Por: Nadia Isabel G贸ngora Loaiza
La Bella Sonriente
1潞 B Ilustrado por: Nadia Isabel G贸ngora Loaiza
Colegio La Paz Primaria 1潞 B
La Bella Sonriente Había una vez un rey y una reina que vivían en un castillo con sus dos hijos, una linda princesa y un apuesto príncipe.
En una ocasión todos estaban festejando el cumpleaños número 5 de la princesa Nadia Isabel, el castillo estaba decorado de globos de colores, el pastel de chocolate con cerezas se veía delicioso, todos los invitados se divertían y esperaban el show del payaso “ChispaSol” cuando de pronto llegó un hada, pero no era un hada buena y amable como las que todos conocemos. Esta era un hada mala y envidiosa que estaba muy molesta porque no había sido invitada a la fiesta y entonces no podría comer pastel y divertirse como todos los demás. Para vengarse el hada envidiosa hechizo a la princesa Nadia, le dijo que antes que cumpliera 16 años se encontraría con un payaso que la haría reír
mucho, tanto que durante el resto de su vida no podría dejar de reír y sonreír todo el tiempo.
Todos los invitados se alarmaron y el Rey, aterrorizado, pidió a los guardias acompañar a la puerta del castillo al payaso “ChispaSol” con todo y sus chácharas y se le ordeno jamás regresar al castillo. Así pasaron los años y durante todos y cada uno de sus cumpleaños, el rey y la reina evitaron a toda costa que llegara un payaso a hacer reír a la princesa y se cumpliera el terrible maleficio… ¡imagínate! ¡No poder parar de reír jamás! Los años pasaron y el día del cumpleaños número 16 estaba cerca, la princesa tenía ya 15 años y 11 meses. Entonces la princesa Nadia conoció a una amiga, la cual se comportaba muy bien con ella y parecía ser una muy buena amiga… al menos eso parecía. La nueva amiga era tan amable que le ofreció a la princesa Nadia organizarle una fiesta para celebrar su próximo cumpleaños, pero le puso una
condición, le dijo que le haría la fiesta más fantástica del mundo sólo si no le decía nada a sus papas, los reyes. Nadia aceptó porque siempre había tenido fiestas en las que sus papas controlaban todos los detalles y ella no sabía por qué. Lo que nadie podía saber es que esta nueva amiga era en realidad… ¡El hada envidiosa!
Llego el día de la fiesta, todo era fantástico, todos se divertían y bailaban cuando el hada envidiosa anunció
el espectáculo central de la fiesta, UN
PAYASO, pero no cualquier payaso, era el payasito “ChispaSol”, el cual había vivido muy enojado por aquel día que los reyes lo habían sacado de la fiesta y había venido a desquitarse.
Cuando los reyes se enteraron de la fiesta mandaron inmediatamente a sus guardias, pero ya era demasiado tarde, el payaso ya había hecho su espectáculo, había contado un chiste muy gracioso que hizo reír a todos y sucedió lo que todos temían, la princesa Nadia comenzó a reír y no podía para de hacerlo. Aunque la princesa Nadia reía y reía, la verdad era que no estaba feliz, estaba asustada, y los reyes también lo estaban. Por todo el reino se anunció la noticia, el maleficio se había cumplido y la princesa reía en todo momento. Por todos lados los reyes buscaron una solución, cuando al pequeño príncipe Rafel se le ocurrió una idea…ir a ver a la bruja enojona, pero no se espanten, la bruja podía ser muy, pero muy enojona, pero lo que tenía de enojona lo tenía de buen corazón y seguramente ayudaría a la princesa con su grave problema de risa.
Fue así como la familia real llegó a ver a la bruja, la encontraron en su cabaña, cerca de un bosque y, como siempre, estaba de muy mal humor. Pero al ser una bruja buena prometió ayudar a la princesa con una condición, que alguien la hiciera reír. La bruja había pasado tanto tiempo enojada que sentía que nada la podía hacer reír, por lo que tenía muchas ganas de sentir la sensación de la risa. Los reyes, el príncipe y la princesa intentaron que la bruja enojona riera, contaron chistes, cantaron canciones, hicieron malabares, pero nada funcionaba, la bruja seguía siempre, siempre enojada. Cuando todo parecía perdido apareció un viejo conocido de la familia real…el payaso “ChispaSol”. “ChispaSol” explicó que todos los payasos del reino se sentían muy mal de lo que le había pasado a la princesa, sabían que parte de la culpa era de él y que esta era su oportunidad de arreglar ese error. “ChispaSol” ahora comprendía que aquel día los reyes no lo habían sacado de la fiesta por maldad, sino para proteger a la princesa.
Así que,
“ChispaSol” hizo su “magia”, empezó a realizar el mejor
espectáculo de su vida y poco a poco la bruja enojona comenzó a mostrar una risa en su rostro hasta que comenzó a reír sin parar.
La bruja, ya no tan enojona, rompió el maleficio de la princesa Nadia. Todos estaban muy contentos, la princesa Nadia ahora reía, pero no por el maleficio, sino porque estaba realmente feliz de que todo había llegado a su final. Pero antes de terminar la bruja les dijo: “Todos Ustedes han aprendido una lección, tu, payasito “ChispaSol”, has aprendido que todo error puede arreglarse si tienes la voluntad de hacerlo, los reyes aprendieron que, aunque lo intenten, no pueden tener control sobre todo lo que le pase a sus pequeños hijos, y tu, princesa Nadia, has aprendido que por sobre todas las cosas, tu familia siempre te cuidará, aunque te molesten algunas
cosas, todo lo hacen para cuidarte y que tambiÊn tu debes de cuidarte a ti misma.�
Y asĂ, vivieron todos felices para siempre.
FIN
La Bella Sonriente En un reino muy lejano, una pequeña princesa será hechizada por un hada envidiosa. ¿Podrá la familia real resolver este problema? Nadia Isabel Góngora Loaiza nació el 7 de junio de 2007 en la ciudad de Puebla. Sus primeros años de vida los pasó en la ciudad de Tlaxcala, a la edad de 3 su familia se muda a Puebla e inicia el preescolar en el Jardín de Niños “Carrusel” Actualmente
continua
sus
estudios en Colegio “La Paz”
Góngora Ediciones, S.A. de C.V. Puebla, Puebla. Mayo 2014