AUNIA 32

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2011

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M am ones W y mamonas, un ¡¿yi oficio desaparecido Nodrizas vascas en la corte Lucía de Ripa, la primera chacolinera en Urduña Makíl borroka

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Auto de Fe de Logroño, año 1610

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Queridas amigas y amigos, a toda la familia Aunia: Como viene siendo habitual en los últimos dos años, y este 2011 nos tememos que será más de lo mismo o peor, llegamos a vosotros no solo con retraso, sino con una mengua respecto a la cadencia trimestral de la revista. Hemos necesitado seis meses para fabricar AUNIA 32 y, creednos, aun así, con grandes apuros.

Hay atenuantes para redimir nuestra falta, pero toca pedir disculpas y reflexionar un poco sobre esta aparente falta de disciplina, motivada más por otro tipo de compromisos ineludibles que se añaden a nuestra lista de tareas -más bien mochila- en perjuicio de las horas de dedicación a Aunia.

En cualquier caso, hay todavía mucha ilusión y ganas puestas en este proyecto que está en su noveno cumpleaños, joven y maduro a la vez, dispuesto a seguir desempolvando temas -inagotables por definición- con la calidad y el rigor acostumbrados.

En esta ocasión, traemos a colación los asuntos inquisitoria­ les del pasado para recordar a unas víctimas que, no por llevar 400 años enterradas, son menos víctimas ni padecieron menos desgracias que las actuales de todo tipo. Juicios a mujeres en su mayoría que, lejos de ser brujas y amantes del diablo, eran pobres diablesas que a lo más habían parti­ cipado en alguna suerte de botellón sobre el rocío nocturno de alguna campa. Ni aketarres ni machos cabríos, ni sorgiñas, sino mentes enfermas por parte de quienes detentaban el poder religioso y también el civil.

La otra pata de esta revista hay que bus­ carla en la leche materna, puesto que nos ha dado por descubrir las esencias de la lactancia y ofrecer una visión de ésta en lo más hondo de nuestra cultura, rescatando el oficio de mamón y mamona, del que ni siquiera habíamos oído hablar. Y conti­ nuando con la mujer, a la que damos total protagonismo en este número, rescatare­ mos la memoria y obra de una señora de armas tomar, Lucía de Ripa, orduñesa y quizá la primera chacolinera documen­ tada en Euskal Herria.

Hasta la próxima, que esperemos no tarde tanto en llegar. Un abrazo.

M a ris* Bergón, de Urduña. c o n c o m a e n la cabeza y sam benito e stam pad o co n llam as hacia arriba, d ia b los y la cruz de S a n Arydrés, m o m e n to s antes d e se r llevada a la h og ue ra

N.“ 32 Zk UDA-VERANO Florencio Arra Aldai Daniel Pérez Alianiira Alona Al cuna Ingc ^ lu z Marisol Enebcrría Josc Inazio Ganboa Lancia Ambrose CioikoeDcea Kiki Fotc^rífos Musco del Cubo del Revellín, Ayuntamknco de Ixtgrüik) Musco de las brujas de Zugarramurdi

A R G lT A R A T Z A IL t A

AUNIA KULTURA FLKARTEA Otazu. lA - Bchea B 01408 I LUIAONEX> * 9 4 5 891 976 I 688 666 203 www.aunia.org Z U Z E N D A R IT Z A E T A E R R E D A K y . l O T A L D E A ______________

Juanjü Hidalgo I Felix Mugurut/a D IS E IN U A E T A M A K K T A Z lO A

Dunba Ai^iulpen [.anak S.L M 0 1 . D i y . T E G l A ________________________________

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D.L: NA3055 - 2002 LS.B.N.; 978-84-933503-2-TTObfa complcu) I.S.B.N.; 978-84-9367T5-7-0 (Volumen 32) L á f U i t a n i m m m e a n lM y iA -U tit AmmíhA V r n A i t m m m i n f i mn iim m n i t l iuU n i i o u a t r U fim m t m t f é r t c i j t n L m ü t j a m s f t i J t d f t riuU

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Brujas y brujos que no existieron: Auto de Fe de 1610 en Logroño Dr . A m b r o se G o ik o e t x e a A l o n a A lt u n a

52 La leche materna y las mamas Da n ie l Pérez A ltam ira M a r is o l E t x e b e r r ia

LAmiatmrMnAitnUm, m mtmi•miathtntrt A n i¡ iy B id i» it .m i r iJ n J iB a < s t ift r y á n J ft r fi p it i i m im e t J a ir t lt n iiÈ à ifiiit n iÀ e t m fie ^

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70 Amas de cría vascas en la corte española ]U A N ]o H id a lg o

92 Lucía de Ripa:freila, hospitalera y chacoünera en la ciudad de Urduña del siglo XVI F l o r e n c io A r z a A ldai

104 Makil borroka ]OSE In a z io G a n b o a La n d a

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8 t ¿ / ia 5 1/ ¿ t u ¡ 0 6 ^ íu ^ C H o < z s r z £ ^ O A / AUTO DE FE DE 1610 EN LOGROÑO Recientes descubrimientos sobre el Auto de Fe que [a Inquisición Española llevó a cabo en la ciudad de Lo5roño en 1610 -tales como la labor arqueológica desarrollada por el arquitecto )uan Manuel Tudanca en Logroño, y que ha puesto al descubierto la verdadera sede del Santo Oficio, con sus tribunales y cárceles, sobre el anticuo solar del Hospital de Rocamador- han aumentado considerablemente la relevancia social, económica y jurídica que aquel suceso y su secuela de tragedia humana tienen hoy día en su cuarto centenario.

Cuando finalmeníe concluyó aquel juicio, trece personas -ocho mujeres y cinco hombres- que habían sido acusadas y convictas de "brujas", habían muerto mientras cumplían reclusión a consecuencia de la malaria que dolorosamente desintegraba sus cuerpos tras meses de infección y sin alivio médico alguno. Seis personas -cinco mujeres y un hombre- fueron quemadas vivas en hogueras "en el otro lado del Río Ebro", y otras 55 víctimas, hombres y mujeres, incluidos judíos, musulmanes y protestantes, fueron condenados a sentencias de cárcel tortura, confiscación de propiedad y bienes y finalmente, el exilio.

una conspiración total y completa entre la Iglesia y el Estado, por lo que cobra una gran importancia el reciente reconocimiento de octubre de 2001, realizado por la Gobernadora de Massachussets (EE.UU.), Jane Swift, para honrar la memoria de las llamadas “bru­ jas de Salem” -catorce mujeres y seis hombres-, ejecutados en 1692 por autoridades que representaban igualmente los poderes de la Iglesia y del Estado en Norteamérica. Con anterioridad, la ciudadanía del Estado de Massachussets, con motivo del tercer centenario, había dedicado ya un parque conmemorativo en 1992 a las victimas de aquél amargo suceso. Mientras, en Logroño, aun no se ha pasado de las buenas intenciones a los hechos -y por buenas intenciones entendemos las exposiciones museísticas, la dedicación de parques a la memoria de aquellas víctimas, la pues­ ta de placas conmemorativas y los hermanamientos entre locali­ dades-, ya que las autoridades civiles de su Ayuntamiento rehúsan considerar cualquier tipo de responsabilidad moral jurídica y hasta política sobre aquel infame y criminal Auto de Fe de 1610,

CACERIA DE “BRUJAS’

y PERSECUCIONES EN EUROPA

Las cacerías y persecuciones de “ brujas" en Europa vinieron en diferentes oleadas y, del mismo modo, desaparecieron, dejando detrás pueblos, ciudades y sociedades azotadas por la miseria, rapacidad e intolerancia humana. Empezaron en el siglo XV, continuaron en el siglo XVI, alcanzaron su punto máximo de in­ famia en el siglo XVII y desaparecieron, tras un largo período de unos 250 años. Esa nefasta práctica se extendió por nume­ rosos paises, entre ellos España y País Vasco, Francia, Inglaterra y Alemania, especialmente en este último. Se llevaron a cabo unos 12.000 juicios administrados por la Iglesia y el Estado, de tal forma que fueron ejecutadas entre 35.000 y 65.000 perso­ nas, una cifra que varía según los distintos autores que han es­ tudiado el tema, siendo mujeres el 80% del total, es decir, entre 28.000 y 52.000 mujeres de todas las edades, ancianas, adultas y niñas (Brian Levack, 1995). Sin embargo, Hutton (2001) estima que el número de víctimas debía estar entre 35.184 y 63.850, mientras que Barstow (1994) lo eleva a 100.000 muertes.

Los métodos empleados para identificar, cazar, poner en jui­ cio y matar a aquellas "brujas" fueron variados, pero solían refle-

Procesión rte un Auto de Fe. Grabado francés del s. X V II

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en los siglos XVII y XV111 se presentan a — m ero de víctim as que han

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ESTONIA: 65 docu . j ^ „ 115 estimadas.

FIN IA N O IA : 115 y 5 .0 0 0 -6 .0 0 0 estimadas, FRANCIA: 775 17.324-26.000 estimadas, ALEM AN IA: 8,188 ^ y gOO estimadas.

HUN GRIA: estimadas.

ISia N O IA : 22 docum entadas y IRIA N D A : 't docum entadas estimadas.

ITALIA: 95 docum , , q q estimadas.

LETONIA: o docum entadas y 355-358 estimadas.

LU XEM BU RG O : 358 doc^^^^ ^ ^ 203-238 estimadas.

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H O IA N D A : 203 _(jd a,s y 350 estimadas.

N O RUEG A: 280 ‘' “ “ ^ d l s Y 1.000-5.000 estimadas.

PO LONIA: O docum entadas Y PORTUGAL. 7 docurnentadas^Y^^^.^^^^^ RUSIA: 10 docum entadas Y ^ qqq estimadas.

K C O C IA : 5 9 d o cu m en tad ^ Y J ^ O ^ docum entadas Y entre

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TOTAL: 12.545 63.850 la estim ación necn . fueron muieres.

Fuente: Hutfon, 1991

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jar una secuencia de acciones entre las que no faltaban la denuncia, la detención y el arresto domicilia­ rio, un proceso judicial, el acto de convicción, la sentencia, el encarcelamiento y posterior ejecución en horcas u hogue­ ras. Las convicciones requerían generalmente de una confesión por parte de la víctima, a menudo utilizando tortura y violencia extrema, incluida la aplicación de tenazas ardientes en pechos, ge­ nitales y otras partes sensitivas del cuerpo, tor­ niquetes, estiramiento de cuerpo con cuerdas y poleas y asfixia parcial con agua u otros lí­ quidos.

La norma del proceso era siempre la misma: la Iglesia y su Inquisición procedían con el juicio y sentencia, y una vez que la víctima se declaraba culpable, era "traslada­ da" o entregada a las autoridades civiles del Estado, las cuales llevaban a cabo la ejecución. La complicidad entre ambas instituciones era totaL Las reglas y normas para llevar a cabo las persecuciones, métodos de tortura y convicciones, sin embargo, variaban de un país a otro y de una jurisdicción a otra. En Finlandia, por ejemplo, una de cada seis personas procesadas era ejecutada -un promedio de convicción del 17% que, en el caso del País de Vaud (Suiza), ascendía hasta un increíble 90%. El sexo de la víctima era determinante, ya que existía la creencia a priori de que “las mujeres son malvadas y maléficas por naturale­ za", como ya se insistía en el Malleus Maleficarum. A este res­ pecto, las cifras hablan por sí mismas, dado que el 85% de las víctimas acusadas y el 80% de las víc­ timas ejecutadas en Europa eran mujeres. Algunas ex­ cepciones a esta regla pueden estudiarse en los casos de Islandia y Estonia, donde las víctimas fueron hombres en un 90% y un 60% de las acusaciones respectivamente.

Elementos de tortura

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LAS ]VIUJERES Y HOjVIBRES “BRUJAS’ DE ZUGAHllAMURDI

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Posiblemente, uno de los más violentos y mejor conocidos Autos de Fe llevados a cabo por la Inquisición española fue aquel or­ questado contra el pequeño pueblo de Zugarramurdi en 1610, en el Pirineo navarro. Cuando finalmente concluyó aquel evento, tre­ ce personas -ocho mujeres y cinco hombres- que habían sido acusadas de "brujas", murieron en las cárceles de la Inquisición de Logroño a consecuencia de la malaria que de forma tan dolorosa desintegraba sus cuerpos tras meses de infección y sin alivio mé­ dico alguno. Otras seis personas -cinco mujeres y un hombrefueron quemadas vivas en hogueras "en el otro lado del río Ebro", otras diez, hombres y mujeres, recibieron sentencias de exilio y cárcel, y a dos más “se les permitió renegar del Diablo y volver a la comunión con Cristianos", un acto conocido como abjuración de Levi.

Es importante recordar que fue una conspiración total entre Iglesia y Estado, y que la división de las funciones era premedita­ da. Era la Iglesia la que acusaba y condenaba a sus víctimas, y la que a continuación las "trasladaba” a las autoridades civiles, es decir, los ayuntamientos, para la tortura y ejecución de las mis-

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mas. “ La Iglesia no mató a esas gentes” -dicen los representantes supremos de la Iglesia hoy día-, "fueron las autoridades civiles".

Los ayuntamientos involucrados en aquellos juicios se niegan hoy a aceptar responsabilidad alguna por haber participado en aquella violación de género, aquella pérdida de vidas, aquella violación de los más fundamentales derechos humanos. Uno se esconde de­ trás del otro, y lo más que hacen es colocar una placa en la facha­ da de algún edificio para conmemorar aquellos momentos. Pero la sede del Santo Tribunal de Logroño era de especial interés para la corona, ya que pretendía vigilar los territorios vascos, además del flujo de protestantes y comerciantes que procedentes de Francia, Países Bajos e Inglaterra, vivían o hacían negocio en ciu­ dades como Bilbao y Donostia.

En 1568, el inquisidor español Ibarra en su informe al Tribunal Supremo de la Inquisición, confesaba lo siguiente: “creemos que Navarra, para la gloria de Dios, esta libre hoy día de esta secta de Protestantes”. También el inquisidor Morel emitía un informe des­ pués de su visita a Gipuzkoa en 1576, en el que decía: "Respecto a la fe verdadera, la gente de estas tierras es buena, considerando que estas tierras son fronteras con Francia donde existe tanta maldad... pero las cosas que requieren corrección y castigo gene­ ralmente vienen de ese Ordinario [gente] en forma de supersti-

ciones, brujería, encantaciones, y opiniones acerca de brujas sin base o fundamento".

Precisamente, a finales del siglo XVII, en Moriscos andalous en tunisie, de Epalza y Petit, podemos leer de boca de un moris­ co refugiado una crítica mordaz hacia todo aquel sistema repre­ sivo: “Que Dios nos libre de estos perros rabiosos, esos enemigos de la verdad, esa gente ciega que crucifican a su Dios en una cruz y le llaman hijo, padre, y madre y otras mil mentiras. Con su cruel Inquisición nos tienen atados y silenciados por la fuerza de su opresión... mil veces sea bendecido Alá que nos libró de ellos...".

La tragedia de Zugarramurdi estaba a punto de ocurrir, debi­ do a los intereses comunes de la Inquisición y de la propia Corona. Sólo era cuestión de tiempo, pero fue una vecina del pueblo, María de Ximaldegi, mujer de 20 años, quien denunció a varias personas de la misma localidad de ser "brujas". Oriunda de Zugarramurdi, había vivido tres o cuatro años en Lapurdi, donde había participado en prácticas que habrían sido calificadas de ‘'brujerías" por las autoridades de la Iglesia. Hacia el final de su estancia en territorio de Iparralde, se ha dicho que esta mujer jo­ ven, arrepentida de su participación en tales prácticas, habría co­ municado sus inquietudes al sacerdote de una parroquia labortana, antes de regresar a Zugarramurdi en 1608. Es impor­ tante hacer notar que un año mas tarde, en 1609, un funcionario del estado francés, el infame Pierre de Lancre, llevaría a cabo una caza de "brujas" en Senpere -Saint Pee Sur Neville-, que culmi­

En la página anterior

Sobre la galería principal o Catedral del Diablo, se localiza esta repisa elevada conocida como Trono del Diablo debido a esa especie de asiento constituido por una gran masa estal^;mitica

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Trado de Berroskoberro, escenario del akelarre en Zugarramurdi, visto desde un acceso a la cueva Sorginlezea

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Monasterio de San Salvador de Urdazubi (s. Xn-X m ), elemento clave en todo el proceso de las llamadas brujas de Zugarramurdi.

Precisamente, sería su abad, el fraile premostrataense León de Aranibar, qxiien demmciara a la Inquisición los “desmanes” que se estaban cometiendo en el pueblo vecino

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naría con la brutal ejecución de 200 mujeres y hombres de esa localidad. Andaba también por aquel entonces un tal León de Aranibar, abad del monasterio dominico de Urdazubi, quien aspi­ raba al titulo de comisario de la Inquisición y que más tarde tras­ mitiría sus prejuicios e informe al tribunal de dicha institución en Logroño en 1610. Para entonces María de Ximildegi ya estaba asistiendo a algunos de los akelarres en las cuevas de Zugarramurdi, esta vez para identificar y delatar a vecinas y veci­ nos participantes en los mismos. A continuación, funcionarios de la inquisición de Logroño entraron y reclamaron a cuatro perso­ nas de Zugarramurdi para que se presentaran en la capital riojana a sen/ir como testigos de los supuestos akelarres y dar su testimonio ante las autoridades. Otras seis personas más, por iniciativa propia, viajaron hasta Logroño con el fin de aportar su testimonio, entre ellas Graciana de Berrenetxea, una anciana de ochenta o noventa años, y Miguel de Goiburu, un pastor de ove­ jas de sesenta y seis años, a quien empezaron a llamar "el Rey del akelarre". Después de oír su testimonio, los funcionarios del Santo Oficio decidieron encarcelar a los diez testigos, quienes

para julio de 1609 ya habían “confesado" lo que las autoridades querían oír. Además, uno de los inquisidores había dejado su des­ pacho en Logroño para trasladarse hasta Zugarramurdi, el lugar de los hechos. En cuestión de meses, tres de los primeros vascos encarcelados ya habían contraído malaria y fallecido en aquellas húmedas e insalubres cárceles que la Inquisición tenía en la capi­ tal riojana.

Una vez llegado a Zugarramurdi, el inquisidor ordenó que otras quince personas fueran detenidas, personas que ya habían sido “denunciadas" por aquellas diez primeras llegadas hasta Logroño. Entre los detenidos, Fray Pedro de Arburu, un monje de 43 años, así como un primo suyo de Hondarribia. Cuatro meses después, en noviembre de 1609, tres personas más de aquella decena de encarcelados, enfermos y febriles, murieron en unas pocas semanas. Esas víctimas “se habían arrepentido y no ha­ bían cambiado sus confesiones, aunque algunas sufrían de dolor de oídos y mostraban señales de demencia". Un segundo grupo de quince individuos, también apresados en Logroño, fueron menos cooperantes con las autoridades de la ciudad, y solamen­ te cuatro de ellos llegaron a "confesar". De acuerdo con el infor­ me final de los inquisidores, un total de diecisiete personas habían sido denunciadas y detenidas en enero de 1609, de las cuales doce habían fallecido en las cárceles. Seis de los encausa­ dos no accedieron a “confesar" y fueron quemados vivos -rela­ jados en persona, según se decía en aquel Auto de Fe de 1610-, a saber, María de Arburu, de 70 años; María Baztan de la Borda, de 68 años; Graciana Xarra, de 66 años; María de Etxatxute, de 54 años; Domingo de Subildegi, de 50 años; y Petri de Juangorena, de 36 años. Siete de los acusados eran, precisamente, parientes de la anciana Graciana de Berrenetxea.

Según un informe de la Inquisición, en el año de 1611 fueron 36 las personas que “confesaron ha­ ber practicado brujería" en Zugarramurdi y Urdazubi, de entre una población de cuatrocien­ tas almas. Según Henningsen, hasta 160 ha­ brían sido denunciadas por practicar brujería.

Entre los participantes en el Auto de Fe, ya en Logroño, asistieron un grupo numeroso de los llamados familiares, vecinos que habitaban en los diferentes barrios de la ciudad y que ejercían de espías para la Inquisición, con el ob­ jeto de denunciar a personas de dudosa reputación y prác­ ticas nada acordes a la moral establecida.

Slonje preraostratense ríe San Salvador de Urdazubi. Los Uamados monjes blancos atendieron el moim.sterio de Urdax desde finales del ». X n hasta 1839. Wenzel Hollar.

Impreso Postimi 1661

LA TRAGEDIA HUMANA

La Inquisición utilizaba la tortura para Ic ^ a r que sus víctimas confesaran se^\n su interés. En el potro o meda se ataba al reo de pies y manos y, mediante ima polea, se tensaban las cuerdas mientras se le iban haciendo pregimtas.

A menudo, la fuerza de la tensión hacia que se dislocaran los miembros del encausado

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Esta cacería de “brujas" fue organizada y llevada a cabo por la Santa Inquisición Española desde su base en Logroño, una ubica­ ción seleccionada por la Corona de Castilla y la Iglesia para vigilar y controlar a los territorios vascos, asi como los brotes de herejía que pu­ dieran surgir por parte de judíos,* moros y protestantes principal­ mente, que ya vivían en esos terri­ torios históricos vascos de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra.

A continuación mostramos una relación detallada de las víctimas de Zugarramurdi. así como el objeto de su acusación, la sentencia dictada y el castigo infligido. Son estadísticas penosas y maca­ bras de aquellos hombres y mujeres juz­ gados en Logroño, destiladas éstas del libro de Juan Mongastón, y de los archi­ vos del Museo de las Brujas de Zuga­ rramurdi.

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EL TRIBUNAL DE L A INQUISICION EN LOGROÑO

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Creada en 1513 por Fernando el Católico, la Santa Inquisición te­ nía como mandato vigilar los diferentes territorios del Imperio Español y, en nuestro caso, del Reino de Navarra. El Papa se había opuesto en un principio a los deseos de Fernando, pero finalmen­ te terminó aceptándolo. Hacia 1515, la Santa Inquisición se había instalado en Tudela, pero en 1570 fue trasladado a Logroño, en­ tonces una pequeña ciudad junto al río Ebro. Este cambio de ubi­ cación, aunque acertado políticamente, no dejaba de tener sus problemas de orden económico y estructural Existía un edificio "ubicado cerca de dos hospitales" que requería ser rehabilitado por las autoridades civiles, y en el cual había espacio para la nue­ va sede, que contaba ya con el apoyo de la Corona. En sus cerca­ nías se encontraba también el llamado "distrito de la luz roja” de la ciudad, con su propio edificio y servicios, todo ello tácitamente aceptado por las autoridades municipales de Logroño. La prosti­ tución era tolerada en aquella sociedad monárquica, como lo es hoy día en los estados de la Europa moderna, sin embargo, el me­ nor indicio o señal de "brujería" debía ser perseguido y eliminado, utilizando incluso la fuerza si fuera necesario.

P o r un puente anterior a éste (le 1884, conocido como Puente de Piedra o de San Juan de Ortega, atravesó la comitiva en 1610 para trasladar a las víctimas al otro lado del Ebro, al lugar conocido como “los quemados” .

Hoy sirve de paso a los peregrinos de Santiago que entrai! desde Navarra a La Rioja

Curiosamente, ese edificio en el distrito de la luz roja era de in­ terés para la Santa Inquisición debido a su bajo coste de renta comparado con los precios de alquiler de otros edificios en Logroño. Dos años más tarde, en 1572, la autoridad fiscal del Tribunal de la Inquisición propuso la compra de una fortaleza y sus cárceles, que eran propiedad de la Armada Española, a un coste de 5.000 ducados. Un lugar, sin duda, menos húmedo y que ofrecería mejores condiciones de vida a los detenidos y condenados. Nueve años más pasaron y la Suprema finalmente aprueba el gasto de 4.500 ducados para la reparación y rehabilitación de las cárceles, no las de la Armada Española, sino las propias de Logroño, donde ya habían fallecido cuarenta presos y presas el año anterior por ra­ zones no documentadas. Hoy sabemos que desconocían el hecho de que fuera la malaria la que infectaba a los presos y presas en aquellas cárceles insalubres, y la principal causa de muerte de aquellos desgraciados. Muchos más morirían en aquellas celdas, incluidas las "brujas'' de Zugarramurdi, pero también los carceleros y verdugos contraían la malaria y sufrían aquella muerte espanto­ sa y de grandes dolores. Se calcula en unas noventa las personas fallecidas en aquellas cárceles entre los años 1540 y 1560.

Pero ¿dónde estaban ubicadas la sede y cárceles de la Inquisición exactamente, dónde el escenario en que se erigió y llevó a cabo el Auto de Fe, y dónde el espacio o lugares donde se prendieron las hogueras autorizadas por la Santa Inquisición y las Autoridades Civiles de Logroño en 1610?

I

Cardenal y arzobispo de Toledo, Bernardo de Sandoval y Rojas.

Inquisidor General y presidente de la Suprema a inicios del s. X V n . En s « época la Iiiquisición quedó marcada por la expulsión de los moriscos {1609) y el proceso contra las bmjas vascas.

Ditrante el mismo, fue protector del inquisidor Alonso de Salazar y Frías, cuyas investigaciones marcarían el futuro de la institución

i

Estas son las preguntas que multi­ tud de historiadores e investigadores se han hecho durante años y siglos sin haber podido encontrar respuestas hasta hace bien poco. Los informes he­ chos por la inquisición sobre aquel fu­ nesto evento de 1610, acompañados de mapas de la ciudad de Logroño en aquel año, habían sido guardados en los archivos de la ciudad. Desafortu­ nadamente, el edificio que guardaba aquellos informes fue quemado -así se cita en diferentes libros- por las fuer­ zas en retirada del ejercito francés lide­ rado por Bonaparte (1808-1814), con la consiguiente pérdida de documen­ tos. Verídico o no, es difícil saberlo con certeza. ¿Acaso ha interesado comuni­ carlo así? Esta es una de las muchas preguntas que nos hacemos. Lo cierto es que Napoleón abolió la Inquisición en la Península, por lo que no tenía in­ terés alguno en destruir documenta­ ción relativa a ella en tantos pueblos y ciudades como se dice. Más al contra­ rio, creemos que Napoleón y su apara­ to de poder querrían saber quienes eran aquellas personas "dignatarias'' que formaban parte de la cúpula inquisitorial para contrarrestar su in­ fluencia política, religiosa y social, por lo que no sería muy desca­ bellado apostar por una trama oculta en que las mismas autoridades eclesiásticas y municipales hubieran tenido mucho que ver con aquella quema y destrucción de documentos para que desapareciera todo rastro de evidencia.

También hay que señalar que el procedimiento por parte del Santo Oficio de Logroño de enviar informes sumarios a la Suprema de la Inquisición en Madrid era bastante habitual, a juz­ gar por la considerable documentación existente sobre aquellos hechos en el Archivo Histórico Nacional (AHN) de Madrid. Hasta el día de hoy, sin embargo, no se han encontrado mapas o des­ cripción específica sobre los espacios utilizados para los Autos de Fe y zona de hogueras. Tampoco sabemos hoy día dónde se ente­ rraron los restos de las víctimas de 1610. Se especula, no obstan­ te, que las hogueras para la quema de las "brujas'' de Zugarramurdi habrían tenido lugar al otro lado del río Ebro, muy cerca del ac­ tual cementerio, en un lugar conocido como "los Quemados" y cuyo topónimo se mantenía todavía en uso a mediados del siglo XIX, a pesar de haber desaparecido ya para entonces una gran cruz de piedra que, seguramente, señalaba aquel punto horrendo.

Séquito de la Santa inquisición v en Logroño

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^i uábito de Alcantara.

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víctimas del Auto de

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que l r a " n b RES

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D ESC O N O C ID A

^ p rio í del m onasteno dom im co^d^

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50 y 75

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La Inquisición en

*V

AiiRiiiA Logroño en 1300. En primer plaivo el hospital de Rocamador. Detrás el incipiente núcleo de Lucronium, con la iglesia de Santa Isabel al fondo iz<)uiEnr)A Logroño en 1G50. Sobre el antigiio solar fie Rocamador se ha instalado la seíle del tril)unal y cárceles de la Inquisición. Detrás, la muralla y puerta del Revellíii nFREí JiA Logroño en 1840. Desaparecida )a sede de la Inquisición, el protagonismo recae sobre la fortificación militar de Valbueiia, asentada sobre los restos del antiguo convento dominico e iglesia medieval <ie Sta. María de Valcuerna

Logroño La s e d e lo g ro ñ e sa del T rib u n a l d el S an to O fic io fu e in sta u ra d a en 1570, en el m ism o so la r q u e o c u p a ra el a n tig u o h o sp ita l d e R o c a m a d o r y fu era d e lo s lím ite s d e la c iu d a d . E sta lo c a liz a c ió n o b e d e c ía al c rite rio v ig ila n ­ te q u e la m is m a in stitu c ió n tra n sm itía n o só lo a L o g ro ñ o , sin o ta m b ié n a lo s te rrito rio s d e su ju risd ic c ió n , ta le s c o m o L a R io ja , N avarra, P aís V asco y b u e n a p a rte d e B u rg o s y d e la a c tu a l C a n ta b ria .

Fueron los herejes luteranos, los falsos

pechosos de servir de propaganda para las

judeoconversosy los musulmanes quienes

ideas emanadas de la Revolución Francesa.

sufrieron mayor persecución por parte de

Y sería precisamente la invasión napo­

los inquisidores, y no pocos acabaron en el

leónica y la instalación de una guarnición

quemadero, situado al parecer en la mar­

francesa en Logroño la causa de la huida

gen izquierda del Ebro y junto a! cemente­

de los inquisidores y posterior dem olición

rio actual. Pero, además de los disidentes,

de sus instalaciones. Así, en 1810 , tanto

fueron numerosos los condenados a cárcel,

el edificio adm inistrativo utilizado por el

destierro o penas en dinero por decir

Tribunal como el de las cárceles donde se

blasfemias, por lectura de libros prohibidos

llevaban a cabo los interrogatorios, tor­

o por creer en supersticiones, a menudo

turas y penas de prisión, fueron desman­

acompañados de un largo e infam ante

telados totalm ente y sus restos quedaron

escarnio público.

Con el paso del tiempo, la Inquisición

dentro del segundo perím etro murado,

disminuyó su intensidad hasta tal punto

fortificación creada por los invasores.

surgido como consecuencia de la nueva

que, para finales del siglo X V III, sus pro­

Finalizada la Guerra de Independencia, el

cedim ientos de control social se centraban

Tribunal del Santo O ficio fue restablecido

en los puertos del Cantábrico, básicamente

aunque casi de manera testim onial, ya que

para la requisa de libros extranjeros sos­

fue definitivam ente abolida en 1834 .

EL LIBRO DE JUAN DE jVIONGASTÓN T EL AUTO DE

InteiTí^atorio a un testifico. A n a lea de ia In q u isició n de EffpaJiA, Joaé A. Llórente, 1812

I

DE 1610

Recientemente, en agosto de 2008, tuvimos la suerte de "trope­ zamos'' con un pequeño libro en la Biblioteca de La Rioja que ha­ bía sido publicado en 1820. Este libro de 128 páginas y autor desconocido, contiene un narrativo del Auto de Fe de Logroño de 1610, tan valioso y singular en ^u documentación como rico y florido en detalle. Había sido impreso por la Editorial Collado de Madrid en 1820, pero el texto era coetáneo a los hechos, ya que había sido escrito en 1611. El libro comienza así: "Auto de Fe, ce­ lebrado en la Ciudad de Logroño en los días 7 y 8 de Noviembre del año 1610, siendo Inquisidor General el Cardenal Arzobispo de Toledo, Don Bernardo de Sandoval y Roxas. Ilustrado con Notas por el Bachiller Cines de Pesadilla, Natural de Yebenez”.

Contiene este libro singular un estamento de un tal Fray Gaspar de Palencia que atestigua la credibilidad de este narrativo "fiel en contenidos a los acontecimientos reales", por haber sido testigo de aquel Auto de Fe, y lo firma con fecha de seis de enero de 1611, es decir, dos meses después de dicho evento. Un segun­ do estamento en el mismo libro es de Vergara de Porres, un Principal de la iglesia de Nuestra Señora de la Redonda en la Ciudad de Logroño, quien otorga licencia a un tal Juan de

Leandro Fernández

ir

d e M oratín ^ Y difícil, quiza

Leandro Fernández de

-u n safran cesad s o,f lo cuS al

J Francia re p re sen tarb a e nr Ssuse s Tados, a su ad m iraco n por lo que F, ^ '^ T T éDOca Y p o rq u e p e n sa b a q u e cultural y la p^a^ B p rn a y la so u a o n d e - s ^ ,,p ,e sió n y co n so l

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pobreza,

4 n tó opeio. a pesar de ser una insfitu

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u c n o tas c o m en ta d a s para

j^ v p b e n e z b c a lid a d situ ad a a

Venera esmaltada sobre oro con loa símbolos del Santo Oficio: la cnu de Cristo; la espada, como amenaza a quienes se alejan de la doctrina; y la rama de olivo, que representa la reconciliación para con los arrepentidos.

AInseo Galdeano de Madrid

i

Mongastón para imprimir una narrativa del Auto de Fe "sin riesgo de censura", y firmado el día siguiente, siete de enero de 1611.

No sabemos si esta narrativa fue publicada a continuación o no, pues no sabemos de otras publicaciones anteriores que hayan he­ cho referencia a esta narrativa tan insólita. Así pues, estamos ante una obra impresa en 1820 que contiene la narrativa y la licencia de publicación otorgada a este Juan de Mongastón en 1611, acompañadas de los dos estamentos citados, y de una serie de notas al texto obra del bachiller Cines de Posadilla. Bajo tal seudónimo, sin embargo, no se escondía otro que el conocido autor dramático Leandro Fernández de Moratín (17601828), quien asume una actitud abiertamente crítica ante aquella orgía de teatro, ostentación de poder y trato inhumano descritos en la narrativa, no sin cier­ to humor sarcástico. De hecho, su idea sobre la utilidad del arte, característica del neoclasicismo, hizo que utilizara su habilidad escritora para ha­ cer buena crítica de la sociedad que le rodeaba.

Moratín pretendía, como él mismo expresaba, “ poner en ridículo los vicios y errores comu­ nes en la sociedad, y recomendar la verdad y la virtud”. Al hilo de esto, se dice que sus co­ nocimientos sobre catecismo, iconografía y doctrina eclesiástica eran bastante profundos y, según algunos estudiosos, su tono de burla y re­ pudio esgrimido en las reediciones del libro de Mongastón de 1811 y 1820, influyó en la supresión definitiva del Tribunal del Santo Oficio en España.

Generalmente, un Auto de Fe se celebraba en el espa­ cio público de mayores dimensiones físicas de una ciudad o pueblo, tal como la plaza mayor. En el caso de Logroño parece haber adquirido mayor fuerza el espacio abierto entre la concate­ dral de la Redonda y el final de la calle Portales, donde se ubicaba la sede del antiguo Concejo Municipal conocido como Portalón, y allí es donde se han colocada las placas conmemorativas oficiales.

Sin embargo, en lo que a amplitud y espacio escenográfico se re­ fiere, la Plaza del Mercado, situada a los pies de la Redonda, hubie­ ra albergado el mismo evento sin ningún tipo de apretura. Del mismo modo, la plaza de la iglesia de Santiago hubiera sido una buena candidata. Por todo ello, a falta de documentos más preci­ sos y sin dudar de la designación oficial, preferimos dejar en el aire la verdadera ubicación de aquel Auto de Fe. En general, los autos de fe solían coincidir con un día festivo, o una fecha señalada en el calendario eclesiástico. En el caso que nos ocupa, se trataba de un 7 y 8 de noviembre, sábado y domingo respectivamente. El 7 tuvo lugar el Auto y el 8 la quema de los sentenciados.

Sabemos que fue muy anunciado y por tanto multitudinario en cuanto a presencia de gentes llegadas de todos los sitios a presenciar el Auto, especialmente de los pueblos de alrededor, y

Familiar / Familiares Eran personas que tareas. Sólo podían a c c e d a

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ran casados y acreditar lim pieza de

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b s varones que estuvieju c ta . También debían

1^'Ífdecir no tener ningún ante® ^ con virtio en

pasado moro, judio o pe una verdadera obsesion todo aquello que constituían una

fi,n ció n era inform ar de ^a el Santo O ficio y espionaie que abarcaba todo 5 ^ m isión estaba la de acom

i ' a r e ^ l a s X n S n e s custodiar reos, asistir a los Autos

S tL V ^ e T o n S e X ^ ^ ^ ^ ^ desarrollaban ^ ^ h a v T ' embargo, la , brindaba. U m ayoría de los fam ventajas que el carg .*.n ie n to social popular, y por ello, liares pertenecían a estam considerado un honor acceder a un cargo j^ j^ n to público y una f^ianera de y a que suponía un reservados únicam ente a la hidaí Id q u irir aisun os d inm unidad en m atena guía, adem ás de causas que ellos inform aban, inquisitorial por ^ los procesos inquisitonales.

Eran verdaderos T y el hecho de que sus ^ verdadera policía mato, les hacían tem ib es. com o si rehsioso y ciudadana

b s fam iliares eran mal

pocos pleitos Y reclam aciones.

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Libro del auto de fe d e )uan d e M o n s^ ston

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en previsión de todo ello, el Concejo se preocupó de que no fal­ tasen suministros de pan. carne y otras viandas en la ciudad. Y además, había que preparar el tablado en el que dar de comer a las autoridades que, por obligación, habrían de acudir al Auto. Mil reales se pagaron a Pedro González de Albelda y Francisco Soto por su realización, amén de otros gastos derivados de la puesta en escena.

El ritual comenzaba con la procesión de la Cruz Verde, el sím­ bolo de la Inquisición, que duraba uno o dos días. Finalizado éste y dependiendo del albedrío de las autoridades religiosas y civiles, los personajes principales que intervenían en el auto vestían sus mejores galas, en opulencia obscena y teatral, ornamentadas con joyas de oro, plata y esmeraldas con el fin de pregonar su afilia­ ción, rango, posición social y caudal económico. Esta procesión de los poderosos de la sociedad seguía un protocolo bien orquesta­ do, pues iba encabezada por el fiscal de la Inquisición a caballo y portando la Cruz Verde. Detrás de él, a pie, le seguían los acusa­ dos. mujeres y hombres, llevando largas velas prendidas. A conti­ nuación los curas y monjes de la orden de los Dominicos, seguida de la de los Franciscanos y la Compañía de Jesús, los máximos in­ quisidores en su función como administradores y ejecutores del Santo Oficio. Inmediatamente detrás seguían cientos de "Familiares" -espías al servicio de la Inquisición que ya operaban en cada ciudad, delatores impunes-, soldados a caballo con lan­ zas y estandartes, así como el alguacil, ornamentado de pies a ca­ beza en representación de la autoridad civil de la ciudad. Y cerrando la comitiva, al final de este séquito teatral y fantasmal, estaban representadas docenas de organizaciones religiosas de la ciudad, así como otras llegadas desde poblaciones vecinas.

El historiador danés Custav Henningsen ha documentado en el Archivo Histórico Nacional diversos gastos que atañen directa­ mente a la organización del Auto de Fe, tales como los derivados de la confección de hábitos de penitentes y las efigies que ha­ brían de representar a los inculpados fallecidos en las cárceles de la Inquisición. Se trataba de auténticos muñecos de tamaño natu­ ral, fabricados por un tal Cosme de Arellano, por cuyo trabajo se pagaron 142 reales. Fueron pintados y decorados con los símbo­ los del Santo Oficio por el artista Mateo Ruiz, quien recibió otros 130 reales. Hasta los carteles encargados para anunciar el Auto se computan en la partida de gastos, un total de 30 reales abonados al impresor local Juan de Mongastón, el mismo que se encargaría de la edición del libro en que se describe el Auto de Fe de Logroño.

Pero la partida más destacable por lo que representa en toda esta historia es, sin duda, la correspondiente a 397 reales en concepto de leña, un combustible habitual en todos los hogares de la época y nada reseñable sino es por el uso mismo para el que fue adqui­ rida, el de formar la pira o piras de leña con que quemar a las cin­ co mujeres y un hombre condenados en aquel Auto de Fe de 1610.

La necrópolis de

r'A :

Restos arqueológicos pertenecientes a la sede del tribiuial y cárceles secretas de la Inquisición

L a p la g a q u e en to rn o a 156 4 d io lu g a r a la m o rta n d a d re c o n o c id a en la n e c ró p o lis h a lla d a ju n to al d e sa p a re c id o H o sp ita l d e R o c a m a d o r de L o g ro ñ o , c o n v e rtid o en 1570 en se d e p a ra el S a n to O ficio , n o re su lta un a c o n te c im ie n to d e m a sia d o in só lito , y a qu e se c o n o c e n o tra s d o s e p id e ­ m ia s d e igual n a tu ra le z a q u e a fe c ta ro n a la c iu d a d en el m ism o siglo, u n a e n tre 1523 y 15 2 5 y o tra en 15 9 9 . Pero la d o c u m e n ta c ió n e x iste n te s o b re la e p id e m ia d e 156 4 es b a sta n te ex ig u a d e b id o a la fa lta d e r e g is ­ tro s p a rro q u ia le s c o rre sp o n d ie n te s a ese m o m e n to . En c a m b io , sí resu lta re velad o r, el g ra n n ú m e ro de te s ta m e n to s h a b id o s en lo s a ñ o s sig u ie n te s a la c risis d e m o g rá fic a , en a lg u n o s c a s o s h a c ie n d o m e n c ió n d ire c ta a la c a u s a del fa lle c im ie n to del p ro p io testad o r, p o r “ la m o rte n d a d y p e s ti­ le n c ia (...) qu e a p a sa d o en esta ^ iu d a d ”.

la Inquisición Algunas de las claves de esta necrópolis se encuentran en un interesante documento

largo espacio de tiempo. Por ello, la arqueo­

fechado en 1572 , en el que aparecen infor­

logía ha rescatado un escenario repleto de fosas comunes, representadas por simples

mes que ciertos médicos hacen sobre las

zanjas colmadas de cadáveres en las posturas

enfermedades que asolan a los ocupantes

más inverosímiles, uno sobre otro, priori-

de la casa del Santo Oficio de la Inquisición.

zando la rapidez por sepultar la carne muer­

También se hace un inventario de las posi­

ta y pestilente sobre el orden canónigo del ritual cristiano. De hecho, tal premura en los

bles causas -humedades, aires malsanos, ferencias a una circunstancia que el Concejo

enterramientos llevó a ciertos descuidos que han perm itido rescatar algunas monedas,

de la ciudad se había esforzado en ocultar

abalorios, botones, hebillas... y obtener una

cuando ofreció el viejo solar del Hospital

interesante información de la época.

conjunciones astrales-, así como varias re­

de Rocamador para sede de la Inquisición

La concurrencia del amontonamiento de los

en Logroño, cual es que en el patio de aquel

esqueletos y la conservación de las conexio­

edificio estaban enterrados los cuerpos de

nes anatómicas es un signo inequívoco de la

casi un m illar de desgraciados “que murie­

simultaneidad con que fueron inhumados

ron antes y después del año de la pestilencia

los individuos allí presentes, en fosas abier­

que fue el año de 1564 años”.

La intervención arqueológica precisó de un

tas sobre otras recientemente cerradas, en

complejo sistema topográfico para la correc­

pos sepultados con muy poca antelación, y

ta situación de todos los restos humanos,

transmitiendo todo ello una sensación de

de los cuales se han recuperado huesos conectados de unos trescientos individuos,

precipitación y desorden que sólo el pánico

contacto con restos inconexos de otros cuer­

a la muerte podía provocar.

además de otros conjuntos inconexos correspondientes al menos a otras tantas víctim as. Asi, ha podido hacerse un cálculo aproximado, mediante el cual se presume que la peste de 1564 pudo haber afectado

t

a uno de cada cinco o seis habitantes del Logroño de aquel momento, un dato verda­ deramente terrorífico que nos da una idea de la magnitud de aquel episodio de peste.

Las autoridades trataron de gestionar aquel drama como mejor pudieron, aprovechando el espacio de enterramiento al máximo con el fin de optimizar el duro trabajo de tener que dar sepultura a varios individuos a la vez, día tras día y mes tras mes, durante un

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NARRATIVA DEL LIBRO

SOBRE EL AUTO DE r a DE 1610

jVIaria de Zozaya ante la Inquisición. Dibujo de José M* Iribarren para su libro Ret&blo fie Curiosidades

N I. y c s t f C i S

N 2 . A s ¿ /s t o y />^¿ila. y h o / ^ t a d e. tr& 5 S& />tcvtaS) y s n ^ l / i t s in t é r /y iin o i y ¿ e ^ e r s in /y teíJid a.. ¡ Y e / j

Lo y-o ñ o !

Es nuestro deseo dar a conocer más ampliamente tan singular narrativa, por lo que ofreceremos diferentes extractos del libro impreso por Juan de Mongastón hacia 1611, en su versión impre­ sa por la Imprenta Collado de Madrid en 1820. En los márgenes del texto, a modo de glosas, incluimos las interesantes notas del bachiller Cines de Posadilla, seudónimo de Leandro Fernández de Moratín.

"Este auto de ia Fe es de las cosas mas notables que se han visto en muchos años, porque a el concurrió gran multitud de gente^^^' de otras partes de España y de otros Reynos; y sábado del mes de Noviembre se comenzó el Auto con una muy lucida y devotísima procesión, en que iban, lo primero, siguiendo un rico pendón de la Cofradía del Santo Oficio, hasta mil Familiares, Comisarios y Notarios de él, muy lucidos y bien puestos, todos con sus pendientes de oro y cruces en los pechos. Después iba gran multitud de Religiosos de las Ordenes de Santo Domingo, San Francisco, la Merced, la Santísima Trinidad y la Compañía de Jesús, de ios cuales hay conventos en ia dicha ciudad: y para ver el dicho Auto de todos los monasterios de ia comarca habían acudi­ do tanta multitud de Reiigiososi'^^', que vino a ser tan célebre y

devota la procesión como jamás se ha visto. Al cabo de ella iba la Santa Cruz verde, insignia de la Inquisición, que la llevaba en hombros el Guardián de San Francisco, que es Calificador del Santo Oficio, y delante iba la música de cantores y ministriles, y cerraban la procesión dos Dignidades de la Iglesia Colegial y el Alguacilí'^^* del Santo Oficio con su vara, y otros Comisarios y per­ sonas graves, ministros del Santo Oficio, que todos en muy buen orden llevaron a plantear la Santa Cruz en lo mas alto de un gran cadalso de ochenta y quatro pies en largo y otros en ancho, que estaba prevenido para el Auto, y con vistosos faroles y Familiares de guarda estuvo toda la noche, hasta que el día siguiente, luego que amaneció, salieron de la Inquisición. Lo primero, cincuenta y tres personas que fueron sacadas al Auto en esta forma. Veinte y un hombres y mugeres que iban en forma y con insignias de pe­ nitentes, descubiertas las cabezas, sin cintos y con una vela en las manos, y los seis de ellos con sogas a la garganta, con lo cual se significa que habían de ser azotados. Luego se seguían otras vein­ te y una personas con sus sambenitos y grandes corazas con as­ pas de reconciliados, que también llevaban sus velas en las manos, y algunas sogas a la garganta. Luego iban cinco estatuas de personas difuntas con sambenitos de relaxados, y otros cinco atahudes con los huesos de las personas que se significaban por aquellas estatuas. Y las ultimas iban seis personas con sambenito y corazas de relaxados, y cada una de las dichas cincuenta y tres personas entre dos Alguaciles de la Inquisición, con tan buen or­ den y lucidos trages, los de los penitentes, que era cosa muy de ver. Tras ellos iba, entre quatro Secretarios de la Inquisición en muy lucidos caballos, una acémila, que en un cofre guarnecido de terciopelo llevaba las sentencias: y en lo último iban a caballo los Señores Inquisidores, Doctor Alonso Becerra Holguin, Licenciado Juan del Valle Alvarado y Licenciado Alonso Salazar y Frías, llevando en medio al mas antiguo, acompañados del estado Eclesiástico al lado derecho, y de la Justicia y regimiento al lado izquierdo, y un poco delan­ te iba, en medio de la procesión, el Doctor Isidoro de san Vicente con el estandarte de la Fe, puestos en muy buen orden, que repre­ sentaba todo[a] grande autoridad y grave­ dad.

Llegados al cadahalso los penitentes, fueron puestos en unas gradas muy al­ tas que estaban en él, por baxo de la Santa Cruz: las once personas que ha­ bían de ser relaxadas, que eran cinco hombres y seis mugeres, en la mas alta grada, y luego los reconciliados, y en los mas baxo los que habían de ser penitencia­ dos. Y de la otra parte del tablado, enfrente, se

Y a h e .^ o s v i s t o er> M o d tid a /o S r¿& t.oS da !e>S X n fo /S tsS ¡a C ar-da. /T o n ta tS a d o ^ s S ta . y o d i/p a r S s i aco/> 7 /> a/iad o S d s y N3.

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a/*ip/ao ^Ua apatadíQri do/yto o/aSd>n /Taf-eAitOT-io de S U

<iasa

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d eS C A r)d ia /l¿a S da Al-fc>r>Sc> eJ

Hereje con Sanbenito (le demonios, cal>eza de Jano y llamas Tírafl, signo de sentencia a ser quemado en la hoguera (8choonel)ech 1692)

subía por once gradas al sitial donde se pusieron los señores Inquisidores, teniendo el Estado Eclesiástico a la mano diestra, y la It Ciudad y Caballeros a la siniestra, y en lo mas alto de la grada primera se sentó el Fiscal del Santo Oficio con el estan­ darte. Y los Consultores y Eclesiás­ ticos se acomodaron en las dichas gradas, que cabrían hasta mil perso­ nas. Todo lo restante del tablado es­ taba lleno de caballeros y personas principales, y en medio se levantaba un pùlpito quadrado en que se po­ nían los penitentes ciando se les leían las Sentencias, que para leerlas se subían en otros dos pulpitos, que estaban en partes cómodas del ta­ blado.

Comenzóse el auto por un ser­ món que predicó el Prior del monas­ terio de los Dominicos, que es el Calificador del Santo Oficio, y aquel primer día se leyeron las sentencias de las once personas que fueron re­ laxadas a la Justicia seglar, que por ser tan largas y de cosas tan extraor­ dinarias ocuparon todo el día hasta que quería anochecer, que la dicha Justicia seglar se entregó de ellas, y se las llevó a quemar, seis en persona, y las cinco estatuas con sus huesos, por haber sido negativas, convencidas de que eran bruxas y habían cometi­ do grandes maldades. Excepto una, que se llamaba Maria de Zozaya, que fue confidente, y su sentencia de las mas notables y espantosas de cuan------------- tas allí se leyeron. Y por haber sido maestra y haber hecho bruxos a gran multitud de personas, hombres y mugeres, niños y niñas, aunque fue confi­ dente, se mandó quemar por haber sido tan famosa maestra y dogmatizadora.

El lunes siguiente, quando amaneció, estaban ya puestos en el cadahalso todos los demás penitentes, y debaxo de su dosel los Señores Inquisidores con el Estado Eclesiástico y Ciudad; y todo lo demás dispuesto en la forma que estuvo el dia atrasado, y se volvió a proseguir al Auto por un sermón que predicó el

Provincial^'^*! de la Orden de San Francisco, que es también Calificador del Santo Oficio. Y luego se comenzaron a leer las sen­ tencias de dos famosos embusteros, que fingiendo ser Ministros del santo Oficio, habían cometido^'^^l grandes maldades. Uno de ellos fue desterrado de todo el distrito de la Inquisición, y el otro que pagase y restituyese gran cantidad de dinero que había esta­ fado con embustes y maldades que cometió socolor del Santo Oficio: dieronsele doscientos azotes, y fue desterrado perpetua­ mente de todo el distrito de la Inquisición, y los cinco años a las galera, a remo y sin sueldo. Otros seis fueron castigados por blas­ femos con diversas penas. Otros ocho, por diversas proposiciones heréticas, fueron castigados, con abjuración de levi, destierro y otros castigos, conforme a la gravedad de sus delitos. Otros seis, cristianos nuevos de Judíos, los quatro de ellos porque guardaban los sábados, y en ellos se ponían camisas y cuellos limpios y me­ jores vestidos, y hacían otras ceremonias de la ley de Moyses, ab­ juración de levi con destierro y otras penitencias: y otro porque había cantado diversas veces este cantar:

N4. I d oS p ie za s de e/ocuencia.

Se ho. p erd id o Ict. poS terid od ^ eJ

S er-/> ión d& / P o d te P fo ^ ir x lio J y « / d e / P c^ r-e P t i o t !

~Tq/i ¿et-S o Serio. e ¡ U n o C-o/>io eJ o tr o . lY Co/>to feSp!eir)deC et en !o S d oS eJ e s p íritu de toJetOnC.io.f de

/ytO/ySedu/ytSte C ?~1 de C.atidüeí e V cin ^ ica !

NS. P r o O M r o r í d n

i/ytitút éiien ¡o ^ u e ■ fin ie ro n .

N6-

Si es por venir, no ha venido.

El Mesías prometido qu e n o ha venid o.

y por otras proposiciones erróneas que había dicho, fue casti­ gado con la misma pena. El otro, por haber sido judío judaizante por tiempo de veinte y cinco años, y haber perdido misericordia con lágrimas y demostración de arrepentimiento, fue admitido a reconciliación, con sambenito y cárcel, en la casa de la penitencia del Santo Oficio. Un moro que confesó haberlo sido con apostasía, fue reconciliado con sambenito y cárcel perpetua. Otro por haber sido luterano, creyendo y teniendo proposiciones de la seta de Lutero, fue también reconciliado con sambenito y cárcel per­ petua, y se le dieron cien azotes. Las diez y ocho personas restan­ tes fueron todas reconciliadas por haber sido toda su vida de la se(c)ta de los bruxos, buenas confitentes, y que con lagrimas ha­ bían pedido misericordia, y que querían volverse a la fe de los cristianos. Leyeronse en sus sentencias cosas tan horrendas y es­ pantosas, quales nunca se han visto, y fue tanto lo que hubo que relatar que ocupó todo el día desde que amaneció hasta que lle­ go la noche, que los Señores Inquisidores fueron mandando can­ celar muchas de las relaciones porque se pudiesen acabar con el día. Con todas las dichas personas se usó de mucha misericordial'^®l llevando consideración mucho mas al arrepenti­ miento de sus culpas, que a la gravedad de sus delitos y al tiempo en que comenzaron a confesar: agravándoles el castigo a los que confesaban mas tarde, según la rebeldía que cada qual había teni­ do en sus confesiones.

Acabado el Auto al punto que anochecía, las veinte y una per­ sonas que habían de ser reconciliadas fueron llevadas a las gradas

Yo /o CJ-eo.

/ (í^ue tri^ tín a l h<X /hoAidoj<3/>iás to n p io d o S o ! G n o hocJa. títr o d os a c^ tis io n a t,

atot/ffe^ot} d esterróte c o rrfís íia ty a / re ^ a r, e>fCo/>7u/^ar, azcstor^ o h c^ -c^ y ^ ‘ ue/*tar a. ¡o S /yiiSeroA/eS f£^e <^0^ 0. de/xXxo. S i Se fe ^yiorían en /oS CúJo/>oZc>Si ¡o S dondertoÁo. en e s ta tu a y /eS ^Ue/y/aé-a !o S h u eS oS - y /oS no/ytSreS} apeJUdoS y p a tria , de e S to s y de o^u eJIoS /oS p on ió, ert /eítraS ¿ien ^ rd a s a ¡a entrod a de /as i^ e s ia S ) p a ro ^í^e to d o « / S u p iera /eer /o /eyeSe y durasen p o r S i^ o S en /aS •fo/ni/ios ^ u e de:xojí>an /<yS a fe d to s de SU c./e/*7encja cJerlca / . fji e S to S d ebieron //o/ytarSe tri¿u n a / eS , s in o don^^^aC -ioneS ■fí/o/itrópiC.as.

C A T E D R A L D E LA R E D O N D A

Los escenarios del Auto de Fe en Logroño O S E D E D E L S A N T O O F I C I O Y C Á R C E L E S (H O Y D E S A P A R E C ID O ) O R E C IN T O F O R T IF IC A D O D E V A L B U E N A (H O Y D E S A P A R E C ID O ) O

C A SA D E LA I N Q U IS IC IÓ N EN 1734

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IG L E S IA D E P A LA C fO

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IG L E S IA D E SAN B A R T O L O M É

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IGLESIA DHSANTIAGO

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Auto de Jb'e plaza.

Mayor de Madrid. iVancisco Rizzi, 1683.

Aluseo del Prado.

L o » carpintero» alzaban )^ada.s y tríbiina» para el q;randio»o escenario del Auto de l'e. Mil reale» había co»tado el tablado en el que dar de comer a la» autoridades.

Otro» 142 reales la fabricación y 30 más el pintado y decorado de los muñeco» que a tamaño natiu^l iban a representar en efigie a los ya fallecido» en la» cárceles. También lo» hábito» de lo» penitentes estaban confeccionados. Otros 30 reales se pagaron a Juan de Mongastón por la impresión de los carteles anunciantes del Auto, y quizá la partida más escalofríaiite de toda.», 397 reales, en leña para la hoguera.

Logroño se preparaba para recibir a cientos de per»onas llegadas desde los pueblos de alrededor para ver el espectáculo y, de paso, ganarse los 40 días de indulgencia.» que la Iglesia les daba por asistir al acto

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de la parte donde estaba el dosel y Tribunal del Santo Oficio, y puestos de rodillas en la grada mas alta, se hizo un solemnísimo y devotísimo acto, con que fueron recibidas a reconciliación y absueltas de la excomunión en que estaban por el señor Doctor Alonso Becerra y Holguin, Inquisidor mas antiguo; y esto se hizo con tan grande gravedad y autoridad que toda la multitud de gente estaba admirada y suspensa con la grande devoción. Y lue­ go que se acabó el dicho solemne acto el dicho Señor Inquisidor mas antiguo quitó el sambenito a una de las bruxas, que se lla­ maba Mana de Yurreteguia, diciendo que se lo quitaba porque fuese exemplo a todos la misericordia que con ella se usaba por el dolor con que había sido buena confitente, y el ánimo con que había perseverado en se defender de las grandes molestias que los bruxos la habían hecho para la volver a reducir a su seta y bandera; lo que causó tan gran devoción y piedad en todos que no cesaban de dar mil bendicionesl^^ y alabanzas a Dios y al Santo Oficio, con que se acabó aquel semejante acto. Y el Chantre de la Iglesia Colegial llevó sobre sus hombros la Santa Cruz a la Iglesia con mucho acompañamiento y música, que iban cantando el Te Deum Laudamus tras todos los penitentes, que acompaña­ dos de Familiares, fueron vueltos a la Inquisición, y el Estado Eclesiástico y la Ciudad volvieron también acompañando a los Señores Inquisidores; y se acabó todo buen rato después de haber anochecido".

LA HUELLA DEL AUTO DE

EN EL LOGROÑO DE HOT

En agosto del año 2008 visitábamos Logroño y buscábamos en la parte antigua de la ciudad alguna placa o cartel, incluso un pequeño monumento, que diera información sobre aquel Auto de Fe de 1610. Pero buscábamos en vano, ya que nos habíamos adelantado en dos años a la efemérides y, como veremos, para nada cumpliría nuestras expectativas de lo que entendíamos debería de ser el recuerdo a las víctimas de un suceso como aqueL En un edificio viejo y vacío, sin embargo, había un equipo de tres personas trabajando a pico y pala en lo que parecía ser una sección de cimientos, y una cuarta persona dando instrucciones con mapa en mano. Nos acercamos para preguntar si sabían de la existencia de algún resto de la antigua sede de la Inquisición, y amablemente respondieron que teníamos suerte "porque precisa­ mente el año pasado completamos un trabajo arqueológico de investigación donde aparecieron restos del antiguo edificio de la Inquisición, aunque de momento el Ayuntamiento ha decidido cubrir esos restos para una investigación posterior, y ese espacio sirve ahora de área de aparcamiento, en el área colindante con el Revellín y el Portal del Camino”.

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L o » frailes tra.sladaban a los condenados hasta el qiieniadero, situado en las afueras de la ciudad. Atados a los iK>stes, se les quemaba, y sus cenizas eran esparcidas por el campo. Anales de la Inquisición Española de Juan A . Llórente, grabado de 1812

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Auto de F e presidido por Saiito Dom íj^o de Giizmán contra lofl hereje^) albigennes, de los que dos están siendo quemados mientras otros dos esperan vestidos con sambenito. Óleo sobre tabla de Pedro Bemigtiete, hacia 1495. Museo del Prado

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En 2007, el Ayuntamiento de Logroño había comisionado un estudio arqueológico en una zona de la ciudad, "en las afueras de la muralla antigua, junto a la torre fortificada llamada el Revellín".

De aquel estudio arqueológico, dirigido por los arquitectos Juan Manuel Tudanca y Carlos López de Calle, salieron dos informes, uno ya publicado, y otro todavía por ver la luz, en espera de pre­ supuesto y aprobación burocrática o... conformidad política. Ya se sabe, los proyectos de unos son “aparcados" por los otros, y vice­ versa. En cuanto al informe publicado en 2007, titulado El Convento de Valbuena, documenta los hallazgos arqueológicos en la parte noroeste de Logroño, sobre el antiguo templo y convento Dominico, colindante con el antiguo edificio y cárceles de la Inquisición. Basándonos en el mencionado trabajo y en los datos arqueológicos e históricos aportados, nos hemos atrevido a ela­ borar un mapa que se acerque a los distintos escenarios que tu­ vieron algún protagonismo en el Auto de Fe de 1610.

EL ATüNTA3nENTO DE LOGROÑO NO PIDE PERDÓN

En los siguientes meses establecimos contacto con el Ayunta­ miento de Zugarramurdi y sus vecinas para sugerir la idea de lle­ var a cabo una visita oficial en el Ayuntamiento de Logroño con la intención de iniciar una reconciliación mutua. Pero me aconseja­ ron que no me hiciera ilusiones: "no nos van a hacer caso... han pasado 400 años y en todo ese tiempo ni el Ayuntamiento de Logroño ni el Estado Español han hecho un esfuerzo mínimo por reunirse con nosotros, los vecinos y vecinas de Zugarramurdi".

El 11 de Septiembre de 2009 nos reuníamos con la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Logroño. Sus palabras, sin em­ bargo, dejaban el tema en el aire: "No le puedo prometer nada de momento, pero hablaré con mi equipo y otras personas en nues­ tro Ayuntamiento”. Efectivamente, cuatro semanas más tarde, la concejala de Igualdad nos comunicó lo siguiente: "Hemos decidi­ do responder con un evento de solidaridad, posiblemente una placa conmemorativa... envíeme usted una lista de sugerencias para continuar avanzando este tema". Parecía que todo iba por el buen camino.

Pasaron semanas sin recibir noticias acerca del proyecto, sin saber si avanzaba en los despachos dentro del consistorio o si, por

Muchos encausados por la Inquisición fueron condenados a remar en galeras, una pena privatira y sin sueldo establecida por Disposición Real ante la escasez de mano de obra voluntaria para ejercer tan penosa tarea. A mediados del s. X V m dejó de utilizarse

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Cnices rie plata repujada del s. XVI, halladas en lo8 ajuares frmerarios de la necrópolis de Valbtíena

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el contrario, estaba detenido. Por todo ello, solici­ tamos una reunión con el señor alcalde, pero fue el Jefe de Gabinete quien se ofreció a re­ cibirnos en su oficina el 12 de febrero de 2010. La reunión fue larga, de unos noventa minutos, durante la cual se nos insistió que el evento conmemorativo sería "serio, de buen gusto, sin música ni bailes". A ello respondimos que era de aplaudir, pero que faltaba algo que a nuestro juicio era muy importante, cual era el hecho de asumir por parte de las autoridades civiles del Ayuntamiento de Logroño una corresponsabilidad -iado el puesto político que representan- con aquellas autoridades de 1610 por la pérdida de vi­ das y por la tragedia humana ocurrida en aquel Auto de Fe, además de reconocer públicamente ante la ciudadanía un sentimiento de culpa y de interés por iniciar un proceso de reconciliación moral a aquellas víctimas.

Por unos instantes, el jefe de gabinete guardó silencio, pero fi­ nalmente respondió: “ Le repito una vez más, Sr. Goikoetxea, que éste va a ser un evento cultural y turístico entre las autoridades de los ayuntamientos de Zugarramurdi y Logroño, y liderado por la Concejalía de Cultura y no por la de Igualdad". A pesar de sus palabras le sugerimos que el liderazgo de este proyecto encajaba perfectamente dentro de las competencias de la Concejalía de Igualdad, pues los temas a abordar eran violencia contra las mu­ jeres y defensa de los derechos humanos, incluidos los de libertad de pensamiento, de conciencia y religión. También le recordamos que el Auto de Fe perpetrado por la Iglesia y el Estado en 1610, y en el que se fraguó aquella tragedia humana, fue un evento muy público, con premeditación y diseño escénico, y que ciudadanos comunes y organizaciones cívicas de Logroño y otras poblaciones cercanas, deberían participar en el evento conmemorativo de 2010 y contribuir a su celebración, como también lo hicieron hace 400 años.

Desgraciadamente, nuestras palabras cayeron en saco roto, pues unos minutos mas tarde el jefe de gabinete se excusaba para asistir a otra reunión en el laberinto de salas de recepción, oficinas, y salas de prensa del primer consistorio riojano.

Hoy, una sencilla placa colocada en la calle Portales del centro de la ciudad de Logroño, con fecha de 9 de marzo de 2010, re­ cuerda aquel suceso con un texto tan escueto como poco afortu­ nado: "Zugarramurdi y Logroño celebran su reencuentro en paz y democracia cuatrocientos años después del Auto de Fe inquisito­ rial contra las brujas de Zugarramurdi” . Más parece un telegrama con el firme propósito de ahorrar en palabras que un verdadero gesto de exculpación de las víctimas y de arrepentimiento por los errores cometidos. Pedir perdón hubiera sido el mejor de los reen­ cuentros en paz y democracia posibles. Pero se dejó pasar...

RECONCILIACION EN SALEM

Contrasta esta experiencia del cuarto centenario del Auto de Fe de Logroño, por lo menos en su contenido actual, con los eventos asociados al tercer centenario de los Juicios de las Brujas de Salem [Salem Witch Triáis), en Massachusetts (EE.UU.), donde ca­ torce mujeres y seis hombres acusados de ser "Brujas" fueron en­ carcelados, juzgados, condenados y ejecutados. Las ejecuciones fueron llevadas a cabo en los días 10 de junio, 19 de julio, 19 de agosto y 19 y 22 de septiembre.

Intolerancia religiosa, envidias familiares y personales, histeria colectiva, confiscación de propiedad, intrusión del gobierno en las libertades civiles de ciudadanos y ciudadanas, así como violación de derechos humanos fundamentales fueron la causa de aquella caza y persecución de "brujas" en Salem Village, Ipswich, Andover y Salem Town, todas ellas localidades del estado de Massachusetts. Más de 150 personas fueron detenidas y encarce­ ladas, de las cuales cinco murieron en las cárceles, catorce ahor­ cadas, y un hombre aplastado con piedras pesadas en el proceso de autoinculpación, negándosele el derecho a mantener silencio.

En mayo de 1709, un total de 41 “peticiones de restitución de carácter" fueron preparadas por los ciudadanos y entregadas al

Procesión de reos hacia el Auto de Fe. Grabado de A . Schoonebech para Jíjstoria JiiíjiiwiÉionis, 1692.

Cada uno de los 53 condenados iba custodiado por dos alf^iaciles del Santo Oficio, 21 de ellos con sambenitos, 6 con coraza de relajados, 6 más con soga a la garganta y 15 con una vela de cera en las manos. Los 5 que quedaji iban representados en estatua, pues ellos habían fallecido

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En una mesa como ésta trabajó Alonso de Salazar y Frías, el más joven de los tres inquisidores del proceso contra las brujas de Zugarramiu^i, y el lUüco en estar en desacuerdo al dictar sentencia condenatoria. Creyó que el siuuario era incorrecto en forma y contenido, de manera que consideró infundadas todas las acusaciones atribuidas a las bmja.s y el akelarre mismo

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estado de Massachusetts. Dos años más tarde, el 17 de octubre de 1711, las Cortes Generales [General Court) aprobaron una ley que restituía “el buen carácter y fama" de 22 de las 41 personas mencionadas en las peticiones, al mismo tiempo que el goberna­ dor Joseph Dudley autorizaba 578 libras y 12 shillings “para ser divididos y distribuidos entre los sobrevivientes y parientes de los acusados". Más que de dinero, por supuesto, se trataba de un ges­ to simbólico con que el Estado reconocía su responsabilidad en los trágicos hechos.

Más recientemente, en 1957, descendientes de seis de las víc­ timas presentaron una demanda ante las Cortes Generales, las cuales hicieron otra ley para “declarar inocentes a todas las vícti­ mas y restituir su buen carácter y fama como ciudadanos y ciu­ dadanas". Finalmente, en 1992, con motivo del tercer centenario, las autoridades eclesiásticas, civiles, y ia propia ciudadanía lleva­ ron a cabo un buen número de eventos para recordar y mostrar su solidaridad con las víctimas de Salem de 1692. Sus nombres, junto a la fecha y forma de ejecución, aparecen inscritos en vein­ te bancos de granito, uno por cada víctima, que sobresalen de una pared también de granito, y que forman parte del monumen­ to conmemorativo a los juicios de Salem.

Asimismo, también en 1992, la House of Representatives de Massachusetts aprobó una resolución honrando a las víctimas de Salem, con motivo de una propuesta formulada por el colectivo de Paula Keene, una maestra de Salem. La misma resolución fue firmada por la gobernadora Jane Swift el 31 de Octubre de 2001 ¿Porqué en Salem sí y en Logroño no?

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^umetxagako San Miguel baseliza ^ rmita de San Miguel de Zumetxaga

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Jata mendiaren oinetan, ezkutuan, Bizkaiko baselizen arteko interesgarrienetako bat dago. Erromaniko estiloko eraikin soil bat da, 1200. urte ingurukoa, nabe errektangeluar eta burutza bâtez osatua, kontrahorma pare bik indarturiko abside la karratuarekin.

A los pies del monte Jata, se esconde una de las ermitas más interesantes de Bizkaia. Se trata de un edificio modesto de estilo románico, de hacia el año 1200, formado por una nave rectangular, y por una cabecera, con ábside casi cuadrado reforzado por dos pares de contrafuertes.

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Barruan, tenpluaren aide biak gangaz estalirik eta oso kapitel zurrunekin erremataturiko pilastren gainean eroritako gara-arku apuntatu bâtez komunikaturik daude. Bertan gailendu dira bi sarbide: oinetan, dobelak dituen puntu erdiko arkuan kokatua, eta aldameneko apuntatua, dobela lauzko hîru arku eta zangoez osatua. Oso interesgarria da, baita ere, burutzan kokaturiko leihoa. Kofadura abozinatu bat barrurantz eta kanporantz, apaindura zizeikatu ugari dituena.

HELBIDEA: Mungiatik Bakiorako errepidea, herri horretara iritsi aurretik ezkerrean dagoen hornitegia gainditu eta berehala, "San Migel" jartzen duen bidea dago. Kilometro batzuk gorago baseliza dago.

BISITEN ORDUTEGIA: Baselizaren barrura ikusteko ondoko baserrian eskatu behar dira giltzak.

Al interior, los dos ambientes del templo van abovedados y comunicados por un arco triunfal apuntado que cae sobre pilastras rematadas en capiteles muy rudos. En ella destacan dos accesos: el situado a los pies, en arco de medio punto con dovelas y el lateral apuntado, conformado por tres arcos y jambas de dovelas lisas. También interesa mucho la ventana situada en la cabecera. Un vano abocinado hacia dentro y hacia fuera, rico en decoración esculpida.

LOCALIZACIÓN Y ACCESOS: Justo al rebasar la gasolinera que se encuentra a mano izquierda en la carretera que entra en Bakio procedente de Mungia, hay un desvío indicando San Miguel (barrio Larrauri). Seguir este desvío unos kilómetros hasta llegar a la ermita.

HORARIO DE VISITAS: Es posible visitar el interior de la ermita pidiendo las llaves en el caserío situado frente a ella.

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HURBIL DAUDEN BESTE TOKIINTERESGARRI BATZUK;

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ELEXPURU JAUREGIA, BASICO AU20A XSAN PELAVO BASELlZA. SAN PELAVO AUZOA MUNGIA

LANDETXO GOIKOA 8ASERRIA. ATXURI AUZOA BILLELA TORREA. BEXOKALEA

OTROS LUGARES DE ÍNTERES CERCANOS:

PALACIO ELEXPURU. BARRIO BASICO ERMITA DE SAN PELAVO. BARRIO SAN PELAVO MUNGIA

CASERÍO LANDETXOGOIKOA. BARRIO ATXURI. TORREBILLELA. C/ BEKOKALE, 5

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Esta figurilla de tan sólo 20 cm. de altura, realizada en terraco­ ta, de 20 cm. d e altu­ ra, representa a una diosa de la fertilidad y file desenterrada en 1971, en e l transcurso de una excavación arqueológ;ca en la isla cartag^esa de Motya, en «Sicilia

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í UCA V M C A

TEXTD « DANIEL PÉREZ ALTAMIRA Y MARISQL ETXEBERRIA

Decía el filósofo Hesíodo que Gaia o Cea era la diosa más antigua, la de anchos senos, eterno e in­ quebrantable sostén de todas las cosas. Esta mis­ ma mentalidad es recogida en las leyendas vascas, donde aparece la tierra en forma d e cuerpo femenino y cofflo madre que da de comer a las criaturas que ella misma crea.

(Según José Miguel 5arandiaran, la madre tierra es madre del sol y la luna, y es como un receptáculo enorme a modo d e útero donde vi­ ven genios, almas de difuntos, etc...

lija cerámica repreéentando a la diosa p^aro con pezones, hallada en la isla de Thera. archipiélago de Cicladas, 1.500 a. C.

tü .RYiMÜVAüm áe§ún esÍBS leyendas la tierra p o s e e una fuerza vital que re sid e en el mundo ve5etal. Esta fuerza vital y ve5etai da fiierza para p o d e r vivir al se r hu­ mano y a los animales en forma d e alimento, al modo en que la leche materna tiene también una fuerza vital d e tipo animista, que trasmite e sa fuer­ za a quien la toma. Estamos ante una representa­ ción del alimento que da la tierra al se r humano en forma d e mamas, que s e g r e ^ la leche materna 1 ^ 1

d e la madre tierra en forma d e alimento vegetal y animal. P o r tanto, la leche materna d e la mujer y d e los animales e s símbolo d e to d o s e s o s alimentos que da la madre tierra. D e esta mentalidad surge el culto a las mamas, que s e convierten en e le ­ mentos sagrados.

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N K O S A Q IlE L L ilL A m n y ih E S T i D i L M i r ' ™ es la existencia de las diosas nutricias, dadoras de teche, como son la fenicia Astarté y la cartaginesa Tanit. De ellas se han encontrado representaciones en for­ ma de estatuas de piedra en posición sentada, con una abertura en la cabeza por donde introducir el blanco líquido y sendos orificios en los pechos para darle salida a un recipiente que la diosa suje­ taba entre sus manos. Seguidamente, los presentes tomarían la leche vertida o la utilizarían en libaciones. Una de estas es­ tatuas dedicadas a Astarté, hecha en ala­ bastro, se ha encontrado en la antigua

ciudad de Tutugi, en la provincia de Granada. También sabemos de templos dedicados a esta diosa, donde su figura fue representada en posición tumbada, y cuyos senos llenaban de leche unos reci­ pientes situados al lado. Esta leche era bebida por los devotos de la diosa, pero nada nos ha quedado del sentido que pudieron tener aquellas ceremonias ri­ tuales, por lo que cualquier interpreta­ ción que se haga al respecto hay que tomarla con muchas reservas. Otro modo habitual de representación lo en­ contramos en vasos realizados con for­ ma de mujer, convenientemente agujereados para hacer libaciones. Los hallamos desde la cultura de karanobo en Rumania {6.000 a.C.), hasta la cultura

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En la imagen superior, biberón cerámico precursor del biberón moderno. La le­ che se introducía por la amplia boca su­ perior mientras el niño succionaba el líquido por la especie de tetilla que sobresale. Las campesinas de Pakistán aún los utilizan para alimentar a sus pe­ queños. Yacimiento de Mohenjo-Daro. valle del Indo, hace 4.000 años.

En la imagen inferior, vaso con alas en forma de pájaro, acunando a un vaso-ni­ ño. Troya. Anatolia Ili milenio a.C.

minoica en la isla de Creta (2.000 a.C.).

Por otro lado, en estos ámbitos balcánico y de islas del Mediterráneo también apa­ recen vasijas con peciios y pezones agu­ jereados, con dataciones desde el 6.000 a.C. hiasta el año 1.000 a.C. Un ejemplo de ello es una jarra con pezones y pico de ave encontrada en la isla de Tiiera, is­ las Cicladas, con una cronología de 1.600 años a.C., o el vaso antropomorfo con pedios de la cultura minoica encontrada en el yacimiento de Maílla, en la isla de Creta, de finales del 3.000 a.C. Si queremos acercarnos al sen­ tido de estas libaciones de lecíie emanadas de la propia diosa, deberemos dar un salto en el tiempo y acercarnos a las culturas que han manteni­ do hasta hace bien poco cier­ tas formas de ritual en torno a esto, como ha sido el caso del País Vasco. Nuestra cultura ha considerado a la [eche materna y a las mamas casi como elementos sagrados, y de hecho, para muclios de nuestros informantes no era sólo un elemento nutricio para el niño, sino que la leche tenia una serie de cualidades de carácter animista, como si la leche producida por los pe­ chos fuera capaz de trasmitir las virtu­ des y la propia ánima de la madre al niño que la toma. Este tipo de relación y otras que se nos ocultan, podrían darnos la clave para intentar comprender el va­ lor de aquellos rituales, lejanos en el tiempo, hechos con diosas nutricias como la de Astarté. La leche materna de la diosa parece trasmitir algo más que un valor nutricional, quizá sus propias virtudes y parte de su propia alma, lo que haría situarnos en un plano de es­ trecha relación con ella, tal como lo ha­ ría un niño con su madre.

En la cultura griega, la leche tenía un valor mayor que el de transmisión de tipo animista, era también un elemento creativo. Así, de la leche de una diosa griega vertida en el espacio, se creó la

Vía Láctea, de donde deriva su nombre.

Por tanto vemos que la leche materna tiene cualidades creadoras, como la dio­ sa creadora del universo, y cualidades trasmisoras.

En la cultura minoica, desarrollada en la isla de Creta, las mujeres apa­ recen en ios frescos que se pintan en los palacios con los pechos al aire, pero ves­ tidas, y muchas de las diosas aparecen con cule­ bras en las manos. En las cultu­ ras balcánicas de la vieja Europa anterior a las invasiones indoeuropeas, aparecen urnas funerarias con cordones umbilica­ les en forma de serpiente y serpientes mamando. Se establece en estas culturas una clara relación entre las serpientes, el cordón umbilical y la leche trasmisora.

Un ejemplo de esto lo encontramos en una urna funeraria con cara de búho, se­ nos y cordón umbilical en forma de ser­ piente, encontrado en la ciudad de Troya y con una cronología situada entre el 3.000 y 2.500 a.C. En el País Vasco hemos recogido va­ rias leyendas que hablan de esta relación de la serpiente con la leche materna, ya sea de mujer o de animales mamíferos.

En estas leyendas las mujeres o animales se quedan sin leche porque las serpien­ tes les han mamado los pechos a la no­ che sin que ellas se dieran cuenta, ya que las serpientes tienen algún tipo de imán en los ojos y lo hacen de manera muy suave. Incluso los cazadores hablan res­ pecto a este imán que parecen tener en los ojos las serpientes y que evita que se las pueda disparar, pues haría estallar el cartucho dentro de la recamara.

Una de estas leyendas cuenta que en Donostia había una mujer que recogía serpientes en el monte y luego las lleva­ ba a su casa, pero necesitaba alimentar­ las y para ella el mejor alimento que había era la leche materna, por lo que contrataba a nodrizas para que diera de mamar a dichas serpientes.

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En la imagen éuperior, Figurilla en loza representando a la diosa de las ser­ pientes. Palacio de Cnosos. en Creta.

1.600 a.C. También en la cultura vasca hay una relación directa entre la ser­ piente. la leche y la mujer En ia imagen inferior, diosa pájaro vista de frente y costado. Zarkou en Larisa.

Tesalia. 5.000 a, C.

En la imagen superior, figurilla en arcilla con niño en brazoa, Munhata, valle del Jordan VI milenio.

En la imagen inferior, urnas Cinerarias en forma de búho, con cara, pechos, vulva y cordón umbilical. Isla de Lemnos y Troya 111milenio a.C.

En otras leyen­ das, si la serpiente bebe de la leche que ha de tomarse, ésta adquiere propiedades medicinales, propiedades que, por otra parte, ya tiene de por sí la leche materna, como es la de curar el dolor de oídos a los niños y niñas. En esta última creencia y en la re­ lación cordón umbilical y serpiente, podría estar la clave para entender todo este embrollo de la leche y las serpien­ tes. La serpiente aparece como un ele­ mento de la diosa que une al niño con la madre, por tanto es parte del cuerpo de ella en sentido simbólico. De ahí su pro­ fusa aparición en la cultura minoica en manos de las diosas con los pechos al aire, y de ahí la relación simbólica entre las serpientes y las diosas madres, y su necesidad de tomar leche como los ni­ ños en cuanto a seres salidos de la ma­ dre.

Por tanto ya hemos visto que la leche materna es muy valorada, tiene propie­ dades animistas, es creadora de la Vía Láctea y tiene propiedades medicinales.

Para entender estas ideas debemos irnos a los primeros textos escritos en sumerio, en el periodo dinástico antiguo que va desde el 2.850 a.C. hasta el 2.340 a.C., donde aparece la diosa Nanmu -amatoanki-. Esta diosa, a través de su útero, creo el cielo y la tierra, y es a tra­ vés del parto como la diosa crea las co­ sas que existen, y así también lo hacen su hija y sus nietas. Así pues, estamos ante unas diosas capaces de crear las co­ sas a través del parto, una concepción teológica completamente diferente a la cristiana, ya que todos -animales, plan­ tas y minerales- han sido creados por medio del parto de las diosas, y todos estarían relacionados con ellas, forma­ mos parte de ellas. En la concepción cris­ tiana, Dios crea la materia de la nada a partir de la palabra.

EL a s o VASCO De aquella concepción teológica en tor­ no al parto podrían haber quedado en nuestra lengua palabras como sorgin y sorzain. La primera vendría a significar "la que hace los nacimientos", "la que hace crear”, “la que hace surgir”, mientras que sorzain apelaría al genio "que cuida de los nacimientos” y de todo lo creado, en­ cargado también de proteger a .y los bebés en el momento del parto.

Estas dos palabras serían, entonces, restos de aquella con­ cepción teológica, donde el cuer­ po de la mujer era tomado como símbolo para crear todas las cosas.

De ahí que el cuerpo de la mujer y to­ das sus partes se relacionen con la creación de una nueva criatura y se consideren elementos de culto, como es el caso de las mamas y la leche que pro­ ducen. Por tanto, el cuidado de las ma­ mas y todo lo relacionado con ellas en el momento del parto adquirió en el pasa­ do una importancia fundamental, por­ que la mujer era la representación viva de la diosa creadora.

Dentro de este contexto, según las personas de edad que nos han trasmitido esta información, antiguamente se utili­ zaban cachorros de perros durante el pe­ ríodo de gestación de la mujer para preparar los pezones de sus pechos de cara a la lactancia. De esta forma, ma­ mando los pezones, según decían, se pre­ paraban mejor para que luego el recién nacido tomase la leche materna.

Aseguraban nuestros informantes que esta labor debía desarrollarse con ante­ rioridad al parto y nunca después del na­ cimiento del niño y de que éste hubiese comenzado a ser amamantado, ya que en muchas zonas de Gipuzkoa era consi­ derado como negativo el que coincidie­ ran el amamantamiento de un cachorro de perro y de un bebé humano.

En la imagen superior, diosa serpiente con niño en brazos en terracota, Ur. Iraq, IV miíenio.

En la imagen inferior, escultura neolítica en piedra, hallada en Capdenac le 5out, sur de Francia, 4.000 a.C, éu re­ donda boca, al igual que los senos, re­ presentan la fuente divina

el propio vocablo fue adquiriendo con el paso del tiempo. Estas últimas eran per­ sonas no muy bien vistas de aquí a que­ dado el vocablo despreciativo, de mamón y mamona.

EL OFICIO DE MAMAD

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Mujer barbuda, pint.ura de Jo sé Dibera

I 62

Una vez que había nacido el niño, no eran infrecuentes los problemas en el período de lactancia, ya fuera porque el niño no quisiera mamar, o debido a las infecciones que a menudo padecía la mujer, especialmente la mastitis. Cuando esto ocurría se pensaba que el mejor re­ medio era vaciar las mamas de leche.

Esta función era realizada tanto por mujeres como por hombres, y en algu­ nos casos se trataba de verdaderos pro­ fesionales en el oficio de mamar, de ahí que se les denominara mamones o ma­ monas, una acepción que nada tienen que ver con el carácter despreciativo que

Había diferentes tipos de personas en­ cargadas de aliviar el exceso de leche y la mastitis en las mujeres, pero la fórmu­ la empleada por todos, tanto los profe­ sionales como los no profesionales, pasaba por mamar los pechos.

Hay que decir que la mayor parte de los informantes pertenecen al área de la llamada cultura de la Verbena, y algunos al de la cultura del Te de Roca. De la pri­ mera. donde más información hemos podido rescatar es en Cipuzkoa. quizá por haber sido éste el último territorio donde se conservó y extinguió esta prác­ tica. Y hay que decir que los datos apor­ tados se corresponden a momentos anteriores a la Guerra Civil Española, de las cuales fueron testigos algunas de nuestras informantes.

Dentro de los no profesionales esta­ rían los propios maridos de las mujeres con problemas durante la fase de lactan­ cia. En este sentido, son varios los infor­ mantes que dicen que cuando sus mujeres tenían exceso de leche eran ellos mismos los que mamaban sus pe­ chos para extraer la leche, y en unos ca­ sos se la tragaban y en otros la escupían fuera. En este mismo grupo entrarían también las amigas de la mujer afectada, información que hemos recogido en la zona de Baztán, valle de Ultzama y zona

noreste de Gipuzkoa. Nos contaban que estas amigas, antes de comenzar a ma­ mar los pezones de la mujer con la que compartían un lazo de amistad, solían tomarse una copa de coñac o de anís para disimular el sabor. Y en el caso de que hubiese infección, escupían la leche infectada y volvían a tomar anís una vez realizada la operación.

En cuanto al segundo grupo, el de los profesionales de este singular oficio, hay que mencionar en primer lugar a las lla­ madas mamonas. Las informantes son en su mayoría guipuzcoanas, y hacen esencialmente el mismo trabajo que los mamones. En unos casos se dedicaban a ablandar las ma/ mas que se habían queda do endurecidas y con nódulos. Una vez ablandadas, pro­ cedían a suc­ cionar para vaci ar l as de leche.

Otras veces se encargaban de extraer la In­ fección, lo cual solía ocurrir cuando tenían los pezones agrietados.

Esto, a menu­ do les producía fiebre, en cuyo caso procedían a escupir lo inge­ rido y acto seguido a tomar una bebida al­ cohólica. También para extraer la infec­ ción solían utilizar cataplasmas de verbena u hojas de berza caliente. El modo de hacerlas era en la sartén, para lo cual echaban un poco de aceite de oli­ va y. una vez caliente, añadían las hojas de verbena, que se dejaban hacer a fuego lento hasta que perdían su verdor y que-

Este magnííico vaso, extraído de una ne­ crópolis cretense, es característico del período minoico temprano. La figura re­ presenta a la diosa pájaro, con alas y pico de ave, tiene unos pezones perforados C[ue, de hecho, son caños.

Está decorada con bandas en zigzagy líneas paralelas pintadas de blanco. Yaci­ miento de Maílla, en la zona orien­ tal de Creta, co­ rrespondiente al 111milenio a.C,

daban mustias, sin llegar a freírse. A con­ tinuación se echaba la clara de huevo y se hacía una tortilla poco hecha. Todo ello se envolvía en un paño blanco y se ponía sobre los pezones y las mamas para combatir la mastitis, y se dejaba por un tiempo de entre 12 y 24 horas duran­ te un período de nueve días. Cuando no

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había verbena en verde, se solía guardar la verbena en tarros de aceite para utili­ zarla cuando hiciese falta.

Por otra parte, sabemos también de la existencia de los llamados mamones.

Las informantes son también guipuzcoanas, y en concreto recuerdan uno de la zona de Ordizia que era muy especial, ya que decían que tenía las manos muy ca­ lientes. También me han informado de otros mamones que actuaban en la zona de Donostia para gente muy pudiente, y que utilizaban una sabana para tapar a la paciente, exceptuando los pechos, y evi­ tar así el poder ver el rostro de la mujer.

Diosa del vaso manante en cali­ za. Palacio de Mari, 1.800 a. C.

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En el caso del de Ordizia y otras zonas con dientas menos notables y pudoro­ sas, esto no solía pasar, y los mamones actuaban sobre mujeres que mantenían su rostro al descubierto.

FODMA DE ACTUAD DE MAMONES Y MAMONAS Según refería una de nuestras informan­ tes, en primer lugar, los mamones y ma­ monas tumbaban a la paciente en la cama con lo pechos al aire y después se lavaban las manos con agua y jabón. Una vez aseado, el profesional se sentaba en un taburete junto a la cama, y daba co­ mienzo a la primera parte del ritual, que consistía en masajear con las manos las tetas de la mujer, la cual solía decir del mamón que “tenía fuego en las manos", que "las tenia muy calientes". Y este supuesto calor, junto con el masaje de abajo hacia arriba que se daba a los \ pechos, hacía que las glándulas mamarlas al cabo de un tiempo quedaran muy blandas. El ma­ món consideraba muy Impor­ tante esta parte del tratamiento, fundamental In­ cluso, antes de iniciar la ar­ dua labor de vaciar la leche que tenían las tetas.

Seguidamente, una vez terminado el masaje, se pasaba al ritual de succio­ nar los pezones de la paciente.

Si la leche no estaba infectada, el ma­ món se tragaba la leche succionada has­ ta que consideraba que no se podía sacar más en esa sesión. Si por el con-

trario, notaban que había infección, so­ lían escupir ia leche succionada y tras ello tomar alguna bebida alcohólica para desinfectar la boca. Una vez acabada su labor, el mamón cobraba lo establecido y se marchaba de la casa.Tras esta primera intervención, aun volvería dos días más para realizar más sesiones antes de dar por acabado su trabajo. Como curiosidad y prueba de la miseria de aquellos tiem­ pos, nuestras informantes no se cansa­ ban de repetirnos que de no estar infectada la leche, bajo ningún concepto la escupía el mamón, y que siempre se la tragaba. Podría ser necesidad, pero tam­ bién el aprovechar el alto valor nutricional de la leche materna, que la debían considerar como el mejor de los alimen­ tos, seguramente fruto de una antigua mentalidad según la cual, la leche mater­ na representaría algo más que un ali­ mento, quizá un elemento de carácter animista y trasmisor de fuerza y vigor.

Por ello, más allá del oficio para ganarse un dinero, debemos entender a los ma­ mones y mamonas como herederos últi­ mos -aun sin saberlo ellos- de una cultura milenaria y ancestral que busca­ ba el alimento animista de la diosa madre, dadora de vida, y que hoy po­ demos considerar repulsivo y hasta re­ probable y fuera de todo lugar.

AMA6 DE CDlA Nuestros informantes nos dicen que antiguamente era muy normal que las madres que por cualquier causa se quedaban sin leche, alimentaran a sus hijos e hijas con leche materna

Esta figura en terracota decorada alude, a tra­ vés de formas exagera­ damente abultadas y, a la vez, esquemáticas, a la esencia femenina, quizá tratando de represen­ tar a la diosa-madre. Fue hallada en el yacimiento arqueológico de Teü Halaf (frontera si­ rio-turca), en el curso alto del río Eufrates, y está fecha­ da entre el V y IV mile-

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procedente de otras mujeres que sí te­ nían de sobra. Y cuando ocurría esta cir­ cunstancia, encontramos, al igual que en el caso anterior, las amas de cría profe­ sionales y las no profesionales. Estas últi­ mas solían ser amigas de la mujer que solicitaba su ayuda, y estaban destetan­ do a sus hijos ya criados pero aun con­ servaban leche en sus pechos. Por el contrario, las profesionales cobraban por ello, y tenían siempre leche en sus ma­ mas, para lo cual utilizaban una serie de técnicas basadas en la aplicación de ma­ sajes con aceite de oliva y hierbas a fin de mantener activa su producción láctea.

Antiguamente, según nuestros informan­ tes de la zona de Donosita, esto era bas­ tante común entre la gente adinerada, ya que solían tener amas de cría para evitar que las jóvenes madres de clase acomo­ dada dieran pecho a sus bebés.

Quizá hoy pueda parecemos extraño, pero todavía hasta la primera mitad del siglo XX, era muy normal que un niño o niña prolongara su período de lactancia hasta los cuatro o más años de vida, como complemento nutritivo a una die­ ta alimentaria parecida a la de un adulto.

Y esta larga lactancia era tenida como muy importante por la mayoría de las madres, pues se consideraba que el niño o niña tenía que tomar algo de leche materna para seguir creciendo bien, ya que esto le vigorizaba y le trasmitía fuer­ za vital, quizá la de tipo animista comen­ tada con anterioridad.

Esto en la actualidad no ocurre, pues la leche ha perdido ese valor animista y representativo del alimento que nos da la Madre Tierra, y las madres han visto reducido enormemente su tiempo de dedicación a los hijos.

Los mamones y las mamonas, las amas de cría, la larga duración de la lac­ tancia, las leyendas sobre serpientes y le­ che, el poder animista de la leche que se guardan en la memoria de nuestros in­ formantes, son todos ellos restos de una mentalidad más antigua y extinguida, donde la leche, las mamas y el cuerpo de la mujer y sus partes, sobre todo las re­ productivas, eran veneradas como sagra­ das y representantes de una concepción teológica completamente diferente a la actuaL Una concepción relacionada con una diosa femenina creadora del mundo a través del parto, y de todas las criatu­ ras, a las que alimenta con la leche de sus mamas.

DANIEL PEREZ ALTAHIRA Etnabotdn ico de A ran zad i Zientzia Elkartea M ARISOL ETXEBERRIA C om ad ro n a

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alavanet ■■ W Arabako Foru Aldundia Diputación Forai de Álava

Añanako Eskualdea / Cuadrilla de Añana asadores en barca a la sombra del castillo de Astúlez (Valdeqovía / Gaubea) Lo que hoy parece un rincón olvidado, rodea­ do de espectaculares montañas de roca y una vegetación natural sorprendente, tuvo ya un asentamiento en la Edad del Hierro y fue un importante lugar desde la Alta Edad Media, como lo corrobora el visible castillo.

Fue la de Astúlez, sin duda, fue una fortaleza defensiva del propio valle y vigilante de las incur­ siones árabes que a través de los ríos Omecillo y su afluente Tumecillo buscaban castigar y dominar esta zona del territorio alavés. Y para que cumpliera bien su función de faro, lo encara­ maron sobre una roca y lo rodearon de muralla, de todo lo cual aun podemos ver restos, incluida su altiva torre y el indispensable aljibe para el abastecimiento de agua de la guarnición.

A la guarda del castillo -o quizá con ante­ rioridad a él- fue estableciéndose la población de Astúlez, buscando refugio en la solana del monte y amparo en tiempos de gran insegu­ ridad. Allí construyeron sus endebles casas y se afanaron en cultivar sus campos. También edificarían una pequeña iglesia, mucho más precaria que la actual.

Pero el románico traería nuevos tiempos y nuevas relaciones entre señores y cam­ pesinos, y dejaría una extraordinaria huella artística en toda la comarca de Valdegovía, también en el pequeño templo de San Millán de Astúlez.

En el ventanal del ábside, una escena sen­ cilla decora uno de los capiteles. En ella, dos pescadores se afanan con el remo y la red en la brava mar para hacerse con ios peces que nadan bajo su barca. Un tema presente en iglesias de los valles vecinos Vallejo de Mena y San Pantaleón o Villacián de Losa, con los que se debe relacionar.

Astúlez tiene título de villa, por tanto inte­ resó al poder para asegurar los productos de comercio que circulaban por su ruta entre la meseta y el mar, desde la sal de Añana hasta el hierro vizcaíno, pasando por la lana y el trigo castellanos, el vino de la Rioja y el pescado del golfo de Bizkaia, quizá el mismo que aquel maestro cantero tuvo el acierto de represen­ tar en el sencillo pero hermoso capitel del ven­ tanuco del ábside.

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texto «JU AN JQ HIDALGO

Ser ama de cría en una casa rica constituía un verdadero privilegio para las mujeres que conseguían serio y, ciertamente, muy pocas reunían las cualidades exigidas para desarrollar bien tan difícil tarea.

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AMAS DE CRÍA VASCAS EN LA CORTE ESPAÑOLA

La dama que descubre el seno, óleo de Tintoretto

Pero aun era más complejo llegar a ser ama de cría en una casa real y amamantar con SU leche nutricia a príncipes e infantas, los futuros reyes de medio mundo. Por ello, la que conseguía hacerse con tales servicios, no sólo era envidiada por disfrutar de tan alto honor, sino que además era colmada con todo tipo de complacencias para hacer que su vida fuese un camino de rosas. Todo parecía poco para la nodriza de cuyo bien hacer dependía la vida del primogénito y. . ^ j ^ j ji t^nto, de toda una dinastía real.

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VERf)nr)ER08 rpARfAòORES ÒE LA PERgOFl ALÌòAò, Y QUE A ÜlEnUôO PERUlAriECÎAri GCULtOS A LA liOR/1 ÔE 8ELECCÌ0I1AKLA CAHôiôAtA

V a rías er^íti las PRendAs o requisitos que debía atesorar una ama de cría para entrar al servicio de una fa­ milia importante, y uno de los primeros era el de la edad, pues se consideraba icEra, sin duda, una cuestión de juventud, pero, además, debía estar casada, ser madre de al menos un segundo hijo y te­ ner leche de varios meses. No obstante, también había nodrizas de escasos me­ dios para atender a los niños abandona­ dos de la Inclusa y otras instituciones de carácter benéfico. En estos casos, no ha­ bía necesidad de que fuera acompañada de una gran inteligencia. Es más, se pre­ ferían aldeanas poco formadas y de cor­ tas entendederas, aunque sí guapas, ya que las feas eran más "iracundas y qui­ meristas"-según decía en 1805 Santiago

García en su libro Instituciones sobre la crianza física de los niños expósitos...-, y podía influir negativamente en la calidad de la leche que había de mamar el niño.

Las nutricias debían ser anchas de tórax, respiración fácil y talle normal, lo que para el canon de la época podría pare­ cemos de generosa figura. Se rechazaban las pelirrojas y no gustaban las rubias, ya que estas últimas tenían fama de pade­ cer halitosis. Invariablemente, morenas y castañas eran la generalidad de las amas de cría, pero todas ellas debían lucir un cabello brillante y lustroso, pues era sín­ toma de buena salud. Pero eran las ma­ mas el atributo más importante de la mujer nodriza, y se examinaban con todo lujo de detalle, como si de catar un buen vino se tratase. Debían ser pechos volu-

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Ama de cría pasiega PÁGINA ACTUAL:

La nodriza y el nlf\o.

Frans Hals

LAS CUALIDADES DE u n AIílA DE CRÍA

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minosos, duros pero móviles, y recorri­ dos por numerosas venas azuladas. De grandes pezones eréctiles, no demasiado oscuros, y con pequeñísimos tubérculos a su alrededor. Los examinadores podían solicitar a la nodriza que apretara sus pe­ zones para comprobar que la leche sur­ gía al menos por seis diminutos conductos, y que lucía el requerido color blanco sin brillo, con un matiz ligera­ mente azulado y agradable aroma.

Sin embargo, aspectos y cualidades físicas aparte, más o menos fáciles de discernir por la persona encargada de contratar los servicios de una buena ama de cría, estaban los aspectos sicoló­ gicos, verdaderos marcadores de la per­ sonalidad, y que a menudo permanecían ocultos a la hora de seleccionar la candidata ideal mediante una sencilla entre­ vista. Sin duda, el desconocimiento del carácter de la candidata preocupaba y mucho a quienes iban a contratar sus servicios, pues pensaban que las perso­ nas inconstantes y volubles, apasiona­ das o melancólicas, ambiciosas, vengativas, celosas o envidiosas, genera­ ban en su interior malos humores y lí­ quidos avinagrados, incapaces de generar y proporcionar buena leche para los bebes a los que se disponían ama­ mantar. De hecho, la idiotez manifiesta del infante Felipe Pascual, hijo primogé­ nito de Carlos llt, se atribuyó a "una al­ teración de su nodriza”, la cual habría amamantado al niño tras haber mante­ nido una fuerte discusión. Hoy sabemos que no fue así, y que su incapacidad para gobernar se debió a una enferme­ dad conocida como mentecapto, de donde se deriva la palabra mentecato, utilizada como insulto para definir a aquellas personas que en ocasiones muestran una falta de entendimiento o de razón hacia algo.

A los atributos fisiológicos y rasgos de personalidad habría que añadir otra preocupación, cual era conocer el grado de salud de las candidatas. Muchas de

aquellas mujeres, sobre todo las más pobres, cuyo destino era la crianza de bebes abandonados, tenían un origen bastante dudoso, por lo que se hacía ne­ cesario una mínima investigación de sus antecedentes para asegurarse que no eran portadoras de enfermedades vené­ reas o respiratorias como la tuberculosis.

Además, los examinadores solían ser muy reticentes ante cualquier olor cor­ poral que les resultara extraño o espe­ cialmente desagradable, como el del “sudor rancio”, o de enfermedades de la piel, casos de la sarna y la tiña, tan fre­ cuentes en la Edad Moderna.

Finalmente, quedaba por discernir el aspecto del linaje u origen familiar de la candidata. pero no tanto por el hecho de conocer sus antecedentes patroními­ cos como por el de descartar un origen judío o moro, esclavo o de etnias negroi­ des, ya que debían ser "cristianas viejas y libres de toda mala raza". En este sen­ tido, al componente racista que eviden­ temente existía, debemos añadir el pensamiento propio de la época, pues se creía que la leche no era sino sangre de color blanco, capaz de transferir al bebé lactante toda la negatividad y pen/ersión de la herencia genética de la nodri­ za. Y había que mirar con mucho cuidado de quién se recibía "la primera leche que se da a las criaturas después de nacidas (...) porque también influye y conduce para las buenas o malas incli­ naciones en adelante" -a decir del fraile Antonio Arbiol en 1732. En este sentido, solían pedirse informes sobre la conduc­ ta de las candidatas a personas fidedig­ nas de su entorno, tales como el cura párroco, el médico o cargos municipales.

Las nodrizas así elegidas eran traslada­ das a la corte, pero sólo una conseguiría el cargo de ama de lactancia para el bebé real, mientras que su propio hijo sería nutrido por otra. Las demás queda­ ban a la espera como amas de reserva o repuesto, mientras continuaban ama­ mantando a sus hijos en una residencia

Maria Antonieta y sus hijos

contigua al palacio, bajo la dirección de una rectora de amas. Como anécdota, decir que el último rey de la casa de Habsburgo, Carlos II, fue amamantado ni más ni menos que por 31 nodrizas, y contaba, además con otras 62 de re­

puesto. Así se entiende que por orden real se llegara a formar un verdadero grupo de trabajo, formado por médicos y fisonomistas, especializado en contra­ tar tanta mujer con las cualidades re­ queridas.

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fuese contratada en una buena casa sig­ nificaba para ella toda una experiencia de buen vivir, ya que no se la contrataba para trabajar sino para criar a un bebé, lo cual tenía prioridad sobre cualquiera otra tarea. Así, el paseo suave para oxigenarse era considerado como una actividad sa­ ludable y muy recomendable. Del mismo modo, debía alimentarse bien, evitando comidas de pesada digestión o excesiva­ mente fuertes para el organismo, tales como pescados y carnes en salazón, que­ so viejo o muy curado, salsas muy acei­ tadas y picantes, especias en general, y todo tipo de licores, vino, café y chocola­ te. por ser demasiado ardientes.

Tampoco podían tener relaciones sexuales cuando quisieran -por supuesto,

siempre dentro del matrimonio-, ya que tenían que guardar al menos media hora antes de volver a dar pecho al lactante.

Pero se trataba de pequeñas regulaciones fáciles de aceptar, ya que la buena vida que se regalaban por cumplir con su tra­ bajo satisfacía con creces estas pequeñas cuitas. Algunas, incluso, eran agasajadas de tal manera que los pintores de la cor­ te realizaban retratos de ellas, caso de María Agustina de Larrañaga -nodriza de la infanta Isabel -y Francisca Ramón nodriza de Isabel 11-, inmortalizadas am­ bas en los lienzos por los artistas Federico Madrazo y Vicente López respectivamen­ te. Otros muchos retratos de amas de cría se exponen en los Reales Sitios de Aranjuez, donde sirvieron a los infantes e infantas de la corte, y vivieron a un lujo

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Francisca Ramón, ama de cria de Isabel II. Vicente López PÁGINA ACTUAL:

La familia de Felipe V. Van Loo

LA VIDA p la c e h te ra de U r iA n O D R ÍZ A

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Reales sitios de Aranjuez, azulejos pintados a mano

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superior al resto de los empleados de pa­ lacio. Incluso, al término de los años de contrato, el rey firmaba para ellas privile­ gios de hidalguía que elevaban su rango social y les aseguraban un futuro prome­ tedor. Sin embargo, no todas las nodrizas se beneficiaban de tales honores, pues las llamadas "de repuesto" eran simples sustituías de las primeras cuando a aquellas se les acababa la leche, y era bastante habitual que un bebé de la rea­ leza tuviera más de un ama de cría.

Ellas eran conscientes de la impor­ tancia dada al papel que desempeñaban en estas casas reales -no en vano les era confiada la descendencia de un monarca y hasta el futuro mismo de la dinastíay, lejos de practicar la humildad y el so­ siego, solían abundar en peticiones más o menos ambiciosas con el fin de sacar provecho y alguna prerrogativa para ellas y sus maridos e hijos, que les valiera para mejorar sustancialmente su calidad de vida y asegurar el bienestar futuro. Pero no siempre les eran concedidos tan codi­ ciados deseos. Así, la manchega María Rodríguez Colastro debió de ser tan bue­ na nutricia como ambiciosa mujer. Crió ella sola con su leche a las infantas María Teresa y Mariana y al infante Felipe, hijas

e hijo del matrimonio en segundas nup­ cias entre Felipe V -el primer Borbón es­ pañol- e Isabel de Farnesio, por cuya gesta recibió el puesto de "dueña de re­ trete" de la Reina, acompañada de una dotación económica de 6.000 reales.

Pero aún se atrevió a pedir otros 250 du­ cados para la dote y manutención de su hija, y solicitar el título de "repostero de camas" para su marido, el de “ujier de cámara" para su otro hijo y el derecho de herencia de sus privilegios para su nieta.

En fin, toda una suma de peticiones -no todas concedidas- que venían a poner precio a la exclusiva leche nutricia con que la manchega de hermosos pechos aseguraba el futuro de la realeza hispana.

Por todo ello, no era difícil verla aparecer en las ceremonias públicas más impor­ tantes acompañada de los pequeños lac­ tantes de sangre azul, orgullosa y ufana del papel que desempeñaba, y feliz por el trato que la vida le dispensaba.

Pero a alguna de estas nodrizas, ni si­ quiera su placentera vida la hizo renunciar a mayores cotas de poder, atreviéndose, incluso, a desafiar la autoridad del condeduque de Olivares, el hombre más impor­ tante después del rey y verdadero director de la política española durante

veinte años del reinado de Felipe IV. Pues bien, en la llamada conspiración de las mujeres, la reina Isabel de Borbón, la du­ quesa de Mantua, la monja María de Jesús de Agreda y la propia ama de cría, Ana de Guevara, convencieron al rey para que destituyera a su valido el conde-du­ que de Olivares y gobernara personal­ mente. El monarca accedió a ello y las poderosas mujeres pudieron al fin influir en buena parte de las decisiones de esta­ do, especialmente Sor María de jesús.

Además de amamantar, las nodrizas se encargaban también del cuidado y limpieza de los bebés, aunque se trataba de un aseo bastante ligero si lo compara­ mos con los actuales hábitos de higiene.

Después, procedía el ama de cría a fajar a la críatura con los paños y ceñidores, ter­ minando por embutirlo en una funda de tela con forma de saco de momia y con­ vertirlo en una especie de gusano de seda escondido en su capullito.Y todo ello por temor a que el bebé adquiriera deformi­ dades físicas si se dejaba el cuerpo a su entera libertad. El remate final lo consti­ tuía una gorrita sujeta con alfileres para asegurar que la cabecita quedara bien recta y no ladeada sobre un hombro. Sin embargo, lo peor de toda esta armadura de tela no era lo aparatoso de la misma sino el engorro que suponía hacerla y deshacerla, por lo que la criatura no era liberada de sus ataduras con la frecuencia que hubiese deseado de haber podido ha­ blar y pedirlo a viva voz, un inconveniente que, mirado desde el punto de vista de las ayas y amas de cría, dejaba interesan­ tes espacios de tiempo para solaz propio.

A finales del siglo XVIII había ya voces autorizadas contra esta práctica que con­ denaba a las criaturas a vivir maniatadas como bocadillos envueltos en papel de estraza. Rousseau estaba entre los que protestaban y también médicos, intelec­ tuales y ex jesuítas como Lorenzo Hervás.

Se decía que los niños tratados así tenían más posibilidades de adquirir defectos, de ser gafos, patizambos o contrahechos, in­

Luis XIV de bebé, bien fajado y embu­ tido en una funda de tela, en brazos de su nodriza Longuet de La Giraudiere, 1640 (Versalles)

cluso jorobados y raquíticos. Lo cierto es que la medicina de aquel momento no estaba en condiciones de hacer frente a casi nada, y por tanto, sólo las criaturas muy saludables y afortunadas eran capa­ ces de resistir las frecuentes epidemias, la escasa y poco diversificada alimentación, la falta de higiene y las purgas o, peor aun, sangrías que los barberos y cirujanos rea­ lizaban para espantar los males de los atormentados pacientes, y de cuya prácti­ ca no escapaban ni los perfumados cuer­ pos de la realeza. Dicho lo cual, el hecho de fajar más o menos a un niño, apenas tenía repercusión en las tasas de mortali­ dad infantil o de minusvalías en aquellos que habían conseguido sobrevivir.

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NODRIZAS DE Pero no todo era lujo y vida conforta­ ble para las amas de cría, ya que la mayor parte de ellas entraban al ser­ vicio de familias con recursos más li­ mitados y de instituciones con carácter benéfico, donde se recogian a los bebés expuestos -de ahí lo de ni­ ños expósitos-, recién nacidos en su mayoría, ilegítimos y pobres de solem­ nidad. En una sociedad de hondas raí­ ces religiosas, donde los valores morales de tradición cristiana y el sentimiento del honor primaban por encima de cualquier otro, cualquier desliz fuera del sacrosanto matrimo­ nio o relación que pudiera convertir una doncella en madre soltera, era te­ nido por muy alto deshonor para ella y su familia. Y eran situaciones muy difíciles de camuflar, imposibles de llevar con normalidad en el día a día, por lo que obligaba a las desgracia das madres a una casi forzosa entre; ga del neonato en el hospital para ! niños expósitos más cercano, en algu­ na inclusa o en el torno de algún con­ vento de monjas. También había parejas legítimas, cuya pobreza o en­ fermedad les impedía criar a su hijo, que acudían a estos centros benéfi-J eos para que fueran amamantados y asegurar así su subsistencia. La p ri-. mera de estas instituciones fue e lj Hospital de Nuestra Señora de la Caridad y San José de Madrid, funda do en 1567 y conocido popularmente como la Inclusa. Sin embargo, las difi cultades económicas de estos centros añadidas a las frecuentes crisis ali mentarías y a los sangrantes episo dios bélicos del siglo XIX, hacían’ fracasar su deseo de que buena parte.

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de los expósitos llegados sobrevivie­ ran a las calamidades.

Er\ este drama de la Inclusa tuvo mucho que ver la dificultad de encon­ trar nodrizas dispuestas a pasar, en teoría, un riguroso examen médico y a dar su leche a cambio de un sueldo miserable. Pero en la práctica, sólo las prostitutas eran rechazadas categóri­ camente, por miedo a la transmisión de enfermedades venéreas y por su desordenada vida. Así que, muchas veces, los responsables de estas insti­ tuciones no tenían más remedio que contratar para la crianza a cualquier mujer que solicitara el puesto, aun sin presentar el oportuno certificado de buena conducta expedido por el al­ calde o el párroco de su localidad, puesto que las mejor dotadas entra­ ban fácilmente al servicio de las ca­ sas particulares. Eran, por tanto, nodrizas muy necesitadas, y así se en­ tiende que cada una de ellas ama­ mantara hasta a tres lactantes e incluso más en épocas de crisis, tal y [como lo denuncia un registro de 1813, en que entre cinco nodrizas tuvieron ^que apañárselas para sacar adelante ni más ni menos que a 53 pequeños.Y la precariedad de algunas de estas [amas de cría las llevaba a dejar a su propio hijo en el torno del hospicio para, apenas unas horas después, haIcerse contratar y amamantarlo junto otros bebés internos, para asegurar; de esta manera el exiguo pero ne;sario salario. ^ i

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La Inclusa en el siglo XIX. Dos hermanas re­ cogen a un b e b e recién dejado en el torno

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8i PUdiÉRÍirilOS PREGUntAR,

y cuidar a criaturas reales de grandísima importancia para garantizar la continui­ dad dinástica de los borbones españoles: María Antonia de Salcedo y Txabarri, no­ driza de dos bebés que llegarían a ser re­ yes. Luis I y Carlos III; Águeda de Ibárrola, al cuidado de Fernando VI; y Agustina de Larrañaga y Olabe, ama de cría de la in­ fanta Isabel, hija primogénita de la reina Isabel II.

de dónde eran las mejor dotadas al ciru­ jano mayor de Isabel de Farnesio, el gran Le-Preux, encargado de la elección de nodrizas para los hijos e hijas del rey Felipe V, mostraría su irrenunciable pre­ dilección por las manchegas sobre las de otros territorios peninsulares. Y como muestra, la anteriormente citada María Rodríguez Colastro, de cuyas virtudes nu­ tricias -o de otras- pudo haber estado enamorado el bueno de Le-Preux. Pero también en esto había modas y, aunque manchegas algunas, vascas y pasiegas eran igualmente muy bien recibidas por sus destacadas cualidades en esto de ser nodrizas de primera clase.

Nos vamos a referir aquí a tres muje­ res que fueron seleccionadas para nutrir

nitìRÌA AritOniA dn 8hí.( i >X) V Tkabaríí] Esta navarra había nacido en 1664, de familia noble, y como era acostumbrado en aquel tiempo, para los 18 años había contraído ya matrimonio con el gasteiztarra Vicente de Agirre, uno de los más

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Isabel de Farnesio.

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nODRIZAS VASCAS En LA CORTE

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Luis I Principe de Asturias e hijo de Felipe V Michel A n ge Houasse, 1717, EI Prado

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notables de la ciudad, lo que la trajo a vi­ vir hasta la capital alavesa. Y en ocho años de vida conyugal parió tres hijos varones, de los que sólo sobrevivió

Francisco Antonio, y hubo de sufrir la muerte de su marido. Pero no iba a con­ vertirse en una afligida viuda a la que la vida le daba la espalda, sin otro fin que la resignación y la monotonía de una aco­ modada vida, ya que en 1701 ocurriría un acontecimiento del mayor Interés, justo cuando tenía 37 años de edad.

El nuevo monarca Felipe V, hace un alto en Vitoria-Gasteiz. de camino a Madrid para la toma de posesión del tro­ no de España, vacante desde la muerte en 1700 del último rey Habsburgo.

Carlos II, sin descendencia directa, e in­ augurar así la dinastía de la casa de Borbón. procedente de Francia. No obs­ tante, al año siguiente tendría que hacer frente a la Guerra de Sucesión (17021714), un conflicto internacional que con la disculpa de dilucidar el testamen­ to de Carlos II, las potencias europeas se disputaban intereses territoriales, políti­ cos y económicos a costa de una España cada vez más débil.

Pero, volviendo a Vitoria-Gasteiz, el hasta entonces Felipe de Anjou, nacido en el palacio de Versalles. nieto de Luis XIV. el Rey Sol, y bisnieto del rey español Felipe IV, no podía por menos que alojar­ se durante sus dos días de estancia en el mejor posible de todos los palacios de la ciudad. Y sin duda alguna, éste era el de los Agirre. más conocido hoy como Montehermoso. La viuda María Antonia de Salcedo le recibió con todo el honor y cuentan que el joven rey quedó bastante admirado de la clase de aquella mujer, de su cultura y refinamiento, y de las buenas maneras con que educaba a sus hijos. Aquel episodio se quedaría grabado en el recuerdo de Felipe V, pues años más tarde, cuando nació su primer here­ dero, mandó que la trajeran a palacio y la nombraran aya del príncipe Luís, a cuyo cargo estaría ni más ni menos que ocho largos años (1707-1714), al térmi­ no de los cuales le sería concedido el tí­ tulo de marquesa de Montehermoso, origen del actual nombre del palacio, en

Felipe V e Isabel de Farnesio. Van Loo. 1743, El Prado

pago a los servicios prestados a la corona como aya de los hijos del rey.

En éste, como en otros casos, se ha­ bían desarrollado tales lazos sentimenta­ les entre el joven príncipe y su aya que no dudaba en llamarla madre, sobre todo desde la pérdida de su verdadera progenitora, María Luisa Gabriela de Saboya.

Pero Luís I, a quien su padre le había pa­ sado la corona tras abdicar de manera un tanto extraña, apenas duró unos meses en el trono -desde febrero a agosto de 1724-, pues murió enfermo de viruela y en brazos de su queridísima aya, M® Antonia de Salcedo. De nuevo tuvo que regresar al trono Felipe V, quien se había distanciado un tanto de su fallecido hijo, pero no de las tareas de gobierno, ya que. según decían las malas lenguas, se reinaba más desde el Real Sitio de La

Granja que desde Madrid, precisamente el lugar de residencia del joven Luís. Para la marquesa de Montehermoso fue un durísimo golpe la pérdida del joven rey, evidentemente no tanto por rey como por el amor materno verdadero que le profesaba. Tal fue así que guardó hasta su muerte algunos de los objetos que pertenecieron al pequeño Luís, como el librito con el que aprendió a leer, dedica­ do especialmente a su aya, y una cajita ricamente adornada.

Felipe V volvió a casarse en segundas nupcias con Isabel de Farnesio (1714). con quien tuvo siete hijos, entre ellos el futuro Carlos III, nacido en 1716. y Felipe, convertido en el duque de Parma. Pues bien, nuevamente tenemos aquí presen­ te a la gran dama vitoriana, María Antonia de Salcedo, convertida en Dama

Fernando VI Príncipe de Asturias

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de Honor de Isabel de Farnesio y en Mayordomo de Palacio, títulos de gran responsabilidad que normalmente re­ caían en personas de la alta nobleza. La navarra asumiría también la tarea de criar al príncipe Carlos, con quien tendría una relación más cercana a lo maternal que a lo profesional. Hay que decir, no obstante, que el término 'aya' no es aquí sinónimo de nodríza o ama de cría, ya que no se las contrataba para dar su le­ che sino para organizar todo cuanto competía a la crianza y educación del niño en sentido amplio.

Y aquellas relaciones con los prínci­ pes -luego reyes: Luis I y Carlos III-, car­ gadas de sentimiento materno filial de

gran alcance, ofrecieron a María Antonia la posibilidad de asegurar un futuro prós­ pero para ella, viuda de Vicente de Agirre, y el único hijo sobreviviente de ambos, Francisco Antonio de Agirre, heredero del palacio de Montehermoso y sucesor de su madre en el cargo de aya -ayo en este caso- del príncipe Carlos, responsable de su educación desde 1723 a 1730, ya que con apenas 15 años cumplidos marcha­ ría a Italia para hacerse cargo del ducado de Parma recibido de su madre Isabel de Farnesio. También se haría Feo. Antonio de Agirre con los títulos de Mayordomo del Consejo Real de su Majestad en indias y Mayordomo de Semana de la Reina. Además, dos de sus hijos, Teresa Rosalía y Felipe Tiburcio, se educarían en palacio junto a los príncipes, y como ellos, al cuidado de su abuela María Antonia. Teresa Rosalía, incluso, se casa­ ría en la corte con el guipuzcoano mar­ qués de Narros, percibiendo 1.000 doblones de oro como dote por parte de su abuela, la marquesa de Montehermoso, y otros 18.000 reales como merced del rey Felipe V por la mi­ tad de todas las rentas que correspon­ dían a su abuela -cuando ésta falleciese- en virtud de los múltiples tra­ bajos desempeñados en palacio. Y así ocurrió, la gran dama de ascendencia na­ varra, vitoriana por casamiento y corte­ sana por profesión, habiendo vivido a caballo entre dos inestables siglos y bajo el reinado de las dos grandes dinastías hispánicas, expiraba a los 73 años de edad, en 1737, sentida y llorada por los suyos y por quienes de alguna manera también lo fueron.

ÁG UEdA dE IBÁRROLA

Debió de nacer esta mujer hacia 1685 en el pequeño pueblo de Zuhatza, una de las 24 entidades de población con junta administrativa que integran el extenso ayuntamiento de Ayala. Sus casas, más

que agruparse, se alinean a lo largo de más de seis kilómetros, en ambos már­ genes del camino que sigue el curso del estrecho valle del río Izalde, desde el cru­ ce de Ibagüen hasta el vecino municipio de Okondo.

Fue hija de Diego de Ibárrola, familiar del Santo Oficio y heredero de la casa y solar de sus antepasados, entre cuyas propiedades había "molinos y machuqueras de acero", es decir ruedas de mo­ lino y ferrerías. Por tanto, nacida en el seno de un importante linaje de noble apellido, cuyos señores tuvieron “ princi­ pal sepultura y asiento en la Yglesia pa­ rroquial", donde desde tiempo inmemorial disfrutaban de honores y pri­ vilegios, como el hecho de que se les diera "el agua bendita y la paz primero que a otro alguno”.

De su matrimonio con Juan de Otaola en 1705, nació una hija, Gregoria de Otaola Ibárrola. la cual casó con Francisco Antonio de Llaguno y Fernández de Jáuregui. natural del vecino pueblo de Menagarai. En 1713 fue llama­ da a la corte para encomendarla la crian­ za de Fernando, el segundo hijo del rey Felipe V y su primera esposa María Luisa Gabriela de Saboya, según consta en el Expediente de Hidalguía de Don Manuel delbarrolaySauto que se conserva en el Archivo de la Real Chanclllería de Valladolid, donde puede leerse que “crió y lactó en el tiempo de su infancia al ex­ presado rey Don Fernando el Sexto".

Aunque no lo sabemos con certeza, es más que probable la existencia de algún tipo de relación de amistad entre Águeda y la marquesa de Montehermoso, la cual ya se encontraba en la corte ejerciendo de aya de crianza para el príncipe Luís desde 1707, y que ello influyera en la elección de esta dama ayalesa de noble cuna para ama de lactancia y educadora del joven príncipe Fernando, futuro Fernando VI. cuyo reinado -1746-1759tras la muerte de su padre, apenas ha trascendido a la historia de los borbones.

Isabel Isabel

n con su hija mayor, la infanta

Desgraciadamente para el niño, con apenas un año de edad, moría la reina Gabriela, su madre, por lo que no es de extrañar que estos infantes cogieran tan­ to cariño a sus nodrizas y ayas de cría, en cuyas manos se depositaba todo el cui­ dado y educación de los niños. Tampoco es de extrañar que de esa profunda rela­ ción materno-filial recabaran inmejora­ bles tratos de favor para ellas y sus familiares más allegados, como es el caso de Águeda para con su nieto

Maria Agustina Larrañaga con 22 años, nodriza de la hija mayor de Isabel n.

Federico Madrazo

Francisco Antonio de Ibárrola y Gorbea, reconocido para el cargo de Tesorero Extraordinario del rey Carlos III en Nápoles, y en 1759, ya en España, para el puesto de Presidente Comisario de Guerra de los Reales Ejércitos y "ministro principal de las obras del Canal que se hace en Castilla", una vasta empresa di­ señada para mejorar la atrasada agricul­ tura castellana.

ACUStiriA dE LARKíif[AGA Y 0LABE Muy poco sabemos de esta mujer más allá de lo ya apuntado, salvo que fue. como ocurriera con las dos anteriores, cuidadosamente elegida de entre alguna noble familia de las llamadas provincias vascas. Sin duda, en ello pondría todo su empeño la reina Isabel II, pues querría para su hija Isabel a una ama de cría tan buena como la que ella tuvo y que con tanto cariño recordaba, la señora Francisca Ramón.

El retrato que de ella hiciera el pintor Federico de Madrazo en la corte nos muestra a una dama de porte distingui­ do y gran belleza, muy acorde al rango que otorgaba el cargo de nodriza de la princesa de Asturias.

Para finalizar, decir que fue la reina Victoria Eugenia de Battenberg, esposa de Alfonso XIII y nieta de la reina britá­ nica Victoria, la primera en romper con la costumbre de contratar nodrizas para la corte y optar por la lactancia mater­ na. Así pues, los cuatro hijos -entre los que se incluye Don Juan de Borbón, pa­ dre del actual rey de España- y las dos hijas habidas en su matrimonio, reci­ bieron lactancia de su propia madre, reina y nodriza a la vez, entre 1907 y 1915. Es de suponer, no obstante, que tuviera todo tipo de ayudas en la crian­ za como su rango y posición requerían.

Pero sin duda, eran ya otros tiempos, y los médicos recomendaban una y otra vez que fueran las propias madres quie­ nes nutrieran con su leche a sus peque­ ños.

Vaya, pues, este pequeño trabajo, en agradecimiento a todas cuantas mujeres han sido y han nutrido con la leche de sus pechos a todos cuantos nos hemos satisfecho y criado con ella, abrazados a su regazo y en contacto con la piel des­ nuda y cálida que nos convierte en hijos e hijas de una madre única a la que nos es imposible olvidar.

JUANJfl HIDALGO

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BRBVIARIUM GRIMANI, AÑO 1510-20, REFERIDO A LA VENDIMIA EN SEPTIEMBRE

FREILA, HOSPITALERA Y CHACOLINERA EN LA URDUÑA DEL SIGLO XVI

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estamos asistiendo a un espectacular desarrollo de todo lo relacionado con la producción de chacolí en Urduña y el valle veci­ no de Arrastaria.

Prueba de ello es el au­ mento de la superficie des­ tinada a viñedo, el número de marcas que se comercializan y la actual construcción de una bodega en Artómaña, en el municipio de Amurrio.

Varios han sido los factores que han fa­ vorecido este auge: la correcta elección de las variedades de uva, el mimo con que se cuidan los viñedos, los modernos sistemas de producción que proporcio­ nan un resultado final que responde al gusto de los consumidores, y la ga­ rantía de calidad avalada por una denominación de origen que in­ cluso le ha abierto las puertas del mercado internacional.

ASÍ PODRÍA HABER VESTIDO LUCÍA DE RIPA, CON TOCADO CORNIFORME Y ATAVIADA CON LA LOBA, PRENDA MUY CÓMODA

Es de sobra conocido que la produc­ ción de chacolí tiene una secular tradi­ ción en el Alto Nervión, pero no son muchos los testimonios que nos permi­ tan conocer cómo se elaboraba en épo­ cas pretéritas, de ahí que nos propongamos escribir una página de la historia del chacolí ciertamente singular, puesto que nos detallará el desarrollo de la cosecha del año 1548. La documenta­ ción utilizada está escrita por una freila llamada Lucía de Ripa, quien estaba al frente de un hospital erigido bajo la ad­ vocación de San Lázaro que entonces existía en la ciudad de Urduña, que ubi­ camos grosso modo junto al río, en los terrenos que hoy ocupan la actual carre­ tera de circunvalación, a la altura del cru­ ce que conduce hacia el puerto de la Barrerilla.

Debemos aclarar que los hospitales de entonces, incluido éste, poco tenían

que ver con los centros sanita­ rios actuales.

Eran por lo general pequeños edificios destinados a fines cari­ tativos, principalmente a la atención de los pobres y enfermos, como muy bien se señala en la siguiente orden que dio el Concejo de Urduña a un mayordomo en el momento de su nombramiento: "Lo primero mandaron que el dicho ma­ yordomo haga tratar bien y con mucho cuidado a los pobres que hay y hubiere.

Y si hubiere por los contornos de esta ciudad algunos pobres lazarinos los pro­ curare traer a la dicha casa para que con ellos se gaste la limosna de ella". Por este motivo este hospital se llamaba San Lázaro, porque tenía como cometi­ do la atención de personas afectadas por el mal de San Lázaro, forma de lia-

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mar entonces a la lepra, un nombre ins­ pirado en esta cita del Evangelio: “ un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas" (Lucas 16,20).

Otra característica de los hospitales era su frecuentación por pobres, general­ mente forasteros, cuya forma de ganarse la vida era pedir ostiatím, ‘de puerta en puerta’, lo que dio como resultado que muchos de ellos sobrevivieran recorrien­ do una y otra vez el circuito de hospita­ les que tenían establecido. Este hecho convirtió a los hospitales en motivo de polémica: mientras que para unos los hospitales eran necesarios para que sub­ sistieran los que se veían obligados a lo que hoy llamaríamos "buscarse la vida": para otros, tras comprobar la juventud y buena salud de muchos de los que los frecuentaban, los hospitales se habían converti­ do en la principal explicación a la existencia de una legión de ociosos y vagos que pre­ ferían mendigar antes que trabajar. Como ambas posturas tenían su parte de razón, se planteó una cues­ tión de muy difícil solución: cómo distinguir a los pobres verdadera­ mente necesita­ dos de los picaros y bribones que an­ daban a la sopa boba de hospital en hospital.

A falta de una fórmula efectiva que permitiera re­ conocer a los ver­ daderos pobres, para evitar en lo posible los abusos, la acogida hospita­ laria se dispensaba

por un tiempo limitado, tal y como lo or­ denó el teniente corregidor del Señorío de Bizkaia en su visita del 19 de septiem­ bre de 1566: “Otrosí, visitó el hospital de la dicha ciudad y mandó a la hospitalera de él que los pobres que vinieren al di­ cho hospital no los tenga en más de veinte y cuatro horas si no fuere con mucha causa y necesidad".

Otro tipo de pobre atendido fue el desamparado, sobre todo los niños expó­ sitos. Para este cometido el hospital con­ taba con varias nodrizas que los amamantaban y cuidaban hasta que el Concejo de la ciudad entendía que esta­ ban en condiciones de valerse por sí mis­ mos, tal y como figura en este acuerdo tomado en 1587: "ítem, se le mandó que desde el mes de mayo en adelante no ali­ mente ni dé cosa al­ guna a cuenta de la dicha casa y hospital al niño que hasta aquí se ha criado a cuenta de la dicha casa atento que tiene edad suficiente para valerse por sí".

En la docu­ mentación de este hospital también aparecen las limosnas repartidas entre los pobres envergonzan­ tes, es decir, aquellas personas que se habían ga­ nado la vida honradamente hasta que una desgracia, como el mal año vivido en Urduña en 1599, les había sumido en la miseria y dado el vuelco que había dado su vida necesitaban vivir de la caridad, pero como esto les daba vergüenza querían que nadie lo supiera.

Este hospital también socorrió a las víctimas de accidentes como el que su­

frió en 1606 "un hijo de Domingo de Ca­ bañas, vecino de esta ciudad, que cayó de la casa del Cabildo abajo, y por ser pobre se curó a costa de la dicha casa y hospital". Este mismo año de sus fondos se dio una limosna a Pedro Catadiano "hombre necesitado y que había estado preso mucho tiempo en la cárcel de esta ciudad".

Evidentemente, todas estas presta­ ciones caritativas y el propio sosteni­ miento del hospital generaban unos gastos que había que cubrir, por lo que era necesario que el hospital contara con suficientes fuentes de financiación. Una de ellas fue el censo, pero tenía el riesgo de que el hospital no recuperara el dine­ ro dado en préstamo.

OTRO POSIBLE ATUENDO DE LUCÍA SERÍA ÉSTE, CON SAYUELO SOBRE SAYA Y POR DEBAJO VASQUIÑA AA DAR DE COMER AL HAMBRIENTO, PAN Y GACHAS, SERÍA UNO DE LOS OBJETIVOS DEL HOSPITAL DE SAN LÁZARO. MUSEO DE ABBEVILLE. ESCUELA FLAMENCA, S. XVI A RUINAS DEL HOSPITAL DE SAN CLEMENTE DE ARBILETA, EL ÚNICO DEL QUE QUEDAN RESTOS VISIBLES EN EL MUNICIPIO DE URDUÑA

LAS FUENTES. DE FINANCIACION DEL HOSPITAL

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Otra vía de financiación era las postula­ ciones ostiatim, para lo cual contaba con un permiso que el hospital guardaba en su archivo, según el inventario realizado en 1587: “ ítem, hay una provisión real del emperador don Carlos, de gloriosa memoria, para que en todos sus reinos pueda pedir limosna ostiatim para la di­ cha casa de San Lázaro”. En virtud de este permiso sus mayordomos extendie­ ron varios poderes a diversos vecinos de la ciudad, quienes pidieron limosna ostiatim en lugares ciertamente alejados: en 1590, en el obispado de El Burgo de Osma (Soria); en 1592, en el reino de Navarra, Pamplona y provincia de Cipuzkoa: en 1595, en los obispados de Sigüenza (Cuadalajara), El Burgo de Osma y en el reino de Aragón y, en 1597, en el reino y corona de Aragón.

Evidentemente, el postulador, al ser forastero, debía acreditar ante el poten­ cial donante el buen fin del dinero que estaba recaudando. Para este propósito se hacía reconocer mediante la exhibi­ ción de una representación de San Lázaro, como la costeada en 1597: "ítem,

descarga de trescientos y seis maravedís por tantos dio por la hechura de una imagen de señor San Lázaro para po­ der pedir con ella limosna".

Una tercera vía de finan­ ciación, la que más nos in­ teresa a nosotros en esta ocasión, era la ex­ plotación de las here­ dades, entre ellas varias viñas, que poseía el hospitaL En este apartado destacó la gestión realizada por una freila llamada Lucía de Ripa, prueba de ello es una car­ ta sin fecha que se conserva en el Archivo Foral de Bizkaia, en la que se queja del mal estado que presentaban algunas dependen­ cias del hospital incluidas las destinadas a la elaboración de vino.

Que una mujer sometida a las órde­ nes del Concejo de Urduña -íntegramen­ te compuesto por hombres- se dirigiera a él con toda cortesía, pero también con un tono firme en su exposición, da bue­ na cuenta de su personalidad y de que su deseo era cumplir puntualmente to­ das sus obligaciones. Todo indica que sus quejas surtieron efecto pues en las cuen­ tas que presentó correspondientes al año de 1548 detalla las diversas labores que ella dirigió durante aquella campaña para la elaboración de vino.

Según su relación, los trabajos co­ menzaron el 21 de junio cuando contra­ tó a dos obreros para que cavaran una viña situada en Aldai. Ese mismo mes contrató a juan Fernández de Angulo "porque me desojase las viñas de esta casa que dicen son XCIl aranzadas, y las desojó a cinco blancas el aranzada". Si tenemos en cuenta que una aranzada de Castilla son 4.472 m^ resulta que el hos­ pital poseía nada más ni menos que 41,14 hectáreas de viñedo.

Una labor que no hemos podido identificar es la que ella llama "segundiar en las viñas”, tarea que realizaron diver­ sos obreros a partir del 4 de agosto en

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CAMINOS DE SERVIDUMBRE. TAPIAS DE PIEDRA Y PUERTAS DE ACCESO EN EL CONJUNTO DE HUERTAS EXTRAMUROS DE LA CIUDAD, QUIZÁ HEREDERO DEL MISMO TERRAZGO HORTOFRUTÍCOLA BAJOMEDIEVAL O DE EDAD MODERNA

> LA VENDIMIA EN BAJORRELIEVE DEL BAPTISTERIO DE PARMA, S. XIII

las viñas situadas en San Mamés, Aldai, Encima Aldai, Larrinzar y junto a las ca­ sas de Tertanga. A finales de este mes contrató a una mora para que lavara tres cubas.

Dice Lucía de Ripa que "comenzaron las mindimias (sic) de esta casa lunes diez e nueve de setiembre". Las primeras fincas vendimiadas fueron las de Matripilla y Larrinzar, y para ello contra­ tó los servicios de un hombre con su acémila, cuatro vendimiadoras, un sacacestas y un hombre más para descargar­ las en casa. Ella misma pagaba a los obreros y llama la atención que lo hicie­ ra de una forma muy dispar: cada hom­ bre cobraba medio real por día, mientras que las mujeres debían conformarse con nueve maravedís: por su parte, el acemi­ lero era el mejor retribuido con tres rea­ les. A todos ellos les llevaba la comida

"de casa", generalmente carne de carne­ ro o de vaca.

Durante la vendimia había que apurar bien el tiempo, por eso en este asiento deja entrever que el trabajo se realizaba incluso de noche: “ Más, traje de candelas y aceite que fueron menester para de día y de noche durante el dicho tiempo de vendimias: una libra y media de candelas y una libra de aceite”.

La uva acarreada hasta el hospital se vertía en unas tinas donde se pisaba: “ Más, pagué dos reales a un hombre por pisar dos tinas en que se echó la uva que se cogió en esta casa estas dichas vendimias". Luego se trasegaba a las cu­ bas, por eso entre los trabajos realizados también da cuenta de encellar las cubas, lavarlas y reparar "una que traje de casa del señor Pedro Martínez de Palomar que estaba muy dañada y sin celos".

Después, a cambio de medio real, el dicho Pedro "me ayudó a meter las cubas en la bodega y asentarlas en sus senos, y ponerles sus calinas (sic) y aderezarle el largor y madera de él". Posteriormente otra serie de obreros le ayudaron en tareas simila­ res: “a sacar la una tina, desmostar y sacar el pie, y en el lagar encubar el vino de ella".

La actividad se reanudó en el mes de febrero en que se plantaron nuevas cepas, una obrera se dedicó a sarmen­ tar y cuando hubo menguante diversas partidas de obreros se encargaron de po­ dar las viñas. A continuación pusieron nuevas cepas, replantaron algunas viñas y las cavaron hasta bien entrado el mes de marzo. La campaña se cerró el mes de abril cuando un obrero se dedicó a atarlas con los mimbres que la propia Lucía compró, y otros se encargaron de “saltar" -escardar- las piezas hasta la pascua del Espíritu Santo. Pasada esta fecha se interrumpen las noticias hasta el martes 17 de septiembre en que empezaron las labores corres­ pondientes a la siguiente vendimia.

CONCLUSIONES De todo lo expuesto podemos sacar una serie de conclusiones. La primera es que durante el siglo XVI existió en Urduña un hospital de San Lázaro que contaba con un complejo sistema de financiación que le permitía obtener un superávit. Este hecho nos habla de este hospital como agente generador de riqueza, pero su fin debía ser caritativo y para asegurarlo te­ nía dispuesto un amplio sistema de re­ distribución. La primera forma de redistribución era la limosna que se re­

ESCENA DE VENDIMIA EN EL MES DE SETIEMBRE. UBRO DE HORAS DEL DUQUE DE BERRY. 144 0

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partía entre toda la gama de pobres a los que asistía: enfermos, envergonzantes, niños expósitos, accidentados. Pero apar­ te de estas limosnas había un segundo reparto de carácter crediticio que no sólo estaba destinado a quienes necesi­ taban un préstamo para poder salir de un apuro, sino a los emprendedores que tenían un proyecto empresarial, ya que sabemos que uno se concedió para la instalación de una ferrería. Es decir, el di­ nero generado por este hospital tenía una importancia capital porque también servía para dinamlzar la economía de la ciudad.

La figura del emprendedor la pode­ mos contraponer con otra muy debatida en aquella época por su indeseable fre­ cuentación de los hospitales: la del hol­ gazán. Era cierto que había personas sin escrúpulos que habían convertido la cari­ dad hospitalaria en una forma de vivir del cuento, pero el hospital de San

Lázaro de Urduña era un lugar donde se generaba empleo estable en forma de peonadas, gracias a que el vino que en él se elaboraba exigía la puntual ejecución de las tareas propias de cada época del año. Así, hay que reconocer que este hospital brindaba a los vecinos de la ciu­ dad la oportunidad de trabajar durante todo el año, y esta generación de empleo estable sería otra contribución muy im­ portante a la economía de la ciudad.

Y como nos estamos refiriendo a cuestiones económicas, en principio es­ taríamos obligados a detenernos en la fi­ gura del mayordomo de este hospital, máximo responsable del buen empleo de sus bienes. Pero resulta que quien verda­ deramente estaba al frente de este hos­ pital no era hombre sino mujer, una mujer con indudables dotes de mando y organización, con un acreditado nivel cultural que le permitía rendir cuentas de su gestión al Concejo de la ciudad -ante el cual mostró el carácter suficien­ te para hacerse valer-, y totalmente ca­ pacitada para tareas que en principio no parecen propias de una freila, como la elaboración de vino.

Por eso hemos de destacar que al servicio de un hospital no siempre se en­ contraba una humilde hospitalera, tam­ bién era posible encontrarnos con poderosas freilas como Lucía de Ripa, quien en cuanto mujer estaba totalmen­ te familiarizada con las labores domésti­ cas del hospital que eran fundamentales para el cuidado y servicio de los pobres, pero el ser mujer no le impidió saber gestionar con eficiencia la vertiente ‘‘em­ presarial'’ del hospital.

Por todos estos motivos recibía un sueldo y tenía asignada una criada, justa retribución para esta funcionaría eficaz a quien se había confiado el buen funcio­ namiento de uno de los activos más va­ liosos de la ciudad de Urduña.

FLDRENCID ARZA ALDAI Historiador y sacerdote

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A pesar de ser un pastor moderno, Josean Alonso (Luiaondo) no renuncia al uso del palo

testua « JO SE INAZID GANBDA LANDA argazkiak « JU A N JD HIDALGO

me garaiko oroitzapen baten inguruan sortutako ¡kerketari buruz hitz egitera nator. Mutil koskor bat nintzela, ñire osaba L batekin mendiko taberna batera sartu nintzen. _ Askok ezagutuko zenituzten honelako bazterrak, baserri azpi ba­ ten osatutako taberna koxkor bat, orain déla urte batzuek topa errazak ziren mendi bideetan. Taberna horretan mokadutxo bat artzen ari ginela sesioa sortu zen inguruko mahai batean. Bi lagun talde haserretu ziren eta hitzetik ekintzara pasatu ere bai. Haietako batek eskuan zeraman makila astindu eta berehala garbitu zituen inguruak... "makiIkaie" (makilkaria) esan zidan ñire osabak. Garai bateko gogorapen lainoe-

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tan galduta zegoen irudi hura, burura etorri zitzaidan orain déla urte gutxi.

Lagun baten bitartez ezagutu nituen Siziliar batzuek eta haiengandik jakin ere jakin nuen beraiek makila esgrima mota baten adituak zirela eta Euskal Herriko makil borrokan errotuta zegoela beren teknika.

Jakin-minak bultzatuta bila hasi nin­ tzen eta Euskal Herriko ohitura eta usadioei buruzko bilduma eta liburuetan ezer gutxi aurkitzeko modua izan nuen.

Gustatu gai bori eta neure kabuzko ikerketari ekin nion. Kontutan izan nuen herri soilari zegokion trebetasuna izango zela eta historia bilduma eta kroniketan ezer aurkitzea ez zela erraza izango.

Lana bideratzeko aurrez aipatutako osabarengana jo eta galdetu nion ia ñire umetako garaian aipatutako makilkaria

hari buruz zer zekien. Esan zidanez makilkari hauek trebatuta zeuden borroketan makila erabittzeko, koadrila edo taldeetan ibiltzen ziren età Azpeitia, Errezil, Amezketa età Zaldibia aipatu zizkidan trebetasun hori azken mantendu zuten leku bezala. Guzti hori nire aitonarengandik jasoa izan zuela età horren berri jakiteko motiboa hau zela , bere aitaren lehengusu bat zuela makilkarien tartean. Elkarrizketa honen ondorio be­ zala zenbait hipótesi eraiki nituen: ma­ kila borrokarako erabiltzen zuen jendea zegoela Euskal Herrian, trebetasun hori esgrima mota bat zela, ikasia età arautua, ez zegoela soilik indarrean edo ausardian oinarrituta età XX. mende hasieran bizirik zegoela, herri batzuetan behintzat. Guzti hauek frogatzeko datu bila hasi nintzen.

AHO Aurrez esan beharra dago bildutako aztarnetatik kanpo utzi ditudala makilari bunjzko zenbait esaldi età agerpen. Balekotzat makila esgrima edo borroka sistema beza­ la agertzen dutenak hartu ditut.

Euskal Herriko zenbait deskribapen jaso dira bertakoen eskutik ala kanpoko bidaiariak eginak, aipamen horietara jo età honelako esaldiak aurkitu ditzakegu makilaren Inguruan: Aurrez jarritako baldintzak betetzen dituen lehen izkribua Aita Larramendiri zor diogu 1754. urtean idatzitako Coro­ grafia de Guipúzcoa liburuan: "Especialmente se ha olvidado la es­ grima en que se aprendía a jugar al palo

como la espada, para dar y recibir los golpes, herir y defenderse, así como el modo de agarrarlo para evitar el golpe y descargarlo al mismo tiempo sobre el enemigo".

Liburu bereko beste orrialde batean esgrima mota hori nondik sortu zen esaten digu eta zeinek erabil zezakeen bere burua babesteko: "Los otros caseros y los mozos vienen de montera y palos altos y fuertes, que tes sirven para bajar cuestas y montes, y después de arma y defensa en las oca­ siones; y para riñas y pendencias quieren más su pato que cualquier espada".

Bere liburuko pasadizo honetan Larramendik garbi esaten digu makilaren

erabitpena esgrima bat zeta, beraz kodifikatua eta arautua. Makilaren morfologiaz ere argitasuna ematen digu "palos altos y fuertes” esaten baitigu eta gainera jende xumearen artean zueia erabiipena: "caseros y mozos".

Larramendiren liburuan baino oraindik areago agertzen zaigu makilaren inguruan zegoen garatutako teknika Juan Ignazio Iztueta (1767-1845) zaldibiarrak idatzitako liburu batean, liburu honetako zati batean hau irakur dezakegu: "MAKILKARIAK: Gipuzkoan beti izan dirade makilkari azkarrak, eta chit sendogaill edo batore aundikoak, ata beren ar­ tean, nota alfajedunen kontra, eta oekin peleatu izan diraden guzietan irten dirade garaitpenarekin".

Ondorengo orrietan makila erabilpenaren hiru borroka adibide jartzen ditu, horietatik bat aukeratu dut frogatu nahi dugunaren adibide argi bezata: “Azkenengo franzestean Erniatden bizi zan Bautista Bidaniatarrari Joan zitzaizkion bere-eche atarira Tolosatik bi franzes gudari, ollo-lapurretara beren alfaje aundiakin; eta bien kontra peleatu zan portizkiro Bautista makilarekin. Alfajeak ematen ziozkaten kolpeakin chit moztutzeraino ekarri ziotenean makilta, otsegin omenzion emazteari, bota zagiola anka tartera getako atearen atzean zegoan beste makilta lodiagoa eta onek aren esana egin bezain laister, eskoetan zerabitlen moztua etsayen batari begietara tiraturi, bestea ankatartetik alchatuta berarekin zatitu ornen zituen ezur ta mami franzes biak lurretik jekitzeko gai etziraden moduan; zeñean iges egin bearra izan

Pastores de Gorbeia con hapusai (capisavo) v sombrero.

Grabado de P. Bringas

zuen Bautistak bere emazie eta umeakin alzuen tokira, ondoreatze gaiztoen beldurraz".

Argi esaten du Iztuetak "beti izan di­ rade", beraz antzinatik zetorren teknika bat bezala aipatzen digu makilkarien trebezia. Bestalde sablez -alfaje- armatutako gudari profesional batzuei aurre egiteko adina teknika izateko, benetan esgrima garatua eduki behar zuten makiIkari hauek. Datu hauek aipatzerakoan kontutan izan behar da Iztueta Zaldibiako semea zela eta herri hau, gaiaren hasieran esan dugu, makilkarien azken gordelekuetako bat zela, beraz ahozko datuak eta idatzizkoak bat datoz puntu honetan behintzat.

Kanpotik etorritako bidaiariak ere ai­ patzen digute euskaldunek makilarekin zuten trebezi hau, adibidez Wilhelm Von Humboldt filologo, olerkari eta filosofo aleman ezaguna bi hilabetez ibili zen, 1801. urteko udaberrian, Euskal Herrian

zehar. Bidaiari buruzko liburura jotzen badugu, herri arteko lehiak aipatzen ari denean, lehendabizi pilota jokoa aipatzen du, sentimendu horren aterabide bezala. eta ondoren hau esaten digu: "Otro pretexto para celos de compe­ tencia, muchas veces también para pen­ dencias reales, dan las fiestas del país, cuando una aldea convida a otra, o una villa a los campesinos de sus alrededores a la danza con algunos pellejos de vino.

Sucede en tales ocasiones que uno u otro cree ultrajado su honor por el que­ brantamiento de alguna regla de corte­ sía, y luego hacen suya la ofensa todos los jóvenes de la localidad. Se retan, so­ brevienen peleas y raro es el año que pasa sin que de este modo no haya sido muerto o malherido alguno. La verdade­ ra arma nacional del vascongado es su largo y grueso bastón de monte, sin el cual rara vez o nunca va. Cuando se en­ cuentran las agraviadas partidas se retan

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con la palabra Aup!, que designa de un modo expresivo un alzamiento repenti­ no, un reconcentramiento de las fuerzas.

Se plantan frente a frente y tardan en arremeter, entonces dicen Biderdia! (¡Al medio del camino!). En seguida empieza la pelea. Los garrotes se agarran con am­ bas manos y esta manera de pelear tiene sus reglas tanto como la nuestra. El com­ batiente hábil sabe parar con rapidez el golpe del contrario, y en seguida dar el suyo. Los reparos suceden según vaya el golpe, u horizontal ante la cara, o para ambos lados hacia abajo. Si no tiene éxi­ to el golpe, también sirve la punta del bastón para efecto punzante. Tendida en el suelo una de las partes, se ponen de­ lante sus partidarios, le cubren con sus bastones, como los héroes de Homero a sus guerreros caídos con sus lanzas y es­ cudos y procuran sustraerle de la pelea, luchando y retrocediendo. En un pueblo montañés excitable y animoso querer precaver cada arrebato de las pasiones sería imposible, y la desgracia de aquí originada de tiempo en tiempo es siem­ pre un menor inconveniente que si una recelosa policía intentase sofocar el ale­ gre y rebosante ánimo del pueblo. Por lo menos el largo bastón de monte es una clase de arma franca y leal, y es testigo del valor y la rectitud de un pueblo."

Carai hartan behintzat ez zen izango zokoratutako zerbait, egunero beren buruak babesteko jende gehienak erabil­ tzen zuen zerbait baizik. Horregatik deitzen dio makilari "nazioko arma", eta arma horren itxurari buruzko adierazpenak ere egiten ditu, “luzea eta lodia", bat dator Larramendik aipatutakoarekin.

Esgrima mota bat zegoela ere aipatzen du. hau da ez zela noia nahi borrokatzen makila horiekin eta beste herrietako esgrimaren pareko arauak zituela. Cero, beste idazléak egiten ez duten bezala, makila erabiltzeko modua ere aipatzen digu, alde batetik birakako mugimenduak, zeharkakoak gorputzaren luzaeraren eran eta baita puntako kolpeak ere.

Humboldt-ez gain beste atzerritar bidaiari batzuek ere aipatu izan dute euskaldunek zuten makila erabiltzeko gaitasun eta grina. Hemen dakarkigu Ceorge Borrow Ingeles bidaiariak aipa­ tzen dueña. Kontatutako berri hau lehendabiziko guda karlistako garaikoa da; “ Mandé a Francisco traer luces y, obedeciendo a una seña mía, se sentó a la mesa. El gitano le miró duramente; Francisco se echó a reír y empezó muy alegre a hablar en vascuence; el gitano no entendía ni palabra. Los vascos, como todos los tártaros, son el arquetipo de la fidelidad y del bien natural; sólo son peli­ grosos cuando se les ofende: entonces son terribles en efecto. Francisco unía a la fuerza de un gigante el ánimo de un cordero. Le querían hasta en el patio de la cárcel, donde tiraba a la barra y lucha­ ba con los asesinos y rufianes y siempre los vencía. Francisco continuaba hablan­ do vascuence. El gitano estaba colérico y. olvidándose de que hasta el último mo­ mento estuvo hablando otros idiomas, se quejó de que Francisco cometiese la incorrección de no emplear el castellano.

El vasco respondió con una sonora carca­ jada y tocó levemente en la rodilla al gi­ tano, el cual, como movido por un resorte, se irguió y, apoderándose de la espada, retrocedió unos pasos y le tiró a Francisco un tajo furioso.

Los vascos son, después de los pasiegos, los que mejor esgrimen el palo en España y en el mundo entero. Francisco tenía en la mano un pedazo de palo de escoba que había roto en la cuadra, de donde acababa de subir. Rápido como un relámpago paró el golpe de Chaleco y en un segundo, con mucha destreza, se la arrancó de la mano, enviándola a chocar ruidosamente contra la pared."

Berriz ere Borrow-ek esgrima hitza erabiltzen du makila erabilpena deskribatzeko, berriz ere makila duenak ezpatari bati aurre egiten dio eta egilearen hitzetan euskaldunak eta makila esgrimaren arteko lotura aski ezaguna zen ga-

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Pastor elTio Juan en Pirineos, Jesús ELósegi, 1943

rai hartan, munduko makil borrokalari onenen artean aipatuz.

Iparraldean ere aurkitu ditzakegu datu franko, adibidez René Cuzacq-ek egindako liburuxkan makilaren inguruan

Majada de LapurzuLo (Gorbeia). Fernando Arbaitza v Pedro Añibarro, 2005

idatzitako testuak biltzen dizkigu, hasi 1609tik eta XX. mende hasiera arte.

Datu asko ematen ditu makilaren in­ guruan, baina gure ikerketaren barruan sartzen direnak ez dira hainbeste.

Liburuaren 11. orhaldean M. de jouy autoreak idatzitakoa aurki daiteke: “á la moindre dispute, les batons ferrés sont en l'air. Les Basques en escriment avec un art qui a ses régies et ses profes­ seurs, comme le sabre et Tépée. Une arme plus dangereuse encore est á leur usage: c'e st le coteau á gaine. En vain cherche-t-on á les fairé rougir de l'emploi d ' une arme pareille; ils n 'y voient qu ' un glaive plus court que nos épées” Hemen argi eta garbi ikus daiteke ma­ kila erabiltzeko modu kodifikatu bat nola zegoen eta egileak esgrima mota bat bezala hartzen du, bere irakasle eta guzti.

Gainera makilaren erabilera sablearena eta estokearenarekin konparatzen ditu.

Beraz ikus dezakegu nola XIX. mendean esgrima mota hau Hegoaldera eta Iparraldera zabalduta zegoen.

La “ mahiL-borroha" es un mètodo de lucha ancestral valiéndose con gran habilidad v depurada tecnica del complemento más inseparable de los pastores: el palo. Ha pasado prácticamente desapercibido hasta que el autor ahondó en ello. Hoy incluso eHiste una asociación que pretende recuperar aquel “ esgrima vasco": es la “ M ihel Doñea M a h ilJo h o fa ld e a ” de Oiartzun, recogida en esta serie fotográfica

XVíll. mendean Larramendik galdutzat jotzen zuen makila esgrima XIX. mendean bizirik zegoela dirudi.

Cuzacq-en liburuan Ader izeneko au­ tore bati jasotako aipamen bat ere badu­ gu gure gaiarekin bat datorrena: “...on entend le cliquetis des pesants nefliers; plus d ' un crane pst fracases au cri terrible de debroüin arima" XX. mende hasierako egunkari eta aldizkarietan ere aurki ditzakegu euskaldunen ohitura horren berri batzuek.

Antzinako oihartzun bat den ala oraindik Euskal Herriko baserri eta bazterretan aurkitu dezakegun makila taxuz erabili dezakeena da idazki horiek argitzen ez digutena. Honelako hau irakurri dezakegu Argia aldizkarian: ‘‘Makilkaria: Gure gazte denboran, baso-gizon ta mendi-mutilen artean entzute aundiko makilari jator asko zan.

Eskubetan makila euki ezkero etzitzayo-

ten iñongo ezpata-zale ta edozein buf ukalari gaiztoenengatik bildurik izaten. ¡Ezta Flandes'ko tertziotako soldadurik zarenak beren ezpata ta lantza guztiyekin etorita ere!

Orain ez det esautzen nik alako makitkaririk, baño baliteke or Zaldibi edo Bedayo aldian batzu-batzuk izatia orain­ dik ere.

Makilkari pamatu oyetako bat Zizurkil'ko baseri batian bizi zan. A 'o xamara ta bere makila jasoaz efonka botiaz non nai ibiltzen zana zan. Bere semia beriz mutil txintxua ta apala izanik, eta naíz bere aita añeko makilkaria izan, ezin eramanik egoten zan aitaren aopuzkeri ayek..."

Euzkadi aldizkarian ere (J. M. Garate, 1931) eta bertsoetan agertzen zaigu makitkarien aipamen bat: MAKIL LARIJAK 1 Berriatun ziren sasoi betian / makil larririk onenak, / bildurrik inoz ezautu

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bako / paparran bixar zutenak // 2. Bune argi ta begijak zorrotz / soñez ziraden lerdenak / gerri bigun da beso sendoko / mutillak ziren geijenak // 3. Asko ziraden zaliak baña / bat zan danen ganekua / indarrez ete gogoz / oso entzute aundikua U 4. Seme bat bere baizeukan ona / ma­ kil jokua ikasten / orretan bezin zalia etzan / soluan mokillet austen // 5 Aita irakasle semia ikasle / eguneroko lanian / bera lako bat etzuan uste / euanik ludi ganian" Adierazitako idatzi hauek daudenen arteko adibide bat besterik ez dira, baina hasieran argudiatutako hipotesiaren zenbait puntu baieztatzeko nahikoak. Ikusi dugu makila borroKarako erabiltze hori zabalduta zegoela Euskal Herrian eta gai­ nera esgrima bat zela arautua eta kodifikatua, gainera erakusteko maisu eta guzti zituela adierazi digute zenbait autorek, azken bi aldizkarietako berrietan ikus daiteke aitak semeari noia erakusten dion.

Azken egunkari artikuluetan ikusi daitekeenez XX. mende hasieran oraindik bizirik zegoen teknika honen ezagupena eta erabilera. Idatzitakoak jarraituz maki­ laren geografia moduko bat ere osatu dezakegu Goierri aidea behin eta berriz agertzen zaigu: Amezketa (Bedaio), Zaldibia, Hernialde, Bidania, Zizurkil; nire osabarengandik jasota, Azpeitia eta Errezil inguruak; Hernani eta Oiartzun; gero Bizkaia aldean Markina-Xemein ingurua edo Berriatua aidea: Eta Nafarroan Leitza, Ezkurra, Areso eta Uitzin.

Nafarroako datuak ahozko tradiziotik jasotakoak dira, baina bada datu hauek berresteko pasadizo bat eta gainera Euskal kulturan oso ezaguna den pertsonaia bati gertatutakoa.

Ondorengo testua Orixe euskal idazle ezagunak idatzitako eskutitz batetik aterata dago eta bi iturritatik jaso dugu, bata Karmeldarren aldizkaritik eta bestea Orixe gaitzetsia liburutik: "Zurea aski garaiez iritxi zan, eta bizi­ rik arkitu nindun. Sortze Garbi egunean

goizeko bostetan ikullu-mutil batek marrauzaz io nindun, eta ez kali (akabatu).

Alfange aundi oietakoa zun. Bearrik neukan alboan makilla kozkor bat ona. Burua atzeman nai zidan alegiñetan, baiña nik itzuri ixkintxoka, bein berritan, geiagotan, berari eraso gabe. Esia ausi ezin zula ikustearekin, gerrira kañatu nindun. Alako ba­ tean eskuiñeko erpurua ukitu zidan -ez bizkor- bigarren koskoan. Gogorrago iotzeko asmoz besoa zabaldu zularik, gorputzera sartu nintzaion, eta, aren besoaurreari giltza emanik, marrauza utzierazi nion...”

Zenbait gauza adierazten digu Orixeren eskutitzak. Bata makila erabiltzen bazekiela eta ondo gainera, matxete bati aurre egiteko teknika oso garatua behar da. Gainera matxete hori giltza bâ­ tez eskutik kentzeko esgrima denbora oso ondo neurtu behar duzu eta gero gil­ tza egiten jakin, horrek erakusten du ohitura eta trebetasuna. Ez da harritzekoa, Orixe Uitzin hazi baitzen eta hori maki­ lkari lekua zen, garai batean behintzat.

Hasierako hipótesi horiek berretsi ondoren ahozko testigantzak jasotzen hasi nintzen ia datu hauek zehaztu eta zabaltzerik zegoen. Helburu nagusia teknika ezagutzen zuen norbait aurkitzea zen.

AHOZhO BERRIAH Makilkariak zirela aipatutako lekuetara jo nuen eta han galdezka hasi datuak biltzeko. Ez zen lan erraza izan makil bo­ rrokalari hauetako batzuek gaizki ikusitakoak baitziren, sesiozale eta alproja famarekin eta tartekoek ez zuten berri ematerik nahi izaten, beste kasu batzuetan berriz ez zen honelako oztoporik izan.

Hala ere, testigantza eta historia ugari jaso ditugu, hemen guzti horiengandik adierazgarrienak besterik ez ditut aipatuko.

Pastores de La sierra de AraLar. Jesús ELósegi, 1935

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Aukeratzen dudan lehen testigantza Zaldibiatik dator eta berriemailea Olegi etxeko Patxi Iraola bertsolari ezaguna da, bere aitonah buruzko berriak ematen dizkigu elkarrizketa honen transkripzioaren bitartez: "Cure aitona zan Frantzisko Iraola Carmendia, 1860ko otsailaren 10ean jaioa (...). Bera hör ibilia zan, makilan ikasitakoa... Esnaurreta izeneko mendia, oralndik hör dago, beti izango da, eta han-hemen zan borda bat, eta hör inguruko artzainek, zaharrak gazteei, beti erakustera joaten omen ziren. Bakarren bat izaten omen zan horretako irakasle bezala 0 maisu bezala, beti izaten omen zen norbait eta han entsaiatzen omen zi­ ren gazteak, makilan ikasten, borda horretan. Nik hala entzun izandu det...” (...) "Eta joan dira Zaldibiatik bi koadrila, nik gauza entzunda daukatenez, lehen, haiek baino lehenago joanda, beste norbaitzuk izango zian noski, eta beste koadrila ho­ rretan zirenak nafarrekin zerbaiten diskusioren bat edo eztabaidaren bat atera eta han hasi dianen ba zaldibiar horiek nafarrei, nafarrak baino gehiago izango ziren haiek, burla bezala egin eta besteek gaizki har­ tu, asko sentitu eta gero etorri dira nafa­ rrak, koadrila dezentea, 30 bat lagun ba omen ziren, eta zaldibiar ho­ riek, han lehenengo okasioa jarri zuten oik -hola kontatzen zidan

Pastor de Gorbeia del siglo HIH con montera o chambergo de fieltro, fiapusai (capisayo) v abarcas con peales

niri- oik behintzat aide eginda ordurako, han ez eta gure aitona eta beste bat han topatu omen zituen. Bik lasai daudela eta ezer ez jakin ez, beren tertulian, lasai daudela, eta hemen zedek probintzianoek, ordun probintzianoek esaten omen zien, hasi omen zien da, hala sartu omen zitzaien supuestoan berak ezer ez zekitela, eta edo, zer pasatzen da? Eta zer pasatzen dan! Zuek badakizue ondo asko eta ez dakit zer... eta hola hasi omen zi­ ren, eskandalua behintzat, eta hizketan bakarrik ez, gero jotzen hasi omen zien.

Gure aitonaren laguna Aizperra baserrikoa omen zen, Erauskin apellidoa, izena ez dakit... Fermín izango zen, Fermin Erauskin esaten zuela... Eta mutil bikaina omen zen eta hura hango nafarren batekin, Unanueko errotaria omen zela, eta borrokan heldu omen zion batak besteari eta San Migelen, badakizu San Migel non dagoen, han kanpora atera omen zien borrokan atzetik eta han Malloan behera amildu omen ziren biak borrokan zihoazela.

Makilarekin gurea gelditu omen zen, eta gurea han ate baten kontra, bera eta aurreko aldean batek ez dakit zer eta besteak ez dakit zer... kutxilloak eta baita errebolber horietakoa ere ba omen zuten nafarrek eta behintzat hasi omen zen Jesukristoren bo­ rroka. Gurea... ate bat omen zegoen atzealdean... harengana saltatu omen zen, ha­ rén kontra jarri omen zen, huekoan, eta

han makilarekin aurrea azaltzen zen guztia... aldamenek zera egiten ornen zuen... alearen zerean sartuta... alean sarlula eta han aurrean eman da eman jardun omen zen, jo omen zuen gure ailon horrek, ela denak botatzen ornen zituen, aurrean jartzen ziren guztiak, makilare­ kin. Ela berak.... ale bat, ale baten konira bera ela aurrea zuzenlzen omen zuen, dena makilarekin. ela izugarrizko borroka jo omen zuen, eta batzuk izterra haulsita, besteak eskumulurra hautsiia, hórrela utzitakoak ba omen ziluen. Eta azkenean makila ori zumizlu egin omen zitzaion daùa, zumiztu makila ela orduanlxe beldurlu omen zen.... Orainixe izorratu nauk! Hurritzezko makila zen, hurrilza makila.

Gero, hala, larrilasun horrelan zebilela, guarda zibilak. arten jarri berriak izan

ziren, ordun denbora guixi, eta juxtujuxtu sarlzen omen ziren haiek..."

Garranlzi handia dauka ahozko berri onek, aide baletik oso zehalza delako ela besle batetik esgrima erakusleko lekuak zeudela agertzen digulako. iransmisioa ez zen ailak semeari erakusten ziona bakarrik, makil esgrima akademia modukoak ere ba zeuden, hemen agertzen zaigunez Esnaurrelako borda horrelan zegoena.

Besle berri hau Amezkelalik dalor, Bedaio auzolik ela Zuazligoikoa baserrikoa Jesus Agirrelxek konlalu digu. Bere auzoan, bi makilkari trebe omen zeuden. bala Olegi baserrikoa. Karlos Zubeldia, ela beslea Etzupelkoa. Inazio Zubeldia.

Karlos 1950. urte inguruan hil omen zen ela Inazio lehenago. Biei buruzko pasadizoa aipalu zigun:

I

“ Biak elkarrekin probatzen omen zien, beren entsaioak egiteko eta preparatzeko. Horretako Ugarte auzoko elizaren ondoko zelai batean ibiltzen ornen ziren, gaur egun pilotatokia dagoen leku berberean. Behin batean eta gogor entsaiatzen ari ziela, elizako erretoreak makil-hotsa entzun eta apaiz-etxeko leihora atera ornen zen. Aprobaketa horiek beti gauez egiten ornen zituen, baina hala ere apai-

EL pastor Luis ALdehoa en Addfobehoa, Orozho

zak ezagutu eta hola esan omen zien: zer behar degù bakea ala egurra? Egurra!, kontestatu omen zion Olegikoak eta ordun da areo segitzen omen zuten, elkarri kolpeak ematen” Nafarroa aldean, berriz, Goizuetako Karreto baserriko Patxiku Perurenak eman zigun berri franko.

Makilkari azkarrak omen ziren Ispillenbordako Goikoetxeatarrak, inguruko herrietan ere aski sonatuak. Leitzarrak Aresoarren kontra atera zireneko borroka sonatu hartan ere, gehienbat Martin Goikoetxea, Martin “Agerre” ho­ nen aita eta osabak aritu izan behar zu­ ten Leitzako mutilik bizkorrenei makil jokoan erakusten eta Martin bera taldeko buru ibiltzen omen zen. Hara hemen Martin “Agerre”ren biloba zen Manuel Goikoetxearen hitzak: “ Nik ez nituen gure aita zena eta aitona ere sekulan ikusi izandu makil jokoan, baino aditu bai lehen izandu zirela. Gure aitonaren aita eta anaiaren batzuk ibili izan behar zuten leitzarrei erakusten, aresoarren kontra atera ziren orduan. Hala esaten zuen gure aita zenak, baino gero jaleo gogorrak izandu zi­ tuen familian da, ez zuen deus jakin nahi izaten" Hurrengo datu hauek Leitzako Gorriti etxeko Migel Luis Zestau Zabaletak emanak dira: “ Bi anaia omen zien, Martin eta Migel Antón "Agerre", oso bizkorrak. Anaia gehiago ere ba omen zien, baino haiek biak makil-jokoan ibiltzen zirenak. Martin hori pikaro samarra omen zen, dibertsioa eta, mutur joka eta, hola ibiltzea asko gustatzen zitzaiona.

Garai hartan makil jokorako beren ejertzizioak eta guzti egiten omen zituen.

Atzeka jarrita, korroa egiten omen zuen estu-estuan, makilak kanpora zituela, beraiek atzeak elkarri emanda. Hala jarrita, heldu zen guzia lurrera botatzen zuela ja-

rriak ornen zeuden garai hartan hemengo mutilak...”

Nafarroako berri hauetan borrokari zer izen ematen zioten ere agertzen zaigu "makil jokoa", izen bera ematen dio Juan Venanzio Araquistainek. Idazle erromantiko honek 1882an berak idatzitako El Basojaun de Etumeta" liburuaren 297. orrialdean: "Egun horretan arratsaldez izan zen Makil Jokoa, hau ere gaur zeharo desagertua dagoena. Baserrltarrak zihoazten leku guztietan makila eskuan zutela ibiltzeari utzi ziotenean galdu zela esan behar.

Zentzuzko aldaketa izan zela altor dezakegu. Makila lagun erabiltzeak, arrisku ugari ekartzen baitzituan, Ixtilu eta borrokak non nahl sortuz euren artean, edo herri batzuek bestearen aurka ere bai.

Ugari ohi ziren eraso hauetan elbarrituak, eta oroipen mingarriak gelditu ere bai sendietan. Benetako griña zen, baserritarrak bere makilari ziona. Egur gogor eta eten-gaitza izanik, gorostia erabiltzen zuten makila-gai. Azalean nahi zituzten marrazki apaingarriak egin ohi zizkioten.

Ondoren surtan ¡pini, azal-kenduak beltzitu arte. Berehala azala zeharo kendu eta gelditzen zen makila txuria, marrazkiak beltzez zituela.

Trebetasun ikusgarria zuten makila erabiltzen eta honekin zihoazenean ez zioten inori beldurrik...”

Nahikoa ¡zango da pasadizo hauekin nahi izan duguna agertzeko, “ Makil Jokoa" izeneko makil erabilpenerako es­ grima bat zegoela. Esgrima hori zabalduta zegoela Gipuzkoa, Bizkaia eta.

Nafarroan behintzat eta XX. mende ha­ sieran, bazirela oraindik makilkari horietakoak. Gainera jendearen oroitzapenean bizirik dirau oraindik zenbait pasadizo.

ONDORIOAH

I

Pasadizoak bukatu eta gure hipotesia tesi bihurtzeko esan dezakegu XVÜ1-XIX eta XX. mende hasieran makilarekin borrokatzeko "makil-jokoa" hedatuta zego­ ela ia Euskal Herri osoan, jakin dugunez

makilak luzeak izan zitezkeen -1,30-1,50 m-, motzak - “ kanako" makila, gutxi gorabehera 90 zm.- eta oso motzak -30-40 zm-, bakoitza bere ezaugarri eta erabilpen teknika bereziekin. Egur mota ezberdinak erabiltzen zituzten makila hauek egiteko: luzeak gorostiz, urritzez edo elorriz; motzak urritzez ala mizpiraz -azken hau batez ere ipar Euskal Herrian-: oso motz: horiei buruzko adierazpen berezirik ez dugu jaso.

Galdezka gabiltzala ikusi izan dugu "eskola" ezberdinak zeudela makila erabiltzeko, jendearen oroitzapenak, idatziatako kronikak eta ikusitako teknikak konparatuz tankera ezberdinak zeudela ikusten da erabilpenean.Tamalez ia esko­ la guzti horiek desagertu dira eta galdetutako inork ez ditu teknika bat edo beste besterik gogoratzen. Azkenean ordea zortea izan genuen eta bi “eskola" edo makila luzea erabiltzeko modu aurki­ tu genituen maisu biziekin, bata edadekoa eta Amezketa inguruan, bestea oraindik gaztea eta Oiartzun inguruan bizi dena. Biek badituzte antzekotasunak baina bereizten dituzten zenbait gauza ere bai, Humboldtek aipatzen duen beza­ la teknikak birakariak dira eta makil puntarekin ere botatzen dituzte kolpeak.

Teknika horiek antz handia dute siziliar makilarekin, banan-banan teknikak aztertuz gero, berdintasuna %65-70ekoa izan daiteke.

Etorkizuna berriz nahiko iluna da, oso jende gutxi dago teknika ezagutzen due­ ña eta gaur egun ez dauka erabilpen praktikorik eguneroko bizimoduan, gure iragana maite dutenen artean egongo litzateke esperantza, ia gazteen artean sortzen den berriz ere makilaren grina!

Eskertu behar diogu beren oroitzapen zati bat eman diguten guztiei, baita ere makil jokoaren teknika agertu digutenei, ala euskaldun noia siziliar guztiei, gure miresmena.

JD S E IN A Z ID GANBDA LANDA IkertzB ilea età 'M ikel D ones*. M akil Jo k o Taldeka kìdea

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URBINA BASABE/co DORRETXEA I N F O R M A Z I O A 945 362 600 Centro de interpretación de la Batalla de Andagoste, año 38 a.C. Es el testimonio más antiguo de la única batalla romana en Euskadi. Un vídeo nos traslada dos mil años atrás.

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RFVISTAS

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LIBROS

ARKEOLAN 15 Centro de Estudios e Investigaciones Histórico Arqueológicas

RECIBIDOS

EL M O N C A Y O Y LAS BARDENAS AUTOR« Rufo Canuza y Alicia Sanz_________ EDITA« El Senderista / 185 págs.714,50€

EDITA « Arkeoian / 190 págs._______________ El museo romano Oiasso, en colabora­ ción con la EHU-UPV. viene organi­ zando cursos de verano con el objetivo de profundizar en la historia de los vascones, y en dos de estos cursos -2007 y 2008debemos enmarcar la interesante temática desarrollada en esta publicación.

El primero de ellos llevaba por título Domi­ nio e integración de pueblos de montaña en el estado romano: vascones. isauriosy pue­ blos alpinos. El del 2008, sin embargo, bajo el nombre de Saitus, ¿Concepto geográfico, administrativo o económico?, entraba de lle­ no en un tema muy usado y no demasiado claro hasta estos últimos años. Los artículos son del mayor interés para adentrarnos en el conocimiento de nuestro territorio en época romana, si bien hay escasez de documenta­ ción gráfica.

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Nos presen­ tan aquí los autores dos áreas naturales que, a pesar de mirarse a diario, no se parecen en nada. Para la zona del Moncayo, el punto más elevado del Sistema Ibérico, se nos ofrecen 15 rutas de va­ riada dificultad.

Los 2.000 metros de desnivel que lo separan del Ebro nos ofrecen una variedad paisajís­ tica que va desde viñas a circos glaciares, pasando por encinares, robledales y hayedos que conoceremos a través de una interesan­ te red de senderos.

Para la zona de las Bardenas, el libro nos presenta otras siete rutas a través de un )aisaje estepario y hasta desértico, donde as caprichosas formas del relieve cautivarán al visitante tanto como los restos de sus castillos medievales y las leyendas de foraji­ dos. En suma, una propuesta senderista bien documentada e interesante.

KOBIE Serie antropología cultural n° 13

ITSASOARI SO / LOS OJOS DEL MAR Atalayas y señeros del País Vasco

« Varios_______________________ « Bizkaiko Foru Aldundia / Diputación Forai de Bizkaia / 236 pàgs.

AUTORES

AUTORES EDITA

Estamos ante un nuevo número repleto de artí­ K O B I E culos de enorme interés cultural por la variedad de temas que toca: creencias sobre la medi­ cina popular, estelas ecuestres y de límite, gra­ bados funerarios, aspectos sobre la red viaria de Orduña, industrias ferronas y molineras, y aspectos antropológicos varios que invitan a la reflexión y a la investigación desde otras pautas menos clásicas. En este sentido Kobie sigue siendo una publicación de referencia para todos, a pesar de mante­ ner una maquetación y puesta en escena un tanto anticuada para las posibilidades que hay en la actualidad.

« Xabier Alberdi y Jesús Manuel Pérez / 64 págs. / 6 € / Euskera y castellano Contiene CD Estamos ante un libro de pequeño K S( J( SI II \l\l formato pero interesante contenido, pues nos acerca a unos escena­ rios en desuso pero que fueron imprescindibles en la historia, en tanto que eran verdaderos obsen/atorios del mar para las poblaciones de la costa. La guía hace un repaso a la presencia de atalayas en la historia marítima vasca, sus funciones, sus puntos de ubicación en el litoral, la tipología y características constructivas de las mismas, así como a los restos materiales que aun nos quedan y sus topónimos de referencia.

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SOMBREROS Y SOMBRERERÍA CONTEMPORÁNEA « M* José Torrecilla (textos) y Juanjo Hidalgo (fotos)_________________________ « Fundación Boinas La Encartada / 34 págs. euskera y 34 castellano

AUTOR EDITA

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El origen de este libro de pequeño formato hay que situarlo en una ambiciosa exposición celebrada el pasado año 2010 en el propio museo de La Encartada, cuyo objetivo era acercar al visitante al curioso mundo de los sombreros. En este caso, el librito puede con­ siderarse como una breve guía para introducirnos en dicho tema, una prenda de vestir cabezas, hoy en desuso, pero muy generaliza­ da en otro tiempo. Con su lectura nos acercaremos a la sombrerería Gorostiaga, todavía en activo en las Siete Calles bilbaínas. También conoceremos el instrumental utilizado en su confección, así como los principales y más famosos modelos de sombreros, acompaña­ do de un glosario de términos perfectamente documentado con fotografías.

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U tu i!d^in !n ?zAdnr^e8érÜc<^ én el ;ontinexite africano j sin salida a los »céanos, la República de Chad paree« isuxnir con resignación la caden^ ^rpetua de la pobreza. Para colmo de Ies, es uno de los paises con m á t ^corrupción de África. La mirada d< [este anónimo muchacho, en la misiói de Kélo, refleja como pocas veces le f^gu stia y desolación de todo un país, ■r' '■ , -.ir yto e ^ a d á per JAVIASPUBU, DE ETXEGOIEN (AlARAl

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V O I ร

M E N E S

P U B L I C A D O S

La b o in a y lo s va sco s La Encartada, una fรกbrica-museo I San Juan y Santa Eulalia I Hacer la colada I lAguava! i Armas vascas para un Imperio I Kortaur eta Injkutzeta I Petms,Pm,Betln,Kepa

126

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Explotación y tnnsfermadón del monte Simón W hitbum , tumba de minero I Centinelas de Toloño 1 Cmz de Castigo i La metereología tradidonai i El jaspe delValledeLÍodio i M irenyM aria

Pipas tradicionales de arcilla La vieja del monte t Un cuadro de José Arnje recuperado I Dragones y serpientes I La cueva de Baltzola i La bellota, alimento de humanos I Mendaur

El Fuego Nuevo en la cultura vasca Las vírgenes déla Antigua I La estación ferroviaria de Llodio i Elpoderdelaesdtura i Ruta megalitica por Etxalar i Megalitismo didáctico S Las torres de Mandares de la Oca

El Yermo, la romería de tos vizcaínos Euskara Enkarterrin I Silbatos de hace 24 siglos 1 Grandes mamíferos cuatemaños i Las fiestas de Bilbao en 1876-1877 I El haya I Aitor,Amaia,Asier

Lo$cere^, prímeres cultivos en Euskal Hema Laudio: añóranos vizcaínas I S e p tie n ^ mágico en Emio I ¿Dónde estuvo la torre de Orozko? I lacuevadePozalagua I Barrancos IstorayBerrabia I AinhoayArantzazu

Fitftivismoen Kanpeni,actividad porel hambre Viejo carnaval rural en Aspánma I El unicornio en Euskal Henia I Leke'tio, entre el mar y la tierra I Aranekoarri, la leyenda de pastorcilia I Uxue y Usoa, nombres de a it» vuelos

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Bai^' 23 Hacer cal, un oficio v«inal desaparecido Hacer cal, tra b ajo de vecindad I Conocer Bilbao I Contencioso en Sierra Sálvada I El puente de Bitorika I Sierra de Kodes I Estibaliz

Banderasvascas: llcurríña y Arrano Beltza Nom bres con significado ofensivo I La Casa del C ordón 1 La e rm ita de Magdalena, Zuberoa i El pino radiata I Xabier, e l santo navarro

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Apuestasvascas:pelota,tninens,butyesy unwos Lagares alpestres, arqueología del vin o I El rítu ra l de las cabezas cortadas I La Cueva de los G entiles de llarduia I M agia y veraigas I A itziber

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Castillos de Bizkaia, historia de Reyes y Señores

Naipes muúcales, singular historia de una baraja

El Castillo de Unnueta I Ereñozar: castillo, iglesia y neaópolfs I Meñakako azken gaitzerdiegilea I Cocineras vascas I Jugatxi y Eskolunbe

La m emoria de una pastor de Gorbeia I La em iita de San M artín de Mañana I El monasterio de Sasiola I Baserri nur^ca fue caserío I Irati, Iratxe e Irantzu

C a rlista s, m á s a llá de la guerra La vid silvestre, un tesoro amenazado I El cultivo de la vid, historia del chacolí alavés I Lezama en la II República i El estornudo, el camino del diablo

In d u m e n ta r ia p o p u la r v a s c a El poblado romano de Forua i Gigantes, del m ito al ser humano I Gigantes de came y hueso:]uanCazteadeArbulu i Zokorra,ta b ^ ja de Agurain I Rituales del pan

Muerte <fe un euskaldún en Altube La explotación de tas abejas en e4 occidente vasco I Apicultura en EItziego i Arquitectura modemista I Portugalete en el siglo XIX I DeAiala aAiara

la peste Pinico en la Vitoria del siglo XVI San Fausto, superstición y devoción } Los exvotos populares en Bujanda I lo s Aretxabala y e l ron cubano i El Flysch de Zumaia I Rituales de posesión

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- lit Proyectiles de honda Proyectiles de honda: la batalla de;^idagoste, falxicackinytipos I ConcejostnÁlava 1 Eltey Sol i Dos plantas tóxicas en Alava en el s i ^ XVI I María Díaz de Haro y las señoras de &id3ia

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