AUNIA 31

La sombra del Rey Sol en Bergaf-á^,’>v:¡ La batalla de Andagoste

Glandes de plomo' pafà d^^e^^^

romano

C/Ledesma 10-bis. 2“ - 48001 BILBAO Tel: 94 435 5119 - e-mail: bio@banoa.com

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XiiikUn^, Kashmir. Yiintn.., Tibel, XeptI, BhuNn. U Indii: del Nortf, Ciphrmira. Sikkim. inMMá aMIMii del F.stf, dri Sur... ^ MIIMiil SMJUKntl44tti¿ Srilinki.

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Iran, Tajikistin.

Armenia y Georgia, Sìria Jordania, 000111^* Yemen e l5la de Soeolra. . MMNiL Omán y Dubai, mmimd ili^ipto. Ciifl el Kebir. wmm*. m iU h L Marrueeos, MIUCmMCt» NMUU-><|j.

Sur de Argelia, Xi¿er Tenere y (ierewol, Libia.

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Malí y Burkina Faso, Sene¿,aÍ.

To^o, (íbana y Renini, ' Camerún.

Con^o, Namibia, Botswana, Ruta del \ilo, 'MiMil Norte de Sudán, HMMi^ ntnsHii ¡Etiopía y Danakil, SUIUKBtt 44N«.

Tanzania, Mozambique.

Mada¿asear, Islas Comoros.

Canada, Sr Alaska. P.N. EEUU, Ku(a Ma>'a, {íuatemala.

Cosía Rie», Venezuela, Colombia,

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Brasil y Amazonas, Bolii'ia, Perú, Pata¿onia, Nueva Zelanda...

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N uevo ejemplar de A U N IA , con una cadencia que de nuevo se relaja y simplifica el transcurso de las estaciones anuales que han sido la pauta de nues­ tros pasos hasta hace poco.

Aun así, somos conscientes de que, con la perspectiva del paso del tiempo, nuestro tra­ bajo será enjuiciado y valorado por su calidad y no por la cantidad de números publicados por año. No es difícil editar mucho si se recurre a temas "de siempre" y si se tratan de una manera somera, contando lo que todo el mundo sabe.

Pero nuestro estilo es otro; no el de recorrer rutas clásicas y señalizadas, que para eso ya existen infinidad de publicaciones, sino el de intentar abrir nuevas vías. Sólo y sólo así puede entenderse que presentemos nada menos que tres artículos dedicados a una de las armas más simples pero a su vez certeras y mortíferas que han conocido nuestras tierras: los glandes de plomo. Tirando de su hilo viajamos por el paraje inhóspito de Andagoste, en Kuartango, en donde estos proyectiles fueron usados en abundancia en la más antigua guerrilla que conocemos. Trataremos asimismo del uso o incluso de la fabricación de aquellos proyectiles de honda, con las curiosidades que todo ello conlleva.

Otras páginas de la revista han sido entintadas para darnos a conocer los usos de unas plantas, tan comunes en la Llanada alavesa, que hasta allí acudían desde lejanos reinos a recogerlas.

Crecían en unos pueblos con una organización administrativa hoy arcaica, la de los concejos, y que con todas sus curiosidades, han llegado como fósiles del pasado hasta los días que vivimos.

O las vicisitudes, no muy conocidas, que concurrieron en la vida de María Díaz de Haro. O para enseñarnos a ver más ^ allá de eso que nos aporta la mirada al flamante edificio que preside la plaza San Martín Agirre de Bergara. O...

Porque es esa del descubrimiento de nuevas dimen­ siones en elementos comunes y conocidos, la fuente de la que queremos beber. Hasta emborracharnos y así sentir la euforia desmedida que da el conocimiento de nuevos horizontes.

Visto así, poco importará lo que un número de la revista haya tardado en ver la luz, sino el aporte realizado a quienes con incondicional fidelidad nos siguen. Porque AUNIA nunca ha pretendido ser una publicación de un momento: preferimos hacer obras de todo momento. Artículos que leídos hoy o dentro de varios años tengan la misma actualidad.

Y es que, refiriéndonos a la cultura, preferimos encender una vela que maldecir la oscuridad. Porque para eso ya tenemos las armas; para cuando sobran dicha cultura y todas las muestras de humanidad. Como sucedió en aquella cruel e injusta batalla de Andagoste, en la que fulminantes piezas de plomo pusieron fin a tantas vidas cargadas de ilusiones. No lo olvidemos: el mejor escudo contra cualquier tipo de ataque siempre será nuestra sabi­ duría. Es liviana para su transporte y nunca la habremos olvidado en el momento de necesitarla. Eso es así en el pasado, en el presente o en el futuro. Y es que hay conceptos sobre los que no hay que tener en cuenta el paso del tiempo...

Altor Larrea, de Caldakao, vestido de hondero del ejército romano, se dispone a lanzar su proyectil de p lom o

N.» 31 Zk UDAZKENA Xavier AJbcrdi. JavÍCTAlonso.

Mana Brancas. I-^itín GuadaJajara Altor Iriane, José Antonio Ocharan t!arl(K Rilova, Jase Antonio Solazar Ayto /uazo de Kiianango luanjo Vivanco )• Cxjhors Prima C^allka Dig yTaJ Audiovisuales

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6 Proyectiles de honda en la batalla de Andagoste ]osÉ A n t o n io O c h a r a n

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20 Fabricación de proyectiles de honda

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30 Proyectiles de honda especiales

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40 Los concejos en Álava ]osÉ A n t o n io Sa l a z a r

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110 Nuestras publicaciones

62 Notas sobre dos plantas tóxicas en la llanada alavesa del siglo XVI ] A V iE R A

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74 María Díaz de Haro y las señoras de Bizkaia M

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(Barinaga) rmita de Santa Marina de illoro (Barinaga)

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Herrian Santa Mañe esaten diote herriko arkitektura-lan honi.

Estaitzeko sisteman, koroan eta kanpaien dorrean antzeman daitezkeen zurezko arkitektura lanetan datza eraikinaren aberastasuna. Itxuraz homogeneoa badirudi ere, garai ezberdinetan egindako hainbat obra bilduta eraíkitako lana da.

Conocida popularmente como Santa Mañe, se trata de una obra de arquitectura popular que concentra su mérito en los trabajos de arquitectura lignea que presenta en el sistema de cubrición, coro y torre de campanas. Aunque aparentemente homogénea, es el resultado de la acumulación de obras diversas realizadas en diferentes épocas.

Aide zaharrenak XVI. mende hasierakoak dira.

Beranduago, egoki jo zuten Erdi Arc amaierako teilatu harroen kopia den gurutzeria-ganga bat eranstea.

Kanpaien dorrea Domingo Gandiagak eraiki zuen, 1639an. Horretarako, zaharberritu ostean ikusgai geratu diren bi atalak elkarren gainean ezarri zituen. Mahaiburuan Barroko garaiko erretaula bat dago Santa Marinaren irudiarekin.

Irudia zaharragoa da, 1550 urte ingurukoa eta erdiko horma-hobia okupatzen'du.

HELBIDEA: Markina-Xemein (Barinaga auzunea).

Markinatik Elgoibarrerantz abiatuko gara.

Etxebarriko hirigunera iristean eskuineko desbiderapena hartuko dugu Eibarrerantz, eta errepide horretan zehar Barinaga auzunera iritsiko gara.

BISITEN ORDUTEGIA: Normalean zabalik egon ohi da.

Las partes más antiguas, se remontan a comienzos del siglo XVI. En una etapa posterior se consideró conveniente añadir la bóveda de crucería, réplica de las techumbres flamencas de fines de la Edad Media.

La torre de campanas fue construida por Domingo de Gandiaga en 1639, con los dos cuerpos superpuestos que ahora luce, tras su reciente restauración.

En la cabecera hay un retablo barroco con la imagen de Santa Marina, más antigua, de hacia 1550, que ocupa el nicho central.

LOCALIZACIÓN Y ACCESOS: Markina-Xemein (barrio de Barinaga).

Desde Markina tomaremos dirección a Elgoibar.

Al llegar al centro de Etxebarria nos desviaremos a la derecha, dirección a Eibar y esta carretera nos llevará al barrio de Barinaga.

HORARIO DE VISITAS; Normalmente se encuentra abierta.

HURBiL DAUDEN BESTE TOKIINTERESGARRI BATZUK: MARKINA-XEMEIN MARKINAKO MONUMENTO MULTZOA.

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JASOKUNDE ANDRE MARIREN EUZA, ARRETXINAGAKO SAN MIGEL 8ASELIZA. ETXEBARRIA ANTSOTEG! ETXEA ETA C U .

MUNIBE JAUREGIA. IBARGUENGARAIA.

r O T f t O S LUGARES DE INTERÉS CERCANOS: MARKINA-XEMEIN CASCO HISTÓRICO OE MARKINA.

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IGLESIA DE SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN. ERMITA DE SAN MIGUEL DE ARRETXINAGA ETXEBARRIA CASA Y PERRERÍA DE ANSOTEGI. PALACIO DE MUNIBE. HÓRREO DE IBARGÜEN.

PRO YECTILES DE H O ND A EN L A iW k L L A

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texto y fo to s« JOSÉ ANTDNID OCHARAN

A finales de diciembre del año 1997, y com o consecuencia de unas obras de conducción hidráulica, se halió en el término de A ndagoste del pueblo de Jokano, perteneciente al municipio alavés de Kuartango. la huella material de lo que fue escenario de un cam po de batalla entre legionarios romanos y tropas indígenas.

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La presencia de tropas romanas en el Valle de Kuartango se documenta en tomo al año 38 a. C. y viene dada por las monedas halladas en el yacimiento. Se trata, al día de hoy. de la primera constatación de romanización en Euskadi, y en ella, cerca de 1.500 soldados romanos fue­ ron derrotados por un ejército indígena bien organizado

Recreación de la película sobre la batalla de Andagoste en el valle de Kuartango. En primer témnino reconstrucción de la empalizada del campamento o uallum cam pam entol, documentada en la excavación arqueológica y que, curiosamente aparace en el reverso la moneda conocida como Numonius Voala, acuñada en el año 41 a. C.

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SegĂşn la interpretaciĂłn que se hace de la batalla, los soldados romanos fueron atacados por sorpresa por los indĂ­genas de Kuartango y, al parecer, derrotados

Monedas de Numonius Vaala

na^ta/ese momento se hawa s^u esto que la romanización del PaíSpWÉÍsco había sido pacífica, como había ocurrido en Navarra desde las Guerras Sertorianas {82-72 a. C.). Sin embargo, el hallazgo de Andagoste nos indica que en territorio alavés se luchó contra Roma, como sucedería diez años más tarde en territorio Cántabro-Astur (Guerras Cántabras, 29-19 a. C.).

La fecha aproximada de la batalla vie­ ne dada por las 38 monedas halladas en dicho escenario durante la inter­ vención arqueológica, las cuales indican una fecha posterior a las guerras civiles entre César y Pompeyo (49-44 a. C.). La ma­ yoría son acuñadas en cecas del Valle del Ebro. La ceca de Celse -actual municipio de Velilla de Ebro, en Zaragoza-, principal abastecedora de numerario al ejército romano en Híspanla, es la más representada, con siete de ellas

Sierra d e Baciaia (1.038 m.)

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escritas eri alfabeto ibérico, una bilingüe en alfabeto ibérico y latino, y otra más que lleva en alfabeto latino la inscripción de Colonia Lápida, denominación que se impuso a Celse tras ser castigada a perder su nombre por el apoyo dado a Pompeyo, aunque lo recuperaría ocho años más tarde. A estas nueve monedas se le pue­ den añadir las dieciséis -quizá haya dos que sean monedas oficiales- de anverso Jano y reverso Proa de nave, supuesta­ mente acuñadas en Celse por orden de Sexto Pompeyo.

La moneda de Colonia Lápida (44-42 a. C.) y la similitud del numerario hallado aquí con otros campamentos europeos, llevan a considerar el año 38 a. C. -con un margen de dos o tres años- como fe­ cha del enfrentamiento.

Entre las piezas halladas de carácter militar -flechas, dardos de balista, punta de pitum- destacan los glandes, unas piezas de plomo de unos 30 a 50 gramos de peso que se lanzaban con honda y

Sif;rra tie A rkam o (1.187 m.)

que podían ser mor­ tales para quien su­ friera el impacto. Hasta el descubrimiento de Andagoste sólo se había encontrado uno de estos glandes en el País Vasco, hallado por el padre J. M. Barandiarán en las proximidades de la actual Ikastola Olabide, en VitoriaGasteiz, y referenciado en la Carta Arqueológica de Álava con el número 3434. En Andagoste han sido 115 los glandes hallados en el transcurso de la intervención arqueológica.

Es un número de glandes totalmente inusual en el norte de Hispania. De he­ cho, para el período conocido como Guerras Cántabras (29 a 19 a. C.), en los diferentes lugares y asentamientos que han sido prospectados y excavados, y en los que ha podido constatarse un asedio o enfrentamiento armado -El Cincho, La Loma, Monte Bernorio, Espina de Gallego o La Muela entre otros-, con siete legio­ nes operando durante unos diez años en

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Cam po d e batalla d e Andagoste

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toda la zona, sólo se ha encontrado un proyectil de glande en el Campo de las Cercas, el lugar más septentrional de los enfrentamientos cántabros, a la vista de la bahía de Santander. Quizá esta abun­ dancia de glandes en Andagoste nos esté indicando que, al finalizar oficialmente la República Romana (27 a. C.), el empleo de honderos en las filas romanas pudiera haber caído en un cierto desuso -no de manera total- debido a algún tipo de re­ ordenamiento del ejército que descono­ cemos en buena medida.

Algunos glandes hallados en el sur de la Península, principalmente los proce­ dentes de las guerras civiles, tienen sím­ bolos o letras que permiten identificar la unidad o al jefe militar; otros tienen grafiti de tono burlesco u obsceno inscritos a punta de cuchillo por los soldados y destinados al enemigo. En Andagoste, sin embargo, son todos anepígrafos.

La mayor parte, o quizá todos los glandes de Andagoste han sido termina­ dos de fabricar manualmente, sin la utili­ zación de moldes bivalvos. En la fotografía general se presentan 113 de estos glan­ des, de los que los más claros muestran el color que tenían cuando fueron encon­ trados, mientras que los más oscuros son aquellos que han pasado ya por un proce­ so de restauración. Se ha procurado que presenten la cara más desfavorable con el fin de resaltar la zona en que fueron mar­ tillados para conseguir una cierta sime­ tría. Así, podemos ver el característico “ombligo" que presentan los martillados, y otros que presentan una cara plana sin retocar. En este sentido, establecer una ti­ pología sobre piezas de acabado manual, es bastante subjetivo, pero sí podríamos definir seis tipos diferentes.

En el mapa se refleja el lugar donde fueron hallados los glandes. Cada cua­ drado tiene diez metros de lado en la realidad. Los lados de la defensa romana son de 93 m. x 102 metros. Las activida­ des humanas -cultivo de las tierras prin­ cipalmente- y los fenómenos naturales

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Colección de proyectiles de honda (imagen superior) y puntos de ballesta y flecho (imagen inferior) recuperados en el yacimiento de Andagoste

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-ciclogénesis explosiva del 15-16 de febrero del año 1941, con vientos de 196,7 km/h según regis­ tro del observa­ torio del monte Jaizkibel- sobre el medio no culti­ vado, han hecho que algunas de las piezas ha­ lladas en el contexto arqueológi­ co hayan sido desplazadas desde su lugar de origen al cuadrado contiguo, como se ha podido comprobar en algu­ nas piezas partidas que se complemen­ tan entre sí.

La prolongación del núcleo de com­ bate hacia el este, en forma de pasillo, hace que uno de los proyectiles de glan­ de no esté representado en el mapa, ya que fue hallado a unos 70 metros al este del cuadrado en color rojo y a más de 500 metros del extremo superior de la defensa romana.

La situación en el yacimiento de las piezas encontradas -más de mil- indica que se luchó dentro del recinto fortifica­ do romano y que éste no sirvió para con­ tener el ataque Indígena. Las piezas forman una especie de reguero o '‘pasi­ llo'’ en sentido este, es decir hacia la sali­ da más cómoda, lógica y cercana del valle, que nos muestra la dirección por donde se retiraron los romanos, hostiga­ dos aún por los indígenas. Por el contra­ rio, una masacre hubiera provocado un rastro de huida en forma de abanico, tal y como se constata en la batalla del bos­ que de Teutoburg contra los germanos.

La situación de los glandes, que dibu­ ja una zona central casi exenta de ellos, y el hecho de existir un sólo pasillo de reti­ rada -que no de entrada- parece indicar que los romanos pudieron abandonar la zona de batalla manteniendo un cierto orden a pesar de la derrota sufrida.

JOSE ANTONIO OCHARAN URRDNDO Arqueólogo y descubridor de la batalla de Andagoste

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PR O YECTILES DE HOND

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texto« EMIUQ GUADALAJA

Es frecuente hallar en vitrinas de m useos unas piezas de pequeño tamaño, poco m ás de una almendra, fusiformes, que dan en llamar proyectiles de honda o también glandes. Se atribuye su autoría a las culturas prerromanas y fueron los baleáricos los m ás diestros en su lanzamiento.

Cuentan que llegaron a ser reclutados como fieros mercenarios por romanos y cartagineses, llevando su fam a por todo el imperio.

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La honda ha llegado j *

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tal cual a nuestros días y ha sido herramienta de trabajo habitual en el mundo p a sfS ri^ o lia t, recordemos, fue abatido por David de un certero tiro con su hon­ da. Pero, ¿qué grado de efectividad te­ nían en la guerra? y ¿cómo pudieron fabricarse estos glandes?

En primer lugar y partiendo de la simple observación de las piezas, cabe decir que no existen dos proyectiles idénticos, aunque sí pueden darse unas características generales en las que en­ trarían la mayor parte de ellos. Así, el ta­ maño de los glandes puede llegar hasta los seis centímetros por su eje mayor, su peso hasta los setenta gramos, y el ma­ terial en que están fabricados suele ser plomo, aunque también podemos en­ contrarlos de cerámica, e incluso en can­ tos de piedra tallada o ligeramente acondicionada para mejorar su aerodiná­ mica y convertirse en un buen proyectil.

Si tomáramos una docena de ellos provenientes de un mismo arsenal, vería­ mos también que no fueron sacados de

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un molde único, ya que presentan diferen­ cias apreciables. No suelen aparecer en ellos huellas de rebabas, lo cual podría in­ dicar un proceso de fabricación diferente al que tenemos en mente, es decir, lejos del molde convencional. Pero el plomo lí­ quido ha de caer en algún tipo de molde o receptáculo donde poder solidificar ¿Cuál podría ser éste? Vayamos por partes.

Calentar y fundir plomo es empresa sencilla, basta un recipiente a modo de crisol fabricado en bronce, hierro o cerá­ mica, y un simple trípode de piedras como soporte de apoyo.

La arena ligeramente húmeda es un buen recurso para recibir el plomo líquido.

De ahí la idea y la necesidad de disponer de un cajón de madera lleno de arena que por efecto del agua se ha conseguido mu­ llir. El hueco dejado por un palo aguzado servirá de cuenco y también de molde so­ bre el que verter el plomo fundido. Pero, ¿es posible sustituir la arena por barro crudo? Categóricamente no. El contacto directo de una sustancia a unos doscien­ tos grados con la arcilla húmeda provoca una súbita pérdida de agua en forma de vapor. Ese vapor escapa a presión por el hueco y es capaz de propulsar gotitas de plomo con el consiguiente peligro para el operario. Además, el cilindro de plomo así obtenido adquiere el aspecto del queso, y no sirve como proyectil Si la propia arena tuviese un grado de humedad excesivo actuaría como la arcilla y por tanto sería igualmente inútil para lograr el objetivo de fabricar un buen glande.

La escayola o el yeso, conocidos des­ de antiguo, puede recibir algo caliente sin peligro, pero el problema es el des­ molde, o dicho de otro modo, cada glan­ de necesitaría de su molde correspondiente, por lo que la fabrica­ ción de proyectiles se complicaría y dila­ taría excesivamente en el tiempo.

La cerámica tampoco resuelve el pro­ blema pues aprieta el plomo por efecto de la dilatación/contracción y resulta poco menos que imposible extraer la pie­

Hondero balear

za sin romper el molde. En cualquier caso, por muy bien que se ajustasen las valvas del molde siempre dejarían resquicios y surgirían légañas en el proyectil. Se ha de partir siempre de una premisa fundamen­ tal: en tiempo de guerra es precisamente el tiempo lo que apremia. No cabe derro­ charlo, y tampoco deben malgastarse materiales ni recursos humanos. Hay que probar otros métodos.

Pero volvamos al hueco dejado por la punta de un palo en la arena húmeda. En poco menos de veinte segundos el plo­ mo aún caliente habrá solidificado y po­ drá extraerse con facilidad con ayuda de unas tenazas. Ahora sólo queda formar el proyectil a partir del pequeño lingote obtenido con un extremo afinado.

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Id En el yunque se acondiciona la punta resultante

Glandes de plomo. Museo de Krakow

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En cuestión de maleabilidad -posibili­ dad de fabricar láminas- o ductilidad capacidad de hacerse hilos- el plomo no tiene rival. Golpeando repetidamente el lingote con el martillo sobre la arista de un yunque puede obtenerse el otro extre­ mo aguzado por estrangulamiento. Se ha conseguido una pieza fusiforme. El lingote de diez centímetros dará para fabricar otros dos glandes y en todo ello no se in­ vertirán más de quince minutos de traba­ jo real. En ese periodo además se habrá conseguido fundir y fabricar dos o tres ba­ rras nuevas listas para ser martilladas.

Una vez concluido el proceso, tan solo quedará, si se tiene costumbre, aña­ dir algún tipo de marca a la pieza y el símbolo del dios. Quizá fuera ésta una forma de encomendarse al divino, pues está claro que si bien el soldado pone la maña y la fuerza en el tiro con honda, ha de ser el dios quien ajuste la trayectoria hasta impactar en el punto vulnerable del cuerpo del enemigo.

Pero aún quedan aspectos que des­ pejar: ¿De dónde se extraía el plomo? ¿Qué efectividad tenía el glande como objeto arrojadizo?

En la península se localizan las princi­ pales minas de galena -sulfuro de plo­ mo- relacionadas con los minerales del zinc, sobre todo en Sierra Morena -

Linares y La Carolina- o Cartagena.

Nadie duda de que pudieran haber sido explotadas desde el calcolitico. La meta­ lurgia del plomo, amén de su toxicidad, no requiere de complicadas tecnologías, pues basta un hueco en el suelo y fuego.

Tiene sentido pensar en la existencia de un importante comercio, intensificado en época romana, ya que no se concebía ninguna conducción hidráulica sin el plo­ mo para la fabricación de tuberías.

En cuanto a la efectividad y contun­ dencia del golpe dado por un proyectil de glande es indudable. La densidad del plo­ mo supera en más de tres veces a la dura piedra de cuarcita. Esto significa que desde el punto de vista físico el proyectil de plo­ mo acumula tres veces más energía que un guijarro del mismo volumen, lo cual se traduce en otras tantas veces más de ca­ pacidad de penetración. Pero además, si el impacto se produjera por uno de sus ex­ tremos aguzados, el poder se multiplicaría en relación con cualquier forma esférica.

Sólo así puede entenderse la forma de bicornia -dos cuernos- de un glande, una peculiaridad con múltiples ventajas.

El proyectil en su trayectoria da giros y rotaciones que aun siendo desordena­ das e imprevisibles, le hacen adquirir una inercia que se traduce en otra fuerza su­ plementaria. No es igual el impacto de algo regular como una esfera que el gol­ pe de “respabllón" de un cuerno. Un bo­ omerang es más contundente y cortante por su volteo que una bola de acero lan­ zada con la misma fuerza.

Es seguro que nuestros antepasados no entendían de leyes físicas. Sólo les movía la intuición y experimentación, fa­ cultades sobradas para cultivar el arte bélico. Sus huellas pueden seguirse en las vitrinas de los museos. Sus hazañas, pue­ de que exageradas, aparecen descritas por los clásicos, y un simple proyectil "habla" si se le sabe escuchar.

EHILID GUADAUUARA Experto en reconstrucciún arqueológica / Profesor de EE.MM.

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PR O YECTILES DE H O ND A

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ta j< AITGR IRIARTE KORTAZAR fo tD s « JUANJO HIDALGO

A unque la inmensa mayoría d e los proyectiles de honda en piorno que se recuperan en el registro arqueológico fueron indudablemente fabricados siguiendo el procedimiento descrito por Emilio Guadalajara, también aparecen esporádicam ente glandes producidos por otros métodos, com o son los glandes fabricados a m olde y los glandes fabricados por m étodos de emergencia.

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Los proyectiles que

Glandes de emergencia de plom o realizados con dedo

presentan sobre su superficie inscripcio­ nes v/o figuras en relieve, únicamente piitfieroh ser producidos vertiendo el plomo fundido en un molde. Las raras partes de moldes bivalvos recuperadas, de bronce o arcilla cocida, permiten ates­ tiguar suficientemente su empleo.

Constaban de un conducto central del que surgían ramificaciones en "espina de pez", cada una de ellas terminada en una cavidad con la forma del futuro glande, lo que permitía obtener varias piezas en cada colada.

Las inscripciones, grabadas en nega­ tivo sobre el molde, aparecían después sobresaliendo de la superficie del glan­ de. Habitualmente recogían el nombre de la unidad militar, de un oficial o del comandante del ejército, invocaciones a la diosa Victoria, exhortaciones a la bue­ na puntería del hondero o insultos -a veces muy subidos de tono- al enemi­ go-

Glandes de plom o con fomíia de dedo recién extraídos de la arena húmeda

Recientemente se ha expuesto la teoría de que estos proyectiles no esta­ rían pensados para ser lanzados con honda y serían, en realidad, munición para pequeñas catapultas. Su autor adu­ ce que, además del gran peso de algún espécimen -hasta 500 gramos- que lo haría impracticable para la honda, hu­ biera resultado un derroche para las au­ toridades de la época costear semejante alarde de técnica para abastecer a las unidades de menor categoría de su ejér­ cito.

Esta hipótesis, aunque atractiva, está todavía lejos de ser demostrada y no hay que olvidar que la mayoría de los glan­ des de plomo con inscripciones en relie­ ve fueron producidos durante el período helenístico -desde el siglo IV a. C. hasta el cambio de Era, aproximadamente- y que los antiguos griegos a menudo pri­ maron los aspectos estéticos y de presti­ gio sobre cualquier consideración práctica.

Las unidades militares, acuarteladas o en campaña, llevarían consigo reservas de municiones. Pero en situaciones ex­ tremas, como un asedio, cuando esas re­ servas de proyectiles arrojadizos se fueran agotando, era necesario tomar medidas de emergencia.

En el caso de los glandes de plomo, está claro que, teniendo suministro de plomo y arena húmeda para fundir, era posible seguirlos fabricando aún durante un asedio para reponer los que eran arro­ jados al enemigo.

Un ejemplo arquetípico es el del fuerte holandés de la localidad de Velsen -Castellum Flevum-, donde su guarni­ ción romana fue atacada por los indíge­ nas frisios cuando se rebelaron en el año 28 d. C. contra sus ocupantes. El ataque tuvo varias oleadas y los defensores, que cada vez se veían más apurados, se vie­ ron obligados a simplificar progresiva­ mente el proceso de fabricación de los glandes.

Reconstrucción ideal dei fuerte romano de Castetium Flevum. en v e /s e n (Holanda)

Glandes de plom o realizados con molde y decoración en relieve

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En los primeros momentos los pro­ yectiles lanzados se fabricaban según lo descrito por mi amigo Emilio Cuadalajara en el artículo que an­ tecede. A medida que la presión externa aumentaba, los asediados comprendieron que los 37 segun­ dos que costaba fabricar un glande con sus dos extremos martillados eran un lujo que no se podían permitir. La pri­ mera simplificación que adoptaron fue dejar sin tocar el extremo que ya resulta­ ba puntiagudo por corresponder a la punta del palo usado para hacer las im­ presiones en la arena, y sólo martillar el opuesto, con el consiguiente ahorro de unos diez segundos por pieza. Como las cosas no mejoraban, fue necesario acele-

Colección de glandes de plom o de urgencia recuperados en velsen

rar aún más el proceso, y los glandes se utilizaban tal y como salían de la arena, sin retocarlos. Incluso, en la última fase del ataque, se prescindió del palo, y los "moldes" se confeccionaban simplemen­ te introduciendo un dedo de la mano en la arena...

La arena húmeda enfría bastante la superficie exterior de los glandes y éstos se podían fundir y utilizar en sólo 17 se­ gundos, o menos, si se humedecía el cuero con que estaba realizada la bolsa de la honda.

El fuerte de Velsen comprendía un anexo, además del recinto principal.

Durante el asedio el anexo cayó en ma­ nos de los atacantes, los frisios, como se desprende de la gran cantidad de glan­

des recuperados de su interior. Por lógica, sólo se dispara hacia donde están los enemigos. Así, mientras el perímetro de­ fensivo de un recinto se mantenga in­ quebrantable, todos los disparos de los defensores se dirigirán forzosamente ha­ cia el exterior, pero una vez producida una brecha, comenzarán a producirse disparos por dentro hacia esa zona vul­ nerable. Si no se consiguiera taponar tal rotura, la totalidad del cercado se con­ vertiría en zona de combate. Por tanto, la presencia de glandes en una zona con­ creta del recinto interno de Velsen de­ muestra que, temporalmente, los indígenas consiguieron abrir en él una brecha. Aún así, los soldados romanos consiguieron aguantar hasta que fueron

Ensayo de fabricadón de glandes de emergencia con dedo en arena húmeda

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rescatados por una fuerza de socorro y abandonaron el fuerte apresuradamente, sin poder siquiera sepultar dignamente a sus compañeros muertos.

Esta "lectura" de un asedio a través de la dispersión de los proyectiles de honda invita a reflexionar sobre la inter­ pretación que sus excavadores han dado a los hechos de la batalla de Andagoste, en el valle de Kuartango, recientemente inmortalizada en un documental. En Andagoste no se llegó a terminar, apa­ rentemente, el recinto del campamento temporal. Precisamente es en la zona "trasera", que quedó abierta, donde se recuperaron glandes dentro del períme­ tro defensivo. Es evidente que los ata­ cantes descubrieron y aprovecharon ese punto débil. Sin embargo, la ausencia de glandes dentro del único ángulo finaliza­ do del recinto, junto con la evidencia de Velsen donde sabemos por el historiador

Tácito que los frisios fueron incapaces de tomar el fuerte, invitan a ser pruden­ tes acerca de si los indígenas no fueron también aquí repelidos. En ese sentido, es también muy interesante comprobar que la mayor parte de los proyectiles parezcan dibujar un "halo" a cierta dis­ tancia de las defensas finalizadas, como si los soldados romanos hubieran lanza­ do una salva de glandes a los atacantes cuando se pusieron a tiro y estos no hu­ bieran seguido avanzando por ahí hacia el recinto. Es evidente que, en caso con­ trario, no se habría producido ese extra­ ño vacio de proyectiles, ya que los defensores, lógicamente, hubieran segui­ do disparando a sus enemigos según se fueran acercando más y más a sus lí­ neas.

AITDR IRIAItTE KDRTAZAR Arquitecto y experto en reconstrucción histúrícs

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Cuadrilla de Alara Eskualdea Campanarioexentode5anJuandeQuejana-Kexaa(Aiara) Fernán Pérez de Ayala era un recién llegado de Toledo dispuesto a continuar con el linaje del que se sentía heredero. Construiría enseguida el palacio torreado de Quejana, y un convento para monjas dominicas que adosaría a la vieja iglesia de San Juan, parroquia del pueblo. El templo había quedado perfectamente integra­ do en dicho conjunto, pero el acceso al mismo tenía lugar desde un patio porticado situado al interior, por lo que debió ser necesaria la realización de un campanario exento extramu­ ros, cuyos toques de campana pudieran ser escuchados con total claridad por los vecinos de la aldea.

Tanto Fernán Pérez como su hijo, el Can­ ciller don Pedro López de Ayala, o su nieto, pudieron haber mandado construir esta obra entre el último cuarto del s. XIV y principios del s. XV, El campanario, visto desde el con­ junto monumental, se encuentra al otro lado del puente y al pie del camino principal, con el que linda en su flanco norte. Se realiza en bue­ na piedra de sillarejo calizo, acarreado desde

alguna cantera de la Sopeña, quizá desde el cercano pueblo de Lujo, de larga tradición de canteros. Mantiene sus dos arcos de campa­ nas de estilo gótico, ligeramente apuntados, con su escalera exterior y acceso desde el lado sur, enteramente de piedra y acusada pendiente. Todavía pueden verse y oírse sus dos buenas campanas fechadas, según ins­ cripción. en 1668, y destinadas a la parroquia de San Juan.

Tuvo tejavana en su parte delantera, apoya­ da sobre postes de madera, y un tejadillo en el remate de los arcos para evitar que se moja­ ra el responsable de tocar. Su fachada norte, visible desde el camino de entrada, presenta cierta decoración a base de pequeños azulejos de formas cuadrangulares y tonos verdosos, embutidos en la piedra quizá por especialistas toledanos traídos por los Ayala para trabajar en su nueva residencia. Sin duda, acostumbra­ dos a la combinación de cerámicas, ladrillo y piedra por influencia mudéjar, se atrevieron a proponer aquí este juego de brillos y matices.

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En el Territorio Histórico de Álava se han conservado hasta nuestros días ciertas viejas instituciones. Entre ellas hemos de destacar la organización y funcionamiento de los concejos de las aldeas. Los concejos alaveses son las viejas anteiglesias de los territorios hermanas, hoy engullidas por la fuerza arrolladora del desarrollo ferrón e industrial que fue repoblando y ocupando el espacio del territorio.

CUADRO QUE RESPRESENTA LA ELECCIÓN DE CARGOS CONCEJILES EN LA IGLESIA JURADERA DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL DE VITORIA-GASTEIZ

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Se convocaban a re­ pique de campanas, y acudían los representan­ tes de las cinco cuadri­ llas: la Sopeña. Lezama, Amurrio, Llanteno y Okondo. integradas a su vez por 36 núcleos de población que se regían por el Fuero, redacta­ do por primera vez en tiempos de don Fernán Pérez de Ayala. Allí, en el día de San Miguel, eran elegidos los nuevos cargos: cinco alcaldes ordinarios, cinco dipu­ tados regidores y dos personeros, un síndico procurador, un tesorero y un fiel de fechos. Vo­ taban los cargos salien­ tes y para ello se utili­ zaban unas papeletas llamadas cédulas que se introducían en unos cascabeles que. a su vez. eran introducidos en un cántaro de cobre.

La mano inocente de un niño sería la encargada de extraer cada cascabel con el voto.

El nombre de “anteiglesia" le viene del lugar donde se realizaba tajunta o reunión de los vecinos. Era el portegado o pórtico que cubría el cementerio que rodeaba la iglesia parroquial de cada aldea, en época medieval, como vemos hoy día en iparralde. Hoy todos los pueblos de Álava, tienen un edificio o sala de concejo, pero todavía hay gente que recuerda concejos celebrados en el pórtico de la parroquia. Sobre todo repasando la vieja documentación comprobamos como describen el lugar de celebración de estas juntas convocadas a campana tañida en el pórtico de la iglesia. Incluso indicando que el sitio era el "cimiterio". Dando a entender que en el cementerio, ante los antepasados o junto a ellos seguían velando y trabajando por mantener y acrecentar la herencia recibida de ellos. Es curiosa en este sentido la junta de monte que se celebra en Urkabustaiz en un túmulo que se conoce con el sugerente nombre de Berbita.

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CASERIO DEAPERREGI. ZUIA

lava nos ofrece un variado cli­ en los pueblos de Álava predominaban ma y paisaje. No es la misma poblaciones de diez a veinte vecinos, y Álava en la tierra baja de que muy pocos de ellos superaban la Ayala o Aramaio que en los treintena. Ciertamente, en el transcurso valles altos al sur de Gorbeia de los siglos, y a excepción de las villas, o de Urkilla, o en las cuencas de los las ríos aldeas han mantenido un reducido Zadorra y Ayuda, o en las comarcas altas vecindario. de la Montaña Alavesa o Rioja Alavesa.

No en todos los territorios se ha produ­ cido la misma evolución o desarrollo. Las e rx e A , La c a s a condiciones externas y la voluntad de sus habitantes nos han dado la organiza­ ción variada que hoy vemos, reflejo de p o D e c n o s O e c iR q u € en la socie­ una decisión de autogobiemo del pueblo dad alavesa, la primera institución social -democracia en estado puro-y no resul­ ha sido lo que se conoce como la fogue­ tado de una imposición externa como ra, casa -etxea en lengua vasca-. La fo­ refleja el uniformismo al que cada vez guera hace referencia al hogar y al lote más nos tienen acostumbrados. de leña que anualmente se asignaba a Hasta el día de hoy, nuestros pueblos cada una de las casas o familias que for­ han tenido un reducido vecindario. Ya en maban parte del pueblo. La casa poseía el documento del año 1025, conocido un espacio compuesto de varios elemen­ como la Reja de San Millán, vemos que tos, de los que el principal era el edificio

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de la casa, con la planta baja para cobijo del ganado -cuadras-, el primer piso o habitáculo de las personas, el desván o granero y el trastero. Junto a la casa es­ taba la cabaña, con la planta baja para almacén de leña, hoja para la cuadra y apeos agrícolas, y un piso superior o sobrecabaña para guardar la paja y la hier­ ba, por lo que en algunas partes se le conoce como salgetegi.

Cercana a estos edificios se encontra­ ban la era para trillar la miés, una finca conocida con el nombre de rain, rein o herrén -según las comarcas- para ex­ pansión del ganado, y un trozo de huerto para plantar la hortaliza. Todo ello cerca­ do y protegido por un cierre o pared. En Zuia a este conjunto se le solía añadir el edificio del horno, independiente de la casa, y un hoyo conocido como sastobi, donde se echaban la ceniza y la basura.

Este conjunto formaba el espacio de la casa en buena parte del Territorio Histórico. Pero el paisaje urbano de Álava no es homogéneo en absoluto. Mientras en el norte las casas se encuentran sepa­ radas y relacionadas por caminos for­ mando barrios con nombre propio, en el sur están agrupadas formando calles, protegidas a menudo por una muralla. Su espacio se completa fuera del casco ur­ bano, donde se concentran las eras con su correspondiente cabaña para las he­ rramientas. que en el caso de Villaverde de Lagrán es conocido el conjunto con el nombre de larríntza.

Se protegía la casa con el correspon­ diente ramo del Domingo de Ramos y cruces en dinteles de puertas y ventanas, amén de crucecitas de madera clavadas en la entrada del hogar y cuadra de los

EN TIEMPOS DE JUAN II SE REDACTORON DIVERSAS ORDENANZAS PARA EL GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN DE ÁLAVA. RECOPILADAS EN CUADERNOS QUE FUERON REVISADOS POR ENRIQUE IV Y CONFIRMADOS POR LOS REYES CATÓLICOS, EN LA IMAGEN ORDENANZAS DE LA HERMANDAD DE ÁLAVA Y LA CONFIRMACIÓN DE CARLOS V

animales. Otros rituales tenían lugar en el fogón de la cocina, verdadero centro de la vida familiar, y en todo este esce­ nario, los miembros del hogar participa­ ban en las diversas tareas que aseguraban el mantenimiento y conti­ nuidad de la unidad familiar: cría de ga­ nado, cultivo y recolección de las cosechas, cocción del pan, colada de la ropa, matanza anual del cerdo y prepara­ ción de sus carnes...

eL COM ce] o c a O a c x s x ct>akjC>a un representan­ te a las juntas del concejo, que es el se­ gundo escalón en la organización social y política de la población. El concejo ges­ tiona y resuelve las cuestiones que afec­ tan ai conjunto del pueblo, incluidas todas las actividades del común, pero no era asambleario, sino representativo, ya

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que acudía un miembro de cada casa. Estaba presidido por el regidor y dos vocales, pero las decisiones se toma­ ban teniendo en cuenta la mayoría de los votos emitidos por los vecinos parti­ cipantes en dicha reunión del concejo.

El espacio que correspondía al go­ bierno del concejo se componía del te­ rreno de cultivo y del monte dehesa. Los terrenos de cultivo recibían distintos nombres según las zonas, así, en Zuia era conocido como barruti, mientras que en la Montaña Alavesa se denominaba co ­ será, y tenían que estar cerrados, espe­ cialmente en los errepides o caminos que lo cruzaban, para evitar la entrada del ganado y los posibles daños.

Otras tareas del concejo pasaban por mantener limpios los ríos y acequias en evitación de inundaciones, cuidar las de­ hesas o coteados y organizar el trabajo de veredas para beneficio del pueblo, una labor para la que se convocaba a todos los vecinos -"ir de vereda”- y que con­

sistía en el arreglo de los caminos de uso comunal. En Camarra Menor re­ cogimos el curioso nombre de ausobiarra con que se conocía esta tarea.

Otra labor del concejo consistía en cuidar de los inmuebles del pueblo, ta­ les como el molino -si éste no era de particulares o viqueros-, la escuela, la iglesia, el frontón, el juego de bolos, etc.

La protección de todo el término y espacio físico de estas aldeas há estado presidida por ciertos rituales que, a duras penas, se han podido mantener en algu­ nas de nuestras poblaciones. Nos esta­ mos refiriendo al tradicional "mayo", el árbol sagrado que, traído desde el bos­ que por los mozos, se ponía de pie en un espacio público del pueblo. Todavía per­ vive el “mayo" de San Vicente de Arana.

Otros rituales de protección nos acercan a la Cruz del Pañuelo, en Maestu, hasta donde acuden las mozas casaderas de la población con un pañuelo bordado que cuelgan de los brazos de una cruz de pie­ dra, o al chopo de Agurain que plantan en la noche de San Juan para bailar y cantar alrededor del tronco y trepar por éL También queda el recuerdo de la ben­ dición de las cruces del día tres de mayo en las afueras de los pueblos, incluso ciu­ dades como Vitoria-Casteiz, donde he­ mos conocido la Cruz Blanca y la Cruz Verde, esta última cerca del campo de Arana. Otra práctica protectora era el re­ pique de campanas conocido como "Tintirulo" o “Tente Nublo”, desde la Cruz de mayo hasta la Cruz de septiem­ bre. con el fin de alejar las perniciosas tormentas veraniegas de los campos sembrados por los agricultores del pue­ blo. Pero, también se acudía en rogacio­ nes a los santuarios próximos, con la obligación de asistir a la procesión de un miembro por cada casa, cuya falta era castigada por el concejo.

PINTURA EN PERGAMINO DEL ARCHIVO MUNICIPAL DE BERNEDO RESPRESENTANDO UN CONCEJO DE LA HERMANDAD

TEXTO Y MACHETE DEL JURAMENTO QUE EL PROCURADOR GENERAL DE ÁLAVA TENÍA QUE REALIZAR TRAS SER ELEGIDO. Y DEBlA DECIR: "CON ÉSTE ME QUITEN LA VIDA. Si NO HICIERA TODO LO QUE CONVIENE PARA LA DEFENSA DE ESTA CIUDAD Y SU JURISDICCIÓN."

I^ g r o d a k i D a C) e L T C R c e R g s c a L ó m en ta organiza­ ción de la tierra lo constituye el grupo de pueblos que componen la Hermandad, Tierra o Valle. Cada pueblo enviaba su re­ presentante al Concejo de la Hermandad.

Las 53 hermandades alavesas solían es­ tar compuestas por varios pueblos, aun­ que ocho de estas hermandades estaban constituidas por uno sólo, algunas ya desaparecidas como las de Larrinzar y Bellojín. Este escalón de la organización es el que presenta más variedad, debido a que unas dependían de realengo y otras de señorío, contando cada una con sus propias ordenanzas. Estudiándolas podemos ver cómo algunos de los ofi­ cios o cargos públicos eran ya nombra­ dos por la autoridad o señor, con la consiguiente pérdida de protagonismo por parte del pueblo y, con ello, de los valores democráticos habidos.

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e L C U A RT O e s c iL L ó K j de la organi­ zación del Territorio Histórico de Álava lo constituían las Juntas Generales, donde tenían su representante cuarenta y cinco

de las cincuenta y tres her­ mandades que componían la provincia, obligadas a en­ viar su procurador. Solo las ocho hermandades que tenían un solo pueblo estaban dispensadas de enviarlo, debido a su escaso ve­ cindario. La fórmula para la elección de procurador va­ riaba de una hermandad a otra.

En los cargos de los dos últimos escalones de la organización de la tierra es donde el carácter democrático aparece más diluido, ya que en el nombramiento de cargos intervenían de manera activa los señores o representantes reales. De hecho, históricamente, quienes han ejerci­ do los cargos han sido miembros de fami­ lias poderosas y de gran solvencia económica, tal y como recogen una y otra vez las ordenanzas en sus reglamentos de cara a establecer las condiciones que ha­ bían de cumplirse para acceder a tales cargos y que, sin duda, los mismos que los ostentaban se encargaban de introducir para asegurarse el control institucional.

A cada grado de organización le co­ rrespondía un espacio territorial. El con­ cejo es el espacio más democrático, porque arranca de abajo, del pueblo, y sólo se le rinden cuentas a él, mientras que en las hermandades y juntas apare­ cen ya agentes externos -señores y re­ yes, o sus representantesque intervienen de forma directa en las elec­ ciones de cargos e, incluso, en la supervi­ sión de las ordenanzas.

JDSE ANTONIOSAUZAR Mistoriador y sacerdote de Oomaikia

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i HISTORIA DE UNA IGLESIA DE BERGARA ENTRE LIMA Y VERSALLES (1628-1699)

^Merece la pena visitar la plaza Quienes no hayan pasado alguna vez por la plaza mayor de Bergara, fal vez no sepan encontrar una respuesta a esa pregunta, pero los que hayan participado en una visita guiada a esa zona del casco histórico, seguramente no dudarán en responder que sí. Lo mismo que quienes, por su cuenta, se hayan situado en el centro d e la plaza y hayan mirado más allá d e él, de los coches aparcados y de

FA C H A D A D E L R EA L SEMI NARI O D E B EU g A B A

san Martin A<^irre de Ber^^ara? los bergararras que lo cruzan, arriba y abajo, de camino a sus asuntos, y hayan visto las casas señoriales y afiligranadas que lo bordean y, quizás, lo más importante de todo el conjunto, la fachada del Real Seminario de Bergara, con su arkupe o pórtico, y frente a él, levantado como un gigante que desafía a otro gigante, la casa del Ayuntamiento con su propio soportal.

sos visitantes saben, en efecto, que hay muy buenas razones por las que tomarse el trabajo de ir hasta la plaza San Martin Agirre de Bergara. Y aquellos que no hayan hecho aún ese viaje, deben saber que allí se encontrarán con un fenómeno prácticamente único, no sólo en el País Vasco, sino también en Europa, pues el gran conjunto de edificios públicos exis­ tentes unos frente a otros en esa plaza, es la otra cara del espejo de un palacio fa­ moso y sobradamente conocido, edifica­ do en las afueras de París por Luis XIV hace unos 300 años. Nos estamos refi­ riendo a Versalles.

Y ahora que. sin duda, habremos con­ seguido llamar su atención, trataremos de explicar cómo es posible que, en esa plaza de San Martín Agirre, se encuentre, nada menos que la otra cara de ese gran palacio de Versalles.

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LQ hora del capitán A N D R É S DE MADARÍAGA

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La dilatada vida de Andrés de Madariaga, iniciada en el año 1628, no parecía nada fuera de lo común, al me­ nos durante sus diez primeros años. Era hijo de Joan de Madariaga. un adminis­ trador de bienes de Bergara. Lo que hoy consideraríamos un hombre de clase acomodada. Acaudalado, bien situado, vecino con voz y voto en aquella comu­ nidad, pero con unas perspectivas de vida más bien apacibles, sin muchas po­ sibilidades -o deseos- de embarcarse en aventuras extraordinarias o en nego­ cios de resultados azarosos. Desde lue­ go, hasta 1648 nada parecía indicar que aquel niño, hijo de un hombre cuyas mayores emociones se limitaban a su gran afición a los asuntos de faldas, fue­ ra a echar por tierra los planes de Luis X IV para dominar Europa y, a través de ella, el Mundo.

Así fue hasta que uno de sus tíos, to­ cayo suyo para más señas, Andrés de Madariaga e Yturbe, se ocupó de que hi­ ciera carrera en América, en las minas de plata que mantenían en marcha la eco­ nomía mundial en esa época. Primero estuvo en el cerro de Potosí -actual Bolivia-, sirviendo de oficial mayor en las Arcas Reales, controlando el mineral pre­ cioso que salía de ese yacimiento.

Después, hacia 1651, heredó una verda­ dera fortuna de otro de sus parientes, muy bien instalado en Lima. A partir de ahí te fue fácil acceder al Consulado de Comercio de esa ciudad peruana y des­ pués a una de las cuatro sillas de conta­ dor del Tribunal de Cuentas. Desde ella, a partir de 1674 y hasta su muerte en 1699, el capitán Madariaga aumentó su fortuna y se encargó, sistemáticamente, de frustrar los planes del rey SoL Cuatro años después de ascender a ese puesto en lo que, en esos momentos, era el corazón financiero del Mundo, cos­ teó -y consiguió ver culminadas- las

obras de la iglesia de los jesuítas de Bergara. Logró así materializar el gran proyecto urbanístico del famoso arqui­ tecto Lucas de Longa, consistente en crear una plaza acotada entre la gran fa­ chada porticada del ayuntamiento y la de la iglesia. Precisamente, el edificio que aún hoy día se puede ver oculto tras los soportales del Real Seminario, obra reali­ zada en el año 1866 a resultas del pro­ yecto del arquitecto Manuel de Lascurain.

Afortunadamente, esta reforma del edificio y de la plaza en el siglo XIX con­ siguió un conjunto arquitectónico de lí­ neas limpias que aún envuelve y sugestiona desde la magnífica fachada del Real Seminarlo a cuantos atraviesan la plaza, manteniendo así la verdadera esencia del proyecto monumental del capitán Madariaga en el siglo XVII, pa­ gado en su mayor parte con dinero pro­ pio. Se trataba de recordar la magnificencia, el poder y la grandiosi­ dad de quienes después de sostener una

larga guerra de más de treinta años iniciada en 1667 y concluida en 1700habían logrado arrodillar al Rey Sol. obligándole a reconocer la imposibili­ dad de llevar adelante sus planes; domi­ nar Europa a costa de debilitar el poder inmenso que todavía conservaban los reyes españoles de la Casa de Habsburgo y que tanto habían amena­ zado los intereses de Francia.

No. a menos que consiguiera aliarse con los verdaderos dueños de aquellas minas de plata del cerro Potosí, en las que el capitán bergararra había amasado una fortuna suficiente, al menos, para edificar su iglesia y mausoleo. Fortuna que también permitió crear en este mis­ mo edificio, años después de su muerte, uno de los principales centros de investi­ gación europeos. El mismo en el que los hermanos Elhuyar descubrirían, a finales del siglo XVIll, el wolframio, elemento sin el cual, muchas de las cosas que hoy día nos hacen la vida tan cómoda, no funcionarían.

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De entre la tierra Y L A S CENIZAS La historia que nos cuentan los descubri­ mientos arqueológicos realizados en la iglesia de los jesuitas en Bergara es, en efecto, la de un extraordinario adminis­ trador financiero que mantuvo en pie una formidable maquinaria de guerra. La que acabó por eclipsar la luz del Rey Sol. La misma que le llevó a temer por su querido Versalles, ante el peligro de verle tomado y saqueado por los soldados de la gran coalición europea -desde Lisboa hasta Amsterdam, pasando por Madrid, Turín, Londres o Viena-, sostenida con la plata que gestionaba aquel capitán de Bergara desde su despacho en Lima.

El principal descubrimiento de la cita­ da intervención arqueológica fue el con­ junto de sepulturas formado por la del propio capitán Andrés de Madariaga y las de la comunidad de jesuitas que servían en el templo. Y es verdaderamente llama­ tivo ver en ese conjunto la disposición de la tumba del capitán Madariaga rodeada por las de los jesuitas, como una especie de séquito fúnebre a su servicio, situada, además, justo en el centro del crucero del templo y bajo la cúpula que lo cubre, ante la mirada de la talla de San Ignacio de Loyola, irremplazable obra maestra de Gregorio Fernández que, no por casuali­ dad, contempla protector ese peculiar conjunto funerario desde su posición en el magnífico -y también insustituibleretablo del presbiterio de la iglesia.

Todos estos rasgos son inequívocos indicios de que la iglesia que hemos ex­ cavado, toda ella en su conjunto, es una pieza monumental de primer orden a ni­ vel m undial Constituye un mausoleo ba­ rroco, único en Gipuzkoa, diseñado para magnificar el recuerdo del capitán Madariaga y sus, como hemos visto, in­ comparables hazañas.

El descubrimiento y documentación en estas excavaciones de la lápida sepul­ cral de la tumba de tan insigne caballero,

magnífica obra escultórica de primer or­ den, no hace sino corroborar el carácter de mausoleo de este templo; un carácter que, por cierto, el arquitecto Manuel de Lascurain se encargó de respetar y dejar bien claro en su obra de reforma del año 1866. Su intervención, en efecto, siempre cumplió con un doble objetivo: preservar aquellos elementos del templo que con­ figuraban su carácter de mausoleo y añadir otros que contribuyeran a realzar­ lo. Caso, por ejemplo, de la magnífica so­ lera ajedrezada en forma de cruz, también descubierta durante la excava­ ción, que se extiende a lo largo de la nave principal y del crucero de la iglesia, en cuyo centro colocó una lápida que rememoraba la existencia de la tumba de Andrés de Madariaga.

Esta nueva lápida realizada en el año 1866, de gran valor artístico, se trabajó sobre una losa de caliza negra con incrus­ taciones de mármol blanco que remeda­ ban, con toda exactitud, la inscripción, escudo y demás elementos ornamentales de la lápida original del año 1678.

Quedaba así preservado para el futu­ ro el recuerdo de la existencia de ese mausoleo barroco. Una labor que Lascurain realizó con tanto éxito que, con el paso del tiempo, se creó la falsa impresión de que el cuerpo del capitán realmente descansaba en su mausoleo.

Un hecho irrelevante para el caballero y el espíritu de su época, tal y como ha confirmado nuestra investigación docu­ mental en importantes archivos de am­ bos lados del Atlántico -General de Indias, Histórico Nacional del Perú y Arzobispal de Lima, entre otros- En efecto, la lógica barroca consideraba que monumentos de ese porte eran meros hitos conmemorativos de aquello por lo que eran dignos de ser recordados sus promotores. En el caso del capitán Madariaga, cambiar el curso de la histo­ ria de Europa frustrando sistemática­ mente todas las posibilidades de éxito de los megalómanos planes de Luis XIV.

RESTOS D E U N J E S U I T A D E S C U B I E R T O

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Eso, ni más ni menos, es lo que alber­ ga desde hace tres siglos [a plaza San Martín Agirre de Bergara. Y llegados a este punto quizás se preguntarán cómo era posible que no supiéramos nada de todo esto antes de esta investigación. La respuesta a esa interrogante es relativa­ mente sencilla: durante muchos años se nos ha ocultado deliberadamente todo rastro de historia como la que nos cuen­ ta la iglesia-mausoleo de los jesuitas de Bergara.

Se trata de una ocultación, como decimos, deliberada y promovida por personas con nombre y apellido que. a veces, pasan por ilustres. Es el caso de supuestos historiadores como Antonio Cánovas del Castillo que. a fin de justi­ ficar su acceso a un poder casi absoluto mediante la aniquilación de la Primera República española en 1873, creó y dio pábulo a la alucinada idea de una su­

puesta "secular decadencia española” Iniciada en la época del capitán Madariaga. Esto, como es lógico, exigía la ocultación de historias personales como la del caballero y su mausoleo, ya que, de haberse conocido, hubieran de­ jado en el más absoluto de los ridículos tales teorías, absurdas e interesadas. Y el éxito de semejante charlatanería se reforzó a lo largo del siglo XX. En efec­ to, semejantes infundios sobre la su­ puesta "decadencia española" requerían la intervención de un hombre con po­ deres dictatoriales, y complacían en grado sumo, lógicamente, al régimen franquista.

Se trata de una lamentable herencia de la que aún continuamos siendo vícti­ mas. Por ejemplo, haciéndonos creer mediante pésimas e indocumentadas películas, artículos de prensa escritos con muy poco criterio y supuestas novelas históricas- que monumentos como la iglesia-mausoleo de los jesuitas de Bergara no existen, o que son elementos completamente ajenos a lo que es nues­ tra historia. Y en gran medida se ha debi­ do a la dejadez mostrada por un acomodaticio e irresponsable cuerpo académico.

Otro perverso efecto de esa más que lamentable herencia es que todavía hay quien se atreve a sostener -sin vergüen­ za alguna- que monumentos Irremplazables como éste carecen de valor alguno y pueden ser gravemente alterados, contri­ buyendo con ello a la pervivencia de esa sistemática y perversa ignorancia históri­ ca que el Franquismo, como muchas otras cosas, dejó "atado y bien atado", haciendo así buena la propaganda de aquella "bestia" del siglo XVll que res­ pondía al nombre de Luis XIV, y a cuyas sangrientas aventuras pusieron fin hom­ bres como el capitán Andrés de Madariaga.

XABIER ALBERDI LONBIDE / CARLOS RILDVA JERICO Arqueólogos (Zehazten Zerbitzu Kulturalakj

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í NOTAS SOBRE DOS PLANTAS TOXICAS E N L A L L A N A D A A L A V E S A D E L S IG L O X V I

texto « JAVIER ALDNSD ALVARADD

En un año sin precisar de finales del siglo XVI, ve la luz un interesante trabajo titulado De los cometas, fenó­ menos y portentos de los animales, de las plantas, de las aguas, de los ríos, mares y puentes, de las co­ sas que no tienen vida.

El autor es u n fraile dom inico nacido en uno de los pueblos que con stituyen el alfoz de la ciudad de Vitoria-Gasteiz; Ihurre. Autor que al tom ar los hábitos se rebautiza con el nom bre de Fray Juan de Victoria.

Les F leu rs anim ées (J. G ranville , 1867)

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Q U IZ Á S LO M Á S IM P O R T A N T E D E EST E M A N U S C R IT O SEA Q U E .

P O R P R I M E R A V E Z , E N V A R I O S D E S U S C A P Í T U L O S . SE H A C E U N R E G I S T R O D E LAS P L A N T A S M E D I C I N A L E S P R E S E N T E S E N LA P R O V IN C IA . PLA N T A S Q U E N O D E B ÍA N D E S E R N I ESCASAS N I FALTAS D E C A L I D A D , P U E S , S E G Ú N S U T E S T I M O N I O .

H E R B O L A R I O S D E D I V E R S A P R O C E D E N C I A SE A C E R C A B A N H A S T A E S T O S L A R E S P A R A S U R E C O L E C C I Ó N : “A Y E N A L A B A LA L L A N A A S Í E N LO S A L T O S Q U E LA T I E N E N C E R C A D A . M U C H A S M E D I C I N A L E S Q U E V I E N E N A LLEV A R DE LOS R E IN O S D E A R A G O N . V A L E N C IA , P O R T U G A L Y O T R A S T I E R R A S ”.

E stra m o n io .

D e l lib r o O rtu s Eystetensis, 1613

El listado de plantas citadas es realmente im portóte e incluye gran parte de los vegemes que eran de uso común en la edicina simplicista de aquellos tiempos, es decir, aquella forma de medicina que se vale de los "sim­ ples": sustancias, orgánicas o in­ orgánicas, que por sí solas o entrando en la composición de otras se emplean en farmacia.

Al nombre de cada planta hace acompañar el dominico diversas anotaciones, unas refe­ ridas al lugar donde han sido ob­ servadas y otras a su descripción o uso: “Ay en la cumbre del monte Cordela agarico -Polyporus offidnalis Fríes y onterroa para euskera-. que es pinillo se­ mejante al hinojo" (...) "Ay también mucha hierba ballestera -Helleborus virí-

R e co le cc ió n de plantas, del lib ro T hcuinum Sanitatís, s. X V

áis, que es el eléboro verde y lupu belar para euskera, o quizás se refería al Veratrum album L o verdegambre- de que se haze el veneno que hiela la sangre por la herida" (...) “Ay también en alaba mucha bisniebla - Cynoglossum officina­ le L . llamada cinoglosa o lengua de perro y txakur mihia en euskera- cuia raíz traí­ da en la mano o que toquen la carne quita maravillosamente las almorranas.

Es planta cuias hojas son prolongadas y de color verde blanco velloso" (...) “Ay en alaba infinitos ciruelos silvestres -Prunus spinosa L , el elorri beltza vasco o endrino para el castellano- que llaman arañes su fruto restriñe las cámaras”.

Pero hace Fray Juan de Victoria un pequeño apartado para referirse a un grupo de vegetales de curiosos y espec­ taculares efectos: “plantas que entonte­

cen en alaba". Se limita a dar fe de su existencia señalando el lugar donde han sido observadas; sin embargo no aporta más información, ni descripciones ni nombres de las mismas: “en el prado que está en el camino que va de arcaute a zurbano ay un linaje de hierbas que a los que las huellan o les da su olor o influen­ cia y aire los entontece y enloquece que no saben de sí y así pierden su camino y dispara hasta que se desvían de por allí afirmanmelo personas de crédito a quien les a acontecido".

A este respecto, Federico Puente Amestoy -Plantas Medicinales en Álava-, divulgador y comentarista en nuestro tiempo del citado manuscrito del siglo XVI, hace una interesante y sugerente acotación. Según este Ilustre farmacéuti­ co vitoriano, Fray Juan, al tratar este gru­

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A LEYENDA

R e co le cc ió n de plantas, del lib r o Tlicu in um Sanitatis, s. X V

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po de plantas que "entontecen en alaba", parece haberse dejado llevar por la ima­ ginación. Sosteniendo que hay que bus­ car el origen de aquella nota en una popular leyenda que, según parece, se generó sobre la base de un episodio his­ tórico acontecido en aquella época, y en aquella zona de Álava, y del que segura­ mente tuvo cumplida noticia el religioso: el fatal enloquecimiento de la joven Blanca Ruiz de Avendaño.

Les cuento. En 1521 se dirimía en Castilla un importante conflicto armado que pasó a la historia con el nombre de la Guerra de las Comunidades. Un capí­ tulo menor de dicho conflicto tuvo lugar en tierras alavesas, donde se enfrentaron las milicias capitaneadas por Pedro López de Ayala, Conde de Salvatierra, que tomó la causa comunera contra el ejército im­ perial organizado bajo las órdenes del Diputado General alavés, Diego Martínez de Álava.

Pues bien, la citada Blanca -que por su familia estaba alineada con la facción de los imperiales- mantenía secretas re­ laciones con uno de los capitanes del Conde, Gonzalo de Barahona. Éste, en plena refriega y a sabiendas que los co­ muneros habían decidido el asalto de Vitoria-Gasteiz, la sacó de víspera de la ciudad para evitarle contratiempos, y la dejó alojada en una casa de confianza en la próxima aldea de Antezana. Allí la jo­ ven pasaba los días esperando alguna vi­ sita de su amado, o cuando menos noticias que le hablaran de su suerte.

Para entretenerse, todos los días, pa­ seaba Blanca por un bosquecillo que se extendía entre Antezana y Lopidana, pa­ rando siempre al lado de una fuentecilla, en torno a la cual crecían unas vistosas

LA ICW HN BI A N C A . S L G U N lil. Rl l A K ) l.l:G [- N n A R K ).

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plantas cuyo aroma, estimaba la joven, ayudaba a calmar su ansiedad de ena­ morada.

Finalmente, el desenlace bélico no pudo ser peor para los intereses de la de Abendaño. Derrotado el ejército de las Comunidades, Gonzalo fue hecho pri­ sionero y, a los pocos días, ajusticiado en una plaza pública de Vitoria. La fatal noticia perturbó el ánimo de Blanca que, sin embargo, siguió yendo a la fuentecilla donde permanecía horas dando vueltas en torno del manantial y de las odoríferas plantas que a su alre­ dedor crecían, pues de esa manera en­ contraba cierta paz que paliaba su angustia terrible. Finalmente la joven, según cuenta el relato legendario, co­ rrompida su alma y entendimiento por el pérfido efecto de aquellas endiabla­ das hierbas, terminó por perder total­ mente la razón. Por ello, aquel lugar, es conocido desde entonces como La Loca.

Topónimo, por cierto, que ha permane­ cido hasta nuestros días. Pero ahí no terminan las cosas.

Resulta que la citada leyenda parece haber generado otra curiosa creencia cir­ cunscrita al mismo paraje. Según esta superstición aquella persona que se acer­ que a aquel lugar y acierte a pisar aque­ llas nefandas plantas en el momento que suenan las doce de la noche, es poseída de un agitado movimiento de danza que solo cesa al oírse el primer canto de gallo de Antezana.

Les M etam orphoses, O v id e 1619

A REALIDAD Tanto el redactor de la leyenda -M. Díaz de Arcaya en Leyendas Alavesas- como otros posteriores comentaristas -A. F. Gredilla en Apuntes para la Corografía Botánica Vasco-Navarra o G. López de Guereñu en Botánica Popular Alavesaquieren identificar estas plantas como Datura stramoníum L , estramonio para el castellano y pikozoro en lengua vasca.

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D ESD E HAC E SIGLOS, LA P IC A D U R A DE HO)AS DE E S T R A M O N IO Y I^ELEÑO SE H A U SA DO P O P U L A R M E N T E PARA TRATAR EL ASM A O I N D U C I R AL S U E Ñ O Y T A M B IÉ N PARA IN T O X IC A R S E V O L U N T A R IA M E N T E

Extremo éste que el Investigador ante­ riormente citado, Federico Puente, refuta con contundente argumento, ya que di­ cha planta, originarla del continente americano, es del todo Improbable que estuviera suficientemente extendida en et agro alavés para aquellos tiempos. Por ello, continúa Puente, aquel vegetal bien pudiera ser el tornalocos o dormidera, que es como se conoce en esta zona ala­ vesa al beleño: Hyosciamus nfger L y H. albus L en latín.

Fuera cual fuera la planta protagonis­ ta en las situaciones relatadas -ambas pueden compartir nicho biológico-, nos encontramos con dos especies que per­ tenecen a la misma familia: las solaná­ ceas. Una, autóctona; la otra, exótica, pero naturalizada hace siglos. Ambas,

además, comparten la posesión de una similar composición molecular.

Desde un punto de vista puramente toxlcológico, las leyendas citadas apenas pueden sostenerse. Por muy tóxicas que puedan llegar a ser, tanto el estramonio como el beleño, difícilmente pueden ge­ nerar en las personas que sólo las huelan, o pisen, los poderosos efectos comenta­ dos en las narraciones. Sin embargo, como ustedes saben, estos relatos popu­ lares, aunque en su última definición puedan resultar inverosímiles, suelen te­ ner como lejana base hechos reales o fe­ nómenos constatables.

En efecto, las dos plantas citadas contienen como principios activos, prin­ cipalmente, dos alcaloides: escopolamina e hlosciamina, y también algunas trazas de atropina, que entre otros efectos -se­ quedad de boca, trastornos en el com­ portamiento, debilidad muscular, desorientación, hipotensión- actúan como dellrógenas. De hecho, una Intoxi­ cación con estas plantas provoca distor­ sión y pérdida de claridad de vista, alucinaciones y sueños Interrum­ pidos que suelen terminar en una especie de borrachera.

Así que si nuestra enamorada Impaciente, o los paseantes de aquel embrujado lugar, en vez de oler, hubieran Inhalado los hu­ mos de dichas plantas combustldas, hubieran caído sin remedio bajo los alucinógenos efectos de

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O phelia, p in tu ra de J o h n Everett M illa is, 1852

los alcaloides contenidos en esos vegeta­ les. Estas prácticas de intoxicación vo­ luntaria no son, no han sido, tan extrañas y marginales como podría creerse, pues desde hace siglos, la picadura de hojas -picado diminuto de las hojas secas- de estramonio y beleño se ha usado popu­ larmente para tratar el asma o inducir al sueño, haciendo bueno el dicho aquel de "al que toma beleño no le faltará el sue­ ño". Se trata de preparados para tomar y, por tanto, no habría sino que aumentar ligeramente la dosis para producir en su consumidor una extraordinaria experien­ cia psíquica, o una “tajada" inolvidable.

Sobre este aspecto, el farmacólogo jean Bruneton en su libro Plantas Tóxicas, nos recuerda cómo en Francia se usaban cigarrillos de picadura de hojas de estra­ monio para combatir el asma. Cigarrillos oficinales -usados como medicina- que finalmente, en 1.992, debieron ser retira­

dos del mercado farmacéutico debido a las graves intoxicaciones -mayormente voluntarias- que se registraban con su uso indebido.

En la actualidad, las experiencias extraterapeúticas con estas plantas -espe­ cialmente con el estramonio, mucho más abundante y conocido que el beleñoson relativamente frecuentes en nuestro entorno. Las estadísticas toxicológlcas así nos lo indican con claridad. Todas ellas coinciden en reclamar para las intoxica­ ciones de origen vegetal, plantas inferio­ res incluidas -setas y hongos-, un cinco por ciento de todas las examinadas en di­ versos centros hospitalarios, constituyen­ do las protagonizadas por el estramonio un buen montante de ese total.

Las citadas estadísticas también ofre­ cen otro dato de gran interés: la mayor parte de las intoxicaciones registradas ocasionadas por el uso de estramonio

ERABELAR BELTZA

Hyosdomus niger L Planta herbácea de gran vigor, de entre 30 y 80 centímetros. Hojas oblongas, no coriáceas, divididas en lóbulos de forma triangular que expelen un olor muy desagradable, Flores de color amarillo con venas violáceas dispuestas en cortos racimos.

Fruto en pixido -receptáculo en forma de cáliz- que contiene varias semillas reticuladas.

\ v PIKOZORO

Datura stramonium L Planta herbácea anual que puede llegar a alcanzar una altura de 1,5 me­ tros. Tiene hojas grandes, alternas, triangulares y con hendiduras irregulares. Posee unas llamativas flores grandes, solitarias, en forma de embudo y de color blanco. Su fruto es una cápsula de forma ovoide y recubierta de espinas. Toda la planta en general despide un nauseabundo y característico olor

provienen de un uso recreativo de las mis­ mas, y están protagonizadas por jóvenes mayoritariamente de signo masculino- de quince a veinte años de edad. Jóvenes an­ siosos de nuevas experiencias que, usando los citados vegetales en inhalación o infu­ sión, pero sin los mínimos conocimientos necesarios, es decir, a tontas y a locas, ter­ minan sus experiencias psiconaúticas en algún centro hospitalario de urgencias. De hecho, la correcta dosificación es comple­ ja e imprescindible en el uso de estas plantas. Compleja, pues la cantidad de al­ caloides presentes variará sustancialmen­ te en función de la parte utilizada, su estado de maduración, el tipo de sustrato en que se desarrollen, las circunstancias de crecimiento, su procesado, etc. Incluso a dosis ínfimas puede provocar importan­ tes efectos sobre el organismo, fatales a veces. Para uso oficinal tradicional. Pío Font Quer, en su libro El Dioscórides Renovado, no recomienda dosis superiores a los 20 centigramos por persona adulta y día. En este sentido cabe decir que, hoy por hoy, la muerte por intoxicación grave con daturas o beleños es excepcional. De hecho, las defunciones registradas relacio­ nadas con el uso de estas plantas tienen que ver más con los actos provocados por el perturbado estado mental de los intoxi­ cados que por los potentes efectos fisio­ lógicos de sus alcaloides.

Y permítanme, para terminar, ¡lustrar este último punto con dos significativos ejemplos. Dos jóvenes murieron ahoga­ dos después de haber consumido una in­ fusión de estramonio. El lugar del deceso fue una fuente cuya profundidad de agua no era mayor de medio metro. Otros dos jóvenes, tras consumir la planta infundida, deciden echarse a nadar a un lago a la búsqueda de delfines de ojos rojos.

Después de cierto tiempo, disuadidos de su idea original, se relajan y, sin vigilancia, se duermen y perecen ahogados.

JAVIER ALONSO ALVARADD Escritor

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El p eriod o m e d ie v a l a n te r io r al R e n a c im ie n to c u e n ta e n su historia c o n la p a rtic ip a c ió n de g ra n d e s m ujeres q u e j u g a r o n un papel d e c is iv o . H a b la m o s de u na Europa que, en d o s c ie n to s a ñ o s - d e l s ig lo X ll al X I V - , p a só de u n a s o c ie d a d fe u d a l al v ie jo estilo m e d ie v a l a otra q ue d a b a in ic io a la M o d e rn id a d , tal y c o m o h o y la e n te n d e m o s .

<^^í^una^ mufetes (jue destacaron en este -pedoBo Be cambios 'fueron las viaf^ems Leonor Be <^é(piitania (/122-120^), teina Be(^m ncia ^ Be C^ngUileua, ^ ¿Reonot Be bastilla (l2Q-^-1290), teina consorte Be C^nqlateua (1272-1290). (^unto a ellas tenemos a las muferes cpie osten­ taron -por sí mismas la corona, como la reina Be¡¿Navarra, Bona Pitruca (1109-1126),

la Be '^astilla, Bona <sMatta Be<BMolina (1264-1321).

'también hubo religiosas con (^ran carisma, como la -pionera (^til^egarBa Be ¡¿fingen (1098-1179), abaBesa, mmica ^ escritora. ^

también literatas

como ’Christine Be ¿Pisan (1364-1430), humanista en la corte francesa.

no fue ajena a éste proceso de raiBgonismo femenino, y así, tratare­ mos de acercar en el presente artículo la historia de María Díaz de Haro, cuyos hechos fueron tan sobresalientes como los de los personajes citados. En el texto se da cuenta también de las vidas de sus antepasadas y descendientes, con el fin de aportar más luz sobre algunos de los episodios de nuestra historia que aún faltan por iluminar.

MARIA Día z DtíIARO Y RIZKAIA María Díaz de Haro fue señora de Bizkaia, la primera mujer en ostentar por dere­ cho propio un cargo de tan alto rango en este territorio, y lo ejerció, alternativa­ mente, desde 1289 hasta 1334. Murió en 1342, no sin antes haber delegado la ca­

beza del Señorío en su nieta María, la se­ gunda de su nombre.

Destacó en su mandato por defender Bizkaia para su linaje sin aceptar ofertar­ la como moneda de cambio por otros bienes, cosa que, como veremos, hicie­ ron los hombres de su familia, quienes la usaban de rehén en sus alianzas.

Revalidó la carta-puebla de Bilbao, sien­ do considerada por ello la cofundadora última y definitiva de la Villa. También fundó otras villas en la costa vizcaína completando la costa tal como la cono­ cemos hoy en día, y se ocupó de la gue­ rra de bandos entre los linajes vizcaínos; los Haro estuvieron apoyados casi siem­ pre por los linajes del bando Oñacino, como los Arbolancha. Mujer enérgica y de mando, murió a la edad aproximada de setenta años.

Ella se alzará como cabeza de las Juntas Generales de Bizkaia, teniendo que enfrentarse a los hombres de su fa­ milia, su tío don Diego López de Haro y

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La liumanisla ClirísHne Je Pisan

i 78

su marido el infante Reconquista, empresa a don Juan, del poderoso la que los varones de escritienJo linaje Lara. los linajes del norte se En el anterior centededicaron con enormes nario de la fundación de esfuerzos humanos. Sin la Villa, en 1900, María Díaz de Haro ha­ embargo, en éste tiempo, ellas, con las bía sido recordada por el archivero e his­ otras mujeres de la familia, sustentaron toriador Estanislao Labayru. Quizá por el territorio propio mientras los hombres se dedicaban a la milicia. Para ello reali­ eso, las autoridades municipales decidie­ ron dar un reconocimiento a esta mujer zaron una política femenina, muy poco tan importante para Bilbao. El diez de di­ estudiada aún, con dos estrategias fun­ ciembre de 1920, el Ayuntamiento de damentalmente: por una parte, la crea­ ción de monasterios, que adscribieron a Bilbao en pleno decidió rotular con su la nueva entonces orden del Cister que nombre la calle conocida como la de los "25 metros". Por su nombre cabe supo­ en Europa fue la pionera de la ordena­ ner que era una de las-más anchas de la ción y cultivo de los territorios bajo su mando, y por otra parte diseñaron una época, donde concluye la prolongación política matrimonial de alianzas con los de la Gran Vía de don Diego López de Haro, su tío, al que la ciudad conoce otros linajes de la época, los Castro, los Lara y Manrique, y el de los reyes de como fundador de la villa.

León, de Castilla, Aragón y Portugal.

María Díaz de Haro vivió entre dos si­ glos. Nació en el siglo XIII, viviendo por María desarrolló luego su mandato en ello en el ambiente del Camino de el siglo XIV, siglo que cambió el signo de la historia ya que durante él se crearon y Santiago y en lo que se llamó la

consolidaron las villas en Bizkaia y en el resto de Europa, lo cual dio nuevas alas a la Reconquista pero también creó las con­ diciones para el paso a la modernidad.

La Europa de aquellos tiempos salía, con una crisis superadora, de cierto oscu­ rantismo medieval que basaba la ciencia en los textos escolásticos dictados úni­ camente por la Iglesia católica, y cami­ naba hacia la recuperación y divulgación de los valores del humanismo, trazando puentes con la antigua civilización greco-romana, aprendiendo a través de los filósofos clásicos y de los árabes y judíos.

Todo ello también cambió el signo de la religión que empezó a tomarse como algo personaL Ello dio pie a que las mu­ jeres se atrevieran a tener una.relación directa con Dios, relación que ya no de­ pendería de las jerarquías de la Iglesia, de las que estaban excluidas.

ORIGEN DE LOS NOMBRES Y APELLIDOS DE MARIA El culto a la Virgen María fue creciendo de forma popular en el siglo Xll, y la Iglesia tuvo que reconocer autoridad a las reacciones que surgieron por toda Europa uniendo la teología y la piedad popular. Antes del año 1100 la fe popular poco tenía que ver con las imágenes y oraciones sobre María. Los evangelios, los padres de la Iglesia y los Concilios ape­ nas la mencionaban ya que no era consi­ derada interesante por sí misma. Sin em­ bargo, en los siglos Xll y XIII hasta se construyeron catedrales a María en Europa, como la catedral de Santa Marta de Vitoria-Gasteiz.

La humanista Christine de Pisan (n.1364), casi contemporánea de María Díaz de Haro, explicó la importancia de la Santa Madre ' para las mujeres al elegir a la Virgen como "defensora.

protectora y guardiana" de su Ciudad de las Damas: "Mi señora, ¡qué hombre es tan arrogante como para atreverse a pensar o decir que el sexo femenino es vil, al observar tu dignidad!”. Igual que otras, Christine de Pisan creía que María ensalzaría a las demás mujeres con los reflejos de su gloria. Aunque la imagen de la Virgen sea religiosa, no lo fueron los argumentos usados para contrarrestar las imágenes femeninas negativas de los siglos anteriores, de ahí que empezara a popularizarse el nombre de María, como el de nuestra señora de Bizkaia, nombre que no ostentaban sus antecesoras.

Veremos que sus apelativos son los que corresponden a una persona de lina­ je importante y que solían consistir en un sobrenombre -a María se le apodó la Buena- y un renombre o apellido que podía ser compuesto, dado que las muje­ res defendían que algunas de sus hijas e hijos llevaran su apellido -en su caso el Díaz- además del Haro familiar. Eso sig­ nificó que cada descendiente podía lla­ marse de forma distinta. El López signifi­ caba hijo de Lope y se alternaba cada generación con el Diego.

El primer apellido Díaz le viene a María desde los segundos señores de Bizkaia que han pasado a la historía de forma documentada. Entre 1077 y 1093 doña Telia Díaz Álvarez se casa con Lope

Iñiguez, segundo señor de Bizkaia. Ella dona a San Millán los palacios que tenía en herencia colaborando así en el gran centro cultural de la época que, por estar en el camino de Santiago, recibió y dio influjo cultural a toda Europa.

El segundo apellido, Haro, le viene de Diego López de Haro el Blanco, que go­ bernó Bizkaia de 1093 a 1124. Estuvo casado con doña Munia Sánchez de Navarra, hija de un nieto del rey de Navarra. A la muerte de Alfonso VI, rey de Castilla, Diego López fue fiel a la hija de éste, la reina Urraca de Castilla, quien le mantuvo la tenencia de los castillos de Haro y Buradón. Residían alternativa­ mente en los castillos de Haro y Nájera, que aportó doña Toda Ortíz, primera se­ ñora consorte de Bizkaia, y en Santo Domingo de la Calzada.

LA POLÍTICA MATIÍIMONIAL ALIANZAS Y CONSANGUINIDAD

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La política matrimonial de los Haro, en una primera etapa, consistió en aliarse con los otros dos principales linajes del momento, primero con los Castro y lue­ go con los Laras. El objetivo era combatir a los reyes, especialmente de Castilla, enemigos de los Laras que habían sido desposeídos del reinado, y de los Haro porque estaban emparentados con la co­ rona leonesa. Con el tiempo ésta alianza se convirtió en endogamia, llegando a estar emparentados hasta el séptimo grado, es decir, que se casaban en todas las generaciones entre ellos y ellas, desde los bistatarabuelos. A pesar de esta con­ sanguinidad, impensable en los tiempos actuales, al parecer no sufrían grandes taras físicas, las enfermedades llamadas autosómico recesivas. Desde el primer señor de leyenda Jaun Zuña, el sobre­

nombre del Blanco, o el Rubio, es conser­ vado en los primeros señores, destacan­ do una cualidad de la piel o del pelo.

María es el resultado de la séptima generación de consanguinidad y su hijo Juan, apodado el Tuerto, supuestamente por la irregular conformación de su cuer­ po -lo que no le impidió gobernar- aun­ que hay quien dice que fue una herida, es el único de toda la familia Haro que se muestra con un claro defecto físico.

Del resto sólo hay constancia de unos gemelos, y del apodo de Cabeza Brava del bisabuelo de María, Lope Díaz de Haro, quizá por el tamaño de la cabeza.

Lo que sí parece es que eran de bastante estatura, al menos los antepasados pri­ meros, ya que la momia de su antepasa­ da Urraca se encontró en 1938 en per­ fectas condiciones al abrir su sepulcro en el monasterio de Cañas, y a pesar de ha­ ber muerto con más de 90 años, conser­ vaba una estatura de 170 cm. y un cuer­ po "totalm ente incorrupto y fragante de suave y delicado aroma", lo cual después de siete siglos parece bastante extraño aunque esclarecedor.

A partir de María y hasta el final del Señorío de tos Haro, habrá otras siete generaciones de consanguinidad, pero se ampliarán los linajes de relación empa­ rentando con la casa real castellana -el marido de María será hijo de Alfonso X el Sabio-y la casa real aragonesa.

Una última aclaración sobre éste as­ pecto. Hay siete señores de Bizkaia des­ pués de María, en 71 años, cuando entre sus antepasados hubo otros siete recam­ bios en 260 años. Es evidente que las ge­ neraciones del siglo XIV morían más jó­ venes -por la guerra o las epidemias- o que traspasaron el Señorío en vida, cosa que no hicieron las generaciones ante­ riores, quizá más patriarcales o menos amenazadas.

La Iglesia estuvo muy presente en todo este proceso, que fue general en Europa. La reforma gregoriana amplió enormemente el alcance del incesto, al

prohibir los matrimonios entre parientes, LOS MONASTERIOS considerando tanto los consanguíneos, DELASHARO como el conjunto de los cuñados -la cu­ ñadía o parientes políticos- y los de afi­ nidad, como padrinos o ahijados. En to­ La vida de nuestras protagonistas, las dos estos parentescos, la filiación mujeres de los linajes de Bizl<aia, va a te­ materna valía tanto como la paterna. ner como centro los monasterios que Desde fines del siglo XI hasta 1215, ellas crearon y que les permitían mante­ cuando el concilio de Letrán, los grados nerse, ser las señoras de las villas de su de prohibición del incesto fueron tan ex­ entorno, recibir donaciones y administrar justicia. A la vez les garantizaban un refu­ tensos que había que remontarse hasta los tatarabuelos para establecer el grado gio para sus exilios, la educación de sus hijos y un retiro en la vejez. Aunque se de parentesco. Luego de Letrán, el papado les llame monjas, eran señoras civiles, rebajó a cuatro los grados del incesto. No con su mando, sus riquezas y criadas. obstante, la política de la Iglesia, que de­ Otra cosa es que la historia hagiográfica fendía una exogamia amplia, se chocaba desarrollada por muchos eclesiásticos de muy a menudo con la de la nobleza. Por las órdenes las trate como tales. ello fueron numerosos los matrimonios Las Haro crearon y mantuvieron va­ prohibidos o anulados, las excomuniones rios monasterios: el de Payuelas, en y los pedidos de dispensas a causa del pa­ Nahaurri -hoy llamado Casalarrreina-, rentesco. entre los reyes y la nobleza. Las que luego se trasladó a Cañas, en La dispensas fueron muy abundantes y rela­ Rioja, y al menos otro tivamente fáciles de en Palencia, el conseguir, aunque cos­ ------Monasterio de Perales tosas, como veremos en ------en Paredes de Nava. el caso de Marta Díaz de El primero, en Haro II, la nieta de ltnac|cn de la Leal Payuelas, fue fundado María la Buena. doña M a ría Urraca, por Aldonza Ruiz de M onasterio (le Cañas Castro, bistatarabuela (La R íoja) de María I, donde insta­ ló uno de las primeras

lu í

o sepii r r o «le a x ía fa l Ir r a r íi, n ia r h i a >a( esa <el M o iia s h ü io <le ( jiñ a s , en riii|o in U r io r rep o san los r<.slos ín c o r n ip lo s <c a )isiah)ral> ii< Ja d<; M a r í a I ) ía z d e I la r o

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M onasterio ele Cañas,

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una 'clelas primeras comunidades femeninas Y por lo mismo yo el del Cister en la comunidades (em econde don Lope te Península. Ella y su ma­ hago a ti, queridísima ninas del C ís le r en la rido, Lope Díaz, donaron esposa mía, la condesa Península en la primavera de 1169 Aldonza, carta de profi------------liación". "la villa de Payuelas y todos sus solares, tie­ Aldonza era mucho rras, viñas y pastos, II más joven que su mari­ montes, arroyos y molinos" para mante­ do y le sobrevivió 35 años. Tuvieron mu­ ner la comunidad. Posteriormente se cha descendencia, ocho mujeres y tres hombres. Viuda en 1170 “aunque aún jo ­ dotó un monasterio en Cañas, muy cerca de San Millán, donde encontramos la ven y hermosa, liberal y llena de rique­ historia bien documentada porque éste zas, y por muchos solicitada en matri­ monasterio se mantiene hoy en día con monio". Nada más enviudar ingresó en gran pujanza. En los textos leemos des­ el monasterio de Cañas y, al año siguien­ cripciones de la bistatarabuela de María, te, "con todo rendimiento de mente y de Aldonza Ruiz de Castro, que la retratan mi cuerpo he determinado, yo la conde­ como una mujer "llena de juventud, her­ sa doña Aldonza,... asi pues me entrego mosura, discreción, inteligencia y pie­ y encomiendo a mí misma, a la iglesia de dad". Por obligaciones del momento su Santa María de Cañas, la cual el conde marido, don Lope Díaz, la adoptó como don Lope mi marido instituyó en el suelo hija: "M uy grande es el título de filiación. que le pertenecía, y en ella puso monque no pueden romper fuerzas humanas, jas". Ofrece al monasterio "cuantas here-

dares adquirí y compré con mi marido el 1189 -junto con mujeres del convento conde don Lope", haciéndolo "con el de Barria, en Álava, y del de Paredes- en consejo y voluntad de todos mis hijos”. "la primera y única Congregación de De las hijas de doña Aldonza, tres al monjas que hasta entonces se conoció menos profesaron como monjas en en la iglesia". Organizada después en Cañas, doña Aldonza, doña Toda López y Burgos la Congregación de las Huelgas, doña María Urraca, que pasaría a la his­ las Haro no quisieron aceptar la política toria del santoral como la Beata Urraca, impuesta por el poderoso rey castellano cuarta abadesa del monasterio, cuyo be­ que precisamente había fundado este llo sepulcro contiene en dicho convento convento dos años antes para centralizar los restos incorruptos ya citados. su poder y controlar a las monjas. Las Se habla de obediencia, de someter la Haro se negaban a acudir al Capítulo ge­ cerviz, palabras que nos dan una imagen neral que se convocaba desde las de estas mujeres como víctimas si bien Huelgas para someter a todos los con­ para ellas representaba el pertenecer a ventos de mujeres bajo su mando. una rica comunidad de bienes y trabajo, Una de las hijas de Aldonza, Apolonia y ponerse en relación con Europa por Urraca, que nació hacia el año 1163, y medio del Cister, orden monástica cató­ que vivió desde los siete años de edad en lica fundada en 1098 en Francia y que ya el monasterio de Cañas con su madre y en 1153 tenía más de 300 monasterios hermanas, será la que salga del convento por casi toda Europa. El Cister influyó en para contraer matrimonio con Fernando la economía, en especial en el desarrollo II, rey de León. El reinado de León se de técnicas para hacer utilizables terre­ oponía entonces al de Castilla y por ello nos baldíos, y en la creación de métodos los respectivos conventos también se de producción, distribución y venta de enfrentaban, aunque de formas distintas granos y de lana: siendo ya que su resistencia en gran parte responsa­ pasó a los anales eclebles de la expansión de siásticos como una lu­ ------cha legal y poniendo a la arquitectura gótica por toda Europa. la iglesia de interme­ Sellos céreos Je la Además, una vez que la diarios. fam ilia Haro iglesia católica prohibió Si de Cañas salió doña Apolonia Urraca los monasterios mixtos para contraer matrimo­ y ya las mujeres no nio con el rey de León pudieron profesar en San Millán, Cañas se en 1181 cuando apenas convirtió en la úni­ contaba con 18 años, a Cañas vuelve viuda en ca alternativa.

También hubo 1188, con tan sólo 25 conflictos entre los años de edad, con sus monasterios de mu­ pequeños hijos, los jeres. El estableci­ dos infantes y miento del monaste­ las dos infan­ rio de las Haro en tas del reino.

Cañas fue anterior a Las infantas la fundación del monas­ doña Isabel y terio de Santa María la Real doña Sancha, de las Huelgas (Burgos), ya también en­ que las Haro participaron en tran como

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Juana de

fiorLón

consagrada reina de Inglaterra

monjas y vivieron rodeadas de toda su familia dentro del claustro. Al principio Urraca intentó defender los derechos de sus hijos y los suyos al trono, pero acaba donando -en vida- a su hermano Diego los lugares que recibió en dote al casarse: Aguilar y Monteagudo que le habían sido arrebatados por el rey de Castilla Alfonso IX y ella no podía recobrar.

UNA ALTERNATIVA DE PODER La otra forma estratégica de mantener el territorio aplicada por las señoras de los linajes, en éste caso de las Haro, fue pro­ mover acciones políticas y negociacio­

nes, distintas a las acciones armadas de los varones de su casa. Estas acciones se demostraron necesarias lo cual puede apreciarse con ejemplos de la época.

Tras la batalla de las Navas, en la que participan los Lara, los Castro y los Haro -con 500 vizcaínos-, contra “los feroces tigres del desierto” y “contra el Islam lo­ grando victoria", concede el rey de Castilla una villa a Alvar Núñez de Lara y a su mujer Urraca, hija del tatarabuelo de María I. Y a Diego, su tío, el señor de Bizkaia, "junto con su mujer y sus hijos" les concede Durango. Se les nombra a los dos, hombre y mujer en cada caso, aun cuando ellas no han participado en la batalla. Junto a los castillos, tierras y vi­ llas se precisa a las mujeres que vayan a sostenerlas y a permanecer en ellos. No sólo está la conquista del poder sino su mantenimiento. Los grandes linajes van engrandeciéndose así, aunque en el caso de la familia Haro van a considerar a Bizkaia como una especie de mayorazgo que no se puede dividir, ni comprar ni vender: especialmente María, como se verá.

Esta forma distinta de hacer política que emprenden las mujeres de los linajes muchas veces nos llega a través de las crónicas de los reyes de Castilla que como tales están interesados en hacer aparecer a los señores de Bizkaia como perjudiciales para el Señorío, pero no de­ jan de ser documentos primarios donde se narran las aportaciones de las mujeres a ésta otra forma de hacer política.

Ejemplo de esto es la historia, discutida por algunos historiadores, sobre Urraca, la mujer de Lope Díaz II, que procedía de Laudio. Ella era hija ¡legítima de Alfonso IX de León y de su amante, la dama Inés Iñiguez de Mendoza. Por parte materna fueron sus abuelos Iñigo López de Mendoza, señor de Laudio, y su esposa, María García Salvadórez.

Se dijo que ella oyó que los linajes vizcaínos estaban en rebelión pues don Lope no quería reconocerles sus antiguas

libertades, fueros y costumbres, y que, en Juntas Generales, habían decidido ex­ patriarse e ir a otras tierras donde les fuesen guardadas. Doña Urraca se fue donde los vizcaínos "y fueron tantos los ruegos y promesas que les hizo que los aplacó". Cuando don Lope se enteró (mas tarde que ella), no quiso cumplir las promesas de su mujer por lo que los viz­ caínos volvieron a reunirse en Junta y decidieron levantarse en armas contra el conde. Se cuenta que le tuvieron cercado tres meses en el Vado, esto puede ser en la villa de Bilbao que ya existía, y que "llenóse Lope de tanta indignación e ira que degeneró en congoja y vino a morir de pesar, no sin antes haber jurado todas sus franquezas y libertades".

La leyenda negra sobre este Lope, el llamado Cabeza Brava, no acaba ahí. Este bisabuelo de María I estuvo en la batalla de las Navas con su padre (1212) y se cuenta que antes de la batalla habló con su padre y le dijo: “Señor haced hoy de forma que no me llamen hijo de traidor".

A lo que Lope respondió: "Llamarte han hijo de puta, pero no hijo de traidor”. Tan inusual historia hacía referencia a otra ilegitimidad, la de la madre de don Lope, María Díaz de Lara, que pa­ rece fue infiel a su marido Diego, dicen que con un herrero, y por ello fue castigada y enterrada en la entrada exterior de Santa María la Real de Nájera, donde están enterrados -pero en el interior- muchos de sus ante­ pasados Haro, para que no la encontraran y todos le pisaran.

Volviendo a Urraca, tuvo al menos nueve hijos, de los que sólo dos fueron mujeres. Una hija o hi­ jastra de ella, Mencía, también ha pa­ sado a la historia por hechos distintos a los de las armas. Mencia fue reina por su segundo matrimonio con el rey de Portugal. De ella también se cuenta una historia muy parecida, en el fondo, a la de su madre. Dicen que los portugueses

Ies destronaron "porque esta señora le tenía prendido de tal suerte al Rey su marido con sus halagos, que era ella la que disponía del reino, pero con tan poco tino que los nobles eran posterga­ dos y los bajos alzados y colocados en los puestos” y de él se dice "fue de con­ dición tan mansa que degeneraba en descuido y flojedad. Su mujer, doña Mencia, hija de don Lope de Haro, señor de Vizcaya, en tanto grado se apoderó de su marido, que no parece ser ni ella mu­ jer sino rey, ni el principe sino ministro de los antojos de la reyna".

Esta historia esta n arrada desde el pu nto de vista de al­ g u ie n que se

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oponía a su poder y que ve mal las ac­ ciones de Mencia: dar poder a los de abajo, y mandar mas que su marido, algo que, desde el punto de vista del pasado era algo anormal, que había que corregir y que justificaba la intervención, la de­ posición política o la guerra, dando argu­ mentos para tales cosas. Efectivamente se les destronó en 1252 y tuvieron que refugiarse en Toledo, con Alfonso X el Sabio.

También una hija de Urraca, Berenguela López de Haro, hace interve­ nir a Alfonso X en un pleito, ésta vez de la casa de Bizkaia. Ella reclama los 20.000 maravedíes que su marido le mandó dar como arras, tanto en vida como en muerte y que sus herederos no le quieren dar. Este es un caso trágico para algunas de las mujeres de entonces que sólo recibían las arras a la muerte del marido y entonces podían tener problemas en caso de que sus descen­ dientes se las negasen porque la ley marcaba que los descendientes tenían derecho a tres cuartas partes de las arras y la mujer sólo a disfrutar de las rentas de ellas, además con la condición de que no se volviera a casar. El Sabio decide que ‘‘como no hay mas que 10.000 maravedíes", a cambio del resto tomase todo cuanto su marido tenía de heredamientos en algunos lugares y que, hecho esto, diese a los albaceas 2.500 mr. por el alma de su finado es­ poso. Más o menos lo que decía la ley castellana.

LA BISABUELA Y LA ABUHA. DEIPARRALDE

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Otra rama de parentesco de los Haro es­ tuvo unida al reino de Aragón en el últi­ mo tercio del siglo Xll, cuando Alfonso II de Aragón tenía dominios desde Niza hasta el Atlántico, con posesiones pro­

pias, vasallajes o feudos, como el de Bearn. Al acabar el siglo, el rey Alfonso consiguió nuevas alianzas en la zona al concertar el matrimonio de su hijo con Garsenda de Sabrán. Esta señora tenía solamente trece años cuando sus mayo­ res firmaron en 1193 el Tratado de Aix que fue sellado, como era costumbre en­ tonces, con su matrimonio. Ella va a ser la bisabuela de nuestra María I. Garsenda de Sabrán, también conoci­ da como Garsenda de Provenza, se con­ virtió en una de las mujeres más podero­ sas de Occitania, al ser su casa el centro de la poesía trovadoresca, siendo ella misma autora de varios escritos. Esta condesa trovadora contraerá segundas nupcias, tras enviudar de Alfonso de Aragón, con Guillermo de Moneada, con­ de de Bearne. Su hija, Constanza de Bearne, fue la que se casó con Diego López de Haro III, uniendo así los linajes de Bizkaia y de Iparralde. Garsenda y Constanza fueron la bisabuela y abuela maternas de María la Buena.

Diego López de Haro era, además de señor de Bizkaia, el sexto señor de las Encartaciones, tercero de Durango y se­ gundo de Orduña y Balmaseda. Su ma­ trimonio con Constanza de Bearne fue muy discutido en la época porque se consideró que la señora era una extran­ jera, porque, aunque Bearn, y sus padres y abuelos hubieran sido reyes de Aragón, eran aliados de Navarra y esto los en­ frentaba a Castilla. Toda la zona norte de los Pirineos estaba entonces en disputa entre Aragón, Francia e Inglaterra, y pos­ teriormente se internacionalizará el con­ flicto en la conocida Guerra de los Cien Años.

Diego López de Haro III pasó de ser Alférez de Alfonso X el Sabio a aliarse por matrimonio con el rey de Aragón, que le da por el vasallaje y juramento 500 caballos para la guerra: “400 en tie­ rra y vasallos y las ciento en dineros". Se ve que se mantiene el número de gentes armadas con los Haro y que se combina

l^ s mujeres noLles ^ian (cxlos sagraJos

avenencias de los viz­ el dinero con la paga novelas, csfutliaLan caínos con su señor por en trabajo de los vasa­ no guardarles bien los llos en la tierra. Cons­ latín y escriliian fueros “y acaso, ausen­ tanza pronto se queda literatura tándose de Castilla, y viuda porque Diego ------de Vizcaya -don muere en 1254 al arro------Diego-, por los disgus­ jarse a una bañera de tos con el rey Alfonso agua hirviendo cuando el Sabio, la condesa doña Constanza, su trataba de aliviarse de los dolores del mujer, quedaría en el gobierno. Y para reuma que le atacaba. conservar gratos a los vizcaínos, y que La historia recoge aquí, de nuevo, la no procediesen a elegir a otro señor, se misma versión del gobierno de un señor esmeraría en el cumplimiento de los de Bizkaia que se produjo en el caso de fueros”.

Mencia, y de Urraca. Se habla de des-

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C a rla -P u eL lii conce­ dici a

por los trabajos que encargó de recopilar leyes y ciencia, actividad que le mantuvo alejado del campo de batalla en Murcia y, sobre todo, en Sevilla, que fue cercada por mar -con escuadra vizcaína- y tierra, donde Diego fue fierido en el rostro. Sin embargo, tras las victorias de la Reconquista, Alfonso se presentaba a re­ cibir los honores. Por mantener esas guerras se encarecieron mucho los pro­ ductos y la gente llana pasaba apuros, él lo soluciono alterando el valor de la moneda, los maravedíes pasaron a ser alfonís, y realmente podía estar muy interesado en exigir más también a los vizcaínos para compensar sus gas­ tos. El problema era que Constanza, aunque mujer, incluso ya viuda, podía tener poder para enfrentarse a él.

Pero muere Alfonso X en 1248.

Constanza tuvo cuatro hijos: Lope Díaz de Haro, el primogénito y suce­ sor, que será el padre de María, Diego López de Haro, el conocido como el Intruso y fundador de Bilbao, Urraca yTeresa Díaz de Haro, que se casó con Juan Núñez de Lara y en su descendencia fue a parar el Señorío casi llegando a su final

por iJ ie g o López

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1300 M A R Í A Y s u P A D R E SE A L Í A N D E N U E V O C O N C A S T IL L A

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Realmente Constanza tenía razones para sentirse ofendida con Alfonso X que había traicionado a los gascones que le solicitaban su apoyo contra los ingleses que les querían invadir, aliándose con ellos y casando a su hermana Leonor con Ricardo I de Inglaterra en 1245.

Constanza se quedaba sin su Señorío de Iparralde, Bizkaia y Navarra quedaban se­ paradas de Iparralde.

La situación económica de Castilla en aquellos años era bastante mala. Alfonso X fue un rey que ha pasado a la historia

A partir de la desaparición del rey Alfonso, se produce una trágica lucha por la sucesión entre los hijos del primogéni­ to, quien murió prematuramente, y los hermanos del rey Sabio que consideran tener más derechos y que serán a partir de ahora los belicosos infantes de la Cerda. Uno de ellos, el infante don Juan, se casará con nuestra primera María -la Buena-: otro, Fernando, se casará en 1209 con Blanca de Borbón, hija del rey San Luís de Francia. A ello se añadirán posteriormente las luchas fraticidas en­

tre los hermanos, algunos descendientes de mujeres consideradas ilegítimas, como Leonor de Guzmán (1310-1351) que fue amante de Alfonso XI, y María Padilla (1334-1361), amante de Pedro I el Cruel, pero eso será una historia pos­ terior que afectará a las sucesoras de María I. De momento, tras el exilio de su abuelo, el padre de María, que va ser su sucesor en el Señorío y cabeza de linaje Haro, va a volver a ser aliado de Castilla que le necesita en su crisis.

Las alianzas matrimoniales, que en tantos casos se han denominado políti­ cas matrimoniales, tuvieron mucha im­ portancia en este cambio de rumbo de la casa de Bizkaia. Prueba de ello es que Lope Díaz de Haro, padre de María, y el propio rey Sancho IV, contraerán matri­ monio con dos hermanas, Juana y María de Molina y Meneses, en 1269 y 1282 respectivamente. De suerte que el señor de Bizkaia y el rey castellano don Sancho resultarán de estos enlaces ser coherma­ nos políticos. No parece, sin embargo, que a la hora en la que se desataron los problemas entre las dos familias, las dos hermanas estuvieran de acuerdo: es mas, la mujer de Sancho, la reina María de Molina, aunque ejerció una Influencia conciliadora y diplomática sobre su ma­ rido. hijo y nieto, obró en cambio contra los Intereses de su hermana.

Para terminar esta política matrimo­ nial, el propio rey Sancho Intervino en 1383 para casar a Diego López de Haro, hermano de Lope y tío de María, dándole por mujer a Violante de Castilla, su cuña­ da.

IMPORTANCIA DE LOS HARO El padre de María Díaz de Haro era en­ tonces un hombre poderoso. “ Los Haro tenían grandes posesiones en la corona de Castilla, en donde jugarían un papel

fundamental, llegando a ser la familia mas poderosa tras la real". En concreto, el padre de María. Lope Díaz de Haro, ayudó en gran manera a que el hijo se­ gundón de Alfonso X fuera nombrado heredero del trono por medio de la prevalencla de su consejo ante el monarca.

Semejante favor fue después pagado por Sancho IV cuando llegó a ceñir la corona.

A Lope le fue otorgado el título de con­ de, fue nombrado alférez real y poseía la mayordomía de palacio junto a la castellanía superior de un número considera­ ble de fortalezas del reino. Títulos y car­ gos que fueron dados además en herencia a su hijo don Diego.

Tanto era su poder que el historiador Labayru no duda en afirmar que Lope tuvo "poderosa Influencia con don Sancho, de cuyo ánimo se apoderó”. El principal caba­ llero se hallaba secundado por su yerno el Infante don Juan, marido de María.

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Si en el interior del reino castellano era poderoso Lope, en la "frontera sobre los moros” tenia el generalato su herma­ no don Diego López de Haro, que luego ocuparía el cargo de su sobrina María en el Señorío, por lo que fue apodado el Intruso, y otorgó una Carta-Puebla a Bilbao en 1300.

MUERE ASESINADO El. PADRE DE MARlA

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A partir de la muerte de Alfonso X el Sabio se va a suceder una lenta e inexo­ rable guerra en Castilla, de la que se va a resentir Bizkaia como patio trasero y es­ cenario de esos conflictos por la corona.

La sucesión de Alfonso en sus hijos, aun­ que correspondía la herencia a los hijos del primogénito fallecido, es la excusa empleada para asesinar a Lope Díaz de Haro, padre de María. Él, que ayudó al hijo Sancho a obtener el trono, se ve mal pagado y ello le cuesta la vida.

Habiendo perdido el favor del rey, es convocado con engaño a Cortes en Alfaro por el rey Sancho en 1288.

También es convocado el infante don Juan, su yerno, marido de María. Allí, si­ mulando que les pedía un consejo, dijo el rey "pues yo con otro acuerdo vengo, y es que vos ambos finquedes aqui con­ migo fata que me dedes mis castillos ¿Presos? dijo don Lope, y llamando a los suyos arremetió al rey con un cuchillo".

Posteriormente dos de los caballeros de don Sancho dieron "al conde un mando­ ble en la mano derecha que la tenía al­ zada, que la cortaron cayendo al suelo con el cuchillo empuñado. Dos golpes de maza que le dieron en la cabeza pri­ varon de la vida acto continuo al des­ graciado conde y señor de Bizcaya, que remató su carrera tan tristemente”. El marido de María fue hecho prisionero en el suceso.

LA DEEENSA DEL SEÑORIO DE RIZKAIA Vamos a ver por fin aparecer a María Díaz de Haro I en primer plano como protagonista de la historia a finales del siglo XIII, tras ser asesinado su padre, Lope Díaz de Haro, por el rey de Castilla Sancho IV. Su muerte se debió al desme­ dido poder que ostentaba el de Haro siendo Alférez y mayordomo de la coro­ na por lo que al poder militar de la fron­ tera con los musulmanes, los castillos y fortalezas, unía el control de la economía y el acompañamiento del rey castellano.

Dichos cargos fueron prácticamente he­ reditarios de los varones Haro durante más de tres siglos hasta que se extinguió el linaje.

María ha estado viviendo alternativa­ mente en Paredes de Nava, en el monas­ terio de Perales cercano y posiblemente en el de Cañas. Luego la veremos acudir a Lerma, a Navarra y luego estará tam ­ bién en Bilbao y Bizkaia.

Al morir su padre, quedará el Señorío en manos de Diego, hermano de María, pero éste fallece pronto y a partir de ese momento va a recaer en María primero y luego en sus descendientes mujeres la legitimidad de transmisión del Señorío, que no desaparece por ostentarlo una mujer.

Ciertamente "salió de su casa ese Señorío en varonía" pero esa no es la ra­ zón por la que su tío don Diego López de Haro se alzara con el Señorío despla­ zando a nuestra María al morir su her­ mano. La razón estriba en que, en un momento en el que hablaban las armas, por las guerras de Castilla y Aragón, la lucha de bandos en Bizkaia, y la llamada Reconquista del sur, era lógico que su tío Diego, aprovechando su fuerza ar­ mada, se encargara de liberar a Bizkaia que había sido ocupada militarmente por el rey de Castilla, quedándose des­ pués el cargo de su legítima heredera.

siendo por ello apodado el Intruso. Este apodo también puede formar parte de la crónica negra que difundió la historia castellana escrita a dictado de los mo­ narcas que disputaban el territorio a los Haro.

También se ha dicho que la sucesión de María, al ser femenina, creo tantos problemas que generó una guerra civil en el Señorío, pero esto no es cierto. La guerra, como se verá, estuvo provocada

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por la ocupación que el sucesor de Alfonso X hizo del Señorío, nada más morir Lope y Diego, y también porque los infantes de la Cerda, luchan entre ellos despiadadamente, haciendo que los hombres de la familia Haro peleen entre sí apoyándoles a ellos o en nombre de los derechos de sus mujeres al Señorío.

En conclusión, que la guerra en Bizkaia no la provocaron ni María ni las otras le­ gítimas señoras de Bizkaia.

“ELLA NO LE QUEMA SER MANDADA" María se casó el 10 de enero de 1287 con el infante don Juan, hijo de Alfonso X el Sabio, que era gran amigo de su padre y que le llevaba muchos años. María en­ tonces debiera tener unos 27 años. Él era ya viudo de Margarita Montserrat y Cornueües de quien tenía un hijo llama­ do Alfonso.

Un año después de su boda María se quedó huérfana de padre que fue violen­ tamente asesinado como hemos visto.

Entonces se refugió en Navarra porque su marido estaba preso desde estos su­ cesos y ella quedó absolutamente sola.

Pero poco después se acercará a morar en el Señorío.

En realidad la posición de su marido respecto al Señorío de Bizkaia no fue me­ jor que la de su tío. El infante don Juan era demasiado ambicioso, tenía el cora­ zón dividido entre sus derechos al trono de Castilla por ser hijo de Alfonso X el Sabio y Bizkaia, que le correspondía por su mujer y engrandecía su poder y posi­ ción frente a la corona castellana. Tenía envidia de que sus sobrinos fueran reyes y él no. Llegó a autoproclamarse rey de León, para dividirla de Castilla, unificada desde la época de su abuelo. Llevó una política de pactos de cambiar a Bizkaia por posesiones de fuera de territorio.

Siendo ya el Intruso señor de Bizkaia, don Juan llegó a un acuerdo por el que se le daban a él y a su mujer posesiones de fuera de Bizkaia, a cambio del Señorío.

Fue exactamente en éste momento

cuando don Diego dio la carta puebla a Bilbao, ya que en junio de 1300 se hizo el pacto del marido de María y don Diego y pocos días después, el 15 de ju­ nio, Diego firma la carta puebla de Bilbao.

Sin embargo, poco después don Juan renegó diciendo que "fuera hecho con premia", premura, y que su mujer doña María "nunca lo otorgara". Alegó que cuando se produjo el trueque, ella pro­ testó "ante escrivano publico que non le plasia de quanto el infante don Juan -su marido- fasia por ella en rason de Vizcaya é de otros de sus heredamien­ tos". Aquí, por fin, encontramos el pare­ cer de María Díaz de Haro, una voz dis­ cordante de hace 700 años que nos llega del confín de esa Edad Media.

Tanto fue así que el rey castellano, para llegar a un auténtico acuerdo, pidió que ella otorgase personalmente su con­ sentimiento ante él. Pero María no cedió un ápice, aunque le diesen diez veces más de lo que valía Bizl<aia. Le ofrecía Cipuzkoa, con San Sebastián y Hondarribia y Salvatierra de Álava "(...) e Doña María Díaz le respondió que esto nunca lo faria, que como quier que le davan a Guipúzcoa que si le diesen diez tales como Guipuzcoa e demas quanto valiese Vizcaya encima, que non lo tomaría nin dexaria la de­ manda de Vizcaya, en ninguna ma­ nera, ca antes querria atender quan­ to Dios quisiese para demandar lo suyo, que non rescibir por camio de­ lla ninguna cosa que le diesen".

Encontramos graves desavenencias conyugales entre María y su irritado marido "pues ella non le quiere ser mandada nin faser lo que el quería", de­ jándole en mal lugar ante toda la corte de expertos en leyes, divididos entre ella y el rey, pero amedrentados por éste. En su enfado llegó a proponer que se le des­ pojara de sus bienes, cosa que doña María evitó con su acertada política.

Al final se impuso un acuerdo entre, don Diego y María, con la intermedia­ ción de la reina de Castilla, María de Molina, e incluso del papado. Se decidió apoyar la solución de que don Diego de­ volviese el Señorío a su sobrina María después de su muerte. Este acuerdo fue sancionado por las juntas de Bizkaia re­ unidas a finales del verano de 1307, a convocatoria de don Diego y con presen­ cia en ellas de María Díaz de Haro. El hijo de don Diego, Lope, aceptó, en beneficio de su prima y delante de las Juntas de Bizkaia en pleno, no suceder a su padre.

La otra hija de don Diego que se llamaba exactamente igual que su prima, tam ­

Carta-Puel>lu c< maJa

por M a ría iJ ía z

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RecKíacíón idea bién respetó la decisión.

En su testamento reali------zado el año 1325, hacía herederos a sus dos hermanos, Lope y Fernando, con la reserva de si esto no era legal "que la den a donna María muger que fue del infante don Johan por los pleitos e posturas que ovieron ella e don Diego mío padre".

MARÍA DÍAZ DE HARO REJUNDA RÍLRAO EN 1310 á

I 96

María fue exaltada al Señorío nada más conocerse la muerte de don Diego y se­ gún lo pactado le hicieron pleito homena­ je en la primavera del mismo año 1310. Lo primero que hace María al recibir el pleito

nelXIV

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. . . .

homenaje de las Juntas ------de Bizkaia es ocuparse de Bilbao. Las gentes de la Villa, que ya habían hecho gestiones delante de los antecesores de María, acudieron a ella, suplicando la revalidación de la célula.

Cosa a la que María accedió, dándoles el 25 de junio de 1310 la célula de funda­ ción o refundación de Bilbao. Esta vez va a ser la definitiva.

La carta, entre otras cosas, dice "(...) hago en Bilbao de parte de Vegoña po­ blación y villa que le dizen el Puerto de Bilbao". Los términos serían los mismos de la vez anterior y en la actualidad; des­ de el puntal de Zorroza, pasando por el Pagasarri, hasta Etxebarri y, por la sierra de Ganguren, hasta el puntal del fondón de Deusto hacia Lutxana.

Confirma María que la población bil­ baína queda libre de pagar peajes a las

Recreación i j e ^ J e R ilL o e n e lX V

mercancías que llegan tanto por tierra como -------por mar. La mayor no­ vedad otorgada por la señora de Bizkaia es la de ordenar que "el camino que va de Orduña a Bermeo, que pasa por Echevarri que vaya por mi villa de Bilbao e non por otro lugar". Esta or­ den fue fundamental para el porvenir de Bilbao. Con ello se consiguió que todo el tráfico de Castilla, que a través de Burgos llegaba a la costa, en vez de ir a Bermeo -el principal puerto del Cantábrico-, fue­ se a Bilbao, lo que le aseguraría una gran ríqueza. María abríó las puertas de Bizkaia al mundo del comercio y de la cultura.

El 1322 María funda la villa de , en 1325 Lekeitio y en 1327 Ondarroa. Con ésta política María trata, desesperada­ mente, no sólo de asegurar una salida comercial de la Meseta al mar, evitando

con ello nuevos enfrentamientos, sino dar a Bizkaia la posibilidad de relacionarse con Europa y el Mediterráneo a través de sus costas, sin dependencias. Es lo fundamental de su mandato, y en ningún otro señor de Bizkaia vemos un proyecto tan claro y decidido.

________

LA NltlADC MARÍA HEREDA EL StÑORlO María de su matrimonio tuvo tres hijos. El mayor, Lope, murió joven. La segunda María, se casa con otro Juan Núñez de Lara y no llegó al Señorío. Será el tercero, y único varón en el momento, el que he­ rede el título, don Juan, apodado el tuerto

I 97

Parroqu ia «I»; Santa

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M a r ía Je P ortu galele y al que se repre­ La crisis se senta con un par­ desata cuando su che en el ojo. Don hijo Juan, siendo Juan se casa con señor de Bizkaia, Isabel de Portugal, fue asesinado en la hija del rey de ese país, y tienen por 1326, también violentamente, como su hija a María, la que llegará a ser María II, abuelo Lope. Tras su muerte, María ma­ señora de Bizkaia, aunque cuando murió nejó los hilos conyugales para asegurar su padre ella era muy niña y tuvo por re­ la descendencia en su nieta, la hija de presentante a su madre. Esta María se este único hijo, casándola con Juan casa con otro Juan Núñez de Lara, el IV. Núñez de Lara, volviendo a reforzar los

lazos de los dos grandes linajes enfren­ tados a Castilla. La joven nieta, María, vivía en Portugalete y de allí fue sacada en barco hasta Baiona emprendiendo un exilio en 1326 que luego le llevaría has­ ta Burdeos. En el exilio se encontró con el que iba a ser su marido, el cabeza de la casa Lara, Juan Núñez, quien, como todos los hombres de la familia, inten­ tará defender el Señorío con armas ya que había sido nuevamente invadido por el rey de Castilla, Alfonso XI. Para impedir la ocupación militar de Bizkaia, María, la abuela, estaba en el te­ rritorio y continuaba siendo la verdadera gobernante de Bizkaia, lo que se com­ prueba porque sigue interviniendo en pleitos, lo cual era obligación de los se­ ñores de entonces. Un ejemplo de ello es de 1329, cuando María manda a los al­ caldes de la Hermandad que "ejecutasen a los banderizos que perturbaban la paz del Señorío y que fuesen hallados en cul­ pa".

Otro ejemplo es la sentencia de doña María dada al patrono de Begoña y al Cabildo de Bilbao sobre el reparto de diezmos, a medias, entre el monaste­ rio de Begoña y la iglesia de Santiago.

Ordena que su resolución valga para siempre, y manda "a todos aquellos é aquellas señores o señoras mios herede­ ros que en pos mi han a heredar a bizcaya (y) a los Abades e Abadesas que tendrán el dho Monasterio en Renta ó en Soldada non sean hosadas nin pue­ dan ir contra esta abenencia que ante mi es puesto". Nótese que éste escrito incluye claramente el femenino y el masculino en todos los cargos, y por ello es único para entender a ésta seño­ ra de Bizkaia que asumía su poderío y el de su nieta.

María I, ya había decidido ceder el Señorío a su nieta María, lo que hizo en 1331. Ceder el Señorío en vida es un acto de generosidad y realismo para evi­ tar la crisis tras su sucesión que, estaba claro, iba a ser femenina. A pesar de las

previsiones de María, el Señorío vuelve a ser ocupado. Desde Lerma, Juan Núñez de Lara, yerno de María, reivindica el Señorío en nombre de su mujer, María Díaz de Haro II. Va a repetirse el mismo pleito con los maridos de abuela y nieta.

Su yerno iniciará la guerra en Castilla mientras el rey no le entregue "todas las villas e logares que decía que lo debia heredar él por su casamiento de Doña María que el avia por mujer". Mientras el rey sitia durante meses en Lerma a su nieta, es María I la que defiende el Señorío, permitiendo que se levantaran y armaran las casas fuertes y se consolida­ ra la muralla de Bilbao.

A ello se añade otro problema que no había surgido antes, a pesar de la con­ sanguinidad manifiesta de generaciones.

En 1346 los señores de Bizkaia, doña María Díaz de Haro II y su marido, pa­ rientes en grado prohibido, tuvieron que pedir al Papa Clemente VI la dispensa para validar su matrimonio. "Sobre el pe­ cado en que caimos, porque siendo pa­ rientes de una parte en tercer grado, e de tres partes en tercer grado, casamos en uno de fecho, sin licencia e autoridad de la Iglesia de Roma". Parece que se arre­ gló donando tres capellanías perpetuas, con renta de oro en Florencia.

EL FIN DE LA CASA HARO Poco después muere María Díaz de Haro II al nacer su hijo pequeño. Se ubica en Palencia el óbito y puede ser en Paredes de Nava, donde estaba el monasterio de Perales que albergó a María I en sus últi­ mos años. Tras la muerte "celebráronse exequias por ella en todo el Señorío con verdaderos signos de sentimiento", y le hereda en el gobierno del Señorío su hija Juana, biznieta de María. Continúa el go­ bierno femenino. El rey persigue a Tello, marido de Juana, pero al huir éste de

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Bizkaia, encarcela a Juana y le mata un tiempo después, se piensa que envene­ nándola. Hay historiadores que dicen se la llevó a Jerez como rehén y allí le asesi­ nó, otros historiadores creen que fue en Aguilar de Campoo, villa que les perte­ necía y que el rey ocupó también. Las mujeres como rehenes en guerras, plei­ tos y compromisos.

Posteriormente el rey encarcela y en­ venena también a Isabel, la otra biznieta de María, después de asesinar a su mari­ do, don Tello, en Bilbao. Con Tello habían continuado las alianzas matrimoniales de los Haro, ya que Tello era un hijo bas­ tardo del rey Alfonso XI con Leonor de Guzmán. En todo caso hay que destacar la gran diferencia, incluso en la muerte, entre los hombres y las mujeres de la fa­ milia Haro. Ellos mueren en batallas o enfrentamientos, siempre cerca de los reyes, mientras que ellas serán elimina­ das en prisión, alejadas de la vida públi­ ca.

Esta segunda oleada sangrienta pudo acabar con el linaje Haro, al exterminar a las mujeres de la familia, viendo que con los hombres no era suficiente. Pero, sor­ prendentemente, otra mujer heredó el Señorío, Juana Manuel quien al parecer era pariente de los Haro. La historiografía clásica no se pone de acuerdo sobre si era descendiente de Diego López de Haro, el abuelo de María la Buena, o del Diego apodado el Intruso. El caso es que Juana Manuel casada con Enrique, rey de Castilla, cedió a su hijo Juan el Señorío no así a su marido. Posteriormente al morir su padre, y ser nombrado Juan rey de Castilla, heredó tanto el Señorío de Bizkaia como la corona de Castilla, que se fusionaron en el mando. Había des­ aparecido el linaje Haro, el de Lara, el de los Castro, y todos los antiguos linajes del norte que iniciaron la Reconquista. A partir de aquí habrá otra gran renovación de la nobleza peninsular.

A pesar de todo no hay que olvidar que la nieta de María había puesto una

condición, en el caso de que el Señorío pasara a la corona de Castilla. Todos los reyes tendrían que jurar los fueros, re­ dactados y aprobados por las Juntas Generales de Bizkaia y ya jurados por ella. Se respeta así la potestad de Bizkaia para reconocerles como señores y seño­ ras.

Los Reyes Católicos fueron los últi­ mos que acudieron al territorio a jurar los Fueros, los siguientes se limitaron a firmarlos en la distancia. Los juramentos se hacían en la llamada actualmente Ruta Juradera que comienza en Bilbao, en el Portal de la Villa, pasa a Larrabetzu y de allí hasta el árbol de Gernika, para acabar en Bermeo, primera villa marinera de Bizkaia. Pasar por Larrabetzu no era sólo por ser punto intermedio. Allí hubo unos mortuorios que pertenecían a los Haro y donde podría haber sido enterra­ da María la Buena, cerca del árbol de las antiguas Juntas de Aretxabalaga.

DEBILIDAD DE LA MEMORIA En 1330 se produjo una sentencia epis­ copal entre María Díaz de Haro I y el Monasterio de Leire, sobre la villa nava­ rra de Ribas a la cual pertenecía el mo­ nasterio de Leire. María alegó en el juicio que tenía derechos por sus antepasados.

En Leire se conserva un documento en el que "reconoce haber recibido del monas­ terio de Leire y de su abad d. Guillén de Mompensant dicha villa e iglesia por su vida y para que vuelva a ella después de ella". Puede ser incluso que María quisie­ ra ser enterrada en Leire, cosa que al pa­ recer no consiguió.

Lo que es seguro es que Navarra fue lugar de refugio de María cuando su pa­ dre fue asesinado en 1288. Fue llevada allí por su hermano Diego antes de re­ unir a todos los hombres del clan Haro, incluido el abuelo conde de Bearn, para

1)am a y sirvienta según lápiz Je 1500

murada y dotada de resarcirse de la muerte carta de fundación por HKil a J o / ) . ¡as orillas de don Lope, el cabeza Juan siendo ya señor de del linaje.

J e l L oira (M useo Bizkaia e infante de Según manuscrito, C luns) Castilla, el día 1 de al alba del miércoles 3 ________ agosto de 1376. En su de noviembre 1342 -------texto dice: “Y do por moría María Díaz de términos a la dicha villa Haro I. El lugar aparece que se ha de hacer en Larrabezua que con el nombre irreconocible de llaman la villa nueva de Burresonaga".

"Breasaichaga", por lo que se piensa que En las postrimerías de la casa de Haro pudo ser Berresonaga, en jurisdicción de encontramos que Juan, antes de abando­ Larrabetzu. Precisamente, esta villa fue

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Ig le s ia ju r a d e r a

Je San Emeterio

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nar tos apellidos y pasar Sería de interés el y San C eleJ onio, a ser sólo el rey de avance en investigación Castilla, lo que hace es arqueológica de esos Larral)e(zu, quizá e ocuparse de "los mor­ enterramientos, porque lu gar en que fuera tuorios de Berresonaga”, el olvido de las señoras enferraJa M a ría los enterramientos "se­ de Bizl^aia es tan mani­ O ía z J e H aro gún los habia hasta fiesto que incluso en la aquí”. Y ordena, en la _________‘ * Casa de Juntas de carta puebla, que se de­ Gernika, en la sala de jaran los antiguos mor­ plenos donde aparecen tuorios que "los pudie­ retratos de cuerpo en­ sen tener y heredar los parientes que los tero de los señores de Bizkaia, hechos la dejaron hasta el cuarto grado”. Con el mayoría pòstumamente como alegoría, cuarto grado, si se mira por línea directa no existe ninguno de las señoras de se llega a María Díaz de Haro I, su propia Bizkaia a las que ni se menciona ni se las pariente. ve a pesar de que, como se ha descrito En 1994 Larrabetzu fue declarado en el presente trabajo, jugaron un papel Conjunto Monumental por el Gobierno imprescindible en la historia de Bizkaia, Vasco y por ello todas las intervenciones de Bilbao y de Europa. están protegidas, lo cual determina el nuevo Plan de Ordenación Urbana que MARTA BRANCAS ESCARÍIN se está elaborando en estos momentos.

Histaríadora y periodista

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LIBROS

CO RBEIA. PAISAJES Y LEYENDAS

ITXINAKO AZKEN ARTZAINA

« Carlos Ortiz de Zárate_____________ EDITA « Autoedición

AUTOR« Fernando Pedro Pérez

Cogiendo como eje del trabajo el macizo de Gorbeia, el autor ha recopilado en un solo volumen casi dos centenares de mitos, leyendas o curiosidades históricas.

Con ellas quedan prácticamente refundidas en un nuevo volumen las grandes aportaciones, básicas en este campo, que hicieran Barandiaran o Azkue en su día o Manu Etxebarria en épocas más recientes, así como referencias de diversos autores.

Al margen de ellas, el autor, habitual co­ laborador de esta revista, ha realizado sus aportaciones particulares, especialmente interesantes en lo referente a la siempre descuidada vertiente meridional del macizo.

Presentadas con unos textos breves y agradables, la lectura entre las diferentes le­ yendas se hace con gran rapidez. Pero si algo destaca con luz propia en este trabajo es la entrega de las fábulas, acompañadas de unas extraordinarias fotografías del mismo autor y con una exquisita maquetación del trabajo.

En cierto modo, una muestra de buen gusto.

Se echa de menos, sin embargo, una revisión contrastada de algunas informaciones usa­ das, ya que en ocasiones se repiten inexacti­ tudes iniciadas por algún autor.

En cualquier caso, es algo ínfimo frente a esta gran obra que, por fin, reúne fábulas y relatos de ambas vertientes y que, por su ingente información y su belleza estética, no debiera faltar en la casa de nadie que ame nuestras grandes montañas.

A menudo recurrimos al pastoreo de ga­ nado ovino como referente de la quintaesencia de nuestra cultura, la de lo más intrincado de su alma. Y, en efecto así es.

Pero, por mucho que aún que­ den rebaños y ganaderos en nuestras grandes montañas, puede decirse que la cultura del pastoreo tradicional, ha desaparecido. Accesos fáciles, vehículos y cómodas chabolas han cambiado por completo aquella dura profesión.

Una excepción en todo ello es la de José Mari Olabarria, conocido en el orbe pastoril como "El Rubio" y que aún acude con sus ovejas al complicado paraje de Itxina, el íaisaje más escabroso y sobrecogedor que layan conocido nuestras montañas. Difícil para el caminar y radicalmente imposible para cualquier otro medio resulta acercarse a su chabola.

Al margen de ello, José Mari es la única y gran fuente de información de quien quiera saber de fábulas, historias o de toponimia de aquel lugar: su memoria fuera de serie ayuda a ello.

Y sin él pretenderlo, El Rubio representa como nadie aquel pastoreo hoy ya añorado por nostálgicos y etnógrafos.

Esta obra, presentada con tapa dura y bellas fotos de García Uribe, repasa casi de un modo novelado, la vida de ese pastor ya convertido en leyenda. Las certeras palabras de Fernando Pedro Pérez, desgranan su vida y la de su mujer, Josefina Petralanda, no me­ nos importante en su labor que el afamado pastor.

AUTOR

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EDITA« Arrain Editoriala / 128 págs.

ARKEOLO GI MUSEOAREN KOADERNOAK « Arkeologi Museoa (Bilbo) E D IT A « Bizkaiko Foru Aldundia. Kultura Ondarearen Zerbitzua / 3 €

AUTOR

Desde que en abril de 2009 abriera sus puertas el nuevo museo arqueológico vizcaíno "Arkeologi Museoa" su actividad ha sido incesante.

Al margen de las habituales visitas y acopio y gestión de los materiales con interés arqueológico, el museo ha apostado por hacer llegar a la sociedad su gran tesoro y lo que su interpre­ tación histórica nos aporta.

Así, son innumerables los talleres para pe­ queños, ciclos de conferencias, etc. De entre todas las actividades, llama la atención la apuesta decidida por divulgar su patrimonio a través de diversas ediciones. Fruto de ello son los Cuadernos del Arkeologi que preten­ de acercar el patrimonio de nuestra historia al gran público.

El primero de ellos trata del "Arte Mueble en Bizkaia", pretendiendo ser, como su subtítu­ lo reza, una mirada al arte decorativo de la Edad de Piedra. Unos textos precisos pero a su vez breves y de fácil consumo, redactados por Rosa Ruiz Idarraga, nos facilitan un viaje por los 31 objetos presentados. Comple­ mentan el trabajo las precisas fotografías de la misma autora y, sobre todo, del reputado fotógrafo Santiago Yániz.

Con todo, los Cuadernos del Arkeologi se convierten en una acertada apuesta que se revalorizará con la publicación anual de cada uno de sus diferentes números

LA RUTA DE LA PIEDRA Luis M. Martínez-Torres EDITA «EHE/~UPV/79 págs.

AUTO R«

Nos encontramos en varias ocasiones con curiosas obras que, como es el presente caso, llaman la atención por lo novedoso de lo mostrado.

El autor se basa en el estudio geológico de las rocas para dar cuenta del profuso uso de la piedra calizas paleoce­ nas desde la Prehistoria hasta el Gótico, épo­ ca en la dejan de extraerse por agotamiento de las canteras, ubicadas en Ajarte. Este tipo de roca, presente en una franja geológica que recorre de SW a NE la mitad inferior del Territorio, llegó a usarse en lugares tan distantes como Añes en Aiara, a 80 km. O, como sugiere el autor, en San Juan de Orte­ ga (Burgos o Ávila, lo que debió suponer el acarreo de material de cantera durante 347 km. Tal era la calidad para la talla que ofrecía la piedra de Ajarte.

Siendo así, y como cabría esperar, fue usada con profusión en la construcción de la gasteiztarra catedral de Santa María. Y es, basada en este obra, la ruta que nos propone el autor para realizar a pie desde la anti­ gua cantera treviñesa hasta el renombrado edificio. En la guía nos describe infinidad de aspectos para "aprender caminando y no perderse en el camino", como apunta el subtítulo de la misma.

Para facilitar su uso, se presenta en un vo­ lumen de pequeñas dimensiones, apto para llevarlo en un bolsillo, ya que es una obra escrita y publicada no para guardarla en una estantería, sino para viajar, tan lejos o más que las otrora codiciadas piedras de Ajarte.

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>ü ja más enípnaticacm daadeloi icas se sitúa a 2000 metros Itítnd, rodeada de montañas tobre el río Urubamba.

L30 Km. de Cuzco. Sa^ :onstrucción podría da^ l^iglo XV, pero la historia se | >lvidó de ella hasta 1911, ei le descubierta por el Mplorador H. Binghc istos arqueológicos se disp< sn tenazas construidas en t( una plaza central y unidc tte 9umezQga£jtsj(

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Ritos fu n era rio s en Euskal H erria Ermitas juraderas I El balneario de Orduña en el XIX I Gorbeia, el medio subterráneo I Minas en Ardituni I Aiako Harria I El hongo trufa

La te ja , usos tradicionales Laudio, tradición tejera I LosTxistus Cancedo I ElBadady I Murales en Munjeta I El puente Bizkaia I Agotes I Eljamón i Eneko, Iñigo, Ignazio, Iñaki

La b o in a y lo s vascos La Encartada, una Fábrica-museo I San Juan y Santa Eulalia I Hacer la colada I ¡Agua va!

I Armas vascas para un Imperio I Kortaur eta Irukutzeta I Petrus,Peru,8etiri,Kepa

Explotación y transformación del monte Simon Whitburn, tumba de minero I Centinelas de Toloño i Cruz de Castillo I La metereología tradicional I El jaspe delV^UedeLlodio i MirenyMaria

Pipas trad icio n ales d e arcilla La vieja del monte 1 Un cuadro de José Arrue recuperado i Dragones y serpientes \ La cueva de Baltzola I La bellota, alimento de humanos i Mendaur

El Fuego Nuevo en la cultura vasca Las vírgenes de la Antigua i La estación ferroviariade Lk)dio 1 El poder de la escritura I Ruta megalítica por Etxalar I Megalitismo didáctico I Las torres de Nandares de la Oca

El Yérmo, la romería de los vizcaínos Euskara Enkarterrín I Silbatos de hace 24 siglos I Grandes mamíferos cuatemarios I Las fiestas de Bilbao en 1876-1877 I El haya I Aitor,Amaia,Asier

Los cerules, prímeriKcultivos en Euskil Herrii Laudio: añoranzas vizcaínas I Septiembre mágicoenEmio I ¿Dónde estuvo la ton? de Orozko? I La cueva de Pozalagua 1 Barrancos Istoray Berrabia I AinhoayArantiazu

Furtiviano en Kanptzu, actividad por el hambre Viejo caniaval rural en Aspárrena I Elunicomio er Euskal Heiria I Lekeitio,entreelmaryla tierra I Ai^nekoarri, la leyertda de pastoreilla I Uxue y Usoa, nombres de altos vuelos

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H xe r u l, un oficio vecinal desaparecido Hacer cal trabajo de vecindad I Conocer Bilbao I Contencioso en Sierra Sálvada I El puente de Bitorika I Sierra de Kodes I Estibaliz

Banderas vascas: Ikurriña y Arrano Beitza Nombres con significado ofensivo I La Casa del Coirón i La erm ita de Magdalena. Zuberoa i El pino radiata I Xabier, et santo navarro

Apuestasvascas:|xlota,tr9Ín(ns, bwyts y aneroj Lagares rupestres, arqueología del vino I El rítural de las cabezas cortadas I La Cueva de los Gentiles de llarduia I Magia y verrugas I Aitziber

Castillos de Nzkila, historia de Reyesy Señores El Castillo de Untzueta I Ereñozar: castillo, iglesia y necrópolis I Meñakako azken gaitzerdiegilea > Cocineras vascas I Jugatxi y Eskolunbe

Naipes musicales, singular historia de una baraja La memoria de una pastor de Corbeta i La erniita de San Martín de Manaría I Et monasterio desasióla I Baserri nunca fue caserío I Irati, Iratxe e Irantzu

M uerte de un euskaldún en Altube La explotación de las abejas en el occidente vasco I Apicultura en EItziego i Arquitectura modemista I Portugalete en el siglo XIX I DeAiala aAiara

C a rlis ta s , m ás a llá d e la g u e rra La vid silvestre, un tesoro amenazado I El cultivo de la vid, historia del chacolí alavés I Lezama en la II República I El estornudo, el camino del diablo

In d u m e n t a r ia p o p u la r v a s c a El poblado nxnano de Foiua I G is te s , del mito al ser humano I Gigantes«camev huesorjuanCazteadeAr^lu I Zotorra,la bnjjadeAgurain I Rituales del pan

La peste Pánico en la Vitoria del siglo XVI San Fausto, superstición y devoción I Los exvotos populares en Bujanda I LosAretxabalayel ron cubano I El Flysch de Zumaia I Rituales de posesión

B ílb o tik D o n o s tia ra 3 8 m in u t u t a n ir is te k o . D o n o s tia tík

Para lle g a r en 3 8 m in u to s de B ilb a o a S an S e b a s tiá n . En dos

M adrílera b i o rd u tan , e ta G asteiztik Barisera bost ordu ínguruan.

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