Magia en la ciudad simplemente vampírico 2º libro 1

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Magia en la ciudad

Simplemente vampírico 2ºLibro

Sandra González-Besada Gómez


Magia en la ciudad. Simplemente vampírico

1ª parte << Los vampiros ocultan en su interior un pasado misterioso. Siempre han sido criaturas rodeadas por un halo gris >>. Anónimo I

<< 23 años más tarde >>.

Ellie lo besa con pasión, y Harry intenta conservar la calma. Hace unos minutos, Ellie se abalanzó sobre el muchacho, tras confesarle lo mucho que le gustaba. Las sensaciones que Harry percibe le están provocando un cosquilleo en el estómago. De pronto, siente un deseo irrefrenable de probar sangre. Mucha sangre. Le duelen las muelas y nota como unos colmillos emergen de su dentadura. Antes de cometer un error del que seguro, luego se arrepentirá, se separa de Ellie y la detiene. -Oye, ¿Qué pasa?, ¿Por qué te has detenido?- Pregunta con la voz entrecortada. -Lo siento. No puedo salir contigo.- La frase cae como un jarro de agua fría sobre la joven. Siente como las lágrimas emergen de las comisuras de los ojos.- No eres tú..., es que soy yo... -Déjalo.- Pronuncia la muchacha con dureza antes de echar a correr. Harry se siente fatal, se quiere morir. Pero ha hecho lo correcto, si no le hubiera dicho lo que le dijo, ahora Ellie quizá estaría muerta. Con paso perdido y sin rumbo, regresa a su casa. Es un pequeño piso, que no comparte con nadie, pero no se siente solo. Calle Gran Vía, Madrid, Edificio Nº 4. Entra y una dulce música de fondo llega hasta el ascensor. Pulsa el botón del ático y se gira para contemplarse en el espejo. Su pelo castaño se ha despeinado y sus ojos verdes han perdido su característico brillo. Llega al rellano y abre el Ático B con la llave. Tintinea y se limpia los zapatos en el felpudo. Luego se descalza y se tira en el sillón color crema que se compró hace 1 año. Enciende la televisión, están echando el aburrido programa diario << Sálvame >>, cotilleando sobre los famosos y echándoles cosas en cara. 2 horas más tarde, apaga el televisor y se va al baño. Se desnuda y se mete en la ducha, intentando que los dolorosos recuerdos se pierdan por el desagüe. Se pone el pijama y se acuesta. Tiene sueño, y ganas de perderse en el océano, para olvidar todo lo que le ha ocurrido durante el día.


II

Se levanta al día siguiente con la mente despejada y las ideas claras. Se prepara un café caliente con leche y unas tostadas, mientras se viste. Coge la ardiente taza, antes de que suene el teléfono fijo. Al tercer tono lo coge y una voz femenina contesta: -¿Erås Harry? -Sí, ¿Y tú quiáf eres? -Me llamo Rebeca y sé un secreto tuyo... ¿Qué te pasó el otro día con Ellie? -Nada. Bueno, sentí que quería beber sangre, y me empezaron a crecer una especie de colmillos... -No me lo creo... un vampiro... -¿Un vampiro?, ¿Soy un vamparo? -Creo que sí, es lo más probable -¿Y qué puedo hacer? -Vivo en Isla Sur. En Australia. Ven aquí. Te podemos ayudar. -¿Cómo pretendes que vaya? - Coge un avión. Es lo más segõro. -Pero... -Si no lo haces, la transformación irá en aumento, podrías llegar a causar la muerte. -Vale. Dentro de dos días me voy volando. Iré lo más rápido posible. -Está bien. Adiós. -Adiós.- Cuelga el teléfono reflexionando sobre lo que ha dicho Rebeca: <<Si no lo haces, la transformación irá en aumento>>. Tiene que darse prisa, hay vidas en juego. Lo primero que hace(es coger el abrigo y las llaves y salir a la calle. Pide un taxi que le lleve al aeropuerto Madrid-Barajas. Consulta los horarios: hay un avión para Wellington, Nueva Zelanda para mañana por la mañana. Al lado del aeropuerto hay un centro comercial. La agencia de viajes le proporciona un billete por 200€. Sale de la agencia y vuelve a casa. Hace la maleta y llama al vecino de enfrente, para avisarle de que vigile su piso y que no entre nadie. Es de confianza por lo que le entrega una copia de la llave. Sale del edificio con la sensación de que va a pasar mucho tiempo fuera de casa. Se despide de sus padres, diciéndoles que se va de vacaciones. Es una <<mentirijilla piadosa>>, como diría su abuela. Para salvar la situación. No quiere verles sufrir. Hoy se queda a dormir en casa paterna, pues es la más cercana al aeropuerto. Debe alejarlos del peligro, o el peligro acudirá a ellos. No debe permitirlo, piensa hacer todo lo que sea posible para salvarlos.


III

Ha reflexionado y ha llegado a una única solución: Debe pedirle a esa chica, Rebeca, que proteja a su familia. No hay más remedio. A las 5:00 de la mañana, coge la maleta, apaga el despertador y sale silenciosamente de la casa. Les ha dejado una nota tranquilizadora a sus padres: << Papá, mamá, me he despertado muy temprano. No os preocupéis por mí. Estaré bien. Os quiere. Harry. >> Es una breve y escueta nota, pero servirá. Dos manzanas más abajo está el centro comercial, y a su lado, el aeropuerto. Llega por los pelos, muy justo. Entrega rápido el billete y entra en el avión, que está a punto de despegar. Sofá 9, cerca de la parte delantera del avión, y al lado de la ventana. Cierra los ojos para dormir, sabe que cuando despierte, ya habrá llegado a Wellington. ******************************************************************** No se equivocaba. Nada más abrir los ojos, escucha un molesto pitido. Ha llegado. Se sujeta al sillón con fuerza y comprueba que lleva abrochado el cinturón de seguridad. Aprieta los dientes y 5 minutos más tarde el avión aterriza. Suspira aliviado; rápidamente coge la ligera bolsa de mano y sale por las escalerillas del avión. En cuanto pisa tierra firme se siente mucho mejor. De pronto, retornan las náuseas. << - ¿Tan mal ha ido el viaje? - >>. Una voz en su interior hace que reprima las ganas de vomitar. Es la voz femenina del teléfono, Rebeca, dijo que se llamaba. << - ¿Rebeca? - >>. << - La misma - >>. << - ¿Dónde estás? - >>. Pregunta intentado localizarla. << - En el aparcamiento con tu maleta - >>. Echa a correr, hasta que divisa el primer coche del parking: un Ford Fiesta rojo. Junto a él hay una muchacha de cabello castaño y ojos oscuros, completamente negros. Al acerca rse, se percata de que no son negros, sino marrón oscuro. Tiene una media sonrisa de impaciencia dibujada en el rostro. Mueve una pierna y se balancea de un lado a otro. Tiene un aire egocéntrico y prepotente, que Harry detesta, pero el muchacho no logra apartar la belleza que emana del interior de la chica. Dentro del Ford Fiesta hay un joven de cabello gris y ojos ámbar. Su gran sonrisa se refleja en el retrovisor. En cuanto se da cuenta de que está siendo observado, abre la puerta delantera izquierda del coche y sale. Se acerca a Rebeca y con un brazo la agarra por la cintura. Ella posa los brazos sobre sus bronceados músculos y lo besa en la mejilla. -Harry, este es George, mi novio. George, este es mi hermano, Harry. -¿QUÉ?


IV

-Dios... ¿Cómo que soy tu hermano? Es imposible. -No, no lo es.- El tal George irrita muchísimo al otro muchacho. Lo odia, no debería, pero es así. -Harry, ¿Tienes padres? -No, murieron hace 21 años. -¿Sabes qué les sucedió? Porque mis padres también están muertos. Menuda coincidencia. -No puede ser... -Conocí a vuestra madre, Mara. Era un vampira. Tú tienes sangre vampira. Por eso quisiste atacar a Ellie, querías beber su sangre. Eres especial. - ¿Cómo sabéis lo de Ellie? -La Institución tiene espías en todo el mundo. - ¿La Institución?- Rebeca y George dicen al unísono. -Nosotros somos hombres lobos. Hace unos meses, la Institución, una organización encargada de defender a los humanos de los demonios, firmó con los hombres lobo un tratado de paz, para no seguir destruyéndonos entre todos. Ahora trabajamos para ellos, buscando nuevas Transformaciones en vampiros u hombres lobo. -¿Cómo yo? -Cómo tú.- El silencio se adueña del aparcamiento. -Rebeca es una loba throrohim y tú eres un vampiro. -¿Qué puedo hacer?- La situación parece sacada de una película de cienciaficción, es decir, de locos. -Ven con nosotros. En Isla Sur están todas las razas colaborando unidas: vampiros, lobos y la Institución. Podemos ayudarte.- Da la sensación de que se lo piensa, hasta que el móvil lo interrumpe. -¿Sí? Harry al habla.- Voz aguda y temblorosa. -Harry, tengo un problema. Tienes que ayudarme. Es muy urgen...- De pronto, la voz de Ellie desaparece. Se escucha un rugido y el teléfono vibra.- Sangre, sangre...- Se distingue la confusa voz de la muchacha, que emite desgarradores gritos.- Harry, ayúdame... ¡AAAH! -¿ELLIE?; ¿QUÉ TE ESTÁ OCURRIENDO?- Los espeluznantes gritos se interrumpen. Esta vez nadie contesta. Sus ojos muestran puro terror. -¿Qué ha ocurrido?- Preguntan preocupados Rebeca y George. -Madrid. Gran Vía. Edificio Nº 4. 2ª planta B.- Las palabras brotan de su boca, paralizada por la impresión. -¿Qué? -Ellie vive allí. Tenemos que ayudarla, ir a buscarla. -Venga, vamos.-Los tres entran en el coche y conducen durante media hora hasta el centro. Tras llegar al edificio y subir las escaleras, abren con la llave que el portero les ha entregado. Se han tele transportado en 30 minutos. Regueros de sangre inundan el suelo y la alfombra. Conducen hasta la cocina. Sobre la mesa, 6 sacos de sangre vacíos permanecen esparcidos por la superficie de madera. Sentada en una destrozada silla se encuentra Ellie. El pelo está manchado de sangre y sus ojos están vidriosos. Los labios, rojos, muestran la ferocidad a la que se ha visto sometida. Hilillos del líquido rojo


cuelgan de las comisuras de sus labios. Su rostro, inundado de preciosas pecas, se ha salpicado de ese mismo líquido. Su antigua belleza ha desaparecido. Harry exclama un grito ahogado: -¿Ellie?- La muchacha muestra una sonrisa repleta de sangre. Dos colmillos emergen de las encías que hace dos segundos no estaban.- Una vampira. Ellie, eres una vampira. V Tras llevarla al hospital, Harry se sienta en el sillón del copiloto del Ford Fiesta. Observa a George y a Rebeca despedirse, pues este se marcha. Rebeca le da un beso en los labios, mientras el joven el acaricia suavemente la mejilla. Harry siente una punzada de envidia en el corazón. Ellos si que se quieren. Se dan un último abrazo de despedida, antes de que se interne en la oscuridad. Rebeca arranca con el corazón en un puño, hasta que un aullido resuena en el cielo cuajado de estrellas. Vuelven a casa, y Harry la invita a quedarse a dormir. Ella acepta. Harry se siente fatal, sabe que podía haber salvado a Ellie y no lo hizo. Mañana volverán al hospital, necesitan ver como se encuentra y hacerle algunas preguntas. El Transformarse no tenía ningún sentido, es demasiado extraño. Con todos esos interrogantes en la cabeza, se rinde al sueño. Mañana será otro día. *********************************************************************** -Habitación 501. Tengan cuidado, debe descansar.- La recepcionista de cabello rubio y ojos azules emite una sonrisa de relucientes dientes blancos. Su belleza eclipsa a Harry, que retrocede. Rebeca chasquea los dedos para llamar su atención. Él la sigue hasta el ascensor. 5ª planta. Buscan la habitación 501, que está junto a las escaleras. Giran el pomo de la puerta de bronce y, despacio, entran. Una reluciente cama brilla, rodeada de una niebla azul. Es un efecto extraño, producido por las máquinas que sujetan el maltrecho cuerpo de Ellie. Su rostro parece esculpido en mármol, pálido, sin vida. Ya no queda rastro alguno del horrible líquido rojo que hace 3 días, marcaba su atemorizado rostro. Harry y Rebeca avanzan despacio hacia el centro de la habitación. De pronto, el muchacho tropieza con el pie de la cama, lo que provoca que Ellie abra los ojos. Rebeca le dirige una mirada asesina al joven, que agacha la cabeza. Luego, los dos reflejan miradas dulces en sus ojos para no asustar a la débil muchacha. -¿Harry...?- Pronuncia el nombre sin fuerzas, mientras que el nombrado se acerca y le coloca dos cojines en la espalda. -Sí, Ellie, soy yo. Esta es Rebeca, viene a ayudarte.- Harry retrocede. -Verás Ellie... El otro día, cuándo tú y Harry os besasteis... Él sintió una necesidad irrefrenable de sangre. Por eso tuvo que irse. Las lágrimas que derramaste... él no quería hacerte daño- ¿Lo entiendes?- Ellie asiente lentamente.


-Lo siento mucho, de verdad... No quería que sufrieras. Te hubiera matado...Se distingue arrepentimiento por no haberse disculpado antes. Es sincero. Rebeca los interrumpe. -Disculpadme... Creo que os voy a dejar solos. Te ndréis muchas cosas que contaros.- Tras esto, Rebeca se marcha, dejando a los jóvenes a solas. Respiran aliviados, pueden hablar tranquilamente. -Ellie... De verdad que lo siento... -harry, déjalo. Lo he entendido. Sé porque lo hiciste. Necesito que me ayudes. Cuando hablaste conmigo por el móvil, tenía sed... Mucha sed... -Es normal que quieras beber, tenemos que hidratarnos...- Intenta mentirse a si mismo, pero sabe que no puede hacer nada por salvarla. Cuando un vampiro se Transforma por primera vez, nada puede hacerse por evitarlo. -Harry, sé que es mentira. No esquives la verdad. Dímelo, ¿Qué soy? -No tiene cura. Eres una vampira, bebes sangre para alimentarte. - Pronuncia con tanta rotundidad estas palabras, que Harry observa como dos pequeñas lágrimas emergen de las comisuras de sus ojos. La ternura inunda el corazón del muchacho, que se acerca y se las enjuga. Ella emite una diminuta sonrisa. Alza un dedo, atado a una bolsa sanguínea y le acaricia los labios. El cordón tira de ella y la obliga a retroceder. Harry se sienta en la cama junto a ella para acariciarle la mejilla con la mano. Sus narices se rozan en un tímido e íntimo gesto. Harry inclina la cabeza y Ellie se acerca. Están tan cerca... -¡Toc, toc!- La puerta se abre y aparece Rebeca junto con George. Están abrazados por la cintura. Sonríen.- Perdón, ¿Hemos interrumpido algo?- Harry y Ellie esbozan una sonrisa que parece querer decir: “Estábamos a punto de besarnos”- Lo sentimos, solo queríamos ver como se encuentra Ellie. Aunque parece que muy bien.- Ellie enrojece por momentos. Esta interviene. -Me encuentro bien, un poco cansada, pero bien. -Nos alegramos mucho. -Nosotros también.


VI

Tras pasar 1 semana en el hospital viajaron a Wellington. Las secuelas permanentes dejaron su pierna derecha magullada, pues ya no circulaba el 50% de su sangre por ella. Cojeaba, aunque en Australia consiguieron llenársela de nuevo. Ellie reflexiona sobre todo esto mientras, sentada en un sofá, observa los paisajes de Isla Sur. Son fantásticos, decorados con coloridas flores amarillas, violetas, rosas, azules y blancas. Son impresionantes y la boca se le abre de puro asombro. -¿Bonitas, verdad?- Se gira y sonríe. Es Harry, que lleva una camiseta negra y unos vaqueros. Su aroma, especias y canela la envuelven y la transportan a otra dimensión. Harry chasquea los dedos y regresa a la Tierra. -Sí, son preciosas.- Pronuncia con la voz en trance. -Eh, mírame.- Está pasmada, no obedece, como si estuviera dormida. Es imposible. No se mueve. Harry coloca dos dedos en el punto débil del cuello, para detectar si tiene pulso. Este se desvanece segundo a segundo. Se le acaba el tiempo. La tumba en el suelo y comienza a hacerle el boca a boca. Le insufla aire poco a poco para que vuelva a respirar. -Ellie, vamos Ellie respira. Por favor, no te mueras, yo te quiero, no dejes de respirar...- Con lágrimas en los ojos observa a la pobrecilla muchacha. Está muerta ha dejado de respirar. Ya no tiene fuerzas para continuar. Ya no quiere continuar más. VII

Ellie se encuentra en un túnel, cerrado y oscuro, sin salida. Tiene miedo, no localiza el final. Oye una voz conocida que dice: “Ellie, vamos Ellie respira” Ve una luz al final del al final y avanza hacia ella con dificultad. Lentamente anda y se topa con la misma voz de antes: “Por favor, no te mueras, yo te quiero, no dejes de respirar...” -Me quiere, me quiere...- No se sale de su asombro. Va a luchar hasta el final. Va a salir de este horrible túnel por fin... *********************************************************************** Harry se ha derrumbado. La ha cogido en brazos y la ha tumbado en el sofá. Está arrodillado junto a ella. Le duele mucho el corazón. Se va de la habitación, cerrando la puerta tras de sí. Comienza a andar con paso apesadumbrado, hasta que escucha un fuerte sonido: platos que se caen al suelo, se rompen y se transforman en pedazos. Entra rápidamente en la habitación. La vajilla que había en una pequeña mesa ha desaparecido. Junto a ella, de rodillas, ¡Se encuentra Ellie! Las lágrimas amenazan con emerger de las comisuras de sus ojos y esta vez no las detiene. Son de pura alegría. Se abalanza sobre la muchacha y la envuelve en un cálido abrazo. Aspira su olor a lágrimas y lluvia dulce, una


extraña mezcla de humedad y dulzura. Le acaricia los labios con las yemas de los dedos. Una sola caricia, tan dulce... -Te he echado de menos... -Yo también te he añorado mucho, mi amor...- “Mi amor, mi amor”. Esas palabras resuenan en su cabeza y lo hacen despertar. De pronto, se separa bruscamente de la perpleja y sorprendida joven. Se levanta y se va de la habitación, no sin antes avisar a Rebeca y a George de que Ellie ha tenido un accidente. Ha reaccionado, sabe que no puede estar con ella, no está bien. VIII

-Vamos vampirito, demuéstrame tu potencial.- La prepotente y desafiante voz de Louis hace que la sangre hierva con furia dentro de Harry. Lo único que le importa es clavarle una espada para que cierre esa bocaza suya. -Menos charlar y más luchar. Sino, Harry, no llegarás a sobrevivir ni 2 días como vampiro.- Rebeca ah adoptado un tono duro para no distraerlos.Comenzad. Louis, de cabello pelirrojo y ojos verdes avanza en círculos. Sus ojos relucientes emiten destellos, que amenazan con engañar a Harry. Este no se da por vencido y mueve la espada por delante de él. Tantean el terreno, hasta que Louis se abalanza sobre le joven. Este no consigue esquivar el golpe del todo y se lleva de regalo un arañazo en la mejilla. Louis le regala una destellante sonrisa y Harry aprieta los dientes con furia. Corre hacia él y los aceros relucen y entrechocan al impactar entre sí. Con un rápido movimiento amagado, Louis alza la espada contra la enrojecida garganta de Harry. El muchacho traga saliva, por que aunque ambos son vampiros, el antiquísimo chupa sangres podría morderlo y dejarlo seco. Louis percibe su miedo y se vuelve serio, de pronto... Ríe. Estalla en grandes carcajadas que reverberan en el gran pabellón. Harry lo mira con una extrañada cara, hasta que se da cuenta de que sus miedos eran falsos. El vampiro no piensa hacerle nada, solo asustarlo. Respira aliviado. -Bien Louis, Harry, debes mejorar. Para eso estás aquí.- Harry acepta con resignación.- Otra vez.- Esa frase se repita 30 veces más hasta que, al final de la tarde, cuando el sol ya raya el cielo, la espada de Harry se alza contra en robusto pecho del antiquísimo Louis. Este, tras alejarse, hace una reverencia y pronuncia sin sarcasmo alguno: -Perfecto Harry. Si practicas esa misma técnica durante 1 mes, podrás derrotar a vampiros con 10.000 años de antigüedad.- El saber que lo ha hecho tan bien llena a Harry de orgullo. -Venga Harry, es hora de que te vayas. Louis, quédate. Debo hablar contigo.Harry, agotado y sudoroso, se marcha. Louis esboza un gesto que parece querer decir: “Pero... Tengo que irme, debo hacer un recado...” Rebeca le lanza una mirada amenazadora. El vampiro agacha la cabeza y se rinde. Harry ha logrado verlo y no se lo acaba de creer: Si Louis es un vampiro de 1000 años y Rebeca una mujer loba cualquiera, ¿Por qué el vampiro le tiene tanto respeto? Harry abandona el pabellón, y en cuanto cierra la puerta tras de él, Rebeca emite un largo suspiro:


-Creí que no se iba a ir nunca... -Yo también...- Murmura Louis entre dientes. -Sabes lo importante que es para nosotros, ¿Verdad?- El vampiro asiente y Rebeca continúa.- Es el Elegido. Lo presiento. Tiene la Marca, es uno de ellos. -Uno de cada 10.000. ¿Has comprobado la autenticidad de la Marca? -Cuando luchó contigo, la frente destelló. Se debía a la Marca. -Solo logró ganarme al final.- Louis alza la barbilla en un gesto orgulloso. Rebeca niega rotundamente. -No, te ganó en todos los combates. Utilicé la magia para simular lo contrario. -Imposible... ¿Cómo...?- La prepotencia del vampiro deja paso a la perplejidad. -En los 3 últimos meses, he desarrollado nuevos poderes. El encontrar al joven vampiro ha trastocado mi fuerza sobrenatural. Puedo alterar situaciones y puedo hacer pequeñas curaciones. -No podáis dejar que descubriera su verdadero potencial, ¿Verdad?- El vampiro utiliza ahora el tono acusativo. -No, está descontrolado. Si George se enterara... -¿No lo sabe?- Ella niega tristemente. -Se enfadaría mucho conmigo...- Una profunda voz teñida de enfado raya el pabellón. -Pues ya los has conseguido Rebeca. Me he enfadado y bien. -Lupus, ayúdame...- Rebeca masculla entre dientes y se gira para enfrentarse a lo que le espera. IX

Louis se va del pabellón y los deja solos. -¿Cómo se te ha ocurrido?- Rebeca desvía la cabeza para evitar mirarlo a los ojos. Él la zarandea con fuerza. -Pensé que... Es muy joven, debe aprender despacio, sin presiones...Pronuncia con tono lastimero. -No pretendía presionarlo y tú lo sabes... ¿POR QUÉ LO HICISTE?- La dureza que emplea George hace que las lágrimas amenacen con emerger. Ella las reprime.- Esto puede costarle a él al vida y a nosotros la relación. ¿Lo sabes?Rebeca se rinde, toma fuerzas y estalla. -¡SÍ!, ¡SÍ LO SÉ! Yo no quiero que esto se acabe, te quiero George. Pero Harry es muy joven, podría morir. Hay que protegerlo y tú lo sabes. Confío en ti para que no lo presiones, pero...- Su silencio parece indicar que su relación se va a acabar. -Rebe, eh, Rebe, mírame. Tranquila, ¿Vale? Yo te quiero y nunca podré abandonarte. Te lo juro. ¿Me crees ahora? Siento haberte gritado. ¿Cómo puedo demostrártelo?- El tono de la voz se relaja. Con un suave gesto, le alza la cabeza y lo transforma en una íntima caricia. Ella esboza una tímida sonrisa y él la corresponde.- Preciosa... -Guapísimo...- George la atrae hacia si y la besa con pasión. 1 minuto más tarde se separan. Rebeca llora y George le limpia las lágrimas besando los lugares húmedos y empapados.- Te quiero George. -Te quiero Rebeca.- La alegría resuena en el pabellón, inundándolo de felicidad.


X

Ellie siente un inmenso vacío en su corazón. Los últimos 3 meses han sido una auténtica pesadilla. Harry no la quiere y debe asumirlo lo antes posible. Le duele todo el cuerpo de haberse machacado entrenando con Louis. El vampiro no se asemeja físicamente al muchacho, pero es especial. Se comporta amablemente con ella, a pesar de tener que explicarle pacientemente todos los movimientos. Mientras luchan, le dedica preciosas sonrisas y le guiña el ojo. En cambio, Harry no le ha dado más que disgustos. La ha rechazado en dos ocasiones. Y aun no ha logrado encontrar la razón de ese desprecio. Está muy triste, peor al vida sigue y debe continuar. Pasar página, aunque le duela. Perdida en sus pensamientos, se topa de bruces con Louis. Su frente está perlada de diminutas gotitas de sudor. Su cabello pelirrojo se ha despeinado y le da un aire más informal y juvenil, pese a tener cientos de años. “Es increíblemente atractivo”. -Eh, preciosa. Ten más cuidado, o la próxima vez no seré tan amable. - Usa un tono dulce, pero ella sabe que bajo esa apariencia, es un despiadado vampiro de 1000 años de edad. -Lo tendré- Siento haberme chocado.- La dulzura de su voz hace que quiera llorar. Intenta reprimirlas, pero no lo consigue. Siento como unas diminutas y húmedas gotas se deslizan por sus mejillas. Echa a andar deprisa, peor Louis la detiene. Sus brazos la agarran por la cintura. Siente un escalofrío al notar sus brazos desnudos sobre la piel. -Eh, ¿Qué te pasa?- Le levanta la barbilla con un dedo y le recoge suavemente las lágrimas. Ella sonríe e inclina la cabeza. Él la ladea hasta que se rozan sus labios. Se besan despacio, y poco a poco, la pasión tiñe el beso. Louis la abraza, mientras le susurra palabras preciosas al oído. -Tranquila preciosa, mi amor, no llores...- La abraza y ella suspira. Todos sus temores han desaparecido. Harry no es para ella. Louis es mucho mejor en todos los sentidos. Ya lo tiene claro. Es mucho mejor.


XI

-La sangre encontrada en casa de la chica no es la misma. El ADN es completamente diferente. Ellie no bebió de su propia sangre. Fue otra persona.- Rebeca pronuncia con rotundidad esa frase. -¿QUÉ?- Ellie se asusta. Los acontecimientos han tomado una marcha imparable.- ¿No hay margen ninguno de error? -No.- La claridad de esa única palabra hace que la cabeza comience a darle vueltas.- Rebeca continúa: -Los hemos comparado y hemos llegado a una conclusión: fue un chico de unos 20 años, de ojos azules y cabello rubio. -Cómo tú.- Apunta en tono acusativo George. -¿NO ESTARÁS PENSANDO QUE FUI YO?- Harry se levanta de la silla y eleva el tono con furia. -Nadie ha dicho eso. Solo es una probabilidad.- Ellie comienza a sentir calor, demasiado calor. Le duele el pecho, el corazón y la cabeza. Quiere salir de esta habitación cuanto antes. Se recompone en su asiento y toma una buena dosis de aire.- Aun así, debemos comprobar tu coartada.- Continúa George. -Pero es imposible... Vosotros dos estuvisteis conmigo... -Pudiste chuparle antes la sangre. Grabar la llamada para cuando estuvieras con nosotros. -¿Y la llamada a mi móvil?, ¿Cómo la explicas? -Pudiste colocar la llamada para ese momento. No sería muy complicado. -¡Estáis locos!- Harry se exalta, furioso. -¡Anda que tú!- George comienza a gritar. Ellie siente que la habitación empieza a girar, a girar... -¡Ellie!- Harry corre hacia ella justo antes de que se desplome. Su broncínea cara, morena por el sol neozelandés ha perdido el color. El rojo ha abandona sus sonrosadas mejillas. La recoge en brazos y la tumba en el sofá- cama. Le coloca dos dedos en el punto en el que más se distingue el pulso. Se extingue rápidamente, y la inmovilidad se va transmitiendo por todo el cuerpo.- Vamos Ellie, respira. ¡VAMOS!- Coloca las dos manos sobre su pecho, intentando detectar algún movimiento. George se acerca y coloca su boca sobre la de ella. Comienza a respirar, insuflándole aire. Harry observa con expectación, con el corazón en la garganta. Cierra los ojos porque sabe que, esta vez, no hay salida. Solo se oye la agitada respiración de George, intentando devolver a Ellie a la vida. De pronto, una clara y dulce voz inunda la quietud de la habitación. -¡Ah! Uff, Harry, gracias...- Alza los ojos y descubre a su salvador.- ¿George? -Sí. ¿Estás bien? -Acabo de despertarme. Pero sí, estoy bien. -Me alegro.- Esboza una tímida sonrisa. -George...- Rebeca lo toma de la mano y juntos abandonan la habitación. Ellie alarga los brazos hacia Harry, reclamando su presencia. Él la complace y se acerca. Le besa la mano. Ellie emite un ronroneo al contacto de sus labios contra su piel.


Se abrazan. La euforia envuelve a la muchacha. Con los labios, Harry besa sus mejillas, su frente, hasta llegar a su boca. La lengua recorre la comisura de sus labios. Ellie llora y el sabor salado de las lágrimas resbala por su pálida cara. -Ellie, siento muchísimo lo que te hice, de verdad. No debí haberte rechazado, estuvo mal...- Ella coloca dos dedos sobre sus labios, para detenerlo. -Shh... Harry, tranquilo. No tienes de que disculparte, no querías estar conmigo y lo entiendo... -No, yo sí quería estar contigo... Era lo que más ansiaba. Pero no quería ponerte en peligro. Soy una amenaza, un vampiro descontrolado, podía haberte matado... -Yo también. Mira lo que ocurrió en mi apartamento, ni siquiera sé quien fue... -Lo encontraremos, te lo prometo.- Dice mientras la toma de las manos. -¿Y puedo saber como piensas prometérmelo?- Desliza las manos bajo su camiseta. Le acaricia la barriga y la espalda. -Adivínalo. Y ahora, cierra los ojos.- Ella frunce el ceño, saca las manos de la camiseta del chico y se cruza de brazos, pero cede. Él sonríe y le rodea la cintura con un brazo. Con la mano izquierda, el recoge los mechones sueltos de la coleta, detrás de la oreja. Ella se estremece. Inclina la cabeza hasta besarse. Aumenta la intensidad, repleta de energía y amor. Se tumban en la cama hasta deshacerse de toda la ropa. Los dos emiten un largo suspiro, teñido de pasión, justo antes de que ambos se desvanezcan en un universo lleno de estrellas.


XII

-Venga Harry, ¡Muévete!- Ellie le guiña un ojo, antes de lanzarle una estocada hacia su costilla derecha. Este la rechaza con un sablazo. Sonríe, juguetón. Ellie no se deja intimidar, pues su sonrisa es embriagadora. -Esta preciosa chica intenta engañarme..., que peligrosa tentación. -La verdadera tentación eres tú.- En los últimos 3 meses, su cuerpo ha adoptado una perfecta musculatura: sus músculos son muy grandes y sus brazos han desarrollado sus dimensiones. Su cuerpo la vuelve loca, es precioso y fantástico. Besarlo durante horas y horas es un placer interminable e inigualable. -Me estoy calentando...- Harry siente como sus mejillas comienzan a enrojecer.- Tengo muchísimas ganas de besar tu morena piel, tus labios, enredarme en tu cabello. -Me encantaría que lo hicieras.- Ella deposita la espada en la hierba y Harry en el pavimento, a la sombra. Se acercan hasta juntarse al sol. Se abrazan en silencio, disfrutando del agradable y dulce piar de los pájaros. Se besan, sin hacer ruido, aumentando la intensidad. Deslizando las manos bajo el top deportivo de Ellie, Harry lo desabrocha. Ellie lo detiene y lo lleva adentro, a su habitación, decorada de color rosa. La cama, repleta de suaves y mullidos cojines, invita a tumbarse sobre ella. Ellie entra en el baño y cierra la puerta. Se mira en el espejo: ya no es la misma. Ha cambiado. Su tez morena, antes pálida, esquiva las pecas que casi han desaparecido. Muchos lo considerarían un signo de la adolescencia, peor Ellie sabe que esa no es la razón. El vampirismo la está afectando, la está cambiando. Un suave “Toc, toc” la interrumpe. Sale y le dedica una preciosa sonrisa al guapísimo chico. Va a ser la mejor noche de su vida y solo acaba de comenzar.


XIII <<10 años más tarde>>. -Enhorabuena Harry, Ellie, habéis completado vuestra formación como vampiros. Ya estáis preparados para sobrevivir en el mundo real. Habéis trabajado duro, os lo habéis merecido.- Sophie, la directora de la Universidad vampírica de Isla Sur, continúa dirigiéndose al muchacho: -Harry, eres muy fuerte, tus poderes son innumerables y puedes destruir a enemigos fortísimos. -Ellie, hemos encontrado al vampiro que te hirió en tu apartamento. Se llama Robert, ya ha sido ejecutado como castigo.- Rebeca interviene. -Siento lo que te dije Harry, fui injusto contigo.- George cambia de tema y se disculpa. Harry la acepta. -Podéis volver a casa si así lo deseáis.- Anuncia Sophie. -Por fin volvemos. -Volvemos a casa. XIV <<9 meses más tarde>> Darcy sonríe desde la incubadora. Es un bebé precioso de cabello rubio, ojos azules y cara repleta de pecas. Es la viva imagen de sus padres, una preciosidad. Ellie, tumbada en al cama, envuelta en un camisón blanco impoluto, la observa con satisfacción. Ha salido todo muy bien, aunque su peso sea pequeño: 2 kg 50 g. Ha sido prematuro, pues el parto se ha adelantado 3 semanas. -Mi bebé...- Susurra con voz dulce. Harry entra en la habitación y susurra también. -Nuestro bebé. Hola preciosa, ¿Qué tal estás? -Muy bien. Ha dejado de dolerme el estómago. -Me alegro. ¿Cómo se encuentra Darcy? -Despierta. Mira...- Ellie se lo indica con la mirada. Mas la niña ha cerrado los ojos, mientras respira profundamente. -Ohh, se ha dormido. Que bonita es...- Pronuncia con voz tierna el feliz padre. -Sale a su padre.- Dice Ellie mientras lo mira tiernamente. -No me otorgues todo el mérito. ¿De quién son esas preciosas pecas?Pregunta, acariciándole el rostro. -Míííííías. Vale, sale a los dos.- Se rinde la joven madre. -Me alegro de haber vuelto. -Yo también. No hay nada como Madrid, ¿Verdad?


Epílogo <<14 años más tarde>>. Dean se acerca y la abraza. -Hola preciosa.- Le susurra al oído. -Hola guapísimo.- Darcy lo mira con unos preciosos ojos violetas, mezcla de la herencia vampírica de sus padres. Cuando era un bebé, su mirada estaba cubierta de unos límpidos ojos celestes, que con el paso del tiempo se fueron rellenando de rojo sangre. A Dean ese color le apasiona, es una preciosidad. Darcy confía en él, por eso decidió contárselo. Dean sabe que ella es una vampira y la quiere por ella. La ama con toda su alma y desea pasara el resto de su vida con ella. La puerta que convoca al jardín se abre y aparecen Ellie y Harry. Han cambiado, su piel se está tornando un tanto más pálida, pero no deben preocuparse. Son signos del vampirismo. Harry tiene un brazo colocado alrededor de la cintura de su novia, mientras que Ellie sujeta en brazos a un pequeño bebé de ojos marrones. Dean y Darcy se acercan y le hacen carantoñas a la pequeña criatura. -¡Hola Sam! Precioso, ¡Hola, mi amor!- Darcy le acaricia la mejilla sonrosada. -Sammy, ¿Qué tal está mi nené favorito?, ¿Dónde está Dean?, ¿Dónde está?El despierto bebé agita sus manitas, sonriendo. -Hola Dean, ¿Qué tal? -Bien, gracias Sra. Styles. -No os acostéis muy tarde.- Recomienda Harry. -Lo haremos papá.- Asegura la joven -Tranquilo señor Styles, su hija está a buen recaudo. -Me alegro.- Con esto, Dean y Darcy se despiden y se van, pues van a dormir en casa del muchacho. -Ay, Harold. Nuestra hija se hace mayor.- Suspira Ellie. -Sí, así es.- Confirma Ellie. Como respuesta, Sam emite una pequeña risita. El viento agita su cabello, mientras observan como, con una amarga alegría, el tiempo se lleva la infancia de su niña. Tiene 14 años, el tiempo se agota para ella. El vampirismo la está afectando. Y no tardará en llegar.

Post Epílogo. Rebeca corre por el bosque, transformada en lobo. George la sigue a muy pocos pasos. Llevan deslizándose entre la hierba repleta de musgo durante más de 5 horas, pero el tiempo y el cansancio no hace mella en ellos. Pisan suavemente las hojas caídas por el otoño, que crujen a su paso. El cielo se tiñe de rojo atardecer, la noche está llegando. Paran frente a un gran roble, que se está quedando sin hojas. Se tumban a su cobijo, mientras sus cuerpos se transforman en su forma humana. En 5 minutos, la Conversión se ha realizado. Se tumban, la cabeza de Rebeca reposa sobre el pecho, que duerme profundamente, de George. Cierra los ojos y, cuando se despierta, 30 minutos más tarde. George está despierto. Le sonríe y le besa en la mejilla. Ella sale de su regazo, se arrodilla y le besa en los labios. Él la corresponde con pasión, abrazándola y susurrándole bonitas palabras al oído.


-Hermosa mía, eres mi perdición. -Ojala pudiera sumergirme contigo en el océano. Es lo que más deseo, no separarme de ti jamás. -Ese deseo puedo cumplirlo. Pero ahora, vamos, ha llegado la hora.- Se levanta y le tiende una mano para ayudar a Rebeca a levantarse. 1 kilómetro más adelante se encuentra el límite del bosque. 20 metros más adelante se distingue la ciudad. Grandes edificios se alzan hasta tocar las nubes. Coches repletos de humaredas negras, altamente contaminantes se disparan desde los tubos de escape. Rebeca expulsa aire para relajarse y poner el primer pie en la acera. Agarra a George de la mano y se acerca a un guardia de tráfico. -Disculpe, ¿Sabe dónde vive... Jonathan Robert Clate?- El guardia parece que se lo piensa, pero al final, responde: -Continúe todo recto y 2 calles más abajo, gire a la derecha. Edificio 51. Planta nº 4. Apartamento 4º B. No tiene pérdida. -Gracias.- Se despide de él y sigue estrechamente sus indicaciones. Un gran 51, reluciente y enorme se perfila en el centro del edificio. Entra y llega al ascensor. Pulsa el 4 y sale. El timbre resuena al tocarlo suavemente. Una anciana les abre la puerta. Se apoya en un antiguo bastón y sus gafas son muy grandes. Lleva un camisón de dormir y unas zapatillas de andar por casa. -¿Jonathan Clate vive aquí?- La anciana asiente y educadamente les invita a pasar. Se lo agradecen y limpian los zapatos en el felpudo. Se oye una lejana voz, profunda y acaramelada que hace que a Rebeca se le mueva el corazón: -Abuela, ¿Quién es?- Rebeca le indica a la anciana que no conteste, toma aire y responde: -Soy Rebeca, está George conmigo. Quiero hablar contigo.- El muchacho sale de una habitación que parece ser el baño. Lleva una camiseta en la que pone: “Socorro, soy un demonio”. Unos vaqueros rotos complementan el look y le dan un aire más informal. No queda rastro alguno del joven soldado con el que se encontró Rebeca la última vez. El pelo alborotado salpica agua. Acaba de salir de la ducha. En cuanto ve a Rebeca, su cara empalidece. Rebeca avanza, agarrando a George de la mano. Jonathan se queda plantado en el suelo. -Acompañadme. Charlaremos más tranquilos en mi habitación.- Indica con voz monótona. Luego, se dirige a la anciana:- Abuela, puedes volver a tus labores.Recupera el tono normal y se mete en una habitación. Rebeca y George lo siguen. Es una habitación completamente pintada de blanco. Jonathan se sienta en la cama. -Y bien, ¿Qué queréis?- Ellos se sientan en sendos taburetes de madera. -Hola a ti también.- Le reprocha la joven. -Hola, ¿Qué tal?, ¿Te vale con esto?- Ella asiente. -Ha pasado mucho tiempo.- Contesta Rebeca, a modo de respuesta. -11 años. Ha sido largo. ¿Qué tal ha ido la búsqueda? -Bien. Encontramos a un vampiro con muchísimo potencial.- Aclara George, decidido a intervenir. -¿Y tú, Jonathan?, ¿Qué ha sido de tu vida?- Rebeca continúa. -Nada. Tras regresar de Isla Sur, hace 10 años, me vine a vivir con mi abuela Ginny. Pasé 4 años, vosotros os quedasteis 1 año, yo 3 años más tarde, me marché. -¿Qué ha sido de Ann, John y Jessica?, ¿Qué les sucedió?


-Viven en el centro, a unas 2 horas de viaje. Ya no residen en la Universidad, se ha ocupado por vampiros y hombres lobo. Todos están realizando sus respectivos entrenamientos. Además, Ann, John y Jessica han superado lo de Miranda... -Me alegro. -Jessica y John se casaron hace 5 años. -¡Vaya! Y tú, ¿Sigues soltero? -Sí. Sigo buscando a la persona adecuada para dar el paso.- Por un momento, Rebeca cree percibir en sus ojos un fragmento del pasado: “Cariño, creí que nunca volvería a verte”, pero se esfuma. Ambos han cambiado, ya no son los mismos. -¿Vosotros estáis juntos?- Rebeca duda unos instantes y George contesta muy seguro. -Claro. Llevamos juntos desde antes del pacto.- Rebeca siente que la tensión aumenta. George alza orgulloso la barbilla. El corazón de Rebeca está dividido en dos: -George Harris, te quiero. Jonathan Clate, has abierto una herida cerrada. No sé lo que voy a hacer. Os quiero a los dos. Lo siento chicos.- Sale de la habitación y es en ese momento cuando toda la casa permanece en silencio, con el traqueteo de las agujas de calcetar de la abuela Ginny moviéndose ininterrumpidamente.

*********************************************************************** No sabe que hacer. Ha pasado largo tiempo, mas no ha logrado olvidarlo: Jonathan. Ese joven, de ojos azul celestes es inolvidable. Le encantaría acariciarlo y besarle la piel. Es guapísimo. George la ha salvado la vida más de una vez. Sus brillantes ojos ámbar son preciosos. Hace unas horas, ella prometió que nunca lo olvidaría. Ahora, su corazón está dividido en dos. Jonathan y George, ¿A quién elegir? Ambos son estupendos y fantásticos, es una complicada decisión. Le duele el corazón y quiere llorar, pero sabe que debe afrontar los problemas a la cara. Echa a correr hacia el bosque. Al llegar a la linde, se detiene. Deja que la luz de la luna traspase todos los poros de su piel. La transformación comienza a hacer efecto: el cuerpo se llena de pelo oscuro, le duele muchísimo la cabeza, quiere que el suelo se la trague. Le aúlla a la Luna. Resuenan las lejanías de los lobos. Se detiene y escucha. Parece George. Orientada por esa voz, llega hasta un río cercano. Sentado, con los pies en remojo, se encuentra George. No lleva puesta la camiseta, y sus musculosos brazos están apoyados en la hierba. Una larga cicatriz le recorre toda la espalda. Silenciosamente, Rebeca se transforma. Se acerca al muchacho y posa los dedos por la herida cicatrizada. Él gira la cabeza y la saluda: -Hola.- Se agarra las rodillas con los brazos. Ella se arrodilla. -Hola. ¿Qué haces?- Se sienta, se descalza y pone los pies en remojo junto a él. -Nada. Pensaba. Es que me he dado cuenta de que... Nuestra relación ya no es lo que era...


-George... Lo sucedido en casa de Jonathan no tiene por que afectar a nuestra relación. Somos novios y no debe cambiarnos... -Rebeca.- Se gira y la toma de la mano.- No podemos cambiarlo y lo sabes. Puede que haya sucedido hace unas horas, pero Rebeca, creo que lo mejor va a ser dejarlo. -¿QUÉ?, ¿POR QUÉ? -Lo que tú dijiste: “Os quiero a los dos” me ha hecho pensar. Quizá deba luchar por ti. ¿O solo lo quieres a él? -No. No lo sé. Te quiero a ti, pero también lo quiero a él. No puedo separarme de ninguno de los dos. Lo siento, George. -¿Ya lo has perdonado por lo que hizo?, Te recuerdo que te encerró en una prisión y no te ayudó. Te traicionó gravemente, ¡¿Y lo has perdonado?! -¡Tú me expulsaste de la manada por ser hija de un asesino! Te he perdonado. ¿Por qué no habría de perdonarlo?, ¡Es muy injusto lo que estás haciendo! -¡Lo hago por ti! No quiero que sufras, no quiero que vuelvan a hacerte daño.Habla en un tono más pausado, tras el violento estallido de ira.- ¿Por qué no quieres creerme? Lo único que quiero es que seas feliz con la persona adecuada. ¿Lo entiendes?- Rebeca asiente, antes de rendirse. Lleva conteniendo la marea de lágrimas desde hace unos minutos y ya no lo soporta más. Llora y llora, mientras se tumba en la hierba, dejando que el agua salpique sus mejillas. -George, quizá deba ser feliz con Jonathan. Quizá todo ha cambiado demasiado. ¿Eso no lo has pensado -Rebeca: ¿No puedo hacer nada por qué te quedes?- Coloca su cara encima de la de la joven. Se sienta y él se arrodilla. -Quizá deba poneros a los dos a prueba.- Agarra la cara de George, mientras él hace lo mismo con la de ella. -Como quieras.- Sus labios se rozan mientras una fusión de energía y sentimientos invade a Rebeca: amor, pasión y una infinita tristeza. Ponerlos a prueba, sí. Eso debe hacer. A partir de ahora, si quiere ser feliz, debe arriesgarse. Seguirá con George, pero ambos han cambiado. Ya nada es como era. -George. -Rebeca. El viento susurra sus nombres mientras sus rostros saben que los días venideros cambiarán por completo sus vidas.


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