AUNIA 04

U d a zke n a 4 O t o ñ o N ^ 4 Z k

3 €

Baranbio - Lezarña El coto minero O kondo Por pasar la puente..^ 1

A rtziniega Madres Agustinas

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Aiara 1 Dos años sin Félix Murg Laudio La gota fría

^ V

Montañismo

Cumbres del A lt o Nervión

URREZKO "Q " SARIA KUDEAKETAREN KALITATEARI EUROPAKO LEHEN FINANTZA-ENTITATEA K alita te ra k o Euskal Fu ndazioak - E u s k a lK - a in tza t h artu

d it u E u s k a d ik o K u tx a k k u d e a k e t a r e n k a lita t e a r e n

a lorrea n b u ru tu rik o lana eta h o b e k u n tza eten g abearen

a k le e g in d u e n apustu irmoa, eta U rrezko 'Q 's a r ia em an

*

dio. Z iu rta p e n h o rren o n d o rio z, E u sk a d ik o Kutxa SOOen

Ta ldea n sa rtze n d e n E u ropa ko le h e n fin a n tza-en tita tea

d a , E u r o p a n h o m o lo g a t u t a d a g o e n E F Q M k a n p o -

e b a lu a k e ta re n arabera.

‘Aitorpen honek hobekunttt tung»be*nr> »kMm helbunjsn l»n «grten jv n io t n butoaotn g»Hu, «O horren onunk gun beiemtk benk fttoko

dHu. Mzken fìnttn btrori tw/O gwt »ntitattari ttnou» emattn

CA|A LABORAL EUSKADIKO KinXA

ED ITO RIA La La k o ntu ra tu barik, udagoiena d ugu gure artean. Età, berarekin batera, lau garren aldizkaria, urte b eteko zikloa ìxtearen p o za dakarrena. tbiitzen basi età bidea egin.

Si n apenas d a rn o s cuenta, el o to ñ o ha e n tra d o en nuestras vidas. Con él, nues­ tra cuarta revísta, especialm ente celebra­ da p o r cerrar un ansiado ciclo anual.

Pasito a p a sito pero haciendo cam ino.

Bideak aipatu ditugula, udazkeneko ale honetarako m endiaren in g u ru k o artikulu nagusi b a i egitea b u ru ratu zitzaigun.

Baina ez kirola izatearen aldetik soilik, baizik età m endien età gizakien arteko harrem anetik sortzen diren bestelako ikuspegiak (alde historikoa, to p onim iko a età ing u ru giro k o a ) aztertzeko.

Ya que cita m o s los cam inos, nos pare­ ció adecuado h a b la r de n u e stro s m ontes en una re vista o to ñ a l pero p la n te á n d o lo no sólo desde su v e rtie n te d e p o rtiv a sino buscando aspectos históricos, lin g ü ístico s y m e d io a m b ie n ta le s, fr u to to d o s e llo s dé la convivencia e n tre hom bre y m o n ta ñ a .

Badira, hala ere, fedea laguri, bidaia h o rm en barruan egiteko ahalm en berezi bat daukatenak: b o ri g u re g a n a tu nahlan, salbuespen b erezi bat eg in date, A rtzin le g a n klausuran dauden lekaimeak età beren ateak ireki dlzkigute.

Bestelako artikulu ederrak ere badira g u re artean d itu gu n intereseko gauzak h o be ki ezagutzeko.

Tam bién h a y quienes ayudadas p o r su fe consiguen v ia ja r a pesar de e n c o n tra r­ se e n tre cu a tro paredes. Hem os q u e rid o d a r te s tim o n io de e llo y, h a ciend o una excepción, nos han a b ie rto sus puertas las m onjas de clausura de A rtz ín ie g a .

O tros in te re sa n te s a rtícu lo s nos espe­ ran para conocer, en la m e d id a de la posible, o tra s curiosidades de nuestro e n to rn o .

A R G tTA R A TZ A IL E A : AVNIA K U L T U R A ELK A R TE A Torrea, 16 01408 - LU tA O N D O

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M.I Carmen R«fnón. cuarenta y cuatro aik>« da montañiamo activo N.* 4 Zka. UD A ZKEN A En M t i númaro han c olifaorado; A lb w to P M * M o n lw o . Enako Zubia (W ab) Q m « » BalauatagIgoMa, Jo n Azkw raga. M .'J o a é T a m c M i. H M QorreO aM gl, XaWar Ortlz HONOIK

Eskerronak Lulaondoko Admkiistrazio Batzarrari

Sumario

ti- 945 891 976

Montañismo: Cumbres del Alto Nervión

www.aunia.org

Félix Mugurutza Montalban

Z U Z E N D A R IT Z A E TA E R R E D A K Z IO T A L D E A : Altor Aretxaga, Juarijo Hidalgo eta Felix Mugurutza.

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26 La gota fría Gentza Belaustegigoitia

36 Dos años sin Félix Murga Félix Mugurutza Montalban

FO TO M EKANIKA E TA DfSEINUA: abzOibercom.com BILBAO M O LD IZ l^G IA : Gráficas Lizarra • LIZARRA

44 Estudios arqueológicos en Lendoño de Abajo (Urduña) Alberto Plata Montero

54 Convento de las Madres Agustinas de Artziniega Juanjo Hidalgo

68 Por pasar la puente...

m u 100 Zarzas y Arándanos

Mikel Gorrotxategi Nieto

74 Apuntes geológicos del macizo de Gorbeia Josu Azkarraga

84 El coto minero de Baranbio-Lezama M .* José Torrecilla

92 Ara de Gordeliz; suma y sigue...

AVNIA

94 La patata Xabier Ortiz

Gabriel Vázquez

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Nuestras publicaciones

M O N TAÑ ISM O :

CUMBRES DEL ALTO NERVI

V %

FO TO S : FELIX MUGURUZA MONTALBAN

Euskal Herría gaílurrei begíra bizi den herria dugu. Oraingo artikulu honetan, Nerbioigoieneko udalerrietako goreneko puntuak erakusteaz ez ezik, beren baitan biltzen dituzten his­ toria, jakingarri eta bestelakoak azaitzen saiatuko gara.

A pesar de ser un país con unas cum­ bres que incluso podríamos calificar de bajas, aquí como en ninguna parte existe una desmedida afición por ascender a las elevaciones que la orografía nos ofrece.

Ello ha posibilitado una impresionante red de clubes de montaña así como de buzo­ nes cimeros sin los que nos resultaría difí­ cil entender una cumbre que se precie de serlo.

Como era de esperar, nuestra comar­ ca no escapa a ese fenómeno general.

Prueba de ello es que prácticamente, existe un club de montaña en cada uno de los municipios del A lto Nervtón, pudiendo estimarse en tom o a las dos mil personas el número de asociados a estas agrupaciones.

A pesar de la infinidad de adeptos y, aún ahora que las guías especializadas prolíferan por doquier, nuestras monta­ ñas encierran muchos más tesoros que son desconocidos para prácticamente la totalidad de ios excursionistas. Tan sólo

un bello cortejo,“ iin convivir y respirar _ -con la montaña nos harán sentiríos en jr-str nuestro interior. De haber sido así, no necesitaríamos tos a p a rta d o s ^ e "amenazas medioambientales*' para caftr;:!\ . y ^ monte ni encontraríamos restos de basu­ ra llevados hasta allí, no lo olvUfemésr por montañeros. ' ■ Con un enfoque in ^ o s MÍomántftf3*^' pero más técnico hemos de citar las iberias dudas m eem os que actaradas~ surgidas a la hora de determinar el punto más alto de municipios como Amurrlo ,e' incluso Orduña debidos especialmente a lo s ^ ^ ^ polémicos bailes fin las cifras de altitud en función de la cartografía que se o o n -^ ^ J suite. Otros como Olcondo u O rp iko n o s ^ sorprenderán p o rq u e ^ p o r unos metros"; no llegan a donde podíamos suponer.

Pero, a pesar de la fama de ivumiátícos que con estos temas tenemos los que p ra * iQ ticamos el montañismo, en cierta manera debe damos igual: el objetivo final es de conocer mejor y disfrutar con nuestras cumbres, unos paraísos mucho más cerca­ nos de lo que nos creemos y en los que nos sentiremos, si cabe, más cercanos al cíelo.

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' 7, ' / '/ V'El vértk» geodésico de B kptjíVios faci­ litará un«^ localización nasa.' problemática.

Para el retorno, continu^rferttoi por el borde de! casco para llegar al espe<itacular Pico del Aro. Desde allí descenderenjos raudos al portillo de Kobata que ya nos resulta cono­ cido por la subida. ' —

^ Et punto más elevado del municipio de r ^ A y n l i i es la cumbre de Eskutxi. A su vez, « él punto culminante de la siora Sàlvada o ;^Garobel. i

Acces^

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SáK^o p ro ^ m a s por falta de visibilidad (atendón a la frecuente niebla), estos parajes son tan evidentes que posibilitan le g a ­ lización de varías mtas, todas elidís d® gran belleza. _ Nosotros elegimos el pueblo de Añes que, como sabemos es uno de los veinti­ cuatro que fonrhan el municipio de Ayala.

De él surge una pista, acondicionada con cemento, que asciende decididamente Ü hacia la montaña. Tras atravesar un paso canadiense, la ruta trepa hasta topar con la que viene de Salmantón.

Continuamos por ella, bordeando unas laderas y picos tan majestuosos que sobre­ cogen hasta, tras haber caminado unos 45 min. aproximados desde el ya citado cruce, atravesar un portillo en el que finaliza la exigente pendiente: se trata del Portillo de Kobata, con su cercano monumento a San Vítores y un pequeño túmulo.

Sin abandonar la pista, continuamos por un paisaje idílico que recorre sin desni­ veles un bosque de hayas cuajado de cha­ bolas de pastor: estamos en Kobata, la mayor y más interesante majada pastoril de toda la sierra.

Tras algo menos de media hora desde el portillo, llegamos é l' líhlco refugio de montaña, ahora propiedad del Ayunta­ miento de Ayala. D e^e él. bien usando alguna de las múltiples pistas, bien campo a través, nos dirigimos hacia el Norte en bus­ ca ^e! corte que dicho macizo presenta .^sobre los pueblos de Ayala.

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En la mlsWí cumbre parecen verse res­ tos de algur« construcción. Quizá esté rela­ cionada con el hecho de que en su cumbre, existió un puesto de comunicación telegrá­ fica. Podemos suponer que se tratciría de telégrafos ópticos y formando pcirte de una amplia red de la que poco sabemos.

El nombre del cercano Pico del Aro (documentado como "Faro" en 1095) nos indica sin lugar a dudas de que se trataba de un puesto de señalización unido proba­ blemente al camino que hemos usado en et ascenso, una de las vías históricas más importantes de la comarca.

Su n o m b fg El nombre Eskutxi se documenta por primera vez como Eskuti en 864. Quizá sig­ nifique “ peña pequeña" a partir de haitz

“ petía* + guti (posterior "gutxi") "peque­ ño". Pero probablemente lo más interesan­ te desde el aspecto lingüístico sea el nombre de la sierra en sí. Su denominación correcta es Sáfvada. es decir, con acentuación esdrújula, tal y como aún pronuncian tos lugare- . ños. De su fantasiosa etimología se ocupó Lope García de Salazar en sus conocidas Bienandanzas y Fortunas del sigto XV: “E siguieron el alcance matando en ellos que no dexaban ninguno a vida, fasta el árbol de Luyaondo (hace referencia al Árbol

Malato de Lulaondo, antiguo límite territo­ rial y al que próximamente AUNIA dedicará un artículo), e porque se tomaron de allf pesándole^ llamaron “£ / árboi gafo" e los leoneses jgpéesc^jp^podieron, salieron por la peña Corobei que es So^ns Ayala, e como encima de la sierra dixieron salvo somos" e por eso le llaman Salvada...". _

Evidentemente, no debemos déw n in g ú iv fl crédito a dicha explicación. En el mismo documento observamos, además, cómo aparece la forma Gorobel, hoy desconocida, y que ha sido recuperada a partir de dicho

testimonio. La duda surge p o rq u e '^ 'fo n n a ^ [^ j^ ~ ¡í Salvada ("Salbata" en su primera aparición en 864) es prácticamente la única existente en las fuentes documentales. Es, además, notablemente anterior al relato -en el que aparece Gorobel por primera vez- de Lope García Salazar. Ello también nos obliga a que la legendaria explicación del origen del nombre no puede tener sentido.

Otras denominaciones son las de Sierra del Aro, e ^c ia lm e n te referido al extremo occidental, y el extendido de Peña de Orduña, nunca usado por los habitantes de los alrededores y especialmente utilizado para nombrar la parte más oriental del macizo.

A m e A s e e s ìtte d io a m b ie ii^ l^ w x El acondicionamiento - dèi histórico camino para ser transitable con cualquier tipo de vehículo así como la falta de regula­ ción de su tránsito, hac» que eo ocasiones tengamos que enfrentar a situaciones 'inaceptables desde un punto dev'vista de planificación y ordenación medioambiental.

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^ Acceso

El establecer cuál es el punto más aJto de Amurrio no está exento de polémica.

Desde que el valle de Arrastaria se integra­ se al municipio de Amurrio le ha dotado a éste de unos puntos de mayor altitud de los que antes tenía.

Tradicionalmente, se ha adoptado co­ mo máxima altitud en esta zona, la cumbre del monte Arando. Es, además, una de las pertenecientes al Catálogo de cimas de Euskal Herria de la Federación Vasca de Montaña.

El problema surge cuando comproba­ mos que la altura atribuida (943 m.) a dicha cumbre corresponde a una cercana eleva­ ción (se sitúa a unos 800 m. del balcón y hacia el Oeste) totalmente perteneciente a Burgos. Por el contrario, b qué se faajenido por cumbre, el límite de Amurrio y a su vez de Álava, correspondiente al balcón pano­ rámico, sólo parece tener 9 3 6 ^ .

De nuevo, el hecho de tratarse de un terreno amesetado y de contar con la ines­ timable guía del borde de la montaña para acceder tanto al Angoño como at Arando hacen que las posibilidades sean múltiples.

Como opción más cómoda y con miras a realizar el recorrido con niños, partiremos de lo alto del Puerto de Orduña (por cierto, este puerto que en sí no pertenece a Orduña sino a Amurrio, se denominó anti­ guamente "Puerto de San Bartolomé").

En la penúltima de las curvas podemos continuar por el casco hasta llegar al buzón de Angoño, más identificable porque desde allí se realizan los saltos en ala delta y parapente. Otra opción es la de tomar la pista que partiendo del puerto va hacia el Txarlazo. Avanzamos por un bosquete de pinos hasta que éste se acaba. En ese momento, dejamos la pista para tomar otra

Ello Implica que una modesta y casi des.conocida cumbre situada entre el Puerto de Orduña y el Txarlazo surja prácticamente dd anonimato; es el Angoño, con su viejo y desamparado buzón, que con sus 939,5 metros atribuidos, Serfa el punto más eleva­ do de AnfHjrrk).

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adyacente y así ascender hasta el Angoño.

En ambos casos, el tiempo del recorrido será inferior a la medía hora. Para montañeros más exigentes es recomendable el ascenso desde Tertanga y por el Pico del Fraile. El buzón está deteriorado, sin inscripción algu­ na, y cuesta localizarlo por la maleza que le rodea

vuelo sin motor, tiene conx) referente visual la Virgen del Txariazo, extraordinaria edrfi* cación cercana a cumplir su ce ntena rio ,a la que AUNIA dedicará un artículo en su próximo n ú m e r o ^ Respecto al Arando, es el punto cul­ minante de un conjunto conocido como Monte Santiago. Dicha denominación le viene dada por haber existido junto a las gnjtas y restaurante de dicho lugar un cenobio advocado a Santiago y que, al

Desde el puerto también, cercano al entrante hacia Txariazo pero en el lado opuesto de la carretera, surge un viejo cami­ no carretil que, evitando los desniveles, nos llevará por parajes de gran beReza a la ^ bre de Afando en media hora. Otra q x ió n más larga es la de saRr del pueblo de Unzá para, tras bordear todo el cañón def Ner- ■>. ¿ víón, llegar por unos parajes impresionantes':, a la cima.

Curiosidades La cumbre de Angoño, adeniÍs de ser Ir.TmpOftante por tratarse del punto de despe— gue de las antes d

Á V N ÍA

55’

peregrinos que marchaban á Com(x>st^^ Aún se aprecian varios trozos de sus pare-= des y sabemos de la existencia de uno de sus capiteles románicos en ja gruta por la ¡fdesaparece la afluencia de agua. Es i de tal riqueza e interés que e s tá ,i* = • publicación le dedicará en breve un artícu- . ip específico.

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jAdemás de i6 citado sobre ?Í*nombre i^ L ^ M o n te S a n t i^ " , cabe .añadtfffque las denominaciones de nuestras dos cumbres, muy probablemente, surgen de elementos antiqufeimos, bien latinos o anterion» y que bien pudiera enralzarse con los nombres personales A n c ^ y Ar(i)us. El topónimo Arando cuenta con su versión femenina en A el Aranda de la famosa localidad burgalesa.

Hacerlos derivar de raíces euskéricas no V iparece lingüísticamente sostenible.

Especiatmente: te- ZQ^J na de Arancfo, ha sidúf un

aitcy íhtBíé^'rfiedloambiental pero trata-,: do con 'Crueldad por turismo (íe fin de secii •poco o nada í^espetupsd^ .Las instituciehe$ burgale'^ tá m p o íD 'p a re c e n pre­ sentar mayor respeto ya que, aún a sabiendas de qu e se tra ta b a de un lugar de especial interés arqueológico, no han du­ dado en meter maquinaria pesada sobre \o% restos del cenobio de Santiago con el fin de, creemos, reabrir la explotación hostelera del lugar. Además, la cueva del cercano sumidero, ha sido habitualmente utilizada como basurero por lo que su interior roza el límite de máxima degrada­ ción.

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íñalba (692 m ) Sobre la extraordinaria villa de Artzi/; niega, se alza una cumbre despejada de arbolado y fácilmente reconocible por tener instaladas unas antenas en su cumbre. A pesar de no ser un recorrido de grandes expectativas montañeras, el paso por la medieval Retes de Tudela así como la ampli­ tud de sus horizontes, hace que sea una buena opción de excursión mañanera^J^y apta además para ir con niños o enÜ¿(3cleta de montírfía.

Acceso Perteneciente al municipio de Artziniega, tenemos la tan bella como desconodda población de Retes de Tudela. Ese será nuestro punto de partida. En la parte del pueblo más próxima a la montaña, cercanos a la ermita de San Roque, el asfalto se con­ vierte en pista. Pronto tendremos un cruce que definirá nuestra ruta; si optamos por la izquierda, un bello paseo nos acercará a la cumbre valiéndonos principalmente de la

_ ■Intuición. Si optáseníSTpor la derecha, una vez pasado un abrevadero, ^ a pista ca hacia nuestra cufjftre^ camino a las cer- ^ canas canteras. Pronto' » , unirá otra^ptetì.'V ^, que arranca de la últirt« curva #rttes de'la A ' ^ j^ entrada al pueblo: pensada para los camiones accedan dfrectamente/a canteras y puede servir para quienes"^ ran acortar el reccMiido. Tras pesar

, construcciones ruiates y poSteriórrti€rrtrtina_.;^ ■^serie de piffitos de extracción de ^e d ra lle­ garemos, al final d«festas,‘a uri lugar donde se divisan las antenas dé su cmnf»'«, queda seguir el camino p ^ .ifegar h a s ta ^ ^ ^ V ella. Desde R e t e s Tudela han sido unos ' tres kilómetros que habremos realzado algo menos de una hora.

Existen i otfáis! opciones Coloma o tíesde el puerto situado: Santuario de N* S* de Ja EndnaT^ C u r id ^ á d e s Toda esta montaña esta fi&miada por finos estratos sedimentarios bien diferencia­ dos entre sí. Ello ha hecho que sea un lugar histórico de extracción de esas piedras tan habituales en decoración de txokos o cha­ lets. así como de adoquines para pavimen-

Kemos comentado. Convijftpe. Insistir de ' nuevo en que dicha denprninación ha sido la forma usada fuera det entorno que nos ocupa. Es decir, un caso similar a lo que nos sucedía con tos nombres Peña o Puerto "de Orduña", jamás usados por los lugareños. * Probablemente, la atribución del color negro se deba a su vegetación mediterrá­ nea, de hoja mayormente perenne, cdgo lla­ mativo desde el mar ya que el resto de bos­ ques situados entre nuestra cumbre y el mar debieron ser de variedades arbóreas de hoja caduca. tár calles de cascos históricos o similares.

D idia montaña era usada como refe­ rencia visual de aquellos barcos que, ansio­ sos, buscaban una cercanía al Santuario de N® S* de la Encina, de grandísima devoción en otras épocas. Así, "...los marineros lla­ man a N® S* de la enzina la Birgen del Monte Negro" (Tomás López, 1765) ya que era esta cumbre lo único que conseguían ver desde el mar.

GaneKi

El Peñalba también fue lugar de tristes enfrentamientos durante la guen-a civil de 1936-39.

Su rtombre Quizá lo más curioso de esta montaña sea la conjunción de nombres usados para denominarla. Por un lado tenemos Peñalba que es el que los lugareños exclusivamente usan. SI significado es el de "peña blanca".

Con significado absolutamente opuesto tenemos "Montenegro" tai y como ya

Cun.we

Otro nombre que suele aparecer en la cartografía -aunque lo desconozcan los habitantes del entorno- para denominar la cumbre en cuestión es el de "Tablas", casi con seguridad haciendo referencia a la dis­ posición natural de sus piedras.

Amenazas medloambiefitales Es evidente que la existencia de unas canteras de extracción de piedra en su lade­ ra sur genera una serie de problemas. A pesar de ello, resultan menos impactantes de lo que pudiéramos esperar y los pozos de extracción ya abandonados no desentonan en sobremanera con el paisaje.

Por el contrario, la presencia de algunas chatarras abandonadas en las cercanías de la cumbre sí resulta del todo inaceptable. La in s ^ j^ .

Lalación de unas antenas y de un acceso a las mismas también restan encanto a la cumbre.

AVNIA

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Acceso ^ Aquí también son yarios los posibles ^accesos. El más común es el de acceder desde el extraordinario conjunto monu­ mental de Santa M* del Yenno -accesible en vehículo desde el barrio Ugarte de Laudiopara ascender por sus campas superiores hasta buscar el collado desde el cual ascen­ deremos a Kamaraka. '^SSi ^ Otra opción, más elegante alpinistica y paisajísticamente, es la de tomar la pista que sale sobre los últimos caseríos del barrio de Lusurt)ellanda, para ascender primero al Golkogana -actualmente conocido como '’Goikogane"- y a continuación, por un afi­ lado cunibral, a Kamaraka.

Para la primera de las opciones necesi­ taremos 45 minutos (una hora más si ascen­ demos andando desde el mismo Laudio) y, para la segunda, algo más de una hora.

cumbre de Kamaraka.

No sabemos a qué‘4s d e ^ o , pero e > ^ te una cumbre de ídéntíC^ nombre en el norte de Chile."Í(&jada]i^unos 20 km al s i ^ de Arica, con sus’N 9 m, se convierte en e l' punto culminante de la llimiada de la Costa.

Por ser una zona de especial, g^iyídad' volcánica existen ocho)®s¡taeione9 ^ ¿ ^ r á - 7 ^ ficas repartidas por to d a ^ .g e o tfa fíá ' y se--¿ w — coordinan desde iM ia‘¿íatódn-ceníral o principal, ubicada Camaraca, por lo que es muy conocido.

Centrándonos en el de Laudio, quizá lo~ más interesante sea la importante ru tá is tórica que recorría sus laderas y jjUé p o á b i- ^ ^ ^ litan la exIsterKiá de un a ntigu^& i^asterip'/ -; ;.j;, venta, nevera para su uso, etc. U fe

En sus faldas, además, restos í l J j perfectamente visibles, de nidos de amebt^»yg# 9 Í lladoras de aquel sistema defensivo que se ^

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LavKJ'O

m SI » denominó ‘'Cinturón de hierro". Entre Kamaraka y Goícogane son también múlti­ ples las trincheras correspondientes a dicha contienda. ‘ .

Por otro lado está el impresionante Santuario de Santa M* del Yermo, cuya construcción ha sido tradicionalmente atri­ buida a los templarios.

" v i■íi:

Su nombre Se trata de un nombre especialmente enigmático y sobre el que parece poco pru" dente pronunciarse. En cualquiera de los casos, su terminación en -a/ca, nos sugiere que sea un topónimo de gran antigüedad.

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^ ^ O e r í a interesante investigar la re la c ió n * ^ ' con el nombre de Chile, probablemen^ l j e ^ — ; por un I n d l a n o j ^ ^ ^ ^ ' Tstfhbíén«« i p t e r é á ^ eJ nombre d?, VeíJljo, usado como/'Ermu" en la antigüe-' •§iS habitantes y fosilizado en déT^ topónimos adyacentes. En cualquiera de las dos lengua^el origen, así como su significado, es el mismo: "páramo, lugar desha-"^'-! bitado"

tiene especiales prot>lemas.::

OKONOO Airabatxu (975 m) Determinar el punto culminante de Okondo también es en cierto modo polémi­ co. En muchas de las cartografías consulta­ das su limíte más alto aparece en la cota de Canekogorta. La realidad es otra: aunque sea por escasa distancia, sus límites no lle­ gan a tan grandiosa cumbre por lo que el punto más alto es el de la cercana cota de Arrabatxu. Los mojones del lugar n o ^ ja r t ^ Si nos c e ftiiB w w B B B S ^ te al con cepto de y propiamen­ te dicha, la más a lta d ^ ^ g d o s e r ia la pre­ ciosa pirámide de Gallarraga. .

Acceso Desde el barrio de Okondo llamado UgaWe, una carretera asciende por durísi­ mas pendientes hasta el barrio de Landeta^

•5® ” En este punto de impnesionantes vistas comenzará nuestro ascenso. En primer, lugar, por una pista cementada, ascertdemos hasta el collado superior. Desde allí continuaremos siguiendo una pista que asciende por el borde de unos pinos para luego girar hacia el Este (nuestra derecha).

Los cruces entre las numerosas pistas hacen dificultosa la descripción exhaustiva del camino. mejor es que tomemos como referencia el collado entre el resalte llamado Parapetos o Kiputxeta y el Ga­ llarraga. Desde dicho punto debemos alcan­ zar la planicie abierta entre Gallarraga y Ganeko^orta.Jy' si 1^ fu é rz a lo s a c o m p a -^ ^ í» -.

Pagetoy^nabawu

desde Ga«a"aga.

ñan y deseamos hacer un rea>rr¡do más elegante, la ascensión a Gatlan'aga es absoluta^ mente recomendable.

Centrándonos de nuevo en la caracte-^" rística planicie-collado, al final de la misma JL." comienza una brusca pendiente hacia ^ ^ C a n e k o g o rta y que nos llevará primero a la punta Pagero y, posteriormente, a la de ^ Arrabatxu. Resulta inevitable,^estando aquí, no acercarse Já la próxima cumbre de ‘ ' Canekogorta.|Í% ‘^ e Landeta habremos invertido una hora u hora y media, en fun­ ción de la opción tomada. ‘

Otros caminos también interesantes y con menos problemas de localización, son los que suben a Canekogorta desde Laudio o Bilbao.

Podemos asegurar que en el cercano Canekogorta nació el montañismo vasco. La primera referencia de dicha práctica deporti­ va la tenemos en un pequeño grupo de bil­ baínos acomodados que, en los albores de la segunda guerra carlista, entre 1871 y 1873, se dedicaron a conocer nuestro país hacien­ do diferentes excursiones. Dicho grupo se llamaba "Los Canekogortos” -evidente­ mente por su afición al monte Caneko­ gorta- aunque ellos también se autodenominaban “ los locos".

Posteriormente, también en la cumbre de Canekogorta, un 30 de septiembre de 1914, convocados un grupo de entusiastas del Club Deportivo de Bilbao y guiados pon Antxon Bandrés -cuando postérformente se creara la "Federación Vasca de Alpinismo" en Eigeta será su primer presidente- se acuerda en su cumbre el poner enfñarcha el sistema de realización de concursos de mon­ taña, algo que revolucionó dicho deporte, surgendo infinidad de clubs y creando la costumbre de colocar buzones en nuestras cumbres. Nace, de esta manera, el monta­ ñismo v a ^ . Como curiosidad, diremos que el primer concurso, el que se aprobó en la cima de Canekogorta, consistía en ascender

a un mínimo de quince montañas diferentes ' en un año. Lo consiguieron catorce monta­ ñeros.

Su nombre El nombre Arrak>atxu parece tomado de la pequeña campa situada entre esta cumbre y Canekogorta. Su significado es incierto pero, parece ser que muchos topónimos como Arraba o similares se documentan como "arraoa" por lo que parece lógico intentar relacionarios con las antiquísimas ferrerías de montaña. El término vasco "arragoa", ("crisol, lugar en el que se funden los minerales") tiene su origen en el latín, al ig u ^ que el témiino "fragua".

Pero mayor el es problema del nombre Canekogorta ya que kjs habitantes de Zoilo, Arrankudiaga, etc. tiene muy daro que dicho monte es Beteute y íw Canekogorta. E s tá - ^ además, perfectamente documentado. ~ También debemos hacer una referencia ^ al nombre dei Callarraga, acentuado por los lugareños como “ Callárraga". Más aún, suele articularse como "Gallárga", sin más.

La influencia del sistema de acentuación del castellano -tendente a las palabras llanas- ha hecho que progresivamente se vaya g e n e ra ^ ^ lizando "Gallarrága", algo realmente injusto con la historia del bello topónimo.

AVNlA

No sabemos han sidü las' rl[zon¿ o motivos históricos pero lo c|erto es que éT: punto más elevado del punto de Ofozko.se encuentra en las lomas de Cort>eigana/átift>^ que relativamente a l^ d o - u n o s / ) ^ ra. hacia el Este- del punto culminante ^le I9 ■ montaña y de la cruz amera queíanta fama le ha dado. ^ Si buscásemos una cumbre previamen­ te dicha, la más efevada de Orozko seria la. i de Lekanda, más conocida por los lu^a^fk»: como Anrabakoaxnagosie. ~ ^

La mayor amenaza que se cierne sobre la cercana Canekogorta se debe a que está proyectado Instalar en él una central eótea.

Enmascaradas bajo unas dudosas pretensio­ nes ecológicas, detrás de dichas centrales se esconde ú n gran negocio: con coste nulo para el productor pero idéntico para el con­ sumidor, evidentemente, las ganancias son mucho mayores que en cualquier oto-o tipo de producción.

A cceso Dejando a un lado la más cómoda y ^ transitada ascensión por Pagomakurre pre­ ferimos otra que nos descubra lugares más desconocidos.

El pretender que la ciudadanía renuncie a sus más enigmáticas cumbres a cambio de unos opulentos beneficios para los grandes inversores es algo que ha generado una gran controversia. Por ello, la Federación Vasca de Montaña se posicionó solicitando una mora­ toria para así poder estudiar mejor las conse­ cuencias o para diseñar otras alternativas. El caso omiso a dicha propuesta así como el oscurantismo en que se desarrollan este tipo de instalaciones las hace realmente sospe­ chosas de moverse por otros Intereses . diferentes al la enartwlada politica medió-'" ambiental.

Quizá debiera estudiarse de nuevo ta sensata propuesta del ente que nos reúne a todos los montañeros federa-

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li’, '

En el barrio Usabel de Orozko -entre I Abarra y Urigoiti- nace una pista paralela a un . encauzamiento de agua y que, tras varios kilómetros, nos lleva a un aparcamiento.

Dejándonos llevar por la pista, pasaremos por la bella majada de Austigarbin -al pare­ cer el nombre correcto es "Austegiarmin"- y por las duras faldas de Ipergorta. Pasado el collado, descenderemos hasta, una vez pasa­ da la llamativa peña de Urratxa, llegar a una edificación con unas coniferas que rompen la amionía del paisaje.

Frente a ella, buscando las cañadas y pasos más cómodos, un difuso sendero, asdende con decisión hacia nuestra cumbre.

Prácticamente, por este bello reconido transcun-e la línea limítrofe dST término de ' Orozko.

Dejamos el bosque de hayas pfera salir at ‘ casquete superior, libre iííf’Srboles. Una vez en ia extensa loma tan sólo queda buscar el wejrroión que separa los municipios de Zuia, Orozkeiy Zeanuri y que, con sus aproxima­ damente 1380 m. de altitud, se convierte en el techo altimétrico de Orozko. dkho punto se aprecia la cruz, punto culminante en aWtud de las provinír

das de Araba y Bizkaia, punto que alcanza­ remos en un breve paseo. Para todo el reco­ rrido debemos contar con dos horas y media.

Curiosidades Hablar de Gorbeia es hablar de su cruz: se construyó siguiendo la recomendación realizada por el Papa León XIII quien, para conmemorar el cambio entre los sigtos XIX y XX propuso erigir cruces monumentales en las cumbres más llamativas. Así, el 12 de n íív ie m ^ de W 1 , se inauguró la p r im e r a ^ cruz. Una serte á ¿ desastres forzados por la s ^ ^ fuerzas de la naturaleza, hizo que en poco tiempo debiera construirse una segunda y hasta una tercera cruz, la que hoy contem piamos.

Los parajes de nuestra montaña también fueron ítriste escenario de cnjentos bombardeos en la guerra de 1936. En nues-_jnT tox) camino de ascenso, hemos incluso localizado abundantes restos de proyectiles.

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un paraje natural. Érfel camino habitual a Gort^eigana se están planteando serios ^ , blemas de erosión^ escomentfas creados 'j por el incesante ^ o ^ ^ ^ la g e n t o j ^ j ^ y ^ j

Salvo err®;: el mojón culmin'ante de * Orozko ha sido' ser conocido como "el de ' Ituniotf'*^ en referencia a un cercano y esca­ so manantial.

Hablar del nombre Gorbeia o Corbea, por el contrario, encierra muchas más difi­ cultades. A la vista de que existen otros n» "Gorbe(Oa" y "Gort>e(i)os" en nuestra geo­ grafía, no parece extravagante pensar en un nombre común, latín o romance, con su correspondiente masculino y femenino. Su origen podría estar relacionado con "corvus", "corvado, alomado, redondeado" o. más extraño, con la raíz que desconozco de la palabra "gorbizo": "brezo".

Otras explicaciones dadas son la de reladonario con el monte "Gordeya" de Armenia, "parte baja del alto" (gora + behea), incluso, "vaca sorda" (gor + behia).

Evidentemente, ninguna de estas últimas parece satisfacer las necesidades exigentes de los que amamos el mundo de las etí’mo^ logias. ® Las varianíes Gorbea .y Gorbeia son perfectamente asumibles desde un punto de vista lingüístico. g

Amenazas medioambientales La principal amenaza probablemente seamos el exceso de montaffcRK, algo que impide cualquier ctesarfoBo nornralizado de

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Siendo tampoco podcíncí?^^ ^ dejar sin citar que la declaración^ natural ha sido una ip iy ^ b a . para los que en su di® lo ^ fe r i sionadamente: con’w^os íln ^ -')^ rK )(tíiaP _ ■‘niente turísticos y económlcqsí^niís plantea"'^ ^ ^ incongruencias como que ¿ a delito árran--* 5^ car una flor i||eiitras se\enfieriten tros de pista, se excavan ap$fp^iefttos o instalan barbacoasjjpn lugares hasta e n to n -^ ^ ces prácticamente 'salvajes. Para cdmo de I males, dicha denominación es'un reclamo para montañeros poco con el e¿lorno,.¡|blntc^ hun ambiental. A sitio^ como Gorbeía mos casi entrar iíe puntillas, en ruidosa e irrespetuosamente.

Tampoco debemos olvidar ^a m e n a za latente de instalación de un parque eòlico en las laderas de Kolometa.

igorri (1066 m)

La ruta más habitual de ascenso parte de un ramal que sale a la izquierda antes de la entrada al pueblo y que, por un camino bien señalizado, nos lleva a la cumbre en prácticamente una hora. Dicho camino se conoce por Senda Negra o, a decir de los lugareños, Hayas Altas.

El perfil de Iturrigorri o Tologorri desde el pueblo de Lengoñogoitl es uno de los más Pero nosotros partiremos de Ventafría, sugerentes que un montañero pueda soñar caserío que fue posada de la mayor ruta De aspecto amenazante y vertiginoso, pre­ comercial de la comarca; el Camino Real de senta una realidad mucho más dulce: un la Sopeña. Partiendo de él avanzamos por el bello paseo por parajes tan sugestivos que camino real -a nuestros ojos no será sino perdurarán en el recuerdo de quien lo visite. una pista- para ir llaneando hasta el collado Pero también aquí hemos detectado de Garondo, reconocible por un pico puntia­ algunos problemas técnicos; en algunas car­ gudo. Aquí, en el límite entre Álava y tografías aparece como punto más elevado t^^BIzkéüa, d^amos dicho camino real para el collado de Mojón Alto, límite de Orduña comenzar a ascender por ifli empinado ca-^ sienra adentro. Tras contrastar varías fuentes mino en zig-zag y que. pronto se suaviza y realizar diversas comprobaciones, pócter ^ para ladear las f ^ a s dél Itumgonri hasta el mos afirmar que, sin duda, el y.señór de' collado y m a jl^ de nombre Menérdlga. las alturas orduñesas es el l t u ( ^ ^ V -V -hora ' niec« 3í1a’ para llegar hasta aquí, debemos añadir otra medía para, por todo Acceso cordal, pisar ia cumbre buscada. ^ Una vez más en la i l^ a de Salvada, Para su descenso lo haremos hacia el . opciones guiándonos por el borde de la collado de La Barrerilla, salida natural de la son muchas. Nosotros optaremos majada de Ponatá. Bajados unos metros^ • por partir de Lendoñogoiti, una de las cuaabandonamos d marcado camino de Senda*" ^ ^ tw íju n ta s administrativas -son las únicas Negra para valernos de un pequeño s e n d e - ^ “ ^existentes en Btócaia- que conforman la ro que nos dirige hacia dos hayas solitarias^' juirtá ^ Ruzabal y xjue. se integran en el*r estamos en la ruta de Paso Malo. mufúcipkfde Ordufia. ^ ^

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restos arqueológicos. Fueron usadas, ade­ más, como cabaña 4é pastor hasta hace varias décadas. Lo fliííSrió sucede con Cuevallana en el límite tíe La Ponata.

El término de La Ponata es un t¡erreRO;y majada, propiedad de los cuataó pueWos de la Junta de Ruzabal (Belandia, Lendoñobeitia, Lendoñogoitia y Mendelka) y que p u e - í ^ den usar también los V e d ^ s de Am urjíot)"" Ayala. ^ - v . -.

Cercana a las citadas hayas, se encuen­ tra la fuente de los Ñudos o Nudos, Hamada así porque es costumbre hacer un nudo con las hierbas cercanas cada vez que se bebe. Al parecer es un remedio infalible para proteger de males la garganta. Sí bien hoy día todos dudan de su eficacia, "por si acaso" ningún pastor osará a beber sin hacer el nudo co­ rrespondiente.

Continuando por dicha cenda, cuando llevamos 45 min. andados desde la cumbre, habremos llegado a Ventafría, en la parte alta de Lendoñogoiti.

Curiosidades Cercanas al Portillo de Menerdiga, exis­ ten unas cavidades en las que aparecieron

,La avanzada edad de sus últimos pasto­ res nos alerta sobre el previable punto y final de un gran asentamiento pastoril cuyo nom­ bre ya se documenta en el s. XI. Otro dato de interés es que el famoso Licendado Andrés de Poza ^ jn o de tos per­ sonajes más ilustres del siglo X V I- nadó en el.; barrio Poza del cercano Lendoñobeit^' Lendoño de Abajo o, como él lo Ram^b^ .

"Lendoño de yuso". ' ' ¡ Su n o a |> 'i^ La documentación originada hasta hace bien poco es concisa: el nombre es Iturrigorria -probablemente por el color de su cercana fuente- y no Tologorri.

Los lugareños y pastores usan aún la fonna Iturrigorria por lo que creemos que es una denominadón a recuperar sin más diladones.

A m enazas r ^ d lo a m b ie n ta ie s No existen amenazas especialmente reseñables. Tan sólo citar de nuevo la falta de control del tránsito de vehículos sobre las pistas que atraviesan tan t>e!la sienra.

Acabamos así con nuestro especial reorrido montañero, un periplo quizá con más curiosidades de lo que hasta ahora creía­ mos. Un mundo de cumbres y tesoros, un país de nieblas e incertidumbres por el que podemos dejamos sedudr. Pero no lo olvi­ demos: también somos los montañeros los más directamente implicados en la conser­ vación de sus encantos. Todo consiste en disfrutarlo en su plenitud. Ondo ibili.

Félix Muguruza Miembro de A U N IA y montañero.

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09 Excursiones en to d o te rre n o .........................

36 Bosque Encantado/ 1 h..................................

09 M u ltia v e n tu ra ...................................................

40 C e n tra l de reservas S e rvicio de guias R utas G astron óm icas, H is tó ric a s y C u ltu ra le s R utas de Museos

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Aldizkarì honen aurreko alean, meteòrologiaz hitz egiten genuenean, otu zKzaìgun ezagutu ditugu^ euriterik handién^i buru2kO' ' artikulu bat egìtea, Hogei urte igaro dira dagSSifeko-trafrra b e n i-b e n i [o ) g j i ^ o r o | m e n " l < o ^ a t u ^ .

Ltòreà nfljfm fin ihtfjgrrn bizlrilc lartako

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En el núm ero an te rio r de AU N IA se tra tó con cierta extensión la m ete­ o ro lo g ía de nuestra comarca. D entro de los m uchos datos curiosos que m ostraba hubo uno - e l del día más llu v io s o de los 45 años e s tu d ia d o s que rápidam ente nos d io la p i^ a para o tro artículo que parecía in o ^ u s a b le : el 2 0 aniversario re c ie n te m e n ^ “cum p lid o de las inundaciones que tan desgraciadam ente fam osa hicieron a , nuestra com arca y, especialm ente, a Laudio.

El a u to r del presente ^ í c u l o v iv ió de una m anera intensa com o pocos aquellas amargas horas en las que su v id a pendió e xclusivam ente del h ilo de la fortuna.

E n 'e stilo casi novelado, nos relata visió n especialm ente hum ana, lejos de c ie n tific is m o s , de a q u e l^ trá g ic o fin a l de las fie s ta s p a ^ i^/ía le s de Laudio: una fecha que, a pésa^ de los : ve in te años trascurfiaos, resuira d ifíc il de olvidar. * -

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LA G O T A FRIA Dice la canción que 2 0 años no es nada, p o r ello recuerdo con claridadaquel agosto del 83 en q u e .a le g « ^ m ente enfilábam os la recta final de los San Roques preparándonos de víspera para festejar com o es d e b id o eí día de las m orcillas y rogando, ^ tn u g s tro patrón que nos diese las fuer?íis' su fi­ cientes para llegar al día de la Cofradía.

En ese em peño estábamos cuando Ite^ ó la gota fría. ' La semana había sido lluviosa en el valle y de C ipuzkoa nos llegaban n o ti­ cias de inundaciones. El día anterior vine de M a drid en avión y recuerdo que desde los 11.500 m. de a ltitu d hasta los 100 m. sobre la pista de Sondika, atra­ vesamos las nubes sin solución de con­ tinuidad. cosa nunca vista en mi dilata­ da experiencia aeronáutica. Pensé en lo que se nos venía encima. Reintegrado en las fiestas observo desde la ventana ■ de casa la crecida del río. el atasco de ios ojos de los puentes cubiertos por troncos y ramajes. El reloj de la iglesi¿^ marcaba la hora de inicio de los (^se í- / líos. Recuerdo que he dejado e l coche cerca de la estación, voy a dejarlo en un nivel más alto, vuelvo, cruzo el puente y no puedo enfilar la calle Nervión. la fuerza del agua me lo im pide y me refu­ gio en el chaflán de la Vital

El nivel del agua siat>o<4)e.'la plaza baja una marea. Ajeares jóvenes ayucíados por el alcohol ríen eri ^1 bar de enfrente ante el espectácWo de la naturaleza, subidos én la y^n taná; de repente el enorm e m irador de la casa ^ desplom a cpñ grán estruervdo ■delante de sus narices y de las níías. las risas se tornan en llantos \ ^ e s d e mi lugar les indico p o r d M d e d^oen escaí par. Los m in u to s pasan, e f nivel"^ aum enta, a m i ^.fíq u i^^d a -d e sd e k i’ sacristía el co á d ju to r 6 . ¿ iria co me, dirige unas palabras ‘qué dehidcT^al infernal ruido d ^ á g u a no oig o pero que in tu yo son/ífórm ulas pára Jp'grar ^ pasar a ^ e jo r - v id a par ¿I atajo' más corjveciiente. E n fre n ta Isabelita Rerea. llora pensando s i r i /u d a que sus'hijos perdían un am igoi^ ' - .

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O tro s con gran espíritu de iniciativa mè lanzaban cuerdas que yo no podía aicarízar El tie m p o pasa, mi pecho está saturado,d< agua, lucho entre V enturi y A rq u ím id e s f m m ente funcion a con gran celeridagt plan¿ ando las acciones a em prender, nie imagine Areta, Portugalete y Hossegor donde llegar nuestros cascos de botellas de lejía arrastra­ das p o r las corrientes marítimas. El agua pasa p o r encim a del puente y desaparece su barandilla norte no puedo ver la baran dilla sur. M e concentro y p on go en marchi el plan ideado. M e sum erjo, alcanzo y m( sujeto a la barra de peatones to m o un nue vo im pulso hacia la barandilla del puente a la sexta brazada que había calculado extiend o el brazo y siento el frío de las barras de la barandilla. Salgo a la superficie y sujetándom e a los hierros cruzo el puen te. esquivando los troncos, frigoríficos ; alcún coche.

Llegando al kiosco de M a rtin a veo que la barandilla desaparece hacia Areta, voy nadando hacia la Estación ^ donde un g rupo de personas allí refu-*^ giadas me reciben con em oción,’ ereyendo que mi acción era resultado de alguna apuesta. Tras explicar que mi peripecia no es p roducto de una fri\tó lidad, viene a mi recuerda que ese disJVv tradicionalm ente la fa m flia ^ L a rrin ^ a " M e n d ik o " ela b o ra m o r illa s , en Latierro. Allí me dirijcT me retiben consu tradicional h p sp italíd a d ,/se co mi ropa, me restauro,.(las penas to n pan , son menos) y d e s e a n ^. € ! espectácul® ¿ del barrio de ^a^Plaza es a a p te s c á íje s -' , de nuestra perspectiva. In ten to volver, ‘ paso horas en los portaíes’del b a rrb de Lateori'o y p o f fin hacia las once efe la mañana, cruzam os el puente 7 :^n tramos en casa. A lg ú n periódico ani>qtiaba mi desaparición, Ij^m o a mi f a n lilil en Deba, para tranquiHzaríes

*•

M e entristece conocer la m iitrte de algunas personas que no pudieron d isfru ta r de mi suerte en sus labores de salvam ento y com ienzan a llegar las ayudas: camiones de la D iputación de Navarra, de Álava, los tractores riojanos de enorm e eficacia en la limpieza de sótanos y siento em erger un senti­ m ie n to de solidaridad extraordinario entre los habitantes del pueblo, cuyo m aravilloso recuerdo perdura en mí.

Esto es a grandes rasgos lo que cronológicam ente ha quedado incrus­ tado en mi m em oria de los aconteci­ m ientos de aquel episodio qu e se con­ vino en llam ar la g o ta fría.

G entza B elaustegigotia Superviviente

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DOS AÑOS SIN FÉLIX MURGA

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lazken honetan beteko da Felix Murga aiarar ospetsua zerjidu zeneko bigarren urteurrena. Beste inork ez zuen trebeziaz hainbat aztarnategi arkeofogiko aurkitu zuen güre ^éskualdean. Baina aztarnategirik miresgarriena, zaiantzarik ez ijf Vs.rxm^ iU bere nortasuna izan _____ zen.

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iUfmZA MONTALBAN

El próximo 12 de octubre se cumplirán dos años de fallecimiento del, probablemente, mayor investigador que haya dado el munici­ pio de Ayala.

Su muerte provocó una auténtica conmo­ ción social en la comarca porque, de una manera o de otra, había conseguido crear una tupida red de relaciones, de tal manera que pocos quedaban sin haber compartido con él su relajante compañía, A pesar de ello, la difusión de su imagen presenta varias lagunas. Si bien fuera de nues­ tra comarca tan sólo se hacen referencias a sus hallazgos arqueológicos es este aspecto el más desconocido entre los que fuimos sus vecinos.

Por ello hemos creído oportuno, una vez superado un prudente período, realizar una pequeña síntesis de lo que fue su labor, sin apasionamientos e intentando divulgar su figura en la medida que. a nuestro entender, se merece.

El principal escollo para intentar hacer un resumen de sus aportaciones, curiosamente, es su propia personalidad. Quizá la manera más acertada de definir su existencia sea la de la palabra “ huracán"; se implicó en infinidad de actividades, creó multitud de asociaciones, organizaba grupos de vecinos, investigaba como nadie hasta el último palmo de nuestra geografía, etc. Todo ello sin olvidar su labor sacerdotal.

Una vida tan ajetreada no le permitía en muchas ocasiones haber recopilado de una manera más metódica lo que ahora nos gusta­ ría disponer No por una falta de orden sino por ser imposible exigir más a una persona que, en boca suya, aseguraba haber descu­ bierto más de quinientos yacimientos.

Casi de modo más vocacional que la labor sacerdotal ejercida por su tío. uno de sus sobri­ nos, Andoni Aldama, ha hecho frente a la titá­ nica labor de ordenar su material. Día tras día. escudriña donde puede y ata cabos de la mejor manera posible; croquis, apuntes e informes labrados con la vieja máquina de escribir de Félix han de contrastarse con arqueólogos de diferentes provincias, a los cuales, en un cons­ tante peregrinar, va localizando y visitando.

Félix M urga Beraza nació en el caserío La Torre del barrio Zerrabe de Zuhatza, un lejano día de San Fermín de 1929.

Quiso el destino que, una vez ordenado sacerdote y como inicio de su labor, se le encar­ gase el ejercicio espiritual de la población de Retes de Tudela cuyo templo está casi mágica­ mente edificado sobre una cueva con materia­ les prehistóricos (aparecieron varios restos de vasijas, otras cerámicas, fragmentos de sílex, etc.). Más tarde, en 1966, éste sería el yaci­ miento en el que realizó -ju n to a J.A. Ruiz de Escudero- su primera excavación arqueológica.

Ese mismo año sería trasladado a Okondo, donde llevó a cabo un sinfín de iniciativas cul­ turales y deportivas. Fue allí, donde a mediados de los 70 organizó las patrullas llamadas de “ Misión Rescate" y que tan popular le hicieron: se trataba de unos grupos de jóvenes con los que rastreaba las zonas que él ya preveía como "sospechosas de yacimiento". Sus importantes y numerosos hallazgos fueron tales que en varias ocasiones hubieron de desplazarse a Madrid a recibir algún premio o a ser entrevis­ tados en los diferentes medios de comunicación de la época.

Para que nos hagamos una idea de la mag­ nitud de lo que hablamos observamos cómo, en una sola campaña, en la exploración realiza­ da en el Valle de Losa, descubrieron nada menos que tres yacimientos romanos, un poblado de la Edad del Bronce, dos túmulos funerarios y dos cuevas con material prehistóri­ co. Una auténtica locura.

En sus diez años de paso por Okondo podemos decir que llegó a catalizar una autén­ tica revolución cultural en la que implicó, de una manera u otra, a todo el pueblo: creó una revista, organizó exposiciones, conciertos de música, etc. Con una vitalidad inusual -recor­ demos que también destacó en varios depor­ tes- contó además con un especial don para saber atraer la gente hacia sí, para conseguir transmitir la pasión por sus proyectos.

El destino pastoral le fue, tras el breve paso por otras parroquias de la comarca, acercando hasta Amurrio donde ejerció hasta el final de sus días. Al él se deben la formación en dicho municipio de asociaciones de scouts, de la luego desaparecida Asociación Cultural Armuru y, cómo no, de una nueva patrulla de Misión Rescate. Formaban parte de ella unos jovencísimos Xabier Iturrate, Josu Sasiain, Juan Jesús Iturrate, Xabier Udaeta, Ignacio Arregi, fieles colaboradores de Félix Murga. Es esta patrulla la que "denuncia" la existencia de un poblado de la Edad de Hierro en la montaña ayalesa de Peregaña. Tan gran aportación, así como el haber descubierto una cueva sepulcral en Menérdiga, un yacimiento romano en Bergüenda, una cueva sepulcral en Pobes y un pequeño yacimiento en Arbígano les llevaron una vez más al Palacio de Congresos y Expo­

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siciones de Madrid a recoger un premio que comenzaba ya a ser repetitivo. Los medios de comunicación, además, dieron una vez más gran difusión a sus hallazgos.

Pero la mayor parte de los descubrimientos arqueológicos, fuesen pequeños o grandes, los realizó de manera solitaria y sigilosa. Buscando siempre una disculpa perfecta para poder enca­ minarse solo, gustaba de escudriñar las cosas a su manera, sin distracciones.

Así, no era extraño que, prácticamente en cada viaje que hiciese un poco alejado de su ya peinado territorio, encontrase algún nuevo yacimiento. De hecho, lo más comentado de su persona, quizá haya sido el especial don para los hallazgos, muy lejanos de ia simple casuali­ dad que pudieran aparentar Con grandes dosis de genialidad, cuando se le preguntaba que por qué en sus viajes paraba el coche y se acercaba a ciertos puntos en los que casi milagrosamen­ te encontraba material arqueológico, contesta­ ba sin reparos: "si yo estuviese en la prehisto­ ria habría ido a vivir a a llí".

A pesar de ello, quizá por no haber sido un arqueólogo académicamente formado, con la capacidad plena como para dirigir una excava­ ción propiamente dicha, su nombre ha queda­ do relegado a los meros descubrimientos. Eso sí, podemos afirmar que ha sido uno de los mayo­ res descubridores de nuestro país.

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O tra labor en la que brilló extraordinaria­ mente fue en la del descubrimiento, cataloga­ ción e induso restauradón de las loberas (gran­ des construcciones edificadas para cazar los lobos en épocas pasadas). El artículo "Catálogo de loberas de las provincias de Álava. Burgos y León" {Kobie, 1978) le valió la felicitación entusiasmada del ya legendario José Miguel Barandiarán, así como de los grupos Etniker de los que form o parte. Su pasión por este prim iti­ vo sistema de caza le convirtió en el mayor experto del tema. Para su difusión dio numero­ sas charlas y escribió varios artículos.

Pero su labor no acaba aquí. Por si todo ello no fuera aún suficiente, creó una red de colaboradores para que no fuesen desaprove­ chados aquellos materiales antiguos que bien en los camarotes de los caseríos, bien en cual­ quier otro lugar, podían malograrse. Así. juntó la colección más inimaginable de objetos de valor etnográfico, un impresionante conjunto en el que las piezas se cuentan por miles y que, esperemos que en un cercano futuro, van a ser la base del Museo -n o sabemos si exclusiva­ mente etnográfico- de Amurrio.

Para que nos hagamos una idea del volu­

men de material del que hablamos, con parte de sus piezas de cerámica se fundó en 1994 el precioso -aunque desgraciadamente no muy conocido- museo de cerámica que lleva su nombre. Otras piezas han sido donadas a dife­ rentes museos y, aún así, existen auténticos pro­ blemas para ubicar el abundante material cerá­ mico del futuro edificio.

Tras su fallecimiento en octubre de 2001, la asociación etnográfica Aztarna -sobra decir que la fundó é l- afronta, realmente desbordada por las ingentes cantidades de material, la labor de limpiar, clasificar y salvaguardar el legado de aquél que fue su fundador Una dura labor, tan sólo posible pensando en la apuesta de futuro resurgida a partir de la nostalgia creada por la ausencia de Félix.

FELIX MURGA, ARQUEÓLOGO AVALES Si bien la labor como recopilador de trastos y otros objetos inservibles abandonados en los carotes ha hecho que Félix M urga sea conocido prácticamente en cada caserío de la comarca, su labor como arqueólogo ha pasado práctica­ mente desapercibida entre nuestros habitantes desde que se extinguieran aquellos famosos grupos con una concepción casi castrense y que tanto gustaban al anterior régimen llamados "M isión R escate",.

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EI año pasado, con una conferencia pro­ nunciada por Amelia Baldeón (Directora del Museo de Arqueología de Álava y colaborado­ ra de Félix M urga en m ultitud de ocasiones) en las exitosas "III. Jomadas Históricas de Ayala" (Torre de Negorta, Zuhatza) así como con la ya citada plausible labor de su sobrino Andoni Aldama, se está aportando algo más de luz sobre una ingente labor de la que, aunque parezca mentira, aún nos queda mucho por investígarr.

Si bien son cientos los hallazgos -d e super­ ficie en su inmensa m ayoría- podemos citar como más brillantes tan to por su importancia así como por haber sido varios de ellos ya exca­ vados, los siguientes: ALAVA: 1966-Cueva de la Iglesia de Retes de Tudela (Ayto. Artziniega). Bronce Final-Hierro 1. Sondeo

estratigráfico. J, A. Ruiz de Escudero y Félix Murga (1966).

1975-Yacimiento al aire líbre de Manzanos (Ayto. Ribera Baja). Paleolítico Inferior-MedloMusteriense-Calcolítico-Bronce.

Excavación: Amelia Baldeón (1980 y 1988).

1977-Túmulo-Dolmen de Kurtzebide en Letona (Ayto. Zigoitia). Eneolítico. Excavación: J. I. Vegas Aramburu, I.A.A. y E.RD. 1979-Cueva de Fuente Hoz en Anúcita (Ayto.

Ribera Alta). Mesolitico-Neolitico. Excavación; Amelia Baldeón (1980 y 1981).

1980-Covacho de Socuevas en Robes (Ayto.

Ribera Alta). Epipaleolitico-Eneolítico-Bronce.

Sondeo estratigráfico. Instituto Alavés de Arqueología.

1984-Poblado de Berniollo en Morillas (Ayto.

Ribera Alta). Mesolitico-Neolitico. Excavación; Amelia Baldeón (1984 y 1985), BIZKAIA; 1966-Dolmen de Las Campas de la Choza en Lendoño de Arriba (Ayto. de Orduña). EneolíticoBronce. Excavación; J. M. Apellániz, A. Llanos y J. Fariña (1968).

NAVARRA: 1980-Abrigo bajo roca de Aizpea en Aribe Mesolitico-Neolitico. Excavación: A, Cava, I, Barandiarán, A, Sáenz de Buruaga, A. Alday, L, Gutiérrez, B, Pastor, R. Olaizola, A, Ormazabal y M . J, Rodríguez (1988 y 1991), 1982-Abrigo bajo roca de "La Peña" en Marañon. Mesolitico-Neolitico. Excavación: M. A. Beguiristain, A, Cava, I, Barandiarán, J. Zubiaur, G, Fernández, F. Garrachón. E, González, J, L. Martínez, J, Sesma, C. Torres y A. Alday (1983).

BURGOS: Aunque no se ha excavado ninguno de los innu­ merables yacimientos de todo tipo descubiertos en esta provincia, hay que reseñar especialmente los numerosos monumentos megaliticos (túmulos y dólmenes) descubiertos en los valles de Losa y Mena, Pero Félix Murga es mucho más de lo que aún sabemos. Él mismo se presentaba de la siguiente manera en una entrevista: "No soy un estudioso de la historia. Soy un aficionado a la arqueología y un buen hallador de yacimientos y objetos prehistóricos. He loca­ lizado varios cientos de yacimientos, especial­

mente en la provincia de Álava y en el norte de la provincia de Burgos y algunos más en Vizcaya, Navarra, Logroño, Segovia, Ávila, Patencia, Valladolid y León Magnitudes que, como vemos, les resulta­ rían prácticamente inalcanzables a la gran mayo­ ría de los arqueólogos.

PEREGAÑA En el monte Peregaña es patente la existen­ cia de un poblado prehistórico y se convierte, de no haber novedad, en el mayor y más interesan­ te yacimiento de Aiara, Identificable fácilmente por sus dos líneas de muros derruidos y que pudieran haber formado parte de algún sistema defensivo.

La presencia de materiales de interés arqueo­ lógico (cerámicas, molino, etc.) en superficie parece indicarnos que el yacimiento de Peregaña es de una importancia extraordinaria para enten­ der la prehistoria de nuestra comarca.

Si bien la pretensión inicial de este artículo era la de centrarse especialmente en el yacimien­ to de Peregaña, la necesidad de hacer una explo­ ración más intensa hacen que sea preferible pos­ ponerlo.

En cualquier modo, no podremos saber los tesoros que encierra tan intrigante paraje hasta que no se realice en él una prospección arqueoló­ gica. Desgraciadamente, un interesante campo de trabajo planteado para desarrollar su labor en 2002 no llegó a celebrarse por motivos de última hora, Pero es una labor que debe plantearse de nuevo y al menos, realizar unos pequeños son­ deos para los que, insistimos en ello, tan sólo están facultados los arqueólogos autorizados.

Sus garantizados hallazgos serian probable­ mente el mejor homenaje para uno de los más ilustres personajes que este municipio de Ayala haya dado en su abigarrada historia, BIBLIOGRAFÍA - Carta arqueológica de Álava (1987) - Monográfico Félix Murga Beraza, Revista Aztarna (2002) Félix Muguruza M ontalbán M iem bro de AVNIA

AYN lA

AIARAKOIV. JARDUNALDIHISTORIKOA IVJORNADAS HISTÓRICAS DE AVALA azaroak

8 , 15, 22, 29 noviembre !I A S

azaroak 8 noviembre (18:30): "Romanización en el Alto Nervión' JUANJO CEPEDA

azaroak 15 noviembre (I8:30)^ n tre vascones, francos y visigodos Siglos vi-vil" AGUSTIN AZKARATE

azaroak 22 noviembre (18:50): "Del valle a las aldeas: Ayala entre los siglos viii y XI" IÑAKI GARCIA CAMINO

azaroak 29 noviembre (18:30): "Las ferrerías en Ayala: historia y legado patrimonial" MMOSE TORRECILLA

Lezamo

Urduño

LEKUA / lugar: Negorta dorretxea - Zuhatza - Alara

tU SKO JAURlflRITZA GOBIERNO v a s c o '

N«U2antuM>AranzaSaM DwtnrrnnHd»AgncudunyPMca

Aiarako Udala

Ayuntamiento de Ayala

Kultura Eil<artea

Luiaondo Proxima^ construcciรณn de 28 viviendas

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URDÜÑA

Recreación de la torre medieval (Autor: Ismael García Gómez).

ESTUDIOS ARQUEO' LĂ&#x201C;GICOS EN LENDOĂ&#x2018;O DE ABAIO (URDUNA) Aurreko urtean zenbait arkeologia lan egin zen Lendonobeitiko elizaren aldamenean. Denetariko aurkikuntzak izan dira baina, interesgarriena, bertan zegoen dorretxe ba da. Denboraren poderioz, era guztietako moldaketak izan zituen ezezagun bihurtu arte. Irakurketa arkeologikoaren egileetako batek lanaren emaitzen barri dakarkigu.

La aldea de Lendoño se encuentra situada en el térm in o municipeJ de Orduña, al noroeste de la apdad, fo r­ mando parte de las cuatro aldeas que conforman la Junt^de Ruzabal. A su vez, la aldea se ^ n ^ e n tra dividida en dos, Lendoño de^ Arriba, donde se sitúa la Torre ,óe Poza y la Iglesia de San Clemen­ te de Arbileta, y Lendoño de Abajo, que acoge a la parroquia de San Esteban.

El edificio que ha sido objeto de estu­ dio se encuentra en Lendoño de Abajo, junto a la parroquia anteriormente citada, adosado a su lateral oriental. La aparición de elementos estructurales ajenos a la ultima función conocida del edificio -casa escuela-, como son la presencia de una bóveda de arista o un gran arco de piedra en su interior, unido a las obras que el Concejo de la aldea planteaba realizar para rehabilitar el inmueble, provocaron la necesidad de realizar un estudio deta­ llado de sus paramentos, destinado a comprender y documentar su evolución histórico-constructiva, sirviendo a su vez de guía a las obras previstas, con el fin de evitar la destrucción irreparable de ele­ mentos relevantes de la fábrica.

La intervención realizada se enmarca en las actividades llevadas a cabo por el Grupo de Investigación en Arqueología de la Arquitectura de la UPV/EHU, dirigi­ do por Agustín Azkarate, del cual form a­ mos parte. Siendo este trabajo uno de los numerosos ejempk>s -entre los que desta­ ca la intervención en la Catedral de Santa María de Vitoria o la que se está llevando a cabo en el Valle Salado de Salinas de Añana-, que demuestran la enorme apor­ tación que representan este tip o de inter­ venciones arqueológicas, que son de carácter primordial, tanto para los planes directores de restauración, como para la recuperación de la memoria históricoconstructiva del yacimiento.

Cuando “¡afrontamos el estudio, éste no parecía dé^gran complejidad, pero a medida que avanzaba su análisis, éste se complicó enormemente, hasta el punto de que para explicar la evolución históri­ ca del edificio tuvimros que diferenciar seis fases constructivas de funcionalidad muy dispar. La original como torre defensiva medieval, convirtiéndose en época m o­ derna primero en capilla de un tem plo renacentista desaparecido actualmente y en segundo lugar, en casa del Concejo cuando se construyó el actual tem plo barroco. Ya en época contemporánea, se convirtió en escuela hasta que <lejó de funcionar, propiciándose el abandono del edificio y su consiguiente deterioro.

Debido al espacio limitado de que disponemos para exponer el estudio y a la importancia histórica que para la zona supone el descubrimiento de una nueva casa torre, nos centraremos principal­ mente en su descripción e interpretación, sin olvidarnos de mencionar aunque de form a más somera el resto de las fases, que unidas a modo de un puzzle cons­ tructivo -que se ha ido realizando duran­ te aproximadamente seis centurias-, con­ forman el edificio que podemos observar actualmente.

Los restos que conservamos de esta» fase Inicial, se corresponden con gran parte de la fábrica del edificio, estando su' morfología original desfigurada al haber­ se realizado en etapas cronológicas pos­ teriores numerosas aberturas en,sus alza­ dos.

La planta de J a edificación és cuadrangular, coiyunas dimensiones de 8,18 metros de lado, una altura conservada dé 8 metros y un grosor de muros de 1 metro. Su fábrica es en gran medida de mampostería regular aparejada en hiladas horizontales, reservarido sillares bien es­ cuadrados para el refuerzQ_de los esqui-

LocalizaciĂłn del edificio.

A Y N lĂ­V

47

nales, donde están colocados de form a encadenada, presentando una talla'obli­ cua realizada a tallante.

Atribuibles a esta f a ^ ; Inicial se han documentado vario^ elementos estructu­ rales que se i n t ^ a n perfectamente en la obra, inforniándonos a su vez de su pri­ mitiva, funcionalidad. En primer lugar, se ha conservado parcialmente en el para­ mento Sur, la parte Inferior de un vano situado a 4,58 metros del suelo actual.

Por otro lado, en el alzado Norte se han registrado tres huecos de similares dim en­ siones y sección rectangular, situados horizontalmente y separados entre sí 2,83 metros.

La funcionalidad del vano es clara, teniendo su morfología un carácter mar­ cadamente defensivo, a m odo de saetera.

En cuanto a los huecos creemos que están en relación con un acceso elevado, siendo mechinales destinados a la fijación de un amiazón ligneo que permitía la entrada al interior del edificio, que se encontraría ubicada a la altura del primer piso, donde hemos documentado una gran abertura cegada en fases posteriores, cuando el edificio cambió su funcionalidad defensi­ va por la religiosa, construyéndose un acceso a ras de suelo acorde con su nue­ vo uso.

Los datos generados por la lectura de paramentos respecto a esta fase inicial, se complementan con los aportados indirec­ tamente por las obras de rehabilitación realizadas una vez concluido el estudio, y que creemos de una importancia dave en el discurrir histórico de la edificación, ya que no solamente nos han confirmado las hipótesis realizadas en un primer mom en­ to, sino que rKW aportan una fase cons­ tructiva anterior a la descrita anterior­ mente.

En coñcreto hacemos referencia a la retirada del suelo durante las obras, al

objeto de pípceder a su saneamiento y reposición. Dicha labor, puso al descubier­ to circunscrito '^n el interior del edificio, las hiladas superiores de la cimentación de tres muros paraletos a los paramentos Norte, Este y Sur de la construcción, de 0,85 metros de grosor, que definen un recinto de planta cuadrangular de 6 metros de lado.

Las características físicas descritas en ambas fases constructivas se correspon­ den tipológicamente con edificaciones fortificadas, caracterizadas por el herme­ tismo de sus alzados, planta cuadrangular con tendencia a la verticalidad, escasez de motivos ornamentales y puertas elevadas a las que se accede mediante “ patines" o escaleras exteriores adosadas a los muros.

Además, a juzgar por la relación estratigráfica de anterioridad de los cimientos descubiertos durante la obras, respecto a los muros perimetrales de la torre que hemos identificado en alzado, nos encon­ tramos ante dos fases constructivas de una torre edificadas sobre un mismo solar.

Una inicial, que por causas que veremos a continuación fue arrasada desde sus cimientos, y una segunda fase, corres­ pondiente a la reedificación de la torre, en la que los artífices de la nueva construc­ ción, ampliaron ligeramente sus dimen­ siones y reaprovecharon los materiales de la anterior, lo que provocó la práctica des­ aparición de los indicios de su existencia.

F

La cronología de construcción, uso y í destrucción de ambas fases constructivas ‘<ípciirfientadas_^se basan er> los acontecí- > ^ ^mientos’ históricctf acaecidos en la zor>a, ? ya que .las obr¿^ j'eaiizadas en cuátquier ti|Do de e d lfíc á í^ no son gratuitas, sino q u e responden a unas necesidades de;^ipo h t^ ric c rq u e han quedado reflejadas en SU5 parámentos. Éstas se convierten a la vista dé I«»' irrvestígacfores en docu; mentos de carácter’"¿ ^a 8 gráfico, al qué-^--'^ sofo hace falta aplicar las tó n ica s adecúa-

Capilla

Casa actual

Representación gráfica de la evolución histórico-constructiva del edificio.

(Autora: I. C. Domínguez Beltrán de Heredia)

das -arqueología de ia arquitectura-, para poder desglosar el yacimiento en^urúdades, actividades y fases constructivas, que se convierten al térm ino del estudio, en su evolución histórico-<;^structiva.

-Primera fa s ^ Los orígenes de la pri­ mera c o n s ^ c c ió n , se ubican cronológicame^li^ en época bajo medieval, y más cofcretam ente durante los siglos XIM-XIV, cuando la bonanza económ ica del Señorío y los cambios económicos negati­ vos que afectaron a las tierras alavesas durante el siglo XIII, atrajeron no sólo los intereses de la casa de Ayala por el dom i­ nio de la zona, sino que también favore­ cieron el desplazamiento e instalación en los valles de familias hidalgas durante los siglos XIV y XV. La competencia por los recursos desembocó en una serie de con­ flictos entre señores y campesinos, entre señores y eclesiásticos, entre señores y mercaderes y entre la propia clase dom i­ nante, que se ha denominado lucha de bandos.

El incremento de la violencia durante los siglos XIV y XV y el gran número de linajes existentes, fue el detonante clave para la masiva construcción de casas torres en este periodo, ya que estas edifi­ caciones son entendidas como imprescin­ dibles en la base de poder que ejercen las distintas familias.

En cuanto a su límite cronológico su­ perior no poseemos referencias docu­ mentales especificas del m om ento de construcción del edificio estudiado, pero de form a Indirecta tenemos noticias de su destrucción, estando temporalmente aco­ tada por diversos acontecimientos acaeci­ dos en la zona en el último cuarto de! siglo XV y concretamente en 1477, cuan­ do el Conde de Treviño realizó un ataque que afectó tanto a la ciudad de Orduña como a las aldeas'del señorío, entre las que se encuentra Lendoño de Abajo. El

ataque tuvo .como consecuencia la des­ trucción de sus baluartes defensivos, exis­ tiendo datos (documentales que nos infor­ man de la ruina producida en la Torre de Poza, situada en la misma aldea, por lo que resulta lógico que también se viera afectado el edificio estudiado.

“Segunda fase: Tras la destrucción de la primitiva torre, se procedió a su recons­ trucción en el mismo solar que ocupaba la anterior, de la cual se reaprovecharon sus materiales, pero no sus cimientos, ya que la nueva construcción amplió ligeramente sus límites y también el grosor de sus muros.

La reconstrucción se ubica en una horquilla temporal acotada de fo im a muy precisa por la información documental de que disponemos, que aunque no hace referencia concreta al edificio estudiado, su interpretación se extrapola de form a muy clara. Por un lado tenemos como límite inferior la destrucción de la prim iti­ va tonre en 1477 y por otro, en el año 1499 se establece en las Ordenanzas Municipales de Orduña que: " ningund vezino nin forano non faga nin fragüe casa/fuerte alguna en la dicha giudad nin en sus aldeas e juredi/gion syn li^en^la e espreso mandamiento del rey e de la reyna,/ .e el/que de otra form a la feziere e, afraguare, ie sea derribada e des/molida e quemada a sus propias costas, e mas pague de pe/na por lo asy fazer dies mili maravedís... ^ ordenanzas nos están informando de forrha subliminar que tras la destruc­ ción de las torres acaecida en 1477, algurios de s u s d u e .^ están procediendo a su reconstruccióri, p o r lo que las ordenanzas Interrtán frenar el avance de estas obras, con un fin muy claro, el de acabar con la sede de los conflictos que enfrentan a los diversos señores, qüe ténían su base de­ poder en estas edificaciones.

Perspectiva NE del edificio. A la izquierda imagen de su aspecto externo anterior a la restauración; a la derecha modelo tridimensional con las respectivas unidades estratigráficas documentadas y detalladas en el informe correspondiente a la lectura arqueológica realizada, (Autora: I. C. Domínguez Beltrán de Heredia)

En cualquier caso la torre se recons­ truyó, no siendo este un hecho aislado, ya que este tipo de fortalezas fueron en numerosas ocasiones reconstruidas, co m o r^ U ^a demostrado en el caso que noSj ocupa» ya que los con1\ctos aún s i g i ^ r ^ la^ntes hasta la llegaba al trode los R^yes Católicos, con l<ré cuales sft llegó a la^pacificación a finales^tól siglo XV. ■ Este hecho unido a l^re a ctiva d ó n económica Impulsada por f e lazos co­ merciales con la XúTona castellana, tuvo como consecuenda directa el incren>ento de la población,U^íivado tanto del au­ mento de la natalidad, como de la atrac­ ción de población impulsada por el atrac­ tivo económico de la zona. Estos hechos marcaron un punto de inflexión en el dis­ currir histórico constructivo del edificio objeto de estudio, siendo éste el mom en­ to de construcción de la iglesia renacen­ tista de San Esteban ju nto a la casa torre ya“ existente. De testé modo, él baluarte perdió de form a definitiva su uso militar en 1579, cuando su estructura fue reha­

bilitada en capilla, anexa al templo, ante las necesidades de espacio que sufría la iglesia, que resultaba pequeña para aco­ ger el culto de los vecinos del lugar.

De la primitiva iglesia de San Esteban construida a comienzos del siglo XVI, no queda ningún resto debido a que fue sus­ tituida íntegramente a finales del siglo XVIII por la actual parroquia, por lo que su morfología tanto interna como externa era totalm ente desconocida hasta el momento.

Tras el estudio arqueológico de los alzados del edificio, planteábamos diver­ sas hipótesis que hadan referencia tanto a la localización del tem plo como a su orientadón^e interreladón con el edificio objeto del estudio." £d concreto, proponí­ amos que el tem plo renacentista se situa­ ba en el mismo solar que ocupa la parro­ quia actual, pero dudábamos de su orientadpn, ya que la iglesia actual está orien­ tada Norte-Sur, localizándose en este últi­ m o punto cardinal su cabecera. La hipóte­ sis que planteábamos era que el prim itivo tem plo seguía la orientación canónica

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Este-Oeste localizándose la cabecera en el extremo orie trtrf -como resulta l ^ o en una construcción cristiana de dicha cronología. Esta hipótesis se ha visto con­ firm ada durante la remoción del suelo realizada en las obras de rehabilitación, en la que aparecieron diversas sepulturas orientadas Este-Oeste, o sea con orienta­ ción contraria al actual templo, pero siguiendo muy probablemente la orienta­ ción del templo desaparecido, ya que como suele ser habitual en las necrópolis asociadas a las iglesias, los enterramien­ tos se sitúan, salvo ocasionales excepcio­ nes, con igual orientación que éstas.

La fábrica del edificio no sufrió cam­ bios trascendentales que hayan quedado reflejados en sus paramentos hasta 1737, cuando se documenta una nueva fase de obra, en la cual se reformó el interior de la capilla medíante el enfoscado de sus muros y el remate de su cubierta interna mediante una bóveda de arista de gran altura remada con un florón.

Estos cambios fueron efímeros, ya que discurridos apenas 36 años, se cons­ truyó un edificio parroquial de nueva p la n ta que arrasó el tem plo anterior, res­ petando sin embargo la capilla, cuya funcionaftSad fue transformada definitiva­ mente, dejando atrás su uso religioso para pasar a tener un uso laico como sala del Concejo. Para ello, se realizó una nueva distribución del espacio interior y se abrie­ ron grandes vanos en sus muros Norte, Sur y Este, adecuándose a las nuevas necesidades.

Pero estas transformaciones no fue­ ron definitivas ya que en el año 1825 la sala del Concejo se convirtió en casaescuela, lo que modificó completamente su distribución laterna, enmascarando las nuevas obras p e l l o s aspectos tipológi­ cos que hacían íim iir su origen tanto mili­ tar como eclesiástico, por lo que estos usos han permanecido en el olvido, ajenos al conocimiento histórico de la zona hasta nuestros días.

Autor: Alberto Plata M ontero

Ayuntamiento de Orduña

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Gertu dugun 2006 urtean 400 urte beteko 4itu D one Agustín araupean bizi den lekaime eli hau. Dauden eraikuntza eta beren fundazioa aztertuko ditugu baina, bâtez ere, eikarte erlijioso horren sentimen gizatiarrean m urgilduko gara ikusteko noia uztartzen dituzten Erdi Aroko horm en barruan daram aten bizim odua eta egungo XXI m endeko errealitatea.

Adentrarse en el casco a n tig u o de Artziniega es regresar a un pasado que sólo la fiesta medieval se atreve a recrear durante un día al año. Permanece habitado y vivo, y aun­ que cuidado en buena parte, se aprecia en él más el peso de la historia que los actuales rit­ mos de vida. Las nobles casonas de puertas labradas y cerradas a cal y canto, la oscura iglesia con olor a cera y madera gastada, y el convento rebosante de misticismo se encar­ gan de crear el ambiente ficticio que nos tras­ lada a un escenario no sometido al paso inquebrantable del reloj. Sabemos que no es así, que todo fluye, pero reconozcamos que es tentador pensar en el tiem po detenido.

Desde la plaza de Arriba ya se ve el e d ifi­ cio. No nos queda más que entrar por la calle, también denominada de Arriba, y llamar al tim b re de la puerta del convento. Son Canónigas Regulares de San Agustín, pero to do el m undo aquí las conoce como Madres Agustinas.

El monasterio no está abierto a las visitas turísticas, y la mayor parte de la gente que se acerca a él lo hace para oír la misa vespertina o para comprar las famosas rosquillas. M i intención única era la de conversar, aunque tenía mis dudas de poder llevarlo a efecto dado el carácter de clausura que acompaña a la orden. M e atendió una monja que dijo ser la priora, de baja estatura y voz suave y dulce.

Anunció que no había mucho que contar más allá de lo que ya habíamos hablado por telé­ fono, pero finalmente nos sentamos y la cor­ dialidad fue rompiendo el hielo hasta lograr una conversación fluida que sólo la hora de la oración se atrevió a cortar, ya bien entrada la tarde.

No era mi intención entrar de lleno en la historia del convento, ni en un análisis de su patrim onio, bienes materiales o documentos, labor realizada ya, con gran acierto, por José Iturrate, y publicada en el libro El Convento de M M . Agustinas. Deseaba que la charla nos llevara a todo ello de una manera espontánea, y que se tocara con el único apoyo de la memoria, porosa memoria que tenemos los humanos.

Corazón de María, que es el nom bre de esta mujer, comenzó por el principio, es decir, la fundación del monasterio. Fue abordando esa cita ineludible con la historia de manera el claustro del convento .

POZO d e a gu a en

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F a ch a d a d e la iglesia del c o n ve nto de Ntra. S ra, d e los R em ed io s (finales d el s . X V I).

narrativa, como si hubiera sucedido ayer y ella misma hubiese asistido al hecho.

muía para traer la leña y numerosos episo­ dios como el del pozo.

Vinimos de las Canónigas Regulares de San Agustín de Burgos en 1606. y esto lo hicieron posible Don Pedro Ruiz de Montíano y su esposa Doña Inés de Oríbe-Salazar, que donaron su casa-torre para que se fundara un convento. Ellos se pusieron en contacto con el obispo de Burgos, ya que Artziniega pertenecía a su diócesis, y le pidieron que enviara a alguien para form ar una comunidad religiosa. Enterado e l arzo­ bispo, se dirigió a su hermana monja de las Canónigas del monasterio de Santa Do­ rotea, también en la ciudad de Burgos, para ver qué se podía hacer El resultado fué que vino la propia hermana del arzobispo. Doña Magdalena Curiel, acompañada de otras dos monjas de su congregación. Doña Catalina de Gamarra y Doña Juana de Maluenda. A ellas se unieron las beatas que había en el Santuario de Nuestra Señora de la Encina, juntándose como una docena de religiosas que perm itió se fundara aquella primera comunidad de Agustinas en Artziniega, con la madre Magdalena al frente como primera abadesa. Don Pedro Ruiz de M ontiano y su esposa Doña Inés adquirieron, además, otras dos casas contiguas a la torre para que e l convento tuviera m ayor amplitud. La donación corresponde a 1586, pero las reli­ giosas no se establecieron hasta 1606, hace ya casi 400 años, aniversario que celebrare­ mos, si Dios quiere, en el 2006.

Al parecer, en el monasterio había varios pozos de agua que todavía existen. Uno de ellos se situaba en el pequeño claustro, en form a de profundo agujero a ras de suelo.

Recuerda Corazón de M aría cómo se encon­ traba precisamente tapado con unas tablas, siempre húmedas y resbaladizas. Con tal mala suerte tropezó en ellas una de las monjas que acertó a precipitarse hasta el fo n d o del manantial. En su socorro lanzaron alguna cuerda que no llegaba a su fin, por lo que decidieron atar un par de sábanas y probar con ellas. Finalmente, sacaron a la infortunada monjita sana y salva, como si de un milagro se hubiera tratado.

Ensimismado por la historia pregunto de dónde eran estos señores y por qué cedieron tanto beneficio a unas monjas.

Ellos eran de Sojo, o p o r lo menos allí tenia ella. Doña Inés, e l solar y casa-torre de los Oribe-Salazar. Yo había oído que no tenían hijos y que p o r eso deseaban hacer una fundación religiosa en Artziniega, p e ti­ ción que hicieron a l obispo de Burgos. Con la torre dejaron más casas, fincas de labran­ za y bienes materiales de todo tip o para asegurar e l sustento de las monjas. Cerca de aquí había una pequeña casita con terreno denom inada "finca de la Cruz de las Monjas", de donde se sacaba una renta para e l convento. Esto yo lo he leído en libros que fueron manuscritos p o r alguna monja, contando un poco la historia de su comunidad. También se cita que tenían una

Todavía no hará cuatro años que apare­ ció p o r aquí una chica de Valladolid que decía ser descendiente de los fundadores.

Desde luego, conocía todos los detalles a la perfección. También vinieron hace dos años otros de Gípuzkoa, asegurando tener lazos familiares en su árbol genealógico que los relacionaban con M ontiano y Doña Inés.

El convento en sí se compone de tres edi­ ficios; la casa-torre original y las dos casas anexas que los fundadores adquirieron. De la torre de M ontiano-O ribe aún se conservan los ventanales cuadrados de cuidada sillería y finas molduras decorativas, además de la pie­ dra armera sobre la que va el escudo de la casa del s. XVI. De finales del mismo siglo es también la iglesia, a continuación de la torre.

Su fachada principal, que da a la calle de Arriba, consta de dos cuerpos encajados en un arco de medio. En el de abajo la puerta princi­ pal, enmarcada por m otivos decorativos a base de cuadrados y círculos, y defendida por dos columnas toscanas. En el de arriba se abre un óculo flanqueado por sendos escudos de los fundadores; el de M o n tia n o a la izquierda y el de Doña Inés a la derecha.

Pegado al edificio de la iglesia se encuen­ tra el monasterio propiamente dicho, con un pequeño claustro de triple arquería por lado que organiza el resto de dependencias, desde las habitaciones de las Madres Agustinas hasta las salas de trabajo, recreo e incluso cocinas.

La casa-torre -nos cuenta Corazón de María-, no tiene claustro pero sí un pequeño

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1

M o m e n to de ofación en el c o ro a llo del convento.

patio entre ia fachada posterior y la tapia cir­ cundante. Consta de tres pisos con numero­ sas tiabitaciones cada uno de ellos, reserván­ dose la planta baja para el comedor y un espacioso “ txoko" que hace de salón. La dedi­ camos a casa de oración y de acogida para gente de otros lugares que quieran venir a Artziniega. Son grupos de retiro y oración generalmente, aunque también los hay que vienen a hacer reuniones o cursillos de uno u otro tipo. La casa se alquila para estos fines y aparece incluso en internet ju n to a otras casas de oración, lo que hace que recibamos p eti­ ciones y llamadas desde zonas lejanas y algu­ nos países del extranjero. En la actualidad tenemos la casa ocupada p o r unas religiosas de Hemani, también Agustinas, cuyo conven­ to está en fase de restauración, y quizá estén aqui dos o tres años todavia. Ahora compar­ timos todo con ellas, desde la oración y la mesa al trabajo en comunidad.

Cuando vienen grupos de fuera pagan una cuota ya establecida, y en este sentido funciona como un albergue más. No se sir­ ven comidas salvo que vengan en plan de re tiro y oración, más p o r facilitarles la estan­ cia y que no estén pendientes de ello.

Segijn nos cuenta la priora, la iglesia se dedica a Nuestra Señora de los Remedios, y debió construirse al formarse la comunidad, ya que la fundación carecía de capilla en un prin­ cipio. La casa que ocupó el tem plo se dice que perteneció a Carlos V, pero ya se sabe que este buen señor aparece citado en todos los luga­ res. incluido el Santuario de la Encina, donde unas cadenas conmemoran su visita, proba­ blemente ficticia.

Una de las primeras preguntas que trasla­ dé a la madre Corazón de María fue por el tér­ mino "clausura", condición a la que están obligadas las Agustinas.

Es m ás a p ro p ia d o d e c ir vid a c o n ­ te m p la tiv a q u e clausura, y a q u e ésta tie n e c o n n o ta c io n e s de a lg o e nce rrad o.

A h o ra s a lim o s p a ra to d o lo necesario, n o co m o antes, q u e te n ía m o s lo s m é d i­ cos a q u í y to d o e ra m u y d is tin to .

V iv im o s u n a p re p a ra c ió n d e l m u n d o p a ra h a c e r la v id a c o n te m p la tiv a , p a ra v iv ir e l m á x im o tie m p o la v id a de o ra ­ ció n co n las m ín im a s d istra ccio n es. Esa es la fin a lid a d . La clau sura es com o u n m e d io p a ra v iv ir m e jo r la v id a d e o ra ­ ción , q u e es n u e s tra ra z ó n d e ser.

AVNIA

t lĂ­ Talla rom ĂĄnica del s.

XII, conocida c o m o "la abuela". E s tu vo cotacada en el rem ate del retablo del Santuario d e la Encina. A ctualm ente se conserva e n el convento d e las M adres A g ustin as, presidiendo la sa la de la oraciĂłn

Entonces, d e la vid a e x te rio r n o p a r tic i­ p a m o s m ás q u e en lo necesario, p o rq u e to d o lo dem ás es d istra cció n y n os resta espacio p a ra lle g a r m e jo r a la v id a con­ te m p la tiv a , que es la vid a de oración.

A c u d im o s a e specialistas a B ilb a o y a h o s p ita le s cu an do es p re ciso resta ble ce r la sa lu d, e inclu so, en la Regla de San A g u s tín se dice que p o d e m o s i r a b añ os y e sta b le c im ie n to s d e aguas te r­ m ales s i e l m éd ico lo cree o p o rtu n o p a ra a liv ia r c u a lq u ie r d o le n c ia . Lo m ism o s i h ic ie ra fa lta s a lir a la m o n ta ñ a en busca d e a ire b e n e ficio so . N o d u d a ­ m os e n h a ce r este tip o de cosas cuando re a lm e n te se necesitan, con e l fin de p o d e r s e g u ir lle v a n d o a e fe c to e l tip o de v id a de o ra ció n q u e h e m o s e le gid o.

De n in g u n a m anera a cud iría m o s a un b a ln e a rio o a la m o n ta ñ a co m o a c tiv i­ d a d va cacion al o d e recreo, p o rq u e eso seria s u p e rflu o , y te ne m o s m u y claro d ó n d e v iv im o s y d ó n d e d eb em os estar.

H em os o p ta d o p o r u n a v id a de s a c rific io , p e ro e s to n o q u ie re d e c ir que h a ya q u e m achacar la sa lu d ; m ás a l con­ tra río , h a y q u e cu id a rla m u ch o p a ra p o d e r v iv ir b ie n esta vida.

Después de escucharla y comprender su filosofía no puedo por menos que sugerir la idea de que también la vida exterior tiene cosas bonitas y que el simple hecho de acudir a la montaña por gusto puede ser altamente gratificante e igualmente beneficioso para el cuerpo y el espíritu.

Indudablem ente que si -se apresura a decir la madre Corazón-. A una religiosa que ha o p ta d o p o r esta vida, to d o lo que ve fu e ra o d e n tro d e l co n ve n to le s irve p ara la co nte nip la ción . Sin ir más lejos, la o tra ta rd e que fu i a B ilbao veia con q u é rap id e z andaban lo s coches, a rrib a y abajo, com o fu e ra de co n tro l, y la g e n te p o r las calles..., y sin em bargo, to d o s tenían una m isión, to d o s iban a a lg o, y y o pensaba: ¡esto es vida, hay v id a ! Si to d o e stuvie ra p a ra d o no habría vida s in o m uerte. Todo tie n e a lg o de p o s itiv o para mi.

El párroco de Artziniega, José Luis Rodríguez, es quien les da misa todos los días. Él vive en la casa anexa al Santuario de la Encina, y cada tarde se llega hasta la capilla de

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Nuestra Señora de los Remedios para celebrar la eucaristía con la comunidad de Agustinas y tod a la gente del pueblo que quiera acompa­ ñar. De hecho, sólo los domingos y festivos hay misa en la parroquia.

En Artziniega siempre ha habido mucha relación entre nosotras y e l pueblo. Hace cuarenta años que hubo una gran escasez de agua, y las monjas se encargaron de sacarla de sus pozos y compartirla con todo aquel que la necesitara, tanto para beber las personas como los animales del establo. En otra ocasión se desató un incendio en Artziniega, y gracias a nuestros pozos de nuevo pudo apagarse. Esto se lo he oído decir a las monjas mayores, y también que e l Ayuntam iento decidió no cobrar más el agua a l convento en agradecimiento p o r los servicios prestados.

Rezamos p o r el pueblo de manera m uy especial, y p o r los vecinos que mueren o caen gravemente enfermos. Cuando los niños hadan sus prim eras comuniones siempre venían aquí con sus familiares, y las monjas les dábamos rosquillitas y, si podía­ mos, les hadamos unas capillítas u otras cositas para regalarles. Eran pequeños deta­ lles, pero que dan fe de cómo vivía y vive aún la comunidad con e l pueblo.

Todos hemos com ido alguna vez dulces de un tipo u otro hechos por monjas. En este caso no existe sofisticación en la repostería, sino más bien un saber hacer basado en la tra ­ dición. Eso sí, con form a de rosquilla.

Yo cuando vine a q u i ya había una m onja de 80 años que las hada desde mucho tiem po antes. A \^eces, estando tra ­ bajando algún carpintero o a lbañil en el convento, a eso de m edia mañana o a la hora de merendar, siem pre les sacamos rosquillas con algún vin íto para que to ­ men, y enseguida nos dicen que les trae e l recuerdo de su prim era comunión.

La priora con la que conversamos se llama Corazón de María Alonso Alonso, un nombre distinto al que originalmente le pusieron sus padres.

Sólo la que quiere se cambia e l n om ­ bre. A mi, como no me gustaba e l mío, pues me lo cambié p o r e l de Corazón de María. Sí bien, es cierto que cuando tom é los hábitos todas dejábamos e l nom bre de pila p o r o tro nuevo. A hora es opcional y m u y raro que alguna hermana se lo cam­ bie. Los tiem pos no son los mismos y h oy hay más necesidad de sa lir fuera del con­ vento, de hacer papeles y firm a r para m u ­ chas cosas. A veces tengo que pon er a ten ­ ción cuando firm o para u tiliz a r m i nom bre del bautismo.

Corazón de María oculta su nombre de pila con verdadero celo, pero hemos de decir que no es un antropònim o raro y mucho menos feo como a ella le parece. A pesar de todo, confiesa que no iría al juzgado para cambiárselo oficialmente.

Siempre he tenido interés en conocer un poco el sentir de una persona cuando decide

dar el paso y dejar atrás su condición de seglar para acogerse a un hábito que comporta una form a de vida austera y muy diferente, en ocasiones ajustada a una normativa rígida. De hecho, no pocas veces vemos a los religiosos y religiosas como seres aparte, sin pensar siquiera en el lado humano que guardan y que. en definitiva, no difiere demasiado del nuestro. La madre Corazón de María no puede olvidar aquel momento, y la emoción la embarga cuando trata de contárnoslo.

Hacia mucha ilusión tom ar los hábitos.

El nuevo nombre era como un simbolo de esa nueva vida que entregábamos a Dios.

La ceremonia se parecía más a una boda que a otra cosa. Se iba a la iglesia, y era como si la novia se presentara ante el novio, que era Jesús. Nos despedíamos de la ropa de seglar para vestir el hábito, pero antes nos presentábamos de blanco, igual que una novia, con vestido, velo, guantes y zapatos blancos, y hasta una coronita tam ­ bién de flores blancas. Llevábamos collares, joyas, adornos y todas las pompas, sign ifi­ cando un poco lo que era el m undo que íba­ mos a dejar atrás. Después, todo aquel engalanamiento de novia nos lo iban qui­ tando en el coro, y una vez despojadas de ello nos vestían con el hábito de m onja y el tocado. Era una ceremonia preciosa y emo­ cionante que ahora ya no se hace, pero que nos ayudaba a ver e l cambio tan deseado y, realmente, era m uy significativa.

Esta priora bajita pero enérgica, y de cara dulce, llegó a nuestras tierras procedente de León cuando todavía era una niña.

Vine de Astorga, bueno, de un pueblo m uy pequeño situado en las faldas del m onte Teleno y llamado M olina Ferrera. A llí todos éramos ganaderos. Se subían las vacas a la sierra para pasar el verano y baja­ ban a mediados de septiembre con su ternerito. Soy maragata, pero de Astorga ape­ nas tengo el recuerdo de haber ido alguna vez con m i padre: un poco del palacio de Gaudi y de la catedral, pero en aquella edad de 12 ó 14 años que yo tendría no aprecia­ ba esas maravillas.

En realidad, vine a un colegio de Gordejuela regentado p o r las Hijas de la Caridad desde m uy niña, y regresaba a casa durante las vacaciones. En él permanecí hasta los dieciséis años en que vine aquí.

Teníamos una profesora monja que tenía

una hermana Agustina en Artziniega y nos hablaba de ella a menudo. Un día nos traje­ ron a visitarlas y y o sentí como un atractivo, un imán, que me decidió a ser como ellas.

Así que, acabado e l curso y pasado el vera­ no en m i pueblo, regresé, pero no para vol­ ver a Gordejuela sino aquí, a Artziniega, y comencé con los seis meses obligatorios de postulado o seglar.

Una decisión así tiene que com portar necesariamente una pequeña revolución fa m i­ liar, en el sentido que conlleva de "perder" una hija que decide recluirse en un convento.

Así y todo, sus padres nunca la dejaron de lado.

A mis padres les costó muchísimo. A m i madre la llevó a una enfermedad, en parte porque y o era la h ija mayor. Pero, vinieron hasta aquí, con m i hermana pequeña a verme. Desde que tengo uso de razón me habían oído decir que quería ser monja, asi que, cuando se lo anuncié realmente, no se extrañaron.

Corazón de M aría tiene poco más de 50 años y luce esa piel y aspecto joven que las monjas han sabido conservar siempre, sin necesidad de recurrir a la cosmética. Además, otra hermana suya siguió sus pasos y es Madre Agustina en este mismo convento, y la más pequeña de todas se casó y vive en Okondo. Curiosa historia la de esta familia maragata en la que hasta los padres dejaron atrás las frías nieblas del Teleno para venirse a Gordexola a trabajar, hace ya más de 30 años.

Con la vejez, el m atrim onio fue acogido en el convento, donde les prepararon una habita­ ción en la que vivieron juntos más de ocho años, hasta que la madre murió. El padre de Corazón aún permanece con ellas, un poco delicado de salud. Ironías del destino para quienes creyeron perder a una hija con la que han terminado por compartir, finalmente, los que probablemente hayan sido más felices años de su vida.

A ctualm ente son catorce las Madres Agustinas del convento de Nuestra Señora de los Remedios de Artziniega. De ellas, nueve son filipinas.

Nos agrupamos en federaciones, p o r­ que las monjas de clausura o contem plati­ vas somos autónomas, a l contrario que las Hijas de la Caridad, que se rigen como orden con una M adre General a l frente de todas.

I

En nuestro caso, cada convento es autóno­ m o y tiene su priora, y p o r encima de ella estaría el obispo de la diócesis a la que per­ tenece, en este caso Vitoria. Por ello, si tuviera que hacer algo extraordinario ten­ dría que comunicárselo y pedirle su parecer.

Las Canónigas en España nos organiza­ mos en nueve monasterios federados, lo que com porta una relación de ayuda mùtua, económica, personal y culturaL Lo mismo que a q u i sucede en Italia, y la fede­ ración italiana tiene, además, un convento en Filipinas. Entonces, siendo la misma orden de Canónigas Regulares de San Agustín y ante la falta de vocaciones habi­ da, solicitamos a las italianas que nos envia­ ran alguna vocación aqui, y eso fue lo que hicieron.

Ciertamente ha supuesto una inyección de juventud y de alegría en este convento de Artziniega. La mayor tiene 34 años, pero otras aún están en los 21 y 22 añitos. Con la sonri­ sa en la boca y la jovialidad a flo r de piel trans­ miten un ansia de vivir tal que difícilmente puede adivinarse desde fuera de estos muros varias veces centenarios.

A las 6.30h comienza la jornada en el convento, un horario difícil para los meses de invierno, pero mucho más llevadero, segura­ mente, que hace 400 años, cuando los largos pasillos no tenían radiadores y las habitaciones eran frías y poco acogedoras. A las 7.00h se inicia la liturgia y la oración personal, que dura hasta las 9.00h, m om ento en que los estóma­ gos hambrientos se preparan para el desayu­ no. A partir de aquí llega el tiem po de traba­ jo, y es que la economía manda en el m undo de tal manera que, si faltan los recursos, ahora llamados euros, no se pueden conseguir los fines.

Las Madres Agustinas rematan guantes q ue les llegan ya elaborados, utilizando máquinas especialmente diseñadas para ello.

Se trabaja como en cualquier taller, de form a mecánica y en serie, pero aquí el ritmo fabril se ha sustituido por un to n o más espiritual, más de canción. También acuden con sus bas­ tidores a bordar faldones de bebé, delicada­ mente, como doncellas medievales de clase noble recluidas en su torre. El trabajo ayuda en la economía de la casa, to d o un monaste­ rio que requiere de muchos euros para su

mantenim iento, como tod o en este mundo monetizado. Las limosnas, rentas, donaciones y cesiones testamentarias sirvieron durante siglos para seguir adelante, pero hoy están fuera de lugar. Son otros tiempos. Y no hay que olvidarse de las labores del hogar, ni de la limpieza. Hay que lavar, planchar, atender la huerta y recoger sus frutos, preparar la com i­ da y tod o aquello cotidiano que se repite como en cualquier casa de cualquier persona.

A las 13.00h toca un m om ento de ora­ ción para pasar, enseguida, al almuerzo.

También descansan y gozan de recreo des­ pués de com er Es un tiem po persona! que debe existir en todo hombre y mujer. Es el equilibrio entre cuerpo y espíritu, tan eficaz como puedan serlo los tiempos de oración y de trabajo. Acaso los ritmos modernos de vida debieran plantearse la observancia de estas reglas de juego tan eficaces com o antiguas. Y acaso palabras como ansiedad y estrés dejarí­ an de atenazarnos como ahora lo hacen.

A las 16.00h se vuelve a la oración, su sentido de vida, y después, nuevamente regresa el trabajo al convento: más guantes, más bordado y más de todo. También hay tiem po de estudio, de lectura y de aprendiza­ je, sobre todo para las hermanas filipinas, jóvenes y hambrientas de saber. Llegaron con su idiom a tagalo, el natural del país, y un buen inglés. Ellas son las que atienden al teléfono cuando desde algún lugar del mundo alguien solicita una estancia para grupo en la casa de acogida. Una profesora viene cada día para facilitar la enseñanza del castellano, lengua que el imperio español llevó a Filipinas y que, como él, se disipó en el aire del tiempo.

Alguna, incluso ha comenzado a coquetear con el euskara y ya maneja un interesante vocabulario.

quiera acompañar. Tiempo libre hasta las 20.45h y cena. A Ias22.15h una corta oración despide el día. Es hora de retirarse. Mañana aguarda un nuevo amanecer Dos preguntas, sin embargo, restaban todabía para acabar. Una relativa a la bibliote­ ca que se supone debe haber en todo monas­ terio, y otra, más sutil, buscando la existencia de un ordenador en la casa del Señor.

A lgo hay, aunque no demasiado abun­ dante -asegura la madre Corazón de María-.

Hay manuscritos rituales en pergam ino de 1607, están las reglas y constituciones más antiguas, los registros de las monjas que han pasado p o r aqui, libros de cuentas y algunos otros religiosos, entre ellos dos cantorales de finales del s. XVI y un p a r de misales de la misma época. También tene­ mos ordenador y conexión a internet, y enviamos correos electrónicos porque son más baratos y rápidos que ningún o tro medio. De ningún m odo clamos la espalda al fu tu ro porque vivimos en el carro que lleva el mundo y debemos adaptarnos a él para poder vivir nuestra form a de vida.

Salimos del convento con el ánimo alto, con la sensación de haber asistido a un secre­ to revelado. Pero no un secreto profundo y divino, sino humano, muy humano. Hemos conocido las personas que hay en las monjas Agustinas, el componente humano que han ocultado esos muros, y nos hemos alegrado de saber que no difieren de nosotros salvo en el oficio que profesan, permítaseme la expre­ sión, de oración, de rezo. Un oficio antiguo como el de herrero o pastor, acaso en vías de desaparecer como estos. A lgo de este lugar se quedará conmigo, además de las rosquillas, exquisitas por cierto. A gur madre, agur.

Entre las 18.00h y las 20.00h rosario y misa en la capilla, con la gente del pueblo que

Ayuntamiento deArtziniega

Artziniegako Udala

Juanjo H idalgo M ie m b ro de AVNIA

HISTORIA EZAGUTU, CONOCER LA HISTORL^ ETORKIZUNA PRESTATU PROYECTAR EL FUTURO

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Lunes, cerrado.

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^ ÍA PUENTE. Okondoko Irabien auzoan Puente Izenez ezagutz^n den etxea dugu eta bertan izen bereko armarria, zeinetan bi zuloko zubia, dorre bat eta gizon baten burua ikusten den, inguruan "Por cruzar el puente me pondre a la -rnuertè" leloa ^ duena. Aipatutako armarria jatorri Artzentales herrian du sorterria eta, badirudi, jauntxoek egindako gehlegikeria batzuen isla delà.

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Dettíte ctel«scu<lo <h Okondo,

En el barrio Irabien de Okondo, junto a la carretera que une este bonito pueblo con el resto del valle de Aiara y Sodupe, se alza una impresionante casa solariega que llama la atención, entre otras cosas, por el escudo que luce en su fachada. En él se aprecian un puente de dos ojos (en uno de los cuales hay una cabeza que se supone que es de un 'moro'), coronado por un castillo -puente que nos recuerda al de la Muza o Puente Viejo de Balmaseda-, así como una bandera y dos leones. Todo el conjunto está rodeado por un texto que dice: "Por pasar el puente me pondré a la muerte".

Hasta aquí todo normal. De todos es sabido que durante siglos ha sido costumbre adomar las edificaciones de cierta importan­ cia con unos escudos labrados en piedra y usados para enseñar a todo aquel que por allí pasase quién fue su familia y qué glorio­ sos hechos históricos le precedían para garantizar la importancia del propietario de la vivienda. Realmente, todo ello radica en la más pura concepción del ser humano, entendido como animal que es: dicha osten­ tación de poder no es sino un sistema de marcación del territorio, tal y como lo hacen

P alacio P ue nte d e O ko n d o . c o n su escudo.

otras especies. Pero mejor que dejemos de divagar y nos centremos en lo curioso de este escudo de Okondo.

Probablemente, más de un viajero ob­ servador se habrá percatado de que en las vecinas Encartaciones existen algunas va­ riantes de este mismo escudo. Sin ir más le­ jos, el escudo adoptado como seña de iden­ tidad por el ayuntamiento de Artzentales es una excelente prueba de ello. Pero, para nuestra sorpresa, son más. Ello se debe a que todos ellos hayan surgido, en diferentes épo­ cas, del linaje La Puente. Es precisamente por ser dicha cadena linajuda originaria de Artzentales por lo que este municipio ha adoptado como propio este símbolo. Hoy, en la iglesia de dicho municipio podemos observar uno de los escudos citados, quizá el más moderno de ellos.

Otro de ellos, es el que podemos ver en el palacio de Villafuerte en Turtzios. De bello porte, sus dimensiones son notablemente grandes, algo no extraño en dichas épocas y que sólo pretendía enseñar al resto de veci­ nos la grandeza de su poder económico. En él, presente el lema que identifica fácilmente a todos los escudos tratados en este artículo

pero con una pequeña variante. Dice así: "Por pasar la puente pondreme a la muer­ te". Otra forma algo más moderna, y la más común es "Por pasar la puente me pondré a la muerte". La diferencia entre uno y otro es el cambio que ocurrió en castellano idioma en le que ‘‘pondreme" se convirtió en un arcaísmo y fue sustituido por "me pondré".

Pero sin duda alguna, lo que lingüística­ mente más nos sorprende es la forma "la puente" en vez del esperado "el puente".

No es un error sino una forma arcaica que, curiosamente, se ha mantenido viva en las Encartaciones y la zona oriental de Cantabria. La razón de ser esta curiosa for­ ma es que la palabra puente viene del latín pons, pontis siendo femenina en latín. Por ello, en el castellano antiguo siguió siendo femenina hasta que una norma fijó que todas las palabras finalizadas con "-e " serí­ an tomadas como pertenecientes al genero masculino. Una curiosidad añadida, como vemos.

El origen del escudo esta en el linaje de la familia Puente, originarios de Artzentales,

S c u d o de ta torre

más concretamente de la casa torre de La Puente. Ésta se encuentra en el barrio Traslaviña, enfrente de su iglesia parroquial donde también podemos ver su escudo.

Originariamente, la torre era más alta y tenía cubos redondos en las esquinas además de los escudos familiares que todavía existían en el siglo XVII. En dicha época el edificio era propiedad de los Hurtado de Mendoza de Vitoria.

Por razones de otra índole -expansión del linaje- también podemos disfrutar de dos bellos escudos similares en Turtzioz: uno en la fachada de la antigua torre y, el otro, en un palacio más tardío. ¿Pero qué mensaje se nos pretendía pre­ tendían transmitir con los extraños elemen­ tos de su escudo? La verdad es que no se sabe con certeza y por ello son varias las explicaciones habitualmente dadas. Según la más tradicional -más bien la más cercana al linaje- el puente sería el del apellido y la cabeza de moro pretendería recordar que dicho linaje luchó contra los musulmanes en la llamada Reconquista.

Existe, sin embargo, otra también extendida explicación que nos da unas con­ vincentes razones de ser para el escudo mucho menos gloriosos para el linaje en cuestión. Veámosla.

Los poderosos señores de la Torre de la Puente tenían la potestad de nombrar los alcaldes del valle de Artzentales a su conve­ niencia y capricho. Considerando los vecinos

del mismo que ello era un abuso para con su jurisdicción señorial, acudieron a la Real Chancillería de Valladolid, equivalente en la época del actual Tribunal Supremo, a exigir la desaparición de aquella injusta situación de indefensión. Cuando, después de cele­ brado el juicio, un vecino del vcille traía la sentencia favorable a las reivindicaciones populares, 1ue asaltado en el puente de

Miranda de Ebro por agentes de los dolidos señores de la Torre. Irritados por la humilla­ ción sufrida, no dudaron en ordenar que se arrojase al Ebro al desdichado mensajero. Así se hizo, falleciendo ahogado.

Lejos de acobardarse, el pueblo de Ar­ tzentales continuó con su particular revolu­ ción y, ni corto ni perezoso, entabló deman­ da criminal contra los señores de la Torre, a la sazón, la familia Puente-Hurtado de Mendoza. Nuevamente, las autoridades ju ­ diciales del momento se hicieron eco de las sensatas demandas populares. Así, el juicio fue ganado por los habitantes del valle.

Entre otras penas y a modo de castigo por el cruel asesinato, se les impuso a los señores "como afrenta perpetua" que en su escudo de armas figurase para siempre la leyenda en cuestión: "Por pasar la puente pondreme a la muerte". De ser real esta his­ toria, el puente almenado que observamos tanto en el escudo de Okondo como en los demás sería el de Miranda de Ebro. Y la tan manida cabeza de moro no sería tal, sino la del desafortunado mensajero arrojado al Ebro. Todo un vuelco en los honores épicos legendariamente atribuidos.

En cualquier caso, la presencia de lemas en los escudos no es nada extraña. En algunas ocasiones, incluso, llegan a ser un medio para comunicar una serie de amenazas nada vela­ das. De esta fonna el escudo de los Martiartu (hoy en el municipio de Getxo) se dice: "Kaltea dagianak bizarra lepoan" ("El que haga daño la barba en la espalda" o sea, que se guarde las espaldas), el de los Butroe (Butrón) "Butroe zelan da orok dakie" ("Todos saben como es Butrón"), la de los Zarautz "Ez ukitu" ("No tocar") y la de Lizaur en Andoain "Jo ta eragotzi" ("dar y desgranar").

E s c u d o de la iglesia de T ra sla v iñ a (Artzentales).

Poco más puede decirse sobre el escudo de ese magnífico palacio del barrio Irabien de Okondo. Más que nada porque no exis­ te apenas más información que las leyendas, difusas y contradictorias entre sí. Eso sí, hemos pretendido con este artículo llamar la atención sobre uno de los pequeños detalles que hacen tan interesante este verde valle de Okondo. Esperamos haberio conseguido.

MIkel GorrotxategI Nieto Seaetario de la Comisión de Onomástica de Euskaitzaindia.

Aquí es fácil vivir Hemenerrazada bizitzea Gure Herria

OROZKO

apuntes

GEOLÓGICOS DEL MACIZO d e g o r b e l \>-V m

:

Badira zientzia batzuk, errealitatearen ikuspeg. zeharo berr. bat emateko ahalmena dutenak. Hauetako bat, geologi da Hórrela gauzak, ustez, ondo baino hobeto ezagutzen dugun Itxina aldeak zenbait gauza berri du gurí erakusteko. koral-uharri bat zen Itsaso epel batean. Paisaiaren irakurketa bat egingo da, beraz.

FO TO S : JU A N JO HIDALGO

îlA A A A A A A A A A

A A AAAA AAA AAA A AAA El macizo de Gorbeia, junto al resto de sierras y macizos del País Vasco (Urkiola, AitzkorrI, Aralar, Toloño-Cantabria, Sálvada, etc.), se encuentra integrado en lo que desde un punto de vista geológico se ha denominado "Cuenca Vasco-Cantábrica", la cual consiste en una gran cuenca sedi­ mentaria de dirección E-O que constituye ta continuación occidental de la Cordillera de los Pirineos, si bien tiene una identidad pro­ pia que permite diferenciarla claramente del dominio pirenaico.

La edad de los materiales rocosos que afloran en la Cuenca Vasco-Cantábrica, incluido el macizo de Gorbeia, no alcanza los 230 millones de años (230 Ma). Se trata de rocas relativamente jóvenes si se tiene en cuenta que los materiales más antiguos que bordean parcialmente la Cuenca tienen una edad superior a 250 Ma, que las rocas más viejas de la Península Ibérica rebasan los

500 Ma, y que la edad de la Tierra se esti­ ma en 4.500 Ma. Las rocas o materiales litológlcos que podemos encontrar en el macizo de Gorbeia en su mayoría tienen una edad comprendi­ da entre 90 y 140 Ma (Cretácico inferior) y son principalmente lutitas (limos y arcillas Ittificadas), areniscas, calizas, términos inter­ medios entre estos tipos litológicos (como por ejemplo las margas, que corresponden a rocas intermedias entre calizas y arcillas) y conglomerados. Estas rocas constituyen grupos litológicos de los cuales cabe desta­ car dos conjuntos, por constituir los elemen­ tos del relieve más conocidos: 1. Calizas de origen arrecifal con predo­ minio de corales y rudistas. Estas rocas con­ forman, entre otros, los conjuntos de Itxina y Aldamin, los cuales constituían constmcciones arrecifales desarrolladas entre hace 100 y 110 Ma en medios marinos arrecifa­ les. En este sentido, el frente del macizo de Itxina que se ve desde Orozko (zona de las Atxas y la peña Axkorrigan) representa el talud frontal de una construcción arrecifal que, en aquel tiempo daría paso a una zona de mar más profundo. En estas calizas se pueden observar a simple vista los rudistas (tipo de organismo bivalvo fósil), a modo de nervios de geometría variable, arqueada o curva, cerrada, semicerrada o abierta, que se encuentran cementados en la roca.

2. Altemancia de areniscas y lutitas fun­ damentalmente. Estas rocas forman las cimas de Gorbeiagane, Berretin, Burbona y Oketa, y representan un ambiente de sedi­ mentación de tipo deltaico.

G ra n G rie ta C entral de Itxina.

AVN lA i

Desde un punto de vista estructural, las rocas que afloran en el macizo de Gorbeia forman bandas rocosas de dirección NO-SE (desde Orozko hacia Gopegi) que constitu­ yen una potente serie sedimentaria confor­ mada por capas o estratos aproximadamen­ te planos apilados unos encima de otros e inclinados suavemente hacia el SO (valle de Zuia), de manera que si nos desplazamos

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FRENTE ARRECtFAL DE ITXIN A

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desde el SO hacia el NE (es decir, desde Zuia hacia Arratia) las rocas que aparecen son cada vez más antiguas. Tal monotonía estructural tan sólo se ve interrumpida localmente por leves ondulaciones de la serie, consistentes en pliegues muy suaves que se extienden por la ladera O del Berretin. Otro rasgo estructural destacable en el sector de Gorbeia es la presencia de una red de fracturación definida por dos sis­ temas de fallas subverticales. Las fallas son planos de rotura que cortan a los estratos provocando un desplazamiento relativo de las rocas separadas por estas superficies. La rotura se produce por la respuesta frágil de los materiales rocosos a los esfuerzos tectónkos, a diferencia de los pliegues, que indi­ can un comportamiento dúctil.

Origen det macizo de Gorbeia En lo que concierne a la formación e historia geológica del macizo de Gorbeia, ésta se encuentra ligada al origen de la Cuenca Vasco-Cantábrica. Con objeto de comprender la génesis de este marco natu­ ral conviene dar primeramente algunas cla­ ves geológicas que tienen su base en la Teoría de la Tectónica de Placas, la cual ex­ plica la formación de las cordilleras y depre­ siones de la corteza terrestre. De acuerdo con esta teoría la corteza terrestre, enten­ diendo por ésta el conjunto de terrenos emergidos y sumergidos que constituyen la capa más externa del globo terráqueo, está fragmentada en numerosos trozos de bor­ des irregulares a los que se denominan "placas tectónicas". Estas placas, que tie­ nen un espesor de unos 100 Km., se mue­ ven muy lentamente unas con respecto a otras. Cuando dos placas chocan entre sí pueden surgir elevaciones como las cordille­ ras de los Andes, Pirineos, Himalaya y Alpes. Por contra, si las placas tectónicas se separan entre sí lo que puede originarse es una cuenca o depresión.

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En este sentido, la Cuenca VascoCantábrica se originó a finales del periodo Jurásico, hace 160 Ma, como consecuencia de la separación entre dos placas, la Euroasiática, al N, y la Ibérica, al S. Esta cuenca recibió una gran cantidad de sedimentos principalmente durante el Cretácico, entre hace 140 y 65 Ma, y el Paleògene, entre hace 65 y 37 Ma. Los sedimentos son muy variados y se depositaron tanto en ambien­ tes marinos como en deltas y lagos. La con­ solidación y litificación de estos sedimentos dio lugar a las rocas que forman el macizo de Gorbeia.

Al mismo tiempo que se estaba produ­ ciendo parte de la sedimentación, más con­ cretamente entre hace aproximadamente 100 y 25 Ma, la Placa Ibérica se estaba aproximando progresiva y lentamente hacia la Placa Euroasiàtica. El acercamiento y cho­ que entre las dos placas provocó la compre­ sión y levantamiento de los sedimentos acu­ mulados en la Cuenca Vasco-Cantábrica produciendo el plegamiento y fracturación de los estratos rocosos (esta misma colisión fue la causante del origen de los Pirineos).

Como resultado de este proceso, acaecido durante la Orogenia Alpina, se formaron una serie de estructuras generales de plega­ miento de dirección bastante uniforme, una de las cuales es el denominado Anticlinorio de Bilbao. Este pliegue, en fcwma de bóve­ da, se extiende con su eje según una direc­ ción NO-SE desde la zona de CastroUrdiales hasta la sierra de Aitzkorri. Precisa­ mente en el lado o flanco S del Anticlinorio de Bilbao es donde se encuentra el macizo

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de Gorbeia. La formación de este gran plie­ gue provocó el levantamiento y emersión de los estratos por la retirada del mar, de manera que la sedimentación dejó paso al proceso inexorable de ia erosión. Los agen­ tes erosivos físico-químicos alteraron el per­ fil de este pliegue, abriendo valles y perfi­ lando montañas, en definitiva moldeando el paisaje hasta aparecer tal y como se en­ cuentra en la actualidad; con un relieve re­ dondeado y suave en su vertiente meridio­ nal y un perfil más escarpado y abrupto en

la parte septentrional. Como dato significa­ tivo, se estima que los continentes son reba­ jados una media de 300 a 600 m de altura cada millón de años gracias a la acción ero­ siva de los ríos, tasa de denudación impor­ tante si se tiene en cuenta la escala de tiem­ po geológico. No obstante, hay que consi­ derar la heterogeneidad espacio-temporal del proceso de erosión.

El macizo de Itxína Finalmente, como plato fuerte que podemos encontrar dentro del menú paisa­ jístico del macizo de Gorbeia destaca el pai­ saje o modelado kárstico generado en las formaciones arrecifales que aecieron en el Cretácico medio, y que constituyen los sec­ tores de Itxina, Aldamin, Zubialde y Arralde, conformando todos ellos la llamada “ Unidad Hidrogeológica de Itxina". El paisaje kárstico se debe a los procesos de disolución (erosión de origen químico) que afectan a las rocas solubles. En este caso se trata de rocas car-

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bonatadas cálcicas (calizas) que son disuel­ tas al entrar en contacto con aguas ricas en C 02 fundamentalmente atmosférico. El fenómeno de la karstificación se ve favoreci­ do por las redes de fracturación presentes a diferentes escalas y/o otro tipo de disconti­ nuidades, que sirven de vías preferenciales a través de las cuales la disolución actúa con profusión (sobre todo a favor de las discon­ tinuidades horizontales). Ello posibilita la aparición de una gran variedad

^ .ïÉ S I de formas de erosión kárstica, tanto superfi­ ciales (dolinas, lapiaces,..) como subterráne­ as (cuevas, simas, galerías,..), y la existencia de fuentes o surgencias de agua.

De todos los conjuntos kársticos citados resalta el complejo kárstlco de Itxina por la espectacularidad de sus formas superficiales y subterráneas. El pequeño macizo de Itxina está bien delimitado topográfica y litològica­ mente; En él. las calizas an-eclfales forman

una meseta elevada y cerrada de aproxima­ damente 6 km2 , cuyas cotas se mueven entre los 900 y 1.300 m de altitud. El com­ plejo de Itxina muestra un estado de karstifi­ cación avanzado, superior al de Sierra S^vada, y se caracteriza por la ausencia de corrientes superficiales organizadas y el des­ arrollo formidable que adquieren las formas de absorción de agua superficial (dolinas

y simas), las zonas de lapiaces y \os conduc­ tos kárstkos (cuevas y galerías subterráneas).

Las dolinas son pequeñas depresiones de cont(xno circular u ovalado que tienen su origen en la disolución del macizo de roca en zonas de intersección de fracturas, o en el hundimiento del techo de una cueva o gale­ ría subterránea, fomiada a su vez y previa­ mente por la disolución de la roca mediante la acción del agua. Sus fondos, en ocasiones, quedan rellenos por las arcillas que se gene­ ran en la disolución de las calizas.

La superficie del macizo de Itxina está cuajada de dolinas, algunas de ellas muy grandes. Las simas representan morfologías originadas por disolución vertical que consti­ tuyen grietas estrechas de paredes lisas y profundas en conexión con la superficie. En el caso de Itxina, las simas y otros sumideros suelen alojarse en el fondo de las dolinas.

Los lapiaces son formas de disolución superficial que se caracterizan por producir en la superfìcie de las calizas rugosidades y acanaladuras importantes, en ocasiones ori­ ginando aristas cortantes. Por su parte, las cuevas y galerías constituyen morfologías de disolución en relación ai flujo subterráneo horizontal y aparecen en Itxina horadæido el macizo rocoso en tres niveles o pisos dife­ rentes, a veces tapizados por estalactitas (crecimiento desde el techo) y estalagmitas (crecimiento desde el suelo). Estas últimas son producidas por la precipitación del bicar­

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bonato càlcico incorporado al agua tras la disolución de la roca caliza.

El bicarbonato que no precipita, es decir, que no vuelve a formar roca, continúa disuelto en las aguas pasando a la red hidrogràfìca local, de ahí que las aguas provenien­ tes de los macizos kársticos calizos sean ricas en bicartxinato càlcico.

Entre las formas erosivas producidas por la acción disolvente del agua resultan significativas las cavidades horizontales de Supelegor, Otxabide y el Ojo de Atxuk), que servía de entrada a una red de galerías en el pasado. No obstante, la mayor cavi­ dad del macizo de Gorbeia, con 12 Km. de desarrollo, se encuentra en otra red subte­ rránea ya emblemática, el sistema de Mairulegorreta en el barranco de Zubialde.

Josu Azkarraga Geólogo

GORBEI

Autos Maskuríbai Concesionario Oficioi O p e l paro ei A lto Nervión.

Pol. In d . LA U D IO K O -IN D U S T R IA L D E A K .

Pobellón 6-4. B*". Gardeo, s/n.Tel. 94 672 47 99. LLODIO, LAUDIO. E-mail; moskuribai@sea.es W \> \ l .\

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tgaraj'&ftean Baranbio aldean zeuden meategiak. f lehengaiak ateratzen ziren, hurrenez hurren, beruna L Autoreak, aide dokumentala eta ianda-irakurketak tioak aztertu ditu bere Ian hau garatzeko.

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Todavía le resulta chocante a alguno asimilar que en su entorno más próximo, el cercano monte al que se dirigen sus pasos cuando da un paseo, fue en el pasado un intenso lugar de trabajo, un punto sobre el que se desplegaron hombres y herramien­ tas, máquinas y medios para arrancar a la tierra pedazos de riqueza en forma de minerales. Esto nos sucede cuando habla­ mos del coto minero de Baranbio, un bello paraje sólo deformado por el paso elevado de la autopista A- 68 , un profundo y angos­ to valle que excavó el Altube y que hoy. alejándonos hacia el Oeste de las vías de comunicación, nos descubre un monte soli­ tario cubierto de masa forestal y pastos, donde el ganado remolonea a sus anchas.

Pero bajo esa idílica apariencia, se escon­ día el filón de mayor importancia y mejor aprovechado de todo el territorio de Alava, el que deparó una vida productiva más larga e intensa. Este filón era de blenda y galena asociadas, es decir, se beneficiaban dos minerales; el zinc y el plomo respectivamen­ te. Aunque ya existieron labores con anterio­ ridad, la etapa de la minería contemporánea en Baranbio se abre poco después de la

nueva ley de minas de 1825. Estas primeras labores se localizan en torno a la cima del monte que separa Baranbio y Berganzagoiti (la zona medio occidental del filón).

Los inicios mineros y ias guerras carlistas La primera de las minas registradas es la San Antón, cerca de la cumbre, explotándo­

se ya entre 1827-1832 por promotores ale­ manes. Durante la primera guerra carlista fue aprovechada por la "facción", extrayen­ do plomo para fabrícar munición; es decir, se beneficiaba la galena y se arrojaba la blenda a las escombreras.

Abandonada algún tiempo, en 1855 se vuelve a poner en explotación, y será éste el primer expediente de la Jefatura de Minas en Alava. El registro lo hizo Valentín Valdés y López, vecino de Baranbio. quien consi­ guió título de propiedad en 1857. Empieza una etapa que durará unos 20 años (186080) en la que se benefician sobre todo las ricas escombreras despreciadas en la guerra, y produciendo sobre todo zinc -el ingeniero vizcaíno Adán de Yarza calculó en unas 10.000 toneladas el mineral extraíd-.

P la no en planta de S a n A n tó n , la prim era m ina explotada.

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Las minas fueron de nuevo incautadas por los carlistas en las Segunda Guerra -el plomo tenía un alto valor estratégico-, y ya para entonces habían empezado a presen­ tarse nuevas demarcaciones de minas, que se extienden a derecha e izquierda del filón (hacia Baranbio y hacia Lezama). Una de las más importantes. La Terrible, situada a la derecha de la carretera Altube-Llodlo y junto al pueblo, será registrada por Carlos Brusch Arany, afincado en Burgos, quien en 1902 la cedería entre otras a Lorenzo Arritza y Badosa, de Bilbao, director inge­ niero que mantuvo la precaria explotación hasta 1920.

su cuenta, se convertirá en titular de las de Benita, Demasía a Benita, Jacinta y H e r­ m inia. entre otras, arrendando la extracción

a otras personas.

Ninguno de ios dos propietarios mayoritarios del coto actuaron directamente en la explotación: entregarán minas y material en arrendamiento a una compañía bilbaína, la Sociedad M in e ra Euskalduna. Su director técnico, Ceferino Langa Martínez, realiza en 1896 una reestructuración de las labores: retoma la Calería Estrella, donde se centra-

La Sociedad Minera Eusl<alduna Pero los dos personajes más importan­ tes a fines del XIX en el entorno de las minas de Baranbio. son el vitoriano Amador Guilarte y el gijonés Alfonso García Morales. Guilarte actuó en nombre del segundo, ausente por residir en Asturias, consiguiendo la demarcación de algunas minas y la compra de las más antiguas (entre ellas, las de San A n tó n n " 1. y D ' San Anión) a favor de Morales. Además, él por

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ron en adelante los trabajos y las minas más cercanas en dirección occidental: reaprovechó también las antiguas instalaciones de los alemanes, un edificio alargado de barraco­ nes y una casa de mina -vivienda hoy total­ mente derruida-; levantó el rústico lavadero cercano a la mina Benita (piscinas de decan­ tación aprovechando los arroyos cercanos); estableció un cable automotor alimentado desde la pequeña central de Berganza para transportar el mineral a Baranblo, y creó un pequeño puente de comunicación entre las dos orillas, para trasladar el mineral a carros de bueyes. En definitiva, esta sociedad intentó la renovación y modernizó la explo­ tación, hasta entonces poco menos que artesanal, tomando mano de obra en el pro­ pio entorno (Baranbio. Berganzagoitia, Berganza. Lezama, etc.). Pero la mina San Antón, origen del coto, y su aledañas, empezaron a declinar y a ofrecer rendimien­ tos irrisorios, lo que obligó a la Euskalduna a centrarse en el lado occidental, vertiente de Berganzagoiti, tras haber realizado un fuer­ te desembolso en la infraestructura de transportes. Por entonces ya se había relizado algunas labores importantes en la mina La Esperanza, al lado del río, frente al núcleo principal de Baranbio.

Fase principal con J.T.Rementeria Será a partir de 1902-05. con la llegada de Juan Tomás Rementería, también de Bilbao, cuando se dé en el criadero de Baranbio la fase extractiva más intensa. Este personaje compró algunas minas y se hizo cargo del grueso del coto en 1905. relevan­ do a la cada vez más paralizada Euskalduna.

Realizó un segundo replanteamiento de la explotación. En esta fase se reactivan las labores de la veterana San Antón y sus colindantes, y además se aumenta el traba­ jo en la mina La Esperanza, alcanzando su pozo maestro Bat los 40 m de profundidad.

Para ambas minas se construye en 1910 junto al río un moderno lavadero con gran­ des adelantos técnicos. Con cuatro máqui­ nas de vapor, dos para las labores de extrac­

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ción del subsuelo y otras dos para generar energía eléctrica, monta un complejo siste­ ma para clasificar y despojar al mineral de lodos y arcillas, contando con hornos seca­ deros. separadora magnética Wetherill, lavadores mecánicos y trómeles clasificado­ res, mesa de percusión y diversos tamices y parrillas, pozo de decantación, etc. Además, aprovechó para la alimentación de los tró­ meles, la presa y cauce del molino adyacen­ te, hoy también desaparecido, instalando una noria que elevaba el agua hasta estos artefactos de lavado y criba.

El uso del artefacto ideado por Price Wetherill en 1900, y que resultaba especial­ mente adecuado para la separación de las blendas, alteró sin duda la primitiva estruc­ tura laboral de las minas. Haciendo uso de las propiedades magnéticas de los metales, este sencillo campo de electroimanes permi­ tía mecanizar las labores preliminares de escogido, realizadas hasta entonces por per­ sonal poco cualificado al que se retribuía con bajos salarios, prioritariamente mujeres y niños. Además, la clasificación por tamaños venía garantizada por la presencia de los tró­ meles o cribas de tambor, completados con una mesa round-buddie -un avance respec­ to a las mesas alemanas durmientes-, que por decantación y con la ayuda de brazos móviles con escobillas, regularizan la masa (mineral, agua, barros) que proviene del trómel y consiguen una casi mecánica clasifica­ ción de riqueza en anillos concéntrícos. Sin duda, el esfuerzo por mejorar y acelerar el proceso de tratamiento inicial del material extraído era importante.

El final de las minas Las minas vivieron un cierto esplendor, quebrado rápidamente por la crísis y caida del precio del plomo a fines de los años 20 .

En 1933 las minas base de la explotación de Rementeria -L a Esperanza. Aumento a Esperanza, San Antón y Benita-, se encon­ traban cerradas. La Guerra Civil produjo graves deterioros en las instalaciones, pero la fase de bloqueo internacional, comercial

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De esta última etapa proceden la mayor parte de los testimonios físicos que quedan en el entorno. Aún pueden apreciarse, a pesar de la acción natural, parte de las escombreras en el monte, y si se procede con cuidado se localizan incluso los pozos mineros (en su mayoría cegados o sellados).

Sin embargo, las estructuras arquitectónicas han desaparecido prácticamente hasta la línea de cimientos. Incluso pueden identifi­ carse mejor la casa y barracones obra de los

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y político, animó a los propietariob a un intento de reapertura en los años 40. Se hicieron algunas reparaciones y se ensayó de nuevo la extracción en las galerías, pero las minas de Baranbio asistían a su propio canto del cisne: en 1946 se hallaban total y definitivamente abandonadas.

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alemanes hace ya más de 150 años en la cima, junto a San Antón, que lo que fuera el lavadero de principios de siglo junto a 1 .

Aquí sólo vemos dos caseríos aislados que preceden a la explanada establecida junto al río para las labores de preparación del mine­ ral. Estructuras casi irreconocibles, donde la vegetación trepa por los muros de piedra y se enseñorea del gran depósito de lodos frontero, único testimonio visible de la plan­ ta de tratamiento, desmantelados el tendi­ do de cable automotor tipo Hodgson que bajaba desde la cima, la chimenea de las calderas y la compleja maquinaria que sirvió a la explotación de galena y blenda junto a La Esperanza.

El pasado minero del coto se oscurece.

Sus huellas, antes motivo omnipresente en un paisaje totalmente alterado por la mano del hombre, van desapareciendo y poco a poco se desdibuja en la memoria colectiva este intenso trabajo, olvido del que preten­ den rescatarlo estas breves líneas.

M* José Torrecilla Arqueóloga Más información en el libro: Arqueología Industrial en Alava, del que es coautora junto a M . Ibañez y M . Zabala

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BLENDA: Sulfuro de zinc, mineral del que se extrae el zinc (color variable del amarillento al rojizo oscu­ ro) CABLE HODGSON: Ingenio mecánico para trasla­ dar el mineral desde los cotos o criaderos a los luga­ res de limpieza y beneficio, mediante baldes metáli­ cos suspendidos de un cable aéreo, que retorna al coto los vacíos por el peso de los llenos, ahorrando energía y adecuados para fuertes pendientes.

COTO MINERO: Término superficial definido sobre el que se realizan labores de extracción minera DEMASIA: Terreno comprendido entre varias minas y que no llega a constituir una pertenencia DENUNCIAR UNA M INA : Acudir a la autoridad competente el descubridor de una mina o el que quiere alguna que está abandonada, para registrar­ la a su nombre y así asegurarse los derechos de pro­ piedad sobre su explotación GALENA: Sulfuro de plomo nativo, de color gris y brillo intenso. Es la mejor mena del plomo GALERIA: labor subterránea horizontal, entibada y asegurada, que permite el paso y se hace en las minas para beneficiar el mineral, ventilar, comunicar y desaguar

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LAVADERO: Instalación más o menos compleja para el tratamiento preliminar de los minerales extra­ ídos: se persigue en ellos eliminar barros y partículas extrañas, para que el mineral quede lo más limpio posible.

MENA: Mineral metalífero t ^ como se extrae del criadero, estado natural MESA DE ESCOGIDO: Mesa sobre la que se vier­ te el mineral una vez lavado, para su clasificación (por tamaños, por riqueza metálica, etc.)

M INA: Excavación hecha para extraer algún mineral, PERTENENCIA: Espacio acotado en propiedad usufructuaria para la explotación minera; correspon­ de a una unidad de medida superficial para las con­ cesiones mineras cuya extensión ha variado con las leyes y hoy está reducida a un cuadro de una hectá­ rea.

POZO: Agujero vertical para descender a las minas; en menor diámetro se usan también como ventila­ ción TRÓMEL: Ingenio mecánico con forma de gran tambor de lavadora cónica, en el que se introduce el mineral y una fuerte corriente de agua VENA: Filón metálico

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Amunioto Udaio Ayuntcmlento de Amurrio

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Cuando en el número anterior de AVNIA hablábamos de la misteriosa ara que en su día apareció en Gordeliz (Artziniega) y de la que hoy desconoce­ mos su paradero, comentábamos que su primera noticia se dio a cono­ cer a través del Diccionario Geográfico-Histórico de España de 1802. A pesar de ello, reconocíamos no saber quién fue el que informó de su aparición.

Casi por casualidad, hemos encontrado dicha información: su noticia la dio Prestamero, Insigne investigador nacido en Urizaharra / Peñacerrada (Álava) en 1733.

El documento en cuestión consiste en dos dibujos de la Inscripción encontrada y forman­ do parte de un legajo custodiado en el Archivo Provincial.

Añade además una breve nota a un lado y que dice así: "En el camino que desde Arciniega se va a Gordeliz, quarto y medio de legua de esta villa, en los pasos que lla­ m an de Gordeliz, pasado el rio, se hallaron el año de 1787 algunos sepulcros de piedra con osamentas de hombres y allí m ism o una piedra de seis quartas y media de alto y tres de ancho con la inscripción y figura siguiente copiada p o r m i en 14 de octubre de 1788 con la exactitud que perm ite lo gastadas que está (sic) las primeras letras en m edio de haberse hallado enterrada. A lta : 54 pulgadas; Ancha: 30, gruesa 2 1 " Sabemos ahora que la junta encargada de elaborar el Diccionario de 1802 había encarga­ do a Lorenzo Prestamero la descripción de varías Hermandades alavesas. Junto a ellas hizo una copia de infinidad de Inscripciones y que es de donde hemos sacado este documento que tan valiosa Información nos aporta.

Conocemos además que Prestamero realizó en su casa casi un museo con infinidad de materiales recogidos. ¡Quién sabe sí esa es la pista para que algún día reaparezca el ara de Gordeiizl .

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Lusagar edo, bestfii>arik, patata izénaz ezagutzen dugùn "4 eguneroko tu b eiìA lua k uste baino historia ezagugarriagoa' du. Ameriketatik ekarrì zenetik, era askotakoak izan ziren bere k o p tsu ^p a ekiditeko ipini ziren a itza lm i^ A zk e n ik ,. gure n^iüiiefhra heldu eta, harago oraindik,vfl^arteareh garape^àean gakoa izan zen.

TE X TO : XABIER ORTTZ. PrbfeSo^*c ( ^ a Escuela de Hostelería de Dmostia F O T O S : F E L IX M U G U R U Z A

La patata, de la censura al recurso La patata, principal partícipe de^ualier cocido, guiso o estofado, comf honor de las carnes, potajes u hor tubérculo que al caer en la be rompeiibrando su ju g o ^ fécula, d ^ perar uriaSaíga c e n Ä it^ y ^ antes de h W ea r en nuestr^M ggnes.

Se trat»del tercer alimepfo más consu­ mido del rrlundo, detrás delfcan y del arroz.

Se siembrá en los cinco corfcnentes, siendo Rusia y Polonia los maydres cultivadores, 50% de la produ^oón mundial, es mi intenci(^ a n a j^ r la situación la patata^líno la ^ ^ n s a ^ b a j o ordar las calamidades lejo mundo cuando llegó de padecí las Améri Se sitú 'la llegada de la patata a la península e el año 1535, en la segunda los hermanos Pizarro. Existe expedición ~o probable que comenta su una versión

llegada l^ ra v é s de Cristóbal Co# el cronist*de los Reyes Católicos, Pee Martín d e l^ b | ^ ¡ a las pasada en 1516. P e r o ^ B r o r o de C ieT á^ue toma parte en las B^ediciones de Pizartp, quien decide e n v i^ una partida a la peri|rmtf|. además de /escribirias: " Las papas a m a n e ríM turnas (trufas) de tierra. eTcual da ta n ü ^ n a por de dentro cocida; no tiene cáscara, ni c a ^ ^ r r íá s que lo que tiehe /, de la 70 de la tie K p o r q u e también nao ti ra; como ella; produce hierva ni lás ni menos que la amap Los incas las comían h o directa*

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mente asadas en cenizas cultivadas en pequeñas terrazas, en las’ a' pendientes donde vivían, a más de 3000 rri <Je altua. Se trataba de una especie de patat ida, harinosa y muy pequeña, de mparación con la trufa. Se tiene constatres de ria fu e ro fl| Tw»rn pmnp7í

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a. C. Mierrtras ontradas a mayor aftura son a 44pO m.

La patata llegó con fines den^ tíficos^y su primera hdón fue la ornameh- ^ tai, y como se nstata en un convento j dtf^évíHa de Después sería utilizado como foYraje pal nimales, pero en ningún caso pafe el con’ humano. De hecho fue envuelta en un eola fatalista, y la Ha­ marón la "plantá, ya que-íft patata no se 'a. Fue también c o n s i d i ___ ìnenosa^maiévolà, ocasionarlS ''l^pra^la disentería, ímás de catalogada c f g ^ ingrediente de conjuros y brujería. Y por si fuera poco, cambiada de nombre, de "papa” a "pata­ ta l, ya que algo p r o fa ^ no podía ser denomikado con el m lsriTW w iino que el Papa, rianda dondelínicamente % tack la patata, un odí ^ sm ao iTBcursos. Llegó a las Islas B riW w s dé mano del pirata Drake entre 1916 y 1590, quien las había robado a tas n a \ ^ españo­ las en Cartagena^de Indiás.

Parrriéntier, esUu^so de la pata l/asta mediadosjpel siglo XVIII, la pata­ ta sería rechazada* ¡jjor los campesin fecha en la que irnm >e el principal naje y p ro m o to r''d ^ ^ 4^ rc u lo . FraKWsrse ía sumida en u n a ^ i ^ a i s i s j iSbnómica. espués de la G u e r r a tt^ ^ B e te Años la hambruna era general:-Pa9 |pntier, nuestro personaje, científico m ilita ^ u e había caído preso en Prusia, se pasó tr tó ^ o s comiendo patatas, el "alimento de Cuando volvió a Francia, se dedicó cul­ tivo y de los valores alimenticios de la^atata. Así, observando sus ('entables posibilidadfes^e las presentó a Luis XVI comp recurso par5 paliar el hanibre general. Convencido ^el Rey, ideó ui™ prm a ingeniosa promoclonarla, y p a ra H o hizo guardáis campo donde e s t a l| p H Í lK lB r i| f i la$ :atas durante el día, quitando noche para que los curiosos hai basen este "alimento de reyes", patata era cultivada, conocida y a¡ en mudlDs lugares de Francia.

^en Euskal Herria... los arTcWliiales y comerciantes qi con sus bateos dJríanda, veían el tenía la patata uellas tierrasjjba Real Sociedad Baso A m ig M ^ e l País, receptiva a los prcKÍuctós^ sistemas de otras tierras, de en 1772, por mediación del Conde e Peñaflorida, traerse una partJda de pata' para investigar. La p ^ b a "j^e a liz a e ien'as de la parroquia ^ ^ ro n d o , en Bergara. Previe los ilu s tr^ K vascos se habían p contacto Parmentier para instrucciónj El párroco R. C Aldaeta re<»e 14 tubérculos que siem brA ^em ás, logra ta muy mezclando con la de ^ ^ ^ ^ B le g u í a panificarla, un a v a n c q f m B í ^ r aquel entonces go se había encarecido mucho.

Prudencio María Verástegui, saca sus conclusiones, y divulga los beneficios que tpdía aportar a los labradores y a la poJ¡

í se siembra la génesj« 'c u ltiv o de í i T > á í & p rim e ro en tu s k a l lerria, y más concretam ente en Araba. Y después en el resto de la península.

Pero no fu e l le ^ ^ y besar el santo. En ^un principio no ty v o una gran aceptación, que en 1 ^ 7 las Jui||^s Generales de m a los agricu“ “ de sus m enos en tres cele árrocos las autoridades Ifropaguen sus excelenci minaciones primeras o sagarra", que re n algunos que ho lugares de' "m anzana de te rre " que de las d e n o m in a M p T q u e se registró guerras carlistas. T t ^ e k o to n to rra k ", das po r los s o ld a o s ham brientos a los baserritarras. Su m d u c c ió n es la de "b u lto s de debajo d e ^ » ^ C uando se u tili^ b a

( t o n f o S e ^ ^ ^ W t e n í e n d o # ^ o prin cipal cliente al desaoStepdo cerdSichato de Araba.

He r e c o g id o ^ a curiosa a p l i c l ^ n de la patata h a llc u ^ n up a n tig u o lib ro n e las C a rr^ lita s d a ffia s te iz . Eran tratadas lo m o frutáSi^yá q JW a s qpcían con vin o y aztcar, b si de una c b ijip o ta se tratase. L a s \r iras patatas se consumían asadas en c ^ , y reem plazaron á ja s castañas com< caliente. siglo XIX M crea la granja aute p parj a ra ^ K o ie jo ra de ta '^ r ic u i* ' gen^ o de sus téca Francia para la patata y m ejorar su cultivo. Eí innovaciones, co m o a b o n o en suelos an o s em plearon os la cal. el estiércol, y en los suel Bizkaia y G ip u z k ie ro n de aba las patatas p a j í la i e x 'c e i^ te calidad, exten

mas cho" pios del

-A

Im p e ra tivo ades alim entarias, costo y alta renlos agricultores p a ta ta bizcoIX y princi-^ ajó la caf

1

• 'V . dad de la patata, y fá posguerra '10 la guerra. Hasta m edía¿Vdel lo llegaría la “ Palagán” , u tin w a en Francia y Alemania, y que supondrí.W : salto notable a la excelencia del producto,"' e in ic iá n d o ^s u despegue como artícufc . ; comercial, ^ w r á n a su vez también las ^ ‘‘S p u n t a ' ' j ^ ( B | ¿ \ ‘^Red Pontiac” ...

El V fS e junio cíe"T!>iltí^ creó el Label ifidad de !a patata alavísaj aparecie^. ín el sello una señora p a t ^ í r o n Rocina y la "K " como signo de calidad: actualidad la producción anual de .es de 25.CXX) ta que bre, nos ha dejado t a m l ^ ^ 9«ei|||]teS::¿lato sjO T K /la porrusalda, la patata ifí^ B fa r ia n te de las patatas a la ríojai Araba oila tortilla de patata, inventada del general Zumalakarregi en segundJftuerra carlista.

os últimos renglones vayan de Los a la saÚ j^ría popular Un olvidado raba 4 ¿ce que llevando una bolsillo r ^ ^ o s atacará el reum< gota. Y en O^kina existe una recogida por J.M. Barandiaran, d< cir los c a m p o s \É k |||n ;^ c o n k /a la v e ra reliquia de S a n ^ P o r; para as^ ñas cosechas.

La porrusalda izar, un tesoro de la g, Quizá todos conozci mía s puerros con patata, porrusdd consta qu ila originaria bacalao se entra en el olvido la porrusalda se del siglo pescado, rando un órza frescura v> carnosa d La re o fe esÉffecada del histórico reá tario de la Marquesa de Parabere, escrito en 1932, en la que la patata es componente ctivo de una suculencia que tuvo gran popularidad. /-

Porrusalda C a n tid a d e s : 1/4 de kilo de bacalao.

2 cucharones de caldo cocido.

6 puerros.

2 cucharones de agua de bacalao.

4 patatas.

2 ajos.

4 cucharadas de aceite.

Pimienta negra.

P r o c e d i m ie n t o : Póngase a remojar el bacalao la víspera, escúrrase y póngase al fue­ go en una cacerola con agua fría; cuando rompe el hervor retirase del agua (resérvese ésta para luego); desmenúcese el bacalao.

En una cacerola al fuego póngase el aceite; fríanse los ajos; retírense y fríanse los puerros partidos en trozos grandes; después añádanse las patatas peladas y partidas en trozos regulares; reóguese un poco; agréguese el bacalao (desmenuzado o partido en trozos), désele unas vueltas y adiciónese el caldo y dos cucharones del agua del bacalao.

Macháquense los ajos; deslíense con agua y añádanse también.

Póngase algo de pimienta; déjese cocer durante una hora a fuego suave; rectifique ia sal

ZARZAS Y ARANDANOS Sendabelarren oraingo atalean masusta eta ahabiaz jardungo du autoreak. Lehenengoa, oso arrunta gure bidé bazterretan, minak arintzen dituen osagarri batzuk ditu. Agían, horregatík, sasi magikoa izan zen beste garai urrunagoetan. Ahabia, urriagoa, odoleko azukrea garbitzeko erabii daiteke. l-lorietaz gain, basafruitu hauek onak dira minbizia ekíditeko.

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Populares y apreciados frutos del verano.

No cabe duda que las zarzas son más conocidas y usadas que los arándanos, que por el contrario son menos frecuentes en nuestros campos, tal vez por la perdida de su habitad natural y la des­ trucción de los bosques en los cuales gusta cre­ cer. La zarza, habitual en lugares incultos y aban­ donados, posee una alta capacidad para repro­ ducirse y no tiene los inconvenientes del arán­ dano, que carece de espacios apropiados donde desarrollarse. Por el contrario, con los arándanos se recurre al cultivo de cara a buscar su aprove­ chamiento en mermeladas y como fruta cada vez más apreciada y consumida. Los arándanos nos interesan en el aspecto medicinal por sus propiedades hipoglucemiantes, es decir, para reducir el azúcar en sangre. Con este fin emple­ aremos las hojas, a ser posible de las variedades silvestres, procurando no destrozar las plantas y recogiendo solo una parte de ellas. También son apreciados por sus taninos que nos van a regular los intestinos (diarreas, llagas bucales, inflama­ ciones. gastroenteritis...), llegando incluso a recomendarse como preventivo del cáncer de colon, propiedad que también tienen las zarzas.

Así mismo mejora la resistencia capilar y favore­ ce una buena circulación de la sangre. Como veis, tienen unas propiedades interesantes y para aprovecharnos de ellas los tomaremos en infu­ siones, como fruta y en mermeladas, a ser posi­ ble de fabricación casera o del mercado artesanal. con poco azúcar refinado.

Las zarzas tienen propiedades similares e incluso mejores en otros aspectos. Las utiliza­ remos. al igual que los arándanos, para com­ batir las afecciones de la boca o de los intesti­ nos. También tiene efectos depurativos y antiinflamatorios interesantes para utilizarios en dolores y reumatismo (entre otros com po­ nentes tiene ácido salicilico). Por consiguiente esta abundante planta es altamente recomen­ dable para ser tom ada tanto en infusiones como en mermeladas y jarabes. Este potente y

energético arbusto espinoso crece en lugares telúricos y tenía ya en la tradición antigua sus atributos mágicos, para lo cual se usaban los brotes en form a de arco que enraizaban por ambos extremos. Los brotes así nacidos tenían propiedades cuasi mágicas y los antiguos hací­ an pasar por debajo de ellos a los niños débi­ les y con hernias, una tradición que también utilizaba robles y encinas para idénticos fines.

En elixires florales usaremos la zarza para canalizar y revitalizar nuestras energías físi­ cas, emocionales y mentales, desechando to d o miedo y desequilibro interno, y desper­ tando nuestra creatividad, autocontrol e ini­ ciativa. M u y buena para com batir los miedos y la perdida de control, así como para autismos y enfermos terminales.

RECETARIO: Infusiones: Cocer un puñado de hojas o brotes de zarza, o de arándanos, en medio litro de agua durante dos minutos, retirar del fuego y reposarlo 5 -1 0 min. Tomar dos tazas al día; Diarreas, inflam aciones, reumas, depurativo, colitis ulcerosa...

Arrope o jaJea de ZARZA (también se pue­ den hacer con arándanos): Cocer a fuego lento los frutos bien maduros o el zumo de ellos en parecida cantidad de azúcar de caña o miel has­ ta conseguir una consistencia de jarabe ligero.

Indicado para diarreas infantiles y de adultos.

V ino de Zarzamora: Cocer un puñado de brotes de zarza en vino durante 5 -1 0 m in. Reposar 2 -3 horas y filtra r.

Diarreas, aftas, heridas...

También lo podem os preparar como antiguam ente se hacia, ferm entando el jugo de los frutos maduros durante el tiem po necesario, obteniendo así un vino a n tiinfla­ m atorio, depurativo y cicatrizante.

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R evistas Y L ibr o s R e c ib id o s ...

GOLPE DE FORTUNA Gonzalo Ostagain Ediciones Ttarttalo/Colección Abra 230 págs.

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Estamos ante el prim er lib ro p u b llautor, este llo diano de p e rfil sencillo pero com plejo pensa-

m iento -n o en vano es ficenclado en Filosofía-, y sin embargo, auténtic o maestro del relato breve y de la literatura concisa pero concentra_ V da. En un sófo trazo resume una - 1 novefa, y ese gesto aquí lo ha repef * tid o en 164 ocasiones, alguna de Sellas de tres páginas, m ientras que otras apenas alcanzan las bes líneas. Leer a Gonzalo O stagain es un placer, aunque el placer como el veneno vaya en pequeñas dosis.

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El autor dei lib ro Plantas M edicinales en el País Vasco y herbolario particular de la revista Aunia, vuelve con el tema que m ejor conoce, pero esta vez desde un punto de vista d is tin to y poco estu­ diado. Es este aspecto m ágico y oculto de árboles y plantas el que in trig a a Gabriel, quien no duda en asegurar que tienen alma y que están habitados y prúté^idos p o r espíritus y seres de la naturaféza, a ios cuales se Íes debe pedir perm iso y hablarles cuando nos acercamos a ellas o tratam os de reco­ lectarlas.

ARMANDO LLANOS ORTIZ DE LANDALUZE

ERNIO-MURUMENDI

El décim o mapa de esta cuidada colec­ ción nos ofrece la p osib ilidad de descu­ b rir el macizo de E rnio-M urum endi, una zona de la montaña guipuzkoana bastan­ te desatendida po r la cartografía espe­ cializada. Realizado a escala 1:35.000, e im preso en un m aterial plástico resisten­ te a l agua y a las rasgaduras, es un más que interesante compañero de viaje, ya que además contiene inform ación ú til, datos prácticos y senderos de GR y PR.

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M a p a e x c u r s io n is t a Inés AAenendez Edita: Nondik

LA AAAGIA DE LAS HIERBAS Gabriel Vázquez M olina , Editorial Txertoa 240 págs. ■ , ■ ^

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PREMIO MANUEL LEKUONA 2002 Armando Llanos Edita: Eusko Ikaskuntza Euskera y castellano/117 págs.

El últim o premio M anuel Lekuona que establece la Sociedad de Estudios ^ Vascos-Eusko Ikaskuntza ha recaído sobre la persona de Armando Llanos, k B P V investigador y arqueólogo incansable ^ ^ 2 que ha sabido aunar profesión y devo­ ción en la misma actividad. Él mismo escribe su biografía rescatando aquellos episodios que le vienen a la memoria, utilizando una pluma suelta y espontá­ nea. No olvida hacer una semblanza de su obra ni de sus múltiples actuaciones, entre las que debemos destacar una que sin duda ha marcado su vida: el yacimiento de La Hoya, un poblado de la Edad del Hierro en Álava. t

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