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ESTRATEGIA EXTREMADURA 2030 Y LA DEHESA
En definitiva, la intención que persigue esta guía es la de aportar unos conocimientos básicos y suficientes para implantar y concienciar sobre los Bancos de Conservación.
2.- ESTRATEGIA EXTREMADURA 2030 Y LA DEHESA
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El suroeste de la Península Ibérica cuenta con uno de los ecosistemas más paradigmáticos, la dehesa y el montado (1,3 millones de hectáreas en Extremadura).
La dehesa representa el símbolo extremeño de la integración de la economía productiva y el ecosistema en un modelo de sostenibilidad experimentado en el tiempo y con proyección de futuro, con clara vocación transversal de innovación verde y circular. Su carácter integrado, identitario, singular, diferenciado, tangencial y representativo integra la interrelación de la agricultura, la ganadería, el turismo, los aprovechamientos forestales, la industria, la artesanía, el ocio y el deporte, la cultura…
Sin embargo, su sostenibilidad se encuentra en riesgo de deterioro medioambiental constante, con la consiguiente decadencia del sistema productivo que acoge.
Como sostiene la Ponencia de Estudio del Senado sobre la protección del ecosistema de la dehesa: “la gravedad de esta situación no sólo afecta, como se pudiera pensar inicialmente, a propietarios y administraciones responsables, sino que tiene un alcance general y todos los ciudadanos serían lamentablemente perdedores de este valioso ecosistema generador para ellos, casi sin que lo sepan, de múltiples beneficios públicos ambientales”.
La Política Agraria Común (PAC), a menudo apartada de las singularidades territoriales en la gestión normativa y de los recursos, puede no garantizar la continuidad del ecosistema de la dehesa, que se encuentra con una alta situación de vulnerabilidad económica y fuertemente amenazada por otros problemas de índole ambiental y sanitaria.
A ésta se suma la falta de regulación legislativa específica, la carencia generalizada de planes de gestión integral de fincas, un insuficiente conocimiento técnico y científico aplicado a sus capacidades, la débil regeneración y estado sanitario del arbolado, la degradación del suelo, la baja valorización de la calidad de sus productos extensivos, la aplicación deficiente de normas de calidad, la regulación de la gestión cinegética, la imprescindible mejora de la calidad del corcho y su certificación, el escaso aprovechamiento para bioenergía o para servicios como el agroturismo. Son factores que contribuyen, en general, a debilitar el magnífico potencial natural y productivo de la dehesa y el montado.
La dehesa tiene una importancia ecológica, económica y sociocultural de tan alto valor en Extremadura, que requiere de una mayor visibilidad y presencia para afianzar compromisos concretos de los organismos del Estado y de la Unión Europea, pues es responsabilidad de las instituciones velar por la gestión de los recursos medioambientales garantizando su conservación, la recuperación y puesta en valor de las potencialidades que atesora su patrimonio natural y el aprovechamiento sostenible asociado a éste. En el mismo sentido es esencial favorecer y fomentar la viabilidad de las explotaciones agroganaderas, la conservación de la biodiversidad y la provisión de servicios ambientales públicos, así como otras actividades económicas compatibles para garantizar su supervivencia, recuperación y puesta en valor.