La colmena de jesus 2

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JA ALEO REA AL

Tantass y tantas aventurass se han vvivido y padecid do en nueestra genu uina y convulsa colmena educativa que nos heemos olvidado de lo priimordial: NO TENEEMOS o ha sido expuesto o por ABEJA REEINA. Esto los baron nes y desttacados m miembros de la aristocraccia colmen nera, se ha generad do un animado y pedagó ógico debaate interno, en pado las diferentes razas el cual haan particip de abejas y zángaanos, los partidario p os del miento inmediato de una abeja a nombram que agluttine el favor de los descarriados energúmenos, que podrrían ser los os como m monárquiccos, de panza y asimilado collejera azul. Lo os más desprend didos, despreciaativos ee indiferentes, esos pasotas y y perezosos que po or no movverse prefieren n que se les descu uelgue la vela, contrario os a cualquier no orma, áccratas estreñido os de cun na, con cabeza c ro oja y patas negras. Los otros, lo os de afilaada y ngua vipeerina, puntiaguda ironía, con len han por defender los dereechos que luch colmenerros de lass obreras, que tieneen su abdo omen rojo o y otros q que difuminan ese ccolorido e espectro hasta llegar al rosa p palo próximo a su agguijón. En n las asam mbleas se h ha abierto o la caja d de los trueenos, se haan escuchaado gritoss de histerria al vientto, discusiiones chirriantes, ru uidos de sables ttrompeterros y aleeteos pulsivos. SSe enrarecce el ambieente, todo o por ese vvacío comp de po oder, estáá estresad do el agu uerrido lugar, se perfila una nube esp pesa llenaa de polu ución, pro oducto dee los olmeneros. Los zánganos z malos sentimientos co más esparrtanos se aplican piinturas dee guerra en su carrilllada, las abejas a ob breras no o paran de cotille ear difereentes rumo ores. Finalmente loss sabios q que tienen n capacidaad de decisión dentrro del hexxágono, de maneraa democráática, o en el ho orizonte y resuelven: Al no tener t ponen el grito eclaramos y consideeramos qu ue esto ess una abejaa reina de COLM MENA REP PUBLICANA A. está repassando la d dulce histo oria de nuestra Este zángano e uerda que esto colmeena, basada en hecchos realees, y recu


ocurrió un día 27 de noviembre, momento en que se creó nuestra Constitución de la República Colmenera, y es por lo que se celebra en esta melífera fecha el día de la Abeja Magisteriana. Está en genérico, para que los zánganos repriman y abstengan sus impulsos reivindicativos. Tras este párrafo impregnado de motivos y términos de implícito politiqueo, vuelvo al pragmático momento y situar, de un rudo viraje, la vida colmenera allá por el año 1975, cuando éste zángano rondaba las dieciocho primaveras, aunque con una empanada impregnada de miel libada de sedantes floripondios y sembrados de estupefacientes flores, que dejan en fuera de juego al más íntegro y esforzado zángano. Hubo un momento de desconcierto, pero que en la reivindicativa colmena se dudaba de la honestidad de aquellos zánganos que estaban encaramados en la gubernativa república, que aplicaba con estricta sistemática las normas y cumplimentaba las comandas alimenticias de las hambrientas fauces con cierto descuido, apareciendo en los elaborados menús productos con notoria duda. Por ello los zánganos más rojos en su colorido y con más razones subversivas presentadas en sus quejas, trataron, de buen grado, de hacer ver a los zánganos responsables ésta inquietud. Al demorarse en la respuesta y no siendo ésta del agrado del colectivo apícola, se comenzó una loca espiral de activa reivindicación digna de relatar: En mis recuerdos de zángano, falto ya del fósforo necesario para ser preciso en el relato, tuvimos una semana en las que nos hinchamos de libar polen de capullos rojos y, tanta fue la ingesta, que por la noche, ya en la luna llena, nos despachábamos a pintarrajear las paredes y techos de las amplias celdas hexagonales y cuadrangulares de la colmena, de tal guisa que a continuación nos seguía la brigada de limpieza, en la que participaban el zángano director, zángano administrador y su abeja consorte. Nosotros nos empleamos con seriedad y esmero en ese reivindicativo menester, pero la brigada restregaba a destajo, tanto que en las jornadas siguientes aparecían con la carrillada ojerosa, con el gesto lleno de extenuación, echando humo por las antenas y la mirada asesina a todo zángano que aparecía por las dependencias motoras del mecanismo administrativo, con silbidos de envenenado recochineo. La brigada de limpieza actuaba con esa ligereza para tratar de borrar cualquier pista y que no se alterase el gallinero magisteriano. Si he de ser sincero no recuerdo de cómo se las gastaban las abejitas de la otra parte del muro de Berlín, aunque sospecho que eran tan agresivas o más de lo que fuimos los zánganos de la colmena, ya que están inyectadas genéticamente de la encima de la persuasión más contundente y certera. Puedo prometer y prometo que me falla el fósforo y el potasio para dar más datos de aquella etapa, pero es digno de mencionar que se vivía cierto movimiento de cambio en la totalidad de la piel de toro. No puedo olvidarme tampoco de ese 20 N, cuando expiró el zángano falangista Paquillo, dos años posteriores a lo relatado con anterioridad, que tengo entre antena y antena el recuerdo de habernos pillado con las canillas al sol enfrentándonos en un amigable aquelarre futbolístico. La información la facilitó el apícola y mantenido equipo médico habitual. Tampoco olvido a esos zánganos pioneros en estas colmenas que con sus canciones y su música removieron las conciencias del colectivo colmenero de estas tierras, tales como el genial zángano Labordeta, Joaquín Carbonell y la Bullonera, que con su arte nos han ayudado a entender algo más del concepto solidaridad en esta bendita tierra colmenera que es Aragón.


EL EESQUILA ADOR DE ABEEJAS Mieentras pasáb bamos por el autoservicio para dar rienda suelta a las necesiidades culinaarias, recuerrdo que el záángano Prece,, encargado de la fumiggación de laa Colmena, se fijaba en n las testas antenadas de los adole escentes larvarios, cursarríamos 4º dee bachiller. Las cabezas estaban ado ornadas de aaseadas pelaambreras, cu uidadas con e el champú d de miel más cercano c a nuestros mod destos presupuestos dee púberes escolares, peero sin llegaar a ser mellena. Nosotrros las cuidáb bamos con u una delicadezza digna de p pulcro zagal zángano, qu ue estando en plena edad d del pavo apícola, tratábamos de maantenerlas por todos los medios de eesa manera para que nos vieran las d dulces y deliicadas abejittas de la otraa parte del Muro M de Berlín y se fijaran en nu uestros enso ortijados buccles y en lo os sinuosos pelos que conformabaan tan trasceendental y trrabajada zona pilosa. Al p paso del grueeso del grup pito nos advirrtió la autoriidad colmenera que duraante la tarde de aquel “fatídico” díaa, tendríamo os que pasaar todos porr el peluqueero del colecctivo apícolaa, no se permiten n aquel mom mento empecé a sentir un u sudor frío o que recorrría largos traamos de esp palda y zánganos con esaas greñas. En abdom men, las patitas comenzzaron a temb blar, parecía como si fin nalizara ese ccuento de hadas en el q que nos senttíamos inmerrsos, instintivvamente nos escondíam mos tras las antenas a las terminales de d los bucles y buscábamos mentalmente cómo hacer para distraer la atención del Jefe de la autoridad colmenera. En E la comidaa hicimos un na reunión de d alto estado o colmenero o, cada uno aaportaba alguna idea quee pudiera saccar de la anggustia en la q que nos veíaamos envuelttos, de ese prresagio gafe que no nos d dejaba sacarr a flote recu urso alguno p para burlar taan demoledo ora y drásticaa ordenanza. Eraa cuestión de mentalizar la testa, echarle e resiggnación al assunto, mesaar los cabello os por últim ma vez antess de la fractu ura final. Porr ello, durantte la tarde lee eché valor al asunto y me puse en camino del quirúrgico lu ugar, situado o en el primeer piso, atravvesando un largo pasillo o, que no se acababa nunca, y al final de éste, sse encontrab ba un cuchittril con aparejos portátilees de peluqueería y algún zángano sen ntado y siend do despojado o, con los so obrantes de lla operación por el suelo.. Reccuerdo que eestaba “el Peelucas” en la práctica de sus funciones, destaco de él que see trataba de un bicho con n poca “loterría” genética,, el Sr. Mend del aportó en n su caso guiisantes rugossos en lugar de los lisos. Eso era un ggran hándicap para el greemio, ya quee al posarte en el patíbulo de su ch hiringuito co olmenero se hacía notarr sin disimullo alguno, por ese desalm mado ajetreo o interior que no le dejab ba estar quieeto. “Pelucas” era zángano z adu ulto con un elevado tup pé sinuoso, con c una largga onda quee culminaba su cuidada testa, portab ba a media ccara un mo ostacho estilo o zángano m mejicano, co on un recortee recientemente repasado que le daaba un toquee de vendedo or a domicilio o, una ceja sse unía con laa otra sin intterrupción allguna, como más peculiaar presentaba unos guiños en sus ojo os, estilo “p paradiñas” fu utboleras, es decir, abríía y cerrabaa sus ojos con intermite encia inconttenida. bajaba la zon na pilosa dell zángano dee turno y, viiendo su rap pada testa, m me entraron n ganas de salir de Mienttras que reb aquel degolladero o a la carreraa… pero penssé, por un in nstante, en laas consecuen ncias posteriiores de la in ncidencia. Zaangano Prece sería puesto o al día de la espantada, tomaría carttas en el asunto por tan iinusitada deslealtad al “p pelucas” y reecibiría cera de d velero beergantín. Mieentras tanto o “pelucas” retocaba r el flequillo del himenóptero antecesor, que era el e claro ejemp plo de una ed ducativa líneea quebrada en su ampliaa extensión. Llegga mi turno,, paso por la silla “patibu ular”, de reojo miro la caara de “Peluccas” y descubro cómo, aal sacudir el m mandil manch hado de pelos del sufrid dor insecto, se relame y y se llena de e gozo al verr el festín qu ue se le ave ecinaba. Me siento deprim mido, el “Peelucas” es dee tipología leeptosomáticaa, fino como o una aguja, con saltonees ojos y al ccoger con su mano diestrra las tijeras y hacerlas revolotear, r c pierdo el casi e conocimiento apícola en el letal lugar. De repente descu ubro la habilid dad del zánggano Pelucas, comienza a darle un acelerón a las aladas asspas de la tijjera y se hunde en mi nutrida n pelam mbrera, salen n mechones y mechoness inundando el sufrido su uelo del habitáculo, conssigo ver la caara del “Pelu ucas” a travéss del reflejo en el espejo o colgado en la pared y, me quedo p patidifuso, see le enrojeceen los ojos de e agresivo in nsecto, record dándome al comportamiento de un pirómano rodeado r de lumbre, se le inyectan d de sangre, está fuera dee si. Se encueentra en tran nce apícola, n no para de accometer con n las tijeras con mecánico os movimien ntos, pero con su torpe ceerebro claram mente desco onectado de la extremid dad asesina,, seguro que e se nutre de d dudosos floripondioss de campurrrianos verted deros. Cuand do entro nuevamente en e contacto con c la realid dad me perccato de que ha bajado la temperatu ura del centro o de la cabelllera y me veeo rodeado d de los restos del piloso genocidio. Para igualar saaca un mecan nismo atacad do con de las la maano y comienza a remattar su trágicco acto. Estee ejemplar me m recuerdaa a esos esq quiladores procedentes p antípo odas, que vieenen a buscaar fortuna. La ttesta corta eel aire a su paaso, sintiend do los zumbid dos producid dos por cualq quier sonido con mayor n nitidez, me n niego a revisaar la faena en e un espejo o, mi cerebrro me inclin na a pensar en solamen nte hechos ttipificados en el Código Penal Colmeenero.


No me queda m más que regrresar a mi paabellón y deccir a los “colm meneros com mpis” que si sse va la luz, q que no sufraan, que o bombilla. Y Y colo orín co olorado… un abrazo te ha to ocado. tengo

LA COLMEENA ED DUCATIIVA Éraase una vez u una colmenaa en la que cconvivían, seeparados porr una simetríía bilateral, dulces abejaas obreras y toscos zánganos y todos conformabaan ese colecttivo, que ten nía un denom minador com mún: Eran hu uérfanos del mundo apíco ola, de ese m mundo que no o ha estado bien reconocido a nivel de la naturaleza estatal pero que tan ntos beneficios ha dado a toda la piell de toro colm menero. Pocco a poco see fue conformando la co olmena con abejas y zán nganos que p procedían dee naturales colmenas ibéricas, que ju unto con su p petate, año ttras año se iban alojando o en las colectivas celdass de la colmeena maña. A Aquello tenía trazas de serr un lugar co osmopolita, donde los zu umbidos inteeligentes delataban a caada ejemplarr y adivinabaan con much ho tino de la latitud de dónde d preced dían. Unos iban a la zon na izquierda de la colmeena y otros a la derechaa, dependien ndo de razones de sexo, llas obreras aa la izquierdaa y los zángaanos a la derrecha, en esa época, cassi paleolítica,, el eje de simetría era similar al mu uro de Berlín n. Este cuen ntista ha esccuchado de algún zángaano en estad do de delirio, de cómo algún coman ndo en efervvescencia de ánimo, prop pia de la juveenil etapa de e larvado, ha cruzado esee muro a la zona contrariia. Esee lugar estab ba preparado o para dotarr de una vidaa educativa a las abejas,, gozaba de infraestructu ura e instalaciones aprop piadas para eese menesterr, dotando a sus celdas d del mobiliario o especializaado para alojar a todo inssecto himenó óptero ávido de enseñan nza. Existía iggualmente un u claustro de d sabias ab bejas compro ometido con n la terca misión de insttruir al colecttivo. Entre el e eminente equipo de eruditos edu ucadores se podrían deestacar a mu uchos, unos por su curiosidad personal en sus fo ormas y otro os por su tam mbién curiosidad en los m modos de manifestar la expresión ed ducativa. A vvolapié braré a los más m genuinos: La Fune, abejorro levvantino afinccado en estaa colmena p por donde he emos pasado gran nomb número de larvad dos alumnos y hemos sid do objeto dee sus remarcadas adverteencias y de ssus diagnóstticos generallizados de peesimista índo ole, augurand do siempre trompiconess de futuro. La abeja “M Minte” dedicaada a enseñ ñar de muy rraros y clásico os zumbidoss de difíciless declinaciones, pero no n del terren no precisam mente. Zángaano Monserrrat que ensseñaba apícolla química a a muchas prromociones de esta curiiosa sociedad colmeneraa, siendo ejeemplar que tenía la virttud de conseeguir el enten ndimiento de su audienccia. El Pato SSu Alonso, piiloso zángano que contriibuía a comp plementar diiversas áreas de aprendizzaje. La abejaa Nazareth, exigente con n zánganos yy obreras qu ue libaba de sabias floress del conocim miento literarrio. La bellaa abeja Niccole que co onseguía del colectivo zángano un na expectacción propia de “top model”, m desen ncadenando efervescencias colectivas entre los záánganos, pro opia de la adolescente ed dad larvaria. En la docencia deportiva han h existido abejas y zán nganos que han despuntado, princip palmente en n voleibol, materia m o marcábamo os la línea a seguir inculccada por el zzángano Precce, principal mentor de esta especiaalidad y en eel foro maño por ell resto de la plebe apícola. Hemos hecho lo que se ha podid do pero el záángano Precee ha podido pavonearse con la élite d deportiva deel mundo apíícola maño. Por cierto el zángano Prrece ha sido el impulsor del deporte en la colmeena, ha instruido al alumn nado en mateerias deportivas y ha culm minado su caarrera professional en el O Olimpo apíco ola. En el área del ocio el cueentista tienee que poner sobre la mesa m diversass tendenciass sobre las preferenciass de la colmeena: Los zángganos más m macarras iban n a “Zun‐zun n”, discoteca de la Zona d del sufrido záángano (dich ho sea con reespeto por esso de ser un santo varón) San Juan de la Cruz, qu ue ya tenía bastante paciencia viendo o a sus feligre eses mostrando su ombligo despojad do de tela allguna, El Tiro ol que liberaaba del ham mbre a los mas m triperos yy mundanoss himenópteeros, el


Txoco os, “Picapied dra”, la “Cro oqueta”, el “Alambique” “ ”, la “Tabern na Escocesa”” (que soy de la épocaa del francéss y no contro olo tanto an nglicismo), “C Casa Paco”, “Zurracapotte”, “Corella””, “Rogelio´ss”, Zorongo… … No quiero seguir porque me da verrgüenza… Ja,, ja. Todos eestos lugaress buenos parra abrevar a tanto zángan no fundamentalmente y, por qué no o, otras abejitas soldado q que tenían su us inquietud des de hidrattación. Tubo o… zona rica del Paseo d de la Indepen ndencia… Paaro por no implicarm me en este peerverso mun ndo del subu urbio insectívvoro. ¡ Cuanttas trompas habrán visto o estos ser geente seria y n compuestos ojos… … y cuanto záángano mereecedor del “TTrompín de O Oro”. En cuanto a laa seguridad de la Colmeena, hay quee citar al zángano “Precce” que, no dando abassto, incremeentó la en en tan alo ocada colmeena, sabiend do que teníaa entre plantilla de abejas “Seguratass”, tratando con ello dee poner orde erones resab biados… y mu uchos más in njertos difícilmente ellos aa mutaciones entre abejaa y cabra locca o vaca locaa con perche encuaadrados en un naturismo o actual. Del protagonism mo de los zánganos y ob breras de la ccolmena no q quisiera aporrtar muchos datos, puestto que tendrría que ser un n delator fratternal y sinceerarme conm migo mismo, así como po oneros en un n brete a mucha gente qu ue quiero y q que no quiero o hacerles so oltar su miel más amargaa ni que les salga el ruborr de tal situaación. De tan nto recordato orio retenido o entre antena y antena h he de resaltaar de cómo een un amaneecer, como ttantos otros,, apareció en n una de esaas celdas coleectivas un “seemáforo” co on sus tres psicodélicos colores. Se dice el peccado pero no o el forero pecador. Tan solo reírm me con vosotros y solidarrizarme con todos, recorrdando una época feliz ccon sus lucees y sombreaada oscuridaad, que tamb bién la habrá. Tan n solo actuaalizar este momento m lleeno de miel, libada de flores varias y capulloss de diferen ntes especies para record dar a la Abeja Ingeniera Jefe, que see ha librado de la críticaa del claustro o colmenero o y la incluyo o en este peedestal colecttivo de las abejas y zángganos de ejeemplo naturaalista de alumnos del claaustrofóbico o lugar, así ccomo recordar a la abeja Fundadora, producto dee generacion nes más bacaaladeras, que de no ser aasí tendríamos que calen ntarnos las an ntenas del so ofoco que su upone echarle horas muertas a estas comunicacciones del mundo m animaal, es de las que al finalizar su instrucción en el callejón dee Jesuitas tuvo t que ap pagar la luz. Gracias a estas dos aabejitas y a todo el colectivo colmeenero…. Y colorín colorad do….


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