AUNIA 15

U da

2006

V fr

a colada

^

Picas vascas Armas para un imperio Letrinas Singularidad histรณrica

La boina vasca

El ahora reno vado M useo Euskal H errla está a escasos m etros del Á rbol de G e rn ik a, y rodeado de un bonito p arq u e . Os ofrece un paseo por el h á b ita t y la his­ to ria de Euskal H erria en sus dos p rim eras plantas, d o nde se unen una im p ortan te colección con un gran rig o r histó rico.

Y si venís con niñ os, jóvenes y m ayores os espera la planta alta: cuentos y leyendas, ad ivin anzas, refranes, dep o rte, gastro no m ía, el euskera y la m úsica se nos o fre­ cen con las últim as tecnologías y audiovisuales.

Horario: DE MARTES A SÁBADO: de 10 a 14 y de 16 a 19.

DOMINGOS: de 11 a 15.

FESTIVOS: de 11 a 14:30 y de 16 a 20.

Lunes cerrado excepto primer y último lunes de octubre.

EUSKAL HERRIA MUSEOA - MUSEO EUSKAL HERRIA Allendesalazar, 5 48300 Gernika-Lumo Telefono : 946255451 Fax: 946 257 415 E-mail: euskalherriamuseoa@ bizkaia.net Pag. web: http://www.blzkaia.net/euskalherriamuseoa

Una exposició n fo to gráfica te m p o ral, “ E se n tziak " de Xabi O tero en el e d ificio anexo co m ­ p letan el conjunto. jVen a disfrutarlo !

Bizkaia

B iz k a ik o F o ru A ld u n d ia

D ip u tació n F o rs l de B izl(aia

E

D

I

T

O

R

I

E ltextod e una antigua saga escandinava cuenta qu en la parte más alta del mundo, en la tierra llamada Svithjod, se erige una roca enorme, de cien millas de altura y otras cien de anchura. Una vez cada cien años, y sólo una vez, sucede que un pajarito llega hasta la roca para aguzar su pico, hecho lo cual abandona el lugar. El escrito prosigue diciendo que, cuando la roca se haya gastado por efecto de ese gesto insignificante, habrá transcurrido un sólo día de toda la eternidad.

Es curioso cómo la percepción humana del espacio, si la pasamos por el tamiz del tiempo geológico, resulta dramática e insondable, como un abismo sin fondo y sin asideros. Es por ello que inventamos la ciencia histórica para medir el tiempo de nuestra actividad sobre el planeta Tierra, nuestros aciertos e infortunios, nuestras grandes obras y logros solidarios y nuestras miserias y peores vejaciones para con nosotros mismos.

Desgraciadamente, no disponemos de tanto tiempo como el pajarito de la saga escandinava. Se puede calificar de reciente nuestra presencia en este mundo, pero ya hemos rozado con el pico muchos de sus rincones, hasta el punto de desgastarlos con nuestra impudicia y poner en juego nuestro futuro. Somos capaces de lo peor y de lo mejor, de crear y destruir, de olvidar y recuperar.

Ponemos nombres a nuestros hijos sin saber qué significaban. Pensamos que sólo los viejos y los txapeldunes llevan boina, desconociendo que hace sesenta años era una prenda habitual en la cabeza de niños, mozos y adultos. Del mismo modo, metemos la ropa en la lavadora y apretamos un botón para que se haga la colada, sin intuir siquiera el largo proceso que mediaba entre la prenda sucia y su blanqueo final hace ya más de medio siglo, con la utilización de elementos tan extraños como las cenizas del hogar y la grasa del sebo. Sabemos de San Juan por las hogueras que iluminan el cielo en esa noche, pero lo desconocemos todo sobre su ermita en el barrio, sobre el momento de su construcción y si fue trasladada o no de lugar, hechos, en su mayor parte, sobradamente conocidos por la generación precedente. Por no acordarnos, ni siquiera recordamos dónde defecábamos u orinábamos hace 40, 50 ó 100 años, como si nuestros caseríos hubiesen dispuesto de inodoros y agua corriente desde el principio de los tiempos. Y qué decir de los ejércitos del Imperio español, abastecidos con las picas fabricadas en suelo vasco, utilizando la madera de jóvenes fresnos plantados y cuidados por nuestros agricultores en un intento de ingresar algún dinero extra. Nadie se acuerda de ello, salvo algún testarudo historiador. Llevamos poco tiempo en este mundo, como digo, apenas un segundo si lo medimos en términos geológicos. Pero, no obstante, ya hemos olvidado la mayor parte de las cosas que las generaciones precedentes realizaron en los mismos escenarios sobre los que actualmente nos encontramos nosotros, los herederos.

Sin duda, no disponemos de tanto tiempo como el pajarito de la saga y, seguramente, no estaremos aquí, pisando este hermoso planeta azul, cuando (a roca de Svithjod se desgaste por completo. A pesar de ello, a pesar de los pesares, no debemos dejarnos engañar por la prisa y actuar con la locura que nos caracteriza, mirando siempre hacia delante como si no hubiera existido el pasado. Detener el paso y volver la vista atrás ayudará a recordar, a recuperar del olvido lo que hacíamos en otro tiempo, en otros momentos de nuestra historia.

Estamos plenamente convencidos de ello, será ahí y no en otro lugar donde encontraremos la llave que abrirá las puertas del futuro, aunque sea un futuro medido, lo sabemos, en nuestra pequeña escala humana, nada que ver con la inmensidad geológica.

Ahí está la diferencia, precisamente, en que no somos roca sino pajaritos de paso que aguzan su pico.

José Antonio Azpiazu Mikel Gorrocxategi N ieto O lga Macías José Luis Solaun Bustinza M aría José Torrecilla Yulen Zabaleta

Infograííx->: í-ernando G . Bapiisra

M apas: N O N D IK

S

U

M

A

R

I

O

04 La boina y los vascos O l g a M a c ía s ARGITARATZAILEA

AUNIA K U LTlfRA ELKARTEA Torrea, 16 - 01408 - LUIAO N DO « 9 4 5 891 976 www.aunia.org ZUZENDARITZA ETA ERRfDAKZIO TALDFA

Juanjo Hidalgo Félix Mugurutza DISEINUA ETA MAKETAZIOA

Itziar Baskaran Txaro Diego MOLDÍZTEGIA

Gráficas Lizarra • L IZ A R R A

D . L : N A 305 5 - 2 0 0 2 I.S .S .N .: 1695-3932

Eskerrotutk Luiaondoko Administrazio Batzarrari

24 La Encartada; una fábrica del siglo XtX, un museo del siglo XXI M a r i ] osé T o r r ec illa

40 San Juan y Santa Eulalia: una insólita historia de amor Félix M u g u r u tz a

68 Hacer la colada, una dura tarea del pasado en manos de mujeres ]UAN]o H id alg o

90 ¡Agua va! ]osÉ L uis So la u n Bu stin za

140 Publicaciones recibidas 142 Nuestras publicaciones

104 Armas vascas para un Imperio }osE A n to n io A zpíazu

.

it

124 Kortazareta Irukurutzeta: mendíalde magiko bat F élix M u g u r u tz a

132 Petrus,Peru,Betiri,Kepa: un santo, mil nombres M ik el G o r r o t x a teg i N ieto

I

E n e l D ic c io n a r io E n c ic lo p é d ic o V a sco DE A u ñ a m e n d i , s e D EFIN E LA BOINA COMO UNA GORRA SIN VISERA, REDONDA Y ACHATADA, DE LANA Y DE UNA SOLA PIEZA. P o c a s v e c e s u n a VESTIMENTA TAN SENCILLA HA MARCADO TANTO LA FISONOMÍA DE UN PUEBLO Y HA CONDICIONADO DE TAL MANERA COMPORTAMIENTOS SOCIALES Y MEDIÁTICOS.

- ;:-.V-•''•' *«S^4>T

-V -A'->' -nr.--

■ M

on orígenes aun hoy en día discutidos, de arcaico tocado de labradores, su uso comen­ zó a generalizarse a partir de las Gue­ rras Carlistas. Desde entonces, todo el proceso de uniformización de la sociedad vasca, en cuanto al uso de la boina, fue imparable básicamente hasta el estallido de la Guerra Civil Espa­ ñola y los nuevos gustos impuestos en la posguerra. Unamuno definía la boina como una prenda "niveladora", puesto que al ser "más cómoda y más barata" que otros tocados al uso provocó que és­ tos se fuesen relegando al olvido. Y en propias palabras de Unamuno, la boina pasó a convertirse en una prenda típica y, en cierto modo, tradicional del vasco.

Orígenes de Ici boina Los orígenes de la boina han sido harto discutidos y su propio nombre ya suscita polémica. Para Resurrección deAzkue, y a pesar de que hoy no distingamos en­ tre ambos términos, la boina no es una

txapela, ya que este segundo vocablo sig­ nifica 'sombrero'. Por lo tanto, la boina es una txapela en cuanto a que cubre cabe­ zas, pero no toda txapela es boina. El tér­ mino txapela sólo se utiliza en Gipuzkoa, Bizkaia y Navarra meridional, mientras que en la vertiente septentrional navarra se emplea el vocablo boneta. A pesar de estas discusiones etimológicas, la reali­ dad tiende a ser más práctica y pragmáti­ ca, por lo que los europeos vecinos de los vascos, no dudaban en denominar a la boina como 'gorro vasco'. Clara mención más a la identificación de los usuarios de esta prenda que a los orígenes de la mis­ ma. De este modo, los franceses llamaban a la boina beret basque, los ingleses bas­ que cap, los italianos berretto deibasqui y los alemanes, que la comenzaron a usar con la generalización de las motocicletas, basken-muetze.

En cuanto al surgimiento de la boina, las teorías son de lo más dispares. La teo ­ ría tradicional, defendida por René Cuzacq nos remite a su origen pirenaico. Algu­ nos apuntan a los labradores bearneses como los primeros en utilizar este tipo de

tocado, que se generalizó por la vertiente francesa de los Pirineos, para pasar por el Bidasoa a Gipuzkoa. En 1813, un oficial de Wellington, en su descripción de los habitantes de Pasaia, les dotaba de "an­ chas gorras" y, tam bién, son continuas las referencias de marinos vascos que utiliza­ ban sombreros de paño de color, muy si­ milares a los bonetes con que se tocaban los clérigos en las iglesias francesas. Des­ de el siglo XV, son constantes las noticias de sombreros usados por los vascos que hacen recordarnos a la boina. Iturriza en su Historia General de Vizcaya habla de que los artesanos y labradores de los ca­ seríos, los días de gala usaban un sombre­ ro ancho, mientras estos últim os en los días de trabajo llevaban "monteras" de paño negro de Segovia. Del mismo modo, tanto el licenciado Andrés de Poza, en el último tercio del siglo X V I, como poste­ riormente Bowles, describían que los viz­ caínos utilizaban montera en invierno y verano. Por último, en pleno siglo XIX, al retratar Trueba a un aldeano de la comar­ ca de Mungia le describía ya con "boina encarnada o blanca".

I

Efectivamente, independientemente del uso de otro tipo de sombreros más acordes con el ringorrango de sus propie­ tarios, la montera había sido el tocado habitual del agro vasco hasta la generali­ zación de la boina. Las noticias sobre el uso y posterior desuso de la montera nos aportan los indicios más que suficientes para marcar las pautas de la paulatina pero inexorable introducción de la boina como un rasgo inde1

A » , 1 /^ iwiTi-r» A LA M O N TERA H A B IA S ID O e l t o c a d o h c íb it w a l d e l a g r o V C IS C O

fectible del vestir de vascos. Se tienen noticias de que des­ de el siglo XIV la montera era un to-

h a s t a \a q u e S E

‘^^do de uso cornen-

GENERALIZA LA

provincias vascas, si bien, para mediados de e s t L i-

B O 'N A

^ g >

glo, los viajeros que transitaban por estos lares decían que su uso se había relegado a las zonas rurales, mientras que en las ciudades se adopta­ ban nuevas modas. A mediados del siglo XVIII se decía que la montera era el único sombrero usado por la gente del campo, según lo indicado por Larramendi para Gipuzkoa, y lo reseñado por Iturriaga, Bowles y Labayru para Bizkaia. Mientras tanto, por estas fechas en Navarra la montera debió de desaparecer. En el siglo XIX, aún se conservaba el uso de la mon­ tera en algunas comarcas del País Vasco.

Por su parte, en Gipuzkoa, con excepción de Oñati, la montera desapareció a prin­ cipios del siglo XIX, al menos, así lo de­ muestran los grabados de gente del cam ­ po tocados con boinas. En torno a estas fechas, lo mismo en Bizkaia como en Ála­ va seguía usándose la montera, ta l como se pueden observar en los retratos reali­ zados por H um boldty en las ilustraciones de Bringas, Delmás, Gorozabel y Lecuona.

La transición de la montera a la boina tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX. En 1878 el pintor Seguí plasmaba en un óleo una partida de cartas en la que se podía observar a un anciano tocado con

una montera, mientras que los jóvenes ya usaban la boina. En 1880, la revista Euskal-Erría, en la portada de su primer nú­ mero mostraba también a un aldeano viejo con montera y que cogía de la mano a un niño que llevaba una boina. Y como epitafio final de la montera, José de Orueta fotografió en 1896 a un aldeano ancia­ no de Zeanuri también vestido con una montera, foto que recibió el significativo título de Una de las últimas monteras. De este modo, se daba punto final a una tra­ dición de 600 años en un modo de cu­ brirse la cabeza y a la que desde hacía tiempo le estaba sustituyendo otro tipo de tocado, la boina.

Generalización de la boinci En el Diccionario Geográfico-Histórico de la Real Academia de la l-listoría de 1802, cuando se hace referencia a los trajes guipuzcoanos de finales del siglo XVIII, se de­ cía que los hombres usaban montera de paño de diferentes formas, sin embargo, para 1808, con el estallido de la Guerra de la Independencia y como consecuencia de la influencia francesa, se desterraron los sombreros encandilados, la coleta y el pelo largo. M. A. de Angiozar, en su estudio sobre la vestimenta de Gipuzkoa en los siglos XIX y XX indica que en 1878 el típi­ co aparcero del valle de Loiola usaba som­ brero de fieltro ordinario, mientras que el mozo donostiarra "llevaba en la cabeza la boina azul característica del país". En 1883, Morales del Río, al describir en el Diccio­ nario Aizidbel a una familia del Goierri guipuzcoano decía que el hombre usaba una boina roja, ai igual que el hijo, que tam ­ bién portaba una diminuta boina roja.

En Laburdi, en 1799, X año de la Repú­ blica Francesa, se detallaba la figura de un mozo que mostraba boina azul "a manera de turbante aplastado en la cabeza", puesto que "tal era la costumbre de la ju ­ ventud vasca en las fiestas solemnes". El joven vasco guía de Humboldt en 1801,

■ 1 .1 # •*

I

f i

.

V

Ì

St HOMBRE DE ZEANURI

también llevaba una "boina chata", y Arbenere y Caillard en 1828 y 1840 respec­ tivamente, detallaban en sus escritos a los mozos del país llevando una "boina azul colocada sobre un lado de la frente y cabellera larga". Para finalizar, en 1867, Chaho decía que los vascos del norte del Bidasoa diferían poco de los de la región meridional, tanto en traje como en cos­ tumbres y lenguaje. De este modo, los jóvenes vasco-franceses se cubrían con una boina azul, al igual que los ancianos, más proclives éstos últimos a llevar los cabellos largos.

En Nafarroa Beherea, la boina tam ­ bién era un elemento indispensable de la indumentaria masculina. Estornés Lasa indicaba que "el bajo navarro usa la boi­ na, lo mismo que en todo el País Vasco, formando con los laburdinos y suletinos y quizás con los alto navarros un núcleo de boina de más vuelo que la de quipuzcoanos, vizcaínos y alaveses".

A pesar de las diferencias cromáticas y de tener un mayor o menor vuelo, la boina era en cualquiera de sus variantes un tipo de tocado que guardaba una pro­ porción en su altura y en su anchura. Asi­ mismo, era una prenda que mostraba gran semejanza con otros tocados que tanto en Europa septentrional como en Europa central estaban muy generalizados.

EL VASCO Muchas sim ilitudes se APENAS han querido encontrar introduce ]a entre la boina vasca y boinc;! en su los tocados escoceses, flamencos e italianos, cabeza, sin embargo, en com ­ m ientras que paración con estos en otras otros gorros, la boina latitudes se la era chata, ancha, sin v i­ calan HASTA sera y con la sección LAS CREIAS vertical que la circunda doblada hacia adentro, jam ás hacia fuera. Y como rasgo de iden­ tificación más significativo, la boina lle­ vaba siempre en el centro una rabito o txortena. Su uso también denotaba el ori­

I

gen de quien la llevaba. El vasco apenas introduce la boina en su cabeza, mientras que en otras latitudes se la calaban hasta las orejas. Así mismo, el vasco no emplea­ ba la boina para protegerse del sol ni de la lluvia, sino del frío. Además, según la bue­ na maña del usuario, éste podía inclinar la boina hacia atrás, hacia delante, hacia la izquierda o hacia la derecha. Los menos diestros se ponían la boina con las dos manos, mientras que los resueltos se la colocaban con una sola mano, de un gol­ pe, dándole siempre un vuelo delantero.

Toda moda, por sencilla que sea. precisa ciertas habilidades.

La boina y la identidad nacional Independientemente de los orígenes de la boina, ésta se convirtió en un signo de identidad de los vascos. Para algunos au-

tores, se puede decir que desde el siglo XVI la boina era el tocado nacional vasco, si bien, hubo que esperar a las Guerras Carlistas para que esta prenda se genera­ lizase por todo el País de los Vascos. En cuanto a este punto, también hay algu­ nas discrepancias. Mientras que unos di­ cen que hasta la segunda guerra carlista los batallones liberales no adoptaron la boina para no ser menos que las tropas carlistas, hay quienes reseñan que fueron precisamente las tropas liberales la en­ cargadas de introducir el uso de la boina en el País Vasco. En este segundo caso, Unamuno dice que la boina se introdujo del Mediodía de Francia hacia 1833, a principios de la guerra civil carlista de los siete años, y que la trajeron precisamente los llamados txapeigorrís o gorros rojos, cuerpos volantes cristinos, es decir, libe­ rales.

En efecto, recibían el nombre de txa­ peigorrís el Batallón Franco de Voluntarios

de Guipúzcoa que defendía el trono de Isabel II contra los carlistas en 1833. Este cuerpo debía su nombre al tocado rojo que usaba. Tal y como Wilkinson, médico cirujano de la Legión británica durante esta primera Guerra Carlista escribía en 1838 con respecto a estos txapeigorrís: "¡Que apariencia más pintoresca y qué estudios para un artista! Su boina encar­ nada con enorme borla de oro o plata, colocada en la cabeza con descuidada negligencia..."Y fue este rasgo distintivo y diferenciador de este batallón liberal de voluntarios franceses, el que llegó a ser para muchos el santo y seña del carlis­ mo.

En este punto, hay que recordar que habitualmente también se había llamado txapeigorrís a los miqueletes tradicionalistas en las guerras carlistas, mientras que el ejército gubernamental recibía el nombre de txapelzuris, por las boinas blancas que sus tropas llevaban. Por otra

I

X T R E lo s d iv e r s o s m o d o s q u o c l h o m b re h a In v e n ­ t a d o p a r a c u b r ir s e l a c a ­ beza la b o io a m e re ifc u n a m e n c ió D e s p e c ia l. Go-* r r o h u m ild e a l p r in c ip io ,. t U il n a d a m ¿ 8 q u e p a r a c u b r ir lo s r ú d o s c r á 'ic'os; c a m p e s in o s , h a t e r m in a d o p o r s e r p r e n d a n o t a h le , f a m o s a y h a s t a .d is 'íQ f u id a . m á s t o d a v ía , p u e s to q u e e s L t c f c í to , lA s ío ü itt Be c o n v i i ’ »«■ >» e l c o r r o m i l i t a r y e n e l d ía t lm ív o > t»lftico de lo s c a r li s t a s d e s d e <)ho e l g C ' Z u m a U c M r iG g u i, v is t ie n d o s u prran >ülna de p la t o , aj> aroce & In c a b e z a do- lo s • i(a Ilo D e s a b s o lu t is t a s e n l a s m o n t a f ia s v u ip u z c o a u a s .

L a ío r t u n u d e la b o in a n o s e l i m i t ó ¿ U'S v a lle s p h - e n a ic o s ; ip asó e l m a r , lle g ó ■ l i s {p am p as a r g e n t in a s , y o t r o p a r t id o •i-Iijh-o, o l " r a d ic a l” ad o p tó l a b o in a co1‘ ü d is ü a t iv o d e p a r t t id o y c o m o e n s e fin io forobat<?, E s e g o r r o if la m a n t o y p e lo a 'ío r q u e h a c a le n t a d o la s c a b e z a s d e t a n i r ,8 g u í'íT illc r o R , e n E sp a i^ a n o h a c o n s e a tild o lle g a r (t l a s a l t a s e s f e r a s d e l p o d e r ; io d o lo m á s h a lo g r a d o l u c i r s o b re la .ifc D íe de C a r lo s V I I , e l r e y d e m é n l l r i j i )¡n s . E n c a m b io e n A m é r ic a l a b o in a h a -f-dldo c u b r ir e l c rá n e o c r io llo (m e z c la T a s c o y d e n a t i v o ) d e u n p r e s id e n t e K In R e p ú b lic a : e l d o c t o r Ir ig o y o n . ¿ D e d ó n d e p r o v ie n e l a b o in a ? ¿ Q u le '■es la u s a ro n a l p r in c ip io ? S e h a b la d o l a - o ln a v a s c o n g a d a c o m o s i r e a lm e n t e h u ■ lé ra » s ie m p re u s a d o e n to d o e l p a ís v a s '

r e la t iv a i™ “ L a gene.ilM a d de lo s v a s c o n g a d o s u s a b a n so m i^ rero, ^ a C u e lo a n u d a d o c o m o lo s a r a e o . . - . « m o n te ra d e f ie lt r o 6 d e p ^ i ¿ o m . y b a r r e t in a d e m a r in e r o .’ N ln RECORTE DEL DIARIO DEL PLATA DE M ONTEVIDEO, 1927

I

parte, tampoco hay que olvidar que fue el jefe carlista Zumalakarregi quien ayu­ dó en gran manera a hacer famosa la boi­ na. Según la iconografía tradicional, la boina del general era ancha, blanca y con una borla que le caía sobre la sien. Sin embargo, otros autores como Bereciartua nos recuerdan que la boina de este jefe carlista no era blanca sino roja, a pe-

sar de que los carlistas guipuzcoanos de las líneas de San Sebastián la llevasen sin teñir, es decir blanca, hasta que tuvo lu­ gar la batalla de Oriamendi. Del mismo modo, también se pueden encontrar re­ tratos de importantes dirigentes carlistas portando boinas blancas e incluso, en 1870 se editaba en Zumarraga un perió­ dico carlista que se llamaba La Boina Blanca. Según Bereciartua, es frecuente esta equivocación cromática sobre las boinas usadas como elemento m ilitar durante las carlistadas. En efecto, algu­ nos autores no se explicaban que la boi­ na blanca distinguiese a los liberales de los carlistas en una época en la que am ­ bos bandos enfrentados portaban indis­ tintam ente boinas de diferentes colores.

Además, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las veces las tropas apor­ taban su propio vestido, incluida la boina, ante la precariedad de las arcas de los ejércitos enfrentados, lejos de cualquier norma m ilitar sobre uniformes o colores distintivos.

Desde un plano de las reglas que re­ gían la vestimenta militar, durante la pri­ mera Guerra Carlista (1833-1839) el uni­ forme del ejército carlista se caracterizaba por el uso en todos sus escalafones de la boina, ya fuese roja entre los oficiales, azul oscuro entre la infantería, o blanca entre la caballería. Mientras tanto, las tropas del ejército isabetino también lle­ vaban boina, en este caso roja, mientras que los jefes y los oficiales llevaban som­ brero de galón. En la segunda Guerra Car­ lista, las tropas gubernamentales dejaron de usar las boinas, mientras que el ejérci­ to carlista continuaba con su uso, las tro­ pas de color azul y sus generales, jefes y oficiales de color grana con borla de oro.

No faltó tampoco un coronel carlista, Sil­ vestre María O rtiz Peiro, que escribió en 1873 un cantar llamado La Boina del Rey, fiel ejemplo de la simbologia de la boina entre las tropas tradicionalistas.

A pesar de estos vaivenes del color, el acen/o y la historiografía tradicional nos

han legado la primera adscripción política y sociológica de las boinas como elemen­ to diferenciador a la vez que unificador de una sociedad inmersa en profundos cambios. Es más, la boina cobró en estos momentos autentica carta de naturaleza como elemento representativo de los in­ surrectos carlistas y buena prueba de ello fue la prohibición que Baldomero Espar­ tero, a la sazón Conde de Luchana, hizo de su uso. En 1838 "convencido de los males que causa el uso de la boina", que como distintivo de las tropas carlistas "sólo tiende a la confusión y alarma". Es­ partero decretó que se prohibiese "el uso de la boina a toda clase de personas y es­ tados, así militares como paisanos". El incumplimiento de estas medidas conlle­ varía penas que oscilaban desde una mul­ ta la primera vez, hasta la prisión para los reincidentes. Para mayor conocimiento de este bando, se instaba a las autorida­ des locales a que le dieran la máxima di­ vulgación. Con el tiempo, se vio que esta medida no tuvo efectividad alguna y que la boina, además de difundirse amplia­

&

mente entre todos los espectros sociales como un elemento indispensable de la indumentaria, tam ­ bién pasó a conver­ DURANTE LA tirse en parte de los PRIMERA uniformes de dife­ Guerra Carlista rentes cuerpos m ili­ el uniform e del tares y policiales. A ejército cariista la memoria nos vie­ nen los casos de los se d estacab a Cudarís del Gobier­ por el uso en no Vasco de la II Re­ todos sus pública, el de los Miescdlcifones DE queletes navarros o LA BOINA el de la actual Ertzaintza.

Boinas, ejércitos y cuerpos dei orden Como elemento habitual en la vestim en­ ta del vasco, la boina también entró a for­ mar parte de los uniformes de los cuerpos armados. El primer cuerpo uniformado del que se tiene noticia que utilizó la boÍ-

r.-au*

TRABAJADORES DE LA EMPRESA BOINAS ELÓ SEC U I.A Ñ O 1929

I

na como parte de su uniforme fueron Los Tercios Forales. Eran cuerpos armados que se organizaban para la defensa del terri­ torio en un momento concreto y se dis­ tinguían entre sí por el color del chaleco, diferente en cada comarca. En su regla­ mento de 1827, en un momento en que estaba comenzando a generalizarse la boina, se decía que "se les dará también una 'gorra vasca' y un pantalón de lienzo blanco".

Dentro de los cuerpos armados y fo­ rales, los miqueletes adoptaron la boina, sin que en las ordenanzas se indicase de qué color. Del mismo modo los miñones también tom aron este tocado, con dife­ rencias de color según su adscripción te ­ rritorial. Los miñones alaveses portaban desde 1880 boina roja, mientas que los miñones vizcaínos usaban boina azul de diario y boina roja de gala.

Los requetés también se caracteriza­ ron por el uso de la boina de color rojo.

Estas fuerzas militares fueron en su origen el cuerpo de voluntarios carlistas favorito

de Zumalakarregi, y quedó institucionali­ zado en 1934 con el nombre de Tercio. El nuevo reglamento por el que se regiría este cuerpo armado recibió el nombre de Las Ordenanzas del Boina Roja.

Durante la Guerra Civil, los partidarios del alzamiento del General Franco tam ­ bién hicieron uso de la boina. Mientras que las Brigadas de Navarra llevaban boi­ na reversible roja y caqui, por su parte los Falangistas añadían a su uniforme la boi­ na negra o azul. Del mismo modo, las M i­ licias populares o gudariak se tocaban de boinas negras, al igual que la Ertzaintza del primer Gobierno Vasco.

Hoy en día, la boina roja forma parte del uniforme de la Policía Foral de Nava­ rra tanto de verano como de invierno y también del de gala. La Ertzaintza tam ­ bién incluye la boina de este color en sus uniformes de invierno o lluvia y de gala, mientras que reserva para el uniforme de gran gala una boina blanca con vuelo de 40 a 45 centímetros a la que se adorna con una escarapela.

F A B R IC A EN V A L M A S E D A HILADOS T E JID O S DE LAMA BOINAS Y M ANTAS

B ILB A O

La boinc?, producción y moda En otro orden de cosas, un factor a tener en cuenta en cuanto a la generalización del uso de las boinas fue, sin duda alguna, la industrialización de su proceso de pro­ ducción. Con los adelantos de las manu­ facturas textiles, pronto se crearon im­ portantes fábricas que se especializaron exclusivamente en la fabricación de boi­ nas y que han pervivido prácticamente hasta la actualidad. En la vertiente fran­ cesa la mayor parte de las fábricas se si­ tuaban en torno a Oloron, mientras que en 1859 se fundó en Tolosa {Gipuzkoa) la Fábrica de Boinas Elósegui y, posterior­ mente en 1892, se instaló en Balmaseda (Bizkaia) la Fábrica de Boinas La Encarta­ da, clausurada recientemente.

Mención aparte merece el fundador de la fábrica de boinas La Casualidad -la predecesora de Boinas Elósegui- de Tolo­ sa. Antonio Elósegui, nacido en Tolosa en 1834 fue un paradigma del hombre de negocios vasco de la época. Tal y como se indica en el número que El Correo de Gui­ púzcoa le dedicó íntegramente con m oti­ vo de su fallecimiento, Antonio Elósegui "fue un buen católico, consecuente car­

lista, caballero sin tacha, industrial insig­ ne y protector de los pobres". Toda una declaración de principios como epitafio a una vida marcada por la defensa del EN 1859 SE t r a d ic io n a l is m o , FUNDO en hombre forjado en Tolosa la vanguardia indus­ trial de la época, de (Gipuzkoa) ]a hecho era familia de Fábrico de los Mazas, propieta­ Boinas Elósegui rios de la emblemá­ y, en 1892, se tica siderurgia de instaló en Santa Ana de BolueBalmaseda ta, fue calificado por el Papa León XIII en (Bizkaia) la audiencia privada Fábrica de como "industrial BOINAS LA modelo". Esta reseña ENCARTADA no es más que una breve muestra del alcance de la industria de la boina y de sus industriales dentro del conjunto de la sociedad y de las actividades económicas vascas.

Con las nuevas técnicas de elaboración el costo de las boinas se redujo notable­ mente frente a otro tipo de tocados mas­ culinos. lo que también le infirió en cier-

I

ÌOINAS ELÓSEGUI: SIGLO Y MEDIO DE EXPERIENCIA Tres empresas han producido boinas y viseras de lana en la Comunidad iUrtónoma: la pionera en el sector. Lanera Hurtado de Mendoza (1840-1945) en Azkoitía; La Encartada de Balmaseda (1892'1992), hoy reconvertida en Museo; y la veterana y c ^ e n a ria Boinas Elosegui, en Tolosa desde su fundación en 1859.

De las tres, casi siglo y medio después, sólo Boinas Elósegui sigue en activo en el sector, siendo la única de estas características en todo el Estado. La fábrica original, levantada en Tolosa ¡unto a la Iglesia de Santa María, recibió el curioso nombre de La Casualidad. Poca ¡usticia hace este apelativo a la empresa que de forma más solvente ha sabido

jo n b o in a

Frente è. U l^esiadetesCórazon^ CRETA GARBO

capear en Gipuzkoa las diferentes crisis sufridas por el ramo textil a lo largo de su dilatada histona productiva.

Nació por iniciativa de Antonio Elósegui, emprendedor industrial que, una vez establecida en la villa tolosana la fábrica y dando empleo a más de 100 operarios.

se planteó la temprana renovación de tos medios productivos. Así, en 1878, sólo veinte años después de su fundación, y tras diversos viajes a Francia, Bélgica y Alemania, procedió a la mecanización total de la fábrica, reorganizando los ingenios y añadiendo otros nuevos que la industria textil puntera europea ponía ya en práaica. El resultado no se hizo esperar y, con la incorporación de telares circulares, la producción pasó de las 100 boinas diarias a cerca de 1.000 unidades.

Siguiendo este talante inquieto e innovador, ia fábrica, lejos de estancarse dio un nuevo salto a principios en los años 80 del siglo XIX, incorporando los telares mecánicos rectilíneos, con lo que triplicó una vez más su producción. Sólo esa arraigada vocación de modernidad explica el que, tras nuevas inversiones, a principios del siglo XX, La Casualidad alcanzase la notable cifra de 700.000 boinas anuales, con una plantilla de unos 300 trabajadores y que su mercado, además de la Península, alcanzase América del Sur, Estados Unidos, Filipinas, Inglaten'a y compitiese con éxito en Francia.

La singladura de la empresa, bien pertrechada en equipos técnicos y humanos, fue lo bastante regular como para sortear con éxito el periodo de entreguerras europeo, y capear de la mejor manera posible la Guerra Civil y sus consecuencias.

De esta forma, y gracias a la observancia de la ley oferta-demanda y de las transformaciones económicas sufridas por el sector, fue la primera de las tres empresas de boinas que abandonó la hilatura. ^ Realmente, la evolución del ramo textil en la segunda mitad del siglo XX, aconsejaba proceder al abandono del viejo sistema de producción "integral"; esto es, partir de la materia en crudo y tras el proceso de hilatura, proceder a la confección , y manufactura. El proceso de hilado ^ mecánico exigía cada vez una mayor : especialización y una dotación técnica que la orientación productiva de Boinas Elósegui no podía sostener con éxito si

pretendía ser competitiva en su propia parcela de mercado, el de la boina.

Progresivamente en Elósegui la compra de hilo de calidad, de lana cardada, se hizo un capítulo más importante; surtir a los pedidos militares exigía no distraer recursos en la manufactura preliminar y resultaba mejor dejar esta tarea a los especialistas. Por este motivo la empresa acude cada vez más regularmente a la adquisición de la lana australiana hilada en Cataluña, que garantiza una alta calidad y control del producto, con lo que secaderos, cardas, selfactinas, canilleros y todos los medios de este paso preliminar entran progresivamente en desuso.

Especializada definitivamente en la confección de boina, tejido y acabado de la misma, Boinas Elósegui adopta en los años 80 del siglo XX una dedsión empresarial acertada. Abandona su emplazamiento original, en el centro del casco histórico tolosan'a, y se traslada al nuevo polígono industrial de Uzabal.

Amortiza los viejos inmuebles y procede a la instalación de una fábrica más moderna, de menor extensión espacial y orientada a las necesidades reales de un mercado que se ha visto notablemente reducido al vaivén de la moda y a la demanda del ámbito militar. Su política económica sigue los cauces propios de la renovación, criterio que ha sido bandera y motor de su éxito en un sector de estrecho margen de negocio. En los últimos treinta años la empresa ha seguido incorporando avances técnicos que permitan mantener la centenaria firma en términos competitivos respecto a los nuevos productores, para contener los costos de fabricación y seguir, sin embargo, ofreciendo la más alta calidad y garantía a sus clientes.

En la actualidad Ir empresa da empleo a una treintena de personas con una capacidad media de producción de unas 200.000 unidades anuales. Siglo y medio de experiencia empresarial, una alta calidad y control tanto de materia prima comwle manufactura, explican que Boinas Elósegui sea hoy el único eiemplar de este ramo en el Estado y mantenga una saneado mercado interno y externo.

T in o

I MARÍA JOSÉ TORRECILLA

tos ambientes un carácter proletario. La generalización de su uso fue ta l que en la prensa vasca era continua la publicidad de las fábricas de boinas. En cualquier perió­ dico bilbaíno de 1930 podemos encontrar los siguientes reclamos: "¿Una buena boi­ na? Exija La Encartada"; "Boinas La Encar­ tada, Únicas bilbaínas"; "Boinas La Encar­ tada, Única fábrica en Vizcaya"; "Boinas finas, La Encartada"... Además, todos estos anuncios aparecían en una sola página como bigotes insertados entre las colum­ nas, agresividad publicitaria donde las haya, con claras alusiones territoriales. En efecto, también hubo cierta diferencia­ ción entre los aires vizcaínos y guipuzcoa­ nos a la hora de los gustos y fabricación de las boinas. Con el surgimiento del

nacionalismo vasco en el Bilbao finisecu­ lar, las boinas también adaptaron una nueva fisonomía llamémosle política. Los nacionalistas abogaban por el uso de boi­ nas de vuelos más amplios que las guipuzcoanas. Estas boinas a las que, cómo no, se les llamó bilbaínas pronto alcanza­ ron una gran difusión por toda Bizkaia. Los tolosanos, gran conocedores de la fabrica­ ción y uso de las boinas, no dudaban en desaprobar este tipo de boina bilbaína puesto que en su opinión no le sentaba bien a cualquiera y, además, se atrevían a mantener que las boinas bilbaínas no ha­ bían podido prevalecer nunca sobre las tolosanas.

Ld boind y Id cu\tura popular La generalización de la boina también caló hondamente en’ el acervo de la cultura popular. La boina era algo indisociable de la vestimenta masculina de las clases po­ pulares, junto al pantalón de percal. Del mismo modo, la boina también indicaba "el estado de ánimo" del prójimo. Cuando alguien llevaba la boina torcida, que no ladeada, era inevitable poner en tela de juicio su estado de sobriedad.

También, la boina entró a formar par­ te de de la sabiduría popular que se trans­ mitía a través de los refranes. Así, por ejemplo, cuando se decía "No tiene cabe­ za y quiere boina", se hacía referencia a aquel que emprendía negocios que exce­ dían su capacidad. Por otra parte, en al­ gunos rituales se identificaba a la boina con el elemento masculino de la casa. De este modo, en Ataún, era costumbre lle­ var de la iglesia a las casas un cabo de vela bendecida el día de Sábado Santo, y la etxekoandre lo encendía en casa y de­ jaba caer unos lamparones en el justillo de cada mujer de su familia y en la boina de cada hombre.

Dentro de este mundo de rituales y mitología, Pedro deAguerre recogía la le­ yenda de Axular, que enseñaba a su boina a hablar para despistar al demonio, mien­ tras que no lejos de este ámbito cultural, el bertsolari Andrés Arrieta realizaba una composición dedicada a la boina de un amigo.

La utilización de la boina se generalizó de tal manera que ha llegado a formar parte indiscutible del folclore vasco. En las mascaradas suletinas, distintos perso­ najes se ven tocados con boinas engala­ nadas para la ocasión. La boina también formaba parte indisociable de las vesti­ mentas de los joteros, dantzaris y pelota­ ris. En días festivos los joteros, al igual que los pelotaris y los ezpatadantzaris vestían ropa blanca con faja y boina rojas.

En Navarra, se danzaba la Txipirítona, bai­ le en el que se iban quitando todas las prendas exteriores, incluida la boina.

Entre ios usos de la boina dentro del CUANDO haber popular, cabe ALGUIEN destacar el empleo LLEVABA la de este tocado para boina torcida, solaz y disfrute de que no ladeada, los niños y no tan niños. La variedad era inevitable de juegos que se poner en tela tiene registrada de juicio su usando la boina ESTADO DE como elemento lúSOBRIEDAD dico es amplia. De este modo, nos en­ contramos con la antxika, que era un ju e ­ go de niños que consistía en pasar una pelota, con la boina, por determinadas rayas; el txapel-zuloka, juego de niños, equivalente al cara o cruz, que consistía en arrojar a lo alto una boina, la parte

abierta se llamaba zulo (cruz) y la parte opuesta era txapel (cara): la kaputxana, también llamado txapelka o a boinas, juego que consistía en tirar de un mano­ tazo la boina de un compañero al suelo y chutar sobre ella como si se tratara de una pelota, mientras su propietario se afanaba por recogerla; y para finalizar, ju ­ gar a perras, juego infantil sim ilar al lla­ mado la cazuelica, en el que los jugado­ res colocaban sus boinas, alineándolas una al lado de la otra y boca arriba, junto a una pared, y luego, por turno, lanzaban una pelota procurando meterla en su boina, si la introducían en la boina de otro, debían correr para salvarse del pe­ lotazo que les lanzaba el jugador en cuya boina quedó la pelota.

En el ámbito deportivo la boina tam ­ bién ha encontrado su lugar preponde­ rante, bien como rasgo significativo de algún deportista afamado, o bien como santo y seña de alguna selección. De este modo, el pelotari Gerardo Arrióla era fa­ moso por jugar con la boina calada hasta las orejas, y la obra que sobre la selección Euzkadi de fútbol de 1937 escribió Enri­ que Terrachet recibió el nombre de Con la boina en la mano. Por otra parte, en las

diversas carreras que se organizaban en el País Vasco, era frecuente ver a los mique­ letes dotados de su boina roja acompa­ ñando por relevos sobre sus caballos a los atletas en los momentos más difíciles de la carrera y en aquellos lugares más fre­ cuentados por el público.

En la actualidad, el uso de la boina como prenda de diario ha quedado rele­ gada prácticamente a un plano muy se­ cundario, sin embargo, nunca ha tenido tanto reconocimiento social como pren­ da vasca por excelencia. En las últim as décadas se ha instituido como trofeo o galardón a los campeones {Txapeldunes) de cualquier competición realizada en el País Vasco. Del mismo modo, es un sím ­ bolo de bienvenida para los visitantes ilustres, a la par que asociaciones depor­ tivas y peñas de amigos utilizan las boi­ nas bordadas como elemento de identi­ ficación y reafirmación propia. En efecto, la boina, como elemento de identidad de grupo, se resiste a desaparecer, pervi­ viendo cómo un símbolo que aglutina ideas, sentim ientos y emociones.

Q LG A H A C ÍA S Dniversided de! País Vasco

(A (Q

(0

t o fl)

«J ‘i ?

w t

(0 (0

keramika eskulturgintza argazkigintza pintura

cerámica escultura fotografía pintura

matríkula: íraítatik aurrera matrícula: a partir de septiembre

Q . 0) o , - o

« £

o « kurtsoaren hasiera: azarearen 2an inicio dei curso: 2 de noviembre

basauri curso 2006-2007 Ikasturtea informazioa/información >tfnoa.: 944 666 388

udal kultur etxea casa municipal de cultura w w w .basaurl.netw w w .socialantzokia.com

siempre contigo a

Tarjetas de Caja Vital Kutxa

Vital Kutxaren txartelak

beti zurekin

Caja Vital

Vital Kutxa

w w w .ca ja v ita l.e s

Ruta Mercaderes, Ruta C o ran a s, Ruta de la Seda, rfbet. China, Yiuian, Nepal, ra3dstàn.

India Norte, Bfia Este, India 8ur, ri Lanlca, Indonesia, Papua, Sidawesi, Myanmar, Laos y Camboya, Vietnam, Uzbekistán y Kirguzistàn, Irán, Tiut{uia, Armenia, Siria y Jordania, Yemen y Soqotra, Egipto, l^Iamiecos, tir de Argelia, Libia, iger, Senegal, Guinea Conakry y Bissau, y BurMna Faso, ogo, Ghana y Benin, Camenin, Nanubia, Botswaiia, ruta del Nilo, Etiopia, w n ia , Mozambique, >ladagascar, Alaska, Terranova, C:anaéà, P.N. EEÜÜ,

!

Qo) osgelís) Qi@ Elaborados artesanalmente, en gnipos redu­ cidos y siempre con giiías de la casa. Realizados para acercamos a culturas y modos de entender la vida que, afortimadamente, no siempre coinciden con ^ los nuestros. ^ W Muchos destinos, " im amplio programa de treWdng y la posibilidad de hacer tus viajes a medida.

Ruta >Iaya, Mtunala, Costa Rica, '^enezuela, C-olwnbia, brasil, Bolivia, Peni, Cììile y Ai^ei^ina, *atagonia, Australia, Nuera Zelanda..

Pide nuestro catálogo, estamos en:

Ronda de Sant Pere, 11 - átic 3* - 08010 BARCELONA Tel: 93 3189600 - Fax: 93 318 0037 - e-mail: bcn@banoa.com Ledesma, 10 - bis, 2®-48001 BILBAO Tel: 94 435 5119 - Fax: 94 423 2039 - e-mail: bio@banoa.com

wwrw.banoa.com

UNA FÁBRICA DEL S l f l i O XIX UN MUSEO DEL SIGLO XXI

Tras un largo tiempo de espera, la antigua fábrica de Boinas La Encartada en Balmaseda podrá visitarse este próximo otoño.

Durante algo más de una década, sorteando los más diversos obstáculos, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Balmaseda, han empeñado sus esfuerzos en recuperar este antiguo centro industrial para convertirlo en un enclave de ocio cultural.

y

texto « MARÍA M Í T d L c ^ ^ ^ fotos «JUANJD

Ì. : jíl

I

1

a Fábrica de Boinas de La Encar­ tada es un enclave centenario dedicado desde su fundación en 1892-94 a la producción de géneros de punto de lana. El conjunto se encuentra a las afueras del núcleo urbano de Balmaseda, en el barrio de El Peñueco, junto a la carretera que conduce a Burgos por el Va­ lle de Mena. Mantuvo hasta su cierre en 1992 una línea de producción integral, que adquiría la materia prima en crudo vellones de lana- y procedía al hilado de la misma, para después destinar el hilo a la confección, tanto de boinas, su princi­ pal producto, como de mantas, línea que tuvo escasa vida -desde principios del si­ glo X X hasta la Guerra C ivil-, al igual que otros artículos como viseras, bufandas, pasamontañas, calcetines, ovillos, made­ jas, etc.

La Encartada se crea a iniciativa del indiano Marcos Arena Bermejillo, cuyos descendientes estarán vinculados a los

-I

cargos directivos de empresa durante una larga centuria. Este personaje, nacido en Balmaseda en una familia acomodada y educado en el extranjero, hizo más ade­ lante fortuna en México en el ramo del comercio. Al regreso de su aventura am e­ ricana se planteó la posibilidad de crear una empresa textil en su villa natal. La lana virgen había cruzado en siglos ante­ riores las fronteras del Señorío por Bal­ maseda, en dirección a los puertos cantá­ bricos donde se embarcaba para el norte de Europa. Era por lo tanto un artículo so­ bradamente conocido en su tierra, y al que cabía, con los nuevos avances experi­ mentados en la manufactura textil, sa­ carle unos buenos dividendos. Ya en 1890 inicia las primeras gestiones, tanto entre los posibles capitalistas que deseasen in­ vertir en la nueva empresa, como entre los constructores de maquinaria y técni­ cos en la materia que diesen forma a su idea.

Finalmente, en 1892, junto a otros cuatro comerciantes e industriales, -lo s balmasedanos Martín Mendía y Conde y Juan Bautista Hernández Gorriti y los bil­ baínos Santos López de Letona y Aposta y Domingo de Otaola y Uriostes- consti­ tuye la Sociedad Anónima La Encartada.

Con un capital inicial de 500.000 pts., la nueva sociedad se dedicaría al ramo textil de la lana y, preferentemente, a la con­ fección de boinas de este género. Para levantar la fábrica se eligió el emplaza­ miento de un antiguo molino harinero, situado a poco más de un kilómetro y medio de la villa, lo que garantizaba la energía del agua para mover la maquina­ ria. Junto al viejo ingenio, y con las indi­ caciones facilitadas por los proveedores de las máquinas -John M. Summer C°-, se construyó el conjunto industrial que básicamente ha llegado intacto hasta nuestros días.

Al principio la fábrica fue algo más pe­ queña que la actuaL Se levantaron cuatro naves paralelas de dos alturas que, en su parte frontal, remataban en un edificio

AÜSTRAUAÍuuí

^ = í2 1 ííífí2 L ___B .L s*o .

f e r .,

TURBIN A UNIVERSAL FRANCIS, DE 1910. ENCARGADA DE MOVER TO DO S LOS EM BARRADOSY POLEAS

transversal de tres plantas. En la zona in­ ferior se situaron almacenes y labores su­ cias -lavado, desengrasado, tinte, batana­ do, etc. así como los talleres auxiliares.

Toda la planta de las naves superiores se destinaba al cardado, hilatura y confec­ ción de boinas, y la necesidad de luz para estas tareas explica el que se dispusieran grandes ventanales rasgando las facha­ das. En el edificio transversal se alojaban, de abajo-arriba, la turbina Averly que mo­ vía todos los embarrados y poleas de ac­ cionamiento, las oficinas y secaderos de lana y boinas junto a la dinamo Edison, y ta casa del gerente de fábrica en ta última planta.

La dotación mecánica, suministrada por Summer, procedía de la casa inglesa Platt Brothers de Oldham, y en su mayor parte se ha conservado hasta la actuali­ dad. Si moderna era la elección de una sociedad por acciones para la nueva em ­ presa, no lo fue menos el recurrir a la tec­ nología puntera de esa industria. Esta lo­ calidad del condado de Manchester era, y es, un centro productor de primer orden donde durante más de tres siglos se ha diseñado y puesto a punto toda clase de maquinaria textil. Desmotadora, abrido­ ras, tres surtidos de cardado, tres mulasselfactinas, canilleros y dobladoras de hilo, telares o tricotosas para boinas, ba-

tañes, tinas de tintado, etc. y un comple­ tísim o conjunto mecánico procedente en su mayor parte de Inglaterra o de otras zonas de gran tradición textil -com o Bél­ gica o Cataluña-, componen el pasivo de la primera fábrica que funcionó en La En­ cartada. Todos sus artefactos se acciona­ ban con ejes y poleas, de tal forma que un solo m otor hidráulico, la turbina ali­ mentada por el viejo canal del molino, podía poner en marcha toda la maquina­ ria.

Apenas quince años después de la fundación, los resultados eran tan buenos que hubo que ampliar la fábrica. Se ado­ saron dos nuevas naves laterales a las ori­

ginales, pero esta vez con una planta más, y el edificio delantero creció en longitud.

Además de conseguir una mayor capaci­ dad de almacenaje en la planta inferior, se obtenía el espacio necesario para inau­ gurar una nueva línea de producción, la de mantas y paños. También en esta oca­ sión se recurre a la tecnología más nove­ dosa y desarrollada de la época. Los tela­ res que se implantaron para las mantas son jacquard. Estos permitían realizar complicados dibujos en el tejido, incluso combinando colores. Trabajaban con car­ tones perforados que constituían el dise­ ño básico de los dibujos: esos patrones seleccionan los alambres que levantan los hilos de la urdimbre en el orden y can­ tidad necesarios para hacer la pasada de la tram a que requiere el dibujo.

Al lado de los jacquard se dispusieron además otros cuatro telares mecánicos continuos, que podían producir paño liso de lana de hasta 2,20 m de anchura. Ade­ más, instalaron todas las máquinas com ­ plementarias necesarias para el batanado, perchado y tundido de las piezas, así como un secadero o batería de "estricadores" en la planta alta, donde las telas se secaban en esos bastidores para conser­ var su forma y dimensiones.

La complejidad y mayor capacidad con que se había dotado a la fábrica, que incluía devanadoras, ovilladoras, nuevos canilleros y un largo etcétera, obligó a sustituir la vieja turbina de accionamien­ to. Por este motivo se creó una depen­ dencia en hormigón armado junto a la entrada de la fábrica, para instalar la nue­ va turbina francis que la casa Voith de To­ losa diseñó para La Encartada. Además de mover el eje principal de fabricación, se añadió un alternador para producir ener­ gía eléctrica en abundancia que podía emplearse en la iluminación de la fábrica y ampliar las jornadas de trabajo en el in­ vierno.

Entre 1910 y 1936 la fábrica alcanza su periodo de esplendor. De hecho, el ne­ gocio es tan rentable que la familia Arena

i

LA LANA EN BRUTO DEBE SER LAVADA PARA EUMINAR LA SUCIEDAD ACUMULADAY LA CRASA A N IM A LA CONTINUACIÓN. U MÁQUINA LLAMADA TRINCHADORA O DIABLO LA DIVIDIRÁ EN COPOS Y LA PREPARARÁ PARA EL CARDADO, UNA LABOR REALIZADA POR LA CARDA MECHERA. ESTA MÁQUINA DARÁ ESPONJOSIDAD A LA LANA Y PERMITIRÁ SU ALMACENAMIENTO EN GRANDES MECHAS ARROLLADAS DE FORMA CRUZADA. ^ LAS MECHAS SE INTRODUCEN EN LA SELFACTINA, UNA MÁQUINA CON UNA PARTE FIJA Y OTRA MÓVIL. DONDE LAS CANILLAS REAUZAN UN DESPLAZAMIENTO RECULAR QUE POSIBIUTA LA EXTRACCIÓN DE UN HILO HOMOGÉNEO, TAN FIRME Y RESISTENTE COMO SEA NECESARIO PARA EL PROCESO. ^ LAS BOBINADORAS RECOGEN EL HILO Y LO DEVANAN EN CARRETES, USTOS PARA SER UTIUZADOS LUEGO POR LAS MÁQUINAS TEJEDORAS. ^ LA BASE DE LA FUTURA BOINA SERÁ UNA MALLA TEJIDA DE FORMA TRIANGULAR. OBTENIDA MEDIANTE EL ENTRELAZADO AUTOMÁTICO QUE EFECTÚAN LASTEJEDO RAS[f A CONTINUACIÓN. LAS MÁQUINAS DE COSER UNIRÁN LOS DOS EXTREMOS SUELTOS MEDIANTE UN TEJIDO A RADIO, MOMENTO EN QUE SE AÑADIRÁ TAMBIÉN EL FAMOSO RABILLO. NOS ENCONTRAMOS ENTONCES ANTE LO QUE V A A SER LA FUTURA BOINA, AUNQUE DIFICILMENTE RECONOCIBLE POR TENER CASI EfcDOBLE DEL TAMAÑO QUE PRESENTARÁ AL FIN, U DEL PROCESO. “

W ENTRAMOS EN LA FASE DE BATANADURA, DONDE EL FLUJO DE AGUA, UNIDO A LOS GOLPES DE LOS MAZOS DE LA MÁQUINA -PO R ESPACIO DE UNAS DOS HORAS-VAN DESENGRASANDO, ENCOGIENDO Y DANDO CUERPO AL TEJIDO HASTA TRANSFORMARLO EN PAÑO, MUY SUAVE AL TACTO, TRAS EL BATÁN, U BOINA PASA A LA CUBA DEL TINTE, DONDE COGERÁ EL COLOR DESEADO POR EL FABRICANTE Y QUE TRADICIONALMENTE HA SIDO EL NEGRO. EL TEÑIDO SE CONSIGUE CON ANILINAS, APLICANDO A LA V EZ CERAS Y SILICONAS PARA LA IMPERMEABIUZACIÓN DEL TEJIDO. SE PRECISA 1 H O RA Y M EDIAY ENTORNO A 100" C DE TEMPERATURA PARA LOGRAR UN RESULTADO ÓPTIMO. UNA VEZ COGIDO EL TINTE SE COLOCARÁN DENTRO UNAS HORMAS DE MADERA PARA ESTIRARLAS, ANTES DE PASAR AL SECADERO. ^ CUANDO U BOINA ESTÉ SECA SE LA LLEVA A LA PERCHA CARDADORA, UNA MÁQUINA PROVISTA DE CARDOS VEGETALES Q UE SIGUEN UN MOVIMIENTO GIRATORIO PARA SACAR EL PELO AL PAÑO Y DARLE UN ASPECTO FELPOSO. EL SIGUIENTE PASO LLEVA A LA TUNDIDORA, DONDE SE FIJA LA CANTIDAD DE PELO QUE SE QUIERE DEJAR EN LA SUPERFICIE DEL TEJIDO CON SÓLO REGULAR EL MECANISMO DE CORTE. CONSISTENTE EN UN CIUNDRO CON CUCHILLAS DE ACERO HELICOIDALES QUE GIRAN A GRAN VELOCIDAD. ESTAS CUCHILLAS CORTARÁN £ IGUALARÁN EL PELO DE LA BOINA, SACADO ANTERIORMENTE POR LAS CARDAS. | F LA ÚLTIMA FASE DEL PROCESO TIENE LUGAR EN EL TALLER DE ACABADO, DONDE SE COLOCA FORRO Y BADANA, ADEMÁS DE ESCUDOS, EMBLEMAS Y OTRO TIPO DE SÍMBOLOS SI PROCEDE. EL EMPAQUETADO DEL PRODUCTO FINAL PRECEDE A LA SAUDA PARA EL MERCADO' Y LA VENTA.

|)ant a a >nra( ion ( r a m ina, |>roa ( ciifc, t n sii m aijor parK , de a pran islad o i \iish ’alia,(lon(l(íso|)ro<iiir(‘ una lana niassiiavtíal hu'toij (l(‘ iue|orrali(la(H|iu‘ la ituTina española. Las|ihras(i('qiU!seroiii|)oii(' f'l vellón son más (leli|a( as (puM ii el resK), por o (|n e e li oresiilfanh' « s fani )i( n mas fino i} J)osi )i ila un mejor a ra

-i

V .

nu

o ( e j>ro< iirlo.

1

f

lili

crea una nueva factoría para el mismo fin en Ustaritz (Lapurdi) en 1931, intentando acercarse al jugoso mercado francés.

También en estas fechas el desarrollo de su gama productiva es el más amplio: hila mecánicamente lana suficiente que em­ plea en la confección de boinas, viseras, bufandas, pasamontañas, calcetines, mantas y paños, o vende el excedente en forma de ovillos, bobinas o madejas. La fábrica, que había nacido para dar empleo a unos 30 ó 40 operarios, alcanza en este periodo los 130, y además, ofrece trabajo a destajo a las operarías y sus familiares, pagando por el acabado de la manufactu­ ra de boinas.

Para La Encartada la Guerra Civil su­ puso un primer periodo de problemas.

Por un lado, el alzamiento del ejército contra la República provocó la inten/ención del Gobierno Vasco en la empresa, requisando su producción para proveer de 150 mantas diarias al Ejército de Euskadi y otros varios artículos. Después de la contienda esta sección no volvería a ponerse en marcha y la gama de paño y mantas se abandonó.

Desde 1940 hasta 1962 la producción fue paulatinamente variando de signo.

Poco a poco la boina, la popular beret basque, va perdiendo adeptos entre la gente y la moda se convierte en un pode­ roso factor de estrangulamiento. Por otro lado, la

implantación generalizada de la prenda en los ejércitos garantiza un consumo re­ gular. Sin embargo, la modalidad de su­ basta de los suministros a este sector, impone precios competitivos, por lo que los márgenes de beneficio no hacen sino reducirse y la reinversión en medios pro­ ductivos -renovación de la maquinaria, adquisición de nuevos equipos y repues­ to s- se ve seriamente hipotecada. Se tra­ baja por lo tanto en los grandes pedidos militares, se sigue surtiendo bajo condi­ ciones definidas a sus clientes -com er­ ciales y tiendas-, pero a los periodos de trabajo a destajo le suceden otros, cada vez más pronunciados, en que los stocks se acumulan y la producción no encuen­ tra el mercado regular que antes acos­ tumbraba. La demanda, inevitablemente, se va haciendo menor y el mercado es cada vez más estrecho.

Para acentuar aún más las dificulta­ des, a partir de fines de los años 50 las fibras sintéticas Irrumpen en la hilatura y confección ganando adeptos progresiva­ mente y desplazando de sus consumos habituales a las fibras naturales. En los 70 se une a este hecho la descentralización geográfica de la industria textil, hasta entonces pa­ trimonio de los países desarrollados; gradual­ mente las factorías textiles encuentran en los salarios más bajos que permiten otros emplazamientos, la for­ ma de abaratar costos y la competencia res­ pecto a los viejos productores es tan alta que sólo la re­ novación tecnológi­ ca puede garantizar la supervivencia.

La conjunción pau­ latina de todos estos fac­ tores está en la génesis de la profunda crisis que empieza a manifestarse en los años 70-80

V i

CASA DE LA PLAZUELA, LEVANTADA SOBRE EL VIEJO MOLINO PARA VIVIENDA DE LOS OBREROS

del siglo y condujo a la quiebra de la em­ presa en 1992.

El barrio obrero de El Peñueco El relativo aislamiento de la fábrica res­ pecto al núcleo urbano de Balmaseda y la imitación de complejos del mismo estilo, animó a los empresarios a crear los ele­ mentos básicos de una futura colonia in­ dustrial o barrio obrero.

Ya en 1892-94 se levantaron, sobre el viejo molino, las primeras casas para alo­ ja r a los operarios. Conocidas como Casa de La Plazuela, se encuentran junto a la entrada a la fábrica. En total se crearon once viviendas, distribuidas en dos porta­ les, con una planta semisótano que al principio se aprovechó como almacén y bodega y que, en los años 40, se habilitó en parte para disponer de otra vivienda más. Además, en una zona de la planta baja, se habilitó lo que se conoce como

"los comedores", dos estancias con sus respectivas cocinas y pilas de agua, que contenían el mobiliario indispensable para que los obreros que no residían en el PROFUNDA barrio pudiesen calentar su comida. Para ellos, el carro que la e i T t p i e z d (3 empresa enviaba por íT lC ^ n if e s t C i r s e las mañanas hasta la e n lo s d ñ o s estación de FEVE en 7 0 - 8 0 d e l s ig lo Balmaseda para factu^ c o n d u i o a Id rar partidas de boinas, de lA a su regreso cruzaba ^ por la calle Correría, t / V lr K t b A donde las mujeres saEN 1992 lían a entregar tas tar­ teras con el rancho para los trabajadores de la fábrica.

Los pisos de La Plazuela no eran todos iguales. Tenían una dotación básica que incluía cocina económica de fuego direc­ to más una pila o fregadera de piedra al estilo de los caseríos, un pequeño retrete.

-■■á-

CARDO DE VEN U S. TAMBIÉN LLAMADO CARDO BATANERO, PROCEDENTE DE U RIBERA NAVARRA Y ENCARGADO DE SACARLE EL PELO A L PAÑO DE LA BO(NA PARA DARLE U N ASPECTO FELPOSO

I

y contaban con el servicio añadido de agua corriente suministrada desde un de­ pósito común. En ese sentido las casas ofrecían unas condiciones excepcionales, si las comparamos con núcleos similares de esa época. En lo que a habitaciones LAS CASAS se refiere podía ha­ OFRECÍAN uY\as ber variaciones: dis­ condiciones ponían de uno, dos y excepcionciles, hasta tres huecos, si ]as según la extensión de la fam ilia. Se da la com param os circunstancia de que, con núcleos por necesidades similares DE prácticas y decisión ESA ÉPOCA de la empresa, una de las habitaciones de las plantas altas -la que corresponde al balcón que marca eje con los porta­ le s- se adjudicaba a discreción a uno u otro piso de la planta, según las dimen­ siones de la familia. El método era practi­ car una puerta que comunicase con la

inmediata habitación de una de las vi­ viendas y se condenaba el servicio de aquella a la que era negado el hueco. In­ cluso. en algunos casos, se usó un sistema parecido entre un bloque y otro de pisos, abriendo una puerta en el muro media­ nil.

Como complemento a la dotación de vivienda, la empresa cedía una parcela de terreno que podía cultivar el inquilino para huerta y que se situaba en la vega del Cadagua, entre la carretera y el río, donde hoy se encuentra el parking del complejo. De esta forma la economía fa­ m iliar podía ampliar recursos cultivando sus propias verduras. Finalmente, cuando años más tarde se reformó la turbina de fábrica, un pequeño alternador permitía un remanente eléctrico que se cedía para iluminación de las casas.

La ampliación de la empresa a princi­ pios del siglo X X y el consiguiente au­ mento de la plantilla de operarios, obligó a la construcción de otra casa más. Un

nuevo bloque de pisos, alineado junto a la carretera, proporcionó siete viviendas más a la colonia,, en este caso algo más grandes que las primeras, unos 60 m^. junto a él, adosada a un lateral, se cons­ truyó también la capilla que daría servi­ cio religioso al complejo. Este edificio, además, se utilizó como escuela de ba­ rriada hasta mediados del siglo XX. Presidiendo todo el complejo, además de la casa que los gerentes tenían en la propia fábrica, dispuso de una vivienda para la residencia del director técnico de fábrica. De inspiración neoregionalista, desapareció hace algunos años con la re­ modelación de la carretera.

El vdlor patrimonial de La Encartada Además de contar con buena parte de los edificios originales, mecánicamente La Encartada reúne un conjunto de maqui­ naria de gran valor; es en gran parte origi­ nal, de fines del siglo XIX y primeras dé­ cadas del XX . Todo el accionamiento se hace con la turbina hidráulica Voith, la misma que en 1908 sustituyó a la prime­ ra horizontal de 1892. Durante casi un siglo este motor hidráulico fue el respon­ sable de hacer girar los embarrados que, con sus correspondientes poleas y co­ rreas, movían cada una de las máquinas de fabricación, generando también un pequeño remanente eléctrico para la ilu­ minación.

En general el conjunto mecánico se encuentra m uy bien conservado, desta­ cando sin duda elementos singulares como la dinamo Edison, la propia turbina, los batanes, los telares jacquard, las perchadoras de cardo natural, o las mulasselfactinas. Estas últimas, máquinas de hilado mecánico, datan de 1892 y proce­ den de la casa Platt Brothers de Inglate­ rra, como buena parte de los ingenios originales -desmotadora, batuar, cardas, canilleros, etc. aunque también existen

MÁQU4NA DE BATÁM

m #■

■1^«

ENTRADA A LA ENCARTADA

algunos de tecnología francesa -dinam o, algunas cardas- y por supuesto catalana - telares, devanadoras, tundidoras-).

La Encartada constituye sin duda un ejemplar singular dentro del panorama industrial de Bizkaia. Por un lado, recoge un sector industrial poco representado en el territorio, el textil lanero, que fue motor de implantación de los avances técnicos de la nueva era fabriL Por otro, aún más interesante, se ha mantenido casi inalte­ rado desde su fundación y tanto su encla­ ve, su colonia obrera, su sistema de emba­ rrados como su maquinaria, generan un ambiente de gran capacidad evocadora, trasladándonos a los inicios de la revolu­ ción industrial como museo vivo de esa etapa, sin parangón en todo el Estado.

Dado su alto interés patrimonial, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayunta­ miento de Balmaseda desarrollan desde hace varios años un programa de restau­ ración del conjunto para convertirlo en un enclave turístico-cultural de primer orden en la Comunidad Autónoma. En consecuencia, y con desiguales fracciones de presupuesto aplicadas en los últimos ejercicios, hoy en día se encuentra casi por completo finalizado todo aquello que

tiene una relación directa con el edificio.

Al mismo tiempo, y durante las cuatro últim as fases, se ha procedido a la inclu­ sión de partidas invertidas en la restaura­ ción de los elementos mecánicos, dentro de un plan progresivo de puesta a punto, y en la rehabilitación y puesta en valor del entorno natural de la finca. Paralela­ mente, se han venido desarrollando otro tipo de acciones, encaminadas al mismo fin, y que complementan de manera in­ dispensable el futuro museo.Tal es el caso de los acuerdos alcanzados con el EVE para la puesta en marcha de la central hi­ droeléctrica de fábrica o la instalación de la cafetería que servirá al complejo, cofinanciada por el Departamento Foral de Formación y Empleo.

Finalmente, tras una década de cola­ boración, en este año 2006 la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bal­ maseda, han formalizado la aprobación de la Fundación La Encartada, ente jurídi­ co que se hará cargo de la futura gestión y explotación del enclave turístico "Boi­ nas La Encartada - Kultur Ingurunea".

M A R lA JD S E T D R R E C IL U A rq u e ú lo g a

TUBACEX

TUBACEX

LIDER EN TUBO INOXIDABLE SIN SOLDADURA

Oso erraza da Así de sencillo

Aiaraldean ura aurrezteko ideia errazak

Ideas simples para el ahorro de agua en Ayala

Jarri paperontzi bat bainugelan, komuna zakarrontzi gisa erabiitzeko ohitura txarra gaitzen joateko.

Pon una papelera en el cuarto de baño para evitar la mala costumbre de utilizar el inodoro como cubo de basura.

Sartu plastikozko botila bat ur bainugelako tangaren barman. Ur litro asko aurreztuko dituzu katetik tira egiten duzun bakoitzean.

Coloca dentro de ia cisterna del cuarto de baño una botella de plástico llena. Ahorrarás muchos litros de agua cada vez que usemos la cadena.

Erabili aurrezkailuak età sustatu ura erabiitzeko ohitura onak senideen artean.

Emplea dispositivos economizadores y adquiere buenos hábitos de uso del agua entre la ternilla.

Kan tau riko

u

Familian aurrezteko aide onak: Ur agiria % 20ixikitzea lor dezakegu.

Ebteko eta inguruko uraren kalitatea hobetuko dugu.

Berogailuen C02-ren isurpenak b(ikítuko ditugu.

Senideei íngurumen errespetatzen irakatsiko diegu.

Litro gutxiago kontsumituko dugu (Alaran, pertsona bakoitzak 165 litro kontsumitzen ditu egun batean).

URKIDETZA Consorck) de Aguas Uren Partzuergoa

Ventajas de ahorrar en familia:

Reducimos hasta un 20% el recibo de agua.

Mejoráramos la calidad del agua en el hogar y en el enton' Reducimos las emisiones de CO2 de los calentadores.

Educamos a las y los nuestros en el respeto medioambier Reducimos los 165 litros por día y persona que consumimos en Ayala.

Laudio

lio d io

LAUDIOKO LH . UDAL IKASTETXEA

CENTRO MUNICIPAL DE F.P. DE LLO D IO ^ INICIACION PROFESIONAL. • Soldadura.

• Carpintería Metálica.

CICLOS DE GRADO MEDIO. LANBIDE HASTAPENA. • Soldadura.

• Metal aroztzeria.

EROI MAILAKO HEZIKETA-ZIKLOAK. • Administrazio-Kudeaketa.

• Ekipo età instalazio elektroteknikoak.

• Makineria età lìnea-eroanbideen instalazio età mantentze elektromekanikoa.

• Mekanizazioa.

• Soldadura età galdaragintza.

BATXILERGOA (euskaraz età gaztelaniaz).

• Teknologikoa .

• Gizarte-Zientziak.

GOl MAILAKO HEZIKETA ZIKLOAK. • • • •

Idazkaritza.

Administrazioa età Finantzak.

Produktu elektronikoen garapena.

Telekomunikabide età informatika sistemak.

• Erregulazio età kontrol-sistema auto­ mati koak.

• Industria-ekipoen mantentzea.

• Mekanizazio bidezko produkzioa.

Tel.: 946 720 505 / 946 725 030

• Gestión Administrativa.

• Equipos e Instalaciones Electrotécnicas.

• Instalación y Mantenimiento Electro­ mecánico y Conducción de Líneas.

• Mecanizado.

• Soldadura y Calderería.

BACHILLER (en euskera y castellano).

• Tecnológico.

• Ciencias Sociales.

CICLOS DE GRADO SUPERIOR. • Secretariado.

• Administración y Finanzas.

• Desarrollo de Productos Electrónicos.

• Sistemas de Telecomunicaciones e Informáticos.

• Sistemas de Regulación y Control Auto­ máticos.

• Mantenimiento de Equipos Industríales.

• Producción por Mecanizado.

Web: www.cmfp-Uodio.com

q

C O N L A T)1SCIUJ>A Ü B Q JJB SA N JU A N ESTA BA T l U S t í y s O L O , L A JAAAQEN D E SA N tA - E U n A U A F U E SUSTRAÍDA D E S U ETÍ/CvTlA, D E U N A /NAANtRA U N t a n t o •RQCAM BOX.ESCA. E C •R & tA fO D E X.OS K EC H O S SE C O U V TEKX jE- E N E í, COTsfDUCrTO TAT^A E ST U D 7 A K ÍA EVOXXIC7ÓN M JSTÓ 'RÍCA D E XAS ETí^VUTAS lAAPXJCADAS E N E L SU C E SO : XA D E SA N JU A N C O N M A s PRO FU N D ID A D "y; D E U N /WODO M /4S SU P E T l^C JA L , XAS - f D E S A J/íA E U íA X JA V S A N IA A g U E D A .

LA IMAGEN FUE LLEVADA DENTRO DE UN S A C O Y EN UNA NOCHE DE LUN A LLENA. INMEDIACIONES DE LA ERMITA DE SANTA ÁGUEDA

T B

I

1 a sfix ia n te ca n to ¿ e lo s ¿ rillo s iL a pro^resiva-

m e n te co n g e lán d o se , lad e ra a r r it a , a m e d id a q u e el su e lo del m o n te L a rra ñ o r e tu m L a ta Lajo a q u e llo s p a s o s firm e s y L rio so s que d e sd e k a c ía u n m o m e n to k a L ían ro to la p a z d e la n o ck e . U n a fo rn id a silu e ta a v a n z ak a co n ^ran r a p i­ dez, k ru sc a, p o r la c u e sta d e S a n ta E u la lia . S u s acelerad o s jad e o s, e n tre c o rtad o s y o p rim id o s, n o k a c ía n p re d e cir n a d a k u en o .

H a c ía u n a s k o ra s q u e la s fa m ilia s d el valle d e L a u d io se k a k ía n retirad o tr a s u n a d u ra jo r n a d a en el c a m p o y lo s fu e g o s k a jo s de los ca serío s e ra n ya te stig o s d el rec o g im ien to y rezo de la s ú ltim a s o ra ­ cio n e s. U n a s c a sta ñ a s d el c a m aro te y la a n sia d a lecke co n so p a s de talo k a k ía n sid o la cen a p e rfe c ta p a ra e n tre g arse se g u id am e n te a u n re p a ra d o r y m erecid o su e ñ o . Por la s re n d ija s d e la s m a d e ra s, fin as lín e as p ro d u c id a s p o r ray o s de lu n a ra s^ a k a n co m o p o c a s veces la n e g ru ra d e a q u e llo s k a k itá c u lo s.

In c lu so lo s siem p re a te n to s p e rro s a p a re n ta k a n k a k e r ren u n ciad o a ace ck ar y a escu ck ar, a o lfa te a r y a escu d riñ ar, cau tiv o s c o m o estak an d el e n c a n to de a q u e lla fa sc in a n te lu n a llen a. L a ca lm a e ra to tal d esd e q u e el m u n d o se k a k ía co n vertid o en n o ck e. E n to d o excep to en el u n iv e rso de n u e stro sin ie stro p e rso n a je ...

C o n p a s o v eloz, p ro n to a lc a n z ó el cu m k ra l de la m o n ta ñ a y só lo la lu n a y s u firm a m e n to p u d ie ro n d ar fe d e có m o aq u e lla sin ie stra y d efo rm e silu e ta co m e n z ak a a descender, a tro m p ico n es, k a c ia el la d o o p u e sto de la m o n tañ a.

C o n sc ie n te de q u e la c la rid a d ju ^ a k a a su fa v o r y de que y a se acercak a a z o n a m á s co n o cid a, su co ra z ó n d e jó p a u la tin a m e n te de la tir de

u n a fo r m a ta n a n g u stia d a . S u ;^ ir ó y m iró K acia a q u e l a stro ta n re s­ p lan d ecien te, u n a lu n a que le a e L ió ¿ e p a rece r c a si d iv in a p o rq u e en a q u e l m ism o in sta n te ro^ó a D io s ( u e le p e rd o n a se si estal>a com etien d o u n acto de lo cu ra, si k a L ia o arado m a l a l K aLer llev ad o k a sta su s liltim a s co n secu en cias aq u e lla ic e a q u e n o d e ja L a d e ato rm en tarle en la s ú ltim a s se m an a s.

E n su co n cien cia, in te n ta k a k u sc a r e x c u sa s q u e o frec er co n r a p i­ dez a su D io s, p a ra a liv ia r lo s re m o rd im ie n to s a n te la p o sik ilid a d de e sta r co n d e n án d o se e sa m ism a n o ck e a la e te rn id a d d e lo s to rm e n to s d el avern o. A q u e lla cak eza en ek u llic ió n era y a in c a p a z de d isc e rn ir en tre s i a c a k a k a de re a liz a r u n a lo ak le o k ra o si k a k ía ca íd o en la m á s rep u lsiv a de la s k e re jía s.

A k stra id o con e so s p e n sa m ie n to s, llegfó c a si sin d a rse cu e n ta k a sta la p u erta d el caserío , p e gad o a la e rm ita de S a n t a A g u e d a , d on d e ta n ta s y ta n k u e n as ro m e ría s k a k ía d isfru ta d o .

T ras ¿ o lp e a r v a ria s veces en la p u e rta , esp eró . S ie m p re cau to , n o llegó a d e sca rg ar el saco q u e llev ak a a la s e sp a ld a s k a s ta q u e el casero d io se ñ ale s de v id a. É s te se a so m ó p o r la v e n tan a d el p iso superior, a te m o riz ad o p o r te n e r q u e co m p ro k a r q u ié n p ro v o cak a a q u e lla in ­ te m p e stiv a v isita.

—N o te m a s, L o re n z o —le d ijo n u e stro p e rso n a je p a ra in te n ta r n o so k re sa lta r d e m a sia d o al q u e d ek ía se r de in m e d ia to su a n fitrió n —soy F e m a n d o , ik á rro la , el de L a rrá z a k a l. S á c a m e u n a k o te lla de tx ak o li q u e v en go jo d id o : acak o de co ger la im a g e n d e S a n ta e u la r ia g a y la te n go en el saco. L a llevo p a r a la e rm ita de S a n J u a n y q u e se a lo q u e D io s q u ie ra.

Sin duda necesitado de un mejor estilo literario, la cuestión es que así podría co­ menzar el relato que narrase uno de los sucesos más inauditos que se vivió en el todavía Laudio rural de principios del si­ glo X X : el robo de la imagen de Santa EL ROBO DE Eulalia en la arruina­ la imagen fue da ermita del mismo nombre -aunque popularizado aquí se conozca po­ a través DE pularmente como UNOS VERSOS Santaloriaga o Santaolariaga, sin duda ambas surgidas de un Santaeulariaga an­ terior- para ser llevada a la de San Juan, dentro de un saco y a la luz de la luna llena.

El personaje en cuestión fue Fernando Ibarrola Urkijo (1870-1924). Se cuenta que actuó motivado, además de por con­ seguir una bella imagen para "su" ermita de San Juan, porque le parecía en extre­ mo irreverente ver cómo la antigua talla de Santa Eulalia se encontraba tirada en­ tre pajas y, como posteriormente nos re­ lataría Andrés Ibarretxe Larrazabal (1919) de Luxa, en un lugar usado como coberti­ zo para cabras. De manera sim ilar recuer­ da Conchi Ibarrola Ojenbarrena (1946), la nieta de nuestro personaje, haberle oído relatar a su padre Antonio (1903-1996) cómo le habían contado en casa que la imagen estaba tirada en el suelo y que, tras retirar unos montones de paja que la cubrían, aquel que fuera su abuelo - a l que por cierto nunca conoció-, cogió la imagen y la metió en un saco con la firme intención de llevársela. También reme­ mora haber oído que, en su abandono, se habían soltado varios de los elementos y que por eso la llevó en un saco a la espal­ da. para poder recoger todas las piezas.

Ello es aún hoy notorio en el brazo de la imagen, m óvil y sujeto como mejor se supo hacer en el momento. á Echa la vista atrás nuestro informante Andrés Ibarretxe y recuerda que Fernan­ do Ibarrola era conocido por su extraordi­

naria fortaleza: solía llevar al hombro una máquina de arar de unos 60 kg, desde Luxa hasta su caserío en LarrazabaL Tan sólo un fortachón así pudo transportar una imagen de madera maciza, de un peso más que considerable.

Aún así, necesitó un breve descanso en el caserío Magdalena, donde estaba ubicada hasta hace poco la ermita de Santa Águeda, hoy desaparecida -puede considerarse como tal aunque en la lonja inferior del moderno edificio se custodien las imágenes y se celebren los oficios co­ rrespondientes a su festividad-, y donde pidió a su propietario una botella de

ANDRÉS IBARRETXE

txakoli con que refrescarse y, quizá, cal­ mar su nerviosismo.

El detalle de lâ parada para descansar en aquella noche de una "luna llena tan brillante que parecía que era de día" es la aportación particular que Martín Lazkano Castaka (1944) hace a nuestra inves­ tigación, ya que ninguno de los demás informantes parece conocer este aspec­ to. Recrea además con detalle los hoy olvidados caminos por donde llegó car­ gado y sofocado Fernando ibarrola.

Siempre, claro está, transmitiendo lo que tantas veces le narrara su padre Lorenzo Lazkano izartza (1909-1995), el mismo

que en la noche de autos le dio a Fer­ nando una botella de lo que m ejor sa­ bían hacer y que tanta fama había dado al lugar. Nos referimos, claro está, al txakoli.

Una vez recuperado, continuó con su nocturno transporte por el barranco de Atxondo, por donde iba el antiguo y hoy olvidado camino hacia el barrio de Larrazabal, de donde él era y en donde se en­ contraba el destino de la imagen de la santa: la ermita de San Juan.

A pesar de lo sonado del suceso y de contar aún con cierta popularidad en el mundo rural, nadie parece recordar el año en que sucedió. Atando varios cabos de nuestros múltiples informantes, sabemos que debió ser en una fecha no muy aleja­ da de su muerte, provocada por una pul­ monía en 1924.

Por aquel entonces, la vieja ermita de Santaeulariaga (Santa Eulalia) comenzó a ser usada como vivienda, almacén y cua­ dra por una persona apodada Barrunta, llamada así por lo que se jactaba de su fino olfato para evitar las artes de los em ­ baucadores. Sin embargo el cazador fue cazado y pasó a la memoria popular por haber sido engañado, casi de un modo infantil, por una astuta gitana que acam ­ paba en su carromato en el fondo del va­ lle de Goienuri. Para m ayor humillación, el suceso quedó perpetuado por unas es­ trofas que pronto se extendieron por todo el pueblo y que decían así: "Barrunta con ser Barrunta, Barrunta no barruntó, y una gitana del arca tres m il reales le lle­ vó".

El autor de dichos "cuartetos" -com o los denomina Andrés Ibarretxe- fue el cé­ lebre bardo laudioarra Ruperto Urkijo Maruri (1875-1970), el mismo que creó otra composición que hacía referencia al robo de la imagen de la santa y que, prác­ ticam ente con una versión diferente en cada caserío, dice así: "Bárbaros larrasabaleros (sic) / que habéis querido casar / Santaeulariaga gloriosa / con el patriarca San Juan".

RETROSPECTIVA DE LA ERMITA DE SAN JUAN, A Ñ O 1986. SE OBSERVA LA A N TICU A FACHADA, REALIZADA CON REBOQUE '•A BO CA DE PALETA". HO Y DESAPARECIDA

Según me informó Gregorio Barbara Artza (1921) -quien me la transfirió por primera v e z- el término 'bárbaros' hacía referencia a los habitantes de un conjun­ to de caseríos llamados Barbara, en la zona baja de Larrazabal. Sin embargo, hay también quien opina que hace referencia al apellido -relativam ente común en el m unicipio- de algún representante mu­ nicipal que, de una u otra manera, estuvo implicado en la permisividad del suceso.

Al margen de estos insignificantes as­ pectos, lo cierto es que los habitantes del barrio lo tomaron como una agresión, que no hace sino reflejar una cierta rivali­ dad territorial, una división bien definida entre Goienuri y Larrazabal, dos de las cuatro Cuadrillas históricas -ju n to a La­ rrea (hoy Larra) y O la rte- en que se ad­ ministró el municipio de Laudio desde los tiempos medievales hasta el primer ter­ cio del siglo XX. Una distribución, como propondremos más adelante, basada en un origen de aldeas medievales, en cierta manera autónomas, y que pasan poste­ riormente a integrar y conformar un úni­ co y cohesionado territorio.

Pero el pueblo hace pueblo y, con el paso del tiempo, todo parece perdonado.

Hoy la gente m ayor de Goienuri se con­ suela creyendo, con unas grandes dosis de candidez, que la santa fue llevada a la ermita de Larrazabal porque San juan se sentía muy sólo y porque no podía vivir sin una presencia femenina a su lado. A la vista de la imagen, no cabe duda de que el bueno de Juan consiguió una más que guapa compañera. Y, todo hay que decir­ lo, fiel como pocas: casi un siglo sin sepa­ rarse de su lado.

á

I 46

Ermitci de San lucin Desde aquel emparejamiento entre imá­ genes llevado a cabo con los tres ingre­

dientes básicos de la mejor novela negra -prem editación, nocturnidad y alevosíala erm ita de San Juan, en el corazón del territorio de Larrazabal, ha sido la morada de ambas tallas.

Al margen de la rehabilitación y am ­ pliación llevada a cabo en los últimos años, la ermita que hoy vemos fue cons­ truida en el año 1895.

El edificio en cuestión se sitúa en un lugar prácticamente despoblado, en el fondo de un barranco, pero a su vez en un lugar estudiadamente estratégico, ya que a llí confluyen los antiguos caminos de las tres grandes caserías que confor-

man el barrio de Larrazabal: el conjunto de Ibarguren-Corostitza, el de Markixana-Goirizabal y el de Kastainitza-Ostenko-Basozabal. Todos ellos ocupan, en edificios agrupados, los lugares más alti­ vos del entorno. Ello y el hecho de que ya al menos en 1492 se tenga constancia documental de la existencia de uno de ellos -cuando los Reyes Católicos acce­ den a la petición de desagregar Laudio de Bizkaia para incorporarlo a Álava, el representante máximo municipal es un ta l "Pedro de Golrigabalen"- ya nos inci­ ta a pensar en unas aldeas de origen m e­ dieval.

DETALLE DE LA PORTADA DEL VIEJO UBRO DE CUENTAS DE LA ERMITA

La misma advocación de San Juan, muy habitual en el medioevo, nos hace mirar en la misma dirección. Sin embar­ go, y a pesar de lo más que probable de la hipótesis, no hay que ser precipitados ya que, hoy por hoy, no existe una prueba fidedigna -d e venir algún día lo hará de manos de la arqueología- que nos permi­ ta aventurarnos en su defensa sin asumir ciertos riesgos.

Lo que sí estamos en condiciones de afirmar es que antes de la actual hubo otras erm itas en el lugar. La primera cons­ tatación documental de la que dispone­ mos es de 1704, en la realización de unas importantes reparaciones de cantería en el edificio. A pesar de ello, en 1723 se dice de ella que se encuentra "ruynosa y m al­ tratada".

Revisando el libro de cuentas de la er­ mita sabemos además que constaba, al margen del edificio religioso propiamen­ te dicho de "...una casa, con unas pocas

heredades y castaños..." (1791). Al igual que sucedía en otras ermitas, la casa se alquilaba al ermitaño o mayordomo de la misma y siendo éste el encargado de co­ ordinar las reparaciones, controlar las cuentas, etc. Además se le arrendaban seis ovejas pertenecientes a la ermita hasta la mitad del X V ill fueron doce pero la mitad murieron a consecuencia de un duro invierno y no fueron repuestascostumbre que duró hasta el último cuar­ to de dicho siglo.

Los pagos por el disfrute de la casa con sus posesiones y ovejas se abonaban el día de Todos los Santos, yendo el dine­ ro a parar a una bolsa en la que se guar­ daban los capitales y a la que se hace re­ ferencia cada año al anotar el obligado balance de los ingresos y gastos. El pe­ queño saco se custodiaba. Junto a los de las otras ermitas, en "el arca de tres lla­ ves" que estaba en la sacristía de la pa­ rroquia principal del municipio: la de San Pedro de Lamuza.

Dicha arca existía como consecuencia de un decreto episcopal de 1644, por me­ dio del cual pretendía ponerse un poco de orden en los aspectos económicos y hacer un uso más racional de ellos. Que­ daba en él patente el malestar porque"... hay muchas ermitas que tienen más ren­ ta y hacienda de la que es menester para su ornato y reparo y los mayordomos de ellas se la consumen y gastan...". Por ello ordena que "...la dicha renta y hacienda se ponga en la arca de tres llaves, que la una tenga el alcalde, otra el cura y otra el beneficiado más antiguo, sacando de allí lo que precisamente hubieren menester las dichas ermitas, teniendo un libro donde se escriba lo que cada uno tiene y lo que se fuere gastando en sus reparos". Se pretende que con el ex­ cedente de dichas ermitas puedan aco­ meterse los reparos y obras de la iglesia parroquial de San Pedro de Lamuza, la que declara con "...indecencia, peligro y poca capacidad..." ya que "...no cabe en ella aún la mitad de los vecinos...".

RMnA DE SAWrA EULALIA La partícula final del nombre Santaeulariaga -nom bre con el que se conoce popularmente la erm i­ ta de Santa Eulalia- dsí como el del cercano caserío, Elexagoiti, apuntan hada un origen medieval. Esta hipótesis parece quedar confinnada con la presencia de la ventana gótica, datable en tomo ai fin del XV y conservada en uno de los muros de la ermita, hoy vivienda ocasional.

Según consta en su documentación (1758), también la ermita de Santaeulariaga poseía una vivienda anexa y algunos terrenos.

La investigadora Micaela Portilla escribía que la ermita contaba con una imagen antigua, medieval, de Santa Eulalia. Pero parecía tan tosca y "tan ridicula, que causa irreverencia". Eso opinaba de ella el prelado Francisco Mateo de Aguiriano quien ordenó trocearla y enterrarla (1791) para dejar tan sólo la otra talla, más moderna, realizada en 1784 y que ya ocupaba entonces el lugar preferente del altar. Esta última es la que, un siglo y medio después, será sustraída para ser llevada a la ermita de San Juan.

Al margen de todo ello, y como simple curio­ sidad, recordemos que, tal y como nos relata Juar. José Untzaga Untzaga, quien nació (1929) y vivió en dicho lugar, se tocaba la

campana de la ennita cada vez que algún cadáver era transporta­ do en andas por el territorio de Goienuri, es decir, entre el alto de Garate y la parte superior del palacio del Marqués de Urquijo.

Pero sin duda más espectacular es la leyenda que de la ermita de Santaeulariaga nos hace Andrés IbarreUe. Cuenta haber oído de niño que en la antigua ermita y entre el altar y la pared del fondo de la misma pasaba las noches una bruja, de la que no recuerda con­ notaciones malignas. Con los primeros rayos del sol, bajaba hasta el río inferior, "cerca de la casa de Urisina". Allí pasaba largas horas peinando sus cabellos aunque también "an­ daba por todo". Sin duda hace referencia al mito de las brujas-lamia y que ya fuera trata­ do en el décimo número de esta publicación.

Se sorprende Andrés al oír que esa le­ yenda, para él tan común, es en absoluto desconocida para quien le entrevista.

Tampoco sospecha que probablemente él se haya convertido en el último y único de sus transmisores. Afortunadamente para todos, ha podido ser documentada.

r

,

I____ í l i k J t ó s í — J Í i : _____ ____1VENTANA GÓ TICA EN LA A N TIC U A ERMITA DE SANTA EULALIA

Pretende solucionarlo con "...la renta de dichas erm itas, pues es primero la necesi­ dad de la iglesia principal" según pu­ LA TALLA DE blicara en 1981 el Sar\ lucin había investigador local Juan Carlos Navarro. sido rechazada Las reparaciones en Id pdrroquid son continuas en principal por aquella vieja ermita SU FORZADA de San Juan. Entre ESTÉTICA ellas, llama la aten­ ción una de 1743 en que se procede a "...la reteja de dicha casa, erm ita y su cementerio", la única

TALLA DE SAN JUAN

i

a la posibilidad de que San Juan hubiese sido una antigua parroquia medieval y que, como suele ser habitual, pasase a convertirse en ermita en beneficio de la iglesia principal del valle. Corroboraría dicha propuesta - la de la existencia de una necrópolis- la tradición oral que lo afirm a, ya prácticamente desconocida a excepción hecha de los hermanos Anto­ nio y Juan José Arregí Castaka (1922 y 1926, respectivamente) del caserío de Bekoetxe de Larrazabal y Andrés Ibarretxe Larrazabal del caserío Luxagoikoa, quienes recuerdan perfectamente haber oído a sus mayores que en la antigua er-

ANTIG UO ÜBRO DE CUENTAS DE U ERMOA DE SAN JUAN

ocasión en que se cita este últim o ele­ mento. A pesar de ello, hay que ser cau­ tos ya que en esta época tam bién suele llamarse "cementerio" a los pórticos. Al margen de esta apreciación, no parece extraño que existieran enterram ientos en el lugar, algo que nos acerca de nuevo

m ita se enterraban los vecinos de la al­ dea.

Lo que ya no recuerda nadie es que anualmente se celebraban en dicha er­ mita las fiestas de San Juan Bautista y San Lorenzo y que se componía de tres altares, siendo el tercero de ellos para

una imagen de Santa Isabel. No sería de extrañar que se tratasen de imágenes medievales, románicas, hoy desapareci­ das.

Aquellas continuas reparaciones que necesitaba la ermita y que citábamos an­ teriormente, fuerzan a los vecinos a cons­ truir un nuevo edificio.

En su construcción se reutilizan los materiales "...llevados a dicha ermita para la obra nueva (...) por haberse demoli­ do...". Claro está, cuentan además con "... la licencia de demoler la ermita vieja y hacer nueva" (ambas citas de 1765). A excepción de los gastos por los permisos.

Por fin, tras varios años de obras, se bendice el nuevo templo en 1787. Todo indica, sin embargo, que en dicho perío­ do intermedio conviven los dos edificios, el supuestamente demolido y la nueva construcción.

Así LA ERMITA parece desprenderse ERA conocida de citas que, hablan­ com o SAN lUAN do de la erm ita exis­ ASTOBITZAKO tente como de un templo con funcio­ namiento normal, hacen referencia a "... la nueva obra que se ha comenzado" (1766) o trata de "...de la otra comenza-

..

'

f.

HASTA 177S LA ERMITA POSEÍA UN REBAÑO DE O VEJAS. A L FONDO. EN EL BARRANCO, L A A a U A L ERMITA

los trabajos profesionales y las doce jor­ nadas de acarreo de una pareja de bue­ yes, el resto del derribo se da por pagado con un "...pellejo de vino que bebieron las más de cincuenta personas que sin jornal asistieron el trece de junio a demoler di­ cha ermita".

da" (1767). Es más, faltándole aún dos décadas para ser finalizada se celebran sin embargo, cada año y puntualmente, las festividades de San Juan y San Loren­ zo. Por ello podría pensarse que la docu­ mentada demolición de la primera no fuese totaL

I

RMITA DE SANTA ÁGUEDA La que hasta hace poco fuera la ermita de Santa Águeda contaba con un arco gótico como acceso al interior del templo. Ello ya parece ser una prueba suficiente como considerar dicho templo como de origen medieval.

En similar dirección parece apuntar la ya muy restringida tradición oral de enterramientos en el lugar. Así lo aseguran Fernando Ibarretxe (1919) de Luxa, Celestino Mugunjtza (1934) de Markuartu o Martín Lazkano (1944), nacido en el caserío anexo a la ermita.

Al igual que nos sucedía con los templos de San Juan y Santa Eulalia, también se documentan varias posesiones para el presente: la casa anexa -el caserio actual-, unas heredades y varios árboles (1758).

Pero quizá lo más curioso de la historia de esta ermita, donde decidió tomar un descanso y beber una botella de txakoli aquel Femando Ibarrola del relato inicial, sea su cambio de advocación. Así podremos comprender cómo la ermita es conocida como Santa Águeda y el caserío anexo -que en su momento perteneciese a la ermita- como Magdalena.

No cabe duda de que la primitiva ermita estuvo advocada a María Magdalena. Tenemos noticia de que, entre 1726 y 1727 se construye, sobre otro anterior, el edificio que hemos podido ver hasta hace cinco años. Ésta santa quedaba representada por una buena talla del siglo XVI y que aún se conserva. A ella la acompañaba otra, del mismo siglo aunque algo más tardía, simbolizando a Santa Águeda. Pero, al parecer, la santa secundaría fue ganando en popularidad y devoción con el paso del tiempo. Así, cuando en 1781 se pide permiso para erigir un nuevo retablo -recordemos cómo se ha dicho al hablar de las otras ennltas que éste es un período de renovación y adecentamiento de los templos- se argumenta para ello el hecho de "...ser mucha la gente la que acude a dicha ermita, particularmente el día de Santa Águeda, que también se venera en la ermita".

Es más; siguiendo las citadas directrices de modemización de los templos, se encarga una nueva imagen dedicada a Santa Águeda en 1782, ya que la

ASPECTO D E L A ^ T IC U A ERM ITAY SU CASERÍO |

a

existente no satisface plenamente los gustos de la época. Así es cómo aún hoy en día las im'ágenes conservadas son dos "viejas" del XVI -Magdalena y Santa Águeda- y una nueva, también consagrada a la mártir siciliana. Lo que nadie podía esperar es que, el lugar central del nuevo retablo, quedase ya ocupado definitivamente por la nueva imagen de Santa Águeda. Así la imagen de María Magdalena, es apartada y su popularidad y oficios desaparecen fiasta fiaberse convertido entre las generadones actuales en una gran desconocida.

Casi arrogante dice Andrés Ibarrebce del cercano barrio de Luxa, que no ha habido otro barrio "tan importante como Goienuri. Tras coger un poco de aire para reflexionar la que intuye va a ser una frase contundente, añade que sus romerías, y especialmente la de Santa Águeda, eran famosas en todo el valle ya que, a diferencia de otras, celebraba romería tanto a la mañana como a la tarde.

Las autoridades acudían -continúa relatando- desde la mañana, con los chuzos municipales y, al frente de las mismas, el Alcalde portando aquella vara que representaba su capaddad de mando sobre el resto de vednos. En la era de delante de la enmita y mientras duraba la misa, se clavaban los chuzos. Entre ellos se ponía el tamboril que pronto iba a llenar de alegría a aquellos basenitarras que esperaban con ansia el fin del ofido religioso. Después todo rompía en bailes, al son de aquellos rítmicos redobles.

No parece diferir demasiado de lo que sobre Laudio publicase en 1845-50 el estadista navan'o Pascual Madoz:"... hay, entre otras, cuatro ermitas, ba¡o la advocación de Santa Águeda. San Juan.

Santa Cruz y San Bartolomé, en las cuates se celebran los santos titulares con tamboril y danzas al estilo del país".

La ya legendaria alegría de la romería alcanzaba las cotas más insospechadas con la ayuda del abundante txakoli del lugar, el cual se consumía en cantidades ingentes.

Regresando del recuerdo de aquellas pintorescas estampas, nos encontramos con la dura realidad actual. Y si hablábamos de una mala restauración al referimos a la ermita de San Juan,

en este caso podemos afirmar que se raya la inmoralidad: tras varios años intencionadamente desatendida, a mediados del año 2001 era derribada la ermita de Santa Águeda, sin que apenas se levantase voz alguna en su contra.

Así se perdieron para siempre, aquellas bellas vigas talladas con motivos geométricos o la mitad de una estela romana que se ubicaba cercana a la entrada. Las dovelas del arco gótico del XV también se arruinaron al quedar expuesto al agua su delicado y frágil material arenisco.

A pesar de que en los bajos de la descomunal construcción de honnigón actual se exponen las imágenes e induso se celebra la oportuna misa en el día de su festividad, puede darse por definitivamente desaparedda la secular ermita.

Quizá alguien debiera responder ante aquel cúmulo de negligendas, Y probablemente los reproches habría que dirigirlos, más que al propietario del conjunto -actuando con menor o mayor grado de inconscienda-, a las autoridades del momento, especialmente a las edesiásticas por no haber actuado con la responsabilidad que se presupone a sus cargos o, al menos, con el mismo celo con que secularmente han ahogado las demandas de los grupos sociales más débiles. Desgraciadamente, aquel mirar a otro lado para no ver, ha traído consecuencias in'eparables en el patrimonio cultural local.

Y todo ello, no lo olvidemos, a comienzos del siglo XXL

I

En cualquier caso, aquella construc­ eficaz y moderna. Pretende reducir el nú­ ción, duplicada o no, se ubicaba en un mero de pequeños templos que no le re­ terreno próximo a la actual erm ita y don­ sultan demasiado rentables o que no dis­ de hoy se ubica un ponen unas condiciones mínimas como gran almacén de gas. para poder ser considerados como casas UN PELLEJO La primitiva, proba­ dignas de Dios. Apuesta ya por la concen­ DE vino sirvió blemente, entre di­ tración en templos principales y no por la com o pago por cho almacén y la viatomización de la labor pastoral. ]a demolición vienda-chalet de su Quizá por ello, inmersos en un cierto propietario y, la se­ ambiente de desilusión, la ermita deja de en 1765 de gunda, cercana a la renovar el pequeño rebaño de ovejas que LA ANTIGUA entrada principal al arrienda anualmente como fuente de in­ ERMITA gresos. Así lo refleja el apunte de 1776 complejo, a poca que dice que "...seis ovejas que tenía la distancia entre ellas.

De esta manera se entienden las dos dife­ otra ermita, pero por haber perecido no rentes concentraciones de cascotes de teja conocidas en el entorno así como las divergentes tradiciones orales referidas a la ubicación del anterior templo y que re­ cuerdan, entre otros muchos más, tanto el propietario del complejo, Ramón Urkijo Ussia como José Basterra U rkijo{1933), quien asegura haber retirado él mismo muchos de los fragmentos de teja del lu­ gar cuando ayudó a roturar el terreno para sembrar trigo en él. Parece, por los testim onios recogidos, que la más mo­ derna de aquellas edificaciones fue la cercana al acceso al complejo.

Pero estam os ya inmersos en la segunda mitad del siglo XVIil, una época de auténti­ co azote para muchas de nuestras erm itas. Es por ello por lo que gran parte de las actual­ mente desapareci­ das lo hacen en este período.

La razón e que la Iglesia ha tomado la firme deci­ sión de ges­ tionar todo su patri­ monio de una ma­ nera más EL PASTOR VICEN TE URKIJO (1933-2002) PASEANDO SUS OVEJAS FRENTE A LA ERMITA DE SAN JUAN. AÑO

I

se cargan en adelante". También se ve obligada a sacar a remate -su b a sta- por primera vez, varia^ entresacas y esquil­ mos de los árboles que posee (1786).

Parece sin embargo que gracias a las aportaciones de los feligreses y a este tipo de ingresos adicionales se consigue superar un período tan devastador para nuestros templos rurales. Logra incluso remozarse -com o hemos apuntado una de las nuevas exigencias era presentar los templos con un mínimo de decencia y dignidad- y pagar en 1787 una conside­ rable cantidad de dinero por hacer un nuevo retablo, instalar una lámpara, etc.

Es aquí cuando parecen ser destruidas las imágenes antiguas de la ermita -con probabilidad m edievales- de San Juan, Santa Isabel y San Lorenzo, quizá siguien­ do las recomendaciones que los visitado­ res enviados por los obispados hacían por estas fechas: trocear y enterrar aquellas tallas que, por su aspecto antiguo, eran consideradas como "figuras indecentes".

Desgraciadamente para nuestro patrimo­ nio, ésos fueron los drásticos gustos de la época.

Ya en el nuevo retablo, tan sólo repo­ nen la imagen del titular, San Juan Bau­ tista. Y por no contar ya con un elemento

JOSE BASTEARA

identificador, desaparece el hasta enton­ ces tradicional culto a San Lorenzo, no constando el gasto de sus misas en las cuentas de aquí en adelante.

Laudio era un pueblo que en aquellas fechas ya recogía los beneficios de sus hijos enriquecidos en lasAm éricas, tenía sus ferrerías en plena producción y pare­ cía haber solucionado el endémico pro­ blema del hambre con la incorporación a su dieta alim enticia del maíz primero y de 1a alubia después. Un pueblo que se autodefinía diciendo "que el valle de Llodio es compuesto de cuatro cuadrillas de mucho gentío y en caserías m uy distan­ tes, y todos vascongados cerrados..."

(1774), en una situación de monolingüismo que inm ediatamente empezaría a hacer aguas al tener que enfrentarse a los envites de modernidad. Una moder­ nidad, en cierta manera empujada por aquella Ilustración y la posterior Revolu­ ción Francesa (1789) que había de pro­ vocar el final definitivo del Antiguo Régi­ men, tan cargado de reminiscencias feudales.

La parroquia principal de San Pedro de Lamuza, inmersa también en aquella ob­ sesión por la renovación culmina la torre que hoy vemos y que había comenzado a construirse medio siglo antes. Además, se decide cam biar todo el retablo y, en tor­ no a 1 782, es sustituido por el que disfru­ tamos en la actualidad. En uno de los la­ terales de éste, custodiando al San Pedro titular, deciden que esté San Juan Bautis­ ta. Es encargada la talla de su imagen •pero el resultado no acaba de convencer por "...no estar bien formada...", según obra en los libros de cuentas parroquiales (1784-1795). Como la apuesta por la re­ forma es fuerte, no lo dudan dos veces y mandan elaborar otra nueva, la que hoy puede apreciarse en el templo principal de Laudio, una escultura con una pose menos rebuscada que la que mostraba la primera.

Y es así como la ermita de San Juan consigue dotarse de una imagen nueva -

OFRENDA DE LOS PASTORES DE LARRAZABALA SAN JUAN. AÑ O 1987. PUEDE OBSERVARSE ELA N TIC U O RETABLO, HOY DESAPARECIDO

HERMANOS JUAN Y ANTO NIO ARRECI

y por tanto respetable- dedicada a su santo titular: comprando a la parroquia de San Pedro aquella obra rechazada por ésta, pero ideal y más que digna para pre­

IN TERIOR DE LA ERMITA £N LAACTUAUDAD

sidir su recién renovado (1787) retablo.

Se pagaron 220 reales por ella, por la imagen que desde entonces y hasta hoy ocupa la parte central del altar de la er­ mita. Por cierto, el "nuevo" retablo citado no es sino un elemento también cons­ truido "...de diferentes despojos vendi­ dos..." de otro (1787-88-89). Por un es­ crito posterior sabremos que fue un sacerdote del barrio, Fernando de Orue, quien se hizo cargo de la compra y pago de la figura. Recoge en su testamento (1801) que "...tengo donada a dicha er­

m ita (...) el santo que está en su altar y lo que costaron las diligencias...". Donó, además, una serie de terrenos contiguos a la ermita.

Pero la prosperidad de las décadas de los 70 y 80 pronto se esfuma con la apa­ rición de una repentina y dura crisis que hace pasar auténticas penurias en el final de siglo. A la gran depresión económica general -especialm ente perceptible en el trágico y definitivo declive de las ferrerías- se une la confrontación bélica hispano-francesa conocida como Guerra de

I

IITOS DE SAN JUAN EN LAUDIO

Prácticamente en la totalidad de las culturas del mundo y especialmente en las del viejo continente, la noche es el refugio del mal y la luz el del bien.

Son dos mundos complementarios aunque opuestos. Libran entre ellos, además, una lucha eterna, infinita y que se reproduce cíclicamente.

Las dos fechas anuales en las que la desigualdad de fuerzas entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal, queda más patente es en los solsticios de invierno y de verano. Es decir, en aquellos días en que la noche o el día alcanzan su mayor número de horas. Por ello, dichas fechas suelen ir acompañadas de ciertos rituales de carácter mágico en la mayoría de las culturas.

La noche del 24 de diciembre era considerada como la más larga del año -antiguamente el solsticio era el día 24- y, a las doce de la noche, el momento más oscuro. En ese preciso momento en que empieza a nacer la luz y a alargar los días, es cuando se dice que nació Jesucristo. Así lo decidió la Iglesia, al parecer, interpretando las palabras de San Agustín cuando refería que "ia luz que nace entre las tinieblas sin/e de símbolo a Cristo, que trae la luz al mundo".

Una vez fijada la fecha del nacimiento de

O LO

Jesús, no hubo especiales problemas para adecuar simbólicamente los ritos del solsticio de verano a las necesidades del credo cristiano.

Se eligió a San Juan Bautista porque, tal y como dice el Evangelio según San Lucas, entre la concepción de ambos pasaron seis meses.

Además ésta se considera como milagrosa ya que intervino el arcángel Gabriel para que los ancianos Isabel -estéril- y Zacarías pudiesen engendrario. Todo ello va a dotar de mayor relevancia de la que cabría esperar al que se considera como precursor de Cristo.

El día de su festividad es el más puro, el que más luz atesora. Y como sucede en otros días señalados para la cristiandad, el mal anremete su víspera con más fuerza que nunca. Por ello, todos los elementos protectores ante el mal son pocos.

Sin duda alguna, el me¡or protector contra la oscuridad, contra el mal en sí, es el mismo sol.

EL 5 0 L. Es curiosa la antigua creencia, no sólo limitada al País Vasco, de que el sol sale bailando en la mañana de San Juan, Nadie parece ya recordar este aspecto en Laudio pero es probablemente que estuviera bien extendido. Decimos esto mientras ponemos la atención en que aquello que relataba (18451850) Madoz sobre el monte Gorbeia y que hoy nadie parece recordar: "Principalmente el día de San Juan Bautista suele ser extraordinaria la concurrencia que para los primeros albores del día se halla ya en la cima, esperando la magnífica salida del sol”. Al menos en algunos lugares de Galicia también es costumbre subir a alguna montaña para ver bailar el sol en este día. Se dice allí que baila porque está contento de que sea su festividad, que a su vez es la de San Juan Bautista.

Pero además del sol, son utilizados como elementos protectores otra serie de elementos mágicos en la protección de personas, animales y casas.

EL FUEGO. Quizá el más conocido sea el del fuego, un gran elemento purificador en la mayoría de las culturas europeas. Aún en el Laudio del siglo XXI, prácticamente no hay barrio o gmpo de casas que no haga una gran fogata en la víspera de San Juan.

La parte superior del montón de leña suele culminarse con un muñeco que representa al mal. Por eso es quemado, para intentar eliminar todo lo negativo que simboliza, aunque los laudioarras de hoy desconozcan su sentido.

También ha sido costumbre saltar por encima

de Ids cenizas de la fogata, como elemento de bendición o protección -en muchos lugares se acostumbraba a liacer pásar incluso a los animales domésticos- contra el mal. Todos los loudioarras parecen haberse olvidado del aspecto simbólico de dicho acto excepto Andrés Iban-etxe de Luxa, que recuerda aún cómo saltando sobre las cenizas la noche de San Juan quedaban protegidos contra las picaduras de serpiente. Ha debido ser ésta una creencia muy extendida ya que, de nuevo, la constatamos en la tradición gallega: "Salto por riba / do lume de San Xoán / para que non me trabe / ni cobra ni can". Al parecer, en aquella cultura, además de contra las serpientes también protegía contra los perros rabiosos.

Otra costumbre ha sido la de colocar en la puerta de la casa unas ramas de fresno recogidas antes del amanecer Hasta hace un par de décadas eran bastantes ERMITA DE SAN JUAN EN LA ACTUALIDAD. OBSÉRVESE LA PRESENCIA DE VARIAS RAMAS DE FRESNO EN SU PUERTA, UNO DE LOS RITUALES ASOCIADOS A SU FESTIVIDAD

las casas, induso entre las modernas, que lo acostumbraban, si bien su uso va paulatinamente disminuyendo. Aún así, no existe prácticamente caserio en Larrazabal sin dicho talismán. También es costumbre ponerlo en la puerta de la misma ermita.

La rama debe estar colocada durante unos días para posteriormente ser retirada. José Basterra Urkijo (1933) concreta más y nos asegura que ha de estar hasta el día de San Pedro induido, prácticamente seis días después de haber sido colocada.

En otras zonas se han utilizado y utilizan toda dase de plantas con dicho fin, pero aquí sólo se tiene constancia del uso simbólico de! fresno, el árbol mágico de las culturas nórdicas y que, en palabras recogidas por M. Lekuona, "lizarra ez da bedeinkatu behar, berez da bedeinkatua", es decir, que no es necesario bendedrio, ya que el fresno es bendito de por sí.

Nadie parece hoy en día saber relacionar el fresno de San Juan con una función protectora. Tan sólo Andrés Ibarretxe cree recordar que protegía a la casa y a sus cosechas contra el pedrisco y las tormentas.

EL AGUA. Por último haremos mendón al carácter mágico, de renovación, que el agua adquiere en esta noche tan sorprendente. Tal y como el agua limpia la suciedad material también lo hace con la espirítual. Asi, al igual que el agua nos purifica de los pecados en el bautismo, a la entrada a los templos cristianos o islámicos, también ha sido utilizada para defenderse contra el mal. Conocidas son las costumbres de bañarse desnudos esa noche, de recoger agua para bebería, de pisar descalzos el rocío del amanecer, etc. Pero en Laudio no las constatamos en ninguna ocasión. Ninguna excepto en el caso que nos relata el siempre sorprendente José Basten'a.

Recuerda que, cuando él era un muchacho, su madre iba esta noche a coger agua a la fuente de Zumeitza -otros caseríos cercanos al suyo, llamado Gorostitza- porque tenía algún valor añadido que él no logra recordar.

Con estas aportaciones individuales, conocidas por un sólo infonnante en varios de los casos y, por ello, salvadas del olvido casi milagrosamente, nos podemos hacer una recomposición de una serie de costumbres y rituales que han debido sin duda estar más generalizadas en el valle de Laudio, un valle donde sus habitantes ya no temen a los ataques del mal en la noche de San Juan.

la Convención (1793-95). La pérdida de poder de la Iglesia, por otra parte, es per­ ceptible. Todo ello parece tener reflejo incluso en las anotaciones en el libro de cuentas de la vieja ermita ya que desapa­ recerán hasta que un nuevo libro aparez­ ca en escena. Eso sí, prácticamente un siglo más tarde: en 1894.

Por ello no se refleja en su libro de cuentas cuándo y por qué perdió la erm i­ ta 1a propiedad que tenía sobre aquella pequeña vivienda anexa, sus heredades y bosques. Pero suponemos que, como fue habitual en otros casos del pueblo y co­ marca, los vecinos permitirían vender su patrimonio para poder hacer frente tanto a las exigencias del ejército invasor fran­ cés como a las necesidades del ejército local. Hablamos, claro está, de lo que se conoce como Guerra de la Independencia (1808-1814).

Gerónimo \harYo\a y la nweva ermita Como hemos dicho, son prácticamente cien los años sin saber nada de las cuen­ tas de aquella ermita de San Juan que habíamos abandonado "documental­ mente" cuando estaba perfectamente renovada y decorada con nuevos elemen­ tos artísticos. Sin embargo, tras el paso del período citado, el estado de la ermita parece ser desolador.

Entonces aparecerá en escena un in­ teresante personaje, Gerónimo Ibárrola que comienza el nuevo libro de cuentas presentándose como "...primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Llodio, y propietario de la Cuadrilla de Larrázabal..." para seguir exponiendo "Que en la mencionada cuadrilla existe una ermita dedicada a San Juan Bautista, a cuyo san­ to desde tiempo muy remoto tributan devoción especial los vecinos de la Cua­ drilla. Su estado ruinoso y el mal punto donde estaba colocada debían producir m uy en breve la desaparición de la erm i­ ta". Un espacio de tiempo tan largo y ras­ gado además por tres grandes guerras debió suponer un abandono casi total de la ermita y, ai parecer, sus consecuencias eran patentes.

Por otro lado y valiéndonos ya de la transmisión oral, la mayoría de los infor­ mantes recuerda que la antigua ermita se encontraba en un terreno especialmen­ te arcilloso e inestable. Emeterio Bar-^ bara Perea (1929), del caserío Goirizabal, va más allá y comenta que, al parecer, hubo un corrimiento de tie ­ rras que derribó parte de la ya m altre­ cha ermita.

Ante esta situación, el beato Geróni­ mo Ibarrola -que posteriormente llegará a ser Alcalde de Laudio- remueve la con­ ciencia de los vecinos y se revela ante la inevitable desaparición del templete.

Según describe él mismo en la misiva que dirige en 1894 al Obispado, para evitar la desaparición definitiva de

'

ermita, acor­ daron entre los vecinos "...abrir una suscripción (...) de la que han reunido fondos para construirla de nueva planta aprovechando los mate­ riales de la antigua" (1894).

Según recuerda haber oído su familiar Conchi Ibarrola, Gerónimo era una perso­ na culta, extremada­ mente recta y aún LAS PIEDRAS más devota. Su sol­ DEL pórtico tería hizo que se vol­ fueron case de una manera ba\adas con más obsesiva de lo bueyes desde normal con sus dos grandes pasiones: la Id cumbre política y la religión.

DEL MONTE Elaboró incluso PAGOMR un plano-boceto de cómo debían ser la planta y fachada de la nueva obra. Supo, además, ilusionar e implicar en el proyec­ to a la práctica totalidad de los vecinos.

Así, aquellos que no trabajaron directa­ mente en la obra, aportaron árboles con los que conseguir el maderamen necesa­ rio para la edificación. También cuentan con pasión los hermanos Juan José y An­ tonio Arregi cómo oyeron contar a sus mayores que las losas de piedra para el nuevo pórtico las bajaron con bueyes desde la cumbre el monte Pagolar, con un esfuerzo titánico pero necesario, ya que sólo allí existían piedras alargadas, gran­ des y lisas.

No sabemos en base a qué se decidió la nueva ubicación de la ermita, en un lu­ gar no muy alejado de la anterior. Proba­ blemente las razones serían absoluta­ mente mundanas. Pero José Basterra Urkijo nos sorprende con un mito que se

repite en la antigüedad relacio­ nado con la edificación de numerosas er­ mitas de nuestro país. Según recuerda haber escuchado a sus antepasados, la imagen del santo aparecía cada mañana en el lugar de la ubicación actual. Duran­ te el día lo devolvían a su ermita - la vie­ ja - pero a la noche volvía a desplazarse hasta el lugar actual. Se interpretó que aquel misterio era un deseo de San Juan y ello fue razón suficiente como para no poner en tela de juicio que la nueva ermi­ ta debía edificarse donde está hoy.

1 ,1

L

n

c v

cU ite a iu ia c Á m

JJ

¿

i n

v c í- n o n

cié.V

'a n

> ja u t u l a .

Sea como fuere, la cuestión es que en 1895 se bendice el nuevo templo y parece así darse por cumplido el sueño de Geró­ nimo. Probablemente ya estaba convenci­ do de ser meritorio de las glorias del cie­ lo.

Dicen sus descendientes más directos que, siendo alcalde del valle, acudió a una reunión a Vitoria. No saben lo que allí su­ cedió porque nunca lo contó. Pero la cuestión es que sufrió un gran disgusto que no pudo superar y, al cabo de unas semanas, falleció. Era el año 1911.

Quizá en sus úlUNOS tim as horas de vida

MISTERIOSOS MOVIMIENTOS , . d e l S C in t O in d ic c íí'o il

dónde wbiccir LA NUEVA ERMITA

^ g > ^ 62

para convencer a su hermano Fernando -lo eran tan sólo por parte de padre- de la necesidad de co-

® Santa Eulalia de Goienuri en el hueco que quedaba vacío en el nuevo retablo: así podría ex­ plicarse la extravagancia cometida por aquel forzudo Fernando al robar la im a­ gen en una noche de luna llena cuando contaba con... ¡¡casi sesenta años!!

Hoy la erm ita de San Juan tiene una imagen bastante diferente de la que has­ ta no hace varios años era la habitual, es­ pecialmente desde que fuera reforzado el edificio principal en la última década de los 90 y se le añadieran una serie de ele­ mentos en las obras realizadas en estos últimos años.

Desafortunadamente, la intervención realizada en el templo distó mucho de ser la ideal, y en ella chocaron los inflexibles informes técnicos con las quejas de los vecinos del lugar. Sin en apariencia com­ prender que una restauración no es un nuevo proyecto, sino el hecho de reforzar y sanear los elementos realizando las meñores modificaciones estructurales y estéticas posibles, se procedió a cubrir con cemento la totalidad de las paredes exte-

riores, algo que provocó las iras de más de uno de los habitantes del lugar. Desgra­ ciadamente, con aquella intervención rea­ lizada "a la fuerza" se eliminó la caracte­ rística cobertura exterior realizada con el método llamado 'reboque a boca de pale­ ta’ y que consiste en cubrir con una mez­ cla de arena, tierra y cal toda la fachada excepto aquellas caras planas de las pie­ dras de mampostería, algo muy usado en toda la arquitectura popular vasca y muy habitual en el valle. Como última opción, aunque en vano, los vecinos alegaron que incluso en las condiciones para hacer la obra exigidas por Gerónimo Ibarrola en 1984 ya quedaba recogido este aspecto.

Ante la indignación de los vecinos y en un clima de tozudez, se alegaron argu­ mentos técnicos tan absurdos y tan in­ fundados como los que declaraban que aquellas caras de piedra a la vista, tan ca­ racterísticas en la arquitectura rural del lugar, no eran sino simples desprendi­ mientos en el revoque, provocados por las lluvias, tan abundantes en la cornisa cantábrica.

Pero aquel clima de irritación iba aún a empeorar más. Así, desapareció para siempre el antiguo arcón de madera que servía para la custodia de varios elemen­ tos de la ermita. Lo mismo sucedió con algunas lámparas antiguas. Y con varias estaciones, talladas en madera, del vía crucis. Todos estos objetos fueron paula­ tinam ente robándose de aquellos alm a­ cenes municipales a tos que, en principio se habían llevado por seguridad y para que fuesen custodiados. Igualmente, ale­ gando mal estado del mismo y sin hacer ningún esfuerzo por recuperarlo, el reta­ blo original fue, sin más, destruido. Cree­ mos que, transcurrido ya un prudente período de tiempo y aplacados los áni­ mos, sería cortés pedir perdón a aquellos baserritarras que no luchaban sino por proteger aquello que tan suyo sentían: la ermita de San Juan.

Al haberse destruido un elemento tan significativo como el retablo, el frontal

PLANO ELABORADO EN 1894 POR GERÓNIM O I6 A R R O U PARA LA EDIFICACIÓN DE LA NUEVA Y ACTUAL ERMITA

del templo presentaba, al parecer, una gran sensación de vacío. Por ello, y a peti­ ción de los dolidos feligreses del lugar, la iglesia parroquial del valle cedió dos imá­ genes propias con las que llenar aquella carencia: Santa Bárbara y San Isidro, am ­ bas del XVIII, contando este último a par­ tir de entonces con su correspondiente

celebración todos los años cada 15 de mayo.

La imagen de Santa Eulalia, que en el retablo antiguo ocupaba el atrio sobre San Juan, ahora está en uno de los latera­ les de la pared frontal.

FEUX MUGURUTZA

i

»OBLAMIEWTO DE ORIGEN MEDIEVAL DE LAUDIO Según parecen corroborar las investigaciones más modernas, el sistema de poblamiento de la zona en la que nos encontramos debió realizarse con la creación de varios poblados o aldeas medievales, estructuradas especialmente en torno a unas iglesias en la cuales, además de llevar a cabo los bautizos y enterramientos oportunos, los vednos de las mismas entregaban algunos productos para su mantenimiento. Solían erigirse en pequeños altozanos y formaban en cierto modo agnjpadones autónomas, aunque ello no haya de tomarse como sinónimo de aislamiento.

Pero, prindpalmente a finales de XI, se da una reestructuración del poblamiento en casi todo el País Vasco y, consecuentemente, del sistema recaudatorio. No hablamos de traslados de pobladón o creadón de nuevos núdeos sino de una ¡erarquización de los preexistentes.

Todo ello es el efecto-según defienden expertos medievalistas como Iñaki García Camino- de la feudalización de la sociedad.

Se intenta entonces concentrar todos los diezmos a través de unos templos principales situados en los fondos de los valles. Uno de ellos sena la de San Pedro de Lamuza de Laudio, al que supuestamente acuden tanto los caballeros y vecinos de la comarca como los locales, el día de su consagradón, en 1095.

VENTANA GÓ TICA RECIENTEMENTE APARECIDA EN EL CASERÍO ARCA TXA DE CARDEA

Según parece desprenderse del documento que dio fe de aquel acto, el Señor de Ayala asume la representación de las aldeas del valle y paga al obispo una cantidad para poder continuar manteniendo la propiedad de las iglesias. A pesar de lo extraño que pueda parecemos desde el punto de vista actual, recordemos que las iglesias podían ser privadas -de una comunidad aldeana, de un grupo de campesinos, de señores, reyes, etc,- Así, lo que realmente pretendieron los Ayala en aquel acto era el mantenimiento de las propiedades de la iglesia, evitando caer bajo la ¡urisdicdón eclesiástica de San Pedro y, en consecuencia, del obispo.

A la vista de las ubicaciones geográficas de las diferentes ennitas, las antiguas divisiones organizativas del territorio del munidpio, el sentimiento de pertenenda a una u otra ennita o induso la memoria histórica de ¡os enten-amientos, podría sugerirse que Laudio podría estar fomiado en la Alta Edad Media por varios núdeos de pobladón y que serían los siguientes: 1. ^ n Bartolomé de Larrea -hoy Lan'a-, según la tradición oral la que fuera la antigua pan-oquia del valle de Laudio. Abarcaría la Cuadrilla -antigua subdivisión del munidpio- del mismo nombre. Varios elementos arquitectónicos del XV dejan poco margen a la duda.

2. Santa Cruz, en Gardea. Antigua ermita, hoy prácticamente abandonada. Probablemente reconstmida sobre el templo que, bajo la advocación a San Víctor y Santiago ",..en el lugar que llaman Gardea" se documenta ya en el 964, en la primera referenda histórica conocida para Laudio. La aparición en la restauradón del caserío local Argatxa, de dos ventanas góticas, de fines del XV y muy similares a las que aparecen en la ermita de Santa Eulalia o en Santa M* del Yermo, nos hacen pensar -aunque no es sino una mera sugerencia- en una procedencia de aquel antiguo templo. Sería la parroquia con-espondiente a la Cuadrilla de Olarte.

3. San Juan, templo al que prindpalmente se dedica este artículo y que, a decir de los locales, era antiguamente conocido como "San Juan Astobitzako" y que debería ligarse con la hipotética parroquia medieval de la que fuera Cuadrilla de Lan-azabal.

4. Santa Águeda y Santa Eulalia con-esponderían a la Cuadrilla de Goienuri.

La primera, en un lugar deshabitado pero que podria haber contado con asentamientos humanos que hoy desconocemos. Los elementos arquitectónicos de ambas nos sacan de posibles dudas y sabemos que su origen es medieval. Hemos de tener en cuenta que Goienurí ha sido la Cuadrilla más poblada del municipio, ya que en ella se encontraba la parroquia principal del valle, etc 5. Santa María del Yermo, también conocida como Ennu, a la vista de varías fuentes documentales. Santuario principalmente gótico y, al parecer, reedificado sobre uno anterior románico. En una zona de montaña, daba servicio espiritual a los banios de Dubirís e Isasi. Es el único de esta serie de templos que nunca ha dejado de ser parroquia.

A pesar de la ubicación y advocación adecuadas, la antigua ermita de Santa Ana de Areta -hoy desaparecida- plantea alguna pequeña duda a la hora de ser considerada como antiguo templo medieval con aldea. La duda surge del hecho de que ya en un inventario de 1708 se incluya como ermita particular -más moderna- y no entre las erigidas por devoción popular y que, probablemente sean residuos de antiguas paroquias. Ubicada prácticamente en un límite tenitorial -provincias de Álava y Bizkaia- muy disputado en interminables pleitos a lo largo de la historia, podria también hacemos pensar en una ermita como referencia para indicar un límite.

Dentro de esas ermitas particulares y más modernas -prácticamente la totalidad son posteriores a los nuevos dictámenes del Concilio de Trento (XVI)- que ya hemos puesto en escena, debemos induir las de ^ n Miguel de Anuntzibai, Concepción -en el barrio céntrico de Zubiaur, hoy desaparecida- San Ignacio de Ugarte o San Andrés de Areta, desaparecida. Ésta última genera varias dudas porque en la citada de San Miguel se encontraba una talla del XIII correspondiente a San Andrés y que pudiera ser una reubicación del titular de aquella ennita hoy desconocida. De ser así, las fechas del elemento nos obligarían de nuevo a pensar en la posibilidad de alguna parroquia medieval.

Pero a pesar de lo sensato de la hipótesis de estos asentamientos humanos en el Laudio de la Edad Media, no podemos ir más allá de la simple conjetura. La solución definitiva habrá de venir sin duda a través de unas intervenciones arqueológicas bien diseñadas y que algún día habrá que acometer

Arabako Foru A ldundia

D iputaciรณn Furdl de A lava

net

i En el valle de Zuia y sin duda en uno de los parajes más bellos de la provincia, se encuentran los restos de la torre medieval -hoy prácticamente imperceptibles en una vivienda posterior- y la extraordinaria ferrería de La Encontrada.

Dice la leyenda que desde ia torre y en el camino que va más allá del puente alomado de piedra, vieron a la princesa Blanca de Navarra, que había sido raptada días atrás. De ahí que tomase el nombre de La Encontrada. Sin ninguna verosimilitud, lo que sí resulta de leyenda son los parajes y ruinas que rodean a un conjunto tan cargado de historia.

1 1

A C K R !

-

quí, al igual que en otros lu­ gares, tanto las pren­ das que la gente vestía como la ropa de cama y las telas utilizadas para otros m e­ nesteres, eran sometidas a un proceso de limpieza que, sin duda, puede ser consi­ derada como una de las tareas domésti­ cas más duras que la mujer ha llevado a cabo durante siglos, y todo ello sin ape­ nas mejoras de tipo técnico que facilita­ ran el trabajo hasta la invención de la la­ vadora mecánica.

A

Qué dice ]a liistoria Desde que los seres humanos aprendi­ mos a tejer las fibras naturales, bien de origen anim al o vegetal, y a vestirlas o usarlas para nuestro provecho, tuvimos, igualmente, que instruirnos en su limpie­ za, higiene y buena conservación, como también hicieran, seguramente, nuestros antepasados de la prehistoria en el cuida­ do de las pieles con que se cubrían, aun­ que con métodos distintos.

Sin duda, el agua y el jabón han sido los dos grandes aliados que hemos tenido para el correcto lavado de nuestras pren­ das, aunque no los únicos como veremos más adelante. En este sentido, debido a la importancia que desde siempre han teni­ do las aguas limpias en el desarrollo de actividades y supervivencia de nuestra

so cie d a d , ya desde muy tem ­ prano goza­ ron éstas de atención y vigilancia por parte de las autoridades, tal y como se manifiesta en numerosas ordenanzas municipales, es decir, los reglamentos por los que se regían nuestros pueblos y villas en otros tiempos.

Así, las Ordenanzas de Vitoria de 1487 reseñan en et capítulo 126 que "...acorda­ ron y mandaron y dieron poder a los ve­ cinos det rabal (arrabal) para que puedan prender a las personas que dentro de la fuente vieja, labaren ropa, ni trapos, ni oytas cosas, salvo sacar agua de ella".

También en Zerio determinaban la prohibición de lavar en el río desde mayo en adelante, posiblemente como medida para paliar la escasez de caudal, "...porquanto se suele perder (ensuciar) el agua para los gueyes (bueyes)...". Esto ocurría en 1608. También en Apellaniz -pueblo bien estudiado por el etnógrafo alavés Gerardo López de Cuereñu- establecían en 1781 el veto de hacer pozos en el río, “porque de permitirlo se sigue que cada vecino quiere tener en la puerta de su casa lavadero de ropa, de trigo o de cual­ quier cosa que se le ofrezca. El problema parecía derivar de las inundaciones que entre vez y cuando sufría el camino adya-

BRAULIA PUJANA, DE DIMA, ECHANDO LA CENIZA SOBRE LA TELA SUPERIOR PARA BLANQUEAR EL U NO

I

cente, con el consiguiente problema de heladas en época de invierno y de riesgo de caídas para los viandantes. Esto m is­ mo se repite en el articulario de varias ordenanzas municipales, lo mismo que lavar en la fuente pública, desautorizado en todos los casos. Y es que los lavaderos, tal y como los hemos conocido, no apa­ recen en la documentación hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIX, época en que las autoridades, más conse­ cuentes con la higiene pública, ven la ne­ cesidad de crear este tipo de elementos constructivos para una función específica de gran importancia en el día a día de la población, y de esta manera regular y lle­ var la actividad a lugares expresamente indicados para ello. Así, López de Guereñu nos descubre una reunión del Ayunta­ miento de Vitoria del 29 de marzo de 1882 en la que tratan sobre "la conve­ niencia de establecer un lavadero en el río Zadorra, con todas las condiciones ne­ cesarias, para después prohibir el lavado en todos los riachuelos y en las albercas, utilizando su agua (...) para el lavado en épocas de abundancia y cuando sea im­ practicable el camino que conduce al ex­ presado río’’. Lejos de acatar la orden mu­ nicipal, algunas lavanderas de la ciudad piden que se revoque el mandato, lo que seguramente fue motivo de conflicto du­ rante un buen tiempo a juzgar por lo des­ crito en los diarios de la época, donde cierto periodista se quejaba de que “hace ya varios días que las aguas delAvendaño, delante del Prado, despiden un olor féti­ do; sin embargo las lavanderas continúan tranquilamente lavando nuestras ropas, lo que sin duda alguna hará para princi­ pios de septiembre, se desarrolle en esta ciudad la enfermedad de la viruela que ya nos ha lastimado otros años por este mismo m otivo". Vemos, pues, cómo esta vieja actividad -o ficio en algunos casoschocaba de frente, sobre todo en los nú­ cleos de población grandes, con la higiene pública que demandaba tal concentra­ ción de habitantes y ocupaciones.

Varaderos públicos Hay que decir que la tipología existente sobre lavaderos es tan variada y rica que. en sí misma, representa un verdadero ob­ jetivo y campo de estudio para la etno­ grafía.

Fuente, abrevadero y lavadero -lla m a­ do también alberque en los docum entoshan sido tradicionalmente las tres formas principales utilizadas para aprovechar el agua de ríos, arroyos y manantiales en nuestras aldeas y villas, y han ido tan de la mano que no es difícil verlos de manera correlativa o formando un todo arquitec­ tónico. De la fuente se tomaba el agua para los diferentes usos domésticos, ya

que las casas no disponían, como hoy, de suministro directo. Al abrevadero se lleva­ ba el ganado: vacas, bueyes, caballos y ye­ guas, ovejas, cabras, asnos y mulos, un par de veces al día y siempre según el caudal de agua existente. El alberque, por el con­ trario, era el lugar destinado para lavar la ropa, y siempre que la disposición de los tres elementos formaba un conjunto se­ guían el mismo orden correlativo en que los hemos descrito, es decir, fuente, abre­ vadero y lavadero, y en ningún caso de los conocidos se altera dicha distribución. Por supuesto, puede ocurrir que falte alguno de los tres elementos, que estén dispersos o que desde la fuente partan conductos diferenciados hacia los otros dos.

En el alberque se lavaba la ropa de co­ lor y se aclaraba la colada, última de las tareas antes de ser tendida sobre la hier­ ba de las eras. En este sentido, sólo susti­ tuían el escenario que con anterioridad representaban ríos y arroyos, como una manera de domesticar sus cauces y ha­ cerlos practicables durante todo el año.

Podían construirse a cielo abierto o techados para librar de las inclemencias meteorológicas a las sufridas lavanderas.

Los hay verdaderamente espaciosos, con cubierta a cuatro aguas, a dos o a una sola: teja en la cimera y estructura de madera por lo general No siempre lleva­ ban muros perimetrales, pero también en esto hay una gran variedad, desde la

I

mampostería fina hasta piedras más gro­ seras e induso cantos rodados del río tra­ bados con argamasa. La sillería, de haber­ la, se reserva para esquinales y enmarques de los vanos. No obstante, abundan más los lavaderos abrigados del norte por una pared y abiertos al aire por el resto; inclu­ so, no es infrecuente verlos sin ningún tipo de techumbre ni muro protector.

Otro tanto puede decirse sobre los di­ ferentes métodos de

HAY ALBERGAS /-\1 i r PUEDEN reunir todos los elem entos n e c e s a r io s

cauce de un arroyo o riachuelo, con las

p ara realizar

paredes

le colada; el r , . fu e ^ O

con

O s in c n im e n e c i

p ara c c i l e n t c i r e l agu a, ]as t i n a s d e p ie d r a o

m adera y LOS DEPÓSITOS DE

n o t M A iiT D R E N A IE

^ 2

> _

tienen estos elementos. Los hay construidos sobre el

mayores

sobre una onlla. De forma, el agua entra por uno de sus lados menores -rebajado para este y discurre ubremente hasta salir

® f opuesto dispuesto a un nivel ligeramente más

bajo para facilitar, precisamente, esa libre circulación. Este tipo de lavaderos suelen situarse sobre corrientes de poco caudal y facilitan mu­ cho la limpieza de la suciedad que des­ prende la ropa, ya que es arrastrada por la corriente de manera inmediata.

Es más frecuente, sin embargo, que tomen el agua mediante algún tipo de canalización que facilite el transporte desde alguna represa realizada aguas arriba en el río. En este sentido, la sim bio­ sis entre molino, presa y lavadero ha dado algunos ejemplos de notable belleza.

Por último, son abundantes las cons­ trucciones de lavaderos dentro del núcleo urbano de nuestros pueblos, abastecidos por una fuente que, a su vez, ofrece agua limpia y potable a los vecinos antes de proveer al alberque contiguo. Son fuentes

que. por lo general, reciben el agua por canalizaciones y no se nutren de la salida in situ del m anantial El interior de estas construcciones o. mejor dicho, la propia forma de la alberca también varía de manera significativa.

Todos tienen, al menos, un desagüe en la parte superior para evacuar el agua que llega continuamente o que rebasa el máximo de capacidad. La mayoría, ade­ más, cuenta con otro desagüe en la zona inferior para facilitar el vaciado total del depósito y su eventual limpieza, ya que en aquellos cuyas aguas permanecen re­ tenidas es normal la proliferación de ba­ baza verde.

La disposición del lavadero también es importante, ya que su morfología rec­ tangular puede ofrecer a las lavanderas los cuatro lados, tres, dos o tan sólo uno de ellos, dependiendo si ocupa el centro del recinto o se encuentra adosado a una o varias paredes.

Respecto a la forma de trabajar de las lavanderas podemos decir que existen dos: de rodillas o de pie. En este sentido, si el depósito está elevado respecto del nivel del suelo es para lavar de pie, y si está hundido se hará de rodillas. Esta ti­ pología no obedece a antigüedades dife­ rentes y, por lo tanto, no puede decirse que el lavar de rodillas sea anterior al la­ var de pie. Sí que puede decirse, en cam ­ bio, que las albercas fabricadas con pie­ dras bien escuadradas y ajustadas son anteriores a las construidas con ladrillo y cemento. Este aspecto se corresponde igualmente con las denominadas "piedras de lavar", auténticas losas de piedra cali­ za en los más antiguos y de cemento bien alisado en los más recientes.

H ay albercas organizadas de tal ma­ nera que disponen de repisas donde dejar la ropa, y de una zona especial para el aclarado de la misma, pasando siempre el agua desde esta última a la del jabonado para evitar la suciedad. La dotación de la instalación puede llegar, incluso, a reunir todos tos elementos necesarios para rea-

lizar por completo la colada de la ropa: el fuego bajo con o sin chimenea para ca­ lentar el agua, las tinas de piedra o made­ ra y los depósitos de drenaje. Esta sociali­ zación de elementos solía ser. no obstante, bastante inusual en nuestras aldeas y más propia de centros monaca­ les y casas nobles, la mayoría con lavade­ ros privados.

No debemos olvidar, empero, que existen pueblos-ciertam ente pocos-que no tienen ni han tenido nunca alberca para el lavado de la ropa, tarea que se realizaba siempre en el río o arroyo, hasta donde acudían las lavanderas con tabla en mano -sin o había piedras debida­ mente preparadas- para frotar y restre­ gar la ropa {harrían ondo jo ).

i

PR O CESO D E LA CO LA D A LA C O LA D A Quizá estemos ante la labor doméstica más impor­ tante que ha gobernado el cadencioso ritmo de ios hogares vascos y no vascos durante centenares de años, encomendada de manera exclusiva a la muie--.

Una tarea que se sumaba indefectiblemente a las de cuidar la prole, atender los fogones Ge hirvientes pucheros, sallar las piezas de cultivo, acudir por agua a la fuente, amasar el pan y cocer la hornaaa, acondicionar alcobas, procurar comida a los anima­ les de la casa, cardar, hilar y tejer lana o lino, orde­ ñar, rezar por los suyos y ocuparse de la sepultura familiar entre otras muchas. Todo un repertono de quehaceres físicos que harían temblar al más vigo­ roso de nuestros deportistas de élite de hoy en día.

La colada se hacía en un día concreto de la semana o del mes, | según las necesidades de cada * casa, y a la labor se ponían los miembros femeninos de la misma, tanto las mujeres adul- ' tas como las mozas ' ^ jóvenes e incluso las niñas. Sin embargo, sobre esto tam'

bién había creencias más o menos arraigadas según las zonas, y asi, en Abaitzisketa (Gipuzkoa) se decía que no era conveniente hacer la colada en Viernes Santo porque la ropa blanca salía enroiecida o gorntua.

Había casas que reducían la limpieza de la ropa a tan solo dos veces ai año, en primavera (marzo o abril) y otoño (septiembre u octubre), acumulándola mientras tanto en la ganbara o desván. Hay que se­ ñalar también, que en las ciudades había lavanderas que hacían de la colada su profesión. Éstas, pasaban por las casas de sus clientes y recogían la ropa sucia para someterla a todo el proceso de limpieza que estamos describiendo. Finalmente, la devolvían a

; . . 7

r

D LAS MUJERES COGÍAN AGUA DEL POZO, A LJIBE o FUENTE PARA LLENAR EL TINANCO -TINAKO-, UN GRAN BALDE DE MADERA DONDE PONÍAN LA ROPA A REMOJO.

E 9 UNA VEZ LLENO EL TINANCO CON EL AGUA JABONOSA, A PODER SER CALIENTE, SE INTRODUCÍAN LAS PRENDAS Y TELAS EN ELLA...

fotos « TERE ARANGUREN UDAETA

SUS respectivos dueños y dueñas debidamente seca, planchada y doblada. Todavía quedan imágenes de principios de siglo XX que retratan el duro trabajo de estas lavanderas aclarando la ropa en las frescas aguas del Urumea o del Nervión. Por cierto, tan ha­ bitual fue el oficio que, al igual que otros, tuvo tam­ bién su refranero. Así, Resurrección de Azkue recogió uno que dice: "si al estrujar la lavandera el pañuelo, le salen a éste dobleces, tendrá mala sue­ gra”; y otro de igual tema: “Cuando las lavanderas retuercen la ropa blanca, si en medio se les forma algo saliente, a la que no es casada se le dice; iAh! iTendrás una mala suegra!".

Dichios aparte, hacer la colada requería de todo un

'. .

O ...Y S E DEJABA DURANTE to d a la

REPOSANDO.

proceso de trabajo formado por vanas faenas o ac­ tividades que, enlazadas unas con otras de manera consecutiva, llevaba a buen término la labor Una labor que requería de uno o dos días para hacer todo lo que hoy una lavadora automática realiza en un par de horas.

Atendiendo a la secuenciación del proceso, hemos preferido describirlo apoyando el texto en imágenes para facilitar meior su comprensión. Unas imágenes que, dicho sea de paso, corresponden a una colada recreada en 1993 en el pueblo ayalés de Llanteno por una gran parte de sus vecinas y vecinos, a quie­ nes desde Aunia agradecemos el trabajo y el esfuer­ zo realizado.

D LA LABOR LLEGABA AL MOMENTO MÁS IMPORTANTE DE TODO EL PROCESO, EL DE HACER LA LEJÍA O LIXIBA EGIN. QUE ES PRECISAMENTE EL NOMBRE QUE TOMA LA COLADA EN LENGUA VASCA. AQUÍ ENTRA EN FUNCIÓN LA TINA, UNA ESPECIE DE CUBA QUE PODÍA SER DE PIEDRA, MADERA, MIMBRE Y HASTA DE CINC -£N EL CASO DE LAS MÁS MODERNAS-, QUE SE COLOCABA SOBRE EL TREMIZ' O PIEDRA DE COLAR . EL INTERIOR DE LA TINA SE CUBRÍA CON UNA SÁBANA VIEJA O TELA GRANDE QUE COLGABA EN PARTE SOBRE EL BORDE EXTERIOR. A CONTINUACIÓN, SE SACABA LA ROPA ACLARADA DEL REMOJO Y SE ESCURRÍA PARA IRLA METIENDO, PRENDA A PRENDA, EN EL INTERIOR DE LA TINA, PROCURANDO QUE QUEDARA EXTENDIDA Y HUECA, ES DECIR, NO DEMASIADA PRIETA. POR LO GENERAL, LA ROPA MÁS SUCIA SOLÍA COLOCARSE ABAJO PARA EVITAR QUE FILTRARA LA SUCIEDAD A OTRAS PRENDAS MENOS SUCIAS. -ARCAISMO ALAVÉS, DOCUMENTADO DESDE 1678 EN UN INVEtfTARIO PROCEDENTE DE LA VENTA DE BERNEDO: ÍT E M ANSÍ MISMO EN E U A UN TREM IX DE PIEDRA PARA C O LA R'

O A LA MAÑANA SIGUIENTE SE RETOMABA EL TRABAJO, PROCEDIENDO A JABONAR CADA PRENDA SOBRE LA TABLA DE LAVAR -IKUZTOHOLA- APOYADA EN EL BALDE, ASÍ, SE FROTABA BIEN LA ROPA Y DESPUÉS SE ACLARABA,

' -I

.

/

PR O CESO D E LA CO LA D A WB UNA VEZ DISPUESTA TODA LA COLADA EN CAPAS

MB ENTRE TANTO,

DENTRO DE LA TINA, SE PROCEDÍA A RECOGER LA TELA QUE COLGABA AL EXTERIOR SOBRE EL INTERIOR, DE TAL MANERA QUE CUBRIESE LA ÚLTIMA CAPA DE ROPA. ESTO MISMO PODÍA HACERSE COLOCANDO UN PAÑO DE LINO O DE OTRO TEJIDO SIEN TUPIDO SOBRE LA BOCA DE LA TINA CON EL FIN DE QUE EL AGUA CALIENTE CON LA CENIZA DILUIDA, O LA MISMA CENIZA EN BRUTO, NO VERTIERA DIRECTAMENTE SOBRE LA ROPA A LAVAR.

EN UN CALDERO DE COBRE -KOBREZKO GALDARA- SE PONÍA EL AGUA A CALENTAR.

E B LA CENIZA DEL HOGAR, PREVIAMENTE CERNIDA CON UNA CRIBA -BAHEA-, SERÍA EL ELEMENTO QUE HICIERA LAS VECES DE LEJÍA EN EL BLANQUEO DE LA ROPA.

''' SJ\ \ ' < - .

P

E 9 AL LLEGAR AL FONDO DE LA TINA, EL AGUA SALÍA POR UN ORIFICIO A LA BASE DE LA PIEDRA DE COLAR O TREMIZ, PROVISTA DE UN PEQUEÑO REBORDE CIRCULAR CON UN CANALILLO O REGATE -A MODO DE LAS PIEDRAS QUE SIRVEN DE ASIENTO A LAS PRENSAS-, POR DONDE ESCURRÍA EL AGUA BLANQUECINA Y CENICIENTA -LIXIBA O LIXU ERREA-. SE RECOGÍA ÉSTA EN UN CALDERÍN DE COBRE -KOBREZKO BERTZA- Y SE VOLVÍA A CALENTAR PARA REPETIR LA OPERACIÓN LAS VECES QUE FUESE NECESARIO. AL FINALIZAR LA TAREA SE TAPABA LA TINA CON UNA TABLA Y SE DEJABA REPOSAR HASTA QUE LA ROPA SE HUBIERA ENFRIADO, HABITUALMENTE POR ESPACIO DE UNA NOCHE. ENTONCES SE DECÍA: LA COLADA ESTÁ COCIDA, UXUA EGOSIA DAGO. SE HABLA DE QUE EN ALGUNAS CASAS INTRODUCÍAN PLANTAS AROMÁTICAS DEL TIPO DE HOJAS DE LAUREL, ESPLIEGO O ROMERO PARA QUE LA ROPA SE IMPREGNARA DE SU OLOR, AUNQUE, MÁS BIEN, PARECE HABER SIDO UNA PRÁCTICA MUY POCO UTILIZADA EN NUESTRO ENTORNO.

'

1 9 UNA VEZ REPOSADA LA ROPA, A LA MAÑANA SIGUIENTE SE RECOGÍA EN CESTOS DE MIMBRE O BALDES DE CINC, E INCLUSO EN SACOS SI LA COLADA ERA MUY GRANDE, Y SE LLEVABA AL LAVADERO O AL RÍO MÁS CERCANO.

'

D CUANDO EL TRABAJO SE HACÍA DE RODILLAS, LA LAVANDERA IBA PROVISTA DE UN CAJÓN DE MADERA. ABIERTO POR LA PARTE DE ATRÁS, EN EL QUE SE ARRODILLABA SOBRE UNA ALMOHADILLA RELLENA DE LANA O PAJA, PARA EVITAR MOJARSE EN EL TIEMPO QUE DURASE LA TAREA.

o PARA ELLO, EN ALGUNOS LUGARES MEZCLABAN ESTA CENIZA FINA -LIBRE YA DE LAS IMPUREZAS QUE PUDIERAN ENSUCIAR LOS TEJIDOS- CON EL AGUA Y LA COCÍAN EN UN CALDERO. RESULTANDO UN LÍQUIDO BLANQUECINO MUY APROPIADO PARA SER USADO EN ESTA LABOR. EN OTICAS CASAS CREÍAN MÁS OPORTUNO VERTER EL AGUA CALIENTE DIRECTAMENTE SOBRE LA CENIZA -CERNIDA 0 NO- DISPUESTA SOBRE EL TRAPO SUPERIOR QUE CUBRÍA LA TINA.

E > CON LA AYUDA DE UN CAZO -KOBREZKO SUILA- LAS MUJERES IBAN VERTIENDO EL AGUA QUE SE IBA DESLIZANDO, CAPA A CAPA, ENTRE LA ROPA DE LA COLADA HASTA LLEGAR AL FONDO DE LA TINA.

O EL AGUA NO DEBÍA ESTAR DEMASIADO CALIENTE, Y EL VERTIDO SE HACÍA CON SUAVIDAD. ANTIGUAMENTE SE LLAMABA ’ POTASA" AL CARBONATO POTÁSICO, OBTENIDO MEDIANTE EL LIXIVIADO DE LAS SALES HABIDAS EN LA CENIZA, UNA PRÁCTICA MANTENIDA EXCLUSIVAMENTE POR LAS MUJERES HASTA LA GENERALIZACIÓN DE LA LEJÍA INDUSTRIAL A MEDIADOS DE SIGLO XX. SE SABE QUE EN ALGUNOS PUEBLOS DE LA COSTA VIZCAÍNA Y GUIPUZCOANA SE HA USADO CENIZA PROCEDENTE DE LA COMBUSTIÓN DE ALGAS PARA EL MISMO FIN.

■T « V,

DEL MISMO MODO, LA LAVANDERA SOLÍA PORTAR SU PROPIA TABLA DE LAVAR, HECHA EN MADERA Y CON UN RESALTE EN SU PARTE I» POSTERIOR PARA EVITAR, 3 IGUALMENTE, LA SALIDA ^ DEL AGUA HACIA SU 3 POSICIÓN. LA TABLA DE a LAVAR SUSTITUÍA A LAS LOSAS DE PIEDRA LISA ' • CUANDO SE CARECÍA DE ^ ELLAS, SOBRE TODO EN RIOS Y OTROS LUGARES NO ACONDICIONADOS PARA TAL USO, Y EN ELLA SE RESTREGABA LA ROPA PARA DAR POR FINALIZADA LA LIMPIEZA.

lì

C » DE NUEVO, CON LA ROPA EN LOS CESTOS A LA CABEZA Y A CASA.

E > LAS PRENDAS Y LAS SÁBANAS SE TENDÍAN SIEMPRE SOBRE LA HIERBA Y LOS MATORRALES, BIEN EXTENDIDAS PARA SU SECADO. SI EL DÍA ERA MUY SOLEADO, LAS MUJERES SOLÍAN ESPARCIR AGUA DE UN BALDE CON LA MANO SOBRE LA ROPA PARA QUE EL SECADO NO FUERA DEMASIADO RÁPIDO. YA QUE ELLO PODÍA PERJUDICAR A SU BLANCURA. EN OPINIÓN DE MUCHAS MUJERES, LAS NOCHES DE LUNA LLENA Y PREDOMINIO DE VIENTO NORTE OFRECÍAN LAS MEJORES CONDICIONES PARA EL BLANQUEADO DE LA ROPA. CIERTAMENTE, LA FRESCURA NOCTURNA Y LA LUZ MORTECINA DE LA LUNA DEBÍAN PROCURAR UN SECADO LENTO E IDÓNEO, AUNQUE HABÍA TAMBIÉN QUIEN DECÍA QUE, A LA LUZ DE LA LUNA, SE ENNEGRECÍA LA COLADA Y QUE ERA EL SOL EL MEJOR BLANQUEADOR. EN ESTO, COMO EN TODO, PARA GUSTOS...

Por último, hay que decir que los lava­ deros han sido verdaderos centros de re­ lación social, por cuantas personas allí concitaba mientras hacían la labor. Así, no es de extrañar que en torno al alberque hayan quedado numerosos refranes, LA SAPONARIA dichos y leyendas, O lABONERA es como ésta que res-

con tallos florales . erectos que crece muy bien en los taludes y ORILLAS DE LOS RIOS u r\a p ]a r\ta

catam os del pueblo

donde un hombre se acercó hasta el lavadero en el que se afanaban varias jóvenes en el aclarado de la ropa. Una de ellas, percatada de su presencia, le en­ tregó una sábana para que le ayudara a estrujarla, a lo que el buen hombre no se negó. Sin embargo, nada más tocar la tela, ésta se convirtió en una rama de es­ pino negro, cayendo en la cuenta de que aquellas jóvenes no eran sino brujas que se habían burlado de éi.

En otros pueblos se habla de brujas que acudían a un riachuelo cercano para aclarar la colada. Las veía siempre algún mozo que, camino del caserío, pasaba de noche junto al eventual lavadero. Las bru­ ja s frotaban y frotaban la ropa sobre una piedra m ientras recitaban: "¡Que existen, que no existen! [Ba direla, ezdirela).

El jabón No sería un trabajo completo éste si no diéramos al jabón la importancia que merece como elemento principal que fue en el tradicional proceso de hacer la cola­ da.

Comenzaremos diciendo que la sapo­ naria o jabonera es una planta con tallos florales erectos que crece muy bien en los taludes y orillas de los ríos. Al Igual que la acacia y otros vegetales posee una sus­ tancia llamada saponina que, al contacto

y roce continuado con el agua, produce una espuma ciertamente jabonosa de manera natural No sería demasiado aventurar que esta circunstancia estuvie­ ra incluida en el acervo botánico de la memoria de nuestros antepasados en la prehistoria y que hicieran uso de ella, como sabemos que hicieron de otras plantas medicinales, comestibles y hasta ceremoniales.

Avanzando más en el tiempo, una hermosa leyenda romana cuenta cómo el agua de lluvia que las nubes descargaron sobre el monte Sapo, una pequeña colina junto al río Tiber, hizo que se mezclaran por casualidad las cenizas de las hogueras que allí había con las grasas de los nume­ rosos animales sacrificados en ellas para honrar a los dioses. Los esclavos encarga­ dos de alim entar los fuegos ceremoniales se dieron cuenta de que aquella mezcla blanquecina tenía la propiedad de limpiar sus manos y también las prendas de ves­ tir si las frotaban con ello.

De cualquier modo, el ser humano ya conocía las propiedades del jabón desde mucho tiempo antes, tal y como se ha encargado de demostrar la arqueología.

Así, en la mítica Babilonia (2800 años an­ tes de Cristo) se han encontrado botes de arcilla con inscripciones en su exterior apuntando una receta para fabricar jabón a base de grasas hervidas y mezcladas con cenizas. En el interior aún conserva­ ban restos jabonosos. También en Mesopotamla, tabletas de arcilla describían la mezcla de potasa y aceite como fórmula para hacer jabón.

Otro pueblo, el fenicio, se beneficiaba del jabón en el año 600 a.C. para limpiar fibras textiles como lana y algodón; y se­ guramente, las gentes de Oriente Medio ya conocían la mezcla de aceite y ceniza para lograr una especie de "champú" para lavarse el cabello. De hecho, la produc­ ción de jabón está documentada desde hace 2 0 0 0 años, con el hallazgo de una fábrica para ta l fin entre las bien conser­ vadas ruinas de Pompeya, pero no sabe-

mos si con anterioridad fue utilizado por los asiduos a los baños públicos, conoci­ dos por nosotros como term as romanas.

Griegos y romanos frotaban sus cuer­ pos con aceite de oliva y arena, y con la ayuda de un raspador o strígilis se quita­ ban luego los restos arenosos y de grasa, además de la suciedad y las células muer­ tas de la piel. Una piel que, según los es­

critos de la época, era cuidada con un­ güentos a base de hierbas y aceites, pero sin mención expresa del jabón como pro­ ducto para el baño. Es muy posible que, en un principio, fuese utilizado tan solo como remedio medicinal para el trata­ miento de dolores.

Plinio el Viejo, cuya curiosidad le llevó a morir entre las convulsas erupciones

HA RECETA El jabón, desde el p u n to de vista quím ico, es una sal obtenida a p a rtir de una reacción, resultado de co m b in a r grasas o aceites con un agente cáustico -s o s a - usando el agua com o catalizador. La sosa está form ada p o r sodio, oxígeno e hidrógeno, y es un reactivo inestable, p o r lo que se com b in a velozm ente con los líquidos, además de absorber la hum edad del aire.

Ingredientes Como norma general, hay que poner siempre tanta cantidad de agua como de manteca, y aproxlmadamenle 1/6 parte de sosa. No obstante, aquí vamos a dar unos valores concretos para una receta con­ creta: 100 gr de sosa cáustica, V2 1, de agua y V2 Kg. de manteca, sebo o aceites vie¡os derivados de las frituras realizadas en la cocina de casa y guardados previamente para este fin, aunque me¡or si se mezdan estos aceites viejos con manteca nueva.

Precauciones Para manipular la sosa es recomendable utilizar ga­ fas y guantes para proteger los ojos y las manos, ya que es un elemento altamente corrosivo e irritante si entra en contacto con piel y mucosas.

Elaboración Se pone V2 litro de agua fría en un recipiente cerá­ mico o de vidrio, ya que la sosa es un producto que ataca al metal. A continuación se echa la sosa cáus­ tica y se da vueltas con un palo a la solución, cuya inmediata reacción será la de elevar su temperatura hasta cerca de 70 C. Es importante verter la sosa en el agua y no al revés, ya que esto podría provocar una especie de explosión debido a una posible re­ acción exotérmica.

En una cazuela se pone la manteca o la grasa de tocino, bien picada, para que se derrita lentamente, revolviendo entre vez y cuando. También puede uti­ lizarse, como ya hemos dicho, los aceites viejos de cocina reservados para ello.

fo to s .<TERE ARANGUREN UDAETA CUANDO YA ESTÉ BIEN DERRETIDA TODA LA GRASA SE PASA POR UN COLADOR PARA EVITAR QUE QUEDEN IMPUREZAS, Y SE VIERTE EN UN CALDERO JUNTO A LA SOLUCIÓN DE SOSA Y AGUA PREPARADA CON ANTERIORIDAD. CON UN PALO SE DA VUELTAS A LA MEZCLA BLANQUECINA, PROCURANDO QUE NO LLEGUE A ENFRIARSE.

D

UNA VEZ MEZCLADO, SE DEM QUE ESPESE UN POCO Y QUE

I

-'C :

Wm ANTES DE VERTERLO EN UN MOLDE. DONDE DEJAREMOS SECAR. PASADO UN DÍA O DOS Y CON AYUDA DE UNOS GUANTES PODREMOS SACARLO FUERA DEL MOLDE Y CORTARLO CON UN CUCHILLO.

f

" -ií.

* < •

O HECHAS LAS PARTICIONES DE LOS DISTINTOS TROZOS DE JABÓN, ES CONVENIENTE DEJARLOS SOBRE UN CARTÓN EN UN LUGAR PRESCO Y AÍREADO. LA CAUSTICIDAD DEL PRODUCTO IRÁ DISMINUYENDO PROGRESIVAMENTE Y ESTARÁ LISTO PARA SER USADO EN 3 Ó 4 SEMANAS. Y ES QUE EN ESTO, EL JABÓN SE PARECE UN POCO AL VINO: CUANTO MÁS ENVEJECE MEJOR ES SU CALIDAD.

LAVANDERAY PRETENDIENTE (ELCOIBAR)

á

del Vesubio, dejó constancia en sus textos de historia cómo los galos hacían uso de un jabón fabricado con el sebo de las ca­ bras y la ceniza de la madera de haya. Sin embargo, fue el médico Galeno quien pri­ mero habló de las excelencias del jabón para la higiene personal y el lavado de la ropa, y quien primero relacionó esa higie­ ne física con la curación y disminución de las enfermedades de la piel.

Hasta el siglo XIII todavía se utiliza­ ban para hacer jabón los mism os ingre­ dientes que citara Plinio, es decir, el sebo de cabra y el álcali que proporcionaba la ceniza de haya. Finalmente, se encontró en Francia la fórmula para sustituir las grasas anim ales por el aceite de oliva, un avance en cuanto a calidad que no des­ aprovecharon los ingleses para crear una industria en torno al jabón ciertam ente fuerte. El conocimiento de los procesos reactivos de las grasas y aceites con el álcali, la formación de la glicerina y el

descubrimiento de la sosa a partir de la sal ordinaria revolucionarían de manera definitiva, desde fines del s. XVIII y co­ mienzos del s. XIX, la producción de ja ­ bón.

ta le jí d Estamos ante otro de los elementos Im ­ portantes en el lavado de la ropa. Tal es así que, en lengua vasca, hacer la lejía o Üxiba egin es como se denomina a la ta ­ rea de hacer la colada A partir del descubrimiento del cloro en 1774, la elaboración de lejía mediante productos químicos de la industria no sólo revolucionó el campo de la limpieza, sino que su presencia se hizo insustituible en todos los hogares. Con ello se abando­ naba el método tradicional, que utilizaba el agua de cenizas para blanquear la ropa en la tina, es decir, los álcalis contenidos

en las cenizas procedentes de la combus­ tión de la madera. Un método que no desapareció de nuestro entorno, sobre todo del medio rural, hasta mediados del siglo XX, con la generalización de la lejía industrial y la introducción en nuestro mercado de las primeras lavadoras mecá­ nicas, como la famosa A. Hermens ameri­ cana.

Para entonces, el territorio vasco -preferentem ente Gipuzkoa- se había poblado de pequeñas empresas fabrican­ tes de lejía, ya que el producto no sólo se usaba en el lavado de la ropa doméstica, sino también en la de hospitales, prendas de enfermos y como desinfectante en la limpieza de utensilios y locales públicos.

Estas empresas compraban los pro­ ductos quím icos necesarios envasados en barricas y los almacenaban en sus lo­ cales, donde tenían depósitos de dife­ rente capacidad. Precisaban para ello cloruro de cal, carbonato de sodio {sosa Solvay) y sosa cáustica. El cloruro de cal resulta m uy efectivo contra las manchas y la suciedad, además de aportar el blan­ queado a la ropa y la capacidad de des­ infectar todo cuanto toca, realmente eficaz contra focos bacteriológicos que pudieran desarrollar enfermedades. De hecho, esta gran eficacia del cloruro de cal sobre la ropa podía llevar a la des­ trucción en breve del tejido si no se tenía cuidado en las dosis utilizadas, un aspec­ to que en la lejía tradicional de cenizas no comportaba ningún riesgo para las prendas. El carbonato de sodio de la sosa Solvay (la marca más utilizada) también aportaba blanqueo, pero su inclusión en la mezcla venía justificada por su gran efectividad contra la grasa, un tipo de suciedad presente en numerosos lugares y muy difícil de disolver hasta la apari­ ción de la lejía.

Los productos se manipulaban en el propio almacén de la empresa y se mez­ claban en una gran tina. La mayor pro­ porción era siempre de agua, que se lleva­ ba nueve partes de cada diez del volumen.

LAVANDERAS EN LA PEÑA

LAVANDERAS DEL URUMEA (DONOSTIA)

LAVANDERAS EN LOS CA Ñ O S (LA PEÑA)

A TINA DE COCER LA ROPA O HACER LA LEJÍA Llamada también kuela o tixu ontzia en euskera, era fabricada por los m ism os arte­ sanos que hacían la herrada o suHlo, utilizada para trasportar agua desde la fuente a casa.

Se construía con madera de castaño o de pino francés, ya que los taninos del roble podían tintar la ropa. Primeramente, había que preparar las tablas o kudotak que conformaban las paredes de la tina, las cuales tenían forma cóncava al interior y convexa al exterior Dichas tablas se montaban sobre la mesa, donde colocaba los cellos o aros de la boca y de la base, ya que la tina no era cilindrica sino coniforme, es decir, más ancha por abajo que por arriba. Las tablas se colocaban por el interior de los aros hasta dar la vuelta completa. Una vez ajustado todo, el carpintero ponía otros dos aros más para abrazar la zona central de la tina. Cuando todo estaba terminado, podía ponerse sobre un asiento de tablas lo cual permitía prescindir del tremiz o piedra de colar, ya que el agua de ceniza o lixu errea escapaba por dos orificios practicados en la zona inferior y se recogía en un caldero de cobre colocado junto a las patas de la tina.

Hay que decir, sin embargo, que han sido numerosas las formas y materiales en que se ha realizado la tina para cocer la ropa, desde la piedra caliza hasta el cesto de m im bre y el cubo de cinc, sin olvidar modelos más cercanos a la típica cuba de guardar vino. Todas tenían agujeros en la base para posibilitar el drenaje de la lejía de ceniza, y en la mayoría de ellas se ponían unos palos en el fondo para evitar el contacto entre la ropa de la zona inferior y la suciedad y posos que pudieran depositarse en la base.

i 86

La parte restante se repartía a igual can­ tidad entre la sosa Solvay y el cloruro de cal, sin olvidar poner algo de sosa cáusti­ ca e incluso de jabón para proporcionar un poco de espuma. U tili­ zaban como medida unas cajas de madera, que llenaban a palota­ das, para asegurar la proporción adecuada de cada producto. La actividad en sí misma no estaba exenta de peligros, ya que el pro­ pio polvillo quími­ co y los gases que se despren­ dían de la opera­ ción eran alta­ mente irritantes para mucosas, ojos y gargantas de los operarios, quienes no tenían otra defensa ante ello que la uti­ lización de un gran pañuelo sobre la cara.

El mezclado de todos los componen­ tes se hacia a mano, ayudados de grandes palas de madera con forma de remo. Una

vez terminado, lo dejaban reposar durante una noche para que se decantasen en el fondo los elementos no disueltos, antes de pasar el líquido a la tina de envasado.

La comercialización de esta lejía se hacía en botellas de cristal de 900 cm^ con una determinada forma que las dife­ renciaba del resto para evitar confusio­ nes. El operario las llenaba de una en una, ayudado de una especie de manguera de goma, y las ponía el corcho, la cápsula de plomo, el precinto de papel y el sello ofi­ cial del impuesto con el que se gravaba.

Además, cada botella llevaba la etiqueta con la marca del fabricante. Así, lejías “ El Canario”, “La Gulpuzcoana” o "El Chim-* bo" viajaban en el carro de la empresa, conducido por un repartidor que las deja­ ba en las tiendas de ultramarinos, tan abundantes por aquel tiempo en todos los pueblos de nuestra geografía.

A partir de los años sesenta estos ne­ gocios fueron cerrando sus puertas ante la producción a mayor escala de las gran­ des empresas, ayudadas también en su distribución por la generalizada mejoría de la red viaria estatal.

J U A N J Q H ID A LG O

Umorezko tzerki zikloa Ciclo

»Ekainak

de t e a t r o

T de

jun ioi

de h u m o r

ED:3Dh-

“LARRU HAIZETARA” Bikoteatro konpainia euskaraz ■ 4€ » U zta ila k

1>4 de

ju lio i

Sl-DGh-

TODO SHAKESPEARE O CASI” de Kanpingags. 9€ >>Abuztuak

17

de

agostoi

El-GDh-

“LOS MEJORES SKETCHES DE MONTY PYTHON: Fl|ng Circus” de Imprebís-YHana -15€

E g iz u t u ris m o a A ia r a k o b a ila ra n

0

bísíta gidatuak/bisítas guiadas: KULTURA/CULTURA Artzíniega, Ouejana....

V isitas G uiadas: T x a k o lin e ría “ A r a b a k o T x a k o lin a ” D e s t ile r ía s “M a n u e l A t x a ”

IPARNATURE^-ekin batera Aiara ezagutu.

Erreserbak • Reservas: 945 393 704 - 620 504 570

E S T O S S ON N U E S T R O S S E R V I C I O S

l i I

M ed icin a A tU to ncM

MmKchwPravafttiva

«w onoi

RacMocimitntei

P>MiaUattu6n

Ppto. d* P w v w k í A ii

1

Stguridod

1 Wywwtiilnol

1 1

OtTOi S*rvktot

SmUsj^nvanciin

Contrato da Análisis QMco*

Ciponomia/

loUgiAmd»Emptia

I HWwwhdiwWd I iyrfondadekiSoiu^

A m tM KÍo So d ai

Coolrol y Mn dn Mn io di n i x por oontingMKiai comunas MUlUA DE A C C K N IB DE IK A IA JO V B ra U B M U E S W O FESKM AIB DE lA SS. N* 2

Asesoría • • • •

FISCAL LABORAL, CONTABLE JURIDICA

Foru Kálea, 2 -A M U R R IO Tel.: 945 393 351 /8 9 1 596 Fax. 945 393 362

www.elkarlan.com Correduría de SEGUROS

n

S

/ INM O BILIARIA

ELKARLAN U&P

asesores

N o v o lv e r é o d a r tres v u e l t a s s e g u i d o s o la m i s m a r o to n d a .

N o v o lv e r é o d a r tres v u e l t a s s e g u i d a s a la m i s m a r o to n d a .

N o v o lv e r é a d a r tres vu e lt o s s e g u i d a s o lo m i s m o r o to n d o .

L a m u z a ,1 2 -L A U D IO Tel. y Fax: 9 4 6 7 2 2 137

N u e v o Je tta . A p a re n te m e n te serio.

Siem pre te ocurre lo m ism o. Primero te fijas en s u s form as, en su s exclu siv o s detalles y en su co m p leto equipam ien to. Y todo son bu en as intenciones. Pero cu an d o po n es el m otor en marcha, piensas: ¿es una berlina? Te olvidas de las form alidades. Em piezas a con ducirlo y la dep oriividad se ap o d era d e ti. Así que te dejas ir y te diviertes. Y una vez m ás, lo h a s vuelto a hacer.

N u e v o J e tta

G a ra je Yos

Iritx u s i, 1 - T e l. 9 4 5 8 9 0 3 3 4 - 0 1 4 7 0 A m u rrio

Gam a nuevo letta: consum o m edio (1/100 km): d e 5 ,2 a 7 ,6 . Em isión d e C O j (R/km): d e 140 a 182.

re c

ra

OI er O l

ra u 1 3

re li ­

te xtD

y fotos « JOSÉ LUIS SDIAUN BUSTINZA

LX PPs€OCUPXCI0 N POPv LXÎ XCCIONÊÎ y LUCXP^S RjELXCIONXDOS con LXÍ N€C£ÎIDXD£Î C0 PJ>0 PsXLêS HX ÍIDO y îiçu e Î1€ND0 MUy iSCKSK CUXNDO NO UN TÊMXTXBÙ 0 D€ 6ÍCXÍX MOPJ^LIDXD.

¡AqVAVA! O N I C X M É N T 6 X L C U N O S XRJ2 U I T É C T 0 S € H IS T O P JX D O P va D£ L X V I D X C 0 T 1D I X N X Í É ( N T f f ^ e S X I ^ O N P O i ^ É S T X I N € L U D 1BL 6 X C T I V I D X D , i } Î K C \ Ü K P O P ^ T O D X Î IKS

ceN ef^ AciG N ÉS p x s x D x s , P i^ e s É N ia v FUTUPvXs. n o én V X N O , LOS X P P ^ O X l M X D X M e N T É 1,2 UTKOS D€ O P . I N X V

en

140 ÇKKtAOS De M X i e W X S F t C X L a QVi e x p u u x C X D X P é M O N X X L D i x P^ePRvÉSeNTXN T X L 6 S C I F P J ^ S DÉ

DesecHos Que iN e v iiX E L e M e w ie oesew D e jx p ^ x L c u N X ra

H U e L L X ew L X X I ^ U I T e C T U I ^ X y M e W T X L l D X D De L XS socieDXDes

pxsxdxs

.

u OJ

LETRINA VO LADA DEL PALACIO-TORRE DE JAURECIA, EN BERCAN TZA (BARANBIO-AMURRIO)

sí, aunque actualm ente con­ sideremos algo natural y bá­ sico poseer un baño o letrina privada en el interior de nuestras viviendas, lugares de trabajo, etc., hubo un tiempo no muy lejano don­ de las necesidades podían satisfacerse en público, bien al aire libre o en receptácu­ los comunitarios, sin ningún tipo de ver­ güenza o falso pudor. En realidad, la nece­ sidad de dotarnos de baños privados se desarrolla en el siglo XIX, no tanto como un tem a de higiene urbana sino de moral.

Una moral impuesta por la hipocresía burguesa de la época. Se pasa, por tanto, de una concepción pública y púdica del ‘‘acto" a otra individual e impúdica.

El mundo clásico, garante como pocos de la higiene urbana, no consideraba en absoluto vergonzoso o amoral efectuar las necesidades corporales de manera pú­ blica. Al contrario, era común hacerlas de este modo, incluso como una forma de relacionarse socialm ente. Las excavacio­ nes efectuadas en Ostia o Pompeya (Ita­ lia) permiten observar letrinas com unita­ rias compuestas por bancos corridos de piedra y mármol, con asientos separados únicamente por respaldos y brazos, cada uno de los cuales poseía un agujero cen­ tral que desembocaba en un desagüe o pozo negro. La imagen de dos ciudadanos romanos en animada conversación, mien­ tras ambos evacuaban el vientre, surge inexorablemente en la mente de cual­ quiera. Incluso, es posible pensar que al­ guno de ellos efectuara alguna pintada o graffiti como los encontrados en diversas letrinas:

A

VOÑ lAM fVIT yOLVNTA^ É t jE ó R P o ia s

•

SATVRNIT5RE

«Ya que ésta fue la voluntad de tu alma y de tu cuerpo. ¡Satur. empuja!».

i

«Apolinar, médico det emperador Tito, cagó aquía gusto».

Sin embargo, esta época de higiénicas e imperiales pedorretas sufrirá un retro­ ceso a partir de los siglos VI y VIL El mun­ do medieval, a excepción de la civilización árabe, olvidó muchas de las prácticas sa­ ludables que caracterizaron a Roma y sus provincias. La documentación es bastan­ te exigua en este periodo pero lo sufi­ cientem ente expresiva como para afirm ar que sólo algunos monasterios y castillos poseían letrinas formando parte de las dependencias comunes. El castillo francés de Marcoussis, fechado en el siglo XIII, es

á

LETRINA PÚBLICA DEL FORO DE O STIA (ROMA)

un buen ejemplo de ello. Su letrina está formada por un edificio estrecho, despro­ visto de pisos, donde los retretes comuni­ caban con las plantas de las viviendas por medio de puertas y pasos (B). En la zona inferior existía una fosa ciega (C) con bó­ veda compuesta por dos arcos dobles, entre los cuales pasaban tres tolvas de caída pertenecientes a otros tantos pisos de asientos superiores, en número de cuatro por cada piso (G ), donde se reali­ zaban las necesidades. Este sistema y la presencia de una ventana superior (E) permitía una fácil ventilación y el olor no era arrastrado por las puertas de las vi­ viendas (B).

Bdcincis y orinciles El resto de mortales carecía de tales inge­ nios por lo que debían arreglárselas con

bacinas y orinales existentes en las alco­ bas que obligaban al "agua va" por la ven­ tana -la ley del "todo a la calle"-, como lo atestiguan algunas crónicas de viajeros a su paso por España. Las palabras de L. LA VISION W yts, miembro del PÚDICA h ad a séquito que acom ­ ]as necesidades pañó a Ana de Aus­ tria cuando vino a naturelles se casarse con Felipe II, m a n te n d rá reflejan a la perfec­ h asta bien ción este problema ENTRADO EL sanitario en el Ma­ SIGLO XVIII drid de 1570: "Tengo a esta Villa de Ma­ drid por la más sucia y puerca de todas las de España, visto que no se ven por las calles otros que grandes servidores (como ellos los llaman), que son grandes orina­ les de mierda, vaciados por las calles, lo cual engendra una fetidez inestimable y villana, y tan luant (sic), pues si se os ocu­ rre andar por el fango, que sin eso no po­ déis andar, vuestros zapatos se ponen negros, rojos y quemados. No lo digo por haberlo oído decir, sino por haberlo expe­ rimentado varias veces. Después de las diez no es divertido pasearse por la ciu­ dad, tanto que, después de esa hora, oís volar orinales y vaciar la porquería por to ­ das partes".

Fuera del hogar no existían mayores problemas o trabas. Si algún comerciante llegado a una feria o mercado se encon­ traba en la apretada situación de realizar sus necesidades no dudaba en utilizar cualquier zona que se considerara apro­ piada. Cunetas, acequias, fosos de fortifi­ caciones y hasta callejuelas sin salida se convertían en improvisadas letrinas co­ munitarias de las villas o ciudades. Y es que, a pesar del manifiesto retroceso hi­ giénico de la sociedad medieval, la ausen­ cia de vergüenza al hacer sus necesidades de manera pública continuaba intacta respecto al periodo anterior.

En las áreas rurales el panorama sani­ tario debía ser algo más esperanzador por

fiM [ a üC

i

K

ALZADO DE LA LETRINA DEL CASTILLO DE MARCOUSSIS (EN VIO U.ET LE DU C. 1993. ENCYCLOPÉDIE MÉDIÉVALE. P. 538)

eso del contacto con la naturaleza. Ade­ más de aliviarse a pleno sol, cabe suponer también la utilización de las cuadras o es­ tablos existentes en la mayoría de case­ ríos, en lógica armonía con el resto de bestias animales, una práctica que -com o tuvo que sobrellevar el arriba firm antese ha mantenido hasta no hace muchos años en comarcas alejadas.

Esta visión púdica hacia las necesida­ des naturales se mantendrá hasta bien entrado el siglo XV III. Como apunta R.H.

Cuerrand en su estudio Las letrinas. His­ toria de la higiene urbana, todavía en los siglos XVII y XV Ill el rey podía despachar con sus hombres de confianza altas cues­ tiones de estado mientras desayunaba copiosamente y evacuaba otro tanto, 1 sentado en un lujoso sillón - e l famoso I sillico - que contenía un orinal para re­ coger la regia deposición.

Las normativas municipales No obstante, a partir del siglo XVI nume­ rosos ayuntam ientos elaborarán norma­ tivas tendentes a mantener unas m íni­ mas condiciones higiénicas en las ciudades, obligando a los vecinos a lim ­ piar las traseras de sus casas y calles, pro­ hibiendo arrojar basuras o aguas fecales, etc. Con la misma finalidad, el ayunta­ miento de Vitoria manda construir tapias para impedir que necesarias y letrinas estuvieran a la vista, expre­ sando la necesidad de que cada v i­ vienda cuente con sus propios ser­ vicios. Sin embargo, el recelo de numerosos vecinos y sus ele­ vados costes harán que sólo algunos palacios y casas no­ bles se doten de ellos. Uno de estos ejemplos lo teñe mos en la ciudad de Orduña, concretamente en el palacio de los Velasco.

El reciente estudio ar­ queológico efectuado en este palacio y su en­ torno ha puesto al descu­ bierto la e xiste n cia de una prim itiva letrina ad osad a a la facha­ da oriental del inmueble, junto a las cavas exteriores que

bordeaban la muralla, de ma­ nera que el vertido pudiera ha­ cerse sin necesidad de incomodar a los habitantes del palacio o la ciudad.

PAULA Y ÁNGELA JIM ENEZ CASEOA. ■lERMANAS GEMELAS

Este edificio, levantado en torno al si­ glo XVII y parcialmente desfigurado por la posterior construcción de un cuerpo de galerías en el palacio, presenta -co n sus

aproximadamente siete metros de altura- el aspecto exterior de una torre, desta­ cando en su costado norte una pequeña puerta de acceso al interior, concretamen­ te al pozo ciego donde se acumulaban los excrementos. Este interior es hoy un espa­ cio diáfano, muy transformado, que aloja un buen número de tuberías relacionadas con la evacuación de aguas residuales o fecales, todas ellas pertenecientes a dos baños de la vivienda actual, guardando así la memoria del uso original.

Una letrina tipológicamente diferen­ te, aunque coetánea en el tiempo, se si­ túa en el palacio-torre de Jauregia, en Bergantza (Baranbio-Amurrio). Calificada en algunos estudios como m atacán por su parecido con este tipo de ele­ mentos defensivos, se trata de letrina en voladizo, si­ tuada en la primera planta del muro zaguero, que aloja en su interior el co­ rrespondiente asiento sanitario. Por medio de una cañería de desagüe que llegaría hasta el suelo, la materia fecal era trasladada a un pozo séptico excavado a sus pies, del que actual­ mente no se aprecia nin­ gún rastro. La instala­ ción de estos ingenios en zonas altas era un formula muy utilizada, ya que permitía alejar el hedor del edifi­ cio al tender siempre a su­ bir hacia arri­ ba.

En todo caso, este tipo de letri­ nas serán to ­ davía poco abundantes entre la población, desoyendo las norma­ tivas municipales. Al igual que en los si­ glos medievales el común de la gente se

w

las arreglaba con los me­ dios expuestos págirias atrás. De hecho, si algún deseen- v i diente de aquel ^ c o m e r c ia n t e que dejamos cagando durante el mercado medieval tuviera e mismo aprieto en el si­ glo XVII, no le quedaría más opción que hacerlo en el mismo sitio. Y decimos “no te quedaría más opción" por no hablar de voluntad, ya que en ocasiones se deseaba continuar con esta práctica, marcando incluso derechos.

Es el caso de la caite Bois en Troyes (Fran­ cia), donde ante la tentativa municipal de prohibir la libre defecación en plena vía surgió una protesta popular ante el ayun­ tamiento, encabezada por un maestro tejedor, que esgrimía cómo "nuestros pa­ dres cagaron allí, allí cago yo, y allí caga­ ran nuestros hijos”.

Al mismo tiempo, la higiene fecal constituyó uno de los temas de conver­ sación y risas más populares, algo que se tradujo también en la literatura, mos­ trándose tan ingeniosa como mordaz o crítica hacia la moral e hipocresía social.

No hay más que leer la magnífica y des­ ternillante sátira Gracias y desgracias del ojo del culo, escrita en 1620 por don Francisco de Quevedo, de la que no pue­ do resistirme a incluir algunos párrafos: “ Pues decir que [el culo] no es miem­ bro que da gusto a las gentes, pregúnte­ selo a uno que con gana desbucha, que él dirá lo que el común proverbio, que, para encarecer que quería a uno sobremanera, dijo: Más te quiero que a una buena gana de cagar."

"Lo del pedo es verdad que no lo suel­ tan los ojos: pero se ha de advertir que el pedo antes hace al trasero digno de lauBACINES Y OTROS CONTENEDORES. CO N VEN TO DE LAS MADRES DOMINICAS EN QUEJANA (AYALA)

datoria que indigno de ella. Y, para prueba desta verdad, digo que de suyo es cosa alegre, pues donde quiera que se suelta anda la risa y la chacota, y se hunde la casa, poniendo los ino­ centes sus manos en fi­ gura de arrancarse las narices, y mirándose unos a otros, como matachi­ nes. Es tan importante su expulsión para la salud, que en soltarle está el tenerla.

Y así, mandan los doctores que no les detengan, y por esto Claudio César, emperador romano, promulgó un edicto mandando a todos, pena de la vida, que (aunque estuviesen comiendo con él) no detuviesen el pedo, conociendo lo impor­ tante que era para la salud”.

“Y, volviendo a los demás sentidos, digo que lo que se queda en el pañuelo de la boca es gargajo, y lo de las narices moco, y lo de los ojos légañas, y lo de A PARTIR DEL los oídos cera: pero SIGLO XV! lo que queda del culo en la camisa es num erosos palomino, nombre ayuntdm ientos de ave muy regala­ elaborarán da. [...] Mas volvien­ norm ativas do al culo, ¡qué de tendentes firm as de grandes a m antener señores ha ilumina­ do! ¡Qué papeles de unas mínimas los más íntimos condiciones amigos no ha visto!

HIGIÉNICAS EN ¡Qué de libros de los LAS CIUDADES hombres más doctos ha gastado! ¡Qué de billetes de damas ha firmado! ¡Qué de procesos importantes ha manchado! y ¡qué de camisas de Cambray y Holanda ha teñido!"

Este estado de insalubridad cambiará radicalmente en los siglos XIX y XX, cuan-

I

UH m i

U: ^ 'ì i

*•

■_ .

V' ' 4

•■"Sr -■ ■ ■ %r-

i- »

Jo.-/• -' -'

p < i .

-/ -' u

ly y

do el miedo a las epidemias de cólera y la presión de los médicos obliguen a tom ar medidas perentorias de higiene. Poco a poco se inventarán e incorporarán a las viviendas diversos tipos de letrinas y apa­ ratos sanitarios como el lavabo, la bañera, la ducha o el bidé, conformando el baño privado actual. Son muchos y diversos los ejemplos arquitectónicos que poseemos de esta nueva etapa higienista, verdade­ ros documentos históricos que sin em ­ bargo carecen del interés o estudio con­ ferido a otros edificios patrimoniales.

No hay más que darse un paseo por los cascos históricos de ciudades como Vitoria-Gasteiz, Bilbao u Orduña. Por nor­ ma general, la situación de las letrinas se relegaba al fondo de la vivienda por ser considerada una estancia poco honorable, junto a la cocina -otro de los espacios desplazados por ser fuente continua de olores y ru id o s-y fuera siempre de las zo­ nas nobles como el salón o los dormito­ rios. Aún hoy día es posible apreciar esta rancia distribución en un buen número de edificios levantados en el siglo XIX, cuyo origen debe ser explicado en un contexto de falso pudor hacia todo lo relativo a las necesidades corporales, ocultándolas y si­ lenciándolas en muchos ámbitos de la vida cotidiana. Varios siglos antes, el escri­ tor y filósofo Michel de Montaigne ya an­ ticipaba este pudor Victoriano cuando se­ ñalaba: "¿Pronunciamos sin temor palabras como matar, robar, traicionar; ¿y aquello [la acción corporal], sólo entre dientes osaríamos hacerlo?".

Aunque en el medio rural el desarrollo de las letrinas es algo más tardío que en las urbes, debiendo esperar hasta el siglo XX, se aprecia un similar arrinconamíento espacial, situándolas junto a las cocinas o escaleras de acceso a las plantas superio­ res, siempre adosadas a los muros zague­ ros o laterales de la casa. Entre los ejem ­ plos más próximos a nosotros podemos citar las letrinas de la casa n° 1 del barrio

LETRINA DE LA CASA N” 1 DEL BARRIO DE BUTARTE, EN MENOlO

de Butarte, en Menoio (Aiara-Álava) o del caserío Mendeletxe en Busturia (Bi­ zkaia), ambas m uy similares a la ya des­ crita letrina del palacio Velasco, si bien de dimensiones más modestas.

De esta realidad decimonónica hasta nuestros días no cabe duda que la situa­ ción ha cambiado de manera sustancial, fundamentalmente en la vivienda con la implantación del cuarto de baño en las zonas nobles del hogar, hasta el punto de considerarse chic su introducción en los dormitorios, algo impensable e indecoro­ so hace apenas cien años. Yo, en cualquier caso, de todos los cambios habidos y por haber, me quedo con la función del baño privado actual como agente promotor de la lectura, una práctica que a diferencia del cagar se haya en franco retroceso.

JO S E LU IS

LETRINA EN LA TRASERA DE LA CA U .E ZAMARRA N* 8 DE ORDUÑA

zm m

b u íít in z a A rq u e ú la g o

I

AIARATUR

[ A s o c ia c ió n d e T u r i s m o d e l V a lle d e A y a la y A l t o N e r v ió n ]

A la r a tu r es una a so c ia ció n de tu rism o p ú b lico p riva d a sin án im o de lu cro in te g rad a po r los a y u n ta m ie n to s de A rtz in ie g a , A y a la , Lau d io -Llo d io , O rd uñ a y O rozko. En ella p a rticip a n rep resen tan tes de d ich o s a y u n ta m ie n to s y de e n tid ad e s p riva d as de e stas áreas g e o g rá fic a s; la A so cia c ió n de a lo ja m ie n to s ru rales A ia ra n y las de c o m e rc ia n te s de La u d io -Llo d io (A P IL ), y O rd uña (A C C O R ). Del m ism o m odo está a b ie rta a in co rp o racio n e s de o tro s so cio s no in c lu id o s en e stas e n tid ad e s.

S u sede está en la C u a d rilla de A y a la , e n te in stitu c io n a l con el que se m e d ia n te c o n ve n io se trab aja de fo rm a c o n ju n ta para la c o n se cu ció n de los o b je tiv o s co m u n e s en m ateria tu rís tic a .

S u p ro p ó sito es la re v ita liz a c ió n y p ro m o ció n tu rís tic a de estas lo c a lid a d e s de fo rm a c o n ju n ta , bajo el parag u as in stitu c io n a l v a sco . Es d e cir, la g e stió n , la re a liz a ció n de accio n e s de prom oció n y e stu d io para ia re v ita liz a c ió n y d e sa rro llo del tu rism o en estos te rrito rio s, en co n so n a n cia con las a c tu a le s te n d e n cia s y dem and as tu rís t ic a s y de ocio.

AIARATUR

[Aiaraldeko Turismo Elkartea] A ia r a tu r tu ris m o

e lk a rte

p u b lik o -p r ib a tu a

da,

ira b a z i

a sm o rik

g a b e k o a , e ta A rtz in ie g a . A ia ra , Laudio, U rd u ñ a e ta O ro z k o k o u d a le k o s a tze n d u te . E lk a rte h o rrc ta n , ud al h o rie n o rd e z k a rie z g a in , to k i g e o g ra fik o h o rie ta k o e ra k u n d e p rib a tu e n o rd e z k a rie k ere h a rtz e n d u te p a r te : b o n a

hem en

e ra k u n d e

h o rie k : A ia ra n

la n d e tx e e n

e lk a rte a . Lau d io k o m e rk a ta rie n e lk a rte a (APILL) e ta U rd u ñ a k o a (A CC O R ). H alab e r, A ia ra tu r e ra k u n d e h o rie ta k o a k e z d ire n beste k ide b a tz u k e lk a r te a n s a rtze a ire k ita d a g o .

A ia ra tu r r e n e g o itz a A ia ra k o K o a d rila n d a g o ; izan ere, h itz a rm e n b a te n b id e z . e ra k u n d e h o rre k in lan e g ite n du A ia ra tu rre k , tu ris m o a rlo k o h e lb u ru k o m u n a k lo rtze k o .

A ia ra tu r r e n h e lb u ru a b a te a n

s u s p e rtze a

h e rri

e ta

h o rie ta k o tu ris m o a

s u s tatze a

da,

m odu

E uskadiko

b a te ra tu

e ra k u n d e e n

bab e s e an ; h a u da, lu rra ld e h o rie ta k o tu ris m o a s u s p e rtze k o e ta g a r a tz e k o sustap en e ta

ik e rk e ta

e k in tz a k

k u d e a tu

e ta

e g ite a ,

tu r is m o e ta aisia a rlo e ta n e g u n d a u d e n jo e ra e ta e sk a ria k a ln t z a t h a r tu ta .

w w w .aiaratur.org

OFICINAS DE TURISMO DE LA COMARCA ESKUALDEKO TURISMO BULEGOAK OFICINA TURISMO LAUDIO/LLODIO F^rque Lamuza,11 Tel: 944.03.49.30 oficinadcturismo® laudiokoudala.net OFICINA DE TURISMO DE UROUÑA/ORDUÑA Foru Plaza, 3 - Bajo Tel; 945.384.384 turismo@urdunakoudala.org OFICINA DE TURISMO DE OROZKO Plaza Zubiaur (Museo Etnogràfico) Tel: 946.339.823 museoa.orozko@bizkafa.org OFICINA DE TURISMO DE AYALA QUEJANA/KEXAA Santuario de Queja na (Museo de Arte Sacro) Tel. 945.39.94.14 turismo.ayala@telefonica.net OFICINA DE TURISMO DE ARTZINIEGA Qoiko Plaza (Antiguo Consistorio. Planta Baja) Tei: 945.39.61.56 turismo.artziniega@telefonica.net

D ip u ta c ió n F o ra l d e A la v a

i; :

'I

os Reyes Católicos, Carlos V y Fe­ lipe II consideraron a Gipuzkoa y Bizkaia como una gran fábrica de armamento con la que era necesario con­ tar para defender ia supremacía mundial.

Euskai Herria suministró armas ligeras, tanto blancas como de fuego, al más po­ deroso ejército del momento, y a ello contribuyó la marcada vocación indus­ trial y mercantil de la sociedad vasca.

Busquemos libros que tratan de armas.

Nos encontraremos con publicaciones elegantemente editadas, con profusión de grabados y fotografías. Se trata de es­ tudios donde priman los aspectos estéti­ cos y que permiten apreciar la belleza de sus piezas e incrustaciones. A veces tam ­ bién se valora la evolución de la técnica, como es el gran paso que supuso la intro­ ducción, en el manejo de los arcabuces, del sistem a de rueda, que permitía pres­ cindir de la mecha, cabalgar con el arma cargada y efectuar el disparo sin apearse de la montura. En estos libros adquieren una gran presencia las armas considera­ das como obras de arte y que se guardan en museos y en colecciones particulares.

Se trata, en la mayoría de las ocasiones, de colecciones de armas exclusivas que muestran piezas fabricadas para empera­ dores, reyes y príncipes, quienes exhibían con orgullo sus adquisiciones y las em ­ pleaban para su deporte favorito: la caza.

Si a esto añadimos que, en tales pu­ blicaciones, al abordar la fabricación ar­ mera, prima ia lista de los armeros reales, el tem a queda restringido a una com peti­ ción palaciega que mezcla lo lúdico con io artístico. Instalados en la Corte, el ob­ jetivo de estos armeros, muchos de ellos provenientes del Norte de Europa, era fa­ bricar unas pocas armas, a veces piezas únicas, destinadas a alimentar la vanidad de sus reales destinatarios. Estos esplén­ didos volúmenes nos presentan unas his-

L

PUNTAS DE LANZA DE LA COLECCIÓN DEL CASTILLO DE FELDKIRCH-VORARLBERG (AUSTRIA)

torias de armas y de sus fabricantes que nada tienen que ver con la verdadera, y fatal, realidad de las armas y su, por des­ gracia, campo de uti­ EL MORTIFERO lización más común: la guerra. Bien es cier­ y BLINDADO to que algunos de es­ "erizo tos libros incorporan mecánico" que aspectos novedosos, com ponían las más cercanos a los te ­ mas de las grandes picas hacia fabricaciones y a sus inviable el problemas, como el a taq u e de la caso de Sagrera Azpicaballería, llaga, quien en sus form ación Apuntes de la Armería cam ino de ser Española ofrece una equilibrada conjun­ relegada A ción de arte armero, FUNCIONES técnica de fabricación AUXILIARES y noticias de fabrican­ tes de armas en masa.

Además, al tocar estos aspectos tiene el buen criterio de apoyarse en los ya clási­ cos estudios sobre armería, como los de Ramiro Larrañaga.

Aparte de este último, también otros investigadores empiezan a publicar estu­ dios que nos acercan al ámbito donde las armas ejercían su verdadero objetivo: los ejércitos. En su historia se nos exhibe la cara más prosaica, y también más cruel, ARTESANO CEPILLANDO de la historia de las guerras entre los pue­ UN ASTA DE PICA blos, sangrientos conflic­

tos dirimidos mediante el recurso a las armas. El profesor francés Quatrefages nos muestra el funcionamiento y evolu­ ción de las armadas, y explica las inexora­ bles leyes dictadas por los ejércitos ven­ cedores. En esta dinámica, la fabricación de armas adquiere un protagonismo pa­ ralelo al del propio arte de guerrear. Lejos de las cacerías y las peleas de salón a las que se destinaban las armas artísticas, los escenarios descarnados de la guerra.

Inexplicablemente novedosos, nos mues­ tran a ejércitos profesionales cuyas ac­ tuaciones nos retratan a una Europa con­ vulsa cuya política tenía como referencia el poder de las armas. Naturalmente, el enorme arsenal del que se surtían estos monstruosos ejércitos no guardaba el menor parentesco con los pulcros y se­ lectivos talleres de los armeros reales.

Casi todo se cifraba en la técnica y en la estrategia: la técnica propia de los ta­ lleres de las poblaciones armeras y la es­ trategia de las nuevas artes militares, que en gran medida impulsó, en los albores de la Edad Moderna, el Gran Capitán, creador de un "arte nuevo" de hacer la guerra.

La pregunta clave que los historiado­ res han soslayado, o devaluado delibera­ damente, es de dónde procedían las ar­ mas del ejército, de aquella “terrible infantería del ejército de España” que, en palabras de Quatrefages, generó tanta admiración como terror en Europa. Fun­ damentalmente, el nuevo sistema bélico triunfante, basada en una disciplinada Infantería de carácter permanente o profesional, sustituía a la caballería .-.--m ed ieval, abastecida por las aporta­ ciones de los señores, quienes acu­ dían en ayuda de sus reyes.

DETALLE DEL CUADRO "lA S LANZAS" DE VELÁZQ U EZ

Cuando el Gran Capitán embarcó rumbo a Italia en 1495, se llevó consigo tan sólo 6 00 caballeros, mientras el nú­ cleo duro lo formaban 5.000 infantes dis­ tribuidos en tercios, esto es, 1/3 de pi­ queros, 1/3 de escuderos y 1/3 de espingarderos (arcabuceros) o de balles­ teros. En resumen, cada arma de fuego ligera (espingarda, arcabuz) se apoyaba en un piquero (pica, lanza de fresno con una largura superior a los cinco metros) y ambos se protegían tras el escudero, que formaba una coraza móvil perfectamente alineada, que no ofrecía flancos vulnera­ bles. Frente a estas formaciones, la caba­ llería sólo cubría labores auxiliares.

Definitivamente, las armas de moda, las que precisaba el nuevo orden militar, eran el arcabuz y la pica. Ante una Europa que iba ajustando nuevas fronteras y es­ trenando nuevas alianzas monárquicas, la necesidad de producir armas poderosas y disuasorias fue primordial. A partir de los Reyes Católicos, todos los monarcas cas­ tellanos volvieron sus ojos al Norte de la

Península, pobre en recursos alimenticios pero rica en hierro, bosques y técnica.

Humildes picas, formidables armas Si hay un arma que llama poderosamen­ te la atención en la época gloriosa del imperio de los Austria es la pica. El cua­ dro de Velázquez denominado, no por capricho, "Las lanzas", supone todo un reto para el historiador, tentado de apar­ ta r la vista de las inevitables picas que se convierten en protagonistas de un acon­ tecim iento bélico memorable. El artista podía haber procurado fijar su atención en otros aspectos quizá más espectacu­ lares, pero, sin duda intencionadamente, emborrona el horizonte con la enm ara­ ñada y desafiante presencia de unas lan­ zas que se adueñan del paisaje y relegan a un segundo plano, por ejemplo, las ar­ mas de fuego, asociadas en nuestro im a­ ginario a efectos más contundentes y

mortíferos. De cualquier modo, lo cierto es que si se tratara de una fotografía y no de un lienzo, sería factible detectar en las astas que protagonizan la escena las iniciales de algún armero vasco, o de al­ guna de las poblaciones de donde proce­ dían.

En el impactante POBLACIONES sistema que los ve­ teranos tercios im ­ COMO ELGETA pusieron en Europa se dfancin en durante un largo pe­ cultivar con ríodo, basado en el m im o los efectivo "orden sui­ viveros de zo", la pica se con­ fresnos que vierte en la reina de exigirán las armas. El m ortí­ fero y blindado “eri­ cuidados zo mecánico" que durante a] componían las picas m enos doce hacía inviable el ata­ años para que que de la caballería, la m ate ria formación de carác­ prima e s té al ter medieval camino de ser relegada, en SERVICIO DE los nuevos sistemas LOS PIQUEROS estratégicos, a fun­ ciones auxiliares. El oponente se mostraba amedrentado y desvalido ante la imponente y disuasoria presencia de los ordenados piqueros, que

A R R IER O Y M U LA S TRANSPORTANDO FLEJES DE LANZAS

formaban una barrera imposible de salvar en las confrontaciones a campo abierto. ¿De dónde procedían estas piezas que durante dos siglos se pasearon erguidas y amenazantes por los campos de batalla de Europa? La respuesta, no por sencilla carece de importancia e intención: proce­ dían de los medios rurales de Euskal He­ rria. Pero las humildes astas que susten­ taban estas picas o lanzas no se recogían en los bosques, como si fueran fruta m a­ dura o productos acabados. Detrás de es­ tas armas, que hoy día las imaginamos más aparentes que efectivas, pero que de hecho se mostraron fundamentales en los episodios bélicos de los inicios de la Modernidad, se ocultan aspectos sor­ prendentes del medio rural vasco de la época. En la base de esta producción ha­ llamos una sociedad vasca de mentalidad muy moderna, dueña de una tecnología envidiable que engloba, tanto en el sector de las picas como en otros aspectos, al campesinado vasco.

La modernidad de los campesinos vascos del siglo XVI alcanza un indudable protagonismo que se proyecta en el mun­ do armero. Los hombres del campo, sin poder apartar la mirada de la dinámica urbana y del prodigioso mundo emergen­ te que los invade, se implican aplicada­ mente en la producción de picas, que se solicitan con insistencia desde las más al-

tas instancias del Imperio más poderoso de la época. Por señalar algunos botones de muestra, nos encontramos con que las tanzas, porqueras y picas producidas en Oñati tienen una gran presencia en Lis­ boa; vemos que poblaciones como Etgeta se afanan en cultivar con mimo los vive­ ros de fresnos que exigirán cuidados du­ rante al menos doce años para que la materia prima esté al servicio de los pi­ queros; observamos también que los lan­ ceros hacen famosas a villas donde traba­ jan, como Elorrio, que responde a las demandas del mercado estatal con la oferta de decenas de miles de picas al año.

La contribución campesina a esta de­ manda se muestra sabia y con un agudo instinto del negocio. De hecho, cuando estos artesanos rurales vislumbran la cer­ canía de épocas de escaso o nulo aprove­ chamiento. esto es, cuando los represen­ tantes del Rey se muestran remisos a realizar los pagos, optan por retirarse sigi­ losamente de la escena. Pero en tanto las autoridades cumplen con lo prometido, los campesinos se convertirán, en mu­ chos casos, en los más interesados pro­ motores de la industria piquera, utilizan­ do los bajos de sus casas como talleres de piquería, donde procederán al lijado, ce­ pillado y engrasado de las piezas. A su arrimo se unirán al proyecto los vecinos arrieros, quienes acomodarán trabajosa­ mente a lomos de sus muías, para su complicado transporte, una media de 17/18 astas, de a cada 8/10 kilogramos cada una.

En realidad, el transporte de grandes cantidades de picas a través de la acci­ dentada geografía de los valles vascos era problemático. El bulto de las astas, atadas con cuerdas de cáñamo, sobresalía osten­ siblemente por delante y por detrás de las bestias, dificultando su tránsito. Las recuas de muías llegaban, con estas car­ gas, a veces hasta la propia Burgos, desde donde los carros se encargaban del resto del trayecto, que en ocasiones podía lle­

gar hasta Cartagena.

Cuando se elegía la vía m arítima, el puerto fluvial deAltzola, jurisdicción de Elgoibar, se constituía en el punto de en­ cuentro y adecuadión de las cargas a los diferentes siste­ mas de transporte. En las alas o gallupas que discurrían por los diez ki­ lómetros finales de río Deba se acomoda­ ban varias cargas de picas para ser baja­ das a Deba y embar­ carlas en pinazas o navios más capaces.

Debido al paso de car­ gas de picas por su territorio, el es­ cenario de las poblaciones de tránsito podía resultar conflictivo.

Cuando los oficiales reales optaban por la utilización de las polémi­ cas "ruedas ferradas", las quejas se hacían oír. Los carros re­ sultaban más capa­ p a s e s EN LA ces y potentes ELABORACIÓN DE UNA cuando las ruedas CUCHILLA DE PICA iban calzadas por poderosas y dañinas llantas claveteadas, que amenazaban la integridad de los caminos y la seguridad de los puentes, cuya construcción y arre­ glo corría a cargo de los concejos. En un caso concreto, los representantes del Rey se las tuvieron que ver con el alcalde de O ñati, quien se negó a permitir el paso de estos carros, alegando que amenazaban la integridad de los puentes. Habiéndose­ le exhibido un documento que acreditaba el permiso real, el alcalde se limitó a c o ­

I

ESCUDO DE SORALUZE, EN EL QU E PUEDEN APRECIARSE ALGUNAS DE LAS ARMAS Q U ETAN TA FAMA LE DIERON EN OTRO TIEMPO

locar dicho documento sobre la cabeza, en señal de acatamiento, pero se obstinó en negarles el paso. De hecho, se trataba de una correcta lectura del debatido pase foral, el intrigante pero efectivo "obedez­ co pero no cumplo”. El traslado de carga­ mentos de picas, tan importantes para los objetivos del ejército más poderoso de la época, podía encontrarse con este tipo de dificultades en los remotos valles del Norte, donde unos campesinos "ile­ trados” eran capaces de solventar proble­ mas estratégicos de primer grado, como el concerniente a la fabricación de picas, pero, cuando las circunstancias lo exigían, también defendían sus derechos consue­ tudinarios a capa y espada.

Euskcíi Herria se convierte en arsenal del Imperio

I

En pocas palabras, Euskal Herria se con­ virtió en un auténtico arsenal para el na­ ciente imperio. El cliente era importante.

De hecho, el mejor cliente posible. Hasta entonces, la fabricación de armas de todo tipo, desde espadas, lanzas y picas, hasta

morriones (cascos), petos y espaldares (protectores del cuerpo), habían encon­ trado un ávido mercado en la Península: Señoríos, baronías y hasta obispados se mostraron clientes habituales de la ar­ mería vasca. Debido a la inseguridad rei­ nante, la población civil procuraba ir ar­ mada, y los mercaderes vascos se desplazaban por la Meseta, Andalucía.

Aragón y Portugal ofreciendo armas que tenían una salida segura, cuando no eran los propios señores quienes enviaban al Norte a sus representantes en busca de material defensivo.

Pero a medida que iba avanzando el siglo XVI, los conflictos internacionales en los que Castilla estuvo implicada obliga­ ron a los reyes a recurrir permanentemen­ te a los servicios de los armeros vascos, que se vieron fatalmente involucrados en una dinámica que, a la postre, fue su per­ dición: los enormes gastos generados por el ejército condujeron a continuas crisis monetarias, y los talleres donde se fabri­ caban las armas fueron sufriendo en sus carnes no sólo unos precios impuestos por los representantes reales, sino incluso los frecuentes impagos que acabaron por

desengrasar ia poderosa maquinaria de fabricación y llevaron a los maestros ar­ meros a un callejón sin salida. Lo mismo ocurrió con la flota, abusivamente contro­ lada y explotada por unos monarcas con­ vencidos de ser los representantes de la Divinidad e intérpretes de la Providencia.

Dónde y cómo se generan las a rm a s Euskal Herria se había hecho notar en la Baja Edad Media en el Atlántico. El mar era una salida adecuada, prácticamente forzosa, para una tierra avara en cereales pero rica en minerales y en recursos hu­ manos. Además de las pesquerías y ios servicios de transporte marítimo, el hin­ terland o territorio del interior, formado por valles con fuerte personalidad, produ­ cía herramientas, clavazón, armas y herraje destinados a la expor­ tación. El Valle del Deba, en concreto, se especializó en la fabricación de armas, y debi- do a la gran eclosión que revocionó la política castellana, caracterizada por una estrategia netamente imperial, se convirtió en una zona centrada en la producción armera. Las consecuencias propiciadas por el descubrimiento ameri­ cano hicieron el resto.

No por casualidad Eibar se ha deno­ minado tradicionalmente "villa armera", y el apelativo ha afectado todavía más signifi­ cativamente a la población clave de la estrategia de los monarcas castellanos: Soraluze fue bautizada como "Placencia de las Armas". Sin embargo, es ei conjunto del valle el que merecería, en su globalidad, la denominación de "fábrica de armas". Las poblaciones del Deba y otras de las cercanías, incluidas varias viz­ caínas, propiciaron una eclosión armera que, debido a la visión que los historiado­

res nos han proporcionado de aquella so­ ciedad, despectivamente tildada de ce­ rrada, retrasada y analfabeta, alejada de los vibrantes ritmos vigentes en la rica Castilla, ia ubérrima Andalucía, o la pode­ rosa Aragón, se nos antoja imposible.

Sin embargo, en toda la Península no había, ni por asomo, una zona tan capaci­ tada que la vasca para responder a las exigentes demandas de la armada impe­ ria l Pero los historiadores han obviado este tem a, de modo que, a un lector avi­ sado, le surgen las lógicas dudas e inte­ rrogantes sobre el hecho, inexplicable­ mente ignorado, de la procedencia de las decenas de miles de armas que iban apa­

LA FORMA TAN COORDINADA de tra b a ja r en la compleja elaboración que conduce al ajuste final del producto disipa cualquier duda respecto a su capacidad y a la ry\oderr\\dad y EFECTIVIDAD DE LA ZONA

reciendo sin descan­ so ni tregua para po­ der alim entar al más poderoso ejército de la Edad Moderna. Me temo que romper ese silencio cómpli­ ce con la afirmación de que los todopo­ derosos tercios se paseaban por Euro­ pa portando armas producidas casi ex­ clusivamente en el Valle del Deba po­ dría constituir un motivo de escánda­ lo, incluso para los propios eruditos en la materia.

Poderosa maquinaria con estructura de cooperativa Las actuales y afamadas cooperativas, surgidas en el Valle del Deba, guardan en su génesis una misteriosa conexión con un fenómeno que se produjo en el siglo X V L Medio milenio de distancia y de va­ cío, siglos de crisis salpicados por actitu­ des de desidia e ignorancia por parte de instancias exteriores otrora tan interesa­ das en la producción armera, no han sido capaces de desligar el sutil cordón umbi­ lical que ha permanecido a través de ge­ neraciones, oculto y casi exhausto, en espera de mejores tiempos y oportunida­ des. El siglo X V Ill, no por casualidad en J Bergara, ombligo del valle, alimentó

las esperanzas de modernizar la sociedad.

Pero unas estructuras de cuño clasista se empeñaban en no propiciar cambios, y el Real Seminario Patriótico no fue capaz de aprovechar la levadura para fermentar una sociedad peninsular anquilosada y anclada en un imperialismo decadente y orgulloso de permanecer de espaldas a Europa.

Caro Baroja ha defendido siempre que Euskal Herria vivía mirando a Europa, aunque su mercado era la Península y las Indias. El fenómeno que propició la prodi­ giosa fabricación de armas en el siglo XVI guarda, sin duda alguna, claros parentes­ cos con la mentalidad europea y se en­ frenta, incluso por su concepto del traba­ jo, al estilo y concepto de vida imperante en España. Los vascos van incorporando, mediante sus habituales conexiones con los pueblos del Norte, la tecnología y los adelantos que permiten hacer rentables las ferrerías, la fabricación de barcos, las técnicas de navegación y, cómo no, el arte de la fabricación de las armas de fue­ go. Este conocimiento es rápidamente asimilado por el rosario de talleres vascos que funcionan coordinando sus activida­ des, complementarias en base a la regla­ mentación grem ial de modo que consi­ guen obtener unos productos acabados dignos de las exigencias del mercado de la época.

Las poblaciones que colaboran en esta compleja estructura son en la práctica todas las que componen la comarca del Deba, pero incluye a otras vecinas ^ con las que comparten intere­ ses y actividades. Además de \ Soraluze, Eibar, Elgoibar, Bergara, Elgeta,Antzuola, O ñati, Arrasate, Aretxabaleta y Eskoriatza, contribuyen al proyecto las vizcaí­ nas Ermua, Durango, Elorrio, Munitibar, y otros. La coordinación que se

'L A TOMA DE BRISACH", ÓLEO DE JUSEPE LEONARDO. DISCIPULO DE VELÁ ZQ U EZ, EN EL QU E TAMBIÉN PUEDEN APRECIARSE PICAS Y OTRO TIPO DE ARMAMENTO DE LA ÉPOCA (MUSEO DEL PRADO)

aprecia en la compleja elaboración que conduce al ajuste final del producto hace disipar cualquier duda respecto no sólo a su capacidad, sino también a la moderni­ dad y efectividad de la zona para respon­ der a responsabilidades derivadas de ta­ maña exigencia. Y, naturalmente, hace ociosa cualquier consideración que in­ tente tratar a esa comunidad de "margi­ nal"’, bárbara o iletrada. De ser así. el pro­ yecto hubiera estado abocado inexorablemente a un rotundo fracaso, cuando los hechos confirman justo el re­ sultado contrario.

Un veedor que controla, una comwnidcid que produce Hasta mediada la segunda mitad del si­ glo XVI no hubo en Euskal Herria un re­ presentante real permanente destinado a dirigir y controlar los contratos de fa­

bricación de armas destinadas al ejército.

Lo que no impide que lleguen a esta tie ­ rra enviados de la Corte cada vez que se formula una necesidad concreta de pro­ ducir armas. Felipe II decidió finalm ente enviar un veedor, una especie de m inis­ tro permanente que residiría en Soraluze, centro oficial de la Real Fábrica de Ar­ mas, aunque ésta funcionaba distribuida entre las antes citadas localidades arm e­ ras y en multitud de zonas rurales que contribuían dire^:tamente a realizar la empresa.

Rastrear la documentación notarial referente a las armas, que es abundantísi­ ma, nos permite vislum brar la enorme cantidad de piezas que, en un tiempo re­ cord, era capaz de sacar adelante la co­ munidad de artesanos del valle. Pero la verdadera dimensión de estos encargos nos lo manifiestan las propias declaracio­ nes del personaje más informado en el proyecto, el propio veedor. El año 1591 el

i

Rey pregunta a Lope de Elio, su re­ presentante instalado en el "erregetxe" u oficina central de Soraluze cuántas ar­ mas eran capaces de fabricar en la zona.

El veedor, al que avala una experiencia de tres lustros en el oficio, se atreve a asegu­ rar que se podían obtener 23.000 armas de fuego. Al monarca le falta tiempo para formalizar un encargo de 2 0 .0 0 0 arcabu­ ces y 3.000 mosquetes. Pero a esto se añade, como si para ello bastara la volun­ tad regia, una cantidad suplementaria de 2 0 .0 0 0 picas, aquellas monstruosas lan­ zas, bautizadas como "la reina de las ar­ mas", que requerían enormes plantacio­ nes de fresnos que, iniciado su crecimiento en viveros, eran cuidados con mimo para alcanzar la altura y dirección exigida sin que su tronco engordara más de lo debido.

Otra referencia significativa: pocos años después, en 1598, el nuevo veedor Jerónimo de Aybar ordena fabricar 15.950 armas de fuego, de las que 13.500 ha­ bían de ser arcabuces y 2.450 mosque­ tes. A lo largo del siglo menudean las pe­ ticiones de grandes cantidades de armas.

En la primera época nos encontramos DETALLE DE HOJAS DE FRESNO Y ATADO DE VARAS

con muchos destinatarios privados, pero [as exigencias reales hacen que gradual­ mente la fabricación se mantenga exclu­ sivamente para encargos oficiales. Aca­ parar por parte de los veedores reales toda la producción no presagiaba nada bueno. De hecho, los retrasos de los pa­ gos sembraban la desconfianza entre los productores, que formaban una cadena interdependiente, y los impagos conse­ guían descapitalizar todo el proceso. Los más avispados fueron los campesinos, quienes dejaron de plantar fresnos, pero los maestros armeros que fabricaban ar­ cabuces o mosquetes lo tenían más difí­ cil, puesto que disponían de pocas alter­ nativas y se sentían atrapados, sobre todo al faltarles, por decreto real, el re­ curso a la clientela privada. Es difícil ima­ ginar un ejemplo más diáfano que res­ ponda a la estéril habilidad de m atar la gallina de los huevos de oro, actitud que a la vez nos demuestra el agrio enfrenta­ miento entre dos mentalidades y actitu­ des. Por una parte, la del Monarca repre­ sentante de una nobleza cerril y providencialista, y por otra la de los ar­ meros vascos, representantes de una co­ munidad laboriosa, previsora y frustrada muy a su pesar.

TRANSPORTE FLUVIAL EN EL PUERTO DE ALZOLA

Materielles óptimos y condiciones inmejorcibles Y cuidado que lo tenían fáciL Pero eran adictos a no pensar en el mañana. Tam­ poco pensaban en los súbditos, a quienes los monarcas consideraban más bajo el prisma de la servidumbre que del servi­ cio. Puede que respondiera al esquema de una época en la que los abusos contra el pueblo estaban a la orden del día. En­ tre el servicio y el despilfarro media un abismo, pero no se hizo ningún esfuerzo en vadearlo. El fatal salto en el vacío lo ejercitaron los Austria alegre e irrespon­ sablemente. Y no hace falta mucha im a­ ginación para pensar lo ocurrido en las Indias, donde se jugó durante siglos con barajas sim ilares. Lo malo, como casi siempre, fue el pernicioso efecto sobre las clases productivas. La evolución de la armería vasca serviría como paradigma de los nefastos efectos producidos por estas políticas insensatas e carentes de previsión.

Es difícil resumir en unos cuantos puntos el inmenso capital que se consi­ guió desbaratar debido a esta postura ab-

surda, pero quizá lo entendamos mejor al escenificar la maquinaria que permitía una producción tan rica y compleja como siniestramente desbaratada. » » Euskal Herria era el punto adecuado para conseguir hierro abundante y de calidad, apropiado para los cañones de arcabuces y mosquetes. Este capí­ tulo se solventaba fácilmente con la colaboración del gremio de los caño­ neros. » » El elemento más complicado era la llave, a cargo de los llaveros o chispe­ ros, y que evolucionó para facilitar el

se encargaban de trabajar la cureña o culata donde se ajustaba llave y cañón, para lo que empleaban nogales que se plantaban en la zona para dicho efec­ to. En cuanto a las picas, el cuidado de los viveros de fresnos y la elaboración de las astas implicaba al sector rural en la dinámica armamentista. »» Sólo quedaba el ensamblaje, a cargo de los aparejeros, quienes montaban las distintas piezas. Pero una vez mon­ tadas, las armas sufrían una prueba de calidad, que se realizaba en la "casa de pruebas" destinada a comprobar el

R io DEBA A SU PASO POR LA LOCAUDAD DE SORALUZE. ANTICU A PLACENCIA DE LAS ARMAS

encendido de la pólvora que había de ocasionar la explosión y el disparo. La fortuna jugó aquí una baza de capital im portancia, pues el acero de Arrasate era perfecto para tal efecto por su dureza y flexibilidad. No es de extra­ ñar que los reyes exigieran que para fabricar las llaves se utilizara dicho acero. »» El bosque y el cuidado de la madera era un elemento cultural de vital im­ portancia en la comunidad vasca.Tam­ bién lo fue para las armas. Los cajeros

buen funcionamiento de las armas de fuego, tras lo que estaban prestas para ser llevadas al destino asignado. » » Todo lo que precede no es más que un esquema, exacto pero inadecuado, para poder explicar todo un sistema sincronizado donde, si realizar una pieza de modo artesanal era un pe­ queño milagro, podemos pensar lo que suponía responder a una deman­ da de miles de estos artefactos, en períodos muy anteriores al maquinismo y a los automatismos.

» » El veedor disponía de un modelo que se le había entregado para fabricar el conjunto de piezas. El maremagnum de pequeños talleres entre los que se distribuía la fabricación debía ser co­ ordinado, los materiales debían estar dispuestos a tiempo, los pagos eran necesarios para comprar materiales como carbón, hierro, acero, madera y el instrumental pertinente. Las fraguas debían adecuarse a esta fabricación, y la atomización requería que la prepa­ ración técnica de los artesanos fuese de una calidad contrastada, sin la que los productos abocaban al fracaso. » » A esto era necesario añadir los proble­ mas derivados de la logística, tanto más compleja cuanto que los elemen­ tos por aglutinar se hallaban dispersos en la enorme, dispersa y disparatada "fábrica" cuyos movimientos y ritmos era necesario coordinar. El transporte, el almacenaje, requería de una enor­ me flota de mulateros con sus recuas, de galluperos con sus alas destinadas ai transporte fluvial, y de barcos pro­ pensos a constituir un elemento ape­ tecible para una piratería siempre pre­ sente y muy a tener en cuenta. » » Todo este entramado no podría haber funcionado de no estar soportado por un altísimo sustrato de calidad huma­ na y técnica que hacía posible su puesta en marcha. El trabajo hace a un pueblo, pero el esfuerzo sólo cunde cuando se demuestra capacidad para establecer contactos fiables y eficaces con el mundo que le rodea. Este esce­ nario marcó el destino de la armería vasca, que consiguió unos éxitos que todavía la historiografía se muestra extremadamente avara en reconocer.

Choque de mentalidades y crisis Las cualidades humanas, el afán de supe­ ración, la seriedad en el cumplimiento de

los contratos, todo eso conforma un te ji­ do que se hace necesario para responder a grandes retos. Pero, a su vez, una comu­ nidad que funciona con esos valores bus­ ca una respuesta adecuada y una actitud merecedora de esa confianza. El triste lA HISTORIA hecho de que esta DE LA crisis del actitud quedara de­ Imperio fraudada por quie­ nes debían infundir Español, al que más respeto y con­ la sociedad fianza, los propios vasca estaba monarcas, contribu­ vinculada por yó al desafecto cre­ múltiples ciente que elem premotivos, sariado vasco, y más especialmente el arrastró física sector armamentísy m oralm ente tico, fue mostrando TAMBIÉN A a una autoridad que EUSKAL HERRIA respetaban pero de la que no se sentían deudores ni súbditos serviles.

La historia de la crisis del Imperio Es­ pañol, al que la sociedad vasca estaba vinculada por múltiples motivos, arrastró física y moralmente también a Euskal Herria. Los empresarios, que se sintieron traicionados en sus objetivos y fidelida­ des, no tuvieron más remedio que batir­ se en retirada, a veces siguiendo el mo­ delo de la burguesía castellana. De invertir en negocios produc­ tivos y modernos pasaron a asegurar sus bienes adquirien­ do bienes inmue­ bles. Los mercade­ res vas­ PULIMENTO DE cos, ya ESPADAS EN MUELA HIDRAULICA antes de la crisis pro­ vocada por la paranoica em­ presa de la

FABRICACIÓN DE PETOS PARA EL EJÉRCITO DEL IMPERIO

I

Gran Armada, habían Iniciado un camino contrario a su tendencia natural, trans­ mitiendo a sus hijos, en sus propios tes­ tam entos, claros mensajes de signo pesi­ mista al objeto de que desistieran de seguir la trayectoria de sus padres y ase­ guraran el porvenir de la familia volvien­ do a la tierra, en su doble sentido de sue­ lo productivo y patria chica.

Todavía en el siglo XVHI la industria armera vasca se mantenía viva. Sagrera Azpillaga recoge que a finales de este si­ glo trabajaban, entre Soraluze, Eibar y Elgoibar 235 cañoneros, 95 aparejeros, 331 llaveros y 104 cajeros, al objeto de "surtir al Exército de Su Magestad y particula­ res". Pero en 1865 el gobierno había su­ primido las Reales Fábricas de Placencia, hiriendo de muerte la otrora brillante in­ dustria. Este mismo autor confiesa, resu­ midos en una frase, los avalares sufridos por los armeros vascos: "Es digno de ala­ bar el gran espíritu empresarial vasco: lu­ charon, perdieron, ganaron, volvieron a perder y volvieron a levantarse para vol­ ver a ganar".

La historia vasca de las armas fue, ju n ­ to con la de la flota, la detonante de la triste retirada a que se vio obligada la so­ ciedad vasca por la absurda presión a que se vio sometida por las propias instancias destinadas a su apoyo y conservación.

Unos representantes reales incompeten­ tes, incapaces de entender el mundo de los negocios y, en definitiva, alejados de la dinámica que estaba transformando el signo de una Europa progresista, cerraron a los armeros vascos el paso para poder seguir las pautas de esta vocación euro­ pea de la que sentían formar parte. Esta actitud cerrada y ciega al progreso acabó, en el capítulo de la fabricación de armas, obligando a los artesanos vascos a refu­ giarse en la fabricación de armas para co­ leccionistas y en el arte de los grabadores, ámbito donde todavía hoy día dejan cla­ ras muestras del arte de sus antepasados.

J D S { ANTONIO U P I& ZU Especialista en h isto rie vesca del siglo XVI Los dibujos de Yulen labalets aparecen en el libro de J . 4. Azpiaiu 'Picas Vascas en fíandes' (Itartlalal

CASERIO MUSEO IG ARTUBEITl BASERRI MUSEOA

Un espacio para conocer la vida cotidiana del caserío guipuzcoano ambientado en el año 1630

G ipuzkoar baserrien eguneroko bizitza ezagutzeko gunea

V is ita s g u ia d a s S e m a n a d e la S id ra ;

p ro c e so de e la b o ra c ió n a rt e s a n a l (o c tu b re )

T a lle r e s d e a n im a c ió n (ju lio -a g o sto ) A b ie r t o de m a r te s a d o m in g o

B is íta g id a tu a k S a g a rd o A s te a : a r t is a u 'la n t z e p ro z e s u a (u r r ia )

A n im a z io t a ile r r a k (u z ta íla - a b u z tu a )

A s t e a r t e t ik ig a n d e r a z a b a lik

20709 E Z K IO -ITS A S O . (G ipu zko a ) ig a rtu b e iti@ g ip u z k o a .n e t - TI ; + 34 943 722 978 h ttp ://w w w .g ip u z k o a k u ltu ra .n e t/m u s e o s /ig a rtu

M

W .as

anem irenetxea Una estancia inolvidable Larrazobal, 16 B - 01400 LLODIO-LAUDIO (Álava) TFno.: 94 672 6 6 83 - Fax: 94 672 84 28 - Móvil; 656 7 0 66 46 E-fnoil: anemirenetxea9llod¡o.nel

www.llodio.net oiiwud«n FontdcAiM n

ArabKks r<»Mdundu

alavQ m ucho.m as.cerca g ro b o ask o z.e re .u fb ilag o

^

il

fc

-

d% t^nAd6H.

~

fa K L

u

Avda.Aiala. 3

9 09 36

»

AMURRIO

U8kalnet.net

V-vrkt» df«2tutiko / CDdôu!môi2ioiiilcÂtU€glt€nôttgukArmant ■ 6 «S X^niCmt, «kntgo con encanto î>c A K Í b XKO C X A K O ÍinA .

h<■\'/

OjR

X )R 0 2 1 ^ J g 3 b t i© Ä C 3 C * *

" p;n

“fiat 4,11,17,

Film lab ucen ^iMBtaTdTa ZINEBI^ Qrozkok.0 Musei>an^^aisaWeltó'20^90 etan

1 ^ 'Efeainárgn ^ a n /z p p ^ ^ ):

| ^ ; ^ j;S a h JusfíTEgOíia” ; ßp ouktoreen A z g k á eta Orozkoko TxakiO^ft».

it E ó iX r

Eèucrtc^bal^uéî^jM^tp^^

^"

J / //

Ü SEO I

^

Zaí>atúetM/!^d<Á'>ái;PO - 14:QÖ/17:Q0 -19?

'

^sL

•«,

i Domek^etajai<fan/0(>BM^^V<t5^ ÍtW X)- 1Í;0^

/ ! í '■V V ,r ■' Argrt>i^tek/lnu)nn*c!Í>rt^ '''■ • »R'w.oro?koudaia.ct>m,'] -------------- \ . , ■ ■ •■ ■ Ó N v ----------- -»T7

|. Zubiaur plua, 4 -4 & ^ Oroeko DOAKOVGRATUrrC

â&#x2013; *

Soraluze estreínako aldiz bisitatzen dugunean, ikusgarrien suertatzen zaíguna, bere kokapena da, Deba íbaíak indusitako haran sakon eta luze batean hondoratua eta mendiekin guztíz inguratua. Hala ikusí zuen P ascu al Madoz-ek ere, geroago Espaíniako ministroa izango zenak, bere herríen zerrendak prestatu zituenean 1845 eta 1850 urteen bitartean: "situada entre d o s m ontañas que p arece que se tocan".

Bere lan horretan, luze mintzatzen da bertako armagintza entzutetsuaz. Baína e z goialdeko mendí horiek mendeetan zehar izan dute berezkotasun magíkoaz.

MENDIALDE MAGIKO BAT

Kortazar ETAIrukurutzeta texto y fotos « FELIX

oraluze herrìaz hitz egiten dugunean, nahi barik, armagintza historikora bideratzen dira gure burutazioak. Bere jarduera ekonomiko horretatik datorkio 1989 urterà arte indarrean izan zuen izen ofizial handigura: Placencia de ias Armas.

Arestian esan bezala, haran sakon, ilun età heze batean kokaturik dago, bere arma-lantegiak Deba ibaiaren Indarraz baliatu behar zirelako. Harago joanda, esan daiteke duela mende bi arte, inor gutxi okupatzen zela nekazarìtzan età abeltzaintzan, batik bat, arma industrietan zutelako behialako soraluzetarrek ogibidea. Horrenbestez, XIX. mendearen hasieran lau gremiotan sailkatuak izan ziren bertako bizilagunak: txinpartari, kanoigile, aparailuari età kaxagileak, laurak bistan denez, armagintzari zuzenki lotuak.

Soraluzen, ikusgarria -e tà halabeharrez bisitatzekoa- da Erregeen Andra Ma­ naren eliza, euskal gotiko estilokoa età, bereziki, bere egurrezko arkupea ederra, zur landuan egina età hainbat irudirekin dekoratua. XV II. mendean Pedro Aldazabal izeneko arotz batek eginiko lan hura, egun, Monumentu Nazionala da.

Cure ibilbideari hasiera emateko, herriaren erdigunetik abiatuko gara, Ezozia auzora joateko. Bertan Ezoziako Andra Mariaren saindutegia dago, soraluzeta-

rren artean tradizio handikoa. Debozio hori oso agerikoa da, batez ere, Igokunde egunaren osteko igandean bertan ospatzen den erromerian.

Gertu età auzo berean. San Roke -bertakoek 'San RokeTxiki' derltzote- baseliza. Erdia Aroan sortua, 1545 urtean dokumentatzen da aurreneko aldiz.

Zementuzko bidè batek, Karakate mendiaren magalean dauden baserrien aldamenetik eramango gaitu. Horri jarraiki, età beti haran aidea eskulnean utzia, ekialderantz goaz Soraluzetik Kortazar -Karakate izenaz ere ezaguna- gailurreko antenara doan errepidearekin topo egin arte. Puntu honetatik aurrera, auto bat baino gehiago topatuko dugu, jendeak -baita mendizale askok ere- bertaraino eserita igotzea nahiago izaten dutelako.

Aparkalekuan bertan begiratoki panoramiko bat dago bistak eder età zabalak direlako. Albo batean, panel bat dago mapa batekin età horrek emango digu gure bidearen berri: PR GI-109 da.

Mendiaren gangarretik abiatuko gara, ekialderantz. Bidea oso nabaria da,galtzeko arriskurik gabekoa, età desnibel gutxikoa. Ezaugarri horiekin, erraz uler dai­ teke mendi hauek hain bisitatuak izatea.

Berehala, Gaztanbide lepora helduko gara età segituan, Akelarreko Haitzera.

Izen adierazgarri hori izan arren ez da sorginen inguruko kondairarik dokumenta­ tzen, ziur aski, denborak berak betiko galarazi zuelako.

Beste lepo txiki bat età, harago igo gäbe inguratuko dugun Pagomuneta muinoa. Bere bestaldeko lepoan Gizaburua izeneko harri bitxi bat dago, askoren ustez, Historiaurrean ezarritako monolito bat. Gertu, izen berdineko tumulua, jose Migel Barandiaranek 1920 urtean aurkitua.

Bideak gora età behera eramango gai­ tu baina, esan bezala, aldapa aipagarririk gäbe. Hórrela, mendi igoera bat baino esan daiteke paseo eder bat dela.

Han-hemenka agertuko zaizkigu Historiaurreko harri-multzoak eta trikuha-

■IRUKURUTZETA. CUENTAN QUE ANTIGUAM ENTE UN ANCIANO DE LEIZASORO (CASERIO DE BERCARA) SUBÍA TODOS LOS AÑOS. EL PRIMER DOMINGO DE MAYO. A LA CUMBRE DE IRUKURUTZETA. LLEVANDO UNA CRUZ EN SU SOMBRERO. CON ÉL IBA MUCHA GENTE. YA NO SE LIEVA NINGUNA CRUZ, PERO LA GEN TE MOZA CONTINÚA CELEBRANDO ANUALMENTE LA ROMERÍA. Q UE CONSISTE PRINCIPALMENTE EN BAILESY MERIENDAS' (J. M. BARAND1ARAN. 1972)

'**3 -r -

i

rrien aztarnak (Iruia, Atxolin, Atxolin txikia.Aizkoin...), arkeologiarako gune berezi batean gaudelako. Ez dakigu zergatia baina gure arbasoek mendialde hau hautatu zuten gure gizartearen lehen eraikuntza arkeologikoak -hilobiak dira batik bateraikitzeko. Ingurune hau aukeratu zuten beren hildakoak ehorzteko eta hórrela, euren zoriona behin-betikotasunez bermatzeko.

Ragadi txiki batera sartuko gara. Beherako albo-bídeak arbuiatuko ditugu, uneoro mendilerroari jarraitzeko.

Aldapatxo bat igota.Aizkoin eta Pagobedeinkatu tumuluetara iritsiko gara. Harago, bidearen ezkerraldean, zementuzko mugarri moduko bat, burdinazko gurutze bat dueña: Pagobedeinkatu izeneko toki miresgarria da berau.

Toponimoak ¡radokitzen duenaren kontra, ez dago pagorik. Eta ez da jakiten nondik edo zergatik jarri zitzaion izen hori, hau da, nolatan zen bedeinkatua behin batean bertan zegoen pagoa. Edozein modutan, badirudi berriz ere, leku honek historian zehar izan dituen berezkotasun magiko edo berezien isla déla. jóse Migel Barandiaranen (18891991) esanetan, izen berdineko beste toki "magiko" bat zegoen Bergarako Pagolamendi aurkintzan. Bertan, auzokoek zurezko gurutze bat ezartzen zuten urterò.

Egun horretan bertan apaiza eta auzokoak Pagóla etxera igotzen ziren eta, bertatik, baserri-aldea bedeinkatzen zen.

Cure Pagobedeinkatura itzulita, inguruetan bildutako informazioaren arabera, aspaldi, leku honetan otoitz batzuk egiten ziren gertuko Irukurutzeta mendian erromeria ospatzen zenean.

Esandako erromeria hori, Pagobedeinkatutik aurrerago aurkituko dugun zelai batean egiten zen. Bere inguruetan, trikuharri bat ez ezik, tam aina izugarriko monolito bat ere badago: Arribiribileta, herri ahoskeran, 'Arríbirileta'.

Aspaldi, entzute handiko erromeria egiten zen bertan. Hara joaten ziren Sora­ luze, Elgoibar, Bergara, Azkoitia eta ingu-

'"ilBlLey

CIZA BU RU A CA HARRIA. ATZEAN KORTAZAR MENDIKO ANTENA

I

ruetako erromes ugariak maiatzaren 3aren -San ta Kurutz eguna- osteko igan­ dean. Goizean meza egiten zen eta, arratsaldean, Pagobedeinkatu eta Irukurutzetatik bedeinkapen eta arao batzuk egiten ziren beheragoko etxe, lagun eta, batik bat, soroak, txingorraren arriskutik babesteko.

Beste batzuen esanetan, erromeria egun horretan Elosuko gizon bat igotzen zen hara zaidi baten gainean eta hiru buelta ematen zituen Pagobedeinkatu eta Irukurutzeta gurutzeen inguruan.

Jose Migel Barandiaranek ere antzeko zerbait bildu zuen (Jatorrizko testua gaztelaniaz dago; itzulpena gurea da): "Trikuharriaren aldamenean eta apur bat aldenduta proportzio handietako monolito bat dago, Arribiribilleta izenekoa.Trikuharriaren aldamenean dagoen zelai batean, erromeria bat egiten da maiatzaren lehenbiziko igandean. Gaur egun, erromeria horrek ez du erlijio kutsurik. Baina, dudarik gäbe, izan zuen behinola. Esaten dute, aspaldi, Lezarrisoroko (Bergarako baserri bat) gizon bat igotzen zela, maiatzaren

lehen igandean, Irukurutzeta mendira, bere kapelaren zintan, gurutze bat zeramala. Harekin batera Jende asko zihoan.

G aur egun ez da inolako gurutzerik eramaten. Baina gazte Jendeak urtero-urtero ospatzen du erromeria hau, batez ere, dantza eta janean oinarritua".

Ataungo apaizaren testuak aurreratu digunez,tamaina handiko monolito etzan bat dago, Arribiribileta izenekoa. Harri biribildua da, bere etimologiak iradoki be­ zala.

Hurbil, beste trikuharri bat, atzerago utzi dugun Naasikogoena izenekoaren tankerakoa. Harago eta belardi baten goiko puntan, gure helmuga: Irukurutzeta gailur ederra, bere 8 99 metroekin inguruetako puntu gailen eta garaiena dena.

Bertan Bergara, Azkoitia eta Elgoibar herrietako lurrek bat egiten d ute.Tontorrean, burdinazko hiru gurutze, bakoitzak herri horietako bat bedeinkatzeko ardura duela. Behin eta betiko babesa... Ezbairik gäbe, leku magikoa.

FEUX HU GU R UT2A

íe H R iU íM A -Y ^ L fn A OENBORAREN

ATEA

/

LA

PUERTA

DEL

TIEMPO

►IRUNA VELEIAKO ARKEOLOGI AZTARNATEGIRA BISITA GIDATUEN EGITARAUA ►PROGRAMA DE VISITAS GUIADAS AL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE IRUÑA VELEIA

ORDUTEGIA / H O R A R IO :^

astelehena asteartetik-ostiralera ¡ martes a viernes larunbat, igande eta jaiegunetan /

11h.-14h./16h.-19h.

11

www.veleia.com

945 40 30 44 (apiritaren letik-azaroaren le ra

del 1 de abril al 1 de noviembre)

Euskadi e¡ Boulevard

h .- 1 4 h .

ra d io v ito ria

Ari)t)4ko Foru A ld u n d íj

'

~é*

O ip u ljc io n Fo rai <tc A}«iva

i'- î

\ X

UN SANTO

MIL NOMBRES

En e l a r t íc u lo d el ú ltim o número de Aunia hablamos de Eneko y sus v a r ia n t e s , una h is t o r ia un tan to com plicada. En e ste caso hablaremos d el santo que más nombres ha te n id o , y t ie n e , en e u sk e ra , e l p i l a r de la i g le s ia c a t ó lic a y prim er obispo de Roma, llamado en l a t í n P e tru s y en c a s te lla n o Pedro.

tExto

« MIKEL GDRRDTXATEGI NIETD

fotos

« FELIX MUGURUTZA

fue uno de los discí­ pulos de Jesús, su más querido, y él fue el que eligió como su legatario. Al designar­ lo sucesor, Jesús dio un nuevo nombre al que posteriormente sería el primer Papa: ‘ "Tú eres Simón el hijo de Juan; tu serás llamado Pedro" {Jn 1,42). La razón de este cambio de nombre no es baladí.Tras él se encuentra la designación de Pedro como sucesor, tal como nos explica Mateo (16,18): "Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia". La palabra original que usó el Salvador fue Kephas (o Cefas) que en arameo significa 'piedra' o 'peña', y dio lugar al latín Petnjs a través del griego Reíros.

Como de todos es sabido, Pedro mar­ chó a Roma donde fue designado primer obispo. Durante su estancia en Roma hay un pasaje m uy conocido. Pedro, huyendo de la persecución de Nerón a instancias de la comunidad cristiana, marchó de Roma en busca de un lugar seguro. Nada más salir por la puerta de la Vía Apia se encontró a Jesús al que preguntó: — Quo vadis. Dom ine? (¿Adónde vas.

Señor?)

_____ aoiera/^ na-—

— Ven/o Romam ¡terum crucifigi (Voy a Roma, para ser de nuevo crucificado) Pedro comprendió su error y volvió a Roma arrepentido, donde fue crucificado boca abajo, a petición propia, por consi­ derarse indigno de morir como el Señor.

Su tumba está situada debajo del altar de la Iglesia de San Pedro de Roma.

Si preguntamos a cualquiera cómo se dice Pedro en euskera tendremos más de una respuesta, unos, sobre todo en el oc­ cidente del país, nos dirán /Cepa; en Goierri es posible que nos digan Pello-, más al oriente en Lapurdi oiremos Peio y Piarres.

Pero éstas no son las únicas formas. Si leemos a nuestros clásicos en euskera veremos que usaron Petrí, pero no sólo, también aparece Peri. Por si fuera poco nuestros autores también usaron formas propias de otras lenguas como la caste­ llana Pedro o la francesa Pierre. Éstas no son las únicas formas que se usan o han usado en euskera. Como nombre propio de persona en otras épo­ cas se han usado formas como Betiri, Petiri, Perutxo, Peruski, Peritxo... aunque las dos variantes más comu________________ _ nes en Euskal Herria han I sido las anteriormente \ citadas Petri y Perú.

En uno de los ro­ mances eusquéricos más antiguos que co­ nocemos, aparece Pe­ dro de Abendaño, la­ mentando la muerte de sus compañeros: Izarragatik gora eltzian josala jau n Perú Abendañoko... Pero el nombre en cuestión nos aparece en todas

fp lo , ’í

K I O Ã&#x153; 4 W N A C A MENDIA

partes, aun en los lugares en los que los vasco-hablantes usan la forma castellana San Pedro. Así el caserío que está enfrente de la ermita de San Pedro de Abrísketa en Arrígorriaga, probablemente la más antigua de Bizkaia, se denomina Jandoneperi, abreviatura de Jaun Done Peri. La facultad de Deusto está edificada en el lugar donde estuvo la torre llamada Doneperuaga. ¿Pero cual es la razón de esta abun­ dancia de denominaciones para un solo personaje?

El euskera no tomó el nombre del cas­ tellano, lo tom ó del latín Petrus. Al no ser el euskera lengua de ninguna administra­ ción el nombre eusquérico no fue fijado por la iglesia como ocurrió en las lenguas

de nuestro entorno y evolucionó li­ bremente dando lugar a este maremagnum.

Pero cuando parecía que ya no se podía liar la cuestión más lle­ gó el Santoral de Sabino Arana. A fi­ nales del siglo XIX Arana publicó un listado de nombres con la Intención de sacara nuestro Idio­ ma de su situación de marginalidad. En dicho santoral reco­ gió algunas formas populares pero en otros casos recurrió a los nombres origi­ nales, o al menos lo Intentó. En este caso partió del nombre arameo Khepa(s) y creó Kepa, uno de los nom­ bres que fue expresa­ mente prohibido por la dictadura en 1938: "los nombres de iñaki, Kepa, Koldobika y otros que denuncian Indiscutible significación separatista".

Cuando en 1976 se autorizaron los nombres en euskera junto a todos los anteriores aparecieron dos equivalentes más de este nombre, pero en este caso en lugar de adoptar un nombre de otro idioma se procedlo a traducir al euskera la palabra original, como antes se habia hecho al griego y a al latín, dando lugar a Harkaitz 'peña' y usando un nombre que ya se usaba en la Edad Media: Harri 'pie­ dra'.

M IKEL G D R R Q TX A TEB I N IE TD S e c re ta ria de la Co m isió n de O n o m á s tic a de Euskaltzsindia

!5 T

._

Konpronnezua Gure lurrarekin ^ ^ u - e esku b o 'ta g o gu?e lurrareri' e to rk iz u n a p u n ta k o tekno'ogia natu’'a -.'respetotzen d .ie '' gestio e rognkor ba< •e- es-.j'a H o j ocíta,JtZer he't-^'U gqnant;;t=üe;-,éTai<oa. ingu'urr'.sndrekri konprom eZ'xjo. g ure herriarekiko kono'OTiei’j a ,

r # .Ü - Z

-•» . ' j . .

a

; •*,v “

NIA r t£ [^ í i í i - Q S lu ad ó entre Jordania e Israel, el Mar Muerto se denomina así porque la altísima salinidad de sus aguas -la mayor del m undo- no permite ningún tipo de vida. También por efecto de la sal la flotabilidad es extraordinaria, siendo práctica­ mente imposible hundirse en su s aguas.

En la fotografía, la lectora ma­ drileña Rocío Sanz lee AUNIA “sentada" sobre sus aguas.

tJtb D j ^ J j í ñ ^ / í

etzak Suscíipciones Haípideízak Suscíipciones Harpidetzak Suscnpciones Hai

www.aunia.org^ suscripción

’.'C* i V

barrua/E stado ■ ■

HARPIDETZARAKD DATUAK / BD

A tz e r r ia /Extranjera

SUSCRIPCIDN

Izena / Nombre.

Helbidea / Direcciún PK / CP............................ Herria / Poblaciún.......................................................................

Herrialdea / Provincia............................................................................................................

T elefo n o a/T eléfo n o ...............................................................................................................

B-posta / e-m ail....................................................................................................................

Q Harpidetza adierazitako zenbakiarekin (hori barne) hasi nahi dut / Deseo suscribirme a la revista Aunia a p artir del número (incluido): □ 15 - □ IB - □ 17 .

Drdaintzeko modua / Forma de pago D

Banketxea / Entidad b a n c a ria ..........................................................................................

Kontuaren jabea / Titular da la cuanta..............................................................................

n jjji Q

.....................................................................

Qrdaindu den banketxea / Ingresa realizado en: □ C A JA LA B D R A L...3D 35 D245 II 245IDQG5IG □ BBK................. 2 0 9 5 0 5 6 9 ID 9 ID 4 4 8 8 7 I5 □ VITAL KUTXA .... 2 0 3 7 D22I 57 0 1 0 4 5 2 8 5 9 0

AUNIA ■ Tarrea, IB - GI4DB LUIADNDD ■ Tb I. 9 4 5 891 97G ■ E -m ail: in fn ® a u n ia .o rg • w w w .au nia.n rg

m

TXINPARTAK Revísta de (a Asociación de Amigos del Museo del Hierro de Legazpí

AUTOR

EDHA« Burdiñola Elkartea

E D IT A «

c o K T A c ro

MIL AÑOS DE VIDA EN EL POBLADO BERON DE LA HOYA (Uguardia) « Armando Llanos Diputac. Foral de Álava 9 € /50 págs.

« burdÍñolaelkartea@euskalnetnet

Son ya muchos ios años que Burdiñola Elkartea lleva traba­ jando por la cultura, empeñada en inves­ tigar y difundir los valores patrimoniales de Legazpi, con todo lo que supone de esfuerzo colectivo el atender diversos fren­ tes en los que están dando un verdadero ejemplo de saber hacer. Su actividad está cen­ trada en la metalurgia del hierro, en la recupe­ ración del patrimonio local, en la realización de estudios históricos y en la divulgación cultural.

Buena prueba de ello es la presente revista, una publicación en la que aparecen, además de las actividades del grupo, pequeños artículos sobre historia, patrimonio y etnografía. / V / A / ’ ,/>7

Se trata de una guía del yacimiento y del museo de La Hoya, de la mano de •■ “ tí' ; ' • su director de excavaciones: Armando Llanos, quien conoce mejor que nadie lo que la historia escribió en cada palmo de terreno de este mágico enclave, lugar de paso de cantidad de grupos humanos que circulaban a lo largo del Valle del Ebro. A pesar de ello, se nos recuerda que sólo el 16% de toda la super­ ficie total del yacimiento ha sido excavada.

Son abundantes las fotografías y los dibujos que ayudan a un sencillo pero preciso texto para llevarnos de viaje por aquellos primeros tiempos de ocupación en el Bronce Final (s. XIV a.C.) hasta su abandono en el Hierro Final e incluso en momentos prerromanos.

ELiPOBLAO O B E R C S ' DE ¡ . í wCrA

LA SOMBRA DE LANZURI AUTOR EDITA «

« José Luis Urrutia Abra (Ttarttalo argitaletxea) / 584 págs. / 26 € / c é h i r o « Novela Histórica

Con esta novela, José Luis cierra las andanzas de Elias de Aldama, serie que arrancaba en 2001 con la primera novela ElAyalés, seguida de Los caminos de Elias (2002) y Tan lejos de Ayala (2003). Una serie de cuatro que se ha dilatado en el tiempo, pero que finalmente llega a su cita con un público ávido de saber por fin qué ocurre con Elias.

En esta novela, el joven protagonista parte rumbo hacia el sur, hada el leja­ no Reino de Granada, donde participa en la guerra de reconquista contra los moros. En su obsesión por salir de Ayala y conocer el mundo, Elias deja atrás Burgos y Castilla, y se adentra en tierra de musulmanes, donde vivirá, sufrirá y madurará en las batallas de la guerra y también en las de la vida. Sus aventuras y desventuras, el conocimiento de otra cultura y de otra forma de vivir, marcarán su carácter y su forma de percibir el mundo, pero la sombra de Lanzuri, su caserío de Ayala, siempre permanecerá presente en él.

José Luis Urrutia cierra aquí la saga de los Aldama, una familia campesina de Ayala que hunde sus raíces en los banderizos que asolaron aquellas tierras, todavía con un poso aventurero y guerrero que perdura sobre las diferentes generaciones de Aldamas y que se encarna en el joven Elias. Sin duda, un buen broche final para una buena y bien contada historia. Gracias Urmtia por habernos dado tan gratos días de lectura.

MUNIBE (AntropoLogia-Arkeilogia) Homenaje a Jesús Altuna (3 voL)

LA CERÁMICA MEDIEVAL EN EL PAIS VASCO (siglos VIII-XIII)

EPnA«t Sociedad de Ciencias ARANZADI CONTACTO u idazkaritza@aranzadi-zientziak.org

AUTO R«

De algunas personas se puede decir que, debido a su labor, se lo merecen todo. Sin duda, Jesús Altuna es una de ellas, y su trayectoria científica y >rofesional en el ám)ito de la Prehistoria, y más concretamente en el campo de ta Arqueozoología, así lo avala, todo un paso en el conocimiento de nuestro pasado más remoto.

Tres gruesos tomos han sido necesarios para recoger las colaboraciones de tantos estudiosos en diversas materias como han querido estar )resentes en este sincero homenaje a una de os nombres con mayúscula de nuestra ciencia.

Un total de 198 autores de 14 países nutren las 1500 páginas de los tres volúmenes con más de un centenar de artículos sobre Paleon­ tología, Arqueozoología, Antropología, Araueología, patrimonio arqueológico y arte, cada uno con su correspondiente traducción al inglés.

Todo un conjunto de aportaciones imposible de reunir de no haber sido por la relevancia del homenajeado.

José Luis Solaun Bustinza E o n A « Gobierno Vasco y Universidad del País Vasco / 26 € / 422 págs. / Incluye CD (versión electrónica) El presente volumen no es sino el resultado de la tesis doctoral del autor, publicado en las dos lenguas oficiales de la CAV. Dentro del Grupo de Investigación en Arqueología de la Arquitectura de la UPV / EHU, al que perte­ nece Solaun, surgió la necesidad de dotarse de unos "instrumentos" cronológicos bien contrastados que sirvieran de indicadores y posibilitaran efectuar aproxima­ ciones cronotipológicas fiables con e material cerámico. De hecho, es la cerámica uno de los indicadores más abundantes en todos los yacimientos arqueológicos, por lo que, haber logrado una fiable datación de sus distintas tipologías permitirá, por fin, realizar propuestas interpretativas con cierta solidez y avanzar, por lo tanto, en el ámbito de la investigación de la Alta y Plena Edad Media. Un trabajo oportuno y muy técnico, imprescindible para medievalis­ tas e interesante para ceramistas.

MONTAÑA ALAVESA. COMUNIDADES Y PASTORES Revista OHITURA N** 11 (Estudios de Etnografía Alavesa) AUTOR « EDtTA u

José Antonio Glez. Salazar Diputación Foral de Álava y Seminario Alavés de Etnografía / 15 € / 400 págs.

Este buen sacerdote afincado en Zuia, miembro de los grupos Etniker y del Alavés de Etnografía y colaborador de la Comisión de Ono­ OHirüR*^ Seminario mástica de Euskaltzaindia, es uno de los grandes etnógrafos que ha dado el Territorio de Álava. En el presente trabajo describe la organización del territorio en la comarca de la Montaña Alavesa desde el punto de vista de la economía pastoril, actividad de suma importancia en dicha comarca a través de los siglos. El recuerdo de parzonerías y comunidades no se ha borrado todavía de la mente de sus habitantes, a pesar de que el liberalis­ mo trabajó por desintegrarlo en beneficio propio. Este cura-etnógrafo ha buceado en multitud de archivos y buscado la ayuda de los vecinos de los pueblos para llegar a reconstruir las mojoneras que. en otro tiempo, tanto se preocupaban de vigilar, acompañados de un escribano. En suma, un tra­ bajo importante por la luz que arroja sobre el conocimiento de las antiguas formas de organización territorial que desde la Edad Media han llegado hasta nuestros días.

^

Si quieres conseguir alguna de estas publicaciones haznos el ingreso correspondiente (ver n.** de cuenta en la página 139 ) con tu nombre y comunícanos a qué dirección deseas que te la enviemos.

AHITUTA AGOTADA»

Estelas: la s piedras que hablan Rappet en el Salto del Nervión I La cueva de Mariazulo I Castañas y enceras i Perderíka Belaustegigoltla I UrduAa: la ciudad y la memoria

El retorn o d e l lobo La sierra de Amila I La torre de Mariaka I Santxotena I La Petronila I Robert Laxait I El roble de Atxondo I Santa María del Yermo

U meteorologia en el Alto Nervión La ciudad romana de Iruña-Veleia

1 El bacalao I Los banios de Orozko I El empedrado de St° Tomás de Zeberio I Ara de Cordeliz

AHITUTA AGOTADA

Hesuy Junt» luprts tridkioniles deleuniófl Centenario det monumento delTxariazo I )ose Paulo Ulibarri I Avestruces I Contaminación lumínica I Menhires en Corbeta I Elpintor Joaquín Barbara

Cum bres de l A lto N ervión Geología de Corbeia I Minas de Baranbio I Madres Agustinas de Artziniega I Arqueología medieval en Lendofte I La gota fría I La patata

B olatoki: e l Juego de lo s bolos Etnografía de las raquetas de nieve

1 Cuevas artificiales en Álava I Graffiti n>manos en Sálvada I El ojrandero de Katuxa I la tone de Artziniega

A I l H U TTAA 4 /AGITADA

y

z

.

loberas: vestí{iw de una lucha milenar» Pico del fraile y Naranjo de Sulnes } Neandertales en A)dor I El chocolate I C o M Ia de San Roque de Laudio I El castillo de Orduña

Etimologías: los nombrts h i versión original ...........

5_T “ r í i í - H

Jesús de C alind« I Batalla romana Kuartango I Barrenadores I Ferreria de El Pobal I Trashumancia en la Tierra de Ayala I El bonito

Tiem de/yila: piso hacia Compostela LajuderíadeVitoria I Nombresde pila I El barrio deAldama lA ra la rla nita de los gentiles I Los puentes de Bilb^ I Intxaur-saltsa

í 'J

■ »

1

X

A H iT ifrA AGOTADA

1

H

-

:

'■

0

El santuario rupestre deA ren au Bnjjasy lamias en Laudio I Túnel de SanAdiián I Historía del lince en Gorbeia I Arbitrios y fielatos i lacercadeVillaño I Loscaracoies

Vikin gos en Euskal Herria El árbol Malato I Hospital de San Antón I Las murallas de Ordjña I LaPistiade Domaikia I Anboto, ruta por Atxondo > Pastelerías y confiterías en Bilbao

Ritos funerarios en Euskal Herria Emiitasjuraderas I El balneario de Orduña en el XIX I Gorbeia, el medio subtefráneo I Minas en Arditurri I Aiako Harria I El hongo tmfa

U teja, usos tradicionales Laudio, tradición tejera I losTxistus Gancedo I El Badády I Murales en Murueta I El puente Bizkaia I Agotes i Eljamón I Eneko,litigo,Ignazioeta l^ki

Tram pas de caza Ayaia:Aha Edad Media I Garrastatni, paseo por Gorbeia I Sa^delosArbide I Perrería deTorrelanda I Pastor centenario I Casas de sidra I Carrafa de Orozko

--------- También puedes leer A V N iA en las bibliotecas d e:---------Agurain (AR) Am urrio (AR) Aramalo (AR) Arantzazu (Bl) Arraia-M aeztu (AR) Artzíniega (AR) Asparrena (AR) Astrabudua (Bl) Azkoitia (C l) Azpeitia (C l) Barakaldo (Bl) Basaurí (Bl) Bastida (AR) Bermeo (Bl) Bllbo-Aldundia (Bl) Bilbo-Begoña (Bl) Bilbo-BIdebarrieta (Bl) Billar (AR) Donostía-Koldo M itxelena (Cl) Donostia-Udal Patronatua (Gl) Dulantzi (AR) Elgoibar (Cl) Elorrio (61) Eltziego (AR) Erandio(BI) Errenteria (Gl) Eskoriatza (Cl) Foru A rtxibategia (AR) Casteiz-EHU/UPV (AR) Casteiz-Sancho el Sabio (AR) Caubea (AR) G orliz (Bl) Guardia (AR) Cueñes (Bl) Hernani (Gl) Hondarribia (Gl) laiña Oka (AR) lurreta (Bl) Kanpezu (AR) Karrantza (Bl) Lantaron (AR) Lantziego (AR) Laudio (AR) Legutiano (AR) Leioa(BI) Leza (AR) Lezo(CI) M oreta (AR) Mungia (Bl) M uskÍz(BI) O ion (AR) O kondo (AR) Ondarroa (Bl) O ñati (Cl) Ordizia (C l) Puentelarra (AR) Santurtzl (Bl) Sodupe (Bl) U rduliz (Bl) Urduña (Bl) Urizaharra (AR) Urkabustaiz (AR) Zalduondo (AR) Zula (AR)

\

Á \/

Á

/ A

z

CUENTOS VASCOS. PINCELADAS LLODIANAS AUTOR« G orka Urquijo (1 8 9 5 -1 9 6 6 ) PR ÓLOGO «

David Río Raigadas

PRIMERA E D IC IÓ N

« Junio 2 0 0 5 / 8 0 págs. / 3 €

Un total de 15 cuentos componen la obra original de Gorka, circuns­ critos casi exclusivamente al medio rural del Llodio de mediados del siglo XX, resultando una imagen literaria muy romántica del llamado mito rural vasco, en el que se idealizan las formas de vida tradiciona­ les del País Vasco de entonces, a la vez que se rechazan los modelos urbanos que iban surgiendo en cada uno de nuestros valles. El cariño liacia su pueblo y el humor hacen acto de presencia en cada una de los relatos, perfectamente analizados y comentados en la introducción que David Río nos presenta a modo de necesaria explicación para compren­ der mejor las lecturas que más tarde nos esperan.

U Y I N D A S D E l A C ASA DEM AUAKA Y O T M » POEM A S o >¿£d c i o s

LEYENDAS DE LA CASA DE MARIAKA Y OTROS POEMAS INÉDITOS A U TO R «

Luis de Lezannay Urquijo (1 8 2 6 -1 8 9 9 ).

PRÓLOGO Y

coM ENTARíos A I O S T E X T O S « ju a n jo Hidalgo

PRIMERA E D IC IÓ N « Junio 2 0 0 3 / 60 págs. / 2 € Son nueve poemas breves, más el épico dedicado al Fuerte Mariaka y otros dos relatos en los que el protagonista es Fabián de Mariaka, perso­ najes de leyenda adscritos a la casa-torre del mismo nombre.

JOSÉ PAULO ULIBARRI (OKONDO. 1755 - ABANDO, 1847) EUSKAL H IZTECIA - DICCIONARIO VASCO A U TO R

« Patxi Calé

PRIMERA E D IC IÓ N

Z

« Diciem bre 2 003 / 144 págs. / 3 €

Con esta obra se pretende acercar al investigador y al público en general una parte de la obra de Ulibarri, aquel euskaltzale nacido en el Okondo del siglo XVIll. El trabajo de Patxi Calé ha consistido en transcribir y pre­ sentar de manera ordenada el pequeño diccionario recogido en la obra epistolar de Ulibarri, el Gutunliburua, acercándonos un total de 3274 palabras en un euskara del s. X I X , procedentes de sus lecturas y conver­ saciones, lo que supone un testimonio lexicográfico nada desdeñable.

I Á A \ Á

V

A

Hipotecas a 20, 30, 35 4 0 ... y hasta 50 anos.

Hasta ei 100% del valor de tasaciĂłn y sin avales

te van a echar de casa

b t > K

como tĂş quieras

I CITAEN lAPIAVA

Playa d e a g u a d u lc e d e G a ra io . Vitoria-Gasteiz-

Pasear, bañarte, tom ar el sol. pescar, navegar... En la playa de agua dulce de Garaio lo tienes to d o para disfrutar de

e*ì

h 'o fc j t4né ó ih

un día de lo más salado. Porque en Vitoria-Gasteiz, tienes una cita veraniega.

r * l

Congnas|t1ijnno H a r n iU n a u ite V it e rl* r lc-S S aassttlt t t lt

AyunurntAAto A IA * ! v itO tlA

C*

5T E I Z

de Viiori«-GM t«<{ Vitorit-G astM ko ù d à ìl

® 945 161 598 ■vw w v.vitoria-gasteiz.org/turism o

t