AUNIA 02

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artxoa

2003

M

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M a ria k a Piedra y le y e n d a A rro la O ro z k o k o m e n d ia k

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S a n tx o te n a / "T ra b a ja r la m a d e /a es una necesidad'7 S an ta d el Y e rm o C o n ju n to m o n u m e n ta l

to c a el cielo

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lo b o ^ '

El r e t o r n o ^ A I ^ ÂŽ

U R R E ZK O "Q " S A R IA K U D E A K E TA R E N KALITATEARI E U R O P A K O L E H E N F IN A N T Z A -E N T IT A T E A KalKaterako Euskal Fundazioak -Euskalit- aintzat hartu ditu Euskadiko Kutxak kudeaketaren kalitatearen alorrean buruturiko lana età hobekuntza etengabearen akle egin duen apustu irmoa, eta Urrezko "Q'saria eman

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dio. Ziurtapen horren or>dorioz. Euskadiko Kutxa SOOen Taldeari sartzen den Europako lehen finantza-entitatea da. Europan homologatuta dagoen EFQM kanpoebaiuaketaren arabera.

'A iterptn hontk hobtkuno» «t9figèbe*T9n «M eto h^tbunMn ton tgitw ia rrtìm n b u ftu t» » « • horren onurak gure btn rn tk btrakjtsoko ditu, uk en fíné*n btm ri b»lta gu r* M n tru« enM tm tfona *.

C A |A LABORAL EU SKADIKO K U T X A

EDITORIAL Udaberria dator età berarekin balera natura pizteko behar den beroaren epeltasuna, neguak eragindalft) aztikeriaz lozorroan ègoit den bizitza berriro tafríz abian. gertatzen ari ' d C Á | ñ ^ « ld Í¿ k a ria re k in .

N^fer^M .J:)arrera ona dele ^'^bíde. ez zaío neguko hile ' hotzefan une bakar batew berorik faltad . Baína berezko bizitza bat behar du, loturarik gabea eta gure babesetik kanpokoa.

Bigarren aldizkári honetako gal nagusla, betidflníko otsoa eta artzairiaren arteko liskarra h a u t a t u ^ g u . Baína ez konponbiderik gabeko eztabaída beroetan sartzeko, balzik eta errealltatea ahailk eta zehatzen, ahalik eta dokumentatuen erakutsiz.

HorI dugu egibide bakérra ondorío zuzenetara iristeko.

Beste artikuiu interesgarri batzuek osatuko dute aldizkarlaren gainontzekoa.

Baína hobe zuk zeuK deskubritzen badituzu, aldez aurretiko azatpen barik.

Bukatzeko. eskerroneko hítz batzuk baino ez: askb izan dira gure asm oarekin bat ~ egin duten irakurle eta harpidedunak. Gure aldam enean zuen presentzia sentitzea eskergarria izan da oso guretzat.

Baina goazen... otsoa datorrela!

E s de todos sabido que la calidez de la primavera hace que la naturaleza com ience a desperezarse, invitándola a iniciar su recorrido vital.

Algo sim ilar suced e con Aunia. Aunque no le haya faltado en ningún momento -e l calor de la acogida para «uperar los duros m eses ínviernales debe olvidarse de tos protectores m im os y com enzar su cam ino, su vida.

Como tema principal para este nuevo número hem os elegido la eterna polémica del lobo / e l pastoreo. Pero no desde p08l(Sonamientos apa»íorra{fós y estériles sin o desde un estudio serio y docum entado que n o s d e m ^ s tr e la realidad como es, tal y com o debe entenderse para que nues^ tras co n clu sio n e s sean m ás acertadas. ^ Otros interesantes artículos harán el resto de la revista. Pero preferimos que sea el lectOTNmismo quien, sití preám bulos, los descubra.

Para finalizar, tan sólo unas palabras de agradecim ien­ to a los m uchos lectores y suscriptores que han conectado con nuestro sueño, por ese apoyo que tan cercano hem os sentido.

Pero corram os... ¡que viene el lobo!

ARGITARATZAILEA: AVNIA KULTURA ELKARTEA Torrea, 16 01408-LUIAONDO www.aunia.org ZUZENDARITZA ETA ERREDAKZIO TALDEA: Aitor Aretxaga, Juanjo Hidalgo eta Felix Mugurutza.

AUqut d«t lobo «n Btltndla.

N.• 2 Zkla.

UdabMTii En m M núnwro han colaborido: E. ArbwM . M A. Campo«. M. Séanx d« Buniaga, A. Onrubta. R. A glm , T. Rodrfguaz, D. Rio Ral^Mla«.

E . Zubia. J.R .A g lrtano . O-Vázquaz.

J . M. LLano y Nondtk.

Sumario 4

El retorno del lobo Arberas, E.; Campos, M .A .; Sáenz de Buruaga, M . y O nrubia, A.

16 Xabier Santxotena.

Escultor. ""Trab^ar la madera es una necesidad” Txani Rodríguez

FOTOMEKANIKA ETA DISEINUA: ABZ • BILBO MOLDIZTEGIA: Gráficas üzarra • LIZARRA

I

24 Arrola; Begirada bat gure historiari Félix M ugurutza M ontalban

34 Mariaka, piedra y leyenda Eskerronak Luiaondoko A dm inistrazio B atzarrari

Juanjo Hidalgo D.L. NA 3055 - 2002 I.S.S.N: 1695-3932

j

44 Hamar. Cuando el arte toca el cielo 50 El roble de Atxondo Juanjo Hidalgo

58 El Santuario de Santa María del Yermo, declarado conjunto monumentai AVNIA

66 La Petronila: Un pasado compartido Félix M ugurutza M ontalban

74 Más estelas...

AVNIA

80 El hijo del pastor; Robert Laxait y los vascos de norteamérica David Río Raigadas

86 El queso denominación de origen Idiazabal José Ramón Agiriano

92 Diente de león Gabriel Vázquez

95 Publicaciones recibidas

EL RETORNO DEL LOBO Ahoz aho dabiitza Carobel mendilerroan otsoaren ekintza eztabaidatuak. Piztia honen izaera, portaera eta joan-etorríak ondo baino hobeto azaitzen dira lau aditu hauek egindako íkerketa ^ - ' hónetan. Lan interesgarria eta datuekin ilustratuta.

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FOTOS: ENRIQ UE ARBERAS

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lobo en ú r d u ^

La localidad ayalesa de Safmantón se localiza al pie de Sierra Sàlvada, a la sombra del vertical farallón calcáreo que da nom­ bre al Pico Ungino. Sus praderas siempre verdes, salpicadas de bosquetes de queji­ gos y pinos, sus rebaños de ovejas, vacas y yeguas, la silueta del buitre leonado y sus barrios estrechamente unidos que le dan un aire medieval, evocan un paisaje idílico.

Sin embargo, este ambiente sugerente y bucólico se tom a diferente a partir de las 17:00 h. del 19 de agosto de 2002. A partir de ese m om ento comienzan a congregarse, en to m o a la iglesia de Santa María, un cen­ tenar de personas entre ganaderos (pasbírt!^. en particular) y cazadores. El m o tiv ^ d u ra n te las últimas semanas han ocumdo tina serie de ataques de lobo al ganado domésti­ co, por lo que se ha decidido organizar úna batida de c o n tr o l^ ^ in te n te poner freno a la pérdida de r e s ^ fe t solicitud de ios gana­ deros ha si£b>)ÉB^ÍKÍd por la Administra­ ción, autorizando su daOK'FoIb. Los partiapantes/gañaderosy'cazadores casi en su totalidad, haQi»^cudido, soli­ darios. desde diferentes f u ^ e s de tos m u­ nicipios alaveses de A y a l^ A m u rrio y Urkabustaiz. así como del vizcaíno de Orduña. Todos se conocen y, en tanto se ulti­

man los detalles de la acción a desarrollar, entre ellos se form an corros, improvisadas tertulias en las que el lobo, las ovejas y los últimos sucesos ocurridos, son relatados entre comentarios apasionados, unos, es­ cépticos ante la batida, otros, e irónicos muchos de ellos. Son éstos tos que relajan en cierta medida la tensión que flo ta en el ambiente. Todo está preparado para ir a correr los lobos.

A las 19:30 horas la batida ha finaliza­ do. En esta ocasión el esfuerzo ha sido recompensado con el éxito. Así, m uy cerca del dolmen que se ubica en las Campas de Oletar, los pastores, desbordantes de ale­ gría, se arremojifian en torno al lobo aba­ tido. NoH;(»ulta difícil confirmar que se tra ­ ta de un macho y, a juzgar por el grado de desgaste de los incisivos, muy probable­ mente nacido en la primavera del año an­ terior.

Aunque todavía hoy en día a muchas personas la presencia de lobos en nuestras latitudes les suene extraño, a docum enta­ les televisivos de lugares remotos o a m e­ ras invenciones de los pastores, el lobo (Canis lupus) ha vuelto a recolonizar los que. en otros tiempos, fueron sus áreas de campeo.

Fruto de una persecución implacable por parte del hombre, llevada a cabo con verdadera saña y en la que cualquier mé­ to do era válido, a comienzos de la década de los setenta la población lobuna ibérica alcanzó su m ínim o histórico, quedando la especie relegada a las zonas menos huma­ nizadas del cuadrante norocddental de la península. Así mismo, algunas poblaciones residuales sobrevivían a duras penas en el sur y en el oeste. A partir de los años ochenta la situación se invierte y desde ese núcleo norteño se va registrando una evi­ dente expansión hacia sectores más orien« tales y sureños. La franja más occidental del País Vasco comienza a recibir lobos procedentes del noreste de Burgos y, en pleno frente de dispersión, se encuentra Ayala, que por su ubicación geográfica colindante con el valle burgalés de Losa, fue uno de los primeros territorios vascos que alcanzaron los lobos en su regreso.

Expansión natural El retom o del cánido obedece simple­ mente a un fenómeno de expansión n atu ­ ral de la población, aunque todavía planea entre el colectivo de ganaderos y habitan­ tes d tl medio rural el fantasma de una suelta de ejemplares propiciada por perso­ nas, colectivos o instituciones que, persi­ guiendo oscuros intereses y e m p lj^ d o los más variopintos y rocambolescCft métodos (liberación de ejemplares deíde avionetas, vehículos todo-terreno o furgonetas que se calan en pleno proceso de repoblación), pretenden hacer la vida imposible a los propietarios de ganado. Sin embargo, la verdad es tozuda y las causas que están favoreciendo la expansión del lobo (fenó­ meno que comparte con otras especies de ungulados -ciervos, corzos y jabalíes- y de las que nadie dice que son soltados) son varias y complementarias entre sí:

un aumento de superficie de las masas bos­ cosas y en una proliferación de ungulados silvestres. Todo ello supone para el lobo una mayor tranquilidad, mayor refugio y un incremento del alimento disponible.

- Relajamiento de \a. presión de caza (a lo que sin duda contribuyó, además de la prohibición del uso de venenos, la declara­ ción como especie cinegética en la Ley de Caza de 1970, ya que ello supuso regla­ m entar la captura de ejemplares).

- La propia bioecología de la especie, que se caracteriza por su gran amplitud tró ­ fica. Es capaz de alimentarse tanto de pre­ sas silvestres grandes como de ganado doméstico, liebres, conejos o ratones, y tampoco desdeña la carroña y la basura.

Sobrevive en muy diferentes tipos de hábi­ tat, tiene una elevada tasa de reproducción que puede compensar altas tasas de mortalidad (el ta m a fto jfled io de camada son 4-5 ^ ^ .cachorros por áÑo. aunque se han registra­ do partos de hasta ocho y nueve lobeznos) y muestra una ftierte capacidad de disper­ sión (pueden des|5t^2r5e'«n p p ^ tiempo a muchos kilómetros ^ d fc té ^ a V n búsque­ da de nuevos territorios Äfi|öe^asentarse).

El éxodo poblacional experimentado desde el m edio rural al urbano ha supues­ to el abandono de los aprovechamientos tradicionales de los montes y una paulati­ na transformación del paisaje, traducida en

Esta expansión no'IS bm ente está ocu­ rriendo en el norte sln^ que se está consta­ tando en otras áreas, tanto de la península Ibérica al s^jr del río Duero (en provincias como^gHa, Segovia e incluso Guadalajara), flortio’^ otros lugares del continente euro^ o donde hacía más de un siglo que la es­ pecie había sido erradicada (Francia -AlpesAlemania -Baviera-, Austria, Suiza...). De la misma manera, las reacciones frente ai re­ greso del mítico predador que ha estado ausente durante décadas, son semejantes en todos los lugares: - Inicialm ente se experim enta una gran sorpresa y alarma social entre el co­ lectivo ganadero que ve alterado su modo de vida.

- Luego se produce una búsqueda de culpables del retorno del lobo: Adm inis­ tración, ecologistas, etc.

Finalmente, el debate se generaliza a toda la sociedad y llega un m om ento en el que todo el m undo se siente cualificado para expresar de manera dogmática sus conocimientos sobre el lobo. Desgraciada­ mente, son pocos (generalmente los menos dados a ia palabra fácii) los que reaimerrte hablan de fo rm a documentada, siendomás escuchados por parte de la sociedad aque­ llos otros que alardean de conocimientos de los que, en su m ayor parte, carecen.

Ordenanzas de 179 7 Un claro ejemplo que refleja con nitidez esta última fcise se ha vivido precisamente en Ayala tras abatir el loba que abre el artí­ culo. La m ayor parte de l¿s ganaderos y per­ sonas que han participado en la batida sos­ pecha/afirma que el ejemplar ha tenido que. ser un lobo soltado. Según ellos, si no fuese así, no cabe explicarse que los daños se pro­ dujesen en la base de Sierra Sálvada, tan cer­ ca de los pueblos, en lugar de en el altiplano

(de hecho, los más osados no tienen el me­ nor reparo en clasificar a los lobos que cam­ pean por Ayala en dos categorias: lobos cimeros y lobos bajeros, en alusión al lugar donde son detectados. Ni qué decir tiene que son los primeros, los cimeros, los lobos v e rd a d e f^ e n te salvajes).

Pues bien, no hace demasiado tiempo, el recjeTrtemente desaparecido Félix M urga lo^ 9 re ci^i^i^r unas antiguas Ordenanzas sobre ta cgm cW lobo^en la Sopeña, que datan del 12 de 1797, en con­ creto sobre la O i f ^ que se ha de tener en e l correr de los hbos. Guste o no, aquella lejana ley, de estricto cumplim iento, esta­ blece la misma mancha a batir, coincide con punto de partida de los batidores y con la fecalización de muchos de ios puestos de la batida legal realizada 205 años más tarde.

De manera literal, el texto de dicha Ordenanza dice lo siguiente: Y para en cuanto a tom ar los p o rtillo s que e l lugar de

Salmantón haya de tom ar y guardar el de las Escaleras de encima del m onte de U nguino y los demás p o rtillo s hasta Atacha, y a de dar un hom bre para la Cincha y otro el lugar de Aguíñiga, y el dicho lugar de Aguíñiga ha de tom ar y guardar el p o rtillo de M enerdega;... todos los demás vecinos de los dicho cuatro Concejos que se han de estar en los d id io s puestos m ontes hasta llegar a l Río grande de Itía... (Los cuatro pueblos a los que hace mención son Agiñiga, M aroño, M adarla y Salmantón). No cabe duda de que aquellos hombres querían capturar al lobo antes de que alcanzase el altiplano de Sierra Sálvada, lo que significa que aquellos lobos, al igual que los de ahora, campeaban por el valle y no sólo por la altiplanicie de Sierra Sálvada.

Sea como fuere, lo que resulta indiscu­ tible es que el regreso del lobo supone, com o no podía ser de otra manera, un peli­ gro rea) de predación al ganado, especial­

mente al ovino. Para comprender m ejor el conflicto socioeconómico que el cánido está ocasionando en el ám bito ayalés, hay que reparar que, en cuanto a cifras totales de ganado, esta zona es una de las más importantes de Euskadi y, por supuesto, la primera de Álava. Si bien el sector primario representa un bajo porcentaje de la activi­ dad económica (m uy por debajo de los niveles de la producción industrial, por ejemplo), debe ser tenido en cuenta en su justa medida. No en vano esta actividad es uno de los principales agentes que intervie­ ne en la modelación del paisaje, ya que directa o indirectamente incide en el 80% de la superficie del territorio.

Durante los últimos siete años se ha verificado la muerte de 476 reses en 173 ataques protagonizados por el lobo. El ganado ovino es el que ha resultado más vulnerable, aglutinando el 9 2,9 % de las cabezas muertas en Ayala durante este período. ' V ’-L

*: Todos los datos fueron recogidos en el campo por Consultora de Recursos Naturales, S.L.

Si bien tom ando como referencia el censo pecuario de Ayala las cifras de bajas no son porcentualmente importantes (las ovejas muertas como consecuencia de ata­ ques atribuidos al lobo en el año 2001 sola­

mente representan un 0,67% del total cen­ sado), estas bajas se concentran en unas pocas explotaciones, lo que en realidad supone que las repercusiones de la preda­ ción del lobo son mayores.

Censo ganadero y número de explotaciones en la Cuadrilla de Ayala. Año 2002.

Fuente: Servicio de Ganadería de la Diputación Foral de Álava Vacuno

Equino

Ovino

Caprino

Munícip.

Cabez.

Explot.

Cabez.

Explot.

Cabez.

Explot.

Cabez.

Explot.

Amurrio

4250

149

312

61

7423

106

615

45

Artziniega

1283

47

112

32

785

26

260

20

Ayala

6608

174

368

55

10245

102

428

42

Llodio

1106

13

129

48

2751

66

23

Okondo

586

43

108

19

1605

33

1 1 394 333

Total

13533

426

1029

215

22809

333

2030

147

17

Sin embargo, pese a tener un com po­ nente económico (sin duda la pérdida de ganado representa una merma del capital de las explotaciones), no hay que olvidar otra consecuencia igualmente relevante: la social. La falta de predadores importantes y la propia evolución del tip o de vida de la sociedad misma facilitaba hasta no hace mucho tiem po que los rebaños pudieran ser mantenidos en los pastizales de altura sin necesidad de ser pastoreados, ni siquie­ ra ser revisados a diario. El regreso del lobo está suponiendo una alteración en los modos de manejo del ganado, especial­ mente el ovino en régimen extensivo.

para liberar y confinar a las ovejas en las corraladas, respectivamente), ha incremen­ tado las horas de trabajo que los ganaderos han de destinar al cuidado de sus ovejas.

Estos trastornos provocados por el retorno del lobo suponen, quizá, el em pu­ jón definitivo de la juventud a buscar en otros sectores productivos su fu tu ro labo­ ra!, lo cual redunda en un envejecimiento del sector ganadero y en una severa d ifi­ cultad en el necesario relevo generacional.

Actualmente, para m inimizar ios ries­ gos de predación, los ovejeros se han visto obligados a recoger sus rebaños todas las noches, introducir perros mastines que cus­ todien las ovejas, habilitar cañones d eto­ nantes que asusten a los potenciales predadores, etc. Todo ello, unido a la necesidad de visitar a diario los rebaños (al menos dos veces, una al amanecer y otra al anochecer.

Predación del lobo al ganado doméstico en la Cuadrilla de Ayala (en número de reses muertas, careciendo de ataques los términos de Laudio y Okondo).

Período 1995-2002. Fuente: Diputación Foral de Álava*.

35

35

35

30 26

26

26

25

20

15

-

T 1983

I

r 1985

1987

1989

1991

1993

1995

1997

1999

2001

Como prueba de esta falta de aporte de savia nueva al m undo pastoril, basta contemplar el gráfico que recoge la evolu­ ción en el número de ovejeros que ascien­ de con sus rebaños a los pastizales de Sierra Sálvada desde el año 1981.

Que el lobo mate ganado es un hecho desgraciado, que no tiene remedio mien­ tras ambos, lobo y ganado, compartan medio. Por otra parte, exáten medidas, activas y pasivas, que se vienen poniendo en marcha para dulcificar las consecuencias y para prevenir la predación. Las principales actuaciones que la Administración Forál ha impulsado son las siguientes: - Pago de indemnizaciones por pérdida de ganado doméstico como consecuencia de predación comprobada de lobo.

- Subvención para el mantenimiento de perros guardianes (mastines) para custodiar los rebaños.

- Concesión de permisos para la reali­ zación de acciones de control de lobos en respuesta a ataques a las reses.

AVNIA

muestra uná-pi^{je tobo matado en Lairinbe.

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Estas líneas sim plem ente quieren poner de relieve algunos aspectos de la realidad lobuna en el entorno de Ayala, que ciertamente no es m uy distinta a la que se vive en otras zonas ganaderas que están asistiendo en los últimos tiempos al regreso del cánido. La presencia de este animal emblemático nunca deja indiferen­ te a la sociedad, antes al contrario, se generan dos situaciones antagónicas y d ifí­ cilmente armonizables. Por un lado, los habitantes del medio rural percit)en al lobo como un elemento alterador (y, por tanto, no deseable) de sus actividades sociales y económicas y, por otro, la SQciedad urba­ na, que es m uy fa v o ra b ijs á ^ presencia de un animal que consldeip*((TtÍco y, errónea­ mente, al borde d e ja ^ jto x tó n .

El reto está en a fro r ^ r la ^ < ^ le m á tic a social que suscita el fenóm eno Y ahí. per­ mítasenos decir a quienes firm an este artí­ culo, la experiencia de muchos a f ^ dicta las líneas que deben regir los deb«tes y las

actuaciones cuando el lobo aparece: mucha pasión en trabajar y menos apasionamiento en el verbo; mucho temple y mano izquier­ da en todas las actuaciones e iniciativas; y menos inercias facilonas para quedar autocomplacidos de oírse a sí mismos en sus rei­ vindicaciones. La coctelera de la conservación-gestión-ganado bulle ya tanto por sí misma que no requiere más calor, sino más consenso. En ello estamos.

ARBERAS, E.; CAMPOS, M .A.; SÁENZ DE BURÜAGA, M . y ONRUBIA, A. Miembros de Consultora de Recursos Naturales, S.L.

MaadtMKión en Amurrío contra la expansión del lobo /Artzai Eguna 2002)

HISTORIA EZAGUTU, ETORKIZUNA PRESTATU

CO N O CERLA HISTORIA, PROYECTAR EL FUTURO

Iru ñ a O kciko A z ta rn a te g i A r k e o lo g ik o [^rromatarra

Yacimiento Arqueológico Romano de Iruña de Oca BISITA ORDUAK: Urríaren 16tik apirílaren 30era: Asteartetik larunbatera lliOOetatik 15:00etara.

Igande eta jaiegunetan lOiOOetatik 14;00etara.

Astelehenetan itxita.

M aiatzaren le tik urríaren 15era: Asteartetik ostiralera lliOOetatik 14:00etara. eta 16:00etatik 20:00etara.

Larunbatetan lliOOetatik ISiOOetara.

Igande eta jaiegunetan 10:00etatik 14i00etara.

Astelehenetan itxita.

H O R A R IO S DE VISITA: D el 16 de octubre al 30 de abril: Martes a sábado, de 11:00 h. a 15:00 h.

Dom ingos y festivos, de 10:00 h a 14:00 h.

Lunes, cerrado.

D el 1 de mayo al 15 de octubre: Martes a viernes, de lliOO h. a 14:00 h. y de 16:00 h. a 20:00 h.

Sábados, de 11:00 h. a 15:00 h.

Dom ingos y festivos, de 10:00 h. a 14:00 h.

Lunes, cerrado.

945 18 19 18 ' 652 720 947 B u rre ra d o a n

herria

EUSKO JAURLARITZA

un país

en m a rc h a

G O B IE R N O VASCO

ARTZINIEGA

SANTXOTENA SCULTOft

FOTOS: JOSE MIGUEL LLANO

Artziniegan bizi eta lan egiten duen eskultore honen zainetatik egurraren usaina^ indarra eta xarma darizkio.

Beharrezkoa du egurra bere bizitzan. Jorge Oteizaren aholkuek ere garrantzi berezia izan dute bere obran.

Hurrengo elkarrizketan, agotea dela onartzeaz aparte, Santxotenak udaberrian Baztanen irekiko den museo berria nolakoa izango den aurreratzen digu.

Tras dar un giro radical a su vida, el escultor navarro Xabier Santxotena reca­ laba, hace seis años, en Artziniega. En la zona industrial de esta localidad, en el barrio de Barrataguren, se levanta su nuevo taller al que ha bautizado con un nombre de ecos ancestrales, Arteitzal, que en castellano vendría a significar "a la sombra de la encina". Allí, el creador del logotipo del 25 aniversario del diario Deia o del símbolo de los parques tecnológicos de Euskadi, se encierra durante to d o el día. Su taller se divide en estancias amplias e independientes donde trabaja los boce­ tos, la cerámica, el hierro y, por supuesto, la madera, su pasión. Además, una gran cantidad de esculturas de tam año m onu­ mental aguardan silenciosas en un pabe­ llón antes de ser llevadas al Parque Es­ cultórico Santxotena Museo, que el artis­ ta prevé inaugurar en breve, para el vera­ no, en el valle de Baztán. Este recinto se sumará al M useo Corrinea Santxotena, abierto ya en la misma zona.

El escultor disfruta de la libertad de quien depende de sus propias manos para

trabajar y para v iv ir Conversa sosegada­ m ente y com enta que inaugura el día con un paseo y escribiendo una poesía. Y mientras tom a un café solo -rodeado por numerosos cuadernos donde encierra sus versos y por un libro de H uldobro- habla de la madera, de su adm iración por Jorge O teiza, del desastre del Prestige o de sus años com o propietario del conocido res­ taurante gasteiztarra El Portalón. Durante la charla se reivindica ta m b ién com o "a g o te ", una comunidad navarra a la que se consideraba inferior socialmente y a la que se sometía a injustas discriminaciones.

Bozate, en el valle de Baztán, fue un im ­ portantísim o núcleo para los agotes y el lugar en el que nació Santxotena.

- Los agotes eran m uy diestros en los tra ­ bajos manuales, así que, supongo, su pasión por la escultura será una herencia generacional.

Sí. Es generacional y una necesidad. En casa siempre he conocido la madera, su aroma. Recogíamos las virutas para encen­ der el fuego... Siempre he sentido la nece­ sidad de trabajar la madera. Desde que

tuve el prim er restaurante ya trabajaba de noche con ella. Y en mi fam ilia han traba­ jado la madera, al menos, cinco genera­ ciones. Y por el mero hecho de ser agote ya son más.

• En un artesano, ¿ser agote es una ga­ rantía?

Pues yo diría que sí. Siempre han tra ­ bajado el hierro, la piedra, han sido bue­ nos músicos, pescadores, cazadores... y, sobre todo, han trabajado mucho la ma­ dera porque es la matería más cercana a la casa. Esa destreza se deríva de la necesi­ dad: si no tienes medio de subsistencia te tendrás que valer por tí mismo.

- Jorge Otelza fue su descubridor, ¿no?

Cuando Jorge trabajaba en los após­ toles de Aránzazu yo tenía un restaurante en Zumarraga y él pasaba por allí. Yo en­ tonces hacía tallas, Oteiza las veía y pre­

guntaba de quién eran. Cuando supo a quién pertenecían me dijo: tú tienes que hacer escultura. Así, en el año 1969 me 'obligó' a adentrarme en la escultura. Él ha revisado todas mis obras; es m uy Im por­ tante para mí.

•¿Qué significa este escultor para usted?

Es mi padre espirítual. Siempre he seguido sus directrices e influencias. Hace ya veinticinco años me hablaba de cosas que eran música celestial. Yo estaba en la Escuela de Artes y Oficios de V ito ria y ha­ cía, por aquel entonces, una mano, un ojo... y, al mismo tiem po, O teiza me ha­ blaba de espacio-tiempo. Y claro, tener eso es como tener una universidad a tus pies. Estar con Jorge Oteiza es estar en un estado de excitación continuo y, cuando él se va, dices ¡qué me ha pasado!. He esta­ do treinta años con su asesoramiento y sus enseñanzas. Es un privilegio.

“La madera siempre me sorprende" > ¿Por qué es tan especial para usted la madera?

La madera es un ser vivo y es sensual, es un material prácticamente femenino.

Trabajar la madera es lo más difícil porque con la cerámica en unos días ya tienes la pieza desarrollada, con el hierro, lo mismo, pero con la madera es distinto. A mí una escultura me lleva cuatro o seis meses. Pe­ ro la madera es lo más lindo, es cálida y la que más sensación te da.

•Y después de tantos años, ¿ia madera le sigue sorprendiendo?

Siempre me sorprende. Y, además, so­ mos un pueblo con una cultura de la madera m uy fuerte. La cultura pastoril es a base de madera y en la cultura del case­ río la madera es prim ordial para todos los elementos de labranza, para los muebles, arados, carros, yugos, pesebres, los m an­ gos de las azadas...

•¿Con qué maderas trabaja?

Se puede decir que con to d o tip o de maderas, pero maderas del país. He tenido el privilegio de trabajar la encina en la zona de Pobes. La encina es un árbol de desarrollo lento, es más difícil de trabajar que otras porque tiene la veta en espiral.

Pero una vez que le coges el hilo y la pules, la encina es una maravilla, es como mármol. Tiene colorido y una veta precio­ sa. Además, es una madera m uy pesada.

De hecho, todas las herramientas de los antepasados eran de encina. La encina, para nosotros los vascos, es el árbol matriarcal. De hecho, antaño, en el atrio de la iglesia, siempre había una encina.

Pero tam bién trabajo con otras maderas.

El nogal es material más fino, el castaño es de duración larga y el roble del país es fa n ­ tástico.

• ¿Cómo trata las esculturas para que se conserven? ¿No le obsesiona que se es­ tropeen?

He tenido alguna mala experiencia con los xilófagos. En Pamplona tuve una exposición en el museo y todas las escul­ turas estaban tratadas menos una, que en cuanto la term iné quise llevarla, porque exponer en el museo era algo emocionan­ te. Era el mes de junio, el mes en que los xilófagos si están dentro de la madera, depositan las huevas y salen. Y allí salieron y, bueno... Fue un desastre. Las piezas es­ tán tratadas con un sistema que es a base de un gas suministrado por casas espe­ cializadas. porque eso no lo puede hacer cualquiera. Al cabo de un tiem po, se qui­ tan esos plásticos y se embadurnan con un líquido antipollllas. Tienes garantía para diez años. Al cabo de ese tiem po hay que volver a repetir el proceso. Y es que la madera es un ser vivo. Si se tala en tos meses que no son invierno y con la luna menguante, la savia se convierte en azúcar y la polilla va al azúcar. Es un círculo con­ tinuo.

M uchas de las esculturas de Santxotena están íntimamente relacionadas con temas sociales, actuales. En su obra figura, por ejemplo, un homenaje a El Salvador; un m onum ento a la paz que es una gran guillotina en la que la cuchilla se ha hecho puerta; un homenaje a Pepe Espaliú, el escultor cordobés que fue uno de los pri­ meros en declararse enferm o de SIDA y que falleció con 38 años. Et pabellón en el que guarda su obra acoge tam bién gran­ des máscaras; ‘ mikeldis’ inspirados en un tótem de protección que se encuentra en el M useo Etnográfico de Bilbao; un ‘amalur' o una serie de piezas geométricas, entre ellas una llamada 'A lta r y sacrificio', que homenajea el juego de pelota maya, antecesor de la pelota vasca.

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- Hay una especie de creencia popular que mantiene que los artistas se abstraen de la realidad que les rodea. Sin embargo, sus motivos de inspiración están a menudo ligados a esa realidad.

' ¿Cómo nació la idea del parque escuitórico que va abrir en el valle de Baztán, en concreto en Arizl<un, en el barrio de Bozate?

Sí. ¿Por qué no? Hay cincuenta mil te ­ mas para hacer escultura y aquí, en Euskadi, más porque tenemos el tem a m itoló­ gico. Existen gran cantidad de leyendas, leyendas que se han transm itido abuelonieto alrededor del fuego bajo. También tenemos el gran privilegio de que el euskera se haya m antenido a través de esa lite­ ratura oral. Pues todas esas leyendas las puedes plasmar en escultura a través de la abstracción, de centrarte en lo que quieres expresar. La escultura tiene que ser mensa­ je. Con el título y una media explicación tienes que ver la obra.

libre se deriva de que hay una o bra rea­ lizada y de que esa obra hay que sacar­ la a algún sitio. Esto es un problem a porque las obras son m onum entales y,

Tranquilidad en Artziniega •¿Cóm o define sus obras? ¿En qué estilo las incluye?

Para mí son una abstracción simbólica, pero con una lectura fácil. No obstante, tengo tam bién obras realistas.

El desarrollo de este m useo al aire

bueno, p o r azar aunque fu e un azar buscado en cierto m odo- encontram os el te rre no adecuado y lo com pram os.

Después hicim os un p ro yecto para que las esculturas estén bajo te ja y tengan relación con el o tro museo, el de Gorrinea, donde se enseña h istoria , arte y trad ició n . Los dos estarán a unos cien metros. Lo que será el Parque Escultó­ rico Santxotena M useo no puede vivir sin el M useo G orrinea S antxotena y en él los ejes centrales serán la naturaleza y el arte. C om o decía, hicim os un semlp ro y e c to p la n ific a n d o las bordas, y decidim os buscar p atrocinadores p o r­ que el presupuesto asciende a 120 m i­ llones de pesetas. Nos d irigim os al G o ­ bierno de Navarra, les pareció fe n o m e ­ nal y nos financian el 7 0 % . El 3 0 % res­ ta nte querem os que lo fin an cie n p a tro ­ cinadores privados. Varios ya han dicho que sí.

- ¿Cuántas esculturas acogerá?

En el exterior habrá unas tre in ta entre hierro, bronce y horm igón, y ocho bordas con cinco o seis piezas cada una.

- ¿Tendrá además características especia­ les?

Q uerem os que sea el p rim er parque donde un m inusválido se pueda defen­ der sólo. No habrá barreras a rq u ite c tó n i­ cas y la rotulación se hará en braille.

Adem ás, habrá explicaciones con autoguía. Y en el museo será o b lig a d o tocar las piezas. También va a te n e r un a ud i-

M O R r A i N A U I'R A G IO r c in iic s lín l lu irn a l ciclo h n iiu d iilc n víin i h ijo tic In o scu rid a il; iiK ih liciih i s iin a iiíli) co sía s, / » « » i/ íc s / o de c c n iciilcriii. /(■ ohcccó e l ilh icm a nih icio so irrcsitoiisahic, (l(">cspciiicióii V Ih iiilo . i)roiiic'<a'> cii el ¡lir r ¡icscadnr, in'scador. íir n r il'c de liiiiiciiln s.

to riu m que va a ser una escultura hecha en acero y cristal. Es interesante tam bién que el museo se pueda ver paseando durante un día o una tarde, y que te per­ m ita d e scu b rir las esculturas p o r tí m ism o y, al mismo tie m p o , estar en co n ­ ta cto con la naturaleza.

‘ ¿Q ué le ha dado Artziniega durante estos años?

Tranquilidad. Además, he encontrado un apoyo trem endo por parte de Teresa, mi mujer. Con la gente del pueblo tengo poca relación porque es que apenas salgo.

No tengo tiempo.

h sciiiic m ar lii iitiDiiid, liiiu i y r ic n id . iik iiií J I c s I o . w ín iijlc s ln , iia rc ^ d iilc nicscltirii) ro iiitiiid iiiitc lie la hinicora iueoiilntlad a. iiiesctd iio H arcfiaiile. incendia rio, iiiceiifliario.

If i cresta de la tila se i ’tdrió oscu ra: iif> suena la ale<iria, la esi>iinia blanca, co n laiH in ad o r a tisciilc la s e iilra íia s de la m ar eruplandn c ii'ili/a c i/in siihariiada. iio n em h rc de ¡n nitencias. iio clám h u in ¡lerrerso.

M añanas ile maris(iiiet) serán recuerda con la lia lillo ciiiifiración rem ana p a ra el recuerdo. frn icn in a m ar. tus pecUns son olas, lu i’ie n irc lin ri/fin ic, labios con la resplandor alleradn. m irada de lejanias, roces p ara el recuerdo. mortal naufra;iio.

2 0 0 2 -1 2 -1 8

TXANI RODRÍGUEZ Periodista y colaboradora en distintos m edios de comunicación.

X. Snn tx ol e nd

C n d .i m a h ,in ,i, a n lp s do f*m p c z ,ir a tr,ib a (rir c o n la m a d fra , S a n lx o lo n a f?scrit>r un a p o fs ia

E s la q u o re p ro d u c i­

m o s la ht 70 f-n re cu erd o del d r s a s lr e eco ló í»ico c a u sa d o p o r el h u n d im ie n to del 'P re stig e '

A yuntam iento de A rtzin iega

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Los nom bres de las cum bres del m acizo de A rrola han sufrido unas sustituciones históri cas fu e ra de lo habitual, pudiendo decirse que las denom inaciones originales están práctica m en te desaparecidas. Así, Jesuri sustituyó a Larragorri, Elorritxugane a K ukutza o Peña N egra a A spaitza. Un paseo p o r sus alturas y su pasado nos ayudarán a conocerlos.

Es d ifíc il de a sim ila r cóm o en tan poco tie m p o los nom bres principales de este m acizo han p o d id o s u frir unas sus­ titu cion es tan bruscas com o para llegar prácticam ente a desaparecer de las refe­ rencias actuales, igu alm en te sorpren­ dente nos resulta el hecho de que no perduren en nuestra m em oria histórica la presencia evidenciada de un castillo en Larragorri o de una cruz en Kukutza.

R ecie nte m en te, ia C o m isió n de O nom ástica de Euskaitzaindia ha de­ vu elto , al m enos a las denom inaciones de sus cumbres, la d ig n id a d merecida.

Asi, en el C atálogo de Cimas Jesuri pa­ sará a llam arse Larragorri y Elorritxugane ta n to de esta m anera com o Kukutza.

Pero to d o e llo de poco servirá si no nos im p lica m os personalm ente, ta nto en la aceptación y d ivu lg a ció n de las m is­ mas, así com o en sus explicaciones his­ tóricas. Es nuestra responsabilidad... La de to do s aquellos a los que nos gusta buscar algo más en nuestros paseos por la m ontana.

•W 7 - i ' te ^ratik

^ jd ^ r r íá (^ h 'n % ñ d ia it te n d a tz ^ o . E skuarki/A rn'o jfiz _ endapena ^ ^ ibili izan da baina é ^ s o m o M zorrotzé Z e r^ tik ? A rrola S ^ t% M arinaren íp ^’ * ^ '* '‘* í “ ^ l d e k o m alda eta erreks ("tx a rk o ,^j:j)5ÍÍBj^Jberbaeran) baino ez direlak|? H ^

"ofizialta beste okerreko ondqrio bat. l ^ n á edozelakoa d6|^ k ,H p r o z k o 7 '^ ^ ^ Ä , rrio, Aiara eta L a u d io y í^ in g a k id e -'^

•diren tontor ^ r ie t a r a ú ^ lS e B hainbat ^ i^ e d e r r a k dira g i n ditzàkegÈn fcilbideak • bat h a r tz ^ r e n , OfózíroirQ Zubiau abiatuta f a % dugu.

Zubiaurretik irten eta berehala, "D o,teko bidea egingo genuke, basoen arte- . nibane"* adlerazten duen bide-seinalea tikoa, laburragoa eta gozoagoa. ben hori arabili ohi den "San Juan'’, , ^ ^ a ' Eskumakoa, aldiz, goiko aldeetara ibil■ izendapenaren moldaketa berria da, hala galluz hurbiltzeko zementuzko bidea da, ^ deitzen baita gorago dagoen herriko eliz ♦ibiltzeko askoz ezegokiagoa baina baserri zaharra. Nahiz eta gaur egun sinesgaitza guneak eta paisaia irekiagoak eskainiko dirudien, leku edo eliz horren jatorrlzko dtzkigtina. ^ Iz e n zaharra "San Roman" izan zen. Hala íí* Hau hartuta, berehala Iritsiko gara — ^ agerl ?aigu Erdi Aroko dokumentazioan: “ Aj4eaj?4f^a^zunera. herrl arkitekturaren “San Román de O rozco" (1385). Ezbairik ; 'e^ailán ikusganlak dituena eta, bere i z e n a k ^ gäbe, esan daiteke berori izan zela Oroz^ ntinw ala k erauztearen jarduera ezezagun* koko zaindari zaharra. Oraindik ere, bertag o r ^ tz e n d ltg e iu .

0 | | f l ^ "D ulum an" esaten diote horko ingu-

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mnáariari, jakin barik, "D one Erroman" bat dagoela berba h ö re n ostean.

Elizako auzora heidu baino beherago, ^ ibiltarientzako bidegurutze bat utzi d u g ^ d o a di'^ázíta. Ezkerretarako aukei S ^ i h a u t a t u z g fco , erromesek Santa M arina

G orago " S a g a r ^ i a ^ '^ ^ r r a d ii^ u . ^ ^ flK - a r ia n paisaia / r ^ k gárrantzia ken’. >3^ko d iote bideari berari. C oian zain d u g u iiffe n a u rre k in ^ da. Zem entuak ez digu : galtzeko m odurik utziko. Berehala, !tzaga” auzoa ikusUco dugu i u ß bide-

S&T tik íáis})lra. H em endik g o ra ko r'fhgMru n a tu ra l ff^ n d i-g iro k o a cfa guztiz. Nerbiol ibarraren ^qffr;pj|^ure begien azpiarr dugu, za)f1da||dH;uela.

'ÍÍ7 — Baina, aide batera utziko Hugu hau- e ^ /fc a ]^ ^ a r a zuzen doan nagustáu liatuko ’ tó rá íb id a tz a eglteko. .Nahiko ian batean, |lÉ!arte i?at ageriko z a g u , ezkerre^jrajfieá esanCfa1^0^Sánta M arinara d q a n a ^ e s k u m a i^ o a Aitiürriora. BidegunJbéarfti atdam rfeany o itu r r i- ^ k a r r a dügu. A p ^ p t z ^ í ' ' hórv "Jesuripoziij^eta" ("Jesunposueta" hoskaturik) derftzk.

• .ir

^ u r e i ¿ a rrid ||fa i4 i|^ |'^ tu e r a hauetaft e z ^ i^ te k S n fis j^ ro bWé'-seinale bat «fho Santa M a r l ^ men<|iá i n g u r t f ^ ^ tuzf-^izartza” a u z ^ j|a r a m a tz j|( ^ Hon( ta tik a b la tu k o b e ^ n á tp á fó d i e d e r,b a ^e '.. harkatu ostean, h a r t a f t d i ^ t e r i k o erai¿ E z if ekidin kuntza ik u 5 g a r r ie t a r a 4 3 ^ á E H ^ 2 H ^ I^ idea hautatzearena. Tonfi Zinez esan d arteke -hem éñgo base/r{ ohfkoa baino e d e rra g q ^ j d i f ^ . Bertako^"'“ - ^ ^ u d e la , berehala o h a rtu k^ biztanteak ere, a ntze ko:11<^j)eí^50eTáñ f o ^ ~ / “" ^ e l a h o n a in o ^e g in d a fe ^^á rako: zirrikiturik utzi g a l% esan-j' patzeko zailak diren a d e ité ^ u n iffà l^ e ^ o » h e c n u ^ k gozatzen den ik u ^ e g ia B tzkai& r tasuna eskainiko dizkigute zenoat'^nahi. . o s t^ ^ e g o n d a it i^ e n o n e n a a k o a iz a n g ? * “ Izartza" izenarekin gauza aipagarri déla, h f jt e b ^ a if ^ ^ Í I Í S Í egitura bat ere gertatu da: O rozkon, e u s k a rá z f^ : f a y a p i la t s u ^ j^ f e ^ e n d j ^ ^ zunez e t^ v direnean, "Izartza" egoki díote; erderaz, . IW re z jósíiteko ^ i é r a : ' J ^ ^ ^ a h ^ ^ t e k o ordea, espero zltekeen "Izarza". Bakia u g it¿ e h á to ki h deigarríena da, euskara aspaldi galdu zuen <iáíiurreki l^ fiz a ^ á ^ r jl ___ Laudioko O larte auzoan "Isarsa" díotela, ja to n izko ahoskerart.’ orozkoafréíí beraiek baino fideltasun gehiago e rA C é ' tsiz.

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' v^sw neko a rtik u lj ko baita, ¡f.

Bere izifi) Arrolako Santa M han-hemenka.

O 'í^ z e n e z -z u z e n í^ n Ä aren itxura oso j^ S a n ía M a r in a

,/zehazki jakin b tatzen den.'

^ f íiar. '^ á g e r i k o zaigu é s tl^ esandako ¡o m odem oa izaBeisteren batean zaigu me

3 1 ¿ESURI a la LA R R Á G O í A i^ Santa M arinare^ a j/rr^ jw rre a n ,

^

Ide honen gor^nelfc g a il^ r a diJ|u Jesuri (749 m.). a e re ^ f ra fik o a rs ^ a dienez, "ofizíaJt^u guntzaz hedatu Jesuri, «sanda^, ekoaren ^rtean ko gailurra eta Etor^ dagoen lepoa rko errep zuzen ere. pasa^zen den t g a d ie ^ ik o digute Q ^ fe o eta Laüáí^kolrfe ' forrnácíte guztiek. ** ’ Esandako gailurrari "Castillo" edo "Castilto de Latragorrl" deitu izan zaío ba-,

\ 7Í ■:• !/tez ere, Antza deriez, "L a n -^o rri izaiv.^t^ mendi hau deitzeko historiari e r a b ili'íí^ íí n ^ j^ e n a , HaJa ere, izenak b e iji jàfòrrizko tn fo t: ^ mazioa galdu duenez, eguri; inguruko b a tto k i ezberdin \ze nd aki& ¡^fm l[Á \% flÁ ^^^íÚ “ 'galdetutako inform anteaípn'afabet'|£¿ Balna historian agcrtzen z a iz Ia jC n ^ ^ .. írmpak dira L a rra g d tílÉ ^ a re n defentsate baterako, J á ugekin ara zob atzuk zil o z lM 9 tto rd e ^ a rí, in lf^ jn a k batu egin j^ren b e h a r n j ^ ^ a ^ e bat zehazti4 eta egifeí!í¿y|jKSnLeÍ9rj batzuk lagun, m ugeh desioibapen átza egin zuten. Eta hala agertten da f^xuganetik hartutako^nformazjoa:^' ..echaron visuales t o í t k / ^ sobre la h na N o rte-S ur y según M ^ ^ f p e r a d ^ j se descubre quéf te cum bre q ue ■ d o m ^ la r ^ 'e Aspuru É 5 | f l| | 9 lf c / th , O rozcíÁ se halla cincuenta, y d i K o g ü ^ ^ ^ d e c l l ' fíd tíó r t^ a c ia e l o r ie n t a r e e l W o r t f w S Í 0 9 O . El W to < ^ d e está la h e r m H a ^ S ^ t a de á k h c v a lle a cie n to y grsdos, y e l a í l f í fia m ­ b ra d o Larragorry d e l m iq p Valle de Óncaco p o r la parte d e l m ediodía e n p é f jjta y tres grados de de clin a ció n a l oriente...

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tuiajio "Guesuri" izerteiT a k ^ r t ia t r <iit Ezin egiazta daitókfe /z M j^ r |e ij pj^zehatza bainaffàui;^kff<^tu^'^{ *' -''■^♦iartuta, esan liteke -’^Uarragom" iz ^ a p e i^ ^ i^ i , litch> ^ntzefnan dah^e ^ i i r o g o r # ? ^ *C '^ < ^ t iilo “ j f ^ n a , b

ez, (W9biig|ij astiilo" e e z a g b tz e i ìOgQtf ^ ^ ^ v ik ig u bunjra. |k ' aldera dé^oen tobiko'j diak ditüzten aziSirii^' b antzetnaten. dira, esandakoaren | s ^ 2Udk iri daKezke>.enak. Alabainá?' h o r j^ já ^ S ( A ^ b ü f í ó k ^ f .1 E d d l^ r t , gaztetu horr^^ gordeta d&go O rozkoko herrt-> i<Ondaira eta egia n ^ ^ t É n d ir e n horíet ^ te a n ;,^ " ^ t " b e s i ^ ^ l u b A aa ñ ei fe n Marina ^ a ¡p e k S l^ ijjh ltif^ 0 o n to rre a n , O f o ^ ^ o men-:' .i^ a ld e fO í ¿ le lá d f^ o n i ‘ El C astillo" éi^'áeftzen M pte eta g a z te iM ^ % p a s to a k ba ei dira haru P lk ¡ t^ * p e n i0 lip ftd u g a z p ^ ho ri mahvek ¿ ^ n a z a to l^ la U /d u h ittk itsasii'akQ tJ d M gur- i ^ e l j o , gero S S zka iko A ffe k l^ k iá a íu a ''^ .

E L O R R IT X U G A N E a la K U K U T Z A ?

Esan bezata, e ra b d l^w ^ -fro g a .^ a hau gutxi balitz, Pascua} ftAador -béhártsuak halaxe deskribatzen dízkigu. OrozkokCKm endiak bere 1845 urteko h írte ^l entzutetsuan: 'Deftów efe su w c u f í f e r e ñ f ^ qrwe leguas, se haHan los m ontes llam ados dé Cnesura, Larragorri, alturas de U rrejola, Bardaola, Laqaide, Cadiabaso, Necasate, Araneco-arrie, A ralde O deriaga, A c h o h ta , Padurebaso (gaurko "Padrobaso ’ ). la elevación de C o rte a , Ichina, las Cam ­ pas de Arraba, a lto s de Querejeaga y Sustreigana, Peña de A d s o -g o ic o a y C ^ a y -g o rta , a lto de Sem elarraga, e l de U n a je ta . p o r donde sb descien­ d e a - A n u a ib a y '.

Atzera eginez, ezin dugu ^W e batera utzi fiemen ageri aB guijjf'C ue sura " Izena.

A u r||-a u rrea n, taudlora‘;tí(>4n bráhka ten m odui)i^l0fi£iaikj E lq ty tt^ u ^ n e jz e z ezagutzen dugun 'J a ì^ tfr P ^ IS Iò . ozko^rrel<, "E lo rtx u ", “ E lo rritxu'' eta • ‘‘S orritxu gane" aldakiez ezagutzen duté.

- -L ^d io ko e k, aldiz, "K uku tía ^ esaten diote ' alioskaturik O la it^ auzoan eta "K y k ü j^ e ’' Larrakoan). K a rto jra fia o fizia (p rf" zaharrak “ C uciK ecuachi” .ize iía ere eman •d tí adttzera. ' » , ^ r i hisíbrtiíoetáñ isla tííifc a re ^a ra t> e 'l^ ^ ^ u k u t z « - ' Izan da gáiiur fia» ^ n d a tz e m ugain^e «lil^ h a i M ' e r ^ ^ d ute n to p o n tr fi^ . .’ É^míJlQgía'>^a ,;;“K tiku tze ko á txa ". topo ntm o ak ,1 )^ e ra g q z iù r ^ f- * ■ -

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Gorago aipatu dugun 1811ko zedarritzean garden azalduko zaigu izen hau behin eta berriro:

— Í

‘ P q! ca m ino y hasta a q u í desde e l a n te rio r

"h ue vo m o jó n dista n doce estados en línea recta y 'd e c im ^ o n d id fo s p e rito s que este m o jó n se di gía a la C r u z ^ ^ ^ u c u z a que estaba en la cum bre en la p a rte d e l N o fie (...) N o se encontraron más m ojones en to d a la línea hasta e l de Cucusa (...) de ese m o jó n a l de e l la d o de la Cruz de Cucuza, de dos p ie d ra s a n tig u o que se h a lla en la cumbre.

¡a

h a y cuarenta y nueve estados de distancia a i que se re fo rm ó y enderezó y, desde éste a dlch$^Cruz de Cucuza hay siete y m e d io estados de distancia h a ó á la p arte d e l o rie n te y, de com ún co n se nti­ m ie n to , se re fo rm ó dicha cruz con una nueva p ie ­ dra que se p u so en e l m ism o s itio en que estaba a n tiguam ente y lo cita e l apeo a n te rio r".

1680 urtean egindako beste m ugaketa zaharrago batez ari dira. Bertan, honela agertzen zaizkigu Kukutza g ailurraeta ber­ ta n zegoen gurutzea.i

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oOfTìbre I en la / u ^ ® « < ^ d e / Xìuqu rè c o rt^ /e ro ^ poh. utTd ic h o vqW« de d ic h 4 ^ f ^ ^ I f it rn o x ó d d e d a s^p ls^a s lado p ó r u ri 'IÌ(ft> d e h a ^ P i$ a 2aVrtun<lua

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'prózÌ<o eta Am u c^iatu ko gara ttrahi

^¿ i A N EG R AilÉR fi ala ASPALTZA?'

' que ei <i»~k^bre hi^fìetv^doj^ d é r ^ bajé

c lu ^ n a t í rnásm i(iba d è M in g u tì d iè t^ m tfi( ó n 'iié ¡u n to i h Cruz

” HegoaM era ;}kjk*^ira ^■ll.erriak -aGa^^bel jatorrìz, età Izko h oiin

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•Pefta Negri^^í A m urrioT Á ikrái^ r e z l bat egin behar dugu Laudk)ko b iz l9 tJé<H< deitu diote. ____ horlek berreskuratzen? /fc ñ b a t koarrek. ordea, ráfestiko herrtotan m j;- h a in b a t aburu^. Neu, b e É n tz a t,^ ezagutzen ez duen ‘"Erreatx” izena e honen aldekoa tiítiz. H ortik aurrera,'^ Izan dute ( “ Erroiatx" eta "E rroatx" al * * r / nork berea. kartografiko berriagoak gauza bera díra).’ uak eta argazkiak: Izen hori, behinik behin, aldeko zaharre. ^ FELIX MUGURUTZA M ONTALBAN nek darabiíte, eurek esanda, "erreta egotearen itxu ra ko hatx batzuk d agozelako".

Nork haiek baino hobeto gure kultura-’ ren zeharreko ibilbide hau artezteko?

1 1 Patxl C alé-ren Bizkaiko g a ilu rre n katalogoa liburuan ageri da C u rutzi A rreg i id a tzita ko Ermitas de Bizkaia liburuari erreferentzia eginez.

Am aitzeko, hausnarketa txlki b a t z u k » ^ ^ merezi al du ízen zaharrak b e rre s k u ra tz e a ? ^ ^ ^ 2 A n u n tzi Arana, O rozko haraneko ko n d aira m itiEz al dirá Izen berriak toponim iaren bilakoak Pikaza orozkoarrak em andako in fo rkaerak sortutako ondorio zuzena? AhamazU^'

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Varias eran las torres que la historia aporta para Amurrio: M endixur, Ugarte, Urrutia y Saerin en la margen izquierda del Nervión, mientras El Torre y M ariaka se encontrarían en la orilla derecha. No deseo hacer un estudio serio y profundo, ni siquiera tratarlas en su conjunto. Es Mariaka, con su poderoso nombre, quien me atrae y obliga, de alguna manera, a escribir estas líneas cargadas de emoción, mucho más allá de lo que com porta su arquitectura, su arte, su linaje y su historia atorm entada de encarnizadas luchas con­ tra los miembros de bandos rivales.

Es M ariaka, el nombre, quien me seduce, a pesar de ser tantas cosas y tan pocas a la vez. Inexorablemente, el tie m ­ po pasa com o una línea de fuego resque­ brajando cada piedra y docum ento hasta ocultarlos y hacerlos desaparecer, o desdi­ bujándolos ta nto que apenas podamos intuir los fastos y las miserias de aquella

Camino a M ariaka Para llegar al lugar deberemos pasar el amurriano puente de Zabalibar, encontran­ do al m om ento una triple alternativa de caminos. Dejaremos el de nuestra izquierda, que lleva hasta la ermita de San Roque, y el de la derecha, que baja por Orue hacia Abiaga, siguiendo por el medio la empina­ da cuesta en busca del caserío Saseain.

Desde aquí sólo queda recorrer el viejo camino durante poco más de mil metros para llegar a nuestro destino. El suave paseo remonta las aguas del arroyo Maríaka. cuyo sonido refrescante envuelve el oscuro bos­ que de pinos. Especies de ribera y hermosos robles luchan aún por resistir el acoso de las últimas repoblaciones de Pinus radiata, tan presentes en todo el territorio. Cuando camino y arroyo vuelvan a separarse habre­ mos llegado al amplio y despejado pastizal donde asienta sus cimientos el que fuera Solar y Casa de los Mariaka.

La sensibilidad se vuelve aquí a flo r de piel. A lgo de este lugar se mete dentro de uno obligándole casi a estar en silencio, a escudriñar cada piedra, cada ventana y cada arco. Parece escucharse en el aire las palabras que la historia pronunció en este mismo escenario, un aire cargado de susu­ rros que no se sabe bien si proceden del viento sobre las copas de los árboles o del interior de la casa-torre, que las aprisiona com o una caja de Pandora.

Un poco de arte Hermosa la puerta de entrada, en arco apuntado de grandes dovelas, con la clave tallada mostrando el escudo de armas de sus fundadores: cinco corazones con una estrella y dos árboles sobre olas. Alzamos la vista y vemos una gran ventana con arco conopial y o tro hueco en form a de balcón,

rematado con arco mixtilíneo y cruz escul­ pida. No es difícil imaginar una escalera adosada a la fachada para dar acceso a esta puerta elevada de la torre. En el lateral derecho, justo encima de la hornera, otra preciosa ventana saluda al este con su bello arco conopial orlado y los mismos corazo­ nes tallados en la piedra. Más allá, un ven­ tanuco apuntado y sin adornos ayuda a mantener la nobleza de esta fachada. La del lado de poniente, más discreta, abre un hueco también con remate conopial, pero sin decoración alguna.

Obligados a m irar hacia arriba para contemplar la delicadeza de lo descrito, y al suelo, para no m eter los pies en el barrizal que rodea el edificio, buscamos con anhe­ lo alguno de los elementos propios de la defensa de esta torre. Tan sólo aparecen algunas troneras en la parte baja de la fachada izquierda, pero ni resto de ellas o

hada principal y lateral d

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"':v Clave del arco con el escudo de armas de Mariaka

de matacanes en la zona elevada, donde a buen seguro debieron existir cuando la prim itiva torre del s. XIII se alzaba en este mismo lugar. Y es que, lo que hoy apre­ ciamos, no es sino un deshabitado caserío de labranza cuyo origen deriva de una desmochada casa-torre del s.XV que, a su vez, sustituyó a la primera. La gruesa línea de cimientos que aún puede verse en su base, y la anchura de sus muros, denota ese pasado medieval de edificio robusto y con vocación defensiva.

Q ué dicen los documentos El térm ino de la Casa de M ariaka constituía co to redondo con pastos, aguas, heredamientos y una iglesia dedi­ cada a San Pedro. Su antigüedad viene abalada por la inclusión del topónim o M arieka com o uno de aquellos once monasterios que firmaran en 1093 un convenio con el obispo de Nájera, Pedro

Nazar. En el docum ento aparece ju n ta ­ mente a los nombres de Laudio y Am urrio, entre otros, citados por vez primera en la historia.

Esa misma historia, en su afán desme­ dido por recopilar datos, nos ha legado algunos documentos en los que testigos presenciales relatan lo que vieron en el sitio de M ariaka. La primera noticia es de 1638, cuando Juan Ugarte y Berganza soli­ citó ingreso en la Orden de Santiago y hubo de someterse a los visitadores que habrían de redactar el pertinaz expediente.

Para ello, refieren del lugar "que denota su antigüedad con su torre en m edio y un escudo de armas enzima de la puerta.. . ", y de la "yglesia de ques patrón el señor de la dicha cassa y tiene en m edio de la capi­ lla m ayor sus entierros y asiento pre em i­ nente com o ta l p a tró n ".

Un segundo docum ento data de 1710, cuando el señor de la torre A n to nio de

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Mariaca y Múgica, Caballero de Santiago y vecino de Lezama, form ula una petición sobre el embargo de diezmos y primicias.

Uno de los testigos dejó escritas sus impre­ siones sobre la erm ita de San Pedro, patro­ nato de los señores de la torre, diciendo que "será de más de quatrocientos años, porque e l genero de arcos y piedras de la tumba que ai en ella y en que están pues­ tos los escudos de armas del apellido y linaxe de los Mariaca, demuestran seme­ jante antigüedad, y en otras fábricas de Iglesias nunca la ha visto semejantes p o r antiguas que se tengan, de que ynfiere el testigo que el patronato de dha yglesia es de a q u e l tie m p o en que se p o b ló ".

También se habla de unas sepulturas en el interior del tem plo, correspondientes a los señores de la torre, con form a de tumba alta y losa cobertera a dos vertientes, labra­ das con el escudo de armas de la familia, bastante desgastado ya por el tiempo a decir del propio testigo que lo visitó.

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De nuevo en 1710 y con m otivo del mismo desembargo de diezmos de la igle­ sia de San Pedro, cuyos derechos de patro­ nato fueran reconocidos para la Casa de M ariaka por el borbón Felipe V. volvemos a tener noticias de la mano del Diputado General de Álava, Pedro de Salinas, quien describe el interior del templo. Lo sitúa a una distancia similar a la de "u n tiro de arcabuz en un campo cuia puerta está hacia la parte del Oriente y ynm ediatamente se entra en la dha yglesia, la qual es m uy pequeña y en m edio de ella ay un arco deel qual esta form ado la capilla m aior de la advocación de San Pedro y a los lados deel dho arco a i dos altares pequeños y devaxo deel coro quees de una verxa de madera vastantemente recoxido se halla una piedra de un estado de largo, en form a de tumba en que están gravadas las dhas armas y fuera de la dha yglesia hacia la parte del norte arrim ado a ella otra piedra como la antezedente y con

el m ism o excudo de armas e l qual tam ­ bién se halla em butido en otras dos par­ tes de las paredes de la dha yglesia hacia la parte de fuera".

Probablemente estaríamos ante una erm ita de tip olog ía incierta, entre un románico tardío y un protogótico, conser­ vada al parecer en buen estado hasta bien entrado el s. XVÍll. Hacia 1872 M ariaka estaba habitado por José Arana y familia, y sabemos que este nuevo inquilino cons­ truyó la bella cabaña, que aún se encuen­ tra en perfectas condiciones a escasos metros de la torre, utilizando las piedras de la por entonces ya arruinada ermita de San Pedro.

En el expediente de 1638 se cita cómo en el día de San Pedro se reunían en este tem plo los descendientes de la Casa de Mariaka, celebrando así el patronazgo y reforzando los vínculos de unión con sus parientes próxim os procedentes de otros linajes.

rece Juan Sánchez de M ariaca como señor del solar, continuado por su hijo Fernando.

Aunque la genealogía prosigue hasta nuestros tiem pos, dejaremos aquí ese empeño para regresar al punto de partida.

Hoy no existe piedra ni vestigio alguno de la erm ita que fue de San Pedro, ni de sus sepulcros e inscripciones de armas. Uno, al menos, debió servir como aska para reco­ ger el mosto del txa koli a Dionisio de Aldama, a la sazón propietario del solar entre 1912 y 1942; y otra, o quizá la misma, fue igualm ente utilizada por G uillerm o Isasi com o pesebre para la comida de su caballo. Nuestra querida y desmochada torre estuvo habitada hasta mediados del s, XX por humildes labrado­ res arrendatarios, pasando después a la ignom inia de verse convertida en una sucia cuadra y albergue de animales. Son así los mensajes de la historia; el esplendor y la ruina, el prestigio y el fracaso, van a veces tan unidos de la mano que no mere­ ce la pena brindarles ta nto aprecio cuando vienen unos o tocan los otros.

El linaje Fue Pedro Ospina de Mariaca, conoci­ do como Fortún de Mariaca, quien funda­ ra la primera torre, dando origen al Solar del mismo nombre. Era hijo bastardo del séptimo señor de Ayala, Fortún Sanz de Salcedo, y ese lazo de sangre sirvió desde m uy pronto para que en las guerras de bandos tom aran partido por sus parientes los Ayala contra la Casa de M urga, y por los Ospinas de Ligarte (Laudio), enfrenta­ dos a muerte con los de Anuncibai. El pro­ pio hijo de Fortún de Mariaca, Pedro Ospina, fue m uerto por los M endibil de M urga en una emboscada acaecida a mediados del s. XIV, principiando un baño de sangre que tocó de llenó a cada Casa y linaje de este territorio, implicando con ello a las restantes capas sociales y sem­ brando de inseguridad caminos, hacien­ das, labrantíos y cualesquiera tip o de acti­ vidad. La línea sucesoria continúa y vemos cómo en la segunda mitad del s. XV apa­

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Puerta prirKípal de entrada a la torre

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La leyenda No es menos cierto, sin embargo, que el lugar había venido despertado ciertas inquietudes en la gente, generando leyen­ das nacidas seguramente al abrigo de tan sugerentes ingredientes; ruina y decaden­ cia, soledad y niebla, bosque y arroyo, o linaje y armas. Así surge el m ito, entre un paisaje de naturaleza romántica que corre de boca en boca a través de los tiempos.

En muchos caseríos, al calor del hogar en la noche, debieron narrarse historias que hablaban de personajes inventados, copia idealizada de otros que existieron, y M ariaka se prestó al juego épico como ninguno. En este caso además, como en tantos otros, el m ito viaja y se repite en otros escenarios de idéntica form a y ajus­ tándose al mismo guión, cambiando acaso el espacio geográfico y los nombres pro­ pios del lugar.

La leyenda de M ariaka "el Fuerte" se sitúa en el s. XVI, y habla de un personaje de gran vigor muscular que se alimentaba de habas y txakolí, productos que le con­ ferían enorme fortaleza. Llamado por el

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propio rey, hubo de acudir a un esperado combate que le enfrentó cuerpo a cuerpo con otro forzudo de color negro, proce­ dente del Rid (Rif marroquí), y que no conocía la derrota. Juan M ariaka (Fabián para otros) salió victorioso del encuentro gracias a un inteligente ardid, regresando inmediatamente a su Am urrio natal, donde fue recibido como verdadero héroe.

La misma historia se repite en el pueblecito alavés de Arbulo, centrada esta vez en el s. XIII y en la figura de Juan Caztea, quien, a su vez, sacaba sus extraordinarias fuerzas de las habas que comía. De ahí le sobrevino el nombre de "Babazorro", con que to d o el m undo le conocía. O tra variante de la leyenda recorría las Encartaciones del Señorío de Bizkaia, esta vez con Lope García de Salazar com o pro­ tagonista, personaje real que m urió en 1255 y que no debe confundirse con su descendiente hom ónim o y autor de las "Bienandanzas e Fortunas" en el año 1471. También en la localidad riojana de Grañón, cercana a Santo D om ingo de la Calzada, atesoran un precioso relato que

viene a contar un hecho similar entre dos colosos de la zona y que to do el m undo conoce allí com o la "C ruz de los Valientes Pero Mariaka, además, fue la obse­ sión de un hombre, persona culta y con aficiones literarias, del que desconocemos casi todo, incluido su nombre. Sabemos que era de la zona de Am urrio y que escri­ bió una serie de poemas y algunos textos en prosa, con m ayor o m enor acierto, sobre lugares, pensamientos y personajes de su tierra. Se puede decir que nuestro anónimo señor salvó del olvido el m ito de M ariaka al ponerlo por escrito, reinventándolo de alguna manera. De éste intere­ sante tema y de los demás textos inéditos nos ocuparem os am pliam ente en el número de Junio, ya que requiere un espacio propio y otro tip o de tratam iento

al margen de este artículo. M ientras tanto, no dudo que la magia de M ariaka nos acompañará en la espera. if

Texto y fotos: JUANJO HIDALGO M ie m bro de AVNIA

P a ra s a b e r m á s • José M a d in a b e itia : "El L ib ro de A m u rr io " .

Ed.: D ip u ta c ió n Foral de Á la va , 2 * e d ició n , 1979, • V ic to rin o Palacios M e n d o z a : "In v e n ta rio de A rq u ite c tu ra Rural A lavesa, C a n tá b rica Alavesa, to m o 1 Á la va , 1991

Ed.; D ip u ta c ió n Foral de

• M ica e la J. P o rtilla : "Torres y Casas Fuertes en Á la v a ". V ito ria , 19 7 8 • Luis R o b e rto López: " M a r ia k a " en Revista A zta rn a, n ° 1 6 . A m u rrio , 2 0 0 0

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FOTO: JO SÉ MIGUEL LLANO FOTOS REPORTAJE: RITXAR AGIRRE

Ritxar Agirre dugu argazki erakusketa berri honen egilea.

Ham ar dira Aiarako arte sakroa erakusteko erabìN dituen argazkiak.

Resulta difícil encontrar una persona con el dinamismo de Ritxar Agirre. A duras penas consigue organizar las horas que diariamente dedica a los tres pitares que poco a poco van definiendo su vida; la labor sacerdotal, la implicación en la orga­ nización de cualquier actividad cultural y su pasión por la fotografía.

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1 li'^ CONCEPCIÓN / SORTZE CAR8IA Inmaculada Concepción / Ama Birjina Sortzez Carbía Zuaza /Zuhatza (Siglo XVII / XVII. mendea) Talla en madera / Egurrezko Taila 59 X 23 X 18 Cm ./Zm. Escuela Barroca Andaluza/Eskola Barroko Andaiuziarra

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En otra más de sus siempre interesan­ tes ideas, ha logrado compaginar esas tres actividades: la exposición fo to gráfica Hamar, un juego de palabras entre el té r­ mino euskérico "ham ar" por ser diez las imágenes de la colección y el verbo "a m ar". Dedicada en esta primera ocasión al arte sacro más relevante de Aiara su intención es la de dotar de continuidad ai proyecto presentando una nueva colección cada año, para así dar a conocer las más variadas temáticas. Sin duda, una intere­ sante iniciativa para dar a conocer lo mejor del municipio.

RELICARIO / ERLIKITECIA Relicario de la Virgen del Cabetto/Adatseko Ama Birjinaren erlikitegia Quejana / Kexaa (Siglo XIV / XIV. mendea) Plata sobredorada / Zilar urreztatua 40 X 22 Cm./Zm. Orfebrería Francesa / Franlziar Urregintza

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LA BLANCA / AMA BIRJINA ZURIA Virgen de la Blanca / Ama Birjina Zuria (Llanteno) Siglo XIV / XIV. mendea Talla en madera / Egurrezko Taila 53 X 16 X 14 Cm./Zm. Anónim o / Egile ezezaguna

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ANES Adoración de ios Reyes Magos / Errege M agoen Adorazioa Añes (Museo Diocesano de Arte Sacro. Vitoria-Casteiz) / Añes (Arte Sakratuaren Elizbarruti Museoa. Vitoria-Casteiz) Siglo XVI / XVI. mendea (Tabia Ó leo / O hol gaineko oleoa) 141 X 90 Cm ./Zm . (Anónim o / Egíle ezezaguna)

:pPON / KOPOIA ;ópón / Kopoia (Quejana / Kexaa) iglo XIV / XIV. mendea iata Dorada y Piedras Preciosas / Zilar urreztatua eta Harribitxiak 17 Cm./Zm. (Talleres Bizantinos / Bizantziar Tailerrak)

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ANGELES / AiNGERUAK Ángeles / Aíngeruak Respaldiza (Fundación Alday) / Arespalditza (Alday Fundazioa) Año 1.894 ! 1894 urtea (Pintura Lienzo / M ihise Pintura) 250 X 85 Cm./Zm. (Joaquín Bárbara)

SANTA Santa Ă&#x161;rsula Respaldiza (Museo Diocesano de Arte Sacro. VĂ­toria-GasteizVArespalditza (Arte Sakratuaren Eiizbarruti Museoa. Vitoria-Gasteiz) Siglo XVI / XVI. mendea {Talla en madera / Egurrezko Taila) 3 7 x 1 1 X 8 Cm./Zm. Talleres de M alinas / M alinaseko Tailerrak

CUADRO / KOADROA San Pedro. Curación del paralítico / San Pedro.

Elbarriaren sendaketa Menagarai (Siglo XVIII / XVIII. Mendea) Pintura Lienzo / M ihise Pintura (240 x 300 Cm ./Zm .)

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BÓ VEDA S/C ANC AK Bóveda Capilla de Santiago/ Santiago Kaperaren ganga Agiñaga Siglo XVI / XVI. mendea Bóvedas de Terceletes/ Tertzelete-gangak 610 X 520 Cm. Aprox. / 2m. Inguru Diego de Durana

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A txondoko Haretxa, EuskaI Herrian bizirik dagoen azken em ankortasun-zuhaîtza da. Bere 5 0 0 urteek trad izio a, erligio naturala, ekologia e ta jaia batu egiten d itu zte ^ gure aldetiko a rrêta e ta ardura gu ztiak m erezi dituen gizaki bizidun honetan.

Según los análisis palinológicos (polen fósil) de que disponemos, realizados en algunos yacimientos arqueológicos con los niveles de ocupación humana más antiguos en Euskal Herria, como son Arrillor (Gorbeia), Lezetxiki (Arrasate) e Isturitz (Nafarroa Beherea), detectamos la existencia de una fase climática de carácter templado y húmedo que permitió la expansión del bos­ que caducifolio entre los años 125.000 y 110.000 antes de Cristo. A pesar de que los datos polínicos resultan a todas luces insufi­ cientes para hacer una reconstrucción real del paisaje vegetal de entonces, podríamos incluir, entre otras especies, el roble, avella­ no, castaño, nogal, y por supuesto el pino.

Aprovecharon bien para su desarrollo, sin duda, una época intergiaciar de retirada de hielos y consiguiente bonanza climática.

Después de muchos altibajos durante el Paleolítico M edio y Superior, con recrudeci­

Caserío Olabeaga y sobre él la zona de Atxondo.

mientos ambientales extremadamente rigu­ rosos, llegó el Holoceno, periodo que com ­ prende los últimos 10.000 años de la histo­ ria de la Humanidad. Es durante esta época, en la que nosotros habitamos la tierra, cuan­ do las condiciones climáticas mejoran defini­ tivamente, permitiendo el desarrollo y la expansión del bosque caducifolio. Es este el momento en el que aparece el roble como especie term òfila que es. Su expansión se vio favorecida por las condiciones climáticas rei­ nantes y por el todavía débil impacto huma­ no sobre el paisaje vegetal de entonces. Así llegó hasta nosotros, y de él tomamos no sólo su madera para construir, su leña para calentar y sus bellotas para comer, sino tam ­ bién su espíritu recio y noble, del que cogi­ mos parte de nuestra propia identidad, refu­ giándonos bajo sus copas para tratar los asuntos del pueblo, de la religión y hasta de la fertilidad, com o es el caso que nos ocupa.

La primera noticia que tuve sobre el roble de A txondo la encontré en un artícu­ lo escrito por Antón Erkoreka para la revis­ ta Kobie (n° 5, 1991), titulado Ritos de Fertilidad. En uno de los apartados, dedica­ do a los árboles, hacía una escueta referen­ cia al único ejemplar de estas características que él conocía en Euskal Herria. Un verda­ dero árbol de la fertilidad al que acudían las mujeres de la zona para dar a luz a sus hijos, con el fin de que nacieran sanos y robustos.

Leído esto, la sorpresa y la pasión brillaron al unísono en un m om ento fugaz, antes de preguntarme si la vaguedad del dato pudie­ ra ser o no cierta, y de serlo (lo cual sería aún más importante), si se mantendría viva la leyenda, el lugar y el propio árbol en si mismo. Una llamada al técnico forestal de Diputación en O kondo, José M ari Angulo, me sacó de dudas al momento; roble, topó­ nimo y m ito existían, gozaban de buena salud y eran bien conocidos por la pobla­ ción del valle.

Ciertamente, mi entusiasmo creció ante la idea de tener en nuestro entorno un ver­ dadero fósil viviente, fósil en tanto en cuan­ to transmisor que era de las creencias de nuestros mayores de hace cientos de años, y viviente porque la sabia aún circulaba por su tronco después de haber mudado de hojas otros tantos cientos de otoños. Re­ presentaba el espíritu mismo del hombre, herencia directa de la mentalidad que ob­ servaban las sociedades prehistóricas. Es­ tábamos ante una de las pocas pruebas vivas de que la religiosidad natural había gobernado las vidas de la gente desde mu­ cho antes del advenimiento del cristianismo a nuestra tierra. Una reliquia del pasado que aún se mantenía en pie.

El Roble, árbol sagrado en la antigüedad Desde la antigüedad, muchas han sido las culturas europeas que vieron un parale­ lismo entre el renacer de la vida que se pro­ duce en la primavera y las mujeres donce­ llas y núbiles, verdaderas "señoras de M a ­ y o " o M aiatz anderea, como se las deno­

minaba en muchos lugares de Euskal Herria.

Así, en Navarra respondían al nombre de "reina y sauce" o erregiña ta saratsa, en relación al viejo rito de fertilidad unido al culto a los árboles. El árbol era un im por­ tante símbolo de fecundidaz y del renacer que, si bien estuvo estuvo muy asociado a la mujer, también sirvió en ocasiones para el hombre.

Uno de estos hombres fue el griego Ificlo de Tesalia, quien en su juventud sufrió ni más ni menos que de Impotencia. Ante ello, su padre Filaco consultó al adivino Melampo para que hallara el remedio a esa dolencia. M elam po sacrificó dos toros y, despedazándolos, los expuso a las aves carroñeras. Hecho esto, se quedó a escuchar las conversaciones de los buitres que devo­ raban los cadáveres. Contaban estos que, en otro tiem po, estando Filaco ocupado en castrar carneros, dejó el cuchillo ensangren­ tado ju n to a Ificlo, y el niño, asustado, tom ó el arma y la clavó en un roble sagrado. La corteza fue creciendo a su alrededor ocul­ tando completamente la hoja. Añadieron los buitres que si se encontraba el cuchillo y se preparaba una bebida con la herrumbre que

Dibujo de Pedro Bidania.

Recreaciรณn ideal de la fiesta del roUe de Atxondo

lo recubría, Ificlo sanaría después de tom ar­ se el brebaje durante diez días seguidos y tendría un hijo. El adivino M elam po encon­ tró el cuchillo, preparó la bebida e Ificlo fue padre de un niño al que llamó Podarces. El roble fue árbol sagrado en la Galia y Grecia antiguas como hemos visto, y sacerdotes y adivinadores interpretaban el ruido del viento al batir las hojas del árbol en el bos­ que com o si de un oráculo se tratara.

En la mitología celta también era sagra­ do el roble para varios de sus más impor­ tantes dioses masculinos: Dagda, Lugh y en especial Cernunos. En el roble crece el muérdago, planta de propiedades curativas venerada por los druidas, quienes durante ceremonias especiales recolectaban con una hoz de oro esta planta parásita y su fruto, cuyas bayas blancas eran consideradas "gotas de semen" de Cernunos, Dios de la Fertilidad y Señor del Bosque y de todas las criaturas. También entre los celtas el roble ha sido lugar de encuentro y reunión, y no pocos monasterios y ermitas fueron edifica­ das en el entorno mágico de ciertos robles y

robledales. Al hilo de esto, habría que decir que los antiguos germanos, analfabetos en su mayoría, dejaban a sus sacerdotes la interpretación de las runas y el saber de la ciencia en sus rituales. Tampoco tuvieron templos ni el alto grado de civilización de los griegos. Así y todo, su religión natural y sus ceremonias tenían lugar siempre bajo la protección de algún roble o fresno.

La historia de Atxondo De regreso a Euskal Herria y a la Tierra de Ayala nos sumergimos en O kondo, un pueblo que siempre sorprende por lo intrin­ cado de su paisaje y por las singularidades que en él se ocultan. Lo primero de to do era contactar con M anu Ulibarri, pariente de aquel otro famoso euskaitzale nacido en este valle en 1775 y llamado José Pablo de Ulibarri. M anu sabe muchas cosas de anta­ ño y, por supuesto, entre ellas está el roble de Atxondo. Amable y dispuesto a hablar, ahora lo tiene complicado debido a una operación sufrida en sus cuerdas vocales. La imposibilidad de comunicarnos me alejaba

de la infor^ádpnd^eada-, piensa rápldo> toma un cuad^nÜlD d^/tota^ eh erque me ■Í3ropone.c5 nUrio^qM|fca?y p(Sr esdftC.^Creo que e! téstimor^^espontá n ^ hombfe/.sensibilizadcr fen -ia .ti3díctórw^rece ser tc ^ rito liwVaIraente .1»»y p ^ rt^ lw d e r esa ^frescura próxima á I4 . . n ^ f a g ^ d ^ . Así^d^"^" habla" Maftu: yf ^étl 7 oble de> A tx o n d o 'e siíe h fe n a ii¿,!¿ a s .v íé ^ , y-.efa llan^adb i^ o ¡ dé/ia,i ? ,.boh O iepta-'tf h is tO íiv i--ír^ v é !^ '> .. á rti^ iV .nu,too 5 ^ntépáB4 dos; que l^^5rfi^eres;'del '• es-iVao^ v á W r^ J ^ e r ío s > j% Okondfej^'Ir^so del ^ \,'¿ a r r i( ^ ¿ ír ^ a b a l de Laudio, Prüdé ' ^ u s h i ^ a r l ^ b l e d b n d q ^ e í| r á l u c ^ f e f - '

. 'tílkJacf p k^ sB ^^ástag o ^/íj It^abj^n emba?%%^as ^ 4 ^ ibehó ^ r e , t ó ^ ciíando pddWiie'n' va hoja *de prirtiave'raT a'la.mayo- i esta l¿ o r en m^s de quince ría dé los /obles de Ayáia'. existieran fas carreterc¿.'-€Í X A tx o n d o .j^ -^ a ta b á dfe'^ia mitía crazáf hacia Laudio.' luego en un camino de carro a los vednos del barrig-de l í dornte bajaban los n ^ 's a •V . * lös ib e rio s Sagar4uí;,^G_^ A s p u r^ ' Udaeta, Afeskete ^ 5^-.- entrtf'ötfos. J u n to -a l^ R d i^ te y hoya donáé'le.hacra una Ja»leña qbe 'se^¿raía.<le ^ártx)l. Hac ísmoeharc ’ ^ ^ s carni as. ' transportar Imuy Atxondo ha si quetído en r^ ^ = — ^ í» ^ e estStcuando echa las d e s e rta la primavera -c o rn B H fla gé .el Rqble de A txondo está verd^'H áce • ^ hada una romena, «e'almot7abá, h txistu y tamboril, y baile, Desgradadémente hoy no se hace, haijféndose perdi­ do una bonita tra tfd ó n . El Roble hace lími­ te entre tres propietarios de terreno, habiendo surgidajalguna vez algún tip o de disputa por la pertetieijcla a uno u gtros.

Debería protegerse ^ ,c 4»d^r de su $alud.

la verdadera páíf^' naturaláia com o é sta ^ ^ :^ o ä q s ^ ■ ‘

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s de n, yino b fe lmboril p a^ ^ bjeéi ^iÚrreskC\ ' o, ni al tabari en ■ “ hijo de '‘ bien bajlg orno lo pero una fu errugirton , U nzag ajjl sa cercaría'y se colocaron as de madera alrededor del árbol. Allí |5asábam la mañana hasta 1 ^ \ x e ^ ^ la ta menos, en que s e .1 |í® a a ca ; losi fije ir

' ' Como v e n io í^ ^ M rá c te r era p uram en ^ fesSvo, lejo sentido ceremonial o ritual. L . de Q kondo, crtjíando el- río' ^ ^ e n jte de OISbeaga,. en d irIc S caseríos de A A ájkyai^. Antes de alto, to m a b a ^ 'a ’ mano izquierda éf; camino q u f descendía h a ^ Atxondo, o el fin de recyperarlo y rememorar et usciflfüe tuyo p a r^ tantos caseríos. Es más, d e ^ e Laudio, y esto aún se recuerda, veníáíV las. gentes poi* M afíójartu .a bajar al roble de Atxondo y af río. Izald^,._desde donde se­ guían su m á rg ii3^(jerecha haste el puente y torre de Zuíjj^bjíy^té.frqseguíán camino por la ennitá de Santp Águeda, ya en t^ rm ilw de Gordexda, p a r* alcanzar la m eta de ^ peregrinaje en otro santuario, d. de Saa Cosme y San Damián, santos m gy veneradQsIncluso desde ía distancia^'» ‘ ♦

AVMIA

Un patrim onio a recuperar La fiesta del roble de A txondo duró algunos años y después se extinguió.

M ucho antes se había extinguido ya el ver­ dadero sentido de este roble como símbo­ lo de la fertilidad, y es que nada permane­ ce como deseamos que permanezca. Es inevitable pensar en lo fácil que es hoy día romper la cadena de la tradición oral, con generaciones que apenas se juntan sino es para celebrar algún cumpleaños o unas bodas de oro. Cada vez serán menos las personas que recuerden historias como la del roble de Atxondo. y menos aún las que recapaciten sobre lo cerca que hemos esta­ do de perderla. Además, en la mayoría de los casos, al elemento espiritual y de tradi­ ción se le superpone un elemento materíal de enorme valor etnográfico o ecológico.

Un roble de acaso 500 años se debate entre la vida y la muerte, no ya como mito sino como ser vivo. Durante la primavera del 2001 le cayeron algunos pinos encima que le hicieron bastante daño en su copa.

No fue accidente natural, sino falta de sen­ sibilidad por parte de personas que valoran más la rapidez y economía en el trabajo que el respeto a la ecología y a la tradición.

En enero del 2002, con la luna del men­ guante, hubo de podarse por completo para paliar el mal estado en que se encon­ traba. Además, José M ari Angulo le aplicó un potente fungicida llamado bailetán en la zona de corte, una pasta que evitaría la entrada de humedad y la proliferación de hongos y plagas. No me corresponde a mi saber a quién o quiénes pertenece el árbol.

Aquí es fácil vivir Hemen erraza da bizitzea

sino preguntar si estamos dispuestos a cui­ darlo como ser vivo y anciano que es.

La Consejería de M edio Ambiente del Gobierno Vasco puso en marcha un censo de árboles singulares de Euskadi sus­ ceptibles de ser protegidos, para lo cual se crearon unas disposiciones especiales y se publicó un libro a manera de catálogo abierto. ¿El único árbol de la fertilidad vivo de toda Euskal Herria no debería estar den­ tro de ese listado? ¡Hagámoslo entre todos!

Seguro que una vez protegido no sería difí­ cil recuperar la fiesta.

Texto y fotos: JUANJO HIDALGO M iem bro de AVNIA

ROBLE PEDUNCULADO - H A R IT ^ lurMj^l. ..

»Especie i f M U p l ^ e v ^ u i y w d o incluso J SC X H iim R e « r f a ^ P n ^ W c a n z a r los de altura, )Mp|P^ u n t r ^ ' y sin ramíficctMj^ B 6Í^e za eioscura y resqu^rajáda en t ^ e j e m plan % edad, muy rica‘en taninos.,^* • Grandes hojas simples, alternas y m pecíolo m uy corto. El envés es mate 7 . verde, más claro que el haz, careciendo^ ambos de pilosidad. Los bordes son \oh\i/ lados. y V ^ • Flores u n is e x u a l^ ^ ^ e n c o n t r á n d i^ ambos signos, m a s c H B yJjJn^ipo,"eg|fel mismo árbol. /* ,.

• Los frutos del roble q ) H Í ^ s o n 1as beHotas, de un color p a m , tfif^'se pr]esi^ en grupos de dos^a t r ^ , sostenidas un 1 ^ 0 pedúnculo q u « t a r i j ^ ' ‘nombre.

• P r p ^ ;e suelos ^ m e o i m ^ M ^ l i d o s ^ 0 5 ien humus; Por eltovpjfiífcra zonas cajas y vaguadas. Le máa ios E stratos silíceos y arenosi se adapta bien a tos terrenos cafcár • ^ á is te bieh’e ì't ìV y las heladas, % e fe sobrepasar^alturas por^eniima tos 10 0 0 metros.

- -'^%í • Se asocia bien a otro tipo de frondosas^ formando bosque mixto con fresnos, ol> mos y avetlanos. El robledal propiamente dicho fue m uy abundante en Eusl^at Herria, pero hoy se encuentra en franca regresión, sobre todo en los valles cantá­ bricos. * • Madera noble de gran calidad. Dura y pe­ sada, muy resistente a los cam bas de humedad. Su leñ^es de alto poder calo­ rífico y el csfbón o b t o j^ ^ de él alimenl ' ^^hirante siglos \as f e r i i^ B vas( rd* importancia e tn o g r^j^^c u ltu ra l.

Art>or s a g r ^ o y m uy respetado. El de Gemika, Malato de tOiaondo yfero t^cí^Ípé n r o b j ^ p e d u n c u l^ d tt

LAUDIO

Laudioko Ermuko Andra Mariaren Santutegia Kultura Ondasii Jaurlaritzak. Akordioan, inguruko mugaketa eta eraikinen des Merezi du mendi erdian dagoen altxor hau bisitatzea.

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El departam ento de C ultura del Go­ bierno vasco aprobó, el pasado 4 de di­ ciembre, la Inscripción com o Bien Cultural del Santuario de Nuestra Señora del Yer­ mo, de Llodio, en el Inventario General del Patrimonio Cultural Vasco, con la catego­ ría de C onjunto M onum ental. El espacio ahora catalogado se localiza a apenas tres kilómetros del centro urbano. Para acce­ der a él por carretera es preciso to m a r una desviación, bien señalizada, en el barrio de Ugarte. Tras ascender una empinada cues­ ta, llegaremos al bello paraje. El trayecto no tiene pérdida puesto que el vial finaliza ju n to a la parroquia de Santa M aría del Yermo. Este tem plo, además de la cercana erm ita de San A ntonio, ha sido y es lugar de peregrinación, ta n to para los laudioarras com o para los vecinos de otras locali­ dades. De acuerdo con la resolución adop­ tada por la consejería presidida por M iren Azkarate, será el Ayuntam iento llodiano el encargado de proteger el Inmueble, con­ tem plándolo en su instrum ento de plane­ amiento urbanístico municipal.

A continuación y por su interés gene­ ral para toda la comarca, se reproducen los aspectos más destacados del acuerdo, publicado en el Boletín Oficial del Territorio Histórico de Álava de 8 de enero, incluida una exhaustiva descripción de los elemen­ tos que conform an el bello conjunto.

D E L IM IT A C IÓ N Á m b ito de la delim itación.

La delimitación incluye, por un lado, los propios edificios en sí, la iglesia de Santa María, la erm ita de Santa Lucía y la

AVNIA

torre exenta, y por otro, el entorno que los circunda.

Así, el área de la delimitación queda definida por los siguientes límites: al este por la línea que prolonga el hastial del case­ río junto a la ermita, al oeste por una línea paralela al pórtico de la iglesia en 40 metros, al sur por la explanada entre los caseríos, incluyendo la casa cural, y al norte por la curva de nivel de cota 500 metros hasta su Intersección con la línea paralela en 45 metros al muro de la nave de la iglesia.

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La iglesia de Santa M aría es de planta rectangular y consta de dos naves de dos tramos, con sencillas bóvedas de crucería y ábside ochavado. Se añaden diversas capi­ llas y una sacristía en los laterales próximos a la cabecera.

fondo, la nave principal de m ayor altura. El pórtico, al que se accede tras subir unas escaleras de tram o recto de piedra y pasar bajo un arco de m edio punto de entrada, se abre a una pequeña atalaya, mediante seis arcos de medio punto entre los que se sitúan pequeños contrafuertes de piedra.

Es un espacio previo de acogida con cubierta de madera a un agua y solado de piedra, donde se encuentra situada la p o r­ tada del templo. Esta portada se ubica en el prim er tram o y se accede por una esca­ linata semicircular de piedra, es abocinada con baquetones que no llegan al suelo y tiene tres arquivoltas apuntadas sin deco­ ración que son enmarcadas por una m ol­ dura conopial apoyada en ménsulas en el trasdós. En el extrem o oriental del pórtico, al fondo, se abre una capilla exterior, en la que en uno de sus muros figura una ins­ cripción con el año de su edificación, 1634. La fachada sur se caracteriza en su segundo plano, el m uro del tem plo, por los rosetones con tracería de cinco cuadrifo­ lios. Los rosetones del prim er y segundo tram o, uno en cada tram o, son similares, mientras que un rosetón ubicado en un tercer paño, es diferente en sus dim ensio­ nes, tracería, posición y form a. Una impos­ ta con m oldura recorre los dos primeros paños a media altura, mientras en el tercer paño desaparece.

Presenta su fachada principal hacia un espacio abierto elevado respecto el nivel de acceso. La fachada sur, y concretamen­ te el ángulo sudoeste, refleja los distintos volúmenes que form an la iglesia; en un prímer plano y de menor escala un pórtico, en un segundo plano la nave lateral con sus contrafuertes, y en un tercer plano, al

En la fachada oeste continúa el p ó rti­ co, a los pies de la iglesia, pero el soportal de arcos y contrafuertes es sustituido por unos pies derechos de madera con basas de piedra sobre un antepecho de mampostería. El solado del pórtico tam bién cambia pasando a ser, en parte, de cantos rodados. En el pórtico, se sitúa una puerta

Justificación de la delim itación.

La delimitación propuesta viene ju stifi­ cada por la necesidad de preservar los va­ lores ambientales, estéticos y visuales del entorno del Santuario de Nuestra Señora del Yermo. Forma parte de un entorno rural de baja densidad. La delimitación del entorno que resulta necesario para la debi­ da protección y puesta en valor del bien, Implica la protección de los espacios adya­ centes a la parroquia sin los cuales no se entiende su carácter originarlo, la unidad del propio conjunto, su configuración y su asentamiento sobre el terreno.

Por ello, esta delimitación incluye no sólo la edificación de la iglesia, la erm ita y la torre propiamente dicha, sino también el entorno que la rodea.

D E S C R IP C IÓ N El conjunto de Nuestra Señora del Yer­ mo está form ado por los siguientes bienes Inmuebles: la iglesia de Santa María, la to ­ rre exenta y la ermita de Santa Lucía.

de entrada a la nave principal del templo, con un sencillo arco apuntado de gran dovelaje y una m oldura en su parte infe­ rior. La nave izquierda, la principal, refleja exteriorm ente su m ayor altura, y luce un rosetón con cinco cuadrifolios y rosca con dos cabezas de animal, to do ello encua­ drado por un alfiz en la parte central del hastial, mientras la nave derecha, en un mismo plano pero de m enor altura, luce una ventana geminada con triforios. Una Imposta con m oldura recorre esta fachada, incluso en los tres contrafuertes existentes, uno recto central y dos diagonales en los ángulos.

La fachada norte es la trasera, y cons­ ta de un pequeño pórtico de pies derechos de madera con bases de horm igón sobre un m uro de mampostería. La cubierta del pórtico es una prolongación de la cubierta de la iglesia y cubre el muro de las capillas adosadas al segundo tram o y a la cabece­ ra. Una capilla no alcanza la altura de la cubierta, restando un espacio vacío sobre el techo de la misma. El muro de cierre de la iglesia es de poca altura debido al desni­ vel del terreno existente, salvo en el primer tram o donde no hay pórtico ni capilla.

La fachada este se caracteriza por un ábside ochavado de tres paños enmarca­

dos por los contrafuertes. Los paños late­ rales lucen ventanales que se abren en arco apuntado m oldurado con trasdós conopial y organizan la tracería con cuadri­ folios superpuestos. El tram o central no presenta vanos y una imposta con m oldu­ ra une los contrafuertes. Esta fachada muestra gran fragmentación debido a los anexos producidos por la sacristía y depen­ dencias anexas de menor altura en un late­ ral, con muros y ventanas de diverso tip o y construcción.

El interio r y la ilum inación Interiorm ente la iglesia consta de una nave de gran altura, a la que de manera subsidiaria se une una nave menor. La unión entre las dos naves se realiza mediante arcos levemente apuntados de diversa luz, al ser los dos tramos existentes de diferente longitud.

El tram o de los pies es de mayor longi­ tud, casi diez metros frente a los siete metros del segundo tramo. La anchura de las naves es de seis metros y medio la prin­ cipal y un m etro menos la secundaria. El tem plo se cubre con bóvedas de crucería gótica simple, con nervios de piedra y plementeria enlucida, salvo en algunos puntos del arranque de los nervios donde se obser­ va sillería. Los nervios descansan sobre columnillas, algunas de sección trilobulada, adosadas a los muros perimetrales y a los machones entre naves en el primer tramo, mientras en el segundo, descansan sobre ménsulas. El presbiterio se cubre mediante bóveda con nervios apoyados en ménsulas pétreas recogiendo la form a ochavada de la cabecera. En la nave menor surge una capi­

lla, como si se tratase de un pequeño tercer tramo, que se abre tanto a la cabecera como a la nave lateral. En el lateral norte, dos capillas diferentes y sin comunicación entre si se adosan a la nave principal, la más pequeña se une a la cabecera del tem plo y su acceso es un pequeño arco apuntado, mientras la m ayor se une al segundo tramo.

Desde el ángulo sudeste, en el altar, y sin ninguna relación espacial con la iglesia se accede a la sacristía, a unas dependencias auxiliares y a la capilla exterior relacionada con el pórtico sur.

La iluminación se caracteriza por los tres rosetones en la nave de m enor altura de la fachada sur, por los dos ventanales del ábside y en la fachada oeste por el rosetón, ju n to con el vano gem inado de la nave secundaria, donde se aprecian dos asientos de piedra practicados en el ancho del muro y canes de piedra empotrados a m enor altura. Existe un rosetón, situado en el lateral sur de la nave principal a la a ltu ­ ra de la cabecera, sin posibilidad de ilum i­ nar. Las capillas anexas al norte cuentan con una pequeña ventana cada una.

En cuanto a los materiales utilizados para los acabados, los muros presentan sillería arenisca ta nto interior com o exteriormente.

El suelo se cubre con parquet de madera, salvo en las capillas y cabecera, ligeramente elevadas, donde se usa piedra y parcialmente madera en el ábside. La cubierta es de teja de horm igón curva.

La torre exenta es una construcción independiente, próxim a a los pies del te m ­ plo y elevada sobre la colina en el ángulo noroeste.

Consta de un prim er cuerpo como base prismática rectangular esbelta, de aproximadamente 5 metros de altura, de piedra arenisca y con una imposta con m oldura que recorre to d o el prisma en las proximidades de su borde superior. En la parte trasera se localiza una pequeña por­ tada en arco apuntado con conopio, que da acceso a la escalera pétrea de caracol.

Junto a esta portada, a su derecha, existen unas inscripciones m uy desgastadas que dicen: alzóse 1647; reparóse en 1742. El segundo cuerpo de la torre es de menor espesor y altura, quedando levemente rehundido respecto a los planos del primer cuerpo. Es un volumen pétreo más liviano.

con una espadaña de dos huecos con cam­ panas, un balcón de hierro hacia el lado meridional y una cubierta de teja de gran vuelo como remate.

La erm ita de Santa Lucía se sitúa pró­ xima a la cabecera de la iglesia, en su fla n ­ co sur, a m enor cota y ju n to al cam ino rural de acceso.

La erm ita es de planta cuadrada de 10 metros de lado externo, es un volumen casi cúbico, con un contrafuerte en cada ángulo, que no alcanzan la cubierta a cua­ tro aguas de teja curva. En la fachada sur existe un rosetón de tracería gótica con cinco cuadrifolios y en la base de este paño hay un manantial de dos caños. Los paños norte y este son ciegos, existiendo un pequeño anexo en el últim o paño citado.

Hacia el oeste existe un pórtico de madera a un agua, sostenido por pies derechos de madera con bases molduradas de arenisca.

El pórtico recoge la portada apuntada con trasdós conopial y molduras sobre ménsulas, que caracteriza el acceso a la ermita, y desde el también se accede por unas escaleras de piedra hasta la explana­ da superior del pórtico sur de la iglesia. El interior es un único espacio cubierto por una bóveda de arista enlucida. El solado interior de la erm ita es de madera, m ien­ tras el pórtico esta encachado con cantos rodados form ando motivos espiraliformes.

La fábrica es de sillarejo revocado parcial­ mente, salvo la fachada oeste que es de sillería arenisca.

AVNIA y Departamento de C ultura del G obierno Vasco

Laudio Llodio

\ D IO K O H A R A N N O B L E A R E N U D A L A INTAMIENTO DEL NOBLE VALLE DE LLODIO

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AIARAKO KUADRILLA EGUNA DIA DE LA CUADRILLA DE AYALA • • • •

EKAINAK 1 JU N IO zatoz laudiora! ¡ven a llodio!

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Losa udalerriko lurretan, "La Petronila" izengoitíaz ezagutzen den Valcorta-ko Andra Mariaren baseliza dugu. Arrazoi batzuk direla medio, bertan egiten zen erromeriak entzute handia zuen urduñarren artean.

S ^ p s e m o s jp K este ajlículo va a tré sobre Nuestra Señora de Valcorta (s o b o nadie s ^ r á n a nos refemnos. Sn embargo, si añaÜÉsemos. que su titular «s Santa P é te o s más de un d i: f i‘ut aEá con los recuerdos de los días La fama de la-ermita de Sta. PoliuiiUa - o " LaPetraniia" « e m ^ « denomina_aquíy su romeáa-Éygp n de una extensión geo^ á ü c a inusitada y, k s devociones que generaba, al m aEgan de t odas las demás comarcas a ie ^ r ô s . se iï i ü r n con una ins¿liLi intensidad en O rduña y sos a k ie s de la iu r r t i de Ruzabal (^stendeika, Lendoñogoltia, Lendoñobeitia y Befemdia).

Hemos de hundirnos en h n r n in Edad M edia para intentar comprender el p^rgiÉ» de dicha devcs^m. Se cuenta q u ^ en una é p o c a i^ n a , una de la n g o s^ estaba asolando el norte de Ci»'tilh y avanzaba irremediablemente hacia B izkm , una tierrn demasiado necesitada de sus c o s e e ^ s como para no sentir pavor ante el Œ ta rro azote del destino. No contando con m ejor remedio, comenzaron a haeer ptegarias, suplicando a la siempre b en e frirtn n vñ^en, el fin de la æ ^ n a z a . Realmente (M }jo s n o r a r ^ » gran empeño porque, casualmen­ te, ia plaga m avanzó de los Ikoes d e la zona de Valcorta. Es deer, no afectó a fes te ra s bajas de Bizkaia. ák> fue interpretado como una intefts» sion de la Virgen de Valcorta, Desde e nto n ­ ces, nunca han faltado en su romería gran­ des grupos de "vizcaínos", que es com o aquí se les conoce. No sabemos si en con­ secuencia de aquel suceso fue edificada ta actual erm iU o si ya era venecada atti su imagen. De hecho, no pódeme» docum en­ tar siquiera si se trata de un s u c s o histórigo o no.

Al margen de creencias varias, lo que sí parece realmente m ilagros© -^ el hecho de que dicha leyenda haya sido fa»nsmitidairie generación en geneiaeión durante varios siglos. Hoy tan sók> unos p o o y; ia conocen.

Nuestra Señora de Valcorta tom a su nombre de un anexo pueblo, hoy desapa­ recido y del que no queda rastro alguno.

Formaba ju n to a Aostri, Ozalla, Mambriga, Fresno, Villalambrús, San M artín, Llorengoz y Viliaño la denominada Junta de San Martín. Actualm ente, se encuentra dentro del municipio del Valle de Losa, formado por veintisiete núcleos de población proce­ dentes de la citada Junta de San M artín, así como de las de Río y Villalba. A ellos hay que sumarles algunos de la Junta de Oteo.

Podríamos decir que, en gran medida, se trata de tierras de repoblación medieval aunque la importancia de la presencia hu­ mana ya haya sido atestiguada ta n to en la romanización como en la prehistoria. En cualquier caso, tras la leyenda parece ocul­ tarse algo más y cuyo planteamiento en sí, puede levantar viejas heridas que nunca parecen querer cerrarse.

Existen varios indicios culturales, lin­ güísticos e incluso históricos para pensar que la comarca citada ha estado en la órbi­ ta del Señorío de Bizkaia. De hecho, las ale­

gaciones en las eternas disputas por los pas­ tos. la presencia de la cerca de Viliaño -p e ­ queñísimo territorio orduñés en dicho valle de Losa y que será próximamente tratado en AV N IA-, toponim ia, etc. parecen suge­ rirlo así.

No sería por tanto extraño que importancia que para los orduñeses tiene romería de Sta. Petronila no sea sino reflejo de una más antigua territorialidad de un uso común de dichas tierras.

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La ermita se encuentra enclavada en un lugar de no excesivamente fácil localización y al que se accede, principalmente, desde el cercano Llorengoz. Por su parte, los habi­ tantes de Orduña se han valido principal­ mente de dos rutas; ios de la ciudad -la O rduña propiamente d ic h a - usaban el camino denominado de la Peña Vieja o de G oldetxo para, dejando a un lado el Txariazo, ir por Pozolagua hacia Llorengoz.

Los de las juntas administrativas de Ruzabal lo hacían principalmente a través de Ponata o M enérdiga para, por M ojón Alto, descen­ der a Valcorta.

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ER M ITA Las sensaciones de solidez y firmeza rezuman por la ya deteriorada ermita de Valcorta. Su aspecto exterior es más robus­ to y de una magnitud mayor al que podría­ mos esperar en un templo de montaña.

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Diseñada en forma de " L " , en el menor de los lados se ubica la sacristía. En el cen­ tro del mayor y en su flanco meridional se abre el acceso principal, consistente en un arco de medio punto. No parece haber sido el único ya que existe otro, hoy cegado, abierto hacia el norte, Nada más adentrarnos en el templo nos impresiona su riqueza interior. Una serie de arcos dan belleza a un conjunto cuyas pare­ des y techo se rematan con dibujos geomé­ tricos variados. En el extremo occidental, un sólido coro desde el que poder disfrutar mejor del impresionante templo. Subidos en él. nos sorprenderá la disposición del altar o altares mayores.

En efecto, la parte frontal tiene una dis­ posición extraña: el altar mayor se ubica a la izquierda al fondo y el otro, secundario, más adelantado y a la derecha. A la vista del conjunto, podemos decir que el templo de Ntra. Sra. de Valcorta es uno de esos lugares en que tenemos la sensación de que la realidad y la historia es infinitamente más rica que lo que los restos materiales nos permiten observar.

En uno de los altares se sitúa la bella imagen de "La Petronila", como aquí se la conoce. Con una policromía recientemente restaurada, se trata de una interesante im a­ gen medieval en la que se representa a la Virgen sentada con el niño en brazos. Por razones de seguridad, tan sólo está aquí el día de la romería: no olvidemos que desde la desaparición del pueblo de Valcorta esta zona se ha convertido en un auténtico des­ ierto. Así, el resto del año. la talla está guar­ dada en Villalba de Losa.

SANTA PETRONILA Como se aprecia en el primer golpe de vista el nombre Petronila está derivado del de Pedro. De hecho, según la hagiografía cris-

tiana, Santa Petronila fue la hija natural de Pedro, el primer pontífice de la iglesia católi­ ca. Posteriormente, la rígida moral eclesiásti­ ca pretendió suavizar el hecho de que San Pedro fuera padre biológico y, de común acuerdo, se obligó a suponer que Santa Petronila era tan sólo una hija "espiritual".

Al parecer, Petronila era un bella y atractiva joven. El gobernante romano Fiacus pronto se percató de sus encantos y se encaprichó con ella. Así, en contra de la voluntad de la joven, se decidió su obligado m atrimonio. Para ello, fijaron el plazo de tres días, período que la joven pasó entre lloros, ayuno y rezos. Al tercer día, tras tom ar la comunión, falleció, habiendo man­ tenido íntegra su virginidad.

Mezcla de una historia infinitamente repetida, de la ingenuidad medieval y de la asfixiante moral católica de la época, surge la figura de Santa Petronila que, cosas de la vida, ha llegado hasta nosotros.

LA ROMERÍA. El día adjudicado a la festividad de Santa Petronila es el del 31 de mayo. Actualmente, el éxodo del campo a la ciudad ha hecho que su celebración se traslade al dom ingo más cercano a dicha fecha. Es decir, este año de 2003, se celebrará el 1 de junio.

Hoy en día no son demasiados los que acuden a la bonita celebración consistente en una misa y en un modesto baile en Llorengoz. Los más animados lo completan con una sugerente comida al aire libre.

A pesar de lo digno e interesante de la actual romería todos añoran la grandeza de lo que fue hasta no hace demasiado.

De cada pueblo partía una columna encabezada por el sacerdote y sus fieles.

Así, en la campa anexa ^ o y cerrada de vegetación- se juntaban hasta trece pue­ blos diferentes. Bueyes, caballos o burros eran habituales medios de transporte para llegar a aquellos puntos que desde el ama­ necer e incluso desde la noche anterior habían reservado las rápidas avanzadillas enviadas con tal fín.

Los vizccunos -es decir, los orduñesesllevaban su propia música hasta la enmita.

Los de Llorengoz, por el contrario, la deja-

ban en las eras de su pueblo. Separados, se hacían dos grandes fiestas paralelas hasta pasado el rosario. Era entonces cuando los orduñeses acudían al pueblo, a unos veinte minutos de camino. Pronto afloraban las viejas rencillas en un ambiente ya de por sí tenso. Cuando los losinos pedían las chicas de los vizcakios con la intención de bailar - lo que aquí se corKxáa como "pedir el fa v o r " - saltaba la esperada chispa de la polémica, con graves consecuencias en muchasocasiones.

R ealm site, el asunto de baile no era sino la disculpa perfecta para resolver "más popularm ente" las arraigadas polémicas, aún hoy en día persistentes, gestadas en problemas de territoñalidad y que nos rea­ firman en lo expresado más arriba.

A pesar de I s discusiones, nunca se pudo negar el café a ninguno de los visitan­ tes,-tina costumbre cumplida con todo rigor por varias familias de Llorengoz y que efa parte in d is p e n ^ le de la fiesta.

Pero el sabroso y estimulante brebaje no fue suficiente para mantener la grande­ za de la fiesta. El acrecentamiento de las refriegas ha sido la explicación más corrien­ temente dada a la decadencia de la festivi­ dad. Probablemente, existan otras mucha razones de diferente índole, similares a las sucedidas con otras romerías.

En cualquier caso, la tradición se repite, debilitada, año tras año. Una romería que parecen habeife vivido como suya, tanto "los vizcaínos" como de los de Losa. De hecho, su fecha es un pequeño hito en el calendario propio de la sierra: ha servido y sirve para marcar, entre otras cosas, una referencia de subida de los rebaños de ove­ jas a la sierra. De los rebaños de esos últi­ mos páistores de O rduña y cuyos ojos brillan al hablar de aquella fiesta de La Petronila, su Petronila.

Texto y fotos: FÉLIX MUGURUZA M ONTALBÁN

Ayuntamiento de Orduña -:A'-

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MĂ S ESTELAS

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ik z oneral aren a re esk

Com entábam os en las muchas presentaciones de "Aunia" que uno de sus objetivos era el de incentivar la coordinación cultural zonal.

El mejor de los ejemplos pudiera ser el de las estelas. El artículo publicado en el número 1 parece haber sido un au­ téntico revulsivo. No sólo se han dado a conocer aquellas prácticamente igno­ radas hasta el momento sino que ha servido para que nuestros lectores nos comuniquen la existencia de otras nue­ vas. Así, hemos pasado de una comar­ ca en la que podía decirse que no exis­ tían estelas a otra situación en la que dichas piedras forman una nada des­ preciable parte de su patrimonio.

La primera de la que tuvimos noticia fue de la aparecida en el barrio Urruti de Delika (Am u­ rrio). Nos comunicaron su existencia Fernando Rodríguez y Aurelio Pinedo. Ha apare­ cido recientemente al derribar el muro de una casa. Es en sí, un disco calizo de 35 cm. de diámetro y 14 de grosor en el cual, en ambas caras, aparece grava­ da una cruz griega. Se aprecia el punto de ruptura con su pié, hoy desapareci­ do. Por haber estado protegida del aire y la humedad su estado de conserva­ ción es Impecable y aún se aprecian perfectamente los maestros golpes de cincel.

DIBUJO: JAVIER

‘ Inventarío de arquitectura rural alavesa

La segunda de ellas se encuentra localizada en el altivo barrio de Onsoño, en la parte superior de Bergantza (Amurrio). Su existencia nos fue com unicada por Abel Marañón. Se trata de un disco de arenisca de 33 cm. de diámetro en cuyo interior se labraron unos motivos decorativos que se ase­ meja a una flor de seis pétalos. El conjunto en sí es de gran belleza.

Desgraciadamente, no podemos ver su reverso aunque podemos suponer que se trate de una cruz.

Está in cru sta d a en la escalera e x te ­ rio r d e u n a casa palaciega e d ifica d a en 1 8 8 8 y c u y o n o m b re del b a rrio p od ría estar re la cio n a d o con la estela en sí; K ruzialde. Los vecinos y p ro p ie ta rio s, nada saben de su p rim itiv o o rig e n si bien es e v id e n te q u e fu e re u tiliza d a en esta co n stru cció n que d a ta de fin es del XIX.

La te rc e ra estela se e n c u e n tra en el b a rrio

de

A r b ie to

(U rd u ñ a ), in c ru s ta d a en un m o d e rn o g a ­ raje

del q u e

fu e ra

p a la cio de los m a r­ queses de O laso. De tip o lo g ía m u y p a re ­ c id a a las a n te rio re s, su d is c o m id e 3 2 cm . de d iá m e tro y en él se h alla lab ra d ¿ u n a cruz griega.

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Estela de Arbieto (Urduña)-

su prim itivo origen estuviese en la supuesta necrópolis anexa al tem plo de San Martín de Arbieto, antiquísima parroquia de dicho barrio y cuya demolición se ordenó en 1722.

Actualm ente está Incrustada en una moderna edificación de ladrillo y cemento.

Como dato curioso podría comen­ tarse la existencia de otra bella cruz labrada en uno de los sillares del pala­ cio. en el esquinal próximo a estela.

Quizá lo más interesante de esta estela realizada sobre piedra arenisca sea el hecho de haber conservado el pie, de unos 30 cm de largo, dotando al conjunto un porte elegante. Su loca­ lización nos fue facilitada por Gorka Larrea y su abuelo Lorenzo Larrea. Éste cree recordar -to m ó parte en su trasla­ d o - que fue traída junto a la pila bau­ tismal desde una hoy desaparecida capilla en la zona de La Muera. Por la datación de la estela, probablemente

Nos ha sido comunicada, además, la presencia de otra estela en el barrio Pardio de Amurrio. Se trata de un blo­ que rectangular de 50 cm de alto por 30 de base en el que aparece una cruz.

Más bien parece haber sido realizado con la función de cerrar una pequeña ventana y con cierto gusto decorativo.

Si bien no puede desecharse dicha posibilidad, pensamos que no se trata de una estela en sí. Su existencia nos fue comunicada por Abel Marañón.

También gracias a los lectores po­ demos corregir algún flagrante error que apareció en el artículo precedente: el alto sobre el que se asienta la bella ermita de Goikoana no pertenece a Uzkiano -co m o por error apareciósino al cercano pueblo de Oiardo.

Eskerrik asko, bada, guztioi.

A V N iA

EL H IJO DEL PASTOR ROBERT LAXALT Y LOS VASCOS DE NO RTEAM Ã&#x2030;RICA

R obert Laxait, A m eriketara jo a n zen Z u b e ro ako artzain baten sem e id azie a. Bere id azkie k d u in tasu n e z ja n tzi zuten artzainen b izim o d u a, egi bihurtuz bere "am ets am erikarra"

\ padre era pastor, y la m on­ taña, su hogar". De asta manera tan senci­ lla, pero a la vez tan expresiva, comienza Robert Laxait 'Dulce tierra prom etida' (Sweet Promised Land, 1957), la obra que consiguió que los norteamericanos "descu­ briesen" a los vascos emigrantes en aquel país. Robert Laxait (1923-2001) había nacido en Alturas (California) en el seno de una familia vasca que había emigrado al Oeste americano desde Iparralde a princi­ pios del sigk) XX (su padre, Dominique, procedía de Zuberoa, mientras que su madre, Thérése era originaria de la Baja Navarra). Robert { “ B ob") Laxait alimentó desde su Infancia, que transcurrió mayoritariamente en Nevada, su peculiar "sueño americano": convertirse en escritor. Sin embargo, durante su juventud, y a pesar de su educación universitaria (primero, en Santa Clara, California, y después en Reno, Nevada), el propio Laxait pareció dudar de sus posibilidades de éxito como escritor, fundamentalmente debido a sus orígenes humildes (su padre era el clásico pastor vasco del Oeste americano, mientras que su madre regentaba un pequeño hotel), a su residencia en Nevada, un estado semirrural, y a sus escasos conocimientos en torno al m undo literario. De hecho, duran­ te algún tiem po Laxait se mostró bastante escéptico sobre sus posibilidades de éxito y llegó a escribir frases como las siguientes: "Soy hijo de un pastor y estoy llevando a cabo un experimento muy interesante: ¿cuánto tiem po tarda un escritor en m orir­ se de ham bre?". De ahí que Laxait, duran-

Monumento al pastor vasco de Nestor Basterretxea

te la primera mitad de los años cincuenta, se dedicase preferentemente al periodismo, colaborando con diversos medios locales y agencias estatales, aunque no llegó a relegar nunca al olvido a la literatura, su primera pasión, y logró publicaren 1953 una peque­ ña colección de relatos breves sobre el pasa­ do violento de Nevada, T he Violent Land: Tales the OId-Timers Teli’ (La tierra violenta: historias que cuentan los viejos).

Irónicamente, Robert Laxait comenzó a hacer realidad su "sueño americano" origi­ nario cuando visitó por primera vez el País Vasco en 1953, acompañando a su padre, quien regresaba de form a temporal a su tierra natal, tras 47 años de pastor en el Oeste americano. La estancia de los Laxait en Euskal Herria fue bastante breve, de apenas dos meses, y se redujo práctica­ mente a Zuberoa y la Baja Navarra, pero dejó una huella significativa en ambos hombres. Para Dominique Laxait supuso una experiencia sumamente emotiva, don­ de la alegría por el reencuentro con viejos amigos y familiares y es­

cenarios entrañables, a menudo se entre­ mezcló con la añoranza de seres queridos ya desaparecidos y con la dolorosa realidad de sentirse extraño en su propia tierra. Para Robert Laxait, esta visita al País Vasco supu­ so su primer contacto directo con sus raíces, con la tierra y la cultura de sus antepasados, y una fuente de conocimiento sumamente valiosa sobre la vida de su padre, quien has­ ta entonces, debido a las continuas ausen­ cias del hogar familiar derivadas de su oficio de pastor en las montañas de Nevada, había sido una figura un tanto distante, tan­ to para Bob como para sus cinco hermanos.

Esta estancia de los Laxait en el País Vasco dio origen a 'Dulce tierra prometida', una obra en la que Robert recurre a dicho viaje como hilo argumenta! para recrear no sólo el retorno de ambos a sus orígenes vascos, sino también la vida de Dominique como pastor en el Oeste americano. De hecho, y a pesar de que algunos episodios de esta obra puedan estar un ta nto novelados, se debe considerar a 'Dulce tierra prometida' como una biografía de Dominique a través de la cual Laxait rinde homenaje tanto a su padre como a los vascos emigrantes en Norteamérica en general.

El éxito de público y crítica obtenido por 'Dulce tierra prometida' no sólo relanzó la carrera literaria de Laxait, sino que con­ tribuyó significativamente a una mayor visi­ bilidad y aceptación social de la diàspora vasca en los Estados Unidos. En efecto, aunque el libro fue a menudo considerado como una brillante metáfora de la inmigra­ ción en general y muchos inmigrantes en América se identificaron con la historia de Dominique, 'Dulce tierra prometida' consti­ tuyó, sobre todo, una reivindicación de la figura del emigrante vasco en aquellas tie­ rras. La obra rescataba así del olvido a un grupo étnico minoritario en Norteamérica, en una época en la que la diversidad cultu­ ral se había sacrificado a menudo en aras de la uniformidad y en la que la vinculación habitual de los vascos al pastoreo llevaba con frecuencia implícita su escasa conside­ ración social, particularmente por parte de los "cow boys", héroes tradicionales del Oeste americano y principales competido­ res de los pastores vascos por el agua y los pastos. El éxito de Dulce tierra prometida, unido a la progresiva apertura de la socie­ dad norteamericana hacia el reconocimien­

to de la diversidad étnica existente en su seno, propició la celebración del Primer Festival Vasco del Oeste (Reno, 1959) y la creación en 1967 del Programa de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada (hoy.

Centro de Estudios Vascos), considerado actualmente como el mayor centro de investigación en el extranjero dedicado a la cultura vasca. El propio Laxait desempeñó un papel de prim er orden en la organiza­ ción de ambos eventos, pilares de la d ifu ­ sión de la identidad y tradiciones vascas en los Estados Unidos.

Tras la favorable acogida dispensada a 'Dulce tierra prometida', Laxait consolidó su posición como portavoz literario de los vascos de Norteamérica con diversas nove­ las sobre los pastores del Oeste americano y sus descendientes, donde Laxait emplea con frecuencia su habitual combinación de sobriedad estilística, lirismo y humor. Entre dichas noveléis destaca su trilogía semlautoblográflca sobre la familia 'Indart, com ­ puesta por The Basque H o te l' (El hotel vas­ co, 1989), novela de carácter iniciático nominada al Premio Pulitzer de Narrativa, Child o f the Holy Ghost (Hija del Espíritu Santo, 1992), obra en la que Laxait rinde un especial homenaje a su madre a través del personaje de M aitia, y The Governor's

Man-sion (La residencia del gobernador, 1994), relato inspirado en la carrera política de su hermano Paul, elegido gobernador de Nevada en 1966 y senador en 1974. Laxait además escribió diversas obras ambienta­ das en el País Vasco, tanto de ficción como de no ficción, en las que explora el modo de vida tradicional en el medio rural, desde su peculiar perspectiva vasco-norteamericana y basándose en las experiencias acumula­ das durante dos largas estancias en los años sesenta en Euskal Herria, junto a su mujer y a sus tres hijos. Una de estas obras, la nove­ la breve A C up of Tea in Pamplona (Una taza de té en Pamplona, 1985) también fue nominada al Premio Pulitzer Ciertamente, Laxait no se limitó a los temas vascos y mostró su versatilidad como escritor con obras com o A Man in thè W heatfieid (Un hombre en el trigal, 1964), una novela sobre la lucha entre el bien y el mal en el seno de una comunidad de italianos inmi­ grantes en el Oeste, o A Prívate W ar (Una guerra privada, 1998), un relato autobio­ gráfico sobre las experiencias de Laxait en África durante la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, Laxait pasará a la historia lite­ raria por sus obras de temática vasca, espe­ cialmente acerca de la diàspora en Nor­ teamérica. De hecho, hoy por hoy se le puede considerar como el mejor intérprete literario en lengua inglesa sobre los vascos.

Además, su obra ha propiciado un crecien­ te Interés por los vascos entre los escritores norteamericanos, algunos de los cuales son también descendientes de vascos. Tal es el caso, por ejemplo, de Frank Bergon, autor de tres novelas neorrealistas protagoniza­ das por vasco-americanos, de Monique Laxait, hija del propio Robert y autora de la brillante novela intimista The Deep Blue M em ory (Aquel recuerdo azul intenso, 1993), o de Gregory M artin, cuya exitosa obra autobiográfica M ountain City (20CX)) acaba de ser traducida a! castellano.

El prestigio literario de Laxait en los Estados Unidos contrasta vivamente con la escasa atención que hasta fechas bien

recientes se ha prestado entre nosotros a la obra de este autor vasco-norteamericano, especialmente teniendo en cuenta que nue­ ve de las diecisiete obras de Laxait pueden calificarse como de vascas y que otras seis contienen alguna referencia a personajes, escenarios o motivos vascos. De hecho, hasta el mom ento sólo se han publicado aquí dos libros de Laxait: A Cup o f Tea in Pamplona (traducido al euskera como Kafea hartzea Iruñean, 1986) y Dulce tierra prometida, cuyas versiones en euskera (Dominique: artzain xiberotar bat Nevadan, 1988) y en castellano (2000) llegaron ade­ más con bastante retraso con respecto a la fecha de publicación de su original en ver­ sión inglesa (1957) o de sus traducciones al alemán (1959) o al francés (1972). Por ello, sólo cabe esperar que nuestras editoriales sepan llenar pronto este vacío literario y a través de nuevas traducciones nos den a conocer el valioso legado literario de Laxait en toda su extensión.

Texto y fotos: DAVID RÍO RAIGADAS D o c to r e n F ilo lo gía Inglesa P rofesor de L ite ra tu ra N o rte a m e rica n a de la U P V /E H U en V ito ria -C a s te iz

PARA SABER MÁS DOUGLASS, W illia m A. y BILBAO, Jon: Amerikanuak: los vascos en el Nuevo Mundo.

Traducción de Román Basurto. Bilbao: UPV/EHU. 1986.

LAXALT, Robert: Kafea hartzea Iruñean. Traducción de Xabier Mendigaren Bereziartu. Donostia: Elkar, 1986.

Dom inique: artzain xiberotar bat Nevadan.

Traducción de Xabier Mendigaren Bereziartu.

Donostia: Elkar, 1988.

Dulce tierra prometida: un pastor vasco en el Oeste americano. Traducción de Maíte Puignau en colaboración con Rosiyn M . Frank. Prólogo de David Río. Donostia: Elkar, 2000.

MARTIN, Gregory: M ountain City. Traducción de Ismael Attrache. Madrid: Debate, 2001.

RIO, David: "Retrato de un escritor vasco de Nevada: Robert L a xa it", RIEV (Revista Internacional de los Estudios Vascos), 4 5 ,2 , 2000: 599-621.

Robert Laxait: la voz de los vascos en la literatura norteamericana. Bilbao: UPV/EHU, 2002.

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Iritx u s i kalea, 4.

0 1 4 7 0 - A M U R R IO (A ra b a ) T fn o a .- Fax : 9 4 5 8 9 08 46

EL QUESO DENO M INAC DE ORIGEN

ID lAZAB AL

Balio h a n d ik o a izan d a g a z ta m u n d u k o z ib iliz a z io g u z tie ta n . Eta g a rra n tz ia z e u k a n a p la z e r -itu r ri b ih u rtu za ig u e g u n g o gizartesi^ naz e z a g u tz e n du g u g u re e s k u a ld e a n e s k u a rk i e g íte n d ire n ardi d ire n b e re e g íte k o p ro z e s u a k e ta , b a te z e re , b e re osotasunean

b iz ira u p e n e ra k o e z ĂŹn b e s te k o " Id ĂŹa z a b a r' ja to r r i-iz e n d a p e gazta. Ikus d itz a g u n z e in tz u k g o za tze k o ja k in b e h a rre k o a k .

Desde el Neolítico, sin apenas variacio­ nes a lo largo de más de ocho mil años, pas­ tores y ovejas han seguido las viejas rutas determinadas por las estaciones: los pastos de altura en primavera, verano y otoño, y los valles durante el invierno, a fin de apro­ vechar un alimento natural que sigue un ciclo inmutable. A partir de esos pastos las ovejas producen leche, que los pastores transforman en queso para poder conservar en buen estado durante largo tiempo las proteínas y las grasas de la leche.

En Euskal Herria las ovejas son de raza latxa y latxa-carranzana. La oveja latxa es de tamaño mediano m uy bien adaptada a nuestra geografía, muy buena transforma­ dora de pasto en leche, que pare al principio del invierno uno, dos y hasta tres corderos.

Una oveja da al año 120 litros de leche y se necesitan aproximadamente 7 litros de leche para la elaboración de un kilo de queso debidamente madurado.

La Denominación de origen Idiazabai nació en 1987 para defender a los elaboradores de queso de la zona de los de otras zonas que, haciendo quesos sin las mismas cualidades, pretendían hacerios pasar por quesos de Idiazabai. Así pues, el nombre de Idiazabai sirvió para aglutinar a todos los quesos que se elaboraban en Euskal Herria con las siguientes características: 1 - La zona de producción y elaboración de la leche y el queso es Euskadi y Navarra.

2Sólo se puede utilizar leche cruda de oveja latxa o carranzana.

3- Coagulación enzimàtica (se utiliza cuajo animal).

4- Curación mínima de dos meses.

La form a de un queso de Idiazabai es cilindrica y su tamaño ligeramente variable (de 8 a 12 cms de altura, de 10 a 30 cms de diámetro y de 900 grs a 3 kgs de peso).

Todos están numerados individualmente en la corteza y llevan un distintivo en la etique­ ta con el nombre IDIAZABAL sobre un fo n ­ do rojo.

Proceso de elaboración La leche pura de oveja sin ninguna transformación previa (leche cruda) se ca­ lienta suavemente en cubas de acero inoxi­ dable hasta alcanzar una temperatura de 30®C. Se añade el cuajo, que es habltualmente el estómago del cordero lechal, lim­ pio, seco, triturado y mezclado con sal. La leche se cuaja en unos treinta minutos (según la acidez de la leche y la época del año) hasta form ar una pasta elástica que se corta con una lira de acero inoxidable en trocltos del tamaño de un grano de maíz. A fin

de facilitar el desuerado, se agitan lentamen­ te los granos y se eleva la temperatura de la cuba poco a poco, hasta llegar a los 37®C. Con ello se extrae la mayor cantidad posible de suero y se conservan las sustancias ali­ menticias: grasas y proteínas.

Cuando los granos se han endurecido suficientemente, se interrumpe el calenta­ miento y se deja que estos granos caigan al fondo de la cuba, cubiertos por el suero. En el momento de introducir la pasta en los moldes se procede a marcar cada queso con un número. Inmediatamente después se ponen los quesos en la prensa. Tras la pren­ sa, los quesos pasan a la salmuera (baño de sal y agua) unas 10 horas. Posterionnente se afinan en una cámara de maduración a una temperatura de 10®C y una humedad del 9 0% , durante un período de 60 días míni­ mo.

En el queso de Idiazabal el ahumado es práctica habitual pero también se puede pre­ sentar sin ahumar. El ahumado viene de cuando los quesos se elaboraban en las cha­ bolas de los pastores, que tenían continua­ mente encendido el fuego de la chimenea.

Allí se secaban y, por lo tanto, se ahumaban, igual que todo el interior de la chabola.

Ahora se sigue manteniendo el ahumado por ser fieles al aspecto y al sabor tradicional del queso de pastor Durante los últimos cinco mil años no ha variado la fórm ula de elaboración de un Idiazabal. Lo que sí ha cambiado ha sido la higiene, el cuidado, la tecnología y los cono­ cimientos de los elaboradores, mucho más

científicos, sin por ello dejar de ser tradicio­ nales.

Si las ovejas paren a principios del invier­ no, podremos disponer de leche para hacer queso desde enero hasta mediados de julio, mes en el que las ovejas vuelven a quedarse preñadas. A lo largo de estos siete meses la naturaleza cambia notablemente y los pastos varían sin cesar La variedad de los pastos produce una leche constantemente diferen­ te, lo que hace que el sabor del queso de cada pastor se altere agradable y sutilmente a lo largo de la temporada.

Por otro lado, la situación de los caseríos de los pastores no responde siempre a las mismas características climatológicas. Existen diferentes microclimas que implican distintos pastos y, por consiguiente, múltiples matices en la leche. Ello hace que los quesos de denominación de origen Idiazabal presenten matices diferentes, lo que siempre supone una agradable sorpresa gastronómica.

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Características Parámetros a tener en cuenta para ana­ lizar sensorialmente un queso de Idiazabal: 1- Forma; cilindrica, proporcionada, regular, caras sensiblemente planas y talones ligeramente convexos.

2- Corteza: dura, lisa, sin marcas de agentes extraños, color homogéneo desde el amarillo pálido hasta el pardo oscuro en quesos ahumados.

3- Color de la pasta: homogéneo en cada queso, variable de unos quesos a otros desde el marfil hasta el amarillo pajizo.

4- Ojos: repartidos al azar, no muy numerosos, de forma irregular y ausencia de grietas.

5- O lo r a leche de oveja evolucionada, penetrante, limpio, picante débil, ácido varia­ ble. dulce débil, ausencia de olores extraños, a humo (en los quesos ahumados).

6- Textura: elasticidad débil, cremosidad y firmeza media, y gránulos m uy ligeros.

7- Saben equilibrado e intenso a leche de oveja madurada, cuajo, picante débil, limpio, dulce y ácido débil, salado débil y ausencia de amargor.

8- Regusto: continuidad respecto al sabor, persistente.

La temperatura idónea para degustar el Idiazabal es de 18®C, lo que implica que hay que dejar el trozo que vamos a degustar fue­ ra del Wgorífico. No es aconsejable congelar los quesos, primero porque al descongelarlos su consumo tiene que ser inmediato y, ade­ más, porque la textura se descompone. A los

que se guardan en el frigorífico se les nace un moho exterior, algo absolutamente normal que no significa deterioro. Basta con limpiar­ lo bajo el grifo con agua y un estropajo, y secarlo bien antes de partirlo.

Si partimos el queso en cuñas o triángu­ los, lo repartiremos y degustaremos m ejor Antes de comer un Idiazabal hay que delei­ tarse con su exquisito olor láctico. El queso con denominación de origen Idiazabal es un alimento excepcional, muy completo y rico. jDisfrutémoslol.

JOSÉ RAMÓN AGIRIANO Comité de Cata de Denominación de Origen Idiazabal

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Planta m uy conocida y frecuente en nuestros campos y huertas. Tal vez poco uti­ lizada para lo interesante de sus propiedades y efectos terapéuticos. Quién no conoce el diente de león o amargón, también llamado en otras zonas "lechiriega" o "meacamas", nombre que le viene al dedo puesto que es un excelente diurético. Planta tan abundan­ te que en primavera se llenan nuestros cam­ pos con sus flores grandes y amarillas. Sus hojas, forman una densa roseta, y son muy aserradas o dentadas. Tiene una raíz grande y carnosa que al romperse desprende un látex blanco y amargo. M uy abundante en clima húmedo, fuerte y con gran facilidad para reproducirse por sus semillas: acordaos de los "abuelitos".

Planta famosa en Centroeuropa por sus curas de primavera con esta planta, que des­ graciadamente por nuestras tierras utiliza­ mos menos de lo que debiéramos. Es un excelente diurético y depurativo, que gracias a sus amargos estimula la función hepática y de la vesícula, por lo tanto muy interesante utilizarla en el colesterol y cálculos. Por sus efectos depurativos y antiinflamatorios tam ­ bién se utiliza en artritis, reuma, ácido úrico, enfermedades de la piel, diabetes, mala cir­ culación y hemorroides. Laxante suave y como diurético extraordinario, la podemos utilizar en retenciones de líquidos, obesidad, cálculos. ¿Cómo podemos prepararla para apro­ vechar sus beneficios? M u y sencillo; Cocer las hojas o las raíces en agua durante 2 min. reposarlo 5 min., y tomar 2 tazas o vasos al día. Aprovechar a hacer curas de tres sema­ nas en primavera y otoño para mantener el cuerpo sano y joven.

Tan poco deberíamos olvidar su riqueza en vitaminas A, B, C , calcio, hierro, magne­ sio... Antiguamente en tiempos de escasez se utilizo su raíz tostada como sucedáneo del café. Por todo ello la utilizaremos, a pesar de su amargor, como verdura excelente, en gui­ sos y en ensaladas.

Podríamos definirla como la reina de la primavera, de carácter fuerte y como planta solar simboliza el poder, el esfuerzo y la capa­ cidad de lucha. Nos equilibra y relaja en las

tensiones excesivas, las rabias y el estrés. Así mismo cuando la necesitamos nos recarga de energía y auto estima. Para todo esto mejor tomarla en form a de "elixir floral". Poco uti­ lizada en magia popular, aunque tiene usos protectores, sobre todo para la salud, la ener­ gía y el contacto con la naturaleza.

Por último, daremos una receta popular, fácil de preparar y con la que podremos extraer parte de sus beneficios: VINO DE DIENTE DE LEÓN: Macerar 60 gr. de raíces frescas y troceadas en un litro de vino blanco de calidad, durante 14 días.

Filtrarlo y guardar en sitio fresco. Tomar un vasito en la comidas. Aperitivo, estomacal, hepático.

Texto, foto y dibujo: GABRIEL VÁZQUEZ Director del Taller-Escuela de Plantas M edicinales de ipiñaburu (Zeanuri)

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Mrito que recogerá^por vez primerizos textos inéattos de la teyenda de > Mariaka '"el Fuerte", así como otros- '* • tel/os poemas sobre nuestra comarca ^ < que completan tíf obra literaria de-tíh j ^anónimo escritor ae finales del s. XJX/' Será nuestro primer trábqjo^ de ed ició f^ ai margen de la revista Aunla.^'^‘^ ^ Si lo quieres en tu domicilio ele manera gratuita y aún no eres suscriptor, no lo dejes pasar de largo ya que cerraremos listas de envío el próximo 20 de Mayo, Los no suscriptores también podrán adquirirlo al precio de 2€ (más gastos de envío).

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