Somos Patria Grande #3

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#3 - Octubre 2018

Lawfare en AmĂŠrica Latina Mientras el FMI aprieta en Argentina, la guerra jurĂ­dica pone en peligro la democracia.


Logo de tapa: EAMEO · Foto inferior: Alfonso Sierra

Editor General: Facundo Doval y Ulises Bosia • Diseño y diagramación: Juan Pablo Cuciniello •Suscripciones: somos@patriagrande.org.ar •www.somospatriagrande.org.ar •Pje. Rodolfo Rivarola 175, CABA •Creative Commons •Atribución - Compartir igual - No Comercial Patria Grande @PatriaGrandeArg patriagrandearg Patria Grande

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- editorial -

Editorial

2019, entre ceja y ceja movilizaciones en rechazo al gobierno. Como económicamente no hay índices que lo acompañan, busca dar señales mediante un incremento en los niveles de represión a las manifestaciones, encarcelamiento de referentes sociales, y amedrentamiento a las principales luchas que se le oponen. Durante septiembre hubo varios hechos destacados que cruzaron límites previos y nos preocupa. Uno de las principales fue la represión que sufrieron trabajadorxs de la economía popular en CABA, que derivó en el encarcelamiento a uno de sus principales referentes, Juan Grabois. La respuesta inmediata de organizaciones sociales y políticas movilizando a la comisaría, junto a un arco amplísimo de legisladores y diputadxs que iban desde el Frente Renovador hasta el FIT, hizo que rápidamente tuvieran que liberar a todxs. Otro de los hechos que buscaron infundir miedo en las organizaciones, fue el secuestro y tortura a la docente de Moreno que realizaba una olla popular contra el hambre. Lamentable y preocupante, por donde se lo mire. La agudización de los rasgos neoliberales del gobierno, con Macri convirtiéndose en un títere del FMI, genera también reacomodamientos en el sistema político hacia 2019. Si bien el macrismo aún conserva una base sólida del electorado (que hasta le exige más mano dura), la principal figura de la oposición, Cristina Fernández, crece en niveles de aceptación y se presenta para cada vez más actores (intendentxs, gobernadorxs, líderes sociales y espacios sindicales) como la alternativa para encabezar un frente unitario de tipo patriótico hacia 2019. Esto es lo que preocupa, no sólo al poder económico local e internacional, sino también a la casta del poder judicial que busca avanzar sobre ella a través de juicios con escasas pruebas y fundamentos. La batalla jurídica, conocida como “Lawfare”, es la nueva estrategia que se da el poder para sacar de la carrera electoral a los principales líderes populares de la región como son Lula, Correa y Cristina. Las próximas elecciones en Brasil, con el candidato de Lula cada vez mejor posicionado, da esperanzas para construir una nueva oleada de gobiernos populares en la región. Más allá de las críticas que se pueda tener sobre lo que fueron sus gobiernos, creemos que es una tarea fundamental para lo que se viene evitar un encarcelamiento de Cristina Fernández, de cara a construir una alternativa electoral potente que pueda ganarle a Cambiemos. El aporte que podamos hacer hacia un frente de tipo patriótico, que incluya distintas tradiciones políticas, buscando ganar las elecciones y cambiar el rumbo económico neoliberal, es una tarea fundamental. Aportemos a esa construcción hoy, mirando entre ceja y ceja el 2019, mientras mantenemos los dientes apretados en la pelea diaria, como nos exige la realidad, ante un gobierno al que le costará darnos el brazo a torcer. •

Ni los más optimistas podrían haber imaginado luego del respaldo que tuvo Cambiemos en las elecciones legislativas de 2017, que solamente un año después el gobierno de Macri iba a estar tan golpeado por la situación económica y poniendo tan en duda los resultados de las elecciones 2019. En la actualidad todos son indicios de descontrol: los mercados le soltaron la mano al gobierno generando un 100% de devaluación en lo que va del año, un pronóstico de inflación mínimo de 42% para todo 2018, un nuevo director de BCRA que renuncia mientras sucede un paro general en el país, las reservas que no paran de fugarse, y un presidente que se presenta como un enamorado del FMI y su directora gerente Christine Lagarde. Mientras, los índices sociales empeoran y todo indica que seguirán ese camino. Luego de tamaña devaluación, es muy difícil no esperar que la misma se traduzca en mayores niveles de pobreza, indigencia y desocupación. Las organizaciones sociales y los sindicatos lo sienten, y reaccionan en consecuencia. Los marcos de unidad son cada vez mayores, y actores importantes que hasta hace un tiempo parecían imposibles de acercar, recientemente conformaron el Frente Sindical por un Proyecto Nacional. Sectores de peso de la CGT como son el SMATA, el moyanismo y toda la Corriente Federal encabezada por el líder de bancarixs Sergio Palazzo, no sólo ahora se proponen confluir en las calles junto con la CTA y la CTEP, sino que se proponen incidir con protagonismo en el frente patriótico que se arme contra Cambiemos hacia 2019. En la previa del paro general del 25 de septiembre, todos estos actores sindicales volvieron a llenar la plaza. Más de 400.000 trabajadorxs se manifestaron, esta vez repudiando fuertemente el ajuste que se está sufriendo mientras avanza el acuerdo con el FMI y los condicionamientos de este organismo en el Presupuesto 2019 que busca aprobarse. No sólo los mercados jugaron contra el gobierno últimamente con las corridas contra el peso, también lo hicieron los sectores más cercanos del sindicalismo con este 4° paro general en menos de tres años de gobierno. El discurso del Triunvirato de la CGT fue más agudo que anteriores, amenazando directamente con que “si no hay plan B, tampoco va a haber tregua”. ¿En quién se apoya el gobierno entonces? A nivel económico, hoy el gobierno pareciera tener un solo plan y es el Fondo Monetario Internacional. Por eso lo vimos a Macri tan de rodillas en Nueva York frente a Lagarde declarando su amor y prometiéndole el de toda la patria. Las “relaciones carnales” parecen haber vuelto a flor de piel. Sin embargo, para que esto no sea solamente un amor de primavera, el gobierno tiene que dar señales claras al Fondo de que controla la situación política y económica. Saben que ningún país es atractivo para inversiones con tanta inestabilidad económica, paros generales y

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- Camino de cornisa hasta octubre de 2019 -

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La economía argentina y sus nuevas relaciones carnales con el FMI

Camino de cornisa hasta octubre de 2019 Por Andrés Cappa y Martín Harracá Integrantes de OCEPP

La ampliación del acuerdo de stand by con el FMI, lejos de cómo quiere presentarse, no es garantía para alcanzar la calma cambiaria ni mucho menos recuperar un sendero de crecimiento económico. Más bien, es una señal de que lo peor todavía no pasó. Bajo la premisa “faltan dólares porque falta confianza”, el gobierno de Cambiemos dispuso una acelerada y transversal desregulación comercial y financiera: permitió el ingreso de importaciones y la libre entrada y salida de capitales financieros. Pero las inversiones productivas no llegaron, y el resultado fue un modelo que incrementó fuertemente la salida de divisas, financiada por vía del endeudamiento externo. La corrida cambiaria iniciada en abril demostró que ese modelo no cierra ni para el más creyente. De esta forma, la estabilidad del tipo de cambio y de los precios internos -dos variables macroeconómicas clave- pasó de medirse en meses, para luego cuantificarse por semanas y ahora se celebra como un éxito si transcurren unos pocos días de tipo de cambio quieto, aun cuando la inflación continúa comiéndose el poder de compra de los salarios y el desempleo está en franco ascenso. El nuevo salto devaluatorio de los últimos días demuestra que no se ha superado la crisis cambiaria. Mientras que el gobierno presenta un Presupuesto con “equilibrio fiscal primario” (ingreso del Estado nacional igual al gasto público sin contar intereses de la deuda), la clave para evitar una profundización de la crisis sigue estando en el frente externo (escasez de dólares), no en el fiscal (resultado en pesos del Estado). Para calmar a “los mercados”, el Gobierno asegura que gracias al FMI se tendrán “cubiertas las necesidades de financiamiento del sector público” hasta 2020 o 2021, según la magnitud de la ampliación del Acuerdo que se sabrá en los próximos días. Sin embargo, el problema de la falta de dólares no está asociado

directamente a las cuentas públicas, sino a la suficiencia de divisas para el conjunto de la economía, no sólo para los vencimientos de deuda pública. Así las cosas, el 2019 se presenta un estrecho sendero macroeconómico entre la caída de la actividad económica, la inflación y la amenaza latente de una nueva vuelta de la bicicleta financiera que desemboque en más salida de capitales, lo que provocaría mayores presiones cambiarias. Veamos algunos aspectos salientes del plan de gobierno. Para empezar, el anunciado “déficit cero” para complacer al sector financiero y al FMI no es ninguna buena noticia y tampoco es “déficit cero”. Se plantea un resultado primario equilibrado, pero ese resultado no contempla en los gastos al pago de intereses de la deuda pública, de ahí la denominación de “primario”. En cambio, el resultado fiscal que compara gastos y recursos totales del estado nacional -denominado “resultado financiero” arroja un déficit de $596 mil millones de pesos (3,2% del PIB). Mientras que el gasto “primario” (todo el gasto menos los intereses de la deuda) aumentaría 24% anual en 2019 vs 2018, los intereses de la deuda (aun sin contar los pagados intra-estado nacional) aumentan 49% anual. De esta forma, el aumento del gasto en intereses a un ritmo muy superior al del gasto primario implica una reasignación de las prioridades del gasto. Las partidas más afectadas del gasto son las de subsidios de tarifas y obra pública, pero hay un ajuste generalizado: Las partidas de Educación, Ciencia y Técnica, Salud, Asignación Universal por Hijo, Vivienda y los programas sociales destinados a la Economía Popular (sólo por nombrar algunos rubros) tienen presupuestado un aumento por debajo de la inflación proyectada en el mismo presupuesto (34,8% promedio anual), lo que implica una caída en términos reales. La comparación de las magnitudes de gasto arroja claridad acerca de las prioridades de política pública que se plasman en el Presupuesto presentado por el Ejecutivo. Lo que se pagará en 2019 en concepto de intereses de la deuda (sin contar los pagos intra-estado nacional) es superior al total del gasto en Educación, Ciencia y Técnica, Salud, AUH 5

y Economía Popular en conjunto. Así, el gasto en Intereses de la deuda equivale, por ejemplo, a 34 veces el gasto destinado a cubrir el Salario Social Complementario que perciben los trabajadores y trabajadoras de la economía popular. Por otra parte, el escenario macroeconómico planteado en el presupuesto, sobre el que descansa el cumplimiento del déficit cero para 2019, es exageradamente optimista en dos aspectos. En primer lugar, el sostenimiento del nivel de actividad económica (caída anual del PIB de sólo 0,5%) depende exclusivamente de una dinámica exportadora muy favorable (crecimiento del 21%). Hay buenas expectativas para esta cosecha, pero no hay garantías que los precios de los granos acompañen, y la ayuda de Brasil es una incógnita aún, en particular con el escenario electoral para este año. El segundo aspecto es que se parte de suponer un tipo de cambio estable en $40 para todo el año que viene, esperando poder replicar la dinámica de 2017. Sin embargo, el reciente anuncio de la ampliación del acuerdo con el FMI contradice al Presupuesto presetnado por el mismo gobierno, ya que proyecta un sendero ascenente del tipo de cambio sin intervención del BCRA en el mercado. Esta contradicción es muy importante, porque si el tipo de cambio sigue subiendo, será imposible limitar la escalada de precios, por lo que el 35% de inflación presupuestado se vuelve una meta imposible de cumplir. Además, las condiciones para lograr la estabilidad del tipo de cambio incluyen también la ausencia de shocks financieros externos que agudicen la corrida, y contar con una cantidad de divisas que permitan controlar el mercado cambiario. Un desvío de la economía de cualquiera de estos estrechos senderos pondría en jaque la precaria situación macroeconómica actual. En cuanto a la mencionada escasez de dólares que presiona al alza del tipo de cambio (cuando la demanda de dólares es mayor a la oferta, sube el precio), si se mantiene el ritmo de fuga de capitales de 2018, la demanda de dólares que debería ser cubierta por nuevas emisiones de deuda externa del sector público rondaría los USD 17.500 millones, si


- Camino de cornisa hasta octubre de 2019 -

no se quiere echar mano a las reservas. En este escenario, en caso de no recurrir a las reservas internacionales y/o cerrarse el acceso a mercados de deuda, inevitablemente el precio del dólar continuará subiendo, lo que implica más inflación, menor actividad económica y mayor pobreza. El escenario económico que espera el Gobierno para 2019 es complejo, y está parado sobre un delicado y precario sistema de equilibrios: por el lado de la actividad económica, requeriría que la recesión y el ajuste sean suficientes tanto para reducir la demanda de dólares (vía caída de importaciones) como para sostener el tipo de cambio -evitando una espiral hiperinflacionaria- pero sin que se pulverice la actividad económica, lo que dispararía el desempleo y la pobreza, y generaría un escenario de enorme volatilidad social. Desde el frente financiero, essomos

pera que las medidas de austeridad y el respaldo del FMI permitan devolver algo de tranquilidad a los mercados y frenar la corrida, incluso en un contexto recesivo. Si se logra esto, podría implicar un retorno de divisas de corto plazo para reinsertarse en la bicicleta aprovechando el rendimiento que otorga la elevada tasa de interés local y fundamentalmente la posibilidad de nueva emisión de deuda externa, además de achicar la sangría por fuga de capitales, todas condiciones requeridas para cerrar el año 2019 con un mínimo de Reservas en el Banco Central. Aun así, esto se alcanzaría con tasas de interés que superan el 50%, y un mayor nivel de endeudamiento externo, en un contexto donde las condiciones internacionales parecen reforzar los flujos financieros desde los países periféricos hacia los países desarrollados. 6

Las apuestas actuales se concentraron en el nuevo acuerdo con el FMI, para financiar la brecha externa con cierta independencia del cumplimiento de todas las condiciones previamente analizadas. Sin embargo, como decíamos al inicio, este acuerdo implica un sendero recesivo, mayor desempleo y pobreza, mayor endeudamiento, sin garantías de cerrar la brecha externa. •


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- El neoliberalismo contra la democracia -

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Lawfare: la persecución política hacia los líderes populares.

El neoliberalismo contra la democracia Por Ulises Bosia

Después de la época del Plan Cóndor y las dictaduras militares de los años setenta y ochenta, en la mayor parte de los países de Latinoamérica se fueron consolidando paulatinamente regímenes democráticos. La conquista de la democracia fue un verdadero triunfo popular que permitió dejar atrás los peores años del terrorismo de Estado, la persecución política y la censura ideológica. Sin embargo, al mismo tiempo, el regreso de la democracia en los años ochenta y noventa fue el escenario en el que también se desplegaron y profundizaron las políticas neoliberales en todo el continente, generando empobrecimiento masivo, entrega de recursos naturales a las empresas transnacionales, desindustrialización y desempleo, entre otras consecuencias. El neoliberalismo no es solamente un conjunto de políticas económicas (las privatizaciones, la apertura económica, la desregulación financiera, el achicamiento del Estado, etc.), sino también un modelo de vida (una cultura dependiente, el triunfo del individualismo, de la exclusión social, del consumismo, etc.). Por esa razón, su hegemonía no solo fue el resultado del accionar de un partido de gobierno sino que también caracterizó al conjunto del sistema político de cada uno de nuestros países, al poder judicial, a los medios de comunicación, y por lo tanto también a las propias democracias. De manera que las instituciones democráticas se desarrollaron en un contexto donde los principales partidos políticos de cada país se alternaban en el gobierno, pero en ningún caso discutían los dogmas fundamentales del neoliberalismo. En nuestro caso la alternancia se dio entre el Partido Justicialista conducido por Menem y la Unión Cívica Radical liderada por De la Rúa, que en los años 90 podían presentarse como partidos opuestos pero que a la hora de gobernar demostraron que en lo esencial estaban de acuerdo. Lo mismo sucedió en la mayoría de los países de nuestra región bajo los lineamientos del Consenso de Washington, demostrando que el neoliberalismo respeta la democracia… a condición de que todos los principales partidos políticos adopten las políticas neoliberales. Ahora bien, a medida que las consecuencias so-

Collages de Juan Pablo Cuciniello

ciales de esos planes económicos se fueron profundizando, las promesas de los partidos políticos fueron quedando en la nada, las decisiones cada vez se tomaban más en las oficinas del Fondo Monetario Internacional en Washington y cada vez más gente se sentía estafada. Empezaba a surgir el voto bronca y las primeras señales de lo que luego se convertiría en una auténtica crisis de representación política, expresada en nuestro país en el grito de “que se vayan todos” de diciembre de 2001. Es decir que el neoliberalismo condujo a una primera crisis de las democracias latinoamericanas, en la que distintos países vieron como las principales fuerzas políticas sufrían el descrédito y el abandono masivo de sus votantes. En ese contexto, con el cambio de siglo surgieron nuevas fuerzas políticas que llegaron al gobierno por primera vez: el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia, el Frente Amplio en Uruguay, el chavismo en Venezuela, la Alianza País en Ecuador y, naturalmente, en nuestro país el kirchnerismo, que emergió trabajosamente con el paso de los años desde el interior del peronismo. Aunque no todos sus gobiernos fueron iguales, estas fuerzas abandonaron los programas neoliberales de los años 90 y consiguieron que las democracias latinoamericanas recuperaran su fortaleza y que buena parte de la población volviera a creer en la política como herramienta de transformación de la realidad. Fue así que la crítica de las políticas neoliberales condujo a un primer tiempo de fortalecimiento de la democracia. Pero al mismo tiempo, las políticas de redistribución de los ingresos y de recuperación de la soberanía del Estado fueron generando importantes tensiones políticas en cada uno de los países, dando lugar a que poco a poco se vaya imponiendo una fuerte polarización en las sociedades. En el caso argentino, “la grieta” se produjo a partir del parteaguas que significó la famosa resolución 125, y a partir de entonces llegó para quedarse. En ese proceso miles de personas, muchas de ellas jóvenes, se identificaron con el kirchnerismo y se sumaron a la militancia para respaldar al gobierno de Cristina, 9

pero por otro lado también muchísimas personas se empezaron a identificar con el antikirchnerismo y comenzaron a llevar adelante un proceso de búsqueda que conduciría a encontrar una representación política en otra fuerza emergente del 2001 (en este caso por derecha), que fue el PRO de Mauricio Macri, logrando en 2015 acceder al gobierno nacional. Este mismo proceso se dio en otros países. En Brasil el llamado “antipetismo” surgió fundamentalmente como rechazo a los gobiernos de Lula y de Dilma, consiguiendo en 2016 forzar la destitución de ésta última mediante un golpe de Estado parlamentario. En Venezuela el antichavismo generó sucesivos intentos destituyentes de una violencia tremenda, que llegan al día de hoy. En Ecuador hubo un acuartelamiento policial que el presidente Rafael Correa debió enfrentar poniendo su propio cuerpo en riesgo. En Bolivia Evo Morales debió afrontar, a poco de asumir, el intentó de secesión de una parte del país que no toleró la llegada de un presidente campesino, cocalero y originario. En Honduras y en Paraguay los presidentes legítimamente electos directamente fueron derrocados por sendos golpes de Estado, respaldados por los Estados Unidos. Como se puede ver en esta breve enumeración, este tipo de enfrentamientos, en el que las oligarquías locales y los grandes medios de comunicación jugaron un papel determinante desde el principio, no fueron procesados a través de las reglas de juego democráticas. Al contrario, los sectores que estaban siendo afectados en sus privilegios, como el caso del Grupo Clarín en nuestro país, apelaron a todas las herramientas que encontraron a su disposición para enfrentar el avance de políticas democráticas e igualitarias. Es decir que durante estos años de polarización social, la democracia se empezó a ver cada vez más amenazada en América Latina por parte de las minorías poderosas que se enfrentaban con los gobiernos de tipo nacional-popular, progresistas o de izquierda. Finalmente, con la recuperación del gobierno por parte de fuerzas políticas neoliberales en Brasil, Argentina, Paraguay y Ecuador (por diferentes


- El neoliberalismo contra la democracia -

vías, ganando elecciones como en nuestro país, por golpes de Estado como en Brasil y Paraguay, o incluso a partir de la traición de los procesos populares desde adentro, como en Ecuador), la salud de las democracias latinoamericanas se agravó aún más y entramos en una etapa de alto riesgo donde el Estado de Derecho empieza a estar en riesgo. Por un lado porque gobiernan para minorías privilegiadas, desmintiendo las promesas que hicieron en sus campañas electorales, y por otro lado porque terminan por delegar las decisiones de política económica en las autoridades del FMI, mientras persiguen y reprimen a quienes resisten su ofensiva. Pero además, a medida que se encuentran en mayores dificultades, los sectores privilegiados están más dispuestos a quebrar las más elementales reglas de juego de la democracia con tal de consolidar la restauración neoliberal y de impedir que las fuerzas políticas populares vuelvan a los gobiernos de sus somos

países. Con ese fin utilizan un nuevo instrumento: el lawfare, o guerra jurídica.

¿Brasil espejo de Argentina?

El presente brasileño de alguna manera funciona como un espejo de lo que puede pasar en nuestro país. La persecución mediática y judicial contra Lula condujo a su encarcelamiento en un proceso judicial totalmente arbitrario, en el que se lo condenó por una supuesta posesión de un departamento que habría sido el pago de una coima por parte de una empresa constructora de obra pública. El “detalle” que el juez Moro nunca pudo demostrar es que no hay ninguna prueba de que Lula en algún momento haya sido el dueño de ese departamento, por lo que difícilmente podría tratarse de una coima. En consecuencia, el que bien podría ser considerado como el principal líder popular de toda la historia de Brasil fue encarcelado y se impidió su participación 10

en las elecciones solamente en base al testimonio de un arrepentido, que nunca pudo probar lo que afirmó. Indudablemente se trata de un caso de persecución política y proscripción electoral, tal como incluso reconoció el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Todas las encuestas afirmaban que, en caso de presentarse, Lula ganaría las elecciones en primera o en segunda vuelta. Por eso no quedan dudas sobre las verdaderas intenciones de los jueces que lo condenaron, de los medios de comunicación hegemónicos que lo persiguieron y hasta de los altos mandos de las Fuerzas Armadas brasileñas que presionaron públicamente al Poder Judicial para que lo condenen. Su decisión está tomada: impedir que el PT pueda regresar al gobierno a cualquier costo. Ahora bien, pese a la proscripción, Fernando Haddad se puso al frente de la campaña presidencial del PT en nombre de Lula, y según los pronósticos,


cuenta con grandes chances de llegar a la segunda vuelta y ganar. El 7 de octubre se realizará la primera vuelta y el 28 del mismo mes el eventual balotaje. Pese a todos los obstáculos, el pueblo brasileño está frente a la oportunidad de prevalecer frente a todas las maniobras antidemocráticas. Si así lo hace, será un hecho político en condiciones de modificar todo el panorama político de América Latina, y tendrá un impacto muy fuerte en nuestro país. La persecución judicial contra Cristina Kirchner sigue exactamente el mismo libreto que la de Lula. De hecho, no solamente se acumulan las diferentes causas judiciales contra ella, muchas de ellas directamente disparatadas como la del “dólar futuro” o la del “memorándum con Irán”, sino que el juez Bonadío ya dispuso su prisión preventiva sin ninguna prueba concreta en la causa de “las fotocopias de los cuadernos”, que por ahora no surte efecto

exclusivamente porque no hay una mayoría en el Senado de la Nación que esté dispuesta a quitarle los fueros que le corresponden como legisladora. Al mismo tiempo, también el juez Casanello la citó a declaración indagatoria pese a que él mismo reconoció que no tenía ninguna prueba contra ella en el caso conocido como “la ruta del dinero K”, porque debió acatar la orden de sus superiores de la Cámara Federal. No sorprende la actitud de estos jueces. A medida que las consecuencias de las políticas neoliberales agraven cada vez más la situación económica del país, la persecución mediática y judicial contra la principal líder de la oposición se profundizará, tal como afirma el dirigente social Juan Grabois, que sin haber sido parte de los gobiernos kirchneristas acompañó en reiteradas oportunidades a la ex presidenta a Comodoro Py. En el fondo, al igual que en Brasil, lo que está en juego es si la disputa social 11

entre quienes buscan la restauración del neoliberalismo y quienes lo resistimos se dirimirá de manera democrática, respetando la voluntad de las mayorías, o si se impondrán por la fuerza los intereses de las minorías, tal como sucedió en otras oportunidades a lo largo de nuestra historia. Por nuestra parte, nos proponemos aportar a la construcción de un amplio frente contra el neoliberalismo que sea capaz de congregar a diferentes sectores políticos y sociales del país para construir una nueva mayoría. En esa tarea es indiscutible el lugar y el papel que tiene Cristina. Por eso defender la democracia en estas circunstancias, equivale a defenderla a ella de la persecución judicial y trabajar para fortalecer su liderazgo en el marco de una nueva construcción unitaria. Defender la democracia es derrotar al neoliberalismo. •


- Un Acuerdo Inviable -

Educación vs FMI La comunidad educativa es una de las más golpeadas en estos tiempos y no es para sorprenderse. Es el ABC de todo gobierno neoliberal buscar desarmar desde su raíz a la población. Desde un comienzo los gremios docentes, sus centrales sindicales y federaciones lo han entendido a la perfección y se han puesto en guardia contra el nuevo gobierno. Desde diciembre de 2015 a esta parte, se sucedieron movilizaciones en defensa de la Paritaria Nacional Docente y contra el acuerdo con el FMI, se sostuvo una Escuela Itinerante por todo el somos

país y se masificó enormemente la defensa de los 29 Institutos de Formación Docente de CABA. La docencia es uno de los enemigos más duros del gobierno. No es fácil avanzar contra los guardapolvos blancos en ningún contexto, sin embargo los episodios que se sucedieron en los últimos meses dan muestra del nivel de crisis en que está sumergida en la educación pública, el nivel de organización popular que se genera en respuesta, y lo que son capaces de hacer determinados sectores para desarmarla. La explosión en la escuela de Moreno que nos dejó sin Sandra y Rubén, sumado al secuestro y

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tortura que sufrió una docente por sostener una olla popular ante el hambre que se vive en los barrios del conurbano, se corona con las amenazas personales y a su familia que recibió Roberto Baradel, titular del SUTEBA. En ese contexto las manifestaciones en defensa de la educación siguen siendo cada vez más masivas y no hay amedrentamientos ni desidia del gobierno que las pueda debilitar. La dignidad docente es única y cada vez nos da más orgullo apoyar su lucha.•

Fotos: Pedro Palacios


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“¿Creen que me hace feliz contar esta realidad?”

Mauricio Macri

3 de septiembre de 2018

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