VIAJE: CHILOÉ (CHILE)
Las islas mínimas Envuelto en brumas y leyendas, el archipiélago de Chiloé (Chile) es un lugar mágico y remoto, atravesado por carreteras a veces de cemento, a veces de tierra, y al que sólo se puede llegar por barco. La lejanía ha preservado la naturaleza de sus playas salvajes, donde sólo se oye el bramido del océano y de las aves, y la artesanía de sus iglesias y casas de madera labrada. Compartir la vida austera de sus habitantes y empaparse de sus historias es una manera de descubrir que la pureza aún existe. Escribe: DAVID LÓPEZ CANALES Fotos: JUAN SERRANO 92 TELVA
Al Muelle de las almas, dice la leyenda, llega el Tempilkawe en su balsa de espuma para llevarlas al descanso eterno, cobrando su paga en piedras preciosas, las que pule la erosión en la cercana playa de Rahue. Para llegar hay que bordear el Parque Nacional de Chiloé y realizar una senda de algo más de una hora. En la otra página, palafitos en el barrio Gamboa, en Castro, capital de Isla Grande. TELVA 93
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uentan que la Pincoya es una mujer bella y voluptuosa que habita los fondos abisales y con la que sueñan todos los hombres de mar. Una mujer con largos cabellos y vestido de sargazos, casi una sirena, si no fuera porque también tiene piernas de mujer. Si canta mirando hacia el mar anuncia abundancia de pesca; si lo hace de espaldas, ese día no la habrá. Cuando llego a Chiloé, este archipiélago de islas en la región de Los Lagos, en el centro-sur de Chile, veo las barcas amarradas y me dicen que la Pincoya cantó al alba, que lo hizo de espaldas y que hoy los pescadores no salieron a faenar.
1. Iglesia de Ichuac, en la comuna chilota de Puqueldón en la Isla Lemuy, 2. Grandes playas en la Isla Grande. 3. Los ferrys son la única vía de comunicación entre las 30 islas que componen Chiloé. 4. Islotes de Puñihuil, hogar de pingüinos de Magallanes y Humboldt. 5. Algas a la venta en el mercado de Castro. 6. La vida en las islas transcurre asomada al océano Pacífico. Muelle cercano a Ancud.
El paisaje verde de la Isla Grande, sembrado de casas aisladas que evitan la humedad del suelo con pilotes.
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LA VIDA PASA DE LADO Chiloé, territorio separado por ferry de la tierra firme del continente, son unas islas mágicas para los chilenos, con un pasado de misterio y mitología y un presente de mística. Las historias han sido compartidas de generación en generación en estas islas que han crecido aisladas por su situación geográfica, y que hoy pugnan entre aquel aislamiento y la modernidad que se atisba en los nuevos hoteles boutique, los pequeños cafés y algunas nuevas marcas como Kelgwo, que unen la artesanía de siempre con diseños que resultan atractivos por su sencillez. Porque la vida en Chiloé ha pasado sobre todo navegando a su alrededor. Así fue descubierta por los conquistadores españoles, por las naves de Alonso de Camargo, en 1540, cuando se dirigían hacia Perú. Cuando apuntaron en el cuaderno de bitácora que allí habrían de volver y lo hicieron. Cuando llamaron a las islas Nueva Galicia, porque les recordaba al noroeste español, nombre que duró décadas, hasta que se quedó finalmente con el indígena Chiloé, “lugar de chilles”, la gaviota local. 94 TELVA
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Chiloé ha permanecido aislada durante siglos. La difícil navegación por sus aguas costeras disuadía a los conquistadores de parar allí. Todavía es un TERRITORIO A DESCUBRIR PARA EL TURISMO, lo que la convierte en una joya única Las características casas hechas con piezas de madera de alerce trabajadas y superpuestas, pintadas de colores.
Pero aún hoy recuerda a Galicia, por esa lluvia casi perpetua sin la que Chiloé no sería Chiloé. “El agua aquí es su majestad”, me dice Vicente Cabezas, sonrisa inasequible, que se dedica al turismo los meses de temporada alta. Chilota de pura cepa que desea que sus islas conserven, mientras puedan, mientras esa apisonadora del desarrollo y la globalización no lo impida, su encanto original. Que no quiere, por ejemplo, que un puente atraviese el canal de Chacao y una la Isla Grande, la principal, donde habita la
mayor parte de los 160.000 chilotas, con Puerto Montt, última estación antes de Chiloé.
CONTRA LA GLOBALIZACIÓN Que prefiere que la vida siga haciéndose en ferrys y barcas entre las otras islas y que todo dependa del clima o de las mareas, para poder cruzar o no. Como ha sido siempre. Porque aquí todo ha dependido siempre del clima. Con marea baja se salía a mariscar. Con marea alta, a pescar. Con las lluvias y el calor se sembraba
o cosechaba. Y así con todo. También recuerda a Galicia por sus gentes, con ese aire rural que da habitar zonas desconectadas, que da haber vivido hacia dentro, hacia los suyos, más que hacia fuera; por formar parte de algo más grande, de Chile, aquí, pero al mismo tiempo no hacerlo, por ser chilotas antes que chilenos. Porque estuvieron tanto tiempo solos que pueden volver a estarlo. O por las faenas, porque aquí todos son pescadores, mariscadores o recolectores de algas, tienen huertos o ganado o se dedican a
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Pequeñas carreteras que atraviesan entre asfalto y tierra la isla y que conducen a parajes insospechados. A la Bahía de Puñihuil, por ejemplo, donde los locales, pescadores, empezaron vendiendo empanadas a los primeros visitantes que llegaban allá. En los islotes de Puñihuil viven centenares de pingüinos de Humboldt y de Magallanes y allá andan ahora peleándose los machos porque es época de que se disputen a las hembras. Los pescadores han creado pequeños restaurantes a pie de mar y se han unido para llevar en sus barcas a los viajeros hasta las pingüineras, en una de las excursiones más bonitas que ofrece al archipiélago.
glos XVIII y XX, son desde 2001 patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En Chiloé querían tener iglesias pero no sabían cómo construirlas. Nunca las habían hecho. Pero, tierra de pescadores y marineros, sí sabían en cambio cómo hacer barcos. Así que lo que hicieron fueron barcos invertidos. La iglesia de Chonchi, pintada de amarillo por fuera, tiene una cúpula de treinta metros de longitud, o casi deberíamos decir de eslora porque es como un casco de barco
girado. Los pilares que lo sostienen son también de madera, pero se pintaban de blanco para ocultarla e imitar el mármol de las iglesias europeas, pero el valor de estas construcciones está precisamente en que son de madera. Algo parecido sucede en Castro, la capital, el pueblo más grande. Cuando creció, la gente con menos recursos, pescadores la mayoría, se quedaban sin espacio donde construir su casa, así que las hicieron, literalmente, sobre el canal. Viviendas de madera
levantadas sobre pilares de madera de ciprés. Hoy se llaman palafitos, sólo quedan en pie ya en este pueblo, en tres de sus barrios y se han convertido no sólo en una de las postales más típicas de las islas, sino también en espacios tan cotizados que se paga hasta más de medio millón de euros por uno de ellos. En el barrio de palafitos de Gamboa estas antiguas casas se han convertido en espléndidos bed and breakfast y pequeños hoteles en los que dormir, literalmente, sobre el
EL LUJO LLEGA A LA ISLA
ENTRE PLAYAS Y CERROS
Para entender esta tierra hay que empaparse de sus leyendas, probar platos tradicionales como el curanto, visitar LOS TALLERES DE LOS ARTESANOS de la lana de oveja y de la madera la madera. O por la comida, por las sabrosas papas, por la abundancia de marisco, por los platos exuberantes que sobresalen de las mesas. Por esa receta pantagruélica, la más típica, que se llama curanto: un horno tradicionalmente cavado en la tierra, de piedras al rojo, sobre las que cuecen abundantes mejillones, almejas, longanizas, cerdo ahumado y tortas de pan y de maíz cubiertos con hojas de nalca. De un curanto, cuando se descubre esa capa de nalca y tierra con la que se tapa, pasada hora y media de cocción, comen al menos 20. Antes se hacía allí mismo, alrededor del horno, en un duelo casi por ver quién coleccionaba más conchas vacías. Hoy, en las celebraciones especiales, cuando se prepara, ya se sientan a la mesa. Pero me cuenta Vicente que, antes de comerlo, hay que prepararse psicológicamente y pedirle perdón al estómago, al intestino y a la vesícula por el atra96 TELVA
cón que nos vamos a dar. Y Chiloé se parece a Galicia también, claro, por esa mitología, por los seres que pueblan los bosques de la isla y sus aguas. Las leyendas, a fin de cuentas, son la combinación de las creencias indígenas que fueron calando en la tierra desde que llegaron los primeros pobladores, nómadas, en barcas, buscando comida y protección del frío y los vientos, con las que importaron los conquistadores españoles. A Chiloé llegaron y se quedaron los primeros habitantes chonos, luego los mapuches y otras tribus que fueron dando identidad propia a las islas y a su vida allí. Pasaron también piratas holandeses, que asaltaban en el siglo XVII el que se había convertido en un enclave estratégico para los españoles. Y decenas de balleneros en el XIX, que convirtieron las islas en su centro de abastecimiento. Por allí pasó de largo hasta la independencia.
Cuando Chile la proclamó Chiloé quiso ser española y aún tardó años en unirse al nuevo país. Y en el siglo XX continuaron llegando nuevos inquilinos.
LA MADERA Y EL MARISCO Los que se percataron del negocio que suponía la madera chilota. Los mariscadores que vivieron en los años setenta y ochenta la fiebre del loco, como se la llamó, una lapa gigante que crece en estas costas y que daba tanto dinero que provocaba, como cuentan aún en los pueblos, que incluso llegasen prostitutas de fuera buscando clientes entre esos buzos de los locos. Por Chiloé pasó, célebre episodio, incluso Charles Darwin. Vino en dos ocasiones en la década de 1830. Hoy los chilotes recuerdan que mató a un zorro -el zorro chilote o zorro de Darwin, de menos de
1. La costa es abrupta y salvaje, siempre azotada por las mareas. 2. Las islas son una reserva natural de aves marinas. 3. La forma en que se cocina el tradicional Curanto, con carnes y mariscos. 4. Artesanía de madera de las islas.
30 centímetros y apenas tres kilos- lo diseccionó y lo envío a Inglaterra y se dio cuenta de que aquí los animales son más pequeños. También se acuerdan que dijo que la Patagonia no tenía ningún valor y que nunca había visto un hombre tan feo, tan poco humano, como el del sur de Chile. Pero a pesar de todas estas afrentas están contentos porque dicen que igual Chiloé lo ayudó a perfilar su teoría de las especies. Recorrer hoy las islas, la Grande , sobre todo, donde sucede todo, donde están las mayores atracciones, donde al Este crecieron los pueblos porque estaban más resguardados del frío y el viento y tenían mejores tierras de cosechas, es sobre todo recorrer un espacio natural único.
Pero por esas carreteras se llega también al parque de Cucao, el más grande e importante de la isla, corazón verde de la misma, y a su ruta Tepual en un bosque de tepús. O a cualquiera de los pequeños valles que brotan en un paisaje de cerros y de ríos –más de medio centenar sólo en esa isla grande- y de bosques profundos de los que salen la madera vital para estas islas y los seres mitológicos y de bahías y calas entre rocas, porque Chiloé, a fin de cuentas, son islas pequeñas y lo que más hay en una isla pequeña es mar. También por eso todos los pueblos crecen y viven, como la Pincoya los días buenos, de cara al mar. Ancud, uno de los más grandes y próximo al puerto del ferry, es también de los más anodinos, gris bajo la lluvia, con cierto aire de pueblo industrial. Pero en Chiloé las primeras impresiones no siempre funcionan, porque en Ancud los chilotas saben también que están las mejores playas de la isla. Chonchi crece en tres alturas como si fuesen tres terrazas de cultivo. En la superior está la iglesia del pueblo, una de las joyas del archipiélago, porque Chiloé, además de su naturaleza, es conocido también por su arquitectura, por cómo se trabajaba la madera. Se ve en las casas más tradicionales, levantadas con tablones de madera de alerce centenario, hoy un árbol ya desaparecido, superpuestos formando dibujos diferentes en las fachadas. Y sobre todo en las iglesias. De hecho, 16 de ellas, construidas entre los si-
Edificado por el estudio chileno Mobil Arquitectos en 2011, el Tierra Chiloe es el único hotel de lujo del archipiélago. Su arquitectura, inspirada en la tradición, se basa en el uso de las maderas locales tanto en el exterior como en la decoración interior, junto con la piel y la artesanía chiloeta. El diseño, además, permite optimizar la energía natural y convertir el sol en calor, fundamental teniendo en cuenta el clima de Chiloé. Otro pilar es su emplazamiento -una bahía solitaria cercana a Castro con vistas maravillosas-, y la exclusividad: sólo 24 habitaciones con un servicio que dobla al número de viajeros. Desde que llegas a Tierra sólo tienes que dejarte cuidar. Ellos organizan las salidas y excursiones en su todoterreno o en su propia lancha, Williche, para navegar por los canales australes. (Desde 450 la habitación doble. tierrahotels.com).
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Guía viajera ¿Cómo llegar? Iglesia de Chonchi, en Isla Grande.
agua. Desde allí es más fácil escuchar a la Pincoya si canta al amanecer. Eso lo sabe bien Moncho, de frondosa barba y melena y una edad indeterminada porque dice que a partir de los 60 los brujos rejuvenecen. Moncho es escultor y talla en cancagua, una piedra arenosa, las figuras de la mitología chilota para que adornen los espacios públicos, como la plaza de Quellón. Moncho cuenta que su favorito es el Pincoy, un hombre de rostro bello y cabello dorado con cuerpo de foca que, como Poseidón, gestiona los recursos del mar. Pero ahora está terminando una talla del Inbunche, un hombre deforme al que le crece, entre otras cosas, una pierna en la espalda, y es un brujo malo, un ser maléfico. Una leyenda, parece. Pero en la historia oficial de Chiloé representa también el momento real en el que los nuevos conquistadores españoles quisieron expulsar a los brujos que vivían en la isla. Uno de ellos traicionó al resto de colegas brujos y estos lo condenaron a guardar de por vida la cueva de 98 TELVA
Desde España es necesario volar a Santiago de Chile. Plus Ultra, aerolínea española que ha empezado a volar recientemente, ofrece vuelos directos a precios competitivos a Santiago desde Madrid y Barcelona. www.plusultra.com Desde Santiago hay que volar a Puerto Montt. www.skyairline.com
¿Cuándo ir? Mantas de la firma Kelgwo.
La mejor temporada para visitar Chiloé comienza en octubre, cuando llega la primavera el país.
¿Dónde dormir? Quicaví, donde escondían sus
secretos y se reunían en la clandestinidad para no ser vistos por los españoles. Hoy los chilotes llaman con guasa inbunche a cualquier tipo feo. “¿Cuando se nace aquí se cree realmente en estas leyenda o es una cuestión de fe?”, le pregunto a Moncho. “No, no, esto no es como la religión. Esto es simplemente lo que hay”, me responde. Y lo que hay, como me doy cuenta, es su versión chilota del “las meigas, haberlas, haylas”. Porque Chiloé no es ya Nueva Galicia, pero siguen escuchándose cada nuevo día aún cantos de Pincoya. T
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PALAFITO 1326 El primer hotel habilitado en uno de los tradicionales palafitos de Castro. Con terraza sobre el canal para disfrutar además de las vistas del barrio más pintoresco de todo el archipiélago. Visita su tienda de recuerdos, con artesanía que merece la pena. (Desde 76 . www.palafito1326.cl).
¿Dónde comer? BAHÍA PUÑIHUIL En la orilla de la Bahía de Puñihuil. Comida tradicional con vistas al Pacífico y de fondo las famosas rocas donde habitan los pingüinos de la isla. (www.pinguineraschiloé.cl).
MORELIA En Quilque, camino al Lago Cucao, se encuentra este establecimiento regentado por la señora Morelia, que prepara la sopa y la empanada de machas como
se lleva haciendo en las islas toda la vida. NUEVA GALICIA. En Castro. Un restaurante pequeño y muy acogedor, con una bonita decoración, más para el nuevo turismo que llega a la isla. Buenos mariscos y guisos locales. Déjate aconsejar para probar buenos vinos chilenos. (Pedro Montt, 38). EL MERCADITO En Castro, un restaurante distinto, decorado con gracia, que ofrece una cocina local de temporada bien presentada. (www.elmercaditodechiloe.cl).
BAR ALMUD Un oasis en medio de la tradición. Un pequeño bar de madera y diseño moderno, de cuidada iluminación, con una carta de cócteles y pisco sours para disfrutar mientras se escucha llover al otro lado del cristal. Serrano, 325 (Castro).
De compras GALERÍA DE ARTE MODULAR Pequeña galería donde conocer la obra de artistas contemporáneos chilotes como Silvia Rivera o Germán Arestizábal. Entre el costumbrismo y las nuevas propuestas. Pasaje Díaz, 181 (Castro).
TIENDA ROMINA BRAVO Diseños de vestidos, chaquetas, faldas, complementos y bolsos todos tejidos en telar chilote, con lana de oveja y tintes naturales, a la manera tradicional. Calle Blanco, 78 (Castro).
Ilustración: XIMENA MAIER
Tienda de artesanía del hotel Palafito 1326.