Honduras, evidencias de un estado fallido (1)

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Honduras: evidencias de un estado fallido y la urgencia de la refundaci贸n

Jubenal Quispe

MOVIMIENTO

Miembro de Amigos de la Tierra Internacional


320.47283 Quispe, Jubenal Q6 Honduras: Evidencias de un estado fallido C.H. y la urgencia de la refundación / Jubenal Quispe -- [Tegucigalpa]: [Editorial Luna Color], [2012] 284 p. Bibliografia al final de la obra ISBN: 978-99926-95-51-7 1.-ESTADO. 2.-HONDURAS. 3.-

Primera Edición, octubre 2012 Tiraje: 2.000 ejemplares Progressio Latina Dirección: Col. Rubén Dario, Calle Palermo, Casa No.1925. Tegucigalpa, Honduras, Centro América. Teléfonos: (504) 2239-0623, (504) 2239-5224 Organismo Cristiano de Desarrollo Integral de Honduras (OCDIH) Bo. Santa Teresa. Apartado Postal 1810 Santa Rosa de Copán Honduras Email: ocdih@ocdih.org. Teléfonos: (504)2662-2328, 2662-3729 http://www.ocdih.org/ Equipo de Relexión, Investigación y Comunicación, ERIC-SJ Dirección física: Casa San Ignacio, antigua Zona de la Compañía, Bulevar Canaan, El Progreso, Yoro. Honduras. Dirección virtual: www.eric-sj.org Correo institucional: eric-radioprogreso@eric-sj.org Teléfono: 26474227 Asociación Madre Tierra Avenida Gutemberg, Barrio Guanacaste, Tegucigalpa, Francisco Morazán 00504 22375700 www.movimientomadretierra.org almendarez.bonilla@gmail.com Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) Bo Las Delicias, La Esperanza, Intibucá-Honduras Telf.: (00504) 2783-0817 copinh@copinh.org © Grupo Editorial Kipus Calle Hamiraya Nº 127 casi Heroínas, Cochabamba – Bolivia. Telfs./Fax.: (591– 4) 4731074 – 4582716 -E-mail: ventas@editorialkipus.com Página web: www.editorialkipus.com © Autor: Jubenal Quispe Queda rigurosamente prohibida, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático sin autorización escrita del titular del Copyright, bajo las sanciones previstas por las leyes. Diagramación y Diseño Tapa: Grupo Editorial Kipus Impreso en Honduras


ÍNDICE Prólogo .....................................................................................................9 Honduras hacia la refundación ............................................................. 13 Introducción. ..........................................................................................17 Capítulo I ............................................................................ 23 CrIsIs del estado hondureño. .................................................25 1. Aproximación conceptual sobre el Estado ........................................26 2. Causas y consecuencias del fracaso de la construcción del Estado nación.....................................................................................29 3. Ausencia de un Estado nación...........................................................38 Capítulo II .......................................................................... 45 neoColonIalIsmo Interno, un reCurso del estado aparente........47 1. Adoctrinamiento religioso .................................................................48 2. Adoctrinamiento educativo ...............................................................50 3. Adoctrinamiento político................................................................... 53 4. Adoctrinamiento mediático............................................................... 55 5. Adoctrinamiento militar .................................................................... 59 Capítulo III..........................................................................63 VIolenta desIntegraCIón de la soCIedad .................................. 65 1. Violencia como método de gobierno ................................................. 65 2. Ausencia del Estado y la emergencia de la violencia ........................69 3. Ausencia de un imaginario compartido y la incertidumbre social.......73


4. Violencia y el divorcio entre la moral pública y la moral privada.......74 Capítulo IV ..........................................................................79 urgenCIa de una asamblea ConstItuyente partICIpatIVa.............81 1. Argumentos para la convocatoria a una Asamblea Constituyente....82 2. Proceso constituyente para el reencuentro nacional ........................ 93 3. Fases de un proceso constituyente ................................................... 97 4. Repensar el país desde la Honduras profunda ............................... 107 Capítulo V ........................................................................... 111 propuestas ColeCtIVas para las transformaCIones estruCturales en honduras......................................................................113 1. Pueblo constituyente o constituyente de representantes.................118 2. Hacia un Estado descentralizado y plurinacional........................... 122 3. Hacia una democracia diversa, participativa y comunitaria............129 4. Hacia la recuperación de los bienes comunes ................................ 139 5. Hacia una economía diversiicada y solidaria ................................. 146 6. Redistribución de la tierra y soberanía alimentaria ........................155 7. Ampliación de los derechos fundamentales .................................... 159 8. Hacia una sociedad segura .............................................................. 164 9. Hacia la universalización de la educación liberadora y la salud preventiva.........................................................................................167 Capítulo VI ........................................................................ 187 desafíos del proCeso ConstItuyente en honduras ...... .............175 1. El proceso constituyente, un reto y una oportunidad ......................175 2. Fecundar y fortalecer al sujeto constituyente colectivo....................177


3. Superar apuestas inmediatistas e impulsar procesos participativos....................................................................................182 4. Asumir el reto de la constituyente como un proceso ...................... 183 5. Germinar una mística sociopolítica para las transformaciones estructurales.....................................................................................187 Bibliografía ...........................................................................................191 II parte eCuador y bolIVIa, proCesos ConstItuyentes a tomar en Cuenta...........................................197

Constitucionalismo latinoamericano .................................................. 199 eCuador, una “reVoluCIón” CIudadana que aVanza .................. 203 1. Aianzamiento del sistema neoliberal...............................................205 2. Constitución Política de 1998..........................................................208 3. Movimientos sociales en el proceso constituyente ecuatoriano.......................................................................................211 4. Movimiento Alianza PAIS y el proceso constituyente......................214 5. Novedades fundamentales de la Constitución Política del Estado de 2008.............................................................220 6. Logros tangibles del proceso constituyente .................................... 241 7. Tensiones internas del proceso constituyente en su tercera fase......254 Bibliografía .......................................................................................... 261 bolIVIa, haCIa la ConstruCCIón de un estado plurInaCIonal.......263 1. El sistema neoliberal fertilizó la resistencia boliviana.....................266 2. Asamblea Constituyente, un proceso para repensar Bolivia...........269 3. Fases del proceso constituyente.. ....................................................270


4. Causas estructurales para impulsar el proceso de cambio...............273 5. El sujeto constituyente colectivo del proceso de cambio...................276 6. Núcleos duros de la nueva Constitución Política del Estado plurinacional....................................................................................277 7. Tensiones internas del proceso de cambio...................................... 287 8. Logros tangibles del proceso de cambio .........................................289 9. Reconstitución de las identidades como sustento para la nueva Bolivia........................................................................292 10. Retos permanentes del proceso de cambio ...................................294 Bibliografía .......................................................................................... 297


Prólogo “No tenemos Estado, aunque tengamos funcionarios”. Esta es la síntesis política más precisa que recoge decenas de años de vida política en Honduras. Lo dijo Julieta Castellanos, y debidamente citada por Jubenal Quispe en el presente trabajo, en el marco de su frustración e impotencia frente a la impunidad reinante tras el asesinato de su hijo por efectivos de la policía nacional. Unos años atrás –en 2004– cuando analizábamos la coyuntura en la administración de Ricardo Maduro, nos atrevimos a decir que de acuerdo a los modelos que se estaban impulsando en el país, Honduras se estaba convirtiendo en “el país que dejó de ser”. Jubenal Quispe se atreve provocadoramente en el presente trabajo a decir que el intento en 190 años de consolidar un Estado ha sido un fracaso y lo que se logró a in de cuentas fue “un Estado aparente o ilusorio incapaz no sólo de abarcar todo el territorio nacional, sino impotente de ejercer soberanía tanto a nivel nacional, como frente a la comunidad internacional”. Para sustentar esta hipótesis, Quispe, vuelve su mirada a la realidad hondureña y con una lectura sobria pero implacable advierte que una sociedad como la hondureña con niveles alarmantes de exclusión social y empobrecimiento, con violencia generalizada y con el fracaso de todos los modelos de desarrollo implementados, es muy difícil que pueda decir que cuenta con un Estado conforme a los rasgos básicos en los que coinciden las diversas teorías políticas. Lo que hay es justamente una realidad estatal en apariencia, lo que en los hechos signiica la inexistencia de Estado. 9


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Sin embargo, y con la fuerza que tiene la mirada sobre la realidad nacional, Quispe no se reduce a la crítica política y social del Estado y la realidad hondureña. Hace un esfuerzo meritorio por buscar caminos que se conviertan en propuesta política. Sin dejar de ser punzante en su cuestionamiento, el autor de este ensayo de política hondureña, arranca su propuesta a partir del despertar de diversos sectores de la resistencia hondureña, y particularmente desde el proceso de relexión y organización en la zona occidental del país, en torno a la lucha por una Constituyente. Si lo que está en cuestión es el Estado, si lo que no tenemos es un Estado que ejerza control y soberanía, si lo que tenemos es un Estado que aplasta y se hace creer que es Estado, cuando lo que existen son instituciones que canalizan y hacen sentir el peso de los que ejercen la ley del más fuerte, entonces es válida la construcción de una propuesta de un Estado a partir de procesos que emerjan desde abajo. La Constituyente no es una fórmula mágica, ni será respuesta a la ausencia de Estado sólo por el hecho de que se convoque. Para Quispe, una Constituyente ha de ser ante todo un proceso que los diversos sectores de la sociedad hondureña se lo apropien. Es la concreción de un nuevo pacto social, en el cual nadie controla todo ni nadie queda excluido. Hasta hoy, la Constituyente es una especie de entelequia, se habla de ella, pero muy poca gente puede dar razón de ella con plena autoridad. Para muchísima gente, la Constituyente es asunto de los políticos, sin importar colores. Los políticos, esos seres que aunque sean conocidos y se acerquen en tiempos de campañas, son seres extraños. La Constituyente entonces es hasta ahora un asunto de extraños, de políticos. La tarea, entonces, es llenar de contenido la propuesta de Constituyente, y es justamente lo que hace Jubenal Quispe en el presente trabajo de cara a un proceso hacia un Estado plurinacional, incluyente, participativo y popular. Deja muy establecido que una Constituyente es ante todo un proceso, en el cual no pueden faltar tres elementos constitutivos: lo participativo, lo incluyente y lo 10


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refundacional. La Constituyente no puede ser un proceso que “otros lo hagan”. Si es así, se avanza hacia más de lo mismo, y se convertiría en algo que da legitimidad a quienes han hecho del Estado esa realidad aparente, y que ha dejado el reguero de muertes, excluidos y modelos fracasados. Este trabajo de Jubenal Quispe es lo que con precisión podemos llamar un aporte para el debate y la búsqueda. Y el debate es lo que más necesitamos en la vida política y social de este período, en el cual se expresan con el mayor de los dramatismos décadas enteras de continuos procesos de sociedad fracasada y fallida junto a políticos y empresarios perversamente exitosos. Como es obvio, el presente trabajo es un aporte a la búsqueda y al debate, no es ni recetario de lo que ha de ser un proceso constituyente ni lo que debemos hacer para refundar un Estado que se sostenga sobre la participación y la inclusión popular y social. En ningún caso, pero especialmente en la Honduras en la que hoy nos hundimos, nadie tiene la fórmula de la verdad. Pero nadie tampoco se encuentra sin capacidad para aportar a la búsqueda de propuestas que nos conduzcan hacia una ruta de salida. En la segunda parte del trabajo, Jubenal Quispe nos ofrece las experiencias históricas de procesos constituyentes de Ecuador y Bolivia, tanto en su proceso de construcción de movimientos sociales y ciudadanos como lo que implica dicho proceso hacia la responsabilidad ciudadana en la difícil tarea de conducción y refundación de un Estado plurinacional. Son experiencias que conviene tomar en cuenta, como conviene ver otras experiencias organizativas y de construcción popular desde abajo, tanto en sus aciertos como en sus errores, que se han vivido a lo largo del continente, unas más cercanas en el actual contexto como Brasil, Venezuela o El Salvador, como otras algo más lejanas al actual contexto histórico como el proceso mexicano de hace un siglo o Nicaragua en su proceso que viene desde las luchas antisomocistas de los años setenta hasta nuestros días. Son experiencias, no son modelos a seguir ni menos a copiar. Cada proceso 11


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histórico es irrepetible, aunque se alimente de la riqueza de otras experiencias, y de la riqueza teórica que en cada una de ella aporta. Jubenal Quispe ha realizado este trabajo desde el acompañamiento cercano y militante a comunidades y organizaciones comunitarias. Tiene ese valor añadido de ser una relexión política sobre la marcha, mientras vamos caminando, y lo hace con libertad de criterio frente a diversas fuerzas que en la Honduras nuestra está fuertemente condicionada por la polarización, el escepticismo y la desconianza hacia los demás. Es una libertad política desde un inevitable compromiso con los sectores que han cargado con las consecuencias de la ausencia de libertad y de inclusión. Es un trabajo oportuno, propicio para el debate y como una contribución para que, sobre la marcha, nos pongamos a dialogar, debatir sobre el proceso que necesitamos romper con este “Estado aparente” y nos pongamos de acuerdo para diseñar y ediicar el Estado soberano, incluyente, participativo, democrático y popular que nos merecemos para el presente siglo veintiuno.

Ismael Moreno Coto Director de ERIC

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HONDURAS HACIA LA REFUNDACIÓN Desde antes del golpe de Estado en el COPINH iniciamos una serie de convocatorias con sede en la ciudad de La Esperanza que apuntaban a lo que llamamos la Refundación de este país, y no sólo del país en abstracto sino la refundación de la política, de las relaciones entre los seres vivos, de la cultura y el pensamiento. Estamos muy convencidas y convencidos de nuestra enorme capacidad de pensar en una nueva vida y en construirla y vivirla desde ya, no sólo en el futuro, donde se hable de felicidad, seguridad del país fuera de la lógica hegemónica, territorios sin injerencias imperiales, autonomía de cuerpos libres, transformación de la tenencia de la tierra, respeto a los pueblos indígenas y negros, donde se nombre con respeto a la juventud y sus búsquedas, a la diversidad sexual, democratización de la comunicación. Una vida donde el anhelo por la justicia incorruptible sea compartido y construido colectivamente. Con cada uno de nuestros actos reivindicamos la legitimidad de nuestra lucha y la importancia de que los pueblos construyan sus propios procesos y teorías basados en sus resistencias concretas que rebasa la lógica institucional de los estados. Lempira habla en nuestro territorio y dice que morirá si el pueblo Lenca entrega sus bienes de la naturaleza y deja de luchar, y esto no es una fábula para entretener la imaginación de los otros que nos consideran culturas exóticas para el turismo, cuando las 13


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mujeres y hombres de las comunidades nos hablan del tata Lempira nos recuerdan la antigüedad de nuestras luchas, su vigencia y la importancia de seguir adelante con fuerza, pero también con mucho pensamiento y en discusión permanente. Nos interesa la discusión del poder en momentos como el actual, como un tema central en el pensar de una sociedad más justa y más humana, dialogar este tema con otros sectores porque hay muchas concepciones sobre el mismo, lo que está claro es que para nuestra organización ese poder es más que un cargo público, el poder y la democracia es más que un evento electoral y que hemos andado caminos largos donde se ha construido, ejercido y vivenciado diversos poderes que dan cuenta de posibilidades y capacidad creadora de y para los pueblos. Nos sentimos herederas y herederos de una gran cantidad de sabiduría y conocimiento en donde la oralidad de la experiencia comunitaria, de los pueblos y política se reproducen en asambleas, reuniones, iestas comunitarias, saberes ancestrales, formas de vida, cosmovisiones, cultura, ejercicio de autonomía, defensa territorial y cultural y alrededor de las ollas comunes y fogatas, siendo bases para la lucha contra todas las formas de dominación. Nos sentimos con la gran responsabilidad de seguir esa ruta, y recuperar con más fuerza los elementos que nos hacen tener esperanza y seguridad de que avanzamos, pese a los enormes desafíos y amenazas. Consideramos que entre los desafíos del movimiento social y particularmente nuestro movimiento indígena es la organización de propuestas capaces de trastocar profundamente las causas de la dominación y enfrentarse a ellas, es decir que el proceso refundacional sea auténtico y no reformista, un movimiento que profundice la autonomía de pensamiento y acción. Que el proceso, bajo la decisión y posición política clara por la refundación, sea de continuidad en la construcción participativa de propuestas asentadas en las luchas históricas y experiencia de los movimientos sociales y expresiones de resistencia que son parte de la cultura popular, colectiva y desde abajo. Las propuestas no son tales si no están acompañadas de las 14


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acciones y luchas que enfrenten directamente la dominación, además autollamándonos individual y colectivamente a vivir por adelantado el ejercicio de refundación con la práctica, la creación, la esperanza y la vida. Por esa necesidad urgente de impulsar y dinamizar el debate sobre la construcción del proceso refundacional hondureño y la lucha social, valoramos este esfuerzo y contribución a la relexión y a la discusión sobre el mismo, aportando además apuntes históricos de procesos que se gestan en otros pueblos hermanos, invitamos pues a disponernos en seguir abriendo más espacios y posibilidades.

Berta Cáceres Representante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras

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INTRODUCCIÓN Mientras el resto de los países de América Latina y el Caribe celebran con algarabía, unos más que otros, sus trayectorias bicentenarias como estados republicanos, Honduras acelera su proceso de licuefacción total como Estado y sociedad producto de sus contradicciones internas de casi dos siglos. Al límite que, ahora, se busca en la teoría política nuevas categorías de compresión para analizar y explicar el estatus del Estado hondureño que subsiste sin existir para su población. Históricamente las aproximaciones analíticas colocaban a Honduras en el penúltimo lugar del índice de desarrollo humano regional (compitiendo con Bolivia, Nicaragua y Guatemala), superado sólo por Haití. Pero, en la actualidad ni siquiera este país, golpeado por permanente intervención extranjera, terremoto y pandemia del cólera, sufre el acelerado proceso de desintegración estatal y social como vive Honduras, atrapada en la vorágine de la galopante violencia generalizada que avanza sobre las cenizas de lo que en algún momento fueron las aparentes instituciones del Estado nación. Sería poco serio sostener que la situación de incertidumbre del país es fruto del último golpe de Estado político militar. No cabe duda que aquella infeliz y nada inteligente medida política aceleró la dinámica de autodestrucción hondureña. Sin embargo, las causas del nefasto destino del país se debe buscar entre las hermanas siamesas de esta república como son: la exclusión y empobrecimiento de las grandes 17


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mayorías, la derrota moral e intelectual de las élites que dirigieron el país, y, sobre todo, en la condición de colonialidad de más de cinco siglos continuos en la que sobrevivió Honduras hipnotizada por el espejismo de las “bondades” de su condición de territorio ocupado. Ante esta situación límite, incluso cuando los instrumentos de colonización son demasiado fuertes todavía, algunos núcleos de la población autodenominada “en resistencia” comienzan a imaginar de manera colectiva una nueva Honduras en el marco de un largo proceso constituyente participativo e incluyente. El valor de estos aportes no sólo consiste en los contenidos que dichas propuestas platean, sino, sobre todo, porque ante el irresponsable silencio y quietud de las élites de poder y académicas del país, son las y los no ciudadanos plenos quienes, optimizando sus limitaciones, aportan luces en esta larga y dolorosa oscuridad en la que Honduras se desangra sin que venga auxilio de ninguna parte. Las y los excluidos del país comienzan a despertar porque el dolor que padecen es demasiado agudo, y porque por sus propias experiencias saben que, como dijo Simón Bolívar: “No nos dominarán por la fuerza, sino por la ignorancia”. El presente trabajo es producto de una observación de campo de más de año y medio, sobre todo en los espacios asamblearios locales y regionales, en los diferentes espacios territoriales del país en los que se debatían los posibles contenidos para la nueva Constitución Política del Estado, y metodologías de participación en dicho proceso. Para ampliar los datos recogidos en las diferentes asambleas de organizaciones sociales y de los pueblos indígenas y negros, se establecieron diferentes entrevistas con líderes/as de organizaciones sociales, dirigentes del Frente Nacional de Resistencia Popular, profesionales/académicos comprometidos con los procesos sociales. Es importante indicar que la demanda de una Asamblea Nacional Constituyente para emprender procesos de transformaciones estructurales en el país, aún no termina de ser una consigna vacía de propuestas concretas, tanto en la estructura nacional del 18


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Frente Nacional de Resistencia Popular, como en la mayoría de las organizaciones sociales pertenecientes o no a este movimiento. En este sentido, la conceptualización clara de la constituyente como un proceso participativo de largo plazo, está aún más ausente en el imaginario colectivo de la población entrevistada. En los territorios como Islas de la Bahía y la Mosquitia la moción de demanda de la constituyente es prácticamente inexistente por la condición de aislamiento político y sociocultural en el que coexisten estos dos departamentos. Sin embargo, los procesos asamblearios emprendidos por los pueblos indígenas y negros del país, el sistemático trabajo de los colectivos en resistencia del Departamento de Lempira, y los esfuerzos regionales del movimiento de resistencia en el occidente del país, evidencian que la nueva Honduras se piensa con creatividad y perspectiva incluyente desde la Honduras profunda. Aunque el presente trabajo tenía como población participantes a los sectores que enarbolan la demanda de la Asamblea Nacional Constituyente, para identiicar las propuestas concretas de transformaciones estructurales para el rediseño del Estado y de la sociedad, también se buscó concertar entrevistas con los sectores detractores o indiferentes a esta demanda, quienes se negaron, no sólo a plantear propuestas, sino a abordar el tema de la Asamblea Constituyente. El trabajo consta de dos partes. La primera, compuesta de seis capítulos, está centrada en el análisis de las propuestas elaboradas o en proceso de construcción por los sectores y espacios territoriales anteriormente señalados, priorizando las demandas innovadoras y con visión integral de país. En esta parte, previo al análisis de las propuestas de transformaciones estructurales, se presenta la situación de la crisis estatal y societal, y la condición de la colonialidad de Honduras, para luego plantear los argumentos para la convocatoria a un proceso constituyente participativo que establezca nuevos nexos sociales y un nuevo orden estatal incluyente y participativo, y los retos y desafíos que este proceso implica para Honduras. 19


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En la segunda parte se sintetizan los logros, desafíos, metodologías y sujetos de los procesos constituyentes en Ecuador y Bolivia, ahora en su tercera fase, con la inalidad de evidenciar que los procesos constituyentes no son ni buenos, ni malos en sí mismos, sino sólo mecanismos para ampliar y profundizar la democracia en sus diferentes formas, y así superar las contradicciones centenarias que interieren la consolidación de los estados y de las sociedades. Hace tan sólo 6 años Ecuador y Bolivia se diluían como países, producto de las permanentes convulsiones sociales atizadas por las nefastas consecuencias del sistema económico neoliberal. Bolivia, en 2004 estaba catalogada como un Estado fallido en la opinión internacional, y competía el segundo lugar en atraso en la región con Honduras. En 2005, las reservas internacionales netas de Bolivia eran de 1.714 millones de dólares (actualmente las de Honduras bordean los 1.500 millones). Su Producto Interno Bruto (PIB) era de 9.500 millones de dólares (17% bajo control estatal). Su ingreso per cápita era un promedio de 950 dólares anuales. Ahora, en tan sólo 6 años, las reservas internacionales netas de Bolivia superan los 12 mil millones de dólares. Su PIB es de 19.781 millones de dólares (34% bajo control estatal). Y el ingreso per cápita de bolivianas/os, para el año 2010, bordeaba los 1.833 dólares anuales. Según informes del PNUD, en el período de cambio, hasta 2010, cerca de un millón de bolivianos/as dejaron de ser empobrecidos/as y pasaron a engrosar la clase media que crece. En Ecuador, un promedio de 700 mil personas dejaron el nivel de pobreza y pasaron a tener ingresos medios. ¿Qué hicieron estos pueblos para superar su condición de incertidumbre como estados y aianzarse como países dignos y referentes mundiales? La respuesta simplona es: “son pueblos con hidrocarburos”. Pero, incluso siendo exportadores de petróleo (desde hace más de medio siglo) y gas natural, ambos países vivían en la incertidumbre. Estas y otras inquietudes se intentan dilucidar en la segunda parte de este texto. Este trabajo es una pequeña introducción al aún insondable proceso de imaginación participativa para el rediseño de Honduras 20


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como Estado y sociedad si acaso el país tiene vocación para sobrevivir al siglo XXI. Es un aporte situado, como diría Bourdieu, porque intenta visibilizar las postergadas verdades latentes de la Honduras profunda que la Honduras oicial invisibilizó sistemáticamente. Está claro que la nueva Honduras nacerá de las entrañas de la montaña adentro, pero para que este parto no sea demasiado doloroso, las y los hondureños menos excluidos (profesionales, académicos, estudiantes, artistas, citadinos, etc.) deben de emprender el camino hacia adentro, desaprendiendo lo aprendido, y asistir/acompañar activamente este parto promisorio con creatividad y perseverancia. Las experiencias nos indican que de la quietud mental, del silencio o de la indiferencia no saldrá ninguna solución a los problemas estructurales que diluyen al país. Estos tiempos en Honduras requiere de creadores/as apasionados/as por la vida, dispuestos a gastar la vida sin escatimar porque la nueva Honduras no nacerá de la cabeza de un Dios como Atenea.

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CAPÍTULO

I CRISIS DEL ESTADO HONDUREÑO



Crisis del Estado hondureño Diferentes intentos de análisis y comprensión de la realidad de Honduras plantea que el país vive una crisis social, política y económica. Casi para la generalidad de las opiniones esta crisis social ha sido reactivada por el golpe de Estado político militar consumado el 28 de junio de 2009. Según esta lógica de análisis, la crisis sociopolítica y económica del Estado sería resuelta mediante unas elecciones libres de nuevos gobernantes, incluso con nuevos partidos políticos, y reformas en las instituciones y en la gestión económica. Desde una aproximación histórica y con una perspectiva integral, se identiica que los desencuentros, tanto a nivel estatal, social, y entre el Estado y la sociedad, no provienen de la equivocada opción político militar del golpe de Estado de junio de 2009. Estos desencuentros, recargados en los últimos tiempos, emergieron desde su fundación, y acompañan a Honduras en los 190 años de existencia como Estado. Las permanentes y generalizadas condiciones de insatisfacción de derechos básicos para las grandes mayorías, la ausencia de la institucionalidad estatal en amplios territorios del país, la ubicuidad de la incertidumbre y la violenta desintegración social, y el descalabro de entidades políticas y policiales del país evidencian que lo que vive Honduras no es una crisis política, sino una crisis de Estado y de sociedad. 1. Aproximación conceptual sobre el Estado Para comprender lo anterior, es necesario traer a la memoria lo que teóricamente se entiende por Estado, y ojalá podamos hacerlo en su expresión de Estado nación. 25


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Emmanuel Kant deinió el Estado como una unión de personas que se proponen convivir jurídicamente ejerciendo sus libertades personales bajo una ley y una coacción universal.1 Los clásicos ilósofos políticos occidentales como Hume y Locke, plantean que los individuos, ante la inseguridad permanente de sus libertades y patrimonios personales, consensúan normas de convivencia pacíica, y para ello nominan una autoridad que haga cumplir dichas normas. De aquí proviene la clásica deinición del Estado como sociedad jurídica y políticamente organizada. Un “yo común” que expresa y releja la voluntad e intereses de toda la sociedad. ¿En qué momento de la historia hondureña se dio este consenso general con la participación de toda la sociedad? Esta deinición nos da a entender al Estado como un inocente acto concluido. Y no es así. El Estado es una organización en permanente construcción, producto de correlaciones sociales conlictivas, que expresa intereses de quienes tienen la capacidad de imponerse sobre el resto. En este sentido, la crisis y la necesidad refundacional estatal son caracteres permanentes de un Estado. El Estado, en buena medida, expresa mediante sus instituciones costumbres, valores y creencias de las y los integrantes de la sociedad. Pero, en los hechos, estos valores, creencias y aspiraciones que fundan y orientan el quehacer del Estado son de las élites autoconvocadas que fundaron y gestionan el Estado, y no de toda la sociedad. Y las élites logran consolidar el Estado ideado mediante el ejercicio del monopolio de la violencia organizada que impone y consagra la voluntad e interés sectorial de la élite como una obligación universal.2 1 Véase, Emmanuel Kant, Crítica de la razón práctica. Buenos Aires. El Ateneo, 1951. 2 Esto no es ningún descubrimiento actual. Émile Durkheim sostiene que la violencia organizada es el n’cleo del poder estatal. Max Weber, por su lado, define al Estado como una organización política continua y obligatoria que mantiene el monopolio del uso legítimo de la fuerza física. Pierre Bourdieu sostiene que, aparte del monopolio de la violencia física, el Estado goza del monopolio paralelo de la violencia simbólica que no es otra cosa que la capacidad de imponer y consagrar, en las estructuras mentales-psicológicas, y en los mapas cognitivos y sentimentales

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Los procesos de la construcción/organización del Estado, por lo general, cuentan con tres componentes estructurales que regulan su funcionamiento, estabilidad y capacidad representativa. Estos son: Armonización de las fuerzas sociales. Como el Estado es una construcción producto de la correlación de fuerzas sociales, la armonización de estas fuerzas expresa las relaciones de poder de los grupos dominantes y dominados. Estas relaciones deinen las características administrativas y la dirección general de las políticas públicas. Estas supremacías y subalternizaciones de fuerzas van interactuando, generando momentos más o menos violentos, en el proceso de la construcción estatal. Sistema de instituciones. La armonización de las fuerzas sociales se consolida e institucionaliza mediante normas y reglas de carácter público obligatorio para todos/as. Los grupos que logran imponerse en la fundación del Estado imponen, respaldándose en su victoria, instituciones y leyes obligatorias, siempre desde sus perspectivas, para la convivencia social. Creencias movilizadoras. La armonización de las fuerzas sociales, y su respectiva institucionalización normativa, va acompañada de la construcción y consolidación de sistema de creencias en el imaginario colectivo de la sociedad. Estas creencias pueden ser percepciones de símbolos patrióticos (banderas, monedas, himnos, etc.), religiosos (devoción y idelidad a toda igura de autoridad), éticos (sentido de pertenencia a la nación, corresponsabilidad con la sociedad, etc.). De esta manera la sociedad termina apropiándose, y casi naturalizando, no sólo la correlación de las fuerzas sociales establecidas, sino también la norma y la autoridad estatal consagrada como obligatoria e incuestionable. Cuando estos tres componentes de la vida política de un país funcionan y se complementan de manera dinámica en lo cotidiano, entonces, hablamos de una correspondencia luida entre Estado y de las personas, principios de visión y división del mundo considerados evidentes, válidos y legítimos por los miembros de una sociedad.

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sociedad. Pero cuando uno de estos componentes se estanca, quiebra o diluye, entonces, estamos ante una crisis de Estado. En el caso hondureño, ¿se podría sostener que estos tres componentes estatales estuvieron, de forma coherente, en el algún momento de su historia? La interacción de estos tres componentes estatales se concretizan en un proyecto de país de largo alcance, ¿en qué momento de su historia Honduras contó con un proyecto serio país de largo alcance? La crisis estatal tiene dos dimensiones. La primera, que es de larga duración, tiene que ver con un deterioro radical y un cuestionamiento de las certidumbres societales, institucionales y cognitivas que atraviesan de manera persistente los distintos ordenamientos estatales de la vida republicana. La segunda, de corta duración, tiene que ver con reconiguraciones temporales del Estado, como la implantación del sistema neoliberal que terminó acelerando la crisis estructural del Estado, en el caso de los países latinoamericanos. Una elemental aproximación analítica, muestra que en el caso de la coniguración del Estado nación hondureño no existe la correlación dinámica de estos tres componentes. Sí existe una estratiicación sociopolítica en las relaciones de poder. Es decir, subsiste una élite política-económica-militar-religiosa que se impuso y se mantiene con violencia sobre el resto. Pero, esta élite de poder, por su incapacidad intelectual y moral no ha logrado constituir una institucionalidad estatal de alcance nacional, mucho menos ha logrado formar en el imaginario colectivo de las y los hondureños las creencias movilizadoras que sustentan la subsistencia estatal en la cotidianidad social. Conversando sobre esta temática, un abogado joven desempleado increpó la idea de la inexistencia del Estado nación en Honduras, en los siguientes términos: “Pues, Honduras cumple con los elementos exigidos para existir como Estado: territorio, población, gobierno. Si eso no es Estado, ¿qué es?”. (Julio César, Tegucigalpa)3.

3 Julio César. Ejerce la abogacía. Tegucigalpa, 2010.

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Estos tres elementos no constituyen per se un Estado. Estos elementos, más la soberanía, tienen que estar tejidos por las tres condiciones anteriormente indicadas. ¿De qué sirve tener un territorio si el poder estatal es incapaz de abarcarla? ¿Se puede hablar de una población estatal cuando la mayoría de ésta subsiste fuera del techo jurídico del Estado? En el sentido básico del concepto de soberanía, ¿se puede hablar de soberanía estatal en Honduras? Estas y otras realidades que se desgajan de la cotidianidad hondureña obligan a todo observador a proyectar sus horizontes de análisis y comprensión, sobre los desencuentros hondureños, más allá de los espejismos inmediatistas. En las sociedades tradicionales y estamentarias, por lo regular, las élites, para sentirse seguros, construyen talismanes bajo los cuales mantienen subordinados a las masas. Y nadie cuestiona el origen o la existencia de dichos tótems. Esto es lo que ocurre con la idea de Estado en Honduras. Y mientras no se debatan ésta y otras verdades “pétreas”, difícilmente se podrá construir una ciudadanía universal, mucho menos transitar hacia una sociedad moderna con Estado legítimo en Honduras. 2. Causas y consecuencias del fracaso en la construcción del Estado nación Las condiciones sociales de incertidumbre generalizada, el silencio de ideales políticos compartidos, y el divorcio violento entre las instituciones estatales y la sociedad, obligan a pensar sobre las condiciones existenciales del Estado hondureño. Hasta cierto grado, en sociedades desiguales y vulnerables, es explicable la persistente desconianza ciudadana hacia las instituciones y autoridades estatales. Pero, cuando dicha desconianza se transforma en un repudio colectivo generalizado hacia las entidades estatales, entonces, la colectividad se encuentra en una etapa pre estatal, y las instituciones estatales maniiestan su fracaso. Según las conversaciones sostenidas con hondureños/as, tanto en las zonas urbanas, como en las zonas rurales, tres serían las causas fundamentales para la actual crisis estatal: 29


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Exclusión y empobrecimiento de las grandes mayorías. Cuando en 1821 se proclamó la independencia de Honduras, el naciente Estado nación fue deinido y decidido por una élite reducida de varones blancos, alfabetizados y ricos, quienes se autoproclamaron ciudadanos plenos (para gobernar). Las primeras constituciones políticas establecían expresamente ciudadanos de primera y segunda categoría. La primera, conformada por los ciudadanos plenos (asistidos con todos sus derechos, llamados a “crear” y administrar el Estado naciente). La segunda, conformada por mujeres, indígenas, campesinos, negros, mestizos, jóvenes, etc. Éstos, para existir debían estar bajo la tutela de algún ciudadano pleno. Es decir, bajo la tutela de algún patrón. En este sentido, para las grandes mayorías de hondureños, la retirada de la Corona española del actual territorio hondureño no fue más que un relevo de amos. La exclusión, en realidades como la hondureña, no es sólo un asunto político, económico o social, sino es, ante todo, una cuestión ontológica que conigura las estructuras mentales, psicológicas y morales de los excluyentes y excluidos/as. Éstos y aquellos asumen las condiciones de exclusión bajo la convicción de “así nacieron, así son y así morirán”. Las condiciones de exclusión en Honduras relejan la disputa ilosóica colonial “irresuelta” entre Bartolomé de las Casas y Ginés Sepúlveda sobre la condición humana de las y los habitantes de Abya Ayala. En estas condiciones de exclusión estructurada y estructurante, la élite patronal instauró el Estado nación excluyente en Honduras. Las leyes, instituciones y todas las políticas públicas, en estos 190 años de vida republicana, materializan el carácter excluyente y ladinocéntrico del Estado. A las grandes mayorías no se les convocó ni siquiera para consulta alguna, porque sencillamente se asumía y asume que existen, desde la fundación, ciudadanos plenos y ciudadanos tutelados. Los primeros están llamados a cumplir con la noble tarea de tomar decisiones por 30


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los segundos. Por eso, el Estado y sus administradores, jamás se preocuparon de formar y garantizar condiciones de ciudadanía en las grandes mayorías, porque éstos no necesitaban ejercer dicho derecho. Desde esta lógica es explicable, pero jamás justiicable, la represión estatal (incluyendo masacres) sobre los sectores populares en protesta por sus derechos. Esta sistemática exclusión, que se constituye, en términos teológicos, en el pecado original de los males estales y societales de la Honduras actual, se materializa en la vulnerabilidad económica, cultural, política, social de las grandes mayorías en el país. La condición existencial de exclusión hace que las grandes mayorías desconozcan su pertenencia al Estado hondureño. Uno de los entrevistados, en el marco de un taller de capacitación, responde sobre su pertenencia al Estado hondureño: “Si Estado signiica la satisfacción de nuestras necesidades básicas y seguridad para vivir en paz, entonces, nosotros pobres jamás hemos tenido Estado en Honduras” (Manuel, San Pedro Sula)4. El entrevistado hace referencia a un “nosotros” empobrecido, que en el caso hondureño, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el 62% de la población nacional se encuentra bajo la línea de la pobreza5, según estadísticas no oiciales este porcentaje 4 Manuel. Dedicado al comercio. San Pedro Sula, 2010. Seg’n los resultados de la ° Encuesta de (ogares y Propósitos M’ltiples, del )nstituto Nacional de Estadística, publicado en noviembre de , el % de la población hondureña vive por debajo de la línea de pobreza. O sea que . millones de hondureños, de los . millones del total, están en esa situación de pobreza, con el agravante que, de éstos, . millones sufren de pobreza extrema, pasan hambre y están en completa marginalidad social. El . por ciento de los hogares en el sector urbano y el 65.2 de los hogares en el sector rural viven por debajo de la línea de pobreza. Desde finales de hasta la fecha se incorporaron mil personas más a la situación de pobreza extrema. En , PNUD publicaba que: A’n contando con instrumentos valiosos como la Estrategia de Reducción de la Pobreza ERP , la pobreza y la pobreza extrema sigue siendo más aguda en las zonas rurales; seg’n la Encuesta de (ogares de mayo , la población pobre del país asciende a un 71.7%, de los cuales el 72.2% se encuentra en un estado de pobreza extrema. En

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bordea hasta el 75% de la población. Y, según el análisis básico del entrevistado, exclusión/pobreza signiica inexistencia estatal. Estas cifras indican que las y los excluidos económicos y sociales que viven sin Estado no son ninguna minoría en Honduras. Y para veriicar la exclusión en él no se necesita reiterar datos estadísticos sobre la insatisfacción de las necesidades básicas como educación, salud, vivienda, trabajo, servicios, etc. La condición de exclusión es mucho más cruda en las mujeres y pueblos indígenas y negros, sobre todo si éstos son analfabetos. En estas condiciones, ¿cómo exigir o esperar sentido de pertenencia estatal en el imaginario colectivo de estas grandes mayorías excluidas? Está demás reiterar que en teoría la existencia y solidez de un Estado de derecho se mide por el grado de satisfacción de derechos de sus habitantes en condiciones de igualdad. Es decir, el bienestar común para todos y todas. El último informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), titulado: “Honduras, evolución económica del 2010 y perspectivas para el 2011”, indica que el país no sólo está en la zaga a nivel de desarrollo en el continente, sino que su crecimiento económico es el más bajo en comparación con el resto de los países latinoamericanos. En 2009, Honduras tuvo un crecimiento económico de 2.1%, y en 2010, 2.8%. Y con un déicit de 6.2% y 4.8%, respectivamente, del Producto Interno Bruto (PIB). En 2010, el déicit alcanzó la suma de 13.966 millones de lempiras, y la inlación 6.5%. (CEPAL, 2011:5). Violencia generalizada. Como ya se insinuó en líneas anteriores, una comunidad pacta la creación de un Estado para garantizar su convivencia pacíica. Es decir, las zonas urbanas de las . % que vive en condiciones de pobreza, un . % vive en pobreza extrema; a nivel rural el . % de la población se considera pobre, de los cuales un . % se encuentra en la condición de pobreza extrema. http://www.undp.un.hn/reduccion_de_la_ pobreza.htm

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para preservar la libertad y el acceso a la propiedad, bajo el imperio de la Ley. Si la libertad, la vida y los bienes de las y los integrantes de una comunidad no corrieran peligro por las ambiciones individuales, no se requeriría de la creación de un Estado. Es así cómo se explica la teoría política sobre el origen del Estado en el pensamiento occidental. En el caso hondureño, la convivencia pacíica se ha diluido fruto de la emergencia de la violencia criminal generalizada. Esta violencia no es el problema en sí, sino la consecuencia de la ausencia o inoperancia de las entidades estatales creadas para garantizar la justicia, la libertad y la igualdad. Ya no es ninguna novedad. Honduras se encuentra entre los países más violentos del planeta. Superando incluso a los países en guerra, fruto de las invasiones militares norteamericanas. Observatorios nacionales sobre la violencia indican entre 20 a 24 asesinatos diarios. Estos asesinatos no son sólo una muestra de la “patología crónica” de la Honduras “premoderna” o “cavernaria”, como “explicaría” algún analista político de los medios privados de información. En Honduras se asesina a quienes amenazan o denuncian a los poderes fácticos instaurados dentro o fuera de las estructuras estatales. Se acribilla igual a periodistas y a dirigentes sociales que promueven cambios estructurales que amenazan los privilegios mal habidos de las élites. La violencia es la materialización de la voluntad antijurídica del más fuerte. La desconianza y el repudio generalizado, por parte de amplios sectores del país, hacia las entidades como la Policía Nacional, Fiscalía de la República, Procuraduría de Derechos Humanos, y todo el sistema judicial, hace que la gente “aplique” la justicia a mamo propia. Una de las entrevistadas, cuyo padre y dos hermanos fueron asesinados de manera impune, por sus deudores, indica: “Para qué vamos a gastar más dinero que no tenemos en buscar la justicia ante la Policía y los jueces. Ellos no hacen nada. Más por el

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contrario, la Policía es la que ejecuta los asesinatos a sueldo.6” (Rosa, Copán)7. En esta atmósfera de incertidumbre e injusticia, las y los deudos de las víctimas siguen la huella de los asesinos de sus familiares y en el momento menos pensado aplican la Ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente). Y los parientes de los asesinos victimados, de la misma manera, van sigilosos en busca de quienes jalaron el gatillo para aniquilarlos. Así, la población hondureña languidece en medio de una larga noche criminal, que diluye por completo los mínimos atisbos de institucionalidad estatal, que se había intentando en los últimos años de la democracia formal. Esto último se ejempliica con la situación nada novedosa de crimen organizado en la que se ha convertido la Policía Nacional, ahora en un proceso de intervención para su reestructuración, incluso con clamores de interventores internacionales. Cuando la autoridad estatal más próxima a la ciudadanía, como es la Policía, se convierte, ya no sólo en una fuente de inseguridad, sino en el criminal alevoso y premeditado, entonces, ya no podemos hablar de la violencia como consecuencia de la inexistencia estatal, sino del propio Estado en disolución generadora del caos violento. Por ello, la caliicación de Honduras como Estado fallido ya no es ninguna apostasía al orden establecido.8 Seg’n Andrés Pavón, Presidente del Comité de Derechos (umanos de (onduras CODE( , el 96% de las muertes extrajudiciales del país corresponden a policías y que todos estos casos quedan en la impunidad. Lo peor del caso es que el Ministerio Público ni siquiera las registra, es decir, que no realiza ninguna investigación . Citado en el editorial de Radio Progreso, de noviembre de . Rosa. Estudiante de la universidad. Copán,

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La actual Rectora de la Universidad Nacional Autónoma de (onduras, Julieta Castellanos, en un medio televisivo declaró sobre la violencia en el país, en los siguientes términos: ¡Mire qué tragedia la del gobierno!, ¡no tenemos Estado aunque tengamos funcionarios! http://www. latribuna.hn/ / / /recusan-a-sandra-ponce-por-negligencia-en-caso-de-estudiantesasesinados/ . El ex Presidente, Manuel Zelaya Rosales, al referirse a la muerte e impunidad generalizada sostiene que: En (onduras se ha producido un Estado fallido desde el golpe el de junio

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En igual urgencia se encuentra la Fiscalía de la República y la Corte Suprema de Justicia, no sólo por haber promovido y legalizado el golpe de Estado político militar en 2009, sino porque históricamente fueron estructurados para responder a los intereses de las y los privilegiados del país, y criminalizar/castigar la insubordinación de las y los excluidos. Si hasta ahora no existe ningún procesado, ni sentenciado por los delitos del golpe de Estado, mucho menos existen avances en la investigación sobre los asesinatos de los 17 periodistas, desde 2010 hasta la fecha. Dos abogados que dirigen un programa televisivo, denominado “Ojo Crítico”, en un canal de alcance nacional, denuncian que: “De cada 100 asesinatos violentos en el país, sólo cuatro llegan a ser judicializados. No sentenciados. Esto signiica que el 96% de los asesinatos no son conocidos, ni investigados por el sistema judicial del país” (06/12/11). En Honduras una persona tiene la libertad de contar legalmente hasta con cinco armas de fuego. Y los responsables del control del negocio y uso de las armas son las Fuerza Armadas. ¿Cómo se explica que en un país violento, el Estado no censure la portación civil tan desmesurada de armas de fuego? ¿Será que el Estado renunció al monopolio legítimo del uso de la violencia? Un Estado que ha perdido el monopolio legal del uso de la violencia, ¿seguirá siendo Estado? A este reino de la violencia, en manos de los más fuertes o de los desoídos por el sistema judicial, se suma con mucha fuerza la ilícita actividad criminal del narcotráico. En los últimos años, unidades territoriales completas de gobiernos municipales se han convertido en feudos de narcotraicantes que controlan no sólo a las aparentes entidades estatales (como gobiernos municipales, delegaciones policiales, escuelas, centros de salud, sistemas de infraestructura, etc.), sino incluso la cotidiana vida social de la población. En el norte y el occidente del país esto no es ninguna novedad. Ni mencionar el de a la fecha y no hay otra manera de verlo porque se ha triplicado el crimen y se ha triplicado la impunidad en el país . http://noticias.univision.com/america-latina/honduras/ article/ - - /manuel-zelaya-honduras-estado-fallido#ixzz hPYn(l h

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Departamento de La Mosquitia, uno de los territorios desvinculados y sin Estado que subsiste en Honduras. La violencia de ida y vuelta que impone esta actividad en la vida cotidiana de la gente, supera con creces las imaginaciones de analistas o de directores cinematográicos. Esta vorágine violenta que impone el imperio de la muerte hace que desde la cotidianidad la gente se pregunte sobre la existencia del Estado en Honduras. Peor aún si la ausencia de la convivencia pacíica no sólo es fruto de la inexistencia estatal, como garante de derechos, sino que el propio aparato estatal aparente se convierte en un sistema de crimen organizado.9 En una sociedad engrilletada por la violencia no se puede hablar de la existencia de un Estado, mucho menos de un Estado de derecho. Fracaso de los modelos de desarrollo. El tercer factor que pone en entredicho la existencia del Estado hondureño para las grandes mayorías es el recurrente fracaso de los diferentes modelos de desarrollo impuestos o copiados de experiencias foráneas. Siempre bajo el molde de país exportador de materias primas se ensayaron en el país desde economías de enclave (bananero, minero, maquilero, y ahora, ciudades modelo) hasta economías de libre mercado (sistema neoliberal). El común denominador de todos estos modelos económicos fue y es la preservación de la seguridad jurídica de las empresas privadas y de la inversión extranjera. Desde la revolución liberal, inales del siglo XIX, se promete a Honduras desarrollo en sus diferentes versiones (paz y progreso en el La Rectora de la Universidad Nacional Autónoma de (onduras UNA( , Julieta Castellanos, ante el asesinato de su hijo, por elementos de la Policía Nacional, sintetiza la descomposición de este ente estatal en los siguientes términos: Este asesinato se constituye en un caso emblemático pues ha sintetizado la indignación nacional ante miles y miles de muertes violentas que se dan sin investigar y, por ello, en absoluta impunidad. La acción de los fiscales y medios de comunicación evidenciaron que más allá de apoyo de algunos policías a bandas delincuenciales, la propia Policía ha actuado como una banda que ejecuta graves acciones ilícitas. La Policía se ha constituido en la organización delictiva con mayor eficacia: está destruyendo la convivencia de la nación y volviéndose por ello más peligrosa . http://voselsoberano.com/v /index. php?option=com_content&view=article&id= :de-nuestra-realidad&catid= :opinion

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siglo XIX, modernidad y desarrollo en la primera mitad del siglo XX, y seguridad y desarrollo sostenible en las últimas décadas del pasado siglo) pero ni desarrollo, ni bienestar se han asomado por Honduras. Si en el siglo XIX el país contaba con bosques, yacimientos mineros, tierras fértiles, cuencas hídricas, capacidad de producción para su soberanía alimentaria, ahora, la situación de empobrecimiento y enajenación es tal en el país que no tiene comparación con ninguno otro en el continente americano, con excepción de Haití. Todos los bienes comunes (recursos naturales) han sido transferidos a las empresas privadas, nacionales o extranjeras. Hasta el territorio nacional, con la legalización de las ciudades modelo (zonas de inversión extranjera con ordenamiento jurídico independiente), ha sido cercenado, y el país se desintegra cargando consigo acumulados delitos socioambientales cometidos por quienes le prometieron desarrollo. Bajo estas experiencias, las expectativas de bienestar se encuentran frustradas en el imaginario colectivo de la población. Esta situación dolorosa se materializa en la desnutrición crónica que carcome inclemente las entrañas de más de 60% de las y los niños del área rural. En esta dolorosa realidad, cerca de 10 familias opulentas acaparan el mayor porcentaje de las tierras fértiles, el control del espectro radioeléctrico, la banca, el comercio internacional, la industria, la energía, el transporte y los medios masivos de información. El 5% de la población hondureña maneja el 70% del Producto Interno Bruto del país10. Es decir, los bienes y servicios del país están concentrados en pocas familias. El país, a casi dos siglos de vida republicana, aún se mantiene entrampado en una agricultura cada vez más rudimentaria (con tecnologías egipcias del siglo IV a.C.). Las inconclusas reformas agrarias casi siempre terminaron promoviendo la agroindustria para la exportación, mientras el campesinado languidece en sus intentos de alimentar al país, sin ninguna política estatal que los apoye. Véase, http://www.publico.es/internacional/ situacion-de-pobreza.

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Los niveles de desempleo y subempleo bordean el 36% de la población económicamente activa.11 Como consecuencia de esta situación, cerca de un millón doscientos mil hondureños/as se encuentran trabajando en el Norte rico en condiciones completamente precarias para aportar el 25% del PIB del país mediante las remesas. En estas condiciones, la población se encuentra completamente vulnerable al colonialismo interno por parte del Estado en crisis, y de las empresas multinacionales. En la medida que transcurre el tiempo, Honduras se va convirtiendo en un territorio desmontado y contaminado. Si ayer vinieron por el oro, la plata, la madera, la tierra para las bananeras, ahora, los bosques, los ríos, los minerales, los manglares siguen “satisfaciendo” la voracidad de intereses privados, en su gran mayoría extranjeros. Honduras entrega su territorio a la expoliación extranjera, bajo la promesa de desarrollo, pero desarrollo es lo que menos ha llegado al país. Estas evidencias fácticas del fracaso o ausencia de políticas propias de transformaciones estructural, hacen que en el imaginario colectivo la idea y el sentido de pertenencia a un Estado, como garante de derechos, esté ausente. Más de uno todavía recuerda el tiempo no muy lejano en el que las y los ancestros producían su propia comida sana, tejían su ropa y vestían con dignidad, y compartían los ideales de una comunidad imaginada. Ahora, tras siglos de perseguir el desarrollo, las grandes mayorías del pueblo hondureño quedaron atrapadas en el consumismo, con hambre de pan, paz y cultura. Consumiendo los desechos que el añorado e idealizado modelo de vida norteamericano envía hacia el Sur: carros usados, ropa usada, muebles y electrodomésticos usados. 3. Ausencia de un Estado nación Si para las élites de poder, y para sus constelaciones más próximas, el Estado patrimonialista, ahora, se encuentra en crisis, para las grandes mayorías excluidas este Estado es inexistente, como garante Véase, http://www.diariowebcentroamerica.com/region/aumenta-desempleo-enhonduras/

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de derechos. La licuefacción de las instituciones estatales fue tal, especialmente en las dos décadas y medio de neoliberalismo, que la presencia estatal aparente se fue retirando paulatinamente de algunos espacios territoriales, ahora, dominados por el poder fáctico del narcotráico o de las pandillas juveniles organizadas. A base de estos y otros síntomas, en espacios y medios de opinión pública nacional, se airma que Honduras es un Estado fallido.12 Situación similar ocurre con el sentido de pertenencia a la comunidad política, llamada nación hondureña. En Honduras, por la incapacidad del Estado aparente, de abarcar a todo el territorio y a los grandes bolsones sociales de excluidos, no se ha logrado constituir el sentido de nación en el imaginario colectivo. Un Estado aparente Para más de uno/a que vive bajo los paraguas del Estado aparente será hasta chocante, y quizás subversivo, airmar que el Estado 12 El periódico nacional Tiempo, en un editorial titulado (onduras fallido afirma: Aunque no hay una definición precisa sobre el Estado fallido, (onduras, por sus características actuales, coincide con este concepto radical, lo cual, aunque asombroso, no causa preocupación en su clase política, ni es percibida a conciencia por el com’n de nuestra gente. … , los factores clave que configuran el Estado fallido se presentan en la realidad hondureña, sobre todo ahora que la integridad del Estado y su soberanía han sido definitivamente vulnerados con la promulgación de la Ley del Estatuto Constitucional de las Regiones Especiales de Desarrollo RED , … . En términos generales, el Estado fallido se distingue por el fracaso político, económico y social, que condiciona un gobierno débil e ineficaz, sin capacidad para proporcionar los servicios básicos ni para garantizar el monopolio del uso de la fuerza. (onduras es, bajo esta óptica, un país que ha perdido su institucionalidad, es el segundo país más pobre del continente americano, con el por ciento de la población que carece de los servicios básicos y con un acelerado declive a la indigencia. La cuarta parte de su niñez menor de cinco años está desnutrida, pasa hambre y está sujeta a toda clase de enfermedades. El monopolio del uso de la fuerza tampoco lo tiene el Estado de Honduras, y eso se comprueba fácilmente con el control territorial del crimen organizado, del narcotráfico y las maras que se han dividido el país. Tenemos, entonces, que a los altos niveles de criminalidad se suman otros factores propios del Estado fallido, como son la corrupción extrema, el desempleo, la degradación económica, el extenso mercado informal y el elevado desplazamiento poblacional por falta de condiciones para el arraigo en el suelo nativo. http://www.tiempo.hn/index.php/editorial/ honduras-fallida .

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hondureño es inexistente para muchos. Pero, ¿cómo se le explica de la existencia estatal al taxista o al comerciante que paga “impuestos de guerra” a las maras para ingresar a ciertos espacios geográicos en pleno Tegucigalpa (corazón político del Estado hondureño)? O, ¿cómo explicarle sobre la existencia del Estado a las y los sobrevivientes de las impunes matanzas diarias en los diferentes rincones del país? ¿Cómo explicarles a las y los que no tienen derecho a tener derechos en su propio territorio sobre la pertenencia jurídica y obligatoria a un Estado que desconocen su existencia? Por todo lo anteriormente mencionado, se concluye que en Honduras en 190 años de vida republicana se ha intentado consolidar un Estado. Pero, este intento fue un fracaso por todas las causas ya indicadas. Lo que se logró construir, unas veces a fuerza de fusil, otras veces a base de “consentimiento electoral”, fue un Estado aparente o ilusorio incapaz no sólo de abarcar todo el territorio nacional, sino impotente de ejercer soberanía tanto a nivel nacional, como frente a la comunidad internacional. Las aparentes estructuras institucionales del Estado hondureño, lejos de generar sensaciones de seguridad en la cotidianidad de la gente, lo que generan es miedo e inseguridad. Es decir, el Estado aparente, en lugar de ser garante de derechos, es asumido como enemigo para la gente. Un comentario aparentemente supericial, pero muy repetido en Honduras es: “La presencia de la policía, en lugar de dar seguridad, genera inseguridad y miedo”. Estado, según los elementos teóricos básicos indicados, es sinónimo de seguridad, bienestar común, equidad. Una premisa básica para el nacimiento del Estado es que las personas que se sujetan a la autoridad estatal se reconocen como iguales, aprueban y se someten a las leyes de convivencia. En Honduras, la condición de igualdad entre sus habitantes jamás fue una realidad teórica y pragmática. Unos fueron y son más iguales que otros. El desprecio y la exclusión de las grandes mayorías (mujeres, indígenas, campesinos, etc.) fue y es la regla de oro en toda la cruda 40


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historia del país. ¿Quién fundó, y quiénes son los herederos del Estado hondureño? ¿A quiénes protege y beneicia el Estado? ¿Quiénes hacen las leyes, y quiénes están obligados a cumplirlas? En Honduras, una decena de familias vinieron para mandar y gobernar, y el resto está condenado a obedecer. El Estado aparente fue creado y es administrado como una extensión de la propiedad privada de las élites. Por eso éstas se enfadan cuando, por momentos, el pueblo se moviliza exigiendo espacios de participación en la toma de decisiones para reconigurar el Estado. El golpe de Estado perpetrado el 28 de junio de 2009 es una burda materialización sobre quién decide y a quién pertenece el Estado hondureño. Estas airmaciones desafían las estructuras mentales de más de uno, porque se nace y crece con la idea ija sobre la existencia natural del Estado. Jamás se cuestiona el origen del Estado. Por tanto, dudar de su existencia sacude a más de uno en sus seguridades identitarias, porque la idea de Estado constituye la existencia de uno como ciudadano y nacional de un país determinado. Esto fue quizás el mayor logro, que ahora también se diluye, del Estado nación: hacernos creer que para existir necesariamente debemos pertenecer a algún Estado nación. Plantear la inexistencia del Estado para las grandes mayorías, y la crisis del Estado aparente para las élites y sus constelaciones más próximas, no signiica apostar por el caos o la anarquía. Más por el contrario, es identiicar la causa matricial de los males estructurales de Honduras, que como país camina hacia la completa desintegración social, por la impotencia del Estado aparente en crisis que ya no puede controlar el desorden, incluso recurriendo al uso ilegítimo de la fuerza. Plantear la inexistencia estatal para las grandes mayorías, y la crisis estatal para los sectores de la clase media y opulenta (cada vez más insegura), es un reto para atreverse a soñar un proyecto y la construcción de un nuevo Estado incluyente entre todos/as y para todos/as. A este nuevo Estado incluyente, sin colonialismos internos, pensadores que promueven el bienestar común lo llaman Estado 41


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integral. Momento histórico en el que la sociedad y el Estado se fusionan y todos/as se ocupan de la construcción corresponsable del bienestar común. Un Estado sin nación Ahora bien, la ausencia de un Estado legítimo y soberano trae consigo la inexistencia de la nación. Nación (comunidad política imaginada y compartida) y Estado (comunidad política y jurídicamente organizada) en la teoría política sobre el Estado moderno son las dos caras de la misma moneda. La nación crea y legitima al Estado, y éste consolida y protege a la nación. En Honduras, así como el Estado no ha podido cuajar en la totalidad del territorio del país, mucho menos en el imaginario y el sentido de pertenencia de la colectividad excluida, con la noción y con el sentido de pertenencia a la nación hondureña ocurre lo mismo o peor. No es nada raro escuchar confesiones expresas de hondureños que se avergüenzan de su nacionalidad. En una asamblea local de un movimiento social, un hondureño, médico forense de profesión, en el marco de sus lamentos por haber sido despedido del trabajo de manera arbitraria, decía: “Todo el país está corroído por la corrupción y la prepotencia. Si uno reclama sus derechos o denuncia actos de corrupción en las entidades públicas, como el aparato judicial en la que trabajé, automáticamente es acosado y despedido. Discúlpenme, pero yo me siento avergonzado de ser hondureño”. (Jorge, Copán)13. Esta confesión es nada menos que de un integrante del porcentaje mínimo de privilegiados que gozan con un nivel de formación profesional considerable. En Honduras, los pocos esfuerzos por generar un sentimiento patriótico son justamente en los contenidos curriculares de la formación escolar y universitaria. Los exámenes de egreso, tanto del nivel primario, secundario y universitario Jorge. Médico forense. Copán.

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obligatoriamente contienen la evaluación memorística y explicativa de cada una de las estrofas del himno nacional. Pero, como el sentido de pertenencia a la comunidad política imagina se construye y consolida no sólo con himnos poéticos, sino con la satisfacción de las necesidades básicas, de forma participativa, en la cotidianidad, entonces, el memorizar un himno de una patria desconocida o agresiva no es garantía para la existencia de una nación. En un país que vivió un violento proceso de mestizaje, que olvidó casi por completo el patrimonio intelectual, moral y espiritual de sus héroes y heroínas legendarias, que reniega de su color de piel cobriza y añora/premia la blanquitud de la piel y los ojos azules, que no es capaz de mirarse en su espejo y coniar en sí mismo como pueblo, es bastante difícil construir un imaginario político compartido. Mucho menos sin la activa y planiicada tarea por parte de un Estado serio y con identidad propia. Ejemplos territoriales y sociales vivos de la ausencia estatal y nacional son el Departamento de las Islas de la Bahía y el de La Mosquitia. En el primer caso, sus habitantes para referirse a la Honduras continente dicen: “allá en Honduras”. Las y los isleños, en su mayoría no se sienten hondureños, porque jamás se los incluyó como parte de un país para hacerlos sentir hondureños. En el caso de La Mosquitia, Departamento desconocido para el resto de hondureños, la situación es igual o peor. Los misquitos sobreviven en su propio mundo, con sus propias categorías sociales, culturales, económicas y religiosas. Sin redes luidas de acceso comercial. Lo poco que conocen de la existencia del Estado nación hondureño es por la presencia intermitente de profesores y algún personal de salud. Las empresas de telefonía celular tienen más presencia en el imaginario colectivo que la idea o sentido de pertenencia a un Estado nación. En estas condiciones, ante la elemental pregunta de qué destino tiene Honduras como nación en un futuro cercano, las respuestas no son nada alentadoras. Un padre de familia, sin trabajo estable, 43


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dice: “La solución que yo veo es que los EEUU nos adopte como un protectorado, así como hicieron con Puerto Rico. Porque los hondureños no podemos solos”. (Carlos, Tegucigalpa)14. La conciencia de nación, aparte de territorio, historia, lengua, cultura e ideario político compartido, implica ante todo un cierto grado de orgullo de pertenencia a la comunidad política. Pero aquí también existen grandes diicultades en el caso hondureño. ¿Existen razones para sentirse orgullosos de ser parte de una nación con historias inconclusas, sin un proyecto político compartido, con una élite política y económica que coloca al país como la campeona o subcampeona en la corrupción pública a nivel regional? ¿Cómo podrán hablarle de amor patrio o amor a la nación los “Padres de la Patria” a quienes les importa más la integridad de la estatua de la virgen de Suyapa que la soberanía nacional e integridad territorial cada vez más mutilada? La ausencia del sentido de nación, en las grandes mayorías de hondureños está directamente ligada a la condición de colonialidad del país. Las y los colonizados, mientras no vivan procesos de autoliberación interna y externa, seguirán añorando imaginarios políticos foráneos y renegando de lo suyo. La ausencia del sentido de nación en Honduras es otra muestra del fracaso intelectual y moral de las élites que fueron incapaces de construir un proyecto de nación, acorde a las aspiraciones y realidades de las y los habitantes del país. Porque, así como no se puede imponer un proyecto de Estado a fuerza de fusil y botas militares, tampoco es posible consolidar una adhesión nacional a una nación desconocida o inexistente para las grandes mayorías. Hace mucha falta mirar más hacia las raíces históricas y posibilidades reales del país, y no tanto hacia los rascacielos del Norte, si de verdad se quiere construir un auténtico proyecto político compartido con identidad. 14 Carlos. Profesor. Tegucigalpa. 2010.

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CAPÍTULO

II NEOCOLONIALISMO INTERNO, UN RECURSO DEL ESTADO APARENTE



Neocolonialismo interno, un recurso del Estado aparente En el anterior punto de este documento se ha sostenido que el Estado hondureño, implantado por las excluyentes élites de poder, no ha tenido la suiciente capacidad para erigirse en todo el territorio nacional, mucho menos se ha aianzado en el imaginario colectivo de hondureños/as. Esta situación obliga a que un análisis elemental sobre el Estado concluya asumiendo que el Estado prevendal y patrimonial que beneició a las élites, ahora, se encuentra en crisis, y para las grandes mayorías, Estado no existe. Este fracaso del Estado patrimonial es consecuencia no sólo de los tres problemas que se planteó anteriormente, sino es la externalización más nítida de la derrota intelectual y moral de las élites en su intento de instaurar el Estado de arriba hacia abajo. En la historia hondureña no sólo se excluyó a las grandes mayorías de los proyectos de construcción del Estado, sino simplemente no existió ningún proyecto serio e incluyente de un Estado, mucho menos de un proyecto de país. A las élites no les importó proyectar y planiicar el país a largo plazo. Quizás no tanto porque carecían de ideas, sino porque el egoísmo y la mentalidad provinciana y caudillezca pudo más que los intereses nobles y comunes. Ante la imposibilidad de consolidar el Estado en todo el territorio nacional, y en el imaginario mental y sentimental de la población, los gestores del Estado instauraron instrumentos de dominación para adoctrinar y disciplinar a la masa excluida a sus intereses. De esta manera, el colonialismo interno comenzó a rodar en el país. 47


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1. Adoctrinamiento religioso Cuando uno se aproxima a la dolorosa Honduras actual, e intenta escarbar las raíces estructurales del por qué esta tierra de pueblos milenarios se ha convertido en un pueblo enfermo que idolatra a sus verdugos y reniega de la sangre que luye por sus venas, identiica vetas de dominación a lor de piel. Cuando en 1821 se vivió la mutación de los amos, los herederos de la colonia intentaron imitar el formato de Estado nación europeo para preservar y acrecentar sus privilegios. A esta mala imitación de Estado nación ilusorio le proveyeron de instrumentos eicaces para subordinar a la gran masa excluida. Y, así fue cómo se instauró el colonialismo interno desde hace dos siglos. La dimensión espiritual es la matriz existencial de las personas y de un pueblo. Allí se funden y renacen las matrices de la identidad, dignidad y autodeterminación de un pueblo. La dominación colonial y republicana (colonialismo interno) identiicó este talón de Aquiles en los pueblos vencidos y actuó en consecuencia. Mediante el adoctrinamiento religioso se saqueó el meollo milenario de las espiritualidades de las y los aborígenes para trasplantar la fe cristiana que no sólo legitimaba el robo de los bienes de los pueblos, sino la aniquilación física de los “paganos” indios. Así fue cómo los pueblos vencidos fueron “convertidos” al cristianismo, renegando de sus identidades y espiritualidades, postrados ante el amo que venía en nombre del Dios desconocido. Para hacer eiciente este proceso de subyugación, inocularon en el corazón y en la mente mágica de las y los nativos el sentimiento de pecado y culpa. Además, el lejano y desconocido Dios que predicaron era un castigador implacable de cualquier intento de insubordinación. De este modo, con el adoctrinamiento en la fe en un Dios castigador y la inoculación del sentimiento de culpa/pecado, las matrices psicológicas para la dominación política, económica, social y cultural estaban más que garantizadas. 48


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Las y los adoctrinados se asumen y asumían como pecadores, indignos, impuros, incapaces. Mientras los patrones, enviados por el Dios desconocido, se asumían como seres superiores llamados a dominar, vigilar y castigar en nombre del Altísimo. Así nació la actitud resignada y fatalista en la feligresía. Y así, la inmoralidad y cultura de la muerte de los patrones se convirtió en el modelo de vida para los y las ieles. De allí viene la adulación al patrón y la autorecriminación de la rebeldía como inmoralidad. Se premia el perdón y el olvido, pero se evade la justicia y el derecho. Se promueven los rezos y devocionales, pero se fustiga la participación y el compromiso político. Se busca a Dios en el alma, pero se le escupe al mismo en la calle. Dios se ocupa del cielo y del alma, del resto se ocupan los patrones. Así el pueblo está condenado a la amnesia total sobre las fechorías de sus amos. En el mejor de los casos se recomienda: “dejar todo en manos de Dios, que él juzgará” o “asumir el sufrimiento como una prueba divina que acrisola el alma del pecador”. De este modo, cinco siglos después, el cristiano pueblo hondureño idealiza a sus verdugos, y vive agradecido por las migajas que de cuando en cuando le arrojan sus gobernantes cristianos. Pero, ¿por qué las autoridades eclesiales prostituyen de esta manera su fe? ¡Por el poder y dinero! Peor aún cuando se asume el dinero como señal de bendición, y si el poder genera dinero, entonces, también el poder político, por más criminal que sea, es asumido como de origen divino. Por tanto, la desobediencia o resistencia son sancionadas como apostasías. Las bayonetas que descabezaron a Francisco Morazán, Ramón Rosa, Manuel Zelaya y a muchas mujeres cuyos nombres el sistema no registró, no sólo estuvieron bendecidas en las capellanías, sino simultáneamente estaban arengadas con truculentas prédicas religiosas que confundieron a un enfermo pueblo. Sólo para citar como ejemplos. Cuando en 1835, las cenizas del volcán Cosigüina (Nicaragua) oscurecieron los cielos de la región 49


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provocando desastres, los sacerdotes católicos predicaron que dicho fenómeno era un castigo divino porque los gobernantes liberales (que expropiaban los bienes de la Iglesia católica y suprimían el diezmo) eran sacrílegos. En 1837, ante la epidemia del cólera en la región centroamericana, desde los púlpitos se predicaba que esa plaga era una manifestación de la ira divina en contra del impío, Francisco Morazán, que ocupaba el poder. Cuando las autoridades hacían desinfectar los pozos, los curas hacían correr la voz en los pueblos que, en realidad, los estaban envenenando. Aparecían monjas visionarias que tachaban a Morazán como el anticristo. Así, en el corazón del pueblo analfabeto y crédulo se activaba el sentimiento de miedo/culpa y rechazo en contra de gobernantes impíos que afectaban los patrimonios y privilegios de las iglesias y de cristianos bendecidos (ricos). He aquí una de las razones del por qué no se pudo concluir ningún intento de modernización o de transformaciones estructurales en Honduras. ¿Cuál fue el rol y el discurso de las jerarquías católicas y evangélicas durante y después del golpe de Estado en Honduras, en 2009? 2. Adoctrinamiento educativo El sistema de dominación y saqueo, tanto por parte de intereses foráneos, como de internos, perdura en Honduras por más de cinco siglos consecutivos gracias a un sistema educativo colonial que engendra colonizados y colonizadores. Este sistema no sólo multiplica la población analfabeta excluida, sino, sobre todo, ignorantes resignados, refugiados/as en el fatalismo religioso, que mantienen y reproducen las estructuras del sistema colonial. Existieron iniciativas liberales por modernizar el país mediante procesos educativos, pero estos esfuerzos no pasaron de intentos y fueron saboteados por las élites analfabetas e ignorantes de ayer y hoy. Para éstos fue y es más conveniente contar con mano de obra analfabeta e ignorante, que con trabajadores/as con identidad y conciencia. Así, política y religiosamente son más manipulables, y económicamente se les puede exprimir a cambio de dádivas simbólicas. 50


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La educación formal e informal que se imparte en el país está dirigida, consciente o inconscientemente, a reproducir y garantizar el sistema sociopolítico impuesto por las élites políticas, económicas y religiosas. Se educa para despreciar y avergonzarse de lo que uno/a es, y desear y amar los estilos de vida de las élites dominantes y de países extranjeros. Hay muchos que dicen: “Honduras sería perfecto sin hondureños”, “aquí la gente es sucia, ociosa, mala, corrupta...”, “los extranjeros son inteligentes, ordenados, trabajadores, triunfadores, honestos…”. Así este autorechazo va carcomiendo los resabios del sentido y de la autoestima hondureña hasta llevarlo al hundimiento psicológico que inevitablemente desemboca en una muerte cultural e identitaria. Así, los procesos de dominación/colonización están legitimados porque los dominados y denominadas se asumen responsables y culpables de su condición. Sin derecho, ni aspiraciones a revertirlo. Y los colonizadores/patrones se sienten justiicados de sus actos criminales porque como los colonizados/dominados se asumen sin derechos, y responsables de su situación, entonces, los patrones no tienen obligaciones, ni responsabilidades para cambiar dicha condición. Y este sistema de dominación/colonización se galvaniza en el tiempo porque el dominado/colonizado, no sólo defenderá el sistema de dominación y/o las actitudes del patrón, sino que se esforzará por reproducirlo en su vida cotidiana. Basta escuchar cómo, muchos hondureños/ as, justiican las condiciones de dominación petriicadas en el país. Y cuando la razón les revela su incoherencia discursiva, entonces, dicen: “Dios los juzgará, él sabe por que lo hace”. En la tradicional sociedad hondureña, el prestigio, el apellido, el título, el color de la piel, la visa norteamericana, etc., son determinantes para mantenerse o formar parte de los estratos sociales. Se puede ser un perfecto ignorante y analfabeto, pero si uno cumple con algunos de estos requisitos exigidos por la sociedad castiza medieval, qué mejor si es devoto de alguna iglesia, no hay incomodidad. 51


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Como parte de las políticas públicas estatales, durante las primeras décadas del siglo XX, se impulsaron brutales procesos de mestizaje para aniquilar a las identidades indígenas. Así, por ejemplo, se promovieron leyes para estimular la llegada de migrantes del norte de Europa al país, con la inalidad de blanquear el color de piel de la población hondureña, y así avanzar hacia el soñado progreso y desarrollo. No llegaron los europeos, llegaron los “indeseables” árabes, judíos y chinos. Estos nuevos huéspedes, tan violentos como los anteriores, en poco tiempo, se convirtieron en nuevos patrones de Honduras. Pero la sociedad, mediante sus diferentes canales de formación, sigue idealizando y persiguiendo los viciados estilos de vida de los patrones como virtudes cotidianas para parecerse un poco a ellos. Aunque la población hondureña excluida sabe que, por más que se esfuerce, jamás llegará a ser como ellos, porque los patrones, no sólo los repudian, sino, simplemente para ellos las y los excluidos no tienen derechos, por tanto, no son personas. El sistema educativo castra el pensamiento crítico y la inquietud intelectual. Por tanto, la rebeldía y los procesos de liberación están postergados. Se sanciona y excluye al estudiante que cuestiona, como irreverente. Está prohibido pensar, mucho más dudar de las verdades religiosas. En las escuelas se premia a quienes repiten de memoria las mentiras impuestas como verdades históricas por los vencedores. Para blindar que lo que se enseña o lo que se calla, en las aulas de las escuelas y universidades, es verdad absoluta, en pleno siglo XXI se imparten clases de Biblia de manera obligatoria en todas las aulas. Así, la gente hace alarde de su amplio y sagrado conocimiento de la verdad divina, repitiendo citas bíblicas, pero ignorando casi por completo sus derechos y deberes ciudadanos. Mucho menos es consciente de que es un ser con derecho a tener derechos en esta tierra. El fracaso de la consolidación de la nación y de la identidad nacional hondureña es una evidencia del fracaso del sistema educativo. No se puede construir una identidad nacional con una educación que 52


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promueve una amnesia cultural e histórica de los pueblos. Esto es como intentar cultivar un árbol sin raíces en el desierto. No se puede construir una sociedad con proyección histórica hacia el futuro si al mismo tiempo no se motiva a sus integrantes a ejercer sus derechos y responsabilidades ciudadanas, y más por el contrario, de manera irresponsable, se castra la participación ciudadana, invocando que “Dios es bueno y él proveerá…”. Esta educación sólo engendra una sociedad providencialista, siempre a la espera de la llegada de algún mesías/caudillo que los libere. Y la nefasta historia del caudillismo permanente en Honduras tiene mucho que ver con este tipo de educación. 3. Adoctrinamiento político A inales del siglo XIX y principios del siglo XX, la élite de terratenientes fundaron dos partidos políticos en Honduras: el Partido Liberal (1891), por Policarpo Bonilla, y el Partido Nacional (1924), por Manuel Bonilla y otros. Estos dos partidos se turnaron en el poder, unas veces con las urnas y otras, con las armas, por más de un siglo en Honduras. Jamás permitieron que naciera o creciera otro contrincante político. El Tribunal Supremo Electoral (máximo ente nacional electoral) es una asociación de representantes/militantes de los partidos políticos. Los liberales “proclaman” los ideales del progreso y de la modernidad, los nacionales “proclaman” la conservación de las estructuras sociales “señoriales”. Aunque en Honduras no hay nada que conservar. Mucho menos existe un imaginario de nación. En los hechos, es un solo partido con dos colores diferentes. Ambos promovieron golpes de Estado, hicieron de Honduras colonia de las diferentes potencias mundiales. Persiguieron, torturaron y asesinaron a quienes verdaderamente pensaron y quisieron construir la nación hondureña de todos y para todos/as. Aún lo siguen haciendo en estos tiempos. Las obras más sobresalientes de ambos partidos fueron y son: el Partido Liberal convirtió a Honduras en una República de las 53


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Bananeras, y el Partido Nacional hizo de Honduras una República de Maquilas y actualmente descuartiza el territorio y la “soberanía” del país para la construcción de “Ciudades Modelo”. En las familias hondureñas, la identiicación con estos dos colores políticos es sencillamente impresionante. No es una identiicación política o ideológica (estas organizaciones carecen de basamento teórico), la adhesión es cultural y familiar. Uno es liberal o nacional porque el bisabuelo/a fue del partido. Muy en el fondo el partido político, en Honduras, se constituye en un refugio identitario, al igual que las iglesias, porque no existe un imaginario cultural identitario en el país. Las identidades nativas, por el brutal mestizaje, fueron mutiladas, y tampoco se logró consolidar una identidad nacional. Entonces, como el individuo no puede sobrevivir sin referentes identitarios culturales, entonces, para llenar ese vacío se identiica con el partido y con alguna iglesia. De este juego cultural político son conscientes los caudillos. Por eso, no sólo manipulan políticamente la anomia cultural de las y los excluidos, sino que se sienten justiicados por la adhesión popular para seguir turnándose en el poder, desmantelando el país, sin rendir cuenta a nadie, violando sus propias leyes establecidas como obligatorias. De cuando en cuando el político patrón se aparece por las aldeas y departamentos llevando víveres y besando niños/as, no porque sea su obligación, sino porque es un acto de caridad que la Biblia así lo manda para esa pobre gente. Y éstos, así lo asumen, y agradecen semejante humillación. Aquí también se reproduce y recrea la condición colonial. El y la colonizada termina asumiendo y defendiendo, no sólo al partido político del colonizador/patrón, sino los intereses malsanos del partido. Por eso, en la lógica de los gobernantes patrones nada es ilícito en sus actos. Ni incluso el robo. El colonizado no tiene derecho a nada. Además, el colonizado apoya y deiende al patrón político y sus obras. El Estado es del patrón, éste ha nacido para gobernar, el 54


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resto, para obedecer y callar. Todo está justiicado. Mucho más, los gobernantes lo hacen con la venia y según la voluntad de Dios. ¿Quién puede rebatir la voluntad divina? Y, en el mejor de los casos, cuando la corrupción es demasiado evidente, el colonizado voltea la mirada hacia el cielo del cual le hablan sus pastores. 4. Adoctrinamiento mediático Por si no fuera ya suiciente con los tres anteriores instrumentos de dominación, se instauró en Honduras el cuarto instrumento para el colonialismo interno. Como en la imaginación novelesca, la propiedad y el control de los medios privados de información se encuentran bajo el monopolio de las mismas familias que controlan el Estado como un negocio privado más de su patrimonio. Pero no sólo eso. La banca, el comercio internacional, los centros privados de educación, la producción agropecuaria, el transporte nacional, las cadenas de supermercados, comidas rápidas, embotelladoras de agua, todos están en manos de los dueños de los periódicos, radioemisoras y cadenas de televisión nacional. Estos propietarios, si no son ex dignatarios del Estado, con seguridad son o fueron ministros, congresistas o funcionarios públicos de alta jerarquía. O, en el peor de los casos, familias que mantuvieron y mantienen negocios monopólicos con el Estado. La primera imprenta en Honduras fue instalada por Francisco Morazán, en Comayagua, recién en 1830. Para ese entonces, los países vecinos ya contaban con decenas. Sólo el Estado de Puebla, México, tenía 15 imprentas. La revolución liberal inconclusa de 1876 intentó romper con la tácita prohibición de la libre lectura impuesta por los terratenientes y mineros colonizadores, pero en el imaginario colectivo pudo más el miedo al mito de que “el diablo se apoderaba del alma a través de las letras”. Y así, el analfabetismo se convirtió en una virtud colectiva sobre la cual se cimentaron los procesos de dominación y saqueo del país. 55


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Cuando la difusión radial y escrita de la información ya era inevitable en la región, entonces, las élites patronales crearon la primera radioemisora del país, HRP1, en 1931, en San Pedro Sula. Siempre con la inalidad de difundir sus mentiras como verdades. Así las mentiras del patrón se fueron, no sólo convirtiéndose en verdades únicas, sino en elementos constitutivos de la conciencia y del conocimiento de la maleable población analfabeta. Este cerco y dictadura mediática es una de las peores maldiciones que le ocurrió a Honduras. La hipnotización de la audiencia es tal que grandes mayorías del país todavía se resisten dudar de la veracidad de la información (expresa y subliminal) que los medios empresariales difunden. Quizás no tanto por el contenido, sino por quiénes son los dueños. Ya se dijo, la colonialidad permanente en la que vivió y vive Honduras hizo que la población aceptara, amara, defendiera e imitara, no sólo al patrón, sino a sus bienes, verdades y antivalores éticos. Veamos quiénes son los dueños de la artillería mediática en Honduras: Periódicos1: La Tribuna, del ex presidente de Honduras, Carlos Roberto Flores Facussé (1998-2002). Sobrino del terrateniente y empresario más inluyente del país, Miguel Facussé. La Prensa y El Heraldo, de la familia Canahuati Larach (con diferentes negocios con el Estado). Tiempo, de Jaime Rosenthal Oliva. Empresario en diferentes rubros. Tiene una universidad privada, canal de TV y principal dueño de los servicios de televisión por cable. Ex candidato a la presidencia por el partido Liberal. Televisión2: La televisión de Honduras está controlada por una sola Aquí, una lista más completa de los propietarios de diarios, revistas e imprentas: La Prensa Jorge Canahuati Larach , El (eraldo Jorge Canahuati Larach , Diez Jorge Canahuati Larach , La Tribuna Carlos Flores Facussé , (ablemos Claro Rodrigo Wong Arévalo , (ablemos Claro Financiera Rodrigo Wong Arévalo , As Deportiva Rodrigo Wong Arévalo , Cromos Rodrigo Wong Arévalo , Estilo Jorge Canahuati Larach , Lithopress )ndustrial Carlos Flores Facussé .

Vea los apellidos que controlan la TV, cable, internet y telefonía: Grupo Televicentro Rafael Ferrari , Canal Rafael Ferrari , Telecadena, y Rafael Ferrari , Telesistema, y Rafael

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persona, José Rafael Ferrari, también de gran presencia en la radio y presidente de la Fundación Teletón. Posee una cadena imponente con canales de distintas denominaciones: Canal 5, Canal 13, Canal 7. Radios3: Radio HRN, con énfasis en noticias, de José Rafael Ferrari García. Radio América, de Miguel Andonie Fernández. Igual con repetidoras en todo el país y énfasis en noticias. Estas familias forman parte de las 10 familias más inluyentes en el país.4 No sólo política y económicamente, sino en la formación de la Ferrari , MegaTV Rafael Ferrari , Canal o TEN Rodrigo Wong Arévalo , Canal Jorge Faraj, Camilo Atala , Multivisión Rafael Ferrari , Multidata Rafael Ferrari , Multifon Rafael Ferrari , Televicentro Online Rafael Ferrari , Tigo-Celtel Antonio Tavel Otero , Telemás Gabriela N’ñez , TV, La Ceiba Rodolfo )rías Navas , Televisión , Tela Rodolfo )rías Navas .

Controlan las radioemisoras: Emisoras Unidas Rafael Ferrari , (RN Rafael Ferrari , Radio Norte Rafael Ferrari , Suave FM Rafael Ferrari , Rock n Pop Rafael Ferrari , Vox FM Rafael Ferrari , XY Rafael Ferrari , FM Rafael Ferrari , Radio Satélite Rafael Ferrari , Radio Caribe Rafael Ferrari , Radio Centro Rafael Ferrari , Audiovideo Miguel Andonie Fernández , Radio América Miguel Andonie Fernández , Radio San Pedro Miguel Andonie Fernández , S’per Miguel Andonie Fernández , La Moderna Miguel Andonie Fernández , Radio La Ceiba Miguel Andonie Fernández , Comunicaciones del Atlántico Rodolfo )rías Navas , Radio El Patio, La Ceiba Rodolfo )rías Navas , Stereo , La Ceiba, Rodolfo )rías Navas , Stereo . , La Ceiba, Rodolfo )rías Navas , Romántica, . FM, La Ceiba Rodolfo )rías Navas , Radio Aguán, Colón Rodolfo )rías Navas , . FM , Tela Rodolfo )rías Navas , . FM , Tela Rodolfo )rías Navas . Lo más irrisorio de estas diez familias que controlan los rubros de transporte, energía, comunicación, cadenas de comidas rápidas, embotelladoras de agua y supermercados, bancos, comercio internacional, agroexportación, etc., muchos de ellos no pagan impuestos, ni servicios. No sólo porque muchos de estos negocios han sido exonerados, hasta por dos décadas, por los gobiernos de turno, sino porque son deudores morosos o evasores de impuestos. En 2010, el entonces Ministro de Finanzas, Chong Wong, denunció p’blicamente entre lo que él llamó empresas lacras que no pagan impuestos , a los negocios de Canahuati Larach, Facussé, etc., que adeudan al Estado más de mil millones de lempiras. http://www.elpatriotahn.com/EP/ node/ . Ese mismo año, la Empresa Nacional de Energía Eléctrica ENEE hizo p’blica la denuncia de que negocios comerciales del ex dictador Roberto Micheletti contaban con instalaciones de energía eléctrica clandestina. http://honduprensa.wordpress.com/tag/ energia-electrica/ . En , la gerencia de la ENEE denunció que los negocios de Canahuati y de otros empresarios grandes adeudaban al Estado millones de lempiras, por el servicio de suministro de energía eléctrica. http://www.elheraldo.hn/Secciones-Principales/Economia/ ENEE-muestra-inoperancia-al-publicar-lista-de-grandes-morosos . Pero, estas denuncias sólo se difunden en medios de información que funcionan fuera del cerco mediático implantado en el país. Sólo una muestra. En la ’ltima fuente periodística online que indicamos en este párrafo, periódico El (eraldo, de propiedad de Canahuati Larach, no aparecen, por ejemplo, empresa de Agua Azul, KTK, etc., que son algunas de las propiedades de Canahuati que adeudan al Estado

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opinión pública y de la coniguración de las estructuras psicológicas de las y los colonizados. La gran mayoría son de ascendencia extranjera que llegaron para “mejorar la raza hondureña”, pero, por lo general, no se relacionan con las y los hondureños de ascendencia nativa. En la actualidad este cerco mediático continúa en vigencia, y más fortalecido que antes, y no sólo controlan los medios de información, sino desde cadenas de bancos5, productos comestibles6, supermercados7, seg’n denuncias de la gerencia de la ENEE.

Aquí, los dueños de bancos, corporaciones, consorcios y manufacturas: Grupo Ficohsa Jorge Faraj Rishmag“i, Camilo Atala Faraj , Banco Ficohsa Jorge Faraj, Camilo Atala , )nteramericana de Seguros Jorge Faraj, Camilo Atala , Ficohsa Express Jorge Faraj, Camilo Atala , PS), Proyectos y Servicios )nmobiliarios Jorge Faraj, Camilo Atala , Dicorp, divisas corporativas Jorge Faraj, Camilo Atala , Fundación Ficohsa Jorge Faraj, Camilo Atala , Grupo Terra Freddy Nasser , Asín Miguel Andonie Fernández , Grupo Roble Ricardo Maduro Joest , Fondo (ondureño de )nversión Turística Bahía de Tela Rafael Ferrari , Teletón Rafael Ferrari , Grupo Dinant, antes Corporación Cressida Miguel Facussé Barjum , Químicas Magna Miguel Facussé Barjum , Cressida )ndustrial Miguel Facussé Barjum , Químicas Láser Miguel Facussé Barjum , Alimentos Dixie Miguel Facussé Barjum , Lactohsa Schucry Kafie , Corinsa Jorge Canahuati Larach , Grupo Televicentro Rafael Ferrari , Emisoras Unidas Rafael Ferrari y Villeda Toledo , Audiovideo Miguel Andonie Fernández , Exportadora del Atlántico Miguel Facussé Barjum , Embotedallora de Sula Jorge Canahuati y Jorge Larach , Comunicaciones del Atlántico Rodolfo )rías Navas , Fundación Covelo Adolfo Facussé , Banco Covelo Adolfo Facussé .

6 Las y los hondureños no sólo padecen un cerco mediático, sino también una dominación alimenticia. Vea si no son los mismos dueños. Comidas, bebidas y churros: Burger King Familia Kafati , Little Caesar s Familia Kafati , Church s Chicken Familia Kafati , Popeyes Familia Kafati , Dunkin Donuts Familia Kafati , Baskin Robbins Familia Kafati , Pollo Campero Familia Kafati , Chilli s Rafael Ferrari , Pizza (ut Jorge Canahuati Larach , Kentucky Jorge Canahuati Larach , Agua Azul Jorge Canahuati Larach , Aquafina Jorge Canahuati Larach , Pepsi Jorge Canahuati Larach , Seven Up (Jorge Canahuati Larach), Mirinda Naranja (Jorge Canahuati Larach , Mirinda Uva Jorge Canahuati Larach , Teem Jorge Canahuati Larach , Enjoy Jorge Canahuati Larach , Adrenaline Jorge Canahuati Larach , Gatorade Jorge Canahuati Larach , Quanty Jorge Canahuati Larach , Be-Light Jorge Canahuati Larach , Link Jorge Canahuati Larach , SoBe Energy Jorge Canahuati Larach , Té Lipton envasado Jorge Canahuati Larach , Yummies Zambos, tajaditas y yuquitas Miguel Facussé Barjum , Yummies Ranchitas, nachos y jalapechos Miguel Facussé Barjum , Cappy, maíz con queso, gorditos y tornitos Miguel Facussé Barjum , Zibas, papas y anillitos de papa Miguel Facussé Barjum , Ziba s Costi Rica, papas fritas Miguel Facussé Barjum , Ziba s francesa, papas a la francesa Miguel Facussé Barjum , Taco del Rancho, picante, jalapeño y barbacoa Miguel Facussé Barjum , entre otros productos.

7 Los mall, supermercados, tiendas y accesorios, están en manos de: supermercado La Colonia Mario Faraj , Jestereo Ricardo Maduro Joest , La Curacao Ricardo Maduro Joest , Tropigas Ricardo Maduro Joest , Mall Multiplaza Ricardo Maduro Joest , Diunsa Mario Faraj , Eleganza Jorge Canahuati Larach , Jorge J. Larach & Cía. Jorge Canahuati Larach , Comercial Larach

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energía8, farmacia9, deportes10, hoteles, transporte11, etc. Después del último golpe de Estado, crecen y ganan audiencia medios empresariales como Globo TV y Radio Globo, Cholusatsur, Radio Uno, etc., por acompañar el proceso de la resistencia del pueblo frente al golpe. En el país sólo existen cerca de 28 radios comunitarias, pero a inicios de 2011, legalmente el gobierno suspendió el otorgamiento de nuevas frecuencias radiales de baja cobertura (comunitarias) por “saturación en la ocupación del espectro radioeléctrico en las zonas más pobladas”. Si esto no es cerco mediático, entonces, ¿qué es? 5. Adoctrinamiento militar Tanto las Fuerzas Armadas (FFAA), como la Policía Nacional, como instituciones, tienen sus orígenes en la segunda mitad del siglo pasado. Hasta la dictadura de Tiburcio Andino Carías (1933-1948), los Jorge Canahuati Larach , Proconsumo, Kiwi, chimicol Miguel Andonie Fernández , Xedex Miguel Facussé Barjum , Audaz Miguel Facussé Barjum , Ganex Miguel Facussé Barjum .

Entre los apellidos que figuran en control energético y combustible están: Emce Freddy Nasser , Enersa, planta termoeléctrica Freddy Nasser , Río Blanco, planta termoeléctrica Freddy Nasser , Lufussa, planta termoeléctrica Schucry Kafie , Elcosa, planta termoeléctrica Freddy Nasser , Petróleos de (onduras (ondupetrol Freddy Nasser , Gasolineras Uno Freddy Nasser , Empresa Transporte y Maquinaria Tramaq Freddy Nasser , Energía y Transmisión Enetran Freddy Nasser , Semeh Rafael Ferrari, Arturo Corrales , Dinapower, biocombustible Miguel Facussé Barjum .

9 Entre algunas de las farmacias que se encuentran bajo el control de las mismas familias están: Laboratorios Finlay (Jorge Canahuati), Infarma (Miguel Andonie Fernández), Mandofer (Miguel Andonie Fernández), Farmacia Regis (Miguel Andonie Fernández). 10 Para cerrar el ciclo del control y dominación del cuerpo y de la mente de hondureños/as, estas familias invierten también en el deporte. Equipos de f’tbol: Olimpia Rafael Ferrari , Motagua Camilo Atala y Pedro Atala , Selección de (onduras Rafael Ferrari, Atala, Callejas, Faraj, Kaffati . 11 Maquilas, hoteles y transporte tampoco escapan del oligopolio de la decena de familias: Cadena de hotelera )ntercontinental Ricardo Maduro Joest . Textiles y maquilas: Grupo Lovable Juan Canahuati, Jes’s y Mario , Textiles Río Lindo Adolfo Facussé . Transporte aéreo y terrestre: )nter Airports Freddy Nasser , Tupsa Roberto Micheletti Baín , Trasul Roberto Micheletti Baín .

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caudillos vencedores y vencidos, cada quien por su lado, reclutaban y conformaban sus fuerzas de seguridad militarizada. Con la Doctrina de Seguridad (contra el fantasma del comunismo), el gobierno de los EEUU organizó y inanció el nacimiento de las FFAA y de la Policía Nacional hondureña como un cuerpo de seguridad para preservar la seguridad y los intereses de la élite económica y política servil a los intereses norteamericanos. Producto de un acuerdo político, en 1957, se estableció en la Constitución Política de Honduras la autonomía total de las FFAA con relación al gobierno nacional. Es decir, las FFAA era un Estado dentro del Estado de Honduras. Además, se estableció el servicio militar obligatorio. Fue cuando las FFAA comenzaron a cobrar poder económico y presencia político militar en el país. Jamás enfrentaron una guerra contra los enemigos extranjeros, pero hicieron del país un cementerio clandestino de hondureños/as que aspiraban tener derechos. La profesionalización de las FFAA consistió en cursillos intensivos, para algunos de sus elementos en la Escuela de las Américas y en las del Plan Cóndor, Argentina, para perseguir, torturar, matar y desaparecer a todo hondureño/a que buscaba organizarse para defender su país. Hasta 1987 (II Acuerdo de Esquipulas), en el territorio hondureño convivieron cuatro ejércitos para contrarrestar el comunismo que jamás llegó a la región: El Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM), el ejército nicaragüense de los contras, más de una decena de bases militares norteamericanas y el ejército nacional. Una vez fracasada la lucha militar anti comunista, por ausencia del enemigo, el gobierno de los EEUU decidió entregar el simbólico poder político a los políticos civiles de Honduras. A las FFAA hondureñas les regaló, como recompensa por masacrar al pueblo, 12 avionetas viejas, dólares en efectivo e inmunidad por el narcotráico. En Honduras, para imponer el Consenso de Washington (mediante la democracia representativa para el libre saqueo), aparentemente 60


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pusieron en un peril bajo a las FFAA. En la larga y triste noche neoliberal, la Policía Nacional cumplió de cuerpo de seguridad para el ejército de ejecutivos de las corporaciones empresariales, que se repartieron los bienes y recursos del país. Sin embargo, ante el avance apabullante de demócratas insumisos que pujaban desde el Sur, los asustadizos comensales del banquete neoliberal hondureño recurrieron a sus FFAA y militarizaron a su Policía para reprimir y masacrar (220 asesinatos), una vez más, al pueblo que comenzaba a despertar del colonialismo neoliberal. Las élites hondureñas comparten con las FFAA el negocio del Estado. Por ejemplo, la Marina Mercante, Empresa Nacional de Telecomunicaciones (HONDUTEL), Migraciones, etc. están en manos de las FFAA. Aparte del lucrativo “cuidado” de los bosques. Pero el gran negocio lucrativo que hace que las FFAA incluso soporten el odio y la burla popular por lo ridículo militar, es el narcotráico. De esta manera, en Honduras, los colonizadores/patrones garantizan, no sólo la vitalidad y permanencia de la colonia, sino, además, mediante el servicio militar (ya no obligatorio desde 1997), coniguran la psicología individual y colectiva de soldados y oiciales en base a las verdades, los valores y las aspiraciones de los verdugos del país. El soldado que dispara a un manifestante lo hace, no sólo por obediencia, sino porque sabe que el sistema y el (des) orden que deiende y resguarda es el único y mejor sistema para aproximarse a la condición de sus superiores. Pero, quizás lo que no sabe es que al inal, por más méritos que haga, sus jefes/patrones jamás lo aceptarán como parte de ellos. El colonizador nunca acepta al colonizado como su igual, porque éste no es persona para aquél. Estos y otros son los mecanismos que los gestores y administradores del Estado fallido utilizan para garantizar el colonialismo interno. Mientras Honduras no logre desmontar estos mecanismos de colonización y dominación, jamás podrá emprender y garantizar un proyecto de país con sentido histórico para las presentes y 61


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futuras generaciones. Estos mecanismos que se materializan en las instituciones estatales, también condicionan, de forma determinante, las estructuras psicológicas (coniguran los sentimientos, el intelecto, la autoestima, etc.) y antropológicas (estética corporal, opciones culturales, religiosas, etc.) del hondureño/a. Por eso, los procesos de liberación o refundación son caminos por recorrer hacia adentro y hacia fuera en busca de la libertad permanente. El primer paso fundamental es conocer y aceptar nuestra condición de colonizados/as. Luego, emprender el difícil camino de suprimir/ asesinar esa parte colonizada que nos habita y condena a la negación. Al mismo tiempo, debemos emprender el camino de la libertad en todos los sentidos y aspectos de la vida. El camino interno y externo de los procesos de liberación no serán posibles si no nos liberamos de las categorías coloniales de análisis, comprensión y explicación de la realidad. El reto de la superación de la condición de la colonialidad no es sólo tarea de la población colonizada, sino también de quienes colonializan. Como dice Albert Memmi, la colonialidad engendra colonizadores y colonizados. Y la condición del colonizador también es un suicidio lento y seguro para los patrones. (MEMNI, 1969:89). Si éstos desean permanecer y convivir en Honduras, deberán liberarse también del colonizador que los habita y apostar a un proyecto de país entre todos/ as.

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CAPÍTULO

III VIOLENTA DESINTEGRACIÓN DE LA SOCIEDAD



Violenta desintegración de la sociedad Generalmente se suele airmar que Honduras fue un país pacíico en la región centroamericana, exento de violentas confrontaciones armadas. Esta airmación no es del todo cierta. El hecho de que no hayan existido prominentes grupos armados en resistencia, como en El Salvador, Nicaragua, Guatemala, etc., no le exime al país de la histórica violencia que hilvana el tejido social y las inconclusas historias hondureñas. La actual galopante violencia criminal generalizada que desintegra a la sociedad, incluso desarticulando tradicionales nudos familiares, no es un relámpago en cielo despejado. La ausencia del Estado, la fragmentada y patrimonialista visión de país que tienen las élites, la ausencia de un proyecto de nación y la carencia de sentido colectivo de pertenencia compartido, y otros, hicieron de la violencia, muchas veces encubierta, la compañera permanente de Honduras republicana. 1. Violencia como método de gobierno Una mirada fugaz a la historia política oicial hondureña nos muestra que el país sobrevivió en permanente guerra civil, desde su fundación, hasta casi mediados del siglo XX. Fue el dictador Tiburcio Carías (1933-1948) quien puso un freno temporal a la permanente confrontación violenta entre los rústicos escuadrones armados de las élites. Hasta entonces, todos los caudillos, víctimas de su ignorancia y asistidos por una falsa seguridad religiosa, se sentían elegidos por Dios para gobernar Honduras, y en consecuencia jamás aceptaban una derrota electoral o militar en las contiendas por la toma del 65


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poder. Caudillo que perdía se internaba en la montaña para preparar la revancha militar contra su vencedor. Y, como no podía ser de otra manera, los muertos y heridos no eran necesariamente los caudillos, sino las y los ancestros de las mayorías sociales actualmente excluidos en el país. Este recurso permanente a la violencia en las contiendas políticas tiene que ver mucho con la mentalidad provinciana y semi feudal de las élites políticas de Honduras. Que, a su vez, explica, en buena medida, la actual desarticulación territorial y social del país. Si en el resto de Latinoamérica la burguesía fue y es precaria, Honduras jamás tuvo una burguesía1. Lo que existió y existe es una oligarquía premoderna, sin ningún atisbo de visión integral del país, mucho menos con mentalidad moderna. Aunque parezca irreal, pero, en pleno siglo XXI, en Honduras (con un territorio del tamaño de una provincia grande de algunos departamentos de países como Perú o Bolivia) existen unidades territoriales bajo el control absoluto de patrones abusivos, fuera del control estatal2. El caso patético es Bajo Aguán, en el Departamento de Colón, donde el terrateniente Miguel Facussé constituyó su feudo a mano armada, sin que haya justicia que investigue el medio centenar 1 Para pertenecer o constituir burguesía no es suficiente el patrimonio económico, sino sobre todo es necesario contar con un acaudalado patrimonio intelectual y moral más nutrido que el resto de las clases sociales. Este patrimonio permite construir una visión y un proyecto de país de corto, mediano y largo plazo, que sea lo más incluyente posible, porque la inteligencia prevé que la exclusión más temprano que tarde es una amenaza para la misma burguesía. La oligarquía, en cambio, es una élite obnubilada por las frenéticas ansias de acumulación económica, sin ninguna perspectiva política sostenible. Los nuevos terratenientes en (onduras acumularon las tierras, no sólo en las épocas de las dictaduras militares, sino incluso en plena vigencia de la democracia representativa , hicieron que los legisladores modificasen las leyes para su conveniencia. La reforma agraria de establecía la propiedad colectiva de la tierra y la prohibición de la compra venta. Pero, en el Congreso Nacional aprobó la Ley de Modernización Agrícola que permite la compraventa de las tierras colectivas. Y, aprovechando las necesidades económicas de los campesinos empobrecidos, los terratenientes fueron a buscarlos para ofrecerles dinero por sus tierras, y trabajo en las nuevas propiedades adquiridas que se convertirían en empresas agrícolas. Así, el campesinado volvió a la condición de sin tierra, igual o peor que antes de .

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de campesinos asesinados que reclamaban tierras.3 Y ante las tímidas insinuaciones periodísticas sobre el grado de su responsabilidad, el terrateniente responde: “Para qué se acercan a mis propiedades sabiendo que mis hombres están armados”. La constitución de facto de feudos en el territorio hondureño no es novedad. La familia Zelaya, del actual ex presidente Manuel Zelaya, tenía casi el control total del Departamento de Olancho, el más grande del país en tamaño, hasta casi inales del siglo XX4. No es verdad que Honduras haya sido un país pacíico durante la guerra fría. Las dictaduras militares que se impusieron antes y después de 1963 (golpe de Estado contra Villeda Morales) no signiicaron una convivencia romántica entre hondureños/as. Para intimidar, perseguir, asesinar y desaparecer a los pseudo comunistas, en Honduras se asentaron hasta cuatro ejércitos simultáneos: las bases militares norteamericanas (que nunca se fueron), los contras nicaragüenses, el Centro Regional de Entrenamiento Militar (CREM) y el ejército hondureño, fuera del ejército de guardias privadas. La etapa sangrienta más inmediata en Honduras, antes del actual descalabro violento, fue entre inales de la década de los 70 e inicios de los 80, cuando un psicópata (Adolfo Martínez), promovido por el gobierno de los EEUU., asumió la jefatura de las FFAA de Honduras para liberarlo de las garras comunistas. La actual 3 Este terrateniente tiene tanto poder sobre las entidades estatales del país que, cuando en 2010, campesinos organizados intentaron ocupar las tierras en litigio en Bajo Aguán, Facussé hizo que se movilizaran al lugar del conflicto escuadrones de la Policía Nacional, del Ejército, de la Marina y de la Fuerza Aérea, para intimidar a los campesinos. Ante la permanente violación de los derechos humanos, luego de una investigación internacional de campo, fuentes financieras europeas de Mecanismos de Desarrollo Limpio, suspendieron a Facussé un millonario financiamiento para un proyecto de cultivo de palma africana, pero el Estado hondureño guarda un silencio total ante dichas violaciones.

4 En 1975, en Los Horcones, Departamento de Olancho, los terratenientes asesinaron a 14 personas cuyos cuerpos fueron encontrados en una fosa com’n , entre campesinos, curas y monjas, mientras éstos se dirigían a una manifestación a Tegucigalpa. En la masacre estuvo involucrado el padre de Manuel Zelaya Rosales ex presidente , pero, con todas las pruebas, la impunidad siguió su curso.

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violencia generalizada, “inexplicable” para muchos analistas, tiene sus raíces más inmediatas en el odio y el resentimiento que sembró la lucha norteamericana y de la élite hondureña contra el fantasma del comunismo. La historia hondureña no conoce a otro psicópata como el Gral. Gustavo Adolfo Martínez que persiguió, torturó, asesinó y desapareció brillantes cuadros de estudiantes e intelectuales que en esta noche oscura hondureña le hace tanta falta al país. Las estadísticas hablan de cerca de 180 muertos. De los desparecidos no se sabe. Pero, el odio y el resentimiento de aquel fatídico acto brutal de varios años, caló profundo en las reprimidas estructuras psicológicas de las tradicionales y tranquilas familias hondureñas. Y, este resentimiento reprimido e inconsciente, ahora, alora en las diversas manifestaciones de la violencia asesina, condicionadas por la ausencia estatal, la presencia del narcotráico y las violentas organizaciones de pandillas juveniles. En Honduras, las élites gobernaron el país gestionando miedos y deseos. Construían y construyen con mediana imaginación monstruos para asustar e intimidar a la población. Una vez que logran consolidar la masa crítica en contra del monstruo en el imaginario colectivo, emprenden una guerra mediática para satanizar y pulverizar a dicha construcción, y a la colectividad teledirigida y manipulable que así lo cree. Ocurrió, en la segunda mitad del siglo XX, con los campesinos, estudiantes, mujeres, obreros organizados, todos satanizados y acusados de comunistas, ateos, desestabilizadores, etc. Ocurrió en el caso para el derrocamiento del entonces Presidente Manuel Zelaya: “Nos trae el comunismo de Chávez y Castro. Nos quitarán nuestras casas y a nuestros hijos. Nos obligarán a blasfemar contra Dios” difundían los medios masivos de información. Y mucha gente se asustó y se recluyó en sus casas, incluso cuando eran beneiciarios directos de las ayudas provenientes de Venezuela y Cuba. Mientras tanto sobrevino la persecución estatal y asesinatos selectivos en contra de dirigentes de las organizaciones sociales en resistencia. Para 68


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sembrar mayor miedo y terror se difundieron noticias de la llegada de escuadrones de sicarios provenientes de Colombia. Lo cierto es que el método del gobierno del terror terminó inmovilizando a la gente al grado que, ante la violencia sangrienta que cobra decenas de vidas diarias en el país, casi nadie se inmuta o se organiza para defenderse de la muerte. Y allí tenemos una Honduras con 86 asesinatos por cada 100 mil habitantes año, el más violento de la región.5 La violencia no la ejercen sólo quienes tiran del gatillo o relampaguean el machete, la violencia también la ejercen las y los pasivos ante la violencia activa. No son buenos quienes no matan, sino son tan violentos por no hacer nada para prevenir o evitar más violencia. 2. Ausencia del Estado y la emergencia de la violencia La ausencia del Estado en los espacios geográicos y bolsones sociológicos del país genera no sólo empobrecimiento, analfabetismo y exclusión, sino ante todo genera violencia generalizada. Sobre todo en sociedades desarticuladas política y culturalmente, como es el caso hondureño. Cuando el Estado pierde el monopolio del uso de la fuerza física. Cuando el Estado ya no es capaz de poner orden y seguridad en el territorio, entonces, por instinto de sobrevivencia las y los integrantes de la comunidad recurren a ejercer la justicia con mano propia. Si hubiera presencia estatal con autoridad legítima y legal, administrando justicia con celeridad y transparencia, los deudos no victimarían a los verdugos de sus difuntos. Pero, si la policía es parte del crimen Seg’n el ’ltimo informe del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de (onduras UNA( , , se proyectaba asesinatos por cada mil habitantes. Este mismo informe indica que diariamente se asesinan a personas en el país de forma violenta % por armas de fuego, y % con arma blanca . http://iudpas.org/pdfs/NEd EneJun .pdf . Seg’n un informe del PNUD, sobre la tasa de la violencia a nivel mundial, , (onduras ocupa el primer lugar de países, con . asesinatos de cada mil habitantes. El Salvador con y Guatemala con . . Nicaragua es el país menos violento, con homicidios de cada mil habitantes.

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organizado6, si la iscalía no investiga y los jueces retardan la justicia, ¿qué le queda al sobreviviente de la víctima? En los últimos tiempos, la actividad del narcotráico se fue apoderando abiertamente de municipios completos del país.7 En la cotidianidad y en los medios de información se habla y se denuncia de narco alcaldes y narco diputados, pero no existe una investigación que se conozca por parte de la iscalía en estos casos. La narco violencia asesina diputados8 y alcaldes, sin que haya justicia que se atreva a investigar. Y, así, el círculo vicioso de la violencia continúa rodando como la vorágine que engulle a todo cuanto encuentra en su paso. Una estudiante universitaria de Corquín, Copán, cuenta: “A mi compañero de estudios, que era un joven Alcalde de su pueblo lo asesinaron. Le rebanaron el rostro con machete. Se sabe que él, días antes, en una reunión con alcaldes y policías se opuso al acuerdo de dejar vía libre, por horas, en la región, para el traslado sincronizado de ‘narco paquetes’. Por eso lo mataron. Yo vi su cara en el velorio, pero En los ’ltimos meses la delincuencia organizada en las estructuras de la Policía Nacional salió a luz pública a raíz del asesinato de dos estudiantes universitarios, uno de ellos, hijo de la Rectora de la UNA(. Anteriormente, la policía asesinaba impunemente y no había autoridad que exigiera la investigación o intervención de esta entidad. Seg’n el ’ltimo informe del observatorio de la Violencia de la UNA(, entre enero y junio de , hondureños fueron muertos por acción policial. En el caso del asesinato del hijo de la Rectora, los jefes policiales, en lugar de entregar a la justicia a los policías asesinos, les dieron el fin de semana libre para que huyesen del país. Y así fue. Por eso, con la ayuda de algunas amistades la propia Rectora impulsó la investigación del caso con el Ministerio Público, y encontraron culpables a los policías fugados y otros implicados. Desde entonces, la élite política se concentra con cautela para intervenir y depurar a este ente de seguridad . Seg’n dirigentes magisteriales, en municipios como El Paraíso, Florida, Cabañas, Santa Rita, todos del Departamento de Copán, los narcos imponen los maestros que quieren para las escuelas del lugar. En estos casos, la Junta Directiva Departamental del Magisterio sólo cumple órdenes de narcos a pie juntillas. El personal de la Policía Nacional, en estos territorios también es impuesto por los narcos.

En , en el municipio de Santa Rita, Copán, asesinaron a dos diputados del partido nacional. Éstos habían sido financiados en sus campañas electorales por los narcos del lugar, pero en el momento en que intentaron apartarse de las redes del narcotráfico los asesinaron con disparos de bazuca dentro de los carros blindados. En el siglo XX, los diputados hondureños eran financiados, puestos o comprados por las empresas bananeras. En el siglo XX), éstas y otras autoridades son financiadas e impuestas por los narcos, con la diferencia de que los políticos de ahora sus compromisos financieros los pagan demasiado caro.

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La Prensa (periódico) dice que murió por pleitos, y que los perros le comieron el rostro (…)” (Glenda, Copán)9. La entrevistada hace ver que es una red de alcaldías las que, conjuntamente con la policía, interactúan para proteger el “pase” del cargamento. Esto evidencia que el Estado de derecho, si en algún momento estuvo por esos territorios, ahora, ya no está más. Por otro lado, la cita señala que la violencia del narcotráico no sólo aniquila a quienes se encuentran involucrados en dicha actividad ilegal, sino también a quienes están de lado de la ley, en este caso al propio Estado en su expresión de gobierno local. El narcotráico ya no está sólo fuera del Estado aparente, sino que utiliza, muchas veces, el mismo aparato estatal para operar. Una esposa de un policía jefe de un Municipio, de la zona occidental del país, cuenta: “Sé que mi esposo no está involucrado en actividades oscuras, pero él me cuenta que los que mandan en el lugar los obligan, a él y a sus subalternos, a hacerse los desentendidos o tomarse el día libre para cuando va a pasar el cargamento de la droga. Él tiene que hacerlo por seguridad personal y familiar porque trabaja en el corredor peligroso” (Yarisa, Copán)10. Ante la ausencia estatal aparece la ley del más fuerte.11 Y el más fuerte decide qué se hace y qué no, quién vive y quién muere. En Glenda. Estudiante de la universidad. Copán. Yarisa. Profesora. Copán.

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El Director del Equipo de )nvestigación ER)C, )smael Moreno SJ, al referirse a imperio de la ley del más fuerte dice: El Estado no sólo sabe esto, sino que las instituciones y sus funcionarios se convierten en escudo protector para que los hombres fuertes sean además inmunes y sigan actuando con plena impunidad. El asunto se agrava porque quien ejerce la ley del más fuerte en una comunidad o municipio sabe que, en cualquier caso, el Estado no lo tocará. Ante un jefe de la policía, un fiscal, un juez, el fuerte de la localidad goza de protección. Porque la buena relación con el más fuerte representa para los funcionarios p’blicos beneficios y prebendas económicas muy superiores a los salarios que devengan. Y quien ejerce la ley del más fuerte sabe a ciencia cierta que tiene las manos libres para actuar con plena impunidad porque el Estado, a lo sumo, podrá capturar y procesar a los matones que ejecutaron la acción, pero jamás tocará a quienes dieron la orden, porque ellos gozan de la protección del Estado. En ’ltima instancia, porque los fuertes de la localidad act’an como si fuesen el Estado mismo. Revista ENVÍO, octubre del , véase en, http://www.envio.org.ni/articulo/

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algunos lugares del occidente del país incluso se habla del permanente “toque de queda” por las noches impuesto por los capos del lugar, y no hay autoridad que se oponga. Otra expresión violenta de la ausencia estatal son las pandillas juveniles que controlan nichos territoriales a los que la policía no puede entrar si acaso no es parte del crimen organizado. Estos jóvenes, en el caso hondureño, no son un problema en sí, sino la consecuencia o la secuela de la violenta exclusión, tanto producto del Estado aparente, como de la propia sociedad. Y en la medida en que se los criminaliza y persigue más violentos se vuelven. Estas organizaciones juveniles son evidencias de que el problema no es la violencia, sino las causas que condenan a la violencia a la juventud. Y la principal causa es la exclusión social, económica, cultural y política que convierte a las grandes mayorías de jóvenes hondureños en números sin presente, ni futuro.12 En Honduras, el gobierno nacional intenta instaurar la seguridad para la ciudadanía depurando e interviniendo a la policía, criminalizando a la juventud y sacando a las calles al ejército. Esto no es ninguna solución. Más por el contrario recrudece la violencia. Lo que Honduras necesita para recobrar la convivencia pacíica, si acaso lo tuvo en algún momento, es todo un proceso de transformaciones estructurales, tanto a nivel normativo (Constitución Política incluida), institucional (aparatos estatales, políticas públicas) y proyectos de vida (transcendentales transformaciones personales y colectivas). Intervenir y reformar sólo a la Policía, y dejar intacto todo el resto del aparato estatal es como querer construir una nueva casa cambiando un ladrillo de la casa derruida.

Las recientes investigaciones de la CEPAL y de UN)CEF indican que el % de la población hondureña, menores de años, se encuentra en el umbral del empobrecimiento. Es decir, 2.4 millones de menores de edad. De esta cantidad, 700 millones sobrevive en extremo empobrecimiento. Desnutridos, sin servicios básicos, sin educación, salud, ni vivienda. ¿Qué presente y futuro tienen estos menores para cuando sean adultos? ¿Qué presente y futuro asiste a Honduras como sociedad?

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3. Ausencia de un imaginario político compartido y la incertidumbre social Los proyectos políticos compartidos cumplen el rol cohesionador de una sociedad. Una comunidad política, para ser tal necesita un referente, una comunidad política imaginada. Esta comunidad ideal es la que une a una sociedad. Cuando se diluye esta comunidad política imaginada, nace la desconianza entre vecinos/as y sobreviene la incertidumbre y la desintegración social. La comunidad política no sólo implica identiicarse con las aspiraciones del control del poder, sino también signiica principios éticos compartidos, sueños e ideales comunes. Este sentido de pertenencia a la comunidad hace que el vecino no vea al otro como una amenaza o un potencial enemigo a destruir. La comunidad política genera y fortalece la conianza en uno mismo y en las y los demás. Estas comunidades políticas ideales se reinventan cada cierto tiempo. En Honduras, la precaria cohesión social existente se ha establecido alrededor de creencias religiosas o de tradiciones culturales de carácter familiar. En algunos momentos, las iguras casi mesiánicas de caudillos políticos aglutinaron a la masa providencialista. Pero estos elementos aglutinadores no son garantías suicientes para la cohesión social estable. En sociedades con deicitaria integración social, y ante la ausencia de una autoridad estatal garante de los derechos, la ley del más fuerte termina desintegrando a la sociedad, hasta el límite de generar una atmósfera de desconianza generalizada en la que todos se constituyen en amenazas potenciales para todos. Esta desintegración social inevitablemente encamina a Honduras hacia una sociedad fallida.13 Por tanto, ya no se está sólo ante la ausencia )smael Moreno, ante la incertidumbre reinante en el país, y el espejismo electoral, dice: El problema hondureño es actualmente de continuada supervivencia y de persistente inseguridad. Se expresa en signos que nos conducen hacia la instalación de una sociedad fallida. Y como continuará esta tendencia, el proceso electoral será un factor de cooptación de otros caminos alternativos, consiguiendo que la sociedad fallida siga conviviendo pacientemente con un Estado subordinado a quienes ejercen la ley de los más fuertes . http://www.envio.org.ni/ articulo/

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estatal, o la inexistencia de una comunidad política compartida (nación), sino ante una sistemática ruptura generalizada de los lazos de comunión y lealtad social entre vecinos.14 De esta manera el ejercicio de la violencia se constituye en la regla para la resolución de cotidianos conlictos interpersonales o entre familias. Esta incertidumbre por la violencia reconigura las estructuras psicológicas y mentales de las personas. De esta manera, la tranquila, religiosa y tradicional sociedad hondureña se transforma, de manera fugaz, en un conjunto de individuos atomizados desconiados y agresivos ante la presencia del otro.15 Pero, también se trastocan las dimensiones económicas, sociales, políticas y culturales del país. Así, por ejemplo, empresarios de áreas como transporte o industria, en sus contabilidades ya incorporan el rubro de extorsiones (pagos por impuestos de guerra) que van entre 200 a 2.000 dólares mes.16 En algunos casos las bandas criminales obligan a las empresas a incorporar en sus planillas de trabajadores a uno de sus integrantes como trabajador de planta con sueldo. 4. Violencia y el divorcio entre la moral pública y moral privada La galopante violencia generaliza en Honduras arde como fuego en forraje seco porque la sociedad cristianizada promueve el divorcio entre la moral privada y la moral pública. En las iglesias sólo se El Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de (onduras FOSDE( , en un documento publicado bajo el título de: (onduras, balance de la corrupción , indica la situación de la desconfianza y de la desintegración del país en los siguientes términos: )nvestigaciones al respecto revelan que . por ciento de los hondureños no confían en sus vecinos, en sus amigos y hasta en sus propios familiares. La desconfianza es mayor para las instituciones del Estado, sobre todo después de los sucesos de junio, cuando toda la legalidad resultó cuestionada. FOSDE(, : Ya no es nada raro ver en algunas avenidas de ciudades como Tegucigalpa o San Pedro Sula, o en otras más pequeñas, a conductores automovilísticos mostrándose pistola, sólo porque uno de ellos le hizo algún gesto no deseado al otro.

Estas noticias se vuelven tan comunes, como las fotografías tétricas de asesinatos que ocupan páginas enteras de los diarios nacionales. Para ver sobre extorsiones a empresarios ver, por ejemplo, el diario Tiempo del de noviembre de . http://www.tiempo.hn

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predica lo concerniente a la moral sexual y la moral familiar, pero la moral en la política, en la economía, en la administración pública, etc. no es materia de las enseñanzas religiosas. Por eso, los dictadores, asesinos y malhechores en la administración pública no sólo fueron formados en las iglesias, escuelas y universidades cristianas (católicas y evangélicas), sino que pertenecen y frecuentan a las iglesias sin ningún tipo de remordimiento interior. La historia nos indica que en Honduras no ha existido un solo gobierno, dictador o no, que no haya sido bendecido y legitimado por las cúpulas cristianas. Un hecho real que sintetiza esta conducta esquizofrénica de la institucionalidad cristiana fue la condecoración que le hiciera el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez M. al ex dictador Roberto Micheletti, en 2010, nada menos durante una misa en el Santuario de la Virgen de Suyapa. Estos actos institucionales no sólo episodios históricos, sino que se constituyen en hechos performativos (mandatos éticos) que coniguran las estructuras psicológicas y conductuales de generaciones completas de cristianos/as. Cuando se observa la conducta religiosa de la sociedad hondureña, se identiica una piedad y asiduidad a los actos religiosos sólo comparables con el fervor de la cristiandad de siglos pasados, pero la preocupación por la construcción de una Honduras justa y auténticamente cristiana está completamente ausente en la gran mayoría de las y los cristianos fervientes. Y es más, en las iglesias se predica y promueve la despreocupación por la construcción del bien común. Se cataloga como pecado la protesta y la resistencia civil ante gobiernos de facto o impopulares, y se promueve como virtudes celestiales la indiferencia ciudadana, el providencialismo fervoroso y la sumisión irracional a las determinaciones de las élites. De esta manera, la esencia del mensaje cristiano centrada en la construcción del Reino de Dios dentro de la historia humana; se traiciona y se convierte esta tradición cristiana en un potente instrumento de dominación, que termina adormeciendo a perpetuidad a generaciones completas refugiadas en las iglesias, y desentendidas 75


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de sus responsabilidades ciudadanas, esperando el arrebatamiento apocalíptico del in de los tiempo. Mientras tanto, las élites cristianas desmantelan y empobrecen aún más el país, generando un perfecto caldo de cultivo para explosión y expansión de la violencia. Hasta los ángeles en el cielo lloran al ver y escuchar tanto fervor religioso de las élites de poder hondureña, que todo lo hacen en nombre de Dios, repartiendo bendiciones y convocando a la calma y tranquilidad mientras el país se desangra. Estas conductas institucionalizadas aianzan en la población hondureña el divorcio completo entre la moral privada que consiste en cuidar las apariencias de las familias, la conducta sexual, la obediencia cadavérica a la autoridad y repudio a cualquier acción de resistencia civil, y la moral pública que implica el ejercicio responsable de la ciudadanía, construcción del bien común, participación creativa en los procesos de transformación y el pensamiento crítico. Por eso, la población no se interesa, ni se organiza para protegerse, que la desintegración social, ni de la violencia asesina que corroe hasta los núcleos familiares más aianzados. En situaciones de peligro, las otras especies de animales, por sus instintos de protección y de sobrevivencia, tienden a guarecerse y alejarse del peligro. Pero, la esquizofrenia ética, promovida por un cristianismo tergiversado, ha logrado entumecer hasta el instinto de sobrevivencia en las y los hondureños refugiados en las iglesias, quienes proclamando alabanzas de salvación noche y día asumen la muerte violenta de sus seres queridos como “una prueba difícil que Dios les envía para cultivarles en la fe”. Sería injusto asumir que todas las iglesias o todos los sectores de las iglesias promueven la esquizofrenia moral en la feligresía. Existen iglesias u organizaciones de cristianos/as que apuestan a los procesos de transformación para restablecer la convivencia social. Pero estas iniciativas fueron y son excepciones a la regla. Mientras se siga predicando la imagen de un Dios irresponsable que abandona su 76


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creación (la realidad social, económica, política, ecológica y cultural) y se refugia en el lejano cielo, para vigilar y castigar desde allí la moral privada y la insubordinación sociopolítica de sus creaturas, el cristianismo continuará siendo el más perfecto de los instrumentos de dominación y colonización que los imperios inventaron para subyugar a los pueblos. Y mientras no se resuelva favorablemente este divorcio moral, que en buena medida es el divorcio entre fe y vida, la violencia en sus diferentes formas continuará trepando hasta a los nichos más seguros de las clases altas, haciendo del nefasto destino del país una realidad irreversible.

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CAPÍTULO

IV URGENCIA DE UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE PARTICIPATIVA



Urgencia de una Asamblea Nacional Constituyente participativa La licuefacción de las entidades estatales, la violencia generalizada que controla mentes y cuerpos, y la galopante desintegración social del país, exigen a todos los y las hondureñas a asumir el reto de un reencuentro nacional, en el marco de un proceso constituyente, para repensar y reinventar el Estado y la sociedad hondureña. Este reto, en las condiciones en la que se encuentra Honduras, ya no es ninguna opción, sino una obligación existencial. Una obligación ciudadana, moral y espiritual. La reestructuración integral de Honduras es una tarea ineludible de todas las y los hondureños por instinto de sobrevivencia como país. Las históricas deudas irresueltas, y las circunstancias agravantes, han colocado a Honduras ante una terrible disyuntiva: o la vida, o la muerte. No existe otra opción. Mantener como está el país, con maquillajes de reformas, sólo alarga la agonía. Así como nadie puede permanentemente sobrevivir en la oscuridad, así tampoco no hay espíritu humano, mucho menos una sociedad, que soporte una incertidumbre, exclusión y empobrecimiento perpetuo. Está más que demostrado que la indiferencia y la resignación aceleran el nefasto destino hondureño. La convivencia pacíica, el bienestar integral común, las transformaciones necesarias para una vida digna de las y los hondureños son tareas que sólo las pueden hacer hondureños/as. Esperar que la “ayuda” internacional, o que algún caudillo político, o que la providencia 81


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divina devuelva la tranquilidad a Honduras, es una irresponsabilidad que las futuras generaciones difícilmente perdonarán. Honduras, como colectividad, no puede continuar sin Estado y sin ordenamientos jurídicos obligatorios que garanticen la justicia y libertad para todos/as. El país necesita un pacto social ampliado en el que todas y todos expresen y acuerden sus demandas, compromisos y aspiraciones que fundamentarán y orientarán la convivencia pacíica en la nueva Honduras. Honduras necesita un diseño arquitectónico, con el involucramiento de todas y todos, para enrumbarse hacia sus postergadas aspiraciones de bienestar (desarrollo) como país. Este diseño arquitectónico es la nueva Constitución Política del nuevo Estado. Desde cualquier punto de vista, con mediana racionalidad, el reencuentro nacional para concertar una nueva Constitución Política, para así reinventar sistemas jurídicos, instituciones y proyectos de vida, es el único camino que le queda a Honduras. El caos, la desintegración y la violencia reinante, no se resolverán con el actual modus operandi del sistema político y de las entidades estatales en retirada. Las evidencias nacionales muestran que la desintegración violenta y la muerte no hacen diferencia de clase o de condición social. 1.

Argumentos para la convocatoria a una Asamblea Constituyente

En las condiciones límites en las que se encuentra Honduras, los argumentos racionales y emocionales sobran para sustentar la convocatoria a un proceso constituyente refundacional. Es importante indicar antes, tres cuestiones fundamentales respecto a la constituyente que urge en Honduras: Primera. La constituyente debe de ser un proceso participativo. Es decir, este proceso no debe reducirse a la etapa puntual de la redacción y aprobación de la nueva Constitución Política que regirá la construcción de la nueva Honduras. Estos procesos constituyentes 82


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refundacionales son caminos largos que requieren del compromiso activo de varias generaciones. El Estado, la nación y sociedad no se constituyen sólo con la aprobación de una Constitución. Segunda. El proceso constituyente hondureño tiene que ser esencialmente participativo e incluyente. Este proceso es una oportunidad histórica para resolver, de manera simbólica, la exclusión sistemática de las grandes mayorías, que en esencia es esta situación la que no ha permitido la constitución del Estado nación en Honduras. Por tanto, este proceso no es sólo tarea de eruditos, juristas o políticos, como siempre se acostumbró. Es una oportunidad de reencuentro nacional. Por eso la metodología asamblearia de abajo hacia arriba es la única ruta a seguir para no desaprovechar esta oportunidad. Tercera. El proceso constituyente hondureño es refundacional. Esto signiica que los cambios estructurales, tanto a nivel estatal, como social, tienen que realizarse con la mayor libertad y creatividad posible. Eso no signiica construir el nuevo Estado de la nada, sino aprovechar las enseñanzas del fracaso de casi dos siglos como lecciones. El carácter refundacional signiica atreverse a pensar el nuevo Estado y sociedad hondureña fuera del clásico paradigma de la teoría política occidental. Refundar signiica diseñar el nuevo Estado fuera de los manuales constitucionales de la Europa del siglo XVIII. Desintegración social violenta galopante. La muerte que acecha a ricos y empobrecidos, a excluyentes y excluidos, a conservadores y progresistas, a citadinos y campesinos, a católicos y evangélicos no es un debate ideológico. Es una realidad fáctica cotidiana. La violencia en Honduras ya no es un asunto de narcos, pandillas, políticos corruptos o de radicales. La violencia cohabita con cada uno de nosotros. De esta realidad nadie puede abstraerse, ahora. Por tanto, no hay mayor actitud irresponsable y suicida que eludir a la urgente necesidad de concertar las nuevas reglas de convivencia pacíica que garanticen las libertades, propiedades y la felicidad de las personas. 83


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La militarización o la represión como métodos para garantizar la seguridad ciudadana es una apuesta inútil. Esto sólo exacerba aún más el círculo vicioso de la violencia. ¿Acaso Honduras no ha vivido bajo la tutela del poder militar en estos 190 años de vida republicana? La Honduras actual no es la de las épocas de Carías. Ahora, las armas y el resentimiento están regados en toda Honduras. Estos dos datos harán muy difícil instaurar la “paz social” como en tiempos del dictador Carías. Tenemos que aceptar que la violencia no viene del cielo. Es consecuencia de la acción y omisión de la sociedad y del Estado que nunca existió para las grandes mayorías excluidas. Decir que si desaparecemos a las redes de narcotráico, a las pandillas juveniles y reformamos a la Policía Nacional, la violencia se marchará del país, es una ilusión producto de la incapacidad mental para comprender la realidad en su correspondiente magnitud. Los narcos, las pandillas y la policía asesina reclutan a sus elementos en el bolsón de excluidos más descuidado de Honduras, la juventud. La exclusión es un perfecto caldo de cultivo de la violencia. La violencia organizada descuartiza el territorio nacional ante la ausencia total del Estado, garante de derechos. Además, ante la parcialización o criminalización del sistema judicial/policial la gente armada decidió ejercer la justicia a mano armada. Esto es producto de la desconianza en los aparatos judiciales y policiales del Estado. La gente ejerce la violencia como método de resolución de conlictos cotidianos, porque se siente excluido del sistema judicial que debería garantizarle una convivencia pacíica. El proceso constituyente incluyente y refundacional debe devolver a cada uno de las y los hondureños la conianza de que son capaces de emprender un nuevo pacto social y convivir bajo dicho pacto. En las condiciones en las que Honduras sobrevive, el proceso constituyente es y será una terapia de sanación personal y social. Por ello es fundamental el involucramiento de todas y todos en este proceso. Así, como la desintegración y la violencia fue producto de un sistemático e institucionalizado proceso de exclusión en todos 84


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los sentidos. Así también el proceso de sanación y reconciliación personal y social requiere de un sistemático proceso de inclusión y participación. Para sentar las bases de la conianza en los demás, se debe simultáneamente aianzar la conianza y la seguridad en uno mismo. Inexistencia de un Estado garante de derechos. Ya fue bastante argumentado que la ausencia estatal fue una de las principales causas de la exclusión y de la violencia generalizada en el país. Por ello, el proceso constituyente tiene la primordial tarea de reinventar un nuevo Estado que represente e incluya a toda la diversidad hondureña. El nuevo Estado que surja del proceso constituyente, tanto en su naturaleza, tipo, funciones y órganos, debe ser producto de los aportes de la sociedad en general. Sólo así este nuevo Estado tendrá autoridad suiciente como para obligar a todos a cumplir las responsabilidades asumidas y garantizar derechos reconocidos en dicha Constitución. Está demostrado que a fuerza de fusil y represión no es posible consolidar un Estado en todo el territorio hondureño, mucho menos en el imaginario colectivo de las y los excluidos. Además, ninguna propuesta, por más buena que fuera en su contenido, en estos tiempos, es posible imponer y consolidar de arriba hacia abajo. Esto signiica que el nuevo Estado a imaginar y construir tiene que ser con la participación de todos/as, con todos/as y para todos/as. Y esto se hace sólo mediante un proceso constituyente, democrático e incluyente. Ninguna política pública, ningún programa de seguridad ciudadana, ninguna decisión de las élites política-económica-militar de Honduras podrá levantar de las cenizas al viejo Estado. La ausencia del Estado para las grandes mayorías, y la crítica situación del Estado aparente para las minorías privilegiadas del país hacen que el proceso constituyente ya no sea una opción, sino una obligación ciudadana y espiritual ineludible. Un país no puede sobrevivir permanentemente sin Estado, como tampoco bajo la generalizada tiranía de la violencia. Un país no puede subsistir 85


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permanentemente habitado por la incertidumbre y bajo la ley del más fuerte. De lo contrario, hasta la suerte de las y los privilegiados y de los más fuertes corre peligro. He aquí una de las razones fundamentales para que Honduras asuma el proceso constituyente como un reto y una oportunidad histórica para recrear su Estado que abarque a todos/as, y no sólo a una minoría privilegiada. Y esto es posible sólo mediante un proceso constituyente que acuerde una nueva Constitución Política cuyos contenidos todas y todos se obliguen cumplirlos. Fracaso de la democracia representativa y la ausencia de un proyecto de país. La base fundamental para la construcción de un sistema democrático es el reconocimiento de todas y todos los habitantes de un país como iguales entre sí. Con iguales derechos, oportunidades y resultados. Las y los hondureños jamás conocieron, en los hechos, esta base fundamental de la vida democrática. Más por el contrario, el sistema político elitista, bajo el rótulo de la democracia representativa, aianzó e institucionalizó el racismo y la exclusión de las grandes mayorías. La instauración de la exclusión como sistema de gobierno, en estos 190 años de vida republicana, extendió y fortaleció las estructuras sociales semifeudales en una sociedad que ya desde su nacimiento era castizo y señorial. En estas condiciones, ¿cómo se podría construir una sociedad democrática? En el mejor de los casos, un análisis elemental del modo de operar del sistema político, de antes y el actual, evidencian que la democracia hondureña es una democracia de ricos y para la exacerbación de las desigualdades. En Honduras, a esto se denomina democracia. Las élites de poder del siglo XIX, una vez acomodadas en el poder político a fuerza de fusil, instituyeron un partido político denominado Liberal para darle una apariencia democrática al ejercicio del poder que monopolizaban. En el transcurso del tiempo, segunda década del

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siglo XX, para mostrarse plurales políticamente, del seno del partido Liberal crearon el partido Nacional. Así nació el bipartidismo que no sólo fue un eiciente instrumento para saquear Honduras, sino una herramienta para colonizar e inutilizar políticamente a su gente. A tal grado que al ritual de la rotación permanente de las mismas élites en el poder la denominan democracia representativa. Lo que más impacta a un observador externo de la democracia representativa hondureña es, que el bipartidismo empobrecedor y excluyente ha sido asumido, por las y los excluidos y empobrecidos, como un elemento constitutivo de la identidad del hondureño/a. Bebieron tanto del veneno que terminaron amando y dependientes del veneno. Casi un siglo después de la democracia bipartidista, y a casi tres décadas de la democracia representativa neoliberal las consecuencias son fatales. Esta democracia no ha sembrado las bases para la constitución de una ciudadanía elemental en Honduras. Ciudadanía, no sólo entendida como adhesión y pertenencia a una nación, sino, sobre todo, como el ejercicio responsable de las obligaciones y derechos. En Honduras, la población en su generalidad sabe mucho y de memoria citas bíblicas, pero desconoce, casi por completo sus derechos y obligaciones ciudadanas. Así, como en la época de San Agustín (siglo IV) la Honduras cristiana vive esperando ilusionada la Ciudad Celestial prometida al inal de los tiempos. En Honduras, la gente no acostumbra pagar impuestos, no sólo porque desconfía o repudia a las entidades estatales corruptas, sino también porque no se siente ciudadano en un país en el que los ricos son quienes menos pagan impuestos. No se siente responsable de la cosa pública. Por eso, no les interesa mucho la vigilancia y el control social sobre los fondos, bienes y obras en los diferentes niveles de gobierno. El asistencialismo político bipartidista hizo de las y los hondureños dependientes de la caridad y donaciones en épocas electorales. Esperando siempre que el Estado lo haga todo. Pero, como ya se indicó que como el Estado no existe para las grandes mayorías, entonces, estas 87


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mayorías se resignan a sobrevivir en la miseria esperando el arrebato1 escatológico. El fracaso del intento de la democracia representativa ladinocéntrica y excluyente, tanto en la construcción de la ciudadanía en Honduras, como en la consolidación/administración del Estado aparente para el bienestar integral de la población, obliga transitar hacia una democracia participativa e incluyente. Y eso se hace necesariamente implementando mecanismos democráticos de participación directa como el proceso constituyente. La convivencia pacíica sostenible de una sociedad necesariamente se funda en el reconocimiento ontológico y pragmático de la condición de igualdad entre todas y todos. Y esto sólo se logra mediante el ejercicio pedagógico de la democracia participativa incluyente como un estilo de vida. Éste es el camino para democratizar la democracia representativa. De lo contrario la democracia hondureña seguirá siendo el vientre fecundo para la frenética fabricación de multitudes de excluidos y resentidos. Sólo el reconocimiento de todas y todos como iguales, y el ejercicio de los derechos/obligaciones con igualdad de oportunidades y resultados, garantizan mínimamente la posibilidad de construir un proyecto de país que represente la voluntad expresa y activa de todas y todos. De otra manera, las y los excluidos jamás asumirán como suyo los proyectos de país elaborados a sus espaldas. Por tanto, continuarán subsistiendo sin Estado, sin nación y sin ciudadanía. El reto de la construcción de las bases de la nueva nacionalidad hondureña, mediante el proceso constituyente, pasa necesariamente por hacer que las y los excluidos participen de manera activa, y según Las iglesias evangélicas y católicas de tendencia pentecostal predican la segunda venida de Jesucristo como un hecho cósmico e inaudito en el que todas y todos los conversos a dichas iglesias serán transportados hacia el paraíso celestial, de manera repentina y fugaz. De esta manera, la gente empobrecida pasa sus días refugiada en las iglesias esperando la venida de Dios que no llega, desentendida de sus responsabilidades ciudadanas.

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sus ritmos, en todo el proceso de la creación del nuevo proyecto hondureño, plasmado en la nueva Constitución Política del Estado. Corrupción que carcome a toda la administración pública. En teoría, quienes administran el Estado deberían ser las y los más probos intelectual y moralmente. Sin embargo, la mayoría de los estados fracasan no sólo por la ineptitud intelectual de sus gestores, sino también por la inmoralidad de éstos. Y Honduras es una evidencia patética de ello. Las élites políticas que gobernaron y gobiernan el país hicieron y hacen de la corrupción en la administración pública la norma fundamental de la gestión pública. La institucionalización de la corrupción se constituye en una estructura que reconigura la conducta hasta del neóito funcionario público honesto recién llegado. La pregunta básica es, si el Estado es parte del patrimonio de las élites, ¿por qué éstas roban al Estado? Es porque el Estado es asumido como el instrumento más eicaz para acumular y acrecentar, en el menor tiempo posible, el patrimonio familiar y/o personal. El negocio más rentable por los presupuestos generales que maneja el Estado.2 En Honduras no es ningún secreto que presidentes, ministros y el resto de funcionarios públicos, luego de sus gestiones aparezcan como acaudalados propietarios de diferentes negocios en diversos rubros. Las pocas denuncias de estos actos siempre concluyen en investigaciones inconclusas que no identiican ningún responsable porque el Órgano Ejecutivo, Legislativo, Judicial, la Fiscalía de la República y otros Al respecto FODE( dice: ¿Cuál es el atractivo del Estado para ser capturado? Sin lugar a dudas su presupuesto. En sumó aproximadamente más de mil millones de lempiras; un monto extraordinario que se incrementa de año en año sin que las condiciones de subdesarrollo mejoren. … . El Tribunal Superior de Cuentas sostiene que el dinero p’blico se destina en más del % del P)B a financiar contratos de obra p’blica, de bienes y servicios y que la percepción es que en ese proceso se cometen ilícitos. … ¿De qué sirve la Ley de Contratación del Estado o instrumentos de consulta como Honducompras cuando hay voluntad de los implicados de lucrarse ilícitamente? Lo más trágico de la corrupción es que se descubre cuando se ha cometido; es decir, cuando el beneficiado es más poderoso, y el perjudicado más débil. FOSDE(, : -

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están hilvanados no sólo por los mismos apellidos, sino por el mismo parentesco político de liberales y de nacional que se turnan en el negocio seguro de la corrupción estatal. Y para tranquilizar la aún incipiente indignación de la población empobrecida y desempleada, cada cuatro años los partidos políticos se constituyen en agencias de empleo temporal. Y los nuevos empleados públicos van preparados para tomar todo lo que puedan del “trofeo de la guerra electoral”. Lo cierto es que la corrupción y el empobrecimiento del país tienen una relación simétrica. A mayor corrupción crece la cantidad de miles de niños desnutridos que fallecen carcomidos por el hambre. El analfabetismo derrota a todas las políticas públicas de alfabetización del país. Las redes camineras se reducen. Los hospitales se constituyen en antesalas de cementerios. La delincuencia se apodera del país. En otras palabras, la repudiada corrupción pública permitida por la sociedad, no es sólo cuestión de estadísticas, sino signiica mayor atraso, muerte prematura y violencia generalizada en el país. Es el mal que carcomió y carcome todas las estructuras, no sólo de las debilitadas estructuras del aparato estatal, sino también la estructura moral y psicológica de las y los hondureños que aguardan la oportunidad para ejercer función pública. La corrupción recrudeció con el aianzamiento del sistema neoliberal en Honduras. La corrupción, mediante el apropiamiento ilícito, fue la hermana siamesa del Estado hondureño. Existe una vergonzosa frase, que la tradición atribuye al empresario bananero Samuel Zemurray, en las primeras décadas del siglo XX, que dice: “En Honduras es más barato un Diputado que comprarse una mula”. Pero, esta situación en lugar de mejorar, como prometieron los impulsores del sistema neoliberal, empeoró. El país no sale de la categoría de campeona o subcampeona regional en la corrupción pública, según los informes de la ONG Transparencia Internacional. Según informaciones que circulan en el país, cerca de 12 mil millones de lempiras se pierden anualmente por la corrupción. Es decir, más

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del 10% del presupuesto general del Estado.3 El Congreso Nacional, autoridad llamada por Ley para iscalizar, en el actual sistema, se ha convertido en un ente tramitador de los contratos de concesiones para las empresas privadas.4 Esta violencia silenciosa de la corrupción que asesina a millones de niños/as, y empobrece irremediablemente al país no se resuelve con políticas públicas aisladas. Este problema no es sólo de la élite política, sino, en buena medida, el relejo de los valores que practica la sociedad, o en el mejor de los casos la manifestación de la doble moral de la cristiana sociedad hondureña. Un esfuerzo fundamental, para salir del círculo de la corrupción-empobrecimiento-muerte, es la convocatoria y la participación activa en un nuevo pacto social ampliado. En este espacio de concertación ampliada, ante todo se debaten y acuerdan principios éticos que orientarán y fundamentarán el funcionamiento del nuevo Estado y de la nueva sociedad. El golpe de Estado y la licuefacción del Estado aparente. Víctimas de sus contradicciones internas, las élites de poder, en su intento de reairmar al Estado aparente en serio proceso de recargado desgaste neoliberal, ejecutaron el golpe de Estado político militar el 28 de junio de 2009. Lo cierto es que el remedio fue peor que el mal que se intentó curar. Aquel golpe de Estado diluyó por completo las instituciones públicas que intentaron erguirse en el país, y recrudeció la violencia generalizada que ahora se les escapó del control. Las élites, en lugar de resolver la exclusión y el déicit democrático en el país con mayor dosis de democracia participativa optaron por el golpe de Estado. En las condiciones actuales, post golpe, por más esfuerzo que realicen los medios de información masiva y las organizaciones políticas para normalizar la situación en el país, en el imaginario El presupuesto general del Estado para

fue de

mil millones de lempiras.

Véase el balance del órgano Legislativo que C)PRODE( realiza en org.hn/images/stories/Balances/balance-legislativo.pdf

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, http://www.ciprodeh.


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colectivo de la población, instituciones como el Órgano Judicial, la Fiscalía de la República, las Fuerza Armadas, el Congreso Nacional y el propio Ejecutivo, han perdido credibilidad, no sólo porque sus funcionarios promovieron, apoyaron o ejecutaron dicho golpe, sino también porque, muy a pesar de las recomendaciones de la Comisión de la Verdad, nadie investiga a los responsables de aquel delito. Más por el contrario, el Órgano Judicial dictó sobreseimiento a los comandos militares involucrados en dicho acto, así como blindó al Fiscal General de la República, de la posibilidad de destitución por parte del Congreso Nacional. En estas condiciones, la población, al ver a quienes violaron la Constitución Política premiados ejerciendo función pública en altos cargos del Estado, da por hecho que las acciones delictivas en el país en lugar de ser sancionadas son premiadas, y actúan en consecuencia. Esta licuefacción de la institucionalidad y de la legalidad, en el imaginario colectivo de la población, es una de las consecuencias de mayor costo para la sociedad hondureña que aspira con reconstituirse como Estado. ¿Cómo formar el sentido de obligatoriedad jurídica y el respeto a la autoridad, en la conciencia de la población, si son las autoridades los principales transgresores impunes del orden jurídico? Si bien el golpe de Estado último no es la causa principal del actual desencuentro hondureño, sino una consecuencia más del fracasado intento de la construcción estatal, sin embargo, este desorden criminal no sólo ha empeorado y acelerado el proceso de licuefacción estatal, sino que catapultó a Honduras a un limbo jurídico nacional e internacional. La población, por más esfuerzo político que haga por retornar a la normalidad, no sabe si la Constitución Política actual es o no obligatoria. En el imaginario colectivo se diluyó el deicitario sentido de la obligatoriedad del orden jurídico, y del sentido de pertenencia a éste. Por tanto, la violenta desintegración social y la incertidumbre recrudecen ante la disolución material y simbólica de las normas y de 92


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las autoridades llamadas a preservar la convivencia social pacíica. Si estas condiciones sociales límites de subsistencia no son argumentos suicientes para reinventar el Estado y la sociedad, mediante un proceso constituyente, entonces, ¿será que la humanidad es capaz de atroiar incluso su básico instinto de sobrevivencia? 2.

Proceso constituyente para el reencuentro nacional

Siguiendo las consignas y las determinaciones egoístas de las élites de poder, la población hondureña se enfrascó en una confrontación innecesaria sobre la pertinencia o no de la convocatoria a un proceso constituyente. Esta confrontación, no sólo sacriicó las medianas lealtades familiares y sociales que mantenía a lote a la sociedad hondureña, sino se sembraron odios y asesinatos en el intento de hegemonizar las posturas. ¿Acaso para comprender las causas de la crítica situación de Honduras era necesario ser de una u otra tendencia ideológica? ¿Acaso el hambre, la inseguridad, el aislamiento, la exclusión, la violencia, etc. no engullen por igual a la mayoría de la población? ¿Qué población en situación catastróica no busca soluciones para su sobrevivencia? ¿Por qué será que una población teme a la participación democrática y a tomar sus propias decisiones? Explicar la aceleración del desencuentro hondureño, a raíz de la propuesta de convocatoria a un proceso constituyente para repensar el país, requiere necesariamente echar mano de los planteamientos teóricos, que sostienen que la condición de colonialidad no sólo convierte en deshabitados a las y los colonizados, sino que éstos y éstas terminan por constituirse en defensores y reproductores acérrimos de sus colonizadores. En Honduras, las élites colonizadoras han inculcado en la mente y en el espíritu de sus colonos prejuicios y miedos a todo intento de cambio. Aprovechando la mentalidad tradicional de la población se ha aianzado en el espíritu colectivo una neofobia crónica. Y el proceso constituyente participativo es y era una novedad desconocida 93


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para la población hondureña que desconocía, y aún desconoce, la naturaleza y alcances de este proceso democrático. Sólo así se explica el nivel de criminalización y satanización de la demanda del proceso constituyente en los mismos sectores de excluidos y empobrecidos del país. Esta innecesaria confrontación, originada por las élites privilegiadas que temen perder sus privilegios por su incapacidad de argumentar y defenderlas en un proceso constituyente, ha sacriicado en demasía a la población hondureña, recrudeciendo aún más la exclusión, el empobrecimiento, la inseguridad, la violencia y el limbo jurídico y político del país. De un tiempo a esta parte, todos los mitos en contra del proceso constituyente participativo se van cayendo por su propio peso. La incertidumbre desastrosa en la que Honduras se encuentra tiene que activar la inquietud de su población para plantearse la interrogante de: si no es el proceso constituyente incluyente y participativo para el reencuentro nacional, ¿qué camino, entonces, le queda a Honduras? Si acaso cabe la analogía en esos procesos, países como Bolivia, Ecuador y otros de la región, no hace mucho, se encontraban en igual o peor situación de desencuentro social acumulado que Honduras. Los cambios materiales y simbólicos en dichos países evidencian que no se equivocaron en las opciones que tomaron. La Asamblea Constituyente, en el marco de un proceso democrático participativo, no es malo, ni bueno en sí mismo. Es sólo un mecanismo democrático para la organización o reinvención del Estado y de la sociedad para el bienestar integral de sus habitantes. La bondad de los procesos constituyentes depende, en buena medida, del grado de participación e involucramiento de toda la población. Porque entre todos y todas se consensúa el proyecto de un nuevo país, el mismo que es plasmado en una Constitución Política del Estado, y a cuyos contenidos todas y todos se obligan.

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El Estado, la nación, la sociedad, y todas las instituciones y las estructuras psicológicas de las personas no se construyen sólo con pactos sociales, como son las asambleas constituyentes. Los procesos de construcción y consolidación de una sociedad en Estado y nación implican varias generaciones o siglos de esfuerzo. Pero, este mecanismo de participación es una condición sine qua non para emprender la construcción de procesos de convivencia pacíica. En este sentido, la Asamblea Constituyente se constituye en un espacio de reencuentro material y simbólico de una sociedad. Este reencuentro material y simbólico tiene que estar fundado en la premisa básica del reconocimiento del otro como un sujeto, como un interlocutor válido. Con los mismos derechos y obligaciones que uno. Sólo así será posible que campesinos y citadinos, intelectuales y no escolarizados, varones y mujeres, patrones y peones, profesionales y operarios, indígenas y mestizos, evangélicos y católicos, etc. entablen un diálogo honesto y fecundo. De lo contrario, las irracionales actitudes y sentimientos racistas, sexistas, o complejos de inferioridad, o de superioridad, terminarán abortando la oportunidad histórica que las circunstancias ofrecen a Honduras para sentar las bases de su presente y futuro como país. Este reto del reconocimiento mutuo como iguales para entablar el reencuentro, en el marco del proceso constituyente, implica retos simultáneos tanto para quienes acaparan el poder, como para quienes carecen de este ejercicio. Las y los excluidos y empobrecidos, por más que su condición social, económica y cultural sea diferente a cuantos se encuentran en las constelaciones sociales más próximas del ejercicio del poder en el país, tendrán que emprender un proceso hacia adentro para levantar su autoestima y sentirse sujetos con derechos. De la misma manera, las y los privilegiados económica, cultural, social y políticamente en el país, deberán aceptar que persistir en la negación y exclusión de las mayorías del país es un acelerado y recargado atentado contra su propia seguridad. Porque en Honduras no habrá paz mientras haya gente sin pan. 95


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Sin esta lógica dialógica, y la autoairmación simultánea de las y los excluidos no será posible, ni sostenible la construcción de consensos jurídicos y políticos para la construcción de un nuevo país. En este ingrediente socio antropológico, cualquier intento de diálogo no será más que un monólogo reiterado tantas veces en la historia hondureña. No se debe olvidar que asambleas constituyentes excluyentes, impulsados por las élites, para “consolidar” el Estado nación, suman más de 15 en la historia republicana hondureña. Y la gran verdad es que estas constituyentes reconstituyeron las condiciones y relaciones de dominación y exclusión sobre las grandes mayorías, cuyas consecuencias recargadas se sufre ahora. Por eso, para no repetir la nefasta historia, el proceso constituyente, que se cierne como un reto y una oportunidad para Honduras del siglo XXI, tiene que ser incluyente y participativo entre todas y todos, y en igualdad de condiciones. Otro elemento a tomar muy en cuenta en este proceso de reconciliación, para prevenir frustraciones, es asumir que ningún proceso constituyente es un cándido espacio de diálogo de personas sin intereses. Mucho menos cuando de por medio está el reto de la refundación del país como Estado y nación. Todo el proceso constituyente, incluyendo la etapa de la Asamblea Constituyente como tal, es una contienda luida de ideas impulsado por contendientes. Este proceso pone en la mesa del debate intereses particulares y demandas sociales. Y, como nadie que va al proceso constituyente va predispuesto a claudicar en sus demandas, entonces, el diálogo se torna por momento conlictivo, y no pocas veces violento. Pero, los resultados de procesos constituyentes participativos muestran que entre estos procesos democráticos y la opción de las armas, la segunda no es ninguna opción. Desde donde se mire, y con cualquier enfoque con el que se observe la realidad hondureña, la historia ha colocado a este país en la disyuntiva excluyente de: o el proceso constituyente incluyente y participativo o el suicidio colectivo bajo los tentáculos del desencuentro violento 96


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y la incertidumbre. El sufrimiento actual de la población indica que la segunda no es ninguna opción. Por tanto, sólo queda emprender el arduo camino del proceso constituyente para la reconciliación del país, y así sembrar las bases obligatorias para la convivencia pacíica y la construcción del Estado y nación que siempre se soñó en Honduras, mas la exclusión siempre terminó royendo a este esfuerzo en el intento. 3.

Fases de un proceso constituyente

El proceso constituyente para el reencuentro nacional es un largo y dinámico camino que muy difícilmente se sabe cuándo concluye. Aunque sí se sabe cuándo comienza. Este proceso involucra y requiere del compromiso de varias generaciones para aproximarse a su objetivo inal como es la instauración de la nueva sociedad y el nuevo Estado. Por lo general, se confunde el proceso constituyente con el acto de la Asamblea Constituyente. Así como se confunde el objetivo inal del proceso, que es la refundación del Estado y de la sociedad, con la redacción y aprobación de la nueva Constitución Política del Estado. El acto de la Asamblea Constituyente, para la concertación de la nueva Constitución Política, es sólo una fase de todo el proceso constituyente. El proceso constituyente signiica transformaciones estructurales tanto del ordenamiento jurídico, del aparato institucional y de los proyectos de vida. En este sentido, implica el nacimiento de una nueva ciudadanía, de un nuevo sujeto sociopolítico que impulse el proceso y lleve a la práctica los contenidos consensuados en el nuevo contrato social. Por eso, un proceso constituyente, para ser verdaderamente un espacio material y simbólico para el reencuentro social, exige la participación activa y decisiva de todas y todos los integrantes de la sociedad. Pero esta participación, a su vez, exige una actitud abierta y un pensamiento amplio, rompiendo con los tradicionales métodos de participación política. El proceso constituyente para el reencuentro nacional requiere nuevas actitudes y disposiciones socio antropológicas que den lugar a nuevas relaciones de poder en igualdad 97


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de condiciones y oportunidades. En este sentido, este proceso implica, según el lenguaje teológico, una metanoia (transformación mental, espiritual y moral) personal y colectiva. Sin este factor esencial, no es posible que un proceso constituyente llegue a buen término. Este proceso, con una metodología que garantice la más amplia participación, especialmente de las y los excluidos, se convierte no sólo en una terapia social para restablecer nexos de conianza entre las y los habitantes del país, sino también es un mecanismo para la autoairmación individual y colectiva de la población. En el caso hondureño, un proceso constituyente amplio y bien encaminado ayudaría a sacar a lote la psicología hundida del hondureño porque demostraría con creces de lo que es capaz un pueblo con dignidad, incluso sobre siglos de colonialismo permanente. En este proceso constituyente, aparte de promover la participación de todas y todos con nuevas actitudes políticas y visión amplia, se busca consensuar respuestas a las cuestiones de: ¿qué es lo que se quiere como país? y ¿cómo lograr lo que se quiere? Las respuestas a la primera interrogante se constituyen en los contenidos de la nueva Constitución Política. Las respuestas a la segunda pregunta se concretan en planes de transformación (desarrollo) nacional bajo nuevos paradigmas. Las experiencias de procesos constituyentes en países de la región nos indican que con mediana facilidad se puede consensuar lo que no se quiere. Lo que se quiere, con más diicultad, pero se consigue. Pero, lo que sí cuesta lograr es cómo implementar lo que se quiere, sobre todo cuando en lo que se quiere se incorporan elementos de nuevos paradigmas de vida. El proceso constituyente tiene tres fases o etapas fundamentales. Cada una de estas tres etapas depende de la genuina realización de la anterior. Pero, sobre todo, cada una de las tres etapas de este proceso exige la responsable participación activa y decisiva de toda la sociedad. Sólo así el proceso constituyente se instituye en el camino, por excelencia, del reencuentro nacional. De lo contrario, este proceso se convierte en una reiteración más de prácticas políticas excluyentes. 98


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Fase pre constituyente. Esta primera fase del proceso constituyente consiste en la socialización de la información sobre la naturaleza, alcances, fases y objetivos del proceso constituyente. En la medida en que se socializa la información, se activan voluntades para aglutinar a las personas y sectores sociales alrededor de la demanda constituyente. Además, durante esta fase se inician procesos de formación sociopolítica con la inalidad de asegurar de un sujeto político comunitario capacitado moral e intelectualmente que garantice la culminación de todo el proceso. La formación no es sólo de cuadro de dirigentes como potenciales representantes para la segunda fase del proceso. Otro reto fundamental, aparte de la formación, es la organización y articulación de las organizaciones alrededor de la demanda constituyente. Esta etapa comprende desde las primeras manifestaciones sociales en demanda de la convocatoria a la constituyente, pasando por la legalización de esta demanda, hasta la realización de las elecciones de constituyentes a base de criterios ampliamente concertados. La creatividad y el voluntariado son factores determinantes en esta y las otras fases. Creatividad para socializar la información, creatividad metodológica y de contenidos para promover procesos de formación sostenido. Por lo regular, por ser la demanda constituyente un “atrevimiento” contra el orden establecido excluyente o en retirada, el sistema político y estatal vigente criminaliza y niega todo su apoyo posible a esta demanda. Lo mismo ocurre con sectores como la cooperación internacional, las organizaciones no gubernamentales, organizaciones cívicas, iglesias, etc. De allí, la necesidad del voluntariado porque no siempre existe inanciamiento económico disponible. Y está demostrado que sí es posible impulsar este proceso a base de voluntarios/as conscientes, involucrando siempre el aporte de las comunidades y/o sectores organizados. La creatividad es fundamental para la socialización de la información para crear conciencia sociopolítica en los diferentes 99


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sectores de la sociedad, pero sobre todo en el sector de excluidos y empobrecidos porque a la larga ellos y ellas se constituirán en el núcleo del proceso constituyente. Los medios de información empresarial, por los intereses que representan, por lo regular no dan cabida a esta iniciativa. La comunicación popular comunitaria, con creatividad, tiene que vencer cercos mediáticos. Los procesos de acumulación de fuerzas sociales alrededor de una demanda compartida tuvieron éxitos en la medida en que todas y todos, de manera permanente, se constituyeron en comunicadores/as con las personas más próximas. Esta etapa no es posible si se espera que “otros lo hagan”. Por las barreras instaladas, tanto en la sociedad, como en las mentalidades, en contra del proceso constituyente, es necesario la actitud y la predisposición voluntaria de todas y todos para ponerla en marcha. No se debe olvidar que el proceso constituyente refundacional nace siempre fuera del ordenamiento jurídico establecido. Y no pocas veces, en contra de la voluntad de legisladores que explícita o implícitamente excluyeron de las constituciones políticas en vigencia la posibilidad de la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Aparte de estas tareas permanentes de información, formación y organización/articulación, existen responsabilidades más puntuales que no se debe descuidar en esta fase. Una de ellas es la elaboración de las reglas para la convocatoria y el funcionamiento de la Asamblea Constituyente. Para garantizar el carácter incluyente y refundacional del proceso constituyente, la sociedad en su conjunto debe debatir sobre el peril, cantidad, distribución y modo de elección de representantes para la Asamblea Constituyente, la naturaleza (si es originaria o derivada) de ésta, el lugar y tiempo para su funcionamiento, la modalidad de la aprobación de los contenidos del texto constitucional, el control social sobre los y las constituyentes, etc. A todo esto se denomina propuestas de Ley de Convocatoria para la Asamblea Constituyente.

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Honduras: Evidencias de un Estado fallido y la urgencia de la Refundación

Si las reglas para la convocatoria y el funcionamiento de la Asamblea Constituyente no son debatidos y concertados con todos los sectores de la sociedad, se corre el riesgo de elaborar una nueva Constitución Política excluyendo a las mayorías sociales. Estas reglas establecen el quiénes y cómo elaborarán el texto constitucional. No es una tarea de concertación social fácil. Recuérdese que no es una elección más de presidentes/as o diputados/as. Las y los constituyentes no hacen la función de diputados/as (legislar y iscalizar), sino redactan el texto constitucional que proyectará el destino de un país por varias décadas, si no generaciones. En las experiencias regionales, Bolivia casi pierde el proceso constituyente último por no ainar bien previamente los criterios de funcionamiento de la Asamblea. La Ley establecía 18 meses de duración para el funcionamiento de la Asamblea, pero ocho meses se trabó la Asamblea debatiendo su reglamento interno de funcionamiento. Ecuador resolvió someter a consulta popular los asuntos de naturaleza, tiempo y criterios de la toma de decisiones en la Asamblea Constituyente, al mismo tiempo que la ciudadanía acudía a las urnas para elegir a asambleístas. Los momentos más importantes que comprende esta fase son: • Inicio de la demanda social para la convocatoria a la Asamblea Constituyente. • Legalización de la demanda. Implica la incorporación de la igura de la Asamblea Constituyente en la Constitución Política en vigencia como mecanismo democrático. • Elaboración y aprobación de la Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente. • Elección de las y los asambleístas que debatirán y concertarán los contenidos del texto constitucional, a base de las propuestas presentadas por las organizaciones y la sociedad en su conjunto, para someter a la voluntad popular en referéndum nacional. 101


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Esta fase, por lo regular dura años y depende de la correlación de fuerzas sociopolíticas que interactúan en el intento de la recreación del Estado y de la sociedad. En Bolivia, por poner un ejemplo, llevó más de una década entre la demanda inicial con movilización social y la convocatoria a la Constituyente. Fase constituyente. Esta etapa va desde la instalación de la primera sesión de la Asamblea Constituyente, hasta la aprobación del texto constitucional dentro de la misma Asamblea. En esta fase las y los constituyentes electos se organizan en comisiones por ejes temáticos para recibir, debatir y concertar los contenidos de la nueva Constitución a base de las propuestas presentadas por las organizaciones sociales y la población en general. Por lo regular la Asamblea sesiona en un determinado lugar, pero realiza giras al interior del país para dialogar de manera directa con la población. Al igual que en la anterior fase, la información, formación, organización y movilización permanente son fundamentales en esta etapa. Pero, ante todo, la población organizada no tiene que estructurar sus propuestas/demandas para los contenidos de la nueva Constitución. A mayor cantidad de propuestas, mayor será la participación e inclusión de la sociedad en la elaboración del texto constitucional. La Asamblea Constituyente puede debatir todos los temas y asuntos del país que el pueblo le proponga. Las únicas limitantes de la potestad de la Asamblea, y tiene que estar establecido así en la Ley de Convocatoria, son el respeto a los derechos humanos y la convivencia democrática. No se somete a ningún órgano constituido (Legislativo, Ejecutivo, Judicial, etc.) Tampoco la Constitución Política en vigencia puede ponerle límites. No en pocos casos la Asamblea decide declarar en “vacaciones” a las y los congresistas nacionales mientras duran las sesiones de la Constituyente para evitar interferencias. En Ecuador, en el último proceso constituyente, la Asamblea suspendió al Congreso 102


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Nacional, y se conformó una comisión legislativa (para atender y dar curso a casos legislativos concretos) como parte de las comisiones de la misma Asamblea. Y así ésta tuvo un camino expedito para avanzar. En el proceso constituyente boliviano, el Congreso Nacional, no sólo legisló los criterios de funcionamiento de la Constituyente, sino, ante la incapacidad de ésta para concertar el contenido inal del texto constitucional, asumió la función de constituyente para pactar el texto inal de la nueva Constitución Política. Una vez presentadas las propuestas, la vigilancia social sobre la Asamblea tiene que ser permanente, para garantizar que dichas propuestas sean tomadas en cuenta en los debates de las comisiones de la Asamblea. Las propuestas de contenidos de la nueva Constitución, por el tiempo que requiere su construcción colectiva, deben comenzar a elaborarse incluso desde la primera fase del proceso constituyente. Recuérdese que no es socialización de propuestas (elaboradas por técnicos o líderes), sino construcción colectiva y participativa de propuestas que serán presentadas a las comisiones de la Asamblea. Este proceso de construcción de propuestas, que recoge el sentir, las demandas y aspiraciones de habitantes de diversas condiciones sociales de todo el país, es una experiencia signiicativa y fundamental para las y los excluidos que por primera vez se sienten parte de un proyecto de país en construcción. Es de suma importancia prestar atención debida a este proceso de construcción de propuestas, por más que por su contenido parezca reiterativo. Que por cierto, no lo es para las y los excluidos del país. Es el núcleo simbólico del reencuentro nacional. Así como es un error descomunal que la sociedad en su conjunto, organizada o no, se desentienda del proceso constituyente una vez electo a las y los constituyentes, así también es un error gigantesco abandonar la vigilancia social, la difusión de la información, formación, organización y movilización durante esta segunda etapa. No se debe 103


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olvidar que todo el proceso constituyente, con sus tres fases, requiere de una ciudadanía activa y en permanente vigilancia y control sobre sus representantes. Esta fase por lo regular dura entre 6 a 18 meses. Tiempo en el que las comisiones de la Asamblea consensúan los contenidos de la Constitución, remiten a la comisión de estilo para la redacción de los artículos, etc. Una vez aprobado el texto constitucional en su conjunto en la Asamblea, se procede a la convocatoria al referéndum nacional para su aprobación o desaprobación popular de la nueva Constitución Política del Estado, y se disuelve la Asamblea Constituyente. Existen casos en los que la Asamblea no pudo ponerse de acuerdo sobre algún tema en particular. Por ejemplo, ijación del tamaño máximo de la tenencia de tierras, como ocurrió en Bolivia. En estos casos, al mismo tiempo que se somete a consulta popular todo el texto constitucional, también se le consulta al pueblo para que estos temas sean resueltos de manera directa. Fase post constituyente. Generalmente se confunde el proceso constituyente con la fase de la Asamblea Constituyente. Y no es así. Este proceso tiene tres fases, y de la participación activa y decisiva de la ciudadanía en cada una de las tres fases depende su triunfo o fracaso. El proceso constituyente no culmina con la aprobación y promulgación de la nueva Constitución Política del Estado. La aprobación de la Constitución cierra la fase de Asamblea Constituyente. Pero el proceso constituyente continúa en su fase post constituyente. En esta fase se emprende la construcción integral del nuevo Estado y de la nueva sociedad, a base de los contenidos de la nueva Constitución. A esta fase también se la conoce como la etapa de la implementación de la nueva Constitución. Esta implementación se realiza a través de una transformación jurídica, transformación institucional y transformación de proyectos de vida. 104


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La transformación jurídica se reiere a la aprobación de un nuevo ordenamiento jurídico del país, a base de los contenidos de la nueva Constitución, para reemplazar al viejo orden legal subsistente en el país. Todos los contenidos de la nueva Constitución tienen que ser vaciados en normas jurídicas de segundo orden para regular la convivencia social y el proceso de transformación (desarrollo) integral y sostenible que garantice el buen vivir de todas y todos en equilibrio con la naturaleza. Sin esta nueva ingeniería jurídica integral no tiene sentido el proceso constituyente. Y esto no es sólo trabajo de legisladores electos bajo los criterios de la nueva Constitución, sino una tarea que compete a toda la ciudadanía, tanto para ejercer la permanente función de vigilancia, como para consensuar y presentar propuestas de ley (mediante el mecanismo democrático de iniciativa legislativa ciudadana). La transformación institucional se reiere a la nueva arquitectura técnica y política que se debe construir (en economía, justicia, servicios, seguridad, producción, administración, etc.), a base de los principios matrices de la nueva Constitución, para desmontar todo el aparato institucional residual del anterior Estado. Esta tarea se realiza en todos los niveles de gobierno (central, regional, municipal, etc.) Es en buena medida la construcción del nuevo Estado a base de políticas públicas nuevas en su método, contenido y monitoreo. Esta tarea asegura que el nuevo Estado sea verdaderamente un garante eiciente para el cumplimiento de los contenidos de la nueva Constitución, y del nuevo ordenamiento jurídico del país. La construcción de la nueva estructura jurídica del país se puede acelerar recurriendo a asesoramientos jurídicos, e involucrando sistemáticamente a la población. Pero, la construcción del nuevo andamiaje institucional, en su forma y contenido, requiere de nuevos sujetos forjados en los principios de la nueva Constitución para que ejerzan la función pública. Sin un nuevo funcionariado público dispuesto en anteponer intereses personales a los intereses del bien común, es casi imposible la instauración del nuevo Estado mediante sus instituciones. 105


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Nuevos proyectos de vida. Simultáneamente a la implementación del nuevo orden jurídico e institucional, el Estado y la sociedad deben promover la construcción de proyectos de vida personales y colectivos que corporicen los principios éticos, derechos y responsabilidades dispuestos en la nueva Constitución. Esto consiste en la reconiguración mental, espiritual y moral de las y los sujetos del proceso constituyente. Sólo así nacerá la nueva ciudadanía capaz no sólo de exigir el cumplimiento de los acuerdos alcanzados en la nueva Constitución, sino de cumplirlos de manera obligatoria. Los nuevos proyectos de vida dependen, en buena medida, del nuevo sistema educativo, de las nuevas reglas sociales de convivencia, de los procesos de formación permanente en las iglesias, organizaciones y otros espacios. Los nuevos proyectos de vida se alimentan de los nuevos principios practicados por la sociedad, y al mismo tiempo constituyen a la sociedad en su conjunto para su convivencia. Como se podrá evidenciar, quizás la etapa más difícil y larga del proceso constituyente es esta última fase. De la cual, sabemos cuándo comienza, pero no sabemos cuándo termina porque se reiere no sólo a la participación activa en el control social ciudadano, sino sobre todo a la reforma moral e intelectual de las personas. Hacer nuevas leyes, incluso con la más amplia participación ciudadana, es medianamente fácil. Idear una nueva arquitectura institucional que dé cuerpo al nuevo Estado, también. Pero, hacer funcionar el nuevo Estado para garantizar el bienestar de todos/as, es una tarea ardua que requiere de mucha paciencia, porque se requiere contar con una ciudadanía reformada que cuente con proyectos de vida a base de los principios éticos y aspiraciones dispuestos en la nueva Constitución Política. Las tres fases del proceso constituyente, y los elementos que involucran la implementación de la nueva Constitución, indicados en párrafos anteriores, muestran que es una irresponsabilidad ilusoria pensar y asumir que este proceso se reduce al acto de la aprobación de 106


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la nueva Constitución Política. Así como ilusorio es pensar que de ipso facto se resolverán los acumulados problemas irresueltos en el país. Los procesos de transformaciones estructurales garantizarán la resolución de deudas históricas y la convivencia pacíica, en la medida en que toda la población se involucre activamente en todo el proceso constituyente, y procesualmente la gente asuma el reto de reconigurarse moral e intelectualmente según los acuerdos estipulados en la Constitución Política del Estado. En otras palabras, nadie hará el trabajo de las transformaciones estructurales en el país, sino es uno mismo en el marco de un pacto social ampliado e incluyente. Una participación activa y decisiva, en igualdad de condiciones y oportunidades, en todo el proceso constituyente no sólo aseguraría el añorado encuentro nacional, sino también se constituiría en una terapia efectiva para la sanación de los males sociales como el racismo, sexismo, individualismo, etc. Para las grandes mayorías que sobreviven en condición de colonizados, este proceso bien orientado, sería una terapia e instrumento de descolonización. Y así, se sentarían las bases para la construcción de la añorada identidad intercultural hondureña. 4.

Repensar el país desde la Honduras profunda

Si de algo tiene que servir los 190 años del intento fallido de la construcción del Estado republicano, es justamente para no repetir en sus recurrentes errores. Se dijo anteriormente que el pecado original que genera los sistemáticos males que desarticulan socialmente a Honduras es la exclusión. Y, si de verdad se intenta redimir a Honduras de su pecado original, entonces, la redención es la inclusión y participación de las grandes mayorías excluidas en el proceso del rencuentro nacional para reinventar el nuevo Estado. No todos los intentos de la construcción del Estado nación hondureño fueron esencialmente perversos para con las grandes mayorías marginadas. Proyectos como el de la Revolución Liberal (inales del siglo XIX) para modernizar y paciicar el país tenían 107


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objetivos absolutamente loables. Pero, ¿dónde fallaron estos brillantes proyectos para su tiempo? En el método. Todos los planes y proyectos de país, por la manera de cómo y quiénes los elaboraron, son excluyentes, elitistas y centralistas. Por mencionar un caso concreto. El Plan de Nación y Visión de País aprobado e impulsado por el gobierno actual, es bueno en sus objetivos5. Nadie podría estar en contra de los cuatro objetivos que persigue. Pero, ¿por qué la gente no le da importancia? Por la manera de cómo se elaboró dicha propuesta. En los gabinetes de consultores o técnicos políticos, de espalda al pueblo. El proceso constituyente, en sus tres fases, tiene realmente que tomar en cuenta las agendas de la Honduras profunda que languidece con sus demandas históricamente postergadas. Esto implica atreverse a pensar el país desde las montañas, y no sólo desde las principales ciudades. Por más de un siglo y medio se pensó e intentó construir el país desde las élites políticas e “intelectuales” de Tegucigalpa. Los resultados son más que evidentes. Son las asambleas abiertas en los caseríos, en las aldeas, barrios y municipios quienes deben ser escuchados en sus demandas y sueños de un nuevo país. Pero asambleas directas, no de representantes. El proceso constituyente no requiere de representantes, sino de portavoces. La fallida democracia representativa tiene representantes, la democracia participativa y directa sólo tiene portavoces de las asambleas. Así como las y los portavoces tienen que ser electos y iscalizados por las asambleas. De la misma manera las propuestas para los contenidos de la nueva Constitución Política tienen que ser construidas y consensuadas en asambleas. Sin importar que los contenidos de las propuestas sean repetitivos, parciales o elementales, todas las aldeas, Dicho Plan de Nación y Visión de País , aprobado durante el gobierno de facto de Roberto Micheletti, tiene entre sus objetivos la lucha contra la pobreza, democratización, creación de empleo y modernización de (onduras, pero la población no le presta mayor importancia por la manera inconsulta de cómo fue aprobado dicho plan. véase: http://www.enlaceacademico.org/uploads/media/V)S)ON_DE_PA)S.pdf .

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caseríos y barrios tienen que tener la oportunidad de expresar sus demandas, sueños y aspiraciones para la construcción de la nueva Honduras. Estas propuestas tienen que ser recibidas por las diferentes comisiones de trabajo que conformará la Asamblea Constituyente. Este método asambleario tiene que ser aplicado para las diferentes decisiones en el proceso constituyente. De lo contrario, Honduras habrá perdido su brillante oportunidad de reencontrarse y reconciliarse en el marco de un proceso constituyente refundacional. No hay mayor peligro para un proceso constituyente de esta naturaleza que representantes o dirigentes de organizaciones hablando y decidiendo en nombre del pueblo. No hay peligro para un proceso constituyente, que intelectuales o profesionales deiniendo lo que necesita o sueña un pueblo de cara al proyecto de un nuevo país. En el caso hondureño, está más que demostrado que intérpretes y dirigentes concentrados en los centros de poder, han fracasado en su intento de pensar el país para el bienestar de toda la hondureñidad. Si en estos 190 años del intento republicado las y los excluidos estuvieron obligados a mirar y trajinar hacia Tegucigalpa, en el proceso constituyente las y los dirigentes, profesionales, analistas, tecnócratas, políticos, etc. concentrados en la capitalidad, están obligados/as a sumergirse en la Honduras profunda de las montañas, aldeas, barrios y caseríos. Pero no con la insolencia de superioridad a la que les acostumbró el elitista sistema centralista, sino con una actitud de escucha activa y con una predisposición de aprender de las verdades silenciadas y desconocidas de la Honduras profunda. Este esfuerzo de aproximación atenta hacia las verdades de las y los excluidos, ayudaría mucho, no sólo para conocer la Honduras desconocida, sino para airmar y devolverles la conianza a las y los silenciados del país. Después de todo, las verdades teóricas aprendidas en las universidades quedaron en la zaga frente a los procesos refundacionales impulsado por las y los excluidos.

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Los procesos constituyentes de países como Ecuador y Bolivia contaron con un pacto popular implícito entre campesinos y citadinos, varones y mujeres, profesionales y obreros, académicos y labradores, indígenas y mestizos. Pero este pacto implicó la apertura y permeabilidad de las mentes y espíritus de las y los involucrados para aprender unos de otros. En el caso ecuatoriano se presentaron, por ejemplo cerca de tres mil propuestas para los contenidos de la Constitución, y en el proceso boliviano, cerca de tres mil seiscientas. Estos datos indican el grado de participación activa de la ciudadanía en los procesos constituyentes de dichos países.

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CAPÍTULO

V PROPUESTAS COLECTIVAS PARA LAS TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES EN HONDURAS



Propuestas colectivas para estructurales en Honduras

las

transformaciones

La demanda de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, en el caso hondureño, no nació en las entrañas de las organizaciones sociales. La necesidad de una Asamblea Constituyente para modiicar el texto constitucional, inicialmente fue planteada e impulsada por el ex Presidente de la República, Manuel Zelaya Rosales, del Partido Liberal. Esta iniciativa de una consulta popular, sobre la posibilidad de la convocatoria a la Asamblea Constituyente, “desencadenó” el último golpe de Estado político militar que demolió los avances del país en derechos humanos y en la lucha contra el empobrecimiento. Convirtió a Honduras en una paria en la comunidad internacional y aceleró la galopante desintegración social y la licuefacción de las instituciones estatales. Dicho golpe de Estado no fue en defensa de la democracia formal hondureña, sino un intento desesperado para garantizar la continuidad de los privilegios mal habidos de las élites de poder. Un análisis básico, a base de las evidencias inmediatas post facto, indica que esta reacción irracional, frente al intento de la ampliación y profundización de la democracia formal en el país, fue un “error” de cálculo político militar de los grupos de poder en dos sentidos: Primero, en lugar de aianzar a la oligarquía dominante, organizada en el bipartidismo, generó desconianza y resentimiento, en amplios sectores de la población, hacia las élites dominantes. Consecuencia de dicho golpe de Estado, el partido Liberal se encuentra con serias 113


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diicultades entre sus adeptos históricos. Y el partido Nacional, actualmente en el gobierno, contempla estupefacto de cómo el crimen organizado convierte a Honduras en un cementerio clandestino, sin un atisbo de solución posible. Segundo, las élites que fraguaron el golpe de Estado, a base de los resultados “positivos” de similares actos en el pasado, aplicaron el terror como método político-militar para aplacar el resentimiento contenido de las mayorías excluidas del país. Más, sin embargo, esta medida, en lugar de asustar a la población, atizó una resistencia popular, a nivel nacional, sin precedentes en Honduras, frente al régimen del terror, y ante el propio Estado que por casi dos siglos había sido galvanizado en el imaginario colectivo como un tótem incuestionable en su existencia y poder. De esta manera, las élites, en lugar de aianzar la subsistencia del Estado insostenible en el imaginario de las y los subalternizados, terminaron acelerando con su acto el derrumbe material y simbólico de su principal instrumento de dominación, que fue el Estado. El fenómeno de esta resistencia popular, activado y fertilizado por el acto de la licuefacción del Estado aparente, como fue el golpe de Estado, no sólo signiica un capítulo en las inconclusas historias hondureñas, sino que se constituye en un hecho social fundamental que podría galvanizar el núcleo dinámico del sujeto colectivo, que impulse el proceso de transformaciones estructurales en Honduras, mediante un proceso constituyente. Es importante indicar que la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, tanto en la propuesta de Manuel Zelaya Rosales, como en el resto de las y los dirigentes del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) no pasa de la idea de un acto jurídico político legitimado por las masas. Es decir, asumen la Asamblea Constituyente como un acto puntual abocado a la redacción de la nueva Constitución Política, mas no como un proceso participativo que implica transformaciones estructurales jurídicas, institucionales y de proyectos de vida, como se indicó en párrafos anteriores. De esta concepción limitada quizás provenga la expresa inacción por impulsar el proceso constituyente, 114


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por parte de la dirigencia del FNRP, ahora, imbuida en la contienda electoral por la toma del poder. Opción que mantiene voluntaria o involuntariamente, desde la dirigencia del FNRP, la urgente tarea pendiente de la Asamblea Constituyente en una consigna aún vacía de contenidos en proceso de concertación. Aunque para buena parte de la dirigencia nacional del FNRP la Asamblea Constituyente, lejos de ser un proceso de trascendentales transformaciones estructurales, es todavía una consigna vacía de contenidos concretos, en la resistencia organizada en el interior del país ocurre todo lo contrario. Existen experiencias plausibles y sugerentes de esfuerzos asamblearios en algunos rincones y sectores sociales o generacionales del país, que van construyendo propuestas concertadas sobre contenidos concretos para transformaciones estructurales del país, que serán presentadas como posibles contenidos de la nueva Constitución Política de Honduras. En el marco del trabajo de campo para esta investigación, en los conversatorios y entrevistas se abordaron propuestas metodológicas concretas para el proceso constituyente, y posibles contenidos para la nueva Constitución Política del Estado. Resultados de este abordaje indican que ni la dirigencia nacional del movimiento de la resistencia, ni las organizaciones de la sociedad civil (en resistencia o no), ni las iglesias, mucho menos sectores del poder económico y político del país, tienen propuestas concretas sobre qué cambios estructurales son las que se deben emprender para salir del limbo jurídico político, y ahora social, en la que se encuentra el país. Más, por el contrario, sectores de la dirigencia nacional del movimiento de la resistencia han tendido a estigmatizar y excluir a fracciones de la resistencia que sí debaten y construyen propuestas de manera asamblearia.1 La dirigencia nacional del FNRP, con excepción de Juventudes en Resistencia, no sólo que no acompañó o acompaña procesos asamblearios de construcción de propuestas para contenidos de la nueva Constitución Política, sino en un determinado momento estigmatizó a las organizaciones integrantes de la resistencia, que sí construían propuestas de manera asamblearia, como refundacionalistas radicales. Manuel Zelaya Rosales, en una de sus misivas enviadas desde el exilio, llegó a catalogar a la corriente pro refundación del país mediante la

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Hasta el momento, los sectores sociales y territoriales que elaboraron o elaboran propuestas de manera participativa son: el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH)2, Asamblea Nacional de Pueblos Indígenas y Negros3, Asamblea Nacional de Mujeres Indígenas y Negras4, Resistencia Popular del Departamento de Lempira5, Frente Nacional de Juventudes en Asamblea Constituyente como radicales antidemocráticos, y a las corrientes que apostaban a las elecciones, posponiendo la agenda Constituyente, como democráticos. Finalmente se impuso la opción electoral en el FNRP. Que por cierto, racionalmente no es excluyente con la demanda de la Constituyente. Más por el contrario, es el camino para facilitar jurídica y políticamente la convocatoria a la Constituyente. Pero se vuelve peligroso cuando en este juego político se excluye la demanda constituyente de la Agenda y las acciones de la dirigencia del FNRP.

De la propuestas construidas, de manera asamblearia e incluyente, COP)N( fue la primera organización que emprendió dicha tarea, con la participación de representantes de varios departamentos del país, en , en Esperanza, )ntibucá. En las conclusiones de dicho encuentro, aparte de las aclaraciones conceptuales, en el marco de aprendizaje cooperativo, se registran propuestas sobre el tipo de Estado, derechos humanos, autonomías, relaciones internacionales, sistema político, soberanía alimentaria, tierra y territorio, etc. http://www.copinh.org/leer. php/

3 En febrero de 2011, más de 1. 800 integrantes de los 8 pueblos indígenas y negros Lenca, Maya Chortí, Tolupa, Pech, Tawuaka, Garífuna, Miskito, Negros anglófonos , se autoconvocaron en San Juan, Tela, y debatieron los argumentos para la convocatoria para la Asamblea Constituyente, y contenidos para la nueva Constitución como: tipo y organización del Estado, derechos humanos, sistema económico, político, judicial, soberanía alimentaria, tierra y territorio, Fuerzas Armadas y sistema de seguridad, relaciones internacionales, etc. Este proceso aún no ha concluido, puesto que aún queda pendiente posteriores asambleas de pueblos indígenas y negros para continuar ampliando y profundizando el debate. Organiza este encuentro de pueblos indígenas y negros la Organización Fraterna de Negros de (onduras OFRANE( y COP)N(. A’n no existen conclusiones publicadas. http://www.alainet.org/ active/ &lang=es En mayo de , la ciudad de Copán Ruinas, Copán, fue sede de la primera Asamblea Nacional de Mujeres )ndígenas y Negras para debatir sus propuestas para los contenidos de la nueva Constitución Política del Estado. En dicha oportunidad se reunieron cerca de mujeres de diferentes pueblos indígenas y negros del país. Temas de debate asambleario fueron: descolonización y despatriarcalización como columnas vertebrales para la nueva Constitución Política. Propuestas más puntuales: reconocimiento de la mujer como actora decisiva en lo económico, político y social. Además, el modelo de producción y de relaciones de poder, soberanía alimentaria, redistribución de la tierra, agua, bosques, playas, etc. http://www. alainet.org/active/ &lang=es El FNRP del Departamento de Lempira es una de las organizaciones que con mayor amplitud y profundidad trabaja propuestas, concertadas desde las aldeas y municipios de manera asamblearia, desde hace más de un año. )nicialmente las y los delegados de los diferentes

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Resistencia6 y la Red de Comercialización Comunitaria Alternativa (Red COMAL). Los aportes de estos espacios, más el resultado de un trabajo de construcción de propuestas para las transformaciones estructurales impulsado por el Organismo Cristiano para el Desarrollo Integral de Honduras (OCDIH) y la Comisión de Acción Social Menonita (CASM), en el occidente y valle de Sula, se recogieron, sistematizaron y analizaron para el presente trabajo.7 Estas propuestas sugeridas desde los esfuerzos asamblearios, más allá de sus contenidos, tienen por inalidad visibilizar los puntos de convergencia entre las diferentes propuestas, y al mismo tiempo estimular la participación para la construcción de nuevas propuestas que amplíen y/o profundicen estos esfuerzos de repensar Honduras. Como ya se indicó en párrafos anteriores, en Honduras la democracia participativa es aún desconocida. Todas las decisiones importantes para el país fueron tomadas por las élites de poder, organizadas en el municipios identificaron los temas centrales que debe contener la Constitución Política para la nueva Honduras, luego procedieron a debatir y concertar cada uno de los temas desde las aldeas y municipios. Actualmente llevan cuatro asambleas departamentales centradas únicamente en los contenidos de la nueva Constitución. Entre los temas ya consensuados se encuentra: Visión de país, tipo, organización y función del Estado, derechos humanos, sistema de participación política, soberanía económica y alimentaria, sistema judicial, redistribución de tierra, autonomía de pueblos indígenas y negros, seguridad y Fuerzas Armadas, relaciones internacionales, educación, salud, trabajo, propiedad, administración y distribución de bienes comunes agua, bosques, minerales, playas, tierra, etc. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=

El Frente Nacional de Juventudes en Resistencia, en , mediante encuentros juveniles en diferentes regiones del país, consolidó un documento publicado con propuestas puntuales para la nueva Constitución Política del Estado. Dicho documento lleva por título: Juventudes Constituyentes, propuesta de la juventud hacia la Asamblea Nacional Constituyente. En esta publicación, la juventud en resistencia, luego de presentar de manera resumida la historia de las constituciones excluyentes en (onduras, abordan cuestiones como: organización del Estado, derechos individuales y colectivos, sistema económico, seguridad y disolución de las Fuerzas Armadas, control social, y sistemas de salud y educación. Parte de las conclusiones de los diálogos políticos facilitados por estas organizaciones, en el marco de construcción de propuestas para transformaciones estructurales del Estado hondureño, se incluyeron en el cuadernillo titulado: (acia una Asamblea Constituyente Participativa e )ncluyente, publicado en . http://www.alainet.org/active/ &lang=es

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bipartidismo, excluyendo a la sociedad. En la historia oicial del país no existe ninguna experiencia de referéndum nacional. Mucho menos procesos constituyentes con la activa participación de la población. Pero, incluso con esta ausencia de experiencias, los sectores excluidos tienen algunas ideas claras sobre cómo y para qué impulsar el proceso constituyente. 1. Pueblo constituyente o constituyente de representantes En los espacios y sectores en los que se promueven debates sobre los posibles contenidos de la nueva Constitución Política del Estado, existe una conciencia en ciernes de que los sujetos y actores del proceso constituyente son y deberían ser toda la población hondureña, organizada o no. Pero, esta conciencia no ha madurado lo suiciente porque la demanda constituyente, en la cotidianidad hondureña aún es motivo de sospecha, o en el mejor de los casos es asumida, por la población en general, como un asunto de técnicos de la política partidista. Es más, en el imaginario individual y colectivo de hondureños/as en resistencia, a nivel general, la constituyente aún no es asumida como un proceso que implique el involucramiento y el compromiso de varias generaciones, como se indicó anteriormente. Ya se dijo que incluso la dirigencia del Frente Nacional de Resistencia Popular continúa asumiendo la constituyente como una consigna política vacía de contenidos, y como un asunto puntual de especialistas y técnicos políticos, con el aval de las urnas. En este sentido, la diferencia con las anteriores constituyentes sería que en ésta el pueblo participaría en las urnas, tanto para elegir constituyentes y para aprobar el texto constitucional, pero no necesariamente sería el pueblo constituyente, debatiendo e impulsando el proceso en todas sus fases. Sin embargo, en los sectores y espacios en los que se debate y construye propuestas de transformaciones estructurales de manera colectiva, algunos participantes ya asumen la constituyente como un proceso arduo de largo plazo que requiere un compromiso permanente. Por eso, una de las delegadas para las asambleas departamentales de 118


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Lempira dice: “Nosotras estamos conscientes que los frutos del trabajo que estamos haciendo para la constituyente lo verán nuestros hijos o nietos quizás. Los cambios no se darán de la noche a la mañana. Pero estamos seguros que se darán”. (Denia). En la medida en que crezca esta conciencia de la constituyente como un proceso, y el pueblo se asuma como el sujeto del proceso, la mística del sacriicio y entrega comprometida se aianzará en el espíritu popular, y dinamizará el proceso constituyente, superando incluso las derrotas menos esperadas. Pero, para que esta conciencia crezca es necesario articular y aianzar núcleos sociales formados y convencidos que impulsen permanentemente el proceso involucrando a toda la población en su conjunto. Uno de los datos ilustrativos del grado de conciencia de sujeto constituyente de algunos participantes en los diferentes talleres y asambleas es la capacidad de identiicar un catálogo de requisitos para ser constituyentes, pero ellos o ellas no se asumen directamente como potenciales constituyentes. Se identiica como requisitos, que: “sea honesto, conocedor del país, no corrupto, sensible y parte de los movimientos sociales, sin deudas con el Estado, etc.”. Pero, en muchos casos, por el complejo de inferioridad, fruto de la condición de la colonialidad, casi siempre esperan que sean otros (que hayan tenido oportunidades de formación y experiencia) y no uno mismo el potencial representante a la Asamblea Constituyente. Una idea compartida entre los sectores que promueven el proceso constituyente es que la Asamblea Constituyente tiene que tener poderes plenos. Es decir no tiene que estar supeditada en sus decisiones a los órganos constituidos del Estado. A esto llaman en doctrina jurídica Asamblea Constituyente Originaria. Esta naturaleza de la Asamblea dependerá mucho de la voluntad política de quienes la convoquen, y de la fuerza movilizadora de las propuestas sociales, en su momento. Después de todo, el derretimiento jurídico e institucional del Estado aparente en Honduras no requiere mayores argumentos racionales para la convocatoria a una constituyente originaria y originante. 119


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A nivel general, existe la idea clara de que quienes vayan en representación a la Asamblea Constituyente sean propuestos por las asambleas de las organizaciones sociales y electos por voto popular. Pero, estas ideas son trastocadas cuando estas mismas personas son permisivas y admiten sin mayor reclamo las decisiones verticales provenientes de las jefaturas de la organización.8 Si no se avanza en la mística asamblearia participativa como el método para el proceso constituyente, fácilmente la estructura estructurante y estructurada (como diría Bourdieu) de la partidocracia vertical terminará abortando la inquietud participativa de los sectores que, ahora, comienzan a darle cuerpo a la demanda constituyente en el país. Otro elemento recurrente en las propuestas del método para la constituyentes es el ejercicio del control social sobre las y los constituyentes mediante la revocatoria de mandato. Es importante esta propuesta, aunque técnicamente difícil de aplicar por el corto período de las funciones de constituyentes, puesto que, aparte de ser un mecanismo jurídico político desconocido en Honduras, es una manera genuina del ejercicio de la soberanía popular por el mismo pueblo. En los sectores y espacios que impulsan el proceso constituyente existe la idea, cada vez más creciente, de que este proceso tiene que involucrar a todos los sectores y territorios del país. Para ello es importante contar con propuestas concretas y claras para plantear, argumentar y debatir las transformaciones estructurales. Aunque aún existen quienes plantean dejar fuera del proceso a quienes promovieron y ejecutaron el golpe de Estado, incluyendo empresarios, El Frente Nacional de Resistencia Popular en sus determinaciones no se diferencia mucho de la partidocracia clientelar. Los cargos y comisiones a nivel nacional son repartidos sin mayor consulta popular. Muchos de quienes dicen representar al Frente Nacional de Resistencia se encuentran desligadas de sus bases, o simplemente no tienen un colectivo que los respalde. Muchos de los comisionados nacionales del Frente conocen más los salones de recepción en los países vecinos amigos, pero desconocen casi por completo la realidad de la Honduras profunda y la dinámica de los colectivos de la montaña adentro. Y todo esto es a’n permitido por las organizaciones locales, municipales y departamentales del Frente que se complace con una llamada telefónica de alg’n dirigente nacional.

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políticos, militares, religiosos, etc. Pero, si se piensa seriamente en un proceso de transformaciones sostenibles para el reencuentro nacional y la convivencia pacíica, todos los sectores del país deben participar en este proceso. De las propuestas de los sectores y de la capacidad de construir hegemonías políticas de alcance nacional dependerá el triunfo de una u otra tendencia ideológica en la nueva Constitución Política. Planteamientos concretos sobre: por cuántos constituyentes debe estar conformada la Asamblea Constituyente, cómo tienen que estar representados los grupos de excluidos, por cuánto tiempo debe funcionar, dónde debe funcionar, etc., no se generaron aún. Únicamente en las propuestas de contenidos de Constitución recogidas por OCDIH y CASM, en la zona occidental del país, aparecen planteamientos como: “2 constituyentes por Municipio, un varón y una mujer”. De los 298 municipios del país sumarían en total 596 constituyentes. Pero este planteamiento no resuelve la representatividad de sectores excluidos como los pueblos indígenas y negros, jóvenes, etc. Tampoco resuelve de manera equitativa la representación de municipios desproporcionados en su carga poblacional. Estos y otros elementos para la organización y el desenvolvimiento del proceso constituyente tienen que ser debatidos y consensuados con la mayor y amplia participación posible de la población. Si se descuida la participación ciudadana en el proceso del debate y aprobación de estas “reglas de juego” del proceso constituyente, muy difícilmente dicho proceso podrá garantizar un verdadero reencuentro nacional. Está demás reiterar que el proceso constituyente no es sólo cuestión de legitimación en las urnas de la voluntad de sus representantes. Es ante todo participación popular en todos los niveles de decisión y control, y en todas las fases del proceso. Y para ello es importante que la metodología de participación y decisión en la Asamblea exprese la voluntad de todosy todas. En el caso de Ecuador, el pueblo en referéndum nacional, al mismo tiempo que elegía a las y los constituyentes, aprobó las reglas de juego del proceso constituyente. 121


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Finalmente, en el trabajo de campo se observa que, incluso entre quienes dicen ser del movimiento de resistencia nacional, aún está muy arraigada la ijación de: “quienes vayan a la Asamblea Constituyente tienen que ser personas que saben, y con formación”. De esta manera, quienes no tuvieron el privilegio de la formación escolarizada estarían nuevamente excluidos y excluidas de participar directa y decisivamente en el diseño del nuevo país. Este prejuicio es un destello más de la condición de colonialidad que sufren inconscientemente las mayorías subalternizadas en el país. Por ello, el mayor reto del proceso constituyente será devolver la conianza y la autoestima individual y colectiva a las y los excluidos y liberarlos de sus complejos de inferioridad y de la actitud providencialista. En otros términos, un arduo proceso de descolonización. 2. Hacia un Estado descentralizado y plurinacional El fracaso del aparente Estado nación ladinocéntrico hondureño fue fruto de las contradicciones internas teóricas y metodológicas de las élites que gestaron y administraron dicho Estado. Como anteriormente ya se mencionó, el Estado hondureño no ha logrado abarcar todo el territorio del país, mucho menos pudo aianzarse en el imaginario de sus habitantes. Y esta condición histórica, ahora, se maniiesta en el acelerado proceso de instauración de un régimen criminal omnipotente y desintegración de los vínculos sociales. Ante este fracaso estatal y la acelerada desintegración social, los sectores que demandan el proceso constituyente plantean la creación de un nuevo Estado plurinacional, soberano, descentralizado y laico. Los delegados del movimiento Frente Nacional de Resistencia Popular de los diferentes municipios del Departamento de Lempira, en una de sus asambleas departamentales, plantean esta propuesta en los siguientes términos: “Estado plurinacional, soberano, unitario, libre, comunitario, democrático, intercultural, con autonomías departamentales, municipales y pueblos indígenas”. A su vez, las conclusiones a las que llegaron las delegaciones del Frente Nacional de Resistencia Popular, provenientes de los 122


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departamentos de Ocotepeque, Lempira, Intibucá, Copán y Santa Bárbara, durante la cuarta asamblea regional, realizada en Santa Rosa de Copán, en diciembre de 2010, dice: “Un Estado pluricultural, soberano, descentralizado, con autonomías indígenas, laico y que reconozca la diversidad de espiritualidades existentes en el país. Además, se plantea la creación de un cuarto poder (órgano) llamado Poder Popular. COPINH, por su parte, en 2010, con la participación de diferentes organizaciones sociales e indígenas, provenientes de diferentes partes del país, plantea las características del nuevo Estado en los siguientes términos: “Honduras es un estado plurinacional, multicultural y multilingüe. Por ello deben reconocerse como lenguas oiciales las lenguas de los distintos pueblos indígenas y negros del país, al igual que debe protegerse la diversidad intelectual y cultural. Reconoce la naturaleza jurídica comunitaria de las tierras. Reconoce a todos los pueblos la autonomía necesaria para que puedan participar y decidir sobre todos aquellos aspectos importantes para su comunidad”. Estado plurinacional. Es una categoría de Estado que supera el planteamiento moderno de Estado nación centrada en la construcción de una única identidad nacional mediante procesos de asimilación (mestizaje) casi siempre violentos. La premisa básica del Estado plurinacional es el reconocimiento de la preexistencia de la diversidad cultural, y de nacionalidades, conviviendo juntos en un mismo territorio estatal. Y esta condición exige que el Estado sea la expresión de la voluntad de dicha diversidad. Es decir, construido con las propuestas y participación activa y decisiva de todas las diversidades subsistentes. Es importante acotar que el Estado nación, bajo la lógica moderna de la construcción de una única civilización universal, es la ecuación teórica de un Estado-una nación. En el intento de hacer realidad esta orientación teórica no sólo se ha sacriicado la diversidad cultural y civilizatoria (preexistentes al Estado) mediante violentos procesos de 123


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aniquilación y/o asimilación cultural, sino que la diversidad ha sido asumida como una sospecha contra la unidad. Y la unidad, como sinónimo de uniformidad. Y ésta, a su vez, fue asumida como el triunfo de una identidad cultural sobre la diversidad. En otros términos, el Estado nación es esencialmente monocultural violento y excluyente (algunas veces multicultultural, que no es más que monoculturalismo encubierto), y el Estado plurinacional está orientado por el sentido del deber ser de la interculturalidad (encuentro y crecimiento fecundo en y desde la diversidad). El Estado plurinacional es una categoría en proceso de construcción desde lo que Boaventura de Sousa llama “Epistemología del Sur”9. Es decir, es el neo constitucionalismo latinoamericano del siglo XXI que incorpora esta categoría en la construcción de los nuevos estados, como son Bolivia y Ecuador. Y de manera acelerada, la propuesta del Estado plurinacional es ya planteada por los movimientos sociales en países como Perú, Chile, Brasil. Incluso en España, desde los vascos, este planteamiento ya se encuentra desaiando al Estado nación monocultural. El Estado plurinacional implica la construcción del Estado de abajo hacia arriba. Por eso se insiste bastante en las autonomías locales. En el caso del Estado nación, una élite intentaba imponer su proyecto de nación, de arriba hacia abajo, desconociendo y violentando la creatividad y el imaginario de la diversidad. En la construcción del Estado plurinacional, los sujetos involucrados son la diversidad creativa e interactiva. En el Estado nación, en cambio, el arquitecto Santos Boaventura dice: Entiendo por epistemología del Sur la b’squeda de conocimiento y de criterios de validez del conocimiento que otorguen visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de las clases, de los pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y el capitalismo globales … . Los procesos de opresión y de explotación, al excluir grupos y prácticas sociales, excluyen también los conocimientos usados por esos grupos para llevar a cabo esas prácticas. A esta dimensión de la exclusión la he llamado epistemicidio. La epistemología del Sur, al mismo tiempo que denuncia el epistemicidio, ofrece instrumentos analíticos que permitan, no sólo recuperar los conocimientos suprimidos o marginalizados, sino también identificar las condiciones que tornen posible construir nuevos conocimientos de resistencia y de producción de alternativas al capitalismo y al colonialismo globales. En esto consiste la propuesta de ecología de saberes . BOAVENTURA, : .

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que intenta plasmar (calcar) el proyecto monocultural en una realidad pluri e intercultural, como son los pueblos de América Latina, es una élite excluyente, sin involucrar a la población en la cotidianidad de la construcción del Estado. Aquí subyacen los destellos del origen del paternalismo suicida que carcome tanto a los gestores/administradores estatales y a la población de un Estado nación. El Estado plurinacional se materializa, en buena medida, en la constitución y administración diversa del sistema político, económico, jurídico, cultural, axiológico, etc. de un país, sin sacriicar la unidad, ni la soberanía. El Estado plurinacional es un solo Estado, con una soberanía (poder). Pero este poder se gestiona de manera descentralizada y autónoma por gobiernos locales, según competencias establecidas por la Constitución Política del Estado. En el Estado plurinacional se reconoce y promueve las diferentes formas democráticas de tomar acuerdos y decisiones (democracia directa, representativa, participativa, comunitaria), de administrar los bienes comunes y la economía (economía plural), de legislar y aplicar la justicia (justicia ordinaria, justicia comunitaria), de promover identidades y procesos de aprendizaje (diverso no sólo por sus contenidos, sino por los procesos de conocimiento), etc. Y esta diversidad, que no es divisionismo, se aplica en todos los niveles de gobierno, e implica todo el ordenamiento jurídico, organización institucional y proyectos de vida (individuales y colectivos) de un país. Intercultural. La interculturalidad, como un paradigma10 socioantropológico que consiste en el aprendizaje-enriquecimientoThomas Kuhn, filósofo norteamericano de la ciencia, en su conocido libro titulado, Estructura de las revoluciones científicas, , atribuye dos sentidos a la palabra paradigma. El primero, más amplio, tiene que ver con toda una constelación de opiniones, valores y métodos participados por los miembros de una sociedad determinada, fundando un sistema disciplinado mediante el cual dicha sociedad se orienta a sí misma y organiza el conjunto de sus relaciones . El segundo, más estricto, se deriva del primero y significa los ejemplos de referencia, las soluciones concretas de problemas experimentadas como ejemplares y que sustituyen a las normas explícitas en las soluciones de los demás problemas de la ciencia normal . En otras palabras, el paradigma no es más que una manera organizada, sistemática y habitual de relacionarnos con nosotros mismos y todo lo demás. Se trata de modelos y pautas de apreciación, explicación, y acción sobre la realidad circundante.

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crecimiento mutuo de todas las diversidades en igualdad de condiciones, es el sustento y referente ilosóico y axiológico de un Estado plurinacional. Es decir, las diversidades políticamente organizadas en un solo Estado están orientadas jurídica y políticamente a convivir y construir el nuevo Estado en igualdad de condiciones, oportunidades y resultados. Sin este mandato de la intercultural, como el deber ser, la plurinacionalidad terminaría siendo un nuevo monoculturalismo (supremacía de uno sobre el resto) con nuevos actores. Es importante indicar que la interculturalidad, ni la plurinacionalidad, no asumen como sujetos únicamente a la diversidad indígena y/o negra. Si la sociedad y las y los funcionarios de un Estado plurinacional no asumen la interculturalidad como el estilo de vida (en lo cotidiano permanente), muy difícilmente será posible la construcción y la sostenibilidad del nuevo Estado. Y esto implica, ante todo procesos de desaprendizaje para un aprendizaje intercultural. Comunitario. Otro elemento que indican las propuestas de contenidos de Constitución Política es el carácter comunitario. Comunitario no en el sentido del planteamiento occidental europeo de la comunidad como previo (arcaico) con relación a la sociedad (racionalidad moderna), sino como una lógica que permite la interacción creativa de lo diverso, y garante del bienestar individual comprendido dentro de la comunidad. En el Estado nación, moderno y liberal, desde sus orígenes, el interés y la dinámica individual pesan sobre la comunidad. Es decir, la humanidad está condenada a la competencia (aniquilación del prójimo) y a censurar la cooperación. Así el mundo está pensado y dinamizado para que uno o unos pocos ganen sacriicando al resto. Y al inal, todos perdemos porque no hay planeta fecundo que satisfaga la avaricia irrefrenable del frenético e insaciable deseo de humanos convertidos en consumidores. Frente al individualismo suicida se plantea lo comunitario como método y como estilo de vida. Método, porque el interés individual está supeditado al interés de la comunidad. Por tanto, no hay 126


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posibilidad de que unos ganen en todo para que todos pierdan, sino todos ganan con la lógica comunitaria. Y es estilo de vida porque del sentido de pertenencia a la comunidad depende la identidad de los individuos y de colectivos. Así, sí es posible garantizar el nacimiento y la sostenibilidad de una identidad nacional (tejida desde y por la diversidad complementaria). Sin la primacía del sentido de comunidad sobre la competencia individual, y sin la apuesta por la interculturalidad, la anomalía seguirá carcomiendo a sociedades como Honduras, carente de orgullo colectivo básico. Autonómico y unitario. El reconocimiento y el ejercicio de las autonomías locales son la garantía para la implementación del carácter plurinacional de un Estado. Son en los gobiernos autónomos donde la diversidad creativa fecunda las políticas públicas, gestión de bienes y recursos, y el fortalecimiento de las identidades particulares. Lo local es lo más inmediato y cercano, en el que la población puede involucrarse en la construcción de la plurinacionalidad, aportando todos los conocimientos cotidianos en aras de la comunidad política imaginada, como diría García Canclini11. Ante todo es en los niveles locales, donde se ejercen los tipos de democracia más inéditos como son la democracia comunitaria o la asamblearia. De igual forma, la economía y la justicia son administradas según la vocación productiva de cada zona y las prácticas cotidianas de prevención y resolución de conlictos aprendidos en los años de convivencia. Erróneamente se suele anteponer el carácter autonómico al carácter unitario de un Estado. Los Estados pueden ser perfectamente unitarios reconociendo y promoviendo la descentralización (no sólo la desconcentración) de funciones administrativas, económicas, políticas y legislativas. Es más, el carácter autonómico, bien concertado y diseñado, garantiza la sostenibilidad de estados unitarios con territorios y poblaciones diversas culturalmente. Para esto último, Véase, Néstor García Canclini, Diferentes, desiguales y desconectados: mapas de la interculturalidad. . Gedisa Editorial. Barcelona.

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no es necesario mirar hacia experiencias europeas (España, Bélgica, Italia, etc.), el Sur emergente, con poblaciones diversas, ratiican que las autonomías locales, sean indígenas/negras o no, son garantes de la convivencia pacíica y promisoria entre diferentes dentro de un mismo Estado. Además, si el sentido común histórico demuestra que el común denominador de los bicentenarios estados latinoamericanos en crisis fue y es el centralismo, entonces, para este mal recurrente no hay mejor remedio que la distribución del poder hacia todas las unidades territoriales existentes y por crear. Sólo así los estados tendrán potestad y control sobre todo sus territorios. Laico. La dimensión religiosa no podría estar ausente en las propuestas anteriormente sugeridas. Y esto sucede porque en Honduras, muy a pesar de la inconclusa “revolución liberal”, el Estado, en los hechos es altamente confesional (sea católico o evangélico). Esta condición de la confesionalidad fáctica del Estado es tremendamente inhibitoria para el desenvolvimiento intelectual y moral hacia posibilidades y retos desconocidos. Y un pueblo mental y espiritualmente inhibido muy difícilmente evolucionará hacia condiciones de vida plena acorde con los tiempos. Además, la imposibilidad recurrente de la modernización del Estado y de la sociedad encuentra, en buena medida, su explicación en la mentalidad providencialista y fatalista que habita a sus gestores, administradores e integrales, evadiendo “casi siempre” sus responsabilidades ciudadanas a la espera de la justicia y la providencia divina que nunca llega. Así, la confesionalidad estatal no sólo justiicó y estructuró condición colonial de los pueblos, sino que coniguró una doble moral en los habitantes de dichos pueblos (asiduos religiosos, ciudadanos indiferentes). En páginas anteriores se ha indicado que una de las correas de transmisión que movió y mueve a la maquinaria del colonialismo y neocolonialismo interno fue la religión, bajo su método de adoctrinamiento. Esta instrumentalización de la religión es una experiencia permanente en la historia republicana de países como 128


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Honduras en los que la gente sabe de memoria y deiende citas bíblicas “de salvación escatológica”, pero desconoce por completo que tienen derecho a tener derechos. Además, incluso la deicitaria democracia formal, para constituirse en una genuina práctica ciudadana requiere de la condición de igualdad para proponer y consensuar acuerdos vinculantes para la sociedad, pero, si existe la posibilidad de apelar el origen divino de alguna propuesta, toda posibilidad de debate y consenso queda censurada. Y para profundizar y ampliar la democracia, y transitar hacia democracias participativas y comunitarias, la necesidad de desvincular Estado y religión es indispensable. Es importante indicar que las propuestas sugeridas no plantean un Estado laicista, en su sentido de indiferente a la dimensión trascendental. Más por el contrario indican que el Estado plurinacional y comunitario debe promover el desenvolvimiento de las diversas espiritualidades. Espiritualidad, aquí entendida, como el nexo permanente con la trascendencia que alimenta y dinamiza procesos de transformaciones permanentes hacia la autoliberación individual y comunitaria de los pueblos. De esta manera se transitaría de un intento fallido de la construcción de un país monorreligioso (con una sola religión, cristiana, sea católica o evangélica), pero tremendamente esquizofrénico (cristiano y corrupto, al mismo tiempo), hacia un país interreligioso y/o interespiritual (interacción creativa de diferentes espiritualidades para posibilitar la convivencia intercultural, basado en el diálogo de diferentes éticas). 3. Hacia una democracia comunitaria

diversa,

participativa

y

Un factor determinante y aglutinante de los procesos constituyentes de Latinoamérica del siglo XXI es la abrumadora demanda por la participación ciudadana, sea porque los estados, ante la ampliación de la base ciudadana quedaron reducidos, o porque la exclusión/ empobrecimiento de las grandes mayorías fue y es la hermana siamesa 129


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de bicentenarios estados excluyentes. Y Honduras no es la excepción. Por ello, las sentencias individuales y colectivas compartidas por quienes demandan el proceso constituyente son: “queremos participar”, “por qué sólo ellos”, “todos tenemos derecho a participar y a decidir”. No se necesita tener especialidad en el arte de la socioantropología, para comprender que la molestia contenida de quienes demandan la constituyente es fruto de la sistemática exclusión, y en demanda de la profundización y ampliación de la democracia participativa. Por ello, las propuestas sugeridas para contenidos de la nueva Constitución Política van en los siguientes términos: Los delegados del Frente Nacional de Resistencia de Lempira, deliberando en asambleas plantean: “La soberanía reside en el pueblo y se ejerce mediante la democracia participativa, comunitaria y representativa con control social. Son mecanismos de participación popular: la Asamblea Constituyente, el referéndum y el plebiscito con carácter obligatorio, la revocatoria de mandato para todos los cargos electos y el cabildo municipal. Las y los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el o la Fiscal de la República, la o el Comisionado de Derechos Humanos, las y los integrantes del Tribunal Superior de Cuentas y del Tribunal Supremo Electoral, (…), serán electos mediante voto popular”. Por su parte, en la cuarta asamblea regional del Frente Nacional de Resistencia Popular, las y los representantes de los departamentos del occidente del país, concluyen: “Un sistema político participativo y con control social. Esto signiica: revocatoria de mandato para todos los cargos de elección popular, elección por voto popular de magistrados/as de la Corte Suprema, Fiscal General, magistrados/as del Tribunal Supremo Electoral, aparte de diputados/as alcalde/sa y Presidente/a de la República. Se plantea el reconocimiento y la implementación de mecanismos de participación 130


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como el referéndum, plebiscito y Asamblea Constituyente. Asimismo, se propone que todo candidato o candidata política sea nominado por las bases y controlado en función al cumplimiento de su plan de trabajo propuesto. Reducción de la cantidad y el sueldo de diputados/ as. Participación e igualdad de oportunidades para mujeres, jóvenes, indígenas y adulto mayor.” Como no podía ser de otra manera, estas y otras propuestas están directamente dirigidas a profundizar la democracia desde la diversidad. El principal mecanismo “democrático” para excluir la participación y decisión de la población fue la democracia representativa reducida al acto ritual del voto electoral cada cuatro años. La población no tenía ninguna posibilidad de participar y decidir una vez que elegía a sus representantes. Con esta perversión democrática, ¿cómo se podía fecundar ciudadanía en Honduras? En estas condiciones en las que la población, lejos de ser actor decisivo en la vida del país, es convertida en consumidora de demagógicas promesas electorales, sin derecho a participar y ni decidir, ¿se podría hablar de ciudadanía en Honduras? La democracia representativa excluyente perdió su mística y su contenido porque se constituyó en el mecanismo para la usurpación de la soberanía popular por parte de representantes electos. A tal grado llegó este rapto del derecho popular, como es la soberanía, que la misma población llega a reconocer a diputados/as como los soberanos del país. Rescate de la soberanía y dignidad popular. Soberanía signiica la capacidad y la potestad de decidir libre de cualquier tipo de coacción. Soberanía es el poder que no admite ningún poder por encima. Y soberanía popular es la potestad que tiene un pueblo de tomar libremente sus decisiones para garantizar su bienestar común e integral. A esto llamaron los promotores de la Revolución Francesa “Voluntad General”. La dignidad se reiere a lo más valioso que no admite ningún tipo de menoscabo, ni humillación alguna. Y dignidad popular es la condición 131


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sagrada de integridad que asiste a los pueblos por estar conformadas por personas humanas. La soberanía y la dignidad popular están íntimamente relacionadas, puesto que el ejercicio o la violación de una afecta a la otra. En este sentido, estas dos cualidades básicas que tienen los pueblos para existir en condiciones no sólo exige el respeto por parte de poderes o entes externos y/o internos, sino, sobre todo, del ejercicio que cada pueblo hace de estas cualidades. Estas dos condiciones de existencia de los pueblos, en el caso hondureño, han sido mancilladas y violentadas permanentemente en el transcurso de su historia republicana. No sólo por fuerzas político-militar imperiales externos, sino por las élites internas que convirtieron a Honduras en un país sin potestad, ni orgullo para orientarse en su historia. En este sentido, la desgracia de Honduras no es sólo el estar “tan cerca de los EEUU y tan lejos de Dios”, sino, sobre todo, haber caído en manos de una élite obtusa y suicida, sin ninguna visión de país. En otras palabras, la permanente condición de colonia de fuerzas externas en la que subsiste el país, por más de cinco siglos, fue y es sostenible porque dicha condición colonial fue y es altamente rentable para la avaricia de las élites que acumulan patrimonio con las cenizas de un pueblo manoseado, abusado, prostituido y usurpado. Es tal la condición de colonialidad que las y los colonizados llegaron a amar y desear los estilos de vida y los vicios de sus colonizadores, externos e internos, como valores éticos fundamentales, y actúan en consecuencia. De esta manera, no sólo está garantizada la reproducción de los mecanismos de la colonia, sino que la condición de la colonialidad es justiicada y defendida por los mismos colonizados. Para graicar esta historia no se necesita pasar por la nefasta historia del saqueo y entrega de los yacimientos mineros, la tierra, los bosques, las playas, el agua y el trabajo hondureño barato como un aliciente a las empresas extranjeras “para que venga a invertir”. 132


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Suiciente es observar “la capacidad de aguante pasivo” ante tanta humillación que gangrena al país en su conjunto. Pero la maldición de la colonialidad comienza a ser cuestionada desde algunos sectores en resistencia que ven en la mirada de sus hijos que éstos tienen derecho a una historia diferente. Por eso plantean la recuperación de la soberanía popular, hoy secuestrada perversamente por las élites políticas, para ejercerla en la ideación e implementación del nuevo diseño de país, y así sentirse orgulloso y digno como pueblo. Éste sentimiento en despegue de soberanía y dignidad popular es y será uno de los legados más importantes que el proceso constituyente dejará a Honduras. Porque es un auto desvelamiento de que Honduras sí tiene alma como pueblo, por tanto está hecho para crear su propia historia. Democracia participativa y diversa. A la capacidad de tomar sus decisiones y autogobernarse de formas diferentes que tienen los pueblos se llama demodiversidad. Ya se indicó que la democracia representativa formal, por la desideologización, la corrupción, el caudillismo, etc., en los partidos políticos, quedó como un cascarón sin contenido. Además, por más que las élites políticas instrumentalizaban la democracia representativa excluyente para secuestrar la soberanía popular y aianzarse en el poder, en la Honduras profunda las prácticas de otros métodos y formas de deliberar y tomar decisiones aún estaban vigentes. Por eso plantean la constitucionalización de otros tipos de democracia como la comunitaria y la participativa. La democracia participativa signiica que el pueblo elige a sus representantes, pero no les transiere a éstos toda la potestad para tomar las decisiones, sino que se reserva mecanismos directos de participación y decisión como son: el referéndum para deinir leyes, el plebiscito para delimitar políticas nacionales, la Asamblea Constituyente para cambiar su norma constitucional y la iniciativa legislativa ciudadana para proponer anteproyectos de ley. Actualmente, la consulta popular, bajo los mecanismos de plebiscito y referéndum, es sólo una demagogia constitucional. El 133


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Congreso Nacional jamás tuvo la voluntad política para viabilizar estos mecanismos para consultar al pueblo porque está el estigma del “pueblo es ignorante e incapaz de tomar decisiones correctas”. Mientras, el presente y futuro de Honduras es decidida irresponsablemente, en 15 o 20 minutos, por un Congreso Nacional que continúa tramitando la transferencia de los bienes, territorio y soberanía del país a intereses foráneos. Por eso las y los legisladores, el Órgano Ejecutivo y el Órgano Judicial, se reservan el derecho del monopolio de proponer proyectos de ley. ¿Acaso los sectores sociales, los vecinos organizados o no, son incapaces de formular qué es lo que necesitan para vivir con dignidad y con mediana seguridad? La iniciativa legislativa ciudadana va justamente para socializar la corresponsabilidad legislativa a nivel de la sociedad. Estos planteamientos provienen del constitucionalismo del siglo XX, sólo que en la Honduras cristiana del siglo XXI casi todo es visto como “Palabra de Dios”, incluso constituciones y leyes escritas a espaldas del pueblo y para preservar los privilegios de las y los “privilegiados por Dios”. Lo que sí son novedosos, en el marco de la democracia participativa, son las propuestas de elección por voto popular de funcionarios del Órgano Judicial y Electoral. Además, la obligatoriedad de la revocatoria de mandato12 para todos los cargos de elección popular. Parte de este planteamiento que surge en Honduras ya ha sido constitucionalizado e implementado en países empobrecidos como Bolivia. 12 La revocatoria de mandato es un instrumento jurídico político que consiste en someter a la voluntad popular, mediante las urnas, la continuidad o no del ejercicio de funciones de una autoridad electa. Por lo regular se ejercita la revocatoria de mandato a la mitad del período de gobierno, cuando existan incumplimientos del programa de gobierno con el que fueron electos dichas autoridades o existan evidentes actos de corrupción imputables a dichas autoridades, o simplemente porque la autoridad perdió legitimidad social. Quien convoca y organiza es el Tribunal Supremo Electoral, a solicitud formal de un porcentaje de electores de la circunscripción. Casi en todos los países de Sudamérica se ejercita la revocatoria de mandato para autoridades de rango menor alcaldes/as, regidores/as, diputados/as . En el caso de Bolivia y Venezuela, alcanza incluso a presidentes/as de dichos países.

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Se plantea la democratización del sistema judicial porque las y los excluidos en Honduras sufren en carne propia las consecuencias de la “justicia” legislada y administrada sólo para ricos, y/o clientes preferidos de los partidos políticos. Además, porque saben que el sistema judicial es una de las entidades que ha institucionalizado no sólo la corrupción, sino el racismo y el sexismo en detrimento de las grandes mayorías. Por ello tiene justiicativo ético, cultural, social e histórico la propuesta de la elección por voto popular de las y los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General y el Comisionado de Derechos Humanos. ¿En qué básico razonamiento jurídico cabe que quienes legitimaron jurídicamente la ruptura del orden constitucional y democrático de un país continúen ejerciendo como máximas autoridades del sistema judicial del mismo? Con esta premiación de conductas anticonstitucionales, no sólo se garantiza la impunidad como cultura, sino que se estimula futuros golpes de Estado en el país. La propuesta de la democratización de los órganos estatales está complementada por la demanda de la revocatoria de mandato para todos los cargos de elección popular. Esto quiere decir que el electorado, como soberano que es, ejerce el control social y sanción política sobre sus autoridades. El ejercicio de la revocatoria de mandato es el único mecanismo para que el pueblo se deshaga de demagogos políticos que son elegidos con sendas promesas electorales, pero, una vez en el poder, ejecutan sus agendas de intereses personales o de sus acreedores, mientras sus electores miran pasar impotentes los cuatro años de “gobierno clientelar”. En algunos países, esta impotencia, ante la imposibilidad de ejercer control y sanción sobre gobernantes corruptos mediante mecanismos democráticos, se ha desbordado en magnicidios. Y la revocatoria de mandato también previene estos actos indeseados de furia popular. Democracia comunitaria. Erróneamente se ha intentado simpliicar la gestión de las relaciones de poder a la ecuación de un ciudadano-un voto. Como si la voluntad y la realidad humana fuese 135


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matemáticamente cuantiicable. Las consecuencias de la reducción de la democracia a esta ecuación son lacerantes en sociedades diversas como la hondureña. A tal grado que la democracia formal del ciudadano-un voto sólo sirvió para enriquecer a quienes detentan el poder, y empobrecer a las grandes mayorías cuyos votos no son nada iguales a los de los privilegiados. Porque, éstos deciden y aquellos, votan. Al límite de que con esta lógica de la universalización de la individualización, la democracia representativa formal, en lugar de fecundar ciudadanos responsables, sólo ha engendrado una estadística de consumidores empobrecidos “encomendados a las manos divinas que no aparecen por ninguna parte”. ¿Cómo se puede practicar genuinamente la democracia en las urnas con una población altamente desinformada? Un principio básico de la democracia representativa, aparte del reconocimiento como iguales entre todos los y las participantes (lo cual ya es una ilusión en Honduras), es que éstos manejen la misma cantidad y calidad de información sobre la cuestión en debate para decidir libremente. Pero esto es lo que menos existe en Honduras. Frente a esta banalización de la democracia representativa, y en una sociedad cuya población se mueve aún en la lógica rural, incluso estando en las ciudades, se plantea la democracia comunitaria como una alternativa complementaria a las otras formas de democracia conocidos y practicados en el mundo occidental. Esta democracia consiste en el método asambleario y comunal de deliberación y construcción de consensos, sin excluir a las minorías. Es decir, las deliberaciones y los consensos están orientados y fundamentados en la búsqueda del bienestar común e integral de la comunidad. Además, la participación no requiere credenciales de representación, género o mayoría de edad. En las asambleas comunitarias todas y todos participan y asumen las decisiones concertadas. Allí no existen urnas, ni ritualidades excluyentes. Aunque estas asambleas tampoco están libres de manipulación hacia intereses particulares. 136


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Este método asambleario que emerge desde las comunidades lencas del Departamento de Lempira y otros del occidente del país, es bastante practicado en el Departamento de la Mosquitia por originarios misquitos. Es un tipo de democracia vigente, pero no reconocida por la Constitución, ni por las leyes secundarias del país. Sin embargo, la democracia representativa, para las poblaciones indígenas, negras, campesinas y barriales, la democracia representativa no pasa de ser un desconocido rito esporádico reducido a la recepción de láminas de zinc o algunos gramos de alimentos a cambio del número de carnet de identidad. La propuesta de la democracia comunitaria está relacionada con la propuesta de las gestiones autonómicas. Es decir, en las unidades territoriales autónomas en las que las prácticas asamblearias estén vigentes, las deliberaciones y decisiones pueden realizarse bajo esta forma democrática. De esta manera se supeditarían los intereses individuales a los intereses comunitarios, y la democracia en sus diferentes expresiones se constituiría en un estilo de vida practicable y apetecible para la mayor parte de la población posible. Poder popular. La teoría política sobre el Estado, imaginada en la Europa del siglo XVII, plantea que el Estado moderno, denominado Estado nación, para ines de su organización y funcionamiento, está constituido por tres órganos de poder: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. A estos órganos erróneamente en el lenguaje coloquial se los denomina poderes, como si un Estado tuviese varios poderes. En un Estado unitario el poder es uno solo y éste se organiza y administra a través de órganos. Como ya se indicó en párrafos anteriores, de estos órganos la ciudadanía sólo elige a los funcionarios del Legislativo, parte del Ejecutivo, pero el Órgano Judicial se encuentra bajo la voluntad e intereses de los partidos políticos que controlan el Legislativo y Ejecutivo. Fuera de estos tres órganos, está el Órgano Electoral que inicialmente, en el siglo XIX, fue considerado como el cuarto órgano 137


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de algunos estados nacientes en América Latina. Pero con el pasar del tiempo, esta institución, encargada de organizar y velar por la imparcialidad y transparencia de los procesos electorales, fue cooptada y convertida en un apéndice de los partidos políticos para gestionar todo el aparato estatal como una extensión patrimonial de las élites. En el caso hondureño es indignante la manera de cómo se distribuyen los partidos políticos los cupos del Tribunal Supremo Electoral. Hasta los nuevos partidos políticos emergentes, con aires de democratizar la democracia hondureña, exigen su cupo correspondiente en dicho ente electoral. De esta manera el vicio se convirtió en una exigible virtud democrática. Frente a esta situación, las propuestas del reconocimiento del ente electoral como un órgano estatal, con integrantes electos por voto popular, tiene un amplio sustento legítimo. Es imposible avanzar en la democratización de una sociedad y de sus instituciones si el ente electoral se encuentra bajo el absoluto control de los partidos políticos. En la región no existen aún experiencias de elección por voto popular de integrantes del Tribunal Supremo Electoral. Lo que sí existe son constituciones políticas que reconocen al ente electoral como un órgano del Estado. En el marco de la demanda creciente de participación y control social sobre las entidades estatales, aparece la propuesta de la creación de un nuevo órgano denominado Poder Popular. Aunque aún no existen consensos sobre la naturaleza, organización y funciones de este nuevo órgano del Estado, está claro que la competencia central, según se sustrae del contenido de los planteamientos, sería el control ciudadano sobre la gestión de las entidades públicas y sobre el ejercicio de la función pública. Y esta experiencia tampoco es nueva en la región. El Estado ecuatoriano tiene este órgano bajo el nombre de Función de Participación Ciudadana y Transparencia13 para promover la El Estado ecuatoriano, seg’n dispone su Constitución, está compuesto de cinco órganos, los mismos que son llamados funciones. Estas son: Función Legislativa, Función Ejecutiva, Función

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iscalización sobre las instituciones públicas y privadas que presten servicios públicos. Al mismo tiempo, es el ente dinamizador de la participación ciudadana y promotor del cumplimiento de los derechos humanos. Las propuestas que demanda la creación del nuevo órgano denominado “Poder Popular” no es ningún capricho. Es consecuencia del lacerante divorcio que existe entre el Estado y la sociedad, dejando la cosa pública en manos de un reducido grupo de técnicos políticos, cuyas historias personales indican un desprecio por el bien común y una recargada avaricia insensible. Por tanto, considerar y darle cuerpo a esta propuesta es y será una actitud básica de inteligencia democrática. Sería suicida continuar pensado y gestionando el Estado, y gobernando al pueblo hondureño, sólo con instrumentos políticos ideados en la Europa nórdica de hace dos siglos. La base demográica del país ha crecido y demandan el cumplimiento de sus derechos, y el Estado aparente, incluso si funcionasen a tope sus aparatos decimonónicos, es incapaz de satisfacer a la multitud que exige derechos y cualidad de ciudadanía plena. 4. Hacia la recuperación de los bienes comunes Las demandas aglutinadoras de movimientos sociales, indígenas/ negros, campesinos y citadinos, en Latinoamérica del siglo XXI, es la defensa y la recuperación de la propiedad de los bienes comunes naturales (mal llamados recursos naturales) transferidos durante la larga noche neoliberal a las corporaciones privadas. Desde la Patagonia, pasando por Los Andes y Mesoamérica, hasta las tierras mexicanas la defensa del agua, tierra, bosques y playas aglutina y moviliza a las poblaciones, superando incluso diferencias ideológicas y religiosas. En buena medida, los procesos constituyentes en proceso de implementación en América del Sur fueron y son dinamizados por Judicial y Justicia )ndígena, Función de Participación Ciudadana y Transparencia y Función Electoral.

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la demanda del control de la propiedad y gestión pública de los bienes comunes. Y Honduras no es la excepción. Las y los hondureños que plantean propuestas básicas para la construcción del nuevo país tienen identiicados, como agenda para el debate en la Asamblea Constituyente, la propiedad y gestión de los bienes comunes: agua, tierra, bosques, playas, yacimientos mineros, espectro radioeléctrico y otros. Las propuestas no giran sobre cuánto deben pagar las empresas privadas concesionarias, sino sobre quién es el dueño soberano y cómo se deben administrar dichos bienes. Sin necesidad de realizar esfuerzos sociológicos para un análisis del discurso, las propuestas son claras: el control de los bienes comunes signiica soberanía y dignidad de un pueblo. Honduras, en sus casi dos siglos de vida republicana, vio desilar sistemáticamente sus bienes comunes hacia el exterior a cambio de promesas de paz, progreso y desarrollo que jamás llegaron. A tal grado que, ahora, el país casi bicentenario mira a sus adentros y sólo encuentra, como herencia del progreso, ingentes cantidades de desechos ambientales, tierras inservibles, ríos y playas contaminadas o muertas, gente empobrecida desechada por el inexistente mercado laboral huyendo hacia el exterior, mercaderes de oxígeno y agua al acecho para alambrar las tierras, y un evidente destino climático nefasto. Es en este contexto histórico y climático que se debe debatir y replantear el control y la administración de los bienes comunes, movido más por el instinto de sobrevivencia que por prejuicios ideológicos. El país, por su condición rural agrario pre moderno, depende casi exclusivamente de los bienes comunes naturales. Y quien controle dichos bienes, en un sistema-mundo-occidental en crisis, en un planeta que perdió su autoregulación climática, tendrá la potestad de decidir de ¿quiénes tienen derecho a sobrevivir y quiénes no? En este sentido el control y la administración pública y comunitaria de los bienes comunes, en Honduras, es cuestión de vida o muerte para 140


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las presentes y futuras generaciones. En otras palabras, el control y cuidado de las cuencas hídricas, los bosques y la tierra, se constituyen en la tabla de salvación para un país presagiado a perecer en el siglo XXI. Otra razón, no menos trascendental, para plantear la recuperación y el control de los bienes comunes es la búsqueda del sentido de identidad como pueblo. El atroiado orgullo colectivo, que subyace bajo las cenizas de la condición de colinialidad, impulsa la demanda de la recuperación de los bienes comunes porque sólo un pueblo que posee y ejerce soberanía sobre sus bienes puede sentirse orgulloso y con capacidad para emprender su futuro postergado, apostando incluso lo cierto por lo incierto desconocido. He aquí el porqué esta demanda es medular en el proceso refundacional para el reencuentro y la descolonización hondureña. El control y la administración pública de los bienes comunes es el núcleo de la identidad hondureña como pueblo. En este sentido, los ocho pueblos indígenas reunidos en asamblea en San Juan, Tela, en febrero de 2010 proponen: “El agua debe ser de propiedad pública. Gestionada y administrada por las comunidades beneiciarias, nunca por intereses privados. Los bosques y los ecosistemas deben ser protegidos y gestionados en beneicio de las comunidades usuarias. La asamblea propone la prohibición de las concesiones mineras. En estos y otros casos, se debe garantizar el derecho de la consulta previa a las comunidades afectadas”. De manera similar, en Santa Rosa de Copán, en diciembre de 2010, colectivos del Frente Nacional de Resistencia Popular de la zona occidental del país platean: “Recuperación de la propiedad y administración pública de los recursos naturales. Prohibición de nuevas concesiones a manos privadas. Participación y beneicio comunitario y público del manejo de los recursos naturales. Prohibición de la minería a cielo abierto. 141


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Nuevo ordenamiento territorial según la vocación productiva de cada región del país. Recuperación del dominio del espectro radioeléctrico y promoción de la comunicación alternativa comunitaria”. El bien mayor, dentro de los bienes comunes, es el agua. Especialmente en Honduras, país con grandes caudales de agua dulce, pero mal distribuidos y contaminados14. En los últimos años, diversas cuencas hídricas fueron concesionadas, hasta por más de 40 años, a empresas privadas para la generación de energía hidroeléctrica, bajo el justiicativo de “producción de energía limpia”, pero, lo cierto es que son las mismas empresas de termoeléctrica quienes ahora prometen invertir en energía limpia. Estas concesiones afectan directa o indirectamente a campesinos e indígenas que mantienen el mercado interno con su sacriicada producción agrícola. Estas concesiones y otras concesiones sobre bosques y suelos presagian un nefasto destino sediento al pueblo hondureño en un futuro muy próximo. Para nadie es novedad que la biopolítica mundial emprendida por las corporaciones privadas consiste en reducir a su mínima cantidad el agua limpia (mediante la contaminación sistemática de los cuerpos de agua), para luego ellos apropiarse de este bien y decidir quién debe vivir o perecer de sed. En la actualidad, mientras se transieren las cuencas hídricas a las empresas privadas, ciudades como Tegucigalpa o San Pedro Sula consumen agua entubada o en pipas a costos elevadísimos15, y (onduras cuenta con un total de cuencas hidrográficas, incluyendo las de las islas, y se encuentra ubicada en la región tropical lluviosa del planeta. Seg’n el balance hídrico de (onduras CEDEX, , se reportó un caudal medio de descarga de . x m /s, y una dotación per cápita de . x m /año, con una precipitación media de , mm/año en el país ENCC, : . Pero, la ausencia de una gestión y cuidado adecuado de este bien, hace que las y los hondureños en las ciudades soporten escasez, y que quienes accedan al agua, en su mayoría no cuentan con agua limpia. En , el periódico Mundo publicaba una entrevista al ex Gerente del Servicio Autónomo Nacional de Agua y Alcantarillados SANAA con los siguientes datos: Si uno vive en una colonia rica de Tegucigalpa, y está conectado a la red del SANAA, paga el equivalente de . euros por metro cúbico de agua. Pero, quienes viven en colonias marginales, fuera de la Red del SANAA, tienen que comprar el agua a un camión, pagando el equivalente a euros, y por un mal servicio www.elmundo.es, / / .

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las experiencias ejemplares de servicios comunitarios de agua, como son los comités de agua, son abandonadas a su suerte.16 ¿Por qué esta patológica conducta suicida en un país en el que recurrentemente han fracasado los procesos de transformación (desarrollo) bajo la hegemonía del sector privado? Por si esto fuera poco, el dictador Roberto Micheletti promulgó una Ley General de Agua (2009) que abre todas las compuertas para la privatización del servicio de agua y saneamiento. La misma suerte corre el agua utilizado para el cultivo agrícola al quedar establecido el manejo de las cuencas hídricas bajo la primacía del sector empresarial del país. Ante estas circunstancias, y las amenazas de los conlictos por agua aún impredecibles, se plantea la necesidad de la constitucionalización del agua como una propiedad pública e intransferible, administrada y cuidada tanto por el sector público, como por las comunidades. Además, está el planteamiento de la propuesta de la generación de energía hidroeléctrica por las mismas comunidades en alianza con el Estado y el sector privado, puesto que los contratos de transferencia de las cuencas a manos privadas para la generación de energía indican que “el Estado avalará a las empresas privadas para los préstamos de inanciamiento que éstos requieran para los proyectos”. Con los bosques ocurre situación similar. El país, por su condición geográica y climática es mayoritariamente de vocación forestal17. Sin Mientras en el país se promueve la municipalización del servicio de agua y alcantarillado para después transferir a empresas privadas, como es el caso de la Municipalidad de San Pedro Sula , se obvia por completo los servicios comunitarios de sistema de agua. Seg’n la investigación, Agua como derecho humano en (onduras y efectos de la privatización , financiada por la organización Pan para el Mundo, en , en (onduras existen mil sistemas de servicio de agua, de los cuales . juntas de agua están formalmente constituidas. Y, seg’n éste y otros estudios, los servicios comunitarios de agua en Honduras fueron y aún son referentes para la comunidad internacional en que a gestión democrática de agua se refiere.

Seg’n el documento Estrategia Nacional de Cambio Climático de (onduras, el % del territorio nacional es de vocación forestal. Mientras que sólo entre el . y el % del territorio posee vocación agrícola. Sin embargo, para se estableció que el . % del territorio nacional se dedicaba a la actividad agropecuaria, y el º. %, para actividades agrícolas. ENCC, : .

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embargo, los bosques se encuentran bajo el dominio privado, y en el caso de áreas protegidas o no la actividad ilegal de la madera es un común denominador. En los últimos años, las comunidades campesinas asentadas en territorios bajo título de propiedad comunitaria, son asediadas por mercaderes de carbono que buscan comercializar la actividad de la fotosíntesis de las plantas, para inyectar activos frescos al sistema inanciero mundial en crisis, y en un planeta recargado de dióxido de carbono. Las comunidades campesinas y pueblos indígenas conciben los bosques y las cuencas hídricas como un solo ecosistema, por ello plantean la recuperación y la gestión/cuidado comunitario de estos bienes para garantizar una Honduras habitable para todas y todos. La recuperación de la propiedad de los bienes comunes no es asunto de ideología política para dichas comunidades. Es cuestión de vida o muerte, y en beneicio de todos/as. Respecto a la administración de los yacimientos mineros, la posición es clara. No platean la expulsión de las empresas mineras del país.18 Lo que proponen es que esta actividad sea ambientalmente coherente y socialmente responsable. Es inamisible que durante la Colonia española la actividad minera privada haya pagado el quinto real (20%) en impuestos a la Corona, y, ahora, no pague ni el 3% en impuestos al Estado.19 Sobre todo durante esta primavera alarga los Seg’n el libro Minería en (onduras, publicado en por ASONOG, en (onduras, desde , se han otorgado concesiones mineras, de las cuales, para , estaban en exploración y en explotación. De cada km del territorio nacional, están concesionados para la explotación minera. La mayoría de estas concesiones son para minas a cielo abierto que utilizan cianuro , método altamente letal para el ambiente, la gente y su cultura. La misma publicación señala que en los ’ltimos años, las empresas ganaron . millones de lempiras, y sólo entregaron al país en impuestos millones de lempiras. Es decir, de cada lempiras que ganan, sólo dejan al país. ASONOG, En los años del siglo X)X, (onduras recibió alrededor del % de las ganancias por exportaciones de la plata extraída de la mina El Mochito. Pero, al inicio de los del siglo XX, la suma total por las exportaciones minerales aportó con menos del % al P)B, y menos del . % al empleo en (onduras. OXFAN, : . Para , seg’n reportes del Banco Central de (onduras, la actividad minera representa el . % del P)B. Las remesas enviadas por emigrantes hondureños en el exterior son veces más grandes que los ingresos económicos

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minerales en el mercado internacional. Las empresas mineras deciden en Honduras dónde explotar los yacimientos y con qué tecnología, cuidando su rentabilidad, mínimamente el Estado debería cuidar en sacar el mayor beneicio público posible, con el menor costo socioambiental, de esta actividad. Otro factor, que justiica el debate de la naturaleza de la actividad minera en el marco del proceso constituyente, es la contaminación irresponsable de los cuerpos de agua por la minería, su secuela en la producción agropecuaria y en la salud de las diferentes formas de vida. Existe un rechazo rotundo a las actividades mineras a cielo abierto, porque los impactos socioambientales son inmensamente mayores que los reducidos beneicios económicos dejados para el país. Con respecto al espectro radioeléctrico se propone que el Estado recupere el control sobre este bien común, y que promueva iniciativas de comunicación comunitaria y alternativa. Actualmente en Honduras es casi imposible acceder a un permiso para el funcionamiento y transmisión de un medio de comunicación comunitaria, mientras las empresas privadas controlan casi la totalidad del sistema informativo del país.20 De esta manera, el cerco mediático es sólo consecuencia de esta pérdida de la soberanía del Estado sobre el espectro radioeléctrico. Convirtiéndose los sistemas de información en efectivos instrumentos del neocolonialismo externo e interno. Los sectores que plantean la recuperación de este bien común, son conscientes de que mientras el pueblo organizado no tenga posibilidad de promover su sistema de comunicación propio, acelerar el proceso de las transformaciones estructurales en el país será bastante difícil21. generados por las empresas mineras. ¿En qué mentalidad cabe asumir costos socioambientales y culturales irreversibles a cambio de un insignificante ingreso económico?

En (onduras sólo operan cerca de radios comunitarias porque las barreras tanto para la concesión de frecuencia, como para su funcionamiento, son tremendamente engorrosas. Mientras un grupo de empresarios controla casi todo el espectro radioeléctrico del país.

Una experiencia legislativa que puede servir de referencia para (onduras es Argentina. En el Congreso Nacional de la Rep’blica Argentina sancionó una Ley de Comunicaciones

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El derecho de consulta previa es otra de las propuestas presentadas, porque la mayoría de los bienes comunes apetecidos por el mercado y el interés privado se encuentran en territorios asentados por pueblos indígenas y comunidades campesinas. El cumplimiento de este derecho de los pueblos indígenas, contenido en el Convenio 169° de la Organización Internacional del Trabajo, ratiicado y convertido en ley nacional por Honduras, es una obligación estatal tanto de cara al país como a la comunidad internacional. Los pueblos indígenas amenazados o afectados por obras y proyectos de “desarrollo” tienen que ser consultados previamente mediante mecanismos jurídicos y democráticamente válidos. 5. Hacia una economía diversiicada y solidaria La exclusión de amplias mayorías en Honduras no sólo se materializa en la marginación política de los espacios de participación decisiva en los asuntos y niveles de gobierno, sino, ante todo, la exclusión se materializa en el empobrecimiento permanente y creciente de hondureñas y hondureños que sobreviven sin derecho a tener derechos económicos, sociales y culturales. Diferentes modelos económicos fueron y son ensayados en Honduras, pero ninguno de éstos permitió el fortalecimiento económico estatal, mucho menos promovió la distribución equitativa de bienes y servicios. Más por el contrario aianzó las inequidades de derechos, oportunidad y resultados con las que nació Honduras como república. De este modo, los modelos económicos, en buena medida sólo sirvieron para enriquecer a los ricos a costa del empobrecimiento desgarrador de las mayorías. A tal grado que investigadores como Marvin Barahona sostienen que Honduras durante toda su historia Audiovisuales en el que establece que del 100% del espectro radioeléctrico, por lo menos el % se reserva para organizaciones sin fines de lucro. Además, establece que a ning’n operador se le permitirá que dé servicio a más del % del total de la población nacional. El sector privado sólo puede disponer hasta del % del espectro radioeléctrico. El % de los programas en los servicios audiovisuales de señal abierta tiene que ser de producción nacional. Se crea un Defensor P’blico para servicios de comunicación audiovisual. http://www.infoleg. gov.ar/infoleg)nternet/anexos/ / /norma.htm

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republicana construyó y aianzó la cultura de la pobreza como una cultura (identidad) nacional (BARAHONA, 1996). Para comprender las causas y el entramado del empobrecimiento no se requiere contar con privilegiados conocimientos en economía. Los sectores, que desde su condición de exclusión económica plantean propuestas económicas con visión de país, son conscientes que no ha existido en el país ninguna política económica genuina pensada y aplicada desde Honduras, por y para la diversa realidad del país. Todos los ensayos de modelos económicos fracasaron en la historia del país, porque fueron mal copiados de otros países o redactados en gabinetes de consultores privados y aplicados como “recetas para países enfermos”. Y estas recetas provenientes de gabinetes de consultores privados, inanciados por los grupos inancieros internacionales, estaban hechas para preservar y garantizar los intereses privados o públicos de poderes extranjeros. Es decir, para saquear los bienes comunes del país, ocupar su territorio militarmente, explotar a su población como cuerpos desechables en las bananeras, maquilas y “ciudades modelo”, y convertir al país en un garantizado corredor del narcotráico hacia el Norte. Por ello, en el marco de un proceso constituyente, las propuestas económicas planteadas desde las montañas y playas de la Honduras profunda, apuntan a la construcción de un modelo propio que responda a la diversidad material y simbólica del país. El capitalismo privado, ni el capitalismo estatal funcionaron, ni funcionarán en Honduras, porque la realidad del país es mucho más diversa que individuos egoístas, compitiendo entre sí o proletarios vendiendo su fuerza de trabajo en las industrias. En Honduras del siglo XXI conviven el arado egipcio con bueyes (del siglo IV a.C.) y el tractor a combustión, pasando por el uso del machete que vino con la invasión española. En otras palabras, la propuesta económica para la nueva Honduras tiene que considerar estas diferentes prácticas económicas que se realizan simultáneamente 147


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en el país condicionado por su diversidad social y cultural. Honduras no es Inglaterra, ni los EEUU para aplicarle irrelexiva y frenéticamente modelos ideados para dichas sociedades. Es más, ni siquiera en aquellos países se aplica tanto liberalismo de mercado sin control como en Honduras. Por eso el Frente Nacional de Resistencia Popular del occidente del país propone una economía diversiicada: “Una economía diversiicada y complementaria. El Estado debe promover la pequeña y mediana empresa, los emprendimientos comunitarios y campesinos. La iniciativa privada debe estar bajo el rol protagónico del Estado en la actividad económica”. Los pueblos indígenas reunidos en asamblea, por su parte plantean una economía plural, que responda a la diversidad cultural en los siguientes términos: “La economía del país debe estar fundamentada en la pluralidad de cosmovisiones de los pueblos indígenas y negros. Se plantea la propiedad y producción comunitaria por encima de los intereses individuales”. Lencas y campesinos de Lempira, desde su condición de máxima exclusión y empobrecimiento demandan la construcción de una economía solidaria y corresponsable en la diversidad: “El modelo económico del Estado es solidario (…) y comunitario. Debe promover la pequeña y mediana empresa comunitaria. La empresa privada, nacional e internacional, debe estar sujeta a las leyes nacionales. (…) Se debe crear una ley tributaria que asegure la recaudación y administración transparente de los impuestos orientados al desarrollo comunitario”. Economía plural y diversiicada. Esta propuesta económica corresponde a la realidad diversa de la actividad económica de un país y supera el dogmático monismo económico excluyente entre capitalismo o socialismo. Ya se insinuó en líneas anteriores que Honduras, por sus 148


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condiciones socioculturales estructurales, no puede ser ni capitalista, ni socialista. Y es más, el mismo concepto ilusorio de “desarrollo” perseguido por ambos modelos, no sólo está en entredicho, sino en crisis terminal ante las limitaciones materiales de la Madre Tierra para corresponder a la avaricia individual o estatal. Por ello, la economía plural y diversiicada consiste en promover simultáneamente los diferentes modelos económicos (estatal, comunitario, privado, campesino, etc.) orientados siempre por el bienestar integral de la comunidad y en equilibrio con la dinámica de la Madre Tierra. En una economía diversiicada no sólo se requiere la interacción de las diferentes iniciativas económicas, sino, sobre todo, el fortalecimiento del rol protagónico del Estado como dinamizador y planiicador de la economía del país, pero no como el ente monopólico del quehacer económico como plantea la ortodoxia marxista. Pero, tampoco es una economía de patrones, como es el modelo neoliberal. La economía plural diversiicada es una economía de socios (privados, públicos, comunitarios, campesinos, indígenas, mujeres, etc.) centrado en el ser humano y en el cuidado de la Madre Tierra según su vocación y capacidad regenerativa. Las comunidades campesinas, indígenas y negras, las familias en los barrios marginales, las mujeres organizadas, etc. tienen capacidad para producir e intercambiar bienes y servicios. En la Honduras profunda, las grandes mayorías empobrecidas sobreviven sin Estado y sin empresa privada interactuando económicamente en lo cotidiano. Entonces, no se necesita inventar fórmulas para crear y promover la iniciativa productiva local comunitaria. Lo más valioso está allí: la experiencia y la predisposición de las y los actores económicos. Sólo falta un ente estatal, con una política pública deinida y permanente, que visibilice dichas iniciativas y las promueva técnica y inancieramente. En Honduras subsisten aún las empresas públicas, incluso muy a pesar de ser botines de los partidos políticos o de agentes de golpes 149


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de Estado. Estas empresas tienen que ser puriicadas y dinamizadas para que estén en condiciones de competir en la prestación de bienes y servicios con calidad en el país. ¿Por qué no pueden las empresas públicas, bajo el control social, invertir y emprender proyectos hidroeléctricos, camineros, inancieros y de comercialización de la producción agropecuaria? ¿Por qué las actividades de agro exportación, banca nacional, comercio internacional, etc. tienen que estar necesariamente en manos privadas? Si el asunto es inanciamiento, ¿acaso las empresas privadas no trabajan con préstamos inancieros? O si es asunto de personal cualiicado, ¿acaso la empresa privada en Honduras no es dinamizada por hondureños/as? Economías comunitarias. Los mercados locales, en las diferentes ciudades y municipios de Honduras, son proveídos por productores locales. Es decir, la producción comunitaria es la que, en buena medida, alimenta a Honduras. Las empresas privadas, en su mayoría, producen para exportar y “generar divisas”. En este sentido es falso airmar que es la inversión privada la que sostiene a Honduras. Es la actividad económica, no registrada en el PIB nacional, de las comunidades campesinas, indígenas y negras la que garantiza “el pan diario” en el país. En este sentido, el proceso constituyente tiene que lograr visibilizar a estos actores económicos claves, y garantizar, mediante la nueva Constitución Política, el establecimiento y promoción de unidades de producción comunitaria en diferentes rincones del país para transitar a una soberanía alimentaria. Irrisoriamente Honduras, siendo un país de campesinos/as, importa granos producidos y comercializados por corporaciones de terratenientes en otros continentes. Estas importaciones, lejos de resolver el hiriente problema del hambre lo que hace es destruir por completo la posibilidad de la producción local y acelerar el crepitante colapso del país. ¿Cómo lorecieron las milenarias civilizaciones que cohabitaron en estas tierras hace un poco más de cinco siglos? 150


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Para impulsar las unidades empresariales de producción comunitaria en diferentes rubros, y garantizar la soberanía alimentaria en el país, no se requiere acudir a manuales foráneos. Suiciente mirar hacia la Honduras profunda y sus historias inconclusas. Experiencias comunitarias, militarmente abortadas, como el caso de La Isleta son testimonios pedagógicos que aleccionan de que sí es posible y viable una economía comunitaria a la par de otros tipos de iniciativas económicas. Pero para ello, el nuevo Estado tiene que creer en los suyos y estar convencido de que el invencible empobrecimiento, sólo es posible vencerlo democratizando la economía mediante economías comunitarias. Los EEUU, que tanto ilusiona a la población hondureña, protege y promueve inanciera y jurídicamente a sus productores agropecuarios, ¿por qué será? Economía privada controlada. En un sistema de economía plural es importante crear las condiciones para el desenvolvimiento de la iniciativa económica privada. Pero la economía de un país no puede ser pensado sólo para velar los intereses y las utilidades de las empresas privadas. Mucho menos, la economía de un país puede, ni debe centrarse únicamente en la dinámica del libre mercado sin control. Las nefastas consecuencias de la globocolonización del neoliberalismo son más que evidentes en un sistema-mundo-occidental-capitalista, ahora, en crisis y sin luces de ninguna parte. Honduras tiene que aprender de sus fallidos intentos económicos. El abrir por completo las fronteras del país, y dejar hacer y dejar pasar, en lugar de frenar el atraso y empobrecimiento, acelera y amplía la miseria y aianza la brecha entre ricos y empobrecidos. Está demostrado en el mundo actual que “la mano invisible” del mercado que planteara Adam Smith (siglo XVIII) fue y es una quimera. El libre mercado no se mueve por una actitud de solidaridad encubierta de los actores económicos, sino que desinhibe el egoísmo y destruye a su paso cualquier intento de solidaridad. La Honduras empobrecida hasta el desprecio, desintegrada socialmente, con el costo sociocultural y ambiental a cuestas, y sin una identidad, ni orgullo nacional, tiene 151


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que entender que es urgente ponerle límites a la voracidad del libre mercado. La “mano invisible” del mercado no ha funcionado en el mundo, y Honduras no será una excepción. Aquí la empresa privada funciona subvencionada por el Estado mediante las exoneraciones. Las amenazas inmorales de las y los apologetas y promotores del libre mercado en Honduras son: “si se intenta poner límites o se quitan las medidas favorables a las empresas privadas, éstas se irán del país, y no vendrán otras”. La historia desmiente esta mentirosa amenaza asumida como válida en sociedades desinformadas. Los apologetas de la religión del libre mercado dijeron lo mismo en Argentina, Ecuador, Venezuela y Bolivia, pero, por instinto de sobrevivencia, estos países aplicaron medidas para controlar la actividad económica del libre mercado, y planiicaron sus economías con un fuerte y dinámico rol estatal y comunitario, las empresas se quedaron (y siguen teniendo utilidades), y estos países avanzan en la redistribución de bienes y servicios. Según informes de CEPAL, 2011, en la última década en América del Sur, la pobreza retrocedió en 17%, mientras que la Honduras del libertinaje mercantil se descompone como Estado y sociedad carcomida por el empobrecimiento y la violencia. Según el Foro Social de Deuda Externa y Desarrollo de Honduras (FOSDEH), el 10% de los hogares más ricos destina únicamente el 19% de sus ingresos al pago de impuestos, mientras que el 10% de los hogares más pobres destina el 41.1%. Otro dato vergonzoso es que, en el período 2001-2007, se estima que el sector empresarial se ha beneiciado de 40 mil millones de lempiras en concepto de exoneraciones iscales. Sin contar las evasiones tributarias. En el mismo período, los pagos acumulados por Impuesto sobre la Renta por personas jurídicas fueron de 25 mil millones de lempiras. ¡El Estado hondureño regala al empresario 1 lempira para posteriormente recaudar 62 centavos de lempira! Las empresas grandes no sólo que no pagan impuestos, sino que obtienen regalías de un Estado que subsiste gracias al sistema impositivo indirecto. (FOSDEH, 2011).

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Son este tipo de desórdenes económicos que deben de ser contralados por el Estado mediante leyes claras y precisas de control de mercado. Para ello no es necesario prohibir la iniciativa empresarial privada, suiciente con tener los mecanismos eicientes para promover la inversión privada en el país, pero con reglas y mecanismos claros y honestos que beneicien no sólo al sector privado, sino también al Estado. En otros términos, el control de la empresa privada pasa por normar el desenfreno de la usura, cortar la subvención estatal a la iniciativa privada y obligar a que ésta pague impuestos, sancionando ejemplarmente la evasión tributaria, y castigar la competencia desleal entre los actores económicos. Pero, nuevamente, este cambio no será sólo cuestión de un nuevo ordenamiento jurídico, sino, sobre todo, de una nueva arquitectura institucional que diseñe e implemente nuevas políticas públicas, y esta, a su vez, depende de una nueva actitud corresponsable de las y los integrantes de la sociedad, ya sea como actores y/o iscalizadores de la actividad económica del país. Economía solidaria centrada en la vida. El libre mercado, en su versión neoliberal para la colonización global, ha recrudecido la economía centrada en la competencia burda para la desenfrenada usura. Para este in, convirtió a los actores económicos en enemigos entre sí. Pero este sistema económico padece una crisis profunda producto de sus contradicciones internas nucleares. La crisis actual del sistema-mundo-occidental no es producto de la ineptitud de los actores económicos llamados a competir entre sí. Mientras hubiera recursos naturales (bienes comunes) que saquear, hidrocarburos disponibles que explotar y espacio atmosférico dónde depositar la polución, siempre fue posible la competencia para el “progreso ininito”. Pero, justamente es todo esto que se agota en el planeta de manera irremediable. ¿Cómo hacer posible el progreso ininito con bienes 153


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comunes initos y/o agotados? ¿Cómo acelerar la industrialización con fuentes petroleras en declive en un planeta impredecible que perdió su capacidad de autorregulación climática? La competencia era “sostenible” cuando los actores eran reducidos en número. Pero, ahora, los actores en competencia se han multiplicado, y los bienes a capitalizables en el planeta, en lugar de acrecentarse, se reducen irremediablemente. Ante estas contradicciones internas, los actores de la economía dieron el salto hacia la economía virtual. Pero, sin querer, en un sistema de libre mercado, la competencia brutal los llevó a un salto al vacío, y, ahora, se llevan consigo a todo el planeta. Intentan capitalizar el agua dulce y la actividad de la fotosíntesis de los bosques, como activos frescos para el sistema inanciero, pero estos bienes son igual de limitados. En este contexto, el instinto de sobrevivencia no sólo obliga a la racionalidad humana a controlar y planiicar el libre mercado, sino a promover la cooperación en lugar de la competencia como un valor ético esencial para la sobrevivencia humana. En países empobrecidos como Honduras es un imperativo ético urgente promover una economía solidaria centrada en el cuidado de la vida, en sus diferentes formas, incluyendo la dinámica de los tiempos de regeneración de la Madre Tierra. Erróneamente el humanismo inculcó la humanidad como centro de la realidad. De allí, el salto hacia el antropocentrismo, y de éste hacia el individualismo desconectado y suicida, fue cuestión sólo de años. Las condiciones actuales del planeta nos obligan a pensar un sistema económico centrado en la solidaridad recíproca de la vida. La solidaridad no está centrada sólo en la redistribución de la riqueza y los bienes hacia los humanos que más necesitan, sino simultáneamente a esto se tiene que promover una nueva ética del cuidado de la vida en sus diferentes formas. De esta ética ecológica

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y económica depende el equilibrio planetario que posibilita las condiciones adecuadas para la permanencia de la vida. Otros dos factores que debe considerarse en el planteamiento de la economía plural en Honduras es la actividad del narcotráico que mantiene a lote la economía del país, incluso con un Estado aparente irrelevante, y los impactos negativos del cambio climático que representará pérdidas anuales, para año 2025, hasta del 5% del PIB para países vulnerables como Honduras. Cómo regularizar la millonaria economía sumergida del narcotráico para que no ponga en peligro los intentos del nuevo orden económico del país, es una interrogante inevitable para el proceso constituyente en marcha. Honduras debe liberarse del neocolonialismo económico que padece bajo la dictadura de grupos inancieros como el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). No sólo de las recetas de “buena” muerte, como son las cartas de intenciones con estos grupos, sino incluso de la metodología utilizada para medir los “avances” económicos del país centrado en la medición del PIB. Hasta suena una burla que cada año se publicite el crecimiento económico hondureño, mientras el retroceso del país hacia la miseria se generaliza. ¿Qué mide el PIB, el crecimiento del patrimonio de las empresas privadas exoneradas de impuestos o la realidad económica del país? Ningún país en América Latina ha superado el empobrecimiento con las recetas económicas de los grupos inancieros. Más por el contrario, Argentina, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia y otros, comenzaron a sentir los impactos de la redistribución de la riqueza una vez que los gobiernos de dichos países se independizaron de las recetas del FMI. 6. Redistribución de la tierra y soberanía alimentaria Según informaciones de la plataforma interinstitucional Vamos al Grano, el 1% de los productores acapara la tercera parte de las tierras fértiles del país. Mientras 375 mil pequeños agricultores/as carecen de tierras para cultivar. Además, cerca del 75% de los productos agropecuarios nacionales que el país consume, lo producen las y los 155


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pequeños productores agrarios. Las grandes empresas agropecuarias producen para exportar, sin dejar mayores beneicios para el país.22 El principal problema agrario del país es que unos pocos acaparan grandes extensiones de tierras de cultivo, muchas veces improductivas (latifundios), y la gran mayoría del campesinado escarba retazos de metros de tierra (minifundios) para alimentar el mercado nacional. Esta inmoral distribución y tenencia de la tierra es la expresión de la voluntad política de las élites de terratenientes que hicieron del Estado aparente un instrumento jurídico para acumular tierras. Todos los intentos de reformas agrarias que priorizaban la redistribución de las tierras fueron sistemáticamente truncados. En el siglo XVI, cuando la Corona española, mediante la Ley de Indias, reconoció el derecho a la tierra de los pueblos indígenas en el “nuevo mundo”, los usurpadores de estas tierras hicieron caso omiso de aquella Ley. Luego, con el proceso de “independencia”, en el siglo XIX, se abolió la esclavitud y se abogó por el derecho a la tierra de las y los campesinos e indígenas, pero estas iniciativas también fueron truncadas por los nuevos patrones criollos y mestizos. En los siglos XIX y XX hubo varios intentos de redistribución de las tierras. Muestra de ello fue la inconclusa reforma agraria de 1962 que deinió el carácter colectivo de las tierras en manos del campesinado. Pero esta reforma postergó la tecniicación, los mercados, el inanciamiento, las redes camineras, etc. del agro. Entonces, el agro continuó postergado, y el campesinado, empobrecido. Las condiciones de necesidad del campesinado fueron capitalizadas por los nuevos y viejos terratenientes, quienes, amparándose en la Ley para la Modernización y Desarrollo Agrícola, de 1992, que permite la individualización de los títulos colectivos, y aprovechando la situación de necesidad económica de las y los campesinos, acumularon nuevamente las tierras cultivables en el país. Convirtiendo a sus Véase, http://www.vamosalgrano.org/honduras

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antiguos propietarios en peones sin tierra, o, en muchos casos, expulsándolos hacia las ciudades a suplicar limosnas. Esta situación de la inmoral distribución de la tierra en el país se agrava por las permanentes asechanzas de la hambruna mundial promovidas por las corporaciones de multinacionales que monopolizan todo el proceso de producción y comercialización de la comida en el planeta. Frente a esta situación, y en un país con mayoría de su población en el área rural, las y los representantes de los colectivos del Frente Nacional de Resistencia Popular de la zona occidental del país proponen: “Recuperación y redistribución de las tierras con carácter colectivo para las comunidades campesinas e indígenas que carezcan de ella. Fijar un límite al tamaño de la propiedad agrícola. Reversión de los latifundios. Promover la agricultura campesina/indígena para garantizar la soberanía alimentaria del país, libre de transgénicos”. Por su parte, representantes de los diferentes pueblos indígenas y negros del país, víctimas de la privatización y acaparamiento de las tierras de cultivo plantean: “Se plantea el reconocimiento, regularización y titulación de las tierras ocupadas por comunidades indígenas y negras. En dichas tierras, el Estado debe garantizar el fortalecimiento de las instituciones indígenas y negras”. Las y los participantes en las diferentes caminatas promovidas y organizadas por COPIHN plantean la Honduras que sueñan en los siguientes términos: “Una Honduras que tenga una revolución agraria, que reconozca los derechos culturales y territoriales de los pueblos indígenas y negros a la tierra. Que garantice una soberanía alimentaria libre de productos transgénicos”. Finalmente, el Frente Nacional de Resistencia Popular de Lempira, en su segunda asamblea departamental, plantea: 157


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“El Estado garantiza la distribución equitativa de la tierra con preferencia a comunidades campesinas e indígenas que carezcan de ella o la tenga insuiciente. Se prohíbe el latifundio. Se subsidia la agricultura comunitaria y originaria para garantizar la soberanía alimentaria”. Estas propuestas asumen el histórico problema irresuelto de la tenencia de la tierra con una óptica diferente. La tierra ya no es más vista únicamente como un asunto de redistribución de un bien por justicia social, sino como una cuestión de soberanía alimentaria y reconstitución identitaria para los pueblos indígenas y negros, verdaderas reservas morales en resistencia. La problemática de la tierra se plantea como un asunto de soberanía porque las y los campesinos, indígenas y afrohondureños saben por experiencia que no sólo han perdido sus tierras de cultivo, sino que, ahora, las corporaciones de agroindustriales deciden qué y cómo deben cultivar las pocas tierras para comer. Por eso la demanda de la redistribución equitativa de la tierra signiica la demanda de una soberanía alimentaria para aianzar la potestad y la identidad de los pueblos. Estas propuestas no plantean la tan difundida seguridad alimentaria que consiste en asegurar la comida sin considerar la inocuidad, el valor nutricional y las dimensiones socioculturales de la alimentación. El planteamiento de la redistribución de la tierra bajo la modalidad de títulos colectivos, sin excluir los títulos individuales, busca reconstituir la tierra y la identidad territorial de los pueblos campesinos, indígenas y negros. La recuperación de la tierra bajo la modalidad de título colectivo es un factor determinante para el aianzamiento de la identidad de las comunidades indígenas y negras. Por eso, una de las propuestas indica que en las tierras recuperadas el Estado debe promover la reconstitución y el fortalecimiento de instituciones indígenas, sean éstas culturales, espirituales, jurídicas, sociales, etc. 158


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El planteamiento de una política agrícola integral de alance nacional, según la vocación productiva de cada zona, implica asegurar inanciamiento, formación técnica, redes camineras y mercados internos para promover comunidades agrícolas productivas. Sin una política agrícola integral es imposible avanzar hacia la soberanía alimentaria con unidades comunitarias de producción agrícola. Es irracional seguir apostando como país exclusivamente a la agroexportación. Está demostrado que ni con las divisas generadas por el banano, el café, ni con las de la palma africana se ha logrado revertir la situación de empobrecimiento y desnutrición del país. Honduras nunca podrá ser soberana si no apuesta a una soberanía alimentaria promoviendo la producción comunitaria. 7. Ampliación de los derechos fundamentales Con la aceleración del proceso de la disolución de las instituciones estatales aparentes, incluso para los sectores sociales que se sentían con derechos medianamente garantizados, los mecanismos de exigibilidad y cumplimiento de los derechos humanos fundamentales reconocidos en el país ha colapsado. No sólo por la inoperancia y/o corrupción del sistema estatal llamado a garantizar dichos derechos, sino porque también la sensación de ausencia de derechos se ha apoderado de la población en el contexto de la incertidumbre generalizada. En los últimos años de la democracia formal, incluso con todas las limitaciones de esta, Honduras avanzó en el reconocimiento de los derechos humanos civiles y políticos, y sus correspondientes mecanismos jurídicos de exigibilidad. Pero incluso este mínimo avance ha colapsado con el advenimiento de la violencia generalizada producto de la ausencia estatal. Los derechos económicos, sociales y culturales, en países como Honduras, no pasaron de ser una demagogia jurídica. A estos derechos reconocidos en las constituciones políticas, desde mediados del siglo XX, nunca se los operativizó con mecanismos eicientes de exigibilidad, mucho menos con presupuesto inanciero, ni con 159


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defensores o abogados formados para defender estos derechos de segunda generación. El sistema judicial, y sus correspondientes actores técnicos, están formados para defender la libertad individual y el patrimonio civil, mas no para los derechos sociales, económicos y culturales. Por ello, estos derechos, sin presupuesto, sin abogados, sin mecanismos claros de exigibilidad y sin instituciones adecuadas, nunca se aianzaron en la sociedad hondureña. Los derechos humanos de tercera generación relativos a la solidaridad y a la autodeterminación de los pueblos aún son foráneos desconocidos en el ordenamiento jurídico del país. Estos derechos son reconocidos por la comunidad internacional occidental justamente ante el fracaso del individualismo metodológico, como el modo de entender y explicar la realidad de la convivencia social. Están basados en la comprensión de los derechos como realidades colectivas diferenciadas, y no únicamente individuales y uniformizantes. De allí viene el sustento ilosóico para el reconocimiento del derecho a la autodeterminación de los pueblos originarios. Reconocimiento, que en el caso hondureño, no pasa de un folclor jurídico inaplicable porque, tanto la ignorancia de la riqueza de la diversidad cultural, como el racismo, están institucionalizados. Por eso, las entidades estatales aparentes tratan a los pueblos indígenas (en proceso de reconstitución territorial y cultural) como sindicatos de campesinos, y las élites jurídicas, que ignoran la naturaleza y el contenido de estos derechos colectivos, ven fantasmas del comunismo en este comunitarismo ideológico de origen norteamericano. En cuanto a los derechos humanos de la cuarta generación, relativos al ambiente sano, acceso al agua y alcantarillado, la soberanía (alimentaria, energética, económica, etc.), etc., no sólo están ausentes en el ordenamiento jurídico, de primer y segundo orden, sino que forman parte de las aún “sospechosas” demandas irresueltas de las organizaciones sociales. Frente a esta demagogia jurídica sobre los derechos humanos que ha generado una sociedad sin conciencia de tener derecho a tener derechos y exigirlos, los sectores excluidos organizados comienzan 160


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a plantear el reconocimiento, exigibilidad y cumplimiento de los derechos de las diferentes generaciones. En muchos casos las demandas de la constitucionalización de los derechos de primera generación (civiles y políticos) y segunda generación (económicos, sociales y culturales) puede sonar incluso a reiteración, o cuando menos a ignorancia, porque los mismos, en su mayoría, ya están constitucionalizados, pero, la verdad es que para los sectores que proponen, estos derechos (reconocidos desde el siglo XX) siguen siendo aún desconocidos. Desde los espacios promovidos por COPIHN y asambleas del Frente Nacional de Resistencia Popular en la zona occidental del país se plantean, aparte de los derechos a la vida, a la salud, a la educación, a la libertad de conciencia, a la participación política económica y cultural, a la vivienda, a la organización, etc., se plantean otros como: Derecho al acceso al agua y alcantarillado. Este derecho es planteado como un derecho fundamental, ante las evidencias cotidianas de la mercantilización de este bien común. El acceso al agua limpia y al alcantarillado, como derecho fundamental, está relacionado en las propuestas con la propuesta de prohibición expresa en la nueva Constitución Política de la privatización de la propiedad y servicios de este bien, y la administración/cuidado público y comunitario. Es importante indicar que esta demanda no es únicamente una resonancia local del reconocimiento que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) hiciera, en 2010, de este bien como derecho humano, ni del neo constitucionalismo latinoamericano emergente, sino, ante todo, es un sentimiento aianzado por los conlictos actuales y potenciales sobre este bien. El acceso al agua es un derecho constitutivo de los demás derechos. De allí su importancia para constitucionalizarlo como tal y asegurar los respectivos mecanismos de exigibilidad para su cumplimiento. Derecho a un medio ambiente saludable. Esta demanda del reconocimiento constitucional del derecho a un medio ambiente 161


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saludable, surge desde espacios sociales que tienen interacción permanente con el mundo natural. Este derecho implica obligaciones estatales y de la población para el cuidado del medio ambiente que garanticen los procesos de regeneración natural o de remediación planiicada en su caso. Al igual que el derecho al agua, éste es otro derecho constitutivo de los demás derechos. Implícitamente ha sido reconocido en los convenios internacionales como un derecho fundamental, aunque en Latinoamérica ya varios países lo incorporaron expresamente en sus constituciones, con sus correspondientes mecanismos de exigibilidad. Derecho a la tierra y a la soberanía alimentaria. Esta demanda del acceso a la tierra como un derecho fundamental es explicable y justiicable desde los sujetos que la plantean. Son campesinos/as, indígenas y afrodescendientes, en su gran mayoría, los proponentes de esta demanda, y en su totalidad hacen una mayoría demográica del país cuya subsistencia depende directamente de la producción de la tierra. El derecho demandado del acceso a la tierra está relacionado directamente con el derecho de la soberanía alimentaria. Las y los proponentes saben que no es posible decidir libremente qué, cuándo y cómo producir sus alimentos si no está garantizado simultáneamente el acceso a la tierra como un derecho fundamental. Derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas y negros. Esta propuesta es planteada como un derecho colectivo que los pueblos indígenas tienen, amparados en las milenarias historias de sus ancestros y en el reconocimiento que la ONU hiciera en el Convenio Internacional número 169° de la Organización Internacional del Trabajo, en 1989, y en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, en 2007. La autodeterminación es la potestad que asiste a los pueblos para organizarse política y jurídicamente de forma autónoma. Los pueblos indígenas ejercen este derecho, bajo la soberanía estatal al que pertenecen, mediante la consolidación de procesos autonómicos. La autonomía de pueblos indígenas, en el marco de este derecho, 162


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implica autonomía política (nominar a sus autoridades), legislativa (elaborar sus propias leyes en el marco de su jurisdicción territorial y competencias establecidas en la Constitución Política), judicial (administración de justicia a base de sus propias ilosofías jurídicas), económica (gestionar y generar sus propios recursos) y administrativa (gestionar sus recursos). En las demandas de los pueblos indígenas y negros, en el marco del derecho a la autodeterminación, está bastante presente la demanda del reconocimiento del derecho a la consulta previa, como un derecho fundamental en casos de que obras y proyectos de “desarrollo” amenacen o afecten a sus tierras. El derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas está relacionado directamente con la reconstitución identitaria. En este sentido, el derecho a la autodeterminación constituye el derecho a la identidad cultural que asiste a los pueblos como un derecho fundamental. Derechos de la Tierra. Esta propuesta es planteada desde la asamblea de los pueblos indígenas y negros, y desde los espacios facilitados por COPIHN. Está relacionada directamente con el cuidado que el ser humano, y el propio Estado, debe de realizar con las dinámicas naturales y procesos regenerativos de la Tierra como un organismo. En otras palabras, según las propuestas emergentes, mucha de ellas todavía con contenidos elementales, este derecho es planteado, hasta ahora, más como una obligación humana que un derecho en sí del sujeto Tierra. El planteamiento de los derechos de la Madre Tierra (Bolivia) o de la Naturaleza (Ecuador) tiene que ver con la emergencia de un nuevo paradigma de comprensión y explicación de la realidad en la dinámica del nuevo constitucionalismo latinoamericano. En dichos países, con fuerte presencia activa de pueblos indígenas, se plantean los derechos de la Tierra como una superación del humanismo occidental y de su ilosofía jurídica antropocéntrica. La Tierra es asumida, no sólo como un superorganismo vivo, al estilo de los griegos antiguos, sino 163


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como una madre con derechos a la regeneración de sus ciclos vitales, a la restauración, a la dignidad y a la existencia. De la garantía y cumplimiento de los derechos de la Madre Tierra dependen todos los derechos humanos. En estas constituciones los derechos de la Tierra son asumidos como derechos constitutivos de los derechos humanos, y no únicamente como obligaciones humanas. La incorporación de estos y otros derechos en la Constitución Política como derechos fundamentales, con la amplia participación de la diversidad sociocultural del país, sentará en buena medida las bases jurídicas para el surgimiento de una ciudadanía hondureña fundada en derechos. Como ya se dijo anteriormente, en Honduras, la cualidad de ciudadanía no pasa de ser un mero registro administrativo porque las y los hondureños padecen un déicit crónico de sentido de derechos. Ante las instituciones del Estado aparente, las grandes mayorías se asumen como pordioseros sin derecho, clamando favores. Y con una ausencia de sentido de derechos es imposible fecundar ciudadanía. Mucho menos posibilitar el ejercicio responsable de ciudadanía. Pero, nuevamente, no son las élites o técnicos/consultores políticos quienes deben deinir qué derechos deben incorporarse en la nueva Constitución Política, sino la misma población desde sus diferentes sectores y territorios. Sólo así las grandes mayorías, psicológicamente hundidas, tomarán conciencia de que por dignidad les asisten derechos por su “simple” hecho de existencia, y no como una dádiva estatal, y que están llamados a ejercerlos y hacerlos valer ante las instancias legalmente establecidos. Sólo la básica conciencia de tener derechos ayudará al pueblo hondureño a salir de su hundimiento colonial y transitar hacia una ciudadanía responsable y activa. 8. Hacia una sociedad segura La seguridad, ante todo, es una condición psicológica determinada por el entorno sociocultural o ambiental. Aunque no del todo, porque, incluso con las “determinaciones” socioculturales, el sujeto siempre 164


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es capaz de rebasar las coniguraciones psicosociales establecidas. La seguridad no signiica un estado de quietud, o ausencia de conlictos dinámicos, sino una condición interna y externa de tranquilidad que permite, no sólo gestionar los conlictos, sino el crecimiento integral de las personas en comunidad. Una sociedad es medianamente segura en la medida en que cuenta con los mecanismos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de sus integrantes. Aunque la seguridad “plena” es casi imposible alcanzar por la condición vulnerable de la humanidad. En este sentido, no pocas veces, la seguridad es entendida como la capacidad que tienen las sociedades de gestionar preventivamente los riesgos sociales, culturales, climáticos, etc. Las sociedades, en su búsqueda de seguridad y bienestar integral de sus integrantes, fueron creando normas obligatorias y designando autoridades que las hiciesen cumplir. A esto se llama Estado, como ya se dijo anteriormente. Estas instituciones no sólo garantizan la tranquilidad social, sino que aianzan la integración social, mediante proyectos materiales y simbólicos compartidos, y gestionan los conlictos para prevenir la violencia. En Honduras, la seguridad interna (psicológica) de las personas, ante la ausencia estatal, fue aianzada por los núcleos familiares fundados en la moral religiosa. La seguridad externa o física estuvo coniada a los cuerpos militares o policiales, subordinados a los intereses de las élites de poder que gobernaron a las masas gestionando los miedos y deseos de la gente. Por eso, en la actualidad, para las personas mayores de edad, la violenta dictadura de Carías es un añorado referente de seguridad ciudadana sin comparación en la historia del país. Frente a la sensación de inseguridad generalizada galopante, fruto de la licuefacción de las instituciones estatales y la delincuencia policial, los tradicionales refugios como las iglesias o los núcleos familiares quedan superados por la sensación de incertidumbre. 165


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Por eso la gente busca seguridad en un arma de fuego, que por cierto el portarlo ya se constituye en una necesidad básica. Y, las personas armadas no resuelven sus conlictos interpersonales de manera racional. A esto se suma la libre actividad del narcotráico, la libre ocupación de territorios por las maras juveniles, la presencia desorganizada de cuerpos de seguridad privada armada, y inalmente la delincuencia policial. Todos estos actores actúan en un territorio sin Estado, desintegrando los núcleos familiares y sociales, y gozando de la impunidad como premio para sus actos criminales. La construcción de la seguridad en Honduras pasa por un nuevo pacto social, que consensúe nuevas normas de convivencia que exprese la voluntad de toda la población, y a base de ello construir un nuevo orden institucional encargado de velar por la seguridad física de las personas. Además, el proceso de la construcción de la seguridad para la convivencia social requiere un proceso simultáneo de aianzamiento de seguridades internas. Esto signiica un proceso de desarme físico y espiritual de la misma población. La seguridad en Honduras no es sólo cuestión de la reestructuración de la Policía Nacional con asesores especialistas provenientes de países altamente violentos como Colombia o Israel. Seguridad en Honduras signiica refundación del Estado y de la sociedad a base de nuevas normas de convivencia concertadas por todas y todos. Los diferentes espacios sociales preocupados en construir propuestas para los contenidos de la nueva Constitución Política del Estado, anteriormente citados, coinciden en sus planteamientos sobre el tema de seguridad en lo siguiente: “Abolición de las FFAA. Prohibición de bases militares extranjeras en territorio nacional. Reestructuración de la Policía Nacional. Creación de policías municipales y comunitarias”. El planteamiento de la abolición de las Fuerzas Armadas (FFAA) se explica porque dichas fuerzas no responden al interés general del país, mucho menos nunca hicieron prevalecer la soberanía hondureña 166


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frente a los intereses y potencias extranjeras. Pero también, fue el último golpe de Estado político militar el que aceleró el irrefrenable proceso violento generalizado en Honduras que deja a las élites prácticamente clamando al cielo que no oye. La propuesta de la prohibición de bases militares extranjeras en el territorio hondureño, se explica porque la población comienza a comprender que dichas bases no están, ni estaban, para colaborar con la seguridad hondureña. Un territorio tan pequeño como es el de Honduras, en comparación con países de Sudamérica, habitado por hasta 10 bases militares extranjeras en el pasado, y con 3 en la actualidad, se ha convertido en el país más violento del mundo. Otro elemento importante de las propuestas, en el asunto de seguridad física, es la conformación de policías comunitarias y municipales. Esta propuesta expresa el deseo de participación que tiene la población a nivel local. Existen experiencias de este tipo de policías municipales, como el caso de Serenazgo en Lima, Perú, pero es necesario el involucramiento de la misma ciudadanía en dichos proyectos. 9. Hacia la universalización de la educación liberadora y la salud preventiva Uno de los principales instrumentos culturales para forjar una ciudadanía responsable y emprendedora es la educación. Los países del hemisferio norte y sur alcanzaron niveles de vida con calidad porque en su momento identiicaron la educación como una prioridad, y actuaron en consecuencia. Japón, Canadá, Cuba, países europeos y otros, demuestran que los procesos de transformaciones integrales hacia condiciones de vida con calidad se logran ampliando la educación y la salud como derechos fundamentales ineludibles. La apuesta a la educación y a la salud de un pueblo expresa el grado del nivel intelectual de las élites que lo dirigen. Élites, burguesías u oligarquías, que tiene un mediano coeiciente intelectual, que les posibilita imaginar una visión de país a mediano y largo plazo, por 167


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lo regular, con sus limitaciones, apuestan a elevar el nivel cultural y salubridad de las poblaciones bajo su dependencia. En Centro América, suiciente ver el caso referencial de Costa Rica cuyo nivel cultural promedio se encuentra casi dos siglos adelante de países hermanos como Honduras, producto de una determinación inteligente de sus élites a principios del siglo pasado. Cuba, incluso con el bloque comercial que sufre, es otro caso paradigmático en cuanto a educación y salud se reiere. Por el contrario, en países como Honduras, las políticas educativas estaban diseñadas para mantener analfabeta a la población. No sólo porque las élites que las dirigieron o dirigen carezcan de un bagaje cultural básico, sino porque metodológicamente, subordinar a una masa de analfabetos exige menor esfuerzo de creatividad que el someter a un pueblo con pensamiento crítico. Un pueblo con el cerebro atroiado no sólo cultiva la fe religiosa ciega en fetiches o supersticiones creadas por sus élites, sino que termina amando, reproduciendo y defendiendo los vicios de sus verdugos como virtudes religiosas. Cuando esto ocurre, está garantizada la reproducción “natural” del sistema de la colonización mental y material. Otro tanto ocurre con el sistema de salud. Las políticas de salud, no sólo son altamente excluyentes, y privilegio de unos pocos, sino, en los hechos, son políticas de gestión de enfermedades terminales, y eicientes métodos para la propagación de la enfermedad del desprecio por la vida. Y en estas condiciones, la satisfacción de estos derechos no se resuelve sólo con más presupuesto, sino, sobre todo, con una metanoía (transformación mental y espiritual radical) de las élites que toman decisiones en el país. Mientras no se mire al empobrecido de la Honduras profunda como un ser humano con igual dignidad y derechos que al resto del minúsculo grupo de privilegiados, todo intento de superación de este problema será vano. En el país, el ineiciente seguro de salud no llega a cubrir ni al 20% de los trabajadores. ¿Qué pasa con el resto de las y los trabajadores y el total de la población en general? 168


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Ante esta cruda realidad, las organizaciones que inician con el reto de soñar una nueva Honduras, mediante un proceso constituyente para el reencuentro y refundación del país, plantean: “El Estado garantiza una educación pública, gratuita, comunitaria, obligatoria, inter e intracultural, multilingüe, integral, analítica, liberadora, laica, politécnica, descolonizadora, ecológica, anti patriarcal. (…) Se promueve una educación en valores como la solidaridad, comunidad, cuidado de la Madre Tierra, resistencia, interculturalidad, pensamiento crítico. Se garantiza un sistema de seguro universal de salud preventiva y curativa, bajo los principios de la interculturalidad y gratuidad”. Educación liberadora y descolonizadora. La educación cumple su función pedagógica en la medida que cultiva el espíritu y el intelecto humano, liberándolo de la tiranía de la ignorancia y de todo proceso de dominación. La educación diseña para garantizar la reproducción de los sistemas de dominación cultural, económica, política, religiosa o social, atroia la mente y el espíritu humano y convierten a la persona en un ser pasivo, supersticioso, resignado y providencialista. Y con este tipo de personas es imposible garantizar una ciudadanía responsable que apueste a procesos de transformaciones permanentes. Por ello, las propuestas de educación liberadora y descolonizadora están centradas en una pedagogía basada en el reconocimiento y la autovaloración del estudiante cooperativo como un sujeto histórico de sus procesos de transformación. Para la educación descolonizadora, el estímulo del pensamiento crítico desde temprano, mediante la duda y la sospecha, es fundamental para romper con la nefasta cadena de la colonialidad como estructura estructurante y estructurada, tanto a nivel material, como simbólico. Sólo así estarán garantizados los procesos de transformaciones estructurales del Estado y de la sociedad de largo y mediano plazo.

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Diálogo de saberes. En las propuestas formuladas para contenidos de la nueva Constitución Política del Estado, la interculturalidad se plantea como un principio ilosóico fundamental para todo el nuevo ordenamiento jurídico, las transformaciones institucionales y políticas públicas, y los proyectos de vida. Este principio, en los procesos de enseñanza y aprendizaje, y en la gestión de la salud preventiva y curativa, implica un diálogo fecundo de saberes ancestrales, cotidianos y académico occidentales con la inalidad de forjar una ciudadanía intercultural abierta a diferentes posibilidades de concepción de la realidad. Salud preventiva. La prevención de las enfermedades, en buena medida, pasa por la calidad de la alimentación que se garantiza para la población. En sociedades en las que las franquicias de comidas rápidas, libre de impuestos, embotan a la gente desinformada de carbohidratos y grasas saturadas, mediante comerciales frenéticos, sin ningún tipo de control de inocuidad, es explicable que la obesidad y las enfermedades se apoderen de la población. La situación empeora con los inmensos bolsones de la población sumidas en la desnutrición. Paradójicamente, casi son las mismas familias que lucran con la mala alimentación en el país quienes también controlan las cadenas farmacéuticas. De esta manera el enfermar a la gente empobrecida y desinformada se constituye en un negocio más lucrativo y seguro en Honduras. Ante esta realidad evidente, las propuestas para la constituyente en asuntos de salud están directamente relacionadas con la soberanía alimentaria y la información suiciente y transparente sobre la calidad e inocuidad de los alimentos en el mercado. Dentro de los documentos de propuestas para la nueva Constitución Política aquí mencionados, y en otros documentos puntuales provenientes de los sectores sociales organizados, existen varios otros planteamientos concretos sobre los diferentes contenidos que debe contemplar la nueva Constitución Política. Estas propuestas abarcan temas puntuales como la demanda de la segunda vuelta electoral, la 170


Honduras: Evidencias de un Estado fallido y la urgencia de la Refundación

disminución del número de representantes en el Legislativo Nacional, la posibilidad de reelección para las autoridades electas, la pena de cadena perpetua para los delitos de corrupción y traición a la Patria, la revisión y renuncia a los tratados de libre comercio irmados por Honduras con otros países, la promoción de la integración regional de América Latina, entre otras. La despatriarcalización y la descolonización del ordenamiento jurídico, de las instituciones y políticas públicas, y de los proyectos de vida, son demandas recurrentes desde los pueblos indígenas y negros, y mujeres organizadas, que permea la perspectiva global de las propuestas en proceso de construcción. La despatriarcalización promueve la superación de la violenta dominación legalizada e institucionalizada de lo masculino sobre lo femenino y sobre la Madre Tierra. La demanda de nuevas relaciones de género implica la restauración del equilibrio complementario entre varón, mujer y otras opciones sexuales. Aunque no aparece aún en las propuestas, la despatriarcalización también implica asumir la teoría feminista como un método para superar no sólo la dominación masculina, sino también el antropocentrismo monoteístas y la globocivilización occidental, y abrir la posibilidad humana hacia nuevas maneras de ver e interrelacionarse en el mundo, con nuevas categorías cognitivas y psicológicas. En este sentido, la despatriarcalización implica la descolonización, y ésta, a su vez, implica la desoccidentalización. Como ya se indicó en páginas anteriores, estas propuestas para los contenidos de la nueva Constitución Política del Estado son planteamientos en proceso de construcción. En muchos casos estas propuestas abarcan temas puntuales concernientes al interés de las organizaciones o sectores que las plantean, aunque en el caso de las propuestas consideradas para el presente trabajo, en especial el trabajo del Departamento de Lempira, son planteamientos en proceso 171


que intentan englobar los diversos aspectos que debe contemplar la nueva Constitución Política. Aunque suene a reiterativo, las diferentes propuestas consideradas para este trabajo fueron y están siendo construidas de forma participativa y pedagógica, mediante el método asambleario. Es importante indicar esto porque el proceso constituyente para la refundación de Honduras sólo logrará su cometido si acaso promueve y garantiza la mayor participación activa de la población, en especial de los sectores históricamente excluidos. En este sentido, este proceso de participación se constituye en una histórica oportunidad simbólica para hacer sentir hondureños/as a quienes sistemáticamente se los excluyó. Por eso, en una asamblea regional del Frente Nacional de Resistencia Popular, uno de los participantes jóvenes concluía su intervención en los siguientes términos: “Tengo 26 años, no sé si tendré otra oportunidad en la historia. Pero quiero ser parte de este proceso, quiero que la nueva Constitución Política me represente, quiero que lleve una partecita de mí”.


CAPÍTULO

VI DESAFÍOS DEL PROCESO CONSTITUYENTE EN HONDURAS



Desafíos del proceso constituyente en Honduras 1.

El proceso constituyente, un reto y una oportunidad

La posibilidad de los procesos de transformaciones estructurales en Honduras aún genera reacciones encontradas en la población. Según una encuesta de opinión realizada en 16 de los 18 departamentos del país, sobre la situación política de Honduras, y publicada a inicios de 2011, por el Equipo de Relexión, Investigación y Comunicación (ERIC) de los jesuitas, conjuntamente con el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), adscrito a la Universidad Centro Americana (UCA), el 40.5% de las y los encuestados se muestra poco o nada de acuerdo con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, frente a un 56.1% de quienes sí están de acuerdo.1 Este dato indica que un gran porcentaje de la población, víctima de su ignorancia, o por la neofobia que padece, aún se opone a la Constituyente. Pero, esto no quiere decir que a los detractores del proceso constituyente no les inquiete la situación de desintegración social acelerada que vive Honduras. La violenta desintegración avanza sin diferenciar clases sociales u opciones ideológicas, devorando todo lo que encuentra a su paso. Y esta situación existencial, de frenética incertidumbre generalizada, sí pone entre la espada y la pared a quienes se resisten a los cambios estructurales planteados actualmente aún en su etapa primigenia. La historia nos enseña que, así como la resistencia obstinada a los cambios creativos es incapaz de frenar la dinámica destructiva del desconcierto, así también nos indica que del Véase, http://www.uca.edu.sv/publica/iudop/Web/

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silencio y de la indiferencia no nacen las alternativas de solución a los conlictos sociales convertidos en violencia. Los sectores conservadores en Honduras (aunque no tengan mucho que conservar), derrotados en su capacidad de compresión sobre la realidad límite acelerada en el país, no sólo se empecinan en negar la incertidumbre social generalizada en el país, sino que evaden sus básicas responsabilidades ciudadanas refugiándose en las iglesias bajo la consigna compartida de: “Sólo Dios y su Cristo nos devolverá la tranquilidad”. Pero, cuanto más se refugian en las iglesias renunciando a sus responsabilidades, más se acelera la cultura de la muerte, y la “mano de Dios” no llega de ninguna parte porque él sólo actúa mediante la capacidad creativa de sus creaturas. Pero la nueva Honduras soñada no nacerá como Atenea de la cabeza de los dioses, sino de la energía creativa acumulada de una sociedad que no ha renunciado a su capacidad de cambiar. Así como ninguna sociedad nace para perecer en el intento, tampoco Honduras como pueblo está condenada al nefasto destino del fracaso y desaparición. Ningún pueblo, por más humillado que fuere, está hecho para desaparecer, pero tampoco los promisorios destinos de los pueblos son obra de seres celestiales. Un país no es obra de dioses, ni de demonios, sino de humanos. Por eso, los sectores excluidos, convirtiendo sus reveses en victorias, comienzan a imaginar la nueva Honduras soñada en el marco de un proceso constituyente. Estos sectores saben por experiencia que las transformaciones estructurales sólo se construyen a fuerza de pulmones jadeando a tope, por ello apuestan al proceso constituyente como una oportunidad y un reto para posibilitar el añorado y siempre postergado reencuentro nacional que restablezca los nexos sociales rotos. El proceso constituyente es un reto para echar a andar la creatividad y la voluntad, atroiadas por siglos de humillación y colonización, y diseñar un país auténtico y soberano. Es un reto para desaiar y vencer el miedo al cambio que habita las mentes y corazones de las y los subalternizados. Es un reto para apostar lo cierto (que ahora se despedaza) por lo incierto creativo que siempre Honduras 176


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ha postergado como pueblo. El proceso constituyente es un reto para que el y la hondureña se vea en su espejo, y en lugar de seguir escupiéndose a sí mismo, se mire y descubra en él o ella al intrépido sujeto sociopolítico que siempre ha habitado en sus adentros, pero que por generaciones anduvo buscándolo fuera. El proceso constituyente es un reto para que el o la empobrecida, en lugar de seguir observando en sus semejantes a un ser despreciable, vea en quienes comparten su condición sociocultural a un cómplice para desaiar y transformar las causas estructurales de la exclusión. El proceso constituyente es un reto para que las élites de poder vean en las y los excluidos insubordinados (en resistencia) la manifestación de la voluntad creativa para transformar la cultura de muerte generalizada que asesina sin clemencia a excluidos y privilegiados por igual. Pero, al mismo tiempo, este reto es una oportunidad para que Honduras se demuestre a sí mismo y al resto del mundo de lo que es capaz como pueblo cuando se le deja actuar en libertad. Es una oportunidad para diseñar de manera concertada un proyecto de Estado incluyente cuya implementación garantizará el bienestar integral de todas y todos sus integrantes. Es una oportunidad para sentar las bases concertadas para la fecundación de una identidad nacional intercultural auténtica que libere a la hondureñidad del hundimiento psicológico que lo mantiene en la actitud de un pueblo que nació derrotado para la derrota. El proceso constituyente es una oportunidad, no sólo para entablar un nuevo pacto social que garantice la convivencia pacíica, sino para sentar las bases de un proceso de descolonización (mental y material) y avanzar hacia la añorada modernización del país, postergada por su condición colonial. Este proceso es una oportunidad para imaginar, entre todas y todos, nuevas interrelaciones de género y generacional, y con la Madre Tierra quien ahora se torna despiadada con países empobrecidos como Honduras. 2. Fecundar y fortalecer al sujeto constituyente colectivo Ningún proceso de transformación será posible, ni sostenible, si el mismo proceso constituyente, al mismo tiempo de generar transformaciones jurídicas e institucionales, no genera un sujeto 177


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sociopolítico comunitario que imagine los cambios, los consensúe y los implemente a mediano y largo plazo. Alain Touraine sostiene que el sujeto “no es conciencia del yo o del sí mismo, sino búsqueda de la creación de uno mismo más allá de todas las situaciones, de todas las funciones, de todas las identidades.” (TOURAINE, 2005:119). Touraine concibe al sujeto como una persona esencialmente rebelde, en permanente resistencia ante las estructuras vigentes, libre y creativo para inventar y reinventar procesos de transformación. En este sentido, no necesariamente todas las personas son sujetos. Y es más, en la medida en que las personas se vuelven destructivas, se constituyen en anti sujetos. Esta aproximación conceptual sobre el sujeto, por más intentos que hizo la sociología francesa para liberarlo de las categorías analíticas del individualismo metodológico, aún está centrado en la individualidad del actor moderno. Más, sin embargo, los sujetos de los procesos constituyentes de la América Latina del siglo XXI son tremendamente comunitarios. En el caso boliviano, por ejemplo, no son ciudadanos (individuos) que proponen y conciertan un pacto social bajo las mismas categorías contractuales que plantean los ilósofos políticos occidentales. En estos y otros casos son comunidades de indígenas y campesinos excluidos, con una clara conciencia de su condición de no ciudadanos, quienes impulsaron e implementan los procesos constituyentes. En otras palabras, los sujetos constituyentes en Latinoamérica actual son comunidades y organizaciones articuladas, movilizadas e insubordinadas, y no necesariamente ciudadanos (individualizados). En el caso hondureño ocurre algo similar. En un determinado momento fue la multitud movilizada que hizo eco de la consigna de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente lanzada por el entonces Presidente José Manuel Zelaya Rosales. Pero en el transcurso del tiempo, las organizaciones indígenas y negras, organizaciones campesinas y algunos colectivos locales del Frente Nacional de Resistencia Popular, fueron asumiendo esta consigna y convirtiéndolo 178


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en una demanda social con contenidos concretos mediante asambleas a las que la dirigencia nacional del Frente Nacional de Resistencia Popular no acude. Y así fue surgiendo el sujeto colectivo constituyente alrededor de la demanda del sueño de la refundación de Honduras, y con su propia dinámica. Algunas veces más entusiasta y otras veces más silenciosa. Pero lo cierto es que la complicidad implícita de insubordinación y resistencia que comparten las y los hondureños “despiertos” desde el último golpe de Estado impulsa y legitima la demanda social de un proceso constituyente en el país. Sería erróneo airmar que el sujeto constituyente en Honduras es el Frente Nacional de Resistencia Popular. A nivel de la estructura nacional de este movimiento, ahora, inmovilizado desde el retorno de Manuel Zelaya Rosales a Honduras, no existe voluntad expresa para impulsar un proceso constituyente participativo, de abajo hacia arriba, para las transformaciones estructurales del país. Para este trabajo se solicitó en varias oportunidades las propuestas del Frente Nacional de Resistencia Popular para los contenidos de la nueva Constitución Política del Estado, pero no se dio a conocer ninguna propuesta desde la coordinación nacional. En las entrevistas o conversatorios interpersonales con dirigentes nacionales o integrantes de las diferentes comisiones de este movimiento, fueron muy pocas las personas con capacidad de identiicar y expresar con claridad los cambios estructurales que requiere Honduras. En su gran mayoría, buena parte de la dirigencia nacional, víctima de su formación política, desconoce y desconfía aún de procesos de democracia asamblearia. Pero son esas asambleas locales y organizacionales, que paulatinamente le van dando contenido a la demanda de las transformaciones estructurales para la refundación de Honduras, que la dirigencia del Frente no se anima a impulsar. ¿Por qué existe esta contradicción interna entre la dirigencia nacional del Frente y los colectivos y organizaciones indígenas y negras que impulsan el proceso constituyente? Tiene que ver mucho 179


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con la trayectoria formativa de los primeros. La mayoría de quienes dirigen el Frente se autodeinen como “revolucionarios”, pero en lo cotidiano no admiten discrepancia de ideas, mucho menos autonomías locales. Lo que se diga y haga fuera de lo que ellos piensan o saben, no tiene validez, y no pocas veces tienden a estigmatizar y marginar a las organizaciones libre pensantes. De esto, a la soledad de dirigentes vitalicios no dista mucho. A esto se suma el “síndrome del capitalino” que vive en Tegucigalpa que cree saberlo todo, despreciando el bagaje de conocimientos y experiencias latentes de la emergente hondureñidad de la montaña adentro. Estas conductas conscientes o inconscientes no ayudan a acelerar y/o fortalecer el nacimiento del sujeto constituyente colectivo de alcance nacional que aún no termina de nacer. Otra contradicción interna que no le permite al Frente Nacional de Resistencia Popular constituirse todavía en el núcleo del sujeto constituyente es el no haber realizado rupturas precisas con el sistema político tradicional vigente. Por eso, ahora, la organización política del Frente Nacional, Libertad y Refundación (Libre), en lugar de ser un instrumento político del Frente Nacional de Resistencia Popular, es instrumentalizada por varios y experimentados políticos liberales. Es importante indicar que líderes y activistas de los partidos políticos tradicionales jamás han creído, ni querido, democratizar la “democracia” hondureña. Jamás quisieron, ni permitirán un pueblo ciudadanizado, porque ellos, en los hechos, aún se reservan el monopolio de la ciudadanía plena para acceder a la administración pública. ¿Para qué promover la educación del pueblo si las élites se reservan el derecho a decidir por el pueblo? Ésta es la interrogante en la que aianzan sus posturas frente al pueblo. En este sentido, si el Frente Nacional de Resistencia Popular desea constituirse en el núcleo del sujeto constituyente refundacional, deberá romper con líderes y activistas de los partidos políticos tradicionales en su seno. De lo contrario, este movimiento social, en lugar de coadyuvar a un proceso constituyente para las transformaciones estructurales del 180


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país, terminará obstruyendo este proceso, y cooperando a los intentos de “restauración” del excluyente y fallido Estado nación aparente. Esto no signiica excluir de los colectivos locales a hondureños/as que asumieron los colores políticos tradicionales como cultura, sino promover liderazgos comunitarios con nuevos actores. En las experiencias ecuatoriana y boliviana, los procesos constituyentes avanzan, ahora, en su fase de implementación, porque los núcleos de los sujetos constituyentes, en ambos casos, estuvo exento de activistas de partidos políticos tradicionales. Los movimientos de indígenas y campesinos/as (en Bolivia) y de ciudadanos/as sin partidos (en Ecuador) rompieron por completo con las viejas organizaciones políticas y con sus métodos de acción. Es más, estos movimientos constituyentes surgieron en contra de los partidos políticos tradicionales, responsables, en buena medida, del fracaso del Estado nación en dichos países. Para acelerar el nacimiento del sujeto constituyente colectivo de alcance nacional será necesario fortalecer y articular las experiencias locales y regionales de intentos de repensar el país, de abajo hacia arriba, para las transformaciones estructurales. Las experiencias, cuyos aportes en construcción se citaron en páginas anteriores, tendrán que articularse entre sí, e incorporar a más organizaciones y sectores (incluyendo a los colectivos de migrantes hondureños en el exterior), y así abarcar a todo el territorio del país. Es decir, una articulación de organizaciones y sectores alrededor de agendas compartidas (para los contenidos de la nueva Constitución Política), actuando comunitaria y localmente, y pensando integralmente en el país. Para fortalecer al potencial sujeto constituyente que se va nucleando en los diversos espacios y territorios del país, es fundamental identiicar y consensuar las históricas demandas estructurales que comparten las organizaciones y sectores aglutinados en dichos espacios. Por ejemplo, el tema tierra, cuencas y bosques, soberanía alimentaria, servicios sociales, seguridad, etc. Y estos y otros temas deben ser planteados en el marco del proceso constituyente, bajo una visión integral del país.

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Son agendas las que deben aglutinar a las multitudes en resistencia, y no solamente la igura de un líder o lideresa. La trayectoria hondureña está empedrada de historias inconclusas porque el pueblo, por su actitud providencialista, siempre esperó y ovacionó las propuestas de solución de sus líderes políticos. Y, en consecuencia, los procesos llegaron hasta donde llegó la “buena voluntad” del líder. 3. Superar apuestas inmediatistas e impulsar procesos participativos Es históricamente conocida las recurrentes prácticas distractivas, que promueven las élites de poder con la inalidad de tranquilizar y mantener quieta a la población hondureña. Algunas de estas prácticas son el fútbol (como elemento de la identidad nacional), las elecciones políticas (cada cuatro años, pero la campaña política comienza desde el segundo año de gobierno) y la devoción religiosa (sobre todo en situaciones de incertidumbre sociopolítica, pastores y políticos intercambian los púlpitos para predicar demagogias “en nombre de Dios”). Para ello, recurren al arsenal de sus medios de información, y ejercen una total y brutal dictadura mediática sobre la población. El síndrome del “inmediatismo político” consiste en que siempre son unos pocos, ilusionados con el espejismo del poder, quienes toman las decisiones por el pueblo sin ninguna perspectiva de sostenibilidad a largo plazo. Y así, la población no se entera de lo que hacen y deciden los políticos técnicos, y tampoco se apropia de las propuestas de cambios impuestos de arriba hacia abajo. Por tanto, dichas propuestas por más que sean brillantes ideas convertidas en ley, no encuentran receptividad en la población, sino indiferencia popular en muchos casos. Actitud que es interpretada por los políticos técnicos como incapacidad popular para comprender sus necesidades y apostar a procesos de cambio. Y, así los representantes políticos reairman su idea del pueblo como “una masa de menores de edad” necesitada de tutela política, sin lograr comprender que no existe en el mundo alguien que lo sepa todo, o nadie que no sepa nada.

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Este inmediatismo político también se maniiesta en la metodología utilizada por algunas estructuras del Frente Nacional de Resistencia Popular en la toma de decisiones. En muchos casos las y los representantes electos para las asambleas nacionales toman decisiones sin consultar a sus mandantes porque, dicen ellos, “no se puede, ni hay tiempo para consultar todo en asambleas”. La rendición de cuentas por parte de las y los representantes hacia las asambleas es aún desconocida en este movimiento social. Por ello, se germina de forma peligrosa el divorcio evidente entre las bases sociales y la estructura nacional. Los procesos de transformaciones estructurales del país exigen superar los inmediatismos políticos, y pensar en Honduras a largo plazo con el involucramiento decisivo de todos los sectores del país. La lógica del inmediatismo político terminará convirtiendo el proceso constituyente en un acto puntual para la redacción de la nueva Constitución Política con propuestas de especialistas, y legitimados en las urnas por la “masa de menores de edad” que necesitan tutela política. De esta manera se habrá cambiado y/o modiicado, una vez más, el texto constitucional, pero sin ciudadanizar a las y los excluidos, mucho menos hacerlos sentir parte de un proyecto de país. La ciudadanía es ante todo un proceso subjetivo de sentido de pertenencia a un proyecto de nación, y un proceso constituyente participativo, de abajo hacia arriba, es un potente instrumento simbólico para ciudadanizar a las y los excluidos. La demanda popular de una Asamblea Nacional Constituyente es ante todo una demanda de participación e inclusión social. No considerar el derecho a la participación como un método en todo el proceso constituyente sería reiterar la dictadura sutil y permanente de los “ciudadanos plenos” sobre las grandes mayorías de las y los sin derechos en Honduras. 4. Asumir la constituyente como un proceso En el imaginario de la población hondureña, incluyendo a las y los profesionales del derecho, existe una concepción de la Asamblea 183


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Constituyente reducida a la redacción y aprobación de una nueva Constitución Política del Estado. Y esta simpliicación conceptual lleva directamente a la falsa idea de: “la constituyente es tarea de personas notables y de especialistas”. Como ya se indicó anteriormente, la constituyente no tiene por inalidad sólo redactar el nuevo texto constitucional, sino que su principal objetivo es la fundación o refundación de un Estado y de una nueva sociedad. Y esta tarea no es asunto de notables o de especialistas, sino de toda la población en su conjunto. La Constitución Política es sólo como un plano o diseño arquitectónico del nuevo país a construir por todos y todas. En este sentido, la constituyente es un largo camino a recorrer, con sus diferentes fases anteriormente indicadas, que requiere del involucramiento activo y propositivo de todos los sectores de la población. Si se excluye o descuida la participación popular, sea en la fase de la preparación, o de la concertación, o de la implementación de los acuerdos contenidos en la nueva Constitución, es más que probable que el proceso constituyente fracase. Se puede concertar y redactar los textos constitucionales más brillantes e ideales, pero si sus contenidos no son la expresión del deseo y de la voluntad popular, no es segura su implementación, y tampoco servirá para la alianza simbólica entre todas y todos en el país. Y constituciones políticas que no se implementan en los ordenamientos jurídicos, diseños institucionales y proyectos de vida personales, no pasan de ser demagogias jurídicas. Para demostrar lo anterior es suiciente virar la mirada sobre la historia republicana de Honduras con su más de decena y media de constituciones políticas, pero ninguna pudo implementarse. No sólo por la ausencia de voluntad política de las élites, sino, sobre todo, porque dichas constituciones carecieron de sujetos constituyentes colectivos, que impulsaran y iscalizaran la implementación de cada uno de los contenidos de dichas constituciones. Es más, las asambleas constituyentes pasadas, no sólo fueron excluyentes y elitistas, sino que 184


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fueron asumidas como actos jurídico político puntuales y aislados, y no como procesos de mediano y largo plazo. El proceso constituyente, que por lo regular se sabe cuándo comienza, pero se desconoce el cuándo termina, tiene y debe conigurar la conducta y el pensamiento de una nueva ciudadanía. Y esto se logra, en buena medida, promoviendo una amplia participación popular, y haciendo del proceso una escuela para la ciudadanización de la población en general. Se aprende a ser ciudadano ejerciendo la ciudadanía, y no hay mejor estímulo para ejercer ciudadanía que la participación activa en el diseño del nuevo país y en la elaboración de los derechos y responsabilidades a los que uno o una se compromete a cumplirlos. Para que el reto de la constituyente sea verdaderamente un proceso participativo, se tiene que activar, promover, ampliar y fortalecer la ciudadanía aún ausente en Honduras. Sin ciudadanía responsable no es posible el surgimiento y fortalecimiento del sujeto constituyente colectivo, con una conciencia política clara de la condición actual del país y con una perspectiva deinida de la Honduras deseada. Sin sujeto constituyente colectivo, que paulatinamente abarque a todos los sectores de la población, no es posible ningún proceso constituyente. Las multitudes asamblearias, simultáneas, espontáneas y movilizadas no son automáticamente sujetos constituyentes. Las multitudes, por lo regular, son legítimas movilizaciones dinamizadas por la euforia del momento, pero no necesariamente permanentes. El sujeto constituyente colectivo tiene que ser permanente y perseverante, hasta la implementación de los últimos sueños y aspiraciones plasmadas en la Constitución Política concertada. Esto implica varias generaciones. De allí, la necesidad de la presencia dinámica del núcleo social del sujeto constituyente que mantenga siempre viva el fuego de la pasión por las transformaciones estructurales de un país. Este núcleo debe estar conformado por las principales fuerzas vivas del país, y 185


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debe mantenerse fuera de las estructuras del poder estatal, incluso cuando el gobierno sea asumido por las organizaciones sociales. De la independencia sociopolítica, del dinamismo y de la perseverancia coherente de este núcleo depende que el proceso constituyente no sea truncado. Dinamizar la participación popular y la vigilancia social para la implementación de los contenidos de la nueva Constitución Política para la refundación del Estado y sociedad es y será la tarea principal de este núcleo Un proceso constituyente, como ya se mencionó en capítulos anteriores, implica una nueva coniguración jurídica, institucional y de proyectos de vida. Si los acuerdos consensuados en la nueva Constitución Política no se materializan en un nuevo ordenamiento jurídico del país, involucrando la participación legislativa ciudadana, la Constitución Política no pasa de ser una demagogia jurídica. Si las disposiciones constitucionales no desencadenan un nuevo orden institucional en el país, con políticas públicas que involucren en su diseño, implementación y evaluación a la ciudadanía, el proceso constituyente sólo habrá servido para promover una nueva élite política con los vicios del pasado. Si los principios éticos y las responsabilidades ciudadanas establecidas en la Constitución Política no coniguran nuevos proyectos de vida de las y los ciudadanos, es decir, no fecundan una ciudadanía responsable social y ambiental, la refundación del país no habrá sido posible, mucho menos el proceso de la descolonización y de la despatriarcalización. Asumir la constituyente como un proceso tiene varias ventajas preventivas. Una de ellas, previene a la población, y a los mismos actores del núcleo del sujeto constituyente colectivo, de falsas expectativas como: “La Asamblea Constituyente resolverá todas las demandas sociales históricamente postergadas”. “La Asamblea Constituyente generará empleo y riqueza en el país”, etc. Las experiencias nos muestran que la idea de la constituyente como un acto jurídico de notables especialistas, mágico y oculto para la población, en lugar de promover y ampliar la ciudadanía terminó frustrando y decepcionando 186


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aún más a las y los excluidos. Además, si no se tiene la conciencia clara de la constituyente como un largo proceso que implica compromiso y sacriicio, las y los mismos redactores de la nueva Constitución Política terminarán convirtiéndose en acérrimos detractores del proceso de cambio al ver que los cambios ideales inscritos en dicha norma jurídica tardan en llegar. El asumir la constituyente como un proceso, previene al pueblo de fracasar en el intento a causa de las tensiones y contradicciones internas generadas por sus actores (detractores y/o maximalistas) que se frustran al no ver los cambios radicales inmediatos a los problemas postergados por siglos. 5. Germinar una mística para las transformaciones estructurales Los procesos de transformaciones estructurales, en el marco de un proceso constituyente, requiere, ante todo, de una reconiguración mental y moral de las personas que impulsan dicho proceso, y de toda la población en general. Este reformateo mental y espiritual, no sólo requiere de tiempo, sino ante todo de una fuerza interna creativa y permanente que dinamiza la voluntad de las y los sujetos de cambio, incluso cuando sus historias estén empedradas sólo de reveses. La apuesta permanente a los cambios para transformar la realidad, incluso cuando la muerte y los fracasos se impongan sobre la vida, es manifestación de una espiritualidad profunda y cotidiana que subyace en las personas que apuestan por las transformaciones. En este sentido, espiritualidad es la fuerza interna que dinamiza la libertad de las personas, para sobreponerse a las estructuras de dominación. Esta fuerza de la libertad creativa para la transformación nace del encuentro con la Trascendencia en lo más profundo de uno/a. Y no necesariamente obedece a textos o doctrinas religiosas. Es más, la espiritualidad es antirreligiosa porque, mientras la religión es dogma (subyugación de mente y espíritu) la espiritualidad es libertad creativa. En este sentido, espiritualidad no es monopolio de ascetas o 187


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monjes desentendidos de la realidad histórica, sino es lo más humano que comparten todas las personas entregadas a los procesos de transformaciones sociopolíticos y culturales. La mística es una actitud permanente de transformación integral de la realidad, fundada en una espiritualidad, que impulsa a las personas no sólo a convertir las derrotas en victorias, sino a gastar permanentemente sus vidas en pro de los cambios perseguidos. La mística, en otras palabras, es una disposición interna permanente de sacriicar la propia vida para que otros tengan vida. Es la apuesta apasionada y creativa por el amanecer refulgente que aún tarda en medio de una radiante y larga noche oscura. Las historias inconclusas de los pueblos están preñadas de personas y comunidades místicas que gastaron y sacriicaron sus vidas para que las actuales generaciones gocemos, aunque parcialmente, de derechos fundamentales y sistemas democráticos. Y, en la actualidad, los procesos de transformaciones avanzan porque personas místicas fecundan la historia con sus esfuerzos y hasta con sus propias vidas. Es esta mística de la resistencia creativa y rebeldía propositiva la que se debe cultivar y fortalecer, en los diferentes espacios en los que va naciendo o articulando el sujeto constituyente colectivo para la refundación de Honduras. Las multitudes en resistencia en Honduras emergieron impulsadas y dinamizadas por la indignación ante la prepotencia institucionalizada y en defensa de un líder popular. Pero, esta multitud efusiva paulatinamente se fue aianzando en un movimiento social sin precedentes que demanda transformaciones estructurales en el país. Más allá del pragmatismo y oportunismo político con el que miran y actúan varios políticos tradicionales “en resistencia”, dentro del movimiento de la resistencia existen personas que gastan sus vidas, en el esfuerzo de despertar y organizar al dormido pueblo hondureño en los diferentes rincones del país para impulsar el proceso de la refundación integral. ¿Qué mueve a estas personas que sacriican 188


Honduras: Evidencias de un Estado fallido y la urgencia de la Refundación

tiempo, dinero (que no tienen), familia, salud, y hasta la propia vida, en varios casos, por un proceso cuyos frutos no disfrutarán? ¿Qué motivó a las y los mártires hondureños en resistencia que salieron a las calles sabiendo que un proyectil podría segar sus vidas? Pues, fue y es una fuerza misteriosa la que movió y mueve a estas personas a gastar y sacriicar sus vidas buscando mejores condiciones de vida. Esta actitud mística de sacriicar tiempo, dinero, salud, familia y la propia vida es la que se debe fecundar y fortalecer en todas las personas que sueñan con los procesos de transformaciones estructurales. Sin esta mística sociopolítica que empuja apostar la comodidad por la incomodidad, lo cierto por lo incierto, será muy difícil conseguir los postergados procesos de transformaciones integrales en el país. Las incertidumbres, producto de tensiones destructivas internas dentro del movimiento de la resistencia son y serán permanentes, pero si los sujetos individuales y colectivos están cultivados en una mística de resistencia creativa, dichas incertidumbres lejos de esterilizar y destruir el proceso, abonarán y acrisolarán la mente y el espíritu de los sujetos. Esto no es una posibilidad desconocida. Ya es una evidencia en la cotidianidad de colectivos en resistencia que se resisten a desaparecer ante la traición de sus líderes/as, o ante los intentos de instrumentalización política. Porque los sujetos colectivos que impulsan procesos de transformaciones estructurales no nacen para perecer en el intento, sino para dinamizar las historias inconclusas y posibilitar, hasta con su propia vida, la victoria de la cultura de la vida sobre la barbarie de la muerte. Esto es el sentido último de la resistencia creativa como virtud.

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ii Parte ecuador y Bolivia, Procesos constituyentes a toMar en cuenta



Constitucionalismo latinoamericano El constitucionalismo latinoamericano tiene sus orígenes en la Constitución de Cádiz de 1812. Ésta fue producto de una deliberación de representantes de todo el Imperio español que se encontraba en una situación de crisis con los primeros intentos independentistas de las colonias. En dicha Constitución se establecía por primera vez principios de ciudadanía y representación que tenían una parcial inluencia de la Revolución Francesa. El acceso a la ciudadanía mantenía restricciones puesto que no podían ejercerla los siervos domésticos, los vagos, los deudores, los desempleados y los analfabetos. Esta Constitución tuvo su vigencia hasta la vuelta de Fernando VII y la restauración del Imperio, pero fue innegable su inluencia en las primeras constituciones latinoamericanas. La Constitución de Cádiz permitió a la población indígena a una ciudadanía restringida porque podían participar como electores. Además, suprimió la mita (trabajo forzado para indígenas) y el tributo indígena. Estos avances históricos, si bien estuvieron en las primeras constituciones de los nacientes estados de la región, inmediatamente fueron suprimidos al quedar las élites gestoras de dichos estados sin mano de obra gratis, y sin recursos inancieros para la administración estatal. En los países andinos se conformaron estados fundamentados en la dominación y exclusión de la cualidad de ciudadanía a los pueblos indígenas. En los hechos, la vigencia del tributo indígena hasta mediados del siglo XIX en Ecuador, Perú y Bolivia, implicó una clara 199


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prolongación colonial, seguida de nuestros métodos de colonialismo aún vigente actualmente. Los temas fundamentales de las constituciones de América Latina en el siglo XIX fueron la secularización, la relación de poder central/ poder local y la propiedad. La secularización tenía que ver con las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica y asuntos religiosos. La relación de poder central/poder local se centró en la discusión de estados unitarios o federados. En el tema de propiedad era la primacía de la propiedad privada. Estas ideas fueron debatidas entre conservadores y liberales. Un aspecto importante de los idearios liberales progresistas era el de la distribución de la riqueza, principalmente la propiedad agraria, para combatir los feudos señoriales de latifundistas. En cuanto a la organización del poder, impulsaron la separación de órganos estatales (para prevenir la concentración del poder), con predominio Legislativo, y un Ejecutivo limitado en sus funciones para prevenir monarquías. Este constitucionalismo estuvo cimentado en la concepción del individuo y sus derechos frente al Estado. La Constitución Política de Venezuela de 1811 es un ejemplo de preeminencia de la tendencia liberal progresista. El constitucionalismo conservador tiene como rasgos básicos el elitismo político y el perfeccionismo moral. El elitismo político se reiere al privilegio dado al estamento ilustrado de la sociedad que coincidía frecuentemente con el de los grandes propietarios. La centralización del poder, amplias atribuciones al Ejecutivo, posibilidades de reelección, capacidad para dictar estado de sitio, posibilidad de intervenir en los poderes locales, etc., eran algunas de las ideas básicas de esta corriente ideológica. Un ejemplo de constitucionalismo conservador fue la Constitución Política de Chile de 1833 que tuvo vigencia hasta 1925 y que inluyó fuertemente en la región. Una herencia de este constitucionalismo es la confesionalidad religiosa de los estados, así como el modo autoritario de la toma de 200


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decisiones y la preeminencia del derecho de propiedad sobre el resto de los derechos. En el siglo XX se considera que la Constitución Política mexicana de 1917 es la primera que introduce derechos sociales y políticos para los trabajadores urbanos junto a derechos colectivos para las poblaciones rurales. Así se estableció el Estado social de derecho deiniendo el salario mínimo, prohibición del trabajo infantil, la jornada laboral y la supresión del peonaje por deudas. Se estableció el carácter de la función social de la propiedad, y permitía el fraccionamiento de los latifundios para promover el acceso a la tierra a los campesinos, entre otros. La Constitución Política del Perú de 1920 reconoció la existencia legal de las comunidades indígenas y estableció por vez primera que el Estado protegerá a la raza indígena y dictará leyes especiales para su desarrollo y cultura en armonía con sus necesidades. Las constituciones de más larga duración en la región fueron la de Chile de 1833 que rigió hasta 1925, cuando se aprobó un nuevo texto constitucional que estuvo vigente hasta 1980, la de Argentina de 1853 que estuvo vigente hasta 1953, cuando fue cambiada durante el peronismo, y la de Colombia de 1886 que fue cambiada en 1991. En el Ecuador la Constitución Política de 1929 estableció los fundamentos de un Estado social. Reconoció los derechos sociales para los trabajadores urbanos, el sufragio femenino y la propiedad comunal de la tierra para campesinos. En Bolivia, la Constitución Política de 1928 estableció, por vez primera, la intervención del Estado en la economía y la propiedad estatal sobre los bienes comunes. Fue en dicha Constitución que por primera vez se reconoce la existencia de comunidades campesinas, pero aún no de pueblos indígenas. El sufragio universal comenzó a constitucionalizarse en la región desde los años 30 del siglo XX.1 En la década de los 90 del siglo XX, el constitucionalismo latinoamericano, condicionado por la galopante crisis sociopolítica 201


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generado por el sistema neoliberal, entra en una nueva dinámica en dos direcciones. Por un lado, constituciones políticas como la de Perú, de 1993 (fruto de un autogolpe de Estado), y la de Ecuador, de 1998, constitucionalizan el sistema neoliberal reduciendo la función económica estatal. Por otro lado, constituciones políticas como la de Colombia, de 1991, y la de Venezuela, de 1999, amplían los mecanismos de participación política de la ciudadanía, introduciendo diversos mecanismos de participación conocidos en la teoría política occidental. Fue también en esta década que los excluyentes estados mestizos de la región, con amplia presencia indígena, comenzaron a reconocerse constitucionalmente como estados multiculturales y plurilingües (Bolivia y Ecuador). Aunque los kunas en Panamá, ya desde 1956 son reconocidos como pueblos indígenas por el Estado y gozan de cierta autonomía, sin embargo, fue Colombia el primer Estado de la región que constitucionalizó el derecho a la autonomía de los pueblos a nivel municipal, en 1991. En lo que va del siglo XXI, el constitucionalismo latinoamericano no sólo amplía y profundiza la democracia (en sus diferentes formas) y los derechos humanos, sino desde Bolivia y Ecuador desafía los planteamientos de la teoría política moderna europea y transita hacia la superación del estado nación monocultural (mestizo) diseñando en su lugar un Estado plurinacional e intercultural, con ciudadanía universal. Además, este constitucionalismo del siglo XXI trastoca los fundamentos ilosóicos del antropocentrismo occidental (materializado en el derecho) e incorpora en los nuevos ordenamientos jurídicos a la Madre Tierra como un nuevo sujeto con derechos.

Brasil constitucionalizó el voto universal en ; Venezuela, en ; Argentina, en ; Chile, en ; Bolivia, ; (onduras, ; Colombia, ; Ecuador, ; Per’, , por citar algunos ejemplos.

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ecuador una “revolución” ciudadana Que avanZa



1. Aianzamiento del sistema neoliberal Desde inales del siglo XIX, hasta la segunda década del siglo XX, la exportación del cacao representaba para el Ecuador el 80% del total de las exportaciones del país. Y, para el colmo, las opulentas familias cacaoteras residían en Europa. Casi a mediados del siglo XX, ante el hundimiento del negocio del cacao en el mercado mundial, surge el banano como un nuevo producto primario de exportación. Con esta actividad se dinamizó en la costa del país la actividad agrícola asalariada. Aunque indígenas y campesinos tendrán que esperar hasta 1964 para el primer intento de la reforma agraria. En la década de los 70 del pasado siglo, Ecuador, gracias al descubrimiento de yacimientos petrolíferos, se convirtió en productor y exportador de petróleo. La bonanza del petróleo generó en Ecuador lo que se llama “enfermedad holandesa”, que consiste en la apreciación real de la moneda nacional por la inundación de divisas extranjeras en el mercado interno. Lo que siguió fue la anulación de la política monetaria nacional y la dolarización del Ecuador, y la entrega del Banco Central del Ecuador a manos de los grupos inancieros internacionales1. Lo paradójico es que los petrodólares, en lugar de ser utilizados en inversión pública, fueron destinados para consumo interno y Para el año , en el interior del edificio del Banco Central de Ecuador funcionaba una oficina del Fondo Monetario )nternacional. Muestra de la eliminación completa de la soberanía monetaria que raya en anecdótico. Como dijo en el norteamericano Louis Even: que se me conceda el control de la moneda en una nación y me río de quien hace sus leyes .

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cuentas privadas de las élites políticas de turno. Mucho de este dinero también fue utilizado para condonaciones y salvatajes de bancos privados2, mientras la población se hundía irrefrenablemente en el empobrecimiento. Desde el gobierno demócrata cristiano de Osvaldo Hurtado se comenzó a aplicar los ajustes estructurales que serían la base para la introducción de las políticas neoliberales, sobre todo luego de la caída del Muro de Berlín y de la promulgación del Consenso de Washington (1989). Los gobiernos social cristiano (León Febres Cordero, 19841988), social demócrata (Rodrigo Borja, 1988-1992), conservador (Sixto Durán Ballén, 1992-1996) y los fugaces gobiernos de Bucaram, Alarcón, Mahuad, Noboa, Gutiérrez y Palacio, dieron continuidad a esas nefastas políticas neoliberales3. A finales de se declaró en quiebra el banco más importante del país, el F)LANBANCO, y el Estado triplicó la emisión de la moneda nacional para asumir las deudas de este y otros bancos. Al mismo tiempo, el Estado creó, mediante Ley, la Agencia de Garantías de Depósito, devaluó el sucre moneda nacional en %, y ordenó congelar los depósitos bancarios de la gente hasta por un año. Y sólo cuando el Estado asumió el dólar como moneda ’nica se comenzó a devolver a la gente sus ahorros. Entonces el cambio se había disparado a 25.000 sucres por dólar, pero al momento del congelamiento el cambio era de . sucres por dólar. De este modo los banqueros ganaron alrededor de . millones de dólares. CORREA, : Rafael Correa, en su libro, Ecuador: de Banana Republic a la No Rep’blica , ilustra la noche neoliberal con los siguiente datos económicos. El negocio del nuevo aeropuerto de Quito implicaba una inversión de millones de dólares. De los cuales el inversionista privado sólo aportaba un capital fresco de millones, y el resto el Estado mediante las tasas del viejo aeropuerto en manos del concesionario. Además, a cambio el inversionista tenía la concesión del negocio por años, sin entregar nada al Estado. En el año el Banco Mundial obligó al Estado ecuatoriano a reformar la Ley de Minería, renunciando a la regalía minera y disponiendo un impuesto minero, dependiendo de la antig“edad de las concesiones, entre y dólares anuales por hectárea concesionada, sin importar si era mina de oro o caliza. Esta Ley fue planificada e implementada con un préstamo de millones de dólares emitidos por el Banco Mundial, pero el % del préstamo se quedó con los mismos consultores del banco. Le impusieron a Ecuador contratos de participación con las petroleras con una ganancia mínima del % para el Estado y el % del negocio del petróleo para las petroleras. Otro ejemplo, el Centro de Rehabilitación Manabí impulsó la construcción de las represas hidroeléctricas La Esperanza y Poza (onda con un monto de millones de dólares. Pero, como las reformas legales impuestas por los grupos financieros prohibían que esta entidad ejecutar proyectos de manera directa, concesionó a la empresa inversionista Manageneración quien aportó sólo el % del total de la inversión, pero se quedó con el negocio de las hidroeléctricas por años. Así el Estado aportó el % de la inversión total, pero por medio siglo no recibirá ganancia alguna, y los campesinos se quedaron sin agua. CORREA, : - .

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La agenda neoliberal implicó la pérdida de soberanía en la conducción del Estado, bajo la imposición del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) dirigida a la profundización de la apertura comercial y al desvanecimiento del Estado. Entre otras, las principales medidas neoliberales fueron las privatizaciones, la desburocratización del Estado, la desgravación arancelaria, las lexibilidades inanciera y laboral, la profundización del extractivismo de los recursos naturales y la reprimarización de la economía. En 1998 se promulgó una Constitución que buscó institucionalizar el modelo neoliberal en el país. Bajo la supremacía de los partidos de la derecha (Partido Social Cristiano y Democracia Popular), la Asamblea Constituyente de entonces elaboró una Constitución Política que, en su parte dogmática, incorpora avances en derechos, y en su parte orgánica adopta el modelo mercantilista neoliberal. Así se impuso el sistema económico neoliberal, se redujo el Estado y se debilitaron sus capacidades de control sobre los agentes del mercado. Luego de más de dos décadas de neoliberalismo, los impactos han sido muy signiicativos: mayor concentración de la riqueza en pocas manos y ampliación y profundización del empobrecimiento de las mayorías. Cerca del 25% de la población salió del país en este periodo hacia Estados Unidos, España, Italia y otros países, en busca de trabajo. De otro lado, se profundizó el deterioro ambiental y Ecuador llegó a estar a la cabeza de la deforestación en América Latina. El sistema neoliberal no sólo destruyó la economía nacional, sino pervirtió paralelamente al sistema político de la democracia formal. Los partidos políticos, casi sin excepciones, perdieron su identidad ideológica y programática, se convirtieron en tiendas de campaña electoral lideradas por caudillos locales y/o nacionales. La corrupción se generalizó. Frente a esta realidad, las organizaciones sociales se movilizaron para resistir y proponer caminos de una nueva gobernanza. En la década de los 80, fueron las organizaciones sindicales y estudiantiles 207


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quienes principalmente lideraron esas luchas. En los años 90 emergió el movimiento indígena particularmente el liderado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE). Pero también otros movimientos sociales como el de las mujeres, campesinos/campesinas, ecologistas, GLBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans), pobladores urbanos, jóvenes, enfrentaron a los gobiernos de turno y sus agendas neoliberales. La inestabilidad económica, el empobrecimiento de las mayorías, la falta de empleo, la descomposición del sistema político y otros, provocaron movilizaciones ciudadanas que terminaron derrocando a tres gobiernos: Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. A falta de credibilidad de los partidos (incluyendo los de izquierda) y la ausencia de un referente electoral desde los movimientos sociales, ese creciente descontento fue a parar en una avalancha de votos a favor de un proyecto político emergente encabezado por el actual presidente Rafael Correa, quien llegó al poder utilizando en su campaña consignas que fueron planteadas por las organizaciones sociales como la convocatoria a una Asamblea Constituyente, el NO al Tratado de Libre Comercio (TLC), el cierre de la Base de Manta (en manos de Estados Unidos), la recuperación de la soberanía nacional, y otras. La emergencia de Rafael Correa como Presidente, y el proceso constituyente que encabeza, son frutos de la acumulación de fuerzas sociales y políticas activadas por las permanentes postergaciones de las demandas populares y por la aceleración del resentimiento popular a causa de las nefastas consecuencias económicas y políticas del sistema neoliberal. La Constitución de 1998 Después del derrocamiento popular del Presidente Bucaram (1997), asumió la presidencia el Vicepresidente Fabián Alarcón, quien convocó, luego de un referéndum nacional, a la Asamblea

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Constitucional4 para reformar la Constitución Política de 1979. Esta Asamblea redactó y aprobó la nueva Constitución en menos de seis meses de trabajo. Esta Constitución fue la exitosa culminación jurídica, política y económica del proceso reaccionario de los grupos de poder neoliberal en contra del reformismo moderado dispuesto en la Constitución Política de 19795. Entre algunas condiciones externas e internas que viabilizaron el nacimiento de la Constitución Política de 1998 se pueden mencionar: el giro mundial aperturista y globalizador tras el derrumbe del socialismo soviético. La difusión en América Latina del neoliberalismo como ideología económica modernizadora, que acompañó durante las décadas de los ochenta y noventa a muchos gobiernos del continente. El recrudecimiento de la deuda externa en toda la región y la crisis económica en distintos países. Ante el derrumbe del auge del petróleo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) impuso a Ecuador la receta del Plan de Ajuste Estructural para garantizar las amortizaciones de su deuda externa. En materia económica, la Constitución de 1998 consagró el neoliberalismo y retrocedió en relación con el papel del Estado en la economía, principio movilizador del desarrollo nacional desde la Constitución de 1929. Deinió la “economía social de mercado” como modelo del país. Tal declaración fue retórica. Habló genéricamente de la concurrencia La convocatoria, seg’n la pregunta del referéndum, fue para reformar la Constitución de . En el transcurso, dicha Asamblea Constitucional se autoproclamó Constituyente . De este modo nació la Constitución Política de , superando el reformismo progresista de La Constitución Política de trajo una serie de innovaciones en la vida política del Ecuador. Ante todo, no fue fruto exclusivo de un concilio de abogados y legisladores que la redactaran y aprobaran, como había ocurrido con las diecisiete constituciones anteriores del Ecuador desde que se separara de la Gran Colombia en para constituirse como Estado independiente. La Constitución Política de resultó ser progresista para los momentos históricos que vivía el Ecuador al salir de la dictadura, y fue aprobada en referéndum nacional, lo cual le dio una legitimidad social innegable frente a todas las constituciones anteriores del país.

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de los sectores público y privado en la economía, incluso reconoció la existencia de las empresas y propiedades pública, privada, mixta y comunitaria o de autogestión (Art. 245 y 246). Pero abandonó el concepto de “áreas de explotación reservadas al Estado” que tuvo la Constitución de 1979.6 Estas reformas viabilizaron los procesos privatizadores, quedando vulnerables los recursos del subsuelo, servicios de agua potable, energía eléctrica, comunicaciones y empresas estratégicas, que la Constitución consideró factibles de concesión. La Constitución de 1998 señalaba que son de “propiedad inalienable e imprescriptible” del Estado los recursos naturales no renovables y, en general, las riquezas del subsuelo y de las áreas cubiertas por el mar territorial. Añadía que su exploración y explotación “podrán ser llevadas a cabo por empresas públicas, mixtas o privadas”; que el Estado podrá hacer la “concesión” del uso de frecuencias electromagnéticas; y que el aprovechamiento y uso de las aguas corresponderá al Estado “o a quienes obtengan estos derechos, de acuerdo con la ley” (Art. 247). También el medio ambiente y su diversidad biológica podían involucrar a la “iniciativa privada” (Art. 248). Disponía que los servicios públicos de agua potable y riego, saneamiento, fuerza eléctrica, telecomunicaciones, vialidad, facilidades portuarias y otros, pueden ser “delegados” a empresas mixtas o privadas “mediante concesión, asociación, capitalización, traspaso de la propiedad accionaria o cualquier otra forma contractual de acuerdo con la ley” (Art. 249). La seguridad social proclamada como un “deber del Estado y derecho irrenunciable de todos sus habitantes” también se abrió a la participación del sector privado (Art. 55). La Constitución Política de reconoció el voto a los analfabetos, consagró amplias libertades y avanzó en materia de derechos sociales. Reconoció la unión libre de parejas sin necesidad de vínculo matrimonial. Consagró un rol importante para el Estado, pues garantizó la planificación, el monopolio estatal en la producción y provisión de bienes y servicios llamados estratégicos particularmente las minas y el petróleo , el papel estatal de las políticas sociales y algunos principios como el de la redistribución social de la riqueza. Se orientó a favor de las clases medias y populares, y consagró cuatro sectores de la economía: estatal, privado, mixto y autogestionario.

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Pero, al mismo tiempo, se incorporaron avances como los derechos humanos de tercera y cuarta generación, reproduciendo una serie de preceptos que provenían de otras constituciones del siglo XX. Por primera vez en su historia, Ecuador fue declarado país pluricultural y multiétnico. Además, se incluyó un amplio capítulo sobre los pueblos indígenas y afroecuatorianos, a quienes reconoce su derecho sobre las tierras ancestrales, sus formas tradicionales de organización y relaciones comunitarias, el patrimonio histórico, sus conocimientos, educación y administración de justicia indígena, respetando la ley. Incorporó la protección del medio ambiente con participación de la comunidad. Asegura la defensa del consumidor, el hábeas data, el amparo y la defensoría del pueblo. La Constitución Política de 1998 estuvo a tono con la época de privatizaciones y retiro estratégico del Estado. Los congresos posteriores expidieron las leyes que volvieron aplicables esos principios para los buenos negocios a favor de las empresas privadas durante la larga y triste noche neoliberal ecuatoriana. 2. Movimientos sociales en el proceso constituyente ecuatoriano Durante la elaboración de la Constitución Política de 1998, algunos movimientos sociales de Ecuador que habían logrado consolidarse en los años anteriores, ejercieron una notable presión para que en el espacio constituyente se tomasen en cuenta sus planteamientos. La estrategia fue doble: disputar por la inclusión de asambleístas en representación de los movimientos y desplegar acciones colectivas en los espacios públicos en procura de incidir en el conjunto de la Asamblea. En una correlación de fuerzas favorable al neoliberalismo, el resultado de esa incidencia fue la Constitución Política que en unos capítulos plasmó esa visión mercantil y neoliberal del mundo. 211


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En la Constitución Política de 1998 el sistema político se ajustó a los requerimientos del discurso de la gobernabilidad neoliberal. Es decir, reforzó el presidencialismo, debilitó las capacidades del Congreso Nacional, favoreció la desinstitucionalización de lo público. Si bien se incorporó el derecho a la revocatoria del mandato, no se incluyó en él al Presidente de la República. La participación ciudadana fue apenas mencionada sin darle un verdadero peso para la redeinición democrática de la gobernabilidad. El balance de resultados logrados por los movimientos sociales en la Asamblea de 1998 se puede resumir que se lograron algunas conquistas especíicas. Pero se perdió terreno en la deinición de los marcos principales para la convivencia social, como son la caracterización del modelo de desarrollo, de la economía, de la garantía de cumplimiento de los derechos sociales, culturales, aspectos en los que el neoliberalismo ganó de palmo a palmo. En el proceso constituyente de 2008, las organizaciones sociales se multiplicaron y multiplicaron sus demandas especíicas, pero su dispersión fue enorme. Hubo desde agrupaciones que exigían que se cumpla con una obra de riego parroquial, hasta federaciones campesinas que presentaban un articulado completo para la soberanía alimentaria. Gran diversidad de actores y gran heterogeneidad de propuestas: esa fue la característica general de la presencia de movimientos sociales en Montecristi (lugar donde sesionó la Asamblea Constituyente en 2008). No obstante, destacaron algunos actores que sumariamente señalamos a continuación. Uno de los grupos que actuó de modo permanente en el proceso constituyente fue el de los actores interesados en el tema del agua. El Foro de los Recursos Hídricos (que reunió a más de 100 organizaciones e instituciones) elaboró propuestas constitucionales aún antes de que se iniciase las sesiones de la Asamblea Constituyente, luego promovió foros y estableció conexiones con asambleístas y asesores para asegurarse el acceso a 212


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los textos que se fueron elaborando, e incidir en ellos en los diferentes momentos. Buena parte del texto inal de la Constitución Política del Ecuador contiene los aportes de éste y otros de inspiración ambientalista, como el agua como derecho fundamental, derechos de la Naturaleza, etc. La Mesa Agraria fue un espacio de incidencia de tres federaciones nacionales de campesinos: la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (FENOCIN), la Coordinadora Nacional Campesina (CNC), y la Federación Nacional de Campesinos Libres de Ecuador (FENACLE), organizaciones que lograron incorporar a dos de sus máximos representantes en la Asamblea Constituyente. Mediante alianzas con otros y otras asambleístas, y con el despliegue de sus bases, esas organizaciones hicieron posible que en la Constitución se incorporen sus aportes relativos a la soberanía alimentaria. El movimiento indígena representado por la CONAIE y sus federaciones regionales también hizo notables esfuerzos para disputar la incorporación de sus propuestas en la nueva Constitución Política. Aunque esta organización elaboró una propuesta sobre diversos temas (económicos, políticos, sociales, agrarios, etc.), su esfuerzo se concentró en la defensa del carácter plurinacional del Estado ecuatoriano. Las mujeres organizadas debieron enfrentar un escenario complejo, puesto que varios grupos autodenominados Pro-vida (católicos y evangélicos) lograron tener asambleístas aliados a sus tendencias, e inluir en cierto sector del bloque mayoritario en la Asamblea Constituyente en Montecristi. Por eso no se logró incorporar los avances referentes a los derechos sexuales y reproductivos. En lo político se logró reforzar el principio de la paridad, en lo socioeconómico se reconoció la equidad en el acceso a los medios de producción (crédito, servicios, etc.), y se estableció el cuidado humano y familiar como el elemento fundamental para la reproducción de la sociedad. 213


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Un importante y nuevo actor, comparado con el contexto de 1998, fue el conformado por las redes de economía solidaria, que generaron propuestas sobre todo referidas a la democratización de la intermediación inanciera y acerca del necesario respaldo con diferencia favorable que debe dar el Estado a ese sector por la función social que cumple. El resultado rebasó las expectativas de este sector, pues no sólo que el texto recogió esos planteamientos, sino que la Asamblea Constituyente deinió a todo el sistema económico del país como social y solidario, dejando atrás la deinición de la “economía social de mercado”. También jugaron un importante papel las asambleas locales, los comités de desarrollo local y ONGs que venían trabajando desde tiempo atrás el tema de participación social (presupuestos participativos, control social, etc.), pues la nueva Constitución Política incluyó una nueva función del Estado, basada en el poder ciudadano, denominada función de Transparencia y Control Social. Una experiencia interesante fue la de las organizaciones de jóvenes. Más allá de los espacios estudiantiles, los jóvenes lograron autoidentiicarse como sujetos sociales y políticos, y levantar propuestas que fueron parcialmente recogidas en la nueva Constitución Política. Igualmente, los grupos que han venido resistiendo a la presencia de fuerzas militares extranjeras en el país pudieron reconocerse en el texto constitucional que prohíbe la presencia de bases militares extranjeras en el Ecuador, y declara al país como territorio de paz. 3. Movimiento Alianza PAIS y el proceso constituyente La última ola de la crisis política del Estado se desató en 1997. Y para 2006 ya llevaba Ecuador una década de crisis política, económica y social. En este período se sucedieron 6 presidentes de la República. Las razones fundamentales fueron la desideologización, corrupción y desprestigio de los partidos políticos, el fracaso de las instituciones como el Congreso Nacional que llegó a tener la aprobación de sólo el 2% de la población, y la apropiación del Estado por parte del sector privado. La ciudadanía llegó a odiar a los partidos políticos. 214


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Las organizaciones sindicales se encontraban desarticuladas por el sistema neoliberal. Las organizaciones sociales, incluyendo indígenas (que inyectaron autoestima y acumulación de fuerza sociopolítica en la década de los 90), fruto de sus prácticas antidemocráticas de perennizar dirigentes, se encontraban también deslegitimadas. Más de 2.5 millones de ecuatorianos se encontraban en el extranjero en busca de un futuro mejor. El empobrecimiento, la exclusión y la desocupación se encontraban en sus picos históricos más altos. Ya el movimiento espontáneo y multitudinario de los “forajidos”, que expulsó de la presidencia a Lucio Gutiérrez (2005), tenía la consigna de “que se vayan todos”. Era gente desesperada y con una conciencia individual y colectiva de que el país se hundía de manera irreversible. Este movimiento de ciudadanos/as volvió a levantar la demanda de una Asamblea Constituyente para repensar el país. El movimiento Alianza PAIS (Patria Altiva y Solidaria) nació a partir de la ciudadanía no organizada y alrededor de la emergente igura de Rafael Correa. Un economista/académico de profesión. Ministro de Economía y Finanzas, por cuatro meses, durante el gobierno transitorio de Alfredo Palacios.7 Integrante activo de la organización Jubileo 2000. Correa, luego de su renuncia al cargo ministerial, a petición de organizaciones y grupos organizados comenzó a recorrer por diferentes lugares del país para explicar la situación económica del país y la necesidad de la práctica de rendición de cuentas. Rafael Correa tuvo que abandonar el Ministerio de Economía y Finanzas porque se enfrentó a las definiciones del Fondo Monetario )nternacional que, mediante las cartas de intenciones y leyes nacionales obligaba al Estado ecuatoriano a que el 70% del total de las ganancias del negocio del petróleo estuvieran absolutamente reservadas para pagar los servicios e intereses de la deuda externa inmoral. Además, planteó la necesidad de reconsiderar los contratos de participación petrolera por los que las petroleras se quedaban con el % de las ganancias del petróleo y el Estado sólo con el % y convertirlos en contratos de prestación de servicio. Por estas y otras determinaciones, los grupos de poder económico presionaron a Alfredo Palacios para que alejara del Ministerio de Economía y Finanzas a Rafael Correa. Y cuando Correa volvió a la cátedra universitaria, a la que había dedicado años de su vida en la Universidad San Francisco de Quito, le cerraron las puertas con el argumento de que él se había convertido en un político, por tanto, ya no podía dar clases .

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Como explica el Canciller de la República, Ricardo Patiño, este movimiento se genera de manera directa desde la ciudadanía, como una terapia para curar la aversión al quehacer político en la sociedad. Y para ello nosotros teníamos que decirle a la gente: “Vea, aquí hay un movimiento de ciudadanos en el que usted puede involucrarse, aquí hay una revolución de la ciudadanía, no le tenga miedo a la política, venga a trabajar acá, que aquí no lo vamos a meter a un partido político tradicional, tendrá espacio para participar y estará entre gente honrada”. En el transcurso se fueron sumando organizaciones sectoriales, sindicales, de mujeres, jóvenes, comerciales, etc., pero siempre en función y por coincidencia de agendas y objetivos. Ante todo el movimiento Alianza PAÍS es de ciudadanos, y no de organizaciones políticas y sociales (por el desprestigio que sufrían éstas). El movimiento es la aglutinación de colectivos barriales/locales. No existían jefes, ni dueños del movimiento, aunque inmediatamente aparecieron oportunistas queriendo igurar para los puestos en la función pública o en la dirección del movimiento. Las asambleas y demás actividades del movimiento eran autoinanciadas. Las campañas políticas de igual manera. Estuvieron presentes, y aún lo están, ex militantes de partidos políticos de izquierda, pero ya no bajo la bandera de sus ex partidos. Ante las históricas demandas irresueltas, y las consecuencias nefastas del sistema neoliberal, la población ecuatoriana exigía cambios estructurales. Pero los partidos políticos tradicionales no hicieron caso dichas demandas. Fue entonces que el ex ministro de economía y inanzas, Rafael Correa, canalizó las demandas populares de transformaciones constitucionales en la campaña electoral de 2006, y prometió como su primer acto de gobierno la convocatoria a la Asamblea Constituyente, en caso de ser electo Presidente de la República. Y para darle mayor credibilidad a su promesa electoral, su movimiento político Alianza PAIS, no presentó ninguna candidatura para las diputaciones nacionales. De este modo, con creatividad política 216


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rompió, con el modo tradicional y desacreditado de hacer política en Ecuador. Así fue cómo el pueblo ecuatoriano eligió a Rafael Correa como Presidente de la República. Cumpliendo con su palabra, el nuevo gobierno convocó a una Asamblea Constituyente. Con el primer decreto el presidente Correa asumió el poder político, el 15 de enero de 2007. Con su segundo decreto ejecutivo, convocó a una asamblea constituyente, pero, al convocarla actuaba en contra de lo establecido en la anterior Constitución que no contemplaba la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente. Esta decisión de Correa fue inconstitucional, pero el gobierno lo vio necesario realizarla. Esta ilegalidad se legitimó con la consulta popular del 15 de abril del mismo año, en la que el pueblo se pronuncia en un 82% a favor de la convocatoria a una Asamblea Constituyente. De este modo, una vez más, el soberano deinió su destino, incluso en contra de la Constitución que no permitía la convocatoria a una Constituyente. Elección y presencia de asambleístas Para la elección de asambleístas se estableció la paridad y alternancia como principio fundamental de las listas de candidatos. Esto es, igual cantidad de varones y mujeres. Pero, sobre todo, que si el primero de la lista era varón, la segunda necesariamente tenía que ser mujer, y viceversa. Así se garantizó que de 130 asambleístas, 40 fuesen mujeres. Además, los cerca de 2.5 millones de ecuatorianos residentes en el extranjero participaron eligiendo a sus propios representantes migrantes. De este modo, se garantizó la presencia de 6 constituyentes (2 por Europa, 2 por EEUU y Canadá, 2 por Latinoamérica). La publicidad de las y los candidatos en los medios de información fue contratada por el propio Estado, de manera equitativa para todas y todos. Así se evitó la exclusión de candidatos económicamente menos pudientes. De los 130 constituyentes, 80 fueron electos por el movimiento Alianza PAIS liderado por Rafael Correa. Este movimiento encabezado por Correa ganó en todas las provincias algún representante, menos 217


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en la provincia de Napo, donde nació el opositor ex Presidente Lucio Gutiérrez. Las candidaturas fueron seleccionadas por el buró político de Alianza PAIS. El ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, admite que dicha selección apresurada, por la premura del tiempo y la responsabilidad de la conducción del gobierno, no fue del todo correcto, puesto que según Acosta, se nominaron candidatos que no comprendían, ni compartían los ejes de cambios impulsados por Alianza PAIS. El instrumento político del movimiento indígena PACHAKUTY tuvo 5 representantes en la Constituyente. Congreso Nacional en receso Aprendiendo de las diicultades que generaban en Bolivia el funcionamiento en paralelo de un Congreso Nacional y de una Asamblea Constituyente8. Y, sobre todo por las experiencias negativas de este paralelismo entre un poder constituido y poder constituyente, en el proceso constituyente ecuatoriano de 1998, la Asamblea Constituyente decidió declarar en “receso” a las y los diputados del Congreso Nacional, mientras durase la Asamblea Constituyente. La decisión fue difícil, pero el acuerdo fue que la Asamblea Constituyente debía someter a un referéndum nacional el texto constitucional redactado. Y, si el pueblo no aprobaba dicho texto, entonces, las y los diputados en “receso” volverían a sus funciones legislativas bajo la anterior Constitución. En el proceso constituyente boliviano, que se realizaba casi al mismo tiempo que en Ecuador, el paralelismo entre Congreso Nacional y la Asamblea Constituyente fue uno de los factores que ahondaron las dificultades de dicho proceso. En Bolivia no se disolvió al poder constituido Congreso Nacional , y fue éste poder quien definió la Ley Especial para la Convocatoria a la Asamblea Constituyente, incorporando incluso cuestiones netamente procedimentales para el funcionamiento de dicha Asamblea. Situación que alargó las sesiones de la Constituyente más allá del tiempo establecido. En Ecuador, en , la Asamblea Constituyente permitió el funcionamiento en paralelo del Congreso Nacional, y fue éste Congreso, en complicidad con las élites políticas, quienes incluso expulsaron a las y los constituyentes del edificio en el que sesionaba dicha Asamblea y terminaron sus sesiones en la Universidad Andina Simón Bolívar.

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Para ines netamente administrativos y de iscalización, y suplir de esta manera las funciones elementales del Congreso Nacional, se conformó una comisión en la Asamblea Constituyente para ejercer dicha función. Organización y trabajo de la Asamblea Constituyente Los tres más votados presidieron la sesión constitutiva de la Asamblea. Ellos fueron: Alberto Acosta, Fernando Cordero y Aminta Buenaño. Luego, ya en Montecristi, se eligió a la junta directiva presidida por Alberto Acosta. La Asamblea se organizó en 10 mesas de trabajo para abordar la totalidad de los temas a debatir. Estas mesas fueron: 1. Derechos fundamentales y garantías constitucionales. 2. Organización, participación social y ciudadana. 3. Estructura e instituciones del Estado. 4. Ordenamiento territorial y asignación de competencias. 5. Recursos naturales y biodiversidad. 6. Trabajo, producción e inclusión social. 7. Mesa de régimen de desarrollo. 8. Justicia y lucha contra la corrupción. 9. Soberanía, relaciones internacionales e integración. 10. Legislación y iscalización. Montecristi (un pueblo de la Provincia de Manabi) fue la sede de las sesiones de la Asamblea Constituyente. Se escogió dicho lugar porque allí nació el liberal revolucionario más grande de la historia ecuatoriana, Eloy Alfaro. Según Alberto Acosta, a este lugar arribaron más de 150 mil personas, en grupos y de manera individual, para presentar sus 219


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propuestas. En total se recibieron más de 3 mil propuestas de contenidos de Constitución. Incluso los grupos de poder económico y político concurrieron hacia Montecristi para plantear sus propuestas. Cuestiones como agua, soberanía alimentaria, etc. generaron amplios e intensos debates sin precedentes. Además, las diferentes mesas de trabajo se trasladaron a las diferentes provincias, cantones y parroquias del país para dialogar y recoger las propuestas de la ciudadanía, sobre todo los ines de semana, cuando no había sesión de la Asamblea. Por ello, Acosta sostiene que esta Constituyente fue la más ciudadanizada y participativa de la historia ecuatoriana. Según el ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, el tiempo de 6 a 8 meses (6 meses indicados, con 2 de ampliación), establecido en referéndum nacional, para el funcionamiento de la Asamblea Constituyente no fue suiciente. Pero, también, producto del cerco mediático a la que era sometido el pueblo ecuatoriano por parte de las fuerzas opositoras al proceso de cambio, la Constituyente perdía credibilidad social. Y, si Correa permitía la ampliación del plazo de las sesiones de la Constituyente, las acusaciones de buscar gobernar más tiempo sin el Órgano Legislativo, se acrecentarían. Por eso la Asamblea Constituyente tuvo que concluir su trabajo en los 8 meses establecidos. Fruto de este trabajo maratónico y democrático se consolidó un texto constitucional de 444 artículos que recogen las demandas, aspiraciones e ilusiones a mediano y largo plazo aprobados el 28 de septiembre de 2008 con el 64% del voto popular. 4. Novedades fundamentales de la Constitución Política del Estado de 2008 En el marco del nuevo constitucionalismo latinoamericano, esta Constitución es de vanguardia. No sólo por las innovaciones en cuanto a Estado se reiere, sino también por el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, la declaración de una ciudadanía regional 220


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y universal. Aunque estos dos últimos elementos no aparecen en el artículo primero, sin embargo, éste sintetiza la idea de Estado consensuada en la Constitución: “El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. Se organiza en forma de república y se gobierna de manera descentralizada. La soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución. Los recursos naturales no renovables del territorio del Estado pertenecen a su patrimonio inalienable, irrenunciable e imprescriptible”. (Art. 1°). Estado Plurinacional e Intercultural. En Latinoamérica, Ecuador es el primer país en transitar constitucionalmente de un Estado Nación, monocultural, hacia un Estado Plurinacional por las condiciones y exigencias fácticas de su realidad multicultural.9 Se entiende por Estado Plurinacional al reconocimiento de la coexistencia de diferentes nacionalidades en un mismo territorio con la voluntad de constituir un Estado con la presencia activa y decisiva de los diferentes pueblos o nacionalidades, en los diferentes En la Constitución de , influenciada por la visión de políticas multiculturalistas provenientes de países como Canadá, y en el marco de las reivindicaciones indígenas en conmemoración al quinto centenario de la colonización, se incorporó la figura de un Estado multicultural. Además de reconocimientos de derechos colectivos de las nacionalidades indígenas, como la administración de la justicia indígena. Pero, una década después, el multiculturalismo continuó siendo un monoculturalismo mestizo encubierto, sin ninguna voluntad política de revertir el colonialismo interno que soportaban y soportan las nacionalidades indígenas, afroecuatorianas y montubio. En el marco del debate de la Constitución de , organizaciones indígenas como FENOC)N y FE)NE estuvieron en desacuerdo con la propuesta de la plurinacionalidad de CONA)E. Aquellos planteaban la interculturalidad, porque sospechaban que la plurinacionalidad tendería a desintegrar la unidad del país. En el debate, la Asamblea Constituyente asumió que la plurinacionalidad y la interculturalidad son complementarios del carácter del nuevo Estado.

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niveles de la gestión del poder estatal. Una de las inalidades del Estado Plurinacional es redimir a las naciones o nacionalidades históricamente excluidas desde el Estado Nación mestizo, y garantizar la convivencia pacíica bajo el ideal compartido de una comunidad política imaginada. Además, la Constitución Política ecuatoriana establece, a la par de la plurinacionalidad, el carácter intercultural del Estado. La plurinacionalidad se reiere al reconocimiento y el ejercicio de la autodeterminación de los pueblos y nacionalidades bajo el principio de la unidad estatal. La interculturalidad, en cambio, se reiere al deber de los pueblos y nacionalidades de construir una interrelación en los diferentes aspectos y en diferentes direcciones para consolidar la identidad nacional intercultural de un Estado plurinacional. Ambas caracterizaciones no son excluyentes entre sí, como en algún momento se sospechó, sino complementarios en el esfuerzo de constituir el nuevo Estado.10 El carácter plurinacional del Estado ecuatoriano está dispuesto en 4 de los 444 artículos que contiene la Constitución Política, tanto en la parte dogmática, como en los regímenes especiales. La interculturalidad permea prácticamente todo el contenido de la Constitución, y está dispuesta en 22 artículos referentes a los derechos y obligaciones individuales y colectivos, sistemas de garantías de los derechos, tipo y funciones del Estado Plurinacional, integración y relaciones internacionales, etc. El carácter plurinacional no ha sido desarrollado en la misma magnitud que la dimensión intercultural puesto que el reconocimiento constitucional de la autonomía de las nacionalidades indígenas, Ante la innecesaria tensión que se generó en el debate entre los principios de igualdad y la diferencia, en el marco de la plurinacionalidad y la interculturalidad, Boaventura Santos de Sousa sintetiza el carácter complementario de estas dos dimensiones: Lo que es diverso no está desunido, lo que está unificado no es uniforme, lo que es igual no tiene que ser idéntico, lo que es diferente no tiene que ser injusto. Tenemos el derecho a ser iguales cuando la diferencia nos inferioriza, tenemos el derecho a ser diferentes, cuando la igualdad nos descaracteriza … . DE SOUSA, : - .

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afroecuatoriana y de montubios se reduce a la posibilidad de la conformación de las circunscripciones territoriales indígenas11. Está claro que no es posible constituir un Estado Plurinacional sin el reconocimiento y la garantía de la autodeterminación (política, administrativa, legislativa, judicial, etc.) de las nacionalidades y pueblos.12 Organización y funciones estatales Nuevos órganos. Los teóricos europeos del Estado nación, en el siglo XVIII, idearon al Estado moderno como un poder político con la misión de constituir una nación uniforme en su territorio mediante los órganos Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Siempre en el marco de la democracia representativa. A éstos órganos erróneamente denominaron poderes. El poder en un Estado es uno solo, y éste es monopolio que se ejerce mediante diferentes órganos. La Constitución ecuatoriana supera aquella determinación teórica sobre la organización del Estado y asume que el Estado Plurinacional e Intercultural tiene funciones (obligaciones), y éstas son cinco: El artículo ° de la Constitución dispone lo siguiente: En el marco de la organización político administrativa podrán conformarse circunscripciones territoriales indígenas o afroecuatorianas, que ejercerán las competencias del gobierno territorial autónomo correspondiente, y se regirán por principios de interculturalidad, plurinacionalidad y de acuerdo con los derechos colectivos. Las parroquias, cantones o provincias conformados mayoritariamente por comunidades, pueblos o nacionalidades indígenas, afroecuatorianos, montubios o ancestrales podrán adoptar este régimen de administración especial, luego de una consulta aprobada por al menos las dos terceras partes de los votos válidos. Dos o más circunscripciones administradas por gobiernos territoriales indígenas o pluriculturales podrán integrarse y conformar una nueva circunscripción. La ley establecerá las normas de conformación, funcionamiento y competencias de estas circunscripciones. En la Constitución de se amplían los derechos colectivos reconocidos a las nacionalidades indígenas, afroecuatorianas y montubios, pero en el debate legislativo y político actual los derechos como el de la consulta previa son asumidos como no vinculante. ¿Qué sentido tiene tener constitucionalizado el derecho a consulta previa si esto no tiene carácter vinculante? Lo mismo ocurre con la administración de la justicia indígena en el marco del pluralismo jurídico, Art. ° , que incluso la Constitución regula que las sentencias indígenas están por encima de las sentencias de los jueces de paz Art. ° , pero, así como no existe una Ley que viabilice la organización de las autonomías indígenas, tampoco existe legislación sobre el deslinde jurisdiccional.

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Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Justicia Indígena, Transparencia y Control Social y Electoral. Estas funciones se ejercen siempre bajo el principio de la participación y organización ciudadana. Por las condiciones de permanente convulsión social y la pérdida de la igura de autoridad en el país, se aianza el carácter presidencialista del gobierno. Se rediseñan las tareas atribuidas a los tres órganos del anterior Estado, y se deinen nuevas. En el caso del Ejecutivo se amplían sus atribuciones porque tanto el Procurador/a General del Estado y los/ as superintendentes serán electos por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de las ternas presentadas por el Ejecutivo.13 Antes, estas y otras designaciones eran atribuciones del Legislativo. En el caso de la Función Electoral, el Consejo Nacional Electoral mantiene sus facultades de organizar y dirigir los procesos electorales o de designación emprendidos por el Consejo de Participación Ciudadana y de Control Social. Función de Transparencia y Control Social. Este órgano se crea con la inalidad de aianzar la correlación entre el Estado y la ciudadanía, ante las circunstancias excluyentes de órganos como el Legislativo o de las organizaciones políticas en retirada. La Constitución establece la misión y la conformación de la Función de Transparencia y Control Social en los siguientes términos: “La Función de Transparencia y Control Social promoverá e impulsará el control de las entidades y organismos del sector público, y de las personas naturales o jurídicas del sector privado que presten Esta Constitución fortalece al Ejecutivo que a lo largo de la historia nacional ha sido el eje del modelo presidencialista, cuyo papel quedó seriamente restringido por la Constitución de . Al Ejecutivo le corresponde el manejo institucional del Estado central, la planificación y la fijación del presupuesto; a su cargo está el régimen tributario y el manejo de las principales políticas económicas. Por primera vez queda establecido que el Presidente podrá disolver la Asamblea Nacional por una sola ocasión, en un sistema denominado de muerte cruzada , pues en ese caso al mismo tiempo habrá que llamar a elecciones de asambleístas y de Presidente de la Rep’blica. Art. ° . )gual ocurre si la Asamblea destituye al Ejecutivo. Además, sólo habrá la reelección presidencial por una sola vez.

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servicios o desarrollen actividades de interés público, para que los realicen con responsabilidad, transparencia y equidad; fomentará e incentivará la participación ciudadana; protegerá el ejercicio y cumplimiento de los derechos; y prevendrá y combatirá la corrupción. La Función de Transparencia y Control Social estará formada por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, la Defensoría del Pueblo, la Contraloría General del Estado y las superintendencias. Estas entidades tendrán personalidad jurídica y autonomía administrativa, inanciera, presupuestaria y organizativa”. (Art. 204°). El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social es el responsable de promover los derechos de participación ciudadana y control social sobre asuntos de interés colectivo. Para lo cual tiene entre sus principales tareas designar autoridades como al Procurador/a General del Estado, Defensor/a del Pueblo, Fiscal General del Estado, Contralor/a General del Estado, Además, designa a integrantes del Consejo Nacional Electoral, Tribunal Contencioso Electoral y Consejo de la Judicatura (Art. 208°). Además, promueve mecanismos para la rendición de cuentas, investigar denuncias sobre actos de corrupción y vulneración de los derechos de participación, entre otros.14 Seg’n la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo SENPLADES , la acción ciudadana colectiva es fundamental para la construcción del nuevo Estado porque: Frente al desmantelamiento del Estado impulsado por el neoliberalismo, se hace fundamental recuperar el Estado para la ciudadanía, en el marco de la recuperación de lo p’blico, entendido en un sentido más abarcativo, que rebasa el ámbito netamente estatal. Larrea, b: No existen recetas para determinar cuánta acción colectiva es necesaria en una sociedad. Para resolver la disyuntiva entre acción colectiva y acción individual es necesario analizar las condiciones iniciales. En el caso ecuatoriano, al igual que en América Latina, donde el Estado ha sido usado como el principal instrumento para transferir recursos públicos a élites económicas y políticas, dejando a los grupos mayoritarios de la población en situaciones de alta precariedad y vulnerabilidad, es obvia la necesidad de fortalecer la acción colectiva y al Estado, como la representación institucionalizada de la sociedad. … . El principal agente de acción colectiva es sin lugar a dudas el Estado, pero no es el ’nico. El Gobierno ecuatoriano busca recuperar el Estado para la ciudadanía y también fomentar la acción colectiva de la propia sociedad. Ser parte del respeto a la autonomía de las organizaciones sociales y se reconoce el papel del Estado para promover la participación social y ciudadana. De este modo se persigue construir más sociedad paralelamente a la recuperación del Estado. Es por ello que la nueva Constitución busca el fortalecimiento de la sociedad como condición necesaria para el Buen Vivir en comunidad. De este modo se impulsa la construcción de un

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Este Consejo está compuesto por siete consejeros/as, con sus respectivos suplentes, propuestos por las organizaciones sociales y la ciudadanía, y seleccionados, a base de méritos y concurso público, por comisiones ciudadanas de selección. Estas comisiones estarán conformadas por un represente de cada una de las funciones estatales, e igual número de representantes de organizaciones sociales y la ciudadanía. Es importante indicar que los espacios para el ejercicio de la participación ciudadana no se agotan en la Función de Transparencia y Control Social, sino además están los mecanismos de participación directa como las elecciones, consulta popular, remoción del mandato, iniciativa popular en las leyes, veedurías, audiencias públicas, ejercicio de la resistencia, asambleas, cabildos populares, consejos consultivos, observatorios y otros. En los organismos seccionales se introduce la igura de la “Silla Vacía”15 para que allí esté representada la ciudadanía en las sesiones respectivas. (Art. 101°). Supremacía constitucional Según la tradicional teoría constitucional, la función del control constitucional de la aprobación y aplicación de las leyes se encontraba dentro del Órgano Legislativo. La Constitución ecuatoriana libera por completo la supremacía constitucional de cualquier otra Función del Estado y crea una Corte Constitucional conformada por nueve integrantes nombrados por una comisión de selección, a base de méritos (uno de ellos, juristas de tercer nivel académico). Ésta estará conformada por dos representantes de las funciones Ejecutivo, Legislativo, Transparencia y Control Social y verdadero poder social y ciudadano . SEMPLADES,

: -

Ésta consiste en la participación de un representante de la ciudadanía en las sesiones para determinadas temáticas. El invitado intervendrá en el debate y en la toma de las decisiones. La Constitución establece que: Las sesiones de los gobiernos autónomos descentralizados serán p’blicas, y en ellas existirá la silla vacía que ocupará una representante o un representante ciudadano en función de los temas a tratarse, con el propósito de participar en su debate y en la toma de decisiones . Art. °

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Judicial, quienes de las ternas propuestas por las mismas funciones elegirá a las y los integrantes de esta Corte para un período de nueve años (Art. 434°). Los integrantes de la Corte Constitucional no son sujeto de juicios políticos, ni podrán ser removidos por quienes los designen, pero sí estarán sujetos a los mismos controles que el resto de las autoridades públicas. (Art. 431°). Autonomías territoriales Se constituye gobiernos autónomos descentralizados a juntas parroquiales rurales, los concejos municipales, los concejos metropolitanos, los consejos provinciales y los consejos regionales (Art. 238°). Estos gobiernos gozan de autonomía política, económica y legislativa en sus respectivas jurisdicciones y competencias establecidas por la Constitución y la ley. Además, la Constitución establece que en ningún caso el ejercicio de estas autonomías permitirá a secesión de la unidad del territorio nacional. La división política administrativa del Ecuador en parroquias, cantones y provincias. Pero los gobiernos autónomos se organizan en regiones (conjunto de provincias), provincias, cantones, municipios y parroquias rurales. Se dispone la creación de circunscripciones territoriales indígenas o afroecuatorianas con la inalidad de garantizar la autonomía de estos pueblos a base de los derechos colectivos. La Constitución establece que: Las parroquias, cantones o provincias conformados mayoritariamente por comunidades, pueblos o nacionalidades indígenas, afroecuatorianos, montubios o ancestrales podrán adoptar este régimen de administración especial, luego de una consulta aprobada por al menos las dos terceras partes de los votos válidos. Dos o más circunscripciones administradas por gobiernos territoriales indígenas o pluriculturales podrán integrarse y conformar una nueva circunscripción. La ley establecerá las normas de conformación, funcionamiento y competencias de estas circunscripciones.” (Art. 257°) 227


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Esta determinación constitucional, con la excepción de la referencia a los montubios, ya estuvo presente en la Constitución de 1998. En este sentido, no es más que una ampliación en el proceso del reconocimiento constitucional de estas nacionalidades presentes, pero con poca evidencia de la voluntad política de gobernantes en convertir estas disposiciones en leyes o políticas públicas aplicadas y aplicables.16 Buen Vivir17 Este concepto proviene, en el caso ecuatoriano, del sumak kawsay (idioma kichwa) que hace referencia a la plenitud de la vida de todos los seres que cohabitan en el cosmos, incluyendo al ser humano. Esta plenitud integral depende de las interrelaciones equilibradas, en diferentes direcciones, entre la comunidad del ser humano con el entorno. El ser humano, en comunidad, como cuidador de la Madre Tierra, interactúa con ella, de manera equilibrada, para servirse de los bienes disponibles. La Constitución ecuatoriana asume este paradigma de vida 16 Considerando las prioridades políticas del gobierno actual, según el Plan de Desarrollo para el Buen Vivir, , la implementación del carácter intercultural del nuevo Estado se construye incorporando este elemento en las políticas públicas nacionales en el marco de la descentralización estatal. Está demás reiterar que la plurinacionalidad estatal no es posible sin el reconocimiento de las autonomías de las nacionalidades indígenas, con sus respectivas competencias, en el marco de un Estado unitario. El Secretario Nacional de Planificación y Desarrollo, René Ramírez Gallegos, sintetiza el Buen Vivir en los siguientes términos: La satisfacción de las necesidades, la consecución de una calidad de vida y muerte digna, el amar y ser amado, y el florecimiento saludable de todos y todas, en paz y armonía con la naturaleza y la prolongación indefinida de las culturas humanas. El Buen Vivir presupone tener tiempo libre para la contemplación y la emancipación, y que las libertades, oportunidades, capacidades y potencialidades reales de los individuos se amplíen y florezcan de modo que permitan lograr simultáneamente aquello que la sociedad, los territorios, las diversas identidades colectivas y cada uno -visto como un ser humano universal y particular a la vez- valora como objetivo de vida deseable tanto material como subjetivamente y sin producir ning’n tipo de dominación a un otro . Nuestro concepto de Buen Vivir nos obliga a reconstruir lo público para reconocernos, comprendernos y valorarnos unos a otros - entre diversos pero iguales- a fin de que prospere la posibilidad de reciprocidad y mutuo reconocimiento, y con ello posibilitar la autorrealización y la construcción de un porvenir social compartido Ramírez, : .

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como una alternativa al concepto de desarrollo que en sí mismo es insostenible, no sólo por la violencia social que entraña la lógica del desarrollo, sino también por la violencia ineludible que genera el desarrollo contra la Madre Tierra. Ante esta realidad, el Buen Vivir es asumido como un nuevo estilo de vida.18 El Buen Vivir es asumido en la Constitución como una responsabilidad compartida entre el Estado Plurinacional e Intercultural y la ciudadanía.19 Pero al mismo tiempo, la plenitud de vida en equilibrio con la comunidad humana y el entorno, es declarado como un derecho fundamental. Los 18 artículos que hacen referencia al Buen Vivir se constituyen en principios orientadores de las funciones del Estado, de los sistemas de salud, educación, economía, política y cultura, de las políticas públicas, de la organización colectiva, de la organización productiva, etc. Es decir, todas las prioridades y las actividades del Estado y de la sociedad intercultural están centradas y orientadas hacia la construcción del Buen Vivir. El ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, al referirse al Buen Vivir, dice lo siguiente: Alberto Acosta explica los alcances cotidianos de este nuevo estilo de vida en los siguientes términos: El Buen Vivir, en definitiva, tiene que ver con otra forma de vida, con una serie de derechos y garantías sociales, económicas y ambientales. También está plasmado en los principios orientadores del régimen económico, que se caracterizan por promover una relación armoniosa entre los seres humanos individual y colectivamente, así como con la Naturaleza. En esencia busca construir una economía solidaria, al tiempo que se recuperan varias soberanías como concepto central de la vida política del país . ACOSTA, : Ana María Larrea, al referirse al factor recurrente de la participación ciudadana en la Constitución, realiza la siguiente valoración: La nueva Constitución del Ecuador es, sin duda, la más participativa en la historia republicana del país y, posiblemente, una de las más participativas del continente. La ciudadanía puede participar a lo largo de todo el ciclo de elaboración de las políticas p’blicas tanto a nivel nacional como local: en la planificación, presupuestación, gestión, control y evaluación de las políticas. Se crean los Consejos Ciudadanos como instancias de deliberación de los grandes lineamientos del desarrollo nacional. Se fijan los consejos en todos los niveles de gobierno con «participación ciudadana». La nueva Ley de Participación obliga a todas las instancias gubernamentales a contar con consejos ciudadanos sectoriales para la generación y seguimiento a las políticas p’blicas. Es importante además señalar que los sujetos de la participación no son sólo los ciudadanos a título individual sino, además, comunidades, colectivos, nacionalidades y pueblos. LARREA, b: - .

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“El Buen Vivir, más que una declaración constitucional, se presenta, entonces, como una oportunidad para construir colectivamente un nuevo régimen de desarrollo. Constituye un paso cualitativo importante al pasar del “desarrollo sustentable” y sus múltiples sinónimos, a una visión diferente, mucho más rica en contenidos y por cierto más compleja. Su contenido no se releja simplemente en una sumatoria de artículos constitucionales en donde se mencionan estas palabras: Buen Vivir. Es mucho más que la posibilidad de introducir cambios estructurales a partir del cumplimiento de los diferentes artículos constitucionales en donde se aborda expresamente o no el Buen Vivir. Esta propuesta, siempre que sea asumida activamente por la sociedad, en tanto recepta las propuestas de los pueblos y nacionalidades indígenas, así como de amplios segmentos de la población, puede proyectarse con fuerza en los debates de transformación que se desarrollan en el mundo. (ACOSTA, 2008:38) A más de dos años de la vigencia de la presente Constitución, la implementación del paradigma del Buen Vivir en las políticas públicas y actividades económicas del Estado genera bastantes cuestionamientos. Sobre todo porque el Estado continúa en la opción neoextractivista de materias primas para generar mayores excedentes económicos para la redistribución de la riqueza. ¿Ecuador está en condiciones de superar el empobrecimiento de las grandes mayorías sin monetizar sus bienes comunes? El Buen Vivir no signiica una actitud romántica y contemplativa con la Madre Tierra, signiica interacción con ella, pero siempre cuidando el equilibrio de los ecosistemas. En palabras de José María Tortosa, el Buen Vivir es una alternativa al maldesarrollo que genera el mal vivir para las grandes mayorías empobrecidas, violentadas y excluidas. Y este maldesarrollo es producto del egoísmo ilustrado y del empecinamiento de “los de arriba”.20 José María Tortosa, en su libro Maldesarrollo y Mal Vivir: pobreza y violencia a escala mundial, argumenta con claridad las causas del empobrecimiento y el mal vivir de las grandes mayorías a causa del maldesarrollo implantado en el mundo por los países ricos. Frente a ello, plantea,

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Economía solidaria El objetivo principal de la Constitución, en materia económica, es recuperar la soberanía sobre los bienes y servicios públicos privatizados (energía, telecomunicaciones, recursos naturales no renovables, transporte y reinación de hidrocarburos, biodiversidad, patrimonio genético, espectro electromagnético, agua y otros). Para ello, se establece que el Estado Plurinacional e Intercultural es el organizador y actor principal de la actividad económica del país, considerando a otros actores de esta actividad, para garantizar el Buen Vivir. En lo económico, la Constitución dispone lo siguiente: “El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y in; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir. El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Constitución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios. (Art. 283°). El Estado, como organizador de la economía asume dos tareas fundamentales: planiicación, intervención en los sectores estratégicos y servicios públicos. Planiicación. Se establece que para no duplicar los esfuerzos en la economía el Estado debe planiicar la actividad económica mediante un Plan Nacional de Desarrollo (Art. 280°). Esta tarea estará a cargo del Consejo Nacional de Planiicación integrado por representantes del gobierno y de la ciudadanía (Art. 279°). Sectores estratégicos. Se dispone como sectores estratégicos de la economía: la energía en todas sus formas, los recursos naturales desde sus experiencias, tanto en Ecuador, como en Bolivia, el Buen Vivir como un estilo de vida alternativo al desarrollo.

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no renovables, el transporte y la reinación de hidrocarburos, la biodiversidad, el patrimonio genético, el espectro radioeléctrico, el agua y otros que determine la ley (Art. 313°). En estos sectores, el Estado se reserva el derecho de gestión, administración, regulación y control. Servicios públicos. El Estado se declara como responsable de la provisión de servicios como agua potable, saneamiento, riego, energía eléctrica, telecomunicaciones, red caminera, infraestructura portuaria y aeroportuaria y otros que establezca la ley (Art. 314°). La Constitución establece que es el Estado, mediante las empresas públicas o mixtas, quien gestionará (explotará) los bienes comunes (recursos naturales) no renovables y los servicios públicos. Esta responsabilidad, sólo de manera excepcional, se podrá delegar a la iniciativa privada (Arts. 315° y 316°). En el caso del agua, sólo puede ser gestionada por el Estado o por la comunidad (Art. 318°). Alberto Acosta, al referirse al modelo económico ecuatoriano sostiene: “Lejos de una economía sobredeterminada por las relaciones mercantiles, se promueve una relación dinámica y constructiva entre mercado, Estado y sociedad. Se busca construir una sociedad con mercado, para no tener una sociedad de mercado, es decir mercantilizada. En la nueva Constitución no está en juego simplemente un proceso de acumulación material. Se precisan respuestas políticas que hagan posible un desarrollo impulsado por la vigencia de los derechos fundamentales (derechos humanos en términos amplios y derechos de la Naturaleza), como base para una sociedad solidaria, en el marco de instituciones que aseguren la vida.” (ACOSTA, 2008: 39). Además, en materia económica, se institucionaliza las políticas económicas estatales como: la política iscal sobre el endeudamiento, tributaria, monetaria, cambiaria, crediticia, inanciera y comercial. Estas y otras políticas ya no serán ijadas al vaivén del libre mercado. 232


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Asimismo, ija responsabilidades al sector privado empresarial, pues, reivindica la “función social” de la propiedad, establece la democratización de los factores de la producción, declara al sistema inanciero como “un servicio de orden público”, garantiza la intervención estatal para regular las formas abusivas del mercado. Reconoce diversas formas de propiedad como: pública, privada, comunitaria, estatal, asociativa, cooperativa, mixta. (Art. 321°). Prohíbe la precarización laboral y expresamente la tercerización y el trabajo por horas (Art. 327°), que fueron las dos modalidades de trabajo aprovechadas por el sector empresarial para expoliar a los trabajadores. Establece el trabajo humano como eje central del proceso productivo. Con estas y otras determinaciones se intenta transitar de la economía neoliberal hacia una economía solidaria que garantice el Buen Vivir. Pero, esta transición no es nada fácil puesto que la economía, al igual que otros aspectos de la vida ecuatoriana, operan bajo las categorías modernas de desarrollo y en las mismas estructuras administrativas y inancieras neoliberales. Derechos humanos y de la naturaleza La mayor innovación ilosóica, desde la perspectiva de los derechos, que hace la Constitución ecuatoriana es reconocer a la Naturaleza (concepto occidental), a la Pachamama (concepción amerindia), como un sujeto de derechos. Hasta ahora, diferentes legislaciones reconocían derechos a los animales, pero no siempre como derechos en sí mismos, sino para preservar la moralidad humana. Pero, la Constitución ecuatoriana no sólo abre un nuevo capítulo en la historia del derecho, sino replantea la naturaleza y la esencia del derecho como tal. Con los derechos de la Naturaleza, reconocidos en la Constitución, el señorío del antropocentrismo queda prácticamente en cuestión. El pensamiento occidental hizo un esfuerzo intelectual por siglos 233


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para argumentar y posicionar al ser humano como la centralidad y la inalidad de la realidad. Descartes (siglo XVII) planteó la diferenciación ilosóica entre res cógita (ser pensante y autoconsciente) y res extensa (naturaleza carente de conciencia). En este planteamiento, el segundo quedaba sujeto al primero. Aunque ya, en la antigüedad, los griegos habían planteado el ser humano como la medida de las cosas (Protágoras, siglo V a.C.). Fundado en este patrimonio intelectual, Emmanuel Kant (siglo XVIII) argumentó, en el occidente, la centralidad del ser humano (antropocentrismo), colocando la piedra angular de la ilosofía occidental moderna: el ser humano es el único centro y in de las cosas”. Este planeamiento se empalmó con el antropocentrismo religioso. Lo que ocurrió después con el derecho fue sólo una consecuencia. Se asumió sólo al ser humano como el único sujeto de derechos y se condenó a los otros seres que cohabitan en la Madre Tierra como objetos para garantizar la satisfacción de los derechos y deseos del humano. En el fondo, éste es el meollo del positivismo jurídico implantado por Kelsen y seguidores (desde el siglo XX). Legitimado con este antropocentrismo ilosóico y jurídico, se emprendió la aniquilación suicida contra la Madre Tierra, hasta el límite de herirla de muerte. La disposición constitucional ecuatoriana es sólo una reacción ante las evidencias del peligro de la vida en el planeta Tierra por causas antropogénicas. Pero, no es un reconocimiento de derechos a la Madre Tierra para preservar los derechos humanos. Aunque sí es evidente que el humano no disfrutará de derecho alguno si el derecho de la Madre Tierra se sigue violentando. En cinco artículos se disponen tres derechos fundamentales de la Madre Tierra: derecho a la existencia, derecho a la regeneración y derecho a la restauración. El primero, reconoce la existencia autónoma y para sí misma de la Madre Tierra. El segundo, establece la salud, sanación (regeneración), de la Tierra como un derecho. Para 234


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ello, el ser humano tiene la obligación de respetar los tiempos y ciclos para la regeneración de la Naturaleza. Finalmente, el derecho de la restauración es una deuda que el ser humano debe asumir con la Naturaleza por los daños inlingidos. “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos. (…)”. (Art. 71°). “La naturaleza tiene derecho a la restauración. Esta restauración será independiente de la obligación que tienen el Estado y las personas naturales o jurídicas de Indemnizar a los individuos y colectivos que dependan de los sistemas naturales afectados. (…)”. (Art. 72°). Este reconocimiento de derechos no prohíbe al ser humano a interactuar respetuosamente con la Madre Tierra. Lo que prohíbe es el abusivo saqueo inmisericorde contra la Madre Tierra. El Buen Vivir sólo es posible en la medida en que se es consciente de las relaciones de interdependencia preexistentes con los otros sujetos de derecho. De esta manera, se replantea la naturaleza del derecho (antropocéntrico) y la matriz civilizatoria del occidente moderno que cabalgaba sobre la racionalidad kantiana. Nuevos derechos fundamentales Como ya se dijo en párrafos anteriores, la Constitución ecuatoriana amplió y profundizó el reconocimiento y la garantía de los derechos humanos.21 Si bien en la historia del constitucionalismo, los derechos humanos predominantes eran los derechos individuales, ahora, los derechos individuales y colectivos tienen el mismo rango, y se puede exigir su Entre los sujetos de derechos específicos, aparte de pueblos indígenas, migrantes, Naturaleza, están los jóvenes, niños, adolescentes, adultos, adultos mayores, discapacitados, mujeres embarazadas, usuarios y consumidores, detenidos y otros grupos minoritarios. La Constitución propugna la jubilación universal y la seguridad social universal.

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cumplimiento ya sea de manera individual o colectiva. En este sentido el artículo 11°, numeral 1, establece: “Los derechos se podrán ejercer, promover y exigir de forma individual o colectiva ante las autoridades competentes; estas autoridades garantizarán su cumplimiento”. En la categoría de derechos de Buen Vivir se incorporan nuevos derechos como: Derecho al agua. Ecuador tiene cuatro veces más agua supericial que el promedio per cápita mundial. Sin embargo, el agua está muy mal distribuida, la contaminación crece y las fuentes de agua se destruyen. Según el Foro de Recursos Hídricos, Ecuador transirió a intereses privados ingentes caudales de agua en un total de 64.300 concesiones contractuales, de las cuales más del 74% están en el subsector eléctrico. Para revertir esta situación la Constitución establece el derecho al agua en los siguientes términos: “El derecho humano al agua es fundamental e irrenunciable. El agua constituye patrimonio nacional estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la vida”. (Art. 12°).22 Entre los sujetos de derechos especíicos, aparte de pueblos indígenas, migrantes, Naturaleza, están los jóvenes, niños, adolescentes, adultos, adultos mayores, discapacitados, mujeres 22 Los países que constitucionalizaron el derecho al agua como derecho fundamental son Bolivia y Ecuador. Otros países, como Uruguay, reconocen este derecho, pero en normas de orden secundario. La Organización de las Naciones Unidas, en su ° período de sesiones, en julio de , en su esfuerzo de ampliar y profundizar los derechos humanos, declaró el derecho al agua y saneamiento como derechos humanos universales en los siguientes términos: … Profundamente preocupada porque aproximadamente millones de personas carecen de acceso al agua potable y más de . millones de personas no tienen acceso al saneamiento básico, y alarmada porque cada año fallecen aproximadamente , millones de niños menores de años y se pierden millones de días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento, Reconociendo la importancia de disponer de agua potable y saneamiento en condiciones equitativas como componente integral de la realización de todos los derechos humanos, Reafirmando la responsabilidad de los Estados de promover y proteger todos los derechos humanos, que son universales, indivisibles, interdependientes y están relacionados entre sí, y que deben tratarse de forma global y de manera justa y equitativa y en pie de igualdad y recibir la misma atención.

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embarazadas, usuarios y consumidores, detenidos y otros grupos minoritarios. La Constitución propugna la jubilación universal y la seguridad social universal.23 Los países que constitucionalizaron el derecho al agua como derecho fundamental son Bolivia y Ecuador. Otros países, como Uruguay, reconocen este derecho, pero en normas de orden secundario. La Organización de las Naciones Unidas, en su 64° período de sesiones, en julio del 2010, en su esfuerzo de ampliar y profundizar los derechos humanos, declaró el derecho al agua y saneamiento como derechos humanos universales en los siguientes términos: “(…) Profundamente preocupada porque aproximadamente 884 millones de personas carecen de acceso al agua potable y más de 2.600 millones de personas no tienen acceso al saneamiento básico, y alarmada porque cada año fallecen aproximadamente 1,5 millones de niños menores de 5 años y se pierden 443 millones de días lectivos a consecuencia de enfermedades relacionadas con el agua y el saneamiento.24 Reconociendo la importancia de disponer de agua potable y saneamiento en condiciones equitativas como componente integral de la realización de todos los derechos humanos, Reairmando la responsabilidad de los Estados de promover y proteger todos los derechos humanos, que son universales, indivisibles, interdependientes y están relacionados entre Para garantizar el cumplimiento de este derecho, en los artículos transitorios se estableció que en los seis primeros meses de la vigencia de esta Constitución se realizaría una auditoría nacional sobre la situación de la tenencia y distribución del agua, pero aún este mandato 23 Declara el derecho al agua potable y el saneamiento como un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos; 24 Exhorta a los Estados y las organizaciones internacionales a que proporcionen recursos financieros y propicien el aumento de la capacidad y la transferencia de tecnología por medio de la asistencia y la cooperación internacionales, en particular a los países en desarrollo, a fin de intensificar los esfuerzos por proporcionar a toda la población un acceso económico al agua potable y el saneamiento; … http://www.politicaspublicas.net/panel/attachments/ article/ / _onu_derecho_al_agua.pdf

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no ha sido cumplido. El proyecto de la Ley General de Agua continúa demorando en el proceso de concertación de sus contenidos. Derecho a la alimentación y soberanía alimentaria. Relacionado con el anterior derecho, la Constitución reconoce el derecho a la alimentación como un derecho fundamental. Por ello establece que: “Las personas y colectividades tienen derecho al acceso seguro y permanente a alimentos sanos, suicientes y nutritivos; preferentemente producidos a nivel local y en correspondencia con sus diversas identidades y tradiciones culturales. El Estado ecuatoriano promoverá la soberanía alimentaria”. (Art. 13°). Para garantizar este derecho dispone que la soberanía alimentaria es una responsabilidad primordial del Estado ecuatoriano. El artículo 281° dispone lo siguiente: “La soberanía alimentaria constituye un objetivo estratégico y una obligación del Estado para garantizar que las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades alcancen la autosuiciencia de alimentos sanos y culturalmente apropiado de forma permanente”. (Art. 281°). Derecho a un medio ambiente saludable. Producto de la actividad extractiva y agropecuaria irresponsables, y del déicit de una cultural ambiental adecuada en la ciudadanía, Ecuador se encuentra con un proceso galopante de contaminación en sus diferentes formas. Frente a esta situación la Constitución dispone: “Se reconoce el derecho de la población a vivir en un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, que garantice la sostenibilidad y el buen vivir, sumak kawsay.” (Art. 14°). Derecho a la resistencia. Ante el ejercicio de hecho del derecho a la resistencia movilizada desde las calles, frente a un Estado represor, la Constitución ecuatoriana, haciendo remembranza de la centenaria teoría política sobre la desobediencia civil, constitucionaliza este derecho en los siguientes términos: “Los individuos y los colectivos podrán ejercer el derecho a la resistencia frente a acciones u omisiones del poder público o de las 238


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personas naturales o jurídicas no estatales que vulneren o puedan vulnerar sus derechos constitucionales, y demandar el reconocimiento de nuevos derechos”. (Art. 98°). Clasiicación de los derechos. La Constitución ecuatoriana clasiica los derechos fundamentales de la siguiente manera: derechos del Buen Vivir (parte de lo que se conoce como derechos económicos sociales y culturales), derechos de pueblos y nacionalidades (derechos colectivos), derechos de participación (derechos políticos y tipos de democracia), derechos de libertad (derechos civiles y algunos de económicos, sociales y culturales), derechos de protección (debido proceso), derechos de la Naturaleza y derechos de personas de atención prioritaria. Ciudadanía universal Otra de las innovaciones y aportes a la teoría política y al constitucionalismo del siglo XXI es la incorporación de la ciudadanía universal en la Constitución ecuatoriana. Desde que se ideó el Estado nación, la cualidad de ciudadanía estuvo indefectiblemente unida a la nacionalidad. Uno o una para ser ciudadano debían necesariamente ser reconocidos como nacionales de alguno de los estados. Quienes carecían de nacionalidad o se encontraban fuera de los territorios de su nación de origen, sencillamente estaban condenados a la categoría de no ciudadanos/as, por tanto, se encontraban en el limbo de los derechos humanos y garantías constitucionales para ejercer sus derechos. Esto es exactamente lo que pasa con los cerca de doscientos millones de inmigrantes internacionales que en estos momentos, muchos de ellos, se encuentran en condición de indocumentados, en diferentes partes del mundo. Al carecer de nacionalidad, carecen de ciudadanía, y por tanto no son sujetos de derecho.25 La población Sandro Mezzadra, citando a Stephen Castles y Alastair Davidson, sostiene que el fenómeno de la movilidad humana de los ’ltimos tiempos, y las condiciones en las que se da éste, desafían al sustento teórico de la ciudadanía nacional: Millones de personas están despojados de derechos

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ecuatoriana en el exterior, producto de la estampida migratoria que activó el neoliberalismo, se encontraba en estas condiciones. La Constitución ecuatoriana establece la ciudadanía universal, en el marco de las nuevas relaciones internacionales, en los siguientes términos: “(Estado ecuatoriano) Propugna el principio de ciudadanía universal, la libre movilidad de todos los habitantes del planeta y el progresivo in de la condición de extranjero como elemento transformador de las relaciones desiguales entre los países, especialmente Norte-Sur. Exige el respeto de los derechos humanos, en particular de los derechos de las personas migrantes, y propicia su pleno ejercicio mediante el cumplimiento de las obligaciones asumidas con la suscripción de instrumentos internacionales de derechos humanos”. (Art. 416°). Además, para promover la integración regional de las y los habitantes de América Latina, establece una ciudadanía regional.26 “El Estado ecuatoriano se compromete a propiciar la creación de la ciudadanía latinoamericana y caribeña; la libre circulación de las personas en la región; la implementación de políticas que garanticen los derechos humanos de las poblaciones de frontera y de los refugiados; y la protección común de los latinoamericanos y caribeños en los países de tránsito y destino migratorio”. (Art. 423°) porque no pueden ser ciudadanos en el país de residencia. A’n más son aquellos que tienen el estatus formal de miembros del Estado nacional pero carecen de muchos de los derechos que habitualmente se piensa que derivan de esta condición. Fronteras porosas e identidad m’ltiple erosionan las ideas de pertenencia cultural que constituyen el acompañamiento necesario de la pertenencia política. (ay cada vez más ciudadanos que no pertenecen, y esta circunstancia debilita a su vez la base del estado nacional como lugar central de la democracia. MEZZADRA, : En febrero de , mediante Resolución CD del Consejo Directivo del )nstituto Ecuatoriano de Seguridad Social )ESS , el gobierno del Ecuador dispuso la aplicación del )nstrumento Andino de Seguridad Social. Este instrumento permite el goce de derechos de protección y acceso a la seguridad social para trabajadores/as inmigrantes en Ecuador provenientes de Colombia, Perú y Bolivia, en iguales condiciones que el o la trabajadora ecuatoriana.

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De esta manera, en teoría, el viejo Estado nación se encuentra superado no sólo por la constitución del Estado Plurinacional e Intercultural, sino también porque se constituye una ciudadanía regional y universal, más allá de la histórica unión infalible entre Estado nación y ciudadanía. De esta manera, las fronteras teóricas y territoriales del Estado nación se diluyen en la Constitución ecuatoriana. 5. Logros tangibles del proceso constituyente Después de más tres años de la aprobación de la nueva Constitución, el proceso denominado, por el gobierno y el movimiento ciudadano, Revolución Ciudadana continúa con un amplio margen de aceptación popular. Son varias las quejas sobre la inercia o retrocesos en la implementación de los contenidos innovadores de la nueva Constitución. Pero, los logros del proceso también son evidentes. No por nada los grupos de poder afectados en sus privilegios por los cambios emprendidos por este proceso intentaron derrocar violentamente al Presidente Rafael Correa en septiembre de 2010. Uno de los principales logros, quizás el menos cuantiicado, es que este proceso de transformaciones profundas en el país, mediante las aspiraciones concertadas en la nueva Constitución, devuelve la autoestima y la autoconianza al pueblo ecuatoriano. El Ecuador de ahora es diametralmente distinto al Ecuador de la década 1997 a 2006. No sólo por la convulsión y la ingobernabilidad generalizada en el país, sino por la incertidumbre crónica de entonces al carecer el país de un norte o proyecto de país. Aquellas condiciones de incertidumbre caótica, con mediana inteligencia colectiva, fueron convertidas en una verdadera oportunidad para colocar a Ecuador en un referente internacional en cuanto a innovador pacto social se reiere. El proceso constituyente, por su amplia participación ciudadana sin precedentes, se constituyó y se constituye en el punto de encuentro e inclusión complementaria entre los excluidos, los menos excluidos y los excluyentes. Más del 80% de ecuatorianos optaron, en referéndum 241


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para la convocatoria a la Constituyente. En el transcurso de las sesiones de la Asamblea Constituyente, según Alberto Acosta, la ciudadanía presentó alrededor de 3.000 propuestas para los contenidos de la nueva Constitución. Y la nueva Constitución Política fue aprobada, en referéndum nacional, con cerca del 64% de los votos del total de electores. Este proceso simboliza el histórico proceso de inclusión de quienes sistemáticamente fueron excluidos/as por el Estado y en los proyectos de país. En este sentido se puede airmar que este ampliado pacto social lleva la impronta megadiversa del pueblo ecuatoriano que aspira cambios trascendentales. Por la ausencia de contundentes deiniciones legislativas e institucionales para la implementación del Estado Plurinacional e Intercultural, se podría airmar incluso que el proceso de cambio padece una inercia que suena a traición. Pero, nadie puede negar que a pesar de las lentitudes o pausas el desencuentro entre la ciudadanía y el Estado se resuelve. La ciudadanía confía en las instituciones públicas y autoridades, y éstas se aproximan a la colectividad mediante diferentes mecanismos para transparentar sus acciones. Esta correlación luida entre Estado y ciudadanía, de gestionarse adecuadamente, es una garantía básica para que Ecuador avance de manera sostenible en la consecución de sus proyectos, siempre optando las vías democráticas.27 Implementación Constitución

normativa

e

institucional

de

la

Todo proceso constituyente tiene razón de ser en la medida en que los sujetos constituyentes conviertan los contenidos de la nueva Constitución en políticas públicas, leyes, transformaciones institucionales y proyectos de vida. Una Constitución sin la implementación de sus contenidos no pasa de ser una demagogia jurídica y política Seg’n el Latinobarométro, la percepción de transparencia en las instituciones del Estado subió de . %, en , al %, en . Asimismo, el porcentaje de la población que manifiesta interés en la política subió de . % al . % en .

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Cuando se analizó los ejes troncales e innovaciones doctrinales de la Constitución ecuatoriana se identiicó la plurinacionalidad intercultural, la participación ciudadana y los nuevos derechos como elementos constitutivos de la misma. El carácter plurinacional e intercultural del Estado se intenta construir mediante un proceso de descentralización de las decisiones estatales. El gobierno actual, en su determinación de planiicar las transformaciones estructurales del país para el Buen Vivir, y ante la ausencia y/o inoperancia de las iniciativas provinciales y cantonales desarticuladas, consolidó un plan de trabajo llamado Plan Nacional de Desarrollo para el Buen Vivir, 2009-2013, con 12 estrategias28 y 12 objetivos29. Para implementar este plan de desarrollo integral El Plan Nacional de Desarrollo Nacional plantea como estrategia integral de largo plazo y mediano plazo lo siguiente: La ruptura conceptual con el concepto de desarrollo y el modo de Estado se plasman en una Estrategia de largo plazo que busca construir una biópolis ecoturística , cuyo desafío es concretar un nuevo modo de generación de riqueza y redistribución post-petrolera para el Buen Vivir, la misma que define, para la Primera fase de su aplicación durante el período , doce estrategias de cambio: ). Democratización de los medios de producción, redistribución de la riqueza y diversificación de las formas de propiedad y de organización. )). Transformación del patrón de especialización de la economía a través de la sustitución selectiva de importaciones. ))). Aumento de la productividad real y diversificación de las exportaciones, exportadores y destinos mundiales. )V. )nserción estratégica y soberana en el mundo e integración latinoamericana. V. Transformación de la educación superior y transferencia de conocimiento en ciencia, tecnología e innovación. V). Conectividad y telecomunicaciones para construir la sociedad de la información. V)). Cambio de la matriz energética. V))). )nversión para el Buen Vivir, en el marco de una macroeconomía sostenible. )X. )nclusión, protección social solidaria y garantía de derechos en el marco del Estado. X. Sostenibilidad, conservación, conocimiento del patrimonio natural y fomento al turismo comunitario. X). Desarrollo y ordenamiento territorial, desconcentración y descentralización. X)). Poder ciudadano y protagonismo social. SENPLADES, : . El Plan aterriza en lo concreto y propone una lógica de planificación a partir de los siguientes grandes objetivos nacionales: Objetivo . Auspiciar la igualdad, cohesión e integración social y territorial en la diversidad. Objetivo 2. Mejorar las capacidades y potencialidades de la ciudadanía. Objetivo . Mejorar la calidad de vida de la población. Objetivo . Garantizar los derechos de la naturaleza y promover un ambiente sano y sustentable. Objetivo . Garantizar la soberanía y la paz, e impulsar la inserción estratégica en el mundo y la integración Latinoamericana. Objetivo . Garantizar el trabajo estable, justo y digno en su diversidad de formas. Objetivo 7. Construir y fortalecer espacios públicos, interculturales y de encuentro com’n. Objetivo . Afirmar y fortalecer la identidad nacional, las identidades diversas, la

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se organiza el territorio nacional en 8 zonas involucrando a todas las autoridades provinciales y locales, y organizaciones sociales e indígenas y ciudadanía en general. Además, en el intento siempre de implementar la Constitución Política, la Asamblea Nacional sancionó las siguientes leyes: Código de Organización Territorial, Descentralización (COOTAD)

Autonomía

y

Esta norma fue aprobada con la inalidad de uniicar y simpliicar la normativa dispersa que rige a los distintos gobiernos autónomos descentralizados. Los principales aportes del Código son: • Una delimitación clara del rol fundamental, aunque no exclusivo, de cada nivel de gobierno, esto es, el rol rector del nivel central, coordinador y articulador del gobierno intermedio, y de gestión de los niveles locales. • Clariica y diferencia los conceptos de: territorio, gobierno y regímenes especiales. De manera que los niveles territoriales del Estado, claramente deinidos, son: la región, la provincia, el cantón y la parroquia. Una conceptualización integral de los gobiernos autónomos descentralizados, que se ejercen en el marco de esa organización territorial: gobiernos regionales, gobiernos provinciales, gobiernos municipales y gobiernos parroquiales rurales. Estos gobiernos están compuestos por órganos ejecutivos (gobernador regional, prefecto, alcalde y presidente de junta parroquial rural) y órganos legislativos (consejos regionales, consejos provinciales, concejos municipales y metropolitanos, y juntas plurinacionalidad y la interculturalidad. Objetivo . Garantizar la vigencia de los derechos y la justicia. Objetivo . Garantizar el acceso a la participación p’blica y política. Objetivo . Establecer un sistema económico social, solidario y sostenible. Objetivo . Construir un Estado democrático para el Buen Vivir. ibid .

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parroquiales); perfectamente diferenciados en sus atribuciones, funciones y responsabilidades. • Una delimitación de la naturaleza jurídica de los regímenes especiales: distritos metropolitanos autónomos, circunscripciones étnico-culturales (indígenas, afroecuatorianas y montubias), y la provincia de Galápagos, como formas especiales de gobierno, en el marco de esos territorios y gobiernos autónomos. • Un nuevo modelo de descentralización obligatorio y progresivo, distinto del modelo facultativo y discrecional contemplado en la Constitución de 1998, de forma que la descentralización opere de manera uniforme, por mandato constitucional y legal, y no por la voluntad de las partes, a través de la determinación de las competencias, recursos, plazos, procedimientos y de la institucionalidad encargada de su ejecución. • Las herramientas normativas necesarias para el funcionamiento de los gobiernos autónomos descentralizados, a través de distintas modalidades de gestión, así como su articulación con el sistema de planiicación y las instancias de participación ciudadana (SENPLADES, 2009:53-54). Una vez promulgado el COOTAD en octubre de 2010, empezó a operar el nuevo modelo. En enero de 2011 se constituyó el Consejo Nacional de Competencias y aprobó su plan de trabajo. Cinco meses de constituido el Consejo Nacional de Competencias, éste transirió la competencia de riego a los gobiernos provinciales del país, con el presupuesto respectivo. En septiembre de 2011 se transirió la competencia de gestión de la cooperación internacional a todos los niveles de gobierno y actualmente se encuentra en proceso de transferencia la competencia de tránsito y transporte a los gobiernos municipales del país.30 En en las

,

% de las entidades desconcentradas zonales, provinciales del gabinete ya operan provincias del país. SENPLADES, b: .

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Ley Orgánica de Participación Ciudadana La Ley Orgánica de Participación Ciudadana, aprobada en 2010, establece como uno de sus objetivos: «Garantizar la democratización de las relaciones entre la ciudadanía y el Estado en sus diferentes niveles de gobierno. La igualdad de oportunidades de participación de las ciudadanas y los ciudadanos, colectivos, comunas, comunidades, y demás formas de organización lícita, en los diversos espacios e instancias creados para la interlocución entre la sociedad y el Estado. El acceso de la ciudadanía a la información necesaria para encaminar procesos dirigidos a la exigibilidad de los derechos y deberes, el control social y la rendición de cuentas en la gestión de lo público y lo privado cuando se manejen fondos públicos». (Art.3°). En el capítulo concerniente a la participación ciudadana en las distintas funciones del Estado, esta Ley establece tres espacios fundamentales dentro de la Función Ejecutiva a través de los cuales la ciudadanía puede participar en la deinición de las políticas nacionales a cargo de los ministerios. El primero de estos espacios son los Consejos Nacionales para la Igualdad, que de acuerdo a la Constitución son los «órganos responsables de asegurar la plena vigencia y el ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución y en los instrumentos internacionales de derechos humanos. Los Consejos ejercerán atribuciones en la formulación, transversalización, observancia, seguimiento y evaluación de las políticas públicas relacionadas con las temáticas de género, étnicas, generacionales, interculturales, de discapacidades y movilidad humana» (Art.156°). Además, determina que estos organismos deben estar integrados de forma paritaria por representantes de la sociedad civil y del Estado, y que su estructura, funcionamiento y forma de integración se regularán de acuerdo con los principios de alternabilidad, participación democrática, inclusión y pluralismo. El segundo espacio de participación ciudadana es la Asamblea Ciudadana Plurinacional e Intercultural para el Buen Vivir, que, 246


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conformada por delegadas y delegados de las asambleas locales de participación, de cada consejo ciudadano sectorial y de las organizaciones sociales nacionales, constituye el espacio fundamental de interlocución entre la ciudadanía y el Estado para la construcción del Plan Nacional para el Buen Vivir. Este espacio tiene como funciones principales contribuir, como espacio de consulta, en la deinición y formulación de los lineamientos nacionales de desarrollo, monitorear que los objetivos de desarrollo que se plasmen en el Plan Nacional para el Buen Vivir se concreten en la programación y ejecución del presupuesto del Estado, en la inversión y asignación de los recursos públicos a las instancias estatales correspondientes y aportar en el seguimiento y la evaluación periódica de cumplimiento del Plan Nacional para el Buen Vivir. Finalmente, la Ley prevé la constitución de espacios para la discusión de los lineamientos y seguimiento de la evolución de las políticas ministeriales, a través de los Consejos Ciudadanos Sectoriales, que deben ser impulsados por la Función Ejecutiva en el marco de sus procesos de planiicación y evaluación. Dichos Consejos, que deben ser convocados al menos dos veces al año, tienen como funciones principales intervenir como instancias de consulta en la formulación e implementación de las políticas sectoriales de alcance nacional, proponer a los ministerios agendas sociales de políticas públicas sectoriales, monitorear que las decisiones de las políticas y los planes sectoriales ministeriales se concreten en las partidas presupuestarias respectivas y se implementen en los programas y proyectos gubernamentales sectoriales, y hacer el seguimiento y la evaluación participativa de la ejecución de las políticas públicas sectoriales en las instancias estatales correspondientes. Adicionalmente la Ley Orgánica la Participación Ciudadana, en su artículo 100°, obliga a todas las entidades que conforman el sector público y a las entidades privadas que manejen fondos del Estado, realicen funciones públicas o manejen asuntos de interés público, a promover y facilitar el ejercicio del derecho de acceso a la información 247


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pública. En la actualidad, la mayor parte de instituciones de la Función Ejecutiva implementan mecanismos de rendición de cuentas, que se traducen tanto en eventos públicos de exposición a la ciudadanía de las acciones desarrolladas por la entidad en cuestión en el año de gestión transcurrido, como en documentos en los que se plasman los diversos programas y proyectos realizados, y el monto asignado a cada uno de éstos. Ley Orgánica de Servicio Público Frente a la corrupción, el nepotismo y la inoperancia en la función pública, la Asamblea Nacional, siempre en el marco de lo dispuesto en la Constitución Política para construir el Buen Vivir, aprobó la Ley Orgánica de Servicio Público, en 2010. Esta Ley plantea como objetivo: “El servicio público y la carrera administrativa tienen por objetivo propender al desarrollo profesional, técnico y personal de las y los servidores públicos, para lograr el permanente mejoramiento, eiciencia, eicacia, calidad, productividad del Estado y de sus instituciones, mediante la conformación, el funcionamiento y desarrollo de un sistema de gestión del talento humano sustentado en la igualdad de derechos, oportunidades y la no discriminación”. (Art.3°).31 De esta norma de manera universal el acceso y el desempeño de la función pública eiciente para garantizar la productividad estatal. Estableciendo la evaluación de méritos para acceder a la función pública, y la formación permanente y la evaluación anual para hacer carrera administrativa. Así se intenta avanzar hacia una nueva administración pública ágil, eiciente e incluyente.32 31 En el gobierno actual se eliminaron 79 entidades públicas que no tenían competencias claras o que duplicaban funciones. La transformación y creación de nuevas entidades se hizo con un sentido de planificación y coherencia. SENPLADES, b:

Al referirse a la burocracia ecuatoriana, la Ministra María Fernanda Espinosa dice: Básicamente yo creo que hay tres tipos de burocracia con la que estamos lidiando: un tipo de burocracia que es la burocracia del statu quo, o sea que quiere pasar desapercibida, que hace lo menos posible, pero que no está comprometida con nada, está allí por el salario. Pero cuando se siente

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Establece que las personas extranjeras residentes en el Ecuador podrán ser servidores públicos33, siempre que hayan permanecido legalmente en el país al menos 5 años. También dispone un cupo de 5% del total de la administración pública para personas con discapacidad. Instituciones educativas, Policía Nacional, Las Fuerzas Armadas, la Aviación Civil, etc. son también sujetos de esta Ley. En resistencia a la promulgación de esta Ley, la Policía Nacional se amotinó contra el Presidente Rafael Correa, el 30 de septiembre de 2010, argumentando que perdían con esta Ley los bonos de antigüedad.34 En los hechos, esta Ley, aparte de uniicar la norma que rige a la función pública, busca liberar a la administración y entidades públicas del dominio de los clanes políticos y familiares que obstaculizaron la gestión pública. Ley Orgánica de Regulación y Control del Poder del Mercado La Constitución Política determina que el Estado debe promover el desarrollo de actividades y mercados competitivos, a través de la promoción de la libre competencia; sancionar prácticas monopólicas y otras que impidan o la distorsionen, todo esto en defensa del bien común. acorralada, por miedo a perder el empleo, puede operar con cierta eficiencia. Tenemos otra que es la burocracia del boicot, o sea que se resiste a los cambios, y que te bloquea, que te dice: Canciller, usted no se preocupe, eso va como usted lo dice, es brillante su idea , pero que, apenas salen en el avión, vuelan a Bogotá o a Lima, ya tienen su propia agenda y hacen todo lo contrario. A veces, los compañeros de otros países, que veían cómo se comportaban nuestros delegados, me informaban. Y la tercera, es la burocracia nueva que nosotros hemos inyectado en el sistema o que estaba antes y ha decidido operar de acuerdo a un mandato y a un compromiso con nuestro proyecto político, con el país, con la gente. (ARNECKER, : .

Seg’n esta Ley: Serán servidoras o servidores p’blicos todas las personas que en cualquier forma o a cualquier título trabajen, presten servicios o ejerzan un cargo, función o dignidad dentro del sector p’blico . Las y los trabajadores del sector p’blico estarán sujetos al Código del Trabajo. Art. ° .

34 Esta Ley anula todos los bonos discrecionales que las entidades públicas distribuían a sus funcionarios. En el caso de la Policía Nacional los bonos de antig“edad, navideños, etc. pasan a formar parte de sus salarios mensuales. Un policía antes ganaba . dólares mes, ahora, gana . dólares mes.

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Esta Ley tiene como propósito evitar, prevenir, corregir y sancionar el abuso del poder de mercado y otras conductas nocivas para la eiciencia económica y el Buen Vivir. Históricamente el Ecuador ha sido un país con una economía altamente concentrada. Es decir, el poder económico ha estado en muy pocas manos, lo que ha profundizado la inequidad y pobreza en la población. La concentración, los monopolios y el poder de mercado sin control ocasionan abusos y prácticas desleales que terminan afectando a los consumidores y usuarios. De allí la necesidad de regular el poder del mercado.35 Este instrumento normativo fundamental se orienta a la prevención, corrección, eliminación, prohibición, regulación, control y sanción de cuatro ejes básicos: abuso de operadores económicos con poder de mercado, acuerdos colusorios y prácticas restrictivas, concentración económica y prácticas desleales. (Art.1°). Se prohíben los convenios, acuerdos o contratos, decisiones colectivas, resoluciones y prácticas concertadas, verbales o escritas, entre dos o más agentes económicos cuyo objetivo o resultado sea restringir, prevenir o afectar la competencia. Se prohíben conductas y Ecuador realizó el ’ltimo Censo Económico Nacional en , años después del anterior . Este Censo revela que el , % de las ventas a nivel nacional se concentran en el grupo de establecimientos de mayores ventas. De este grupo, integrado por 51.113 empresas o comercios dedicado a esta actividad, apenas % . establecimientos concentra el % de las ventas. Esto demuestra que la economía ecuatoriana es, hipermonopólica e hiperoligopólica. De acuerdo a los resultados del Censo, en Pichincha y Guayas se concentra el % del volumen de ventas y el % de establecimientos económicos a nivel nacional. Pichincha, que tiene un % de la población, concentra el % del total de las ventas; Guayas, con un % de la población nacional, concentra a su vez el 26% de las ventas de bienes y servicios. El Censo permite concluir además, que existe una relación entre concentración y pobreza. Las provincias con mayores niveles de concentración son las que registran mayores niveles de pobreza. Establecimientos conformados por entre 1 y 9 personas, concentran el 44% del personal ocupado a nivel nacional . personas ; mientras que los establecimientos con más de personas, integran el % de empleos . personas . Ello pese a que los establecimientos más grandes registran el , de las ventas, frente al , % de ventas de los establecimientos pequeños. Además, este Censo Económico Nacional revela que existe un subregistro de la economía en un 50%. http://www.senplades.gob.ec/c/document_library/get_file?uuid=dfea cc - ab - ec-a a b af b &group)d=

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actos de competencia desleal entre agentes económicos, en violación de normas de buena fe comercial, ética comercial, usos honestos y sana costumbre en el comercio, siempre que dichos actos no se encuentren previstos en la Ley Orgánica de Defensa del Consumidor. El Estado, a través del Consejo Nacional de la Competencia y la Intendencia, ejercerá la defensa de los derechos sobre competencia económica, y competencia desleal y velará su cumplimiento, de oicio o a petición de parte. Esta Ley protege a los ciudadanos de los abusos del poder de mercado (de grandes empresas o grupos económicos y de otras empresas con poder de incidir en el mercado), garantiza a las empresas reglas claras y transparentes para competir en condiciones justas y que sus logros puedan darse por sus virtudes y eiciencia y no por prácticas tramposas o desleales (que son muy comunes en mercados concentrados). Finalmente, permite que la concentración se realice de manera regulada y controlada en los sectores y actividades en que concentrar crea beneicios para la sociedad. Esfuerzos por transparentar la administración pública Una ruptura con el modo tradicional de la administración pública es que el gobierno de Rafael Correa, no sólo abrió las puertas del Palacio de Gobierno y de los ministerios a la ciudadanía, sino que él, con su equipo de ministros, sale a informar, escuchar y conversar con la ciudadanía hasta los lugares más alejados del país. Una práctica recurrente de Correa es el “gabinete itinerante” para rendir cuentas a la ciudadanía. Cada dos o tres semanas, los viernes y sábado, el Presidente de la República, con todo el equipo de ministros, y asambleístas del lugar, realizan diálogos informativos y decisivos sobre las necesidades nacionales y locales con las y los habitantes del lugar, en los salones de las escuelas rurales. Por lo general se identiican cantones alejados, no tanto ciudades grandes de las provincias. En estas visitas, la gente habla con el Presidente y los ministros/ as. Expresan sus necesidades, agradecimientos y quejas. El Canciller 251


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Ricardo Patiño sostiene que estas visitas del “gabinete itinerante” movilizan alrededor de 400 personas entre ministros/as, directores/ as, asesores/as, asambleístas, etc. Los ministros se reúnen y dialogan con las y los del lugar por separado sobre temas de su competencia. Desde estas localidades el Presidente realiza su programa radiotelevisivo semanal cada sábado, por dos horas y media. Es un programa informativo y formativo para la audiencia local y nacional sobre la agenda semanal del Presidente, explicaciones de las decisiones asumidas, respuestas a las informaciones erradas vertidas por los medios de información empresarial, información sobre proyectos y obras, etc. Este acercamiento directo hacia la población genera expectativa y devuelve la autoconianza a las poblaciones visitadas, no pocas veces marginalizadas por las lógicas citadinas. En gobiernos anteriores las decisiones se tomaban y se ejecutaban en Quito o Guayaquil. Los gobernantes llegaban a los cantones sólo en campañas electorales. Rafael Correa va y viene de los cantones con todo su gabinete. Y, éste cambio, en buena medida simbólica, sí gusta a la gente. Otra práctica para transparentar la administración pública con la ciudadanía es la conformación de Consejos Consultivos en los diferentes ministerios, como dispone la Constitución Política. Al respecto, María Fernanda Espinosa, Ministra de Patrimonio, dice: “Mi ministerio, el Ministerio del Patrimonio, fue el primero en tener un consejo consultivo ciudadano como manda la Constitución. Allí tengo 12 ciudadanas y ciudadanos que no tienen ninguna vinculación laboral con el ministerio ni nada, sino que el uno sabe de temas de política deportiva, el otro de políticas culturales, la otra es una gran patrimonialista, la otra es una artista plástica, el otro es un indígena experto en interculturalidad, gente incluso de oposición y de orientación política distinta a la nuestra, pero están allí. Tienen un rol asesor, de acompañamiento y crítica a nuestra gestión. (…).Es un grupo consultivo precisamente sobre los grandes temas, no es una experiencia de consulta popular ciudadana pero es un grupo en el que 252


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hay, como te decía, incluso gente de orientación política distinta a la nuestra, pero están allí porque son especialistas en temas de nuestro sector. Yo estoy permanentemente escuchando y dialogando. Eso no es fácil en el vértigo de la gestión cotidiana”. (HARNECKER, 2011:141). Datos estadísticos sobre los logros socio económicos del proceso El Producto Interno Bruto (PIB) del Ecuador, en 1990, era de 10.351 millones de dólares. En 2006, fue de 41.705 millones de dólares. Y en 2011 el PIB ecuatoriano alcanza 65.145 millones de dólares. Este incremento es fruto de la renegociación de los contratos petroleros y el elevado precio del petróleo en el mercado internacional.36 La deuda externa en 2006 era de 10.214 millones de dólares y la deuda interna, 3.686 millones de dólares.37 En 2011 la deuda externa bajó a 8.652 millones de dólares, y la deuda interna subió a 4.482 millones de dólares.38 La inversión pública en salud y educación, en 2006 fue de 437 millones y 253 millones de dólares respectivamente. Estos montos se incrementaron para 2010 a 3.433 millones dólares en salud y a 940.7 millones de dólares para educación. La inversión pública se incrementó en un 110% en comparación con los tres gobiernos anteriores (SENPLADES, 2011b:111). Según datos del libro “Los 100 logros de la Revolución Ciudadana”, 2011, publicado por SENAPLEDS, la cantidad de ecuatorianos en situación de empobrecimiento también bajó. En 2006, el 46.5% de la población estaba en condición de pobreza. Para 2010 esta cifra bajó La renegociación de los contratos con las empresas que explotan y comercializan el petróleo ecuatoriano logró incrementar en millones de dólares, en , los ingresos para el país. SENPLADES, b: . Producto de la renegociación de la deuda externa, Ecuador ahorró alrededor de . millones de dólares por servicios de deuda. En , más del % de la producción nacional servía para pagar la deuda externa, ahora, apenas el 15% del presupuesto nacional se destina para el pago de dicha deuda SENPLADES, b: .

Véase, http://finanzas.gob.ec/stgcPortal/inicio.jsp?page=/faces/common/resumenEjecutivo. jsp&id=

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a 41.8%. Y, en este último período 700 mil personas salieron de la pobreza. La cobertura de la canasta básica, que en 2006 era de 67.7 %, se incrementó al 89.8%.39 El desempleo, en 2007, alcanzaba a 7.5% de la población económicamente activa. Para noviembre de 2011 este porcentaje se redujo a 5.5%. En países como España el desempleo bordea el 22% de su población. La ailiación de trabajadores al Instituto Ecuatoriano de Seguro Social, en 2006, era de 38.6%. En 2001 este porcentaje de ailiados subió a 59.3%.40 El país cuenta con 8.712 Km. de carreteras en buen estado. Se construyó 2 nuevos aeropuertos, 2 están en contracción y 11 en remodelación. Estos son algunos de los datos estadísticos que muestran cambios en la realidad ecuatoriana en los últimos años. Es evidente que los números siempre esconden dramas y logros de familias concretas que poco a poco sienten que sus condiciones de vida mejoran. 6. Tensiones internas del proceso constituyente en su tercera fase En el proceso de la implementación de los contenidos de la Constitución Política, el gobierno central encuentra dos frentes de cuestionamientos: uno, desde la élite política económica que perdió el poder político frente a Rafael Correa, y dos, desde los movimientos indígenas y académicos que en su momento impulsaron este proceso ecuatoriano desde adentro. Ambos cuestionan el fuerte presidencialismo que ejerce Rafael Correa, amparado en la Constitución Política. Pero este cuestionamiento no termina de minar la alta popularidad y aceptación del gobierno en la ciudadanía, fruto de los cambios de actitud y obras del gobernante. 39 El empobrecimiento en el sector agrícola se redujo en 9.5 puntos porcentuales en los ’ltimos cuatro años. Se entregaron mil créditos a pequeñas iniciativas empresariales. La recaudación tributaria subió en % en este período. SENPLADES, b: - . Véase, fc-

f-

http://www.senplades.gob.ec/c/document_library/get_file?uuid= c &group)d=

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c

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La ciudadanía, tomando en cuenta el caos sociopolítico y económico en el que Ecuador se batía hasta cuatro o cinco años atrás, asume que “era necesario que un gobernante estadista llegara a ser gobierno”. Diicultades con el movimiento indígena Una de las diicultades que el gobierno tiene es el diálogo con los movimientos indígenas. Organizaciones como la CONAIE asumieron que Rafael Correa, acogería e implementaría todas las agendas indígenas. Pero no fue así. Correa no es un gobierno indígena. Por tanto, no va a implementar toda la agenda indígena. Más por el contrario, cerca de 200 dirigentes indígenas están siendo procesados por la justicia, en su mayoría por “atentar al libre tránsito” durante las protestas. Rafael Correa desde antes de la Asamblea Constituyente fue categórico frente a los planteamientos “radicales” en asuntos como la ecología. Otro elemento a tomar en cuenta en este desencuentro entre Correa y movimientos indígenas es que el Presidente tiene aceptación en las bases de los sectores indígenas. Lo que ocurre es que muchos dirigentes, quizás por sus planteamientos maximalistas, van perdiendo legitimidad en sus bases. Según Alberto Acosta, el movimiento PAIS percibe al movimiento indígena como una organización corporativa. De allí vendría el desencuentro. Además, la debilidad de este movimiento fue coniar en Rafael Correa y descuidar la conformación de un gran frente nacional de movimientos sociales. Está demás indicar que, aunque Alianza PAIS no irmó ninguna alianza con organizaciones indígenas en las contiendas electorales, el movimiento indígena fue una vanguardia para impulsar el proceso de cambio que Ecuador actualmente vive. En ese sentido, como dice Acosta, “Correa no es ningún relámpago en cielo despejado”. Además, por la ilosofía que está detrás de este proceso ecuatoriano, de resolver los desencuentros y exclusiones históricas con más democracia e inclusión, es necesario y urgente que el gobierno muestre mayor apertura para dialogar con este sector. Y este sector debe entender que 255


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cinco siglos de exclusión requiere todo un proceso lento para resolver los desencuentros históricos. Neo extractivismo y derechos de la Naturaleza En el Plan de Desarrollo Nacional para el Buen Vivir, 20092013, en concordancia con las disposiciones constitucionales, se establece que una de las metas del país es transitar a una etapa post petrolera y post extractivista. Sin embargo, para llegar a esta etapa, las urgentes demandas de satisfacción de derechos de las y los empobrecidos requieren excedentes monetarios inmediatos para redistribuir. Sin embargo, de manera legítima, sectores sociales, activistas y académicos plantean que en cumplimiento a los derechos de la Naturaleza, establecidos en la Constitución, el gobierno debería abandonar la actividad extractivista de los bienes comunes. ¿Cómo se acrecienta excedentes económicos sin recurrir al negocio del petróleo en Ecuador? En la actualidad, el 43% del presupuesto nacional provienes del negocio del petróleo. En muchos casos, las posturas críticas incluso cuestionan las aspiraciones neo desarrollistas del país. El Canciller Ricardo Patiño argumenta la postura del gobierno: “Tenemos que cuidar la naturaleza ¡por supuesto!, tenemos que disminuir la contaminación, cuidar nuestros bosques y lo estamos haciendo. Estamos ampliando los niveles de deiniciones de áreas protegidas, pero no podemos dejar de explotar recursos que nos sirven para sobrevivir y los hemos estado utilizando. En eso sí hemos hecho cambios muy importantes para que las comunidades se beneicien de parte de las riquezas que de allí son obtenidas. Por ejemplo, en el tema de la explotación petrolera, de la explotación minera, creo que hay conceptos que se usan y no tienen justiicación. Cuando se dice, por ejemplo: ‘No explotemos nada de petróleo en el país’, me pregunto si quienes lo dicen creen que queremos volver a las cavernas”. (HARNECKER, 2011:166). Frente a este planteamiento el ex Presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, ex Ministro de Energía y Minas en el gobierno actual, sostiene: 256


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“De todas maneras, tenemos que desmontar la creencia de que la renta de la Naturaleza es lo que va a resolver nuestros problemas. Nosotros hemos sido el principal productor y exportador de cacao y banano en el mundo, pero no nos desarrollamos. Exportamos todo tipo de frutas, espárragos, lores, exportamos camarones, exportamos petróleo, pero no nos desarrollamos. ¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo país-producto? ¿Cuándo vamos a ser país-inteligencia, país -conocimiento? ¿Cuándo vamos a aprovechar las capacidades de los seres humanos, individual y colectivamente hablando? ¿Cuándo vamos a hacer eso? Mientras no hagamos eso, vamos a seguir presos de lo que yo llamo ‘la maldición de la abundancia’. Seguiremos siendo pobres porque somos ricos en recursos naturales. Y esas sociedades, sobre todo las petroleras y las mineras, tienen características perversas: economías rentistas, prácticas sociales clientelares y gobiernos autoritarios con una democracia endeble”. (HARNECKER, 2011:169-170). Este debate se irá resolviendo en la medida en que Ecuador, como se plantea e impulsa desde el Plan Nacional de Desarrollo del Buen Vivir, vaya transitando progresivamente hacia una etapa post extractivista y post petrolera. Existen iniciativas públicas para cambiar de matriz energética41, recuperación de los manglares para el cuidado y gestión comunitaria,42 etc. La inversión en la educación y en la tecnología es evidente. En obediencia al mandato popular en referéndum nacional, el 6% del presupuesto general del país va para educación. Seg’n SENPLADES, proyectos hidroeléctricos y uno eólico están en construcción para avanzar hacia el cambio de matriz energética en el país. SENPLADES, b: .

El Ministro de Agricultura, Miguel Carvajal, comenta sobre los manglares: También hemos trabajado fuertemente en la recuperación y conservación de manglares. (emos puesto en práctica una serie de medidas para revertir áreas apropiadas ilegalmente y que afectaron a los bosques protectores. Mucha de la superficie cubierta por manglares ha sido entregada para su manejo a comunidades locales, enfrentando poderes fácticos que se aprovecharon de la desinstitucionalización del Estado y del patrimonialismo oligárquico. Estamos hablando de miles de hectáreas: cerca de mil. Aquí no se pagaba prácticamente nada por hectárea de manglar concesionada ... yo creo que eran . dólares al año por hectárea. ¡ . dólares por año! ¡Te das cuenta! (ARNECKER, : .

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El paso hacia la fase post petrolera, en las condiciones en las que se encuentra Ecuador, necesariamente pasa por la transitoria etapa extractivista. Iniciativas como el del Parque Yasuni43 son fundamentales, pero mientras los aportes económicos prometidos por los países ricos no sean depositados en las cuentas de ideicomiso, Ecuador seguirá considerando sus materias primas como fuente de sus ingresos para su industrialización. Otro debate similar ocurre con respecto a la minería. La Asamblea Nacional aprobó la Ley de Minería para recuperar el control y la soberanía sobre los yacimientos mineros. Con esta Ley, el Estado llega a participar hasta del 50% de las ganancias del negocio de la minería, incluyendo regalías e impuestos.44 Aunque, mientras el Estado no tenga la capacidad de control tributario sobre las empresas, estos porcentajes siempre serán irreales. El modo de cómo maneja el gobierno este tema, al igual que la energía, despertó y despierta críticas argumentadas, siempre en el marco de lo dispuesto en la Constitución Política. Alberto Acosta, también ex Ministro de Energía y Minas, expresa su desacuerdo con esta Ley, tanto por el procedimiento para su aprobación, como por su contenido, en los siguientes términos: El proyecto Yasuni )TT, que tiene que ver con tres campos petroleros en el Parque Nacional Yasuni: )shpingo, Tambocoha y Tiputini )TT . En , ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Correa anunció el compromiso de su gobierno para mantener indefinidamente inexplotadas las reservas de millones de barriles de petróleo en el campo )TT, equivalentes al 20% de las reservas del país. A cambio, Correa propuso que la comunidad internacional contribuya financieramente con al menos . millones de dólares, equivalentes al % de los recursos que percibiría el Estado en caso de optar por la explotación petrolera. (asta ahora, sólo Chile depositó mil dólares a la cuenta de fideicomiso para preservar el Parque Yasuni. España promete un millón de dólares, Alemania prometió millones de dólares en años. Lo cierto es que hasta ahora, el dinero para salvar Yasuni sigue en promesa, mientras Correa ya amenaza con explotar petróleo si los países ricos no aportan dinero.

El artículo ° de la Ley de Minería establece que: El concesionario minero deberá pagar una regalía equivalente a un porcentaje sobre la venta del mineral principal y los minerales secundarios, no menor al 5% sobre las ventas, adicional al pago correspondiente del 25% del impuesto a la renta, del 12% de las utilidades determinadas en esta Ley, del 70% del impuesto sobre los ingresos extraordinarios y del 12% del impuesto al valor agregado determinado en la normativa tributaria vigente . Art. ° .

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“La Ley de minería tiene muchos errores, muchos problemas. Por ejemplo, no se respetaron los derechos colectivos establecidos en la Constitución. En el artículo 57 de ésta se establece que tiene que haber una consulta prelegislativa cuando se trate de derechos colectivos; hay que consultar a las comunidades para recoger sus criterios e incorporarlos. ‘Es cierto —dirá alguien—, ya esa gente nombró a sus asambleístas, ellos tienen todo el poder’. Pero lo que nosotros queremos no es eso, sino que haya una activa participación de la sociedad y que se escuche a todas las voces. Lamentablemente esto no está ocurriendo. Yo estoy en contra de la minería metálica a gran escala a cielo abierto. Aquí en el Ecuador no debe haber este tipo de minería por una razón muy simple: tenemos en esos territorios una enorme biodiversidad y comunidades cuya vida puede estar en riesgo, además tenemos muchas alternativas más interesantes que la minería”. (HARNECKER, 2011:167). A las críticas y cuestionamientos a los contenidos y al modo de la aprobación de la Ley de Minería, Ricardo Patiño, responde: “Por ejemplo, respecto a la explotación minera —eso además no se reconoce— hemos reintegrado al Estado el 80% de las concesiones mineras que los gobiernos anteriores otorgaron a sectores privados y en esa época no se les dijo nada. Hemos cambiado la Ley de minería de manera fundamental, trascendental y lo hemos hecho con participación de la gente, con consultas, entrega de recursos, cuidando la naturaleza. (…). Se creó la empresa estatal minera”. (Ibid). Otra demanda pendiente que genera no pocas controversias es el agua. La Constitución Política, no sólo estableció el acceso al agua como un derecho, sino que la misma establece que en un plazo de un año, desde la entrada en vigencia de la Constitución, la Asamblea 259


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Nacional aprobará una Ley de Agua y realizará una auditoría sobre la distribución actual de este derecho.45 Ya transcurren más de tres años desde la vigencia de la Constitución, y la Ley de Aguas se encuentra en su segundo debate en la Asamblea Nacional con varias observaciones, sobre todo provenientes desde las organizaciones campesinas e indígenas. Mientras tanto, el anterior sistema de distribución y aprovechamiento de este derecho sigue en curso.46 El contenido y la naturaleza de estos y otros debates indican que sí existe en las y los ecuatorianos un apropiamiento de los contenidos de la Constitución Política. Además, muestran las diicultades en la implementación de las innovaciones constitucionales sin ninguna receta o manual a seguir. En la medida en que se mantenga el debate, y que el gobierno sea capaz no sólo de facilitar dichos debates, sino de asumir los aportes de dichos debates, para la implementación de los contenidos de la Constitución Política, el proceso de trasformaciones emprendido en el Ecuador seguirá su curso. El primer artículo transitorio de la Constitución, en su inciso segundo, establece: En el plazo máximo de trescientos sesenta días, se aprobarán las siguientes leyes: La ley que regule los recursos hídricos, usos y aprovechamiento del agua, que incluirá los permisos de uso y aprovechamiento, actuales y futuros, sus plazos, condiciones, mecanismos de revisión y auditoría, para asegurar la formalización y la distribución equitativa de este patrimonio .

46 Para Alberto Acosta, el proyecto de Ley de Aguas no es privatizador, pero tampoco redistribuye como se debe este derecho entre los más necesitados: El actual proyecto de Ley de Aguas no es privatizador, lo reconozco paladinamente, pero tampoco es desprivatizador. ¿Qué quiere decir esto? Que está bien que no se abran las puertas a la privatización, pero tienes que dar pasos, como manda la Constitución, hacia una profunda redistribución de la tierra y del agua … . La tendencia monopolizadora del agua en el agro es notoria. La población campesina, sobre todo indígena, con sistemas comunales de riego, representa el % de los usuarios. Sin embargo, este grupo apenas tiene el % de la superficie regada y accede apenas al % del caudal. Mientras que los grandes consumidores, que no representan el 1% de unidades productivas, concentran el 67% del caudal. Para un indígena es muy difícil acceder al agua, para un terrateniente es muy fácil. Los terratenientes tienen agua, incluso, para sus piscinas o lagos artificiales, es decir, para su diversión, mientras los campesinos no tienen agua para cultivar sus parcelas, que son pequeñas o de tierras poco fértiles, ¡esa es la cruda realidad! Por eso tiene que redistribuirse el agua, como tendrá que redistribuirse la tierra, si realmente estamos construyendo un proyecto revolucionario . (ARNECKER, : .

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Bolivia Hacia la construcci贸n de un

estado Plurinacional



Hace exactamente una década, Bolivia estaba sumida en una de sus peores incertidumbres sociopolíticas como Estado y como sociedad. La permanente y sistemática convulsión social, dinamizada por la histórica acumulación de fuerzas de las y los excluidos y resentidos del país, no sólo desestabilizaba al Estado aparente1, sino que subvertía la ubicuidad planetaria del sistema neoliberal impuesto como una panacea para los males de América Latina. Los párrafos siguientes son un intento de aproximación al caminar del proceso de cambio (así llamado por las y los mismos actores bolivianos), con la inalidad de retomar las motivaciones, las agendas aglutinantes, logros, diicultades y retos de la nueva Bolivia. En una época en la que la inmediatez y la fugacidad mediática tienden a generar amnesia colectiva en las sociedades, de su pasado inmediato, es necesario concentrar la mirada en un margen histórico más allá de la coyuntura. El proceso de cambio boliviano concertado en los contenidos de la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, es una tarea inédita por sus objetivos, los sujetos y las metodologías. No existen El Estado es la ideación y organización jurídica y política de la sociedad, pero seg’n los intereses y la voluntad de las élites. El Estado sólido logra realizar el contenido social clasista del Estado y sus instituciones mediante la ilusión, la creencia de la imparcialidad e independencia social y política de las instituciones. Logra su legitimidad y hegemonía. El Estado aparente, en cambio, organiza el contenido clasista de la institucionalidad sin mediación alguna, sin inversión, sin ilusión hegemónica. Como mera designación patrimonial de casta, y por eso es endeble, porque lo general aparece como propiedad de familia, como interés privado y particular. Por eso el Estado aparente es un Estado sin hegemonía, sin legitimidad y sin sostenibilidad en el tiempo. El Estado integral es una condición en la que Estado se disuelve progresivamente en la propia sociedad, en la que esta ’ltima se apropia, cada vez más, de los procesos de decisión del Estado.

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manuales teóricos para implementar un Estado Plurinacional. Así como tampoco existen libretos para construir el Sumaq Kawsay (Buen Convivir), mucho menos en el marco de categorías modernas. Este proceso exige aprender haciendo y cometiendo errores. Hace una década el pueblo boliviano sabía lo que no quería, el sistema neoliberal. Pero no sabía, con claridad, lo que quería. Ahora, con la nueva Constitución Política, ideario popular, Bolivia sabe lo que quiere, aunque no sabe exactamente el cómo lograr lo que quiere. Producto de este esfuerzo, existen cambios evidentes en Bolivia. Sostener lo contrario es faltar a la realidad. Desmontar las estructuras estructurantes y estructuradas en cinco siglos no es tarea de un gobierno sin el control suiciente del poder, mucho menos en cinco años. El proceso de cambio acelerará en sus frutos en la medida en que cada uno de las y los bolivianos asumamos el cambio como una virtud personal y colectiva. Pero, si esperamos que el gobierno o el Estado Plurinacional hagan los cambios por nosotros/as, no hemos cambiado en nada y perdimos el tiempo. Vigilancia al gobierno sí, pero involucrándonos en el proceso. 1. El sistema neoliberal fertilizó la resistencia boliviana El sistema neoliberal fue impuesto en Bolivia en 1985, mediante el Decreto Supremo 21060 que consistía en la reducción del gasto público, despido de decenas de miles de trabadores públicos, apertura de las fronteras comerciales del país, transferencia de la propiedad y administración de las empresas públicas a manos privadas y la privatización irrelexiva de los bienes comunes (recursos naturales) como hidrocarburos, agua, minería y otros. La misma receta que ahora le aplican a Grecia y a otros países de Europa, con la única diferencia de que al carecer estos países de bienes comunes naturales, les coniscan a sus trabajadores sus rentas de vejez, y a su juventud el futuro de bienestar. La larga y triste noche neoliberal, en sus cerca de dos décadas de aplicación, a sangre y fuego, en Bolivia, por una élite política apátrida y corrupta, acrecentó la miseria, exclusión, corrupción pública, desempleo y el endeudamiento externo del Estado policíaco represor. Como nunca antes, los debilitados aparatos del Estado aparente, incluyendo 266


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el Congreso Nacional, se constituyeron en serviles tramitadores administrativos de las concesiones de los bienes comunes del país para las empresas multinacionales. Si en 160 años de vida republicana (Bolivia fue fundada en 1825) la élite política, heredera del poder colonial, no había logrado consolidar en el territorio, ni en el imaginario colectivo, el proyecto de Estado nación, en dos décadas, este ilusorio proyecto de Estado aparente, fue diluido por el sistema neoliberal. De este modo, en cuestión de casi 20 años, Bolivia no sólo había hipotecado el presente y el futuro de su población, sino que en los intersticios de la comunidad internacional se debatía la condición de Bolivia como un Estado fallido.2 Y el imperio norteamericano preparaba una intervención militar “internacional” para arrasar con los resabios de la resistencia popular criminalizada por la élite política tradicional. No es difícil imaginar lo que sería Bolivia de haber proseguido aquel macabro proyecto. Y esto es lo que la Bolivia actual comienza a olvidar con facilidad, ofuscado por la inmediatez y la eiciencia de los frutos de la revolución democrática y cultural que acaba de comenzar. La resistencia boliviana emergió como fuego bajo las cenizas desde los nichos sociales y territoriales inimaginables, tanto para la intelectualidad oicial, como para los ejecutores del plan neoliberal. Fuimos los pueblos indígenas3, originarios y campesinos, quienes bebiendo del patrimonio espiritual y político de nuestros legendarios mártires, nos constituimos en la reserva moral, intelectual y política para redimir del nefasto destino que se cernía sobre Bolivia. Así, juntamente con organizaciones obreras, mujeres, profesionales e El debate sobre la situación de Bolivia como un Estado fallido, fruto de la crisis generalizada, se publicaron en periódicos como los de Chile y Argentina. Aquí una columna de un economista en un periódico chileno. http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/ / pags/ .html

Seg’n el ’ltimo censo nacional, , el % de la población boliviana se autodefinía como originario de alguno de los pueblos indígenas que cohabitan en el país. Una década después, y con el fenómeno sociopolítico y cultural del indígena Evo Morales y demás personalidades indígenas, con seguridad que el afianzamiento identitario indígena ha crecido mucho más tanto cualitativa, como cuantitativamente.

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intelectuales, nos constituimos progresivamente en el nuevo sujeto sociopolítico para rediseñar e implementar el nuevo proyecto de país de todos, con todos y para todos. Debemos indicar que los ideólogos y estrategas del sistema neoliberal, al momento de planiicar la desarticulación de las fuerzas sociales opositoras a sus objetivos, sólo planiicaron el descuartizamiento de las organizaciones obreras mediante la libre contratación. Las organizaciones sindicales campesinas y pueblos indígenas y originarios, al funcionar fuera del alcance del Estado y de las empresas privadas, no fueron asumidos como una potencial amenaza para la aplicación del sistema neoliberal. Aunque tampoco estuvieron exentas de hostigamiento y criminalización. Recordemos que organizaciones como Consejo Nacional de Ayllus y Marcas del Qullasuyo (CONAMAQ), Central Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Organización Campesina de Mujeres “Bartolina Sisa”, Confederación de Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) y Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (actualmente denominados Comunidades Interculturales), nacieron y se fortalecieron en las tres últimas décadas del pasado siglo. Es decir, en pleno apogeo del sistema neoliberal. Y son estas cinco organizaciones nacionales y otros, constituidos en la plataforma denominada “Pacto de Unidad”, quienes impulsaron e impulsan el proceso de cambio en Bolivia. Esta emergencia del nuevo sujeto sociopolítico no fue un mágico fenómeno prodigioso del momento.4 Más, por el contrario, fue fruto 4 Este sujeto multitud cuenta con un patrimonio político y espiritual de resistencia de siglos acumulados. En el lado boliviano, está la resistencia multitudinaria que desafió a la corona española, en el siglo XV))), encabezado por T’pac Katari y Bartolina Sisa ambos aymaras . En el siglo X)X, está el legendario héroe indígena, luchador por la autonomía territorial indígena, Zárate Wilka. En el siglo XX, emergen las primeras experiencias sindicales de campesinos y el afianzamiento de las organizaciones territoriales indígenas ayllus , en la zona occidental del país. Además, después de la Revolución Nacional de , surge un movimiento intelectual político denominado katarismo que plantea la reconstitución de la organización política de ayllus y markas espacios territoriales, políticos y culturales indígenas . Al finalizar el siglo XX, interpelados por el quinto centenario de la conquista de Abya Ayala, las y los indígenas

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de un proceso de acumulación de fuerzas y experiencias sociales de luchas territoriales y sectoriales por cinco siglos de colonialismo externo e interno, que durante la sangrienta oscuridad neoliberal se fue articulando y fortaleciéndose como un nuevo sujeto sociopolítico colectivo. En este sentido, podemos airmar que la triste noche neoliberal boliviana fue el catalizador para la germinación del sujeto actor colectivo pos neoliberal en Bolivia. Bien nos heredaron nuestros ancestros aquel proverbio que dice: “Todo es benigno, incluso el mal”. ¡Feliz culpa neoliberal! 2. Asamblea Constituyente, un proceso para repensar Bolivia En momentos de turbulencia sociopolítica interna en el núcleo de articulación de los movimientos sociales e indígenas de Bolivia, como ocurre en este momento, es fundamental recordar qué fue lo que motivó y aglutinó a las diversas fuerzas sociales en resistencia para impulsar el proceso de cambio. Las nefastas consecuencias del sistema neoliberal sólo terminaron de colmar el ya repleto vaso de la paciencia estoica del pueblo. Las causas estructurales y permanentes que impulsaron las aspiraciones y demandas del proceso de transformaciones estructurales, tanto en el Estado, como en la sociedad, provienen desde la primera colonialidad externa, y de los casi dos siglos de la vida republicana, que para la gran mayoría siguió siendo la extensión de la colonialidad, pero interna desde el Estado aparente. En este contexto histórico y coyuntural emergió la demanda de un proceso de cambio en Bolivia, mediante la Asamblea Constituyente. Un proceso que sí sabemos cuándo comenzó. Mas no sabemos cuándo concluirá. Mucho menos contamos con recetas para implementarlo. Se va aprendiendo al hacer. El objetivo inal del proceso constituyente no fue la redacción de la nueva Constitución Política. Ésta norma fue y es sólo el diseño profundizarán su conciencia política para impulsar el Estado Plurinacional en Bolivia. El sindicalismo obrero, sobre todo minero, en el siglo XX fue un potente catalizador de la resistencia organizada.

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concertado de la arquitectura jurídica, económica, política, cultural y ética que fundamenta y orienta el proceso de la recuperación y/o construcción de la soberanía sociopolítica, alimentaria, energética, hídrica, cultural e ideológica para el Buen Convivir (sumaq kausay, en quechua) cosmoteándrica. Éste es el objetivo del proceso de cambio boliviano Y la aproximación a este objetivo es procesual porque su horizonte parece ser ininito. Entonces, ¿por qué desesperarse ante la demora inevitable de los añorados cambios socioeconómicos provenientes de políticas públicas? El Estado Plurinacional en construcción no sólo carece del aparato institucional burocrático adecuado, sino también de metodología propia para diseñar e implementar sus políticas públicas. Y esto, requiere tiempo. Cuando iniciamos este proceso de cambio asumimos que era fundamental la permanente actitud de transformación en cada uno/a de nosotros/as. Si este proceso no está generando las transformaciones como quisiéramos, ¿no será que no hemos cambiado nosotros nuestra actitud de colonizados que espera todo del papá Estado asistencialista? 3. Fases del proceso constituyente Entre 2000 y 2005, la convulsión social acumulada era tal que la incertidumbre generalizada y permanente se apoderó de Bolivia. En ese quinquenio transitaron por el Palacio Presidencial 5 presidentes. Uno de ellos, Gonzalo Sánchez de Lozada, destituido por la movilización popular en defensa de los hidrocarburos, actualmente prófugo de la justicia boliviana, asilado en los EEUU. Y en esas condiciones se incorporó desde la movilización en las calles la demanda de la Asamblea Constituyente, como parte de la agenda política nacional, para concertar y rediseñar las bases de la nueva Bolivia. Es importante recordar que las 18 constituciones políticas que rigieron la vida republicana del país fueron redactadas y aplicadas sin la participación popular. Y no pocas veces en contra de los intereses de las grandes mayorías. En este sentido, la Asamblea Constituyente participativa se constituía en un instrumento simbólico de inclusión de las grandes mayorías excluidas en el proyecto y destino del nuevo país. 270


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La demanda de la Asamblea Constituyente como un mecanismo participativo para el pacto social, desde sus inicios (1990) hasta su incorporación en la Constitución Política (2004), como un mecanismo democrático de participación, fue criminalizada y reprimida por el Estado monocultural y excluyente. Este proceso constituyente participativo, que actualmente se encuentra en su tercera fase, consta de tres etapas importantes. Primera. Esta primera etapa comienza con las primeras movilizaciones sociales exigiendo la Constituyente (1990), y concluyó con la elección de las y los constituyentes5 (2006). En este tiempo, la población tuvo que informarse, organizarse, elaborar propuestas de contenidos de constitución y movilizarse para obligar al gobierno a que convoque a la Constituyente. Y así fue. Un tiempo fecundo, creativo y arduo. Las élites del país se opusieron e impidieron por todos los medios dicha convocatoria. Finalmente Bolivia, para viabilizar la constituyente, tuvo que elegir como Presidente de la República a un indígena (2005). El Presidente Evo Morales convocó a las elecciones de constituyentes en 2006. Segunda. Esta etapa consistió en las sesiones de constituyentes para la redacción de los contenidos de la nueva Constitución a base de las propuestas alcanzadas por el pueblo. Esta fase no fue nada fácil puesto que los grupos opositores al proceso terminaron siendo elegidos en minoría como constituyentes. Y desde adentro hicieron hasta lo inimaginable para desvirtuar el proceso6. 5 La Asamblea Constituyente estuvo conformada por 255 constituyentes, la mayoría indígenas y con una presencia fuerte de mujeres % se identificó como indígena: % quechua, % aymara y % de otros pueblos Albó, El perfil de los constituyente , Tinkazos, N. - . Marzo , La Paz . Estos constituyentes, representantes de las diferentes nacionalidades de Bolivia además de mestizos y afro bolivianos debatieron los contenidos de la nueva Constitución, a base de las propuestas presentadas por las organizaciones sociales, indígenas, campesinos, profesionales, intelectuales, empresarios, etc., por un período de año y medio, organizados en comisiones de trabajo. Luego se empantanó la Asamblea. El documento final de la Constitución Política fue consensuado en el Congreso Nacional, y aprobado en referéndum nacional en mayo de 2009. Entre y , las fuerzas opositoras, en su intento de abortar el proceso constituyente empujaron al pueblo a la confrontación violenta. En la ciudad de Cochabamba, la confrontación entre citadinos de clase media y campesinos indígenas cobró tres vidas. En la Ciudad de Sucre la

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El pueblo organizado presentó a la Asamblea Constituyente alrededor de 3.600 propuestas para ser debatidas como contenidos para la nueva Constitución. Finalmente esta etapa concluyó con la aprobación (2009) de la nueva Constitución Política del Estado Plurinacional mediante referéndum. Muchos creyeron que esta etapa era la más difícil del proceso. Pero, las contradicciones internas y externas al proceso constituyente en su tercera fase muestran lo contrario. Tercera. Luego de la aprobación de la nueva Constitución Política, el gobierno de los movimientos sociales e indígenas, encabezado por Evo Morales, emprendió la implementación de los contenidos de dicha Constitución. Esta fase comienza con la entrada en vigencia de la Constitución Política, y consiste en la implementación de los contenidos de la misma a través de políticas públicas y normas jurídicas. Es la etapa más larga del proceso. Y sin la conclusión de esta fase, difícilmente se podrá satisfacer y resolver por completo las históricas demandas conculcadas del pueblo boliviano. En esta fase, el enemigo es el tiempo de las urgencias legítimas de la sociedad postergada, que la oposición recalcitrante capitalizará para intentar revertir este proceso refundacional. 4. Causas estructurales para impulsar el proceso de cambio a. Exclusión y el empobrecimiento de las grandes mayorías. Cuando en 1825, los herederos de la colonia fundaron la República boliviana, lo hicieron no sólo excluyendo y a espaldas del más de 95% de la población boliviana de aquel entonces, sino lo impusieron en contra y para aniquilar sistemáticamente a las grandes mayorías, sobre todo indígenas. En este sentido, el naciente Estado no sólo fue colonizadora, sino esencialmente etnofágico. oposición violenta y racista humilló, torturó y persiguió a las y los indígenas pro constituyentes. En la ciudad de Santa Cruz la oposición radical persiguió y lapidó a indígenas y campesinos. Coronando esta sistemática oposición al proceso constituyente con la masacre de dirigentes campesinos e indígenas movilizados en defensa del proceso, en la localidad de Porvenir, Pando. Al fracasar en todos sus intentos para revertir la constituyente, contrataron terroristas europeos para organizar un grupo armado y derrocar al presidente Morales.

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En la primera Constitución Política de Bolivia (1826), la cualidad de ciudadanía plena era monopolio exclusivo de varones blancos, alfabetizados, libres y con patrimonios económicos demostrables. Los indígenas, mujeres, descendientes afros y mestizos empobrecidos, existían jurídicamente, como ciudadanos de segunda categoría, pero bajo la tutela de los primeros, los patrones. Es esta exclusión sistemática y permanente el pecado capital y el mal atávico que Bolivia cargó consigo por cerca de 200 años de vida republicana. El neoliberalismo, en sus dos décadas de vigencia, recrudeció esta dolorosa situación. Esta realidad fáctica y jurídica de exclusión y sometimiento de las grandes mayorías, se constituyó en estructuras estructurantes, no sólo de la arquitectura social colectiva, sino de las estructuras psicológicas individuales de las y los excluidos y dominados. Al punto que nosotros/ as asumimos esta condición de subalternidad y de colonizados como una condición natural, y la defendemos y reproducimos en consecuencia. Ésta es la esencia de la colonialidad del poder del Estado republicano. Los ensayos de las diferentes copias de proyectos de homogeneización del país jamás terminaron de implementarse porque colisionaba frontalmente con la policromática diversidad cultural y social boliviana. Lo que en buena cuenta profundizaron aquellos proyectos de “desarrollo” nacional fue el empobrecimiento, el analfabetismo y la exclusión de las grandes mayorías, y el enriquecimiento y la infalible galvanización de la superioridad de los blancos sobre las mayorías sociales de color bronce. En otros términos, el proceso de transformaciones estructurales se impulsó y se impulsa en Bolivia para superar las históricas causas de la sistemática exclusión/empobrecimiento, y el colonialismo interno que se materializa en el racismo institucionalizado contra las grandes mayorías indígenas. Esta condición de colonialidad institucionalizada y corporizada no se supera en una década o en una generación. Esto es lo que olvidan las y los “revolucionarios”, presos del inmediatismo coyuntural u oportunismo político, que, ahora, desafían al gobierno de Evo Morales, desestabilizando al aún inestable proceso de nacientes 273


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transformaciones. ¿Será que fácilmente olvidamos el pasado inmediato cuando ayer teníamos que esconder nuestros apellidos indígenas, escupir a nuestras facciones corporales y vender nuestra alma para ser admitidos como funcionarios públicos? b. Fracaso del Estado nación aparente. El modelo de Estado nación, ideado en la Europa del siglo XVI, fue aplicado a la naciente República de Bolivia, al igual que a los demás países de Latinoamérica, sin contemplar la gama de diversidad de nacionalidades que milenariamente coexistían en territorios de dichos estados. La élite política mestiza, carente de creatividad y con una fe religiosa ciega en teorías políticas foráneas, intentó sin resultados imponer el Estado nación excluyente y monocultural. Pero, en casi dos siglos de intentos el Estado nación no pudo consolidarse en todo el territorio nacional Mucho menos pudo permear en el imaginario colectivo como sentimiento de pertenencia a una comunidad política. La Revolución Nacional de 1952, ensayó un proyecto de nación única (mestizo y castellano parlante), pero aquello no pasó de ser un ensayo. Con la guerra del Chaco (1932-1935) contra Paraguay, los indígenas del país supieron de la existencia de una patria desconocida. Pero, una vez terminada la guerra, continuaron existiendo como naciones sin Estado dentro de un Estado nación sin nación. Esta situación fáctica explica con creces los debates, en pleno siglo XXI, de la existencia en Bolivia de un Estado sin nación y de naciones indígenas sin Estado. En otros términos, después de casi 200 años el Estado nación era una extensión de la hacienda de las élites políticas para sus beneicios, mientras que para las grandes mayorías excluidas dicho Estado era un ente represor, corrupto, derrochador de los bienes comunes y agente de seguridad de las empresas transnacionales. El sistema neoliberal terminó diluyendo la aparente institucionalidad del Estado nación. c. Fracaso de los diferentes modelos de desarrollo. La élite política tradicional asumió y aplicó todas las políticas económicas impuestas por el Imperio, como la Doctrina de Seguridad, Alianza para el Progreso, Consenso de Washington, etc. Todas bajo la promesa de 274


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progreso, desarrollo y desarrollo sostenible. Pero desarrollo era lo que menos llegaba a Bolivia. Más por el contrario, en la medida que pasaban las décadas, Bolivia continuaba, no sólo más empobrecido que nunca, sino endeudado, perforado y contaminado por todas partes. Sin ningún tipo de soberanía sobre sus hidrocarburos, minería, agua, bosques, biodiversidad, etc., el país estaba condenado al nefasto destino. A principios del presente siglo, el empobrecimiento y la incertidumbre integral permanente expulsaron a más del 25% de la población boliviana hacia el extranjero en busca de trabajo y mejor futuro.7 Si proseguía la apuesta por el sistema colonial del Imperio en su versión neoliberal, Bolivia estaba condenada a una desaparición silenciosa. Pero, la historia cambió. El dolor agudo, la indignación y el atrevimiento pudieron más que siglos de resignación inoculada en la conciencia colectiva subalternizada. En estas condiciones, el pueblo exigía cambios estructurales en el país. Pero los cambios no podrían venir de las mismas élites neofóbicas de siempre. Entonces, fue cuando la Bolivia profunda, excluida y empobrecida, se articuló y asumió su responsabilidad históricamente postergada, sin que mediara manuales, ni libretos escritos para impulsar la Asamblea Constituyente Refundacional, ni mucho menos para construir y organizar el poder de abajo hacia arriba. 5. El sujeto constituyente colectivo del proceso de cambio El proceso constituyente boliviano nació de las entrañas de los pueblos indígenas. Fueron las y los indígenas moxeños del oriente de Bolivia, quienes en su marcha por el territorio, en 1990, quienes por vez primera, y de manera explícita plantearon lo que el resto de las y los excluidos reclamaba de manera tácita: la convocatoria a un proceso constituyente para repensar el ilusorio Estado nación que los mantenía en la sistemática exclusión y colonización. Los mayores flujos migratorios de bolivianos/as hacia el exterior se produjeron en el momento más delirante de la incertidumbre generalizada que produjo el sistema neoliberal, y el colapso de la democracia representativa. QU)SPE,

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Las y los indígenas y campesinos organizados en las cinco matrices organizativas (CONAMAQ, CIDOB, CSUTCB, BARTOLINAS, INTERCULTURALES) se articularon en una plataforma denominada Pacto de Unidad. Desde esta plataforma impulsaron el proceso organizando, formando y movilizando a sus bases. Pero sobre todo, debatiendo, consensuando y elaborando propuestas para los contenidos de la nueva Constitución. Del total de los contenidos del texto constitucional, que fue modiicado en el Congreso Nacional (ante la incapacidad de las y los constituyentes de concertar o imponerse a la oposición), el 80% provenía de la propuesta del Pacto de Unidad. Esta instancia es el núcleo dinámico del sujeto multitud que impulsa el proceso de cambio. La movilización permanente en las calles, bloqueo de caminos, participación en contiendas electorales para imponer su mayoría y concertar propuestas de manera asamblearia, de abajo hacia arriba, fueron las metodologías utilizadas por este nuevo sujeto político colectivo. Las y los campesinos productores de la sagrada hoja de coca, en 1995, crearon un instrumento político, actualmente denominado Movimiento al Socialismo (MAS)8, para construir y conquistar los espacios de poder progresivamente. Al mismo tiempo, progresivamente, obreros, intelectuales, organizaciones de mujeres, campesinos, citadinos, jóvenes, estudiantes, etc. se fueron sumando a la ilusionante demanda de la Es importante indicar que el MAS-)PSP es un instrumento político que nació en las entrañas de las seis federaciones campesinas de productores de hoja de coca para defenderse de la represión y criminalización que eran objetos por parte del Departamento Antinarcóticos Estadounidense. En 1999 participa en las elecciones municipales y gana nueve alcaldías. En las elecciones generales , Evo Morales quedó en segundo lugar, muy cerca del ganador Gonzalo Sánchez de Lozada. En , MAS-)PSP llevó Morales a la presidencia con cerca del % de votos. En , el MAS-)PSP ganó las elecciones para constituyentes con más del %. En , Morales fue ratificado en su mandato con cerca del % de votos. En , el pueblo aprobó la nueva Constitución con más del % de los votos. Y en diciembre de , el . % del electorado eligió a Morales como Presidente del nuevo Estado Plurinacional. Los resultados de las recientes elecciones de magistrados y jueces del Órgano Judicial muestran que la población sigue con el proceso de cambio.

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Asamblea Constituyente. La participación de las y los intelectuales orgánicos fue fundamental. Por eso, las movilizaciones para impulsar y defender el proceso no sólo eran de indígenas y campesinos, sino de una intermitente multitud permanentemente movilizada. Este pacto social implícito fue el garante para llevar el proceso boliviano hasta su actual fase. Y de la dinamicidad o mutación de este pacto depende que el proceso concluya. Como se puede evidenciar, en el caso boliviano, el proceso de transformaciones estructurales del país estuvo y está dinamizado por un sujeto colectivo multitud, asamblearia, espontánea y simultánea, aglutinado en una demanda general: Asamblea Constituyente para la refundación de Bolivia. Fue y es un proceso de abajo hacia arriba, no sólo por la metodología utilizada para la construcción de propuestas, sino por la constitución misma del sujeto político colectivo. Evo Morales y Álvaro García son producto de este proceso participativo. 6. Núcleos duros de la nueva Constitución Política del Estado plurinacional La actual Constitución Política del Estado plurinacional, aprobada mediante un referéndum nacional, en 2009, con más del 61% de votos a favor, contiene 411 artículos. Las apoteósicas manifestaciones populares, tanto en la atapa de su redacción, como en el momento de su promulgación, superan cualquier teorización sobre el signiicado de la democracia participativa. El proceso de la redacción y aprobación de la Constitución Política fue un fenómeno de participación nacional tan ubicuo, que, ahora, incluso los opositores a la propuesta del Estado plurinacional, asumen en su discurso y análisis las categorías de este nuevo Estado como una verdad política jurídicamente establecida. Desde una perspectiva global, tres serían las vetas fundamentales de esta Constitución para la construcción del sumaq kausay (buen convivir) intercultural boliviano: Estado plurinacional, autonomías y economía plural. Las mismas que permean toda la Constitución. En estas columnas se ensamblan y se garantizan los nuevos derechos fundamentales, como el derecho del acceso al agua y saneamiento, 277


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derecho a la soberanía alimentaria, derechos colectivos de los pueblos indígenas, derechos/obligaciones de mujeres, niños/as, jóvenes, ancianos, con capacidades diferentes, bolivianos en el exterior, etc. Control social y mecanismos directos de participación (revocatoria de mandato, referéndum y plebiscito, iniciativa legislativa ciudadana, Asamblea Constituyente, cabildos, etc.). Tipos de democracia (participativa, representativa y comunitaria). Pluralismo jurídico. Renuncia a la guerra. Y otros. Haciendo de esta Constitución un aporte sin precedentes al emergente constitucionalismo plurinacional latinoamericano del siglo XXI que se proyecta superar las teorías políticas de la Europa del siglo XVIII. El artículo primero sintetiza, en buena medida, la estructura arquitectónica del nuevo Estado en los siguientes términos: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario, Social de Derecho, Plurinacional, Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”. Estado plurinacional. La demanda del Estado plurinacional fue planteada por organizaciones indígenas en el penúltimo proceso constituyente ecuatoriano, pero la Constitución de 1998 incorporó sólo el carácter pluricultural del Estado. En el caso boliviano, este planteamiento, que proviene del Pacto de Unidad, signiica la imaginación y la construcción progresiva del Estado con la participación activa y decisiva de las diferentes nacionalidades que conviven en Bolivia (36 nacionalidades reconocidas por la Constitución), además de mestizos y afro descendientes, en todos los niveles y órganos del Estado. El Estado Plurinacional no se reduce sólo a la presencia porcentual de representantes de las nacionalidades indígenas en las estructuras del aparato estatal. Ante todo consiste en la administración del poder político, económico, cultural, jurídico, espiritual, etc., bajo el principio de la interculturalidad. De allí la importancia de la constitucionalización 278


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de los cuatro tipos de autonomías territoriales, pero, sobre todo el de la autonomía de los pueblos indígenas, y de los diferentes principios axiológicos que rigen la cotidianidad de las culturas originarias, como referentes éticos nacionales. La implementación del Estado plurinacional, tanto a nivel territorial, como en el imaginario colectivo de la ciudadanía, implica tres momentos fundamentales: diseño normativo, diseño institucional y proyectos de vida. Bolivia está avanzando en el diseño normativo. Se cuenta con normas como la Constitución Política del Estado Plurinacional, Ley del Órgano Judicial9, Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional10, Ley del Órgano Electoral Plurinacional11 y Ley Contra el Racismo y Discriminación12, Ley de Educación “Avelino Siñani y Elizardo Pérez”13, Ley del Deslinde Jurisdiccional entre la justicia ordinaria y la originaria, y Ley de Derechos de la Madre Tierra que establece El Tribunal Supremo de Justicia está compuesto por magistrados/as titulares y otros tantos de suplentes, electos por voto popular. Conforme estable la norma, la Asamblea Legislativa Plurinacional seleccionó, a base de méritos profesionales, a candidatos. De los cuales, % eran de procedencia indígena, y el % mujeres. Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob. bo/normas/listadonor/ /page: Este tribunal está compuesto por siete magistrados/as titulares y siete suplentes elegidos por voto popular por el pueblo. La norma, aprobada en julio de 2010, indica que al menos dos de los siete serán magistrados/as provenientes de la jurisdicción indígena originaria campesina. Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/normas/listadonor/ /page: Con la nueva Constitución Política, el Estado Plurinacional cuenta con cuatro Órganos: Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral. El máximo ente del Órgano Electoral Plurinacional es el Tribunal Supremo Electoral, compuesto por siete vocales titulares e igual número de suplentes. De los cuales, dos necesariamente tienen que ser provenientes de la jurisdicción indígena originaria campesina. Estos vocales son seleccionados y elegidos seis por la Asamblea Legislativa Plurinacional, con la participación de las asambleas departamentales, y uno es electo por el Presidente del Estado Plurinacional. Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia. gob.bo/edicions/view/ NEC Aprobada en octubre de listadonor/ /page:

. Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/normas/

Esta Ley tiene por finalidad sanar y afianzar las identidades culturales nativas, para que, en condición de igualdad, indígenas y mestizos, puedan emprender la tarea de la convivencia intercultural. Además de la misión descolonizadora, esta Ley tiene por misión despatriarcalizar las relaciones y estructuras psicológicas y cognitivas de los estudiantes. De esta manera se intenta implementar la revolución democrática y cultural para consolidar el Buen Convivir en Bolivia. Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/edicions/view/ NEC

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los derechos de la Tierra como sujeto colectivo y las obligaciones del Estado y sociedad para con ella.14 Respecto al diseño institucional plurinacional, existen avances como la creación de un viceministerio de descolonización y una dirección nacional de despatriarcalización dentro de la misma entidad. Desde las instituciones estatales, aún no se ven los cambios esperados. Remover la pesada herencia del aparente Estado nación monocultural y excluyente, cuesta. Sobre todo cuando una gran mayoría de la burocracia estatal está constituida por los mismos operadores administrativos del viejo Estado, protegidos bajo el principio de la institucionalidad/inamovilidad del funcionariado público. El diseño e implementación de proyectos de vida es una tarea que, si bien incumbe también al Estado Plurinacional, corresponde a cada uno de las y los integrantes del sujeto político colectivo del proceso de cambio. Autonomías. La autonomía es la distribución o democratización del poder político, económico, administrativo y legislativo del Estado en diferentes niveles territoriales a nivel nacional. Consiste en la superación del centralismo estatal, y el acercamiento del Estado a los niveles más próximos de la ciudadanía. Pero, Bolivia no asumió las autonomías sólo para descentralizar el Estado, sino, sobre todo, para implementar, a nivel nacional, el nuevo Estado Plurinacional. Por eso las organizaciones indígenas y campesinas pusieron bastante énfasis en las autonomías indígena originaria campesinas. En buena medida, lo que se haga, o deje de hacer con las autonomías indígenas afectará de manera directa a la implementación real del Estado Plurinacional. 14 Esta Ley establece que la Madre Tierra tiene derecho al agua, aire limpio, al equilibrio, a la regeneración, a vivir sin contaminación y a la diversidad de vidas. Define a la Tierra en los siguiente términos: La Madre Tierra es el sistema viviente dinámico conformado por la comunidad indivisible de todos los sistemas de vida y los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que comparten un destino común. La Madre Tierra es considerada sagrada, desde las cosmovisiones de las naciones y pueblosindígena originario campesinos. Art. ° http://bolivia.infoleyes.com/shownorm. php?id=

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En el título I, de la tercera parte, relativo a la organización territorial del Estado, la Constitución Política establece cuatro tipos de autonomías de igual jerarquía: departamental, regional, municipal e indígena originaria campesina. La Ley de Autonomías y de Descentralización, aprobada en enero de 2010, en su artículo 8°, establece las siguientes funciones para cada autonomía: - Autonomía indígena originaria campesina. Impulsar el desarrollo integral como naciones y pueblos, así como la gestión de su territorio. - Autonomía departamental. Impulsar el desarrollo económico, productivo y social en su jurisdicción. - Autonomía municipal. Impulsar el desarrollo económico local, humano y desarrollo urbano a través de la prestación de servicios públicos a la población, así como coadyuvar al desarrollo rural. - Autonomía regional. Promover el desarrollo económico y social en su jurisdicción mediante la reglamentación de las políticas públicas departamentales en la región en el marco de sus competencias conferidas. En diciembre de 2009, 12 municipios, con alta demografía indígena originaria, fueron consultados sobre su voluntad de transitar hacia autonomías indígenas. El resultado fue que 11 de los 12 municipios optaron para convertirse en autonomías indígenas. Este proceso no termina allí. Según la Ley de autonomías, los municipios con mayoría indígena y las Tierras Comunitarias de Origen (que son bastante en todo el territorio nacional) podrán convertirse en autonomías indígenas, siguiendo los criterios establecidos. Es importante indicar que una de las grandes diferencias de las autonomías indígena originaria campesinas, con relación a los otros tres tipos de autonomías, es que las primeras gozan del ejercicio y aplicación de la justicia según las tradiciones ancestrales de prevención y resolución de conlictos. Esta potestad de juzgar con normas, autoridades y sistema jurídico propio, está reglamentada en 281


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la Ley del Deslinde Jurisdiccional15 de la autonomía y potestad de la justicia originaria. A esto, en la Constitución Política, se denomina pluralismo jurídico. Así mismo, los métodos ancestrales de participación/decisión en lo político, económico, social, cultural, espiritual prevalecen sobre la democracia occidental. En las autonomías departamentales, regionales y municipales la democratización del poder abarca lo político, económico, administrativo y legislativo. Mas no lo judicial. Economía plural. El tercer pilar fundamental del proceso refundacional, cuyo proyecto se encuentra plasmado en la Constitución Política del Estado Plurinacional, es el modelo económico. Los diferentes modelos económicos en Bolivia, como en el resto de los países de la región, casi siempre estuvieron atrapados entre el liberalismo (acumulación individual) y el estatismo (acumulación estatal). La experiencia de la estatización de la economía con la Revolución Nacional de 1952, generó excedentes para el Estado, pero al carecer éste de los canales luidos para la redistribución y la dinamización de la actividad económica, y la ampulosa y estéril burocratización estatal fueron factores determinantes para el fracaso de dicho modelo. Desde la década de los 80 del pasado siglo se aplicó, de manera fallida, el liberalismo económico en su expresión neoliberal, bajo promesa de inversión inanciera privada, pleno empleo, crecimiento económico, desarrollo, etc. A esto, el Fondo Monetario Internacional le denominó Programa de Ajuste Estructural (PAE)16. La misma receta Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/edicions/view/

NEC

Este Programa fue impuesto por el Fondo Monetario )nternacional y el Banco Mundial como un recetario a la gran mayoría de los países de Latinoamérica entre la década de e inicios de . Con ello se buscaba achicar el gasto fiscal y garantizar mayores ingresos económicos al erario nacional mediante los impuestos. Con esta finalidad se promovió la privatización de las empresas estatales para atraer inversiones extranjeras, se declaró la libre contratación para congelar los sueldos y salarios de los trabajadores, y se impulsó el pago puntual de los intereses de la deuda externa contraída por los gobiernos dictatoriales, con la finalidad de que los grupos

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que, ahora, aplican los mismos grupos inancieros a los convulsionados países de la Unión Europea. Así se capitalizaron17 (privatizaron) todas las empresas públicas bolivianas. Empresas estratégicas como Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), Empresa Nacional de Ferrocarriles (ENFE), Lloyd Aéreo Boliviano (LAB)18. El neoliberalismo no sólo transirió a precios irrisorios las empresas públicas, sino también corrieron la misma suerte los bienes comunes como reservas de hidrocarburos, minería, agua, etc. El neoliberalismo desnudó por completo al ya desnudado pueblo boliviano. Las promesas de desarrollo jamás se cumplieron. Sí llegaron las inversiones para el sector hidrocarburos, pero, como dijo, y fue ampliamente difundido en su momento, uno de los altos ejecutivos de REPSOL español: por cada dólar invertido en Bolivia la empresa gana 10 dólares. Las ganancias tenían como destino a los países donde se encontraba la casa matriz de las empresas. Ante estas nefastas experiencias, el pueblo organizado en Asamblea Constituyente dispuso en el artículo 306° de la Constitución Política del Estado Plurinacional lo siguiente: financieros continuaran prestando más dinero a los estados. En menos de dos décadas las consecuencias de este recetario fueron escalofriantemente catastróficas para los pueblos e inimaginablemente beneficiosas para las empresas transnacionales.

La Capitalización fue una Ley de que disponía que las empresas privadas debían comprar hasta el 49% de las acciones de las empresas estatales capitalizadas, e invertir en las mismas para modernizarlas y dinamizarlas. El 51% restante de las acciones las debía conservar el Estado, pero en los hechos, las empresas privadas terminaron comprando más del % de las acciones de dichas empresas con la finalidad de tomar el control total en la administración de las mismas. De esta manera, aparte que las acciones se vendieron por debajo del precio real, las empresas privadas anularon al Estado boliviano, no sólo en la administración de las empresas, sino también en la fiscalización de las mismas. Las consecuencias fueron: desmantelamiento completo de las empresas. ENFE, ENDE y LAB desaparecieron por completo. YPFB y ENTEL fueron nacionalizados y dinamizados en 2007 y 2009, respectivamente, en el marco de la implementación del Estado Plurinacional. Se privatizaron hoteles, terminales de buses, hilanderías, frigoríficos, industrias metálicas, procesadoras de quinua, tarwi y té, fábricas de aceite y fósforos, industrias avícolas y de lácteos, empresas de semillas y de ganado, talleres de cerámicas y cristales, plantas procesadoras de alimentos, aserraderos, y muchos otros.

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I. El modelo económico boliviano es plural y está orientado a mejorar la calidad de vida y el vivir bien de todas las bolivianas y los bolivianos. II. La economía plural está constituida por las formas de organización económica comunitaria, estatal, privada y social cooperativa. III. La economía plural articula las diferentes formas de organización económica sobre los principios de complementariedad, reciprocidad, solidaridad, redistribución, igualdad, seguridad jurídica, sustentabilidad, equilibrio, justicia y transparencia. La economía social y comunitaria complementará el interés individual con el vivir bien colectivo. (Art. 306). En el esfuerzo de implementar progresivamente la economía plural para garantizar el buen convivir, el gobierno de Evo Morales promulgó la Ley de la Revolución Productiva Agropecuaria Comunitaria19, en junio de 2011. Esta Ley establece su objetivo en los siguientes términos: Normar el proceso de la Revolución Productiva Comunitaria Agropecuaria para la soberanía alimentaria, estableciendo las bases institucionales, políticas y mecanismos técnicos, tecnológicos y inancieros de la producción, transformación y comercialización de productos agropecuarios y forestales, de las y los diferentes actores de la economía plural; priorizando la producción orgánica en armonía y equilibrio con las bondades de la madre tierra. (Art. 2). Con esta Ley se constituye a las comunidades indígenas originaria campesinas, comunidades interculturales y afro bolivianas, en Organizaciones Económicas Comunitarias (OECOM) (Art. 8). Esta Ley contempla no sólo el diálogo de saberes y tecnologías ancestrales y modernas para emprender la economía plural, sino que cada comunidad indígena es el sujeto y actor principal y Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/normas/listadonor/

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fundamental de la actividad productiva en el país con inanciamiento y asesoramiento técnico legalmente establecido (Art. 36). El Estado, desde sus diferentes niveles autonómicos, mediante las empresas estatales, tiene la función del acopio, industrialización y distribución de la producción agropecuaria nacional.20 En el marco de la soberanía económica, alimentaria y productiva, no sólo se nacionalizaron los bienes comunes como los hidrocarburos, sino también se recuperaron y repotencian empresas privatizadas como: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB)21, en 2006; Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), en 2008; Empresa Nacional de Energía (ENDE), en 2008. Además, se recuperó la empresa fundidora de antimonio Vinto. Se creó la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA22), Seg’n el Ministro de Economía y Finanzas, Luis Arce, en Bolivia, en , funcionaban alrededor de 20 mil empresas, ahora, existen alrededor de 43 mil empresas operando en todo el país. Existen proyectos de las Organizaciones Económicas Campesinas, )ndígenas y Originarias OECAS y emprendimientos de la Fundación Altiplano. http://www.bolpress. com/art.php?Cod= . Actualmente YPFB produce directamente el . % del total del Gas Natural, el . % del total del crudo, el % del Gas Licuado del Petróleo de plantas, y el % del crudo procesado en el país. Seg’n el Vicepresidente del Estado Plurinacional, Álvaro García Linera, a años de la nacionalización de los hidrocarburos, el patrimonio total de YPFB Corporación, al de diciembre de , asciende a . millones de dólares GARCÍA, : . Para , YPFB residual era sólo una oficina de archivos.

La Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos EMAPA , trabaja apoyando en la producción y comercialización de rubros estratégicos con créditos en insumos con cero tasa de interés y transferencias directas a proyectos productivos priorizados. Tiene como principales actividades: compra de insumos agropecuarios, entrega de insumos agropecuarios a los agricultores, transformación básica de la producción, comercialización de la producción y prestación de servicios para el sistema de producción asistencia técnica, alquiler de maquinaria, almacenamiento y otras actividades relacionadas con la producción agropecuaria . Sus objetivos son, el de Apoyar a los sectores de la cadena productiva de alimentos; a la producción agropecuaria y agroindustrial; contribuir a la estabilización del mercado interno de productos agropecuarios y agroindustriales; y a la comercialización de la producción del agricultor en el mercado interno y externo . En , al año siguiente de su creación, contribuyó con la producción de % de arroz, % de trigo, % de maíz y el % de soya con respecto al total de la producción nacional. En , Bolivia exportó, luego de garantizar la satisfacción del mercado interno, más de mil toneladas de arroz al mercado internacional.

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en 200723. En 2007, con aeronaves alquiladas, comenzó a operar la empresa Boliviana de Aviación (B.A). Del total del Presupuesto General del Estado, de 2011, más del 45% se destinaron para la creación y el fortalecimiento de empresas de alimentos (azúcar, lácteos, frutas), industrialización de hidrocarburos y minería. En la economía plural, el Estado Plurinacional se constituye en el actor principal, dinamizador y orientador de la economía del país. Está la empresa privada presente, pero siempre como socio, sujeto al ordenamiento jurídico del país. Nunca más como patrón, como diría el Presidente Evo Morales. El Vicepresidente Álvaro García Linera, al referirse al modelo de la economía plural de Bolivia sostiene que éste no es un capitalismo de Estado, porque en ningún momento se usufructúa, desde el Estado, el trabajo ajeno para la acumulación de riqueza en manos privadas, como sí ocurrió en la estatización de la economía en la década de los 50 del pasado siglo. El Estado Plurinacional lo que hace es, mediante la recuperación de los bienes comunes, creación de empresas nacionales para la Además de EMAPA, se crearon empresas como: )NSUMOS BOL)V)A , para la distribución y comercialización interna e internacional de la producción nacional. PRO BOL)V)A , para impulsar el cambio de la matriz productiva nacional a través del incremento de la agregación de valor a la producción primaria, transformación productiva y mayor generación de excedentes e ingresos en la producción artesanal, agroindustrial, manufacturera e industrial, participando en la creación, consolidación, modernización y tecnificación de los emprendimientos productivos del conjunto de las Unidades Productivas urbanas y rurales del país. PROMUEVE BOL)V)A , destinada a facilitar, impulsar y promover las exportaciones y el turismo de Bolivia en el exterior, en los sectores público, privado, comunitario y mixto, en el marco de un patrón exportador diversificado y con mayor valor agregado. Así mismo se crearon empresas como el PAPELBOL , dedicada al procesamiento de papel desechado y la celulosa importada, espera cubrir el 70% de la demanda de papel en el mercado interno. CARTONBOL , dedicada a la fabricación del cartón arrugado requerido, sobre todo por las medianas y pequeñas empresas, para el empaque de productos. LACTEOSBOL , para la industrialización de lácteos. AZUCARBOL , para el refinamiento del az’car y sus derivados. EBA Empresa Boliviana de Almendra y Derivados para el procesamiento de almendras. Con estas y otras iniciativas, Bolivia está superando el desabastecimiento de productos básicos en el mercado interno. Asegurando, de esta forma una soberanía alimentaria.

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industrialización, genera excedentes económicos para su redistribución en la sociedad. Priorizando siempre el valor del uso y la necesidad por encima del valor de cambio. Es decir, la satisfacción de las necesidades por encima del lucro y de la ganancia. (GARCÍA, 2011:68-69). En el tema económico, el gran reto pendiente continúa siendo la superación del modelo neo extractivista, que desde el gobierno es asumida como una etapa transitoria hacia una economía comunitaria del Buen Vivir, en equilibrio con la Madre Tierra. 7. Tensiones internas del proceso de cambio Hasta antes de la construcción colectiva y aprobación popular de los contenidos de la Constitución Política del Estado Plurinacional, los sectores sociales e indígenas organizados y movilizados sabían con claridad lo que no querían, pero no tenían claro lo que querían. Con la aprobación de la Constitución Política ya saben lo que no quieren y lo que sí quieren. Quizás lo diicultoso es el cómo implementar ese ideario político, social, económico, cultural y espiritual plasmado en dicha Constitución. Al hacer referencia a las diicultades de implementación del proceso de cambio, el Vicepresidente García Linera, identiica cuatro tensiones internas de lo que él llama “Tensiones creativas de la quinta fase”24. Estas tensiones se dan dentro del mismo sujeto sociopolítico colectivo. Álvaro García sostiene que el proceso boliviano ha tenido hasta ahora cinco fases. La primera fase consistió en el develamiento de la crisis del Estado, como consecuencia de la entropía del Estado aparente y la desestabilización causada por los movimientos sociales e indígenas en la disputa por el poder. La segunda fase consistió en la confrontación de dos proyectos de poder, el de los movimientos sociales y el de la oligarquía enquistada en el Estado, pero sin posibilidad de uno imponerse sobre el otro. A esto llama, empate catastrófico. Este empate catastrófico se resuelve, en buena medida, en la tercera fase, mediante la movilización social convertida en presencia estatal gubernamental. Esto es, triunfo electoral de los sectores sociales, pero sin capacidad de control del poder del Estado que permanece en manos de las élites tradicionales. Esta tercera fase se supera, en buena medida, con la capitulación, luego de varios intentos sediciosos, masacres contra campesinos, etc., de las élites oligárquicas expulsadas por voto popular del gobierno nacional. El texto constitucional modificado por el Congreso Nacional, en más de artículos, recoge los alcances de dicha capitulación. A esta cuarta fase, García Linera denomina punto de bifurcación. A partir de esta fase, las tensiones ya no serían con enemigos externos a los movimientos sociales oligarquía , sino en el mismo seno del sujeto sociopolítico colectivo impulsor del proceso de cambio. GARCÍA, : -

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La primera la tensión confronta al Estado y a los movimientos sociales por la disyuntiva de la concentración y la descentralización de las decisiones. Las urgencias del proceso de cambio exigen decisiones rápidas por parte del gobierno, pero los movimientos sociales exigen procesos lentos y amplios de participación y consulta, situación que vuelve pausado el proceso. Además, en la medida en que se amplía el Estado territorial y socialmente, los movimientos sociales tienden a inmovilizarse. Entonces, ¿cómo avanzar hacia el Estado integral sin debilitar las estructuras de los movimientos sociales? La segunda tensión está referida a la lexibilidad hegemónica frente a la irmeza en el núcleo social. El núcleo del sujeto sociopolítico colectivo del proceso son las y los excluidos y empobrecidos, pero no se puede avanzar sin una apertura necesaria hacia los otros sectores para consolidar una hegemonía histórica. ¿Cómo ampliar la hegemonía sumando con otros sectores, como los empresarios, pero sin poner en riesgo la estructura de intereses colectivos del núcleo conducente del proceso? La tercera tensión es relativa a la confrontación de intereses generales frente a particulares. El particularismo corporativista emerge por momentos con fuerza sobre el interés general, degenerando el proceso de cambio.25 ¿Cómo posibilitar cambios duraderos y universales para el país si los sectores sociales priorizan sólo sus demandas sectoriales? Un caso casi anecdótico de esta tensión fue la huelga general convocada por el sector sindical de trabajadores de la Caja de Salud, afiliado a la COB, en abril de , para oponerse a la política p’blica de Seguro Universal de Salud. En un país en el que sólo el % del total de trabajadores goza de seguro de salud. De la misma manera actúa el sector magisterial, exigiendo incluso el reparto monetario de la Reserva )nternacional de Bolivia para aumentos salariales. ¿Acaso las reservas internacionales no son ahorros de todos las y los bolivianos? Esta visión particularista también enceguece, por momentos a organizaciones indígenas y campesinas. En 2010, la Confederación )ndígena del Oriente de Bolivia C)DOB se movilizó, apoyado por la COB, para exigir al gobierno central la entrega de la totalidad de las tierras fiscales del oriente boliviano, excluyendo a indígenas de tierras altas y valles. La Constitución establece la distribución de tierras para indígenas y campesinos por igual. Pero indígenas de tierras bajas, que representan el % de la población nacional indígena se movilizó y enfrentó a los demás indígenas para dejar sin acceso a tierras al 97% de indígenas del país. Desde 1996 a la fecha se entregaron, bajo categoría de tierras comunitarias de origen TCOs , millones de hectáreas de tierras. De los cuales, 4.5 millones de has. fueron para indígenas de tierras altas, y 11.5 millones de has. para indígenas de tierras bajas.

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La cuarta tensión es el socialismo frente al comunitario del Vivir Bien. Aquí la pregunta es ¿cómo generar excedentes económicos para redistribuir y superar el empobrecimiento de las mayorías sin afectar/contaminar a la Madre Tierra? Si dejamos el petróleo bajo tierra, ¿tendrá la comunidad internacional la voluntad política para transferirnos fondos inancieros necesarios como pago por la deuda ecológica? Pero, también está la tensión entre las equivocaciones del aparato burocrático estatal y el creciente sentimiento colectivo de frustración de la ciudadanía, sobre todo urbana. Casos como el “gasolinazo” que, con una decisión inconsulta de suspender la subvención a los combustibles26, elevó los costos de la canasta familiar a más del 100%, y que luego de la protesta social movilizada fue repuesta dicha subvención, pero los precios de la canasta familiar ya no volvieron a su precio anterior. O el impertinente manejo que hizo el gobierno sobre el caso TIPNIS.27 8. Logros tangibles del proceso de cambio Con todas las equivocaciones y limitaciones administrativas, existen grandes avances en el proceso de cambio. Además de la recuperación de las entidades y patrimonios comunes del país, En se creó la subvención a los combustibles con la finalidad de favorecer, en buena medida, al sector agropecuario. Pero esta medida, de un tiempo a esta parte, se constituyó en una carga insoportable para las finanzas del Estado, porque el consumo del combustible crece año que pasa. En el Estado pagó millones de dólares en subvención de combustible. De este monto, seg’n García Linera, al menos millones de dólares anuales subvencionan el combustible que contrabandean inescrupulosos traficantes por las fronteras del país. En Bolivia el diesel cuesta cerca de . dólares el litro, pero pasando la frontera el contrabandista lo vende hasta a dólares. GARCÍA, : -

El Territorio )ndígena Parque Nacional )siboro Sécure T)PN)S , como su nombre indica, es una reserva ecológica en la que conviven tres pueblos indígenas. En el marco del proyecto de articulación caminera, el gobierno de Evo Morales decidió, sin previa consulta, construir un tramo carretero por medio de dicho parque. Los pueblos indígenas se movilizaron, con el apoyo de varias organizaciones y políticos, hacia la sede de gobierno en defensa del parque. La Policía Nacional reprimió la movilización indígena, situación que enervó a grandes sectores de la población boliviana en contra del gobierno. Finalmente, el Presidente Morales retrocedió en su decisión de construir la carretera por medio del parque, y declaró T)PN)S como reserva ecológica intangible de Bolivia, por donde no pasará ninguna carretera.

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mediante mecanismos populares de participación directa, se pueden mencionar los siguientes datos oiciales publicados tanto por el gobierno como por entidades internacionales como el PNUD. En 2005, cuando el Presidente Morales y los movimientos sociales se hicieron cargo del gobierno, el 38% de la población se encontraba en pobreza extrema (con ingresos de menos de un dólar al día), y el 60.6%, en pobreza moderada (con menos de 2 dólares al día). Para 2010, la pobreza extrema se redujo al 25%, y la pobreza moderada a 49.6%. Esto signiica que alrededor de un millón de bolivianos/as pasaron de la condición de ser pobres a la de personas con ingresos medios.28 Según la Cámara Nacional de Comercio, la tasa de desempleo en Bolivia, en 2011, es del 5.9%.29 Hace cinco años, el desempleo trepaba entre el 12 y 14% de la población económicamente activa. En 2005, el 10% de los más ricos del país tenía 128 veces más ingresos que el 10% más pobre. Para 2009, esta diferencia vergonzosa se redujo a 60 veces, y continúa cayendo. Antes de la nacionalización de los hidrocarburos, en 2004, el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia era de 9.500 millones de dólares. Para 2010 el PIB creció a 19.781 millones de dólares.30 Es decir, Bolivia creció económicamente en 5 años más de lo que se logró en 180 años de vida republicana. En 2004, del total del PIB de Bolivia, el Estado sólo controlaba el 17%. Ahora, el Estado Plurinacional controla el 34% del PIB del país. Situación que genera excedentes económicos sin precedentes para el país. Según informes del PNUD, Bolivia transiere, en bonos directos, a su población vulnerable el 2.5% de su PIB, frente a Brasil que transiere el 1.7%, Ecuador, el 0.8%, y Perú, el 0.3%. )nforme Nacional sobre Desarrollo (umano en Bolivia. Los cambios detrás de los cambios. PNUD. . Véase, http://www .abi.bo/#

Cifras del P)B de UDAPE. Junio de

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La población boliviana ha pasado de tener un ingreso promedio de 950 dólares por año, en 2004, a un promedio de 1.833 dólares año en 201031. En cuanto a la deuda externa, si en 2005 cada boliviano/a al nacer debía al extranjero 539 dólares, en 2011 cada boliviano/a debe 309 dólares.32 En cuanto a Reservas Internacionales Netas, en 5 años Bolivia ahorró mucho más que en toda su historia republicana. En 2005 dichas reservas eran de 1.714 millones de dólares. Ahora, las Reservas Internacionales Netas sobrepasan los 12 mil millones de dólares.33 Este crecimiento económico, gracias al control responsable que el Estado Plurinacional hace de la economía para promover la economía plural, ha permitido quintuplicar la inversión pública. En 2005, la inversión pública estatal era de 600 millones de dólares año. En 2011, la inversión pública alcanza 3.200 millones de dólares.34 Se construyen caminos, hospitales, escuelas, instalación de redes energéticas, etc., sobre todo en el sector rural. Los gobiernos municipales y gobernaciones acceden al doble de recursos económicos que hace 5 años. Hasta 2005, el gobierno boliviano, cada in de año, pasaba por las sedes de la comunidad internacional suplicando limosnas para cumplir Mensaje-)nforme del Presidente Evo Morales ante la Asamblea Legislativa Plurinacional. Enero de 2011.

La deuda externa boliviana en era de . millones de dólares. En , se redujo a . millones de dólares. En , por los préstamos adquiridos por el Estado central y municipios grandes, sobre todo para la construcción de carreteras y proyectos de industrialización, la deuda subió a . millones de dólares. La deuda interna era de . millones de dólares en , y subió a . millones de dólares para . Véase, http://www.economiayfinanzas.gob.bo/index.php

Se ha entregado Kms. de carretera pavimentada, y se construyen . Kms. más en todo el territorio nacional. En , en el campo sólo de cada diez hogares accedía a energía eléctrica. Ahora, de cada gozan de este servicio. En los ’ltimos años, . bolivianos/ as más acceden a servicios de agua potable, y . nuevos usuarios para el servicio de alcantarillado. (ace cinco años, la mortalidad infantil era de niños/as por cada mil nacidos, ahora, cayó a . Todo esto sin mencionar los programas de Operación Milagro y Yo, sí puedo que sacaron de la ceguera y del analfabetismo a cientos de miles de bolivianos. Convirtiendo a Bolivia en el tercer país libre del analfabetismo. GARCÍA, : -

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con sus obligaciones salariales con las y los empleados públicos. Desde 2006 esa vergüenza internacional se acabó. El país, como nunca en su historia, goza de superávit iscal, gracias a las políticas de austeridad y lucha anticorrupción asumida por el gobierno actual.35 9. Reconstitución de las identidades como sustento para la nueva Bolivia Uno de los logros fundamentales del proceso boliviano es, no sólo el inicio de la transformación de las estructuras políticas, económicas, sociales y culturas de las instituciones, sino la reconiguración misma de las estructuras psicológicas, individuales y colectivas, del boliviano/a. Todavía la percepción del proceso boliviano se mide por los montos económicos, infraestructura material, presencia de ideas y cuerpos indígenas en las entidades estatales36, etc. Sin embargo, la mayor herencia que consolida este proceso de transformaciones, impulsado por movimientos sociales e indígenas, es la sanación identitaria y la construcción de una identidad intercultural en Bolivia. La historia y la verdad oicial del aparente Estado, colonial, 35 Desde el primer mes de gobierno, el Presidente Evo Morales y su gabinete se rebajaron sus sueldos entre el y %. Obligando, además, a que ning’n funcionario p’blico gane más que el Presidente del Estado Plurinacional. La corrupción es legislada como delito imprescriptible, y se sanciona con cárcel. De manera ejemplar, nada menos que al segundo hombre más importante del Movimiento al Socialismo, se encarceló por actos de corrupción durante este gobierno. Muchos otros funcionarios fueron expulsados de la administración p’blica por denuncias de corrupción. En marzo , el Presidente Evo Morales promulgó la Ley de Lucha contra la Corrupción, Enriquecimiento )lícito e )nvestigación de Fortunas Marcelo Quiroga Santa Cruz , con la finalidad de investigar y castigar, no sólo actos de corrupción del momento, sino también para investigar y sancionar a ex funcionarios públicos que no puedan demostrar la legalidad de su acumulación patrimonial. Véase, http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/ normas/listadonor/ /page: 36 Actualmente de los 337 municipios de Bolivia, 250 alcaldes fueron seleccionados por organizaciones de centrales sindicales campesinos, vecinos y organizaciones indígenas. 4 de los 9 gobernadores departamentales son indígenas. De los 130 diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, son de las organizaciones indígenas, campesinas, vecinales, laborales y de mujeres. De los 36 senadores, 17 provienen de organizaciones sociales. Del equipo del gabinete nacional, son indígenas, más el Presidente del Estado Plurinacional. Tanto en el Órgano Judicial, como en el Electoral, la Constitución Política garantiza la pluriculturalidad de estos órganos.

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patriarcal y etnofágico, había galvanizado, en el imaginario colectivo boliviano, que las y los indios, campesinos y pueblerinos habían nacido para sobrevivir escupiendo a su propia identidad. Detestando o disimulando, en el mejor de los casos, su origen indígena para acceder a la carta de ciudadanía plena. Se creía que el pasando, presente y futuro del indígena era el de ser peones, obreros o sirvientes sumisos, empobrecidos, analfabetos y excluidos. Pero esta delirante e infernal historia cambió su rumbo en 180°, en un instante, por la voluntad curtida y acumulada de las y los excluidos y empobrecidos. Y así fue cómo las y los excluidos, indígenas o no, convirtieron su mayoría demográica en mayoría política. Después de este proceso, que circunstancialmente encabeza el compañero Evo Morales, difícilmente las y los indios volverán a ser “menores” de edad bajo la tutela de las y los patrones, enviados a matar indios desobedientes. Eso se acabó. La presente y futuras generaciones de indígenas saben que la plenitud humana consiste, ante todo, en la conciencia clara sobre quiénes son, de dónde vienen y cuál es su misión en la Madre Tierra. En el esfuerzo de la construcción de la múltiple identidad intercultural boliviana, la autoliberación interna y la autoairmación es el aporte fundamental de los pueblos indígenas a la construcción de la bolivianidad emergente. Pero, al mismo tiempo, el despertar de la conciencia identitaria en las y los indígenas, es un aporte del proceso de cambio hacia los pueblos indígenas. De este modo, se comienza a superar el atávico mal de la esquizofrenia cultural, y la idolatrización de las identidades foráneas, para transitar hacia una sociedad intercultural con un Estado Plurinacional. Así como es imposible la construcción de una nación sin una identidad colectiva y un imaginario político compartido, tampoco es posible una nación intercultural sin la sanación, airmación y fortalecimiento de las diferentes identidades individuales y colectivas subalternizadas. No es posible una interculturalidad sin un proceso simultáneo de intraculturalidad. Como tampoco es posible, ni 293


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sostenible una interculturalidad sin el reconocimiento de la identidad y derechos de los demás seres que conviven con la comunidad humana 10. Retos permanentes del proceso de cambio Las transformaciones institucionales y estructurales serán posibles si se mantiene con claridad el objetivo del proceso: la construcción del sumaq kausay para toda la comunidad cósmica. Pero, es importante tener siempre presente que este esfuerzo es un proceso de largo plazo. Y que su construcción y avance depende de las decisiones precisas en los momentos adecuados. Por ello es importante: Asumir que el proceso de cambio no es tarea del gobierno del compañero Evo Morales. Se tiene que vigilar y exigir al gobierno, pero tampoco Evo Morales puede ser asumido y sacudido como si fuera un peón del imperio y de las empresas transnacionales. Él no es nuestro enemigo, aunque las coyunturas y el cerco mediático nos digan lo contrario. Cada uno de las y los bolivianos que exigimos cambios inmediatos del gobierno, debemos preguntarnos siempre, ¿qué hemos cambiado cada uno de nosotros para que el proceso de cambio sea palpable para nosotros? ¿Cuál es el grado de nuestro compromiso y gratuidad con este proceso de largo plazo cuyos frutos quizás ni lo veremos? El cambio tiene que ser asumido como una virtud (hábito) permanente en cada uno de nosotros. Así como no estamos dispuestos a permitir ni una equivocación más al gobierno, también tenemos que ser rigurosos con nosotros mismos en la construcción de nuestros proyectos de vida en el marco del ideal político y ético plasmado en la Constitución Política del Estado. La virtud del cambio requiere de la perseverancia, y esta, de una mística profunda. Necesitamos consolidar una espiritualidad para el cambio. Sólo así las tensiones y contradicciones internas, en lugar de frustrarnos, nos fortalecerán para activar nuestra creatividad e inventar respuestas para resolver los nudos y avanzar. En el caso de las y los indígenas, tenemos un invaluable patrimonio espiritual e intelectual de nuestros ancestros 294


Honduras: Evidencias de un Estado fallido y la urgencia de la Refundación

que aún supericialmente comenzamos a conocerlo. La consolidación de las diferentes espiritualidades interculturales, para mantener activo en cada uno de nosotros/as la actitud de resistencia, vigilancia y el ejercicio del poder para la transformación descolonizadora y despatriacalizadora, es una prioridad urgente y permanente si no queremos sucumbir absorbidos por el coyunturalismo y el maximalismo revolucionario desesperado. Bolivia no debe olvidar que su mayor “maldición” de cara al Imperio es la abundancia de sus bienes comunes. Y esta maldición se acelera en la medida en que las múltiples crisis materiales arrecian en el sistemamundo-occidental-capitalista. El imperio de la muerte no tardará en atacar abierta y militarmente el proceso boliviano. Hasta ahora lo hace mediante sus peones serviles que no terminan de marcharse del país.37 En este sentido, la consolidación de la unidad y de la conciencia de soberanía es lo fundamental, antes que confrontaciones innecesarias entre bolivianos/as. Nos une el sueño y la historia de nuestros mártires que hizo que llegáramos al siglo XXI dispuestos a repensar y recrear el mundo desde Bolivia. No es poco lo que hicimos hasta ahora, pero es mucho lo que dejamos de hacer o lo que está por hacer.

37 En 2005, cuando Bolivia tambaleaba como país, fruto del saqueo y el resentimiento popular, el entonces embajador Manuel Rocha, dijo que sería un error político votar por Evo Morales para Presidente . En los años subsiguientes, la abierta oposición de la embajada norteamericana al proceso de cambio se operó desde los comités cívicos de los departamentos del oriente del país, y de Chuquisaca, como desde las organizaciones políticas encabezadas por políticos tradicionales enquistados en los departamentos de lo que fue la fallida media luna. El intento separatista del territorio oriental de Bolivia, llamada media luna, fue un intento fallido de la reedición de la separación de Panamá cuando pertenecía a Colombia, a principios del siglo pasado. Esta sistemática y directa actividad subversiva de la embajada en contra del proceso se moderó con la expulsión del Embajador de los EEUU, Philip Goldberg, en , del territorio boliviano. )gual suerte corrió el Departamento Anti Drogas DEA . Pero el imperio sigue operando en Bolivia mediante su ONG. USA)D y las y los resentidos y afectados por las consecuencias del proceso de cambio.

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