FIESTA DEL MAGIS Trato de encontrar un rótulo que presida y ponga título a estas líneas, pero no encuentro el más adecuado dadas las circunstancias, es posible que antes de acabar la totalidad se me ocurra algo, lo buscaré en lo profundo, en lo emotivo, en lo que te pide la mente en los impulsos nacientes. El año pasado lo tuve más fácil, se lo robé directamente a Ramón y... a otra cosa. Yo sin robar, usurpar, piratear, apropiarme de algo al descuido no soy nadie, pierdo mucho, lo reconozco. Por esta razón he echado de menos a D. Nemesio que el año pasado fue mi víctima propiciatoria, se quedó sin la rica mermelada de la huerta murciana. Este año mi tarro viene viudo, sin alegría, esperando que le dé el aprentón a la tapa. Eso no es, no tiene mínima gracia... eso si, la mermelada es bocado delicioso, pero disfruto solo una vertiente del asunto. Dos son mis juntaeras, dos mis vuelos por el mundo magisteriano, dos mis brotes de adrenalina aplicada al pasado, pero también al presente y dos son mis disfrutes en la batalla. Entendida ésta por el roce tu a tu, corto, escaso, casi ridículo pero enriquecedor, lleno de generosa dosis de sentimiento, colmado de sensaciones que no quieres abandonar nunca, sabiendo que el zapato de Cenicienta te lo has de quitar a las doce y ese encanto de la niebla del día se va a disipar aunque calmadamente. La niebla impregna todo de un halo de sentimiento, el pasado parece aflorar, la mente se invade de recuerdos que, de manera impulsiva, brotan sin permiso. De alguna manera trasladas el tiempo al pasado, es como si te cambiaran el escenario, como si te viniera a la mente secuencias correlativas en el dormitorio, comedor, aula, patio...El tren de la vida nos lleva adelante de manera imparable, pero el tren de la reunión magisteriana hace un giro burlón para atrás que te colma de todo lo positivo, emotivo y juvenil que te ha dado la vida en el Magis. En el viaje de vuelta a casa ordenas todo con la frescura de la inminencia, eres capaz de ir asentando lo vivido, tienes ese regusto que te dura y desearías que fuera eterno. Recuerdas las risas, las anécdotas, las caras, el cariño desbordante de todos sin excepción, te das cuenta también que no a todos has tratado por falta de tiempo, quizás por no saber realmente de quien se trataba, es posible que no les hayamos conocido por no ser coincidentes en el tiempo. De cualquier forma me disculpo desde aquí de estos casos, descubro mi timidez como respuesta, pero en próximos años prometo por mi conciencia y honor que le daré un viraje a estas dudas. Me hubiera gustado gozar de la presencia de algunos magisterianos que tengo en mente, por diversas razones, entre otras por dar respuesta a esa cascada ansiosa que me impulsa estos días, el próximo año pasaré lista y subirá nota. He tenido momentos de desborde emocional, cataratas de expresividad, por ello vas a tener que volver maestra Lydia a poner orden. Creo que esto nos ha pasado a la mayoría, ha sido un amotinamiento colectivo. Se impone imprescindible tu regreso, tu ponderación, tu saber estar y el carisma que todos te reconocemos. ¡Ya estoy otra vez envuelto en terminologías particulares, profesionales... he de reprimir mis términos estrictamente laborales! Reencontrarme con Nazaret es uno de esos sentimientos que deja poso, desde la reunión me da vueltas de manera especialmente insistente ese momento, la foto a la que ella se brindó amablemente, su señorial presencia, su capacidad para ser una más en la fiesta y para mimetizarse en nuestro colectivo noblemente. Ayuda a superar la melancolía el objetivo del próximo año, las nuevas ilusiones, sensaciones a renovar... no queda otra. El presente te da un revés que hace templar tus sentidos y que te caigas de la nube, aunque sea de un sonoro batacazo. Lo vivido ahí está, he sido feliz por un día y por otros muchos que saborearé como un tesoro escondido en mi mente y lo haré disfrutar dosificándolo a mi antojo. Vosotros magisterianos sois culpables de mi melancólica dolencia de alma, pero os doy las gracias por ello, esperando que la cura se prolongue en el tiempo y el analgésico tarde en hacer efecto.