en los extremos del estado de ánimo. Los personajes, las crónicas de la vida cotidiana, los estados de ánimo exudan la influencia del gran arte precolombino, la artesanía popular, contribución al lenguaje colonial de la iconografía cristiana. Los grandes floreros opulentos, la sencillez formal de la cerámica, la refinada elegancia de las joyas de la época dorada de la civilización latinoamericana fueron asimilados y profundamente interiorizados por Botero, quien estableció una continuidad absolutamente reconocible y auténtica en su cultura de origen. Pero al mismo tiempo, reflexionó sobre los testimonios de la dominación española, la pintura barroca introducida y propagada en las iglesias y palacios, y su adopción progresiva por parte de los artistas autóctonos a través de una especie de deformación del lenguaje y contenido, que según Botero representan la esencia misma del arte latinoamericano. En este sentido, Botero no puede traicionar sus orígenes, sus costumbres y tradiciones de su cultura, y combinar la vida y el comportamiento de los personajes locales con una forma de la imagen poco convencional. Su investigación es una síntesis de la pintura de la grande tradición española, entre otros Velázquez y Zurbarán, y la imaginación fantástica de una antigua civilización. Una relación irreprimible con su tierra, testimonio de la fertilidad y la pureza formal, sin embargo, no hacen de Botero un artista étnico, pero constituye un requisito previo obligatorio de tránsito, una meditación, el alcance de la confianza necesaria para crear y dar vida a un arte independiente y auténtico con temperamento innato latinoamericano. En sus pinturas hay un fondo popular, un profundo apego a su cultura, un sueño continuo y nunca abandonado del mundo latinoamericano. Su arte es fiel a sus raíces, pero al mismo tiempo impulsado por el conocimiento, por comparaciones con otros sentimientos y otros idiomas, fascinado por el encuentro con las obras de los italianos de los siglos XIV y XV, por Giotto y Masaccio y especialmente por los frescos de Piero della Francesca que revelan a Botero “la esencia del clasicismo en la organización del espacio, la serenidad de la forma y la armonía de los colores, transmitiendo una gran sensación de paz”. Que le confirman, gracias al descubrimiento iluminado de la Historia de la pintura italiana del Renacimiento de Bernard Berenson, la importancia de la reproducción de los valores táctiles, fortaleciéndolo en la convicción de subrayar el volumen en los temas de sus obras. La cultura europea transmitió curiosidad, los estímulos de la inquietud intelectual le mostraron el camino del verdadero arte, que es siempre la interpretación de la realidad a través de la inteligencia y la sensibilidad que llevan a la toma de conciencia estilística. NIÑO DE VALLECAS / 1959. Óleo sobre tela. 132 x 141 cm. (Foto 1) 15


la Mona Lisa a la edad de doce años (1959) (Foto 4) y de la Muchacha a caballo (1961) (Foto 5) profundamente comprometida con su visión. Enfoque debido a los orígenes del colombiano Botero y al parentesco con una civilización y cultura con parámetros estéticos ajenos a la sensibilidad occidental, que a lo largo de los años se han ido desvaneciendo, plasmados por la asimilación de nuevos sentimientos y moderados por un elevado sentido de la composición arquitectónica, aunque matriz fundamental y fecunda de todas sus imágenes. Las obras de Botero que llevan algo enigmático e inquietante, se sumergen en una atmósfera de suspensión. Individualmente revelan una dulce ironía, inducen a sonreír, conquistando la mirada curiosa, como en la hermosa e irreverente Mesa del carnicero (1969) (Foto 6), en la que la elegancia abundante de la naturaleza muerta de Chardin se traduce en un tono popular entre cuchillos, salchichas y la cabeza de un cerdo, de mirada sarcástica y atractiva. O como en la visión surrealista del Hombre que va a trabajar (1969) (Foto 7), imagen alusiva de

APOTEOSIS DE RAMÓN HOYOS / 1959. Óleo sobre tela. 172 x 314 cm. (Foto 2)

Botero ha puesto todo en el crisol de la creación artística, a fin de depositar en el fondo lo superfluo, los residuos, para extraer así la esencia de las cosas y su exaltada pureza. Activada la compatibilidad con los mayores intérpretes de la poesía afines a él, de Goya a Courbet, de Manet a Renoir, de Bonnard a Matisse, Botero enriqueció su lenguaje al ampliar sus horizontes expresivos, se encaminó hacia la síntesis perfecta de regla y de pasión, a través de una definición más intensa y original de su mundo poético e hizo su obra absolutamente inconfundible. Su tono es el de un narrador independiente, un libertario acento narrador cuya fuerza reside en la calma y en la erudición de su saber, en la sabiduría atenuada por una sonrisa y una dulce ironía. Esto no significa, sin embargo, que su trabajo pueda reducirse pura y simplemente a una fórmula elegante ya que Botero, consciente de lo que encontró dentro de sí mismo, demuestra saber maniobrar y dominar su arte en cada matiz sensorial y conceptual. El artista colombiano se enfrenta a la escena internacional en los años sesenta. Las obras de sus primeros tiempos, más allá de los homenajes más o menos declarados a los grandes maestros, revelan a un artista inquieto y atormentado por el contenido dramático pero sincero, confiado a una pincelada deshilachada y al fuerte cambio de color, pero nunca descuidado en la arquitectura de la imagen ni en las medidas que mantienen la forma, no dejándola derrumbarse en remolinos sin salida. En pinturas como Niño de Vallecas (1959) (Foto 1), Botero, de la intensidad expresiva al uso de la materia y el color de alimentación, se encuentra cerca del Bacon del primer período de posguerra, en el que parece estar inspirado. Sin embargo, en la Apoteosis de Ramón Hoyos (1959) (Foto 2) o en Tribulaciones de Sor Angélica (Foto 3), la capacidad narrativa y el poder visionario también son sensibles a las variaciones de la pintura mexicana con un cierto fondo social y popular. Incluso entonces, sus figuras llevaban en sí una monumentaliMONA LISA A LOS DOCE AÑOS / 1959. Óleo sobre tela. 100 x 80 cm. (Foto 4) dad y dimorfismo estructural que son evidentes en obras como 16

TRIBULACIONES DE SOR ANGÉLICA / 1959. Óleo sobre tela. 53 x 275 cm. (Foto 3)

una sociedad matriarcal en la que la grandeza de la mujer domina no solo físicamente la figura de cabeza de familia. O el improbable Retrato oficial de la junta militar (1971) (Foto 8), colorido desfile de generales con sus uniformes rodeados de bellas mujeres en pieles y cubiertas de joyas. O como inmovilidad estatuaria en el tríptico de La bañista (1975) (Foto 9), síntesis absoluta de monumentalidad, de pureza y de armonía de las formas de un ideal nuevo y fantástico del eterno femenino. O como en el día a día lleno de gente de la Casa de Amanda Ramírez (1988) (Foto 10), en la que en un ambiente dulce de color rosa corre la vida entre abrazos, las tareas domésticas y agradables conversaciones en las que la contigüidad existencial solo aumenta la sensación de soledad interior del individuo. Penetrando profundamente en el mundo del artista —y del mundo—, es necesario hablar, porque su mirada transforma en una visión unificada no solo a sus personajes, sino también animales, naturalezas muertas y paisajes —abrazando la vida en todos sus matices—, el elemento de caricatura de gran impacto inicial es el mismo ya que ofrece una idea muy limitada y parcial de su obra. Su deformación no es ciertamente aquella difícil y desgarradora de la denuncia expresionista. Falta la implicación existencial y ese instinto de rebelión del hombre-artista con la sociedad. La ruta elegida por Botero está trazada en la modernidad de Rousseau, de la transposición de la vida en una atmósfera de irrealidad y de la fantasía hecha forma sólida, en una fijeza encantada traducida con una fuerza poética de transfiguración de una extraordinaria intensidad, en busca de un clásico nuevo, refinado e irónico. Se sigue la estela del surrealismo entendido en sus múltiples sentidos y sobre todo en la atmósfera de realismo mágico, desarrollado en los años veinte en Italia en contraposición a los lenguajes de vanguardia, en el deseo de reescribir la realidad de una manera casi onírica, nobilitándola gracias al uso de MUCHACHA A CABALLO/ 1961. formas pictóricas investigadas. Óleo sobre tela. 135 x 126 cm. (Foto 5) 17


MESA DEL CARNICERO / 1969. Óleo sobre tela. 180 x 155 cm. (Foto 6)

Botero hace la deformación de lo improbable, de la superación de la coherencia y de la lógica: personajes y objetos sufren una metamorfosis estructural y al mismo tiempo involucran protagonistas de situaciones anormales en su aparente obviedad. Lo insólito, lo inesperado resulta por lo tanto HOMBRE QUE VA A TRABAJAR / 1969. Óleo sobre tela. 185 x 85 cm. (Foto 7) el elemento clave y coagulante de su obra. Las apariencias son el contraste para captar la atención del espectador: elementos que escapan a la lógica de la secuencia real. Despierta los sentidos, encantan, estimulan la observación menos obvia y distraída. Botero quiere confirmar, a través del estilo, la primacía de un imaginario estético: “Para mí, el estilo es un lenguaje que debe ser coherente. Miren a los grandes pintores del pasado: el tema es siempre el mismo, la Anunciación, el Cristo en gloria, y sin embargo cambia el lengueje. En lo que a mí respecta es la suerte la que me condujo a mi escritura. Mi trabajo es un intento que he seguido durante toda mi vida ya que el volumen es un pensamiento que llevo conmigo desde siempre“. Idioma, entonces, es el homenaje a la continuidad del propio artista con el apoyo de un “pensamiento dominante” y ese pensamiento determina el estilo. Sin embargo, aunque el lenguaje se perfeccione y la forma de purificar los temas de la vida civil, vida privada, corridas de toros, circos, burdeles, matrimonios, la violencia, comidas campestres y aparato de la religión católica son tenazmente persistentes y representan el universo de visiones a las que Botero no puede renunciar. La coherencia no solo expresa, sino que regula la percepción del mundo y acompaña toda la producción del artista a través de los principales temas que por lo menos desde hace dos décadas caracterizan la poesía. A partir de las versiones de los grandes maestros clásicos, en las que es evidente la capacidad de Botero de combinar admirablemente la cultura latinoamericana de sus orígenes, hipérbole del gusto de lo fantástico hacia el Occidente. La referencia a Europa es, por supuesto, sobre todo la pintura que conoció y amó mediante las obras de Giotto, Piero della Francesca, Leonardo, Mantegna, Velázquez, Goya, hitos importantes durante sus múltiples viajes por Italia y España a principios de los años cincuenta. A estos grandes maestros se añadirán más tarde Durero, Rubens, Manet y Cézanne, lo que refleja la curiosidad intelectual de Fernando Botero y su deseo de establecer una relación ideal con el gran arte europeo del pasado y la modernidad, con cuyas obras se enfrentó desde su inicio. La historia del arte representa para Botero una bodega casi LA BAÑISTA / 1975. Tríptico. Óleo sobre tela. 236 x 126 cm c/u. (Foto 9) infinita de imágenes, que se puede saquear pero no imitar. 18

Él, de hecho, recrea a su manera, dando vida a imágenes que aspiran a su propia autonomía. Estamos frente a una verdadera re-interpretación en la que el artista quiere rendir homenaje, aunque sea a través de una benévola ironía, a pinturas famosas, buscando, a siglos de distancia, recrear el espíritu, actualizado y hecho propio por medio de su idea original de volúmenes y de espacio, de señales y color. Botero retoma el genio de los grandes maestros a fin de traducirlo en una expresión típica de su visión, para inculcar su propia idea de armonía en el espíritu que decanta en un momento mágico. Él siempre ha seguido con habilidad y perspicacia la tendencia poética de sus composiciones, que además de caracterizarse por una experiencia pictórica digna de los talentos mencionados, le ha permitido cultivar el gusto por la belleza. Esto se puede ver en el retrato de Rubens y su esposa (2005) (Foto 11) que conserva el amCASA DE AMANDA RAMÍREZ / 1988. biente íntimo, confirmado con el apoyo de la huella sinuosa Óleo sobre tela. 225 x 187 cm. (Foto 10) de Botero y en la impresionante Infanta Margarita Teresa (2006) (Foto 12), homenaje al maestro español. Pero incluso frente a cuestiones más específicas relacionadas con el enfoque cotidiano, Botero no cambia. En su obra no podía faltar el enfrentamiento al tema encantador y fascinante de las corridas de toros, profundamente arraigado en la cultura y las tradiciones de su pueblo. “Me atreví a pintar la corrida de toros, porque conocía bastante bien este tema. No se puede pintar si no hay una fuerte relación entre una persona y su alma. Esta relación es absolutamente necesaria ya que le da una especie de autoridad moral. Yo la tenía. El tema me brotaba por las venas, salió de la ‘sangre’ y de mi propia vida“. Porque le interesaba incluso más que la lucha del hombre con el toro, todo lo que es el escenario de este ritual secular. Desde el vestuario de los protagonistas que se celebran en la suntuosa elegancia de sus trajes, que son vistos como los héroes modernos cuando bajan a la arena; toreros a caballo, público que rodea la plaza en las gradas para animar a sus ídolos, todo parece parte de una extraordinaria representación popular a la que la violencia inherente a la propia corrida de toros, parece estar viviendo de una manera natural, incluso escenas como la más cruda, La cornada (1988) (Foto 13), donde el toro finalmente gana, y el matador víctima de una especie de danza ritual se transporta a una dimensión fuera del tiempo. Por otro lado, los vestidos suntuosos de sedas en damascos, con adornos de oro sirven al oficiante para proporcionar un sentido mágico y sagrado a la complejidad de la conducta y a las acciones litúrgicas que llevan al sacrificio del toro. Otro de los temas favoritos de Botero es el circo. Lo atraen los personajes de este mundo aparte, sus colores, el movimiento, la vida y las muchas historias relacionadas con un espectáculo antiguo y moderno al mismo tiempo que en el pasado ha fascinado a artistas como Picasso, Léger, Chagall y muchos otros. Él representa, describe e ilustra la vida en el circo en su plenitud, centrándose en el trabajo de los empleados que participan en los preparativos y se toma el tiempo para observar los momentos de descanso antes o después del espectáculo, en el que los miembros de esta gran familia se reúnen para compartir su vida cotidiana, para descansar de las labores y disfrutar de eventos sociales. Pero por encima de todo, Botero nos entrega una panorámica de retratos, de Pierrot a Arlequín, de la jinete RETRATO OFICIAL DE LA JUNTA MILITAR / 1971. Óleo sobre tela. 171 x 218 cm. (Foto 8) involucrada en su número al acróbata contorsionista; desde 19


el domador de tigres y leones hasta sus payasos en zancos improbables, desde elefantes hasta caballos y camellos: un universo colorido y un caleidoscopio de colores que aumentan la admiración y también el compartir, el esfuerzo y la habilidad con el principio fundamental de la comprensión y la convivencia. Como siempre, es el diario que atrae la atención de Botero: el contorsionista que realiza su rutina de entrenamiento, la máscara de payaso y el payaso sobre pilotes largos, el entrenador rodeado de sus leones, porque la reconstrucción de estos gestos simples caracteriza su manera de reconstruir el universo y de volverlo a nuestra admirada atención. Y si la Trapecista (2007) (Foto 14) difícilmente será capaz de hacer los cambios que se esperan en el aire, no importa. Ella está allí, por siempre suspendida junto a los sueños que nunca podrán caer. Y todos estamos unidos al mismo deseo común de sobrevivir que Botero dispensa con desmedida perseverancia. También acompañan la producción artística de Botero la naturaleza muerta que desde el principio tiene un papel importante en su trabajo y se alimenta con la continuidad regular de la seducción de una imagen que va mucho más allá de la simple composición de frutas y de los objetos en RUBENS Y SU MUJER / 2005. una mesa; llega a ser a veces un mundo real propio, rico y diverso, que se Óleo sobre tela. 205 x 173 cm. (Foto 11) rige por reglas muy estrictas. “Cuando pinto una manzana o una naranja, sé que se podrá reconocer que es mía y que yo soy el que he pintado, porque lo que quiero es dar a cada elemento de la pintura, incluso el más simple, una personalidad que viene de una convicción profunda“. Aquí el problema de la forma de Botero es dar una imagen auténtica, incluso a objetos inanimados. En sus bodegones las formas proporcionan un efecto narrativo y espacial al anular cualquier posible conflicto de tipo realista. Las naranjas o las manzanas realmente se muestran como tales, al igual que las garrafas o las mesas, más allá de la expansión acentuada, expansión volumétrica. En este contexto interviene el color como elemento oportuno de equilibrio más refinado. A partir de estas pinturas surgen también los cánones del “clasicismo” de Botero, al sumarle la sensación de un recuerdo nostálgico que expande ciertas emociones relacionadas con el pasado de cada uno de nosotros, se pueden disfrutar en obras como Naturaleza muerta con frutas (2000) (Foto 15 ), que se deriva de las composiciones equivalentes particulares del clima concebidas en el siglo XVII por el explorador español Francisco de Zurbarán a tocar entonces a Paul Cézanne, capaz de infundir una fuerte personalidad, si así se puede decir, incluso a una manzana que conquista la escena. Las obras de Botero en su conjunto, por lo tanto, se valen de un perfecto equilibrio entre las formas, conceptos y sentido nostálgico. Formas en particular que deben conquistar armónicamente los espacios; los conceptos encuentran la adecuada traducción en los resultados expresados ​​en el lienzo, y la nostalgia es un valor maravilloso añadido porque transfiere el clima de cuentos de hadas de los eventos contados, en el sueño perdido de la infancia y porque es la recuperación mágica de una dimensión perdida con la negación de la inocencia. Los desnudos hechos por el artista son un ejemplo de este INFANTA MARGARITA TERESA / 2006. propósito. Principalmente se reflejan en los volúmenes de Óleo sobre tela. 205 x 176 cm. (Foto 12) 20

extraordinaria gracia femenina a pesar de la abundancia de cuerpos rubensianos, las historias parecen estar inmersas en una especie de Edén primitivo que no incluye la maldad y el pecado, y por consiguiente, los mismos comportamientos gozan de una naturaleza que nos hace acoger como evidente el clima en el que se desarrollan las escenas. Y esta es una de las prerrogativas de Botero: el espectador se siente en sintonía emocional con las imágenes, sumergidas en el lamento de no revivirlas en la realidad. Fascinante Adán y Eva (2005) (Foto 16), que se observan con LA CORNADA / 1988. Óleo sobre tela. 165 x 206 cm. (Foto 13) asombrosa ingenuidad mientras son atacados por la serpiente en llamas, que se asoma repentinamente desde lo alto como un dardo de fuego tentador, mientras Mujer sentada (1997) (Foto 17) ofrece sus matronales características que llenan de luz carnal el espacio limitado. Dos maneras de enfrentar la historia con la conciencia de los ritmos y medidas: una reunión de gestos redondos y digresión poética en el primer caso, una relación de tensiones volumétricas en el segundo. No falta la ironía en Recién casados (2010) (Foto 18) y en la Noche de bodas (2010) (Foto 19). El contraste es evidente, y el color cromático, entre el hombre totalmente vestido y la mujer totalmente desnuda, se ve resaltado por el comportamiento natural de la pareja, con excepción erótica en el segundo caso, que relaciona al marido culto en el acto de probar, puede ser, en sentido solo comestible, el fruto de tanta abundancia. Pero es sobre todo en las escenas de la vida latinoamericana que Botero, recuperando a través de un viaje por la cultura de sus orígenes, recuerda momentos y emociones nunca perdidos y da lugar a imágenes de gran belleza y verdad. “Encontramos en mi pintura un mundo que conocí cuando yo era muy joven, en mi tierra. Es una especie de nostalgia de la que he hecho el aspecto central de mi trabajo. [...] He vivido quince años en Nueva York y muchos años en Europa, pero esto no ha cambiado nada de mi carácter, mi naturaleza y mi espíritu latinoamericano. La comunión con mi país es total”. Para el joven NATURALEZA MUERTA CON FRUTAS / 2000. artista colombiano los puntos Óleo sobre tela. 128 x 158 cm. (Foto 15) de referencia no podían ser otra cosa que mesas y esculturas policromadas de arte colonial, lenguaje directo y esencial y del arte popular en cuanto a la pureza de la forma del arte precolombino. Elementos que aún están en su pintura, caracterizando una poética refinada durante décadas, pero en las que el patrimonio cultural lleva la misma inmediatez y fuerza narrativa. Escenas de la intimidad de la familia, de la vida social, de la actividad y del descanso, del placer y de la violencia, de los vicios y de las virtudes que coexisten naturalmente. Nos encontramos ante un gran fresco colorido en el que la vida no se detiene, donde se puede degustar este, consciente de sus orígenes y de su condición. Como siempre, sus personajes carecen de estados de ánimo extremos o TRAPECISTA / 2007. Óleo sobre tela. 178 x 100 cm. (Foto 14) de conflicto, no llevan en sí sentimientos de alegría o de tristeza: son figuras 21


emblemáticas que conservan algo tácito. Además, Botero en sus retratos no toma una posición en contra de ellos, no expresa juicios de valor: enfrente de obispos como de músicos, de jugadores de cartas como de bailarines, de gente común como de poderosos, su actitud sigue siendo independiente e imparcial. Para salir de estas figuras, y para unificarlas en la poética del artista, el componente cotidiano y popular es el que representa la clave de acceso para entrar en el mundo de Botero. De hecho, las personas que animan sus pinturas encapsulan en sí las características, o más bien la personificación de “carácter popular” en el que se encuentra la necesidad de una simple diversión, los conflictos pequeños de todos los días, pero ante todo la sabiduría de la gente, la verdad y la evidencia del misterio de la vida, a pesar de todo lo positivo, de estar en el mundo. Pero nada se da por sentado. El artista, evita como se dijo, lo obvio. Sus composiciones, incluso la más simple, se basan en un lenguaje redundante y muy original que hace hincapié en los volúmenes, dando a cada elemento una pronunciada plasticidad tridimensional. Estas reproducen MUJER SENTADA / 1997. situaciones particulares y contienen detalles que captan Óleo sobre tela. 134 x 92 cm. (Foto 17) nuestra atención. Botero decide diseminar, por lo tanto, con aparente facilidad y satisfecho de su experiencia, rastros, pistas, encomendando la tarea al espectador de seguirlos y reconstruirlos. Nos pide una atención especial que va más allá de la simple observación a favor de la implicación emocional y la participación sentimental de su mundo. Su visión representa sin duda alguna un “unicum” en el panorama artístico de nuestro tiempo. En realidad no es un pintor de la memoria histórica, pero tampoco un pintor del inminente cotidiano. Por lo tanto, resulta difícil determinar hasta qué punto sus pinturas y sus ciclos han nacido en respuesta a una solicitud ideológica o moral, o más bien para cumplir con su artista interior, para dar orden y forma a su imaginación. Por esta razón, la serie de obras realizadas en el 2005, centrada en las torturas sufridas por los prisioneros iraquíes, en la prisión de Abu Ghraib por parte de militares estadounidenses, representa solo su enfoque en el ciclo de El Vía Crucis, un evento extraordinario en la obra de Botero, que de repente parece redescubrir la fuerza única, inmediata y profunda de denuncia en la pintura. Él se vale, como siempre, del feliz proceso de contaminación entre el color y la luz, entre la superficie pintada y la sustancia misma de la pintura, base de muchos cuadros pintados anteriormente, y sin embargo nunca antes expresados con una huella similar de la humanidad: tocante, atravesada por el miedo, por la indignación y por la emoción. La imagen de los cuerpos humillados, heridos, abatidos, amurallados dentro de la inmovilidad y falta de interés en la historia, quiere ser un testimonio y un recordatorio de que, por una vez, la estética da paso a la verdad permitiendo que el arte vuelva a ser un medio privilegiado de comunicación sin fronteras. Un hombre reducido tras las barras, con las manos atadas tras la espalda, siente en la oscuridad al carcelero que se acerca (Foto 20), otros amarrados entre ellos sufren el peso de una intimidad violada, otros todavía enfrentan la impotencia y la derrisión (Foto 21), otros más sufren la prepoADÁN Y EVA / 2005. Óleo sobre tela. 71 x 50,5 cm. (Foto 16) tencia de la violencia fisica y psicológica, advierten que la vida va hacia 22

un báratro, la preocupación desgarrante, no de perderse en una muerte que sería la liberación, sino de quedarse por siempre en ese estado de dramática suspensión. Está difundido el sentimiento del miedo, de la tensión. No existe un espacio neutro, solo la atmósfera y la claustrofobia del asalto, de la reducción del todo a lo desconocido y a lo hostil de una celda, de la relación del mundo humano y de la ferocidad bestial. Botero empuja sus manos hasta el borde del lienzo tratando de dibujar cada porción de espacio con los colores fuertes e implacables de la verdad, lanza en primer plano una carnalidad sufrida y desmembrada, rostros del último día antes del juicio, bocas NOCHE DE BODAS / 2010. RECIÉN CASADOS / 2010. asombradas por las muecas del dolor, griÓleo sobre tela. 207 x 109 cm. (Foto 19) Óleo sobre tela. 206 x 157 cm. (Foto 18) tos interrumpidos en el momento de nacer, cuerpos prisioneros en habitaciones que son infierno y obsesión, cuerpos que están al borde, que no saben si su noche, noche obscura, vacía de sonidos y brillos, vendrá con un nuevo amanecer. Estos hombres, auténticos en el dolor acentuado por su incapacidad de defenderse de la fuerza, representan la superación de la limpieza de la armonía de las formas, son un salto a la ironía y la quieta reflexión y revelan en Botero una capacidad de indignación inesperada y una conciencia civil que se para orgullosa como resistencia a cada viento malsano de violencia y conquista. Lugano, 14 de agosto de 2012

ABU GHRAIB NÚMERO 44 / 2005. Óleo sobre tela. 190 x 104 cm. (Foto 20)

ABU GHRAIB NÚMERO 57 / 2005. Óleo sobre tela. 140 x 193 cm. (Foto 21)

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“NUNCA HE PINTADO UNA GORDA EN MI VIDA” Entrevista de Roberto Pombo* a Fernando Botero Biblioteca Luis Ángel Arango - Bogotá, abril 18 de 2012

¿Cómo recuerda la primera vez que usted se ve con un lápiz o un pincel en la mano, teniendo la sensación de que es un artista, y no solo un estudiante que pasa su tiempo haciendo dibujos en un cuaderno? Cuando era niño, para dibujar era el mejor de la clase. Mi cuaderno de zoología era fantástico, tanto es así que un compañero del colegio lo guardó. Y cuando tenía 60 años, se me apareció con el cuaderno para que se lo firmara. Yo se lo firmé feliz, porque eran mis dibujos cuando tenía 12 años. ¿Y el salto a otro tema? Empecé a dibujar toros y toreros porque iba a verlos a la plaza y después los dibujaba. Ellos expresaban mi afición. Sin embargo, me volví artista el día en que pinté una naturaleza muerta. La hice con la intención o la aspiración de ser un creador. Es el día, cuando uno se vuelve artista —no el mejor ni el peor, pero artista—. Todo lo que he realizado tiene el deseo de una aspiración que exprese el ánimo de hacer algo superior. ¿Cómo le dio rienda suelta a la idea de ser artista? La verdad, empecé joven. Cuando tenía 17 años participé en una exposición de arte en Bogotá, que se llamaba Pintores antioqueños. Se realizó en unos sótanos de la avenida Jiménez y participaban artistas como Pedro Nel Gómez, Carlos Correa, Débora Arango; todos ellos, pintores mucho mayores que yo. Ese fue el principio de una historia que tiene 65 años siendo artista. Como siempre, han pasado cosas malas y cosas buenas. ¿Qué pasaba en Colombia en ese momento en el entorno suyo? ¿Era extraño ser pintor? En ese tiempo, ser artista no era visto como una profesión: era un mal menor de la sociedad. Mis compañeros pintores eran mucho mayores que yo, vivían de pequeños sueldos que ganaban como profesores en escuelas primarias. Podríamos decir que vivían en la miseria. Nadie en Antioquia compraba arte, no existía mercado, no habían galerías, ni críticos. Nada. Y en mi familia nadie tenía entonación cultural. Por eso, siempre me pareció curioso que hubiera desarrollado una vocación que remaba en contra de un ambiente hostil ante la tradición artística. ¿No había referencias de ninguna índole? Debo aclarar que la única información que tuve sobre el arte, la encontraba en la parte de atrás de los cuadernos de la escuela. La contraportada estaba dividida en dos. Arriba decía: “Tiziano, pintor italiano...” y contaba su historia en veinte líneas, y en la otra mitad estaba Rafael. Creo que fue la primera vez “Mi padre falleció cuando que oí nombrar que existía la profesión de pintor. Tiziano, Rafael y punto. Ellos yo tenía cuatro años. No siguen siendo algunos de mis favoritos. había dinero en la casa ¿Cuál era el ambiente en su casa? y la situación familiar era Mi padre falleció cuando yo tenía cuatro años. No había dinero en la casa y la dramática porque estábamos situación familiar era dramática porque estábamos en desventaja. A tal punto en desventaja. A tal punto que cuando yo le dije a mi madre que quería ser pintor, me dijo: “Fantástico, que cuando yo le dije a mi pero se va a morir de hambre”. Y yo le respondí: “Acepto, porque me encanta madre que quería ser pintor, pintar y es lo que quiero hacer”. Además, eran tiempos difíciles. En mi casa se me dijo: ‘Fantástico, pero se sentía un ambiente melancólico porque mi madre no se resignaba a ser viuda y va a morir de hambre’.” en Colombia era difícil sobrevivir. Y además vivíamos un presente histórico lleno de conflictos. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 fue una situación política complicada que se desbordó en una tensión política grave entre liberales y conservadores. Pienso que en ese momento, en el país se despertó la violencia, que aún hoy, 50 años después, debemos vivir a toda costa. Roberto Pombo

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Director del diario El Tiempo

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La vida en Antioquia, por otro lado, era muy provinciana, las vías de comunicación eran precarias. La carretera Medellín-Bogotá no existía y el rumbo a la Costa Atlántica era por avión o atravesando el río Magdalena, como viajé yo, sin muchos recursos, para conocer el mar. Por otra parte, el mundo del arte era totalmente inexistente, uno de los artistas que vivía de su trabajo era Pedro Nel Gómez. El único porque tenía contratos oficiales, por ejemplo de él son los frescos que hay en el Palacio Municipal de Medellín. También era ingeniero y ganaba gran parte de sus entradas con trabajos en la construcción o “He tenido la suerte de vivir en diseños de arquitectura. Los demás pintores lo pasaban muy mal económicamente. siempre de la pintura, muy El arte principió a verse como una práctica importante desde que llegó al país pobremente a veces, pero no Marta Traba en 1955. Ella empezó a escribir en los periódicos y a generar polémicas en torno al tema. Así, la gente comenzó a preocuparse sobre he tenido que hacer nunca los acontecimientos del arte. Antes, era una actividad que a duras penas la nada distinto de pintar.” registraban los diarios. ¿Cómo era el ambiente del arte cuando usted llega por primera vez a Bogotá, la ciudad donde la mayoría de los artistas colombianos confluían? Yo llegué a Bogotá en 1951. Había terminado mis estudios de bachillerato un año antes, y lo primero que pensé a mi llegada fue ir al café El Automático, a conocer a León de Greiff, a Jorge Zalamea, a Arturo Camacho Ramírez, a todos aquellos que se reunían en el lugar que era el centro de la cultura y de la intelectualidad del momento. Todos los intereses se reunían allí. Hice una buena amistad con Jorge Zalamea. En ese entonces en la ciudad había una galería ubicada en la avenida Jiménez, que era parte del estudio fotográfico de Leo Matiz. Allí había una sala de espera bastante amplia donde se colgaban los cuadros. Los que yo mostré ese año ya señalan mi preocupación por el volumen y, aunque lo que expuse tenía dispersos estilos, el público los apreció. Jorge Zalamea escribió un artículo, y empezaron a hablar sobre un joven pintor que, tal vez, tenía talento. Así, el editor Eddy Torres le dedicó un libro a mi trabajo, el primero que publicó su editorial que, lastimosamente, quebró. Creo que nadie compró el libro…, esas cosas pasan en Colombia. Tenía 19 años apenas, y a esa edad ya tenía un libro que hablaba de mi trabajo. En la exposición me gané mil pesos y me fui a vivir a Tolú. Sabía que era un lugar barato y que allí podía pintar sin pensar en nada diferente que en la pintura al estilo Gauguin. Debo aclarar en este punto que he tenido la suerte de vivir siempre de la pintura, muy pobremente a veces, pero no he tenido que hacer nunca nada distinto de pintar; no como otros artistas, que tenían que hacer trabajos de plomería o realizar mudanzas para vivir, como pude ver a tantos en Nueva York. Yo, por el contrario, vendía barato mi trabajo, pero lograba conseguir lo necesario para pagar el arriendo y comer. Después, en 1955, me gané el Premio Nacional de Pintura con siete mil dólares, que era mucho dinero para la época. Con ellos me fui a Europa, que en aquellos tiempos estaba increíblemente barata. Recuerdo que vivía en una pensión frente al Museo del Prado en Madrid, y pagaba un dólar diario por la habitación con tres comidas. Era una España pobre. Era inimaginablemente barato, los siete mil dólares me ayudaron a quedarme casi tres años en el Viejo Continente. Volvamos a la exposición que hizo en el estudio de Leo Matiz. ¿Qué cuadro recuerda especialmente de esa primera exposición? Eran acuarelas, 25 en total que debía colgar en unas paredes verdes. Cuando las vi me dije: “Aquí hace falta algo”, y decidí pintar un óleo para que no me catalogaran de acuarelista. Una semana antes de la exposición compré unos óleos y pinté el cuadro de una mujer “patas arriba”, algo muy extravagante, y lo llevé recién hecho a la galería. Ese fue mi primer óleo. La muestra tuvo éxito, los cuadros se vendieron y algunos intelectuales de la época se interesaron por mi trabajo. Tuve una buena acogida de mi buen amigo Jorge Zalamea, del pintor Ignacio Gómez Jaramillo y del poeta León de Greiff. ¿En esa época existía alguna tendencia de vanguardia o realmente es alrededor del análisis que toma Marta Traba cuando se empieza a hablar en Colombia de un grupo de artistas modernos? En realidad, la gran tendencia o influencia en aquella época era el muralismo mexicano. Todos los artistas querían ser muralistas, eran de izquierda y vivían de las avanzadas sociales. Yo tuve la suerte de comprar un pequeño libro, insignificante, de páginas en blanco y negro cuyo autor era Julio Pairó, un argentino que hablaba de Picasso, de Matisse y de Chagall. Nunca antes había oído hablar de ellos. Yo tenía 17 o 18 años cuando lo empecé a leer. Me fascinó la teoría y fue una revelación tan contundente que me

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alejó del muralismo. Con esas lecturas comencé a pensar en cuál era la función del arte, que debía crear belleza y formar cultura. Cuando Marta Traba llegó a Colombia —fue a mi regreso de Europa—, el país había cambiado mucho. Ya había llegado Alejandro Obregón de París, con la idea poscubista, y como eso no se había visto nunca, los pintores empezaron a preguntarse sí el camino de los muralistas mexicanos era el correcto. De todas formas, fue importante la llegada de Obregón a Colombia, pero personalmente, no estaba interesado en la tendencia de hacer “picassismo”. Me interesaba más otro tipo de arte, tal vez un arte más grande, que lo había descubierto en la pintura italiana del Trecento, del Quattrocento y del Cinquecento, que me dio un territorio muchísimo más amplio y contundente de lo que era el arte pictórico. Y al volver a Colombia, no acababa de digerir el gran arte que había visto en Europa. Me fue difícil llegar a plasmar un estilo que fuera coherente, personal e inconfundible. Me tomó años llegar a la visión en la que cada rincón del cuadro corresponde a la idea. Es la misma coherencia, y eso es lo que se encuentra en la madurez. ¿Desde cuándo empiezan los volúmenes a ser su sello personal, los gordos que no son gordos, sino espacios para pintar? ¿Desde siempre? Intuitivamente y desde siempre he buscado la expresión del volumen. Por ejemplo, en mis primeras acuarelas que pinté en Medellín ya había una deformación de las figuras, pero no sabía por qué lo hacía. A veces me quedaba analizando las razones y se me ocurría, que de pronto pintaba así porque no había tenido una figura paterna fuerte que representara autoridad. Cuando llegué a Europa descubrí el gran arte, que es distinto a cuando uno se encuentra en Colombia y con solo libros no se llega a conocer a fondo nada. Se escuchaba hablar sobre Miguel Ángel o Tiziano, pero cuando ya se está en el lugar de origen, uno se da cuenta de que, además de ellos dos, hay miles de grandes maestros que nunca había oído nombrar. Estando allá empecé a leer al crítico de arte norteamericano Bernard Berenson, que fue el gran crítico de arte italiano y especialista en el Renacimiento. Berenson hizo una apología sobre la importancia del volumen en el arte; creó una escala de valores en los que el pintor puede representar al volumen. Y entre leerlo y ver a los grandes maestros, empecé lentamente a racionalizar la importancia del volumen. Fui consciente de que debía tener esa coherencia, una idea precisa y concreta de lo que quería; de lo que yo creía que debía ser el arte. El estilo es el resultado de una reflexión sobre la excelencia, en el sentido humano donde uno está constantemente pensando sobre arte, y el día en que se tiene idea, el estilo surge naturalmente. Primero hay que tener una convicción y después surge el estilo. No hay que buscar el estilo; basta con tener una convicción. Cuando descubrí la importancia del volumen, empecé a ejercerlo con gran decisión. Como en el arte hay que hacerlo de forma extrema, logré con el paso del tiempo un estilo personal, una forma de pensar al volumen como forma. Una manera de combinar los estándares modernos con las viejas y amables escenografías. Si hubiera seguido a los pintores italianos, estaría haciendo una copia de ellos. Pero no lo hice porque la manera de expresarme es el volumen. Ese fue el mayor logro de mi vida. He tenido un estilo personal e inconfundible, algo que pocas personas logran. El volumen fue una invención de los florentinos, de Giotto el pintor italiano del siglo XIV. Él fue el primero que creó la ilusión de espacio y de volumen en una superficie plana, que fue revolucionario en su época. Como toda la pintura florentina es volumétrica y llegué a Florencia con esa misma inclinación hacia el volumen y me encontré con obras maestras de Giotto, de Masaccio, de Piero della Francesca, de Ucello, etc., presentí que había encontrado el espacio para mi parámetro. Carlos Fuentes escribió en un artículo para una publicación del Fondo de Cultura Económica en el 2003 sobre una exposición de las mujeres de Botero y afirma que “Las mujeres de Botero no son gordas, son espacio. No son glotonas de dulces y pasteles; tienen hambre de espacio”. ¿Estas formas como espacio para pintar —pregunto yo— son una explicación de ese estilo? Lo que sucede es que las personas tienen una versión inmediata de lo que ven y resuelven que Botero pinta gordos porque no saben nada de mis principios. No saben dónde se busca la amplitud del espacio, para la expresión definitiva del color. Por eso, ante la pregunta sobre los gordos que, no son obesos, nadie me cree cuando digo que nunca he pintado una gorda en mi vida. Lo que hago es una exaltación del volumen, donde procuro la sensualidad de la forma y el color encuentra espacio donde intensifico la existencia de algo poderoso. Mientras se busca el volumen, se crean amplios campos de color. Se exalta la realidad de los objetos volumétricos donde las personas, los objetos o el paisaje se sienten poderosos.

“Me interesaba más otro tipo de arte, tal vez un arte más grande, que lo había descubierto en la pintura italiana del Trecento, del Quattrocento y del Cinquecento, que me dio un territorio muchísimo más amplio y contundente de lo que era el arte pictórico.”

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Cuando pinto una naranja —como la naranja que se encuentra en el Museo Nacional de Colombia, que tiene dos metros—, esta naranja es más naranja que la pequeña que uno ve en la realidad. Al alterar el tamaño de las cosas, hay una exaltación de su verdad que se traduce en sensualidad, un elemento básico de mi obra. Todos los grandes artistas han sido grandes porque logran comunicar esa cualidad de la sensualidad en los elementos de la naturaleza que tiene esa característica voluptuosa. ¿Cómo fue su paso por Nueva York y qué tan importante fue este para su evolución artística? Fue difícil. Llegué con 200 dólares en el bolsillo, una gabardina y tres vestidos en una maleta y con un primario conocimiento del idioma. Nueva York era el lugar donde se estaban gestando las nuevas tendencias del arte de los años sesenta. El arte abstracto era una dictadura en el medio artístico y había que ser cauteloso cuando uno quería expresarse de manera diferente. El que no manejara el trabajo abstracto y no comulgara con esta línea, no era pintor. Debido a esta situación coyuntural, me fue complicado sobrevivir en un ambiente hostil y en contra corriente de todo el que no siguiera las tendencias de la pintura norteamericana. Tremenda situación, ¿y entonces qué hizo? Para mí fue un milagro el poder permanecer en Nueva York pintando, sin tener galería. Solo, vendiendo mis cuadros en mi estudio. Vivía en una calle que estaba llena de restaurantes. Había público y logré sobrevivir; difícilmente pero pude. A los dos o tres años ya estaba viviendo cómodamente de mi trabajo en Nueva York, aún sin tener galerías. Después sucedió un evento que cambió mi vida artística para siempre. En 1969 llegaron dos grandes directores de museos alemanes, Klaus Gallwittz y Dietrich Manhlow, quienes, por casualidad, vieron un cuadro mío, no sé dónde, y me llamaron y dijeron que querían visitar mi estudio. Todo el tiempo repetían “Wunder, Wunder”, porque les gustaba mi trabajo. Realmente estaban fascinados con mis cuadros y me dijeron: “Queremos mostrar su trabajo en Alemania en nuestros museos”. Y efectivamente, al año siguiente, en 1970, tuve cinco grandes exposiciones en Berlín, Düsseldorf, Bielefeld, Múnich y Hamburgo. Fue un éxito mi obra en estos grandes museos alemanes; todos los galeristas de diferentes partes del mundo —que siempre quieren saber todo lo que está pasando— inmediatamente me empezaron a contactar. Me llamaron de Londres, de Nueva York. Después tuve la llamada de Claude Bernard, de París; Veraneman en Bélgica, y Breyeler, de Suiza. Pasé de no tener nada a tener las más importantes galerías del mundo representando mi trabajo. Por eso digo que mi vida artística se divide en antes y después de Alemania. ¿Hay algún vínculo suyo entre el lugar en el que está (París, Nueva York…) y lo que pinta? ¿O hay influencias locales que usted arrastra por donde va? Yo siento más cuando pinto en verano que cuando pinto en invierno, porque cambia mi paleta. En verano, por ejemplo, veo que mi paleta es más luminosa y los colores que utilizo son más audaces. En el invierno los tonos se tornan más agrisados. Uno siente los cambios, pero me sucede con las estaciones más que con los lugares. ¿Cómo es un día suyo? Me levanto temprano y a las 10:30 a. m. ya estoy en el estudio, trabajando, siempre de pie, en silencio y sin música. Todos los días a las 8:15 p. m. lavo mis pinceles y se “Pasé de no tener nada a acaba la jornada. A las 8:30 p. m. me reúno con Sophia, cenamos todas las noches tener las más importantes en un restaurante desde hace 37 años. Debido a que nuestra profesión es solitaria, galerías del mundo no me gusta comer en casa porque solo somos dos, y en los restaurantes somos representando mi trabajo. muchos. Uno necesita el ruido de la humanidad como telón de fondo. Cuando usted entra al estudio, ¿ya sabe lo que va a hacer? Siempre tengo algo que pintar. Mientras pinto, me llegan nuevas ideas de temas y de composición. Por eso mantengo una libreta de apuntes al lado y realizo un ligero boceto que me toma tres o cuatro minutos, son anotaciones y puntos de partida para mi trabajo futuro. ¿Ese boceto es a lápiz? Son cuatro rayas a lápiz, pero de ahí sale todo. El sketch es como veinte por

Por eso digo que mi vida artística se divide en antes y después de Alemania.”

MUJER / 2002. Óleo sobre tela. 56,5 x 47 cm.

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ciento de lo que será la obra. Cuando voy a trabajar le doy un vistazo rápido, y siempre hay alguno que me comunica más que los otros. Tomo ese boceto, sitúo la tela —nunca trabajo con bastidor—, trabajo en el rollo completo de tela para no sentir la limitación de que el cuadro tiene que ser de determinado tamaño. Estoy libre de hacerlo del formato que quiera, más grande o más pequeño. Tomo el “La riqueza de un pintor son pincel, hago el trazo del boceto y comienzo a pintar. sus influencias; cada vez que uno recibe una, se enriquece. ¿Si la tela no está sobre un bastidor, dónde la ubica? Hay que empaparse de todo, La tela está sobre la pared. El hecho de tener un rollo de tela, es no asumir las en eso consiste la riqueza de limitaciones del bastidor que me priva de la emoción y el entusiasmo cuando un artista: en haber pasado deseo pintar. Si tengo que esperar la tela con tamaño y dimensión, se me enfría por muchas influencias, haber el sentimiento. En cambio, si lo hago sobre la tela con la emoción del entusiasmo, logro comunicarme inmediatamente. amado muchas obras de arte, haber visto mucha pintura y Usted dijo que antiguamente los pintores tenían sus escuelas y que los pintores escultura para luego tener un salían del taller de su pintor o su maestro. Y aunque usted claramente dice que mundo propio.” no tuvo, ¿quiénes serían sus maestros en el arte? Los tuve indirectamente, porque existen textos maravillosos que hablan sobre la obra de Leonardo da Vinci; están las memorias de Delacroix, de Ingres y otros. Son muchos los pintores que han dejado textos extraordinarios. Así que, aunque no tuve la suerte de trabajar con ellos, tuve la suerte de leer lo que ellos pensaban sobre la pintura. Y son importantes las enseñanzas que uno recibe de esos textos. La riqueza de un pintor son sus influencias; cada vez que uno recibe una, se enriquece. Hay que empaparse de todo, en eso consiste la riqueza de un artista: en haber pasado por muchas influencias, haber amado muchas obras de arte, haber visto mucha pintura y escultura para luego tener un mundo propio. En cierta forma yo he seguido la línea de la gran pintura, en el sentido de que existen dos formas de pintar. Una viene después del impresionismo que se inventó todo lo que se llama “pintura directa”, donde el pintor prepara la paleta de un color, y la pone en la tela y eso es. Antes no era así. Antes, al pintor le tomaba años terminar un cuadro porque primero hacían una primera capa de pintura y luego dejaba ir su imaginación y creatividad en ese momento. Esa primera pintura había que dejarla secar para poder trabajarla de nuevo, en un ejercicio de edición, así como lo hace un escritor con un texto. Los pintores sacaban la primera pintura después de que esta hubiera reposado por un mes o varios. Esto les permitía ver los defectos y corregirlos, añadían o quitaban elementos y de nuevo lo volvían a guardar. Pero Tiziano no era el único, casi todos los pintores de este período pintaban así: eran creadores y al mismo tiempo críticos de su obra. Iban sumándole energía con cada capa que pintaban. Por eso, estas obras transmiten la sensación de eternidad y solidez que no tiene la pintura impresionista, por más importante que esta sea. Con motivo de su edad usted dice que se aprende a pintar a los 80 años. ¿Por qué no explica un poco mejor esta afirmación? En una frase célebre Tiziano afirma sensatamente que los pintores aprenden a pintar después de los 80 años; tal vez se refería a los pintores de su época. Hoy en día nadie aprende a pintar, porque se ha venido perdiendo la tradición de esas épocas. En los tiempos de Tiziano, los pintores estaban siempre acompañados por estudiantes durante sus jornadas de trabajo. En sus estudios los observaban pintar, y esta era la mejor lección. La pintura es una cosa compleja y no se puede decir que se aprende rápidamente. Quiero nombres, como diría un interrogador policíaco. Usted menciona mucho a Piero della Francesca. ¿Por qué él? ¿Quién más? Para mí Piero della Francesca. Es el más grande pintor. Está muy cerca del arte contemporáneo, en el sentido de que es un colorista muy audaz. Escribió el primer tratado de perspectiva. Piero della Francesca creó la idea del color local en una forma estricta y maravillosa. Fuera de eso, empezó a hablar sobre los colores entre la enormidad y solemnidad de sus temas. Le importaba el concepto de su majestuosidad, sobre la poesía de un refinamiento que lo convierten para mí, en uno de los mejores. Hay muchos otros pintores a quienes admiro, pintores que han existido: Goya, Velázquez, Vermeer, Tiziano, también a Picasso, porque lo que me interesa de la pintura es que está conectada con la gran tradición. Después de la segunda guerra el arte se americanizó.

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Sigamos por el camino entre el arte abstracto y el figurativo. Usted habla de que por alguna razón intuitiva se sostuvo en lo que creía, a pesar de que era el arte abstracto lo que estaba de moda. ¿Hoy en día, tanto tiempo después, diría que alguno de esos dos estilos es más arte que el otro? ¿Cuál perduraría más en el tiempo? Me perdonará Sophia mi mujer, que es una artista abstracta, pero yo considero este arte incompleto, en el sentido de que en el arte hay dos elementos importantes: lo decorativo y lo expresivo. La abstracción permitió expresión y libertad en la pintura. El mundo empezó a verse de forma diferente; no como figura y fondo, sino como un tejido de yuxtaposiciones, como un mosaico de formas y colores que crearon una trama en la superficie. Ese fue su gran aporte. En el arte abstracto hay un énfasis de lo decorativo. No hay la poesía que tiene el gran arte, es decir, una expresión que busca la espiritualidad total. Por eso digo yo que cierto arte abstracto lo siento incompleto. El gran arte, por otro lado, posee todos esos elementos y es el que se defiende contra el tiempo. Sus cuadros han probado que llevan siglos y uno aún los ve con esa frescura. Ante un dibujo de Hans Holbein me puedo quedar horas o días. Nunca entenderé cómo es posible crear tanta belleza, con tal perfección, con tal magnificencia. ¿Usted cree que existe la idea del arte local, es decir, hay arte colombiano, latinoamericano o europeo, o el artista es un tipo solo que anda por la vida con ciertas influencias, o con algunas cercanías? Hoy en día el arte ha perdido las raíces con su suelo. Ya no se puede hablar de arte universal, sino de arte internacional, que son dos conceptos completamente distintos. Se da esta internacionalización del arte por las publicaciones masivas, pero es cierto que ya el arte no pertenece, como en una época en que el arte español era arte español; cuando veías a Zurbarán, Goya, Velázquez, eso era España. La pintura italiana de los artistas del quattrocento y del cinquecento era verdadera pintura italiana, o cuando veías pintores alemanes, era Alemania. Esto se ha perdido. Hoy en día, el artista es un solitario, ya no existen esas famosas reuniones para hablar sobre el tema como sucedía en la época de los impresionistas. ¿Una persona que no sabe nada de usted y ve su arte puede decir que es un pintor latinoamericano? Sí, claro que sí, porque mi arte tiene una gran conexión con el arte popular de América Latina y el arte precolombino. Aunque hay una cultura europea detrás, se explota lo latinoamericano por medio del colorido y mucho por la temática, aunque el tema es lo de menos. Hay cierta esencia latinoamericana en mi trabajo, me lo han dicho muchas veces, por eso también lo digo. Para un artista, los primeros veinte años tienen una enorme repercusión visual en el desarrollo de su obra. Con el tiempo, se constata que existe una nostalgia por ciertos instantes de la vida. Uno siempre pinta lo que mejor conoce, y eso tiene raíces en la infancia y la adolescencia. Ese es el mundo fundamental que pinto. No he hecho otra cosa. ¿Cómo se podrían agrupar sus épocas y temáticas? ¿Es o no el mismo Botero el que pinta las corridas, el que pinta a Latinoamérica, el que está en Europa? Nunca he tenido un cambio, he tenido una evolución. Siempre tratando de ser más coherente, profundo y profesional, si se puede hablar en esos términos. Yo digo que el día que cambie mi convicción sobre la pintura, ese día voy a cambiar, naturalmente. Hoy en día creo más que nunca en lo que estoy haciendo, en estos “Hoy en día creo más valores que debe tener la pintura y en esto soy radical y sectario. Así que el día que nunca en lo que estoy que cambie esta idea, cambiaré de estilo. Hago todo con la mayor honestidad y sin espíritu mezquino. La única certeza es ese deseo profundo de producir una haciendo, en estos valores obra de arte, en el sentido estricto de la palabra. Pero, como mi hijo Juan Carlos que debe tener la pintura anota en su libro, sí hay temas diversos, como la tauromaquia, el circo, la tortura y en esto soy radical y de Abu Ghraib, el dolor y la violencia en Colombia. También hay cierta realidad sectario. Así que el día que latinoamericana y antioqueña que conocí de niño y que está reflejada en mis cambie esta idea, cambiaré cuadros. Son diferentes los temas que me han apasionado en ciertos momentos. de estilo. Hago todo con La última serie que hice, El Vía Crucis, me llevó 12 o 13 meses. Todos los días la mayor honestidad y sin dedicados a pintar El Vía Crucis, hasta que un día sentí que ya no tenía y decidí terminarlo. Regresé a hacer naturalezas muertas y otras figuras. Pasa que en espíritu mezquino.” algunos momentos llega un interés sobre algún tema, como el de la violencia, o como las corridas, o el circo, que trabajé por más de dos años; pero el estilo siempre es igual, porque mis convicciones sobre el arte siguen siendo las mismas, más arraigadas y profundas.

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Hay algunos cuadros suyos que podrían ser considerados más serios o más sobrios que otros. Por ejemplo, hay unas pinturas más coloristas que retratan una situación evidentemente antioqueña, y hay otros que brindan un homenaje evidente a los pintores europeos. ¿Existe alguna diferencia en la actitud o el humor que hay en unos y en otros no? Sí, en algunos se ve por ejemplo cierta sátira, o también se puede encontrar el “Para mí, la función del humor. El humor no es un elemento negativo en el arte; hay muchos pintores, arte es crear arte, belleza, grandes pintores, que han utilizado los elementos de humor en sus obras. Los dar placer y ganas de más famosos son el Bosco y Pieter Brueghel, que en su época lo llamaban Pieter contemplarlo. El aporte que el “Divertido”. Lo llamaban así porque en sus cuadros hay una gran cantidad de debe hacer el artista a la humor y hoy en día sigue siendo uno de los más grandes pintores de la humanidad. sociedad es el de ser un gran Hay temas más o menos serios, pero si uno observa la historia de la pintura panorámicamente, observa que hay temas más amables que dramáticos. pintor, aunque trate temas Siempre cito y pongo de ejemplo al Impresionismo. En aquella época hubo que a veces son dramáticos, desde guerras hasta conflictos personales, y uno no ve un cuadro triste, ni pero básicamente debe dramático, o deprimente, ni negativo. Esto sucedía por su convicción de que el haber una buena pintura.” arte tenía que producir placer. En este movimiento, que generó tantas obras, no se ve ningún rastro pesimista. Puedo observar a Tiziano, a Vermeer, a Bellini, a todos esos pintores, y veo, por ejemplo, que Tiziano nunca pintó un cuadro apático, siempre exalta la belleza. Son una celebración a la vida y a la sensualidad. Velázquez también es uno de esos grandes pintores. Claro, hay excepciones como siempre, como las crucifixiones de Mathias Grünewald o los cuadros negros de Goya. Siempre hay una excepción en todo. Yo en el fondo siento un enorme deseo de proporcionar placer estético, sin importar si es comedia o drama, pero creo que la pintura siempre ha estado más del lado de la comedia que del drama. Al inicio de nuestra conversación usted dijo que se apartó de los artistas comprometidos políticamente, porque su compromiso es el de pintar bien, y punto. ¿Los cuadros posteriores de la violencia, los que aluden a Pablo Escobar, y el más notorio y reciente, que es el de Abu Ghraib, son un manera de decir que está un poquito comprometido, o lo hace para registrar un momento histórico importante? Algunas veces es importante registrar un hecho histórico. Porque lo que pasa es que esa era una idea que había entre los artistas de extrema izquierda que formaban parte de los partidos comunistas en los años treinta en Italia, México o Francia. Pensaban que con el arte se podía cambiar el orden social, y eso no es así. Yo nunca he pensado así; es muy ingenuo pensar que con un cuadro se puede cambiar algo. La fuerza de un cuadro es perpetuar la memoria de un acontecimiento que ha sido inaceptable o que ha marcado a la humanidad. Por ejemplo, el Guernica, de Picasso. Los espectadores nos acordamos del bombardeo de Guernica porque Picasso pintó ese cuadro. Si no lo hubiera hecho, sería un episodio perdido entre la historia de la guerra. Como los fusilamientos de Goya, que nos recuerdan sobre las matanzas que hicieron los franceses. Para mí, la función del arte es crear arte, belleza, dar placer y ganas de contemplarlo. El aporte que debe hacer el artista a la sociedad es el de ser un gran pintor, aunque trate temas que a veces son dramáticos, pero básicamente debe haber una buena pintura. Tiene que ver más con la buena composición, un buen dibujo, un buen color, para que sea válido y recordado. La primera obligación es con la pintura y después con lo demás; lo importante es crear belleza sin importar que esta esté enclaustrada en un tema dramático o no. Para mí crear es una fuerza mayor. Esto se ha dicho tanto que parece ridículo, pero, en mi caso, es completamente cierto. Es una necesidad física. No he hecho otra cosa durante toda mi vida. He pintado más de mil óleos, he realizado más de mil dibujos, y lo hago porque me produce un placer extraordinario. Algunas veces he tratado de tener otras actividades y siempre llego a lo mismo: ¡Al estudio!, que es lo que más me satisface. Abu Ghraib es una serie fuertísima. ¿Le costó trabajo tomar la decisión de hacerla? No me costó ningún trabajo, porque en ese momento sentía un rechazo por los americanos que los sentimientos se expresaron Página anterior ODALISCA / 1998. Óleo sobre tela. 126 x 205 cm.

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a borbotones. El mundo fue escandalizado por esas torturas en la cárcel de Abu Ghraib, ¡y uno que piensa que los norteamericanos son los defensores de la libertad, de la compasión y respeto a los derechos humanos! Y salen a relucir estos horrores que estaban haciendo; mostraron su hipocresía y su doble moral. A mí me salió del alma y pasé 14 meses de mi vida haciendo lo que pensaba sobre este tema. Creo que en realidad era un sentimiento muy profundo el que tenía en mí, porque le dediqué mucha energía y tiempo. Hablemos un poco de la escultura, maestro. Desde hace bastante tiempo sus esculturas se han vuelto parte del entorno de millones de personas en todo el mundo, sus exposiciones de esculturas forman parte de los espacios públicos y avenidas de ciudades importantísimas, como en el Museo de Bellas Artes de Ciudad de México. Allá, hace unos pocos días, miles de personas rodeaban sus esculturas, situación que me maravilla mucho: ver a tantas personas atraídas por estas piezas. ¿Cómo es, cómo ha sido su aproximación a la escultura? Yo había querido hacer escultura toda la vida, pero nunca tuve el tiempo, porque ello implicaba dejar de pintar para empezar un nuevo oficio desde el principio, teniendo en cuenta que todas las técnicas tienen sus propias leyes y reglas. Sin embargo, en 1974 decidí dejar de pintar para dedicarme a la escultura, y durante dos años no hice ni un solo cuadro. En ese tiempo aprendí a hacer escultura y al final realicé una pequeña exposición de piezas más bien tímidas; la más grande no pasaba de 80 centímetros. Después me empecé a sentir más cómodo haciéndolas, y las hacía más y más grandes. He llegado a hacer una escultura de más de siete metros, que está en la estación Liverpool en Londres. Con la escultura logré algo revolucionario, y es que hubieran exhibido las piezas en los Campos Elíseos. Y es que antes, cuando se hacían muestras de esculturas, por ejemplo de Henry Moore, un escultor muy famoso que expuso en París, a uno lo enviaban al Parque de Bologna, donde la gente no iba. Fuera quien fuera el artista, nadie iba. Debía suceder lo contrario: la gente no debía ir al arte, el arte debía ir a las personas, debía encontrar a su público. Dio la casualidad que un director cultural en París, que tenía mucha simpatía por mi trabajo, y el galerista que me representaba en Francia le propusieron a la ciudad hacer una exposición en Parc Monceau y una señora, dijo: “¡Estas esculturas me gustan mucho; pongámoslas en los Campos Elíseos!”. Esto nunca se había hecho, y ningún otro artista lo hizo después. Se mostraron 32 esculturas monumentales, fue un éxito enorme. Inmediatamente, de Nueva York me llamaron y se mostraron en Park Avenue, y después fue en la plaza della Signoria, cuna del arte renacentista, en Florencia, en el Gran Canal de Venecia. Me llamaban para exhibir en los sitios más extraordinarios: 20 esculturas monumentales en los sitios claves de cada ciudad. Me acuerdo que en Madrid, la ministra de Cultura me llevó por toda la ciudad, mostrándome sitios y diciendo: “¿Usted dónde quiere?”, “dígame, ¿Recoletos, Paseo de La Castellana?”. Y ahí se hizo, ¡increíble! Una vez que se hizo en los Campos Elíseos, todos sentían que se había dado una autorización: si lo habían hecho los franceses, el resto del mundo también podía. Me preguntaban dónde quería, y podía escoger el sitio. Fueron experiencias fantásticas. He hecho 20 exposiciones de escultura monumental en todo el mundo. ¿Usted va a Pietrasanta por la comodidad de estar en este lugar que lo remite al pasado, por la cercanía a los materiales, que de alguna manera también lo puede hacer sentir como un escultor del pasado, en esta tierra que es históricamente de escultores? Yo llegué por primera vez a Pietrasanta con mi galerista de Nueva York, que, “Yo había querido hacer me pidió que lo acompañara para visitar la viuda de Constantin Brancusi, el más escultura toda la vida, pero famoso escultor rumano. Yo le pregunté: “¿Dónde queda?” ...Pietrasanta queda nunca tuve el tiempo, porque en la Toscana, es una ciudad pequeña, de más o menos cinco mil habitantes. Pero tiene siete fundiciones. Roma tiene dos; en Milán no hay, ¡y allí, hay siete! ello implicaba dejar de pintar Además, toda la ciudad está rodeada de montañas que tienen mármol, se llama para empezar un nuevo mármol de Carrara, toda la región es de mármol. Me acuerdo que me emocioné oficio desde el principio, cuando encontré que a un pueblo entero le gustaba el arte; en cada casa había teniendo en cuenta que por lo menos una reproducción porque casi todos eran fundidores o cortaban todas las técnicas tienen sus mármol, o copiaban esculturas famosas. propias leyes y reglas.” Al poco tiempo volví con un yeso que había hecho en París. Me hicieron la pieza en bronce y me gustó la calidad. Empecé a ir más seguido con Sophia; los dos trabajamos la escultura en Pietrasanta. Al principio vivíamos en un pequeño hotel en Viareggio, y después conseguimos una casita en una colina sobre la ciudad. Pasamos tres meses del año trabajando en escultura y ha sido una experiencia extraordinaria. 35


¿Sus esculturas, y sobre todo esas esculturas enormes, resultan de un tratamiento continuo de la materia prima o es un diseño de estructura rígida? El escultor, para poder expresarse, no puede esperar trabajar la materia prima una sola vez. Es una idea romántica aquella del escultor que toma un bloque y empieza con una mano a darle golpes con un martillo y de repente sale el David de Miguel Ángel, no es posible. El David de Miguel Ángel, todas sus esculturas en mármol, todas son copias originales en yeso. En el siglo XVII hubo un incendio en el Palacio Vecchio, y ahí estaba el yeso original que hizo Miguel Ángel, este se quemó y solo quedó un fragmento que descubrieron posteriormente en Londres hace más o menos 40 años. El fragmento recuperado era del torso del David y era prueba suficiente para decir que era de Miguel Ángel. Este fragmento lo copiaron, pero debo decir que él sí hizo en talla directa la figura de los esclavos que están a la entrada de la Real Academia donde está el David en Florencia. Yo, personalmente, trabajo en barro, hago las esculturas en determinado tamaño y las esculturas monumentales son realizadas por asistentes, porque un pantógrafo reproduce la masa y cuando esta está lista —pesa como 10 toneladas de agua, porque el barro es más pesado que el bronce—, después hago la última piel. Esa es la última caricia para acentuar esto o lo otro, y de ahí sale la escultura monumental. El esfuerzo físico no lo hago yo, lo hacen los trabajadores, y yo intervengo al final. Hablemos de sus donaciones. ¿En qué momento decide hacerlas o cuál fue el proceso para hacer estas magníficas donaciones, especialmente en Medellín y Bogotá? La primera donación quería hacerla como homenaje a mi hijo Pedrito. Cuando murió, en 1974, en un accidente de tránsito en España, le regalé al Museo de Zea, hoy Museo de Antioquia, 10 obras importantes. Tiempo después le escribí al municipio de Medellín, diciéndoles que quería hacer una donación y que para ello debían darme un lugar especial para exhibirla, y que este lugar cambiara de nombre de Museo de Zea por el de Museo de Antioquia, en el antiguo Palacio Municipal de Medellín. Cuando estuvo listo el museo, hice muchas otras donaciones de obras importantes de pintores extranjeros y otra colección de obras mías, que incluyen 25 esculturas monumentales para la plaza. Debo agradecer la colaboración de Juan Gómez Martínez, porque antes de él, dos o tres alcaldes no me pusieron atención. Quería hacer otra donación, pero necesitaba un lugar muy amplio, hablo de la que está en el Banco de la República, que originalmente la quería hacer para Medellín, pero no me atendían. Me proponían la sede de la Licorera de Caldas que queda en Bello, a 20 km de Medellín. Decían: “Vamos a trasladar la Licorera, entonces ahí puedes poner tu colección”. Yo estaba muy desorientado, hasta que Ana María Escallón me dijo que por qué no se la ofrecía al Banco de la República. Ella conocía la labor cultural y al gerente general del banco en aquella época, Miguel Urrutia, y así empezó el contacto con el banco. Me entusiasmé mucho con la posibilidad y la casa donde hoy en día habita la colección Botero es extraordinaria. Todas las especificaciones que dimos las hicieron exactas, porque se trataba de convertir esa casa en un lugar neutro que fuera apropiado para mostrar mi colección y mi trabajo. Y ha sido un gran éxito, porque la visita mucho público, sobre todo “La casa donde hoy en día los jóvenes. habita la colección Botero Maestro, ha sido notorio el deseo suyo de establecer mecanismos para es extraordinaria. Todas las promocionar o promover nuevos artistas, como lo fue el Premio Botero. Gente especificaciones que dimos cercana a usted dice que es una gran preocupación suya. ¿Cómo ve a los las hicieron exactas, porque pintores del futuro, a los artistas plásticos de Colombia? se trataba de convertir esa Mi intención con el Premio Botero, que otorgaba una suma significativa de 50.000 casa en un lugar neutro dólares, era para que el artista que ganara se fuera a París, Nueva York o Londres que fuera apropiado para a estudiar o a hacer un proyecto de investigación o una residencia. Pero esto no mostrar mi colección. Y ha sucedió. Supe que uno se compró una casa; el otro una moto; esto me desconcertó bastante, porque yo quería que este premio fuera visto como una beca. sido un gran éxito, porque la También hubo otros problemas. Los pintores preferían un jurado internacional visita mucho público, sobre porque decían que era “charro” tener jurados colombianos, así que se consiguió todo los jóvenes.” el jurado extranjero, pero debo decir que estas personas no tenían ni idea de arte y empezaron a dar los premios a unos artistas que eran de no creer. Por ejemplo, el último que se entregó fue a un joven de Cali que hizo un video, algo que nunca había hecho en su vida. No sé de qué se trataba el video, nunca lo vi. Lo que sí DESPUÉS DE GOYA / 2005. Óleo sobre tela. 200 x 140 cm.

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supe era que hasta con jurados estaban “gastando pólvora en gallinazos”. Después de esta experiencia terminé con el premio, algo que se tomó muy mal, y me convertí en el enemigo número uno del arte actual. Si no hubiera dicho nada, no hubieran dicho nada; pero como dije lo que pensaba y no volví a otorgar el premio, me convertí en el enemigo de todos. Lastimosamente no fue una experiencia agradable. ¿Hay algún artista colombiano actual que lo atraiga especialmente? Honestamente, no. Es más porque no vivo acá y no puedo seguir de cerca lo que se está haciendo o quiénes son los artistas jóvenes. Sin decir nombres, veo un panorama que sigue las corrientes internacionales que tiene el arte hoy en día. Y no sé... Yo tengo una idea tan distinta de lo que debe ser el arte…, pero no quiero juzgar a las ideas de las filosofías que nutren a los movimientos actuales. Hoy en día hay muchos artistas, pero la pintura no se puede reemplazar por otras manifestaciones. Las artes plásticas son las artes plásticas y no se pueden reemplazar con videos, que tienen que ver más con la televisión o el cine; o las instalaciones, que están más cerca del teatro. Las artes plásticas, sobre todo la pintura, tienen una superficie plana, que es el gran “Hoy en día hay muchos desafío. Resulta muy difícil ponerse delante de una tela blanca y decir algo que artistas, pero la pintura no se sea personal, reconocible, que tenga estructura. Es más fácil, obviamente, tomar un objeto, o un elemento ya finalizado y mostrarlo o representarlo. Hoy en día puede reemplazar por otras todo el que dice ser un artista, es un artista, y todo a lo que se llama arte, es arte. manifestaciones. Las artes plásticas son las artes plásticas ¿Alguna vez, cuando ha visto un cuadro suyo, le han dado ganas de tomar un y no se pueden reemplazar pincel y arreglar algún detalle? ¿Hace parte de su historia que quede siempre con videos, que tienen que satisfecho con su trabajo? ver más con la televisión o el ¡A veces me provoca tomar un cuchillo y cortarlo en tiras! A veces me equivoco cine; o las instalaciones, que tremendamente, pero en realidad, uno debería sacar un cuadro a la luz cada año, para tener el tiempo necesario para que se enfríe y se puedan meditar las están más cerca del teatro. Las cosas para corregir errores. artes plásticas, sobre todo la pintura, tienen una superficie Muy bien, maestro Botero. Los colombianos le agradecemos mucho su obra, plana, que es el gran desafío.” su historia, todo lo que usted significa para Colombia. Muchas gracias. No tengo palabras para agradecer el inmenso afecto que he recibido de todos los colombianos. LAGO / 1999. Óleo sobre tela. 177 x 118 cm.

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Familia CapĂ­tulo I


“El tema de la familia es importante ya que su composición compleja permite soluciones inesperadas. Existe una bella tradición de retratos familiares en la historia del arte.”

UNA FAMILIA / 2000. Óleo sobre tela. 183 x 146 cm.

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LA COCINA / 1997. Óleo sobre tela. 206 x 168 cm.

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INTERIOR / 2004. Óleo sobre tela. 123 x 99 cm.

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NIÑA EN CABALLO DE JUGUETE / 1998. Óleo sobre tela. 112 x 93 cm.

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EN EL PARQUE / 2006. Óleo sobre tela. 189 x 142 cm.

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LAS HERMANAS / 2005. Óleo sobre tela. 173 x 204 cm.

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LA COSTURERA / 1997. Óleo sobre tela. 117 x 98 cm.

PAREJA / 1997. Óleo sobre tela. 120 x 149 cm.

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“Lo que me guía cuando pinto hombres, mujeres, animales u objetos es el aspecto tridimensional de su composición y el color...”

LA VIUDA / 1997. Óleo sobre tela. 203 x 169 cm.

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EN EL JARDÍN / 2011. Óleo sobre tela. 155 x 202 cm.

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NIÑA A CABALLO / 2001. Óleo sobre tela.123 x 94 cm.

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EN EL PARQUE / 2010. Óleo sobre tela. 187 x 134 cm.

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EN EL PARQUE / 1999. Óleo sobre tela. 133 x 93 cm.

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LA FAMILIA / 2010. Óleo sobre tela. 165 x 171 cm.

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EN FRENTE A LA VENTANA / 1995. Óleo sobre tela. 93 x 119 cm.

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EN EL PARQUE / 2006. Óleo sobre tela. 156 x 201 cm.

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PICNIC / 2009. Óleo sobre tela. 98 x 129 cm.

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Sociedad CapĂ­tulo II


“Como pintor no me desvela la condición humana. Los personajes de mis cuadros son hechos plásticos, en los que cada elemento debe tener el mismo valor. Todas son unidades que cuentan con la misma preponderancia plástica: el personaje, la piel, el sombrero, el árbol, y el paisaje.”

LA PLAZA / 2001. Óleo sobre tela. 61 x 45 cm.

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MUJER DE SOCIEDAD / 1995. Óleo sobre tela.186 x 121 cm.

EL CLUB DE JARDINERÍA / 1997. Óleo sobre tela. 191 x 181 cm.

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DAMA DE SOCIEDAD / 1997. Óleo sobre tela. 126 x 98 cm.

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MUJER CON LORO / 2000. Óleo sobre tela. 110 x 87 cm.

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EN LA BARRA / 2011. Óleo sobre tela. 185 x 124 cm.

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BAILARINA / 2001. Óleo sobre tela. 154 x 110 cm.


LA CALLE / 2000. Óleo sobre tela. 205 x 128 cm.

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LA CALLE / 2000. Óleo sobre tela. 200 x 139 cm.

75


LA PLAYA / 2003. Ă“leo sobre tela. 46,5 x 61 cm.

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HOMBRE FUMANDO / 2001. Óleo sobre tela. 97 x 75 cm.

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NIÑA CON HELADO / 1999. Óleo sobre tela. 142 x 106 cm.

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“Uno siempre pinta sobre lo que mejor conoce y eso tiene raíces en la infancia y la adolescencia. Allí esta el mundo fundamental que yo pinto.”

TALLER DE COSTURA / 2000. Óleo sobre tela. 205 x 143 cm.

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EL LADRÓN / 2000. Óleo sobre tela. 133 x 94 cm.

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DE PASEO / 2003. Óleo sobre tela. 149 x 99 cm.

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LA PLAZA / 2001. Ă“leo sobre tela. 100 x 149 cm.


MUJER DE AZUL / 2002. Óleo sobre tela. 114 x 91 cm.

86

HOMBRE FUMANDO / 2003. Óleo sobre tela. 102 x 83 cm.

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EL ABOGADO / 1999. Óleo sobre tela. 150 x 111 cm.

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HOMBRE Y MUJER / 2001. Óleo sobre tela. 75 x 94 cm.

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PICNIC / 2001. Óleo sobre tela. 113 x 165 cm.

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RECIÉN CASADOS / 2010. Óleo sobre tela. 206 x 157 cm.

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Religi贸n Cap铆tulo III


“Mi familia no fue religiosa, ni tampoco lo soy yo; estos temas los veo desde un punto de vista estrictamente pictórico.”

NUESTRA SEÑORA DE COLOMBIA / 1992. Óleo sobre tela. 230 x 192 cm.

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CRISTO / 2000. Óleo sobre tela. 255 x 192 cm.

CRISTO / 1999. Óleo sobre tela. 186 x 174 cm.

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EL SEMINARIO / 2004. Óleo sobre tela. 151 x 193 cm.

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EL NUNCIO / 2004. Óleo sobre tela. 203 x 160 cm.


CARDENAL DURMIENDO / 2004. Óleo sobre tela. 151 x 202 cm.

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“En mi pintura no hay ningún interés recurrente por las imágenes religiosas, más allá de mi amor por el arte del quattrocento italiano, no hay ningún sentimiento religioso en ellas; es el colorido del clero y sus jerarquías lo que me interesa.”

CARDENAL / 1998. Óleo sobre tela. 96 x 71 cm.

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EL OBISPO / 2002. Óleo sobre tela. 192 x 106 cm.

106

MONJA / 2003. Óleo sobre tela. 149 x 98 cm.

107


108 EL BAÑO DEL VATICANO / 2006. Óleo sobre tela. 147 x 205 cm.


ARCÁNGEL / 2003. Óleo sobre tela. 118 x 92 cm.

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MADRE SUPERIORA / 1993. Óleo sobre tela. 252 x 155 cm.

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ADÁN Y EVA / 2005. Óleo sobre tela. 71 x 50,5 cm.

112


Política Capítulo IV


“Mi pintura tiene dos fuentes primordiales: por una parte están mis puntos de vista estéticos, y por otra, la identidad latinoamericana en la que crecí. He intentado ver, a través del prisma de mis dogmas, las imágenes de mi infancia, los pueblos de Colombia, su gente, sus paisajes, sus generales y sus obispos, etc.”

PRIMERA DAMA / 1997. Óleo sobre tela. 207 x 163 cm.

116


EL PRESIDENTE. LA PRIMERA DAMA / 1989. Díptico. Óleo sobre tela. 203 x 165 cm c/u.

118

119


EL PRESIDENTE / 1987. Óleo sobre tela. 185 x 127 cm.

120


“Reinvento los personajes que tengan una relación con mi mundo. Ellos provienen de muchas partes: desde la realidad hasta el arte popular, de acá y de allá... ”

PRIMERA DAMA / 2000. Óleo sobre tela. 186 x 154 cm.

122


PRESIDENTE Y SUS MINISTROS / 2011. Óleo sobre tela. 152 x 197 cm.

124


PRIMERA DAMA / 2010. Óleo sobre tela. 206 x 111 cm.

126

EL PRESIDENTE / 2010. Óleo sobre tela. 200 x 113 cm.

127


Fiesta CapĂ­tulo V


“En una época existía en Medellín una zona roja que comprendía diez manzanas del barrio Lovaina. Era una zona de tolerancia, donde todas las clases sociales perdían las fronteras en una especie de eterno carnaval y se vivía una constante fiesta popular. Cuando pintaba estas escenas me sentía como el Toulouse - Lautrec de ese barrio.”

FIN DE LA FIESTA / 2006. Óleo sobre tela. 181 x 181 cm.

130


HOMBRE Y MUJER BEBIENDO / 1999. Óleo sobre tela. 104 x 135 cm.

132

JUGADORES DE CARTAS / 1999. Óleo sobre tela. 107 x 136 cm.

133


EL VENTIADERO / 2001. Óleo sobre tela. 156 x 183 cm.

134


LOS BAILARINES / 2011. Óleo sobre tela. 96 x 67 cm.

136

TANGO / 2009. Óleo sobre tela. 122 x 86 cm.

137


“El propósito de mi estilo es exaltar los volúmenes, no solo porque eso agranda el área en la que puedo aplicar color, sino porque también puedo comunicar la sensualidad y la exuberancia de la forma que estoy buscando.”

MÚSICOS / 2001. Óleo sobre tela. 183 x 144 cm.

138


BAILE / 2002. Óleo sobre tela. 75 x 117 cm.

140

BAILARINES / 2000. Óleo sobre tela. 185 x 122 cm.


TRES MUJERES BEBIENDO / 2006. Óleo sobre tela. 151 x 166 cm.

142

JUGADORES DE CARTAS / 2006. Óleo sobre tela.123 x 171 cm.

143


CASA DE MARTA PINTUCO / 2001. Óleo sobre tela. 172 x 200 cm.

144


“La pintura nace de una reflexión sobre el significado de la excelencia en el arte. La verdad es siempre relativa; lo que importa en el arte es la coherencia en las convicciones estéticas de cada artista. Por ello, en cada una de mis obras existe una declaración de mis principios.”

BAILARINES / 2002. Óleo sobre tela. 142 x 118 cm.

146


DOS MÚSICOS / 2010. Óleo sobre tela. 200 x 134 cm.

148

MÚSICOS / 2006. Óleo sobre tela. 174 x 138 cm.

149


Desnudo CapĂ­tulo VI


“Mi fascinación por la figura humana es proporcional a la libertad de componer con ella formas dentro de una cierta lógica. No se puede doblar una manzana o una botella, pero el cuerpo humano sí.”

MUJER SENTADA / 1997. Óleo sobre tela. 134 x 92 cm.

152


EL BALCÓN / 1999. Óleo sobre tela. 162 x 93 cm.

EL BAÑO / 2001. Óleo sobre tela. 171 x 114 cm.


EL BAÑO / 2003. Óleo sobre tela. 100 x 123 cm.

156

MUJER EN LA DUCHA / 2005. Óleo sobre tela. 200 x 122 cm.

157



ADÁN Y EVA / 1998. Óleo sobre tela. 219 x 183 cm. Página anterior: ODALISCA / 1998. Óleo sobre tela. 135 x 200 cm.

160


MUJER EN LA DUCHA / 2005. Óleo sobre tela. 205 x 103 cm.

DESNUDO / 1994. Óleo sobre tela. 116 x 100 cm.

163


MUJER EN LA CAMA / 2011. Óleo sobre tela. 70 x 95 cm.

164

MUJER LEYENDO / 2002. Óleo sobre tela. 142 x 180 cm.

165


MUJER PEINÁNDOSE / 2004. Óleo sobre tela. 158 x 114 cm.

166

BAÑISTA / 2003. Óleo sobre tela. 102 x 79 cm.


MUJER SECÁNDOSE EL CABELLO / 2010. Óleo sobre tela. 135 x 100 cm.

168

MUJER RECLINADA CON LIBRO / 1998. Óleo sobre tela. 128 x 205 cm.

169


SUSANA Y LOS VIEJOS / 1998. Óleo sobre tela. 188 x 127 cm.

170


BAÑISTA / 2005. Óleo sobre tela. 131 x 98 cm.

172

BAÑISTA EN EL RÍO / 2004. Óleo sobre tela. 140 x 120 cm.

173


AMANTES / 2006. Óleo sobre tela. 137 x 186 cm.

175


DOS MUJERES / 2006. Óleo sobre tela. 136 x 98 cm.

176

BAÑISTAS / 2000. Óleo sobre tela. 145 x 115 cm.

177


PLAYA / 2008. Ă“leo sobre tela. 101 x 131 cm.

178


BAILARINES DE TANGO / 2010. Óleo sobre tela. 189 x 125 cm.

180

NOCHE DE BODAS / 2010. Óleo sobre tela. 207 x 109 cm.

181


EL ARTISTA Y LA MODELO / 2012. Óleo sobre tela. 98 x 71 cm.

182

VENUS Y CUPIDO / 2006. Óleo sobre tela. 180 x 121 cm.

183


Naturaleza Muerta CapĂ­tulo VII


PICNIC / 2002. Óleo sobre tela. 115 x 167 cm.

186

NATURALEZA MUERTA / 1995. Óleo sobre tela. 105 x 125 cm.

187


“Mis pinturas no son el resultado de una observación directa de los objetos, del paisaje o de las personas. Nunca he puesto objetos ante mí para pintar una naturaleza muerta, ni he tenido un modelo para hacer un desnudo. Todo está en mi imaginación.”

NATURALEZA MUERTA CON GUITARRA / 2002. Óleo sobre tela. 178 x 133 cm.

188


NARANJAS / 1999. Óleo sobre tela. 120 x 162 cm.

190


NATURALEZA MUERTA CON LÁMPARA Y FLORES / 1997. Óleo sobre tela. 96 x 121 cm.

192

NATURALEZA MUERTA / 2003. Óleo sobre tela. 87 x 103 cm.

193


NATURALEZA MUERTA CON VIOLÍN / 1998. Óleo sobre tela. 137 x 112 cm.

194

NATURALEZA MUERTA CON LÁMPARA Y BOTELLA / 1999. Óleo sobre tela. 143 x 113 cm.

195


FLORERO / 1997. Óleo sobre tela. 205 x 143 cm.

196


HOMENAJE A DE LA TOUR / 1998. Óleo sobre tela. 160 x 194 cm.

198

NATURALEZA MUERTA CON ESPEJO / 2003. Óleo sobre tela. 75 x 101 cm.

199


NATURALEZA MUERTA CON CAFETERA AZUL / 2002. Óleo sobre tela. 122,5 x 102,5 cm.

200

NATURALEZA MUERTA CON ESPEJO / 2001. Óleo sobre tela. 88 x 74 cm.

201


NATURALEZA MUERTA / 2000. Óleo sobre tela. 96 x 119 cm.

202

NATURALEZA MUERTA CON SANDÍA / 2004. Óleo sobre tela. 99 x 129 cm.

203



MESA CON PLÁTANOS / 2001. Óleo sobre tela. 117 x 161 cm.

206

NATURALEZA MUERTA CON PLÁTANOS/ 2000. Óleo sobre tela. 146 x 202 cm.

207


MESA DE COCINA / 1999. Óleo sobre tela. 160 x 110 cm.

NATURALEZA MUERTA CON LÁMPARA Y LIBRO / 1999. Óleo sobre tela. 162 x 103 cm.


NATURALEZA MUERTA CON NARANJAS Y MOSCAS / 2009. Óleo sobre tela. 39 x 52 cm.

210

NATURALEZA MUERTA CON NARANJAS / 2006. Óleo sobre tela. 128 x 185 cm.

211


Sobre los

Clásicos Capítulo VIII


“Ingres opinaba que para él era indispensable tener una idea clara en la imaginación antes de empezar a trabajar un cuadro. Para mí es diferente; si tengo todo el cuadro en la mente, ¿para qué lo pinto si ya lo vi? En la creación lo importante es el acto de pintar y encontrar.”

MLLE. RIVIERE. DESPUÉS DE INGRES / 2000. Óleo sobre tela. 171 x 131 cm.

214


SEGÚN PIERO DELLA FRANCESCA / 1998. Díptico. Óleo sobre tela. 204 x 177 cm c/u.

216

217


MARÍA ANTONIETA SEGÚN DE VIGÉE LE BRUN / 2005. Óleo sobre tela. 205 x 151 cm.

218


DESPUÉS DE VELÁZQUEZ / 2000. Óleo sobre tela. 178 x 155 cm.

220

MI HABITACIÓN EN MEDELLÍN, SEGÚN VAN GOGH/ 2000. Óleo sobre tela. 35 x 31 cm.

221


“Observo constantemente y con mucha avidez las obras de los artistas que me gustan. Esos encuentros me producen una infinita felicidad; una que no existe en ninguna otra parte.”

RAPTO DE EUROPA / 1998. Óleo sobre tela. 218 x 184 cm.

222


CÉZANNE / 1998. Óleo sobre tela. 190 x 110 cm.

224

RETRATO DE INGRES / 1999. Óleo sobre tela. 46,8 x 35 cm. RETRATO DE COURBET / 1998. Óleo sobre tela. 45 x 36,3 cm. RETRATO DE DELACROIX / 1998. Óleo sobre tela. 44,3 x 37,5 cm. RETRATO DE GIACOMETTI / 1998. Óleo sobre tela. 43,8 x 33,8 cm.

225


“Para ser realmente un artista se necesita una enorme cultura visual, haber visto muchas obras, haber amado muchas cosas, tener la sensualidad y la sensibilidad requerida. Se necesita, además, haber nacido artista y poder contar con la oportunidad de educarse en el momento adecuado. Después... todo surge.”

LOS ARNOLFINI SEGÚN VAN EYCK / 2006. Óleo sobre tela. 205 x 165 cm.

226


SEGÚN VELÁZQUEZ / 2005. Óleo sobre tela. 201 x 170 cm.

228

INFANTA MARGARITA TERESA / 2006. Óleo sobre tela. 205 x 176 cm.

229


LA FORNARINA SEGÚN RAFAEL / 2008. Óleo sobre tela. 198 x 143 cm.

230


MADAME MOITESSIER SEGÚN INGRES / 2010. Óleo sobre tela. 161 x 137 cm.

232

RUBENS Y SU MUJER / 2005. Óleo sobre tela. 205 x 173 cm.

233


La Corrida CapĂ­tulo IX


“El color es fundamental en mis cuadros porque ilumina la pintura y, al final, el cuadro encuentra su solución en el momento en que el color está resuelto. Uno piensa en la composición, pero en realidad lo que define el cuadro es el color. Cuando cada color del cuadro encuentra su sitio, se produce paz. Y en ese momento la obra está terminada.”

MUERTE DE CURRO CRUZ / 1996. Óleo sobre tela. 175 x 157 cm.

236


CABALLO DE PICADOR / 1992. Óleo sobre tela. 190 x 234 cm.

239


LA CORRIDA / 2002. Óleo sobre tela. 98 x 144 cm.

240

EL QUITE / 2002. Óleo sobre tela. 202 x 126 cm.

241


MATADOR Y APODERADO / 2000. Óleo sobre tela. 179 x 118 cm.

242

PICADOR / 2005. Óleo sobre tela. 60 x 48,5 cm.

243


MATADOR / 2002. Óleo sobre tela. 191 x 119 cm.

TORERO / 2002. Óleo sobre tela. 186 x 119 cm.

245


MATADOR / 2003. Óleo sobre tela. 71 x 50.5 cm.

246

RAPTO DE EUROPA / 2001. Óleo sobre tela. 44 x 53 cm.

247


Violencia CapĂ­tulo X


“En mi obra, el tema de la violencia nace por el dolor que me produce Colombia, que podría ser un país más importante de lo que es, si no existiera este terrible problema que padecemos desde hace más de 50 años.”

CARROBOMBA / 1999. Óleo sobre tela. 112 x 82 cm.

250


MASACRE EN LA CATEDRAL / 2002. Óleo sobre tela. 196 x 131 cm.

252

EL DESFILE / 2000. Óleo sobre tela. 191 x 128 cm.

253


254

MASACRE EN COLOMBIA / 2000. Óleo sobre tela. 129 x 192 cm.


UN SECUESTRO / 2002. Óleo sobre tela. 78 x 95 cm.

256

MASACRE DE MEJOR ESQUINA / 1997. Óleo sobre tela. 35,5 x 45,5 cm.

257


259

LA MASACRE: 8:15 P.M. / 2004. Óleo sobre tela. 146 x 209 cm.


“Estoy en contra de ese arte que se convierte en testigo de su tiempo como arma de combate, el llamado ‘arte comprometido’. Pero en vista de la magnitud del drama que vive Colombia, sentí la obligación moral de dejar testimonio sobre un momento irracional de nuestra historia. Colombia tiene dos caras: es ese mundo amable que yo pinto siempre, pero también tiene esa faceta terrible: la violencia. Y en ciertos momentos, tengo que mostrarla.”

TERREMOTO / 2000. Óleo sobre tela. 195 x 127 cm.

260


PABLO ESCOBAR MUERTO / 2006. Óleo sobre tela. 135 x 164 cm.

262

MUERTE DE PABLO ESCOBAR / 1999. Óleo sobre tela. 45,5 x 34 cm.

263


Circo CapĂ­tulo XI


“Al igual que con las corridas de toros, el circo ha sido pintado por artistas como Picasso, Matisse, Renoir, Degas, Seurat, Chagall y Léger. Yo quise interpretar esta atmósfera por su extraordinaria belleza y poesía.”

MÚSICOS / 2008. Óleo sobre tela. 178 x 100 cm.

266


EQUILIBRISTA / 2006. Óleo sobre tela. 55 x 41 cm.

268

EQUILIBRISTA CON SOMBRILLA / 2007. Óleo sobre tela. 151 x 101 cm.

269


ACTO DE CIRCO / 2008. Óleo sobre tela. 145 x 99 cm.

PAYASOS PARADOS SOBRE ZANCOS / 2007. Óleo sobre tela. 186 x 119 cm.


CONTORSIONISTA / 2008. Óleo sobre tela. 135 x 100 cm.

272


DOMADOR Y TIGRE BEBÉ / 2008. Óleo sobre tela. 132 x 99 cm.

274

MUJER DE CIRCO CON CACHORRO DE LEÓN / 2007. Óleo sobre tela. 114 x 78 cm.

275


DOMADOR DE CABALLOS / 2007. Óleo sobre tela. 131 x 100 cm.

276

ELEFANTE / 2007. Óleo sobre tela. 112 x 84 cm.

277


GENTE DE CIRCO / 2007. Óleo sobre tela. 167 x 182 cm.

278

AMAZONA / 2008. Óleo sobre tela. 62 x 56 cm.

279


GENTE DEL CIRCO CON ELEFANTE / 2007. Óleo sobre tela. 182 x 206 cm.

281


PAYASO / 2008. Óleo sobre tela. 145 x 100 cm.

282

PAYASO CON TROMPETA / 2007. Óleo sobre tela. 121 x 84 cm.

283


“A través del volumen se produce la exaltación de la vida. Con la deformación se genera un desequilibrio en la obra que hay que restablecer; que solo mediante un estilo coherente se recupera.”

MALABARISTA Y CONTORSIONISTA / 2008. Óleo sobre tela. 70 x 54 cm.

284


CIRCO / 2007. Óleo sobre tela. 123 x 181 cm.

286

PAYASO SENTADO / 2008. Óleo sobre tela. 135 x 101 cm.

287


GENTE DEL CIRCO / 2007. Óleo sobre tela. 139 x 153 cm.

288


DOMADOR CON PEQUEÑOS LEONES / 2007. Óleo sobre tela. 125 x 168 cm.

290

TIGRE Y DOMADOR / 2007. Óleo sobre tela. 123 x 186 cm.

291


TRAPECISTA / 2007. Óleo sobre tela. 178 x 100 cm.

EQUILIBRISTA / 2008. Óleo sobre tela. 140 x 99 cm.

293


FAMILIA DE CIRCO / 2008. Óleo sobre tela. 153 x 176 cm.

294

NIÑA DEL CIRCO CON TIGRE / 2008. Óleo sobre tela. 134 x 100 cm.

295


ACTO DEL CIRCO / 2007. Óleo sobre tela. 152 x 179 cm.

296

ACTO DE CIRCO / 2007. Óleo sobre tela. 66 x 51 cm.

297


Abu Ghraib Capítulo XII

COLECCIÓN UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, BERKELEY ART MUSEUM 298

299


“El arte no tiene poder para producir cambios sociales o políticos. Pero sí tiene el poder de perpetuar en el tiempo la memoria de un episodio. El mundo recuerda el bombardeo de Guernica durante la guerra civil española porque Picasso lo pintó. Lo mismo sucedió con Goya en los fusilamientos del 2 de mayo. El arte sirve como testimonio que perdura en el tiempo y la memoria colectiva. Al ver lo que sucedió en Abu Ghraib, no me pude quedar callado.”

ABU GHRAIB NÚMERO 67 / 2005. Óleo sobre tela. 42,5 x 34,5 cm.

300


ABU GHRAIB NÚMERO 44 / 2005. Tríptico. Óleo sobre tela. 190 x 104 cm c/u.

302


ABU GHRAIB NÚMERO 45 / 2005. Óleo sobre tela. 166 x 200 cm.

304


307


ABU GHRAIB NÚMERO 59 / 2005. Óleo sobre tela. 132.8 x 150 cm.

308

ABU GHRAIB NÚMERO 47 / 2005. Óleo sobre tela. 180 x 114.5 cm.


Viacrucis Capítulo XIII

COLECCIÓN MUSEO DE ANTIOQUIA


MADRE DE CRISTO / 2010. Óleo sobre tela. 45 x 36 cm.

312

CABEZA DE CRISTO / 2010. Óleo sobre tela. 45 x 38 cm.

313


EL BESO DE JUDAS / 2010. Óleo sobre tela. 138 x 159 cm.

314


“Me interesó el tema del viacrucis por la gran tradición que ha tenido, en manos de los más grandes maestros de la pintura, especialmente en los siglos XIII y XIV en Italia.”

JESÚS Y LA MULTITUD/ 2010. Óleo sobre tela. 106 x 81 cm.

316


PRIMERA CAÍDA DE JESÚS / 2011. Óleo sobre tela. 139,1 x 158,1 cm.

318

EL CAMINO DE LAS PENAS / 2010. Óleo sobre tela. 188 x 146 cm.


LOS CLAVOS / 2011. Óleo sobre tela. 36 x 40 cm.

320

JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ / 2011. Óleo sobre tela. 180 x 129 cm.


“Hay pintores que dan placer por medio de temas dramáticos. El drama en el arte tiene dos elementos: el estético y la temática. Uno de los grandes artistas del pasado, Grünewald, pintor alemán del siglo XVI, pintó las más horripilantes escenas de la crucifixión. Uno tiene el placer de ver la belleza estética en ellas y al mismo tiempo siente el dolor al ver la representación.”

CRUCIFIXIÓN / 2011. Óleo sobre tela. 206 x 150 cm.

322


DESCENSO DE LA CRUZ / 2010. Óleo sobre tela. 229 x 127 cm.

324

MARÍA Y JESÚS MUERTO / 2011. Óleo sobre tela. 207 x 113 cm.

325


ENTIERRO DE CRISTO / 2010. Óleo sobre tela. 127 x 229 cm.

326


“Me interesa que la pintura transforme la realidad en algo distinto y que ese algo diferente sirva como alimento para el espíritu.”

VERÓNICA / 2010. Óleo sobre tela. 127 x 88 cm.

328


Cronología FERNANDO BOTERO

a hablar. Escribe un texto sobre el surrealismo y Salvador Dalí, titulado “Anatomía de la locura”, en el cual enfatiza la renovación artística que trajo consigo este movimiento. La influencia de los pintores mexicanos José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros se refleja en algunos de sus dibujos, como en la obra Mujer llorando, una acuarela con clara influencia de Orozco.

1950 Su madre, Flora Angulo.

1932

Fernando Botero Angulo nace el 19 de abril de 1932 en la ciudad de Medellín, la capital del departamento de Antioquia, Colombia. Sus padres fueron David Botero Mejía (1895-1936), viajero comercial de profesión, y Flora Angulo Jaramillo (1898-1972), quien, como su padre, nació en una pequeña población de los Andes. Tuvo dos hermanos: Juan David, su hermano mayor, quien nació en 1928, y Rodrigo, su hermano menor, que nació en 1936.

1936

Fallece su padre David Botero Mejía debido a un repentino ataque al corazón. Fernando tenía cuatro años.

1938

Fernando frecuenta la escuela elemental Ateneo Antioqueño y continúa sus estudios de bachillerato en la escuela secundaria en Medellín.

1944

Durante esa época pasa la mayor parte del tiempo dibujando escenas de la fiesta brava, en especial las corridas de toros. De ahí proviene la primera acuarela conocida del maestro.

Gracias a los bocetos que pinta, logra pagarse y terminar sus estudios ya se gradúa como bachiller este año. Posteriormente, durante dos meses trabaja como diseñador y pintor de las escenografías de la compañía de teatro española Lope de Vega, que en ese momento se encontraba de gira por Colombia.

1952

Se muda a Bogotá y recién llegado realiza dos exposiciones individuales consecutivas en la galería Leo Matiz. En su primera exposición muestra 25 acuarelas, gouaches, dibujos y óleos, con buenos resultados de venta. Después de este primer éxito, decide viajar a Tolú con el dinero ganado y allí pinta lo que será su segunda exposición, compuesta por las obras ejecutadas durante su estancia en la costa caribeña, y en las islas del golfo de Morrosquillo. Estas pinturas reflejan la influencia de los artistas Paul Gauguin y Pablo Picasso. Obtiene el segundo premio del IX Salón Anual de Artistas Colombianos en Bogotá por su cuadro Frente al mar. Decide emplear el dinero ganado para viajar a Europa. Se embarca con un billete de tercera clase hacia España, con destino a Barcelona.

1948

Participa por primera vez en una exposición colectiva llamada Pintores antioqueños en Bogotá y realiza ilustraciones para el suplemento dominical del periódico El Colombiano, el diario más importante de Medellín.

1949

Desde su juventud, Botero queda impresionado por la rica ornamentación del estilo barroco colonial de las iglesias y los monasterios de Medellín y sus alrededores. Por otro lado, también está ansioso por aprender más sobre el arte moderno en Europa, del que apenas se empezaba

330

Tras una corta estancia en la ciudad catalana, viaja a Madrid y se inscribe como estudiante en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En el Museo del Prado estudia las obras de los grandes maestros de la pintura como Velázquez, Goya, Tiziano y Tintoretto, artistas que se convirtieron en una fuente vital de inspiración. Después de estar un año en Madrid, se traslada a París, donde permanece algunos meses. Se da cuenta de que el arte moderno no le atrae y que la vanguardia francesa que había admirado estando en Colombia, ahora que la puede ver y apreciar en el Museo de Arte Moderno, lo desilusiona. Por ello, decide pasar la mayor parte de su tiempo estudiando los cuadros de los maestros antiguos en el Louvre.

1956

A inicios del año, la pareja se muda a Ciudad de México, donde nace su primer hijo, Fernando, y conoce a su primer marchand, Antonio Souza. Estando allí realiza el boceto de una mandolina y al dibujar el hoyo más pequeño salta a su vista la monumentalidad y el volumen que surge del juego de las proporciones. Con ese descubrimiento, que responde a su auscultación plástica de muchos años, nace la semilla de su estilo, basado en la búsqueda de la sensualidad y la belleza a través de la exaltación del volumen. Participa en una muestra colectiva en el Museo de Bellas Artes de Houston, Texas.

1957

El día de su primera comunión, 1939.

En el mes de abril lleva a cabo su primera exposición individual en Estados Unidos, en el PanAmerican Union de Washington D. C. Visita varios museos en Nueva York y descubre el expresionismo abstracto. Conoce a Tania Gres, quien más tarde abrirá una galería en Washington. En mayo regresa a Bogotá y en octubre recibe el segundo premio del X Salón Anual de Artistas Colombianos por su obra Contrapunto. Expone en la Galería Antonio de Souza en México.

1953-1954

Su viaje por Europa lo lleva a Florencia donde instala un estudio y permanece ahí durante dos años. Botero queda fascinado por las obras del Renacimiento italiano, especialmente por las pinturas y frescos de Paolo Uccello, Masaccio, Andrea del Castagno y Piero della Francesca en Arezzo. También viaja a Siena, Venecia, Ravenna y otros centros artísticos. Durante 18 meses estudia la técnica del fresco e historia del arte del siglo XV. Al terminar sus clases, en las noches, trabaja al óleo en su estudio ubicado en vía Panicale que en el pasado había pertenecido al pintor Fattori. Una obra característica de esa época es Los caballos, en la que se percibe la inspiración de Paolo Uccello y la atmósfera metafísica de Giorgio de Chirico.

1955

Su padre, David Botero, 1934.

tendencias de la vanguardia francesa, reacciona adversamente a su trabajo. Empieza a trabajar como ilustrador en varios periódicos. En diciembre se casa con Gloria Zea.

En marzo, tras su regreso a Bogotá, expone en la Biblioteca Nacional un conjunto de obras con clara influencia de la pintura italiana del Renacimiento. Estos nuevos 20 trabajos fueron un fracaso y la crítica, que solo se mostraba a favor de las

ciones para el cuento “La siesta del martes” de Gabriel García Márquez, publicado en el diario El Tiempo. Pinta el cuadro de gran formato La alcoba nupcial: homenaje a Mantegna, una interpretación libre de los frescos de Mantegna en el Palazzo Ducale de Mantua. Por esta obra recibe el primer premio del XI Salón Anual de Artistas Colombianos y a pesar de que, en un principio, el jurado había descartado la obra, las protestas de personajes de los círculos del arte y la prensa hicieron que el jurado revisara su decisión, cambiando de parecer. Posteriormente este homenaje se exhibe junto con Obispo dormido en la exposición Fernando Botero: Recent Oils, Watercolors, Drawings en la galería Gres, en Washington D.C.; la mayoría de sus pinturas son vendidas en la noche de la inauguración. Expone también en una muestra colectiva en el Museo Guggenheim de Nueva York. Su obra es incluida en la XXIX Bienal de Venecia y de nuevo expone en México en la Galería Antonia de Souza.

1959

En el Salón de Arte de este año, Botero presenta la Apoteosis de Ramón Hoyos, obra que se refiere al campeón colombiano de ciclismo. Este mismo año termina la pintura Niño de Vallecas, inspirada en la obra del artista español Diego Velázquez y de la que había pintado diez versiones previas. Esta obra monocromática con sus impulsivas pinceladas, aún muestra la influencia del expresionismo abstracto. En la V Bienal de São Paulo, Brasil, representa a Colombia junto con Enrique Grau, Alejandro Obregón y Eduardo Ramírez Villamizar.

1960

Botero en su estudio de Bogotá, Colombia, 1957.

1958

Nace su hija Lina. A la edad de 27 años es nombrado docente en la Academia de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, donde imparte la cátedra de pintura hasta 1960. Se va afianzando como uno de los pintores jóvenes más importantes de Colombia. Elabora ilustra-

Entre febrero y abril se dedica a pintar en el Banco Central Hipotecario de Medellín un gran fresco. Nace en Bogotá Juan Carlos, su segundo hijo varón. Es elegido para representar a su país en la II Bienal Interamericana de México. Esa decisión tomada por la crítica de arte Marta Traba junto con otros jurados desencadena una serie de protestas que son debatidas en forma de contra protestas por Botero y un grupo de amigos suyos. Expone por segunda vez en la Galería Gres en Washington D.C., infortunadamente esta galería que lo había apoyado cierra sus puertas al poco tiempo. Durante la exposición muchos de sus seguidores quedan sorprendidos por la serie de Niños de Vallecas, debido a la falta de colorido que antes había mostrado el artista. Se divorcia de su primera esposa, Gloria Zea, y sale por tercera vez de su país, en esta ocasión,

rumbo a Nueva York, donde alquila un apartamento en Greenwich Village. Elabora una serie de pinturas que recrea los violentos asesinatos cometidos por Nepomuceno Matallana, personaje que forma parte del folclor de la cultura de Bogotá.

1961

En junio presenta algunos cuadros y una docena de ilustraciones para El gran Burundú Burundá ha muerto, de Jorge Zalamea, en la galería El Callejón de Bogotá. Por iniciativa de Dorothy C. Miller, curadora del Museo de Arte Moderno de Nueva York, el museo compra la primera versión de Mona Lisa a los doce años, la única obra figurativa adquirida por esa institución ese año. En la introducción al catálogo de adquisición, Alfred H. Barr escribe sobre esta obra: “No se puede admirar esta inquietante obra, sin tomar posición”.

1962

Se presenta Botero en The Contemporaries, su primera exposición en una galería de Nueva York, que es severamente criticada.

1963

Al mismo tiempo que el MoMA (Museum of Modern Art of New York) expone su Mona Lisa a los doce años, el Museo Metropolitano de Nueva York (MET) expone la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci. Traslada su estudio al Lower East Side.

1964 Se casa con Cecilia Zambrano. Con su pintura Manzanas gana el segundo premio Intercol de Jóvenes Artistas celebrado en el Museo de Arte

En su estudio de Nueva York, 1968.

331


Moderno de Bogotá. Construye una casa de verano en Long Island y alquila un nuevo estudio en la calle 14 de Nueva York.

en Roma en la Galleria d’Arte Marlborough. En el Colegio San Carlos de Bogotá se presenta la muestra Fernando Botero: Retrospectiva 19481972.

1965

1974

Su estilo plástico, ya completamente maduro, emerge por primera vez en la pintura La familia Pinzón. Realiza cuatro obras inspiradas en el retrato que el pintor hizo de Hélène Fourment de Rubens. Sus tonos compactos elaborados de pinceladas elegantes y precisas, dan paso a colores delicados. Sobre la elección de sus temas, Botero explica: “Aunque he pintado numerosas figuras, no trabajo directamente con modelos, porque me siento limitado, me quitan mi libertad. Prefiero pintar libremente y seguir mi propia imaginación”.

La Galerie Brusberg de Hanover inaugura la muestra Botero: Aquarelle und Zeichnungen. En un accidente de tránsito en España muere Pedro, su hijo menor. A partir de ese momento sus obras quedan marcadas por este acontecimiento. Elabora su obra escultórica Mano, considerada uno de sus trabajos en bronce más importantes.

1975

1966

La Staatliche Kunsthalle, de Baden-Baden en Alemania, organiza la primera exposición de Botero en Europa. Al término de esta, las ciudades de Múnich en la galería Buchholz y Hannover en la galería Brusberg acogen su obra, en el mes de septiembre de este año. El Milwaukee Art Center, en Wisconsin, presenta la primera exposición de Botero en un museo de Estados Unidos, que obtiene muy buenas críticas en la revista Time.

1967 - 1968

Pasa estos años viviendo entre Colombia, Nueva York y Europa. Tras una de sus visitas a Alemania, en Múnich y Núremberg queda fascinado por la obra del artista alemán Alberto Durero. Esto da lugar a sus “Dureroboteros”, una serie de grandes dibujos en carboncillo sobre tela, que parafrasean pinturas del gran maestro alemán.

En el estudio de su casa Tucurinca en Cajicá, Colombia, 1978.

1969

Expone una serie de pinturas y carboncillos en el Center for Inter-American Relations en Nueva York, muestra que lo consolidó como uno de los artistas latinoamericanos más importantes. Realiza su primera exhibición en París, en la prestigiosa galería Claude Bernard.

1970

En marzo una gran muestra itinerante de ochenta pinturas se presenta en Staatliche Kunsthalle de Baden-Baden, Haus am Waldsce de Berlín, Kunstverein de Düsseldorf, la Hamburg Kunstverein y la Kuntshalle de Bielefeld. Nace en Nueva York Pedro, su tercer hijo varón.

Se divorcia de su segunda esposa, Cecilia Zambrano. Dona su obra Plegaria al Museo de Antioquia, en Colombia. Esta donación es la primera de muchas que posteriormente realizará a dicha institución. Expone la muestra Fernando Botero en la ciudad de Róterdam.

1976

Se casa con la artista griega Sophia Vari. Después de una gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Contemporáneo en Caracas, Venezuela, recibe de manos del presidente de este país la Orden Andrés Bello. Expone una serie de acuarelas de gran formato en la Galería Claude Bernard de París y durante un tiempo se dedica a la escultura. Realiza casi 25 esculturas de temas variados: torsos, gatos, culebras y cafeteras de grandes proporciones.

1971

Alquila un apartamento en París en el Boulevard du Palais, en la Isla de la Cité y vive entre esta ciudad, Bogotá y Nueva York.

Una retrospectiva de su trabajo se exhibe en la Fundación Pierre Giannadda en Martigny, Suiza. Realiza una exposición de esculturas monumentales en la Fortaleza de Belvedere en Florencia. En la Galería Marlborough de Nueva York también se exponen algunas de sus esculturas.

Traslada su estudio parisino a la rue du Dragon, donde lo tiene actualmente, y empieza a pintar de nuevo.

1979-1982

Exhibe su obra pictórica y escultórica en diferentes muestras a través de las ciudades europeas de Basilea, Bruselas, Lund y Høvikodden, París y Roma. En Estados Unidos expone en Nueva York, Filadelfia, Houston y Chicago. El Hirshhorn Museum and Sculpture Garden en Washington D.C., inaugura su primera exposición retrospectiva en Estados Unidos. Publica una serie de cuentos ilustrados en el diario colombiano El Tiempo . En 1981 exhibe en Tokio y Osaka.

1983

El Metropolitan Art Museum de Nueva York adquiere la obra Baile en Colombia. Ilustra Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez, para el primer ejemplar de Vanity Fair. En Pietrasanta, Italia, establece un estudio cerca de las canteras de mármol de Carrara. A partir de ese año pasa varios meses trabajando con fundidores de bronce y talleres de mármol. Inicia sus series de dibujos y pinturas sobre escenas taurinas.

Torso en proceso de fundición, 1991.

1984

Dona tres de sus esculturas monumentales al Parque San Antonio, en Medellín, y dieciocho pinturas a la Biblioteca Nacional de Bogotá. Dedica la mayor parte de su tiempo a las corridas de toros.

1985

A finales de abril la Marlborough Gallery de Nueva York presenta una serie de veinticinco obras sobre el tema de la fiesta taurina. Expone en el Museo de Arte de Ponce en Puerto Rico.

1986

La exposición Botero: Bilder, Zeichnungen, Skulpturen se exhibe en Múnich, Bremen y Fráncfort. Una muestra retrospectiva sobre su obra viaja por las ciudades japonesas de Tokio, Sapporo, Osaka y Niigata.

1987

El Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, inaugura la retrospectiva Botero: pinturas, esculturas, dibujos. La muestra itinerante La corrida, que incluye 86 obras, se presenta en la Sala Viscontea en el castillo Sforzesco de Milán. Una exposición de pinturas, esculturas, acuarelas y dibujos se inaugura en la Galería El Museo de Bogotá.

1991 El Palazzo delle Esposizioni de Roma inaugura la muestra Fernando Botero, en la que se exhiben óleos, esculturas y dibujos conjuntamente con la serie La corrida. Durante esos años tienen lugar muestras en Suiza, Bélgica, Estados Unidos. En Alemania se exhiben sus trabajos en la Galería Brusberg de Berlín y en Japón en la Marlborough Gallery de Tokio.

1992

En 1992 realiza su primera exposición de esculturas monumentales en Monte Carlo, Mónaco. Ese mismo año tiene lugar en los Campos Elíseos de París la más importante exposición de esculturas monumentales realizada en espacio público.

1993

Exhibe su obra por primera vez en Rusia, en el Museo Pushkin de Moscú y en el Museo del Hermitage de San Petersburgo. Se presenta la exposición Botero en Madrid , que incluye la exhibición de un conjunto de esculturas monumentales en el Paseo de Recoletos.

1994

A partir de ese momento y a lo largo de su carrera expone en más de veinte de las ciudades más importantes del mundo como Nueva York,

1988

1973

332

1990

1978

En febrero tiene lugar su primera gran exposición en la Marlborough Gallery de Nueva York. Tiene un nuevo estudio en París en la rue Monsieurle-Prince y también adquiere una casa de campo en Cajicá, al norte de Bogotá, donde pasará varios meses al año.

Con Pedrito, su hijo menor, 1974.

El Museo de Arte de Coro y el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, en Venezuela, reciben la muestra Botero. La corrida: óleos, acuarelas, dibujos, que el mismo año se presenta en el Museo Rufino Tamayo en Ciudad de México.

El Gobierno regional de Antioquia le otorga la Cruz de Boyacá por sus servicios a Colombia. En memoria de su hijo Pedro, inaugura una sala en el Museo de Zea, en Medellín, y dona diecisiete de sus obras. A través de la galería Claude Bernard expone por primera vez sus esculturas en la Feria de Arte de París (FIAC) en el Grand Palais. Realiza la serie de pinturas Después de Velázquez, basada en los retratos de las infantas, que surgen del profundo análisis que hizo Fernando Botero del gran maestro español.

1972

Se muda definitivamente a París. En esta ciudad decide incursionar en el campo de la escultura y elabora sus primeras obras en bronce. Expone

1989

1977

Naranja, donada al Museo Nacional de Colombia, 1984.

Su exposición en el Museo Rufino Tamayo, Ciudad de México, 1989.

La exposición La corrida también se exhibe en el castillo Ovo de Nápoles y en el Albergue de los pobres de Palermo. Una retrospectiva de sus obras se presenta en el casino de Knokke le Zoute en Bélgica.

Con el matador César Rincón, 1994.

333


1995

2003

En el Museo Maillol en París se inaugura la exposición Botero, oeuvres récentes. Sobre el Gran Canale, en Venecia, se exhiben esculturas monumentales; al mismo tiempo, en el Palazzo Ducale se presenta la muestra Botero a Venezia: sculture e dipinti.

En su estudio de París, 1996 .

Un grupo de terroristas coloca una bomba debajo de la escultura de bronce Pájaro, que Botero muestra Fernando Botero en el Museo de Arte había donado a la ciudad de Medellín, situada Contemporáneo de Monterrey, México. en la Plaza del Mercado. El atentado deja un saldo de veintitrés muertos y doscientos heridos. 2000 En recuerdo de las víctimas de ese atentado, Realiza significativas donaciones a Colombia Botero dona la escultura La Paloma de la Paz con la entrega al Banco de la República, en Bopara colocarla al lado de la escultura destruida. gotá, de la totalidad de su colección de arte contemporáneo creada a lo largo de veinticin1996 co años, junto con más de cien óleos, dibujos y Expone una serie de pasteles en la galería parisiesculturas de su autoría, creándose la Donación na Didier Imbert y en una presentación organizaBotero, que alberga obras de artistas de los sida por la Marlborough Gallery de Nueva York glos XIX y XX, como Pissarro, Corot, Monet, Rese muestran sus más recientes óleos. noir, Picasso, Degas, Matisse, Beckman, Bacon, Tiene lugar la segunda muestra itinerante de BoDalí, Lucien Freud y muchos otros. tero por ciudades japonesas, en esta ocasión Al Museo de Antioquia, en Medellín, entrega se presenta en Tsukaba, Niigata y Mitsukoshi. veintiuna obras de artistas contemporáneos, Ese mismo año se inaugura una exposición de su como Rosenquist, Wesselman y Katz, junto con obra en Kyungju, Corea del Sur, y Monumentals 114 obras propias. Durante ese año, también Sculptures es organizada por The Israel Muse creó, frente al museo, la Plaza Botero, para seum, en Jerusalén. la que el artista dona veintitrés esculturas monumentales que se exhiben permanentemente en 1997 esa ciudad. Expone la muestra Fernando Botero en Lugano. Ese Las donaciones permitieron que estas instituciomismo año también lo hace en la Galleria d’Arte il nes reunieran grandes colecciones de arte de Gabbiano, en Roma, y la Galerie Thomas, en Múlas tendencias pictóricas de los últimos ciento nich. cincuenta años, y con esto cumplieron con el principal objetivo del artista: “Hoy día, los artis1998 tas colombianos no deberían encontrarse con Durante este año, las ciudades de São Paulo, los mismos problemas a los que yo me enfrenté Río de Janeiro, Lisboa, Toronto, Bamberg, Berlín, años atrás. Yo tuve que aprender a pintar sin Miami y Montevideo reciben su obra. El Muhaber tenido la posibilidad de ver una sola pinseo de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand tura original que fuera distinta a las hechas en realiza una exposición de pinturas, dibujos y América Latina”. esculturas.

1999

Inicia una serie de cuadros basados en los casos de abuso y tortura de los prisioneros en la cárcel de Abu Ghraib, en Iraq, después de haber visto las fotografías de estos sucesos en los medios de comunicación. Dona cuarenta pinturas y dibujos de su serie sobre la violencia en Colombia al Museo Nacional de Colombia. El Singapur Art Museum organiza una exposición retrospectiva de pinturas y esculturas monumentales. La exposición Botero en Ebisu se presenta en la ciudad de Tokio.

2005

Se inaugura Fernando Botero en la Kunsthalle Würth en Alemania, que constituyó la primera gran retrospectiva realizada en ese país después de 20 años. La exposición Fernando Botero: gli ultimi quindici anni se presenta en el Palazzo Venezia, en Roma.

2006

Se expone la muestra Botero en Den Haag, en la ciudad holandesa del mismo nombre. Una selección de las pinturas de la serie Abu Ghraib se exhibe en Nueva York en la Marlborough Gallery y posteriormente en el Berkeley Art Museum de la Universidad de California, en Estados Unidos. The

2001

El antiguo Colegio de San Ildefonso, en Ciudad Es el primer artista vivo invitado a exponer sus de México, inaugura la exposición Fernando esculturas en la Piazza della Signoria y en la Botero, 50 años de vida artística. Piazza degli Uffizi en Florencia. En Italia también presenta su obra en la Sala d’Arme del 2002 Palazzo Vecchio. La muestra Botero se presenEl Moderna Museet, en Estocolmo, presenta la ta en el Tel Aviv Museum. Se lleva a cabo la muestra Botero, retrospectiva que posteriormente

334

2004

New York Times destaca esa muestra como una de las más importantes exposiciones del año. El Torreón de Lozoya de Segovia en España presenta una exposición de pinturas, dibujos y esculturas.

2007

La exposición itinerante The Baroque World of Fernando Botero es acogida por el Musée National des Beaux-Arts en Quebec, así como por otras nueve instituciones estadounidenses en las ciudades de Texas, Oklahoma, Florida, Delaware, Luisiana, Tennessee, Colorado, Ohio y California. Se exhibe una gran muestra de pinturas, dibujos y esculturas en la exposición Botero en el Palazzo Reale de Milán, entre los meses de julio a septiembre de este año.

Foto cortesía Oleg Covian

viaja a Holanda para ser exhibida en el Arken Museum of Modern Art de Copenhague.

Chicago, Buenos Aires, Madrid, Beverly Hills, Jerusalén, Washington, Lugano, Lisboa, São Paulo, Bamberg, Miami, Florencia, Venecia, Singapur, Tokio, Den Haag, Berlín y Saint-Tropez. Los cuadros sobre el tema de la corrida son expuestos en el Grand Palais de París. Una muestra itinerante de dibujos realizados por el artista entre 1964 y 1986 se exhibe en territorio estadounidense, incluidas las ciudades de Nueva York, Corpus Christi, Naples, Gainesville, Lafayette, Columbia y Lexington.

Con su hija Lina.

Botero dona al Berkeley Art Museum obras de la serie basada en los abusos a los prisioneros de la cárcel de Abu Ghraib, en Iraq, conformada por veinticinco pinturas y veintidós dibujos. Ese mismo año exhibe en la American University, a la que también dona algunas obras pertenecientes a esa serie. La Galerie Thomas, de Berlín, presenta, en el centro histórico de esa ciudad, dieciséis esculturas monumentales, entre ellas Caballo, que se ubica delante de la Puerta de Brandenburgo y el resto preside la explanada Lustgarten. Dona al Museo Nacional de Colombia un conjunto de cuarenta y ocho pinturas y dibujos inspirados en temas de la violencia en su país natal. Para celebrar los 75 años de Fernando Botero, la Galería Fernando Pradilla de Madrid organiza una muestra homenaje al artista.

2008

Exhibe sus pinturas y dibujos sobre el tema del circo en Abu Dhabi, Emiratos Árabes y Estados Unidos. Se presenta Abu Ghraib-El circo en la ciudades españolas de Valencia y Vigo. Dentro del Foro Mundial de Filantropía, celebrado en Miami, recibe de la revista Poder el premio de “Filántropo del año”, por las donaciones que a lo largo de su vida ha realizado al pueblo de Colombia.

2009

En la ciudad de Monterrey, México, expone una selección de pinturas de la serie Abu Ghraib. En esa misma localidad, un grupo de industriales adquiere la escultura monumental de bronce Caballo, y la dona al gobierno del estado para ser expuesta en la Macroplaza. Durante ese viaje, recibe el doctorado honoris causa por parte de la Universidad Autónoma de Nuevo León. La muestra El dolor de Colombia se exhibe en la Pinacoteca Diego Rivera, en Xalapa, Veracruz, México. La exposición Fernando Botero se presenta en el Museo de Arte Contemporáneo de Seúl en Corea y Fernando Botero: gente del circo se exhibe en la Contini Art Gallery en Venecia, en la James Goodman Gallery en Londres y en la Thomas Gibson Fine Art en Nueva York. La Universidad de Berkeley en California le entrega la distinción “Chancellor Citation” por su vida artística.

2010

Expone la muestra The Baroque World of Fernando Botero en el Nevada Museum of Art, en Reno, Estados Unidos. La exposición Botero se presenta en las ciudades de Budapest, Bogotá y Estambul. La muestra Fernando Botero: exposition de sculptures monumentales se realiza en Saint-Tropez.

En septiembre de este año se exhiben sus obras en el Museo de Bellas Artes de Budapest. La Pinacoteca Comunale Casa Rusca de Locarno presenta una exposición de la producción artística de Botero de los últimos 15 años.

2012

Bajo el título Viacrucis: La pasión expone en el Museo de Antioquia de Medellín su nueva serie sobre Viacrucis, institución a la que dona estas obras para ser exhibidas en su colección permanente. Las salas de Monte Frumentario del Palacio de Asís en Italia exhiben por primera vez la muestra Los yesos de Botero, conformada por 76 yesos y 44 dibujos. El 19 de abril Fernando Botero cumple 80 años y en diferentes ciudades se realizan celebraciones en su honor. El Museo del Palacio de Bellas Artes en México D.F. realiza una importante exposición retrospectiva titulada Fernando Botero, una celebración. La Galería Samuelis Baumgarte, de Bielefeld, presenta la muestra Homenaje 80 años con una selección de pinturas, esculturas y dibujos del artista. En Pietrasanta, Italia, donde Botero ha trabajado sus esculturas durante los últimos 25 años, se exponen de julio a septiembre sus esculturas y dibujos. En octubre presenta en el Museo de Bellas Artes de Bilbao la exposición Fernando Botero. Celebración, una importante muestra antológica de su carrera artística que reúne numerosas obras realizadas en los últimos sesenta y cinco años. En la actualidad Fernando Botero vive y trabaja entre Francia, Mónaco, Italia, Grecia, Estados Unidos y Colombia.

2011

El Bank Austria Kunstforum, en Viena, organiza la exposición Botero. La muestra The Baroque World of Fernando Botero se exhibe en Ohio. Por primera vez, una serie de cuadros sobre el tema del Viacrucis se presenta en la Marlborough Gallery de Nueva York, muestra que exhibe óleos y dibujos sobre el tema de la pasión de Cristo.

Con sus hijos, Juan Carlos y Fernando.

Bibliografía cronología:

Con su mujer, la artista griega Sophia Vari.

Botero, La corrida. Colección Maestros del Arte Contemporáneo. Lerner & Lerner Ediciones, 1989. Botero, La Pintura, Lascau H. Gilbert. Lerner & Lerner Ediciones, 1992. Fernando Botero, Una celebración, Conaculta, 2012. Fernando Botero, Samuelis Baumgarte Galerie, 2012. Viacrucis, la pasión de Cristo, Botero 80 años. Fondo Editorial Museo de Antioquia, 2012. I gessi di Botero, retrospettiva, 1973 - 2012, 17 de marzo - 31 de agosto, 2012. Palazzo Monte Frumentario Assisi, Arte Internazionale, 2012.

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BOTERO La Pintura Los últimos 15 años

Se terminó de imprimir en el mes de noviembre de 2012, en los talleres de Panamericana Formas e Impresos S.A. en Bogotá, Colombia.


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