AUNIA 01

Diciembre

2002

Abendua

Luis Padura: "Ser herrero es una form a de vida" Urduña: La Ciudad y la M em oria Butaca colgante: El cañón del Nervión Federiko Belaustegigoitia; Laudioko euskaitzalea

Estelas: Las piedras que hablan

URREZKO "Q" SARIA KUDEAKETAREN KALITATEARI EU RO PAKO LEH EN FIN A N TZA -EN TITA TEA Kairtaterako Euskal Fundazioak -Euskalit- aintzat hartu ditu Euskadiko Kutxak kudeaketaren kalitatearen alorrean buruturiko lana eta hobekuntza etengabearen akie egin duen apustu irmoa, eta Urrezko “Q'saria eman dk>. Ziurtapen horren ondorioz. Euskadiko Kutxa SOOen Taldean sartzen den Europako lehen finantza-entitatea da, Europan hom ologatuta dagoen EFQM kanpo* ebaluaketaren arabera. *A/earp«n/wneà/loöcfcuntM •tan9«bMfM «UM» ZteAunMn ton buttzattcn eta/nrren onuraft bezcHMktersft dHu Uk«n fioMn btmrl b»ttM gun wit/ta(Mrf zvntzua mattn tHon»\

CA|A LABORAL EUSKADIKO KUTXA

Lehenengo alea.

AVNIA aldízkariaren lehenengo alea eskuartean daukagularik, bata bestearen atzetik datozkigu hìtzak. Urte erdi luzea igaro da kultura, natura età, azken finean. inguruarekin maiteminduta gauden hìru lagunok aurrean duzun aldizkaria egitea erabaki genuenetik.

Landu behar genituen gaiak hautatzea, gutxieneko lana izan zen. Lanek halabeharrez eduki behar zuten alde didaktikoa ere ez genuen zaiantzan jarrl.

Bigarren ardatza egitasm oaren kokagunea da; Arabako Alara, Amurrlo, Artzìnlega, Laudlo età Okondo udalerriak, batetlk, età Bizkaiko Orozko età Urduña, bestetik. Erabaki hau hartu genuen, ustez, berezko eskualde naturala sortzen zutela euren artean. Hau ez da oztopoa ¡zango beste tokietako artikuluak ere agertzeko.

Ilusioa geuk jarrl dugu. Baina ez zen nahlkoa. Asmo eder hau bideraezina izango zen adm lnlstrazloek, iragarklak jarri dutenek eta laguntzaileek emandako bultzada barik. Zaila zen. ezer ere ez genuelako aurkezteko. Ikutzeko eta gozatzeko eguna irltsi den artean, behintzat. Aldizkari hau errealltate bihurtzeko ahalegindu direnei, irakurleoi. guzti-guztioi. esker mila. Luzea izan bedi elkarrekin ibili beharreko bidea.

EI primer número.

A la hora de presentar este primer número de Avnia se nos agolpan las palabras. Ha pasado más medio año desde que tres apasionados por la cultura, la naturaleza y, en definitiva, lo que nos rodea, decidimos intentar sacar adelante esta revista que hoy tienes entre tus manos. No nos costó casi nada decidirnos sobre qué asuntos abordar. Tampoco dudamos sobre el carácter didáctico que debía tener el trabajo. Éso y el epicentro del proyecto: los cinco municipios de la cuadrilla de Ayala, además de los vizcaínos limítrofes de Orozko y Orduña, al entender que los siete conforman una comarca natural. Ello no quiere decir que, tanto en este como en próximos números, el lector encontrará artículos del resto de la provincia e incluso de otras.

La ilusión la ponemos nosotros. Pero éso sólo no vale. De ahí que queramos dedicar unas líneas muy sinceras a las administraciones, a los anunciantes y a los colaboradores que creyeron en este proyecto nada más ver el pequeño dossier que les presentamos.

Sabíamos que la empresa era difícil, porque ‘vendíamos humo', nada palpable, hasta que ha llegado el día de poder tocarlo y disfrutar de sus contenidos. A todos, a los que en mayor o menor medida han contribuido a sacar adelante la publicación y a los lectores, muchas gracias.

Q ue estas líneas sean sólo el comienzo de un largo camino juntos.

ARGITARATZAILEA: AVNiA KULTURA ELKARTEA Torrea, 16, 2.® 01408 - LUIAONDO www.aunia.org

ZUZENDARITZA ETA ERREDAKZIOTALDEA; Aitor Aretxaga, Juanjo Hidalgo eta Felix Mugurutza.

Sumario 4

Estelas; Las Piedras que liabian Félix M uguruza Moltalbán

23 Luis Padura: "Ser herrero es una forma de vida” A ltor Aretxaga

E»t«la AVNIA (LAUDIO) N * 1 Zkla.

Negua

i FOTOMEKANIKA ETA DISEINUA: ABZ • BILBO MOLOIZTEGIA: Qráficíis Uzarra • LiZARRA

Eskerronak: Luiaonóoko Adminlstrazio Batzarra

D.L NA 3055 • 2002 I.S.S.N: 1695-3932

29 Perderil(a Beiastegigoitia (1876-1947); euskararen i>atasunaren aide neicaezin Henrike Knorr

37 Ei iiombre de IHariazuio: Historia de una cueva de Okondo Juanjo Hidalgo

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49 Urduña: La Ciudad y la Memoria Ane Ría

56 Cómo nos vieron: La Artziniega de 1795 vista por J J . Landazuri introducción de A V N IA

64

jei n y desarrolio O ñg dersaito «a dei Nervión

'•3- i j . v r , a i .

82 Los vinos de ia Rioja Alavesa, un lujo al alcance de todos Patxi Antón Idróquilis

88 La catedral de Santa María: Una experiencia única de restauración en VItoria-Gasteiz Fundación Catedral Santa M aría y A V N IA

Luis Eguiluz y Andoni Tarriño

66 Butaca coigante: Ei cañón dei Nervión Aitor Bilbao Otaola

Castaños, calañas y ericeras Enrike Ibabe Ortiz

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95 Nuestros anfibios Endika Ussia

101 Publicaciones recibidas 102 Vara de oro Gabriel Vázquez

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El término "estela" es de una acepción tan amplia que parece necesaria una defi',; ;nición para no desorientarnos. Podríamos decir que son unos monumentos recordatoríos, construidos con un bloque de pie_ Ira y colocados verticalmente en memoria 'd e algún acontecimiento concreto o, lo más habitual, de un enterram iento o muerte. Cuando se trate de este segundo caso, hablaremos de "estelas funerarias", que son las que habitualmente y por anto>masia identificamos cuando hablamos "^e ellas. C om o veremos, la mayoría inclu­ yen una decoración y, algunas, una insripción.

El euskara, para referirse a las estelas, sólo lo hace con las de carácter funerario y es especialmente conciso en su denomina:tón: h ila rr ia , literalm ente "piedra de muertos". Existen además otras denom i­ naciones como h ila rg i -" lu n a " o "luz de m u e rto s " - o, sim plem ente g iz o n a k o ja r r i- g iz o n a k . Esta última denominación quizá venga dada por su habitual forma itropom orfa, es decir, con similitud al cuerpo humano.

O tra serie de denominaciones parecen haber pasado desapercibidas para los estu­ diosos. Entre ellas, probablemente, el ori­ gen de topónim os como Gizaburuaga tcabeza hum ana", Andrearriaga "Diidra de la mujer" o los evidentes n o f lir f « de Jugar M unikarriaga "piedras d í^ la muñe­ ca" presentes, por ejem pl y ^ los pueblos ^ayaleses de M adaria, Miífeí?© o Salman>n. Lope García de Saazar en sus exten­ sísimas B ie n a n d a n z a j^ y Fortunas publi­ cadas en el siglo es m uy explícito al escribir "...e co rto es las cabeças, e a llí jís íá n dos m uñeca de p ie d ra grandes p o r señal de sus mue, El uso de las M e la s , tanto como ele­ mento conm em oraiyo como funerario, forma parte del p ro p lo « v e n ir de ia historia de la civilización ya q u a ^ encuentra generall'a d a en la mayoría d h a s culturas y épocas, ^ í existen una tip o lo g ^ d e estelas egipcias, entales, griegas, r o m i ^ , e incluso ame­ ricanas precolombinas, erft(e otras.

Para muchos in vestigifcres supone ¿jna evolución directa de Io5l menhires, característicos de las últimas é p d B y de la

prehistoria y tam bién relacionados con supuestos ritos funerarios. Recordemos que algunos menhires, como el de A ta en Cipuzkoa, son supuestamente de carácter antropomorfo. A pesar de ello, hay que adoptar con reservas dicho planteamiento evolutivo.

En cualquier m odo, cuando hablamos de las estelas debemos tener en cuenta que se trata de un campo mucho más rico en tipologías, funciones o formas que lo que estamos acostumbrados. Decimos esto porque habitualmente sólo se tom an por estelas aquellas que son medievales o posteriores y con form a discoidal. A fo r­ tunadamente, el espectro es más variado tal y como veremos en los ejemplos de este artículo.

Sin ir más lejos, en nuestra zona de trabajo -principalm ente la comarca del Alto Nervión y sus cercanías- existen no pocos ejemplares, con la ventaja de que abarcan varias épocas históricas y tipolo­ gías. A pesar de su indiscutible interés, son las grandes olvidadas de nuestro patrim o­ nio y el desconocimiento general que exis­ te sobre ellas es prácticamente absoluto.

Esperemos que este artículo sirva, al menos, para potenciar su conocimiento y

EPOCAS Ya se ha dicho anteliorm ente que la presencia de las estelas comb elem ento de cultura material se constata elhia práctica totalidad de las civilizaciones a n c u a s .

En nuestra com arca, los primeros ejemplares conocidos pertenecen a la époi:a conocida como la romanización y han sido hallados en Laudio.

Tras la caída del imperio ro jja n o siguieron utilizándose aunque se produjo una evolución en su tipología. Así, duran­ te toda la Edad M e d ia florecieron las llamadcis discoidales las cuales gozaron de una excelente difusión. Su m áxim o es­ plendor general fu e alcanzado en ^él siglo X V II -especialmente en la Vascortia conti­ n ental-, m om ento en el que ePtnienza su decadencia hasta prácticápUnte desapa­ recer. En la zona donde encuadramos

Además, en los casos en los que exis te escritura -estelas romanas de Laudi( se pretende hacer perdurar la memoria fallecido a través de los tiempos.

En otras ocasiones señalan una m u e ra te violenta. Este tipo de estelas sueí encontrarse lejos de las poblaciones. Ui buen ejemplo es la de Aranekoarri de Orozko.

También les ha sido atribuida a las estev las la función de delimitación del cemente­ rio en las necrópolis. En cualquier caso^ dicha función es dudosa y difícil de ates guar. Lo que sí es cierto es que, especial­ mente las que aparecen cercanas a alguna iglesia o erm ita -M enagarai, Artziniega, Isusi-Laudio, etc. - parecen haber formac parte de alguna necrópolis.

QUIÉNES USABAN LAS ESTELAS.

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Todos los datos parecen evidenciar que el uso de las estelas estaba alejado de las capas populares tanto en la época de la"^ romanización como en la medieval. Su uso parece estar restringido a personajes d cierta importancia o relevancia. nuestra comarca de estudio parece que dicho declive fue anterior. Ello queda re­ flejado en los elementos localizados.

Posteriormente, en un afán iconoclas­ ta, el uso de la estela vuelve a resurgir en las épocas actuales como recuperación de aquella estética ya perdida.

FU N C IÓ N DE LAS ESTELAS El hecho de que una estela sea un blo­ que de piedra colocado de manera vertical ya nos implica una ruptura con el estado natural de las cosas y por tanto, una lla­ mada de atención. Es decir, se trata de una señalización.

Exceptuando los escasos ejemplos de estelas conmemorativas -co m o sucede en Arespalditza- la práctica totalidad hará referencia a la muerte. Principalmente eran colocadas en las cabeceras de los enterramientos para evitar que, por acci­ dente, se destruyesen las tumbas. Es más, parece ser que el uso de simples losas sin trabajar o incluso madera fue habitual.

Tal y como ya se apuntaba anteri mente, quizá corresponda a las capas m populares la señalización realizada po’ medio de piedras sin talla ni decoración o con maderas. Ello sería suficiente para evi­ tar la destrucción del enterram iento a la hora de realizar nuevas fosas.

Solamente en el nordeste de Vasconial llegó a popularizarse su uso pero, en cual­ quier caso, generalmente corresponde^ épocas más tardías.

PRESENCIA DE ESCRITURA Se llama epigrafía a la escritura en materiales duros como las piedras o los. metales, en oposición a la paleografía, referida ésta a la escritura en materialej^ blandos y perecederos como el papel pieles. Así pues, diremos que una este contiene elementos epigráficos cuando en ella aparece incisa cualquier tipo de infor­ mación escrita.

Dado que el conocimiento de la escri-i. tura está directamente relacionado con eL

"nivel de desarrollo cultural, es un elem en­ to clave para su datación cronológica, ^ l ó g i c a m e n t e , cuando aparece nos ofrece una Inestimable información.

En las dos estelas de Laudio pertene­ cientes a la época de la romanización apaJPfece Información escrita sobre los difuntos y sus dedicantes, algo muy común en los materiales procedentes de este período listórico. Ello se debe al considerable gra^do cultural del momento, suficiente como para ser utilizada en la mayor parte de las *(rtelas de la época a pesar de que la escri­ tura fuese desconocida por los estratos 3ciales más bajos.

Q uizá sobre decir que las estelas per•tenecientes a la romanización son fácil"mente reconocibles por su comienzo con la s letras D. M ., una fórm ula dedicatoria a las divinidades de los difuntos.

Sin embargo, tras la caída del imperio jpm ano y durante toda la Edad M e d ia se produce una gran aculturlzación, quedan­ do el conocimiento y uso de la escritura minimizados y relegados a un muy limita­ do grupo social.

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C óm o no, ello tiene su reflejo en las estelas. Así, todas las pertenecientes a ta época suelen carecer de elem entos epigráficos. Es más, la ausencia de escri­ tura suele servir como referencia en su ¡atación y, casi autom áticam ente, presune una elaboración anterior al siglo . A partir de esta fecha, con la gene’alización progresiva del conocim iento de la escritura, se posibilita la aparición de otros elem entos funerarios diferentes, comenzando así la decadencia y práctica ixtinción de las estelas.

La presencia de escritura en los ejempiares medievales es algo excepcional y ’ -'..suele producirse más en estelas conm em o­ rativas de fundación de Iglesias, enterra^ j í n i e n t o s de cargos eclesiásticos notables, te. Recordemos que el dom inio de la scritura en el medioevo está prácticamenrte relegada al sector religioso. La estela conmemorativa de Arespalditza es una jena muestra de ello.

[AVNIA

TIPOS DE ESTELAS Es tan variada la tipología de las estelas que se hace necesaria una clasificación de las mismas. Para ello nos valdremos de sus características.

Por un lado, tal y como ya se ha ade­ lantado, tendremos en cuenta la función para las que fueron realizadas pudiendo ser tanto conmemorativas como funerarias.

Las primeras están relacionadas con algún hecho o acontecimiento y las segundas con la señalización de alguna muerte. Entre estas últimas -las funerarias-, podemos hacer dos nuevos subgrupos: el de las rela­ cionadas con algún enterramiento, norm al­ m ente en necrópolis cercanas a iglesias o ermitas y que suponen la mayoría de las que se estudian en este artículo y las que señalan el lugar de una muerte violenta o luctuosa.

Si nos atenemos a la form a de las este­ las, podemos clasificarlas como tabulares -n orm alm ente de form a cuadrada o rec­ tan g ular- o como discoidales, es decir, de form a circular u ovoide.

Dentro de estas últimas, se ha produci­ do cierta confusión entre las estelas antro­ pomorfas y las discoidales propiamente dichas. Aunque en ocasiones la distinción entre ambas no sea demasiado nítida, po­ dríamos definir las discoidales como aque­ llas en form a de discos que se apoyan en el suelo por medio de un vástago, bien trape­ zoidal bien rectangular, mientras que en las

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antropomorfas, entre el disco y el vástago basa! existen una serie de elementos des­ critos como hombros, cuello, etc. que se asemejan en mayor grado a la form a hu­ mana.

En cualquier Cciso, el disco no siempre es circular siendo a veces de form ato irre­ gular. Así definiremos las de form a ovala­ da como ovoides y como discoides las que se aproximan a una form a circular.

También hemos de tener en cuenta el material con el que han sido realizadas. De entre las estelas propiamente dichas de nuestra comarca, exceptuando el caso de la de Andagoia realizada en piedra caliza, el resto son de arenisca. Ello probablemen­ te se deba a la mayor abundancia de este material a las notorias facilidades que ofre­ ce para ser trabajado.

D EC O R AC IÓ N. Es de destacar que las dos estelas per­ tenecientes a la romanización carecen de cualquier elemento decorativo a pesar de que su uso no sea extraño en dicha época.

En las medievales, la decoración suele ser muy variada aunque se repiten una serie de elementos, por otra parte, muy habituales.

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Las formas circulares elabora­ das con compás están presentes en la mayoría de ellas. Por una parte están los círculos concéntricos, es decir, a modo de ondas y sin cru­ zarse entre ellos. En otras ocasio­ nes, como sucede en la de A nda­ goia, valiéndose del compás, se realizan unos arcos de circunferen­ cia cuyo resultado se asemeja a una flor de seis pétalos.

Es muy habitual además la pre­ sencia del símbolo de la cruz, tanto en su variante griega -« je vertical y horizontal de igual m edida-, latina -e je vertical m ayor que el horizon­ tal y con el punto de cruzamiento ligeramente superior-, trebolada -extrem os de los brazos con una form a que se parece al tré b o l- o patada -extrem os de los brazos ampliados en su extrem o a seme­ janza de las patas de las aves pal­ mípedas-.

Otras decoraciones muy recu­ rridas son las de las incisiones im i­ tando motivos vegetales o formas geométricas.

■-AUDIO Estela perteneciente a la época de la romanización y, probablemente, la más antigua de las aquí estudiadas.

Su localización original se desconoce si bien fue reutilizada como elemento decorativo y constructivo en la ermita de la Magdalena -m ás conocida como Santa Á g u ed a- situada un el monte Larraño de Laudio.

La estela se encontraba en la fachada, en el lateral este de su puerta de acceso y a un nivel ligeramente superior al aguabenditera.

Una incompresible falta de interés hizo que el tejado de dicha ermita se derrumbase en julio de 1992 sin que nada se hiciese para recuperarlo. Posteriormente, en mayo de 2001 se procedió al derribo de sus muros y en dicha operación fue extraviada la parte inferior de dicha estela vertiéndose como material de relleno junto al res­ to de escombros en una zona anexa. Sin duda un hecho injustificable que tan tristes consecuencias ha traído para nuestro patrimonio.

Realizada sobre piedra arenisca, su descubrimiento oficial data de 1986 aunque ya era conocida como estela romana des­ de mucho antes. Sus medidas son de 5 0 cm de alto por 30 de ancho y un fondo de unos 3 0 cm.

En la lectura dada a su material epigráfico, al que faltan partes y con un escueto desarrollo expuesto en seis líneas, se ha apreciado D M / CAL . M O N / SVL . REGALI / M ARI / T O . AN / LX . S. Quizá debie­ ra ser analizada de nuevo ya que la realidad no corresponde con la lec­ tura aceptada.

En cualquier caso, teniendo como base la lectura aceptada hasta el momento da lugar a varias posibles interpretaciones. Ello se debe a que, habitualmente, tan sólo se escriben el comienzo de las palabras, es decir, se realizan una especie de abreviaturas. Por ello, existen varias opciones en su lectura.

Una de ellas es la de D(is) M(anibus) / CAL(purnia) M O N (ta n a ) / SVL(picio) REGAL(i) / M A R IT O AN(norum) / LX S(ttl). Es decir, "A los dioses M anes. C alpurnia M o n ta n a a S ulpicio Regali, su m a rid o de 6 0 años. Séate la tierra le v e ".

O tra posible sería D(is) M(anibus) / CAL(purnius) M O N (tanus) / SVL(picia) REGAL(?) / M A R ITO AN(norum) / LX S(ttl) que podríamos traducir como "A los dioses Manes. C alpurnio M o n ta n o . Sulpicia Regal(?) a su ^ m arido de 60 años. Séate la tierra leve. ^ La datación cronológica atribuida a dicha estela podría establecerse aproximadamente en torno al año 100 de nuestra era. Las personas citadas son, por los indicios onomásticos, indivi­ duos con ciudadanía romana y de condición libre.

A petición del Ayuntamiento de Llodio, la parte de la estela recuperada del derribo de la erm ita fue entregada por su propietario Celestino Lazkano.

Posteriormente se transfirió al Museo de Arqueología de Álava para su restauración y custodia.

■-AUDIO La otra estela atribuida al período de romanización también apareció en el municipio de Laudio y más con­ cretamente en el barrio ae Isasi. Su hallazgo fue casual y se produjo en un movimiento de tierras posterior a la tala de un pinar en el año 1987. Se encontraba junto a un gran número de losas.

Está realizada en arenisca y mide 50 cm de alto, 23 de ancho y 14 de grosor.

La lectura de su inscripción es difícil dado el desgaste y descon­ chado de algunas partes. A pesar de ello, lo que primero llamará nuestra atención es el grabado de varias líneas horizontales que demarcan la escritura.

Todos los indicios parecen apuntar a algo, al menos, sorprendente: en ella nan sido realizadas en distintos momentos aunque por el mismo autor dos dedicatorias diferentes dispuestas una a continuación de la otra.

La lectura realizada de la parte legible es la siguiente: D M / SE AVNIA / LIC L IC O lO M / FILIAE SV / M V POS que ha sido interpretada como D(is) M (anibus) / SE(mpronia) AVNIA / LlC(iniae) L IC O lO M / FILIAE SV(ae) / M V (nlm entum ) POS(uit).

De ser ésta su lectura, la traducción sería: “ A los Dioses M anes: Sempronia A unia puso e l m o num e nto a su h ija L id n ia de los L ico io s". La segunda dedi­ catoria es prácticamente ilegible a excepción del nuevamente repetido M V(nim entum ) POSV(lt) final.

Su datación cronológica, es atribuida al período altoimperial, posiblemente en los siglos ll-lll de nuestra era.

Como podemos apreciar, en esta estela se encuentra el pri­ mer nombre de persona de nuestra comarca documenta­ do en su totalidad ya que el resto no son sino interpre­ taciones a partir de grupos iniciales. Se trata de Aunia, una madre afligida por la muerte de su hija y cuyo recuerdo hemos transportado hasta nuestros días, utilizándolo para nombrar esta nueva publicación.

Aunia es un nombre relativamente conocido en Europa y en el norte peninsular. De hecho, también se documenta en los alaveses llarduia e Iruña.

Es lingüísticamente interesante la form a genitiva de plurá céltico -o m , haciendo referencia a "los licoios", un linaje y modo organizativo indígena suprafamiiiar.

Tanto la difunta como la dedicante Aunia, fueron probablemente carentes de la ciudadanía romana, según se desprende del sistema onomástico usado.

La estela se encuentra desde su hallazgo en el Museo de Arqueología de Álava.

■-UIAOIMDO Estela funeraria discoidal en mal estado de conservación: falta gran parte de la mis­ ma y, lo que se conoce, se encuentra dividido en cuatro fragmentos.

Los trozos aparecieron form ando parte de un muro en el caserío Alo de Luiaondo. Éste se encuentra alejado del centro del pueblo en la ladera de un monte. A unque su construcción date de principios del XX y no guarde ningún elemento característico propio, está documentalmente constatada la existencia de una torre hom ónim a en dicho lugar.

Fue un antiguo ocupante del caserío quien dio la noticia de dicha estela al m alo­ grado arqueólogo ayalés Félix M urga. Éste, tras su identificación, la trasladó a los fo n ­ dos del que próximam ente va a ser M useo de Amurrío.

Tiene aproximadamente unos 6 0 cm de diámetro, lo que la convierte en un ejem ­ plar de tam año considerablemente grande.

Está decorada por ambas caras. En una de ellas, se aprecian una sene de cinco cír­ culos concéntricos. En el más Interno -d e unos 15 cm de d iám etro - se halla incisa una cruz griega.

En la parte posterior, se reproduce una decoración caótica que parece reflejar m oti­ vos vegetales.

A falta de realizar un estudio en m ayor profundidad, a modo provisional, el ar­ queólogo I. García Ca­ mino, la ubica en tor­ no al s. IX aunque su gran tam año podría ser indica­ tivo de haber sido elaborada en épocas an terio ­ res.

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A ftE IMA C A R A !

Estela funeraria discoidal localizada delante de la iglesia de San Pedro de M enagarai y entregada por Joseba Egiraun en el año 1 9 9 6 al Museo de Arqueología de Álava.

Realizada en un bloque de arenisca, posee cabeza ovalada que finali­ za en un vástago rectangular. Con un grosor de 4 ,5 cm mide en su eje mayor 3 5 ,5 cm y 30,5 en el menor.

Su decoración es llamativamente sencilla y tan sólo aparece en una de sus caras. Consiste en dos pares de trazos, uno form ado con dos líneas paralelas y el otro por otras dos no-paralelas y que se cruzan entre sí for­ mando una especie de sistema reticular Su datación es difícil por la carencia de elementos significativos pero podrá tratarse del siglo V III-IX

FOTO CEDIDA POR EL MUSEO DE ARQUEOLOGÍA D E ALAVA.

a r tz iim ie g a Estela funeraria discoidal realizada sobre un bloque de arenisca. Probablemente, al igual que la anterior, formó parte de una necrópolis ya que fue hallada en los jardines del Santuario de la Virgen de la Encina en Artziniega, mientras se procedía a realizar unas zan­ jas para instalar un sistema de iluminación nuevo.

Aunque desaparecido, se aprecian los restos del vástago inferior, quizá de form a rectan­ gular.

Estó además decorada por ambas caras. En una de ellas, aparecen toscamente dibujados dos círculos concéntricos sobre los que se inscribe una cruz griega de trazo simple y con un marcado más profundo que el de los círculos.

En la otra cara, se observan en el centro de la estela tres círculos concéntricos. Desde el más exterior de ellos se desprenden una serie de líneas, sin aparente orden, y que dan al conjunto una apariencia de representación solar.

Actualmente se encuentra en el Museo de Arqueología de Álava.

Su datación, con las limitaciones oportunas, podría ser similar a las anteriores (s. V III-IX ).

Se trata de una estela funeraria discoidal realizada sobre una piedra arenisca llamada "Araneko harria" y que ha dado nombre al lugar. Tiene un diám etro de 4 0 cm y un vástago inferior rectangular de 14 cm de base y unos 7 de alto. Su grosor es de 12 cm.

Está decorada tan sólo en una de sus caras, con una cruz griega poco apreciable y cuyos trazos miden 4 cm de ancho.

Está ubicada en un páramo situado en las estribaciones occidentales de Corbeia, en torno a los 1 0 0 0 m. de altitud, y a pocos metros del límite entre Bizkaia y Álava. Sus coorde­ nadas geográficas U T M son 3 0 T 0 5 1 1 2 6 7 / 4 7 6 7 0 1 5 (N 43®03,232' / W 0 2 “5 1 ,7 7 5 ' en grados).

Es una estela de cierto renombre ya que lleva una leyenda asociada -m u y conocida en los alrededores- y que básicamente viene a contar que una chica que iba de M urgia al caserío Arane de Orozko fue atacada por los lobos y murió allí mismo. N o se encontraron de ella más que los pelos. Existen otras variantes y detalles que por su extensión serán desarrollados en un futuro artículo espe­ cífico.

A pesar de ello, su existencia era desconocida hasta no hace mucho tiempo.

El mismo José Miguel Barandiarán realizó una visita al lugar el 23 de mayo de 1922 y, al no saber de la estela creyó ver "dos piedras enhiestas como form an­ do dos costados de una cámara dolménica. Ellas contribuyen sin duda a perpe­ tuar el nombre y la leyenda".

Conmovidos por la curiosidad, dos miembros de la actual asociación "Aunia" examinamos la zona en un ya lejano año 198 5 para deducir que la cám ara dolm énica encontrada por Barandiarán no era tal. Rebuscando en una franja rocosa situada a unos 25 m. al oeste del collado descubrimos, oculta entre rocas, la her­ mosa estela que ahora nos ocupa. En cualquier modo, alguien desconocido había marcado con pintura años antes la cruz incisa en la misma, ya que podían apreciarse restos de la misma.

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Posteriormente, fue erigido un monumento y la estela se fijó con cemento. En dicho m onu­ mento reza una placa: “ A ra n e ko arri. A una chica le c o m ió e l lob o . 2 4 de d ic ie m b re de 1308. Caserío Arane. Picaza - Caray. O rozko, 2 0 - 6 - 8 8 " . Por supuesto, la fecha del fallecimiento no tiene ningún razonamiento histórico y los nombres finales corresponden a los apellidos de los que erigieron dicha construcción.

Posteriormente ha vuelto a ser remarcada con pintura la cruz de la estela.

Para concluir, podemos decir que se trata de una estela funeraria m edie­ val, ligeramente ovalada y ejemplo perfecto de las relacionadas con una m uer­ te violenta, en contraposición a las que señalan enterramientos cercanos a las necrópolis.

Al Igual que la ante­ rior, se trata de una estela situada en una zona deshabi­ tada de montaña en la misma estri­ bación de G orbela, a unos 8 5 0 m. de altitud. Sus coordenadas geo­ gráficas U T M son 30T - 0510715 / 4 7 6 9 4 6 0 (en gra­ dos, N 4 3 “0 4 .6 6 5 ' W 02^52.103').

Se encuentra en la cima de un resalte co­ nocido como Kurtzegan, a caballo entre el collado de Urizar y una cumbre llamada Kolometa.

En esta ocasión no hay una leyenda aso­ ciada y su existencia es relativam ente des­ conocida. U na vez más, el topónim o nos evidencia su anterior presencia {K urtze g a n , “alto de la cruz").

Se trata de un bloque rectangular de are­ nisca cuyos extremos superior e Inferior parecen fragmentados. Su base, actualmente no visible por encontrarse recubierta con cemento, es de unos 15 cm. De lo que hoy en día está expuesto, su altura en el lado mayor es de 4 0 cm frente a los 3 0 del menor.

El ancho es de 2 5 cm y su grosor de 12 cm.

Sobre ella, se halla labrada en relieve una cruz latina compuesta por unos brazos de 5 cm de anchura. La estela estuvo exenta hasta su fijación con cemento en 1988.

La falta de más datos contextúales hace difícil su datación si bien podría tratarse -c o n todas las reservas- de un ejemplar bajo-medieval. Q uizá convenga llamar la atención sobre el topónimo cercano Urizar ("poblado viejo").

Dados los evidentes riesgos de sufrir algún deterioro o robo, tanto esta estela como la anterior, deberían ser trasladadas a un museo.

L-AUDIO En el barrio Isusi se encuentra el caserío Beaskoetxea. Sobre el balcón de la fachada principal de éste se encuentra encajada en la pared un bello ejemplar de estela funeraria. La noticia de su exis­ tencia nos fue comunicada por Joseba Am ondo Eskuza en el año 1995.

ñ ‘.

Al parecer, el caserío actual está edificado en el año 1 9 0 5 ya que el anterior se arruinó en un incendio. Según ha sido transmi­ tido, la estela ocupaba una posi­ ción similar en el antiguo caserío.

Se trata de una obra realizada sobre un bloque de arenisca y consta de un disco de 33 cm de diám etro y un vástago inferior alargado en form a rectangular que hace que el conjunto tenga una altura total de 5 0 cm.

El disco tiene ligeram ente vaciado su interior form ando un borde que remarca toda su cir­ cunferencia. En su interior, sobre­ saliente, una cruz latina con ter­ minación trebolada y cuyo eje vertical recorre todo el vástago.

Su datación resulta complicada pero podría situarse a fines del medioevo o siglos posteriores a éste (s. XVI).

Su existencia ha sido absoluta­ m ente desconocida, incluso entre los vecinos del lugar.

Podría ser relacionada con el cementerio no muy lejano o con el santuario de Sta. M aría del Yermo, situado en una antigua ruta comercial de gran importancia.

i.

UBICACKy^ DE LA ESTELA EN LA FACHADA

A V N lJ

AIMDAGOIA Estela ubicada en el bello pue­ blo de Andagoia, perteneciente al municipio alavés de Kuartango. Se encuentra en una de las paredes que delimitan el cementerio de la iglesia parroquial dedicada a Ntra.

Sra. de la Asunción.

Está labrada en piedra caliza y consta de un disco de 2 9 cm de diám etro que descansa sobre un vástago trapezoidal, con una anchura en el punto de encuentro con el disco de 17 cm. El conjunto, en su totalidad, ofrece una altura de 43 cm y un grosor de 13 cm.

Además de por su material de construcción, es llamativa por su vástago y por su exquisita decora­ ción presente en ambas caras.

En el anverso, se representa un m otivo m uy recurrido en el arte popular y consistente en crear una especie de flor de seis pétalos valiéndose del compás, trazando varios arcos de círculo con la mis­ m a medida con la que ha sido rea­ lizada la circunferencia.

En el reverso, una banda recorre to d o el borde del disco. En su inte­ rior tiene grabada una cruz griega cuyos extremos se van ensanchan­ do. es decir, lo que habitualmente se conoce como cruz patada.

Su datación. imprecisa, ser de finales de la Edad M ed ia o poste­ rior (s. X V -X V I).

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En la parte superior del pueblo de U zkiano (m unicipio alavés de Urkabustaiz) se encuentra la ermita de Goikoana o Goikoam a. En unas recientes obras de reparación fue colocada la estela sobre unos soportes metálicos en la pared su altar. Los vecinos dicen no conocerla anteriorm ente aunque bien pudiera haber sido localiza­ da en los alrededores.

Consta de un disco no comple­ tam ente circular de algo más de 6 0 cm de diámetro. A pesar de no tener vástago inferior se aprecian marcas de su anterior existencia. El pun­ to de unión entre ambos debió ser unos 20 cm. Probablemente, el escaso grosor de la estela -apenas 5 c m - debió facilitar su ruptura.

A ctualm ente sólo presenta decoración en una de sus caras ya que la otra parece hacer sido destruida.

En la cara principal aún se aprecia el punto central para la instalación del compás. Con él debieron trazarse los dos círculos concéntricos incisos. Entre ellos aparecen unos temas geométricos compuestos por ondulaciones y algu­ nos motivos rectilíneos.

En la parte Interior del menor de los círculos y ocupando la parte central de la estela se crean otros tres conjuntos decorativos formados por cinco semi­ círculos tam bién concén­ tricos.

C ronológicam ente su elaboración podría datar­ se en torno a los siglos V lll-X .

En la misma ermita, en una sala accesible desde el exterior, ha sido utilizada como dintel de la puerta la tapa de un sepulcro.

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El único caso de los tratados en este artículo cuya estela tiene fines conm em ora­ tivos y no funerarios. Se trata de una pieza cuadrangular de arenisca, planteada en posición horizontal y cuyas medidas laterales son de 5 0 por 4 0 cm.

Posee además material epigráfico, algo que nos sugiere su importancia. En ella podemos observar en la parte izquierda una talla deteriorada de una persona en posición tronal. Hay quienes han visto en ella una imagen de San Pedro y quienes lo identifican con la representación de un monje. A la derecha de dicha imagen se puede apreciar escrito el siguiente texto: "ERAM M C C V N IC C O N TIN E M T U R ABAS PETR UM ", es decir, “ A ñ o 1 205. A q u í se reunía la abadía de San P e d ro ".

Debemos tener en cuenta que el año corresponde al 1 1 6 7 tras aplicar los ajustes correspondientes a las reformas realizadas en los calendarios por el Papa Gregorio X III en el año 1 582 y que recogen reestructuraciones anteriores.

La grafía está incisa y no presenta problema de lectura, excepto el que pudiera plantear la letra T que se escribe según grafía común de la época.

URDUI\IA Existe en Urduña una laude funeraria que, si bien no corresponde a la tipología propiamente dicha de las estelas, vamos a reseñar por dar más amplitud ai presente trabajo.

Se trata de una gran placa marmórea ubicada en una pared exterior de la parte más antigua del santuario de Ntra. Sra. de la Antigua, junto a una puerta gótica. De form a rectangular, circunvalando todo su perímetro, aparece una inscripción que dice: “ A q u í esíá(n) s e p u lta d o s D ie g o López de M a d a ria e su m u je r. A (ño) d ie ) 15.. (ilegible)". Aunque falte parte de la fecha, sabemos que corresponde al siglo X VI. Lo más llamativo de la estela es que en su parte central se halla dibujado un sím­ bolo que representa a los mercaderes, algo de muchísima im portancia en Urduña.

Sin duda, hace referencia a un persona­ je importante del mom ento que debió conseguir grandes fortunas con el comerdo.

BIBLIOGRAFIA En el térm ino conocido como los Pasos de Cordeliz (Artziniega) fue loca­ lizada una gran piedra -h o y desapare­ c id a - con inscripciones y correspon­ diente a la época de la romanización.

Por los indicios, parece que se trataba de un ara y no de una estela funeraria.

Hacemos mención de ella para evitar confusiones si bien podemos adelantar que va a ser publicado un artículo espe­ cífico sobre el tem a en la revista AVNIA. FELIX M U G U R U Z A M O N TA LB A N M iembro de AVNIA y autor de varios trabaios sobre toponimia y etnografía

Estelas romanas de Laudio; La romanización de los valles cantábrico alaveses. El yacimiento arqueológico de Aloria.

Juan José Cepeda. Edita: Museo de Arqueología de Álava. Colección "Exposiciones", 2001.

El poblamiento antiguo de Llodio-Laudio y el origen del topónimo. José María Vallejo Ruiz.

Edita; Laudioko Udala. Colección "B ai", 1996.

Estela de Uzkiano e información general; Euskal Herriko Erdi Aroko hilara eta inskripzioak (VI-XI mendeak) I Euskal Herriko Mendebaldea. Agustin Azkarate e Iñaki García Camino. Edita: Eusko Jaurlaritza - Kultura Saila y Euskal Herriko Unibertsitatea, 1996.

EZAGUTU, ETORKIZUNA PRESTATO

CONOCER LA HISTORIA, PROYECTAR EL FUTURO

Iruña Okako Aztarnategi Arkeologiko Erromatarra -

ld¿.

Yacimiento Arqueok>g¡co Romano de Iruña de Oca B IS IT A ORDUAK;

H O R A R IO S D E V ISITA : D el 16 de octubre al 30 de abril: Martes a sábado, de 11:00 h. a 15:00 h.

Domingos y festivos, de 10:00 h a 14:00 h.

Lunes, cerrado.

D el 1 de m ayo al 15 de octubre: Martes a viernes, de 11:00 h. a 14:00 h. y de 16:00 h. a 20:00 h.

Sábados, de 11:00 h. a 15:00 h.

Domingos y festivos, de 10:00 h. a 14:00 h.

Lunes, cerrado.

Urríaren 16tik apirilaren 30era: Asteartetik iarunbatera lliOOetatík 15:00etara. ¡gande eta jaiegiinetan 10:00etatik 14:00etara.

Astelehenetan itxita.

M aiatzaren le tik urríaren 15era: Asteartetik ostiralera ll:OOetatik 14:00etara. eta 16:00etatik 20:00etara.

Laninbatetan ll:OOetatik 15:00etara.

Igande eta jaiegunetan 10:00etatik 14:00etara.

Astelehenetan itxita.

945 18 19 18 652 720 947 -

herria

un país en marcha

E U SK O JA U R L A R IT Z A

G O B IE R N O VASCO

aurrera doan

06PARTAMENTO 0 6 TRANSPOBTES V 06R AS PUBLICAS

LUIS RADURA:

"SER HERRERO ES UNA FORMA DE VIDA’’

FOTOS; JOSE M IGUEL LLANO

Luis Patiura Aiara aldeko errementari famatua da.

Elkarrizketa honetan bere lañaren eta bizimoduaren xehetasunak kontatzen dizkigu. * Luis Padura habla t {inquilo, pausado, siempre con una sonris< en la boca. A sus 5 7 'años e&ljpn maestro i (discutible de todo lo relacionado con la fot a y la herrería. No en vano, encarna una s4ga familiar que ya emjDezó |||jo d e la r el h i^ ro allá por finales de|siglo XV. Su caseríof Píkereza, ubicado en el enclave ayalés de Llanteno, se perfila c o t ^ un pequeño mus^o de arte contempoftneo. A la entrada, un hombre sentado en una con boina y gaftte, lee el peitódlco. La figura es de hierro y Padur. la hizo en honor a su padre. Es *sólo f los jardines que fodeán la ^ lis e W n ^ más tra b é is , tanto de h p r o feule p tid ra y madera, elementos que t a r r ^ H j i e so?fidesconocldos al artista.

A ^ S I s o s ^ líífetros se encuentra la fr a A a , su taller. B|||^rri^ ' diverso^ utensi©mparten esp áB ^coffJIiaj.ventana, sus c o rre s p o n < ^ fe s -c o » tm ^ * - salvedad d ^ ^ ' ó u a r ^ o la figu raT fe'utía'm d J^g g j^ u m tedehf^rro, al iguaj o u e e m n ^ ó h de castidad que h iz o ^ e x p rg j^ n te p a r ^ ^ feria medieval q u § ^ o lib a re n Artziniega a principios de septiem b^. Fuera, junto a los frutales, surge un árbtó cuyo tallo pre­ senta un nudo espectacfckr, similar a los que hace con el hierro m ^ z o y que tanta fam a le ha dado. De hecfjo, en 198 7 logró el prim er premio en el !U Concurso Nacional de Diseño en Artesano, con la obra 'Reja de ventana', e flia que aparecen 2 4 nudos. El trabajo p u d c fe r contemplado en la presentación de la 4 » de Sevilla.

De entre sus creaci especial cariño la réplica

ca con Virgen del

Cabello de Quejana, debido a ^ compleji­ dad técnica y a la necesidad que tuvo de tener que trasladar su talier al interior del convento, puesto que no se podía sacar el original. Una copla derrelicario le fue entre­ gada al Papa.

grandes esculturas. Por eso digo que con la forja es puede hacer casi de todo.

Todo lo que rodea a este artista trans­ mite paz. Q uizá sea eí estado que necesitan los artesanos y los genios para hacer sus obras, Sus perros están tranquilos. Los pavos reales deambulan sin rumbo fijo por el jardín y la huerta mientras Padura los mira con curiosidad y sonríe. Siempre son­ ríe. La sensibilidad la tiene a flor de piel. Se nota. "Hay que ser sensible y entender al cliente al que le vas a hacer algo",'sostiene mientras explica la diferencia e fitre \jn tra­ bajo de encargo y una recreac^^propia.

Con todo, lo que tiene íla ro es que la de herrero es una forma vida. Su vida.

- Y demandada.

- ¿Quién es Luis Padura?

Luis Padura es ’li ^ h 'A w o , nacido en Beotegi, que vive d ^ d e ^ ^ " ? más de vein­ te años en Llantóio. y q u e ^ j^ e d tc a r io gran parte de su « d a a la forja.

- ¿Dónde surgió esa inquietud por ia forja? i Se trata de una tradición familiar.

Parece que a finales del siglo-XV, princi­ pios del X VI, los Padura ya testaban traba­ jando la forja. Y lo han hecho|pinterrum pidamente hasta ahora.

- La profesión, por tanto, la comenzó desde joven.

Desde muy niño la fragua era nuestro lugar de juegos, • ¿Se dedica a ello en exclusiva?

Sí. Lo que hago es trabajar y dar cla­ ses de forja.

• Herreros hay pocos.

Así es. Es una profesión bastante esca­ sa en este momento.

Sí. Hay mucha dem anda forja y, a ^veces, los arquitectos tienen problemas , paxd m eter más forja en las obr^s porque no hay quién lo haga.

- ¿Trabaja mucho para fuera?

N oÑ W lm ente, como las clases de forja me iíe\fan toda la m añana,Jo que hago es hacdf pequeños trabajos por las tarde 5^,y trabajo para aquí y para fuera, sobre todo por encargo.

- ¿Hay que ser especialmente sensibl«*' para ser herrero?

Sí. Hay que ser sensible y háy q ue entender al cliente al que le vas a n a c e r algo. Porque hay que tener en R u e n || que una pieza de forja en una € s a o en Un ' palacdte es para toda la vida. Entonces, hay que sfer respetuoso con aquéllo y aquéílos con los cuales estás ^abajando. Y hay tra­ bajos de restauración en los que tif que ser muy fiel con lo que otros antes, evitando elementosi ríales que no erarr los que se utilizaban en su momento, n o jp e fe r pegotes de sol^Jí'dur^ g <;osaSyrtfji¿as, porque hay q u ¿ /e s je^ar I j ^ ^ z a que se está restaurando. ¿Es niás difícil, por tanto, restaurar que crear una p i ^ i nueva? '" ^ ^ ta u s a f bien es mucho más ^ifícil, pof'gue paríi hacerlo ble^ hay quejgj^terse en et morhento en que se hizo, en su estiIp'lf eri lo hiciei^ffí, de entrar a re s ta u rad .

- ¿En forja, qué es lo que hace?

• ¿Dónde tiene la forja, en Llanteno? es tan amptía que es como un . Aquí mismo. íe se puede nflfter de to d í^ ^ a g o * >-de iluminación,- ¿Sólo cómo trabaja el hierro? iparas, apliques, faroles...

Trabajo ei hierro, pero también me ]e rejas para ventanas, balcones gusta la madera y la piedra a la hora de y obras de adorno. Y tam bién pequeñas y hacer esculturas. Pero, en la forja, el hierro.

- Aparte de hlacer encargos, ahí están sus obras, como |os fam oso nudos.

Sí, están tbs nudos er^ hierro y, al hacer esculturas, ^ago, lo que me apetece.

Luego, si sei vende bieiíjy, si no, tengo mucho terrer»o donde cc|ocarlas. < ¿La de herrero es una forma de vida?

Sí.

- ¿Cuál sería esa form a de vida?

Como t ^ o artesano, el herrero está modefandcÑitdando forr la a un material bástente difícil y creo qu( eso condiciona a la persona. El hecho de coger un elem en­ to duro en su estado I natural, ponerlo blando y tr^ s fo m ia lo , eso mismo te está transformando a tí mismp.

26 AVNIA

- La sensibilidad tam bién será especial.

Tengo la sensibilidad para estar trabajan­ do como artesano y para irfear esas piezas que impregnan ese mundo que a veces no sabes si está en el campo de la artesanía o el arte, porque no sabes dónde está el límite.

- ¿Cuál es, a nivel profesional, su trabajo más importante?

Lo más im portante, por la dificultad que contraía, fueron las reproducciones del Relicario de la Virgen del Cabello de Quejana. Se trataba de una pieza del siglo X IV y tuve que hacer réplicas exac­ tas y había que meterse en el m undo ^ieT siglo XIV, lo cual es difícil. Había que tra; bajar con materiales con los que yo no

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trabajo norm alm ente, como con orfeb re­ ría, con plata, latón y baños de oro.

Fueron las piezas más difíciles. C ada una .me llevó nueve meses trabajando en el • convento de Q uejana, donde tuve que m o n ta r-e l taller, porque el original no , podía sálir de allí. ^ Los del siglo XIV, ¿eran buenos herrado­ res? < ¿Y, a título personal, qué obra recuerda con cariño?

Por ejemplo, tengo muchísimo carfho a la pleía que tengo a la puerta de casa, q u e ^ s mi padre leyendo un periódico.

Leyendo el único periódico que sabía leer: la Gaceta. Su Gaceta. < En Llanteno se encuentra la Escuela A rtística V alle de Llanteno, ¿cuántos alumnos tiene el centro?

Se suelen m atricular unos 7 0 ‘é ñ ‘ las clases de pintura, dibujo, el .tall^( de m adera y cerámica. Yo doy la tall» en m adera, los sábados por la tarde. Las^clases de forja, en cambio, las doy ^,fn Balmaseda. Se hacen muchos t r a ^ jo s y, en el caso de Balmaseda, se trata de escuelas de em pleo, donde lo que ! e per­ sigue es que esa gente busque i^riAraba|o en la vida.

- Dentro de uno$ años, ¿se m antendrá el oficio? ^ ^ Creijj q ue Sí# H abrá como pequeñas í|^_^ptas, p irp sí que habrá herreros.

A IT O R ARETXAGA M ie m b ro de A V N IA

FEDERIKO BELAUSTEGIGOITIA (Laudio, 1 8 76-A reeta, 1947)

«Deshonroso signo de incultura el no estar siquiera iniciado en la lengua de la raza y del país en que se vive, el no sentir el ansia de saberla y el no esforzarse por lograrlo, si no en todo, en parte»

ABENDUAEUSKARAZ: URTEURREN BATEN AITZAKIAZ EUSKARAZ GOZATZEKO HILABETEA ABESBATZAK •EUSKALTZAINDIKOEN HITZALDiAK________

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ROCK K0N72ERTUAK UMEENTZAKO TAILERRAK I »MAHAI-INGURUAK / *MENDIKO HITZALD IA I^

\ •HERRt BAZi^RIA !• BERTSOLARIAK I EUSKAL HERRIKO •TXISTULARIAK \ •ERAKUSKETAK 1

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EUSKALTZAINDIAREN OSOKO BILKURA

h IKASTAROAK

MAGOAK Í erri KIROLAK

BERBEA EUSKARAZ" KANPAINA

“LEHENENGO

•BASERRITAR ETA \

ARTISAU AZOKA \ •ZIZAK.F0SILAK...

KONTZERTU KLASIKOAK^ /-OLENTZARO

A dan tzak

T o p o n im ia \

ANTZERKIAK

PAILASOAK GASTRONOMIA

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EZ ZAITEZ BIDEAN GAL:

www.laudiokoudala.net Laudio 6 1 Llodio iwwiirníMW I

ANTOLATZAILEAK: LAUDIOKO HERRI ELKARTEAK BABESLEA: LAUDIOKO U DALA

PERDERIKA BEIAUSTEGIGOITIA (1876-1947) EUSKARAREN BATASUNAREN ALDE NEKAEZIN

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Hace 126 años nació en Laudio un vascófilo adelantado a su tiempo: Federiko Belaustegigoitia Landaluze.

Dedicó su vida a una apasionada defensa del euskara, entendido éste como parte integral de un pueblo.

Este año va a ser homenajeado en su justa medida para darle la relevancia que merece.

ARGAZKIAK: JO NE ETA M AITENA BELAUSTEGIGOITIA

Perderika Belaustegigoitiaren emaitza aztertzean, nabari-nabari den gauza bat aipatu beharra dago: euskararen batasunarekiko kezka. Kezka horretan, gainera, aski zentzudun ageri zaigu laudioarra.

Funtsean, zer esanik ez, Belaustegigoitiaren euskaltzaletasun handia dugu. Hots, harentzat euskararen batasuna hi! edo biziko gauza zen. Batasuna zen giltza eta baldlntza, euskarak iraungo bazuen.

Pentsamolde horretara 1912 inguruan iritsi zen. Lehenago Arana-zale sutsua dugu Belaustegigoitia, eta hizkuntzaren batasuna ez omen zaio ardura-gai. Gaztetasunak zerabilela, jakina, bihotz-beroaldi ugarl izan zituen. Gogora dezagun, besteak beste, haren artikulu bategatik debekatu zutela B aserritarra, Sabino Aranak argitaratzen zuen astekaria. 1897ko malatzaren 2tik abuztuaren 29ra bitartean atera zen iganderokoa, 18 ale denetara, harik eta gobernuak moztu arte, laudioarraren Ian bat zela kausa. Belaustegi-

goitiaren lehen kartzelaratzea orduan gertatu zen. Beste bi izan zituen gero.

Beroaldiak beroaldi, ordea, lan zuhurra eta emankorra, luzera begirakoa, nahiago izan zuen Belaustegigoitiak. Horretan Koldo Eleizalderen jarraitzaile zen: argi ikusten zuten biek hainbat eta hainbat esparrutan umezurtz zegoen gure Herria erakunde bidera eramaten laguntzea eta oinarri sendoak ezartzea nahitaezkoa zela. Sakabanatzearen aurka borrokatu behar zen. Eta hizkuntzak heriotza zuen hurbii, ezinbestean, batu ezik, euskalkien gainetik eredu bakarra gailendu ezik.

Belaustegigoitia Euskaitzaindiaren lehenbiziko urgazieetan aurkitzen dugu.

Hain zuzen ere, Donostian, 1919ko urriaren 26an izendatu zuten, beste askorekin batera . Eta laster hasi zen lanean. Sariketa-batzordean parte hartzeaz gain, ha­ ren kezka handiena euskararen batasuna izaki, A ra u N agusiak izeneko izkribua aurkeztu zuen, asmo hori erdiesteko edota erdiesten saiatzeko^.

F e d e r i ÂŤ ) BELAUSTEGHaorriA L a n o a l u z e r e n a m a e t Ă h a m a ik a n e b a - a r r e b a k .

Oraindik ere irakurtzea merezi du proposamen hark zinez. Testua ez da luzea ez bihurria, laburra eta argia baizik, hogei ataletan banatua, Euskararen batasunari buruz Euskaltzaindiaren zereginak ezin egokiago mugarriztatzen dituena. Hona

"Izkera indartsu geyenak onartu dituen Itz ya kin tsu ta bestelako asko geuretu bear ditugu, batez ere gure artean g u tx i e ra b ilte n d ira n la n b id e koak, ta ordezko erraz bat aurkitzen ez zayenak” .

hemen puntu behinenak;

"Aberastasunak ere bai beste muga batzuk bear ditu (euskeraren bizitzari begira): Ik u r-b a te k o itzak eukitea kaltegiña Izaten da askotan: illa izen, abere, landara..., onen zatiak..., egunoroko tresna, lanbide ta zeregiñ askok izen b a t b a ñ o geyago eu kite a naaste ta kalterako baizik geyenetan ez da izaten".

"Euskeraren bizitza ta apaintzerako Euskaltzaindia sortu zan".

"Euskera bardindu, garbitu eta aberaztutzea bere Ian nagusiak dira; yakintza utsezko gal ta lanetan ez da gaidu bear".

"Euskeraren bardintza beharrezkoena da: euskera garbitu gabe, apain guztiak kaltegin eta alperrekoak dira [...] gaurtik ba, euskera zenbat eta aberatzago ta garbiago erabili, gutxiago ulertu eta irakurriko da, nekezago da euskeldun guztien artean euskera bat zabaltzeko".^ "Bardintzara eltzeko euske lki eredu bat gertuko du Euskaltzaindiak ta idazkietan gaurtik n o la ta n o iz erabilteko arauak idazleai emango dizkie".

Ahoskerari dagoklola, gipuzkeran berdintasunik ez denean, "euskaldun geyenentzako errazena autuko da". Baina "itz zaarren izki ta izakera ez dira ikutuko ta aldakuntza ga­ be yarraltuko dira aek".

"Gaurko idazkietako ezbardintasun batzuk n a ie zko a k dira (Erriari erraztasunik batere ematen ez dioenak), beste batzuk noizean b e in bearrezk o a k ".

Hautatuko den eredu hori "ez da izango, ezta ere Izkelki batzuen naaste ala asmauriko bat, gaur egiñik dagon bat baizik, euskeldun guziak adigarri izateko eragozpen gutxien aurkituko duten Gipuzkoako oraingo euskelkia".

"Errian gutxi erabilten dan iztegia onartzeko guztiz begiratu ta neurtuak izan bear gera. Itz berriak, zaar galduak ala baztertuak ontzat artzeko. b e ar-b ea rre zko a [k] ta batez ere arg i ta errazak izan bear dira".

"Euskeraren garbitze ta arautzeari muga bat yarri bear zayo ta kendugaitz ala eziñak ta sustraillak erne bizi diran erderazko itzak, gaurtik beintzat bakean utzi bear ditugu".

F e DERIKO ETA BEBE 6MAZTEA, M a RIA O

r TVIETA

E u s k a ltza le e n B iltz a rh a H a s m rre n e n , 1 93 7 an

Hiztegi berezituak geroko utz daitezke. "AI izan ezkero ba, Euskaltzalndlak lenengoz bardindu ta euskaldun guziai yakln -erazo bear diena da egunoroko euskera, guztien iztegia, len bai len guziak alkaraditu dezaten".

"Euskelgi eredua edonun erazautzeko aleginak egingo dira, idazkietan, ikastoletan etc.; zenbat eta geyago argltaidu, itz-egin, abeztu, antzeztu... Edonondik zabalduko da euskelgi orren itz te g i ta g ra m a tika la b u r-la b u r bat. beste elertldun euskelglen Ikurrakln; orretan edo guziai em ango zaizklon orrltxo batzuetan be g l-yo te batekln Ikuslko ditu lapurtarrak, bizkaltarrak bere euskelgltlk gipuzkoera-eredura dagozan ezantza yaklngarrlak".

Ez zen horl Izan Belausteglgoltlak euskeraren batasunaz Euskera aldlzkarlan Idatzl zuen artlkulu bakarra. Oraingoan

titulu garden-gardenarekin, eta luzazago, aritu zen, "Euskeraren batasunatzaz" zeritzan lantxo zentzudunean'*.

Kezka, ordea, lehen erakutsl zuen: 1914an, D e u n ific a c ió n euskérica: una o p in ió n y un p ro y e c to liburuxka Idatzl zuen. eta Elelzalderl eskalnl. Eta 1919an (nahiz llburuxkan ez den datarik) beste liburuxka bat argitaratu zuen Bllbon, La u n ific a c ió n d e l euzkera. HonI kritika labur egin zlon Urkixok hurrengo urtean®.

Besteak beste, hau zloen jakintsuak: "El autor de este folleto, don Federico Belaustegulgoltia, es quizá el escritor vasco que más a pecho ha tom ado este proble­ ma de la unificación del euskera” .

Eta Belaustegigoltiak glpuzkera proposatzen duela esan ondoren, hau dio Urkixok: "N o creo que el problema de la unifi­ cación sea tan fácil de resolver como supo­ ne el señor Belaustegulgoltia, el cual, según deduzco de conversaciones particu­ lares, se avendría Incluso a echar por la

borda no pequeña parte del léxico vasco, lo que equival­ dría a convertir el vascuence en una especia de lengua artificial, en la que se coarta­ ra en extremo la libertad de nuestros escritores".

Iruzkin labur honetxek min egin zlon Belaustegigoitiari. Urkixoren izena ai­ patu gabe, garbi dago "Euskeraren batasunatzaz" artikuluan Bilboko euskaltzainari buruz ari déla; "Itz asko galdu nal de­ gula ez arpegira bota, gero; eurek gaitzen dirá".® Baina 1914ko La u n ifi­ cación euskérica liburuxkak ondorio bat izan zuen; haserrea piztu zuen EuzkeltzaleBazkunean, eta idazki bat atera zuen elkarte horrek (agian A rriandiagak berak ondua) batasunaren aurka 1 9 1 6an; Sobre la u n ific a c ió n d e l euzkera.

Hori déla eta, Belaustegigoitlak ironiaz beteriko ar­ tikulu bikain bat inprimarazi zuen Madrilen, 1917an, bere kabuz; La cu e stió n de los d ia le c to s en la R e p ú b lic a de..., eta adiskideen artean zabaldu.^

D UR A N G O N , B ia IZANOA»«? ETXEA

Izkribuan ez da ageri egile, ez moldiztegi, ez inprlm atze-to kirik. Ez zen zail asmatzen, haatik, izkribuaren aita: "Ph - Dhar. Bh" zioen buruan. Baina O dón Apraizek argitu zigun erdiezkutu hori. Bere alean honako hau idatzi zuen Gasteizko irakasleak;

"Esta hoja me la dio F. de B. en Madrid, supongo que en 1917, pues después de 1 9 1 Á IX falté yo de Madrid hasta el otoño de 1920 (aun­ que creo estuve también una tempo­ rada en primavera de 1918 ó 19)'' Hizkuntzaren erem uko anarkiaren aurka mintzo da Belaustegigoitia lan horretan, eta bereziki Euzkeltzale-Bazkunaren jarreraren aurka. Aberaskeria ez, aberastasuna nahi baitzuen gure laudioarrak.

Euskara aberats eta bizia, hondamenditik salbatua, eta haur, gazte eta heldu guztien ezpainetan.

Testua; Henrike Knorr E u skaitza in d iko kidea

(1) fi/sfcera 1:2, 1919-1920, 55.

(2) Euskera 1:2, 1919-1920, 6266.1920ko martxoaren 24ko batzarrean aurkeztu zuen.

(3) Jatorrizko idazkeran -hutsak barn e- ematen dugu Belausteglgoitiaren testua, r letra gandorduna izan ezik. Letra etzana ere errespetatu dugu. Bestalde, irakurieak aise íkusiko ditu bikoiztasunak: guzti / guzi, euskaldun / euskaldun, e.a.

A n o e l u , 1940a n .

BIB LIO G R A FIA : FEDERICO BE LAU STEG IG O ITIA (1 8 7 6 -1 9 4 7 ) Lino A q u e so ío , G ro g o rio A rrie n , M a itc n a B e ld u sto g ig o itui, José Javier G ran|a. A ra b a k o Foru A ld u n d ia . 1989.

(4) fusArera 3:1, 1922, 103-113.

(5) R /fV 1 1,1920 , 72-73.

(6) fus/tera 3.1, 1922, 107-108.

(7) Henrike Knorr. "Batcisunaz mokoka 1917.ean: agiri ezazagun (?) bat". H. Hnörr (ed.) Homenaje a Odón de Apraiz / Odón Apraiz omenaldia. Arabako Foru Aldundia, Gasteiz 1981, 163.174. Urkixoren ondarearen katalogoan ez da kontuan hartu gure artikulua, eta ez agen Belaustegigoitia egile gisa. Urtea ere ez da aipatzen.

Û Revelodo de fotos y diapositives 1 hora Fotografía digital Foto carnet G R A N VIA, 1 9 -4 8 0 0 1 BILBAO TEL: 9 4 4 165 2 3 4 - FAX: 9 4 4 550 0 3 7

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M a r ia z u l o .

Esan liteke Okondo herriaren orografia anabasa dela. Han-hemenka agertuko zaizkigu gallur eta ibalak, zelaiak eta basoak. Bere barnean gordetzen dituen leku ezezagunetako batean, Mariazulo haitzuloa dugu.

Bertan, gizaki-aztarna batzuk agertu ziren joan berri den mendearen lehenengo herenean. Goazen ba, gertakari ahaztu halek orainaldira ekartzen

El municipio de O kondo cuenta con 8 0 0 habitantes repartidos entre los diferentes barrios y caseríos que pueblan su intrincada geografía. Son 30 km2 de paisaje forestal, sólo roto por el angosto valle del río Izalde, en cuyo regazo se apiñan las casas del núcleo más populoso. Sabiendo que el térm i­ no municipal desciende hasta los 4 0 m. de altitud con el fluir de las aguas del Cadagua, y que trepa hasta llegar muy cerca de los 9 9 8 m. de la amesetada cima del bocinero Ganekogorta, no nos será difícil imaginar el escena­ rio orogràfico en el que nos encontramos y en el cual transcurrió la historia que vamos a narrar, no sin antes merodear cual hurones por algunos de los agujeros que la naturaleza esconde en esta tierra de bosques.

Cueva del Conejo. Abandonamos, así, el centro de Okondo para tom ar en dirección a Laudio la carretera A -3 6 3 2 hasta la casa de la Ventilla, hoy bar, frente a la cual nace una pista asfaltada que asciende entre solitarios caseríos hasta el ámbito forestal de los pinos. Primero Garai baserrla, luego M en txaka y finalmente Laburu antes de alcanzar un camino de tierra que lleva a toda una red de pistas. Allá arriba, bajo la cumbre de Galárraga y a 5 7 0 m. de altitud, una imprevista dolina señalada con un roble oculta la cueva del Conejo, un espacio abovedado en form a de sala del que parte alguna estrecha galería de dudosa accesibilidad.

CUEVAS DE UGALDE Iniciamos con ésta un recorrido por las cavidades del an tiguo Oquendojena, (en contraposición a Oquendoabajo) que finalizaremos en aquella donde el ritual hum ano quiso que descansara nuestro hombre, cuyo

Zona

a lta d e l b a r r a n c o d e

M a r (a z u l o .

cráneo acabara en manos de la ciencia para no regresar jamás.

Pasada la Ventilla, encontramos, a m a­ no izquierda, un camino vecinal asfaltado que entra en el barrio de Ugalde. Este \ug&T a b u n d a n te en aguas, según refiere el citado topónim o vasco, pertenece, con

otros muchos, a la anteiglesia de San Ro­ mán, perfectamente visible desde su eleva­ da posición. Precisam ente fu e aquel monasterio primitivo, que con tan to ahín­ co fundaran los Señores de Ayala hace ya 8 0 0 años, quien marcara las pautas de eco­ nomía y sociedad en uno de los pasos

Ba r r a n co

estratégicos h ada Laudio y el valle del Nervión, controlando gentes y mercancías para fortalecer el poder privado que ejer­ cían los nobles. Perdido el sentido de aquellos tiempos, San Román es hoy un bello contrapunto del O k o n d o rural, semioculto por una vegetación exuberan­ te que parece devorarlo todo.

Volviendo a nuestra historia, conti­ nuamos adelante por la carreterilla, dejan­ do a mano izquierda la tapia dei palacio de Zurikaldai, con su casa noble, capilla y bla­ sones. Enseguida cruzamos un puente sobre el arroyo de nombre Egadillo y no U galde, válido éste únicam ente para designar al barrio, tal y como nos asegura Eugenio Ugarriza desde la ventana de su caserío Juan de Arana, quien a sus 84 años tiene poco de qué dudar. Pasada la casa proseguimos hasta Ugalde Goiko y La Rueda, verdadera antesala de uno de los lugares más intrincados y sorprenden­

dé

M a r ia z u l o : P e ñ a s c a l

c o n e n c in a r .

tes de la Tierra de Ayala. El topónim o, que hoy designa las ruinas de un viejo caserío, parece delatar ta presencia de algún moli­ no en las cercanías. Y si escrutamos el cauce del río, no nos será difícil descubrir restos de lo que bien pudiera haber sido una presa. En este punto confluyen aguas de los arroyos Iturreo y M ariazulo, cuyos cursos serpentean en la profundidad de los bosques, horadando cavidades y ocultan­ do sus misterios. Estamos en un terreno mixto, donde las bandas arcillosas se entremezclan con las calizas, apareciendo la vegetación característica de cada suelo en total vecindad.

Si desde La Rueda seguimos la pista de la izquierda, remontando el río, llegaremos en breve a Bolingitxi (nuevam ente, la toponimia da pistas sobre viejos molinos).

El lugar se caracteriza por una represa y el depósito de hormigón que capta aguas del manantial de Iturrigitxi.

Las Cuevas. El camino prosigue hacia arriba hasta una nueva confluencia entre el Iturreo y el Masegi, donde el peñascal que los separa alberga pequeñas cavida­ des de difícil acceso por la estrechez de sus bocas.

Los Gentiles.El barranco Masegi tam ­ bién esconde secretos m uy cerca de Olagorta, donde el deslizamiento ocasio­ nal de un monte, propiciado probable­ mente por un encharcamiento del terreno en período prolongado de lluvias, ocultó la cueva de los Gentiles, un antro del que se decía podía guarecer un amplio rebaño.

Eugenio recuerda que su madre conoció la entrada y la costumbre de m eter ovejas y corderos para el resguardo. Todavía hoy es posible ver la gran concha de corrimiento

que presenta el lugar, en un caos de m ate­ riales muy recubiertos de vegetación y ligeramente hundido respecto a un largo escalón de roca caliza que lo delimita por la parte superior. Sin duda, una más que sugerente prueba de posible yacimiento arqueológico, tanto por la habitabilidad de la propia caverna como por el nombre con que era conocida entre la población: los Gentiles. La opción de que una meticulosa tarea de prospección pudiera dar resulta­ dos positivos debería ser tenida en cuenta en un plazo no muy lejano, para que el olvido de las gentes no pusiera encima una losa más pesada que la que ya tiene.

C ueva

de

Bo ü n g i t x i .

Cueva de Bolingitxi. De regreso a Bolingitxi, y a sabiendas de que el bosque guarda aún otros misterios, encontramos

Pa s t o r e o

a l a e n t r a d a d e l b a r r a n c o d e m a r ia z u l o .

una casita con jardín vallado justo al lado del camino. La humilde pero exquisita­ m ente atendida finca pertenece a M aría Luisa Gómez y su familia, una pintora que aúna su quehacer artístico con la energía que las corrientes telúricas del subsuelo proporcionan al lugar. Y es que, en la parte alta del bello jardín, condicionado por la fuerte pendiente del terreno, se localiza una cueva de donde captan el agua doméstica para la casa. Las coorde­ nadas de situación U T M son 3 0 T0 5 0 0 9 5 6 / 4 7 8 0 8 4 2 . Bolingitxi, que así se llama el agujero, presenta dos bocas, de las cuales, la más alta conduce a un espa­ cio abovedado que no tiene mayor conti­ nuación para el hombre. La más baja es un pozo vertical muy estrecho y de apenas tres metros de altura que tiene puesta una escalera para ayudarse en el descenso.

Llegados al hall que divide la galería encontramos un pequeño rio que es im po­ sible seguir corriente abajo, y que, curiosa­ m ente, reaparece desbordándose en épo­ cas de crecida a través de una tercera boca

F o t o : R o b e r t o A r r ib a s

situada en una de las esquinas de la casa.

El avance es factible remontando las aguas del arroyo subterráneo. Una presilla artifi­ cial, para asegurar la captación, angosta más aún el paso, obligando a reptar dentro del agua. El recorrido posible, siempre por agua y sin grandes amplitudes, no lleva mucho más allá de cien metros, llegando a un punto en el que el río se pega al techo, permitiendo únicamente el paso de una viva corriente de aire que presagia otras salidas. En alguna parte pueden verse esta­ lactitas excéntricas, además de blancas coladas de calcita y numerosas puntas de raíces vegetales, lo que nos da idea de la proximidad de la superficie en todo momento. La abundante corriente de agua hace de esta cueva un sistema joven y en plena formación, que algún día posibilitará pasos hacia galerías hoy por hoy inaccesi­ bles. De nuevo en el exterior regresamos a La Rueda, nuestro punto de partida, para meternos de lleno en el barranco de Maríazulo, cuyas cuevas están en el origen de la historia que traemos a colación.

Maríazulo II. Primeramente, acuda­ mos a la fuente del topónimo, y para ello, obviando la pista que sube de frente y que más tarde seguiremos, nos vamos a la derecha, a través de una valla, para prose­ guir el camino de tierra que asciende tomando altura sobre el arroyo. Avan­ zando así, dejamos dos alternativas que ascienden por nuestra derecha hasta situarnos justo encima de un corto descen­ so que termina en el propio cauce. Allí mismo, a unos metros sobre el arroyo, vemos la inclinada grieta que abre la boca de Maríazulo II (la llamaremos así por situarse aguas abajo de Mariazulo I), alar­ gada, estrecha y de trazo oblicuo. En el interior se concentra mucho barro y arcilla, dificultando el acceso a las galerías. Este Agujero de las Mareas, Mariazulo, M a reazulo o simplemente Marizulo, vomita agua de manera imprevisible, sin previo aviso y sin relación aparente con el estado atm o^érico preponderante. El lapso entre una y otra vez puede ir desde algunos meses hasta varios años, pero, indefecti­ blemente, el fenóm eno regresa al barrio de Ugalde como algo característico y privati­ vo de su mem oria histórica. Todos los habi­ tantes de este hermoso rincón de Okondo lo conocen o lo han visto indirectamente, apercibiéndose de la súbita crecida de cau­ dal que presenta en un momento dado y en un lapso de tiempo corto el discreto arroyo de Mariazulo primero, y el de Egadillo inm ediatam ente después. M ás difícil de observar es el instante preciso en que la marea de agua desborda por la boca del covacho, tal y como presenció el padre de Eugenio Ugarriza en compañía de su tío un buen día en que. amenazando torm en­ ta, se cobijaron al abrigo de la grieta. Cual no sería su sorpresa, cuando de manera imprevista y en form a de surtidor apareció el agua, turbia y fría, lanzándose al alto por encima de sus cabezas. La creencia ha sido siempre la misma, y es que para la gente de este barrio, el brote de agua se relacio­ na estrechamente con el flujo de las mare­

as del propio mar Cantábrico. Un mito que se ve fortalecido por el carácter salado del líquido, según dicen, muy cargado de limos y tierras que lo ensucian totalmente. Así, creemos que el nombre más acertado se correspondería con el de M area-zulo, ya que M ari-zulo estaría más relacionado con la presencia de la Diosa vasca M ari, muy abundante a lo largo y ancho de nuestra geografía: mientras que M aria-zulo queda­ ría asociado a una hipotética aparición mariana, a todas luces fuera de contexto.

Seguram ente, la variación del térm ino marea en los de m a ri y m ana, seguidos de la palabra z u lo (agujero), está en el origen de esta confusión de nombres que no tra ­ tan sino de designar el común fenómeno de la misteriosa marea. Así todo, seguire­

TÉRM(N0 de BOüNGfTXI.

mos para este trabajo la denominación uti­ lizada tanto por los naturales de Ugalde como por el Padre Barandiaran en sus encuentros arqueológicos con la cueva allá por 1930, esto es: Mariazulo.

M ariazu lo I. N o muy lejos de este lugar, aguas arriba, se encuentra la cueva de Mariazulo I, pero la vegetación y male­ za desproporcionadas hacen impracticable el posible enlace que en otro tiem po tuvieron a través del arroyo. No nos cabe ninguna duda sobre la existencia de otras cuevas en la misma zona, como la sima que ahúma, según palabras de Eugenio.

Visible, sobre todo, en tiem po de invierno, parece ser un agujero vertical de gran pro­ fundidad y un tan to difícil de localizar entre el denso bosque, del cual brota una tenue columna de hum o, seguramente por algún contraste entre las tem peratu­ ras de interior y exterior. Un fenómeno, por cierto, que no es del todo extraño en el territorio de Ayala.

R esto s

o s e o s d e l e n t e r r a m ie n t o d e

M a r ia z u l o 1

N uevam ente desandamos el camino hasta La Rueda, para tom ar la pista de en medio que trepa con furor por el cordal.

Avanzando entre el bosque de pinos, en un sentido E-W , alcanzamos la referencia de un corte calizo que nos señala la inme­ diatez de la cueva, localizada en las coor­ denadas U T M 3 0 T- 0 5 0 1 7 7 7 / 4 7 8 0 7 2 9 .

Cualquier posibilidad de describir el reco­ rrido hasta este sombrío lugar es pura entelequia, dadas las condiciones que lo envuelven de pleno dominio forestal, tre­ mendamente abigarrado por una vegeta­ ción de malezas que ahogan los pinos, el suelo y las rocas, colonizando el espacio hasta el punto de no permitir la visión de horizontes más lejanos, a no ser el del peñascal próxim o al barrio laudioarra de Santa Lucía. Precisamente, ese peñascal de blanca caliza poblada de oscuras enci­ nas, no es sino un recuerdo lejano del encinar cantábrico, que hoy, tan sólo podemos disfrutar en contados lugares de la costa o del interior cercano a ella. Uno Fo to : M useo

de

A r q u e o l o g ía

de

Á la v a

E U G E N IO U G A R R 1 Z A

de estos espacios relictos es, afortunada­ mente, el que ocupa la vertiente occiden­ tal del barranco de Mariazulo, continuán­ dose en término de Laudio por Santa M aría del Yermo, Lusurbeilanda, Bitorika y Areta hacia O rozko, donde aparece en las laderas del m onte Untzueta, crestas de Arrugaeta y Garaigorta hasta el alto de Bikotz Gane.

D esgraciadam ente, no hay m ucha literatura sobre la cu eva de M a ria z u lo I ni sobre el lugar, salvo algunas notas de J .M . de Barandiaran acerca de la visita que efectuó y de los restos en ella encontrados, sin o lvidar otro tip o de sucesos un ta n to peregrinos q ue c o n ­ viene citar te x tu a lm e n te . El te x to q ue reproducim os ap areció en la revista Ikuska, núm eros 4 y 5 de 1 9 4 7 , bajo el títu lo de P re h is to ria de V izcaya: 1 / 4 de s ig lo de in v e s tig a c io n e s , a u n q u e su redacción había te n id o lugar en 1 9 4 2 .

Posteriorm ente fu e incluido en el voi.

X II de sus O b ras C om pletas.

Cueva de M ariazulo Fué h a cia mediados de N o v ie m b re de 1930 cu a n d o e l c u lto in g e n ie ro de m ontes de la D ip u ta c ió n alavesa, D. Ju liá n Echenique, m e h a b ló de la existencia d e restos hum anos en una cueva de O q u e n d o , no lejos de lo s confines de A lava y Vizcaya.

El día 2 7 d e l m ism o mes m e trasladé a O quendo, en compañía d e l cita d o D. Julián Echenique, de D. A n to n io B a rá ib ar y de D. Pedro C aldos, a fin de v is ita r dicha cueva y recoger lo que en ella hubiese a mano, antes q u e lo llevase o in u tiliz a s e algún excursionista desaprensivo.

En O q u e n d o nos aguardaba e l secreta­ rio d e l p u e b lo , quien nos a co m p a ñ ó hasta la cueva, su b ie nd o p o r e l b a rrio d e Ugalde y e l té rm in o de A sku ti p ró x im o a aquella.

La c u e v a se lla m a M a ria s u lo , b ie n p o rq u e se s u p o n e q u e en e lla m o ra la d iv in id a d o e l p e rs o n a je m ític o M a ri, o b ie n p o rq u e se d ice q u e en u n m a n a n tia l cercano b ro ta e l agua c o n in te rm ite n c ia s

q u e re sp o n d e n a las m areas d e l vecino m a r de Vizcaya.

La entrada, que m ira a l E., se abre en una p e ñ a caliza, a unos 3 0 m e tro s sobre e l b a rra nco y a rro yo de M a ria s u lo . El vestí­ b u lo es u n estrecho corredor, de donde p a rte un a re n d ija hacia e l in te rio r. S ólo las personas delgadas p u d im o s avanzar, lle ­ g a n d o a un a galería, ta m b ié n h a rto estre­ cha, y cuya lo n g itu d a p e n a s alcanza m e d ia docena de m etros. Es a q u í donde h a lla m o s u n h ú m e ro h u m a n o cem entado fu e rte m e n te en e l p is o esta la g m ítico . En un resa lte d e l m u ro iz q u ie rd o de la g a le ­ ría e n co n tra m o s un cráneo h u m a n o y dos huesos largos que ha b ía n s id o colocados a llí p o r a lg ú n v is ita n te q u e no s había p re ­ ce did o. Fueron, sin duda, e xtra íd o s d e l suelo de la m ism a galería, según lo in d i­ caban las señales de excavación que en é l había. Los recogim os cuid a do sa m e n te y los lle v a m o s a l S e m in a rio de V itoria, d o n d e serían estudiados p o r m í o p o r a lg u n o de m is colaboradores.

N o d u ró m u c h o la tra n q u ilid a d de los huesos de M a ria s u lo en este su segundo m o d o de e xistencia sobre la tierra, p o rq u e dos semanas después fueron reclam ados p o r e l Juzgado de L lo d io . A l m is m o tie m ­ p o se m e p e d ía u n in fo rm e acerca de su naturaleza, edad, etc...

Yo n o había fo rm a d o aún n in g u n a o p i­ n ió n sobre la e d a d y e l tip o h u m a n o a que tales restos perte n e cía n . P or o tra p a rte , en n uestra rá p id a v is ita a la ca ve rn a de O q u e n d o no e n co n tra m o s o b je to s q u e nos diesen a lguna in d ic a c ió n sobre esta m a te ­ ria. Sólo e l g ra d o de a lte ra ció n p ro fu n d a de los huesos p o d ía ser to m a d o c o m o in d i­ c io -n o d e l to d o seguro- de su a lta a n ti­ güedad. P or eso, en m i in fo rm e d irig id o a l Juzgado de L lo d io declaré: 1° q u e tales huesos eran h u m a n o s; 2® que, a m i ju ic io , p o d ría n ser de las po strim e ría s d e l p e río d o n e o lítico , es decir, de hace 4 .0 0 0 años p ró ­ xim am ente.

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d e los a p u n te s personales d e J . M. de 5arandíaran

Finalm ente, e l día 13 de D iciem bre de 1930 e l cráneo y los huesos largos de la caverna de M ariasulo tuvie ro n que com pa­ recer ante e l Juez de Llodio. El ya m encio­ n ado Sr. Echenlque fué encargado de lle ­ varlos, y e l m ism o los d e vo lv ió a l Seminario de V itoria para la noche de aq u e l día.

Las m ediciones y estudios realizados más tarde sobre el cráneo de Mariasulo, pusieron de m anifie sto su p a rcia l c o in c i­ dencia con e l tip o m edio vasco de nuestro días (sobre todo, en e l índice m a x ilo -fro n tal), su semejanza con e l cráneo n e o lítico h a lla d o en una caverna cerca de N ovéantsur-M oselle (Lorena) según datos y fotogra­ fías com unicados p o r M . A ndré Bellard, y su é ^ro xim a ció n a l tip o pre h istó rico C roM agnon.

De igual modo, cabría citar el texto que publicaran Teíesforo de Aranzadi y José M iguel de Barandiaran en 1948, dentro de la Revista de Estudios Vascos Eusko-Jakintza de Baiona en 1948, en su volumen II, bajo el título de Exploraciones de la Cueva de U rtiaga (en Itziar-G uipúzcoa). Compilado igualmente en el vol. XII de sus Obras Completas. En él se incluía un curioso estu­ dio sobre algunos cráneos prehistóricos vas­ cos y no vascos comparados entre sí, y for­ mando parte de ellos el hallado en Mariazulo, objeto de nuestro trabajo. Otros de los cráneos concurrentes provenían de Urtiaga, Santimamiñe, Palazuelos de Cuesta Urna (Burgos) y del tipo medio Guanche (Islas Canarias).

Según el estudio compcirativo realizado se consignaba para el de Mariazulo el carác­ ter extremado de sus órbitas oculares, un tanto hundidas respecto a las demás. Otro rasgo exagerado era el desanrollo de la glabela o entrecejo, destacando, además, por su acrocrania, que no es sino una defomiidad patológica del cráneo caracterizada por un aumento de su altura. El informe revela­ ba un índice nasal bastante grande y un mesognatismo del triángulo facial, caracte­ rística ésta que define el avance hacia ade­

lante de la línea que va desde la fren­ te al mentón del Individuo, y que en este caso sería de nivel medio.

Tampoco coincidía demasiado, según Barandiaran y Aranzadi, con el tipo medio vasco actual, salvo en el índice máxilo-frontal. El cráneo masculino de Mariazulo parecía asemejarse a otro hallado en una caverna del valle del Moselle, en la Lorena francesa, según unas fotografías que enviara André Bellard a su colega J. M . de Barandiaran, y que aquél calificara de neolítico.

A pesar de la falta de arcos zigomáticos en el de Mariazulo, otros detalles les indujeron a pensar que dichos arcos, caracterizados por los huesos del lateral y del pómu­ lo, serían muy salientes.

Desgraciadamente, no tenemos más noticias del cita- /j do cráneo hasta la década de los sesenta en que, D. Félix í i Murga, a la sazón párroco de Okondo, interviniera en una de las habituales salidas de prospección arqueológica que realizaba con chicos del pueblo, en la zona denominada O q u en do ­ jena (toda la zona que desde el ayuntamiento lleva hacia Ugalde y San Román). Enterado de Mariazulo, no sólo loca­ lizó la cueva sino que accedió al interior, pudiendo recoger del suelo algunos frag ­ mentos de hueso que resultaron ser humanos, lo que le llevó a interesarse por el hallazgo que en 1930 realizara Barandiaran en el mismo lugar. Con la diligencia que caracterizaba a Félix, dotado de una sensibilidad sin paran­ gón para e) descubrimiento de yacimientos arqueológicos en el trabajo de campo, remi­

tió una carta a D. José Miguel requiriéndole información sobre el citado asunto. La con­ testación no se hizo esperar, y del plano pri­ vado pasó al público cuando el propio Félix M urga decidió reproducirla íntegramente en el N° 2 de la recién creada revista Aztarna (Amurrio, 1996), como parte de un artículo dedicado In M e m o ria m a... El pequeño cura sabio de Ataun. En la epístola, fechada un 18 de Diciembre de 1967, podemos leer, entre otras cosas, cómo Barandiaran dice creer que... e l cráneo de M a ria s u lo debe e sta r en e l M u se o A rq u e o ló g ic o de Alava, p u e s to que a é l fu e ro n trasladados cuan­ tos o bjetos prehistóricos había, ta n to en la Sala de la Sociedad de Estudios Vascos (en la Escuela de A rtes y O fic io s de V itoria) co m o en m i colección d e l S em inario de V ito ria a l com ienzo de la Cuerra C ivil.

En otro espacio añade que... Sería in te ­ resante hacer una excavación sistemática en M a ria su lo y ve r si aparecen o bjetos en la tierra que rodeaba los huesos hallados en a q u e l lugar, para p o d e r averiguar la época en que fueron depositados. A v e r si logra­ m os visita r la cueva durante e l p ró xim o verano (tenía ya 77 años y aún viviría otros 2 5 más de plena y lúcida labor en pos de la cultura vasca).

Aquí es fácil vivir Hemen erraza áa bizitzea

La cueva ha tenido más historias, catas legales y clandestinas, pero la verdadera his­ toria de nuestro Hombre de Mariazulo, cuyo cráneo real fue hallado, recogido e incluso estudiado con cierto rigor científico, termina aquí, envuelto en una azarosa existencia post m ortem. Parece ser que su caJavera nunca llegó a los fondos del que hoy conocemos como Museo de Arqueología de Alava, per­ dida entre cajas y traslados como tantos otros restos rescatados en tantos yacimientos de pasadas décadas. Actualmente, tan sólo nos quedan algunos huesos de aquellos que reco­ giera D. José Miguel, y el lugar, ese enigmáti­ co paraje forestal sobre el arroyo en el que se abre la boca de Mariazulo I, una cavidad cáli­ da y seca hasta la que un buen día, lejano ya en el tiempo, se acercara un grupo humano con uno de sus muertos, llevándolo a reposar, con algún pequeño ajuar de su propiedad, al vientre de la M adre Tierra, una tierra muy dis­ tinta a la que ahora tenemos. Q ué ritual o qué palabras utilizaron durante el mismo es algo que ignoramos, acaso llevado por el aire u oculto en los poros de la roca.

Texto y Fotos: Juanjo Hidalgo de AVNIA Kultura Elkarte. Agradecemos a José Angulo, guarda forestal de la DFA en Okondo, y a David Garda, espeleólogo del CEA, su Inestimable ayuda para este trabajo.

HIRIA ETA MEMORIA. Urduñan alde batetlk bestera Iblltzea bizlrik dagoen benetako museoan iblltzea bezalakoa da. Hainbat urtetan zehar han bizl Izan diren kulturek euren arrastoa utzl dute Urduñako kaleetan.

Gaztela eta Bizkaiko kaiak lotzen zituen mendetako bidean esker hainbat eta hainbat kulturetako eraglna Izan du Urduñak. Jauregiak, ellzak, baselizak, harresiak, aduana eta arkitektura herrikol Interesgarrla; horlek guztlek batera talde aberatsa osatzen

dute, askotarlko taldea eta ez oso ezaguna.

Santa Maria parroklaren barruan bisitarlak aurkitu zuen erakusketa honen bldez, brontze aroan hasi eta gaur egunera arte Urduñan bizl zirenek harana noia jendeztatu duten eta haranak emandako ballabldeak noia erabill dituzten erakutsi nahl zitzalen bertara hurblldu zirenel.

Erakusketaren beste atal bate­ an hautatutako erlijio lanak Ikus zitezkeen. Urduñako bertako lanak, Ruzabal Batzakoak eta Arrastarla haranekoak.

FOTOS CEDIDAS POR AlXEDER

Urduña, centinela y enclave vizcaíno entre Burgos y las tierras alavesas de Ayala y Arrastaria, se ha convertido por el deve­ nir de los tiempos en una verdadera enci­ clopedia de la historia, un libro abierto en el que podemos contemplar el desarrollo de una población desde la Edad de Bronce hasta el m om ento actual.

‘La ciudad y la memoria', exposición que albergó la iglesia de Santa M aría de la Asunción hasta el pasado 1 de septiem­ bre, ha ofrecido a sus cerca de 1 0 .0 0 0 visitantes la posibilidad de conocer de dónde viene Urduña y el porqué median­ te un agradable y completo recorrido en el que el hilo conductor no han sido (os per­ sonajes ilustres que esta ciudad ha visto nacer, sino el ciudadano de a pie.

En esta época en la que la vorágine de los acontecimientos nos aboca al olvido de la historia, la exposición " La ciudad y la memoria" ha proporcionado a sus visitan­ tes un m om ento de reflexión. U na posibi­

lidad de conocer el pasado, indagando en los acontecimientos históricos que han for­ jado el carácter de esta ciudad, para que este conocimiento sea, a su vez, impulso para su futuro.

Piezas de orfebrería, esculturas, pintu­ ras, textiles, maquetas, docum entos y hallazgos arqueológicos, así como diversas presentaciones en form ato m ultim edia, grafismo y señalítica, muchos de los cuales nunca antes habían sido expuestos, han dado a conocer el valioso patrimonio his­ tórico, artístico y cultural, ta n to sacro como civil, de Urduña, la Junta de Ruzabal y el Valle de Arrastaria.

La muestra, realizada por la comisaria orduñesa M arisa Bergón Guaresti junto con la coordinación de Aixeder Servicios Culturales, ha supuesto bucear durante más de año y medio en numerosas institu­ ciones, museos, archivos y colecciones pri­ vadas; así como un importante desembol­ so de 2 5 2 .4 2 0 € , de los cuales el Gobierno

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Vasco ha aportado 4 8 .0 8 0 € y el Ayun­ tam iento de Urduña el resto.

La parroquia de Santa M aría de la Asunción, ejem plar edificación gótica del siglo XIV, en cuya estructura exterior to d a­ vía es visible parte de la muralla medieval que rodeaba la ciudad, organizó su conte­ nido para el disfrute del público en dos partes bien diferenciadas. La primera, dis­ tribuida por las naves laterales de la iglesia en perfecto diálogo con el edificio, mostró una selección de obras de carácter religio­ so de las distintas órdenes, ta n to de Urduña como de Arrastaría y Ruzabal. La segunda, que desarrolló el verdadero hilo conductor de la muestra, se dispuso sobre el espacio de las capillas laterales del te m ­ plo en orden cronológico. La muestra se complementó con cuatro intervenciones en espacios públicos del municipio, lleva­ das a cabo por otros tantos jóvenes artistas vizcaínos que quisieron rendir homenaje a su pasado, a la vez que lanzar una mirada hacia el futuro.

Una vez ya en el interior de la parro­ quia, los visitantes se encontraron, junto a la recepción, con un óleo que representaba la cabecera de dicha iglesia con la Sierra Sálvada al fondo. Este cuadro decoraba las salas del transatlántico inglés O rduña, que realizaba la ruta Europa-Sudaméríca d u ­ rante el siglo XX. Tras este primer paso nos encontrábamos con la capilla Los primeros pobladores. Ésta aglutinaba una curiosa y variada muestra de fósiles encontrados en el valle, así como una m aqueta del dolmen de Las Chozas junto con un ajuar de obje­ tos de la Edad de Bronce utilizados por poblaciones pastoriles. M ediante un vídeo, el observador se aproximó hasta el pobla­ do romano de Aloría, en el que la presen­ cia humana desde la segunda Edad de Hierro hasta la plena Edad M ed ia constata­ ba el proceso de romanización en el valle.

La primera nave lateral que encontraron los curiosos ofrecía una gran variedad de objetos de orfebrería como coronas, cáli­ ces, custodias y cruces procesionales, ver-

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Este prim er espacio dedicado a lo reli­ gioso tam bién se acompañaba con dos 'andramaris': la Virgen de la Poza y la del Buen Suceso, además de una talla de San Roque realizada en alabastro policroma­ do, un cristo de marfil filipino, varias pin­ turas sobre la conversión de San Pablo pertenecientes al Monasterio de las Cla­ risas y la bella talla Virgen con Carmelitas de esta orden orduñesa.

En esta misma estancia se pudo admi­ rar uno de los objetos más curiosos y de gran valor de la muestra. Se trataba de la Kutxa de Ruzabal, arca medieval que cus­ todia el archivo de las cuatro aldeas de Ruzabal (Lendoño Coikoa, Lendoño Behekoa, M endeika y Belandia). U n archivo de m adera protegido por cuatro canda­ dos, para cuya apertura es necesario que concurran los cuatro alcaldes pedáneos de la Junta. Al lado de la Kutxa se pudieron observar las picas que simbolizan a las mencionadas aldeas en las festividades de

de

S a n ta

m a h ía

(a ñ o 1 3 6 4 )

la ciudad. El paso del tiempo quedó per­ fectamente reflejado en una estratigrafía donde se evidenciaba la superposición temporal de distintas actividades a través de los rastros que quedan en el subsuelo de Urduña.

El siguiente centro de interés lo consti­ tuyó la Carta de Privilegio Rodado, firm ada por los Reyes Católicos en 1481, mediante la cual se confirmaron los privilegios y fran­ quezas de Urduña que la desvincularon, a pedimiento de los ciudadanos, de la Familia de Pedro López de Ayala, a la que pertene­ cía desde Enrique III, y prometiendo, a su vez, que pasaría al Señorío Real conforme consta en sus privilegios y fueros. La exhi­ bición de este documento, propiedad del Archivo de Simancas, supuso una oportuni­ dad única, ya que nunca antes había esta­ do a disposición del público y raramente volverá a estarlo.

El Santuario de La Antigua cedió para la ocasión un tríptico flamenco de gran valor, obra de 1 5 2 0 del M aestro de Frankfurt, apareciendo representada la

Virgen con el Niño en !a tabla central, mientras las laterales muestran con gran exquisitez a Santa Catalina y Santa Bár­ bara enmarcadas en un paisaje flamenco.

Este estim ulante recorrido por la m em oria tam bién permitió al visitante

hacer un alto en el camino para disfrutar del atractivo valor paisajístico y ecológico del Valle de Urduña a través del 'Paseo de Ronda', parte de la antigua muralla anexa a la iglesia que constata el carácter de esta última como bastión defensivo.

Asimismo, y regresando al interior del templo, era m om ento de pararse frente al altar mayor, que no desentona con la majestuosidad del edificio religioso. En él se encuentra un retablo barroco viñalesco de 1657, realizado por Domingo y M artin de Arana, naturales de Respaldiza, que por haber sido tantas veces vista no ha sido justamente apreciado.

Las calles de la Urduña de entorno a 1790, en una reproducción infográfica, pro­ curaron otro viaje al pasado a los visitantes.

Además, en esta cuarta capilla denominada Orduña en ios siglos del Barroco, llamó la atención e! plano original de la Cerca de Vilíaño, versado en un cambio de propieda­ des vigente aún. Se trata de una isla bajo mandato orduñés en el Valle de Losa, que disfrutaba del fuero vizcaíno. C uentan, como curiosidad, que las mujeres de esta comarca burgalesa iban a dar a luz a esta Cerca para beneficiarse de dicho fuero y, de esta forma, sus hijos no tenían que cumplir el servicio militar a que estaban obligados los castellanos. Documentos, grabados y planos que certifican el desairollo y consoli­ dación como ciudad complementaban esta sala. Los más destacados eran los que aludí­ an a la construcción del camino de Castilla al Cantábrico de 1769, que transcurna por Urduña, el libro de decretos del Ayun­

Kutxa

de

Ruzabal

C u a d r o ‘Z u m a u k a r r e g i en el s m o de B ilb a o ’ de G u s ta v o de M a e ttu .

tam iento de 1601, así como el libro de la Regla de la Cofradía de Santa María, ejem­ plar único perteneciente al Archivo Municipal y que está fechado en 1364.

El siglo X IX deparó una carta remitida a los regidores de la ciudad, que fue manuscrita y firmada por Godoy. El óleo ‘El viejo requeté', de Ignacio de Zuloaga, perteneciente a una colección privada, nunca antes había sido expuesto. El logo­ tipo de la exposición fue extraído de la excepcional reja plateresca que clausuraba esta capilla, la cual fue realizada por el rejero bilbaíno Gonzalo Velasco en 1582.

La época de cambios estuvo rematada con una selección de armas, manuscritos y el lienzo ‘Zumalakarregi en el sitio de Bilbao', que nos acercó aún más. si cabe, al ¡lustre pasado orduñés.

A través de pinturas, esculturas y reli­ quias de varias santas con sus auténticas, nos adentramos en ‘Los protagonistas de la Historia', los orduñeses y orduñesas. En este espacio destacó el apartado dedicado a los zapateros, oficio artesanal con gran arraigo en la ciudad y que en esta ocasión se analizó a través de un C D interactivo

ejecutado desde un m onitor También se mostraron útiles, muebles, materiales, catálogos..., utilizados por estos artesanos el pasado siglo. Un audiovisual aproximó la realidad de Urduña en el periodo de entrerrepúblicas gracias a una recopilación de 91 imágenes del Fondo Txom in Robina, cedidas al M useo Etnográfico de Bil­ bao. Sin duda, éste fue uno de los grandes atractivos de la muestra, puesto que los vecinos disfrutaron recordando la ciudad de principios de siglo y a sus antepasados.

En este punto también se pudo admirar una curíosa báscula del Santuario de la Antigua para pesar a los recién nacidos.

El itinerario por la parroquia finalizaba con una incursión en la Santa Escuela de Cristo, en la que se pudo disfrutar de sus mejores pasos procesionales in situ y a tra­ vés de una proyección, los cuales tom an protagonismo en Semana Santa.

Con el objeto de reflejar to d a esta evolución histórica, incluida la etapa actual, la comisaria invitó a cuatro jóvenes artistas a mostrar su visión personal por medio de instalaciones públicas. Estas intervenciones se convirtieron en un parti­ cular homenaje a la ciudad, así com o un

deseo de mirar hacia delante. De esta manera, mientras los visitantes recorrían los maravillosos rincones de Urduña, se encontraron con una vídeo-instalación en la erm ita del Buen Suceso, un cuadro sobre la Eskola Publikoa en el Ayunta­ miento, una puerta de jabón inscrita en la puerta del antiguo cementerio y dos mar­ cos dorados en la Foru Plaza, obras que conformaron con toda la ciudad una últi­ m a gran capilla que hubiera podido res­ ponder al nombre de 'El futuro'.

Por si fuera poco, sobre el contenido significativo de estas últimas obras, la arqueología, el barroco, el poder y gobier­ no en la Urduña medieval, se ofrecieron varias conferencias con m uy buena acogi­ da entre los orduñeses y orduñesas.

Asimismo, y dentro de este ciclo, José Ignacio Salazar presentó su libro de apor­ taciones sobre los escritos que José Antonio de Armona, erudito ayalés de raí­ ces orduñesas del siglo XVIK, legó en refe­ rencia al urbanismo de la ciudad.

La masiva afluencia de público es un dato a destacar. Sin embargo, lo más gra­ tificante ha sido, en palabras de la comisa­ ria Marisa Bergón, "comprobar que en Urduña hay una gran inquietud cultural, que los orduñeses y orduñesas tienen ansias por conocerse y que han comenza­ do a creerse lo que esta ciudad ha sido.

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Hacía falta una inyección de este tipo para poder avanzar hacia delante. Desgracia­ damente lo que antaño nos benefició (la muga), hoy nos perjudica. Urduña es la joya olvidada, antes peleada por todos".

ANE RÍA P eriodista y c o la b o ra d o ra en la e xp o sició n La ciudad y la memoria

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Denboraren poderioz, gure bazter guztiak aldatzen dira. AAemoria historikoa freskatzeko, ikus dezagun noia ikusi zuen Landazuri historialariak Artziniegako hiribildua.

Con este artículo sobre Artziniega damos comienzo a una serie documental con la que pretendemos acercar a nuestros lectores aquellos documentos o publicacio­ nes históricas que, aún siendo notoriamen­ te interesantes, tan sólo son conocidos por aquellos que profundizan en nuestra histo­ ria con cierta entrega personal.

En esta primera cita, traemos a estas líneas la reproducción facsímil de un intere­ santísimo estudio publicado por el gran historiador alavés J. J. de Landázurí allá por el año 1795. En él se describen con gran minuciosidad y rigor cada uno de los deta­ lles de las villas de Álava del siglo XVIII. En muchas ocasiones -como sucede en el caso de Artziniega- su texto ha servido como vehículo de transmisión de cierta documentación actualmente desaparecida.

El historiador José Joaquín de Landázuri y Romarate nació en Vitoria-Casteiz el año 1730, muriendo en la misma dudad el 13 de agosto de 1805. Su labor historiográfica fue extensa y como resultado de la mis­ ma publicó gran cantidad de libros basados especialmente en la historia de Álava, Bizkaia y Cipuzkoa. Entre ellas, la titulada "Compendios históricos de la Ciudad y Vi­ llas de la M.N. y M.L. provincia de Álava, recopilados de los documentos de sus ar­ chivos..." publicada en Pamplona en 1795 y de la cual extraemos el texto que aquí pre­ sentamos.

En él, tras una breve descripción sobre la ubicación geográfica de la Villa de Artziniega, hace una rápida y textual refe­ rencia a lo escrito por otro gran historiador el Padre Gabriel de Henao (Valladolid, 1611 - Salamanca, 1704) y al que también nos ve­ mos obligados a dedicar unas breves líneas.

Destacó Henao por su extensa erudición y sabiduría. Ello queda patente en la cantidad de obras escritas y que versan especialmen­ te sobre filosofía, teología e historia.

En su obra historíográfica se convierte en un defensor apasionado del cantabrísmo, algo común en los estudiosos de su época. Digamos que el cantabrismo consis­ te en la creencia -^oy desestimada- de que la indómita y beligerante Cantabria citada en las fuentes documentales latinas corres­

pondía al actual País Vasco. La polémica sus­ citada entre los defensores de esta teoría y sus detractores fue intensísima y acalorada.

Por ello, en nuestro texto, Henao se empeña en relacionar a Artziniega con la documental Arracillo. No menos curiosa es la etimología que presenta para el nombre de nuestra villa a partir del término Arcillanegra.

Evidentemente, ambas hipótesis son indefen­ dibles en la actualidad.

Por el contrario, la noticia que ofrece sobre la aparíción de unos sepulcros y restos humanos no deja de ser llamativa. Podría pensarse que se trata del conocido hallazgo de un ara romana y diversos restos humanos en el lugar llamado "Los Pasos de Gordéliz" pero, teóricamente, éstos fueron descubiertos posteriormente (1787) por lo que se nos plan­ tea una incompatibilidad cronológica. En cualquier caso, este tema será tratado en pos­ teriores ediciones de AVNIA. Centrándonos de nuevo en el presente texto de Landázurí, nos da también noticia textual de la carta fundacional de la villa otor­ gada por Alfonso X el Sabio en 1310, así como un elenco de reyes que juraron respeto a dicho privilegio.

También es interesante -al menos desde una perspectiva lingüística- la relación que hace de los pueblos adscritos a su jurisdicción y, cómo no, al número de 'Vecinos" que debe­ mos interpretar no como el censo de habitan­ tes sino de viviendas. El sistema político y electoral ejercido en la villa -con una curiosa representación legal de un mando por calletampoco escapa a este interesante documento.

Como excelente descriptor que es Landázurí, nos da posteriormente noticia del sistema de ferias y mercados locales, del hos­ pital benéfico y, por supuesto, de las parro­ quias y ermitas.

Finaliza citando la producción agrícola de Artzinega en la que destacan los cereales y "el vino que llaman Chacolí" y que tantísima importancia comercial tuvo en la historia de esta villa y municipio.

AVNIA BÍBUOCRAFÍA La editorial "La gran Encidopedla Vasca’ publicó en 1974 una reproduaión facsímil de la obra completa.

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Durante las srguientes'def^^^^' r^^ de años, en el mar cálldo-^^^i^r^ft“ ^ ^ forma sobre el borde norte de Ií(/?_^^^^^j'Ql.tfera una variada vida marina. EntreJ% |^l^»'dé'organisjJl^^? ifèo rg an ismos destacan distintos ^^^tv^lyQ S, espe­ especialmente ios re lació ^^[^i^a';ías;Ostras, li^ W ;Ías’'ostra5, y microorganismos con 6Í^^|^?csl,4#reos. ^ fl^ ^ ^ l^ á re o s. El acúmulo de todos sus re^^^||gÉá:'fidífrhar ^Sp^affiófrhar una capa de muchas decena^ííé^^^^[¿&í^^P^^OT. espesor.

Por eso hoy podemos e n c ^ 'ñ ^ ^ ^ ^ Variedad kariedad de fósiles marinos en Lo^i¿ sierras Sf^f^encíonadas.

^ Hace 50 Millones de anos, la Peri^^^a comienza a aproximarse al sur de Francra>¿omo resultado las plataformas marinas*»inician su elevación, el mar se retira y comienza a formarse la cadena pirenaica, de la que nuestro territorio es la parte más occiden­ tal. Las capas de rocas en las que se habían transformado ios sedimentos se ondulan, plie­ gan y fracturan, y algunos materiales especial­ mente ligeros comò sales, yesos y arcillas, for­ man una especie de chimeneas que por dife­ rencia de densidad ascienden atravesando toda la pila sedimentaria y alcanzando la superficie en distintos puntos. Esto es lo que los geólogos conocen como dlapiros. Uno de ellos es el de Orduña que, hacia ei este queda flanqueado por el de Murgia y hacia el oeste por el de Villasana de Mena. Estas estructuras forman una alineación de dirección Noreste que, en su ascenso, producen ia elevación de los materiales que tienen por encima, dando lugar a la aparición de una primera sierra más o menos paralela a ia del los acantilados actuales. Cuando unos millones de años des­ pués, los materiales salinos de los diapiros alcanzan la superficie, comienzan a ser erosio­ nados de forma muy rápida, dada su poca resistencia a la acción del agua y los elemen­ tos. Al igual que una casa a la que se le ero­ sionan los cimientos, la espesa capa de calizas comienza a hundirse, originando los primeros y modestos acantilados.

..m M : FOTOS: ROBERTO ARRIBAS y JUANJO HIDALGO

Ai continuar la compresión et bascuiamiento de los estratos rocosos se acentúa y, simuitáneamente a la elevación de la línea de cumbres originales, las capas rocosas adquieren una disposición inclinada hacia el sur. Con esta geometría las capas situa­ das por encima de las capas calizas de las sierras comienzan a ser eliminadas y sus detritus transportados hacia el sur, acumu­ lándose en la zona central de Alava. Como sobre las calizas se habían depositado materiales blandos, estos son eliminados con facilidad, dejando al descubierto las futuras sierras. Esto además nos permite observar los materiales que se habían depositado por encima de las calizas y que hoy forman los Montes de Tuyo y Villanueva de Valdegobía.

En esta situación, la progresiva elevación de los relieves junto con la rápida erosión de los materiales blandos que se encuentran por debajo de las calizas, permite que la altura del acantilado original se inaemente de forma notable. Ello hace que la capacidad de erosión de un río, aunque sea de poca importancia, mantenida durante millones de años, se incremente de forma significativa.

El agua adquiere gran energía en la cascada y es capaz de arrancar las rocas blandas que se encuentran por debajo con mucha facili­ dad. Al quedar sin cimientos, las calizas caen por su propio peso lo que hace que sea mucho más fácil su eliminación por las aguas del Nervión. Con este dispositivo, úni­ camente es necesario disponer de tiempo suficiente. Al igual que el hacha de un aitzkolarí prohjndiza en el tronco abriendo el hueco en la parte externa, el agua va exca­ vando hada su nacimiento mientras que el hueco que deja hacia el norte se va amplian­ do por la fácil destrucción de los materiales blandos que soportan el peso de las calizas.

En la medida en la que el levantamiento de los relieves, aunque imperceptible se man­ tiene en la actualidad, la cascada va a seguir aumentando su altura y excavando el cañón cada vez más hada el interior de la sierra.

Pese a que pueda parecer una historia difícil de creer, sólo ha necesitado tiempo. Si hace­ mos un pequeño cálculo, admitiendo que cálculos contrastados demuestran que la erosión puede rebajar la cota de un relieve hasta 5 cm. cada mil años, podremos com­ probar que la erosión que se ha necesitado para formar nuestros relieves no ha tenido una especial severidad.

Luis Eguiluz y Andoni Tarriño Departamento de Geodinámica de la UPV (Vitoria-Casteiz)

La cascada o nacimiento del Nervión se localiza en et área del M o n te Santiago, dentro de lo que se conoce corno Sierra de Cibijo.

Limite territorial entre Álava y Burgos. A él podemos acceder subiendo el puerto de Orduña, desde esta localidad o bien desde Berberana por la A -6 2 5 . A escasos kilómetros del alto, una carretera-pista se introduce en el M o n u m e n to Natural del M o n te Santiago (declarado como tal por la Junta de Castilla y León en 19 9 6 ), donde ésta muere nace nues­ tro protagonista.

En realidad la cascada del nervión aparece o se manifiesta de form a ocasional. Para verla es necesario acercarse tras un día de fuerte llu­ via o deshielo. A modo de torrente, se desor­ dena en gotas a lo largo de los 2 5 0 m . aprox. que tiene de caída. De lo contrario el agua evi­ ta caer al vacío, filtrándose hasta aparecer en form a de tímido cauce en la parte baja del cantil.

Resulta curioso ver como en ocasiones se amontonan las casualidades. Ya con casi tres meses trabajando como guía de m ontaña en el Pirineo Aragonés. Podría decirse que el 9 0 % del trabajo en la te m ­ porada de verano, consiste en barrancos y más barrancos. Son ya sesenta y subiendo.

Hace algún tiem po estuve trabajando para la Oficina de Turismo del Valle de Ayala, razón por la que me tocó descender el cañón, cascada o nacimiento del Nervión.

Lo cierto es que yo nunca había pre­ tendido trabajar como "barranquista", ni tam poco tirarme al vacío del nacimiento por una larga cuerda. Los escaladores tenemos otro concepto de la montaña, preferimos subir por la roca seca a bajar por la oscura y mojada. Sin embargo ambos nos valemos de las cuerdas para nuestra activi­ dad, lo que nos convierte en cómplices de un mismo juego. Por ello reconozco verme envuelto en este artículo, más por casuali­ dad que por méritos; pero contento al dar-

me cuenta de que aquí mismo, existen posibilidades tan váli­ das como las que vamos buscando los adictos ai Pirineo.

La cascada o naci­ miento del Nen/ión se loceüiza en el área de!

M o n te Santiago, dentro de lo que se conoce como Sierra de Gibijo.

Limite territorial entre Álava y Burgos. A él podemos acceder subiendo el puerto de Orduña, desde esta localidad o bien desde Berberana por la A -625. A esca­ sos kilómetros del alto, una carreterapista se introduce en el Monumento Natural del M o n te Santiago (declarado como tal por la Junta de Castalia y León en 1996), donde ésta muere nace nuestro protagonista.

En realidad la cascada del nervión aparece o se manifiesta de form a ocasional. Para verla

es necesario acercarse tras un día de fu er­ te lluvia o deshielo. A modo de torrente, se desordena en gotas a lo largo de los 2 5 0 m . aprox. que tiene de caída. De lo con­ trario el agua evita caer al vacío, filtrándo­ se hasta aparecer en form a de tímido cau­ ce en la parte baja del cantil.

La idea de descender este entramado, vino por vez primera de la mano de los ala­ veses Carlos, Felixiindo, Pepe y Harry en el ño 1988; si bien los mayores esfuerzos espeleológicos se han centrado en las numerosas e importantes simas y cue­ vas que presenta la zona. Atendiendo a la morfología de montaña, el naci­ miento del Nervión es un cañón o barranco y las técnicas que se emple­ an para su descenso también respon­ den a las de aquellos. Comento esto porque algunas de las característi­ cas que éste presenta son distin­ tas a las habituales; así se trata de un "descenso seco", además de que todo el desnivel se salva con una o dos tiradas de cuerda. En realidad no se baja por la vertical que form a la caída del agua, sino anclando la cuerda al balcón o mirador metálico allí instalado. En este mirador viene la primera instala­ ción de cuerda por medio de lazos o cinta. 170m más abajo sobresale una especie de morro donde podríamos fraccionar la cuerda por medio de un spit (anclaje de expansión metido en la roca) instalado; desde aquí nos restan otros 8 0 -1 0 0 m hasta el suelo.

La técnica utilizada para descen­ der por este tipo de terrenos es el rapel. Esto no consiste en otra cosa que disminuir y controlar el peso de nuestro cuerpo provocando fricción sobre la cuer­ da. Este rozamiento lo logramos por medio de unos aparatos o herramientas unidos a nuestro arnés, por los que pasamos la cuerda. La mítica pieza conocida como o ch o u otra de descenso y aseguramiento normal, no resulta efectiva en rápeles tan

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largos. Para estos casos se emplean descensores de cuerda simple como el sto p o similares, siendo estos más precisos y seguros. La cuerda no se recupera sino que se fija un cabo de ésta, lanzando el otro. Una vez en el suelo, las opciones son rem ontar los 2 7 0 m. por la propia cuerda (poco recomendable para los brazos) o salir andando por el cauce hasta Délica (poco recomendable para los tobillos). El tipo de cuerda que se emplea normalmen­ te, es estática] esto significa que no cede frente a la din á m ica , utilizada en escalada para absorber una eventual caída. En dis­ tancias tan largas se suele fraccionar el descenso en varios rápeles, con el fin de hacerlo más cómodo y seguro; en el barranco del Nervión esto solo es posible a 1 7 0 m. del inicio. U na vez se sale del bal­ cón, ya no es posible alcanzar la pared hasta ese punto. A tanta distancia incluso las cuerdas estáticas ceden, lo que resulta sin duda lo más incierto del viaje.

Por aquella época, la Oficina de Turismo del Valle de Ayala estaba preparando diverso material de promoción turística. El Club Fotográfico de Amurrio colabora­ ba en el proyecto encargándose de la fotografía. No recuerdo exactamente como surgió la idea de rapelar el cañón, pero ta n to a Roberto Arribas como a mí nos pareció interesante.

En este tipo de rare­ zas, lo más compli­ cado suele ser bus­ car información pre­ cisa sobre las carac­ terísticas del descen­ so. Sabía que existía una publica­ ción de la revista de m ontaña Pyrenaica (n® 152, año 1 9 8 8 ) y que en una ocasión, había sido ya rapelado. Lo cierto es que al final

busque poco y averigüé menos. M e comentaron que existía una instala­ ción intermedia en malas condicio­ nes y que la distancia a rapelar superaba los 2 0 0 m. Encontrar cuerdas tan largas suele ser difícil, pero en este caso no lo fue.

Víctor Cuadra me prestó dos unidades de 100 m cada una. A estas añadí otras dos auxiliares de 6 0 m cada una, además de un b u rila d o r (herramienta m a­ nual para taladrar) y expansiones por si fu era necesario reforzar el descuelgue. De esta form a y con más metros de cuerda que conoci­ miento, entendimos que un sábado soleado tras varios días de lluvia era nuestra oportunidad. M a lte Cuadra, mi com pañera en la O fic in a de Turismo, nos acompañó.

Una vez en el balcón o mirador las maniobras para descender no son ni demasiadas, ni tam poco implican dificultad excesiva; sin embargo con­ viene tener en cuenta que en ellas no

hay lugar para los errores. Cuando com en­ zaba a descender un niño le preguntó emocionado a M a lte a ver si me iba a matar. Preferí no mirarie y centrarme en lo mío. La primera instalación se hace por medio de lazos o c in ta a la parte más extrem a de la barandilla. La primera cuer­ da de 1 0 0 m fijada, parecía más bien un hilo de araña que term inaba allí, en el medio de la nada. El descenso debe reali­ zarse despacio y con cuidado, tratando de evitar que el descensor se caliente, así como las cargas violentas sobre la cuerda.

Las conocidas imágenes que vemos en las películas donde los actores rapelan a trom ­ picones, no responden demasiado a la rea­ lidad de cómo descender tiradas de cuer­ da tan largas. Roberto trató de buscar los ángulos más interesantes para las fotogra­ fías, decidiéndose fundam entalm ente por la caída del torrente. Desde este punto las vistas se abren al valle de Arrastaria, y la oscuridad del cañón contrasta con la luz que dom ina en éste.

M ientras rapelaba m e relajaba pen­ sando en que el verdadero propósito de

aquello era sacar unas fotos, por lo que no existía la necesidad de recorrer todo el tra­ mo. N o m e apetecía verm e en la necesidad de tener que instalar a n cla je s en la roca para reforzar el descuelgue intermedio. La roca dom inante en la zona es realmente nefasta para ello, pues se rompe. Recuerdo especialmente la sensación de relajación que se experimenta cuando se ha transcu­ rrido un tercio del recorrido, donde la dis­ tancia a la pared es igual a la descendida.

Uno se encuentra literalmente en el vacío.

Com o sentado en la silla del parapente, pero en aquel lugar a donde él no puede llegar. Las privilegiadas vistas de una buta­ ca colgante. Bloqueé ei descensor y traté de relajarme, de olvidar el reportaje, de olvidar q ue una cuerda m e sujetaba.

Darme cuenta de lo insignificante que era en un entorno tan grande, donde los hom­ bres solo tenemos la humilde posibilidad de pasar.

A g o tad a la primera cuerda de 100 m., decidí saca r la segunda de la saca. M uy separado de la pared, no entendía dónde podía estar la precaria in s ta la c ió n de la que m e habían hablado, ni como llegar hasta ella. Lo cierto es que no la vi.

Uniendo mediante un nudo ambas cuer­ das continué descendiendo. Unos metros más abajo, entendí que el viaje había ter­ minado pero uní toda la cuerda de que dis­ ponía para calcular la distancia hasta el suelo. Fueron 260 m. de cuerda hasta adi­ vinar visualmente el final. Solo quedaba subir. En realidad no se si m e apetecía menos usar la cuerda o salir caminando hacia Délica. Para mal de mis pobres bra­ zos m e decidí por el nylon.

Para ascender por una cuerda fija nos valemos de unas herramientas conocidas como bloqueadores (tam bién es posible m ediante nudos). La maniobra se basa en dos puntos de progresión sobre la cuerda.

Cuando se carga e! peso del cuerpo sobre uno, se supera el otro y así sucesivamente.

Nuestro peso va distribuido entre brazos, piernas y tronco por m edio de estribos y

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lazos (aquí cada uno tiene sus manías). Lo peor en este caso, fu e no tener contacto físico con la pared. Cuando esto ocurre las maniobras de ascensión resultan más duras y el cuerpo va girando constantemente sobre el eje de la cuerda. Todo da d em a­ siadas vueltas. C om o la prisa mata yo deci­ dí tomármelo con calma, parando cada pocos metros a arrepentirme de haber tom ado la opción más estúpida.

.

M etro a m etro fui escapando de aquel vacío tan bonito; con la sensación que uno tiene al irse de un lugar al que es difícil de llegar, ajeno al escenario de la rutina dia­ ria. De nuevo en la barandilla, M a ite y Roberto me ayudaron a pisar suelo firme.

Cada uno com entó sus experiencias. A todos, a cada uno desde su papel, nos pareció interesante. Rescatamos las cuer­ das y como todo buen final en Sierra Salvada y Gibijo, éste también term ino en La Venta con una cerveza.

En ocasiones tendem os a m archar­ nos lejos en busca de lugares donde rea­ lizar actividad de m ontaña. Sin em bargo aquí tan cerca de casa, existen tam bién m u ltitu d de posibilidades p ara estas practicas deportivas. Así el senderismo, la bicicleta de m ontaña, el vuelo, la equitación, la espeleología y el esquí; son algunas de ellas. Conviene andar con los ojos abiertos.

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En memoria de Patxi Garbíras Ugarríza: Dice un verso de un gran poeta: “Dios mío. qué solos se quedan los muertos”.

Cuando lejos de Euskal Herria me enteré, que el uno de enero de este año Patxi nos habla dejado, profundamente impresionado y triste, me dije: ¡Dios mío. qué solos quedan los vivos!

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Los castaños de Euskal Herria, en otros tiempos, alternando con los robles, ocupaban gran parte de las laderas de nuestros montes, con preferencia las laderas orientadas al N o NE, hasta una altura de unos 600 metros sobre el nivel del mar Su límite meridional coincidía prácticamente con la divisoria de aguas atlántico-mediterránea for­ mada por las sierras de Aralar, AItzaina, Urkilla, Elgea, Gorbeia y Sálbada. En el planeta hay tre­ ce especies de castaños: cinco se encuentran en Asia, siete en América y una en Europa: Castanea sativa.

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Este árbol alcanza de 14 a 20 metros de altura, excepcionalmente los 30. Crece bastan­ te rápido hasta los 80 años. Su vida es longe­ va. A un castaño de Sicilia, en la provincia de Catania, laderas del Etna, se le atribuyen 3000 años de edad. Cuenta la leyenda que encon­ trándose Doña Juana de Aragón por sus cerca­ nías con den caballeros a caballo, fueron sor­ prendidos por una gran tormenta, guarecién­ dose bajo la inmensa copa de este gigantesco castaño, conociéndosele desde entonces como e l castaño de los cien caballos. Tiene un perí­ metro de 60 metros.

Castaños de excelente porte hemos visto en el valle de Liébana. En el castañal de Ojedo

Árbol sensible al frío, durante la última gla­ ciación buscó cobijo en las zonas templadas de la cuenca del Mediterráneo. Con la dulcifica­ ción del clima, hace unos 10.000 años, recupe­ ró parte de las zonas perdidas, pero de una for­ ma muy lenta, pues el peso de las castañas no permite una dispersión importante. ¿Desde cuándo en Euskal Herria?. Hay controversia sobre el tema. Mientras algunos investigadores lo consideran autóctono, que encontró refugio en nuestros montes durante los últimos tiempos glaciares, otros consideran que fue introducido por los romanos. María Fernanda Sánchez Coñi, arqueobotánica, en

vive un castaño llamado Narezona, que casi alcanza los 14 metros de perímetro. Su hermo­ sa copa ocupa una superi^icie de 225 metros cuadrados. En Pesaguero-La Parte, pueblo a la derecha de la carretera de Potes a Piedras Luengas, se encuentra otro de parecidas dimensiones. A ambos se les puede atríbuir unos mil años de existencia. Un castaño de Apellaniz (Araba), con sus 10,5 metros, puede ser el más grande de Euskai Herria. Se encuen­ tra en muy mal estado, siendo su futuro más que problemático. En CoríDeia también hemos visto algunos buenos ejemplares que se acer­ can a los siete metros.

un trab^o relativamente reciente, dice que en el País Vasco reapareció el castaño hace 4.000 años a.C. Aunque bien es verdad que fueron los romanos, sobre todo, quienes expandieron este árbol por Europa, por un vasto imperio.

La formidable masa de castaños con que contaba Euskal Herria desapareció práctica­ mente hace unos 70 años, por causa de la enfennedad mortal de la tinta (oinbeltz). Los que resistieron a esta enfermedad, en los años cuarenta, fueron atacados por otra: el cáncer.

Esta epidemia, en Estados Unidos aniquiló en unos cuarenta años -comenzó en 1904- unos 4 0 millones de castaños que ocupaban cerca de 400.000 metros cuadrados de superficie. El mayor desastre ecológico y forestal del planeta.

Con la pérdida de los castaños se perdió lo que se dio en llamar la ‘cultura de la castaña’, la ‘civilización de la castaña'. Ningún otro ártx>l ha impregnado tanto la vida social, económica, religiosa y cultural, en el más amplio sentido de la palabra. El fnjto de los castaños, la castaña, ha mitigado el hambre de los seres humanos desde la más remota antigüedad. Era consumi­ da cruda, cocida, asada, seca y. convertida en harina, como pan. Era considerada como un cereal y, así. las tribus prerromanas llamaban al castaño el árbol del pan. Más tarde, el pan de los bosques. Los legionarios romanos llevaban en el mon-al el bullóte, que no era sino un pan hecho con harina de castañas.

De pobres Era alimento de ricos y de pobres, aunque con el tiempo sólo de estos últimos, llamando entonces a este pan hecho con su harina el pan de los pobres y al mes de su recolección, el mes d e l pobre. Así como el consumo del trigo era indicador de buena posición económica, el de las castañas indicaba todo lo contrario. En Urdiain (Navarra), por ejemplo, para señalar que alguien pertenecía a una familia acomoda­ da. se decía Gari-montoneko txoria (pájaro de montón de trigo). Esta importancia de la casta­ ña en la alimentación fue causa de que en muchos pueblos existieran ordenanzas o cos­ tumbre por la que los vecinos podían plantar castaños en los terrenos comunales, siendo estos árfctoles. así como sus frutos, propiedad D i f e r e n t e s c o n s t r u c c i o n e s d e K i h ik iñ a u s ie s ( O r o z k o )

del plantador, quien los podía vender o dejarlos en herencia. Ondazillegi llamaban a esta cos­ tumbre. Costumbre que también vemos en otros pueblos de Asturias, Cantabria, Córcega, etc. En los dos primeros lo denominaban dere­ cho de poznera. En otros lugares los vecinos tenían derecho al fruto de los castaños que plantaba el mismo ayuntamiento o concejo en los comunales.

Las primeras castañas que caían del áit>ol eran consumidas cocidas. Luego, asadas. El asado de las castañas en otro tiempo se reali­ zaba en una especie de sartén o cazuela pro­ vista de agujeros: sartan, sartagin, erregaldera, maskilo, padel, padera, etc. A principios del siglo XVIII, estos recipientes empezaron a ser sustituidos por un cilindro metálico con aguje­ ros. Tamboril es su nombre más generalizado en castellano. En muchas zonas heredó el nombre de la sartén o cazuela. Con la llegada del maíz y de la patata de América empezó a perder importancia el consumo de castañas.

Pero es de advertir que, aunque el maíz apare­ ce en la Península Ibérica en el siglo XVI, de manos según dicen del hemaniarra Perkaiztegi, su auténtica revolución en el consumo huma­ no no parece que se produjo hasta el siglo XVIII, como bien parece atestiguario el núme­ ro de molinos que había en Bizkaia a principios de este siglo -1 7 7 - y los que había al final del m ism o-703-.

Con la patata, introducida también en el s.

XVI, el retraso en el consumo humano fue aún mayor. Llegó rodeada de prejuicios porque, entre otras cosas, se desarrollaba debajo de la tierra, pero sobre todo porque era considerada tóxica. Su importante implantación en la dieta humana no se realizó sino a partir de los años cuarenta del s. XX. En Elosu-Bergara, aunque se comenzó a consumir en 1925, sólo lo hací­ an los jóvenes. La gente mayor la consideraba comida propia de los cerdos y despectivamen­ te la llamaba lurpeko tontua, "la tonta de debajo de la tierra". Con ei tiempo se la llegó a llamar la castaña de la tierra.

A partir del s. XVIII se detecta una regre­ sión de la superficie dedicada a los castaños, que se aceleró debido a las enfermedades antes mencionadas. No obstante, su consumo,

DATOS ORIENTATIVOS Estos datos debemos tomarlos como una mera aproximación. Las variables son múltiples y deentre ellas hemos elegido aquéllas que nos han parecido más nor­ males. Pero cualquier cambio en las mismas tendría como consecuencia resultados muy diferentes. Pero, repito, nos pueden sen/ir de cierta aproximación.

La ericera mejor conservada de Corbeia, en el barrancodeOn'otegi, cercadel puente Egurpide. es ova­ lada y tiene unas medidas de 4,80 por 4,10 metros. La altura de sus muros es de 1,80 metros. Pues bien, si damos a los erizos un diámetro de 7,50 centímetros, en esta ericera cabrían 65.886 erizos. Si concedemos que cadaerizo tenga tres castañas, entrarían 197.658 casta­ ñas, Si admitimos que en un kilogramo hay 70 castañas, en la ericera habria 2,824 kilos.

La producción media de un castaño es de den kilos. A partir deeste dato sacamos laconclusión deque parallenar decastañas esta encera harían falta 28 casta­ ños, Si cada a cada castaño le concedemos 80 metros cuadrados de superficie para un crecimiento normal, esta ericera estaría enclavada en un castañal de 2.240 metros cuadrados.

Otra aproximación. Una persona, desarrollando trabajos físicos, necesitaria para cenar 1.300 calorías.

Según Human N utritio n Information Services, las casta­ ñas asadas aportan 246 calorías por cada cien gramos.

Luego este trabajador tendría que consumir en la cena 37 castañas. Si mantiene esta dieta durante 180 días, cosa normal en otros tiempos, este hombre llegaría a cenar 6.660 castañas durante ese periodo, es decir, unos 95 kilos, prácticamente la producckjn media de un cas­ taño. LaericeradeOrrotegi podriadar decenar, por tan­ to, a30 personas durante 180 días.

sobre todo en las zonas rurales, ha llegado has­ ta bien entrado el s. XX. Pero no sólo constituían alimento básico de tos seres humanos, sino también e importante­ mente de algunos animales, sobre todo de los cerdos, que solían soltar en los castañales a par­ tir del mes de octubre. Este hecho dio lugar a que en los calendarios medievales, pintados o esculpidos, este mes fuera representado con la figura de un hombre recogiendo bellotas o cas­ tañas, y uno o varios cerdos al pie del árbol. Así, por ejemplo, aparece en una pintura románica de San Isidoro de León. Por este motivo, por ser el mes de la recolección, no sólo de castañas, en Euskal Herria a octubre se le llamaba bildilla, de bildu e illa, mes de recoger, de allegar. En efec­ to, en octubre se acudía a los castañares a reco­ ger la cosecha, hombres, mujeres y niños. Éstos tenían vacación escolar por este motivo. Los hombres vareaban los árboles con largas pérti­ gas, mientras que las mujeres y los niños, mediante unas tenacillas, nonnalmente hechas con un fleje de castaño para no pincharse las manos, las recogían a un cesto.

Los vaciaban a un carro de bueyes, que luego los trasladaban a un lugar cercano al caserio, donde formaban un montón que cubrían con helechos, hierba, etc. En otros casos, y esta forma de actuar ha sido la normal en Orozko, los cestos eran volteados dentro de unos cercos construidos en los mismos casta­ ñares. Nonnalmente tenían forma circular u ovalada, con un diámetro que iba de menos de dos metros a más de ocho. La altura de sus muros variaba entre algo más de un metro y poco más de dos, en algún caso. No llevaban cubierta alguna, teniendo la mayoría de ellas una puerta de acceso sin dintel. También se construyeron con setos, pero dada la vulnera­ bilidad de este material, nosotros no hemos vis­ to ninguna. A este tipo de edificaciones se les llama ericeras, pero se da la circunstancia de que esta palabra no aparece en el Diccionario de la Lengua Española.

La función inmediata de estas constmcdones era la de defender las castañas de la vora­ cidad de los jabalíes, cerdos, cabras, dervos, etc. En estos cercos, los erizos permanedan unos dos meses sin tocar, produciéndose en

este tiempo una cierta putrefacción det erizo, que peimitía luego la extracción fácil de la cas­ taña, mediante un ligero golpe de un rastrillo, por ejemplo. Una tercera función, e importan­ te, resultaba de la maduración terminal que se producía en este ambiente de humedad y fres­ cura, que hacía a la castaña más resistente al agusanamiento y enmohecimiento.

Denominaciones Estas ericeras son auténticos monumentos de nuestra cultura popular. Fritz Krüger, en su trabajo 'Las Brañas', en el que opina que la pallaza, construcción circular u ovalada con cubierta vegetal (Galicia, Asturias, El Bierzo, etc), se remite a una antiquísima cultura cons­ tructiva propia de tiempos prerromanos, obser­ va en el entorno de las mismas otras construc­ ciones circulares u ovaladas, citando entre ellas a las ericeras, añadiendo que acreditan una rai­ gambre tan profunda como la que aceptamos para la pallaza. Dentro de la Península Ibérica, estas construcciones se encuentran en un área que el genial etnógrafo Strabón delimitó, como dice Julio Caro Baroja, por una cierta "afinidad en ciertos procesos histórico-culturales".

Las enceras reciben diversos nombres en Euskal Herria. En Zeberio, kirikiñausie, kiríkiño tokie-, en Arratia, kiríkiño esie, gaztain esie, kirikiñausie, kirikiñusie', en Orozko, kirikiñau­ sie, kirikiñusie', en Arrankudiaga, kiríkiñ o lekue, kiríkiño ontzie-, en Mañana, oskol kortie\ en Lapurdi, kurtxila, kurtsiia y, concretamente en Sara, según José Miguel de Barandiarán, gaztain-espil. En Luiaondo, Amurrio, Laudio o Artziniega, kortina. En Turtzios y Karrantza. oríceras] en el valle del Baztan, según Mariano Izeta, gaztaindegi, gaztandei, gaztantxea, zHu, zilo, nido o Ezpile. Resurrección María de Azkue también recoge la palabra eskorta para denominar estas constnjcciones.

El mayor número de ericeras las encontra­ mos en Orozko. Así, en el barranco del río Orrotegi hay 16; en el de Arbaitza, 9; en las laderas de los montes Lobantzu y Urizar, que dan a Zubiaur, tres; en el monte Araundi, uno; en el barrio de Arrugaeta, dos; a orillas de los ríos Aldarrieta y Atxuri, ocho; y en Urrexola, uno.

Era costumbre en otros tiempos celebrar en los mismos castañales, después de la reco­ lección, una fiesta comiendo castañas asadas, acompañadas de vino y bailando al compás de nuestros sencillos Instrumentos, como la alboka y la pandereta. Esta fiesta perdida casi de la memoria, resucitó el pasado año en Orozko.

Esta Caztain Eguna tuvo lugar el 27 de octubre en el castañal de Orrotegi.

Texto y fotos: ENRIKE IBABE ORTIZ M iem bro de Laratzu Taldea, de Dima

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A rabar Errioxako ardoak berezíak dira. M ahatsak età lurrak garrantzi handia dute produktuaren kalitatean. Patxi A ntonek azaitzen digu zeintzuk diren dauden ardo m oetak età noia hartu behar diren.

La zona vitivinícola de la Rioja Alave­ sa, perteneciente a la Denominación de Origen Calificada Rioja, se asienta en el sur de Alava, que es lo mismo que decir en el sur de Euskadi. La naturaleza, de for­ m a caprichosa, ha querido delim itar los apenas tres centenares de kilómetros cua­ drados de esta próspera comarca entre la Sierra de Cantabria, a más de mil metros de altitud, y el río Ebro, sobre los cuatro­ cientos metros. Es una ladera orientada al sol y protegida de los vientos cuyo suelo, factor clave para cualquier plantación, es de tipo arcilloso-calcáreo que, según los entendidos, propicia los vinos de mayor calidad, ya que les confiere un aroma deli­ cado y paladar suave. Estamos hablando, por lo tanto, de un enclave privilegiado donde otros dos factores marcan la dife­

rencia con otras zonas: las viníferas y el tra ­ bajo de los agricultores.

En cuanto a lo primero, subrayar que en más de un noventa y cinco por ciento se pro­ duce la variedad de uva autóctona riojana, denominada Tempranillo, sin lugar a dudas la mejor uva de Rioja para la elaboración de vino tinto. Su comportamiento en el proceso de elaboración del vino garantiza siempre los mejores resultados. De forma poco menos que testimonial, el te m p ra n illo coexiste con la Viura, variedad blanca, y con otras tintas: Garnacha. Graciano y M azuelo. Con respec­ to al trabajo de nuestros agricultores, señalar que a los sabios conocimientos heredados de sus antepasados que tan excelentes resulta­ dos les han dado, hay que añadir en las últi­ mas décadas una evolución positiva con la puesta al día a través de cursos de fom iadón,

visitas a otras zonas vinícolas para contrastar conocimientos y experiencias... En suma, han adquirido valiosa información y conoci­ mientos con los que, con una cada vez más moderna tecnología, están consiguiendo que se traduzcan en mejores resultados.

La gam a de vinos que se producen en Rioja Alavesa, teniendo en cuenta que se elabora muy poco b la n co y todavía menos rosado, hay que centrarla en los tintos. Y dentro de éstos se encuentran el tin to de año. también llamado cosechero, y los de crianza.

El tinto más joven, e í de año, tiene como característica principal que su método de elaboración es la "maceradón carbóni­ ca" o, lo que es lo mismo, un vino fresco, joven, afrutado y muy aromático, resultan­ te de la fermentación de los racimos de uva entera en lagos. Se recomienda consumir en un año, o año y medio pues, pasado ese tiempo, si bien se pueden beber van pro­ gresivamente perdiendo sus características de frutosidad y frescura.

Los vinos de Crianza incluyen bajo este nombre común a los de Crianza, Reserva y Gran Reserva. Son caldos que pasan una etapa de envejecimiento en barricas de roble. Y ésto tiene su historia: en el siglo X V III, los hermanos Q uintano de Labastida se dieron cuenta de que el vino de cose­ chero era difícil de conservar y se plantea­ ron vinificar tal y como sabían que se esta­ ba haciendo en la zona francesa de Bur­ deos. Dicho método consistía en romper la uva y retirar el raspón, hoy denominado "m étodo despalillado", tras lo cual este vino un tanto áspero, se suavizaba en con­ tacto con la barrica de roble. Puesto en práctica resultó un gran éxito como queda demostrado en la actualidad.

Concretando: - Los vinos de Crianza, cuando salen al mercado, deben tener al menos dos años y haber permanecido uno en barrica.

- Los Reservas han de acumular tres años entre barrica, depósito y botella

como mínimo, siendo uno de ellos en barrica.

El Gran Reserva pasará al menos dos años en barrica de roble y completará su ciclo con otros tres años entre depósito y botella.

Curiosamente, una buena parte del mercado sigue pensando que en Rioja Alavesa sólo se hace vino joven, de consu­ mo rápido, a pesar de haber sido la com ar­ ca pionera en el crianza con evidente éxito. Nadie puede dudar que en la actua­ lidad los vinos de esta comarca en toda su gam a gozan de un gran prestigio In ter­ nacional Para disfrutar de los vinos de Rioja Alavesa, al igual que ocurre con otros cal­ dos, es fundam ental conservarlos a una tem peratura óptim a en bodega, cuya te m ­ peratura constante ronde los doce grados aproximadamente, con una ligera ventila­ ción y un porcentaje de humedad cercano al setenta por ciento, con ausencia de rui­ dos. vibraciones u olores extraños. Dicho

LA ASOCIACION

ABRA La Asociación d e B odegas de R ioja A lavesa (A B R A ), q u e a g ru p a en ia a ctu alid ad a sesen ta y cinco Bodegas de la C o m a rc a , es un re fe re n te a la h ora de h a b la r de los vinos d e esta p riv ile g ia d a z o n a vitivin íco la. En este g ru p o e m p re ­ sarial te n e m o s claro q u e d e b e m o s p o p u la riza r m ás este p ro d u c to tan al alcance de to d os y e la b o ra d o con m é to d o s artesanos q u e a p o r­ ta n u n a to ta l g a ra n tía al c o n s u m i­ d o r en los tie m p o s q u e nos ha t o ­ c ad o vivir. Y es q u e , a d em ás, p o ­ cos co n o cen los e xh austivo s c o n ­ troles a q u e son so m etido s n u e s ­ tros vinos. La calidad c o m o m é to ­ d o de tra b a jo , la calidad a través d e la fo rm a c ió n y ad qu isición de c o n o c im ie n to s , la calid ad en sum a en el p ro d u c to , q ue es a la postre lo q u e interesa a todos.

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tie n e la fo rtu n a d e g o z a r d e un m ic ro c lim a fa v o ra b le con u n a v a ­ ried ad de u va e x c e le n te , co m o es el te m p r a n illo , y q u e en los más im p o rta n te s concursos y c e rtá m e ­ nes m u n d ia le s se p re m ia n

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a ñ o nuestros vinos. P ero n o p o r ello las b od eg as d e esta c o m arca v an a b ajar la g u a rd ia lo m ás m ín i­ m o y a firm o , sin te m o r a lg u n o , q u e se están h a cien d o las cosas m u y bien . Y q ue en el fu tu ro c e r­ c an o to d a v ía se harán m ejor.

ésto, toca abrir la botella, que habrá per­ manecido tu m b ad a previamente en el botellero. Recomendamos abrir sin mover­ la. Para ello, primero retiraremos la parte superior de la cápsula y luego, con mucho cuidado, ayudados de un sacacorchos, decorcharemos el vino. Una vez hecha esta operación oleremos el corcho, algo que ya nos adelantará antes de beberlo si éste es correcto o viene defectuoso.

tipo de vino. Com o regla general, se reco­ m ienda lo siguiente: • C ava y Espumosos: de 4 a 6 grados cen­ tígrados.

• Vinos blancos y rosados: de 6 a 8 grados.

• Vinos tintos jóvenes: de 12 a 15 grados.

• Vinos tintos con cuerpo (Crianzas): de 15 a 18 grados.

Por otra parte, hay que considerar las temperaturas más adecuadas para cada

PATXI A N T Ó N ID R Ó Q U ILIS Director-Gerente de la Asociación de Bodegas de Rióla Alavesa (ABRA)

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as visitas guiadas al tem plo gótico perm iten observar en ^ directo las obras de restauración y los trabajos arqueológicos. Una plata­ form a a cuatro metros de altura ofrece una visión espectacular del interior del edificio.

El PROYECTO DE RESTAURACIÓN de la Catedral de Santa M aría de Vitoria y el Programa de Visitas Guiadas asociado a su Plan Director se han convertido en un pro­ ducto de alto interés no sólo arquitectóni­ co sino también turístico y cultural por su singularidad y aceptación entre los propios ciudadanos y los visitantes que acuden a Vitoria-Gasteiz. Sin tratarse de un proyec­ to estrictamente turístico por estar sujeto a los condicionantes de un proceso de res­ tauración, la Catedral Vieja es hoy el prin­ cipal referente de un turismo de calidad en Alava, aunando en una misma propuesta Arte e Historia. En este sentido, es justo reconocer la labor de la Fundación C ate­ dral Santa M aría no sólo en la recupera­ ción arquitectónica de un edificio singular sino también en su puesta en valor a tra­ vés de recorridos guiados.

Los alicientes que ofrece el edificio his­ tórico más emblemático de la ciudad están asociados tanto a su historia como a las graves patologías heredadas desde sus orí­ genes. Para ponerles remedio se ha elabo­ rado un Plan Director que ha sido conside­ rado por los especialistas como "el mejor proyecto de Europa en rehabilitación de edificios históricos” . Se destaca así, la necesidad de abrir al público los trabajos de restauración para hacer partícipes a los visitantes de una experiencia única en la recuperación del patrimonio cultural.

De esta forma, los turistas se adentran en un tem plo del siglo XIII que representa un espacio temático de Historia. Arquitec­ tura. Arqueología, Arte y Cultura con el indudable atractivo de que los contenidos cambian conforme avanzan las investiga-

El principal interés de la visita a la Catedral Vieja, como es conocida popular­ m ente por los vitorianos, reside en con­ tem plar en directo los trabajos arqueológi­ cos y de restauración de un edificio debili­ tado por seculares problemas de sustenta­ ción y deformación. Arqueólogos, cante­ ros, andamios y refuerzos configuran la postal de un proyecto novedoso en el turismo cultural. Esta experiencia, intere­ sante en sí misma, alcanza este año un enfoque espectacular gracias a una plata­ form a que se ha instalado a cuatro metros de altura a lo largo de toda la nave central.

Esta privilegiada atalaya ofrece una pers­ pectiva única del interior del tem plo góti­ co. Los visitantes pueden recorrer toda la pasarela y tocar casi con ios dedos las heri­ das y deformaciones que arrastra en bóve­ das, muros y pilares. Con sólo bajar la vis­ ta contemplan el avance de la excavación arqueológica desde los pies de la nave has­ ta el altar y el estado en que se encuentran los cimientos del templo.

La estructura está sujeta a la base de los pilares. Su instalación está motivada por las obras de consolidación que se realizan en el interior de la iglesia desde comienzos de año. Se está levantando el subsuelo con un doble objetivo. En primer lugar, se com ­ probará en qué estado se encuentran los pilares para proceder a su posterior conso­ lidación. En segundo lugar, la excavación del interior del tem plo permitirá continuar las investigaciones arqueológicas ya inicia­ das en otros puntos. Esqueletos, tumbas y restos de antiguas edificaciones conforman el paisaje actual de la nave central. Los resultados de la intervención en la Plaza de Santa M aría han ofrecido hasta el m om en­ to datos inéditos sobre la aldea de Gasteiz, asentamiento anterior a la fundación de Vitoria en 1181. Se han descubierto restos que avalan la existencia de un núcleo den­ samente poblado en el siglo VIH después de Cristo.

Los visitantes son por tanto testigos de excepción de estos descubrimientos. A

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ellos hay que unir otros muchos alicientes de la Catedral de Santa M aría como las excavaciones en la giróla, el paso de ron­ da del antiguo recinto amurallado, el débil y bello triforio, las deformaciones de muros y pilares, y la restauración en direc­ to del pórtico del siglo XIV, una de las mejores manifestaciones plásticas de la península.

Por todo ello, el Plan Director recoge, desde 1 998. un proyecto integral, abierto y con propuestas de actuación reversibles para cuyo desarrollo se ha previsto un pla­ zo de diez años (2 0 0 0 -2 0 1 0 ) y una inver­ sión de más de 2 4 millones de euros. Todo ello tu telado por el Patronato de la Fundación Catedral Santa M aría, nacido un 20 de diciembre de 1 9 9 9 , en el que están representadas las tres instituciones que financian las obras: Diputación Foral de Alava. Ayuntam iento y Obispado de Vitoria-Gasteiz.

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LA HISTORIA DE LA CATEDRAL DE SANTA M A R ÍA Corría el año 199 4 cuando la Catedral de Santa M aría de Vitoria cerró sus puertas al público. Fue una decisión dolorosa, pero inevitable por los graves problemas estruc­ turales que arrastraba desde sus orígenes.

A las puertas del nuevo milenio, sus heridas en muros y pilares se manifestaban en toda su crudeza y con un riesgo evidente de colapso total. Pero el edificio no sólo esta­ ba enfermo en su estructura. La sociedad vitoriana le había dado la espalda, un com ­ portamiento determinado por la construc­ ción de una nueva catedral, el crecimiento de la ciudad y la creciente marginalidad del Casco Medieval. Todo ello contribuyó a que el templo gótico perdiera en gran par­ te su contenido simbólico.

La historia de la Catedral representa la vida atorm entada de un tem plo marcado por problemas estructurales desde su oh-

gen y por un paulatino olvido de los vitorianos conforme la ciudad se adentraba en la modernidad, a pesar del esplendor y el Importante papel que tuvo en el desarrollo de Vitoria-Casteiz desde que comenzara a erguirse sobre la colina de la ciudad a comienzos del s. XIII. Años antes, concretamente en 1181, el rey navarro Sancho el Sabio había con­ vertido en villa el núcleo de población conocido hasta entonces como Gasteiz, rebautizándolo con el nombre de Victoria, Los restos descubiertos en las excavacio­ nes arqueológicas ofrecen una radiografía del aspecto que tenía el antiguo asenta­ miento urbano antes de que se Iniciara la construcción de la iglesia de Santa María.

A los hallazgos de estructuras de madera de los siglos V III y IX descubiertos en la Plaza de Santa M aría, se suman una pequeña iglesia ubicada en la zona más alta de la colina y una necrópolis en su entorno, a los pies del templo. Además, marcada en el paño norte del actual pórti­ co se aprecia con nitidez la primera gran puerta de acceso a la ciudad. Estos restos preexistentes poseen, sin embargo, una orientación distinta a la que actualmente impone el eje axial de Santa M aría, refle­ jando sin duda un urbanismo diferente.

La Catedral Vieja, como también se la conoce, descansa esbelta en el extremo septentrional del cerro sobre el que se asentó la primitiva Gasteiz. De estilo góti­ co, presenta un esquema de planta de cruz latina, de tres naves con amplio crucero y cabecera, con cuatro capillas poligonales.

Su construcción se explica dentro del pro­ fundo proceso reurbanizador emprendido por el rey castellano Alfonso V III tras el incendio que asoló la villa en 1 202.

Además de ampliar la ciudad hacia el oes­ te con las calles Correría, Zapatería y Herrería, puso los cimientos de una gran iglesia-fortaleza que cerrara el perímetro

X. Este segundo proyecto, de estilo gótico, se ejecutará sobre el anterior en dos gran­ des fases y durante un largo período que transcurrirá desde el tercer cuarto del siglo XIII hasta finales del XIV. Estas dos grandes fases son las responsables de la fisonomía actual del tem plo en su interior. La zona central próxima al crucero, al menos en dos de sus tramos, se cubrió inicialmente con bóvedas de madera para aligerar peso, dato clave para entender buena parte de los problemas estructurales posteriores.

Así, la oligarquía vitoriana quiso ennoble­ cer el templo durante los siglos XV y XVI, sustituyendo aquellas bóvedas de madera por otras de piedra, provocando con ello unas fuerzas y sobrepesos para los que no había sido diseñada la Catedral. A m edia­ dos del s, XVII se produjo la primera alar­ ma general con una amenaza de ruina total. Las soluciones no fueron suficientes y la lucha contra el permanente estado de ruina del tem plo, consagrado Catedral en 1862, prosiguió durante los siglos X V III y XIX, El miedo se hace patente y por ello el arquitecto Martín Saracíbar no dudó en sustituir dos capillas por otros dos enormes contrafuertes.

Los trabajos de restauración más recientes, dirigidos entre 1 960 y 196 7 por M anuel Lorente, tampoco lograron frenar los gravísimos problemas de sustentación y equilibrio de fábricas que padece el edificio.

urbano por el norte.

La obra iniciada por Alfonso V III sufri­ rá un cambio radical en tiempos de Alfonso

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Las preocupaciones estéticas primaron por encima de los males reales, hasta llegar al riesgo de colapso total de 1994. Por suerte, el templo ha entrado en fase de recupera­ ción arquitectónica y anímica, mom ento del que no debiéramos perdernos detalle.

UN REC O R RIDO POR EL TE M P LO Los visitantes tienen acceso a la Catedral por la Calle Cuchillería, a través del portal de uno de los edificios adosados al tem plo. Esta zona se encuentra justo debajo de la Sacristía, construida en el siglo X V III, y está delimitada p o r el pro­ yecto que inició el rey castellano Alfonso V III tras conquistar la ciudad en 1 200. En este punto arrancará la visita al futuro espacio museístico.

U na singular escalera adentra a los visitantes en el subsuelo del tem plo tras superar un antiguo hueco de calefacción que perforó la muralla. En la giróla se pue­ de contem plar en toda su am plitud el carácter defensivo del proyecto de iglesiafortaleza que no llegó a culminarse. Este espacio fue o bjeto de excavaciones arqueológicas.

A través de la escalera de caracol situa­ da en la esquina este del transepto norte se accede al paso de ronda de la muralla.

Desde este punto, privilegiada atalaya de­

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fensiva, los soldados de la Edad M edia tení­ an una visión perfecta de la Llanada alave­ sa. El itinerario recorre todo el paso de ron­ da hasta conectar con la capilla de San Prudencio en el brazo sur del transepto.

En el crucero se sube a la pasarela metálica que se ha instalado para sujetar los pilares mientras se ejecutan los trabajos arqueológicos y de consolidación. La pla­ taform a, que recorre to d a la nave central hasta el coro, ofrece una visión única des­ de la que observar los restos excavados por los arqueólogos y las deformaciones de muros y pilares.

Una escalera de caracol permite bajar desde al coro hasta el pórtico. Aquí se pue­ de contemplar una de las más importantes manifestaciones iconográficas de los siglos XIV, X V y XVI en la península. En sus relie­ ves, divididos en tres portadas, se descri­ ben imágenes de la Virgen, el Juicio Final y San Gil. Los visitantes pueden seguir los estudios de los especialistas para la recu­ peración de las policromías y los primeros trabajos de restauración, antes de abando­ nar el Templo y haber concluido un paseo especial y diferente a otros que, segura­ mente, quedará grabado en la retina.

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NUESTROS A N FIB IO S R anita de San A n tó n :

Hyla. arborea.

Rana de hábitos nocturnos y como su propio nombre indica arborícola. Es capaz de cam biar de color para pasar desapercibida.

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izakiontzatr'.osio.

Gizakiontzat>'..osio! ezezagim ak dirá inguruan bízigunea--aukeratu duten ^nim aliak.

Ezagut ditzagun, badá^.

Probablemente los anfibios sean unos de los seres más desconocidos de todos los que nos rodean. Tal vez si supiéramos más sobre ellos, sabríamos valorar la importancia de su existencia, empezando a respetarlos y admirarlos. Así, pues, vamos a introducirnos en su mundo y aprender algunas cosas sobre ellos.

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Los anfibios se dividen en tres grupos; Urodelos: Son aquellos que poseen cola y cuatro patas, siendo las anteriores y tas pos­ teriores de longitud similar. A este grupo pertenecen tos tritones y las salamandras.

Anuros: Son aquellos que carecen de cota y cuatro patas, siendo las posteriores mucho mas largas y desarrolladas que las anterio­ res. A este grupo pertenecen ranas y sapos.

Apodos; Sin patas y aspecto de serpiente. A este grupo pertenecen las cecilias. Este gru­ po no tiene representación en la fauna ibé­ rica, siendo su hábitat las selvas tropicales.

Características generales de los anfibios La característica principal de estos ani­ males viene indicada por su propio nombre, ya que la palabra anfibio deriva del griego y significa "doble vida". Casi todos los anfi­ bios comienzan su vida en el agua, la cual abandonan una vez que sus cuerpos hayan sufrido una gran transformación llamada metamorfosis. Una vez son adultos acuden al agua solamente para reproducirse, siendo muy pocas las especies que pasan su vida solo en uno de estos dos habitats.

Poseen una piel más o menos lisa o ru­ gosa, húmeda y muy porosa. En su piel tie­ nen dos tipos de glándulas con dos finalida­ des diferentes. Sus glándulas mucosas sirven para mantener la piel húmeda y favorecer le respiración cutánea. Las glándulas granula­ res les ayudan a defenderse de sus depreda­ dores segregando sustancias toxi­ cas. Las mucosas se distribuyen por todo su cuerpo mientras que las granulares se sitúan normal­ mente en la cabeza o los hom­ bros.

En muchos casos en época de celo, la piel de los machos sufre transformacio­ nes en form a de callosidades nupciales, cres­ tas, cambios de coloración, etc.

Mecanismos de defensa Gracias a las células pigmentarias de su piel visten una variada gama de colores.

Algunas especies como la salamandra co­ mún, Salamandra, salamandra, utilizan su coloración y diseño de manchas amarillo fuerte sobre fondo negro para avisar a sus depredadores de su toxicidad. El sapo co­ mún, Bufo. bufo, prefiere pasar desapercibi­ do mimetizándose con su medio. La rana de San Antonio, H yla, arborea, puede pasar en un instante del verde intenso de las hojas de un ártx)l, al marrón o gris de la tienra para no ser descubierta. El color no es el único meca­ nismo de defensa que utilizan estos seres.

Algunos sapos hinchan su cuerpo llenándose

de aire para aparentar ser más grandes y fuertes, en ocasiones al ser atrapados orinan lo cual no resulta muy agradable para sus depredadores. Existen anuros que al sentirse amenazados emiten pequeños gritos o que­ jidos para desconcertar al enemigo. En el caso concreto de las ranas las secreciones mucosas que segregan al ser capturadas las hace especialmente escurridizas, consiguien­ do escapar ayudadas por la gran fuerza de sus patas traseras. Las sustancias toxicas segregadas por la piel de algunos anfibios, les protegen de algunos depredadores sensi­ bles a este tipo de veneno. La toxicidad de estas secreciones no consiste un peligro para el hombre en lo que a las especies existentes en la península ibérica se refiere, no obstan­ te después de manipular un sapo o una sala­ mandra es aconsejable lavarse las manos.

Periódicamente, la parte superficial de la piel se desprende dejando paso a una nueva capa, este fenómeno se conoce como muda.

Algunas especies engullen su propia piel nada más cambiaria, lo cual les proporciona un gran aporte vitamínico.

La respiración Los anfibios la mayor parte de las veces respiran a través de su piel, debido a ello algunos urodelos incluso carecen de pulmo­ nes. En su fase larvaria desarrollan bran­ quias con léis que respiran debajo del agua, mientras que una vez son adultos respiran a través de pulmones y de su piel.

Sus sentidos La vista es el sentido mas desarrollado de los anfibios. En cuanto al oído se refiere, poseen dos canales de trasmisión sonora, uno común con el resto de vertebrados terrestres y el otro que les permite oír soni­ dos de baja frecuencia, con los que los anu­ ros se comunican entre si. El oído esta menos desarrollado en los urodelos pero estos son más sensibles a vibraciones en el suelo o en el agua. Se cree que el olfato, desempeña un papel más importante en las especies acuáticas que en las terrestres.

La alimentación Los anfibios son bastante voraces. Su alimentación va cambiando en las diferen-

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tes fases de su crecimiento. Las larvas de los anuros, o renacuajos, son bàsicamente vegetarianas alimentándose de algas, plan­ tas acuáticas, polen de los árboles sobre el agua, pero también comen restos de ani­ mal. Poseen una boca dotada de varias filas de pequeños dientes con los que van mordisqueando todo en busca de alimento.

Las larvas de urodelos son carnívoras, se alimentan de larvas de insectos, gusanos, pequeños crustáceos y moluscos. Los engu­ llen mediante aspiración expulsando el agua por sus hendiduras branquiales. Los dientes los utilizan para sujetar las presas y no para masticar.

Una vez realizan la metamorfosis, tan­ to anuros como urodelos se convierten en carnívoros. Se alimentan de insectos y de sus larvas, arácnidos, caracoles, babosas lombrices, cochinillas, miriápodos. Cuando el alimento abunda pueden mostrarse muy voraces, sin embargo en épocas menos favorables pueden aguantar largos perio­ dos de ayuno.

Técnicas de caza Para atrapar a sus presas, los tritones, salamandras y sapos normalmente utilizan técnicas activas. U na vez detectada la victi­ m a mediante la vista o el movimiento se van aproximando a ella y cuando tanto la posición como la distancia son adecuadas la atrapan en su boca. Para ello los sapos y ranas poseen una larga lengua que proyec­ tan hacia adelante y que envuelve a sus presas dirigiéndolas hacia su gran boca.

Las ranas normalmente prefieren la téc­ nica del acecho que consiste en permanecer inmóviles hasta que su presa pasa a cerca de ellas, momento en el que se abalanzan sobre ellas y ayudadas por su lengua se las llevan a la boca.

Los anfibios nunca mastican sino que engullen a sus presas enteras ayudándose en ocasiones de sus patas delanteras para colocarlas en la posición m¿ts adecuada.

Llegan a tragarse ani­ males muy grandes en proporción su propio tam a-

ño. Para poder tragar mejor a sus presas se ayudan de sus ojos, los cuales al cerrarse se introducen en la cavidad bucal empujando el alimento hacia el esófago. Esto es posible debido a la ausencia de paladar.

La reproducción Las estrategias de reproducción son muy variadas. Los tritones se vuelven acuá­ ticos durante este tiempo, y sufren grandes cambios en su morfología.

Estos cambios se hacen patentes espe­ cialmente en los machos que adquieren coloraciones más fuertes y llamativos. No solo se ven alterados sus colores sino ta m ­ bién sus formas. Desarrollan crestas desde la cabeza hasta el fin de la cola variables según la especie. En el caso del tritón pal­ meado, triturus, helveticus. sus patas de atrás desarrollan membranas interdigitales de color negro y un filamento al final de la cola. En algunas especies los machos hacen uso de su cola para atraer a las hembras haciéndola vibrar en peculiar baile nupcial.

En el caso de los anuros los cambios sufridos durante el celo no son tan apreciables. En ciertas especies los machos si que acentúan sus colores durante el celo, pero los cambios mas importantes en los machos suelen ser las callosidades nupciales que desarrollan en sus dedos, manos y ante­ brazos de sus patas delanteras. Estes callo­ sidades tienen como fin impedir que la hembra escape al ser agarrada por el macho durante el am plexo.

La mayor arma de seducción de los anu­ ros es su canto. Con este fin los anuros han desarrollado diferentes tipos de sacos voca­ les los cuales hinchan y deshinchan de aire emitiendo diversos tipos de cantos. Algunas especies poseen dos pequeñas bolsas deba­ jo de la garganta con las cuales emiten sonidos no muy potentes, en cambio otras inflan su garganta desmesuradamente pro­ duciendo potentes llamadas y cantos. En el caso de la rana común su canto es posible gracias a dos vejigas situadas una a cada lado de su cabeza justo detrás de su boca con las cuales emite su caracte­ rístico croar

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pasar desapercibido entre nosotros. N o hay duda de que estas acusaciones no tienen ningún fundamento. Una vez sabemos más cosas sobre ellos nos damos cuenta de lo interesantes que son y de que no solamen­ te son inofensivos para el hombre sino que nos pueden ser muy útiles, por ejemplo, ayudándonos a combatir otros animales realmente nocivos para nosotros y nuestras cosechas.

Conservación de los anfibios Las principales medidas a tom ar para su protección son las siguientes: No introducir fauna no autóctona de ningún tipo.

El canto tiene como misión principal atraer a las hembras a las áreas elegidas para la reproducción, pero también sirve para la identificación entre especies y la defensa de territorios.

Tanto el apareamiento como la puesta de los huevos se suelen realizar dentro de agua salvo en casos como el del sapo parte­ ro, A iytes, obstetricans o el de la salaman­ dra común Salamandra, salam andra que se aparean en tierra.

Cada especie realiza diferentes tipos de puestas. Las puestas de las ranas suelen ser depositadas en la superficie del agua nor­ malmente entre la vegetación y agrupadas en masas mas o menos grandes. Los sapos por lo general ponen sus huevos en forma de cordones, tanto sobre el sustrato del fon­ do como enredados en plantas. Los tritones depositan sus huevos de uno en uno sobre piedras, en grietas, incluso llegan a envol­ verlos en pequeñas plantas. Las salaman­ dras son un caso aparte ya que según la especie son capaces de poner huevos, de parir larvas las cuales tendrán que realizar la metamorfosis dentro del agua e incluso de parir larvas totalmente metamorfoseadas.

Los anfibios en nuestra sociedad Estos fascinantes animales nunca han sido tratados con mucho respeto por nues­ tra sociedad. Existen muchas creencias que los acusan de traer mala suerte, de dejar ciegas a las personas al escupir su veneno e incluso de prestar su cuerpo al diablo para

Nunca introducir peces en sitios donde nunca han existido.

Debido a que cada vez sus hábitats na­ turales están más amenazados seria intere­ sante crear charcas capaces de mantener el nivel de agua durante todo el año, para favorecer su reproducción.

Los anfibios son los primeros vertebra­ dos que habitaron nuestro planeta hace ya 3 5 0 millones de años, por lo tanto creo que merecen todo nuestro respeto y protección.

Texto y fotos: Endika Ussia - Fotógrafo ea.cactografias@eresmas.net

B IB L IO G R A FIA : Anfibios y Reptiles de la Península Ibérica, Baleares y Canarias. (1999) Luis Javier Barbadiiio.

José Ignacio Lacomba.

Valentín Pérez-Meliado.

Vicente Sancho.

Luis Felipe López-Jurado.

La Guia Incafo de los Anfibios y Reptiles de la Península Ibérica, Islas Baleares y Canarias.(1987) Luis Javier Barbadiiio Escriva.

Los Anfibios y los Reptiles en su medio.(1991) Bernard Le Carff, Los Anfibios de Europa.(1992) Andreas y Christel Nóllert.

ROBKRT L A X A L T i La voz de los vascos en la IHerahira norteamerkaiia

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David Rio Raigadas

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Servicio Editorial UNtVÉfiSlDAOÜELMfSSSCft 230 págs.

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José Lun Urrutia La segunda entrega de el ayalés vuelve a sumergir­ se en la Edad Media para contar nuevos episodios de la azarosa vida de Elias de Aldama, quien hubo de abandonar su vida en el caserío de Lezama para seguir otros caminos...

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El p re s e n te v o lu m e n c o n s titu y e el p rim er e s tu d io p o rm e n o riz a d o to rn o a la v id a y la R o b e rt L a x a lt, y s e c e n t jg p r e T é r e n t e r n ^ ll ^ n e l a n á lis is d e la r e iÉ ^ e n t a c ló n d e lo s «| ^ co s a lo la rg o d e te ta d a y v e rsá til pro(hJC | ^n lite ra ria , p a rtic u la r, s e p re s ta e s p e d í a te n c ió n a d ife r e n te s te m a s , p er^ ü i| y es, m o tiv o s y ^ « c e n a rlo s v a s c o s p r e s e n t e s t e n m a y o r o 'm en o r m ed ld a,^ ,ep ^ é obrM<4Íe e s te re p u ta d o .^ ^ H to r v a s c o -n o rte a m e ric a n o .

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Con motivo del primer aniversario del fallecimiento del gran arqueólogo Félix Murga, la Asociación Aztarna, fundada por él mismo, le dedica un monográfico de su publi­ cación habitual “Azlama".

Más número de páginas, buenas colaboraciones y una presentación esmera­ da se suman al carácter excepcionalmente gratuito de dicha revista.

[icho libro se d^yrta___ Í r ir ^ it ír i^ B Ifr sus 5 imágenes o jjr i^ H u s en 11 rincones que han esca^ __ ____ mirada. ^calioado en una calidaiMB Tufó, acompañan a las fotoun índice de imágenes, un prólogo de Henrike Knéa* y una poesía de M. Árigel Marrodán.

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Bazter guztietan ikus dezakegun belarra da.

Bere sendatzeko ahaim enak oso nabariak diren arren, ez dirá gehiegi ezagutzen.

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N os en con tram o s con u n a p la n ta poco u tilizad a a n ivel p o p u lar en el Pais Vasco, au n q u e con re n o m b rad a fa m a en la m ed icin a natural. La exp on em o s a q u í p o r ser u n a p la n ta de o to ñ o y que p odem os en con trarla desde finales del verano hasta casi la N a v id a d , sobre to d o en lugares d o n d e las heladas inciden poco o nada. Planta en algunos casos de b u en porte, a u n q u e en su m ayo r p arte la podem os encontrar de un ta m a ñ o en tre 3 0 y 8 0 cm de altura.

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Tiene un rizoma ramificado y vigoroso; sus hojas son alternas y en la parte superior se alargan con los bordes algo ondulados y aserrados. Las flores muy llamativas, se for­ man en ramilletes terminales, de color amari­ llo intenso. Por lo general esta planta la encontraremos en lugares baldíos, bordes de caminos y hasta en zonas de montaña don­ de puede crecer hasta los 200 0 m. Frecuente en el Pais Vasco y con amplio avance, tal vez por el cambio climático y por su facilidad para reproducirse.

De interesantes propieda­ des: Antiinflamatorio interno, cicatrizante, diurético y astrin­ gente.

Pudiéndola utilizar en afec­ ciones como infecciones de ori­ na, cistitis, próstata inflamada, diarrea, enteritis, edemas, colesterol, cálculos, hemorragias y úlceras: por citar las mas importantes utilidades. Para ello prepararemos un coci­ miento con 20 - 3 0 grs. de la planta fresca o seca en un litro de agua; hervir durante 1 min. a fuego lento y reposaria 10 min. para luego tomaria en 2-3 tazas en el día. No hace falta hacer tratamientos muy largos, con 2-3 semanas vale. Repetir este tratamiento varias veces al año. También podemos tomaria en mezclas con otras plantes que le van en sin­ tonía con sus propiedades como son el Brezo, Gayuba, Parietaria...

Antiguos usos: De carácter fuerte y con luz propia, así podríamos definir a esta plan­

ta que en la antigüedad se utilizo para repe­ ler malas energías y atraer la buena suerte.

Para ello se colgaba en las puertas en rami­ lletes o bien se tenia en casa en composicio­ nes florales, muy usual en muchos lugares de Europa.

Medicina Natural: Dentro de las distintas opciones nos encontramos con los elixires florales, forma similar a la homeopati'a, y dentro de esta terapia la podremos utilizar como ayuda psicológica en la falta de auto estima y confianza en la vida. Para sentimos con luz propia y fuertes de carácter Para nuestro auto conocimien­ to, desarrollo mental y creci­ miento espiritual.

Receta de Jarabe de Vara de Oro: Para acabar con esta expo­ sición de la planta vamos a dar una receta que bien podéis hacer en casa sin dificultad; Hervir durante 5 mln. unos 150 grs. de planta fresca o seca en 1 litro de agua. Dejar reposar unas 6 horas y filtrar. Seguidamente añadir 5 0 0 grs. de azúcar more­ no o miel de encina y calentar hasta consistencia de jarabe.

Tomar unas cucharadas al día en diarreas de niños y adultos, para afecciones de la garganta y para las lombrices.

Texto, foto y dibujo: Gabriel Vázquez Autor del libro Plantas M edicinales en e l País Vasco y Director del Taller-Escuela de Plantas Medicinales de Ipiñabuai (Zeanuri).

N .° 2 ' U D A BER R IA

(MARZO 2003 MARTXOA)

IR U Ñ A -V E L E IA llle r . m ile n io : u n a e xp e rie n cia p io n e ra en la a rq u e o lo g ía vasca El n ú c le o u rb a n o m ás im p o rta n te del País Vasco en é p o ca rom a n a , u b ica d o en la lo ca li­ d a d alavesa d e Trespuentes-V fllodas. U n n o ta b le c o n ju n to a rq u e o ló g ic o en el q u e d e s­ ta c a la c iu d a d a m u ra lla d a ta rd o rro m a n a .

V e re m o s la in d is o lu b le relación de la ciu d a d d e V eleia co n el p rin cip a l eje d e co m u n ic a c io ­ nes te rre stre s d e la é p o ca (la vía A s to rg a Burdeos), así c o m o su pa p el co m o c e n tro re d is trib u id o r y de c o n s u m o d e m ercancías. A tra vé s d e este p ro y e c to se p re te n d e resolver los g ra n d e s in te rro g a n te s q u e p la n te a el y a c i­ m ie n to a n iv e l d e in ve stig a ció n y co n se rva ­ ció n , así c o m o d is e ñ a r un a d e cu a d o p ro g ra m a d e d ifu s ió n a to d o s los niveles.

E L L O B O EN L A T IE R R A DE A Y A L A : El regreso del lo b o a n u e s tro espacio n a tu ra l p u e de resu lta r e x tra ñ o y tra e r a la m e m o ria a n tig u a s le ye n ­ das. Lo c ie rto es q u e su presencia re a viva los o d io s del p a sa do , d e sp ie r­ t a nuevas pasiones y n o d e ja in d ife ­ re n te a nadie, n i a las g e n te s del m e d io u rb a n o , n i a las d e l á m b ito ru ra l, n i a los gan ad e ro s...

Los artículos correspondientes a

Aiara, Amurrio, Artziniega, Laudio, Okondo, OrozRo, Urduña.

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