“¿Qué es lo que en el hombre albino repele tan peculiarmente y a menudo hiere la mirada, hasta el punto de que a veces repugna a su propia parentela? Es la blancura que le reviste, algo expresado por el nombre que lleva. El albino está tan bien hecho como otros hombres, no tiene deformidad sustancial, y, sin embargo, el mero aspecto de blancura que todo lo invade lo hace más extrañamente horrible que el más feo aborto. ¿Por qué ha de ser así?”
_____________________________________________ Fragmento de “Moby Dick”, Melville Herman.
Pedro Eis (1225-1260) Alquimista, geólogo, místico y poeta medieval que perteneció a la orden de los franciscanos. Estudió filosofía aristotélica en la Universidad de París con Alberto Magno, de quien rápidamente tomó el método experimental de investigación. Consigna su biógrafo, Johannes Tody, que su porvernir en la geología de la época hubiera sido brillante de no haber ocurrido su inesperado encuentro con el grupo de clérigos y poetas vagabundos llamado “goliardo”, quienes lo introdujeron en el ambiente parisino de las tabernas, el juego, las mujeres y el vino. Excomulgado de la orden franciscana, lleva una vida licenciosa hasta que alrededor de los 30 años empieza a padecer alucinaciones y afirma que el movimiento y el tiempo no existen, que las piedras se lo develaron, y que él mismo es una piedra. Asediado por la cirrosis y la locura, se encierra en una abadía donde dedica los últimos años de su vida al estudio de las paradojas de Zenón y a la escritura de su poema épico Piedra, del que aquí reproducimos un fragmento traducido del latín por Michel Nieva.
Poema de Pedro Eis
PIEDRA (fragmento) Si el movimiento no existe y soy una piedra Sin boca ni ojos ni nariz ni nada Fatalmente enjaulado en mí Si el movimiento no existe y soy una piedra Que algún Sísifo arrastra y me odia Si el movimiento no existe y soy una piedra Cifra pura de la apatía Reflejo en el espejo de otra piedra que me ignora Si el movimiento no existe y soy una piedra Atemporal y simple como un sueño En mi piel fría está escrita la nada Si el movimiento no existe y soy una piedra La soledad es mi destino Oh piedra impermeable piedra tenaz Inaccesible a una especie pasajera Que siente y vive y muere mientras las piedras Simplemente piedras son
El tiempo es el musgo que crece sobre el tronco.
A lo lejos, las voces vienen y van con el viento. Su silbido se enrosca en mis oídos como una guirnalda de luces. Más allá, el río, café con leche, trae agua nueva, tranquilidad de quien confía en la poesía y los nísperos.
/ Belén Iannuzzi
EL EJERCICIO tengo este sentimiento ahora en mi mano izquierda que es mi corazón envejecido contra la pared arrancado en pos del conocimiento no necesito esto pero es transformación un ligero vuelo después de descargar la presa habiendo devorado vivo el cansado deseo la persecución gentil a cualquier hora a cualquier edad despertando solo pero libre moribundo siempre enfrentando el proceso aceptando la inexorable pérdida definitiva abrazando a lo lejos el cuerpo de la decadencia testimonio de la fútil precisión de la cacería perfeccionada con los años y el blanco sintiéndolo ahora en mi mano izquierda duro ejercicio este momento que es mi corazón mi sentimiento arrancado en pos de aceptar el inolvidable paso del fuego la inexorable pérdida siempre desgarrando irreparable y definitiva
/ Enzo Campos Córdoba
CORONA Las plumas le suben por las piernas y hasta la vagina, allí se detienen y se arma una corona con pequeños restos: de carne, de huesos, de caramelos y sustancias espesas. Ella se envuelve con un lienzo opaco para que nadie vea. Ese recinto es todo suyo, al cual ya no ingresará la luz del día, ni los saludos, ni el cartero con su desaire. Estará retirada, aplacada. Andará como los oprimidos, sin oprimir. Porque no hace falta, tampoco hay motivos, no hay persecución, es otra cosa. Estar cubierta de pelos es muy diferente a tener plumas y ser humana, alguien lo ha notado y le ha dicho: -¿Querés que te ayude con eso? Ella no ha contestado. En cambio ese día caminó en silencio hasta la noche, entre canciones que se le llegaban a la mente. Las plumitas se iban moviendo en el tornasol de sus pigmentos. Para quien transita sin esperar caricias las horas no se suman. No se miden. Ella toma el agua de a sorbos pequeños, come cuantas veces quiere, gime cuando se arranca un pedacito de lo pegado y eso le alcanza para sentir cierta vastedad.
/ Luciana Bedini
OSTRA Capa sobre capa la ostra entiende su futuro de ornamento. Costras de coral decoran lo que fue una vida. Todos tus hijos caben en una mano. Albinos, fotofóbicos víctimas de la velocidad. Huéspedes hasta la alegría, que olvida sus nombres. Huérfanos con el agua borrando sus caras.
/ Eclipse
ESTOMACAL Avión en la noche mamut moderno embarazado de mí lo suelta un radar lo toma otro como a una niña ciega. Avión en la noche mujer/bebé de las nubes persigue algodón de azúcar y estomacalmente hablando a veces, solo a veces descansa en tierra firme su vientre de alquiler.
/ Claudio Burguez
AMULETO QUE DESTELLA FURIA Tu aparición es estacional, siempre en calidad de extraño impostor; rompes mi delicado equilibrio con fuerzas que parecen triunfantes, pero que para mí, son destructivas y letales. Si llegas no puedo dejarte ir, y en la lucha ocupo una posición menor. Mientras vivo la catástrofe de la manera más romántica, como si estuvieses ahí para salvarme, pienso que no volveré a abrazarte y besarte en la oscuridad con melancólica ternura. Juntos parecemos brillantes y ridículos. Cuando te vayas, aúlla si me necesitas.
TIEMPO BLANCO Me arrastro entre sus patas, esperando no sentir nada. Me estrello y ni siquiera sangro, es como si la más imposible de todas las cosas hubiese pasado ya. Las cabezas como trofeo y la sangre como victoria huelen a algo que aún no poseo. Debo entonces tomar posesión y reclamar que sos mi legítima presa.
/ Chica Desario
CONSTRUIR Y DESTRUIR I las estructuras pierden el equilibrio las arquitecturas se desvanecen los astros que brillan después de la atmósfera se desvanecen. todas las religiones pierden su sentido cuando tus palabras se configuran en katanas y dicen que no me amás no me amás. II vamos a arder como las casas que se derrumban ante el fuego más inocente vamos a demolernos. si no puedo abrazarte más, no tiene sentido. edificar después de la violencia para que el cielo y la tierra alternen sus espacios.
/ Sofía Calvano
A LO LEJOS Animales recostados en sus alas de sĂĄbana frĂa Animales metidos en los huecos de las casas Sus luces encendidas recrean papel dorado sobre las superficies Papeles adheridos al suelo Calor electrodomĂŠstico Rayo invisible Los autos nunca saben si dirigirse al norte o al sur rompen en las orillas
REPOSO Supe de un rayo que partió los árboles donde solíamos descansar Soñé otra vez un mueble blanco Un águila de nieve dormida Esa tarde pensé en el nombre real del mundo y en qué punto se había repetido mi sueño
/ Juan Pez
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