AUNIA 03

Llanteno £1 e s k a t x í T T Í é '\ ^ ^ r u \ a s lV u n a '= - V e le t á ^ -

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Una ciudad rom ana en Álava Iker M a rk u a rtu Un to re ro de Laudio U rduña La b atalla de la V en ta del H a m b re ' O rozko Sus barrios

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Meteordtógía Datos del Alto Nervión

URREZKO "Q" SARIA KUDEAKETAREN KALITATEARI EUROPAKO LEHEN FINANTZA-ENTITATEA Kalitaterako Euskal Fundazioak -Euskalit- aintzat hartu

d itu Euskadiko Kutxak k u d e a ke ta re n kalita tea re n

alorrean buruturiko lana eta hobekuntza etengabearen aide egin duen apustu irmoa, eta Urrezko ‘‘Q ‘'saria eman

dio. Ziurtapen horren ondorloz. Euskadiko Kutxa SOOen Taldean sartzen den Europako lehen finantza-entitatea

da, Europan h om o lo g a tu ta d ag o en EFQM kanpo-

ebaluaketaren arabera.

‘Aitorptn honek h obtkvntí» » ung*b*»rtn »Idtko M b u ru tn l*n tg ltw t ¡ u n h K n b u ltu a tn galtu. horren g u n ö m m tk benkjésoko ditu, fíntan b»rori b*h» g u n »ntítétm*rt n n O u » » rn tttfi d h n a '.

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CA|A LABORAL EUSKADIKO KUTXA

EDITORIALa "Astelehen, mart¡tzen, eguasten... h iru " esaten ornen zuten Lantenoko sorgínek eskatxoaren ínguruko dantzan. Eta hiru dirá Auniak dagoeneko argitara eman dituen aldizkariak. Esan daite hirua zenbakí eraginkorra déla, bastear dagoen udaren aurrean gure egitasmoa irmoki aurkezten duelako.

Eguzkia izango dugu gure lana zoritzeko lagun, aurreko urtekoa bezalako uda goibel bat ez badugu behíntzat. Horrelakoak ditu eguraldiak. Zalantza barik, gure eguneroko zereginetan eragin gehien duenetakoa izango da. Elkarrizketarako abiapuntu arreza eta ez dakiena ere aditu sentiaraz dezakeena. Honi buruzkoa da gure gai nagusia, Am urrion dagoen m eteorologiaestazioan hartutako datuetan eraikia.

Bestelako gai interesgarriak ere badira Aunia honetan. G ainera^k bitxi batekin dator: 1" aldizkariaren lanekin batera ateratako ^ lehenengo

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"Lunes, martes, miércoles... tres," entonaban las brujas de Llanteno en su danza del eskatxo. Y una, dos y tres son las revistas de Aunia que han salido ya a la calle. Tres, en cier> ta medida, es un número redondo que consolida nuestro proyecto de cara al verano que ahora se nos anuncia.

A madurar nos ayudará el sol, sí es que no ocurre como en el pasado año, de extraño e inusual com porta­ miento. Y es que el tiem po atm osfé­ rico, sin duda, ha sido una de las rea­ lidades que más han afectado a nues­ tra vida diaria. Tema recurrente y ciencia inexacta en la que todo el mundo es experto, hemos querido traer a nuestras páginas un estudio del clima, apoyado sobre los datos procedentes de la ya veterana esta­ ción meteorológica de Amurrio.

Os acercamos éste y otros sugerentes temas en esta revista acompañada por la publicación del primer lib rito de Aunia. Todo un lií /

Udagoinera arte izango dugu gozatzeko, beraz. Agur.

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pues, hasta la próxim a cita en otoño.

Agur.

ARGITARATZAILEA: AVNIA KULTURA ELKARTEA Torrea, 16 0 1 4 0 8 - LUIAONDO « 9 4 5 891 976 www.aunia.org

Pedro Alfoizua.

Recogida de datos.

N.« 3 Zkia.

UDA En M t* núifw ro han colaborado: A . M artffM z. E. OH. E. Z u M (Wab). a V á qiM z, J. A ltu ra . J.U . U w io.

M. Juntura. P. Q M . R. A n fiiu .

Tx. LM lM nl^ X. O rtiz Euakal Mu*km/ HumoVa*co • Bilbao Muaoo da Annaria. VHoria Gaatate NOMMK

Eskerronsk Luiaondoko Administrazio Batzarrari

ZUZENDARITZA ETA ERREDAKZIOTALDEA: Aitor Aretxaga, Juanjo Hidalgo eta Félix Mugurutza.

Sumario 4

La meteorología en el Alto Nervión Javier Aspuru Oribe

18 **Los toros nunca me han quitado el sueño” Aitor Aretxaga

28 El eskatxo de las brujas FOTOMEKANIKA ETA DISEINUA: ABZ • BILBAO MOLDIZTEGIA: Gráficas Lizarra • LIZARRA

Juanjo Hidalgo

36 La batalla de la venta del hambre Txetxu Lanbarri Ligarte

D.L NA 3055 - 2002 I.S.S.N: 1695-3932

44 Ara de Gordeliz El ocaso de los dioses Félix Mugurutza Montalban

52 La Torre de Zudubiarte Juanjo Hidalgo

58 Orozko. El valle y su distribución territorial tradicional Patxi Calé

68 Yacimiento de Santa Agueda de Delika Antxoka Martínez Velasco

76 Zeberioko Santo Tomas Elizaterpeko harriztadura Kepa Pérez Urraza eta Maria Junkera Urraza

86 Iruña-Veleia. Un conjunto arqueológico único en el País Vasco Eliseo Gil Zubillaga

<Nlnguno>96

El Bacalao

Xabier Ortiz

102 Saúco Gabriel Vázquez

104 Publicaciones recibidas

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fa m ende erdi bâtez, goîzero, abîatu izan da Pedro Albizua hartzera. Hain epe iuzeko neurketak ondorioak ateratzeko ¿ eguraldiaren gorabeherak oso zehazgabeak dîrela eta mémo

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na, agiai ak esate

Este estudio corresponde al análisis de los datos recogidos en la estación meteorológica ubicada en el Instituto Zaraobe de Amurrio. La Instaló el Instituto Nacional de Meteorología durante la construcción del centro educativo en el año 1955, funciona ininterrumpidamen­ te y dispone de una de las seríes más largas y completas de los observatorios vascos.

Esta es la razón por la cual en todos los estudios senos sobre climatología vasca (Eu­ genio Ruiz Urrestarazu, Antón Uriarte...) apa­ recen datos de Amurrio. Toda esta informa­ ción ha sido posible gracias a la incomparable labor realizada por Pedro Albizua, conserje del instituto ya jubilado y que, a pesar de ello, acude todos los días a tomar los datos que anota en un boletín oficial que renueva cada año. La información que recoge a diario es la temperatura máxima, mínima y la de las nue­ ve de la mañana, lluvia en litros, evaporación, viento dominante, sol, nieve o granizo. Para la serie 1955-2002, el número de datos acumu­ lados se acerca a los 100.000. Vaya desde estas líneas nuestro reconocimiento a su incansable labor.

Hay que hacer constar que dicho obser­ vatorio es oficial y manual. Cumple una serie de características técnicas específicas como, por ejemplo, que el termómetro ha de ser de mercurio y tiene que estar a salvo del sol y del viento dentro de una caja de madera a la que le entra aire mediante un sistema de mallor­ quína. Además, tiene que estar a 1’5 m. de suelo, un suelo que debe ser de tierra coA hierba (las temperaturas que marcan los ter­ mómetros de calle no suelen ajustarse a la rea­ lidad). Actualmente, el Gobierno vasco ha asumido las competencias de meteorología y ha montado una red de 71 estaciones hidrometeorológicas totalmente automatizadas y^ mucho más completas y modernas que le per­ mitirá hacer estudios más complejos sobre el clima de los tres territorios históricos vascos.

Por su corto período de uso, como es obvio, estos observatorios aún no han proporciona­ do datos para estudios históricos. En la s tr o entorno más cercano existen varios de estos puntos de control ubicados en Saratxo, Gardea y Urduña. Asimismo, la Dirección de Meteorología y Climatología ha elaborado una página web donde se pueden obtener los datos de todos estos obsen/atorios on Une.

Conviene señalar que aunque el obsen/atorio se halla ubicado en Amurrio, debido a la estructura orogràfica de la comarca del Alto Nen/ión, los datos son extensibles a todos los puntos de nuestra zona. Es decir, que si el año 'tal' fue el más seco en Amurrio, también lo hubo de ser en Artziniega u Orozko, por citar un ejemplo.

Breves apuntes En Euskal Herria se pueden distinguir tres grandes zonas climáticas: 1 - La vertiente atlántica norte, con un cli­ ma oceánico.

2- La Euskal Herria media, en el centro geográfico y con un clima de transición entre el oceánico y el mediterráneo.

3- El extremo sur, en la depresión del Ebro, la Ribera Navarra y la Rioja Alavesa, con un clima mediterráneo.

La vertiente atlántica abarca la totalidad de las provincias de Bizkaia, Gipuzkoa, Iparralde y norte de Araba y Nafarroa. Ateniéndonos a la Clasificación Climática Universal, corres­ ponde a un “clima templado húmedo, sin estación seca o clima atlántico". Podemos decir, por tanto, que toda nuestra comarca está integrada dentro de esta clasificación. De todas formas, y dentro del mismo clima atlán­ tico, en Euskal Herria hay diferencias notables.

Así, es Artikutza (Goizueta), con 2668 mm, el obsen/atorio donde mayores precipitaciones se recogen, rodeado de otras localidades co­ mo Oiartzun y Leitza, en cuyos centros tam­ bién rondan los 2000 mm. Se considera que el punto más lluvioso de EuskaJ Herria corres­ ponde a la ladera norte del monte Ekaitza, situado entre las cabeceras del Urumea y el Bidasoa, con cerca de 3000 mm, lo que corresponde a una de las pluviometrías más altas de Europa, solamente comparable a los vatores de las costas occidentales iriandesas, escocesas, noruegas y gallegas. Es de resaltar que en las| latitudes nórdicas, debido a la menor insoladóo y menor temperatura, la sensación de humedad es mucho mayor Lo que no tiene equiparación en Europa es que, en apenas 200 kilómetros, la precipitación baja a los 380 mm de Tutera (Nafarroa), don­ de el clima es mediten-áneo-estepario con zonas semidesérticas, como las Bardenas.

De todas maneras, la precipitación media de ta vertiente atlàntica se encuentra en gene­ ra) entre los 1000 y los 2000 mm, au­ mentando de oeste a este. Veámoslo, a modo de ejemplo, con los siguientes datos: Amurrio, 1077mm; Sondika, 1236 mm; Eibar, 1517 mm; Donostia, 1650 mm; y Biarritz, 1483 mm. Es destacable que, en el clima de transi­ ción, la precipitación baja sensiblemente. Por ejemplo: Gasteiz, 828 mm; Iruña/Pamplona, 763mm; y Lizarra/Estella, 689 mm. Según los datos anteriores, se observa que los verdes paisajes de los valles atlánticos son debidos exclusivamente a la alta pluviometría (balance hídrico positivo). Por el contrario, en los para­ jes más áridos y secos, la pluviometría es baja (balance hídrico negativo).

La lluvia En el análisis del observatorio de Amurrio, la media de lluvia del período 19562002 es de 1077,9 mm. Por término medio, los meses más lluviosos son noviembre (137,7 mm), diciembre (125,9 mm) y abril (111,6 mm). Y los menos, julio (41,5 mm). agosto (58,6 mm) y junio (64,1 mm). A pesar de estas medias, la varíabilidad mensual es muy alta, existiendo meses húmedos sin precipita­ ción (abril de 1982 con O mm) y meses secos

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con mucha precipitación (agosto de 1983: 483 mm). De todas maneras, y pese a la extraordinaria varíabilidad mensual, se llega a los 1000 mm en la mayoría de los años.

Si hacemos un estudio de precipitaciones anuales medias por períodos de varíos años apreciamos que la década de 1970 fue muy lluviosa y, sin embargo, en la década de 1990 la lluvia estuvo por debajo de la media.

Destacar que de los 46 años analizados, tan sólo 15 están por debajo de los 10CX) mm. De ellos, ocho se encuentran en el período 1991 2002, siendo los seis últimos años consecuti­ vos. Es decir, que en los seis últimos años ha llovido el equivalente a cinco años, por lo que podemos considerarlo como uno de los perí­ odos más secos y prolongados de todo el período 1956-2002.

A la vista de los datos anteriores, sacar conclusiones sobre posibles cambios climáti­ cos es muy arriesgado, ya que según infor­ maciones existentes en otros observatorios (Bilbao e Igeldo), desde principios de siglo hubo períodos más secos que los actuales.

Así, tenemos como años muy secos los siguientes: 1899,1902, 1911, 1912 y 1916.

Debemos de tener en cuenta que los datos de Amurrio debieron de ser inferiores, puesto que en el periodo 1956-2002 en todos los años léis cantidades son menores a las de Igeldo en más de 200mm.

En lo referente a valores extremos, el año más lluvioso fue 1979, con 1.463 mm, y el más seco 1989, con 739 mm, ejercicio que coincidió con las conocidas restricciones de agua en Bilbao y Casteiz, así como en toda nuestra comarca.

En cuanto a la lluvia máxima caída en un día, ocurrió el 26 de agosto de 1983, con 212 mm en 24 horas. Hay que tener en cuenta que este valor equivale a la cantidad de agua de todo un mes muy lluvioso. Durante este día se produjeron probablemente las inunda­ ciones más graves que ha conocido Euskal Herria en la época reciente y que tuvieron un especial efecto devastador, aguas abajo, des­ de Laudio hasta Bilbao. Además, la situación era de por sí grave por los días anteriores, ya que durante esa semana cayeron 423 mm, lo que equivale casi a la mitad de lo suele llover durante un año. Recalcar que en algunos observatorios de Bizkaia se llegaron a registrar

valores en torno a los 500mm. Durante ese día se dieron cantidades sin parangón en ningún observatorio vasco desde que existen regis­ tros. Durante estas inundaciones fallecieron 39 personas y las pérdidas ascendieron a 100.000 millones de pesetas.

Otro valor extremo importante son los 97 mm recogidos el 19 de julio de 1988. Esta can­ tidad cayó durante una tormenta de verano provocada por una gota fría en altura y en la que resultó muerta una vecina de Izoria. Dicha gota fría afectó también de forma importante a la cuenca del Deba y del Urola. Fallecieron 14 personas. Como tercer valor importante destacan los 85 mm del 31 de mayo de 1977, también en una tormenta de verano. Provocó serías inundaciones en Amurrío.

Siguiendo con las lluvias extremas, se observa que en 24 de los 46 años estudiados, en algún día se produce una precipitación superíor a 60 mm. Si tenemos en cuenta que esta cantidad provoca problemas como desprendi­ miento de ten-azos, inundación de bajeras, des­ bordamiento de ríos y arroyos, llegamos a la conclusión de que es raro que transcurran tres años seguidos sin algún problema menor de

inundación. En 8 de los 46 años la precipitación máxima en un día ha superado los 80 mm, lo que indica que cada seis años se puede produ­ cir alguna avenida más o menos grave.

En estudios estadísticos de Euskal Herria para ia zona del Alto Nervión, se considera un período de retomo de 25 años para una preci­ pitación de 100-150 mm en un día. Esto quie­ re decir que las personas que hoy tienen alre­ dedor de 50 años han podido conocer dos situaciones de inundaciones muy graves con daños materiales y humanos. El histórico valor de 212 mm de agosto de 1983 es un valor extraordinario para el que se calcula un peno-' do de retomo de unos 200 años, es decir, que será muy difícil que lo volvamos a ver dguno de nosotros.

Continuando con estas lluvias extremas diremos que, por meses, destacan los 423mm de agosto de 1983, los 408mm de octubre de 1992 y los 385mm de diciembre de 1967. Y si hacemos un estudio de pluviosidad estacio­ nal, tenemos la primavera, con 295 mm (el 27,4% de las lluvias anuales); verano, 164 mm (el 15,24%); otoño. 303 mm (el 28,21); e invierno, con 314 mm (el 29,15%). Hay que resaltar que ía máxima precipitación coincide con la de menor insolación y menor tempera­

tura, lo que provoca la sensación de humedad en los días de invierno. Ésto no ocurre en todos los climas.

Estudiando las lluvias en función de los vientos que las provocan, llegamos a las siguientes conclusiones: el viento del noroeste provoca el 31 % del total de la lluvias, el vien­ to del norte el 25,3% , el del oeste el 15,5%, el del noreste el 10,1 %, el del sureste el 8,4%, el del suroeste el 5% , el del este el 3,3% y, para finalizar, el viento del sur con tan sólo el 1,4% de la lluvias. En resumen, cuanto más alejado del Cantábrico esté la procedencia del £ viento menor es la posibilidad de lluvia, resul­ tando ésta muy baja cuando los vientos tienen componente sur ya que, aún siendo uno de los vientos más habituales en Euskal Henia (172 días al año tienen componente sur), solamente provocan el 15% de la precipita­ ción total.

Evaporación y consumo El balance hídrico es la diferencia entre el agua de lluvia y la evaporación que se produ­ ce por la acción del sol. Para nuestra comarca se calcula una evaporación potencial en tomo a los 700 mm al año. Esto quiere decir que hay unos 400 mm al año que se consideran aguas

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superfluas, es decir el agua que se va al mar por los ríos y arroyos. De todas formas, este balance hídrico es negativo durante los meses de julio y agosto, que es cuando más evapo­ ración se produce y menos precipitaciones hay. Esto da lugar a la aridez estival que suele durar un mes, lo que da lugar al amarilleo de nuestros campos tan típico de algunos vera­ nos. Hay que hacer constar que esta aridez no se produce todos los años, dependiendo de la precipitación y temperatura y disminuyendo cuanto más al norte. Conviene constatar que en los valles gulpuzcoanos próximos al mar esta sequedad no aparece casi nunca y por ello el verdor de los campos se mantiene en verano incluso en años secos.

Está claro que de los estudios empíricos es muy difícil sacar conclusiones y que no se dan situaciones anteriormente desconocidas.

Normalmente, cuando se habla sobre el tiem­ po se sacan deducciones que corresponden a expectativas y experiencias de, por ejemplo, cuando un período lluvioso se produce duran­ te un período vacacional o festivo será mucho más ‘‘intenso" para nuestra apreciación que si se produce en un período laboral.

Lo que es incontestable es que el consumo actual de agua no tiene nada que ver con el de épocas pasadas, lo que exige adaptar las infraestructuras. Teniendo en cuenta que dis­ ponemos de una de las pluviometrías más altas de Europa, muy mal se deben hacer las cosas para que haya problemas de abastecimiento.

Pero también es cierto que debido a nuestra orografía en la vertiente atlántica, no dispone­ mos de grandes cuencas de ríos importantes ni una gran cordillera montañosa que haga de almacén de reserva para los ciclos secos. Aquí basta un período seco de tres meses con preci­ pitación muy baja para que los ríos y arroyos se resientan y el caudal se reduzca al mínimo. Por ello, la solución consistente en almacenar las aguas superfluas y que son abundantes parece acertada; eso sí, yendo a soluciones diversifica­ das y comarcalizadas y huyendo de los grandes sistemas únicos (sistema del Zadorra), que se han demostrado vulnerables. En este sentido, la opción del embalse de Maroño para el abas­ tecimiento de la comarca de Aiara se puede considerar acertada.

Si abandonamos la ciencia empíríca y entramos en el terreno de la historia, existen crónicas del Reino de Navarra en las que se

Temperatura máxima, media y mínima-medias

narra que durante la segunda mitad del siglo XIV, durante el reinado de Carlos III y espe­ cialmente en la década de 1384-1394, Navarra padeció una larga sequía de conse­ cuencias económicas y sanitarias terribles, provocando hambrunas, mortandad y brotes de epidemia como la peste. También el inves­ tigador Aguirre Sorondo sostiene que la casi totalidad de los molinos de viento se constru- ; yeron en Euskal Herria en época de sequía, en la que los caudales de los ríos eran insuficien­ tes para hacer funcionar los molinos de agua.

Así, entre 1723 y 1731 parece que Bizkaia sufrió una sequía tan aguda que motivó la construcción de los molinos de viento en Izpaster, Sondika, Getxo, Abadiño, etc.

Temperaturas En cuanto al análisis de temperaturas medias, son los de Sondika y Hondarribia, con 14*C, los observatorios que nwcan registros más altos. Lógicamente, los p u a ­ dos en zonas altas, como los de Arantzazu 10,8®C- y Abaurrea -8,4®C-, los más bajos.

Hay que tener en cuenta que el gradiante de temperatura disminuye, aunque de forma no uniforme, a razón de medio grado por cada 100 metros de altitud. En Amurrio. la tempe­

ratura media en el período 1956-2002 fue de 13,1®C, un valor típico de la suave zona atlántica. Los meses más cálidos fueron agosto, con 19,7°C, y julio, con 19,6®C, mientras que los más frescos resultaron ser enero, con 6,9®C, y diciembre, con 7,7*’C de temperaturas medias.

De todas formas, para la vida cotidiana tiene más valor el estudio de las medias máxi­ mas y mínimas. Así, el mes más caluroso es agosto, con 26,1®C, seguido de julio, con 26°C como media de máximas en tc^o el período. Por destacar algunos meses, en lo que se puede calificar como auténticas olas de ’ calor, están agosto de 1991, con 30,9°C, y agosto de 1990, con 29,9®C de media de máximas. Globalmente, entre 1956 y 2002 se puede considerar el período de julio y agosto de 1990 como el más caluroso, ya que en este espacio de 60 días consecutivos la temperatu­ ra media de máxima rondó los 30® C.

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En cualquier caso, la ola de calor más acu­ sada se produjo a finales de agosto de 1991, en el período de 13 días entre el 19 y el 31, ambos inclusive, donde la temperatura media de máximas fue de 33,8°C. En el ciclo de cin­ co días consecutivos entre el 24 y el 28 de agosto, la secuencia fue 39®C, 37®C, 39®C,

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11

Días de heladas

39°C y 39,5°C. Subrayar que en la mayoría de los años la temperatura no llega nunca a 39® C. Por lo que respecta a las mínimas, los meses más fríos son enero, con 2,4°C; diciem­ bre, con 3°C; febrero, con 3,4®C; marzo, con 4,1®C: noviembre, con 5®C; y abril, con 5,3®C de media de mínimas. Estos últimos datos son muy interesantes porque pueden dar infomia-^ ción sobre el consumo de combustible p a r* calefación que será, con mucha aproximación, proporcinal a ellos.

Sobre las olas de frío, la que está considera­ da como la más acusada de los últimos 100 años (hay observatorios que b avalan) se produjo en febrero de 1956, con una temperatura media de mínimas de - 4°C. valor extraordinario que ni con mucho se vuelve a repetir. Durante dicho mes hubo un período de nueve días consecuti­ vos, entre el 7 y el 16 de febrero, en el cual la temperatura no subió de 0®C ni durante las horas centrales del día, variando entre los de mínima y los -1°C de máxima. A todo ello hay que añadir que durante dicho mes nevó durante 15 días (134mm. de predpitadón) y se llegaron a acumular 80 cm. de nieve durante todo el mes. Otra ola de frío agnificativa se dio en enero de 1957, con -2®C, y enero de 1971, con -1 ,5“C de media de mínimas.

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Si analizamos las temperaturas extremas en un día, la más baja se registró el 3 y el 4 de ene­ ro de 1971, con -13,5®C. Para los que tengan memoria, recordaremos que en Gasteiz la tem­ peratura bajó a -21®C. Se helaron las calefadones y se cerraron los colegios durante una sema­ na. Además, este tipo de situaciones extremas son aquellas que quedan más fácilmente graba­ das en la memoria. Durante una charia que di no hace mucho sobre la meteorología de nuestra comarca, al dar el citado dato, un asistente me comentó que en esa época él estaba en la mili y un amigo le telefoneó para explicarle el frío que hada y le dijo que induso había cruzado andan­ do sobre el hielo el río Nervión a su paso por Amurrio. Ahí queda el dato en la sabiduría popu­ lar. El segundo registro más bajo son los-13®C de los días 18 y 20 de enero de 1957, seguido de los -12,5® C registrados el 9 de enero de 1985.

En valores extremos bajos, la mitad de los años alcanzáK en alguna fecha los -7°C, sien­ do extraordinario el año 2002, en el cual la temperatura no bajó ningún día de -1°C. En cuanto a temperaturas elevadas, las más altas registradas son de 41® C, el 30 de junio de 1968, y de 40® C, el 9 de agosto de 1998. El valor 39,5® C aparece en ocho fechas diferentes. Hay que destacar que en 34 de los

46 años analizados, la temperatura máxima alcanzada no ha superado los 36®C. Pero tam­ poco existe ningún año en el que la tempera­ tura no alcance los 31°C. Otro dato interesante es la oscilación tér­ mica, que es la diferencia entre ta temperatura máxima y mínima de cada día. Según nuestros datos, tenemos una oscilación de 11,2°C, lo que se puede considerar un valor bajo. Ello da una idea de la suavidad del clima. Si, por ejemplo, trasladásemos éste dato para La Rioja, el vaJor es de 17°C. Es decir, el clima es mucho más conti­ nental, más severo.

Heladas Sabemos que las heladas son aquellos frí­ os tan intensos que hacen que el termómetro baje de los cero grados. Quizá pueda resultar interesante para los agricultores el hecho de que. como media, se registran 30 heladas por año. Destacan el año 1973, con 74 heladas, y 1964, con 68. Y, en el polo opuesto, los años con menos heladas son el 2002, con 2 (valor éste extraordinario), y 1982, con 12. Si se obsen/a el gráfico de heladas anuales, se apre­ cia una fuerte tendencia a la baja a partir del año 1982.

Pero quizá lo más interesante para el agri­ cultor pueda ser la referencia de las heladas en función de los meses, ya que las que más daño producen son aquéllas más próximas al vera­ no. Así, los meses en los que más hiela son enero, con 7,9 heladas; febrero, con 6,3 diciembre, con 6; y marzo, con 5,2. Atención pues con las floraciones prematuras. En abril heló en 28 de los 46 años estudiados, y en mayo, en 12 de ellos. Esto quiere decir que como media, uno de cada cuatro años hiela en ^ mayo. Cuidado por tanto con las siembras tempranas.

Hay que hacer constar que en el tema de las heladas, en la medida que nos acercamos a la costa, el número desciende vertiginosamen­ te. Ésta es la simple razón por la cual los hor­ telanos de la zonas de Gemika y de AAungia suelen tener las huertas más adelantadas que en el Alto Nervión. También existen plantas, como las mimosas o las palmeras canarienses, cuyo límite de supervivencia se encuentra en los -8®C. Esto es, mientras que en la costa son de fácil y seguro cultivo, en determinadas zonas de nuestra comarca, y dependiendo de

los años, pueden tener dificultades para su supervivencia, mientras que en Casteiz, por ejemplo, son inexistentes.

Haciendo un análisis sobre la evolución de las temperaturas en el periodo 1956-2002, se observan dos tramos bien diferenciados: uno de 1956 a 1980, en el que se producen gran­ des altibajos, y otro de 1980 a 2002, en el que se estabiliza en una progresiva tendencia al alza. Obsen/ando el gráfico se ve que la citada variación al alza se produce sobre todo por el ascenso de las temperaturas mínimas, ya que en las máximas el cambio es menor. De aquí sí que se puede extraer una conclusión, y es que se está suavizando el clima al disminuir la osci­ lación térmica. De todas maneras, ésto puede ser algo dclico y de ahí a especular sobre el cambio climático puede ser muy arriesgado.

Viento sur Un fenómeno muy peculiar y muy influ­ yente en nuestro dima es el del viento sur. Suele provocar el llamado ‘efecto Foehn', que en nuestra comarca, y especialmente en la desem-

bocadura del Nervión, tiene unos efectos acu­ sadísimos. Consiste en un calentamiento del aire (en alemán, al secador de pelo se le foehn) al descender el aire debido a un cambio de relieve. Estos vientos, al bajar de la meseta hacia las costas, elevan el mercurio hasta 10®C haciendo que la temperatura sea alta incluso en pleno invierno. No es nada extraño, incluso típi­ co, que los termómetros alcancen los 20 grados en plenas navidades. De hecho, el pasado mes de diciembre, en el que predominó el viento sur. en Amurrio se sobrepasó ese registro durante cinco días, y es probable que en Bilbao hubiera dos grados más.

lluviosa. Nada más lejos de la realidad; vivimos claramente en el sur de Europa y tenemos un clima templado cálido con alta pluviometría, con inviernos muy suaves y veranos templa­ dos. Esto provoca que, considerando el año completo, prácticamente durante la mitad del ejercido se puede disfrutar de la temperatura ambiental sin necesidad de recurrir a calefac­ ción ni a aire acondicinado. Si a ello le añadi­ mos que la alta pluviometría provoca un indu­ dable valor paisajístico y natural, se puede afir­ mar que vivimos en una zona con un dima de un gran bienestar. Otra cosa bien distinta es que para pasar una época vacadonal concreta, en el que las expectativas de sol requieran ser altas, nuestro dima no ofrezca ninguna garan­ tía y provoque más de una frustradón debido a la gran varíabilidad mensual. Pero éso es sólo un aspedo del dima y no el más importante en el cómputo anual. Ahí tenemos el ejemplo de Ipanralde, que históricamente ha sido el lugar elegido por la aristocrada parisina como lugar vacacional. Y qué decir del caso de Donostía.

Este viento nos suele visitar durante 170 días al año de media y es el máximo respon­ sable de la suavidad de nuestro clima.

Además, tiene un efecto regulador y repara­ dor, ya que cuando más abunda es en invier­ no -en octubre 19,9 días de media; en enero, 18; y en diciembre, 17,9-, lo que facilita que sequen las alubias o las castañas. Afortuna­ damente para nosotros, su presencia es menor en verano, con 9,3 jomadas de promedio en julio y 10,5, en agosto.

En los próximos años, y con la aparición de un nuevo turismo verde y cultural que bus­ ca algo más que sol y playa (¡ojo que en nues­ tro país las tenemos y preciosas!), le Iremos dando más vator a la riqueza que supone nuestro clima. Y aquí nuestra comarca tiene mucho que ofrecer

Otro debate interesante es et grado de bienestar de un dima, en el que entran facto­ res de temperatura, pluviometría-pluviosidad y horas de sol. Influenciados claramente por una centralidad estatal, pensamos que en el norte peninsular vivimos en una zona fría y

^

Para finalizar, quiero agradecer la inestima­ ble colaboración de José Luis Beraza en el trata­ miento informático de los datos que han fadlitado todos los análisis y condusiones.

JAVIER ASPURU ORIBE Meteorologiazalea P A R A S A B E R AAÁS URIARTE, Antón: 'Régimen de precipi­ taciones de la costa N W y N de la península Ibérica'.

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RUIZ URRESTARAZU. Eugenio; 'La transición climática del Cantábrico Oriental al valle del Ebro'. ÁLVAREZ USABIAGA, José Ignacio (Director del Observatorio de Igeldo): 'Cambio climático y medio ambiente’.

Pedro Albizuíi

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A V N U l

LAUDIO

IKER M A RKU A RTU Torero

â&#x20AC;&#x153;LOS T ME HA EL SUE

Gaur egun, laudioar gazte hau Euskal Herrian dagoen toreadore bakarra da. laz hartu zuen Bilboko zezen plazan hainbatek amesten duten doktoregoa. Egindako pausuak, ohiturak, maniak eta nolakoa den bere eguneroko bizimodua azaitzen dizkigu ondorengo elkarrĂ­zketan.

La plaza de toros de Vista Alegre de Bilbao fue testigo el 19 de agosto del año pasado de la alternativa de Iker Xabier Markuartu, Javier Lara en los carteles taurinos. Desde entonces, este joven de Llodio es el único torero vasco en activo. Tras debutar ante un astado en la tradicional Becerrada de los 'Sanroques' de 1997, dos años después se vis­ tió de luces por primera vez, también en su pueblo, el último domingo de agosto. Ha pasado por cientos de plazas, ha visto casi de todo, ha sufrido una cornada y ha triun­ fado en cosos de renombre. Y se ha hecho con un hueco en el complicado mundo de! arte de Cuchares.

La afición le viene de niño, de cuando toreaba con una toalla en el pasillo de su casa.

Alto, espigado, se sabe torero. Maestro. De verbo afable y tímido ante el desconocido, dice que no es supersticioso, aunque tiene "muchísimas" manías. No reza antes de los festejos; sólo pide que todo salga bien. Aquel joven que jugaba de central en el Salleko juvenil es ahora, a sus 25 años, el estandarte del toreo vasco.

- ¿Cómo surge un torero en Llodio?

De crío jugaba a los toros en casa, con una toalla en la mano. Luego, como aquí tene­ mos la Becerrada, mi mayor ilusión era lidiar un becerro y hubo un año, tendría 18 años, en que estaba apuntado, pero coincidió con un lío en el que se debatía que si había toros o no, y decidí irme de vacaciones. Al año siguiente toreé por primera vez.

- ¿Qué le dijeron cuando comentó que quería ser torero?

Yo antes jugaba al fútbol, pero cuando empecé a prepararme para torero pasaba del fútbol, me saltaba los entrenamientos y todo para ir a torear de salón. Y en casa me imagino que se lo tomaron un poco a cachondeo.

- Aparte de en casa, ¿recibió muchos apoyos en aquellos inicios?

Sí. Ha habido gente del pueblo que me apoyó incondicionalmente. Qué te voy a decir de la peluquería de Txema, Juanito, algunos del club Mazzantini...

• ¿y voces contrarias?

Hombre, no directamente. Pero veías que a algunos les daba como 'cosa' ver a uno que conocían del fútbol y luego verle de torero.

- ¿Dónde se entrenaba?

Donde podía. A veces iba a Larraño, cuando hacía bueno, y al frontón de Lateorro, cuando hacía malo.

- Luego decide irse a Sevilla con el ex-matador José Antonio Campuzano.

Sí. M i tío tenía un conocido en Sevilla que conocía al maestro José Antonio. M e llevó para allá, me lo presentó y estuve con él unos cuatro meses. Allí aprendí a vivir en tore­ ro, porque cualquier chaval de Sevilla ha querido ser torero y existe un respeto muy grande a esta profesión.

• ¿Qué es vivir en torero?

Se supone que es estar pensado las 24 horas del día en el toro, estar muy mentalizado, comportarte como un torero, que te véan andar por la calle y digan 'ése es tore­ ro'.

- Además de tener mucha ilusión, ¿qué hay que hacer para ser novillero?

Lamentablemente, si no tienes una persona, un apoderado que te lleve, puedes ser muy bueno pero torear cuatro tardes al año.

- ¿Y para pasar a novilladas con picadores?

Ahí está todavía más complicado. Los gastos son más grandes, la gente no va a las novilladas porque prefiere ver a las figuras en ferias importantes...

- ¿En esta fase se pierde mucho dinero?

Sí. Es como una inversión. También está el empresario 'jeta' que te pide mucho dinero por torear, pero hay que tratar de torear y mucho con el mínimo gasto posible. ^ ^

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' Después se traslada de Andalucía a Valladolid, donde conoce a su apoderado. .Después de haber estado en Sevilla y ^ haber vuelto, mi tío fue a Linares y allí 5^ conoció a mi apoderado. Estuve en Linares con otro apoderado tore­ ando sin caballos, pero acabé muy 'quemado'. Apenas tenía amigos, no me sentía muy bien atendido, apenas le veía, y las novilladas que toreé fue donde se curten los toreros. Los típicos pueblos de las sierras de Madrid o Granada, con la plaza protegida con unos postes y a poder ser con una fuente en la mitad. Y esos 'pedazo' de novillos, aunque a la postre creo que esa etapa me vino bien, porque luego he matado novilladas con picadores la mitad de grandes. Y al torear un festejo en Bergara me vio el empresario de Valladolid, le gusté y decidió apoderarme, y en el invierno de 2000 me fui a Laguna de Duero.

- ¿Cómo es que un desconocido apuesta por usted? ¿Como inversión?

No. En otros casos igual sí. pero en el mío no. M e trata como a un hijo y sé que lo ha hecho por afición. Lo que quiere es verme como figura del toreo.

- Fue entonces cuando le empezaron a anunciar en tardes 'comprometidas', por pueblos de Madrid, Ávila...

Tampoco había otra cosa.

- ¿Es verdad lo del 'valle del terror'?

Sí. Se pasa mal. Más que nada por el ambiente. Ves por la mañana que echan los novillos en el encierro, que igual tardan dos horas en entrar a los chiqueros y piensas: ¡lo que le habrán hecho a este novillo!. Y por la tarde, al típico abuelo con cachaba, cuando sale ese novillo con 550 kilos y dos leños en la cabeza, resulta que le oyes decir ‘mira, ya ha salió el gatillo. jSi los del año pasado eran más grandes!'. Y te pre­ guntas. ¿pero ésto qué es?. Hombre, también he estado en buenas plazas. He triun­ fado en las ferias de Colombia, en Méjico, en San Sebastián...

- ¿Cuántas novilladas con picadores hay que torear para tomar la alternativa?

Un mínimo de 25.

- ¿Qué supone ese paso, el doctorado?

Conseguir lo máximo a lo que aspira cualquier chico que empieza a torear, un cami­ no que empiezan muchos pero al que no llega ni la mitad.

• ¿Cómo recuerda la alternativa que tomó el año pasado en Bilbao?

M e lo tomé con mucha tranquilidad, creo que con demasiada. Sólo hubo un momen-

to que lo pasé muy mal: durante y después de la comida, que se me hizo eterno.

- ¿No le quitó el sueño?

Los toros nunca me han quitado de dormir - ¿Qué tal va este año? ¿Cuántas corridas espera torear?

25 sería un buen número. Aunque si vas a una feria importante y estás bien...

Filete con patatas fritas • ¿Cómo es la vida de un torero? ¿Qué hace un día cualquiera?

M e levanto a las ocho y media, me tomo un 'cola-cao' y queda­ mos en un pinar de los alrededores de Valladolid para correr y hacer toreo de salón.

- Un día que torea, si ha viajado el día anterior, ¿a qué hora se levanta?

Sin prisa, a las diez y media o las once.

- ¿Qué hace?

Seré de los pocos que voy al sorteo, aunque no veo los toros. Más que nada para no quedarme sólo en el hotel, ver la plaza, cono­ cerla...

• ¿A qué hora y qué come?

A la una o una y media y siempre un filete con patatas. Es una - ¿Por si luego hay que operar?

Aparte de por eso, para estar ligero.

- Suenan ios clarines. ¿Los nervios dan paso al miedo?

Puede ser. Es una mezcla de responsabilidad de estar bien, de que la gente salga contenta...

• Al empezar el paseíllo, ¿por qué pasa primero la pierna derecha por la línea de los picadores?

No lo pienso, aunque ha habido días en que también lo he pasa­ do con el izquierdo.

- A la hora de dejar la montera, ¿cómo prefiere que caiga?

Hacia arriba.

- ¿En contra de los cánones establecidos?

Sí, y lo hago desde que empecé a torear - ¿Qué parte de la faena es la que más le gusta?

La muleta. Hoy en día las orejas se cortan en la faena de muleta.

- Y con la muleta su mejor mano es la izquierda cuando resulta que no es zurdo.

Así es.

- ¿La fase más comprometida?

La de entrar a matar, sin duda. Con la espada también hay rachas, aunque a mí, pese a entrar catorce veces, me gusta pinchar arriba.

Y eso la gente lo agradece.

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- ¿Después de las corridas, en la cena, hablan de cómo ha ido el festejo?

Sí. Si la tarde ha ido bien, todos lo sabemos, pero igual me comentan que si igual hubiera esta­ do mejor un adorno después de tal tanda, cosas así. Antes me daba corte, pero también les digo cosas a ellos para mejorar - Cuando está con otro compañero de terna en el callejón contemplando la faena del tercero, ¿de qué hablan?

De todo. Desde qué bien lo está haciendo hasta qué malo es el toro, o mira qué tía hay en la tercera fila del tendido. Hombre, generalmente no tienes tiempo de estar pendiente del tendi­ do.

- ¿Tiene alguna manía, alguna superstición?

Supersticiones, ninguna. Manías, muchísimas.

- ¿Por ejemplo?

Santiguarme tres veces, dejar la montera hacia arriba...

- ¿Lleva medallas?

Al jugarte la vida tratas de agarrarte a algo, a una creencia... Más que nada llevo las que me han regalado, no todas sino las que más me gustan y más significado tienen para mí.

- ¿Monta un pequeño altar en los hoteles?

Sí, no muy grande, con estampas que me regalan, por respeto a esa gente.

• ¿A quién reza?

No rezo. Lo único que pido es que salga todo bien.

- Por cierto, ¿aprieta como parece el traje de luces?

Unos días más que otros (risas). Al principio sí, pero ya no.

• ¿Es incómodo?

Con el toro delante te olvidas de todo.

• ¿Por qué los toreros estiran el cuello cada poco tiempo?

Creo que es más un gesto nervioso que el de estar poniéndote bien la chaquetilla.

- Sus vestidos son de colores fuertes o suaves, como el catafalco, el verde botella, el blanco...

Sí, pero me gustan más los colores claros.

- ¿Quién se los compra?

El primero, de caña y oro, me lo regaló mi abuelo.

- ¿Cuánto cuesta uno?

El normal 370.CXX) de las antiguas pesetas.

- El bordado, ¿lo elige usted?

Sí.

- ¿Le gustan sobrecargados?

Sí, cargados. Pero, mira, lo curioso es que nunca he elegido ningún traje ni ningún color menos el azul. El negro y oro se lo compré a un chaval de segunda mano, otro lo ha elegido mi apo­ derado, otro mi novia...

- ¿Qué le dice su novia? ¿Le apoya?

Va a verme aunque lo pasa fatal.

“Aquí no se corta nada" - ¿Qué sintió en la primera cornada? ¿Cómo fue?

Ni me enteré. Fue en Pedraja de San Esteban, Valladolid. al descabellar. El toro pegó un arreón

y me metió el pitón desde la pantorri­ lla hasta medio muslo. M e quise levantar y, al no poder, pensaba que y en la calda me había roto la rodilla. / .

El pitonazo ni lo noté. M e metieron en la enfermería y cuando le t S J oí al doctor que había que cortar el traje, me levanté y le dije: 'eh, aquí no se corta nada. ¡Con lo que vale el traje!'. Un banderíllero, como pudo, me quitó la m taleguilla y me dijo: ^ ■tranquilo, que es sólo un puntazo'.

41^ Hasta que me ' incorporé y me ^ noté el boque^ te. Le miré, ¿con ^ que sólo es un punta-

^

',;;vA.

- Cuando ha tenido algún percance, ni siquiera se mira si se \e há roto e\ vestído. ¿Tiene tanta sangre fría como parece?

Eso dicen, que tengo valor. Mira, creo que eso viene de cuando estuve con Campuzano. Nunca me vio torear novilladas. sólo con vacas. Y me empezaba a decir que si tenía el valor justito y creo que eso hizo revelarme. No soy de pegarme arrimones, pero para el toreo que hago, muy quieto, es imprescindible tener valor.

/ ■ *

- Pero ¿tiene la sangre fría que parece en el ruedo?

Creo que sí. Además, nunca se me ha ido la cabeza, nunca he perdido los papeles.

- ¿Qué es tener duende?

Eso es para los toreros artistas.

- ¿Lo ha sentido?

Alguna tarde, sí. Se da cuando es tal la conjunción, la unión que tienes con el toro, que es que te sale todo. Hubo tres tardes el año pasado en las que me salía todo, lo que en mi vida había hecho. Creo que eso es el duende. Puede parecer una chorrada, pero es como si te abandonaras de todo, del cuerpo, de la gente.

- ¿Qué le dicen en el Sur? ¿Se extrañan de ver un torero vasco?

Antes, sí. Ahora con lo de Iker Casillas a la gente le suena más el nombre, pero al príncipio, y en Sevilla... M e dicen que soy vasco, pero que toreando no parezco vasco. ¡No sé cómo torearán los vascos!.

• De ahí que prefirió llamarse Javier Lara.

M e quería poner Iker Xabier. Pero el señor de Linares dijo que ese nombre, no. Se han dicho muchas cosas a cuenta del nombre, pero no es cuestión de discutir de eso.

- ¿Qué es lo más bonito que le han dicho?

"LOS PITONES SOLO ASUSTAN DE SALIDA" - ¿Qué es para usted un toro?

Junto con el caballo, es el animal más bello en el campo. > ¿A qué sabe ei triunfo, salir a hom­ bros de una plaza?

Una felicidad y un orgullo enorme, no sólo para mí, sino para toda la cuadrilla.

Porque no es lo mismo volver en la fur­ goneta después de haber dado un ■petardo' que después de haber salido a hombros, - ¿Cómo se consigue?

Hay días que aunque tú estés muy bien es imposible por los toros. En cambio, otras tardes, aunque salga la corrida complicada, tú la entiendes muy bien.

- ¿Qué dicen los ojos de los toros?

Te dicen cómo son y las reacciones que pueden tener Hay un banderillero mayor que siempre me dice que les mire a los ojos, pero hasta el final, has­ ta que termine el muletazo, porque en la mirada es donde tú le ves lo que lle­ va dentro.

- ¿Cómo miran, con fiereza o como un cordero?

Depende del animal. Hay algunos nobles, que parece que lagrimean de lo buenos que son. Otros, en cambio, parece que te avisan de que como te descuides.,, - ¿Son más importantes los ojos que los leños que puedan llevar en la cabe­ za?

Los pitones asustan de salida. Luego, no.

- ¿Cómo son al tacto? ¿Son suaves?

Sí.

- ¿Qué le dice el refrán 'Que Dios me libre de los toros mansos, que de los bravos me libro yo'?

Mejor lo bravo definido que sabes a qué atenerte, que los mansos...

.. •• y.

Lo que me han dicho, no lo sé. Pero la sensación más bonita es salir a hombros. En ese momento no te cambias por el más rico del mundo.

-¿Siente que ha perdido algo de su juventud o compensa lo que está haciendo?

En los momentos 'jodidos' piensas en lo bien que estaría con mis amigos, trabajando en lo que sea, en estar en casa... pero te das cuenta de que estás haciendo lo que más te gusta y eso es lo más boni­ to que hay.

- ¿Qué siente cuando le llaman 'maestro'?

Según. Ya me lo creo. Al principio creía que se que­ rían quedar conmigo, pero ahora te das cuenta de que la gente reconoce tus esfuerzos, la labor que has hecho estos años.

- ¿Cuál es la palabra típica de los toreros?

Suerte. Y cuando se acaba, haya pasado lo que haya pasado, enhorabuena.

- Cuando termine su vida de torero, ¿qué hará?

No creo que me haga banderillero. Cuando se aca­ be ésto, se acabó. No tengo ningún problema en coger la paleta y ponerme de albañil si hace falta.

AITOR ARETXAGA M iem bro de AVNIA

LAUOIOKO HARAN NOBLEAREN UDALA AYUNTAMIENTO DEL NOBLE VALLE OE UOCMO

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LAUDIOKO JAIETAN mtmÉm KALE ANTZ^RKIA IV. ERAKÜ^TALDIA ^ l S ! M ABUZTUAK 15-31 AGOSTO zatoz laudiora! ¡ven a llodio!

AIARA

EL ESKATXO

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Sorginak, pertsonak e ta iraganeko k o n d airak nahaste paìsaia h au etan . Pinudi h an d ìetan o sten tzen zaìzkigu I b id eak. H orien artean , bada oraindil<

E LAS BRUJAS

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dirá gaur egun ¡ñor b isitatzen ez d itu en m ísterio zko in ten o , O k o n d o e ta G o rdexolako bízilagunen ib ilita k o sorgjnen ko n tu zaharrak d ak izk ie n a.

No estamos en Zugarramurdi, donde todo lo que se movía era susceptible de ser declarado bruja o seguidor de Belcebú.

Tampoco nos instiga ningún tribunal del Santo Oficio, ni se nos amenaza de exco­ munión. No nos asusta Pierre de Lancre ni sus ardientes hogueras. Es el mito, la sorgin, la bruja de los cuentos y leyendas quien nos genera una inquietud y nos incita a ir tras ella.

De la palabra en euskara sor (nacer), derivan las de sorgin y sorzain, y es que, al parecer, era creencia que las brujas cui­ daban y atendían los nacimientos de los niños para asegurárselos después y hacer­ los daño.

La transmisión oral de una generación a otra basa todo su potencial en la fuerza de la lengua madre, ya que en ella reside la memoria del pueblo con todo su mito y

realidad. La pérdida irreparable del euskara en el territorio de Ayala hizo que todo ese patrimonio costumbrista y literario sufriera un deterioro difícil de evaluar, a menudo irrecuperable, del que apenas podemos rescatar leves esbozos, caricaturas circuns­ tanciales de la riqueza cultural que sin duda significaron. A pesar de ello, aún es­ tamos a tiempo de recuperar algunos curiosos retazos, y debemos sentirnos obli­ gados a realizar un proceso arqueológico sobre la ment^idad popular y tradicional de nuestras gentes.

EL CASERÍO M O LIN O Llanteno es uno de esos lugares donde la transmisión oral ha dejado algún rastro de cierto interés. Nos acercamos hasta el caserío Molino, muy cerca d if final del pueblo hacia el cruce con la carretera

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Recreactón de la danza del es/caíxo'de'las brj^ái.

Artziniega-Gordexola. Su propietario. M a ­ nolo Alonso, nos relata una historia de brujas que siempre le había contado su madre, Casilda Isuskiza, nacida como él en el citado caserío. Se asienta éste sobre un amplio vado de la margen derecha del río Ibaizabal, y a pesar del topónimo m olino. sus moradores nunca lo han conocido des­ empeñando tal función. Si acaso los padres de Manolo sí debieron haber visto los rodetes, ciertamente ya fuera de uso. Las paredes que contenían el cauce, colmatado de tierras y convertido hey en huerta, aún fM^sentan una espectacular obra en piedra de mampostería perfectamente encajada. Un brusco cambio de rumbo en el curso del río pareció decidir el final de una rueda de m oliend^que ya nadie recuerda en Llanteno. ^ a t)k de e^ _ y de aquello, dei

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Cuevas de la Cogota. Es de conversación fácil y amena, y no duda en dejar a un lado los quehaceres para atender na^or a su interíocutor. Con un ademán de la mano me invitara seguirie hada la cuadra, donde unos pilares monolíticos de piedra sostier»en la l i ^ t a b a^ de la casa. Según parece, era a e á a stancia doñde entraba el agua desde el cauce para mover los desapareados rodetes de! molino, y la intensa humedad del local hubiera acabado por pudrir los apoyos si esÉDsiiubieran sido de madera.

Cosas ca-ao ésta denotan en Manolo una sensibilidad especial por respetar el pasado_y no volverle la espalda. Su memo­ r a es fresca y no sJn cderídad enumera y descrit>eiina buena canidad de topónimos que van dando vida al paisaje que vemos y ai que no vem o ^ ^ itá n d o lo de esa fuerza que confiere el nombre aJodo b que se le asigna.

E szn n

M anolo A to n * . el retoñó donde f^sTOvO' el viejo eskatxo de las

EN BUSCA DEL ESKATXO Barrojaran, Izipar, la entradilla de Santurce, el pico de las Vacas y el pico de los Soldados son términos que enmarcan nuestra historia. Nos ponemos en marcha por la pista que asciende desde el Molino, muy empinada, dejando el barranco de Barrojaran a mano izquierda. Hoy es una tupida selva de enorme extensión de pina­ res lo que antaño fueran brezales y pastu­ rajes de altura, con bosquetes de roble, castañares y parcelas de trigo y otras sem­ braduras. La pista se suaviza en la zona de Izipar, serpenteando hasta el collado de paso a tierras de Gordexola. El camino prosigue en brusco descenso tanto hacia el bello lugar que ocupaba el caserío Dubaitza como hacl^ la entfadilla de Santurce, cuyo nombre de la casa que allí iHMlUlta ' '

"Antes había mucha relación entre las gentes de Llanteno y lo4 habitantes de estos caseríos vizcaínos j|"de otros perte­ necientes al valle de Oquendo" -asegura Manolo-, "yo mismo subía hasta aquí dos y tres veces al día para cuidar el rebaño de ovejas que teníamos por Izipar, a veces antes de amanecer, para ver que tal habí­ an pasado la noche en el cerrado y contarló^ por li.fgftaba alguna. Había mucho trasiego de personas a sus quehaceres y un buen númfsc de c a b a f^ en el monte que se ocupaban durante buena paite del año. Hoy están en o han desapare­ cido del todo".

Desde ei mismo Collado de paso, antes de %iiciar el d^Kdnso Santurc^r tornamos 4 marid derecha eli

m), conocida en todo el valle como pico de los Soldados por las duras refriegas que este lugar hubo de aguantar en tiempos de guerra. Recorridos apenas 200 metros por el sombrío pinar encontramos un rella­ no con el suelo cubierto de helechos, donde Manolo asegura que estaba el Eskatxo de las Brujas. Aún hoy puede verse un pequeño espino que bien podría ser retoño de aquel gran ejemplar que él recuerda. Y es que aquí se dice eskatxo al espino albar (Crataegus oxyacantha) y eskatxal a la agrupación de varios de estos arbustos, cuyo nombre deriva de la blanca floración que lucen durante los meses de primavera.

Pico de los Soldados (695 m)

Manolo, quien a pesar de sus 78 años ha mantenido en todo momento un paso vigoroso, no duda en señalar con su m akila el lugar preciso, emocionado en parte por el recuerdo vivo de su memoria y ape­ sadumbrado por la transformación sufrida en el paisaje desde los tiempos en que él apacentaba allí su rebaño.

LA DANZA DE LAS BRUJAS "Aquí bailaban las brujas, alrededor de un eskatxo copudo y de fuerte tronco, mientras entonaban una canción: Lunes, martes, miércoles... tres Jueves, viernes, sábado... seis

Idubaitza (691 m) Eskatxo de las brujas (580 m)

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Desde Beraskota vista al fondo del cordal que recorre la línea de cumbres del Idubaitza.

Entradilla de Santurce (558 m)

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Recreación df. las brtjias de Llaritteno

Danzando sin parar entorno al espino, repitiendo siempre la misma estrofa, fue­ ron oídas por los habitantes del caserío Santurce, que tenían ovejas por allí cerca.

Al verlas, éstos, las increparon: -¿Y el domingo...? ¿Para cuándo dejáis, brujas, el domingo?

Nada más oír esto desaparecieron corriendo, como por arte de magia, pero al de unas horas volvieron al lugar y a su espino como si nada hubiera pasado, bai­ lando al son de la misma cantinela:

maleficios del poder de las sorgiñak. Así, trazar el signo de la cruz con el pulgar de una mano metido entre dos dedos, conoci­ do como la higa, era igualmente efectivo.

Podríamos estar ante un inocente juego de brujas más que ante un verdade­ ro akelarre. Es lo que nos ha quedado de una historia recortada por mor de los tiem­ pos y que quizá tuvo su verdadero sentido cuando ia transmisión oral tenía lugar en euskara.

Lunes, martes, miércoles...tres

BRUJAS QUE FUERON LAMIAS

Jueves, viemes, sábado...seis".

A unos cientos de metros del moino, aguas anriba, en el término llamado Lfleadde, existió hasta hace unos años un caserío tristemente, fue pasto de las Ramas. En el$e 4 lú a otra le fin d a que tiene c ^ ^ ^ o t a g O » , nista a la lamia, la lam in vasca. Ésta era una‘^ espede de had^^^ nkifa de los ríos y fuen-

Curioso es, cuanto menos, cómo el sólo hecho de nombrar el domingo hiciera desaparecer a las brujas del eskatxo. Sin duda los símbolos religiosos, y el domingo lo es por estar dedicado al ^ ñ o r, eran el mejor método para p m r v a r tos posibles

tes, con patas en forma de pezuña de cabra o palmeadas como las de los patos. A menudo se presentan como bellas criaturas, hermosas mujeres de largos cabellos cuyo cuerpo de cintura para abajo tiene forma de pez. Frecuentemente, las funciones de las brujas se han confundido con las de las lamias, tal y como ocurre con esta leyenda de Llanteno, seguramente simplificada tam­ bién con el paso del tiempo.

Manolo recuerda cómo... "las brujas (lamias) habían estado peinándose a la ori­ lla del río, habiéndose dejado más tarde olvidado el peine de oro sobre una piedra.

Alguien del caserío Lezalde que pasaba por allí debió cogerlo y llevarlo a casa con ánimo de quedárselo para sí. Percatadas del hecho, las brujas (lamias) acudían al caserío cada noche cantando la siguiente estrofa: Los de Lezalde, leré, leré, traiganme el peine, leré, leré, para peinarme, leré, leré".

Manolo no recuerda si la leyenda con­ tinúa, si hubo castigo por parte de las bru­ jas (lamias), o si hubo devolución del peine. Más completa aparece la misma his­ toria en término de Orozko, con una riqueza narrativa muy superior debido pro­ bablemente al empleo del euskara como vehículo de transmisión oral. En alguna otra ocasión ia contaremos junto a otras muchas, pero hasta entonces sigamos bus­ cando..., hay nrasi)rujas escondidas.

Texto y f o t e : JUANJO HIDALGO M ie m bro de Aunia

URDUNA

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LA BATALLA. DE LA VENTAI DELHAMBRE G a u r egun inork gutxik entzun ditu Francisco Antxia izena edo, bere baserriagatik hartutako Longa goitízena.

Hala ere, Bonaparteren arm adaren kontra zu ze n d u zituen jazarrialdiak entzute handikoak izan zíren.

O spetsuenetako bat U rd u ñ a n izan zen, Burgoserako bidean zegoen benta baten inguruetan.

FOTOS; JUANJO HIDALGO

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Quién podía sospech»" y advertir a los orduñeses que Impulsaron y vieron con gran júbilo el comienzo del labrado y rup­ tura del nuevo trazado del Camino Real por la Peña de Orduña el año 1764 - y que años más tarde gestionaron los beneficios del arancel puesto en vigor en 1771 por los derechos de cadena- que este lugar se les tornana en penurias, muerte y desgra­ cias para la ciudad ya que fue punto estra­ tégico durante la Guerra de la Independencia, donde se desarrollaron numerosos combates entre las partidas guerrilleras leales al rey Borbón y las tropas del ejército francés del nuevo rey José Bonaparte.

Esta batalla de la Venta del Ham bre también la conocemos por otras referen­ cias históricas como la de Sobre-Peñazos.

Una y otra localización pueden ser válidas ya que su ubicación se sitúa en el entorno del conocido Panorama del puerto.

Coincide que en este lugar hay unos

“peñazos" o peñascos y que antaño hubo una venta.

La aclaración del porqué de su nom­ bre. el de Venta del Hambre, nos ha llega­ do a través del saber popular: dicen que un arriero, llegando a este lugar, paró su recua de muías y Jas puso a abrevar. Él también pasó a saciar su sed y su hambre a la mencionada venta encargando al ven­ tero una jarra de vino, pan y tocino frito con huevos, a lo que el dueño del local cumplió escasamente por falta de provi­ siones en su despensa.

El orduñés Cayetano de Palacio de Salazar, alcalde de Orduña, director del Camino Real entre nuestra ciudad y Pancorbo desde el año 1781 y Diputado General del Señorío de Vizcaya por el ban­ do de los de Oñaz, no hace mención de la batalla que nos ocupa y ctñe su crónic^ manuscrita del año 1816 sólo a los hechos, padecimientos y penurias que tuvo que soportar Orduña entre los años 1808 y

1813. Al año siguiente de la famosa bata­ lla -que tuvo lugar en ei año 1 8 0 9 Cayetano dice así: "...ano 1810. Viendo el Gobierno intruso que todas sus órdenes no alcanza­ ban para que O rduña dejase de a u xilia r a tas partidas guerrilleras tom ó la determ i­ nación de p on er en ella guarnición per­ m anente de cerca de dos m il hom bres..."

A principios del mes de marzo, la Junta Criminal sentencia a la pena de garrote a tres patriotas guerrilleros en ia Plaza de los Fueros de Orduña. En el año 1809, previo a dicha batalla, Salazar dice: “ ...El Gobierno Bonapartista concibió un odio m orta l hacia Orduña, dándola el dictado de empecinada y refugiadora de insurgen­ tes, brigantes y amenazándola con su to ta l exterm inio... "

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Después de ver algunos pasajes histó­ ricos y desbrozar conceptos, doy comienzo al relato de los hechos de la Batalla de la Venta d e l Hambre.

La batalla Corría ei día 24 del mes de octubre de 1809, cuando el guerrillero llamado Francisco de Longa Anchía, natural de la anteiglesia de Mailabia, y una partida de 180 hombres dieron un sonado golpe al ejército más poderoso del mundo. Longa, que en esta batalla sólo contaba con vein­ tiséis años, conseguiría catorce más tarde llegar al rango de Teniente General de los ejércitos del rey Fernando VIL Como jefe-comandante de la partida, era conocedor del entorno cercano a

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MLÍZO EL I'ÍOMBRE DE SU CASERIQ NATAL ]

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I HÉROE DE LÁ GaERRA DE LA ÍNDEPENPENCIA

CAPITAFi G E N E R A L D E L E J E R C IT O 1 7 8 3

—

1831

BEDfCÂ ESTE HOMENAJE LA

Orduña. Además, entre sus hombres se encontraban varios orduñeses y otros más de los pueblos colindantes. También cono­ cía de antemano el desplazamiento de un convoy bonapartista que había partido de Bilbao con destino a la ciudad de Burgos. Y así preparó cuidadosamente el plan contra los gabachos, ocultándose en la frondosi­ dad del M onte Santiago.

Francisco de Longa, que meses antes de esta contienda había unido sus fusileros a la milicia de Abecia, contó en este momento con cien Infantes y ochenta jine­ tes para enfrentarse a 540 franceses y bonapartistas. Antes del ataque, Longa situó sus fusileros emboscados en la parte alta y baja del Camino Real, a la altura de la recta del llamado Panorama, mientras que dispuso los jinetes en el arbolado opuesto a la que en la década de los sesen-

h x V N IA

ta del siglo pasado tomaría el fatídico nombre de "la curva de los gallegos" (por haberse despeñado en dicho lugar un autobús en un accidente de tráfico).

Cuando Longa vio que la cabeza del convoy había rebasado las curvas del Panorama, dio la voz de ataque a la caba­ llería y la lanzó contra la cabeza del desta­ camento, atropellando a los escoltas a gol­ pe de sable y pistola, hasta hacerlos retro­ ceder al punto donde tenía apostados sus fusileros.

Los franceses, en el intento de refu­ giarse de la carga, se introdujeron en la frondosidad del hayedo, donde dieron de bruces contra los fusileros emboscados, los cuales dieron despiadada caza de ellos.

El botín

Armas napoleónicas.

(Museo de Armería de Vitoria-Gasteiz)

El convoy custodiado por la división Bonet llegó a sufrir 480 bajas y nueve pri­ sioneros, según los datos históricos de Julián García Sainz de Baranda aunque otras referencias bibliográficas, como la de la Enciclopedia Universal Ilustrada, nos dan una cifra menor de muertos.

A cl (Museo de Armeria de Vrtoria-CaAtรณ)

También en lo tocante al botín conse­ guido se observan algunas diferencias de volumen, aunque menores. Se estiman que fueron 42 yuntas de bueyes con sus carros, una berlina tirada por un caballo, 37 monturas abandonadas, 400 0 unifor­ mes completos, cuatro cajones con galo­ nes y charreteras, 10.000 pares de zapa­ tos, tres millones de reales y numerosos pertrechos de guerra abandonados por los franceses sobre el terreno.

La cuantía del botín conseguido por Longa y el hecho de verse derrotado el orgullo francés por una partida tan escasa molestó en gran manera al gobierno de "Pepe Botella". Ello quedó reflejado en las penurias que sufrió la ciudad de Orduña, narradas por Cayetano de Palacio en su manuscrito.

B a v n ia

O tros ataques Aunque Orduña sufría dichas conse­ cuencias, los ataques contra el ejército francés no cesaron en nuestro entorno ya que, el 22 de diciembre del mismo año y en esta misma Peña de Orduña, tuvo lugar otro ataque de Longa contra 800 hombre de a pie y 70 de caballería, causándoles el trastorno de tener que retroceder y reple­ garse en la ciudad, con un saldo de 57 muertos.

Hay otras referencias que nos dicen que la partida de Francisco de Longa Anchía siguió dando golpes al ejército francés, como la fechada el 7 de junio de 1811, cuando ataca a una columna que transitaba junto al pueblo de Villalba de Losa. Al día siguiente, lanza otra ofensiva

contra otra columna en la misma Peña de Orduña, causando 30 bajas y obligando al ejército francés a retroceder al valle. En el mismo lugar se produjo otro ataque, el 14 de septiembre, y causó en un regimiento 200 bajas y cuatro prisioneros.

Para finalizar, en la retirada del ejérci­ to francés, ataca a su retaguardia ocasio­ nándoles 97 muertos. Fue un 12 de julio de 1813.

TXETXU LANBARRI UGARTE H istoriógrafo

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Fotomontaje simulando el Ara de Gordeliz

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Duela mende bi, Gordeliz herriaren ondoko aurkintza batean aldare-harri bat agertu ei zen.

Harrezkero, ez dugu berri gehiagorik izan.

Bere ídazkíei emandako irakurketan erromanizazío garaiko ur-munduari atxikitako jainko batez hítz egin zen.

Gordeliz es un núcleo de población integrado en el municipio de Artziniega. A sus pies discurre un pequeño arroyo, enca­ jado por la orografía y su Irremediable des­ tino. En uno de sus vados, el conocido como "Los Pasos de Gordeliz", apareció hace más de dos siglos un ara del que tan sólo tenemos una escueta referencia escri­ ta. Nunca más se ha sabido de la supuesta piedra. Dicen los entendidos que debió pertenecer al período de la romanización y que estaba dedicada a un dios indígena, Sandao Vim um buro, relacionado con el mundo acuático.

Desde nuestra perspectiva preferimos ser menos dogmáticos y plantear otras opciones diferentes.

Pero vayamos al grano. Nada mejor para ello que poner un poco de orden en todo este desbaratado cúmulo de informa­ ciones.

Primeras y únicas noticias del Ara de Gordélíz.

En 1802 la Real Academia de la Historia publicó en Madrid y de manera simultánea los dos primeros tomos de su célebre D iccionario Ceográfico-Histórico de España. En ellos se recogía la informa­ ción referente a las provincias de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra. Tuvieron que pasar cuarenta y cuatro años más para que se publicase el segundo y último tomo con información sobre La Rioja y algunos pueblos de Burgos. Tan faraónico proyecto no pudo seguir adelante porque, al parecer y entre otras razones, los pue­ blos recelaban ante la solicitud de infor­ maciones tan detalladas.

Promontorio en e) que Félix M urga supuso la existencia de un poblamiento.

Efectivamente, se había creado una red de informadores en cada localidad con el objetivo de recoger cualquier Informa­ ción histórica del mismo. Para ello, se enviaron cartas de oficio a las autoridades, tanto administrativas como eclesiásticas, de cada localidad así como a aquellas per­ sonas especialmente indicadas por sus conocimientos.

Y alguien de Artziniega o alrededores debió remitir no sabemos qué información pero la cuestión es que, en dicho dicciona­ rio, aparece la siguiente cita: "...A quarto y m edio de legua de ia v illa de Arciniega en los pasos que llam an de C ordeliz se descubrieron en e l año 1787 varios sepulcros de piedra con osa-

Pasos de Gordeliz.

• Gordeliz.

mentas, entre ellos una lápida que se tiene p o r ara de 6 quartas y m edia de alto y 3 de ancho con la inscripción siguiente A continuación aparecen unas letras que han sido leídas como luego citaremos, acompañadas de un pequeño símbolo que pudiera representar un sol o una flor.

Y es así como comienza la historia de un ara de la que no sabemos más y de cuyo paradero nunca más se supo. La misma información la publicaron poste­ riormente Juan Agustín Ceán-Bermúdez en la obra Sumario de las antigüedades romanas que hay en España...” (1832) y Aemilius Hubner en ínscriptiones hispaniae latinae consUio et auctoritate academ iae litterarum regiae borussicae e d id it (1869-1892).

Posteriormente las mismas citas han ido apareciendo en diversas publicaciones, incluyendo algunos errores ocasionales.

También advertíamos en el primer ejemplar de AUNIA que, mucho antes en

el tiempo, el Padre Gabriel Henao (16111704) ya escribió "... Hubo en su térm ino algunos barrios, com o parece p o r paredes y cim ientos que duran, donde se han hallado sepulcros labrados de piedra y muchos huesos de cuerpos hum anos" refiriéndose a Artziniega. No sabemos si esta referencia y el ara que nos ocupa se tratan de una misma cuestión o, por el contrario, de temas totalmente diferentes.

En cualquier caso, las fechas no coinciden por mucho.

Tampoco sabemos nada de aquel cuestionario y sus respuestas que el ayun­ tamiento de Artziniega debió entregar a los coordinadores (de la información de Álava y de su redacción se encargó Francisco Martínez Marina) del antes cita­ do Diccionario Geográfico de 1802. SI bien tan preciado documento se ha con­ servado en un buen número de pueblos no es este nuestro caso. Una vez más, la suerte nos abandona.

AVNLA. 47

por simplificar las cosas, o un altar, es decir, una do y consagrado los ritos religiosos escasas informaciones de alto y 3 de ancho. La con valor aproximak i^ ^^n N A equivalente al de los palmos y se así por corresponder a la cuarta parte de una vara, medida esta también en desuso y que medía algo más de 80 cm. Es decir, el ara medía unos 130 cm. de alto por 60 cm. de ancho.

El uso de las aras ha sido relativamen­ te generalizado en nuestro país, al menos, en las épocas de la romanización y la del medievo.

Lectura del ara e interpretaciones de la misma No conseguimos concretar quién fue el primero que dio una lectura a los ele­ mentos inscritos en la citada piedra.

Sospechamos que fue Federico de Baraibar (1851-1918) el primero que publicó su lectura aunque también lo pudo haber sido el Padre Fita (1835-1849). Realmente nos importa poco. Sea quien fuere, la cuestión es que dicha interpretación ha sido repetida en la totalidad de las refe­ rencias posteriores. Se hizo de la siguiente manera: SANDAC V IM U / MBURO. SANDS / AR. P. S. R. se interpretó como 5ANDAO VIM U M B U R O SANDUS ARAM POSUIT SUA RE. Así obtendríamos algo similar a "Sandus puso (dedicó) el ara para Sandao Vímumburo a su costa".

También creemos que fue F. de Baraibar en M useo incipiente (Madrid, 1912) el primero en relacionar dicha dedi­ catoria con una divinidad acuática primiti­ va: "Con esta dedicatoria son cinco los

númenes a quienes en Álava se rendía culto durante la época romana. Dos de la m itología greco-rom ana: las N infas en Araya y la Tutela en Iruña; y tres de la indígena: Uvarna, en Cabriana; Tullonio en Alegría de D ulanci; Sandao Vim... m buro (sic) en Arciniega y Baelisto (lápida inédita) en Angostina Para la defensa de dicha relación con algún dios divino local y relacionado con el agua, se basaron en que el río Sanda o Sanga lo citaba Plinio (siglo 1) entre los cántabros o sus cercanías.

Sorprendentemente, aún en los más recientes trabajos se dan por buenas su lectura, datación cronológica y relación con una divinidad acuática indígena.

Otras posibles interpretaciones Tal y como hemos sugerido, la totali­ dad de las referencias que conocemos no han dudado en clasificar este ara como perteneciente a la era de la romanización.

Pero existen otras posibilidades no estudiadas con la profundidad que se merecen. Pudiera tratarse de un ara, a la que se le pudiera dar la misma lectura e interpretación, pero correspondiente a la Edad Media. Es decir, que fluctuaríamos en un error de entre 500-1000 años o incluso más. Para sospechado existen varios moti­ vos.

La única referencia que tenemos ya nos advierte sobre que aparecieron “ ...varios sepulcros de p ie d ra ...". Esos enterramientos supuestamente múltiples y en piedra nos conducen, preferentemente, a pensar en una necrópolis medieval. De igual modo sucedería con la Información mucho anterior de Henao ( “ ...donde se han hallado sepulcros labrados de piedra y muchos huesos de cuerpos hum anos...").

Las referencias de sus nombres pudie­ ran perfectamente no ser sino derivaciones del nombre personal "Santos", medieval

por razones obvias de la propia historia de la Iglesia, y que, por no estar documenta­ do en la época de la romanización, hizo suponer que era un nombre Indígena.

Respecto al segundo término, "V im um b u ro ", no parece descabellado relacionarlo con nombres de origen euskérico (con un -b u ru final convertido por influencia del romance y en dichas épocas en -b u ró ) como sucede con los apellidos actuales Mendiburo, Ibarburo o Aramburo de uso en zonas donde en la Edad M edia supues­ tamente se hablaba euskara. Tampoco queda claro en la documentación original que haya de leerse “ V im um buro". Es más: sospechamos que si dispusiésemos hoy en día del ara la lectura pudiera ser otra nota­ blemente diferente.

De ser así, desaparecerían los primiti­ vos dioses, las divinidades acuáticas de un ámbito indígena. Son interpretaciones realmente románticas y bellas pero quizá difíciles de encajar en nuestra realidad.

Et ara y Gordeliz.

Decíamos que Gordeliz es un humilde enclave perteneciente al municipio de Artziniega. Allí vive Domingo Álava Vallejo. Con su pragmatismo tampoco sabe ni quiere saber de dioses. Ni siquiera, al igual que los pocos habitantes del lugar, ha oído nunca hablar del ara “supuestamen­ te romana". Tan sólo recuerda cómo, hace ya muchos años, un joven sacerdote reali­ zó una pequeña excavación en un pro-

montorio al lado del rio. Se trataba del arqueólogo Félix Murga en aquellos años en que desarrolló su labor pastoral, entre 1954 y 1967 en Artziniega.

Impulsado por una patente ilusión, el servicial Domingo no duda en acompañar a un extraño para mostrarle dicho lugar.

Sabemos que Félix Murga (al que pró­ ximamente AUNIA le dedicará un artículo) tenía anotaciones sobre la famosa lápida o ara. Era además demasiado astuto como para no fijarse en la elevación del terreno en los citados Pasos de Gordeliz. También debieron sonarle bien nombres como Castillo, ya que así se denomina el pico cercano al presunto lugar arqueológico y toda su ladera.

Pero de nuevo la documentación nos cierra las puertas. Entre todas sus carpetas no aparece nada respecto a dicha prospec­ ción. Probablemente no encontrase cosa alguna de interés. Si no, lo habría dejado reflejado en uno de sus ya famosos cro­ quis.

Una interrogante más en un testimo­ nio de por sí oscuro. Todas las informacio­ nes parecen ocultarse tercamente. Es tal la situación que pudiéramos incluso poner en entredicho la existencia histórica de dicho elemento, que realmente fuese un ara, su lectura, etc.

------------------------- in r c ---------------------------ramadas por esta jurisdicción , y que acaso .«crian parroquias do otros tantos convencen niicstras conjeturas. A q tu rto y medio de legua de la villa de Arcinict!.i en los pasos que llaman de Gordeliz se des­ cubrieron en el año 178 7 varios sepulcros de piedra con osamentas, entre ellos mía lApida que se tiene por ara de 6 qnjit.is y media de alto y 3 oe ancho con la ittscripcion siguiente: SANDAO V IW Q M B V R O . SANDS A R . P. S. R .

Primera y única referencia del ara de Gordeliz.

Diccionario de 1802

Tan sólo una prospección arqueológica seria podría aportar algo de luz sobre los secretos que, a buen seguro, aijn guarda un paraje tan estratégico como el que nos ocupa. Mientras, tan sólo nos resta esperar y reconocer que no damos sino palos de ciego.

Poco más para finalizar una historia interminable, una especie de bello cuento que nos hace soñar con divinidades que probablemente nunca lo fueron. Viéndolo así, quizá sea mejor que jamás aparezca aquella extraña piedra que hizo famosos a los Pasos de Gordeliz.

No parece prudente posicionarnos más allá de unas meras hipótesis o intentar Imponer una de las posibilidades interpre­ tativas sobre las otras.

A yuntam iento de A rtzin iega

A rtxin iegako U d ala

Textos y Fotos: FÉLIX MUGURUZA M ie m b ro de AU N IA

OKONDO

LA TORRE DE ZUDUBIARTE V^. « • • k,. ■«

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Zudubiarte, Izalde ¡balaren aldamenean Erdi A roan eraild zen dorretxe eder bat da, bertal<o bideak eta garraloak kontrolatzeko. Denboraren p o d e rio z nekazaritza lanetarako baserri bihurtu zen eta, egun, beste garaietan izandako garrantziarekin zerikusirik ez duen egoera tam algarrian dago. H orren ardura alboko enpresa, bere m aterialak eta sasiak ditugu baina, bâtez ere, bere ho rm a historikoei egIn diogun arbuioa.

El presente artículo quiere realizar una doble función: primero, dar a conocer un elemento arquitectónico de nuestro patri­ monio, y segundo, llamar la atención sobre la situación de abandono y grave deterio­ ro en la que se encuentra el inmueble. Para la primera contamos con la palabra escrita, fruto de una importante labor de investi­ gación, de la brillante historiadora Micaela J. Portilla, quien nos ha brindado su texto y apoyado en nuestros propósitos. Para lo segundo, utilizaremos el altavoz que nos proporciona la revista Aunia con el fin de dar cuenta del lamentable estado actual de esta casa-torre de Zudubiarte, propiedad de la empresa MASA. Fue en 1990 cuando MASA compró las instalaciones de IGASA, una empresa ubicada en Okondo cuya situación era ya insostenible. Con la adquisición entraba la citada casa-torre, situada a escasos metros del pabellón de producción. Sin duda, un bello "estorbo" de difícil adecuación.

Cuando nos propusimos realizar el artículo y recabar información de la em­ presa al respecto, obtuvimos rotundas ne­

gativas a todo, a ser recibidos, a fotogra­ fiarla, a visitarla por dentro y a todo cuan­ to se relacionara con la casa. Las respues­ tas nos fueron trasladadas de boca de una trabajadora del personal administrativo, simple mensajera del responsable, que no dio la cara en ningún momento. La casatorre se encuentra rodeada por cientos de metros de tubería apilada contra las facha­ das, en un a modo de camuflaje del que sólo se salvan las ventanas del segundo piso y el tejado. Asimismo, buena parte del edificio aparece devorado por el matorral de zarzas, presentando un estado penoso y arruinado. Parece como si hubiera una in­ tencionalidad por parte de la empresa en hacerla "desaparecer" del paisaje urbano de Okondo, de ocultarla de miradas aje­ nas. No quisiéramos pensar mal, pero es nuestro deber informar que si algo ocurrie­ se a la torre de Zudubiarte el único respon­ sable de ello sería la empresa MASA, y su consecuencia primera ya la sabemos: la pérdida irreparable de otro bien de nuestro patrimonio. Al hilo de todo esto se nos ocurre pensar en positivo y trasladárselo a la dirección de MASA para que tome car­

tas en el asunto. Qué fácil sería asumir como bien propio el caserío y rescatarlo del olvido, intentándole dar el aspecto que tuvo en el pasado y del que aún conserva cierta nobleza en los vanos. Qué fácil sería aprovechar su recuperación, por cierto, susceptible de captar suculentas ayudas de parte de las instituciones, para situar en ella algunas oficinas y convertirla en el emblema de la empresa, la imagen de MASA de cara al exterior. Y es que antes de llorar la pérdida convendría poner las soluciones.

Por nuestra parte, aprovechándonos de las palabras que un día utilizara Micaela J. Portilla para descubrimos y dignificar la torre de Zudubiarte, citaremos textualmente lo que sobre ella aparece en el libro "Torres y Casas Fuertes en Álava", con el fin de que todo el mundo conozca y valore, especial­ mente los okondoarras, la historia de un bello rincón que fué a orillas del río Izalde.

SITUACIÓN GEOGRÁFICA "Los valles de Zuatza y Okondo se suceden en la franja angosta de las riberas del Izalde entre alturas que alcanzan seis­ cientos metros en algunos lugares, cotas de laderas muy pronunciadas hacia el valle. Es este el camino hacia Sodupe, punto de confluencia de los ríos Herrerías e Izalde antes de verter en el Cadagua. que alcan­ zará al Nervión casi en su desembocadura.

A la vez, un pasillo natural, hoy carre­ tera de Aretxaga a Laudio, partiendo de las proximidades de Zudubiarte, une a Okondo con el curso bajo del Nervión, unión que, por el barrio de Markuartu, ca­ mino más intrincado, buscaban tam­ bién varias rutas

viejas, caídas hoy en el olvido. Los caminos de Okondo traban así en la rica malla de comunicaciones del territorio que estudia­ mos, Aiara, las encartaciones, el valle de Gordexola, las márgenes de la ría de Bil­ bao, y el valle de Laudio, puntos vitales del país a través de su historia; y así Okondo contó con cinco torres señoriales sabia­ mente emplazadas en el valle: Gaztiartu, Larrea, Ospín de Urkijo, Unza y Zudu­ biarte".

LA CASA-TORRE "Domina otra encrucijada entre los valles de Okondo y Laudio, en la actual ca­ rretera de Aretxaga y cerca del cruce con la de Okondo a Sodupe, próxima a un puen­ te sobre el río que atraviesa el valle.

Se encuentra rebajada y convertida en el caserío que lleva el mismo nombre de la torre, pero conserva características que nos permiten situar su construcción en el siglo XV. Es de planta casi cuadrada, con 9,90 metros en sus fachadas norte y sur, y 10.60 metros en las del este y oeste.

La fachada principal orientada hacia el levante, conserva portada con arco de me­ dio punto y dos ventanales antiguos, uno de poco más de medio metro de cuadro rematado en arco rebajado, labrado en un solo sillar: otro, también casi cuadrado de un metro de luz, muestra arco conoplal, moldura de sarta de perlas en su parte alta, cuadrifolios en el antepecho y una saetera en su parte baja. El costado sur presenta la puerta elevada y el patín exterior caracte­ rístico de las torres, y las fachadas norte y oeste, orientadas hacia el camino antiguo, saeteras defensivas. Solamente quedan dos plantas, aunque sin duda la torre fue más elevada".

LOS SEÑORES DE LA TORRE "Poco sabemos de los señores de la torre de Zudubiarte. Debía ser solar importrante en los años finales del siglo XVI por­ que en el margen del acta del bautismo de Baltasar de Sauto, fechada en 12 de no­ viembre de 1573, se lee la siguiente nota: Baltasar de Sauto se casó en Zuduviarte.

Baltasar de Sauto era hijo de Francisco de Sauto y Catalino de Zubiete. Segura­ mente es el mismo Baltasar de Sautu que en 1651 aparece como abuelo de Juana de Sautu, hija de Francisco de Sautu. En la partida bautismal de su nieta, figura como mujer de Baltasar y abuela paterna de la neòfita, Doña Clara de Murga; por ella podemos éisociar este apellido a los seño­ res de la torre de Zudubiarte a finales del siglo XVI o comienzos del XVIII, fecha en que Baltasar de Sautu casó en la torre.

En el siglo XVIil había pasado el seño­ río de la torre a otros apellidos. En 1771 era su propletarío Don Antonio de Lanzagorta, documentado como tal en los libros parroquiales de Santa María de

Unzá. En efecto, al levantarse el actual templo de Santa María en 1771, salía fia­ dor en el remate de la obra del templo jun­ to con otros vecinos del valle y como tal, hipotecaba "la casa, casería y molino de Chávarri y la torre de Zudubiarte".

Terminaba su estudio M icaela J. Portilla diciendo: H o y es una casa de labor, en peligro de quedar absorbida d en tro del núcleo fa b ril construido en sus p ro x im id a ­ des. El texto era de 1978 y en estos veinti­ cinco años, vemos cómo los peores temo­ res de la historíadora se han cumplido ple­ namente.

Texto y Fotos: JUANJO HIDALGO M ie m bro de AU N IA

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OROZKO

EL VALLE Y SU DIST TERRITORIAL TRAE ¿C U A N T O S B TIEN E O R O Z

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¡ehaztea zenbat auzo dagoen O ro zk o n . Egia da. Hala ere, irizpide historikoak aintzakotzat •gin daiteke. Bidenabar, bertan zehazten dirá storikoak zein auzoen ja to rrizk o izenak.

El valle de Orozko constituye uno de tos términos municipales más extensos del territorio de Bizkaia. Un simple vistazo a cualquier mapa sencillo nos lo confirmará sin demasiado esfuerzo. Por el contrario, Orozko no es un municipio muy poblado, lo que no obsta para que los 2031 habitantes censados en el padrón del año 2000 se dis­ tribuyan sin embarco en numerosísimos barrios y caseríos más o menos aislados. Por esta razón el observador curioso tiende a preguntarse a menudo en cuántos barrios puede dividirse Orozko. Igual que en mu­ chos otros pueblos, a menudo da la impre­ sión de que prácticamente cada casa puede arrogarse el derecho a constituir una barria­ da diferenciada de la de ai lado. Además en Orozko, la gran extensión territorial induce de forma natural cierta división y disgrega­ ción de sus habitantes.

Según el citado padrón del año 2000, los barrios que en la actualidad albergan a la población de Orozko, es decir, los que legalmente se reconocen como tales en el valle, son los siguientes: Arbaiza (68 habi-

JO HIDALGO

tantes), Bengoetxea (110), Gallartu (48), Ibarra (192), Murueta (125), San Martín (137), Urigoiti ( 39)yZubi aur( 1312) . Estos barrios son los que habitualmente se deno­ minan entidades de población y son deter­ minados por cada ayuntamiento siguiendo unos criterios que se suponen uniformes en todo el estado.

La citada distribución territorial interna que el ayuntamiento del valle de Orozko aplica al término municipal de su jurisdicción no parece suficientemente avalada por la forma en que ios orozkoarras se han perci­ bido a sí mismos a lo largo de su hi^oria.

Tampoco parece que sea la demografía la que justifica con base en las cifras attuaJeS de habitantes y densidad, lasque con un mínimo de rigor nos lleve a semejante distri­ bución territorial.

Frente a ello, pensamos que la ordena­ ción territorial interna tanto del valle de Orozko como de cualquier otro término municipal, debería basarse en la medida de lo posible, en la propia historia de dicho territorio. Sin pretender hacer con elto algo que alcance rango de propuesta, sí querría­ mos acercarnos desde estas consideraciones a la percepción territorial histórica de Orozko. que se deja entrever desde las páginas de las fuentes historiográficas más reputadas del país. Con ello, podremos se­ guramente dar respuesta a un interrogante planteado en muchas ocasiones y que po­ drá satisfacer al menos, el interés de muchos habitantes curiosos del valle: ¿Cuántos barrios tiene Orozko?

Según D. Juan Ramón de íturriza y Zabala {Historia General de‘V fíc á ^ , 1 8 ^ ) et Vade de Orozko se unió al ^ ñ o rio de Bizkaié en el año 1785, tras ocho si^os en que s j* andadura histórica estuvo más vinculada al tenitorio de Araba (desde 973 ó 995). Este autor nos da noticia del valle ya unido al Señono y lo describe, tal como hoy lo cono­ cemos, divkiido u organizado en cuatro anteiglesias. Sin embargo, cuando Itunriza escril^ aún se hallaba, vigente el tradicional sistema comunal de propiedad de bosques y pastos, bienes de producción al fin, propio de lo que suele denominarse Antiguo Régi­ men (con una carga peyorativa que quizá conresponda más justamente a otros territo­

rios que al que ahora nos ocupa). Habría que esperar unos cuantos años a que tos embates del liberalismo y la consiguiente sacraüzación del derecho de propiedad indi­ vidual. arrasara con tal sistema.

Encuadrado en aquel contexto pode­ mos lee» en Iturriza, que “ los bienes, rentas y emolumentos de com unidad de todo ei valle, gozan las quatro Anteiglesias pro indiviso como si fuera una sola” (pág. 241).

Y es que al pasar al Señorío de Bizkaia Orozko vino a considerarse unidad territo­ rial indivisa, aunque también pudiera haber entrado en forma de cuatro municipios nuevos que no conservasen entre sí más que los vínculos propios de la pertenencia a una misma comarca o valle geográfico.

Tanto el .citado historiador como los censos de hogares del Señorío coincidirán al describir la estructura territorial del valle de Orozco. En cuanto a la incorporación a Bizkaia, Jaime de Kerexeta, en su transcrip­ ción de los censos de hogares de 1704 iFogueraciones de Bizkaia del siglo XVIII, 1992), nos indica igualmente que«l “ valle y m erindad de Orozko, compuesto de cua­ tro Anteiglesias con seis parroquias (...) permaneció desmembrado de Señorío de Bizkaia desde e l año 973, cuando Orozko pasó a depender de los Condes de Ayala

(Araba). En 1574 intentó incorporarse a l Señorío de Bizkaia, pero no lo consiguió p o r diversos intereses. El 15 de setiembre de 1782, las autoridades de Orozko se d iri­ gieron a las Juntas Generales de Bizkaia para solicitar la unión d efin itiva a l Señorío, Iras "libertárseles de Señorío del Conde de Ayala". En su petíción manifestaban que "el valle de Orozco tiene la gloria de ser desde su origen hijo de Vizcaya y nunca se ha segregado de su corazón, aunque sí de su seno por algún tiempo". La reintegra­ ción se efectuó tres años después, el 2 de a b ril de 1785, en qae las cuatro A ntei-

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glesias formaron una sola, con un solo voto en las Juntas Generales de Cernika (...). Por tanto, Orozko no presentó su Fog. en 1704, ni en 1745, pero sí en 1796 y 1798" (págs. 214-215).

Respecto a esta integración a Bizkaia, Iturriza la señala dando también a entender cuál es la división político-religiosa del valle, que luego sigue en su descripción: ‘‘El no ­ ble valle de Orozko (que se compone de quatro Anteiglesias ó repúblicas con seis Parroquias Sacramentales, agregado al Npbie Ssñorio de Vizcaya el año pasado de despues de ocho siglos que se separó p o r patrim onio aplicado á Don Carda ^ '^ S a n c h é z , h ijo dé D on '^á ñ th íjL o p e z 5® Se­ ñ o r de Vizcaya..,)'^ (p Á g .'^ 2 ^ : Y efectivahiente hace la descripción en seis ^apíj«k)s que con^esponden a otras tan as pairoquias, a saber San Juan dé Órozcó, M unjeta (San Pedro Apóstol), O la r te ^ 'í^ Bartolomé Apóstol) de la que dice "Ésta feligresía y las d o s ‘s iguientes componen una república ó Anteiglesia regida de un fie lf (pág. 242), Urgoiti (sic) (San Lorenzo AAáftir), Zaloa (Nuestra Señora), Albisu Elexaga (San Martín Obispo).

Sin embargo son datos más precisos los citados en la fogueración de 1796 que nos facilita Kerexeta (págs. 733-746), en la cual las casas y sus vecinos se van nombrando dentro de cada barrio o grupo de caseríos, de modo que nos ayuda a hacer la delimita­ ción de las barriadas con bastante precisión.

En la parroquia de Murueta cita los barrios de Anunzibai, Usia y Ribas, Aiazaza, Pagazaurtundua, Odizaga, Sagarminaga, Azteiza, Murueta, Arenaza, Nafarrondo, Angulo y Ligaran. En la parroquia de San Juan de Orozco ubica los barrios de Bengoechea de abajo, Astoaga, Bengoechea de arriba, Zapatería, ZuWaur, Calle de Burgos, Santa i^ r ía , Duluman, Catadiano, Urrexola, Plaza <íe Zubíayr hasta Curzeta, Beraza, Garai en Beraza, Malzarbeitia,_ ^rbaiza chíquerra, Arbalza artea, Malzar^ga y Uribiarte. En la parroquia de San Ma^ín de Albizu Elexaga da los barrios de Jauregüia,- Unibaso, San Martín, Albizua, Epalza, Arrugaeta, Aran- . goicoa, Garai, Orbe e Isasi. En la pjttroquia de San Bartolomé de Olarte los bacilos de Aranguren, Ibarra, Gallartu, Ugarriza, Adaro, Egurrigartu y Zaloa. En las parroquias de San Lorenzo de Urtgoiti y ¿le Santa María de Zaloa, no da más división en barrios.

Por su exhaustividad, aunque más mo­ derno (es ya fruto de la ola ilustrada que pretendió barrer en España todo lo que olie­ ra a lo que hoy llamamos Antiguo Régi­ men). el listado de Pascual Madoz (Diccio­ nario Ceográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultram ar, 1845-1850) resulta también interesante por su precisión. Dice ‘‘ Tiene 6 igl. p a rr titu la ­ das San Juan Bautista, San Pedro de M u ­ rueta, San M a rtin de Alvezua-elejaga (sic), San Bartolomé de Olarte, Sta. M aría de Zaloa y San Lorenzo de U rigoiti; todas ellas son independientes y servidas p o r sus res­ pectivos cabildos que los forman nueve beneficiados: la de San Juan Bautista com ­ prende toda la p o b l. p rin cip a l, cuyas barriadas son Beigoechea (sic), Torrelanda, Andramaria, Duluman, Udáyaga, Meaza, M endieta, Lecáriduri, Zubiaur, O labarri y Beraza, y además las ald. ó cas. Aftos de Astraga (sic), Izarza, Catadiano, Urrejola, M alzarveitia, los Arbaizas, Malzarraga, Orortegui, Azaola, Oqueta y Céndegui, y su pobl. to ta l 204 casas; la de Murueta, este barrio, e l de Olabarriandecoa, Oque-

luri, Angulo Nafarrondo, Usia, Anuncibay, Torrezar, Ayasasa, Pagazaurtundua, Odizaga, Sagarminaga y Asteiza, y su pobl. de 85 casas; la de San M artín, Isasi, Orbe, Arangoico, Arrugaeta, Larra, Gorostiza, Aspegorta, Larraondo, Garaygorta, Epalza, Alvisua, Goicouria, Azcaray, Caray, M ugaburu, Beteluri (estos tres en San Juan), Jaureguia, Lecubarri, Unibaso y San M artín, y su pobl. la de 91 casas; la de Olarte, Oginlucea (en Albitzu-Elexaga), Larrazabal (en San Juan), Aranguren. Garjzabal, Egur-igartu. Adaro, Ugarriza, Calfárta, Uribarri, Ibarra y Olarte, y su pobl. de ¿ 9 casas; ¡a de Sta. M aría de Zaloa, la dé'este nom bre y Santu con 19 casas; y la de San Lorentó d& Urigoiti, la. del m ism o nom bre <on (pág. 156).

■“ De la síntesis de ambas fuentes pode-; mos ya inferir y llevar a mapa ia división tra-* dicional histórica del valle de Orozko, así como la composición de cada una de las cuatro subdivisiones en barriadas principales.

Además de estos banios citados, en otras fuentes cartográficas y documentales

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se ha calificado en ocasiones como barrio, algún caserío o grupo de caseríos que tam­ bién pueden o deben mencionarse: Adarobekoa, Adarogoikoa, Arana, Aranbe o Etxezuri, Arbaitzagoikoa, Atxondo, Axpe, Axpuru, (Aiazatza-)Bealde, Bengoetxeabekoa, Bengoetxeagoikoa, Burrullaga, ErrekaErrenteria, Garai, Goiri, Gotxi-ZaIbarburu, Mendiolabeitia, Oketabeitl, Olazar, San Fausto, Ugalde (de Ibarra y de Murueta), Ugarritzabekoa, Ugarritzagoikoa, Ugarte, Urrexolabeltia, Usibekoa, Usigoikoa, etc.

Por fin, los habitantes de Orozko tam­ bién suelen calificar en nuestros días conx> barrios algunos grupos de casas que no figuran los listados anteriores. Así, podemos añadir a) anterior elenco las barriadas de Agirre (Agarre), Albiorreta, Arisketa, La, Ca­ dena (o Katea), Dendariarte, Sologoiti o Eílako, Etxebarri, Goikostatu, Golrigitxi, Cantarrana, Legorburu, Lezo,- Mariortu (M aiurtu), Mendiolagolti, Olaguenaga, Presatxu, Sologoiti, Zugatzu (Zugutzu), Usabel, Vistalegre y ZabaJa (Zabale).

En definitiva, parece qye podemos dar el siguiente elenco jerarquizado dé distritos y barrios para fel valle de Orozko: • Anteiglesia de San Pedro de Barrios históricos: Aiázatza, Angurm Anuntzibai, Areatza, Astejtza, Nafarrondó, Oditzaga, Okeluri, Olabarriandikoa, Pag?tzaurtundu, Sagarminaga^^ San Pedro (je Murueta (capitalidad), Tofrezar, Usia 't »*

Otros barrios o caseríos: Atxondo, ^ Axpuru, Aiazatzabealde, Burrullaga, Erren- '* teria, Katea (La Cadena), Ugaldebekoa, Ugaldegoikoa, Usibekoa, Usigoikoa • Anteiglesia de San AAartín de Albitzu> Elexaga Sanios históricos: Albitzu, Arangoikoa, Arrugaeta, Axpegorta, Azkarai, Epaltza, Ga> raigorta, Gara/latz, Goikouria, Gorostitza, ^asl, Jauregia, Larra, .l^aor>do, Lekubarrí, Orise, Qániuze, San Martín (fe AlbitzuElexaga (c^pM idad), Unibaso Otros barrios o caseilos: Dendariarte,^ Etxebarri, Soiogorti (Ellakqjí ^ “ • Ant^glesia de San ^ a n de CTrozko Barrios históricos: Andra^aría, A rbaif tza, Arbaitzarte, Astoaga, A zada, Bengoetxe, B^aza, Beteluri, Burgoskale, Carar, Izartza, Katadio, Larrazabal, Lekandurí,Mantzarbeitia, Mantzarraga, Meatza, M ugaburu, Oketa, Olabarri, San Juan Duluman (capitalidad histórica), Torrelanda, Udaiaga, Uriblarte, Urrexola, Zendegi, Zubiaur (actual capitalidad del valle) Otros barrios o caseríos: Albiorreta, Arana, Aranbe (Etxezuri), Arbaitzagoikoa, Axpe, Bengoetxebekoa, Bengoetxegoikoa,

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Donibane auzoa «tarrana, Errekabasterra, Caral, GoikostaÜi, Golri, Goirigitxi. Ibarburu, Lezo, M ariortu, Mendiolabeiti, Mendiolagoiti. Oketabeitl, Olazar, Presatxu, San Fausto, „ .Urrexolabeítía, Vistategre, Zabala, Zugatzu

Otros barrios o caseríos: Adarobekoa, Adarogoikoa, Agírre, Arisketa, Gotxi-Zabalekoa, Legorburu, Oiaguenaga, Ugalde, í Ugarrítzai>ekoa, Ugarritzagoikoa, Ugarte^Q Usatel;

|K • Anteiglesia de San Bartolomé de » O la r t e ^ ~

La ubicadón de todos estos lugares en el mapa puede damos una idea bastante aproximada de ^ que, en cuanto a barrios y organiradón territorial ha sido ^ es Orozko.' Aunque a menudo nuestros pode­ res! públicos lo obvfan, este es impres­ cindible para orientar en la historia lo que queremos que sea en el futuro.

Otras anteiglesias unidas: Andra ; AAarla de Zaloa, San Lorenzo de Urfgoiti Barrios históricos: Adaro, Ar^ra Maria^' ¿V de Zaloa (capitalidari de su anteiglesia), '''^ Aranguren, Egurrigartu, Gallartu, Gantzabal, Ibarra (actual capitalidad de hecho), San Bartolomé de Olarte (capitalidad histó­ rica), Sar Lorenzo de Urigolti (capitalidad de stNmteigIesia),^autu, Uganrrtza. Uribarri

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IN TR O D U C C IO N Encima del pueblo de Délica, en el monte Santa Águeda’ , se localizó en 1982 una estructura defensiva dispuesta en torno al perímetro de su cima amesetada; esta estructura se identificó como perteneciente a un castro de la Edad del Hierro y sus des­ cubridores la describieron de la siguiente forma (Gorrochategui y Yarritu 1984a); Se observa un recinto de grandes dimensiones que rodea toda ia loma ame­ setada solamente con un terraplén. En la zona suroeste, donde no hay pendiente, el terraplén se transforma en un m uro ancho.

Por lo demás, e l terraplenamiento sigue en el resto el borde del llano.

No se halló ningún material arqueológi­ co ni se publicó ninguna foto o croquis del lugar Desde entonces no se ha avanzado en su estudio. Veinte años después de su hallazgo, este trabajo tiene la intención de ayudar a cubrir ese vacío en la investigación aportando algún dato nuevo y haciendo

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una recapitulación de lo poco (quizás poquí­ simo) que ha dado de qué hablar

EL Y A C IM IE N TO El hallazgo se produjo fruto de una campaña de prospección arqueológica plan­ teada para Bizkaia entre los años 19811982. Su hallazgo se incluyó en la Carta Arqueológica de Vizcaya aunque posterior­ mente, con ta redacción de ta Carta Arqueológica de Álava (Llanos 1987), pasa a ser inventariado en el territorio histórico que le corresponde con el nombre oficial de Santa Águeda (N° 351).

El yacimiento se encuentra al Sur de Dética, justo encima, en una elevación con forma de espolón y cima amesetada. Se encuentra a una altura media de 528 m., con tas paredes de la Sierra Salvada a su espalda y dominando en su frente el amplio valle del Nervión que se extiende a sus pies.

Consta de una única línea de defensa, aún delimitada en todo su perímetro a pesar

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de los recientes trabajos de remoción de tierras en !a zona. Su defensa se conforma mediante un terraplén y foso, salvo en la zona Sur del yacimiento donde el terreno es ligeramente más elevado y la defensa sólo presenta el terraplén. Se ha descrito como de planta ovalada, aunque sería más acertado describir la planta como de ten­ dencia ovalada ya que presenta algunas irregularidades en su trazado para facilitar su adaptación al terreno.

acceso original realizado mediante esa modificación del trazado de la defensa. Se ve una segunda alteración en la línea defen­ siva que podría corresponder a otro acceso menor, en su zona Sur, coincidiendo con un sendero que la atraviesa, aunque este punto no aparece tan claramente definido como el anterior por lo que habría que con­ siderarlo como dudoso.

Ei acceso al recinto probablemente se realizaba por el mismo lugar que se emplea hoy en día, siguiendo la pista que por el Norte penetra en el interior. Es muy posi­ ble que el camino actual rompiera o altera­ ra la estructura de acceso original ya que se ve muy alterado este punto, además, si nos atenemos al trazado que ofrece la línea defensiva en su planta, observamos en este punto que presenta una ligera modifi­ cación, de tal forma que si prolongáramos los extremos de la defensa cortados por el camino estos se solaparían en vez de unir­ se. Esta ruptura del trazado de ia planta podría estar indicando la ubicación del M apa de situación: NONDIK

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Robles adehesados en el interior • del recinto de Santa Á g o e ^ l ^

En el interior del recinto no se observa la existencia de ninguna estructura salvo en el extremo sureste donde, efectivamente, tal y como señala ta Carta Arqueológica de Álava, se encuentran unas pequeñas terra­ zas. Por último, como decía, tampoco fue localizado material arqueológico alguno.

P R O BLEM ATIC A DE SU INTERPRETACIÓN Desde el primer momento sus descubri­ dores identificaron esta estructura con un poblado fortificado de la Edad del Hierro, es decir, con un castro. La Carta Arqueológica de Álava también parece ser de esta misma opinión aunque ya sugería la idea de que quizás se tratase solamente de un recinto fortificado y no de poblado.

Desde entonces este yacimiento ha pasado totalmente desapercibido, pero sig­ nificativamente, en fechas más recientes ha sido expresamente obviado. Peñalver, en su trabajo El h á b ita t en la vertiente atlántica

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de Euskal Herria ya no lo recoge en su inventario de castros. Tampoco lo recoge Cepeda como castro cuando habla de la Edad del Hierro a propósito del yacimiento de Aloria (aunque sí menciona Perigaña y Babio), más significativamente aún. lo men­ ciona con una interrogación. Y por fin Llanos, en su último trabajo de síntesis, tampoco lo recoge ya como castro.

Aunque en ningún caso se expliquen las razones de este cambio de postura hay que admitir que el yacimiento se muestra desconcertante en tres aspectos; 1 El emplazamiento. No se corres­ ponde con ninguno de los tipos de empla­ zamientos sistematizados por Llanos (1974) para los poblados de Álava. La ubicación a media ladera y en espolón, deja el poblado expuesto (defensivamente hablando) al quedar rodeado por las cimas de los corta­ dos de Sierra de Salvada.

2 Las defensas. No son frecuentes los fosos en poblados del Hierro en Álava y la defensa con terraplén es muy atípica, sien-

Vista del yacimiento de Santa Agueda desde el Monte Santiago. A sus píés Delika y el amplio valle de Arrastaría.

do más frecuente el aterrazamiento o la muralla. Sin embargo, hay que admitir que el trazado irregular de la planta de la defen­ sa adaptada al terreno, es una pauta de construcción típica de la Edad del Hierro.

3 No se conocen materiales. Este es uno de los mayores inconvenientes que presenta el yacimiento. La total ausencia de material en superficie no permite una ads­ cripción cronológsica ni funcional clara.

Este hecho, unido a lo atipico del em­ plazamiento y las defensas provoca una duda más que razonable respecto a su caracterización tipológica y cronológica, y es probable que sean estas las razones que han motivado su omisión en los trabajos sobre poblamiento de la Edad del Hierro, pero en pricipio, y sin más datos objetivos, tampoco se puede descartar ninguna hipótesis.

VALORACIÓN En consecuencia, lo único que se puede afirmar con rotundidad es que se trata de un recinto defensivo, y yo me atrevería a afir­ mar. una vez visitado el yacimiento, que por

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lo menos no es de época moderna (trinche­ ras, fuerte de campaña carlista, etc.). Sin embargo, y en cualquier caso, a medida que pasa el tiempo va quedando aún más en evi­ dencia la necesidad urgente de llevar a cabo una prospección que permita definir mejor el problema que representa este yacimiento.

ANTXOKA MARTÍNEZ VELASCO Arqueólogo.

M iem bro del Instituto de Estudios Prerromanos y de la Antigüedad de Cantabria.

(1) Nota de Aunia; en el testamento de Pedro López de Porres y de Catalina Sáenz de Barracaran Eguiluz se cita en 1602 la ermita de Santa Águeda junto a otras muchas, ya que mandaban la celebración de una misa en cada uno de los templos que se citaban en sufragio de sus almas. Al parecer, la ermita de Santa Águeda estaba ya demolida en 1740. mucho antes incluso de que acamparan en la cima del cerro los ejércitos franceses, dominando Délica. los días 5, 6 y 7 de Noviembre de 1808. A la alimentación de las tropas invasoras hubo de contribuir el pueblo de manera obligada, facili­ tando cinco mil raciones de pan, carne y vino.

PARA SABER M AS

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uX Materiales de ^ forja y mineral ^ de hierro.

3 Objetos no í procedentes de Santa Águeda.

• LLANOS LANDALUCE, A. (Coord.)

(1974); Urbanismo y arquitectura en pobla­ dos alaveses de la Edad del Hierro. Estudios de Arqueología Alavesa 6. Vitoria: 101-146.

(1987): Carta Arqueológica de Álava.

Diputación Forai de Álava. Vitoria-Casteiz.

(2002): Ceníes del Hierro en privado. La casa en la Edad del Hierro en Álava. Museo de Arqueología de Álava. Vitoria-Casteiz.

• GORROCHATECUI, J.; YARRITU, M.J. (1984a): La prospección arqueológica durante 1981-1982 en Vizcaya. Cuadernos de Sección, Prehistoria-Arqueología, 2.

Eusko Ikaskuntza. San Sebastián: 137-169.

(1984b): Carta arqueológica de Vizcaya. 2* parte. Materiales de superficie. Cuadernos de Arqueología de Deusto, 9. Universidad de Deusto.

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El empedrado de cantos rodados del pórtico de la parroquia de Santo Tomás de Olabarrieta de Zeberio esconde, a los pies del visitante, un complejo trabajo artesanal.

Hasta treinta figuras o composiciones pueden ser observadas en el recorrido alrededor del templo.

Zeberio haranean eta Olabarrietako Santo Tomas Parrokiko elizaterpean bailo kultural handiko harriztadura (empedrado) daukagu. Zeberioko Udal Artxíboan gordea dagoen eskuidazkian oinarriturik, Martin Gorostiza maisu-harriztatzaile zeberioztarrak 1628. urtean egindako artelanaren zehar, ibilbide artistiko laburra aurkezten da.

Santo Tomas eleizako hilobia zen elizaterpea gaizki zegoela ikusita, Calahorrako eleiz-agintariek konpondu eta irudiz hornitutako harriztadura egitea agintzen dute 1628.ean. Juan Cesala eskribauak erremate

publikorako deialdiak egiten ditu, eta maiordomoek ezarritako dozernerdi lan baldintzak idatzirik azaitzen ditu: 1. Ugaoko Nerbioi Ibaian hartutako harritxokerrez egin behar zela, eta ez beste inon.

2. Harria biltzea errematatzailearen kontura izatea, eta ekartea Elizarena 3. Harriztadura guztia bai luzeraz, zein zabaleraz nibelean egitea.

4. Egindako lanak urtebetean burutua eta betikortasuna edukitzea.

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Sarrera Ibilbide artistik o are n ikuspegi o ro k o rra.

MARRAZKIA: KEPA PÉREZ URRAZA

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5. Ondo burutua ote zegoen jakiteko harriztagintzaren arloko arte-maisuen oneritzia jasotzea.

6. Ordaindu, zati bat haseran, eta egin ahala, estaduka ordaintzea (estadua = 3'80 m^).

Enkate publikoan, 6 hargin agertzen dira, tartean Martin Corostiza harriztatzailea. Elizaterpean dauden harriak, bi motatakoak dira: gehienak Ugaoko errekako barri gris-bettzak (higaduran podazuz ertzak gastatuak), eta irudia markatzeko, Telleriko adreilu gorria. Kaikulu bat egin ondoren, Olabarrietako harriztadurak milioi erdi hairlz osotutako artelana da.

Martin Gorostizak gaur egun, 3CX) urte baino gehiago egindako artelana ikusteko eta ulertzeko gida artistiko-kultural moduko hau, atzekaldean dauden eskilaretatik gora eta eskumaldetik hasiko dugu, Ibarra auzora ematen duen elizpe afdera joaz. Hemendik, sarrera nagusira eta berriz ere, lehengo iekura itzuliaz elizatari nagusian amaituko dugu.

1. Santa Katalina gurpila Irudi honek oinarrian haginak dituen irudi zirkular bat daukagu. Bizikletaren antzera, bÏ zirkuluz osotua: haginduna eta 0'92 metrotako erradioaz kanpoko zirkulua, eta barnekoa, 0'38ko luzeratakoa. Zirkulu honen izena, eta bizikletaren 'katalina' ere bai, Alejandriako Santa Katalina martiriaren izenetik dator. Oso jakintsua zen, eta filoso­ fo eta ikasleen zaindari da, jaieguna azaroaren 25a delarik. Maximino enperadoreak erruda batez zapuztua hiltzera kondenatu zuen, baina erruda apurtuz gero, burua kendu zion (Larousse, 1976, 2, 802).

2. OlatUrt Elizaren atzekaldeko tokian kokatua.

Hedadura handia hartzen du konposaketa honek. 13 metro luzerata eta 7 â&#x20AC;&#x2122;30 metro zabalera duen irudia. Itsasoko olatuak adierazten dituen zenefa antzerakoa, edo ehundaka begiz osotutako grabatua da. Begi bakoitzak luzetara metro bat du eta 0'52 metro zabaleraz.

3. M tn. de Corostica. 1628 Begi ugariz osoturiko konposaketaren amaieran, elizako ormaren ertzean hasi eta harriztadura osoa zeharkatzen, t<Atn de Corostica 1628, idazkia daukagu. Martin Corostiza hau Zeberioko Goitza auzoko izen bereko beserriko semea zen.

4. Labirintoa Diseinu honek lauki itxura duena, 5 metro zabalera eta 4 ’90 metro luzetara.

Espiraliforme den labirinto honek hamaika igarobide eta 3 gurutzabide ditu.

6. Errotako gurpila Hurrengo irudia, errotarriak mugitzeko beheko erruda edo gurpila dugu. Lau zirku­ lu konzentrikoez osotutako irudia, bi zentroan eta beste bi kanpoaldean. Barneko zirkuluen erradioen neurriak 0'19 eta 0 ’4 4 metro dira eta osterà, kanpoko zirkuluen erradioena, 1'93 eta 2'35 metro. Zentruko zirkulua­ ren barruan, gurutze bat dago irudikatua eta barneko bi zirkuluen artean trébol lorea.

Hemendik, kanpoaldeko zirkunferentzia txikira erradio burboak doaz, eta azkenik, kan­ poko koroaren barne aurreko kurben kontrako zentzuan beste hainbeste kurba.

5. Salomonen sigllua 7. An’osetola Labirintoa igaro eta gero, hurrengoko diseinuaren oinarrizko irudia Salomonen sigilua edo izarra da, gurutzatzen diren bi triangelu ekilateroz osotua (Larousse, 9, 611). Irudi hau Dabiden izarra ere deitzen da. Sigiluaren inguruan orri batzuk zabaItzen dira eta zirkunferentziaren barne, 0'45 zentrimetrotako diametroa duten 12 zirkulu daude. Zirkuluaren diametro osoa 4'70 metro da. Honen alboan eta hurrengo irudiaren bitartean bihotz bi daude.

Ate handi baten oinean kokatua. 16 ardatzen inguruan dagoen arrosetoia doblea dator Erradio luzeak 1 '42 metro luzean du, eta laburrak 0 7 5 metro. Definizioa: lore Itxurako borobil forma duen edozein apaindura.

Rosetón: Cualquier adorno parecido a una fior, de forma redonda (Larousse, 9, 252).

Astrolatikoa, astroekiko (eguzki, izanra) erreferentzia da (Peña Santiago, 1985, 319322). Azkenik, P. Veyren-ek Irudi hauei turbi­ na deitzen die (1934, 60).

8. Arrodamendua Irudi hau ere arrosetoi familiari sartu daiteke. Hamabi erradio ditu, berauen luzera 2'07 metro delarik. Goitibehera jokoaren erruden antzera, 12 zirkulu ditu bere barruan. 0'8 0 metrotako diametroa duen zirkulo txiki bakoitzaren barruan erronbo edo gurutze gisakoa dago.

9. Espirala Espirala buelta edo arku osoz osotutako diseinua da. Gure kasuan, 4 zentro edo puntutan oinarritutako 10 biratako espirala da.

Irudi honen bira batetik bestera, 20 zentimetrotako distantzia dago. Espiralaren zabalera 3'88 metrotakoa da, beraz ia 4 metro.

10. Bihotz bikoitza Elizaren onnatik begiratuta kanpoaldeko ormaraino, 3'90 metrotako luzera duen irudian bi bihotz ikusi daitezke. Goiko bihot-

zaren barrura, goiko aldetik bi gezi sartzen dira, berauetan ere hiru bifurkazio ematen direlarik. Beheko bihotzean aldiz, bi gezi sartzen dira bifurkazioz.

11. Xake taula Konposaketa osoak 4'13 metro ditu luzetara eta 3 â&#x20AC;&#x2122;9 0 zabalera. Irudi honen oinarria xake edo ajedrez taularen antzerakoa da, luzeraz 1'50 metro eta zabaleraz 1'40 metro. Taulak 36 lauki ditu et hauen hedadura 24 X 25 zm. karratu da.

Tableroaren ertz bakoitzetik hainbat 4 lore orri ateratzen da. Laukiaren aide bakoitzari begira bihotz bat dago geziz zulatunk.

12. Gurutze gamatu loretua Hurrengo irudiak gurutze gamatua du oinarrian. Gurutze gamatua hlstoriaurrean agertzen da zentzu magiko duelarik eta, "una de las formas mĂĄs primitivas de la

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cruz es la cruz gamada o svástica (India, N. de Europa, País Vasco), que debió repre­ sentar ideográficamente la rotación diurna del sol, o tal vez la llama" (Larousse, 1976, 3, 427). Colas-ek, euskal lauburua ez de(a gurutze gamatua eta 'oviphile' deitzen dio (1923, 37). Peña Santiagok irudi hau astrolatikotzat joko luke (19 85 , 321).

Zabalok bestalde, lauburua arrosetoi aldagaitzat jotzen du. Zeberioko harriztaduraran, gurutze gamatuaren barne beste 5 Ierro agertzen dira, berauen tartean 25 zm. daudelarik. Lerro hauek kurbetan luzatuz, hurrengoko gurutzearen alde batekin topo egiten dute. Irudi konposatu honek 2'3 0 X 2 '40 metro karratu ditu.

13. Arrodamendua Ortusantutik datorren sarreraren aurrez aur, arrosetoi familikoa den irudia. Arrosetoi honen erradioak 2'32 metro ditu luzean, eta 12 zirkulu zirkulu txikien diametroa 0'93 metro.

14. Labiríntoa Harrizko zutaberantz goazela 5 '20 X 4 '80 metro luze-zabalera duen labirintoa. 4. irudia azaldutakoaren antzerakoa da, bal neurriz eta bai espiraliforme itxuraz.

15. Gurutzedun zirkuluak Labirintoaren ezkerraldean eta elizormaren ondoan, 1 '30 metro luzera duen diametrodun 3 zirkulu daude. Irudi bakoitzak 4 uztai edo arku eta gurutze bat ditu harnean.

Labirinto eta ormaren bitartean, beronen azpian, 1'30 metro diametrodun zirkulua.

Lau uztai eta gurutzea.

16. Ekis irudia Bere ondoan, greloz amaituta ( forma duen irudia eta honoko neurriak: 0'S4 x 076.

17. Oktogonoa Harlauzaz bi lerro, orma eta dorre-zutabearen artean kokatua. Irudi osoak luzeraz

2'81 metro, eta zabaleraz 1'S4 m. Bere oinarria irudi geometrikoa da, zortzi aldez egina. Izen teknikoa oktogonoa da, okto, grekeraz zortzi esan ahi du eta. Poligonoaren barne 1 '22 metro inguru luzera duen 4 buklez egindako gurutzea dago. Gurutzearen bi aldetatik beste uztai bat luzatzen da. Oktogonoaren aide bakoitzak uztai edo txapela dauka.

18. Labirintoa Berriz ere, elizaren atzekaldera joanez, baina eskilaretatik eta Santa Katalina gurpiletik ezkerraldera 4'80 X 4'64 metro karratu duen irudia dago. 10 igarobidez osotua eta barnekaldean 0'50 X 0'45 metrotako gelatxoa.

19. ArrosetoĂŹ multzoa Sakristiaren azpiakaldean kokatua dugu arrosetoiez osotutako irudi konposatu hau.

Sei adarretako arrosetoia deitua. Hamalka irudi daude elkarlotuak, batak besteak osotuz.

20. Lislorea Hurrengo irudia lislore (flor de lis) deitutako marrazki konposatua dugu. Honen hedadura, 4'72 X 4'12 metro karratu da.

Definizioa: lili lorea, heraldika alorrean erabilia, Flor de Hs: forma herĂĄldica de la flo r del lirio (Larousse, 4, 902). Bestalde, euskal artean lislore ugari dago (Zabalo, 1993, 128). Gure irudi horrek, 3 lisfore agertzen ditu, heraldikan bezelaxe.

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21. Errotarría

30. Oktogonoa

Uztai edo arkua duen atearen ondoan dago kokatua. Errota batetako goiko harriaren itxura duen irudi honek, zirkulu bat osotzen du, 3 metro luzerako erradioaz.

P. Veyrinek arrosetoi hauei turbina deitzen die (1934, 60).

Santo Tomas ellzaren sarrera nagusian dagoen igarobidearen ondoan, eta gure ibilbide artistikoan 17. irudiaren simetrikoa.

22-26. Gurutze gamatuez konposaketa

Irakasleak

Sarrera txiker eta elizadorre zaharraren artean kokatua. 6 X 5 metro karratu okupatzen duen marrazki konposatu honek, itxoroski edo cispa bat du oinarrian. In­ guruan 4 gurutze gamatu loretuak dauzka eta gurutze gamatuaren zati bakoitzaren luzera metro ingurukoa da. Irudiaren osoketa nahíko korapilatsua da.

27. Haizorratza Kanpandorrearen zutabearen azpian eta teilatutako haizorratz baten itxura duen irudia dugu. Bere neurriak 4 '2 0 X 4 metro dira. Oinarrian 4 ardatzez egindako ziri<ulua dugu. Ardatz hauetatik hanka antzerako batzuk ateratzen dira, berauetan artazi moduko irudiak irtetzen dira.

28. Arrosetoia Sei ardatzen inguruan osotutako zlrkulua. 2'45 metro luzean du eta ardatzen berriz, 0 7 0 m.

29. Landarea Kanpoko ormaren ondoan 3 metro altuera duen landaretxoa dugu: suzter, enbor, orri bi eta lore borobila.

KEPA PEREZ URRAZA eta MARIA JUNKERA URRAZA

GEHIAGO JA K ITEK O COLAS L.(1972): "La tombe basque", in.: Grafía, ornamenación y simbologia vas­ cas. La Gran Enciclopedia Vasca. Bilbao. 2 Tomo.

LAROUSSE (1967): Gran Enciclopedia Larousse. Planeta. 1976.eko Argitalpena.

Barcelona.

PEÑA SANTIAGO L.R (1985); Popular Vasco. Txertoa. Donostía.

Arte

PEREZ URRAZA K.....

(1994): Olabarrietako elizaterpeko harriztadura.

Zeberioko Udala. 72 orr.

VEYRIN P. (1934): Systématisation des motifs usités dans la décoration populaire basque. In.: "V Congreso de Estudios Vascos. Arte Popular Vasco". Vergara 1930. Eusko Ikaskuntza. Nueva Editorial.

San Sebastián.

ZABALO J. (1993): Grafia y ornamenta­ ción en la rotulación vasca. Ekin. Tolosa.

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IRUNA-VELEIA: UN C O N j U N T O ARQUEOLÓGICO ÚNICO EN EL PAÍS VASCO I N T E R A C C I Ó N E N T R E LA C U L T U R A I N D I G E N A Y LA C U L T U R A R O M A N A

Reconstrucción ideal de la puerta sur de la muralla de Veleia (fines s. Ill-inicios s.IV d.C.) DIBUJO:AITOR IRIARTE

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Tresponde heiritik gertu, Iruñako oppidum izenaz ere ezagutzen den Veleia hiii historikoaren dztamategi arkeologikoak ditugu, erromanizazioaren garaian gure herrian zen hirírik konplexu eta handiena. Asko dira bere historíaz jada dakizkigun datuak. Hala ere, urte askotako indusketa arkeologikoak antzematen dira.

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LOS ORIGENES A principios del ler. Milenio a.C. un grupo humano anónimo se asentó en la colina de Arkiz-Iruña, ubicada en un mean dro del río Zadorra. El río sirvió como u formidable foso natural, con unos 80 m tros de desnivel desde lo más alto de Arki¿^ con taludes y paraque pudo ser^ 6n sirvió de pripetos. A su a el control vilegiadí.' ie natural de visual de historia. Al comunic o se fueron abrigo d i ^ íc é i^ d ^ s de ganado apiñandí^ ctonesT'p^ alguna de las y otras co más antiguas ^ x o n o c e su configuración gracias a la investigación arqueológica. Res­ ponden a modelos largamente implantados en las culturas continentales, con un amplio uso de la madera y otros recursos naturales.

Se trata de viviendas de plantas circulares, con su perímetro definido por postes lígneos hincados en el suelo, que armaban pare­ des de ramaje y tapial. Con todo aquellas primeras moradas alcanzaban ya un nivel de comodidad: paredes, suelos y posible­ mente techo revestidos de arcilla, el mejor aislante térmico. Hogares acondicionados para cocinar cómodamente, con el basar

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naba la vajilla a su vera. Los ^ ^■MfMwtiijrwTemwiw i'D o n w iM in p a rttI materiales vegetales, presut »»I— « o 2* Domut HW nMrtM con arcilla sobr^ HodlflcMionM tvdorroRwriM iü» I««««!«nkni« lastradai c(M coh ,> ttílape^; áfltílla cocida, ten: "'i^j ~ PMnt(n(Md*og^eanwnllüum lo Járgo de la pfj-':;¿^ 'a -O dé'JHa. ae '• más i,v a -,

mitad del I^ M íle n iioá.G,{ io ^ portantes n culturt^^terîafîTê^ ‘ entales, mesetéflcfj ga la cerámica to^¿; rici^ura)cf^alis^ r g i^ e l oVádortés <¿mo la arzones, de origen , ^ l i c ^ > \ lo testimonia la è ^ e o e ltJ ra rE â Ç ia 'ï.

A lc^j ete' (una estela eh y ¿ * 'v /fe h ib le entre los siglc^ lVh ^os % l L M À n las excava¿ío^s\dl IOS 50 y hoy expuçsta'm.'6| AAiiseo de Arqueoiogíct de Ál^v'4Í- Sq^iySm te por textos esta época, ál Igyal que en otros peninsulares, se estaba produ ndo un hábitat. proceso de cohcéf)|Éi^ón favorecido por las núít^srlécnicas cons-

udad de Iruña-Veleia.

RIARTE y ELISEO GIL.

tru c tiv a s r^ r^ B m p le o de plantas angu­ losas en las viviendas que permitían un mayor aprovechamiento del espacio en los poblados. En lo funerario se había implan­ tado también un nuevo ritual: la incinera­ ción para los adultos en cementerios o necrópolis perfectamente delimitadas.

Para la población infantil se reservó, no obstante, un ritual diferenciador; hasta una determinada edad los niños eran inhu­ mados en los espacios de habitación, en las viviendas, tal vez dentro de un mundo creencial que entendía así la posibilidad de que regresaran al seno materno, al hogar, corazón de la casa y de la familia.

LOS PRIMEROS C O N T A C T O S Los pobladores de Iruña supieron de la existencia de Roma, la nueva potencia mediterránea, al menos desde principios del siglo I a.C. A esa época corresponde la pre-

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sencia de algunos elementos monetales, denarios ibéricos de piata, cuya acuñación fue auspiciada por el estado romano para sus necesidades durante la conquista penin­ sular. Por los autores grecolatinos se comienza a saber incluso cómo denominar a aquellas gentes que habitaron la colina de Arkiz-Iruña: cañetes o caristios. de los que los venenses o veleienses serían un subgrupo, con la suficiente entidad como para tener nombre propio y del que derivaría a su vez el de su ciudad: Veleia.

Lo cierto es que se conserva en el 'áre^^^ sacra' del Largo Argentina en Roma serie de inscripciones honoríficas que di rentes comunidades hispánicas, la de los carietes, dedicaron Lucio Aelio Lamia, quien f Augusto en la Híspanla cite.

22 a. C. Ello sugiere la preséi po humano organizado inte c ip r e e a comienzos del í Ja Llanada alavesa, imente la ciudad de

»E VELEIA ^ra ciudad: 1^^ juieron que si. ser un floree fanizador de un amj en su entorno, en el que aún sul lias fosilizadas en los antiguos que sugieren la presencia de una mentación del agro en época ror ciudad favorecida por su situacit principal eje de comunicaciones" del norte peninsular; la calzada Á í Burdigalam (De Astorga a Burdeos)..Gracias. a esa circunstancia Veleia se convIrtio'eH^L—^ principal centro receptor y consumidor de mercancías de su entomo, redistribuyéndo­ se desde aquí dentro de su área de influen­ cia. La ciudad fue creciendo a lo largo de los dos primeros siglos de la era, su solar fue compartimentado en manzanas, con calles, canales de drenaje y otras infraestructuras; se levantaron residencias, así como espacios públicos (plazas, termas, un posible teatro,

etc.). Las construcciones de mayor porte recibieron todo un programa decorativo: mosaicos, pintura mural, etc. Este auge altoimperial se vio correspondido en lo comercial con la llegada de las más diversas mercancías. Hasta Veleia llegaban no sólo productos regionales, sino manufacturas y otros bienes de destinos lejanos; desde artí­ culos perecederos y consumibles a materia­ les constructivos. Así las excavaciones arqueológicas han recuperado numerosísi­ mos restos de conchas de ostras venidas del cantábrico, de ánforas vinarias, olearias y de salazón; enormes lotes de vajilla producida en los alfares del valle del Ebro, pero, tam­ bién procedente del sur de las.Géfl^[. lucernas o lámparas,dé talleres penin^lare^ ia o el Áfri4a ron^ rt desde las Ofihtgjw ae lU s «antidadbs de apla itiya (el ‘rojo | de sapi^és ju e sirvierörrpaTa o rra i^ e rjta ria íá r^ J íillic a s de la / ciudad y pdra^íófcar là tìd ^ -y^epígrafes, ( )rriplementacÍ^-Qfli^ á tr ¿ * o já¿'<yalizas v -jphjlöpioles regiorfales: T o rto ^ 3 s: Italia, Túnez). <^iyic|ir-wiivados ins^omer a g ü |a ~ p ^ Qpérar con nio 3 e ’la-fwsencia e n ^ d.C. de uncirui^ :asos logia ocúHc'. inte rom que se fempos es Pero c< ílegandó^al^u fife^eiíí^'postrimerías dé sigifí ll aí.C.^aí/íífuolides peninsulares est^ ■^ban tiaindo algunas ieñales de alarma. La éüres municipales ira no eran capaces de hacer freníe a l<«/recientes gastos y Veleia no oe_sa<una excepción. Había llega­ do a tener varias decenas de hectáreas de extensión pero con la crisis del siglo III d.C. su caserío se vio mermado, abandonándose los edificios públicos por falta de manteni­ miento.

A Y N (A.

UNA BREVE HISTORIA DE LAS INVESTIGA­ CIONES: Ei yacimiento de Iruña-Velela es cono­ cido desde el siglo XVI (Manuscrito de Diego de Salvatierra). Con posterioridad se llevaron a cabo diferentes investigaciones, como el estu­ dio de las lápidas halladas hasta entonces, a cargo del erudito Lorenzo de Prestamero, a fines del siglo XVIII. En 1845 se da la noticia det descubrimiento de la ‘Dama de Iruña', una estatua monumental de mármol blanco, hoy depositada en el Museo de Arqueología de Álava. Las primeras excavaciones registradas corresponden a la Comisión de Monumentos de Álava, dirigidas por Florencio Janer y lleva­ das a cabo en 1866. El presbítero Jaime de Verástegui realizó por su parte excavaciones hacia 1900, en el sector denominado 'Castellum acquae' (en realidad los cimientos de un gran edificio público). Sus trabajos per­ manecen aún visibles. Entre 1949 y 1954 Gratinlano Nieto llevó a cabo cuatro campañas de excavación. Puso al descubierto unos 500 metros lineales de las murallas tardías de esta ciudad y abrió sectores en diferentes áreas del recinto, varios de los cuales siguen abiertos. En 1975, coincidiendo con la celebración en Vitoria del Con­ greso Nacional de Arqueología, Juan Carlos Elorza realizó una campaña junto a la puerta sur de la muralla. Desde 1994 el equipo dirigido por Eliseo Gil interviene en el yacimiento, primeramente en la investigación y consolidación de una de las grandes residencias urbanas de ese enclave y desde 2002 con el proyecto integral 'IruñaVeleía III. Milenioa'.

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No obstante, el cambio, nueva coyuntura de signo ro de una situación de^ e: decidió dar pre ciudades, en ción estratégi la Astorgatrascendental una serie de e ellas Veleia. La ser dotado de un p oten^C trÍ^i|^ b , un encintado.d®*“ “ erimetro (del q ra exterior es e entre 4 y 5,4 me recordar que la Vitoria tiene en\eí^ conocido 2,4 me' da de más de 8 nietlpS^ En a i interi ciudad de más de y í hectálfe^ ajín'^r, núcleo uriDano a t^iaerTfiuy e rí'tu ^ ta' panorama p en ín s i^ de |¿^p pca^rí ttq u e no habría más de una^Jíertlreria de estasjcludades amurallada^ L aíf|fc^4'cH M ^^^cías no era una excepción,'*ampléméfte^abían variado tos ritmos y algunas de sumi­ nistro. En la Veleia tardorromana siguen con­ sumiendo ostras en cantidades apreciables, se recibe vajilla regional e importada, ahora desde los alfares tardíos de las Calías y de Africa, puntualmente llegan también sofisti­ cados recipientes de vidrio (italianos, africa­ nos y del área del Rin). Desde aquí se expor­ taría, precisamente hacia la frontera germa­ na, el cereal meseteño y local, producto es­ tratégico del momento.

Hacia fines del siglo IV-inicios del V d.C. Veleia acoge entre sus muros una unidad mili­ tar del ejército tardorromano; la Cohors I Gallica, tal y como lo testimonia la Notitia Dignitatum (un documento tardío que reco­ ge el listado de los cargos de la administración imperial y sus destinos). En esos momentos otras ciudades amuralladas también recibie­ ron guamiciones, como Lapurdum (Bayona) donde se acantono la Cohors Novempopulana. A esa época ya convulsa correspon­ den algunos significativos elementos de indu­ mentaria oficial, como una hebilla zoomorfa de origen sajón localizada en la Veleia del inidos del siglo V. era vez que una ncuentra en pieza de estas a. Tal vez el continent conrespond rios sajoitino que nes del us ^0 en ésta ^'dad en su I pudo acabí

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LA COHORS I GALLICA EN VELEIA La primera cohorte gálica fue una unidad del ejército romano reclutada tempranamente (qui­ zás su apelativo pudiera hacer referencia a algún hecho relevante en relación a ta conquis­ ta de las Calías). Lo cierto es que en época altoimperíal aparece ya vinculada a la Legio VII Cernina (con cuartel general en León), encarga­ da del control y supervisión de las explotacio­ nes mineras del norte peninsular. Su último destino conocido es precisamente la ciudad de Veleia, dentro de la reorganización dei ejército

"onando como • ,‘^'davía Ve _ ^ ^ ^?|^aí a lo largooe fódo ese siglo

j'tatáhdDse domésticas^ín viviendasfc,así c ^ o 'recalif^ciO(ife' tie. ^ f ^ i b s p)5blicos que sort\flhoíaÍ ’ transfermádos en devvocación artesa- J nal (talleres m étakír^ico^^ refundición de chatarra de bfÓnce, de fo^^ de Hierro,^eí . No dbíáante eí estado q i^ había manteni^ / aqL^ de hóias desaparece en o ^ denteyr> el 4 7 6 y'^on ■un fenómeno tan 'artficjáf' e ^ ' t í t i latitudes sec Aún se/¿eteptán a pflr^-,’ V.^ del sigIpVl d.C. alonasTei^flízaj ^ : ^ d^ar^tigtfas zonas domésticas,'con<ol^pip^ n c li de enterramientos dj . a la moda germánica de lá»épo^,)/^a\4a^ con^erá el solar de la ya o l v i í ^ á ^ e ^ í ^ e p 0 g o medieval, con la presenda de una ^.eficomienda de la orden de San Juan, pero parafraseando aquel diálogo cinematográfi­ co, esa es otra historia...

Texto y fotos; ELISEO GIL ZUBILLAGA Lurmen, S.L, arqueólogo, director delproyecto Iruña-Veleia III. M ilenioa

EL CENTRO DE ACOGIDA DE IRUNA-VELEIA A partir de este año Veleia verá renovado su centro de acogida al público y contará por pri­ mera vez con paneles informativos para el reco­ rrido autoguiado de los diferentes sectores de excavación, nuevos folletos y hojas explicati­ vos, así como diversos recursos didácticos. A destacar el 1er. Programa de visitas guiadas.

Más información en el 945-181918 o en ef 652-720947

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HISTORIA EZAGUTU, ETORKIZUNA PRESTATU

CO N O CER LA HISTORIA, PROYECTAR EL FUTURO

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Iruña Okako Aztarnategi Arkeologiko Erromatarra Yacimiento Arqueológico Romano de Iruña de Oca BISFTA O RDU A K : Urríaren 16tik apirüaren 30era: Asteartetik larunbatera ll:OOetatik 15:00etara.

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Lunes, cerrado.

D el 1 de mayo al 15 de octubre: Martes a viem es, de 11:00 h. a 14:00 h. y de 16:00 h. a 20:00 h.

Sábados, de 11:00 h. a 15:00 h.

Domingos y festivos, de 10:00 h. a 14:00 h.

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01470 AM U R R IO

A S O C IA C IO N i l

EL BACALAO ;

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Ez ^n y ^C t^ü je rtu k o tx iro e iï^ a k o z ë h t d m jatetxeetakû baten m in u ta n ez b á f e ^ - Hîstrorian izandako h a te ra pnarerrelj^idjuzioan Elizarei) aginduek izan dute garrâiiÿsrajiandla baina, batez ère, lehenengo j^uda karlistafii^ Bilboko setiapenean geifjifutako zèM>akien artekp oker bati z o r diogu. h.

Un bocado de bacalao es uno de esos festines con el que se premia a un exigente paladar. Su delicia se ha traducido en una prolífera obra de más de cuatrocientas rece­ tas que han elaborado con su carne blanca maestros anónimos de los fogones. Todo aquel que se disponga a cocinarlo ha de saber que acepta el sabor a ajo. Se combina bien con el aceite virgen de oliva, tolera el picante, armoniza con toda clase de pimien­ tos, s iü iln i^ 6* tomate y siempre reci/oreado de perejil. En su cocción, lalpleza suelta su gelatina, que es lo que ^ s a lta aún más el sabor del bacalao. En estas primeras palabras, se empieza a oír el 'p il-p il, ia onomatopeya de la cocción.

Pero la riqueza del bacalao alcanza lidades asombrosas. De sus h^ados frescos se extrae el célebre aceite de hígado de baccilao, rico en vitaminas A y D. Este acei­ te se solía dar a los 'arrantzales' que enfer­

MUSEOA / MUSEO VASCO.

Bilbao

maban en alta mar. También era usado en la medicina contra el raquitismo y otras enfermedades carenciales en el siglo XIX y principios del XX. Por si fuera poco, con las visceras y la cabeza se elaboraban harinas de pescado, abonos y fertilizantes de muy variados usos en la industria y en la agricul­ tura.

Para seguir sorprendiéndonos, decir que ios islandeses »fie comían la piel del bacalao asada después de untarla en mantequillfi. y, las espinas, reblandecidas en le c h é is .

E tim o ^ ^ ^ li^ ^ te , recalcar que el tér­ mino bacá¿^K^ti¿p^^iÓvenir de la palabra vasca ‘m akaf^^dSicen, derivada de ‘m akiHa'. "palo" en 'casteiiano. Este palo hace r e f erenci atravesaño donde se colgaba este pescado para secarse. Otra denomina­ ción que se extendió por Europa desde el país vasco-francés fue la de ‘laberdan', iq¡.«n alemán y francés, que viene a 'de Laburdi'.

El bacalao, allá por los siglos XV y XVI, era comida de pobres. Su incursión en la sociedad se debió básicamente aJa Iglesia, que ordenaba hacer 153 días de vigilia al año. Basta con imagmar el pf^atema que acarreaba esta situación. Además, la Iglesia sabía sacar rentabilidad al asunto, ya que como impuesto, de cada barco recibía un 2% de las capturas. Mientras, los 'arrantzales' recogían la lengua de los bacalaos que xa saber cuál era su parte pro-

Los 'arrantzales' acudían a las dos tem ­ poradas de pesca del bacalao. La del vera­ no y la de invierno. Esta última era ia más accidentada por el frío y las fuertes mareas.

En 1577, el 'Bultus' quedó atrapado en el hielo y naufragó. Murieron 570 personas, diecisiete de ellas de Zarautz. Las carabelas vascas, que tenían una doble función, la de nave pesquera y militar en caso de ataques de los corsarios que hacían la pesca rápida robando, acudfóBt’^ o s faenar.

Se di^ngufan fác iliiieQ te'(|||^^\^ r pwtes ov^t<con su lana. Paseában amputo « a

Vascos en Terranova \ El bacalao hab j t o aguqs. frías A t lá n t ic o .¿ ^ t ^ < t ^ ^ r t e ~ América. Ss w ra z que se alimentar de crustíceos« moluseos y otros peces. Tiene una enorme facultad de reproducción. Su vkU ronda los catorce' aflos y a los 4 ó 6 afk)s empieza a desoyg.

A los diez añQ^]3üeító^|caiE^:níiá 5 metro y un peso de 15 a 25 ki' Incluso notieias de haber fao dé 80 kilos.. jj^ D e s c e n d ie ft^ J la época r o m á n ^ a de Stí pesca, se guarda un documento del con­ de de Fiandes de 1163 en d que se habla del bacalao. Los estudiosos del tema se atreven a decir que los vascos, allá por ei siglo XII, ya habían llegado a Ter para capturar ballenas y pescar bacalao, esta línea, unaleyenda narra que los vascos, persiguiendo una ballena, descubrieron Terranova. Por lo tanto, llegaron antes que Colón a las Américas.

Anastasio Arrianda, en su libro 'Euskalerria eta Arrantza', comenta que los vascos habían descubierto los bancos de Terranova, pero no hicieron publicidad de ello para evitar la competencia. Y es que eran 'arrantzales' y no descubridores.

Quien sí dio a conocer el lugar fue el portu­ gués Gaspar de Corterreal, a principios del siglo XVI. Fue entonces cuando se desató la fiebre por el comercio del bacalao.

esté p ro fc ^ n ^ n to 'e m p iw ^ a la cadena de c o n s e r v f ^ j^ P ^ 'to sj^ascos fueron odiados por los d e m áíjj^ ^ u e ro s, ya que eran los más el siglo XVII, los bancos de bacafasladaron a aita mar y la pesca en la 'acticaba ctesde un principio, _ salió en b u s c ^ e estoi^ancarabetas se en fac­ torías para el secado-y el c u ^ f e y fa pesca se hizo en pequeñas eníb'á'r^Síones Hamaém jSoiys;

Sitio de Bilbao .Las guerras éntre Francia y España die­ ron lugar, en el siglo XVIII, al tratado de Utréch, que prohibió la pesca del bacalao "a los Vascos de España". Los 'arrantzales', a partir de entonces, se enrolaron en barcos vasco-franceses. La pesca del bacalao se abandonó en toda España durante doscien­ tos años y el bacalao que llegaba era de comercio.

En ese periodo ocurrió está simpática historia que narraré a continuación. En 1824, José María Guturbay, que había lle­ gado de Dima a Bilbao a enrolarse sin éxito en el mercado de tas pieles, se lanzó al comercio del bacalao. Sus pedidos eran ge-

R u e ñ o s par, taran los de Hacienda, puesto ¿jue _ tenía é monopolio. Mediante: un tel ma, pidiéf “a n o s 100 ó 12 0 *^ bacalaos de primera calidad- Pero confundió la 'o ' í : ^ el /c&fo' y ecriW d 1000120. De esta forma, recibió más de un millón de baca!aos.í^pobre casi acabó con su vida.

ar el equívoco y mientras ___ éo rí^ u ria n o s y galleg|3|p a r t e d é ^ i« n ta del cargamento, los iS istas sitiaron Bilbao, teniéndose q u e ^ fr a r las puertas de la ciudad»'*Gí^aás a este carga­ mento, te gente no se qtiedó sin comida en la primera Guerra Carlista. Y Cuturbay se hizo de oro.

Tras este .paréntesis, apuntar que des­ pués de 'dcjscientos años, en 1927, se creó en Pasajes San Juan la 'Sociedad PYSBE', en la'que participó Alfonso XIII, rey de España, como socio. Así renació la antigua industria vasca de la pesca del bacalao.

Anécdotas A lo largo de la historia, el bacalao ha dado lugar a un sinfín de anécdotas o situa­ ciones curiosas, de las que destacamos tres.

En primer lugar, que la costa de Terranova está repleta de apellidos vascos como Albiztur, Apestegui, Etcheverry, Luberry...

En Saint Pierre hay un frontón con el escuF O IO :

do vasco. Asimismo, la toponimia canadien­ se recoge nombres como Biscay-Bay, Placencia, Anse aux basque o Island Basque. Y es que los vascos siempre supieron relacio­ narse con los nativos. En la iglesia de Placencia, por su parte, hay cinco estelas funerarias de vascos del siglo XVil. En segundo término, conviene aclarar si el bacalao a ia busturiana y al p il-p il es lo mismo. A la busturiana lo hacía Marcelina Eresgaray en su tienda de bacalaos en Bustmfia, a principios del siglo XX. y lo ven­ día sociedades de Bilbao. Éstas, a su vez, lo la vizcaína. Del enfado que se de venderlo a las sociedades, j,^r¿éí^'*éstas que Inventarse una nueva receta,“ que .serfa aí‘ p íl-p il, tra­ tando de imitarla, pero sin conseguirlo.

Consejo rfjQ i^ ^m o , subrayar que se trata de un ■;p6scído blanco. Esto es. tiene menos de un ^ embargo, el bacalao en sal sufrg jumento de ocho veces más de grasa por el efecto de la sal. Es entonces cuando se considera azul.

A la hora de comprarlo, el salado no tie­ ne posibilld^ de distinción. Para saber si es fresco hay que mirar si tiene barbilla debajo de la mandíbula. Si la tiene, es auténtico. El bacalao que venga sin cabeza será más que sospechoso. La pieza de bacalao tiene que ser flexible; si es rígida, será vieja. También si muestra manchas amarillas en la piel.

Cuanto más grande sea la pieza, más gran­ de será el bacalao y más calidad tendrá.

Tenemos que procurar que el bacalao que nos llevemos a casa sea de una pieza de más de 90cm.

Para terminar, señalar que para desalar­ lo, conviene hacerio con la piel hacia arriba, cambiándole de agua cada 8 floras y lavan­ do el fondo del recipiente, porque la sal queda debajo. Este proceso se debe repetir durante 24 horas.

Xabier Ortiz Profesor de la Esccuela de Hostelería de Donostía

'Z u r r u k u t u n a ' Para concluir esta exposición sobre el bacalao a lo largo de la historia, reproducimos una receta que ha quedado prácticamente en el olvido y que sólo los tradicionallstas de la cocina vasca tratan de recuperarla; la f Zurrukutuna. Plato popular, de los pobres de entonces, manjar ahora. Se trata de una sopa de ajos con bacalao desmigado. , Ingredientes ( para cuatro personas)

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1 pan de sopako.

250 gr. de bacalao desmigado.

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FOTOS: JUANJO HIDALGO

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3 dientes de ajo.

1/3 de guindilla.

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4 pimientos choriceros.

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4 huevos.

Aceite, agua y sal.

Elaboración

Cocer en agua los pimientos choriceros.

Separar la pulpa de la piel, pasarla por un chino y triturarla.

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Poner una cazuela de barro con el fondo justo cubierto de aceite. Cuando este caliente, se echa el pan cortado en rodajas y y . se deja tostar, evitando que se queme. Casi M ^ al final, se agrega el tercio de guindilla piEn otra cazuela de barro con un poco de

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aceite se echan los ajos picados y, cuando empiecen a dorarse, se añade el bacalao desmigado fresco. A continuación se echa un poco de agua hasta cubrir y se liga poco a poco como al p il-p il.

Incorporar a la cazuela del bacalao el pan tostado, los trocitos de guindilla y el puré de choriceros. Añadir un poco más de agua y dejar cocer a fuego lento duran­ te media hora. Probar y rectificar la sal. Una vez en su punto dejar reposar una hora para que se homogenicen todos los sabores (muy importante).

Volver la sopa al fuego y, cuando esté hirviendo, escalfar los huevos.

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M aiatza eta ekaina hileetan intsusaren lore^ zuriei esker nabari baino nabariagoa da bere presentzia. Ugaria izan arren, ez dugu osasunerako duen ahalm en handia behar bezala ustiatzen. Udazkenean zo ritutako bere fruitu beitzetatik baiĂ­oko handiko m arm elada bat egin ohi da.

Saúco florido por Mayo y Junio. ¿Podríamos encontrar mejor representante de la naturaleza para estas fechas? Quién no conoce el saúco {Sambucus nigra). el sabuco o intxusa, como se denomina en euskara, y su aroma peculiar que produce repulsión o atracción según los casos. Este arbusto o árbol de pequeño porte lo encontramos fre­ cuentemente en nuestros campos y baldíos, cerca de sitios húmedos y descuidados.

También se cultiva cerca de los huertos y caseríos por las gentes que lo conocen y usan de alguna de sus formas. Consagrado a dio­ ses y duendes de la naturaleza que lo habitan y protegen, por lo tanto, deberemos pedir permiso para cortarlo según la tradición popular Muy usado por meigas y brujas en otras épocas, las cuales lo plantaban cerca de sus casas y lugares de culto. Podríamos defi­ nir al saúco como la "bruja buena" que nos protege de malas energías y nos cura los males. Según la tradición por San Juan se colocan los ramilletes de saúco en las puertas y se hacen ritos y baños de purificación con las flores.

Como veis, nos encontramos con una planta muy usada y conocida, aunque en ciertos lugares hallamos opiniones encontra­ das con respecto al saúco, al que se le consi­ dera malo y tóxico. Grave error debido, tal vez, al desconocimiento y la aprensión que se le tiene. Para corregir este desconocimiento vamos a ver algunos de los usos interesan­ tes de esta planta o arbusto. Antiguamente, las hojas del saúco, que son la parte menos utilizada, se cocían como laxante, para lo cual también se usaba la corteza interior ver­ de cocida. Lo mejor que podemos hacer con las hojas es un cocimiento para los hongos en los pies y para los animales de compañía cuando se rascan en verano y se hacen heri­ das por los hongos.

La parte más usada en fitoterapia es la flor, seca o recién cogida, con ta que prepa­ ramos una infusión de 10-15 minutos y la tomamos para los catarros y las gripes, actuando como sudorífico y antiinfeccioso.

Mejor tomarlo como preventivo de las gri­ pes, puesto que mejora las defensas. Tam­ bién es usada esta infusión para lavar los ojos en sus afecciones e incluso cuando se pade­ ce de herpes en tos ojos. En general es un

buen depurativo y antiinfeccioso que nos hace orinar y purifica nuestro cuerpo. Ya des­ de antiguo se le consideraba bueno para lle­ gar a viejo, creyendo que alargaba la vida y mejoraba ta salud. Sus frutos no son tóxicos, tal vez algo indigestos si se toman crudos, por lo tanto mejor cocerlos y prepararlos como mermelada, de virtudes aperitivas y depurativas. También puede hacerse con ellos el arrope o jarabe de saúco, con et que nuestros mayores creían llegar a vivir muchos años. Antiguamente, estas bayas se emplea­ ban incluso para dar color al vino, debido al negro intenso de su tono.

Veamos alguna receta interesante para aprovechar sus cualidades: Pomada de Saúco: Cocer a fuego lento un puñado de flores y corteza interior (verde) en un litro de aceite de oliva virgen, al cual añadiremos 200 gramos de cera virgen.

Cocerlo todo hasta que se evapore el agua de la planta evitando que se queme el aceite (15- 20 min. aprox.). En algunos sitios te añaden unos trozos de jabón chimbo o bien otras plantas como verbenas, celidonias...

Cuando pase este tiempo lo dejamos repo­ sando entre 12 y 24 horas, y al día siguiente se vuelve a calentar y se filtra. Guardar en frascos pequeños. Aplicar sobre quemadu­ ras, escoceduras, herpes, hongos, escaras, y usar como hidratante y rejuvenecedor del cutis, sobre todo en pieles secas.

Foto, dibujo y texto: GABRIEL VAZQUEZ Herbolario dei agroturismo AM ALAU Barrio Ipiñaburu de Zeanuri

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E L M ONTANERO Y AVENTURERO ANDRÉS ESPINOSA (1903-1985) Luís Alejos Edita: BBK 1 8 4 págs.

La historia del m o níañero, aventurero y cronista de viajes, Andrés Espinosa, es la historia de un pionero contada de for­ m a am ena por Luis Alejos, o tro profun­ d o conocedor de frtontañas y avezado escritor Intercalando textos del propio biogra­ fiad o, Alejos ha conseguido transmitir una lectura fresca y ágil. Sin duda, un Nbro esperado y que hace justicia a ia figura d e un hom bre yai mítico en la historia del montañism o vasco.

U N A CALLE UNA V ID A A m p a ro Lasheras Edita: A rab e ra K u ltu r T a ld e a A rabera nos ofrece otro título de la colección Araba. En él ta a u to ra presenta una serie de realtos de ficción pero basados en vivencias personales des­ arrolladas en u na calle del Casco A n tiguo de Casteiz.

Se habla además de una época incó­ m o d a y oscura de nuestra reciente historia; la posguerra. Por ello, en todos los relatos se presiente una nebulosa de m iedo, tristeza y necesidades. A lgo digno de ser conocido para que nunca vuelva a repetirse.

E L V A LLE DE A Y A L A Tom o L D e la Prehistoria al Siglo XV I Federico de Barrenengoa Edita: Diputación Forai de Álava Sin duda, una obra recom enda­ ble para quién desee profundizar en la historia del A lto Nervión.

Federico Barrenengoa hace un repciso de la comarca, abarcando to d a aquella inform ación q ue pudiera datarse entre la prehis­ toria y la Edad M e d ia .

Q u iz á uno de los mayores valores del libro sea el hecho de h aber unificado la infinidad de noticias desperdigadas y a las que, por ello, resulta difícil acceder. In te n ta además, d ar u na visión didáctica de to d a información, algo que lo hace más agradable aún.

Por suerte, el a u to r prepara o tro tom o con l a inform ación desde el fin de la Edad M e d ia hasta la actualidad.

P IE D R A DE R A YO , R e v is ta R lo ja n a d e C u ltu ra P o p u la r .

DIRECTOR: CA'RLOS M U N T IÓ N HERN/ Ei Publicación Trirtiestral, 1 0 0 págs. y 5 € ic número SUSCRIPCIONES: Apartado de correos 454 • 2 6 0 8 0 - L o g r ir La revista hermana de A U N IA es un f re yecto hecho/ealidad que nació en el ri( de Junio del año 2 0 0 0 . Son ocho lo números que han salido ya al mercado^ d alta calidad y a todo color, alguno de elle monográfico como el dedicado al Camlft de Santiai^o. La tem ática se centra en i naturaleza y en la cultura, pero siempr desde una perspectiva original que busc adentrarse eñ los rincones más ocultos d( propio tema a tratar. Recupera geografías gentes olvidfidas, con critica áspera algu ñas veces, con humor y hasta con geniali dades, corno es él, Carlos M untión, v personaje único, clave y necesario ene r universo cultural riojaiK

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T xem a Flores Edita: ARABERA 1 7 2 págs.

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